Libro Redes Sociales
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Libro Redes Sociales
DIEGO F. HENAO A.
Tabla de Contenido
Presentación..................................................................................................................................3
EL ANALISIS DE RED..................................................................................................4
Categorías, roles y estructuras......................................................................................................6
Presentación
En el siguiente texto, la categoría «comunicación» es entendida como un proceso
social fruto de la interacción humana en contextos específicos. Por su complejidad y vasta
influencia en la cultura contemporánea, deseamos que este libro constituya una
aproximación a la comunicación social en el ámbito cotidiano y a la forma en que puede ser
abordada mediante estrategias y análisis de red.
Para lograrlo se efectúan acercamientos parciales de esta intrincada práctica cultural
a través de planteamientos producidos en distintas disciplinas de las Ciencias Sociales.
Veremos, entonces, como los principios de la Semiótica nos llevan hacia el orden de «lo
imaginario», a través de la interpretación y la hermenéutica; desde los signos y símbolos
que hacen parte de la metáfora y el sentido social de la interacción cotidiana; hacia la
cultura analógica que se nos impone a causa de la dinámica y desarrollo tecnológico de los
procesos informáticos y computacionales. Estos últimos caracterizados por el
desplazamiento de los códigos, reconfigurando un lenguaje y modo de pensamiento,
centrado principalmente, en la imagen.
Las diversas expresiones de la multiculturalidad nos conducen a la
conceptualización sobre los límites y las fronteras que territorialmente construimos a partir
de nuestra interacción social. Definir la ciudad y lo urbano como un lugar contrapuesto al
que constituye el campo y la vida rural, ha hecho parte de la tradición científica en la
antropología y la sociología clásica. Conceptos que hoy son considerados desde los
estudios urbano-regionales como parte del replanteamiento de los «escenarios
comunicacionales» de fin de siglo y particularmente de estas disciplinas.
Desde un comienzo la imbricación de los conceptos nos llevará por diferentes
formas del pensamiento social que intentan explicar y describir las posibilidades de un
análisis, centrado en algo tan sencillo, tan relativamente añejo, y tan utilizado actualmente,
como el concepto de red.
Hablar de redes de comunicación se ha vuelto una costumbre entre aquellos que
intentamos reflexionar sobre la correlación entre política y comportamiento social. Tal
concepto procede de las convenciones cartográficas y sociográficas que parte de la
investigación en comunicación social ha desarrollado, a partir de la década del 50, sin que
en nuestro país haya una verdadera aplicación de tal perspectiva teórica y metodológica.
4
EL ANALISIS DE RED
En el plano de la lógica, una red se concibe como el cúmulo de relaciones existentes
entre algunos elementos que pertenecen a un mismo conjunto. Una red es también la
distribución de los elementos de una misma organización, relacionados entre sí. La
existencia de la red no supone necesariamente un medio de conexión entre sus elementos.
Solo basta que exista algún tipo de relación entre ellos.
En cuanto forma de análisis e investigación social, está fundamentado sobre
conceptos que giran en torno de las interacciones y relaciones ecológicas entre las personas.
Mediante su utilización se intenta ubicar, describir y explicar un contexto, el andamiaje que
constituyen las relaciones humanas, las relaciones sociales de un individuo o un grupo; es
decir, una red social: personal, familiar, comunitaria o institucional. Se trata de reconstruir
una red social significativa1 puesto que no somos personas sin un contexto estable que nos
de la identidad, identidad-en-contexto; puesto que “somos” en relación con los vínculos
sociales que condicionan nuestra posibilidad de existir. En otras palabras, se trata de la
elaboración de un «mapa mínimo»2 que exige profundizar en la subjetividad de los
individuos o en las formas de organización de los conjuntos sociales investigados.
Como lo afirma el investigador Harvey D. Suárez3 una red no puede existir y
desplegarse en el vacío, porque requiere de operadores concretos; es decir, cuerpos y
estructuras conjugadas en prácticas, códigos y productos socioculturales, en las que se
movilizan diversos modos de transacción social, formando un conjunto complejo de
interacciones. La movilidad y el carácter intercambiable de sus componentes son inherentes
a la operatividad y permanencia de la red. Las redes sociales están constituidas por
territorios y sujetos —individuales y colectivos— que asumen o fabrican múltiples roles en
diversas situaciones. La entrada a ésta puede ser relativamente “consensual”, porque se
puede presentar el caso de algún componente de la red que simplemente escoge a sus
segmentos y destinatarios, teniendo en cuenta que puede haber conciencia de la red, como
es el caso de los vendedores de antigüedades en el Mercado de las Pulgas del Centro de
Santafé de Bogotá D. C., o la ausencia de conocimiento sobre la misma, como es el caso de
los recicladores que venden directamente en este mercado4.
Los integrantes de la red varían con el fin de optimizar su funcionamiento y éste
solo es explicable al desmontar “los elementos que lo componen y la naturaleza de sus
conexiones”. El espacio de acción de la red, en la cual se reproduce y busca una
permanencia estratégica, es el socius fragmentado, es el tejido social y sus puntos de
aplicación molecular, puntuale o específica, como en parte lo ha demostrado la
microsociología5.
1
ZLUSKI, Carlos. La red Social: fronteras de la práctica sistémica. Gedisa. Barcelona. 1996.
2
Ibídem
3
SUÁREZ, Harvey D. El dispositivo: Un análisis a propósito de Deleuze y Foucault. Facultad de
derecho, Ciencias políticas y Sociales. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1996.
4
HENAO A., Diego Fernando. Crónicas y Cosas de un “No-lugar”: A propósito del Mercado de las
Pulgas. Tesis de Grado. Departamento de Antropología. Facultad de Ciencias Humanas. Universidad
Nacional de Colombia. Bogotá. 1996.
5
DELEUZE, Gilles, y GUATTARI, Felix, Kafka: Por una literatura menor. Imprenta Madero.
México D.F. 1983.
5
Un ejemplo concreto que vale la pena traer hasta aquí, puesto que nos sirve para
contextualizar una perspectiva importante, es el caso de “Internet”. Es una red
comunicacional, es una “red de redes” que intercomunica —sin moverse de su sitio— a
todos los usuarios en capacidad de acceder a sus canales y solamente a estos. Internet es
una posibilidad, que se materializa cuando cada usuario particular se adentra en “la red”,
hecho que le permite conectarse e interactuar con otras redes: intercambiando información,
vendiendo servicios, etc., relacionados con archivos informáticos especializados de toda
índole, que van desde el acceso a alguna de las bibliotecas de la Universidad de Cambridge
hasta la última edición digitalizada de Playboy. Internet existe fáctica y formalmente, pero
sólo para quienes tengan acceso a sus redes de información y tengan conciencia de ella;
para el resto de la humanidad puede ser sólo un dato, o no existir simplemente6.
En este sentido, entre el funcionamiento “local” y “global” de una red específica
hay muchos intersticios y laberintos inextricables de aproximación y lejanía, donde se
conjugan el deseo, el poder, y el saber, en tanto que fuerzas constitutivas de lo social; lo
que indica que hay redes que actúan en microsistemas sociales y otras en meso o
macrosistemas sociales, o en todos los niveles simultáneamente.
Hoy por hoy, el análisis y la conceptualización de redes difiere enormemente, pero
no por ello carece de importancia. «Se trata de una máquina bélica contra el estructuralismo
y el pensamiento de los sistemas, contra la dialéctica y la lógica de la contradicción, contra
el funcionalismo y sus dos versiones del socius: de consenso o de conflicto».7 Actualmente
dicha conceptualización es usada como estrategia de investigación, primordialmente
urbana, dentro de las ciencias sociales.
Profundizando un poco más, vemos emerger la idea de “lugar”, porque es evidente
que la vida social tiene que desarrollarse en un espacio limitado y particular, cuyas
características son diferentes de las que prevalecen en otros espacios u otros sitios, y usar
estas razones como un marco de referencia significativo para la observación, registro e
interpretación en el análisis de redes. En palabras de Ulf Hannerz, «en cualquiera de los
términos que las personas sean separadas unas de otras o reunidas según algunos principios
de organización, estas también se rozan los hombros y se ven unos a otros en su localizada
vida cotidiana»8. Es decir, surgen situaciones e interacciones, que es necesario mirar con
detenimiento, puesto que es allí donde cobran importancia las relaciones de los sujetos que
operan en las redes, tanto como la subjetividad de quienes las componen.
De allí, entonces, que al dimensionar la subjetividad mediante el análisis de red, sea
necesario considerar las múltiples fronteras y fragmentaciones que componen las relaciones
sociales y la interacción, así como los límites que proveen las normas y las «desviaciones»
sociales. En esta dirección, consideramos que es la proporción y la diversidad de estos
componentes lo que diferencian las redes sociales.
6
SUÁREZ, H.D. Op. Cit,
7
JOSEPH, Isaac. El transeúnte y el espacio urbano: ensayo sobre la dispersión del espacio público.
Buenos Aires: Gedisa. 1994. p. 132 ss.
8
HANNERZ, Ulf. Explorando la ciudad; fondo de cultura económica, México; 1986. En adelnate, en
este capítulo, los textos citados entre comillas sin que tengan cita de pie de página o una referencia explícita
pertenecen a este autor.
6
18
AGIER, Michel. Lugares y Redes: Las mediaciones de la cultura urbana: en: Revista Colombiana
de Antropología. Santafé de Bogotá. ICAN. 1995. pp.. 219-244.
19
Ibídem
1 2
conjunto de la ciudad, de la ubicación espacial de las fuentes de las identidades que definen
buena parte de la existencia social del individuo.
Pero el paso siguiente dado por Robert Park con esta visión de la ciudad como un
conjunto de “regiones morales”, es reconstruir al individuo a través de aproximaciones
etnográficas “recurriendo a metonimias del intersticio —como la calle, el deambular, o el
tráfico—~ o a tipos sociales de intermediación —el paseante, el extranjero, el rebusque y el
tejemaneje’. Por consiguiente, los repertorios del citadino se conforman en las márgenes,
recobrando de este modo, en teoría al menos, un poco de su libertad21 . Para entender la
ciudad a la vez como segregada y como el ámbito del individuo y del libre albedrío, Park
tuvo que recurrir a una noción y a una imagen, la noción es la de movilidad y la imagen es
la del mosaico:
Los procesos de segregación instauran distancias morales que hacen de la
ciudad un mosaico de pequeños mundos que se tocan sin interpenetrarse. Esto le da a
los individuos la posibilidad de pasar fácil y rápidamente de un medio moral a otro y
estimula esta experiencia fascinante, pero peligrosa, que consiste en vivir en
numerosos mundos diferentes efectivamente contiguos y sin embargo, bien
diferenciados. (Park 1925/l 979: 121)22.
La metáfora del mosaico utilizada para describir la ciudad fue criticada
posteriormente por sociólogos y antropólogos de distintas escuelas porque tal globalización
explicativa de la ciudad, como totalidad cerrada, y de la individualidad como referente
abierto, condujo a investigaciones posteriores enfocadas, en algún modo herméticas,
estructural y espacialmente, en torno de lo que denominaron “enclaves”. Investigaciones
que si bien fueron importantes y constituyeron el inicio de una de las escuelas más
prolíficas en los estudios urbanos en el mundo, fueron convertidas en institución, es decir,
en un paradigma que sumió por muchos años a la sociología y la antropología en un
conservadurismo, en cierto modo limitante y oclusivo. Este paradigma se fundamenta “en
el a priori de la referencia espacial”23 del lugar disciplinar, en este caso el lugar
antropológico24.
Los estudios etnográficos realizados, posteriormente a la década de los 30’s bajo el
influjo de la Escuela de Chicago dieron inicio a una tradición antropológica cuyo horizonte
medular lo constituía —igualmente— la vida urbana y las trayectorias individuales, casos
de socialidad paradigmática, estudios atípicos de carácter cualitativo.
Se constituyeron en una reserva teórica para la práctica científica de antropólogos y
sociólogos, aunque no definieron una «teoría de la red» en el sentido de un conjunto de
20
De ahí viene la noción de “ecología urbana” que ha servido para caracterizar a este grupo de
investigadores de la Universidad de Chicago de los años 1920 a 1930.
21
Estos diferentes enfoques son desarrollados o analizados por Hannerz (1983), Simmel (1908/l979),
Grafmeyer y Joseph ( 1979) (1983 y 1984). Dentro de esta perspectiva de investigación Hannerz (l983. 140)
diferencia dentro de la ciudad ciertos dominios considerados “más urbanos que otros”: los del espacio
público, los del mercado, los del tráfico, etc. Se vuelve a encontrar esta dualidad en la distinción elaborada
recientemente por I. Joseph (1995:9) entre la ciudad desde los espacios domésticos y desde los espacios
públicos, estos últimos considerados como lugares de surgimiento de una cultura propia de la ciudad.
22
AGIER, M. pp... 220. Op. Cit..
23
Ibídem.
24
AUGÉ, Marc. Los No lugares: espacios del anonimato. Gedisa. Barcelona. 1994.
1 3
que los individuos que las constituyen solo tienen relaciones en el presente y el hecho de
que ignoren casi todo de sus respectivas historias personales.28
A medida que el análisis de red se hizo más intensivo se usaron denominaciones
alternativas como ‘tela’ (web) o ‘tejido’ (fabric) para no implicar perspectivas demasiado
específicas. Muchos autores introdujeron nuevos términos para el mismo tipo de análisis al
tratar de comunicar los resultados de sus investigaciones. Algunos de estos ejemplos son:
campo, conjunto, retículo, densidad, malla, intervinculación, agrupamiento, sector,
segmento, compartimento, plan de acción, cuasigrupo y coalición29 . Hoy se reconoce que
tales términos se refieren al uso del análisis de red en casos técnicos específicos, pero es
usual definirla gráficamente como un centro desde el cual se trazan sus límites exteriores.
En el caso de Elizabeth Both, la técnica utilizada fue la entrevista intensiva con los
cónyuges, puesto que las observaciones eran realmente limitadas. Siendo la hipótesis
central de este estudio: «el grado de separación de los roles esposo y esposa varía
directamente con la intervinculación de la red social de la familia»,30 mediante el análisis de
las formas de organización de las actividades de cada uno de ellos. Para ello, estableció tres
categorías: organización independiente, organización conjunta y organización
complementaria. La mayor intervinculación fue concebida como el mayor número de
contactos de los conocidos de una pareja. De esta manera estableció que existen redes de
tejido abierto y redes de tejido cerrado, aunque encontró redes intermedias —en cuanto al
tipo de tejido— en fases de transición.
En su interpretación, las redes de tejido cerrado se producen cuando la pareja ha
crecido en la misma área local y continúan viviendo en ella, con sus vecinos, amigos y
parientes como miembros permanentes y estables de la red. Por su parte, las redes de tejido
abierto son el producto de la movilidad social y territorial de la pareja, cuando hacen
nuevos contactos con personas que no conocen a sus antiguos compañeros de red. Otras
características importantes estudiadas por su influencia en la red fueron la naturaleza de la
localidad, las formas de obtención de las oportunidades de trabajo y las características de la
personalidad. Un aspecto metodológico importante es quizá el hecho de que no se haya
considerado a los cónyuges como dos unidades separadas, sino fundidos en una sola
unidad, aunque es crucial saber si tienen redes separadas, compartidas o superpuestas.31
Estas investigaciones fueron retomadas con enfoques y problemáticas distintas, por
el investigador Philip Mayer quien estudió en 1961-1962 y 1964, respectivamente, la
formación de una ciudad africana bajo el control europeo, pero con la mayoría de la
población aborigen. Otro investigador en esta misma área es Adrián Mayer quien en 1966,
estudió una campaña electoral en la ciudad de Dewas, llevando el análisis en otra dirección.
Este investigador evidenció el uso de influencias a partir de un ego —el candidato—, en
forma de red, construyendo lo que denominó como redes parciales. Igualmente, importantes
centros de investigación continuaron desarrollando estos estudios basados en el análisis de
red: la Escuela de Manchester en Inglaterra, y el Instituto Rhodes-Livingstone en Sudáfrica,
28
Ibídem. pp... 134-135.
29
Para mayor información, véase también: Mayer, Adrián C. La importancia de los cuasi-grupos en
las sociedades complejas. En: La antropología social de las sociedades complejas. Alianza. 1980 p. 108-133.
30
HANNERZ. pp... 191. Op. Cit..
31
Ibídem
1 5
que acogieron el trabajo de Max Gluckman, orientando sus estudios de casos ampliados, en
el análisis situacional, y también en pensar la diferencia entre relaciones y situaciones.
Los investigadores de la escuela de Manchester en el Rhodes Livingstone Institute
quisieron salirse de los enfoques llamados “estructural-funcionalistas”, juzgados
inadecuados para tener contacto con las ciudades y con sus sociedades de pequeña escala
donde faltaban caracteres estructurales”32. Para ellos las redes se convirtieron en sinónimos
de movilidad, de comunicación entre diversos medios y de cambio cultural. Las redes no se
oponían sin embargo a la idea de estructura.
Actualmente, una red social es concebida como la manera en que un grupo de
individuos establecen distintos tipos de relaciones, a partir de unos intereses comunes.
Estos vínculos pueden ser de orden afectivo, económico, político o cultural. Así mismo
pueden ramificarse desde una persona, como en ciertas formas de parentesco; o de un
grupo, como sería el caso de las asociaciones veredales, barriales o comunitarias. La
reconstrucción de una red puede llevarse a cabo mediante el reconocimiento de relaciones
virtuales como reales. En este sentido, han surgido propuestas desde la sociometría y sus
maneras de estudiar «las complicadas formas que nacen de las fuerzas de atracción y
repulsión entre los individuos de un grupo social (...) en su totalidad (...) irreductible a los
elementos»33 . También se han podido reconocer las segmentarizaciones sociales: binarias
según las grandes oposiciones: hombre-mujer; lineales, escuela u oficio, en las que cada
episodio representa un proceso; y segmentarizaciones circulares, como las que impone el
Estado «cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna» 34; además de los
estudios sobre los cuasi-grupos, los conjuntos de acción y los grupos potenciales35 , etc.
La microsociología: entre la movilidad y la deslocalización
En un texto aparecido en 1988, El transeunte y el espacio urbano: Ensayo sobre la
dispersión del espacio público, Isaac Joseph plantea una reflexión copiosa sobre la obra de
tres sociólogos del siglo XX: Gabriel Tarde, Irving Goffman y George Simmel. En él
recurre a una estrategia, que nos parece importante, denominada“pensamiento digresivo”.
Según él, basado en dos motivaciones que no dejan de ser relevantes: en primer lugar, por
esa “manera de indicar o de evocar, un objeto de pensamiento alejándose uno de él” como
lo hiciera el último de ellos en las Digressions sur l’Etranger”; y en segundo lugar, “porque
esos objetos se organizan en un territorio por entero paradójico” [y en este sentido se remite
a Kant para definir los límites de aplicación funcional que tiene la microsociología,], los
conceptos de la microsociología tienen un territorio en el que son reguladores, pero no
tienen un dominio en el que legislen”.36
Ateniéndonos a sus palabras, al analizar estos autores trata de ver un modo de
estructuración inmanente que hace explorar fenómenos situados en el límite del campo de
la sociología dominante; donde cada una de las obras consideradas vuelve a interrogarse
sobre los fundamentos de la disciplina y llega a hacer problemática la noción misma de la
32
AGIER pp... 224. Op. Cit.
33
TIMASHEFF, Nicolás S. La teoría sociológica. México: Fondo de cultura económica. 1977. p
270.1977.
34
DELEUZE y GUATARI Op. Cit.. 215.
35
MAYER, A. Op. Cit. 108-133.
36
JOSEPH. Op. Cit. 11-12. El resaltado es nuestro.
1 6
37
Ibídem
1 7
que son “efectos del medio”, productos de una sociedad cada vez más fragmentaria en la
que el “espíritu de barrio” esta constantemente redefinido, reinventado, aunque no por ello
como respuesta exclusiva a la centralidad de la urbe.
Hoy se reconoce que el barrio, o la aldea urbana como lo llama Joseph, no es una
materialidad cultural que se concrete por vía de su patrimonio, puesto que es quizá la
expresión más acabada de resistencia a la “atracción del centro” de la ciudad. En este
sentido es que también se considera que las ciudades se desarrollan por sus bordes debido a
su inestabilidad natural.
Afirma Joseph que “mientras que el centro es el torbellino, el tráfago, la variedad de
lenguas, los barrios aldeas se caracterizan por su ciudad específica, por su visibilidad
parcial. No son pues ni microcosmos ni bunkers. Son áreas naturales que resultan de un
proceso de segregación más que de una política de segregación y su naturalidad es muy
precaria. Su identidad varía de una generación a otra. Estos barrios aldeas están
constituidos por poblaciones transplantadas.
En otras palabras son entidades sociales que por el entrecruzamiento de sus
fronteras son yuxtapuestas, producto de la negociación incesante y su exposición a la
mirada del vecino, es decir, fronteras al descubierto. Estas son las dos características del
mosaico urbano: son piezas unidas y yuxtapuestas, son una hibridación. “La ciudad es un
enmarañamiento de estilos, un lento mestizaje de los modos de vida”.
De acuerdo con este autor el estudio de “los enclaves” hizo menos decisivas las
problemáticas de la centralidad. Debido a que “un mosaico de territorios” es una entidad
por entero diferente de “un espacio organizado alrededor de un centro con una periferia”.
Es precisamente en este punto donde el investigador percibe el estallido de las relaciones
políticas en sus distintos “arcaísmos: tribus, clanes, “notables” y «patrones locales con sus
redes de amigos y sus solidaridades seudocomunitarias.”38 .
Hemos visto pues como los conceptos que retomamos en páginas anteriores: —la
deslocalización, la centralidad, la imagen de mosaico y la noción de movilidad— desde la
Escuela de Chicago y los posteriores centros de investigaciones que impulsaron y
renovaron las ciencias sociales en general, emergen nuevamente frente a nuestros ojos,
examinados de otro modo como fundamento de la microsociología y del análisis de redes.
De acuerdo con este autor, el tejido social, abierto o cerrado; el de las interacciones
cotidianas, relaciones de tránsito, o el de la sociedad entendida como conjunto, está
encadenado por una urdimbre de redes que pueden clasificarse en tres grupos separados
desde lo analítico: 1. Redes de sociabilidad: constituidas por los parientes, los vecinos, los
amigos. 2. Redes de comunicación: constituidas por la circulación fluctuante de
informaciones entre ciertos segmentos de una red de sociabilidad o de transacción y 3.
Redes de transacción: constituidas por los mecanismos sociales —institucionales,
informales, comunitarios, familiares—, para la óptima movilización de los recursos, la
utilización de intermediarios o la obtención de ganancias.
Desde una perspectiva metodológica, con el desmonte de las Redes de sociabilidad,
se puede analizar el funcionamiento de un campo de relaciones comunitarias en extensión,
cuando se trata de responder la pregunta: ¿Hasta dónde se extiende el espacio de una
38
JOSEPH; Op. Cit. 18-22.
1 9
39
TORRES C., Alfonso. Estrategias y técnicas de investigación cualitativa. Bogotá: Unisur. 1996. p.
8-11.
2 0
relaciones más amplio, menos localizado, más externo, que podemos denominar exógeno,
caracterizado porque su análisis implica la descripción de los vínculos entre los sistemas
microsociales de un individuo.
Esta perspectiva nos muestra una diferencia substancial con los primeros enfoques
utilizados por Robert Park y los desarrollos posteriores propuestos por Mayer, Gluckman,
Bott o Barnes. Esta diferencia radica en que si bien, las relaciones sociales están
dimensionadas en un plano individual y un plano colectivo, el enfoque socioecológico que
retomamos ahora, propuesto por Uri Brofebrener, considera ambos planos como sistemas
abiertos de relaciones y no como dos planos radicalmente distintos, como el caso del
modelo ecológico de Robert Park, donde el primer plano —individual— es el sistema
abierto y el segundo —colectivo— el sistema cerrado. Como veremos la clasificación
socioecológica también define dos niveles primarios del sistema: endógeno y exógeno, que
en ningún caso son sistemas cerrados. De otra parte como lo hemos explicado
anteriormente, existe hoy una red metasistémica producto de la “glocalización” cuya
dimensión es planetaria, que si bien se puede ubicar como exosistema esto no debe hacerse
de manera tan simple.
En el Modelo Socio-ecológico de Redes propuesto en 1979 por Uri Brofebrenner 40,
al primer tipo de red se le distingue como microsistema y al segundo como un exosistema
subdivido en dos niveles: mesosistema —o sistema social medio— y macrosistema —o
sistema social macro. En el primer subnivel se ubican los vínculos que tiene el individuo
con personas de otros microsistemas a los que pertenece —instituciones, grupos sociales o
equipos de trabajo, etc.—. En el segundo subnivel se ubican los vínculos con las
instituciones del Estado o supraestatales. En un plano sociográfico este tipo de análisis es
policéntrico puesto que se considera un análisis comparativo de puntos en los cuales se
concentran los vínculos de diversas colectividades en relación con el Estado. Su disposición
en un plano nos mostraría la dispersión y concentración de vínculos institucionales.
En este sentido, se pueden calificar las conexiones de quienes están vinculados entre
sí —dos individuos como mínimo, e inicialmente—, por la relación social de sus extremos,
mediante la suposición de que sus vínculos son prescripciones relativas al trato mutuo, a
partir de pautas de comportamiento donde las obligaciones de un extremo son las
expectativas del otro41. Lo que hay que destacar aquí es el trato mutuo de los individuos que
ocurre dentro de un marco de identificación y en un proceso de reconocimiento de
alteridades relativas.
En esta óptica, advertimos que la perspectiva de red concibe las relaciones humanas
más allá de la interacción cooperativa —basada en la solidaridad42— y de la interacción
antagónica43 —defendida inicialmente por el Darwinismo social—. En ella entra también, lo
40
KLEFBECK, Johan. Un informe muy personal del primer encuentro internacional de redes. En
redes: el lenguaje de los vínculos. (compiladores: Elina Dabas y Denise Najmanovich). Paidos. Buenos Aires.
1995. pp... 21.
41
En esta perspectiva Erving Goffman retoma el presupuesto básico de la teoría sociológica
desarrollada por George Simmel, quien visualizaba la sociedad como un grupo de hombres que interactúan
bajo la perspectiva de la reciprocidad.
42
Como lo sustentaba Emile Durkheim al referirse a la “conciencia colectiva”
43
Premisa de los “Darwinistas Sociales” que defendían las principales “divisas” del Evolucionismo
en las Ciencias sociales y cuyo fundamento es el individualismo.
2 1
44
GOFFMAN, Erving. Relaciones en público: Microestudios del orden público. Página 194. Alianza
editorial. Trad. Fernando Santos Fontela. Madrid. 1979. pp....198.
2 2
atención que merecen los vínculos individuales, las localidades con las regiones, o la
nación con el “resto del mundo”.
En este sentido, la actitud abierta y de franca desconfianza hacia este tipo de
unidades ha posibilitado que la complejización sociocultural de la vida contemporánea
pueda ser estudiada rigurosamente. Como lo manifiesta Hannerz el concepto de “campo
social” sirvió en principio para separar una parte de la sociedad, una parcela del entramado
de relaciones del vasto tejido social. La necesidad de delimitar nuevas unidades de estudio
con mayor cuidado llevó al análisis de red “como un paso adicional hacia la comprensión
de tales unidades, en la medida en que hacen posible una especificación más exacta de la
naturaleza de los vínculos dentro de dicho campo”. En otras palabras, el análisis de red
sirve “para extraer de un sistema más amplio y con propósitos analíticos, conjuntos más o
menos complejos de relaciones”, puesto que siempre estamos delimitando unidades
prácticas para el estudio y no el mundo-total; aunque en niveles de abstracción mayor y
sobre problemas globales es factible hacerlo, como lo veremos más adelante.
En todo el sentido de la palabra, el análisis de red, es un “ejercicio de flexibilidad”
personal, situacional, metodológica y científica. Como lo vimos en un principio las
personas tienen muchas participaciones situacionales o roles en su sociedad y
consecuentemente diferentes tipos de relaciones. En este orden de ideas, situar las
relaciones en un espacio y delimitarlas —redes de sociabilidad, comunicación o transacción
— y establecer conjuntos de relaciones, analíticamente separados, constituye su eje
fundamental. Como lo veremos más adelante, acudiendo a las herramientas metodológicas
y teóricas de la geografía, los roles desde el punto de vista funcional y en un plano
geopolítico, exclusivamente, desde el análisis de red, proporcionan nuevas formas de
estudio, observación y comprensión del mundo en que vivimos.
Vimos como en principio estuvo centrado en el análisis estructural-funcionalista de
la vida social bajo la óptica de que la sociedad estaba constituida únicamente por
instituciones que regulaban y controlaban normativamente a los individuos, esto suponía
que los individuos se comportaban exclusivamente de acuerdo con las normas —los roles
eran prescriptivos—, de manera que la descripción de las normas era la descripción del
comportamiento social. Posteriormente, como respuesta a esta perspectiva se iniciaron las
investigaciones sobre aquellas “áreas de la vida social que estaban menos claramente bajo
el control normativo de la sociedad”45
En este sentido, se diferenciaron las relaciones estructurales (roles prescriptivos) de
las relaciones personales (amistad, clientela) y las relaciones categoriales (roles
situacionales). Esto ha llevado a creer que donde los repertorios de papeles son más
variados y por ende las redes, estas combinaciones de experiencias y recursos “ofrecen
espacio para adaptaciones y estrategias innovadoras”. Estas perspectivas de estudio que no
tienen en cuenta las fronteras convencionales de los sistemas socioculturales proporciona
un panorama más apropiado de una estructura social diferenciada.
Ahora bien, esta forma de abordar la vida social adquirió cierto complemento desde
una perspectiva sistémica que si bien abre nuevos planteamientos está ligada —en cierto
modo—al estudio de las relaciones institucionales en diversas escalas, hecho que permite el
análisis de políticas públicas o de intervención del Estado. El percibir las redes como
45
HANNERZ, U. Op. cit 198
2 3
sistemas sociales y como nichos ecológicos obedece al desarrollo que se esperaba de este
tipo de análisis.
Tanto el modelo socioecológico desarrollado en psicología y psiquiatría en torno de
la terapia sistémica; el análisis de red aplicado a los estudios microsociales de la sociología
contemporánea, como sus aplicaciones en los estudios de la antropología urbana retoman
las dos distinciones elaboradas por J. Clyde Mitchell46. Se trata de puntualizar el análisis en
“Atributos Interaccionales”, en los vínculos particulares de los individuos analizando la
cercanía emocional y afectiva de sus componentes —Intensidad—; los tiempos
diferenciales que permanecen en el tiempo como experiencia duradera y compartida —
durabilidad—; la cantidad de contactos durante una unidad de tiempo —frecuencia—; o el
tipo de práctica sociocultural que los vincula —contenido—; todos estos atributos han sido
también definidos como atributos relacionales. Hay otro tipo de atributos que van más allá
de lo descriptivo y que requieren un nivel de abstracción distinto: los Atributos
Morfológicos, que podemos dividir en:
1. Atributos estructurales: que son aquellos que dicen del tamaño de la red, cuando
fija el centro y sus límites para contrastarla con otras redes; de la densidad, cuando verifica
los contactos reales de la red con la cantidad de contactos posibles; de la composición de la
red, cuando pueden diferenciar microsistemas sociales que se vinculan a través de un
individuo o institución; de la dispersión, cuando se analiza la territorialidad de sus
componentes; de la accesibilidad, cuando se analizan las posibilidades de acceder a una red
por consenso o involuntariamente; de la homogeneidad y heterogeneidad; cuando se
analizan en conjunto los atributos relacionales y estructurales anteriores y se contrastan
subconjuntos o subsistemas dentro de la red.
2. Atributos funcionales: como la Multidimensionalidad o Versatilidad, cuando se
pueden diferenciar las múltiples funciones sociales que desarrolla una red debido a la
fortaleza de sus vínculos y a la diversidad de sus componentes; como la Reciprocidad,
cuando se puede establecer la correspondencia simétrica del contenido de las relaciones
entre los elementos de la red; como la Calidad, cuando puesta en un escenario global o más
general podemos diferenciar subsistemas o subconjuntos de relaciones que comportan
mayor cercanía y fortaleza debido a la efectividad de las relaciones en torno a una
estrategia social en común.
Por el momento nos referiremos a los atributos morfológicos para ver la forma en
que se ajustan los vínculos unos a otros, puesto que esta es una de las principales
contribuciones del análisis de red a las ciencias sociales y quizás la primera. Según Hannerz
existe una primera área de variación en torno a la metodología utilizada para definir el
centro específico y sus límites exteriores. En este caso hablaremos de redes de relaciones
personales.
46
MITCHELL, J. Clyde. La antropología social de las sociedades complejas. Alianza. Madrid. 1980
2 4
47
La base conceptual para la utilización de estas categorías proviene de Ulf Hannerz 1986: 198.
2 5
relaciones puede ser mayor en ciertas áreas de la red, lo que implica que pueden existir
pocas conexiones y por ello puede considerarse una red aparte, una red distinta. Vemos
pues como el agrupamiento empieza a tomar importancia y como la posición del individuo
cobra una nueva dimensión, puesto que un persona expuesta a diversas influencias frente a
tales agrupamientos distintos, ocupa una posición completamente diferente a la posición
que ocupa una persona en una red con una densidad más homogénea.
Veamos ahora como la perspectiva adoptada por Carlos Sluzki para desarrollar la
terapia sistémica a partir del modelo socioecológico de redes de Brofenbrener nos orienta
en este sentido. En el gráfico No 3 observamos una red personal o red significativa que
retoma los desarrollos posteriores de los problemas que surgieron a partir de la reflexión
sobre la densidad de las redes. Por una parte se impulsó la discusión en torno de nuevas
categorías para definir la cercanía de las conexiones y para ello se identificaron a partir de
un ego tres niveles de red: redes íntimas, redes efectivas y redes extensas.
Podemos observar cada uno de los niveles de la red social personal o significativa
desde la distancia de un ego particular, que en este caso está representado por el doble-
círculo y sus límites exteriores están representados por los círculo más externos de la red
total.
D
C
Boissevain48 en el que se llevó a cabo un análisis de las redes personales de dos individuos,
maestros de escuela, mediante la cobertura de sus zonas de primer orden —contactos
directos— en las que se registraron 1751 y 638 personas respectivamente. Se excluyeron
los individuos menores de 14 años y se le levantó una ficha a cada uno, después de lo cual
decidió dar por terminado el estudio, puesto que para comprobar la información
proporcionada por estas personas se necesitaban alrededor de 2389 personas y fichas más,
base de datos completamente inmanejable.
Este ejemplo nos proporciona una idea de lo que pudo haber sucedido si se hubiesen
tenido en cuenta los niveles siguientes de red. En este sentido es necesario decir que las
limitaciones de este tipo de análisis están circunscritas a las fronteras cuantitativas,
espaciales y metodológicas del proceso de recolección de la información. Que el estudio
sea el de una celda, esquina o taller y no implique sino las relaciones de las personas
enmarcadas en este espacio —microsistema— o el realizado por Boissevain constituyen
una limitación para el análisis de red.
Referencias gráficas de un análisis de red
Hasta aquí vemos como el mundo contemporáneo puede ser estudiado mediante el
análisis de red, ya sea porque lo lleve a cabo un antropólogo, un psiquiatra, un arquitecto o
un geógrafo. Por otro lado al comparar las posibilidades del análisis con la diversidad de
circuitos que vinculan localidades dispersas de todo el planeta, sentimos que es la manera
más aproximada para el estudio de la vida social actual.
La interacción global, local, familiar o personal representa en todo, el sentido de la
palabra, intercambios significativos desde lo económico, político y sociocultural; las redes
posibilitan tales intercambios porque rebasan “las discontinuidades producidas por la
diversidad espacio-temporal de los territorios”49. Son intercambios que a su vez, “suponen
grandes movimientos de mercancías e información, los cuales, lejos de realizarse
libremente en un espacio isotrópico, deben utilizar las redes de infraestructura disponible50.
En esta sección nos tomaremos la libertad de traer las definiciones propuestas por
los geógrafos Antonio Flórez y Philippe Chenut en torno a las líneas gruesas formuladas
con respecto a las referencias gráficas que se necesitan para el diseño de redes en
cartografía temática. Las definiciones que citaremos en extenso se refieren al gráfico
diseño de redes en cartografía perteneciente al texto precitado51. En este artículo
presentan tipologías de red, métodos de construcción y algunos ejemplos52.
48
1976:97-146 citado por Hannerz 1986
49
La elaboración de texto según los autores se inspira principalmente en las obras de “Abler et al.
(1977), Bertin (1967 y 1977), Bord (1984), Dent (1985) y Dickinson (sin fecha, citados por Antonio Florez y
Philipp.e Chenut. Diseño de redes en cartografía temática. En: Revista de Gegografía, Departamento de
Geografía, Facultad de Ciencias Humanas, universidad Nacional de Colombia. Santafé de Bogotá Vol VI. Nº
1-2. P. 188. 1997.
50
CLAVAL, 1993 citado por Flórez y Chenut 1997: 175
51
FLOREZ, Antonio y CHENUT, Philippe. Diseño de redes en cartografía temática. Revista de
Geografía, Departamento de Geografía, Facultad de Ciencias Humanas, universidad Nacional de Colombia.
Santafé de Bogotá Vol VI. Nº 1-2. Pag. 188. 1997.
52
La elaboración de texto según los autores se inspira principalmente en las obras de “Abler et al.
(1977), Bertin (1967 y 1977), Bord (1984), Dent (1985) y Dickinson (sin fecha, citados por los autores)” .
2 9
Las redes ofrecen posibilidades de describir el espacio compuesto por las relaciones
existentes entre elementos pertenecientes a un solo conjunto. Un mapa de flujos puede
resultar confuso cuando el volumen de elementos relacionados entre sí es demasiado
grande. En esas condiciones, un modo de representación no georeferenciado es capaz de
mostrar eficazmente la estructura de relaciones existentes. El punto más delicado es
encontrar una exitosa transformación de la red, con el propósito de obtener una figura
fácilmente comprensible, a través de la cual sea posible aprehender con un breve examen la
estructura del espacio representado.
La georeferencia se refiere a las representaciones o imágenes cartográficas que
desde la geografía política han sido definidas a partir del concepto de “lugar”, concepto
relacionado históricamente con “la teoría del lugar central” y que actualmente se torna
problemático para las restantes disciplinas de las ciencias sociales y humanas.
Para la geografía política es fundamental concebir el espacio físico como el soporte
de nuestra vida cotidiana y de nuestras relaciones sociales. La interacción con el medio es
la que dice del lugar en que se definen los múltiples comportamientos sociales y por ello la
importancia de estudiar la forma de la superficie del espacio terrestre. La heterogeneidad 53
de nuestra superficie es enorme y en ella son relevantes los factores de Ubicación que
definen cada lugar. Estos factores son la Situación, la Posición y la Localización.
Una Situación es la relación constante con el espacio geográfico como un todo:
Coordenadas cartográficas, latitud, longitud y altitud que permiten establecer valores
constantes a lo largo del tiempo. Es una delimitación que tiende a realizarse en términos
absolutos puesto que no entraña el análisis de la actividad humana. En la mayoría de los
casos lo que importa es la delimitación en relación con otros lugares, situaciones o
acontecimientos en el espacio geográfico.
La Posición es la situación relativa de nuestra ubicación, por cuanto definimos su
relación con respecto a lugares significativos para el análisis. Se trata de la situación en
comparación con algún otro lugar específico, determinado por circunstancias socio-
temporales54.
relación a tantos otros puntos o lugares en el espacio con los que le interese relacionarla.
Hasta aquí vemos como el análisis de redes proporciona herramientas para el
estudio de las relaciones, situaciones, deslocalizaciones, roles, estructuras y procesos
socioculturales sin que el espacio geográfico cobre realmente la importancia que ha
merecido hasta ahora en las ciencias sociales. Cambiando un poco de perspectiva, estos
últimos conceptos —de la geografía política— traídos a colación, sobre el estudio de la
estructura espacial, nos servirán como punto de comparación para delimitar en forma global
el campo de acción de varias disciplinas científicas y con otras concepciones del “lugar”.
disciplina para llevar a cabo su análisis cultural (márgenes, sitios exóticos)? ¿Es la
ubicación del objeto de estudio en cuanto a tiempo y espacio en términos generales (los
afroamericanos en Colombia 1570-1995, p. ej.)?
Las respuestas a estas preguntas tienen múltiples razones, argumentos y
controversias, en distintos niveles y grados de complejidad, interactivos a la disciplina. Es
un cuestionamiento que se refiere tanto al espacio: geográfico, en abstracto y al espacio
social como al imaginario del sujeto social investigado o del etnógrafo que desarrolla su
trabajo de campo. En este sentido, la composición del lugar es una urdimbre compuesta
como mínimo por un lugar social, un lugar geográfico y un lugar imaginario. Definir
cuál de ellos es más relevante para llevar a cabo una investigación sociocultural es
considerar la dinámica contemporánea de la antropología en perspectiva.
En cierto modo, la actual antropología está guiada por una distinción epistemológica
fundamental que parte de la dicotomía existente entre los conceptos de orden y caos.
Parafraseando a Renato Rosaldo, la enorme influencia de la teoría del orden social
construida por Emile Durkheim ha conducido a la disciplina hacia una mínima
interrogación sobre el caos, comúnmente mirada de soslayo y “(asociada además con un
concepto de violencia natural tomada de lo expuesto por Hobbes) apenas articulada, que no
ofrece un estudio serio sobre el lado oscuro de su visión”.55
De la misma manera afirma este autor que actualmente se privilegia el estudio del
cambio social y no el de la estructura, condición sine que non cuando se trata de construir
una representación procesal desde la antropología. En este orden de ideas, el caos y el
cambio cultural remiten a la movilidad y dispersión geográfica, la improvisación, los
eventos fortuitos, la “falta de orden”, al desorden, el anonimato, la marginalidad; a un
nuevo derrotero en el análisis sociocultural propuesto por la Sociología de la Cultura, la
Comunicación Social, la Psiquiatría, la Semiótica y cierta parte importante de la
Antropología.
Este fenómeno en las ciencias sociales contemporáneas es positivo si consideramos
las formaciones políticas latinoamericanas, su desarrollo en el sistema capitalista mundial,
su correspondiente lugar en la nueva división internacional del trabajo y su proceso
histórico. En este contexto la diversidad sociocultural y la heterogeneidad estructural,
bastante evidentes por sí mismas, han sido interpretadas durante mucho tiempo como
sinónimos de un peligroso “desorden social”. En este sentido, solo basta leer cualquier
diario nacional para ver como emergen ante nuestros ojos conflictos sociales con carácter
crónico, atribuidos a la “falta de orden” institucional, jurídico o “moral”, en parte por la
ausencia de autonomía política, por la inexistencia de proyectos socio políticos y
económicos más democráticos y equitativos que involucren a la sociedad civil en su
conjunto.
Ahora bien, independientemente de lo anterior, según se desprende de los avances
teóricos posteriores a 1930, se considera como fundamental la presencia del investigador en
el espacio en que se efectúa el análisis sociocultural, además de una carga teórica, con la
que podría reconocerse al etnógrafo como teórico trabajador de campo y al método de
estudio utilizado como la Observación participante, que en nuestro medio por influencias
55
ROSALDO, R. Op. cit 98.
3 4
teóricas y políticas a partir de los años 70, se llegó a denominar: Investigación Acción
Participativa (IAP).
Tomando estos presupuestos teóricos contemporáneos, podemos decir que existe un
consenso muy flexible en torno a la distancia pertinente entre el investigador y “el objeto” o
los sujetos investigados en el análisis social. Categorías como Etic y Emic hacen parte del
vocabulario actual de una buena parte de la antropología contemporánea en Norteamérica,
tomadas de la lingüística Saussurreana por la escuela del Materialismo Cultural y —que
traducidas aproximadamente— se refieren al “adentro” y el “afuera” del investigador en el
campo estrictamente etnográfico (Harris;1987); y lo que ahora algunos hermenéutas
norteamericanos consideran como una dialéctica entre la experiencia y la interpretación.56
En un ámbito como este, de experiencia individual y colectiva, encontramos que la
afirmación realizada por Marc Augé concuerda con la perspectiva norteamericana de James
Clifford; Dick Cushman; George Marcus57 y Renato Rosaldo principalmente, en cuanto a la
ubicación del etnógrafo en un lugar antropológico concreto, independiente de como se lo
exprese:
“La antropología siempre ha sido una antropología del aquí y el ahora.(...) es (el
etnólogo) el que se encuentra en alguna parte (su aquí del momento y que describe lo que
observa y lo que oye en ese mismo momento)” 58; además de ello, lo considera como la base
fundamental de la identidad cultural, sin caer tampoco en la visión de una identidad
absoluta, simple y sustancial, tanto en el plano colectivo como individual, cuando afirma
que: “...ni la cultura localizada en el espacio y en el tiempo, ni los individuos en los cuales
se encarna, definen un nivel de identidad básico más acá del cual ya no sería pensable
ninguna alteridad”. Según este autor los rasgos que caracterizan el lugar antropológico son
tres:
región sino del “Tercer mundo” en general, teniendo en cuenta las limitaciones de las
investigaciones empíricas puntuales y las limitaciones de la reconstrucción exclusivamente
teórica que olvida lo “real social”.60
Esta nueva visión permite evaluar la interdisciplinariedad construida en la región,
que tal como ha venido practicándose manifiesta ciertas deficiencias en la redefinición de
conceptos como Sujeto, Práctica colectiva, Individualidad, Intersubjetividad e Identidad,
pues como hijos del iluminismo Occidental llevan impregnadas delimitaciones de la
racionalidad que no permiten el reconocimiento de la diversidad.
En esta misma dirección apunta la necesidad de llevar la nueva heterogeneidad
estructural al mismo proceso de conocimiento, a través del análisis y revisión de la
concepción newtoniana de tiempo (unilineal y evolutiva) pues la realidad en la región nos
moldea una concepción donde se confunden pasado, presente y futuro “tanto en la
percepción que los seres humanos tienen de sí mismos como de las estructuras que moldean
sus prácticas”61.
En conclusión, si en un principio fueron “objetos de estudio” las comunidades
indígenas y luego las microregiones, hoy la diversidad de temas y especialidades o
subdisciplinas de la antropología enfocan más su trabajo hacia los contextos y pobladores
urbanos. Entre estos espacios urbanos, los primeros que se tuvieron en cuenta como lugar
antropológico fueron los barrios marginales de las grandes ciudades colombianas, vistos a
través de su formación y luego desde la protesta social62. Actualmente hay una perspectiva
renovada sobre la ciudad y no desde la óptica de la oposición entre sociedades simples y
complejas o campo/ciudad, sin que las migraciones hayan dejado de orientar gran parte del
trabajo antropológico. Se trata de estudiar y observar nuevos contextos sociales63 en los
cuales se enmarca la Cultura popular, Cultura tradicional64 o Cultura subalterna65 y por ende
una nueva forma de ver el lugar antropológico.
El lugar en geografía66
De acuerdo con el profesor Ovidio Delgado hay una profunda “crisis de unidad por
la que atraviesa actualmente la Geografía” como ciencia, en la que la diversidad de
enfoques epistemológicos y la gran especialización temática, ha llegado a un límite en el
60
ESCOBAR Arturo, “Antropology and the development encounter: the making an marketing of
development antropology”. En American Etnologist V. 18 No. 4, Smith College, 1991.
61
SONTAG y YERO, 1992: 25
62
TORRES C., Alfonso, “Estudios sobre pobladores urbanos en Colombia”, Revista Maguare No. 9,
Departamento de Antropología, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1993. p. 131-146.
63
Ver Vargas, Julián y Riaño, Pilar. “Culturas populares y contextos sociales: Un enfoque
interpretativo” en: Revista Maguere No 4, Departamento de Antropología, Universidad Nacional de
Colombia, Bogotá, 1986. p. 107-124. Estos dos autores se refieren a la inseparable relación entre Contexto y
cultura, como una interacción que se desarrolla en un proceso de doble vía. “el contenido y sentido de la
cultura que se crea dentro de estas microsociedades se explica por el contenido y sentido de su relaciones
predominantes”.
64
CANCLINI, Op. cit 192
65
ROSALDO;1991
66
El siguiente texto está basado en el artículo escrito por DELGADO
M., Ovidio. El concepto de
lugar en geografía en: Revista de geografía del Departamento de Geografía de la
Universidad Nacional de Colombia. F.C.H. 47 57,1993.
3 7
cual los geógrafos físicos, económicos o electorales, no tienen nada en común. Hoy por
hoy, el concepto de “lugar” aparece como una propuesta de concepto central y unificador
en su análisis científico, con la intención de acceder a la realidad objetiva y subjetiva de la
disciplina en el estudio geográfico de regiones. En este sentido, existen diferentes
conceptos de lugar que hacen este panorama un poco más desgarrador aunque en el fondo
mucho más sólido.
Desde la perspectiva de los geógrafos humanistas el lugar es una construcción
mental individual y su materialidad no es una esencia independiente, su significado se
establece únicamente en relación con las metas e intereses de los individuos y su existencia
cesa cuando el individuo muere. No tiene dimensión histórica, existe sólo en la subjetividad
y su naturaleza es meramente existencial. Es abordable científicamente a través de su
interpretación fenomenológica y su comprensión sólo es posible mediante la empatía con la
colectividad o el individuo investigado. Es decir, a través de la comunicación interpersonal
basada en una unión de tipo afectivo e intelectual entre el investigador y los sujetos
investigados, que implica una comprensión profunda de los sentimientos ajenos, sus
necesidades y problemas.
Desde el punto de vista de los geógrafos que retoman las teorías del realismo
trascendental y las teorías de la estructuración para formar un solo cuerpo teórico67, el lugar
es un proceso más que un objeto, creado y recreado por la interacción entre las personas y
las estructuras sociales, implica una apropiación y una transformación de la naturaleza,
inseparables de la reproducción y transformación de la sociedad en el tiempo y en el
espacio; asumiéndolo como un contexto en el que las estructuras y las relaciones sociales
se realizan en formas concretas.
Por último, después de ser estimado un producto social, el lugar es definido como
un conjunto de relaciones institucionalizadas y una división institucionalizada del espacio,
cuyos símbolos y significados, si bien se originan en la práctica cotidiana de los individuos,
no pueden ser totalmente reducidos a nuestra experiencia de la vida diaria, sino que
adquieren un sentido colectivo duradero, más allá de la existencia individual.
El lugar es entonces un estado de la memoria, un estado de conciencia regional
individual y colectiva cuya escala puede incluir desde los espacios personales íntimos: el
vecindario, la ciudad, hasta el concepto de región o patria. En otros términos, consideran
que una región es una esfera institucional de larga duración que representa una dimensión
específica de la estructura espacial de la sociedad y un medio de interacción social
localmente basado.
En líneas generales, el proceso de institucionalización del lugar, se apropia de las
características físicas y culturales de un espacio, produciendo las estructuras necesarias para
legitimar el sentido de pertenencia, a menudo ideológicamente. Por lo general, la
conciencia regional se logra cuando las instituciones son capaces de mantenerse y
autoreproducirse. Los lugares forman parte del ambiente construido por los individuos y
por la sociedad, y su existencia está asociada con un grado de sentido del lugar, tal como el
sentido de territorialidad es observado en la calle o en los “parches” del barrio, e incluso,
como se conceptualiza la nacionalidad.
67
68
LAGUEUX, Maurice; “La Cabeza del Arquitecto”. Ideas y Valores No. 96-97 Abril 1995,
Departamento de Filosofía, Universidad de Montreal. (Traducción del francés de Jorge Parra Hernandez).
Universidad Nacional. Bogotá.
69
Ibídem
70
Ibídem
4 0
este siglo (1947) como asesor de la Alcaldía Mayor para la zonificación de Santafé de
Bogotá.
Desde la arquitectura actual, las construcciones desarrolladas por el modernismo
son un “no lugar”, porque sus construcciones están basadas en la funcionalidad extrema,
ruina conceptual de donde emergió el posmodernismo según Bernard Huet71. La caída de
esta concepción dio lugar a propuestas nuevas, heterogéneas y eclécticas.
Se entabla un proceso a las ideologías totalizantes, a los razonamientos
unívocos, al mito de la verdad universal, a la idea de progreso, al monopolio de
una vanguardia minoritaria, a la jerarquía de valores. Se afirma el derecho a la
diferencia, los dogmas monolíticos se resquebrajan, El Movimiento Moderno
pasa a la historia y emerge difusa la cuestión del post modernismo. Paradójica e
irónicamente, bajo el signo del “post moderno” (como se dice de la sociedad
que es “post industrial”) se abre la “era del retomo”, en la que se efectúa una
“desligitimación” de la modernidad. Sobre el propio cadáver del Estilo
Internacional nacen y proliferan estilos y doctrinas, alternativas híbridas y
lúdicas, una pluralidad de verdades contradictorias e igual número de
respuestas incoherentes a la bancarrota de las ideologías y al abandono de los
“grandes relatos” en este fin de siglo. A los nuevos “estados de ánimo” de las
arquitecturas “fin de siglo”.72
de un ritmo (como la desarrollada por los Griegos “de los propíleos al templo” o como los
primeros cristianos en Occidente ”del atrio al altar”).
El espacio centralizado es la expresión del “permanecer”, la participación estática en
un entorno, correspondiente a lo que identifica como “idea de lugar” o “ámbito para estar”.
Como tal el lugar propone un centro y este puede surgir de la propuesta espacial (el crucero
de las naves, el eje vertical bajo cúpula, etc.,) o puede simplemente admitir al hombre como
centro del sistema espacial, que es la actitud subyacente en las iglesias del renacimiento.
Los ejemplos que nos trae el autor son muy claros: “El Cristiano concurre a participar y el
Musulmán a orar”. Para llevar a cabo este discernimiento ha observado y comparado la
arquitectura de Roma, los primeros edificios cristianos de la edad media, en Bizancio; las
edificaciones que pertenecen a la Segunda época bizantina y las mezquitas de Estambul.
Espacios que sobrevivieron a las edificaciones construidas en el Renacimiento.
De esta manera podemos concluir, desvirtuando un poco los alcances y
profundidades de los conceptos desarrollados en su estudio, que el Espacio centralizado es
la expresión del lugar en la arquitectura, en otras palabras y retomando a Bernard Huet
(1984) y Maurice Lagueux (1995)— es el espacio de la habitabilidad. Para concluir,
digamos que el “lugar” es posible describirlo a partir de su principal sustrato: la
habitabilidad en correlación con su contingente estabilidad.
El lugar epistemológico
Teniendo en cuenta lo anterior, cobra importancia la ubicación del investigador
social, cualquiera que sea su disciplina, frente al sujeto social investigado desde el plano
metodológico. La posición del investigador en torno a la senda tomada, al delimitar su
trabajo mediante la definición de los grupos sociales —cultura: popular, erudita, de masas,
cultura subordinada, etc.,— es corrientemente asumida, desde un punto de vista lógico,
como la correlación, uno a uno, entre un tema específico, un espacio geográfico
determinado y un universo humano concreto. En otras palabras, y retomando a Jaques Le
Goff, la cultura popular es en parte un “lugar metodológico”, y ante todo un lugar
epistemológico74; porque que le confiere sentido a la “historia cultural”, a un tipo de
historia que se sale de los cánones de la historia de la cultura, cultura universal que nació
como producto del iluminismo y correlato del expansionismo europeo75.
Ronaldo Vainfas afirma que en sus primeras interpretaciones, “la historia cultural
procuró defender la legitimidad del estudio de lo “mental” sin apelar más que a la propia
historia como disciplina o ciencia específica” Tratando de corregir “las imperfecciones
teóricas” que acuñó la corriente de las mentalidades durante los años setenta. Según este
autor, “la primera característica de lo que hoy se llama historia cultural es justamente el
abandono del concepto de “mentalidades, considerado excesivamente vago, ambiguo e
impreciso, en cuanto a las relaciones entre lo mental y el todo social”, por parte de los
historiadores que se han acogido al rótulo de historiadores de la cultura. Estos últimos no
74
BARBERO, Jesús M. De los medios a las mediaciones: Comunicación, cultura y hegemonía,
Editorial Gustavo Gilli, México, 1993. p. 74 ss¡Error! Marcador no definido..
75
VAINFAS, Ronaldo; De la historia de las mentalidades a la historia cultural¡Error! Marcador no
definido.. en: Anuario de Historia, No 23. (traducción: Pablo Rodríguez) Departamento de Historia, Facultad
de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia, Santa fe de Bogotá, D.C., 1996. pp.... 223
4 2
Desde esta óptica todavía existe resistencia hacia el estudio de ciertas actividades y
ciertos espacios, como sí los cánones de la Antropología en Colombia, a pesar de la ruptura
entre la Antropología académica y la antropología profesional no hubiesen cambiado en
nada. Actividades como las de los jóvenes músicos que tienen por escenario los buses
urbanos de la ciudad de Santafé de Bogotá, aparecen a los ojos de antropólogos y
etnomusicólogos como un objeto de investigación que no merece el rótulo de “científico”
por su inevitable y transitoria cotidianidad, además de no estar inmerso en los cálculos
matemáticos de un metrónomo o un pentagrama. Parece que la resistencia se debe a la
difícil conceptualización de esta actividad y de este tipo de espacios transitorios mediante el
uso de los conceptos tradicionales de la disciplina (Territorialidad, Identidad, Sentido de
pertenencia, etc.,). Son espacios que podríamos denominar aproximadamente como un “no
lugar”, desde la propuesta elaborada por Marc Augé (1994), por no formar parte de los
76
Ibídem
4 3
77
MONCAYO C., Víctor M. Espacialidad capitalista y políticas estatales: Hacia un entendimiento
crítico de las políticas estatales sobre la espacialidad capitalista. CINEP, Bogotá, 1992.
78
En el texto Los no-lugares: espacios del anonimato. Véase la crítica formulada por el autor Henao
D. 1996.
4 4
79
DELGADO M. Ovidio, Globalización en la periferia, 1998. Cuadernos de Geografía, Vol. VI, No.
1-2, 1997. Departamento de Geografía. Universidad Nacional de Colombia.
80
Ibídem
4 6
81
Ibídem
82
Ibídem. El énfasis es nuestro.
4 7
representaciones imaginarias a las que ellos mismos dan origen, como es el caso de las
noticias televisivas. Estos “signos investidos del imaginario son otros tantos símbolos: los
imaginarios sociales se apoyan sobre el simbolismo, que es a la vez su obra e
instrumento”84; es un campo donde se articulan nuestras imágenes, objetos, ideas y
acciones. Una de las principales funciones de los imaginarios sociales es la organización y
el dominio del tiempo colectivo sobre el plano simbólico. Son parte activa de la memoria
colectiva. Quizás, los imaginarios sociales operan aún con mayor fuerza en la producción
de visiones del futuro, en especial en la proyección sobre éste, de obsesiones y de
fantasmas, de esperanzas o sueños colectivos85.
No funcionan aisladamente sino en medio de un juego de relaciones con diferencias
y variables, entre las cuales entran, sin duda, otros tipos de imaginarios, “confundiéndose a
veces con ecos y con su simbolismo, como por ejemplo, la utilización del simbolismo de lo
sagrado para legitimar un poder”86. Ellos se articulan fácilmente en los más diversos
lenguajes, desde lo religioso y filosófico hasta lo político y arquitectónico, etc. Lo que nos
lleva a afirmar que todo lugar es una proyección de los imaginarios sociales sobre el
espacio. Cada lugar, como lo expresa Armando Silva refiriéndose a la ciudad, “se parece a
sus creadores, y estos son hechos” por el lugar87.
La dominación simbólica de la cultura global mediante la manipulación de los
imaginarios sociales depende ampliamente de la difusión, de los circuitos informacionales
y comunicacionales y de los medios que se disponga para ejercer el poder. Esta tarea, en sí
misma, es una función de control que utiliza efectivamente instrumentos de persuasión, de
presión, de inculpación de valores y creencias, etc. Para conseguir tal dominación
simbólica, es fundamental controlar y manipular los medios —masivos en la mayor parte
de los casos—, porque todo poder dirige sus prioridades hacia la obtención o apropiación
de los mismos, con el ánimo de tener un papel privilegiado en la emisión de los discursos
que guían los imaginarios sociales, de la misma manera que busca conservar cierto control
sobre los circuitos de difusión, de las redes de comunicación que los medios constituyen.
Las distintas modalidades de emisión y de control eficaz cambian por diferentes
razones, pero según lo afirma Bronizlaw Baczko88 cambian en función de la evolución del
armazón tecnológico y cultural que asegura la circulación de las informaciones y de las
imágenes. Considera que en esta evolución hay dos rupturas significativas que marcan
nuestra contemporaneidad: el pasaje de la cultura oral a la cultura escrita que, desde
luego, se efectúa gracias a la producción de información impresa, pero sobre todo, a la
alfabetización; y en segundo lugar, la implantación durable de los medios de comunicación
de masas.
Estos medios de comunicación de masas aseguran a un solo emisor la posibilidad de
llegar simultáneamente hasta un público enorme, a una escala a veces desconocida. Por otra
lado, estos nuevos circuitos y medios —técnicos y tecnológicos— generan una ampliación
84
CASTORIADIS, C., “Reflexiones sobre el “desarrollo” y la racionalidad” en: Colombia: el
despertar de la modernidad. Fernando Viviescas y Fabio Giraldo (compiladores), Carvajal, Bogotá, 1991.
85
BACZKO, B. Op. cit
86
Ibídem
87
SILVA, Armando. Imaginarios Urbanos. Tercer Mundo- Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá. 1992
88
BACZKO, B. Op. cit 24
5 0
89
MONS, Alain, La metáfora social: Imagen, territorio, comunicación, Buenos Aires, Ediciones
Nueva Visión, 1994. p. 201.
5 1
90
Ibídem
91
ROWE, William y SCHELLING, Vivian. Memoria y Modernidad: Cultura popular en América
Latina, Editorial Grijalbo y Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 1993. p.126. Aquí los
autores retienen el término creado por T. Adorno y M. Horkheimer en Dialectic of enlightenment —Londres,
1973— Industrias Culturales, modificado en su expresión, “en la medida que señala cambios tecnológicos y
económicos que implican la creación de un solo mercado nacional para todos los productos culturales”. Pero
hacen la aclaración en cuanto a su contenido, puesto que la visión negativa de estos últimos autores con
respecto a la cultura de más as no es aceptada, por la importancia de la televisión como principal vehículo en
la conformación de estas industrias de la cultura.
5 2
92
THOMAS, Javier E.., FLÓREZ, Antonio. Una aproximación a algunas estructuras de organización
del espacio regional. Un estudio de caso. En: Revista de Geografía. Universidad Nacional de Colombia. Vol
VI. Nº 1-2. Santafé de Bogotá. 1997.
93
Ibídem
5 4
94
Ibídem
5 5
95
Ibídem
96
Ibídem
5 6
97
Las siguientes páginas son una recopilación de información que se tomó de la Enciclopedia
Microsoft Encarta 97 y de la enciclopedia Santillana, con el ánimo de ampliar el concepto de red y ponerlo
en perspectiva desde los avances tecnológicos contemporáneos.
5 8
El hardware de red está formado por los componentes materiales que unen las
computadores. Dos componentes importantes son los medios de transmisión que
transportan las señales de los computadores —cables o fibras ópticas— y el adaptador de
red, que permite acceder al medio material que conecta a los computadores, recibir
paquetes desde el software de red y transmitir instrucciones y peticiones a otros
computadores. La información se transfiere en forma de dígitos binarios, o bits —unos y
ceros—, que pueden ser procesados por los circuitos electrónicos de los computadores.
Conexiones de red
Una red posee dos tipos de conexiones: conexiones físicas —que permiten a los
computadores transmitir y recibir señales directamente— y conexiones lógicas, o virtuales,
que permiten intercambiar información a las aplicaciones informáticas, por ejemplo a un
procesador de textos. Las conexiones físicas están definidas por el medio empleado para
transmitir la señal, por la disposición geométrica de los computadores (topología) y por el
método usado para compartir información. Las conexiones lógicas son creadas por los
protocolos de red y permiten compartir datos a través de la red entre aplicaciones
correspondientes a computadores de distinto tipo, como un Apple Macintosh y un PC de
IBM. Algunas conexiones lógicas emplean software de tipo cliente-servidor y están
destinadas principalmente a compartir archivos e impresoras. El conjunto de Protocolos de
Control de Transmisión y Protocolo de Internet (TCP/IP, siglas en inglés), desarrollado
originalmente por el Departamento de Defensa estadounidense, es el conjunto de
conexiones lógicas empleado por Internet, la red de redes planetaria. El TCP/IP, basado en
software de aplicación de igual a igual, crea una conexión entre dos computadores
cualesquiera.
El medio empleado para transmitir información limita la velocidad de la red, la
distancia eficaz entre computadores y la topología de la red. Los cables bifilares de cobre o
los cables coaxiales proporcionan velocidades de transmisión de algunos miles de bps (bits
por segundo) a largas distancias y de unos 100 Mbps (millones de bits por segundo) a corta
distancia. Las fibras ópticas permiten velocidades de entre 100 y 1.000 Mbps a largas
distancias.
Las topologías más corrientes para organizar las computadores de una red son las de
punto a punto, de bus, en estrella y en anillo. La topología de punta a punta es la más
sencilla, y está formada por dos computadores conectados entre sí. La topología de bus
consta de una única conexión a la que están unidos varios computadores. Todas los
computadores unidos a esta conexión única reciben todas las señales transmitidas por
cualquier computador conectado. La topología en estrella conecta varios computadores con
un elemento dispositivo central llamado hub. El hub puede ser pasivo y transmitir cualquier
5 9
entrada recibida a todos los computadores —de forma semejante a la topología de bus— o
ser activo, en cuyo caso envía selectivamente las entradas a computadores de destino
determinados. La topología en anillo utiliza conexiones múltiples para formar un círculo de
computadores. Cada conexión transporta información en un único sentido. La información
avanza por el anillo de forma secuencial desde su origen hasta su destino.
Las redes de área local (LAN, siglas en inglés), que conectan computadores
separados por distancias reducidas, por ejemplo en una oficina o un campus universitario,
suelen usar topologías de bus, en estrella o en anillo. Las redes de área amplia (WAN,
siglas en inglés), que conectan equipos distantes situados en puntos alejados de un mismo
país o en países diferentes, emplean a menudo líneas telefónicas especiales arrendadas
como conexiones de punto a punto.
Cuando los computadores comparten conexiones físicas para transmitir paquetes de
información, se emplea un conjunto de protocolos MAC (siglas en inglés de 'control de
acceso al medio') para que la información fluya sin problemas a través de la red. Un
protocolo MAC eficiente garantiza que el medio de transmisión no esté sin utilizar si
alguna computadora tiene información que transmitir. También evita colisiones debidas a la
transmisión simultánea, que desperdiciarían capacidad de transmisión. Los protocolos
MAC también permiten que los distintos computadores accedan al medio de forma
equitativa.
Un tipo de protocolo MAC es el Ethernet, empleado en topologías de bus o en
estrella. Un computador conectado al Ethernet comprueba antes de nada si el medio
compartido está siendo utilizado. Si no es así, el computador transmite la información.
Como el computador puede comprobar si el medio está en uso a la vez que envía paquetes,
continúa vigilando la conexión compartida y deja de transmitir información si ocurre una
colisión. Ethernet puede transmitir información a una velocidad de 10 Mbps.
Las computadores también pueden utilizar protocolos MAC del tipo Token Ring,
que transmiten un mensaje especial (en inglés, token) a través de la red. Esta contraseña da
permiso al computador que lo recibe para que envíe un paquete de información por la red.
En caso de que no tenga ningún paquete que enviar, pasa la contraseña al siguiente
computador. Como sólo hay una contraseña en toda la red, en cada momento no hay más
que una computadora que pueda transmitir información.
La gestión de la red y la administración del sistema son cruciales para que un
sistema complejo de computadores y recursos interconectados pueda funcionar. El gestor
de una red es la persona o el equipo responsable de configurar la red para que opere de
forma eficiente. Por ejemplo, el gestor de la red puede tener que conectar directamente
computadores que se comunican con frecuencia para reducir la interferencia con otros
computadores.
El administrador del sistema es la persona o el equipo responsable de configurar las
computadores y su software para emplear la red. Por ejemplo, el administrador del sistema
puede instalar software de red y configurar el sistema de archivos de un servidor para que
los computadores clientes puedan acceder a los ficheros o archivos compartidos.
Las redes pueden ser objeto de acceso ilegal, por lo que los archivos y recursos
deben protegerse. Un intruso que se introdujera en la red podría espiar los paquetes
6 0
control de los recursos de la red. Una estructura muy utilizada consiste en varios servidores
a disposición de distintos y numerosos usuarios simultáneamente. Los primeros, por lo
general máquinas más potentes, proporcionan servicios como control de impresión,
archivos compartidos y correo a los últimos, por lo general computadores personales.
Un dispositivo de LAN puede emitir y recibir señales de todos los demás
dispositivos de la red. Otra posibilidad es que cada dispositivo esté conectado a un
repetidor, un equipo especializado que transmite de forma selectiva la información desde
un dispositivo hasta uno o varios destinos en la red.
Hoy por hoy, se han difundido diversos componentes denominados inteligentes que
sirven de enlace a varias LAN. Los routers y los bridges son equipos especiales que
permiten conectar dos o más LAN. Los servicios en la mayoría de las LAN son muy
potentes. En esta dirección, se pretende unir núcleos aislados de utilidades informáticas, de
manera que los grupos, empresas u organizaciones puedan trabajar independientemente de
su ubicación, hecho que ha posibilitado la conformación de redes corporativas de datos
basadas en una serie de redes LAN y routers. Es una red físicamente heterogénea mediante
un recurso aparentemente homogéneo. El bridge es el equipo más elemental y sólo permite
conectar varias LAN de un mismo tipo. El router es un elemento más inteligente y
posibilita la interconexión de diferentes tipos de redes de computadores.
comunicaciones y traduce entre los mismos. Estas conexiones suponen un riesgo para la
seguridad porque la LAN no posee el control sobre los usuarios de Internet. Las
aplicaciones transferidas desde Internet a la LAN pueden contener virus informáticos
capaces de dañar los componentes de la LAN; por otra parte, un usuario externo no
autorizado puede obtener acceso a ficheros sensibles o borrar o alterar ficheros. Un tipo de
filtro especial denominado cortafuegos impide a los usuarios externos acceder a recursos de
la LAN permitiendo a los usuarios de la LAN acceder a la información externa.
Veamos ahora como en nuestra sociedad la familia funciona como un microsistema
básico en el que la comunicación externa e interna permite cohesionarnos culturalmente y
dar sentido a nuestra habitabilidad. La perspectiva que tomaremos ahora nos lleva al campo
del análisis sistémico de red .
con vínculos de sangre o por adopción legal o ilegal, que se diferencian por su edad y
género y que establecen relación entre sí y con el mundo externo. En ella se estructura
la identidad, se protege a los miembros y se da el intercambio con la cultura.98
Esta concepción ha sido acogida porque reconoce al hombre como un ser social en
contexto, no es un ser aislado, “sino miembro activo y reactivo de grupos sociales. . .La
familia constituye un factor sumamente significativo . . . es un grupo social natural, que
determina las respuestas de sus miembros a través de estímulos desde el interior y desde el
exterior. Su organización y estructura califican la experiencia de los miembros de la
familia”99.
La idea fundamental es que el individuo no vive solo, convive en grupos que no
siempre han permanecido estables sino que han cambiado al igual que la sociedad. “Las
funciones de la familia sirven a dos objetivos distintos. Uno es interno: la protección psico-
social de sus miembros; el otro es externo —la acomodación a una cultura y la transmisión
de esa cultura”100. Es un grupo social que se caracteriza por imprimir dos tipos de
sentimiento: uno de identidad” y otro de separación. “El sentimiento de separación” se
construye a través de la participación en los diferentes subsistemas familiares y en los
diversos contextos extrafamiliares en que participa el individuo, “el sentido de identidad de
cada individuo es influido por su sentido de pertenencia a diferentes grupos”101.
Como lo hemos manifestado desde un principio, esta perspectiva reconoce que el
hombre no es un ser aislado, sino un miembro dinámico de grupos sociales. La discusión
fundamental de los diversos enfoques encontrados en el estado del arte sobre familia, radica
en que tales conceptos consideran a la familia como un grupo social naturalizado por un
orden jurídico. Reconocemos que es un grupo social al que no se le puede negar cierto
grado de naturalización, en cuanto que, parte de sus relaciones tienden a la inercia de lo
tradicional o normativo, desde sus prácticas cotidianas e imaginarios colectivos. Pero
consideramos importante recalcar e insistir, en que el campo sociocultural de la familia
como esfera y contexto fundamental, como fenómeno ecológico, dinámico e interactivo es,
desde nuestro punto de vista, lo más acorde con el estudio de los cambios presentes y
futuros de la vida social contemporánea.
Entendemos por naturalización, la forma en que las prácticas cotidianas determinan
las respuestas de sus miembros a través de estímulos generados en su interior, destinados al
acomodamiento de las reacciones de sus miembros frente a lo que llega desde el exterior,
como cualificación de la experiencia familiar. Esto es importante al analizar su
comportamiento, organización, dinámica y si es del caso su estructura, tomando a la familia
como escenario de llegada de los cambios globales del país o la región.
Según Salvador Minuchim102 la familia cumple con una función social que “resulta
siendo atacada cada vez que se modifican los ordenes sociales”. Se trata del acoplamiento
98
MALDONADO, Mª Cristina. Conflicto, poder y violencia en la familia. Universidad del Valle.
1995. pp... 7.
99
MINUCHIN, Salvador. Familia y terapia familiar. Traducción Víctor Fichman. Editorial Gedisa, 3ª
edición. Buenos Aires. 1982. pp.... 20
100
MINUCHIN; S. Op. cit 78
101
MINUCHIN; S. Op. cit 80-81
102
Ibídem.
6 4
social de la familia al contexto local, regional o nacional; algo similar a lo que planteaba
Ligia Echeverry Angel103 cuando se refiere a las “modalidades de ajuste al contexto”.
Veamos un argumento que nos parece fundamental para explicar lo anterior:
Si bien la familia se adapta a los cambios, estos se orientan desde la sociedad
hacia la familia, ya que “la familia es un sistema abierto en transformación, es decir,
que constantemente recibe y envía descargas de y desde el medio extrafamiliar y se
adapta a las diferentes demandas de las etapas de desarrollo que enfrenta”104.
108
MURRAY; P. Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, ONU, 1985. Tomo II. Pag. 8 y
ss.
6 6
111
ANDERSON; Op. cit
112
SLUZKI. C. Op. cit 27
113
ECHEVERRY A., Ligia. Op. cit.
6 8
cambio de comportamiento del individuo o la familia117. En los últimos años, estas terapias
han definido su trabajo operativo como intervención en Red. Se le llama intervención en
red al enfoque clínico para los problemas de una familia o una persona, en el que interviene
un equipo médicos y psiquiatras que actúa como catalizador; y de amigos, parientes y
vecinos del paciente que actúan como agente catalizador118. Estas personas son las que
conforman el “mapa mínimo” de un individuo o familia, su red social personal o su red
social significativa.
121
MACBRIDE, Sean. Un solo Mundo, Voces múltiples. FCE. México/Unesco, Paris. 1980. Op. Cit.
484
7 3
Hasta aquí, digamos pues que la comunicación es tanto una acción humana, una
relación social o ecológica, una conexión lógica, un medio o instrumento utilizado en
común; una transmisión relativa; y un conjunto de elementos compartidos. En esta
dirección, la comunicación debe ser estudiada y definida por lo que ocurre entre los
individuos, organismos o sistemas, elementos de conocimiento o los medios utilizados,
además de la proporción de los mismos. Con estos rudimentos básicos podemos entonces
mencionar algunos referentes epistemológicos, teóricos, conceptuales y metodológicos
implementados por las diversas disciplinas que abordan la comunicación como objeto de
conocimiento en la investigación social y humana contemporánea.
Es corriente diferenciar la comunicación individual producto de la interacción
directa, de la comunicación indirecta o mediada, aquella que necesita de objetos
vinculantes. Ambos tipos de comunicación pueden darse entre individuos de un mismo
grupo o entre instituciones. En esta dirección se diferencia también la comunicación
unidireccional de medios como el correo o servicio postal; la comunicación bidireccional
de los “medios de comunicación social”: como el teléfono y el telégrafo y la comunicación
multidireccional tanto de los medios masivos de difusión: como la imprenta y la radio, la
televisión, la prensa, del mismo modo que los medios de comunicación global.
122
Ibídem
7 4
Señal
emitida Mensaje
Mensaje
Señal recibida
Fuente de ruido
social llegan primero a ciertas personas más comprometidas y más influyentes que las
demás; de la misma forma pensaban que los orientadores de la opinión retransmitían la
información recibida amplificándola, con arreglo a unas relaciones directas y en el seno de
grupos restringidos. En este sentido observaron que las personas no siempre constituían un
intermediario tan simple entre los medios de comunicación social y el público en general:
“las redes de influencia son complejas y múltiples” (Macbride 1981: 486).
A
. Mensaje
Masa anónima
Impacto Limitado
Homogenea
Emisor
F
Orie amilia
ntadores B
Mensaje de la arrio Impacto ampliado
B. .Emisor sobre los grupos
opin T
ión rabajo
V
arios
último, diremos que los modelos sociopolíticos son aquellos que centran sus estudios en el
análisis de las relaciones de poder, en el ejercicio que los comunicadores hacen de él frente
a la sociedad. En esta dirección, cobra importancia el análisis de las diversas influencias:
personales, contextuales, situacionales —directas o indirectas—; por la función que
cumplen con sus mediaciones. Analizadores cualitativos como Identidad, Exclusión,
Invisibilidad política, Género, Mujer en la construcción o recreación de los imaginarios
sociales colectivos. Es por esto que los medios masivos de comunicación son concebidos, a
la vez que una red de comunicación y red de redes, como un dispositivo de control social.
123
CRUZ, Edgar. Las discordias de la concordia. Tesis de Grado. Departamento de Antropología.
Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 1997
124
GOODWIN and DURANTI: 1992 citado por CRUZ Op. cit 1997.
7 7
125
Ibídem
126
ANZIEU y MARTIN 1971; citados por CRUZ Op. cit
7 8
comunicativo), y por estrategias (que son la expresión del “juego” y de los efectos que cada
uno persigue en la comunicación)”127.
De otra parte, para estos enfoques la comunicación entre dos interlocutores
aparece de hecho como un intercambio entre cuatro personajes. El “Yo” se desdobla
en el sujeto comunicante (el que actúa y se expresa), y el Yo-enunciador (aquel cuyas
intenciones aparecen expresas en el discurso). El “Tu” se desdobla en el Tu-
destinatario (interlocutor fabricado por el “Yo” como destinatario ideal, adecuado a
su acto de enunciación), y el Tu-interpretante (ser activo, independiente de la imagen
construida por el “Yo”). Este desdoblamiento del “Yo” y el “Tu” ayuda a comprender
ciertas dificultades que aparecen en la comunicación, por ejemplo, las malas
interpretaciones. [...] Algunos de los modelos anteriormente reseñados, entre ellos el
interlocutivo, aborda la comunicación utilizando los conceptos desarrollados por la
teoría de sistemas. En esta teoría la comunicación es entendida como un sistema
abierto de interacciones, lo cual implica que lo sucedido entre los interactuantes se
inscribe siempre en un contexto donde se precisa cuáles pueden ser los niveles
significativos (co-texto, inter-texto, marco, situación). Como sistema abierto la
comunicación obedece a unos principios, los cuales han sido estudiados ampliamente
por la escuela de Palo Alto, a partir de las investigaciones realizadas por Gregory
Bateson y por la cibernética..128
Para concluir esta parte, teniendo en cuenta la puesta en perspectiva de los distintos
modelos teóricos utilizados sobre la comunicación humana, vemos que nuestros conceptos
centrales: comunicación y redes, no son autoexcluyentes, puesto que para que exista
comunicación es necesario que exista una red de intercambios, un contexto relacional, un
entramado social en interacción dinámica. De este modo, podemos afirmar que cuando nos
comunicamos estamos tejiendo una red, estamos construyendo una red social y viceversa.
En esta dirección, entendemos la relevancia de los usos de diversos lenguajes en un mismo
contexto y del uso de un solo lenguaje en diversos contextos. Por ahora, diremos que el
concepto fundamental que subyace a estas teorías de la comunicación es el contexto. Puesto
que actualmente, los estudios sobre el lenguaje enfatizan en el cambio sociocultural que ha
generado el uso de los medios de comunicación y, del mismo modo, su incidencia en la
creación o reinvención de nuevos lenguajes, discursos, pedagogías y particularmente, de
imágenes. Como lo señalábamos en un principio, este problema es político, puesto que las
identidades forjadas en una “cultura global” o “localizada” han sido un producto de los
medios masivos de comunicación —aunque no exclusivo—con base en la asimilación de la
dinámica económica de las últimas décadas.
En este sentido, es necesario reiterar, que las posibilidades de globalización que
tienen las periferias frente a los puntos centrales de este proceso —Japón, USA, Europa—
son excesivamente escasas. Los circuitos de información son autopistas de doble vía, pero
el tráfico real es más vigoroso en una sola dirección. Esta mercantilización de la cultura fue
posible porque la información, el mensaje, los sentidos y los significados han sido
127
CRUZ, E. Op. cit
128
En la obra de Marc y Picard (1992) se incluyen entre los investigadores que utilizan este enfoque a
F. Jacques, autor de La réciprocité interpersonelle (1986), P. Charaudeau, autor de Language et Dicours
(1983) y Y. Winkin, autor de La Nouvelle Communication (1981). Otros autores, más conocidos, que han
investigado con esta orientación son Gregory Bateson (1990), Paul Watzlawick (1993), y Erving Goffman
(1970, 1979). Citados por Cruz Edgar (1997).
7 9
129
BACZKO, B. Op. cit
130
NAJMANOVICH, Denise. El lenguaje de los vínculos: de la independencia absoluta a autonomía
relativa. En redes: el lenguaje de los vínculos. (compiladores: Elina Dabas y Denise Najmanovich) pp...58.
Paidós. Buenos Aires.1995.
131
BEBCHUK, José. La conversación terapéutica. Planeta-Nueva conciencia. Buenos Aires. 1994.
8 0
132
El carácter pago o gratuito de la psicoterapia puede volverse un importante marcador de contexto”
de la interacción, de la relación interpersonal entre el terapeuta y la persona o grupo que acuden a su ayuda.
(Bebchuk 1994)
133
HANNERZ, U. Op. cit 213
8 1
relaciones [con personas que insistían] en las normas con las que había[n] llegado a ser
indeseable[s], inconveniente[s] o simplemente imposible concordar134.
De la misma manera, en el pasado reciente se ha estudiado la densidad de las
redes donde el rumor es usado más efectivamente como modelo de control social
y se ha percibido que entre más amplias las redes y menos contacto exista entre
las redes de segundo nivel o de segundo orden, es decir menos densidad, menos
frecuencia de interacción, o menos amigos en común, el rumor es menos efectivo
y se le puede también limitar o controlar.
134
Ibídem
135
1967; citado por HANNERZ U. Op. cit 215
8 2
136
JOSEPH, I. Op. cit 39-41
137
Ibídem
138
Ibídem
8 3
que une los seres humanos entre sí en la sociedad”; la escritura nos introduce “división y
enajenación, pero también una mayor unidad. Intensifica el sentido del yo”142.
El texto escrito parece ser canal de una sola vía. Cuando hablamos o escribimos,
algún receptor ideal debe estar presente, puesto que de otro modo no podríamos crear.
Como relatores, narradores, escritores, chismosos, o terapeutas, aislados de personas
concretas, inventamos personas ficticias para construir el hecho comunicativo. En este
orden de ideas, para la mayoría de los medios de comunicación masiva el público es
imaginario, porque en este proceso todo receptor concreto está ausente o hay que simular
su ausencia. Es por esto que hay que crear papeles ficticios para personas concretas que los
quieran desempeñar. No es fácil penetrar en la mente de tantas personas ausentes en una red
de comunicación, algunas de las cuales no se conocerán jamás. En esta dirección Isaac
Joseph nos dice que:
el público se alimenta con series de acontecimientos más que con el
encadenamiento de fenómenos. Se nutre de secuencias informativas de las que
adquiere conocimiento de manera más o menos directa y que puede transmitir sin
analizarlas y sin apropiarse de ellas. Se llamará conversación o espacio conversacional
a un espacio social en el se constituye un público por cualescencia de secuencias
informativas. Una conversación es pues un juego de lenguaje particular que interesa al
periodista y al sociólogo, por más que estos no se propongan atenerse al análisis de las
entidades organizadas ni a la descripción de grupos ya constituidos143.
Unas líneas más adelante nos advierte que todo periodista que tienda a cobrar un
saber sobre la formación de la opinión pública y todo científico social que trate de construir
una “ciencia de las conversaciones comparadas” debe permanecer “más acá de la línea de
los consensos y de las concertaciones”144.
En esta misma dirección apunta que la física social del periodista conviene a las
sociedades modernas “en las que la sugestión se ha liberado de la proximidad; en otras
palabras su actividad hace parte de un dispositivo que utiliza las redes de comunicación
social, desterritorializadas, para resolver sus posibilidades de sugestión.
La siguiente cita es clara, cuando el autor se refiere a Gabriel Tarde en cuanto a la
formación de las opiniones:
Todo el mundo está sentado. ‘cada uno en su casa leyendo el mismo diario y
disperso en un vasto territorio’. Cuál es el vínculo social entre esos hombres? Ese
vínculo es, con la simultaneidad de la convicción o pasión de esos hombres, la
conciencia que posee cada uno de ellos de que esta idea o esta voluntad está
compartida en el mismo momento por un gran número de hombres, para verse
influido por ellos masivamente y no sólo por el periodista, inspirador común, que es el
mismo invisible y desconocido y, por consiguiente, tanto más fascinador’.145
142
ONG, Walter J. Oralidad y escritura: Tecnologías de la palabra; Fondo de cultura económica;
Bogotá; pag. 171; 1994.
143
JOSEPH, I. Op. cit 41
144
JOSEPH, I. Op. cit 42
145
Ibídem
8 5
[...] Como todo otro sistema —por ejemplo una familia considerada como tal
—, las historias que trae la gente no operan aisladas de su entorno: existe una inmensa
ecología de historias que van desde las relaciones entre las historias de los pacientes y
todas las otras historias de la experiencia personal y familiar no contadas, hasta las
historias compartidas por cada miembro de la familia con sus propios amigos,
conocidos y compañeros, hasta las historias que constituyen el erario de la cultura y
subcultura de esa gente. E incluye, por cierto, las historias dominantes en la
experiencia, historia, etc., del observador, en este caso del terapeuta (cfr. La noción de
‘intersecciones’ propuesta por Elkaim 1985). Por lo tanto el sistema ‘historia’ requiere
una visión multidimensional y macroecológica: en cada nivel de análisis que elijamos
podremos definir una constelación de historias afectando, y siendo afectadas por,
subhistorias, suprahistorias, historias vecinas, y aún historias sin relación aparente con
la elegida.
Este diagrama elaborado por Sluzki denominado "El sistema narrativa" nos muestra
la dinámica de análisis de la conversación y su producto, la narrativa mediante el
aislamiento de la historia como sistema significativo.
146
SLUZKI. C. Op. cit 145-148)
147
JOSEPH, I. Op. cit
148
La paradoja del momento quiere que toda ausencia de sentido pida sentido, así como la
uniformación pide la diferencia. Marc Augé; Hacia una antropología de los mundos contemporáneos; Gedisa
editorial; Barcelona; pp.-9; 1995.
149
MONS; A. Op. cit 9.
150
VASQUEZ R., F. Op. cit 2.
151
RESTREPO, Luis Carlos; Magazín Dominical de EL ESPECTADOR, No 402, 6 de enero de 1991
Bogotá, pp. 10 -12. L.C. Op. cit
8 7
La segmentarización y el dispositivo
Esta cultura analógica, cultura de los medios, cultura de la fragmentación, o cultura
del espectro, no es la cultura promovida por la escuela cuya base la constituye la
comunicación unidireccional, es la potente comunicación multidireccional de los medios
masivos de comunicación. Según Jesús M. Barbero (1997) “la revolución cultural que
introduce la ‘imprenta instaura un Mundo de separación’, hecho de territorialización de las
identidades, gradación/segregación de las etapas de aprendizaje y de dispositivos de control
social de la información o del secreto”. Y agrega luego:
Paradigma de comunicación que desde finales del siglo XVII convierte la
edad en el criterio cohesionador de la infancia’ permitiendo el establecimiento de una
doble correspondencia: entre la lineariedad del texto escrito y el desarrollo escolar —
el avance intelectual va paralelo al progreso en la lectura—, y de éste con las escalas
mentales de la edad. Esa correspondencia estructura la información escolar en forma
tan sucesiva y lineal que, de un lado, todo retraso o precocidad serán tachadas de
anormales y de otro se identificará la comunicación pedagógica con la transmisión de
contenidos memorizables y reconstituibles: el “rendimiento escolar” se mide por
edades y paquetes de información aprendido. Y es a ese modelo mecánico y
unidireccional al que responde la lectura pasiva que la escuela fomenta prolongando la
relación del fiel con la sagrada escritura que la Iglesia instaurara. Al igual que los
clérigos se atribuían el poder de la única lectura auténtica de la Biblia, los maestros
detentan el saber de una lectura unívoca, esto es de aquella de la que la lectura del
alumno es puro eco.
163
Ibídem
164
OROZCO, Guillermo. Educación, medios de difusión y generación de conocimiento: Hacia una
pedagoía crítica de la representación. En: Nómadas. DIUC. Fundación Universidad Central Nº 5. Sep-96/feb-
97. P. 24. Ss.
9 1
165
BETANCOURT, Julián. Ciencia , Comunicación y Cultura, en Ciencia y Tecnología para una
Sociedad Abierta. Colciencias, 1991. Bogotá.
166
OROZCO, G. Op. cit 24
167
Ibídem
9 2
Como es sabido, los docentes son los encargados de traslapar, vincular y comunicar
el mundo contemporáneo —incluyendo su historia—, un mundo “cuya compleja
heterogeneidad no se deja decir en ‘las secuencias lineales que dictaba la palabra impresa’ y
que remite a un aprendizaje fundado menos en la dependencia de los adultos que en la
propia exploración que los jóvenes habitantes del nuevo mundo tecnocultural hacen de la
visión, la audición, el tacto o la velocidad”168.
De esta manera, entonces, cobra una magnitud inusitada la relación entre educación
y comunicación en un momento en el que, según J. M. Barbero, dos destiempos acaban con
las esperanzas de que la educación cumpla con calidad su función histórica en América
latina. En primer lugar, “los objetivos no cumplidos de universalización de la escolaridad
básica [ . . .] puesto que América Latina es la región con mayores porcentajes de fracaso en
el mundo”; y, en segundo lugar, “el crecimiento de la brecha [de estos países”, en
comparación con los países con mayor desarrollo tecnológico] en la producción de ciencia
y tecnología; en la producción de conocimientos y el diseño de tecnología.
Es conveniente entonces señalar que “la comunicación de la ciencia y la enseñanza
de la ciencia son formas particulares de mediaciones culturales que tienen grandes
similitudes, especialmente en los niveles básicos. En ambos casos se selecciona y adapta un
conocimiento específico producido por una comunidad científica, para que ese
conocimiento transformado sea apropiado por otra comunidad169. Se diferencian en sus
objetivos últimos ya que por un lado se trata de acceder al conocimiento científico 170 en los
ciclos avanzados, en tanto que la comunicación de la ciencia busca un acercamiento, un
grado de familiaridad con los valores que sostienen el edificio de la ciencia y con su
racionalidad171.
Ese acercamiento, a veces inoportuno, es producido a través de las metáforas, de los
desplazamientos de sentido, de la puesta en marcha de dispositivos que capturan la atención
del usuario creando patrones de redundancia, y en ocasiones, imágenes desfavorables para
la enseñanza de la ciencia. “El poder de la metáfora radica tanto en su capacidad de
evocación al expresar algo sin nombrarlo, al referirlo a otro elemento, como en la capacidad
de fijar en el discurso ese otro elemento como parte de lo evocado. Capacidad que significa
un ejercicio sutil del poder a través de relacionar y asociar distintos conocimientos y
anclarlos en el sentido común de los espectadores o en conocimientos anteriores ya
legitimados por otras instituciones”172.
Conocimientos convertidos en lenguajes y vocabularios, en nuevas autoevidencias
que conducen en alguna medida al conformismo, a la incomprensión de lo que implica la
actividad de conocer o investigar y, al fortalecimiento de actitudes negativas, indiferentes
hacia el ámbito sociocultural de la ciencia, sin una aparente contextualización de la
curiosidad e ingenio que poseemos todos los seres humanos. Con ello se ha entrado en los
territorios movedizos del olvido, puesto que “conocer implica que no se conoce.
Precisamente la ciencia aborda lo desconocido; en ese sentido, el espíritu aventurero de la
168
BARBERO, Op. cit 11
169
GRANÉS José, BROMBERG Paul. La divulgación científica y la apropiación cultural de las
ciencias. Naturaleza, Educación y Ciencia No 4, 1986.
170
Ibídem.
171
BETANCOURT, J. Op. cit.
172
OROZCO, G. Op. cit 24
9 3
173
BETANCOURT, J. Op. cit.
174
BEDCHUK, J. Op. cit 65
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Ibídem
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