Transfusión de Sangre y Hemoderivados
Transfusión de Sangre y Hemoderivados
Transfusión de Sangre y Hemoderivados
La sangre es un tejido muy particular, que posee numerosas propiedades. La sangre circulante
está compuesta por elementos celulares (hematíes, leucocitos, plaquetas) suspendidos en una
solución acuosa de sales y proteínas (plasma).Constituye el medio de transporte del oxígeno y
otras sustancias necesarias para el metabolismo celular. Algunos componentes ofrecen
protección contra la invasión de organismos extraños. Otros preservan la integridad de los
vasos sanguíneos sanos, limitan la pérdida de los vasos lesionados y mantienen la fluidez de la
sangre.
La sangre ha sido transfundida con éxito durante unos 60 años. En este periodo de tiempo la
práctica transfusional ha cambiado radicalmente debido a mejoras en los métodos de
extracción y conservación de la sangre. Los objetivos principales de los procedimientos de
extracción, preparación, conservación y transporte de la sangre y sus componentes son:
1. mantener la viabilidad y la función de los componentes más importantes.
2.1.1.- Definición:
Contenido: Una unidad de sangre total (ST) contiene 450 mL de sangre más aproximadamente
63 mL de solución anticoagulante-conservadora, con lo que su volumen final está en torno a
los 500 mL.
2.1.2.- Conservación:
Por tanto la transfusión de sangre total supone el aporte de hematíes y plasma deficitario en
factores lábiles de la coagulación, no aportando tampoco plaquetas ni granulocitos.
2.1.3.- Indicaciones:
Aunque es necesario disponer de un pequeño almacén de sangre total raras veces se utiliza. En
realidad se considera un despilfarro emplear sangre total, pues ello impide la preparación de
componentes específicos. Aunque su uso se considera ya como un vestigio del pasado, si se
dispone de ella en el banco de sangre son muy pocas sus indicaciones, estando sólo reservada
para:
2.2.1.- Definición:
2.2.2.- Contenido:
Contiene los hematies correspondientes a una unidad de sangre total, más unos 100 mL de
plasma residual.
2.2.3.- Conservación:
Cuando la sangre se recoge en bolsa que contienen CPD-A, estos concentrados pueden
conservarse durante 35 días a 4 ºC.(TABLA II)
Tabla 2
ST CH
Volumen total 500 mL 300 mL
Volumen Ht 200 mL 200 mL
Volumen Plasma 300 mL 100 mL
Hematocrito 40 % 70 %
2.2.4.- Indicaciones:
Debe transfundirse sólo al enfermo con síntomas estables, de severidad moderada, causados
directamente por la anemia. Es importante tener siempre en cuenta que la transfusión
mejorará sólo transitoriamente la anemia, puesto que el trastorno subyacente persiste. No
debe olvidarse que la vida media de una donación normal son aproximadamente 50 días, y que
la transfusión se asocia además, a la supresión de la eritropoyesis residual de la médula ósea
del enfermo, por lo que la hemoglobina volverá a niveles pretransfusionales en pocas
semanas.
En la anemia aguda hemorrágica hay que tener en cuenta que la sintomatología anémica
dependerá tanto de la intensidad de la anemia como de la velocidad de instauración. Así, la
transfusión de concentrados de hematíes puede estar también indicada cuando la disminución
en la cifrade Hb es superior a 2 gr/24 horas.
Como guía aproximada podemos estimar que, en un adulto de unos 60 Kg de peso, una unidad
de 250 mL de CH aumentará la Hb en 1.2 g/dL y el hematocrito en 3 %.
Debido a su elevado valor hematocrito los CH son viscosos y por ello su velocidad de infusión
es lenta. La velocidad puede incrementarse mediante la adición de suero salino para disminuir
la viscosidad. Las soluciones que contienen calcio, como el ringer-lactato, no deben añadirse a
ningún producto sanguíneo, ya que pueden inducir la coagulación. Las soluciones de glucosa
deben evitarse ya que forman grumos de hematíes. EN GENERAL NO DEBEN AÑADIRSE A LOS
PRODUCTOS SANGUINEOS OTRAS SUSTANCIAS QUE NO SEAN SUEROS SALINOS.
Los pacientes que experimentan fuertes y/o reiteradas reacciones no hemolíticas febriles a
causa de las transfusiones suelen mejorar cuando se les transfunde hematíes pobres en
leucocitos.
2.3.1.- Definición:
La mayoría de las reacciones provocadas por anticuerpos anti leucocitos dependen de la cifra
de éstos, por lo tanto, en muchos casos una reducción del 50 % del número de leucocitos en
una unidad de hematíes evitará la reacción. No obstante en algunos pacientes la eliminación
de más del 95 % de los leucocitos puede no anular la respuesta febril.
2.4.1.- Definición:
El lavado de los hematíes no es el método más eficaz para eliminar los leucocitos, aunque si se
consigue eliminar el plasma. El proceso de lavado elimina la mayor parte de las proteínas
plasmáticas y microagregados. Los pacientes IgA deficientes y con anticuerpos anti IgA pueden
experimentar reacciones anafilácticas después de la transfusión de sangre o componentes
sanguíneos que contenga IgA. La transfusión de hematíes lavados reduce la incidencia de
reacciones febriles, urticarias, y probablemente también reacciones anafilácticas. Lo ideal, sin
embargo, en estos pacientes es utilizar sangre de donantes IgA deficientes.
2.4.2.- Indicaciones:
- anemia con anticuerpos antileucocitarios
2.5.- NEOCITOS:
Los neocitos son hematíes relativamente jóvenes, que se consideran especialmente aptos para
realizar transfusiones a pacientes afectos de talasemia mayor y otras enfermedades que
requieran transfusiones periódicas que pueden inducir el desarrollo de una hemocromatosis.
En el proceso de envejecimiento los hematíes depositan hierro en los depósitos tisulares a
razón de 1,08 mg de hierro por mL de hematíes. Los hematíes transfundidos tienen en teoría
un promedio de vida de 60 días, pero en la práctica sobreviven generalmente durante menos
tiempo. El aislamiento y posterior transfusión de hematíes con un promedio de vida de 30 días
y unas probabilidades de supervivencia de 90 días, podría reducir a la mitad la frecuencia de
las transfusiones periódicas que reciben un paciente y la cantidad de hierro depositado en los
tejidos.
2.6.1.- Definición:
2.6.2.- Indicaciones:
- autotransfusión
Durante los últimos años los hospitales han experimentado un significativo aumento en el uso
de concentrados de plaquetas, especialmente debido al soporte de tratamientos oncológicos y
al aumento que han experimentado los trasplantes de órganos.
2.7.1.- Contenido:
2.7.2.- Conservación:
Según la bolsa de plástico utilizada las plaquetas son viables durante 5 días o más si se
mantienen a 22º C sometidas a una agitación horizontal constante.
2.7.3.- Dosis:
2.7.4.- Indicaciones:
a. USO PROFILÁCTICO: Gmür et al. Aconsejan mantener a los enfermos por encima de:
4. En enfermos que van a ser sometidos a procesos invasivos: para realizarlas en condiciones
de seguridad se plantea a menudo el problema del nivel mínimo aconsejable. En general se
recomienda:
- una cifra plaquetaria mínima de 40-50.000/mL para acometer estos procedimientos, sobre
todo cuando se trata de acceder a zonas no visualizables, inflamadas, muy vascularizadas o con
presiones altas. Bishop et al aconseja llegar al acto operatorio con una cifra trombocitaria
superior a 50.000(mL y en los 3 días siguientes mantener un recuento de plaquetas superior a
30 ó 40 x 109/mL
Junto con el agua y los electrolitos, el plasma contiene proteínas (albúmina, globulinas y
factores de la coagulación), siendo adecuado para la reposición de estos factores. La mayoría
de los factores de la coagulación son estables a temperatura de refrigeración, excepto el VIII y,
en menor grado, el V. Para mantener niveles adecuados de los factores V y VIII debe
conservarse el plasma congelado. Generalmente el plasma se obtiene a partir de sangre total
durante la preparación de otros componentes como CH y plaquetas.
2.8.1.1.- Definición:
Si se almacena a -30º C (mejor que a -18º C) el PFC tiene un periodo de caducidad de 12 meses.
Pasado este tiempo, el nivel de Factor VIII puede haber disminuido en algunas unidades de tal
manera que el plasma ya no sea óptimo para el tratamiento de pacientes con esta deficiencia.
Si el PFC no se utiliza en el plazo de un año, debe considerarse a partir de entonces y
etiquetarse como PLASMA. El plasma con esta nueva denominación tiene 4 años más de vida
útil si se conserva a -18º C o menos.
2.8.1.2.- Indicaciones:
La Conferencia Consenso sobre el Plasma ha delimitado claramente las indicaciones del PFC,
clasificándolas en diversos grupos según la fortaleza de la indicación.
1. Pacientes que reciben una transfusión masiva (reposición de un volumen igual o superior a
su volemia en menos de 24 horas)
2. Trasplante hepático.
8. Cirugía cardíaca con circulación extracorpórea siempre que se hayan descartado otros
motivos de hemorragia (trombocitopenia...)
2. en la reposición de la volemia.
- alimentación parenteral
11. Ajuste del hematocrito de los concentrados de hematíes que van a ser transfundidos a los
RN.
- transmisión de agentes infecciosos, fundamentalmente VHC, VHB, VIH, y otros virus a pesar
de las medidas de detección previas a la transfusión.
- sobrecarga de volemia
- Reacciones alérgicas, urticariformes y anafilácticas.
- aloinmunización eritrocitaria.
2.9.- CRIOPRECIPITADO:
2.9.1.- Definición:
Es la parte insoluble en frio del plasma que resulta de la descongelación entre 1 y 6º C del PFC.
2.9.2.- Contenido:
Contiene un 50% del Factor VIII, un 20-40% del fibrinógeno y un 30% del factor XIII que
estaban presente originalmente en el PFC.
Contiene tanto factor VIII:C como Factor de Von Willebrand. Los standars establecen que al
menos el 75% de las bolsas de crioprecipitado deben contener un mínimo de 80 UI de factor
VIII. Cada unidad contiene una cantidad variable de fibrinógeno, normalmente 100-350 mg.
2.9.3.- Duración:
Congelado a -40º C tiene una duración de 1 año, pero una vez descongelado debe usarse antes
de las 4 horas.
2.9.4.- Indicaciones:
Su efecto es restaurar el Factor VIII y/o el fibrinógeno (factor I), siendo por tanto sus
principales indicaciones la Enfermedad de Von Willebran y la hipofibrinogenemia. Aunque en
estas enfermedades puede utilizarse el PFC como tratamiento de reposición temporal, es más
apropiado el crioprecipitado debido a su menor volumen (25-30 mL).
También pueden ser usados en la hemofilia A (déficit congénito factor VIII) y en el déficit
congénito de factor XIII aunque en estas entidades son más eficaces los concentrados de
factores específicos.
2.9.5.- Dosis:
La dosis a administrar dependerá del volumen sanguíneo del receptor y de su situación clínica.
De forma orientativa puede indicarse 1 bolsa de crioprecipitado por cada 6-7 Kg de peso.
* Preparados de origen plasmático de alta pureza (<10 UI/mg de proteína): Beriate-P, Fanhdi,
Hemofil M, Monoclate-P.
De elección en el tratamiento de la hemofilia A, si bien en los hemofílicos VIH negativos la
tendencia actual es la administración de preparados recombinantes.
El tratamiento se debe iniciar con una dosis de 50-100 UI/Kg, con dosis subsecuentes
dependiendo de la respuesta.
* Producto: Haemate P
Pueden usarse preparados plasmáticos que junto al FIX contienen otros factores del complejo
protrombínico (FII, FVII, FX), o concentrados de FIX de alta pureza obtenidos por
procedimientos cromatográficos.
Tanto los CCP como los de FIX ejercen un efecto hemostático satisfactorio, si bien estos
últimos tienen menor capacidad de generar un estado trombofílico. Aunque la posible
aparición de trombosis relacionada con la administración de de CCP no es una complicación
frecuente que contraindique éstos de manera general, se recomienda el uso de Concentrados
de FIX en las siguientes situaciones:
Durante las dos últimas décadas los CCPA han sido el sostén principal del tratamiento de
episodios hemorrágicos en hemofílicos con inhibidores de los factores VIII o IX. Su mecanismo
de acción se basa en la llamada "actividad Bypass del inhibidor", es decir, la coagulación se
induce en el punto en el que el FVIII no es necesario (el factor VIIa contenido en el preparado
activaría al FX sin requerir al FVIII).
Dosis:
+ Hemorragia severa-mediana: 100 UI/Kg/6 horas (2 dosis), continuar con 50 UI/Kg/12 horas
valorando la respuesta a las 24 horas.
El encargado de realizar la transfusión debe permanecer con el paciente durante los primeros
minutos después de empezar esta. Problemas catastróficos como las reacciones anafilácticas o
hemólisis masiva provocada por incompatibilidad ABO se manifiestan, generalmente, después
de que un volumen de sangre muy pequeño haya entrado en la circulación del paciente.
Cuanto antes se detecten estas reacciones, antes se podrá dejar de transfundir la sangre e
iniciar el tratamiento. Si no se observa ningún problema durante los primeros 5-15 minutos,
disminuye drásticamente el riesgo de que surjan complicaciones que pongan en peligro la vida
del paciente, si bien la posibilidad de que se produzcan reacciones adversas sigue existiendo
durante todo el proceso e incluso después. El personal encargado del cuidado del paciente
debe observarlo con frecuencia durante la transfusión.
3.4.4.-Velocidad de infusión:
La velocidad de infusión adecuada varía en función del volumen de sangre del paciente, su
estado hemodinámico, y el estado cardíaco. En una transfusión rápida los aparatos de presión
externa hacen posible administrar una unidad de sangre en pocos minutos. Estos aparatos
deben utilizarse sólo con agujas de gran calibre, y deben estar equipados con un indicador de
presión, no ascendiendo los 300 Torr. Los manguitos de los esfigmomanómetros no son
recomendables porque no ejercen una presión uniforme sobre todas las partes de la bolsas y
esto puede hacer que se rompan.
Aunque no existe una regla definida respecto al tiempo máximo que debe durar una
transfusión, la mayoría de los hematólogos estiman que la transfusión de una unidad de
sangre o componentes no debe durar más de 4 horas.
Si la sangre fluye más lentamente de lo que se desea, es posible que el filtro o la aguja estén
obstruidos o, sencillamente, que el componente sea demasiado viscoso. Los pasos a seguir
para conocer las causas del problema y solucionarlo son los siguientes:
3. examinar el filtro del equipo de infusión para comprobar si contiene demasiados residuos.
Estos efectos analizados por la relación temporal con el acto transfusional se pueden dividir en
INMEDIATOS (aquellos que se presentan durante o inmediatamente posterior al mismo,
incluso hasta 24 horas) y en RETARDADOS (suceden pasado un tiempo desde la transfusión).
Tabla 3
EFECTOS INMEDIATOS
A - INMUNOLOGICOS
1. REACCION HEMOLITICA TRANSFUSIONAL AGUDA
2. REACCION FEBRIL NO HEMOLITICA
3. ANAFILAXIA Y URTICARIA
4. EDEMA PULMONAR NO CARDIOGENICO
B - NO INMUNOLOGICOS
1. REACCION FEBRIL DE CAUSA NO INMUNE (bacteriana,
sustancias)
2. SOBRECARGA CIRCULATORIA
3. HEMOLISIS NO INMUNE
EFECTOS RETARDADOS
C - INMUNOLOGICOS
1. REACCION HEMOLITICA TRANSFUSIONAL RETARDADA
2. ENFERMEDAD INJERTO CONTRA HUESPED
3. PURPURA POSTRANFUSIONAL
4. ALOINMUNIZACION A Ags (Eritrocitarios, leucocitarios,
plaquetarios -refractariedad plaquetaria-, o proteinas
plasmáticas)
D - NO INMUNOLOGICOS
1. SOBRECARGA DE HIERRO
2. TRANSMISION DE GERMENES
1.- Detener inmediatamente la transfusión para limitar la cantidad de sangre infundida. Avisar
al médico responsable.
3.- A la cabecera del enfermo, comprobar todas las etiquetas, formularios e identificación del
paciente para determinar si este ha recibido el componente previsto.
5.- Enviar las muestras de sangre necesarias, extraídas cuidadosamente para evitar la hemólisis
mecánica, al banco de sangre lo antes posible, junto con la bolsa de sangre interrumpida, el
equipo de administración sin la aguja i.v., las soluciones i.v. conectadas y todos los formularios
y etiquetas.
6.- Enviar otras muestras de sangre para estudiar la hemolisis aguda según las indicaciones del
director del banco de sangre o el médico del paciente.
1.- Repetir las pruebas ABO y Rh en la muestra pre-transfusional del paciente y en sangre de la
unidad o de un segmento conectado. Analizar los sistemas ABO y Rh en la muestra post-
transfusional; un patrón mixto con lectura microscópica sugiere la presencia de hematíes de
donante incompatibles.
2.- Repetir las pruebas de compatibilidad incluyendo una fase de antiglobulina, analizando los
sueros de la muestra pre-transfusional y post-transfusional frente a una muestra de hematíes
de la bolsa o un segmento de la misma.
Si los resultados son incompatibles tanto con la muestra pre-transfusional como con la post-
transfusional, se produjo un error durante los análisis pre-transfusionales. La muestra de
donante utilizada para las pruebas de compatibilidad pudo haberse extraído de una unidad
distinta o se leyó incorrectamente como negativo el escrutinio de anticuerpos del paciente.
Siempre que sea posible, deben repetirse las pruebas de compatibilidad frente a hematíes del
segmento utilizado en las pruebas de compatibilidad inicial. Si el resultado es incompatible con
la muestra posttransfusional pero compatible con la muestra pre-transfusional, sospechar una
respuesta anamnésica a anticuerpos. Esto es lo mas probable si se ha producido la reacción, o
si la muestra post-transfusional se extrajo, varios días después de la transfusión. Si solo ha
transcurrido un corto periodo de tiempo desde la transfusión, comprobar la historia de
transfusiones previas del paciente. Es posible que se haya desarrollado un anticuerpo contra
los hematíes transfundidos en los pocos días anteriores. Menos probablemente, el anticuerpo
puede haber estado presente en el componente sanguíneo transfundido.
Si ambas pruebas cruzadas son compatibles y hay razones clínicas poderosas para pensar en
una reacción hemolítica inmune aguda, son necesarios nuevos análisis. Comprobar los
registros y la realización de las pruebas de compatibilidad originales.
3.- Repetir las pruebas de detección de anticuerpos en las muestras pre-transfusional y post-
transfusional y en la sangre del donante. Si cualquiera de las pruebas es positiva, identificar el
anticuerpo . Analizar en las unidades del donante la presencia del antígeno correspondiente. Si
la muestra pretransfusional del paciente o la sangre del donante presentan un anticuerpo
irregular no detectado anteriormente, buscar en los registros para comprobar cómo se
produjo la discrepancia. Si la sangre del donante presentaba un anticuerpo anteriormente no
detectado, realizar prueba cruzada menor con la muestra pretransfusional del paciente o tipar
el antígeno sospechado en el paciente. Si la muestra post-transfusional presenta un anticuerpo
no presente antes de la transfusión, sospechar una reacción anamnesia o la administración
pasiva del anticuerpo en un componente transfundido recientemente.
b) Examinar un frotis de sangre tenido con gram o naranja de acridina, que tiñe el ADN
bacteriano.1
2.- Examinar el plasma sobrenadante de la unidad de sangre para detectar hemoglobina libre.
Si se encuentra presente, la unidad puede haber sufrido daños por temperaturas incorrectas
durante el envío o almacenamiento o en el momento de la administración, por la inyección de
fármacos o soluciones hipotonicas o por contaminación bacteriana.
3.- Examinar la sangre que queda en los tubos de administración para detectar hemoglobina
libre.
5.- Considerar la posibilidad de hemolisis mecánica. La lisis mecánica de los hematíes puede
producirse al utilizar bombas peristalticas como las que se emplean en cirugía cardiaca,
bombas de infusión a presión, manguitos de presión o agujas de calibre estrecho .
Para seguir el estado del paciente cuando se demuestra o hay sospecha de hemolisis:
Si las pruebas rutinarias no son informativas y continuas sospechándose una hemolisis inmune:
4.- Tipificar los hematíes del receptor y la unidad sospechosa para identificar antígenos
presentes en el donante y ausentes en el receptor, y examinar la sangre posttransfusional del
paciente para buscar la presencia de hematíes que tengan esos antígenos.
La muestra del receptor tiene que ser una muestra pre-transfusional que contenga sólo
hematíes del paciente. Esto puede ser difícil si el paciente ha recibido transfusiones en las
semanas previas. Para las técnicas que permiten obtener hematies autólogos reales a partir de
una paciente transfundido.
Si puede detectarse un antígeno presente en los hematies del donante y ausente de los del
receptor, su presencia o ausencia en las muestras post-transfusionales indica el grado de
supervivencia en la circulación de los hematies transfundidos.
6.- Se han documentado casos raros en los que se han producido reacciones hemoliticas post-
transfusionales en ausencia de cualquier aloanticuerpo detectable. En estos casos, pueden ser
útiles los estudios de supervivencia de los hematies para demostrar la destrucción rápida de
los hematies transfundidos o identificar el antígeno incompatible.7
La clínica está en relación con la activación del complemento que se produce y que lleva a la
formación de anafilotoxinas (C3a y C5a) con acción directa sobre el musculo liso y además
interactuan con células para liberar sustancias vasoactivas (tipo histamina). También parece
estar implicada la Interleukina-8 (liberada por los monocitos) que activa los neutrofilos y
aumenta la liberación de tromboplastinas con activación de fenómenos de coagulación
intravascular diseminada.
Los complejos Ag-Ac activan el factor XII (Hageman) y este a la bradikinina que produce
vasodilatacion arteriolar y aumento de la permeabilidad capilar con activación del sistema
nervioso simpático, liberación de noradrenalina y otras catecolaminas y vasoconstriccion de los
lechos renales, pulmonares e intestinales.
Todos estos mecanismos parecen estar abolidos por los anestésicos y son modificados por la
morfina, por ello en los anestesiados solo se puede detectar una reacción de estas
características por sangrado persistente (a pesar de la correcta reposición) y por hipotensión.
La clínica suele iniciarse con dolor en el sitio de venopunción y en su trayecto venoso, así como
desasosiego, intranquilidad, dolor subesternal y de espalda y también con dolor lumbar
característico, localizado en las fosas renales (con cantidades tan pequeñas como 5-10 ml de
sangre incompatible). La fiebre con/sin escalofríos es casi constante. Otras veces el primer
signo es una orina colurica (roja) con/sin dolor lumbar.
Con un nivel similar de Hemoglobina en plasma parece que la CID es mas severa tras hemolisis
por incompatibilidad de grupo, que por otras causas de hemolisis, pudiendo reflejar una
relación entre la actividad del complemento y el inicio de la coagulopatia (considerando que
solo se han descrito dos casos de coagulopatia severa por incompatibilidad, los dos ABO).
La causa mas frecuente de RHTA con hemólisis intravascular (Acs. líticos) es la incompatibilidad
AB0, en la que se transfunden hematies de grupo ABO distinto del receptor, en cuyo plasma
existen Acs frente a esos hematies. Según varias revisiones la frecuencia varia de 1/18.000
(Mayer) a l/268.000 actos transfusionales. La mortalidad se situa 1por cada millón de actos
transfusionales (CH).
La causa mas frecuente de RHTA por incompatibilidad ABO es la identificación incorrecta del
receptor y el lugar donde mas frecuentemente se produce es la mesa de operaciones. También
se han descrito casos por la transfusión de plaquetas y de medula ósea y por hemorragia
trasplacentaria.
La muerte de los enfermos se puede producir por la CID o por el fallo renal, hechos ambos que
se producen en diferente medida en todas las transfusiones incompatibles pero solo en
contados casos llevan al desenlace final.
Un dato que se suele encontrar en las RHTA por incompatibilidad ABO es la presencia de
eritrofagocitosis y marcada leucopenia por adherencia de los leucocitos (neutrofilos maduros y
monocitos) a los hematies.
Otra circunstancia que puede producir RHTA por incompatibilidad ABO se produce por la
transfusión de sangre o plasma con Acs (Anti-A o Anti-B) a un receptor con hematies A o B. En
estos casos la destrucción suele ser extravascular y se puede presentar :
1) con la transfusión de sangre total O a receptores de otros grupos ABO (por ello se determina
el titulo de aglutinina).
3) plasma O a donantes ABO, a veces no con la primera bolsa sino con las posteriores.
4) con grandes cantidades de plasma de donante múltiple, concentrados de factor VIII, IGIV,
concentrados de plaquetas con Anti-A, Anti-B.
5) sujetos de grupo A2 transfundido con sangre Al y luego con sangre '0" con potente Anti Al
que destruye los hematies A1 transfundidos.
La RHTA se pueden producir también por Acs que "in vitro" no son líticos o son lentamente
líticos. Son Acs eritrocitarios que no activan el complemento o solo lo hacen de forma parcial
(hasta C3b). En estos casos la hemolisis in vivo se produce por el SMF, pudiendo acompañarse
de hemoglobinemia. No existe sin embargo clínica derivada de la liberación de anafilotoxinas.
Anti .Jka y Anti .Jkb: La reacciones por Anti Jka se caracterizan por la dificultad en la detección
del Anticuerpo y por la presencia de hemoglobinuria.
Anti Lewis: Se han descrito sobre todo con Anti Lewis a con un aclaramiento muy lento por el
SMF en los que raramente se produce hemoglobinuria.
AloAcs Fríos: Solo producen hemolisis in vivo cuando son activos a 37°C. El rango térmico de
los AloAcs fríos aumenta de forma ocasional tras la transfusión y en raros casos ha sido la
causa de RHT retardada.
También es posible la hemolisis con hemoglobinuria por destrucción de hematies del donante
por Ac adquirido pasivamente y destrucción de hematies del receptor por Acs adquiridos
pasivamente.
3.5.3.1.2.- Diagnóstico
Los signos y síntomas iniciales que pueden producirse en una reacción transfusional hemolítica
son los relacionados en la Tabla IV . El signo inicial mas frecuente observado en los receptores
es la fiebre, frecuentemente acompañada por escalofríos sintomaticos.8 Las reacciones
pueden presentarse ya con cantidades tan pequeñas como 10-15 ml de sangre incompatible. El
inicio de la sintomatología puede ser sorprendentemente leve, como un malestar vago o dolor
de espalda. El primer signo observado por el paciente puede ser una orina roja, que puede
acompañarse de dolor lumbar o ser totalmente indoloro. La gravedad de los síntomas iniciales
esta normalmente en relación con la cantidad de sangre transfundida y puede presagiar la
gravedad de los problemas clínicos siguientes. En un receptor inconsciente o anestesiado, la
única manifestación de una reacción transfusional hemolítica puede ser una hemorragia en el
área quirúrgica (debida a coagulación intravascular diseminada), hipotensión o la presencia de
hemoglobinuria. Siempre que se sospeche una reacción transfusional hemolítica debe
detenerse inmediatamente la transfusión. No obstante, debe mantenerse la línea intravenosa
para las intervenciones terapéuticas que puedan ser necesarias.
El estudio de una posible reacción transfusional hemolítica debe empezar al lado del paciente
comprobando el nombre y numero hospitalario de la pulsera del paciente con los datos
correspondientes en la etiqueta o lengüeta de compatibilidad de la unidad. Como los errores
de identificación del paciente o la muestra de sangre pueden implicar a dos pacientes, es
imperativo determinar si algún otro paciente puede estar en peligro. Las muestras de sangre
post-transfusionales deben utilizarse para nuevas pruebas diagnósticas como referencia para
comparar con la evolución de hallazgos clínicos. Las pruebas de laboratorio que pueden ser
útiles para evaluar una hemólisis aguda han sido expuestas anteriormente y se resumen en la
Tabla 5
3.5.3.1.3.- Tratamiento
3.5.3.1.4.- Prevención
El inicio de una transfusión es un paso critico debido a que el transfusor es el ultimo que tiene
la oportunidad de evitar un error de identificación y el primero que puede detectar una
reacción transfusional. Los errores en la transfusión son especialmente probables si la
administración de transfusiones es una de las muchas responsabilidades asumidas por muchos
ATS, equipo de planta, estudiantes de medicina u otro personal sanitario. Si todas las
transfusiones son iniciadas por un equipo de infusión hospitalario puede tener ventajas
significativas de seguridad. En este sistema, las transfusiones son realizadas por relativamente
pocas personas, bien entrenadas y con relativamente pocas responsabilidades que los
distraigan.
La fiebre con o sin tiritona puede empezar al poco de iniciarse la transfusión o bien varias
horas después del inicio de la misma e incluso cuando ya ha finalizado. En las mas precoces
parece existir activación del complemento y se suelen acompañar de enrojecimiento y calor así
como de fenómenos de fibrinolisis. Durante el pico de la reacción febril puede haber nauseas,
cefaleas y dolor de espalda.
Suele ser mas frecuente en mujeres multiparas o en politransfundidos (las reacciones febriles
tras la transfusión no se ha conseguido relacionar con leucoaglutininas). En los niños pequeños
no se aprecia tiritona y la mayoría de ellos presentan aumento de temperatura (> 38.5°C) en
todas las transfusiones. Hay que sospecharla si presentan inapetencia por la comida, diarrea,
así como palidez y frialdad de la piel.
De todas las células blancas son los granulocitos y en menor medida los monocitos los
causantes de las reacciones transfusionales de tipo febril, estando implicados sobre todo dos
tipos de Acs. leucocitarios siendo los mas importantes los Ac Anti HLA (A,B,C) y los Acs.
específicos granulociticos.
Para conseguir extraer de los hemoderivados las células blancas causantes de estas reacciones
se pueden emplear distintos métodos:
2) Filtración, empleando para ello filtros de algodón o de lana, que consiguen extraer > 98 % de
los leucocitos y 90-95 % de las plaquetas.
3) Congelación en glicerol que se sigue de descongelación y lavado; con este método se extrae
98 % de los leucocitos, pero se pierde 10 % de los hematies.
También se han descrito reacciones frente a otros componentes del plasma como IgG. Las
reacciones pueden ser inmediatas por dos mecanismos posibles, por vía IV, con suficiente
cantidad de agregados y a través de la activación del complemento se liberan gran cantidad de
sustancias vasoactivas. También se puede deber a la presencia de activador de la precalicreina
en el preparado. Suelen presentarse en sujetos con hipogammaglobulinemia; también se han
descrito otras reacciones de tipo no
inmediato, con participación de mecanismos Ag-Ac y por acción sobre linfocitos (inhibición de
la maduración y activación de linfocitos T supresores).
En sujetos alérgicos a polen, leche, huevo,... la transfusión de suero se sigue casi siempre de
reacción urticarial moderada y lo mas probable es que se deba a Ig E Anti alergenos.
- Tratamiento y prevención
1) Detener la transfusión.
2) Mantener abierta la vía venosa con solución salina normal y tratar la hipotensión.
Los pacientes con déficit de IgA sensibilizados deben recibir transfusiones de componentes
sanguíneos que no tengan IgA.29.
La necesidad de hematies sólo puede suplirse utilizando hematies desglicerolizados o lavados a
fondo.30 Para los componentes que contienen plasma, serán necesarios donantes con déficit
de IgA.
Puede ser posible extraer y almacenar congelados hematies o plasma autólogos para los
pacientes que se sepa que sufren reacciones anafilácticas. Naturalmente, hay otras causas de
reacciones anafilácticas. Estas se han atribuido a anticuerpos contra antígenos plasmaticos
solubles o fármacos contenidos en los componentes sanguíneos transfundidos como la
penicilina.31 El tratamiento inmediato es el mismo que para las reacciones debidas a IgA, y la
prevención requiere la identificación del anticuerpo y evitar la exposición al antígeno.
3.5.3.4.1.- Prevención
Al igual que con las reacciones transfusionales agudas, debe detenerse inmediatamente la
transfusión. El tratamiento incluye esteroides intravenosos y soporte ventilatorio según
necesidades. Si se requieren nuevas transfusiones, los hematies lavados pueden prevenir estas
reacciones. Si la reacción estaba producida por un anticuerpo en la unidad, pueden
administrarse nuevas transfusiones con las técnicas rutinarias. Los donantes en cuya sangre se
hayan detectado leucoaglutininas al iniciar pruebas especificas después de la sospecha de una
reacción transfusional deben restringir sus donaciones futuras a hematies lavados o
congelados.
La contaminación de la sangre con bacterias vivas es muy rara, ya que el uso de bolsas de
plástico con bolsas satélites hace posible usar un sistema prácticamente cerrado y la
introducción de dispositivos estériles ha incrementado la seguridad de los componentes
sanguíneos. Además el almacenamiento a 4ºC +/- 2°C inhibe el crecimiento de la mayoría de
los contaminantes mas frecuentes. Por otra parte el crecimiento bacteriano esta inhibido por
la actividad bactericida de la sangre.
Los organismos que habitualmente se aíslan de unidades de sangre total son Pseudomonaceas,
Coliformes y Acromobacters (BGN) y también Flavobacterias y mas raramente BGP. Los
organismos aislados son sobre todo BGN capaces de usar citrato, siendo incluso capaces de
coagular el contenido de la bolsa. La sangre contaminada por bacterias no tiene porque estar
hemolizada. También hay organismos que crecen en sangre almacenada (psicrofilicos), como
Yersinia.
A menos que las unidades estén muy contaminadas el examen microscópico de las mismas no
es un método valido de detección. El cultivo de las unidades es mas eficaz para detectar
contaminación. Se ha intentado añadir antibióticos a la sangre almacenada pero no ha
prosperado por varias razones:
1) Los antibióticos no pueden pasar por el autoclave y si se introducen después pueden ser una
fuente de contaminación.
Los hemoderivados que son preparados por algún sistema abierto (hematies descongelados
tras almacenado en estado congelado con glicerol y posterior lavado deben ser refrigerados y
desechados si no se usan en 24 horas.
La transfusión de sangre contaminada por bacterias puede producir colapso inmediato que se
sigue de shock e hiperpirexia, frecuentes fenómenos hemorrágicos por CID. Los signos suelen
ser fiebre, tiritona, vómitos, taquicardia e hipotensión, sobre todo durante la transfusión, pero
a veces aparece unas horas mas tarde. En algunos casos, como con Pseudomona cepacia, se
desarrolla septicemia o infección varios días o semanas tras la transfusión.
Las unidades de plaquetas almacenadas a 20-24°C han causado sepsis bacterianas fatales
cuando han sido contaminadas por microorganismos gram (-) o (+) como Estafilococo,
Estreptococo, especies de Serratia, Flavobacteria y Salmonella. La contaminación ocurre sobre
todo tras almacenaje de plaquetas a temperatura ambiente.
Crioprecipitados y PFC pueden llegar a contaminarse por Ps. cepacia y Aeurignosa durante la
descongelación en baños contaminados.
Se debe detener la transfusión, observar la bolsa para ver si hay coágulos de color púrpura o
hemolisis y hacer una tinción de GRAM que si es positiva confirma la contaminación, pero que
si es negativa no la excluye.
Si hay sangre en la bolsa debe ser cultivadas 4°C y a 20ºC en medio de cultivo apropiado. Un
cultivo negativo excluye la posibilidad de que la sangre este intensamente contaminada al
momento de la transfusión. Un cultivo positivo no determina si la contaminación fue antes o
después de la transfusión o en el mismo estudio.
Si se produce la muerte del receptor se debe tomar una muestra para cultivo.
2.-Glucosa 5 %
Si la sangre al ser transfundida pasa por una vía con suero glucosado al 5 % se produce lisis de
los hematies. También se produce hemolisis por entrada de agua en el torrente sanguíneo.
El momento de máxima hemolisis ocurre entre el 4° y 13° día tras la transfusión, aunque los
signos de hemólisis son mas frecuentes tras el 7° día. Si aparecen en 24-48 horas se suele
deber a que el paciente ha sido transfundido durante el desarrollo de una respuesta
secundaria a una transfusión administrada en los días previos. En esplenectomizados se han
llegado a describir reacciones retardadas a las tres semanas.
Se pueden dar combinadas RHTA y RHTR, por la presencia de anticuerpos a títulos bajos en el
suero que producen hemolisis suave inmediata y una reacción tardía por aumento de Acs en
suero (respuesta secundaria).
La ictericia suele aparecer tras 5-7 (hasta 10) días de la transfusión. La presencia de
hemoglobinuria no es rara y se asocia con anticuerpos con muchas especificidades diferentes.
En los casos que aparece suele hacerlo a los 7-9 días de la transfusión. Se puede llegar al fallo
renal, aunque solo de forma ocasional, y en muchas ocasiones este puede estar causado por la
patología de base.
3.5.4.4.1.- Hallazgos serológicos y hematológicos de RHTR:
El Test de Coombs Directo (TCD) se hace positivo a los pocos días postransfusionales y se
negativiza cuando los hematies se han eliminado . Algunos casos de RHTR se pueden evitar con
una mejoría de los tests pretransfusionales (aumentando la sensibilidad), sin embargo en la
mayoría no se detectan Acs en las pruebas pretransfusionales.
En algunos casos el TCD (+) permanece positivo de forma persistente , incluso cuando se han
depurado los hematies de la transfusión, es decir con los propios hematies. No se sabe con
certeza la causa de este hecho, pero parece que puede influir el desarrollo de crioaglutininas
que se presentan con la aloinmunización.
La frecuencia real de las RHTR es difícil de precisar, ya que aunque la presencia de un nuevo Ac
se puede objetivar a veces es muy difícil determinar que existe una destrucción acelerada de
los hematies. A veces hay destrucción acelerada de hematies muy leve sin que exista ningún
signo que lo demuestre. Para estos casos algunos autores han acunado el termino de Reacción
Serológica Transfusional Retardada (RSTR).
Se produce cuando los linfocitos T (o sus precursores) del injerto alogénico han prendido y
reconocen a los tejidos del huésped como extrañas (en función de la histocompatibilidad)
iniciando un ataque contra los mismos.
Clínicamente se caracteriza por fiebre, rash cutáneo del tipo de erupción maculopapular
eritematosa central que se extiende y que puede progresar a eritrodermia generalizada con
bullas.
También aparece nauseas, vómitos, diarrea acuosa y/o sanguinolenta, alteración de la función
hepática, linfadenopatia y pancitopenia por aplasia. Se pueden encontrar cambios típicos en
ganglios y bazo.
Las circunstancias en las que se presenta con mas frecuencia son en el TMO y asociada a la
transfusión.
La frecuencia real suele estar infravalorada porque se suele presentar en pacientes muy
enfermos, cuyos síntomas se suelen atribuir a la enfermedad de base, a infección intercurrente
o a reacción severa frente drogas.
Irradiación del producto a una dosis de 1.500 rad (15 Gy) antes de la transfusión (dosis
suficiente para abolir los linfocitos de los cultivos mixtos linfocitarios. Para dañar los hematies
se necesitan 35.000 rad (350 Gy).
El caso mas frecuente es un paciente PA-1 (a-) con anti PA1a en su plasma durante la
trombocitopenia. También se han descrito antiPA-lb, anti-PA-3a, anti-PA-3b, anti PA 4b, anti PA
5b.
El mecanismo de destrucción de las plaquetas propias es desconocido. Se piensa que los Ag.
PA-1a forman complejos con Acs anti PA-1a y que esos inmunocomplejos se pegan a las
plaquetas PA-l(a-) siendo entonces fagocitada por las células del SMF. Para explicar la
adherencia de los ICs a la plaquetas se ha sugerido que, fragmentos de plaquetas PA-1a con
GPIIb/GPIIIa se pueden adherir a través de estas ultimas moléculas a las GPIIb/GPIIIa de las
plaqueta propias. Si en el fragmento unido existe IgG el conjunto puede ser fagocitado por el
SMF.
Otra explicación posible para la PTP es la formación de autoanticuerpos como resultado de una
respuesta inmune secundaria a los aloantigenos.
3.5.4.3.2.-Tratamiento de la PTP:
Esteroides (Prednisona 1-3 mg/Kg./día). No se consigue una gran mejoría aunque en algunos
casos hay una moderada recuperación de la cifra de plaquetas.
Las circunstancias clínicas de una baja efectividad plaquetaria son fiebre alta, infección, sepsis,
hemorragia activa, esplenomegalia, fármacos (anfotericina B, citostaticos,...), CID y
enfermedad venooclusiva hepática. Una vez descartadas todas estas la refractariedad inmune
se reduce a un 40-60 % de los casos de refractariedad.
En las plaquetas hay diferentes Ags, HLA (solo de clase A, B y pocos C), aloantigenos específicos
plaquetarios y otros de grupo sanguíneo. La refractariedad se debe fundamentalmente a HLA-
B (50-70 %) y en ocasiones contra Ags plaquetarios específicos (25 %).
Aunque no existen pruebas claras de cual es el soporte idóneo para prevenir de forma efectiva
la aloinmunizacion, se están intentando distintos métodos:
4) uso de productos radiados con rayos WA-B, que parecen inhibir la capacidad antigenica de
los Ac. plaquetarios manteniendo el efecto de inmunosupresion.
Un litro de sangre contiene 500 mg de hierro mientras que la excreción diaria es solo de
aproximadamente 1 mg. De modo que el efecto de múltiples transfusiones sin perdidas
incrementadas es la acumulación de hierro en el organismo.
De forma ideal la sangre para transfusión debería testarse para aquellos agentes que son
prevaleces en una población dada y que al transmitirse pueden causar enfermedad seria en el
receptor.
Los tests de screening de donaciones empleados en la actualidad son validos para la mayoría
de las infecciones capaces de causar morbilidad en los receptores. Sin embargo la mayoría de
ellos no detectan todas las infecciones de los donantes. La posibilidad de llegar a ser portador
de un agente varia ampliamente en las diferentes poblaciones y el riesgo de transmitir el
agente en cuestión puede disminuir con la selección apropiada de donantes (en esta
circunstancia se basa el criterio de autoexclusion para determinados grupos de riesgo).
Los agentes que son intracelulares estrictos pueden ser transmitidos por todos los
hemoderivados excepto por el plasma libre de células. Los agentes libres en plasma (ej: VHB)
pueden ser transmitidos por el plasma libre de células y por fracciones plasmaticas. Algunos
agentes (CMV, HTLV,) son transmitidos con mas facilidad por componentes sanguíneos frescos
o relativamente frescos, pero otros (VHB, VIH) son muy estables en productos almacenados e
incluso congelados.
Los efectos que producen se pueden considerar como la mas grave complicación intrínseca a la
transfusión.
El escrutinio del VHB garantiza la no transmisión por transfusión del VHD (agente delta), ya que
este necesita al virus B para su replicación. Su potencial patogenicidad también se produce
cuando se transfunde a portadores de VHB.
3.5.4.7.2.- Retrovirus
Son agentes que poseen envoltura glicoproteica y que codifican su información genética en
forma de RNA de cadena única.
Para replicarse en el genoma humano necesitan de una enzima virica, la transcriptasa inversa.
Hay 5 retrovirus identificados, 3 de ellos (HTLV I, II y V) transforman la célula que colonizan,
mientras que los otros dos (VIH 1 y 2) la destruyen.
VIH-1: (Agente causal del SIDA). Actualmente existen pruebas de sensibilidad y especificidad
suficientes para detectar Acs en fases de seroconversion tempranas: para los EIA
convencionales aproximadamente entre 2 y 6 semanas de la infección (32 días), para el Ag.
p24 VIH-1 a los 28 días y para el genoma virico con técnicas de PCR a los 20-22 días. Se estima
que el riesgo actual de transmisión es inferior a 1 de cada 150.000-300.000 unidades
transfundidas (por la existencia del periodo ventana).
VIH-2: Se describió en 1986 y parece el agente causante del SIDA prevalente en África
Occidental. Con los métodos del VIH-1 se detectan hasta el 90 % de los Acs dirigidos contra el
VIH-2. A pesar de una prevalencia muy baja en áreas no endémicas con un riesgo estimado de
3 unidades infectadas por cada 10 millones de donaciones, actualmente se han
desarrollado pruebas que permiten la detección simultánea de Acs anti-VIH 1+2 cuya
utilización se generalizara en el escrutinio de donantes.
HTLV-I: (primer retrovirus descrito en 1.977). Se asocia con la leucemia o linfoma de células T
del adulto, con la paraparesia espastica tropical y con ciertas mielopatias. Es endémico en
Japón, Caribe y en ciertas zonas de África. En Europa tiene una tasa de prevalencia inferior al
0.01 % en donantes de sangre. Es un agente intracelular transmitido por productos celulares
sanguíneos infectados pero no a través del plasma. El riesgo de transmisión disminuye con el
almacenamiento de la sangre a 4°C, considerándose erradicada a partir de los 14 días. Solo hay
un porcentaje de seroconversiones del 12-25 % en los receptores de donantes positivos. y solo
un pequeño porcentaje desarrolla la enfermedad. En zonas no endémicas no ha sido posible
establecer relación entre seropositividad y enfermedad. Se cree que 1 de cada 50.000
donantes podría transmitir el virus.
Es un virus que permanece latente en los leucocitos de las personas seropositivas, por lo que
es posible su transmisión a receptores seronegativos, en los que produce una infección
primaria; también se describen reinfecciones y reactivaciones viricas en receptores
seropositivos inmunodeprimidos. Por lo tanto todos los hemoderivados contaminados con
leucocitos el CMV puede ser una causa de mortalidad y morbilidad al ser transfundidos a
receptores inmunocomprometidos (prematuros, trasplantados y pacientes oncologicos) que se
manifiesta como un síndrome febril mononucleosico, neumonitis, hepatitis, retinitis o
enfermedad diseminada.
El virus sufre desactivación de forma rápida en sangre conservada a 4°C. Se calcula que el 1-3.5
% de los donantes seropositivos son capaces de transmitir el virus y la seroprevalencia esta
directamente relacionada con la edad e inversamente con el estatus socioeconómico.
En la actualidad los pacientes que requieren un soporte transfusional con sangre procedente
de donantes seronegativos son niños pretérmino seronegativos con reducido peso (< 1.200 gr)
y pacientes trasplantados seronegativos receptores de órganos o tejidos procedentes de
donantes seronegativos.
La prevalencia de Acs en la población de donantes es del 90%, sin embargo pocos receptores
son infectados, quizás por la alta prevalencia de la infección en la población adulta lo que
implica que la mayoría de los receptores son inmunes y poseen Acs anti VEB neutralizantes.
También hay que tener en cuenta que al transfundir linfocitos infectados, con ellos van
anticuerpos neutralizantes lo que confiere inmunidad pasiva transitoria durante la cual se
depuran los linfocitos B transfundidos.
1) cuando el donante esta incubando una mononucleosis infecciosa (5-7 semanas) y es el único
donante para un receptor seronegativo.
2) cuando un receptor seronegativo es transfundido con sangre que posee el virus y unos
títulos de anticuerpo neutralizante muy bajos que no llegan a proteger al receptor.
3) cuando el receptor tiene un defecto en los linfocitos T que permite la supervivencia de los
linfocitos B infectados del donante.
Actualmente es obligatoria la prueba de detección de Acs bien reagínicos, RPR o VDRL, o bien
especificostreponemicos. Su mantenimiento se basa en ser un marcador indirecto valido para
detectar a personas con practicas de riesgo para contraer infecciones viricas por vía sexual y
transmitirlas por transfusión. Solo existe riesgo de transmisión por la sangre extraída de
donantes en fase de espiroquetemia y que es rápidamente transfundida o cuya conservación
se realiza a temperatura ambiente.
Los pacientes sobre los que se han desarrollado transfusiones masivas han observado unos
índices de mortalidad mayores entre el 31 y el 50%. La mortalidad se encuentra más
relacionada con la seriedad o la gravedad de la herida o enfermedad que requiere de la
transfusión masiva, que con las reacciones adversas de la transfusión de sangre. Puede resultar
difícil en una
urgencia, en una situación compleja, el distinguir entre los factores directamente atribuibles a
una rápida transfusión de sangre , o aquellos que acompañan a la hemorragia y al shock. La
mayoría de los datos relativos a estos casos provienen predominantemente de personas
jóvenes , previamente sanas, personal militar o pacientes con heridas que se presentan en los
centros de traumatología.
El análisis subraya que el subgrupo de pacientes con infección, cirrosis, aneurismas de aorta, y
pancreatitis tienen una mortalidad del 72% en contraste con el 36% de mortalidad de los
pacientes que no tienen esos problemas. Pacientes internados en cuidados intensivos
desafortunadamente corresponden a este ultimo grupo más que al anterior.
La Trombocitopenia parece ser un hallazgo más consistente en los pacientes que reciben
transfusiones masivas, y del recuento de plaquetas está inversamente relacionado con la
cantidad de sangre transfundida. Además, los defectos cualitativos en las funciones de
plaquetas han sido observados durante y después de transfusiones masivas, y la mayoría de
los pacientes han sufrido un periodo de hemorragia prolongados. La terapia con plaquetas
debería ser dirigida a la situación individual, teniendo en cuenta tales factores como la
presencia o ausencia de hemorragias, recuento de plaquetas, y los subyacentes desordenes
hematológicos que impedirían un rápido restablecimiento del nivel adecuado de plaquetas.
Dado que la administración profiláctica de plaquetas ni modifica las anormalidades corregidas
de laboratorio ni previene las hemorragias microvasculares en dos estudios recientes, su uso
como parte de un esquema standard no parece prudente.
Las soluciones de sangre conservadas contienen un exceso de citrato que anticoagulan los
componentes de la sangre uniéndose al calcio ionizado. Aproximadamente entre 1.8 y 1.9 gr.
de citrato/ácido cítrico esta presente en cada unidad de sangre. Si se procesa según sus
componentes, la mayor parte del citrato permanece en el plasma. El citrato viene
metabolizado por el ácido
tricarboxílico o por el ciclo de Krebs, en principio en el hígado. Cuando la función del hígado es
normal, el metabolismo del citrato es muy rápido, y los niveles de circulación del citrato
dependen de la tasa de administración antes que de la cantidad total infundida. En líneas
generales, un adulto normal puede metabolizar la carga de citrato de una unidad simple de
sangre en cinco minutos. Aquellos pacientes con enfermedades de hígado, sin embargo, y en
particular, si son hipotensos, muestran un incremento en el nivel de citrato de suero/suero de
citrato que viene asociado con un descenso sustancial en el calcio ionizado calculado cuando la
total administración de sangre excede una unidad cada 15 minutos . El aumento de citrato de
suero se ha observado también en un paciente hipotérmico con funciones hepáticas normales,
lo cual sugiere que una disminución de la temperatura del cuerpo reduce el metabolismo del
citrato.
Durante transfusiones masivas en adultos, la sangre no suele ser administrada a niveles que
pudieran conllevar niveles de potasio peligrosos. Después de una transfusión, los niveles de
potasio vienen determinados en gran parte por el estado subyacente de ácido-base del
paciente. Debido a que la alcalosis metabólica es bastante corriente, también puede darse la
hipokalemia. La hipokalemia transitoria en pacientes que han experimentado transfusiones
masivas ha sido recientemente atribuida al contenido de potasio en sangre almacenada. Dado
que la interacción de estados ácido-base anormales niveles de potasio y niveles de calcio
ionizado es potencialmente fatal, los niveles de potasio deberían estar sometidos a un
estrecho seguimiento y ajustados en pacientes que hayan sufrido transfusiones masivas,
especialmente aquellos con enfermedades renales o cardíacas subyacentes.
3.5.5.1.5.- Hipotermia.
Otros riesgos de administrar sangre almacenada supone antes una propiedad física que
química. La temperatura de los glóbulos rojos almacenados es aproximadamente de unos 4º C,
y hace que la sangre tarde entre 30-45 min. en alcanzar la temperatura ambiente después de
ser sacada del frigorífico. La hipotermia es una consecuencia conocida de la rápida
administración de componentes sanguíneos refrigerados, y aumenta muchos de los otros
efectos nocivos de las transfusiones sanguíneas. Se ha observado que la temperatura corporal
disminuye a 30ºC o más cuando grandes cantidades de sangre fría se
transfunde entre 1-2 h.. Entre las consecuencias de la hipotermia se pueden incluir un
desplazamiento hacia a la izquierda de la curva de disociación de la hemoglobina, un
incremento de la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno, una disminución de la capacidad
para metabolizar el citrato, una disminución del gasto cardíaco, arritmias cardíacas y DIC .
Los pacientes que están sometidos a transfusiones masivas o rápidas deberían recibir sangre
calentada cuando fuera posible. El calentamiento se puede conseguir a través de placas de
calor eléctricas que existen comercialmente, o bien a través de "baño de María
La sangre nunca debería ser calentada al baño María sin que haya un seguimiento o por otros
dispositivos porque la temperatura de elevación por encima de 40º pueden causar hemolisis.
Filtros de sangre estándar (170 mcm) hacen que desaparezcan los coágulos que se pueden
formar en componentes sanguíneos a pesar de la anticoagulación de citratos y que se usan
para todas las transfusiones de glóbulos rojos, plaquetas y plasma. Los filtros de
microagregados MAF (20-40mcm) hace que desaparezcan pequeños fragmentos de agregados
plaquetarios, leucocitos degenerados y fibrina que se forman en toda la sangre almacenada o
solamente en los concentrados de hematies, aunque estos filtros son por regla general
eficientes a la hora de hacer desaparecer estos microagregados la necesidad o beneficio clínico
de este procedimiento no ha sido establecido de una manera concluyente.
Tanto datos desde esta prospectiva como estudios aleatorios son limitados. Una evidencia
clínica y anatomopatologica más determinante de insuficiencia pulmonar fue hallada en
receptores de sangre no filtrada durante el curso de un estudio, pero los receptores eran lo
suficientemente distintos en otros factores de riesgo relativo al ARDS para hacer que una
interpretación de estos hallazgos fueran falsos. Varios investigadores no encontraron
diferencias significativas en la medidas pulmonares entre los receptores de sangre filtrada y no
filtrada. Parece cierto que el desarrollo del ADRS en pacientes que han recibido transfusiones
masivas tenga origen con mayor probabilidad de shock, sepsis y enfermedades torácicas
importantes que en la administración de sangre masiva. MAFs incrementan el coste de la
transfusión, pudiendo dificultar la rápida administración de sangre y no está demostrado que
beneficie a los pacientes que han recibido transfusiones masivas.
La transfusión es una medida paliativa útil solo cuando las condiciones hemodinamicas y la
anoxia amenazan la vida del paciente. La mayoría de los pacientes se pueden manejar con
reposo en cama y estricta vigilancia de su anemia; de esta forma pueden tolerar valores de
hemoglobina de 5 a 6 gr./dl durante varios días mientras se produce respuesta al tratamiento
esteroideo. Sin embargo, una minoría puede requerir de transfusiones por razones de su edad,
complicaciones cardiorrespiratorias, enfermedad cerebrovascular, desarrollo progresivo de
síntomas de anemia severa como angina, disnea, descompensacion cardiaca, isquemia
cerebral... Estos pacientes deben ser transfundidos con rapidez.
Los autoanticuerpos por si mismos pueden causar descenso de la supervivencia de las células
transfundidas. Aunque las reacciones transfusionales sintomáticas agudas ocurren
infrecuentemente, el riesgo es particularmente significativo en aquellos pacientes con anemia
hemolítica muy severa y la transfusión puede asociarse con empeoramiento de la hemólisis y
deterioro clínico.
A menos que exista marcada perdida de volemia, la sangre total esta contraindicada. Estos
pacientes generalmente están normovolémicos, pero también pueden tener una volemia
elevada si están en insuficiencia cardiaca congestiva. Por tanto los concentrados de hematíes
son más adecuados que la sangre total y no debe de haber transcurrido mas de 10 días desde
su recolección con el fin de reducir la frecuencia de las transfusiones. Aunque esta dependerá
mas del rango de hemólisis y el grado de supresión de la eritropoyesis por la transfusión.
La transfusión urgente puede ser necesaria en pacientes con hemólisis fulminante aguda o
progresiva anemia severa. Cuando la función cerebral o cardiaca esta comprometida la
transfusión debe ser llevada a cabo sin demora antes de completar los test serológicos.
Los síntomas y signos de la anemia pueden ser reducidos con pequeñas cantidades de glóbulos
rojos. La meta de la transfusión debe ser suministrar la cantidad necesaria de glóbulos rojos
para prevenir la hipoxemia sin sobrecargar al paciente.
Como en la AHAI por anticuerpos calientes, lo mas importante es seleccionar sangre carente
de los antigenos correspondientes a aloanticuerpos séricos del paciente. Cuando las pruebas
cruzadas se realizan a 37°C las unidades de sangre del donante suelen ser compatibles a
menos que el autoanticuerpo tenga un rango térmico tan amplio que reaccione a altas
temperaturas. La compatibilidad a esta temperatura no asegura, sin embargo, una
supervivencia completamente normal de las células transfundidas, debido a que las aglutininas
frías pueden causar activación del complemento en áreas mas frías de la circulación. El
precalentamiento de la sangre puede tener valor, pero se ha puesto mas énfasis en el
calentamiento del paciente.
Debido a que el anticuerpo responsable raramente actúa como una aglutinina por encima de
4°C, la sangre del donante será compatible con el suero del paciente cuando se realizan las
pruebas cruzadas de rutina. Hay alguna evidencia de que los glóbulos rojos p sobreviven mejor
que los P positivos; sin embargo la incidencia de sangre p es aproximadamente 1 en 200.000.
El paciente fácilmente requerirá la transfusión antes de que tal sangre sea localizada. Debido a
que los glóbulos rojos P positivos no necesariamente precipitan la hemólisis, la transfusión de
glóbulos rojos del común fenotipo P no debe se rechazada si la transfusión se necesita con
urgencia.
Aunque no existen datos extensos, diversos autores sugieren el uso de sangre precalentada
para la transfusión de pacientes con este diagnóstico.
En general hay muy pocas indicaciones para transfusión de hematies lavados. Pueden estar
indicados en casos de reacciones alérgicas graves, en pacientes con déficit de IgA cuando
productos deficientes en IgA no están disponibles, o en casos de púrpura postransfusional
cuando unidades autólogas o antígeno negativas no están disponibles. Algunas investigaciones
recientes sugieren que el lavado puede retirar complemento y conseguir una mejora de la
supervivencia de las células transfundidas en enfermedad por crioaglutininas.
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