NUTRICION DEL PULPO ROJO Octopus Maya (Voss y Solís, 1966) DE LA PENÍNSULA DE YUCATÁN
NUTRICION DEL PULPO ROJO Octopus Maya (Voss y Solís, 1966) DE LA PENÍNSULA DE YUCATÁN
NUTRICION DEL PULPO ROJO Octopus Maya (Voss y Solís, 1966) DE LA PENÍNSULA DE YUCATÁN
INTRODUCCION
El pulpo Octopus maya es uno de los recursos pesqueros más importantes de la
Península de Yucatán. Su demanda en el extranjero, su alto valor comercial y el
aumento de la población dedicada a la pesca, ha producido un gran aumento de la
presión de pesca sobre esta especie. Lo anterior, aunado al aumento demográfico
costero esperado en los próximos años en Yucatán, plantea la necesidad de desarrollar
nuevas alternativas de producción de especies marinas, como lo es la acuacultura.
Los estudios que demuestran la factibilidad del cultivo de O. maya no son abundantes.
Sin embargo, dada su adaptación a condiciones de cautiverio, su de desarrollo directo
(sin fases larvales), y crecimiento rápido, se considera una de las principales especies
candidatas para la acuacultura. Así, es necesario determinar los parámetros ambientales
y biológicos que determinan el éxito del cultivo, como los que determinan la reproducción
en cautiverio, desoves de reproductores silvestres, así como los parámetros nutricionales
óptimos para el crecimiento y la engorda de juveniles, y la producción de reproductores
de laboratorio con desoves similares o mayores a los de las poblaciones silvestres.
ANTECEDENTES
Pesquería
Alrededor del 90% de la producción nacional de pulpo proviene de las capturas en los
estados de Yucatán y Campeche (SEMARNAP, 1999). Este recurso se ubica en tercer
lugar nacional en importancia, después del camarón y el atún (Hernández Flores et al.,
2001). Tiene alta demanda en países orientales (Japón, Korea), Europa occidental
(España, Portugal, Grecia, Italia), Marruecos, Mauritania y Argentina, por lo que presenta
un elevado valor comercial (Vaz-Pires et al., 2004).
1
En la Península de Yucatán, la pesquería la componen dos especies: Octopus vulgaris
(Cuvier, 1797) y O. maya (Voss y Solís-Ramírez, 1966), siendo esta última la que
contribuye con el 70% de la producción (SAGARPA, 2004). O. maya es una especie
endémica que habita la plataforma continental de la península, desde Ciudad del
Carmen hasta Isla Mujeres (Voss y Solís-Ramírez, 1966; Solís-Ramírez, 1994, 1997).
Las actividades de captura (agosto-15 diciembre) están condicionadas por el clima, ya
que la temporada de nortes (junio-noviembre) trae consigo tormentas tropicales y
huracanes. En la temporada de pesca 2005 se estableció una cuota de 11,972 toneladas
(Solana et al., 2005). De estas, solo se capturaron alrededor de 5,000t (Oficinas
SAGARPA Yucatán, 2006) por restricciones a la navegación ante las condiciones
climáticas. Al mismo tiempo, la captura de O. maya se ha incrementado debido al
aumento de la población en la costa, aumentando los riesgos de la sobrepesca sobre el
reclutamiento a corto plazo, que provocaría una disminución en la producción en los
años siguientes. El status pesquero este recurso es que se encuentra aprovechado al
máximo sustentable desde hace varios años (DOF, 28 de agosto 2000).
Cultivo
Ante la condición de la pesquería, el cultivo de O. maya se presenta como una opción de
producción alternativa. Algunas de las ventajas que se obtendrían con la implementación
de actividades acuícolas en esta especie son: 1) disminuir la presión de pesca que se
ejerce actualmente sobre el recurso, 2) ayudar a preservar este valioso recurso, 3)
eliminar la dependencia de las condiciones del medio para su captura, 4) tener
existencias del recurso durante todo el año, 5) planear su producción y comercialización,
y 6) aliviar un conflicto social en la zona limítrofe de los estados de Campeche y
Yucatán, originado por el aumento en el número de pescadores capturando este recurso
que a fin de cuentas es limitado pero de alto valor económico. En general, los estudios
del ciclo de vida, parámetros ambientales, reproducción, fisiología, bioenergética,
nutrición y crecimiento, todos necesarios para determinar la factibilidad de un cultivo, son
escasos para O. maya.
2
embargo, este fase experimenta una mortalidad alta y requiere de 1.5 a 2.5 meses para
asentarse, faltando establecer con éxito su alimentación en esta fase (Villanueva, 1995;
Villanueva et al., 2002; Carrasco et al., 2003). La fase de paralarva representa un factor
limitante en el cultivo de esta especie, y las actividades acuícolas están dirigidas al
crecimiento de subadultos obtenidos de actividades pesqueras (Vaz-Pires et al., 2004).
O. maya ha sido cultivado en el laboratorio (Solis, 1967; Van Heukelem, 1976; 1977;
DeRusha et al., 1989). El desarrollo embrionario dura entre 50-65 días en el medio
natural (Solís, 1967). Van Heukelem, (1983) menciona una duración de 45 días a
temperaturas entre 24 y 26°C. El mismo autor obtuvo tasas de conversión de alimento de
cerca de 40%, pudiendo alcanzar 1 kg en 4 meses, y hasta 3 kg en 9 meses cultivado a
25ºC. Hanlon y Forsythe (1985) citan que esta especie presenta un crecimiento rápido,
debido a sus elevadas tasas de ingestión y de conversión de alimento, ubicadas entre 30
y 60%. Estos autores señalan que, de entre las especies de pulpo con huevos de
desarrollo directo cultivadas en laboratorio, O. maya presentó el mayor crecimiento,
llegando a los 5.7 Kg, con tasas de crecimiento promedio del 4.1%/día durante su ciclo
de vida completo, por lo que es una de las especies mas apropiadas para el cultivo en
gran escala en densidades elevadas, después de O. bimaculoidis y O. digueti.
Hanlon y Forsythe (1985) reportaron mortalidades de 20-30% para la totalidad del ciclo
de vida, mientras que Van Heukelem (1983) menciona que la mortalidad en tanques de
cultivo es baja, y que O. maya cultivado en laboratorio crece más que los provenientes
del medio natural. Esto se relaciona con la temperatura media del cultivo, más elevada
en el laboratorio que en el medio natural, y con el alimento disponible.
Nutrición
Al nacer, los pequeños pulpos de O. maya tienen las características de un adulto, con
brazos hábiles para reptar y atrapar alimentos, y adoptan la vida bentónica de inmediato
(Solís y Chávez, 1985). Con relación a la alimentación, Hanlon y Forsythe (1985)
establecen para O. maya que durante las primeras fases del ciclo de vida es esencial
alimentarlos con presas vivas de tamaño adecuado, como los misidaceos. Van
Heukelem (1983) propone como alimento a gamarideos, anfípodos e isópodos; los
3
juveniles pueden ser alimentados con gasterópodos y almejas o cangrejos, entre otras
presas naturales. De preferencia se deben ofrecer presas vivas, porque el canibalismo
aumenta con dietas inertes.
Según Lee (1984), en el cultivo de cefalópodos, mas del 50% del trabajo está asociado a
la captura, mantenimiento o cultivo de las presas naturales. Si se congelan las presas, el
costo de mano de obra se reduce cerca de 30%. Inversamente, el costo asociado a
producciones de dietas artificiales es bastante menor, y disminuyen significativamente si
se producen estas dietas artificiales a gran escala. El desarrollo de dicha dieta es uno de
los objetivos importantes para llegar a un cultivo a nivel comercial (Lee, 1994). Uno de
los aspectos clave en este sentido es la obtención de dietas adecuadas y que tiendan a
ser de bajo costo. En general, de entre los cefalópodos, los pulpos suelen aceptar más
fácilmente dietas preparadas (Hanlon et al., 1991), aunque su sabor u olor no sean de
buena calidad (Castro, 1991; Domínguez, 1999).
Requerimientos nutricionales
La dieta natural de O. maya esta constituida de crustáceos, moluscos bivalvos y algunos
peces, siendo los decápodos su alimento preferido y con una elevada proporción en la
misma, tales como cangrejos y jaibas. Estudios recientes en la UMDI-UNAM en Sisal,
sugieren que O. maya tiene un alto requerimiento de proteínas al considerar el tipo de
presas con las que se han obtenido los mayores crecimientos (cangrejos, almejas,
camarones). Resultados preliminares demostraron que dietas balanceadas con niveles
de proteínas (P), lípidos (L) y carbohidratos (CHO) de 40, 11, y 20%, respectivamente,
podrían no ser apropiadas para el crecimiento de O. maya. Con esta dieta los pulpos no
aumentaron de peso en 40 días. Sin embargo, con animales alimentados con jaibas
4
congeladas (56% P, 4% L y 10% CHO) se obtuvieron incrementos superiores al 5%/día,
al pasar de 400 a 1500g en solo 30 días (Domínguez et al., en prensa). Esos resultados
permiten suponer que el metabolismo de estos pulpos es altamente dependiente de las
proteínas, principal nutriente del cual están compuestas las jaibas y que, posiblemente,
tengan requerimientos relativamente bajos de lípidos y carbohidratos.
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Se ha determinado la composición de aa en algunos cefalópodos, principalmente en
órganos y tejidos de juveniles y adultos de O. vulgaris (Iwasaki y Arada, 1985, O’Dor y
Wells, 1973; Villanueva et al., 2004; Seidou et al., 1988). Sin embargo, la información
sobre la composición de aa en los estadios tempranos (paralarvas o juveniles) es
escasa. Por lo tanto, los requerimientos de aa de dichos estadios es poco conocida
(Villanueva et al. 2004).
Cazares (2006) encontró en O. maya que la elevada presión osmótica de los huevos se
reduce durante el desarrollo embrionario hasta alcanzar la presión osmótica del agua de
mar justo antes de la eclosión. Esto puede estar relacionado con la presencia de
aminoácidos libres en el líquido perivitelino, registrándose un aumento de peso y
volumen de los huevos como parte de este mecanismo. A su vez, puede utilizar los aa
como fuente de moléculas para su desarrollo y adquiere espacio para su crecimiento.
También concluye que en general, diferentes dietas aplicadas a los reproductores
afectan a la cantidad de huevos depositados, no a la calidad de los mismos en términos
de contenido de proteínas, lípidos y presión osmótica presentes.
Villanueva et al. (2004) encontraron que la cantidad total de aa aumentó con el peso
seco en juveniles de O. vulgaris silvestres, indicando cambios bioquímicos asociados a
fuertes cambios morfométricos en las proporciones corporales después del
asentamiento, cuando desarrollan los tentáculos, abundantes en proteína. Cazares
(2006) también cita que la reducción de lípidos en el tejido y cambios en las proporciones
corporales (largo de los tentáculos con respecto al manto) demuestran que juveniles
tempranos de O. maya en los primeros 10 días de vida pasan de una condición
dependiente de reservas lipídicas a una conducta netamente depredadora, asociada con
el uso de las proteínas. Por lo tanto, puede pensarse que a partir de cambios
morfométricos y bioquímicos que presenta la especie conforme crece, sus necesidades
nutricionales se modifiquen, en especial los requerimientos proteicos y por lo tanto de aa.
6
Estos antecedentes indican la importancia de determinar los requerimientos de aa desde
el desarrollo embrionario continuando hasta la etapa inicial del ciclo de vida de O. maya.
Metabolismo de proteínas
En general, el metabolismo de los cefalópodos es casi totalmente dependiente de
proteínas (Lee, 1994), por lo que el requerimiento de aminoácidos (aa) para la
producción de las mismas es elevado (Houlihan et al., 1990). En cefalópodos adultos, la
movilización directa de las proteínas musculares proporciona la energía metabólica
durante periodos de inanición o de hambre y el uso directo de proteína como reserva
energética puede explicar la ausencia de las reservas principales de glicógeno o lípidos
en los tejidos de los cefalópodos (Storey y Storey, 1978, 1983; O´Dor et al., 1984).
Digestión de proteínas.
La formulación de dietas para los estadíos tempranos de cefalópodos debe considerar
los requerimientos mencionados, así como sus capacidades digestivas en forma similar
a la enzimología larval de peces carnívoros cultivados (Caruso et al., 1993; Kuz´mina,
1996). Se conoce que las enzimas digestivas de larvas de peces muestran diferente
nivel de actividad cuando las larvas son alimentadas con dietas compuestas o con
presas vivas (Abi-Ayad y Kestemont, 1994), por lo que en el caso de cefalópodos, es
necesario el conocer las necesidades alimenticias en sus estadíos tempranos y la
determinación de sus capacidades digestivas, a través de la determinación de la
actividad proteolítica.
Enzimas digestivas.
En pulpos, los principales órganos que segregan enzimas digestivas son las glándulas
intermedias, la glándula digestiva, el ciego y los canales digestivos. Ni el estomago, ni el
esófago segregan enzimas. Por lo tanto, las enzimas digestivas que degradan los
alimentos en estos dos órganos provienen de otros órganos, principalmente de las
glándulas salivares o digestiva (Boucaud-Camou y Boucher-Rodoni, 1983). Existe
actividad proteolítica en el lumen del aparato digestivo, desde el esófago hasta el
intestino (Boucaud-Camou, 1973). Esta actividad se origina en varias secreciones de
distintos órganos: las glándulas salivares y digestiva, el ciego y el intestino. Sawano
(1935), Guiretti (1950) y Morishita (1974, 1978) han encontrado fuerte actividad
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proteolítica en las glándulas salivares posteriores de Octopus, probablemente
involucrada con la digestión externa. Morishita (1978) concluye que las glándulas
salivares posteriores juegan un papel muy importante en la digestión de proteínas,
mientras que Best (1981) presentó fuerte evidencia de tal función en Octopus.
Koslovskaya and Vaskovsky (1970) mostraron una actividad proteolítica importante en la
glándula digestiva de cefalópodos. Sawano (1935) y Takahashi (1960) encontraron
actividad proteolítica también en los canales digestivos de pulpos y calamares. Boucaud-
Camou y Boucher-Rodoni (1983) han señalado que al estudiar la composición de las
enzimas proteolíticas en cefalópodos, las diferencias encontradas por diferentes autores
puede ser resultado de diferentes estados de la digestión o del ciclo de vida al momento
del muestreo. En cuanto al ciclo de vida, Sakaguchi (1968) reportó una fuerte actividad
en la glándula digestiva y en las glándulas salivares posteriores de Octopus. Después
del desove en hembras, la actividad enzimática descendió considerablemente en ambos
órganos.
Fisiología energética
Los estudios de fisiología energética son de gran utilidad para establecer las
necesidades de energía de los organismos cultivados. Se puede establecer como la
energía ingerida del alimento (I) es absorbida (Ab) en la glándula digestiva al conocer a
cantidad de heces producidas (H) y la energía contenida en estas (Ab = I – H). De la
energía absorbida una parte es perdida en los productos de excreción nitrogenada (U) y
otra es dirigida a los procesos metabólicos (R) y al crecimiento (P) integrándose así en la
energía asimilada (AS), por lo que As = (Ab – U) = R + P (Lucas, 1989).
En general la utilización del análisis del balance energético en cefalópodos son escasos
(Petza et al., 2006). Van Heukelem (1976) realizó una aproximación del balance
energético en O. maya. Sin embargo, los fines para los que se experimentó con la
especie fueron biomédicos y no para su aplicación en acuacultura. Por lo tanto, es
necesario obtener y formalizar el balance energético en O. maya bajo diferentes
tratamientos alimenticios conocidos que defina las proporciones de la energía que son
ingerida, absorbida, perdida como heces y en procesos metabólicos, y finalmente la
asimilada dirigida al crecimiento-reproducción. En este sentido, es importante la
determinación de los requerimientos nutricionales ya mencionados.
PREGUNTAS E HIPOTESIS
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Tomando en consideración que en general el metabolismo de los cefalópodos es
esencialmente proteico, es posible pensar que este tipo de organismos tienen un
requerimiento de proteínas elevado. En este contexto el requerimiento de aa en términos
de cantidad y calidad debe ser un factor clave para establecer sus requerimientos
nutricionales.
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECIFICOS
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• Evaluar la forma en que los aminoácidos modulan el metabolismo de las proteínas
durante el desarrollo ontogénico del pulpo O. maya.
METAS
• Determinar los componentes del balance energético: tasa de crecimiento (TC), tasa
de respiración (VO2), tasa de excreción nitrogenada (N), tasa de ingestión de
alimento (energía ingerida, I), heces (H) y eficiencia de asimilación (EA), en juveniles
tempranos de O. maya sometidos a los diferentes tratamientos alimenticios.
METODOLOGIA
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I. Determinación de los perfiles de aa en embriones de O. maya y en jaiba
Callinectes.
Presión osmótica
Se realizarán muestreos periódicos cada 10 días hasta llegar a los 50 días, edad a la
cual se tiene la seguridad de haber sucedido la liberación de los embriones de los
huevos. Se determinará la presión osmótica de una muestra de 10 huevos, realizando
cuidadosamente una disección para obtener muestras provenientes del líquido
perivitelino, el vitelo y el mismo embrión. Se utilizará un micro-osmómetro Mod. 3 MO
plus que reporta los resultados como mosm / Kg. de agua (American Advanced
Instruments).
Composición de aa
Las mismas muestras del líquido perivitelino, vitelo y embrión servirán para determinar,
mediante la técnica de cromatografía líquida de alta precisión (HPLC), la composición de
aa en cada uno. Para la determinación de la composición de aa, las muestras se tratarán
previamente liofilizándolas y procediendo a la hidrolización, reconstitución y
derivatización de las mismas para finalmente correr los análisis y obtener el
cromatograma respectivo. Se utilizará un HPLC marca Waters con detector de
fluorescencia y dual (absorbancia).
A partir del día 20, edad a la cual el embrión muestra una diferenciación evidente en su
morfología, se muestreará el tejido muscular de los tentáculos y de ser posible la
glándula digestiva por separado, en 5 embriones, para la misma determinación de la
composición de aa.
11
variar dependiendo de la sobrevivencia de los embriones y de la disponibilidad inmediata
de los huevos.
Estudios previos (Villanueva et al., 2004 con O. vulgaris; Domínguez et al., en prensa
con O. maya) coinciden en señalar que lisina, leucina y arginina representan la mitad de
los aa esenciales, mientras que ácido aspártico y el ácido glutámico representan casi la
mitad de los aa no esenciales. Por lo tanto, como punto inicial se elaborarán 5 dietas,
correspondientes con niveles diferentes de estos aminoácidos. Se utilizará una dieta
base ya elaborada en la UMDI, complementada con una mezcla de aa cristalinos,
similares a los requerimientos determinados, excepto para el aa bajo prueba. Tomando
la metodología seguida por Millanema et al. (1996), las dietas se elaborarán
incrementando los niveles de el aa correspondiente, que serán en función de un
porcentaje de la dieta proteica. Los niveles del aa estarán por debajo y por arriba de los
niveles de aa determinados en los requerimientos previos. De ser necesario, se
modificarán los niveles de ácido aspártico y ácido glutámico con el fin de mantener, en
base de nitrógeno, las dietas isonitrogenadas.
Se mezclarán todos los ingredientes hasta obtener una consistencia en forma de pasta
conteniendo un 5% de humedad. Estas dietas serán almacenadas en frío hasta su
aplicación.
Para los organismos marcados como control se utilizará una dieta estándar que consiste
en una mezcla de jaiba-mejillón (70% y 30%), la cual en experimentos previos con dietas
naturales ha demostrado ser bien aceptada por los organismos y que produce un
crecimiento significativo.
Cada una de las dietas serán probadas de la siguiente manera: 10 organismos juveniles
serán colocados en estanques experimentales de 0.5 lt de capacidad, de forma
individualizada. Los estanques serán acondicionados con aireación constante y flujo de
agua de mar equivalente a un recambio de 300% diario. Con esto se aseguran niveles
de nitrógeno amoniacal y nitrito por debajo de 0.1 mg/l, y nitrato de menos de 50 mg/l,
así como un pH entre 7.7. y 8.2 (Rosas et al, 1997). Estos parámetros se citan como los
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recomendados como los más adecuados para el mantenimiento y cultivo de diferentes
especies de Octopus, incluyendo a O. maya (Hanlon y Forsythe, 1985).
Para la medición de la proteinas totales, se utilizará una prueba comercial para micro-
determinaciones según la técnica de Bradford (1976). Se utilizarán 10 μl de plasma
diluido (5μl de plasma en 3000 μl de agua inyectable libre de pirógenos) en una micro
placa de lector de ELISA (Fig.9) y se añadirán 200 μL de solución reactiva. Las muestras
se incuban a temperatura ambiente durante 5 minutos registrándose la absorbancia a
595 nm. La concentración de proteínas (mg/ml) se calcula con una curva patrón
utilizando el estándar comercial de albúmina bovina.
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Determinación de proteínas y aminoácidos.
Se realizarán muestreos de los juveniles cada 2 días durante un periodo de 30 días, lo
que hace un total de 15 muestreos. Se procederá a determinar tanto las proteínas como
los aminoácidos iniciales, así como las proteínas al momento del muestreo en el tiempo t
(días) hasta finalizar el periodo de experimentación (t=0, t=2, t=4, … t=30). Se aplicarán
las mismas técnicas para determinación de proteínas y composición de aminoácidos ya
descritas para los embriones.
Balance energético
Crecimiento y sobrevivencia.
En cada muestreo se determinará el crecimiento y la sobrevivencia. La tasa de
crecimiento específica (TCE) se calculará utilizando la ecuación TC=[(ln P2 – lnP1)/T2 –
T1] x 100 , donde P1 y P2 sopn el peso humedo inicial y final (g), respectivamente, y T1 y
T2 son el tiempo inicial y final del periodo experimental respectivo. La sobrevivencia se
obtendrá de la diferencia de los animales al inicio y al final del periodo de crecimiento.
Cronograma propuesto
14
Meses
Actividad 1 5 1 1 2 2 3 3
0 5 0 5 0 5
Protocolo
completo
(proyecto)
Obtención
huevos
Desarrollo
embrionar
Muestras
embriones
y análisis
aa
Elaborar
dietas
Aplicar
dietas
Enzimas
digestivas
Balance
energético
Estancia
investigac
España
Integrar
informació
n
Modelo
conceptual
Document
o final
15
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