José Gálvez Egúsquiza

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Hijo del coronel limeño José Manuel Gálvez Paz y de


María Micaela Egúsquiza y Aristizábal. Estudió en el
Colegio Central de Ciencias y Artes de su ciudad natal,
bajo la dirección del presbítero Juan Pío Burga. Tras
egresar, su padre dispuso que durante algún tiempo lo
ayudase en el manejo de su hacienda ³Catudén´.

Dejó la docencia para incorporarse a la revolución


iniciada por el general Ramón Castilla, en Arequipa, y
contribuyó a decidir la abolición del tributo de los indígenas y la emancipación de los esclavos
(1854), por las cuales había abogado teóricamente en sus clases. Triunfante la revolución en la
batalla de La Palma (5 de enero de 1855), fue nombrado rector del convictorio de San Carlos, y
durante su gestión se afanó por contrarrestar la influencia de Herrera.

Luego fue elegido diputado por la provincia de Jauja a la    de 1855 y ésta,
al instalarse el 13 de julio, lo eligió su Secretario, reeligiéndolo en las sucesivas elecciones de 1°
de setiembre, 1° de octubre y 1° de noviembre, desempeñando el cargo hasta el 30 de este mes.
En las de 1° de febrero la Convención lo eligió su Presidente, cargo que desempeñó hasta el 28
del mes referido, habiendo sido reelegido presidente hasta en dos oportunidades más. Formó
parte de la Comisión Codificadora del Código Penal en 1857 y fue Decano del Ilustre Colegio de
Abogados de Lima.

Al tomar conocimiento del manifiesto (27 de abril de 1866) efectuado desde la fragata capitana
±  por el almirante Casto Méndez Núñez, comandante de la Escuadra Española,
amenazando con bombardear el Callao en un plazo de cuatro días, Gálvez asumió la dirección de
la defensa de aquel puerto y construyó una serie de baterías, emplazadas al norte y sur, situando
los débiles y reducidos barcos de guerra al centro. En la defensa norte se ubicaba la torre de
Junín, el fuerte de Ayacucho y el famoso cañón del pueblo; en las baterías del sur el fuerte de
Santa Rosa, la torre de la Merced, que era giratoria y blindada y la batería Zepita que estaba
frente a la Mar Brava.

El 2 de mayo de 1866, en las primeras horas del combate, uno de los cañones Blakely del fuerte
de Santa Rosa se inutilizó. Lo lamentable fue que una bomba de la fragata española ,
penetró por una de las puertas y vino a explotar en unos paquetes de pólvora, con lo que se
produjo una inmensa explosión que destruyó la torre de la Merced, donde se hallaba Gálvez,
junto con algunos oficiales y soldados, muriendo todos heroicamente.

Al día siguiente el Gobierno dio un Decreto ordenando que en el Batallón de Artillería de Plaza
se le considere «Primer Jefe». Y cuando se leyó su nombre en el acto de revista, el comandante
contestó:
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En el momento de la Guerra con el Perú, España se encontraba en crisis por el


ataque sufrido por parte de la armada francesa había su nación esto hace que tras
la noticia en el Perú se crean ideas de libertad y la armada Española se
encontraba muy doblegada a retirase y perder la Guerra.

Por tales razones el ejercito peruano derrota al espanol con valentia y coraje pero
tras la guerra se hallan grandes danos materiales.
´ida cultural en el Perú

Con el inicio del siglo XX se producen cambios en la relación entre Estado y Cultura. En
términos de patrimonio cultural la protección de todo lo prehispánico es definida claramente a
través de una serie de disposiciones (1911 - 1912); anteriormente se habían dado acciones en el
campo de la promoción y el cultivo de la historia nacional, con la creación del Instituto Histórico
del Perú (1903) y la Colección de Autores Peruanos (1906). Por esos años también se protegió y
promovió la música y las artes, con la creación de la Academia Nacional de Música y la
fundación de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Fueron los primeros veinte años del siglo XX
tiempos de efervescencia y preocupación cultural pero que mas que plasmarse en algunos
dispositivos pioneros, reflejó un estado de ánimo en las elites sociales y políticas; incluso la
percepción de lo indígena va alcanzando nuevas características frente a los analistas culturales y
políticos y frente a la percepción general de la población no andina. La dinámica y espontánea
actividad cultural se va desarrollando en todos los contextos, inclusive ciudades del interior del
país van mostrando una preocupación que va más allá de las decisiones y disposiciones del
Estado o de los gustos o sensibilidades de las elites; a todo ello contribuye el proceso social que
vive el Perú en esos momentos.

Con el gobierno del Presidente Augusto B. Leguía se consolidan los pasos iniciales que se habían
dado en torno a los dos grandes temas culturales, el tratamiento a los indígenas y la protección
del patrimonio cultural; así, en la Constitución promulgada en enero de 1920 se reconoce la
existencia legal de las comunidades indígenas y se enfatiza la necesidad de proteger a la raza
indígena y asimilarla dentro del conjunto de la vida nacional; en términos de conservación de
patrimonio se define la primera Ley general sobre Patrimonio Cultural (junio de 1929) en donde
ya se precisa que la propiedad del Estado sobre los objetos y monumentos arqueológicos, es
inalienable e imprescriptible; también se toman medidas concretas al restaurarse diversos
templos coloniales y al crearse los Museos Bolivariano y de Arqueología Peruana. Con la caída
de Leguía y la definición de la Constitución de 1923 se dan nuevos pasos en la definición de una
política indigenista y se precisa la obligación del Estado en proteger el patrimonio cultural; entre
otras cosas se establece el Registro de Especies Arqueológicas (1930) y se da la Ley que funda la
Orquesta Sinfónica Nacional (1938). Son tiempos en donde el debate ideológico se acentúa, así
como también el centralismo; por otra parte, las actividades culturales siguen en expansión
alimentadas por la reflexión teórica y las nuevas necesidades de consumo de ciertos sectores de
la sociedad.

El gobierno de Manuel Prado (1939 -1945) promueve cambios importantes en


la relación Estado y Cultura, ya que en 1941 se promulga la Ley Orgánica del
Ministerio de Educación Pública, en donde se define la Dirección de Educación
Artística y Extensión Cultural, sector encargado de promover las actividades
artísticas y culturales en el país.

A ese organismo se incorporan los museos y bibliotecas así como la Escuela


Nacional de Bellas Artes y la Orquesta Sinfónica Nacional; incorpora también
nuevas tareas en relación con la radiodifusión y cine educativos y los Patronatos Escolares;
establece también contactos con el Patronato Nacional de Arqueología y el Consejo Nacional de
Conservación y Restauración de Monumentos Históricos. Es pues, el primer intento de englobar
en un solo organismo diferentes aspectos y funciones de la vida cultural del país. Dentro de ese
marco, en 1942 se crean los Premios Nacionales de Fomento a la Cultura con el objetivo de
estimular la producción cultural; los gobiernos que suceden al de Prado mantienen y también
amplían las funciones de dicho organismo de cultura creándose nuevas instituciones como la
Escuela Nacional de Arte Escénico (1945), el Conservatorio Nacional de Música (1946), la
Compañía Nacional de Teatro y otras instituciones afines. Así mismo, se va regulando cada vez
mejor la protección del patrimonio cultural, tanto en los aspectos de legislación como en las
tareas de conservación y restauración.

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