Contencion Emocional
Contencion Emocional
Contencion Emocional
Ps. Laura Vidales Carmona, Psicóloga Unidad de Salud Mental, Hospital de Quilpué.
La contención es entendida como un procedimiento clínico que realiza el equipo de salud, bajo
estrictas medidas que aseguren el respeto de los derechos de las personas, la vida del paciente y la
integridd física de los funcionarios que participan.
1º C. emocional
2º C. emocional + C. ambiental
3º C. emocional + C. ambiental + C. farmacológica
4º C. emocional + C. ambiental + C. farmacológica + C. física o mecánica.
A. Intento de suicidio
- En la entrevista con el paciente, que siempre debe realizarse a solas con él.
- Abordar el tema del suicidio con lentitud y de forma empática, evitando que el paciente
perciba hostilidad o culpabilización, aumentar su confianza y mejorar el contacto.
- No se deben realizar preguntas directas hasta que no se haya entablado ya una buena relación
con el paciente.
- La entrevista en sí, ya constituye una primera intervención terapéutica. Como norma general,
nunca hay que banalizar ningún intento de suicidio, por manipulador que parezca.
B. Síndrome de agitación psicomotriz
- Lo más seguro es interponer entre el médico y el paciente una mesa, tener la salida expedita y
no estar a puerta cerrada con el paciente violento.
- No conviene situarse por encima del nivel del paciente, ya que esto puede ser interpretado
como una provocación. Lo ideal es estar ambos sentados en torno a una mesa a la misma altura.
- Para dirigirse al paciente hay que emplear un tono de voz suave, calmado, seguro y sin
prejuicios. Nunca realizar comentarios provocativos del tipo.
- Se deben ubicar en una habitación con pocas personas, ya que la sobrestimulación externa
puede incrementar la agitación del paciente.
- El médico no debe mostrar miedo. Debe aparecer con actitud de seguridad. Debe evitar
cualquier tipo de confrontación con el paciente y buscar todo tipo de alianza que asegure al
paciente, especialmente en aquellos que presenten perplejidad o sintomatología paranoide.
- Tranquilizar al enfermo explicándole que su estado vital no corre peligro y que los síntomas
cederán en poco tiempo.
- Informar al enfermo de las exploraciones físicas realizadas y si han sido negativas, explicarle
que no padece una enfermedad física grave.
C- Estupor
Consideraciones:
- Es un cuadro grave, por tanto, hay que evitar la pasividad del equipo de urgencia.
- Las emociones del paciente estan presentes, a pesar de que su expresión esté inhibida.
III- CONTENCIÓN EMOCIONAL EN LA RELACION MEDICO-PACIENTE
La enfermedad supone una necesidad, un sufrimiento, que implica al propio cuerpo, a la intimidad de la
propia persona. De aquí que el instrumento más adecuado para la relación interpersonal humana, sea la
comunicación verbal y no verbal y el vínculo más apropiado la empatía o capacidad de ponerse en el
lugar del otro, de sintonizar con sus vivencias.
Algunos autores, atendiendo a los diferentes factores que intervienen en la relación, han analizado las
distintas formas que puede adoptar la relación médico-enfermo según el tipo de enfermedad de que se
trate aguda o crónica, la mayor o menor capacidad de participación y colaboración del enfermo, el
momento del acto médico en que se esté anamnésico, diagnóstico, terapéutico, etc.
El nivel 1, o de "actividad del médico y pasividad del enfermo", es el tipo de relación que se produce
en situaciones en que el paciente es incapaz de valerse por si mismo: situaciones de urgencia médica o
quirúrgica, pacientes con pérdida o alteración de conciencia, estados de agitación o delirio agudo, etc.
En estos casos, el médico asume el protagonismo y toda la responsabilidad del tratamiento. El prototipo
de este nivel de relación sería el que se establece entre una madre y su recién nacido: relación madre-
lactante.
El nivel 2, o de "dirección del médico y cooperación del enfermo", es el tipo de relación que tiende a
darse en las enfermedades agudas, infecciosas, traumáticas, etc., en las que el paciente es capaz de
cooperar y contribuir en el propio tratamiento. El médico dirige, como experto, la intervención adopta
una actitud directiva, y el paciente colabora contestando a sus preguntas, dando su opinión, y realizando
lo que se le pide. El prototipo de relación de nivel 2 sería el que se establece entre un progenitor y su
hijo no adulto: relación padre-niño.
El nivel 3, o de "participación mutua y recíproca del médico y del paciente", es la forma de relación
más adecuada en las enfermedades crónicas, en las rehabilitaciones postoperatorias o postraumáticas,
en las readaptaciones físicas o psíquicas, y en general en todas las situaciones, muy frecuentes en el
mundo médico actual, en que el paciente puede asumir una participación activa, e incluso la iniciativa,
en el tratamiento. El prototipo de relación que establecen es el de una cooperación entre personas
adultas: relación adulto-adulto.
Como parece lógico, no es que haya un nivel de relación mejor que otro, pero sí uno más adecuado para
un determinado padecimiento o una situación clínica dada.
IV- LA ENTREVISTA CLÍNICA COMO CONTENCIÓN EMOCIONAL
La relación médico-enfermo, dada la trascendencia psicológica del proceso de enfermar físico o mental,
es uno de los factores más importantes a tener en cuenta en el contexto de la atención médica y en
concreto en el marco de la entrevista.
Se define la entrevista médica como el tipo de encuentro entre un terapeuta y un paciente, en el que
existe una especial forma de comunicación, encaminada a conseguir un fin común, el diagnóstico de la
dolencia por la que se consultó y, si fuera posible, su curación.
Asimismo, no hay que olvidar que muchas palabras utilizadas por la ciencia médica, y por la gente en
general depresión, neurosis, estrés, hipocondría, etc., reflejan abstracciones o hipótesis intermedias que
no se refieren propiamente a acontecimientos reales, y pueden por lo tanto dar lugar a distorsiones
significativas en la interpretación de los mensajes.
Por comunicación no verbal se entiende aquella que trasciende la palabra hablada o escrita. Como se
basa en analogías autoevidentes constituye un lenguaje intercultural por encima de razas y grupos
sociales. La denotación no verbal permite expresar de forma simultánea acontecimientos sucesivos y es
excelente para indicar la temporización y la coordinación en tiempo presente, aunque resulta
inadecuada para describir el tiempo pasado.
Tradicionalmente la comunicación no verbal incluye, además de las características generales del sujeto
(peso, altura, aspecto físico, olor) que contribuye a crear expectativas sobre la forma de ser del
interlocutor. Así, el lenguaje no verbal transmite las instrucciones metacomunicativas del paciente
sobre sus emociones, preocupaciones, estado de salud y sus actitudes en general.
* En este sentido el clínico debe ser consciente de que los mensajes no verbales que transmite
durante la entrevista influyen en la naturaleza de los contenidos que, a su vez, el paciente va a
expresar. Así una mímica facial y unos gestos que muestren interés, aprobación, cansancio o
disgusto facilitarán o dificultarán el tipo y la amplitud de las respuestas.
La acción que el terapeuta realiza a través de la entrevista médica va más allá que alcanzar una meta
diagnóstica. Existe ya en ese diálogo que realiza durante el proceso diagnóstico una acción terapéutica,
es decir, está curando mientras y a través del diálogo con el paciente.
Un factor negativo de la personalidad del terapeuta que puede incidir de manera importante y dañar el
curso de la entrevista, que por tanto conviene tener en cuenta. Lla inseguridad ante su propia vida puede
tratar de compensar o enmascarar adoptando una actitud de falsa seguridad frente al paciente,
manifestando con él una rudeza, brusquedad, altanería y prepotencia que se satisfará cuando logre
situarse sobre el propio enfermo.
El efecto placebo
El denominado efecto placebo no es más que la implicación entre la actitud de confianza y esperanza
del paciente y una adecuada y acogedora actitud médica.
Otra definición podría ser el atender al enfermo afecto de padecimientos más o menos banales
asociados a un gran componente psicológico.
En el efecto placebo inciden muy diversos factores que hacen que su influencia sea mayor o menor: las
características de la enfermedad, la personalidad del paciente, el entorno o ambiente del mismo, las
características del medicamento si lo utilizamos, y por supuesto, la relación médico-paciente.
Desde la estructura
- Las dimensiones del hospital, la multiplicidad del personal, su alta competencia supuesta, la ausencia
de relación personalizada, se asocian para contribuir a abrumar al enfermo. Todos estos factores se
conjugan para acentuar la vulnerabilidad del enfermo y aumentar su desconcierto.
- El médico ha de cuidar no realizar un trato selectivo entre sus pacientes, lo cual no quiere decir que a
todos los trate por igual. Una relación empática, junto a un ambiente de confianza mutua, aumentará la
eficacia terapéutica favoreciendo el cumplimiento del tratamiento y la posibilidad de cambio del
paciente.
- El médico en ocasiones puede notar que no consigue "conectar" con su paciente. Muchas veces se
deberá a que el paciente adopta una actitud cerrada, de reserva o no cooperadora, pero otras, a veces no
menos frecuentes, se puede deber a que el médico "tiene un mal día". La frialdad, condescendencia,
brusquedad, arrogancia, falta de tacto o frivolidad, incluso cuando van acompañados de gran prestigio
profesional y científico, definen a una mala praxis.
- El mismo problema se plantea ante una situación tan frecuente, por desgracia, como es la saturación
de trabajo en una planta de hospitalización. Si el médico actúa con la idea de quitárselo cuanto antes de
encima, dada la sensibilidad del paciente, alta ya de por sí, tenderá a sentirse molesto y no dejará
descubrir el fondo de su problema, perdiéndose la eficacia que se buscaba.
- La confidencialidad es un elemento fundamental en el hacer médico, que deberá quedar siempre clara.
En ocasiones, especialmente ante cuestiones especialmente delicadas, no estará de más el recordar ese
derecho del paciente y deber del médico, lo cual favorecerá la colaboración de aquel (3).
Desde el paciente
El paciente considera la enfermedad como una agresión ante la cual debe defenderse. Por esto acude al
médico en busca de ayuda y protección.
La actitud del médico deberá ser no solo de comprender sino de demostrar que comprende en todo
momento las dificultades del paciente. Si el paciente percibe esto de su médico, habremos conseguido
dar un paso muy importante hacia la curación.
Si por las circunstancias que fueren, las condiciones básicas de respeto y confianza que deben imperar
en la relación no se han llegado a obtener o se han perdido, deteriorándose en grado importante, el
médico deberá comentarlo claramente con su paciente e intentar ponerle en manos de otro colega.
V- LA TRANSFERENCIA Y CONTRATRANSFERENCIA
EN LA CONTENCIÓN EMOCIONAL
Durante la entrevista médica se produce un rica trama relacional entre médico y paciente que es
importante conocer y manejar en pro de la eficacia terapéutica. Se trata de todo un "sistema de fuerzas"
que condiciona la relación médico-paciente, y que constituye lo que se conoce por dinámica de la
relación.
Así se han identificado una serie de fenómenos transferencia, contratransferencia, empatía, rapport,
dependientes tanto de las características de la relación como secundariamente de las personalidades -
actitudes y creencias del médico y del paciente.
La empatía es una de las cualidades más importantes que debe tener un terapeuta. Cuando un médico
empatiza con un enfermo aumenta la confianza y esperanza de éste en el terapeuta, mejorando por tanto
la relación médico-paciente.
TRANSFERENCIA
La figura del médico, como otras connotaciones parentales, acogedoras y dadoras de cuidados, es
fácilmente evocadora del fenómeno transferencial. La revelación de datos íntimos por parte del
paciente, que el médico escucha como si de un padre o un amigo íntimo se tratara, puede suscitar en el
paciente actitudes y modalidades de relación aprendidas durante la infancia.
Si la transferencia es positiva el médico pasa a ser una figura amable, simpática, digna de
respeto, confianza, admiración, y demás sentimientos positivos que, en principio, favorecen los
efectos terapéuticos de la relación.
Si la transferencia es negativa el médico pasa a ser una figura malévola, antipática, no fiable,
indigna, autoritaria y despótica, que hacen conflictiva, antiterapéutica o incluso imposible la
relación, que hagan ineficaces hasta los efectos más biológicos de un tratamiento.
Por todo ello es muy importante que el médico reconozca estas falsas representaciones de la realidad
basadas en motivos inconscientes, las controle y aproveche sus aspectos terapéuticos.
CONTRATRANSFERENCIA
También como en la transferencia hay que admitir, en la práctica médica, toda una serie de distorsiones
de la relación debidas a la generalización y desplazamiento de la experiencia previa, de los propios
prejuicios y estereotipos, del médico sobre el paciente, que sin ser tan específicas como la
contratransferencia psicoanalítica, tienen, igualmente, efectos antiterapéuticos, si no son tenidas en
cuenta y controladas.
Asimismo, la contratransferencia también puede ser positiva o negativa y tanto un tipo como otro puede
crear dificultades si el médico, dejándose llevar por ella, se involucra en los problemas del paciente.
Una cierta reacción afectiva a la personalidad del paciente edad, sexo, situación social, presentación,
comportamiento y a su adecuación al papel de enfermo del enfermo ideal, del "buen" enfermo y del
"mal" enfermo, que el médico tiene, es inevitable. Así, el médico puede experimentar al paciente de
muchas maneras. A veces se le hace pesado y otras veces interesante, provocador, seductor, hostil,
lastimero, sumiso o dominante. Igualmente el médico puede sentirse compasivo y encolerizado,
molesto, perplejo, acogedor o frustrado. Son sentimientos que no deben ser ignorados sino utilizados
para comprender la relación interpersonal y aprender más del paciente y de uno mismo.
Del desconocimiento de estos procesos, vinculados a ansiedades fundamentales del paciente y del
médico, pueden surgir, al margen de la capacitación profesional y técnica, actitudes terapéuticas poco
eficaces o incluso contraproducentes.
Por ello el clínico debe tener mínimamente aclarados los conflictos personales, con el fin de que los
mismos, no interfieran en exceso en la marcha de la relación y en la captación de los significados de la
misma; es decir, se requiere un adecuado manejo de la transferencia, de la contratransferencia y de los
fenómenos similares, para que exista la objetividad suficiente e imprescindible para cualquier
observación clínica.
Definición:
Quienes trabajan en el área del trauma o con sufrimiento humano, están más vulnerables al
Desgaste de Empatía (psicoterapeutas, médicos, enfermero(as), personal de recate, etc.), ya que la
Empatía es un recurso fundamental en el trabajo con este tipo de población que requiere el
manejo de contención emocional.