Revista Apdeba Entre Realidad y Amor
Revista Apdeba Entre Realidad y Amor
Revista Apdeba Entre Realidad y Amor
Revista Propiedad de la
Asociacin Psicoanaltica de Buenos Aires
Vol. XXXV - N 3 Noviembre de 2013
Buenos Aires, Argentina
Psicoanlisis
3 nmeros anuales
ISSN 0325-819X
ISSN (en lnea) 1853-8428
Registro de la propiedad intelectual: 523.412
Editada por la Asociacin Psicoanaltica de Buenos Aires
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Sociedad Componente de la Federacin Psicoanaltica de Amrica Latina
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Email: [email protected] - Web: http: //www.apdeba.org
Objetivo
Psicoanlisis es el rgano de la Asociacin Psicoanaltica de Buenos Aires desde su fundacin en 1979. Con naturaleza temtica, difunde las ideas y la actividad cientfica de APdeBA. Propone un espacio de debate y reevaluacin de temas clnicos y metapsicolgicos,
abierto a la discusin y las controversias, testigo atento de los movimientos que atraviesan
el campo de la cultura. Organiza paneles sobre problemas de actualidad. Su carcter pluralista abre un dilogo con otras disciplinas. Incluye autores y temas de inters a nivel
internacional, inditos en espaol.
Psicoanlisis es una referencia obligada entre las publicaciones de lengua castellana.
Indizacin
La revista Psicoanlisis se encuentra incluida e indizada en BINACIS y UNISALUD (RENICS); Academic Search Complete y MedicLatina (EBSCO); LILACS (BIREME); PsycINFO (APA); y LATINDEX.
La indizacin de la revista Psicoanlisis se realiza a partir del Tesauro de Psicoanlisis de
la Asociacin Psicoanaltica Argentina, 3ra. edicin corregida y aumentada, 2006. Los
Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS) de BIREME, edicin 2007, son incluidos
para la indizacin de la revista en las bases de datos BINACIS, UNISALUD, LILACS y
LATINDEX.
Corresponsales
Dr. Newton Aronis Maltchik (Brasil)
Lic. Mirta Berman de Oelsner (U.S.A.)
Dra. Irene Cairo (U.S.A.)
Dr. Jorge Canestri (Italia)
Dra. Ana R. Chait de Trachtenberg (Brasil)
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Dr. Hctor Fernando Maffi (Espaa)
Dr. Rogelio Sosnik (U.S.A.)
Comit de Arbitraje
Dr. Enrique Alba
Dra. Claudia Amburgo
Dr. Horacio Barredo
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Lic. Adela Costas Antola
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Dr. Rodolfo Moguillansky
Dr. Julio Moreno
Dr. Oscar Paulucci
Dr. Leonardo Peskin
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Dr. Rogelio Rimoldi
Dr. Daniel Rodrguez
Dra. Ana Rozenbaum
Lic. Juana San Romn
Dra. Alicia Sirota
Lic. Oscar Sotolano
Dra. Amalia Theodoro de Zirlinger
Dra. Delia Torres de Aryan
Dra. Graciela Ventrici
Dra. Ins Vidal
Lic. Susana Vinocur de Fischbein
Dra. Adriana Yankelevich
ndice
Ateneo
Jorge Cermeo, Diana Sperling
Realidad y ficcin del amor
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Trabajos arbitrados
Patricia Attigui
El juego teatral: un instrumento para pensar lo imposible.
Elementos de psicopatologa psicoanaltica
para entender las psicosis
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Fred Busch
Transformando la contratransferencia amorfa en una
forma representable. Dos puntos de vista
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Jessica Guisasola
Fin y finalidad en el psicoanlisis y en el arte.
Bion y Beckett
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Carlos Moguillansky
El poder de la debilidad. El rol del poder en el
narcisismo y en la ilusin de incondicionalidad
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605
Ateneo
Jorge Cermeo
Diana Sperling
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discutidas; de lo que decant la realizacin de un ateneo y un posterior taller en el Simposio del 2011 sobre Transferencia Institucional.
Lo institucional nos llev al tema de lo extrao, lo extranjero. Algunos miembros tuvieron la iniciativa de acercar textos que fuimos
trabajando entre todos. Se arm as la pregunta sobre cmo se aloja
lo extrao, que se plasm finalmente en un taller El sufrimiento de
la hospitalidad, dentro de la Jornada de Hospitales del ao pasado.
En ese recorrido llegamos al tema del amor. Nos pareci oportuno
insertar el tema en la propuesta de la Comisin Cientfica de este ao
de trabajar el concepto de realidad, y en un contexto ms amplio, el
del Congreso de FEPAL, Ficciones y realidades.
Vamos a escuchar en primer lugar a Jorge Cermeo. Jorge fue
miembro fundador de Testimonios y form parte de esa institucin
psicoanaltica hasta el 2011. Adems de su prctica privada coordina
diversos seminarios sobre psicoanlisis y supervisa material clnico
en el rea de psicopatologa del Hospital Santojanni. Integra diversos
grupos de discusin acerca de la teora y la praxis psicoanaltica. Ha
publicado textos sobre distintos temas del psicoanlisis en revistas y libros de la especialidad, y relatos y poemas en publicaciones literarias.
Jorge Cermeo: Buenos das a todos. Quera agradecerle a APdeBA la nueva invitacin que me hicieron porque no es mi primera
vez aqu. Siempre que he estado en esta institucin me he sentido
muy cmodo y creo que esta vez va a ocurrir lo mismo. Y agradecerle
a Adela especialmente que me ha hecho participar de este panel.
Yo dira que en el nombre del amor se dicen y se hacen las mejores
y las peores cosas. El amor es un tema contradictorio, complejo, por
momentos enigmtico, difuso, a veces controversial; pero es motor,
no cabe duda de que es motor.
Hay un prrafo de una cancin de Joan Manuel Serrat que dice:
Me gusta todo de ti pero t no, t no, t no. Que a este seor le guste
todo de ella supongo que habla de una mujer nos hace pensar en
el objeto, me parece que le da dimensin especial al objeto y por lo
tanto creo yo estamos en el campo del deseo, deseo-goce. Pero ese
pero t no, me parece que habla del ser.
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Esto lo planteo para que lo discutamos, yo no estoy muy convencido de que sea as pero es un punto que me parece interesante y que
me intriga lo suficiente.
Como en psicoanlisis ningn concepto para mi gusto puede ser
articulado por s mismo sin ninguna relacin a otro u otros conceptos,
yo fui tomando algunas zonas de la obra de Lacan donde l articula al
amor con otras cosas.
La primera distincin que tenemos es que en la neurosis yo dira
en la estructura psquica estn anudados el amor, el deseo y el goce.
Anudados y desanudados, los momentos de amor absoluto, el amor
en el sentido ms pasional probablemente produce una supremaca
del amor all sobre los otros dos elementos y as sucesivamente; esto
va modificndose en tanto anudamiento y desanudamiento, depende
de las circunstancias y del movimiento que se genera en el aparato
psquico.
Una segunda triloga que Lacan propone es amor-odio-ignorancia,
las tres grandes pasiones del ser, y ac yo quiero hacer un sealamiento que me parece importante en su obra, porque l, en la intencin de
diferenciar por ejemplo cuestiones que tienen que ver con el deseo
y con el amor, dice que el deseo apunta a un objeto que est en el otro;
apunta al otro pero en tanto poseedor de un objeto, o al otro como objeto. Por contraste, el amor dice l como pasin del ser busca en el
otro su ser, le interesa todo su ser, incluso llega a hablar de la persona.
La persona sabemos es una palabra que viene de la filosofa
pero tambin del derecho, hay una definicin muy precisa en trminos jurdicos de lo que es una persona; pero Lacan dice pasin del ser
respecto del ser del otro, el amor buscara el ser del otro, no un objeto
en el otro.
Yo pensaba: Melanie Klein, posicin esquizoparanoide-posicin
depresiva; posicin esquizoparanoide, objeto parcial, el pecho bueno,
el pecho malo, la disociacin respecto del objeto; posicin depresiva,
el otro como totalidad.
Tendr que ver con el amor ledo desde ac?, Tendr el amor
algo que ver con algo depresivo?, en todo caso qu del amor genera
depresin? La decepcin amorosa, aquello que supuestamente fun-
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frutar a su pareja, la problemtica de la histrica con referencia a la insatisfaccin, pero siempre hay tensin entre esta cuestin de qu es lo
que se encuentra en el encuentro, qu se rene en el encuentro sexual.
No hay relacin sexual no significa que no hay relaciones sexuales, obviamente que las hay. Pero me parece una manera bastante clara y original que tiene Lacan para definir de qu se trata en la estructura psquica.
El amor, a esta cuestin de la falta de relacin sexual, muchas veces viene a hacerle de suplencia; recubre esa posibilidad de no hay
haciendo surgir algo a la manera de un seuelo que genera cierto grado
de cautivacin y que produce las mejores y las peores situaciones.
Hay quienes han dicho que estar enamorado es estar loco y creo
que es as en alguna medida. La locura de la que se trata all me parece es que en el enamoramiento hay una deposicin subjetiva tan
grande a merced del amado que, si lo llevamos al extremo, produce la
destruccin del sujeto.
Por otro lado ese estado de felicidad, sabemos que tiene un lmite,
que tiene un tope, que despus se transforma en algn otro tipo de
amor o termina o hace pasaje a otras pasiones. Y esto abre la puerta
para pensar que no hay una sola forma de amor, hay que pensar distintas maneras del amor. Tal vez por esto el amor no es teorizable, como
dice Lacan, porque no hay (no puede haber) una teora nica sobre el
amor, como s podramos pensar tal vez ms claramente en relacin
al problema del deseo. Me parece que en ese punto el problema del
deseo es menos complejo, me refiero a la teorizacin del tema.
El amor tiene cierta vertiente de engao, esta es su vertiente imaginaria ms contundente. Qu engao genera o puede generar el amor?
Que dos pueden ser uno, es decir que puede haber relacin sexual.
Pero tambin es suplencia, porque eso que se genera como ilusin,
en tanto ilusin, produce su decepcin. Entonces en algn momento
lo que es de la dimensin de la falta, de la suplencia de algo que en
realidad es un agujero y que es de estructura, insistir y har que esa
ilusin no funcione ni opere como tal.
Otra de las frases enigmticas y para mi gusto interesantes (las
frases interesantes son siempre algo enigmticas) respecto del amor
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y en cuanto la definicin que produce all del amor es: el amor es dar
lo que no se tiene.
Es fcil, si uno est econmicamente bien y puede comprar un
objeto valioso, regalarle algo as a la persona amada eso es dar lo
que se tiene.
Dar la Luna, como la quieren dar los poetas muchas veces, plantea
algo del orden de lo imposible, es dar lo que no se tiene. Los extremos
del amor parecieran indicar el punto donde el amor es ms genuino,
ms genuino en trminos de volviendo al ttulo ficcin, realidad, o
verdad como yo agregu; menos ficticio en el sentido imaginario del
trmino.
Yo pensaba tambin que con esta relacin al ser del otro, el grado
mximo del amor, a pesar de que siempre tendemos a pensarlo obviamente con ciertos elementos narcisistas, el grado mximo del amor es
cuando el otro es reconocido como radicalmente diferente, es decir, la
mxima posibilidad del amor, el amor no como pasin sino como acto
genuino, como genuina produccin subjetiva, me parece que tiene
que ver con la mxima diferencia del otro, la aceptacin de la mxima
diferencia del otro. Esto genera una paradoja interesante, porque si el
otro es radicalmente distinto a m, lo que se pierde ah es la posibilidad de la captura del amor en el terreno del narcisismo.
Para terminar, dos cositas. Una en relacin a Freud y a propsito
del narcisismo, sabemos que cuando l toma en Introduccin del narcisismo la cuestin de la eleccin de objeto nos habla de dos tipos de
amor: la modalidad narcisista y la modalidad anacltica, es decir, por
apoyatura en el objeto y por dependencia del objeto o por identificacin de rasgos del objeto y del sujeto. Me parece que las dos a esta
altura del partido podramos pensarlas como una incluida en la otra,
porque en la dependencia del objeto de la que se habla en la posicin
anacltica, termina siendo distinguido ese objeto en base a rasgos narcisistas. Entonces volver a esos textos de Freud desde una lectura
donde tenemos otro concepto del narcisismo actualmente y otro concepto de lo que es la relacin de objeto, me parece interesante.
Y quisiera cerrar con una frase que tambin me resulta enigmtica
y por lo tanto interesante, que dice Lacan en RSI: un padre no tiene
derecho al respeto, tiene derecho al amor.
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Cmo leo esto?, un padre respetado al extremo impedira la salida deseante para el sujeto, el sujeto quedara subsumido bajo la dominacin paterna. El amor no olvidemos no slo incluye la vertiente
amorosa, tambin es hermano del odio y adems permite la ignorancia, por ende, la dimensin de la falta
Adela Costas Antola: Ahora vamos a escuchar a Diana Sperling,
que es doctora en filosofa, Diana es docente en distintas instituciones
nacionales y extranjeras y cuenta con una produccin escrita enorme
por eso no voy a citar ms que los libros, que me gustara nombrarlos
a cada uno: Filosofa de cmara; Del deseo: Tratado ertico poltico
(ensayo); Genealoga del odio: Sobre el judasmo en occidente (ensayo); Metafsica del espejo: Kant y el judasmo; Seas particulares
(cuentos) y est en imprenta Filosofa para armar.
Diana Sperling: Muchas gracias. Buenos das es una manera de
decir, pero es un hermoso clima para hablar de amor. Mi computadora es sabia, yo creo que mi computadora es mi inconsciente porque
cuando empec a escribir y a juntar algunas notas y algunos apuntes
para la actividad de hoy, ella cometi un lapsus: escrib Friccin y
realidad del amor y lo dej, me pareci muy sugerente y pens que
el amor tiene mucho que ver con esto, por lo menos casi todos los
tipos de amor porque decimos amor y creemos que sabemos lo
que estamos diciendo, pero empecemos a desglosar. Una cosa es,
efectivamente, el amor ertico; otra cosa es el amor padre-hijo; el
amor de transferencia; el gape y todas las tipificaciones del amor en
las distintas tradiciones.
Recordemos que el amor viene acompandonos como significante quizs desde el comienzo de la cultura, por lo menos de la cultura
occidental tal como nosotros la conocemos y en la cual nos inscribimos; del amor se habla desde los textos bblicos, los textos trgicos,
filosficos y dems desde hace ms de tres mil aos. Entonces sera
verdaderamente imposible pasar revista o dar cuenta de toda esa enorme gama, de ese gigantesco abanico de mltiples significaciones y
connotaciones que tiene la cuestin.
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Voy simplemente a hacer un pequeo recorte y a lo mejor yo misma me voy desviando para otros lados, porque como deca muy bien
Jorge, no slo no puede haber una teora del amor sino que como
dice Roland Barthes, a quien voy a volver y lo voy a traer hoy para
conversar con l el amor no es objeto de una catalepsis, de una captura, de una clausura; no es algo que se pueda encerrar en un concepto, es como el mercurio: cada vez que intentamos aprehenderlo se
nos escapa por todos lados. Ese carcter mercurial del amor es precisamente lo que lo hace tan atractivo, tan fascinante, tan perenne, tan
permanente y tan causativo. Si lo pudiramos agarrar, en el sentido
literal del trmino agarrar, dejara de ser lo que es. As que me rindo a
este carcter huidizo y fascinante del amor para ver de qu manera lo
podemos bordear, cernir, dejarnos guiar por algunas de las palabras o
de los discursos amorosos como dice Barthes que han sido desde el
principio de los tiempos, a ver qu nos puede decir y qu podemos nosotros escuchar hoy en esta hermosa maana de lluvia al respecto.
Adela cuando present la actividad dijo: hemos cado en el
amor, me gust mucho la expresin, la tom literalmente y s, uno
cae en el amor; no se sube al amor sino que en un momento, casi
inadvertidamente, uno se encuentra atrapado en esas redes sin saber
muy bien qu hacer, sin saber muy bien quin es uno, dnde est y
por supuesto cree que sabe quin es el otro, pero eso es lo que menos
se sabe de todo.
De ah la cuestin de la ficcin y de esta aparente oposicin entre
ficcin y realidad; yo no lo leo como una oposicin sino como una relacin extraa, paradojal, que todava no sabemos de qu se trata y no
creo que podamos definirlo ni hoy ni en muchas maanas como esta;
pero s dejar picando que ese y de ficcin y realidad es un y que es
ms bien un signo de pregunta.
Julia Kristeva en su maravilloso texto Historias de amor, empieza
diciendo: El lenguaje amoroso es un vuelo de metforas, es literatura. Esto me sirve por varias cuestiones: cados en el amor es cados
en el lenguaje; el amor igual que como para Deleuze el asesinato y el
incesto, l dice que el asesinato y el incesto son crmenes de la especie hablante, los animales ni asesinan ni tienen relaciones incestuosas;
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Pblico: Me parece que han sido dos relatos muy, muy ricos y que
nos estimulan a pensar y a contrastar conceptos, ideas que ambos han
planteado.
Seguir el texto de ambos es conceptualmente muy fuerte, pero
tomo algunos de los elementos que han planteado para poder intercambiar ideas.
Algo que dijo Diana, caer en amor est muy bien descripto en
ingls: fall in love es exactamente la expresin. Pero vos decas que
cados en el amor es cados en el lenguaje, y no s la relacin entre
lenguaje y amor por lo siguiente, yo me remito al psicoanlisis, no
a la filosofa que obviamente no conozco y simplemente parto de
Freud; Freud plantea que el Preconsciente, que es el lugar tpico donde se ubica el lenguaje, tiene que construirse. Entonces dnde quedaran ubicadas todas aquellas primeras expresiones podemos llamar
visto desde afuera del amor en la relacin madre-beb con una situacin temprana como el sostn, el afecto, la calidez, el holding una
cantidad de cosas que son expresiones manifiestamente vistas desde
afuera del amor entre la mam y el beb. Por eso Melanie Klein describi todo un primer perodo que ella llama Memories in Feelings,
toda una serie de registros que son sensoriales, previos a la instalacin de la palabra y por lo tanto no van a poder aparecer expresados
a travs del lenguaje sino que van a aparecer a travs de expresiones
somticas, corporales, emocionales, etc.
Tomo esto como uno de los planteos, incluso tambin en lo que
traas vos cuando comenzaste planteando el amor como motor, me
parece que las tres pasiones del ser tienen cierta coincidencia con variaciones a otro autor a Bion que habla de amor, odio y conocimiento, no ignorancia. Pero Bion le da a esto un carcter pulsional, como
el impulso que va a desarrollar al sujeto en su contacto con el mundo
exterior.
Y la otra cuestin que quera preguntarles es sobre la idea de la
ficcin, porque me parece que todo el tiempo oscilaban entre realidad material y realidad psquica. Nosotros como analistas tendemos
a ocuparnos de la realidad psquica, por eso vos habas dicho que nos
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mete a las dos partes. Este pacto en hebreo se dice lijrot ha-brith,
cortar un pacto, igual que en ingls cut a deal este pacto corta
corta porque no hay todo, porque no se puede hacer un pacto con el
todo, el pacto descompleta y compromete este pacto es un pacto de
palabra porque la promesa no se sostiene sino en el campo del lenguaje, es pura palabra igual que la transferencia, y eso no implica que el
cuerpo no est fuertemente implicado, igual que est implicado en el
Brit-Mil, pero es un cuerpo investido por la palabra.
Una breve nota acerca de lo irrepresentable, incognoscible, imposible. Yo creo que son trminos emparentados, en lo que creo que hay
que tener cuidado en general cuando uno toma distintos pensadores
que hablan de cosas parecidas una vez yo escuch a un clebre
filsofo argentino decir que el nomeno kantiano es el objeto a de
Lacan horror!, el nomeno kantiano es el nomeno kantiano y el
objeto a es el objeto a, puede haber parentescos y una cosa puede
llevar a pensar la otra y puede servir como herramienta de lectura
y de interpretacin, pero hay que ser muy cuidadoso en el cernir el
campo de cada uno de los pensadores, porque como muy bien dijo
Jorge y yo acuerdo totalmente dentro de un corpus de pensamiento,
por llamarlo de algn modo: sistema, corpus, red o lo que fuere, cada
pensador ubica sus trminos, sus conceptos y sus nociones en relacin
con ese corpus
Jorge Cermeo: Genera su propia ficcin.
Diana Sperling: Por supuesto.
Jorge Cermeo: Y la teora tambin es una ficcin.
Diana Sperling: Claro.
Jorge Cermeo: Lo que pasa es que se le pide lo mismo que se
le pide a cualquier ficcin, que sea congruente con el sistema que
sostiene.
Con relacin a lo imposible que decas yo tambin quiero acotar
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algo, a m me parece que s, que es vlido hacer esa lnea que hiciste
recin por lo menos en este contexto en el que estamos hablando. Pero
tambin quisiera recordar que lo real est definido como lo imposible, pero tambin como aquello que siempre vuelve al mismo lugar.
Esto me parece que es importante porque nos habla de otro trmino
fundamental en psicoanlisis que es el de repeticin y toda la problemtica de la repeticin, en relacin a qu de la repeticin es creativo,
es generador de nuevos significantes y de nuevas ficciones y qu de la
repeticin es mortfero, automatnpuro digamos.
Pero me parece que s, es una definicin vlida que nos sirve para
pensar este tema por lo menos. Lo mismo que cuando Lacan juega
con el neologismo a mur amour, amor, amuro, y separa la a del mur
y entonces dice a mur, del otro lado del muro est el a; como una
imposibilidad de estructura porque si esta imposibilidad no existiera
como deca antes Diana con el tema de la literatura escribiramos?,
hablaramos?, qu necesidad tendramos de decir?, habra un encaje
perfecto entre lo que decimos y lo que quisimos decir.
Pblico: Las palabras y las cosas
Jorge Cermeo: Exactamente. Imposibilidad de simblico entonces.
Pblico: Muy interesantes ambos planteos. Yo estaba pensando
en relacin a las categoras del amor y en relacin a lo que vos decas
en el orden de la ertica de la voz, la ertica de la mirada y pens
tambin una frase: que el amor es invencin, es poesa.
En ese sentido pens que si el amor es poesa, el poema que leste,
la musicalidad de la letra o la musicalidad del discurso, de la palabra,
aquella que se inscribe entre letra y significante, que est entre el goce
y el significante si no podemos poner ah aqullo que se escapa permanentemente en ese entramado entre la ertica de la voz y la ertica
de la mirada; y en ese sentido es invencin, es poesa.
Pessoa deca: El amor es un pensamiento y Badiou deca: Al
amor hay que intentarlo y reinventarlo, en todos los niveles, en la
poltica, en la sociologa, en la economa, es decir, abarca todos los
niveles.
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ms all de uno, donde uno tiene la sensacin de que toc el ser del
otro, el alma del otro a travs de su cuerpo.
En todo encuentro amoroso hay algo de mstica y en toda bsqueda mstica hay lo ertico del encuentro amoroso. Creo que son
dimensiones que estn permanentemente entrecruzndose y que si no
fuera as no estaramos hablando de amor. Pero del amor se habla, an
antes, durante o despus del acto sexual.
Jorge Cermeo: Con relacin a lo que planteaban hace un rato,
no s si la manera de transmitirlo a lo mejor dej afuera cierta concepcin del cuerpo. Pero me parece que tambin tenemos que pensar
diferentes formas de pensar el tema del cuerpo. Cuando recin surgi
el tema de los primeros aos de vida, los primeros momentos de la
existencia donde aparentemente el lenguaje no tiene nada que ver, en
realidad yo creo que el lenguaje tiene todo que ver porque coincido
con Diana en el sentido en que lo pensamos en psicoanlisis, no
habra cuerpo ergeno si una madre adems de amamantarlo no le
demandara algo en ese amamantamiento; dirigirle la palabra al otro,
hablar para l es demandar y lo que se demanda es amor, mnimamente, se pueden demandar otras cosas.
Ahora, eso genera una marca que empieza el circuito pulsional en
relacin a la carencia y la presencia. Pensaba en la fase del estadio
del espejo tal como la describe Lacan, si solamente se tratara de un
holding de la madre o de quien ejerciera su propia funcin, frente al
espejo, con la criatura frente al espejo sin hablarle, sin sealar el lugar
donde supuestamente debe constituirse como otro, no habra constitucin de la imagen especular; porque la palabra de la madre ah o de
quien ejerza la funcin, sabemos que no se trata de la madre biolgica no es ni ms ni menos que lo simblico. Entonces un imaginario
sin anclaje en lo simblico dura tres segundos y genera la muerte.
Diana Sperling: Ayer le en el diario una noticia que me espant, de las nuevas maternidades y paternidades con la tecnologa: una
cuna que activa el mecerse automticamente con el llanto del beb,
entonces para qu estn la madre o el padre que se levantan a las tres
de la maana puteando para hamacar al beb y hacerlo dormir?
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Trabajos arbitrados
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Patricia Attigui
transferenciales y contra-transferenciales, especialmente en el tratamiento de los estados mentales que dejan a menudo desamparados a
la psicopatologa y el psicoanlisis.
En primer lugar, me gustara rendir homenaje al Winnicott pediatra ya que es esta etapa de su formacin la que orient el resto de
su trayectoria psicoanaltica. Dedicando una particular importancia al
cuerpo del nio, del beb o nio de pecho un nio de pecho solo
no existe la relevancia de su estudio resida en la formulacin de
las nociones fundamentales de dependencia absoluta y dependencia
relativa. El autor introdujo de esta manera una cuestin esencial: el
papel determinante que juega el entorno en la organizacin psquica
del sujeto. As, Winnicott produce un giro radical en el pensamiento
psicoanaltico ya que otorga a la realidad vivida (psquica, corporal y
social), un lugar que el psicoanlisis dudaba en concederle. De esta
manera, Winnicott modificara profundamente el punto de vista sobre
el sujeto y abrira numerosos caminos para el tratamiento de las patologas limtrofes y las psicosis infantiles o de adultos.
El juego y el espacio transicional que ste engendra, como tambin
el juego teatral (versin sofisticada del juego winnicottiano cuando es
utilizado con adultos psicticos), y el escenario con todo lo que a l
se refiere, sin olvidar, retomando la expresin de Octave Mannoni, la
otra escena, refirindose al inconsciente constituyen a mi entender
trminos esenciales para concebir el sujeto, la psicosis, las patologas
limtrofes, y los fenmenos transferenciales. A lo largo de unos quince aos, pude observar verdaderos procesos de evolucin en pacientes
considerados como difciles, o incluso incurables. Progresivamente,
empezaban a soar, llegaban a solicitar un tratamiento psicoteraputico individual, al tiempo que reanudaban lazos familiares, o emprendan una formacin profesional. En pocas palabras, reencontraban
una vitalidad que crean perdida para siempre. Esta movilizacin del
psiquismo, para m enigmtica, me caus una fuerte sorpresa. Lo que
hacan estas personas era verdaderamente sacar provecho de la experiencia3, hasta el punto de que modificaron profundamente mi manera
Esta expresin es la traduccin literal del libro de BION: Learning from experience,
(mal traducido en francs: Aux sources de lexprience).
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de escucharlos e hicieron que me interesara por el trabajo de la negatividad 4 que se despliega en el escenario psquico de estos pacientes.
Considero tanto al teatro, como el espacio de juego que acarrea,
auxiliares de gran eficacia simblica, en la medida en que el marco
del juego instaurado y la ficcin que implica, permiten al paciente,
por un momento, desprenderse de la parte psictica de su personalidad. Gracias a la repeticin de ese vaivn entre ficcin y realidad, algo
se estructura poco a poco en el psiquismo del paciente, provocndole
un deseo de novedad. Se trata, efectivamente, de permitirle descansar de s mismo as como evitar que active sus defensas y, con ellas,
se produjera un despertar de las heridas olvidadas o excluidas de la
psique, elementos fundamentales y cargados con una negatividad que
acta a niveles profundos. En cambio, cuando se utiliza la mediacin
del teatro, esta negatividad destructiva, revelada por el juego mismo,
no ataca directamente al paciente ya que el personaje y la ficcin funcionan como escudos eficientes de proteccin.
Al identificarse conscientemente con el personaje lo que denomino trabajo de identificacin ldica, el paciente explora los beneficios que obtiene cuando acta, como si jugara a ser otra persona,
hacindolo adems con pleno disfrute. En este proceso se apodera
del derecho a decir, a transformarse en un sustituto, un portavoz. Este
trabajo de identificacin construido en el distanciamiento permite
un juego dialctico con la escisin psictica, y puede compararse a
un trabajo de perlaboracin, en el sentido freudiano de la palabra.
Modela y transforma la conciencia que el paciente tiene de s mismo
y, por consiguiente, modela tambin su estructura inconsciente. Esta
experiencia, cuya virtud reside en su capacidad de sugerirle progresivamente la posibilidad de tener otros sueos, no es, en s, especfica
de la psicosis, pero cambia considerablemente el aspecto de la patologa.5
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Patricia Attigui
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sobre las marcas de su historia subjetiva. Procediendo as, permite a la realidad vivida
tomar otra dimensin y vuelve posible el descubrimiento de la exterioridad del objeto.
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Patricia Attigui
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Como animador del juego, debe estar siempre listo para tener
en cuenta el menor indicio dado por el sujeto e incorporarlo a la
accin dramtica, a identificar el juego con la vida del sujeto y a no
dejarlo perder jams el contacto con el pblico. (Moreno, 1965)
En efecto, por ms que yo haya tenido la tarea de movilizar las
emociones y ayudar a que emergiesen dentro de un encuadre dado,
el de los lmites de un personaje, he utilizado sin cesar el material
biogrfico que nos ofrece el conocimiento de los pacientes. Si tal paciente elige entrar en un rol determinado, es por el valor de las identificaciones propuestas, y no es fruto del azar si ese rol le conviene, an
si la eleccin es en gran medida inconsciente. Pero si un rol parece
convenir a alguien, eso no significa obligatoriamente una ausencia de
conflicto entre el actor y su personaje. Estamos entonces confrontados
a los juegos complejos de una identificacin que es por el momento
ldica, por tanto consciente, que viene a resonar a nivel inconsciente,
a borrar las identificaciones inconscientes del sujeto. El acto dramtico evoluciona pues por oleadas sucesivas y conduce al sujeto a reconquistar con pequeos toques su verdadera identidad, que an no
conoce con claridad. Esos juegos se llevan a cabo en los bordes de una
despersonalizacin libremente consentida, y el momento interpretativo debe manifestarse en el interior mismo del juego y de la accin
teatral, sin ser necesariamente nombrado como tal. La interpretacin
adquiere a partir de entonces otra dimensin, puesto que se sita a un
nivel mimo-gestual-postural y se inscribe en un registro donde la sensorialidad es particularmente solicitada. Es slo a ese precio que podemos observar un remodelamiento interno de los pacientes gracias
al juego de las identificaciones ldicas. Sin embargo, la remodelacin
no ser efectiva ms que a condicin de abstenerse de verbalizar al
paciente la posible relacin del juego con su propia vida. Es necesario
demorarse voluntariamente en el clima ldico, especialmente ponindose a s mismo en juego, para llegar a formular ciertos comentarios
a veces metafricos sobre la accin desarrollada, que es por esencia
ficticia: la suma de esas acciones puede entonces tener valor de interpretacin.
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Este trabajo, para ser eficaz, debe estar apoyado por el grupo,
compuesto por enfermeros, psiquiatras, pasantes psiclogos y yo
misma. Habamos constituido as los Yo auxiliares ya evocados por
Moreno. Sin embargo, la vivencia de esos Yo auxiliares y la manera
en que se articulan en la prctica psico-teatral expresa a veces una
cierta falta de armona debida a conflictos ligados al funcionamiento
de la institucin psiquitrica, por lo cual es necesario trabajar con
cada uno una elaboracin mental del conflicto. An si el conflicto
se debe a la composicin a veces heterognea de un equipo, debe
efectuarse una reparacin no slo respecto a ciertos cuidadores, sino
tambin respecto al grupo de pacientes en su conjunto. Pues los cuidadores o asistentes de juego tienen tambin una gran importancia
para el paciente porque representan a las personas reales o simblicas
de su medio. La funcin del Yo auxiliar es triple: es un comediante
que juega los roles necesarios deseados por el paciente; es un asistente teraputico que dirige el sujeto; es, en fin, un observador de la
interaccin.
A veces el soante, considerado en el momento como un comediante, no necesariamente cumple aquello que un paciente deseara
verlo interpretar. No es comediante ms que en la medida en que, l
tambin, tiene una interpretacin del rol para proponer. Ese es el valor
mismo de esta nueva interpretacin, en la cual el paciente no hubiera
pensado, o no se sentira autorizado a jugar, lo que le dar otra apertura sobre un registro de emociones ms justas.
En cuanto a la importancia del pblico, subrayada por Moreno,
uno no puede menos que suscribirla:
Puede servir para venir en ayuda del paciente o devenir l mismo un paciente. Ayudando al paciente, sirve de caja de resonancia
de la opinin pblica. (Moreno, 1965)
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Mirndose como uno se mira al espejo, con esta impresin repentina, ineluctable, que a veces uno tiene delante de un espejo,
pierde su propia imagen; sobre el azogue del vidrio l percibe a un
desconocido. [] Simpatizando con ese personaje que est delante
de l, [] se despoja lentamente de s mismo []
Creyendo identificarse, reconocerse, pierde su propio control,
abdica su personalidad. As, perdiendo la conciencia y el control
de s mismo, tiene el sentimiento de existir. En esta evasin experimenta fuertemente la idea, la sensacin de poseerse y de ser.
Es en este abandono y esta prdida de s donde se encuentra a s
mismo. (Jouvet, 1954)
Lo que es efectivo para cualquier espectador, funciona igualmente para los pacientes psicticos, momentneamente espectadores del
juego de los otros. Si una prdida de s mismo es lo que caracteriza su
estado, el efecto liberador de placer que produce el juego de los comediantes es lo que contribuye a un movimiento de unificacin de su
persona. Al mismo tiempo que se le da al paciente psictico la ocasin
y el derecho de experimentar ldicamente el abandono y la prdida de
s mismo, se le ofrece tambin la posibilidad de tener el sentimiento
de existir, por eso es tan importante ver jugar como jugar.
As, todos los puntos evocados convergen en la elaboracin terica de Moreno hacia una concepcin de la catarsis prxima a la de
Aristteles. A partir de esta definicin, Moreno, impregnado de conocimientos psicoanalticos, ha podido establecer su propia teora del
psicodrama. La catarsis permite as al sujeto liquidar afectos largo
tiempo rechazados y responsables de traumatismos psquicos. Los terapeutas no deben ignorar la fuerza, incluso la violencia de esta tcnica: deben estar en condiciones de utilizarla positivamente. Tal trabajo
identificatorio permite, gracias al juego de pasiones descrito en una
ficcin dada, dejarse llevar por los efectos purgantes de la catarsis.
Pero, adems de los efectos traumticos de los cuales hace falta que el
paciente psictico se libere, lo esencial de la cuestin se refiere a una
bsqueda de la verdad por medios dramticos. Tales efectos tienen
una realidad tangible aunque no ocupen toda la escena. El juego, y
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La experiencia y su encuadre
Explicitar, trabajar y reformular lo que se juega en torno a la dimensin teraputica y a los efectos transferenciales que le son inherentes, implica a veces tomar el riesgo de hacer desaparecer todo lo
que haba echado races. La nica finalidad que el grupo se asigna
a nivel de la realidad compartida, es el placer de preparar juntos un
trabajo real cuya expresin final es la representacin.
1983, 1984: primera etapa. El trabajo teatral comienza a partir de
la historia del nufrago Robinson Crusoe, desde el punto de vista de
una reescritura colectiva de un escenario que se origina en la obra de
Michel Tournier, Viernes o los limbos del Pacfico. Lo primero que se
aborda, a travs de esta obra, es la cuestin de la soledad, la cuestin
de la insularidad tanto como la del naufragio y el desnimo caracterizado por un abandono y un descenso a los infiernos. El universo de la
marca, tal como est descrito en la obra de Tournier, la conciencia
de Robinson de abandonarse a ello totalmente, de renunciar, y una vez
tocado fondo, recurrir a las fuerzas que le quedan a fin de renacer a
la vida, remodelando entonces su concepcin del mundo gracias a tomar en cuenta al otro (Viernes), he aqu las claves que han permitido
a los pacientes tener acceso a lo que haba all de la problemtica de
su propio naufragio, su soledad y el lugar que cada uno deja al otro,
sobre todo cuando se trata de una verdadera reconstruccin de la realidad. Ser rescatado de un naufragio es, en efecto, devenir otro y sin
embargo seguir siendo el mismo.
La experiencia subjetiva del naufragio tal como fue descrita por el
autor nos ha tocado a todos en un momento u otro. En cuanto al texto
de nuestras intervenciones, eran del siguiente tipo: Tiene Ud. idea
de lo que puede ser un naufragio? Imagine cmo reaccionara Ud. si
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Fue sin embargo muy delicado pasar de una lectura en voz alta a
una tal puesta en acto del texto. Al principio era imposible para todos
verse en la escena, jugar con el otro, tocarse; el rol ms difcil de interpretar fue el del joven hijo Casimir, quien, en El Azote, al volver
a casa despus de la guerra, encuentra a su joven novia Justine estrellita del diablo! con efusiones sentimentales casi tumultuosas
A partir de all la reserva paraliz el juego, los cuerpos estaban rgidos
como los de los tteres y los actores en la imposibilidad de habitar los
cuerpos de sus personajes.
El riesgo de un contacto demasiado directo, incluso fusional, ha
confrontado a los pacientes con su propia incapacidad para desprenderse del encuadre institucional, por lo cual no han podido de entrada
autorizarse a encontrarle placer al juego. Adems, para los personajes se trataba de jugar con la sexualidad. Ahora bien, poder poner en
escena una relacin amorosa supone reconocerle una existencia. Ese
proceso de reconocimiento, incluso para algunos de descubrimiento,
no ha podido efectuarse simplemente, es decir, sin que los cuidadores
hayan tenido que intervenir. Yo tuve que interpretar todos los roles
de la obra, tal como los experimentaba con mis propias dificultades.
Los miembros del equipo podan tambin proponer interpretaciones
del juego, lo que enriqueca los intercambios. No fue sino despus de
una cierta apropiacin colectiva de la interpretacin que los actores
pudieron dar libre curso a sus emociones. Cuando yo misma daba una
interpretacin de un rol o de un parlamento, me haca falta de manera
evidente jugarla enteramente, incluirme corporalmente en el rol, pues
no es ms que a este precio que una palabra puede ponerse en acto.
Como ancdota merece evocarse un episodio de repeticiones: durante semanas el juego entre los dos jvenes actores (Casimir y su
novia) haba sido rgido sea por las razones enunciadas ms arriba,
sea porque el rol de la novia haba quedado a cargo de una alumna
enfermera, lo cual representaba una desventaja a nivel de la libertad
de expresin y de la referencia a la ley. Cmo autorizarse en tanto
joven soante a poner en escena la pasin amorosa? Un da, entre que
ella estaba ausente y que nosotros debamos retomar esta parte de la
obra, me vino la idea de tomar yo misma el rol de la novia para ver
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imaginario y ha podido remodelarlo a su manera en el curso de las representaciones. Esta forma de juego le ha permitido de un solo golpe
combatir su propia alienacin y su pasividad respecto a ella.
Segn D. W. Winnicott, hace falta un encuadre para la representacin. El espacio escnico ofrece esta real posibilidad de organizacin. Si se considera la relacin teraputica, ella corresponde a una
situacin que comprende a la vez fenmenos formando un processus
sometido al anlisis y a la interpretacin, y un encuadre al cual hay
que pensar en trminos de non processus comportando constantes
en cuyo interior el proceso tiene lugar. Es interesante retomar esta nocin de encuadre que Bleger, siguiendo a Winnicott, ha podido definir
en psicoanlisis. En ese encuadre, el rol del terapeuta es ser el depositario de las partes psicticas de la personalidad, lo que va a impedir
el surgimiento de angustias confusionales. Pero en una escena as, la
ficcin hace de lmite y cada uno puede dejarse ir a su personaje sin
correr un riesgo de despersonalizacin. Se asiste a una especie de encaje de encuadres, tanto para el terapeuta como para el paciente, entre
la escena y lo que a ella se refiere el juego teatral, el hospital, el lugar
de trabajo y el exterior. Adems, el terapeuta asegura, por su misma
presencia, un encuadre, y an si esta dimensin no es percibida como
tal, lo que est en juego concierne a su encuadre interno.
La funcin del encuadre es servir de sostn, de trama que no
puede revelarse ms que cuando se modifica o se desgarra. En este
sentido, es cierto que en tanto terapeutas tomados por la accin y
la ficcin ligada a la expresin misma del juego, raramente tenemos
conciencia en el aqu y ahora de la funcin del encuadre que representamos. Cuando hay fricciones, movimientos de vida y a veces
tambin de muerte, percibimos la amplitud de la estructura en cuyo
interior evolucionamos con los pacientes. Esta experiencia permite
medir la separacin que existe entre los dos encuadres que as pueden
afrontarse. Bleger habla en efecto de dos encuadres, el propuesto y
mantenido por el terapeuta y aceptado conscientemente por el paciente, y aquel en el cual el paciente proyecta su mundo fantasma. Es
con esta proyeccin que va a hacer falta jugar en el encuadre de un
proyecto teatral, incluso si se inscribe en lo que Freud ha llamado la
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el proceso pueda realizarse8. Llevarlo a cabo requiere una slida formacin psicoanaltica.
Si, como deca Artaud, el actor es un atleta afectivo, el otorgar al
cuerpo y a las emociones un lugar privilegiado, siempre mediatizado
por la ficcin y el personaje, representa un viraje importante en el
tratamiento de las psicosis. La ficcin ofrece un marco que permite
la exploracin de experiencias que permanecan inaccesibles, otorgando a los pacientes una posibilidad inesperada de descansar de s
mismos, y, bsicamente, de su interpretacin delirante de la realidad.
El texto teatral, gracias a sus potencialidades ldicas, se transforma en
el vector de esta posibilidad, de la cual los pacientes-actores pueden
progresivamente apoderarse.
Winnicott y Bion demostraron que la realidad, las condiciones de
vida y de educacin, juegan un papel decisivo en numerosas interrupciones del desarrollo de nios que sufren carencias graves. Para
ello tomaron en cuenta tanto la historia psico-afectiva y fantasmtica del sujeto como su entorno. De esta manera, orientaron de forma
decisiva las prcticas teraputicas, obligndonos a inventar nuevos
dispositivos equivalentes a una cura analtica, slo que para sujetos
desprovistos de la capacidad de simbolizacin. En este contexto las
mediaciones teraputicas han conocido un verdadero desarrollo en las
instituciones de salud mental. Con todo, resulta necesario ahondar en
sus implicaciones tericas y clnicas.
Al igual que el trabajo del sueo, el trabajo escnico permite elaborar un inmenso repertorio de imgenes, representaciones y metforas, cuyo poder moviliza poderosamente el inconsciente. Esta analoga entre el trabajo del sueo y el trabajo escnico pone de relieve
la materialidad de los intentos del paciente para incrementar tanto su
capacidad de relaciones objetales cuanto sus cargas psquicas.
De hecho, el escenario, por cuanto constituye espacio de traduccin y de metamorfosis, permite visualizar la esencia misma de algo
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que no se puede formular. El escenario da forma a rastros de sensaciones arcaicas que permanecan impensables9. Y no slo eso: gracias
a su efecto de catarsis, se convierte en un aparato para soar los
sueos. Aparato al que el paciente no tena acceso en un primer momento, pero por el que ms tarde se apasiona, transformndose en su
hermeneuta. El paciente-actor siente la curiosidad de experimentar
emociones nuevas que antes era incapaz de asumir. Se transforma en
el infante que intenta traducir los mensajes que su entorno le dirige y
que sin embargo permanecen en gran parte enigmticos para l10.
As, el trabajo teatral permite a pacientes desprovistos de esas capacidades de simbolizacin, experimentar, aqu y ahora, algn suceso del pasado que todava no ha sucedido en el paciente porque no
exista como persona para que sucediera en l. En este caso, la nica
forma para que el paciente pueda recordar es que haga, por primera
vez, en el tiempo presente es decir en la relacin de transferencia,
el experimento de ese suceso del pasado. Ese evento del pasado y del
porvenir se transforma entonces en un evento de aqu y ahora, experimentado por primera vez. Esto corresponde a una rememoracin y
esta vivencia es lo equivalente al levantamiento de la represin que
sucede en el transcurso del anlisis de pacientes neurticos.11
Lo que Winnicott expone es fundamental: representa un cambio
de perspectiva que el psicoanlisis ha de integrar para encontrar nuevos cdigos que permitan comprender los fenmenos patolgicos que
siguen resistiendo a los intentos teraputicos. Actuando teatralmente
es como el sujeto comienza a experimentar un nuevo estilo de relacin con el mundo, ya que el juego teatral le invita a mudar de piel y
a transformarse individual y grupalmente (Anzieu, Kaes). La vivencia
corporal de nuevos cdigos, trabajados dentro del marco de la ficcin, otorga al paciente la oportunidad de hacer encuentros sensoria
10
11
ATTIGUI, P. Entre illusion et ralit, le trac thtral dune efficacit symbolique. LEvolution
Psychiatrique, Elsevier-Masson, 2007, 72, 3, 503-514. (ScienceDirect).
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WINNICOTT, D. W., La crainte de leffondrement et autres situations cliniques, Paris, Gallimard,
2000, p. 212.
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trabajo de figurabilidad12 y, al mismo tiempo, la reactivacin de huellas sensoriales que haban sido abandonadas. Es a travs del juego
del actor, y gracias a los rodeos a la personalidad que ofrece la ficcin,
que paulatinamente es posible percibir lo que no pueden saber conscientemente ni el paciente ni su terapeuta. Por esta razn, la seleccin
de las obras para el trabajo teatral es de suma importancia.
Conclusiones
Resulta esencial referirnos a los trabajos de Bion ya que nos permite considerar el escenario teatral, y todo lo que se relaciona con
l, como el lugar en s mismo en el que se produce la transformacin
psquica. Para Bion, es la funcin Alfa que transforma los elementos
Beta en contenidos psquicos, que se convertirn de este modo en
contenidos pensables. Esta funcin que viene del yo y del entorno
maternal es directamente desencadenada por el trabajo teatral y opera
un proceso de transformacin cuya eficacia ya hemos mencionado
en otras publicaciones13. Estas transformaciones ataen a las capacidades de rememoracin de jirones de temporalidad congelada14.
Actuar teatralmente permite encontrar la memoria de experiencias
afectivas impensables pero progresivamente descontaminadas de sus
elementos txicos. Este ejercicio, si bien al principio concierne las
capacidades efectivas y cognitivas de los pacientes, proporciona un
nuevo acceso a las palabras, un acceso a la pulpa viva que reside en
la expresin lingstica. Se trata de un proceso de encarnacin en el
sentido profundo de la palabra, y constituye una experiencia fundadora. Pone al sujeto en movimiento dentro de su propia historia, y lo
inscribe al mismo tiempo en la historia de las generaciones sucesivas.
La escena se transforma en una metfora de una apropiacin de la
BOTELLA, C, & S, Figurabilit et rgrdience, in La figurabilit, Revue Franaise de
Psychanalyse, Paris, PUF, LXV, 1149-1239.
13
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14
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492
Si bien hay acuerdo en que nuestras reacciones contratransferenciales a menudo llevan a las regiones ms profundas de la mente
del analizando, el autor plantea preguntas sobre cmo utilizar mejor
nuestra contratransferencia para que esta comunicacin inconsciente
sin forma pueda comenzar a ser representada por el paciente. Mientras que el mtodo ms conocido es el kleiniano, el autor presenta una
perspectiva adicional basada en un creciente inters en pensar sobre el
pensamiento, entre las mltiples culturas psicoanalticas.
Una de las contribuciones ms significativas de los ltimos ochenta aos fue descubrir la importancia de los pensamientos y sentimientos contratransferenciales como fuente crucial de informacin en el
trabajo psicoanaltico. Comenzando con los trabajos pioneros de analistas como Racker (1953), logramos darnos cuenta de su importancia
para comprender a cada paciente en algn punto de su anlisis, y su
valor en la comprensin de otros pacientes desde el momento en que
entran a nuestro consultorio. Es una herramienta esencial para nuestro
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P. 755.
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clarificar la relacin del analizando con sus pensamientos como siendo imprecisos acerca de ciertos sentimientos, actitudes, pensamientos (p.755), o que dejan de relacionar las cosas que van juntas, o no
perciben o evalan la realidad de manera correcta (p.755), podemos
ahora reconocer la clase de pensamiento que definiramos como inconscientemente motivado y/o contra el que est defendido en forma
inconsciente. Lo mismo es cierto cuando Bibring entiende la clarificacin como la elaboracin de sus patrones de comportamiento,
demostrndole que reacciona en forma tpica ante situaciones tpicas;
o que algunas de sus actitudes que l no percibe relacionadas, estn
sin embargo relacionadas unas con otras, representando distintas manifestaciones del mismo gnero o que ciertos patrones de respuesta
forman una secuencia caracterstica, etc. (p. 755). Creo que la mayora de los analistas estn de acuerdo que ahora veramos esto como actuaciones inconscientes que Freud (1914) describi en Recordar, Repetir y Reelaborar, Por ejemplo: El analizado no refiere haber sido
desafiante e incrdulo frente a la autoridad de los padres; en cambio,
se comporta de esa manera frente al mdico. No recuerda haberse
quedado atascado, presa de desconcierto y de desamparo en su investigacin sexual infantil, pero presenta una acumulacin de sueos
confusos, se lamenta que nada le sale bien y, proclama, es su destino,
no acabar nunca ninguna empresa. (p.152). Busch (1995, 2009) calific este comportamiento como lenguaje de accin, y Rizzuto (2002)
como acto de habla, con sus derivados en el inconsciente. Como hemos llegado a comprender, cuanto ms cerca lleguemos a lo que es inconsciente, ms probablemente los pacientes se expresen con una forma de lenguaje cercana a la accin. Cuanto ms profundo penetremos
en el inconsciente, y es til pensar en niveles del inconsciente, ms se
equipara el pensamiento a la accin. Lo ms inconsciente siempre es
actuado. Loewald (1975) captur la naturaleza ubicua de este tipo de
accin en el tratamiento cuando dijo: Esto se podra expresar diciendo que cada vez menos consideramos que el paciente habla solamente
de s mismo, de sus experiencias y recuerdos, y cada vez ms que est
simbolizando la accin en su discurso, como si hablase desde la pro-
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3
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Pp. 293-294
Ferro, 2005, p. 102.
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Pp. 255-256
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La finalidad de la clarificacin es, en ltima instancia, la construccin de una representacin. De hecho, en la mayor parte del mundo
psicoanaltico, ha habido cambios basados en la creciente comprensin de la importancia en transformar lo insuficientemente representado en algo potencialmente representable, o representado en una forma
ms compleja. Lo representado extiende la construccin de estructura y aumenta la habilidad de contencin. Esto produce lo que Green
(1975) llam enhebrar lo naciente (p. 9) y contenerlo, y de este
modo se le da un continente a los contenidos del paciente y un contenido a su continente (p.7) Grotstein (en Brown, 2009) usando un
lenguaje diferente, habla acerca del analista que se pone a disponibilidad para que el paciente maneje sus emociones.
Ms aun, en todo anlisis, en lo posible, tratamos de introducir
una nueva idea a travs de lo que es potencialmente ms observable
para nuestro paciente. As comunicamos que la comprensin surge de
escucharnos a nosotros mismos. En mi opinin, esto es bsico para
una actitud de auto-anlisis. Dentro de lo posible evitamos decirle
explcitamente a nuestro paciente: Quiz usted est pensando esto,
pero lo que realmente est pensando es. De hecho, uno de los mayores cambios en el mtodo psicoanaltico a lo largo de los ltimos
40 aos supone trabajar ms cerca de lo que es ms accesible para
el analizando en el momento clnico, en lugar de lo que le es menos
accesible. Hemos aprendido, tarde y no siempre en forma consistente
(Busch, 2006) que no se puede interpretar lo que es inconsciente sin
una preparacin que lo haga accesible al pensamiento preconsciente.
En un prrafo crucial Green (1974) captur dos elementos significativos para el mtodo psicoanaltico del pensamiento preconsciente es decir, los niveles psquicos en los que escuchamos y les
respondemos a nuestros pacientes.
El anlisis del preconsciente y en particular el uso del material clnico del paciente (en sus propias palabras) ha sido descuidado desde Freud. La razn de ello parece simple, ya que al poder
alcanzar el preconsciente desde el consciente, la importancia del
preconsciente es insignificante y el lenguaje es superficial. Para
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Ikonen, 2003, p. 5.
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La tarea interpretativa debe apreciar con sensibilidad la habilidad del paciente de comprender, para as plantear una formulacin ni demasiado superficial, ni que estimule ms defensas reactivas. 11
El analista debe determinar desde el material del paciente el
por qu de su produccin (una teora de comprensin) y cul
debe ser la interpretacin correcta.12
Con demasiada frecuencia confundimos nuestra habilidad de
leer el inconsciente con la capacidad del paciente de comprenderlo. Muchas veces no tenemos muy en claro la diferencia entre una comunicacin inconsciente y nuestra capacidad
de comunicarnos con el inconsciente del paciente. Lo que el
paciente puede escuchar, comprender y utilizar efectivamente ni qu hablar de los beneficios de considerar ese abordaje raramente ocupa un primer plano en nuestras discusiones
clnicas13.
Volviendo al trabajo dentro de la contratransferencia, creo que
podemos suponer correctamente que si un estado mental se presenta
como lenguaje de accin, est enterrado ms profundamente en el inconsciente que las asociaciones verbales. Podemos tambin suponer
que lo que est ms profundo en el inconsciente ha sido intensamente
reprimido, o nunca tuvo representacin en palabras o pensamientos.
Por estas razones, es probable que no sea til hablar de lo que es
profundamente inconsciente. Est ferozmente defendido, o de algn
modo en que no va a responder a interpretaciones verbales.
Cuando se reconoce una reaccin contratransferencial, y se reflexiona acerca de ella, ya est traducida la accines decir, representada en la mente del analista. Desde este punto, el analista puede
transformar el lenguaje de accin en palabras, como paso necesario
que ayude a los pacientes a encontrar un nivel creciente de libertad
de pensar y sentir. O sea, despus de reflexionar acerca de nuestros
Busch, 1993.
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Eliot
Voy a comenzar con un ejemplo tpico de la dinmica transferencia-contratransferencia con un paciente que usaba una combinacin
de lenguaje de accin y asociaciones representadas, para expresar la
dinmica transferencial inconsciente. El paciente, Eliot, tena unos
cuarenta aos, muy inteligente, pero rindiendo crnicamente por debajo de su potencial. Desde su graduacin de un colegio prestigioso trabaj siempre por debajo de sus habilidades. Casado, culpaba al
comportamiento dependiente de su mujer el no aprovechar las opor-
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siderar si haba razones por las que tuve esta reaccin con Eliot ms
que con los otros pacientes. Lo que me vino a la mente fue sorprendente. Con anterioridad en el tratamiento, Eliot objet mi prctica de
cobrarle las sesiones cuando no vena, ya que l saba que era ms
rico que la mayora de mis pacientes y por lo tanto poda tomarse ms
vacaciones, y de esta forma yo lo penalizaba. Haba poco espacio para
trabajar en ese momento con la imagen grandiosa que Eliot tena de
s mismo como una excepcin, y acordamos una solucin de compromiso. Aparentemente sin darme cuenta, yo continuaba irritado por
su privarme de mis honorarios, y esto pareci reactivarse cuando
Eliot reaccion tan poco frente a mi inminente ciruga. Sin embargo,
pronto me di cuenta que este sentimiento estaba incrementado por mi
vulnerabilidad, y un renacimiento de viejos sentimientos donde otros
privilegiaban sus propios sentimientos sobre los mos. Sin embargo,
me era poco claro qu es lo que le estaba pasando en la mente a Eliot.
Cuando volv a escuchar las palabras y la msica de la narrativa de
Eliot me di cuenta de dos cosas. La primera fue una cadencia distinta
en su voz. Generalmente Eliot hablaba sin parar y sus asociaciones
eran muchas veces muy animadas. Esta carga libidinal en sus pensamientos y en su mente fue lo que me dio la esperanza de un buen
resultado analtico, a pesar de sus fracasos en la vida en los ltimos
veinte aos. En esta sesin me di cuenta que haba pausas inusuales,
y yo senta que perda la conexin entre donde comenzaban y donde
terminaban una serie de pensamientos. Fue esa prdida de conexin a
travs de la cadencia de sus frases que me llamaron la atencin como
un posible factor en mi desconexin contratransferencial. Mientras lo
que me vino a la mente era la obvia interpretacin de contenido de ser
ahora yo el perdido, como una proyeccin de los sentimientos disociados de prdida de Eliot. Sin embargo me di cuenta que Eliot podra
aceptar esto a un nivel intelectual, pero solo sera a ese nivel. Lo que
le seal fue lo que pens que estaba sucediendo en su lenguaje de
accin y que pens que iba a poder captarlo.
FB: Me di cuenta que hoy tiene una manera diferente de hablar.
Hay ms pausas, y me encuentro perdiendo las conexiones. Me pregunto si esto tambin le parece a usted.
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Hay un nmero de elementos en esta clarificacin que estn basados en los principios que he propuesto. Primero trato de clarificar lo
que est pasando en el lenguaje de accin las pausas. En segunda
instancia, no le estoy diciendo que me est causando confusin, porque aunque lo fuese, no est cerca de nada de lo que l pueda darse
cuenta. En tercera instancia, no le digo lo que est pasando, sino ms
bien le ofrezco la oportunidad de ver o no si concuerda con su experiencia. Si es demasiado peligroso para que l lo vea, o simplemente
equivocado, le trato de dar la oportunidad para que me lo diga.
Eliot: no me haba dado cuenta, pero ahora que usted lo dice lo
puedo ver. Me sent perdiendo el hilo de mi pensamiento mientras
hablaba. Lo que me viene a la mente es una reunin en la que estuve
donde me di cuenta que estaba muy alerta de lo que los otros estaban
pensando de m. Me preguntaba si hablaba demasiado fuerte, si era
demasiado atrevido, o si me expona demasiado. Tena mucho para
decir, y tena un orden del da para la reunin que esperaba impulsar,
pero despus empec a preocuparme.
Mientras Eliot elaboraba su historia, me encontr pensando en
cmo su madre lo llamaba mi pequea papa. Para Eliot esto representaba que su madre quera que l creciese silenciosamente fuera
de la vista, sin causar problemas, excepto cuando ella lo necesitaba
para que la entretenga. Mi reaccin contratransferencial, las asociaciones de Eliot con la reunin y mis propias asociaciones me llevaron
a decir lo siguiente:
FB: Luego que los dos nos dimos cuenta de perder la conexin de
lo que usted estaba diciendo, sus pensamiento fueron a una reunin
donde le preocupaba que estuviese llamando demasiado la atencin.
Me pregunto si esto es parecido a la preocupacin que tuvo cuando
le dije lo de mi ciruga?
Eliot: Me senta egosta. Usted era el que iba a ser operado y mis
pensamientos deberan ser ms acerca de usted. Pero me asust. Esto
malo estaba sucediendo y que hara yo? Despus me dije que usted
estara bien y me calm.
FB: Entonces el reasegurarse a s mismo que yo estara bien tap
sus sentimientos de estar asustado, que lo preocuparon porque sinti
que no estaba suficientemente preocupado por mi.
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Seguimiento
Eliot volvi al anlisis 4 semanas ms tarde. Pareca contento de
verme y despus de unas pocas palabras de simpata por haber pasado
por la operacin, dijo que estaba contento de estar de vuelta. Sus pensamientos se dirigieron inmediatamente a distintas situaciones donde
sinti que si deca lo que estaba en su cabeza los otros iban a criticarlo
o a tomar retaliacin contra l. Por ejemplo, por su productividad en
el trabajo estaba en a la espera de un aumento de salario importante.
Sin embargo, estaba seguro que si le dijese esto a la jefa de seccin,
esta mujer lo menospreciara. As que nuevamente el miedo de Eliot
era que el expresar sus propias necesidades o deseos llevara a que los
otros lo rechacen o tomen represalias.
Despus de un rato Eliot se pregunt si estaba evitando pensar
acerca de lo que era estar de vuelta en el anlisis. Sus primeros pensamientos fueron acerca de lo ocupado que estuvo durante el ltimo
mes y que estuvo contento de tener el tiempo. Despus describi una
reunin que organiz para sus colegas para alertarles de la nueva legislacin que iba a afectar la forma en que hacan sus negocios. Se
enoj con la gente que no estaba all, y con aquellos que se fueron
en medio de la reunin. Despus Eliot remarco nuevamente que estaba contento de estar de vuelta, tantas cosas haban sucedido. Estuvo
pensando acerca del hecho que yo haba perdido un mes de ingresos,
y pens que iba a pagarme igual por el mes. Pienso que Eliot est diciendo que no tena necesidad de m cuando no estuve (es decir, estuvo tan ocupado), pero estaba enojado con la otra gente que no estuvo
all. Este sentimiento dispara ansiedad inconsciente, ya que probablemente est demasiado cerca de cmo se siente por de mi ausencia, y
Eliot nuevamente se imagina que tiene que cuidarme pagndome por
el tiempo que me perd. Entonces le digo:
FB: Despus de describir situaciones en el trabajo donde se imagina disminuido por desear algo (un aumento de sueldo), y enojado
con las personas que no aparecen para usted, su pensamiento se dirige
a cuidarme pagndome. Me pregunto si nos est diciendo que si se
hubiese enojado de que yo no estuve para usted, eso lo hara sentir
intranquilo, y entonces siente que me tiene que cuidar.
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Cada interpretacin mutativa debe ser inmediata emocionalmente; el enfermo debe experimentarla como algo real. Este requerimiento, que las interpretaciones deben ser inmediatas, puede
expresarse de otra forma diciendo que hay que dirigirlas siempre al
punto de urgencia. En algn momento se encontrar en actividad
un determinado impulso del ello: ste es el impulso que en ese momento es pasible de interpretacin mutativa.
Es esta experiencia del inconsciente, especialmente lo que Strachey llam impulsos del ello, la base de muchas perspectivas tericas. En contraste, Sterba (1934), escribiendo al mismo tiempo, y
usando enfoques del Modelo Estructural de Freud, consider los logros del psicoanlisis como resultado de un aumento de la capacidad
del yo para tolerar pensamientos. Esta ltima perspectiva promovi la
importancia de trabajar con las resistencias inconscientes, y al trabajo
ms cercano al preconsciente. Sin embargo, el punto de vista de Sterba sobre la necesidad de ampliar el yo no prendi en ese momento.
Tratando de comprender esto, creo que es importante considerar el
inconsciente del analista, al que me voy a referir a continuacin.
Observando el mtodo de interpretacin en la comunidad psicoanaltica internacional, muestra un uso extendido de interpretaciones
directas acerca de lo que es inconsciente. Casi parece, a veces, que
hay una atraccin visceral para hacer esas interpretaciones. Es especialmente cierto cuando los analizandos estn usando lenguaje de
accin es decir, cuando el analizando est hablando (por ejemplo,
asociando libremente o contando un sueo), e inconscientemente est
haciendo algo al o con el analista mientras habla. Como generalmente
el uso de lenguaje de accin es inconsciente (Busch, 2009), mueve
inmediatamente el inconsciente del analista. Lo que yo sugerira es
que la mayor parte del tiempo, cuando el paciente est haciendo una
accin con el lenguaje, el analista se siente forzado a lo que parece
una posicin extraa. Sabemos bien como, con el tiempo, nos damos
cuenta de que se nos empuja a sentir o a ser: un amante, un torturador, un padre, un hijo, un objeto del yo, un supery la lista es
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Fred Busch
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Hace poco una voz/en el corazn me reson/mi corazn herido est ya/ y fue Lindoro
quien lo lastim.
Este nio que tengo en el seno/es de un amor que se llama Victorio/Dios que me lo dio,
me lo llevara, luego/ por no andar con Victorio en el seno.
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reconocer el fonema de una lengua extraa, como si le resultara irreconocible, y no pueda reproducirlo.
La voz humana tambin tiene una calidad envolvente que D. Anzieu (1987) ha calificado en trminos psicoanalticos con la nocin
de bao sonoro o de envoltura sonora. Los significantes ms arcaicos se van construyendo a partir de los registros corporales ms
primitivos. Estos significantes formales estn constituidos por percepciones tctiles, propioceptivas, cenestsicas, kinestsicas, posturales, de equilibrio y no slo de imgenes visuales y/o sonoras. Los
receptores proximales tienen una significacin arcaica. La representacin del yo corporal primitivo, es denominado yo piel, se correspondera con la forma de envolturas psquicas y se constituye por el
contacto con el cuerpo materno a nivel de las percepciones cutneas,
el entorno sonoro y olfativo, como elementos diferenciadores que van
creando el sentimiento de lmite. Se trata de una doble envoltura, una
ms superficial, que recibe las excitaciones y sirve de filtro, y otra que
es superficie del aparato psquico y de inscripcin, sobre la cual se
van a proyectar las seales sensoriales y las fuerzas pulsionales. Se
trata de una verdadera barrera de contacto (Bion, 1966), que permite
ir diferenciando el adentro/fuera, o donde poder ir desarrollando la
funcin alfa a travs de los elementos alfa aportados por la madre o
transformados por el propio beb. El bao diario y la higiene corporal
del bebe hacen que se traslade las sensaciones viscerales en forma de
dolor hacia la piel que va ocupando un lugar privilegiado de intercambio.
La voz no slo es una envoltura sonora que permite la representacin de un yo corporal primitivo, sino que tambin es un contenido
que emerge de una cavidad buco-faringeo-nasal, que se introduce a
travs de los odos de los otros y tambin a travs de otros orificios
como los que ofrece la propia piel. Esta fuente de donde emerge la
voz sonora, remite a una cavidad que remeda una cueva primitiva
donde fue alojado en un tiempo el dios Pan de la mitologa griega. Pan
era un semi dios de los pastores y rebaos, a pesar de no contar con
grandes santuarios en su honor. Era un dios de la fertilidad y de una
sexualidad desenfrenada, que se dedicaba a perseguir por los bosques,
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Factotum: Del lat. Fac., imper. de facre, hacer, y totum, todo. # 3. Colq. Persona entremetida,
que oficiosamente se presta a todo gnero de servicios. Dicc. De la Real Academia Espaola.
XXII Ed. 2001.
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en el corazn me reson;
Ha sido la voz de Lindoro que sale de la cavidad buco-naso-faringea, la que penetr por la ventana de la casa y lleg hasta el corazn
de Rosina. La voz se desplaza por el aire, se adentra en la casa cerrada, llega hasta Rosina y resuena en su alma. La casa cerrada de Don
Bartolo es una mente, que no permite la entrada de nada ni de nadie,
lo que la obliga a defenderse de ello. Esa voz de Lindoro es la representacin de lo antiguo y lo nuevo, que puede causar un cambio interior, por lo cual, es considerada como peligrosa. La voz de Lindoro de
la que Rosina se enamora, tiene, para ella la cualidad de objeto, por
medio del cual, siente que puede cumplir sus deseos. Ella no permanece pasiva ante ello, sino que se vale de notas e intermediarios para
alcanzar su objetivo. La voz de Lindoro remite a Rosina a un objeto a,
que proviene desde lo ms profundo de un cuerpo e impacta en su corazn para fundirse, entrambos, en la obtencin del goce. El Barbero
es el Factotum, que tiene la capacidad de poder transitar, con libertad,
entre los distintos mundos, con omnipotencia y omnisciencia, puede
abrir todas las puertas, y colarse dentro de las casas y de las mentes de
las personas. Fgaro acerca a Rosina al objeto del placer, de su anhelo
y su deseo.
La voz con todas sus implicaciones sigue teniendo un importante
papel en toda la pera. La voz no slo puede estar al servicio de Eros,
sino que, tambin, puede ser utilizada, por Tnatos para alcanzar lo
que se desea. El viejo don Bartolo se entera de las intrigas entre los
amantes y su intermediario, ante lo cual, don Basilio trata de ponerle
freno. Para ello le ofrece a don Bartolo trasmitir la calumnia por toda
la ciudad. La voz que trasmite la calumnia, es un vientecillo que llega
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a los lugares ms recnditos, se introduce en las mentes, hasta desbordarlas y hacerlas estallar. De la misma manera que Fgaro, con su
voz cubre, con su omnipotencia y omnisciencia, toda la ciudad, don
Basilio con la suya trasmitir los deseos ms oscuros de don Bartolo, que le permitiran a este poder quedarse con Rosina. La voz que
trasmite don Bartolo es siniestra y mortfera, llevando al sujeto a un
narcisismo de muerte.
La calumnia:
No? Uditemi e tacete.
La calumnia un vienticello,
La calumnia es un vientecillo,
leggermente, dolcemente
va scorrendo, va scorrendo,
va corriendo, va zumbando,
va ronzando, va scorrendo,;
va corriendo, va zumbando;
y en el odo de la gente
se introduce hbilmente.
e le teste ed i cervelli,
e le teste ed i cervelli
aturde e hincha.
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fuerza y volando de un lugar a otro. Va silbando en medio de los bosques hasta que al final desborda y estalla como un disparo de can.
Al fin el calumniado, envilecido y aplastado bajo el azote pblico,
podr considerarse afortunado si muere.
Una voz enamora y ella puede ser el objeto a, ofrecido para alcanzar el goce anhelado (Miller, 1997). Otra voz transporta y lleva
consigo la violencia destructora, de quien se opone a sus propios deseos. Las dos voces emergen de una caverna originaria, de manera
omnisciente y omnipotente, se desplazan por el aire, como una brisa
matinal o vespertina. Una y otra penetran, por los todos los orificios
de las casas y de las personas; cubren la piel y entran por los poros
y por los odos, llegan al cerebro, a la mente y al corazn; producen
resonancias, dentro de la mente y del cuerpo, que remiten a sonidos
arcaicos, en ocasiones rtmicos y, en otras, no. Los sonidos pueden
ser placenteros, melodiosos y armoniosos, o pueden ser violentos,
agresivos, dolorosos, ruidosos y destructivos. La voz humana puede
transmitir cualquiera de ambos; puede acercarse al objeto a, o permitir acercarse a la adquisicin de lo anhelado y deseado.
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La madre, quien padeca problemas psiquitricos manifiestos, no poda hacerse cargo de la nia, por lo que ambas, se vieron obligadas a
vivir siempre con los abuelos maternos.
En la casa siempre hubo muchos gritos y peleas. Resultaba difcil
saber cundo iba a pasar algo. La madre era muy impredecible aunque, en ocasiones, se mostraba como una madre buena, cariosa y
afectiva, sobre todo, en lo que se refera a la alimentacin. La madre
coma sola en la cocina, mientras de Epona coma en el saln-comedor, con los abuelos. La progenitora lo haca a escondidas, rpidamente, mientras ocultaba la comida.
Los roles no estaban bien definidos, dentro de la casa y las confusiones formaban parte del panorama habitual. Epona, en muchas
ocasiones llamaba pap al abuelo, y tard mucho en diferenciar a
la madre de la abuela. Las diferencias generacionales estaban confundidas y las voces que oa resultaban difciles de entender o digerir, en el sentido descrito por Bion. Uno de los signos precoces de
psicosis es la falta de una respuesta adecuada por parte del beb a la
voz humana; sobre todo, si se trata de la de la madre (Ajuiaquerra,
1996). La voz de la madre es reconocida de manera precoz, y el beb
interacta con la misma, con lo que se produce un dilogo diatnico,
un laleo o un balbuceo.
La madre de Epona tiene un hermano, quien presenta una enfermedad mental, por lo que le han otorgado una pensin por invalidez;
es un hombre muy dependiente y requiere muchos cuidados. Una
asistente social se encarga de l, sobre todo de la comida y de su aseo.
Requiere permanentemente de la presencia de Epona, ya sea cuando
est en casa, como cuando est afuera, por lo que la llama frecuentemente a su telfono mvil. En ocasiones ha intentado entrar a la habitacin de Epona, para conversar, an cuando ella se est cambiando
de ropa. Es por eso, que ella ha pensado en poner un cerrojo en la
puerta de su habitacin.
La madre llama a su hermano cerdo, por ser tan descuidado con
la higiene personal y, en ocasiones, han encontrado las sbanas con
orina por las maanas. l tiene temores persecutorios y parece que
con los olores que emite su cuerpo trata de lograr una distancia ptima
con la gente, para que no se le acerque.
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535
I
Si algo relaciona al psicoanlisis con el arte, como al analista con
el paciente y al artista con la obra, son las nociones de fin y finalidad.
En el presente trabajo, el trmino finalidad estar referido al sentido
o razn de ser: por qu se hace una cosa; mientras que el fin, a su trmino o consumacin.
Por otra parte, postular que la finalidad en el anlisis o en la creacin artstica sigue activa posteriormente a la finalizacin y que el fin
no implica necesariamente el cumplimiento de su finalidad. Esta, que
es singular en el marco clnico, concluir con la finalizacin del mismo y devendr mltiple en la existencia de las diversas finalidades
conocidas y desconocidas, que trascendern a su fin.
En el mismo sentido se podra afirmar que la obra de arte empieza
su existencia cuando termina la tarea del artista que la crea, y que el
fin de su ser hecha es el comienzo de su finalidad en la experiencia
de los otros, los espectadores, que tambin la recrearn con su mirada
a travs del tiempo.
El anlisis como el arte, transciende al paciente y a la obra, como
la finalidad al fin.
537
Jessica Guisasola
II
En Anlisis terminable e interminable (1937) Freud afirma que,
El anlisis ha terminado cuando analista y paciente ya no se encuentran en la sesin de trabajo analtico1. Sin embargo, el anlisis como
proceso de desarrollo puede seguir activo y en operacin despus de
su finalizacin, continundose como autoanlisis; y mantenerse en
latencia, para activarse en forma inconsciente como una reserva
analtica de la persona.
Lo que concluye entonces, es la relacin particular entre ese analista y ese analizado, que como toda conclusin deber ser adecuadamente elaborada y comprendida por ambas partes.
Bion (1965) desarroll la teora de las transformaciones para facilitar la observacin de los hechos clnicos, caracterizacin muy til al
concepto de finalidad del anlisis, en particular las transformaciones
en O (devenir s mismo). Transformacin, del latn transformare, significa cambiar de forma a una persona o cosa. El autor diferencia distintos grupos de transformaciones en el mbito mental: las transformaciones de movimiento rgido, las transformaciones proyectivas y
las transformaciones en alucinosis. Estas transformaciones tienen un
punto de partida que es una experiencia inicial, categorizada como el
origen de la transformacin O. Este signo se refiere a algn aspecto
de la realidad fsica o psquica y tiene carcter incognoscible. Los tres
tipos de transformaciones mencionadas, se refieren al saber acerca
de O, son transformaciones de O y puede contenerse bajo el vnculo
K (conocimiento) y su contraparte K (desconocimiento activo). A
las transformaciones de O, Bion agrega las transformaciones en O,
que contrastan con los otros tres tipos, y se relacionan con el cambio,
el crecimiento, el insight y el devenir s mismo.
Bion plantea que la realidad no puede por definicin ser conocida,
s puede ser sida, denominndola devenir O. La realidad psquica
tiene que ser sida; debiera existir un verbo ser transitivo expresamente para usarlo con el trmino realidad2. El analista se ocupa de
la realidad de la personalidad del paciente yendo ms all del saber
1
2
P. 222.
P. 172.
538
III
Un ejemplo pertinente a lo expuesto es el anlisis que Samuel
Beckett, premio Nobel de literatura, emprendiera con Wilfred Bion
a los 28 aos, en la Tavistock Clinic de Londres. El anlisis fue interrumpido por Beckett a dos aos de su comienzo.
En el momento de la consulta Beckett padeca trastornos mentales
y fsicos: fases de retraccin narcisista y episodios depresivos, expresiones somticas de diversa ndole; accesos de sofocos, con angustia
de muerte; cinismo, arrogancia y alcoholismo.
Bion recibe a Beckett cuando todava no haba comenzado el anlisis con Rickman (1938-1939) ni con Melanie Klein (1946-1950).
Durante ese perodo de tiempo ambos abordaron una problemtica que se relaciona con lo que Bion llamar lo protomental, donde
funcionamiento fsico y psquico estn indisociados. A partir de 1945
539
Jessica Guisasola
la obra de Beckett en lengua francesa y a partir de 1950 la obra cientfica de Bion constituyen los intentos paralelos de elaborar el ncleo
psquico de tinieblas terrorficas para hacerlas inteligible 3.
Murphy, la primera novela de Beckett, fue bosquejada antes de su
psicoanlisis con Bion, reestructurada durante y concluida despus.
En esta novela Beckett expresa lo que Bion teorizar posteriormente
como la diferenciacin de la parte psictica, de la parte no psictica
de la personalidad y la observacin de la primera por la segunda, y
refleja la identificacin proyectiva patolgica. En su ltima novela,
Comment cest, Beckett recapitula en tres fases la vida del hroe, antes de Pim, con Pim y despus de Pim, que Anzieu descifr como:
antes de Bion, con Bion y despus de Bion. Para estos dos creadores
cada uno ha sido, en secreto, el gemelo imaginario del otro, no el gemelo idntico que Bion descubri en sus pacientes esquizofrnicos,
sino el doble complementario que aparece como una etapa decisiva
del proceso creador4.
Tanto Bion como Beckett registran sus textos en su condicin de
medio, sin confundirlos con la experiencia que los sustenta: en un
caso la experiencia clnica emocional con el paciente y la tcnico terica del analista consigo mismo y con su tradicin; en el otro la experiencia creativo-emocional del artista y la de su lector.
Ambos se dirigen en sus textos, a la descripcin de materiales de
extrema complejidad e irracionalidad, desde un abordaje que en el
caso del literato, paradjicamente, incluye la racionalidad, la sistematicidad y an la bsqueda de la abstraccin. Son conocidos los esquemas y textos de apoyo que Beckett definiera para la puesta en escena
de sus obras de teatro, en las que se verifica su minuciosa marcacin,
tanto para directores como para actores, y asimismo su firme voluntad de sistematizacin en la descripcin de los universos caticos y
desesperanzados de sus obras. En sus anotaciones Beckett se acerca
a los intentos de sistematizacin que postulara Bion como mtodo
de registro del analista, comparables a los utilizados en matemticas,
3
4
540
5
6
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Jessica Guisasola
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El poder de la debilidad.
El rol del poder en el narcisismo y
en la ilusin de incondicionalidad
Carlos Moguillansky
Introduccin
La ilusin de incondicionalidad forma parte de la vida amorosa
normal infantil, como un atributo correspondiente al amor parental,
especialmente al amor maternal. An si esa ilusin se ve defraudada
por las contingencias de la vida, suele subsistir como creencia. Sin
embargo, en algunas condiciones desgraciadas un severo suceso de la
vida infantil o bien un trauma acumulativo de abandonos reiterados
genera una desolada desilusin; en esa situacin, se busca dicha incondicionalidad apelando a las estrategias de dominio que provee la
activa provocacin de respuestas, muchas veces agresivas o salvajes.
La seduccin encubierta del desvalimiento y la irritante provocacin
oposicionista conjugan la misma oculta intencin de recibir un reconocimiento, tantas veces perdido en el pasado, a travs del mensaje
contundente del deseo positivo de un padre golpeador, un abusador
de ocasin, una madre desesperada y posesiva o bien un partenaire
celotpico. Aquello perdido en la vida del amor se intenta recuperar
mediante la provocacin ms o menos encubierta. La novela El perfu-
543
Carlos Moguillansky
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Carlos Moguillansky
simultneo contrato narcisista. Ese contrato establece la lealtad a vnculos de larga data, a usos y costumbres de cada familia. Su ruptura se
castiga con el mximo rigor, en defensa del bien comn mancillado,
que usualmente es sostenido por una figura endeble: Pobre mam!
Pobre el abuelo! etc.. La clnica originada en esa historia vincular
surge como una sintomatologa culposa larvada, cuyo alcance debe
buscarse en el intercambio emocional familiar de varias generaciones, para definir un verdadero tlescopage vincular, usando una palabra favorita de W. Benjamin (1927-40 [1996]8, Didi-Huberman, G.
20069), que luego ha resultado popular en la literatura analtica y cultural (Reus, S. 200710).
No es de extraar que esos fenmenos correspondan al campo
de la posesin, un hecho usual en la vida amorosa, que nunca est
libre del agregado narcisista. Sin embargo, cuando la posesin invade el terreno de las relaciones parento-filiales, su sentido equvoco
adquiere una mayor plenitud, como apoderamiento narcisista y en la
inequvoca experiencia genital. Si la reyerta familiar se tie de quejas
por una traicin o reproches por el dominio, esa pelea interminable
tiene un trasfondo de secreto flirteo incestuoso, con el condimento de
la seduccin ertica. La agresividad de la escena evoca otra pasin,
menos presentable a los ojos de la familia, pero no por ello, menos
eficaz. Muchas situaciones de apego, linderas con la folie deux, se
resuelven cuando se reconoce el trasfondo incestuoso, heterosexual u
homosexual entre el/la joven y uno de sus padres.
Benjamin, W. Das Passagen-Werk. Telescopage der Vergangenheit durch die
Gegenwart. Frankfurt, Suhrkamp, 1996. Paris, capitale du XIX sicle. Le livre de
passages. (1927-40) Paris, Le Cerf, 1993.
9
G. Didi-Huberman juega con el ttulo de un captulo del libro de los pasajes. El
tlescopage, el pasado a travs del presente: el pasado se ve interpenetrado (tlescop) por
8
el presente Benjamin no utiliza una de sus palabras favoritas (tlescopage) sin tener la aguda
conciencia del doble paradigma que ah se encuentra recogido: de un lado el valor de choque, de
violencia, de colisin catastrfica o sexual en sntesis, el valor de desmontaje que sufre, en ese
momento, el orden de las cosas; el otro, el valor de visibilidad, de conocimiento, de alejamiento,
en fin el valor de montaje del cual se beneficia la visin gracias al telescopio, al ver las cosas de
cerca y con la visin distante (Didi-Huberman, G, Ante el tiempo, Bs. As. A. Hidalgo. 2006:
168).
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El poder de la debilidad
La dimensin incestuosa puede ser explcita o bien estar desplazada a un conflicto ajeno a la familia. Freud describi en El hombre
de las ratas (190911) las fantasas de rescate de una dama, a quien
el paciente deba dinero. Es bien sabido que el tema del sacrificio
deudor forma parte de las condiciones del juramento obsesivo, siempre presto a salvar a la dama en peligro (Maldavsky, D.198112). La
dama endeble resulta de la condensacin de mltiples lneas erticas
que ligaban a El hombre de las ratas al vnculo edpico con su padre
y las mujeres, segn la frmula del sacrificado rescate de una dama,
tan dbil! La frmula del obsesivo encuentra su paralelo, en otras
formas de la neurosis, en la fantasa de traicin, ligada a la promesa
narcisista del deudor con su prometido endeble. Lo curioso es que la
frmula, lejos de ser la conocida promesa de amor de una pareja amorosa, suele ser a menudo la relacin del/la joven con su madre/padre,
con quien ha entablado un contrato narcisista o un apego inconsciente
pseudo-marital.
En estas descripciones se advierte la relacin oscilante del vnculo
narcisista con el apego incestuoso subyacente en cuadros de indudable naturaleza neurtica. Freud destac tambin las relaciones del
narcisismo con la perversin en el historial de Leonardo (191013) y
particularmente en su Introduccin del narcisismo (191414), en cuyas
primeras pginas se lee: el narcisismo es una perversin. El estudio
de los datos ofrecidos por la clnica de las neurosis propone muchas
veces invertir la frmula por aquella que dice: la perversin es un
narcisismo, en tanto las fantasas de entrega y de posesin, presentes
en las neurosis, exigen un gran polimorfismo a la vida sexual, promoviendo regresiones tpicas y formales. Estas regresiones satisfacen
tanto la culpa por el incesto implcito como al afn de dominio, asociado al narcisismo agregado. De ese modo el narcisismo y la sexua Freud, S. (1909): Bemerkungen ber einen Fall von Zwangsneurose [Der
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14
Rattenmann]. Jb. psychoanal. psychopathol. Forsch., Bd. 1:357; G.W., Bd. 7:379.
Historial de una neurosis obsesiva. Obras completas, Bs. As. Amorrortu, 1979.
Maldavsky, D. Neurosis obsesiva. Revista Imago nmero 10, Bs. As. Letra viva, 1981.
Freud, S. Eine Kindheitserinnerung des Leonardo da Vinci. Wien, 1910. Un recuerdo
infantil de Leonardo, Ibd. 1979.
Freud, S. Zur Einfhrung des Narzissmus. Jb. Psychoanal. Bd 6.:207 Ibd. 1979.
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El poder de la debilidad
La entrega masoquista
La entrega amorosa forma parte de la decisin, romntica o sexual, de responder al reclamo ertico. Sin embargo, la entrega normal
tiene un borroso lmite con la pasividad masoquista (Freud, S. 192415),
descripta en numerosas oportunidades como factor singular del apego
adictivo vincular. Esta entrega debe distinguirse de los fenmenos de
sumisin pasiva, tan frecuentes en la inmadurez, en la obsesin y en
la fobia, que buscan generar una atmsfera de proteccin infantil, al
delegar la responsabilidad por las decisiones en un adulto protector.
Aqu estudio ese lmite a la luz de un factor metapsicolgico el par
defensivo de la desmentida/escisin del Yo. Su hiptesis central sostiene que estas defensas cooperan con la represin en el psiquismo
ordinario pero, si ellas predominan, se consolidan cambios significativos de la defensa. La desmentida y la escisin del Yo son conspicuas
en el afn de poder y en el control omnipotente sobre los objetos y
tienen una gran importancia cuando un excesivo narcisismo impregna
a los fenmenos vinculares. En ese caso, las fantasas de control adictivo adoptan la forma de una entrega pasiva a un objeto inanimado, a
una persona o a una idea sobrevalorada. Freud llam la atencin sobre
ese fenmeno en Una posesin demonaca del siglo XVII (192316), al
describir el efecto clnico de la fantasa pasiva de posesin. A su vez,
Freud, S. (1924): Die konomische Problem des Masochismus. Internat. Zschr.
Psychoanal. Bd. 10:245. El problema econmico del masoquismo. Obras Completas.
Buenos Aires, Amorrortu, 1979.
16
Freud, S. (1923): Eine Teufelsneurose im siebzenthe Jahrhundert. Imago, B. 9. : 1-34.
Una posesin demonaca del siglo XVII. Ibd. 1979.
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nuevas observaciones dan razn a un estudio de esa posicin defensiva. El joven con una posicin negativista baja los brazos y abandona
la defensa de sus intereses. Los deja en suspenso a la espera de una
maniobra ajena que los atienda o solucione. Al inocular proyectivamente esa partcula de actividad en su partenaire sus padres, amigos
o pareja l los invita, obliga o esclaviza a responder por una causa
ajena, dejada cada por l. Esa inoculacin tiene un gradiente cualitativo y cuantitativo, que va desde la romntica posicin de una vctima
que espera ser rescatada por un hroe como se ve en las fantasas de
rescate a la tirana de quien se deja caer y obliga a los otros a actuar
en defensa de su integridad fsica, de sus intereses vitales, de su salud
o de su propia vida como ocurre en los casos ms severos de adicciones, de actitudes suicidas o de conductas psicopticas.
Ese gradiente clnico distingue diferentes configuraciones. El mayor peso de cada factor remite a distintas fantasas y defensas ms o
menos encubiertas tras la fachada de una actitud inmadura o irresponsable. Ellas son el trasfondo de un acuerdo patolgico entre el joven
y su partenaire de entregas mutuas de la propia libertad. En un nivel
de abstraccin mayor, podra decirse que la diferencia principal entre
una fantasa romntica y la coercin tirnica reside en el mayor peso
que tienen en la segunda los mecanismos de poder, que se asocian a la
desmentida y escisin del Yo. Ese mayor peso relativo tiene un valor
clnico y pronstico, pero no autoriza a establecer una diferencia de
estructura entre ambas, pues la desmentida y la escisin del Yo participan en grado variable en la neurosis ordinaria. La nocin extrema
de estructura perversa, tal como ha sido descripta por diversos autores
(Lacan, J, 196021, 196222, 196823, Dor, J. 198724, Aulagnier, P. 196625),
podra cuestionarse desde la clnica de los fenmenos de entrega, pues
ellos, a pesar de su cualidad pasiva y masoquista, ocurren dentro de
Lacan, J. (1960): Observacin sobre el informe de Daniel Lagache. Escritos, Mxico,
siglo XXI, 1987:773.
22
Lacan, J. (1962): Seminario de la angustia. Bs. As. Paids. 2006.
23
Lacan, J. (1968): El seminario libro XVI. De otro a otro. Bs. As. Paids, 2006.
24
Dor, J. (1987): Estructura y perversiones. Bs. As. Gedisa, 1988.
25
Aulagnier, P. (1966): La perversin como estructura. Sminaire de SaintAnne. La
perversin. Bs. As. Sudamericana, 1978:25.
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199332). Una idea similar fue descripta por H. Weiss (200233, 200134).
Las fantasas suicidas pueden servir como una forma de intimidacin y control, que proyecta responsabilidad en el analista. Algunas
veces, la desesperacin subyacente es ms obvia y el analista puede
registrar la lucha de su paciente con sentimientos insoportables de
separacin y culpa. Sin embargo, es frecuente que la amenaza suicida
sea usada con el fin de proyectar esos sentimientos en el analista y de
mantenerlo bajo su control. l es invitado a obedecer y a contra actuar
esas ansiedades (Ibd. 2001). Esa idea, que es impuesta por la vida
real, impide un sereno anlisis de los motivos presentes en la transferencia, pues el clculo del riesgo vital domina el pensamiento del
analista y le instila sentimientos de culpa (Searles, H. 196635). Si se
establece un parmetro en el anlisis y se define con el paciente y su
familia que el riesgo vital ser administrado por un equipo teraputico paralelo psiquiatra, internacin, acompaamiento teraputico,
se atempera esa coercin. Esa actitud teraputica da tiempo a que el
anlisis exhaustivo de la coercin gane un nivel simblico mayor;
pues de otro modo la amenaza suicida inhibe cualquier aproximacin analtica (Moguillansky, C. 200136). La moneda neurtica all
es la de un secuestro masoquista; el suicida amenaza con matar a la
vctima que tiene secuestrada bajo su imperio y con ello obtiene el
acuerdo obligado de los dems. La evidente escisin que preside la
escena de coercin permite que el suicida asuma los roles de vctima
y de asesino al mismo tiempo, manteniendo en un suspenso denegado
el reconocimiento de su propio riesgo (Maltsberger, J. 200137). Ese
Schaffer, R The analytic attitude. London, Hogarth Press. 1993.
Weiss, H. Frank, C., Gast, L. Pathologische Persnlichkeitorganisationen als Abwehr
psychischer Vernderung. 2002. Perspectiven Kleinianischer Psicho-analyse, Bd. 10,
Tubingen, 2002.
34
Weiss, H. Suicidality as an expression of Psychic retreats. Technical problems. Panel
on Countertransference, Congress of Suicidality, Hamburg, 2001.
35
Searles, H. (1966) Feelings of guilt in the psychoanalyst. Countertransference and
related subjects. N. Y. IUP. 1979.
36
Moguillansky, C. Correlato a Klwer, R. The psychoanalytic attitude and the treatment
of suicidal patients. Congress of Suicidality, Hamburg, 2001.
37
Maltsberger, J. (2001): The psychoanalytical positions on Suicidality in English
speaking regions. Congress of Suicidality Hamburg. 2001.
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El poder de la debilidad
acuerdo implcito obliga a las partes a una entrega mutua, que impone
la restriccin recproca de su libertad. La amenaza mortfera impone
un apego paradjico y una atencin parasitaria que se infiltra hasta en
los sueos del analista. La tirana propia de la actitud asesina se desplaza a la escena transferencial y genera una presentacin, vale decir,
una repeticin literal de la vida real del paciente en la transferencia: el
propio paciente, su familia y el analista se entregan a sus designios y
pierden su subjetividad al aceptar dicho imperio. El clima emocional
es paradjico, pues todos se quejan de estar obligados a hacer algo
que en verdad han suscripto en ese pacto inconsciente, bajo la amenaza tirnica suicida.
A estos modelos descriptivos debe agregarse la entrega mutua, en
la fantasa o en la prctica sexual, de objetos fantsticos y reales, que
erigen una desubjetivacin masoquista. Los fenmenos de desubjetivacin no son ajenos ni a la clnica de las neurosis ni a la literatura
sobre la perversin. En la prctica, son conocidas las fantasas de la
masturbacin adolescente femenina, donde la violencia sdica, atribuida al partenaire imaginario, forma parte de la usual defensa de desubjetivacin, que encubre el deseo activo de la adolescente por gozar
con dichas fantasas. Por otra parte el anonimato, que preside muchas
prcticas erticas en la iniciacin sexual juvenil, persigue el mismo
propsito de disociar al sujeto de su goce sexual. La desubjetivacin
conduce a una prctica de destrezas, en un escenario del poder, donde
los adolescentes compiten entre s y consigo mismos por la obtencin
del lauro de una conquista y reaseguran su afn narcisista.
Finalmente, la desubjetivacin, sin ser llamada de ese modo, se
encuentra implcita en la descripcin que realizara D. Meltzer (199838)
de la pasividad perversa, pues all l describe la pasividad como una
tcita atribucin de la iniciativa sexual al partenaire, En el trabajo de
M. Klein no hay nada que nos lleve a pensar que ella asume, sobre la
pasividad, un punto de vista diferente al de Freud, o sea, la tendencia a equiparar la pasividad con la receptividad. Esto implicara no
distinguir el deseo de ser el objeto de los impulsos del otro del deseo
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El poder de la debilidad
el deseo decidido de aqul. Sin embargo, esta actitud no es patrimonio exclusivo de la histeria. La posicin obsesiva tambin participa
del fenmeno de entrega pasiva, y hace de ella una defensa frente al
temor al descontrol impulsivo, sexual o agresivo. As lo testimoniaba Jos, hablando de su novia y de las mujeres en general: Ustedes
(refirindose directamente a su analista) son insufribles y yo claudico
y termino dndoles lo que no se merecen. Mara (su novia) cambia
la realidad, no escucha, protesta y nunca est conforme. Yo me enoj con ella y le dije que si segua descalificndome no iba a ser ms
responsable de m y no me iba a medir en mi reaccin violenta
La analista seal que l ya haba hecho eso en otras oportunidades,
con otras chicas, a las que l haba dejado enojado. Jos replic: Ella
es muy violenta y yo le dije: est bienas no hace tanto loyo
s cmo termina esto, o me encierro en la televisin, o le pego una
pia y la mato o cierro la puerta y me voy. Su entrega pasiva a la
dominacin de la analista, de su novia es su respuesta aparente ante
la alternativa impulsiva e impotente, descontrolada y agresiva, representada por esa mujer violenta y por su temida respuesta, igualmente
violenta. Su alejamiento hostil de la escena conflictiva es aparente.
Su desentendimiento activo desmiente el efecto subjetivo de la misma, pero no hace otra cosa que sumergirlo ms y ms en una entrega
masoquista. l sostiene el vnculo torturado-torturante, pero no mata
al objeto; un hecho bien conocido desde Un breve ensayo (Abraham, K. 192439). La entrega ilustra el objetivo del control obsesivo,
que no renuncia jams a soltar un objeto, pues en ello le va la vida,
sobre todo la vida del objeto.
El control omnipotente se ejerce simultneamente sobre el objeto
y sobre la pulsin implicados en la fantasa sexual, que eventualmente est activa o surgi como un retorno de lo reprimido. Llmese como se la llame, esa defensa propone una economa particular:
transformar al objeto de deseo en un objeto de la necesidad bajo el
dominio del Yo y al objeto total un semejante libre y autnomo en
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su deseo en un objeto parcial a merced del poder del Yo. Se desprende de esa estrategia que el objetivo principal de la defensa consiste en
mantener bajo el control del Yo a lo que es ajeno tanto a su ser como a
su dominio, sea esto su propio deseo o el deseo del semejante. Esto se
observa en especial en la clnica adictiva, v.g. en el fenmeno anorxico. El control omnipotente es un modo de cooperacin de la represin
con la desmentida y la escisin del Yo y su resultado es la transformacin del contacto emocional. Se conserva la amenazada continuidad
vincular con el objeto, al apelar a un contacto superficial que evita
los riesgos de la prdida y de la ambivalencia, en particular frente a
la culpa emergente en la separacin o la discriminacin vincular. El
orgasmo del Yo de Kahn (197940) persigue un goce alejado del placer
(Brusset, B. 199341) que Jeammet (199342) compar con el orgasmo
alimentario y farmacotmico propuesto por Rado (192643). Otro tanto
podra decirse del orgasmo de hambre (Kestemberg, J. 197244). Estas
experiencias se apartan del goce sexual y se adentran en el campo del
dominio del Yo, inaugurando lo que bien podra llamarse una clnica
del poder, que desva la esfera sexual del deseo al terreno del control
omnipotente del Yo sobre el objeto y la pulsin, donde se alternan perodos de vigilante abstinencia con raptus descontrolados y violentos.
Finalmente, estas configuraciones remiten a los anlisis de Freud
sobre la fantasa perversa a partir de sus observaciones en Pegan a
un nio (191945). La fantasa masoquista de ser azotado es el zcalo
reprimido primario de todas las transformaciones sucesivas de pegar,
ser pegado y mirar a alguien annimo ser pegado por alguien igualmente annimo. Su anlisis ilustra todas las posibles conjugaciones
del verbo pegar y recala en la posicin pasiva masoquista, como la
Kahn, M., (1979): Figures de la perversin. Paris, Gallimard.
Brusset, B., (1993): Bulimia: introduccin general. Rev. Psicoanlisis con nios y
adolescentes, No. 5, Bs. As.
42
Jeammet, P. Las conductas bulmicas. Ibd. 1993.
43
Rado, S. (1926): The psychic effects of intoxication. Int. Journal of Psycho-Anal,
7:296.
44
Kestemberg, J. et. al. La faim et le corps. Paris, PUF, 1972.
45
Freud, S. (1919) Ein kind wird geschlagen. Internat. Zschr. Psychoanal. 5, 3:151.
Pegan a un nio. O. C. A. E.
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frase ms resistida de todas, reprimida primaria e inaccesible a la conciencia. Cuando Freud insiste en la cualidad pasiva slo est describiendo el carcter sexual del goce en juego, sin abrir juicio sobre la
activa bsqueda del mismo, que puede coincidir con ello. Se desprende que la pasividad no slo es una repeticin compulsiva, sino una
activa bsqueda de situaciones que proporcionen un placer de meta
pasiva. La compleja trama de esa clnica se abre entonces tanto a la
eficacia de las metas pasivas como a la importancia defensiva de la
desubjetivacin. Aunque Freud no se interes en este ltimo aspecto,
la fase consciente de las fantasas de apaleamiento incluye un sujeto
annimo, que va en el camino a la desubjetivacin.
Debe hacerse notar otro elemento que Freud enfatiza en su descripcin de la fantasa de ser azotado: la culpa. En su comentario
sobre ese texto, J. y K. Novick46, sealan el valor de la culpa en la
fantasa masoquista, que Freud habra vinculado a textos contemporneos de ese escrito (Freud, 191647, 192348) y que teoriz in extenso
en El problema econmico del masoquismo (192549). La culpa lidera
el proceso regresivo desde la fantasa incestuosa hacia sus derivados
sdico-anales y, bajo el imperio del afn de castigo moral, dispara el
placer masoquista pasivo de la fantasa de ser azotado. As, la fantasa
une el afn culposo de castigo y el placer pasivo masoquista en un
mismo acto sexual, que se asocia a una masturbacin tan compulsiva
como vergonzante y culposa. Es llamativo que en ese texto Freud
realiza una pormenorizada descripcin de la resistencia a relatar esos
hechos, pero no se expide respecto de la intensidad de la misma y
slo seala como motivo la existencia de una intensa resistencia de
represin. La confesin de esta fantasa cuesta gran violencia del
sujeto; el recuerdo de su primera emergencia es harto inseguro, y su
investigacin analtica tropieza con una resistencia inequvoca. La
Novick, J. y Novick, K., 2000:51. Prohibido a los brbaros. En torno a Freud Pegan
a un nio. Ed. E. Person. Madrid, Biblioteca Nueva.
47
Freud, S. (1916): Einige Charactertypen aus der psychoanalytischen Arbeit. Imago,
Bd.4:317, G.W. Bd. 10:364.
48
Freud, S. Das Ich und das Es. Wien, 1923.
49
Freud, S. (1924): Das konomische Problem des Masochismus. Internat. Zschr.
Psychoanal., Bd. 10, S.:121.
46
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El poder de la debilidad
salvedad que el placer manifiesto de la expresin masturbadora forma parte de una eficacia defensiva que rasga la vida psquica en dos,
debido a la escisin del Yo. No se comprende por qu el fundador
del psicoanlisis no retom lo escrito en 1919 cuando se refiri a la
creacin del fetiche y a la escisin del Yo en el proceso de defensa,
pues all habra podido sentar doctrina sobre el paralelismo de su observacin en el anlisis de neurticos con fantasas perversas y la de
los fenmenos fetichistas, tan cercanos a ellas.
Material clnico
Las evidencias clnicas de esta entrega pasiva pueden observarse
tanto en la prctica individual con jvenes en un psicoanlisis tradicional como en el abordaje vincular de estos vnculos patolgicos. La
perspectiva vincular de estos trastornos permite advertir los flujos y
reflujos de esa defensa que, si bien circula como un vnculo de sostn narcisista, adquiere alternadamente mayor significacin en una
de las personas, para pasar luego a ser una condicin dominante en
la otra. Ese flujo es muy veloz y pueden advertirse varios cambios de
su direccin en una misma sesin. Ilustrar esas observaciones con
los siguientes casos de psicoanlisis, revisados a la luz de estas ideas.
Mariano es un joven emprendedor que llev adelante una exitosa
carrera. En su promiscua vida sexual ocupaba el lugar de un esforzado
trabajador del sexo, muy preocupado por satisfacer las exigencias de
su pblico. Cada semana su anlisis era el lugar de un reporte obligado de sus hazaas. Sin embargo, pronto tras su exigencia de alto
rendimiento surgi su vivencia de ser un fraude. Sus insistentes ideas
referidas a una loca que lo atormentaba fueron la primera evidencia
del conflicto con su hermano homosexual, pues l mismo tema serlo.
Un sueo con un hombre que le propona toqueteos evoc su temor
a ser un degenerado: me sent as cuando espiaba a mis primas en
el bao. Estas ideas lo llevaron a una doble vida privada y pblica presidida por el temor a que se le noten sus conductas y fantasas
sexuales secretas, pues se senta una suerte de Dorian Grey moderno.
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Carlos Moguillansky
Su intolerancia a la condicin sexual del hermano ilustraba su propio temor a ser anormal; al verlo con esa actitud de marica casi me
muero, me dieron ganas de pegarle. La cuestin de lo anormal fue
importante en la deriva de la loca el marica l mismo ingobernable.
Un perturbador sueo ertico con su madre, a quien l le tocaba los
senos, lo despert con la incmoda pregunta: qu estoy haciendo
ah?.
En el tercer ao de su anlisis ya estaban lejos sus das de casanova. Haba conocido a una mujer ms joven, quien le propuso un modo
distinto de relacionarse. Mariano estaba desconcertado. No poda ni
estar con ella ni tampoco dejarla. Si termino con ella me alivio, pero
al da siguiente la vuelvo a llamar. Sus accesos de impotencia se hicieron ms frecuentes; se me cruza algo y ya no puedo. Su disociacin machista tambale y ya no pudo dejar pasar su conflicto, tantas
veces oculto en la mascarada de ser otra persona o bien proyectado
en su padre dbil y tramposo o en esas locas que no se frenan ante
nada.
En el cuarto ao de anlisis, esa historia repetitiva pareci interrumpirse. Su padre le haba prestado algn dinero para que l comprara su casa y l comenz a reprocharse sus errores de joven; no
me banco haberme equivocado tanto!51. Y surgi una novedad en el
terreno sexual que ilustra a este trabajo, sus impotencias mejoraron
cuando la joven jug a dominarlo en el sexo y a taparle la visin. La
fantasa sexual era una ambigua situacin de violacin. Jugamos a
violarnos mutuamente. La entrega omnipresente tanto en su devoto
trabajo sexual para cumplir con la mujer, en su temor a ser posedo
por una marica o en su intolerancia con su hermano encontr un lugar
juguetn en el placer preliminar de su vida sexual. Qu decidi que
esa actitud disociativa encuentre un lugar discursivo distinto? Por
qu Mariano pudo aprovechar el gesto juguetn de esa mujer con un
echarpe para dar curso a un nuevo modo del juego sexual, liberado de
la tirana dominada/dominante? El texto de la fantasa no ha variado,
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El poder de la debilidad
pero s su tpica psquica. Qu no daramos por saber el proceso ntimo de esa transformacin Debemos buscar sus efectos en la eficacia
de la metfora del gesto femenino? O se trata de un proceso iniciado
mucho antes, nutrido en la experiencia introyectiva con el padre? Slo
sabemos que Mariano indic como crucial ese juego en ese momento
de su vida sexual. La prctica psicoanaltica da numerosos ejemplos
de la eficacia simblica metafrica, pero no es sencillo comprender
cmo sta se produce; quizs baste un ejemplo para ilustrar su complejo recorrido (Chabert, C. 199252).
Veamos otro caso; Pedro es un joven con una historia conflictiva.
Sus padres se separaron cuando l era nio y su infancia fue desgraciada. Su padre particip en su tratamiento en entrevistas vinculares,
paralelas a su psicoanlisis tradicional; l describi a Pedro como un
nio depresivo, hurao y retrado, con una psima relacin con su
madre y con una relacin bastante distante con el padre. En su primera entrevista a solas, Pedro dijo que l no estaba dispuesto a ayudar y
que no vea el sentido de ocuparse de una causa perdida. Para ejemplificarlo, refiri una escena de sus nueve aos. l estaba muy triste
y enojado con su mam y decidi ahorcarse con una soga atada a una
lmpara del techo. Su madre lo vio subido a una silla, con la soga al
cuello y se precipit sobre l aterrorizada. En su brusco movimiento
hacia el nio, tropez y cay pesadamente, voltendolo de la silla y
afirmando el nudo corredizo. La lmpara no resisti el peso de los
cuerpos y cay con ellos con gran estrpito. En la confusin del momento, Pedro, medio ahogado por la soga que le oprima la garganta,
no atinaba a liberarse, porque tena el cuerpo de su mam encima de
l. Al terminar de referir ese incidente, Pedro dijo casi para s mismo:
52
Chabert, C.: Dos o tres cuentos que yo s de ellas...: realidad y fantasmas de seduccin
en la adolescencia, Rev. de Psicoanlisis APDEBA Vol. XVII N 3, Bs As. 1995. Hace
aos enseamos en nuestro Instituto este trabajo sobre el uso de una trama narrativa en
la resolucin de un acting-out. Luego de varios aos advertimos que un hecho dicho al
azar era determinante; cuando Catherine Chabert le dice a Blanche que ella le recuerda
el cuento Piel de asno, ella responde que vio el film de J. Demi, pero no ley el cuento.
La intrprete del film es Catherine Deneuve; su nombre redobla el del analista y se
parece ser el oculto lazo transferencial, determinante de la eficacia del cuento como
interpretacin metafrica del acting-out. Ese dato no est consignado en el trabajo de
Chabert y sera interesante saber si ella lo advirti.
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en 1992, ilustra la entrega de esa joven en el inicio de la transferencia con la obediencia sumisa al analista y en su relato de la escena
infantil del colectivo, cuando ella, en sus ocho aos viajaba en un
colectivo con la mam. La madre estaba sentada y la paciente parada
al lado de ella. De pronto, un hombre la tom por detrs, metiendo
la mano entre sus piernas, y comenz a tocarle sus genitales. Ella
se qued paralizada, mientras observaba la cara de su madre por si
sta se daba cuenta. (Moguillansky, C. 2009:29654). La narracin del
recuerdo ilustra una escena dividida, entre lo que experiment con
el hombre que la tocaba y la muda mirada que cruz con su mam
distrada, quien no advirti la entrega de la nia a la ofensa sexual.
La descripcin inicial habla de una disociacin del amor tierno y del
amor sensual y de la culpa masoquista derivada del alejamiento hostil del objeto. Hoy la escena quizs podra ser vista desde un enfoque
ms dramtico, donde la entrega formara parte de una compleja red
de interacciones entre ella y sus objetos de la fantasa, representados
tanto por los padres de su infancia y juventud como por sus vnculos actuales con su marido y con su analista. Algo similar cabe decir
de su vnculo transferencial, expresado en sus relatos del conflicto
matrimonial, donde ella se describa incapacitada para valerse por s
misma, apegada y sometida a un marido idealizado y dominante, repitiendo las mismas vivencias que haba sentido de joven, en su relacin
con sus padres, especialmente con su madre (Liberman, D. 195655)
Esta herramienta explicativa permitira quitarle peso a un excesivo nfasis en la causalidad histrica de los hechos, sostenida en el
trauma y en el vnculo narcisista con los padres, para resaltar la permanencia de un modelo relacional de ella con sus objetos. En dicho
modelo, se conjuga el verbo de la entrega con su doble perspectiva de
accesibilidad y de dominacin mutua, donde ella y su partenaire son
al mismo tiempo amos y esclavos, cualquiera sea el tiempo y la persona de quienes sostienen la relacin. Asimismo, da lugar a la com Aryan, A. y Moguillansky, C., (2009): Acerca del amor tierno y sensual. Clnica de
adolescentes. Bs. As. Teseo.
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Liberman, D. Identificacin proyectiva y conflicto matrimonial. Rev. Psicoanlisis
APA, 1956, 13, 1: 1-20.
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Carlos Moguillansky
Discusin
Las evidencias clnicas fueron aportadas por distintos casos de
pacientes neurticos: en algn caso con una adiccin concurrente, en
otro con un cuadro de intensa pasividad, en otro caso con un intenso
apego a su familia y a su cnyuge. En todos ellos la experiencia de
entrega se desliz desde la relacin basada en el mutuo deseo hacia
un control omnipotente de la conducta ajena. En ningn caso se trat
de un dominio explcito, basado en el poder de una figura poderosa.
Por el contrario, el control fue ejercido desde la aparente debilidad de
una vctima o de una figura endeble. La confusin anida en la distribucin del poder entre el dbil-poderoso y el poderoso-dbil; veamos
un ltimo ejemplo para ilustrarlo: Jos consult preocupado por sus
serios problemas de salud causados por su descuido muy autodestructivo. Es un hombre dominante y embelesado con su poder; sin
embargo, una serie de hechos desgraciados de la vida han dejado su
lugar maltrecho. Un hijo decidi alejarse de la familia, un empleado
suyo renunci molesto con su paga y la salud le exige una serie de
renuncias, que antes cuando era ms joven le eran impensadas. En el
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57
En Argentina suele decirse en argot que una persona muy insistente es un rompehuevos.
En Argentina suele nombrarse en argot los senos como las gomas.
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Carlos Moguillansky
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Territorios de infancia
Idea General
Este trabajo surge de ideas de Walter Benjamin y Gilles Deleuze
sobre temporalidad e infancia.
Decir Territorios es una invitacin a pensar la infancia en una
perspectiva no temporal, como mapa, cartografa, por fuera de un eje
gentico evolutivo, de un antes y un despus. Implica la constitucin
simultnea de sujeto y objeto y la renuncia a la diferenciacin absoluta, no relativa, entre facultades del sujeto y del objeto y el adentro
y el afuera.
Deleuze llama Territorio a un soporte lgico no binario que
configura el sentido. Es una abstraccin y su aplicacin a la realidad
como dispositivo al que la realidad responde.
Psicoanlisis - Vol. XXXV - N 3 - 2013 - pp. 573-598
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Territorios de infancia
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Dibujando
Dibujando, el nio experimenta el tiempo placenteramente, las
cosas son liberadas de la esclavitud de ser tiles (Benjamin, W.
1935,148). As se configuran relatos de la experiencia cotidiana donde
la presencia de lo ficcional y lo fantstico potencian simblicamente la propia vida sin perder su carcter emprico. Dice Jess Aguirre
(1972,12) en Fantasmagora y Objetividad: La oscilacin de historia
y magia es el movimiento del proyecto benjaminiano, perspectiva
desde la que comprende a la infancia.
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Territorios de infancia
Dibujando el nio inserta las cosas del mundo en una nueva disposicin como resultado de la unin y tensin que se genera entre dos
rdenes de realidades. En ese espacio el sujeto interpreta y configura
su propia historia liberndose del tiempo lineal para instalarse en la
plenitud de una experiencia constitutiva de la propia subjetividad y de
un imaginario social histrico.
Ya Freud (1907) observa una relacin entre juego, poesa y fantasa. Piensa que el juego del nio es origen de la creacin potica y del
fantaseo del adulto, todas formas de expresar deseos insatisfechos y
modos de modificar una realidad insatisfactoria. Tambin estudia la
repeticin, a la que se refiri Benjamin (1928, a, 93,4) diciendo:
al nio, nada lo hace ms feliz que el otra vez. El oscuro afn de
repeticin no es menos poderoso que el impulso sexual en el amor.
(...) La esencia del jugar no es un hacer de cuenta que, sino un `hacer
una y otra vez la transformacin de la vivencia ms emocionante en un
hbito.
Dibujando se construye una memoria colectiva que marca la pertenencia y el reconocimiento para los sujetos de una cultura. Dice
Benjamin (1972,128):
Cuando impera la experiencia en sentido estricto, ciertos contenidos del pasado individual coinciden en la memoria con otros del
colectivo.
En la organizacin de la temporalidad que es la estructura de la
existencia humana, participan las estrategias discursivas de la narracin, todo relato es una experiencia del espacio. De esta forma el imaginario colectivo emerge como una configuracin de la experiencia
cotidiana del tiempo y el espacio.
La experiencia de placer que acompaa al juego hace que cada
instante sea algo entero e inconmensurable. Mediante el relato y dibujando el nio incorpora sentidos, voces, miradas, ruidos, olores,
hbitos, creencias, rutinas, saberes, constituyendo y constituyndose
en el colectivo cultural.
El placer de toda narracin constituye una experiencia de la tem-
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cortar las alas por el sentido comn () de golpe las palabras se cubren
con trajes y, en un relmpago estn implicadas en duelos, escenas de
amor o reyertas. Es as como los nios escriben sus textos; pero es tambin as como los viven.
El dibujo es una forma de juego y pertenece a la familia del relato, es potencialmente una cantera inagotable de constitucin subjetiva. El juego es interminable en tanto los sentidos rebotan modificando lecturas anteriores, historias anteriores. La historia contada
no es slo para s, sino que trasciende potencialmente como historia
colectiva.
El infans se constituye en una trama discursiva que Aulagnier
(1975) llam violencia primaria, por un lado lo incluye en el discurso social compartido y es anclaje definitivo subjetivo que le permite
sentirse encarnado en las palabras con las que habla de sus sentimientos.
Por otra parte, ese acto constituyente lo despoja de parte de su sin-
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Territorios de infancia
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Sujeto y subjetividad
Soy la pronunciacin de mi nombre
Nag-Hammadi Poema mstico
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Los nios ven en los restos de las cosas, en los recortes, sobrantes de costura, de imprenta, de carpintera, de todo lo que fabrican
los grandes, una fuente inagotable de producciones personales que
provienen de ver y vivir un entre de los fragmentos y los objetos.
Benjamin (1928,b,96) dice: jugando entre sustancias de muy diversa
ndole crean una nueva relacin. As los nios se forman su propio
mundo objetivo.
Vemos aqu ideas precursoras de lo que creativamente desarroll
en el campo del psicoanlisis Winnicott como ilusin, etimolgicamente jugando.
Ese entre es un espacio de creacin, produccin, de poiesis que puede definirse como un origen. En El banquetePlatndefinea la poiesiscomo la causa que convierte cualquier cosa
que consideremos de no-ser a ser. Diccionario de filosofa Herder
(1996). En ese sentido origen estodo proceso creativo, en que algo
se aleja de su posicin para convertirse en otra cosa, como cuando la
nieve empieza a derretirse. Dice Castoriadis (1986, 210) Lo que es,
no es simple indeterminacin Es creacin, es decir, surgimiento de
otras determinaciones, de nuevas leyes.
El juego es creacin y origen en tanto es una forma de conocimiento que otorga continuidad al mundo, entrama al pensamiento con
la materia y al tiempo y al nio con el mundo.
Experiencia Tradicin
Articular histricamente el pasado no
significa conocerlo como verdaderamente ha sido.
W. Benjamin (1940,b67)
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Territorios de infancia
Benjamin a plantear el fin de la experiencia, entendiendo por experiencia a lo que puede ser puesto en relato; a su vez considera al
relato como fundamento de toda tradicin. La experiencia se lleva a
cabo cuando diferentes elementos de un conjunto, mediante mltiples
procesos asociativos producen algo distinto, nuevo.
ElNarrador (1936)siempre extrae de laexperiencialo que
narra; de su propia experiencia o de lo que le han contado. Y a su vez
lo convierte en experiencia de quienes escuchan sus historias.
La tradicin, es esa forma de transmisin en la cual se articulan
diferentes campos de experiencia que consiguen mantener la autenticidad de rasgos ligados en tiempo y espacio.
Aulagnier (1991) lo llamaba fondo de memoria. Requiere un trabajo de apropiacin que constituye el anclaje al linaje social-familiar.
Aunque parezca paradjico lo autntico trasciende su origen gracias a la transmisin de su instancia de irrepetibilidad; es lo que sucede en la experiencia de devenir analista a travs del propio anlisis.
La tradicin es como una raz que nutre sin que se la vea, se expresa
en una forma de sentir sin recuerdo.
Castoriadis (1990) seala que la construccin de un proyecto de
futuro, no implica sumisin o sometimiento a significaciones identitarias heredadas y establecidas, tampoco puede negar sus atravesamientos. El carcter de indeterminacin propio del trabajo imaginativo es
un movimiento suplementario en relacin a lo instituido.
Transmisin y reproduccin son diferentes y hasta opuestas.
Cuando se transmite se reconoce lo autntico, cuando se reproduce,
no. No se trata de que en la tradicin no exista la posibilidad del cambio. Por el contrario, en la falta de tradicin no es posible el cambio
verdadero, pues no es posible el contraste, la diferencia, que nos permite establecer un antes, un durante y un despus.
La tradicin imbrica lo singular con lo perdurable. En la reproduccin que permite la tecnologa enemiga de la posibilidad de hacer
experiencia para W. Benjamin, se conjugan la fugacidad con la posibilidad de repeticin. Benjamin toma esta idea de la tradicin juda de
la lectura de la Tor: alguien inicia la lectura en voz alta y es comentada, se relatan historias, formas de resolver problemas.
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Territorios de infancia
Posteriormente, Benjamin distingui entre dos conceptos de experiencia. En un texto de 1929 realiza una diferenciacin categrica
entre un tipo de experiencia (Erlebnis) que desea lo extraordinario, lo
sensacional, y otro tipo (Erfahrung) que busca la eterna uniformidad.
Benjamin relaciona la crisis generalizada de la experiencia con el
deterioro del aura que fracasa en ser transmitida como tradicin. La
decadencia del aura es correlativa a la prdida de experiencia.
Prdida que acontece en tanto la vivencia subjetiva (Erlebnis) no
se traduce en experiencia objetiva (Erfahrung). Los partes de guerra seran un modelo de informacin que nos aleja de la verdad de
la experiencia hacindonos creer que es posible una verdad nica la
del todo ah que no deja nada para ser recreado como pensamiento
propio.
Son acontecimientos desconectados destinados a permanecer por
un instante en el recuerdo, van a lo fugaz y llamativo. El relato oral en
cambio articula la memoria comunitaria con la experiencia del instante y el proyecto futuro.
La disolucin del aura tambin puede dar cuenta de un cambio en
la configuracin poltica de lo social.
La experiencia desmonta algo construido por un semejante e intenta conocer cmo sus partes fueron ensambladas y as acercarse al
enigma que siempre existe en el mensaje del otro, conjeturando acerca de las fuerzas no controladas que obran en lo que relata.
Experiencia es un recorrido por la multiplicidad y las diferencias,
viaje iniciado por otros, recorrido de ida y vuelta para construir un
s-mismo complejo. En Sobre el programa de la filosofa venidera
(1918) afirma que la experiencia es una pluralidad unitaria y continua
del conocimiento y la existencia humana es la totalidad concreta de
la experiencia.
Temporalidad, tecnologa y su aplicacin blica y produccin en
el capitalismo son preocupaciones fundamentales en el pensamiento
de Benjamin, de all que opone tecnologa a experiencia. Ahora podemos pensar que en lo social conviven lo humano y la mquina en un
mismo nivel de pertenencia, desafo que abre a nuevas posibilidades.
Tradicin y experiencia dibujan un horizonte en donde desplegar
potencialidades con nuevos soportes tecnolgicos.
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que produce el inconsciente colectivo Este halo de lo nuevo se refleja, tal un espejo en otro, en el halo de lo siempre otra-vez-igual.
Tambin lo piensa como una forma o cuerpo vaco que nos mira.
El aqu y ahora del aura de la obra de arte refiere a su plano de
inmanencia1, ms que a coordenadas de espacio y tiempo. Se trata de
un universo, una totalidad irrepetible en su configuracin especfica,
no aislada de otras totalidades. La reproductividad tcnica va desgastando tanto la misma inmanencia, como la relacin que guarda con
los otros aqu y ahora. El aqu y ahora del original constituye la
existencia irrepetible como sucede cuando a partir del trabajo del
anlisis la subjetividad se transforma dando lugar a nuevas configuraciones.
El color y la experiencia
Todo lo alegre es mvil:
Msica, juguetes, helados
Benjamin (1934)
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Territorios de infancia
Comentarios:
Subjetividad, Sujeto
El imaginario colectivo se constituye a partir de los discursos, las
prcticas sociales y los valores que circulan en una sociedad. El imaginario acta como regulador de las conductas, adhesin o rechazo.
Es un dispositivo mvil, cambiante, impreciso y contundente a la vez.
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Pliegue en Deleuze es el resultado del intento de unin y tensin que se genera entre
dos rdenes de realidades. Este concepto es un esfuerzo de ruptura con la idea de sujeto
representado; el sujeto sera un punto de inflexin entre lo plegado externo-interno.
El Pliegue es lo que une y separa. Es la frontera y territorio comn, sus mrgenes son
invadidas por el flujo que circula, y su contorno se hace mvil, borroso, inestable,
barrera y pasaje oblicuo, al modo del laberinto. Es una inversin en el doble sentido de
dar vuelta y de apostar a algo nuevo. Pliegue alude a doblez, como relacin consigo
mismo.
Dosse, F.: Gilles Deleuze y Flix Guattari 2007. Fondo de Cultura Econmica 2009,
Bs As., p. 150.
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Territorios de infancia
de significaciones imaginarias. Es un proceso sin sujeto aunque necesita sujetos para realizarse.
La sociedad instituye en cada momento un mundo como el mundo, un mundo que permite pensar a esa sociedad y no otra en la
particularidad de sus significaciones, y en el que el lugar del otro
siempre es problemtico. El Imaginario Social, no es la suma de las
imaginaciones individuales sino que es efecto de una red de relaciones entre discursos y prcticas sociales. Se manifiesta en lo simblico
como lenguaje, valores y prcticas. Entre discurso y prcticas surgen
apreciaciones acerca de la realidad, valores; as se delimita lo que es
bueno-malo, lindo-feo, los sujetos que componen una sociedad conocen el sistema social de valores que aceptan o rechazan.
Las cosas no son simples presencias, entonces no se puede pensar
en salir del mundo que originariamente nos constituye para encontrar
directamente las cosas y verificar si las ideas que tenemos sobre ellas
son vlidas.4 La vida psquica es lo que cada sujeto construye como
propio y diferente con ese material que lo atraviesa, cambian los contenidos pero no la forma de defenderse de la angustia, o el sistema
de ideales, culpa y castigo que llamamos supery, o el ser un sujeto
clivado con un inconciente.
Sintetizando: Subjetividad que cambia y sujeto escindido que perdura en sus formas de defensa, son dos niveles que debe entrar en
consideracin a la hora de discutir si hay nuevas patologas o no.
Winnicott tena presente estas dos lneas, la de la subjetividad y
la de los modos propios del sujeto cuando desarroll a lo largo de
veinticinco aos su concepto de espacio transicional 5 . Para l la
pregunta lo hiciste o te lo hicieron no tiene sentido, no debe ser
formulada. Se debe aceptar ese origen paradojal, la confrontacin con
la realidad no debe tener lugar en el anlisis. Pelento dice al respecto:
Este acuerdo, este convenio que implica algo del orden de lo sim
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Territorios de infancia
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597
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CV autores,
resmenes y
descriptores
Cv de los autores
Patricia Attigui
(Lyon, Francia) Catedrtica de Universidad
Profesora de Psicopatologa y Psicologia Clnica CRPPC (EA 653)
Psicologa clinica - Psicoanalista (IPA)
Instituto de Psicologia Area de Psicopatologa y Psicologa Clnica
Universit Lumire Lyon 2 - France.
Ha publicado los libros: Clinique de la cration (2007), y Jeu, transfert et psychose, De l illusion thatrale a lespace thrapeutique (2012)
[email protected]
Fred Busch
Fred Busch, Ph.D. is a Training and Supervising Analyst of the PINE Psychoanalytic Center of the American Psychoanalytic Association, living in Boston.
He is also a Supervising Analyst of the Minnesota Psychoanalytic Institute, and
a member of the Faculty of three other Institutes. Dr. Busch has published over
60 articles in the psychoanalytic literature. His third book, Creating a Psychoanalytic Mind: A Method and Theory of Psychoanalysis, will be published by
Routeledge in Fall, 2013.
Jorge Cermeo
Fue miembro fundador de Testimonios y form parte de esa institucin psicoanaltica hasta el 2011. Adems de su prctica privada coordina diversos seminarios sobre psicoanlisis y supervisa material clnico en el rea de psicopatologa del Hospital Santojanni. Integra diversos grupos de discusin acerca de
la teora y la praxis psicoanaltica. Ha publicado textos sobre distintos temas
del psicoanlisis en revistas y libros de la especialidad, y relatos y poemas en
publicaciones literarias.
[email protected]
601
Cv de los autores
Miembro Fundador de la Asociacin de Psiquiatras Argentinos.
Miembro Fundador de la Asociacin Argentina de Psiquiatra Social.
Coordinador del Convenio entre la Universidad de Santiago de Compostela y
el Instituto Universitario de Salud Mental (IUSAM) de la Asociacin Psicoanaltica de Buenos Aires. Su actividad cientfica se compone de numerosas
monografas, ponencias, publicaciones y comunicaciones, publicadas en Argentina y en Espaa.
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Jessica Guisasola
Licenciada en Psicologa, Universidad de Buenos Aires. Psicoanalista, Miembro de la Asociacin Psicoanaltica de Buenos Aires (APdeBA). Colaboradora
docente del Instituto Universitario de Salud Mental (IUSAM).
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Carlos Moguillansky
Mdico Psiquiatra. Psicoanalista. Miembro Titular con funcin didctica de
APdeBA (IPA). Ex Secretario Cientfico y ex Presidente de APdeBA. Durante
su presidencia (2005-2006) se fund el Instituto Universitario de Salud Mental
(IUSAM). Miembro del Comit Editorial del International Journal of Psychoanalysis 2000-2008. Asesor cientfico de FEPAL 2001-2002.
Autor de Decir lo Imposible, Buenos Aires, Teseo, 2010; Las latencias, Stuttgart, EAE, 2012; coautor de Clnica de Adolescentes, Buenos Aires, Teseo,
2009, Adicciones y perversiones, Buenos Aires, Lumen, 2002, y de Dilogos
clnicos en psicoanlisis, Buenos Aires, ELEIA, 2006, y de numerosos artculos
en revistas y congresos internacionales, entre ellos IPAC 1997, IPAC 2003 e
IPAC 2005.
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Diana Sperling
Es doctora en filosofa, docente en distintas instituciones nacionales y extranjeras y cuenta con una gran produccin escrita, en la cual estn los libros: Filosofa de cmara; Del deseo: Tratado ertico poltico (ensayo); Genealoga
del odio: Sobre el judasmo en occidente (ensayo); Metafsica del espejo: Kant
y el judasmo; Seas particulares (cuentos) y est en imprenta Filosofa para
armar.
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Cv de los autores
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Resmenes y descriptores
Jorge Cermeo y Diana Sperling Ateneo Realidad y ficcin del
amor
Si para el analista la realidad es psquica y la ficcin, una construccin fantasmtica que se monta sobre una falta estructural sera posible exceptuar al amor de
esa lgica?
Se podra, en ese sentido, pensar al amor por fuera de su articulacin con el
deseo y el goce?
O es que podramos hablar de distintas modalidades del amor que nos permiten otorgarle diferentes status?
La propuesta es trabajar en base a lo que Barthes llama el discurso amoroso:
entiendo que la literatura es el lugar privilegiado donde el amor toma cuerpo, ya
que el amor es esencialmente una cuestin de lenguaje. Los animales no experimentan amor: este es, como dira Deleuze, al igual que el incesto y el asesinato, un
crimen de la especie hablante. Las palabras nos distancian de las cosas, de lo real,
pero a la vez nos permiten bordear y acercarnos a eso que no podemos aprehender
de otra manera. El amor en sus momentos ms extremos, en sus momentos ms
sublimes nos permite sentirnos en algn tipo de conexin con ese real que quizs
es absolutamente inexpresable, pero que es aquello que causa todo decir.
Descriptores: ficcin realidad verdad amor goce deseo objeto
ser falta don friccin lenguaje sublime.
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Resmenes y descriptores
Bion que resaltan la capacidad del sujeto para convertir en observables algunos
contenidos psquicos que pertenecen a la esfera de lo inconsciente a travs de la
dramatizacin y del juego teatral, hemos puesto en prctica esta tcnica obteniendo
resultados exitosos que avalan las ventajas y beneficios de dicha tcnica para mejorar la vida de los sujetos afectados.
Descriptores: Psicosis Patologas limtrofes Identificacin Transferencia
Proceso de simbolizacin Espacio transicional Mediaciones teraputicas
mdium maleable Trabajo del sueo Psicodrama.
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Resmenes y descriptores
Carlos Moguillansky El poder de la debilidad. El rol del poder en el narcisismo y en la ilusin de incondicionalidad
Este trabajo describe las fantasas y los actos de dominacin como defensas
contra la angustia y la desesperacin asociadas a la experiencia de soledad. Estas
defensas surgen en especial en personas que han sufrido una prdida, un traumatismo acumulativo o bien no han tenido una adecuada contencin de su ansiedad.
Los fenmenos de dominio proponen una contraprestacin vincular con un objeto
complaciente, en la que tanto el sujeto como su partenaire se entregan y esclavizan
mutuamente. La folie--deux y la celotipia suelen ser las maneras ms severas de
presentacin de esta defensa, pero debe sospecharse su presencia cada vez que los
fenmenos emocionales han sido suplantados por estrategias de poder o de dominio
vincular con objetos sumisos o inanimados, tales como el polimorfismo sexual o la
adiccin. Esta defensa surge en la adolescencia en una de sus formas abortivas: la
latencia prolongada.
Palabras clave: fantasas dominio, poder, amor incondicional.
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Resmenes y descriptores
La trasmisin es una de las formas en que se materializa la tradicin, atraviesa
las generaciones, no como repeticin sino como creacin. Lo autntico trasciende
su origen gracias a la transmisin de su cualidad de irrepetibilidad; es lo que sucede
en la experiencia de devenir analista a travs del propio anlisis.
En los nios el color provee el contorno a los objetos, de esa manera stos no
quedan reducidos a cosas, sino que estn compuestos por un infinito nmero de
matices.
Los nios no se vinculan reflexivamente con el objeto sino que se limitan a ver
y as toman contacto con el aura de los objetos.
El ojo infantil quiebra creativamente la oposicin entre la mirada y lo mirado,
entre sujeto y objeto.
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Resmenes y descriptores
Patricia Attigui The game play: a tool for thinking the impossible. Understanding psychoses with elements of psychoanalytic psychopathology
This article describes the working through and the benefits the theater can
bring as a tool to improve the mental states of psychotic patients. Building on
theories of classical and contemporary authors from the world of clinical psychology and psychoanalysis, we can use this medium of artistic expression as a therapy
for individuals affected with any psychopathology through the analysis of transference and countertransference phenomena that will contribute to the recovery process. By means of resorting to authors such as Winnicott and Bion twho explorethe
subjects ability to unearth some psychic contents that belong to the realm of the
unconscious through drama and theatrical play we have successfully implemented
this technique, the result of which fully endorse its the advantages and benefits so
as to improve the quality of life of affected individuals.
Key Words: Psychhosis Border line Identification Transference Process of symbolization Transitional Space Therapeutic Mediation Malleable
medium Working Dream Psychodrama.
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Resmenes y descriptores
length that makes it unique, like a fingerprint in question. The voice enters through
the ear and into the pores of the skin, getting to the heart and mind. The voice surrounds and penetrates. It continent and content. The paper presents a number of
concepts which it is based, and then include a material applied psychoanalysis to
the opera The Barber of Seville. It concludes with the presentation of two clinical
vignettes that attempt to instantiate the ideas.
Key words: voice, wrapping, I, person, continent, content, applied psychoanalysis, life instinct, death wish, love, violence.
Purpose: The work addresses the relationship between psychoanalysis and art
by stating that in both the purpose goes beyond their end. It takes into consideration aspects of Freud and Bions theories in terms of the proposed subject. Lastly,
it expands on the relationship established between Bion and Becket in light of the
analysis held, and the peculiarities and connections detected between Bions ideas
and Becketts creative work.
Descriptors: Psychoanalysis / Art / End / Purpose
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Resmenes y descriptores
Rsums et Mots-cl
Jorge Cermeo y Diana Sperling Fiction et ralit de lamour
Si, pour lanalyste, la ralit est psychique et la fiction, une construction phantasmatique qui sinstalle sur un manque structural, serait-il possible de faire une
exception cette logique en ce qui concerne lamour? Dans ce sens-l, pourrait-on
considrer lamour en dehors de son articulation avec le dsir et la jouissance?
Ou bien pourrions-nous parler de diverses modalits de lamour qui nous permettent de lui accorder des diffrents status?
On propose un travail sur la base de ce que Barthes appelle le discours amoureux : je pense que la littrature est le lieu privilgi o lamour prend corps,
puisque lamour est essentiellement une question de langage. Les animaux nont
pas lexprience de lamour: celui-ci tant, comme dirait Deleuze, au mme titre
que linceste et lassassinat, un crime de lespce parlante . Les mots font en sorte
que nos prenions distance des choses, du rel, mais ils nous permettent, la fois,
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Resmenes y descriptores
de le border et de nous rapprocher de ce que nous ne pouvons pas saisir autrement.
Lamour dans ses moments les plus extrmes, dans ses moments les plus sublimes,
permet de sentir que nous sommes dans une sorte de connexion avec ce rel inexprimable peut-tre qui est cel qui cause tout dire.
Mots clef: Fiction, ralit, vrit, amour, jouissance, dsir, objet, tre, manque,
don, friction, langage, sublime.
Cet article prsente le travail dlaboration psychique et les bnfices que peut
apporter le jeu thtral comme instrument thrapeutique permettant aux patients
psychotiques et limite de sortir progressivement de leurs tats mentaux pathologiques. Le corpus thorique psychanalytique classique et contemporain permet de
repenser la psychopathologie de faon renouvele .
Le jeu, et lespace intermdiaire quil engendre, mais aussi le jeu thtral version sophistique du jeu winnicottien sadressant des adultes psychotiques - , la
scne et ce qui sy rapporte, mais aussi lAutre Scne pour reprendre lexpression
dOctave Mannoni concernant lInconscient, autant de termes qui se sont avrs
essentiels pour penser le sujet, la psychose, les pathologies limite, ainsi que les
phnomnes transfrentiels.
Des exemples cliniques permettront au lecteur de se reprsenter la nature sensible et transfrentielle de ce travail clinique men pendant une quinzaine dannes
en milieu psychiatrique.
Mots clefs: Psychoses - Etats limite - Identification - Transfert - Processus de
symbolisation - Espace transitionnel - Mdiations thrapeutiques - Medium mallable - Travail du rve - Psychodrame.
Fred Busch Transformer Le Contre-Transfert Informe En Forme Representable: Deux Points De Vues
Le contre-transfert est notre meilleur serviteur et notre pire matre.
(Hanna Segal,1993)
Malgr laccord sur le fait que les ractions de notre contre-transfert mnent
souvent aux rgions les plus profondes de lesprit de lanalys, lauteur se demande
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Resmenes y descriptores
comment est-il possible de mieux se servir de notre contre-transfert afin que ces
communications informes et inconscientes puissent tre reprsentes au patient. La
mthode Kleinienne restant la mthode la plus connue, lauteur y ajoute une perspective supplmentaire base sur un intert croissant parmis les differentes cultures
psychanalytiques de penser la pense.
Mot clefs: Contre-transfert, comunicacin inconsciente, mthode psychanalytique.
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Resmenes y descriptores
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