Vigotsky y Las Teorías Del Aprendizaje

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VIGOTSKY Y LAS TEORÍAS DEL APRENDIZAJE

CONCLUSIONES Y REFLEXIÓN FINAL

¿Qué vamos a enseñar?

Cuando un docente se hace cargo de un grado, un curso o una división lo asaltan


un sinnúmero de interrogantes: ¿qué voy a enseñar, cómo voy a enseñar, cómo
evaluar si aprendieron, cómo calificarlos, qué hacer con la disciplina, cómo calificar
al que no aprende o a quien se porte mal?

Por suerte lo primero que encuentra es un programa analítico (el currículo), que sin
duda lo tranquilizará. Sumergido en la interminable secuencia de conceptos, sus
preguntas se reducirán a: ¿cómo voy a hacer para enseñar todo esto?

La lista de contenidos a enseñar es tranquilizadora: ahora es sólo cuestión de


buscar material informativo. Como en un globo de historieta, surge en su mente la
imagen de un aula repleta de alumnos tomando nota muy interesados en lo que el
docente dice, con silencio total, orden absoluto, levantando la mano para preguntar
y pidiendo permiso para salir... ¡La clase perfecta! ... Bastará buscar mucho
material para tenerlos ocupados copiando. Y estudiarlo antes, para eludir ese
escalofrío en la espalda que puede sobrevenir frente a una pregunta impensada.

Pero la realidad a la hora de ponerse frente a la clase es muy distinta. ¿Por qué?
Quizás porque "los alumnos de ahora no son como los de antes", son más
indisciplinados, inquietos, insolentes, indolentes, carentes de motivación para
aprender hechos y verdades.

Es un hecho reconocido por la mayoría de los docentes que los "alumnos cada vez
vienen peor", no quieren ni les interesa estudiar.

Cierto también es, por otro lado que nuestro mundo ya no es el de antes. En el
término de los últimos años ha cambiado todo tanto que en un libro no se podría
resumir. Pero hay dos variables que parecen importantes para destacar: MEDIOS
DE INFORMACION Y POLUCION MENTAL.

Medios de información

De la clase modelo a los modelos de clase

El increíble desarrollo de la informática y de los medios masivos de comunicación,


que acaba de despuntar, resulta en su aspecto negativo en una polución mental: los
seres humanos recibimos una brutal cantidad (le información que nos bombardea
diariamente. Información veraz, tendenciosa, publicitaria, cruel, subliminal,
antagónica, desvalorizante, necesaria, instructiva, inútil, etc., además de que
podemos alquilar un arsenal de imaginación ajena en videos, dibujitos animados,
películas, series y novelas de T.V., todo un mágico mundo prestado al que
accedemos cómodamente sentados en el living y hasta aprendemos a tener
sentimientos vivos sobre la fantasía que vemos y escuchamos, comentar sobre ellos
e intercambiar información con los familiares, vecinos y amigos. Tenernos de qué
hablar al recordar parte de esa información y nuestras cabezas están tan llenas de
comentarios de "gente importante", que hasta hablamos a través de pensamientos
que no nos pertenecen.

El humilde y simple maestro de clase, mal puede competir con los medios os masivos de
transmisión (le información con su despliegue de colores y sonidos deslumbrantes.

Si pensamos que detrás de una hora de película hay un equipo de profesionales


creativos, actores y técnicos cuyo objetivo es, captar la atención de la audiencia y
transmitir (o no) algún mensaje, amalgamado todo en una empresa de costos y
beneficios millonarios, advertiremos lo poco preparado que está el maestro de
escuela para competir en ese mismo modelo sedentario en el cual el alumno debe
recibir pasivaniente los aprendizajes que el docente le querrá enseñar

En la competencia por transmitir información desde Un emisor . sor activo hasta un


receptor pasivo.. el maestro -y el profesor de escuela llevan la última posición, y con pocas
posibilidades de un reconocimiento por su labor

La escuela, en realidad, debería ser un espacio diferente, de aprendizaje activo, un


lugar donde los alumnos se "descontaminen" de la polución mental; y, mejor , aún,
donde se preparen con recursos valiosos para hacer frente a los niveles de polución
mental que vendrán. Pero... ¿cómo hacerlo?

Un primer paso es cambiar el modelo educativo.

El alumno debe ser más protagonista de su propio camino de aprendizaje, de su


propia capacidad de imaginar Un modelo de clase donde los alumnos descubran
verdades, que aunque archiconocidas para el maestro serán nuevas para ellos; un
modelo de clase donde la imaginación no tenga límites, y donde habrá que buscar
la forma de comunicarla a los compañeros, discutirla, compartirla y disfrutarla; un
modelo de clase creativa y participativa, donde el objeto de conocimiento se
construya activamente en la mente de los alumnos y no pretenda estampárselos en
sus cabezas con la forma ya definitiva ,compite avasalladoramente contra el
modelo sedentario y representa, al mismo tiempo el espacio eficaz de
"detoxificación" y reflexión sobre el papel del niño y del adolescente frente al
bombardeo de información.

En este modelo de clase el lugar del docente ya no es aquél que mostraba el globo
de historieta, sino que su función es ahora la de acompañar y facilitar al alumno en
su camino de aprendizaje. Un camino que deberá ser transitado al mismo tiempo
que construido por cada individuo. La tarea del docente será estimular dicha
construcción, y no esperar del otro lado del camino, o alzar en brazos al alumno y
caminar por él.

Como educadores brindemos al alumno lo que éste necesitará para vivir en el siglo XXI

No se trata a de oponerse a los recursos tecnológicos nuevos. Con esa actitud sólo
lograríamos automarginarnos. Analicemos un ejemplo: si le ofrecen la opción de
conocer un hecho histórico mediante la lectura de un texto de 900 hojas, o mirando
las veces que desee una película de 90 minutos sobre el mismo tema ¿,qué
preferiría? Evidentemente ver la película. ¿Porqué quejarse, entonces de que los
chicos actuales no leen? Nosotros no teníamos esa alternativa en nuestra infancia
Ahora bien, si entre dos divisiones escolares hacemos una competencia teatral que
dure 30 minutos, con el título "Un fin de semana de 1810 en Buenos Aires", para
preparar diálogos, narraciones, descripciones, caracterizaciones de personajes,
ubicaciones geográfico - históricas, etc., los alumnos deberán crear, discutir, releer,
reflexionar, en una palabra... aprender!

La meta de la educación de cualquier sociedad democrática y moderna debe ser


producir individuos autónomos, capaces de adquirir información por su cuenta,
capaces de juzgar la validez de dicha información y hacer, a partir de ella,
inferencias racionales, lógicas y coherentes. La educación, entonces, está dirigida a
hacer independientes a los estudiantes. Parte de lo que hace a los estudiantes
independientes es la información sin embargo, si existiera algún conflicto entre la
adquisición de información y la habilidad intelectual de cómo adquirirla, esto
último es, sin duda, lo más importante y lo que hay que privilegiar desde la
docencia.

Fuera de la escuela se recibe todo el tiempo información, utilicemos a la escuela para


capacitar a los alumnos a repensar, filtrar y crear a partir de esa información.

Polución mental

De la enseñanza de teorías a las teorías de aprendizaje

El pavoroso nivel de contaminación ambiental de todo tipo que estamos


provocando en nuestro único hábitat terrícola, se contradice con el maravilloso
despliegue científico - tecnológico al que han arribado las naciones más
desarrolladas del planeta. ¿Cuál es la relación entre la educación y la mencionada
contradicción?

Podríamos describir a la contaminación ambiental como la aceleración artificial de


procesos de concentración y producción de sustancias, que requerirían o
requirieron millones de años para producirse naturalmente. Un ejemplo claro es la
contaminación atmosférica debida al dióxido de carbono proveniente de la quema
de combustibles. Estos residuos líquidos fósiles se formaron a partir de materia
orgánica viviente reproducida durante miles de años y luego reducida
químicamente bajo condiciones de presión y temperatura extremas durante
milenios. Ahora, en menos de cincuenta años las estamos quemando, devolviendo
el carbono a la atmósfera. Pero como es tal la cantidad de dióxido de carbono que
se libera, su "digestión" le resulta imposible a la superficie terrestre; así es como se
acumula en la capa de aire ejerciendo efecto invernadero y otras consecuencias
ecológicas impredecibles.

Todos los descubrimientos científico - tecnológicos no pueden acelerar los lentos


procesos de detoxificación característicos de la Naturaleza de ese planeta.

Análogamente a la Naturaleza, el Hombre, que forma parte armoniosa de ella, tiene un


tiempo para cada uno de sus procesos vitales.

Es importante conocer, aceptar y respetar el tiempo que requiere el hombre en su


proceso de aprendizaje, como uno de los tantos que él ejercita. De esta forma, se
entiende que no importa la cantidad de información y conocimientos que pujen
desaforadamente por "entrar" en nuestra inteligencia: sólo entrarán algunos, con
diferente nivel de comprensión, y a su debido tiempo. En apenas unos cuantos
miles de años de historia, la mente del hombre común no evolucionó como para
acumular, en una vida, la suma de los conocimientos producidos mundialmente
con el aporte de miles de cerebros excelsos. La mayoría de nosotros somos
felizmente comunes, necesitamos un tiempo para aprender y tenemos una
memoria limitada.

Nuestra capacidad creadora ha permitido que la humanidad inventara máquinas


para hacer los trabajos más rudos, para transformarlos en más seguros, más
rápidos y más eficientes. Conociendo nuestras limitaciones pudimos crear aparatos
que las superaran. ¿Qué hay que enseñar, entonces? ¿La simple descripción de
estas miles de herramientas como el idioma, las matemáticas y cientos de
disciplinas diferentes con sus leyes, teorías y excepciones? La información es tanta
y tan compleja que en trece años de escuela (primaria y secundaria) sólo podrían
aprenderse algunos fundamentos; y, en ese tiempo, la cantidad de temas a
aprender habría crecido ya geométricamente.

La conclusión es, por lo tanto, enseñar a pensar, enseñar a aprender, enseñar a crear.

Debemos aceptar que antes de enseñar teoría sobre cada conocimiento humano, deberíamos
saber algo más sobre teorías de aprendizaje del ser humano. Ya que para ayudar a los
alumnos a pensar creativamente, los docentes necesitamos entender el proceso
creativo y las cualidades que caracterizan a los individuos creativos, así podremos
acondicionar el escenario para los estudiantes.
Aparentemente el desarrollo del potencial creativo está asociado al estímulo de
ciertas actitudes en los individuos, y lo que está bien documentado es que Se
pueden modificar actitudes a través de la educación.

Creemos que la teoría cognoscitiva y el enfoque sociocultural, (representado


principalmente por las aportaciones de Vygotski, sus contemporáneos y los
teóricos neo-vygotskianos) ofrecen grandes posibilidades a la educación de nuestro
país. Aunque no se niega que hay docentes que trabajan brillantemente conforme a
la metodología del enfoque sociocultural cognoscitivo (intuitiva o empíricamente),
pensamos que para muchos docentes les exigirá un nuevo rol y una
reconceptualización y clarificación de su práctica educativa.

También creemos, por nuestra experiencia, que vale la pena estudiar a los teóricos
del enfoque sociocultural y cognoscitivo, indagar y observar sistemáticamente la
propia práctica y buscar los espacios de interlocución con otros docentes. Estamos
seguros de que estas acciones, en el contexto sociocultural propio, redundará en un
aprendizaje significativo acerca de la importante labor educativa que se
desempeña día con día en nuestro país, en general y en nuestras instituciones en
particular.

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