La Princesa Que Creia en Los Cuentos de Hadas
La Princesa Que Creia en Los Cuentos de Hadas
La Princesa Que Creia en Los Cuentos de Hadas
Aprobechó que Alaron no estaba para salir a pasear por las calles de la
ciudad. Era un lugar hermoso, y la gente parecía amable.
Se paró en una tienda, a contemplar los vestidos del escaparate y entonces
recordó los bellos trajes que guardaba en su armario, allí en su Reino.
Se sorprendió al darse cuenta de que apenas sentía nostalgia, y si lo hacía
era por todo menos por su príncipe antaño adorado. Lo imaginó en la
lejanía, y se dió cuenta de que su corazón se entristecía ante el recuerdo de
lo sucedido.
De repente, una conversación entre dos mujeres, la sacó de sus
cavilaciones.
-"Dicen que vive que vive con Snyder, que se ha unido al Rey de la
Oscuridad llevado por su desesperación".- decía una.
-"Pero ese caballero tenía un corazón noble... No me explico lo sucedido".-
se asombraba otra.
M.Go no pudo aguantar la curiosidad, y se dió la vuelta para preguntar:
-"Perdonen, no he podido evitar escuchar su conversación. ¿De quién
hablan?".
Los dos galopaban sobre los lomos del caballo de Alaron, un corcel negro de
indomable frescura. Había decidido que no necesitaban dos caballos pues
cuando la princesa saliera de aquel lugar al que se dirigía (si es que lo
hacía), sería ya a lomos de su resplandeciente y poderoso dragón.
El camino se hizo eterno bajo la luz sofocante de aquel sol, pero poco a poco
el día fue refresacndo y entre risas y recuerdos casi olvidados., llegaron a la
Ladera. Ambos se apearon del caballo y reservaron habitaciones en una
cantina. Mientras M.Go se dió un baño, Alaron fue al centro del pueblo a
solventar sus quehaceres.
Pero el día acabó con los labios de Alaron rozando suavemente la cara de
M.Go, y ella susurrándole al oído con voz cansada un sincero : "buenas
noches, querido amigo".
Pasaron días y días, incluso semanas, desde que la princesa fue convertida
en una estatua de piedra.
M.Go, podía sentir el paso del tiempo, y una gran desdicha llenaba su
corazón a medida que se iba dando cuenta de que le sería muy dificil salir
por si misma de aquella situación. Porque, a pesar de que su exterior era de
piedra, su interior bondadoso y noble seguía intacto.
-"He venido para que liberes a la princesa M.Go. Así pués, te propongo que
hagas un trato. Tú la devuelves a su estado normal y le das todas sus cosas,
incluído el huevo de dragón, y yo te doy El corazón púrpura", la joya de los
elfos para la eterna juventud."
-"Me tientas, valiente caballero. Pero ni toda la juventud del mundo merece
un huevo de dragón a cambio. Además, puedo convertirte en piedra y tener
ambas cosas!!".
Volver a retomar el camino, resultó una tarea árdua y pesada. Tan solo
quedaba el consuelo de que el sendero le conduciría a la verdadera
felicidad.
Cuando llevaba unas dos horas de camino, la princesa topó con unos
maravillosos rosales enredados en la reluciente valla marrón de una
pequeña, pero preciosa casita.
Miró a su alrededor, buscando a los posibles habitantes de aquel bonito
hogar, pero no vió a nadie. Así que se paró frente a la valla a oler las bonitas
rosas de colores. Pero, cuando su mano tocó una de las preciosas y
fragantes flores, estas se tornaron sin color y con las hojas y el tallo negros
como el carbón.
La princesa soltó la flor, y dió una paso atrás asustada... ¿Que estaba
pasando?. Se quedó mirando con los ojos muy abiertos el cambio repentino
que se había producido. Y se descubrió pensando que, aún así, las rosas no
habían perdido su belleza. Y cuando volvió a sostener una en su mano para
ver si aún mantenían su perfume, volvió a sorprenderse porque estas
tornaron de nuevo a su color original, llenando la valla de rojos, rosas,
blancos y amarillos brillantes y bonitos.
Pero había algo raro en el salón de la casa. Libros y libros gordos, viejos y
polvorientos, apilados en estanterías y en mesas. La princesa dejó con
cuidado su huevo de dragón encima de la mesa, junto al resto de sus
pertenencias, y se dispuso a coger uno de esos libros para echarle un
vistazo, cuando la bella mujer entró en la habitación con dos tazas de té y,
con ojos desorbitados exclamó:
-¡¡No los toques!!.
La princesa dió un respingo y se alejó instantaneamente de los antiguos
ejemplares, pero aumentando a cada paso su curiosidad por ellos.
-Los siento, pero no me gusta que la gente toque mis libros...- se disculpó la
mujer.
-No pasa nada, lo entiendo.- Dijo la princesa mirando de reojo los estantes
repletos.
De repente los ojos de la mujer, que se hacía llamar Casandra, se posaron
asombrados sobre el huevo de dragón, y bombardeó a M.Go con multitud de
preguntas, hasta que esta le contó toda la historia...
-Bien,-dijo Casandra muy seria pero a la vez amigable- Te ofrezco estancia
en mi casa todo el tiempo que quieras, ya que las flores te han elegido...
Pero a cambio, cuando te marches, debes dejar aquí tu huevo de dragón.
No, no. Lo siento.- Contestó M.Go muy seria.- No me desaré de mi huevo por
nada del mundo. Hace unos días quizás si... Pero ahora me he dado cuenta
de que si el dragón me ha elegido será por algo...
Casandra frunció el ceño y volvió a insistir, pero la princesa negó una y otra
vez con la cabeza. Así pues, la mujer acompañó a M.Go a la puerta, con
caracter desagradable y le negó alojamiento en su adorable casita.
Pero cuando la princesa se encontraba en la mitad del jardín, Casandra
levantó las manos y pronunció las siguientes palabras:
"Quiero el huevo de dragón para hacer mis pociones; como no me lo das
sufrirás mi hechizo. De piedra te tornarás en un instante, hasta que el
verdadero amor consiga salvarte."
Y, así, en menos de un minuto, la princesa se convirtió en una estatua de la
mas bella piedra jamás vista. y, Casandra, descubriendo sus poderes de
bruja, soltó una carcajada y, con tan solo un movimiento de zapato movió a
la princesa convertida en piedra hasta el centro de su jardín, en medio de
sus rosas. Le quitó el huevo de la mano y se metió en casa satisfecha.
Aquel día resultó mentalmente agotador, pues las conversaciones con unos
y con otros evolucionaban en distintas ideas, todas ellas diferentes.
M.Go se sentó con los pies dentro del agua fresquita y, en cuanto hubo
descansado del sofocante camino, comió otra pieza de fruta de su cesta.
Pero, en ningún momento, apartaba la vista de su preciado regalo.
Permaneció largo rato allí sentada, jugando con los pies dentro del agua y
preguntándose si su príncipe la estaría echando en falta; hasta que, de
repente, un crjuido continuo interrumpió sus pensamientos. La princesa
agarró el huevo de dragón sobresaltada y miró en todas direcciones, pero
no veía nada. Pero cuando se daba por vencida y se cansaba de mirara
volvía a escuchar lo mismo cada vez mas cerca...
De pronto, divisó una figura esbelta y maravillosamente bella entra la
maleza. Era una persona... o no, era algo mejor que eso... ¡Un elfo!!. La
princesa sabía que los elfos habitaban cerca de las Cataratas de la Ilusión,
pero nunca pensó que ninguno se fuera a acercar a ella.
-¡Hola!- dijo la princesa timidamente- ¿Eres un elfo?.
-Sí, así es- dijo el elfo con la voz más melodiosa que la princesa hubiera
escuchado jamás.- Pero no vengo solo, uno de mis amigo viene comnigo,
pero no saldrá de entre los arbustos si no te escucha prometer que no nos
harás daño...
-Por supesto,- dijo la princesa- no debeis temer de mi... Jamás sería capaz
de haceros nada.
Al instante de pronunciar estas palabras, la otra bella criatura salió de entre
la maleza. Este era de cabellos liso y pelirrojos, mientras que el otro era
rubio como la cara más brillante de la luna. Pero ambos compartían una
belleza singular.
Se sentaron al lado de la princesa, dejando en el suelo sus arcos y flechas, y
hablaron con ella de la belleza del lugar.
-¡Tienes un huevo de dragón!- dijo el pelirrojo, de repente, muy
sorprendido- ¿Cómo lo has conseguido?. ¿Eres una bruja?.
-La princesa sonrió ante tal comentario y les contó su historia. Así pues, los
elfos, encantas le obsequiaron con la leyenda de los dragones:
"Hace muchísmos años, se crearon los Jinetes de dragones", cuya misión
durante miles de años era la de proteger y vigilar los reinos. Estos jinetes
tenían una fuerza sobrenatural que le traspasaban sus dragones, pero tan
solo la utilizaban para el bien. Nadie era capaz de destruirlos, pero no
fueron capaces de protegerse de sus propios defectos; y un día nació un
Jinete impuro y a partir de ahi los Jinetes se volvieron arrogantes por su
poder. Pero un día, subestimando su poder, los Jinetes fueron presa de una
emboscada y murieron, junto con sus dragones. Pero el Jinete malvado, el
peor de todos, se escondió durante años en parajes asolados; y con los años
se dejó de buscarlo. Así que este apobechó para, una fría noche, robar un
dragón recién nacido.
Juntos, mataron a todos los nuevos jinetes bondadosos y aumentaron su
fuerza uniendose a otros malvados.
Así, logró hacerse con La ladera de la torre oscura, a poca distancia de aquí.
Un lugar por el que quizas debereis pasar en vuestra busqueda."
-De todas formas- prosiguió el elfo rubio- veo que sois afortunada. Pues
poseeis un huevo de dragón, y eso es muy extraño ya que estos huevos solo
aparecen ante gente digna de poseerlo. Además he observado un pequeño
detalle... ¿Tú no?- preguntó a su compañero.
-Sí, yo también.
-Bien. hemos visto que una mancha plateada empieza a notarse en la palma
de tu mano derecha y... según el Sagrado libro de Eragon; eso implica que
sois elegida por el dragón para alguna acción.
-Que tengais suerte- dijeron los dos elfos al unísono, y desaparecieron
dejando en su lugar un arco y unas flechas plateadas y azules con
una forma exquisita y una cajita de madera con una M tallada a
mano, llena de deliciosas galletas.
La princesa estaba cada vez mas desconcertada, pero tras probar una de
las galletas comprendió que no debía demorarse más y volvió a emprender
su camino.
Después de la tormenta un regalo. Cuando por fin la princesa logró llegar a
la playa sin peligro, se tumbó sobre la arena y durmió tranquilamente,
despejando su mente y su cuerpo para lo que estaba por venir.
Despierta ya, respiraba la fresca brisa marina y escuchaba como se
adentraba en la arena, salpicándola a intervalos.
Miró a su alrededor y vió una cesta con deliciosas frutas. En ella había una
nota: "Tu hada vela por tu seguridad". Se sintió bien al leerlo, y se llevó una
de las piezas a la boca, saboreándo su jugoso néctar.
Tenía un largo camino por recorrer, así que no se entretuvo demasiado.
Cogió las frutas, se colocó el vestido y se adentró en la espesura siguiendo
un estrecho camino.
De repente, los ojos verdosos de la princesa toparon con algo
estraordinariamente bello. Cualquiera hubiera imaginado que era algún tipo
de gema preciosa; pues su superficie era de un color azul maravilloso, salvo
por los finos nervios plateados que la recorrían simulando una laboriosa
telaraña. Medía unos 35 centímetros, estaba fría y era pesada. Pero M.Go la
recogió del suelo sin pensarselo. Sabía que era lo que tenía entre sus
manos, y también conocía su gran valor.
- ¡¡Un huevo de dragón!!- pensó- Nunca imaginé encontrar uno... No voy a
dejarlo aquí por nada del mundo.
El invierno siguiente fue muy frío y la princesa lo pasó casi todo en la cama
por culpa de las epidemias de gripe. Pero su valiente príncipe siempre le
llevaba la comida a la cama y salía antes del trabajo para estar con ella y
cuidarla.
Fue pasando el tiempo y el príncipe comenzó a quejarse del mucho trabajo
que tenía en la embajada. Se lamentaba de haber nacido príncipe y no ser
un simple herrero. Pronto el joven se cansó de cualquier responsabilidad y
las relegaba todas en los demás.
Aún así el seguía encantador y amable con todos. La princesa lo amaba en
cuerpo y alma y se esforzaba por demostrarselo; pero él decía que no era
suficiente y la acusaba de no amerle tanto como él a ella. Era curioso,
cuanto más amor le daba, más parecía necesitar el príncipe....
Cuando regresó a casa M.Go tenía la sensación de que algo mágico había
sucedido. M.Go y el príncipe volvieron a quedar, debajo del gran roble del
parque que había junto al castillo. Parecía que los años que la joven había
pasado soñando con su príncipe ideal habían llegado a su fin, su príncipe
azul había venido a rescatarla...