Idealismo Politico de Platon y Aristoteles
Idealismo Politico de Platon y Aristoteles
Idealismo Politico de Platon y Aristoteles
Bibliografía Platón nació en Atenas y vivió entre los años 427 y 347 a. C. Está situado cronológicamente entre Sócrates, del que fue discípulo y
Aristóteles, del que fue maestro. Perteneció a la más alta aristocracia de Atenas.Aunque en muchas de las obras que de él se conocen trató
temas vinculados con cuestiones políticas, su teoría fundamental en esta materia está expuesta en tres de ellas: ” La República”, “El Político” y
“Las Leyes”.
El idealismo platónico Para Platón la materialidad de las cosas, lo que cae bajo la acción de los sentidos, no deja de ser un mundo de
apariencias y de sombras, de una realidad tan sólo relativa frente al verdadero mundo inteligible, que es el de las “ideas”. Hay un “topos uranos”
(expresión que significa “en alguna parte” o “en algún mundo celeste”) en el cual existen estas ideas, que son seres absolutos, inmutables y
necesarios, de los cuales las realidades aparentes no son sino pálido reflejo. Existen, entonces, una idea del bien, de la belleza, del hombre, de la
blancura, etc. que constituyen las verdaderas realidades y que se proyectan sólo en parte en el mundo que captan los sentidos; vale decir que el
hombre que nosotros conocemos, para tomar un ejemplo, es tan sólo una sombra o proyección de la idea del hombre que permanece siempre
igual y eterna en el “topos uranos” de los paradigmas o esencias.Pero si las cosas que nos rodean son simple reflejo de la verdadera realidad.
¿Cómo es posible conocerlas?. Platón dice que el hombre puede conocer las cosas porque ha vivido antes en el mundo de las esencias o ideas,
y las ha percibido tal como son; luego, por algún mal que cometieron, los hombres fueron arrastrados a la tierra y condenados a vivir en ella; y
entonces, ante el contacto que establecen las cosas por vía de sus sentidos se les despierta inconscientemente el recuerdo de esas ideas que
vieron antes plenamente. De aquí que el conocimiento sea para Platón una reminiscencia de aquella percepción que en tiempos remotos se tuvo
de las ideas. Para explicar su concepción de la s ideas Platón narra en “La República” el célebre mito de la caverna. Relata la situación de unos
prisioneros encadenados en una caverna de forma tal que sus rostros sólo pueden mirar hacia el interior, por lo cual la luz que penetra detrás de
ellos proyecta sus sombras sobre la pared hacia la cual están vueltos sus ojos; por consiguiente – dice- si fuera de la caverna pasa algún objeto
sólo verán su sombra, aunque creerán que se trata de una realidad. Pero si alguien quebrara las cadenas de estos prisioneros y los llevara hasta
la luz solar, advertirían entonces que aquellos que les parecían realidades en la caverna, no son sino reflejo de otras realidades superiores con
las que de pronto se encontrarían. Con este mito quiere significar Platón que los hombres viven como encerrados en una caverna y que el saber
que tienen de las cosas que los rodean no es un verdadero conocimiento sino simplemente una opinión (una “doxa”) un tenue reflejo de ña
verdadera realidad. En consecuencia, piensa que para liberarse del mundo de las apariencias, debe quebrarse la atadura corporal y sensible para
elevarse por medio de la razón al mundo de las ideas, cuya reminiscencia es la que permite interpretar la realidad.
Papel que le asigna a la políticaEs necesario que lo filosófico y lo político marchen juntos. Por eso dice que hasta que los filósofos no sean reyes
o los reyes no sean filósofos, las comunidad no estará bien regida. Para él no hay Estado perfecto si no está constituido por los hombres
perfectos y no hay hombre perfecto sin una vida política con instituciones que le permitan perfeccionarse. Para Platón la política forma parte de
la ética. Es Estado, en consecuencia, tiene un fin eminentemente moral y educativo.
Análisis de la República.En la “República”, Platón, trata de describir lo que debe ser un Estado ideal en el que prevalezca la justicia. Tal Estado
debe ser pequeño, según el modelo de la polis de sus días y tener una población de 5040 ciudadanos. Tal Estado es para Platón como una
especie de hombre en grande, como un organismo perfecto, formado por la unidad de todos los individuos así como el ser humano está formado
por la unidad de todos los órganos. Traza un símil psicológico entre el Estado y el individuo, y dice que así como en el hombre hay tres
facultades que son la razón que domina, la voluntad que ejecuta y los sentidos que obedecen, en el Estado hay tres facultades equivalentes, que
se traducen en tres clases sociales distintas, que son la de los hombres sabios, que deben gobernar, la de los guerreros que deben defender el
organismo social, y la de los artesanos y agricultores, que deben nutrirlo, los filósofos, que son los hombres sabios, son los que determinan a
qué clase corresponde cada persona, y esta selección, se basa en dos ideas fundamentales que confluyen en su pensamiento: la existencia en
los hombres de una aptitud natural y la educación como medio para desenvolver esa predisposición. Esto se vincula con su concepto de que en
todo Estado debe darse un cambio de servicio entre los hombres, haciéndose para ello necesario la especialización en las distintas tareas, con
lo que alude al principio de la división del trabajo. El Estado debe tender a asegurar la justicia tanto en la vida interior de los individuos como en
la organización social. En el esquema del Estado ideal que ha trazado Platón en la República, dicho Estado está constituido por tres clases
correspondientes a las tres partes del alma individual. El Estado como un gran organismo, como un individuo en grande, cuya unidad y armonía
interior o salud están aseguradas, a la par que la salud del alma individual, por la justicia, por la cual todas las clases deben cumplir su misión. A
la clase de los sabios o los filósofos corresponde la suprema dirección del Estado, a la clase de los guerreros, en los que se desarrolla la virtud
del coraje, corresponde la defensa del Estado bajo la guía iluminada de los sabios; a la clase inferior de los mercaderes, artesanos y agricultores
corresponde la producción de riqueza necesaria para la satisfacción de las más bajas necesidades de la vida humana, en la medida que
establece la sabiduría.El deber de esta última clase es obedecer, es la sumisión absoluta a las clases superiores. No se ocupa de ella el
aristocrático Platón. A él ele preocupa la formación de la clase dirigente, esa pequeña elite a la que debe confiarse la misión suprema de
establecer la unidad interior del Estado mediante el dominio absoluto e impersonal de la razón. Pues únicamente la razón puede establecer, con
su universalidad, la armonía perfecta, subordinando todo interés particular al interés general de la comunidad.
En consecuencia, en el Estado platónico queda suprimida la propiedad privada, queda suprimida también la familia. Solamente así los dirigentes
pueden convertirse en órganos de la razón. La razón es el conocimiento de lo eterno y de los divino, es ciencia del bien en sí, de lo bello en sí,
de lo justo en sí; es decir, es la ciencia de ese ejemplar perfecto de justicia, de belleza y de bondad sobre el que debe modelarse la vida humana,
individual y social. Esta ciencia es la filosofía. No será posible aproximarse al Estado ideal, concluye Platón sino a condición de que gobiernen
los filósofos o de que los gobernantes filosofen.El tema principal de la obra lo constituye la justicia, que es la virtud por excelencia. Para revelar
en qué consiste trata de mostrarla como proyectada en el gran espejo que es la polis, pues en ella se aprecia mejor, por su mayor magnitud que
en el hombre. Construye entonces la teoría de las 4 virtudes cardinales que rigen la vida moral: la prudencia, la templanza , la fortaleza y la
justicia:
EL HOMBRE TIMOCRÁTICO: Semejante hombre es duro con los esclavos y ni siquiera se preocupa de ellos; es indulgente con los hombres
libres, y sumiso a las autoridades, deseoso del mando, amante de los honores, más aspira a mandar no en virtud de la propia palabra o por
cualquier otra virtud del género, sino por la propia actividad bélica, por su talento militar, y paralelamente tendrá la pasión de la gimnasia y de la
caza.
EL HOMBRE OLIGÁRQUICO: Entréganse más y más por entero a la pasión de allegar riquezas, y cuanto más aumente el favor de que las
riquezas gozan, más decrece el de la virtud. Los ciudadanos, de hombres deseosos de supremacía y honores que antes eran, dan en avaros y
codiciosos. Todos sus elogios, toda su admiración son para los ricos; sólo para éstos son los empleos: basta ser pobre para verse despreciado.
EL HOMBRE DEMOCRÁTICO: Todo el mundo es libre en este Estado; cada cual es dueño de hacer lo que le plazca. Mas donde quiera que se
tiene eses poder, claro está que cada ciudadano dispone de sí mismo y escoge a su antojo el género de vida que más le acomoda.
EL HOMBRE TIRÁNICO: El jefe del pueblo, al encontrar que la muchedumbre está dispuesta a obedecer, no puede abstenerse de derramar
sangre ciudadana. A algunos manda al exilio, a otros los condena a muerte, mientras por otra parte exige el pago de las deudas y diseña otra
forma de repartir la tierra. El cambio no solamente es necesario, y en cierto sentido fatal, sino también muy rápido. La transformación es la
necesaria y fatal consecuencia de la rebelión del hijo contra el padre, y del cambio de costumbres que deriva de ello.En cuanto a la razón por la
que tiene lugar el cambio, ésta debe buscarse sobre todo en la corrupción del principio en el que todo gobierno se inspira. Para Platón, la
corrupción de un principio está en su excesoLa corrupción del Estado se manifiesta esencialmente con la discordia.mEl tema fundamental no es
la libertad (del individuo con respecto al Estado) sino la unidad (del Estado en relación con los individuos). Si la unidad del Estado es el primer
bien, la discordia es el mal; la discordia es el inicio de la disgregación de la unidad. De la discordia nacen los males del desmembramiento del
cuerpo social, la escisión en partes antagónicas, en suma, el peor de los males, la anarquía que representa el fin del Estado, o la situación más
favorable para la constitución del peor de todos los gobiernos, la tiranía.
Aristóteles
Biografía
Vivió en (384-322 a. C.). Era un meteco (libre sin derecho a voto). Su familia fundamentalmente naturalista parece haber influido en el
pensamiento de Aristóteles desarrollando su facultad de observación e inclinándolo a desenvolver el concepto de organismo en la esfera
política. A los 17 años ingresó a la Academia de Platón donde permaneció hasta la muerte del maestro, llegando a desempeñarse como profesor.
Fue precepto de Alejandro durante tres años hasta que éste llegó a la administración del reino. Volvió entonces a Atenas, en la que fundó en el
año 335 a. C. el Liceo, nueva escuela de orientación menos matemática y más biológica y naturalista que la Academia de Platón
Además llevó a cabo la recopilación de más de 150 constituciones griegas y de otras ciudades de fuera de Grecia que consiste en una síntesis
del régimen de gobierno de distintas polis, de este trabajo sólo se conserva en la actualidad la constitución de los atenienses.
El realismo aristotélicoPara Aristóteles la realidad no puede encontrarse en un mundo aparte de las ideas separadas del mundo sensible, porque
ello importaría una duplicación inútil de las cosas. Para Aristóteles la realidad sensible no es un hecho superficial, aparente o fenoménico, sino
la manifestación de algo que tiene verdadera existencia y que puede ser penetrado por el conocimiento a fin de descubrir su esencia. Esto no
quiere decir que basta lo superficial o simplemente anecdótico para conocer las cosas, pues para tener una noción acabada de ellas es
necesario llegar a su substancia, que no está en ninguno de sus elementos sino en la cosa misma. Como consecuencia de esta concepción, el
método que sigue Aristóteles se basa en la experiencia sensible que debe ser interpretada a la luz de la inteligencia. En Aristóteles el
procedimiento intelectivo consiste en ir de la experiencia a la razón, pues entiende que hay que partir siempre de la realidad. Su empirismo no
llega anular el papel de la inteligencia, pues la “Política” aunque tiene presupuestos empíricos, en el fondo es una construcción racional. Con lo
que vuelve a coincidir con Platón. Por caminos distintos llegan uno y otro a darle un mismo sentido a sus teorizaciones, y su punto de mira es en
lo fundamental el mismo: moralizar la política, darle jerarquía ética, consciente de que la vida política es donde el hombre alcanza su plenitud y
perfección.
Análisis de la “Política” Su contenido total constituye la principal obra del filósofo sobre la materia y muestra que concebía la política no sólo
como una especulación filosófica sino también como una verdadera ciencia y como un arte para gobernar a los Estados. En ella unos capítulos
se refieren a la construcción de un Estado ideal (siguiendo en este aspecto las ideas de Platón) y otros al Estado real (en los que se trata de la
organización de los Estados cualquiera fuese su grado de perfección). Construye entonces una ciencia no sólo empírica y descriptiva sino
también en algunos aspectos independiente de toda finalidad ética, ya que un estadista puede tener necesidad de ser perito en el gobierno aún
para regir un Estado malo. Con arreglo a la nueva idea, la ciencia de la política comprendía tanto el conocimiento del bien político absoluto y
relativo, como el de la mecánica política, utilizada acaso para una finalidad inferior o aún mala. Esta ampliación del concepto de la filosofía
política constituye la concepción más característicamente aristotélica. Sin embargo, no obstante este realismo que lo acercaba a considerar cuál
debía ser la forma de operar según las circunstancias, en su plan general sigue la línea fundamental del pensamiento socrático - platónico de
moralizar la política, entendiendo a ésta como un fenómeno ético y no simplemente como un fenómeno de fuerza o de dominación como la
entendían los sofistas. Hay para Aristóteles tres esferas de actuación humana y cada una de ellas responde a una concepción ética:
Para Aristóteles la esclavitud es legítima en cuanto consagra desigualdades de naturaleza. Desigualdades que, por otra parte, son
providenciales, porque gracias a ellas es posible confiar a estos hombres de inferior calidad los trabajos pesados que tienden a la satisfacción
de las necesidades más bajas de la vida humana, y por consiguiente se facilita a la pequeña elite de los hombres libres dedicarse al ejercicio de
la razón que culmina en la contemplación especulativa de la verdad. El Estado debe velar por el respeto de estas desigualdades; la justicia –
virtud propia del Estado- establece en la sociedad un orden por el cual se asigna a cada uno el puesto y la función de que es capaz.
Ideas económicas Como Aristóteles pensaba que la vida política implicaba desligarse de los menesteres cotidianos para la subsistencia,
subestimaba las ocupaciones materiales tendientes a la producción de bienes, que debían ser exclusivas de los esclavos y extranjeros.
La organización comunista de la ciudad expuesta por Platón en “La República” merece la crítica de Aristóteles, pues dice que en el Estado hay
diversas funciones y que ellas no pueden ser reducidas a una unidad. Tal evento sería no sólo imposible sino también inconveniente, porque
conduciría a una unificación en la que el Estado dejaría de ser tal. Se opone, pues, a la abolición de la propiedad privada y de los vínculos
familiares.
La Política está dividida en ocho libros, de los cuales dos están dedicados a la descripción y a la clasificación de las formas de gobierno.
El término que Aristóteles usa para indicar lo que hasta entonces se llamaba “forma de gobierno” es politéia, que habitualmente es traducido
como “constitución”.
Definiciones de constitución:
La constitución es la estructura que da orden a la ciudad estableciendo el funcionamiento de todos los cargos y sobre todo de la autoridad
soberana.
Aristóteles se limita a decir que la constitución es “ordenamiento de las magistraturas (o con otra expresión, de los “cargos públicos”). Una
definición de este tipo corresponde grosso modo a lo que nosotros hoy entendemos por constitución (en la actualidad en una constitución
ponemos algo más), es decir, de las leyes que establece cuáles son los órganos del Estado, cuáles son sus funciones, cuáles sus relaciones
recíprocas, etc.
Es necesario que el poder soberano sea ejercido por una persona o unos pocos o la mayoría. Cuando el uno, pocos o la mayoría ejercen el poder
en vista del interés general, entonces forzosamente esas constituciones serán rectas, mientras que serán desviaciones los que atienden al
interés particular de uno, de pocos o de la mayoría. Tenemos la costumbre de llamar monarquía al gobierno unipersonal que atiende al interés
general, y aristocracia al gobierno de pocos cuando se propone el bien común; cuando es el mayor número el que gobierna atendiendo al interés
general recibe el nombre común a todas las constituciones. Las degeneraciones de las mencionadas formas de gobierno son: la tiranía de la
monarquía, la oligarquía de la aristocracia, y la democracia de la politia.
“Monarquía”, propiamente, significa gobierno de uno solo, mas en la tipología aristotélica quiere decir gobierno bueno de una persona, al que
corresponde la tiranía como malo. Al contrario, “oligarquía”, que de hecho significa gobierno de pocos, quiere decir gobierno malo de pocas
personas, al que corresponde la “aristocracia” como bueno.
La mayor novedad, y se puede decir extrañeza, terminológica, es el uso de “polítia” para la constitución caracterizada por ser un gobierno de
muchos y bueno. Hablo de rarezas porque significa ni más ni menos constitución y por tanto es un término de género y no de especie.
En la Ética nicomaquea, Aristóteles, al repetir la clasificación de las formas buenas y malas, usa el término “timocracia” para indicar la tercera
forma buena, que fue utilizado por Platón para designar a la primera de las cuatro formas de gobierno que derivan de la forma buena.
El orden jerárquico acogido por Aristóteles no parece diferente del sostenido por Platón en el Político. El criterio de jerarquización es el mismo:
la peor forma es la degeneración de la mejor, en consecuencia, las degeneraciones de las formas que siguen a la mejor son paulatinamente
menos graves. Con base en este criterio el orden jerárquico de las seis formas es el siguiente: monarquía, aristocracia, polítia, democracia,
oligarquía y tiranía.
Esto explica por qué las dos formas de democracia pueden haber sido llamadas con el mismo nombre, ya que estando una al final de la primera
serie y otra al principio de la segunda son tan parecidas que pueden confundirse.
Según Aristóteles, no es el consenso o la fuerza, la legalidad o la ilegalidad, sino principalmente el interés común o el individual. Las formas
buenas son aquéllas en las cuales los gobernantes ejercen el poder teniendo presente el interés público, en las malas los gobernantes ejercen el
poder de acuerdo con el interés individual.
La razón por la cual los individuos se reúnen en la ciudad y forman una comunidad política no es solamente la de vivir en común, sino también la
de “vivir bien”. Para que el fin de la “vida buena” pueda ser realizado es necesario que los ciudadanos persigan todos juntos o mediante sus
gobernantes el interés común.
Cuando los gobernantes aprovechan el poder que recibieron o conquistaron para luchar por intereses particulares, la comunidad política se
desvía de su objetivo. Aristóteles distingue tres tipos de relaciones de poder: la del padre sobre el hijo, la del amo sobre el esclavo y la del
gobernante sobre el gobernado. Estas tres formas de poder patronal es ejercido para beneficio del amo, el paternal de los hijos, y el político de
los gobernantes y gobernados.
La politia es una mezcla de oligarquía y democracia. ¿Pero de acuerdo con el esquema abstracto la oligarquía y la democracia no son dos formas
corruptas? En consecuencia, el primer problema que nos presenta la constitución llamada “politia” es que una forma buena puede ser resultado
de una mezcla entre oligarquía y democracia, ello quiere decir que el gobierno bueno de muchos que aparece en el tercer lugar del esquema
general es un espacio vacío, o sea, es una idea abstracta a la que no corresponde concretamente ningún régimen que haya existido o exista
históricamente.
El criterio que Aristóteles utiliza para distinguir la oligarquía y la democracia es la diferencia entre ricos y pobres.
Que la oligarquía sea el gobierno de pocos y la democracia el de muchos puede depender solamente del hecho de que generalmente los ricos en
toda sociedad son menos que los pobres; pero lo que distingue una forma de gobierno de otra no es el número, sino la condición social de
quienes gobiernan.
La politia es una mezcla de oligarquía y democracia. Esta combinación es un régimen en el que la unión de los ricos y pobres debería remediar la
mayor causa de tensión en toda sociedad, que es precisamente la lucha entre quien no tiene y quien tiene. Es el régimen que debería asegurar
mejor que cualquier otro la “paz social”.
Aristóteles se preocupa de la manera en que se mezclan los dos regímenes para producir un tercero mejor que ambos:
1. 1. Se concilian disposiciones que serían incompatibles: mientras en las oligarquías se establece una pena para los ricos que no
participan en las actividades públicas y no hay un premio para los pobres si toman parte en ellas, al contrario en las democracias no se
concede ningún premio a los pobres que intervienen en los asuntos políticos y no se fija ninguna pena a los ricos que no participan. Como
dice Aristóteles, la conciliación podría consistir en algo intermedio y común, por ejemplo, establecer una ley que estipule una pena para los
ricos que no participen y un premio para los pobres que sí lo hagan.
2. 2. Se toma el “medio” entre los ordenamientos extremos de los dos regímenes.
3. 3. Se admite lo bueno de los dos sistemas legislativos.
El ideal que inspira este régimen de la “mezcla” es el de la “mediación”, que es la ambición de toda la ética aristotélica.
La razón fundamental por la que las ciudades mejor gobernadas son aquellas en las que predomina la clase media es la mayor estabilidad.
Uno de los criterios fundamentales con base en los cuales se acostumbra distinguir el buen gobierno del malo es si éste es y en qué medida
“estable”.
La Justicia
Para Aristóteles, las virtudes son hábitos, disposiciones duraderas, que nos permiten actuar en la vida eligiendo el término medio con relación a
nosotros mismos ("término medio", quiere decir que Aristóteles representó siempre la virtud como término medio –mesotés- de dos vicios, uno
por exceso y otro por defecto)
Distinguimos 2 grupos de virtudes:
Virtudes morales (o virtudes éticas)
Virtudes intelectuales (o virtudes dianoéticas). Para encontrar el término medio entre esos dos extremos por exceso y por defecto
utilizamos la prudencia, que puede entenderse como el saber práctico o el buen juicio. Aristóteles destaca esta virtud, junto con la justicia,
por encima de las demás.
La justicia constituye para Aristóteles un elemento fundamental en las relaciones interhumanas. Distingue 2 conceptos de justicia:
Justicia general o legal, que consiste en el cumplimiento de las leyes.
Justicia particular, que consiste en dar a cada uno lo suyo. Dentro de esta justicia particular distinguimos a su vez la justicia
aritmética (cumplimiento de los contratos que existen entre los hombres) y justicia geométrica (otorgar a cada uno según los métodos
propios).
El hombre no puede realizarse más que en la vida social, esto es, en la ciudad, y la participación en el bien de todos es para el hombre condición
indispensable para su vivir bien. De ahí el deseo de los hombres de participar en una vida en común, en la que se de un orden emanado de la
justicia. privado de la justicia, el hombre no tiene en común con sus semejantes más que el nombre: sin los beneficios de la justicia y de la ley es
el más miserable y peor de todos los seres, en tanto que realizada es el mejor de todos y el más feliz. En consecuencia, la regla en lo justo y la
justicia es algo político, puesto que está asegurada por la ley de la ciudad.
El soberano bien, que es el fin de la ciudad, sólo se ha de conseguir por la efectividad de la justicia. que es la más importante de todas la
virtudes, pues en ella están como contenidas todas las demás. La justicia tiene como objeto el derecho en todos sus aspectos (positivo o
consuetudinario; privado o público, que es la emanación de algo que está en la naturaleza, de algo eterno e inmutable, en otras palabras, de un
derecho natural. Este derecho es propio de los hombres libres que son los únicos que tienen razón propia y que son verdaderamente dueños de
sí mismos; pero no se aplica a los que por naturaleza, como el esclavo, dependen del poder ajeno y no poseen razón ni voluntad autónomas.
Para que se conciba la justicia los hombres no deben tener ni más ni menos que lo que les corresponde, porque la justicia es como un medio
entre dos extremos. Este medio implica una igualdad entre dos personas que se traduce en una proporción entre lo que se da y lo que se recibe.
Esta proporción en unos casos importa una igualdad aritmética (justicia conmutativa), pero en otros casos la proporción no se hace teniendo en
cuenta solamente el valor o los méritos de las personas. Según ésta, que es la justicia distributiva, es injusto hacer un reparto en partes iguales
entre dos personas desiguales o no retribuir igualmente a dos hombres que tienen igual mérito. Este tipo de justicia hace prevalecer sobre la
igualdad la equidad, que es una forma superior de justicia, pues permite corregir y suavizar la justicia legal, evitando así los abusos de la ley, que
al tener en cuenta lo general no contempla a veces los casos particulares.
Para que se pueda llegar a la equidad, forma superior de la justicia, es necesaria la amistad (sentimiento de benevolencia) y del bien obrar que
anima a los seres reflexivos en sus relaciones sociales. Ella se encuentra en los hombres sublimada por la reflexión, y ha de presidir las
relaciones entre los hombres.
El hombre no puede desarrollar las virtudes ni la felicidad si no es en sociedad, por 2 razones:
Sin la sociedad no sobreviviría, ya que, en principio, carecería de los bienes fundamentales.
Sin las leyes sociales nunca alcanzaría las virtudes.
El desarrollo político que Platón planteó de una forma utópica se basaba en un gobierno ideal, en el que quedaba reflejada la estructura misma
del alma. Aristóteles no imita esta formar de pensamiento teórico para después intentar aplicarlo en la práctica, sino que sigue un procedimiento
deductivo:
1. 1. Realiza un estudio y análisis de las Constituciones existentes.
2. 2. Deduce la Constitución más perfecta y aplicable a la práctica.
Los ciudadanos.
Los ciudadanos son para Aristóteles los que según las leyes de cada polis tienen el derecho de intervenir en los negocios público y de
desempeñar alguna magistratura. La ciudadanía, por tanto, no es algo sobre lo que se puede generalizar, sino que debe resolverse
empíricamente de acuerdo con las circunstancias existentes en cada polis.
Según su manera de pensar y para el próximo Viernes 23 de Abril, todos debe traer un análisis sobre el siguiente planteamiento, el cual debe ser
presentado en hoja de examen :
1.- Cree usted en la familia como célula vital de la sociedad? Por qué?