Revista Educación 2010
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Revista Educación 2010
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Investigaciones y estudios, Informes y ensayos, y Experiencias educativas (innovación),
todas ellas sometidas a evaluación externa. En el primer número del año se incluyen, además,
un índice bibliográfico, un editorial que recoge las principales estadísticas del proceso de
editor de ese período y los índices de impacto, así como el listado de evaluadores externos.
Desde 2006 la Revista se publica en doble formato, impreso y electrónico. La edición impresa
incluye los artículos de la sección monográfica en toda su extensión,los resúmenes de los artículos
del resto de las secciones en español e inglés y un índice de los libros reseñados y recibidos.
Por su parte, la edición electrónica incluye todos los artículos y recensiones completos, y es
accesible a través de la página web (www.revistaeducacion.educacion.es), en la que además se
incluye otra información de interés sobre la Revista. Los números extraordinarios se publican
íntegros en ambos formatos.
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Journal Citation Reports/Social Sciences Edition, scopus (Elsevier b.v.), European Reference
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The British Library Current Serials Received, King’s College London, University of London-
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Since 2006, Revista de Educación is published in a double format, paper and electronic.
The paper edition includes all the articles in the especial section, the abstracts of articles
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Monográfico
Mejorar la escuela: perspectivas didácticas y organizativas /
School Improvement: Educational and Organizational Perspectives
Editor invitado: Fernando Marhuenda Fluixá.
Óscar Luis Graizer y Almudena Navas Saurin. El uso de la teoría de Basil Bernstein como
metodología de investigación en Didáctica y Organización Escolar................................... 133
María Clemente Linuesa, Elena Ramírez Orellana, Begoña Orgaz Baz y Jorge Martín
Domínguez. Recursos digitales y prácticas de clase: esquemas de acción del profesorado
de Educación Infantil................................................................................................................ 211
Investigaciones y estudios
José Ricardo García Pérez, Juan José Mena Marcos y Emilio Sánchez Miguel. Investigación-
reflexión-acción y asesoramiento: análisis de las reflexiones de dos orientadoras en su
contexto de trabajo................................................................................................................... 253
Juan Ignacio López Ruiz. Un giro copernicano en la enseñanza universitaria: formación
por competencias..................................................................................................................... 279
Francisco Miguel Martínez Rodríguez. Percepción del profesorado de las Escuelas Taller y Casas
de Oficios en Andalucía acerca del nivel de competencias emprendedoras en su alumnado...... 303
Miguel Melendro Estefanía. El tránsito a la vida adulta de los jóvenes en dificultad social: la
incidencia de la intervención socioeducativa y la perspectiva de profesionales y empresarios... 327
Ana Belén Domínguez Gutiérrez, Pilar Rodríguez Ramos y Pilar Alonso Baixeras. Cómo facilitar
el aprendizaje de la lectura de niños sordos. Importancia de las habilidades fonológicas......... 353
Carmen Sanchidrián Blanco, Isabel Grana Gil y Francisco Martín Zúñiga. Análisis y
valoración de los expedientes de depuración del profesorado de Instituto de Segunda
Enseñanza en el franquismo (1936-1942). Resultados generales........................................... 377
Gregorio Rodríguez Gómez, María Soledad Ibarra Sáiz y Miguel Ángel Gómez Ruiz.
e-Autoevaluación en la universidad: un reto para profesores y estudiantes.......................... 401
Teresa González Pérez. Educación y fronteras. María Sánchez Arbós y su lucha por la
renovación pedagógica en Canarias (1920-1925)................................................................... 431
Rosa Pulido Valero, Gema Martín Seoane y Beatriz Lucas Molina. La modalidad de
agrupamiento educativo como variable relevante en el análisis de la violencia escolar..... 457
M.ª Carmen Ricoy Lorenzo, M.ª Luisa Sevillano García y Tiberio Feliz Murias. Competencias
necesarias para la utilización de las principales herramientas de Internet en la educación . 483
Laura García Raga y Ramón López Martín. Convivir en la escuela. Una propuesta para su
aprendizaje por competencias................................................................................................. 531
Daniel Anaya Nieto, Juan Carlos Pérez-González y José Manuel Suárez Riveiro. Los
contenidos de formación de los profesionales de la orientación educativa desde la
perspectiva de los propios orientadores................................................................................. 607
Vanessa Anaya y Miquel Llobera. La didáctica del español como lengua extranjera (ele)
en la educación secundaria en Francia: creencias y percepciones de responsables de
desarrollar los currículos oficiales........................................................................................... 631
Roberto Velázquez Buendía, Juan Luis Hernández Álvarez, Mª Eugenia Martínez Gorroño y
Vicente Martínez de Haro. Educación Física y conocimiento teórico-conceptual: estudio
trans-cultural en Argentina, Brasil y España............................................................................. 653
David González-Cutre Coll, Álvaro Sicilia Camacho y Juan Antonio Moreno Murcia. Un
estudio cuasi-experimental de los efectos del clima motivador tarea en las clases de
Educación Física........................................................................................................................ 677
Ensayos e informes
Pedro Martín Martín y Leslie Bobb Wolff. La implantación de los nuevos grados:
propuestas de mejora............................................................................................................... 703
Fe de erratas.......................................................................................................................... 751
Resumen
La institución escolar es la mejor garantía del derecho a la educación. El funcionamiento co-
rrecto de la escuela de masas compete tanto a la comunidad escolar como a quienes tienen res-
ponsabilidades políticas y de gestión sobre el sistema escolar.También la academia tiene responsa-
bilidad en la comprensión, explicación y aportación de criterios para contribuir a que la dinámica
escolar cotidiana funcione de modo apropiado.
El artículo justifica la importancia de centrar la mirada en el funcionamiento ordinario de la
escuela, prestando especial atención a la producción de desigualdades que acompaña inevita-
blemente a la cotidianeidad escolar.Asimismo se propone mostrar diferentes modos de aproxi-
mación a la misma desde las aportaciones más recientes de la pedagogía crítica, al amparo de
una posición política orientada hacia la defensa de la misión de la escuela, su apoyo y su mejora.
Por último, presentamos los artículos que componen esta monografía, que tratan estas
cuestiones de forma sustancial y rigurosa. De forma sustancial, porque todos los textos abordan
elementos de la estructura profunda de la escuela, esas claves que explican su buen funcio-
namiento, permitiendo que la institución escolar cumpla con acierto la misión que le ha sido
encomendada. Por tratar esa estructura profunda, el lector no encontrará en este conjunto de
trabajos demasiadas referencias a tópicos o fetiches que abundan en la literatura educativa
actual, ni a esos lemas que, sin explicar demasiado, parecen decirlo todo. Estos artículos se
Palabras clave: didáctica, organización escolar, estudios del currículo, institución escolar,
pedagogía crítica, desigualdades, transformación social.
Abstract
School is the best guarantee for the right to education. Mass schooling makes hard
everyday practice which is responsibility of teachers, school communities, politicians and
school administrators. Academics have also a responsibility upon understanding, explanation
and proposal of criteria with which to contribuye to successful everyday practice.
The paper argues on the relevante of focusing the attention upon ordinary school practice,
paying special attention to the production of inequalities that accompanies, in an unavoidable
way, daily life in schools. This focus provides arguments to approach such practice from the
perspective of current advances in critical pedagogy, under the umbrella of a political Project
in search of the defense, support and improvement of school mision from an enlightened view.
Furthermore, it portrays the articles included in this volumen, which focus upon such
issues in a substantial and rigorous way. Substantial cause all of these papers deal with the
deep structure of school, providing keys to explain how it works and how it educates properly,
hence allowing the school to accomplish its mission. Given it is a deep structure, the papers do
not refer to topics that are in a way fetishes in current educational literature, neither to mottos
that do not provide explanations yet they seem to speak without stop. The papers portrayed
address the pedagogical and organizational ossiers, the very foundations of teaching processes,
the imperative dimensions.
In a rigorous way, given that these contributions are well grounded, they illustrate very
good pieces of literature review, in some cases, of painstaking research in many others, and of
a bright mix of both in some of them.
Esta monografía recoge aportaciones que abordan este tipo de cuestiones de forma
sustancial y rigurosa. De forma sustancial, porque todos los textos abordan elementos
de la estructura profunda de la escuela, esas claves que explican su buen funciona-
miento, lo que permite que la institución escolar cumpla con acierto la misión que le
ha sido encomendada. Por tratar esa estructura profunda, el lector no encontrará en
este conjunto de trabajos demasiadas referencias a tópicos o fetiches que abundan
en la literatura educativa actual, ni tampoco a esos lemas que, sin explicar demasiado,
parecen decirlo todo. Estos artículos se ocupan de los mimbres didácticos y organiza-
tivos, de los fundamentos de los procesos de enseñanza. Además, los autores abordan
el tema de forma rigurosa, realizando contribuciones bien fundamentadas: valiosos
trabajos de revisión de la literatura relativa al tema, resultados de investigaciones rele-
vantes, e incluso artículos en los que se muestran ambos componentes.
El conjunto de aportaciones dan cuenta de la estructura profunda de la institución
escolar y de sus dimensiones curriculares básicas. A nuestro juicio, de ellas se pueden
derivar criterios razonados y razonables para la práctica educativa en los centros, para
la organización, y para su consideración por parte de políticas escolares que tengan la
mirada puesta en el medio y largo plazo, recuperando así para la época presente los
elementos todavía válidos del proyecto que representa la escuela en las sociedades
modernas.
Pese a los ataques que viene sufriendo la educación escolar y el debilitamiento a que
se ve sometida en las últimas décadas, no hay mejor opción educativa que permane-
cer en la escuela, o retornar a ella si se abandonó prematuramente, con la finalidad
de obtener el graduado o cualquiera de los títulos de formación profesional o acadé-
mica posobligatoria; aun a sabiendas de que la compensación de las desigualdades en
educación no compete solo a la escuela (Brown, 2006; Esping-Andersen, 2006; Willis,
2006).
Actualmente se pueden apreciar (Young, 2010) distintas tendencias de política
educativa que, de persistir, darán lugar a nuevas desigualdades. Las tres más destaca-
das son la introducción de marcos de cualificaciones nacionales, el desplazamiento
del interés por la enseñanza a la medición de los resultados de aprendizaje, y el des-
Para Young (2010) hay dos supuestos que subyacen a esas tendencias: la anulación de
las diferencias entre las instituciones, el conocimiento, los lugares y los tipos de aprendi-
zaje –una estandarización que contrarresta el conocimiento–, y la pérdida de importancia
del lenguaje específicamente educativo.
Frente a la hegemonía de la política financiera, hay que recuperar el objeto de las
políticas educativas que persiguen el aumento de la capacidad intelectual de la po-
blación. Ya advirtió Bernstein del efecto de la expansión de las pedagogías invisibles
sobre las clases trabajadoras, puesto que el contenido se distribuye de forma desigual.
No cabe duda, el mejor lugar para aprender y educarse sigue siendo la escuela.
Quien en la década de los noventa contribuyera al impulso educativo del New
Labour británico y sustentara argumentos a favor de un currículo modular, reclama
desde hace ya tiempo (Young, 2007) la recuperación de un currículo centrado en
los contenidos. Desde esta perspectiva, ofrece cuatro líneas argumentales con la
pretensión de hacer frente y contrarrestar en lo posible las citadas tendencias. En
primer lugar, si bien estas tendencias promueven el acceso, hay que garantizar que este
acceso sea un conocimiento que valga la pena.En segundo lugar,la educación es un proceso
Al igual que Corzo (2007), Young se muestra escéptico sobre las propuestas edu-
cativas que restan competencias a la escuela en favor de la comunidad, puesto que
son fórmulas que responden más a épocas premodernas que a la actualidad. Sin em-
bargo, actualmente hay defensores en España de esta posición (Flecha, 2009; Marina,
2010, entre otros) cuyos esfuerzos en esa dirección son muy apreciados por quienes
participan de sus propuestas, como refleja alguno de los artículos de este número.
Apple ha denunciado reiteradamente la reconversión en la última década de una de
las preguntas clave del currículo, que ha pasado de ser what knowledge is of most
worth a esta otra: whose knowledge is of most worth. Por cierto, esta reconversión
debe mucho a la tradición reciente de la Sociología de la Educación. La propuesta con-
siste, en primer lugar, en identificar criterios de juicio para los procesos de selección,
secuencia y organización de los contenidos. En el pasado, la Educación Secundaria
mantenía un vínculo claro con las universidades, pero la masificación de una y otra ha
roto este vínculo. En la era del aprender a aprender y al amparo de la expansión de la
psicología del aprendizaje, los contenidos han perdido terreno o se han desdibujado.
En segundo lugar, hay que combinar la enseñanza de conocimiento con tendencia a
la especialización (ciencias, en las que las decisiones curriculares relevantes afectan
a secuencia, ritmo y jerarquía) con la enseñanza de conocimiento con tendencia a la
diversificación (humanidades, en las que la elección es la pregunta curricular clave).
En tercer lugar, hay que compatibilizar la promoción del desarrollo cognitivo con el
desarrollo profesional: no se trata de escoger entre uno u otro, sino de abordar la pro-
moción de ambos tipos de desarrollo de forma apropiada.
críticas han podido alejarnos de la práctica educativa. Slee (2009) apunta cómo la
conversión de la educación inclusiva en un discurso mainstream puede estar dando
lugar a efectos contrarios a los esperados: el aumento de las categorías con que se
identifican las necesidades educativas especiales, así como el aumento de la exclusión
escolar (aunque sea parcialmente) a cuenta de alguna de estas categorías. Tal vez ha
contribuido a ello también la aceptación por una parte de los investigadores solo de
la ‘etiqueta’, sin apropiarse del discurso, en tanto que la práctica se mantenía en una
situación similar a la anterior pero mucho más tecnificada y sofisticada.
Como señala Torres (2010, 2009), la cuestión, a la postre, es que las instituciones
educativas difícilmente dan cuenta de la diversidad al separar radicalmente las vo-
ces a las que da acceso de aquellas que están ausentes, si bien tiene como misión
atender a la educación de todas las personas. Con todo, hoy en día solo la escuela es
garantía de universalidad en el acceso a la educación, como sostiene Connell (1997),
lo que la pone en situación de obrar justamente, y no con un carácter meramente
compensador de las desigualdades o desventajas.
Quizá la escuela tendría que recuperar las propuestas de Bernstein (1996) para
propiciar una democracia efectiva en su acción educativa: derecho de promoción,
derecho a medios de comprensión crítica, que es condición para la confianza; derecho
a la inclusión, a ser aceptado sin ser absorbido, condición para la communitas; y el
derecho a la participación, para que los sujetos se comprometan en la construcción y
transformación del orden, condición para una práctica cívica. Tal vez es en este senti-
do en el que Gimeno (2010) propone reclamar un proyecto político para la educación
en el que la teorización tiene una función importante que cumplir, contrarrestando
el efecto incapacitador que algunas prácticas educativas provocan sobre el alumnado,
que resultan en formas de discriminación que se dan cita en la escuela.
Semejante tarea requiere procesos y mecanismos educativos que estimulen a la pobla-
ción a participar en acciones y respuestas públicas, saliendo del letargo al que la somete
la globalización neoliberal; se trataría de procesos como los que sugiere Anyon (2009): la
atribución de oportunidades, la apropiación de las organizaciones existentes, la construc-
ción social de nuevas identidades mediante la participación en políticas transgresoras, o la
encarnación en redes y organizaciones sociales.Tal y como expresa Tan (2009, p. 486), son
cinco las condiciones de la pedagogía emancipatoria (las cinco E en su versión inglesa)1:
Engage, educate (enable), experience (through exposure), empower (through knowledge of self) and enact.
(1)
These five concepts guide my teaching, curriculum design, and community building. Everything I do as a
teacher, inside and outside of the classroom, naturally encompasses them (Tan, 2009, p. 486).
Estas condiciones se pueden reconocer en los artículos que forman parte de este
monográfico.
Una tarea semejante de mejora de la escuela requiere también mejorar las prácticas de
narración y etnografías que se han desarrollado en torno a los procesos de investigación.
En esta línea apuntan Weis, Fine y Dimitriadis (2009), quienes reclaman el progreso de la
etnografía dándole una dimensión más significativa para impactar mejor en las prácticas y
políticas, mediante el desarrollo de agendas de investigación globales que permitan poner
en relación investigaciones realizadas en distintos lugares, su ‘desterritorialización’ para
interconectar fenómenos que las etnografías desvelan y que otras formas habituales de in-
vestigación ignoran. En esta época es importante adoptar una dimensión cosmopolita en
la investigación, indagando en las diferencias y semejanzas entre grupos. Otras propuestas,
como la de Choi (2009) que emplea sistemas de información geográfica, resultarían par-
ticularmente útiles para reconocer mejor dimensiones inadvertidas de los fenómenos de
pobreza y exclusión.Así lo pone de manifiesto su trabajo sobre el absentismo escolar del
profesorado y su impacto sobre los resultados escolares del alumnado. Ello pasa, como
también propone Ferrare (2009), por superar los recelos que tienen las pedagogías críti-
cas a realizar o utilizar resultados de la investigación de corte positivista.
(2) Real Decreto 1988/1984, sobre provisión de plazas de los cuerpos docentes universitarios.
objeto, y son varias las disciplinas dispuestas a acercarse a la escuela con el ánimo de
encontrar en ella caldo de cultivo para sus investigaciones.
Si atendemos, por otra parte, a lo que ocupa a la comunidad investigadora, en-
contramos también fronteras borrosas. Las comunidades no son estables, las inter-
locuciones son, cada vez más, necesariamente interdisciplinares –de hecho, algunos
ámbitos de estudio son reclamados por áreas distintas–, sobre todo para el desarrollo
de una investigación capaz de dar cuenta de las situaciones y problemas educativos
en su complejidad y no con la simplicidad y relativa inutilidad con que se planteara en
el pasado. Con todo, solo podemos contribuir al avance académico apoyándonos en el
esfuerzo de los demás.
Como pone de manifiesto este monográfico, desde una perspectiva didáctica y or-
ganizativa se apuesta por la riqueza en las aproximaciones metodológicas, y se mues-
tra la voluntad de considerarlas en cuanto tales, instrumentales; en esa línea apunta
también el reciente manual sobre pedagogía crítica de Apple, Au y Gandin (2009).
Los estudios sobre la mejora de la escuela y, en general, sobre Educación, están tal
vez necesitados, como planteaba en una reunión en 2009 Miguel Zabalza, de mayor
visibilidad interna y externa, algo de competitividad, y cierta presencia en las institu-
ciones sociales; al tiempo que reclamaba la necesidad de recuperar un tronco común.
En esa misma reunión, José Gimeno argumentaba sobre la poca solidez de la base del
conocimiento en Ciencias de la Educación. Apelaba Gimeno a la conveniencia de la co-
legialidad y al valor moral de la academia en la recuperación de una mirada y un objeto
abandonado, más que perdido; bajo la condición de no renunciar a la libertad de pensa-
miento, a la pluralidad metodológica ni al intercambio con otras disciplinas.
La situación es tal que ni siquiera resulta más fácil, contra lo que pudiera pensarse,
identificar personas en lugar de intereses: salvo algunas excepciones, es habitual el
cambio de temáticas de estudio y, por lo tanto, la discontinuidad en el pensamiento –y
la producción del conocimiento– del personal docente e investigador.
Parece que no podemos avanzar sin cuestionarnos el conocimiento ya construido,
por lo que nuestra investigación no nos permite avanzar rápido. Menos aún si, como
denuncian algunos, nos dedicamos a investigar conforme a modas o a líneas de finan-
ciación, cayendo de este modo en un trabajo cortoplacista que no se corresponde con
el trabajo de investigación que le compete a la universidad.
La debilidad nos pone, no obstante, en un proceso que puede resultar beneficioso
para contribuir a identificar, definir y resolver mejor las problemáticas que hoy afectan a
las prácticas educativas organizadas, de las cuales la escuela sigue ostentando la primacía
pero a la que se han ido sumando múltiples agentes y organizaciones. Reconocer esta
Desde esta perspectiva, es importante mantener una pulsión «utópica para imagi-
nar la educación» y «para poner en acción la voluntad de hacerla realidad» (Gimeno,
2010, p. 15).
Para ello, sin duda, es imprescindible abordar, afrontar y discutir las prácticas,
términos y discursos que dominan la escena educativa hoy en día, no ignorarlos ni
La primera sección de la monografía agrupa tres artículos que abordan sendas cuestio-
nes cruciales para comprender las dificultades que ha tenido la educación en España
en la democracia para transformarse, al centrar la atención en dos de los ejes de las
reformas políticas y apuntar, además, al papel que la academia ha desempeñado en
argumentar, apoyar y divulgar dichas reformas. Los dos primeros artículos adoptan la
perspectiva de los estudios sobre la organización escolar y de qué manera han sido
objeto de atención suficiente –o más bien insuficiente– por parte de los legisladores,
lastrando así las posibilidades de democratización del sistema escolar y de la gestión
de cada uno de sus centros. Se analizan también con detalle los avances y los obstácu-
los que han encontrado los estudios sobre organización escolar; en ellos se encuentra
una de las bases del (buen) funcionamiento ordinario, cotidiano, de la escuela, y en
ellos radica, por lo tanto, mucho del potencial de mejora que pudiera haber.
El artículo de José Luis San Fabián plantea los avances y estancamientos en los
estudios sobre organización escolar, las servidumbres respecto a la política escolar y
los usos y costumbres por parte de los responsables políticos de la gestión escolar a la
hora de interpretar el papel de lo organizativo en la transformación escolar.
Luis Aguilar, por su parte, centra su análisis en los debates académicos, la aparente
progresión de la disciplina y, a pesar de todo, la cesión del papel que podría desem-
peñar en la contribución a la comprensión, explicación y articulación de la escuela
en nuestros días. Son dos artículos complementarios, cuyas visiones tienen puntos
de fricción entre sí y que muestran, asimismo, la relevancia y utilidad de la discusión
académica en la organización escolar.
El artículo de Encarna Rodríguez toma como referencia las reformas curriculares (que
tuvieron mucha mayor resonancia que las reformas organizativas) en la década de los
ochenta, el largo proceso de deriva que tuvieron aquellas reformas y el impacto de la
aportación constructivista a la discusión sobre el currículo, su estructuración y su papel
en la renovación de las prácticas escolares. Ella apunta hacia formas alternativas de plan-
tear e introducir esas reformas, desde una lectura foucaultiana de lo acontecido en aquella
época. Pone de manifiesto también las disputas académicas que hubo entonces entre ám-
bitos próximos pero diferenciados como son el de la Psicología de la Educación y el de la
Didáctica y la Organización Escolar, así como las relaciones entre esos ámbitos y la política
escolar desarrollada desde el gobierno del Estado.
En conjunto, los tres artículos de la primera sección analizan la evolución de los
estudios sobre la escuela en una época de grandes expectativas de cambio y trans-
formación escolar, también una época de luchas de poder entre espacios políticos y
académicos, al interior de cada uno de ellos y entre sí, y cuyo saldo se vio reflejado en
los avances de la escuela en esa época y en las posibilidades de mejora que pudieran
darse en el futuro.
En la segunda sección del monográfico, hay tres artículos que presentan sendas
investigaciones sobre prácticas escolares desde una perspectiva didáctica y organi-
zativa. En el caso de los dos primeros artículos, se ponen de manifiesto de forma
ejemplar las relaciones entre los procesos didácticos y los elementos organizativos e
institucionales de varios centros escolares. La forma de presentar las investigaciones
es diferente, pero en ambos casos podemos apreciar la importancia de la descripción
y, en particular en el artículo de Almudena Navas y Oscar Graizer, de un lenguaje
de descripción. Las imbricaciones entre lo institucional y la práctica están muy bien
trabadas en ambos casos, como también lo está el anclaje teórico y la contribución
a la teorización sobre la escuela y las escuelas en los dos textos. También aquí, no
obstante, volvemos a encontrar diferencias. Por su parte, Julián López Yáñez, Marita
Sánchez Moreno y Mariana Altopiedi tienen numerosas referencias y construyen su
aparataje teórico a partir de contribuciones múltiples, lo que les permite realizar una
descripción bien informada de los centros que analizan. Su trabajo, además, puede
leerse en relación con los de José Luis San Fabián y Luis Aguilar, en la medida en que
las referencias que aquellos hacen a la organización encuentran aquí manifestaciones
empíricas. Almudena Navas y Oscar Graizer, por la suya, se sustentan sobre el trabajo
de uno de los grandes referentes de la educación en el siglo xx, Basil Bernstein, dando
muestra de la vigencia e importancia de su trabajo, que sigue dando juego para ofrecer
descripciones tan precisas y detalladas como son las de los códigos de los centros que
se presentan en este artículo, y demostrando así el valor y el potencial de una buena
teoría.
La tercera sección del volumen recoge tres aportaciones de investigación que tie-
nen como referencia a la comunidad escolar desde distintas perspectivas. Los trabajos
que aquí se presentan son diferentes con respecto a la estrategia y la metodología de
investigación que utilizan; todas ellas con rigor dentro de sus tradiciones, y todas ellas
atentas a varios de los agentes de la comunidad escolar.
El primero de ellos, de Ignacio Rivas, Analía Leite y Pablo Cortés, es una muestra
de una estrategia de investigación de las más atrevidas en la actualidad, concienzuda
y puntillosa tanto en la recogida como en el análisis de la información, sumamente
escrupulosa con los sujetos que participan en la investigación, y que sitúa a quienes
investigan en un plano diferente y, en cierto modo, de servicio, haciendo de la inves-
tigación una pieza importante en el proceso de formación de las personas. No ha
sido fácil introducir estas perspectivas de investigación entre nosotros y, sin embargo,
tienen mucho que aportar en esta época a la comprensión y la transformación de los
procesos educativos.
En el segundo artículo de esta sección, de Pedro Aramendi, Amando Vega y Karlos
Etxeberría, se trata la investigación sobre prácticas escolares con el ánimo de iden-
tificar regularidades que permitan explicar las claves del funcionamiento ordinario
de unas formas de escolarización extraordinarias, la garantía social o la cualificación
profesional inicial, unas prácticas que, como las que también se estudian en el resto
de artículos, ponen de manifiesto las dificultades y las ilusiones de las escuelas y las
comunidades escolares para tratar de satisfacer el derecho a la educación de todo el
alumnado al que atienden.Toman como principal fuente de información al alumnado,
y centran la investigación en claves didácticas como son el contenido y las estrategias
de enseñanza, tratando de dar cuenta del funcionamiento de la clase.
Algo así, con una estrategia de investigación diferente, es lo que hace el tercer
artículo de esta sección, de María Clemente, Elena Ramírez, Begoña Orgaz y Jorge
Martín, que enfocan además su estudio hacia las prácticas de Educación Infantil (casi
todos los otros artículos del monográfico tienen en la Educación Secundaria el centro
de su mirada). En este caso, es el profesorado y su práctica el objeto de atención del ar-
tículo. Su contribución al conocimiento de los esquemas de acción del profesorado se
centra, como en el caso de Aramendi,Vega y Etxeberría, en la tradición de los estudios
sobre didáctica y muestra su vigencia en la actualidad, por su potencial explicativo y
por centrar la atención sobre las claves de las prácticas escolares y no sobre elemen-
tos accesorios a las mismas.
En la última sección se recoge un artículo de Michael W. Apple que supone una
invitación a asumir el papel que, de formas distintas, desempeñan cada uno de los au-
tores y autoras de los artículos de este monográfico: la importancia de que el trabajo
académico y la investigación educativa se vinculen a las cuestiones cruciales de los
procesos educativos y del funcionamiento de la escuela, para contribuir además a su
mejora y transformación con una orientación claramente delimitada por la garantía
del derecho a la educación. Con esta intención, Apple reconoce el trabajo realizado
por José Gimeno en la Pedagogía española en el último cuarto del siglo xx y durante el
arranque del presente. Desde la época de la que se ocupan los tres primeros artículos
hasta la actualidad, ha constituido, junto a otras personas de su generación, una figura
crucial desde su papel en la academia, en especial al saber leer y apuntar hacia los
elementos fundamentales y los problemas cruciales de la educación en nuestros días,
trascendiendo la realidad local sin dejar de prestarle atención.
En conjunto, el monográfico supone una contribución valiosa a asuntos con fre-
cuencia desatendidos por la comunidad académica porque forman parte de lo coti-
diano y no de lo extraordinario ni de lo novedoso y, sin embargo, es en estos asuntos
donde se dirimen las posibilidades de hacer la escuela diferente y, sobre todo, mejor.
Las relaciones entre las comunidades, los profesionales, el ámbito académico y el espa-
cio político son siempre complejas y conflictivas, y cada uno de los artículos de este
monográfico da cuenta de su importancia y ejemplifica formas valientes y comprome-
tidas de abordarlas.
Referencias bibliográficas
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Fuentes electrónicas
Resumen
Este artículo analiza el papel desempeñado por la Organización Escolar en los procesos de
cambio educativo, con referencia a las reformas educativas de España durante los últimos años.
Trata de responder a la siguiente pregunta: ¿cuál ha sido la contribución de la Organización Es-
colar a la transformación de las políticas y las prácticas educativas en España? Su elaboración se
basa en un proyecto docente-investigador recientemente presentado, resultado de numerosos
años de experiencia en el campo.
Para tratar de responder a la pregunta formulada, se tienen en cuenta algunos de los prin-
cipales factores que han contribuido a hacer de la Organización Escolar en nuestro país un
agente destacado en la continuidad e inercia de la educación, como son: la orientación de las
políticas de cambio educativo, el olvido del contexto organizacional de la enseñanza en el
análisis y en las propuestas de cambio o la tradición investigadora dominante en Organización
Escolar. En particular, se hace un recorrido por la concepción y los procesos de las reformas
educativas basadas en leyes, el descuido de la dimensión organizativa de la enseñanza, las rela-
ciones (o mejor su ausencia) entre Didáctica y Organización y los sistemas de organización del
trabajo docente imperantes, con especial referencia a los denominados ciclos de aprendizaje y
de reconocimiento profesional.
Finalmente, se hace una revisión crítica de la tradición investigadora en el campo de la
Organización Escolar, de la que se señalan algunos de los principales condicionantes: la depen-
dencia de las organizaciones no escolares, la excesiva atención a las estructuras formales, los
Abstract
This article aims to analyse the role played by the School Organization in the processes of
educational change, referred to the Educational Reforms of Spain in recent years. The article
seeks to answer the question: What has been the contribution of the School Organization to
the transformation of educational policies and practices in Spain? Its realization is based on a
Teacher-Researcher Project recently developed, as a result of many years of experience in the
field.
To try to answer this question, we take into account some major factors that have made
School Organization in Spain an important agent in the continuity and inertia of education,
including: the policy orientation of educational change, the neglect in the organizational
context of education in the analysis and proposals for change, and the dominant research
tradition in School Organization. Specifically, it deals with the conception and processes of
educational reform based on laws, the neglect of the organizational dimension of education,
the relationship, or rather its absence, between Teaching and Organization, the prevailing
management of teaching work, with special reference to the learning cycle and professional
recognition.
Finally, we carry out a critical review of the research tradition in the field of School
Organization, indicating its main weaknesses: dependence of non-school organizations,
excessive attention to formal structures, the positivist approaches, the estrangement of teachers
in relation to the organizational reality, the centralized and uniform tradition of the educational
system, etc. Overall, the article describes, in a synthetic and panoramic form, the neglect of this
basic dimension of the educational system which is the organization of schools.
Introducción
Las políticas educativas desarrolladas en nuestro país durante los últimos 30 años bien
podrían ser agrupadas bajo este epígrafe. Desde los años ochenta se ha creado un dis-
curso sobre la crisis permanente de la educación, que, junto con el concepto talismán
de calidad educativa, ha hecho que las reformas legislativas se sucedan una tras otra.
Esta secuencia de reformas educativas ha venido marcada por las leyes orgánicas que,
periódicamente desde 1980, más o menos cada cinco años, se han ido publicando: loece
(1980), lode (1985), logse (1990), lopeg (1995), loce (2002) y loe (2006). De todas
ellas, la más consistente en cuanto a la permanencia y al impacto en la organización
de los centros escolares ha sido sin duda la lode (1985), mientras que la que mayores
expectativas −y también frustraciones− ha generado ha sido la logse (1990).
Esta sucesión de leyes puede entenderse en parte por los cambios que ha expe-
rimentado la sociedad y en parte por razones de oportunidad política: cada vez que
Este autor también señala como factores que dificultan el éxito de las reformas
educativas el carácter acomodaticio del profesorado, las innovaciones y el uso de cen-
tros pilotos cuyas características no son extrapolables al resto del sistema educativo.
Podemos admitir que muchas reformas tienen consecuencias conservadoras, e inclu-
A pesar de existir una alternancia en el gobierno, la mayoría de estas leyes han sido elaboradas por el psoe, de lo
(1)
que se deriva una conclusión: la posibilidad de implementar políticas de partido sin necesidad de modificar las
leyes orgánicas, como lo ha demostrado el pp cuando ha ejercido el gobierno.
so que pueden producir efectos perversos −por ejemplo, que la logse ha beneficiado
más a los centros privados y, en general, a las pedagogías invisibles−, conocemos los
efectos que tiene la intensificación del trabajo asociada a las reformas o sabemos que
las luchas corporativas por el currículo pueden interferir en los nuevos planes de for-
mación del profesorado, etc., pero ello no es consecuencia del utopismo pedagógico
ni justifica la deriva determinista.
Si las reformas tienen un triple componente utópico, retórico y práctico (Gime-
no, 1992), las últimas reformas no se han caracterizado precisamente por su carga
utópica, por lo que las dificultades para su aplicación quizás deberían buscarse más
en el desequilibrio entre sus otros dos componentes. El trabajo educativo exige un
componente de utopía, el problema está en establecer un lugar adecuado para él y
una dosis conveniente. Achacar los fracasos de las reformas a la carga utópica de las
teorías pedagógicas sería un error, pues ni estas dirigen el rumbo de las reformas ni se
construyen al margen de los procedimientos que rigen la producción de teorías en el
campo de las Ciencias Sociales.
Sugiere Gimeno (2006) que las reformas han sido consecuencia de políticas tec-
nocráticas −de arriba abajo− con una clara tendencia conservadora más que instru-
mentos al servicio de un programa de transformación cultural. «[…] El curso de las
reformas educativas en el plano internacional lo marca la agenda conservadora […]»,
de lo que se deriva, como consecuencia inmediata, la desregulación del sistema para
supeditarlo a las leyes del mercado y el hecho de responsabilizar «[…] directa o su-
brepticiamente a la educación pública del deterioro de la calidad, ocultando de esa
forma la insolidaridad con los más necesitados» (Gimeno, 2003, p. 229).
Aunque existen diferencias entre unas leyes y otras, todas carecen de un diag-
nóstico preciso acerca del estado del sistema educativo y ninguna ha sido evaluada.
Su corta vida provoca un arraigo superficial y crea frustración y resistencia entre los
docentes, que adquieren, eso sí, un nuevo argot. Existen unos lugares comunes que
pasan por las críticas a las reformas anteriores, la crisis de la educación, la baja calidad
de la enseñanza, el elevado fracaso escolar, la necesidad de adaptación a los cambios
sociales y tecnológicos, las exigencias de la globalización económica y de la sociedad
del conocimiento, el proceso de convergencia europea o la necesidad de educar para
toda la vida (Viñao, 2006). Más allá «de mirar hacia Finlandia» sería conveniente reali-
zar un debate basado en un diagnóstico riguroso del sistema educativo.
Partiendo de la idea de que todas las reformas tienen efectos imprevistos y de que
todas fracasan o tienen un éxito relativo y parcial, su previsible fracaso, según Viñao
(2006), puede deberse a la ausencia o escasez de recursos financieros, a los cambios
de su realización práctica (Lavara, 1968, p. 40). Quizás por ello los manuales tradiciona-
les de Organización Escolar han tenido una gran fijación con los recursos materiales
−mobiliario, audiovisuales, etc.−, o con la «dinámica de grupos», en particular con la téc-
nica del sociograma, cuya popularidad entre maestros y directores hay que entenderla
por su fácil aplicación, su formato ‘científico’ y su aplicabilidad al aula.
Hoyle (1986) denominaba «tareas primarias» de las escuelas a aquellas que se re-
fieren a la educación de los niños, tales como el trabajo docente y tutorial, mientras
que las «tareas de apoyo», generalmente de tipo administrativo, buscan facilitar los
procesos de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, reconoce que hay una permanente
tensión entre las tareas primarias y las tareas de apoyo.
«Al hacer esta distinción, se considera que las segundas están subordinadas a
las primeras, aunque, por diversas razones –la preocupación por el orden en las
escuelas, el autoritarismo de los directores, el capricho de algunos maestros, el
problema perenne del control de los alumnos y los imperativos diarios–, tal dis-
tinción solo es sostenible en términos amplios y a nivel conceptual» (1986, p. 23).
Cuando se afirma que la Organización está al servicio de la Didáctica, ¿en qué medida se
está expresando un deseo más que una realidad? ¿Tal afirmación no sirve para ocultar que
en la práctica la influencia es recíproca, cuando no a la inversa? Si no adoptamos un punto
de vista gerencialista y sesgado, podemos ser conscientes de que las organizaciones también
nos organizan. Las escuelas son algo más que meros instrumentos al servicio de fines (Etzio-
ni, 1965). Esto es cierto no solo porque, como otras organizaciones, pueden convertirse en
dictadoras de fines −desplazamiento de fines−, sino también porque las finalidades educa-
tivas están sustancialmente relacionadas con los medios y contextos que las promueven.
El sistema social actúa en el sistema educativo fundamentalmente a través de dos vías, el
currículo y la organización escolar, ambas estrechamente relacionadas entre sí.
La enseñanza es un sistema que se produce en una institución. Dicha institución,
según Pérez Gómez (1988):
Los docentes mantienen dos posiciones extremas ante lo organizativo. Por un lado,
existe la de quienes se encuentran pegados a las prescripciones institucionales, lo que
puede llevarles a difuminar los propósitos finales de su función e incluso impedirles
ver que detrás de las prescripciones hay personas de carne y hueso. En el otro extre-
mo, se encuentran aquellos docentes que muestran un desinterés permanente hacia
las solicitudes más o menos explícitas que llegan de la institución. Ambas posiciones
son manifestaciones de un proceso de alienación o enajenación del docente respecto
a lo organizativo como ámbito de intervención, con frecuencia confinado al aula.
Este extrañamiento del docente respecto a lo organizativo tiene mucho que ver
con la formación inicial del profesorado y con la perspectiva legislativo-gerencialista
dominante en la organización de los centros educativos, la cual ha dejado sus secuelas
en la configuración de la profesionalización docente en distintos aspectos:
Perrenoud (2010) denuncia esta realidad al constatar que cada maestro se inscribe
en una organización del trabajo a escala del sistema y del centro que le parece un
hecho consumado, algo que ‘ya está ahí’, que parece existir desde siempre: clases,
disciplina, horarios, manuales, etc. Desde un escaso conocimiento de la historia de la
escuela2, los profesores se encierran en la organización del trabajo que conocen, que
han vivido como alumnos; la que colegas, padres, alumnos, dirigentes encuentran ‘nor-
mal’. En consecuencia, lo organizativo termina siendo un terreno reservado a unos
pocos, «la organización del trabajo en el plano del sistema o del centro aún aparece
como un producto de la actividad de dirigentes o de especialistas» (p. 419).
La autonomía docente debe ir pareja a una corresponsabilidad individual –aula– y
colectiva –centro–, pero es aquí donde surge el problema. Disponer de una mayor au-
tonomía de organización en su trabajo crea problemas a los docentes debido a que no
saben organizar su trabajo a mayor escala o para una mayor extensión de tiempo, es
decir, porque les faltan unas competencias didácticas y pedagógicas que les permitan
sacar un provecho real de organizaciones más flexibles y complejas, esto es, básicamen-
te competencias de negociación y de cooperación con sus iguales (Perrenoud, 2002).
Por eso, los profesores no reivindican más poder en la organización del trabajo, porque
cada uno calcula que este poder solo se puede ejercer de forma colectiva: existe un solo
horario, una sola organización de alumnos, un único proyecto educativo, etc.Y muchos
Hasta ahora en los planes de formación de los maestros era frecuente la ausencia de materias sobre la historia de
(2)
la educación.
El liderazgo ejercido por profesionales sobre sus colegas, o por un equipo de pro-
fesionales sobre sus miembros, puede ser más invasivo que el de una autoridad
formal.Y el control es más difícil de esquivar: uno puede engañar a sus superiores
si ‘no son del lugar’, pero cuesta engañar a los propios colegas… Mientras la re-
flexión sobre la organización y la división del trabajo continúen siendo intuitivas
y defensivas, los actores no llegarán a identificarse con la organización en su con-
junto y a ligar su propia acción a los objetivos comunes (Perrenoud, 2010, p. 421).
La organización del trabajo en los centros es uno de los núcleos duros principales,
resistentes al cambio educativo, «la gran olvidada en reformas y debates sobre las me-
jores formas de enseñar» (Gather y Maulini, 2010, p. 11), lo que explica que la división
actual del trabajo en los centros escolares parezca un «vestigio del pasado». Parece
que es más fácil recurrir a otras ocurrencias, como «la consideración del profesorado
como autoridad pública, que será una medida que refuerce el subterráneo autoritaris-
mo que funda la institución escolar, que momentáneamente regenere el sentimiento
de recuperación del poder perdido y que, experimentada su eficacia, termine recla-
mando la presencia del vigilante jurado como parte del paisaje de las aulas» (Editorial,
Con-ciencia Social, 2009, p. 13).
La finalidad de los proyectos de equipo y de centro −planteamientos instituciona-
les− no es solo permitir e impulsar la confluencia de objetivos, recursos y estrategias
de un grupo de personas, ya en sí relevante; la elaboración y la utilización de estos
proyectos tienen la virtud de que en el seno de la organización se instauren ciclos
largos de enseñanza y seguimiento (Gather y Maulini, 2010). Es decir, los proyectos de
centro apelan a un pensamiento y a una práctica organizativa.
Con frecuencia, debido al trabajo individualista, la autonomía de organización de los
profesores queda limitada por reglas y restricciones impuestas por el sistema más que
por acuerdos con colegas. Cada profesor conquista una parte de su autonomía efectiva
«contra» el sistema, jugando con las reglas y cultivando una cierta opacidad más que contes-
tando abiertamente a las directivas. Con un poco de experiencia, si cada uno evita meterse
en el terreno de sus colegas, si el control ejercido por el director o por los inspectores no
es demasiado estricto, si los padres o los alumnos no se convierten en guardianes de la nor-
ma, los profesores gozan de cierta autonomía en la organización de su trabajo mientras lo
ejerzan entre las cuatro paredes del aula. Las asociaciones de maestros se movilizan cuando
el ministerio quiere debilitar esa autonomía. Por el contrario, existen pocos ejemplos de
una fuerte movilización para aumentarla. Hay una franja militante o rebelde, pero la mayor
parte de los maestros parecen estar globalmente de acuerdo con la parte de autonomía
que se les concede… no reivindican más libertad. Otros están contentos de no tener que
asumir las decisiones tomadas con alto riesgo, de seguir la planificación propuesta por los
manuales, uno se protege de cualquier angustia y de toda polémica, independientemente
de los aprendizajes de los alumnos. (Perrenoud, 2010).
Diversos autores proponen «renunciar a los grados» como condición para un cam-
bio de paradigma en la enseñanza, implantando el ciclo de aprendizaje como criterio
organizativo central, una «estructura plurianual flexible que busca el desarrollo de com-
petencias en los alumnos de años y progresiones diferentes» (Lafortune, 2010, p. 371).
Ciertamente, los ciclos se han contemplado en nuestra legislación, pero no se han visto
plasmados en la organización del trabajo docente, que derivaría en estructuras inoperan-
tes desde el punto de vista didáctico y de la organización de la docencia. Lamentablemen-
te, constituyen un ejemplo más de cómo la Organización Escolar ha ido incorporando
nuevas formas y estructuras sin eliminar o modificar las existentes.
En los actuales temarios de oposiciones al Cuerpo de Maestros los descriptores relacionados con la Organización
(3)
Escolar constituyen una mínima parte de los temas, y en las especialidades de Educación Musical, Educación
Física e Inglés son inexistentes.
n Los estudiosos de las organizaciones no se han interesado mucho por las es-
cuelas, pues son reacios a admitir las características peculiares de la escuela
como organización. Por su parte, los investigadores de la educación han dado
poca importancia al fenómeno organizacional. Como consecuencia, la escuela
como institución ha sido considerada como una caja negra, cuyas actividades
eran pasadas por alto en los análisis de los procesos escolares.
n Hay un predominio de los estudios referidos a las estructuras formales del
sistema escolar. Las líneas de investigación en Organización Escolar en las uni-
versidades españolas corroboran estas valoraciones y constatan las diferencias
respecto a la investigación internacional, más preocupada por cuestiones de
«desarrollo organizativo», mientras que en España hay más interés por la ca-
lidad en general y por los estudios sobre legislación escolar y las reformas
educativo-legislativas (Gairín, 1996).
n La escasez de investigación empírica, con abundante reflexión filosófica y elabo-
ración teórica. Se ha escrito mucho sobre las organizaciones educativas desde
las teorías de otros, se han hecho numerosas síntesis y recopilaciones, de inte-
rés para la docencia de la disciplina; pero se ha realizado relativamente poca
investigación sobre organizaciones educativas. El convencimiento de que lo
Una muestra de la débil pujanza de la producción científica en Organización Escolar en nuestro país es la inexis-
(4)
tencia de revistas especializadas, con la excepción la Revista Organización y Gestión de Centros Educativos, del
Fórum Europeo de Administradores de la Educación, creada en 1993.
«El conocimiento útil para comprender las organizaciones −también las educativas−
y para intervenir en ellas está actualmente disperso entre movimientos articulados
en torno a principios cuasiideológicos y teorías de medio rango sobre el liderazgo,
la cultura institucional, los recursos humanos, la planificación, la gestión del conflic-
to, el cambio, etc. Entre todos producen una imagen fragmentada de las organiza-
ciones, como si fueran un compendio de procesos independientes unos de otros».
(5)
La metáfora se refiere a una gran carpa bajo la que conviven diferentes marcos de racionalidad, sin apenas inte-
gración de ideas, aunque con una la apariencia de inclusividad y aceptación de las diferencias.
(6)
Una buena muestra de ello puede obtenerse de las actas de los Congresos Interuniversitarios de Organización de
Instituciones Educativas (cioie), celebrados cada dos años a nivel estatal.
Referencias bibliográficas
Dirección de contacto: José Luis San Fabián Maroto. Universidad de Oviedo. Departamento
de Ciencias de la Educación. Aniceto Sela, s/n. 33005, Oviedo, Asturias, España. E-mail:
[email protected].
Resumen
Este estudio trata de analizar el lugar que el conocimiento sobre la Organización Escolar
ha ocupado en el área Didáctica y Organización Escolar en el contexto español. Desde la su-
peditación del conocimiento organizativo al didáctico, que arroja una visión funcional de la
organización (como mero envase o escenario de los procesos de aula en el que la asimilación
de la organización a la administración rebaja el carácter de los procesos organizativos); pasando
por la recuperación del papel de los centros educativos a cargo de los estudios curriculares,
la literatura sobre la micropolítica en las escuelas, las culturas organizativas y el cambio o la
innovación; hasta los intentos por obtener autonomía y elevar el estatus como conocimiento
científico –complementario pero diferenciado de la Didáctica y aun de los estudios curricu-
lares– de una Organización Escolar devenida en subárea. Frente a los cambios de orden epis-
temológico que se estaban produciendo en el campo de las Ciencias Sociales, que proceden
antes por «transdisciplinariedad» que por especialización, en el área Didáctica y Organización
Escolar no acaba de operarse una superación de la fragmentación de los saberes que dan nom-
bre a la misma. Este trabajo propone ahondar en la dimensión institucional del estudio de las
organizaciones educativas, en cuyos márgenes deja de tener sentido la fuerte clasificación de
los aspectos didácticos y organizativos al tiempo que la organización se considera un proceso.
Se precisa una reflexión sobre el carácter de ese saber nuevo que atañe, ya no a lo didáctico o
a lo organizativo, sino a lo institucional.Tal vez sea el momento de volver la mirada a lo escolar
y repensar el problema, para evitar el riesgo de que los procesos de cierre de las organizacio-
nes –que tanto pueden ser condición de supervivencia como perversión organizativa– operen
también en el área.
Abstract
This study is aimed at analysing the place that School Administration has held in the Teaching
and School Administration area in Spain. Starting from the subordination of organisational
knowledge to the teaching method, which provides an instrumental and functional view of
an organisation, a mere container or scenario for classroom processes, where assimilating an
organisation to an administration reduces the nature of organisational processes; it has passed
through the recovery of schools’ roles based on the curriculum, the literature on micropolitics
in schools, the organisational cultures and change or innovation; and it now attempts to obtain
autonomy and raise its status as the scientific knowledge (supplementary but differentiated
from Teaching and even from the curriculum) of a School Administration that becomes a
sub-area. Despite epistemological changes in the field of social sciences which are due more
to transdiciplinarity than to specialisation, the Teaching and School Administration area has
not totally overcome knowledge fragmentation. The aim of this paper is to delve into the
institutional dimension in the study of school organisations, where the strong classification of
the teaching and organisational aspects considered to be a process makes no sense. We need
to reflect on this new knowledge that is not related either to teaching nor to the organisation
but to the whole institution. Perhaps it is now time to look back to the schools and rethink the
problem in order to avoid the risk that organisational closing processes –as a survival condition
or as an organizational deviation– also operate in the area.
La organización científica
tas, que son proposiciones de carácter empírico, sin una elaboración teórica rigurosa
(Santos Guerra, 1997, p. 165) y que carecen de comprobación científica.
La metáfora de la fábrica o de la empresa para la Organización Escolar se adoptó en
nuestro país en los años sesenta, lo que hizo que germinase la concepción gerencialista
y eficientista de la escuela (Álvarez Méndez, 1996; Lorenzo Delgado, 2000), deudora del
modo de organización fordista (Varela, 1983). Para Santos Guerra (1997, p. 63), el carácter
ordenancista, finalista, normativo y subsidiario de la organización, que arroja una visión
estática de esta, son elementos comunes a sus diversas conceptualizaciones. Como en el
caso del currículo, es posible determinar científicamente el modelo más eficiente de orga-
nización, «aplicable a todos los contextos administrativos, sin tener en cuenta el objetivo
al que pueda servir esa determinada organización» (Rizvi, 1993, p. 44). La connivencia
entre racionalidad burocrática y gerencialista –«la burocratización curricular implica
adoptar modelos organizativos semejantes a los existentes en el mundo empresarial»
(Beltrán, 1991, p. 149)– arroja, pues, una concepción instrumental de la Organización
Escolar que soslaya la singularidad de las escuelas, «el sentir, el pensar y el actuar de los
protagonistas» y convierte a la organización en un elemento subsidiario de la Didáctica
(Santos Guerra, 1997, pp. 73-75).
que hemos venido refiriendo, tienen su origen en el Desarrollo Organizativo (do), que
perseguía «promover la capacidad de aprendizaje proactivo (no reactivo) de los propios
agentes, y especialmente de los centros escolares como organizaciones». Y si cuesta
compartir el optimismo de Muñoz-Repiso (2002, p. 186) cuando afirma que «el replan-
teamiento en profundidad de su objetivo llevará a los centros, por fuerza, a cambiar
toda su organización y su concepción del liderazgo», no podemos dejar de estar de
acuerdo con él cuando reclama mayor flexibilidad organizativa así como la institucio-
nalización de agentes externos que apoyen las iniciativas de mejora. En cualquier caso,
como apunta Bolívar (2002, p. 142), el «do» surgió en las organizaciones empresariales
y, para el caso de las organizaciones educativas, «no ha contribuido a dar respuesta a
los aspectos didácticos y curriculares».
de los profesores, así como en la falta de «pensadores e investigadores que hayan tra-
bajado y profundizado en esta vertiente» (aquí se olvidan trabajos sugerentes desde el
ámbito de las sociología de autores como Lerena, Fernández Enguita y Ortega).
Los años noventa serían el momento, según Lorenzo Delgado (2000, p. 114), de revi-
talización de la Organización Escolar debido a: (a) la apertura a otros paradigmas como
el interpretativo-simbólico, el crítico ideológico y otros ligados al pensamiento complejo
y la globalización; y (b) la internalización del conocimiento organizativo producido y el
consumido en nuestro campo. De la Torre (1993, p. 229) señalaba aspectos incipientes de
ese cambio en los años ochenta, a saber: (a) el tránsito de un enfoque racional en los mo-
delos –de índole administrativa, estructural, funcionalista o sistémica– a la introducción
de modelos políticos y simbólicos; (b) el esfuerzo por una justificación epistemológica
allí donde estaba ausente, en un cuerpo de conocimientos procedente de los paradigmas
de racionalidad científica; (c) la integración, tanto de la Organización como de la Didácti-
ca, en la perspectiva curricular; (d) el hecho de que el centro escolar pasara a ser consi-
derado la unidad del cambio y desarrollo del profesorado; (e) la dimensión creativa de la
institución escolar: las escuelas generan cultura; (f) un creciente interés por la evaluación
de los centros, profesores y programas, y por la mejora de la calidad y la autonomía en la
gestión –y lo primero como condición de lo segundo–; y (g) la micropolítica como nueva
dimensión de la vida organizativa. Santos Guerra (2001, pp. 11-12) coincide con De la
Torre en el papel desempeñado por el currículo, entre otros, en el redimensiona-
miento de la Organización Escolar en las llamadas Ciencias de la Educación, pero
en un sentido distinto. Así, la presencia de la reflexión sobre la organización en el
currículo –como apuntamos en el apartado anterior– habría coincidido con –o dado
en producir, paradójicamente– un aumento de la autonomía disciplinar de la Organi-
zación Escolar respecto de la Didáctica. Como De la Torre, Santos Guerra considera
que un análisis más rico y profundo, frente a la visión formalista y funcionalista de la
organización, había traído a primer plano aspectos culturales, ideológicos, políticos,
éticos, etc., que generaban nuevos enfoques (micro, cualitativos, etnográficos, narra-
tivos) y problemas (temas de género, currículo oculto, aspectos psicológicos de los
actores, etc.). Para San Martín y Beltrán (2002, p. 42) este proceso sería un aspecto
particular del proceso más amplio de crisis en la Sociología que «tuvo inevitable-
mente sus efectos en otros campos colindantes». (Proceso curioso este, por el que
los esfuerzos de demarcación o autonomización de los campos operan, en verdad,
en razón de flujos transdisciplinares).
Frente al influjo sofocante de la racionalidad instrumental, que hizo depender las
soluciones organizativas del sentido común, las recetas administrativas y la intuición
¿Integración o demarcación?
tración del Sistema Educativo –en algún momento, recuerda Santos Guerra (1997,
p. 26), la disciplina se denominó Organización y Legislación Escolar, y después se
escindiría en sendas áreas–, «tratamientos» que vendrían a ubicarse como «previos a» o
«por encima de» los temas organizativos. Santos Guerra (1997, pp. 18 y ss.) diferen-
ciaba la organización escolar –la realidad– de la Organización Escolar –el conjunto
de conocimientos, teorías o ciencia sobre la organización educativa– y, hacia fuera, la
Organización Educativa de otras disciplinas con idéntico apellido pero distinto signifi-
cado (administración, gestión, dirección, planificación, management, etc.), aunque en
su caso reivindicando la interdisciplinariedad, «porque las fronteras entre los conteni-
dos son muy borrosas». Hacia dentro, Ferrández (1993, pp. 25 y ss.) parecía apuntar la
subdivisión en el área. Así, la organización diferiría de la Didáctica ora en el objeto ora
en la contextualización, pero desde la interdependencia. Ítem más, «la Organización
Escolar “interviene”, pero no en el proceso de enseñanza, sino en la estructura global
y específica en la que se da ese proceso»; en fin, «tanto el objeto de estudio como la
finalidad perseguida diferencian a la Didáctica y la Organización Escolar, pero ambos
tratamientos son complementarios». Acababa definiendo el objeto de estudio –y ob-
jetivo científico– de la Organización Escolar como «la estructura organizativa de las
instituciones educativas». Gairín (1993b, pp. 51-53) advertía que la Organización Es-
colar hace hincapié en la interrelación más que en la mera ordenación de elementos
materiales y estructurales, en la realidad escolar, y certificaba el estatus adquirido,
que exigía complementariedad, pero no «cuasi-asimilación de la Didáctica y la Orga-
nización Escolar»:
tender en un plano de igualdad a una acción integradora y eficaz» (Ibíd., p. 57), lo cual
parecía dejar a salvo las respectivas identidades disciplinares. Por ende, correspondía
también a la Organización Escolar el estudio del currículo, ya que este contiene di-
mensiones organizativas a menudo olvidadas que subyacen al «fracaso de múltiples
innovaciones»; y si «hablar de currículum supone cuando menos hacer consideraciones
didácticas y organizativas [...] la Organización Escolar supera en algunos aspectos al mar-
co curricular» (Ibíd., p. 58). Este esfuerzo de demarcación, que Gairín hacía extensivo a
un conjunto amplio de disciplinas y ámbitos de estudio, semeja el que se produjo en
la Didáctica con la llegada del prisma curricular, que fue un intento, se diría perplejo, de
ubicarse, señalando o apropiándose de los objetos de otras áreas y disciplinas, y aun
dentro de la propia, una reflexión sobre el estatus epistemológico de la Organización
Escolar y su ubicación en las Ciencias de la Educación que no propiciaba precisamente
una ruptura epistemológica en la búsqueda de una mayor integración del conocimien-
to didáctico-organizativo:
didácticos y de investigación e innovación curricular seguían sin tomar en cuenta las va-
riables del contexto organizativo. De suerte que la Didáctica seguía ocupándose del aula,
de los aspectos dinámicos del aprendizaje, de los contenidos explícitos, de qué y cómo
se aprende, de las actuaciones individuales de los docentes o de lo relacionado con la
Psicología del Aprendizaje; mientras que serían objeto de la Organización el centro, los
aspectos estáticos del aprendizaje, lo que desborda el conocimiento reglado, el dónde
y cuándo se aprende y las actuaciones de los equipos de profesores (Ibíd. pp. 29-31).
Más ampliamente, «lo organizativo queda ligado a aspectos estructurales y de gestión,
entendidos como aspectos asépticos y neutrales, frente a lo educativo y curricular, con-
siderados más ideológicos, cargados de valores y por ello ajenos a las preocupaciones
propias de la organización escolar» (González y Santana, 1999, p. 324). Pero, como con-
cluía Santos Guerra (1997, p. 32), «se podría hablar de una didáctica de los aprendizajes
a través de la organización, y de una organización de los procesos didácticos», donde «la
organización es también en sí misma un elemento educativo» (Ibíd., p. 25); o, dicho de
otro modo, se da una codeterminación compleja entre currículo y Organización Escolar
(Beltrán, 2005, p. 30). Al cabo, porque lo importante no es sino el campo práctico del
que o sobre el que la disciplina extrae o vierte sus conocimientos, «un campo de estu-
dio específico, el organizativo, en el que confluyen los temas, actividades y situaciones,
procesos y experiencias relacionadas con el ámbito educativo [...] que muestran el nivel
de complejidad de una realidad, la institucional, que a la postre configura de manera
peculiar este campo de estudio» (Coronel Llamas, 1998, p. 22).
es del área doe, pero ya no en el sentido de dar un cariz tecnológico a la tensión norma-
tiva –ineludible tratándose de un campo, el de la educación, práctico–; como no puede
la mirada del área prescindir de las interpretaciones de aquellos. El conocimiento atañe
al análisis de las situaciones organizativas particulares y a la acción; a la indagación de los
problemas uno, a las respuestas la otra. Por ello mismo, la redefinición de la normatividad
del conocimiento didáctico-organizativo toca con la problematización de las pretensio-
nes de generalidad, con respecto a las aspiraciones de cientificidad en el área, al tenor
de ese conocimiento. Si su proyección práctica es imprescindible, no lo es menos la
construcción teórica, tanto de los marcos de entendimiento de las organizaciones como
del saber producido acerca de situaciones organizativas y proyectos institucionales par-
ticulares. Aunque no sea generalizable, este cuerpo de conocimientos puede alentar e
informar el análisis de otras situaciones organizativas que, sustentadas en elementos es-
tructurales comunes y vectores culturales compartidos, combinen parámetros semejan-
tes con márgenes de particularidad e indeterminación. Así, podría orientar respuestas y
proyectos en otras organizaciones, y tender redes entre ellas.
Antes que un incremento del estatus de cientificidad del conocimiento didáctico-
organizativo, se precisa una reflexión sobre el carácter de ese saber nuevo que atañe,
ya no a lo didáctico o a lo organizativo, sino a lo institucional.Tal vez sea el momento
de volver la mirada a lo escolar para repensar el problema, retirando algunos filtros
que se revelaron perniciosos, así como otros se mostraron paralizantes, agotada en
gran medida la mentalidad paradigmática. En este sentido, las posibilidades del área
residen en una reducción de la distancia respecto de lo que constituye su objeto: los
centros, los profesores y los alumnos. Acercarse a los agentes para devenir agentes. Es
necesario entender que el conocimiento didáctico-organizativo solo puede resultar
educativo, también él, a condición de filtrarse en –y dejarse filtrar por– el modo en
que los agentes piensan y actúan en las organizaciones para actualizar el sentido de
sus prácticas y contribuir a repensar su(s) racionalidad(es).
El área forma parte del objeto, ha de mirar(se) en él para desprender las sucesivas
capas que dieron en naturalizar el problema de lo escolar y los modos de regulación
de la práctica. Fuera del objeto, el área no existe más que como espacio académico,
pero no agota el campo. La tentación –y la vivencia– de la distancia respecto de las
prácticas institucionalizadas de la educación, de lo escolar, procura escasos réditos
a estas y pocos más al área si de incidir en esas realidades se trata. Los procesos de
cierre de las organizaciones, que tanto pueden ser una condición de supervivencia
como perversión organizativa, podrían predicarse también del área. Los cambios de
denominación de las materias en los planes de estudio, y sus inevitables codas en los
manuales al uso, apuntan ahora a los procesos, los contextos, las estrategias y los su-
jetos, apellidos para una Didáctica y una Organización Escolar que aún les preceden
y que solo aparecen copuladas –justicia poética tal vez– cuando de una materia anual
se trata: la organización, tozuda.
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Fuentes electrónicas
Abstract
Most developing countries have recently undertaken deep educational reforms to prepare
their citizenship to the needs of an era of global market and technological information. In terms
of the curriculum, most of these reforms have embraced constructivism as a crucial tool for
educational change and have presented this notion as inherently democratic. The theoretical
analysis offered in this article intends to challenge the international worship to child-centered
pedagogies as the guarantor of democratic ideals and to raise the question of the ideological role
of constructivism in education reforms. It addresses this question by scrutinizing the Spanish
curriculum reform that took place in the late 1980s and early 1990s under the first socialist
administration. Formulated from a poststructuralist perspective, the argument presented in
this analysis is that constructivism in this reform served as the carrier of the neoliberal agenda
of the time by “psychologizing” the learner and by conceptualizing educational change as a
process confined within the limits of the student. Based on this analysis, this article reflects on
the democratic possibilities of the notion of constructivism. The conclusion of this reflection
is that that such possibilities rest on the acknowledgement of the inherently ideological nature
of constructivism. Identifying this ideological quality, this article concludes, allows us to see the
dangers of the discursive forces that give this notion a conservative reading and to engage in
a broader and interdisciplinary conversation on how to respond to these forces with a much
more ideologically progressive agenda.
Resumen
Muchos de los países en desarrollo han emprendido recientemente importantes reformas
educativas para preparar a sus ciudadanos para un mercado global y las nuevas tecnologías de
información. En relación al currículo, la mayoría de estas reformas han recurrido al constructivismo
como un instrumento crucial para llevar a cabo estos cambios educativos y han presentado esta
noción como inherentemente democrática. El análisis teórico que se ofrece en este artículo intenta
cuestionar este culto internacional a las pedagogías centradas en el alumno como la garantía de
los ideales democráticos en la escuela y formula la pregunta de cuál es el papel ideológico que
estas pedagogías juegan en las reformas educativas. Este artículo responde a esta pregunta evaluan-
do críticamente la reforma curricular española liderada por la primera administración socialista
en los años ochenta y noventa. Formulado desde la perspectiva postestructuralista, el argumento
que se presenta en este análisis es que el constructivismo en esta reforma sirvió como instru-
mento a la ideología neoliberal del momento al «psicologizar» al estudiante y conceptualizar el
cambio educativo dentro de los confines del estudiante como individuo. Basado en este análisis,
este artículo reflexiona sobre las posibilidades democráticas del constructivismo. La conclusión de
esta reflexión es que dichas posibilidades se encuentran en el reconocimiento expreso de la natu-
raleza ideológica del constructivismo. Se concluye argumentando que es la identificación de esta
cualidad ideológica lo que nos permitirá ver los peligros de las fuerzas discursivas que le dan a
esta noción su carácter conservador e iniciar una conversación mas amplia e interdisciplaria sobre
cómo responder a estas fuerzas discursivas con una agenda ideológica mucho más progresista.
how educational reforms in Africa in the 1990s made similar recommendations for
countries with very different historical and socioeconomic contexts: “Decentralize.
Increase school fees. Expand private schooling. Reduce direct support to students,
especially at the tertiary level. Introduce double shifts and multigrade classrooms.
Assign high priority to instructional materials. Favor in-service over pre-service
teacher education” (p. 51). A similar pattern can be seen in Latin America. In most
countries of the southern cone, the neoliberal policies of the 1980s coincided with
the process of political democratization suggesting that decentralization and school
privatization would be the best way to make education equitable and accessible to all
students (Aikman, 2000; Arnove, Franz, Mollis & Torres, 1999; Gentili 1997).
An important aspect of these reforms that have attracted less attention in the
literature but that is particularly interesting for this study is the identification of
constructivist perspectives as a fundamental tool in countries pursuing democratic
changes (Domínguez de Montoya, 2008; Niyozov, 2009; Tabulawa, 2003; Woo &
Simmons, 2008).Whether the goal of educational changes is referred to as “developing
critical thinkers,”“teaching for meaning,”“transformative teaching,” or “child-centered
pedagogies,” one of the main pedagogical assumptions of most recent reforms is that
a more autonomous and independent student will successfully undertake the major
challenges demanded by democratic regimes. Tabulawa (2003) refers to the power
of this assumption in the educational policies implemented by the governmental
agencies involved in policy and economic development in non-Western countries
by stating that learner-centered pedagogies are “[o]ften singled out… as the nexus
between education and the broader principle of democracy” (p. 8) . On these grounds,
constructivism, almost regardless of the version of this notion advanced in each of
the reforms, appears as an intrinsically good idea. More importantly, it is presented as
a concept ideologically aligned with the most progressive and democratic forces in
education.
This article intends to challenge this international worship of child-centered
pedagogies as the guarantor of democratic ideals and to raise the question of the
ideological role of constructivism in education reforms. It addresses this question by
analyzing the Spanish curriculum reform that took place in the late 1980s and early
1990s under the first socialist administration. Formulated from a poststructuralist
perspective, the argument presented in this analysis is that constructivism in this
reform served as the carrier of the neoliberal agenda of the time by “psychologizing”
the learner and by conceptualizing educational change as a process confined
within the limits of the student. Based on this analysis, this article reflects on
With the benefit of history, understanding the curriculum reform implemented in the
1990s under the socialist leadership also allows us to understand the context of larger
political changes in Spain at that time.As we remember, this reform was prompted by
the overwhelming victory of Partido Socialista Obrero Español (psoe) in 1982, and the
desire for change expressed by most Spaniards in this election. Understanding that
“education is a crucial component of democracy” (Maravall, 1987, p.70), education
became immediately one of the first targets of political change and a set of laws were
passed. Let’s remember that The Law of University Reform was passed in 1983 and
that only two years later, in 1985, the parliament approved the Right to Organic
Education Act, the legislation that articulated the new rights to public education
extended to all Spaniards by the new 1978 Constitution. Finally, in 1990 the parliament
approved the Reform Law of Compulsory Education (logse), the ambitious law that
intended to reform the entire system of compulsory education and that constitutes
the core of this analysis. As we remember, the most important objectives pursued by
this legislation were to increase the age of free and compulsory education from 14 to
16 years, to restructure compulsory education into three different levels, to modernize
vocational education, and to improve the overall quality of education (Ministerio de
Educación y Ciencia, 1995).
It is important to note here the deliberative process that guided the approval
of this law. As a reaction to the strongly present memory of the dictatorship at the
time and the top-down decision making system of this regime, the design of the
logse was conceptualized and implemented in two phases. The first one, roughly
1983 to 1986, was meant to be of an experimental and innovative nature and invited
schools that wished to participate in this process to try new ways of teaching and
new curriculum models. The second phase was conceived as a time to compile the
materials developed in the experimental stage, to discuss them, and to elaborate
the final proposal to be endorsed by official law. In this second phase the Ministry
of Education submitted several documents for debate such as the 1987 Plan for
the Reform of Education: A Proposal for Debate (Proyecto para la Reforma de
la Enseñanza, Propuesta para Debate) and its 1988 sister document Plan for the
Reform of Vocational Education: a Proposal for Debate (Formación Professional:
proyecto para la reforma de la educación técnico profesional). The final proposal
based on the debate of these documents was released in 1989 under the title White
Book for Educational Reform (Libro blanco para la reforma del sistema educativo).
This proposal contained the structural and curriculum proposal later endorsed by
the logse (Ministerio de Educación y Ciencia, 1989).
While the approval of the law was the main legislative goal, curriculum reform
and professional development were identified from the very beginning as the engine
of the changes that would inform the logse (Martinez Bonafé, 2001).This call to rethink
these two areas was, understandably, enthusiastically embraced by groups with a
strong tradition of pedagogical innovation such as the Movements for Pedagogical
Renewal (mrps- Movimientos de Renovación Pedagógica) that had been consciously
struggling in these two areas. In terms of professional development, these groups had
been working with an informal network of teacher training activities that promoted
innovative educational practices as well as the marriage of theory and practice. The
Ministry of Education adopted this model in 1984 with the creation of the Centers
for Teacher Training (ceps- Centros de Educación del Profesorado), a decentralized
teacher development space that provided educators with the opportunity to decide
on their professional development needs according to the various curriculum projects
developed in the first experimental phase of the reform.
In the area of curriculum, the main focus of this article, the mrps had developed
different proposals and had advocated for teachers to become their main protagonists
and designers of the education reform. This perspective was also embraced by the
Ministry of Education in the experimental phase of the reform by inviting teachers
in the mrps and other groups to implement creative curriculums in their schools.
Particularly important for our analysis here are the theoretical grounds for the
pedagogical proposals developed by these groups. Gimeno Sacristán (1995) succinctly
summarizes these approaches and their importance for the experimental reform
when he recounts,
From the pedagogic point of view, the educational model which now won
official blessing brought together the principles of progressive pedagogy from
Europe and America, of activist pedagogy and, more specifically, the popular
school of Freinet, the Italian cooperative movements; it borrowed Dewey’s
approach to learning, the anti-authoritarianism of 1968 French pedagogy,
ingredients of Romantic pedagogy which favored new humanist relations in
teaching, of Piagetianism, aspirations to interdisciplinary and complementarity
in intellectual formation, and a certain militancy against hegemonic textbooks.
It stressed the importance of media, a formative model for student assessment,
introduction of new technologies, excursions into the outside world to study
social, geographical and cultural realities, and generally making use of the
environment, establishing connections between intellectual and physical
development, stimulating the participation of students, flexible grouping of
students and the take-up of action research. (p.119) [the translation is mine]
The reader will recognize in this quotation many of the theoretical propositions
that we now identify as a part of a constructivist model. To the extent that it was
these propositions that energized many teachers during the last period of the political
dictatorship, it is not surprising that the experimental phase of the official reform
also echoed this perspective and that it embraced constructivist pedagogies as an
important tool in the development of innovative curriculum options.
The endorsement of this rich pedagogical tradition elicited interesting curriculum
proposals in those schools that engaged in the first and voluntary phase of the reform.
Looking back at this stage of the reform, however, we can notice that the second stage
of the reform was not grounded in the promises for educational change embedded in
this tradition.As many authors have explained, and lamented, the constructivist notion
embraced by the Ministry of Education in the official curriculum proposal in the late
1980s significantly departed from the pedagogical tradition that had energized so
many educators in the early 1980s (Gimeno Sacristán, 1995; Plataforma Asturiana de
Educación Crítica, 1998; Rodríguez, 2001;Varela, 1991, 2007). As these authors explain,
during the experimental reform, curriculum changes were undertaking the motto of
an “open curriculum” and drew upon the wide range of pedagogical perspectives
mentioned above. In the second stage (1986 to 1989), however, the grounds for
The official proposal for curriculum reform was also heavily informed by constructi-
vism, but by a very different constructivist perspective. Despite the sustaining of both
the language and the rhetoric of reform, the Diseño Curricular Base (1989), which
conveyed the terms of the final curriculum proposal, embraced a curriculum pro-
position that was homogeneous in nature and that left out pedagogical alternatives
outside of the field of educational psychology. This preference for the discipline of
psychology is hardly surprising when realizing that this final curriculum proposal was
commissioned to a group of professionals in Catalonia led by Cesar Coll, the educatio-
nal psychologist whose work Psychology and Curriculum (Psicología y Curriculum)
became the most emblematic text of the official stage of the reform. In this text, Coll
(1991) clearly stated that the main feature of this proposal was its constructivist na-
ture. For him, the final design of the curriculum officially endorsed by 1989 Diseño
Curricular Base:
could ideally teach him/her in every situation. (Cascante, 1995; Martinez Bonafé, 2001;
Varela, 1991). In the former, curriculum was understood as a tool for social action.
In the later, curriculum seemed to have become a school-bounded effort to design
learning experiences that the learner could maximize on his or her own.
Martinez Bonafé (2001) sheds some light on this shift in constructivist
perspectives by explaining how the pedagogical alternatives constructed under the
political dictatorship that progressive educators endorsed in the experimental phase
of the reform were experienced from the discourse of social commitment. Framed as
the “cuestión escolar”, or the school question, this commitment represented a
permanent search for how to make schools an element of political transformation.
In this search, he explains how the mrps and other innovative educational forces
had maintained connections with other social organizations such as labor
unions, civic associations, feminist groups, etc. that composed the plurality of positions
within the political left at the moment. He further explains how the discourse
dominating the official curriculum proposal phase was limited and impoverished by
identifying psychological constructivism as the magical key that would open all of the
possible pedagogical and curriculum doors. In his view, and in the view of many other
critics (Cascante 1995, 1997; Plataforma Asturiana de Educación Crítica, 1998; Varela,
1991, 2007), the final curriculum proposal dismissed the progressive forces that had
informed this process so far and subsequently adopted cognitive psychology as the
basis of the curriculum. By placing such emphasis on a psychological foundation of
curriculum, these authors argue, the conversation on educational change narrowed
and created a new psychological jargon that distracted teachers’ attention from the
liberating foci of what to teach and why and how to teach. Such psychological jargon
was particularly pervasive in the developing of the Educational Project (Proyecto
Educativo) and the Curricular Project (Proyecto Curricular) required by the logse.
While these were very rich projects with an incredible potential for inspiring change,
the new reliance on the expertise of educational psychology made this process
technocratic and bureaucratic. The main goal of professional development in this
stage, for example, became to familiarize teachers with the technical information
necessary to design school curriculum based on psychological knowledge.
It is important to note here that the shift in the pedagogical traditions from
the experimental to the official phase of the reform also signified a shift in the
overarching questions that led the reform. In the consuming and demanding process
of elaborating school curriculums according to the new psychological expertise,
teachers became less involved in conversations about what to teach and why and,
subsequently, they devoted most of their energies to the discussion of how to teach.
Accordingly, the evaluation of the curriculum reform schools was conducted primarily
in relation to how close it was to the proposal elaborated by the curriculum experts
designed by the educational administration.
Reflecting back on this curriculum shift, one of the temptations is to explain it as
natural consequence of embarking on a national reform at a time when the discipline
of psychology was making its grand appearance in education. It is also tempting to see
this shift as an effort to overcome the complexities of the deliberative process started
in the experimental reform by choosing a curriculum option that seemed to offer
technical guidance to teachers in the designing and implementation of curriculum.
While these explanations are probably true in some fundamental ways, looking at this
shift from the larger political sociopolitical and economic changes of the country
in the 1980s reveals other ideological reasons. To identify these ideological reasons
and their meaning for the curriculum reform in Spain we need to now take a short
historical detour and an excursion into political theory.
A historical look at the 1980s, the decade that witnessed the transition between
the experimental and the official stages of the reform, reminds us that the main politi-
cal event at that time was Spain’s integration into the European Community.The pro-
cess of applying for this integration had started in 1977 with the first elected govern-
ment of the political transition and had been inspired by the desire to share the levels
of security and material comfort that other European nations had enjoyed for many
years as a part of their welfare-state system. It was in 1986, however, that the country
was granted this integration at which point Spain had to implement the political and
economic guidelines of the European Community. By the time this membership took
place, however, the hopes for a welfare state had been substantially diminished. This
social model was now in crisis and it was struggling for its own survival in many
countries (Holman, 1996). Additionally, the European Community was preparing to
sign an important monetary agreement that involved, among other things, the new
Euro-based currency that is now in place. Formal integration into Europe, therefore,
required many radical changes in the economies of all participating countries in order
to maintain a low level of inflation.
This pressure from the forces of globalization as experienced by the European
market were coupled with internal political and economic forces in the country
that saw the integration into the European Community as both, the justification and
the reward to overcome the restricted experience of the country’s market policies
under Franco (Holman, 1996). The consequence of this political juncture was the
implementation of neoliberal policies by the socialist administration that advanced a
structural reform through the liberalization of the market by creating more part-time
and temporary jobs, increasing labor market flexibility, and privatizing major state-
owned companies (McVeigh, 2005).
While supported by many, these neoliberal measures were very difficult for a
country seeking to establish a state with higher standards for social welfare and
eventually resulted in destructive tensions between the socialist government
and other social forces in the country such as the labor unions. By the end of 1980, the
latter demanded a higher share of the economic benefits of the decade that they felt
they had aided by signing the social pact (Pactos de la Moncloa) during the political
transition.The socialist administration, however, demurred such claims on the basis of an
unattainable welfare state. These tensions evolved into important social conflicts such
as the teachers’ strike and the first general strike in 1988 (Holman, 1996).The economic
prospect did not improve when entering the new decade. With the Maasctricht treaty
of 1991 and the global economic crisis affecting Europe in the early 1990s, Spain
experienced a massive recession at the beginning of the decade. Despite the neoliberal
policies just adopted, unemployment rose to 24% by 1993 (Doz Orrit, 1995).The socialist
administration responded to this crisis by implementing even more severe neoliberal
economic policies that further flexibilized the market and that attracted foreign
capital to the country (Holman, 1996).
What is particularly interesting for our analysis here is that the political energy
and appetite for social reforms that took the socialist party to power in 1982 did not
materialized in an alternative, or even a serious resistance movement to the neoliberal
policies of the late 1980s that eroded the profoundly desired welfare program. Despite
all the social conflicts of the moment, the transition to a neoliberal economy became
inevitable and occurred undisrupted by the social forces that had formerly unified
the post-dictatorship nation. This fact raises the question of how a society so deeply
politicized in the previous decade could “surrender” to neoliberalism in such a short
period of time. While not providing a full answer to this question, poststructuralist
theory provides important insights into the rhetorical and administrative measures
that shaped the dynamics behind neoliberal policies. Such insights will also prove
particularly helpful when rethinking the curriculum the shift described above in
relation to these policies.
technologies of power and technologies of the self (Foucault, 1988). The former
submits individuals to certain forms of domination. Because power, in governmentality,
is only power if it elicits the response of individuals to act freely and to be agents of
power themselves, this rationality requires of the technologies of the self, a notion
understood as the process of subjectification through which individuals transform
themselves in the pursuit of certain practices of government. Foucauldian scholars
such as Burchell (1993) emphasize the importance of techniques of the self in both
liberalism and neoliberalism by conceptualizing their articulation as the construction
of a “relationship between government and governed which increasingly depends
upon ways in which individuals are required to assume the status of being the subject
of their lives, upon the ways in which they fashion themselves as certain kinds of
subjects, upon the ways they practice their freedom” (p. 276).
But rationality, in both liberalism and neoliberalism, according to foucauldian
scholars, is always defined in relation to the market. In liberalism, the rationality for
government comes from respecting the quasi-natural entity called the market that
needs no governmental interference for its growth. Hence, the individual participates
in this growth by taking private initiatives that would nurture his/her growth. In
liberal societies, for example, the individual is supposed to invest his or her earned
money in the market again so business can flourish and the market can grow. In
the same way, the individual is expected to protect the natural flow of the market
by supporting those political positions that constrain governmental intervention in
private business. In neoliberalism this rationality takes an interesting turn. Beneath
these contradictions the government not only defines practices in relation to
the market but, more importantly, also advocates for the market itself to become
the rationality for government. Neoliberalism does not treat the market as an
independent entity. On the contrary, it understands the market as an entity that needs
to be provided with necessary conditions for its growth. In Burchell’s (1993) words:
Burchell’s quotation also speaks for the new role of the state. Under the neoliberal
rationality, the market as an entity “exists and can only exist, under certain political,
This brief incursion into the notion of political rationality and the construction
of an enterprising self that identifies the individual as the main site responsible for
decisions becomes very useful when trying to understand the outcomes of the tensions
that the Europeanization process presented at this moment. It is particularly useful to
understand how some of the social problems that Spain was experiencing as part of
the neoliberal economic policies that were required to become a full member of the
European Market were also redefined as individual rather than social problems and
were, therefore, located outside of the responsibility of the state.The socially accepted
fact of mass unemployment in the early 1990s and the little resistance that unions and
social organizations presented, for example, could be explained by the articulation of
the enterprising culture and the enterprising self in Gordon’s (1991) term:
The understanding of the neoliberal rationality and the enterprising culture it fosters
provides us with new lenses to look at the curriculum reform engineered by the logse.
Taking these lenses, the new discursive relations of power that emerged in the reform
era devoided the curriculum from the ideological possibilities imagined in the first
phase of the reform. Following the analysis articulated above, it can be argued that,
just as the state in neoliberalism was no longer responsible for the well-being of its
citizens but for the provision of the enterprising culture in which individuals were
expected to thrive, the curriculum reform exempted schools from the responsibility of
having students achieving specific school knowledge and redefined its role as providing
students with the conditions under which the students could maximize their own
learning experience. In this argument, the new constructivist curriculum grounded
in psychology would allow students, as Coll (1995) stated earlier, to make meaningful
apprenticeships on their own. In this context, learning was understood as an act of
personal enterprise removed from the milieu in which it took place. As Tuschling &
Engemann (2006) state, “the center of attention [was] no longer the curriculum that
learners have to master but their abilities to organize themselves and to perceive and
use their circumstances as learning opportunities” (p. 458).
In this new understanding of the role of schools, the constructivist notion of the
learner articulated by Coll (1991 & 1995), and later adopted by the official curriculum
of the logse, could be easily identified as the enterprising self needed by the new
neoliberal rationality now pervasive in the country. While the decision to ground the
curriculum in psychology and to make the learner the main recipient of education
may have appeared at the moment of the curriculum shift in the late 1980s as an
“innocent” choice, the neoliberal context in which this shift took place made this
choice an ideological move to more conservative views of school. In essence, the
official curriculum reform opted for a notion of the learner stripped of his/her socio,
historical, and cultural contexts that, consequently, limited learning to the confines of
the individual and understood this process as one of self-benefit. The psychological
foundations of the official curriculum did not allow for an analysis of the learner as
a historical subject or for an analysis of teaching as a part of different discourses of
power and resistance. Instead, from this psychological perspective, the democratic
role of the school was fulfilled through the constructivist approach to teaching
that calls for the design of best possible curriculum according to the expertise of
educational psychology and assumes the individual to be a free and autonomous
entity that chooses to benefit from the learning processes provided in this curriculum.
Rethinking Constructivism
It would be unfair to conclude from this analysis that the constructivist perspective
carried by the logse should be blamed for the neoliberalization of education in the
1990s.After all, as I am reminded in my conversations with teachers who experienced
this reform, constructivism never changed school practices dramatically. Indeed, some
teachers never believed or engaged in constructivist teaching despite the demands
of the new curriculum reform. It would be fair to say, however, that the psychological
constructivism endorsed by this reform was ideologically loaded and that it worked
toward the dismantling of the progressive pedagogies in place in the early 1980s.
This claim of the role of constructivism in advancing neoliberal ideologies finds
new grounds when looking at other education reforms around the world. Silva
(1998) argues that many of the curriculum reforms implemented in South America
in the 1990s were also neoliberal in nature as they were also grounded in the
same individualistic pedagogies, that he refers to as “pedagogies psy”, at the core of
the Spanish curriculum reform.Woo and Simmons (2008) illustrates how the creation
of child-centered teaching and learning strategies was the basis of the new New
National Curriculum Framework adopted by the Afghanistan Ministry of Education
in 2002. Tabulawa (2003) further argues that child-centered pedagogies in Botswana
became a Westernizing tool by promoting liberal democracy, the particular version
of democracy predominant in what he calls the “core” zone of industrial nations
(US, Western Europe, and Japan). This author argues that the education aid agencies
operating from this core zone and working on educational changes in what he refers
to as periphery states, those states outside of the core zone, have chosen child-
learned practices as their official pedagogy not because of their educational merits
but because of its ideological intentions. Tabulawa explains how these practices,
usually presented as an ideologically neutral one-size-fits-all pedagogy, were selected
to promote democracy in countries perceived as driven by authoritarian regimes. In
tune with our conclusion on the Spanish curriculum reform, his study of the usaid
programs in Botswana in the 1980s in the areas of pre-service and in-service training
led him to conclude that child-centered pedagogies were an indispensable tool for
the neoliberal policies that promoted liberal democracy in the country. In his view:
It is important to note here that the contention of this author is not with the fact
that constructivism was expected to contribute to the democratization of the country
(although he challenges the educational record of this perspective in attaining this
goal). Rather, what he contends is the specific Westernized version of democracy
promoted from this perspective and the assumptions held by the aid agencies that
African students need such pedagogies because they are unable to contest authority
and to think critically and independently.
The strong connections between child-centered pedagogies and neoliberal agenda
of 1980s and 1990s raise important questions about the role of these pedagogies in
promoting democracy. Indeed, they raise the fundamental question of whether such
pedagogies can be seen as a legitimate ally in advancing more progressive political
ideologies like the ones envisioned by many Spanish educators in the early 1980s.
Based on the analysis unfolded in this work, I would like to answer this question
by suggesting that it is precisely by recognizing their ideological nature and by
contextualizing them within the discursive forces that reinforce or disrupt relations
of power that constructivism could become a real tool for democratic reforms. This
recognition, in my opinion, involves considering some aspects of constructivism
usually ignored and to call for a larger interdisciplinary conversation on the discursive
forces that can sustain progressive efforts in schools.
The first element that I think is important to consider when calibrating the
democratic possibilities of constructivism is the fact that there are many different
conceptions living under this umbrella term (Phillips, 2000; Rosas & Sebastian,
schools could manage, as some have done in the past and still do in the present, to
solve the dilemmas presented by Windschitl (2002), the conservative forces germane to
the neoliberal society could easily render their efforts futile by justifying a rationality of
social inequality.To counteract these forces, the field of education needs, in my opinion,
to make a compelling call to other allied disciplines for the articulation of a serious
progressive constructivist proposal and for the development of ways of sustaining it
over time. This call is particularly important in a time of democratic stability like the
one Spain is currently experiencing when no political or social force is expected to be
the major engine of social transformation.This conversation with other disciplines such
as philosophy, history, sociology, anthropology, linguistics, political science, etc. could
generate the necessary knowledge to design this comprehensive and critical proposal by
raising critical questions such as:What are the philosophical traditions that have advanced
progressive changes in education? What were the historical junctures that called for
progressive changes in education and how did schools respond to this call? What are the
school structures and dynamics that allow or prevent educational transformation? How
do the language and verbal codes of school defy or reinforce social relations of power?
How do we understand ourselves, and our students, as cultural beings in a multicultural
society? This conversation would be, undoubtedly, a complicated one. But it would also
be, in my opinion, the only way that constructivism could become a serious democratic
tool in education and could avoid the fatal trap that poststructural theory warns us about,
namely, to think of schools as transformational agents while confining the breath of these
changes to the realm of the individual (Henriques, Hollway, Urwin, Venn, & Walkerdine,
1984; Peters, 1996; Silva, 2001;Walkerdine, 1984).
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Electronic references
Resumen
Este artículo pretende contribuir al desarrollo de la investigación sobre las prácticas ins-
titucionales en los centros escolares y el conocimiento organizativo que se deriva de ellas. Lo
hará exponiendo y discutiendo los hallazgos de una investigación acerca de las características
institucionales de centros educativos que desarrollaron procesos de mejora sostenidos en el
tiempo. Dicha investigación siguió una metodología etnográfica, mediante un estudio en pro-
fundidad de cinco escuelas primarias, cuatro ies y una escuela de Educación Especial, reparti-
dos entre las provincias de Sevilla y Gran Canaria.
Primero, el artículo enmarcará brevemente la noción de comunidades profesionales de
práctica. A continuación mostraremos una síntesis de tres casos de nuestra investigación que
ilustran diferentes trayectorias institucionales en relación con la innovación educativa. Dos de
esas trayectorias pueden considerarse exitosas, en tanto que eran valoradas y reconocidas por
sus respectivas comunidades, mientras que la tercera puede considerarse un relativo fracaso de
la innovación que un equipo directivo trató de desarrollar. El contraste entre estos casos nos
permitirá extraer conclusiones y discutir acerca de los aspectos institucionales que intervienen
decisivamente en los procesos de cambio en las instituciones. La principal de estas conclusiones
es que la base más sólida para la mejora de los centros escolares es la constitución de comuni-
dades profesionales de práctica en su interior. Estas comunidades de práctica aprovechan las
condiciones desfavorables del contexto de la escuela para crear una fuerte identidad colectiva
entre el profesorado y un potente sentimiento de afiliación institucional. Para ello se apoyan en
la elaboración y difusión de narrativas que dan sentido a los esfuerzos de cambio y confieren un
matiz misionario a la labor docente. La conformación de estas culturas del cuidado capaces de
sostener a largo plazo esfuerzos de mejora se completa con procesos activos de socialización
de los nuevos miembros y patrones distribuidos de liderazgo.
Abstract
The aim of this paper is to contribute to the development of a research agenda on
organizational school practices as well as the organizational knowledge derived from such
practices. In order to meet this goal, the main findings of a research project about the
organizational characteristics of schools that had developed sustainable improvement processes
over time will be described. The project followed an ethnographic methodology based on in-
depth case studies of five primary schools, four secondary schools and one special education
school in the provinces of Sevilla and Gran Canaria, both in Spain.
First of all, the paper will briefly frame the idea of professional communities of practice.
After that, three cases will be synthesized to exemplify different trajectories for improvement.
While two of them can be considered successful trajectories, the third appeared to be a
relative failure.The contrast between these cases will let to us to conclude and discuss about
the organizational characteristics that take part in educational change processes. The main
of such conclusions is that the strongest basis for school improvement is the building of
professional communities of practice at the organizational level. These communities take
advantage of the difficult circumstances of the school to create a strong collective identity
among teachers and also a strong feeling of institutional affiliation. For that purpose they rely
on the storytelling activity which gives sense to the improvement effort as well as lending
a missionary feeling to teaching. The configuration of such care cultures, able to sustain
improvement efforts over time, is completed by both, active socialization processes of the
new members and widely distributed patterns of leadership.
Introducción
Desde la década de los ochenta, muchas voces han venido repitiendo que la escuela
como organización es la verdadera unidad del cambio en la educación. Ello supone
que mejorar la enseñanza y el aprendizaje precisa sobre todo actuar inteligentemen-
te sobre las necesidades, los requerimientos y las trayectorias de cada una de esas
complejas entidades a las que llamamos escuelas. Pero no podemos estar demasiado
orgullosos de lo que la Pedagogía española ha hecho por darle valor a ese aserto, lo
cual requeriría tres condiciones que, desde nuestro punto de vista, no se dan.
En primer lugar, una presencia significativa en nuestras revistas educativas de los
temas centrales propios de los denominados estudios organizativos en la educación.
Sin pretender ser exhaustivos, esos temas se organizan en torno a dos ejes centrales:
(a) la dinámica de la influencia –poder, liderazgo, micropolítica institucional, proble-
máticas asociadas a la dirección y la gestión escolar, etc.–, y (b) los aspectos institucio-
nales que promueven o dificultan la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje
en las escuelas –la cultura organizativa, el clima escolar, la comunicación, la colabora-
ción docente, el conocimiento y el aprendizaje organizativos, la interacción entre el
cambio planeado y el desarrollo evolutivo de los centros, etc.–.
Por otro lado, un tratamiento profundo de estos temas requeriría enmarcarlos en
un verdadero debate sobre la capacidad de las teorías organizativas en uso para captu-
rar la complejidad del funcionamiento real de nuestros centros educativos. Paradójica-
mente, las escuelas son entidades muy sencillas en cuanto a su estructura organizativa
y, sin embargo, muy complejas desde el punto de vista de su dinámica social; por lo
tanto, resultan difíciles de comprender y más difíciles aún de transformar. Para ello ne-
cesitamos herramientas analíticas –algunas sugeridas en otros trabajos (López Yáñez,
2005a, 2005b, 2007)– que logren traspasar la fachada institucional y la estructura de
las escuelas.
Y en tercer lugar, por supuesto, la investigación.Ya sabemos que en este asunto no
hay atajos: antes de obtener buena investigación hay que hacer mucha. Sin embargo,
por citar un aspecto representativo, la historia reciente de los Congresos Interuniver-
sitarios de Organización de Instituciones Educativas (en adelante cioie) muestra que,
más bien, se hace poca. A lo largo de sus más de 20 años de historia, desde su prime-
ra edición en 1990, los cioie han aportado sin duda ideas y debates interesantes, así
como una presencia de los temas organizativos en la Pedagogía española. Sin embargo,
Uno de los autores que más ha invocado el concepto de «comunidad» aplicado a las
escuelas ha sido Sergiovanni (1994, 1998), en concreto para proponerlo como el con-
cepto central –en lugar de «organización»– de una nueva perspectiva analítica sobre
los centros escolares. Una perspectiva que enfatice el control interno, los valores y
la socialización profesional, así como la colegialidad y la interdependencia natural
propios de las organizaciones educativas. Sergiovanni pertenece a una constelación
Proyecto de investigación «Liderazgo y desarrollo sostenibles en las organizaciones educativas», financiado por
(1)
el Ministerio de Educación y Ciencia, Plan General de i+d+i. Referencia: SEJ2005- 09056/educ. Investigador
principal: Julián López Yáñez. Equipo de investigación: Mariana Altopiedi, Juan Santiago Arencibia Arencibia, Unai
Delgado Betancor, Florencia Comini, José Manuel Lavié Martínez, Luis Carlos López Jiménez, María Nogales, Pau-
lino Murillo Estepa, Marita Sánchez Moreno.
de autores que en los años ochenta y en los primeros noventa sentaron las bases para
que las organizaciones se vieran de una manera diferente a la de las perspectivas bu-
rocráticas: como el producto emergente de la interacción social o, más propiamente,
como «construcciones sociales» (Lotto, 1990, p. 42), permanentemente negociadas y
«constituidas y mantenidas simbólicamente» (Smircich, 1985, p. 66).
A Wenger (1998) le debemos una de las formulaciones más sólidas del concepto
de comunidad de práctica. Él considera que puede hablarse de ella cuando existe
un compromiso colectivo con una determinada práctica y cuando ese compromiso
confiere identidad, es decir, cuando la práctica se experimenta como perteneciente
a un nosotros. Otros autores han propuesto variantes de esta fórmula: comunidades
profesionales de aprendizaje (Hord, 1997; Stoll et ál., 2006; Stoll y Louis, 2007) o bien
comunidades democráticas deliberativas o discursivas (Apple y Beane, 1999; Strike,
2000).
Para Bryk, Camburn y Louis (1999) los principales rasgos de las comunidades
profesionales son: el diálogo reflexivo entre los profesores, la deprivatización de la
práctica, la colaboración docente y los procesos activos de socialización de los nue-
vos miembros. Mientras tanto, Cochran-Smith y Lytle (1999) sugieren que si hay algo
característico en ellas es que la indagación aparece como una postura o actitud co-
lectiva.
Por otro lado, los estudios sobre la innovación educativa se hicieron eco de esta
perspectiva y vieron la clave en fomentar la capacidad de cambio (capacity building)
de las escuelas (Mitchell y Sackney, 2000; Day, Hadfield y Kellow, 2002; Hadfield, 2003).
Esta idea se convirtió en el núcleo de las preocupaciones por ligar la mejora de la
escuela y su funcionamiento como una comunidad de aprendizaje. De hecho, para
Harris y Lambert (2003), construir capacidad equivale a construir relaciones, confian-
za y comunidad.
Pero no todo es positivo en el funcionamiento comunitario de las escuelas. Kruse
(1997) advierte que dicho funcionamiento puede convertirse en un refugio ante la hos-
tilidad de determinados entornos y, con ello, en un fin en sí mismo. Para Fuller (2007),
las nociones de continuidad y reproducción, inherentes a toda comunidad, hacen de
ellas entidades eminentemente conservadoras. Para Engeström (2007) el aprendizaje
que produce innovación es el que trata de resolver las contradicciones emergentes y
requiere un aprendizaje de segundo orden o indagador. Precisamente, las comunidades
de práctica, al suavizar las relaciones con su tendencia a la armonía y la estabilidad,
evitan las crisis y eliminan así uno de los motores más poderosos de la innovación. Por
su parte, Swan, Scarbrough y Robertson (2002) sugieren que, aunque la innovación
puede ser facilitada dentro de las comunidades de práctica, los cambios radicales tie-
nen lugar más bien en los intersticios entre diferentes comunidades, de ahí la impor-
tancia del trabajo en red de grupos de escuelas. También Fullan (2001) ha planteado
la necesidad de establecer conexiones entre comunidades de práctica para producir
innovaciones más profundas y duraderas.
En definitiva, la metáfora de la comunidad se abre camino como un nuevo marco
para comprender los procesos de mejora en las organizaciones educativas. Sin em-
bargo, necesitamos conocer más acerca de esta configuración institucional, tanto de
los beneficios como de los nuevos retos y dificultades que plantea (Voulalas y Sharpe,
2005). Ello exige a los investigadores atender a los aspectos que movilizan los centros
escolares cuando operan bajo una estructura comunitaria, en concreto:
n Los nuevos patrones de liderazgo y de circulación del poder que tienen lugar
en las escuelas como comunidades.
n Los nuevos patrones de trabajo docente y de coordinación de la práctica.
n Los patrones bajo los cuales se produce y se disemina el conocimiento organi-
zativo, esto es, el modo en que aprenden las comunidades.
n El papel supuestamente decisivo que desempeña la cultura institucional y, en
particular, los procesos mediante los que se atribuye el significado a los acon-
tecimientos organizativos.
Los casos que examinaremos aquí ilustran en alguna medida estos aspectos. Se
trata de tres de los diez casos analizados en profundidad durante año y medio en una
investigación que trataba de desvelar las bases institucionales sobre las que determi-
nadas escuelas habían construido trayectorias sostenidas de mejora. Participaron en
ella cinco centros de Educación Primaria, cuatro de Enseñanza secundaria y un cen-
tro específico de Educación Especial, repartidos en las provincias de Sevilla (cinco)
y Gran Canaria (cinco). Las características de los centros, así como una descripción
más detallada del proceso de investigación y de sus conclusiones, pueden verse en un
número monográfico de la revista Profesorado dedicado a la investigación sobre el
cambio educativo en nuestro país (Altopiedi y López Jiménez, 2010, pp. 29-45;Altopie-
di y Murillo Estepa, 2010, pp. 47-70; López Yáñez, 2010, pp. 9-28; López Yáñez y Lavié
Martínez, 2010, pp. 71-92; Sánchez Moreno y López Yáñez, 2010, pp. 93-110).
La metodología de este proyecto se basó en estrategias etnográficas tales como
entrevistas en profundidad, observación participante y no-participante, fotografía, na-
rraciones, registros biográficos de los participantes y registros informales de informa-
El colegio de Educación Infantil y Primaria Adriático cuenta con dos líneas incomple-
tas, unos 240 alumnos y 20 profesores, además de algún otro personal de apoyo. 13
de estos profesores tienen su destino definitivo en el centro y llevan en él entre 5 y
30 años. El equipo directivo tiene mucha experiencia, tanto en el centro como en la
dirección. El colegio está situado en un barrio sociocultural y económicamente desfa-
vorecido, pero probablemente el rasgo más destacable del Adriático es su capacidad
para haber convertido la innovación en un mandato institucional (Fernández, 1994)
instalado como seña de identidad de la organización. Un mandato por el cual el pro-
pio centro se obliga a sí mismo a dar una respuesta compensatoria a esas condiciones
desfavorables.
Para comprender este mandato institucional hemos de recurrir a la historia del Adriá-
tico. Su fundación tuvo lugar en el año 1976, como respuesta al ascenso de la población
en la zona y a la escasez de servicios educativos. Una asociación de vecinos, creada en-
tonces, reclamó ante las autoridades locales, representantes de la dictadura, la creación
de un centro escolar. Pero solo mediante la movilización colectiva consiguieron que
los terrenos en los que se edificó fueran expropiados. La identidad del centro quedó
marcada, de este modo, por la lucha de los ciudadanos que reclamaban hacer efectivo
su derecho a la educación y por la vocación de los primeros docentes que llegaron al
centro de servir a esos ciudadanos mediante la educación de sus hijos.
Desde entonces, el Adriático ha continuado ininterrumpidamente ideando nuevas
fórmulas de atención a su comunidad. Muy pronto, el centro se adscribió al Plan de
Educación Compensatoria como centro de actuación educativa preferente (caep), lo
cual les ha permitido contar con personal de apoyo. Recientemente, la masiva llegada
de alumnado de familias inmigrantes ha llevado a plantear un proyecto de intercultu-
ralidad. Por otro lado, durante el curso 2006-07 el Adriático se adscribió al movimiento
docentes protagonistas del inicio de las innovaciones y a las dificultades que todos
ellos tuvieron que atravesar. Precisamente, la referencia insistente a dichas dificul-
tades tiene la capacidad de darle valor a la profesionalidad y el compromiso de los
docentes que lograron superarlas y, además, sirve para reclamar la misma disposi-
ción a los que año tras otro se incorporan a la plantilla.
Esto pone de manifiesto dos aspectos importantes del cambio en las organizacio-
nes educativas. En primer lugar, que se trata fundamentalmente de una construcción
discursiva. Y en segundo lugar, que dicha construcción requiere detrás una comuni-
dad de hablantes –y, claro, de practicantes– que elaboran leyendas, sagas, mitos, rela-
tos, etc., acerca de sí mismos. En definitiva, que el cambio necesita construirse sobre
una sólida base identitaria. Si algo nos enseña el caso del ceip Adriático es que solo las
organizaciones que son algo –que tienen una fuerte identidad colectiva– y que se
saben algo –que proyectan una imagen nítida y visible hacia la comunidad y hacia sí
mismas– pueden sostener trayectorias innovadoras durante largos períodos.
La cultura institucional del Adriático se organiza de acuerdo con un guion utópico
(Fernández, 1994) en torno al docente como un agente compensador de las desigual-
dades sociales (Muijs et ál., 2004). Esta visión justifica y da sentido a los esfuerzos por
ensayar permanentemente nuevas fórmulas que permitan mejorar la enseñanza y el
aprendizaje. No sorprende, pues, que las narrativas predominantes aquí, como en otros
casos, adopten una forma épica que resalta las pruebas superadas por la comunidad
docente y los sacrificios que las condiciones difíciles exigían. Llevar a cabo la tarea se
convierte así en una demostración de la valía del conjunto del centro.Tal vez por todo
lo expuesto, la mayor parte de los centros educativos estudiados tienden a negar el
carácter innovador de sus acciones. Desde su perspectiva, solo ‘hacen lo necesario’.
El centro dispone de un aula matinal que sirve el desayuno, abierta entre las 7.30 y
las 9 h, y de un comedor escolar, así como de una amplia oferta de actividades extraes-
colares en horario de tarde. Ello, unido a otros factores, ha hecho que en los últimos
años Las Moreras haya pasado a ser uno de los centros de su entorno más elegidos por
las familias.
El director, maestro del centro desde hace 18 años, ocupa este puesto desde hace
12, durante los que ha sido acompañado por diferentes equipos. Los tres miembros
del equipo directivo tienen destino definitivo en el centro y residen en la misma
población en la que este se ubica. Sin embargo, la mayoría del resto de la plantilla no
tiene en él su destino definitivo, por lo que, algunos cursos, cambia alrededor de un
40% de la misma.
Este centro mantiene un número importante de prácticas educativas que se apar-
tan de las tradicionales. En concreto, se está experimentando con grupos flexibles en
algunos cursos, para hacer posible que dos o incluso tres profesores coincidan en algu-
nas actividades. Esta enseñanza en equipo se está llevando también al terreno del apoyo
escolar a los alumnos con necesidades educativas especiales, que se realiza dentro del
aula ordinaria, en la que el profesor de apoyo trabaja en estrecha colaboración con
el profesor de turno.
Por otro lado, en algunos cursos se está trabajando sin apenas libros de texto, que
se han reducido a los de las materias en las que los docentes los consideran difíciles
de sustituir, en concreto, en Lenguaje y Matemáticas. En esos casos, los propios profe-
sores elaboran los materiales para los alumnos. Esto va asociado en muchas ocasiones
a una ruptura del módulo temporal de la clase de 50 o 60 minutos. Por ejemplo, se
programan módulos temáticos en los que participan docentes de varias áreas.A veces,
una de las áreas (por ejemplo, Lenguaje) constituye el hilo conductor sobre el que
se instala el resto de los contenidos. En todo caso, está bastante generalizada la idea
de utilizar los libros de texto como una referencia y no como un programa rígido
que deba cumplirse. Se mantienen, además, proyectos innovadores de larga tradición
como el grupo de trabajo sobre convivencia, que recientemente se ha asociado al
proyecto escuela: espacio de paz, el proyecto de coeducación, o el proyecto tic: nue-
vas tecnologías en el aula.
La otra cara de la innovación que ofrece el centro es la de las actividades que tie-
nen un carácter social y comunitario al mismo tiempo. La semana de animación a la
lectura es una de las más representativas. La biblioteca del centro tiene establecido un
horario en conexión con las otras actividades del plan de apertura (que permite abrir
el centro a la comunidad y facilitarle a esta el uso de sus instalaciones para determina-
das actividades fuera de la jornada escolar). Igualmente, la oferta del aula matinal y del
comedor escolar a las familias muestra la vocación de servicio del centro, más allá de
la oferta estrictamente educativa.
Un importante motor de esa dinámica institucionalizada de cambios reside en el
hecho de que todos los docentes participan simultáneamente en la mayor parte de los
proyectos. Por otro lado, la cultura organizativa es muy receptiva a las nuevas ideas.
Más aún, se espera de los profesores, incluidos los nuevos, que propongan iniciativas o
que simplemente las pongan en marcha de manera autónoma. Por otro lado, el recono-
cimiento adquirido en los últimos años como centro innovador y con carácter propio,
ha consolidado un importante sentimiento de pertenencia entre el profesorado.
En este centro, se trabaja principalmente en pequeños grupos dotados de gran
autonomía. Por cada proyecto, hay un grupo de trabajo con un coordinador al frente.
Este grupo se constituye con profesores especialmente interesados en una temática.
Su trabajo corre en paralelo al de los equipos de ciclo donde se trata de integrar y co-
ordinar las iniciativas de los equipos de proyecto. La coordinación se continúa en las
reuniones del equipo técnico de coordinación pedagógica (etcp), que es muy activo
aquí, y en las del claustro de profesores, que dedica mucho tiempo a revisar la marcha
de los proyectos. Los lunes por la tarde, ya sin la presencia de los alumnos en el centro,
se celebran las reuniones necesarias para sostener esta dinámica. En otras ocasiones,
estas sesiones se dedican a autoformación, como las que han organizado recientemen-
te en torno a las tic los profesores de Educación Infantil.
Además hay una importante «gestión informal», más cotidiana, de los proyectos
en marcha, aprovechando muchos micromomentos de contacto de los docentes: en-
tre las clases, en la sala de profesores, en los recreos, etc. El jefe de estudios tiene un
importante papel en esta dinámica informal de coordinación, pues pone en relación
a profesores con problemas similares y difunde materiales o experiencias de unos y
de otros.
En definitiva, la participación masiva del profesorado de Las Moreras en los pro-
yectos no solo se verifica en el plano operativo, sino también en el de la coordina-
ción: esta está muy distribuida y todos son al mismo tiempo «dirigentes» y «dirigidos».
Ello requiere una planificación minuciosa de los tiempos y una dedicación intensa
por parte de los docentes. Sin embargo, dicha planificación solo explica una pequeña
parte de la actividad que desarrolla el centro, la cual se parece mucho más a la idea
de Clarke (2002, p. 16) de flujo libre (freeflowing) y de un enfoque estratégico emer-
gente. Este enfoque toma como referencia las configuraciones y los patrones que los
Por otra parte, otro elemento que también impidió la constitución de una ver-
dadera comunidad de prácticas en el instituto Diego Velázquez era la alta rotación
de la plantilla del profesorado, que no se contrarrestó con prácticas activas orientadas
a la socialización de los nuevos docentes. Por ejemplo, uno de los profesores entrevis-
tados, tras comentarnos sus traumáticos primeros meses en el centro y relatarnos la
soledad con la que vivió este proceso, se quejaba de que en las reuniones de claustro
no se hubiera explicado suficientemente el enfoque del centro sobre los problemas
de disciplina.
Por tanto, este centro nos enseña que, si bien el invocar ciertos principios pedagógi-
cos puede amalgamar a una incipiente comunidad de prácticas, demasiada «ideologiza-
ción» puede dar al traste con el espíritu comunitario que requiere la innovación a largo
plazo. La implantación prematura –sin una cultura institucional que la sustente– de una
doctrina oficial, habría impedido que un sector importante del profesorado desarrolla-
ra el sentimiento de afiliación o pertenencia que facilitaría un cambio de actitudes. La
ausencia de una política decidida de comunicación que explique las iniciativas innova-
doras termina por consagrar la ruptura entre apocalípticos e integrados bajo la cual
ningún cambio puede sostenerse mucho tiempo.
Conclusiones y discusión
así como Louis et ál. (2009, p. 161): que el ambiente exento de amenazas de algunos
centros contribuía a generar entre el profesorado la confianza necesaria para asumir
riesgos así como para adoptar y promover iniciativas.
Por otro lado, nos parece también que las culturas que, como en el caso del Adriáti-
co, han tomado las circunstancias difíciles del entorno como argumentos para solicitar la
colaboración del profesorado, así como su compromiso, han logrado más éxito, en tér-
minos de cohesión social, que aquellas que han basado sus argumentos en un discurso
ideológico acerca de la conveniencia de tal o cual modelo educativo, como era el caso del
Diego Velázquez. Diríamos que los docentes han respondido mejor a la llamada para unirse
y trabajar juntos cuando el referente era la identidad del centro que cuando lo era la teoría
pedagógica. Las culturas que han colocado en el centro los valores del trabajo compartido,
de la colaboración y el énfasis en la profesionalidad han logrado generalmente integrar de
una manera más suave y más rápida a los nuevos miembros y con ello han alimentado la
conformación de auténticas comunidades de práctica y de conocimiento.
Una última cuestión que nos interesaba era qué tipo de liderazgo contribuye a
conformar comunidades de práctica que logran sostener procesos de mejora a largo
plazo. Pues bien, en los casos de nuestra investigación encontramos por lo general
liderazgos claramente distribuidos. Los equipos directivos compartían su poder con
muchos otros agentes que asumían diferentes responsabilidades. Algunos líderes in-
formales apoyaban a los formales cuando las circunstancias lo requerían y de este
modo se constituía algo parecido a un segundo nivel de dirección en la sombra, en
sintonía con el primero. En suma, los líderes escolares fortalecían el liderazgo de los
profesores hasta el punto de propiciar altos niveles de autonomía y de colaboración
entre ellos. Este tipo de liderazgo favoreció la creación de una sólida estructura de
autocontrol y coordinación de la práctica docente, como bien ilustra el caso de Las
Moreras. Lo que se desarrolla dentro de esta estructura es, como afirman Scribner et
ál. (2007), una dinámica conversacional a la que los directores contribuyen «estable-
ciendo claridad de propósitos y un nivel adecuado de autonomía, de tal manera que
los equipos se puedan implicar en un trabajo productivo y en la identificación de
problemas y de soluciones innovadoras».También Spillane y Diamond (2007) ilustran
el poder de coconstrucción de las conversaciones e interacciones entre los docentes.
Por otro lado, ningún estilo específico de liderazgo se pudo establecer como clara-
mente dominante en la mayor parte de los centros. Los líderes de estos centros escolares
utilizaban alternativamente diversas fuentes de poder, en un intento de adaptar sus pau-
tas de influencia a contextos cambiantes. Por el contrario, los líderes del instituto Diego
Velázquez pusieron todo su esfuerzo y la máxima prioridad en llevar a cabo el proyecto
educativo que ellos mismos habían diseñado, para lo que se apoyaron en apelaciones a un
ideario pedagógico que, como pronto se reveló, muchos de los docentes no compartían.
En este centro, encontramos el liderazgo más focalizado entre todos los centros partici-
pantes en nuestro estudio. Mediante la puesta en escena de una base de poder de tipo
ideológico casi exclusivamente, lo que obtuvieron fue una fuerte división del profesorado
y una intensa actividad micropolítica, la cual impidió el desarrollo de una cultura en la que
se reconociera la mayor parte de los miembros de la organización. Además, a diferencia
de los demás centros, en el Diego Velázquez no encontramos los mecanismos de socializa-
ción que parecen tan eficaces a la hora de crear comunidad y de promover un sentimiento
de afiliación institucional en el profesorado.Y esa es, aparentemente, la principal palanca
que activa y sostiene en el tiempo los procesos de mejora.
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Resumen
En el presente artículo1 damos cuenta de cómo la teoría de Basil Bernstein permite des-
cribir y explicar la práctica pedagógica desde el punto de vista de la transmisión-adquisición
del conocimiento y cómo, a su vez, podemos conectar dichas prácticas con procesos globales
de distribución y apropiación de tipos de conocimiento entre grupos sociales. El modelo del
discurso pedagógico de Bernstein sostiene que los «principios que conforman la práctica co-
municativa especializada» son la característica distintiva de la actividad central de la escuela,
las relaciones de transmisión-adquisición. En el modelo se utiliza una serie de reglas que nos
permiten explicar dicha relación: las reglas discursivas y las reglas jerárquicas. Las reglas dis-
cursivas son reglas básicas que, al regular las relaciones sociales y la transmisión, la adquisición
y la evaluación de conocimiento específico, hablan sobre el control que los transmisores y
adquirientes pueden tener sobre el proceso de transmisión-adquisición.A través de estas reglas
se pueden caracterizar y diferenciar las distintas modalidades de la práctica pedagógica. Para
Parte de la investigación aquí recogida está financiada por: proyecto UBACYT F 112: «Los modos de construcción
(1)
de la política pública en el educativo: campo regulaciones, actores y procesos». Sede: Instituto de Investigaciones
en Ciencias de la Educación. FFyL. UBA. Programación científica 2008-2010; proyecto «El gobierno de la trans-
misión de conocimiento en organizaciones educativas de Educación Técnico-Profesional». Sede: Instituto del
Desarrollo Humano. UNGS. Programación 2010-2011. UNGS. Código de proyecto: 30/3114.
Abstract
In this paper we attempt to show how Basil Bernstein’s theory enables us to describe
and explain pedagogical practice from the point of view of transmission and acquisition
of knowledge, and how, simultaneously, it is possible to connect those practices to global
processes of knowledge distribution and appropriation among social groups. Bernstein’s
Model of Pedagogic Discourse maintains that the principles that make up the specialised
communication practice are the distinctive characteristic of schools’ central activity, the
relationships of transmissions and acquisitions. In the model, several rules are used in order
to explain that relationship: discursive rules and hierarchical rules. Discursive rules are basic
rules that, by regulating social relations and the transmission, acquisition and assessment of
scientific knowledge, state the control that the transmitters and acquirers may have over the
transmission and acquisition process. Such rules can be characterised and differentiated in
different modalities of pedagogical practice. In order to describe the element involved in the
model (agencies, relations and practices), we must be able to analyse in terms of power and
control (classification and framing) those recontextualisations generated from the distinctive
realization of discourse (privileged text) at different levels (macro and micro). Therefore, in
order to explain and describe the pedagogical practice of the Social Guarantee Schemes3, we
describe the relevant elements of the pedagogical code (structural dimension; interactional
dimension; classification; framing and discretion) and present the research tools we build up
(2)
Los programas de garantía social surgen con la LOGSE (1990) y ya han desaparecido formalmente. En la última
ley orgánica que regula el sistema educativo español, LOE (2005), encontramos los programas de cualificación
profesional inicial, que son claros herederos de aquellos.
(3)
Social Guarantee Schemes arose from the Educational Act of 1990 (LOGSE) and they no longer exist. The latest
Educational Act (LOE, 2005) establishes the Initial Professional Qualification Schemes succeeding the former.
from theory and that constitute our external language of description, operating as a conceptual
tool for the analysis of empirical references found in fieldwork.
Bernstein (1990b, pp. 29-30) proporciona tres criterios para juzgar su tesis y toda teoría
sociológica sobre el control simbólico: (1) cualquier teoría debe operar en varios niveles
(micro nivel de interacción y macro nivel institucional) y debe permitir la traducción de
un nivel a otro. Los conceptos y sus relaciones deben ser capaces de mantener unidos los
diversos niveles y posibilitar la traducción de un nivel a otro. (2) Los conceptos de la teoría
deben permitirnos diferenciar entre una «variación» y lo que cuenta como «cambio» en las
agencias de reproducción. Por ejemplo, debemos saber si una agencia varía o cambia a tra-
vés del tiempo, así como si hay similitudes, variaciones o diferencias entre agencias. (3) Es
de gran importancia que la teoría sea capaz de proporcionarnos una descripción explícita
de los objetos de análisis.Además de especificar el objeto de análisis, debe proveernos de
herramientas para el reconocimiento empírico de ese objeto y de su descripción.
Algunas de estas propiedades de la teoría se pueden vislumbrar en la ya clásica
proposición realizada por Basil Bernstein, en la cual se define un programa de inves-
tigación que se ha extendido hasta el día de hoy en múltiples estudios, y que durante
más de 40 años tuvo a Bernstein como mentor:
How a society selects, classifies, distributes, transmits and evaluates the edu-
cational knowledge it considers to be public reflects both the distribution of
power and the principles of social control. From this point of view, differences
within and change in the organization, transmission and evaluation of educa-
tional knowledge should be a major area of sociological interest. (Bernstein,
1973, p. 227).
Para una presentación completa de los lenguajes de descripción, véase Basil Bernstein (1990a);Ana Maria Morais
(4)
[...] insulation is the means whereby the cultural is transformed into the na-
tural, the contingent into the necessary, the past into the present, the present
into the future [...] «symbolic violence» is accomplished not by communica-
tion but by delocations that regulate differences between voices. (Bernstein,
1990a, p. 25).
Así como Bernstein crea un término para referirse a las relaciones de orden social,
crea otro para describir las formas en que se regulan los modos de la comunicación.
El enmarcamiento «se refiere al principio que regula las prácticas comunicativas de
las relaciones sociales dentro de la reproducción de los recursos discursivos, es decir,
entre transmisores y adquirientes. Cuando el enmarcamiento es fuerte, el transmisor
regula de manera explícita las características distintivas de los principios de interac-
ción y localización, que constituyen el contexto comunicativo. [...] Las características
distintivas del contexto comunicativo [...] variarán si el contexto comunicativo genera
recursos físicos o discursivos. [...] Si ocurre esto, las características distintivas estarán
El dispositivo pedagógico es el medio a través del cual el poder puede ser rela-
cionado con el conocimiento y el conocimiento con la conciencia. De modo que
el dispositivo pedagógico es el medio a través del cual se yuxtaponen poder y
conocimiento. Es una actividad moral fundamental. (Bernstein, 1990b, p. 103).
Los pgs son un tipo de formación dirigida a jóvenes sin el título de Educación Secundaria Obligatoria, de carácter
(5)
profesionalizador a la par que educativo; estos programas aparecen con la logse de 1990 y aunque hoy en día se
han transformado en otras herramientas (pcpi, pfc), en el contexto de este artículo su falta de vigencia es irrele-
vante.
(6)
Para conocer con mayor detalle los criterios de selección de las dos entidades cuyos códigos pedagógicos pro-
cedemos a describir y analizar, véase Navas (2010).
(7)
Que es la orientación de significados dominante en los sistemas educativos.
[...] classification […] orientates the speaker to what is expected and what is
legitimate in that context. (Bernstein, 1996, p. 104).
La dimensión estructural se puede estudiar tanto en los sujetos como en los discursos y en las agencias. La di-
(8)
No hay relación entre la metodología Se utiliza una metodología en la For- La metodología utilizada en la For- La metodología utilizada en la
de la Formación Profesional Específica mación Profesional Específica que mación Profesional Específica incluye Formación Profesional Específica
Metodología que orienta la y la de la Formación Básica. incluye aspectos de la utilizada en la aspectos de la usada en la Formación y la usada en la Formación Básica
práctica Formación Básica para favorecer la Básica para favorecer aspectos de lo son complementarias.
competencia en el desempeño labo- laboral.
No hay relación entre los objetivos Los objetivos de aprendizaje y com- Los objetivos de aprendizaje y com- Los objetivos de aprendizaje y
de aprendizaje y competencias que petencias que se deben desarrollar en petencias que se deben desarrollar en competencias que se deben desa-
En los objetivos de aprendizaje
se deben desarrollar en la Formación la Formación Profesional Específica la Formación Profesional Específica rrollar en la Formación Profesio-
y competencias que se deben
Profesional Específica y los de la For- incluyen aspectos de la Formación incluyen aspectos de la Formación nal Específica y en la Formación
desarrollar
mación Básica. Básica para favorecer la competencia Básica que son relevantes para el de- Básica son complementarios.
laboral. sarrollo de lo laboral.
Graizer, O. L. y Navas Saurin, A. El uso de la teoría de Basil Bernstein como metodología de investigación en Didáctica y Organización Escolar
TABLA II. Análisis de la práctica pedagógica del pgs – Dimensión de la interacción
para realizar actividades pasos así como el resultado final ciones en el nivel de la micro- permite que los jóvenes los lleven
esperado. secuencia. a cabo en el orden que deseen.
149
150
Reglas discursivas – Ritmo
El docente marca el tiempo desti- El docente marca el tiempo El tiempo destinado a las activida- No hay delimitación del tiempo
nado a las actividades al principio destinado a las actividades al des no se marca al inicio, hay un en el inicio de las actividades.
de las mismas. Constantemente inicio y, durante su realización, va cierto respeto por el ritmo de los El docente deja que los jóvenes
En las actividades por recuerda a los jóvenes el tiempo recordando a los jóvenes que ese jóvenes. Aun así, el docente avisa a progresen a su ritmo. Sugiere
realizar límite y no acepta retrasos. tiempo es para cumplirlo. Acepta, los jóvenes si se retrasan mucho. otras tareas para los que van
puntualmente, algunos retrasos terminando.
justificados.
Lo que el joven dice es pormeno- Lo que el joven dice es reformu- Se le dice al joven lo que está Lo que el joven dice no se
Cuando los jóvenes intervie- rizadamente reformulado, corregi- lado, corregido o completado de incorrecto pero no se hace refor- somete a corrección o refor-
nen con incorrecciones do o completado. forma genérica. mulación alguna. mulación alguna.
El docente apunta sistemática- De forma general, el docente El docente apunta lo que es inco- El docente acepta las pro-
mente lo que es incorrecto o apunta lo que es incorrecto o rrecto o está incompleto pero no ducciones de los jóvenes. Las
Graizer, O. L. y Navas Saurin, A. El uso de la teoría de Basil Bernstein como metodología de investigación en Didáctica y Organización Escolar
En los trabajos y actividades está incompleto e indica de forma está incompleto e indica lo que clarifica lo que falta en la produc- preguntas que hace son para
por realizar clara y pormenorizada lo que falta falta en la producción del texto. ción del texto esclarecer la producción.
en la producción del texto.
Graizer, O. L. y Navas Saurin, A. El uso de la teoría de Basil Bernstein como metodología de investigación en Didáctica y Organización Escolar
En estos instrumentos presentamos una matriz que hemos generado como requi-
sito previo a la recogida de información del trabajo de campo. Nos centramos en la
descripción de cuatro grados9 posibles de clasificación (relación entre discursos) y de
enmarcamiento (relación entre sujetos) en los pgs:
TABLA III.
Entre un grado y otro hay múltiples realizaciones posibles. Para nuestro análisis hemos
diseñado estas cuatro puesto que consideramos que cada una representa una posición sig-
nificativamente aislada respecto de las demás. Entendemos que el cambio significativo se
produce cuando la información que queremos recoger, estructurada en función de nuestro
principio de organización, en mayor o menor medida cumple las siguientes relaciones:
TABLA IV.
La división en grados surge de las necesidades del análisis del trabajo de campo. Aunque no guardan una relación
(9)
aritmética entre sí, cada uno representa un progresivo debilitamiento en la jerarquía de relaciones de C++ a C--.
Para los resultados de la investigación a que hacemos referencia véase Navas (2008).
(10)
FIGURA I.
OE
Ci+/ Ei++
Las líneas que rodean los indicadores analizados de la práctica pedagógica deno-
tan la intensidad de la relación observada. En general podemos decir que esta prác-
tica pedagógica, que hemos denominado práctica pedagógica profesionalizadora,
se caracteriza por una orientación elaborada, que inserta unas relaciones de poder
claramente delimitadas en situaciones de control muy fuertes, excepto en el tiempo
que se concede a los jóvenes para adquirir las transmisiones.
En la esal hay dos formadores en cada una de las sesiones en las que se trabaja con
jóvenes. Esto explica, en parte, que la evaluación, los objetivos y los contenidos estén
caracterizados como fuertes. A la hora de trabajar con los jóvenes, podemos señalar
FIGURA II.
OE
Ci-/ Ei--
Un estudio sobre la organización escolar desde un punto de vista sociológico se puede encontrar en Graizer
(11)
(2008).
Referencias bibliográficas
Researching with
the School Community
Paradojas y conflictos entre las culturas del profesorado,
las familias y los estudiantes en el contexto escolar
Resumen
Presentamos parte de los resultados de la investigación «Experiencia escolar, identidad y
comunidad: investigando colaborativamente para la transformación de las prácticas escolares»
(SEJ2007-60825/ EDU, del Plan Nacional de Investigación I+D+I). La investigación se está lle-
vando a cabo en tres centros educativos ubicados en dos provincias del sur de España. Uno de
ellos es de Primaria y está ubicado en un barrio marginal, otro es de Secundaria y está situado
en un contexto de clase media baja, el último, ubicado en un entorno rural, es un centro de
Primaria con primer ciclo de ESO.
Es necesario comentar la situación histórica del modelo educativo español para compren-
der los marcos en los que se insertan las experiencias de los agentes de los distintos estamentos
estudiados en esta investigación. Asimismo, el marco referencial de la investigación se asienta
en una perspectiva crítica tanto con las instituciones como con los actores educativos. Meto-
dológicamente, trabajamos desde una perspectiva narrativa con la intención de recuperar las
diversas voces que conforman las realidades escolares cotidianas.
En esta publicación nos centramos en las diferentes perspectivas y ‘miradas’ acerca de
la experiencia escolar de los colectivos que participan de la escuela: profesorado, familias y
alumnado.
De la variedad de aspectos implicados en la comprensión de esta experiencia, destacamos
tres dimensiones de interpretación: la tradición (cultura social y familiar de la escuela), la re-
producción (la experiencia escolar construida en el tiempo) y las expectativas (qué esperamos
de la educación y de la escuela). Estas diferencias configuran prácticas educativas distintas,
a través de la resolución de los conflictos y la convivencia de las perspectivas paradójicas
emergentes. En definitiva, podemos concluir que el modo en que las diferentes experiencias
escolares de los colectivos implicados se resignifican en la comunidad educativa, se generan o
se construyen diferentes estructuras de funcionamiento de las escuelas al mismo tiempo que
representan modos particulares de construcción de la identidad.
Palabras clave: biografías, experiencia escolar, comunidad, clima escolar, Educación Prima-
ria, Educación Secundaria.
Abstract
The aim of this paper is to present part of the results of the research “School Experience,
Identity and Community: Researching collaboratively in order to transform school practices”
(SEJ2007 60825/EDU, of the National RDI Research Plan). This research is being carried out in
three schools located in two provinces in southern Spain. The first one is a primary school in a
deprived neighbourhood; the second one is a secondary school in a low middle class area; and
the third one is a primary school that has the first cycle of secondary education in a rural area.
It is necessary to provide the historical context for Spain’s education model in order
to understand the framework provided for the various educational players studied in this
research.The research’s reference framework is also based on a critical perspective of both the
institutions and the educational players. Based on the methodology, we work from a narrative
perspective with the intention of recovering the diverse voices that make up the day-to-day
school realities.
In this paper, we focus on the different perspectives and “viewpoints” regarding different
school experiences of teachers, families and students.
With regard to the variety of aspects involved in understanding that experience, we
highlight three dimensions of interpretation: tradition (social and family culture about the
school), reproduction (the school experience built over time) and expectations (what we
expect from education and from school). Those differences make up different educational
practices where conflicts must be resolved and emerging paradoxical perspectives must
coexist. In short, we can conclude that the way in which the different school experiences of
the groups involved are made known in the education community, different school working
structures are generated or built at the same time as they represent specific ways of building
up an identity.
Key words: biographies, school experience, community, school climate, primary education,
secondary education.
Planteamientos iniciales
Esta investigación ha sido desarrollada gracias a la financiación del Plan Nacional de Investigación, del Ministerio
(1)
Si bien esta es una situación que se manifiesta de forma general en todos los siste-
mas educativos (Hargreaves, 2000), en España adquiere matices propios de acuerdo
con nuestra peculiar historia de los últimos 40 años. Las transformaciones vividas en
un lapso de tiempo relativamente breve han traído la falta de un proceso más reflexi-
vo y consensuado a cuya estabilización hayan contribuido los diversos actores del
sistema escolar.
Pensamos que las reformas educativas españolas tuvieron que ‘quemar’ etapas que
en otros países del entorno tuvieron un recorrido más relajado, acorde con la dinámi-
ca de los tiempos. Las reformas de principios de los ochenta, que intentaban demo-
cratizar el sistema educativo, no encontraron una respuesta suficiente, y el modelo
representativo de gestión y de participación de los distintos colectivos que se generó
se consideró un fracaso. Este sentimiento fue dando paso a sucesivos recortes del mo-
delo que iban dando entrada a modelos más gerencialistas y eficientistas, con mayor
centralización en las competencias, y una disminución de la capacidad política de los
colectivos (especialmente del alumnado y las familias) en la toma de decisiones de la
vida de un centro escolar. El cambio de las condiciones sociales y económicas de los
últimos 20 años (mayor tecnocratización y búsqueda de la excelencia) nos pilló con
el pie cambiado, de forma que cuando aún no se había terminado de crear un sistema
adecuado de representación y participación, las convergencias internacionales nos
obligaban a cambiar el discurso y los procedimientos. La tarea no era muy complica-
da, ya que si el modelo de participación anterior no funcionaba, parece lógico, desde
esta posición, que se pensara en regular más y mejor, para que el sistema continuara
funcionando.
La consecuencia es el distanciamiento de las familias respecto de la vida de los
centros escolares y un creciente rechazo de los estudiantes ante propuestas y esce-
narios que les son totalmente ajenos y, a menudo, agresivos. Los centros educativos,
en consecuencia, se profesionalizan y quedan en manos de los profesionales de la
educación, la cual se reduce a una cuestión de «especialistas» y no de construcción
colectiva y pública que da respuesta a la necesidad y a la demanda de formación y de
elaboración de conocimiento. La respuesta de la sociedad y de las familias en particu-
lar es considerar los centros educativos como empresas de servicios que, como tales,
están sometidos a reglas económicas de mercado y no a las lógicas sociopolíticas de
una sociedad democráticamente constituida. Pensamos que los últimos desarrollos
legislativos resaltan esta posición, desde la esquizofrenia generada entre los discursos
oficiales y las realidades vividas en los centros. Así, ante la declaración de la necesidad
de que las familias participen, los centros (las administraciones educativas que los
sustentan) refuerzan las verjas de los colegios, regulan la asistencia de los padres en
los tiempos prescritos, instalan cámaras de seguridad, etc.
Familias, alumnado y profesorado, por tanto, se ven abocados al desencuentro, a
la balcanización y al conflicto de intereses. Cada colectivo representa un sistema de
referencia distinto y adjudica a la escuela intencionalidades bien diferentes. Sin ir más
lejos, la cultura académica, como paradigma del saber racional preconizado en la es-
cuela, choca con la cultura juvenil que relativiza el criterio de verdad y pone en jaque
los sistemas de relación y de valores propios de la escuela (Rivas, 2005). El resultado
es la ruptura en la cotidianidad escolar.
Tal como explica Hargreaves (2000), en este escenario, las relaciones entre familia
y escuela están plagadas de dificultades y se convierten en un juego de intereses parti-
culares. Sin embargo, no se puede pensar en un avance de la educación, especialmen-
te de la enseñanza pública, sin una estrecha colaboración entre ambas partes. Citando
textualmente, «con la calidad de la educación pública en entredicho y con tantos
alumnos que dependen de ella, la necesidad de colaborar estrechamente es tanta, so-
bre todo cuando los padres son difíciles y los alumnos tienen tantas necesidades, que
no podemos darnos por vencidos» (Hargreaves, 2000, p. 222).
Esta investigación quiere profundizar en esta necesidad de colaboración, para ser-
vir de dinamizadora de estas relaciones y de la necesidad de establecer metas comu-
nes. Esto significa que hay que acercar y, en la medida en que se pueda, compartir
las diferentes perspectivas de los distintos colectivos. En definitiva, se deben hacer
públicas experiencias de escuela que nos permitan encontrar los acuerdos necesarios
para construir una escuela de la que todos se puedan sentir protagonistas. El modo en
que se estructura la experiencia escolar de los distintos colectivos implicados en la
comunidad que se conforma en torno a la escuela es un componente esencial de
las prácticas educativas y conlleva unos modos particulares de construir la identi-
dad de los distintos participantes. El diálogo entre la familia, la escuela y el alumnado
se puede establecer desde la base de las prácticas y la experiencia, con lo que se
rompería con la inercia tradicional de discutir desde las concepciones partidistas, los
intereses propios o la teoría estéril. Dialogar desde las experiencias permite compartir
desde la propia vida, lo cual supone un ejercicio democrático.
La aportación de cada colectivo es producto de su peculiar ubicación en la co-
munidad educativa, constituida como una situación estructurada, en la que se ponen
de manifiesto diferentes identidades. La del profesorado es una identidad profesional,
construida en el tiempo y en los diferentes escenarios de vida como educadores. La so-
ciedad y el sistema legal les asigna, además, un papel central en la puesta en marcha del
Marco referencial
desafía los modos canónicos de hacer investigación y de representar a los otros […]
y trata la investigación como un acto político, socialmente justo y con conciencia so-
cial». Se está refiriendo a la autoetnografía, que equipara la autobiografía y la etnografía,
en su forma de hacer y pensar, que es a la vez proceso y producto de la investigación.
Contenido y forma se corresponden de forma indisoluble (Rivas, 2009; Smith, 1997)
y se adopta una posición de compromiso con la realidad que se investiga y con los
sujetos que participan en la misma.
La investigación narrativa forma parte de este mismo giro epistemológico (Her-
nández, 2011), al recuperar la noción de sujeto como elemento central en el ejercicio
reflexivo que supone todo proceso de conocimiento. El cambio que representa, espe-
cialmente en el campo de la investigación cualitativa, supone desplazar el punto de
mira. Si ‘canónicamente’, lo que se presenta es qué dice el investigador sobre cómo
el sujeto vive su cultura, desde la recuperación de la subjetividad lo que preocupa es
qué dice el sujeto sobre cómo vive su cultura. Cambian, por tanto, no solo las con-
cepciones epistemológicas, sino también las relaciones políticas (por tanto, de poder)
que se establecen entre investigadores e investigados. Como afirma Conle, (2003), la
narrativa, desde este punto de vista, se encuentra vinculada con la política y, además,
supone un modo diferente de acercarse a la realidad.
Desde esta posición narrativa, el conocimiento se encuentra vinculado a las expe-
riencias subjetivas, a partir del paso de los sujetos por contextos particulares. La iden-
tidad, por tanto, se sitúa en primer plano, al construirse, justamente, a partir de estos
contextos, poniendo de manifiesto el aprendizaje que los sujetos hacen de los mismos.
Conocer es un acto colectivo que tiene su origen en la relación entre las personas en
situaciones específicas. Por tanto, siempre contiene la posibilidad de la transforma-
ción de estos contextos, ya que el conocimiento está estrechamente ligado a ellos.
El conocimiento erudito, de este modo, poco tiene que ver con esta idea, salvo que
pertenece a otros contextos de acción, para los cuales tiene sentido. El problema apa-
rece cuando queremos hacer valer el sentido de una forma de conocimiento en otro
tipo de contextos. Bajo este supuesto, lo que tiene lugar son formas de colonización,
por medio de las cuales se intenta universalizar un modo único, anulando cualquier
otro como inútil, irracional o vulgar (MacLaren, 2010; Rivas, 2010). En este sentido, las
formas con las que narramos la experiencia son parte del proceso de transformación
y cambio, ya que nos vinculan con una forma de relación con los contextos, con los
otros y con el conocimiento (Griffith, 2008). Desde un punto de vista colonizador, la
forma de narrar va en un sentido determinado, reproduce un conocimiento norma-
lizado (enlatado, podríamos decir), mientras que desde un punto de vista crítico, el
relato puede trastocar las relaciones de poder existentes y formar parte del proceso
de emancipación de los sujetos. Como afirma Aceves (1997), «abordar las identidades
emergentes con un enfoque biográfico puede aportarnos evidencias e interpretacio-
nes sobre los fenómenos sociales y experiencias individuales que de otra manera no
lograríamos».
El punto de vista del profesorado ha contado con más eco en la literatura educati-
va. De hecho, hablamos de una línea de investigación centrada específicamente en los
docentes. La así llamada «investigación del profesor» (Hollingsworth & Sockett, 1994;
Cochram-Smith & Lytle, 2002) es un buen ejemplo de este planteamiento. Sin embar-
go, poca atención se ha dado a la voz del alumnado y a la de las familias. El primero ha
sido estudiado más como sujeto que aprende y no como sujeto sociocultural con sus
propios intereses. Por tanto, la investigación sobre el alumnado ha estado más centra-
da en sus procesos de aprendizaje con una dimensión esencialmente individual. En
cuanto a las familias, estas han sido tratadas como si fueran colaboradores necesarios
(o responsables, en su caso, de los fracasos del alumnado), y no tanto como compo-
nentes activos en la construcción de las prácticas escolares.
Con esta investigación intentamos poner en juego las voces de los tres colectivos y
valorar el papel que desempeñan en la dinámica escolar y la actividad que tiene lugar
dentro de los centros educativos. Para ello, nos centramos en la experiencia de cada
colectivo y en el modo en que la narran para, en una segunda fase, reflexionar sobre
estrategias de mejora, desde una perspectiva colaborativa.
Relato metodológico
tos y la asamblea como los dos ejes principales y pone el énfasis en la relación como
base para la educación.
El otro centro es de Secundaria y está ubicado en un barrio popular. Mayoritaria-
mente, la población es de clase media o media baja, y es uno de los centros tradiciona-
les creados en la época de la expansión de la Educación Secundaria en España, en los
años setenta. Cuenta por tanto, con un profesorado estable en su mayoría; aunque las
jubilaciones están renovando parte del mismo. Cuenta con un cierto prestigio en la
ciudad, dada su estabilidad y la ausencia de conflictos importantes, junto con un buen
porcentaje de aprobados en selectividad, según narra el profesorado.
Los relatos fueron construidos a partir de entrevistas biográficas con los sujetos,
focalizadas sobre su experiencia escolar. En su mayor parte, se celebró una sola entre-
vista, aunque en el caso de los profesores en bastantes casos se hizo necesario man-
tener dos. De estas entrevistas se hizo un relato breve, si bien los datos obtenidos han
sido manejados en el proceso de análisis e interpretación. El reparto de las entrevistas
por cada centro fue el siguiente:
En cuanto a los primeros, las entrevistas estuvieron orientadas hacia los relatos de
sus experiencias, centrados en su actividad en el centro; pero también en su ambiente
familiar, grupos de amigos, etc. Con los docentes fuimos construyendo, por un lado,
su trayectoria escolar previa, con sus experiencias vividas en la escuela, su proceso de
formación y su proceso de socialización profesional; por otro lado, abordamos su prác-
tica cotidiana en la escuela, centrándonos en su actividad, en el relato de lo que hacen,
y no tanto en su justificación. En cuanto a las familias, construimos también relatos de
su propia experiencia escolar, si bien intercalada con su visión sobre la enseñanza que
sus hijos están recibiendo.
Dos momentos más han tenido lugar en la investigación, que no son objeto de este
escrito. En primer lugar, se llevaron a cabo microetnografías en los centros estudiados
(Jeffrey y Troman, 2004). Durante una semana, se hizo un proceso de inmersión de
tres investigadores, que participaron durante toda la jornada escolar en la actividad
del centro, tanto dentro como fuera del aula. Por otro lado, se ha hecho una revisión
de la legislación actual que tiene algún tipo de implicación con la práctica escolar de
alguno de los tres colectivos.
La última fase está consistiendo en la reflexión compartida con los tres colectivos
en sesiones conjuntas a partir de los temas planteados. Una primera fase de este pro-
ceso ha consistido en la devolución colectiva y sectorial de los datos obtenidos. Esto
es, se han celebrado reuniones por separado con cada grupo, en las cuales estaban
presentes la mayoría de los participantes en las entrevistas, así como otros interesados.
En los tres colectivos, se han formado grupos muy implicados, con un proceso de re-
flexión y discusión sumamente rico. De hecho, buena parte de la sistematización que
presentamos tiene que ver con estos debates que hemos denominado «de devolución»
(Rivas y Leite, 2011).
Resultados
Profesorado
considerar la época en que se sitúa su paso por la escuela, ya que los que asistieron
durante la dictadura plantean cuestiones diferentes a los que se formaron en épocas
más recientes.
Se rescatan más las experiencias positivas frente a las negativas, aun cuando estas
son diferentes. Posiblemente es el profesorado de Secundaria el que destaca una edu-
cación más rígida con mayor énfasis en la disciplina e incluso en el castigo. El profeso-
rado de Primaria presenta más experiencias educativas gratificantes, tanto académicas
como de otro tipo, tales como colaborar en actividades extraescolares, ayudar a las
maestras, o participar en actividades de grupos religiosos o solidarios.
Son evidentes las diferencias en el paso de Primaria a Secundaria. Este cambio en
algunos casos fue dramático y, en otros, generalmente en Secundaria, se vivió con más
continuidad. Este tránsito se define como el paso de la dependencia a la autonomía;
de un escenario más regulado y, por así decir, más resguardado, a otro con un papel
más significativo de la responsabilidad individual. Esto modifica la valoración de uno
y otro grupo respecto a cada etapa.
Por regla general, la participación era muy escasa, casi limitada a las actividades
académicas y con muy poca repercusión en la gestión de los centros. La enseñanza
se recuerda, unánimemente, como muy repetitiva y memorística. En relación con este
ambiente controlador, se hace hincapié en el mayor respeto con el que se vivía. El
profesorado de Secundaria, quien aparentemente experimenta más el conflicto social
en la escuela, es el que más lo resalta y lo añora, aunque con matices. No se trata tanto
de la búsqueda de la autoridad perdida, tal y como a veces se plantea en el debate
público de la escuela, sino de la necesidad de mantener una relación más positiva con
el alumnado.
Resaltamos el modo en que el profesorado de Primaria enfatiza las relaciones que
se vivieron en la escuela y el recuerdo de ciertos docentes que marcaron positivamen-
te su interés por la escuela. En cambio, el profesorado de Secundaria hace más hinca-
pié en el docente que le impactó, vinculado a una asignatura en particular: «Estudié [la
carrera X] porque tuve un profesor muy bueno de [la materia X]».
La formación presenta características diferentes en uno y otro grupo. No es lo
mismo estudiar Magisterio o una licenciatura, hay diferentes matices: mayor énfasis en
los procedimientos o en los contenidos, lo cual hace válido el tópico al uso. En el pri-
mer caso, salvo excepciones muy contadas, no hay conciencia de que esta formación
fuera especialmente significativa. Les puso en contacto con teorías o con propuestas
innovadoras, pero la experiencia cotidiana no fue relevante. Más bien al contrario. En
algunos casos fueron los grupos que se conformaron los que dieron un giro a la forma-
ción y posibilitaron otros enfoques. Sin duda, los años ochenta, durante los cuales se
formó la mayoría, representan un período de cambios sociales y políticos que también
tuvieron su efecto en las aulas universitarias. El profesorado de Secundaria, por su
parte, destaca más la formación intelectual o científica, pero no aparece tampoco un
fuerte impacto de la universidad en su proceso de formación como docente o como
profesional.
En los primeros años profesionales, lo que destaca es el peregrinaje por centros
distintos y la sensación continua de cambio, de ausencia de un escenario estable en
el que trabajar. De nuevo, la época histórica en que les tocó desarrollarse profesional-
mente fue relevante: propuestas de innovación potenciadas desde la administración,
movimientos de renovación pedagógica, proyectos educativos en marcha, etc. Esto
supuso un caldo de cultivo que marcó a una generación de docentes, aunque con
diferentes opciones. El profesorado de Secundaria, por su lado, si bien vivió la misma
época, manifiesta una mayor preocupación por la estabilidad profesional. Sin duda, la
peculiar historia del instituto que investigamos tiene que ver en esta forma de enfocar
la cuestión: un profesorado estable desde la constitución del centro, un entorno edu-
cativo positivo, un prestigio mantenido en el tiempo, etc.
El tercer aspecto que consideramos es el del trabajo cotidiano de los docentes.
Podemos establecer una diferencia clara, además de por la diferencia de nivel, por el
proyecto que están desarrollando en el centro de Primaria. Este profesorado se hizo
cargo de un centro en situación límite –por el absentismo y los conflictos continuos–
y propuso un planteamiento educativo basado en las relaciones, la asamblea y los pro-
yectos de trabajo. Estas premisas están presentes en el trabajo que realizan y marcan
las prácticas escolares y la vida profesional de sus participantes.
El centro de Secundaria –aunque es un centro comprometido con proyectos de
diferente tipo y con una estabilidad basada en un equipo directivo y un claustro de pro-
fesores muy implicado en su trabajo–, mantiene su estructura convencional. Existe una
relación intensa con las familias, desde actividades especialmente dirigidas a ellas, tales
como la escuela de padres, pero no hay una participación en el ámbito de lo educativo.
Son institutos que están por aquí cerca y lo padres también quieren que sus
hijos vengan aquí porque no sé porque hay cierto prestigio, de instituto que
funciona... Bueno, sí sé por qué, es por el hecho de que muchísimos años ha
habido una directiva fija y ha habido un profesorado muy estable y eso en el
barrio se sabe, se comenta y entonces los padres enseguida quieren venir aquí,
pero milagros no hacemos ninguno (Niger, profesor de instituto).
Por otro lado, en Secundaria enfatizan más las dificultades para cambiar sus prácti-
cas. La innovación es una tarea complicada, para la que no existen condiciones y que
conlleva una gran carga personal. Por ejemplo, hay una mayor presencia del libro de
texto. Por otro lado, el centro participa en proyectos educativos relevantes, como el
de bilingüismo, el de mediadores escolares, el de cultura de paz, etc. La diversidad de
situaciones que se viven en un instituto sería un aspecto destacable en esta valoración,
con una complejidad de los tipos de enseñanza (eso, Bachillerato, módulos profesiona-
les, etc.), formación del profesorado, trayectorias profesionales, etc.
El último aspecto, compartido entre los dos centros, es la implicación personal en
su trabajo por parte del profesorado, independientemente de cuál sea su orientación,
modalidad o nivel. El trabajo de profesor es de 24 horas, según su propia expresión.
Eso me llamó la atención de mi hija, porque mi hija me dijo que yo tenía que me-
jorar en eso, y no dedicarme tanto al trabajo, porque es verdad, yo llego a mi casa,
como, estoy un ratito y luego pienso en trabajar (Indonesia, maestra de Primaria).
Todo esto apunta a una profesión con una gran carga emocional, compleja, pre-
ñada de dudas e inseguridades, pero que en líneas generales resulta gratificante cuan-
do se experimentan ciertos éxitos. Hay una característica bastante común en todo
el profesorado y es el compromiso con actividades ajenas al centro como forma de
desconectar emocionalmente y tener un espacio propio. Así, actividades deportivas,
asociaciones diversas, compromisos sociales, etc., completan su vida personal.
Alumnado
En relación con el alumnado, hay algunas cuestiones relevantes que afectan tanto al
de Primaria como al de Secundaria, a pesar de las diferencias propias de la edad y de
la distinta realidad social que viven en ambos casos. Se puede decir que hay una cierta
condición de «alumno o alumna» que actúa a lo largo de todo el sistema escolar.
Una primera característica que resalta es la dependencia que aparece en relación
con la realidad social de la que se parte, la cual establece diferentes significados para
la escuela. Esto supone distintas expectativas con respecto a la educación y, por tanto,
diferentes modos de afrontar la actividad escolar, sus relaciones con los demás y el
desempeño de las tareas.Así, hay un mayor interés por la escuela o el instituto cuando
el alumnado mantiene unas expectativas sociales más altas y disminuye drásticamente
cuando lo educativo deja de ser relevante para su futuro e incluso para su presente. El
propio alumnado lo expresa con claridad:
Los contextos familiares son, sin duda, relevantes para esta valoración, pero la ac-
ción del centro escolar puede generar también condiciones más favorables. Esto es
más evidente en el centro de Primaria, de acuerdo con el proyecto educativo que
mantiene, pero no es ajeno al sistema escolar en general. Esta valoración, sin duda, es
la más repetida en las apreciaciones del alumnado en las diferentes fases del trabajo.
En segundo lugar, las relaciones entre el alumnado y el profesorado cambian en
uno y otro caso. La distancia es mayor en el caso de Secundaria y está mucho más me-
diada por lo académico. En el caso de Primaria, posiblemente también potenciada por
el proyecto del centro, hay una mayor proximidad en el trato y una mayor implicación
emocional del alumnado. Hay un sentimiento, en este caso, de que el profesorado del
centro «se preocupa por nosotros», comentario que es casi unánime en todos los rela-
tos. En este caso, esta idea de «preocupación por el alumnado» es una constante que
aparece también en las familias, por lo que estamos hablando, sin duda, de un escena-
rio peculiar de actuación del profesorado del centro de Primaria.
Más allá de lo académico, lo que más valora el alumnado es esta dimensión de cuidado
y atención al otro, la cual también aparece en Secundaria, pero con sus propios matices,
ya que se valora también la calidad académica del profesorado. Podemos afirmar sin dudas
que la relación que se establece entre ambos colectivos, desde el punto de vista de alum-
nado, tiene un componente emocional y afectivo muy intenso. Este aspecto, por otro lado,
es una constante en la mayoría de los relatos sobre la experiencia escolar, independien-
temente del colectivo. En general, la mayoría destaca el trato del profesorado, su calidad
humana, por encima de otras consideraciones; este factor es bastante determinante a la
hora de establecer su implicación con la educación y las actividades escolares.
cuando también se callen los demás.Y él nada más que… pasa algo y me echa
las culpas a mí. Pues yo voy y hablo con él y siempre se lo digo, voy al despacho
y se lo digo a la jefa de estudios y me echó (Luna, alumna de Secundaria).
Esto nos lleva a otra característica importante de la experiencia del alumnado: las
relaciones sociales que se viven en el centro escolar son el centro de su vida en la
escuela. Lo académico se convierte más en una condición, un marco establecido, en el
cual se desarrollan las relaciones entre el alumnado, y entre el alumnado y el profeso-
rado. Evidentemente, si el sistema afectivo es el que prima en la vida de los centros, las
relaciones ocupan un lugar de privilegio. Estas van a estar bastante relacionadas con
los desarrollos educativos y el mayor o menor interés por la escuela. En Primaria, este
sistema de afectos es mucho más evidente y está presente en todo el sistema escolar.
La visión que el alumnado tiene de la enseñanza, por otro lado, está muy centrada
en la memoria y en la repetición, especialmente en Secundaria. Aprender es igual, de
alguna forma, a recordar, y se recuerda mediante la repetición. Al final, todo está me-
diatizado por las preferencias personales, las cuales no presentan sustento en ninguna
característica especial del sujeto o del sistema.
En este sentido, podemos decir que el sistema escolar, de acuerdo con la experien-
cia de estos centros, sigue encarando el fracaso escolar desde esta perspectiva sobre
la enseñanza. Así, la expulsión, el castigo, etc. siguen siendo pautas que perviven en los
centros como forma de regulación de la conducta, especialmente en el centro de Se-
cundaria.Todo se resuelve en el ámbito de la responsabilidad individual, casi siempre
del estudiante. El proyecto del centro de Primaria, una vez más, resulta relevante en
este aspecto, ya que la asamblea es el órgano que actúa también en las decisiones acer-
ca de las «malas conductas» o de cualquier otro aspecto relacionado con la disciplina.
El alumnado del centro expresa esta peculiaridad de su centro de forma elocuente
y destaca algunas de las dimensiones que venimos tratando:
¿Cómo te digo? Comparado con otros colegios, aquí, por ejemplo, te puedes
divertir… Es como… más de una vez han dicho que eso es un colegio de jugue-
tes, porque han visto tanto colorido y tanta ilusión de los niños de venir y eso.
Comparado con otros colegios, imagínate el Maristas, este que hay aquí al lado,
pijos. Dale estudiar, estudiar, estudiar, más de un niño está amargado ya, tanto
estudiar.Aquí por ejemplo no, aquí estudias, estudias, estudias y después relája-
te. El maestro, por ejemplo, nos había visto muchas veces que estábamos ner-
viosos y dice «Venga, hoy toca relajación». Nos pone una música y nos relaja.Y
así que te puedes divertir en este colegio (Carolherchel, alumna de Primaria).
Familias
Sin duda este es el colectivo que presenta mayor complejidad y diversidad en sus ex-
periencias escolares. Por un lado, porque puede haber tantas trayectorias personales
diversas como sujetos. En el caso de Primaria, en particular, la casuística que se plantea
es evidente: emigrantes de diferentes áreas (de países árabes, latinoamericanos, países
del Este…), algunos sin papeles; población gitana (estable y nómada); familias conven-
cionales (pareja e hijos) y familias múltiples (hijos diferentes para cada miembro de
la pareja y otros compartidos); titulados universitarios, estudios medios, y sin ningún
estudio (en algunos casos incluso analfabetos o con graves déficits en la lectoescri-
tura).
Por otro lado, en la valoración de su experiencia cuenta mucho su papel como
padres y madres en el escenario escolar de sus hijos, con lo que la comparación se
encuentra presente en gran medida a lo largo de sus historias. Así, buena parte de sus
expectativas con sus hijos ponen de manifiesto sus trayectorias escolares. «No quiero
que mi hijo fracase como yo; [quiero] que tenga más posibilidades en el futuro». Son
múltiples las expresiones en este sentido que enfatizan el mensaje de progreso y as-
censo social del sistema escolar.
Por otro lado, también se vuelcan en la comparación algunos de los tópicos más
comunes sobre la escuela. Por ejemplo, en cuanto a la pérdida de autoridad, los niveles
más bajos, la importancia del esfuerzo o las notas. No siempre estas apreciaciones son
congruentes con las explicaciones que ofrecen sobre el funcionamiento de la escuela,
lo que apunta a algunas paradojas interesantes que, entendemos, tienen que ver con
la dimensión desde la que se hace la valoración. En ninguno de los dos centros se
manifiesta un descontento importante con la labor que se realiza, salvo los matices
que cada padre o madre pueda introducir. La opinión de que la experiencia escolar de
sus hijos es mejor que la suya propia es un comentario extendido. Especialmente en
Primaria, donde el proyecto educativo sigue actuando a favor.
Si nos centramos en su propia experiencia escolar, en esta es donde se pone de
manifiesto la variedad que mencionábamos al principio. Han pasado por escuelas muy
diferentes, en ocasiones (familias inmigrantes) con estructuras y culturas muy diversas.
En su mayoría explican prácticas educativas de las consideradas tradicionales, incluso,
en el caso de la población española autóctona, destacan la autoridad, el respeto, el cas-
tigo, etc. Las familias de Secundaria y Primaria, en este caso, son aún más distintas en la
medida en que la diferencia de edad marca etapas históricas diferentes. La cercanía en
el tiempo de la experiencia de las familias de Primaria produce condiciones distintas.
El conflicto entre cultura escolar y cultura familiar también está presente en este
caso. No siempre las expectativas de escuela y familia se mueven por los mismos lu-
gares y esto otorga significados diferentes a las actividades escolares. Las perspectivas
laborales y económicas se confunden con las académicas, de forma que no siempre se
interpretan del mismo modo. En algunos casos, especialmente en Primaria, las familias
no tienen elaborado un modelo de qué significa la escuela, salvo la obligatoriedad de
asistir y de aprender cierto tipo de cosas. El caso de familias con un nivel bajo de es-
tudios o con un estatus social muy bajo resulta significativo, ya que aunque muestran
interés por el progreso de sus hijos en los estudios, no son capaces de visibilizar cómo
funciona. En Secundaria, quizás también debido al nivel educativo, hay una mejor per-
cepción en este sentido.
Esto se refleja con nitidez en la valoración que hace uno de los padres de Secun-
daria:
Yo lo que no quiero es que se malee, tampoco quiero que se… que me lo qui-
ten de la gente, de los niños… porque lo que yo quiero es que sea como los
demás, que sea listo, pero que sea como los demás; y que estudie lo que quiera,
me gustaría que tuviera una carrera buena, una carrera de Ciencias que es lo
que me gusta a mí y que es lo que le gusta a él (Martín, padre de Secundaria).
Me he tenido que poner yo todo este año, vamos y el año pasado, con el niño
para enseñarle para leer, para escribir, que escribe fatal, que me escribía, a lo
mejor este colegio va así, pero me escribía todo en mayúscula; le ha costado
mucho trabajo aprender las minúsculas… Tengo que estar todo el día encima
del niño para, para verle un poco de evolución porque es que no se la veo…
[…] ¿Y en matemáticas qué trabajan? (Julia, madre de Primaria).
La situación descrita, como es fácil observar, muestra una realidad compleja y diversa.
Los niveles en que se puede plantear el discurso introducen cuestiones paradójicas
y a veces conflictivas. Lo vivido y lo declarado no siempre marchan por el mismo ca-
mino, lo cual no indica que exista una actitud hipócrita o mentirosa. Simplemente se
describen aspectos distintos de la vida escolar, que pueden resultar contradictorios,
vistos desde una perspectiva unilateral.
Sin duda, destaca la preocupación por el alumnado, en un escenario a veces mar-
cado por la exigencia académica y a veces por la social. La enseñanza es una profesión
que se basa en las relaciones (Van Manen, 2003), aunque las prácticas y las inercias
institucionales impongan otras prioridades.
En un sistema social en conflicto con el modelo de escuela y con la impronta
posmoderna reinante, la escuela sigue teniendo sentido desde el ideal de «progreso»,
propio del discurso racionalista moderno, aunque los matices pueden variar según
los escenarios. El profesorado sigue siendo paladín de la escuela como posibilidad
de cambio social y, especialmente, de promoción social. No siempre este principio se
universaliza para todo el alumnado, sino que se matiza de acuerdo con los principios
de evaluación que sostienen el sistema educativo. Este aspecto entra en contradicción,
justamente, con las prácticas excluyentes que representan la política de calificaciones,
pero no se visualizan otras formas de afrontar la situación. Hay una cierta naturaliza-
ción de los procesos escolares (Aceves, 1997) que restringen los límites de lo pensa-
ble en materia educativa (Castoriadis, 1993), lo cual sostiene las prácticas educativas
de una forma considerable. El hecho de que esta visión sea compartida por todos los
colectivos refuerza más dicha posición.
Desde el punto de vista de los estudiantes, las contradicciones y paradojas están
más presentes. Es un colectivo diverso que presenta una multitud de posibilidades
que alteran el orden institucional establecido. Así, actitudes de miedo, alegría, satis-
facción, ansiedad, aburrimiento, competitividad y cooperación, por citar algunas, con-
viven sin barreras en el entorno escolar. A veces, dichas actitudes se manifiestan de
forma simultánea, pero a menudo constituyen también fuentes de conflicto entre el
alumnado, y entre el alumnado y el profesorado. Al final, todo se resuelve, de nuevo, en
el ámbito de las relaciones y estas se configuran de acuerdo con consensos peculiares.
Al fin y al cabo, la experiencia escolar se mantiene desde una perspectiva indivi-
dual, basada en la responsabilidad (o culpabilidad en ocasiones) del sujeto. Eso sí, esta
Referencias bibliográficas
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cache=1&cHash=4f1297e4c2.
Dirección de contacto: Jose Ignacio Rivas Flores. Universidad de Málaga. Facultad de Ciencias
de la Educación. Departamento de Didáctica y Organización Escolar. Campus de Teatinos
s/n. 29007, Málaga, España. E-mail: [email protected].
Resumen
España tiene actualmente una de las tasas más altas de fracaso escolar de la Unión Europea
en la Enseñanza secundaria. Esta etapa va desenganchando al alumnado según van transcurriendo
los cursos. La motivación de los estudiantes desciende paulatinamente y esta falta de implicación
puede convertirse en la antesala de la desvinculación social. El objetivo de esta investigación es
describir y comparar las percepciones del alumnado sobre el funcionamiento de los programas
de cualificación profesional inicial (pcpi) y los programas de diversificación curricular (pdc).
El estudio se ha realizado en varias etapas: una fase extensiva de recogida de información
mediante cuestionarios, una fase intensiva desarrollada por medio de entrevistas en profundi-
dad y, finalmente, una fase integradora en la que se realizan propuestas de mejora. En la parte
cuantitativa del estudio han participado 262 alumnos y alumnas pertenecientes a 24 centros
Abstract
Spain currently has one of the highest secondary school drop-out rates in the European
Union. This stage lets students slip away as they go through the school. Student motivation drops
progressively and this lack of implication can lead to the beginnings of social disengagement.The
aim of this research is to describe and compare students’ perceptions on how the Initial Professional
Qualification Programmes (PCPI) and the Curricular Diversification Programmes (PDC) work.
The study process has been carried out in several stages: an extensive information collection
phase using questionnaires, an intensive phase developed by means of in-depth interviews and
finally an integrating and proposal-making phase. A total of 262 students from 24 schools took
part in the quantitative part of the study, and 24 group interviews took place in the qualitative
part involving students from both programmes.
The research results indicate that these programmes offer an interesting alternative for students
that have not moved up Compulsory Secondary Education appropriately. For both programmes to
operate correctly, awareness must be raised among the teaching staff concerning the curriculum,
with support and guidance from the students and using a teaching methodology that promotes
the use of what is being learnt, making connections with everyday life, offering practical activities,
resolving cases and problems, teacher demonstrations and giving students a certain amount of
freedom in class. The study data invite us to consider the purposes of Compulsory Secondary
Education, curriculum development, how schools work and their organisational design and the
response provided for students with problems adapting to this educational stage.
Key words: school drop-out rate, adolescence, tackling diversity, curricular diversification,
initial professional qualification programmes, social and work insertion.
Introducción
La finalidad primordial del sistema educativo es hacer que la persona desarrolle las
competencias adecuadas para lograr su plena integración en la sociedad. Debe formar
ciudadanos competentes en las diferentes facetas de la vida (afectiva, cultural, labo-
ral y social). El concepto de desarrollo integral que propone el Decreto 175/2007 del
Gobierno Vasco recoge las competencias esenciales para la inserción plena del alum-
nado en la sociedad. Los grandes ejes referenciales para una educación integral, en
los ámbitos personal, familiar, sociocultural, académico y profesional se concretan
en aprender a vivir de manera responsable y autónoma, aprender a aprender y a pensar
de forma crítica, aprender a comunicarse, aprender a vivir juntos, aprender a desarrollarse
como persona y aprender a hacer y a emprender.
Las capacidades humanas son el referente que se debe tener en consideración a
la hora de definir los objetivos de la educación integral. Las necesidades de los adoles-
centes y de la sociedad actual determinan el capital formativo básico que cada alumno
debe obtener al finalizar la educación obligatoria. Las propuestas curriculares autonó-
micas emanadas de la Ley Orgánica de Educación (loe, 2006) constituyen propuestas
de máximos para enseñar qué conocimientos básicos no se deben dejar de aprender.
Esta circunstancia nos lleva a reflexionar sobre qué educación debe ser considera-
da imprescindible, debe garantizarse a todas las personas como uno de sus derechos
básicos y, en consecuencia, debe ser adquirida por todo estudiante para su integración
en la sociedad (Escudero, 2005). Sin embargo, los resultados obtenidos por el sistema
educativo español en este ámbito no son los deseados. España tiene una de las tasas de
fracaso escolar más altas de la Unión Europea en la Enseñanza secundaria. Roca (2010)
afirma que, a comienzos de este siglo, la tasa de abandono temprano de los estudios
en España se situaba ya muy próxima al 30% mientras que en la Unión Europea la cifra
rondaba el 17%. Estos últimos años los porcentajes de la UE han experimentado un
ligero descenso (15%), mientras que en España han permanecido constantes.
¿Qué factores llevan al fracaso y al abandono escolar? Más allá de los factores pre-
dictivos de riesgo como la pobreza, la pertenencia a una minoría étnica, la familia de
inmigrantes, el desconocimiento de la lengua mayoritaria, el tipo de escuela, la ubica-
ción geográfica, la falta de apoyo social y otros, habrá que tener en cuenta, como se-
ñalan Serna,Yubero y Larrañaga (2008), que los factores socioculturales y las variables
psicosociales (motivación de logro y expectativas del estudiante) influyen de manera
La eso está catalogada como una etapa compleja por los muchachos que no han obte-
nido el título de graduado de Educación secundaria. Las razones que alegan son diver-
sas. En algunas ocasiones, los docentes manifiestan una falta de capacidad alarmante
para dar respuesta a la delicada situación de algunos estudiantes. Por otro lado, en los
procesos de enseñanza desarrollados en el aula predomina la transmisión de conoci-
mientos sobre el aprendizaje activo y significativo. Esta situación provoca que el alum-
nado se aburra en clase. Lo expresan con claridad los estudiantes de los programas de
cualificación profesional inicial1: «Los estudios eran muy aburridos en la eso, mucho
libro y muchas horas de clase, pero lo que se aprendía no servía para casi nada. Los
profesores pasaban de mí y tuve problemas con ellos» (Vega y Aramendi, 2010, p. 13).
La eso se está convirtiendo en una etapa que desengancha al alumnado según
pasan los cursos. Al no conseguir darles a los estudiantes una respuesta motivadora y
atrayente, surge el aburrimiento y la falta de implicación. Este desenganche escolar es
el primer paso de la desvinculación con la sociedad (Rué, 2006).
Esta etapa se caracteriza por la compartimentalización curricular (González, Mén-
dez y Rodríguez, 2009), la metodología transmisora apoyada en la exposición oral
del profesor y en el libro de texto, la falta de respuestas eficaces e inclusivas a la
diversidad del alumnado, la uniformidad de horarios y escenarios de aprendizaje,
la escasa apertura al entorno, la baja participación de las administraciones locales y las
organizaciones no formales en la educación, la evaluación basada en la memorización
La investigación La atención a la diversidad: análisis de la realidad de los centros de secundaria (ehu 09/05) ha
(1)
n Mayor peso de los «saberes sobre» (contenidos conceptuales) frente a las des-
trezas y a las habilidades (contenidos procedimentales).
n Predominio de la palabra sobre la acción.
n Protagonismo de la terminología y del léxico (nombrar, definir, clasificar).
n Excesiva abstracción de los contenidos.
n Artificialidad de los problemas y de los ejercicios escolares.
n Importancia de los escritos literarios frente a otro tipo de textos.
n Excesivo peso de las normas literarias y estilísticas, desde el comienzo de la
escolarización.
Durante las últimas dos décadas, las diferentes leyes orgánicas y autonómicas han
promulgado medidas para responder de manera adecuada a las necesidades del alum-
nado. La loe (2006) en el artículo 27.2 menciona los programas de diversificación
curricular:
«Los alumnos que una vez cursado segundo no estén en condiciones de pro-
mocionar a tercero y hayan repetido ya una vez en secundaria, podrán incorpo-
rarse a un programa de diversificación curricular, tras la oportuna evaluación».
Aunque el alumno presenta un desfase curricular leve se muestra motivado
para trabajar. Obtiene la titulación de graduado de eso o un certificado de los
cursos superados.
Esta normativa queda matizada por la Ley Orgánica 4/2011, de 11 de marzo, com-
plementaria de la Ley de Economía Sostenible, por la que se modifican las Leyes Or-
gánicas 5/2002, de 19 de junio, de las Cualificaciones y de la Formación Profesional,
2/2006, de 3 de mayo, de Educación, y 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial. Se
modifica el apartado 1 del artículo 30 de la LOE, que queda redactado en los siguientes
términos:
res: el 75% de los estudiantes de segundo curso ha obtenido la certificación del programa,
el 42% de los presentados a las pruebas de acceso a curso formativo de grado medio las ha
superado, aunque solo suponen el 7% del total. El 27,6% del alumnado de segundo curso
de pcpi ha obtenido el graduado de Educación secundaria (Granja, 2010).
Planteamiento de la investigación
Objetivos de la investigación
Diseño de la investigación
Dimensiones
• Datos de identificación: sexo, edad, provincia.
• Conocimientos impartidos en el aula: cultura general (Sociales, Matemáticas…), consulta de información, sentirse a
gusto consigo mismo, vivir de manera sana, respeto a la naturaleza, utilización de maquinaria y tecnología, idiomas,
respeto a las personas, resolver problemas.
• Estrategias de enseñanza: métodos expositivos e indagadores.
• Actividades desarrolladas en clase: exposición oral del docente, prácticas con ordenadores y maquinaria, resolu-
ción de casos y problemas, visionado de vídeos, debates, lectura y resumen, realizar proyectos, estudiar, trabajo
individual y en equipo.
• Rol del profesorado en el aula: ámbito del currículo, orientación y tutoría, y organización del aula.
• Funcionamiento óptimo del aula: clima y ambiente, enseñanza, relaciones, aprendizaje, recursos y motivación del
alumnado.
Los miembros del equipo de investigación, mediante visita al centro, distribu-
yeron los cuestionarios y estos fueron devueltos por correo postal.
En la siguiente tabla puede observarse el guion inicial utilizado en las entre-
vistas estructuradas.
Categoría
• Presentación.
• Qué se enseña en los pdc-pcpi.
• Cómo se aprende en los pdc-pcpi.
• Cuál es el rol del docente: currículo, orientación, organización.
• Cómo funciona la clase.
• Propuestas de mejora.
• Otros.
Participantes en el estudio
El trabajo de investigación se ha llevado a cabo en los institutos de eso con pdc auto-
rizados por el Departamento de Educación del Gobierno Vasco, con un índice más
elevado de fracaso escolar y en aulas de los pcpi. Existen en la comunidad autónoma
75 pcpi con un total de 4.430 alumnos. Por el tipo de centro en que se encuentran
escolarizados tenemos la siguiente distribución en el curso 2009-10: el 47,6% esta-
ban escolarizados en centros dependientes de ayuntamientos, el 29% en entidades
privadas, el 18,2% en centros privados concertados y el 5,2% en centros públicos
dependientes del Departamento de Educación. En cuanto a las edades de los estu-
diantes de primer curso, el alumnado de 15 años representa el 8%, el de 16 años
el 51%, el de 17 años el 28% y el alumnado de 18 años el 13,5%. En segundo curso el
alumnado de 16 años representa el 8%, el de 17 años representa el 55%, el de 18 años
representa el 25%, el de más de 18 años representa el 12%. Las mujeres representan
el 27% del total y el alumnado inmigrante el 30% (Granja, 2010).
Se seleccionaron ocho centros por cada capital de provincia (cuatro institutos con
eso y pdc y cuatro pcpi que acogen alumnado de los institutos elegidos). Los centros
Análisis de datos
Los datos de la parte cuantitativa fueron tratados con el paquete informático spss
17.0 e iteman con los que se realizaron diversos análisis estadísticos (promedios, dife-
rencias de medias-prueba t de Student y correlaciones Tau-b de Kendall). El nivel de
significatividad aplicado es del 0.05.
La fiabilidad de cuestionario es de 0.889 (Alfa de Cronbach).Al finalizar la recogida
de información se ha procedido al análisis intensivo de los datos de acuerdo con el
siguiente procedimiento (Lukas y Santiago, 2009):
Resultados
Las percepciones del alumnado sobre los conocimientos impartidos nos indican que
en los programas de diversificación se les aportan más conocimientos de cultura ge-
neral que en los pdc, les enseñan a sentirse a gusto consigo mismos, a vivir de manera
sana y saludable y a resolver sus problemas. En los pdc les enseñan más conocimientos
de idiomas que en los pcpi.
X alumnado X alumnado
Escala: 1 (poco, mal) - 4 (mucho, bien) Sig.
pcpi pdc
El taller es distinto. Cada uno tiene su cabina, su trabajo y cada uno sabe lo
que tiene que hacer. Tengo mi plan. Además te das cuenta que te has currao
un baño tú solito. He hecho un buen trabajo y eso me gusta. Te quedas bien
contigo mismo. Cuando terminamos el trabajo la gente se siente satisfecha.
Nosotros curramos en serio.
Estrategias de enseñanza
X alumnado X alumnado
Escala: 1 (poco, mal) - 4 (mucho, bien) Sig.
pcpi pdc
24. En este centro puedo sacarme el graduado fácilmente. 3.12 3.23 0.277
26. Se hacen bastantes cosas nuevas en clase. 3.31 2.69 0.000
28. Las actividades que se realizan en clase son creativas. 3.12 2.83 0.007
30. Trabajamos de forma libre en clase; los/las profesores/as no nos 2.82 2.27 0.000
dan la lata.
32. En clase podemos cambiar de tarea e inventar nuevos trabajos. 3.05 2.25 0.000
34. Se realizan muchos trabajos prácticos en clase. 3.43 2.73 0.000
36. Trabajamos técnicas para aprender cosas prácticas. 3.51 2.63 0.000
38. Lo que aprendemos se relaciona con la vida real. 3.70 2.98 0.000
40. El/La profesor/a nos dice para qué sirve (para qué vale) lo que 3.63 3.10 0.000
se aprende.
42. El/La profesor/a nos explica un tema y luego practicamos en 3.50 3.27 0.020
clase.
44. El/La profesor/a nos dice que pensemos las tareas antes de 3.41 3.38 0.805
hacerlas.
46. Corregimos las prácticas y ejercicios para saber si están bien 3.53 3.47 0.566
hechos.
48. Antes de comenzar a trabajar planificamos las tareas. 3.17 2.72 0.000
50. Antes de comenzar a trabajar planificamos cómo vamos a hacer 3.13 2.76 0.002
los trabajos.
52. El/La profesor/a nos hace repasar y comprobar el trabajo que 3.08 2.98 0.425
realizamos.
54. El/La profesor/a no nos deja hablar en clase, estamos mucho 2.28 2.60 0.019
tiempo callados.
56. El/La profesor/a pasa mucho tiempo explicando temas. 2.77 3.22 0.000
58. El/La profesor/a nos explica bastantes conceptos teóricos. 3.00 3.05 0.627
60. Lo que se enseña en clase es muy general y teórico. 2.81 2.72 0.435
62. Utilizamos bastante los libros e Internet para estudiar. 2.14 2.34 0.107
64. En general me gustan las asignaturas. 3.03 2.58 0.001
66. Existen demasiadas asignaturas. 2.39 2.47 0.594
68. Las asignaturas son muy útiles. 3.49 2.61 0.000
70. Trabajamos sobre temas que elegimos nosotros. 2.43 1.75 0.000
72. Aprendo cómo «moverme» en la vida. 3.43 2.45 0.000
74. Nos dicen para qué sirve lo que aprendemos. 3.31 2.91 0.000
76. El profesorado me pregunta si he entendido lo que ha explicado. 3.50 3.32 0.102
78. El profesorado me ayuda cuando no entiendo un tema. 3.70 3.40 0.000
80. El profesorado intenta comprenderme, se interesa por mí. 3.43 3.09 0.002
82. El profesorado me ayuda a estudiar y a mejorar. 3.39 3.20 0.070
84. Repasamos los trabajos y ejercicios si no los entendemos bien. 3.10 3.23 0.243
Según las percepciones del alumnado, en los pdc se obtienen puntuaciones más
elevadas y significativas que en los pcpi en las siguientes variables: el profesorado no
les deja hablar en clase, están mucho tiempo callados y el profesor pasa mucho tiem-
po explicando temas.
Los estudiantes de los pcpi se muestran bastante satisfechos con la forma de traba-
jar en estos centros y sobre todo con los docentes:
X alumnado X alumnado
Escala: 1 (poco, mal) - 4 (mucho, bien) Sig.
pcpi pdc
Las opiniones de los estudiantes dan a entender que en los pcpi se trabaja con
métodos más prácticos y en los pdc se impulsan estrategias más relacionadas con la
búsqueda y la gestión de la información.
Parece que los estudiantes de los pcpi perciben la importancia de su trabajo:
Tú aquí tienes una aspiración, una ilusión. Vengo a trabajar y merece la pena, te
esfuerzas un montón. Los compañeros también son muy buenos y eso también
ayuda. Aquí es más fácil trabajar. A veces nos lo enseñan, otras veces tú te lo in-
ventas.Aparte de eso te ves más tranquilo.Tu examen es hacer bien tu trabajo, tu
examen diario es ese.
X alumnado X alumnado
Escala: 1 (poco, mal)-4 (mucho, bien) Sig.
pcpi pdc
122. El profesorado me ayuda a comprender mejor los temas que 3.62 3.15 0.000
estudio.
124. El profesorado me evalúa de forma justa. 3.47 2.93 0.000
126. El profesorado nos orienta para aprender a vivir mejor. 3.32 2.65 0.000
128. El profesorado me motiva y me anima para aprender. 3.56 3.02 0.000
130. El profesorado me ayuda para tomar decisiones de futuro. 3.51 3.18 0.003
132. El profesorado me ayuda a comportarme bien con los demás. 3.37 2.94 0.000
134. El profesorado me ayuda a trabajar en equipo con los demás. 3.21 2.88 0.004
136. El profesorado me ayuda a resolver mis problemas y lograr mis 3.39 2.79 0.000
objetivos.
138.El profesorado se dedica sobre todo a darnos pautas para hacer 3.23 2.84 0.000
bien las cosas.
140. El profesorado se dedica sobre todo a enseñarnos conocimien- 2.59 2.85 0.017
tos teóricos.
142. El profesorado me orienta acerca de lo que quiero hacer en el futuro. 3.51 3.27 0.018
144. El profesorado nos enseña más pautas de comportamiento que 2.80 2.61 0.089
contenidos teóricos.
146. El profesorado impulsa el buen ambiente en clase. 3.52 3.04 0.000
148. El profesorado me anima cuando hago mal las tareas y trabajos. 3.23 2.86 0.001
150. Yo tengo una idea clara de lo que quiero aprender, de lo que 3.51 3.40 0.279
me gusta.
Aquí te explican, te ayudan; estudiar se hace más práctico. En la eso casi todo es
teoría. En el instituto te repiten las cosas dos veces y aquí las que tú quieras.
El alumnado de los pdc puntúa más alto la variable «El profesorado se dedica sobre
todo a enseñarnos conocimientos teóricos». Esta diferencia también es significativa.
X alumnado X alumnado
Escala: 1 (poco, mal)-4 (mucho, bien) Sig.
pcpi pdc
Aquí damos lo mismo que en la eso pero de otra manera, más suave, a otro
ritmo, Estamos a gusto, te motivan, los profesores tienen paciencia contigo, te
explican bien las cosas, son agradables y te intentan ayudar.
Respecto al funcionamiento del aula, ninguna variable de los pdc obtiene puntua-
ciones más elevadas que en los pcpi.
Para resumir los datos del estudio se han correlacionado los constructos de la
investigación con la dimensión «Funcionamiento óptimo del aula en los pdc y pcpi».
En la Tabla ix se recogen los coeficientes de correlación (Tau de Kendall) y su signifi-
catividad (al nivel 0.05).
Desde la perspectiva del alumnado, el buen funcionamiento del aula en los pcpi y
pdc está estrechamente relacionado con el papel docente sensibilizado con el currí-
culo y la didáctica, la metodología de trabajo centrada en la utilidad, el impulso de la
orientación y la tutoría permanente, la metodología relacionada con la vida cotidiana,
la ayuda proporcionada por el docente al alumnado, el fomento de actitudes, pautas y
valores, la metodología de trabajo práctica y creativa, la planificación de las tareas por
parte del alumnado, las actividades de debate, el impulso del gusto por las asignaturas,
las actividades relacionadas con el estudio de casos, las demostraciones de ejemplos
y modelos por parte del docente, el repaso de lo aprendido y la libertad de acción en
clase (flexibilidad en interacciones, comunicación, tiempos, ritmos, espacios…).
Un joven cree que la clave del éxito de los pcpi está en las personas y, concreta-
mente, en los docentes:
En la eso había más gente, más clases, más horas, más asignaturas, los profesores
pasaban de ti… La clave está en el profesorado. Aquí te ayudan a aprender, te
animan, te dicen si entiendes los temas.
Conclusiones
Los datos del estudio reflejan la satisfacción de los estudiantes con los dos programas
evaluados y, especialmente, con los pcpi. Todo ello nos lleva a reflexionar sobre los
factores que producen este cambio tan radical hacia el aprendizaje por parte de un
colectivo de alumnos que se mostró incómodo e incluso rechazado en la eso.
Esta etapa necesita un cambio en su orientación y en sus finalidades. En el ámbito
curricular, las tendencias del estudio apuntan hacia la conveniencia de fomentar la
interdisciplinariedad, el acercamiento a la vida real (enseñar a vivir), la indagación, el
respeto a la diversidad y el gusto por el aprendizaje. Una de las claves de la capaci-
tación de los futuros ciudadanos es la educación a lo largo de la vida. Y para ello es
necesario que la enseñanza sea más inclusiva, práctica, útil y atractiva.
Parece necesario reflexionar sobre el nuevo perfil y las funciones del profesorado
de la Educación Secundaria Obligatoria. Los datos del estudio reflejan la satisfacción del
alumnado con sus docentes, con el currículo, con los procesos de orientación y tutoría y
con el fomento de las actitudes. Por el contrario, en la eso existen ciertas dudas en cuan-
to a su identidad como etapa y, además, entre los docentes conviven dos culturas profe-
sionales bastante diferentes: los maestros y maestras generalistas de la antigua Enseñan-
za General Básica y el profesorado especialista del Bachillerato Unificado Polivalente. La
Educación Secundaria Obligatoria necesita plantearse un cambio en sus finalidades que
conllevaría también una nueva definición del papel del docente en esta etapa.
En el ámbito de la orientación, las medidas de atención a la diversidad deben fo-
mentar la inclusión del alumnado en su grupo natural de trabajo. Deben ser medidas
con retorno (Vega y Aramendi, 2009). Muchos alumnos acuden a programas específi-
cos fuera del aula ordinaria durante la mayor parte de la jornada escolar (Arnáiz, 2009).
Estas medidas son eficaces en el diagnóstico pero no tanto en el tratamiento. El 92%
del alumnado con necesidades educativas especiales que abandona el sistema educa-
tivo lo hace sin el título obligatorio. Solamente un 28% del alumnado de los progra-
mas de diversificación curricular continua sus estudios en la educación posobligatoria
aunque fracase en ellos (Mena, Fernández y Riviere, 2010).
Todo ello nos lleva a una reflexión sobre la estructura de la eso y la eficacia de los
programas de atención a la diversidad. El alumnado que no sigue el ritmo de la clase
debería ser apoyado en el aula para lograr los conocimientos básicos para vivir. Tam-
bién existe la posibilidad de ofertar, en el mismo centro, enseñanzas de índole más
práctica para los estudiantes que las demandaran. Esta opción implicaría un nuevo
diseño de los institutos de secundaria.
No obstante, el fracaso escolar no es un problema exclusivo de los centros edu-
cativos. Marhuenda (2006) afirma que es necesario organizar la participación de las
entidades locales y las instituciones sin ánimo de lucro en los pcpi. Las medidas que se
han de considerar deben impulsar una estrategia coordinada que aborde los numero-
sos aspectos de este complejo problema. El Consejo Escolar del Estado, en el informe
sobre el estado y situación del sistema educativo (curso 2008-2009), manifiesta su
preocupación en torno a los déficits de equidad y de éxito en la enseñanza obligatoria.
Afirma que las diferentes administraciones deben prestar especial atención al análisis
de resultados y a la articulación de planes de mejora, a las transiciones entre etapas, a
la detección temprana de las dificultades de aprendizaje, al abandono prematuro y al
abordaje de planes de actuación que permitan que todo el alumnado obtenga la titula-
ción y de esa manera aumenten sus posibilidades de formación posterior.
El Consejo Escolar también apela a la colaboración entre las diferentes comunida-
des autónomas. Los desequilibrios existentes entre las diferentes regiones en relación
con las tasas de fracaso escolar y de abandono escolar temprano exigen iniciativas que
articulen las actuaciones necesarias para que el alumnado con dificultades obtenga
una acreditación que le proporcione alternativas y oportunidades de futuro cuando
finalice la enseñanza obligatoria (Ministerio de Educación, 2009).
La administración, pues, debe garantizar el derecho de todo ciudadano a recibir un
capital formativo básico para integrarse en la sociedad. La sensación de fracaso que
experimenta la tercera parte de la población estudiantil que cursa la eso es un dato
preocupante. Las iniciativas de atención a la diversidad, como los pdc y pcpi, serán ade-
cuadas en la medida en que sean capaces de responder a las carencias educativas de
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Dirección de contacto: Pedro Aramendi Jáuregui. Universidad del País Vasco. Facultad de Fi-
losofía y Ciencias de la Educación. Departamento de Didáctica y Organización Escolar.Ave-
nida de Tolosa, 70. 20018, San Sebastián, Guipúzcoa, España. E-mail: [email protected].
Resumen
Este trabajo examina cómo seis profesores de Educación Infantil incorporan a sus prácticas
un recurso tecnológico digital. Se trata de un pupitre informático diseñado para su uso con
alumnos de edades tempranas, que incorpora un ordenador ibm con lector de cd-rom, acceso a
Internet y sistema operativo Windows xp. Se pretende estudiar el papel del soporte dentro de
los esquemas de acción de los profesores y en relación con su conocimiento pedagógico de la
materia. Utilizando un sistema de análisis de la interacción en el aula que segmenta las prácticas
Este trabajo ha sido realizado gracias a la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación a través del proyecto
(1)
docentes en categorías diferenciadas por su nivel de generalidad, se han analizado las grabaciones
de doce sesiones de clase con este recurso de las tecnologías de la información y la comunica-
ción (en adelante tic). Los resultados muestran que existen patrones comunes en las prácticas
entre los profesores estudiados. El patrón más destacado se caracteriza por el protagonismo que
las tareas tienen en el transcurso de las clases y la subordinación del recurso tic a dicho elemento
curricular. También es importante subrayar la aparición de un tipo de actividad de realización
de tarea con tic en todas las sesiones analizadas; esto se convierte en el esquema de actividad
predominante. Entre las conclusiones cabe destacar que es el conocimiento pedagógico de la
materia lo que permite dar sentido al uso del soporte tecnológico en los contextos de la práctica,
al menos en los profesores de nuestra investigación. Los resultados plantean desafíos para el desa-
rrollo de investigaciones futuras sobre la consistencia de los patrones de actuación encontrados
y sus repercusiones en la formación de los docentes.
Abstract
This paper examines how six early childhood teachers integrate into their practice a digital
resource consisting of a technological desk designed to be used with children at early ages. It
includes an ibm computer with a cd-rom reader, Internet access and Windows xp operating system.
The incorporation of ict resources into classroom practice will depend on the teacher’s pedagogical
knowledge of the discipline, and it will also depend on whether or not these resources make sense
within the ‘action plans’ that the teacher is using to manage his or her activity in direct teaching.
Using a system to analyse classroom interaction that segments teaching practice into categories
differentiated by level of generality, we studied recordings of twelve classroom sessions in which the
resource described above is used.The results show that common patterns exist among the teachers
studied as regards the development of these practices.The most important pattern detected is the
central nature of tasks in the classroom and the subordination of ict resources to these curricular
elements. It is also important to underscore the appearance of different pedagogical approaches
when ict are incorporated into the early childhood classroom. One of the main conclusions is
that the incorporation of ict resources into teaching only makes sense if it is consistent with
the execution of the practice and that consistency has been verified in our study through the
analysis of direct teaching practices incorporating ict resources. These findings pose challenges
for the development of future research studies regarding the consistency and diversification of the
patterns of action found and for teacher education.
Introducción
En este artículo presentamos los resultados obtenidos del análisis de 12 clases de Edu-
cación Infantil (en adelante ei). Pertenecen a seis profesores de la etapa de ei que fueron
grabados cuando desarrollaban su práctica en el aula, en la que se había introducido un
pupitre tecnológico diseñado para su uso con alumnos de edades tempranas. Dicho pu-
pitre incorpora un ordenador ibm con lector de cd-rom, posibilidad de acceso a Internet
y sistema operativo Windows xp. Partimos de la idea de que documentar lo que los pro-
fesores hacen en sus prácticas de aula cuando utilizan estos recursos es un asunto clave
para poder explicar sobre qué aspectos se asienta la incorporación real de las tic en los
procesos de enseñanza y poder desentrañar los mecanismos de uso de estos recursos
en situaciones de enseñanza directa.
La investigación que se presenta en este trabajo forma parte de un proyecto más
amplio sobre la actuación que el Centro Internacional en Tecnologías Avanzadas (cita,
http://www.citafgsr.org/cita/) de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez está llevan-
do a cabo con el apoyo de la empresa ibm en las aulas de ei de 17 profesores de ocho
centros escolares de la comarca de Peñaranda (Salamanca). Se trata de introducir el
pupitre informático denominado «El rincón del ratón» en estas aulas, acompañado
del asesoramiento y apoyo tecnológico de un especialista del cita y de las labores de
investigación del proyecto de i+d desarrollado por nuestro grupo de trabajo.
En trabajos anteriores, habíamos abordado el estudio de los usos que los profe-
sores hacen de los recursos tic cuando los incorporan. Esos estudios se llevaron a
cabo desde un enfoque cuantitativo en el que usamos cuestionarios, lo que nos per-
mitió describir para qué tareas docentes se utilizan los recursos digitales, determinar
qué recursos en concreto se introducían, así como establecer relaciones entre las
características de los profesores (como su experiencia profesional, su formación, sus
actitudes respecto de las tic), con otros elementos tales como las condiciones orga-
nizativas y estructurales de los centros, las prácticas con tic, las razones del uso de
los soportes digitales… Los resultados obtenidos en esos trabajos resultan útiles para
esbozar algunas características de orden general de los usos de los recursos por parte
de los profesores. Sin embargo, estos resultados arrojan pocos detalles sobre la ver-
dadera configuración de las prácticas reales y plantean dudas al intentar determinar
el sentido de las relaciones causales entre las variables. Estos inconvenientes nos han
conducido a plantearnos el trabajo que presentamos a continuación con la idea de
que, al explicar cuáles son las condiciones particulares de utilización de los recursos
en las prácticas reales, podremos construir conocimiento que sea útil para informar
sobre dichas prácticas.
A continuación se expondrán, en primer lugar, los enfoques teóricos y el conoci-
miento en los que se apoya el estudio. En segundo lugar, se presentará el trabajo tal
como ha sido desarrollado, así como las conclusiones.
Presupuestos teóricos
para ellas potenciales aplicaciones de los recursos tic. Desde otra perspectiva, las
investigaciones de Cuban sobre las prácticas docentes con tic (1993, 2001), recogen
el predominio del uso docente del ordenador como soporte en el que se recoge y
almacena información. Este uso perpetúa las prácticas más consolidadas de otro tipo
de soportes clásicos en las aulas.
De lo dicho hasta ahora, podemos destacar dos aspectos clave: en primer lugar,
que la incorporación de los recursos tic en las prácticas de aula va a depender del
conocimiento pedagógico de la disciplina que posea el docente, en concreto de la
intersección entre dicho conocimiento y el conocimiento sobre las tic. En segundo
lugar, dependerá además de si dichos recursos adquieren o no sentido dentro de los
«esquemas de acción» que utilizan los profesores para gestionar su actuación en la
enseñanza directa.
En lo que respecta al uso del pupitre digital por parte de los profesores de ei, que es
el núcleo en el que se centra este trabajo, los planteamientos teóricos se inscriben en
lo expuesto hasta ahora. Por tanto, trabajamos sobre la idea de que la práctica con este
recurso dependerá de los dos aspectos clave resumidos en el párrafo anterior: el cono-
cimiento pedagógico de la disciplina en relación con el conocimiento sobre el pupitre
digital y los esquemas de acción utilizados por los profesores. Sobre estos presupuestos,
nos proponemos analizar cómo se desarrollan las prácticas con este soporte en contex-
tos de enseñanza directa, describiendo qué se hace desde las actividades de aula, esto es,
las acciones que se desarrollan, así como sus relaciones con los elementos del currículo
más importantes: contenidos, objetivos, actividades y evaluación. El análisis pretende
situar el papel del soporte dentro de los esquemas de acción de los profesores y en rela-
ción con su conocimiento pedagógico de la materia. Más concretamente pretendemos
responder a las siguientes cuestiones de investigación:
Diseño de la investigación
Participantes
(2)
Se trata de las sesiones que teníamos disponibles en el momento de la elaboración de este trabajo, las correspon-
dientes al tercer trimestre estaban aún pendientes de transcribir y categorizar.
Experiencia
Años de Años de per- Curso de Número de
previa con
Sexo experiencia manencia en Educación alumnos en
«El rincón
docente el centro Infantil clase
del ratón»
Profesora 1 Mujer 5 1 Aula unitaria 9 No
Para estudiar las doce clases grabadas cuyos resultados presentamos, correspondien-
tes al primer y segundo trimestre del curso escolar, adaptamos el sistema de análisis
de la práctica educativa que ha sido desarrollado por un grupo de investigación de la
Universidad de Salamanca (Sánchez, García, Castellano et ál., 2008; Sánchez, García y
Rosales, 2010) cuya estructura y sentido se puede consultar en Sánchez, García, Rosa-
les et ál. (2008) y en Sánchez, García y Rosales (2010). Este sistema permite estudiar
las prácticas del aula segmentándolas en cinco unidades de análisis de menor a mayor
amplitud: ciclos, episodios, actividades típicas de aula, sesiones y unidades curricula-
res. El sistema se completa con tres dimensiones que permiten mirar las clases desde
tres perspectivas: desde los contenidos (qué), desde el nivel de participación del pro-
fesor y los alumnos (quién) y desde las estructuras de participación que regulan la
intervención del profesor y los alumnos en el desarrollo de la tarea (cómo)3.
En este trabajo, partiendo del sistema que hemos resumido, hemos seguido el pro-
cedimiento que se describe a continuación.
En un primer momento, hemos dividido las clases en las unidades de análisis que
permiten llegar a la estructura global de la sesión a través de la identificación de las
actividades típicas de aula (en adelante ata). De esta manera, cada sesión se descom-
pone en sus sucesivas actividades típicas: «planificar actividades», «realizar tareas con
recurso tic», «explicar», «preparar salida al recreo». Esta unidad de segmentación se
denomina también «actividad prototípica de aula» (Lemke, 1990) puesto que se refiere
a un conjunto de acciones que tienen una organización o un modo de desplegarse
muy convencional y previsible para todos los participantes así como un objetivo del
que todos son igualmente conscientes.
En las ata más complejas diferenciamos otra unidad de análisis que llamamos «epi-
sodios». Estos episodios son estructuras o segmentos de la interacción que definen un
objetivo o meta perceptible o identificable para los participantes en la misma (profe-
sores y alumnos) y que forman parte de un segmento más amplio, el de las actividades
de aula (Sánchez, García, Castellano et ál.; Rodicio, 2008). En los episodios se analizará
otro nivel que será el de las acciones del profesor implicadas en la consecución de esa
meta del episodio. De este modo, dividimos las clases en segmentos que se definen
por el propósito al que se dedican. Por ejemplo, nos encontramos con un conjunto de
actividades de planificación o de explicación del recurso tic que, a su vez, se desarro-
llan en metas más concretas, por ejemplo, de supervisión de conocimientos sobre ese
recurso, de explicación o desarrollo de actividades.
Para desentrañar con más precisión lo que está ocurriendo en las clases analizadas y
estudiar las relaciones entre el recurso de Internet y los esquemas de acción del docen-
te, descomponemos las acciones del profesor en dos grupos de elementos diferencia-
dos. Por un lado, los que tienen que ver con tareas relacionadas con aprender y explicar,
que son: identificar, planificar, explicar, recapitular y supervisar-evaluar (Sánchez, Rosales
y Cañedo, 1999); y, por otro lado, los que tienen que ver con los elementos del currícu-
lo, que son: objetivos, actividades, contenidos, recursos tic y recursos no tic (Gimeno,
Se pueden consultar algunos trabajos al respecto que ilustran sobre cómo se ha utilizado el sistema para analizar
(3)
distintas interacciones en comprensión lectora (Sánchez, García, Rosales et ál., 2008; Sánchez, García, De Sixte et
ál., 2008) así como sobre diferentes patrones de actuación en la práctica en esta misma tarea (Sánchez, García y
Rosales, 2010).
las múltiples ocasiones en que el profesor actúa sobre un elemento del currículo en
primer plano y se apoya en segundo plano en otro elemento diferente. Esta situación,
además, resulta muy común en las prácticas con los recursos tic. Algún ejemplo en
este sentido sería el que citábamos más arriba: «A ver Nerea, a ver. Dos gominolas,
pero ¿cuántas dice que le pongas? Dos; ¿y cuántas le estás poniendo? ¿Cuántas le estás
poniendo, Héctor?» (supervisa tarea-recurso tic), donde la profesora se refiere a una
tarea como elemento del currículo en primer plano (poner el número de gominolas
correcto) mientras que hace referencia a un recurso tic (el juego del ordenador)
como elemento del currículo en segundo plano.
El procedimiento de análisis seguido para las clases queda resumido en la siguien-
te tabla:
(2) Episodios
La secuencia desarrollada para la aplicación del sistema de análisis sobre las clases
transcritas se realizó como sigue:
Resultados
Los datos relativos a esta cuestión se obtienen a través del análisis de las actividades
típicas de aula y de su relación con las acciones instructivas que llevan a cabo los pro-
fesores en las secuencias de clase recogidas. Estos resultados aparecen en la Tabla iv.
El procedimiento de análisis llevado a cabo fue el siguiente:
En primer lugar, comprobamos que las diferentes ata analizadas no tenían la mis-
ma probabilidad de ocurrencia (χ28 = 5.243,42, p<.0001). La realización de tarea por
rincones (43,3%) era la ata que más se había observado, y las de visionado de película
con recurso tic, explicación de la tarea, organización para la salida al recreo, re-
citado de poesía, planificación y organización de tareas, y corrección de trabajos
se habían producido en menor medida, en todos los casos su porcentaje no superaba
el 5%. En segundo lugar, comprobamos que las distintas acciones instructivas tampoco
tenían la misma probabilidad de ocurrencia (χ23 = 1.039,54, p<.0001). La supervisión
era la acción más observada (46,9%), y la explicación la que menos se había regis-
trado (9,0%) (véase Tabla iv). A continuación, pasamos a comprobar si existía relación
entre las ata y las acciones instructivas y se encontró una relación estadísticamente
significativa (χ224 = 184,83, p<.0001, w = .23), lo que permite afirmar que las diferentes
acciones instructivas no se llevan a cabo en la misma proporción en las diferentes
ata. Analizados los residuos tipificados corregidos, consideramos únicamente aquellos
cuyo nivel de significación era inferior a .01, que son los que se muestran en la Tabla iv.
Encontramos que en las ata de planificación y organización de las tareas se obser-
van significativamente más acciones de planificación y menos de supervisión; en la
de salida al recreo, más de planificación; en la de explicación de tarea, más acciones
Tabla IV. Frecuencia y porcentaje de observación de las diferentes ata y acciones instructivas
ACCIONES INSTRUCTIVAS
ata
Identificar Explicar Planificar Supervisar Total
Planificación tareas/organización 27 7 39 15 88 (2,6%)
1.463
Realización de tarea por rincones 348 150 220 745
(43,3%)
Total 838 (24,8%) 304 (9,0%) 653 (19,%) 1.586 (46,9%) 3.381 (100%)
Papel del pupitre digital respecto del resto de los elementos del currículo
Los datos relativos a esta cuestión se obtienen a través del análisis de las actividades típicas
de aula y de su relación con los elementos primarios y secundarios del currículo sobre
los que actúan los profesores durante el desarrollo de las clases grabadas. Estos resultados
aparecen recogidos en las Tablas v (elementos primarios) y vi (elementos secundarios).
En relación con los elementos primarios del currículo, comprobamos que no tie-
nen la misma probabilidad de ocurrencia (χ23 = 3738,57, p<.0001). Las tareas aparecen
en una proporción significativamente superior (68,4%), mientras que los recursos tic
(3,2%) y no tic (6,4%) en una proporción significativamente inferior (véase Tabla v).
Para establecer la relación entre las ata y los elementos primarios del currículo,
hemos considerado únicamente aquellas ata en las que el número de elementos pri-
marios del currículo observados fuera suficiente para plantear la prueba chi-cuadrado.
Una vez obtenidos los resultados, encontramos una relación estadísticamente signifi-
cativa (χ26 = 93,65, p<.0001, w = .18), con lo cual podemos afirmar que los diferentes
elementos primarios del currículo no aparecen en la misma proporción en las dife-
rentes ata. De nuevo, analizamos los residuos tipificados corregidos y consideramos
únicamente aquellos cuyo nivel de significación era inferior a .01, que son los que
exponemos. Encontramos que en la realización de tarea por rincones se observaban
significativamente más elementos de tareas y menos de contenidos; en la realización
de tarea con y sin tic relacionadas, predominan las tareas y, por último, en la reali-
zación de tarea con y sin tic independiente eran significativamente superiores los
elementos de tarea e inferiores los de contenido y recursos tic.
Tabla VI. Frecuencia y porcentaje de observación de ata y elementos secundarios del currículo
Recurso Recurso
ata Contenido Tareas Total
tic no tic
Realización de tarea por rincones 3,2% 13,8% 29,4% 53,7% 100%
25 109 233 425 792
Realización de tarea con y sin tic relacionadas 8,2% 15,2% 41,0% 35,7% 100%
20 37 100 87 244
Realización de tarea con y sin tic independiente 7,5% 6,7% 36,8% 49,0% 100%
35 31 171 228 465
En el establecimiento de la relación entre las ata y los elementos secundarios del cu-
rrículo, hemos considerado únicamente aquellas ata en las que el número de elementos
secundarios del currículo observados fuera suficiente para plantear la prueba chi-cuadrado.
Una vez obtenidos los resultados, encontramos una relación estadísticamente significativa
(χ26 = 52,068, p<.000, w = .18), con lo cual podemos afirmar que los diferentes elementos
secundarios del currículo no aparecen en la misma proporción en las diferentes ata. De
nuevo, analizamos los residuos tipificados corregidos y consideramos únicamente aquellos
cuyo nivel de significación era inferior a .01, que son los que exponemos (véase Tabla vi).
Discusión
Los resultados que se han presentado en el epígrafe anterior nos revelan una serie de
rasgos constantes en las prácticas de los profesores estudiados.
En primer lugar, la estrategia metodológica con la que se desarrollan las clases está
centrada en la actividad. Las ata que protagonizan las prácticas y que ocupan la mayor
parte del tiempo (Tabla iv) de estas sesiones son aquellas que tienen que ver genérica-
mente con la realización de tareas con tic aunque dicha realización resulte integrada
en diferente medida en cada uno de los enfoques pedagógicos que se han detectado.
Se han definido tres tipos de actividades típicas de aula que incorporan el recurso tic
en su desarrollo: la realización de tareas por rincones, la realización de tareas con
y sin tic relacionadas y la realización de tareas con y sin tic independientes. Cada
uno de estos tipos de actividades remite a su vez a tres enfoques pedagógicos en la
incorporación del uso del pupitre informático a las prácticas. En el primer caso –rea-
lización de tareas por rincones–, el pupitre define un espacio de trabajo en el aula,
junto con otros espacios (juego dinámico, rincón de letras, rincón de números…) con
entidad propia y patrones de trabajo peculiares en cada rincón. En el segundo caso
–realización de tareas con y sin tic relacionadas–, el soporte tecnológico ofrece es-
quemas de actividades sobre contenidos propios de la etapa, en sintonía con otros re-
cursos disponibles en el aula (fichas, cuadernos de trabajo, láminas, ejercicios…) que
se combinan de forma simultánea durante el desarrollo de las distintas actividades.
Por último, en el tercer caso –realización de tareas con y sin tic independientes–,
el recurso digital ofrece materiales de trabajo con un carácter distinto al de las tareas
que se realizan habitualmente en el aula. En este último caso, la tecnología se ubica en
un espacio aparte e independiente, al que los alumnos acuden por turnos para realizar
los distintos juegos que el ordenador presenta y que no están relacionados con las ta-
reas que en ese momento se ejecutan en la clase. En los resultados obtenidos también
aparece, con muy poca relevancia, otra actividad relacionada con el pupitre digital, el
visionado de película con recurso tic. Sin embargo, solo supone un 1,7% del total del
trabajo categorizado, con lo que no puede identificarse como una estrategia de trabajo
de las aulas analizadas.
En segundo lugar, los profesores despliegan su actividad docente en las ata que
ocupan la actividad en el aula y aquí desempeñan un papel fundamentalmente de su-
pervisión. Esto quiere decir que la mayor parte del tiempo de las sesiones grabadas se
dedica a realizar tareas en las que el profesor valora y evalúa constantemente cómo
se van desenvolviendo los alumnos en dicha ejecución. Este predominio de las tareas
de supervisión resulta lógico si tenemos en cuenta el tipo de ata que protagoniza la
práctica en la etapa educativa –ei– en la que se ha realizado el estudio. Sin embargo, es
preciso subrayar la estrecha relación que han reflejado los resultados entre la naturaleza
de cada ata y el papel del docente asociado a cada una de ellas. Merece la pena reiterar
la relación entre la ata de planificación y su acción instructiva predominante de pla-
nificación, o entre la ata de explicación de la tarea y su acción instructiva de explica-
ción. Pero, más relevantes resultan, por ejemplo, la relación entre la ata de recitado de
poesía y la acción instructiva de identificar, como un mecanismo de ayuda que utiliza
el docente para dar pistas al alumno sobre rimas, cadenas de palabras, cadencias… o la
relación entre la ata de preparación de salida al recreo y las acciones instructivas de
supervisión y planificación, que reflejan la función extendida del docente más allá del
espacio del aula, propia de esta etapa educativa.
En tercer lugar, el elemento primario del currículo en el que los profesores estudia-
dos apoyan su actividad en el aula, es, sin ninguna duda, la tarea. La tarea protagoniza
la acción.A continuación, pero con un porcentaje significativamente menor, aparecen
los contenidos, y muy por detrás los recursos tic y los recursos no tic (véase Tabla v).
Los objetivos prácticamente no existen (cuatro apariciones sobre un total de 3.444).
Esto parece lógico, puesto que plantearse objetivos es propio de la planificación y no
del desarrollo curricular. Sin embargo, los elementos secundarios del currículo ofre-
cen una distribución diferente (véase Tabla vi): los recursos no tic y tic pasan a desem-
peñar el papel protagonista y relegan a un segundo plano a las tareas y los contenidos.
Este comportamiento de los elementos primarios y secundarios del currículo permite
afirmar que los profesores estudiados establecen como eje de la práctica en el aula las
tareas que allí se ejecutan, y se apoyan en los recursos tic y no tic como ayudas para
la presentación de dichas tareas, materiales de apoyo para la ejecución de las mismas
o recursos sobre los que desarrollar las actuaciones de los alumnos y profesores, pero
siempre en un plano secundario.
Conclusión
con los recursos, ha resultado claro que las tareas son los instrumentos que dirigen las
actuaciones de clase. Los recursos tic no son protagonistas de estos esquemas y desem-
peñan una función subsidiaria, en igualdad de condiciones con los recursos no tic. En
este sentido, los docentes no atribuyen a los materiales funciones diferentes con respec-
to a las tareas de la práctica debido a la naturaleza de los recursos sea analógica o digital.
Solo en el caso de la ata de realización de tarea en clase con y sin tic independiente,
se produce un reconocimiento explícito de la distinta naturaleza de los recursos tic y no
tic. Sin embargo, en esa circunstancia lo que realmente ocurre es que el recurso tic no
adquiere sentido en relación con las prácticas habituales, sino que se constituye en un
organismo autónomo con sentido por y para sí mismo. De todos modos, esta conclusión
sobre el protagonismo de las tareas corrobora resultados obtenidos en estudios sobre el
tema que, como ya indicábamos en los presupuestos teóricos, señalan a las tareas como
el instrumento para dirigir las actuaciones de clase. Estas sirven, además, para traducir el
currículo a actividades prácticas durante un tiempo prolongado (Carter y Doyle, 1987;
Doyle, 1987).
En segundo lugar y en estrecha relación con lo anterior, se puede concluir que
es el conocimiento pedagógico de la materia lo que permite dar sentido al uso del
soporte tecnológico en los contextos de la práctica, al menos en los profesores que
hemos estudiado en esta investigación. La incorporación de los recursos tic en las
clases analizadas se verifica a través de su funcionalidad para las tareas que se ejecu-
tan en las actividades de clase. De la misma manera que otros recursos no digitales
se han consolidado como elementos tradicionales de la didáctica de esta etapa edu-
cativa, así se van configurando los usos de los recursos digitales que se asimilan a los
esquemas de tareas que organizan las actividades de aula. Dichos esquemas de tareas
se mueven en un continuo en el que los elementos organizativos pueden tener un
mayor protagonismo, como es el caso de la realización de tareas por rincones. O
donde la naturaleza de cada actividad en relación con los contenidos delimita con
precisión el tipo de tarea que se ejecuta, como el caso de la realización de tareas
con y sin tic relacionadas. Otra situación en la que el pupitre tecnológico se imbrica
en mucha menor medida en los esquemas de actividad habituales es la asociada a
la realización de tareas con y sin tic independientes. En todo caso, este panorama
remite a una situación en la que la formación de los profesores para la incorporación
de los recursos de enseñanza en soportes digitales debería abordarse desde el cono-
cimiento práctico de los docentes o, como señalábamos en los presupuestos teóricos
que ponía de relieve el estudio de Wells (2007), mediante la identificación de posi-
bles aplicaciones de los recursos tic dentro de las programaciones de clase, que son
los marcos de conocimiento en los que se mueven los docentes.
Otras propuestas que se derivan de los resultados obtenidos apuntarían a asuntos
tales como la creación de modelos de soportes tic que incorporen patrones que han
demostrado ser eficaces en otros materiales didácticos más tradicionales.También re-
sulta cada vez más necesario plantearse la valoración de lo que aprenden los alumnos
en relación con las prácticas docentes con las tic, asunto este que ya estamos desarro-
llando en la siguiente fase de nuestra investigación.
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Improving School
to Improve Society
The Tasks of the Critical Scholar/Activist in Education:
the Contribution of José Gimeno Sacristán
Michael W. Apple
University of Wisconsin. Madison, Wisconsin, EE.UU.
Abstract
The article provides the background (globalization) where critical education scholarship
and activist is necessary to advance progressive educational theories and practices.The author
portrays José Gimeno Sacristán as a living example of the struggles he is arguing for, based
upon his entire work.
On the nature of critical educational studies, the author supports the need for critical
scholars and, furthermore, he argues on the relevance of a long tradition of radical sociologists
as well as educationalists, in favor of counter-hegemonic educational as well as political
practices.
He points to the risks of perverting issues like social justice, economic equality, human
rights and sustainable environments as they are becoming increasing currency among
scholars and politically correct speech. These risks are larger nowadays when universities
are adopting and embracing meritocratic aspirations and when they detach from real life
problems of large amounts of the population. While there is a worsening of living conditions
and indeed of progressive education practices; educational scholars tend to focus on socially
irrelevant issues.
He then moves onto the nine tasks in which critical analysis in education must engage:
1) bear witness to negativity; 2) point to contradictions and to spaces of possible action; 3) a
broadening of what counts as research; 4) not to throw-out ‘elite knowledge’ but to reconstruct
its form and content in order for it to serve to genuinely progressive needs; 5) keeping traditions
of radical and progressive work alive; 6) criticizing such traditions, in a supportive way, when
they are not adequate to deal with current realities; 7) act in concert with the progressive social
movements against hegemonic policies; 8) to act as a deeply committed mentor demonstrating
being both an excellent researcher and a committed member of society; 9) using the privileges
one has as a scholar and activist.
Key words: critical education studies, critical education practices, scholarship and activism
in education, hegemony and counter-hegemony, politics of knowledge.
Resumen
Comienza con el contexto de globalización en el que la educación crítica, en el pensamiento
y en la práctica, resulta necesaria para alentar teorías y prácticas educativas progresistas.
Nos presenta a José Gimeno Sacristán como un ejemplo vivo, por toda su obra, de estos
argumentos.
Apoya la necesidad de una postura académica en los estudios críticos en educación, en el
seno de la cual es relevante la larga tradición de sociólogos y educadores radicales que apoyan
prácticas políticas y educativas antihegemónicas.
Apunta los riesgos de corromper nociones como justicia social, igualdad educativa,
derechos humanos y entornos sostenibles, las cuales a medida que devienen tópicos en los
discursos académicos políticamente correctos quedan vacías de potencial transformador. Estos
riesgos son mayores hoy día, porque las universidades se entregan a la meritocracia y se alejan
de los problemas reales que afectan a gran parte de la población. En tanto que empeoran
las condiciones de vida y las prácticas educativas alternativas, los académicos en educación
tienden a centrarse en cuestiones socialmente irrelevantes.
El artículo finaliza con una exposición de las nueve tareas en las que debe implicarse
el analista crítico de la educación: (1) dar testimonio contra la negatividad; (2) señalar las
contradicciones y las brechas para la acción posible; (3) ampliar el espectro de la investigación;
(4) no desprenderse del «conocimiento elitista» sino reconstruir su forma y contenido al
servicio de demandas progresistas; (5) mantener vivas las tradiciones del trabajo progresista y
radical; (6) criticar estas tradiciones allí donde no se adecuan a las realidades actuales; (7) actuar
de acuerdo con los movimientos sociales progresistas contra las políticas hegemónicas; (8)
actuar como tutores profundamente comprometidos que demuestren ser capaces de realizar
investigación excelente al tiempo que son miembros comprometidos en la sociedad; (9) hacer
uso de los privilegios de que uno dispone en tanto que académico y activista.
I need to begin this article with a personal story.A considerable number of years ago, I
was invited to give a lecture to a very large group of teachers and other educators and
activists in Porto Alegre, Brasil. After a series of delayed flights, I arrived there. I was
exhausted; but the international seminar had started already. I was immediately taken
to a large and completely filled auditorium and given a head set so that I could listen
to the translation of the speaker who was just about to begin his lecture.
To be honest, given my exhaustion, the last thing I wanted to do at that time was to
listen to a lecture. But out of a sense of solidarity and responsibility, I put the headset
on and listened, hoping that I would somehow manage to pay attention. Within the
first few moments, it was clear to me that I was hearing someone who had important
things to say, someone who had much to teach me. You will not be surprised when I
tell you that the person who was presenting that lecture was Jose Gimeno Sacristán.
His critical analyses of the attacks on public education and his eloquent defense of
an education that was truly responsive and democratic were well known in Spain,
Portugal, and throughout Latin America. But this was the first time I was present when
he spoke.
Over the years as we met at other conferences in Brasil and elsewhere, it beca-
me even clearer to me why his work was so widely cited and respected. Here was a
committed scholar who understood the dangers of neoliberalism, marketization, and
privatization in education. Just as clear were his nuanced theoretical approaches to
making these attacks meaningful in their larger context of the reconstruction of
teaching, pupils, what counted as “official knowledge,” and the very nature of demo-
cracy itself, among so many other things. Indeed, I can think of few scholars whose
work is as rich and varied as Jose Gimeno Sacristán.1 He is a truly global scholar, not
only because of the breadth of his concerns and his ability to speak to audiences
at multiple levels, but also because he understands better than many other people
what it means to think both globally and contextually at one and the same time. Let
me say more about the issues surrounding globalization and the global and where
Jose fits into this arena.
The list of books on these and other topics is extraordinary. See, for example, among many others, Gimeno
(1)
Sacristán 1981; 1988; 1998; 2000; 2001a; 2001b; 2005; 2008).They cover an impressive range: the politics of edu-
cation, the relationship between theory and practice in education, globalization, cultural diversity, school reform,
the nature of democracy in education, action research, curriculum theory and policy and their relationship to
other disciplines and issues, school autonomy, the nature of teachers lives and work—and the list could go on.
There are few scholars in education who have contributed to debates across such a wide range of areas.
Understanding Globalization
If one were to name an issue that has come to be found near the top of the list of
crucial topics within the critical education literature, it would be globalization. It is
a word with extraordinary currency. This is the case not only because of trendiness.
Exactly the opposite is the case. It has become ever more clear that education cannot
be understood without recognizing that nearly all educational policies and practices
are strongly influenced by an increasingly integrated international economy that is
subject to severe crises, that reforms and crises in one country have significant effects
in others, that immigration and population flows from one nation or area to another
have tremendous impacts on what counts as official knowledge, what counts as a
responsive and effective education, what counts as appropriate teaching, and the list
could continue for quite a while (see Dale and Robertson, 2009; Burbules & Torres,
2009; Rhoads & Torres, 2006; Peters, 2005). Indeed, as I show in Educating the “Right”
Way (Apple, 2006) and Global Crises, Social Justice, and Education (Apple, 2010),
all of these social and ideological dynamics and many more are now fundamentally
restructuring what education does, how it is controlled, and who benefits from it
throughout the world.
While localities and national systems inflect the processes of globalization differ-
ently and provide different contexts for struggles, convergences and a homogeniza-
tion of educational policies and practices, driven by what Santos (2003) calls “mo-
nocultural logics”, are very clearly evident within and between settings. These logics
are very visible in current education policies which privilege choice, competition,
performance management, individual responsibility and risk management, as well as
a series of attacks on the cultural gains made by dispossessed groups (Apple, Ball, &
Gandin, 2010). Neoliberal, neoconservative and managerial impulses can be found
throughout the world, cutting across both geographical boundaries and even eco-
nomic systems.This points to the important “spatial” aspects of globalization. Policies
are “borrowed” and “travel” across borders in such a way that these neoliberal, neocon-
servative, and managerial impulses are extended throughout the world and alternative
or oppositional forms and practices are marginalized or attacked (Gulson & Symes,
2007, p. 9). Jose’s understanding of the ways in which these policies have such effects
in numerous countries and his ability to clarify to people in these nations what these
effects will be are more than a little evident to anyone who knows his work and/or
has had the benefit of listening to him in the many places in Spain and Latin America
where he has been invited to share his ideas (as well as in several of his publications:
see, e.g., Gimeno Sacristán, 2001a).
The insight that stands behind the focus on globalization in general can perhaps
best be summarized in the words of a character in a novel about the effects of the
British Empire (Rushdie, 1981). If I may be permitted to paraphrase what he says,“The
problem with the English is that they don’t understand that their history constantly
occurs outside their borders.” We could easily substitute words such as “Americans”,
“Spanish”, and others for “English”.
There is a growing literature on globalization and education. This is undoubtedly
important and a significant portion of this literature has provided us with powerful
understandings of the realities and histories of empire and postcolonialism(s), the in-
terconnected flows of capital, populations, knowledge, and differential power, and the
ways in which thinking about the local requires that we simultaneously think about
the global.2 But a good deal of it does not go far enough into the realities of the global
crises so many people are experiencing or it assumes that the crises and their effects
on education are the same throughout the world. Indeed, the concept of globalization
itself needs to be historicized and seen as partly hegemonic itself, since at times its use
fails to ground itself in “the asymmetries of power between nations and colonial and
neocolonial histories, which see differential national effects of neoliberal globaliza-
tion” (Lingard, 2007, p. 239).
This is not only analytically and empirically problematic, but it may also cause
us to miss the possible roles that critical education –and mobilizations around it in
general– can play in mediating and challenging the differential benefits that the crises
are producing in many different locations. Any discussion of these issues needs to be
grounded in the complex realities of various nations and regions and of the realities
of the social, cultural, and educational movements and institutions of these nations
and regions. Doing less than that means that we all too often simply throw slogans at
problems rather than facing the hard realities of what needs to be done –and what is
being done now. But slogans about globalization and what is needed to help govern-
ments, researchers, and our current and future teachers understand its nature and
effects are certainly not sufficient given current realities. Jose has never been satisfied
with easy slogans or with rhetorical “solutions” that are exactly that –rhetorical. Just as
importantly, he realizes that solutions cannot be found unless those people intimately
The journal Globalization, Societies, and Education is a particularly valuable resource in this regard.
(2)
involved in the educational process –especially teachers and communities– are deep-
ly involved in the creation of these solutions and in the struggles that may bring them
about. This is more than a little visible, for example, on his important work on action
research, the working conditions of teachers (like his prologue (Gimeno, 1984) intro-
ducing the work of Stenhouse in Spain), school reform, and school autonomy, writings
that once again have had an impact well beyond the borders of Spain (Gimeno, 1988,
1998, 2006). It is just as visible in his influential work on what it means to be critical
in an age when conservative and elitist positions have infected educational discourse,
policy, and practice (Gimeno, 2000, 2001b, 2005, 2008).
Jose’s place in expanding the dynamics that are essential for critical education–and
for establishing “legitimate” spaces to publish research that explores these dynamics
theoretically, historically, and empirically–is secure. He has become an exemplar of
how one’s writing and editing talents, creative generation and use of resources that
others would not have been able to find, ability to create alliances across traditional
(and at times nearly deadly) academic and geographical borders, and so much more,
can push the boundaries of the meaning of critical education and critical research.
And much of my thinking about possible alliances across epistemological divides
owes a debt of gratitude to Jose Gimeno Sacristán. I am not alone in appreciating the
extent of his influence and the power of his committed and insightful analyses that
draw from multiple traditions. Indeed, I am certain that similar comments would be
heard from socially conscious educators in an entire range of nations and regions.
But our task is not simply to be mere followers of scholar/activists such as Jose Gime-
no Sacristán –or of any one person for that matter– no matter what we might owe to
him, as I certainly do with Jose. We can stand on his shoulders in many areas. But we
must go further, collectively walking through the doors that he and others opened
and then defended--and then opening and defending new doors. Here I am reminded
of the radical sociologist Michael Burawoy’s arguments for a critical sociology. As he
says, a critical sociology is always grounded in two key questions: 1) Sociology for
whom? and 2) Sociology for what? (Burawoy, 2005). The first asks us to think about
repositioning ourselves so that we see the world through the eyes of the dispos-
sessed. The second asks us to connect our work to the complex issues surrounding
a society’s moral compass, its means and ends. (Jose’s work as a writer, editor, and
editorial board member on many journals that served as spaces for the debates over
these questions is nearly unparalleled in critical studies in education in Spain and el-
sewhere.) In what follows, I want to suggest a range of activities –many of which are
embodied in Jose’s efforts over the years– in which critical educators should engage
if they are indeed to stand on his shoulders and continue to walk through the doors
he both opened and defended.
For many people, their original impulses toward critical theoretical and politi-
cal work in education were fueled by a passion for social justice, economic equali-
ty, human rights, sustainable environments, an education that is worthy of its name
–in short a better world.Yet, this is increasingly difficult to maintain in the situation in
which so many of us find ourselves. Ideologically and politically much has changed.
The early years of the 21st century have brought us unfettered capitalism which fuels
market tyrannies and massive inequalities on a truly global scale (Davis, 2006).
“Democracy” is resurgent at the same time, but it all too often becomes a thin veil
for the interests of the globally and locally powerful and for disenfranchisement, men-
dacity, and national and international violence (Burawoy, 2005, p. 260; Jessop 2002).
The rhetoric of freedom and equality may have intensified, but there is unassailable
evidence that there is ever deepening exploitation, domination, and inequality and
that earlier gains in education, economic security, civil rights, and more are either
being washed away or are under severe threat.The religion of the market (and it does
function like a religion, since it does not seem to be amenable to empirical critiques)
coupled with very different visions of what the state can and should do can be sum-
marized in one word –neoliberalism (Burawoy, 2005)–, although we know that no
one term can actually totally encompass the forms of dominance and subordination
that have such long histories in so many regions of the world (Apple, 2010; Gillborn,
2008).
At the same time, in the social field of power called the academy (Bourdieu, 1988)
–with its own hierarchies and disciplinary (and disciplining) techniques, the pursuit
of academic credentials, bureaucratic and institutional rankings, tenure files, indeed
the entire panoply of normalizing pressures surrounding institutions and careers– all
of this seeks to ensure that we all think and act “correctly.” Yet, the original impulse
is never quite entirely vanquished (Burawoy, 2005). The spirit that animates critical
work can never be totally subjected to rationalizing logics and processes. Try as the
powerful might, it will not be extinguished –and it certainly remains alive in a good
deal of the work in critical education, or as some prefer to call it “critical pedagogy”
since for many people the words have become synonymous.
Having said this –and having sincerely meant it– I need to be honest here as well.
For me, some of the literature on critical education and especially “critical pedago-
gy” is a vexed one. Like the concepts of postcolonialism and globalization that have
increasing currency as well, it now suffers from a surfeit of meanings. It can mean
anything from being responsive to one’s students on the one hand to powerfully
reflexive forms of content and processes that radically challenge existing relations
of exploitation and domination on the other. And just like some of the literature on
postcolonialism and globalization, the best parts of the writings on critical pedago-
gy are crucial challenges to our accepted ways of doing education (see Apple, Au &
Gandin, 2009).
But once again, there are portions of the literature in critical pedagogy that may
also represent elements of conversion strategies by new middle class actors who
are seeking to carve out paths of mobility within the academy. The function of such
(often disembodied) writing at times is to solve the personal crisis brought about
by the “contradictory class location” (Wright, 1985, 1998) of academics who wish to
portray themselves as politically engaged; but almost all of their political engagement
is textual. Thus, their theories are (if you will forgive the use of a masculinist word)
needlessly impenetrable, and the very difficult questions surrounding life in real insti-
tutions –and of what we should actually teach, how we should teach it, how it should
be evaluated, and how the physical environment might be rebuilt to make all this res-
ponsive to the vast array of people who refuse to accept that they are the constitutive
outside, the Other, against which normality will be judged– are seen as forms of “po-
llution”, too pedestrian to deal with. This can degenerate into elitism, masquerading
as radical theory. Or as Terry Eagleton puts it in his usual biting way, in many ways
such work is the “center masquerading as the margins” (Eagleton, 2009, p. 9).This too
is what Jose Gimeno Sacristán has had little patience with as well. Indeed, the way
he has lived his life as a critical educator stands in stark contrast to the disembodied
nature of too much of the literature in critical education.
For him, serious social and cultural theory and research about policy, curriculum,
and pedagogy needs to be done in relation to its object. Indeed, this is not only a
political imperative but an epistemological one as well. The development of critical
theoretical resources is best done when it is dialectically and intimately connected
to actual movements and struggles (Apple, 2006; Apple et ál., 2003; Apple, Au &
Gandin, 2009).
Once again, what Michael Burawoy has called “organic public sociology” provi-
des key elements of how we might think about ways of dealing with this here. In his
words, but partly echoing Gramsci as well, in this view the critical sociologist:
[…] works in close connection with a visible, thick, active, local, and often
counter- public. [She or he works] with a labor movement, neighborhood
association, communities of faith, immigrant rights groups, human rights orga-
nizations. Between the public sociologist and a public is a dialogue, a process
of mutual education… The project of such [organic] public sociologies is to
make visible the invisible, to make the private public, to validate these organic
connections as part of our sociological life. (Burawoy, 2005, p. 265)3
Burawoy could have been describing Gimeno Sacristán. But this act of becoming
(and this is a project, for one is never finished, always becoming) a critical scholar/
activist is a complex one (see Jacoby, 2000, 2005). Because of this, let me extend my
earlier remarks about the role of critical research in education. My points here are
tentative and certainly not exhaustive. But they are meant to begin a dialogue over just
what it is that “we” should do.
(3) Burawoy’s inclusion of “faith communities” is an important addition here. It connects to the arguments I have
made elsewhere about decentered unities and the importance of alliances. As I argue in the revised 2nd edition
of Educating the Right Way (Apple, 2006), alliances with religious activists on issues of mutual concern –even
at times when there may be serious differences on other issues– can play a part in creating counter-hegemonic
movements and in interrupting significant parts of, say, neoliberal agendas. Having personally worked with pro-
gressive religious movements both nationally and internationally, recognition of the liberatory potential of a
number these movements has become clear to me. See as well the discussion of the liberatory tradition within
the African American religious movements in West (2002).
In general, there are nine tasks in which critical analysis (and the critical analyst) in
education must engage.
n It must “bear witness to negativity”4. That is, one of its primary functions is to
illuminate the ways in which educational policy and practice are connected
to the relations of exploitation and domination –and to struggles against such
relations– in the larger society5.
n In engaging in such critical analyses, it also must point to contradictions and
to spaces of possible action. Thus, its aim is to critically examine current rea-
lities with a conceptual/political framework that emphasizes the spaces in
which more progressive and counter-hegemonic actions can, or do, go on.This
is an absolutely crucial step, since otherwise our research can simply lead to
cynicism or despair.
n At times, this also requires a broadening of what counts as “research.” Here I
mean acting as “secretaries” to those groups of people and social movements
who are now engaged in challenging existing relations of unequal power or
in what elsewhere has been called “nonreformist reforms,” a term that has a
long history in critical sociology and critical educational studies (Apple, 1995.
See also Smith, 1999). This is exactly the task that was taken on in the thick
descriptions of critically democratic school practices in Democratic Schools
(Apple & Beane, 2007) and in the critically supportive descriptions of the
transformative reforms such as the Citizen School and participatory budgeting
in Porto Alegre, Brazil (see Gandin, 2006; Apple et ál., 2003; Apple, Au & Gan-
din, 2009; see also Apple, 2010). It is also much in evidence is Jose’s analyses
(4)
I am aware that the idea of “bearing witness” has religious connotations, ones that are powerful in the West, but
may be seen as a form of religious imperialism in other religious traditions. I still prefer to use it because of its
powerful resonances with ethical discourses. But I welcome suggestions from, say, Muslim critical educators and
researchers for alternative concepts that can call forth similar responses. I want to thank Amy Stambach for this
point.
(5)
Here, exploitation and domination are technical not rhetorical terms. The first refers to economic relations, the
structures of inequality, the control of labor, and the distribution of resources in a society. The latter refers to
the processes of representation and respect and to the ways in which people have identities imposed on them.
These are analytic categories, of course, and are ideal types. Most oppressive conditions are partly a combination
of the two. These of course can largely map on to what Fraser (1997) calls the politics of redistribution and the
politics of recognition.
n Keeping such traditions alive and also supportively criticizing them when
they are not adequate to deal with current realities cannot be done unless we
ask “For whom are we keeping them alive?” and “How and in what form are
they to be made available?” All of the things I have mentioned above in this
taxonomy of tasks require the relearning or development and use of varied or
new skills of working at many levels with multiple groups. Thus, journalistic
and media skills, academic and popular skills, and the ability to speak to very
different audiences are increasingly crucial (Apple, 2006). This requires us to
learn how to speak in different registers and to say important things in ways
that do not require that the audience or reader do all of the work. It is clear
from the range of Jose’s work and the multiple audiences to which it is aimed
that here too he has played a crucial role.
n Critical educators must also act in concert with the progressive social move-
ments their work supports or in movements against the rightist assumptions
and policies they critically analyze. This too is something that Jose Gimeno
Sacristán has consistently made clear through his own actions.And this is ano-
ther reason that scholarship in critical education implies becoming an “orga-
nic” or “public” intellectual. One must participate in and give one’s expertise
to movements surrounding efforts to transform both a politics of redistribu-
tion and a politics of recognition. It also implies learning from these social
movements (Anyon, 2005) and being expressly open to criticism of one’s
taken for granted perspectives from movements outside of one’s national or
identity boundaries.This means that the role of the “unattached intelligentsia”
(Mannheim, 1936), someone who “lives on the balcony” (Bakhtin, 1968), is not
an appropriate model. As Bourdieu (2003, p. 11) reminds us, for example, our
intellectual efforts are crucial, but they “cannot stand aside, neutral and indiffe-
rent, from the struggles in which the future of the world is at stake.”
n Building on the points made in the previous paragraph, the critical scholar/
activist has another role to play. She or he needs to act as a deeply committed
mentor, as someone who demonstrates through her or his life what it means
to be both an excellent researcher and a committed member of a society that
is scarred by persistent inequalities. She or he needs to show how one can
blend these two roles together in ways that may be tense, but still embody
the dual commitments to exceptional and socially committed research and
participating in movements whose aim is interrupting dominance. That this
means that all of this must be embodied in one’s teaching should go without
saying. The role that Gimeno Sacristán has played in serving as a model for
others, for defending and expanding the spaces within universities for serious
progressive teaching and research, is notable.
n Finally, participation also means using the privilege one has as a scholar/acti-
vist.That is, each of us needs to make use of one’s privilege to open the spaces
at universities and elsewhere for those who are not there, for those who do
not now have a voice in that space and in the “professional” sites to which, be-
ing in a privileged position, you have access6.This can be seen, for example, in
the history of the “activist-in-residence” program at the University of Wiscon-
sin Havens Center for Social Structure and Social Change, where committed
activists in various areas (the environment, indigenous rights, housing, labor,
racial disparities, education, women’s struggles, and so on –but not yet disabi-
lity rights, thereby demonstrating the work that still needs to be done–) were
brought in to teach and to connect our academic work with organized action
against dominant relations. Or it can be seen in a number of Women’s Studies
programs and Indigenous, Aboriginal, and First Nation Studies programs that
historically have involved activists in these communities as active participants
in the governance and educational programs of these areas at universities.
These nine tasks are demanding and no one person can engage equally well in all
of them simultaneously. What we can do is honestly continue our attempt to come to
grips with the complex intellectual, personal, and political tensions and activities that
respond to the demands of this role.Actually, although at times problematic,“identity”
may be a more useful concept here. It is a better way to conceptualize the interplay
among these tensions and positions, since it speaks to the possible multiple positio-
nings one may have and the contradictory ideological forms that may be at work both
within oneself and in any specific context (see Youdell, in process). And this requires
a searching critical examination of one’s own structural location, one’s own overt and
tacit political commitments, and one’s own embodied actions once this recognition in
all its complexities and contradictions is taken as seriously as it deserves.
This speaks to the larger issues about the politics of knowledge and people. The
concepts that many of us employ –concepts such as “critical education”,“critical peda-
gogy”, “identity politics”, “hybridity”, “marginalization”, “subaltern”, “cultural politics”,
“hegemony and counter-hegemony”, “globalization”, and the entire panoply of post-
I want to thank Luis Armando Gandin for suggesting this additional point.
(6)
colonial and critical sociological and pedagogic vocabulary– can be used in multiple
ways.They are meant to signify an intense set of complex and contradictory historical,
geographic, economic, and cultural relations, experiences, and realities. But what must
not be lost in the process of using them is the inherently political nature of their own
history and interests. Used well, there is no “safe” or “neutral” way of mobilizing them
–and rightly so.They are meant to be radically counter-hegemonic and they are meant
to challenge even how we think about and participate in counter-hegemonic move-
ments. How can we understand this, if we do not participate in such movements our-
selves? Paulo Freire certainly did. So did E. P. Thompson, C. L. R. James, W. E. B. DuBois,
Carter Woodson, Angela Davis, bell hooks, and so many others including the person I
wish to honor in this essay: Jose Gimeno Sacristán. Can we do less?
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Dirección de contacto: Michael W. Apple. Teacher Education Building Rm: 528E-225N. Mills
Street
Madison, Wisconsin 53706, EE.UU. E-mail: [email protected]
Resumen
Introducción: la investigación-reflexión-acción puede ser entendida como (1) un proceso
de resolución de problemas (2) que conduce a una toma de conciencia y (3) genera nuevos
conocimientos profesionales. El objetivo de este trabajo es analizar cómo se pone de mani-
fiesto el primero de estos rasgos cuando dos orientadoras reflexionan sobre su labor asesora.
Metodología: en este trabajo se estudia el proceso completo de resolución de problemas
(no solo alguna/s de sus fases) surgido espontáneamente (no inducido por los investigadores)
cuando las orientadoras sienten la necesidad de pensar en lo ocurrido en sus sesiones de ase-
soramiento. Con este fin, uno de los autores acompañó a cada orientadora en su centro escolar
durante seis jornadas completas. Todo lo que espontáneamente contaban al observador entre
una y otra sesión de asesoramiento fue grabado y transcrito, seleccionando los fragmentos en
los que se estuviera reflexionando sobre alguna situación problemática. Estos datos fueron
analizados tomando como referencia el esquema prototípico de todo proceso de resolución
de problemas, pero recogiendo, al mismo tiempo, el modo genuino de reflexión de las orien-
tadoras.
Resultados: las orientadoras atendieron más a unos elementos del proceso de resolución
de problemas que a otros y eran más o menos exhaustivas en sus reflexiones en función de los
problemas que estaban revisando.
Discusión: atendiendo a lo anterior, cabe señalar que las orientadoras reflexionaban de un
modo selectivo (dedicaban más atención a los problemas que afectaban al centro globalmente
y a los relacionados con su interacción con los compañeros) y adoptando diferentes estilos
(en unos casos, más centrados en la comprensión de los problemas; en otros, en la búsqueda
de soluciones).
Conclusiones: conociendo el modo natural de reflexionar es posible diseñar mejores pla-
nes de formación, y avanzar en la comprensión de los procesos de asesoramiento.
Abstract
Introduction: reflection/action/research is usually defined as comprising three features:
(1) It is a problem-solving process (2) that fosters professionals’ awareness about how they
act and think, and (3) it is a tool for building new professional knowledge. Our aim in this
study pertains to the first feature. More specifically, we analyze reflection/action/research as
performed by two school counsellors while they reflect about their counselling tasks in the
context of their work.
Method: we analyzed the problem-solving process as a whole (not only by stages) as it
arose spontaneously (without being induced by the researchers) when school counsellors
needed to think about their counselling meetings.Therefore one of the authors followed each
counsellor inside her educational setting for six full working days. Everything the counsellor
said to the observer between one meeting and another was recorded and transcribed in
order to winnow out all but comments about problem situations. These data were analyzed
taking into account the common features of every problem-solving process, yet capturing the
reflection style of each counsellor.
Results: data analysis showed that the school counsellors paid more attention to certain
components of the problem-solving process than others and that their level of reflection was
deeper with respect to certain issues.
Discussion: the school counsellors were selectively reflective (They thought more deeply
about the problems of the educational setting and about their own problems as regards
interaction with their colleagues), and they used different reflection styles (Sometimes they
tried to understand the problem; sometimes they sought to expedite a quick solution).
Conclusion: knowledge of what natural reflection is like can help improve reflection/
action/research through in-service training and can foster comprehension of the processes
involved in counselling.
Introducción
Uno de los objetivos de formación de los docentes, asesores de equipos psicopeda-
gógicos y orientadores es capacitarles para que participen en proyectos de Investiga-
ción-Reflexión-Acción (ira) (Cochran-Smith y Zeichner, 2005; Croco, Faitfull y Schwarz,
2004; Kortaghen, Kessels, Koster, Lagerwerf, y Wubbels, 2001; Zeichner, 1993). Al res-
pecto, aunque existen modos distintos de definir la ira, parece existir cierto consen-
so (véase la revisión de Mena, 2007) en que tres de sus rasgos son (véase Figura i):
es un proceso de «resolución de problemas» (Cousin, 2002; Lewin, 1948; Robertson,
2005; Wetzstein y Hacker, 2004) que conduce a una «toma de conciencia» (Dewey,
1910; Moon, 1999) y permite generar «nuevos conocimientos» profesionales (Johnsen
y Norman, 2004) que servirán para revisar las teorías y prácticas iniciales (Kessels y
Kortaghen, 1996; Price y Valli, 2005) y estarán sujetos a futuras revisiones (Baxter,
2004; Kajane, 2003; McTaggart, 1996). La ira así entendida aglutina tanto el proceso de
investigación-acción (o de resolución de problemas prácticos) como el de reflexión
(la toma de conciencia sobre lo que se hace), aunque, a partir de aquí, utilizaremos
indistintamente el término ira o reflexión.
Método
Participantes
Procedimiento
Cada orientadora fue observada durante seis jornadas completas (la primera orienta-
dora los días 22, 23, 24 y 30 de enero y el 1 y 2 de febrero de 2001; y la segunda los
días 21 y 22 de febrero y el 2, 5, 6 y 7 de marzo de 2001) en las que el observador
grabó todas las conversaciones que mantenía con ellas después de cada reunión de
asesoramiento. En esas conversaciones, las orientadoras comentaban sus decisiones
y actuaciones sin que hubiera una instrucción específica para que ejercitaran una
actividad de ira.
Nuestra intención era estudiar ciclos de ira. motivados por experiencias concretas
y así captar el estilo personal mediante el cual las orientadoras tomaban conciencia
de su práctica, y no el discurso común de estos profesionales. En consecuencia, solo
analizamos los comentarios que tenían que ver con alguna reunión particular (algún
encuentro con el director, el jefe de estudios, los profesores, los padres o los alumnos):
todo lo dicho por las orientadoras sobre las situaciones de la Tabla i. Es decir, teniendo
en cuenta la distinción de Schön, nuestro estudio se centró en lo que él denomina
reflexión «sobre» la acción (Schön, 1992).
TABLA I. Situaciones sobre las que reflexiona cada una de las orientadoras.*
Situaciones sobre las que reflexiona la Situaciones sobre las que reflexiona la
primera orientadora segunda orientadora
La orientadora se Temas que fueron La orientadora se Temas que fueron
Nº ha reunido con… tratados Nº ha reunido con… tratados
das): el 62%. En estos casos, sus comentarios revelaban que las habían afrontado
como un reto y vivido con incertidumbre e inquietud. Solo analizaremos los datos
relacionados con ellas1.
Como ejemplo del corpus, transcribimos a continuación lo que dice la primera
orientadora cuando reflexiona sobre una reunión dedicada a elaborar con algunos
profesores un código de comportamiento para un grupo de alumnos2:
(1)
Nótese que todas las reflexiones analizadas tuvieron que ver con encuentros entre las orientadoras y los profeso-
res o el equipo directivo (y no con los padres o los alumnos). Estas situaciones son las únicas que, estrictamente,
pueden considerarse sesiones de asesoramiento al tratarse de reuniones entre profesionales (véase, por ejemplo,
West e Idol, 1987).
(2)
Hemos incluido entre paréntesis información complementaria que podría ayudar a entender el contenido de la
transcripción.
(3)
A partir de aquí, los comentarios de las orientadoras serán codificados del siguiente modo: O = Orientadora,
D = día de observación, EP = Episodio e ID = Idea (más adelante se aclara qué entendemos por Episodios e Ideas).
Análisis de datos
En primer lugar, el material grabado y transcrito (todo lo que las orientadoras decían
acerca de las situaciones enumeradas en la Tabla i) fue dividido y agrupado en «episo-
dios». Un episodio comprende el conjunto de enunciados referidos a una misma situa-
ción de asesoramiento. Por lo tanto, establecimos tantos episodios como situaciones
figuran en la Tabla i (13 y 8 respectivamente).
A continuación, descompusimos el discurso de las orientadoras en ideas. Para ello,
dividimos el corpus en el equivalente lingüístico de las «proposiciones» (van Dijk
y Kintsch, 1983) y consideramos que una idea equivalía a una proposición o a un
conjunto de proposiciones relacionadas explícitamente o mediante subordinación
(Kintsch, 1998). Este modo de proceder ha sido recomendado para el análisis de ma-
teriales similares al aquí recogido, como los protocolos de recuerdo (Kintsch, 1998).
Así, por ejemplo, retomando lo dicho por la primera orientadora con respecto a la
situación 1.3 de la Tabla i, las seis últimas ideas (de las 14 resultantes al dividir el frag-
mento) serían las siguientes: (9) «Se marchó», (10) «Mantuve la calma», (11) «Seguimos la
reunión», (12) «Creo que ese profesor quería fastidiarme», (13) «Yo no podía entrar en su
juego», (14) «No podía apocarme». En este caso, las ideas (9), (10) y (11) son proposicio-
nes aisladas, mientras que la (12), (13) y (14) están formadas por varias proposiciones
subordinadas o explícitamente conectadas entre sí.
n Definición del problema: incluimos aquí todas las ideas con las que las orien-
tadoras describían la presencia de algún problema, sus causas, antecedentes,
consecuencias…
n Plan de actuación: esta categoría recoge todas las proposiciones relacionadas
con lo que se hizo para resolver los problemas.
n Evaluación: en esta categoría agrupamos todas las proposiciones con las que se
valoraba el proceso seguido para intentar resolver o atenuar un problema.
Posteriormente, revisamos todas las ideas con la misma categoría para poder agru-
parlas en base a sus semejanzas y diferencias, elaborando de este modo subcategorías
más concretas, excepto en el caso de la evaluación, pues aquí el número de ideas fue
tan reducido que no permitió hacer ninguna subdivisión. El sistema de categorías y sub-
categorías final es el resultado principal de este trabajo (véase, por tanto, más adelante).
Dos jueces independientes clasificaron 51 ideas seleccionadas al azar (en torno al 28%
del total del corpus). La proporción media de acuerdo en la asignación de cada idea a
las distintas categorías y subcategorías fue de .84.
Indicadores
Resultados y discusión
TABLA II. Número de ideas que se corresponden con cada una de las fases y subfases del
proceso de resolución de problemas
Prestando atención, en primer lugar, a las tres grandes fases (definición del pro-
blema, plan de actuación y evaluación), cabe observar que todas eran atendidas,
aunque desigualmente: 94 ideas (el 58%) estaban relacionadas con la definición
de los problemas, bastantes menos –63 ideas (el 39%)– con el plan de actuación y
casi ninguna –solo cuatro (el 3%)– con la evaluación.
En segundo lugar, cabe preguntarse cómo se definían los problemas y cómo se
diseñaban los planes de actuación4. Cuando se definían los problemas, se tenía en
cuenta, prioritariamente, cómo se «manifestaban» (p. ej. «estamos viendo que no
se recoge bien la información sobre los alumnos» [O2, D1, EP2.1, ID1]). El 51% (48
ideas) de lo dicho cuando hablaban de los problemas encajaría en esta subcatego-
ría, superando con holgura el número de ideas dedicadas a la explicación de las
«causas-antecedentes» (37 ideas, el 39%: por ejemplo, «concluimos que no se hace
en equipo» [O2, D1, EP2.1, ID16] y dejando en un lugar mucho más modesto las re-
flexiones sobre los «objetivos» que se pretenden alcanzar (nueve ideas, el 10%: por
ejemplo, «es necesario saber con qué alumnos contamos» [O2, D1, EP2.1, ID12])5.
Con respecto al plan de actuación, reflexionaban casi exclusivamente sobre la
«estrategia» o los «pasos» dados (53 ideas, el 84% de lo dicho sobre los planes de actua-
ción encaja en esta categoría: por ejemplo, «después de hacer la relación de profeso-
res que están interesados, los tiempos de trabajo y los objetivos, les planteé qué son
dificultades de aprendizaje» [O2, D1, EP2.1, ID9]). De manera mucho más anecdótica
reparaban en la «justificación» de cualquiera de las decisiones tomadas (cuatro ideas,
el 6%: por ejemplo, «es que con el grupo de diversificación curricular tienes que ser
claro, tiene que haber normas» [O1, D6, EP1.13, ID4]), los «responsables» de poner
en marcha las soluciones (tres ideas, el 5%: por ejemplo, «los que están participando
son los que están implicados en atención a la diversidad» [O2, D1, EP2.1, ID26]) y la
«temporalización» (tres ideas, el 5%: por ejemplo, «solo lo primero me va a llevar más
de un año» [O2, D1, EP2.1, ID7]).
(4)
Recordamos que el número de ideas dedicado a la evaluación es tan reducido que no nos permitió obtener una
imagen más precisa de esta fase.
(5)
La categoría «objetivos» suele formar parte, en los modelos sobre investigación-acción, del plan de acción (Dewey,
1910; Elliott, 1991; Kemmis y McTaggart, 1988; Lewin, 1948; Liston y Zeichner, 1991; Schön, 1983). Sin embargo,
en nuestra opinión, los objetivos ayudan a precisar los problemas. De hecho, un problema no existe a priori: solo
lo es si contraría nuestras intenciones y deseos:
Los problemas de la educación […] se producen cuando las prácticas empleadas en las actividades de educación se
revelan en algún sentido inadecuadas a su finalidad. En otras palabras, se suscitan cuando hay alguna discrepancia
entre una práctica educativa y las expectativas en virtud de las cuales se explicaba y justificaban aquellas expecta-
tivas (Carr y Kemmis, 1988, p. 123).
En la Tabla iii puede observarse cuántas ideas hacían alusión a cada uno de los temas
de los que las orientadoras hablaban, teniendo en consideración, al mismo tiempo, la
fase y la subfase del proceso de resolución al que cada idea hacía referencia.
TABLA III. Número de ideas relacionadas con cada una de las fases del proceso de resolu-
ción de problemas agrupadas en función del tema o problema del que se estaba hablando
Temas
Relación
Relación Relación
Contexto Centro orientadora-
Fases Alumnos orientadora- profesores-
social escolar equipo
de la resolución profesores alumnos
directivo
Manifestación 0 2 6 14 25 1
Antecedentes-
1 1 1 17 17 0
causas
Objetivos 0 3 0 1 5 0
Estrategia-pasos 0 23 0 15 14 1
Justificación 0 0 0 1 2 1
Responsables 0 3 0 0 0 0
Temporalización 0 3 0 0 0 0
EVALUACIÓN 0 0 0 0 4 0
35
TOTAL 1 (0,6%) 7 (4%) 48 (30%) 67 (41,6%) 3 (1,8%)
(22%)
Los problemas que más atención consumían eran los vinculados con la rela-
ción entre las orientadoras y los «profesores» o el «equipo directivo» (67 ideas, el
41,6%; y 48 ideas, el 30% respectivamente) y con el funcionamiento del «centro es-
colar» (35 ideas, el 22%). Ejemplos del primer tipo eran los malentendidos, la falta
de consenso o los conflictos con algún profesor o miembro del equipo directivo.
Es decir, en estos casos, las orientadoras reflexionaban sobre problemas propios
del asesoramiento y no sobre los problemas que habían estado resolviendo en las
sesiones de asesoramiento. Por su parte, los problemas del centro tenían que ver
con la falta de protocolos de actuación para recoger y compartir información so-
bre los alumnos o para tratar la diversidad. Las orientadoras también reflexionaban
en algún grado, aunque con menor detenimiento, sobre el «contexto social» (una
idea, el 0,5%), los «alumnos» (siete ideas, el 4%) y la «relación entre profesores y
alumnos» (tres ideas, el 1,8%).
Es decir, los mayores retos de su trabajo parecían estar relacionados con la co-
municación con sus interlocutores directos o, como decíamos arriba, con la misma
labor de asesoramiento. Consecuentemente, cuando reflexionaban sobre ello, su
pensamiento era más exhaustivo: de los ocho componentes del proceso de resolu-
ción de problemas que identificamos, entre cinco y seis estaban presentes cuando
hablaban del centro escolar y su relación con profesores o equipo directivo; mien-
tras que nunca estaban presentes más de tres componentes cuando hablaban del
resto de los temas.
En definitiva, parece que el estilo de reflexión no es fijo, sino que, más bien, cabe
hablar de formas diferentes de reflexión en función de las preocupaciones e intereses
concretos.
Conclusiones
En este trabajo hemos estudiado las reflexiones espontáneas de dos orientadoras aten-
diendo a uno de los rasgos más reiterados de la ira: que es un proceso de resolución de
problemas. Los resultados así obtenidos pueden tener, como anticipamos, una triple
función. En primer lugar, sirven para entender cuál es el modo natural de reflexionar
en los contextos educativos. En segundo lugar, y gracias a lo anterior, pueden orientar-
nos en el diseño de planes de formación destinados a favorecer los procesos de ira.
Finalmente, en este caso particular, conocer cómo dos orientadoras reflexionan sobre
su labor asesora puede ayudar a comprender sus prácticas de asesoramiento y sus
posibilidades de mejora. Estos tres puntos organizan las conclusiones finales.
Resultados
Se presentan primero las correlaciones de las cuatro escalas entre sí para pasar, a con-
tinuación, a exponer los resultados obtenidos en cada escala tanto en la investigación
por encuesta como en los grupos de discusión.
Una lectura de estos datos podría llevarnos a interpretar que los procesos de reflexión
espontáneos tienden a ser fragmentarios pues las orientadoras pensaban más en los
problemas y en los planes de actuación que en su evaluación; señalaban cómo se
manifestaban los problemas sin indagar en sus causas; y se preocupaban más por
los pasos dados que por su temporalización o el reparto de responsabilidades. Así
han sido interpretados resultados similares obtenidos en contextos no naturales. Por
ejemplo, Butler, Novak, Jarvis-Selinger y Beckingham (2004) destacaron que ninguno
de los participantes establecía metas claras o evaluaba los resultados; McLellan (2004)
resaltaba que solo el 2% de los profesores identificaban problemas, planteaban metas
o soluciones y las evaluaban; y Tillema (2006) indicaba que este porcentaje no supera-
ba el 10%. No es por eso extraño que muchos autores hayan señalado el coste de la ira
y las exigentes condiciones que demanda (Birmingham, 2004; Borko y Putnan 1996;
Clark, 2001; Elliot, 1991; Grossman, 1991; John, 2002; Lieberman, 1995; McLaughlin,
1999; McLellan, 2004; Putnan y Borko, 2000).
Ahora bien, nuestro objetivo al examinar la ira en contexto era «comprender»
(no evaluar) cómo los profesionales reflexionan sobre sus problemas reales. Al mis-
mo tiempo, al haber prestado atención a todas las fases del proceso de resolución
de problemas –y no sólo a alguna de ellas– podemos ir más allá de lo que han ido
esos trabajos previos y preguntarnos qué podemos aprender del modo en el que
las orientadoras reflexionan.
Así, en primer lugar, el desequilibrio entre la atención que se dedica a hablar de
los problemas, elaborar un plan de acción y evaluar los resultados, quizá refleje un
modo estratégico de actuar: no todos los problemas pueden ser resueltos, ni toda
reflexión tiene que ser, necesariamente, completa. Si volvemos a la Tabla iii pode-
mos comprobar que las orientadoras manifestaron preocupaciones relacionadas
con los alumnos, el trabajo entre alumnos y profesores, o el contexto social para
las que, sin embargo, no esbozaron prácticamente ninguna solución. Precisamente,
estos problemas rebasan sus posibilidades (en el caso de los problemas contextua-
les) o responsabilidades (en el caso de los alumnos y el trabajo de los profesores
con ellos), siendo más oportuno dejarlos a un lado.
En segundo lugar, cuando las orientadoras afrontan un problema, cabe distin-
guir dos patrones distintos de reflexión. Si reflexionan sobre su relación con el
equipo directivo o con los profesores, se centran más en definir el problema con
claridad, revisando sus posibles antecedentes-causas y definiendo sus objetivos. Por
el contrario, cuando reflexionan sobre los problemas del centro (es decir, sobre
cuestiones técnicas como el modo de organizar la atención a la diversidad) dedican
más tiempo a clarificar el plan de acción, definiendo sus pasos, los responsables y
los tiempos. Así, tomando en su conjunto todas las ideas relacionadas con la defi-
nición de los problemas con los profesores y el equipo directivo, estas suman un
71%, frente a un 29% dedicado al plan de actuación. La situación es prácticamente
la inversa cuando se trata de problemas relacionados con el centro: solo un 17%
de las ideas contribuyen a la definición de los problemas, mientras que el resto (el
83%) engrosan el plan de acción. El primero de estos patrones de reflexión podría
ser definido como un patrón «centrado en la comprensión», donde lo importante
es entender cuál es el problema; y el segundo podría definirse como un patrón
«centrado en la acción», pues lo acuciante parece ser hacer algo (véase la Figura iii).
Enlazando con la tradición sobre la ira, el primer patrón se acercaría más a un tipo
de investigación-acción práctica (por ejemplo Elliott, 1999) y el segundo a la inves-
tigación-acción técnica (Dewey, 1910; Lewin, 1948; Schön, 1983). No obstante, hay
que tener en cuenta que estos tipos de investigación-acción describen posiciones
demasiado sofisticadas como para ser reducidas a los estilos de reflexión detectados
en nuestro estudio.
FIGURA III. Patrones de reflexión detectados al comparar las reflexiones de las orientadoras
sobre su relación con los profesores y el equipo directivo (Patrón 1) con sus
reflexiones sobre el centro escolar (Patrón 2).*
dirigirse la atención de estas orientadoras hacia aquellos aspectos que tienden a descui-
darse, como la definición de objetivos, la temporalización, el reparto de responsabilidades
y la evaluación de sus actuaciones. Más aún, si nos propusiéramos iniciar un plan de for-
mación con ellas, nuestra ayuda podría ser mucho más ajustada y flexible, ayudándoles a
ver que, cuando aborden algún obstáculo en la relación con sus compañeros, tenderán
a centrarse más en los problemas, mientras que, en otros casos, quizá piensen demasiado
rápido en las soluciones. Anticipar estas tendencias ayudará a compensarlas, pues no sería
operativo llevar al extremo ninguno de los patrones detectados: centrarse exclusivamente
en la comprensión de los problemas no sirve para resolverlos pero actuar sin comprender-
los puede conducir a la puesta en marcha de medidas ineficaces.
Teniendo en cuenta qué podemos aprender del estilo de reflexión y qué es susceptible
de mejora, cabe comparar la manera de reflexionar con la manera de asesorar, gracias
a que también contamos con un análisis de lo segundo en estas mismas orientadoras
(García y Sánchez, 2007). De esta comparación pueden extraerse dos conclusiones:
n Aunque a las orientadoras les preocupan más los problemas que encuentran
en su relación con los profesores y el equipo directivo, cuando se reúnen con
ellos tratan problemas más técnicos: las actividades que se realizarán en las se-
siones de tutoría, la adaptación curricular que hay que hacer a algún alumno,
las evaluaciones psicopedagógicas…
n Si consideramos, por tanto, solo las reflexiones sobre esos problemas técnicos,
existe una gran coincidencia entre reflexión y acción. Cuando las orientadoras
«reflexionan» sobre este tipo de problemas, son menos precisas definiéndolos,
no establecen objetivos y no piensan cómo evaluar la eficacia de las solucio-
nes ensayadas. Del mismo modo, cuando «asesoran», tienden a adentrarse en
las soluciones antes de clarificar con los profesores los problemas y objetivos.
Así pues, existen algunas coincidencias entre pensamiento y acción cuando hay pro-
blemas técnicos de por medio. Uno y otra reproducen el mismo esquema básico: buscar
soluciones aunque no esté claro el problema. La persistencia de este patrón y su ubicui-
dad –ha sido detectado también al analizar el trabajo de asesores de primaria (Sánchez,
2000) y de profesores de apoyo que proponen a sus alumnos las actividades que deben
hacer sin especificar previamente con qué metas (Sánchez et ál., en preparación)– hace
pensar que esta es una manera espontánea de proceder, salvo cuando un problema
tiene que ver con la interacción entre iguales (como los problemas de las orientadoras
en su relación con los profesores) y, como dicha interacción tiene una continuidad, no
podemos sustraernos al análisis de sus causas, consecuencias, manifestaciones... Ahora
bien, el patrón espontáneo que lleva a no explicitar del todo nuestros razonamientos
cuando pensamos sobre un problema quizá no tenga mayores consecuencias si estamos
reflexionando individualmente; pero si ese problema se está resolviendo con otros y no
se aclarara cómo es visto por cada participante qué objetivos se persiguen, será más
probable que aparezcan malentendidos, se incumplan acuerdos que «se creía» haber
tomado y, en definitiva, se ponga en peligro la relación entre unos profesionales y otros;
justamente, aquello que más preocupa a las orientadoras.
Al hilo de lo anterior, es inevitable preguntarse si el proceso de reflexión de es-
tas orientadoras podría ayudarles a identificar por sí solas esos y otros riesgos de su
manera de asesorar (como una excesiva participación en el diseño de las soluciones
o escasas muestras de estar recogiendo las preocupaciones de los profesores: véase,
nuevamente, García y Sánchez, 2007). Para responder a esta pregunta sería necesario
analizar el contenido de las reflexiones y el grado de autoconciencia que alcanzan
sobre sus modos de actuar y pensar (las dimensiones 2 y 3 de la Figura iii), algo que va
más allá del objetivo de este trabajo, pero que también hemos llevado a cabo (García,
Mena y Sánchez, en preparación). A la luz de ambos análisis, creemos que las orienta-
doras necesitarían, probablemente, algún tipo de asistencia para cambiar su modo de
asesorar. Resumimos aquí tres indicadores que nos llevan a esta conclusión:
n Cuando reflexionan sobre las causas que pueden haber dado lugar a los mal-
entendidos o discusiones con sus compañeros, en el 67% de los casos señalan
que hay profesores que quieren entorpecer su trabajo y solo esporádicamente
(en el 33% de los casos restantes) asumen una visión más contextual e interac-
tiva, según la cual, por ejemplo, puede haber profesores que teman hacer mal
lo que ellas les sugieren. Sin embargo, es precisamente una visión interactiva
la que empujaría a introducir cambios en el modo de asesorar. Solo una visión
interactiva podría llevar a pensar que, por ejemplo, es importante comprender
qué preocupa exactamente al profesor antes de proponerle algún cambio que
a lo mejor no responde a sus necesidades o no tiene en cuenta sus expectati-
vas de éxito.
n Cuando las orientadoras narran los antecedentes que preceden a las situa-
ciones conflictivas, hablan de actuaciones que llevaron a cabo en solitario o
con algunos profesores en particular –pero no con otros–, o de ocasiones en
las que piden información a los profesores sobre lo que estos hacen en las
horas de tutoría. Si analizamos esta forma de proceder, es fácil encontrar ele-
mentos que podrían ser considerados como amenazas potenciales para una
relación de colaboración (Sánchez, 2000): así, el hecho de que las orientadoras
establezcan coaliciones (trabajen más estrechamente con los profesores afi-
nes que con los que no lo son) o que adopten, a ojos de los profesores, una
posición «de poder» (preguntándoles qué hacen en sus tutorías) puede incre-
mentar el riesgo de confrontaciones abiertas u otras formas de rechazo y eva-
sión. De manera similar, cuando las orientadoras piensan en qué pueden hacer
para resolver los conflictos dicen que hay que «convencer» a los profesores para
que realicen ciertas actividades, que «no se puede ceder» ante ellos, que hay que
«darles» ideas o que a veces hay que ser más «directivos». Este conjunto de reflexio-
nes sitúa a las orientadoras en un dilema difícil de resolver: por un lado, desean
generar más consenso pero, por otro, parecen inclinarse por estrategias menos
negociadoras.
n Finalmente, y siempre según nuestros datos, las orientadoras no revisan crítica-
mente –al menos en presencia del investigador– estos pensamientos, pues solo
el 7% de sus ideas reflejaban algún grado de análisis autoconsciente. Es decir,
piensan en lo ocurrido, sus desencadenantes, lo que han hecho o piensan hacer,
pero sin que las ideas que emergen sean objeto de un escrutinio consciente.
Consecuentemente, el modo de asesorar de las orientadoras es coherente con
sus maneras de pensar, reforzándose mutuamente, sin que este tándem llegue a
ser cuestionado.
nuestro corpus con otros, el nuestro (integrado por 161 ideas) quizá resulte limitado.
Pero bien podría ocurrir lo contrario: que incluso sin ninguna instrucción previa, las
orientadoras hubieran sentido la necesidad de justificar y explicar su trabajo al ob-
servador, dada su presencia constante en todas sus reuniones y actividades y dado
también que posteriormente iban a participar en un seminario sobre asesoramiento.
Es decir, puede que nuestra presencia desencadenara más ciclos de reflexión y más
complejos que los habituales. De ser esto así, asumimos que habríamos perdido algo
de la validez interna que deseábamos para nuestro estudio, pero no estaríamos subes-
timando (quizá al contrario) la capacidad de reflexión de las orientadoras.
Referencias bibliográficas
Resumen
La implementación del enfoque de competencias en la enseñanza universitaria supone situar-
la en conformidad con las nuevas necesidades y demandas que se derivan de la sociedad de la
información. El objetivo de este artículo es avanzar en esta innovadora dirección proponiendo un
nuevo modelo de enseñanza universitaria fundamentado y contrastado en la práctica educativa.
Después de describir un enfoque ecosistémico de las competencias en donde se indican los rasgos
que las definen, se propone formular los objetivos formativos a partir de la distinción de los elemen-
tos que los integran. En paralelo, se plantea la pertinencia de seleccionar y organizar los contenidos
académicos tomando como base módulos disciplinares o, mejor aún interdisciplinares, estructura-
dos en núcleos problemáticos y redes de problemas.Asimismo, se presenta una metodología didác-
tica innovadora que promueve un aprendizaje activo, reflexivo y auténtico basado en la investiga-
ción colaborativa de los estudiantes tomando como base distintas fuentes de información: impresas,
audiovisuales, informáticas e institucionales. Por último, se describe un enfoque holístico para la
evaluación de la adquisición de las competencias en el que se distinguen tres momentos claves: eva-
luación diagnóstica, evaluación formativa y evaluación sumativa. Para realizar esta compleja y
rigurosa valoración del aprendizaje académico se indican una serie de técnicas e instrumentos
que permiten una evaluación auténtica puesto que integran tanto evidencias de conocimiento
como evidencias de desempeño. Este nuevo modelo está siendo implementado en algunas ma-
terias de distintas facultades de la Universidad de Sevilla (Pedagogía, Psicología, Odontología,
Económicas –fase inicial–, entre otras). Los resultados obtenidos demuestran que se incrementa
el nivel y calidad del aprendizaje académico en cuanto que los estudiantes logran adquirir
las competencias previstas. El artículo concluye señalando la necesidad de que este reciente
enfoque pedagógico esté sustentado en un cambio profundo en tres componentes básicos
del sistema convencional de Educación Superior: estructura institucional, cultura académica y
currículo universitario.
Abstract
Implementation of the competence approach at the university teaching level means
enabling university teaching to equal the new needs and demands of the information society.
The aim of this paper is to move in this innovative direction by proposing a new model of
university teaching based on and tested in educational practice. An eco-systemic competence-
based approach is described, and the approach’s defining features are given. Educational aims
are then formulated, starting with a map of their constituent elements. A proposal is made
regarding the validity of selecting and organizing academic contents on the basis of discipline-
specific or, even better, interdisciplinary modules structured into core problems and problem
networks. Likewise, an innovative didactic methodology is presented, which promotes active,
reflexive, true learning based on cooperative student research, on the basis of different sources of
information: printed matter, audiovisuals, computerized sources and institutional sources. Lastly,
a holistic focus is described for evaluating competence acquisition, in which three key points in
time are distinguished: diagnostic evaluation, formative evaluation and additive evaluation.A series
of techniques and instruments are outlined for performing this complex, rigorous evaluation of
academic learning.These techniques and instruments make it possible to conduct a true evaluation,
because they incorporate knowledge evidence and performance evidence at the same time. This
new model is being implemented in a number of subjects at different schools at the University of
Seville (inter alia, the School of Education, the School of Psychology, the School of Odontology and
the School of Economics –undergraduate phase). Results show increases in the level and quality
of academic learning as students master expected competences.The paper ends by pointing out
the need for this brand-new pedagogical approach to be based on a deep change in three key
elements of the conventional higher education system: institutional structure, academic culture
and university curriculum.
Introducción
La universidad constituye una institución de formación superior que tiene entre sus fi-
nes principales la preparación de profesionales altamente cualificados que van a desem-
peñar múltiples puestos de responsabilidad en distintos campos laborales. Junto a esta
elevada capacitación de los egresados, las instituciones universitarias tienen como pro-
pósitos esenciales la creación y difusión del conocimiento científico y su contribución
al desarrollo tecnológico, el crecimiento económico sostenible, la extensión cultural y
el progreso social. En realidad, en uno u otro sentido, las universidades se han conver-
tido en una de las instancias clave de las sociedades desarrolladas que se han situado
generalmente, al menos en lo referente a investigación científica y tecnológica, en una
posición avanzada. No obstante, en el ámbito de la docencia universitaria, las estrategias
didácticas y los métodos de enseñanza que mayoritariamente se han empleado han
quedado anclados en el pasado y en estos momentos pueden considerarse ciertamente
obsoletos.
La introducción del enfoque de competencias puede concebirse pues como una
interesante y sistemática tentativa para poner la formación universitaria a la altura de
los nuevos tiempos. Son múltiples los cambios que ha experimentado nuestro entor-
no en las últimas décadas, hasta el punto de que se ha evolucionado desde la era indus-
trial a la sociedad de la información. Nuestro contexto social se ha transformado en to-
das sus esferas constitutivas y esto plantea nuevas demandas y desafíos a los sistemas
de Educación Superior. Evidentemente, no es lo mismo preparar a los estudiantes para
que consigan una formación especializada y única que los capacite para desarrollar un
puesto específico de trabajo inmutable, que formar a los egresados de manera técnica
y polivalente para dotarles de las competencias necesarias que les van a permitir un
desempeño eficaz en distintas ocupaciones a lo largo de su carrera profesional.
Aunque se trata de un enfoque pedagógico que ha sido importado desde otros
campos como la formación profesional o la gestión y capacitación de recursos hu-
manos, existe un consenso amplio y generalizado para concebirlo como un modelo
válido también en la Educación Superior.Teniendo presentes las debidas cautelas y los
posibles riesgos que esta traslación comporta, puede afirmarse que en nuestro ámbito
representa un reciente paradigma que se encuentra por tanto en continua construc-
ción. Dentro de este marco emergente, hemos tratado de responder de modo preciso
y resumido al siguiente conjunto de cuestiones que consideramos relevantes para
la temática que nos ocupa: «¿qué razones justifican la formación por competencias
en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior?, ¿qué es una competencia
y cuáles son sus rasgos definitorios?, ¿cómo convertir las competencias en el eje del
programa y la práctica docentes?, y, en fin, ¿qué cambios fundamentales tienen que
darse en la educación superior para implementar de modo eficaz el modelo innovador
que se pretende introducir?». Esta serie de interrogantes plantea importantes retos y
potenciales dilemas para los profesores universitarios. Al análisis detallado y riguroso
de estas problemáticas que destacamos como claves dedicamos el presente artículo.
En general, las instituciones de educación superior tienen que hacer frente a las nue-
vas demandas y desafíos que presenta una compleja sociedad en cambio continuo
y acelerado. No solo en el marco europeo sino prácticamente a nivel mundial los
sistemas educativos superiores están experimentando en este momento importantes
procesos de reforma tanto en el plano organizativo como principalmente en la dimen-
sión curricular y pedagógica referida a los planes de estudios, las programaciones do-
centes y los nuevos enfoques de enseñanza-aprendizaje. Se trata, por tanto, de poner
a la Educación Superior a la altura de los tiempos que corren. En conjunto, podemos
considerar que las razones que justifican la inclusión del enfoque de competencias a
partir de ahora en la enseñanza universitaria son las siguientes:
Además, son dominadas por los sujetos en un cierto grado o nivel de logro, por
lo que siempre pueden ser perfeccionables. A causa de este singular rasgo se
hace referencia hoy al aprendizaje a lo largo de toda la vida.
n «Funcionalidad»: el sentido final de las competencias es su uso en la resolución
de problemas complejos o en la ejecución eficaz de tareas.
n «Contextualización»: se adquieren a partir de su utilización en diferentes am-
bientes y situaciones inciertas. Una vez dominadas pueden ser transferidas a
otros escenarios y situaciones.
n «Autenticidad»: los ambientes en los que se aprendan han de ser lo más simi-
lares posibles a la vida real, puesto que son aplicadas de manera continua en
nuestro entorno cotidiano; en nuestro caso esto hace referencia al mundo labo-
ral y empresarial.
n «Proyección social»: son adquiridas por los ciudadanos individualmente para,
con su uso adecuado, contribuir colectivamente al bienestar social, el creci-
miento económico y el desarrollo sostenible.
n «Innovación»: analizada desde una doble perspectiva. Por un lado, un profundo
dominio de las competencias requiere el oportuno despliegue de la capacidad
de creatividad y de adaptación positiva a diversos y múltiples cambios. Por otro,
la integración de las competencias en el proceso de enseñanza-aprendizaje en
la Educación Superior representa una importante reforma que pretende el in-
cremento de la calidad tanto de la docencia como de la gestión.
Con todo lo expuesto hasta aquí, parece claro que la introducción del enfoque basado
en competencias en la Educación Superior no afecta únicamente a la reformulación
de los planes de estudio de cada carrera, sino que además implica una reconstrucción
El enfoque ecosistémico u holístico que estamos defendiendo en este trabajo nos lleva
a plantear la conveniencia de que los objetivos del programa se desagreguen en los
elementos integrantes de las competencias. Así, nuestra propuesta es distinguir entre
cuatro tipos de objetivos:
Conviene insistir en que esta diferenciación se realiza solo como una tarea analíti-
ca que sistematiza el diseño del programa, pues desde la perspectiva integral en que
nos situamos estos diversos tipos de objetivos se van a trabajar y a adquirir de modo
global. En este sentido, constituyen más bien una guía que orienta la enseñanza del
módulo o materia en cuestión. Para ello, la formulación de los objetivos se hace de
modo similar a la definición de competencias.
La implantación de este nuevo modelo afecta también a este componente básico del
programa docente. La estrategia academicista imperante en la Educación Superior
ha inducido la existencia de un currículo universitario configurado por un extenso
elenco de asignaturas inconexas que se cursan a lo largo de varios cursos. Y, a su vez,
los programas se han sobrecargado de temas desunidos unos de otros en los que la
única fuente de selección que ha primado ha sido la disciplina científica de referencia
(Perrenoud, 2005). Esto ha dado lugar en la mayoría de los casos a programas com-
puestos por un sinfín de temas que apenas casi da tiempo a cubrir en el curso o
cuatrimestre correspondiente. Como el criterio exclusivo que se ha tenido en cuenta
por parte del docente a la hora de su elaboración ha sido el epistemológico, el consi-
derable incremento de la producción científica en las últimas décadas ha conducido
en bastantes áreas a programas que han visto su contenido aumentado drásticamente
con el paso de los años.
Sin embargo, consideramos que en la sociedad de la información los contenidos in-
cluidos en los proyectos docentes universitarios tienen que ser sometidos a una relativa
reducción así como a una necesaria integración. La fragmentación y atomización del
conocimiento académico que hasta ahora ha predominado en las universidades tiene
que empezar a abrir paso a un enfoque más interdisciplinar si realmente pretendemos
una auténtica inclusión del modelo de competencias. En este sentido, habría que empe-
zar a avanzar, como propone Lasnier (2000), hacia programas más integrados y menos
sobrecargados que permitan abordar situaciones globales más acordes con la naturaleza
holística de las competencias. Por lo tanto, defendemos la pertinencia en la sociedad
de la información de pasar de programas docentes estructurados en torno a módulos
organizados tomando como base núcleos problemáticos y redes de problemas. Creemos
que la clásica separación en temas de los proyectos docentes académicos no facilita que
los estudiantes comprendan globlamente los diversos y múltiples contenidos incluidos
en una determinada materia.
En esta línea, estamos completamente de acuerdo con Salas (2005, p. 7) cuando
afirma que «diseñar un currículum por competencias implica construirlo sobre nú-
cleos problemáticos al que se integran varias disciplinas». Resulta evidente que esta
sería la posición más avanzada y radical, pues la otra posibilidad que en cambio no
altera la ordenación convencional del currículo universitario es utilizar los núcleos
problemáticos en el marco de cada materia. Se trata en todo caso de una opción clave
que determina en gran medida el pilar central de organización del currículo universi-
tario. En el primer caso, el programa adoptaría la forma de módulos interdisciplinares,
mientras que en el segundo caso la planificación docente se realizaría por asignaturas.
Ahora bien, en ambas situaciones –al igual que ya hemos defendido para las enseñan-
zas preuniversitarias (López Ruiz, 2005)– abogamos por la necesidad de estructurar
las programaciones tomando como eje una red de problemas y no una serie de temas.
La formación por competencias nos lleva pues a replantear profundamente la ances-
tral y compartimentada estructura disciplinar y temática del currículo universitario.
Así, en vez de diseñar un determinado curso mediante una serie de materias entre
las que no se establece ni en la programación ni en la práctica ningún tipo de inte-
rrelación, podríamos construir ese mismo nivel a través de un conjunto de módulos
interdisciplinares que guardan una estrecha conexión entre sí. En lugar de dividir y
diseccionar considerablemente el currículo universitario, lo que deberíamos hacer
a partir de ahora es, como postula Morin (1998), empezar a conectar, contextualizar
e integrar los contenidos que se abordan, o incluso se solapan, en distintas discipli-
nas. Sería una innovación en parte similar a la pionera y original experiencia que ha
desarrollado un equipo de docentes de Ingeniería Informática de la Universidad de
Alicante que ha integrado distintas materias afines dentro de un módulo que plantea
como meta la producción de un videojuego (Reverte, Gallego, Molina y Satorre, 2007).
En cualquier caso, esta organización alternativa de los contenidos del programa
docente, sea de modo disciplinar o interdisciplinar, comporta una cierta reducción del
número de temas cuando su cantidad es claramente excesiva. Puesto que el acento ya
no se pone tanto en los conocimientos meramente académicos como en el dominio
n Observación de desempeño.
n Pruebas objetivas tipo test.
n Pruebas de ensayo sobre preguntas abiertas.
n Pruebas orales: dentro y fuera de desempeño.
n Simulaciones.
n Presentaciones y producciones multimedia.
n Portafolios reales y digitales.
en el papel asumido hasta ahora por el docente universitario que pasa de ser
un mero transmisor a convertirse en facilitador del proceso de adquisición de
conocimientos y competencias por parte de los estudiantes.
- Individualismo docente
- Equipos docentes
- Planes fragmentados: materias disciplinares
- Planes integrados: módulos interdisciplinares
- Programas organizados por temas
- Programas estructurados en núcleos problemáticos
- Lección magistral
- Métodos docentes innovadores
- Manual único y documentos complementarios
- Fuentes de información y recursos didácticos
- Profesor transmisor
- Profesor facilitador
- Alumnado pasivo y receptivo
- Alumnado activo y constructivo
- Calificación final: examen
- Evaluación holística: evidencias
- Aula aislada
- Diversos espacios y ambientes
- Institución académica cerrada
- Comunidad de aprendizaje
Referencias bibliográficas
Dirección de contacto: Juan Ignacio López Ruiz. Facultad de Ciencias de la Educación. Dpto.
de Didáctica y Organización Educativa. Pirotecnia, s/n. 41013, Sevilla. E-mail: [email protected]
Resumen
En este trabajo nos aproximamos al concepto de «competencias emprendedoras». Analizamos
la percepción que tiene el profesorado de escuelas taller y casas de oficios en Andalucía acerca del
grado de presencia de dichas competencias en sus alumnos. Este es el paso previo para el diseño,
planificación y puesta en práctica de programas educativos que mejoren las aptitudes emprende-
doras; es también la primera fase de un proyecto más amplio cuya finalidad es el desarrollo de la
cultura emprendedora entre los jóvenes.
La metodología empleada es cuantitativa, centrada en la perspectiva empírico-analítica. Opta-
mos por una metodología no experimental o ex –post– facto (método descriptivo). El instrumento
de recogida de información ha sido un cuestionario construido ad hoc, obteniéndose una fiabilidad
para el alpha de Cronbach de 0,986. Además, para el cálculo de la muestra se utilizó un «muestreo
probabilístico». Asimismo, el tamaño de la muestra para un nivel de confianza del 97% y un error
de estimación o error permitido del 3,3% es de 536 individuos, distribuidos proporcionalmente en
función de la población total entre las ocho provincias andaluzas.
Entre los hallazgos más significativos de esta investigación, podemos destacar que los exper-
tos han manifestado que los jóvenes usuarios de estos programas formativos no están lo suficien-
temente preparados para iniciar por su cuenta un proyecto empresarial. Consideran que aún no
poseen las competencias emprendedoras necesarias para crear y gestionar eficazmente una em-
presa propia. Por lo que proponemos el desarrollo de acciones educativas orientadas al fomento
de las competencias emprendedoras, ya que presentan deficiencias formativas en este sentido.
El análisis de los expertos y nuestra propia experiencia práctica en escuelas taller y casas de ofi-
cios indican la necesidad de intervenir desde el punto de vista educativo para que estos jóvenes
adquieran un elevado nivel de competencia para emprender con éxito un proyecto empresarial.
Abstract
This paper addresses the concept of entrepreneurial competences. It studies the
perception that teachers at workshop schools (escuelas taller) and craft centres (casas de
oficios) in Andalusia (southern Spain) have as to the extent to which their students have
mastered entrepreneurial competences, as a preliminary step for the design, planning and
implementation of educational programmes to improve entrepreneurial skills. This research is
also the first stage of a more extensive project whose objective is to develop entrepreneurial
culture among young people.
A quantitative methodology focusing on the empirical/analytical perspective was used.
The authors opted for a methodology that was non-experimental or ex-post-facto (descriptive
method). The information-gathering instrument was a questionnaire devised ad hoc that
obtained a Cronbach’s alpha reliability score of 0.986. To calculate the sample, probability
sampling was used, sizing the sample for a confidence level of 97% and an estimation error or
admissible error of 3.3% out of 536 people, distributed in proportion to the overall population
of Andalusia’s eight provinces.
The most significant findings of this research include the experts’ view that the young
people who engage in these training schemes are not sufficiently prepared to undertake
business initiatives of their own.They are not considered to have the necessary entrepreneurial
competences yet to create and manage their own businesses effectively.The authors therefore
propose educational action oriented towards fostering entrepreneurial competences, since
the students display clear deficiencies in this regard. The experts’ study and the authors’ own
practical experience at workshop schools and craft centres indicate the need to intervene from
an educational standpoint to enable these young people to acquire a high level of competence
in order for them to be able to undertake a business project successfully.
Introducción
Hoy día está ampliamente extendido a nivel internacional el «enfoque de recursos hu-
manos por competencias», más conocido como «enfoque por competencias», que ha
ido sustituyendo, desde principios de los años ochenta del pasado siglo xx, a la tradicio-
nal «orientación de personal» por una «orientación basada en los recursos humanos».
Paralelamente, estamos inmersos en lo que Agustín Ibarra (2000, p. 97) denomina
la «transformación de los procesos productivos», por lo que para aumentar la producti-
vidad no se requiere exclusivamente de equipos y tecnología punta, sino que también
se precisa, en palabras de este mismo autor, «de nuevas formas de gestión, organiza-
ción, capacitación y desarrollo de los trabajadores, que propicien el uso racional y
eficiente de los recursos y estimulen el potencial creativo e intelectual de todos los
integrantes de la organización».
Para dar respuesta a esa nueva exigencia de capacitación y desarrollo de los trabajadores
en un contexto global cambiante, y cada vez más complejo, hay que trascender la «forma-
ción para el empleo» o «para el puesto de trabajo», característica hasta hace relativamente
poco tiempo; y «centrarse en el nuevo enfoque de formación basado en la gestión de com-
petencias» vinculado a la formación y desarrollo de los recursos humanos. Como mantienen
Tejada y Navío (2005, p. 2) «el desarrollo del valor añadido de las competencias permite que
el sujeto sea competente más allá de las exigencias básicas de un puesto de trabajo».
En nuestro caso, hablamos de «competencias emprendedoras» (coem) referidas,
en términos generales, a aquellas que permiten a los sujetos desarrollar un proyecto
emprendedor con el que generar crecimiento económico y cohesión social, configu-
rándose de esta manera como un proyecto social integrado.
Teniendo en cuenta los aspectos anteriores, hemos estructurado el artículo de
la siguiente manera: en primer lugar, presentamos los antecedentes y la fundamen-
tación teórica de nuestro estudio. Indagamos acerca del origen y sentido actual del
término «competencia», prestando especial atención en la expresión «competencias
emprendedoras» como eje central de la investigación. A continuación, exponemos la
metodología, los objetivos, el ámbito geográfico, la población y la muestra del estudio,
así como el instrumento de recogida de información empleado. Después, describimos
los principales resultados obtenidos. Analizamos la percepción que tienen los exper-
tos (directores y profesorado) acerca del grado de presencia de las competencias
emprendedoras en los usuarios de las Escuelas Taller y Casas de Oficios en Andalucía.
Por último, señalamos las conclusiones a las que hemos llegado y las propuestas de
trabajo para el futuro.
mía, respetando a los demás». Así pues, la posición adoptada ante las competencias se
centra tanto en desarrollar aquellas que promueven la cultura emprendedora como,
desde una perspectiva más amplia, en promover las competencias necesarias para la
vida en sociedad.
Esta visión nos acerca al concepto de «competencias clave» defendido en el Pro-
yecto DeSeCo de la ocde, que se caracterizan, en palabras de Weinert (2004, p. 105),
«por ser independientes del contexto, cuyo uso y efectividad sea equivalente en diver-
sas instituciones, tareas y bajo condiciones con distintas demandas». Desde este enfo-
que, ser competente no se refiere solo a ser «capaz» de adaptarse a un mercado laboral
flexible y cambiante, y poder innovar y emprender en él; debemos hablar también de
competencias para la ciudadanía, para que los sujetos se puedan integrar con plenas
garantías en sociedades cada vez más complejas, respetando los valores propios de
una democracia participativa.
La particularidad de las coem, además de favorecer las iniciativas emprendedoras,
radica en que ofrece una visión más amplia de las competencias, más allá de lo pura-
mente laboral-empresarial. Contemplan un objetivo más ambicioso que es el de hacer
competentes a los sujetos en su dimensión personal (autonomía y autorrealización),
social (responsabilidad social y medioambiental) y económica (proyecto empresarial).
Por este motivo, nuestro modelo de coem reúne aspectos significativos del tradi-
cional «enfoque de competencias» y de las «competencias clave» que, en opinión de
Bolívar y Pereyra (2006), son básicas para el bienestar social y personal. Por lo que,
en este orden de cosas, presentamos este nuevo enfoque sobre las competencias con
el que justificamos la necesaria interrelación entre las dimensiones personal, social y
económica del ser humano.
La cultura emprendedora se presenta como un «elemento» a tener en cuenta orien-
tado al desarrollo económico y social, una forma de afrontar el problema del desem-
pleo, por la falta de dinamismo empresarial de determinadas regiones, entre las que
cabe destacar la Comunidad Autónoma Andaluza.
Estos aspectos ponen de relieve la importancia y urgencia de desarrollar las com-
petencias emprendedoras entre nuestros jóvenes. Así pues, conocedores de esta rea-
lidad pasamos a describir el proceso de investigación que hemos seguido en este
trabajo y que tiene como principal objetivo «el análisis de las competencias empren-
dedoras que presentan los jóvenes andaluces usuarios de los programas de e.t. y c.o.»,
en opinión de los expertos (directores y profesorado), ya que estas se encuentran en
la base de la cultura emprendedora.
Metodología
Durante los meses de febrero a junio de 2008 se encontraban desarrollando sus pro-
gramas formativos 175 proyectos de e.t. y c.o.en Andalucía1, con una población total
de 1.052 expertos, entre directores, profesorado que imparte las diferentes materias de
especialidad (albañilería, carpintería metálica, jardinería, fontanería, etc.) y profesorado
de apoyo (cuya finalidad principal es la de desarrollar tareas docentes para que el alum-
nado que no lo posea pueda obtener el Graduado en Educación Secundaria Obligatoria).
Teniendo en cuenta la población total, para calcular el tamaño de la muestra, he-
mos optado por un tipo de muestreo «probabilístico», ya que deseábamos cumplir
el principio de «equiprobabilidad», es decir, que todos los individuos de la población
tuviesen la misma posibilidad de salir elegidos en la muestra. De entre las diferentes
modalidades de muestreo probabilístico utilizamos el «muestreo por conglomerados
o grupos». Para Latorre, Del Rincón y Arnal (2003) este tipo de muestreo se utiliza
cuando los sujetos de la población constituyen grupos naturales o conglomerados.
Así pues, la unidad muestral es el conglomerado, también llamado cluster o grupo. En
nuestro caso, cada E.T. o C.O. equivale a un conglomerado, por lo que todos los exper-
tos de una misma E.T. o C.O. forman parte de un grupo o conglomerado.
(1) Información ofrecida por los Jefes/as de Servicio de Fomento de Empleo de las diferentes Delegaciones de
Empleo Provinciales de la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía.
Principales resultados
El cuestionario está compuesto por dieciséis ítems, cada uno de ellos representa una com-
petencia emprendedora. En este sentido, se le pidió a los sujetos que valorasen cada compe-
tencia en una escala del 1 al 10, siendo 1 el valor más bajo que puede tomar el ítem y 10 el
más alto. Por ello, a la hora de interpretar los resultados numéricos hemos tenido en cuenta
la siguiente equivalencia para expresar el grado de desarrollo de la coem:
toda Andalucía. Asimismo, los expertos de una misma E.T. o C.O. dan su opinión sobre
el conjunto de alumnos que integran ese proyecto, es decir, ofrecen una visión general
sobre el grupo y no una valoración personalizada sobre cada uno de sus alumnos. Por
ende, la interpretación de los datos se hace teniendo en cuenta el conjunto grupo-clase.
EXPERTOS
Estadísticos descriptivos
Desviación Mínimo/
Competencia Emprendedora Media Asimetría Rango
típica Máximo
(1) Facilidad para las relaciones sociales 5,48 2,107 0,033 9 1/10
(2) Habilidad de conversación 4,89 2,185 0,246 9 1/10
(3) Negociación 4,75 2,203 0,246 9 1/10
(4) Código ético 4,59 2,266 0,348 9 1/10
(5) Liderazgo 4,50 2,223 0,439 9 1/10
(6) Selección de personal 4,37 2,334 0,535 9 1/10
(7) Organización y delegación 4,26 2,259 0,624 9 1/10
(8) Tenacidad 4,25 2,265 0,467 9 1/10
(9) Actitud mental positiva 4,21 1,959 0,501 9 1/10
(10) Dirección de reuniones 4,17 2,131 0,516 9 1/10
(11) Gestión del tiempo 4,15 2,051 0,537 9 1/10
(12) Iniciativa. Actitud proactiva 4,13 2,102 0,578 9 1/10
(13) Planificación 4,08 2,107 0,583 9 1/10
(14) Dominio del estrés 4,06 2,193 0,564 9 1/10
(15) Capacidad para sobreponerse al fracaso 4,02 2,024 0,597 9 1/10
(16) Visión y proyecto de futuro 3,90 2,082 0,601 9 1/10
* Competencias emprendedoras: (1) = Facilidad para las relaciones sociales, (2) = Habilidad de conversa-
ción, (3) = Negociación y (4) = Código ético.
De las dieciséis coem analizadas, los expertos consideran que la que más presencia tiene
en su alumnado es «facilidad para las relaciones sociales» con una media en las puntuaciones
de 5,48. A pesar de ser la más valorada por los expertos, tan solo el 17% sostienen que está
«bastante desarrollada» y un 2,8% que está «muy desarrollada» en su alumnado.
En segundo lugar, con una media de 4,89, hallamos la competencia «habilidad de
conversación», entendida como capacidad para comunicarse con fluidez y hablar co-
rrectamente con otras personas. Si observamos la Tabla ii, comprobamos que la ma-
yor proporción de expertos se mantienen en la parte izquierda de la distribución de
frecuencias. Por lo que más del 60% valoran por debajo de 5 puntos la «habilidad
de conversación» de los jóvenes usuarios de estos programas formativos.
A continuación se sitúa la competencia «negociación» con una puntuación media
de 4,75. El 65,1% de los expertos puntuaron con valores iguales e inferiores a 5, por
lo que solamente el 34,9% afirmaron que los jóvenes están «algo, bastante y muy ca-
pacitados para hacer tratos y comerciar, comprar y vender o cambiar géneros o mer-
cancías para aumentar el beneficio de su empresa», ya que lo calificaron entre 6 y 10.
En cuarta posición se coloca la competencia «código ético». Esta competencia hace
referencia a la dimensión ética del comportamiento humano, por lo tanto se les pregunta
a los expertos si su alumnado «realiza sus acciones según unas normas morales basadas en
el respeto al resto de personas y a la naturaleza». En este sentido, obtenemos que el 70,1%
valoran la competencia «código ético» entre 1 y 5, considerando con ello que los jóvenes
son «poco, muy poco o nada competentes» desde el punto de vista ético.
El segundo grupo de coem que mayor presencia tienen en los usuarios de las E.T.
y C.O., según el profesorado y los directores de estos centros, lo forman: «liderazgo»,
«selección de personal», «organización y delegación» y «tenacidad».
Gráfico II. Percepción de los expertos (directores/as y profesorado de las e.t. y c.o. en Andalucía)
respecto al grado de desarrollo de las competencias emprendedoras en su alumnado:
«liderazgo», «selección de personal», «organización y delegación» y «tenacidad»
Tabla IV. Percepción de los expertos (directores y profesorado de las e.t. y c.o. en
Andalucía) respecto al grado de desarrollo de las competencias emprendedoras
en su alumnado: «facilidad para las relaciones sociales», «habilidad de conversación»,
«negociación» y «código ético»
Gráfico III. Percepción de los expertos (directores/as y profesorado de las e.t. y c.o. en
Andalucía) respecto al grado de desarrollo de las competencias emprendedoras
en su alumnado: «actitud mental positiva», «dirección de reuniones», «gestión del
tiempo» e «iniciativa. Actitud proactiva»
El último grupo de coem está formado por: «planificación», «dominio del estrés»,
«capacidad para sobreponerse al fracaso» y «visión y proyecto de futuro».
* Competencias emprendedoras: (13) = Planificación, (14) = Dominio del estrés, (15) = Capacidad para
sobreponerse al fracaso y (16) = Visión y proyecto de futuro.
tribución. De esta forma queda confirmado el escaso nivel de desarrollo de las citadas
coem en su alumnado.
Gráfico IV. Percepción de los expertos (directores y profesorado de las e.t. y c.o. en
Andalucía) respecto al grado de desarrollo de las competencias emprende-
doras en su alumnado: «planificación», «dominio del estrés», «capacidad para
sobreponerse al fracaso» y «visión y proyecto de futuro»
Llegados a este punto, damos paso al apartado siguiente en el que extraemos las
principales conclusiones; así como las perspectivas que para el futuro se derivan de
los resultados expuestos y analizados en el presente estudio.
Los expertos encuestados, por lo general, han manifestado que su alumnado no está lo
suficientemente preparado para iniciar por su cuenta un proyecto empresarial. Con-
sideran que aún no poseen las competencias emprendedoras necesarias para crear y
gestionar eficazmente una empresa propia.
Los resultados reflejados en las diferentes tablas y gráficos muestran cómo au-
menta gradualmente el porcentaje de expertos que valoran los ítems entre 1 y 5, al
tiempo que disminuyen las frecuencias de las puntuaciones que oscilan entre 8 y 10.
Esta tendencia a concentrase en torno a las puntuaciones inferiores destaca el escaso
desarrollo que, para la mayor parte de los expertos encuestados, tienen las coem ana-
lizadas en su alumnado.
De las 16 competencias analizadas, las que presentan un mayor nivel de desarrollo
para los expertos son: «facilidad para las relaciones sociales», «habilidad de conversa-
ción», «negociación» y «código ético». Por el contrario, las que menor nivel de desarro-
llo presentan son: «visión y proyecto de futuro», «capacidad para sobreponerse al fra-
caso», «dominio del estrés» y «planificación». El resto ocupan una posición intermedia,
a saber: «liderazgo», «selección de personal», «organización y delegación», «tenacidad»,
«actitud mental positiva», «dirección de reuniones», «gestión del tiempo» e «iniciativa».
Como afirmara González Domínguez (2004), estas competencias son básicas para
el desarrollo de un proyecto empresarial, por cuanto tipifican y caracterizan el com-
portamiento emprendedor.
A tenor de estos resultados, consideramos justificada la promoción de acciones
educativas orientadas al fomento de las competencias emprendedoras entre es-
tos jóvenes, ya que presentan deficiencias formativas en este sentido. El análisis de
los expertos y nuestra propia experiencia práctica sobre el terreno nos indican que
se debe seguir trabajando en esta dirección si queremos que estos jóvenes adquieran
un elevado nivel de competencia para emprender con éxito un proyecto empresarial.
La presente investigación no solo arroja luz sobre este objeto de conocimiento
que son las competencias emprendedoras en los jóvenes usuarios de estos programas
formativos, sino que además, deja el camino abierto a posteriores investigaciones. En
nuestro caso, con un marcado carácter educativo, con el fin de diseñar futuros progra-
mas educativos que mejoren las aptitudes emprendedoras como parte, a su vez, de un
proyecto más amplio consistente en el desarrollo de la cultura emprendedora.
En esta línea, destacamos la necesidad de promover acciones concretas orientadas
al desarrollo de la cultura emprendedora entre los jóvenes, pues supone un impor-
tante avance en el plano personal, social y económico. A nivel personal, el hecho de
emprender implica un ejercicio de madurez, responsabilidad y autogobierno que se
muestra mediante un alto grado de autonomía de los sujetos. Desde el punto de vista
social, conlleva conocimiento, manejo y participación en las redes sociales. Por último,
desde la perspectiva económica, educar a los jóvenes con la idea de fomentar en ellos
prácticas innovadoras y emprendedoras permitiría aumentar el dinamismo de las eco-
nomías de referencia de estos sujetos.
Referencias bibliográficas
Fuentes electrónicas
Resumen
Este artículo pretende dar a conocer los resultados de una reciente investigación sobre los
efectos de la intervención socioeducativa en el tránsito de los jóvenes en dificultad social a la vida
adulta. Se revisan además las características más destacadas de ese tránsito a la vida adulta, junto
a los posicionamientos de profesionales y empresarios ante él. En la investigación descrita se ha
utilizado una metodología ex post facto de tipo causal-correlacional en la que se ha recurrido al
análisis longitudinal de la información disponible en torno al momento de la emancipación del jo-
ven. Se ha seleccionado una muestra aleatoria y significativa estadísticamente (n.c.99%; m.e.0.1)
de jóvenes en dificultad social, junto a una muestra de los empresarios y equipos socioeducativos,
y se ha procedido a la aplicación de una batería de instrumentos –cuestionarios, entrevistas, análi-
sis de contenidos– contrastando y triangulando los resultados obtenidos. Los resultados muestran
el aceptable nivel de inserción sociolaboral alcanzado por los jóvenes en cuanto a su acceso al
trabajo, experiencia laboral, salario medio y grado de satisfacción existencial, además de a una
Esta investigación se ha llevado a cabo gracias a la financiación y el apoyo recibido por parte de Opción 3 S.C. y
(1)
excelente valoración hacia los equipos socioeducativos y los programas de inserción sociolabo-
ral. Se describen también los aprendizajes significativos que los jóvenes han obtenido a lo largo
del proceso de intervención: la competencia para la vida laboral, la convivencia, la vida autónoma
y la maduración personal. Los empresarios muestran un elevado grado de satisfacción con estos
programas de inserción sociolaboral, aunque su valoración del rendimiento laboral de los jóvenes
es baja. Los equipos socioeducativos valoran por su parte la escasez de recursos para apoyar el
tránsito de los jóvenes a la vida adulta, y muestran bajas expectativas sobre su inserción sociola-
boral final. En la discusión se profundiza sobre la compleja adecuación entre las perspectivas de
jóvenes, empresarios y profesionales, y se concluye aportando diez propuestas de mejora.
Abstract
This article reports the results of a recent study on the effects of socio-educational intervention
in young people’s transition to an independent, responsible adult life while in socially difficult
situations. The most significant characteristics of the transition to adult life are reviewed, as is the
position of professionals and employers regarding the process.A causal/correlational ex-post-facto
methodology is used in the study, employing a longitudinal analysis of the available information
about the time of emancipation of the young. A random, statistically significant (nc99% me0.1)
sample of young people in socially difficult situations is selected, along with a sample of employers
and socio-educational teams.A battery of instruments (questionnaires, interviews, content analysis)
is applied, and the results are compared and triangulated.The results show that an acceptable level
of social and occupational integration is achieved by the young people in terms of access to work,
occupational experience, average salary and existential satisfaction. The social and occupational
integration programmes and the socio-educational teams score highly. The young people’s most
significant learning experiences during the intervention process are described: occupational
competence, coexistence, living independently and personal maturity. Employers show a high level
of satisfaction with social and occupational integration programmes, although their assessment of
the young people’s job performance is low. The socio-educational teams underscore the scarcity
of resources for supporting young people’s transition into adult life and report low expectations
for the young people’s eventual social and occupational integration.The discussion portion of the
paper elaborates on the complex balance between the perspectives of young people, business
owners and professionals and concludes by providing ten proposals for improvement.
Aunque son poco frecuentes, en los últimos años se ha despertado, cada vez
más, el interés de los investigadores por los estudios acerca de la intervención
socioeducativa que se realiza con adolescentes y jóvenes en dificultad o en des-
ventaja social, especialmente con aquellos que se encuentran en el período de
la denominada adolescencia tardía –entre los 16 y los 19 años de edad– y que se
enfrentan, más temprano que otros jóvenes de su generación, al reto de iniciar
una vida adulta autónoma e independiente en el momento mismo de alcanzar la
mayoría de edad.
La propia Unión Europea ha incluido en su agenda de trabajo a este colectivo, ini-
ciando una línea de trabajo sobre la inclusión social de los jóvenes desfavorecidos. El
Informe de la Comisión Europea sobre Inclusión Social publicado en el mes de mayo
de 2004 incorpora a los jóvenes desfavorecidos como un grupo objetivo estratégico,
y plantea abordar estas situaciones de desventaja desde dos ámbitos prioritarios: la
educación y formación de los jóvenes; y el incremento de su participación en el mer-
cado laboral. El Pacto Europeo de la Juventud (2005), que forma parte de la Estrategia
de Lisboa, establece como una medida imprescindible para el crecimiento sostenible
e inclusivo de Europa la integración social de los jóvenes. Estas iniciativas siguen el
camino iniciado por el Libro Blanco Un nuevo impulso para la juventud europea
(2001), y a esta prioridad europea se suman los trabajos desarrollados en la presente
investigación, que indaga sobre la situación de los jóvenes desfavorecidos en nuestro
país, y sobre las estrategias socioeducativas más adecuadas para su inclusión en una
sociedad sostenible.
Aunque es relativamente fácil encontrar investigaciones de tipo descriptivo
que abordan de forma genérica estos temas, la mayoría de ellas relacionadas con
el campo de la sociología (Walther y Pohl, 2007; Inglés, et ál., 2005; Du Bois-
Reymond y López, 2004; Rahona y Vaquero, 2003), no se cuenta sin embargo con
estudios de cierta relevancia que aborden el tránsito a la vida adulta de los jóve-
nes en dificultad o desventaja social, y que paralelamente aporten información y
propuestas de trabajo contrastadas sobre la intervención socioeducativa que se
realiza con ellos.
La investigación se desarrolló entre los años 2005 y 2008, a través de una batería
de instrumentos aplicados a diferentes grupos de población –jóvenes, empresarios
y educadores–, con la finalidad de profundizar en el conocimiento de la situación de
los jóvenes en dificultad social, una vez que han transitado a la vida adulta y se han
distanciado de los dispositivos de protección social por los que fueron atendidos en
su infancia y adolescencia.
Nos planteamos, a partir de esta finalidad, un grupo de objetivos acordes a la com-
pleja realidad abordada y a los efectos que la intervención socioeducativa produce en
ella (véase Tabla i y Gráfico i).
(2)
Estamos refiriéndonos a la intervención socioeducativa que se lleva a cabo con adolescentes y jóvenes en dificul-
tad social a través de programas como Junco, Elfos o Alcor, dirigidos a menores tutelados, menores con medidas
judiciales, menores extranjeros no acompañados, población adolescente y juvenil en riesgo de exclusión social,
y que han sido implementados desde la entidad Opción 3, en colaboración con instituciones públicas como el
Instituto Madrileño del Menor y la Familia, la Concejalía de Gobierno de Empleo y Servicios al Ciudadano del
Ayuntamiento de Madrid, o la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y Reinserción del Menor
Infractor, entre otras.
(3)
La definición y la descripción detallada de esta metodología se realizó en un trabajo anterior, publicado bajo el
título Estrategias educativas con adolescentes y jóvenes en dificultad social. El tránsito a la vida adulta en
una sociedad sostenible (Melendro, 2007).
(4)
Los procedimientos utilizados en los muestreos y controles han sido realizados tras la obtención de un consenti-
miento informado.
1. Delimitar y caracterizar el contexto en que se desarrolla la intervención socioeducativa para la inserción social y laboral de
adolescentes y jóvenes en dificultad social.
• Autonomía
socioeconómica
(vivienda, relaciones
• Vida independiente.
familiares y sociales,
recursos vitales).
• Inserción laboral.
2. Conocer las características del trán-
sito a la vida adulta efectuado por los • Satisfacción con la
jóvenes en dificultad social que parti- forma de vida.
ciparon en programas de inserción so- • Inserción social.
ciolaboral: su situación personal, social • Descriptores del
y económica tras la emancipación. nivel evolutivo.
• Responsabilidad y
• Ausencia de
organización personal.
conflicto/
trayectorias fallidas
(procesos de
exclusión social en
la vida adulta).
Desde este planteamiento, se ha llevado a cabo una investigación ex post facto de tipo
causal-correlacional, analizando longitudinalmente la información disponible en torno
al momento de la emancipación e incorporación a la vida adulta autónoma de los jóve-
nes. La metodología utilizada combina el análisis de datos paramétricos de tipo descrip-
tivo e inferencial –a través de técnicas de análisis bivariable y multivariable– y de tipo
cualitativo.
Los sujetos centrales de estudio son los adolescentes y jóvenes en dificultad social
con los que se han realizado intervenciones socioeducativas desde programas de in-
serción sociolaboral, a edades comprendidas entre los 16 y los 19 años. La población
investigada es de 1.268 sujetos, población de la que se procedió a extraer una muestra
aleatoria que, para un nivel de confianza del 99% y un margen de error de .10, fue de
87 sujetos. En la Tabla ii se indican los criterios, los porcentajes y el número de casos
que sirvieron para estratificar la muestra.
Nº casos
Nº casos previstos
CRITERIOS Valor entrevistados
% casos % casos
Otro grupo que forma parte de la investigación es el de los empresarios que constituyen
la red de empleadores que proporciona ofertas de trabajo a esta población. De 986 empresas
colaboradoras con los programas de empleo, en los últimos diez años, se descartaron de la
investigación aquellas que realizaron un único contrato o que no mantuvieron contacto
durante los últimos años con la población de jóvenes seleccionada. Se utilizó así como pobla-
ción un total de 118 empresas, sin proceder a ningún tipo de muestreo, con la expectativa de
que la mayoría de ellas respondieran al cuestionario.Así ocurrió, y tras remitir el cuestionario
a estas 118 empresas, 88 de ellas (75% del total) lo cumplimentaron.
Un último grupo que participó en el estudio es el de los educadores y profesionales
que trabajan en los programas de inserción sociolaboral con la población de jóvenes y
empresarios seleccionada. En total se encuestó a un total de 36 profesionales, con un
perfil del grupo que respondió a una media de seis años de experiencia en este ámbito
de trabajo, con un mínimo de un año de experiencia y un máximo de 20 años.
Los instrumentos y técnicas de investigaciones utilizadas y los grupos de pobla-
ción a los que han sido dirigidos se pueden apreciar en la Tabla iii.
• Estudio de historias profesionales • Estudio de historias de 36 profesionales del ámbito de la intervención socioeducativa con
(titulación, experiencia y formación). adolescentes y jóvenes en dificultad social.
• Se obtuvo información relevante sobre la biografía, la formación, la experiencia y el perfil
profesional de los equipos socioeducativos que trabajan con esta población.
• Cuestionario a profesionales. • Cuestionario escrito cumplimentado por 36 profesionales.
• Se obtuvo información relevante sobre los principios, modelos, estrategias y expectativas
de intervención por parte de los profesionales.
• Entrevista semiestructurada y • Entrevista y cuestionario pasados a los 87 adolescentes y jóvenes en dificultad social de
cuestionario escrito a jóvenes. la muestra establecida.
• Se obtuvo información relevante sobre la situación actual de los jóvenes (laboral, familiar,
social, personal,…), su tránsito a la vida adulta, los aprendizajes significativos atribuidos a
la intervención socioeducativa y sus expectativas y propuestas de futuro.
• Cuestionario a empresarios. • Cuestionario escrito cumplimentado por 88 empresas/empleadores colaboradoras con
los programas de inserción sociolaboral
• Se obtuvo información relevante de los empresarios sobre la intervención socioeducativa
realizada, propuestas de mejora sobre esta y sobre el trabajo de los jóvenes en sus empresas.
Nº de contratos Empresas %
(5)
La población juvenil investigada tiene edades comprendidas entre los 18 años y los 26 años, siendo las edades
más representadas las comprendidas entre los 19 años y los 22 años (80% del total)
compañeros de piso o de trabajo, compartiendo el pago del alquiler». Algunos han cons-
tituido su propia familia; son tantos como los que viven solos, en ambos casos en torno
al 10% de la población investigada. Según la información disponible, podemos conside-
rar también que al menos un 1,2% de los jóvenes atendidos por este tipo de programas
acaba viviendo en la calle.
Es en este sentido es importante constatar que «la vivienda, el trabajo y el gru-
po primario de convivencia son elementos escasamente interrelacionados», entre
los que no se pueden establecer asociaciones estadísticamente significativas ni
grupos definidos. Habría que considerarlos más bien como «elementos de ese iti-
nerario fluctuante e incierto que recorren los jóvenes en dificultad social».
La inmensa mayoría de estos jóvenes (90,7%) afirma llevarse o bien o muy bien
con las personas con las que conviven; en general tienen un mundo de relaciones am-
plio y fluido, muestran una adecuada socialización y una red de apoyo social bastante
extensa.
En casa, la mayoría de los jóvenes hacen las tareas del hogar –cocinar, hacer
la compra, hacer la limpieza, planchar…– habitualmente o frecuentemente. Sus
principales aficiones son por este orden: hacer deporte, quedar con amigos o con
la pareja y salir de fiesta. Las actividades de tipo cultural (leer, ir al cine, escuchar
música…) ocupan solo una pequeña parte de sus prioridades. El mundo asociativo
no parece resultarles especialmente atractivo: solo el 14,8% de ellos dicen estar
asociados en algún tipo de entidad. Es un nivel muy bajo de participación social,
aunque esta es una característica bastante común y conocida de los jóvenes de
esta generación6.
Entre el 65,5% y el 82,4% de los jóvenes mantiene aún relación con personas que
conocieron en los programas de inserción sociolaboral o en los centros de protección
de menores, tanto educadores como antiguos compañeros, que en algún caso se han
convertido en amigos cercanos, parejas o compañeros de trabajo.
En el momento de ser entrevistados, «dos tercios de los jóvenes se encontraban
trabajando» (64%). La tasa de paro de los jóvenes en dificultad social es por tanto
elevada, en comparación con la media europea (16,8%)7, aunque dadas las especiales
condiciones de acceso al empleo de estos jóvenes, un porcentaje de ocupación como
el encontrado no es una mala noticia.
En cuanto a los motivos para abandonar el trabajo en esta etapa de su vida, los
jóvenes mencionan sobre todo circunstancias que hacen ver la difícil realidad laboral
a la que, en ocasiones, deben enfrentarse («era un trabajo muy duro», «no tenía con-
trato», «me pagaban en negro», «no pagaban bien», «tenía problemas médicos»). Otras
respuestas («me dio un venazo», «me rallé») nos ponen claramente en situación sobre
las dificultades personales que tienen ellos mismos a la hora de enfrentarse a la bús-
queda y, sobre todo, a la conservación del empleo.
«El salario medio de los jóvenes investigados es de 854 euros al mes». Prácti-
camente la mitad de ellos ganan entre 500 y 900 euros netos al mes. Es esta por
tanto una población que supera los ingresos del salario mínimo interprofesional,
claramente aspirante a «mileurista».
(6)
Según el Informe Juventud de España (Injuve, 2004), solo el 25% de los jóvenes españoles manifiesta pertenecer
a algún tipo de asociación.
(7)
Según los últimos datos publicados por Eurostat, en enero de 2007 el paro juvenil alcanzaba una media del 16,8%
en la UE-27, situándose casi 10 puntos porcentuales por encima de la tasa general de desempleo del 7,5%.
acumulado
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
1 menos de 500 € 9 10,3 11,4 11,4
2 entre 500 y 900 € 39 44,8 49,4 60,8
3 entre 900 y 1200 € 23 26,4 29,1 89,9
4 entre 1200 y 1800 € 7 8,0 8,9 98,7
5 más de 1800 € 1 1,1 1,3 100,0
Total 79 90,8 100,0
Perdidos 8 9,2
Total 87 100,0
«A los jóvenes entrevistados les gusta lo que hacen en su trabajo»: encontramos que así
es para tres cuartas partes de ellos. La nota media con la que califican a sus trabajos es de
6,78 puntos sobre 10, es decir, una calificación próxima al «notable», con una desviación
típica poco elevada (sd = 1,72). Los jóvenes se encuentran, en términos generales, a gusto
en su trabajo; consideran que lo desempeñan adecuadamente y valoran el buen ambiente
existente en él. La inmensa mayoría de ellos expresa que «el trabajo es muy importante para
poder vivir como una persona adulta independiente y responsable». Afirman que el trabajo:
Cuando se les pregunta si estaban mejor antes –como menor «protegido»– o aho-
ra, la respuesta es muy clara: «una mayoría abrumadora manifiesta encontrarse mejor
en su situación actual» (82%). Ahora se sienten más independientes y responsables
de sus vidas, más libres para tomar sus propias decisiones. Aunque lo más duro en el
tránsito fue, para ellos, «vivir y salir adelante en soledad»: sumando la «falta de apoyos
externos» a esa responsabilidad de tener que «salir adelante solo», nos encontramos
con la realidad de la mitad de estos jóvenes. La inestabilidad laboral y los problemas
con la vivienda completan un panorama poco deseable.
Casi tres de cada cuatro jóvenes entrevistados considera que la vida les va bien o
muy bien; cerca de una cuarta parte considera que les va regular y solo un pequeño gru-
po afirma que le va mal (3,5%), lo que muestra en general una elevada satisfacción con el
funcionamiento de su vida.Teniendo en cuenta que el grado de «satisfacción existencial»
de los jóvenes españoles se sitúa en torno al 85% (Injuve, 2004), y el de la población in-
vestigada es del 73,3%, dado el cúmulo de problemas y dificultades añadidas a que debe
enfrentarse la población de jóvenes en dificultad social, este porcentaje parece más que
satisfactorio, aunque por supuesto no suficiente.
Profundizando en este contraste entre los jóvenes en dificultad social y los datos glo-
bales para la población juvenil española, vemos cómo los primeros se muestran razona-
blemente satisfechos con la marcha de sus vidas. Están mucho más preocupados con todo
lo relacionado con el mundo del trabajo y la ocupación profesional y con la situación
económica y los bienes materiales, y muy mediatizados –en positivo, y en negativo– por
su situación personal, y especialmente por su capacidad de mantener una vida indepen-
diente y por su estabilidad emocional.Aunque preocupados por las relaciones personales,
familiares, de amistad, de pareja… lo están mucho menos que la media de los jóvenes
españoles, y no sienten especial atracción por las diversiones y viajes. Estas diferencias, en
muchos casos notables entre ambas poblaciones juveniles, nos ofrecen unas claves muy
determinadas para interpretar la realidad, y para orientar la intervención socioeducativa.
A no dar todo por perdido… Me han sido útiles muchas cosas, aprender bas-
tante de la nueva vida que te espera… A pensar a fondo lo que realmente quie-
re… El compañerismo, el respeto, y la paciencia… A saber las cosas que hace
la gente normal… Aguantar lo que te digan… A no valorar a ninguna persona
por su apariencia.
En el contraste entre las opiniones sobre los programas de empleo y la estancia en Pro-
tección de Menores, encontramos que «los jóvenes no coinciden en su opinión global sobre
En este sentido, los profesionales están de acuerdo en que «la elección de uno u
otro marco teórico incidirá de forma directa y significativa en la eficacia de la inter-
vención socioeducativa» desarrollada (80%). El modelo sistémico-complejo-ecológico
y el cognitivo-conductual son los que mayor adhesión concentran.
Los profesionales consideran por otra parte que «su formación no se lleva a cabo
con la necesaria frecuencia y sistematicidad», lo que en su opinión supone una grave
limitación, máxime cuando se reconoce que «el educador, con su bagaje personal,
su experiencia y formación, es la principal herramienta de trabajo», muchas veces la
única, en este ámbito.
Plantean cómo ellos mismos «disponen muy limitadamente de recursos, estrate-
gias y de la flexibilidad suficiente para abordar situaciones imprevistas o inciertas»,
una parte importante de las situaciones que se pueden encontrar cotidianamente. La
flexibilidad en el diseño de itinerarios está además directa y significativamente rela-
cionada con el interés por la participación de los jóvenes en la toma de decisiones
sobre su futuro personal, social y laboral, junto a los educadores y otros profesionales
que trabajan con ellos (Rcuadrado=,456 p≤0,000; R de Pearson≥.500) (ver Gráfico iv).
Para los profesionales, por otra parte, un elemento que mejora la eficacia de la
intervención es el trabajo coordinado e interdisciplinar. Consideran además que «los
recursos económicos destinados a este tipo de intervención socioeducativa (inversio-
nes en salarios, infraestructuras, materiales…) y a favorecer el tránsito a la vida adulta
de los jóvenes en dificultad social son insuficientes, y tampoco consideran adecuados
los recursos destinados específicamente a los jóvenes inmigrantes». Se defiende con
claridad una propuesta que ya recogen investigaciones anteriores en este ámbito: «la
Administración debe mantener los recursos de intervención socioeducativa» para faci-
litar el tránsito a la vida adulta de los jóvenes en dificultad social «después de que estos
hayan cumplido la mayoría de edad». Esta es una conclusión respaldada por la mayoría
de los profesionales, y con una valoración muy elevada (valoración de 9,14 sobre 10).
hayan tenido o que tengan medidas judiciales, que hayan tenido problemas de consumo de
sustancias tóxicas, que sean menores de edad, minusválidos o de otras etnias, y muestran
reticencias para contratar a mujeres con hijos, estudiantes y mujeres en general.
Acompañar a los adolescentes y jóvenes con mayores dificultades para transitar a una
vida adulta independiente y responsable es una tarea compleja, sensible, dura.Tener la
oportunidad y el valor de intervenir en un momento crucial de la vida de las personas,
en un escenario vital para la sociedad y para su futuro, comporta una gran responsa-
bilidad, una carga de riesgo, y la necesidad de comprobar, al cabo del tiempo, que el
trabajo realizado sirvió para cambiar la realidad, para aproximarnos a una sociedad
más justa, equilibrada, sostenible.
Investigar acerca de todo ello es parte de esa necesidad, la necesidad de conocer,
de saber, de contemplar en la distancia para qué sirvió ese gran esfuerzo social y
personal, desde la idea de que la investigación es parte y alimento de una acción real-
mente transformadora. A continuación, sintéticamente, reflejamos algunas propuestas
elaboradas conjuntamente por el equipo de investigación y los educadores y profesio-
nales intervinientes en este tipo de situaciones:
Con estas propuestas, finalizamos este artículo. No sin antes agradecer a todos
los que han estado implicados en la investigación su esfuerzo y su interés, que es el
nuestro, por avanzar hacia una sociedad más justa, más solidaria y más equilibrada
ambientalmente, una sociedad que sea realmente sostenible.
Referencias bibliográficas
Fuentes electrónicas
Du Bois-Reymond, M., Stauber, B., Pohl, A., Plug, W. & Walther, A. (2002). How to Avoid
Cooling Out? Experiences of Young People in their Transitions to Work across
Europe. En Research Project YOYO Working paper 2. Recuperado el 15 de Julio de
2008, de: www.iris-egris.de/yoyo.
European Commission. (2003). Employment and Social Affairs. The Social Inclusion
Process. Recuperado el 19 de noviembre de 2007, de: www.europa.eu.int
Dirección de contacto: Miguel Melendro Estefanía. UNED. Facultad de Educación. Edificio de Hu-
manidades, Despacho 225. Pº Senda del Rey, 7. 28040, Madrid E-mail: [email protected]
Resumen
En este artículo se analiza la relación entre las habilidades fonológicas de niños sordos
en Educación Infantil y sus habilidades de lectura en el primer ciclo de Educación Primaria,
presentando una investigación cuyos objetivos fueron: desarrollar explícitamente conciencia
fonológica en niños sordos de Educación Infantil, a través de la enseñanza, determinando
cuáles son las estrategias (ortográficas y/o fonológicas) que los niños usan para resolver
las tareas «metafonológicas», dada su exposición a sistemas complementarios (palabra com-
plementada) o diferentes a la lengua oral (lengua de signos). Y, examinar si esta enseñanza
explícita facilita el aprendizaje inicial de la lectura y si el efecto se mantiene hasta el segundo
curso de Primaria.
Se llevó a cabo un estudio de casos con niños con una sordera profunda y prelocutiva
escolarizados en un centro educativo bilingüe que recibieron enseñanza explícita en con-
ciencia fonológica en Educación Infantil. Otros alumnos sordos de este centro educativo
que no habían recibido esta enseñanza actuaron como grupo control. Todos los participan-
tes fueron evaluados en habilidades «metafonológicas» y en lectura a lo largo de cinco cur-
sos escolares. Los resultados muestran que la conciencia fonológica puede desarrollarse en
los niños sordos de Educación Infantil antes del aprendizaje formal de la lectura a través de
una enseñanza explícita usando la palabra complementada, y que este desarrollo lleva a los
niños sordos a usar estrategias fonológicas en lectura. Además, esta enseñanza en Infantil
facilita el posterior aprendizaje de la lectura y los efectos positivos de la misma se mantienen
hasta el segundo curso de Educación Primaria. Estos datos apoyan la idea de que los niños
sordos pueden adquirir conciencia fonológica y la necesidad de introducir actividades «meta-
fonológicas» en el currículo de estos alumnos para prevenir las dificultades que habitualmen-
te tienen en el plano fonológico de la lengua y en el aprendizaje de la lectura.
Palabras clave: conciencia fonológica, lectura, sordera, educación bilingüe, palabra com-
plementada, estudio de casos.
Abstract
This paper analyzes the relationship between deaf children’s phonological skills in pre-
school and their word recognition performance in grade 2. A study is presented whose aims
were explicitly to develop phonological awareness in deaf pre-school children through teaching
and to determine what strategies (spelling and/or phonological clues) deaf students use to
solve metaphonological tasks, given their exposure to systems complementary to oral language
(Cued Speech) or frankly different from oral language (Spanish Sign Language). An ancillary
goal was to determine whether explicit teaching facilitates the initial learning of reading in the
first grade of elementary school and whether this effect is maintained into second grade.
A case study was carried out.The subjects were children with profound prelocutive deafness
at a bilingual school who received explicit instruction in phonological abilities in pre-school.
Other children of this school who did not receive the same instruction acted as a control group.
All the participants were assessed in metaphonological and reading skills over five school years.
The results of this research showed that phonological awareness among pre-school deaf children
can be developed before reading ability through explicit training by means of Cued Speech,
and that such development leads deaf children to use phonological strategies in reading. It was
also found that pre-school training in phonological awareness facilitates subsequent reading
acquisition.The positive effect could still be observed in grade 2.The data support the idea that
deaf children can acquire phonological awareness, thus underlining the need to introduce
metaphonological activities into the curriculum for deaf children to forestall the difficulties
these children usually have with the phonological facet of language and learning to read.
Keywords: phonological awareness, reading, deafness, bilingual education, Cued Speech, case
study.
Introducción
El debate sobre el modelo educativo más efectivo para desarrollar el concepto de «in-
clusión» en el caso de los alumnos sordos, ha sido y es en la actualidad el origen de
una gran controversia (Cawthorn, 2001; Domínguez, 2009; Freire, 2007; Giorcelli, 2004;
Hung y Paul, 2006; Marschark, Young y Lukomski 2002; Powers, 2002). Una educación
de calidad para los alumnos sordos debe propiciar el acceso a los aprendizajes esco-
lares en igualdad de condiciones a los compañeros oyentes. Eso significa ofrecer el
currículo ordinario (con las adaptaciones que sean precisas), posibilitar que de verdad
el alumno sordo comprenda y participe de las situaciones de aula (para lo cual muchas
veces será preciso emplear la lengua de signos), propiciar situaciones que posibiliten el
aprendizaje de la lengua oral y escrita de su entorno (con los consiguientes recursos tan-
to personales como materiales que necesiten) y ofrecer situaciones que favorezcan el
establecimiento de relaciones de amistad con otros compañeros sordos y oyentes, y
que promuevan el desarrollo armónico de su personalidad ayudando a los alumnos
a crecer en un entorno bi-cultural. Ello pasa por establecer un difícil, pero necesario,
equilibrio entre lo que debe ser común y compartido con el conjunto de alumnos que
aprenden y lo que debe ser singular y específico en la enseñanza del alumnado sordo
(Domínguez y Alonso, 2004).
En la actualidad ya hay escuelas que están intentando hacer realidad estas ideas en
nuestro país (Alonso y Rodríguez, 2004; González y Molins, 1998; Piruetas, 2002). La
investigación que se presenta en este artículo se desarrolló en uno de estos centros
educativos, en concreto, en el Colegio Hispano Americano de la Palabra (hoy, Colegio
Gaudem) de la Comunidad de Madrid. El proyecto educativo y curricular adoptado en
este centro, desde el curso escolar 1994-95, es un «enfoque bilingüe», de tal forma que
los alumnos sordos acceden al currículo a partir de la lengua de signos española y del
castellano, en sus modalidades habladas y escritas; el cual se trabaja con apoyo de la
palabra complementada (sistema aumentativo de comunicación). Para ello, el centro
cuenta con profesores sordos y oyentes que trabajan juntos en el aula. La metodología
de enseñanza-aprendizaje está basada en proyectos de trabajo (véase Alonso, Rodrí-
guez y Echeita, 2009).
Una de las principales preocupaciones y al tiempo uno de los pilares del trabajo de
este centro educativo ha sido y es la enseñanza de la lengua escrita, dadas las enormes
dificultades que conlleva este aprendizaje para los alumnos sordos (Asensio, 1989;
Conrad, 1979; Lichtenstein, 1998; Marschark y Harris, 1996; Pérez y Domínguez, 2006).
Uno de los grandes objetivos de toda escuela es conseguir que los alumnos sean
minado Cued Speech por su creador Cornett en 1967; véase para el inglés una descrip-
ción en LaSasso, 1998;Alegría, Charlier y Mattys, 1999, para la versión francesa; y Torres
y Ruiz, 1996, para el español). Sin entrar en detalles que no son indispensables aquí,
basta saber que el sistema consta de una serie de configuraciones de la mano (claves)
fácilmente discriminables entre sí, y una serie de puntos de ejecución (posiciones)
alrededor de la boca. Cada clave acompaña a 2 o 3 consonantes fácilmente discri-
minables entre sí y cada posición hace lo mismo con las vocales. De este modo, una
sílaba cv oral, por ejemplo /pi/, que presente un alto grado de ambigüedad (podría ser
percibida en llf como /pi/, /bi/, /mi/, /pe/, /be/ y /me/), irá acompañada de una clave
que precisa cuál de las tres consonantes es la correcta, ejecutada en un punto que pre-
cisará cuál de las dos vocales es la adecuada. Es importante hacer notar que del mismo
modo que la llf sola es ambigua, la información de la palabra complementada (pc) lo
es también, y solo la combinación de las dos hace desaparecer esta ambigüedad.
Diversos estudios han mostrado que la pc permite el acceso a las unidades fono-
lógicas de la lengua hablada tales como la rima, la sílaba y el fonema, de tal forma que
el niño las puede usar en tareas metafonológicas y, sobre todo, en el aprendizaje de
la lectura y la escritura (Charlier y Leybaert, 2000; Domínguez, Alonso y Rodríguez,
2003; Harris y Beech, 1998; LaSasso, Crain y Leybaert, 2003; Santana y Torres, 2000). Sin
embargo, como señalan Goldin-Meadow y Mayberry (2001), este tipo de trabajos no
muestran que los niños sordos sean capaces de desarrollar cf antes de aprender a leer
y, en caso de que lo fueran, si este conocimiento les permite aprender a leer de forma
más fácil y eficaz que los niños sordos que no posean cf; o bien, si es únicamente la
enseñanza formal de la lectura la que provoca que los niños sordos desarrollen cf. Esta
precaución metodológica ha sido ampliamente discutida en el caso de los oyentes y
la conclusión admitida es que la relación entre la cf y el aprendizaje de la lectura es
recíproca. La capacidad metafonológica precede el aprendizaje de la lectura pero solo
se exprime en contacto con esta (Morais, Alegría y Content, 1987a,b).
En el caso de los sordos, en la literatura sobre el tema aparecen muy pocos estudios
longitudinales que hayan abordado esta cuestión, señalando correlaciones entre cf y lec-
tura (Colin, Magnan, Ecalle y Leybaert, 2007; Harris y Beech, 1998; Kyle y Harris, 2006). En
términos generales, este tipo de trabajos apoyan la idea de que los niños sordos pueden
adquirir cf implícita antes de aprender a leer, de tal forma que este conocimiento les con-
vertirá en mejores lectores cuando se haga explícito durante el aprendizaje de la lectura.
Teniendo presentes estos trabajos, la investigación que se muestra en este artí-
culo tuvo un doble objetivo: en primer lugar, desarrollar de forma explícita, a través
de la enseñanza, habilidades fonológicas en los niños sordos antes de que inicien el
Método
Participantes
de tres alumnos (uno de Infantil (A1) y dos del primer ciclo de Primaria). El uso de la pc
comenzó al inicio de la escolarización de los niños en el colegio.
Diseño y procedimiento
El estudio de casos se llevó a cabo con los cuatro alumnos sordos que en el curso es-
colar 2001-02 se encontraban en Educación Infantil. Estos alumnos fueron evaluados
individualmente en habilidades metafonológicas y en habilidad lectora, desde Infan-
til hasta el segundo curso de Primaria. Durante ese período de tiempo se realizaron
cinco evaluaciones al comienzo de cada curso escolar: tres en Infantil; la cuarta en el
primer curso de Primaria; y la quinta en el segundo curso de Primaria. Estos niños re-
cibieron enseñanza explícita en cf en Infantil antes de comenzar el aprendizaje formal
de la lectura y la escritura (el cual comenzó en el curso escolar 2003-04).
Para comprobar los efectos de la enseñanza explícita de cf en el aprendizaje inicial
de la lectura, se compararon las puntuaciones obtenidas por estos cuatro alumnos
cuando comenzaron primero de Primaria (curso 2004-05) con las puntuaciones obte-
nidas en primero de Primaria por los alumnos que se encontraban en ese curso en la
primera evaluación (2001-02) y que, por lo tanto, actúan como grupo control ya que
no habían recibido una enseñanza explícita en cf antes de comenzar el aprendizaje
formal de la lengua escrita. Estos alumnos también fueron evaluados en habilidades
metafonológicas y en habilidad lectora.
Instrumentos
Pruebas Metafonológicas
Esta evaluación incluía cuatro tareas: identificación de sílabas, identificación de fone-
mas, omisión de sílabas y omisión de fonemas; todas las tareas se realizaban en posi-
ción inicial, final y en medio de la palabra (Domínguez et ál., 2003). El procedimiento
seguido para la administración de cada tarea fue presentar a los niños los dibujos
de las palabras, los cuales permanecían delante del alumno hasta que este emitía su
respuesta para evitar que tuviera que retener las palabras en la memoria. En ningún
momento aparecían las palabras escritas. Las tareas se explicaban a los alumnos em-
pleando la lengua de signos española; y, una vez empezada la tarea se empleaba úni-
camente la lengua oral con ayuda de la pc. En la tarea de identificación se daba, en
lengua de signos, la consigna siguiente: «En estas dos palabras (p.ej., patata – pájaro)
hay algo común, hay algo que es igual. ¿Qué es?»; mientras que en la tarea de omisión
se daba la consigna: «Estas dos palabras (p.ej., sopera-pera) tienen algo diferente, una
tiene algo menos que la otra. ¿Qué es?». Antes de comenzar cada tarea se les daban
tres ejemplos a los niños. La respuesta del alumno, en ambas tareas, podía ser dada
empleando la dactilología o vocalizando, lo cual quedaba registrado por la evaluadora,
ya que, como se explicará más adelante, ayudó a analizar las estrategias que los niños
utilizaban para resolver la tarea.
Prueba de Lectura
La medida de las habilidades lectoras se realizó a través de la prueba de lectura de
palabras del prolec (Cuetos, Rodríguez y Ruano, 1996). A la hora de aplicar la prueba
de lectura de palabras a los alumnos sordos no se les pedía que leyeran las palabras
en voz alta, tal y como establecen las normas de este cuestionario (con el objetivo de
evitar los problemas que se producen con estos alumnos para discriminar claramente
entre un error de lectura o un error de articulación); sino que la prueba se administró
empleando la lengua de signos: se presentaba a los niños la lista de palabras escritas
del cuestionario y se les pedía que realizaran el signo correspondiente a cada palabra.
En este listado aparecen palabras frecuentes y no frecuentes para los alumnos sordos,
de tal forma que si eran capaces de leer (signar) las palabras no frecuentes (p.ej.,
grano, olmo, prisa, culpa, droga, siempre, blando) se podría considerar que empleaban
una estrategia fonológica para su identificación.
Resultados
Uno de los objetivos de este estudio fue evaluar en qué medida es posible desarrollar
a través de una enseñanza explícita cf en los niños sordos de Infantil antes de que
inicien el aprendizaje formal de la lectura.
En la Figura i (puntos con líneas) se muestran las puntuaciones medias obtenidas por
cada uno de los cuatro alumnos desde Infantil (curso 2001-02) hasta el segundo curso de Pri-
maria (curso 2005-06) en las pruebas metafonológicas. Los puntos aislados (asteriscos) que
aparecen en esta figura representan cuáles eran las puntuaciones medias en estas pruebas
de los alumnos del colegio en Primaria antes de comenzar la investigación (curso 2001-02),
es decir, de los alumnos que no habían recibido enseñanza explícita (grupo control). Estas
puntuaciones sirvieron para comparar con qué nivel de cf empezaron estos alumnos y el
nivel con el que comenzaron Primaria los cuatro alumnos del estudio de casos.
FIGURA I. Media de respuestas correctas de los alumnos del estudio de casos (puntos con
líneas) y del grupo control (asteriscos) en las pruebas metafonológicas
Para cada uno de los cuatro alumnos, se realizó un análisis global calculando la me-
dia de las puntuaciones obtenidas en las diversas tareas metafonológicas y se evaluó
FIGURA II. Estrategias empleadas por los niños sordos para realizar las pruebas
metafonológicas
Por lo tanto, de las cinco estrategias, la iii y la v, son ortográficas, ya que el alumno
emplea en ellas la dactilología o las letras para resolver las tareas metafonológicas; mien-
tras que el resto de las estrategias, esto es la i, i i y iv, parecen ser estrategias que se basan
más en códigos fonológicos, no precisando los alumnos las letras para resolver las tareas.
TABLA II. Estrategias desarrolladas por los alumnos sordos para resolver las tareas metafo-
nológicas y puntuación media obtenida en las pruebas metafonológicas (pm)
Alumno 1 - II 5
Alumno 2 - IV 11
Alumno 3 - II 14
Alumno 4 - II 41
primaria
Alumno 10 V I 20
Alumno 14 II II 30
Alumno 12 V IV 16
Alumno 11 V IV 16
Alumno 6 V IV 13
Alumno 9 II IV 28
Alumno 5 III I 27
Alumno 17 II II 38
Alumno 16 I I 39
Alumno 7 V IV 8
Alumno 8 V IV 5
Alumno 13 IV IV 29
Alumno 15 II II 28
Los resultados de la evaluación 1 (véase Tabla ii) muestran que los alumnos
que peores puntuaciones alcanzaron en las pruebas metafonológicas son aquellos que
utilizaron la estrategia v (la más ortográfica de todas). Por otro lado, los resultados obte-
nidos después del primer periodo de enseñanza (evaluación 2) muestran que los alum-
nos de Infantil desarrollaron durante este período la estrategia ii para resolver las tareas.
Es interesante señalar que ninguno de estos alumnos desarrolló estrategias ortográficas
que, como puede verse en la Tabla ii, fueron las más empleadas por los niños del grupo
control (evaluación 1). El resto de los alumnos cambiaron de estrategia después del
periodo de enseñanza: las observaciones realizadas durante el desarrollo de las sesiones
FIGURA III. Media de respuestas correctas de los alumnos del estudio de casos (puntos con
líneas) y del grupo control (asteriscos) en el test de lectura
Discusión y conclusiones
lectura? Y, en caso afirmativo, ¿este conocimiento facilita que aprendan a leer de forma
más sencilla que otros niños sordos que no hayan desarrollado este conocimiento? En
el estudio presentado en este artículo se plantearon estas cuestiones.
Respecto a la primera de las cuestiones, los resultados alcanzados en este trabajo
muestran que es posible desarrollar cf en los niños sordos de Infantil, esto es, antes de que
comience el aprendizaje formal de la lectura; siendo la enseñanza explícita el factor clave
para este desarrollo. Esta conclusión se deriva de las diferencias sustanciales encontradas
entre las puntuaciones obtenidas por los alumnos del estudio de casos durante los cinco
años en los que fueron evaluados, pasando de no resolver ninguna de las tareas en la pri-
mera evaluación realizada en Infantil, a conseguir resolver correctamente más del 90% de
las tareas en el segundo curso de Primaria; y a que el nivel de cf con el que comenzaron el
primer curso de Primaria fue bastante superior al que tenían los alumnos del grupo con-
trol.Además, otro dato que pone de manifiesto los efectos de la enseñanza explícita de cf
fue que los niños de Infantil desarrollaron, después del período de enseñanza, estrategias
fonológicas para resolver las tareas metafonológicas y no estrategias ortográficas (dactilo-
logía), presentes en los alumnos sordos del grupo control.
De estos resultados se puede derivar una implicación educativa importante: que
incorporar actividades metafonológicas en el currículo de los alumnos sordos puede
tener un carácter de prevención de las dificultades que habitualmente manifiestan
estos alumnos en el plano fonológico del lenguaje. Las actividades metafonológicas
pueden ser un sistema de facilitación que posibilita mejorar las habilidades de pro-
cesamiento fonológico de los alumnos sordos (uso de la información fonológica para
procesar lenguaje oral y escrito) y la creación de representaciones fonológicas com-
pletas, exactas y precisas que les garanticen el acceso al código alfabético. Para la
introducción de actividades que persigan la enseñanza explícita de cf es útil incor-
porar un sistema, como es la pc, que permita a los niños con una sordera profunda y
sin implante coclear desarrollar representaciones fonológicas de origen audiovisual.
Al inicio de este artículo se señalaba la eficacia de este sistema en la percepción del
habla y en la creación de representaciones fonológicas en los alumnos sordos esco-
larizados en centros educativos monolingües (Leybaert y Charlier, 1996; Leybaert y
Alegría, 2003). En este trabajo se muestra, además, que este sistema es igualmente
válido en modelos bilingües.
La segunda de las cuestiones abordadas en este estudio fue evaluar si el desarrollo
de cf en Infantil facilita que los niños sordos aprendan a leer de forma más fácil que
los niños sordos en los que esta conciencia no se ha desarrollado explícitamente. Los
resultados obtenidos en esta investigación muestran diferencias sustanciales entre los
niños del estudio de casos y los del grupo control, en el primer y segundo curso de Pri-
maria, de tal manera que los niños del estudio de casos comenzaron el aprendizaje de
la lectura con mejores puntuaciones que las que habían obtenido los niños del grupo
control, es decir, aquellos que no habían recibido enseñanza explícita en cf antes de
iniciar el aprendizaje formal de la lengua escrita. Además, los niños del estudio de ca-
sos fueron capaces de leer en primero de Primaria (evaluación 4) un 80% de palabras
no frecuentes que para los alumnos sordos aparecen en la lista de palabras del prolec,
lo cual parece poner en evidencia el uso de estrategias fonológicas en la identificación
de estas palabras (los niños del grupo control solo leyeron en primero de Primaria
[evaluación 1] un 15% de estas palabras).
Por todo ello se podría concluir que la enseñanza explícita de cf en Infantil facilita
el posterior aprendizaje de la lengua escrita y que este efecto positivo permanece
hasta el segundo curso de Primaria.
Las limitaciones del presente trabajo tienen que ver, por un lado, con el número
de participantes implicados en el mismo, que no permite realizar afirmaciones de-
finitivas sobre los resultados alcanzados; y, por otro lado, con el contexto concreto
donde se llevó a cabo la investigación que provoca la necesidad de ser cautos a la
hora de generalizar los resultados del programa de enseñanza, dadas las característi-
cas específicas del centro educativo bilingüe, no presentes en la mayoría de los cen-
tros escolares donde existen alumnos sordos. Por ello, creemos que son necesarias
más investigaciones longitudinales y de entrenamiento en cf con alumnos sordos de
diversas modalidades comunicativas.
En conclusión, este trabajo nuestra que la enseñanza explícita de cf en Educación
Infantil durante un período extensivo de tiempo tiene un efecto positivo en el desa-
rrollo de habilidades metafonológicas y en el aprendizaje de la lectura de los alumnos
sordos del centro bilingüe considerado, siendo un factor crítico en esta enseñanza el
empleo de un sistema completo de input fonológico como es la pc.
Además, este tipo de estudios realizados con niños sordos con los que se ha em-
pleado la pc durante su desarrollo y/o su educación nos muestran tres cosas impor-
tantes: primero, que la fonología no depende exclusivamente de la audición ni del
habla. Segundo, que el cerebro humano está preparado para procesar llf y que la pc se
integra perfectamente con esta señal. Finalmente, que las representaciones fonológi-
cas derivadas de la pc (información audio-visual) funcionan eficazmente en la creación
de representaciones fonológicas, tanto en modelos educativos monolingües como bi-
lingües; y permiten a los niños emplearlas en tareas de lectura y escritura (Alegría y
Domínguez, 2009; Colin et ál., 2007).
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Anexo
Objetivo metafonológico
Identificar sílabas comunes al comienzo o al final de dos o más palabras.
Desarrollo de la actividad
Se muestra a los niños el dibujo de una persona que está cocinando y se les explica
que este cocinero está preparando algo delicioso para los niños del colegio. No sabe-
mos qué es, pero podemos averiguarlo si pensamos en cómo se llaman los alimentos
que aparecen en las cuatro láminas que se les muestran. La tarea de los alumnos es
comparar los nombres de los alimentos que aparecen en estas láminas intentando, en
cada una, encontrar dos que empiecen o terminen igual, fijándose, en esta ocasión, en
la sílaba y no en el fonema.
En una hoja aparte se les ofrece la posibilidad de ir anotando las sílabas que van
encontrando para, juntándolas todas, descubrir el nombre del plato que se está coci-
nando.
Casillas:
ca ra me lo
n Lectura conjunta con el adulto de los ingredientes reales con los que se prepa-
ra este dulce, así como su elaboración.
n Escritura espontánea de los ingredientes necesarios para hacer caramelos.
n Inclusión de esta receta en su cuaderno personal de cocina.
Resumen
Este artículo aporta conclusiones sobre la incidencia de la depuración franquista en el
profesorado de Instituto de Segunda Enseñanza a nivel nacional. Dichas conclusiones son
fruto del proyecto hum05-02106 del Plan Nacional de i+d+i, del Ministerio de Educación y
Ciencia que pretendía cubrir una laguna dentro de la historiografía sobre las depuraciones
del franquismo en el sector del profesorado, pues si bien se han publicado abundantes tra-
bajos sobre la repercusión en el magisterio, los relacionados con secundaria y universidad
son menos.
Se han analizado los 2.445 expedientes conservados en el Archivo General de la Ad-
ministración (aga). De ellos se han extraído datos sobre todo el profesorado de instituto,
su distribución por sexos, ámbito geográfico y categoría docente, así como la información
más significativa de su proceso de depuración. El objetivo de este artículo es presentar los
resultados globales, desde una perspectiva fundamentalmente cuantitativa, para conocer el
estado de la cuestión y abrir nuevas líneas de investigación en torno a un tema que, lejos
de considerarse agotado, tiene aún numerosas vías de estudio.
La depuración del profesorado de instituto participó de las mismas razones que explican el
porqué y el para qué de la violencia franquista, y sirvió para ajustar cuentas con el «enemigo»,
pero sobre todo para seleccionar a los elegidos para instaurar un nuevo orden. El balance de
la depuración fue un éxito para los intereses que amparaba el franquismo, porque propició el
control social necesario para sostenerse durante casi 40 años. A partir del trabajo realizado, se
evidencia la enorme disparidad interna del proceso depurador y su dureza, pues el 53,06% de
los sancionados fueron separados del cargo. Además, a la vista de los cuadros presentados, se
evidencia la necesidad de estudios particulares que permitan interpretar con mayor precisión
los datos globales obtenidos en las variables consideradas.
Abstract
This article offers conclusions about the influence of Franco’s nationwide purge of
secondary school teachers.The conclusions were drawn from Project HUM05-02106, financed
by the Spanish Ministry of Education and Science as part of the Spanish National RDI Plan.The
project endeavours to fill a gap in historiography concerning Franco’s purge of the teaching
sector. Although many papers have been published concerning the impact on primary school
teachers, there is less research on secondary school and university teachers.
The files analyzed in this project were the 2,445 files kept in the General Archive of the
Administration. Data were gathered from the files, especially concerning secondary school
teachers, teacher distribution by gender, geographical area and teaching category, and the most
salient particulars of the purging process.The objective of this article is to offer overall results
from a fundamentally quantitative approach, in order to gain a general idea of the subject and
to suggest new lines of research, because this topic has not yet been fully researched.
The purge of secondary school teachers obeyed the same reasons behind the violence
of the Franco regime.The purge was used to “get even with the enemy”, but above all it was used to
select the people chosen to establish a new public order.To sum up, the purge was very successful at
achieving Franco’s purposes, for it favoured the social control that was so important in enabling the
regime to govern Spain for almost forty years. The research shows the enormous internal disparity
of the purging process and the harshness of the purge: 53.06 percent of the people punished were
dismissed from their jobs. Moreover, the tables included in the article show the need for specific
research in order to interpret with greater precision the overall results found for the different variables.
Keywords: History of Education, secondary schools, purge of teachers, the Franco regime,
ideological repression, dictatorship, Spain.
Introducción
Uno de los instrumentos más eficaces que utilizó la dictadura para controlar la memo-
ria y la historia fue la depuración profesional. Se aplicó a todo el funcionariado con el
objetivo de garantizar su adhesión al régimen.
Los regímenes totalitarios han ejercido siempre un estricto control sobre los do-
centes para atender a su propia conservación. Los profesores1, en todas las dictaduras,
deben ayudar a consolidar las nuevas estructuras y a mantener el orden impuesto; para
ello, se les obliga a reproducir la nueva ideología y se evita que difundan cualquier idea
que pueda deslegitimizar al régimen. Pero es que, además, los gobiernos autoritarios que
llegan al poder después de una guerra o de un golpe de estado, una de las primeras ta-
reas que emprenden es el control de la memoria y de la historia (Aróstegui, 2006, p. 55).
Afortunadamente, en la actualidad se ha conseguido romper en gran medida el muro de
silencio que el régimen franquista levantó para ocultar hechos y actividades represivas
de las que casi todos sabían, pero de los que nadie hablaba. Por esto, aunque «en la ac-
tualidad las cantidades de estudios sobre el tema son abrumadoras» (Juliá, 2003, p. 17)2,
siguen siendo precisos nuevos trabajos para recuperar las memorias silenciadas ya que:
Siempre y a lo largo del tiempo y del espacio se había venido haciendo uso polí-
tico público de la historia de maneras muy diversas y con fines diversos, desde la
vehemencia retórica de los parlamentos a la sistemática manipulación de las dicta-
duras, de la legitimación de dinastías al acarreo de diplomas por los benedictinos,
una historia al servicio del poder, como quería Maquiavelo. (Carreras y Forcadell,
2003, p. 21).
En este contexto, uno de los temas planteados desde hace casi dos décadas es la
depuración de los docentes. La acción represiva hacia el profesorado fue clara ya que
existía un fuerte recelo hacia la influencia directa de este sobre sus alumnos, pese a
que no era un cuerpo excesivamente comprometido ni ideológica ni políticamente
con la República, por temor a que pudiese difundir ideas contrarias al régimen entre la
ciudadanía, lo que reforzaba la función «preventiva» de la depuración tal como indica
explícitamente la Orden de 7 de diciembre de 1936.
Este trabajo se ha realizado gracias al proyecto hum05-02106, del Ministerio de Educación y Ciencia.
(1)
Por esto precisamente no podemos citar todas las obras, aunque sí queremos mencionar al menos algunas rele-
(2)
vantes de autores pioneros en estos temas como Fontana, 1986; Reig Tapia, 1979 y 1986; Ruiz Carnicer y Cenarro
Lagunas, 1991, Solé i Sabaté y Villarroya i Font, 1990 y Tusell, 1988.
Cuando se habla de la depuración del profesorado, suele pensarse que solo se depu-
ró a los sospechosos. No. «Sospechosos eran todos» y por tanto, para cumplir esa función
preventiva, todos debieron someterse a este proceso; en ese sentido se expresaba el
Decreto de 8 de noviembre de 1936 cuando afirmaba que se «hace preciso que en los
solemnes momentos por que atravesamos se lleve a cabo una revisión total y profunda
en el personal de Instrucción Pública, trámite previo a una reorganización radical y
definitiva de la enseñanza». Posteriormente, la Orden de 10 de noviembre de 1936, que
completaba el Decreto anterior, especificaba que la facultad de las Comisiones de Depu-
ración de instruir expedientes «se refiere a todo el personal que figure en los respectivos
escalafones, cualquiera que sea la situación en la que se encuentre» (art. 7)3.
Nuestro estudio se centra en la Guerra Civil y primeros años del franquismo por
ser cuando la acción depuradora se ejerció con mayor contundencia, sobre todo a
comienzos de la década de los cuarenta4. Aunque el grueso de la depuración se había
terminado en 1942, año que acota nuestro trabajo, las secuelas de esta acción represi-
va perduraron a lo largo de toda la dictadura5.
El objetivo de este artículo es presentar resultados globales desde una perspectiva
fundamentalmente cuantitativa, que permitan conocer el estado de la cuestión y abrir
nuevas perspectivas a la investigación sobre un tema que, lejos de estar agotado, tiene
aún numerosas vías de estudio. La investigación en que se inserta pretendía cubrir
una laguna dentro de la historiografía sobre las depuraciones del franquismo en el
sector del profesorado, pues si bien se habían publicado bastantes trabajos sobre su
repercusión en el magisterio, son menos los relacionados con Enseñanza Secundaria
y universidad6. El estudio de los expedientes de depuración constituye el eje central
de este trabajo. De ellos se han extraído datos fundamentales sobre el profesorado de
(3)
Creemos que no es preciso analizar aquí la legislación. Es básico citar, al menos, el Decreto de 8 de noviembre
de 1936 que estableció el mecanismo del proceso depurador y las distintas comisiones encargadas del mismo y
la Ley del 10 de febrero de 1939: «Depuración del personal en las zonas recientemente liberadas». Cfr. Ostolaza
Esnal, M. 1996, Morente Valero, F. 1997, Fernández Soria, J.M. 1999 y Grana Gil, Martín Zúñiga, Pozo Fernández y
Sanchidrián Blanco, 2005.
(4)
Sobre la educación en esos años, entre otros, cfr. Mayordomo, A. y Fernández Soria, J.M., 1993 y 1998.
(5)
Aunque el Decreto de 10 de noviembre de 1966 declaraba extinguidas las sanciones pendientes de cumpli-
miento derivadas de la legislación especial de responsabilidades políticas, incluidas las sanciones impuestas por
depuración, en el aga pueden verse expedientes que en 1970 aún permanecían abiertos y algunos, ya pocos, que
en 2009 todavía no podían consultarse.
(6)
De los centrados en secundaria, casi todos son parciales: algunos estudian contextos concretos como León (Álva-
rez Oblanca, 1986), Oviedo (Álvarez García, 2004), Santa Cruz de Tenerife (Negrín Fajardo, 2002 y 2004), Las Pal-
mas (Negrín Fajardo, 2005b) Navarra (Berruezo, 1991), Segovia, (Dueñas y Grimau, 2004), Galicia (Negrín Fajardo,
2006)... Otros se refieren, por ejemplo, solo a profesoras (Flecha García, 2002 y Grana Gil, 2005), a expedientes
concretos (Sanchidrián Blanco, 2005), a una fase del proceso (Negrín Fajardo, 2005a y 2007) o no estudian todos
los expedientes (Grana Gil, Martín Zúñiga, Pozo Fernández y Sanchidrián Blanco, 2005 y Martín Zúñiga, Grana Gil
y Sanchidrián Blanco, 2007).
Análisis de expedientes
Depurados/as Sancionados/as
Total % Total %
Profesores 2.127 86,99 606 90,18
Profesoras 318 13,01 66 9,82
Total general 2.445 100,00 672 100,00
Fuente: elaboración propia a partir de los legajos correspondientes del aga.
Si analizamos los datos en función del sexo, vemos que dentro de los profesores el
porcentaje de sancionados fue superior al de las profesoras (28,49% frente al 20,50%)
(véase Cuadro ii); Estos datos evidencian que la represión sancionadora fue mayor en
los primeros, no solo a nivel cuantitativo, ya que eran considerados más peligrosos por
su mayor participación activa en la política republicana (como simpatizantes, afiliados
o dirigentes políticos), por copar los cargos académicos de responsabilidad y por ocu-
par, como luego se verá, las categorías docentes superiores.
Globalmente, el 27,48% del profesorado de instituto fue sancionado (véase Cuadro ii).
Este porcentaje fue superior a la media del magisterio que, según el estudio de Morente
Valero realizado en torno a doce provincias, rondó el 25% (1997, p. 426). En esta diferencia
pudo influir el hecho de que para el franquismo la enseñanza secundaria fuera primordial,
pues se entendía como la formación intelectual y moral de «las futuras clases directoras»
Sanciones
Las acusaciones más reiteradas en los «Pliegos de cargo» emitidos por las «Comisiones
de depuración» eran las de carácter político y, en especial, aquellas que relacionaban
al profesorado con ideologías de izquierdas, no existiendo diferencias significativas
en este aspecto entre profesoras y profesores. Analizados los 341 pliegos de cargos
encontrados (306 profesores y 35 profesoras), el 52,49% de las acusaciones se referían
a la pertenencia a partidos políticos de izquierdas (socialistas, comunistas, izquierda
republicana…) mientras que las restantes (pertenecer a la Institución Libre de Ense-
ñanza, ser masón, afiliado a partidos nacionalistas, ostentar cargos políticos durante la
República, no profesar la religión católica…) tuvieron escasa incidencia, salvo la de
no presentarse al proceso de depuración (19,06% de los cargos) que directamente
implicaba la separación definitiva del cuerpo con baja en el escalafón.
La variedad de sanciones era múltiple porque algunas podían acumularse (ver Cua-
dro iv) aumentando con ello la intensidad de la pena final. La mayor o menor gravedad
de las mismas debería haber estado en relación con la importancia de los cargos que
se le imputaban al profesorado, pero, en realidad, obedeció a la más absoluta arbitrarie-
dad. En este sentido, hemos visto que ante los mismos cargos las comisiones imponían
sanciones diferentes, dependiendo fundamentalmente del momento de la depuración,
sobre todo durante los primeros meses, en los que cada comisión trabajó de forma
muy autónoma. Al avanzar el periodo bélico e irse legislando de forma más pormeno-
rizada se fue homogenizando algo más, aunque se siguieron observando divergencias.
CUADRO III. Número de veces que es impuesta cada sanción en las resoluciones del Ministerio
SANCIONES N %
Separación del cuerpo con baja en el escalafón. 329 42,07
Inhabilitación para el desempeño de cargos directivos y de confianza (2 a 5 años). 232 29,67
Traslado fuera de la provincia. 88 11,25
Suspensión de empleo y sueldo (1 mes a 3 años). 73 9,33
Inhabilitación para el desempeño de la enseñanza (definitiva o temporal). 35 4,48
Prohibido solicitar vacantes. 19 2,43
Traslado dentro de la provincia. 3 0,38
Jubilación forzosa. 3 0,38
Total del número de veces que aparecen todas las sanciones. 782 100,00
Fuente: elaboración propia a partir de las resoluciones del Ministerio.
Como podemos observar en el Cuadro iii, la sanción más impuesta fue la «Sepa-
ración definitiva del servicio y baja en el escalafón», que supuso el 42,07% del total
de sanciones. Por otro lado, si a ello le sumamos la «Inhabilitación para la enseñan-
za» (4,48%), tanto definitiva como temporal, y la «Suspensión de empleo y sueldo»
(9,33%), vemos que el 55,88% de las resoluciones implicaban apartar al profesorado
de su puesto de trabajo definitiva o temporalmente.
La «Separación definitiva y baja en el escalafón» se aplicó al profesorado considera-
do muy peligroso por el régimen franquista (socialista, comunista, masón, de izquierda
republicana, dirigente político republicano…)7 o al que no se presentó al requerimiento
Véanse algunos ejemplos por lo que las Comisiones imponían la sanción de separación: «Católica, pero afiliada
(7)
a fete y afecta a ugt, de ideología marxista acentuada al establecer relaciones amorosas con un maestro de las
milicias culturales de las Brigadas Lister afiliándose al pc» (Leg. 18.470); «Afiliado a Izquierda Republicana y de
ideas extremistas. Lector de “El Socialista” y “Claridad”, apartado de toda práctica religiosa; Era aprendiz de la logia
masónica “Vicus”» (Leg. 18.466); «Ex jesuita publicó “Los jesuitas desenmascarados” en Orense, obra que revela su
odio hacia la orden a la que perteneció. Está en un manicomio. Neurasténico» (Leg. 18.462); «Enchufista y perse-
guidor de los que profesan ideas religiosas» (Leg. 18.472); «Ideas socialistas que manifestaba sin recato en la sala
de profesores. Lee de ordinario el Socialista»(Leg. 18.473); «Huida. Del Partido Republicano Federal. De significada
actuación izquierdista. Su vida privada deja mucho que desear» (Leg. 18.524).
CUADRO IV. Distribución del profesorado por el tipo de sanciones impuesta en las resoluciones
del Ministerio
Sanciones H % M % N %
Inhabilitación para el desempeño de cargos directivos
94 16,69 14 24,56 108 17,42
(2 a 5 años).
Inhabilitación para el desempeño de cargos directivos
1 0,18 1 0,16
(2 a 5 años) y Jubilación forzosa.
Inhabilitación para el desempeño de cargos directivos y
1 0,18 1 0,16
Prohibido solicitar vacantes.
Inhabilitación para la Enseñanza (temporal o total). 14 2,49 3 5,26 17 2,74
Como se puede apreciar, no coinciden el total de 672 sancionados que aparece en el Cuadro ii con los 620 de
(8)
este. Ello se debe, simplemente, a que hay una diferencia de 50 profesores que sabemos, por la documentación
consultada, que fueron sancionados pero no cuál fue su sanción.Algo similar ocurre cuando nos referimos a cada
sexo.
Fuente: elaboración propia a partir de las resoluciones del Ministerio expedientes de depuración.
Llama la atención el bajo número de sancionados en el año 1938, que apenas rep-
resentó un 4,5% del total frente al 22,62% del año anterior, siendo además el número
de docentes que pasó por las comisiones de depuración durante ese año casi el doble
que en 1937. En este año, el 70,37% de los expedientes resultaron sancionados quizá
porque se acababa de poner en marcha el proceso y, directamente, los profesores que
no solicitaron la apertura de su expediente fueron dados de baja en el escalafón. Sin
embargo, al año siguiente, solo terminó en sanción el 7,94% de los expedientes (5).
Posiblemente, se vieron obligados a ser más comedidos en la dinámica sancionadora
ya que las aulas de los institutos se debían estar quedando sin docentes como conse-
cuencia de las actuaciones anteriores. De hecho las órdenes de 17 de septiembre y de
7 de octubre de 1937 establecieron la clausura de 55 institutos nacionales y elemen-
tales, aduciéndose, entre otras causas, la carencia de personal docente.
Por otro lado, en 1940, el primer año de posguerra, cuando fue depurado el por-
centaje mayor del profesorado de instituto, las cifras de «castigados» fueron bastante
más razonables, ya que apenas se sancionó al 18% (véase Gráfico i). Como afirman los
profesores Fernández Soria y Agulló (1999, p. 25), se trataba de reconvertir al profeso-
rado para que estuviera al servicio del nuevo régimen. Todos aquellos que estuviesen
dispuestos a someterse eran admitidos, pero con condiciones.
Sin embargo, en los dos siguientes años se volvió a ser más restrictivo, aumentando
de nuevo el tanto por ciento de sanciones (véase Gráfico i). Este reverdecimiento de
castigos se debió a dos razones básicamente. En primer lugar, porque el debilitamiento
de la enseñanza pública (y fortalecimiento de la privada) necesitaba menos profesores
y en segundo lugar porque todos los docentes de secundaria pasaron por las comi-
siones de depuración, estuvieran físicamente en España o no, y los que no pudieron
presentarse, de acuerdo con la Ley de 10 de febrero de 1939, ya citada, fueron en su
mayoría sancionados con «Separación definitiva y baja en el escalafón».
Categorías docentes
Los datos del Cuadro vi vienen a confirmar lo que sabíamos, es decir, la desigual
distribución del profesorado en las categorías docentes atendiendo a su sexo. De en-
trada, las profesoras depuradas solo suponían el 13% (284) sobre el total, y en la dis-
tribución por categorías su proporción fue mínima en la de catedráticos y auxiliares,
siendo su presencia algo más significativa en las denominadas intermedias, es decir,
ayudante y encargado de curso. En esta última es donde existía un porcentaje mayor
–casi un 21%– sobre todo debido a los cursillos de selección de 1933 y 1936, que es
cuando accedieron al profesorado de enseñanzas medias muchas de las profesoras
que ejercían en los institutos españoles. Respecto al bajo número de catedráticas, no
podemos olvidar, que las primeras oposiciones en las que se pudieron presentar mu-
jeres a dicho cuerpo fueron las celebradas en 1918 (Martín y Grana, 1999, p. 323), en
(9)
Dentro de esta categoría hemos metido los agregados, cursillistas e interinos, ya que las denominaciones del
momento son bastante diversas y en estos casos nos hemos encontrado que dentro de un mismo expediente
algunas veces les asignan el nombre de forma diversa según el momento. Parece que hay más unanimidad dentro
de las demás categorías.
(10)
En 1942 se reglamentó de nuevo la carrera docente, apareciendo los profesores adjuntos que englobaban a todas
las demás categorías excepto la de catedrático (Lorenzo Vicente, 2003).
(11)
Estos totales no coinciden con las del Cuadro i porque no de todo el profesorado depurado conocemos su
categoría docente.
las que entraron Julia Gomis Llopis y M.ª Luisa García Dorado Seirullo12 que lo hizo en
1923. Las siguientes lo hicieron a partir de 1928.
(12)
Esta fue confirmada en su puesto por la Comisión Provincial de Valencia, pero fue sancionada con inhabilitación
para cargos directivos y de confianza» por parte de la por la Comisión Superior de depuración, por sus ideas
izquierdistas. Por su parte, Julia Gomis fue confirmada sin sanción. Ambas trabajaban en el Instituto Escuela de
Valencia. Cfr. aga. Sección de Educación, Legs. 18.472 y 18.473.
(13)
Sobre las resoluciones del Ministerio recogidas en el documento «Expedientes resueltos. Cuerpo de catedráticos
de Instituto» conservado en el aga, leg. 18.460, cfr. Negrín Fajardo, 2005a, 2006 y 2007.
El caso de Navarra es especial, pues la depuración no la realizó una comisión sino la Junta Superior de Educación
(14)
dependiente de la diputación foral. Este puede ser el motivo por el que en el aga solo se conserven diez expe-
dientes (véase Cuadro viii). Sin embargo, Berruezo habla de 38 profesores repartidos entre los tres institutos de la
provincia, sin darnos información del sexo de los docentes, de los que ocho fueron sancionados siendo, por tanto,
el porcentaje de represaliados, siempre según datos de esta autora, del 21% (Mapa i) y no el 70% que nos saldría
a nosotros si nos atenemos a los datos manifestados en el Cuadro viii. Cfr. Berruezo, R. (1991). Política educativa
en Navarra. 1931-1939 (141). Pamplona: Gobierno de Navarra. Departamento de Educación, Cultura y Deporte.
En el estudio que ha realizado sobre la depuración del profesorado de instituto de la provincia de Tenerife, obtie-
(15)
ne que fue sancionado el 36,5%, cifra muy cercana a la obtenida por nosotros para la totalidad de la comunidad.
(Negrín Fajardo, 2002).
Justo lo contrario pasó con Melilla y Ceuta, donde no había más de 10 docentes y
al ser tan pocos todos eran conocidos. Además, eran provincias que fueron anexiona-
das en los primeros meses de la guerra al bando nacional, coincidiendo con esa prime-
ra oleada de depuraciones de 1937 tan restrictiva como comentamos anteriormente.
Conclusiones
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Sevilla: Miño y Dávila.
Resumen
En los últimos años se viene insistiendo, por parte de numerosos autores, diferentes investi-
gaciones y proyectos, en la importancia del papel del estudiante en los procesos de evaluación
a través de la autoevaluación o la evaluación entre compañeros. En este trabajo se analiza y se
describe el uso de la autoevaluación en un contexto de aprendizaje mixto (blended-learning)
mediante el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (tic), con el objetivo
de profundizar en su utilidad y viabilidad en la universidad.
En un primer momento se presenta el marco conceptual en el que se sitúa esta investiga-
ción, centrado en torno a dos tópicos fundamentales como son la participación de los estu-
diantes en los procesos de evaluación y la utilización de las tecnologías en este campo. Como
aportación fundamental se presenta el papel facilitador que pueden desempeñar las unidades
de evaluación, diseñadas con la plataforma lams (Learning Activity Management System) in-
tegrada en el campus virtual, para la incorporación de la e-autoevaluación de los estudiantes al
proceso de enseñanza-aprendizaje universitario.
A continuación se presentan los resultados de la investigación, realizada en la modalidad de
estudios de caso, estructurados en torno a las cuestiones que se plantearon en los cuestionarios
utilizados para realizar la e-autoevaluación: conocimientos y recursos previos, aportaciones de
las tareas de evaluación, cuestiones de interés suscitadas, retos para profundizar y aprender y
cantidad de trabajo.
Se presentan las conclusiones sobre el uso de la e-autoevaluación en el contexto de las uni-
versidades, destacando en este sentido que la e-autoevaluación favorece la participación activa
de los estudiantes y, además, supone un ejercicio de autorregulación y autorreflexión crítica
sobre su grado de conocimiento y desarrollo de habilidades.
Por último se reflexiona sobre algunas limitaciones encontradas en esta investigación y se
presentan perspectivas que permitan la continuidad de investigaciones en este contexto.
Abstract
Through different research projects and other endeavours, many authors have been
emphasizing in recent years the importance of the student’s role in the assessment process,
for example, by means of self-assessment or peer assessment. Here the use of self-assessment
is analyzed and described, but within a context of blended learning utilizing information and
communications technologies (icts), with the aim of expanding the usefulness and feasibility
of self-assessment at the university level.
Firstly, the conceptual framework on which this research is based is introduced.The focus is on
two fundamental topics: student participation in the assessment process and the use of technologies
in the assessment process.As a relevant contribution,the authors present the facilitating role that can
be played by assessment units designed with the lams platform (the Learning Activity Management
System, part of the Virtual Campus) in order to incorporate students’ e-self assessments into the
university teaching/learning process.
Secondly, the research results are presented. They take the form of case studies structured
around the different issues raised in the questionnaires used to implement e-assessment:
knowledge and previous resources, contributions to assessment tasks, interesting topics raised,
challenges for expanding and learning, and workload.
Conclusions about the use of e-self-assessment in higher education are presented. Stress
is laid on the fact that e-self-assessment promotes active participation by students and also
implies an exercise in self-regulation and critical reflection about one’s degree of knowledge
and development of skills.
Lastly, some limitations detected in the process of this research are considered, and outlooks
are presented that enable research in this context to be continued.
Introducción
(1)
Proyecto Evalcomix: evaluación de competencias en un contexto de aprendizaje mixto (blended-learning). Pro-
grama de estudios y análisis para la mejora de la calidad de la enseñanza superior y de la actividad del profesorado
universitario (Ref. EA 2007-0099). Secretaría de Estado de Universidades e Investigación del Ministerio de Educa-
ción y Ciencia (http://evalcomix.uca.es).
Son múltiples los términos utilizados para diferenciar entre los diversos tipos de
evaluación (sumativa, formativa, formadora, etc.). En el contexto de la evaluación
del aprendizaje universitario se ha producido una evolución hacia modelos más
globales y comprensivos. La necesidad de introducir cambios en los procesos de
evaluación ha llevado a utilizar un término global (evaluación alternativa) bajo el
cual se incluye cualquier tipo de evaluación en la que los estudiantes «crean» una
respuesta ante una tarea (Barootchi y Keshavaraz, 2002). Como ejemplos podemos
citar los ensayos, demostraciones, proyectos, portafolios, desempeños, etc., es decir,
herramientas y procedimientos a través de los cuales se puede obtener una infor-
mación más exhaustiva y rica sobre las habilidades, intereses, talento y potencial de
los estudiantes.
Esta capacidad creativa del estudiante universitario en el proceso de evaluación,
a través de la participación activa en el mismo, está reclamada en los últimos años
por numerosos autores, como pone de manifiesto la revisión realizada por Bretones
(2008). Por su parte, Boud (2006) considera que la implicación más activa de los es-
tudiantes, no solo en los procesos y actividades de enseñanza y aprendizaje, sino en
los propios procesos de evaluación, es una de las direcciones fundamentales en las
que se están introduciendo innovaciones en el campo de la evaluación del aprendi-
zaje universitario. Como este autor pone de manifiesto, la sociedad actual demanda
algo diferente a simples graduados pasivos que se conforman con un régimen de
Por este papel activo del estudiante en el proceso de evaluación apuesta también
Nicol (2007) cuando presenta su marco de referencia y los principios planteados para
la evaluación en la Educación Superior (ver Figura i).
Autoevaluación y aprendizaje
De la autoevaluación a la e-autoevaluación
Desde hace tiempo el profesorado universitario viene utilizando las diferentes plata-
formas (conocidas como «campus virtuales») que las universidades están desarrollan-
do para favorecer la incorporación de las tic al proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta
utilización oscila desde la consideración de la plataforma como un simple repositorio
de materiales, pasando por la realización de cursos de formación con carácter semi-
presencial hasta el diseño e impartición de titulaciones oficiales completas basadas en
el uso de sistemas como Moodle (Modular Object-Oriented Dynamic Learning En-
vironment) o Webct (Web Course Tools), entre otros, favoreciéndose así un contexto
de aprendizaje mixto (González-Videgaray, 2007).
De la tradicional imagen del profesor universitario enseñando desde la tarima se
va pasando a la interacción profesorado-alumnado mediada por el uso de las tic, trasla-
dando la realidad de la enseñanza-aprendizaje de las aulas al espacio virtual. Así pues,
si uno de los retos que surgen del Espacio Europeo de Educación Superior (eees) es la
evaluación de competencias, al centrar la atención en un contexto emergente como
el señalado, se convierte en un doble reto: evaluar competencias en un contexto de
enseñanza-aprendizaje mixto.
Progresivamente se ha incorporado al lenguaje educativo el concepto de «Uni-
dad de Aprendizaje» (uda), término referido a cualquier parte delimitada de educa-
ción o entrenamiento, tal como, por ejemplo, un curso, un módulo o una lección.
Una unidad de aprendizaje no es solo una colección ordenada de recursos de apren-
dizaje, sino que incluye también toda una variedad de actividades prescritas, tales
como solución de problemas, búsquedas, discusión, evaluaciones, evaluación entre
iguales, servicios y apoyo ofrecido por profesorado, formadores y otros miembros
del personal (Koper y Tattersal, 2005).
El reto que ahora se plantea es centrar el foco de atención en la evaluación. Llega-
mos así al concepto que proponemos de Unidades de Evaluación (ude) entendiendo
por tal cualquier procedimiento de evaluación que utilizan las tic.
Para Miao, Tattersall, Schoonenboom, Stevanov y Aleksieva-Petrova (2007) una
unidad de evaluación es entendida como una unidad específica de aprendizaje que
sirva como apoyo a la multiplicidad de papeles y usuarios implicados en el proceso
de evaluación; a una gran cantidad de tareas de evaluación; al control del flujo de la
información; y al complejo flujo de ficheros y datos. Si consideramos el concepto
de procedimiento definido por la norma iso 9001:2000 como la «forma especificada
para llevar a cabo una actividad o proceso», podemos conceptualizar las ude como
Para una profundización sobre los fundamentos y utilidades de esta plataforma se puede consultar el portal de
(2)
Objetivos
La investigación que se presenta surge sobre la base de intentar responder a dos inte-
rrogantes: ¿es factible el uso de la e-autoevaluación en el contexto universitario?, ¿qué
utilidad puede tener la e-autoevaluación para el profesorado y para los estudiantes en
la universidad?
Para dar respuesta a estos interrogantes la investigación se organizó en torno a dos
objetivos fundamentales:
Metodología
Diseño
primer grupo de estudiantes universitarios españoles que podían hacer uso de lams
en su proceso de aprendizaje.
La lógica que se ha seguido se representa en la Figura iii. Los estudiantes tuvieron
que realizar una unidad de evaluación al iniciar el curso académico y una segunda
al finalizar el cuatrimestre. En ambos casos debían responder a un cuestionario au-
toevaluativo centrado en las mismas dimensiones, como veremos a continuación, y
construido con preguntas abiertas. Para el análisis de las mismas se ha recurrido a las
técnicas clásicas de carácter interpretativo que describiremos posteriormente.
La interacción llevada a cabo se concretó en el seguimiento de las actividades
formativas diseñadas para el desarrollo de la asignatura, a través de las cuales los estu-
diantes abordaron los contenidos de la misma durante el cuatrimestre.
Muestra
La muestra invitada en esta investigación estuvo compuesta por los 94 estudiantes de prime-
ro de Psicopedagogía matriculados en la asignatura de Métodos de Investigación en Educa-
ción, en su modalidad semipresencial, durante el curso académico 2007-08. Por lo tanto se
trata de una muestra accidental, cuya característica fundamental era la de ser los primeros
alumnos universitarios en España que podían trabajar con una unidad de evaluación lams.
Es de destacar la gran variabilidad de los estudiantes respecto a su experiencia
profesional, desde casos que acaban de finalizar los estudios de Magisterio hasta profe-
sores con más de 25 años de experiencia en Educación Infantil, Primaria o Secundaria.
Como elemento común, todos ellos compartían la realización de sus estudios bajo
la modalidad semipresencial, en la cual la asistencia a clases presenciales estaba redu-
cida a un 25%, debiendo realizar el 75% restante a través de las actividades y orienta-
ciones ofrecidas en el campus virtual.
Instrumentación
Para la realización de esta investigación se diseñaron dos cuestionarios de autoeva-
luación (inicial y final) que los alumnos cumplimentaron al comenzar y al finalizar el
curso, tras la lectura de una investigación educativa. En ambos casos los cuestionarios
se presentaron en el contexto de una unidad de evaluación.
El sentido de esta autoevaluación reside en que uno de los objetivos planteados en
la asignatura Métodos de Investigación en Educación consiste en que los estudiantes
sean capaces de analizar, desde una perspectiva metodológica, un informe de investi-
gación que, por lo general, se presenta en forma de artículo publicado en una revista
científica de carácter educativo.
e-Autoevaluación Inicial
En la primera actividad del curso los estudiantes tuvieron que abordar esta situación de
análisis, indicándoseles que a través de la misma se pretendía, en primer lugar, y desde
la perspectiva del profesor, tener evidencias sobre el grado de conocimiento que tenían
y la aplicación de los mismos a la hora de poder analizar una investigación desde una
perspectiva metodológica. En segundo lugar, desde su propia visión como estudiantes,
se pretendía que tomaran conciencia de su nivel o conocimientos sobre la asignatura en
la que comenzaban a trabajar, con la intención de hacerles conscientes de la necesidad
de abordar nuevas actividades de aprendizaje que les permitieran ampliar sus conoci-
mientos y habilidades para abordar esta tarea.
Los estudiantes debían enfrentarse a la tarea de leer un artículo científico y respon-
der a una serie de cuestiones sencillas de carácter metodológico sobre el mismo, identi-
ficando aspectos tales como el diseño seguido, las variables en las que se centraba… Las
actividades eran tanto de carácter individual como grupal.
La primera unidad de evaluación� (véase Figura iv) constaba de la siguiente secuen-
cia de actividades:
e-Autoevaluación Final
Al finalizar el cuatrimestre los estudiantes tenían que realizar una prueba final en la
que debían analizar un nuevo artículo (González Valenzuela y Delgado Ríos, 2007) desde
una perspectiva metodológica y, tras dicho análisis volvían a efectuar una nueva unidad
de evaluación, en la que se les presentaba, entre otras actividades (vésase Figura v), el
cuestionario de autoevaluación final que debían cumplimentar con carácter individual.
Las cuestiones que se presentaron fueron las siguientes:
Análisis de datos
El proceso de análisis de los datos se realizó en tres fases. Una primera, tras la realiza-
ción de la primera autoevaluación, de carácter meramente descriptivo con el objetivo
fundamental de encontrar los patrones de respuesta de los estudiantes que pudieran
servir de base para fundamentar la metodología a seguir a la hora de abordar la asig-
natura a lo largo del curso.
En un segundo momento, también con una intencionalidad descriptiva, se
analizaron las respuestas que los alumnos ofrecieron al finalizar el cuatrimestre.
Por último, se procedió a realizar un análisis comparativo entre las respuestas
obtenidas en ambos momentos a través de los cuestionarios inicial y final. En
este trabajo centraremos la atención en los resultados obtenidos tras este último
análisis comparativo, por lo que el mismo supone la síntesis de los principales
resultados.
En ambos casos se partió de un sistema de categorías estructurado en torno a las
categorías de conocimientos y recursos previos, aportaciones de la tarea, cuestiones
de interés, retos, y tiempo y esfuerzo.
Resultados
e-Autoevaluación Aportaciones f %
Reflexionar sobre los conocimientos propios y percatarse de las carencias
34 52,31
formativas relacionadas con la materia.
Vislumbrar el contenido general de la materia e iniciarse en la investigación. 26 40,00
INICIAL (N=65)
Conocimientos sobre la temática y contenido concreto del artículo. 12 18,46
Realizar una lectura analítica y sistemática. 4 6,15
Trabajar con el campus virtual. 3 4,62
Una visión de conjunto (por su defecto) de los aprendizajes que voy a tener a
lo largo del curso. Una forma de iniciarme en algunas investigaciones que ten-
go en el tintero y que no he iniciado aún por falta de conocimiento.
Creo que esta tarea me ha servido para una primera toma de contacto con los
contenidos propios de la asignatura, así como con el manejo de la que será
nuestra herramienta de trabajo durante el curso: el campus virtual.
Cuestiones de interés
En la Tabla iii se presentan los principales resultados de las aportaciones de los es-
tudiantes al ser interrogados sobre las cuestiones de interés que les han surgido al
realizar la tarea de evaluación.
TABLA III. Frecuencias y porcentajes de respuestas a la cuestión planteada sobre las cuestiones
de interés suscitadas al realizar la tarea de evaluación (inicial) o la asignatura (final)
e-Autoevalua-
Cuestiones de interés f %
ción
La realización de investigaciones educativas y conceptos concretos
32 49,23
relacionados con la investigación (paradigmas, metodología).
Al inicio y al finalizar la asignatura podemos observar cómo entre las cuatro cues-
tiones de interés más citadas se hallan la realización de investigaciones educativas
(49,23% al inicio y 35,71% al final) y el análisis de artículos científicos sobre investi-
gaciones (10,77% al comienzo y 15,71% al final), situación que denota el interés por
continuar ampliando conocimientos, tras el desarrollo de competencias de trabajo
autónomo durante la materia:
Me han suscitado interés casi todos los aspectos relacionados con la investiga-
ción, por ser un tema casi desconocido para mí. Me gustaría aprender y llegar a
poder responder adecuadamente las diferentes cuestiones expuestas anterior-
mente en su debido momento.
hemos tenido que analizar; todo esto ha sido muy interesante para mí en esta
asignatura.
Aspectos que desconozco, y que me gustaría aprender sobre ellos, como por
ejemplo técnicas de análisis de datos.
En la siguiente tabla mostramos los principales aspectos identificados por los estu-
diantes como los fundamentales para mejorar la capacidad personal de análisis de las
investigaciones educativas antes y después del desarrollo de la materia.
TABLA IV. Frecuencias y porcentajes de respuestas a la cuestión planteada sobre los aspectos
que deberían aprender o profundizar
Los métodos para recoger datos, así como también aquellas técnicas necesarias
para analizar la información que se recoge. En definitiva, aprender a investigar.
El tema de estadística. Cada vez que salen datos numéricos en los artículos,
apuntes, etc., me siento un poco perdida. Pero creo que este tema se ve en el
segundo cuatrimestre.
Creo que tendríamos que conocer más a fondo las técnicas de recogida de
información: elaboración de tests, cuestionarios, etc., he leído algo sobre ello y
es todo un mundo fascinante aparte de lo que hemos aprendido en mie.
Ha sido suficiente
No ha sido suficiente tiempo No sabe / no contesta
tiempo
e-Autoevaluación f % f % f %
INICIAL (N=65) 32 49,23 16 24,62 17 26,15
FINAL (N=70) 29 41,43 16 22,86 25 35,71
TABLA VI. Frecuencias y porcentajes de respuestas a la cuestión planteada sobre las cuestiones
de interés suscitadas al realizar la tarea de evaluación (inicial) o la asignatura (final)
TABLA VII. Frecuencias y porcentajes sobre motivos argumentados para justificar la falta de tiempo
Discusión de resultados
estudiante sobre su nivel competencial al abordar un problema. En este sentido, los resul-
tados obtenidos en la respuesta a la primera cuestión planteada (disponibilidad de cono-
cimientos y recursos) para abordar un problema similar (análisis metodológico de una
investigación educativa) avalan la eficacia del proceso seguido en la asignatura, por cuanto
suponen el pasar, de acuerdo con el proceso de desarrollo de competencias (Senlle, 2007),
de una situación inicial en la que los estudiantes no eran conscientes de su incompetencia
a una situación final en la que se consideran competentes y explicitan esta situación de
forma consciente a través de sus propias valoraciones.
Las restantes cuestiones planteadas difieren en su amplitud pero siguen mostrando su
valor como medio para, en primer lugar, explicitar y tomar conciencia de las aportaciones
que les ofrece, o bien una tarea concreta (inicial) o bien toda la actividad que supone una
asignatura (final) y, en segundo lugar, descubrir las carencias al iniciar el curso y el poten-
cial interés que demuestran para continuar profundizando cuando finalizan el mismo.
Conclusiones y perspectivas
Referencias bibliográficas
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Fuentes electrónicas
Resumen
A María Sánchez Arbós se la identifica como una profesora de signo progresista, que intentó cam-
biar la educación siguiendo un ideario renovador y una metodología activa. Forma parte de la pléya-
de de innovadores españoles que, imbuidos por las ideas de la ile, propiciaron un profundo cambio
en el modelo educativo vigente y una ruptura con las prácticas didácticas tradicionales. Egresada de
la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio y con experiencia docente en el Instituto-Escuela
emprendió la tarea de enseñar, guiada por el magisterio de Manuel Bartolomé Cossío. En este trabajo
de investigación pretendemos seguir su huella durante su estancia profesional en Canarias, entre los
años 1920 y 1925, a través de su destino docente obligado en la Escuela Normal de Maestras.
Para lograr nuestro objetivo hemos utilizado el método de investigación histórico con cier-
tos límites de carácter hermenéutico y epistemológico. Rastreamos los archivos históricos de
la antigua Escuela Normal de Maestras y del Instituto de Canarias, consultando la documenta-
ción oficial que allí se custodia. También hemos empleado fuentes secundarias indagando en
bibliotecas y hemerotecas, analizando las diversas obras editadas referidas a su pensamiento y
actividad profesional, así como su relato autobiográfico Mi diario.
De los resultados obtenidos constatamos que en su magisterio fue introductora de nuevas
metodologías didácticas, desconocidas hasta aquel entonces, en la educación insular. Además
de enseñar a las aspirantes a maestras fue la primera profesora del instituto y de la Sección
Universitaria de Canarias. Conocedora de la realidad educativa buscó soluciones para sortear
dificultades didácticas y sustraer de la ignorancia a sus alumnas y alumnos en una región histó-
ricamente dominada por el caciquismo, que contaba con elevados índices de analfabetismo. La
aplicación de la renovación pedagógica la enfrentó con los usuarios de la pedagogía tradicional
que ignoraban los avances que propulsaba la escuela nueva.
Palabras clave: María Sánchez Arbós, renovación pedagógica, intervención educativa, Insti-
tución Libre de Enseñanza, maestra, escuela, alumnos, analfabetismo, caciquismo, lucha.
Abstract
María Sánchez Arbós is regarded as a progressive teacher who tried to change teaching
by following an agenda of renovation and an active methodology. She belonged to the group
of Spanish innovators who, inspired by the ideas of the Free Institution of Teaching, fostered
a profound change in the educational model of their day and broke with traditional teaching
practices. After graduating from the Advanced Teaching School and earning hands-on teaching
experience, Sánchez Arbós began the work of teaching, guided by master teacher Manuel
Bartolomé Cossío.This article follows her path during her career in the Canary Islands between
1920 and 1925, during a period of required teaching in the Standard School for Teachers.
In order to achieve our objective, we used the historic method of research with certain
hermeneutical and epistemological limitations.We consulted the historic archives of the former
Standard School for Women Teachers and the Canary Island Secondary School, checking the
official documents kept there. We also used secondary sources after conducting research in
other libraries and newspaper libraries, analyzing the various published works on Sánchez
Arbós’ thought and teaching activity and her autobiography, Mi Diario.
After reviewing the results, we found that her teaching included the introduction of
new educational methods that were previously untried in the islands. Besides teaching new
teachers, she was the first secondary school and university teacher in the Canary Islands. Since
she understood the educational reality, she sought solutions to teaching problems and worked
to lift her students from the ignorance of a region historically dominated by local political
bosses and a high illiteracy rate. Her application of educational renovation placed her in direct
opposition to the traditional methods that ignored the goals of the new school.
Introducción
Este año se cumplen 120 años del nacimiento de una de tantas figuras destacadas de
la pedagogía española que apostaba por la renovación de la enseñanza. Nos referimos
a María Sánchez Arbós (Huesca 1889-Madrid 1976), maestra y profesora normal, inves-
tigadora y una de las máximas representantes de la escuela renovada. Esta intelectual
pionera fue becaria desde 1915 a 1919 de la residencia de señoritas y alumna de
las emblemáticas María de Maeztu (Rodrigo, 2003; Fructuoso, 1999; Pérez-Villanueva,
1989)1 y María Goyri. Alumna de la octava promoción de la Escuela de Estudios Supe-
riores del Magisterio, (1916-1919) cursó a la vez la Licenciatura en Filosofía y Letras.
A su paso por diferentes aulas en distintos centros y niveles educativos dejó una hue-
lla imborrable. Acometió su tarea enseñando a las nuevas generaciones conjugando
sus ideales en la práctica docente, guiada por la formación recibida en el ambiente de
la ile, por Manuel Bartolomé Cossío a quién consideraba su maestro consultor2 y su ex-
periencia en el Instituto-Escuela. Fue una profesional con vocación docente, maestra
convencida que enseñó a enseñar, y así lo dejó patente como profesora en las Escuelas
Normales de La Laguna (1920-1925) y de Huesca (1926-1930). Reveló su sensibilidad
por la educación de la infancia en una escuela activa, de ahí su propósito de formar
maestras empleando metodologías avanzadas para aquellos momentos. Sin embargo,
insatisfecha como profesora de magisterio, anhelaba el regreso a la escuela primaria.
Por ello dejó su puesto docente en la Escuela Normal de Huesca para incorporarse al
grupo escolar Menéndez Pelayo de Madrid (1930) y, posteriormente, en 1932, al grupo
escolar Francisco Giner como directora, donde permaneció hasta 1936.
María de Maeztu (Vitoria/España 1882-Mar del Plata/Argentina 1948) fue impulsora de la educación femenina y figura
(1)
representativa en la cultura española. Pensionada por el Gobierno español para ampliar sus estudios en el extranjero
y conocer nuevos métodos pedagógicos. Fundadora y Directora de la Residencia de Señoritas (1915) en Madrid y del
Instituto Escuela de Segunda Enseñanza en 1918, donde puso en práctica todas sus ideas pedagógicas. Mujer de gran
talento y erudición, fue embajadora internacional impartiendo conferencias en universidades europeas y americanas.
Representó a España en el Primer Congreso de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias celebrado
en Londres y en el Congreso de Educación Mundial realizado en San Francisco (California, 1923). Presidenta del
Lyceum Club Femenino (fundado en Madrid en 1926), un centro cultural que funcionaba al estilo europeo donde se
organizaba cursillos, conferencias, conciertos, exposiciones, a cargo de intelectuales, científicos y artistas nacionales
y extranjeros. La guerra civil española la empujó al exilio. Emigró en 1937 a Buenos Aires, donde fijó su residencia y
obtuvo en la universidad la cátedra de Historia de la Educación que mantuvo hasta producirse su óbito.
(2)
En 1935, al conocer la noticia del fallecimiento de Manuel Bartolomé Cossío, escribió: «Vengo a la escuela triste
de verdad. Mañana se abrirá a los niños sin la sombra protectora del señor Cossío que se nos fue el día 1. Conocía
la escuela porque yo se la había descrito tantas veces... ¡Cuánto hemos discutido sobre ella! “Quite usted, María,
todo lo que sobre –me decía–; no se preocupe usted de que sobre más que alma”.Y yo lo tomaba con tanto ahín-
co que llegaba él a regañarme amorosamente cuando veía que me excedía en mi afán. Más de una vez he ido a
él desconsolada y débil, y siempre he hallado ánimo en sus palabras.“No se desconsuele, María; usted conseguirá
cuanto se proponga”. ¡Qué ganas de llorar he sentido hoy al entrar en la escuela! He recordado una vez más el
valor inestimable que para mí tenía su sola sombra, dentro y fuera de la escuela».
Tras la rebelión militar de julio de 1936 y la Guerra Civil varió el rumbo de su vida.
María Sánchez Arbós fue denunciada y acusada de «descristianizar las escuelas» y por
tal motivo resultó sancionada. De septiembre a diciembre de 1939 estuvo presa en la
cárcel de Ventas (Madrid). Absuelta de los cargos que se le imputaban fue expulsada
del magisterio. No pudo ejercer la docencia en colegios, pero se ganó el sustento dia-
rio dando clases particulares. De poco sirvieron sus aciertos pedagógicos, su interés
por la educación y su empeño docente. Nada de su magisterio contaba, solo su posible
«deslealtad» al nacionalcatolicismo. Pasado el tiempo fue rehabilitada (1952) y tomó
posesión de maestra en Daganzo (Madrid). Más tarde pasó a la escuela preparatoria
del instituto madrileño Isabel la Católica, centro donde se jubiló en 1959.
Varios trabajos suyos, publicados en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza y
en la Revista de Pedagogía y la Escuela Moderna, constituyen una serie de colaboraciones
testigo de su pensamiento educativo. En la última década se han reeditado diversos escri-
tos suyos (Sánchez, 2007) y se ha reconocido su labor y su significado para la renovación
educativa, de modo que su persona ha llegado a ser un referente en la praxis. Además,
como universitaria también allanó el camino para que otras mujeres de generaciones pos-
teriores estudiaran.
En este trabajo de investigación pretendemos seguir la estela de María Sánchez Arbós en
Canarias. Nuestro objetivo es analizar y describir su actividad durante su estancia profesional
en La Laguna (Tenerife). Este destino obligado la mantuvo, durante un quinquenio, alejada
del Instituto-Escuela y de las principales figuras que patrocinaron la renovación pedagógica
española, con las que mantenía fuertes vínculos. Para lograr nuestro propósito utilizamos el
método científico de investigación histórica, aunque reconocemos ciertas dificultades para
el desarrollo de la investigación, sobre todo, en lo concerniente a las fuentes y a la metodo-
logía. El método de análisis presta atención a la perspectiva histórico-educativa, si bien no
ignoramos nuestros límites de carácter hermenéutico y epistemológico. Hemos indagado en
los documentos que se custodian en los archivos de la antigua Escuela Normal de Maestras y
del Instituto de Canarias.También hemos empleado fuentes secundarias, como una serie de
datos bibliográficos y diversas obras editadas referidas a su pensamiento y actividad profe-
sional. Sin embargo, han resultado de incuestionable valía las impresiones que María Sánchez
Arbós recogió en su cuaderno de notas titulado Mi diario, que publicó en México en 1961 y
reeditado, posteriormente, en España en 2000 y 20063, que recogen sus vivencias en las aulas
En el Prólogo, Elvira Ontañón (2006), su hija, escribe: «Mi diario no es una publicación directa del testimonio
(3)
siempre interesante que representan unas notas coleccionadas a lo largo de muchos años de ejercicio del magis-
terio, sino que es una selección relativamente breve y recortada de esas notas, realizada libremente por su autora».
que transitó, anotaciones en suma que forman parte de su memoria autobiográfica como
docente4. En este caso nos ceñimos al análisis del lustro (1920-1925), segmento temporal
donde registra su impronta docente y sus observaciones sobre la educación insular. Sus re-
flexiones suministran valiosos datos sobre su pensamiento, su formación y expectativas.Tan-
to sus estrategias para poner en práctica innovaciones didácticas como sus apreciaciones
sobre el alumnado y el centro sirven de denuncia de la situación educativa del archipiélago
canario. Mi diario es un testimonio fundamental para el conocimiento de la realidad educa-
tiva, si bien consideramos que su brevedad y fragmentación5 han impedido que contáramos
con una óptica y perspectiva más amplia. La profesora Sánchez Arbós omitió especialmente
aquellas situaciones que fueron particularmente complejas y/o complicadas, tal vez unos
pasajes que ella prefirió borrar de la memoria.
(4)
También ha expresado Elvira Ontañón (2006): «Mi madre llevó un diario desde 1918 a 1959, y allí consignó sus
ideales pedagógicos».
(5)
Los saltos de fechas y la reducción de notas son más evidentes en los dos últimos años de su estancia. Las notas
sobre su permanencia en La Laguna se reducen a los días: 29 de septiembre y 18 de diciembre de 1920; 20 de
mayo, 20 de junio y 5 de diciembre de 1921; 17 de marzo, 30 de mayo, 9 de octubre de 1922; 14 de febrero, 24
de mayo, 3 de octubre, 16 de diciembre de 1923; 2 de octubre y 15 de diciembre de 1924; 26 de mayo y 25 de
septiembre de 1925.
(6)
Parafraseando al profesor Viñao Frago (2007, p. 28): «El Instituto-Escuela madrileño fue creado bajo la dependen-
cia de la jae, con el “carácter de ensayo pedagógico”... para experimentar nuevos métodos de investigación... para
experimentar nuevos sistemas prácticos para la formación del personal docente... Fue, pues, una combinación
de centro docente, escuela modelo y seminario pedagógico o centro de formación de profesores».
(7)
Según escribe Víctor Juan Borroy (2006): «Llegó a la isla a finales de septiembre sin ningún entusiasmo, conven-
cida de que había dejado un apasionante trabajo pendiente en el Instituto-Escuela».
Parece que intuía las dificultades materiales que subyugaban a este centro, mucho
más acusadas en la normal insular que en otras de la geografía española. Maestra «con-
vencida», desde el momento que conoció este destino, no le hizo «ninguna ilusión»10,
más bien le incomodó (Sánchez, 2006, p. 86). A los pocos días de llegar a La Laguna,
(8)
Su testimonio era bastante elocuente y manifestaba que en «la Institución aprendí más que enseñé dando clases
desde párvulos hasta mayores; asistí a las colonias infantiles en verano y me vi siempre rodeada de sinceridad y
de ánimos para la lucha.Aún me parece oír la dulcísima voz del señor Cossío, diciéndome:“Alma, alma, María”, en
los momentos de desánimo de mi trabajo». Cfr. por Juan Borroy y Viñao Frago (2006) en Introducción, p. 46.
(9)
aemll (Archivo de la Escuela de Magisterio de La Laguna). Libro de Actas de Toma de Posesión. Tomo 2º, pp. 103-
104. Copia de la Certificación del Acta de Toma de Posesión de la Profesora Numeraria de Historia de la Escuela
Normal de Maestras de La Laguna, por Real Orden de 20 de Mayo de 1920.Tomó posesión en la Escuela de Estu-
dios Superiores del Magisterio con fecha 25 de junio de 1920. Escrito asentado el 13 de julio de 1920.
(10)
El 20 de mayo de 1920 al enterarse del destino asignado escribió: «Acaban de darme la noticia desde la Escuela
Superior de que he sido nombrada profesora de Historia en la Escuela Normal de La Laguna (Tenerife). No me ha
producido ninguna ilusión. He vuelto a la clase como avergonzada de cambiar mi labor».
Han sido nombradas en años anteriores muchas profesoras que no han apare-
cido, y otras que no han traído grandes deseos de sacrificio, sin los cuales no se
pueden salvar tantas dificultades como esta labor ofrece (Sánchez, 2006, p. 88).
(11)
aemll. Libro de Actas de Claustro de la Escuela Normal de Maestras de Canarias (1918-1927). Sesión extraordinaria
del día 5 de octubre de 1920, p. 78. El acta recogió la opinión de la directora de la Normal, Elpidia Rodríguez
González: «Antes de comenzar a tratar los asuntos del día la Sra. Directora hace saber su inmensa satisfacción al
ver completo el Claustro, por primera vez en los diez años que tiene a su cargo la dirección de este Centro, y
al mismo tiempo dirige un cariñoso saludo en nombre del Profesorado y en el de ella propio... a la Sra. Dª María
Sánchez nueva compañera de quién se tienen las mejores referencias».
(12)
Los problemas de la enseñanza en Canarias se venían poniendo de manifiesto desde distintos sectores, como
testimonian los escritos en la prensa. Se insistía en la importancia de mejorar las retribuciones a los maestros y
profesores para que de algún modo vieran compensado su esfuerzo al trasladarse al Archipiélago. Al respecto,
en el artículo «La Instrucción pública en Canarias», publicado en la Bandera Federal (Madrid), y reproducido
por el periódico, editado en La Laguna (Tenerife), La Información nº 1790 el 18 de enero de 1918, apuntaba:
«Para estimular al profesorado a que concurran y vayan a esos centros de enseñanza debe concedérsele idén-
tica bonificación a la que disfrutan los militares, modo de compensarles de las molestias que les proporciona
el ausentarse de la Península... Mientras los diputados y senadores canarios no consigan esto, el problema pe-
dagógico de aquel Archipiélago no tendrá solución». Sin embargo, la gratificación por residencia y el coste del
viaje por traslado desde la Península a Canarias, con cargo a los fondos del Ministerio de Instrucción Pública
y Bellas Artes, no se alcanzó hasta 1931 (Decreto de 27 de mayo de 1931).
(13)
Anotación correspondiente al 26 de mayo de 1925, como refleja su diario.
Debería formarse personal apto entre los maestros que aquí han nacido y aquí
conviven con sus familiares. Los que no tenemos aquí más raíces que la del des-
tino, no sabemos mantener un entusiasmo que ni es pagado, ni es reconocido.
Los problemas familiares nos preocupan, y desde aquí no podemos resolverlos.
Son problemas de cariño y de ayuda que requieren más comunicaciones de las
que aquí tenemos: un correo semanal.Viajar a la Península resulta muy costoso:
en cuatro años, solo he ido una vez a Madrid, haciendo un gran esfuerzo eco-
nómico (Sánchez, 2006, p. 100).
Una profesional que se mostró como una persona hogareña y preocupada por los
suyos, en un intento de conciliación, compatibilizaba su vida familiar con la laboral14.
Desde el 2 de octubre de 1920 que comenzaron las clases, no había faltado hasta el 3 de diciembre, el 4 había
(14)
nacido su hija y el 18 de diciembre acude a despedir el trimestre. De manera evidente reflejaba la importancia
concedida a la familia y así lo manifestaba en su diario: «Tengo dos horas de clase y he tomado las dos primeras
de la mañana. Durante esas dos horas, dejo al cuidado de mi esposo a nuestra hijita querida. Tengo pues tiempo
suficiente para atender mi casa y preparar mi clase». Posteriormente, el 24 de febrero de 1924, consignó otra
referencia familiar: «Estamos de nuevo en La Laguna y tenemos otro hijo que ha nacido mientras tenían lugar las
oposiciones; mis compañeras querían llamarlo Juan Jacobo... No se puede bromear con los niños».
(15)
Sobre dicha permuta decía lo siguiente: «Explicar Historia no me gusta, porque no he investigado nada ni sé gran
cosa».
plan podamos el próximo curso hacer mejor labor y contribuir como debemos
a la formación de una escuela primaria aneja, donde las alumnas normalistas
hagan prácticas y aprendan a estar con los niños. Es lo mismo que si enseñá-
ramos el oficio de modista sin telas ni costuras, diseñando los dibujos en el
espacio (Sánchez, 2006, pp. 90-91).
Educadas para el hogar desde la cuna, accedían a las Escuelas Normales, uno de los
pocos centros de formación, para mejorar su instrucción y elevar su nivel de conoci-
mientos, no para alcanzar un destino laboral.
Sánchez Arbós afrontó con rigor la formación inicial de las maestras. En su actividad docen-
te dio una orientación pedagógica profesional, anticipándose en cierta medida al plan de
estudios que estableció el gobierno republicano. La aplicación práctica de la metodología
constituyó uno de los exponentes de su interés y sus inquietudes por «enseñar a enseñar».
Para sus clases prácticas llevaba a niñas al aula o bien trasladaba a las alumnas a conocer
las escuelas de la isla. En una visita al Puerto de la Cruz pudo comprobar que una escuela
habilitada para los hijos de los obreros –auspiciada por los empresarios– estaba mejor
organizada y contaba con mejor material didáctico que las escuelas públicas de La Laguna.
Además puso a las alumnas en contacto con la literatura pedagógica que circulaba
y bullía en las mentes más avanzadas y comprometidas con el saber pedagógico. Reco-
mendaba la lectura de la Revista de Pedagogía, que enriquecía y nutría las formas de
enseñar a la vez que informaba de diversas corrientes de pensamiento: «La lectura dará
paso al pensamiento, y así surgirán las ideas que yo trato de sembrar en estas cabezas
tan faltas de contenido». Observaba en el transcurso del tiempo que progresaban y
parecía «que les va costando menos aprender a pensar» (Sánchez, 2006, p. 94).
Las publicaciones de Pedagogía eran como un sello de identidad que la inspiraban con
viveza. Las propuestas hechas por diversos pedagogos europeos y americanos le sugerían
y transmitían ideas más sofisticadas y le ponían de plena actualidad. Consciente de las
limitaciones apostillaba: «¡Qué lejos estamos de poder utilizarlas!». Sin embargo, siempre
se mostraba dispuesta a aprender, a indagar en la práctica docente para rentabilizar los
conocimientos adquiridos transmitiéndolos a las alumnas. Esta preocupación la llevó al
extremo de presentarse a oposiciones de Pedagogía y su Historia para cubrir la plaza en
Barcelona, con el objeto de aprender cómo se hallaba estructurada esta materia en otros
centros. Expresaba que su preparación no era buena: «pero aprenderé muchas cosas que
no sé»; y podía concurrir sin que apenas entorpeciera el año académico.
Criticaba el abuso de los libros de texto porque encorsetaba el proceso enseñanza-
aprendizaje.Aplicaba diferentes modelos metodológicos para ejecutar el programa de
Lo mismo en las niñas que en las mayores hay que fomentar el interés y cam-
biar de métodos y procedimientos, para convencerlas de que con una buena
dosis de voluntad se salvan todas las dificultades (Sánchez, 2006, p. 95).
aemll. Libro de Actas de Claustro de la Escuela Normal de Maestras de Canarias (1918-1927). Sesión del 12 de
(16)
mayo de 1923. Solicitó que «dadas sus muchas ocupaciones, el formar parte de los menos (tribunales) posibles.
La directora le contestó que “enterada de esta justa causa se ha adelantado a sus deseos”».
(17)
aemll. Libro de Actas de Claustro de la Escuela Normal de Maestras de Canarias (1918-1927). Por ejemplo, suplió
a la directora del 1 al 15 de julio de 1922, actuando como directora accidental.
(18)
aemll. Libro de Actas de Claustro de la Escuela Normal de Maestras de Canarias (1918-1927). Claustro del 24 de
septiembre de 1923. La Directora le agradece su gestión al frente de la secretaría durante el verano, y el claustro
le concede «voto de gracias». Por renuncia de la secretaria Dª Elena Mackay el claustro le ofreció el cargo, y ella
acepta agradecida la distinción. Libro de Actas de Toma de Posesiones y Ceses. Nombrada Secretaria por r.o. de
27 de noviembre de 1923. Desempeñaba el cargo de secretaria accidental desde el 30 de julio de ese mismo año.
En los cinco años académicos que María Sánchez Arbós permaneció en La Laguna
se significa poco. Su tarea fue más bien silenciosa, de manera que desconocemos su
actitud ante el centro, aunque sí contamos con una memoria escueta de su actividad,
tal como hemos apuntado en líneas anteriores. En ella describió algunos aspectos de su
tarea docente. En las reuniones del profesorado, por lo general, no realizaba propuestas
ni aportaba soluciones o, en caso contrario, al menos no lo recogen las actas del claustro.
Analizando los documentos observamos que fue muy discreta en su actuación, no solía
intervenir, en pocas sesiones lo realizó y siempre con cuestiones puntuales. Por ejemplo,
podemos concretar dos acciones, una ante la petición de la Escuela de Estudios Superio-
res del Magisterio respecto a un homenaje para la profesora Concepción Saínz de Otero
y otra de la Escuela Normal de Maestras de Madrid que solicitan la vacante que en el
Consejo de Instrucción Pública había dejado Emilia Pardo Bazán para la referida profeso-
ra. Acordaron por unanimidad adherirse a las propuestas y «encargar la representación
de esta Escuela a las Profesoras de la misma D.ª M.ª Mercedes Navaz y D.ª María Sánchez
Arbós que deben hallarse en Madrid»19.
Con motivo del homenaje a la profesora Magdalena Santiago Fuentes20 «legítima gloria
del Profesorado Español», el claustro se adhiere al citado homenaje, acordando «cooperar
en la suscripción para erigir un monumento a la ilustre pensadora». La Directora consideró
conveniente realizar algún acto que «patentizara la veneración y respetuoso cariño de la
Escuela Normal de Maestras de La Laguna hacia la ilustre profesora». La profesora Sánchez
Arbós expuso que de todo era merecedora D.ª Magdalena Santiago Fuentes por la que
«sentía fervorosa admiración y gratitud inmensa» (Sánchez, 1928).Además se ofreció a dar
una «conferencia especial» a las alumnas para elogiar y dar a conocer la «asombrosa labor
educativa que ha realizado tan eximia maestra y de los méritos que tiene contraídos para
merecer la admiración del profesorado español». Con la citada profesora había mantenido
un estrecho vínculo. La había conocido en la Escuela de Estudios Superiores del Magiste-
rio (Ferrer, 1973), y fue quien la propuso para «media beca» en la Residencia de Estudiantes
y a la Junta de Ampliación de Estudios para que realizara las prácticas en el Instituto-
Escuela (Sánchez, 2006, p. 69). Sin embargo, por razones diversas no llegó a celebrarse el
proyectado homenaje, si bien María Sánchez Arbós pronunció su conferencia21 rindiendo
honor a su memoria y cumpliendo con su compromiso.
aemll. Libro de Actas de Claustro de la Escuela Normal de Maestras de Canarias (1918-1927). Claustro extraordi-
(19)
María Sánchez Arbós también desempeñó entre 1922 y 1924 tareas docentes en el Ins-
tituto de Bachillerato de La Laguna, que en la actualidad lleva el nombre de Instituto
Canarias Cabrera Pinto (vv.aa. 2006). Según la documentación que obra en el archivo
histórico del centro, solicitó la plaza de profesora el 19 de diciembre de 192122 y en
1922 fue nombrada profesora ayudante interina de la Sección de Letras23. Se hizo
cargo de la docencia del profesor Antonio Zerolo Herrera (1854-1923), catedrático
de Lengua y Literatura, conocido poeta regionalista. En la Sección Universitaria24 se
ocupó, igualmente, de las materias que en el currículo de entonces se las denominaba
Letras como profesora ayudante. Impartía clases de Literatura en sesiones alternas
hasta que se incorporara el catedrático, al tiempo que decía «y no siento por ella
gran interés; no me sirve más que para conocer todos los grados de la enseñanza». Si
bien apenas tenemos datos sobre su actividad, comentó, igual que había observado en
otros niveles de enseñanza, que el nivel de los alumnos que accedían a las enseñanzas
universitarias era pésimo. Estimó que los universitarios en los exámenes no merecían
el aprobado. Aunque el Rector los había aprobado a todos, discrepaba con su criterio
en cuanto a las calificaciones: «Yo suspendería mejor al que no trabaja que al que no
sabe». La matrícula no era muy nutrida, más bien baja. Los alumnos la conocían por los
vínculos familiares que tenían con los alumnos del Instituto y de la Normal que habían
estudiado con la profesora.
Como docente era reconocida su competencia y capacidad de oratoria. Prueba
evidente de su profesionalidad y del reconocimiento de su preparación fue la invita-
ción que recibió para participar en actividades de extensión cultural. En 1923 parti-
cipó en el ciclo de conferencias que se organizó en la Sección de Estudios Universi-
tarios. Abrió el ciclo y pronunció la conferencia inaugural. No obstante, pensaba que
a tiempo por «haberse reunido días festivos», luego rogó a la Sra. Sánchez Arbós celebrarlo otro día y no aceptó.
Se acuerda se «anote en acta el sentimiento del claustro por no haberse verificado y también por no haber oído
la conferencia ofrecida por la Sra. Arbós». Se dio la circunstancia que la Profesora Sánchez Arbós no asistió a esta
reunión, motivo por el cual no consta su respuesta.
(22)
ahic. (Archivo Histórico del Instituto de Canarias). Caja 47. Instancia dirigida al Director del Instituto de La Lagu-
na. También figura la solicitud de profesor ayudante de su marido, Manuel Ontañón y Valiente, con fecha 24 de
abril de 1922.
(23)
ahic. Caja 146. Nombramiento de Ayudante Interina de la Sección de Letras. Libro de Actas de Toma de Posesión.
La Laguna de Tenerife, 1 de febrero de 1922, p. 67.
(24)
La Sección Universitaria había comenzado a funcionar en el curso 1912-13. El Distrito universitario se creó por
Real Decreto de 21 de septiembre de 1927 (artículo 7), el mismo que dividió en dos provincias (Santa Cruz de
Tenerife y Las Palmas) el territorio del Archipiélago Canario. Publicado en el Boletín Oficial de Canarias, nº 114,
de 23 de septiembre de 1927.
había sido «por galantería». Sea como fuere, contó con una concurrencia importante
de público, especialmente de alumnado de los distintos centros educativos, que ella
interpretó como «una demostración de cariño». Su intervención, sin embargo, resultó
muy elogiada. Disertó sobre «El valor de la leyenda en nuestra Literatura». Para su pre-
paración aprovechó las notas sobre el «Romancero» que había trabajado en Madrid
con su «mejor» maestra, María Goyri. Recogió al final de la exposición algún romance
propio de las Islas con la ayuda de los oyentes.
En lo que respecta a sus enseñanzas en el instituto, comenzó sustituyendo al profe-
sor de Literatura en las clases de 4º y 5º de Bachillerato. En ambos cursos se quedó per-
pleja de las insuficiencias educativas y anotó que los alumnos tenían un nivel muy bajo
(Sánchez, 2006, pp. 91-92). No alcanzaban siquiera los conocimientos de la enseñanza
primaria y, dado lo extenso del temario, tenían que aprender las lecciones de memoria25.
El aprendizaje memorístico poco aportaba a su formación y la didáctica empleada solo
medía los conocimientos almacenados. Se evaluaba la repetición de contenidos y la
capacidad de raciocinio ni se valoraba. Con una dimensión más amplia de la cultura
escolar y consciente de la precaria preparación de los bachilleres laguneros exclamó:
¡Lástima de chicos que terminarán su bachillerato sin saber nada y sin ninguna pre-
paración para otra carrera o para abrirse camino en la vida! (Sánchez, 2006, p. 92).
Al respecto escribió en su diario: «La primera semana que me llevé a casa las cuartillas para corregirlas, me que-
(25)
de desconsolada. No saben leer ni escribir. Están mucho más retrasados que aquellos pequeños míos de nueve
años, y aquí sí que no cabe arreglo con programas de cien lecciones que hay que aprender durante el curso, es
imposible otra cosa que recitarlas de memoria. Deseo vivamente el restablecimiento del profesor para librarme
de la tortura de estas clases. Ni aun explicando lección todos los días he podido terminar el programa. Como en
justicia tendría que suspender a todos los alumnos y no puede ser, he rogado al Director que él examine y tome
la responsabilidad de aprobarlos o suspenderlos».
(26)
ahic. Libro de Minutas Año 1924. Oficio nº 38, 2 de febrero de 1924. «Sra. D.ª María Sánchez Arbós. Habiendo
desaparecido las causas que obligaron a esta Dirección a prorrogar las funciones de los Ayudantes interinos, que,
de derecho debieron terminar al finalizar el curso pasado, y no figurando V. en la nueva propuesta del Claustro,
he resuelto que cese con esta fecha en el cargo de Ayudante interino de la Sección de Letras de este Instituto
que venía desempeñando. Lo que comunico a V. para su conocimiento y efectos». Nº 39, 2 de febrero de 1924. Sr.
Don. Manuel Ontañón y Valiente. Ídem de la Sección de Ciencias. En el Acta de Toma de Posesión figura la escueta
anotación marginal:“Cesó en 2 de febrero de 1924”».
(27)
ahic. Libro de Minutas. Nº 103. Escrito dirigido al Subsecretario de Instrucción Pública, fechado el 14 de abril
de 1924. «Debidamente informada, tengo el honor de devolver la queja elevada por Doña María Sánchez Arbós
al Excmo. Sr. Presidente del Directorio Militar contra esta Dirección, por no haber sido incluida en la propuesta
formulada por el nombramiento de Ayudantes interinos».
(28)
ahic. Libro de Minutas. Nº 103. Escrito dirigido al Subsecretario de Instrucción Pública, fechado el 14 de abril de
1924.
(29)
El Director respondió a la profesora, tachando de «venenoso escrito» y afirmando que: «El matrimonio Sánchez
Ontañón –más ella, que, por lo visto, es la que lleva la voz cantante–, representa una verdadera perturbación
para esta Casa, y todas esas circunstancias debieron influir, además, para que el Claustro no les propusiera de
nuevo, prescindiendo de sus desinteresados servicios» (sic). La fecha del cese en este centro de la profesora
María Sánchez Arbós coincide con el regreso a la isla tras el permiso obtenido para realizar oposiciones, y con el
nacimiento de su segundo hijo.
respondió alegando que tanto ella como su marido habían sido nombrados ayudan-
tes por «recomendación que recibió de Madrid», y ocasionaron problemas en la vida
académica por no cumplir con sus obligaciones docentes30 «con noción borrosa y
oscura de sus deberes profesionales» y por impartir clases particulares a los alum-
nos oficiales y pretender que fueran aprobados mediando en las calificaciones de
otros profesores. Además, según expresaba el director Cabrera Pinto, había denun-
ciado a un profesor de la Sección Universitaria para que la cátedra que aquel des-
empeñaba pasara a su marido, por esa actitud no eran estimados y se habían ganado
«el rechazo» del profesorado. Este cruce de acusaciones lo hemos conocido a través
del escrito del claustro, pues, hasta el momento de redactar estas líneas, no hemos
podido localizar el escrito de réplica de la profesora a pesar del esfuerzo en el rastreo
de la documentación. Hemos de hacer notar que una parte del archivo está aún en
proceso de catalogación. Al margen del escrito «oficial» que por el momento, como
ya dijimos, tampoco hemos podido leer, desconocemos su opinión y versión de los
hechos. Entendemos que Cabrera Pinto al expresar «la disparidad de ideas entre la
Sánchez Arbós y todo este Profesorado» se refería a las innovaciones metodológicas y
a la práctica pedagógica que, con toda probabilidad, chocaron con la enseñanza tradi-
cional. La mentada profesora respondía en su ideario profesional a los planteamientos
pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza. No en vano había trabajado en el
recién creado Instituto-Escuela, centro experimental que resultó ser «un ensayo peda-
gógico», donde se practicaba con una nueva metodología y planes de estudio y que
tenía por objetivo transformar la enseñanza oficial.
No obstante lo anterior, en aquel contexto es preciso considerar el poder de las
creencias de los profesores que habían enseñado, desde siempre, aferrados a antiguos
métodos y rutinas, impermeables a la evolución de las ideas educativas, sin introducir
métodos alternativos ni dejarse iluminar. Buena parte de los profesores no eran cons-
cientes de los nuevos estilos de enseñar. Enseñaban igual que fueron enseñados, imi-
tando a sus maestros, emulando a aquellos que consideraron sus mejores profesores.
Recelosos de modificar la enseñanza, el sector conservador experimentaba un mayor
rechazo ante el hecho de que una mujer introdujera cambios. No podemos ignorar
el contexto socio-político de España y de Canarias en la segunda década del siglo xx.
La introducción de nuevas metodologías significaba al mismo tiempo un potencial y
un desafío. Otra manera de organizar la enseñanza era al mismo tiempo romper con
aemll. Libro de Actas de Claustro de la Escuela Normal de Maestras de Canarias (1918-1927). En sesión del Claus-
(30)
(31)
aemll. Libro de Actas de Claustro de la Escuela Normal de Maestras de Canarias (1918-1927). Claustro celebrado
el 4 de abril de 1925, p. 170.
(32)
aemll. Libro de Actas de Claustro de la Escuela Normal de Maestras de Canarias (1918-1927). En sesión del Claus-
tro celebrada el 21 de marzo de 1925, p. 168.
(33)
Adolfo Cabrera Pinto, desde 1916, había renunciado a utilizar la vivienda del Director, ubicada en la calle de San
Agustín, para que se instalara en ella la Sección Universitaria. Posteriormente se colocó una lápida sobre la puerta
con la inscripción «Universidad de San Fernando». El responsable del resurgimiento de la Universidad falleció en
1926 y el Distrito Universitario de Canarias se creó por Real Decreto de 21 de septiembre de 1927.
(34)
aemll. Libro de Actas de Claustro de la Escuela Normal de Maestras de Canarias (1918-1927), pp. 174-175.
Las alumnas tienen confianza en mí; desean que las aliente y me respetan casi
demasiado. Siento temor de aclimatarme con exceso a este benigno clima de
las Islas y a este cariño que me van teniendo las alumnas. Es preferible enfren-
tarse con dificultades para que la lucha no decaiga. Donde no hay lucha no hay
victoria (Sánchez, 2006, pp. 95).
aemll. Libro de Actas de Claustro de la Escuela Normal de Maestras de Canarias (1918-1927). Sesión del claustro
(35)
En los años que vivió en La Laguna, Canarias era una región de la ultraperiferia hispa-
na, constituida por una sola provincia y dependiente del distrito universitario de Se-
villa, al carecer de universidad. La lejanía geográfica del archipiélago y la dificultad de
comunicaciones no siempre fueron barreras que impedían la penetración de nuevas
ideas y la aplicación de la renovación pedagógica.
La renovación pedagógica es un hecho controvertido, vinculado a algunos profesio-
nales de la enseñanza imbuidos por las ideas institucionistas. El trasiego de profesorado,
en su mayoría procedente de la España peninsular, favoreció la circulación de informa-
ción y permitió la llegada de nuevos planteamientos. La recepción de las corrientes
pedagógicas, las fecundas ideas de la edad de oro de la pedagogía española arribaron
a Canarias con los profesores y circularon en las aulas de las normales laguneras. Si
bien es cierto que la movilidad implicaba falta de compenetración y dedicación, supuso
en contrapartida la introducción de nuevas ideas, métodos y modos educativos, impres-
cindibles para la vida académica de los centros educativos. No obstante, subrayamos
que, el conjunto de realizaciones del movimiento más influyente en la renovación edu-
cativa contemporánea que regeneró la escuela española, la Institución Libre de Ense-
ñanza, no podía resolver exclusivamente desde su acción las limitaciones y problemas
de la educación insular, las insuficiencias y carencias educativas, ni tampoco corregir los
elevados saldos de analfabetismo del archipiélago.
El analfabetismo ha sido una de las lacras sociales de las Islas. En las primeras
décadas del siglo xx los índices de analfabetismo en Canarias prácticamente dupli-
caban la media del Estado español38. A excepción de las provincias orientales de
Andalucía, Canarias registraba los índices más altos (Suárez, 1997, p. 47), situándose
entre los más elevados del occidente europeo (Cipolla, 1969, p. 168). Si bien comen-
zaban a descender, a tenor de los porcentajes por regiones históricas y de acuerdo
con el censo de 1920, se hallaba en el 69,40%, superada únicamente por Murcia.
Hemos notado cierta discrepancia en las cifras según los registros utilizados, pues
tenemos otros datos más bajos, que indican para este mismo año que los analfabetos
se cifraban en torno al 65%.
Evidentemente la escolarización se hallaba entre los porcentajes más bajos, solo el
45%. Paulatinamente se incrementó el número de escuelas y plazas escolares. En 1924
el porcentaje de escolarización se situaba aproximadamente en un 41% y en 1926 en
un 36%. En el caso de La Laguna los censos reflejaban que en 1920 representaba un
77,8% y en 1930 el 64% de analfabetos. De modo que sorprenden los elevados saldos
de analfabetismo en la ciudad cultural por excelencia del archipiélago, sede de los
centros educativos más importantes, entiéndase escuelas de magisterio, instituto y
universidad (Quirós, 1977, p. 107)39.
La escasa inversión educativa que el gobierno español realizó en Canarias, por
desinterés y desconocimiento de esta región, implicó una serie de problemas que se
proyectaron igualmente en la escasez de profesores y unidades escolares. La deficien-
te escolarización, la carencia de centros educativos, el trabajo infantil, las diferencias
entre las zonas rurales y urbanas, los problemas de comunicaciones, la lejanía de la
metrópoli, la dejadez y abandono de la administración central por el trato neocolonial
se plasmó en las carencias de la población. A todo ello hay que añadir el desinterés
de los propios isleños abrumados por la insularidad, así como la poca iniciativa de las
autoridades locales que se conformaban con las disposiciones oficiales.
(38)
A tenor de los datos que ofrecía Lorenzo Luzuriaga, los índices de analfabetismo para 1920 eran de los más ele-
vados en la media nacional. Así, mientras la media nacional de analfabetismo era del 46,91% para los hombres y
del 57,78% para las mujeres, en Canarias ascendía al 68,78% en los hombres y del 69,91% en las mujeres. Cfr. Lo-
renzo Luzuriaga (1926). El analfabetismo en España. Madrid: Museo Pedagógico Nacional/Imprenta J. Cosano.
pp. 49 y 61. El periódico La Acción, editado en Madrid, publicó el 22 de marzo de 1917 un artículo titulado La
enseñanza y el caciquismo censurando el comportamiento de algunos funcionarios peninsulares destinados
en Canarias que se prestaban a las manipulaciones de los caciques: «un caciquismo que es vergonzoso sea allí el
que rige la enseñanza»
(39)
Francisco Quirós refiere: «Es significativo, además, el que estas tasas se den dentro de un municipio que es cabeza
de distrito universitario, lo que viene a ser un hecho más entre los que evidencian en qué medida la Universidad
sirve exclusivamente las conveniencias de una clase y carece de capacidad para modificar la realidad social».
En aquel contexto de los años veinte la educación solo estaba al alcance de los
hijos de familias de élite, ni siquiera llegaba a las capas intermedias. Las deficiencias
de la red educativa eran suplidas por la enseñanza privada, pero restringida a una mi-
noría de la población. La falta de recursos que obligaba a la incorporación temprana
al mercado laboral impedía la formación de las clases medias y clases trabajadoras,
tanto urbanas como rurales. Un retraso educativo histórico con una tardía transición
a la alfabetización, agravado por la fragmentación del territorio, las diferencias entre
islas o doble insularidad y la dicotomía entre áreas rurales y urbanas, se han resuel-
to en fechas recientes. Las transformaciones sociales acaecidas en el archipiélago en
la década de los setenta del pasado siglo han permitido el acceso de forma masiva a la
educación básica.
Bajo este panorama, no tiene por qué sorprendernos las apreciaciones de la pro-
fesora María Sánchez Arbós, que denunciaba el bajo nivel instructivo de los alumnos
de bachillerato y también de las alumnas de magisterio, mucho más notorio en la
enseñanza colegiada. Su capacidad para innovar no se truncó ante las dificultades
(Viñao, 2007, p. 37), supo sortear obstáculos, buscar soluciones y adaptarse a la rea-
lidad insular acomodando sus propuestas renovadoras. No se basaba exclusivamente
en la enseñanza unidireccional. La transferencia de conocimientos la canalizó hacia el
nuevo modelo de enseñanza. Con ella cobraron protagonismo los métodos de apren-
dizaje interactivos.
Conclusiones
Nos quedamos con estas claves de su memoria, al tiempo que ignoramos su pare-
cer, dominados por un ensordecedor silencio. Sin duda, hoy su visión nos permitiría
conocer las dos versiones, no solo la «versión oficial», toda vez que no hemos podi-
do acceder a su escrito, hecho que proporcionaría más elementos de análisis. Quizá
el deseo de borrar recuerdos negativos, poco agradables, le condujo a suprimir esas
páginas de su autobiografía profesional. Pese a lo anterior, nadie puede sustraerle el
mérito de ser la primera profesora del Instituto de Canarias y la primera profesora de
la universidad lagunera.
Podemos concluir, ante la documentación consultada, que María Sánchez Arbós
cumplió una misión educativa importante, que introdujo nuevos métodos de ense-
ñanza innovando el quehacer en las aulas. Para conseguir sus objetivos, consciente de
las limitaciones que la realidad imponía, introdujo nuevas prácticas didácticas basadas
en la enseñanza activa con variadas actividades. Una renovación pedagógica nece-
saria para transformar la sociedad que la enfrentó con los usuarios de la pedagogía
tradicional. Por ello fue duramente criticada y contó con el rechazo de los sectores
más opositores de la sociedad conservadora canaria. Un ideario renovador y una me-
todología activa que conoció su esplendor y reconocimiento durante el interregno
republicano. Esta maestra y pedagoga progresista ha pasado a la historia como una de
las impulsoras de los nuevos métodos y procedimientos educativos. Sin duda, fue una
maestra que cambió la escuela.
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Resumen
La violencia escolar no es un fenómeno nuevo, pero ha cobrado un especial interés cien-
tífico en las últimas décadas. Prueba de ello son las numerosas líneas de investigación desa-
rrolladas, tanto a nivel internacional como nacional. Estos trabajos encuentran que este es
un fenómeno universal, y que incluye diferentes tipos de manifestaciones, desde situaciones
esporádicas de violencia (física o psicológica), hasta las formas graves como el acoso escolar o
bullying. Por otra parte, estos estudios concluyen que existe una disminución de la participa-
ción en este tipo de situaciones en función de la edad. Sin embargo, a pesar de que se ha ana-
lizado un amplio rango de niveles educativos (desde Primaria hasta Secundaria Obligatoria y
Bachillerato), en muy pocas ocasiones se han incluido niveles educativos como Grado Medio o
Garantía Social, aspecto que podría matizar los resultados encontrados. Por lo tanto, el objetivo
del presente estudio es analizar las situaciones de violencia escolar, en los centros educativos
en la Comunidad de Madrid, teniendo en cuenta la variable nivel educativo. Para alcanzar este
objetivo se seleccionó una muestra representativa, mediante un diseño muestral de conglome-
rados aleatorios, utilizando como unidad de análisis el centro educativo. Los participantes del
estudio han sido 1.635 estudiantes (con edades comprendidas entre 14 y 18 años), del segundo
ciclo de Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato, Grado Medio y Garantía Social. Los
estudiantes tuvieron que rellenar un cuestionario que incluía distintas situaciones de violencia
escolar (exclusión, violencia verbal, violencia física y vandalismo), desde el punto de vista de
los tres papeles implicados (agresores, víctimas y observadores). Los resultados obtenidos re-
velaron la mayor implicación de grupos específicos, como son los alumnos de Garantía Social.
Como conclusión de este trabajo, parece que la trayectoria educativa se convierte en una varia-
ble relevante, siendo necesario incluir estos grupos de especial vulnerabilidad en los estudios
sobre violencia escolar.
Palabras clave: violencia escolar, violencia entre iguales, acoso escolar, agresión, adolescen-
tes, nivel educativo, Garantía Social.
Abstract
School violence is not a new phenomenon, but it has become a special issue in educational
research. Accordingly, different studies have recently been conducted at the international and
national levels. The results find that school violence is a universal, multidimensional problem
ranging from sporadic situations of violence (physical and psychological) to more serious
forms such as harassment and bullying. Furthermore, existing research concludes that there is a
decline in participation in school violence with age. However, despite the fact that studies have
analyzed a wide range of educational levels (from primary to compulsory and non-compulsory
secondary education), very few studies have included other educational levels, such as vocational
programmes, which could clarify the results.The purpose of this study was to analyze situations
of school violence in the educational system in Madrid, taking the variable of educational level
into account. To achieve this objective, a representative sample was selected, using a random
cluster sample design, with the secondary school as the unit of analysis. The participants were
1,635 students (aged 14-18 years) from compulsory and non-compulsory secondary education,
specific/initial training courses and vocational programmes.Students filled out a questionnaire that
included different types of violence (exclusion, verbal violence, physical violence and vandalism),
from the point of view of the three roles involved (aggressors, victims and spectators).The results
revealed that there are specific groups, such as vocational programmes, which are involved more
frequently in situations of school violence. The main conclusion of the study is that a student’s
educational path seems to be a highly relevant variable.These especially vulnerable groups need
to be included in studies of school violence.
Introducción
La violencia escolar no es un fenómeno nuevo, es tan antiguo como la propia institu-
ción educativa. Aunque sí es cierto que en los últimos años se ha generado una gran
preocupación social, como revela el impacto que ha tenido en los medios de comu-
nicación alguna de sus manifestaciones más graves (Martín Seoane, 2008). Dichos me-
dios de comunicación han hecho saltar la alarma social, centrándose en aquellos casos
de extrema gravedad, como si esta fuese la única realidad de los centros educativos.
En la presente investigación no solo nos centraremos en dichos casos de violencia
extrema entre iguales, sino en todas aquellas situaciones de violencia que se puedan
estar viviendo en un centro escolar. Como otros autores ya han planteado previamen-
te en nuestro país (Serrano e Iborra, 2005; Lucas, 2008), asumimos el sentido más
amplio que plantea la definición de violencia escolar. Para ello se seguirá la propuesta
del Center for the Prevention of School Violence (2000): «cualquier comportamiento
que viole la finalidad educativa de la escuela o el clima de respeto, o que ponga en
peligro los intentos de la escuela para verse libre de agresiones contra personas o
propiedades, drogas, armas, disrupciones y desorden».
Dentro de todas las posibles situaciones de violencia escolar (molestar en clase,
agresión hacia el profesorado, agresión de los profesores a los alumnos, vandalismo,
etc.), sobre la que más estudios se han realizado hasta el momento, tanto en nuestro
país como fuera de él, ha sido el maltrato entre iguales (Defensor del Pueblo, 2006).
Este tipo de violencia también se ha denominado maltrato por abuso de poder, o
bullying en la literatura científica internacional. Este término hace referencia al fenó-
meno del acoso entre iguales. Una de las primeras definiciones que se utilizó (Olweus,
1978) lo describe como una conducta de persecución física y/o psicológica que rea-
liza un alumno o alumna contra otro, al que elige como víctima de repetidos ataques.
Esta acción negativa e intencionada sitúa a la víctima en posiciones de las que difí-
cilmente puede salir por sus propios medios. Este comportamiento se caracterizaría
por dichos aspectos: ser negativo (dañino), intencional y repetido, a manos de uno o
más alumnos, dirigido contra otro que tiene dificultad para defenderse (Olweus, 1996,
2005). En nuestro país, al igual que la trayectoria internacional, en la mayor parte de
las investigaciones realizadas se ha evaluado el acoso entre iguales, utilizándose prin-
cipalmente el término de maltrato por abuso de poder (Del Barrio, Martín, Almeida y
Barrios, 2003, p. 10).
Respecto a los estudios llevados a cabo hasta el momento, estos se han centrado
principalmente en la incidencia de este tipo de problemas. En este sentido, se ha
tos. En primer lugar, existe un gran consenso entre los estudios previos en señalar el
riesgo superior de los chicos en la participación en este tipo de situaciones (Olweus,
1998; Whitney y Smith, 1993; Smith y Sharp, 1994; Defensor del Pueblo, 2006). Estos
no solo presentan más comportamientos violentos que las chicas, sino también un
mayor porcentaje de acuerdo con actitudes de justificación del uso de la violencia
(Díaz-Aguado et ál., 2004), lo que pone de manifiesto la necesidad de poner en mar-
cha intervenciones encaminadas a la superación de la asociación de la intolerancia y
la violencia con valores masculinos tradicionales. En segundo lugar, el estudio llevado
a cabo en Sevilla (Ortega y Lera, 2000), con alumnos de lo que sociológicamente se
consideran zonas deprimidas o marginales (como los propios investigadores lo des-
criben), obtuvo unos porcentajes de participación más elevado que en el resto de
muestras (como se ha mencionado anteriormente).
La presente investigación pretende aportar, en comparación con los estudios
realizados hasta el momento, un análisis de la incidencia de este fenómeno en la
Comunidad de Madrid, a través de una muestra representativa, profundizando en la
variable «nivel educativo». Como hipótesis 1 se plantea que los adolescentes perte-
necientes a los grupos de 3° y 4° de eso manifestarán haber vivido más situaciones
de violencia (tanto en los papeles de víctima como de agresor o espectador) que
los adolescentes de 1° y 2° de Bachillerato, y Grado Medio. Como hipótesis 2 se
espera que los adolescentes del grupo de Garantía Social manifiesten haber vivido
más situaciones de violencia en los tres papeles evaluados que el resto de los agru-
pamientos escolares.
Método
Muestra
ño, se utilizó como unidad primaria de muestreo el centro educativo, y como segunda
etapa se seleccionó, aleatoriamente, un aula de cada curso escolar (para eliminar el
efecto de centro se evaluó solo un grupo por nivel educativo de cada centro selec-
cionado). Se calculó el tamaño de la muestra en función de la población, con un error
máximo del 5% y un nivel de confianza del 95%. Para llevar a cabo dicho análisis de
conglomerados aleatorios bietápicos, proporcionales al tamaño, se utilizó como nivel
de análisis el centro educativo.
Para la realización del muestreo se establecieron los siguientes criterios de selec-
ción de centros:
El número total de sujetos participantes, una vez eliminados los cuestionarios de-
fectuosos, fue de de 1.635 adolescentes, que cursaban estudios de 2º ciclo de eso,
Bachillerato, Ciclos Formativos de Grado Medio y Garantía Social. Respecto a la repre-
sentatividad de los datos en la variable nivel educativo, género y grupo étnico, no se
consideró necesario llevar a cabo una ponderación, ya que, tomando como referencia
la distribución de estas variables en la población objeto de estudio, se observó que los
porcentajes son muy similares.
Instrumento
Procedimiento
La aplicación del cuestionario fue colectiva y tuvo una duración aproximada de 50 mi-
nutos, previa explicación de las instrucciones necesarias y del propósito del estudio,
haciendo énfasis en la confidencialidad de los datos. Una vez finalizada la evaluación,
se elaboró un informe inicial, que fue entregado en mano a cada uno de los centros
participantes. Además, en aquellos centros que lo solicitaron, se realizó una sesión con
el equipo educativo, para comentar diferentes aspectos del estudio, así como pautas
de intervención encaminadas a mejorar la convivencia y la calidad de vida de los ado-
lescentes en los centros.
Resultados
Con objeto de facilitar las comparaciones entre grupos, se realizaron análisis factoria-
les de los diferentes bloques de conductas, en relación a estas situaciones de violencia
evaluadas. Las 15 situaciones (tanto en el bloque de víctimas, como agresores y obser-
vadores) fueron sometidas a un análisis de componentes principales, seguido de rota-
ción Promax, que permite obtener factores correlacionados. Siguiendo la orientación
proporcionada tanto por el criterio de Kaiser (autovalores mayores que 1), como por
el scree test, así como por consideraciones basadas en la teoría, fueron retenidos tres
factores para el papel de víctimas (que en su conjunto explican el 63,11% de la varian-
za total), y dos factores para el papel de agresores y observadores (explican el 53,87%
y 64,53% de la varianza total, respectivamente). Para la situación de victimización se
han obtenido tres factores:
n Exclusión: formado por las situaciones me ignoran, hablan mal de mí, me re-
chazan, no me dejan participar, me insultan, y con una consistencia interna de
los elementos elevada, mostrando un alpha .82 (IC 95%: .81-.84), y unos índi-
ces de discriminación (por medio de la correlación corregida elemento-total
de la subescala) que oscilan entre .709 y .837.
n Víctimizacion de gravedad media: con los ítems me roban cosas, me esconden co-
sas, me pegan, me rompen cosas, me llaman por motes que me ofenden o ridiculi-
zan, me amenazan para meterme miedo, y con un coeficiente alpha de .8 (IC 95%:
.78-.81), oscilando los valores de los índices de discriminación entre .598 y .785.
n Víctimización de gravedad extrema: formado por las situaciones más graves,
como me obligan a hacer cosas que no quiero con amenazas, me intimidan
con frases o insultos de carácter sexual, me obligan con amenazas a situaciones
de carácter sexual y me amenazan con armas, con un coeficiente alpha de .86
(IC 95%: .85-.88), mostrando cada elemento elevados coeficientes de discrimina-
ción que oscilan entre .746 y .901.
Una vez obtenidos los factores, se observaron que las situaciones más frecuentes
de violencia escolar, tanto desde el papel de la víctima, como del agresor y el observa-
dor, son las asociadas a las situaciones de exclusión y violencia de gravedad media. Se
obtienen porcentajes menores en las formas de violencia más graves (como el abuso
sexual o las amenazas con armas), como se puede observar en las siguientes figuras,
donde se representan las puntuaciones obtenidas, en función del papel evaluado y
los factores.
Examinadas las diferencias mediante comparaciones a posteriori de las medias
de todos los grupos (mediante el estadístico de Games-Howell), se observó que las
diferencias se encontraban siempre entre los mismos grupos. Al encontrar una misma
tendencia que se repetía a lo largo de todos los resultados, y para simplificar la ex-
posición de los mismos, los cursos evaluados se han agrupado de la siguiente forma:
FIGURA I. Medias obtenidas en los factores de victimización en función del nivel educativo
Como se puede observar, los alumnos de 2° ciclo de eso y los de g. s. son los que
obtienen las puntuaciones más altas en los tres factores evaluados, no pudiendo man-
tenerse el supuesto de igualdad de varianzas para ninguno de los factores.
Los resultados que se presentan a continuación son los obtenidos en el análisis
de varianza a través de la prueba F (ya que son muy similares a los que se obtienen
a través de las pruebas robustas de Welch y Brouwn-Forsythe). Lo mismo se llevará a
cabo tanto para las situaciones ejecutadas por parte de los agresores, como para las
presenciadas por los observadores. Para las situaciones de victimización, el estadístico
de contraste F (5 y 1.616 grados de libertad) puso de relieve diferencias estadísti-
Intervalo de
Error confianza para la Games-
Situación Curso N Media DT típico media al 95% Mín. Máx. Howell
Límite Límite
inferior superior
1º Bach. (1) 238 7.62 3.51 .22 7.17 8.07 5 25
5<1,3,4,6
2º Bach. (2) 168 7.13 2.66 .20 6.73 7.54 5 21 6>2,5
Exclusión 3º eso (3) 386 8.10 3.51 .17 7.75 8.46 5 23 3>2
4º eso (4) 352 7.64 3.09 .16 7.32 7.97 5 25
G. Medio (5) 92 6.45 2.10 .21 6.04 6.89 5 15
g. s. (6) 386 8.15 4.00 .20 7.75 8.55 5 24
Total 1.622 7.75 3.43 .08 7.58 7.92 5 25
1º Bach. (1) 238 7.23 2.73 .17 6.88 7.58 6 30
3>1,2,4,5
2º Bach. (2) 168 6.73 1.67 .12 6.48 6.99 6 17 4>2
3º eso (3) 386 8.36 3.58 .18 8.00 8.72 6 29 6>1,2,5
Gravedad
media 4º eso (4) 352 7.71 2.38 .12 7.45 7.96 6 25
G. Medio (5) 92 6.89 2.48 .25 6.37 7.40 6 26
G. S. (6) 386 8.20 4.06 .20 7.79 8.60 6 30
Total 1.622 7.76 3.20 .07 7.61 7.92 6 30
1º Bach. (1) 238 4.23 1.54 .10 4.04 4.43 4 20
3>2
2º Bach. (2) 168 4.08 .33 .02 4.03 4.13 4 6 6>2, 5
3º eso (3) 386 4.45 1.89 .09 4.26 4.64 4 20 5<3
Gravedad
extrema 4º eso (4) 352 4.27 1.43 .07 4.12 4.42 4 19
G. Medio (5) 92 4.10 .49 .05 3.99 4.20 4 7
G. S. (6) 386 4.42 1.66 .08 4.26 4.59 4 20
Total 1.622 4.32 1.53 .03 4.24 4.39 4 20
FIGURA II. Medias obtenidas en los factores de agresión en función del nivel educativo
Intervalo de
Error confianza para la Games-
Situación Curso N Media DT típico media al 95% Mín. Máx. Howell
Límite Límite
inferior superior
1º Bach. (1) 238 9.89 4.54 .29 9.31 10.47 6 30
2º Bach. (2) 168 10.22 3.83 .29 9.64 10.81 6 26
3º eso (3) 386 11.38 5.50 .28 10.83 11.93 6 30
Exclusion 4º eso (4) 352 10.87 4.56 .24 10.39 11.35 6 28 3>1, 5
y gravedad 4>5
media G. Medio (5) 92 9.33 3.33 .34 8.64 10.02 6 22 6>,1 2, 5
Garantía (6) 386 11.88 5.37 .27 11.35 12.42 6 30
Total 1.622 10.93 4.93 .12 10.69 11.17 6 30
1º Bach. (1) 238 9.53 1.70 .11 9.31 9.74 9 25
2º Bach. (2) 168 9.67 1.52 .11 9.44 9.90 9 17
3º eso (3) 386 10.91 4.41 .22 10.47 11.36 9 45
3>,1 2, 5
Gravedad 4º eso (4) 352 10.37 3.63 .19 9.99 10.75 9 45 4>,1 2, 5
extrema G. Medio (5) 92 9.51 1.16 .12 9.27 9.75 9 15 6>,1 2,
4, 5
Garantía (6) 386 11.71 4.86 .24 11.22 12.20 9 37
Total 1.622 10.57 3.80 .09 10.39 10.76 9 45
Intervalo de
Error Games-
Situación Curso N Media DT confianza para la Mín. Máx.
típico Howell
media al 95%
Límite Límite
inferior superior
1º Bach. (1) 238 13.84 6.47 .41 13.01 14.67 7 35
2º Bach. (2) 168 14.34 6.78 .52 13.30 15.37 7 35
3º eso (3) 386 17.43 8.56 .43 16.58 18.29 7 35
4º eso (4) 352 15.31 7.67 .40 14.50 16.11 7 35
Exclus. y G. Medio (5) 92 13.10 6.50 .67 11.75 14.45 7 29 3>1, 2, 4,
gravedad 5, 6
media Garantía (6) 386 15.21 8.06 .41 14.40 16.02 7 35
Total 1.622 15.35 7.78 .19 14.97 15.73 7 35
1º Bach. (1) 238 9.49 3.63 .23 9.02 9.95 8 30.
2º Bach. (2) 168 9.45 3.76 .29 8.87 10.02 8 33
3>1, 2, 4, 5
3º eso (3) 386 12.08 6.58 .33 11.37 12.69 8 40 4>1, 2, 5
4º eso (4) 352 10.76 5.18 .27 10.21 11.30 8 40 6>1, 2, 5
Gravedad
extrema G. Medio (5) 92 9.36 3.49 .36 8.64 10.09 8 32
Garantía (6) 386 11.46 5.80 .29 10.88 12.04 8 40
Total 1.622 10.83 5.40 .13 10.56 11.09 8 40
Conclusiones
ciones que se producen con mayor frecuencia son las de exclusión, violencia verbal, y
contra las propiedades. Aunque obtienen puntuaciones menores, resultan preocupan-
tes los porcentajes de adolescentes que declaran sufrir las formas de violencia más
graves (como el abuso sexual o las amenazas con armas). Este patrón, que se repite
en los tres papeles evaluados, podría estar relacionado con una posible escalada de la
violencia (comenzando con motes para ir pasando lentamente a actos más graves como
el aislamiento, el rechazo, hasta la agresión física), y suele ir asociada con la incapacidad
de la víctima para salir de dicha situación (Ortega, 2000).
Respecto a los resultados obtenidos en función del nivel educativo, parece que
las situaciones de violencia se presentan con mayor frecuencia en los alumnos del
segundo ciclo de Secundaria Obligatoria y Garantía Social, en comparación con los
de Bachillerato y Grado Medio. Las puntuaciones superiores en los alumnos de 3º y
4º de eso estarían reflejando la necesidad de concentrar las intervenciones de pre-
vención de la violencia lo antes posible, en la línea de lo encontrado previamente
(Olweus, 1993; Smith y Sharp, 1994).
Por otro lado, los resultados ponen de manifiesto que los adolescentes de Garan-
tía Social manifiestan haber vivido y presenciado más situaciones de violencia que
los adolescentes de Secundaria no obligatoria (Bachillerato y Grado Medio), tanto en
el papel de víctima, como de agresor y observador. Estos resultados son de especial
relevancia si tenemos en cuenta que los alumnos de estos tres niveles educativos se
encuentran dentro del mismo rango de edad (entre 16 y 18 años). Una de las conclu-
siones más importantes del presente estudio sería la necesidad de matizar la afirma-
ción de que la participación en situaciones de violencia escolar decrece con la edad.
En este sentido, la variable «trayectoria educativa» se convierte en un aspecto de gran
relevancia. Los datos obtenidos nos permiten concluir que esa disminución probable-
mente se haya debido a la no inclusión de grupos de riesgo. Como habían planteado
Sullivan, Cleary y Sullivan (2005), basándose en su experiencia aunque no en datos
objetivos (como los propios autores explican), lo que puede estar ocurriendo es que
los estudiantes de riesgo abandonen los estudios y, probablemente contribuyan, a tra-
vés de su ausencia, a la reducción del acoso escolar en los últimos años de la escuela
secundaria.
Otros estudios previos, centrados en el análisis en profundidad de las características de
estos alumnos de Garantía Social, han señalado la situación de vulnerabilidad de este gru-
po, y la necesidad de diseñar intervenciones específicas (Martín Seoane, Pulido y Vera, en
prensa). Se han encontrado relaciones con variables de riesgo en diversos contextos, inclu-
yendo el familiar, como el bajo nivel de estudios de los padres, falta de poder de referencia,
estilos educativos coercitivos y contradictorios, entre otros (Pulido, 2006); la mayor orien-
tación al riesgo (Martín Seoane, 2003); y, finalmente, el mayor porcentaje de acuerdo con
actitudes sexistas, intolerantes y de justificación de la violencia (Martín Seoane, Pulido y
Vera, 2004). Probablemente la situación de exclusión vivida les haga especialmente vul-
nerables al desarrollo de comportamientos de riesgo, para manejar los problemas que se
les plantean. Las investigaciones con poblaciones en situación de riesgo encuentran que
estas formas de afrontamiento se aprenden en el entorno familiar (Hien y Miele, 2003), y
se relacionan especialmente con la motivación de eficacia (Taylor, 2002).
Es especialmente importante la necesidad de ayudar a estos jóvenes a afrontar
adecuadamente las dificultades que se les plantean, proporcionándoles experiencias de
control y autoeficacia en la solución de dichas dificultades, aspectos estrechamente re-
lacionados con el concepto de empowerment. Por otro lado, otros estudios previos han
señalado la posibilidad de que se estén dando dificultades cognitivas en la comprensión
de las diferencias sociales, así como la existencia de elevados niveles de incertidumbre
sobre la propia identidad, y una alta activación emocional, problemas que pueden tener
su origen en las frecuentes situaciones de indefensión y exclusión que han vivido (Díaz-
Aguado et ál., 2004).
De todo lo expuesto se derivan dos importantes conclusiones:
Respecto a las aportaciones del presente estudio hay que mencionar las siguientes.
En relación a lo novedoso, es importante el haber incluido niveles educativos que ape-
nas se habían evaluado hasta el momento (como son Grado Medio y Garantía Social).
Es especialmente interesante incluir este tipo de grupos en el estudio de este fenóme-
no, a pesar de lo costoso que puede llegar a ser el acceso a dichos alumnos. Por otro
lado, el hecho de haber obtenido una muestra representativa permite la posibilidad de
generalizar los resultados obtenidos.
De cara a la realización de futuras investigaciones, en los últimos años se está
poniendo de manifiesto la necesidad de incluir aspectos como: evaluar otros tipos de
comportamiento violento, como sería el ciberbullying (Keith y Martin, 2005; Ortega,
Calmaestra y Merchán, 2008); las situaciones de violencia profesor-alumno (Khoury-
Kassabri,Astor y Benbenishty, 2009); así como profundizar en las variables que puedan
estar mediando en la situación de especial vulnerabilidad de los grupos de garantía
social u otros grupos señalados en estudios previos como los varones (Martín Seoane,
Pulido y Vera, 2003; Del Barrio, Martín, Montero, Gutiérrez, y Fernández, 2003), o los
alumnos percibidos como distintos a la norma dominante, como por su orientación
sexual minoritaria (Blaya, Debarbieux y Lucas, 2007).
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Resumen
En el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (eees) se incluye el desarrollo de
competencias transversales, de formación disciplinar y profesional desde diseños abiertos. Por
ello, la finalidad principal de este trabajo es conocer la percepción que tienen los estudiantes
de las carreras de educación, como agentes implicados en la configuración del eees, sobre la
tipología de competencias que han de desarrollar para la utilización de las herramientas de
Internet en el ámbito profesional. El trabajo presentado se encuadra en el enfoque naturalista a
través de la técnica del grupo de discusión. Desde este enfoque, se ha enfatizado la importancia
dada a las aportaciones de los participantes, las evidencias obtenidas y la tipología de análisis
de contenido aplicado. En el estudio han participado 53 personas a través de 11 grupos de
discusión, desarrollando el debate e indagando sobre los tópicos centrales de la investigación
abordada.
Como hallazgos hay que destacar que las principales herramientas de Internet aplicadas a
la educación (páginas web, p2p, e-mail, foros, chat/messenger, videoconferencia/voip, edublog
y webquest) requieren del dominio de competencias básicas de tipo informático y de un desa-
rrollo especializado en función de la aplicación virtual, así como de otras habilidades y conoci-
mientos propios de este escenario y del ámbito profesional. La competencia comunicativa se
considera como fundamental para la utilización de las herramientas de Internet, así como la de
organización y planificación, con el objeto de poder realizar la interpretación de significados y
el intercambio entre los usuarios. Es en este escenario en el que existe una elevada exigencia
para desarrollar la competencia tecnológica con los estudiantes de las titulaciones de educa-
ción, de la que estos son conscientes, cuando las tic están llamadas a protagonizar un papel
primordial como medios de aprendizaje y como recursos valiosos para el ejercicio profesional.
Abstract
The European Higher Education Area framework includes the development of transversal
competences, competences for learning a discipline and professional competences in open
designs. The main purpose of this paper is to ascertain how university students of education,
as parties involved in the configuration of the EHEA, perceive the types of competences they
must develop in order to use Internet tools in their career.The paper is based on a naturalistic
approach using the discussion group. This approach is used to emphasize the importance as-
signed to the participants’ contributions, the evidence found and the type of content analysis
applied.The study involved 53 people in 11 discussion groups that discussed and inquired into
the central research issues.
The leading findings are that the main Internet tools for education (web pages, P2P, e-
mail, forums, chat/IM, video conferencing/VoIP, Edublog and WebQuest) require basic compu-
ter science competences and some specialization in virtual tools, as well as other skills and
knowledge related to the Internet setting and the career field. Communicative competence is
seen as fundamental for using Internet tools, as is competence in organization and planning, in
order to interpret meanings and user exchanges. Information and communication technologies
have a special starring role as the primary means for learning and as valuable resources later
in the workplace.This is the setting, where students seeking education degrees have to meet a
high demand for technological competence, and they know it.
Introducción
En la sociedad actual, se han creado nuevas expectativas en la educación asociadas al
potencial de las Nuevas Tecnologías (nntt). En este sentido, la enseñanza universitaria
está afrontando un importante cambio. De hecho, la Declaración de Bolonia, centrada
en la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior (eees), incide en la
incorporación de modelos de formación orientados también hacia el dominio de la
competencia tecnológica. Asimismo, resalta la importancia de focalizar la formación
en el aprendizaje del alumnado como sujeto activo a través del desarrollo de un mo-
delo de enseñanza basado en el diseño de competencias.
Sobre el término competencia existen multitud de definiciones y, aunque no es
muestro propósito extendernos en este aspecto, revisaremos algunas de las mismas
para ubicar el tema.
Stephenson y Yorke (1998) entienden la competencia como la capacidad para
integrar conocimientos, habilidades, cualidades personales y comprensión de forma
efectiva tanto en situaciones familiares como en circunstancias nuevas y cambiantes.
Entendemos que esta concepción conlleva un grado de complejidad elevado, ya que
hace referencia a la posibilidad de resolución tanto en situaciones similares como
novedosas. Lasnier (2000) concibe la competencia como la capacidad del «saber ha-
cer» resultante de la integración de distintas habilidades (cognitivas, afectivas, psico-
motoras y sociales) y de conocimientos declarativos, utilizados oportunamente para
resolver situaciones con elementos en común.
Nosotros sostenemos que la competencia es la capacidad que se adquiere a través
del aprendizaje y de la experiencia (marcada por rasgos de personalidad y del entor-
no) y que, combinando armónica y dinámicamente un conjunto de conocimientos,
habilidades, destrezas, valores, actitudes y emociones, permite afrontar y resolver con
éxito distintas situaciones o acciones contextualizadas por analogía o descubrimiento.
El informe de Delors (1996) recoge una caracterización sobre los diferentes tipos
de competencias desarrolladas en la educación a través de cuatro pilares: aprender a
conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser; valorizando así la
realización de la persona a partir de la integración oportuna del desarrollo de compe-
tencias de carácter conceptual, procedimental y actitudinal. Competencias que, desde
su dimensión aplicativa, toman significado en la propia acción.
Sobre la clasificación de competencias en la educación superior, en España, hay
que citar como referente substancial la recogida en el Proyecto Tuning (vv.aa., 2003)
y los Libros Blancos de la Aneca sobre las titulaciones universitarias, que constituyen
un medio de consulta esencial para el diseño de grados. Esta categorización recoge las
competencias: transversales, que son comunes y han de trabajarse en todas las titulacio-
nes; de formación disciplinar y profesional, que son propias de cada titulación y materia.
Desde el European Council (2000) se entiende el término competencia como la
capacidad basada en los conocimientos, experiencias, valores y disposiciones que en
general una persona ha desarrollado a través de su formación, incluyendo aquellas que
son necesarias para convivir armónicamente con las Tecnologías de la Información y
Comunicación (tic) en una sociedad altamente tecnológica.
El integrante competencial promueve un nuevo planteamiento para concebir la for-
mación universitaria. Entre los principales cambios que han de dar respuesta a la con-
figuración de este emergente paradigma en Educación Superior hay que considerar la
construcción de su estructura organizativa, un modelo de enseñanza-aprendizaje que
genere el desarrollo de competencias en el alumnado, así como la tipología actual del
conocimiento (Calderon y Escalera, 2008). Es en este contexto en el que el desarrollo de
las competencias por los estudiantes universitarios para el uso de las tic debe afrontar un
extraordinario reto.
Para Jamieson, Fisher, Gilding, Taylor y Trevitt (2000), los recursos digitales están
llamados a generar entramados innovadores en el proceso formativo. Para ello, es ne-
cesario el desarrollo de un dominio técnico tecnológico, así como de diferentes ha-
bilidades y destrezas; máxime cuando Jackson (2000) constata que, por el momento,
el desarrollo de competencias técnicas para el manejo de los nuevos medios es insu-
ficiente como tónica generalizada. A ello, hay que agregar una reciente investigación
desarrollada por Virkus (2008), en la que detecta que la integración de las tic en gene-
ral y de la Web 2.0 en particular en la educación continúa siendo un importante de-
safío para los educadores. De ahí, la urgencia de trabajar la alfabetización digital para
integrar con firmeza y perseverancia las tic en el proceso de enseñanza-aprendizaje
(Banister y Vannatta, 2006).
El eees establece que cualquier estudiante universitario debe adquirir competen-
cias para el uso de las tic. Planteamiento que además se encuentra apoyado por in-
vestigaciones que sostienen la inclusión de conocimientos básicos sobre el uso de las
tecnologías como competencias profesionales fundamentales (Coughlin, 1999).
Este estudio se ha abordado a raíz de la complejidad e importancia que supone el
desarrollo de la competencia medial en el marco del eees. Con el presente trabajo se
pretende conocer la percepción que tienen los estudiantes de las carreras de educa-
ción sobre el tipo de competencias substanciales que deben adquirir para la utiliza-
ción de las herramientas de Internet como futuros profesionales, como un referente
más, a tener en cuenta para los diseños de las propuestas de grados de los títulos de
Educación, junto a las directrices competenciales trabajadas por los Libros Blancos
del título de grado en Magisterio (Aneca, 2004a), el de Pedagogía y Educación Social
(Aneca, 2004b), así como de otros documentos de interés. Ello, con el objeto de me-
jorar, en lo posible, la configuración del mapa competencial de los diseños de grado.
En consecuencia, en este estudio, en lo que afecta a los resultados aquí expuestos se
plantearon los siguientes objetivos:
Método
Participantes
El debate en torno a las preguntas planteadas se ha desarrollado con 11 grupos de discusión,
a los que se invitó a participar al alumnado (los que han aceptado lo hicieron voluntaria-
mente) de diferentes universidades españolas de las titulaciones de Educación (Magisterio
–E. Infantil y E. Primaria–, Educación Social y Pedagogía). Este colectivo adquiere un papel ac-
tivo en el marco del eees, particularmente en el proceso de aprendizaje y, además, es uno de
los agentes implicados en su configuración, que debemos considerar los investigadores, aun-
que por el momento cuenta con una escasa participación por razones dispares y complejas.
Ante las enormes dificultades que encontramos en este estudio para concretar el
número de componentes de los grupos de discusión, ateniéndonos a la disponibilidad
para confluir el día, hora y lugar de las reuniones, nos hemos decantado por lo que re-
sultaba factible (Manhein, 1982). De modo que, en total, han participado 53 personas en
11 grupos que oscilaron entre tres y seis componentes: grupo 1 (tres personas), grupo 2
(seis personas), grupo 3 (seis personas), grupo 4 (seis personas), grupo 5 (cuatro perso-
nas), grupo 6 (cinco personas), grupo 7 (seis personas), grupo 8 (seis personas), grupo
9 (tres personas), grupo 10 (cinco personas) y grupo 11 (seis personas). Con respecto
a la distribución por género, entre estos participantes, se ha cuidado que existiera plu-
ralidad, aunque el número de mujeres fue un poco mayor (30) que el de varones (23);
globalmente resultó bastante equitativo en las carreras de Magisterio (18), Educación
Social (21) y Pedagogía (14). Con todo, con el objeto de potenciar la diversidad de ideas
se han entremezclado en los grupos de discusión los estudiantes de las distintas carreras.
El rango de edad de los participantes osciló entre 20 y 51 años.
Teniendo en cuenta la colaboración por Universidad, se ha desarrollado la discu-
sión de los grupos en la: uned (dos grupos), Universidad Autónoma de Barcelona (un
grupo), Universidad de Granada (dos grupos), Universidad Complutense de Madrid
(dos grupos), Universidad de Murcia (un grupo), Universidad de Oviedo (dos grupos)
y Universidad de Vigo (un grupo). El debate con los respectivos grupos se ha prolon-
gado alrededor de 30 minutos.
discusión, ante la ausencia de encontrar uno que se ajustase a los objetivos de la inves-
tigación planteada, se ha elaborado ad hoc a partir de los tópicos centrales del estudio.
La recogida de información con los participantes se ha llevado a cabo en el año
2007. La discusión estuvo moderada por siete investigadores de las universidades ya
mencionadas, que además se han encargado de su grabación. La trascripción de la
discusión desarrollada por los grupos corrió a cargo del becario del proyecto.
En estos análisis ha supuesto un gran apoyo la informática. La trascripción de los
textos de la discusión se recogió en formato rtf por su compatibilidad con el programa
de Analysis of Qualitative Data (aquad), dado que, para la categorización, se utilizó el
mismo. El sistema categorial se ha desarrollado partiendo de los tópicos planteados en
la discusión de los grupos. Por su extensión, hemos seleccionado para abordar en este
trabajo la dimensión referida a las competencias que necesitan desarrollar los estudian-
tes de las carreras de educación para utilizar las herramientas de la red en su profesión.
En consecuencia, la categorización se ha determinado a través de dicho tópico como
categoría principal y las subcategorías se delimitaron a partir de las aportaciones que
hacen los participantes a través de la discusión y siguiendo una concepción naturalista
que deriva de la información recogida (Goetz y LeCompte, 1984).
La unidad de codificación utilizada para identificar las respectivas subcategorías fue
la idea completa, extraída de los textos transcritos, de modo que algunos fragmentos
originaron más de una categoría secundaria. El análisis de contenido se realizó profundi-
zando en el significado que tiene el debate desarrollado por los participantes mediante
la determinación y análisis de unidades comunes principalmente (Klick, 2005).
En una primera sesión, sobre un esbozo común de los dos investigadores respon-
sables del análisis de contenido, la totalidad del grupo de investigación ha convenido
el tipo de subcategorías con las que se plantearía el análisis de contenido. Además, en
este primer encuentro se ha escuchado el consejo de un experto externo para con-
sensuar las subcategorías de análisis con la finalidad de determinarlas desde la mayor
adecuación y unidad posible (Fleet y Cambourne, 1984). En una reunión posterior, los
responsables del análisis han llevado a debate las nuevas subcategorías que fueron
encontrando en la medida en que profundizaron y avanzaron de forma independien-
te en el trabajo con los respectivos textos. Finalmente, ambos investigadores se han
reunido para cotejar y revisar los resultados de los análisis desarrollados individual-
mente, comprobando que existía consistencia entre los mismos y saturación en la
información analizada; asimismo, observaron las pequeñas diferencias sobrevenidas,
acordando la integración o rechazo de la aparición de alguna nueva subcategoría. En
una reunión posterior presentaron estos resultados al grupo de investigación.
El programa aquad facilita la captura de los fragmentos textuales para ilustrar los
resultados, que hemos incluido con el objeto de ofrecer alguna evidencia que permita
ampliar la reflexión e indagar sobre los datos al lector. Además, teniendo en cuenta
que la elevada sistematización intensifica la validez interna y externa de los resultados
cualitativos (LeCompte y Preissle, 1993), logramos una potente combinación del uso
del aquad con el procedimiento de codificación utilizado.
Con este estudio se aportan contribuciones valiosas que pueden transferirse bajo
una mirada crítica (Brown y Yule, 1998) e invitan a continuar profundizando en el
futuro en el tópico abordado para alcanzar una mayor optimización en las propuestas.
Resultados
Los participantes coinciden en que es necesario disponer de determinadas competen-
cias que identifican en el debate como primordiales, para utilizar con las que señalan
como las principales herramientas de Internet en educación (Tabla i).
- Búsqueda de información
Páginas Web - Comunicación y lenguajes
- Organización y planificación
- Juicio crítico
- Conocimientos y habilidades técnicas
Red p2p
- Organización y planificación
de Internet en la educación.
Páginas web
Las competencias que incluyen los participantes para utilizar las páginas web son
aquellas que están ligadas a:
Se tiene que disponer de una mínima psicomotricidad fina, además de saber usar
un buen motor de búsqueda y tener conocimiento de idiomas (línea 37, grupo 7).
Es necesario tener conocimientos específicos sobre el uso de páginas web y su
funcionamiento. Se deben tener conocimientos de los elementos de la Web y
de cómo funciona. También es necesario conocer sus diferentes herramientas
[…]. Hay que conseguir tener acceso a la información y a su tratamiento, ser
eficaz en la búsqueda y solucionar los problemas técnicos que van surgiendo
(línea 59-65, grupo 11).
Debe saberse leer y escribir, manejar bien el programa y saber lo que se busca
(línea 108, grupo 2).
Hay que estar convencido de que es un buen medio de comunicación de uso
técnico específico (línea 61, grupo 11).
Hablar inglés es muy importante. Con todo, eso se puede solventar si se es ca-
paz de encontrar buenos traductores de páginas (líneas 89-90, grupo 2).
Es importante saber que existen unos lenguajes de programación, unos
protocolos; conocer el dominio, cómo se forman las direcciones, no ex-
plicar el código pero sí decir por qué, hay que saber bien lo que uno
tiene delante de la pantalla y saber rellenar un formulario (líneas 112-114,
grupo 2).
Con cierta insistencia los grupos de discusión han hecho referencia a la necesi-
dad de desarrollar competencias que permitan emitir juicios críticos, así como para
trabajar la educación en valores con el objeto de formar a ciudadanos cabales con un
elevado nivel de autonomía. Han reconocido la importancia que tiene poder mante-
ner el equilibrio personal encontrándose inmersos en un sinfín de posibilidades que
facilitan y provocan la entrada en múltiples escenarios y situaciones previsiblemente
complejas. Véase el siguiente texto:
Es importante que los niños discrimen lo que están viendo, y también la educa-
ción en valores, tiene que ser una cosa conjunta, hay que enseñarles aspectos
más técnicos con el uso de los medios pero no solo es importante aprender a
manejar el teclado o el ordenador (líneas 122-125, grupo 9).
Red p2p
Los grupos han tratado en el debate las posibilidades que ofrece una red p2p para
realizar intercambios entre usuarios, considerando que su interés fundamentalmen-
te reside en la posibilidad de compartir recursos susceptibles de uso educativo. Los
participantes resaltaron las ventajas que presenta la red p2p para el intercambio de
archivos (audio, vídeo, texto, software o datos en formato digital) por lo eficiente que
resulta, reconociendo además que mejora el rendimiento obtenido con estas conexio-
nes y transferencias respecto del e-mail.
En la discusión, los diferentes grupos han identificado distintas competencias que
consideran imprescindibles para utilizar una red p2p:
Es necesario saber de dónde bajarte el material, cómo se hace, saber que hay que
instalarlo, aunque no se requieren demasiadas competencias porque el progra-
ma te va diciendo lo que necesitas, es muy intuitivo (líneas 117-118, grupo 2).
Es necesario conocer los formatos de archivos, cómo comprimirlos, cómo
transferirlos, etc. (línea 84, grupo 6).
Foros formativos
Los participantes sostienen que los foros de formación, como escenarios de intercambio
y de comunicación asíncrona, requieren del dominio de una serie de competencias
por parte del profesional. Entre estas competencias, señalan como más importantes
las asociadas a:
n Manejo informático.
n Capacidad comunicativa.
n Enjuiciamiento crítico.
Los grupos han coincidido en que es necesario contar con suficientes conocimien-
tos para manejar técnicamente el foro, contando con habilidades informáticas básicas
y de un nivel medio de especialización. En este sentido, entre sus argumentos están
los siguientes:
Los participantes sostienen que en los foros de formación se puede generar nuevo
conocimiento como consecuencia del diálogo que se produce.Asimismo, hacen énfasis
en la necesidad de desarrollar la competencia comunicativa utilizando habilidades per-
sonales de tipo relacional para participar en los foros. Para ello, consideran que se debe
conocer y utilizar algún tipo de protocolo que facilite el diálogo y la interacción con el
grupo, potenciando diferentes capacidades y actitudes que favorezcan la comunicación
a través de este medio asíncrono. Además, han manifestado que estos encuentros virtua-
les con otras personas suponen un gran estímulo y proporcionan un ecosistema recep-
tivo para comunicarse de forma fraternal, tanto con el profesorado como entre el alum-
nado y con otros miembros de la comunidad educativa.Véase el siguiente fragmento:
Para participar en un foro no puedes tener miedo a hablar, debes ser extroverti-
do, has de tener conocimiento del tema que se está tratando, hacerte entender
con lo que escribes […]. Tienes que conocer el lenguaje específico del foro,
la jerga propia de este medio. Debe adecuarse el lenguaje en función de los
usuarios, saber cambiar el registro del lenguaje en función del foro en el que te
encuentras (líneas 48-52, grupo 3).
Chat / Messenger
Entre las competencias consideradas por los grupos de discusión para el trabajo con
el chat y messenger en el ámbito profesional de la educación están las siguientes:
Para saber dónde están los chat/messenger hay que tener agilidad mecánica
y de lectoescritura. Hay que saber por qué, dónde y cuándo poder meterse.
Primero es la necesidad y después resolver el objetivo (líneas 95-98, grupo 6).
Es necesario saber agregar, saber qué puedes compartir, saber cómo puedes
bloquear a la gente (líneas 146-146, grupo 2).
El uso del chat y messenger supone tener una práctica anterior para elaborar
con agilidad las respuestas adecuadas. Contar con conocimientos y capacidad
para establecer los contactos, tener disponibilidad de tiempo para estar atento
a las entradas del interlocutor, etc. (líneas 76-78, grupo 11).
La idea de disponer de unos códigos y de unas normas es interesante, pero si
tienes dudas y sabes idiomas tienes conexión con el otro lado del mundo y te lo
pueden solucionar gratis […]. Con el chat y messenger se favorece la comuni-
cación absolutamente, la creatividad del lenguaje, aunque aprender a redactar y
escribir bien es muy importante. Además, son necesarias habilidades interperso-
nales que se han de desarrollar de forma escrita (líneas 123-153, grupo 9).
Debe existir una voluntad de utilizar el medio por la necesidad de comunicarse
con el grupo, en ese caso la competencia sería autocontrolarse y conocerse
bien a uno mismo.Todos podemos descubrir las ventajas que puede ofrecer el
medio para facilitar la solución en equipo de problemas profesionales y perso-
nales (líneas 100-103, grupo 5).
Videoconferencia / voip
Desde el punto de vista lingüístico, entienden que debe tenerse un dominio adecua-
do del discurso oral que facilite la comunicación virtual, así como capacidad argumen-
tativa y madurez para expresarse oralmente. Piensan que es necesario contar con habili-
dades interpersonales que permitan saber estar con los demás, estimando que para ello
hay que poder utilizar reglas o normas que posibiliten pedir con corrección turnos de
palabra, mantener una postura receptiva y agradable hacia el grupo.También resaltaron
el papel que debe jugar el moderador o líder del debate; así como el interés que tiene
en este, el dominio de la capacidad expresiva y empática para facilitar la comunicación
bidireccional fluida y el clima de grupo, además de un conocimiento de la temática para
el control del debate.A modo de ejemplo, ofrecemos estos fragmentos:
Hay que saber hablar delante de la cámara, articulando bien, adecuar nuestra
forma de hablar en función de cómo se transmite la información, pues no se
puede utilizar el mismo discurso que si estás delante de la persona o de un
grupo. El lenguaje no verbal también es importante, por eso hay que tener
nociones escenográficas para saber mostrarse delante de la cámara de forma
apropiada (líneas 59-61, grupo 3).
Un buen profesional debe saber cómo plantear y moderar los temas, su gesto y sus
formas son importantes, así como el tono que utiliza.A través de la videoconferencia
o de la voip se puede humanizar más la relación que en el Messenger o Chat. Las
habilidades interpersonales también son muy necesarias (líneas 157-160, grupo 9).
Edublog
Los participantes consideran que el trabajo con los edublogs, en el ámbito profesio-
nal de la educación, resulta factible contando con los suficientes conocimientos y habi-
lidades informáticas de nivel básico y que, además, su uso requiere de un considerable
nivel de especialización técnico. Asimismo, estiman necesario estar en condiciones para
identificar las posibilidades pedagógicas y características de este entorno telemático, así
como disponer del desarrollo de capacidades de carácter organizativo y para la planifi-
cación de los contenidos curriculares y extracurriculares en un escenario virtual.
Fragmentos ilustrativos:
Webquest
Los estudiantes de las carreras de educación encuentran que las competencias que
deben adquirir para utilizar la webquest en el contexto profesional están ligadas fun-
damentalmente a:
Conclusiones y discusión
mo,Van Gorp (1998) sostiene que la web es un espacio para acceder a la información
y colgarla, así como un entorno para la comunicación interactiva y la construcción de
nuevo conocimiento.
La capacidad de organización y planificación es necesaria para el uso de los recur-
sos de Internet y permite el trabajo de gestión que requiere la utilización de edublogs
y webquests; así como para el diseño y estructuración de los contenidos de la activi-
dad de tipo comunicativo y formativo abordada con páginas web, junto a la facultad
para la búsqueda y selección de información.
En el caso de la red p2p, es también relevante disponer de capacidad para la ges-
tión de los medios, susceptibles de uso educativo, presentes en la red considerando la
cantidad, amplitud y multivariedad de los recursos que alberga este sistema; así como
la repercusión que tiene el tráfico de usuarios y nodos conectados, el alcance de la
velocidad de Internet para su adquisición y para el de las donaciones.
El escenario del eees presenta una elevada exigencia para abordar la formación
enfocada al desarrollo de competencias tecnológicas y, además, las tic están llama-
das a protagonizar un papel primordial como medios de aprendizaje y recursos
de enseñanza. De hecho, en los últimos años se le concede una considerable aten-
ción al aprendizaje colaborativo apoyado en la tecnología virtual (Pragnell, Roselli y
Rossano, 2006). La creciente utilización de Internet en contextos de aprendizaje
cuenta con componentes esenciales para promover e integrar con efectividad mode-
los de enseñanza-aprendizaje innovadores.
Para que la Sociedad del Conocimiento sea una realidad y continúe contribuyen-
do al progreso mundial es necesario que los ciudadanos puedan acceder a las tic de
modo normalizado en las respectivas facetas de la vida. Reto que no solo está supe-
ditado al propio conocimiento sino que, además, se encuentra condicionado por las
posibilidades de acceso y el uso que se hace de las herramientas digitales con toda la
repercusión que esto conlleva para las personas.
Limitaciones y prospectiva
versal y profesional que se definirán con el mejor acierto y sensatez posibles en los
respectivos títulos y, entre ellas, las digitales se presentan como substanciales de cara
al ejercicio de la profesión.
Desde este trabajo pretendemos contribuir a la configuración del mapa com-
petencial de los diseños de grado en educación conscientes de la importancia
que esto supone, aunque únicamente como un referente más, sin descuidar la
revisión de los documentos oficiales y otras investigaciones existentes, para poder
favorecer el avance de su posible optimización. Dada la limitación que un estudio
de estas características entraña, por la gran complejidad y amplitud que envuelve
la temática abordada, es oportuno seguir indagando sobre esta problemática con
el objeto de proponer nuevas alternativas que complementen y amplíen las apor-
taciones aquí expuestas. Además, hemos de considerar la realización de estudios
periódicos debido al dinamismo en el que se sitúa un campo tan emergente como
el que tratamos.
Referencias bibliográficas
Fuentes electrónicas
Resumen
El estudio que se presenta analiza el impacto de la globalización en la universidad europea
del siglo xxi. El artículo valora las transformaciones que está experimentando la universidad
europea como consecuencia de la globalización, así como la dicotomía tradición-reforma en
ámbitos diversos de la institución universitaria como el ethos, la teleología, la epistemología
y la función social de la universidad. El análisis diacrónico de estas concepciones se realiza,
entre otros elementos, mediante el contraste de la visión contenida en emblemáticos informes
británicos: el Informe Robbins (1963) y el Informe Dearing (1997). La comparación de concep-
ciones es, asimismo, llevada a cabo mediante la valoración del contenido de los candentes deba-
tes que, actualmente, se están desarrollando entre los académicos denominados «modernistas»
(Filmer, Bauman) y los «postmodernos» (Scott).
Una de las conclusiones del presente estudio apunta que el fenómeno de la globalización y
procesos como el de Bolonia parecen sancionar la implantación de estrategias neoliberales en
la universidad. Ello, no obstante, puede entrar en conflicto con los objetivos democratizadores
a los que la institución universitaria está obligada a dar respuesta en la era de la sociedad del
conocimiento. Otra de las conclusiones del análisis realizado apunta a que la función de «inno-
vación» que la agenda «postmoderna» parece imponer a la universidad, es más propia para ser
desarrollada por otras instituciones, no universitarias, de enseñanza superior. El perjuicio social
de vincular en exceso la universidad a la industria es incalculable: a las humanidades y las cien-
cias sociales compete, más que a otras materias de creciente primacía, el diseño del modelo de
sociedad y de hombre para el siglo que acaba de comenzar. En su respuesta a la globalización,
la universidad no puede abdicar de su ethos constituyente y siempre vigente: la conducción de
los destinos de la sociedad en la que se inserta.
Abstract
This article analyzes the impact of globalisation on the 21st century European university.The
article evaluates the transformations that are currently taking place in the European university
as a consequence of globalisation and the dichotomy between tradition and reform in different
realms of the university as an institution, such as ethos, teleology, epistemology and the social
function of the university. These concepts are analyzed diachronically by contrasting the
argumentation of landmark British reports such as the Robbins Report (1963) and the Dearing
Report (1997). Concepts are also compared by means of weighing the contents of the hot debates
currently taking place between what are termed modern academics (e.g., Filmer, Bauman) and
post-modern academics (e.g., Scott).
One of the conclusions of this study points to the fact that the phenomenon of globalisation,
together with factors such as the Bologna Process, seems to sanction the establishment of
neoliberal devices in the university. Such strategies can, nevertheless, conflict with the objectives
of spreading democracy; the university is obligated to give an answer to such objectives in the era of
the knowledge society. Another conclusion of the analysis deals with the fact that the innovation
function that the post-modern agenda seems to impose on the university could be performed more
suitably by other institutions of higher education than the university. The social damage derived
from the process of linking the university too tightly to industry is incalculable: It is the humanities
and the social sciences, more than other disciplines now acquiring primacy, that must design the
model of society and of men for the century that has just started. In its response to globalisation,
the university cannot abdicate from its own permanent ethos: the steering of the fate of the society
in which the university is contained.
Introducción
En los círculos académicos, ha habido y sigue habiendo mucho debate sobre la natura-
leza y el significado de la globalización. Hay autores que afirman que la globalización
«constituye una nueva y específica forma de relación entre los Estados-nación y la
economía mundial» (Dale 2007, p. 48) por la cual los «gobiernos nacionales son cons-
treñidos a buscar la modernización de sus economías nacionales […] y a potenciar
la capacidad de competición internacional de sus sistemas de bienestar nacionales»
(Dale, 2007, p. 49). Sea cual sea la definición que se suscriba sobre la globalización
y las coordenadas geográfico-temporales en las que se ubique su génesis, no parece
haber acuerdo sobre si el proceso de globalización ejerce un impacto unificador y ho-
mogéneo en los diversos países sometidos a su influjo o si, por el contrario, sus efectos
tienden a la diversificación de las políticas nacionales. Hay autores que se refieren a
esta ambivalencia como a la «paradoja» de la globalización (Dale, 2007, p. 49). Quizá las
realidades de «unificación» y «homogeneización» sean las que, de forma más inmediata,
se asocien al proceso de globalización cuando este es evocado. Este influjo unificador
es también patente en tanto que dichas organizaciones se rigen por una ideología co-
mún con rasgos clave, de índole económica, que constituyen los «filtros ideológicos»
(Dale, 2007, p. 51) que informan de la dirección a adoptar por las decisiones de la polí-
tica nacional. La globalización, en este sentido, crea retos similares para los Estados, los
cuales emiten sus posibles respuestas en modos similares (Dale, 2007, p. 48).
Pero, por otra parte, hay autores que realizan un énfasis preferente en el poten-
cial diversificador de la globalización (Dale, 2007; Gibbons, 2004). El argumento
central de estos autores radica en que, frente a los tradicionales mecanismos de
influjo político externo (préstamo de políticas, borrowing policies, aprendizaje
de políticas, learning policies), los mecanismos de influjo político externo de
la globalización poseen unas características, cualitativamente diversas de los an-
teriores, que suponen una fuente de diversificación en las políticas nacionales
sometidas a su influjo (Dale, 2007, p. 49). Según estos autores, los mismos nuevos
mecanismos a través de los cuales opera la globalización (armonización, disemi-
nación, estandarización, establecimiento de interdependencia, imposición) (Dale,
2007, p. 52), no son meros conductos neutros, sino que ellos mismos condicionan
y modifican la naturaleza del efecto que suscitan, especialmente en las tres formas
principales de regionalización (Europa, Asia y América).
El fenómeno de la globalización y sus efectos tanto homogeneizadores como
diversificadores se están dejando sentir en la universidad europea del siglo xxi.
cuestiona la existencia real y operante de una era «postmoderna». Así, autores como
Filmer establecen que «la lógica de los posts –sociedad postmodernista, epistemo-
logía postestructuralista y economía postindustrial– es una que informa la teoría
especulativa, pero no es aún una socio-lógica, por lo cual no tiene correlatos sociales
o culturales sustanciales y no puede proveer, por ello, una adecuada consideración
del papel social de la enseñanza superior» (Filmer, 1997, p. 57). En el otro extremo,
podemos citar la visión de aquellos otros académicos «postmodernistas» que defien-
den que la institución universitaria está alcanzando y se encamina hacia tal grado
de diferenciación, especialización y profesionalismo, que ello exige una auténtica
redefinición revolucionaria de funciones sociales. Entre dichas nuevas funciones
sociales se destacan, especialmente, la función de cambio social, la función de ense-
ñanza e investigación dirigida en respuesta a las demandas laborales, y la función de
innovación (Bauman, 1997; Scott, 1997).
Más allá de las divergencias en los contenidos de sus discursos, en lo que sí hay
un consenso manifiesto por parte de ambos grupos de académicos es en el recono-
cimiento de los cambios que ha experimentado la universidad en los últimos años, y
que han afectado, en parte, a la naturaleza de esta institución. Así, los cambios más re-
levantes que se han producido en la universidad se cifran en el tránsito de una cultura
de elite en la universidad a otra cultura de masas, la drástica disminución de recursos
tradicionalmente destinados a esta institución, la devaluación del valor de las titulacio-
nes universitarias (consecuencia del crecimiento en el número de estudiantes), la ges-
tión universitaria de tipo empresarial, el impacto de la tecnología de la información
–que posibilita la impartición de la enseñanza más allá de los confines geográficos del
campus tradicionalmente concebido–, y la supuesta conducción de la universidad
según una agenda predeterminada por el gobierno y la industria –que condiciona una
enseñanza de destrezas y una investigación acorde a los intereses gubernamentales
(Smith y Webster, 1997, pp. 1-5). De los cambios citados quizá el que incide en mayor
medida en el cambio de la naturaleza de las universidades es el primero, es decir, el
que está provocando el tránsito de una universidad concebida para la elite social a una
diseñada para las masas. Ello especialmente en el modelo anglosajón de universidad,
más que en el modelo francés o alemán de universidad, debido al ideal británico de
«intimidad» entre profesores y estudiantes (Gellert, 1993, p. 12). Las transformaciones
aludidas experimentadas por la actual universidad europea explican el cambio pro-
gresivo de funciones que está sufriendo esta institución, y testifican el impacto de la
globalización en la misma.
p. 106). Podemos decir que para los modernistas las transformaciones acaecidas
en la universidad en el siglo xxi, analizadas en líneas anteriores, no modifican
necesaria ni sustancialmente, el ethos ni la misión de la universidad. No obstante,
para los académicos postmodernistas dichas modificaciones han alterado radical-
mente la idea y la función tradicional de la universidad con las que, por otra parte,
claramente ellos no comulgaban. Desde un prisma epistemológico, la visión post-
modernista aduce que se ha producido una «devaluación de la cultura científica
tradicional no solo en términos de decadencia de los cánones culturales e inte-
lectuales que reflejaban los intereses y aspiraciones de los estudiantes de elite,
sino también debido al creciente escepticismo respecto de las presunciones de
universalismo que denotaban los valores de la racionalidad cognitiva» (Scott, 1997,
p. 41). Al parecer de postmodernos como Scott y Bauman, el concepto de «conoci-
miento» se ha convertido en una categoría más amplia, que supera las definiciones
y los ámbitos académicos y científicos y, por ello, aparentemente ya no resulta
claro que las universidades, tal y como están hoy constituidas, sean las institucio-
nes más capaces de generar y manipular estas nuevas formas de conocimiento. El
conocimiento ya no es privilegiado, puesto que ya no está restringido a una clase
social o académica.
La agenda postmoderna en la universidad está teniendo notables implicaciones
en la teleología que impulsa esta institución en el siglo xxi.Antaño, en el marco de la
tradición liberal de la universidad, esta institución poseía la finalidad básica del cul-
tivo de la mente; de conseguir la «cultura intelectual» consistente en aprender a pen-
sar y lograr la excelencia intelectual (Ker, 1999, p. 24). Desde los nuevos presupues-
tos postmodernistas la misión de la universidad ya no se entiende desde un prisma
holista y desinteresado dirigido a la «educación de las mentes de los alumnos» (Ker,
1999, p. 25), sino que, vinculada ahora a una nueva cultura profesional, esta misión
se concibe como una enseñanza preparatoria para dar respuesta a las demandas
laborales y económicas, y a una nueva cultura laboral crecientemente diversificada.
El cambio de finalidad y de las motivaciones que impulsan el quehacer universi-
tario es claramente visible en las aserciones que, en décadas diversas, han realizado a
este respecto influyentes informes sobre la enseñanza superior británica.Tomamos el
ejemplo británico como paradigma de la enseñanza superior europea porque, como
acertadamente han expuesto diversos autores, «es más probable que las universidades
europeas se orienten en la dirección de las británicas que al revés» (Smith y Langslow,
1999, p. 8). En este sentido, resulta de gran interés analizar las preocupaciones que se
han cernido sobre la universidad británica en décadas diversas, a través de informes
Conclusiones
Referencias bibliográficas
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Dirección de contacto: María José García Ruiz. Universidad Nacional de Educación a Distan-
cia. Facultad de Educación. Departamento de Historia de la Educación y Educación Com-
parada. Despacho 204/7. Paseo de Senda del Rey, 7. 28040 Madrid. Email: mjgarcia@edu.
uned.es
Resumen
Entender la educación como una herramienta al servicio de la convivencia democrática
ha pasado de ser una máxima pedagógica aceptada de forma mayoritaria, para convertirse
en un reto educativo de primer orden. La educación del siglo xxi, en este contexto, no puede
renunciar a la construcción de una ciudadanía participativa, crítica y responsable y a potenciar
el papel de los centros como espacios idóneos para el aprendizaje de los valores democráticos.
Por otro lado, el nuevo currículo establecido por la administración apuesta por una orientación
de la enseñanza basada en el desarrollo de competencias básicas, lo que supone un profundo
replanteamiento de los elementos que conforman la cultura escolar. El objetivo prioritario de
este trabajo, más allá de exponer las competencias de carácter interpersonal y cívico analizadas
por los estudios más recientes, trata de concretar cuáles son estas competencias encaminadas
al «aprender a vivir juntos» o al aprendizaje de la convivencia democrática. Para ello, utilizamos
como metodología el análisis documental e interpretativo de diversos programas que sobre
convivencia escolar están siendo desarrollados durante los últimos años en el Estado español.
Además de señalar las principales innovaciones prácticas apuntadas por los distintas ini-
ciativas para la mejora de la convivencia escolar, concluimos el estudio con la exposición de
un conjunto de competencias que, desde nuestro análisis descriptivo de los programas y pro-
yectos manejados, contribuyen a la formación de ciudadanos demócratas: saber participar, co-
operar, ser responsables, tolerantes, solidarios, disponer de habilidades sociales o gestionar los
Abstract
The understanding of education as a tool that can be used to improve social relationships
in democratic societies has evolved from being perceived by the majority as a pedagogical
principle to being seen as a first-rate educational challenge. In this context, the education of the
21st century cannot reject its role in building a society of involved, critical, responsible citizens
and presenting schools as the ideal spaces for learning democratic values. Furthermore, the
new curriculum established by the education administration focuses on orienting teaching
towards the learning of key competences.This new focus means that there is to be a new, deep
questioning of all the elements that define school culture. The main aims of this paper are to
explore the interpersonal and civic competences addressed by the most recent studies in our
field and to discuss the precise nature of these competences, which are oriented towards the
goal of learning how to live together in a democratic society. The method used for doing so is
a documentary, interpretive analysis of different projects recently implemented in Spain.
In addition to underlining the main practical innovations identified by different initiatives
to improve peaceful coexistence in schools, the study concludes with the presentation of a
set of competences that, according to our descriptive analysis of programmes and projects,
contributes to the formation of democratic citizens: knowing how to participate, cooperate,
act responsibly, be tolerant, be solidary, master social skills and manage interpersonal conflicts
are shown to be the main objectives to develop at school.The translation of these skills into a
cohesive curriculum linked to school plans in the framework of educational and organizational
autonomy is one element that should be given priority in study and debate in the immediate
future.Teacher training is another such element.
Keywords: living together, key competences, civics, education for citizenship, education of
diversity, school culture.
Introducción
En los últimos años el término «competencia» viene empleándose cada vez más en
el escenario educativo. El nuevo currículo básico establecido por la administración,
tomando como referentes las propuestas realizadas por la ocde y la Unión Europea,
apuesta por una orientación de la enseñanza obligatoria vinculada al desarrollo de
competencias básicas (key competences); la propia construcción del Espacio Europeo
de Educación Superior (eees), asimismo, gira en torno a la adquisición de competen-
cias como referente fundamental del aprendizaje de los títulos universitarios.
Ahora bien, convertir el desarrollo de competencias en el eje vertebrador del currículo
conlleva modificaciones relevantes en la totalidad de elementos que integran la cultura
de la escuela: en el diseño general del currículo, en la organización de espacios y tiempos,
en los procesos de concreción de objetivos, contenidos y sistemas de evaluación y, en de-
finitiva, un cambio en las funciones de todos los agentes implicados en la tarea educativa.
Desde esta perspectiva de entender la educación como una herramienta al ser-
vicio de la convivencia democrática, y con la tarea de complementar y enriquecer
el actual debate en torno al tema de las competencias, presentamos un estudio que,
atendiendo al análisis de contenido de los diversos programas, proyectos e iniciativas
que sobre convivencia escolar se están desarrollando durante los últimos años, trata
de identificar las competencias que deberían promoverse en la escuela para el reto de
formar ciudadanos capaces de convivir democráticamente.
Durante los últimos años, han ido surgiendo voces de intelectuales y educadores que,
desde diferentes perspectivas y usando diversos medios, han resaltado no solo que
fomentar la convivencia debe ser uno de los aspectos nucleares de la tarea educativa
del siglo xxi, sino que la escuela, como escenario en el que se producen continuas
interacciones y en el que el alumnado emplea gran parte de su tiempo, se presenta
como un ámbito social idóneo para «aprender a vivir juntos». J. Delors (1996), J. C. Te-
desco (1995), E. Morin (1999), junto a numerosos profesionales de la pedagogía, así lo
han dejado escrito en múltiples publicaciones e investigaciones.
Sin magnificar la situación –no tan grave como algunos piensan, pero de ma-
yor urgencia en la intervención de lo que otros manifiestan– es cierto que las
sociedades del tercer milenio, en cierta medida desencantadas con la labor de los
sistemas educativos, demandan de los centros docentes no solo la socialización de
los jóvenes en unos códigos disciplinarios de buena ciudadanía y la adquisición
de conocimientos instrumentales para el desarrollo de su vida profesional futura,
sino que la escuela trabaje en la construcción de entornos pedagógicos donde los
estudiantes aprendan a convivir de forma pacífica y participen activamente en
el respeto de los principios democráticos. El aprendizaje y la práctica de valores
como la promoción de la solidaridad, la paz, la tolerancia, el diálogo, la justicia, la
responsabilidad individual y social o la actitud participativa e integradora, deben
estar presentes en la realidad cotidiana de los centros educativos y formar parte
de todo proyecto formativo.
Ahora bien, no debemos olvidar, tal como ponen de manifiesto las investigacio-
nes recientes, que la convivencia es una cuestión amplia y multidimensional, que no
puede significarse desde perspectivas unilaterales centradas en un único elemento
de análisis, como puede ser el de la violencia escolar o el del acoso (bullying), en el
que parecen centrarse actualmente los medios de comunicación. Se trata, sin embar-
go, de un concepto poliédrico, donde caben miradas diversas (Godás, A., Santos, M.
A. y Lorenzo, M., 2008, pp. 41-58) y se interrelacionan muchos elementos: diversidad,
tolerancia, diálogo, derechos y responsabilidades, ciudadanía, participación, conflicto,
democracia… y deberemos atender a cada uno de ellos si buscamos comprender en
su totalidad los procesos que intervienen en las relaciones humanas, los problemas
que pueden comportar y, en consecuencia, las respuestas pedagógicas que debemos
ofrecer.
En este sentido, entendemos que la convivencia es un concepto que tiene valor en
sí mismo y, por tanto, no solo es una necesidad derivada de los problemas o conflictos
que puedan existir. Y la significamos como una construcción colectiva y dinámica
constituida por el conjunto de interrelaciones humanas que establecen los actores
de la comunidad educativa en el interior del establecimiento, entre sí y con el propio
medio, en el marco de unos derechos y deberes, cuya influencia traspasa los límites
del espacio escolar. Esta construcción de la convivencia escolar es decisiva para la
configuración de la social, ya que si convertimos los centros en espacios de conviven-
cia, seremos capaces de establecer las bases de una ciudadanía responsable, activa y
crítica, capaz de conformar sociedades vertebradoras y cohesionadas (López Martín y
García Raga, 2006, p. 89).
Sin duda, los cambios producidos en la sociedad han llevado a modificar las prácticas
educativas de la institución escolar. La escuela ya no puede centrarse en la mera trans-
misión de unos contenidos disciplinarios, sino que debe ir más allá y formar al alum-
nado en una serie de competencias básicas que les permitan seleccionar críticamente
la información y afrontar los retos que plantea una sociedad en constante proceso de
cambio (Zabalza y Arnau, 2007, pp. 13-17). Desde esta perspectiva, se ha incorporado
al mundo educativo el concepto de «enseñanza por competencias», como una co-
Después del viaje de ida y vuelta del mundo educativo al empresarial y laboral, múl-
tiples son las definiciones que podemos hallar en torno al término competencias.
Comenzaremos destacando el concepto incluido en el Proyecto DeSeCo (Definición
y Selección de Competencias) auspiciado por la ocde en 1999 (Rychen y Salganik,
2003): «una competencia es más que conocimiento y destrezas. Implica la habilidad
de satisfacer demandas complejas movilizando y recurriendo a recursos psicosociales
(incluidas destrezas y actitudes) en un contexto particular». Como puede observarse,
esta primera aproximación ya evidencia una clara orientación: las competencias de-
ben permitir resolver problemas que nos plantea la sociedad actual, pero más allá de
la adquisición de unos contenidos puntuales, deben combinar, de manera sinérgica,
habilidades prácticas, conocimientos reflexivos, valores éticos y actitudes (Sarramo-
na, 2004). Recientemente, el Parlamento Europeo –en la perspectiva de orientar las
reformas educativas de los Estados Miembros– ha insistido en la idea al considerar
las competencias clave como «aquellas que todas las personas precisan para su reali-
zación y desarrollo personales, así como para la ciudadanía activa, la inclusión social
y el empleo» (doue, 2006).
En nuestro sistema normativo, la Ley Orgánica de Educación de 2006, en sus
artículos 61 y 62, refleja el concepto a modo de «capacidad» mediadora entre los objetivos
y los contenidos, incluyendo las clásicas dimensiones del «saber»: saber, saber hacer,
saber ser y estar, así como su aplicación a contextos particulares. El Real Decreto
1513/2006, de 7 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas de
Educación Primaria y el Real Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, que hace lo pro-
pio con las de Educación Secundaria, explicita que las competencias «son las que debe
haber desarrollado un joven o una joven al finalizar la enseñanza obligatoria, para poder
lograr su realización personal, ejercer la ciudadanía activa, incorporarse a la vida adulta
Para que una competencia pueda ser considerada como clave o básica, según el Pro-
yecto DeSeCo, ya citado, debe cumplir tres condiciones: contribuir a obtener resulta-
dos de alto valor personal o social, poder aplicarse a un amplio abanico de contextos
y ámbitos relevantes y permitir a las personas que las adquieren superar con éxito
exigencias complejas. Se hace referencia a tres categorías de competencias.
Por otro lado, y centrándonos ya en España, nos gustaría resaltar un estudio cierta-
mente interesante impulsado por el Departament d’Ensenyament de Catalunya en
colaboración con la Freref (Federación de Regiones Europeas para la Investigación, la
Educación y la Formación), coordinado por Jaume Sarramoma. Motivado desde la pre-
ocupación por la determinación de competencias básicas dio como fruto –después de
una amplia consulta social– la determinación de un listado de competencias que debe-
rían formar parte del currículo, agrupadas en cinco ámbitos (Sarramona, 2004).
Finalmente, en el marco de la promulgación de la loe y de los consecuentes rr.dd.
de Enseñanzas Mínimas, la administración educativa opta por la incorporación de las
competencias básicas en los currícula de la Educación Obligatoria y su consideración
como referentes para la evaluación. Establece las siguientes.
A pesar de las diferencias entre las clasificaciones y sus posibles puntos de compa-
ración (Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria, 2007), podemos observar
como rasgo común que las competencias –siguiendo los pilares educativos estableci-
dos por Delors (1996)– no están centradas únicamente en el «aprender a conocer» y
en el «aprender a hacer», sino que también conllevan el «aprender a ser» y el «aprender
a vivir juntos». Y es precisamente en estas competencias en las que nos gustaría de-
tenernos en este estudio, ya que son necesarias para que un ciudadano practique la
convivencia democrática.
No obstante, este sentido interdisciplinar, transversal y diversificado de las com-
petencias anotadas en cada una de las clasificaciones citadas, justifica la imposibi-
lidad de distinguir algunas como exclusivas del aprendizaje de los valores demo-
cráticos; así y todo, la categoría dos del Proyecto DeSeCo («interactuar en grupos
heterogéneos»), las «competencias interpersonales y cívicas» definidas por la Comi-
sión Europea, las incluidas en el «ámbito social» del estudio de Cataluña o las vincu-
ladas con la denominada «competencia social y ciudadana» de la loe, parecen –sin
duda– más orientadas a la dimensión del «aprender a vivir juntos», posibilitando una
mejor comprensión de la realidad social y el ejercicio de una ciudadanía democrá-
tica en una sociedad plural. Y es la importancia de este aprendizaje y la necesidad
de ser asumido por toda la población, la que confiere –aún más en nuestro caso– el
carácter de competencias «básicas» y el verdadero sentido de equidad a la que debe
supeditarse toda la tarea educativa.
«Modelo Global de Convivencia en centros escolares»: «Proyecto Atlántida» y «Proyecto Redes: Aprender
Universidad del País Vasco Conviviendo»: Federación de Enseñanza de Comisiones
http://www.geuz.es/ Obreras
http://www.proyecto-atlantida.org/
h t t p : / / w w w. f e . c c o o. e s / f o r m a c i o n / R E D E S /
PROYECTO%20REDES%20Informe.pdf
1- Saber participar
2- Saber cooperar
3- Ser responsables
4- Ser tolerantes
5- Disponer de habilidades sociales
6- Ser solidarios
7- Aprender a gestionar pacíficamente los conflictos interpersonales
Saber participar
Todo ciudadano de una sociedad democrática debe saber participar, por lo que con-
sideramos fundamental promover desde la escuela prácticas en las que el alumnado
se sienta partícipe e integrante de una «microsociedad». El enfoque educativo de com-
petencias básicas debe suponer un cambio importante en el papel que el alumnado
desempeña, ya que como afirman X. Martín y J. M. Puig (2007, p. 91): «aprender a vivir
de forma democrática solo se puede conseguir viviendo democráticamente». Sin em-
bargo y a pesar de todo el entramado jurídico que asegura y propicia la participación
de todos los sectores de la comunidad educativa, tanto en la programación general de
la educación como en el gobierno y vida cotidiana de las instituciones docentes, hoy
pocos ciudadanos están conformes de cómo se está construyendo la comunidad edu-
cativa. Sobre esta pedagogía de la participación existen numerosos estudios (Gil Villa,
1995; Santos, 1997; Martínez Rodríguez, 1998…) que manifiestan las disfunciones que
se dan en los centros en torno a la práctica participativa de los alumnos y alumnas.
En relación con los programas de convivencia estudiados, la mayoría considera fun-
damental la implicación y participación del alumnado como un elemento importante
para la construcción de la convivencia: participación en las aulas, en los consejos esco-
lares, en la gestión de conflictos, en la vida organizativa del centro, en las asambleas y
tutorías… Ahora bien, algunos de ellos hacen mayor hincapié en la participación, tales
como el Proyecto Atlántida, promovido por la Federación de Enseñanza de Comisiones
Obreras, el Proyecto «ConPa», impulsado desde la Dirección Provincial de Palencia y el
«Programa para el aprendizaje de normas en Secundaria», cuyo coordinador fue el pro-
fesor Cruz Pérez de la Universitat de València.
En el primero de los casos, conviene destacar que uno de los objetivos priorita-
rios del Proyecto Atlántida es precisamente lograr la participación democrática, para
lo cual se considera fundamental el trabajo compartido entre los distintos sectores
implicados en la educación, siendo el eje escuela-familia-ámbito social/municipal un
lugar de encuentro para la solución de problemas de la vida cotidiana. En este sentido,
el Proyecto ha apostado decididamente por abrir las puertas de los centros escolares
a la comunidad, implicando al profesorado, familias y agentes sociales y municipales y
buscando, en definitiva, una mejora en la vertebración del ámbito educativo y social.
Se considera, además, que junto a la representación y participación de los distintos
sectores en los consejos escolares, deben generarse otros procesos paralelos que vincu-
len los centros a su entorno. La noción de democracia como forma de vida significa am-
pliarla más allá de la participación en determinadas instituciones, un proceso que busca
la interacción entre los ciudadanos, en el marco de una vida comunitaria completa. Esto
implica que debe darse una cierta congruencia entre el aprendizaje experiencial que el
alumnado tiene fuera de la escuela y la construcción de comunidades democráticas en
el centro escolar. Por ello, también el Proyecto apuesta social y políticamente por incre-
mentar la participación de los ciudadanos en todas las decisiones colectivas, por lo que
considera que la educación ética y cívica no debe quedar recluida a los centros escola-
res. Sin duda, el desarrollo de competencias de convivencia debe superar el contexto del
centro y, consecuentemente, es necesaria la implicación de los diversos agentes sociales,
pues la formación integral de las personas nunca puede ser el resultado exclusivo de la
enseñanza en las escuelas.
Por otra parte, como destacábamos, el Proyecto «ConPa» también incide en el tema
de la participación, tal como manifiesta su título completo: «Convivencia y Participa-
ción» (ConPa). El citado programa considera que una herramienta primordial para
mejorar la convivencia es la participación e implicación de la comunidad educativa y
de todas cuantas instituciones puedan aportar recursos al ámbito escolar en relación
con la convivencia.
Finalmente, un eje central del «Programa para el aprendizaje de normas en Secun-
daria» es la participación democrática del alumnado en algunos de los aspectos de la
vida del aula, trabajando sobre todo la elaboración de las normas. Al elaborar demo-
Saber cooperar
Otra competencia que, al hilo de la lectura del conjunto de programas e iniciativas ana-
lizado, incrementa el sentido de responsabilidad y de gran relevancia para la mejora de
las relaciones interpersonales es la cooperación, resaltada, de una u otra forma, en los
informes (ocde, Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea,…) y estudios (Ca-
taluña) mencionados anteriormente. La escuela, en clara discrepancia con una sociedad
competitiva e individualista, debe crear un ambiente socialmente heterogéneo y coope-
rativo que contribuya a mejorar la convivencia de todos y entre todos.
Asimismo, los programas de convivencia se detienen en la importancia de este
aprendizaje. Entre otros, podemos señalar el «Programa de prevención de la violencia
y lucha contra la exclusión desde la adolescencia» coordinado por la profesora M. J.
Díaz-Aguado (2004), en el que las actividades son distribuidas en equipos heterogé-
neos (en rendimiento, nivel de integración en el colectivo de la clase, grupo étnico,
género, riesgo de violencia,…) que tienen que cooperar, compaginando diversidad
de perspectivas y adoptando decisiones de forma democrática. La agrupación del
alumnado en equipos heterogéneos ayuda a luchar contra la exclusión y a superar la
desigual distribución del protagonismo que suele producirse en las aulas, origen del
desapego que algunos estudiantes sienten hacia ellas y una de las principales condi-
ciones de riesgo de violencia, utilizada generalmente para conseguir un protagonismo
que no puede obtenerse de otra forma y dirigida con frecuencia hacia víctimas que se
percibe en situación de vulnerabilidad y aislamiento.
R. Ortega junto a V. Fernández (1998, pp. 89-90) destacan «la cooperación como
la vía más eficaz para cumplir objetivos de aprendizaje, tanto para aquellos que son
ayudados por otros como para los que saben más y ayudan a ampliarlo a contextos
Ser responsables
Ser tolerantes
respeto a los derechos humanos; las dramatizaciones o juegos de simulación en las que
los alumnos deben tomar diversos papeles, incluso contrapuestos, son considerados un
procedimiento efectivo, en la medida en que obligan a tomar puntos de vista diferentes
y «ponerse en la piel» de personajes que representan valores distintos a los del alumno.
Como indicábamos, las habilidades sociales son destacadas en la loe como compe-
tencia básica que deben adquirir los alumnos. Entre los programas estudiados, nos
encontramos con algunos que parten de la idea de que los problemas de convivencia
surgen principalmente por la falta de habilidades y capacidad de relacionarse con el
otro; su enseñanza, por tanto, es necesaria para prevenirlos. La adquisición de ciertas
habilidades, proporciona a los alumnos capacidad para enfrentarse a los conflictos
interpersonales cotidianos de una manera democrática y pacífica, sin abandonarse a
comportamientos violentos.
En concreto, encontramos dos iniciativas universitarias que de una manera clara
centran su atención en la promoción de la competencia social. Los programas pro-
movidos por la Universidad de Málaga buscan el fomento de la convivencia y la pre-
vención de la violencia por medio de la educación en habilidades y competencias so-
cio-emocionales: habilidades de solución de problemas interpersonales, negociación,
asertividad, cooperación, etc. La profesora de la Universidad de Valladolid, Inés Mon-
jas, es responsable del «Programa de enseñanza de habilidades de interacción social»
(Pehis), que pretende promover la competencia social en niños y adolescentes a tra-
vés de la adquisición de las habilidades necesarias para interactuar con otras personas
en el contexto social cotidiano: habilidades básicas de interacción social, de fomento
de la amistad, conversacionales, relacionadas con los sentimientos, emociones y opi-
niones, de solución de problemas interpersonales y, en definitiva, para mejorar las
relaciones con los demás. Ahora bien, no solo se pretende fomentar las competencias
sociales por medio de actividades llevadas a cabo en clase, sino que también ha sido
diseñado para poderse aplicar en la familia siguiendo un mismo esquema de conteni-
dos que en la escuela, lo cual favorece evidentemente su aprendizaje.
Los dos programas referidos van acompañados de materiales que pueden ser muy
útiles para el profesorado que quiera trabajar estos aspectos, ya que proporcionan activida-
des concretas que pueden llevarse a la práctica tal cual se presentan: fichas, procedimien-
tos y recomendaciones útiles que ayudan a orientar muchas decisiones cotidianas, etc.
En este sentido, son programas que podemos considerar de «intervención más cerrada»,
si bien el profesorado puede realizar sus propias adaptaciones y matizaciones. Y para la
adquisición de todas estas habilidades, la tutoría se presenta como un momento idóneo,
donde pueden realizarse debates, dramatizaciones, juegos de cooperación, prácticas de re-
solución de conflictos, etc., siendo el tutor el responsable de llevarlas a cabo con el previo
asesoramiento del Departamento de Orientación en el caso de los ies. En este sentido, la
formación específica de los tutores, hasta ahora inexistente –más allá de la voluntad bien-
intencionada de cada uno–, es otro de los elementos que deberían abordarse en un futuro
inmediato si queremos elevar el nivel de calidad de nuestro sistema educativo.
Ser solidarios
El desarrollo de la comprensión y solidaridad ante los problemas y necesidades de
los demás, aspecto muy vinculado a la propia esencia sociable del ser humano, es
una competencia fundamental para el aprendizaje de la convivencia en una sociedad
democrática. La escuela, junto a la familia y el grupo de iguales, preferentemente, debe
favorecer el aprendizaje y aplicación de la conducta prosocial, transfiriendo los valo-
res de lo individual a lo colectivo; son cada vez más numerosos los sistemas de ayuda
entre iguales en el marco educativo (Fernández García, 2008, pp. 141-147). Sin duda,
los sentimientos prosociales de solidaridad, altruismo, compasión o conductas de ayu-
da, son un factor integrante de las competencias interpersonales y cívicas marcadas
por la actual normativa educativa (Marina y Bernabéu, 2007, pp. 98-111).
El valor de la solidaridad es considerado de una manera explícita en algunos pro-
yectos, como en el «Programa para el aprendizaje de normas en Secundaria», donde
se pretende que los alumnos mejoren «el nivel de amistad y solidaridad a través de la
participación en el trabajo en grupo» y en el «Proyecto Andave», que presenta como
uno de sus puntos clave el de «promover la solidaridad para integrar a todos en lugar
de rechazar o apartar a los que tengan o planteen problemas».
Desde esta perspectiva, la clave no está en eliminar los conflictos, sino en gestio-
narlos a través del diálogo y la paz. El profesorado no debería tener como objetivo el
resolver los conflictos puntuales, entendiendo estos como algo negativo y aplicando
una serie de recetas disciplinarias establecidas en las normativas al uso en los Re-
glamentos de Régimen Interno, sino establecer como prioridad el dotar a todos los
integrantes de la comunidad escolar de un conjunto de capacidades y habilidades que
les permitan manejar y mejorar el clima de sus relaciones, construyendo entornos y
recursos apropiados para enfrentarse de forma positiva a los conflictos cotidianos. Se
trata, sin duda, de otra competencia básica para aprender a convivir.
En los últimos años una de las estrategias de gestión de conflictos que mejores
resultados está consiguiendo son las técnicas de mediación. M. C. Boqué (2003, p. 10),
experta en la temática, opina que la mediación «supone un pequeño empujón hacia
la anhelada cohesión social, puesto que, al incluir a los distintos participantes en un
conflicto, promueve la comprensividad; al aceptar diferentes versiones de la realidad,
defiende la pluralidad; y al fomentar la libre toma de decisiones y compromisos, con-
tribuye a la participación democrática», con lo que sus beneficios van más allá de la
resolución de conflictos.
El desarrollo de la mediación en general y, especialmente en el ámbito escolar, ha
sido espectacular durante la última década. Cursos, iniciativas, actividades, jornadas,
publicaciones de muy diversa índole, planes, programas… han pasado a formar parte
de la realidad educativa española (García Raga y López Martín, 2007, pp. 71-114). No
obstante, como puede suponerse, la gama de actividades es muy amplia y heterogé-
nea: desde experiencias aisladas fruto de la buena voluntad del profesorado de un
centro docente concreto a programas más estructurados y con expectativas de regula-
ciones generales e, incluso, con la aspiración de una implantación institucional a gran
escala para toda la comunidad escolar.
El entonces Ministerio de Educación y Ciencia realizó una apuesta decidida por la
cultura de la mediación a través del «Plan para la Promoción y Mejora de la Conviven-
cia Escolar» acordado el mes de marzo del 2006 con los principales Sindicatos. Con la
pretensión de avanzar en el recorrido de coordinar esfuerzos y proporcionar estrate-
gias y orientaciones para la mejora de la convivencia. El citado Plan contempla, entre
sus objetivos, la elaboración de instrumentos y materiales para la práctica de la media-
ción, así como la organización de cursos de formación de responsables en temas de
convivencia y mediación escolar.Asimismo, plantea la necesidad de la creación de una
«comisión de convivencia» en cada centro con funciones de «prevención, mediación
y corrección de conductas contrarias a la convivencia».
A modo de síntesis
Referencias bibliográficas
Fuentes electrónicas
Resumen
La escritura constituye un aprendizaje complejo e imprescindible en el contexto escolar.
Por ello, en este artículo se incluye una investigación en la que se trabajó con una muestra de
alumnos con discapacidad visual (seis alumnas y cinco alumnos), de edades comprendidas
entre los 11,4 y los 20,3 años (media de 15,6), para evaluar el proceso cognitivo de la plani-
ficación de la escritura por estos sujetos e identificar posibles disfunciones. Se trata de una
investigación cualitativa, en la que se utilizó el «estudio de caso colectivo» y, para la obtención
de datos, se recurrió a la «entrevista cognitiva», la cual se realizó a partir de un cuestionario-guía,
en el que se ofrecen pistas a los estudiantes, en forma de preguntas, sobre las operaciones o
procesos, inherentes a la planificación. Este cuestionario fue elaborado y validado previamente
según el procedimiento del «juicio de expertos» y «triangulación». Todas las entrevistas fueron
grabadas y transcritas literalmente con posterioridad, para poder realizar el análisis de conte-
nido mediante un sistema de categorías (igualmente validado), establecido a partir del modelo
teórico de Flower y Hayes (1981) y Hayes (1996). Los resultados de la investigación ponen de
manifiesto que los sujetos entrevistados conocen los procesos cognitivos, relacionados con la
planificación de la composición escrita, y que realizan las operaciones que conlleva, cuando
se enfrentan a tareas de expresión escrita, en un 77,9% de los casos, siendo el registro de ideas
y, en menor medida, la ordenación de estas operaciones cognitivas en las que estos sujetos
encuentran los mayores problemas. Las conclusiones revelan que, en general, estos estudiantes
piensan en los objetivos y en las ideas que van a plasmar en sus textos, así como en las perso-
nas que los leerán, sin apreciarse diferencias significativas entre ellos, por razones de edad, de
género o nivel de escolarización.
Abstract
The skill of writing constitutes a complex but essential learning process in school. This
article describes a research project planned to discover the process through which visually
impaired students approach writing and to identify their difficulties. The sample for the study
was made up of six female and five male visually impaired students aged between 11.4 and
20.3 (average age 15.6).The research itself followed a qualitative focus and used the collective
case study method. Data were collected in cognitive interviews through a questionnaire/guide
offering students clues, in the form of questions, about the operations and processes inherent in
planning. The questionnaire was designed and validated beforehand according to the experts’
judgement and triangulation procedures. All the interviews were recorded and subsequently
transcribed word for word.
Research results were obtained via content analysis, by means of the appropriate
categorisation system based on the theoretical model (Flower and Hayes 1981; Hayes 1996).The
results revealed that in general students of this kind are familiar with the cognitive processes
involved in planning written compositions, and they perform the operations planning entails
when they face tasks requiring written expression in 77.9% of the cases. The recording of
ideas and, to a lesser extent, the organization of ideas are the cognitive operations in which
these individuals have the most trouble.The conclusions reveal that these students think about
the objectives and ideas they want to write about in their text and also about the reader. No
significant differences are found among students by age, sex or schooling level.
Keywords: writing planning, planning operations, strategies for supporting the writing
process, visual disabilities, case study.
Introducción
La expresión escrita es una habilidad fundamental para los estudiantes, de tal manera
que quienes carecen de las destrezas adecuadas para demostrar el conocimiento y co-
municar sus pensamientos y creencias se encuentran en una situación de grave desven-
taja. Pero aprender a escribir es un proceso multifacético que está condicionado por
diversas variables. Así, la revisión de la literatura sobre la escritura revela la existencia
de diversos estudios, realizados con diferentes grupos de sujetos, en los que se analizan
las dificultades inherentes a este aprendizaje escolar. Algunos estudios han identificado
las principales dificultades escritoras del alumnado: progresión temática, conocimiento
semántico, morfosintáctico y metacognición (Lecuona, et ál., 1999; González y Martín,
2006). Otras investigaciones atribuyen estos inconvenientes a ciertos usos inadecuados
de las estructuras textuales y de estilo (Ramos, et ál., 2005), a dificultades globales en la
adquisición y el procesamiento de las habilidades lingüísticas (Dockrell, et ál., 2007) o a
ciertas discapacidades (Englert, et ál., 2007; Rodríguez, 2007).
De otra parte, los estudios realizados con sujetos que presentan dificultades de
aprendizaje revelan que estos sujetos luchan contra casi todos los aspectos de la es-
critura (Re, Pedron y Cornoldi, 2007; Espin, et ál., 2008). En efecto, tienden a crear
composiciones más cortas, menos elaboradas y con más errores mecánicos (Gleason
e Isaacson, 2001); carecen del conocimiento de la estructura textual (Newcomer y
Barenbaum, 1991) y de las habilidades para la ejecución de los procesos de escritura
(Graham, Harris y Troia, 1998; Graham, 2006); suelen generar el contenido de forma li-
neal (Bereiter y Scardamalia, 1987; McCutchen, 1995) e incompleta (Englert y Raphael,
1988); expresan las ideas sobre el tema sin demasiada relación entre ellas (Gersten y
Baker, 2001; Williams, 2003) y de forma confusa e incoherente (Troia, 2006).
Finalmente, en el contexto español, existen algunos trabajos similares al que se
presenta, realizados con diferentes grupos de sujetos, en los que se plantean objetivos
relacionados con los procesos psicológicos implicados en la composición escrita. En
ellos se achaca las dificultades escritoras a diversas causas:
Gallego, 2008b), por lo que los errores de expresión derivan de fallos en el uso
de estrategias cognitivas y metacognitivas (Lecuona, et ál., 2003).
n Los sujetos con sordera muestran un inadecuado dominio en las tareas de se-
lección, secuenciación y registro de ideas (Gutiérrez y Salvador, 2006).
n Los estudiantes de 3º de Primaria a 3º de ESO manifiestan un progresivo in-
cremento del conocimiento metacogitivo de la escritura, al pasar de curso
(García y Fidalgo, 2003).
n Los sujetos con retraso mental desconocen las estructuras textuales, no pien-
san suficientemente en los contenidos, ideas o palabras relacionadas con el
tema de escritura y desdeñan el uso de determinados recursos o «trucos» para
la construcción de un texto (Gallego, 2008a).
En otro sentido, la literatura sobre el alumnado con discapacidad visual (DV) pone de
manifiesto la existencia de abundantes estudios, en los que se analizan diferentes ámbitos
o dimensiones de estos sujetos, como la importancia de la información visual en el recono-
cimiento de palabras por niños con baja visión (Gompel, et ál., 2003), las estrategias para
incrementar las habilidades visuales de los alumnos con discapacidad (Li, 2004), la afecta-
ción de la baja visión al proceso lector (Bosman, et ál., 2006), las disfunciones sintácticas
detectadas en textos producidos por estudiantes con baja visión o invidentes (Rodríguez,
2007), o el desarrollo y evaluación de ayudas optoelectrónicas para pacientes con baja vi-
sión (Peláez, 2007). Sin embargo, se desconocen estudios acerca de los procesos ejecutivos,
de carácter cognitivo, activados por estudiantes con DV durante la expresión escrita, lo que
permite justificar la necesidad de esta investigación en el marco de los trabajos actuales.
Ahora bien, dada la dificultad para analizar y comprender en profundidad el pro-
ceso global de la composición escrita y la relevancia otorgada al hecho de reflexionar
previamente sobre la escritura (Hayes, 1996), esta investigación se ha centrado en uno
de los procesos cognitivos (la planificación) que supuestamente los estudiantes acti-
van durante la composición de un texto. Diversas razones avalan esta decisión (véase
Graham y Harris, 2005a), máxime cuando modelos influyentes de escritura otorgan
una relevancia extraordinaria a procesos cognitivos como la planificación o la autorre-
gulación, considerándolos como elementos centrales de la expresión escrita (Hayes y
Nash, 1996; McCutchen, 2006).
Teniendo en cuenta lo anterior, los objetivos planteados en esta investigación fue-
ron: Determinar la habilidad que el alumnado con DV posee para planificar sus textos;
evaluar el proceso cognitivo de la planificación de la escritura por estos e identificar
posibles disfunciones; proponer orientaciones didácticas para la mejora.
Ahora bien, dado el carácter exploratorio del estudio, y de acuerdo con los obje-
tivos planteados, las hipótesis iniciales se formulan como interrogantes básicos: ¿Los
sujetos con DV conocen y utilizan el proceso de planificación textual? ¿Qué estrate-
gias cognitivas activan estos durante la planificación de un texto? ¿Qué dificultades
encuentran en dicho proceso?
Diseño y metodología
Sujetos
La investigación se realizó con una muestra de once sujetos con baja visión (seis alum-
nas y cinco alumnos), de edades comprendidas entre los 11,4 y los 20,3 años (media
de 15,6), que estaban escolarizados en diferentes centros públicos de la provincia de
Granada. Su localización, selección y acceso fue posible gracias a la colaboración de
los Equipos de Apoyo Educativo a Ciegos y Deficientes Visuales (Eaecdv) de Granada.
Ninguno de ellos presentaba plurideficiencias o deficiencias asociadas a la visual. To-
dos presentaban un deterioro considerable de la agudeza visual (entre 1/3 y 1/10) y
un campo visual reducido (entre 20º y 10º). Algunos (cuatro) presentaban afecciones
en la percepción de los colores y otros (cuatro) son altamente sensibles al contraste.
Todos poseían suficiente capacidad para reflexionar sobre la escritura.
En suma, son estudiantes que pese a su DV pueden hacer uso de su resto visual,
por ejemplo, para la escritura en tinta. Tras la revisión de investigaciones de nuestro
panorama geográfico, el criterio de selección anterior confiere o incrementa el carác-
ter inédito de esta investigación. Conviene subrayar, no obstante, que el grupo de suje-
tos se considera como un «caso», sin detrimento de que puedan detectarse diferencias
intra-caso (véase Tabla i).
Curso 4º ESO 2º ESO 2º Bachill. 4º ESO 2º Bachill. 1º ESO 1º ESO 3º F.P. adapt. 4º ESO 5º Prim. 6º Prim.
Escritura Tinta Tinta Tinta Tinta Tinta Tinta Tinta Tinta Tinta Tinta Tinta
referido a la planificación (véase Tabla ii), pretende, en nuestro caso, ayudar al alumna-
do a reflexionar y verbalizar lo que hace inmediatamente después de elaborar el texto,
para colegir los procesos ejecutivos de la escritura y las posibles relaciones entre
ellos. El cuestionario fue valorado por diferentes investigadores expertos en lenguaje
escrito, quienes determinaron la validez de su contenido, de acuerdo con criterios de
representatividad y relevancia de los ítems, ya que obtuvo el consenso unánime de
los expertos, después de meditar sobre diferentes cuestiones (¿las preguntas recogen
verdaderamente información sobre las operaciones de la planificación de la escritura?,
¿las cuestiones planteadas admiten interpretaciones diferentes?, ¿son pertinentes, te-
niendo en cuenta la información que se desea obtener?, ¿proporcionan al investigador
los datos que necesita para responder al problema de estudio?).
ESTRATEGIAS DE PLANIFICACIÓN
1. Génesis de ideas
1) Antes de escribir un texto ¿piensas lo que vas a escribir?
2) Cuando vas a escribir un texto ¿piensas las palabras que están relacionadas con el tema?
3) ¿De dónde sacas las ideas: de la cabeza, de algo que has leído...?
4) Cuando vas a escribir un texto ¿buscas palabras o simplemente las que recuerdas?
5) ¿Las anotas?
6) Las palabras o ideas que recuerdas ¿las escribes todas o eliges algunas?
7) ¿Anotas en una hoja aparte lo que quieres poner en el texto, antes de escribirlo?
8) ¿Usas alguna fórmula para recoger y ordenar las ideas y no olvidarlas?
9) En el momento de escribir el texto ¿escribes lo que se te va ocurriendo o tienes en cuenta lo que pensaste
antes de escribir y anotaste?
10) Cuando escribes un texto ¿encuentras las palabras adecuadas para expresarte?
11) Las palabras que finalmente escribes ¿son las palabras que realmente tú querías poner?
12) ¿Sabes cómo y dónde encontrar nuevas palabras e ideas para escribir?
2. Formulación de objetivos
13) ¿Por qué sueles escribir un texto o una redacción?
14) Antes de escribir ¿piensas en la persona que lo leerá?
15) Cuando escribes ¿lo haces para que otra persona lo entienda?
16) ¿Qué quieres conseguir cuando escribes un texto?
17) ¿Qué haces para conseguirlo?
18) ¿En qué parte del texto se puede notar?
Resultados
Auditorio (+P2/-P2)
El análisis cualitativo de esta categoría refleja que mayoritariamente los entrevistados,
antes de escribir un texto, piensan en los destinatarios y tratan de acomodarse a ellos,
aunque, a veces, los de menor edad admitan que ignoran a la audiencia u ofrecen res-
puestas dubitativas, tal vez por el desfase cronológico o por el grado de conocimien-
tos adquirido, en su nivel de escolarización:
Objetivos (+P3/-P3)
Aunque los objetivos que estos estudiantes pretenden son abundantes y muy diversos,
el análisis en profundidad de las entrevistas revela una ausencia de iniciativa en los
alumnos al construir textos, independientemente de su nivel de escolaridad, dado que
el motivo principal por el cual estos se enfrentan a la elaboración de un escrito devie-
ne de las exigencias del profesor. Si bien algunos sujetos admiten cierta disposición
hacia la escritura:
No obstante, las respuestas ponen de manifiesto que las intenciones del alumnado
no son unívocas y se sustentan en una combinación de motivaciones. Con indepen-
dencia de su nivel de escolarización y de su edad, mientras unos pretenden obtener
un texto comprensible, o satisfacer su gusto personal o el del lector, otros manifiestan
el deseo de desarrollar su imaginación, proyectar sus sentimientos, o simplemente
admiten que su única intención es que les salga bien el texto:
Frecuentemente los sujetos admiten que las intenciones o finalidades de sus tex-
tos se pueden apreciar en todo el escrito, en la manera de expresarlo, aunque, a veces,
admitan que es al final de sus textos donde mejor se puede notar esa intencionalidad
o eludan responder a la pregunta:
P: ¿En qué parte del texto se puede notar las intenciones o finalidades de tu escrito?
R: Cuando se lee mejor (ES1); en la claridad del tema y de la historia (ES6); por-
que lo vas leyendo y se va notando… (ES9, ES10); en el desarrollo ¿no? (ES4);
en la claridad del tema (ES6).
R: Pues en la segunda parte (ES2). En la construcción de las oraciones (ES3).
En el final (ES7).
Algunas de estas intenciones parecen estar estrictamente condicionadas por las exi-
gencias que se derivan de las convenciones sociales de la escritura (presentación, tipo-
grafía) y, sobre todo, por la actitud del escritor para agradar o divertir a sus destinatarios:
P: De las palabras o ideas que te vienen a la cabeza ¿las escribes todas o eliges
algunas?
R: Selecciono algunas… (ES1, ES2, ES4, ES7, ES8, ES10);… intento escribir bas-
tantes, nunca todas… (ES5).Todas las que me acuerdo (ES7). Las escribo todas
(ES11).
P: Cuando escribes un texto ¿encuentras las palabras adecuadas para expresar
lo que querías decir?
R: Sí (ES1, ES2, ES5, ES10, ES11); yo creo que sí (ES3, ES8). No siempre… pero…
me pongo a pensar… hasta que… lo consigo (ES5).
El análisis cualitativo de las entrevistas desvela que no es habitual que estos sujetos
recurran al uso de esquemas, cuadros o trucos que les facilite la organización general
de un texto, ya que, en general, escriben las ideas como se les van ocurriendo:
P: ¿De dónde sacas las ideas para escribir un texto o una redacción?
R: De la cabeza (ES1, ES5, ES7, ES10, ES11).
R: De la experiencia… (ES4); de lo que tengo alrededor… (ES5); escuchando a
la gente hablar (ES5); de lo que he leído (ES6).
P: Cuando vas a escribir un texto ¿buscas palabras o simplemente las que te
vienen a la mente?
R: Buscar otra parecida (ES1, ES4, ES7). Me pongo a pensar (ES8);… esperarme
a que encuentre lo que pega (ES11).
P: Pero ¿tú sabrías otros sitios donde encontrar ideas para poner en tus textos?
R: … de otros libros… (ES2, ES4, ES11);… en las enciclopedias… (ES7, ES8, ES9,
ES10); de lo que leo… y lo que me han contado… (ES4, ES6, ES8, ES9).
P: ¿Usas alguna fórmula o truco para organizar las ideas en tus textos?
R: Sí, anoto la idea… en una hoja aparte (ES3, ES9).
R: Sí, en mi libreta pongo… la he conseguido de aquel… atlas… enciclopedia
(ES9).
P: ¿Usas alguna fórmula o truco para organizar las ideas en tus textos?
R: No (ES2, ES4, ES11). Las memorizo (ES1). No… nunca apunto nada (ES5).
R: … bueno, a veces (ES7, ES10).
P: ¿Antes de escribir un texto o una redacción piensas qué tipo de texto vas a
escribir?
R: Sí (ES4, ES5, ES8);… si es narrativo hay que hacerlo narrativo… (ES1);…
pienso siempre cómo… (ES9).
R: Sí… digo primero voy a describir el televisor, después lo otro y lo otro…
(ES9);… el desenlace y el nudo, cómo empezó, si fue por la tarde, por la maña-
na… (ES10); sí… sigo un orden (ES5).
R: … hay que poner primero si se diferencian por los cristales o por… (ES6).
P: ¿Sigues alguna regla que te ayude a recordar las partes del texto?
R: No, bueno, tengo mis propias reglas… (ES5);… lo que nos dice la maestra
(ES10). Sí, pienso siempre… (ES9). No tengo costumbre… (ES8). Siglo la regla de las
instrucciones… de los libros (ES9). … lo que nos dice la maestra (ES10).
Aunque los resultados de este estudio son sugerentes, la naturaleza del diseño acon-
seja ciertas precauciones en su interpretación. No obstante, el rigor científico mante-
nido permite hacer modestas aportaciones al conocimiento de uno de los procesos
cognitivos de la escritura más relevantes (la planificación) por el alumnnado con DV,
a sabiendas de la prudencia que debe imperar en este tipo de estudios a la hora de
generalizar sus resultados (Bardín, 1986; McCarthur, Graham y Fitzgerald, 2006). En
efecto, los hallazgos son ilustrativos y permiten señalar inicialmente dos conclusiones
generales: los estudiantes con DV ejecutan la mayoría de las operaciones cognitivas de
planificación de la escritura, cuando se enfrentan a la elaboración de un texto; estos
sujetos muestran, no obstante, algunas disfunciones durante dicho proceso.
Sin embargo, teniendo en cuenta los objetivos de este estudio, se ha de dar res-
puesta a las tres cuestiones planteadas inicialmente, para determinar las principales
aportaciones de esta investigación. Se ha de insistir, no obstante, que estos descubri-
mientos no son exclusivamente característicos del alumnado con DV, sino que, como
puede observarse en las investigaciones citadas en la introducción de este artículo,
algunos de estos hallazgos se han constatado también con otros grupos de sujetos.
– Generalmente, piensan en las ideas que van a plasmar en sus textos, así
como en las personas que los leerán, antes de iniciar el proceso de textua-
lización.
– Son conscientes de la diversidad de objetivos que subyacen a la elabora-
ción de un texto. En efecto, los entrevistados se mueven tanto por objeti-
vos personales, comunicativos, escolares y, especialmente, de divertimento,
aunque, a veces, ignoren las intenciones de sus escritos.
– Este alumnado muestra una reseñable preocupación por el deseo de agra-
dar con sus escritos, por las exigencias que derivan de las convenciones
sociales de la escritura (presentación, tipografía) y, en menor medida, por
el vocabulario que utiliza en sus textos.
– Frecuentemente, los sujetos, aunque son capaces de identificar diferentes
fuentes generadoras de ideas (su propio pensamiento, libros, diccionarios,
entorno), no suelen recurrir a ellas para obtener información, e incorporan
en sus textos tanto las ideas que poseen sobre el tema de escritura como
lo que se les ocurre en el momento de la redacción de sus escritos. Si bien,
esto lo hacen de manera un tanto selectiva.
– Pese a desconocer los diversos tipos de textos, estos estudiantes tienden a
organizar adecuadamente las ideas que incluyen en sus escritos.
– En general, no se aprecian diferencias significativas entre los sujetos, por
razones de edad, género o nivel de escolarización.
– ¿Qué dificultades encuentran en dicho proceso?
– Finalmente, este estudio revela que las principales dificultades de los suje-
tos en el proceso de planificación son:
– Desconocen la relevancia que tiene el uso de borradores en la cons-
trucción de los textos, así como el hecho de registrar previamente las
ideas.
– Ignoran la importancia que tiene la variedad de fuentes disponibles, a
pesar de conocerlas, para mejorar la calidad de ideas de un texto.
– Poseen escasa iniciativa o falta de motivación inicial hacia las activida-
des escritoras.
– Desdeñan el uso de determinados recursos o «trucos» en la construc-
ción de un texto y minimizan la relevancia que tiene la ordenación
previa de ideas, antes de plasmarlas en un escrito.
– Incorporan frecuentemente en sus textos lo que se les ocurre en el
momento de realizar la transcripción.
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Resumen
Este artículo presenta los resultados de un estudio sobre las formas de participación de
los municipios en educación. La metodología empleada incluye la revisión de las páginas web
oficiales de 30 municipios seleccionados del Estado español, los efectos y los resultados de los
programas de participación en educación a partir de 18 entrevistas a concejales de educación,
técnicos municipales de educación y miembros de la comunidad educativa local, así como el
análisis de ocho buenas prácticas de participación de los municipios en educación selecciona-
das de acuerdo a los criterios de amplitud, sedimentación y novedad. La tipología de activida-
des educativas analizadas y que organizan los ayuntamientos es, por lo general, bastante amplia
y diversa. Asimismo, el conocimiento e implicación de la ciudadanía en planes, programas y
proyectos es crucial si se desea que respondan a las necesidades y a los intereses municipales.
Los municipios que desarrollan políticas educativas amplias, transversales e innovadoras se
preocupan así por la formación de una ciudadanía comprometida con su entorno.
Las conclusiones del estudio ratifican que la participación en educación requiere de unas
condiciones mínimas y de unas instituciones educativas capaces de cooperar en la satisfacción
de los intereses colectivos. Los municipios con estructuras organizativas más abiertas, partici-
pativas, horizontales y operativas, suelen obtener unos resultados mejores en las distintas ac-
tuaciones de participación en educación, que no los que mantienen unas estructuras cerradas,
verticales, exclusivas y poco funcionales. Principalmente, las propuestas para mejorar la partici-
pación en educación se traducen en que los ayuntamientos reclaman una mayor corresponsa-
bilidad en educación. Por su parte, las administraciones locales que pretenden ser motores de
cambio deben generar propuestas que aumenten el interés educativo en el conjunto de toda la
ciudadanía, garantizando su calidad, una gestión centrada en las personas y que tengan como
meta la cohesión social de sus respectivas comunidades.
Abstract
This article presents the results of a study about the ways local government participates in
education. The methodology includes reviewing the official websites of 30 selected cities and
towns of Spain, the effects and results of programmes for participating in education according
to 18 interviews with the heads of local education departments, municipal education experts
and members of the local education community, and the analysis of eight good practices for
local government participation in education, selected according to the criteria of breadth,
sedimentation and novelty.The types of educational activities organised by local governments is,
in general, fairly broad and diverse. Citizen knowledge of and engagement in plans, programmes
and projects is found to be crucial in order to meet local needs and interests. Cities and towns
that implement broad, cross-cutting, innovative educational policies are therefore concerned
about educating citizens who feel a commitment to what they have around them.
The conclusions of the study confirm that participation in education requires certain
minimum conditions and educational institutions capable of cooperating in the satisfaction of
collective interests. Cities and towns that have more open, participative, horizontal, operational
organizational structures often get better results in actions to participate in education than do
cities and towns that maintain closed, vertical, exclusive, non-functional structures. Proposals
for improving participation in education mainly mean that local councils call for greater shared
responsibility in education. Local administrations that want to spur change must bring out
proposals to heighten interest in education among all citizens as a group by guaranteeing the
quality of education, a people-oriented management style and the goal of social cohesion for
their respective communities.
Introducción
La fundamentación teórica que está detrás del estudio empírico toma en cuenta como
antecedentes la participación social de la educación desde una perspectiva global, con
el análisis sobre la educación como derecho, sus finalidades y objetivos, las relaciones
entre la educación y la participación social, entre escuela y comunidad (Soler, 2006; Bo-
lívar, 2005; Gairín, 2004; Apple y Beane, 1997) y entre educación y ciudadanía (Bosch y
Batlle, 2006; Subirats, 2004; Carneiro, 1999). En este sentido, compartimos con Gairín y
San Fabián que la participación social en educación es, en última instancia:
Los diversos autores apuntan y parecen coincidir en la necesidad de que los ayun-
tamientos promuevan una educación que contribuya al desarrollo personal y colec-
tivo y a la evolución social, para unas sociedades más cohesionadas y justas. También,
destacan que los servicios personales municipales deben regirse por principios de
equidad y «comprensividad». Finalmente, resaltan la necesidad de coordinación entre
los distintos servicios municipales implicados, directa o indirectamente, con la edu-
cación, exigiendo un necesario trabajo transversal desde la colaboración y la coope-
ración.
Sostenemos, en este contexto, que el municipio puede constituir un espacio im-
portante para la participación en educación, además de ser un instrumento para la
gestión específica de algunas cuestiones educativas, dada su proximidad con los pro-
blemas y las necesidades de la ciudadanía. De todas maneras, su incidencia y recono-
cimiento dependerá, especialmente, de su capacidad de gestión e influencia sobre la
red de agentes educativos que operen en el municipio y de las complicidades que
establezca con otras instituciones implicadas también en la concreción y desarrollo
efectivos de la educación. Se trata, en última instancia, de compartir finalidades, coope-
rar en proyectos comunes y facilitar la creación de redes educativas.
La presente investigación asume así muchos de los desarrollos teóricos que se
han realizado sobre la participación social en educación, pero trata de averiguar si las
concreciones existentes denotan que la participación educativa a nivel municipal es
necesaria, deseable y posible. Más allá de verificar los modelos y formas que adopta la
participación, se trata de constatar su viabilidad y posibilidad de mejora a través del
análisis y debate con los resultados.
Diseño y metodología
son los fenómenos que en ella acontecen. La generalización de resultados queda limi-
tada, no obstante, por el número de participantes en el estudio y su representatividad.
Asimismo, cabe destacar que no ha sido posible una amplia intersubjetividad en el
conjunto del trabajo, ni un análisis contrastado por varios investigadores que aportara
mayor validez, pluralidad y riqueza, tal y como se aconseja en muchas investigaciones
de corte cualitativo. A pesar de ello, se han contrastado las fuentes de información, y
los instrumentos, que se han validado como veremos a continuación.
La metodología desarrollada incluye: análisis de experiencias, a partir del análisis
de las páginas web oficiales de 30 municipios; análisis de los efectos y resultados
por medio de entrevistas a seis concejales de educación, seis técnicos de educación
de los ayuntamientos y seis miembros de la comunidad educativa local; y análisis de
ocho buenas prácticas de participación de los municipios en educación, mediante el
análisis de la documentación (memorias, artículos, informes, libros, actas y entrevistas
a responsables y usuarios). Salvo el análisis de las páginas web, el alcance geográfico
del estudio abarca, fundamentalmente, a municipios de Cataluña.
El muestreo empleado ha sido no probabilístico e intencional. Para el análisis de
páginas web, se ha utilizado un muestreo accidental, o de conveniencia, procurando
municipios de tamaño diverso y que pertenecieran o no a la Asociación Internacional
de Ciudades Educadoras (aice), para ver si la condición de pertenecer a esta implicaba
una mayor participación de los municipios en educación. El Cuadro i recoge los mu-
nicipios participantes en función de los dos criterios señalados.
Canovelles Monzón
Ciutadella de Menorca Los Alcázares
Menos de 50.000 Menos de 50.000
Tudela Sant Vicenç del Raspeig
habitantes. habitantes.
Peligros Boadilla del Monte
Adeje El Masnou
La selección de los municipios –uno por categoría– para las entrevistas combina
los criterios de accesibilidad, número de habitantes y pertenencia o no a la aice. Los
municipios de Valladolid, León, Hospitalet de Llobregat, Cornellà de Llobregat, Cano-
velles y El Masnou fueron los seleccionados.
Se entrevistó a tres informantes por municipio, de acuerdo a un planteamiento
multicriterio, que combina elementos de caso típico, de variación, de caso crítico,
sensible y de conveniencia, tal y como ya enumeró Flick (2004) citando a Patton
(1980); buscando el que pudieran aportar reflexiones, ideas y propuestas elaboradas y
mostraran disposición por colaborar de manera activa con el trabajo de investigación.
Así mismo y con la intención de aportar rigor y credibilidad a la información reca-
bada, se triangularon informantes de tres categorías diferenciadas: nivel de políticos,
con seis concejales de educación; nivel de técnicos, con seis técnicos municipales
de educación; y nivel de usuarios o miembros de la comunidad educativa local (un
director de centro, un profesor, un maestro, un miembro de una ampa y dos ciudadanos
pertenecientes a entidades del tejido asociativo local).
Para la selección de las buenas prácticas, véase Cuadro ii, se utilizaron los criterios
de amplitud, sedimentación y novedad, aunque también se tuvo en cuenta el que
fueran reconocidas como tales por los responsables técnicos y políticos de los ayunta-
mientos, la variada tipología del contexto (grandes, pequeños y medianos municipios);
y su representatividad (de ciudadanos participantes, de instituciones implicadas, etc.).
Se excluyeron propuestas con peculiaridades extremas y otras con vinculación direc-
ta con los investigadores principales del estudio.
Buenas
Aspectos de análisis Páginas web
prácticas
Características e informaciones generales X
Disposición de concejalía de educación X X
Importancia o visión de la participación del municipio en educación X
Estado de la participación del municipio en educación X
Dificultades para participar en educación X
Experiencias (planes, programas, proyectos, actividades) X X
Tipología de actividad X X
Difusión de las prácticas y experiencias X
Puntos fuertes y débiles de las experiencias X
Recursos, apoyos, ayudas, etc. X X
Conocimiento – vinculación con otras experiencias X
Propuestas para mejorar la participación de los municipios en educación X
Justificación y origen (motivación inicial) X X
Contexto de desarrollo de las experiencias (descripción – características) X X
Destinatarios de las experiencias X X
Finalidad y objetivo de las experiencias X X
Contenidos – desarrollo de las experiencias X X
Proceso – estrategias metodológicas X X
Observaciones X X
En el análisis de páginas web, cerca del 30% de los municipios contestó a nuestra
petición de información complementando así la información a disposición pública
que figura en sus páginas web oficiales, haciendo llegar a nuestras manos distintos
materiales y soportes complementarios. Aquí, hemos reparado en las finalidades y los
objetivos que persiguen los municipios en materia educativa, en los procesos organi-
zativos que se ponen en marcha y en la tipología de actividades que desarrollan (un
total de 27 tipos de actividades diferentes). Por lo que se refiere al análisis de buenas
prácticas, nos hemos centrado en su descripción, atendiendo a sus características ge-
nerales y, también, en el análisis de su funcionamiento y, por consiguiente, en sus
filosofías, estructuras y los resultados y efectos producidos.
Resultados
reses colectivos, así como permite desarrollar valores de solidaridad y espíritu crítico.
Igualmente, la participación de la ciudadanía produce mejores resultados educativos
cuando se comparten metas, se trabaja de manera colaborativa y los agentes implica-
dos intervienen en la gestión de la educación.
Con los turnos rotatorios de trabajo que tengo en la fábrica, dispongo de muy
poco tiempo para participar en educación. (Usuario).
Casi siempre participamos los mismos, falta más implicación de las familias en
la organización y gestión de actividades educativas. (Usuario).
Para los técnicos, los recursos destinados a la educación, a veces, son escasos y,
especialmente los humanos, se ven desbordados por la cantidad de esfuerzo, trabajo y
tiempo que dedican. En cuanto a los apoyos y los soportes implicados, se destaca una
tendencia hacia el trabajo transversal entre distintas concejalías, áreas y servicios loca-
les, mediante el desarrollo de planes, programas y proyectos municipales que tienen
como pilares el diálogo, el consenso y el trabajo en red.Asimismo, para los usuarios es
importante que, en el desarrollo de estas actuaciones, exista colaboración de las enti-
dades y del tejido asociativo local, así como de administraciones e instituciones edu-
cativas de rango superior desde acuerdos de cooperación, en opinión de los políticos.
Las propuestas para mejorar la participación social en educación se traducen, por
lo general, en la reclamación por parte de los ayuntamientos de una mayor corres-
ponsabilidad en educación, que les permita orquestar actuaciones educativas para el
conjunto de la ciudadanía. Consideran que deben seguir promoviendo la idea de que
la educación va más allá de la escuela, fomentando su participación y mejorando la
difusión de las diversas actuaciones. Explicitan, por otra parte, que hay una voluntad
manifiesta para continuar realizando las experiencias de participación ciudadana al
servicio de las personas y de la cohesión social que funcionan bien, a la vez que para
ampliar las distintas ofertas formativas municipales.
Hay que seguir impulsando planes educativos con la perspectiva general del
municipio, en los que la ciudadanía se implique cada vez más. (Técnico).
El análisis de buenas prácticas refleja que los cambios sociales, culturales, políticos
y económicos producidos en los municipios generan oportunidades de aprendizaje y
formación. Así, los municipios que actúan como entidades educadoras, favorecedoras
de la participación social en educación, se preocupan por desarrollar políticas educa-
tivas amplias, transversales e innovadoras y procuran una formación de personas com-
petentes y comprometidas, ética y moralmente, con su entorno. Ese tipo de políticas
educativas más avanzadas contemplan estructuras organizativas abiertas, participati-
vas y más horizontales que verticales.
Por último, los resultados de estas buenas prácticas remarcan la idea de que la
ciudadanía tiene que ver cumplido su derecho a disfrutar, en igualdad y libertad,
de los medios y oportunidades de formación, entretenimiento y desarrollo personal
que los municipios ofrecen. Al respecto, el fomento y el apoyo al asociacionismo con-
tribuyen a mejorar la participación y la corresponsabilidad cívica, así como la puesta
en marcha de actuaciones que incumben al conjunto del municipio. Por consiguiente,
los planes, programas y proyectos basados en la participación ciudadana, la planifi-
cación estratégica y la corresponsabilidad social en la educación parecen ser unos
buenos instrumentos de gobierno educativo en los municipios al servicio de la comu-
nidad y de su desarrollo socioeducativo.
Discusión de resultados
municipalidad. Para ello, es preciso que la educación ocupe un lugar prioritario entre
las políticas municipales.
La demanda de participación a la ciudadanía para la mejora social y de la calidad
de vida se topa, en ocasiones, con una democracia más representativa que participati-
va y más individualista que solidaria. Por eso, la participación ciudadana no puede limi-
tarse a la información ni a la opinión, debe considerar el compromiso, el esfuerzo y la
toma de decisiones.Además, la mejora de la participación en educación ha de ir acom-
pañada de la mejora de la calidad de vida ciudadana y, por lo tanto, debe garantizar el
derecho a la educación, a un medio ambiente saludable, a la vivienda, al trabajo, etc.
La educación, en tanto que empresa compartida, por lo que no es exclusividad
únicamente de la administración, ni de la escuela, debe contar con la totalidad de ac-
tores implicados en ella. Para ello, se deben crear los órganos que faciliten, realmente,
esa participación, puesto que trabajar en y para la participación produce resultados
más ricos y mejores, a pesar de que conlleve procesos más lentos y complejos. Si la
educación es cosa de todos, y si todos son protagonistas, hay que buscar la compli-
cidad de los diversos agentes en la mejora de la educación. Ello implica satisfacer las
necesidades reales y los intereses de los municipios y de la ciudadanía, evitando hacer
políticas educativas de escaparate.
Asimismo, conviene superar la dificultad que supone la creencia de que la educa-
ción funciona por sí sola, dedicando un mayor tiempo a la vida comunitaria y procu-
rando que la participación recaiga en distintas personas, no solo en las que ya parti-
cipan habitualmente. Ni que decir tiene que hay que contemplar los cambios en los
ámbitos laborales y familiares ya que, en muchas ocasiones, dificultan la participación.
La oferta de actividades realizadas por el conjunto de municipios, generalmente,
es amplia y diversa, pero aún lo es un poco más en el caso de los municipios que
pertenecen a la aice. Así, formar parte de la Asociación favorece la realización de más
y diversas actividades, aunque el número de habitantes por municipio condiciona su
volumen y diversidad. En la medida en que los municipios aumentan de tamaño, tam-
bién aumenta la diversidad de actividades que proporcionan. Por consiguiente, sería
adecuado favorecer el intercambio de experiencias entre municipios de tamaño diver-
so, para ampliar posibilidades de intervención educativa, especialmente por parte de
los municipios más pequeños.
En relación a la difusión de las experiencias de participación desarrolladas por los
municipios, las páginas web, los materiales y las revistas específicas de educación parecen
ser unas herramientas útiles e importantes para difundir actuaciones educativas, aunque
Conclusiones
ción en educación que los que mantienen estructuras cerradas, verticales, exclusivas
y poco funcionales. Por otra parte, el desarrollo educativo a nivel municipal requiere
políticas más generales que las escolares, más amplias, con carácter transversal y con
un enfoque innovador, acompañadas de estructuras horizontales de decisión.
El seguimiento y las evaluaciones de las prácticas educativas municipales tienen
que combinar metodologías, triangular informantes e instrumentos, utilizar distintos
momentos, tener finalidades y objetivos claros, así como unos referentes adecuados.
La capacidad de gobernar implica ser capaz de participar e influir en la gestión
de las interacciones que se dan en la comunidad y en la manera cómo, entre todos,
se ve y articula el futuro común, desde la defensa de los intereses colectivos, median-
do con los particulares. Los poderes públicos tienen la responsabilidad de favorecer
un contexto idóneo para la participación en educación. Así, es preciso garantizar la
formación necesaria a la ciudadanía para que sepa participar, organizar los medios
oportunos para poder participar y motivar a la ciudadanía para que quiera hacerlo.
La actuación de los ayuntamientos en educación ha de considerar la estructura
pedagógica; la red de equipamientos, recursos, medios e instituciones que educan; el
conjunto de acontecimientos educativos planificados; y la masa continua y permanen-
te de espacios, encuentros y vivencias educativas.
Los ayuntamientos, como motores de cambio, han de asegurar propuestas de interés
y necesarias para toda la ciudadanía, garantizando su coordinación y calidad, poniendo
las finalidades al servicio de las personas y de la cohesión social, en favor de los más
desfavorecidos, optimizando recursos y dando protagonismo a la ciudadanía.Además, es
muy importante que los ayuntamientos ofrezcan el soporte y la ayuda necesaria a las ins-
tituciones educativas, al tejido asociativo y a las entidades que promuevan la participa-
ción en educación. Asimismo, también es importante el compromiso y la colaboración
que las administraciones superiores puedan aportar a los municipios para el desarrollo
de planes, programas y proyectos de mejora de la participación en educación.
Llegados a este punto, resulta honesto y oportuno explicitar algunas de las principa-
les limitaciones que han surgido fruto del desarrollo del trabajo de investigación. Se
trata de aspectos relacionados con la relevancia de los resultados obtenidos y con el
En cualquier caso, estas limitaciones han de permitir ajustar el sentido de las in-
formaciones obtenidas, aunque podemos considerar que no alteran los resultados del
estudio significativamente.
Prospectiva
Dado que el tema investigado no está cerrado, planteamos nuevos estudios para seguir
profundizando en la participación de los municipios en educación. Es el caso, entre
otros, de algunos de los siguientes:
Por último, destacar que, a nuestro juicio, estas líneas de trabajo han de permitir
profundizar en el conocimiento sobre la participación de los municipios y de la ciuda-
danía en educación, así como mejorar las prácticas y los procesos que en este ámbito
tienen lugar.
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Dirección de contacto: José Luis Muñoz Moreno. Universidad Autónoma de Barcelona. Dpto.
de Pedagogía Aplicada. Facultad de Ciencias de la Educación. Edificio G-6. Despacho 255.
08193 Bellaterra, Barcelona. E-mail: [email protected]
Resumen
Este estudio está dirigido a conocer la opinión de los orientadores en ejercicio acerca de
la importancia que conceden a distintas áreas formativas para preparar orientadores altamente
competentes en su trabajo y, también, a conocer las necesidades formativas que estos profe-
sionales sienten en la actualidad. En cuanto a la metodología, se ha contado con una muestra
incidental de 568 orientadores, actualmente trabajando en las etapas educativas de infantil,
primaria, secundaria y bachillerato, distribuidos por toda la geografía nacional. La información
se ha recogido mediante la Escala de Necesidades Formativas de los Orientadores, construida
al efecto, y para su análisis se han empleado técnicas correlacionales, de análisis factorial, esta-
dísticos descriptivos y diferencias de medias.
Los resultados indican que los orientadores conceden la mayor importancia a la formación en
atención a la diversidad, en concreto a la formación para la atención de alumnos con problemas
de conducta, de alumnos con deficiencia mental, sensorial o motora, y de alumnos inmigrantes.
También, con el fin de preparar orientadores altamente competentes, consideran importante la
formación en orientación del aprendizaje y del desarrollo personal, en orientación familiar, y
en orientación profesional, así como la formación en metodología y recursos del diagnóstico
Palabras clave: formación del orientador, formación inicial, formación continua, desarrollo
profesional, orientación educativa, orientación escolar, orientador escolar.
Abstract
This study explores educational guidance practitioners’ opinions about the importance
of diverse training areas in preparing highly competent school counsellors. It focuses also on
the training needs currently felt by these professionals. The study is based on a nationwide
Spanish sample composed of 568 educational guidance practitioners currently working at the
pre-school, primary school, compulsory secondary school and non-compulsory secondary
school levels. The data collection tool is a new instrument specifically designed for this study,
the Counsellors’ Training Needs Scale. Correlation analysis, factor analysis, descriptive statistics
and mean differences are employed in data analysis.
According to our results, practitioners assign the greatest importance to the training
domain of the treatment of diversity (i.e., an approach to teaching that pays attention to
how to address students’ individual differences and cultural diversity), mainly the specific
training domains of treatment of students with behavioural problems, treatment of students
with mental, sensorial or motor skill disorders and treatment of immigrant students. Likewise,
in order to prepare highly competent school counsellors, practitioners also appreciate the
importance of the following training domains: guidance of learning and personal development;
family counselling; occupational guidance; methods and resources for educational diagnosis;
and programme design, application and evaluation.The training needs currently demanded by
practitioners basically focus on the treatment of diversity, with special emphasis on students
with behavioural problems and immigrant students with no knowledge of Spanish.The results
highlight the priorities to be followed in order to design undergraduate education programmes
for school counsellors within the framework of the European Higher Education Area (EHEA)
and to offer continuing education plans that answer these professionals’ training needs.
Introducción
Dada la importancia de la orientación educativa, son varios los ámbitos desde los
cuales se han establecido pautas sobre la formación de los orientadores. Entre dichas
pautas podemos destacar las establecidas a nivel legal, las originadas en el contexto
más próximo del orientador y las sugeridas desde la comunidad académica.
Con respecto a las pautas legales, el título cuarto de la logse (Ministerio de Educación
y Ciencia, 1990) estableció la figura del orientador con objeto de favorecer la calidad y
mejora de la enseñanza. Desde entonces han sido numerosas las funciones y demandas
que se le han asignado y que por su nivel de especialización y variedad son difíciles de
abarcar, y más teniendo en cuenta el elevado número de alumnos, profesores y familias
con los que en la mayoría de casos deben trabajar. De hecho, la sobrecarga de funcio-
nes y la ambigüedad de las mismas constituyen una importante fuente de estrés para los
orientadores (Guerrero y Rubio, 2008; Hernández, Santana, y Cruz, 2007), quizás, en parte,
porque hay demandas muy diversas que en muchos casos exceden las competencias que
los orientadores han adquirido en su formación inicial. Paradójicamente, la más reciente
loe (Ministerio de Educación y Ciencia, 2006) no ha contribuido a concretar o a acotar el
papel del orientador.
Aunque recientemente se ha revisado la denominación del profesional de la orien-
tación educativa como parte del cuerpo de profesores de educación secundaria (Real
Decreto 1834/2008, de 8 de noviembre), sustituyéndose con ello la antigua y desafor-
tunada denominación de profesor de Psicología y Pedagogía, aún queda pendiente
una progresiva y más clara delimitación de su perfil profesional, así como de su perfil
de formación inicial de grado (p. ej., Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre) y de
posgrado (P. ej., Máster de Formación del Profesorado de Educación Secundaria, espe-
cialidad de Orientación Educativa; Orden ECI/3858/2007, de 27 de diciembre), tal y
como se viene señalando desde hace tiempo (Sanz y Sobrado, 1998). Por ejemplo, con
respecto a las obligaciones docentes de los orientadores, si bien algunos de estos pro-
fesionales señalan su valor positivo como complemento de su labor orientadora para
conocer más directamente la realidad educativa y mejorar su estatus, otros orientado-
res subrayan lo negativo que resulta añadir la docencia a sus funciones profesionales,
pues ello implica un notable aumento de carga de trabajo a la vez que resta tiempo a
funciones especializadas de gran relevancia, como el diagnóstico educativo (García y
Cano, 2008).
Además de lo establecido a nivel legal, también se ha resaltado la existencia de
demandas cotidianas que otros agentes implicados (por ejemplo, el profesorado, los
estudiantes y las familias) suelen realizar a la figura del orientador (González y García,
2007). Esta vía de generación de demandas al orientador integra las demandas más tra-
dicionales, mayoritariamente contempladas a nivel legal, y las demandas resultado de
los cambios más recientes en la sociedad, como, por ejemplo, pueden ser las relativas
a la inmigración o al uso de nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Finalmente, desde la comunidad académica se ha enfatizado la importancia de la
formación en competencias y de la formación permanente. La formación en competen-
cias (Repetto y Pérez-González, 2007; Sobrado, 1996; Vélaz de Medrano, 2008) plantea
el desarrollo de aquellas competencias profesionales que permitan al orientador desa-
rrollarse de forma equilibrada e interactuar adecuadamente en los distintos contextos y
situaciones relacionadas con su profesión y así poder proporcionar servicios de orien-
tación de calidad. Un claro ejemplo de ello son las competencias centrales (o genera-
les) y especializadas establecidas por la International Association for Educational and
Vocational Guidance (2003; véase también Repetto, 2008) para la formación de orienta-
dores. Esta propuesta ha sido recientemente ampliada con el proyecto eas (European
Accreditation Scheme) sobre la creación de un Sistema de Acreditación Europeo para
Orientadores Profesionales (Reid y Ford, 2008), en el que han participado como repre-
sentantes españoles la Asociación Española de Orientación y Psicopedagogía (aeop) y
el Centro de Investigación sobre Orientación en Competencias para la Inserción y el
Desarrollo Profesional, de la uned.
Por su lado, el planteamiento de la formación permanente parte de la conside-
ración de la formación inicial como insuficiente para que los orientadores logren
un desempeño laboral perfectamente ajustado a las circunstancias cambiantes de su
contexto de trabajo y de las poblaciones con las que trabajan. Diversos estudios a nivel
inicial o continua de los orientadores (Boza, 2004; Guerrero y Rubio, 2008; Vélaz de
Medrano, et ál., 2001).
En esta línea, en una investigación realizada sobre la satisfacción laboral de orien-
tadores de ámbito nacional, se informa de que los orientadores apenas consideraban
que en su trabajo tuvieran posibilidades reales de actualización permanente o de par-
ticipación en programas de perfeccionamiento (Anaya y Suárez, 2004).
Parece, en consecuencia, que las necesidades de formación permanente de los
profesionales de la orientación educativa no están siendo debidamente atendidas.
También parece claro que una respuesta apropiada a estas necesidades ha de partir,
entre otras fuentes, de las demandas expresadas por los que conocen la profesión a
pie de obra y saben, de primera mano, de las necesidades formativas que les exige el
afrontar con garantías de calidad las diferentes situaciones que su trabajo les presenta.
Este estudio pretende aportar información en este sentido.
Objetivos de investigación
Método
Muestra
Para este estudio se empleó un muestreo no probabilístico del tipo casual o por acce-
sibilidad. De acuerdo con Cardona (2002), más allá de cierto tamaño de la población
de referencia (N>5000), un tamaño muestral de 400 resulta adecuado. Por ello se pro-
curó superar como mínimo esta cifra, siempre contando con sujetos procedentes de
las 17 comunidades autónomas.
Una vez desestimados aquellos casos con datos incompletos, se ha contado, finalmen-
te, con la participación de una muestra incidental de 568 orientadores en ejercicio, distri-
buidos por toda la geografía nacional1, que desempeñan su trabajo en las distintas etapas
educativas no universitarias: Educación Infantil (5,5%), Educación Primaria (20,4%), Edu-
cación Secundaria Obligatoria (25,2%), Bachillerato (12,5%), Educación Infantil y Primaria
(27,5%), Educación Infantil o Primaria y Educación Secundaria Obligatoria (5,8%).
En cuanto al sexo, el 63,4% son mujeres, y el 34,2% hombres. El rango de edad
oscila entre 24 y 65 años, con una media de 39,65 años (DT= 9,30). Con respecto a la
experiencia laboral como orientadores, la media es de 8,68 años (DT= 7,06), contando
el 32,2% con menos de cinco años de experiencia laboral, el 34,9% con una experien-
cia de entre cinco y diez años, y el 27,5% con más de diez años de experiencia laboral.
Por otro lado, la antigüedad media en el puesto actual es de 5,35 años (DT= 5,45),
contando el 57,2% con menos de cinco años de antigüedad en el puesto, el 22,9%
entre cinco y diez años, y el 12,9% con más de diez años.
Por limitaciones de espacio, la distribución de la muestra por comunidades autónomas se puede consultar en:
(1)
http://www.uned.es/diagnet/tablas_complementarias.htm
n El grado en el que, en la actualidad, al sujeto le gustaría contar con una mayor
formación en cada una de esas áreas.
Procedimiento
La recogida de datos la llevaron a cabo colaboradores voluntarios, quienes facilitaron
a los orientadores encuestados la posibilidad de responder de forma anónima. Los
encuestados recibían en mano la enfo, la cual, una vez contestada, era devuelta a los
colaboradores.
En primer lugar se procedió a estudiar la estructura factorial de cada una de las dos
subescalas de la enfo mediante análisis factorial exploratorio (afe). Dado que se pre-
suponía una cierta relación entre los factores resultantes, se optó por una rotación
oblicua, siguiendo la recomendación de Kline (1994), y para ello se empleó el método
de rotación Promax y el valor de k=3, de acuerdo con las indicaciones de Hendrick-
son y White (1964).
A continuación se estudió la fiabilidad (consistencia interna) de cada sub-
escala y factor a través del cálculo del alfa de Cronbach (a), y se realizó un estudio
descriptivo de las respuestas dadas por los orientadores a las diferentes facetas, fac-
tores y subescalas de la enfo. Posteriormente, se analizaron las correlaciones entre las
puntuaciones correspondientes a la subescala de importancia y las correspondientes
a la subescala de necesidades. Finalmente se estudiaron las diferencias de medias (t de
Student) en cada ítem/faceta, en cada factor, y en la puntuación global de la enfo en
función de la dimensión evaluada (p.ej., importancia frente a necesidades). También
se analizaron las diferencias de medias en función de la etapa educativa en la que tra-
bajan los orientadores.
Resultados
Los principales resultados relativos a estos análisis (matriz de correlaciones, estructura factorial) no se ofrecen
(2)
aquí por las limitaciones de espacio impuestas por esta Revista. El lector interesado los puede consultar en: http://
www.uned.es/diagnet/tablas_complementarias.htm
En cuanto al ítem otros (ítem nº 26) de la enfo, añadido para recoger la pro-
puesta por los orientadores de otras áreas formativas no cubiertas por la escala,
tan solo fue cumplimentado por 56 de los 568 orientadores de la muestra. Cada
uno de estos 56 orientadores realizó, por tanto, una propuesta de área formativa
que, a su juicio, no estaba explícitamente recogida por los 25 ítems precedentes
de la enfo. Por consiguiente, el 9,86% de los orientadores encuestados consideró
que la enfo omitía algún área relevante de formación permanente. Esto conduce
a afirmar que el 90,14% de la muestra de orientadores encuestados no observó
ninguna omisión destacable.
Tras un análisis del contenido de estas 56 áreas se observó que la mayoría de ellas
(39 de 56) consistían en áreas formativas dispares, de modo que apenas había casos en
que una misma área formativa hubiera sido propuesta por dos orientadores distintos.
Entre las 17 áreas restantes se observó una coincidencia levemente mayor.Así, a modo
de análisis factorial subjetivo, entre estas 17 áreas se identificaron las siguientes cinco
categorías, tomando como criterio de constitución de categoría el que cada una de
ellas subsumiera un mínimo de tres propuestas similares (esto es, propuestas realiza-
das por tres orientadores distintos):
Los principales resultados relativos a estos análisis (matriz de correlaciones, estructura factorial) están disponi-
(3)
Consistencia interna
rias.htm
TABLA I. Media, desviación típica (DT), tamaño del efecto de las diferencias de medias (d), y
coeficiente de correlación de Pearson (r)
Nota: los resultados referidos a la subescala importancia son aquellos expresados sin paréntesis, mientras que los referidos a la
subescala necesidades son aquellos expresados entre paréntesis; r = correlación entre las respuestas a la subescala importancia y
a la subescala necesidades. Cálculo del índice «d» de Cohen (1992) o «diferencia media tipificada» para el tamaño del efecto de las
diferencias inter-dimensión para cada faceta, factor y para la puntuación global de la ENFO: d = (Mi - Mn) / [(Dti+ Dtn)/2] donde Mi es
la media correspondiente a la dimensión o subescala importancia, Mn es la media correspondiente a la dimensión necesidades, Dti es la
desviación típica para importancia, y Dtn es la desviación típica para necesidades; Categorización de «d»: 1 = cercana a cero (d ≤ 0.10);
2 = pequeño (0.11 ≤ d ≤ 0.35); 3 = moderado (0.36 ≤ d ≤ 0.65); 4 = grande (0.66 ≤ d ≤ 1.00); 5 = muy grande (d > 1.00). Se destacan
en negrita los tamaños del efecto de valor superior a 0.66; * = p<.05; ** = p<.01.
De acuerdo con los datos expresados en la Tabla i, los grandes núcleos (factores) formativos
a los que los orientadores conceden mayor importancia en orden a formar un orientador
altamente competente son los de Atención a la diversidad, Campos de la orientación
educativa, y Diagnóstico en educación, que son valorados con una importancia entre alta
y muy alta. Con una importancia entre media y alta les siguen los factores de Programas de
orientación, Legislación educativa, y Currículo, por este orden.
A nivel de áreas formativas específicas es de destacar que todas las incluidas en el
factor Atención a la diversidad son valoradas con una importancia entre alta y muy
alta, y, de hecho, son las más valoradas de todas las contempladas en la enfo La que es
considerada más importante es la atención de alumnos con problemas de conducta, a
la que siguen, en orden, la integración escolar, la atención de alumnos con deficiencia
mental, la atención de alumnos inmigrantes sin conocimiento de nuestro idioma, la
atención de alumnos con deficiencia sensorial, la atención de alumnos con deficiencia
motora y, finalmente, la atención de alumnos inmigrantes hispanohablantes.
Dentro de los Campos de la orientación educativa, se consideran con una impor-
tancia entre alta y muy alta la formación en orientación del aprendizaje, en orienta-
ción familiar, en orientación para el desarrollo personal, y en orientación profesional,
por este orden. La formación en orientación comunitaria es estimada, en cambio, con
una importancia entre media y alta.
Dentro del Diagnóstico educativo, se valora con una importancia entre alta y muy
alta la formación en metodología y en recursos del diagnóstico. La formación en rela-
ción con los principios del diagnóstico y con las variables diagnósticas roza el nivel
alto de importancia.
Dentro de los Programas de orientación, se considera con una importancia entre
alta y muy alta la formación para el diseño, la aplicación y la evaluación de programas
de orientación. La formación en teorías y modelos de orientación se considera con una
importancia entre baja y media, y es el área con menor valoración de todas las evaluadas.
En cuanto a la formación en las áreas comprendidas dentro del bloque de Legisla-
ción educativa, esta se considera de una importancia entre media y alta, aunque hay
que destacar que la formación en la organización de los servicios de orientación se
acerca considerablemente a la categoría de alta.
Finalmente, la formación con relación al diseño y la evaluación del currículo es la
que se considera con menor importancia, con una valoración entre media y alta.
Un análisis de las correlaciones entre ambas variables (ver última columna de la Tabla i), a
nivel de puntuaciones factoriales y de puntuación global, constató que las puntuaciones
en ambas subescalas son directamente proporcionales, de manera que a mayor impor-
tancia concedida a una área formativa para la preparación de un orientador altamente
competente en su trabajo, mayor resulta, también, la necesidad percibida de formación
en esa misma área por parte de los orientadores en ejercicio, y viceversa. En conjunto,
la correlación media entre los factores de ambas subescalas (importancia y necesida-
des) resultó de r = .42, y la correlación media entre los 25 ítems o facetas de una y otra
subescala fue de r =. 43.
Nota: Todos los pares de barras reflejan una diferencia de medias estadísticamente significativa al nivel de =p<.001, con 564 grados de
libertad, y un tamaño medio del efecto de magnitud moderada (d=.58).
Sin embargo, aunque las puntuaciones en las dos dimensiones o subescalas apun-
taban en la misma dirección, se constataron diferencias estadísticamente significativas
entre ellas, tal y como se desprendió de los correspondientes análisis realizados de
comparación de medias mediante la prueba t de Student para muestras relaciona-
das (ver Figura i). Así, las puntuaciones en importancia resultaron siempre mayores
que las puntuaciones en necesidad de formación. Estos resultados muestran que los
orientadores aprecian la alta importancia de estas áreas de competencia para su tra-
bajo diario y manifiestan un nivel medio-alto en cuanto a su deseo de contar con una
mejor formación en cada una de esas áreas
Para poder valorar la magnitud de estas diferencias se calculó el tamaño del efecto
para cada una de ellas (ver Tabla i), observándose, en general, un tamaño del efecto mo-
derado, aunque se hallaron también diferencias con tamaños del efecto especialmente
elevados en el caso de los ítems 1, 2, 9, y 16, de los factores Diagnóstico en Educación,
Programas de Orientación, Orientación Educativa y Legislación Educativa así como
a nivel de la puntuación global de la enfo, en cuyo último caso el tamaño del efecto (d =
.91) llegó incluso a superar ampliamente el valor de referencia (d = .80) recomendado
por Cohen (1992) para poder hablar de un tamaño grande del efecto.
Conclusiones
Referencias bibliográficas
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Fuentes electrónicas
Vanessa Anaya
Universidad de Barcelona. Servicios Lingüísticos. Barcelona, España.
Miquel Llobera
Universidad de Barcelona. Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Barcelona, España.
Resumen
En el presente artículo nos adentraremos en el pensamiento pedagógico de responsables de
elaborar los currículos oficiales de español como lengua extranjera (ele) de la educación secundaria
francesa. Nuestro objetivo es determinar por qué estos currículos no apoyan las formas de enseñan-
za que promueven una interacción como la que se da en la vida cotidiana en un momento en el que
se considera a los alumnos que aprenden una lengua como agentes sociales, es decir, como miem-
bros de una sociedad que tienen tareas que llevar a cabo en una serie determinada de circunstancias.
La realización de entrevistas semi-estructuradas se ha revelado como una herramienta muy
eficaz a la hora de obtener datos relacionados con las creencias y percepciones de aquellos
responsables educativos. A través de estas declaraciones verbales hemos podido interpretar
aspectos de la realidad que no eran directamente observables en los currículos.
Para el análisis de las entrevistas se ha aplicado un modelo de análisis cualitativo inspirado
en la etnometodología de los estudios actitudinales de la escuela de Chicago que Deprez (1993,
1996) aplica en el campo del estudio de las creencias y representaciones de los aprendientes
de lenguas y en el estudio de la situación plurilingüe de las personas inmigrantes.
Concluimos que los responsables de elaborar los currículos anteriormente mencionados
abogan por una formación cultural de los alumnos opuesta a una formación lingüística que dé
entrada en el aula a situaciones parecidas a las que se van a dar en la vida cotidiana. Se habla
desde una concepción de la cultura referida exclusivamente a toda práctica «legitimada», esto
es, etiquetada como producto «cultural» (muy especialmente, literatura). La práctica del comen-
tario de texto tal como se desarrolla en la lengua materna se traslada de forma casi mimética a
la enseñanza del ele.
Abstract
In this article we will enter the pedagogical thoughts of the people in charge of creating the
official curricula governing Spanish as a foreign language (sfl) in French secondary education.
Our objective is to determine why these curricula do not support the forms of education that
promote the kind of interaction that occurs in daily life, since the modern approach is to regard
students learning a language as social agents, that is to say, members of a society who have tasks
to carry out in a given series of circumstances.
The use of semi-structured interviews revealed itself as a very effective tool for obtaining
information on education officials’ beliefs and perceptions. Through their oral statements, we
can interpret aspects of reality that could not be observed directly in the curricula.
To analyze the interviews, a qualitative analysis model was applied, based on the
ethnomethodology of attitudinal surveys of the Chicago school, which Deprez (1993, 1996)
applies to the study of beliefs and representations of language students and the study of the
plurilingual situation of immigrants.
We conclude that the curricula creators advocate cultural education for students, as
opposed to linguistic training that brings situations similar to those found in daily life into the
classroom. Officials speak from the standpoint of a concept of culture that refers exclusively to
“received” practice, that is to say, the appropriately labelled “cultural product” (most especially
literature). Essay writing as performed in the mother tongue is applied almost mimetically to
the teaching of sfl.
Introducción
Situamos la relevancia de esta investigación en el plano didáctico. Las necesidades de
una Europa multilingüe y multicultural han favorecido el desarrollo de métodos y ma-
teriales de enseñanza que fomentan que los estudiantes adquieran una competencia
comunicativa adecuada a sus necesidades concretas, en aras de una mayor movilidad
internacional y una cooperación más intensas. El Marco común europeo de referencia
para las lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación (en adelante, Marco común
europeo) del Consejo de Europa (2001) apoya las formas de enseñanza que permitan a
los alumnos desenvolverse en los intercambios de la vida diaria de un país extranjero.
Llama la atención, como señala Llobera (2005), el hecho de que en Francia las dis-
posiciones ministeriales actuales reclamen la atención de profesores e inspectores al
Marco común europeo y que, por el contrario, propongan una práctica que tiene un
cierto grado de contradicción con los planteamientos que contiene este documento.
Todavía hoy, muchas estrategias pedagógicas parecen más cercanas a la didáctica del
francés como lengua materna y a las propias de una formación como traductores. Se-
gún hemos podido constatar, los hispanistas franceses no se hacen demasiado eco de
las aportaciones de autores como Kerbrat-Orecchioni (1980), Ducrot (1984) y Adam
(1990); ni de las recientes aportaciones sobre discurso oral y escrito de autores como
Briz (1997), Portolés (1998) y Calsamiglia y Tusón (1999).
Para entender las concepciones subyacentes a la práctica del ELE en las aulas
del sistema educativo francés, vamos a estudiar, en este artículo, las declaraciones
verbales de responsables de elaborar los currículos oficiales, dado que un análisis
descriptivo de estos últimos no podía responder a todos los interrogantes que se
nos planteaban. Jackson (1968) afirma que los profesores son sujetos activos que
orientan su conducta en función de su pensamiento, sus intenciones y la forma en
la que perciben la realidad.
El presente artículo se dividirá en varios apartados. En el primero de ellos nos inte-
resaremos por las directrices que guían, en el momento actual, la planificación de los
distintos componentes de uno de aquellos currículos, el de la classe de seconde, que
equivale al primer curso del nivel que en la nomenclatura internacional se denomina
Enseñanza secundaria superior. El contenido del siguiente apartado estará consti-
tuido por el análisis e interpretación de los datos provenientes de las declaraciones
verbales de responsables de elaborar los currículos oficiales. En el tercer apartado
expondremos y argumentaremos los resultados de nuestra investigación. Finalmente,
completaremos este artículo extrayendo conclusiones.
Objetivos
El objetivo principal de la enseñanza del ele reside en que los estudiantes alcancen una
competencia comunicativa (Hymes, 1972; Canale y Swain, 1980; Canale, 1983; Consejo
de Europa, 2001) que les permita utilizar esa lengua como vehículo de comunicación.
Ahora bien, para comunicarse en español es necesario poseer una base de conocimien-
to de la estructura de la lengua. Los objetivos relacionados con este campo subyacen
en los objetivos de comunicación, en la medida en que no se enseñan por sí mismos,
sino con vistas a la adquisición de destrezas comunicativas. El dominio de los elemen-
tos estructurales no es más que un medio empleado para la finalidad de comunicarse
en la lengua objeto de estudio.
El currículo de seconde presenta orientaciones para lograr objetivos relacionados
con el conocimiento y la comprensión de otras personas. Se trata de enriquecer la cul-
tura general de los estudiantes, sin que ello suponga fomentar la visión historicista en
clase. La prioridad del estudio del español debe residir, como ya hemos comentado,
en el desarrollo de la competencia comunicativa de los estudiantes.
Por último, el currículo de seconde pone el énfasis en que la clase de ELE no se
centre, como antaño, única y exclusivamente en el comentario de textos, sino que
debe haber un equilibrio entre la práctica de este y el desarrollo de las capacidades
expresivas y comprensivas de los alumnos.
Contenidos
estos progresan de un curso a otro, hasta que terminan por incorporar una rica gama
de sinónimos, antónimos u homónimos. Los diferentes textos escritos u orales que se
trabajan en clase son determinantes en este sentido; y permiten, además, que el alum-
no reflexione sobre la lengua.
El bloque temático presenta temas extremadamente variados y relacionados tan-
to con las convenciones de la vida cotidiana como con la literatura o el arte de los
países hispanohablantes. El profesor puede abordar estos temas de manera aleatoria,
o incorporar nuevos elementos. Todo dependerá de los progresos lingüísticos y del
nivel real de conocimientos de los alumnos. El currículo insiste en que el profesor se
abstenga de separar los aspectos culturales del ámbito general de enseñanza de len-
guas, es decir, el desarrollo de las destrezas comunicativas. Los profesores deben, pues,
evitar dar conferencias magistrales sobre historia o literatura. El objetivo principal de
la enseñanza del ele en este nivel educativo reside en la mejora de las destrezas com-
prensivas y expresivas del alumno.
Para lograr este objetivo, el profesor puede utilizar variedad de soportes auténticos
y proponer las actividades que considere más oportunas en función de los intereses
de los alumnos.
Metodología
Evaluación
Para el análisis de datos se han mostrado fértiles las categorías propuestas por Deprez
(1993, 1996). Se trata de un modelo de análisis cualitativo inspirado en la etnometo-
dología de los estudios actitudinales de la escuela de Chicago que Deprez aplica en el
campo del estudio de las creencias y representaciones de los aprendices de lenguas.
Para este autor, hay que tomar la palabra como fuente esencial del análisis para llegar
al significado, por lo que es necesario penetrar en lo que los individuos dicen y en el
modo en el que lo dicen.
El análisis que propone Deprez tiene dos grandes bloques:
Para la posición del sujeto, es determinante el uso que este hace de:
Hemos establecido como palabras-clave dos términos referentes al tema que nos
ocupa y ajenos al entrevistado: comunicación y cultura. Nuestro objetivo es explorar
los significados particulares que estos encierran para cada uno de nuestros colaborado-
res. Ello se manifiesta a través de otros términos que se imponen por su recurrencia y
que podríamos denominar propios del entrevistado. Las preguntas que hemos diseñado
marcan el campo temático sobre el que queremos que hablen nuestros colaboradores.
Análisis de resultados
[...] yo creo que en español siempre hemos dado más importancia al aspecto
cultural
[...], a la lingüística y todo esto, a mí me parece, pero ahora pues yo creo que,
creo que más o menos el currículo de español, yo creo que da más importancia
ahora pues a la comunicación que antes.
[...] hay una tradición, unas costumbres [...], creo yo que el inglés se enseña
desde una perspectiva más funcional, de eficacia comunicativa, de la que es la
tradicional en la enseñanza del español.
[...] (la comunicación) es cuando los alumnos pueden tomar la palabra, y pue-
den intercambiar entre ellos [...].
[...] creo que en la vida real la comunicación es interacción [...], creo yo que
hay una lengua para hablar de algo, que es lo que hacemos mucho en clase,
hablamos del texto, de lo que dice el autor, de lo que piensa tal y cual, y hay
otra lengua que es la lengua para hablar a alguien, para hablar a una persona,
que es la lengua de la comunicación, y esta lengua es una lengua que aparece
bastante menos en el aprendizaje de la lengua.
[...] [los alumnos] pueden dar su opinión sobre un tema que han trabajado en
clase, que han estudiado, no sé, por ejemplo, los conflictos en una familia durante
la guerra civil, no sé, pueden crear otro diálogo, inventando otros personajes, con
el material que disponen, con los documentos que han estudiado antes en clase.
En los fragmentos anteriores, los entrevistados señalan que los alumnos suelen realizar
representaciones en las que adoptan una identidad diferente a la suya y se ponen en una
situación real determinada. Como puede apreciarse, los textos que se trabajan en clase
contienen el tema sobre el que versará la conversación. Según nuestros colaboradores,
los diferentes diálogos se representan, por lo general, de manera teatral. Si nos remiti-
mos al sentido de teatral, inferimos que los alumnos escriben primero los diálogos, luego
los memorizan y, por último, los escenifican en clase.
[...] hay ejercicios para favorecer entre ellos, y trabajan entonces en grupos, por ejem-
plo en un ejercicio se ponen en grupos [...], siempre en el taller de comunicación
hay una parte que es favorecer el intercambio entre ellos, se trabaja más en grupo.
En estos dos últimos fragmentos, nuestros entrevistados exponen dos planos con-
trapuestos de la enseñanza del ele en Francia. Mientras que en los centros de lenguas
de las universidades es habitual trabajar a partir de situaciones de comunicación de
la vida cotidiana, la metodología de enseñanza que se utiliza en los centros de secun-
daria es algo distinta. En efecto, según se afirma en el último fragmento, las sesiones
de interacción oral se articulan actualmente alrededor de textos y no en torno a situa-
ciones de comunicación de la vida real. El uso de «no puedes» coloca al sujeto en una
posición de incapacidad respecto a la acción.
Algunas de las palabras que aparecen en el contexto de cultura son texto, tema,
documento, material, literatura, gramática y traducción. Pueden rastrearse el papel
que juegan el texto y la gramática en clase.
En cuanto al texto, las opiniones son:
[...] pues en general hay [antes de las actividades de interacción oral] un texto,
de momento no se ha inventado nada nuevo, para mí es imprescindible que
estudien también un poco la literatura, los textos bien escritos [...]. El texto es
como un soporte para estudiar el idioma [...].
[...] tenemos una parte de comprensión, una parte de expresión [...], se hacen
preguntas sobre el texto, o si no preguntas más generales [...].
[...] ahora hay textos literarios más actuales, dan más importancia a la lengua
cotidiana, porque han visto que estudiar solamente a autores clásicos no está
bien, los alumnos luego no saben hablar [...], y esto de tener que estudiar tex-
tos tan difíciles a los alumnos no les gusta.
Nuestro entrevistado señala que, hace unos años, la enseñanza del ele se basaba
exclusivamente en el comentario de textos clásicos, lo que resultaba difícil para los
alumnos.Además, el español que aprendían los alumnos no era el reflejo del uso del ele
en la vida cotidiana.Actualmente, se pone mayor énfasis en la lengua de todos los días.
[...] lo que debemos hacer es dar a los alumnos los instrumentos básicos de la
lengua española, comenzando por la gramática [...], darles un conocimiento de
léxico suficiente para poder hablar, comentar, analizar un texto [...].
Como puede apreciarse, se habla desde una concepción de la lengua que se re-
duce, aún, a un conjunto de reglas morfosintácticas y componentes léxicos. La forma
debemos coloca al entrevistado en una posición de obligación respecto a la acción.
Tras este recorrido por las entrevistas de nuestros colaboradores, las conclusiones
a las que llegamos sobre sus saberes y creencias son que:
Discusión
Existen dos motivos por los que los distintos responsables entrevistados conside-
ran que la práctica oral y escrita del ele debe articularse alrededor de textos, en su
mayoría literarios. En primer lugar, el texto literario ejemplifica el uso de las unidades
lingüísticas que constituyen los contenidos de aprendizaje de la lección: «[...] el texto
es como un soporte para estudiar el idioma [...]». A medida que el alumno avanza en
el estudio de documentos auténticos, comprobará que las estructuras que ya conoce
aparecen en otros textos, en otros contextos; de este modo, irá asimilando el funciona-
miento de la lengua española. Según Martín Peris (2000), esta manera de concebir los
textos literarios evoca planteamientos muy tradicionales. Actualmente, un texto debe
servir de base para promover la comunicación, más que para estudiar y observar las
formas lingüísticas.
En segundo lugar, la excesiva presencia de textos literarios en las aulas del ele se
justifica, como antaño, en el sentido de que constituyen la manifestación más profun-
da de la cultura del país y la mejor vía para acceder a esta: «[...] literatura, pintura, bue-
no, cuando dices civilización tenemos muchas cosas así, y todos esos aspectos que se
pueden ver, utilizar, estudiar a través de textos literarios [...]». Como puede apreciarse,
el entrevistado identifica la enseñanza de la civilización, esto es, de la cultura, con la
enseñanza de la literatura o la pintura.
Según nuestros datos, existe la creencia de que los métodos de enseñanza que
organizan la práctica oral y escrita del ele en torno a una situación comunicativa de
la vida real no propician una adecuada formación cultural de los estudiantes: «[...] si
realmente [los inspectores] quieren estudiar la cultura española y latinoamericana,
que es tan rica, cómo la van a utilizar si hacen, si estudian textos realmente comunica-
tivos como la idea de cómo escribir una carta, cómo contestar al teléfono [...]». Como
puede apreciarse, para algunos responsables educativos la literatura no tiene cabida
en las actividades cotidianas de formación lingüístico-comunicativa. Mendoza (1994)
y Martín Peris (2000) consideran, sin embargo, que los textos literarios no deben ser
infrautilizados en esas actividades, puesto que son tan reales y tan válidos como otros
textos cotidianos que se utilizan de forma habitual.
Según hemos podido comprobar, el currículo de seconde fomenta una organi-
zación cooperativa de las tareas de aprendizaje: «[...] hay ejercicios para favorecer
entre ellos, y [los alumnos] trabajan entonces en grupos [...]». En efecto, este currículo
anima a los alumnos a que interactúen, oralmente, con otros compañeros, y que com-
partan sus propios sentimientos y opiniones: «es él [el alumno] quien pasa a preguntar
a un compañero, va a intercambiar con el compañero [...], le proponemos nosotros
[al alumno] que opine [...]». El entrevistado propone una oposición entre el viejo y el
nuevo currículo, a partir de los parámetros temporales antes y ahora. Según nuestros
datos, lo comunicativo se identifica, sobre todo, con la interacción profesor-alumno y
alumno-alumno: «[...] no solo la comunicación profesor alumno, alumno profesor, sino
también los alumnos entre sí [...]». Llama la atención que los distintos responsables
docentes apoyen la práctica de la interacción oral en clase y que, por el contrario, en
sus discursos orales no aparezcan conceptos tales como gestión de toma de turnos
(Sacks, Schegloff y Jefferson, 1974), reparaciones lingüísticas o respuestas fáticas.
Si bien el currículo de seconde apoya la interacción oral entre alumnos, y entre
estos y el profesor, en clase los estudiantes se limitan, por lo general, a hablar de un
texto, esto es, de las ideas y conceptos expresados por este, o de lo que el autor intenta
comunicar: «[...] es lo que hacemos mucho en clase, hablamos del texto, de lo que dice
el autor, de lo que piensa tal y cual [...]». Se trata, como se puede comprobar, de un tipo
de interacciones bastante propias del mundo del aula.
Llama la atención que los diferentes responsables entrevistados apoyen el uso
de textos literarios más actuales y que, por el contrario, no manifiesten demasiado
interés por tipos de texto que los alumnos, probablemente, recibirán o producirán
en el mundo externo al aula: «[...] ahora hay textos literarios más actuales, dan más
importancia a la lengua cotidiana, porque han visto que estudiar solamente a autores
clásicos no está bien, luego los alumnos no saben hablar [...]». Según nuestros datos,
para algunos responsables educativos[...] la exposición de los alumnos a textos más
actuales debe permitirles, de forma casi automática, llevar a cabo interacciones con
los nativos del español.
Según nuestros colaboradores, el nuevo currículo de la classe de seconde anima a
los estudiantes a que participen en interacciones de la vida real: «[...] [los alumnos]
pueden crear otro diálogo, inventando otros personajes, con el material que disponen,
con los documentos que han estudiado antes en clase [...]»; «[...] [los alumnos] pueden
primero memorizar, aprender algunos diálogos, y después crear sus propios diálogos,
a partir de lo que han aprendido, un poco de manera teatral [...]».Así, los alumnos, des-
pués de leer un texto literario, pueden realizar representaciones en las que adoptan
una identidad diferente a la suya y se ponen en una situación real determinada. Llama
la atención, sin embargo, que nuestros entrevistados apoyen el desarrollo de unas fa-
ses de preparación y memorización de aquellos diálogos, las cuales suprimen el carác-
ter impredecible de la conversación espontánea (Sacks, Schegloff y Jefferson, 1974).
Conclusiones
Responsables educativos y enseñantes tienen de manera perfectamente internalizada
una tradición docente que les induce a desarrollar en los alumnos capacidades para
comprender y expresarse en un español que tiene un trasfondo marcadamente literario.
Esta expresión y comprensión orales no se apartan de los textos que se manejan en
clase y las actividades interactivas que se proponen no dejan de estar influidas por ellos.
Los profesores entrevistados consideran que es esencial que en el aula se utilicen
materiales de fuerte carga literaria en detrimento de otros tipos de texto que se pro-
ducen en la comunicación interpersonal y a través de los medios de comunicación.
Actualmente, abogan por textos literarios más actuales que, en su opinión, permitirían
a los alumnos acercarse a una lengua más actual. Según hemos podido comprobar, el
predominio de textos provenientes de autores clásicos de la literatura española provo-
ca en la mayoría de estudiantes grandes dificultades de comprensión. Muchos de estos
textos están enormemente alejados de los alumnos por cuestiones de edad y por el
contexto cultural en el que estos se desenvuelven.
La superación del comentario de texto como eje central de la actividad en el aula
no resulta fácil, no solo por falta de conocimientos sobre los procedimientos adecua-
dos, sino también por constructos ideológicos que conforman la cultura didáctica de
aquellos profesores. La alta valoración que inspectores e hispanistas conceden al dis-
curso literario puede constituir un impedimento a la hora de considerar a los alumnos
que aprenden una lengua como futuros agentes sociales que van a utilizar el español
en medios económicos, científicos, médicos u otros alejados de la lengua literaria.
El constructo de lengua que se maneja en las aulas no refleja toda la complejidad
que surge de una formación lingüística actual y bien informada. Las disposiciones
ministeriales no abordan la competencia cultural como parte indisociable de la com-
petencia comunicativa, al no tomar en consideración los usos y las formas de hablar y
de actuar, que se superponen a las meras reglas formales; las referencias de tipo cultu-
ral que impregnan esos usos y formas; y los sistemas de valores que los condicionan.
Responsables docentes y profesores entienden la lengua, únicamente, como sistema;
no consideran a los alumnos como miembros de una sociedad en el seno de la cual
tienen que llevar a cabo tareas en una serie determinada de circunstancias.
Por tanto, existen dudas razonables sobre las coincidencias entre los objetivos
manifiestos en los documentos oficiales y los objetivos realmente perseguidos por las
prácticas en clase, que están refrendadas por un pensamiento de los profesores que
aparentemente constituye el núcleo duro de sus planteamientos, sobre los cuales los
enseñantes desarrollan una ligera corteza que ellos mismos denominan comunicativa.
Es probable que los profesores no perciban las carencias ni las contradicciones que
hemos ido señalando entre sus actuaciones en el aula y los paradigmas de actuación
en clase promovidos por el Marco común europeo.
Todo ello lleva a pensar que los avances en lingüística aplicada y una concepción
discursiva de la lengua no han formado parte de la formación inicial de los profesores,
ni tampoco de la formación continuada a la cual, como funcionarios, podrían estar
sujetos.
Referencias bibliográficas
Fuentes electrónicas
Resumen
Desde hace unos años, instituciones públicas educativas de diferentes países promueven la
inclusión de contenidos teórico-conceptuales en los currículos de Educación Física. La forma-
ción de un ciudadano autónomo y con un estilo de vida activo constituye el objetivo central de
esa inclusión. Sin embargo, se desconoce el efecto de estas recomendaciones, siendo esta cues-
tión, como se recoge en la cuarta edición del Research on Teaching in Physical Education, la
menos investigada en la enseñanza de la Educación Física.
En ese contexto, este estudio pretende conocer el resultado de la inclusión de conceptos
en la enseñanza de la Educación Física en Argentina, Brasil y España, y analizar la posible
Este artículo es producto (parcial) de los resultados obtenidos en dos proyectos de investigación, uno financiado
(1)
por el Banco Santander Central Hispano en el marco de la cuarta convocatoria de Proyectos de Investigación
uam-bsch para la cooperación con América Latina (investigación realizada en Argentina y Brasil); y otro financiado
por el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte en el marco del Programa Nacional de i+d+i (código
sej2007-67267/edu) (investigación realizada en España).
Abstract
For some years public educational institutions of different countries have been encouraging
the inclusion of theoretical/conceptual knowledge in physical education curricula.The central
objective of so doing is to teach students to become independent citizens who engage in an
active lifestyle. However, the effect of these recommendations is unknown. As noted in the
fourth edition of Research on Teaching in Physical Education, this is the least-researched
topic in physical education teaching.
This study attempts to ascertain the outcome of including concepts in physical education
in Argentina, Brazil and Spain and to analyze the potential link between this theoretical/
conceptual knowledge and the frequency of physical activity (fpa).
The participants are 4,304 teenagers between 12 and 17 years old (14.2 ± 1.7). A concept
questionnaire (cacef-r) and fpa scales are applied.
The results show that no country reaches the average score (“pass”) in theoretical/
conceptual knowledge. Significant differences are found between them (p<0.000). In the best
case (the Spanish population), only 30% reach the average score. Findings on fpa show that
close to 50% of students do not engage in sufficient physical activity to obtain health benefits.
These students form a population with a sedentary trend and significant gender differences
(anova: Argentina, F=74.366, p <0.000; Brazil, F=169.024, p<0.000; Spain, F=248.616, p<0.000).
The correlation analysis (r = 0.198, p<0.01) and regression analysis (R² = 0.039) show a
significant relationship between theoretical/conceptual knowledge and fpa.
In short, there is a low level of theoretical/conceptual knowledge and a high percentage
of students with a sedentary lifestyle. Given the need to analyze the factors that could
influence a healthy lifestyle, it is advisable to note the significant relationship between
knowledge and fpa.
Como otros elementos curriculares, los contenidos no han escapado al continuo deba-
te educativo. Se trata de un debate cultural e ideológico que no solo refleja el conflicto
de intereses en cuanto a qué contenidos y quién los selecciona, sino que también
tiene que ver con la tipología de los contenidos y con la forma y concreción de su
presencia en el marco curricular. Baste señalar, a este respecto, que las diversas refor-
mas realizadas en numerosos países (entre ellos Argentina, Brasil y España), durante
las últimas dos décadas, han supuesto la integración curricular de diferentes tipos de
contenidos (conceptos, procedimientos y actitudes).
En el marco de este debate sobre los contenidos y su tipología, las áreas curriculares,
influenciadas por las reformas educativas de finales del siglo xx, han experimentado dife-
rente grado de evolución. Puede decirse que estas reformas han tratado, entre otras cosas,
de aumentar la importancia de contenidos como los procedimientos y las actitudes que
han estado, en unos casos, ausentes del desarrollo curricular, y, en otros, han permanecido
más en el ámbito del currículo oculto que del explícito (Jackson, 1968;Torres, 1996).
Es cierto que, como señala Pozo, los contenidos teórico-conceptuales continúan
constituyendo el tipo de contenido más habitualmente transmitido desde las diferen-
tes disciplinas escolares, tal vez porque «lo que da sentido a las disciplinas son sus
marcos conceptuales» (1999, p. 55). Sin embargo, ese no era el caso de la Educación
Física (ef). Esta disciplina escolar se ha centrado tradicionalmente en la mejora de la
habilidad motriz y la condición física, es decir, se ha caracterizado por un predominio
del «saber hacer» y por una pobreza manifiesta en cuanto a la presencia y transmisión
de conocimiento teórico-conceptual.
La inclusión de contenidos teórico-conceptuales no solo presupone una ruptura, al
menos parcial, con la imagen tradicional de la ef, sino que puede parecer paradójica en
un momento en el que se constata la urgente necesidad de incrementar el tiempo de
actividad física de niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, es precisamente la imperiosa
necesidad de luchar contra el sedentarismo lo que está haciendo aconsejable la inclusión
de contenidos teórico-conceptuales en los currículos de ef por los potenciales efectos
que tendría su aprendizaje con respecto a la adopción de unos u otros estilos de vida.
En efecto, no solo hay autores que, como Penney y Jess (2004), llaman la atención
sobre la necesidad de que el currículo se oriente tanto al desarrollo de habilidades
como a la enseñanza de contenidos que constituyan la base de la educación a lo largo
de la vida y propicien la adopción de estilos de vida saludable (formación de ciudada-
nos comprometidos que poseen conocimientos para orientar su vida con autonomía).
También, se pueden citar ejemplos de recomendaciones oficiales o prescripciones
curriculares que, desde la década de los noventa, plantean de forma explícita la ne-
cesidad de la adquisición de conocimientos teórico-conceptuales por parte del alum-
nado. Algunas de ellas, como las recogidas en The National Curriculum for England
(Department for Education and Skill, 1988), las del currículo español de 1992 (mec,
1992), o los estándares de la National Association for Sport and Physical Education
de ee.uu. (naspe) (1995), constituyeron acontecimientos pioneros que anticiparon lo
que en la actualidad es un clamor internacional.
A estas recomendaciones han seguido otras como, por ejemplo, las renovadas de la
prestigiosa e influyente naspe (Mohnsen, 2003), los Contenidos Comunes Básicos para
la Enseñanza Polimodal en Argentina (me, 1997), las Orientaçoes Curriculares para o
Ensino Medio en Brasil (me, 2006), el Marco curricular español de 2006 (mec, 2007),
o Les programmes actuales de la ef francesa (Centre Nacional de Documentation
Pédagogique, men, 2007).
También cabe aludir, como nuevo indicador de la actualidad y vigor de las reco-
mendaciones oficiales para la incorporación del conocimiento teórico-conceptual a la
enseñanza de la ef, al caso del recientemente creado (junio de 2007) Department for
Children, Schools and Families (2008), del gobierno de Gran Bretaña. Esta institución,
cuyo objetivo fundamental se centra en que todos los niños, niñas y jóvenes alcancen
su pleno potencial, presta atención al conocimiento y comprensión de temas relacio-
nados con la ef así como a la necesidad de evaluación de los aprendizajes realizados
De acuerdo con lo expuesto en el punto anterior y con los interrogantes que allí se
han planteado, los objetivos de este trabajo han sido:
Metodología
Población y muestra
El estudio se realizó en tres países con la siguiente muestra de población escolar: Ar-
gentina, provincia de Tucumán (n = 1.161); Brasil, estado de Paraná (n = 1.119); España,
comunidades autónomas de Andalucía, Asturias, La Rioja, Madrid y la Comunidad Valen-
ciana (n = 2.024). Participaron en total 4.304 adolescentes (50,7% de chicos y 49,3% de
chicas) de entre 12 y 17 años (14,2 ± 1,7), lo que permite generalizar los resultados con un
margen de error del ±3%, y un nivel de confianza del 95%.A efectos de los análisis en fun-
ción de la variable edad, los participantes han sido integrados en tres grupos: 12-13 años
(36,2%); 14-15 años (35,5%); y 16-17 años (28,3%). Los alumnos y alumnas cursan Educa-
ción Polimodal en Argentina; Ensino Medio en Brasil y Educación Secundaria en España.
Instrumentos
Resultados
Descriptivos
TABLA II. Porcentajes de respuestas correctas e incorrectas en cada ítem del cuestionario
RESPUESTAS ÍTEMS
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Correctas 5.5 14.1 11.2 58.2 10.0 23.7 33.5 32.2 26.5 54.6 67.0 46.8 70.7 36.8 54.4
Incorrectas 22.8 21.8 52.2 7.0 40.2 22.7 7.1 30.8 5.8 7.0 6.3 20.3 5.9 29.3 15.0
* Se han excluido los datos porcentuales correspondientes a las respuestas No lo sé y Tengo dudas.
TABLA IV. Índice de práctica de actividad física por origen, sexo y edad (media y desviación típica)
Los resultados obtenidos reflejan una realidad caracterizada por la debilidad del cono-
cimiento teórico-conceptual propio de la ef y, en consecuencia, incitan a reflexionar
sobre la necesidad de aumentar la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje,
en especial en el sentido que señalan autores como Arnold (1988),Ayers (2001, 2004),
y Mohnsen (1998). Como se ha señalado para el caso español (Hernández,Velázquez y
Martínez, 2007), la inclusión de contenidos teórico-conceptuales a través de las refor-
mas curriculares ha resultado una acción insuficiente para conseguir que la población
escolar alcance un conocimiento adecuado sobre cuestiones básicas de la actividad
cultad cultural en el acceso a la actividad física por parte de las chicas pueden explicar
en parte estos resultados.
Con respecto a la frecuencia de práctica de actividad física, los resultados indican
que, al igual que sucede en todos los países de nuestro entorno (Duncan, Al-Nakeeb;
Nevill y Jones, 2004; Robert,Tinjälä y Komkov, 2004), la frecuencia de práctica de acti-
vidad física disminuye con la edad (hecho relacionado, muy posiblemente, con la apa-
rición de otros intereses), existiendo un importante porcentaje de la población cuya
baja frecuencia de actividad física impide que pueda ser considerada como población
activa. En algunos tramos de edad (14-15 y 16-17 años para Argentina y Brasil, y 16-17
años para España) más de la mitad de la población se encuentra en esa situación y, por
tanto, constituye una población de riesgo. La conjunción de las variables género, edad
y origen, hace que la situación de las adolescentes deba ser descrita como de honda
preocupación, ya que tanto en España como en Brasil las chicas que realizan una ac-
tividad física claramente insuficiente rondan el 70% de la población que tiene 16-17
años. Con respecto a estudios anteriores realizados en España (Balaguer y Castillo,
2002; Mendoza, Sagrera y Batista, 1994; Moreno, Muñoz, Pérez y Sánchez, 2004; Veláz-
quez et ál., 2003), cabe decir que los resultados reflejan un incremento de los índices
de sedentarismo en esta población. No es posible establecer un marco de referencia
en los otros países por carecer de estudios comparables.
Por último, cabe decir que los resultados obtenidos sostienen la existencia de
una relación entre los conocimientos adquiridos y la frecuencia de actividad física,
coincidiendo con lo señalado al respecto por autores como Telama et ál., (1997) y
Taylor et ál. (1999). El análisis de regresión así permite confirmarlo, aunque, en lo
que afecta a este estudio, es necesario precisar que la relación entre ambas variables
contribuye a explicar un porcentaje de variabilidad que no es excesivamente eleva-
do. Sin embargo, debido a la preocupante situación descrita en diferentes estudios
sobre el sedentarismo y sus negativos efectos en la salud (Powell y Blair, 1994;
Currie et ál., 2004), y debido a la necesidad de fomentar un estilo de vida activo
entre la población adolescente, cualquier factor personal o ambiental que pueda in-
cidir positivamente debe ser tenido en cuenta por los profesionales en este ámbito,
especialmente cuando se sabe que la adopción de un estilo de vida sedentario obe-
dece a múltiples factores ambientales, biológicos y psicosociales. Cualquier hallazgo
es fundamental para tratar de combatir lo que algunos organismos internacionales
y asociaciones científico-médicas califican como una de las situaciones más preocu-
pantes de salud pública del siglo xxi.
Conclusiones
Como autores, somos plenamente conscientes de los interrogantes y debates que pue-
den plantearse en relación con la enseñanza-aprendizaje de contenidos teórico-con-
ceptuales en ef pero es necesario abordar más profundamente este objeto de estudio.
La llamada de atención realizada por Graber (2001) en la cuarta edición del Research
on Teaching in Physical Education, con respecto a la debilidad de este campo de
estudio, no ha supuesto en los años siguientes un incremento significativo de trabajos
orientados a mejorar el conocimiento del mismo. En ese punto hemos de situar la
aportación de este artículo y, al mismo tiempo, sus limitaciones.
Este trabajo no solo pretende difundir conocimiento sobre la población escolar de
tres países, con respecto a lo que saben sobre cuestiones relativas a la ef y a la salud (lo
que de por sí constituye un importante objetivo).También trata de promover reflexio-
nes y debates que permitan llegar a establecer un consenso sobre los contenidos de
tipo teórico-conceptual que deben estar presentes en la enseñanza de esta disciplina
escolar. A este respecto, cabe decir que una de las limitaciones del estudio ha venido
impuesta por la decisión previa, tomada por el comité de expertos de los tres países
implicados, de ceñirse a determinados contenidos curriculares. Si bien esta decisión
tiene su lógica y puede ser plenamente justificada, con ella se excluye la exploración
de conocimientos que puedan ser considerados fundamentales aun no estando inclui-
dos en los actuales currículos.
En este artículo se ofrecen algunas respuestas a interrogantes como qué saben los
adolescentes, con qué frecuencia realizan actividad física, y qué relación recíproca
puede existir entre conocimiento teórico-conceptual y frecuencia de actividad física.
Esta última cuestión es de especial interés para los docentes. La relación existe y con-
duce a un dilema de difícil solución, pues, dentro del total del escaso tiempo lectivo
que tiene asignado la ef, el tiempo que se dedique al desarrollo de contenidos teórico-
conceptuales conllevará una disminución del tiempo de práctica motriz. Se plantea,
por tanto, un reto y surgen interrogantes que deben ser respondidos en próximos
estudios.
Cabe, por ejemplo, plantear la necesidad de encontrar estrategias que permitan mejo-
rar el conocimiento teórico-conceptual sin que ello suponga un importante detrimento
del escaso tiempo de práctica motriz. Sin duda, los docentes de ef han llevado (y llevan)
a cabo experiencias innovadoras en diferentes centros educativos con el objeto de fa-
cilitar al alumnado el acceso a este tipo de conocimiento. Los cuadernos de campo, las
hojas de registro, las fichas informativas, los carteles..., constituyen medios que pue-
den facilitar la comprensión y la consolidación de determinados conceptos o princi-
pios, y, lo que es de gran interés, tal vez permitan relacionar dichos conceptos o princi-
pios con una aplicación práctica. Pero carecemos de estudios con la suficiente amplitud
que permitan establecer conclusiones sobre el valor de dichos medios para consolidar
conocimientos que, casi siempre, se desarrollan sobre la práctica.
En nuestra opinión, no se trata de buscar equilibrios entre la teoría y la práctica, en
cuanto al tiempo asignado a una y otra. Esta última, la práctica, debe presidir el desarro-
llo de una disciplina que se ocupa en exclusiva de atender a la motricidad del alumnado
y que, como demuestran los estudios internacionales, se muestra insuficiente para ven-
cer la actual lacra del sedentarismo y sus nefastas consecuencias sobre la salud. No solo
es necesario profundizar en estudios sobre lo que sucede en la realidad de la enseñanza
de la ef, en cuanto al desarrollo de contenidos teórico-conceptuales. También es preciso
investigar sobre nuevos y viejos medios para alcanzar un suficiente y eficaz desarrollo
de tales contenidos dentro de ese marco de prioridad de la práctica.
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Fuentes electrónicas
Anexo
Cuestionario sobre Aprendizaje de Conceptos en Educación Física – reducido
(cacef-r) (Tomado y adaptado de Hernández,Velázquez y Martínez, 2007)
No lo Es Tengo
Falso
sé verdad dudas
1. El denominado entrenamiento por intervalos o interval training es un
sistema que facilita el desarrollo de la velocidad.
2. Si hablando de sistemas tácticos deportivos dijéramos que el equipo
utiliza un 6-0, estaríamos hablando de un sistema de defensa utilizado
en voleibol.
3. La mejora de la flexibilidad permite realizar movimientos más amplios
gracias al incremento de la fuerza muscular.
4. El calentamiento específico incide en aquellas partes del cuerpo que más
vamos a utilizar en la actividad física posterior.
5. En general, si aumento el volumen de trabajo en un plan de condición
física, también estoy aumentando la intensidad.
6. Cuando hablamos de una defensa de zona, nos referimos a que un defen-
sor siga al mismo atacante allí a donde este se desplace.
7. Cuando se habla de una respiración abdominal nos estamos refiriendo a
una forma de respiración de la cual es principal responsable el músculo
diafragma.
8. Siempre que nos desplazamos con el balón por el terreno de juego para
intentar conseguir un gol o una canasta, estamos desmarcándonos.
9. La actitud postural hace referencia tanto a la correcta alineación de los
segmentos corporales como al mantenimiento de un tono muscular
adecuado para cada situación.
10. Cuando hablamos de táctica nos referimos al conjunto de acciones colec-
tivas que forman el sistema de juego de un equipo para lograr su objetivo.
11. El ejercicio de tocar las puntas de los pies con las piernas completamente
extendidas trata de mejorar la flexibilidad.
Resumen
Introducción: la Educación Física supone un medio excelente para desarrollar conoci-
mientos y actitudes positivas hacia la actividad física. Por ello, parece necesario investigar los
factores que pueden incidir en que los estudiantes alcancen una motivación positiva en esta
asignatura. El objetivo de este estudio fue analizar los efectos de intervención de un clima
motivador tarea sobre diferentes variables motivadoras.
Metodología: se utilizó una muestra de alumnos de segundo curso de Educación Secun-
daria Obligatoria, con edades entre 13 y 14 años (M = 13.39, DT = .57). La muestra se dividió
en un grupo experimental (n = 26) en el que se transmitió un clima tarea y un grupo control
(n = 20) sobre el que no hubo manipulación. La intervención abarcó un total de 26 sesiones
de 50 minutos, con una frecuencia de dos sesiones semanales. Se administraron diferentes
La realización de este trabajo fue posible gracias a las ayudas del programa de Formación del Profesorado Uni-
(1)
versitario (fpu) del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte, y al proyecto de investigación Factores
motivacionales relacionados con la adherencia a la práctica física: análisis en contextos de educación física (Ref.
dep2007-73201/acti), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.
Palabras clave: clima motivador, competencia, metas de logro 2x2, metas sociales, motiva-
ción autodeterminada, flow.
Abstract
Introduction: Physical Education is an ideal means of developing knowledge and positive
attitudes toward physical activity. Hence it seems necessary to investigate the factors having a
strong bearing on students’ positive motivation in this subject. The objective of this study was
to analyze the effects of a task-involving climate on different motivational variables.
Methodology: a sample of students, aged 13 to 14 (M=13.39, SD=.57), from the second year
of compulsory secondary school was used.The sample was divided into an experimental group
(n=26), in which a task-involving climate was introduced, and a control group (n=20), in which
there was no manipulation.The intervention consisted of a total of 26 50-minute sessions, with
a frequency of two sessions per week. Different questionnaires were administered before and
after the intervention.
Results: the results revealed an increment in the experimental group’s perception
of the task-involving climate, accompanied by higher scores on mastery-approach goals,
mastery-avoidance goals, intrinsic motivation, identified regulation, introjected regulation
and dispositional flow. The ego-involving climate perception also decreased. In the control
group modifications took place in dispositional flow only, in the form of an observed post-
intervention increment.
Discussion and conclusions: the results are discussed according to the importance of
conveying task-involving climates in physical education classes to achieve positive motivational
effects that are reflected in a higher adherence to physical activity. Variety and novelty, transfer
of responsibility, recognition of personal improvement and effort, varied grouping, evaluation
of individual progress and enough time to perform the tasks seem to be key aspects for
improving motivation.
Keywords: motivational climate, competence, 2x2 achievement goals, social goals, self-
determined motivation, flow.
Introducción
Uno de los principales objetivos de las clases de Educación Física debe ser fomen-
tar entre el alumnado la práctica de actividad física de forma regular. La Educación
Física supone un medio excelente para desarrollar conocimientos y actitudes po-
sitivas hacia la práctica físico-deportiva. No obstante, malas experiencias con las
actividades físicas en la adolescencia pueden influir negativamente en la intención
de ser físicamente activos en la etapa adulta (Taylor, Blair, Cummings, Wun y Mali-
na, 1999). En este sentido, las clases de Educación Física se convierten en un arma
de doble filo, por lo que se hace especialmente necesario investigar los factores
que pueden incidir en que los estudiantes alcancen una motivación positiva en
esta asignatura. Esta necesidad se ve aún más reforzada teniendo en cuenta que
en secundaria el profesor de Educación Física y el alumnado tan solo interactúan
durante dos horas semanales, y que parece existir un desajuste entre el currículo
de Educación Física y las prácticas físico-deportivas que interesan a los adolescen-
tes (Lim y Wang, 2009).
Las dos principales teorías en las que se han apoyado los investigadores para ana-
lizar la motivación en Educación Física han sido la teoría de las metas de logro (Ni-
cholls, 1989) y la teoría de la autodeterminación (Deci y Ryan, 1991, 2000). Aunque
la teoría de la autodeterminación ha ganado terreno en los últimos años, el reciente
desarrollo del marco teórico de las metas de logro 2x2 (Elliot, 1999; Elliot y McGregor,
2001) ha abierto nuevos caminos para la investigación. De hecho, hasta la fecha no
existen estudios de intervención publicados que hayan contemplado las diferentes
metas de logro propuestas por Elliot y sus colaboradores.
Teoría de la autodeterminación
Objetivos e hipótesis
El objetivo de este estudio fue analizar a través de la intervención los efectos del clima
tarea sobre la competencia percibida, las metas de logro 2x2, las metas sociales, las
diferentes formas de motivación establecidas por la teoría de la autodeterminación
y el flow disposicional. Este estudio resulta pionero dada la escasez de trabajos que
han utilizado diseños de intervención en las clases de Educación Física, y teniendo en
cuenta que hasta la fecha no se han encontrado estudios publicados de este tipo que
evalúen las metas de logro 2x2, las metas sociales, todas las formas de motivación y el
flow disposicional.
Partiendo de los estudios descritos en la introducción, se planteó como hipótesis
que una intervención a través del clima tarea incrementaría la competencia percibida,
las metas de maestría, las metas sociales de relación y responsabilidad, la motivación
autodeterminada y el flow disposicional.
Método
Participantes
Instrumentos
cree que todos/as somos importantes para el éxito del grupo»). El clima ego se valo-
raba por medio de las subescalas castigo por errores (p. ej. «el profesor/a se enfada
cuando algún compañero/a comete un error»), reconocimiento desigual (p. ej. «el
profesor/a dedica más atención a los/as mejores») y rivalidad entre los miembros del
grupo (p. ej. «el profesor/a motiva a los alumnos/as solamente cuando superan a algún
compañero/a»). El cuestionario iba encabezado por la sentencia «Durante las clases
de Educación Física…» y se respondía mediante una escala Likert de 1 (totalmente en
desacuerdo) a 5 (totalmente de acuerdo). En este estudio se obtuvieron valores alfa
de Cronbach en la toma pre y post respectivamente de .88 y .85 para el clima tarea
(.73/.64 aprendizaje cooperativo; .71/.80 esfuerzo/mejora; .79/.50 papel importante)
y .91 y .87 para el clima ego (.77/.72 castigo; .90/.89 reconocimiento desigual; .59/.42
rivalidad). Dada la baja fiabilidad de las subescalas papel importante y rivalidad, estas
variables no se contemplaron en el posterior análisis de datos.
Competencia percibida
Para medir la competencia percibida por los estudiantes se utilizó el factor compe-
tencia deportiva del Perfil de Autopercepción Física (pspp) de Fox y Corbin (1989) en
su versión española (Moreno y Cervelló, 2005). El factor se componía de seis ítems
(p. ej. «soy muy bueno/a en casi todos los deportes») encabezados por la sentencia
«Cuando practico actividad física…», que se respondían en una escala Likert del 1 (to-
talmente en desacuerdo) al 4 (totalmente de acuerdo). Este factor obtuvo valores alfa
de Cronbach en la toma pre y post de .80 y .87.
en la toma pre y post fue de .79 y .81 para aproximación-rendimiento, .66 y .60 para
aproximación-maestría, .47 y .51 para evitación-rendimiento y .60 y .67 para evitación-
maestría. Los factores que obtuvieron valores de consistencia interna entre .60 y .70
se pueden considerar marginalmente aceptables (Taylor, Ntoumanis y Standage, 2008)
dado el pequeño número de ítems y el tamaño reducido de la muestra. No obstante, el
factor evitación-rendimiento no se contempló en el posterior análisis de datos puesto
que los valores alfa de Cronbach fueron inferiores a .60.
.66 para regulación externa y .75 y .73 para desmotivación. La variable regulación
externa no se utilizó en el análisis de datos debido a su baja fiabilidad en la toma pre.
Diseño y procedimiento
Análisis de datos
Resultados
Análisis preliminar
ción (F (1,44) = 4.43, p < .05), meta de aproximación-maestría (F (1,44) = 5.49, p <
.05), meta de evitación-maestría (F (1,44) = 5.11, p < .05), desmotivación (F (1,44) =
6.46, p < .05) e iad (F (1,44) = 4.47, p < .05). El grupo control reveló mayor puntuación
en todas estas variables que el grupo experimental, salvo en desmotivación, donde el
grupo experimental puntuaba más alto.
Efectos de la intervención
Para analizar los efectos de la intervención en cada grupo se llevó a cabo una prueba
t para muestras relacionadas. El análisis de los datos reflejó en el grupo experimen-
tal una mayor puntuación tras la intervención en clima tarea (p < .01), aprendizaje
cooperativo (p < .01), esfuerzo/mejora (p < .05), aproximación-maestría (p < .01),
evitación-maestría (p < .05), motivación intrínseca (p < .01), regulación identificada
(p < .01), regulación introyectada (p < .05), IAD (p < .01) y flow disposicional
(p < .05).Además, disminuyó la puntuación media en clima ego (p < .001), castigo por
errores (p < .001) y reconocimiento desigual (p < .01). En el grupo control solo se
encontraron diferencias significativas entre la toma pre y la toma post en flow disposi-
cional (p < .05), reflejando una puntuación media mayor en la segunda toma.
Nota: ApR = Aproximación-rendimiento, ApM = Aproximación-maestría, EvM = Evitación-maestría. *p < .05; **p < .01.
IAD = Índice de autodeterminación. *p < .05; **p < .01
Para comparar las puntuaciones postest entre los dos grupos se realizó un manova. Los
resultados revelaron diferencias estadísticamente significativas a nivel multivariado
(Wilks’ Λ = .36, F (18,27) = 1.36, p < .05). Concretamente, los posteriores anovas (véa-
se Tabla I) reflejaron diferencias estadísticamente significativas en la meta de relación
(F (1,44) = 6.16, p < .05) y el castigo por errores (F (1,44) = 8.17, p < .01). El grupo
control reveló mayor puntuación en la meta de relación y en la percepción de castigo
por errores que el grupo experimental.
tener en cuenta que la bibliografía especializada ha reflejado que las metas de aproxi-
mación-maestría se relacionan con las consecuencias más positivas (Moller y Elliot,
2006), entre las que se puede destacar la intención de practicar deporte. Aunque la
meta de evitación-maestría se pueda considera a priori desadaptativa, un estudio
reciente de perfiles motivadores en Educación Física (Wang et ál., 2007) ha revelado
que los perfiles motivadores con altas puntuaciones en todas las metas de logro, y los
perfiles motivadores con solo puntuaciones altas en las dos metas de maestría, mues-
tran el patrón de características más positivas: esfuerzo, motivación autodeterminada,
baja desmotivación, satisfacción de las necesidades de competencia y relación con los
demás, disfrute, práctica de actividad física y bajo aburrimiento.
Respecto a las variables relacionadas con la teoría de la autodeterminación, se
observó en el grupo experimental una mayor puntuación tras la intervención en las
tres formas de motivación más autodeterminadas (motivación intrínseca, regulación
identificada y regulación introyectada) y, por tanto, también en el índice general de
autodeterminación. Parece que a través del clima tarea se consigue que el estudiante
participe motivado porque se divierte en clase, que considere la asignatura importan-
te y que le pueda aportar cosas para su vida, e incluso llegue a sentirse culpable si no
participa activamente. Este resultado es interesante, ya que tal como refleja Vallerand
(2007) en su trabajo de revisión, las consecuencias más positivas están asociadas con
formas de motivación más autodeterminadas. De hecho, la motivación autodetermi-
nada se relaciona positivamente con la vitalidad, el afecto positivo, la autoestima, el
disfrute, la satisfacción, el interés, la concentración, el esfuerzo, la persistencia y la
adherencia a la práctica física (Vallerand, 2007).
A pesar de los beneficios conseguidos en el grupo experimental, debemos desta-
car algunos resultados contrarios a lo que se planteó como hipótesis. En primer lugar,
la intervención no consiguió eliminar las diferencias inicialmente encontradas en las
metas de relación, puesto que el grupo control siguió manteniendo una puntuación
más alta en esta variable que el grupo experimental. En el mismo sentido, tampoco
hubo modificaciones en la meta de responsabilidad, la percepción de competencia y
la meta de aproximación-rendimiento.
En este estudio no se consiguió incrementar la puntuación en metas de relación y
responsabilidad en el grupo experimental, aunque González-Cutre et ál. (2009) habían
mostrado de forma correlacional que el clima tarea podría influir de forma positiva
sobre estas dos metas. Este resultado quizá sea debido a la duración de la intervención
y al efecto diferenciado que pudiera tener en las distintas variables dependientes. Es
posible que un período de cinco meses sea poco tiempo para incrementar las metas
de relación y responsabilidad de los estudiantes. Probablemente para lograr una ma-
yor cohesión social del grupo y mayor responsabilidad en el alumnado sea necesario
trabajar durante más tiempo a través del clima tarea, centrándose sobre todo en el
aprendizaje cooperativo y en la cesión de decisiones al alumnado.
La competencia percibida no se incrementó probablemente porque se midió la
competencia deportiva general y no la competencia percibida de forma concreta en las
clases. La competencia general, como dimensión del autoconcepto, resulta más difícil
de modificar en un corto período de tiempo.Además, en lo que se refiere a la metas de
aproximación-rendimiento, los resultados de los estudios cuasi-experimentales son con-
tradictorios. En algunas investigaciones la manipulación del clima tarea ha producido
una disminución en la aproximación-rendimiento (Digelidis et ál., 2003;Weigand y Bur-
ton, 2002) mientras que en otros estudios no ha habido cambio (Morgan y Carpenter,
2002). En cualquier caso, habría que tener en cuenta que el objetivo de nuestro estudio
tampoco fue disminuir las metas de aproximación-rendimiento de los alumnos, puesto
que una combinación apropiada de ambos tipos de metas de aproximación parece ser
más positiva (Hodge y Petlichkoff, 2000).
Finalmente, los resultados revelaron un incremento de la puntuación en la variable
flow disposicional en ambos grupos. Este resultado es curioso, puesto que a priori se
planteaba como hipótesis que solo en el grupo clima tarea se produciría este incremen-
to. No obstante, hay que tener en cuenta que estudios correlacionales previos en Educa-
ción Física habían reflejado que el flow disposicional se podía dar tanto en climas tarea
como en climas ego (González-Cutre et ál., 2009; Sicilia et ál., 2008). Si bien, el clima
tarea mostraba un mayor poder de predicción y en un clima ego sería necesaria, proba-
blemente, una alta percepción de competencia por parte del alumnado para alcanzar el
estado de flow con mayor frecuencia. El resultado obtenido en este estudio podría ser
explicado teniendo en cuenta que la percepción de competencia en el grupo control
era moderadamente alta y que la intervención en dicho grupo no fue exclusivamente
ego (simplemente no hubo manipulación). Por tanto, es posible que una intervención
que combine el clima tarea con cierto grado de clima ego consiga mejoras en el flow
disposicional. Futuras investigaciones tendrán que comprobar si esa intervención mix-
ta podría ser mejor que una intervención exclusivamente tarea para el desarrollo del
flow disposicional. También sería interesante medir el flow disposicional en diferentes
momentos temporales sin manipulación, puesto que esta variable podría incrementarse
simplemente por el desarrollo normal de la clase.
Conclusiones y limitaciones
Los resultados de este estudio han mostrado la utilidad de manipular las áreas target
siguiendo las premisas establecidas por Ames (1992) para transmitir un clima tarea.
En este sentido parecen aspectos clave para mejorar la motivación: la presencia de
variedad y novedad en las tareas, la cesión de responsabilidad al alumnado para parti-
cipar en el proceso de toma de decisiones y en la evaluación, el reconocimiento de la
mejora personal y el esfuerzo, la agrupación variada y siguiendo criterios diferentes,
la evaluación del progreso individual, privada, significativa y evitando la comparación
social, y el tiempo suficiente para practicar y mejorar en las tareas (para premisas y
ejemplos más concretos revisar el apartado del procedimiento). De esta manera se
puede conseguir que el alumnado se centre más en metas de maestría (relacionadas
exclusivamente con la tarea y contenidos a aprender), refleje una motivación más
autodeterminada y quizá estados psicológicos óptimos.Todo esto teniendo en cuenta
que estas variables se relacionan con las consecuencias conductuales, cognitivas y
afectivas más positivas, entre las que cobra especial importancia la adherencia a la
práctica física, objetivo prioritario de las clases de educación física.
No obstante, es necesario señalar que en este estudio solo se ha utilizado un gru-
po control y un grupo experimental que, además, no eran muy numerosos. Por ello,
los resultados obtenidos deben calificarse como preliminares. Para dar un apoyo más
fuerte a los resultados, futuras investigaciones deberían tratar de utilizar más grupos
controles y experimentales, con un mayor número de participantes, sobre todo si
tenemos en cuenta que los estudios cuasi-experimentales en situaciones naturales
tienen la limitación de que existen muchas variables y efectos que no se pueden con-
trolar. Por ejemplo, los alumnos llegan con determinadas orientaciones motivadoras
previas que van a influir en el desarrollo de la clase; durante las clases de educación
física tan solo se cuenta con dos horas semanales para interactuar con los estudiantes,
y los padres, amigos, profesores y entrenadores también van a influir en su motivación.
Para controlar más estos aspectos sería interesante que futuros estudios llevaran a
cabo intervenciones a nivel situacional en diferentes momentos temporales (estudios
longitudinales) para ver cómo los cambios en la motivación situacional pueden influir
en la motivación contextual hacia la Educación Física.
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Dirección de contacto: Álvaro Sicilia Camacho. Universidad de Almería. Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación. Ctra. Sacramento, s/n. 04120, La Cañada
de San Urbano, Almería. E-mail: [email protected]
Resumen
En el presente curso académico (2009-10), la mayor parte de las unidades departamentales
en la Facultad de Filología de la Universidad de La Laguna han iniciado una etapa de transición
a la integración en el Espacio Europeo de Educación Superior (eees), mediante la implantación
paulatina de los nuevos grados. Este proceso supone un reto importante para todos los miem-
bros de la comunidad universitaria, puesto que comporta unos cambios significativos en la
concepción de la formación académica.
La nueva concepción de la enseñanza tiene fundamentalmente en cuenta el volumen del
trabajo global realizado por el estudiante, incluyendo el esfuerzo dedicado al estudio autó-
nomo. Asimismo, la consideración del aprendizaje a partir de competencias nos conduce a
planificar nuestras asignaturas teniendo en cuenta el perfil profesional y las características
particulares del alumnado. Esto requiere nuevas metodologías y métodos de evaluación más
complejos que deben quedar claramente especificados en las guías docentes. Por otra parte, la
acción tutorial cobra gran relevancia en este contexto, entendida como un sistema de ayuda a
los estudiantes en el ámbito informativo, orientativo y formativo, no solo desde una perspecti-
va académica sino también personal, social y profesional. De este modo, la función docente e
investigadora en el eees debe ampliarse para cubrir otros aspectos que favorezcan el desarrollo
integral de los estudiantes.
Palabras clave: eees, competencias, guías docentes, acción tutorial, función docente, formación
académica, proceso de enseñanza-aprendizaje, propuestas de mejora.
Abstract
This academic year (2009-2010), the majority of the departmental units at the School of
Philology of the University of La Laguna have begun to experience a period of transition,
leading to integration into the European Higher Education Area (ehea), by means of the gradual
introduction of new ehea-compliant degrees. This process is a major challenge for all the
members of the university community, since the process entails significant changes as regards
the concept of academic instruction.
The new concept of academic instruction mainly considers the total amount of work done
by students, including the effort they put into independent study. Moreover, because learning
will be competence based, the professional profile and individual features of students are
taken into account in course planning. This requires new methodologies and more complex
assessment criteria that must be clearly specified in programme guides. Moreover, tutorial
action takes on great importance in this context, since it is seen as a system for helping
students with information, guidance and instruction, not only academically but also personally,
socially and career-wise.Thus the teaching and research function of lecturers in the ehea must
be widened to cover other aspects that serve to enrich students’ comprehensive development.
This essay explores the concept of academic instruction within the framework of the ehea,
as opposed to the present teaching focus, and the repercussions that this concept has on
syllabus design and on the role that university teachers have to fulfil in the new teaching/
learning process. Some reflection is offered on the difficulties perceived after the completion
of the first year and some suggestions are given for improving academic instruction in the
years to come.
Introducción
Las principales diferencias entre el enfoque docente actual y el que demanda el eees están
fundamentadas en la concepción de lo que significa la formación académica del estudian-
tado y el concepto del término crédito. Mientras que en el actual sistema universitario
español la unidad crédito está definida en relación a las horas de docencia impartidas (un
crédito es equivalente a 10 horas lectivas), en el nuevo sistema educativo, el crédito ects
(European Credit Transfer System) se define como la unidad de valoración del trabajo
global del estudiante en el que no solo se considera el número de horas de asistencia a
las clases teóricas y prácticas, sino también el esfuerzo dedicado al estudio autónomo: la
preparación de trabajos tutorizados (lecturas, trabajos escritos, seminarios, etc.) que los
alumnos deben realizar para alcanzar los objetivos formativos de la materia que imparte
el profesor, y a la preparación y realización de exámenes. Frente al actual valor del crédito
equivalente a diez horas lectivas, el crédito europeo equivaldría a 25-30 horas de trabajo
del estudiante. Esta nueva concepción de la enseñanza, basada fundamentalmente en el
volumen del trabajo total del estudiante y no en las horas de clase, determina que el nuevo
enfoque se centre en el aprendizaje de los estudiantes y no en la docencia de los profeso-
res, tal como se ha llevado a cabo hasta el momento en las universidades españolas.
Del mismo modo, la consideración del aprendizaje a partir de competencias nos
sitúa ante unos cambios significativos que nos conducen a pensar en nuestras asig-
naturas teniendo en cuenta el perfil profesional y las características del alumnado.
Además, significa preparar a nuestros estudiantes para que desarrollen un aprendizaje
autónomo y para que incorporen herramientas que vayan más allá de la mera adquisi-
ción de conocimientos, estimular el interés por saber más, enseñar a valorar de forma
crítica la realidad y a tener un pensamiento reflexivo (Monereo y Pozo, 2003; Lázaro,
2004; García Valcárcel, 2008).
El concepto de competencia
En el marco del eees, las guías docentes de las materias o asignaturas constituyen una
herramienta fundamental para planificar la docencia desde un enfoque curricular. Es-
tas, a su vez, deben ir precedidas de una guía académica que las sitúe en el contexto
más general del plan de estudios de cada titulación.
Mientras que en el actual sistema los programas reflejan solamente los objetivos,
contenidos, metodología y evaluación que va a seguir el profesor en su materia, la guía
docente hace referencia a la programación general de una asignatura que debe reflejar
la distribución de la carga de trabajo que constituye el conjunto de actividades a desa-
rrollar por el alumnado, en el período de trabajo atribuido a la materia, y que se plani-
fica en función de las competencias que estos van a poner en práctica en escenarios
profesionales. Por lo tanto, la guía docente tiene como objetivo principal orientar a los
estudiantes en su proceso de aprendizaje, sobre todo en lo relativo a la búsqueda de la
información y acerca del tiempo que los estudiantes deben utilizar para el desarrollo
de las diferentes actividades programadas.
Por otra parte, habría que incluir en la guía docente algunas consideraciones gene-
rales sobre la evaluación de la materia (de qué tipo será, si habrá parciales, si se conta-
rán trabajos o prácticas). Se aconseja ofrecer, al menos, dos modalidades de evaluación:
una para los que asisten normalmente al curso (evaluación continua) y otra para los
que solamente vayan a hacer el examen final. Del mismo modo, conviene incluir los
aspectos que se tendrán en cuenta en la evaluación, los criterios que se emplearán
para evaluarlos, y el peso de cada aspecto evaluado.
La planificación explícita en las guías docentes, centrada en el aprendizaje a par-
tir de competencias, en definitiva, supone explicar los objetivos, poner de manifiesto la
organización modular que permita la adquisición de dichos objetivos a través de prácticas,
seleccionar metodologías que respondan al conjunto de objetivos, escoger contenidos en
consonancia con tales objetivos o competencias y preparar un plan de evaluación de los
procesos y resultados garantizando, a través del diseño, el rigor de la evaluación.
En varias ocasiones, durante el transcurso del presente curso académico y tras la fina-
lización de los dos cuatrimestres correspondientes al primer curso en los grados antes
mencionados, los profesores implicados en la impartición de las diversas asignaturas
hemos puesto nuestras ideas en común a modo de reflexión sobre las dificultades
percibidas a lo largo del desarrollo de este primer curso.
Conclusión
A modo de conclusión quisiéramos señalar que, más allá de los objetivos inicialmente
descritos, el presente ensayo ha pretendido propiciar un momento de reflexión sobre
el período de transición en el que nos encontramos. La planificación de la docencia,
siguiendo las recomendaciones de la convergencia europea, supone una transforma-
ción en la que el eje fundamental no es la enseñanza, sino el aprendizaje. La conside-
ración del aprendizaje a partir de las competencias nos sitúa ante unos cambios sig-
nificativos, que nos conducen a preparar a nuestros estudiantes para que desarrollen
un aprendizaje autónomo y para que incorporen herramientas que vayan más allá de
la mera adquisición de conocimientos. Toda esta nueva concepción de la formación
académica supone un reto verdaderamente importante que todos los miembros de la
comunidad académica debemos estar dispuestos a afrontar.
Por consiguiente, el éxito de esta reforma en nuestro país depende, en gran me-
dida, de la buena voluntad por parte del alumnado y el profesorado para adaptarse
al nuevo concepto de formación académica. Del mismo modo, resulta fundamental
el apoyo en materia económica de las distintas instituciones políticas, de tal forma
que los centros educativos puedan disponer de los recursos adecuados (espacios,
personal, equipamientos e infraestructura) para la impartición de las enseñanzas, así
como de las becas necesarias que permitan a los estudiantes realizar una verdadera
movilidad interuniversitaria.
Por último, debemos mencionar el énfasis que se está poniendo en el nuevo siste-
ma en el fomento de capacidades tales como el estudio crítico y autónomo del estu-
diante, que han resultado ser deficientes en nuestro sistema educativo y que resultan
absolutamente necesarias en nuestra actual sociedad cambiante, donde la realidad
demuestra que el objetivo primordial de nuestros estudiantes es el encontrar trabajo,
lo antes posible una vez terminados sus estudios, en un mercado laboral que demanda
trabajadores con ciertas capacidades críticas, de innovación y adaptables a situaciones
diversas. Por lo tanto, inevitablemente tenemos que responder a las nuevas demandas
sociales; sin embargo, tanto en la elaboración como en la aprobación de las nuevas
titulaciones, lejos de seguir unos criterios puramente mercantilistas, las instituciones
universitarias y los estamentos políticos nunca deberían olvidar cuál ha sido siempre
el verdadero espíritu de la tradición cultural universitaria.
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Resumen
El presente trabajo aporta un modelo de orientación tutorial y mentoría universitaria que
ha sido aplicado en la Universidad Nacional de Educación a Distancia a lo largo de dos cursos
académicos, con la finalidad de acoger y orientar a los estudiantes de nuevo ingreso, para facili-
tar su óptima transición y adaptación académica desde el inicio de sus estudios.
Diseñado con la metodología a distancia, el modelo integra las figuras del consejero/a
(desempeñada por profesorado tutor) y del compañero-mentor (alumnado de últimos cur-
sos), y combina el uso de la e-mentoría con la mentoría cara a cara. El plan de orienta-
ción tutorial constituye el eje desde el cual se organiza la actividad orientadora, iniciándose
con la formación específica de las figuras intervinientes a través de seminarios virtuales. De
esta forma, el nuevo estudiante puede disponer de un consejero personal y de un compa-
ñero-mentor que le orienten y aconsejen durante, al menos, su primer curso universitario.
Abstract
This paper reports a model of tutorial guidance and mentoring in college that has been
implemented at the Spanish National University for Distance Education for two academic
years, in order to welcome new students and provide them with orientation, thus enhancing
the quality of their academic transition and early adjustment.
Designed with the distance methodology, the model incorporates the role of the advisor
(played by a faculty mentor) and peer mentors (senior students) and combines the use of
e-mentoring with face-to-face mentoring. This guidance intervention is organised around the
Tutorial Guidance Plan, starting with web-based specific training for those involved.Thus, new
students can receive guidance and advice from a personal advisor and a peer mentor for at
least their first year at university.
The programme was validated using a complex research design to assess the process
and product. Data were collected using ad-hoc questionnaires, interviews, diaries, records and
discussion groups.
The results corroborate the benefits participants gained from this mode of guidance. The
evaluations describe students’ orientation needs, the evolution of the helping relationship,
the points it addressed and the means of communication used. A general assessment of the
programme and the satisfaction of participants’ expectations is also given.
From the assessment of benefits, it is concluded that the model is viable and applicable in
distance higher education. Also, the model makes it possible to demonstrate the suitability of this
methodology for achieving a flexible mentoring relationship tailored to the needs of each student.
Introducción
(García Nieto, Oliveros, García, Ruiz y Valverde, 2005). Entre las primeras experiencias
de mentoría universitaria, cabe citar el Proyecto simus aplicado en las universidades de
Sevilla, Cádiz, Granada, Murcia y Complutense de Madrid; el Proyecto Mentor, por parte
de las Universidades Politécnica de Madrid, Sevilla y Complutense de Madrid; partiendo
del proyecto remuc (Oliveros, García, Ruiz y Valverde, 2003-04), en ambos casos combi-
nando la presencialidad con el apoyo electrónico. Más recientemente se ha creado la
Red de Mentoría que agrupa actuaciones en las universidades Politécnica de Madrid,
de Las Palmas, Europea de Madrid y de Oviedo (Sánchez Ávila, 2009). Sin embargo, la
proliferación de programas y experiencias de tutoría y mentoría en las universidades
no ha venido acompañada del nivel de investigación que sería esperable, y son todavía
escasos los estudios empíricos publicados.
Con el creciente desarrollo de la enseñanza virtual y, particularmente, en el caso
de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (uned), resulta imprescindible de-
sarrollar modelos que integren la metodología a distancia. En ese objetivo se inscribe
el modelo que aquí presentamos.
Metodología de evaluación
Resultados
Los análisis cuantitativos y cualitativos han permitido un análisis crítico de las dis-
tintas variables. Dado que las limitaciones de espacio no permiten recoger el detalle
de los diversos aspectos evaluados, recogemos de forma sintética los resultados más
significativos:
Necesidades de orientación
Las necesidades más acusadas por los estudiantes en el inicio del programa fueron
sobre salidas profesionales, planes de estudios y opciones académicas de sus carreras;
orientación en habilidades y técnicas para el estudio autorregulado a distancia; infor-
mación sobre becas; conocer la web de la uned, los servicios y recursos que pueden
realizarse online; apoyo para superar la desmotivación al estudiar, y conocer mejor los
servicios de apoyo al estudiante.
Interacciones y comunicación
Satisfacción y beneficios
Conclusiones
Las numerosas valoraciones obtenidas de los participantes confirman la utilidad y los be-
neficios que aporta el programa, especialmente la figura del compañero-mentor. El poder
intercambiar experiencias, dudas, incertidumbres y dificultades con otros compañeros se
convierte para los mentorizados en un potente sistema de refuerzo y ayuda académica. Sin
embargo, también se han detectado algunas limitaciones y dificultades en el desarrollo del
las tareas de mentoría por parte de los compañeros-mentores. Entre ellas, la disminución
de la motivación conforme avanza el curso, derivado de las altas expectativas generadas en
el curso de formación; de ahí la necesidad de ajustar dicha formación.
Los puntos de mejora del programa deben encauzarse principalmente hacia algu-
nos aspectos organizativos; hacia la inclusión de mecanismos que permitan atender
a estudiantes con discapacidad y también a estudiantes en centros penitenciarios y
hacia la optimización de la plataforma virtual para ampliar su utilización. En este sen-
tido, será necesario distribuir adecuadamente la comunicación y las actividades de
mentoría entre los dos canales posibles (presencial y virtual) de forma que el primer
mes concentre las actividades presenciales y se establezca el «vínculo» necesario para
crear el compromiso de participación, y dejar la plataforma virtual o el correo electró-
nico para los sucesivos contactos de los grupos de mentoría.
Con la aplicación del modelo se ha logrado establecer una estructura organizativa
del sistema de orientación tutorial y mentoría, con unos objetivos que pueden ser
ampliables y unas estrategias de intervención. Se han organizado unos mecanismos de
formación, participación, coordinación, reconocimiento y evaluación, aprovechando y
rentabilizando los esfuerzos y la experiencia de las estructuras de orientación dentro
de la universidad, particularmente del coie.
Por tanto, podemos concluir que el modelo constituye una iniciativa para respon-
der, de manera continuada, cercana y personalizada, a las necesidades emergentes de
los estudiantes, concretamente de quienes estudian a distancia; en este caso, de aque-
llos que se incorporan por primera vez a la universidad, incidiendo activamente en su
futuro personal, académico y profesional.
En este sentido, consideramos que las claves del éxito en la aplicación del modelo
en la uned han sido:
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Barcelona: Graó.
Feito, R. (Coord.). (2010). Sociología de la Educación Secundaria. Barcelona: Graó.
Es una gran oportunidad disponer de este libro, elaborado por expertos que vinculan
el conocimiento teórico actual con la praxis, desde una gran experiencia personal en
atención directa.
La presentación de casos, las herramientas propuestas, la diferenciación por etapas
educativas, las referencias sobre autores relevantes, los anexos y el diseño del con-
tenido de los diferentes capítulos, envuelve al lector en una constante reflexión que
motiva al cambio y al compromiso.
El primer capítulo es el punto de partida de esta obra, la apuesta por la diversi-
dad, desde un enfoque multidimensional que reconoce tanto las limitaciones como
las capacidades de los diferentes alumnos; teniendo como objetivo final la equidad
y reconociendo que las necesidades básicas son las mismas para todos los alumnos,
tengan o no trastornos del espectro autista (TEA). Además, los autores nos invitan
a replantearnos el procedimiento diagnóstico, recordando la importancia de la
La presente obra, a lo largo de sus ocho capítulos, se configura como una de esas «en-
ciclopedias» de carácter educativo que, en ningún caso, nos puede faltar en casa. Este
libro nos ilustra sobre el procedimiento de adquisición de conocimiento a través del
aprendizaje servicio. Este tipo de aprendizaje es una propuesta educativa que acerca
En este diseño […] se hace cada vez más evidente que debe replantearse la
relación entre innovación y didáctica, para asignarle un punto estable y, al mis-
mo tiempo, duradero al aprendizaje pues el sistema formativo no puede des-
estructurarse continuamente por leyes que contienen indicaciones didácticas
que hay que interpretar sobre la base de una supuesta novedad absoluta que
promete, finalmente, hacer que el sistema mismo halle la solución definitiva.
[…] Lo que actualmente es preciso evitar es que sea el sistema político el que
determine qué modelo debe ser aplicado al aprendizaje para que éste se pueda
verificar. La visión, entonces, se modifica, asignando al sistema formativo la ta-
rea de localizar los modelos o la pluralidad de modelos que puedan ser adecua-
dos para las situaciones y para la especificidad histórica del aprendizaje. […]
En este momento se hace necesario un esfuerzo de comparación e integración
capaz de superar las fronteras de una cultura concreta para recurrir a una nue-
va visión del currículo que no esté restringida a ámbitos demasiado limitados,
sino proyectada hacia la centralidad del alumnado y de su aprendizaje.
Este primer título de la colección es, desde este punto de vista, una auténtica obra de
divulgación en el verdadero y buen sentido del término, pues ofrece un mapa completo
del panorama educativo y pedagógico que ayudará al lector a situarse en el lugar ade-
cuado desde el cual ubicar los puntos cardinales del aprendizaje, y muestra unos hitos
que orientarán al docente practicante a tomar un camino sereno por el que avanzar, con
unas buenas herramientas, en su labor cotidiana.Además, como toda buena obra, posibi-
lita seguir caminando por senderos más largos y sinuosos gracias al aparato bibliográfico
que, tanto en las notas al pie como en las últimas páginas, sirven de referencia.
El libro está estructurado en dos partes. En la primera, titulada «Modelos teóricos»,
que consta de tres capítulos, «La comprensión como problema», «Cómo funciona la
comprensión» y «Cómo elaborar una didáctica de la comprensión», la sola lectura del
índice de cada entrada es una invitación a sumergirse en sus páginas que, en una com-
pilación somera pero completa, ofrecen al lector todo aquello que en algún momento
aprendió o leyó o intuyó, con una organización y una lógica tales -una estrategia al fin-,
que nos convierte en lectores competentes, objetivo final de este libro.
La segunda parte, titulada «Aplicaciones prácticas/modelos operativos», subdividi-
da en otras cinco, incluye una apertura («Un puzzle complejo y muy interesante») y un
final («El laberinto del buen lector») que arropan tres capítulos en los que se aportan
Ana Franco
Vaello Orts, F. (2011). Cómo dar clase a los que no quieren. Barcelona:
Graó. 234 pp. ISBN: 978-84-9980-038-7.
Encontrar una solución mágica para dar clase a aquellos alumnos que no quieren
aprender y que mantienen una actitud negativa hacia la dinámica escolar, es una de las
inquietudes más generalizadas entre los docentes. Si tenemos un conocimiento objeti-
vo de las características de este tipo de alumnado y en nuestra planificación didáctica
dejamos espacio para el desarrollo de capacidades socio-emocionales conseguiremos
crear un espacio de convivencia y aprendizaje exitoso. El autor de este libro, defiende
esta teoría y nos regala una magnífica compilación de actividades y estrategias, que
abordan en profundidad aquellos factores que influyen claramente en alumnos que
no quieren aprender:
Las actitudes: el docente debe adoptar como reto profesional trabajar el cambio de
actitud del alumnado que no quiere seguir la clase y no contemplar este hecho como
un conflicto. De igual manera, debe trabajar la actitud de las familias en relación al
desarrollo académico de su hijo.
El clima de la clase: el docente, tal y como se relata en el capítulo siguiente, tiene
que prestar atención al clima que se genera en clase y orientarlo adecuadamente. Las
estrategias que se presentan profundizan sobre los elementos propios de las relaciones
Nº 354. En uno de los nombres de los autores del artículo Perfiles de participación y pre-
sencia docente distribuida en redes asíncronas de aprendizaje: la articulación del aná-
lisis estructural y de contenido, donde dice Enna Engel Rocamora, debe decir Anna Engel
Rocamora.
Para la redacción del manuscrito se tendrá en cuenta el Manual de estilo: Publication Manual of the American Psychological Association (APA).
5ª ed. Washington: APA, 2001 (consultar Normas APA en www.revistaeducacion.educacion.es o en www.apastyle.org.
Tipografía: Los trabajos se presentarán en tipo de letra Times New Roman, cuerpo 12, interlineado sencillo y en formato Word para PC.
1. Presentación
En cuanto a los datos, contenido, estructura y estilo del artículo los autores observarán las siguientes normas para lograr una mayor
eficacia en la gestión editorial de los trabajos:
A. Datos de autoría y, en su caso, de la financiación de la investigación: en archivo adjunto titulado: primer apellido res-
ponsable_segundo apellido responsable. (Ej. ortega_jimenez), se indicarán obligatoriamente los siguientes datos
• Datos del autor o autores: el nombre1 y los dos apellidos de cada autor, con el grado académico más alto y la filiación institu-
cional completa; esto es: nombre completo del centro y del departamento e institución subordinada a las que pertenezcan los
Aviso importante para los autores: se recomienda la adopción de un nombre de pluma, para una correcta
(1)
indización del artículo en las bases internacionales, que consista en un nombre y un solo apellido para nombres
y apellidos poco comunes, o bien el nombre y los dos apellidos unidos por un guion para los más corrientes (Ej.
María Clein-Acosta). Para más información veáse www.accesowok.fecyt.es (enlace a «sabes qué tienes que hacer
para identificar tus publicaciones científicas»).
B. Artículo: con el manuscrito se enviará un segundo archivo titulado: Artículo_primer apellido del responsable_segundo apellido del
responsable. (Ejemplo: Artículo_ortega_jimenez).
Se omitirá toda referencia al nombre del autor o autores del trabajo y a sus credenciales. El artículo ha de estar encabezado por:
• El título del trabajo, lo más ilustrativo y conciso posible, escrito primero en español y después en inglés, compuesto por 8-9
palabras significativas, extraídas, a ser posible del Tesauro de eric (Education Resources Information Center), que se encuentra
accesible en Thesaurus – www.eric.ed.gov.
• Un resumen en español, que debe tener 300 palabras y, a continuación, la traducción de éste al inglés (abstract). El resumen
y el abstract serán publicados tanto en la edición impresa como en la electrónica de la revista. El resumen debe estructurarse de
la siguiente manera (de acuerdo con el formato imryd): introducción, que recogerá el objetivo o finalidad de la investigación;
metodología: incluirá los procedimientos básicos (diseño, selección de muestras o casos, métodos y técnicas de experimen-
tación u observación y de análisis); resultados: principales hallazgos (dar datos específicos y su significación estadística, cuando
corresponda); y discusión o conclusiones2F.
• Debajo del resumen, se deben incluir de 5 a 10 palabras clave o frases cortas (lexemas o descriptores), que también irán
expresadas en español y en inglés. Se usarán palabras clave o términos internacionalmente aceptados en el campo de la
educación para expresar conceptos y contenidos (véase Tesauro de eric).
• Extensión: en el caso de investigaciones o estudios la extensión no sobrepasará las 8.000 palabras. En el caso de experiencias
educativas y ensayos no sobrepasará las 4.000 palabras. En todos los casos, dicha extensión incluirá notas, referencias, bibliografía
y elementos gráficos. La versión completa del artículo será publicada en la edición electrónica de la Revista.
• Estructura: en el caso de investigaciones y estudios, se recomienda que el artículo contemple, al menos, los siguientes aspectos:
planteamiento del problema o tema objeto de estudio, antecedentes y fundamentación teórica, diseño y metodología, resultados,
discusión de resultados, conclusiones, limitaciones del estudio y, en su caso, prospectiva.
• Nombres, símbolos y nomenclatura: los autores deben emplear aquellos que estén normalizados para cada disciplina.
• Citas textuales: las citas textuales deberán destacarse entre comillas y a continuación, entre paréntesis, el apellido e iniciales
del autor, año de publicación y páginas de las que se ha extraído dicho texto.
• Los esquemas, dibujos, gráficos, tablas, etc. deben ser aquellos necesarios para complementar o clarificar el texto. Se
numerarán consecutivamente en función del tipo (tabla, gráfico…), se insertarán en el lugar idóneo dentro del cuerpo del texto
del artículo y se presentarán en blanco y negro. Los gráficos, esquemas y tablas deberán presentarse en un formato que no sea
imagen con el fin de facilitar las modificaciones posteriores si fuese necesario en la maquetación del artículo.
• Las notas se numerarán consecutivamente y su texto se recogerá a pie de página, restringiéndolas al mínimo necesario. Se
evitarán las notas que sean simples referencias bibliográficas, en cuyo caso deberán ir en el texto señalando solo el autor/es y,
entre paréntesis, el año de publicación; la referencia completa se incluirá en las referencias bibliográficas.
• Al final del trabajo se incluirá una lista denominada «Referencias bibliográficas»; la veracidad de las citas bibliográficas serán
responsabilidad del autor o autores del artículo. Estas serán presentadas por orden alfabético y deberán ajustarse a las normas
apa3 (en el Anexo I de estas Normas se ofrece un extracto). Las citas bibliográficas que se hagan en el texto del artículo deben
tener su correspondencia en las «referencias bibliográficas».
(2) La importancia de redactar un título y resumen adecuados estriba en que de su lectura dependerá en buena me-
dida que los potenciales lectores lleguen a leer el trabajo completo (especialmente en búsquedas electrónicas).
(3) Consultar en www.revistaeducacion.educacion.es o en www.apastyle.org.
2. Envío de artículos:
El archivo del artículo se enviará obligatoriamente en Word (los datos de autoría y la carta de presentación y cesión de dere-
chos de propiedad intelectual pueden enviarse en pdf, jpg u otros formatos de imagen) a la plataforma de gestión editorial recyt:
http://recyt.fecyt.es/index.php/redu/index.
Los autores, antes de enviar su artículo, verificarán que la documentación aportada está completa de acuerdo con
lo establecido sobre:
• Datos de autoría.
• Artículo.
• Carta de presentación y cesión de derechos (ver epígrafe anterior).
Anexo i.- ejemplificación reducida de las normas apa (5ª edición) (consultar en Normas para la presentación de originales: www.revis-
taeducacion.educacion.es)
Anexo ii.- carta de presentación y cesión de derechos (consultar en Normas para la presentación de originales: www.revistaeducacion.
educacion.es)
Anexo iii.- protocolo de evaluación para revisores (consultar en Normas para la presentación de originales: www.revistaeducacion.
educacion.es)
Es necesaria la observancia de estas normas, lo que permitirá agilizar el proceso de evaluación y edición.
La recensión se enviará a la dirección siguiente: [email protected]. El autor o autora enviará también, en hoja aparte, los
siguientes datos personales: nombre y apellidos, dirección postal, teléfono y dirección de correo electrónico.
Le rogamos que, en caso de que la Revista de Educación le haya facilitado la obra para reseñar,
nos sea devuelta, pues pertenece a los fondos de la biblioteca del Ministerio de Educación.
Revista de Educación, edited by the Spanish Ministry of Education, is an arbitrated scientific publication whose papers, both received
and commissioned to, are all subject to external assessment. Four monthly published, it was founded in 1940 with the title Revista Nacional
de Educación. The current Revista de Educación, in continuation with that one, is published with this title since 1952. It publishes basic and
applied research, as well as systematized innovation experiences, essays and reviews of recent publications of educational interest. Its main
objective is the dissemination of knowledge in this area for the improvement of research and educational policy and practice. Its target is
the scientific community in education, administrators and teachers. The main sections of the Journal are the following1: a) Monographic;
b) Research Projects and Studies; c) Essays; d) Educational Experiences (innovation); e) Reviews and received books.
Original papers in Spanish and English are accepted. They will be published in its original language.
Manuscripts will be sent exclusively via the platform RECYT to the Fundación de Ciencia y Tecnología (http://recyt.fecyt.es/
index.php/revistaeducacion/index).
When writing manuscripts, the following will be taken into account the Style Manual: Publication Manual of the American Psychological Association
(APA). 5th ed. Washington: APA, 2001 (more information about APA criteria in www.revistaeducacion.educacion.es or www.apastyle.org).
Typography: the articles will be presented in the font “Times New Roman”, size 12, simple line spacing and in Microsoft Word format for PC..
1. Presentation
In terms of article’s data, content, structure and style the authors will observe the following standards in order to achieve greater editorial
efficiency and management of the articles:
A. Authorship data and, when appropiate, research funding data: in the attachment entitled “author first surname_author
second surname” (e.g. ortega_jimenez) the following details must be included:
• Details of the author or authors: author or authors forename and first surname, highest university degree/s and full institutional
affiliation, i.e. name of the Faculty and the Department and/or subordinate institution to which the authors belong to, as well as
full name, telephone number, full postal address and email address of the author responsible for correspondence.
Important notice to authors: It is advisable to adopt a writing name for the correct indexing of papers
(1)
according to internacional bases. It should consists of the first and last name for not very common names and
surnames, or the name and two surnames conected by a hyphen for not very common names (Ex. María Clein-
Acosta). For further information see www.accesowok.fecyt.es (link «¿Sabes qué tienes que hacer para identi-
ficar tus publicaciones científicas?» (Do you know what you have to do to identify your scientific papers?).
B. Article: with the manuscript will be sent a second document entitled: Article_author first surname_second surname. (e.g. Articulo_
ortega_jimenez)
Any reference to the author(s) will be omitted from the paper. The paper should be headed by:
• The title. It should be concise but illustrative. Written first in Spanish and then in English, composed of 8-9 relevant key words
and, if it is possible, taken from the eric Thesaurus (Education Resources Information Centre), which is available in the following
email address: www.eric.es.gov/thesaurus.
• An abstract in Spanish, which must contain 300 words, followed by its translation into English. Both, Spanish and English abstracts
will be published in the printed and electronic versions of the journal. The summary should be structured in the following way
(imryd format): Introduction, which should include the main objective of the research; methodology, which should include basic
procedures (design, selection of samples or cases, methods and observation/ experimental and analysis techniques); results: Main
finds (essential data and their statistical relevance should be provided, as appropriate); and main conclusions and discussion2.
• 5-10 key words or short sentences (lexemes or descriptors) should be provided immediately after the summary, which will
also be written both in Spanish and English. Key words or internationally accepted words in the educational field to express
concepts and contents (see eric Thesaurus) will be used.
• Length: research projects or studies should not exceed 8,000 words. Educational experiences and essays should not exceed
4,000 words. In all cases, notes, references, bibliography and graphic elements will be included in the aforementioned length. The
full version of the paper will be published in the electronic edition of Revista de Educación.
• Structure: In the case of research projects and studies it is recommended that the paper should include, at least, the following
aspects: description of the problem or subject matter under analysis, prior work and theoretical bases, organization and
methodology, results, limitations, conclusions and further developments, if appropriate.
• Names, symbols and nomenclature: authors should use those normalized for every discipline.
• Direct citations: they should be distinguished from the rest by means of inverted commas, and followed by the author’s last name
and first name initials, year of publication and pages from where the text has been extracted; all of which should appear in brackets.
• Diagrams, pictures, figures, tables, etc. should be those necessary to complete or clarify the text. They should be numbered
consecutively depending on the type (table, graphic…); they will be inserted in a suitable place within the body of the text of the
article and must be submitted in black and white. Graphics, diagrams and tables should not be images, so that further changes, if
needed, may be possible.
• Notes should be numbered consecutively and the information corresponding to them should be printed at the bottom of each
page, restricted until maximum. Simple bibliography references have to be avoided; in that case they will be inserted in the text
mentioning the author and the year of publication in brackets. Then, the complete reference will be included in the bibliography.
• At the end of the paper, a list called ‘Bibliographical References’ will be included. The veracity of bibliographical citations will be the
author or authors’ responsibility. They will be presented alphabetically and they should adjust to apa criteria3 (a summary of these
criteria is provided in Annex I). References in the article should have their correspondence in the ‘Bibliographical References’.
C. Presentation and transmission of author’s rights letter: The author or authors will send a file called: cession author first
surname_author second surname. (e.g. ortega_jimenez). The form is the Annex ii where they should include the following data:
• Full title of the paper.
• Author(s)’ name(s).
The importance of writing an appropiate title and summary lies in the fact that its reading will depend, to a great
(2)
extent, on the possibility that potencial readers decide to read the full paper (especially as regards electronic
searches)..
(3) Further information in www.revistaeducacion.educacion.es or in www.apastyle.org.
2. Sending of papers
The article file shall be submitted in Word (the letter and transfer for intellectual rights may be sent in pdf, jpg, or any other image file)
via the platform «Gestión de Revistas recyt» of the «Fundación de Ciencia y Tecnología (fecyt)»: http://recyt.fecyt.es/index.php/
revistaeducaciondu/index.
Before sending their articles, the authors will verify that the presented documentation is complete in accordance with the established
rules regarding:
• Authorship details.
• Article.
• Letter of introduction and transfer of intellectual rights (refer to previous section)
• Reception of papers. Receipt of papers will be acknowledged. Then, the Secretarial Department of Revista de Educación will carry
out a first editorial assessment consisting of: checking a) their adequacy to the corresponding thematic field and the interest of
the paper according to the editorial criteria of the Journal; and b) fulfilling of style presentation requirements stated in publication
guidelines. The reception of the paper implies its acceptance.
• Review System peer review. Once the fulfilling of formal requirements and the adequacy to the corresponding thematic field of
the Journal have been checked, the paper is confidentially and anonymously reviewed by two external experts; this is be done
according to the double blind method. These experts will provide a report on the convenience or not for the publication of
the paper, which will be taken into consideration by the Secretarial Department of the Journal. The assessment protocol used
by experts is made public as an annex to these Guidelines (Annex iii) in the Journal website. In case the two reviewers provide
different assessment, the paper will be sent to a third expert. Then, those papers which are considered as worth publishing,
conditional on the inclusion of modifications, will be corrected and returned to the Journal in one month after receiving the
reviews, both if major or minor corrections are requested. In this period of time, and if it is the case, the new version will be sent
again to external correctors, and this procedure will be followed until its definite acceptance by the Journal. Authors will be sent
the assessment report issued by experts in an anonymous way, so that they can make in any case the corresponding corrections.
• Selection criteria of experts. The editors of the Journal are responsible for the selection of experts, and they take into account
their academic and scientific merits, and their professional experience, including both national and international specialists. As an
• The journal does not accept previously published material. Authors are responsible for obtaining the appropriate permission
for partial reproductions of material (text, tables or figures) from other publications. This permission must be sought from both
author and publisher of the material.
• Only those persons who have contributed intellectually to the development of the study can appear on the list of authors.
• The journal expects authors to declare any personal or financial relationship that might suppose a conflict of interests connected
to the article submitted.
• Authors should indicate in the section devoted to methods that the procedures used in the sampling and controls have been
carried out after the obtaining of an informed permission.
Annex I.- brief exemplification of apa guidelines (5th edition) (consult in General Guidelines for the Submission of Manuscripts: www.
revistaeducacion.educacion.es).
Annex II.- presentation and transmission of author’s rights letter (consult in General Guidelines for the Submission of Manuscripts:
www.revistaeducacion.educacion.es).
Annex III.- assessment protocol used by experts (consult in General Guidelines for the Submission of Manuscripts: www.revistaeducacion.
educacion.es).
Thanks in advance are extended to authors for complying with these guidelines, which will speed the
review and publishing process.
The review must be sent to the following electronic address [email protected]. The author must also send on a different
piece of paper the following personal details: Postal address, telephone number and e-mail address.
Please, in case you have been sent the work to be reviewed, you should send it back to the Revista de
Educación, since it belongs to the list of titles of the Ministry of Education.