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Memoria para Armar

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MEMORIA PARAARMAR UNO

Testimonios coordinados por el



Taller de Genera y Memoria ex-Presas Politicas

Editorial SENDA

Ilustraci6n de portada: Pintura de Hilda Lopez de la Serie «Los adioses» Fotografia y disefio de portada: Beatriz Battione

Disefio y armado interior: Sonia Mosquera

© Taller de Genero y Memoria ex-Presas Politicas

..

www.memorlapararmar.org .. uy

[email protected]

Casilla de Correos 17485, C6digo Postal 11700, Montevideo Hecho el deposito que marca la ley

Impreso en Uruguay - Printed in Uruguay

Primera Edicion: noviembre 2001 - 1500 ejemplares Segunda Edicion: diciembre 2001 - 1500 ejemplares Tercera Edici6n: octubre 2003 - 500 ejemplares Todos los derechos reservados

ISBN: 9974-39-3S4-X

ACRADECEMOS:

A la Universidad de la Republica y al Rector Ing. Rafael Guarga su

. ..

auspICIO generoso.

A las Profesoras Graciela Sapriza, Rosario Peyrou, Lucy Garrido y al Profesor Hugo Achugar su invalorable colaboraci6n y amistad. A Cotidiano Mujer que nos acogio en su casa fraternalmente.

A Sonia Mosquera, Beatriz Battione, Elena Fonseca, Edda Fabbri, que nos entregaron desinteresadamente su saber tecnico.

A Artes Graficas y Dot Digital, nuestros impresores,

A La Comision de Cultura de la In tendencia Municipal de Montevideo, a la Comisi6n de Derechos Humanos de la Junta Departamental de Montevideo, Serpa], y demas insti tuciones amigas y a compafieras Y compafieros que apoyaron con entusiasmo nuestra esperanza y esfuerzos.

NUESTRO HOMENAJE:

A todas las que partieron y nos dejaron sus banderas. Alas que hicieron de la solidaridad una raz6n de vida, A las que supieron criar a sus hijos bajo eJ terror para que fueran libres.

A las que fueron capaces de sentarse a escribir venciendo el dolor 0 la timidez.

PRESENTACION

La edici6n que presentamos es la primera que lleva a cabo el Taller de Genero y Memoria ex-Presas Politicas y es inicial de una serie de publicaciones a realizar, destinadas a recoger testimonies. reales 0 ficcionados, de todas las mujeres que vivieron la dictadura uruguaya en cualquiera de las situaciones posibles.

Nuestro prop6sito es contribuir en varios niveles a la recuperaclon del pasado durante el gobierno de facto, vivido par las mujeres de modo caracterfstico y propio,

Los testimonios conservan para las generaciones presentes y futuras, hechos, pensamientos, alegrfas, angustias y valores que integran el acervo hist6rico, y por eso misrno, aportan 10 suyo a una tradici6n nadonal que busca un perfil de 10 que somos como pueblo. Constitu yen una reflexi6n de mujeres, pacas todavia, sabre sf mismas, sobre su manera de enfrentar situaciones Iimites y acercan al trabajo de concientizaci6n del genero, vivencias profundas, conmovedoras y trcmendas que enriqueceran a todos.

Esta es una historia de emociones y verdades internas, de lucha en todas formas, en que muchas voces no se han dejado oir todavia y par eso, como toda historia, es incompleta.

Este no es un libro mas; aquf pensamientos y sentimientos de muchas mujeres se conjugan para recomponer el pasado, para reafirmar can argullo 0 can modestia, que tenemos que dejar para las generaciones venideras las vivencias de aquellos afios dolorosos, y valientes, ejemplo y proteccion en el futuro.

Estamos convencidas que este libro, en el que hemos puesto nuestro arnor y nuestra confianza, tambien sera lefdo aSI, aSI se releera, se regalara, se prestara, en una siembra sin fin.

Taller de Genero y Memoria ex-Presas Poliiicas

PROLOGO

Participar de la Comision (que no Jurado, porque esto no fue un concurso) que trabajo en 1a seleccion preliminar de Memoria para Armar fue una experiencia diffcil de transmitir en toda su dimension. Significo enfrentarse durante varios meses a 10 que habian vivido las mujeres de este pais desde la carcel, el exilio, los barrios, los lugares de trabajo, en esos arios que marcaron a fuego a tres generaciones uruguayas. Fue revivir 10 que habfamos pasado nosotros mismos, y nuestros familiares y amigos, pero mucho mas que eso, descubrir cosas que ignorabamos, o de las que apenas teruamos noticias, vistas ahara desde la experiencia concreta, desde la afectividad de quienes las habian protagonizado.

En una reuni6n de las muchas que tuvimos mientras haciamos el trabajo de seleccion, una de nosotros cont6 una anecdota que transcribimos porque nos parece representativa de 10 que sentimos todos: NUn dfa, mientras yo leia originales mi hija menor entre en la habitaci6n y se qued6 mirandome, lQue te pasa, mama? Le explique que esos papeles me conmovian porque ternan que ver con un pasado que no habia terminado de cerrarse, porque muchas historias eran tristes, pero sobre todo por la emoci6n de descubrir con que coraje, con que dignidad, con que entereza, y con que humildad, las mujeres habian eontado cosas dolorosas que tertian que ver con nuestra historia, con la de mi madre, con la mia y tambien con la de ella. Le explique como pude, que eso tarnbien me daba alegria, y me hacfa sentir orgullo. No se 10 dije, porque tuve miedo de ser grandilocuente, pero me acorde de un versiculo dellibro de Judit: II lQuien se atrevera a despreciar a este pueblo que tales mujeres tiene?" audit, 10, 19)".

Porque valfa la pena saber c6mo vivieron las mujeres en ciudades y pueblos del interior en el paramo de esos afios, conocer las dificultades de las madres para pagar los paquetes de los presos, la solidaridad callada de un vecino, de un conocido; el dolor de una exiliada que durante anos no pudo ver a sus hijas ni comunicarse con ellas; escuchar el silbido bajito de un muchacho que le envia a una presa desconocida para el, un abrazo complice escondido en una melodia prohibida; saber

de un viejo que aprendi6 a escribir para poder comunicarse con su hija en la carcel: constatar que tambien hubo momentos de alegria, reirnos con el humor con que las mujeres podian burIar los rigores de los represores y estableeer redes de afecto par encima de ideologias y diferencias de edad y formaci6n.

Estos papeles muestran hasta que grado de inhumanidad llego la dictadura, las cosas terribles que llegaron a hacer los represores, pero rnucho mas importante: muestran 10 que NO pudieron hacer, porque hubo mujeres y hombres que resistieron en medio de la destrucci6n. Estos testimonios plantaban un Iimite, el limite que impone la dignidad, y que explica, como el plebiscito de 1980, la medida del fracaso de 1a dictadura militar,

Esto no es un concurso, claro. Se dice facil, pero fue muy diffcil elegir los textos para este primer tomo, porque todas las historias valen 10 mismo, todas llevan la carga de una experiencia vivida y superada con coraje. Todos los testimonios exhiben la valentfa adicional de haberse animado a compartir esas memorias personales para que integren la memoria eoleetiva. Lefrnos y relefrnos, y volvimos a leer, intercambiamos opiniones, y buscamos que esta primera entrega,reflejara una variedad suficiente como para trazar un retrato valido de 10 que fue la resistencia de las mujeres ante la injusticia y la arbitrariedad.

Han pasado mas de dos decadas de las historias que cuenta este libra. Tal vez por eso, ahora puedan escribirse, y tal vez, por fin, estemos preparados para leerlas. No esta mal que aparezcan ahora, en este afio de desaliento, en que muchos parecen dudar de la viabilidad de un pais que no termina de encontrar su lugar en el mundo. En una de esas. ayudan a descubrir que mas alla de las dificultades economicas, de la globalizaci6n y sus secuelas, de los discursos repetidos y de las ilusiones que se des moron an, este pais tiene sentido porque tiene esta gente, y fue capaz de generar ese caudal de generosidad, de entrega y sensibilidad del que este libro es un claro testimonio. Ojala, estemos, como comunidad, a la altura de ese desafio.

Graciela Sapriza Rosario Peurou LtlCY Garrido Hugo Achugar

LAS VOCES

Las versiones son fieles a los testimonios entregados par las au toras

'I..

ALGUIEN

Alguien no dijo Alguien no vio Alguien no pens6 Alguien llamo Alguien escuch6 Alguien sabe Alguien se va Alguien regresa Alguien no quiere Alguien debe hacer Alguien calla Alguien no siente Alguien oculta Alguien miente Alguien

TODOS

,

Ana Laura

MIRADA

T e vi. Era en el fresco temprano de una manana de verano. Quizas, primavera, aunque podria haber sido otofio, seria mas 16gico. Hace tanto tiempo ... lTreinta afios? tUn poco menos? ,Quien sabe ... ?

Era de esas mananas en que 1a promesa del calor venidero anima a levantarse, a estar afuera, para sentir en la piel ese resto piadoso de aire nocturno. Y respirar hondo, como para guardar un poco.

Era ademas. manana de adolescencia sin liceo. Pequefia libertad que abre la puerta a un parafso de posibilidades. La mayoria queda en eso, posibilidades, pero es suficiente. No simplemente levantarse, sino hacer volar el camis6n, mientras aletea hacia cualquier lado. Lenta inspeccion en el espejo y rapido el peine, pensando en todas esas casas que sugiere la misma imagen de cada manana, la misma, pero otra, como cada dia y como siempre, en esa edad en que es posible transformarse en una noche. [Y como duele mirarse, y a veces no quererse! Y c6mo duele querer mirar y no querer. Haber visto ya. Haber erecido ya.

Y ver el mundo, y creeer ya. Intentar compaginar dos engranajes que no se detienen. Y aprietan. Y apresuran. Y apuran tanto, que esa ropa vacia, abandonada a1 salir, seguramente no queda igual, no sienta bien cuando se vuelve a entrar.

lAyudar a mi madre a barrer la vereda? 51... lPor que no?

Estar en la calle, el alboroto de cientos de pajaros en la copa del arbot el silencio de las casas que todavia no se habian abierto ... Y ahi estabarnes, mi madre y yo. Dos escobas, dos mujeres, el cordon de la vereda de una calle de barrio.

Yentonces te vi. Sorprendida por eI ruido del motor, que ya se alejaba, mire. Y te vi. Til no me viste. No podfas, ;,Me escuchaste? Yo no podia. Tu no hablabas.

Tus manos en la espalda y tu espalda contra la caja de un jeep militar. Rodeada de cascos, armas, uniformes verdes. De aquel verde ... Verde como la lona trasera levantada, arrollada sobre el techo. l,La lona

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levantada? Y sf... jla lona levantada! Arrogante prepotencia, patetica pedanteria de los que se creen impunes, que te descubri6 a mis ojos. Tenias el cabello muy rubio, dividiendose sobre los hombros y tambien sobre las sienes, estrangulado por la venda que cubria tus ojos. Llevabas un panta16n vaquero y un saco, como de lana, rojo. Pequefia imagen desvaIida y fragil, expuesta, muchacha, entre ellos, sola.

En tonces el grito:

-iiMamaa, miral! lLa viste?, lla viste? ~No llores, m'hija, no llores ...

IIIHt... r

-, IJOS .. ~.

Y el abrazo que cierra. 0 encierra. ,Consuelo 0 silencio? Tristeza e impotencia en su mirada aguada. Y despues la of susurrar algo a mi padre. Pero ella y yo jarnas volvimos a hablar sobre ti. Ella ya no esta. lTtt estas? ,Que te paso? ,Que hicieron contigo?

Nada se sabre ti, 0 casi nada. Todos estos afios te he acunado en mi memoria, con tu saquito rojo, cada vez mas rojo, y tu pelo claro, que no adquiri6 canas, y por eso mismo, doloroso. Porque no puedo modificarlo, no puedo sacarte de aquella caverna verde, que como una bocaza siniestra mostraba 10 que estaba a punta de engullir. Un bocado demasiado delicado para el hediondo aHento de una bestia que recien empezaba a rugir. Asi te balanceabas, entre sus dientes, desvalida en 1a oscuridad de tu mirada obturada, desamparada y sola entre los que te rodeaban. Pero te vi. Y estuve contigo. De tu lado.

Absurdo, inutil sinsentido. Yo te vi. Pero ttl no podias verme. Ya ti te taparon los ojos, seguramente porque ya habias visto y entonces, ya sabias, ,De que te servia mi mirada? Vano esfuerzo de una impotencia desconsolada, que no se resigna. Pero es que aun hoy, quisiera saber. (D6nde estuviste? lD6nde estas? lEstas?

Eras mayor que yo. Como mi hermana mayor, quizas. Mayor que mi hija ahora. Pero lenvejeciste como yo, como mi hermana? lEncanecio tu pelo?

M uchas veces me he preguntado, de d6nde te traian, donde tu casa, tu familia, d6nde tu madrel Tu casa tendria tambien ese olorcito mafianero de cafe y pan tostado ..... Tendrias un dormitorio, una cama, un cuarto que contuviera tus cosas, tu rruisica y los libros ... Un compafiero lun marido? lDonde qued6 ese alguien desesperado, ese que apela al tele-

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fono, a los otros? leOma contarle que guardo un retacito de tu vida?

,C6mo eontar del horror, del sufrimiento tan fuerte que marea y entorpeee? leOma hablar de mi, desgarrada y avasallada por una imagen, a quien ya esta desgarrado? Aun hoy, me ha eostado aeercar a mi hija a este relato. Recordar tu imagen una vez mas y pensar en ella me provoca algo diffcil de describir. Es como si quisiera elevar una muralla de tiempo, de distancia ... lde historia?

51. Hacer una muralla imposible de otra historia. Porque cada aeontecimiento de la historia anterior era mas, y mas y mas terrible. Era, diria, casi parad6jico, una historia de 10 inhumano, de 10 no escrito y no dicho. Y mientras no se podia decir, ni escribir.jcorno no?, cada vez que volvia a mi casa, aquella Tapa vacia no se acomodaba bien a una duefia modificada, se negaba a llenarse de mi. Pero eso, ya no importaba. Y la imagen en el espejo, tampoco importaba tanto. Y fui creciendo, empezando a envejecer, entre noticias susurradas, miradas de reojo yalgunos libros enterrados. Por las dudas.

Entre las casas perdidas y tanta pregunta sin respuesta, tu saquito rojo y tu cabeza torturada ... lTe mareaban? lte confundfan? i,te negaban sus rostros? i1a calle POf donde te llevaban? ,te tenian miedo? iPOfque aun no habian hecho las capuchas, apuraron una tela sobre tus ojos?

i.Que hacer can todo esto? Quizas se trate de una especie de pobre resarcimiento de mi pena imitil, un pequefio homenaje para ti, una vana gotita de consuelo tardio, y quizas, algo de venganza ... Tal vez una modesta manera de crear otra historia.;

Quiero decirte, que 1a calle se sigue llamando Asamblea.

Argo

..

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EL BOTE

Aquella tarde me toc6 ir entre las primeras. A las mujeres nos llevaban a bafiar a la enfermerfa, que quedaba bastante lejos del barrac6n, donde nos habian trasladado, pasado poco mas del primer meso Nos separarian dos cuadras 0 tal vez tres, no puedo establecerlo con precision, cualquier distancia resultaba fatigosa, para alguien que pasaba todo el dfa en custodiada inmovilidad.

A esta altura, por 10 menos para los que estabamos en el barr aeon, el barto era un acontecimiento, si no diario, frecuente y ya incorporado a la rutina de aquellos dias, que empezaron siendo de pesadilla, de caos, siguieron interminables, y ahora eran sencillamente de espera.

Es curioso, pero asi, sentado de cara a la pared, los DjDS vendados, incomunicado, uno espera, mas que alga trascendental, alga nimio, pequefio, apenas capaz de posibilitar un cambia de posicion, la comida, la ronda del enfermero, el bano.

EI bane era obligatorio y contra-reloj -Rapido, jjtenes diez minutos y van nueve!!

Nunca llegue a ubicarme con cierta satisfactoria exactitud en aguel inmenso cuartel de Colonia; a mi naturalmente escaso sentido de la orientaci6n se sumaba la ceguera de la venda. Sin embargo, la enfermeria me resultaba inconfundible. Allf habia pasado el primer mes, y evidentemente algiin misterioso mecanisme de conservaci6n hacia que la reconociera, El bano estaba pegado al consultorio del medico. Enfrente a la puerta de entrada estaba la bafiera. a la izquierda, un retrete, y contra la pared del medio, una pileta. Una vez adentro, sin la venda, las manos sueltas se deshacfan can rapidez de la ropa, 1a camisa colgaba del picaporte, tapando el ojo de la cerradura, una toalla se extendia a modo de cortina, colgada de un alambre que -pasando por delante de la baftera- atravesaba la pieza.

Algunos soldados, no todos -es justo recordarlo- matizaban la guar-

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dia con incursiones al bafio de las "pichis" . Nos afanabamos en defender una privacidad que ya no existia.

Un preso es un invadido, deciden par el el momento de ir al bafio, le eligen la fopa que puede usar, leen y censuran sus propias cartas, 10 desnudan, 10 golpean y tratando de penetrar en sus secretos mas queridos, le rompen el alma.

Bordeando 0 atravesando el casino de tropa, se llega, siempre demasiado pronto, a la sala de tortura. Se puede reconstruir el camino que lleva hasta alli, pero nunca el de regre!?o, no recuerdo haber vuelto una sola vez, sobre mis pies.

Han dejado de trompearme la cara, el tibio sabor de la sangre que me llega hasta la boca, es 10 unico familiarmente humane en aquella atormentada oscuridad. Desnuda, las manos atadas en la espalda, mira con los ojos vendados hacia la voz que me interroga, sonora, inconfundible, correcta diccion de un oficial.

Una patada me sorprende de atras, levantandome hasta hacerme caer, pero ya me levantan para atarme -ahora si hasta inmovilizarme totalmente- a un tabl6n; trampolin de la muerte, el tab16n me sumerge en el horror del submarino, me inundo, me ahogo, pero la muerte se detiene ~ ..

-lSabes que son estas gomas?, otra vez la voz. -Aire comprimido, no te va a poder coger ni un elefante -sentencia inconfundible, sonora, prolija, la correcta dicci6n de la voz del torturador.

Marzo recien empezaba, caluroso ese afio, el calor estaba a mi favor, caminaba despacio, el soldado no me apuraba. Robandole siempre una rendijita a la venda, mis ojos saltaban de un escal6n a una zanja, del pasto a las baldosas, un olor me distraia hasta la cocina, que debia estar alli nomas, el ruido de un motor que se aleja, voces de soldados cerca y lejos ...

-iiHay tueo!! iique tuco!! lc6mo la metiste? -grita la voz de un bayano-.

-Como con arroz, responde entre risas la voz del que me lleva.

En el 4° Batal16n de lnfanteria de Colonia funcionaba un centro de instrucci6n de reclutas (CIR). Pululaban por el cuartel soldados de todos los rincones del pais, por supuesto, no todos tenian contacto directo con los presos, pero para la gran mayoria los presos eramos una atraccion, un pasatiernpo.

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A los companeros hombres los humillaban por estar presos, en el caso de la mujeres, no se si nos humillaban por presas 0 sencillamente,



por mujeres.

-,Cuantos afios tenes? -oigo la pregunta en el mismo momento en

que me levantan la capucha.

-Diecinueve, -contesto mirando la cara del oficial que tengo en&ente.

-lCuanto te dieron? continua el oficial visiblemente molesto.

-De seis a dieciocho afios, -respondo.

-jEstas son casas para hombres! nNo te das cuenta!! -termina gri-

tandome, con incomprensible indignaci6n, al tiempo que me hace desaparecer nuevamente debajo de la capucha.

Subi los tres ultimos escalones que me separaban del piso raja de la enfermeria. Doblamos a la derecha, camine por el ancho pasillo de distribucion de los consultorios. de repente, mis ojos se toparon incredulos con un bote. No podia darme vuelta para confirmarlo. lUn bote? La idea qued6 dandome vueltas en la cabeza. LUn bote? No, no podia ser, el infierno tiene tambien su coherencia, y estaba segura de no tener una alucinacion (l,de que color era?, el piso de la enfermeria es rojo, el bote lverde?). Llegamos a la puerta del bano,

-Mira la pared -ordena el guardia- mientras se separa para meter la cabeza y medio cuerpo adentro del bano, para inspeccionar.

-Entra, -dice- y dame la venda. Sale y se ubica del otro lado de la puerta.

Estaba nerviosa, la idea del bote me inquietaba mas a cada momento. El agua caia ruidosamente, el jabon, como un pescado, resbalaba entre mis manos distraidas, l un bote?, mi cabeza recorria el camino del regreso.

-Guardia, estoy pronta -avise golpeando la puerta. EI soldado abrio la puerta. -Date vuelta, indico, y me coloco la venda. -Vamos, ordeno con aburrimiento.

Mis ojos, una camara fotografica a punta de ser disparada, enfocando cada trarno dellado izquierdo del corredor de la enfermeria, par la rendija de la venda.

Ahi estaba, casi sobre mis pies, no 10 habian sacado, 10 pude recorrer en todo su largo, jun bote!, [como no 10 vi desde el primer momento! lc6mo se me ocurri6 pensar en un bote?

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Tal vez no quise verlo. [Asesinos! iBestias!

Sigo caminando con aquella imagen aplastandome el corazon. Como una piedra cae rompiendo la superficie del agua en circulos de estupor, la imagen del ataiid me lleg6 hasta el fondo, trastocandome, dejandome rota, perpleja. Una pregunta empezaba a ocupar toda mi cabeza t,quien? jquien! Sabia una sola cosa, y aquella iinica certeza, dolia mas que cualquier duda.

Uno de nosotros habia muerto en la tortura ..

Carmela

(Dedicado a "Chiquito" Perrini, detenido en Carmelo en 19741 trasladado al cuartel de Colonia, donde fue torturado hasta la muerte.)

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RETRATO DE MUJER EN EL TECHO

Empez6 todo de una manera simple y sin darme cuenta. A pesar de la crudeza de este invierno montevideano fui obligadamente al campo tres dfas, Durante la ausencia se iban a ocupar en arreglar el techo de mi dormitorio al que se le estaba cayendo el revoque.

Al regresar di un vistazo un tanto distraido al remiendo y me paredo que el trabajo estaba prolijo y bien hecho.

Una manana que no me decidia a levantarme siento unos ojos, mejor dicho un ojo que me mira. Es la sensacion rara de una mirada agria, malevolente. Experimento un desasosiego y miro alrededor del dormitorio convencida que no hay nada y pienso: la locura toma otro rumbo del acostumbrado. Pero mis ojos miran al techo y ahf un trozo de revoque prefiguraba la cara de una mujer.

Se que me va a dar trabajo describirla y no se si 10 lograre. Es ella la parte blanca del revoque anterior, el nuevo la rodea con una melena espesa que se viene sobre la frente y algun mechen se deshilacha sobre una mejilla. Y cstan los ojos, Uno grande, oscuro con ojeras como la vampiresa del cine mudo, mas con un punto fino como un estilete 0 como el ojo de un pajaro prehistorico pronto a abalanzarse sobre su victima. El otro mas pequefio y no a 1a misma altura es como esos ojos que tienen una nube, blanquecino, espectral. Y mas abajo, la boca, una caja casi cuadrada, cerrada, apretada, que nunca se abrira, para no dar a conocer sus secretos antiguos y terribles. Luego sigue el cuello, robusto, de mujer que sabe 10 que quiere y 10 lleva a cabo por cruel y doloroso que sean los resultados.

Permanecf un rato mirandola, No, mirando el ojo, el importante, el

.. .

magico.

Durante el resto del dia con muchas ocupaciones se desvanecio la cara misteriosa aunque, en algun momenta resplandecio como un astra tapado rapidarnente por una nube espesa. Al regresar, despues de las tareas acostumbradas me atrap61a lectura del prfncipe de la muerte

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y continue leyendo hasta muy tarde.

Me dormi cansada, pero inquieta,

A la manana siguiente mis ojos van a su ojo que ha cambiado, esta mas oscuro y me sefiala que algo, al caer el dia, la noche engendradora de monstruos y vampiros, va a suceder.

Aunque no creo en esoterismos, alla en el fando de la razon, como viniendo de mundos lejanos en el tiernpo y espacio, siempre hay algo muy tenue que percibe el misterio aunque luego se desvanezca con rapidez. Entonces, titubeante entre mi razon y los legados antiguos me digo: lque me anuncia ese cambio que hoy se percibe en el ojo?

Paso el dfa en mis tareas habituales pero can insistencia se presenta el peligro ignorado, por 10 tanto, imposible esquivarlo. Pasan las horas de luz y todo entra en la oscuridad. Se inicia una larga espera. De pronto una Hamada cruel y perversa me envuelve en el horror de la voz de mi hija desaparecida en 1976.

Que manera tan sutil de deshacerme. ~.

Miro el ojo, esta entrecerrado pero me mira fijo y con malicia. Ahora se que cada manana me anunciara un hecho cruel.

Yo no padre vivir uno y otro dia esperando que me caiga una des-

t

gracia.

Enloquecere,

No puedo continuar asf,

Manana temprano Ilarnare para que me vuelvan a picar el techo.

In chald

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UNA LUZ EN LA DICTADURA

C uando mi madre comunico a la familia que se habia integrado a un club de tejedoras que se reunfan por las naches, todos quedamos un poco sorprendidos, porque nuestra madre nunca fue una gran amante de las labores de ese tipo, ni tampoco aficionada a las reuniones de senoras. Sin embargo, la noticia nos produjo un gran alivio. Habfamos visto con orgullo y satisfacci6n su creciente interes e integraci6n a la realidad nacional, pero en esa primavera del afio 72, la integraci6n a la realidad nacional solfa ser bastante peligrosa. Los uruguayos habiamos aprendido por triste experiencia los peligros de expresar opiniones, de tener ciertos amigos 0 integrar determinados cfrculos, Y mi madre no tenia ninguna experiencia en las Iides politicas. Frecuentemente expresaba 10 que pensaba, y a menudo provocaba situaciones que nos tenian a todos bastante preocupados. Nos llev6 bastante tiempo descubrir que en realidad las tales reuniones de tejedoras eran un pretexto para salir de noche a pegar carteles en las paredes: "Navidad sin presos politicos" .

Habia un gran abismo entre la senora que nos crio, y la militante actual. Nacida en Paysandti en una familia quiza poco adinerada pero de gran prestigio social, nuestra madre habfa seguido los pasos esperados: estudi6 de maestra, se cas6 con un prometedor estudiante de medicinal y luego abandono su carrera para dedicarse a su marido y a sus hijos. Si bien vivi6 en Montevideo desde que se caso, form6 un hogar correspondiente al de su juventud en Paysandti. Tuvo cuatro hijas mujeres y luego un varon. A todos nos cri6 de acuerdo a sus pautas morales y religiosas, En su casa se iba a misa todos los domingos, las hijas formaban parte de las Hijas de Marfa, y el control moral era estricto, como correspondia. Cuando una de nosotras entablaba una nueva amistad, rapidamente se pasaba al interrogatorio sobre si la familia era "bien", que apellido tenian, etcetera. En los anos sesenta, en plena epoca de la liberaci6n de la mujer, las hijas tenfamos prohibido salir solas con los novios, y debfamos estar en casa a las ocho de la noche. Par supuesto

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eso provocaba bastantes desacuerdos que cada hija asumia segtin sus caracteristicas: Laura, mi tercera hermana y yo nos rebelabamos y discutfamos, Gilda, la segunda, un ser dulce y callado, aceptaba te6ricamente todas las normas y luego hacia 10 que querfa. Pero de alguna manera siempre nos ingeniabamos para tener a los padres 10 suficientemente distantes de nuestras actividades y mantener as! la paz familiar.

La politica era un tema intrascendente en nuestro hogar, y los problemas sociales eran vistos a traves de alguna obra de beneficiencia a la que Mama se entregaba, ocupando sus horas libres. Ella tenia clara su posici6n: votaba a la Union Civ ica y no habia necesidad de cuestionamientos. Sin embargo, se atisbaban algunos rasgos indicaclores de un caracter mas tolerante del aparente. Un dia yo declare abiertamente mi atefsmo y de paso mi militancia en el FIDEL, aquel primer intento de reunion de partidos polfticos que crecio en el Uruguay a partir de la Revoluci6n Cubana. Esperaba una reacci6n furibunda y sin embargo la decisi6n fue aceptada por mis padres con resignacion,

La situaci6n politica del pais fue cambiando rapidarnente en aque- 110s afios, 10 que hacia dificilla adaptaci6n de las mentalidades de mucha gente acostumbrada a vivir en el paisito sin grandes sacudones politicos.

En nuestro hogar, la evoluci6n fue bastante rapida. Gilda se recibi6 de rnaestra. Nuestra madre, que aun anoraba su abandonada carrera, fue poco a poco integrandose a las actividades profesionales de mi hermana, que consigui6 su primer cargo en un cantegril de Montevideo. Y alii, a traves de Gilda, Mama fue viviendo una realidad nacional bastante diferente a la de nuestra protegida Punta Carretas.

Tarnbien es derto que la Iglesia, de la que ella formaba parte activa, fue carnbiando, y Mama se fue integrando paulatinamente a los cambios.

Y asi, en las elecciones del 71, a nadie sorprendi6 que Mama votara por el Frente Amplio, abandonando definitivamente la tradicional Union Cfvica. En nuestra casa ya no se hablaba de apellidos y la escala de valores a nivel familiar se fue alterando rapidarnente.

Gilda, que vivia con su marido militar, sin hablar jamas de politica, pero bebiendo dia a dia los problemas de sus al umnos y sus familias, seguia siendo su mejor compafiera. Hasta que una tarde en que mi ma-

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dre estaba de visita en su casa, apareci6 un carnien de las Fuerzas Conjuntas y se las llevo. Esa misma noche nos llevaron a toda la familia, incluyendo a mi hermano de doce afios. Y fue asf que en una fria noche de invierno, encapuchados y con los brazos en alto durante doce horas, nos enteramos que Gilda y su marido eran Tupamaros. Nos enteramos porque desde el patio en que nos tenfan, oimos los gritas, las amenazas y las torturas de ambos.

Mi madre no dijo nada ese dia. Pero la rnujer que sali6 del cuartel ya no era la misma, Las Fuerzas Conjuntas lograron 1a culminaci6n del cambio. Rapidamente comenz6 a interesarse par los distintos grupos de apoyo a los presos politicos y a sus familias. Dfa a dta iba a 1a Jefatura a indagar por su hija y su yerno y valver siempre con las manos vacias, Nadie sabia d6nde estaban. Cuando podiamos, nosotros la acompafiabamos y asi 1a vimos crecer. Su caracter, que siempre habia side alegre, pas6 a ser "a1egremente combativo". Nada la detenia y poco a poco se fue convirtiendo en un referente, en una lider. Y levantaba su bandera de optimismo par donde iba.

Cierto dfa, esperando en 1a interminable cola de la [efatura, aparecio una mujer madestamente vestida. Llorando se acerc6 a un policia a implorar noticias de su hijo que se 10 habian Ilevado esa madrugada. Rogo y suplic6, le bes6 la mano a1 policia, pero este, imperturbable, la echo. Mama sali6 de la cola, se llev6 a la mujer a un bar cercano lc compro un cafe y se dedic6 a alentarla con palabras tales como: "Levante la frente, senora, nunca Ilore ante un milico, su hijo es un idealista que se avergonzaria si 1a viera", S610 mas tarde, a1 volver a su puesto en Jefatura, se enter6 que el r'idcalista" era en realidad un conocido punguista detenido esa manana.

En esos tiempos diffciles, un dia se encontro con una de sus aristocraticas amigas del pasado, que tenia un hijo militar. Con aire compasivo la senora Ie pregunt6 por mi hermana. Aiin no habia noticias. Y siempre con el mismo aire de maternal cornprension, su vieja amiga la con- 5016 diciendole que no desesperara, que su hijo Ie decfa que mucha de esa muchachada era "recuperable", Pas6 el tiempo. Gilda sali6 del cuartel y fue a parar a una carcel. Pudirnos verla. Nuevamente mi madre se encontr6 con la misma senora que otra vez Ie pregunt6 por las novedades. Su contestacion fue rapida: IJSC ahara sabemos donde esta. Fue

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muy golpeada y torturada y sin embargo me dice que no todos los militares son torturadores, que hay algunos, aunque pocos, que son "re-

cuperables" .

Y ese fue el fin de una amistad de muchos afios.

Poco a poco se integra a los distintos comites de izquierda, de farniliares de presos, de apoyo a los desaparecidos, y todas sus otras activiclades y amistades fueron dejadas de lado. Segufa siendo cat6lica, pero ya no era una catolica de ritos y rosarios, su religi6n se convirti6 en una doctrina de vida, de solidaridad. Se consigui6 una gran cruz de madera y llevaba su quiosco ambulante, al que llamaba "Nuestra Cruz" por todos lados en la ciudad vendiendo artesanias hechas por presos politicos, acomapafiada por Felipe, su hijo menor, de 13 -14 afios, Se procuraba ayudar sabre todo a los presos del interior, ya que sus familias tenian mas dificultad de acompaftarlos y llevarles 10 que necesitaban, donaciones, postres, fiambres, dukes, que les permitfa hacer ell/bolso" o pagar los pasajes a los familia res para ir a ver a los presos de Libertad ode Carcel de Mujeres. Los fondos servfan para ayudar a los que salian de la carcel, 0 para comprar las cosas mas necesarias de las que privaban a los presos politicos.

Habfa algo en su caracter que Ie perrnitia hacer y decir cosas que a otros les podia haber resultado caras. Nunca supimos si se debfa a la sonrisa y naturalidad con que enfrentaba los hechos, 0 a su edad, 0 a alga mas profundo, implfcito en su personalidad optimista y avasalladora. Eso llev6 a muchas anecdotas que en esa epoca nos tenian a todos bastante preocupados. En una ocasi6n llev6 su quiosco a la misa de once, donde un conocido militar en actividad salta, luego de comulgar muy santamente, rodeado de familiares y amigos. "[Ay, que suerte, coronel X, saber que usted es cat6lico! Usted mejor que nadie conoce la situaci6n de los presos politicos y sus carencias. Esto que.vendo cubre 5610 una minima parte de 10 que necesitan y presiento que usted esta dispuesto a colaborar can tanta gente que sufre". Y el coronel compr6 gran parte de la rnercaderia a precio mas que adecuado.

Mama aprendi6 rapidamente a toear todos los resortes, a conoeer con cuales funcionarios se podia hablar, cuales habfa que evitar. Y asi lleg6 a convertirse en una especie de vinculo entre la direcci6n de la carcel y los distintos comites que integraba. Ella averiguaba que ropa

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se precisaba, que remedios faltaban, quienes saldrian y precisarfan ayuda. Se entero, por ejemplo, que habia muchas presas cat6licas, pero que nunca habian recibido una camuni6n. Hab16 can unos y con otros y logro finalmente un permiso especial de la direcci6n. Ella traeria las hostias en una cajita de metal, que seria controlada sin tocar, y en presencia del director, darfa la comuni6n a quien la quisiera. Y as! sucedi6. Pero en el momenta crucial de sacar las hostias, ella propuso una oraci6n y pidi6 que el director la acompafiara. La oraci6n comenzaba asf:

"Oremos Senor, para que exista justicia en este mundo, para que no existan mas torturas ni seres desaparecidos, para que todos los nifios uruguayos puedan disfrutar de sus padres sin rniedo, ... " E increfblemente, el director se limit6 s610 a decir IJ Amen".

En 1973 la represi6n recrudeci6 y nuestra madre, estando en una reuni6n del Comite de Familiares, cay6 en una redada y fue transportada a un cuartel, donde paso tres meses. lDe que se Ie acusaba? Su marido y sus hijos acudieron a todas las puertas hasta que llegaron a1 coronel que dirigfa el cuartel, y este explic6 detalladamente la situaci6n. Estaba acusada de graves delitos:

-En primer lugar, forma parte del Comite de Presos Politicos.

-Pero ... [esa es una organizaci6n legal!

-Eso depende de como se mire, para mi, no existen los presos politi-

cos, son s610 delincuentes comunes, y por 10 tanto, la organizaci6n es ilegal. En segundo lugar, su mujer se reune con distintos grupos en la Asociaci6n de Bancarios, y en una P arroquia, y se dedica a conseguir muestras gratis de remedios can distintos medicos. En mi criterio, la Iglesia, la Asociacion de Bancarios y la Facultad de Medicina son los grandes enemigos de la Patria y habria que eliminarlos a todos. Y quien participa en sus actividades es un crirninal.

Ante tan irrefutable 16gica no existian argumentos, de modo que la familia regreso a la casa derrotada y Mama sigui6 en el cuartel. Pero no era tan sencillo. Primero estaba en un lugar comun con toda Ia juventud, pero al poco tiempo fue aislada. Cuando pregunto la causa, se Ie explic6 que ella se dedicaba a politizar a los soldados y era un elemento peligroso. Entonces fue a parar a un s6tano can piso de tierra, sin bafio. sin luz. La unica comida que se Ie daba, era la que le traian en una olla grande, que con un cuchar6n servian en un plato de lata, comida que

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recuerda como "un guiso pasado" y "una fruta podrida,la mayor parte de las veces" .. Y "el hambre te hacia comer cualquier cosa". recuerda. "Si seriamos fuertes que ninguna de las que estabamos ahi del Cornite nos enferrnamos".

E1 calabozo era chico, tenia una cama s6lo con un "jerg6n" sin colch6n en el piso y una frazada. Y el problema de la falta de luz y aire se agravaba porque ella sufria de claustrofobia. El resultado fue una crisis hipertensiva y no hubo mas remedio que atenderla. Tampoco era una situacion facil para el cuartel. Una cosa eran las desapariciones de gente joven, politicamente activa, y otra, la muerte de una mujer de 62 afios, sin cargos legales aparentes, que ademas era bastante conocida en el ambiente de izquierda y de iglesia. Optaron por dejarla en el sotano pero con la puerta entornada y un soldado cuidando. Y alli se daban largas charlas con el soldado de turno. Pero no siempre era asi, Habia uno que solia hacer la guardia de noche, y su mejor broma nocturna era abrir su pantalon y orinar hacia adentro por la puerta entornada. Paso una vez, dos, y a la tercera, Mama se acerc6 y mirando con aire maternal el chorreante bulto que asomaba por la puerta, Ie dijo: "Pobre muchacho' Tenes una enfermedad venerea, yo se porque rni marido es medico, veni, dejame que te revise". El soldado salio despavorido y esa fue la ultima orinada a traves de la puerta.

Durante todo ese tiempo no pudimos verla. A pesar de que dos veces por semana, segun 10 permitido, fbamos al cuartel con comida y ropa, no lograbamos saber de ella. S610 una vez, de lejos, la vimos pasar, con la misma ropa con que habia sido llevada, y empujada por un soldado que le ponia una metralleta en la espalda. Ella nos sonrio, con la frente en alto, hacienda gestos que indicaban que estaba bien, que no habia problemas. Esos gestos eran en parte destinados a nosotros, pero en gran parte destinados a los propios soldados. Su mayor preocupaci6n par ese entonces era demostrar que ella estaba por encima de las peripecias del cuartel, que nada podrfa quebrarla 0 llevarla a suplicar. y otra vez que logro hacernos lIegar una notal comunicando que estaba muy bien, pero que avisaramos que habia visto en el cuartel a Juan Pablo Terra y su grupa. Mas tarde supimos que de toda la comida que le mandamas s610 le llegaban las naranjas, y estas. s610 cuando habian llegado a tal estado de putrefacci6n que eran ya incomibles.

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Y una noche a las tres de la manana, fue liberada del cuartel, aun sin explicaciones, y con varios kilos de menos, pero siempre con la misma sonrisa. Antes de liberarla la habian amenazado y Ie habfan dieho que si bien saldrfa, era por poco tiempo. La pr6xima vez seria la definitiva, dijeron. Pero ella retorn6 su vida habitual, con los mismos comites y el mismo quiosco de ventas. Dos semanas mas tarde, un sabado de noche en que toda la familia estaba reunida, sono el timbre. Yo fUI a abrir y aterrada vi un muchacho de unos 25 afios que, si bien iba vestido de particular, llevaba impreso en la cara su profesi6n de soldado de cuartel. Pregunt6 par Mama. Todos quedamos mudos. Ella se levant6 lentamente y se acerc6 a la puerta, pero all1egar, su cara se encendi6 con una amplia sonrisa y, sorprendidos, la vimos abrazarlo carifiosamente y hacerlo pasar. Dirigiendose a mi padre explic6 que el recien llegado era Raul, un muchacho buena que se hizo soldado porque no tenia que comer, pero ella Ie habia prometido que Papa Ie buscaria un empleo y asf podria hacer una vida decente. Y aparentemente Raul habia aceptado, ya que habia renunciado a su puesto y esperaba esperanzado el prometido empleo, que luego mi padre se vi6 en bastantes dificultades para conseguirle.

Quiza 10 mas interesante que sucedi6luego de su retorno fue su cambia con respecto a nosotros. Muy confidencialmente me conto que en realidad el cuartel habia sido una experiencia muy importante, que de toda experiencia cruel se puede sacar alga positivo. Segun ella, el contacto con tanta gente joven Ie habfa ensenado mucho:

"Fue increfble ese tiempo que pase con los muchachos. Una juventud tan sana, tan idealista. Yo pensaba, cuando yo tenia su edad, que las preocupaciones eran cual serfa el vestido a estrenar en el Club Uruguay, y cual era el ultimo tango de Cardel. Y estos muchachos, tan Henos de ideas sobre el mundo, sobre la vida, me parecia estar viviendo alga completamente nuevo. Y entonces pense como me habia equivocado con mis hijas. Le6mo yo, que vivi una juventud totalmente distinta hace tanto tiempo, en Paysandti, pretendia dictarles normas de conducta a seres que vivcn hoy en dia con una realidad que jamas me imagine? ;,Que derecho tengo yo, aunque sea su madre, a meterme en sus vidas?

Y realmente su actitud cambi6 totalmente. Lleg6 un dia en que la

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hija menor, Beatriz, llego a hablarme muy preocupada porque Mama habia salido "rara" del cuartel. Ya no preguntaba mas con quien salia, a que hora volvia, como si nada le interesara. Yeso en ella no era normal. lHabria que consultar a un psic61ogo? E1 hecho fue que cuando ees6 el control, cuando Mama paso a comprender ciertos problemas, las hijas nos sentimos mas cerea, empezaron las confidencias y la familia paso a ser menos ritual, se crearon lazos diferentes, de confianza y respeto mutuo, C01l10 nunca habian existido.

Gilda fue liberada luego de varios afios de prision y tuvo que refugiarse en el extranjero. Su marido sigui6 en la paradojalmente Hamada Carcel de Libertad hasta el fin de la dictadura. Mama sigui6 en la lucha. Cuando al fin el pais volvi6 al regimen constitucional, ella se integro al Frente Amplio y sigui6 militando activamente. HOYt ya por cumplir noventa afios, aiin acude a las manifestaciones y trata de mantenerse en contacto con su partido Y la realidad del pais. Sus piemas fallan, y tambien su memoria, 10 que no Ie impidi6 exigirnos este ana que la Ilevararnos a firmar el Referendum el 18 de febrero.

Nuestra madre no es un ejemplo unico. Hubo muchas familias uruguayas que vivian dormidas y aisladas de la problernatica del pais. Los cambios sociales en la segunda mitad del siglo veinte fueron tantos y tan bruscos que a muchos padres les coste adaptarse 10 suficiente como para comprender a sus hijos, Y de pronto, vino la dictadura, que sacudi6 todos los pilares de esa sociedad dormida, y le abri6 los ojos a la vieja generacion, uni6 farnilias, creo seres vivos y centrados en su propia sociedad. Tendremos que decir, como dijo Mama al salir del cuartel:

"De toda experiencia cruel se puede rescatar algo positive".

Shufa

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RECORDANDO •••

Junia de 1972. Paysand u se despierta can noticias que asombran a la sociedad sanducera. EI 'Ielegrafo, a grandes titulares en su tapa: Subversivos, sediciosos. tupamaros ... fue realmente impactante. leOmO era posible que los tupamaros tambien estuvieran en Paysandu? lQuienes eran? iDe d6nde salieron? lQue los hizo llegar a integrarse a ese grupo que querfa destruir la "democracia"? lPor que", lse olvidaron que tertian familial trabajo, que eran profesionales, obreros, jefes de familia, para integrarse al movimiento?

Estas eran las preguntas que los que miraban de afuera se hacian. Se olvidaban de pensar que esos "innombrables" habfan elegido un camino duro, por luchar y darse a aquellos que menos tenian, aun teniendo en cuenta que tal vez elIos mismos no los comprenderfan, como no 10 comprendian 1a mayoria de los soldados que los cuidaban en el cuartel. Soldados, que muchas veces eran obligados a realizar los trabajos sucios que sus oficiales no hadan. Pero ... tambien entre ellos, simples asalariados a los cuales les servian un rancho que no era el que cornian los oficiales, se encontraban algunos a los cuales no habian logrado quitarles sus sentimientos. Como aquel que cuidaba la puerta donde estabamas presas, y que al saber que teniamos hambre, con un movimiento rapido, nos tiraba barras de chocolate. Sabiamos que si 10 veian serfa duramente sancionado; imaginense, ayudando nada menos que a los ,I subversives".

o como aquel otro, que en una madrugada I cuando todo era silendo, cuando descansaban los "torturadores" y no se escuchaba el grito de los compafieros cuando "suavemente" los interrogaban, me lleva al bafio y me coloca delante de alguien, me arranco la venda y me encuentro ante mi con mi compafiero, que tambien se la habra arrancado. l5aben 10 que signific6, despues de siete u ocho dias que no sabiamos nada el uno del otro, vernos, saber que estabamos vivos y enteros? Este simple hecho, simple para algunos, sin embargo can cuanto valor para nosotros, c6mo nos ayudo para seguir soportando 10 que vendria despues,

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Ademas, estas cosas simples, can tan poco significado para algunos, pero con mucho para nosotros, nos hacia pensar, que a pesar de todo 10 que estabamos pasando, valia la pena luchar par un mundo mejor.

Estamos prisioneros carcelero, Yo de estos torpes barrotes,

Tti del miedo ...

Han pasado los aftos y aun resuenan en mis oidos esas estrofas, estrofas que cscuche una noche de Navidad del 72. Estabamos en los galpones del Puerto, erarnos los derrotados, los prisioneros, los subversivos, los innombrablcs.. ~ Habia tristeza en el ambiente, cada uno inmerso en sus propios pensamientos, en sus propios recuerdos, imaginando como estaria la familia en cada casa, quien armaria el arbol de Navidad, quien comprarfa los regalos, quien haria los asados, quien, quien ... De pronto, esta llegando la medianoche, todo es silencio y cuando menos 10 esperabamos. se sienten las bombas que anuncian que son las dace y justa ahi, en ese gran recinto, con 1a tristeza y la nostalgia de los abrazos yell/feliz Navidad" se escucha aquella voz del compaii.ero Gonzalez Perla que canta esa canci6n. El silencio se aumenta y aun aque- 110s que caminaban haciendo sonar sus botas y sus armas, quedan en silencio y permiten que la canci6n se escuche toda.

No puedo decir 10 que fue para cada uno de los que estabamcs compartiendo esa neche. De todas las Navidades de mi vida, siento que fue la que realmente me conmovi6 y la que jamas olvidare, y cada vez que veo al compafiero debe agradecerle 10 que me hizo y nos hizo sentir esa primera Navidad entre rejas.

N avidad de presos, presos de conciencia, y tambien como el carcelero, preso, preso de su deber.

Quiero recordar ... perc es como si no hubiera sucedido, el viaje de Paysandu a Paso de los Toros, como una nebulosa, tengo la noci6n de un viaje en carnian, todo cubierto con un toldo de lana, que no nos permitia ver por donde fbamos ... i,5aben ustedes 10 que se siente estar en movimiento, perc no saber d6nde se esta?

Es imposible contar todos los sentimientos que nos acompaftan, rniedo, miedo y miedo. Realmente los "puros" sabian muy bien como tratar de quebrarnos; eso 10 entendiamos. pero ... 10 que no entendiamos y

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dolia, dolia mucho, era el sentir de nuestros propios compafieros, ereyendo que nos habian doblegado, que nos habian convertido en sus propias orejas; simplemente par conversar con los soldados, tratando de hacerles entender que no erarnos sus enemigos, que los enemigos eran otros, los mismos que a ellos tambien los explotaban.

Continuar con la misma conducta, a pesar del aislamiento, y al llegar a Paso de los Toros, encontrarme con un gran cambio, ya no era la "oreja" de los otros, se habian equivocado, se pedian las disculpas del caso ... aceptadas, pero quedan las cicatrices ... es dificil olvidar el sufrimiento, cuando viene de aquellos que creemos nuestros pares.

El tiempo transcurre .. nuestra conducta es la misma .. no atropellamos a nadie, y un dia nos encontrarnos can que aquellas compafieras, que tan duro nos juzgaron, son las que rompen la colectivizacion del celdario.

En aquel momento en que cada una compartia 10 poco que se tenia con todos, era dificil entender esa actitud,

Hoy que el tiempo ha pasado, ha borrado y cicatrizado heridas, mirando desde lejos este episodic, nos permite comprender que el deseo de sobrevivir, lleva a veces a los seres humanos a realizar acciones que en otras circunstancias no se harian. Igualmente quiero dejar constancia que 1a confianza que se pueda sentir, por mas que uno quiera, no es la misma; siempre queda en un rincon del pensamiento esta pregunta:

G C6mo seria la actuaci6n si se repitiera?

Paso de los Toros existi6. No se que pasa, pero siempre se recuerda s610 a Punta de Rieles y a Libertad.

Nunca he sentido mencionar a Paso de los Taros, sin embargo alli tarnbien habia una carcel para mujeres subversivas. AlIi nos dividieron en recuperables e irrecuperables. A mi me toco vivir en el sector de las irrecuperables; no tengo idea que estudios nos hicieron para poder catalogarnos asi, pero esa era la realidad; ademas, imaginense ustedes, no nos perrnitian hablar con las "recuperables", porque si no corrfan las sanciones; habia mucho miedo de que las volvieramos "irrecuperables" tarnbien.

Allf vivi cuatro largos anos, donde reimos, lloramos, vivimos, sf, ,par que no? vivimos ... pues a pesar de "ellos" vivimos, compartimos ale-

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grias y tristezas, de cada compafiera y sus familias. Vimos a nuestros hijos llegar cada tanto al penal y compartir nuestro celdario, donde cada iltia"les hada y los esperaba con un regalo, y ellos con su inocencia nos traian una brisa nueva y fresca, que luego, cuando llegaba la hora de irse, nos dejaba un gusto amargo y los brazos no querian deshacer los abrazos, alargando esos momentos de ternura.

Alli tambien, en ese recinto carcelario, estudiabamos, leiamos, trabajabamos, discutiamos, sf, discutiamos la problernatica de todos los dtas. la vida misma alIi adentro, por que debiamos hacer tal 0 eual cosa, que actitud tomar frente al asedio constante de aquellas "ferneninas soldados de la patria", que tan bien sabian cumplir con su deber. Mirarlas y verlas con sus pieles curtidas y sus bocas desdentadas, teniendo valor porque se escudaban detras de un uniforme, dar 6rdenes y ordenes, sintiendose muy importantes porque tenfan bajo su pata a profesoras, maestras, medicos, enfermeras, ..

Sentiamos que eran mas presas que nosotras, porgue eran presas del miedo, mientras que, a pesar de estar tras las rejas, eramos libres, libres de pensamiento, y seguiamos sofiando con el manana.

Vivir la alegria y la ternura cuando se iba alguna de nosotras, sintiendo que cada una II eramos todas", tambien un cachito nuestro salta en libertad; ver como la que se iba sentia la alegria de partir, pero tambien la tristeza por las que quedaban, las compafieras que quien sabe en que momenta volveria aver; y como dijo la Nico cuando partio: "aunque me vuelva a sentar en el cordon de la vereda, el vino no tendra el misrno gusto, cuando pasemos el vaso de boca en boca, hasta que no esternos todas en libertad" ~

Oso Yogui

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AFILADORAS DE FLECHAS

C uando sonaba la campana en la radio siempre prendida de la casa, con un sonido agudo, 0 no se bien como, el oido y los movimientos de la Abuela Buela se condicionaban, "A toda hora informa EI Espectador" y la mantenia en vilo hasta que escuchaba Ia noticia de ultimo momento.

Inmediatamente, la Abuela llamaba a las cuatro hermanas y nos daba instrucciones: a Leticia Ie decia que ordenara sus papeles, que pusiera sus cuadernos de la escuela dentro del portafolio y que se quedara cerca de ella, a la Rochi, que fuera a hacer pichi, a mi, que era la mayor, que cuidara a mis hermanas y sobre toda, me preguntaba si habia Ievantado volantes en la calle y los tenia escondidos. Ahi, yo me atacaba con 1a Abuela, porque a mi me encantaban los volantes, los juntaba de las veredas, los llevaba a casa y 10 volvia a tirar en otro momento. En realidad, me gustaba verlos flotar como plumas en el aire.

A la Mage, que era muy chica, no le decia nada, ella seguia jugando con sus piedras y can Manito, el perro chico, y parecia ajena a todo, pero cuando La Abuela volvia a la cocina, juntaba las piedras afiladas en la bolsa de tela a cuadritos que mama Ie habia cosido, levantaba al perro chico y la perdiamos de vista.

Y no se oIviden que no saben nada, nos advertfa la Abuela ya rumbo a sus quehaceres.

La vida continuaba para nosotros, casi normalmente, pero no podiamos salir a la calle, ni a la placita, ni a 10 de nuestras amigas de allado, y no 10 podiamos hacer porque se sabia, se sabfa, que vendria un allanamiento.

Nos allanaron la casa muchas veces, tantas, que era imposible contarlas. Los primeros allanamientos fueron ll1uy seguido, a veces, mas de uno par dia. Eran en cierto modo previsibles, a partir de las noticias que daba la radio al instante; despues. no tanto, y nos tomaban desprevenidas. Esta situaci6n duro por afios.

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Los hombres de particular llegaban dando portazos en los autos y tocaban insistentemente el timbre.

La Abuela Buela siempre los demoraba en el zaguan, que a que venian, que si tenian orden de allanamiento, que como sabia ella que eran de la Policia si estaban de particular, que bien sabian que 10 que hacfan no estaba bien, hasta que no tenia otro remedio que franquearles la puerta. Eran hombres grandes, que hablaban fuerte, tertian revolveres en la mano y metralletas colgadas al hombro.

Nosotras, que escuchabamos la discusi6n desde adentro, nos preparabarnos para decir "no se" a todo,

Si era temprano en la manana) habia que levantarse corriendo y ponerse cualquier cosa arriba.

jVistanse y salgan!, nos gritaban desde la puerta del cuarto.

A mi me daba mucha rabia cuando me despertaban, 10 unico bueno que tenia ese horario de allanar, era que mama todavia no se habia ido a trabajar, pero en general, estabamos solas con la Abuela.

Nos mandaban al comedor mientras revisaban la casa: abrfan los cajones, sacaban la ropa de los roperos, destendian las camas, revisahan papeles.

Buela, que temia que nos pusieran volantes 0 armas en algun lugar y despues dijeran que nosotros las teniamos escondidas, los seguia por la casa y vigilaba sus movimientos sin descuidarnos a nosotras.

Despues de la casa, revisaban el patio. Antes, habia que atar al perro grande. Ellos revisaban el aljibe y el galponcito.

iQU€ nabos, mira si papi va estar escondido en casal, decia la Rochi; a ella, era a la que mas le costaba entender que buscaran a papa en casa, porque el estaba requerido por Tupamaro y vivia en ese otro mundo que era la Clandestinidad.

lDonde esta tu padre? ~Lo viste? lCuando fue la ultima vez que 10 viste? lD6nde 10 yen?

Una por una nos preguntaban, con voz fuerte, imperativa.

A la Leti la apabullaban la velocidad de las preguntas y el tono amenazador de aquellos hombres.

No, no. Si. EI otro dfa. No, no. Nunca.

Ellos se aprovechaban de su confusion y el de la metralleta le apuraba la respuesta con el cafio del arma sobre el pecho.

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Y ese era el momenta en que la Abuela se convertia en una leona, grande como era, desmelenada.

.Abusador'. y tomaba can sus dos manos el cafio de la metralleta y se 10 llevaba al pecho. [Abusadores! les gritaba a todos con la voz transformada. iNa le apunten a la nina! [matenme a mi. si quieren, pero a la nina no le apunten!

Nos daba miedo su desboque, porque estos hombres eran de mala leche, y ella parecia que no podia parar, y era un duelo de miradas, porgue ella era tan grande como ellos y nosotros teniamos miedo de que la mataran.

jA 1111, a mf me tienen que preguntar, no a estas inocentes!

Al final dejaban tranquila a la Leti y segufan conmigo 0 can la Rochi:

If iD6nde esta tu padre? No se. lCuanto hace que no 10 yen? Nunca 10 vemos. LD6nde 10 han visto ultimamente? iEllugar! iTu padre vino a la casa? No. i,D6nde se ve con tu madre? Ellos nunca se ven. iC6mo que no se ven? iNo mientas! EIIos estan separados, No, ellos no estan divorciados. Bueno, pero estan separados",

Volvian a preguntarle a Leticia, ,tus padres estan separados? No se, L Como que no sabes? Sf, vas sabes, No, no, no se.

Yo trataba de soplarle a la Leti: Dec! que sf.

Cuando Ie llegaba el turno a la Rochi, ya habfa pas ado par todos los miedos, se repetian las preguntas y ella contestaba tajante. A veces, el grado de violencia era tan grande, que se orinaba, otras veces, lloraba, pero jamas se equivocaba, no perdia el hilo de las respuestas, no caia en las trampas, para ella, todo se reducia a monosilabos, 0 era sf, 0 era no, simp lemen te. .

Cuando mi padre cayo preso, siguieron viniendo, aunque un poco menos. Algunas veces, venian con fotos para que las reconocieramos, (La conoces? lLa viste alguna vez? lQuien es? No se,

A rni siempre me gustaban los de la foto, en general, eran fotos de hombres jovenes, a veces, alguna mujer, me parecian todos lindos, can cara de buenos, pero, bien que se sabia. [No se!

Si tienen que preguntarnos a nosotros, muy inteligentes no son, porgue no saben nada, sacaba en conclusi6n la Rochi, despues de los interrogatorios.

Pero eso de hablar era despues, bastante despues que elIos se habian

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ido, porque quedabamos mudas y quietas en ellugar en que nos habfan puesto, sin atrevernos a mover, por miedo de verlos aparecer de nuevo.

La Abuela Buela cerraba la puerta de calle, se aseguraba que partian y nos mandaba a ordenar todo y a buscar a la Mage, que vaya a saber donde estaba. Ella siempre se escondia con el Monito y la bolsita con piedras y nadie, ni elIos, nadie la encontr6 nunca. Era muy pequefia en esos tiempos, muy flaca, finita, y sabia de tactica defensiva, porque nunca la descubrieron.

1/ jMage! [Magel lAd6nde estas? [Magel"

Iruitil llamarla, ya regresarfa. Se escondia en lugares ins6litos, atras de las herramientas, en un cajon de verdura, en el techo del galpon.

. En media de la tarea de arreglar las camas y doblar la ropa, aparecia el perro chico, atras venia la Mage. No decia nada, se tiraba en el piso a jugar con el Monito 0 se iba al patio a sacarle filo a las piedras, que ella decia, cuando hablaba, que eran puntas de flechas para jugar a los indios,

ElIos no dejaron de venir hasta el final, cuando allanaron la casa de nuestros amigos de casa por medio, y mi madre vio como los iban subiendo a un "camello" del Ejercito, a punta de fusil yencapuchados. Dijo decididamente: IINos vamos ya, con 10 puesto", y nos hizo salir a las dos mas grandes con la bolsa de la feria, a esperarla en la panaderia de Millan y Reyes, mientras ella se encargaba de las dos mas pequefias.

Como en el teatro, mientras el despliegue del Ejercito se concentraba en nuestros vecinos, nosotros nos retiramos de la escena disimuladamente, temblando, dejando todo 10 que querfamos: la Abuela, nuestras amigas, el Monito y el Tico, la escuela, la placita, el patio de la casa, rumbo al exilio,

La Abuela ya no tira flechas con sus palabras, ni con sus miradas, la Mage perdio, despues de tanto exilio y tanta andanza, su bolsa de puntas de flecha, pero las cuatro hermanas y mi madre seguimos, tan complices como antes, afilando flechas imaginarias para defender del miedo a la tribu,

Lina

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ABUELA, lME co NT As UN CUENTO?

Abuela, lme contas un cuento? As! empieza siempre la conversaci6n con mi nieta los dias en que la voy a buscar para llevarla al jardfn de infantes,

Son las mananas mas lindas de 1a semana; Ie dan un "no se que" a mi complicada y 1arga jornada; un no se que de freseura, de aventura.

Y, a veces, hasta de sana locura.

En los cuentos, Catalina y yo, recreamos juntas personajes de mi infancia, algunos bastante reales como la "Nina Fany" y otros no tanto. Por lejos el mas solicitado es la Nina Fany, famosa hasta en su jardin. Un dia. la maestra intrigada, me pregunt6 lquien era esa tal "Fany" que le hacia tantas maldades a Catalina? Sucede que la Nina Fany muchas veces intenta quitarle a Catalina sus juguetes mas preciados cuando ella no se deja peinar, otras, quitarle el carifio de la abuela cuando ella se niega a dar besos. A veces, es grande y malisima, otras, es chica y caprichosa; a veces, no quiere ir ala escuela y entonees nunca va a aprender a leer; otras veces no quiere ir al club y entonces nunca va a aprender a nadar.

La constante es que las travesuras de la Nina Fany se parecen mucho a las de la propia Catalina. La diferencia es que Catalina siempre le gana a la Nina Fany, porgue ella sf se deja peinar, sf da besos a su abuela y sf qui ere ir a la escuela.

Los otros personajes son IJEI Blanquito", un perrito callejero, lfder de todos los perros del barrio que siempre anda al rescate de algun cachorro que se mete 'en problemas: como por ejemplo, entrar en el jardfn de "Dofia Thelma", que odia a los perros, menos al Blanquito. La mariposita "Abril=que era muy traviesa y arriesgada y siempre iba mas alla de 10 que su mama Ie permitia y tambien se rnetia en Iios que siempre terminaban bien. El "Senor Cuervo" que era un viejo y respetable cuervo de voz ronca, dedicado a cuidar de los nifios del barrio y siempre dispuesto a buscar ayuda cuando veta a alguno en peligro.

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EI recorrido hasta la escuela 10 alargamos todo 10 posible "[para poder estar juntas, abuela!" me dice ella y me obliga a estacionar el auto a una cuadra, as! tenemos tiempo de charlar otro ratito. A veces llegamos a la puerta y hay que terminar el cuento de apuro por que si no Catalina se eTIlpaca y no quiere entrar.

En cambio los sabados tenemos mas tiempo. Llega tempranito con su carita de suefio y su pelo recien lavado; la trae mi hija, claro. Ya en la puerta Catalina la despide con un expeditivo "chau, mama", como para que se vaya rapido y nos deje solas. Aprovechamos la manana hasta que se levantan los demas integrantes de mi familia: mi marido y mis hijas "nuevas". Estas hijas, ya adolescentes, que nacieron en esta nueva etapa de mi vida y que a veces compiten un poco can Catalina. Esta familia que marca un antes y un despucs en mi vida, un antes y un despues que casi coincide can un antes y un despues en la vida de mucha gente, en la vida del pais.

De golpe los recuerdos se aparecen y su inevitable presencia me obliga a un reencuentro que trato de evitar por doloroso. Me encuentro con aquella que fui y que hoy casi no reconozco por 10 lejana. Me encuentro con aquella "yo" de otras epocas, por la que siento una mezcla rara de sentimientos. Desde una gran ternura porque vivia hasta ese momenta entre suefios e ilusiones y una enonne pena porque no tenia ni idea de todo 10 que Ie iba a pasar ide cuanto iba a sufrir!

Mis memorias se remontan a la epoca en que preparaba mi tesis de grado y mi primera hija tenia tres anos. Me las arreg1aba para arrnonizar la maternidad con la vida de estudiante y la militancia. Casarme a los 21 anos, tener una hija a los 22 y al mismo tiempo estudiar, era como un juego de roles que creia llevar bastante bien y que por sobre todas las cosas disfrutaba mucho. Con el flamante titulo de Asistente Social me presente a varios llamados y empece a trabajar enseguida. Me costa decidir 10 del jardin de infantes, estabamos todo el dia juntas y de pronto yo con dos trabajos yella en una guarderia. EI desgarro fue grande, la extrafiaba todo el dia, me delia su mirada cuando venia la camioneta a buscarla. No me animaba a decirle que yo tambien me quedaba 110- rando por dentro cuando ella se iba.

Catita, en este cuento los personajes somos nosotros. Pasaron algunos afios y ya eramos cuatro en la familia. Tu mama .. que era una nena

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de cinco anos, como vos; tu tia, que era una beba mas chiquita que tu hermano; tu abuelo, Jacinto, ese que nunca llego a ser, porque se rnurio con 28 aftos recien curnplidos y yo,

Es un cuento donde la clasica magia de las hadas se transforma en un terrible maleficio que, desde laboca de un enorme dragon, amenaza con arrasar nuestro pequefio mundo. Al principia no crefamos en sus amenazas, todos pensabamos que s610 nos asustarfa un poquito como otras veces y despues se iria. 0 vendria cl "Senor Viento". ese que a veces ayuda a volar al "Senor Cuervo" cuando anda algo cansado y le apagaria las llamas de un soplido al "Odioso Dragon".

Perc esa vez no fue asi, Nos dimas cuenta un dia en que una llamada telefonica nos avis6 que los soldados que salian de la panza del "Odicso Drag6n" vinieron de noche, muy enojados y se llevaron a mi hermana y su esposo, dejando a su bcbe recien nacido en manos de los abuelos. Se los llevaron no se sabia a d6nde, ni tampoco hasta cuando. No habia a quien preguntarle, nadie sabia nada, nadie los conocia, nadie se hacia responsable de su desaparicion, como si se los hubiera tragado la tierra. 0 el"Odioso Dragon".

Todos andabamos lTluy nerviosos en esos dias. Con miedo .. El r'Odioso Drag6n" andaba cerca; se contaban a diario terribles historias acerca de que a muchas personas les pasaba 10 mismo. Se los llevaban de noche, los metian en cuevas donde los soldados del "Odioso Dragon'! les hacian casas espantosas. Los encerraban, los ataban, les tapaban los ojos para que no los miraran .. les pegaban, les decian que los iban a matar, que nunca mas iban a ver a sus hijos.

Nosotros teniamos miedo de que nos pasara algo igual. De noche estabamos atentos a los ruidos de la calle y esperando con miedo los golpes en la puerta. zSeria posible que se llevaran a alguno de nosotros? L Y si nos llevaban a los dos? l Que pasaria con nuestras hijas? ,Se las llevarian tarnbien? Eran preguntas que nos haciamos 5610 con los ojos, pero que no nos animabamos a dejarlas pasar por nuestras bocas. Decirlo podia convertirlo en realidad y el solo pensar que podian separarnos se nos hacia insoportable.

'Iambien de dia empezo el miedo. Porque de dia podian seguirte hasta tu trabajo, llevarte sin que nadie se diera cuenta, hacerte desaparecer sin dejar huellas,

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Tampoco habia a quien preguntarle; preguntar era volverse visible, sospechoso.

Si el "Dragon" te miraba y se daba cuenta que estabas ahf, podia ser

peIigroso.

Yo rezaba para que los cuatro nos volvieramos invisibles; pero, como

habia dejado de rezar hacfa mucho tiempo, nadie me escuch6 0 si me escucharon nadie pudo hacer nada para evitarlo.

El 21 de junio, dia de mi cumpleafios, transcurri6 casi inadvertidamente, salvo por un buzo amarillo que me trajo Jacinto de regalo y que nunca pude estrenar.

No teniarnos animo de fiestas. Estabarnos entre tristes y nerviosos por 10 de mi hermana y su esposo, por el hijo que a los dos meses se qued6 sin sus padres; por el miedo a los golpes en la puerta y los ojos que te seguian por la calle; porque nuestra vida ya no iba a ser nunca mas como antes.

Al otro dia, en el trabajo, mis compafieras me habian preparado una pequefta sorpresa, can la mejor intenci6n de arrancarme una sonrisa. No las pude complacer, agradecf las flores y el chocolate yean lagrimas en los ojos les conte las ultimas noticias. Mi sobrino no se adaptaba a la leche enlatada, mis padres lloraban todo el dia, no habfa noticias, no sabiarnos d6nde los tenian, no lograba convencer a ningun abogado para que se ocupara del caso. [En fin, todo era un desastre!

Llegue a mi casa a media tarde, con tiempo para ir a buscar a tu madre a la escuelita. Venia cansada, desanimada y con mi triste ramo de flores por la calle ltuzaing6. De pronto vi un manton de gente parada frente al edificio en que viviamos. ,Que raro! pense y mientras me acercaba reconocfa cada vez mas y mas caras amigas, caras de los companeros del sindicato de tu abuelo, caras de sus compafieros de trabajo.

Porque tu abuelo, no se si ya 10 sabes Catalina, trabajaba en un banco. Un banco es un lugar donde 1a gente va a guardar su platita. l Viste esa alcancia que dice Caja Nacional de Ahorro Postal?, bueno, era del banco en que trabajaba Jacinto, la compte un dia en la feria de Piedras Blancas y la tengo como recuerdo.

Trabajaba en el banco, militaba en la Asociaci6n de Bancarios y ademas hacia algo de periodismo escribiendo notas y articulos para el diario I'EI Popular".

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Hoy ya no existe ese diario, como no existe la Caja Nacional de Ahorro Postal y tampoco tu abuelo, Todo desapareci6; 10 disolvieron. 10 clausuraron, se murio.

Seguia acercandorne al edificio donde viviamos, pero mis piernas cada vez mas lentas se negaban a avanzar. Miraba sin entender el porque de esa presencia, negandorne rotundamente a presentir la tragedia que anunciaba.

Entonces, dos compafieros salieron a mi encuentro y me 10 dijeron:

iJ acinto se matol

Recuerdo ese momento como te 10 vengo contando Catita. Es como si esa escena se proyectara en camara lenta una y otra vez con mecanica precision: la calle ltuzaing6, la gente en la puerta, las flores, y aquella terrible frase que cambi6 nuestras vidas para siempre: iJacinto se mat6!

Despues todo se me confunde; me contaron que me llevaron al apartamento de una vecina, que entre familiares y amigos se ocuparon de mis hijas. Los que me rodeaban querfan saber: l que queria hacer?, l donde queria estar?, ld6nde queria hacer el velorio? Todo me parecfa absurdo y sin sentido. lDe que velorio me estaban hablando? S610 cuando La gente se acercaba a saludarme me daba cuenta de 10 que realmente estaba sucedicndo. Cuando me ertcontraba con otros ojos tan incredulos como los rruos me decia a mi misma que era cierto, iJacinto se mat6!

En La mecanica del procedimiento un compasivo policia me pregunt6 el porque sin esperar respuesta. No se 10 dije, pero sabia que el"Odioso Drag6n" tenia algo que ver con esto. Jacinto era muy impulsive, siempre iba al encuentro de los problemas. No sabia esperar a que las cosas ocurrieran, el paso del tiempo a el Ie resultaba insoportable. Tarnbien los dos sabiamos con certeza que para nosotros era cuesti6n de tiempo. En cualquier momento nos iba a toear ser mirados por ell/Dragon", y cuando eso sucediera no habia donde esconderse y 10 de hacerse invisible era 5610 una ilusi6n. No se, pero quizas en su apurado intento de conjurar el maleficio, no pudo esperar a despedirse.

EI impacto que su muerte nos causa fue inmediato, nuestro mundo se inund6 de caos y dolor. Yo no podia dejar de esperar, a cada instante, el sonido de su Have en la puerta; mi hija mayor se empecinaba en preguntar, buscando una respuesta que nadie podia darle; la bebe de dos meses se aferraba a un chupete que sin pensarlo Ie ofrecf.

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Despues, vino el gran silencio, representante implacable de su au-



senCla ..

Por mucho tiempo dearnbule en un mundo sin sonidos, la vida transcurria y yo la miraba desde mi ventana de la calle ltuzaing6. Era como si hubiera perdido momentanearnente 1a potencialidad de mis sentidos.

Los afios fueron pasando, mis hijas crecieron y sin dedrmelo me iban ayudando a recuperarme. Juntas logramos reconstruir aquellas paredes que la muertc de Jacinto habia derrumbado y volvimos a tener un hogar. Disfrute can ellas cada uno de sus logros y tambien lloramos y rei- 11105 ..

Anos despues nos fuimos de la calle Ituzaing6. Mucha gente se fue del pais.

Las calles y los boliches se quedaron sin caras conocidas. Ya no era posible encontrarse can nadie ni por casualidad, y menos reunirsc a tomar un cafe 0 a charlar un rato. Ya no se hablaba ni por telefono, porque podian escucharte y seguia siendo peligroso. Montevideo se iba quedando cada vez mas vacio y mas triste. Mi hermana y su marido salieron de la carcel y tambien se fueron muy lejos y por mucho tiernpo, en un viaje que los alejaba cada vez mas de nosotras, del carifio de toda la familia, de los pocos amigos que a 10 mejor les quedaban.

Fue una epoca extrafia, porque por un lado habia tristeza y soledad, pero por otro lade la fuerza que tiene la vida, te lleva tarnbien a hacer nuevas arnigos, a reirte, a estar alegre: ja vivirl, Catalina.Y continuarnos viviendo, Aprendi a sonreir de nuevo, porque nuestras hijas se 10 merecfan y aprendi a esconder el miedo, porque el"Odioso Dragon" segufa alli, rondando, amenazando.

Catalina, este cuento tan corto, pero que recorre una parte muy larga de nuestras vidas, tambien tiene un final feliz. El "Dragon" derrotado volvio a su cueva. Pudimos volver a vivir sin rniedos, pudimos volver a encontrarnos con los amigos que hada tantos afios no veiamos; la vida de todos ernpezo de a poquito a parecerse en algo a la de antes. Nuestra familia ha crecido y se ha enriquecido con los nuevos integrantes. Tu llegada al mundo signific6 rnuchas cosas para todos y cada uno de nosotros. Inauguraste una nueva generaci6n; sos la primera hija de mi primera hija y yo vivo a diario la gran felicidad de ser tu abuela:

Abuela Do/Ii

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VERDAD PARA CIMENTAR EL FUTURO

"La destrucci6n del pas ado, 0 mas bien de los mecanismos sociales que vinculan la cxperiencia contemporanea del individuo con la de generaciones anteriores, es uno de los fen6menos mas caracteristicos y extranos de las postrimerias del siglo xx. En su mayor parte, los jovenes, hombres y mujeres, de este final de siglo crecen en una suerte de presente permanente sin relacion organica alguna con el pasado del tiempo en el que viven .. "

Eric Hobsbatom

Lo que plantea Hobsbawm 10 he sentido muchas veces entre los jovenes que me rodean y fundamentalmente en la generaci6n que me precede inmediatamente; pero no todos los j6venes podemos dejar en el desvan nuestro pasado, como un trapo viejo pasado de rnoda y, seguir. Muchos hemos tenido que retroceder, hurgar, en 10 publico y en 10 privado, para poder recomponer nuestro presente y proyectarnos hacia el futuro.

Quisiera relatar cual es mi historia, que me vincula a la dictad ura, para que se pueda comprender por que ese periodo de la historia no es alga que se pueda olvidar facilmente 0 que yo pueda evadir si quiero recomponer mi presente.

Cuando yo tome conciencia de mi existencia, vivia con mis abuelos en un pueblo del centro del pais, en un pueblo de esos que parece que la historia les pasa por el costado. Un pueblo como tantos del interior, con sus 80 manzanas, sus veranos t6rridos y sus inviernos de vientos que cortan como cuchillos; sus borrachos, sus beatas de lenguas afiladas, su cura fascista, sus empleados publicos, sus jubilados, su pequefia burguesia de profesionales, cornerciantes y pequefios productores rurales, sus "grandes familias" decadentes y la poblad6n de las "orillas" del pueblo que trabajaban COITLO asalariados rurales y como domesticas,

Pero en aquellos aries, la historia no Ie paso par el costado a mi pue-

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blo. De cada uno de los estratos sociales que 10 componian salieron "botones", mas conocidos como II tiras", algunos llegaron a hacer carreras estelares y otros no pasaron de tristes alcahuetes. EI comisario, el policia, pasaron de lidiar con los disgustos entre vecinos, a sufrir una metamorfosis "kafkiana", a convertirse en personajes temidos.

Otros en cambia, enmudecieron, quemaron sus libros entre lagrimas y la sal de las lagrimas pareci6 quemar sus risas; entonces aprendieron ellenguaje de los ojos, de 10 no-dicho pero que se oye a gritos.

En esa atm6sfera creel. Ahara, como adulta, puedo darle nombre a esos personajes, pero en aquel entonces yo intuia, como 5610 10 saben hacer los nifios. No se cuando me 10 dijeron pero desde que yo recuerdo sabia que quienes me criaban eran mis abuelos, que mi madre estaba en otro pais que no sabian d6nde y que mi padre estaba muerto, Recuerdo que esa version me fue suficiente en mi infancia, porque 10 que Ie importa a un nino es quien le da de comer, 10 cuida cuando esta enfermo y Ie da arnor a diario, te reta y ensefia, juega contigo.

Tambien recuerdo que en la esquina de rni casa por muchos afios hubo un milico parado y que cuando yo preguntaba que hada me dedan que estaba cuidando; nunca entendf que cuidaba, pero a mi me daba lastima el pobre tipo parado ahf con sol, con lluvia, el siempre firme ahi.

Alguna vez escuche, que los adultos de mi casa comentaban, que a veces, habian venido los milicos a preguntarle a mis abuelos de d6nde habian sacado esa nina, y ahora asocio 10 que mi abuela me deda recurrentemente mientras jugabamos: II si vos te me perdes, yo te voy a identificar por ese lunar gue tenes ahi escondido".

Recuerdo cosas de mi infancia que me parecfan absurdas pero que en aquel ambiente enrarecido (que por otra parte era el unico que yo conocfa), adquirfan estatus de normal a medida que pasaban los anos. Muchas de esas cosas se le han quedado pegadas a la sociedad y hoy creo que con agua sucia, como la ley de caducidad, nunca se van a lim-



plar.

Perc quiero contarles otras anecdotas e impresiones de mi infancia, relacionadas con aquel perfodo oscuro.

En mi pueblo cada octubre se conmemora una fecha patria, que en aquellos anos se hacia can un fastuoso desfile. Para esa fecha se arregla-

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ba Ia calle principal, este punto era el hazmerreir del pueblo; se pasaban todo el ano arreglando la calle y cuando llegaban a una punta, la otra ya estaba rota, y no era precisamente porque la calle fuera tan larga sino par ineapacidades obvias. En octubre se desplegaba un gran esfuerzo para que estuviese pronta. Entonces las escuelas y elliceo desfilabamos junto a todo un despliegue de guerra. Nos tenian horas esperando al sol, de modo que cuando llegaba la hora de desfilar un mimero importante ya habia desertado por desmayos y males tar; los que seguiamos eramos una columna desprolija de monas desatadas y caras sudorosas. Pero 10 que mas recuerdo de estos eventos, era cuando pasaban los milicos desfilando, que me parecian todos iguales como munecos y me impresionaban sus botas perfeetarnente lustradas y que siempre parecfan un ruimero mas del pie que las calzaba. Aun hoy tengo grabada la imagen de los rnovimientos de los pies y cuando se apoyaban todas juntas haciendo temblar el piso de infinitas capas asfalticas superpuestas.

Cuando yo aun no desfilaba porque iba a las clases chicas, que estabarnos exoneradas de tan II alto privilegio" I asistf con mi tfa al even to. Ella an tes de salir me pedia que me apurara que Ilegabarnos tarde y que habia que ponerse en un lugar visible. Cuando pregunte por que tanto desespero, si a ella no Ie gustaba y vivfa puteando por tener que ir, me contesto que todos estabamos obligados a ir porque si no los milieos se podian enojar. Despues supe que de uno de esos desfiles se llevaron mucha gente presa.

Un dia recibf unos regalos artesanales de presos. Yo no entendia por que los adultos que me rodeaban Ie daban tanta importancia a aquello y entonces me explicaron que habia presos buenos y presos malos. Con seis afios supe que Uruguay estaba gobernado por los milicos, y que por eso mi madre no podia venir a Uruguay. Para ese entonces, mis abuelos ya habian tenido noticias de ella, y creo que fue a partir del afio 1977 que empezamos a recibir correspondencia mas asidua.

EI cartero paso a ser un personaje central en mi vida. Con mi abuela, despues de cada mediodia nos sentabamos en la vereda a esperar al cartero. Lo recuerdo doblando la esquina en su bicicleta con una gran cartera de cuero negra y blandiendo la carta en su mano; pero tambien hubo muchos dias que no llegaba nada, hubo cartas abiertas, rotas, cen-

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suradas. Esas cartas hicieron a mi madre un personaje mas reaL

La asociacion entre el gobierno militar,la ausencia de mi madre y la destituci6n de mi tia, fue suficiente para entender que aquello andaba mal.

Nunca me especificaron que habia cosas que se hablaban dentro de

casa que no se podian repetir afuera, pero percibia actitudes (tal vez olia el miedo), que me indicaban que determinadas conversaciones no se repetfan puertas afuera. De alguna forma me daba cuenta que 10 que se hablaba en la casa de algunos amigos tampoco se comentaba con extranos 0 con determinada gente. Nadie tenia una marca en la frente pero igual sabias con quien se hablaba que y con quien no.

De todas esas visitas hay una que fue especial y que me qued6 grabada. Fuimos de noche con mis tios a la casa de Clara, habian soltado al padre. Recuerdo la cara de aquel hombre, en su silla de ruedas; "libre", porque en unos dias la muerte 10 vendria a buscar. Yo tendria unos cinco anos 0 menos, pero recuerdo que senti miedo sin saber muy bien por que,

A partir de las conversaciones cuchicheadas en esas reuniones, empece a sospechar que muchas de las cosas que se hablaban alli, ternan algiin vinculo con mi pasado, con mi origen. Era obvio que en mi pasado habia alga raro, yo no tenia unos padres como mis primos, no sabia por que no estaban, por que no podia estar con mi madre como todos los otros nifios, Aunque el ambiente me indicaba que era mejor no saber, decidi preguntarle a mi abuelo, porque ese ser me irradiaba toda la confianza que el resto del mundo me quitaba. EI me contest6 que si, que habian pasado muchas cosas feas y que aiin estaban pasando, que cuando yo tuviera edad para saberlo sin duda 10 iba a saber, pero que la respuesta a muchas casas las iba a tener que buscar en muchos lados. Esa respuesta soluciono mi inquietud infantil par el tema y me permiti6 disfrutar mi infancia sin el agobio de ese pasado enrevesado.

Pero el mundo fuera de casa a veces podia ser hostil, aunque yo no 10 atribuyera a las particularidades de rrti historia.

Una de las cosas que me llamaba la atenci6n era que a ninguno de mis amigos los padres los dejaban venir a jugar ami casa, ni a mis cumpleanos: yo 10 atribufa a que eran muy represores pero ahora se que eran reprimidos.

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Tengo la impresi6n de que gran parte del pueblo me vela con una mezcla de lastima y de odio, un sentimiento confuse. Para muchos de ellos yo encarnaba el mal que habia que aniquilar, pero por otra parte se les hacia diftcil odiar una nina y optaban por la lastima, esperanzados de que cuando llegara a adulta me convertiria en un monstruo digno de odio,

Cuando estaba en segundo de escuela, recuerdo que vino a visitarnos una inspectora. Esta mujer pidi6 a la maestra para quedarse a solas conmigo durante el reereo. Una vez a solas en el sal6n, me pregunt6 como me llamaba y respondf mi nombre can mi apellido materna (que era el que figuraba en mi Cedula de Identidad); la mujer comenz6 a pegarme y a decirme que yo me llamaba de otro modo. Nunea comente esto en mi casa, porque ante tales garrotes, supuse que habia hecho alga muy malo, pero la cara de esa mujer la reconocerfa aun hoy con las arrugas que debe tener si vive.

Mucho tiempo despues, supe que el nombre que me atribufa la mujer era mi apellido paterno. Ademas de esos garrotes, tuve que comerme unas extrafias sesiones donde me ponian en una silla rodeada de focos. una escena de interrogatorio policial, y me hacian posar de frentel perfil, patas arriba, patas abajo para que el ojo maestro de aquellos senores y la erudici6n de los abogaduehos de turno, determinaran que mi padre era mi padre y yo pudiera llevar su nornbre. A los 12 anos supe que el nombre que habia llevado hasta entonces estaba mutilado, a los 12 anos descubri que me llamaba de otro modo. Se tomaron su tiempo para identificarme, cuando en otros casas resultaron tan eficientes para identificar a 1a gente.

Pero mi segundo afio escolar tuvo otras particularidades mas interesantes, 10 cornence en julio de 1979. Desde febrero de 1979 a julio de ese afio estuve en Belgica, donde me llev6 mi madre y donde la conoci a ella, a su nuevo esposo y un hermanito de una semana. Viaje con mi abuela; y en uno de los primeros aeropuertos en que hicimos escala Ie advirtieron que mi pasaporte estaba mal. Nunca supe si 10 hicieron mat para que no volviera 0 para que no me fuera.

Nos esperaba mi madre con su familia y un amigo. Cuando llegamos, mi abuela y mi madre se abrazaban y lloraban: yo pensaba, me hice no se cuantas horas de avi6n, durante las cuales no logre retener

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nada en mi estornago para que estas dos pelotudas se pongan a llorar. Luego salimos del aeropuerto de Bruselas para Lieja y tengo muy presente las manitos de Sebastian asomando del rebozo, envuelto por las luces amaril1entas de la autopista.

Europa, una decepcion, A mis siete afios me imaginaba que iba a llegar a un mundo donde todo desafiaba la ley de la gravedad, y me encontre con un cumulo de cosas viejas. Algunas me gustaron por su bel1eza, los uitraux de la iglesia de Colonia, Alemania, 0 los encajes de Brujas, otros me impactaron par su carga hist6rica como un museo de herramientas domesticas y medicas de antes de Cristo 0 los impactos de balas de la Segunda Guerra Mundial en las paredes de la iglesia de Colonia. Pero la sarta de iglesias y museos que me hizo visitar mi abuela me aburrieron tremendamente. Mi diversion preferida, era salir cada manana al baleen del apartamento y gritar todas las malas palabras que se me ocurrieran porgue supuestamente nadie entendia; hasta que descubri que los vecinos que se reian eran italianos.

Un recuerdo curioso que tengo de Belgica, es que cuando salta a jugar a una plaza frente al apartamento yo hablaba fluidarnente con los otros nifios. Obviamente ellos hablaban frances y yo espanol, pero esto no recuerdo que fuese una barrera, no recuerdo darme cuenta que hablabamos idiomas distintos. Esos nifios me preguntaban de d6nde era y, cuando les dije que era de Uruguay, preguntaron d6nde era eso. en America respondi y se rieron, vas 50S italiana si no tendrias que hablar ingles, Confieso que me sorprendi6 la ignorancia geognHica de los belguitas. Esto me ha hecho pensar muchas veces que la especie humana tiene una capacidad innata para comunicarse y entenderse, que hay algo en nuestras culturas que atrofia una de las capacidades mas maravillosas del hombre,

En Belgica tambien conoci muchas cosas de Uruguay. Un dia mi madre y mi abuela se pusieron en preparativos de artesanias, de salsas picantes y de unos seudochorizos; los latinos exiliados preparaban un acto en solidaridad y denuncias de las carceles uruguayas y de 1a situacion de sus presos politicos. En aquel acto, entre unos cuantos latinoamericanos y unos pocos be1gas, escuche can tar a los Olimarenos. Par supuesto que no tenia ni idea de quienes eran y mucho menos me imaginaba que afios despues, esos dos hombres sedan ovacionados por

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una multitud en el estadio Centenario. Pero en ague! acto, tambien vi fotos horrendas de las carccles uruguayas, sacadas por la Cruz Raja. Ahora sf entendfa que bajo la apacible siesta de mi pueblo, existia el infierno.

Pero la ironia era pan de todo los dias en Uruguay. Un dia recibimos un recorte de un diario uruguayo, donde hablaba que la senora Tanto y su nieta se encontraban en viaje de placer par Europa.

El dia que regresaba a Uruguay, recuerdo que en el aeropuerto me subi al reves a la cinta transportadora para subir al avion, queria ver a mi madre, a rni hermano y a Hugo, hasta que se perdieran de vista y traerme esa imagen conmigo,

Cuando llegue a Uruguay, me asalto la certeza de que cuando yo estuviera en segundo de liceo, mi madre estaria en Uruguay; asi que el tema dej6 de inquietarme, s610 era cuestion de paciencia.

Mi tia. maestra destituida, hizo usa de toda su pedagogfa y paciencia, y con fervor militante, me puso al dia can el medio afio de escuela perdido. Tiempo despues, supe que mi maestra de segundo afio fue objeto de fuertes presiones para que no me dejara pasar de ano, Esa mujer, que no estaba comprometida con nada, puso todo en juego par 10 que ella consideraba justa y etico, Esa mujer no me vio con lastima y antepuso su dignidad al miedo y la injusticia, Hoy aprecio y valoro este gesto, de alguien que mas alla de tintes politicos, no se dej6 avasallar y demostr6 mas coraje y dignidad que muchos que la senalaban por no ser de izquierda. Esa batalla que ella libr6 sola, mas alla de que yo puse el cuerpo para recibi r los palos de 1a inspectora, me enseno mas que todas las horas de aula escolar,

Pero la dictadura fue implacable con todos los nifios, como una mancha de aceite que se extiende y todo 10 ensucia, todo 10 asfixia. La historia que aprendimos de Uruguay era una sucesion de dictadores y sus "brillantes obras"; aquella historia carecfa de presidentes constitucionales, no tenia causas sociales que generaran hechos, era una linea recta con muchos baches. Pero hubo algo peor, se prohibi6 utilizar disfraces en toda representacion que realizaramos en la escuela.

Siendo yo muy pequefia, vino una campania de teatro para nifios a un club de mi pueblo. Aquello fue magia para mi, sabia que los actores eran hombres y mujeres de carne y hueso, pero en el escenario, eran

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conejos, eran coyotes, alli s610 contaban los colores, mi imaginaci6n podia volar tan lejos como yo quisiera. Desde este hecho, estuve esperando llegar a las clases mas gran des de la escuela para poder hacer magia, para que bajo un manto de colores yo y mis compafieros fueramos tan lejos como nuestra imaginacion nos permitiera volar. Pero la dictadura orden6 que los nifios no podfan sonar, no debian tener imaginacion, debfamos implacablemente llevar la simbolica tunica blanca con moria azul, porque si no eramos amarrados con los colores de la patria podiamos errar nuestro rumbo. Lo que nunca supieron los milicos, es que no pudieron evitar que yo me disfrazara y declamara sobre la mesa del patio de mi casa, torturando a los adultos que me rodeaban.

Mi tfa, debido a su condicion de maestra destituida, no podia ingresar a la escuela, por 10 que sus hijos debieron comenzar cada afio escolar sin la mana de su madre. Pero ella se las arreg16 para pasar a tra ves de los muros. Nos hizo galletitas con formas ingeniosas para la merienda, nos hizo los magros chirimbolos que podiamos vestir en las fiestas de fin de curso, nos corrigio los deberes y nos ayud6 a superar todas nuestras dificultades escolares e infantiles. Mis tios hicieron que yo dejara de envidiar a mis companeros de escuela que tenian hermanos, mis primos fueron y son rnis hermanos. Con ellos jugue, pelee, ref, llore, conspire inventado todo tipo de eagadas y aventuras infantiles, con ellos creci,

Lleg6 el plebiscito del 80 y recuerdo que mi abuelo habia puesto un cartelito que deda "No", pegado en 1a parte de atras del asiento de su bicicleta, con la que trillaba todo el pueblo vendiendo dulce de leche casero. La crisis eeon6mica se llevaba su tambo, uno de los mas grandes de la zona, y ahora al viejo caudillo blanco solo le quedaban una serie de vinculaciones que 10 miraban torcido; trago su orgullo y busco la forma de que sobrevivierarnos, de modo que yo nunca percibi la angustiante situaci6n economica, Lo vi envejecer cuando perdio todo 10 que habia construido a 10 largo de su vida, 10 vi llorar cuando vendio su yegua y 10 vi cuidar con arnor desmesurado las poeas vacas que conserv6. Pero esa noche en que el pueblo uruguayo dijo [basta'. 10 vi refr, y con mi prima Andrea saltamos y gritamos sabre una vieja cama de elastico festejando algo que entendiamos a medias.

Uruguay comenz6 a despertar. Vino la epoca de los semanarios que tenian que cambiar de nombre cada semana porque eran censurados.

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Los j6venes liceales que aparecian en el informativo porque se negaban a usar sus uniformes. EI Uruguay pasaba de timidas manifestaciones de rebeldia a un "Rio de Cente".

Con la primavera de 1984 comenzaron a florecer algunas de las respuestas a mi pasado. Deberia de ser una noche de noviembre, porque ya hacia calor y mi madre aun no estaba en Uruguay. Recuerdo que mi tia me Ilevo a la plaza, a la de la pergola, alli en el banco que da la espalda a la calle Artigas donde la plaza hace diagonal can 19 de Abril y Artigas. Allf comenzo a contarme c6mo 10 habian matado, como se Ie escurrio la vida cinco dias despues que yo naci, Hablaba con una jerga que yo nunca Ie habia escuchado, II ... en una accion, para tomar, compafieros ... "; era como que alguien dentro de ella la impulsaba a hablar, De pronto se detuvo y me llev6 a su casa. Me preguntaban que pensaba y mi cabeza giraba a una velocidad mucho mayor de 10 que yo podia hablar; luego empece a llorar, Lloraba porque recien habia entendido que habia perdido algo que para mf hasta ese momento no habia existido; 10 descubria y tomaba conciencia de su perdida a la vez.

Fue como que esas lagrimas hincharon mi odio y entonces descubri que una personita de 11 0 12 afios puede tener un monstruo dentro, un monstruo que quiere matar, que quiere vengar. Comence un largo carnino de busqueda, de reconstrucci6n. Lo unico que sabia hasta entonces era que habia muerto un 28 de enero de 1972, que daba c1ases en un colegio, que estudiaba veterinaria y que su madre habia perdido a su bebe mas preciado, no sabfa su nombre, su fecha de cumpleaftos ni su edad, no sabia que 10 habian matado y no crefa que habia muerto, como dice su madre. Parecen datos tontos, pero es una miscelanea de sentimientos inexplicables que cualquiera pueda saber mas de vos que uno mismo.

Empece a buscar c6mo recuperar eso que habra perdido. En el verano de 1985 mucha gente que volvfa del exiIio, de 1a carcel, de debajo de las piedras, me hablaban pero eran imageries que yo no buscaba; eran imageries de amigos, de amores, de hijo, ninguna de padre. Hoy se que esa imagen no la perdi porgue me la dieron otros; pero se que el hombre que me dio la vida sera para mf un fantasma que no tiene voz, que no bene un rostro que el tiempo curta, que no tiene un pecho en el que pueda apoyar mi cabeza. Yo queria respuestas, ,quien, como y por que me habian rohado aquello?

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Como 10 habfa presentido, en diciembre de 1984 unos meses antes de que comenzara segundo de liceo, regresaba mi madre a Uruguay; trayendome ahora dos hermanitos y algunas respuestas.

Con ella me zambullf en el convulsionado Montevideo de 1985, con ella vivi aquella noche en que toda la solidaridad mundial cant6 en la Explanada Municipal, en las plazas. Con ella tarnbien me zambulli en la multitud que gritaba liberar a los presos frente a jefatura. Con ella vi cuando liberaban a las mujeres: con las mujeres que salian vi aquella mujer que giraba su cabeza a la multitud y sus punos que golpeaban los vidrios del vehfculo, aquella imagen era la que pint6 Edvard Munch en El grito, aquella mujer era Beatriz.

Por ese tiempo conoci a Carlitos, debe de haber sido en el otofio del 85, porque fue poco tiempo despues que sali6 de la carcel y eso habfa sido en marzo de ese ana. Recuerdo aquel hombr6n, con voz de trueno,

~

siempre dando la espalda a la pared, can la cabeza pelada y la mirada

de un miedo infantiL Recuerdo que lc pedi a mi abuela que Ie tejiera un buzo de muchos colores porque yo creia que asi le iba a sacar el miedo de los ojos y el invierno que llevaba prendido al cuerpo. Yo que apenas le llegaba al ombligo sentfa que debia protegerlo de no se que frio de un

largo invierno; que segun escuche, habia ocurrido en el segundo piso /'

de algun infierno del que nunca ha podido hablar.

Allf, en la cocina de la primer casa de Montevideo, viendo aquel hombre tierno y arisco, gane mi primer batalla. ABf, entendi que no habfa lugar para venganzas personales. Senti, que no habia sido un unico hombre al que habian triturado, sino que era una maquina monstruosa que habia arrasado con todo 10 que se interpuso en su camino, con los padres y madres de muchos, con la juventud y utopias de toda una generaci6n. Yo no iba a regar el odio que me habian sembrado; yo iba a poder dominar mi odio e iba a canalizar mi energfa para hacer crecer 10 que la sangre de ese joven de 22 afios buse6 sembrar en mi.

Pasaron varios afios, en que no hablamos mas de el con Carli tos, hasta una noche en que tomabamos vino en su casa de Montevideo hablando de cualquier cosa, y de pronto me dijo que cuando yo me iba el hablaba con su amigo y Ie contaba de mf, de que mis manos y mi risa se 10 recordaban y de pronto, despues de casi 20 anos, par primera vez Iloro a su joven e inmaduro amigo.

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Para ese entonces, yo adolescente, ya habia vivido las "razzias" en Montevideo, habfa "militado" en la campana del Voto Verde, en el gremio delliceo, pero para entonces, ya habia entendido que toda America Latina habia estallado en fuego libertario y que habian querido apagar- 10 con II guanacos" lanzando mierda.

EI tiempo, y mi vida de estudiante en Montevideo, me fue contestando 1/ el porque" y, aunque hoy pueda criticar muchas cosas. ese joyen me ensefio que en la vida cuando se suefta hay que entregarse hasta los huesos, que para ver claro el camino no se puede ser indiferente, que hay que mantener la brujula orientada hacia la etica, porque 10 que nos mata de muerte bien muerta es ir a contrapelo de uno mismo.

Pero esto que uno elabora en su interior para convertir el pasado en fuerza que se proyecta al futuro, no es tan facil de sobrellevar en el mundo publico. Ese pueblo que en el 85 bailaba en las calles, ovacionaba a los Olimarenos, recuperaba a sus presos, regresaba sus exiliados, ese

I mismo pueblo, le puso una lapida amarilla a ese pasado.

Ese pueblo que no pudo poner sus pustulas al sol para que cicatrizaran, no puede exigirle memoria a las nuevas generaciones. Lo que plantea Hobsbawm, Les un problema de las nuevas generaciones 0 es que las viejas ocultan sus verguenzas, sus miedos?

Para los que nuestra salud sfquica depende de recuperar y entender ese pasado, es doloroso sentir que mucha gente de tu edad ignora, obvia, desprecia ese pasado. Pero mas doloroso es ver la actitud de muchos militantes del MLN; mas incomprensible es ver como muchos que pasaron por el infierno, por las situaciones mas injustas, hoy reniegan de ese pasado. Muchos estan s610 preocupados de admitir ese pasado como un delirio juvenil y prenderse de la "torta"; otros han confundido las expropiaciones en nombre del pueblo con "expropiar" para su bolsillo, llegando hasta la delincuencia corruin, Esto 10 he visto con mis ojos de adulta, no es historia, es presente.qEs que han olvidado que ese pasado se rego con sangre, que muchos somos diferentes sin comerla ni beberla?

Con esto no pretendo involucrar a todos los tupamaros, pero los idealismos estupidos no sirven para cimentar el futuro. Si creo que el peor error politico del MLN fue engordar y no creeer, que se masifico sin generar conciencia politica. Me arrogo el derecho de juzgarlos, por-

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que necesito explicarme por que paso 10 que paso y en 10 que estan hoy. Me arrogo el derecho de juzgarlos, porque no quiero sentir verguenza en la calle al decir que mi padre fue un tuparnaro, y que cualquiera se atribuya el derecho a emitir juicios sobre cosas que atafien aspectos muy personales de mi vida. Por supuesto que condeno mil veces a esos que se quedaron sentados en sus casas, viendo c6mo pasaban las cosas, y hoy se creen con derecho a juzgar. Admito que se pueden tener·errores politicos pero de ninguna manera se puede perder el rumbo y atribuir ese pasado a una simple rebeldia juvenil, no se pueden perder valores eticos y morales; y no estoy hablando de la moral de las beatas. Es feo que se permita que la gente hable con tanta liviandad y juzgue cosas que a muchos nos salieron muy caras.

Creo que en el movimiento hubo y hay mucho personalismo. Que fue una generaci6n que dio su vida por causas muy altruistas pero que parad6jicamente fue muy individualista, mucho culto al heroe, y se 01- vidaron que en su entrega involucraban mucho mas que su persona. Fueron "voluntaristas" y muchas veces ingenuos, pensaron que podian cambiar el mundo pero nunca pensaron que los iban a masacrar como 10 hicieron.

Sin duda que el mundo cambi6, no tanto como ellos quisieron, no siempre en el rumbo que ellos quisieron, pero en parte sf lograron mover viejas estructuras; algunas por su voluntarismo, otras por la propia inercia de la historia.

A todo esto, veo que mi generaci6n creci6 sin caudillos, sin grandes "iluminados" a quien seguir, sin mas paradigma que la briijula del sentido comun: pero menos frivola que la generad6n que fue adolescente en la dictadura. La generacion del 60 nos meti6 en la montonera antes de que ernpezaramos a carninar: pero seguramente el mejor legado que nos dej6 esta generaci6n es el obligarnos a pensar por sf solos. Esa ge- · neraci6n que lleg6, y fue llevada, hasta los lfmites de 10 inimaginario, nos dej6 un mundo en que ya no se puede seguir pensando en forma binaria, las cosas dejaron de ser buenas a malas, blancas 0 negras, divididas en dos "bloques"; nos obligaron a caminar en el mundo apostando a la diversidad. AsC el crecer orejanos, nos permitio ser mas amplios en nuestras visiones, ser menos sectaries.

Pero la dictadura nos dej6 una gran incapacidad de organizacion,

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un gran miedo a hacer en conjunto, una desconfianza que raya muchas veces con el escepticismo. Somos una generaci6n que camina en tiniebIas buscando razones para creer en la especie humana; porque "no s610 de consumir vive el hombre" ~

No reniego de la memoria de mi padre, de 10 que fue e hizo, mi odio 10 transformo en mi "canon del futuro", mi lastima es para los hijos de los torturadores,

De hoy, quiero contarles, que la vida me ha provisto de un olfato muy fino para rodearme de los mejores amigos, de los mejores amores, y de una buena capacidad para disfrutar de las "pequefias grandes cosas" de la vida,

Probablemente esta historia, que les he contado, carezca de la objetividad y precision profesional de un historiador, simplemente son las impresiones y vivencias de una nifia. Seguramente suene egocentrica, como siempre que se escribe sobre sf mismo; pero a este defecto no han podido escapar ni los mejores escritores.

Sin duda, que el siglo XX esta plagado de historias humanas mil veces mas atroces que 1a que acabo de contar, pero el "sufriometro" aiin no se ha inventado, y no se trata de medir el dolor humano, sino de que la estupidez humana deje de generar situadones como estas.

Gaia

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POESIA III

III

Yasaben nuestros nombres

y nuestras formas

nuestras sefias y nuestros santos.

Lo saben todo:

• f

mIS memorias

y tus recuerdos

mis lunares y tus resfrios.

Han relevado

nuestros gestos y nuestros genes.

Estamos archivados, rotulados, envasados,

(Pero nosotros sabemos 10 que ellos no ... )

y eso., tarnbien 10 saben,

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Mandala (22/10/1975)

I

ENSAYOS GENERALES

Botas;, medias de lana, ropa muy abrigada, Edipita pasea por la vereda, delante de la puerta de su casa. La vecina Ie dice que linda estas, bueno, siempre 50S linda, ese poncho es nuevo, tambien estas estrenando botas, te abrigaron mucho, no vas a sentir frio, etcetera, etcetera ... La nina habitualmente conversadora, extrafiamente no abre la boca, sigue carninando, unos pasos para alla, unos pasos para aca. Y la vecina, que vas a salir con tu mama, que estan dando una pelicula de Walt Disney, van a verla, con este frio 10 mejor es ir al cine, 0 van a pasear a ... La nina se detiene, la mira y Ie dice, no puedo hablar, no puedo decirle ad6nde voy, prometi no contarle a nadie que mi papa esta preso, en el cuartel. .. La madre de la nina, transpirando, da vueltas la llave en 1a cerradura de la puerta de calle, saluda a la vecina, buen dia, torna a 1a nina de 1a mano y camina velozmente, casi arrastrandola,

Al padre de 1a nina se 10 habian llevado preso. Supimos rapidamente de d6nde; en la esquina de su trabajo estaba informando la plataforma de las reivindicaciones laborales por las que hacian paro ese dia. A el y a otros compafieros los metieron en un 6mnibus azul de AMDET y continuaron deteniendo varones por la calle hasta que llenaron el vehiculo. En la Plaza de Cagancha, veiarnos todas las tardes a un hombre can una mesita donde disponia montones de papas, zanahorias, cebollas, manzanas, naranjas, para hacer las demostracianes que comprobaran la utilidad de los aparatitos que vendia para pelar, cortar, rallar, rebanar, exprimir y una vibora (2,0 serpiente?) grande, impresionante, alrededor del cuello, para atraer la atenci6n de los posibles compradores. Hombre y vfbora fueron empujados y subidos a1 omnibus. [Hasta al hombre de la vfbora se llevaron!, nadie se olvidaba de decirlo, 10 que no sabiarnos era ad6nde. Durante varios dias y naches, la incertidumbre nos llevo a muchos lugares, algunos verdaderamente ins6litos y a personas fisicas y juridicas, conocidas 0 nunca vistas, en una nerviosa, inesperada, no deseada, pero necesaria tarea detectivesca, para ubicar a los desaparecidos, asi los llamamos, as! los consideramos.

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La nina fue llevada can los abuelos porque empez6 reclamando la presencia del padre en su casal sin recibir explicaci6n satisfactoria y continu6 pidiendo la de la madre que tambien desaparecia para buscarlo.

Como todavia no se habfa producido la Inauguraci6n Oficial de la Dictadura y se ensayaba con las Medidas Prontas de Seguridad, se denunci6 la desaparici6n del padre de la nina hasta en el Parlamento. Varios dias despues, logramos ubicarlo en el eGIOR, detenido, con un centenar mas de hombres de diversas edades, profesiones, oficios, actividades, condici6n social, econ6mica y cultural. [Ahl, y no me olvido, el hombre de 1a vibora.

No se puede visitar, no se puede ver, esta muy bien, abrigadito, Ie damos un poncho verde de los nuestros, no se preocupe, si no esta muy cornprornetido (no me dijo el capitan, en que) va a salir pronto. Y muy pronto salio, una manana tempranito, con rumbo y destino, otra vez, desconocidos. Algunos vecinos vieron a los detenidos subir en varios 6mnibus de AMDET que partieron en caravana hacia no sabian donde, Nuevas peregrinaciones, indagaciones y siempre el funcionamiento de la solidaridad, todos apoyandonos en todos, los sindicatos a nuestro lade con sus multiples, invalorables aportes, incluyendo el econ6mico que result6 fundamental para muchos bolsillos.

EI dinero que gastamos durante estos ensayos generales, desequilibr6Ios presupuestos familiares. Lo importante es que nuevamente ubicamas al padre de la nina y a todos los detenidos.

No es facil elaborar una historia distinta a la real que sea crefble, verosimil, para una nina de cinco afios, que no la lastime, que no la entristezca. Te duele la cabeza de pensar, tal vez, en un viaje inesperado, muy conveniente, a yo que se que, para justificar la ausencia del padre, tiene que ser una mentira que se va a convertir en una cadena de mentiras que pueda sostenerse durante no sabemos cuanto tiempo, ademas contar con muchos complices, apartar a los indiscretos. No, no es nada facil, asf que decidimos, nOI decidi, contarle la historia verdadera, que tambien es diffcil, empezando por el significado de las palabras, algunas las ha oido aunque su comprensi6n no sea total, por ejemplo, paro, huelga, pero otras las desconoce totalmente, que es un cuartel, que es un soldado, no de los de juguete y especialmente que es un

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preso, que es estar preso y por que y para que y hasta cuando ...

Cuando volvi6 la nina a su casa escuch6 la historia verdadera. Le hice prometer que no se la contaria a nadie, era un secreto que compartiarnos s610 can algunos familiares confiables. Fue precisamente uno de estes que Ie dijo, a tu papa 10 van a fusilar. Es un chiste, una broma, una chanza, no sean necias, no se enojen, despues de todo, aca, en este pais, no pasa nada y a los que les pasa algo, algo habran hecho, hay que poner orden y son los militares los que deben encargarse de evitar el caos, estos tipos subversivos quieren destruir la democracia, argument6 el bromista. Algunos compatriotas adoptaron esta postura, pocos,

pero los hubo. -

Habia poderosas razones de seguridad para tratar de mantener en secreto, 0 por 10 menos no divulgar hasta donde fuera posible, 1a detenci6n del padre. Los integrantes de la JUP (Juventud Uruguaya de Pie), otras organizaciones paramilitares y otros desorganizados, eran muy peligrosos, no se identificaban, de incognito, atacaban, agredfan a los presuntos, posibles, comprobados 0 sospechosos de ser comunistas, tupamaros, sindicalistas, anarquistas, desocupados, amas de casa y todo bicho con una pizca de sentido critico de que ternan noticia y a sus familiares, sin olvidarse de los nines que son el futuro de la Patria, bla, bla ... tal vez a ellos, especialrnente, iban dirigidas las bombas que tiraron en algunas casas, porque ya se sabe, que arbol que creee torcido, mejor se arranca de cuajo desde chiquito. Hacia tiempo que venian preocupandose por los nifios, habia que protegerlos del 050 ruso, de los barbudos, de los que usan vaqueros, toman mate en alpargatas, no se cortan el pelo ... Era necesario ocultar. Era necesario denunciar. Decir y no decir. Estoy consciente de las contradicciones, ahora.

Edipita andaba por la casa como un fantasma, monotematica, s610 papa .. papa, y si 10 fusilaron, preguntaba. Habia que llevarla para que 10 viera, vivo. Primera visita al cuartel, domingo de julio, madrug6n, bane diario, botas nuevas, medias de lana, ropa muy abrigada y el poncho rojo, nuevo, cubriendola toda. Mama, puedo esperarte en la vereda, pregunto, sf, conteste, pero no te ensucies, recomendacion que hacemas todas las madres, como si fuera 10 mas importante.

Despues de hacer una fila ordenada, bajo la mirada protectora de sold ados bien armados con armas largas, los fa milia res de los deteni-

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dos subimos a los 6mnibus que habian dispuesto para nuestro traslado al cuartel de San Ramon. Fue una gentileza. Los omnibus, armados en los talleres de Maricastafia, eran pequefios, estrechos, estaban rotos par dentro y por fuera, las chapas y los vidrios hacian ruidos premonitorios: pronto me desarmo. Marchaban a poca velocidad pero no aceleraban por no querer, sino por no poder. Para colmo, el ruimero de unidades era escaso y tuvimos que comprimirnos mas que sardinas en lata para viajar todos. Un anciano me dijo, hacen esto para molestarnos a n050- tros tambien. a los familiares, que no tenemos Ia culpa, yo que tengo que ver con 10 que hace mi hijo, y que hace su hijo, Ie pregunte, bueno. respondio, yo no estoy de acuerdo con sus ideas pero tengo que verlo, tengo que visitar a tID hijo, Edipita miro hacia arriba y Ie dijo, y yo a mi papa.

A una cuadra del cuartel, comenzo la fila, ordenada, constituida prin-

cipaimente por mujeres, nines y ancianos, bajo 1a mirada protectora de soldados, bien armadas con armas largas. Otros dos soldados recorrieron toda la fila interrogandonos. Uno llevaba una carpeta dura donde apoyaba papeles rayados en sentido longitudinal y transversal. Cuando me correspondi6 el turno, me pidi61a sagrada Cedula de Identidad, miro, leyo de un lade y otro del documento, anoto, Parentesco con el detenido, esposa e hija, pruebas (menos mal que me habian prevenido, sin libreta de casamiento no se puede entrar), exhibici6n de la libreta del Registro Civil, registro de familia, aca esta el (en el papel, el detenido), aca estoy yo (en el papel). Anoto. La hija, aca (en la libreta) esta. Cual es, alla esta (fuera del papel) es aquella, senale (Ia que esta juntando toda la tierra de San Ramon, jugando con otros ninos). Domicilio. Profesi6n. Estas anotaciones las hicieron dos veces, dos dorningos consecutivos, par suerte, comentarnos, era tan lento este registro. Los siguientes fueron para peor porque preguntaban el nombre Y itenian que revisar todas las fichasl, hasta que el abecedario lIe go hasta San Ram6n Y hubo nuevo orden, alfabetico.

El dolor subia desde los pies, avanzaba a las piernas, las caderas, la espalda, el cuello, prohibido sentarse en el suelo, en que otro lugar podia ser, llevabarnos cinco horas de planton.

Edipita habia preguntado cien veces, y mi papa, dos 0 tres veces manifesto tengo hambre, tengo sed. Y pichi, mama, piche permiso para

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ir al bafio, no se puede entrar al cuartel, es por la nena, el soldado te apunta al pecho, no se puede entrar al cuartel, rnirabamos a todos lados, no se puede perder ellugar en la fila, las fichas estan ordenadas por ese lugar, bueno, aqui mismo bajar el panta16n de lana, la bombachita, agachada no se te ve nada, el poncho te tapa.

Despues se abrfa el port6n, entrabamos diez por vez solamente.

Nueva fila, filita. Revisaci6n de 10 que llevabamos. Sobre una tabla larga dispuesta sobre caballetes quedaba alguna muda de ropa interior limpia, una prenda abrigada, un pedazo de queso, una pascualina desarmada ex profeso, que despues entregarfan al detenido. Por fin se cumplfa nuestro objetivo. En el comedor de oficiales habian colocado mesitas separadas con dos sillas cada una, en una estaba sentado el detenido, en la que tenia enfrente se sentaba el visitante, ambos con las manos sobre la mesa y los brazos cruzados junto al pecho, no estaba permitido acercamiento ffsico. Edipita logro darle un beso a su papa. Las conversaciones. voz normal obligatoria, audible, ni murmullos, ni susurros, c6mo estas, como has pasado, bien gracias y vos, y tu mama y tu papal y el perro. Todos bajo la mirada protectora de soldados, uno allado de cada mesita, bien armados, con armas largas.

Termin61a visita, los familiares deben retirarse, Cinco minutos. Convincentes, largas argumentaciones mediante, en no me acuerdo que comando,logramos extender la visita a diez minutos, despues a quince y finalmente a veinte minutos que fue el maximo tiempo concedido.

Todavia no termino, tuvimos que hacer otra fila, ordenada, protegida, para recibir una bolsa con la ropa sucia del detenido, que abierta en casa ofendia los ojos, la nariz y nos obligaba a ejercitar los rruisculos para cazar las pulgas que gracilmente saltaban, escapando del encierro para buscar alimento. Algunas bolsas terminaron directamente en la lata de la basura, otras vaciaron su contenido en hipodorito casi pura. Eso era mugre de la mejor calidad, no hay eufemismo para encubrirla. Circulaban rurnores que en las barracas de los detenidos habia duchas, que estaban bien alojados, que ... y que queriamos, hotel de cinco estrelIas para esos pichis, bien of en didos estaban porgue se les prestaba el corned or de los oficiales para la visita.

Como en este pais todavia habfa trenes que transportaban pasajeros, en San Ram6n habfa estaci6n donde se podia ascender y descender de

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ellos Y fiUY especialmente, tratando de viajar con mas comodidad, como si fueramos seres human os, despues de tres 0 cuatro domingos, decidi no tomar mas aquellos omnibus que adernas cobraban el pasaje mas caro que el tren. lQue lindo! exc1am6 Edipita en cuanto subimos al vagon en la Estacion Central, no estaba rouy limpio, ni era moderno, pero disfrutamos los asientos mas grandes, confortables, separados, el pasi- 110 por donde se podia caminar y el movimiento mas parecido a acunar que a desarmar. El viaje de ida era un placer. Al regreso, el tren que venia de Melo pasaba por San Ramon a las 21 horas, teniamos aproximadamente dos horas de espera para la que podiamos optar entre dos lugares, la estaci6n, Mucha frio 0 el Club Social y Deportivo, rnuy acogedor, coca-cola.gcoca-cola con este frio? sf, coca-cola y masitas y abrir puertas para curiosear todas las habitaciones, instalaciones y corretear, libertades que se permitian generosa, cordialmente, a los "nines del cuartel", pobrecitos.

El tren que nos devolvia a la Estaci6n Central, con muchos quilometros ya recorridos .. habra recogido suficientes viajeros para ocupar todos los asientos y llenar los pasillos de pie, por eso Edipita dormia sobre una mesa, con almohadas improvisadas por los pasajeros que sabian que era una "nifia del cuartel", Pudo haber sido casi una nina, a secas, nina, todos los domingos desde julio a diciembre, si voluntaria, empecinadamente, no hubiera resuelto ir a ver a su papa. Estas sacrificando a esa nina, me decian, linda paseo dominical, dieciseis horas en la calle, entre viajes torturantes, para llenarse de tierra 0 de barro y ver al padre cinco minutos, diez minutos, quince minutos, veinte minutos. Partiamos a las ocho de la manana y regresabamos despues de medianoche. En varias casas pudo haberse quedado, nina simplemente, pero amenazo, si no me llevan voy sola, tal su determinacion, habra aprendido el camino y muchas cosas mas, esta "nina del cuartel". Comparado con 10 sufrido despues de la Inauguracion Oficial de la Dictadura 0 Proceso Civico Militar, podemos decir ahora con certeza, sin ironia, pasadas mas de tres decadas, que Edipita, en estos ensayos, realizaba un linda paseo dominical.

Ese afio, previsiblemente, vimos las ramas de los arboles desamparadas cubrirse de yemas que ec1osionaron en tiernisimas hojas verdes daras, que crecieron hasta componer frondosa copa, generosa de som-

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bra; fue entonces que inesperadamente, sin juicio, sin delito, sin habeas corpus, sin nada, tal como habia side detenido, fue liberado el papa, gran alegrfa de Edipita, a la que nuevamente no se Ie pudo dar ninguna respuesta satisfactoria, nosotros tampoco las teniamos. As! empez6.

Tarnbien en diciembre fue liberado el hombre de las naranjas. No era comunista, ni tupamaro, ni sindicalista, no estaba en pro ni en contra de nada ni de nadie, era simplemente generoso, este productor de Canelones. Un dia de julio, llego con su camion cargado can sus naranjas en cajones, a la puerta del cuartel. Donaci6n para los presos, aclar6 muy bien. Pase, le dijeron. Abrieron el porton, entr6 el carni6n, cerraron el port6n. Adentro quedaron camion, cajones, naranjas y el productor. Los detenidos, incluyendo el donante, no probaron ni una sola na-

Meses despues, una manana muy temprano, golpes muy fuertes, apremiantes, en la puerta de la calle de la casa de Edipita, me hicieron tirar de la cama y salir a abrir descalza, con apenas un saquito de lana sobre la espalda, 10 primero que enco.itre para ponerme sabre el camison. Como sospeche, era la polida. Sin una palabra, varios hombres entraron en la casa Ilevandome por delante. Abrieron cajones, puertas, dieron vuelta sillones, sillas, mesas, colchones. Como cualquier cosa, Edipita fue sacada de su cama por un brazo, sacudieron su colcha, sus frazadas, sus sabanas, sacaron la funda de su almohada, dieron vuelta su colchon, todo qued6 en el suelo. S610 faltaba revolver los libros, observaron varios por las seis caras, hicieron correr las hojas como un mazo de cartas y los tiraron a la escalera; con los que quedaban en los estantes, que eran muchos, sin mirarlos siquiera, los arrojaron detras de los primeros como si fueran pedradas.

En ese juego estaban, cuando otro uniformado abri61a puerta de la calle, les grito, par que demoran tanto, encontraron algo: si, senor, contest6 alguno, estos libros, vea, yo no se Ingles, pero aca dice marxismo. Ellibro en frances, era de ffsica y en una solapa estaba escrito Marxisme, refir ie nd ose a otro libra publicado por 1a misma editorial. El subcomisario que habia estado esperando en la carnioneta, 10 que me informaron despues los vecinos, miro ellibro y dijo, estos Iibros son de venta libre en cualquier Iibreria 0 quiosco, estamos molestando a la se-

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nora, vamos, ordeno. Los subordinados, pisando y pateando los libros que cubrfan toda la larga escalera, bajaron y yo detras de elIos. Me detuve junto al subcomisario (lamento no recordar su nombre), que me advirti6 suavemente, tenga cui dado con algunos vecinos, senora. Senora, por segunda vez, ni eh che vas, ni pichi, ni tantos otros apelativos y vocativos que se pusieron de moda tiempo despues, en el vocabulario policial y militar. Subi con cuidado, tratando de no caerme y no estropear mas los libros y me serite desolada sobre una pila de ropa, en media de aquel espectaculo que habfa visto solo en algunas peliculas, roperos, c6modas, estantes vacios: en el piso, cubiertos, platos, ol1as, ropa de toda indole que parecia haber aumentado en cantidad, papeles y mas papeles y dos patitas tiernas, bien forrnadas, ignoradas. Edipita abri61a boca, jque relajo! dijo y empez6 a transportar un libro por vez y colocarlo en un estante. Yo reaccione ayudandola con tres 0 cuatro libros. De pronto, la nina caminando como entre escombros, fue a la cocina y volvi6 con la balsa que usabamos para hacer los mandados, adentro cabian diez 0 doce libros.

Los amigos llegaron. Elogiaron la eficiencia de Edipita. Buscaron zapatitos. Trajeron leche y bizcochos. Comenzaron a ordenar la casa, rellenar estantes, cajones, armar una pila con papeles seleccionados. Hicieron comentarios: hay que lavar la ropa pisoteada, tuviste suerte, isuerte!, si, con ese subcomisario que va a durar poco, breve sera su reinado, es muy blando para elIos, en todos lados hace la vista gorda, hay que limpiar la casa para la pr6xima denuncia que no va a venir este subcomisario, casi indignada les grite aca no hay nada subversivo, replicaron can firmeza, hay demasiado para estes tiempos. Y la pila erecia, con papeles seleccionados, s610 papeles. Esta bien, consentf, me voy a deshacer de los volantes, convocatorias a marchas, asambleas, concentraciones, insignias, banderines, retratos, fotografias y todo eso ... pero de libros, ah no, eso 51 que no. Que 51, que no, finalmente me convencieron. Dos palabras 10 lograron: libertad y vida. Libertad opuesta a prisian, nada mas y la vida estaba realmente en peligro porque en estos Ensayos Generales previos a la Apertura Oficial de la Dictadura ya contabamos los muertos y la impunidad de los asesinos. El problema era como y con que hacer desaparecer todo ese material sin llamar la atenci6n. Un poco de combustible, f6sforos, como la Santa Inquisici6n, como

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los nazis, asi 10 sentimos, excepto por las Iagrimas, encendimos una hoguera en la azotea. En este pais de los vientos, volaban los papeles encendidos, vamos a incendiar el barrio, esto va a ser un desastre. La magnifica, brillante, unica, idea nuestra, habia brotado de las neuronas de casi todos los cerebros tarnbien en nuestra situacion y convertido a Montevideo en Tierra de Fuego. Una simple vista aerea hubiera mostrado las fogatas delatoras, Asf que tuvimos que terminar la operaci6n limpieza con mas lentitud pero menos visibilidad, a consecuencia de la cual los artefactos del bafio adquirieron manchones negros per secula seculorum.

En la casa aseptica, purificada por el fuego, hubo cuatro allanamientos mas, pero uno de elIos fue particularmente relevante. Como siempre, comenz6 can golpes matina1es indicadores, abren rapido 0 derribamos la puerta. Tres mujeres dormian, una ya habfa cumplido seis afios, otra adulta, joven, que lIevaba a la tercera en su utero. No habia mas habitantes. En no se que operaci6n, entraron corriendo, en fila, muchos soldados can armas largas apuntando a algo, se fueron separando y distribuyendo en los diferentes ambientes en menos que canta un gallo, cuatro 0 mas, no me acuerdo, salieron por la puerta de la cocina y se pararon en los angulos de la azotea apuntando a algo. Con la protecci6n de las armas largas de sus colegas, otros se dedicaron concienzudamente a revolver, desocupar, tirar, romper, repetian el festival que ya conociamos por haberlo presenciado anteriormente, 10 que aumentaba era la sana. La ira impregnaba a aquellos hombres. Uno interrogaba, querfa saber d6nde estaba mi marido, no se, no sabia, estamos separados, dije, el miraba mi vientre, un embarazo de seis meses es notorio, no me cree, no me creia, no me creyo, yo decia la verdad. Edipita, pelitos largos, rubios, escasos, sabre la a1mohada, de perfil, dormia 0 tenia los ojos cerrados cuando el interrogador levant6 el arma y la apoyo en su mejilIa. Apunt6 el arma sabre 1a cara de la nina. Una voz, aquella voz, que era mi voz, susurro, par favor, es una nina, tiene seis anos, por favor, por favor, por favor ... 1a boca se reseca, es de papel, la lengua apenas logra moverse, tiemblan los labios, las piernas, todo el cuerpo, las rodilias se ablandan, la emoci6n, la angustia, la suplica, la taquicardia, la cabeza da vueltas, por favor, por favor, mezclado con la pregunta, donde esta su marido, Mucho dolor, miedo, terror, angustia, desesperaci6n,

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impotencia, inseguridad, vivimos despues, yo, senti despues, pero nunca con la intensidad de aquel momento infinito. La imagen todavia esta clarisima. La colcha celeste con muchos dibujos del Topo Gigio haciendo travesuras, cubrfa la cama, ocultaba el cuerpo de la nina; el hombre, uniforme, botas negras, sostenfa firmemente, con las dos manos, el arma que apuntaba a la cabecita apoyada en la almohada; la mujer con el vientre prominente, suplicante, temblorosa, aterrorizada. Donde esta su mariclo, si 10 hubiera sabido, se 10 hubiera dicho. Creo. Aunque la verdad, que supe tiempo despues, sobre las actividades y ellugar geografico que ocupaba ese hombre par el que me preguntaba, los hubiera conocido y dicho en ese momento, no me hubiera crefdo tampoco, porque nada tenian que ver con 10 que sospechabamos tanto el soldado como yo.

Edipita desperto 0 abrio los ojos, giro la cabeza, qued6 boca arriba y sonrio, como si no pasara nada, al hombre que le apuntaba can el arma sobre la cara y Ie pregunto donde esta tu padre. La nina contesto, aca, movi6 s6lo el brazo derecho, metio la mano debajo de la almohada, saco una fotograffa chiquita, de las de tipo carne, que el soldado torno, mir6 detenidamente y meti6 en uno de los bolsillos de su camisa, despues de bajar el arma.

Los hombres del ejercito se fueron. Dejaron un revoltijo, una casa que habia que volver a armar, una mujer embarazada que lloro y lloro y una nina muy enojada que gritaba, elIos son mal os, elIos son mal os, se llevaron a mi papa. ElIas son malos. Los malos, tambien la obligaron a revelar parte de su secreto de nina, dormia con su papa debajo de la almohada. S610 parte de su secrete, nunea dijo como y de d6nde torno esa fotograffa, que par eso era suya y otra no la pudo sustituir. Ellos son malos, los malos, nosotros sufrimos, resistimos, pero no todos eramos buenos. Un revoltijo.

La mujer aterrorizada era yo y no soy ese yo, la nina ha crecido, era tti, ahara tarnbien es ese hi y otro ill que conserva imageries, algunas imageries, en blanco y negro, el tren, un soldado grandfsimo, uno solo, el unico que le habl6 en el cuartel, el Club Social y Deportivo de San Ramon, Ia escalera de su casa sembrada de libros, una fotografia, el arma que le apuntaba a la cara, el soldado que apunt6 ... un revoltijo. Si la mujer que era yo hubiera sabido d6nde estaba su marido, 10 hubiera

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podido prolv.r y convencer al que era soldado, este hubiera podido demostrar la baja calidad moral de los zurdos, de los pichis, no importaba que fuera uno solo, 0 muy pocos, entre tanta infamia, una vulgar generalizaci6n no hace mella. Pero como 10 privado no era politico y no quebrantaba el orden establecido, 10 mas probable es que se hubiera divertido, refdo, gozado con solidaridad masculina. Aunque polfticamente en las antfpodas, eran dos machos, uno aterrorizaba, acosaba, el otro enganaba, traicionaba, mentia a la mujer que era yo. Un revoltijo que la memoria tratara de ordenar, armar.

Una Mujer

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CRONICAS DE UNA CALLE

La calle Jose Ellauri nace en Punta Carreras, atraviesa este barrio y Pocitos, y termina en Gabriel Pereira. Cerca de cada uno de esos dos extremos de la calle estan los escenarios de esta cronica: el Penal de Punta Carretas, (hoy Shopping, prisi6n de otra dictadura, la del consumismo) enfrente a la calle Hector Miranda, y la Parroquia San Juan Bautista, de Pocitos, exactamente en la esquina de Luis Lamas (hoy Domingo Tamburini) y Ramon Masini, a diez pasos de la esquina con J. Ellauri.

Algunos de estos relatos no corresponden a la epoca de la dictadura, sino al penodo anterior, probablemente a los tiempos de Pacheco Areco. Tiempos de muchas "chanchitas" y "camellos" por las calles montevideanas. Sin d uda que la memoria me jugara malas pasadas: recordare como pr6ximos, hechos acontecidos en tiempos diferentes, y sin duda sera imposible rescatar del olvido sucesos y caras tal vez relevantes.

Habia caido preso mi hermano Fito. Despues hubo un allanamiento en nuestra cas a de Punta Carretas (ubicada exactamente frente a1 Penal) y fueron llevados detenidos dos hermanos mas y m.i cunada. Eran dias de mucha angustia y temores en la familia. Practicamente no recibiarnos informacion alguna sobre ellos. Finalmente fueron liberados todos, menos Fito. D6nde estaba no se supo en un comienzo, luego se nos dijo que en [efatura (San Jose y Yi), Y mas adelante, que 10 habian pasado a Punta Carretas. [Que ironia! Pensar que nos separaba s6lo una calle. y sin embargo, que abismo infranqueable constituian esos pocos metros. Era facil cruzarlos y averiguar, por ejemplo, cuando tendria visita Fito, 0 que cosas podiamos hacerle llegar, pero no era posible aun verlo, darle un beso 0 abrazarlo, La visita serfa los sabados de manana. Pero las visitas fueron suspendidas porgue algunos dias antes de ese primer sabado ocurri6la fuga de varios tupas del Penal.

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Durante esas dos 0 tres semanas que mediaron entre que supirnos que Fito estaba enfrente, y el dia en que 10 vimos por vez primera en una visita, es que ocurre 10 que ahora me propongo relatar.

Salia yo de casa, -imposible recordar si era de manana 0 de tarde, verano 0 invierno 0 si me iba al trabajo 0 a estudiar- cerre con Have, atravese el corto espacio entre la puerta y la vereda, y en ese ultimo paso, antes de doblar a la derecha hacia la parada del omnibus, mire hacia el Penal: alla, en una ventana estaba Fito, sentado en una posici6n aparentemente c6moda, distendida; se distinguia una venda en la muneca y ningun otro detalle, pero era el, sin duda; ese era su cuerpo joven, delgado. EI impacto me hizo frenar en seen la marcha. Sin mucho pensar, sin siquiera mirar si habia II chanchitas" 0 algo similar por la cuadra, levante e1 brazo en un saluda. Senti como si 10 estuviera abrazando, Fito contest6 el saludo, tambien con su mano en alto, el brazo extendido; tambien me estaba abrazando. Volvi a la casa y entre a los gritos: "Ahi esta Fito, enfrente, en una ventana", Subimos corriendo la escalera con mis padres y salimas al balc6n de su dorrnitorio. Saludabarnos nosatros tres desde el balc6n y Pito contestaba desde su ventana. Se habia puesto de pie, y ahara saludaba con los dos brazos. Por un rato hicimos desaparecer el abismo entre la casa y el Penal.

Me tenia que ir, y finalmente me fui. La imagen de aquellos dos brazos fraternales saludando me acompafio todas las horas de ese dia .. Regrese a casa par la noche. Todos dormian. Ya 10 habia pensado: Ie harfa seftales can las luces. Las habitaciones que daban a la calle eran el hall de entrada y el escritorio en la planta baja, y arriba, el bane y los dorrnitorios de mis viejos y el mio, tambien se veta desde el frente la luz de la escalera. Le fui indicando con las luces 10 que iba hacienda, por si querfa acompaftarme. Corni alga en la cocina, apague todas las luces de abajo, subi la escalera.Ia rutina habitual; ya en mi cuarto, pronta para ir a dormir, encendf y apague varias veces la veladora de la mesa de luz. De la ventana del Penal me respondi6 dos 0 tres veces una pequefia llama de encendedor. Buenas noches, que descanses, nos dijirnos.

Ahora no puedo recordar si en los dias siguientes volvf a verlo en la ventana, pero SI estoy segura de haber seguido varias noches el mismo ritual con las luces ..

Las visitas seguian suspendidas, pero un dia nos entregaron una carta

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de Fita. En el reverso del sobre, estaba escrito el ruimero de celda: no era el mismo ruirnero que yo habia leido, mirando con los binoculares desde mi ventana. Me quede como paralizada. lA quien le habria estado haciendo sefiales de luces? No 10 hice mas, casi ni miraba hacia la ventana, sin embargo alguna noche vi la lucecita del encendedor. Me dio pena; iPobre tipo!

Finalmente un sabado tuvimos la primera visita. Al contarle algo de esto Fito me dijo: "Nosotros no vemas la calle, esos son todos comunes". Creo que me senti un poco tonta, pero tal vez tambien tuve algo de miedo.

Este segundo relato bien puede ser la continuaci6n del anterior. No porque haya relaci6n entre los sucesos, sino porque este ultimo ocurri6 enseguida del primero. Ese sabado en la visita, mi hermano me pregunta si me animo a "sacar algo" que despues debfa entregar al Charrtia, uno de sus companeros, hermano tarnbien el, de otro de los pre- 50S. Pasaron muchos afios antes de que yo me preguntara por que no era el Charrua mismo el que se ocupaba de esa tarea militante. En ese momenta ni se me ocurri6. Dije que no en "esa" visita, explique que queria ver c6mo era la revisacion a 1a salida. Por cierto que la revisacion, al entrar y al salir era cualquier cosa menos agradable. Las mujeres debiamos pasar a una habitaci6n sabre ellado derecho del edificio, -Ia de los hombres estaba a la izquierda- y allf erarnos minuciosamente revisadas par (tal vez dos) mujeres. Mi memoria s610 retiene una. La otra U otras, si existieron no dejaron rastro alguno por mis neuronas. Esta mujer tendria unos cuarenta 0 mas anos, era fea, tenia la cabeza grande, la piel de la cara llena de unos raros lunares 0 manchas que llamaban mucho la atenci6n, a pesar de 10 oscuro del cutis, y el pelo 10 tenia de un color entre marr6n y rojo. Lo peor no era el aspecto fisico, sino sus modos. Dicho sin rodeos, nos basureaba. Era ademas obsesiva buscando pequefios escondrijos en la ropa 0 el cuerpo donde pudiera haber algo oculto. S610 a modo de ejemplo, recuerdo la fuerza que hacia intentando "destornillar" los palitos de mi montgomery, maderitas de una sola pieza, absolutamente "indestornillables",

Un dia en la revisacion de salida cornprobe otra de sus caracterfsticas: Ie era muy diffcil reconocer un error. Al entrar no habia habido

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ninguna situaci6n particular. La mujer revis6 mi chaqueta de cuero, supongo que incluso los bolsillos, nada especial, la rutina de siempre. Durante la visita Fito me "pasa" algo para sacar; era como una pastillita de forma y tarnafio parecido a un supositorio, 5610 que un poco mas grande; el interior era papel escrito, pero estaba forrado de nylon, pensado para llevarlo en la boca, asf me 10 sugiri6 mi hermano. Ami la idea no me pareci6 buena y 10 coloque dentro del soutien, en la parte mas baja, pegado al (y sostenido por el) elastica que rodea el costillar. Calzado en el pliegue entre el sene y la musculatura yo percibia ese pequefio cuerpo y sentia que 10 tenia bajo control, como si fuese un liceal que ha ubicado su trencito en un lugar perfecto.

Salf tranquila, sin temores. La "manchada" empez6 a revisarrne y al sacar su mano de uno de los bolsillos de la chaqueta, sacude en el aire un papelito. "ilY esto?!", chill6. Todas las mujeres se volvieron hacia nosotras dos, se hizo un silencio grande. Meti la mana en el bolsillo, recien ahi note que habia un pedazo descosido, la mano pasaba par el agujero y se tocaba con el dorso la parte interior del cuero, y con la palma de la mana la tela que forraba la chaqueta. Saque el bolsillo para afuera y mostre el agujero. La mujer estaba fuera de control y s6lo repetfa que el papel yo no 10 tenia cuando pase por la revisacion al entrar. En el papelito habia algo escrito, una surna como de almacen, unas pacas cifras, y estaba coloreado con el matron del cuero de la chaqueta. Cualquiera podia darse cuenta que llevaba dfas, semanas, tal vez meses entre el cuero y el forro. Fueron saliendo las dernas mujeres a medida que eran revisadas; yo debia esperar. Recuerdo que transpiraba rnuchfsimo, pero par ningun motivo queria sacarme la chaqueta. La revisacion de la ropa mas proxima al cuerpo y del cuerpo mismo, habia quedado suspendida ante el hallazgo. Sentia la transpiraci6n particularmente bajo ]05 dos sen os, pense en la pastillita pero no me preocup6 que pudiera mojarse, si estaba preparada para la boca esa humedad no podia hacerle nada. Fui llevada a algun otro lugar y continu6la espera. Finalmente, acompafiada de la mujer entre a un despacho grande. Allf estaba un hombre de civil, que sin decir palabra escueh6La explicaci6n histerica de La mujer, que segufa poniendo el acento en que ella me habia revisado a la entrada y que ese papel yo no 10 tenia. Mi boca estaba totalmente seca, toda la humedad de mi cuerpo salia por los poros; yo

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estaba realmente muy asustada y nerviosa. La mujer debe haber repetido tres 0 cuatro veces su relata casi con las mismas palabras y entonacion. Creo que yo dije algo, pero eso 1a pusa mas enardecida. Finalmente el hombre con mucha calma le agradeci6 y Ie hizo un gesto como para que saliera del despacho. Quedamos el hombre y yo solos, sobre su escritorio estaba el cuerpo del delito, el papelito. El otro cuerpo del delito. la pastillita, seguia en su lugar, la sentia en cada inspiraci6n, presionando contra una costilla.

Sin la presencia de la mujer pude hablar tranquilamente, de todos modos me parece ahora que no fue necesario, el hombre tenia clara toda la situaci6n. Creo que dijo muy poca cosa despues de escucharme, tir6 el papelito 0 me 10 dio, francamente no recuerdo eso, y me hizo salir. Cuando pude respirar el aire de la calle senti un alivio enorme. En casa me estaba esperando el Charrua, al que Ie di la pastillita. Estaba charlando muy animadamente con mi viejo, no parecfa que nadie estuviese preocupado. Me dio mucha bronca, pero ni se me ocurri6 decir lila pr6xima la sacas VOSII. Y par cierto que seguf sacando varias mas. La "manchada" no encontr6 nada en mi ropa ni en mi cuerpo jamas. Nunca la vi por la parada del omnibus, ni cruzando una calle, 0 en el bar de la esquina 0 en la panaderia.

(La reconoceria ahara si la viera?

Meses despues tuvimos el aviso por alguna VIa oficial, probablemente judicial, de que Fito seria liberado. Gran alegria en casa. EI tema se hablo, recuerdo, en un almuerzo, Mi hermano menor, tres 0 cuatro afios de edad, escuchaba con atencion,

Durante las visitas y, dada su edad, el podia entrar a la "jaula" donde estaban los presos, y alrededor de la cual nos sentabamos los restantes visitantes, y estar durante la visita sentado en la falda de Fito. Al fin de la visita algun familiar de cada nino 0 bebe que estaba dentro de la jaula, se acercaba a la puerta de esta, y 10 recibia en sus brazos directamente de los del preso. Esto era aprovechado por quienes no tenian nifios, para poder besar 0 abrazar a su familiar. Mi hermano menor fue "prestado" varias veces con ese fin; en particular recuerdo que mas de una vez .. sobre el fin de la visita, salia a la puerta en brazos de otro companero preso, y era recibido por su esposa (se habian casado estan-

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do el preso) y no por ninguno de nuestra familia. EI gud estaba bien empapado de la situaci6n, a pesar de sus pocos afios. Pero 10 que seguramente no sabia era que significaba exactamente "a Fito Ie dan la libertad"4t

Despues del almuerzo mi hermano se esfum6. No estaba en la casa.

La encontre afuera, a medio paso de Ia puerta de entrada de la casa, sentado en el escalon, mirando hacia la calle. Estaba esperando a Fito. Me cost6 bastante hacerle entender que no 10 iba aver llegar en cinco 0 diez minutos, cruzando la calle, como si viniera de la rambla, 0 de la parada del 6mnibus; que 10 sacarian de Punta Carretas seguramente en un vehiculo, y 10 llevarian a otro lugar par algunos dias, Parecia sordo a mi explicaci6n y repetia: "Yo 10 voy a esperar aqui".

Par suerte entendi6 justo antes de que yo me pusiera a llorar de impotencia.

Elisa Marmol

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SIC. LO JURO

Dicen que durante eI Proceso Civico Militar, Aristoteles desapareci6 de librerias, bibliotecas piiblicas y dases, que eran sus lugares de concurrencia habituales. No sabemos si era comunista, anarquista, tupamaro, sindicalista, gremialista; si atac61a moral de las fuerzas conjuntas 0 se asoci6 can otros usuarios de la lengua escrita para delinquir. Alga habra hecho. Ahora desapareci6 el Proceso Cfvico Militar y reaparecio Arist6teles, que en su "Poetica" dice: "Lo imposible verosimil se ha de preferir a 10 posible inverosimil". Como la necesidad de ser fiel a la realidad, tiene cara de hereje, voy a relatar "10 posible inverosfrnil" y no precisamente porque 10 prefiera.

En una de sus visitas de fiscalizaci6n, la Senora Maestra Inpetora (sic) de zona, solicit6 a la maestra de clase, Senora de Gonzalez su cronograma de tiempo (sic). De aqui en adelante, basta de (sic) y nada de comillas, cuando me parezca increfble, en un conveniente ejercicio visual, volvcre los ojos al titulo.

Desde las ocho hasta las doce horas, la Senora Maestra Inpetora 0 Impetora y la Senora Maestra, permanecieron en la clase de esta ultima, con los nifios, los educandos, Finalizado el horario escolar, los alumnos se retiraron, algunos a sus hogares, otros al comedor que funcionaba en la escuela a ingerir la polenta, el arroz 0 la sopa, 10 que correspondiera ese dia. Ya solas, la Senora Maestra Inpetora 0 Impetora se dispone a hacer la crftica del trabajo de la Senora Maestra de clase,

-Sefiora de Gonzalez, si usted tiene problemas con su esposo, [no se asustel, no Ie pregunto, la vida privada no me interesa, a nadie Ie importa la vida privada de nadie, pero debe saber que mientras este casada, si es casada, les casada?, los nifios deben llamarla Senora de Gonzalez. La Haman Maria, ya se que es su nombre, pero ensefie a respetar, que la llamen Senora de Gonzalez. iAh!, no se firma de Gonzalez, es muy moderno. As! comienza a destruirse la familia que es la celula de la sociedad, el cimiento, el pilar de la sociedad. Hay que respetar al

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esposo que es el jefe. or tambien, que algunos nines la tutean. 51, es falta de respeto, no importa 10 que usted crea. Claro que la tutean como a la madre, pero entienda que antes, cuando los hijos no tuteaban a los padres, la sociedad era de verdad respetuosa. Ademas. de la familiaridad, se pasa a la confianza y a ser confianzudo. Los que educamos queremos que los j6venes traten de usted a todos los mayores, a los padres tarnbien. Eso es educar. Usted es maestra, eduque. No se ponga nerviosa, no 10 voy a poner en el informe. Voy a hacer de cuenta que no los of, veremos si esto cambia, yo soy muy amplia, le voy a dar la oportunidad de corregirse, eso sf, 10 tendre muy en cuenta en la pr6xima visita. P6ngase en campafia manana mismo. Enserie a respetar, eduque, Senora de Gonzalez. Hablamos de 10 mas importante, pasemos a 10 tecnico, Cronograma de tiernpo. No trabaja todas las asignaturas todos los dfas, con media hora cada una le da el tiempo y no descuida nada. Faltan asignaturas irnportantes, todos los dias debe trabajar Educaci6n para el Hogar y la Salud, la familia, maestra, la familia es la celula de la sociedad y tarnbien Educacion Moral y Ctvica, con mayiiscula, todos los dias y aca entra 10 que ya conversamos, respeto, mucho respeto por la autoridad, Senora de Gonzalez. Veamos los objetivos operacionales, estan todos, ya los conte. Se, se, sabernos que da mucho trabajo hacer tantos objetivos operacionales y escribir todos los dfas, todo 10 que se va a decir y nos alegra que se acueste de madrugada, muy cansada, nos alegra mucho saber que las maestras ocupan sus cabecitas con el plan diario, interesadas en la clase y en los nifios, no como antes, organizando paros, huelgas, asistiendo a asambleas que terminaban mas tarde y servian nada mas que para perjudicar a la escuela. Vamos aver este objetivo operacional: "Dados 4 triangulos, medir los angulos, con un margen de error del 250/0 en 15 minutos". Muy bien. Ha utilizado el verba correcto, permitido: medir. Usted ya habra leido la lista de verbos, la Circular lleg6 a esta escuela. Seria conveniente que los memorice. Usted entendi6 porque, pensar, reflexionar, analizar, interpretar, meditar y los otros de la lista estan prohibidos, se da cuenta que el empleo de ciertos verbos en los objetivos operacionales resulta ambiguo, en cambia los verbos permitidos, como medir, trazar, contar, escribir, leer, subrayar, son claritos, quiero decir concretos, los nifios saben 10 que tienen que hacer, no tienen dudas. Uno de los prohibidos, por ejemplo

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pensar, se pueden pensar tantas cosas, hasta disparates, puede haber confusiones, usted entiende, tiene que haber verbos prohibidos, beneficia a los nifios, En este poema que copie de los cuadernos de los nifios hay un verba interesante, le explico, maestra, besar no esta en la lista de los prohibidos ni de los permitidos, es un verbo optativo, depende del beso. si 10 da una madre a su hijo, es perrnitido, otros besos. usted entiende, esos son prohibidos, Lo importante es terminar con la corrupci6n de las costumbres y consolidar a la familia, la autoridad del padre, que es el jefe, el que manda,la madre da carifio, ternura, mimos, besos. Por esto mismo, tambien son optativos acariciar, abrazar, mimar. Hay que tener claro, distinguir muy bien entre buenas y malas costurnbres, reconocer y respetar la autoridad. Aca, en estos versitos:

La primavera besaba suaoemente la arboleda

y el verde nuevo brotaba como una verde humareda.

no es la madre la que besa, es la primavera, ,,0 la arboleda?, bueno, no importa, igual es un beso inocente como el de la madre. jAhl, estos versitos los copiaron nada mas que para aprender la terminaci6n "aba" con bl perc se olvido de las excepciones, lcomo cuales", [maestral, lava, pDr ejemplo.

Lo que voy a decirle ahora, es grave, pero puede arreglarse. Yo no 10 vi lentiende? Un poema rouy lindo, el de la placita y la fuente, jes de Antonio Machado! [Maestra' Arranque la hoja del cuaderno de los ninos. No, usted no, los ninos, cada uno de su cuaderno. ,C6mo les va a explicar que? No tiene nada que explicarles, que arranquen la hoja y yasta. En la c1ase usted es la autoridad, nosotros se 10 permitimos, no tiene nada que explicar. Perc como yo soy muy amplia, a usted se 10 voy a explicar, A nosotros, los directores y los inpetores nos dieron 1a clase en la sala 18 de Mayo, por eso sabemos tanto, a las maestras tambien les van a tener que dar clases, queda todo tan clarito, tienen que ensefiarles igual que a nosotros. Ffjese, maestra, que este senor, Antonio Machado, hace anos, no queria que hubiera orden. En Espana, como aca ahora, era un caos, como siempre, la culpa la ternan los comunistas, los anarquistas y todos esos. Bueno, este senor se fue de Espana porque

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no queria el orden en su Patria y se murio, Las maestras aprovechan para hablar de la gente que se va de aca, ahora, la mayoria para hacer plata y desprestigiar al pais can mentiras; claro, estan tambien los que tienen que disparar porque son subversivos que hicieron casas horribles, como crimenes, robos y saben que van a it presos. Las maestras comparan 1a situaci6n de estos senores con la de Antonio Machado, no es por los versitos, que son tan lindos: como nos ensenaron, es por el manejo politico malvado que hacen. Pero hay otro peor, Garda Lorca. No se preocupe no vi nada de este senor en los cuadernos, pero igualle vaya explicar, Empiezan por decirle a los nines que es una barbaridad que a Garcia Lorca 10 hayan fusilado. Algo habra hecho ino? lUsted sabia que 10 fusilaron? Lo que se entiende, es que a nosotros, nos choque la pena de muerte porque somos muy human os, somos el pais que tiene el mayor rnirnero de presos politicos con vida, presos, claro, como corresponde, pero no los matamos como hacen en otros paises, y esta bien si asf terminan con esa gente. Lo que pasa es que nosotros somas mas hurnanos, mas sensib1es, puro corazon. Esto tambien nos ensenaron en las clases que nos dieron en la sala 18 de Mayo. Yo no 10 sabia, ahora que usted tambien 10 sabe tengalo rouy en cuenta. Los educadores tenemos la obligaci6n de educar. Tengo mas que decirle de ese senor Garcia Lorca, no era nada respetuoso de las buenas costumbres, se la llevo a1 rio a una mujer casada. lSefiora de Gonzalez, usted que es casada, se ida al rio, para hacer "aquello" can otro hombre? No me conteste, porque hay mas barbaridades, Garcia Lorca no era muy hombrecito. rQue ejemplo para los nifios, un rarito de esos! Hay motivas suficientes para prohibirlo Lno le parece?

No se levante, que se tiene que ir, que trabaja en otra escuela, privada, que tarnbien tiene que cumplir con el horario como en la escuela publica, que ya llega tarde, no, senora de Gonzalez, usted no se va, todavia no terminamos.Sientesel j5ientese! No se vaya. Por supuesto que vay a hacer 10 que quiero, yo soy la autoridad. Manana, aca, a las ocho en punta continuamos.

(Aclaraci6n superflua. La senora de Gonzalez pudo haber llegado tarde a la escuela privada considerando que estaba con la senora inspectora).

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DCa siguiente, ocho horas en punto, en un salon, inpetora e inspeccionada, solas.

Buenos dias. Usted, maestra, como tenia planificado ayer, en mi presencia, trabajo historia, viajes de Colon. jMaessstra! [Usted no puede decir Cuba! [No diga Cuba! iNo se dice Cuba! Que Colon llego a Cuba, ya Sf, pero no 10 diga, no puede decirlo, iNo se dice Cuba! Esta el comunismo y todas esas cosas. Igual van a aprender los viajes de Colon. Otra cosa, es suficiente que diga Juana. Habra notado como se den los nifios con Juana la Loea que se caso con un hombre lindo, esas risas son una falta de respeto a la autoridad, a las figuras importantes de la historia. Recuerde, Juana, nada mas y de paso no tiene por que decir Cuba, tampoco debe decir costas de Venezuela, todo 10 demas esta muy bien con respecto a Colon.

Pasernos a otros aspectos importantes. Muy bien, los cajones del escritorio, estan vacios. Por Ia biblioteca podria hasta felicitarIa, muy ordenada. Los maestros ya estan aprendiendo y no encontramos mas aquellas bibliotecas tan desordenadas y llenas de cosas que no se sabia para que las usaban, material didactico decian, perdone la expresion, eran suciedad. Ahora, hay poquitas cosas, bien colocadas, da gusto verlas. Habra notado que le dije que podrfa hasta felicitarla, pero no puedo hacerlo por estos libros que retire, aca estan, son libros prohibidos. jAh! los iba a retirar, bueno, esta bien. Lo grave seria que los nifios ya los hubieran leido. Dice usted que no, vamos a comprobarlo. Seleccione tres nifios de la c1ase, uno muy bueno, otro bueno y otro malo 0 muy malo. l C6mo que todos son buenos? Aca veo que todos tienen diferentes calificaciones que usted misma les puso. Estel bien, los selecciono yo. Esta nina con sobresaliente, este varon con bueno muy bueno y este con bueno regular. No se mueva, usted no,la empleada de servicio los va a ir a buscar a la clase que esta atendiendo la Senora Directora.

Buenos dias, nines lcomo estan? Les quiero hacer algunas preguntas nada mas. Antes miren bien estos libros. Vuelvan a mirarlos. lLeyeron alguno? Las tres cabezas se movieron varias veces de derecha a izquierda, de izquierda a derecha. No, muy bien. cLos vieron alguna vez en algiin lugar? Las tres cabezas volvieron a oscilar, de derecha a izquierda, de izquierda a derecha. Pueden retirarse.

Bien, Senora de Gonzalez, ahora puedo felicitarla por la biblioteca,

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estos libros se quedan aca y hay que hacerios desaparecer.

La Senora de Gonzalez vuelve a su clase. Los nifios le preguntan. -i,Estuvimos bien?-lQue dijo la inspectora? Los tres llamados especialmente por la Inspectoral desordenadamente hablan de su experiencia: -estabamos tan nerviosos -temblabarnos de miedo-- no podiamos hablar -hicimos todo mal- crefmos que el senor CONAE (Consejo Nacional de Educaci6n) nos iba a echar. Los nifios Ie temian al poderoso Senor CONAE. La maestra piensa (verbo pensar prohibido) -muy bien Senora de Gonzalez, se porta muy bien, educa, miente, felicita a los nifios que mienten, muy bien senora maestra.

En el informe que envi6 la senora inpetora no mencion6 ningtin aspecto negativo, considero correcta la labor de la senora de Gonzalez. Malas lenguas opinaron que la cobardia Ie impidi6 enfrentarse a informes anteriores, En las conclusiones manifest6: los alumnos buenos, trabajan bien, los alumnos malos, trabajan mal.

Al ana siguiente, en julio, a las once y media de la manana, la senora de Gonzalez fue Hamada a la direcci6n. Era urgente. Nunca habia ocurrido. Algo malo paso en rni casa, pens6, mientras cruzaba el patio. jQue frio! dijo, extendiendo el brazo para tomar el papel que Ie ofrecia 1a directora. Lcyo, Algo asi se decia: cesa el contrato de trabajo entre el Estado y la senora de Gonzalez ... baj6 el papel mientras se recostaba a 1a pared, murrnuro, me echaron, me toco a mf. Corresponde mencionar el estado emocional doloroso de la maestra destituida y la reacci6n de triste rebeldia, impregnada de sentimientos y refrenada por la impotencia de sus aiumnos y los padres. Hubo llantos, amagues de hacer algo ... domin61a impotencia.

La tarde de ese dia de julio, en la Inspecci6n de Escuelas, Ie mostraron a la senora de Gonzalez el expediente de destitucion, mas voluminoso que el de Jack el destripador. En todas las hojas habia sellos rectangulares, cuadrados, circulares, ovalados, con firmas ilegibles. En una de las hojas escribieron: "Se deja constancia expresa que la interesada registra 63 dias de fal tas por paras magisteriales ... ", "Sin desestimar la actuacion tecnico docente, se hace constar ... " II ... que registra 63 dfas de

II

paros .. ~ A

Ahora debe constar, que fueron mas de 63 dias de paros; que la huelga es un derecho garantizado por la Constituci6n y por convenios

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internacionales; que esos dias de paro (mas de tres meses). tal vez fueron (no se aclar6 en el expediente, tampoco las fechas) los que se hicieron para oponernos a la Ley de Educaci6n aprobada en 1972; que no trabajamos y trabajamos mas que nunca, estudiamos e interpretamos el Proyecto de Left diariamente hubo asambleas con el gremio e informativas con los padres de los alumnos; que rodeamos el Palacio Legislativo todas las veces que deliberaban diputados y senadores y hablamos con todos los que quisieron escucharnos; que manifestamos por las calles, que abordamos a todos los ciudadanos que se interesaban, en la calle y en sus casas ... ; que la Ley de Educaci6n fue aprobada con todas las de la left de manera que en asuntos de educaci6n, de ensefianza, la dictadura tuvo su soporte legal aportado por la democracia y su autor fue un Ministro de Educacion,

Nuestra inpetora tipo, promedio, modele ideal de su especie, trasmitia y reproduda el saber y la ideologfa de la dictadura sin hacer usa de verbos tales como pensar, reflexionar, meditar, discernir, observar, porque estaban prohibidos. Nunca concurso para ocupar ningun cargo, formaba parte del personal de confianza, de absoluta confianza, legalmente, par Ley de Educaci6n de 1972.

Se oye reiteradamente: la dictadura 10 jubil6. Gran error. La dictadura destituia, destituy6 a miles de docentes (y a miles de no docentes), los puso de patitas en la calle, sin desconocer las condiciones tecnico docentes (con sentido del humor), sin importarle antecedentes ni consecuencias. Lo que ocurrio es que los que lograban el puntaje suficiente, que se deduce de afios de edad y aftos de trabajo, se jubilaron legalmente, haciendo sus tramites, con la colaboracion de algunas ernpleadas de la Caja de Jubilaciones, actual BPS. As! se jubil6 la senora de Gonzalez. Despues 1a dictadura, igual que a 31 mil jubilados mas, Ie conge16 los haberes. Puede leerse en las observaciones de los recibos hasta 1985: Usted no tiene derecho a recibir aumentos.

En otra hoja del expediente de destituci6n, la senora de Gonzalez, ley6 que su destituci6n fue aconsejada por el ESMACO (Estado Mayor Conjunto). Es un verdadero honor que tan distinguido Senor ESMACO, haya encontrado motivos suficientes para apartarla de tamafta infamia.

Verosimil

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ESPANTANDO LA IMPUNIDAD (I)

La Largo-Largo y un dia de trabajo:

-jSalgan, rapidol Vayan bajando. Rapido sector E, atenci6n, rapido les dije: 021, 016, 102 ... ya tendrian que estar abajo. vamos saliendo, no hagan tiempo.

-Me estoy calzando, soldado. ~ lPara que es, soldado?

-No tengo por que darle explicaciones a una reclusa. Usted, baje,

- Ya va, soldado,

-Ya va no. jYa! Coordinadora, avise que hacen tiempo, que no se

apuran en salir ..

-Estoy desayunando, soldado.

-Ya tuvo tiempo asf que baje, LO quiere que Ia mande al calabozo?

Mire que hay Iugar leh? No se haga sancionar. - Tengo que pasar al bafio, soldado.

-No, no pasa. Tuvo tiempo, as! que baje y no Ie digo mas, es la ulti-

ma vez que se 10 digo. Rapido, a paso ligero, largo, largo. Soldado abra la reja que bajan del E. Formen de a dos, callensen, dejen de murmurar. lNo tienen todo el dfa para hablar? ,De que se de 102? Siga nomas 541. Siga que se va a reir en el calabozo. lQue mira, se Ie perdi6 algo? No mire para el otro sector. Ustedes ya saben. No les repito mas. An6telas soldado, a todas por morosas, por mirar a otras detenidas de otros sectares, por pedir explicaciones que no corresponden, por intentar comunicarse, por hacer sefias ...

-lViste? Llevan a una compafiera al calabozo.

-~Quien es? No la puedo ver bien.

-iSe callan! jNo miren! ,Que miran ustedes? ,Que les importa? Se

ponen todas mirando a la pared. jA la pared, dije!

-Soldado, avise que salen. Guardia, traiga las herramientas. Voluntarias, para cargar las herramientas lnadie? Ah, muy bien, an6telas, 801- dado" por falta de voluntad. Usted les voluntaria? lusted tampoco?

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Bien, todas sancionadas. Se hacen sancionar, peor para ustedes, usted que mira, pichi...

-No me insulte, soldado. No estoy haciendo nada. No tiene por que

hacerlo.

-Yo la insulto todo 10 que quiero, pero que atrevida esta tupa.

-No me insulte, ni me grite.

-lNo Ie griten? Ah 51, claro. Pero, que se ereen. Callese y caminen

mas rapido, trabajen, vamos. Usted agarre el rastrillo, usted el pico, usted la azada, 021 tome ... trabajen, vamos, usted lque mira? No levante la cabeza, LO quiere que se la baje de un toletazo?, leh? lQue quiere? Usted La d6nde va?

-A tomar agua, soldado.

-No puede. D6nde cree que esta, esto es una carcel, ubfquese, esta

presa, asf que siga trabajando y no proteste. -Pero, soldado, tengo sed.

-Que sed, ni que sed, yo le doy la orden y usted la cumple.

-Usted 049, agarrc esa bolsa y p6ngase a juntar puchos ... vamos,

,que hacen? No hacen nada, s610 tiempo, estan paradas, pero, que se creen, trabajen. 0 tal vez, lquieren quedarse sin visitas? Usted, lque hace? Devuel vale la herramienta a su compafiera, no se pueden cambiar.

-Soldado, el pico pesa.

-No importa, devuelvale la azada. Las 6rdenes las doy yo.

-No soldado, la companera se siente mal.

- Y a usted que Ie importa, siga trabajando. Vamos, aca mando yo. Ya va

a pedir para pasar a1 bafio en el calabozo y va a pasar, sL. ya va aver y baje la cabeza, no mire, quedese a11f. P6ngase fume, no salude, no se toque. -Que dfa linda lno?

-51 esta precioso lestas cansada?

-Un poco~ l Y vos?

- Tarnbien. Me duele la columna. ,Terminaste ellibro?

-51, me pareci6 bueno, voy a pedir otro de Roa Bastos. Son como las

12, ,no?

-jl.Jstedesl Se callan.lQU€ tienen que estar hablando? Usted no haga tiempo. Y carpa. ,Que se piensan? A palos van a aprender. Se van a pudrir aca dentro,

-iSoldado! La compafiera se siente mal.

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-Usted siga haciendo 10 que estaba haciendo.

-Che, cuando esto sea nuestro vamos a hacer una granja, la tierra es

preciosa. Mira las gaviotas.

-Se callan, es 10 til timo que les digo. Termin6. Pasen a formar. Formen ya. Caminen mas rapido. No miren. Soldado, avise que del sector D de arriba estan mirando. Que cierren las ventanas y que no silben. No miren lO son sordas? Ya empezaron las calandrias. No salude. No se toque la cabeza LO cree que no me doy cuenta?

-iSuben! -soldado, abra las rejas del E.

-Anotelas a todas, por saludarse con las de arriba. Suban. Largo. Largo.

-Hola, hola lcomo andan?

-M uy bien lY ustedes?

-Aqu! volvimos ... lesta el mate?

-Nuevito, con espuma.

-lAca COITlO estan?

-Bien. Trae la guitarra, vamos a cantar un rato.

-Sector D se calla, No hablen alto. LO no saben? Pasen a las celdas

hasta que yo les diga; no pueden pasar al bafio, As! que adentro. Sector E no canten a coro, lO no saben? Cierren las ventanas. Bajen las rancheras. Comen y enseguida bajan a quinta 134, 045 ...

Verano de 1976 Abriles

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TE ESCRIBO DESDE EL INTERIOR

Te escribo desde el interior, hayes 8 de marzo y todo el mundo habla del "Dia Internacional de la Mujer", pero ,s61o hoy?, que loco ... Ls610 hoy tenemos que desearnos "feliz dia"?, no, todos los dias son nuestros mejores premios, Ia vida es el premio, Pero quiero eontarIes cosas que estan en mi memoria, ya que yo fui una de las personas que fui custodia de alguna de las otras mujeres que lise asociaban para delinquir", teniendo ideas diferentes a las del gobierno de turno y no 10 podian manifestar, habia que aceptar pasivamente 10 que sucedia, pero no protestar, no molestar, no se aceptaban los pedidos de cambios, yo hablo de afios muy duros, de lo que sucedia de los dos lados, afios en que habia personas presas par tener ideas diferentes y personas que del otro lado, eramos las vigilantes de aquellas, pero sin tener el mas minime conocimiento de 10 que estaba pasando, ya sea por nuestra juventud, porgue en mi casa no se hablaba de politica ni de nada, en realidad porque II existia una dictadura moral ejercida por mi padre" pero que despues, con el paso de los afios tambien entendf..., en fin par muchas circunstancias, pero yo fui una de aquellas gurisas que aterrorizadas entraba a un Bata116n sin arma, sin maldad, sin instrucciones, s6lo cumplia la orden que emanaba de la superioridad, la eual consistia en el caso que les voy a contar: mantener a una mujer parada con las piernas abiertas, durante horas, sin poder sentarse, recostarse, deseansar de alguna forma, esto como parte de 10 que se llamaba "tratarniento" y la primer noche en la que fui por primera vez al Bata1l6n yo debia controlar que esas premisas se cumplieran, y 10 hice, si, durante las horas en las que estuv€ de guardia, miraba permanentemente por el"agujerito" de la puerta de chapa de color gris en donde estaba aquella mujer de tremendos ojos azules, aterrados, que aun no puedo dejar de ver ... pere en ningun momenta, aun hoy recuerdo su cuerpo pequefio, su cabello rubio y a quell os ojos ... que atin me preguntan tpor que? y ... porque era mi trabajo, porque no tenia experiencia, porque la realidad mia era esa...,

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hoy te pido perdon Maria del Huerto, es como que de alguna manera espero que me entiendas, yo tambien tenia miedo, mis ojos negros se fueron con todo tu dolor, no se que paso despues, pero ese dia esta grabado a fuego en mi memoria.

Despues, pero mucho tiempo despues, cuando ya teniamos la experiencia, "usar la cintura", todos nos conociamos, sabiamos con que guardia y con que soldado (los que tarnbien eran gurises y la mayoria del norte yean poca instrucci6n), podfamos estar distendidas y mantener charlas relativas al mundo y la vida, pero nunca hablamos de politica, yo aprendf mucho en esa epoca, y 10 que s610 les daba, era que las trataba humanamente, no como aquel dia ... y por ejemplo les contaba que espectaculo se habia puesto en escena en el Teatro, como estaba la ciudad, que cambios habian habido, etcetera, yo aprendi mucho en esa epoca, me ensenaron a gustar de la lectura, a hacer todo tipo de manualidades, aprendf que la aetitud positiva es 10 mas importante frente a cualquier situaci6n por mas difieil que esta sea ... por ejernplo, la que el1as vivian, que era estar privadas de su libertad par un ideal.

Recuerdo a Margarita, y su sonrisa y su trato hacia mi con tanta ternura, ternura que hoy, cuando han pasado tantos anos, se que tambien su hijo, del eual guardo como un tesoro un pelito, si, un cabello rubiecito que luego de una visita, cuando se abrazaban, Ie qued6 enganchado en una prenda ... no saben que alegria, que tesoro tan preciado, fue aquel momento en que 10 descubri6, y hoy, todavia hoy, no me he animado a dedrselo ... ya que 10 conozco al chico, es Maestro de Escuela, como su madre, y nunca me he animado a aeercarme y decide estas cosas, pero ahora, tengo la oportunidad de decirtelo: Carlitos, tenes toda la ternura y la alegrfa de tu madre y tambien la entereza y la valentia de pintar con tanto humor la realidad tan cruda que vivimos, denunciando desde tu lugar 10 que hoy nos pasa.

Tambien recuerdo a Raquel, a Gladys, se que falleci6 por un problema renal, y luego comenzaron a venir "reclusas" de otros Batallones, las hacfan rotar, vinieron muchas. pero nuestra relaci6n con elIas ya no era 10 mismo, existia una distancia con ellas, no se por que, a veces "las de este lado" pensamos que no eran detenidas, sino quienes controlarian nuestra manera de proceder dentro de la Unidad.

Quiero que sepan, que todo esto, 10 vivido por mi en aquellos afios,

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siempre 10 hablaba con mi hijo, que ahora tiene 20 anos y sabe de political lee, se inforrna, escucha mucha radio, es libre de tomar las decisiones por sf mismo, elegir el camino a recorrer sin que 10 juzguemos.

Son muchas cosas, todos opinamos en casa y buscamos siempre en algun momento del dia para reunimos, tirados en la cama de mama, 0 en el fondo, tirados en el paste, y nos respetamos en cuanto a 10 que pensamos, pero todos ellos, el de 20, la de 13 y la de 8, saben que tienen que ser autenticos, saben que hubo una epoca donde no se podia decir 10 que uno pensaba, y tambien saben todo 10 buena que significa la dernocracia, vivir democraticamente ... la libertad.

An6nirno

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ESPANTANDO LA IMPUNIDAD (II)

Tampoco tengo pruebas

Crei que era el final. Sentfa fallar todo en mi. La fiebre me trasladaba a un mundo sin fronteras, mi mente entreveraba realidad con pasado y el futuro bailaba un vals completamente desnudo ante mi.

Durante el ultimo planton en la antesala de la Sala 8, me habia desmayado, y cuando me despertaron con aquel:

-Responda, responda par favor al interrogatorio ... -y habia sentido las manos del/'medico" levantandome la cabeza, y vi su cara agigantada respirandome cerea, no entendi nada. Par un instante habia estado parada en una larga cola, en una esquina del Hip6dromo esperando para votar. Me apoyaba en un muro y una senora me ofrecia una jarra de agua para beber, que nunca llegue a toear porque esa cara me habia despertado.

Poco a poco cobr6 sentido 10 que tenia a mi alrededor. Senti algo asi como un murmullo que se apag6 ante el race presuroso y arrogante de una bota y el sonido del garrote al pegar amenazante contra cl barrote de una cama. EI soldado, un bayano para el que todos los que estaban allf eran "pichis", iba y venia a 10 largo de la sala. De a ratos se detenfa en la reja que precedia la sala de presos para hablar can el guardia que estaba afuera. Y que afilaba su punterfa apuntando a las camas para mostrar su disposicion alerta ante el enemigo.

Los enemigos yacian en las camas, con sueros, con vendajes, con los ojos amoratados, con la vida pendiente de la buena voluntad de la politica hospitalaria dictada desde los cuarteles. Los enemigos, mujeres y hombres, casi nifios muchos de ellos, estaban bajo 1a honda zozobra de las "altas" que los conducian a las "capillas" del 9° de Caballeria. del 1° de Artilleria. Alli ell/alta medica" tenia el signo precedente de la continuaci6n de los interrogatorios, y estos implicaban sin duda las mas diversas torturas, fisicas y psicologicas,

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Paradoja de un tiempo metido en el Uruguay del 70, del 80, paradeja de una etica que aun no alcanzo a descifrar. Paradoja de un tiempo donde el arnor yacia bajo las vendas y capuchas, en la balsa cargada del paquete, paradoja de un Uruguay sin cuentos de lobizones, porque los habian soltado a todos, como si fueran siempre noches de luna llena.

Paradoja de las fachadas. Hoy, paso todos los dias frente a la fachada del Hospital Militar y 10 estan poniendo a nuevo. El reciclaje hist6rico supongo habra derrumbado parte de los calabozos que este tenia, pero no la mentalidad. Alli nornas, cualquier dia de invierno de no hace rnucho entraba aquella soldado, que Ie deciamos "Largo-Largo", porque era 10 que nos decia empujandonos -por supuesto- con su palo.

La sala era una extensa estructura que habian dividido con biombos, y separaba a las mujeres de los hombres en la que venian y nos tiraban sobre la camas con la orden estricta de : "No hable. No mire para ningun lado. Tapese la cabeza que va a pasar un detenido". Y mas.

Recorriendo toda esa sala, al fondo, estaban los banos. Por alli pasabarnos, portando colgados los sueros, can muletas a agarrados por los soldados. Los ojos se salfan de sus cuencas. Tratando de ver al que estaba alli, mirando al frente pero tratando que s6lo te escuchara el 0 la compaftera del costado.

A rafz de un accidente can agua caliente, en el cuartel, se le habia desencadenado un tumor galopante, era piel y hueso cuando la trajeron. La sacaron y llevaron rnuchas veces de esa sala, vinieron medicos a verla,

La petisa, Maria Elena, siempre estaba alli trabajando debajo de las sabanas, haciendo rosas de migas de pan, que tenia con trozos de remolachas 0 zanahorias escondidas de las comidas que nos servian, Yean su eterna palidez fantasrnal y 10 mas extrafio: su sonrisa.

Siempre estaba alli alentadora, protectora, como estaca porfiada ante la muerte de esa sala que recordaba mas que un hospital un laboratorio de miedo y angustias. Ella se las ingeniaba para llegar desde su inmovilidad a todos los compafieros. Y cada vez que volvia la Flaca, con su angustia de tumores y veinte anos para afrontarlo, la miraba y ella sentia que sf, que se podia aun,

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Entre los diferentes medicos que venian, un dia cayo -de no se sabe d6nde- uno que con s6lo hablarle -hecho prohibido, por las reglas militares-Ia alent6. Le buse6 el tumor y Ie dijo:

-Es dificil, pero se puede, tenes que poder vas ... -EI soldado se retorcia nervioso, muy pegado a el, tratando de air 10 que este decfa, pero no atreviendose a decirle nada, porque era doctor. Y a su vez mirando que nadie viniera y viera al medico hablar con una reclusa.

De ahf en mas, el medico venia a diferentes horas a ver ala "paciente ruimero cinco": los soldados Ie abrfan la puerta, entraba y se sentaba y le hablaba de 10 que le haria, de 10 que le iba a doler y que ella iba ayudar. Un dia Ie pregunt6 como se llamaba. Y de all! en mas le llam6 par su nombre.

Los medicos no debfan conocer nuestras identidades, operaban n11- meros no personas, daban las altas al t'numero 10 de Libertad", "al n1.1- mero 3 de Artilleria", "al numero 267 de Punta de Rieles". Eso tal vez haria mas llevadero para la conciencia de elIos resolver que se continuara torturando a se cayera en omisi6n de asistencia.

~

Ella opere. Fue terrible. La recuperacion compleja. Los injertos

~

tuvieron que ser realizados una y otra vez. EI venia mas a menudo, Un

dia que no vino a realizarle la curaci6n -porque habia dejado orden estricta que no la tocaran despues de la primera infecci6n- Ie explico que habia sido el cumpleaftos de su hijo.

Al principio ella se encontraba pensando quien serfa ese tipo, que querria, ,seria el "bueno" de la pelfcula?, pero no.

Poco a poco via que el se la jugaba, y comenzo a confiar, 10 saludaba y 10 esperaba. En la aridez de ese mundo sus palabras eran balsamo a su dolor. Lloro varias veces cuando la cur6. Y poco a poco podia percibir la desconfianza hacia el de la guardia, el odio de las enfermeras de que ella fuera la "paciente" exclusiva de el, y no un numero.

Tres veces tuvo que intervenirla. Y estuvo siempre alli, venia a cualquier hora que tenia un "hueco" y la curaba.

Un dia le dijo que era el ultimo que venia, que 10 "retiraban de esa sala". Ella 10 mira, 10 hubiera querido abrazar. Le dio las gracias y las lagrimas se Ie caian. El guardia le grit6 que no hablara,

El se arrimo y Ie apreto la mana y le dio un beso. Dijo:

-Nos veremos. Suerte. Fuerza tenes mucha. Saldras, -El soldado, casi

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se desmaya y aquel asunto de que JI era el doctor" qued6 de lado y paredo que el blanco de la tunica se convirtiera en gris y le grit6-:

-jSalga, doctor! -este, lentamente, nos dijo a todos-:

-j Buenas tardes y suerte! -quedabamos alli y los hombros de ese

medico se llevaban la carcel, aunque no era conducido por nadie. Los soldados comentaron el hecho y venian a ver a ver a la Flaca como si ella algo terrible hubiera provocado, la controlaron durante dias, reprimiendola por todo.

Tenfamos la certeza que ese medico Ie habia salvado la vida. Durante varios dias nos impidieron ayudarnos, "sin hablar". Era cuesti6n de tiempo y paciencia. Ya vendria el II ablande". A los pocos dias vinieron los blandengues y la II amabilidad II retorn6. Podiamos sentamos un poco mas en las camas y mover las manos y sonrefr prudentemente. Ellos parecian estar en medio de la disyuntiva de ser los blandengues de Artigas 0 aceptar que en esta guerra se enfrentaban a un enemigo que deb ian tenerlo siempre contra el piso y con las botas encima. Los esquemas de la dictadura funcionaban a medias en algunos de eIlos, aunque no se atrevian a violar ninguna norma, a veces con gestos demostraban no entender mucho esa historia de que eran presos politicos. Y habia mujeres: eso era un agravante, fijate que dejaron hijos para meterse en esto. Eso a sus ojos era intolerable. Algunas casi nifias ... y eran: el encmigo. Oscilaban entre la admiraci6n y el " lpara que te metiste?" .

Eso claro, alli en la Sala 8. Lo cierto es que a los soldados les resultaba dificil entender por que hacer flores de miga de pan y hablar era subversivo, y menos aun pe1igrosos si estabamos enfermos. Pero se trataba s6lo de acatar 6rdenes, no de entender,

.,

Fue ante el Tribunal de Etica medica, donde me presente para de-

nunciar a un medico participante como asesor en las torturas, donde se desencaden6 en mi memoria esta historia. Me 10 tope en la traumatologfa de un importante centro de asistencia.

Tal vez mi cerebra guard61a antitesis de una etica que lleva a absolver a algunos por falta de pruebas. Y se condena genericamente estas practices y no nos atrevemos a decir: las pruebas son morales tarnbien, porque yo no tengo otros testigos, no puedo demostrarles hoy que en la

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mesa de una sala de operaciones un medico diga: IISay especialista en romper huesos, tambien de arreglarlos, si me mandan", 0 diga "seguf", "para", "dejala que no da mas", te suba a una camioneta militar y les indique "recauchtitenlo, tiene que volver al confesionario ante el cura ... ".

Claro, hoy, yo porque 10 reconoci puedo optar y no ir a el, como medico. Pero otros, no.

Mejor sera que no baste solo eso. Por eso fui al Tribunal y hoy vuelvo a el, para que me ayuden a localizar al medico aquel.

Ah. y tampoco tengo pruebas de que como bicho raro apareci6 y salvo una vida, pero estuvo y hay testimonios vivientes. Y 10 mismo que en el otro caso, conozco su nombre, apellido, su voz y su rostro.

Prometo no tener que recordarlo, porque nunca Io olvide,

Abriles

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UNA HISTORIA SIN FINAL

Aquel dial cuando arranc61a camioneta militar, no sabia 0 no podia imaginar cuanto iba a cambiar mi vida a partir de ese momento. Lo ultimo que pude ver antes que me sorprendieran con lila capucha" fue a mi madre, paradita en el patio de la casa,llorando en silencio, confundida, sin comprender nada, ni siquiera par que no Ie habian dejado darme un beso de despedida. Esta imagen me acompafiarfa durante mucho tiernpo.

En el "carnello" eramos varios, nunca supe cuantos, y de a ratos, aprovechando las frenadas, nos rozabamos con los pies para darnos valor y sentirnos menos solos.

E1 viaje debe haber durado una hora 0 menos quiza. Mi mente se ernpefiaba en el desorden, se atropellaban recuerdos, suposiciones, incertidumbres, miedos. Angustia pOT mi compafiero que iba en algun sitio del mismo vehiculo. l Y a d6nde iremos ahara, cuando llegaremos, que pasara? Como duelen las manos esposadas atras. Y dentro de ocho dias, la Navidad. Con 0 sin nosotros, la Navidad. En enero el casamiento y mi madre que amenaz6 al de bigotes si me tocaba. No estoy segura si quiero llegar pronto para terminar can las incognitas 0 mejor no Ilegar nunca, seguir asi, dando vueltas por todo Montevideo, seguir irnaginando, recordando, sofiando, Cuando lleguemos ya nada volvera a ser igual. Solo algunos sueftos permaneceran esperando, ocultos, intactos, inviolables,

Era el17 de diciembre de 1974. En Paris mataban al coronel Ramon Trabal y poco dias despues cinco compafteros traidos de Argentina aparecerian muertos en los alrededores del Aeropuerto de Carrasco.

Fui una de los muchas detenidas par causa politica, una mas de las maltratadas y torturadas para finalmente terminar procesada yencarcelada por espacio de cuatro afios y media. Me case en mayo de 1975 en el S" de Artilleria en una ceremonia civil que fue tan emotiva como

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jocosa, El dia que nosotros habiamos elegido para tal acontecimiento se habia postergado cuatro meses.

Llegaron los familiares mas directos junto con la jueza en un auto que traia la valija ocupada con sandwiches, coca-cola, torta y alguna pizza casera. El novio iba de alpargatas y a mi me habian peinado unas trenci tas. Algunos de los testigos estaban presos con nosotros.

Firmamos el acta matrimonial, hubo besos, saludos, felicitaciones y mi hermana insistfa en convidar con refrescos y sandwiches, cosa que no le permitieron. A nosotros, los novios, nos dieron treinta minutos de "luna de miel" encerrados en una oficina, mientras el oficial de guardia se paseaba de un lado a otro.

Cuando lleg6 el momenta de despedimos teniamos claro que se abria un parentesis bastante insalvable para cualquier pareja en similar situaci6n. El futuro se presentaba tan confuso como inexorable. Lo unico cierto eran las promesas hechas de sobrevivir con dignidad y no olvidamos la alegria.

De vuelta en las barracas del martel, cada uno de nosotros tuvo su propio festejo y regalitos varios que aun hoy conservamos y que muchas veces fueron curiosidades para nuestras hijas .



Trasladada meses despues a la Brigada de Infanteria N° 1 comparti mi vida con una veintena de companeras. Disfrutabamos media hora diaria de sol y aire,la lectura en grupo y los golpecitos secretos que nos comunicaban con la barraca contigua donde, junto a muchos compafieros, estaba mi flamante marido, En los vidrios pintados habiamos dibujado pequenfsimas lunas por donde vichabamos 10 que sucedfa en el patio de armas y por alli a veces tarnbien descubriamos Ia figura de algun ser querido.Teruamos un bane con ducha que hacfa las veces de cocina porque nos serviamos de los enchufes para calentar agua con un "sun" para el mate 0 el teo Fue precisamente aqui que sufrf el accidente que abligarfa a transitar mi vida carcelaria por otros carriles.

Era plena invierno. Esa manana me habia levantado indispuesta y decidi ducharme, C05a que hice sin percatarme de que alguien habia puesto a calentar una gran jarra de agua. Las vibraciones del agua al hervir fueron poco a poco arrimando la jarra al borde del armario hasta que cay6 sobre mi espalda. Al sentir mis gritos las companeras corrie-

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ron a auxiliarme: me bafiaron con agua helada, me llevaron ami cama, me pusieron boca abajo. Luego supe que las quemaduras eran de segundo y tercer grado.

A pesar de esto no fui trasladada a ningun hospital, ni siquiera a una enfermerfa. Todos los cuidados me los prodigaron las compafieras que fueron logrando una lenta, muy lenta mejoria. Pero no fue facil ni para mi ni para elIas. Permaneda todo el dia desnuda, boca abajo, quieta, ocultando el dolor en un esfuerzo por mantener el equilibrio colectivo. S610 contabamos con el agua helada y unas gasas especiales que trajo mi familia. Las curaciones se fueron tomando cada vez mas traumaticas y no pudieron impedir que algunas heridas se infectaran, EI tejido muerto me 10 quitaban con pinzas de ceias. La responsabilidad, el esmero y el carifio que ponian las compafieras, fueron clave para sacarme adelante.

Meses despues me destinan al Penal de Punta de Rieles. Esto trajo a mi vida momentos de profunda satisfacci6n. Me refiero a la experiencia de compartir continuas vivencias de solidaridad y lucha. A esta altura mi estado de salud segufa dec1inando: me senna un poco debil y tenia molestias, seeuelas de las quemaduras. Pero al cornienzo la exigencia de tener que encarar una "nueva vida" basada en parametres diferentes, desconocidos hasta ese momento, hizo que nii estado fisico saliera momentanearnente del centro. Estaba en un penal, era una presa, un uniforme gris mas, para elIos un ruimero. Un ruimero sin historia y en 10 posible sin futuro. Habia que tenerlo claro desde el principio: era una guerra sin tregua, ell os por destruirnos, nosotras por sobrevivir y preservar aquello que nos habfa llevado hasta alli.

Los dias empezaron a transcurrir un poco mas organizados y productivos. Teniamos que cumplir con distintos trabajos: huerta, cocina, Iimpieza, etcetera. Por otro lade y en un plano diferente, estaban las actividades que nosotras mismas nos fijabamos: charlas, lecturas, estudio, manualidades, deporte. Adernas las visitas, las cartas a la familia y a los compafieros, los festejos de los cumpleanos, todo un esfuerzo especial por guardar en cajita de cristal ese mundo afectivo del eual querfan despojarnos. Con todo esto me sentia espiritualmente reconfortada, pero fisicamente iba cada vez peor: me mareaba mucho, me dolia la espalda, me molestaban las cicatrices de las quemaduras y cada dia me sentia mas debil,

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Luego de varias semanas de insistencia habia conseguido que el medico del Penal, doctor Marabotto, me mandara a hacer analisis, 'JEI Cuervo", como Ie deciamos nosotras, igualmente tomaba las cosas sin adjudicarle demasiada importancia. Un dia me decia que si, gue era necesario hacerme atender con un especialista, y otro dia que no, que aparentemente todo iba bien. Inc1uso en una oportunidad me habia firmade el pase a un cirujano y me avisaron que en dos dfas iba para el Hospi tal, pero se les II traspapelo" la orden de salida y yo me quede viendo c6mo el vehiculo que trasladaba a otras compafieras al Hospital se marchaba sin mi. Par 10 menos tendria una semana mas de espera.

A los quince dias me llevan por fin, pero 5610 fue un paseito, nunca supe si porque no estaba el especialista 0 no pudo 0 no guiso atenderme. Volvf al Penal cansada y llena de bronca par el manoseo del que estaba siendo objeto. Era evidente que habia una especie de forcejeo can mi salud, un intento de guebrar, de amedrentar 0 de utilizarme como castigo ejemplarizante -cosa que hicieron con muchas cornpafieras enferrnas. Era como decir: no 50S nadie, no contas, mandamos nosotros y si queremos te moris uno de estos dias,

Entre idas y venidas, al cabo de algunos dfas mas, me decidi a hacer una solicitud por escrito dirigida al entonces Director del Penal, coronel Barrabino, tristemente famoso por la sana con que llevaba adelante "SU disciplina carcelaria". En la carta pedia la atencion medica adecuada que hasta el momenta me habia sido negada.

No recibi ningun tipo de contestacion, como si la solicitud nunca hubiera sido hecha. Sin embargo, al tiempo, una manana me llamaron para que me aprontara. Tendria una consulta con un cirujano. A esta altura corrfan los primeros meses del 76. La entrevista se desarro1l6 en un c1ima bastante mas parecido a 10 usual entre un medico y un paciente. EI doctor en cuesti6n se mostr6 amable e incluso tuvo un entredicho con la custodia (policia militar femenina) que dijo tener orden de permanecer en el consultorio mientras durara el examen. El diagn6stico fue casi inmediato: era necesario operar cuanto antes. Se podia apreciar lesiones de piel que por su aspecto daban la pauta de haberse transformado en algo serio.

Una mezcla de sensaciones extranas me invadi6 de pronto. Senti miedo. Me encontraba sola en el umbral de alga que intuia iba a exigirme

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mucha fortaleza. Tenia a mi favor la buena disposicion del especialista que me iba a operar que, desde el primer memento, parecia ser mas medico que militar. Quise interpretar esto como una serial afortunada en medio de tanta intencion destructiva,

Se coordin61a operaci6n para la manana del 26 de mayo. Dias antes fui internada para la realizaci6n de los analisis previos. Estaba alojada en una celda grande que oficiaba de sala de hospital donde adernas habia varias cornpafieras, algunas en estado delicado y otras viviendo sus ultimos dias. Allf adentro yo era la que estaba menos enferma. Ala entrada de la sala-celda habia siempre un custodia armado y la puerta se cerraba por fuera con alguna especie de tranca. No podrfa dar mas detalles porque al salir de alli automaticamente nos vendaban y esposaban. Asi concurrfa a los diferentes consultorios donde se practicaban los examenes, Asi subia y bajaba escaleras, recorda pasillos, entraba y salfa de los laboratorios, tropezando todo el tiempo. Muchas veces me pregunte que pensaria, que sentiria la gente comun que se cruzaba con nosotras, que impresi6n les dejaria aquella vision en los pasillos de un centro de salud.

Desde que me encontraba en el hospital, mi familia no habia conseguido verme y tampoco tenia mucha informacion de 10 que estaba pasando. A traves de la intervenci6n de mi abogado defensor lograron saber al menos que iban a operarme. Todo parecia indicar, les dijeron, que sufria de un tumor de piel, posiblemente maligno. El unico contacto era el que se realizaba a traves del intercambio de ropa sucia por limpia. Esto me mortificaba mucho. No tenia posibilidad de infundirle animo a mi madre, ya entrada en anos, cuyo tinico consuelo era perfumarme la ropa que me enviaba en un porfiado intento de estar a mi lado.

Sin embargo, no todo estaba bajo control en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas. Hubo alguien de alli dentro que al enterarse de que me operaban, y tratandose de una intervenci6n delicada, se cornunic6 con mi familia y los puso al tanto hasta del dia y la hora. Con mucha preocupaci6n y no rnenos urgencia se apersonaron mi hermana y mi madre para intentar verme aunque fuese unos minutos antes de irme al quirofano. No pudo ser, no 10 permitieron. Aunque, en un acto de extrema amabilidad, asintieron a que una de las dos se sentara a esperar en el banco de un corredor,

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Fue alli, precisamente aquella manana del 26 de mayo, cuando mi hermana vio aparecer rumba al block quinirgico algo parecido a un pequeno cortejo. Lo encabezaba un custodia armado que, muy ceremonioso, abria paso a la camilla. Atras, algo mas distendidas, iban la policia femenina con su correspondiente tolete, la enfermera con algunos papeles en la mano, y el camillero, muy joven, que miraba a todos lados como avergonzado de estar alli. Mi hermana algo adivino y acercandose 10 mas posible comprob6 que quien iba en la camilla era yo. Era su hermana que estaba siendo conducida a una operaci6n. Asi, de ese modo, esposada y con una venda negra en los ojos. Algunos anos despues yo Ie conte que tarnbien llevaba atados los pies.

Senti que gritaban mi nombre en un grito que ademas era bronca e impotencia. Fue como un disparo de animo. Imagine a mi madre, al resto de mi familia, a mi companero, a mis amigos. Alguien estaba alli para traer a mi memoria ese mundo prohibido para mf desde hacia tantos meses. Me decian que no estaba sola, que debfa ser fuerte, que me esperaban, que resistiera, ganara 1a partida y viviera.

En realidad, yo no pensaba, no pense nunca en la posibiIidad de morir. Con veintid6s afios me resistia a pensar con pesimismo mi futuro. Sabia que la prisi6n era un hecho transitorio y que en pocos afios mas podria estar libre a la busqueda de los suefios postergados. 'Irate siempre de restarle tremendismo a mi situaci6n y aunque el miedo par momentos me buscaba, aposte siempre a la vida.

Momentos antes de entrar a1 quirofano me sacaron las esposas y la venda, los recuerdos y las reflexiones me abandonaron, senti un gran desasosiego. Mas que un Iugar donde debian sanarme, aquello parecia destinado a algo diferente. Era la primera vez que me operaban y ni siquiera sabia el nombre completo de quien 10 iba a hacer. La voz del cirujano que se acerc6 a mf, hablandorne calmo, me infundi6 un poco de confianza.Tal vez intuyendo mis miedos me recalc6 que allf estaba

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bajo su responsabilidad y que su misi6n era hacer todo 10 necesario

para curarme. La operaci6n duraria un par de horas y despues retornaria a 1a sala junto a mis companeras. Ya comenzaba el anestesista a trabajar conmigo y todo ernpezo a darme vueltas. Antes de quedar dormida alcance aver, por encima mio, a la altura del techo, unas vitrinas cerradas por las que asomaban varias personas.

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Cuando desperte, horas despues, me sentia horrible. Todavfa atontada no me daba cuenta de donde estaba. Las compafieras de sala hablaban conmigo desde sus camas dandome todo tipo de recomendaciones. Debia permanecer dos 0 tres dias boca abajo y sin moverme. Me habian hecho injertos con tejido extrafdo de mi pierna derecha. Esto delia infinitamente mas que la propia operaci6n.

Fueron dias de verdadero calvario. Apenas me alimentaba por la incomodidad de mi posici6n y porque comenzaba el est6mago a resentirse a causa de unos calmantes muy fuertes, muy usados con los presos politicos en el Hospital Militar. Despues supe que eran un derivado de la morfina, asi que decidi evitarlos.

El medico venia todos los dias a verme pero no se mostraba muy conforme. Los injertos no prendian, la herida no cicatrizaba. Mi estado general era sencillamente desastroso. Decidieron hacer una transfusion de sangre para intentar combatir la anemia. El medico dej6 la orden y se fue. La enfermera regreso al poco rato con un frasco de sangre que conect6 a mi brazo izquierdo. A esta altura ya me movia libremente y caminaba hasta el bafio. Habfan pasado ocho dias.

La transfusi6n, lejos de ser un apoyo a mi recuperaci6n, termino menoscabando aun mas mi salud. A poco de comenzar a recibir la sangre desarrolle una reacci6n alergica. Rapidamente mi cara, mi cuello, mi cuerpo todo, se cubri6 de un sarpullido que producfa una picazon irresistible. No se de donde saque fuerzas pero, incorporandome, me retire la aguja y grite llamando a Ia enfermera. Las compafieras de sala, las que podian levantarse, golpeaban 1a puerta para que el guardia avisara que algo sucedfa, Me sentia asfixiada, mi cuerpo parecfa prenderse fuego. Llegaron una enfermera y aIguien mas que debia ser el medico de guardia gritandome por haberme quitado la aguja. Me examinaron y me inyectaron un antialergico, Por fortuna reaccione de inmediato y en pocos minutos me senti mas aliviada.

Todo volvia a la normalidad salvo la taquicardia que persistio varios dias mas. Al otro dia, con la supervisi6n del medico, que venia a cada rato, se hizo una nueva transfusion, esta vez con exito, Nunca TIle dieron una explicaci6n concreta de 10 que habia sucedido. Una severa reaccion alergica, fue todo 10 que me dijeron. Yo no soy alergica, nunca 10 fui,

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