Alessandra Russo, El Arbol de Jese
Alessandra Russo, El Arbol de Jese
Alessandra Russo, El Arbol de Jese
1998
Alessandra Russo
EL RENACIMIENTO VEGETAL. RBOLES DE JES ENTRE EL VIEJO MUNDO Y
EL NUEVO
Anales del Instituto de Investigaciones Estticas, otoo, ao/vol. XX, nmero 073
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
Distrito Federal, Mxico
pp. 5-39
ALESSANDRA RUSSO
El renacimiento vegetal
rboles de Jes entre el Viejo Mundo y el Nuevo
sta es la ofrenda de espina y de maguey
y de caa de humos y de ramos de acxoyatl,
la cual se corta de tu cuerpo, cosa muy preciosa.
Oracin nhuatl de la partera al momento
de cortar el ombligo al recin nacido.1
Cdice florentino, libro 6, f. 174v.
(Relatar) los rboles de cultura y frutales que hay en la dicha
tierra, y los que de Espaa y otras partes se han llevado, y si se
dan o no se dan bien en ella.
Cuestionario de las Relaciones geogrficas (1577)2
ste artculo naci de un hallazgo fortuito: estudiando el arte plumario mexicano del siglo xvi,3 encontr inesperadamente una xilografa (figura 1) que puede ser considerada como uno de los modelos
que inspiraron la realizacin del rbol de Jes en las mitras conservadas en el
1. Bernardino de Sahagn, Cdice florentino, ed. facs., Mxico, Secretara de GobernacinArchivo General de la Nacin, 1979, libro 6, cap. i, f. 147v.
2. Relaciones geogrficas del siglo XVI, edicin a cargo de Ren Acua, vol. 1, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1980. Punto nm. 23.
3. Elena Isabel Estrada de Gerlero, La plumaria, expresin artstica por excelencia, en Mxico en el mundo de las colecciones de arte, Mxico, Azabache, 1994, vol. iii, pp. 73-117. Este ensayo ha sido para m la puerta de entrada en el mundo del arte plumario mexicano y debo a
su autora mucho del camino que desde entonces empec a recorrer.
ANALES DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTTICAS , N M .
73, 1998
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Testamentos nos ayudan a acercarnos a los dos temas tratados en las mitras
mexicanas, que vinculan tan estrechamente el rbol de Jes (figura 2) y el
rbol de la Vida (figura 3). Despus de haber sido profetizado como flor suprema del rbol de Jes, Cristo puede transformarse, l mismo, en rbol; ms
precisamente en vid, y enunciar a sus discpulos Yo soy la vid y ustedes los
sarmientos.20
La potencia regeneradora de la vegetacin se utiliza entonces en la Biblia
como imagen perfecta de un proyecto de redencin logrado por la pasin de
Cristo, proyecto que tiene races en tiempos muy antiguos y frutos
venideros. La funcin de los hombres nacidos como pimpollos floridos de la
raz de Jes es visualizar el anuncio de la llegada del Redentor como aquel
que permitir crear un corte en el tiempo, entre el Viejo y el Nuevo Testamentos, entre el antes (a.C.) y el despus (d.C.) La imagen cristiana del rbol
metaforiza definitivamente la regeneracin lograda por un acontecimiento
20. Lorenzo Lotto pint esta escena en los frescos del Oratorio Suardi en Trescore (Italia);
vase Lopera completa del Lotto, Miln, Rizzoli, 1975, lm. 75.
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las ms variadas especies vegetales. Las races y una parte del tronco del rbol
de Tamoanchan estn compuestas por el Tlalocan, el mundo de la regeneracin, de la oscuridad, del fro; sus ramas y la otra parte del tronco estn
compuestas por Tonatiuh, el Sol, lo caliente. El humus de la tierra y la potencia de la luz generan la vida y el tiempo, que pueden desarrollarse sobre el
tlalticpac (en la superficie de la tierra, o los cuatro pisos del transcurso temporal) y cuya simbolizacin corresponde a la imagen de los dos troncos torcidos del malinalli, similarmente al glifo del movimiento (ollin).26 El rbol de
Tamoanchan es uno porque, desde su localizacin en el centro de la tierra,
rige los ejes verticales entre cielo e inframundo, pero al mismo tiempo es un
conjunto de cuatro rboles que forman las cuatro esquinas del mundo, ms
el centro.27 El Tamoanchan rige la circulacin de fuerzas en el tlalticpac,
entre el chicnauhtopan (los nueve cielos superiores) y el chicnauhmictlan (los
nueve pisos del inframundo). Tlalocan y Tamoanchan constituyen tambin
el destino final de las vidas creadas.
Los prototipos del origen, de la muerte y de la regeneracin del hombre
estn metaforizados en el ciclo del maz: en el Tlalocan el ser humano, tal
como una semilla, espera el encuentro de las fuerzas fras y calientes para que
se inicie el acto de su creacin. Luego, el hombre nace como brote sobre la
tierra, en el tlalticpac, y all vive como mazorca de maz, transformndose
continuamente hasta llegar a la muerte, mientras una parte de l, la esencia,
regresar al estado puro de semilla en lo ms profundo del inframundo, listo
para una nueva regeneracin.28 Una referencia al ciclo del maz como metfora de la vida humana y de la fuerza antropognica de la vegetacin se halla
en un mural del Templo Rojo de Cacaxtla29 (figura 4) y en una lpida procedente del Templo de la Cruz Foliada de Palenque:30 cabezas humanas de per26. Ibidem, figuras ii. 8 y ii. 12.
27. Los cuatro rboles csmicos se observan en la primera lmina del Cdice FejervaryMayer: las cuatro especies vegetales utilizadas para sealar los puntos cardinales son el pochote
espinoso para el norte, el xiloxochitl para el oriente, el cacao para el sur y el huizache para el
occidente, en Cdice Fejervary-Mayer, introduccin y explicacin de Ferdinand Anders,
Maarten Jansen, G. Aurora Prez-Jimnez, Mxico-Viena, Fondo de Cultura EconmicaAkademische Druck and Verlangsanstalt, 1994.
28. Lpez Austin, op. cit., pp. 223-225.
29. La revista National Geographic ha dedicado un artculo a las excavaciones del Templo
Rojo de Cacaxtla dotado de ptimas reproducciones fotogrficas (vol. 682, nm. 3, septiembre de 1992, pp. 120-136).
30. Mercedes de la Garza, Las fuerzas sagradas del universo maya, en Los mayas del perio-
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5. El rbol de la Regeneracin.
Cdice Dresden, lm. 3.
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como energa solar, carcter)33 se pueda aplicar a todos los seres naturales, parece que el rbol y la madera fueron siempre concebidos como elementos dotados de una intencin especfica y cuyo cuidado es fundamental: nos limitaremos a mencionar que en el ritual de la vivienda, al momento de construir
una nueva habitacin, los otomes proceden a una verdadera domesticacin de
la energa nefasta encerrada por un rbol erigido en el centro de la nueva
estancia.34 Es interesante que Jacques Galinier considere esta ceremonia como
la institucin de una cierta relacin umbilical entre la vivienda y el mundo.35
Smbolo de creacin por excelencia, el rbol es tambin lugar de la regeneracin de las fuerzas, de una relacin bilateral entre la vida y la muerte: el interior del tronco, representado con las ramas torcidas del malinalli, hace alusin
a este difcil equilibrio que se establece entre elementos fros y calientes. El sacrificado, hombre que canaliza a travs de su cuerpo la energa vital entre tlalticpac, inframundo y cielos superiores, se hace a menudo productor de una hierofana vegetal.36 De su pecho, abierto despus de la extraccin del corazn,
crece un rbol de la Regeneracin y el sacrificado mismo se convierte en semilla
para el nacimiento de una nueva vida. Este concepto est claramente representado en una imagen del Cdice Dresden, as descrita por Thompson (figura 5):
El cadver de una vctima sacrificada, con brazos y piernas atadas y tendido
sobre una piedra de sacrificios que se combina con un rbol, cuyas races estn
hechas a modo de representar cabezas de serpientes. El tronco del rbol se eleva
desde la cavidad abierta en el vientre de la vctima, o desde atrs de ella.37
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Es tal vez el momento de anticipar algunas lneas de anlisis del mestizaje artstico elaborado en las mitras de plumas, retomando las consideraciones de
Serge Gruzinski sobre la re-significacin del Tamoanchan en la poca colonial, lugar que no se escapa tampoco de una influencia del cristianismo, ya
que puede ser la casa de Dios al mismo tiempo que el lugar del rbol florido,
xochiquauitl .43
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vez sea importante criticar y superar: las formas simblicas son perecederas,
mientras los rasgos utilitarios, as como hierbas resistentes, pueden infiltrar
situaciones donde los smbolos no pueden sobrevivir.48 La diferencia entre
formas simblicas y rasgos utilitarios es demasiado arbitraria para ser la base de
una distincin tan sutil.49 Creo que es ms fructfero desviar las cuestiones de
la sobrevivencia y de la extincin de elementos prehispnicos a otro ngulo
terico estudiando cmo los artistas quedaron, ms que sobrevivientes de un
mundo acabado, como inventores de soluciones creativas al interior de la
indiscutible condicin de dominacin intelectual que tuvieron que enfrentar.50
Como lo subrayaba hace ms de un siglo Aby Warburg, en el ambiente de
los artistas ocupados en sus creaciones, se puede observar en su desarrollo una
sensibilidad para el acto esttico de la compenetracin como potencia creadora
de estilo.51 La creacin artstica es entonces analizable como fruto de una
reelaboracin de elementos, que ya no quedan uno al lado de otro como en
la yuxtaposicin kubleriana sino que compenetran la multiplicidad de formas
y contenidos para generar una nueva imagen. En lugar de pensar las creaciones
posteriores a la conquista segn la categora genrica y a menudo peligrosa de
sincretismo (trmino que corresponde a menudo a una sntesis amorfa de particularismos y estereotipos) proponemos analizar los procesos artsticos como
sucesin de problemas para resolver.52 El mestizaje artstico no cumple desde
nuestra perspectiva ninguna funcin tnica o comunitaria, sino que corresponde justamente a lo que Warburg defina como el acto esttico de la com48. Kubler, On the Extinction, op. cit., p. 32.
49. Hay que pensar, por ejemplo, en la invencin de nuevos glifos en la poca colonial:
rasgos utilitarios o formas simblicas?
50. Sigo aqu las reflexiones reiteradas en los seminarios y en las obras de Serge Gruzinski
(vase en particular La pense mtisse, op. cit.), as como la perspectiva del antroplogo Carlo
Severi en su investigacin sobre la pictografa Cuna (La memoria ritual. Locura e imagen del
blanco en una tradicin chamnica amerindia, Quito, Abaya Ayala, 1996).
51. Aby Warburg, La Nascita di Venere e la Primavera di Botticelli. Ricerche sullimmagine dellantichit nel primo Rinascimento (1893), en La rinascita del paganesimo antico, Florencia, La Nuova Italia, 1996, pp. 1-58, p. 3.
52. Alain Badiou, Saint Paul. La fondation de luniversalisme, Pars, Presses Universitaires de
France, 1997. Aunque el filsofo francs trate en esta obra de la empresa universalista de
Saint Paul, aplicaremos sus palabras a los artistas activos despus del choque entre dos
mundos producido por la Conquista: una totalidad militante muy reconocible que combina
la apropiacin de las particularidades y la invariabilidad de los principios, la existencia emprica de las diferencias y su inexistencia esencial, no a travs de una sntesis amorfa, sino segn
una sucesin de problemas para resolver, p. 106.
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penetracin como potencia creadora. Queremos superar la oposicin vencedor-vencido an de moda,53 como un anlisis interno de la obra artstica como deposicin sujetiva de las diferencias,54 y no como esclerotizacin de las
mismas.
Conjugar estas premisas con el estudio de una iconografa no es tan simple: las imgenes mestizas que analizaremos derivan de situaciones histricas especficas, y no se puede excluir este aspecto dado de la invencin artstica.55 Sin embargo, consideramos fundamental encontrar por lo menos un
punto donde los proyectos de los artistas no pertenezcan completamente a
un estado de subordinacin intelectual y de victimismo cultural. En el caso
del viaje del rbol de Jes a la Nueva Espaa,56 los diferentes desarrollos figurativos de la compenetracin entre esta iconografa y los rboles mesoamericanos sealan a mi parecer un problema por resolver muy especfico: la
representacin artstica de un nuevo tiempo.
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cruz sobre un rbol que sale de la fuente de la vida, con los apstoles en las
ramas (figura 3).57 Vasco de Quiroga, obispo de Michoacn, fue probablemente el que trajo en 1547 a Espaa dos mitras idnticas en el tratamiento
temtico:58 una sigui su viaje en las colecciones de Ferdinando II de Tirol
del Castillo de Ambras y de all fue transportada a Viena59 y la otra lleg a
Toledo, donde an se conserva.
Jes est representado recostado apoyando la nuca sobre una almohada (figura 2): un rbol crece de su trax, aunque las races sean visiblemente exteriores al cuerpo. De las ramas del rbol brotan unas flores coloradas, donde
estn sostenidos doce antepasados de Jess llevando en las manos las filacterias con sus nombres y la Virgen con el nio coronan la hierofana vegetal
adentro de una almendra dorada.60 Dos grandes leones descansan a los lados
de Jes y muchas mariposas y pajaritos colorados vuelan entre las ramas.
En la Biblioteca Comunal de Imola, en Italia, encontr una xilografa del
rbol de Jes (figura 1) muy cercana a las mitras en plumaria. Se trata de la
tercera incisin de una elegante edicin en pergamino registrada al final del
siglo pasado como Officium o Horae Beatae Mariae Virginis y en un catlogo
de 1937 como Livre dheures. Desafortunadamente la primera y la ltima hoja
de esta pequea joya estn perdidas, as que el editor y el lugar de edicin
permanecen desconocidos. Una importante nota manuscrita en la portada
interior nos invita a explorar la riqusima produccin de libros de horas del
editor francs Thielman Kerver:61 resulta que se imprima en su taller casi
57. Ferdinand Anders, Las artes menores. Tesoros de Mxico. Arte plumario y de
mosaico, en Artes de Mxico, 137 (1971), p. 35.
58. La nica diferencia es que la mitra de Toledo presenta el rbol de Jes en la cara frontal
y el rbol de la Vida en la posterior, mientras que en la mitra de Viena es a la inversa.
59. Los dos escudos bordados en las nfulas de la mitra de Viena muestran la leyenda buena
gia (Buena Gua): se trata del distintivo del obispo Palencia Pedro de la Gasca (1551-1561), quien
en virtud de sus estrechas relaciones con el Nuevo Mundo, en especial con el Per, fue nombrado pacificator regni peruani; vase Estrada de Gerlero, op. cit., p. 84.
60. En relacin al Drame des prophtes du Christ, hallado por Mle como fuente posible
para el nacimiento de la iconografa, un auto en lengua nhuatl, La adoracin de los Reyes
Magos, hace tambin referencia exacta a la profeca de Isaas: De su raz saldr, se formar,
se criar un hombre, como prncipe brotar. Se volver una flor gloriosa. Mostrar que es
prncipe y seor. Nacer y pertenecer al linaje de David, en Fernando Horcasitas, El teatro
nhuatl. pocas novohispana y moderna, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico,
1974, pp. 253-279, p. 266.
61. En la libreria del duca di Parma v un officio consimile. Fu stampato il 3 febbraio 1500
per Thielman Kerver stampatore libraio giurato dellUniversit di Parigi.
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cada ao un Horae Beatae Mariae Virginis, lo que nos hace suponer que
muchas veces se trataba de reediciones que reutilizaban las mismas maderas.
Sin embargo encontr una xilografa del rbol de Jes casi idntica al ejemplar de Imola en varias ediciones de Heures lusage de Rome, impresas por
Phlippe Pigouchet para el editor parisino Simon Vostre y cuya colaboracin
es sealada justo por el tratamiento de esta iconografa.62 Se puede sostener
que el autor de dichas incisiones es el famoso artista del final del siglo xvi
conocido como Matre de la Chasse la Licorne (activo en Pars entre 1480 y
1510), en virtud de la realizacin de los dibujos de los tapices conservados en
los Claustros del Metropolitan Museum de Nueva York. El artista francs
haba evocado el tema del rbol de Jes en los mrgenes de las miniaturas del
Trs Petites Heures de Anne de Bretagne.63 Otra fuente, casi contempornea a
la produccin del Matre de la Chasse la Licorne, muy similar a las mitras
mexicanas, a las incisiones de Imola y a las impresas por Pigouchet, es una
miniatura francesa conservada en la Biblioteca Ambrosiana (figura 7), cuya
comparacin nos parece de particular inters para apreciar las diferentes elecciones colorsticas de los amantecas los artistas que trabajaban la plumaria y las de un artista occidental.64 Confrontando las xilografas del libro imolense con la produccin del impresor francs Thielman Kerver, no
podemos excluir la posibilidad de que se trate de una edicin de los libros de
horas de Kerver, tanto ms porque sus incisiones se inspiran tambin en la
obra del Matre de la Chasse la Licorne.65
Este panorama tan intrincado por las relaciones entre artistas, incisores y
editores no facilita la posibilidad de establecer con claridad la xilografa en
62. Las Heures lusage de Rome (edicin del 17 de septiembre de 1496, ejemplares en la
Pierpont Morgan Library de Nueva York y en la Bibliothque Nationale de France de Pars)
son el ejemplar ms antiguo de las Horas impresas por Pigouchet. Siguen numerossimas ediciones, entre las cuales se destaca la latina del 16 de septiembre de 1498 por ser en cuarto
(Pars, Bibliothque Nationale de France, Rs. Velins 2812). Una reproduccin de la xilografa
del rbol de Jes de la edicin del 22 de agosto de 1498 (Pierpont Morgan Library, 125444) se
encuentra en Roger S. Wieck, Painted Prayers. The Book of Hours in Medieval and Renaissance
Art, Nueva York, Pierpont Morgan Library, 1997, nm. de catlogo 38. Sobre la colaboracin
entre Pigouchet y Vostre, vase Arthur M. Hind, An Introduction to a History of Woodcut,
Nueva York, Dover Publications, 1963 (1a. ed., 1935), vol. ii, pp. 676-698.
63. Pars, Bibliothque Nationale, Nouv. Acq. Lat. 3120, f. 28.
64. Agradezco a la maestra Estrada de Gerlero por haberme informado de la existencia de
esta miniatura, publicada en La Miniatura, Novara, Istituto Geografico De Agostini, p. 129.
65. Me refiero en particular a los mrgenes decorados con perros de caza idnticos en el libro
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que se inspiraron los amantecas para realizar las mitras de Viena y de Toledo.
Por otro lado, la posibilidad de que un libro de horas como el de Imola haya
llegado a las manos de los artistas de la pluma est respaldada por varios
elementos: se trata de un libro de oracin figurativamente muy denso, donde
todas las pginas estn cubiertas por minsculas xilografas en que se junta
una escena del Nuevo Testamento y dos del Viejo, estructura que proviene
de textos pre-tipogrficos como el Speculum Humanae Salvationis, y que
sigue la misma preocupacin de anunciar a travs de prefiguraciones y profecas la llegada del Redentor. Adems, el caso de la utilizacin de la xilografa con el rbol de Jes podra no ser nico: otros grabados contenidos en
el Horae Beatae Mariae Virginis de Imola pudieron cumplir un importante
imolense y en la edicin de 1504 de las Horas publicadas por Kerver (Nueva York, Metropolitan Museum, Roger Fundation), y en el tratamiento idntico de la iconografa del Bao de
Betsabea en la edicin de 1499 (Nueva York, Pierpont Morgan Library, W. S. Glazier Estate).
Reproducciones de estas pginas se encuentran en Margaret B. Freeman, La Chasse la
Licorne, Pars, Pars-Lausana, Bibliothque des Arts, 1983, pp. 107 y 205. Vase tambin G.
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picales, y con toda la sabidura de quien conoca las leyes de la luz: las plumas
ricas y las opacas estaban cortadas e intercaladas para amplificar justamente el
efecto de iridiscencia. Llegados a Europa, hasta los naturalistas multiplicaron
palabras de fascinacin para estos trabajos, que juntaban intereses cientficos y
bsqueda artstica. Ulisse Aldrovandi (1522-1605), en su obra sobre las aves,
dedic un captulo entero a la plumatilis ars, donde se enorgulleca de que ni
Apolo hubiera logrado mejores resultados artsticos al hacer un san Jernimo
en plumas mexicanas como el que posea en su museo.69
Identifico sin embargo un cierto nmero de diferencias entre la incisin y
la mitra, que reagrupo en dos conjuntos: las adiciones iconogrficas operadas
casi seguramente por los frailes que supervisaban las obras con el fin de significar an ms la imagen,70 y por otro lado las huellas de una elaboracin
propiamente artstica del modelo, lo que podemos definir como el aporte subjetivo de los amantecas. Estos dos conjuntos se entrelazan totalmente en una
nueva imagen, resultado concreto del acto esttico de compenetracin.
Primera comprobacin botnica: el rbol de la xilografa es un acanto, mientras que el de las mitras es una vid. Este cambio corresponde muy probablemente a la voluntad de vincular el rbol de Jes con el rbol de la Vida, a saber
las dos caras de las mitras. Como sealamos al principio del artculo, los dos
temas tienen una continuidad histrica muy fuerte en los escritos bblicos:
de la Orden de Nuestro Seraphico P. S. Francisco Provincia de S. Pedro y S. Pablo de
Michoacn, Mxico, 1643, en Crnicas de Michoacn, Mxico, Universidad Nacional
Autnoma de Mxico, 1991, pp. 31-50, p. 49. En cuanto a la tcnica minuciosa de estos trabajos, vase el texto nhuatl del Cdice Florentinus, cit. libro 9. Resum las etapas de este largo
proceso en mi artculo El encuentro de dos mundos artsticos en el arte plumario del siglo
XVI, en Prohistoria 2 (1998), pp. 63-91. Cabe sealar que la tcnica transmitida por los informantes de Sahagn presenta varias incongruencias.
69. Equidem in meo museo videre est D. Hieronymi Salvatorem nostrum flexo genu adorantis imaginem [...] quam ni Apelles si reviviscat, vel alius quispiam praestantissimu pictor
penicillo melius exprimat, Ulyssis Aldrovandi philosophi ac medici bononiensis, Ornitologiae.
Hoc est de avibus libri duodecim, Bolonia, apud Franciscum de Franciscis Senensem, 1599,
libro 11, p. 655.
70. Al lado de Jes descansan por ejemplo dos leones, ausentes en la xilografa francesa, que
reaparecen en las nfulas de la mitra de Toledo, al interior del escudo de Pedro de la Gasca. Se
puede tratar de una referencia herldica. Por otro lado, las marcas de los impresores era decorada a menudo con dos leones simtricos similares a los de la mitra; vase E. Bez, J. Guerra
Ruiz y J. Puente Len, Libros y grabados en el fondo de origen de la Biblioteca Nacional, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1988, lms. 24, 29, 31, 32, 39, 42.
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Cristo, profetizado como rebrote supremo del rbol de Jes, se har l mismo
vid y considerar a sus apstoles como los sarmientos (dicho de otra manera,
los brazos, los ayudantes de su proyecto de redencin), como se puede ver en la
otra cara. Y ser tal vez til recordar que las hojas del rbol de la Vida (simbolizado tan frecuentemente con una vid) eran consideradas medicinas para
los gentiles (Apocalipsis 22, 2), sealando la posibilidad de curar el paganismo. Y la misma sangre, derramada por Cristo para redimir a todos los hombres, es simbolizada durante la celebracin de la Eucarista por medio del vino,
producto de la vid. Segunda diferencia en las mitras respecto a la xilografa: los
pjaros, las mariposas y las abejas que vuelan entre las ramas. Decidir aqu por
la paternidad de estas figurillas resulta mucho ms difcil. Podemos pensar en
la relacin tan estrecha que existe entre los rboles y las aves enunciada en varios textos bblicos, como en este extracto de Ezequiel: Y plantar yo mismo
[un cedro] en una montaa muy elevada y excelsa: [] echar ramaje y producir fruto, y se har un cedro magnfico. Debajo de l habitarn toda clase de
pjaros, toda clase de aves morarn a la sombra de sus ramas.71 Imgenes de pjaros multicolores aparecen a menudo en los mrgenes de los libros de horas
con la misma funcin de hacer an ms hermosa la pgina iluminada y transmitiendo una seal de armona divina.72
Pero estos pajaritos colorados que vuelan entre las ramas del rbol nos
recuerdan demasiado algunas descripciones del rbol florido de Tamoanchan, donde las aves ms preciosas figuras de los nobles y de los guerreros
difuntos y las mariposas toman el vuelo para aparecer en la tierra.73
Sahagn escribe que, segn los nahuas, los guerreros se transforman cuatro
aos despus de la muerte en pjaros y van volando por el cielo y por la tierra, chupando flores como colibres.74
Si el rbol florido es lugar de creacin y de regeneracin del tiempo, la
pluma, el pjaro, el quetzal constituyen por su parte, en la cosmovisin
71. Ezequiel, 17, 23.
72. Vase por ejemplo el hermossimo Libro de horas de Isabel la Catlica, edicin facsimilar, Madrid, 1992.
73. Cantares mexicanos, edicin Bierhost, cit., nm. XXII, pp. 186-187. Vase tambin los
murales de Tamoanchan y Tlalocan en Tepantitla, Teotihuacan.
74. Cdice florentinus, libro 6, cap. xxix, p. 162. Vase tambin Gruzinski, La pense mtisse,
cit., p. 254. En la pila bautismal de San Miguel Tzinacantepec unos pajaritos liban el nctar
de las flores: smbolo de las almas de los que luchan contra el pecado, tal como describe la
ficha explicativa de la pila o guerreros-colibres.
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opacas, qu qued de todas las preocupaciones iconogrficas que han guiado nuestro anlisis hasta el momento? Qu es lo que se afirma realmente
como obra artstica? El rbol de Jes del Matre de la Chasse la Licorne en
los grabados franceses, la miniatura de Miln con la misma imagen y las
mitras de plumaria son tan prximos solamente por el hecho de que dibujan
la misma iconografa? En qu punto las plumas preciosas del rbol de la
Vida o del rbol de Jes sealan una singularidad artstica que puede ser al
mismo tiempo universalizada y acercarse a las obras de los miniaturistas occidentales?
Marquemos algunas diferencias: los miniaturistas consideran el manejo
de la luz como elemento fundamental y los amantecas respetan la luz como
parte de la misma invencin que permite ver ms all de lo que se mira en la
superficie. La miniatura queda en un espacio plano y por su formato involucra al lector en un acto de elaboracin visual que puede ser largo en el tiempo. La mitra en plumas, al contrario, es tridimensional, y, sobre todo, produce una visin fugaz: el objeto no queda en las manos del lector, sino que se
mueve, en un acto creativo instantneo y efmero tal como efmero es el
material orgnico de su composicin. Se mueven los colores tropicales bajo
los diferentes ngulos de la luz, se mueve el objeto en procesin, y la obra
emerge como una visin artstica mltiple, como mltiples pueden ser las
miradas que sobre ella se paran.
Las mitras llegan supuestamente a Europa durante el Concilio de Trento.80
No sabemos qu reacciones suscitaron en el pblico europeo presente en las
procesiones donde los obispos las utilizaron como penachos cristianizados.
Pero lo que imaginamos es que al momento de atravesar el ocano, estas
obras suscitaron la misma admiracin que la que Aldrovandi expresaba para
su san Jernimo en plumas. Las obras de los amantecas salen as de su categora mestiza, se concretan como nuevas creaciones, liberndose de este
modo de las esferas tradicionales prehispnica y occidental que han alimentado las elecciones iconogrficas. Y las plumas multicolores han permitido esta metamorfosis temporal, el regreso al Viejo Mundo de un Cristo
Redentor emplumado entre los pjaros tropicales: las obras toman as su propio camino, y operan en cierto sentido una universalizacin de la invencin
artstica como deposicin de las diferencias, dejando atrs hasta la misma
problemtica de la compenetracin iconogrfica.
80. Anders, op. cit., p. 35.
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Tiempo de los hombres, tiempo de los dioses
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desempea aqu la iconografa del rbol de Jes est estrechamente relacionado con la transicin del paganismo al cristianismo, temtica que habamos
visto bien estructurada en la iconografa del rbol de Jes y del rbol de la
Vida. Todos los personajes estn atados por un sutil hilo rojo que sale del
brazo de Tictame-Jes y llega a Zizincha-Cristo: todos, excepto don Francisco y don Antonio, los primeros tarascos en ser liberados del pecado de idolatra por haber reconocido al Dios cristiano, mientras que el ltimo pagano
de la familia soporta el suplicio de las llamas. La funcin de mediacin entre
el Viejo y el Nuevo Testamentos, sostenida por los profetas del rbol de Jes,
est aqu sustituida por una potente divisin entre pre-cristiano y cristianizado. Para expresar esta cisura temporal, el artista utiliza como recurso figurativo una inversin iconogrfica doble respecto al rbol cristiano y al rbol
mesoamericano: el sacrificado de donde brotaba, en el Cdice Borgia o en
el Cdice Dresden, el rbol de la Regeneracin est aqu encima del rbol,
como el Cristo crucificado constituye originariamente la flor suprema del
rbol de Jes. Pero, al mismo tiempo, el personaje principal ya no es el
Redentor, ni la Virgen, sino el ltimo pagano purpecha, el que muri desatando sus futuros descendientes de aquel hilo rojo que simboliza la idolatra
y la ignorancia. El acto esttico de la compenetracin se elabora aqu en una
mezcla original de contenidos y formas para resolver un problema de representacin temporal: como pensar el pasaje hacia un tiempo linear inaugurado por el sacrificio de Zizincha en nombre de la redencin de todos los hombres. Otra pictografa colonial, la Genealoga maya de la familia Xiu (figura
9),86 se destaca por las soluciones plsticas propuestas a lo que podemos en
definitiva considerar como el problema del tiempo. Constance Cortez interpreta la imagen bajo un ngulo fuertemente autctono, analizando los elementos mayas presentes en la pictografa. El autor de la imagen, Gaspar Antonio Chi, perteneca al linaje Xiu por va materna: de habla maya y nhuatl,
fue educado en el convento franciscano establecido en la ciudad de Man
desde 1549, donde adquiri un perfecto conocimiento del latn y el espaol.
Nobleza de sangre, educacin cristiana y conocimiento de estos cuatro
idiomas, fueron los elementos esenciales que permitieron muy temprano a
Antonio Chi transformarse en el portavoz de los intereses mayas frente a la
86. Sylvanus Morley, La civilizacin maya, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1947,
lm. 22; Constance Cortez, Gaspar Antonio Chi and the Xiu Family Tree, tesis de doctorado, Los ngeles, University of California, 1995.
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nio Chi hubiera dibujado a propsito esta relacin semntica haciendo que
el rbol genealgico saliera de las nalgas del antepasado, como resina, copal
sagrado.88 Otro elemento autctono reconocido por la investigadora es el
cerro-ofrenda dibujado en la parte inferior de la imagen: se trata de piernas
de venado quemado frente a una cueva, de la representacin de un sacrificio
animal comn durante las celebraciones de los mandatarios muertos. Esta
referencia al sacrificio nos recuerda los rboles del Borgia (figura 5), as como
la imagen del Cdice Dresden (figura 4). Agreguemos ahora un elemento ms
para entender estas compenetraciones: la lmina xiii del Cdice Azcatitlan
(figura 10). Durante la peregrinacin de los mexicas, se narra que Huitzilopochtli orden matar a Copil y que de su corazn se irgui el nopal donde
posteriormente se posara el guila, indicando que all tenan que edificar
Tenochtitlan. La muerte del antepasado mtico corresponde, una vez ms, a
la realizacin de una profeca, en este caso la que haba sealado el lugar
mismo donde se asentaran los mexicas. Adems, en el Azcatitlan, el rbol no
crece del corazn sino del vientre de Copil y no es improbable que esta
misma imagen, realizada en los aos sesenta del siglo xvi, nos seale una
compenetracin con el rbol de Jes cristiano. Y cuando el artista del Cdice
Techaloyan-Garca Granados (figura 11) tuvo que utilizar la imagen ms
poderosa posible para justificar descendencia y privilegios, no nos asombraremos de encontrar como rbol genealgico un nopal: la leyenda del
antepasado mtico, la fuerza sagrada sostenida en la profeca de Jes, los
rboles de la Regeneracin y las honorables genealogas de las familias nobles
ya no sern elementos yuxtapuestos, sino que se solucionarn en otra singular hierofana vegetal.89
Hemos visto entonces cmo, en el interior de un mismo gnero figurativo, la genealoga familiar, se pueden encontrar tres soluciones plsticas casi
opuestas. En las Relaciones de Michoacn, lo que se subraya es el pasaje entre
paganismo y cristianismo, expresado mediante la agregacin de un elemento
formal ulterior: el hilo rojo. Es una imagen catrtica: la sangre purpecha,
que es a final de cuentas la significacin ltima de aquel hilo, se purifica y se
88. Hay que subrayar sin embargo que el rbol sali ya en Occidente desde atrs de Jes
(vase nota 9), lo que no excluye de ninguna manera la interesante hiptesis de la autora, sino
seala tal vez el tipo de fuente occidental que Antonio Chi utiliz para reinventar su rbol.
89. Cdice Garca Granados (Techaloyan 715), comentario de Javier Noguez, Toluca, Colegio Mexiquense, 1997.
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desata del paganismo. Al contrario, en la Genealoga de la familia Xiu la solucin temporal propuesta es una reivindicacin de continuidad. La familia
Xiu tiene antepasados muy antiguos, merece el cacicato;90 y para expresar
este tiempo de los hombres se hace tambin uso de elementos plsticos
exteriores a la iconografa del rbol de Jes, como el sacrificio-ofrenda
reconocido por Constance Cortez en la base de la imagen, o la posible referencia al copal. El nopal genealgico del Cdice Garca Granados ayuda a evitar toda teora general en la interpretacin de las imgenes mestizas: los personajes parados sobre las palas espinosas del vegetal mexicano brotan como
los profetas de Jes y como las filacterias de la Genealoga de Xiu marcando la
continuidad de sus derechos entre los tiempos anteriores y los posteriores a la
Conquista o, como en el caso de las Relaciones de Michoacn, sealan las
cisuras temporales inauguradas con la llegada de los espaoles?
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para pensar las nuevas realidades temporales: si Antonio Chi hubiera puesto
una escena de sacrificio prehispnico en la base del rbol, su imagen hubiera
sido inmediatamente quemada. Por esta razn dibujar unas inocentes patas
de venado en llamas en la base del mismo rbol que brotaba del corazn
abierto del sacrificado en el Cdice Dresden.
La despaganizacin de las creencias realizada por los frailes tiene otra cara
si nos ponemos a estudiar los procesos de creacin como sucesin de problemas para resolver: la difcil bsqueda de un nuevo terreno de expresin
que no fuera mera sobrevivencia llev a los artistas a encontrar la forma de
solucionar los recprocos injertos que estn en la base de sus singulares compenetraciones.
Y nuestro camino entre las ramas de los rboles de Jes no habr sido,
entonces, una metfora vegetal del renacimiento artstico, entendido como
refundacin de las nuevas condiciones de hacer y pensar el arte despus de la
Conquista?
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