Munich
Munich
Munich
dejado atrás los jugueteos con la comedia ligera para hacer una película netamente
moral, pero terrible y genialmente osada en lo político. Ese es desde luego su mayor
acierto. La denuncia del “ojo por ojo” es el leitmotiv que Spielberg utiliza para
contarnos el descenso a los infiernos de unos seres cuyos valores morales han llevado a
hacer algo absolutamente inmoral. Pero es que Munich no se queda fuera, no se limita a
lanzar unas ideas meramente teóricas. El asesinato no está mal porque alguien nos lo
peso del remordimiento. Sólo a ese objetivo obedece esa estructura algo recurrente y
Los rasgos del director judío (no hay que olvidarlo) se distinguen sobre todo ello con
con un padre fallecido y una madre que nunca está (es en los casos de abandono donde
adoptar un valor grupal como propio, en este caso la dignidad herida del pueblo de
Israel). También aparece esa idea tan presente en el cine de Spielberg de la familia
como la única salvación moral posible en un mundo en el que estallan bombas o los
extraterrestres nos invaden. Apreciamos aquí el giro radical que la filmografía del Rey
Midas ha tomado en los últimos tiempos. Se pasó años haciéndonos ver la inocencia y
la bondad de los extraños (Encuentros en la Tercera Fase, ET), para al final, con unos
cuantos films rotundos como este mostrarnos la faz más aterradora del espíritu humano.
aquella escena casi inicial en la que el montaje superpone las imágenes de los atletas
israelíes asesinados con las de los objetivos del comando dirigido por Eric Bana. Puede
que tengamos que contemplar otros muchos delirios de efectos visuales, pero si ese es el
precio para que, de vez en cuando, Spielberg filme maravillas como esta, al menos yo