La Entrevista Antropológica
La Entrevista Antropológica
La Entrevista Antropológica
EL SALVAJE METROPOLITANO
A la vuelta de la Antropología Postmoderna.
Reconstrucción del conocimiento social
en el trabajo de campo.
Cuestionario
1- ¿Hay prejuicios contra los villeros?
2- ¿Quiénes los sustentan?
3- ¿Usted los comparte? Sí - No, ¿por qué?
4- ¿Cómo sabe estas cosas de los villeros? (¿directa o
indirectamente?)
5- ¿Fue alguna vez a una villa? ¿Por qué? ¿Para qué?
6- ¿Tuvo algún inconveniente? ¿De qué tipo?
7- ¿Cómo fue la relación con los pobladores?
8- ¿Cómo viven?
9- ¿Qué problemas tienen?
10- ¿Son un problema las villas? ¿Por qué?
11- ¿Cómo se podrá/deberá resolver?
12- ¿Conoce algunos intentos? ¿por parte de quiénes? ¿Han
sido exitosos o fracasaron? ¿Por qué?
EL arte de no ir al grano
A. El contexto de entrevista
3 De controles y mentiras
Es casi un lugar común encontrar en la literatura acerca de
la entrevista y las técnicas en general una serie de
consideraciones sobre la confiabilidad de los informantes y la
veracidad de la información. Este problema es visualizado
particularmente en las entrevistas no dirigidas, las encuestas y
los cuestionarios. Y no es por casualidad que no aparezca
como problema al analizar los alcances y las limitaciones de
otras técnicas como la observación o la OP. ¿Por qué sucede
esto? Acostumbrados a un marco positivista, los científicos
sociales hemos buscado la norma social en las prácticas; una
radiografía de la sociedad es armónica y acabada cuando los
valores y los patrones verbalizados condicen uno a uno, con
los sistemas de prácticas de los actores. De modo tal que los
casos que no se ajusten a este dictado deben ser tratados
‘como lo que son’: casos desviantes. Es entonces el momento
de analizarlos como problemas. En cambio, los que de-
muestran cierta congruencia no se ponen en cuestión. La OP
no tendría este inconveniente, al garantizar la verdad desde
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nosotros como investigadores sociales. Bastaría con colocarnos de perfil, con la oreja de
pantalla y retransmitir 1o que meramente escucháramos. La manera de hacer posible una
apertura lo más amplia y explícita de los significados concretos del informante en un primer
contacto, entonces, dependerá en una gran medida de nuestro interés puesto en el más allá de
su postura o verbalización iniciales (el saludo, por ejemplo) y, sobre todo, del resultado del
semblanteo que él haga de nosotros. Como el condicionamiento y la tensión son mutuas, un
camino eficaz puede consistir en explicitar en el registro nuestros propios sentimientos,
sospechas, preconceptos, temores, dudas, certezas, acerca de lo que va transcurriendo en la
relación” (GRAVANO, 1987; subrayado original).