Efecto Domino - Chloe Santana

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El prólogo presenta a la protagonista siguiendo una camilla en el hospital, temiendo perder al hombre del que se ha enamorado. Experimenta sentimientos de miedo, agonía y desesperación.

La protagonista sigue una camilla en el hospital que transporta al hombre del que se ha enamorado de manera irremediable. Siente temor a perderlo y le ruega a los médicos y a la vida y muerte que no se lo lleven.

Mónica le pide matrimonio a Erik dándole un anillo y formulando la propuesta de una manera temblorosa y nerviosa.

Efecto

Domin
Chloe Santana













Ttulo: Efecto domin
Chloe Santana, por el texto.
Susana Len, por el diseo de portada.
Dreamstime_m_28253305, por la imagen de portada.
Impreso en USA.
Queda prohibido la reproduccin total o parcial de esta obra por
cualquier medio o procedimiento, ya sea electrnico o mecnico, sin la
autorizacin previa de los titulares del copyright.









Para mis lectores, que da a da me transmiten su cario.
El entusiasmo con el que recibs cada nueva historia es el mejor de los
regalos.

Para aquellas personas que creen en el poder absoluto del amor. Soy de
las que piensan que ser feliz es cosa nuestra, pero la felicidad es ms dulce
si se disfruta en buena compaa, No?

PRLOGO


Se poda morir de amor? Nunca antes se haba formulado aquella
pregunta, pero mientras recorra el largo pasillo del hospital, senta que su
corazn se paralizaba a cada nuevo paso. Persegua la camilla que
transportaba al hombre que haba jurado proteger de s misma, y al tipo
del que prometi no enamorarse. A aquellas alturas, sobraba admitir que
era psima cumpliendo las promesas que se haca a s misma.
La idea de perderlo la aterrorizaba.
Un pinchazo se apoder de su pecho al contemplar el cuerpo inerte
sobre la camilla. Haba gritado tantas veces su nombre que el hecho de
susurrarlo le dola demasiado. Incluso deseaba que l se despertara para
que volvieran a discutir como dos idiotas que estaban demasiado
enamorados el uno del otro para admitirlo sin sentir miedo.
Miedo?
La haba perseguido toda su vida, pero el sentimiento era
incomparable a la agona que le produca su posible perdida. A veces era
necesario que la realidad te abofeteara para que la contemplaras en toda su
mediocridad. Con tus errores salvables y tus victorias factibles. Con todo
lo que podas perder si no tenas valor para afrontar aquellas
inseguridades que quizs merecieran la pena.
Entre el quizs y el miedo se haba movido su vida. Un camino de
probabilidades condicionadas en el que siempre eligi el atajo fcil. El
atajo fcil del engao feliz y pasajero. El de las lgrimas lloradas en
silencio y a oscuras.
Se haba esforzado en no demostrar debilidad. Y todo para qu? Para
terminar llorando en el pasillo de un hospital, rogndole a Dios y a los
mdicos, a la vida y a la muerte, que no se llevaran al hombre del que se
haba enamorado de manera irremediable.
Una mano trenz la suya. Aquel gesto de apoyo la conmovi, porque
en aquel momento no exista para ella mayor enemiga que la muerte.
Abraz a la mujer que tena a su lado y solloz como una nia pequea y
angustiada. Como una chiquilla enamorada, al fin y al cabo.
Tiene que vivir exigi conmocionada. Lo necesito...


Treinta das antes.
Eran las seis y cuarto de la maana cuando se despert. No importaba
a qu hora programara su despertador, pues haba adquirido la indeseada
habilidad de desvelarse unos minutos antes de que la alarma sonara.
Estir los brazos y solt un bostezo. A su lado, el cuerpo del hombre
le daba la espalda como sola hacer siempre que culminaba rendido tras el
sexo. Se conocan desde haca aos y jams haban cruzado la lnea que
los estabilizara ms all de los amigos con derecho a roce. Ambos hacan
su vida y de vez en cuando se reencontraban pese a la distancia que los
separaba.
Se puso en pie y lo zarande ofuscada para que se despertara. No
toleraba que ningn hombre invadiera su intimidad, y la otra noche haba
ido demasiado lejos al permitir que Dominique se quedara a dormir en su
casa.
El hombre se dio la vuelta, mostrndole un torso desnudo y esbelto
que Mnica ya haba contemplado otras veces. Unos ojos azules y
somnolientos la saludaron con aquella sonrisa pendenciera. El cabello
rojizo y rizado le caa sobre la frente confirindole un aspecto bohemio y
encantador. Dominique provocaba que las mujeres suspiraran por l y
sollozaran al no comprender su carcter despreocupado, rebelde y en
ocasiones eglatra. Mnica saba que habra cado rendida al encanto del
artista de no haberlo conocido en el momento ms complicado de su vida.
Tras aquel incidente se haba cerrado al amor, y lo nico a lo que se
aferraba era algn que otro revolcn sin compromiso con un hombre tan
interesante como Dominique.
Bonjour, ma belle la salud, alargando la ltima vocal con una
cadencia seductora.
Dominique llevaba al mximo aquello del artista bohemio. Haca el
amor de madrugada, se inspiraba por la noche y dormitaba hasta medio
da. Pero Mnica detestaba la impuntualidad, por lo que le arrebat la
sbana de un manotazo.
Tienes que irte. En una hora tengo que coger el avin lo inst en
tono apremiante.
l esboz una mueca de fastidio. Incorporndose con lentitud, la atrajo

hacia s para mordisquearle el cuello. Mnica suspir.


Me encanta tu olor, ma douce... Cest tres sensuelle...
Dominique, tengo que irme... insisti, con menos nfasis del
debido.
El francs captur su boca e hizo caso omiso a su peticin. Las manos
plidas le recorrieron los hombros desnudos hasta asentarse en la curva
de la cadera, consiguiendo atraerla hacia s. Apret su cuerpo contra el de
ella y tumb todo el peso sobre Mnica, por lo que esta se tens y apoy
las manos sobre el pecho para apartarlo de un empujn. l se disculp con
una sonrisa triste y forzada.
Tus reglas, lo s intent tranquilizarla al tomar su barbilla con dos
dedos y depositar un beso suave sobre los labios, pero ella se removi
incmoda. Ma belle... jams hara nada que pudiera incomodarte.
Pese a que Mnica lo saba, se levant de un golpe y se encerr
malhumorada dentro del cuarto de bao. Nunca superara su terror al
contacto fsico. Ni siquiera los aos de intimidad y la amistad compartida
con Dominique lograban tranquilizarla, pues cada vez que un hombre se
colocaba encima suya el terror la invada y las nuseas se apoderaban de
todo su cuerpo.
Treinta minutos despus salieron de la vivienda. Pese a que Dominique
insisti en acercarla al aeropuerto, Mnica arrastr su maleta hacia un taxi
cercano. El hombre se encogi de hombros tras contemplar como se suba
al vehculo. Si exista un tipo capaz de comprender a esa mujer, l mismo
le estrechara la mano para ofrecerle su ms sincera enhorabuena.
Desgraciadamente, haca aos que la conoca y segua dicindose a s
mismo que ella era un verdadero misterio.
***
Volar no le produca ningn sentimiento ms all de la indiferencia,
pero aquel da era distinto. Se senta nerviosa pese a que se esforzaba en
disimular lo contrario. Por culpa de su mejor amiga y de un trabajo
aceptado a ltima hora, volvera a encontrarse con l.
Haca un ao que no se vean, pero los recuerdos de su ltimo
encuentro latan en su memoria para avivar su nerviosismo. Pese al fuego
inicial, ninguno de los dos haba hecho nada para comunicarse con el otro.
Quizs debera haber contactado con l, pero siempre que cavil aquella
opcin termin por desecharla como algo absurdo.
Tal vez l no haba sentido lo mismo, pese a que la atraccin fue

palpable desde el principio. Y para colmo, ahora se vea obligado a


recogerla en la parada del aeropuerto por culpa de Sara. Su amiga le
sugiri que le ofreciera un tour por la ciudad antes de dejarla en el hotel,
pero todos saban que lo que en realidad mova a Sara era su intencin de
ejercer como Celestina.
Record la primera vez que se vieron y no pudo evitar sonrer. Ella
haba sido consciente del influjo sexual ejercido sobre el hombre, pero se
mantuvo aparentemente inconsciente con el deseo de saber hasta dnde era
capaz de llegar.
Lstima que hubiera sido tan educado...
Erik... Erik...
Se reclin sobre su asiento, cerr los ojos y las imgenes de aquel da
regresaron a su memoria con total nitidez. Los recuerdos la devolvieron a
aquella habitacin de hospital en la que dormitaba junto a Sara. Unos
pasos la haban despertado, pero se hizo la dormida al percibir la
presencia que se acercaba hacia la cama. Entonces sucedi. El extrao se
inclin sobre ella y la observ durante unos segundos en los que el
corazn le lati deprisa. Se sinti incmoda y extraamente excitada.
De pronto, una mano caliente le coloc un mechn de cabello tras la
oreja, permaneciendo con sus labios a escasos centmetros de los suyos.
Entreabri la boca para tentarlo con descaro, pues quera saber de qu
sera capaz aquel hombre en apariencia tan osado. La respiracin clida le
acarici la boca, y sin saber por qu, Mnica dese con todas sus fuerzas
que l la besara. Un beso hmedo y carnvoro con un completo
desconocido. l pareci pensrselo durante un instante que le result
eterno, hasta que al final suspir y se alej de ella.
A Mnica le fastidi que lo hiciera.
El cuerpo de Sara se removi a su lado. Su amiga se despert y cruz
algunas palabras con aquel extrao al que llam por el nombre de Erik.
Quin es? le pregunt Erik. Su voz destilaba curiosidad.
Percibi un acento sureo que la estremeci.
Una amiga. No lo est pasando nada bien. No la mires as utiliz el
tono sobreprotector de quien se preocupaba por su amiga.
Es guapa admiti.
Acto seguido, los dos salieron de la habitacin para dejarla sola.
Mnica no pudo evitar saltar de la cama y observarlo marchar por el
pasillo. Atisb una espalda ancha ataviada con una cazadora de cuero y un

cabello castao cortado a cepillo. Como si hubiera notado que alguien lo


espiaba, se detuvo con brusquedad y gir la cabeza para pillarla con los
ojos detenidos sobre su trasero. Mnica no fue capaz de reaccionar. Se
qued parada junto a la puerta, hechizada por la mirada intrigada que el
extrao le dedicaba. Le ardieron las mejillas y le tembl todo el cuerpo,
por lo que se adentr en la habitacin tras contemplar la sonrisa ladeada
del hombre, que con un atisbo de socarronera que pareca decir: s, estoy
tan bueno como parece, acababa de pillarla in fraganti.
Bienvenidos a la ciudad de Sevilla. El tiempo es de treinta y nueve
grados. Disfruten de su estancia comunic la voz del interfono.
Mnica volvi a la realidad. Se desabroch el cinturn de seguridad,
agarr su maleta de mano y sali del avin para esperar su equipaje junto
al resto de pasajeros. Cuando tuvo su maleta en la mano, camin hacia la
salida para reencontrarse con Erik.
Todava poda recordar las sensaciones contradictorias que le gener
aquel encuentro tan raro. Haba conocido a muchos hombres atractivos,
pero la simple respiracin clida de aquel tipo bast para avivar sus
instintos ms primitivos. Porque algo oscuro y desconocido se apoder de
ella en cuanto lo tuvo cerca.
Qu calor! se quej, en cuanto puso un pie fuera del aeropuerto.
Se abanic con la mano y busc a Erik con la mirada. No haba rastro
de l por ninguna parte.
***
Erik se ape del vehculo y fue directo hacia la puerta principal del
aeropuerto. Llevaba ms de una hora esperando en aquel lugar porque
intua que Mnica era la clase de mujer estricta que adoraba la
puntualidad. No obstante, tuvo que retirar su coche de la larga fila de
vehculos frente a la puerta que esperaban para recoger a sus familiares y
amigos cuando un polica uniformado le advirti que lo multaran. Por
suerte, pudo librarse de la sancin tras ensear su placa de polica y
mover el vehculo hacia el parking.
Cunto haba pasado desde la ltima vez que se haban visto? Un ao,
tal vez.
Haba apartado la mano del telfono cientos de veces tras caer en la
tentacin de hacerle una llamada. Y por supuesto, haba esperado con
cierto entusiasmo una llamada que jams lleg. No se trataba del orgullo,
en realidad. Haba algo extraordinario y mstico alrededor de aquella

mujer que lo frenaba y lo mantena ansioso.


Al fin iban a reencontrarse, y para ser sincero, no le haba costado
aceptar la peticin de Sara para que recogiera a su amiga. De hecho, l
mismo se ofreci en cuanto escuch que Mnica pasara un mes entero en
la ciudad. Estaba tan emocionado ante la idea de volver a verla que incluso
se dispuso a regalarle un tour por la ciudad.
An atesoraba en la memoria el momento exacto en el que la
contempl por primera vez. Tumbada en la cama de aquel hospital, le
pareci una mujer de belleza sobrecogedora y una fragilidad extrema.
Debido a su trabajo en la brigada de homicidios y desapariciones de la
polica judicial, estaba acostumbrado a colocarse en el lugar de las
vctimas. Pero hubo algo en la expresin tensa de aquella mujer que lo
inquiet. Posea una mezcla de salvaje temor en el rostro, como si viviera
continuamente a la defensiva y estuviese dispuesta a defenderse con uas y
dientes.
Si el primer encuentro lo dej intrigado, verla por segunda vez en la
boda de Sara slo consigui avivar su curiosidad.
Ataviada con un vestido en tonos ctricos muy escotado a la espalda, se
dirigi a l en una actitud sumamente seductora. En toda su vida haba
conocido a una mujer que se mostrara tan segura de s misma.
Compartieron miradas de reojos, sonrisas y algn que otro comentario
repleto de sexo implcito hasta que ella sali a fumar al balcn y l la
sigui embobado, atrapado por algo que ella posea y que no supo
descifrar en aquel momento.
Ella estaba apoyada en la barandilla con una copa de champagne en la
mano. Miraba al frente, como si en cierto modo lo estuviera esperando
pero permaneciera recluida en sus propios pensamientos. A su lado, Erik
imit su postura y la contempl con curiosidad.
As que eres periodista... murmur, tratando de encontrar un tema
de conversacin, Te gusta tu trabajo?
Mnica dej la copa olvidada sobre la barandilla.
Es una pregunta complicada respondi en tono ausente. Me ha
costado mucho llegar hasta donde estoy.
No te gusta hablar de ti misma intuy l.
Por primera vez, ella lade la cabeza para mirarlo a los ojos. El
vaivn de su cabeza provoc la leve friccin de sus labios, y l se percat
de que acababa de contener la respiracin. Mnica le dedic una mirada

sagaz, de ojos rasgados y verdes como los de una gata.


Entonces hblame de ti sugiri provocativa.
Erik no se dej amilanar, e inclinndose hacia ella, absorbi su olor y
apoy un brazo sobre la barandilla hasta rozarle la cadera. Percibi el
leve temblor del cuerpo femenino contra el tacto de sus dedos.
Soy polica, me encanta mi trabajo y esta noche ests preciosa.
Mnica dej aflorar una sonrisa, y l se percat del vello erizado de la
piel. Despojndose de la chaqueta, la coloc sobre sus hombros mientras
murmuraba a su odo que estaba helada.
Qu atrevido, agente. Vas a por todas, pero te advierto que puedes
quemarte si sigues por ese camino.
l solt una carcajada, y ella se acurruc dentro de la americana.
Siempre eres as de... directa? inquiri asombrado.
Mnica se encogi de hombros.
Cuando me gusta algo lo digo insinu con una sonrisa.
Se acerc ms a ella.
En ese caso estamos de acuerdo.
S, en efecto tienes una americana muy bonita brome.
Erik enrojeci debido al comentario, y ella le dedic una mirada
pcara antes de echarse a rer.
Qu graciosa.
No se ponga colorado, agente. Ya le he dicho que puede quemarse si
juega conmigo.
Ella se mordi el labio, y l pareci complacido. Aquella mujer era
coqueta y estaba jugando con l, pero lo cierto es que estaba disfrutando
de lo lindo con aquel juego de seduccin.
Creo que ests deseando que te cachee, Mnica.
Ella parpade atnita.
Le gusta esposar a las chicas que acaba de conocer? pregunt con
falsa inocencia.
l se inclin hacia ella y le apart el pelo de la cara.
Solo a las chicas malas.
Mnica lo agarr de la corbata para atraparlo antes de que
retrocediera, y a l se le hizo un nudo en la garganta al contemplar la
mano pequea que aferraba el nudo. Joder, slo era una mano. Pero
imagin que podra hacer miles de cosas con ella.
Lstima que yo solo sea una buena chica... ronrone.

Erik lade una sonrisa.


Ests segura?
Ella abri la boca para responder, pero entonces el sonido de su
telfono mvil los devolvi a la realidad. Erik cruz unas palabras con el
agente que le inform de la desaparicin de una chiquilla de doce aos, y
para cuando quiso darse cuenta, Mnica ya se haba separado de l,
devolvindole la chaqueta con una mano.
El trabajo es el trabajo... lo excus.
Qudatela le pidi, refirindose a la prenda. As tendrs algo que
te recuerde a m. Ha sido una noche muy agradable, Mnica.
La compaa, agente.
Tras aquellas tres palabras tan sugerentes, ella sali del balcn sin
dirigirle una ltima mirada. Por supuesto, l contempl ensimismado el
vaivn de unas caderas que saba que de repetirse aquel encuentro lo
traeran de cabeza.
El sonido de unos gritos de mujer lo devolvieron a la realidad. A lo
lejos, parada frente a un taxi y con expresin impaciente, Mnica
consultaba su reloj. Y a pocos metros de l, una mujer berreaba a voz en
grito que le haban robado el bolso. El ladrn pas corriendo delante de
Erik, e imbuido por su espritu al servicio del ciudadano, no dud ni un
segundo en perseguirlo.
Aburrida e irritada por la impuntualidad, Mnica empez a cavilar la
opcin de que la haban dejado plantada. Cuanto ms barajaba aquella
posibilidad, ms furiosa e indignada se senta. Excitada ante la idea de
volver a ver a Erik, no haba estimado posible que para l la escena
compartida en aquel balcn no hubiera significado nada.
Ests haciendo la payasa. Lrgate de aqu se dijo a s misma en voz
alta.
Pese a ello, permaneci donde estaba y ote el horizonte por ltima
vez. Lo busc entre la hilera de coches, en las anodinas caras de los
extraos y regres al interior del aeropuerto para cerciorarse que no se
haban ignorado por casualidad. Solo entonces admiti que lo mejor sera
marcharse con la cabeza alta. Con la cabeza alta y el cuerpo dentro de un
taxi.
Al mirar por la ventanilla, sinti una desagradable decepcin que le
apret el estmago. Frunci los labios y fingi que todo iba fenomenal,
pero en realidad, su vida haca aguas por todos lados. Erik haba sido el

primer hombre en aos que lograba entusiasmarla, y haba mandado toda


su reticencia al garete al aceptar la oferta de viajar a Sevilla. La tentacin
de conocerlo le pareci revitalizante y novedosa.
Cruz las manos sobre el regazo y se irgui sobre el asiento. Aquel
tipo no era ms que un estpido, y si volva a verlo, le dejara claro a su
manera que no se poda ir por ah crendole falsas expectativas a las
chicas.
Al cabo de unos minutos, sin embargo, Erik regres a la puerta del
aeropuerto con el sincero agradecimiento de la seora y un improvisado
detenido al que trasladar a comisara. Ofuscado, busc a Mnica entre el
resto de la gente y comenz a mosquearse. No poda creer que se hubiera
largado sin ms.
***
Te digo que me ha dejado tirada! explot contra su interlocutor.
Sara no pareca proclive a ponerse de su parte, y ella trataba de disipar
su enfado caminando de un lado a otro de la habitacin.
Estoy segura de que debe existir una explicacin terci en su
defensa. Erik siempre cumple sus promesas.
Erik por aqu..., Erik por all...; Estoy hasta las narices del tal Erik!
La oy suspirar.
Voy a llamarlo. Es evidente que ha existido un malentendido.
Malentendido es el que vamos a tener t y yo como se te ocurra
llamarlo le advirti malhumorada. Decidi cambiar de tema porque la
simple mencin del tour sevillano que hizo Sara provoc que Mnica
volcara toda su frustracin contra ella. A qu hora pasar a recogerme
el taxi maana?
A las siete y media. Los empleados de Musa te esperan a las ocho en
punto hizo una pausa, como si no supiera enfocar lo prximo que iba a
decir. Mnica, no seas muy dura con la plantilla...
Querrs decir con esa patraa de intiles que has contratado la
cort con frialdad.
Mnica, no hables as! Detesto ese tipo de comentarios y lo sabes.
Detestas la honestidad? De acuerdo. Pero entonces has elegido a la
persona equivocada para este trabajo.
Percibi que su amiga sonrea al otro lado de la lnea.
Opino todo lo contrario. Hctor cree que t eres la persona idnea
para encauzar la nueva revista. Est encantado con las ventas de Musa y

quiere que traslades ese espritu a Al Sur.


A ver si lo he entendido... Quieres que relance Al Sur con la ayuda
de una cincuentona, una vedette venida a menos, una rata de biblioteca y
dems bichos raros por los que t has sentido algo de compasin?
Te has ledo los currculum! la alent complacida.
S, y permteme que te diga que no s de donde has sacado a
semejante pandilla de frikis. De un congreso de solteros de eDarling?
Esto es la prensa rosa, no el nuevo programa de Isabel Gemio en el que
cumplimos los sueos de todo el mundo!
Todas las rubias sois malas.
Sara le colg el telfono tras aquel comentario tan comn en ella que
deca ms de s misma que de la propia Mnica. Extenuada por los
acontecimientos del da, estir los brazos y se dej caer sobre la enorme y
mullida cama repleta de almohadas. Estaba alojada en la habitacin Deluxe
Queen del hotel Alfonso XIII porque Hctor Brown, el marido de Sara y el
propietario entre otros negocios de xito de la revista Musa, no
escatimaba en gastos para que sus empleados se sintieran cmodos y
valorados.
Por desgracia, mucho se tema que aquel encargo estaba fuera de su
alcance. Saba de sobra que Hctor posea una visin de negocio ms
cercana a la suya que la de la comprensiva y generosa Sara, pero estaba
tan enamorado de su esposa que por ella era capaz de enviar a Mnica a
aquella ciudad para arreglar un entuerto que se solucionara de forma ms
sencilla despidiendo a la plantilla.
La habitacin en la que estaba alojada era opulenta y de estilo morisco,
lo que la adentraba en un ambiente de Las mil y una noches que la
encandil. Las vistas daban a un patio sevillano que ofreca una atmsfera
relajante y exquisita que la apartaba de su bulliciosa y ajetreada agenda en
Madrid. El centro del patio estaba coronado por una fuente de mrmol
rodeada de geranios y plantas autctonas, y desde su posicin poda
escuchar el leve y constante rumor del agua.
Se incorpor para adentrarse en el cuarto de bao, ms propio de una
actriz de cine clsico que de una mujer cosmopolita de negocios que
careca de tiempo para dedicar a s misma. Aquella noche, sin embargo,
decidi quedarse ms tiempo del normal dentro de la espaciosa ducha
rodeada por azulejos de color chocolate y caramelo que la transportaban a
un desierto de caricias y recuerdos indeseados.

Trat de poner la mente en blanco al acordarse de que Erik viva a


escasa distancia del hotel, enclavado en el centro histrico de Sevilla. Por
tanto, decidi que aquella noche la pasara recluida dentro de los muros
del hotel, pues el da siguiente le deparaba una jornada extenuante y
cargada de posibles despidos.
Pese a que se haba vestido con un vaporoso vestido de gasa a mitad
del muslo y unas sandalias atadas al tobillo, el asfixiante calor de la ciudad
la atosig en cuanto recorri el pasillo del hotel. En pleno agosto, en una
de las ciudades ms calurosas del mundo, ni siquiera uno de los hoteles
ms selectivos lograba sofocar la elevada temperatura nocturna.
Mientras deambulaba por el pasillo sin rumbo fijo, embobada en los
detalles decorativos y en la abundancia de la ornamentacin, no pudo
evitarlo y sac su cmara de fotos del bolso. La fotografa era un
pasatiempo que la apasionaba, y la arquitectura interior del edificio era
digna de ser captada por su objetivo. El nombre del hotel perteneca al de
un rey porque sin duda aquel lujo era tan excntrico como la antigua
realeza.
Fotografi cada detalle de aquel hotel palaciego que llam su atencin.
Desde las columnas de mrmol hasta las paredes repletas de azulejos de
inspiracin barroca y estilo mudjar del siglo XV, todo ello engalanado
con elementos moriscos y espaoles de la tradicin histrica de aquella
ciudad repleta de una mezcolanza que la haca nica.
Situado en un enclave exclusivo entre la puerta de Jerez, el palacio de
San Telmo y la fbrica de Tacabos, el hotel Alfonso XIII se abra al
mundo y recuperaba el nombre del monarca que lo vio nacer. Tras la
Segunda Repblica las cosas haban vuelto a ser lo que eran, convirtiendo
aquel alojamiento en un lugar al alcance de muy pocos.
Tras la escasa y deliciosa cena que degust en uno de los restaurantes
del hotel, decidi visitar la terraza y degustar un cctel refrescante antes
de irse a la cama. La terraza estaba rodeada de abundante y espesa
vegetacin , butacas y sillones en tonos grises, tablones de madera y una
barra de coctelera que creaba un ambiente informal y chic, ms alejado
de la suntuosidad inicial del hotel.
Se sent en un taburete alto frente a la barra y pidi un cctel
recomendado por el matre a base de cachaca, zumo de lima y chocolate
picante. Su curiosidad periodstica hizo que recorriera de un vistazo la
terraza, escrutando las caras desconocidas hasta que depar en una que

provoc que fijara la vista de golpe en la bebida que tena frente a ella. Sin
dudarlo, pidi la cuenta y se dispuso a marcharse mientras trataba de pasar
desapercibida.
Qu demonios estaba haciendo Erik en aquel lugar? Ese hombre de
supuesta palabra, con su mediocre sueldo de polica, su musculatura ptrea
y su atractivo de polvo salvaje. Se imagin a s misma recorrindole la
espalda con los dedos, hasta que recab en la voluptuosa morena que lo
acompaaba y le hirvi la sangre.
l no debera estar en aquel lugar, y los nervios la traicionaron cuando
lade la cabeza para observarlo de reojo. A su lado, una pequea mujer de
rasgos dulces le susurraba algo al odo. Pese a que Erik mantena la
distancia con aquella desconocida, Mnica no pudo evitar sentirse
molesta.
No solo la haba dejado tirada, sino que se empeaba en restregrselo
por las narices acompaado de una preciosa mujer a la que odi de
manera instintiva sin poder remediarlo.
Un sentimiento lacerante y explosivo le oprimi el estmago mientras
ella trataba de aliviar aquella sensacin tan agridulce. Saba de sobra que
no deba concederle mayor importancia porque ambos eran dos
completos desconocidos, pero no poda borrarse de la cabeza la estpida
certeza de que entre ellos existi algo maravilloso y nico que aquel
imbcil acababa de estropear para siempre.
A escasos metros de donde ella se encontraba, Erik escuchaba sin
inters lo que Martina le contaba acerca de su traslado a un nuevo
apartamento. Su turno empezaba en menos de una hora, y debido al
malhumor que haba mostrado durante todo el da, su compaera de
trabajo insisti en que se tomaran una copa para aliviar aquel malestar del
que no lograba desprenderse.
No poda dejar de pensar en Mnica y en lo caprichosa que haba sido
al largarse sin avisar. De acuerdo a su perfecta memoria, la mujer que
conoci en aquel balcn era divertida y cordial, cualidades que poco
tenan que ver con la mujer voluble que se march en cuanto se sinti
ofendida.
Y lo saba porque haba contactado con Sara, quien lo inform de que
Mnica haba decidido viajar en taxi en cuanto crey que l la haba
dejado plantada.
Por quin lo tomaba? Y por todos los Dioses, Por qu le importaba a

l tanto?
No debera sentirse irritado por haberle granjeado una mala opinin a
la rubia, pero lo cierto es que lo cabreaba que ella pensara que Erik
careca de palabra. De hecho, empezaba a creer que lo que sucedi en
aquel balcn no fue ms que un espejismo urgido por una mujer a la que
le encantaba llamar la atencin.
Y entonces la vio.
Frente a la barra, con la inconfundible cascada de cabello dorado
sobre la espalda descubierta, Mnica jugaba con el borde de su copa.
Tena el semblante adusto, lo que no impidi que l se disculpar con su
acompaante y avanzar sin dudar hacia ella.
Tena derecho a exigirle una explicacin e iba hacerlo en aquel
preciso momento, pues era la clase de hombre directo y algo brusco que
siempre iba al grano.
Hola Mnica, cunto tiempo sin vernos la salud.
Sinti que ella se ergua al escuchar su voz, y supo de inmediato que
aquella mujer no lo haba olvidado. La delicada mano aferr la copa
mientras se pona en pie y se giraba para encararlo.
Erik sise de manera glacial.
La mirada furiosa que le dedic no le pas desapercibida.
As que te acuerdas de mi nombre...
Lo que fue un comentario inocente ella lo recibi como una burla
hacia su orgullo. Sin dudarlo, volc el contenido de la copa sobre el
rostro del atnito subinspector y asi su bolso para largarse de all a paso
ligero.
Erik solt un juramento y se sec con una servilleta la humedad de su
rostro, mientras contemplaba anonadado a aquella mujer que se largaba
con la copa vaca en una mano y el bolso cargado sobre el hombro.
A qu demonios haba venido eso?
Las miradas curiosas de los clientes se difuminaron en cuanto l los
fulmin iracundo, lo que no evit que Martina se acercara hacia l con la
expresin descompuesta.
Quin es esa loca? pregunt, colocndole una mano sobre el
hombro.
Una completa desconocida que est mal de la cabeza bram.
Martina opt por guardar silencio al percatarse del nimo de su
compaero. A los pocos segundos, Erik recibi una llamada telefnica

que cort el tenso silencio en el que se haban sumido. Como si la noche


no pudiera desembocar en ms sorpresas estrambticas, escuch sin
parpadear el aviso recibido. Cuando colg, asinti a Martina y los dos se
dirigieron hacia el coche.
Tenan un asesinato que resolver.

***
Mnica no poda creer lo que haba hecho haca unos minutos. Ni
siquiera se reconoca en la mujer histrica y fuera de s que haba volcado
el contenido de su cctel en el rostro atnito de Erik. Se senta furiosa
consigo misma por haberse comportado de una manera tan imprudente, y
se jur a s misma que de volver a encontrarse a Erik por casualidad lo
tratara de manera comedida e indiferente.
Agobiada por la situacin y deseosa de huir de l, se mont en un taxi
sin rumbo fijo. Quera escapar de all antes de que l le exigiera una
explicacin que se mereca, por lo que pidi al taxista que se detuviera
frente a un edificio eclesistico que refulga en un tono anaranjado en la
oscuridad de la noche sevillana.
Cmo se llama esa iglesia? se interes.
Es la iglesia del Salvador, pero a esta hora est cerrada. Seguro que
quiere quedarse aqu? inquiri el conductor.
Interesada por la arquitectura del edificio, pag el importe al taxista y
se ape del vehculo para tomar algunas fotografas y liberar su mente del
abotargamiento en el que estaba sumida.
Mnica contempl ensimismada el imponente edificio. La puerta
central estaba separada de las otras dos por enormes pilastras. Situado
intramuros, coronado por un campanario y ubicado frente a una plaza
peatonal que reciba a la Iglesia con una hilera de naranjos.
Se percat de que la valla de forja que prohiba el acceso estaba abierta
de par en par, y que dos clrigos temblorosos oteaban el horizonte en
busca de algo. Sin dudarlo, dispar la cmara para captar varias
fotografas de aquella imagen tan extraa que ya tendra tiempo de
analizar en otro momento.
Al cabo de unos minutos, un vehculo se detuvo frente a la iglesia y
dos personas salieron a toda prisa del interior. Sin dudarlo, Mnica se
apoy contra una farola y captur la imagen de una poderosa espalda
masculina. Al instante, como si se hubieran atrado con la simple

presencia del otro, l gir la cabeza y ella apart la cmara de su rostro


para mirarlo a los ojos.
Erik puso mala cara, apart la mirada y continu su camino. A Mnica
le tembl todo el cuerpo, y supo que si haba existido algo entre ellos, se
acab definitivamente en el instante en el que ella reg su rostro con la
bebida.
A los pocos minutos, del interior del edificio sali una figura vestida
con harapos oscuros que ella captur con la cmara por casualidad. Antes
de marcharse, ech un ltimo vistazo a la Iglesia y se larg de all sin
detenerse a cuestionar una accin espontnea que dentro de poco le saldra
muy cara.








2


El prroco acompa a los dos agentes hacia la escena del crimen.
Rode la estancia a toda prisa , pese a que saba que aquel hombre estaba
muerto. No fue necesario que le tomara el pulso, pues la atroz escena que
haban contemplado sus ojos le habl de una crueldad innecesaria para el
fallecimiento de aquel pobre desdichado.
Por aqu, sganme! los apremi, todava conmocionado por la
situacin.
Se detuvo frente a la portezuela que daba acceso al Patio de abluciones,
y seal con un dedo el camino que deban recorrer los agentes de polica.
No volver a entrar ah a menos que ustedes lo estimen oportuno el
prroco se santigu repetidas veces y dedic una ltima mirada de pesar a
la puerta entreabierta. Mis ojos ya han visto suficiente...
Erik se percat del rastro de sangre que salpicaba el suelo de la Capilla
de los desamparados y conduca hacia la entrada del patio.
Descuide, padre. Lo avisar si requiero sus servicios.
Empuj la pesada puerta y accedi al patio exterior. El inconfundible
olor metlico de la sangre invadi sus fosas nasales antes de que sus ojos
captaran la escena del crimen. De inmediato, el grito de Martina reson
contra las paredes del patio. La mujer se llev las manos a la boca y
soport la arcada que le sobrevino al contemplar la sanguinaria imagen.
Has visto alguna vez algo como esto?
Erik no respondi. Se limit a acercarse a la escena del crimen sin
pronunciar una sola palabra.
Sobre la fuente de piedra blanca que se eriga orgullosa en el centro
del patio rodeado de naranjos, se expona el cuerpo sin vida de un hombre
al que haban abierto en canal. El cadver tena las extremidades
amputadas y presentaba numerosas pualadas en el rostro y el cuello. Erik
avanz sin dudar y dej a su compaera rezagada en la entrada.
El agresor se haba ensaado de manera cruel e innecesaria con la
vctima, derramando toda la sangre en el receptculo de la fuente. Las
paredes blancas rebozaban del espeso lquido rojo que se derramaba por
el pavimento, discurriendo hacia un husillo cercano. En el suelo, una de
las extremidades amputadas yaca con un dedo sealando en direccin a
unas letras que Erik transcribi a su cuaderno.

E 7,14-25
Nos ha dejado un mensaje? inquiri Martina.
Erik se encogi de hombros.
Pese a su aparente frialdad, no poda evitar sentirse sobrecogido por el
ensaamiento que haba demostrado el agresor. Aquel crimen se pareca
ms al mtodo de un carnicero que al de un homicida movido por la rabia.
Contempl los altos muros que rodeaban el patio, la puerta cerrada
que daba al exterior y el resto de puertas que conectaban a travs de
galeras con el interior de la Iglesia. Al finalizar su escrutinio, frunci el
ceo y regres junto al prroco.
Quin habita en esta Iglesia?
El prroco se llev las manos a la cabeza y comenz a hiperventilar.
No estar insinuando...!
Responda a la pregunta orden impaciente.
El sacristn, el campanero y yo.
Sopes aquella respuesta y ech un vistazo en derredor. Algo no
encajaba en la sucesin de los hechos.
Cmo se puede acceder hacia el patio? inquiri.
Por la puerta principal y por el pasadizo que conduce a la Calle
Crdoba. Pero ambas se cierran al atardecer.
Erik consult su reloj de mueca. Eran las doce y cinco de la noche.
A qu hora descubri el cuerpo?
Alrededor de las doce menos veinticinco. Estaba dormido, pero me
desvel al escuchar unos pasos en el piso inferior. En seguida llam al
sacristn y al campanero, y descubrimos lo que usted acaba de ver.
Dnde se encuentran?
En la sacrista. El campanero ha sufrido un desmayo y el sacristn lo
est atendiendo. Estbamos esperndolos en la entrada de la Iglesia, pero
en cuanto han llegado, el sacristn ha regresado a cerciorarse del estado
del campanero. Parece que se encuentra mejor.
Dnde se encontraba a la hora de la muerte del hombre?
Estaba durmiendo, naturalmente. Siempre me voy a la cama antes de
las nueve y media de la noche, seor agente.
Podra explicarme cmo alguien ha salido de la Iglesia tras cometer
este crimen? Todas las salidas estn cerradas.
No tengo la menor idea se enfureci el prroco. Ese es su trabajo.
Desde luego admiti Erik sin perder la calma. Entonces se dirigi a

su compaera. Martina, escolta al prroco junto a sus dos compaeros.


Voy a echar un vistazo. El forense y el equipo de apoyo deben de estar al
llegar.
Se escabull de regreso al interior de la capilla mientras la mujer le
dedicaba una mirada inquieta. En el interior de la pequea capilla, Erik
descubri unas salpicaduras de sangre sobre la pared. Se agach para
rastrear las pisadas y comprob que no exista pista sobre el agresor. El
rastro de sangre se perda por el pasillo que conduca al patio.
Se irgui y coloc las manos sobre las caderas, preguntndose cmo
se haba escabullido el agresor sin ser visto. Una idea estrambtica y
surrealista cruz su mente. Definitivamente era imposible que el asesino
hubiese esperado la llegada de la polica mientras aguardaba agazapado
entre las sombras. Pero en realidad, la nica salida posible coincida con
el momento en el que los dos clrigos los recibieron para conducirlos
directamente a la escena del crimen.
Al cabo de unos minutos, el forense acudi a la iglesia para certificar
la muerte de la vctima.
Y bien? pregunt Erik.
Aproximadamente hace dos horas.
Erik se rasc la barbilla en un gesto pensativo.
Segn el prroco, descubri el cuerpo sin vida un hora y media
despus de que lo asesinaran. Dime una cosa: Alguien con semejantes
heridas no gritara y tratara de pedir auxilio?
Probablemente, a no ser que le hubieran atravesado la trquea y
cortado la lengua explic el forense. Con las manos enguantadas, abri
la boca de la vctima y descubri la garganta vaca. Lo ms extrao es
que el asesino parece que quiere llevarse algn trofeo. Falta la lengua y las
otras tres extremidades, a excepcin de la que seala ese mensaje.
Hay huellas dactilares en torno al mensaje? pregunt Erik, pese a
que supona la respuesta.
No. Utiliz la extremidad de ese pobre hombre para grabar el
mensaje. No hay huellas en el cuerpo, pisadas ni nada que pueda ofrecer
alguna pista. El asesino ha sido muy cuidadoso y saba lo que haca hizo
una pausa y seal hacia la capilla. Le sesg la trquea y le cort la
lengua all. Eso explica las salpicaduras de sangre en la pared y el rastro
que conduce hacia el patio. El resto ya lo sabes.
Record las pisadas escuchadas por el prroco, y regres a su

suposicin inicial hasta que la rabia se apoder de l. En dos zancadas,


sali de la escena del crimen y cruz la Iglesia para ir al exterior mientras
maldeca en voz alta.
Joder! gru enfurecido.
Aquel no era su primer caso, pero en toda su carrera jams se la
haban colado de tal forma. Nadie en su sano juicio esperara que un
asesino aguardara tranquilamente la llegada de la polica para escapar a
sus anchas mientras todos visualizaban el cadver. El asesino saba que
estaran mirando hacia otra parte mientras l sala de la Iglesia, pero se
supona que su formacin y su larga trayectoria como subinspector lo
preparaban para situaciones como aquellas.
Erik, a dnde vas! lo persigui Martina. Acabo de hablar con los
otros dos clrigos y poseen una coartada slida.
Llmame en una hora le pidi, bajando la escalinata que conduca
hacia la plaza. Tengo que averiguar si se han redo de m en mis propias
narices.
Roldn viene hacia aqu le advirti.
A Erik se le hel la sangre. Su jefe haba sido su mentor desde la
entrada en la polica judicial, y a punto de jubilarse, no le permita ningn
error puesto que deseaba que Erik fuera su sucesor. Apret la mandbula y
se dirigi en busca de la nica mujer que poda ayudarlo a desentraar
aquel misterio.
***
Mnica estaba sumida en un sueo muy profundo cuando la ventana de
su habitacin se abri de par en par, y una figura vestida de negro se
adentr en el interior del cuarto. Lade la cabeza y observ a la hermosa
mujer que dormitaba con el cabello desparramado sobre la almohada. Una
verdadera lstima que tuviera que acabar con la vida de un bocado tan
apetitoso. Por desgracia para ella, se encontraba en el sitio equivocado en
el momento equivocado.
Se acerc hacia la cama y observ la cmara de fotos que haba sobre
la mesita de noche. La guard en el bolsillo trasero de su pantaln y
acerc la brillante hoja del cuchillo al delgado cuello femenino. Ella
entreabri los labios y emiti un suspiro al percibir el tacto fro y
metlico contra su cuello.
Dud. Por primera vez en toda su vida, dud. Pensativo, la estudi con
curiosidad mientras se enfrentaba a aquella jaqueca que estallaba contra

sus sienes. Finalmente tom una decisin que lo sorprendi incluso a si


mismo.
Era demasiado hermosa para granjearle un final tan anodino, por lo
que retir el cuchillo y tom asiento en el borde de la cama. Se
consideraba a s mismo un genio con una mente brillante al alcance de
muy pocos. Si aquella mujer mereca una final, l estara dispuesto a
ofrecerle uno a la altura de su belleza.
Unos golpes resonaron contra la puerta de la habitacin, y el hombre
retrocedi hasta ocultarse entre las sombras. La mujer frunci el entrecejo
y murmur una queja somnolienta. Antes de escabullirse por la ventana, la
contempl por ltima vez mientras se relama de anticipado placer.
Volveremos a vernos prometi en un susurro.
Mnica abri los ojos de par en par y se encogi sobre s misma. No
fueron los incesantes golpes en la puerta lo que acababa de despertarla,
sino la sensacin de sentirse observada. Se llev la mano al corazn y
trat de sofocar aquel sentimiento aterrador que se apoder de ella.
Aqu ests a salvo... no seas absurda se rega.
Se retir el cabello hmedo del rostro y ech una mirada alrededor de
la habitacin. Habra jurado que su cmara de fotos estaba sobre la mesita
de noche, pero quizs el cansancio le estaba jugando una mala pasada.
Se cubri el cuerpo desnudo con una sencilla camiseta ancha antes de
acercarse hacia la entrada. Alguien llamaba con tanto mpetu que temi
que pudiese echar la puerta abajo. Malhumorada ante el escndalo
formado, abri la puerta y se encontr con la imponente presencia de
Erik. Tuvo que alzar la barbilla para mirarlo a los ojos, pues aquel
hombre le sacaba varios centmetros.
Aturdida y bastante nerviosa ante la inesperada visita, se cruz de
brazos tratando de adoptar una pose neutral. Pese a todo, no pudo evitar
fijarse en el innegable atractivo que destilaba el polica, mientras que ella
acababa de recibirlo por sorpresa con una ajada camiseta y la ausencia de
ropa interior. Subi los brazos para cubrirse los pechos en cuanto record
que no llevaba sostn, pero a l no pareci importarle. La miraba a la cara
con una furia palpable que logr intimidarla.
Si vienes por lo de la copa... insinu con voz queda.
Entr en la habitacin sin ser invitado y cruz la estancia en pocos
pasos, dejndola con la palabra en la boca.
Dnde est tu cmara? exigi con brusquedad.

Mnica enarc una ceja.


Disculpa?
Erik se gir hacia ella con la expresin tirante e impaciente.
Tu cmara!
Ya te o la primera vez. Si te miro con cara de total desconcierto es
porque acabas de irrumpir de madrugada en mi habitacin como si fueras
un brbaro.
No me hagas perder la paciencia, rubia. Te concedo un minuto para
que me des la cmara antes de que yo mismo empiece a revolver todas tus
pertenencias y te demuestre lo brbaro que puedo llegar a ser.
Acababa de llamarla rubia?
Ni siquiera aquel acento sureo y seseante, ronco y tremendamente
sexual que emple para pronunciar aquel calificativo, logr sofocar el
cabreo que se estaba apoderando de ella a pasos agigantados. Haciendo
uso de una calma que empezaba a desvanecerse, se dej caer sobre la
cama y le dedic una mirada guasona.
Erik fue incapaz de desviar la mirada de los muslos desnudos, y ella
cruz las piernas en cuanto se percat de que aquella postura dejaba poco
a la imaginacin.
Tienes una orden judicial o pretendes hurgar entre mis bragas como
Pedro por su casa?
lo ret.
l se sobresalt un poco ante la insinuacin. Al ir a buscarla, no se
haba imaginado encontrarla de una guisa tan... sexual, ni lo incmodo que
aquello podra resultarle. A l, sin dudarlo, pues ella pareca sumamente
orgullosa de su aspecto. Forz una sonrisa que estuvo a punto de
provocarle una ulcera estomacal.
Podras mostrarme tu cmara, por favor? le pidi con toda la
educacin que pudo reunir.
Eso est mejor se tranquiliz ella. No tengo ningn problema en
mostrrtela.
Se inclin hacia delante para abrir el bolso que estaba colgado de la
silla, y percibi los ojos de Erik clavados en su trasero. Una sonrisa
presuntuosa le curv los labios al cerciorarse de que segua ejerciendo
cierto poder sobre el polica. En ese instante, dedic una mirada furtiva
hacia su mesita de noche.
Jurara que... murmur para s.

Hay algn problema? la cuestion l.


Mnica sacudi la cabeza y sac su Canon 1200D del bolso. Aquella
era la cmara que haba utilizado aquella noche. Pese a que la persegua la
extraa sensacin de que haba dejado su segunda cmara de fotos sobre la
mesita de noche, ya tendra tiempo de buscarla y pensar en ello cuando
Erik se largara de su habitacin.
En cuanto se gir hacia l, se encontr con el brazo extendido y la
palma de la mano abierta y apremiante. Era evidente que como agente de
la ley, aquel hombre estaba acostumbrado a lanzar rdenes que no eran
cuestionadas. Mnica balance la cmara por el cordoncillo, negndose a
ofrecerle su posesin.
Es mucho preguntar para qu la necesitas con tan urgente
necesidad?
No es asunto tuyo.
Su hostilidad comenz a irritarla.
En ese caso, lo que hay en esta cmara tampoco es asunto tuyo.
Vamos a ver... mujer. No voy a discutir contigo sobre algo tan
simple, pero entiende que puedo quitrtela sin el menor esfuerzo. As que
haz el favor de drmela por las buenas.
Lamento lo sucedido en la terraza, y siento que ests enfadado por un
gesto que no es excusable
se disculp Mnica, creyendo que su humor brusco estaba
relacionado con el incidente de la copa
. Te aseguro que no volver a suceder.
Por supuesto que no volver a suceder sentenci con voz grave.
Con un movimiento rpido, le arrebat la cmara sin que ella opusiera
la menor resistencia. No obstante, ella se coloc a su lado para visualizar
lo que el polica buscaba con tanto ahnco.
En esa cmara hoy fotos ntimas mas.
A Erik se le resbal la cmara de las manos tras aquel comentario, y
Mnica la sostuvo para devolvrsela al instante tras soltar una risilla.
No saba que una mujer desnuda te diera tanto miedo brome.
Sinti que l se tensaba a su lado, ofuscado por el dardo envenenado
que acert en su orgullo.
No son tus tetas lo que me interesa.
Mnica apret los labios, molesta por aquella respuesta despectiva que
la dejaba a la altura del betn. No obstante, trat de aparentar una

indiferencia que no senta hacia un comentario que con toda probabilidad,


estara justificado por el comportamiento que tuvo al arrojarle la copa a la
cara.
Era lo suficiente perspicaz para atisbar el brillo carnvoro con el que
los ojos de l la haban devorado haca unos segundos.
Erik apret el botn de la cmara, pasando una a una las fotos que
contena. Resopl al comprobar que haba ms de una centena de
imgenes, pero continu con su bsqueda murmurando entre dientes.
Si me dices lo que ests buscando, puedo ayudarte a encontrarlo se
ofreci, tratando de ser ms cordial de como se haba mostrado en aquella
terraza.
Estir el brazo para alcanzar la cmara, pero Erik se apart de ella con
evidente malhumor, por lo que Mnica retir el brazo y le ofreci una
caricia descarada que recorri la piel desde la musculada mueca hasta el
codo. Sinti que l la observaba de reojo algo confundido, pero no dijo
nada.
Tens la mandbula tras el breve contacto, por lo que Mnica no supo
descifrar si el leve roce le gust, o por el contrario le result sumamente
desagradable.
Vas a seguir comportndote como un cro? lo ret ella.
Esa vez, l lade la cabeza para mirarla de frente con un par de ojos
castaos repletos de motitas pardas. La mirada asesina que le dedic
provoc la sonrisa presuntuosa de ella.
Aqu la nica cra que hay eres t le espet de mala gana.Tengo
que recordarte que me tiraste una copa a la cara delante de un montn de
gente? Ese comportamiento se asemeja ms al de una niata que al de la
mujer resuelta y presuntuosa que conoc en aquel balcn.
No tienes que recordrmelo, porque me acuerdo perfectamente de tu
cara de imbcil respondi tan ancha.
Erik abri mucho los ojos, asombrado por la poca vergenza de
aquella mujer. Como si estuviera agotado, se masaje las sienes con la
mano libre, en un intento por ignorarla. Pero fue incapaz. La mujer que
tena a su lado poco se pareca a la atractiva rubia que llevaba robndole
los sueos desde haca un ao. Se negaba a creer que fueran la misma
persona.
Si no tuviera tanta prisa, estara dispuesto a ensearte modales, rubia
le advirti, volviendo su mirada a la cmara.

Se me ocurre la clase de modales que un neandertal como t estara


dispuesto a ensearme, y no me interesa lo ms mnimo replic, y tuvo
el descaro de soltar un bostezo de aburrimiento. Cuanto te largues,
cierra la puerta y no hagas ruido.
Se tumb de lado en la cama para darle la espalda, y Erik tuvo que
soltar el aire por las fosas nasales para reprimir las ganas que senta de
acariciar aquel trasero redondo que apuntaba hacia l, y tras deleitarse,
soltarle una buena cachetada.
Se le est agotando la batera, si fueras tan amable de decirme dnde
tienes el cargador... le pidi por las buenas.
Las fotos que necesitas estn a partir del nmero noventa y dos. Es
evidente que buscas las fotos que hice en aquella Iglesia, No? se dio la
vuelta para mirarlo a la cara, y Erik tuvo una vista perfecta de sus senos.
Con gran esfuerzo, logr desviar la mirada de aquella visin ertica que
consigui trastocarlo. Pero te advierto que no tienes derecho a borrarlas.
No s lo que ha sucedido en el interior de esa Iglesia, pero esas fotos son
mas y tengo todo el derecho del mundo a fotografiar edificios pblicos.
Pese a que mantena los ojos fijos en la pantalla de la cmara, Erik
lade una sonrisa ante la exigencia de aquella mujer. Sin duda tena
carcter.
La nica que va por ah haciendo gala de su falta de modales eres t,
rubia la observ un instante con aquella sonrisa que Mnica dese besar.
Entonces volvi a clavar la mirada en la pantalla. Yo soy muy agradable
cuando me lo propongo.
Mnica se inclin sobre la cama. Tena los brazos en jarra.
Ya te he pedido disculpas por lo sucedido. Es evidente que no me
siento orgullosa de mi comportamiento, si es lo que ests insinuando...
Te tengo solt en voz alta sin poder contenerse.
A Mnica tan solo le hicieron falta un par de segundos para descubrir
que l no se refera a ella, sino a la fotografa que observaba con tanto
inters. Sin poder evitarlo, se levant para contemplar la pantalla de la
cmara, en la que apareca la figura oscura de un hombre al que era
imposible descifrar el rostro.
Quin es? le pregunt.
Sabes, rubia? En este momento, incluso me alegro de volver a verte.
Al fin y al cabo, me has resultado muy til.
Mnica abri la boca en un gesto de pura indignacin, pero antes de

que pudiera replicar, Erik recibi una llamada telefnica, lo que lo oblig
a meterse en el cuarto de bao. Sin poder evitarlo, Mnica peg la oreja a
la puerta y escuch aquella conversacin.
Qu han conseguido identificar a la vctima? lo oy decir. Un
prroco jubilado? Vaya... eso s que no me lo esperaba se hizo un corto
silencio hasta que l volvi a hablar. Tengo una fotografa en la que
aparece el supuesto asesino. Buscamos a un hombre de complexin alta y
fuerte. El laboratorio tendr que analizar la fotografa. Tal vez, con algo
de suerte, podamos verle el rostro. Te veo luego, Martina.
Mnica se apart de la puerta en cuanto escuch los pasos.
Un asesinato... musit, un tanto descolocada.
Al cabo de unos segundos, ya le estaba buscando cierta utilidad a su
reciente descubrimiento. Si empleaba aquella exclusiva, su revista sera la
primera en desvelar aquel homicidio, lo que con toda seguridad ayudara
a relanzar las ventas.
En cuanto Erik apareci en la habitacin, se acerc a l para encararlo.
As que han asesinado a un prroco en la Iglesia del Salvador...
Erik le dedic una mirada atravesada.
No te atrevas, Mnica le advirti, intuyendo su intencin.
Ella se encogi de hombros.
Soy periodista. Es mi trabajo.
Tu trabajo consiste en hablar de trapitos caros, cosmticos absurdos
y famosillos del tres al cuarto desde.
Mnica se puso roja de ira. Cmo se atreva l a menospreciar su
trabajo de aquella manera? De acuerdo, quiz no fuera el trabajo ms
profundo del mundo... pero frivolidades aparte, le pagaba las facturas y le
daba de comer.
Y t eres tonto del culo! explot.
l solt una carcajada al comprender que acababa de sacarla de sus
casillas, lo que se granje la ira de Mnica. Sin poder contenerse, agarr
la botellita de agua que tena sobre el minibar y quiso arrojrsela a la cara,
pero esta vez, l fue ms rpido. De un tirn, le arrebat el envase y la
sostuvo con un brazo alrededor de su estmago. Mnica patale rabiosa,
como una chiquilla que no iba a salirse con la suya.
Erik la apret ms contra su cuerpo, disfrutando de las suaves curvas
femeninas. La respiracin clida acarici la nuca de ella. El olor de
Mnica lo volva loco, y al parecer su pene opinaba lo mismo. El

miembro se envar contra el trasero de ella, y sinti que Mnica ahogaba


un gemido.
Calma... fiera... le susurr al odo. Sin poder evitarlo, acarici la
piel del cuello femenino. Te dije que no volvera a suceder le advirti.
Ella comenz a aflojarse, pese a que sigui resistindose con cierta
debilidad. Erik recorri el pmulo con la boca, y Mnica suspir. Sus
labios continuaron acariciando la suavidad de su piel, hasta que
recorrieron el cuello y se detuvieron sobre la clavcula. No deba dar el
siguiente paso, pero se mora de ganas de tomarla all mismo.
Aljate de m... musit ella.
No es lo que tu cuerpo me pidele solt con atrevimiento. Pero la
apart con cierta brusquedad, hasta que ella se revolvi furiosa para
encararlo con ojos llameantes. Pero que no se diga que no soy un
caballero.
Mnica apret los labios hasta que le rechinaron los dientes, y l le
gui un ojo, lo que termin por ponerla histrica.
Cmo se poda ser tan descarado y a la vez resultarle tremendamente
sexy? Ah... la pona de los nervios
Te juro que voy a publicar mi reportaje lo amenaz furiosa.
De repente, los ojos de Erik se convirtieron en el reflejo de la ira.
Ni se te ocurra hacerlo.
O qu? alz la barbilla para encararlo. Yo no recibo rdenes de
un bruto.
Me ests haciendo perder la paciencia le advirti.
No obstante, podemos hacer un trato... insinu.
Erik visualiz cada curva femenina. Desde los muslos desnudos, hasta
los pechos que se intuan bajo la holgada camiseta. La boca se le hizo
agua, por lo que trag con dificultad el nudo de deseo que palpitaba en su
garganta. Poda tener un carcter de mil demonios, pero aquella mujer era
una diosa descendida del mismsimo cielo para tentarlo. Lo contempl
todo, y cuando ya no pudo ms, tuvo que obligarse a mirar los rasgos de
aquel rostro tan bello.
Qu clase de trato? percibi su propia voz pesada.
Mnica se sinti desnuda y dbil ante la mirada de aquel hombre tan
grande.
No la clase de trato que a ti te interesa zanj, pero le temblaron las
piernas.

Tirarte en esa cama y quitarte esa cara de amargada con un buen


polvo? Ni por caridad, rubita.
A Mnica le llamearon las entraas. Lo mataba. Por un instante,
disfrut ante la idea de soltarle un buen derechazo en las pelotas, pero se
contuvo.
Inspir aire y trat de mantener la calma. Al fin y al cabo, slo era un
hombre. Pero qu hombre!
Trat de imprimir un hlito de fra calma a su voz mientras le hablaba.
Tarde o temprano, los medios de comunicacin se harn eco de la
noticia. Solo es cuestin de tiempo. Mientras tanto, te prometo que no la
sacar a la luz si me dices algo que yo no sepa. Es un trato justo. Te doy
tiempo para que ese asesino no tenga ventaja. Si publico lo que s, sabes
que la tendr.
Por un instante, Erik cavil aquella posibilidad.
Y por qu no te mantienes al margen? sugiri.
Mnica sacudi la cabeza, como si aquella peticin le resultara
descabellada.
Porque la gente tiene derecho a conocer la verdad.
Erik arrug la nariz, como si hubiera olisqueado un hedor apestoso.
Esa es la razn ms barata de cualquier periodista. Venga, te doy otra
oportunidad.
Porque me da la gana espet de malhumor.
Erik apret los dientes. Ante aquella respuesta tan brutalmente sincera,
poco le quedaba a l por hacer. En realidad, Mnica tena razn. Tarde o
temprano, todos los medios de comunicacin de Sevilla se haran eco de
aquella noticia, y teniendo en cuenta que ella le haba prestado su ayuda,
poda ofrecerle alguna primicia para su reportaje.
Supongo que podemos hacer un trato concedi. Ella sonri por
primera vez, lo que provoc que Erik opinara que aquella sonrisa era
preciosa. Pero ni se te ocurra jugrmela.
Por quin me tomas? se indign. Puedes confiar en m.
La evalu durante un segundo.
Lo s admiti convencido. Entonces le dijo: Haba una
inscripcin frente al cuerpo sin vida de ese hombre.
Qu clase de inscripcin? exigi saber.
T nunca descansas, Eh? pregunt con suavidad.
Le resultaba encantador aquel aire sagaz e incisivo que ella desprenda.

Al parecer, la rubia siempre estaba a la caza del mejor reportaje. No poda


culparla, al fin y al cabo, era su trabajo por mucho que a l los periodistas
lo importunaran.
Supuso que a Mnica aquel dato no le servira de mucho, por lo que se
limit a enumerar la secuencia de letras y nmeros pintada con la sangre
de la vctima en el suelo de aquel patio.
E siete, catorce... repiti ella. Entrecerr los ojos, pensativa. De
pronto, los abri de par y en par y exclam: El xodo!
l la contempl asombrado.
Cmo dices?
El xodo es el segundo libro de la Biblia. No es que sea una erudita
de los textos bblicos, pero es una secuencia muy fcil de reconocer se
rest importancia. An as, Erik se qued sorprendido. Aquel
conocimiento de los textos bblicos no casaba con la imagen que se haba
fraguado de la mujer distante y algo frvola que se dedicaba a resear
barras de pintalabios. Ese pasaje se corresponde a las plagas de Egipto.
En concreto, a la primera de las plagas relat emocionada, como si el
tema le interesara de verdad. Es aquella en la que las aguas se convierten
en sangre.
Erik empez a sentirse enfermo. En efecto, aquel mensaje tena mucho
sentido si lo conectaba con la escena del crimen. La sangre de la vctima
ba la inmaculada fuente de piedra blanca, convirtiendo as el agua en
sangre, tal y como se expona en el xodo.
Cmo sabes tanto sobre los libros cannicos? se interes.
Ante el inesperado inters de Erik, Mnica sinti que regresaban a ella
ciertos fantasmas del pasado. Su etapa universitaria no formaba parte del
pasado que deseaba recordar. Pese a todo, le ofreci una respuesta escueta.
Estudi historia en la universidad. Haba una asignatura llamada
Historia de las religiones, y realic mi trabajo de fin de grado sobre la
misma. Era... interesante.
Cre que habas estudiado periodismo la contradijo confundido.
Mnica no respondi. Prefera omitir aquel tema. No estaba dispuesta
a explicarle a nadie, y mucho menos a un polica, las razones por las que
el rumbo de su vida se haba desviado del camino trazado en un principio.
Supongo que es hora de que te largues lo apremi. Como de
costumbre, el pasado volvi a ponerla de malhumor.
Erik pareci molesto ante aquel comentario, pero se limit a asentir.

Antes de que Mnica fuera consciente de lo que estaba sucediendo, l


abri el compartimento de la cmara y se hizo con la tarjeta de memoria
que contena todas las fotos.
Pero qu haces! Eso es... ilegal se quej con impotencia.
Erik se guard la tarjeta en el bolsillo, y detuvo a Mnica con un brazo
cuando ella trat de arrebatrsela. Tuvo que sostener los hombros
femeninos con ambas manos para controlarla, por lo que la peg contra
su cuerpo. La respiracin clida de Erik ba la boca de Mnica, que
entreabri los labios por pura inercia.
Te la devolver. Siempre cumplo lo que prometo le asegur.
Pese a ello, no fue capaz de tranquilizar a una alterada Mnica. Trat
de resistirse a la fuerza del polica, pero la superioridad fsica termin por
extenuarla. Lo que ms la fastidiaba era la sonrisa engreda de Erik, que
adems de atractiva, insinuaba que l estaba haciendo el mnimo esfuerzo
para controlar sus ataques.
Esto es abuso policial! bram.
Quieres saber lo que es abuso policial? la desafi l.
Mnica no pudo responder. Con un brazo, Erik rode su cintura para
acercar cada curva femenina a su cuerpo. Los pechos de Mnica se
apretaron contra el torso masculino, provocando una explosin de deseo
contenido que termin desatndolo. Antes de que ella lograra reaccionar,
la boca de l se aplast contra la suya, y un sentimiento clido le acarici
el vientre. Erik besaba de una forma que le produca vrtigo, y pese a que
trat de resistirse, cuando el mordisque su labio inferior todo su
autocontrol se fue al infierno. Coloc las manos sobre el duro pecho
masculino, y percibi el calor que se traspasaba a las yemas de sus dedos.
Cuando la lengua de l encontr la suya, algo primitivo y salvaje se
apoder de ella. Gimi contra la boca ancha y suave, y descubri que
aquel beso era tan prometedor como haba imaginado.
Con un suspiro, l se apart de ella, sostenindole el rostro entre las
manos. Acarici con ambos pulgares los pmulos, como si no quisiera
separarse de ella. Hasta que habl.
Esto... es abuso policial le solt con chulera.
Mnica quiso replicar. Reaccionar. Soltarle una bofetada. Hacer algo...
lo que fuera. Sin embargo, sus pies se quedaron pegados al suelo.
Erik abri la puerta, pero antes de marcharse, se inclin sobre ella y le
ofreci un beso rpido que supo a despedida.

Adis, rubia. Ha sido un placer volver a verte.


Lo contempl caminar resuelto por el pasillo, mientras toda la ira que
haba contenido se apoderaba de ella. Se sinti tremendamente estpida y
frgil, por lo que cerr de un portazo.
Desgraciado susurr con voz imperceptible, como si el pudiera
escucharla pese a la puerta cerrada, echarla a bajo y terminar lo que haba
empezado.
Antes de que lograra conciliar el sueo, tuvo la inquietante sensacin
de que si l se lo propona, sera incapaz de detenerlo.
***
Quince minutos despus, Erik recorra el largo pasillo de las
dependencias policiales en direccin a la oficina de la Brigada de
homicidios y desapariciones de la polica judicial. El departamento
dependa de la Brigada Central de delitos contra las personas, que a su vez
estaba vinculado a la Unidad central de delincuencia especializada y
violenta.
A Erik, toda aquella burocracia siempre le haba trado sin cuidado. l
prefera estar del lado de la accin, y su trabajo como subinspector del
Grupo IV de la Brigada de homicidios y desapariciones consista en
dirigir las actuaciones de su grupo, y en ocasiones, aguantar los reproches
del Inspector Jefe.
El suyo era un trabajo vocacional, pues desde que tena uso de razn,
siempre haba querido seguir los pasos de su padre. Con el trascurso del
tiempo, algn da llegara a ocupar el rango de Inspector Jefe, tal y como
lo fue su progenitor.
Ni siquiera le importaba que su trabajo consistiera en una labor
silenciosa, en la mayora de ocasiones mal valorada. A l lo mova el
ansia de justicia y la lealtad hacia las vctimas. Y en aquel momento, no
haba nada que deseara con ms fervor que encarcelar al criminal que
asesin a aquel prroco con tanta crueldad.
Jess y Gonzalo, oficiales de polica de su grupo, lo saludaron con
vasos de caf en sus manos. Antes de adentrarse en el despacho del
Inspector jefe, inspir para hacerse a la idea de que aquella noche sera
muy larga.
Ambos lo siguieron en cuanto cruz el estrecho despacho, y Martina
lo salud desde su asiento. Por todos era sabido que Pepe Roldn, su jefe,
adoraba a aquella joven desde que era una chiquilla. La razn era un

misterio, pero lo cierto es que a nadie pasaba desapercibido que el


Inspector jefe la trataba con mayor suavidad que al resto.
En cuanto todos estuvieron dentro, Pepe se quit las gafas y las dej
sobre el escritorio con un gesto brusco. Se masaje las sienes,
evidenciando un cansancio que se deba ms a los achaques de la edad que
a los quebraderos producidos por el trabajo. El tipo estaba hecho a toda
esa mierda, y Erik se pregunt si a su edad, l tambin sera un lobo
solitario y hurao. Desde luego, a ese paso se quedara igual de solo que
su jefe.
Me puedes explicar cmo escap aquel hombre sin ser visto? le
recrimin con dureza.
Erik apret los puos, irritado por ser cuestionado en pblico. Tanto l
como Roldn saban de sobra que aquel asesino no era un criminal
cualquiera. El tipo haba sido cuidadoso en extremo para un crimen de tal
calibre, y al parecer lo tena todo previsto.
No fue culpa suya... los dos estbamos all trat de defenderlo
Martina.
Ella siempre sala en su defensa a la menor oportunidad, pero Erik
detestaba mostrar debilidad en pblico, por lo que le toc el hombro para
que se mantuviera al margen.
Cllate, Martina la censur Pepe. Entonces clav los ojos hundidos
en Erik. Supongo que tendrs algo para m...
Erik solt la tarjeta de memoria sobre el escritorio, granjendose la
mirada curiosa de todos.
Tengo una fotografa del sospechoso. Hay que llevarla al laboratorio
para que la analicen. No se le ve bien el rostro, pero algo es algo sac su
telfono mvil y le mostr la inscripcin que haba fotografiado. Las
aguas se tien de sangre, Inspector.
No te sigo, hijo.
Siempre que se mostraba satisfecho con l, lo llamaba por aquel
calificativo carioso que demostraba que se conocan desde haca aos.
Yo tampoco respondi Jess, clavando los ojos en la fotografa.
Qu tipo ms sanguinario puntualiz Gonzalo.
Peor an Erik sac la libreta en la que haba apuntado la cita del
xodo. La haba numerado con el nmero uno. El mensaje que nos dej
corresponde con la primera plaga de Egipto. Y hay diez, Pepe. Nos est
poniendo a prueba.

Un asesino en serie... el inspector se rasc la barbilla pensativo.


Tienes razn. No tiene mucho sentido que hiciera referencia a la primera
plaga si existen otras diez restantes.
Por Dios... ese crimen ha sido demasiado srdido para que se
produzca otro lament Martina.
Erik estaba de acuerdo, pero algo le deca que aquel tipo no dejara de
asesinar hasta que concluyera su mensaje. Y quedaban nueve plagas
restantes.
Tenemos que poner vigilancia en todos los edificios eclesisticos. Si
este crimen es motivado por razones religiosas, volver a intentarlo
seal Erik.
Eso es absurdo, Sabes cuntas Iglesias y Capillas hay en Sevilla?
lo contradijo Gonzalo.
Erik le dedic una mirada glacial. Por supuesto que lo saba, y el
nmero era demasiado grande. Sevilla era una ciudad de enorme tradicin
y fervor catlico, y los ciudadanos pondran el grito en el cielo en cuanto
conocieran lo sucedido.
Erik tiene razn. Por ahora no tenemos nada con lo que trabajar
acord Pepe. Ser mejor tener vigiladas las principales Iglesias de la
zona.
Qu se sabe de la vctima? Tena enemigos? Algo que motivara a
alguien a asesinarlo con tal ensaamiento? inquiri Jess.
La vctima era un prroco jubilado que resida en Mlaga. Sus
familiares denunciaron la desaparicin el lunes pasado. Pas sus aos de
clrigo en Sevilla, y hace cinco aos se jubil y regres a su ciudad natal
inform Martina.
Puede estar relacionado con alguien de su pasado. Fue prroco en
Sevilla, y el asesino lo ha devuelto a la misma ciudad para asesinarlo
coment Erik. Ir a interrogar al nuevo prroco de la Iglesia en la que
imparta misa, y tratar de encontrar a algunos feligreses que lo hubieran
tratado. Tal vez as, logremos arrojar algo de luz a este asunto.
Ni el prroco ni el campanero de la Iglesia del Salvador dicen
conocer a la vctima dijo Martina. Pero recuerdan haberlo visto
rezando horas antes de que la Iglesia cerrara sus puertas.
Eso no tiene mucho sentido. Si desapareci, Por qu estaba por su
propio pie en la Iglesia de Salvador, a cientos de kilmetros de su ciudad?
pregunt Pepe.

No pudo ser por casualidad. El asesino lo tena todo programado.


Por cmo actu, los utensilios que utiliz... un leve estremecimiento se
apoder de l. El prroco tuvo que estar en ese lugar por algn motivo
que el asesino conoca de antemano.
Pepe dio instrucciones a Jess y Gonzalo para que interrogaran a la
familia de la vctima y descubrieran si el prroco tena algn tipo de
problema. Acto seguido, orden a Martina que trasladara las fotografas al
laboratorio, y se qued a solas con Erik.
Cmo has conseguido esas fotos? se interes.
Consegu que la fotgrafa me las cediera por buena voluntad
minti. Entonces, record el cuerpo delgado y suave de Mnica contra el
suyo, y el sabor de aquella boca tan apetitosa. Se oblig a desterrar aquel
pensamiento tan placentero de su mente. Pero no vamos a mantener a los
medios de comunicacin alejados de la informacin durante mucho
tiempo. Les bastar con preguntar a lo vecinos, y averiguaran que algo ha
sucedido.
Intentaremos ocultarlo el mayor tiempo posible. Si se trata de un
asesino en serie, crear alarma social es lo peor que podemos hacer. Esa
clase de tipos necesitan a la prensa para acrecentar su ego.
Erik no estuvo de acuerdo. Algo le deca que la alarma estaba creada, y
que en cualquier momento un nuevo crimen le explotara en las manos.
Solo esperaba ser lo suficiente rpido para evitar una nueva muerte.
***
Mnica se ech una ltima mirada en el espejo del vestbulo. Los
pantalones de pinza color crema lucan remangados sobre los tobillos, y
la blusa holgada de la misma tonalidad dejaba al descubierto parte de la
espalda. Se haba trenzado el cabello, que caa en una coleta dorada sobre
el hombro izquierdo. Pese a su aspecto impoluto, para ella nunca sera
suficiente. Jams estara satisfecha porque en el fondo, por mucho que
tratara de ocultarlo, era una enferma.
Cruz el vestbulo subida a sus stilettos color frambuesa, y en cuanto
sali al exterior, una oleada de calor le crisp los nervios.
Por Dios, qu calor! se quej sin poder evitarlo.
Aquel clima tan trrido estaba empezando a pasarle factura. Maldita
fuera su amiga Sara por haberla convencido de visitar la ciudad en pleno
Agosto, pero lo cierto era que la situacin de la revista era demasiado
crtica para ignorarla.

Se subi al taxi sin cesar de abanicarse con ambas manos.


Le importa encender el aire acondicionado? le pidi al conductor.
El hombre le dedic un gesto desconcertado.
Pero seorita, ya est encendido.
Mnica resopl. Morira asfixiada ante aquel calor inhumano. Se le
derretiran las piernas y acabara licuada en un charco de sudor que
discurrira por los jodidos husillos. Con semejante temperatura, pens que
salir a la calle debera estar prohibido. Por la ventanilla del coche,
observ los hombres de torso desnudo y espalda achicharrada que
trabajaban de sol a sol en las obras de la ciudad. De inmediato, la imagen
de Erik desnudo y sudoroso acudi a su mente.
Brratelo de la cabeza. Ese hombre es abrumador, y por si fuera poco,
un chulo egocntrico que te dej con cara de estpida. Pero cmo besa...
S, cmo besaba. Hambriento, salvaje; a caballo entre la rudeza y un
deseo descontrolado que acab por absorberla tambin a ella. El simple
roce de sus labios bast para seducirla, porque en cuanto cerr los ojos
para sucumbir a aquel beso, adivin que las emociones de su cuerpo le
pertenecan a l.
De qu parte de Espaa viene? le pregunt el taxista.
Mnica no estaba acostumbrada a entablar conversacin con un
extrao, por lo que parpade sorprendida. Desde que haba llegado a la
ciudad, todo el mundo era abierto y solcito con ella. Empezaba a
preguntarse qu mosca le picaba a aquellos andaluces para ser tan
sociables con una completa desconocida como ella.
Vengo de Madrid.
De vacaciones?
Por trabajo.
El hombre chasque la lengua con desaprobacin.
Mal asunto. No es la mejor poca para visitar la ciudad.
No me digas...
Cmo puede soportar este calor? inquiri agobiada.
La costumbre, seorita. No me queda otra, y de todos modos, no me
ira de esta ciudad aunque me pusieran un piso en primera lnea de playa.
Entonces eres idiota. Pues yo me largar de aqu cuanto antes
Se despidi del taxista en cuanto aparc frente a las oficinas de la
revista, y acept de buen grado su tarjeta por si requera de nuevo sus
servios. Ni loca regresara al hotel utilizando el transporte pblico. Lo

ltimo que necesitaba era ser aplastada por un montn de cuerpos


sudorosos debido al sofocante calor matutino.
De todos modos, deba admitir que las calles empedradas de aquella
ciudad eran preciosas. Tomara algunas instantneas con su cmara
fotografa al atardecer. Le interesaba la mezcla arquitectnica de la ciudad,
el pasado visigodo y almohade, el olor a azahar impregnando las calles, la
abundancia de terrazas soleadas en las que tapear, el brillo dorado con el
que resplandeca la ciudad al anochecer...
De pronto, su tacn se incrust en un adoqun, por lo que se dobl el
tobillo y fue incapaz de mantener el equilibrio. Clav las rodillas en el
suelo, aull de dolor y sinti una quemazn dolorosa que se extendi
hacia las articulaciones.
Malditos adoquines!bram cabreada.
Esper escuchar risillas maliciosas, por el contrario, algunas personas
se acercaron a auparla y le preguntaron si se encontraba bien. Tras
agradecer el gesto cvico, Mnica meti la cabeza entre los hombros y
cruz avergonzada la acera para plantarse en el interior del edificio.
Al Sur era una revista de actualidad poltica que no acababa de
despegar. La idea de su amiga haba sido la de crear un tipo de periodismo
en el que cupieran tanto los reportajes a escritores y artistas famosos,
como la cobertura meditica del ltimo ataque a la Franja de Gaza. Fue
ideada como una mezcla cultural y poltica a nivel regional. Haba sido un
proyecto ambicioso del que alguien como Sara podra sacar su mejor
jugo, pero por desgracia, su amiga no cont con quedarse embarazada y
disponer de escaso tiempo que dedicar a la revista. As que mientras la
pequea Laura creca y encontraban al redactor jefe adecuado, Sara le
haba pedido el favor de relanzar la revista, pues Hctor quera cerrar el
negocio antes de que las deudas ahogaran cualquier beneficio mnimo.
En cuanto subi a la segunda planta y cruz las acristaladas puertas,
supo que algo iba mal. En aquella oficina reinaba el caos, y todo el mundo
pululaba a su aire sin que nadie les dijera que formar un corrillo en torno
a la mquina del caf no era sinnimo de trabajar. En su opinin, si los
empleados de Al Sur no ponan todo su empeo en renovar la revista,
nadie sera capaz de salvar las ventas.
Ote cada cara mientras nadie reparaba en su presencia. Aquella
plantilla tan dispar comenz a incomodarla sin tan siquiera conocerlos.
Por todos era sabido que Sara era una persona generosa y de lgrima

fcil, por lo que Mnica no dud que los problemas econmicos y


personales de aquellos individuos haban hecho mella en su corazoncito
para contratarlos.
Buenos das salud con tono autoritario. De inmediato, todos se
volvieron para observar a aquella voz femenina que consigui ponerlos
firmes con un simple saludo. Quiero que todos pasis por mi despacho
en orden alfabtico segn el primer apellido. Ser mejor que pensis en
algo til que podis aportarme, porque de lo contrario entraris en el
despacho para firmar el finiquito. Yo no he venido aqu a perder el tiempo
ni a tolerar a vagos.
Se adentr en el despacho acristalado y dej la puerta abierta para que
pasara el primero. En cuanto observ el desordenado escritorio, solt un
gruido de desaprobacin. Al parecer, alguien haba estado trabajando en
su despacho y ni siquiera se haba esforzado en disimular la presencia
para su llegada.
Se sent sobre la desvencijada silla, prueba de que haba sido utilizada
en numerosas ocasiones, y encendi el porttil para revisar su correo. Al
percatarse de que nadie entraba al despacho, lade la cabeza y clav la
mirada en las caras asustadas de quienes la observaban paralizados como
si ella fuera a echarlos de una patada en el culo. Ganas no le faltaban.
Pero qu hacan ah parados como peleles? Pandilla de intiles! Ella
tena una revista que dirigir y poca paciencia con la que dedicarse a tal
actividad!
Qu pase el primero! vocifer irritada.
Una joven de alborotado cabello rizado y rostro surcado de pecas se
movi con torpeza en direccin al despacho. Mnica la estudi con
desinters, hasta que la joven tropez en la entrada y tir al suelo todos los
documentos que portaba en los brazos. Genial, para colmo le haba tocado
Betty la fea. Una oleada de papel desordenado sobrevol el despacho
mientras la chica enunciaba una disculpa acelerada y nerviosa.
Mnica suspir.
Sinta... se interrumpi al vislumbrar un correo electrnico.
Por un instante de absurda fantasa, tuvo la intencin de borrarlo e
ignorar la amenaza. Todo su cuerpo se congel de temor al comprobar el
remitente. El miedo le ahog los pulmones, y sinti unas desesperadas
ganas de echarse a llorar que a duras penas logr controlar.
Por favor... otra vez no

Ley el contenido del email y trag el nudo que acababa de formarse


en su garganta. Un nudo de terror fruto de aquel pasado que jams la
abandonara. Estaba destinada a ser perseguida por aquella pesadilla
recurrente que le haca la vida imposible. Desde el instante en el que
apareci, su vida dej de pertenecerle. Y por desgracia, haca tanto tiempo
de aquello que ya no recordaba los momentos de una existencia tranquila
y apacible en la que ser libre.

Mi querida Mnica,
No importa donde vayas, no importa cunto te alejes de m... Porque
ests donde ests, siempre te encontrar. T me perteneces, jams lo
olvides.
D.

Con mano temblorosa, consigui borrar el correo electrnico. Se
llev la mano a la boca cuando le sobrevino una arcada de asco. La chica
que haba sentada frente a su escritorio le pregunt si se encontraba bien,
pero Mnica acababa de olvidarla. Como cada vez que aquella amenaza
regresaba a su vida, sinti que la oscuridad se la tragaba y la enviaba al
mismsimo infierno. Porque s, en eso se convertira su vida si l volva a
encontrarla.
Sali corriendo del despacho en direccin al cuarto de bao, abri la
taza del inodoro y vomit el contenido de su escaso desayuno, mientras
dos lgrimas discurran por sus mejillas. Paralizada por el miedo, no supo
cunto tiempo pas tirada en el suelo de aquel cuarto de bao, suplicando
a un Dios en el que haba dejado de creer.
Te lo ruego, no dejes que me encuentre. No puedo volver a
soportarlo...

3



Casi veinticuatro horas sin dormir y su bsqueda le haba resultado
infructuosa. En la primera iglesia lo recibi un cura bastante hurao al que
sonsac un par de palabras. Negaba haber conocido a la vctima, pues
apenas llevaba un ao como prroco de aquella iglesia. Le haba costado
ms de dos horas interrogar a los feligreses de aquella parroquia.
Descart a los jvenes y opt por hablar con las personas que pudieran
haber coincidido con la vctima durante la etapa en la que imparti misa,
pero no logr sacar nada en clave. Al parecer, el prroco apenas pas un
par de aos en aquella iglesia, tras lo cual fue trasladado a otra parroquia.
Consigui la direccin al amanecer, y a aquellas horas, extenuado
pero movido por el ansia de conocer la verdad, se diriga hacia la segunda
iglesia, situada en el barrio de Santa Cruz.
Cruz los Reales Alczares para situarse en una de sus zonas
preferidas de la ciudad. El barrio de Santa Cruz era la cuna de la judera
medieval de Sevilla. Los laberintos de calles estrechas y las paredes
pintadas de cal para escapar del abrasador sol de verano as lo
atestiguaban. En la actualidad, era un conjunto idlico formado por
callejones, casas seoriales, patios cuajados de flores, tascas y terrazas en
las que disfrutar de la gastronoma andaluza y un perpetuo olor a azahar.
Era una zona repleta de idiosincrasias. Porque donde exista un
callejn estrecho acababa una plaza alejada de la urbe. Porque en los
palacios seoriales encontrabas inscripciones sobre azulejos. Y por aquel
encanto fruto de leyendas, duelos y amoros diversos.
No quera armar un excesivo revuelo con su llegada, por lo que
decidi acceder a la Iglesia de Santa Cruz por la parte trasera, tomando la
Plaza de la Escuela de Cristo. Debido a las reducidas dimensiones, ms
que una plaza pareca un patio interior de paredes encaladas y ventanas
enrejadas. En cuanto puso un pie en el interior, se qued paralizado al
contemplar a la mujer que observaba ensimismada la pintura sobre una
cermica. Pareca leer con inters la inscripcin del azulejo, que explicaba
que la pintura de la Natividad se trataba de una copia ya existente en la
Catedral de Puebla de los ngeles, en Mxico.
No quiso hacer ruido, porque por primera vez, poda disfrutar del

placer de observarla a sus anchas sin que aquellos incisivos ojos verdes lo
estudiaran a l a su vez. El cabello dorado luca trenzado sobre el hombro,
lo que consigui que sintiera deseos de soltrselo sobre la espalda
desnuda. En su imaginacin acarici aquella piel cremosa y suave.
Era preciosa.
Sintindose observada, Mnica se dio la vuelta con brusquedad para
encontrarse con la figura masculina de Erik, quien la miraba con una
profundidad que no se esforz en disimular. Los acontecimientos
sucedidos en la oficina la haban obligado a distraerse con un paseo que la
llev hasta aquel rincn apartado del bullicio de la ciudad. No esper
encontrrselo en aquel lugar tan escondido.
Es que acaso no poda caminar sin encontrrselo?
Empezaba a temer que si su mente lo tena siempre presente desnudo
y fogoso en la mayora de ocasiones, su cuerpo se convertira en un
imn para el de aquel hombre tan desagradable como atractivo.
De todos modos, no era un buen momento para hablar con nadie.
Menos con aquel hombre que le recordaba lo dbil e ingenua que poda
llegar a ser si se desprenda de aquella coraza forjada con el paso de los
aos. Los acontecimientos sucedidos en la revista as se lo recordaban.
Hola rubia, Qu haces en este lugar tan apartado? la salud.
Camin hacia ella, hasta que se coloc a su lado. A Mnica el aire le
result ms enrarecido, como si la atmsfera se hubiera prendido fuego
en cuanto el hombro de l roz el suyo, y una corriente de electricidad le
acarici hasta la punta de los dedos.
El ladrn de tarjetas de memoria... musit con desagrado.
Apenas le dedic una mirada de reojo, pese a que l la observaba con
intensidad. Sonrea, como si encontrarla por sorpresa le hubiera resultado
agradable.
Te dije que te la devolvera le dio un leve codazo con el hombro
para animarla. Mnica se apart irritada. Definitivamente, aquel no era un
buen momento para su sociabilidad. Ey, Te has perdido, verdad?
El tono suave que utiliz consigui sorprenderla. Pareca preocupado
por ella, y en su voz afectuosa perviva la intencin de hacerla sentir
mejor.
En realidad quera perderme insinu ella. Mir en derredor, y supo
que no sera capaz de salir de all sin un poco de ayuda. Llevaba plantada
frente aquella inscripcin ms de quince minutos. Pero no de este modo.

No tengo ni idea de dnde estoy.


Este lugar es un pequeo laberinto le tendi una mano que Mnica
contempl con recelo. Vamos, te sacar de aqu.
La mano continu extendida entre ambos, tentadora e inerte a escasos
centmetros de Mnica, que se negaba a aceptarla.
La ltima vez que confi en ti, me robaste y me diste un beso sin
pedir permiso lo acus.
Los ojos de Erik centellearon con una emocin que ella no supo
descifrar.
Cog algo prestado, y el beso te gust lo suficiente para que ests
agradecida. Si quieres fingir lo contrario ests en tu derecho, pero no ser
yo quien me lo crea.
Parpade aturdida por su atrevimiento.
No te recordaba tan egocntrico.
De pronto, l movi la mano inerte hasta que encontr la suya. El
pulgar de Erik traz crculos alrededor de su palma, sofocando los
sentidos de ella. Mnica abri la boca para murmurar una queja que se
perdi en cuanto l tir de su mano y la arrastr contra su pecho.
Si me pidieras otro beso, s que acrecentaras mi ego le asegur l.
La voz ronca le acarici la punta de la nariz, justo donde apuntaba la boca
de l. Si se ergua de puntillas, podra besarlo. Rubia, lo ests deseando.
Creo que el alcohol de la copa que te tir en aquella terraza te est
afectando al cerebro. Te has quedado tonto, pobrecito le solt.
Pese a la sonrisa agria de l, se neg a soltarla. La estudi de cerca con
suma curiosidad, como si estuviera diseccionando a un bicho raro.
Eres preciosa confes embelesado. Acarici el pmulo derecho
con la boca hasta que la oy jadear, apuesto a que te lo han dicho ms de
una vez . Dijo, y aproxim una mano para tomarle la barbilla con dos
dedos. La oblig a mirarlo a la cara, sin ambages ni escapatoria. Entonces
habl: pero tambin eres incoherente. En ese balcn me hiciste creer que
te interesaba, y aqu finges lo contrario. Sinceramente, no tengo tiempo
para descifrar a una mujer tan complicada y voltil.
La solt con cierta brusquedad, por lo que aviv el malestar de
Mnica.
No sabes nada de m.
l asinti.
Tienes razn admiti, con una frialdad que ella identific como

desinters. Ni tampoco tengo tiempo para averiguarlo.


Mnica se dio la vuelta para marcharse, pero l la detuvo con sus
siguientes palabras.
Todava sigues perdida le record.
Slo dime cmo salir de aqu.
Se coloc tras ella y seal un callejn largo y estrecho. Pese a que
intent ignorar la calidez que senta cada vez que lo tena tan cerca,
Mnica percibi un cosquilleo en la parte baja de su vientre. Si aquel
hombre la desarmaba con un simple roce, no quera ni imaginar lo que
sucedera al tenerlo desnudo en la cama, expuesto a las caricias que ella
deseaba profesarle.
Bobadas
Toma esa calle, y gira en la primera a la derecha. Encontrars una
plaza que desemboca en la Catedral. Si continas por la Avenida de la
constitucin, encontrars el hotel.
En cuanto recibi sus indicaciones, se larg de all tras ofrecerle un
escueto agradecimiento. Apenas llevaba unos metros emprendidos cuando
ambos escucharon el inconfundible sonido de un disparo. Erik se lanz
hacia Mnica, la agarr de la cintura y la peg contra la pared, cubriendo
el cuerpo de ella con el suyo. En aquel momento, su instinto le orden que
la protegiera con su propia vida. Permaneci pegado a ella, cobijndola
con su propio cuerpo, hasta que sinti que el peligro haba cesado.
Asustada, Mnica agach la cabeza y se abraz a l cuando Erik trat de
apartarse.
Tengo que ir insisti l, al percatarse de que no lo soltaba.
Mnica sacudi la cabeza.
Qu? No! No vayas! trat de detenerlo por la fuerza, pero Erik
ni siquiera se inmut.
Se la quit de encima como si fuera una molesta mosca.
Llama a la polica le orden. Entonces, la mirada se le oscureci
con algo peligroso. Aljate todo lo que puedas de este lugar, Mnica. Es
peligroso que sigas aqu.
Trat de seguirlo en un vano intento por disuadirlo, pero Erik la
detuvo con una mirada de advertencia.
Y t qu, eh? replic aterrada.
La dej con la palabra en la boca, y se perdi dentro de los muros de
aquella iglesia mientras Mnica sacaba su telfono mvil y llamaba a la

polica. Tartamude lo sucedido, demasiado asustada para tener otro


pensamiento que la desagradable sensacin de que a Erik poda sucederle
algo terrible.
Erik corri sin dudarlo hacia la planta del campanario. El sonido de
aquel disparo provino de all, por lo que subi los escalones a toda prisa
mientras desenfundaba su arma. No fue necesario que llegase al final, pues
en el ltimo tramo de la escalera encontr el cuerpo sin vida de un
hombre. Erik le tom el pulso pese a que le haban disparado en la cabeza,
y cerr los ojos de aquel hombre al comprobar que estaba muerto.
De repente, sinti que algo presionaba contra su zapato. Sacudi el pie,
y se encontr con una estancia atestada de ranas. Estaban por todas partes,
por lo que tuvo que cubrirse la boca preso del asco cuando los anfibios
comenzaron a posarse sin pudor sobre el cuerpo sin vida.
Dnde ests? susurr a la oscuridad.
Con el arma desenfundada, avanz por la estrecha sala hasta que
encontr el interruptor de la luz. Fue demasiado tarde para revolverse
contra la presencia que sinti a su espalda. El aliento de aquel extrao le
acarici la nuca un instante antes de golpearle el crneo con algo afilado.
Erik estuvo a punto de derrumbarse, pero consigui mantener el
equilibrio al apoyarse sobre una estantera. La pistola se le cay al suelo.
Tom aire e impuls el codo contra la costilla del tipo, que solt un
gruido. Aprovechando su momentnea debilidad, derrib la estantera
contra el cuerpo. El hombre consigui recular justo a tiempo de que el
peso lo aplastara, y Erik se gir para contemplarle el rostro.
Llevaba una mscara de un grotesco personaje que le impidi
identificarlo.
Ambos contemplaron el arma sobre el piso, luego se miraron. El
hombre lade la cabeza, y a Erik le pareci que la mscara sonrea.
Entonces, sac una pistola y le apunt al crneo. Erik supo que iba a
disparar, por lo que se abalanz hacia su propia arma en un ltimo intento.
Se oy un disparo.
***
Mnica se qued paralizada por el miedo. En la calle se escuchaban
los gritos de las personas, pero ella solo poda or su propia respiracin.
El segundo disparo solo poda significar algo terrible.
Ni siquiera haba sido capaz de obedecer a Erik y largarse de all tras
haber llamado a la polica. Saba que ella le sera de escasa ayuda, pero no

razon al cruzar la puerta de la iglesia y echar a correr hacia la zona en la


que se haban escuchado los disparos.
Se qued paralizada al encontrarse de frente con un hombre
enmascarado que portaba un arma en la mano izquierda. Tuvo la
inquietante impresin de que la mscara dejaba traslucir una intensin
perversa. El tipo lade la cabeza, estudindola con lo que a ella le pareci
inters. Mnica retrocedi de manera instintiva. El hombre avanz hacia
ella.
No iba a rogar por su vida. Haba deseado su propia muerte tantas
veces que no tena miedo. El dolor, el sufrimiento de estar en las manos de
otro s que la aterraba. Haba experimentado la crueldad y las vejaciones.
Y lo que la humillacin te haca desear era la muerte. Su deseo la liberaba,
pero permanecer al antojo de un desconocido la aterraba.
La mano del hombre atrap un mechn de su cabello, y ella se apart
asqueada. El desconocido solt un suspiro de sorpresa, como si no
comprendiera la altivez de aquella mujer que en vez de estar aterrada, se
mostraba esquiva y fiera.
He llamado a la polica le advirti.
El hombre la agarr del cuello, aplastando su cuerpo contra una
columna de mrmol. La asi en el aire y los pies de Mnica patalearon en
un intento por defenderse. Estir los brazos para atacarlo, pero la
debilidad se apoder de ella cuando el aire comenz a faltarle. El pecho le
ardi, hasta que el extrao la solt con brusquedad. El tipo se llev las
manos a la cabeza, como si pensara qu hacer con ella.
Mnica se llev las manos al cuello, confusa por su cambio de
parecer. Peg la espalda contra la columna cuando el hombre se inclin
sobre ella. Esper agazapada el golpe y el dolor, pero sus ojos se abrieron
de par en par al recibir el beso de aquella boca enmascarada que se aplast
contra la suya. Apenas un segundo despus, el hombre desapareci
dejndola a salvo, completamente
aturdida.
No tard en reaccionar.
Erik! grit desesperada.
Subi las escaleras, y solt un chillido al encontrarlo tirado en el
suelo. Un charco de sangre se haba formado alrededor de su cabeza,
donde el cuerpo inerte del polica rozaba el de otro hombre. Las pisadas
de las ranas salpicaban todo el suelo de sangre, y Mnica las apart

histrica del cuerpo de Erik.


No lo toquis! bram enfurecida. Acarici las mejillas heladas de
Erik, y apoy la cabeza sobre su pecho sin saber qu hacer. Las lgrimas
empaparon la camisa del polica, que prorrumpi un quejido apenas
imperceptible que ella no escuch. No te mueras, por favor... te pedir
ese beso que acrecentar tu ego. Todos los que quieras, idiota!
Rubia... musit dolorido.
Senta que la cabeza le iba a estallar en mil pedazos, y apenas poda
comprender que la bala lo haba rozado.
Mnica inclin la cabeza y lo contempl con los ojos muy abiertos,
anegados por las lgrimas. Abri la boca para decir algo, pero la barbilla
le tembl. Toda ella temblaba de miedo, hasta que un creciente alivio se
apoder de su cuerpo. Entonces se ech a rer, al borde de un ataque de
nervios. Erik le acarici el pelo, y ella atrap su mano para llevrsela a
los labios.
Joder, cmo me duele la cabeza... se quej.
Sssssh lo calm, para que no hiciera ningn esfuerzo.
Sin poder evitarlo, l la atrajo hacia s.
No s qu haces conmigo pronunci contra sus labios, pero
funciona.
Entonces volvi a desmayarse.
***
Mnica aguardaba el diagnstico del doctor en la sala de espera del
hospital, pero estaba segura que tras el susto inicial, Erik solo tena
algunas magulladuras externas. Sus protestas y el malhumor que destilaba
cuando el mdico trat de auscultarlo as lo evidenciaban.
Estoy perfectamente, doctor! Usted mismo ha dicho que la bala solo
me ha rozado lo oy decir desde la sala de espera.
Ella sonri. S, al parecer estaba en perfectas condiciones, por lo que
la angustia que haba sentido al verlo tirado sobre su propia sangre
comenz a abandonarla.
Ese cabrn tiene mala puntera, ya ve.
De todos modos, me gustara hacerle unas pruebas. Esa herida de su
cabeza...
Escuch el resoplido inconfundible del polica. Acto seguido, el
mdico sac la cabeza por la puerta para pedirle que entrara.
Puede quedarse un momento con l? No estoy seguro de que se est

quieto si salgo por esa puerta su voz destilaba irritacin.


Mnica le dedic una mirada breve a Erik antes de centrar la atencin
en el mdico.
Por supuesto.
En cuanto los dej a solas, los ojos de Erik llamearon con una
emocin violenta que ella fue incapaz de descifrar. Se supona que el
subinspector deba mostrarse agradecido por no estar en una bolsa de
cadveres, pero en cuanto centr la mirada en ella, supo que algo iba mal.
Lo importante es que ests bien. Que ese asesino haya escapado no
es...
l la interrumpi con brusquedad.
Te dije que te marcharas le reproch furioso.
Mnica parpade asombrada.
Qu le suceda a aquel hombre? Por qu segua teniendo motivos
para discutir con ella? Desde luego, no estaba de humor para enfrascarse
en otra batalla dialctica cuando haca unos minutos crey que l haba
muerto. Por tanto, decidi preguntarle lo que le suceda.
Abri la boca para hablar, pero en el instante que lo hizo, la habitacin
comenz a atestarse de gente. Los compaeros de Erik y aquella mujer
que vio junto a l en la terraza, acompaados por una mujer que adornaba
su cabeza con un pauelo floreado, entraron de sbito en la habitacin.
La mujer del pauelo se inclin sobre Erik y le llen el rostro de
besos.
Cario! Te encuentras bien? se alarm, al contemplar el vendaje
de la cabeza.
Estoy perfectamente, mam. Ni siquiera he necesitado puntos, porque
la bala solo me roz.
Qu solo te roz! Y lo dices tan tranquilo! la mujer solt un
sollozo. Vas a acabar conmigo, Erik.
No digas eso ni en broma, mam.
El rostro de Erik se volvi ceniciento, y entonces Mnica recab en el
pauelo de aquella mujer, lo cual solo poda significar algo horrible. Un
nudo se form en su estmago, pues a pesar de no tener razones para
sentirse as, la compasin se apoder de ella.
Apenas lo conoca, pero un sentimiento irracional la haca desear que
l no sufriera.
Martina, Puedes acompaar a mi madre a la sala de espera?

La susodicha asinti solicita, y Mnica atisb el entusiasmo que se


apoder de su rostro en cuanto el subinspector se refiri a ella.
Un hombre de pelo canoso y otro de edad parecida a Erik
permanecieron en la habitacin junto a ella. Mnica descubri que Erik
slo la contemplaba a ella, con algo oscuro y violento en los ojos.
Incmoda, desvi la mirada hacia la pared.
Seorita Laguna, permtame que me presente. Soy el Inspector Pepe
Roldn el hombre canoso le tendi una mano que ella estrech. Segn
la versin que ha ofrecido a los agentes que la interrogaron, tuvo un breve
encuentro con el hombre que dispar al subinspector Rodrguez.
Mnica se estremeci al recordarlo. Si se esforzaba, an poda sentir
la boca glida de la mscara contra la suya.
As es.
Percibi que los ojos de Erik se clavaban en ella.
Podra relatarme lo sucedido? Nos sera de gran ayuda si recordara
cualquier cosa que pudiese identificarlo.
Bueno, eso sera complicado. Llevaba una mscara de Guy Fawkes
dijo Erik.
Mnica todava recordaba el aspecto siniestro que aquella mscara de
papel mach, bigotes puntiagudos y sonrisa dimensionada le otorgaba a
aquel extrao.
Era zurdo dijo, y se granje las miradas del resto de hombres.
Portaba la pistola en la mano izquierda.
Y me asfixi con ella
Eso nos ser de gran ayuda ironiz Erik.
Ella le dedic una mira glida. No saba a qu se deba su
comportamiento maleducado y cortante, pero estaba empezando a
cabrearla.
Al menos, la seorita Laguna aporta ms datos que un simple balazo
en la cabeza. No deberas haber entrado sin esperar refuerzos lo rega
el Inspector.
Erik apret la mandbula, disgustado consigo mismo. Al hacerlo, un
agudo dolor le abras las sienes, instalndose en la herida vendada. No se
arrepenta lo ms mnimo, pues actu de tal forma con la intencin de
salvar la vida de un hombre. Lo nico que lo molestaba era el hecho de
haberlo dejado escapar de nuevo, y que Pepe se lo restregara en las
narices, aludiendo a esa impulsividad que deca que l deba corregir.

Una pregunta, Cmo escap del hombre enmascarado? se interes


Pepe.
Mnica tens los labios. Eso no era algo que quisiera recordar, pero
de todos modos, accedi porque deseaba ayudar a la polica.
Intent asfixiarme se llev las manos al cuello de manera
inconsciente. Por el rabillo del ojo, vislumbr que Erik apretaba los
puos.
Y qu sucedi despus?
l me solt segua estando asombrada. Y luego me bes.
Todos la contemplaron perplejos.
La bes?
Te bes? gru Erik.
Mnica asinti.
Disculpe si es una pregunta muy incmoda, Trat de forzarla?
Mnica se sinti enferma ante tal pregunta.
No... l slo... me bes y se march. Fue algo rpido y extrao.
Desconcertante.
Gracias por su declaracin, Seorita Laguna.
Si no me necesitan para nada ms... dijo, deseosa de salir de all.
Un momento, Mnica la poderosa voz de Erik la detuvo. Podis
dejarnos a solas un segundo?
Los dos hombres asintieron, por lo que Mnica empez a ponerse
nerviosa en cuanto salieron de la habitacin.
Haciendo un gran esfuerzo por contenerse, inclin la cabeza hasta que
encontr la mirada centelleante. Abrasadora. l destilaba furia, y al
parecer estaba dispuesto a desquitarse con ella.
No sabes lo que me alegro de que ests sano y salvo suspir
aliviada, haciendo caso omiso a la ira de l.
Necesitaba abrazarlo, y estuvo a punto de hacerlo de no ser por el
brazo que l interpuso entre ambos.
Te dije que te largaras le recrimin con frialdad.
Mnica se detuvo. Aquella hostilidad no era algo para lo que estuviera
preparada. No tras haber estado a punto de perderlo.
Qu demonios te pasa? lo encar al fin.
Con un movimiento rpido, l le agarr la mueca, atrapndola a
escasos centmetros de su rostro tenso.
Qu me pasa? Quieres saber lo que me pasa? le espet furioso.

Ella comenz a sentir un calor incmodo donde l la apretaba. Te dije


que te marcharas y no me hiciste caso! Y si te hubiera sucedido algo, eh?
Yo sera el maldito culpable, Mnica! Deberas haber actuado con sentido
comn y haberte largado cuando yo te lo dije.
Recibi la recriminacin como una dolorosa bofetada.
Disculpa por haber sido incapaz de dejarte tirado como a un animal
cuando escuch el segundo disparo replic con voz glida.
Durante un breve instante, Erik pareci reflexionar. Dud mirndola a
la cara, hasta que su rostro se convirti en una mscara de ira.
Podra haberte matado, joder! tirone de ella para acercarla a su
rostro. Fuiste una estpida!
A Mnica le escocieron los ojos por sus palabras, hasta que se percat
de su mueca enrojecida. Record la ansiedad de sentirse desamparada
ante alguien ms fuerte, el dolor y las nuseas por no poder defenderse.
Sultame! exigi histrica.
l lo hizo de inmediato. Entonces, Mnica retrocedi con paso
titubeante hasta que alcanz el bolso olvidado sobre una silla, se lo colg
al hombro y camin hacia la puerta entreabierta. Erik la contempl
marchar, con el pecho subiendo y bajando, sofocado por haber perdido la
compostura de aquella manera.
Mnica acarici el pomo de la puerta, pero en vez de salir, le habl sin
volverse, demasiado dolida por sus palabras como para mirarlo a la cara.
Cuando recobres tu sentido comn, espero que vuelva junto con un
poco de valenta para que seas capaz de pedirme disculpas le solt.
Erik quiso saltar de la cama e ir tras ella, pero se qued parado como
un monigote cuando la contempl marchar. Sinti tal impotencia que
cerr los ojos porque no quera convivir con la imagen de una desgastada
Mnica huyendo de l a toda prisa. Tal vez fuera mejor as, porque no se
perdonara a s mismo volver a ponerla en peligro.
Mnica sali de aquel hospital con los ojos nublados a causa de la
congoja que le haban producido aquellas palabras. Ni siquiera fue
consciente de las personas que la observan preocupados en la sala de
espera, y que haban escuchado los gritos provenientes de la habitacin.
Pepe Roldn carraspe incmodo, y se dirigi a la mujer que tena a
su lado.
Trini, ser mejor que nos vayamos. Hay que dejar descansar al chico
le puso una mano en el hombro, en un intento por consolarla.

Pero en cuanto se marcharon, la mujer accedi a la habitacin y clav


una mirada censuradora en su hijo.
No saba que te hubiera educado para que le gritaras a una mujer le
reproch.
Erik rehuy su mirada. En aquel momento, deseaba estar solo.
Mam, no tienes ni idea de...
De que estabas completamente asustado lo cort con suavidad. Se
acerc a l para besarle la mejilla. Cario, te conozco lo suficiente para
saber cundo tienes miedo, y antes estabas aterrorizado ante la idea de
pensar que a esa mujer le sucediera algo. Pero ser mejor que te disculpes.
No voy a hacerlo sentenci obstinado. Le di una orden.
Todava experimentaba la amarga sensacin de saber que alguien la
haba besado a la fuerza. No quera imaginar a Mnica desamparada ante
la perversidad de un luntico, y la simple idea lo golpe muy profundo.
Aquel tipo haba intentado estrangularla...
Por Dios! Y si la hubiera matado?
Se enfureci.
No es algo que est dispuesto a permitir. Aunque tenga que gritarle y
ganarme su odio, pero esa mujer no volver a ponerse en peligro. Quin
se cree que es, Tom Raider?
Las palabras de su madre le taladraron el cerebro, pues haba acertado
de pleno. Careca de sentido que l se preocupara por una completa
extraa, por lo que se esforz en creer que aquella atraccin sexual que
los una lo estaba volviendo loco. Loco de deseo, entre otras cosas. De un
deseo que le corra por las venas, impidindole dormir por las noches. De
un deseo que le endureca la polla y le impeda razonar con claridad.
Mam, Cmo has llegado tan pronto? le pregunt alarmado.
Su madre forz una sonrisa que ambos no se creyeron.
He sufrido un pequeo desmayo, pero no ha sido nada. Por suerte,
estaba a dos calles del hospital cuando sucedi le rest importancia.
La impotencia de saber que la iba perdiendo poco a poco lo consumi.
Haba buscado a los mejores especialistas, pero el desenlace pareca
inevitable. Agobiado, se incorpor para ir a buscar al mdico.
Quiero que el doctor te haga algunas pruebas, voy a llamarlo.
La mano de su madre se coloc sobre su pecho.
Erik, no es necesario lo detuvo con tranquilidad. Algn da me
ir, y tienes que asimilarlo.

No, mam! Claro que no voy a asimilarlo, porque t no vas a irte


decidi, furioso con el mundo.
Antes de que su madre pudiera responder, la habitacin fue invadida
por el grito de su hermano, acompaado de su padrastro. El hombre le
estrech la mano en un saludo amistoso, y su hermano lo abraz hasta
dejarlo sin respiracin.
Eh... colega, ten cuidado lo despein con una mano.
Su hermano haba sido una bendicin para la familia. Tras la muerte
de su padre, su madre conoci a Carlos, un hombre completamente
enamorado que viva por y para ella. A los pocos aos naci su hermano
Alberto, por el que Erik haba luchado contra las burlas que an seguan
cabrendolo.
El chico tena sndrome de Down, y Erik detestaba que otras personas
lo menospreciaran por ello. Cuando era ms joven, haba llegado a
utilizar los puos si alguien osaba insultarlo. A su edad, una simple mirada
bastaba para que las burlas cesaran, pues su corpulencia hablaba por s
sola.
Estrech a su hermano y contempl a su familia. Su madre y su
padrastro se abrazaban, muestra del amor que se profesaban el uno al otro.
Se pregunt si algn da l encontrara a alguien a quien estrechar de
aquella forma, y de repente pens en Mnica.
Arrug el entrecejo, deseoso de ser capaz de sacarla de su mente.
***
Lo primero que hizo al llegar a la habitacin del hotel fue descalzarse
los incmodos zapatos que la estaban matando. Pero en realidad, saba que
su malestar se deba al resquemor que le haba producido recibir la furia
de Erik. Sobre todo, cuando lo nico que ella haba deseado era abrazarlo.
Llen la baera porque necesitaba distraerse, si bien, en cuanto
introdujo el cuerpo en el agua tibia, las furiosas palabras de Erik se
incrustaron en su mente como un molesto recuerdo. No comprenda el
motivo de su recriminacin, aunque soportaba la sensacin agria que le
produca.
Por qu se haba comportado de aquella manera? Por qu haba
tenido que verter su clera contra ella? Por qu no la haba abrazado,
como tanto deseaba ella en realidad?
Su mente se esforz en ofrecerle una razn que la satisficiera, pero
Mnica se encontr con una respuesta que consigui avivar su

desasosiego. Una que tena que ver con la expresin de Erik cuando su
jefe lo reprendi en pblico. Porque tal vez, su enfado se deba a que l no
deseaba cargar con la culpa de saber que ella estaba en peligro, pues
aquello sera desastroso para su carrera policial.
En ese caso, pens molesta, ella no volvera a ofrecerle ningn
problema. Y no lo hara, sencillamente porque se apartara de l para
siempre. Jams volveran a verse. Demasiado humillada se haba sentido a
lo largo de su existencia como para ser el objeto de las recriminaciones
absurdas de un subinspector arrogante.
Se envolvi en una gruesa toalla de algodn tras salir de la baera,
encendi el porttil y comprob los mensajes de su telfono mvil. Tena
una decena de llamadas perdidas de Sara, pero no se senta con el nimo
suficiente para ponerla al corriente respecto a su nefasto da en la revista.
Al fin y al cabo, Qu iba a decirle? Qu haba pillado a los
empleados criticndola mientras ella vomitaba en el cuarto de bao?
Cerr los ojos y record.
Tras recuperarse de la impresin que le produjo aquel correo
electrnico, Mnica se refresc el rostro antes de regresar por el pasillo. A
mitad del camino, se detuvo al escuchar la algaraba de unas risas.
Esa mujer es insoportable coment Brbara, la vedette que su
amiga haba contratado. Si tengo que irme a la calle, juro por Dios que
le gritar que ha llegado hasta donde est a base de hincar las rodillas y
chupar muchas...
Aquel comentario fue recibido con risas maliciosas. Mnica apret los
labios, rabiosa ante tal mentira.
No es ms que la amiguita de la jefa. Qu se cree que va a
ensearnos? Esa niata solo escribe chorradas sin importancia en una
revista frvola! se quej un tipo.
Ni siquiera la conocis trat de apaciguar los nimos la chica a la
que haba estado a punto de entrevistar en su despacho antes de que
huyera horrorizada.
En aquel momento, Mnica no pudo ms. Sali de su escondite y los
encar a todos, granjendose las miradas compungidas y atnitas de sus
nuevos empleados. No necesitaba las crticas ni la compasin de aquellos
Don nadie, y estaba a punto de hacrselo saber.
Si tuvierais tanta experiencia en hacer periodismo serio como en
criticar, probablemente esta revista no se ira a pique. Pero escuchadme

bien; antes de permitir que la cierren, os echar a patadas y me limpiar el


culo con vuestro finiquito rugi.
Chasque los dedos y seal su despacho.
Qu pase el primero, ahora!
Regres a su habitacin, se ech sobre la cama y coloc el porttil
sobre las rodillas, mientras se haca la eterna pregunta que le haba
rondado durante todos los aos de su miserable vida: Es que acaso puede
ir a peor?
Entonces, comprob su nuevo correo electrnico y supo que siempre
poda ir a peor. Sinti el fro del miedo recorrindole la columna
vertebral, como un centenar de araas que trepaban por su espalda.

Mi querida Mnica, mi dulce nia grande...
Sevilla tiene un color especial, pero eso no significa que yo no pueda encontrarte. Vigila por
donde caminas, pues te he echado de menos.
Te encontrar,

D.
4



El hombre se quit la mscara y la arroj al suelo. La habitacin
estaba sumida en la oscuridad porque era en los entornos lgubres donde
se senta seguro. Al contemplar el carmn rojo que manchaba la mscara,
acarici su propia boca mientras recordaba el tacto suave de aquellos
delicados labios femeninos. An perciba el sabor afrutado de aquella
mujer.
Un deseo carnvoro le recorri la piel hasta asentarse en su
entrepierna. En realidad no era un individuo dado a las bajas pasiones,
pero la extraa a la que bes lo haba cautivado como ninguna mujer.
Atisbaba en ella el mismo miedo y recelo que lo haba embargado a l
durante todos aquellos aos. Un temor que la converta en una presa que
siempre estaba a la defensiva, dispuesta a luchar para alejarse del peligro.
Lo haba intrigado.
Deseaba saber ms de ella. Recorrer su piel con la lengua, hundir la
nariz en su cabello y aspirar el embriagador aroma femenino. Mientras la
imaginaba retorcindose de placer, se desabroch los pantalones y agarr
el miembro con una mano. Jade.

De pronto, la imagen de aquel polica ensangrentado acudi a su


mente. Furioso, movi su mano con frenes mientras se prometa que la
prxima vez no volvera a fallar. Dos veces haba cometido un error. Al
dejarse llevar por la belleza de aquella mujer, haba escogido la cmara de
fotos equivocada. Al dejarse llevar por la ira, haba errado un tiro que
debi ser mortal.
Solt un gruido antes de dejarse ir. Las convulsiones se apoderaron
de todo su cuerpo, cerr los ojos y esboz una sonrisa perniciosa. Por su
mente vagaron imgenes macabras; la del paisaje dantesco que l
dibujara con la sangre de sus enemigos.
***
Erik contempl la pantalla de su ordenador. Aquella mscara pareca
sonreirle. Se frot las sienes en un intento por arrojar algo de luz al
misterio, pero entonces rod los ojos hacia la fotografa que haba
captado la cmara de Mnica. La imagen borrosa de una silueta masculina
capturada desde la distancia, y lo poco que haban podido averiguar es que
se trataba de un hombre de metro setenta. El laboratorio no pudo hacer
nada con el rostro borroso. No tena nada. Absolutamente nada.
Fastidiado, arroj la fotografa sobre el escritorio.
Jodido Guy Fawkes murmur cabreado.
Qu se supona que simbolizaba aquella mscara?
Ese antifaz era utilizado para distintas protestas. Desde grupos
antisistema hasta el famoso personaje creado por Alan Moore la
empleaban para sus diversos fines.
Alguien entr a su despacho sin llamar, por lo que Erik intuy que se
trataba de Gonzalo. Entre su compaero y l no existan las formalidades,
pues haban trabado una amistad consolidada a base de los aos
compartidos en la comisara.
La nueva vctima conoca a la anterior. Ambos eran prrocos y
amigos. Este ltimo estaba a punto de jubilarse. Un par de semanas ms y
ese cabrn no lo habra pillado lo inform su compaero.
T crees? lo contradijo.
Gonzalo lo contempl expectante, a la espera de una respuesta.
No acta al azar. Selecciona a sus vctimas con sumo cuidado. No
tengo ni idea de por qu, pero los dos fallecidos estaban relacionados, y
estoy seguro de que el tercero tambin lo estar. Es una maldita venganza.
Cmo V de Vendetta? ironiz.

V de Vendetta deseaba derrotar a un sistema corrompido. Este tipo es


un asesino, y si no lo detenemos, se llevar a ocho personas ms por
delante record la espeluznante imagen de las ranas. Tenemos que
averiguar quin es su siguiente vctima.
He hablado con la familia de Antonio Ramrez, el primer prroco.
Tiene una nica hermana que dice que el hombre tena una reputacin
intachable, pero admite que ltimamente lo notaba distante.
Define distante.
Le dijo que alguien quera asesinarlo, pero cuando ella intent
contactar con la polica, su hermano simplemente desapareci. Intent
comunicarse con l hasta que se enter de que haba regresado a Sevilla y
que lo haban asesinado.
Pero mantiene que su hermano tena una reputacin intachable.
Hay algo ms Gonzalo desliz una carpeta por encima del
escritorio. Tras un segundo barrido, las hemos encontrado en la rendija
de la ventilacin de la casa de la vctima. Hay dos annimos.
Lo estaban amenazando.
Y cumplieron lo prometido. Las he llevado a analizar, as que puedes
quedarte con las copias.
Erik sopes toda la informacin.
Qu hay de la segunda vctima?
La hermana admite que eran amigos, pero haca aos que no se
vean.
No parece que lo conociera del todo. Al fin y al cabo, desconoca la
existencia de esos annimos. Quiero una lista de las llamadas de ambos
hombres, y la necesito lo antes posible.
En el rostro de Gonzalo se reflej un destello de preocupacin.
No deberas tomarte un descanso? le aconsej. Ech un leve
vistazo a la zona en la que le haban disparado. Apenas hace veinticuatro
horas que una bala te roz el crneo.
Erik endureci la expresin, molesto ante una consejo que no haba
pedido.
He dicho que lo necesito lo antes posible insisti con voz grave.
Gonzalo hizo una mueca, pero enseguida asinti.
Hablar con la compaa telefnica. Tendrs la lista en unas horas
resolvi.
Antes de que se marchara, Erik lo detuvo.

Qu tal estn las cosas entre t y Sandra? se interes.


Su amigo llevaba dos aos casado, pero ahora no estaban pasando por
su mejor momento. La presin del trabajo, las dudas y la rutina haban
hecho mella en una relacin que pareca idlica para el resto del mundo.
Tarde o temprano me pedir el divorcio dijo, con falsa
indiferencia.
Erik se levant, recorri la escasa distancia que los separaba y le
coloc una mano en el hombro.
Vas a esperar a que lo haga o vas a hacer algo por remediarlo? le
reproch.
Lo hizo porque durante aos, l haba envidiado una relacin como la
que tenan Sandra y Gonzalo. Aoraba a la persona que lo esperara en
casa, a la que besar y abrazar por las noches, y de la que despedirse con un
gesto carioso antes de marcharse a trabajar.
El problema es que ya no s lo que quiero se desahog. Por
primera vez en todos los aos que se conocan, Erik vislumbr a un
hombre derrotado por la incertidumbre. Cre que lo nuestro sera para
siempre hasta que escuch sus palabras. Me dijo que tal vez habamos
confundido cario con amor, y que estaba demasiado volcado en mi
trabajo.
Estamos demasiado volcados en el trabajo admiti Erik.
Lo saba porque posea un trabajo atpico que conlleva una
responsabilidad que a veces le impeda conciliar el sueo. Pensaba en las
vctimas y en la injusticia, en el dolor de la familia y en su incapacidad
para resolver ciertos casos. Lo sobrepasaba la satisfaccin del trabajo bien
hecho, y le enturbiaba el sueo la obligacin que recaa sobre sus
hombros.
De todos modos, Erik. Y si ella tiene razn? Puede que me haya
acomodado a una vida fcil a su lado, porque est demasiado obsesionado
con el trabajo como para preocuparme por las cuestiones sentimentales.
Erik no supo qu responder ante aquella perorata cargada de
sinceridad, por lo que le palme la espalda en un intento por trasmitirle
algo de nimo. En cuanto se qued solo, abri la carpeta que contena los
annimos dirigidos a la primera vctima.

Quiz sea mi ego el que me obligue a escribir esta carta, pero llevo
tanto tiempo soando con este momento que sera imposible no concretarlo

en palabras. Durante aos me obligaste a vivir con miedo, por eso deseo
que tus das transcurran con la sensacin agnica de que tu final se
acerca.
Podrs vivir sabiendo que voy a matarte? Te quitars la vida antes
de que consiga alcanzarte? Sera mejor que lo hicieras, pero me relamo de
placer ante la certeza de que eres un cobarde.

Erik dobl el pliego de papel, como si con aquel gesto tan simple
pudiera borrar la sensacin de espanto que lo acuciaba. Imaginaba el
pnico que invadi al prroco al leer aquella carta sin firmar, pero al
mismo tiempo se preguntaba por qu razn aquel asesino quera acabar
con su vida. Algo deba haber sucedido para que sus palabras destilaran
tanto odio.

Tu final se acerca, y me complace saber que no has sido capaz de
acabar con tu miserable existencia. Te encomiendas al destino que yo he
trazado para ti. Quieres saber lo que te he preparado? Te dar una pista:
no he olvidado cada una de las afrentas sufridas en el pasado, y ni con mil
vidas vividas lograras resarcir el dao que me provocaste.
Tu dolor ser mi venganza.

Venganza.
Sin duda, aquellos asesinatos respondan a tal fin, pero necesitaba
encontrar un nexo entre ambas vctimas. Que se conocieran solo indicaba
que ambas muertes estaban relacionadas, pero deba descubrir la razn de
aquel odio.
Qu habran hecho aquellos dos hombres para granjearse a aquel
enemigo?
Se sinti enfermo al hacerse la siguiente pregunta; Qu sucedera con
las prximas vctimas?
Supo que deba adelantarse a aquel hombre enmascarado si quera
salvar la vida de la siguiente vctima, pero no tena ni idea de hacia dnde
encauzar la investigacin. Lo acuciaba la incertidumbre.
Tras acatar las rdenes de Pepe, sali de la comisara para tomarse un
descanso. Saba que su jefe estaba preocupado por su estado de salud, pero
no poda evitar sentirse frustrado consigo mismo. Mientras l trataba de
relajarse, aquel tipo urdira el siguiente asesinato.

Incapaz de tranquilizarse, se puso la ropa de deporte y le coloc la


correa a su pastor alemn. Pese al asfixiante calor que haca a las siete de
la tarde, ech a correr sin direccin fija. A los treinta minutos, empapado
de sudor y con Simba jadeando, se detuvo frente a una fuente para que su
mascota se hidratara.
Parpade confuso al percatarse de la zona en la que se haba detenido.
Frente a sus ojos se encontraba el majestuoso hotel Alfonso XIII, donde
Mnica resida de manera temporal. Apret la mandbula y refunfu en
voz baja. Quera creer que se haba parado frente a aquel edificio de
manera casual, pero algo le deca que la inercia lo atrajo hacia ella.
Agobiado por no ser capaz de controlar sus impulsos sexuales, tirone
de la correa de Simba para largarse de all antes de encontrrsela por
casualidad. El perro obedeci su orden, pero de pronto, olisque algo y
ech a correr sin que Erik pudiera detenerlo. Grit su nombre y fue tras
l.
El perro se encaram a una atractiva mujer rubia que trat de
quitrselo de encima, y Erik supo que iba a tener un problema.

Mnica caminaba tranquila en direccin a la revista, cuando de
repente, un gigantesco perro se encaram a sus hombros y trat de
arrebatarle la barrita de cereales integrales que portaba en la mano
izquierda. Asustada, se impuls hacia atrs.
Fuera, largo de aqu chucho! orden, haciendo aspavientos con la
mano derecha.
El perro se impuls sobre los cuartos traseros y le arrebat la comida
de un bocado, granjendose la mirada atnita de Mnica.
Esto es el colmo! se enfad.
No contento con su recompensa, el animal apoy las patas delanteras
sobre el pecho de Mnica y trat de lamerle el rostro. Mnica solt un
resoplido, mezcla de asco e irritacin. El nico animal al que toleraba era
su gato atigrado, y puesto que en el hotel no permitan animales, se haba
visto obligada a dejarlo custodiado en una residencia canina.
Mientras trataba de quitarse al perro de encima, percibi que el dueo
del animal corra hacia ella a toda prisa. Cuando la distancia se acort,
reconoci el rostro de lneas duras y ojos pardos. Trag el nudo de su
garganta, y enmascar la expresin de sorpresa por otra que corresponda
al fastidio.

Simba! orden Erik. El perro hizo caso omiso a la llamada de su


amo, y movi la cola, feliz de granjearse la atencin de aquella mujer.
Qutame a este baboso de encima! exigi iracunda.
Erik agarr la correa de Simba.
Lo siento se disculp. Entonces puso mala cara al recabar en el
apelativo desdeoso con el que ella haba denominado a su perro. Se
llama Simba.
Ella se sacudi la ropa.
Simba el baboso se ha comido mi merienda lo acus.
El perro jade alegremente, y Erik le lanz una mirada atnita.
En serio? No suele hacer esas cosas.
Mnica se apart de l.
Bueno, resulta que es tan maleducado como su dueo determin,
alejndose en la direccin contraria.
Erik se qued paralizado durante unos segundos, hasta que sus pies
cobraron vida propia. Sin ser consciente de lo que haca, persigui a
aquella mujer, impulsado por un resorte desconocido.
Mnica, espera!
Ella ni siquiera se detuvo.
Djame en paz. No tengo tiempo para otro de tus numeritos dijo,
sin dedicarle una msera mirada. Su voz destil una rabia que no supo
encubrir.
En tres pasos, Erik la alcanz y se detuvo frente a ella. Mnica trat de
esquivarlo, pero l se movi en su direccin, cortndole de nuevo el paso.
Quiero disculparme por mi comportamiento en el hospital.
Ella pareci algo sorprendida, aunque enseguida enmascar aquella
expresin tras un hlito de gelidez.
De acuerdo, acepto tus disculpas. Y ahora, tengo mucha prisa...
No dispuesto a dejarla marchar, la sostuvo del codo en un intento por
detenerla. Ella lade la cabeza, clav los ojos en la mano que la agarraba
y luego lo fulmin con la mirada. Pese a su reaccin, l no la solt. Por el
contrario, afloj el agarre y desliz los dedos por su antebrazo, en una
caricia descarada que no se esforz en disimular. Qu Dios se apiadara de
l, pues se mora de ganas por tocarla... una y otra vez.
S que si te marchas, estars en todo tu derecho admiti, captando
su atencin. Mnica se cruz de brazos, rompiendo su contacto, pero
mantuvo el inters en l con una ceja enarcada. Me comport como un

idiota, y no existe justificacin alguna para mis gritos se detuvo un


instante que a ella se le hizo eterno. Necesitaba valor para lo siguiente que
iba a decir, aunque estaba dispuesto a ser sincero si con ello se ganaba su
perdn. Pero estaba preocupado por ti.
A Mnica le tembl la barbilla, presa de la emocin, pues estaba
preparada para una disculpa cortante, pero no para aquella confesin que
lo cambiaba todo. O eso quera creer.
Yo tambin estaba preocupada por ti le reproch, en un susurro.
Erik acort la distancia que los separaba, y sin poder evitarlo, le
acarici la mejilla.
Lo s respondi encantado. Pese a todo, gracias por volver.
Cualquier otra persona se habra largado al escuchar el segundo disparo,
pero t no lo hiciste frunci el entrecejo, como si tratara de hallar una
explicacin razonable. Entonces habl. Por qu?
Mnica recul incmoda. Ella se haba formulado la misma pregunta,
y lo que le rondaba la cabeza no era agradable de admitir en pblico.
Sencillamente, haba regresado porque su corazn se paraliz al
imaginarlo muerto.
Ya te lo dije. No eras un animal para dejarte all tirado. De todos
modos, ni siquiera razon. Si lo hubiera pensado framente... minti,
esquivndolo.
Sabes? Creo que me ests mintiendo respondi muy tranquilo.
Mnica inclin la cabeza, molesta por ser contradecida. Erik le dedic una
sonrisa cargada de ternura. Aquella mujer le inspiraba tantas sensaciones...
que senta una mezcolanza difcil de asimilar. Pero sin lugar a dudas, en
aquel instante le resultaba tremendamente dulce. Siempre me miras a la
cara, excepto cuando tratas de esquivarme.
Yo no te estoy esquivando! estall, y para probarlo lo mir a los
ojos.
Unos ojos pardos, cargados de un deseo que ambos percibieron. Que
la desnudaban para mirarla sin pudor. Que la hacan sentir incmoda, pero
tambin anhelada.
Erik solt una carcajada. Ech la cabeza hacia atrs, y su sonrisa se
ampli, otorgndole un brillo magntico. Atractivo.
Puedes admitir por una vez que te sientes atrada por m.
Su descaro la dej anonada. La tnica habitual es que fuera ella quien
provocara a los hombres, y no al contrario. Su desparpajo la hizo sentir

insegura.
No voy a admitir tal cosa, pues es mentira.
Yo tampoco lo negar resolvi, encantado de provocar su rubor.
Que me atraes como la miel al oso, quiero decir.
Mnica se desinfl, pues aquel carcter pendenciero la desarmaba.
Ser mejor que me vaya. Ests delirando coment, con menos
nfasis del debido. Puede que el tiro en la cabeza te haya afectado algn
nervio. Ve al mdico, parece grave.
Dilo, rubia. Soy algo as como... irresistible enunci aquella
palabra con una cadencia peligrosa.
Realmente, disfrutaba sacndola de sus casillas.
Irresistiblemente estpido.
Mnica estuvo a punto de marcharse, pero las siguientes palabras la
detuvieron.
Te recojo esta noche a las diez se ofreci, pese a que lo enmascar
bajo una decisin unnime.
Mnica dud.
Me ests pidiendo una cita? lo encar.
Con las manos metidas en el bolsillo para disimular el nerviosismo
que le produca su probable rechazo, asinti con una sonrisa.
No quiero presionarte, pero quedar como un idiota si me rechazas
brome.
Por primera vez en mucho tiempo, Mnica se ech a rer.
Nunca he conocido a una mujer como t le solt de pronto.
Incluso l se asombr al enunciar aquella frase que sali de su boca
sin ser medida, pero era la verdad. Quiso aadir nunca he conocido a una
mujer que me haga sentir tan desconcertado, a una a la que dese poseer y
abrazar al mismo tiempo, a una que me haga sentir lo que t. Se qued en
silencio, a riesgo de parecer un verdadero idiota si continuaba ponindose
en evidencia.
Mnica no logr sofocar aquel calor que se apoder de ella. Una
frase. Una sola y su mundo se tambaleaba.
Qu tena l? Qu?
Aljate antes de que sea demasiado tarde. Aljate!
A las diez en punto. S puntual claudic.
Se alej a toda prisa para que l no pudiera incomodarla con un nuevo
comentario que la inquietara. Hasta la hora de su cita tena trabajo por

hacer, as que mejor que mantuviera la cabeza ocupada en otro menesteres.


A poder ser, apartada de la trrida imagen de aquel polica tan atractivo.
Iba camino del trabajo cuando se detuvo frente a un edifico a medio
construir. Un grupo de personas se manifestaba con pancartas mientras la
polica trataba de disolverlos aludiendo que la manifestacin no haba sido
previamente anunciada.
Mnica ley algunos de los mensajes que exponan aquellos carteles:
No a la expoliacin!, Quieren destruir nuestra cultura, pero no lo
permitiremos...
Creyendo que tal vez poda sacar una buena noticia para Al Sur, pues
buena falta le haca, se acerc a uno de los manifestantes.
Disculpe, Contra qu se manifiestan? se interes.
El hombre le dedic una mirada recelosa, pues al parecer, su
sofisticada apariencia no estaba a la altura de aquella improvisada
manifestacin.
Acaso te interesa? dud de su buena voluntad.
Trabajo para un peridico local, y podra ofreceros cobertura
meditica. Pero si no quieres serme de ayuda, siempre puedo cubrir la
ltima inauguracin del Mcdonald de la esquina, que al parecer va a crear
veinte puestos de trabajo...
Espera! la detuvo el hombre. Nos manifestamos contra la
construccin de este edificio porque en las excavaciones se han
encontrado yacimientos arqueolgicos de gran valor histrico. Pedimos a
la Junta que permitiera hacer una excavacin a la universidad, pero al
parecer, los sobornos de Trevor Pitt, el magnate de la construccin, han
conseguido que nos ignoren.
Tienes pruebas que demuestren lo que dices?
Por supuesto que no. Slo soy un modesto profesor de instituto se
acerc a ella para hablarle con mayor intimidad. Pero he escuchado
miles de rumores. Ese tipo est metido en ms de un chanchullo, y
consigue acallar a todos los ayuntamientos con sobres, Me sigues?
Mnica asinti.
Sera un buen reportaje para una intrpida reportera como t. Se
armara un buen escndalo si logras demostrar lo que yo te he contado.
Cavilando aquella posibilidad, Mnica se despidi de aquel tipo y
emprendi su camino hacia la oficina de la revista. Realmente, lo que Al
Sur necesitaba era un buen escndalo. Una noticia lanzada en primicia que

hiciera volar los ejemplares.


Los tacones repiqueteaban sobre el pavimento abrillantado anunciado
su llegada. Desde las puertas acristaladas, divis que todos hundan la
cabeza en la pantalla de sus monitores, fingiendo que estaban trabajando.
Se dirigi a su despacho cuando alguien la interrumpi con un vaso de
papel que plant frente a su rostro. Al parecer, tras el inoportuno
comentario, Sonia, la vedette, trataba de ganarse su simpata.
He pensado que le gustara un caf antes de iniciar la jornada laboral
le ofreci.
Detesto que me hagan la pelota tanto como que hablen de m a mi
espalda dijo, en un tono lo suficiente alto para que todos la escucharan,
as que en lo sucesivo, piensa por qu no debera despedirte y cubrir tu
seccin con una persona que no me recuerde a la caricatura de Lina
Morgan.
Sonia dio un respingo, por lo que derram parte del lquido en su
blusa blanca.
Mnica continu su camino hacia el despacho, y ni siquiera se molest
en cerrar la puerta, pues prefera visualizar desde su jaula acristalada
quin trabajaba y quin finga hacerlo. Su cabeza bulla de ideas con las
que revitalizar la revista, pero antes tena que encontrar las aptitudes
necesarias en aquel equipo humano.
Ech un leve vistazo a las fichas de los trabajadores. Contaba con una
vedette retirada, una periodista recin licenciada sin experiencia previa, un
padre soltero, un hombre que tartamudeaba si lo miraban fijamente y una
sexuagenaria a punto de jubilarse.
No se pude negar que son variopintos musit.
Se dedic a hacer las llamadas pertinentes para convencer a los
anunciantes de que continuaran patrocinando Al Sur. Consigui el
beneplcito de algunos mientras recibi las evasivas del resto. Saba que
las ventas del siguiente nmero de la revista seran decisivas para el
destino de la revista, por lo que se esforz en encontrar un contenido
original y exclusivo que marcara el sello del Al Sur.
Revis los nmeros anteriores, y percibi que el mayor error de la
revista era que no se distingua por nada especial. Rellenaban las pginas
reportajes que nada tenan que ver entre s, fruto del ego desmedido de
unos trabajadores que estaban ms preocupados en lucir su artculo que en
ponerse de acuerdo para ofrecer un contenido que interesara al

comprador objetivo.
Llam a su despacho a la nica persona de todo el equipo que le
trasmita cierta confianza. Elena la joven recin licenciada y de aspecto
amable, entr en su despacho como un vendaval.
Necesita algo, seorita Laguna? pregunt solcita.
Cierra la puerta, por favor en cuanto lo hizo, le pidi que tomara
asiento frente a ella. Cmo describiras al anterior redactor jefe de Al
Sur?
Rodrigo era una persona encantadora respondi sin dudar.
Mnica bostez. De personas encantadoras estaba plagado el mundo. Y
de intiles.
Y cmo profesional?
En realidad, nos dejaba ir por libre. Cada uno de nosotros poda
escribir sobre lo que estimara oportuno.
Ya me he dado cuenta...
Se masaje las sienes tratando de encontrar una salida. Necesitaban una
noticia impactante que encabezara la portada, y si aquel tipo de la
manifestacin tena razn...
Como era una persona que se dejaba guiar por su instinto que le
haba servido en numerosas ocasiones para salvarle el pellejo , decidi
optar por aquello que la haba llamado desde un momento.
Trevor Pitt, averigua todo lo que haya sobre l. No me importa
cmo, pero quiero que destapes todos sus trapos sucios. Sospecho que
puede estar metido en una trama de chantajes y expoliacin arqueolgica
el rostro de Elena delat temor, pues no estaba segura de estar a la altura.
Consciente de ello, Mnica trat de animarla, a su manera. Ves a todos
tus compaeros? Bueno, pues te he elegido a ti porque me resultas la
opcin ms... razonable. Si haces un buen trabajo, optars a un puesto de
mayor calibre. Si me fallas, te despedir y habrs perdido una buena
oportunidad.
Elena trag con dificultad.





5



Mnica se contempl en el espejo, al tiempo que el nerviosismo le
sacuda el estmago. En general, los hombres no la inquietaban si
respetaba sus propias normas. Con Erik se las saltaba todas.
Inspir.
Haba algo en Erik que la descolocaba, y ella siempre se haba
apartado de la clase de tipos problemticos que queran ms de lo que ella
poda ofrecerles. Sin embargo, se encontraba en la tesitura contraria: saba
que el polica le causara problemas, pero aun as era incapaz de apartarse
de l. Fuera lo que fuera que posea, era demasiado adictivo para
ignorarlo.
Quiz porque con l, muy a su pesar, ella no mantena las distancias.
Incluso con Dominique, al que le una una amistad con derecho a roce
desde haca aos, jams se haba saltado sus reglas. Y aquellas consistan
bsicamente en que los hombres tomaran solo lo que ella les ofreca. Ni
ms ni menos.
Yo decido cundo, cmo y dnde
Por qu? Exista una razn primordial que, pese a la dcada
transcurrida, continuaba atormentndola. En el pasado, alguien le haba
arrebatado la libertad de decidir, por lo que ahora no lograba mantener
una relacin sana y consensuada con cualquier hombre decente. De todos
modos, aunque lo hubiera superado, no crea que fuese posible, puesl
siempre apareca en los momentos ms inesperados.
Ni siquiera era capaz de murmurar su nombre sin sentir un pnico
atroz que le consuma las entraas. El mismo miedo que la invada al
mantener contacto fsico con un hombre, a no ser que fuese ella quien
estableciera los lmites.
Dnde tocar... cundo parar...
Desde los trece aos no acataba la voluntad de nadie, salvo la suya
propia. Excepto, por supuesto, silapareca para chantajearla.l.
Siemprel. Porque en el fondo, se senta una desgraciada sin vida propia.
Una mujer sin libertad ni capacidad para decidir, enclaustrada en sus
propios miedos, condicionada por un error que haba pagado muy caro.
Desterr aquel pensamiento de su mente y trat de centrarse en Erik,

pues quera estar perfecta para l. Saba cmo acertar con los dems,
presentando una imagen perfecta a base de ejercicio intenso y una
patologa alimentaria que trataba de solucionar. Perfecta para los dems,
pero jams satisfecha consigo misma. Era imposible, porque al
contemplar su reflejo, en el fondo odiaba a la mujer hermosa y hermtica
cualidad que todos equivocaban con una falsa frivolidad, en la que se
haba convertido.
Haba formado una coraza para que nadie pudiera volver a herirla. Un
armazn a base de recelo hacia todo lo desconocido, hacia las terceras
personas y hacia s misma. Estaba envuelta por toda aquella mierda del
pasado que era mejor olvidar, salvo que aquel acosador no se lo permita.
La tena atada de pies y manos, condicionada a una posible aparicin
en su vida que la aterrorizaba, y eso era tan frustrante...
Antes de salir de la habitacin, se alis una arruga apenas
imperceptible en su vestido aguamarina. Llevaba el cabello suelto sobre la
espalda porque intua que a l le gustaba as. No importaba que en el
exterior hiciera un calor de mil demonios, pues ansiaba fascinarlo. Haba
combinado aquel atuendo con unos zapatos de tacn alto en color coral y
un clutch de la misma tonalidad. Saba de sobra que los zapatos eran cosas
de mujeres, pero deseaba poder mirarlo a la cara sin tener que ponerse de
puntillas, pues la enervaba la superioridad que implicaba la altura de Erik.
Estaba a punto de abrir la puerta cuando su telfono son. Al
comprobar la pantalla, dud si descolgar, pero al final claudic. No poda
seguir rehuyndola durante ms tiempo, pues saba que pese a su recin
estrenada maternidad, Sara se plantara en Sevilla si crea que las cosas
andaban torcidas.
Por fin me coges el telfono! Cre que iba a tener que contactar con
Erik para que fuera a buscarte y se cerciorara de que no te habas cado al
ro Guadalquivir estaba cabreada.
Mnica consult su reloj. Llegaba dos minutos tarde a su cita, y
adoraba la puntualidad. Comenz a impacientarse porque conoca lo
suficiente a su amiga para anticipar su retahla de reproches absurdos.
Bueno, no sera del todo necesario que viniera a buscarme, pues
vamos a cenar juntos.
Tenis una cita? Pero eso es...! No quiero decir que no me alegre,
es solo que me siento un poco excluida, Sabes? He engordado ms de
diez kilos, estoy aburrida en Nueva York y mis dos mejores amigos me

mantienen apartada de su vida mientras hacen manitas. As que por favor,


si vais a casaros, ruego me enviis la invitacin de boda con un poco de
antelacin se quej.
En ocasiones Sara poda ser la reina del drama.
Es solo una cena. Supongo que es buena idea que l me ensee la
ciudad minti.
Lo que quera que Erik le enseara tena poco que ver con aquella
ciudad. Con abrirse la bragueta le bastaba.
Oh... no nac ayer respondi escptica. Si quieres conocer la
ciudad, hay miles de guas tursticos. Nadie en su sano juicio queda con un
polica macizo si no quiere tirrselo.
Sara solt una risilla.
Te tengo que colgar.
Habis follado? insisti su amiga.
Mnica resopl.
En ocasiones eres imposible. Te llamar cuando pueda para ponerte
al tanto de la situacin de la revista.
Colg el telfono, lo guard en su minsculo bolso y sali de la
habitacin. Baj en ascensor hacia la recepcin del hotel, y los segundos
de recorrido se le hicieron eternos. En cuanto las puertas se abrieron,
escap del receptculo y camin ansiosa, oteando con la mirada las caras
desconocidas.
Un sentimiento desagradable se apoder de ella; Y si la haba dejado
tirada?
Empez a mosquearse consigo misma por aquel pensamiento tan
pattico, cuando de pronto lo contempl apoyado sobre la mesa de
recepcin, charlando de manera distendida con la atractiva recepcionista.
Vesta una camiseta negra con el caracterstico logo de los ACDC,
unos vaqueros que se estrechaban sobre su prieto trasero y unas zapatillas
deportivas. Irradiaba esa clase de sensualidad que te impela a girarte en
mitad de la calle para observarlo. Ese tipo de magnetismo feroz que a
veces conceda la madre naturaleza. Olor a sexo. La visin de unas
sbanas arrugadas. Al contemplarlo, dud si se haba tomado aquella cita
demasiado enserio, pues iba de punta en blanco.
Sin dudarlo, se acerc a l y le coloc una mano en el hombro. En el
instante que l percibi su contacto, lade la cabeza y clav los ojos en
ella, olvidando a la mujer con la que estaba hablando. Dedic un rpido

pero intenso vistazo a su aspecto, lo que consigui que a ella se le


ruborizaran las mejillas.
Te has puesto as de guapa para m, A que s? afirm convencido.
Le gui un ojo.
No te concedas tanta importancia, me he puesto lo primero que cog
del armario minti.
Ambos soltaron una carcajada.
Fingir que no he escuchado esa mentira.
Se volvi hacia la recepcionista para despedirse, tras lo cual,
sobresalt a Mnica agarrndola de la mano. Sinti un cosquille
agradable en los dedos, le devolvi el apretn y salieron al exterior. En
cuanto se detuvieron frente a una inmensa moto, Erik se volvi hacia ella.
No te pongas celosa, rubia. A m siempre me han gustado del color
de tu pelo la provoc.
Ella arque una ceja. Ella s que era una experta en provocaciones, e
iba a demostrrselo.
Me lo tomar como un cumplido murmur, enroscndole las
manos alrededor del cuello. Se sinti satisfecha al comprobar que l le
miraba la boca con deseo. Porque a m siempre me han gustado los
hombres de uniforme.
Erik la apret contra s.
Hoy vengo de paisano, espero que te sirva.
Eso depende seal la moto negra que haba frente a ellos. Esa
preciosidad es tuya?
Erik asinti orgulloso mientras le ofreca un casco.
Pues seguro que la has escogido para obligarme a abrazarte solt
con arrojo.
Erik se mordi el labio.
Rubia, conseguir que me abraces sin que tengas que montar de
paquete en mi moto. Algn da sers t la que me pida un abrazo.
Puede que seas t el que no quiera soltarme insinu.
Ella tom asiento detrs de l y se asi a su cintura. Con disimulo,
palp los abdominales que se intuan bajo la camiseta. Sonri como una
boba. S que estaba bueno. Le quemaron los dedos y ahog un suspiro.
Entonces, Erik lade la cabeza, provocando el leve y clido roce de sus
labios.
Es que yo nunca quiere soltarte admiti.

Mnica sinti una oleada de calor, pero antes de que pudiera asimilar
sus palabras, l arranc la moto y ella se apret contra su espalda. Erik
sorteaba el trfico con habilidad y haciendo gala de una prudencia que tal
vez tuviera algo que ver con su papel como agente de la ley.
Durante el viaje, Mnica contempl ensimismada la oleada de luces
doradas que baaban la ciudad. Erik le dedic una ruta privilegiada, tan
solo perteneciente aquellos nativos de la ciudad que conocan cada recodo
mgico al dedillo. Le explicaba que algunos de los distintos pabellones de
la Expo haban cado en desuso lo cual era una verdadera lstima,
mientras que otros lucan majestuosos. Comentaba que el puente de Isabel
II siempre sera en realidad el puente de Triana, o incluso que las
mismsima diosa Astart, prendada por la belleza del lugar, haba
bautizado a aquella tierra como Triana.
Con leyendas o sin ellas, Mnica disfrut de una ruta alternativa que
aviv su curiosidad por la ciudad. Tal vez fuera la compaa, pero tena
que reconocer que pese a los contratiempos sufridos, aquella ciudad se
estaba clavando en su alma.
Erik detuvo la moto cerca del barrio de Triana, frente a un edificio de
hierro con base rectangular y un conjunto de cuatro bvedas de can,
dotadas de inmensas cristaleras por las que se observaban numerosos
puestos gastronmicos.
Tiene un aire a la torre Eifel coment ella.
Cuenta la leyenda que Eifel fue su arquitecto le explic Erik,
granjendose el inters de Mnica. Fue ideado como una lonja de pesca,
y luego cay en desuso hasta su reciente reinaguracin como mercado
gastronmico.
Mnica se cruz de brazos y le dedic una mirada burlona.
Supongo que todo esto no lo haces para impresionarme.
l puso cara de total inocencia, hasta que habl.
Cre que ya te tena impresionada fanfarrone, granjendose la risa
de Mnica. Entonces, se acerc hacia ella y le apart el pelo del rostro,
Eres preciosa cuando sonres murmur con voz ronca. Ella entrecerr
los ojos cuando l desliz sus dedos por la mejilla, en un roce tan
anhelante como sensual. Dira que eres casi perjudicial para mi salud,
porque no puedo pensar en otra cosa ms que en besarte cuando te tengo
cerca.
Ella quiso gritarle que la besara; por algn extrao motivo no pudo

hacerlo, pues se sinti tan nerviosa que fue incapaz de articular palabra.
Aquel hombre la haca sentir desamparada, como una cra inexperta que
apenas saba nada de los hombres. Aunque con l, supo que an le quedaba
mucho por descubrir.
La aturdi al aproximar su boca hacia ella, y en vez de besarla en los
labios, plantar un casto y caliente beso sobre su frente. Mnica suspir, tan
complacida por su cercana como necesitada de una mayor intimidad.
Hoy no has trado tu cmara dijo l, como si con aquel comentario
tan simple pudiera distender la tensin que se haba formado entre ellos.
Tensin sexual, de aquella que siempre te dejaba con hambre,
insaciable y sediento de ms.
Lo nico que quiero fotografiar lo tengo delante de m musit ella.
Erik lade una sonrisa. Tom su mano y juguete con sus dedos.
Qu mala eres replic abrumado. Me cuesta mucho contenerme,
pero t me lo pones muy difcil, rubia.
Se inclino hacia l.
Pues no te contengas lo anim.
La boca de l captur la suya, y ambos perdieron el control. Con un
brazo le rode la cintura, y con la mano libre le asi el rostro, para
conducirla en un beso salvaje que deseaba tomar todo lo que ella le
permitiera. Pese a que estaban en mitad de la calle, pareca como si el
contacto de sus labios los hubiera transportado a un lugar que les
perteneca solo a ellos.
Erik invadi su boca, la saque con la lengua hasta que la oy jadear
de puro placer. Entonces, sonri triunfal y la apret ms contra s,
lamiendo su labio inferior hasta que Mnica no pudo ms. Turbada por un
cmulo de sensaciones intensas, coloc las manos sobre su pecho y solt
un suspiro trmulo.
Tengo hambre declar.
Vmonos a cualquier lugar en el que podamos estar solos decidi
l, necesitado de ms.
Mnica esboz una mueca temblorosa. El pecho le suba y bajaba,
todava conmocionada por el beso.
Erik... no me pidas...
Qu le suceda? Ella jams haba sido cobarde, pero la asustaba ser
incapaz de controlarse. Quera ms de l, y a la vez necesitaba mantener
cierta distancia, porque senta que l la consuma.

Vayamos despacio... o deprisa... como quieras respondi algo


nervioso. Pero no me prives de estar contigo. Al menos hasta que le
ponga nombre a lo que me haces sentir. No huyas de m.
Ella le ofreci un beso rpido, cargado de dulzura.
No quiero huir de ti.
Erik se relaj, le pas un brazo alrededor de los hombros y tomaron
asiento en una mesa dispuesta en la terraza que ofreca unas inmejorables
vistas al ro. Mnica se senta desbordada ante el numeroso men, por lo
que permiti que l escogiera un sinfn de tapas que le entraron por los
ojos, pero que apenas pudo llevarse a la boca. Porque se senta inquieta, y
de vez en cuando, se descubra a s misma escrutando la distancia en busca
de su acosador particular.
Erik capt su atencin al deslizar una tarjeta de memoria por encima
de la mesa.
Lo prometido es deuda. Puedes hacer con ella lo que estimes
oportuno. Reconozco que no soy muy partidario de los periodistas, pues
siempre entorpecen una investigacin policial ella fingi sentirse
ofendida, pues estaba acostumbrada a aquel recelo hacia su gremio. Pero
ests en tu derecho de publicar las fotos, si es lo que quieres.
Y qu es lo que quieres t? lo sorprendi con aquella pregunta. l
quiso responderle que lo que quera no poda decrselo a la cara, pues
acabara escandalizndola. Mnica continu. Si me lo pidieras, no las
publicara.
Por qu tienes escrpulos?
Ella ahog una risilla.
Porque me gustara ayudarte.
Tal vez la foto lo ponga algo nervioso y lo haga cometer algn error
coment pensativo.
Mnica estir la mano para alcanzar la suya, sobresaltndolo con el
contacto.
Erik, Cmo de grave es? se preocup.
Tienes que pasar mucho tiempo en la ciudad?
Mnica resopl.
No seas exagerado.
No lo soy respondi con voz grave. Ese hombre intent hacerte
dao, maldita sea.
El tono de l demostraba una rabia que consigui asustarla. An as,

trat de convencerse de lo contrario.


Pero me dej en paz. Tuvo la oportunidad de matarme y no lo hizo.
Por extrao que resulte, me dio la impresin de que no quera hacerme
dao lo tranquiliz.
Erik gir la cabeza y plant la mirada en las calmadas aguas del ro.
Deberas marcharte de aqu.
Y dejar de disfrutar de tu compaa? brome, para distender la
tensin.
Erik la mir de golpe, con una furia que no consigui desterrar.
Todava se senta conmocionado por lo sucedido, lo cual era preocupante.
Haba recibido un balazo casi letal, pero no haba tenido tiempo de
sopesar aquel tema, pues estaba ms aterrado por el ataque que Mnica
sufri a manos de aquel sanguinario.
No tiene ninguna gracia de pronto, su humor se agri. Mnica supo
que no era el momento de hacer bromas, por lo que se qued callada, a la
espera de soportar una ira que identificaba como preocupacin. Pero en
vez de eso, l la mir a los ojos sin ambages. Tienes idea de lo que
sent cuando descubr que l trat de estrangularte?
Ante la intensidad con la que manifest aquella pregunta, ella no supo
qu responder.
Sent que el mundo se hunda bajo mis pies, y que si te hubiera
sucedido algo, jams me lo habra perdonado. Te grit porque no estoy
dispuesto a permitir que te pongas en peligro por mi culpa, y si vuelves a
hacerlo, te aseguro que no sern palabras de agradecimiento lo que
recibas.
Erik, no fue culpa tuya trat de calmarlo, enternecida por la manera
brusca en la que l se haba desnudado sin pretenderlo ante ella.
l se mordi el labio inferior, en un gesto tan espontneo como
tremendamente sexy para ella.
Llmame loco, pero el mundo me parece un lugar ms bonito si t
ests en l.
A Mnica le dio un vuelco el corazn.
Por qu... dices ese tipo de cosas? ella arrug el entrecejo, me
desconciertas.
Porque me gustan las rubias se burl.
Eres imposible.
Debo de serlo. Me promet a m mismo que me alejara de ti y no te

pedira disculpas, pero al cabo de una horas conseguiste que rectificara.


Por qu?
No lo s. Tal vez... murmur, clavando su mirada incendiaria en
ella, porque en cuanto te veo haces que me olvide de todo.
Mnica asinti.
Qu casualidad. A m me sucede exactamente lo mismo cuando estoy
contigo insinu.
l la haca sentir ms libre y relajada que en presencia de cualquier
otra persona, como si todos sus problemas y miedos se desvanecieran en
su compaa. No era de extraar, pues tan slo poda pensar en besarlo y
acariciar aquel cuerpo por el que arda de deseo. El dolor; la ansiedad
producida por su pasado, se esfumaba con un leve roce de sus labios.
Apenas has probado la comida le dijo l, con la necesidad de
cambiar de tema.
No tengo gran apetito.
Qu pena. He preparado algo para lo que deberas coger fuerza
coment, levantndose de su asiento.
Mnica hizo lo mismo, sobresaltada por aquella indirecta de
remarcado carcter sexual.
Cmo dices? replic sofocada.
Un paseo, boba respondi encantado, al comprender la verdadera
naturaleza de sus pensamientos. Entonces se ech a rer. Una risa
poderosa, masculina y que a ella le recorri la piel hasta ruborizarla.
Pero si ests pensando en lo otro, tambin puedo ofrecrtelo. De las dos
formas pasaras un buen rato, aunque soy tremendamente bueno y
generoso con la ltima.
Ante la indirecta, Mnica puso los ojos en blanco, tratando de
aparentar indiferencia ante una declaracin que la haba avergonzado.
Prefiero el paseo, gracias fue todo lo que pudo decir.
T te lo pierdes.
Erik se encogi de hombros, si bien Mnica fue consciente de la
mirada insinuante que l le dedicaba de reojo.
Sin ser consciente de lo que estaba haciendo, camin a su lado con la
mano entrelazada con la suya. De todos modos, no es que fuera a poner
objecin a un tmido contacto que la agradaba. Caminaron por la orilla del
ro, ella siguindolo a l mientras Erik le formulaba preguntas sobre su
vida privada que comenzaban a importunarla. Por las razones evidentes,

no era muy abierta a hablar sobre su intimidad, e incluso se haba forjado


una coartada falsa con Sara para que la dejara tranquila, pues su amiga al
igual que el subinspector, se empeaba en meterse en sus asuntos.
Por qu dejaste de lado tu vocacin por la historia? le pregunt.
Mnica apret los labios al recordar aquel momento en el que se vio
obligada a rechazar la oferta de trabajo con la que siempre haba soado.
Entonces, entorn los ojos hacia un punto lejano y opt por obsequiarlo
con la versin mejorada de la historia. Aquella que haba forjado a base de
mentiras hiladas para protegerse de todos.
No la dej de lado, tan solo aprovech una oportunidad respondi
evasiva. Al sentir el inters persistente de l, aadi: en mi ltimo ao de
carrera, encontr un puesto de becaria en Musa. Era justo lo que
necesitaba en aquel momento; un trabajo sencillo y que no requiriera
demasiada responsabilidad mientras terminaba mis estudios. Tena que
hacer fotocopias y ese tipo de cosas... pero un da, uno de los reporteros se
ausent y la revista estaba desbordada de trabajo. La directora de la revista
me seal con un dedo y me grit que terminara su reportaje, y
simplemente lo hice lo mejor que pude. Les gust, y poco a poco me hice
un hueco dentro de la revista. Al cabo de un par de aos era la redactora
jefa, hasta que Hctor me concedi una oportunidad y me convert en la
directora de Musa Espaa.
No suena como si te apasionara coment l.
Mnica detestaba que la evaluaran, por lo que se cruz de brazos para
romper el contacto que los una.
A ti te apasiona tu trabajo? contrarrest. Entonces se detuvo para
contemplarlo agotada. Pero qu cosas digo... por supuesto que te
apasiona tu trabajo. Has estado a punto de morir por cumplir con tus
obligaciones.
Erik le coloc las manos sobre los hombros, en un intento por
serenarla. Intua que haba traspasado la lnea que Mnica trazaba con todo
el mundo, pues ella se mostraba ms alterada que de costumbre.
No suena como un cumplido.
S, no... S! exclam nerviosa. Se forz a relajarse al sentir que l
masajeaba sus hombros con dulzura. Debe de ser gratificante dedicarte a
un trabajo que te apasiona.
Lo es admiti l.
Sus manos ascendieron hacia su rostro, que acun con suma ternura.

Lo siento si he hecho demasiadas preguntas, pero me intrigas la


atrajo hacia s. A pesar de que se mora de ganas por besarla, no lo hizo,
pues adverta su reticencia. Me gustara saberlo todo de ti, aunque me
quedar con aquello que t quieras mostrarme.
Erik, deberas alejarte de m le aconsej, imbuida por una tristeza
infinita.
Ella no era alguien con quien trabar una relacin duradera, ni siquiera
una amistad fomentada en la confianza.
Tonteras desde su sugerencia. Porque aunque quisiera, no
puedo.
La bes tomndola por sorpresa, y ese fue el instante en el que Mnica
supo que estaba perdida. Su voluntad siempre sera derrotada por sus
besos; devastada por el sentimiento que le invada el pecho cuando estaba
en los brazos de l.
Apartndola con cierta brusquedad, la mir a la cara.
Ves? intent convencerla. No puedo alejarme de ti.
Mnica se desinfl.
No quiero complicarte la vida insisti, rehuyendo su mirada.
Me complicas hasta los sueos, Mnica lade una sonrisa
irresistible. Te deseo como nunca antes he deseado a otra mujer. Las
cosas dejaron de ser lgicas o simples cuando t llegaste a mi vida, pero
me da igual.
Invadida por un sentimiento desconocido, Mnica atrap la mano de l
y se la llev a la boca, besndole los nudillos.
Si sigues as, ser yo la que no quiera alejarme de ti musit.
En realidad, quiso decir la que no poda, pues su verdadera voluntad
era la de disfrutar de su compaa, de sus besos y de todo lo que l le
ofreciera.
Continuaron caminando muy cerca el uno del otro; ella de mejor
humor, quiz ms calmada por permanecer junto a un hombre que la haca
sentir segura. De vez en cuando, Erik le relataba alguna curiosidad de la
ciudad, por lo que el largo paseo se le hizo muy ameno hasta que se
detuvieron frente al Parque de Mara Luisa.
El parque reciba su nombre de la Infanta Mara Luisa de Borbn,
quien haba donado a la ciudad los jardines privados del Palacio de San
Telmo. Rodeado de una espesa y singular vegetacin, su principal sea
caracterstica eran las numerosas glorietas repletas de estatuas, que

conferan al paisaje un aspecto romntico y buclico.


Los coches de caballo, los triciclos y el gento se daban cita en un
entorno extico cuyo mayor atractivo era la Plaza de Espaa, lugar hacia
el que ambos se dirigan. Haba sido construida para la Exposicin
Iberoamericana de 1920, y su forma semieliptca simbolizaba el abrazo de
Espaa a las colonias.
Un canal semicircular se expona frente a la edificacin de estilo
renacentista, que haba sido escenario de pelculas tan emblemticas como
Lawrence de Arabia o La guerra de las galaxias. Al contemplarla de cerca,
Mnica entendi el porqu.
Coronaba el centro de la plaza una imponente fuente de piedra blanca
que brillaba bajo la luz de la luna. El canal estaba bordeado por cuatro
puentes que simbolizaban los cuatro antiguos reinos de Espaa, y el
majestuoso edificio estaba compuesto por una parte central y dos alas que
terminaban en dos torres denominadas Norte y Sur.
Entusiasmada, Mnica seal las barquitas con remo que flotaban
sobre la ra.
Me encantara subirme a una de esas implor, como una nia a la
que acababan de liberar en un parque de atracciones. De repente, se volvi
hacia Erik con los brazos en jarra. No me digas que aqu es donde traes
a todas tus citas, porque me encantara sentirme especial!
Erik se meti las manos en los bolsillos, con rostro circunspecto.
Lo confieso. Eres la nmero siete.
Mnica trat de golpearlo, pero l atrap sus muecas para robarle un
beso.
Mentiroso, dime la verdad! exclam divertida.
l trat de hacerle cosquillas mientras Mnica escapaba de su abrazo
retorcindose de la risa. Se dio la vuelta para echar a correr, pero l la
abraz contra su pecho, pasndole un brazo alrededor del vientre. Mnica
sinti aquella parte de su anatoma apretada contra sus nalgas y trat de
ignorar tal hecho en vano.
Qu quieres saber? sugiri l.
Su respiracin le acarici el lbulo de la oreja, provocando un leve
temblor en sus rodillas.
Siempre haces de tus citas algo tan especial?
No lo s, dmelo t cuando acabe la noche la solt, mirndola a la
cara. Es mi primera vez.

Dejndola anonada, ech a caminar en direccin al canal. Mnica lo


persigui, demasiado desconcertada para pensar en lo que l acababa de
decirle.

Subidos a la barca, Mnica trataba de remar mientras Erik esbozaba
una sonrisa burlona que no poda disimular. La barca se desplazaba en
crculos alrededor del agua a pesar de que ella se esforzaba en mover el
remo con toda su fuerza.
Sera til que utilizaras los dos remos a la vez sugiri l, al borde
de un ataque de risa.
Mnica lo fulmin con la mirada.
No puedo. Pesan demasiado para m se quej, dndose por vencida.
Haca diez minutos que se haba empeado en remar ella sola mientras
Erik la contemplaba con escepticismo y ella se esforzaba en demostrarle
su falsa habilidad en aquel quehacer.
Erik se incorpor para ayudarla, lo que provoc el vaivn de la barca
de madera. Mnica se agarr al borde, soltando un grito histrico.
Qudate dnde ests, no quiero caerme a ese montn de agua sucia y
estancada!
Hace cinco minutos te pareci buena idea le record.
Ella ignor el comentario insidioso.
Date la vuelta. Remar de espaldas es ms sencillo le aconsej.
Y me lo dices ahora...
Mnica se volte, postura que l aprovech para colocarse a su
espalda y colocar las manos sobre las suyas. En aquella posicin tan
ntima, l le pidi en un susurro que volviera a intentarlo. Ella percibi su
aliento clido sobre la nuca, cerr los ojos y sacudi la cabeza.
Preferira que lo hicieras t.
De eso nada replic l, que intentaba estar cerca de ella con
cualquier pretexto. T nos has trado hasta aqu y t vas a devolvernos
hacia el embarcadero.
Es una forma muy elegante de enmascarar que vas a meterme mano
argument.
Ante aquel comentario tan descarado como verdico, l slo pudo
echarse a rer.
Pese a todo, Mnica reconoci que era l quien haca todo el esfuerzo
de mover los remos. Conforme transcurrieron los minutos, ella se fue

relajando y apoy por completo la espalda sobre el pecho de l, pues


deba admitir que no exista refugio ms acogedor que el que le ofrecan
los brazos de Erik.
Al llegar al embarcadero, l sali de la barca para ofrecerle luego una
mano que ella no dud en aceptar. Atrayndola hacia s con mayor fuerza
de la necesaria, la acerc hacia su boca para robarle un beso que ella
recibi con total entrega.
Ha sido sin querer dijo l, con cara de inocencia.
Ya... Mnica lo agarr de la camiseta, atrapndolo en sus garras.
Anda, dame otro.
Y l se lo concedi con premura. Con aquella sonrisa de canalla
embrujado por ella, la apret por la cintura y la bes con urgencia. Sus
manos volaron hacia las caderas de ella, enredndose en aquella piel tan
suave que lo enloqueca, para apretarla contra la urgencia de sus
pantalones. Mnica jade, e introdujo las manos por dentro de la camiseta
para acariciarle el abdomen. Tan clido, tan duro..., todo lo que encontraba
en l la fascinaba.
Si son como ste, te doy todos los que quieras admiti l,
arrastrndola consigo hacia el interior del parque.
Se besaron en cada rincn, descubriendo en el otro los anhelos que
solo crean propios. Pasin desatada, incontrolable, insaciable... de aquella
que urga por los besos del otro, y que siempre prometa el ltimo beso
pero acababa sucumbiendo a uno ms. Arrastraban las palabras mientras
jadeaban contra la boca ajena, demasiado excitados para apartarse de la
tentacin carnal.
En los brazos del contrario, todo era primitivo y catrtico. Mnica lo
saba, llevaba intuyndolo00 desde su primer encuentro en aquel hospital,
pero en sus brazos la certeza la golpe con inclemencia, advirtindole que
l era todo lo que siempre haba deseado mas nunca podra tener.
Agobiada por sentirse tan completa y vaca a la vez, lo separ con
ambas manos, demasiado atontada por el beso como para actuar con cierta
racionalidad. Erik la contempl dubitativo, pero enseguida asinti, quiz
porque una parte de l esperaba que en algn momento ella se empeara
en marcar las distancias.
Si hubiera conocido la verdadera razn, supuso Mnica, no rondara
en sus ojos el reflejo del fastidio.
He ido demasiado deprisa? insinu. De todos modos, si pretenda

ser una disculpa no haba empleado el tono adecuado.


No soy una cra replic molesta.
l la devor con la mirada.
De eso ya me he dado cuenta respondi, mirndole las tetas.
S lo que quieres de m, es solo que...
Erik la cort con aquella voz de bartono que consegua estremecerla.
No sabes lo que quiero de ti.
Mnica inclin la cabeza hacia l, y por un instante, tuvo la intencin
de preguntarle lo que quera. No lo hizo porque intua la respuesta. Porque
la intua y la aterraba.
Se haban detenido frente a una cascada que confera al paisaje un
aspecto extico. Mnica ley el nombre que rezaba en el cartel, ms por
distender la atencin que porque en realidad tuviera verdadero inters.
Monte Gurug ...enunci pensativa. Cmo el que hay en Melilla?
Erik asinti.
Supongo que para rendir homenaje a los cados espaoles en las
batallas. Al igual que en el Cabo de tres forcas, este es el punto ms alto
del parque.
En serio no has aprendido toda esa informacin de gua turstico
para impresionarme? brome ella.
A Erik se le encendi una sonrisa de marcado hoyuelo en la barbilla.
Por qu, funciona?
Mnica se mordi el labio inferior, negndose a responder a su
pregunta.
As que desde ah arriba se puede observar todo el parque...
Me ests evitando murmur a su espalda.
Ella se estremeci al sentir la boca de Erik sobre su nuca. Cerr los
ojos y se dej llevar durante unos segundos, hasta que recobr la razn y
comenz a subir la escalera pedregosa que conduca hacia la cpula de la
cima. Apoyada sobre la barandilla, contempl maravillada las vistas que
ofreca del parque.
Me gusta este lugar.
A m me gustas t susurr l a su lado.
Mnica sonri porque era inevitable.
Ahora comprendo por qu eres amigo de Sara replic, en un
intento por evadirlo. Ambos sois igual de sinceros.
No estoy hablando de Sara replic.

Mnica ahog la respiracin. Se senta demasiado nerviosa para


mirarlo a la cara, por lo que clav los ojos en un riachuelo repleto de
patos y cisnes.
Has odo lo que te he dicho?
Apret las manos en torno a la barandilla.
S musit al fin.
Y no tienes nada que decirme? persever.
Mnica solt un suspiro trmulo. Con l todo era tan emocionante
como aterrador.
Erik... se gir hacia l, encontrndolo de cara. Los brazos de Erik
la atraparon contra la barandilla, y Mnica sinti una oleada de pnico que
intent disimular. En general los hombres no me impresionan, pero t
me pones nerviosa.
l la estudi con curiosidad, aflojando una sonrisa tierna que era solo
para ella.
Me lo tomar como un cumplido.
Ella se relaj por completo al sentir que l la liberaba.
Algo as acord.
Entonces, Mnica seal aquel recodo romntico que haba llamado su
atencin.
Podemos ir a ese lugar? Me gustara hacer algunas fotografas.
Erik la ayud a descender por la escalinata.
Cre que no habas trado tu cmara coment extraado.
Dije que quera fotografiarte a ti, no que la hubiera olvidado
respondi. Su voz destil cierto atrevimiento cuando aadi: podras
posar para m.
Qu graciosa.
Ella se encogi de hombros.
No estoy bromeando sentenci, esta vez seria.
El rostro de Erik proyect una mueca de disgusto.
Qu? hizo aspavientos con las manos, como si con ello fuera a
defenderse de los posibles efectos adversos del flash. Mnica puso las
manos en jarra, demasiado acostumbrada a los hombres que detestaban
ejercer de modelo fotogrfico. No voy a posar para ti! No soy un
monigote.
Mnica comenz a caminar.
Tienes razn. Eres un hombre muy atractivo.

Pese al cumplido, Erik resopl.


Detesto las fotografas.
A m en cambio me encanta hacerlas lo contradijo, captando la
imagen de una fuente que expulsaba un potente chorro de agua. Se volvi
hacia l con la intencin de insistir una ltima vez. Lo haca porque
cuando se separara de l, estara encantada de poseer una imagen perpetua
de Erik
. Me haras muy feliz.
l arrug el entrecejo.
No es justo.
Por qu?
Porque me encantara hacerte feliz dijo, dejndola sin habla. Con
tal naturalidad que ella permaneci asombrada. Cumplira cada uno de
tus deseos si con ello te hiciera sonrer, Mnica.
Eso... Significa que me dejars hacerte una foto? titube.
Todas las que quieras.
La adelant con facilidad para adentrarse en la Isleta de los patos, con
certeza el lugar ms romntico de todo el parque. Cruzaba el estanque
repleto de patos, cisnes y pavos reales un puente empedrado por el que se
acceda hacia un templete.
Qutate la camiseta.
Erik resopl.
Slo bromeaba sonri ella. Ajust la cmara y dispar varias
veces. Al contemplar la pantalla, sacudi la cabeza, disgustada por el
resultado . Simplemente acta como si no estuviera. Ests demasiado
rgido.
Es complicado. Me gusta mirarte.
Mnica sinti una oleada de calor.
Date la vuelta.
Asintiendo de mala gana, l obedeci a la fotgrafa. Mnica captur el
perfil de su rostro al pillarlo desprevenido, por lo que consigui una foto
perfecta. Al percatarse de que ella contemplaba la fotografa complacida,
l se apropi de la cmara para visualizarla.
No la borres exigi.
l pareci encantado ante tal reclamo.
Si te gusta, no voy a hacerlo.
Ella asinti.

Eres buena.
Mnica le rest importancia con un leve cabeceo que l aprovech
para acariciarle la mejilla.
Slo consigo reflejar la belleza de lo que ya la posee.
Erik enarc una ceja.
Me ests llamando guapo?
Lo eres respondi sin dudar.
Me alegro de que te guste lo que ves, supongo.
Y tanto que puedes alegrarte! No he conocido en mi vida a un hombre
que me resulte ms descaradamente atractivo que t.
Mnica se dedic a fotografiar a una pareja de cisnes que estrechaban
sus picos hasta formar un corazn. Mientras lo haca, Erik vislumbr la
expresin relajada y placentera en el rostro de ella, alejada de la tensin
en la que sola permanecer su cara. La fotografa la extasiaba, cosa que l
estaba encantado de contemplar, aunque si por l fuera, la extasiara de una
forma ms ntima que la hara explotar de placer.
Acabo de descubrir mi lugar preferido de este parque coment sin
cesar de fotografiar todo lo que llamaba su atencin, todo aqu es
romntico e idlico, Sabes? Tan slo le faltara la banda sonora para que
formara parte de la escena de alguna pelcula.
Qu clase de msica le pondras t?
Ella se colg la cmara en el cuello, girndose para prestarle toda su
atencin.
Oh... alguna de Ellie Goulding. Love me like you do, en particular
me encanta.
l se rasc la barbilla, pensativo.
Ah... esa no me la s, pero que no se diga que no intento ponerle
msica a tus deseos murmur, con un leve carraspeo de garganta para
entonar una cancin que provoc que Mnica abriera los ojos de par en
par. Why do birds suddenly appear..., every time ...you are near?
Pese a que lo intentaba, la voz de Erik era demasiado grave para
aquella cancin tan delicada. Mnica trat de taparle la boca mientras se
echaba a rer.
Ssssshhh, Vas a espantar a los pjaros, me muero de vergenza!
l le mordisque los dedos para continuar como si nada.
Just like me, they long to be... close to you... finaliz.
Mnica aplaudi, demasiado divertida por aquel humor que solo

pretenda sacarle una sonrisa.


Muy apropiada concedi, aunque me sigo quedando con Ellie
Goulding. Tendrs que aprenderla para la prxima.
Al menos he conseguido que tengas ganas de volver a verme.
Bueno... no te habra hecho falta demasiado. Siempre tengo ganas de
verte admiti, incapaz de mantener la boca cerrada. Al percatarse de que
acababa de dejarse en evidencia, se apresur a decir
: As que The Carpenters...
Me trae buenos recuerdos. Mi madre sola cantarme esa cancin
cuando trataba de dormirme. Era un poco nervioso.
Creo que lo sigues siendo.
Bueno, eso ya da igual. De haber sabido que... se arrepinti,
detenindose en un hecho que le haca demasiado dao para relatar.
Inspir, fijando la vista en ninguna parte. Primero haba perdido a su
padre siendo un nio, y ahora el maldito destino se empeaba en
arrebatarle a la persona que ms amaba en el mundo.
Mnica comprendi su dolor, por lo que apoy una mano en su
hombro y se aproxim a l. Aunque se negara a admitirlo, saba lo que el
sufrimiento ajeno poda causar en uno mismo. Lo saba porque ella haba
renunciado a todos sus sueos para salvar la vida de su propia madre, y
ahora contemplaba como un hombre en apariencia fuerte se derrumbaba
ante el temor de perder a un ser querido.
Lo siento mucho, Erik.
Acarici su hombro porque necesitaba calmarlo y porque detestaba
que las personas que menos se lo merecieran sufrieran en una vida que
segn lo que ella haba experimentado jams castigaba a los
verdaderos culpables, pero se empeaba en llevarse a quienes menos lo
merecan.
Ella crey que Erik rehuira su contacto, pero no fue as. Pos una
mano sobre la suya, como si temiera que ella fuese a soltarlo. Al parecer,
necesitaba desahogarse con alguien porque llevaba demasiado tiempo
aparentando ser fuerte.
Le diagnosticaron cncer terminal hace dos aos dijo, en un
susurro.
Mnica lo escuch sin apenas respirar.
Le dieron dos aos de vida su voz se rompi. Erik trag con
dificultad, inclin la cabeza hacia abajo y cerr los ojos, tratando de

contener las lgrimas. Lo peor de todo es que soy incapaz de disimular


mi dolor ante ella. Siempre fue una mujer fuerte, desde la muerte de mi
padre. Ella est tan tranquila... tan en paz con lo que va a suceder, que yo...
Mnica lo rode con sus delgados brazos para abrazarlo, ofrecindole
un lugar en el que volcar su dolor. Sobresaltado, Erik escondi su rostro
en el cabello y respir con dificultad. Algo se removi en su interior al
sentirse arropado por ella, pues desde la enfermedad de su madre, haba
temido que nadie volvera a ofrecerle aquel cario y proteccin que solo
la mujer que lo haba trado al mundo poda brindar sin medidas. Pero con
Mnica, pese a ser el hombre fuerte e inquebrantable que aparentaba,
senta que haba encontrado aquel hogar al que regresar siempre que se
sintiera perdido y asustado.
Permanecieron abrazados y callados hasta que perdieron la nocin del
tiempo.









6



Una estela dorada rodeaba el puente de Triana al caer la noche. Todo
era brillante y mgico, como una escena extrada de alguna historia
narrada en las Mil y una noches. Se haban detenido frente a la barandilla,
tan cerca el uno del otro que Mnica estaba segura de que l poda leer los
pensamientos que le avasallaban la mente. Todo se haba vuelto
demasiado ntimo desde que ella lo haba abrazado en un intento por
paliar su dolor, o consumirse con el mismo. Tras separarse, l
simplemente la haba mirado de una manera demasiado profunda para no
sentirse cohibida. Luego haban emprendido el camino de regreso sin
apenas cruzar palabra, hasta que se detuvieron frente al puente.
Con los codos apoyados sobre la barandilla, Mnica sinti la
necesidad de saber ms de l. Tal vez, si descubra todos sus secretos y
anhelos, cesara la voracidad que la acuciaba por todo lo relacionado con
Erik.
Por qu te hiciste polica? inquiri.
Desde que tengo uso de razn, siempre quise serlo. Creo que todo
estaba relacionado con imitar los pasos de mi padre, porque todos lo
admiraban y yo deseaba convertirme en alguien como l. Luego me d
cuenta de que verdaderamente me gusta lo que hago, eso es todo.
Hablaba de ello con total naturalidad, como si fuera una cuestin a la
que ya haba respondido en ms de una ocasin. Mnica se pregunt
cuntas mujeres se la habran formulado antes que ella.
Te pudo preguntar qu le sucedi?
Erik asinti tranquilo. Durante nio, su recuerdo lo haba estremecido,
pero siendo adulto tan solo senta respeto y devocin por su padre.
No estaba de servicio cuando sucedi. Mi padre me haba llevado al
cine, y cuando regresbamos en medio de una riada, el coche que iba
delante derrap por el puente y se cay al ro con una mujer y su hija
dentro. Mi padre salt al agua y consigui rescatar a la pequea. Luego
volvi a por la madre, pero ninguno de los dos logr regresar le relat.
No fueron las imgenes de la noche en la que acompaaba a su padre y l
le pidi que fuera valiente y sostuviera la mano de aquella nia empapada

las que acudieron a su mente, sino el instante en el que el fretro descendi


bajo tierra, advirtindole que nada volvera a ser lo mismo.
Haba sido duro crecer sin un padre al que adoraba, pero todo fue ms
llevadero con la dulzura de su madre, que jams se dej vencer por las
adversidades. Al cabo de los aos, su padrastro y el nacimiento de su
hermano consiguieron encauzar su vida, y ahora el aciago destino
regresaba para desbaratarla de nuevo.
Sigues en contacto con esa nia? lo sorprendi aquella pregunta.
Nadie se la haba formulado antes. Generalmente, todos se quedaban
en la parte superficial de la historia, sin palabras para profundizar en lo
que haba sucedido despus. En lo complicado que le result sobreponerse
al dolor de haber obedecido la orden de su padre: contemplar el agua
desde la barandilla sin soltar la mano de aquella nia.
Dejarlo morir.
Lo siento si ha sido una pregunta inoportuna se excus, al percibir
su malestar.
No es eso neg l. Nadie me lo haba preguntado antes. S, sigo
en contacto con ella. De hecho, se convirti en una buena amiga. Ahora
vive en Los ngeles, est casada y soy el padrino de su hijo.
Afloj los nudillos alrededor de la barandilla, pues atrs haba
quedado el tiempo en el que su odio por la muerte de su padre estuvo a
punto de consumirlo.
Saba que eras un buen tipo, Erik. Pero a veces me sigue
sorprendiendo lo que descubro cada vez que ahondo un poco ms en ti.
l no comprendi a lo que se refera, por lo que ella continu.
Seguir en contacto con esa nia dice mucho de ti. Yo no s si habra
sido capaz, Sabes? Creo que tenerla cerca me habra...
Hecho culparla de lo sucedido? anticip su comentario . No voy
a negar que en un principio fue as. Me deca a m mismo que si aquella
nia desconocida no se hubiera cruzado en nuestro camino, mi padre
seguira con vida. Pero entonces sucedi algo que me cambi la vida se
detuvo para tomar aire, pues no haba vuelto a hablar de ello con nadie.
Una semana despus de que mi padre falleciera, mi madre me llev a casa
de aquella nia. Antes de entrar, me dijo que yo haba perdido a un padre
al igual que aquella nia a su madre. Que si quera superar lo sucedido,
tena que empezar por dejar de culpar a todo el mundo de la muerte de mi
padre. Ella siempre ha dicho que vivir sin odio es ms fcil y nos hace

ms felices. Solo segu su consejo.


Lo contempl con creciente inters.
Y qu pas despus?
Aquella nia tena un padre que al igual que mi madre haba perdido
a alguien. Creo que se enamor de mi madre en cuanto la vio, pero no
reuni el valor para decrselo hasta que transcurrieron diez aos. Ahora es
mi padrastro y el padre de mi hermano.
Mnica escuch la historia algo sorprendida por lo bien que l se
haba tomado una situacin en principio inverosmil, hasta que
comprendi que la felicidad de su madre jugaba un papel primordial en la
suya propia.
Ahora lo sabes todo de m le susurr al odo, sobresaltndola.
Ella asinti.
Qu es lo que escondes, Mnica? le pregunt sin rodeos.
Ella ahog una risilla nerviosa.
Demasiado para contar en una sola noche lo esquiv, si bien era
cierto.
Ocultaba tantos temores y secretos que no saba por donde empezar.
Tampoco poda.
Tienes todo mi tiempo, porque contigo nunca ser tiempo perdido.
Mnica se estremeci.
Te conformaras si te digo que no slo depende de m? necesit
hacerle entender.
Porque pese a que pretenda fingir lo contrario consigo misma, en
realidad jams haba dependido de ella. La verdad condenara a alguien a
quien amaba por encima de todo, y no estaba dispuesta a ello.
No, la verdad respondi resignado. Sabes que puedes confiar en
m, Cierto?
Ella rehuy su mirada. Llevaba aos sin confiar por completo en
alguien.
Apenas nos conocemos, y no sabes nada de m.
Me es suficiente para mantener mi palabra le aclar muy seguro. Se
aproxim a ella para rozarle la frente con los labios. Dara lo que fuera
por desterrar esos demonios que te atormentan, porque no s lo que
escondes, pero s que me gustara que dejaras de estar a la defensiva.
Tengo motivos y no te gustara conocerlos, te lo aseguro
respondi con impotencia.

Cuando una mujer es tan bella como t, no puede ocultar nada tan
terrible la contradijo. Ante un argumento tan banal como halagador, ella
quiso contradecirlo, pero l la detuvo con sus siguientes palabras: pero
lo ms importante es que me fo de mi instinto, y me dice que no te deje
escapar, Mnica. Porque me vuelves loco.
Ella cerr los ojos, estremecida. Irritada consigo misma por querer
doblegarse y abrirse ante l. Por ser tan crdula.
Apret las manos entorno a la barandilla y sacudi la cabeza.
Por Dios, slo soy una chica guapa. Me lo han dicho tantas veces que
ha dejado de tener su encanto. Y creme, algn da conocers a alguien
mejor que yo. No es tan difcil su voz destil rabia.
Lo eres, maldita sea. Pero cuando estoy cerca de ti no eres una chica
guapa ms. Eres esa mujer llena de secretos que necesito desvelar. La que
me ha dado el abrazo ms extrao y reconfortante de mi vida, y la que
sonre haciendo que todo lo dems deje de existir. No s qu es lo que
tienes, pero del mismo modo que s que no tiene nada que ver con tu
belleza, te aseguro que voy a descubrirlo.
Mnica respir aceleradamente.
Bsame.
La atrajo de la cintura de forma tan brusca que ella entreabri los
labios para recibir un beso que la devast. Mnica enred las manos en su
nuca, se coloc de puntillas y se dej llevar. Gimi contra la boca de l, y
susurr su nombre en un delirio de placer que fue incapaz de contener.
Extasiado, Erik desliz las manos hacia los delgados brazos, como si al
sujetarla a ella pudiera sostenerse a s mismo.
Tal vez fuera as.
Me gusta que me beses como si no hubiera un maana musit ella.
A m me gusta besarte como si pudiramos hacerlo todos los das de
nuestra vida.
Mnica se mordi el labio, demasiado maravillada para obligarse a
escuchar a su conciencia. No, no le daba la gana. En aquel momento quera
soar a su lado... mejor an, Quera vivirlo a su lado!
Suspir embelesada, junto a l, contemplando el ro. Erik la miraba de
reojo.
Esta ciudad tiene algo, Sabes? observaba el reflejo dorado de la
luz sobre el ro, y Erik estuvo seguro de que no haba nada ms bello que
la felicidad reflejada en los ojos verdes de Mnica.

A m me gusta ms desde que ests t.


Ella se gir sorprendida, esbozando una sonrisa sincera y nerviosa,
seal de que el comentario la haba halagado e inquietado. Puede que
estuviera hecha a los cumplidos que cualquier extrao poda dedicarle,
pero en su gesto Erik advirti algo que lo dej traspuesto: no estaba
acostumbrada a las demostraciones de cario sinceras.
Qu tonto... brome, enmascarando su nerviosismo.
Erik le apart el pelo de la cara con ternura.
As que los tontos dicen la verdad...
Descubri que cada vez que se inquietaba, mordisqueaba su labio
inferior, por lo que ces de mortificarla con comentarios que afloraban de
l sin preverlo. Al percatarse de que se abrazaba a s misma, se coloc
detrs suya para arroparla.
Tienes fro.
No me acostumbro. A veces refresca por las noches, pero de da hace
un calor horroroso se excus.
Le frot los brazos mientras le besaba el cuello.
Mejor?
Ella cerr los ojos.
Ni te lo imaginas.
Suspir.
No te haces a la idea de lo maravillosamente bien que me siento. Me
quedara aqu contigo toda la vida, porque me encantas.
Senta el pecho duro y clido de Erik contra su espalda, y el contacto
del cuerpo masculino proyectaba en ella las sensaciones ms deliciosas y
reconfortantes. Las que hablaban de cario, ternura y un para siempre que
le acariciaba el alma. Quera creer que con l sera posible desterrar el
pasado que la atormentaba para construir un futuro que solo le
perteneciera a ella. Y si le perteneca a ella, tal vez fuera precipitado
admitirlo, pero deseaba elegirlo a l. Descubrirlo a l.
Si no poda ser, al menos necesitaba soarlo.
Cerr los ojos para evadirse, pero los abri al percibir que Erik se
apartaba de ella para saludar a dos personas que se haba encontrado por
sorpresa. Reconoci el rostro de una de ellas como la mujer morena y
bonita que siempre contemplaba a Erik con algo cercano a la adoracin.
El hombre que la acompaaba la miraba con una mezcla de simpata y
curiosidad, mientras que la mujer lo haca con recelo y un rechazo

inequvoco.
As que esta es la razn por la que no podas salir a tomar una copa
con nosotros el desconocido la evalu de arriba a abajo, pero Mnica
slo percibi un inters amigable que no la hizo sentir incmoda. He de
reconocer que mi compaa no debe serte tan grata como la de esta
belleza.
Mnica sonro agradecida por el cumplido. La otra mujer esboz una
mueca agria que se esforz en disimular como pudo.
Erik le pas un brazo alrededor de la espalda, acercndola hacia sus
amigos.
Mnica, estos son mis amigos y compaeros de trabajo.
Es una forma muy educada de decir que es nuestro jefe brome el
hombre.
Erik ignor el comentario.
l es Gonzalo, y ella es Martina.
Quiso estrecharles la mano, pero el hombre fue ms rpido y le plant
dos afectuosos besos en cada mejilla. Por el contrario, Martina la recibi
con una sonrisa tirante.
Encantada de conoceros
Martina la evalu con descaro.
Me suena tu cara insinu.
Mnica saba a lo que se refera, por lo que opt por hacerse la
ingenua.
Lo dudo; soy de Madrid. Si te conociera lo recordara se excus.
Martina la seal con un dedo insidioso.
Oh, ya lo s continu en sus trece. Mnica supo que iba a dejarla en
evidencia, por lo que se prepar para recibir el comentario mordaz de una
mujer que sin duda estaba colada por Erik. T eres la loca de la terraza,
Verdad? La que le tir la copa a Erik a la cara y huy de all como si se la
llevara el diablo. Menudo espectculo montaste.
Mnica sinti deseos de abofetear a aquella entrometida, pero logr
contenerse. A su lado, Erik pareca ms divertido que preocupado por la
situacin.
No saba que tuviera que ofrecerle explicaciones a su
guardaespaldas.
Gonzalo solt una carcajada, y Martina la atraves con la mirada.
As es cmo saluda la gente de Madrid, tirndose una copa a la

cara? brome el hombre, para distender la tensin.


Me gustan las mujeres apasionadas dijo Erik.
Todos se echaron a rer, a excepcin de Martina, que continu con la
expresin agria. Los dos hombre siguieron bromeando, y Mnica se
apart hacia un lado al recibir un mensaje de texto. Al contemplar la
pantalla, se sinti enferma.

Tienes cinco minutos para alejarte de ese estpido polica antes de que
convierta tu vida en un jodido infierno. No me pongas a prueba.
D.

El telfono se le cay al suelo, por lo que se agach para recogerlo e
introducirlo dentro del bolso con mano temblorosa. Se le nubl la vista al
contemplar a los dos hombres riendo, y de pronto, la distancia que la
separaba de Erik se le hizo eterna e inalcanzable. En un arranque de
pnico, incapaz de razonar con claridad, aterrada por las terribles
consecuencias que sucederan si no acataba la amenaza, se dio la vuelta y
ech a correr hacia el final del puente. Ni siquiera escuch a Erik gritar su
nombre, pues aceler los pasos y cruz un callejn desierto. Mareada por
su propio miedo, resbal en un adoqun y estuvo a punto de caer al suelo,
pero logr mantener el equilibrio al pegar la espalda contra la pared.
Entonces, una mano la aferr por el brazo.
Sultame! bram fuera de s.
De inmediato, la mano se desliz por su codo hasta romper el
contacto. Mnica se gir hacia el rostro encendido de Erik, que sin duda
haba emprendido una carrera acelerada par alcanzarla.
Erik...
No estaba preparada para enfrentarse a su recriminacin, por lo que
alarg las manos para interponerlas entre ambos cuando l intent tocarla.
Dolido por su injustificado rechazo, l la contempl como si fuera una
verdadera histrica.
Se puede saber por qu demonios te has largado de esa manera?
inquiri furioso.
Ella apart la mirada, temerosa de que l leyera su pnico.
Tengo que irme.
Qu te tienes que ir? As, sin ms? inquiri perplejo.
Se llev las manos a la cabeza para mecerse el cabello, como si tratara

de encontrar un motivo razonable a su inexplicable comportamiento.


Quiero irme al hotel, Erik. As que aljate de m ahora mismo
insisti con dureza.
Porque si no lo haca, aquel maldito hombre que la acosaba sera
capaz de hacer cualquier cosa, incluso atacar a un hombre por el que ella
empezaba a sentir demasiado.
Es evidente que quieres irte respondi asqueado. Su expresin
destilaba una creciente decepcin que Mnica era incapaz de soportar.
Tan slo dime por qu.
Porque me da la gana, porque he cambiado de opinin, porque no te
soporto, porque s! explot agobiada.
Tena que marcharse antes de que l los encontrara, o de lo contrario...
Tendrs que mentir mejor, cario.
La agarr de los hombros para pegarla hacia su cuerpo. Ella
retrocedi con la necesidad de apartarse, pues saba que Erik no era como
los dems. Con l no le servira aquella consabida regla impersonal de si
te he visto no me acuerdo, pues no poda quitarse de la cabeza lo que ni
siquiera haba probado, por lo que con mayor seguridad sera peor poner
remedio a un deseo que la consuma. Le daba miedo necesitarlo. No solo
en su cama, sino tambin en su vida. Quizs para siempre.
Su espalda choc contra la pared, y Erik peg el cuerpo a las curvas
femeninas. Sus manos accedieron por los brazos delgados y plidos. Era
esculida, como una estatua moldeada con barro dorado. Se sinti ms
dbil que nunca. Entre aquellos brazos era consciente de que estaba
expuesta a unas caricias que la transportaban a la gloria.
Te deseo gru l, molesto porque as fuera. Sus dientes
mordieron el labio inferior de ella antes de encontrar su boca en un roce
suave y caliente. Mnica tembl, y la boca de Erik subi como una caricia
anhelante hasta posicionarse sobre la frente femenina. Sus labios sellaron
la piel y hablaron contra ella, con una voz ronca y pesada. Pdeme que te
toque y no parar de hacerlo, Mnica...
Mnica apart el rostro, a punto de echarse a llorar. Logr contener su
llanto para responderle con voz montona.
No voy a pedirte tal cosa.
De acuerdo.
Erik se apart de ella con una frialdad que la desol.
Ser mejor que me odie por los motivos equivocados.

Al menos dime por qu te largas, maldita sea. Tengo derecho a saber


si he hecho algo que te haya molestado.
No has sido t ataj, para quitrselo de encima.
Pero l no se detuvo, pues volvi a la carga.
Ha sido por el comentario de Martina?
S! minti.
l abri los brazos, como si tratara de hacerla entrar en razn. De
pronto los dej caer a ambos lados de su cuerpo.
Ella solo... frunci el entrecejo, mosqueado. Eso es una gilipollez.
Muy bien, soy una gilipollas. Y ahora lrgate con tus pueteros
amigos insisti, mirando de reojo hacia uno y otro lado de la calle
desierta con ansiedad.
Se me acaba el tiempo..., vamos Erik, no me mires as, por favor...
Eso es lo que quieres? Qu me largue con mis amigos y me olvide
de ti? Porque te aseguro que en este momento cualquiera sera una mejor
compaa que t, Mnica.
Especialmente Martina, No?
No supo por qu dijo eso. Algo se removi en su interior al percibir el
sabor amargo de los celos, pese a que tena que separarse de l.
No eres la clase de mujer que se volvera loca de celos l la estudi
desconcertado. Dime que no. Porque, con lo bien que lo hemos pasado,
yo...
Djame en paz lo interrumpi con brusquedad.
Erik asinti, apretando la mandbula de una manera que le rechinaron
los dientes.
Te llevo al hotel se ofreci.
No, no quiero.
Maldita sea! rugi, asustando a Mnica. Tan solo trato de ser
amable contigo. Por qu cojones me lo pones tan difcil?
Lo s, yo...
La agarr de la mano con cierta violencia para arrastrarla hacia una
calle concurrida, donde la solt para llamar a un taxi con un potente
silbido. El taxi se detuvo frente a ellos, y Erik abri la puerta para que
Mnica se sentara en el asiento de atrs.
S que mi comportamiento no tiene justificacin, pero creme
cuando te digo que ser mejor que no volvamos a vernos.
l torci una sonrisa.

Qu te hace pensar que quiero volver a verte?


Cerr la puerta del taxi y ech a caminar con las mano metidas en los
bolsillos. Mnica estuvo segura de que no haba nada que pudiera hacerle
ms dao que aquella ltima frase.
***
No se aclaraba. Haba sido un sueo o una pesadilla?
Tirada en la cama de su habitacin, cavilaba sobre la segunda opcin
mientras sonrea con tristeza al afirmar la primera, pues en realidad deba
admitir que haba sido un sueo precioso hasta que se dio de bruces con su
asquerosa vida.
A quin pretendo engaar? Me maquillo el rostro y me subo a unos
tacones de veinticinco centmetros para encontrarme con un hombre que
jams ser para m. Fue un espejismo maravilloso mientras dur, pero un
espejismo al fin y al cabo.
Sostena la cmara de fotos encima del rostro. En la radio de la
habitacin sonaba I put a spell on you.
Lo de escuchar canciones tristes para regodearse en su miserable
existencia siempre funcionaba con ella, pero nunca lo haba intentado al
mismo tiempo que contempla un rostro como aquel en la pantalla de su
cmara. Uno que le trasmita paz, amor, rabia... que la consuma. Y sin
embargo, all estaba. Contemplndolo.
Qu injusta era la vida al colocar en su camino a una persona a la que
deseaba con todas sus fuerzas, pues cada parte de su piel palpitaba por l.
Qu injusta por brindarle un momento de esperanza que slo dej espinas;
las de un recuerdo placentero que no volvera a experimentar.
Observ el perfil de Erik y supo que haba hecho bien en tomarle
aquella fotografa. Porque nadie podra arrebatarle un recuerdo como
aquel.
Y mientras tanto, Annie Lennox cantaba:

You know I cant stand it
Youre running around
Youd know better daddy
I cant stand it because you put me dow

Por supuesto que haba tomado la decisin adecuada al fotografiarlo,
porque al fin y al cabo; Qu la haca pensar que l querra volver a verla?

***
Las burbujas de aire se disipaban en el ro salpicado de lluvia mientras
las gotas de agua le empapaban el flequillo. La mano pequea, hmeda y
fra desliz los dedos alrededor de los suyos, aferrndose a l. Ambos
contenan la respiracin con los ojos clavados en el agua, como si de una
vez por todas, los cuerpos fuesen a emerger a la superficie para desterrar
todos sus temores.
Pero no sucedi.
Tranquila, todo saldr bien le dijo a la nia.
La pequea se apret contra l. Mechones rubios se pegaban a su
rostro empapado y lloroso, confirindole un aspecto frgil.
Clav los ojos en el ro cuando una zapatilla roja flot en el agua,
provocando que su mundo infantil se derrumbara para siempre.
Adis, pap.
Solt la mano de la nia de golpe, demasiado aturdido para continuar
fingiendo. La pequea solloz, pero en sus odos el llanto reson como un
sonido lejano parecido al rumor del agua. Un rfaga de viento helado le
golpe la espalda hasta calarle los huesos, pero no llor. No consigui
hacerlo pese a que senta que un milln de esquirlas lo haban destruido
por dentro.
Entonces se mir las manos y comprendi que aquellas extremidades
ya no eran las de un nio, sino que pertenecan al adulto en el que se haba
convertido.
En un arranque de lucidez, se gir hacia la pequea, descubriendo
desconcertado la presencia de Mnica. Flotaba sobre sus pies, a escasos
centmetros de l, con dos lgrimas silenciosas discurriendo por sus
plidas mejillas. Todo en ella resultaba aterrador y quebradizo, por lo que
alarg una mano para borrarle la lgrima que acariciaba su pmulo. El
cuerpo de Mnica fue azotado por el vendaval, alejndola de l. Erik grit
su nombre y ech a correr en su direccin, pero entonces ella se detuvo
frente a la barandilla, con una sonrisa que auguraba las peores intenciones.
Entre hechizada y fascinada ante la idea, clav los ojos en el fondo del ro.
l contempl como pasaba primero una pierna y luego otra por
encima de la baranda hasta colocarse de puntillas sobre la estrecha
plataforma.
Lo recorri un estremecimiento.
No lo hagas suplic con la voz ahogada.

Ella se llev un dedo a los labios, lade la cabeza, estir los brazos
como un pjaro libre y se dej caer. Erik se lanz hacia ella, pero su mano
apenas consigui rozar los dedos femeninos mientras contemplaba como
Mnica se adentraba en la oscuridad, envuelta en una nebulosa
inalcanzable y lgubre.
Mnica! grit, despertndose de aquella pesadilla.
Se inclin en la cama, sentndose sobre el colchn. Se frot el rostro
con ambas manos. Todava respiraba de manera entrecortada a causa de la
conmocin. Haca aos que no soaba con la muerte de su padre. De
pequeo, aquella pesadilla lo haba perseguido una y otra vez,
torturndole con un recuerdo que lo destrozaba. Pero jams haba
aparecido ninguna presencia en aquel sueo, sino que era l, a solas en el
puente, el que terminaba despertndose agazapado en los brazos de su
madre.
Qu significaba la presencia de Mnica? Por qu se haba arrojado
al puente? Por qu haba sido incapaz de salvarla?
Olvdala.
Se esforz en conciliar el sueo, pero le fue imposible. Pese a que se
haba prometido a s mismo que lo sensato era apartar a aquella
complicada mujer de su vida, algo le advirti que ella tena problemas.
Qu iba a hacer? Olvidar a la primera mujer que lograba
transmitirle algo ms que un deseo carnal y primitivo, o ir a por ella pese
a que Mnica tratara de apartarse de l?
***
Se despert sobresaltada. En la calle llova a mares, y la tormenta de
verano haba logrado desvelarla, pues desde los trece aos tena miedo a
los rayos. Sin duda, que tronara el da que su vida cambi para siempre
tena mucho que ver con aquel temor poderoso que la invada en las
noches de tormenta.
La ventana estaba abierta de par en par, por lo que se destap para
cerrarla. Antes de hacerlo, una extraa sensacin la impeli a buscar con
la mirada la cmara depositada sobre la mesita de noche, y lo que
descubri provoc que gritara con todas sus fuerzas.
La sombra masculina se desliz hacia ella, engullndola. Mnica
tembl de la cabeza a los pies, consciente de lo que sucedera en pocos
segundos. Las lgrimas le atenazaron la garganta y el corazn le lati
desbocado, producindole una punzada dolorosa en el pecho.

Cmo has entrado? su voz son como un susurro quebrado.


Aquella era una pregunta estpida, pues l siempre consegua
encontrarla.
Mnica advirti que l estaba ms cabreado que de costumbre. Las
lneas cenicientas de su rostro as lo demostraban, al igual que la sonrisa
malvola y torcida que slo ofreca para ella. A los dems les regalaba un
rostro impecable y unas maneras cuidadas que lo hacan parecer un
perfecto caballero.
l era un monstruo.
Percibi el leve destello de la pantalla de su cmara, que l aferraba
por el cordoncillo. No supo lo que la llev a desafiarlo, pues siempre se
haba mostrado sumisa y conciliadora. Tal vez, la necesidad de
salvaguardar algo bello de las garras de aquel chacal, o la intencin
perversa que descubri en l al contemplar la fotografa de Erik.
Se arroj contra l, atacndolo con uas y dientes para arrebatarle lo
que le perteneca. Deseaba aquel recuerdo para ella. Deba protegerlo.
Antes de que lograra alcanzar el preciado objeto, la gigantesca mano
le abofete el rostro con fuerza, lanzdola boca arriba sobre el colchn.
Jade mareada, paladeando el sabor metlico de la sangre. No logr
recomponerse cuando el cuerpo pesado del hombre se cerni sobre el
suyo, inmovilizndola por completo, provocando aquella sensacin de
terror y asfixia que la embargaba al sentirse indefensa, expuesta a sus
repulsivas atenciones.
Con inusitada calma haba realizado aquello miles de veces, l le
acarici el pmulo derecho. Luego acerc la boca a su rostro, lamiendo el
cuello de Mnica hasta provocarle una arcada que trat de controlar. l no
deseaba aquel tipo de comportamiento en ella, y su furia no se hara de
rogar.
Rode el delgado cuello femenino con una mano, mientras con la otra
zarande la cmara frente al rostro de Mnica. Los ojos llameantes y
desquiciados encontraron los suyos, increpndola en silencio mientras el
oxgeno abandonaba su cuerpo.
Prefieres a ese madero gilipollas antes que a m! Verdad?
exclam enloquecido.
Mnica envolvi sus manos alrededor de la de l, sacudiendo la
cabeza. Mintindole en un intento por sobrevivir.
l hombre no cerni su agarre, pero comenz a besarle el rostro con

violencia. Frotaba su cuerpo con la mano libre, susurrndole cosas


lascivas al odo que Mnica era incapaz de razonar. Le pesaba todo el
cuerpo, y sinti que todo sera ms llevadero si le profesaba sus
atenciones a una Mnica moribunda que se alejaba de aquel mundo
miserable para siempre.
Se estaba ahogando. El pecho le arda, como si alguien la hubiera
apualado. Los prpados le pesaban y a su alrededor la envolva una nube
borrosa que se haca cada vez ms oscura. Todo se apagaba, excepto la
cmara de fotos en la que Erik posaba solo para ella.

7



Se ape de la moto en el momento que su telfono mvil volvi a
sonar por tercera vez. La falta de sueo le haba provocado un malhumor
que amenazaba con pagar con la primera persona a la que dirigiera la
palabra aquella maana, por lo que estuvo a punto de colgar el telfono
hasta que recab en el nombre que apareca en la pantalla.
Poda encontrarse a miles de kilmetros de distancia, pero Sara era
una mujer lo suficiente tozuda incluso para tener en cuenta tras una lnea
telefnica. Antes de descolgar, se hizo a la idea de que aquella llamada
tendra mucho que ver con la mujer que le haba robado el sueo esa
noche, por lo que inspir con pesadez.
Qu quieres, Sara salud con ms frialdad de la habitual, para
dejarle claro que aquel no era un buen momento.
Qu manera es esa de saludar a una amiga! exclam risuea. Poda
escuchar el murmullo de un beb, al que Sara ofreca palabras cariosas
antes de volver a prestarle atencin. Parece que no te alegras de hablar
conmigo. Yo por el contrario siempre lo hago.
Siempre me alegra hablar contigo, pero hoy no es un buen momento.
Oh se lament ella. La cita de ayer no fue bien, Me equivoco?
Erik sinti un resquemor en el estmago. Desastrosa era la palabra
que utilizara para definirla, pues todo haba discurrido de forma perfecta
hasta que Mnica huy de l como si padeciera una enfermedad
contagiosa.
De qu hablas, Sara?
No te esfuerces en disimular conmigo. Mnica me dijo que habais
quedado, y por tu malhumor, es obvio que las cosas no salieron como
planeaste.
Slo fue una cena entre conocidos le rest importancia, pese a que
todava paladeaba el sabor amargo de aquel final. Est sola en la ciudad
y me pareci una buena idea. Me equivoqu, eso es todo.
S, ests equivocado admiti ella. Es evidente que los dos sents
por el otro algo ms que simple curiosidad, pero...
Sara, estoy harto de decirte que no te metas donde no te llaman le
espet agotado.

Ella lo ignor.
Mnica es una persona algo compleja a la que merece la pena
conocer. As que no tengo ni idea de lo que sucedi la otra noche, pero
creme si te digo que ella se esfuerza en apartarse de todos los que
queremos ayudarla, y ahora que no estoy a su lado... Erik percibi el
tono alarmado que desprendan las palabras de su amiga, y un murmullo
inquieto le taladr la cabeza.
Pese a todo, su orgullo lo oblig a interrumpirla.
Compleja? Tu amiga es la persona ms voltil e histrica que he
conocido en toda mi vida.
Te conozco y s que en este momento habla tu orgullo lo
contradijo muy tranquila. He visto cmo la miras.
Ah s? se jact con falsa chulera. Y cmo lo hago?
Como si quisieras comrtela con los ojos, tonto.
Con los ojos, la lengua, la boca y todo lo que se terciara, para qu
engaarse.
Es una mujer muy atractiva, cualquiera se da cuenta de ello se
justific.
Cualquiera no la invitara a dar un paseo romntico por la ciudad si
lo nico que quiere de ella es llevrsela a la cama. S cmo es Mnica, as
que no me vengas con milongas. Ests dolido y lo entiendo.
Para qu me has llamado, Sara? fue directo al grano porque si
continuaba pensando en Mnica cometera alguna locura que lo dejara en
evidencia.
Necesito pedirte un favor.
l respondi sin dudar.
No.
Pero si an no lo has escuchado! se quej.
Sospecho que tiene algo que ver con una amiga tuya de melena rubia
y piernas kilomtricas, y te aseguro que ya tuve suficiente con la otra
noche.
Erik... Mnica est en la ciudad por mi culpa. Le ped que relanzara
un proyecto muy importante para m, y tal vez fui muy egosta al hacerlo.
Estoy preocupada por ella.
A Erik le dio un vuelco el corazn.
Por qu? Le ha sucedi algo? exigi saber. Su voz son ms
ronca de lo habitual.

Si te contara lo que s, Mnica me matara se excus algo


nerviosa. En Madrid tena ciertas obligaciones de las que se ha apartado
al viajar a Sevilla. Obligaciones buenas para ella... y me gustara...
Por el amor de Dios, No te vayas por las ramas! perdi la calma,
Si le ha sucedido algo, necesito saberlo.
Lo sabrs si ella decide contrtelo, pues es muy celosa de su
intimidad. De hecho, estoy segura de que a m me oculta muchas cosas. La
verdadera razn por la que es... se cort de repente, y Erik adivin lo
mucho que le costaba contenerse, al igual que lo preocupada que estaba
por su amiga. Necesito que te cerciores de que acude a un lugar. Desde
Nueva York no puedo estar segura de que cumple lo que me ha prometido.
Tan slo tienes que llevarla.
A dnde?
Sara le relat una direccin.
Sara, Qu demonios le sucede a Mnica? insisti furioso.
Sabes? Creo que t mejor que nadie puede descubrir lo que de
verdad le sucede. Me da la sensacin de que ella acudir a ti... solt
esperanzadora.
Entonces colg.
Erik se despeg el telfono de la oreja para contemplarlo con
impotencia. No saba a qu haba querido referirse Sara con sus ltimas
palabras, pero dudaba que Mnica acudiera a l cuando ella misma haba
huido de su presencia haca algunas horas.
De una cosa estaba seguro; descubrira lo que le suceda a Mnica,
pese al silencio de Sara y al de la propia rubia que lo traa de cabeza. Y lo
hara porque, le gustara o no, estaba loco por ella. As que mejor buscarle
un remedio a su locura antes de que fuera demasiado tarde.

En cuanto lleg a las dependencias policiales, se cruz con Jess, que
hablaba distendidamente con Martina acerca de la investigacin de los dos
asesinatos. Al parecer, aquel era el tema principal en la comisara. Pero al
acercarse hacia ellos, vislumbr el peridico que Jess ondeaba frente al
rostro de Martina.
Nos tachan de incompetentes, pero es l quien dirige la investigacin
le dijo.
Martina le arrebat el peridico para arrojarlo a la papelera.
Acaso crees que t podras hacerlo mejor? lo puso en duda.

Jess hizo un ademn desdeoso con la mano. Antes de que Martina


desechara el peridico, Erik se lo arrebat para leer el titular.
Doble asesinato en la ciudad. Un asesino en serie tiene en jaque a la
polica hispalense.
Arrug el peridico mientras senta como una ira lenta y ardiente se
apoderaba de todo su cuerpo. Alguien haba filtrado la informacin a la
prensa, y como descubriera al malnacido que lo haba hecho, descargara
toda su ira contra l.
Hay ciertas personas que carecen de escrpulos coment Martina,
desviando una mirada acusadora hacia Jess
El hombre no se dio por aludido.
La mujer con la que estuviste ayer no es periodista? sugiri al
subinspector con descaro.
Erik clav una mirada glida en l.
Cuidado le advirti con una calma peligrosa. Si vas a insinuar
algo que me ponga en evidencia, ms te vale que se lo digas a Roldn. No
estoy de humor para aguantar tus gilipolleces, Entendido?
Jess asinti con cara de asco.
Por supuesto, jefe remarc la ltima palabra con sorna.
Ambos se batieron con la mirada, hasta que Jess le tendi un sobre
precintado que provena de la compaa telefnica. Acto seguido se larg
silbando con las manos metidas en los bolsillos, con una chulera que Erik
dese arrebatarle de un puetazo.
Es un idiota dijo Martina, pasndole una mano por la espalda.
Adems de un envidioso.
Erik la mir sorprendido.
No soy la persona idnea a la que envidiar ahora.
Ella le acarici el brazo en un gesto que denotaba cario y ansiedad,
pero l no lo not. Martina le resultaba una mujer encantadora, compaera
de trabajo y amiga sin ms, por lo que percibi el contacto como un
simple gesto que denotaba simpata.
Te exiges demasiado.
l no estaba de acuerdo. Se excus para adentrarse en el despacho, y
en cuanto cerr la puerta, rasg el sobre para comprobar el contenido.
Haba una sola llamada entre las dos vctimas, un par de horas antes de
que se produjera la muerte de la primera. El primer muerto haba
telefoneado al segundo.

Para advertirlo?, sopes aquella posibilidad. Tal vez, ambos saban


que sus muertes estaran relacionadas, pero lo cierto era que no se haban
encontrado cartas amenazadoras en la vivienda del segundo fallecido.
Alguien llam a la puerta de su despacho.
Adelante gru.
Gonzalo asom la cabeza por la puerta.
Una mujer insiste en hablar contigo lo inform.
Erik se levant de golpe del asiento con la esperanza de que se tratara
de Mnica.
Dile que pase.
Gonzalo asinti, dedicndole una mirada furibunda a su gesto ansioso
antes de indicarle a la mujer que accediera al interior del despacho. Erik
trat de no parecer decepcionado al contemplar a la extraa morena y de
avanzada edad que se introdujo como una sombra temblorosa en el
interior.
Me han dicho que es usted quien lleva la investigacin de los
asesinatos de los dos prrocos su voz era tan inestable como la agitacin
que le recorra el menudo cuerpo.
As es. Subinspector Erik Rodrguez, En qu puedo ayudarla?
Le tendi una mano, y la mujer hizo algo que lo sobresalt. Se
abalanz hacia l, aferrando su mano entre las suyas como si su vida
dependiera de no soltarla.
Quieren asesinarme solloz.
***
Estaba mareada y exhausta, como si las ganas de luchar la hubieran
abandonado por completo en pos de la resignacin. Su cuerpo permaneca
inerte, los ojos abiertos de par en par fijos en el techo blanco y la cabeza
apoyada sobre el pecho de l, acatando una orden inquebrantable. La mano
grande le acariciaba el cabello con calma. Tras los golpes, l siempre
trataba de mostrarse delicado y carioso con ella, pero lo que desconoca
era que Mnica prefera una paliza que la dejara moribunda a la
obligacin de fingir que sus atenciones la agradaban, cuando en realidad
la repugnaban.
Gracias a Dios que no me ha violado.
Aquella vez, sencillamente, haba permanecido a su lado sin tocarle un
pelo.
De todos modos, haba aprendido a fingir con el transcurso de los

aos. A evadirse hacia un lugar que tan solo le perteneca ella, mientras la
voz del hombre resonaba como un eco percibido desde la distancia.
Aquel da no la haba tocado, lo que no implicaba que su actitud le
resultara ms asquerosa que de costumbre. Perciba el temblor de la mano
que le acariciaba el cabello, seal inequvoca de que por un instante, l
haba sido incapaz de controlarse, lo que lo haba aterrorizado. Sin ella no
era nada, por eso la haba amenazado con arrebatarle lo que ms quera si
ella lo amenazaba a su vez con quitarse la vida.
La necesitaba, pues le otorgaba un inmenso poder. Saba que jams
tendra de ella ms que una actitud sumisa, retrada y distante, pese a que l
deseaba que ella lo contemplara con la devocin que solo le dedicaba a
Erik.
Jams.
Una lgrima recorri su mejilla al fijar la vista en la cmara de fotos
que yaca destrozada en una esquina de la habitacin. Cada vez que
reapareca en su vida, la devolva al maldito mundo real, destrozando sus
ilusiones y aniquilando sus sueos.
Erik, Erik, Erik...
El hombre le sec la lgrima con el pulgar, y Mnica se revolvi
furiosa. l empezaba a percibir su resistencia, por lo que se tens sobre su
cuerpo. Incluso la propia Mnica estaba asombrada consigo misma, pues
jams haba mostrado una actitud que pudiera hacerlo cumplir sus
amenazas.
Pero estaba tan hastiada de todo...
Sssssssh musit, depositando un beso helado sobre su boca.
Mnica hizo una mueca con los labios. l gru.
Jams te hara dao, ha sido culpa tuya, Lo entiendes? exigi
alterado, tratando de convencerse a s mismo. En general, siempre se
mostraba cauto y glacial, sin que las emociones lo descontrolaran.
Avasallarla en la habitacin de un hotel no entraba dentro de sus planes,
pero la presencia de aquel polica lo haba puesto nervioso. Con
Dominique todo era distinto, pues saba que la existencia de aquel estpido
no significaba nada para ella. Pero aquel subinspector, la manera en la que
lo miraba... . Culpa tuya, mi querida nia. Siempre me he mostrado
demasiado comprensivo, e incluso he permitido que te relacionaras con
otros hombres mientras t pensabas que no te vigilaba, pero con el
subinspector te has pasado de la raya...

Mnica se estremeci.
Haba sido muy discreta con sus anteriores relaciones, cortndolas de
raz cuando crea que podan causarle problemas, pero jams imagin que
l la vigilaba desde las sombras. Al fin y al cabo, llevaba ms de cuatro
aos sin aparecer en su vida. Hasta que Erik lo inund todo,
aterrorizndolo.
Llamaron a la puerta, por lo que el hombre la zarande por los
hombros.
A quin has invitado? le espet.
A nadie! exclam asustada. Hice lo que me pediste... yo...
El hombre se incorpor de un salto, dirigindose enfurecido hacia la
mirilla de la puerta. Entonces, chasque la lengua contra el paladar,
sobresaltado ante la inesperada visita. Regres a su lado, dedicndole una
sonrisa cnica.
Es ese franchute libertino desde, como si no le preocupara.
Ese tipo me cae bien. Me gustan sus cuadros.
Ella lo escuch con recelo. Saba que tras sus palabras se ocultaba una
amenaza velada.
Cmo crees que reaccionara si adivina lo que ha sucedido aqu?
insinu con malicia.
Mnica se tir al suelo, abrazndose a sus rodillas en una splica
desesperada.
No, por favor! rog, negndose a soltarlo cuando l quiso
desprenderse de ella con una patada desdeosa. No es nada para m, lo
juro!
El hombre se rasc la barbilla, pensativo.
Lo s admiti convencido. Se inclin para alzarla por los hombros
hasta dejarla frente a su cara, dedicndole una sonrisa siniestra.
Tranquila... tranquila... le he encontrado cierta utilidad, mi querida nia.
No le hagas dao. Pdeme lo que sea, pero Dominique no tiene la
culpa!
l le puso un dedo en la boca para silenciarla, molesto por su
insistencia.
Quiero que poses para l le orden.
Mnica abri los labios, desconcertada ante la extraa peticin.
Cmo?
Desnuda le dio un beso en la frente, empujndola hacia la puerta.

Quiero un cuadro pintado por Dominique Anjou y quiero colgarlo sobre


mi chimenea. Ser un bonito recuerdo.
Ella se detuvo de golpe.
No.
El hombre le sostuvo el rostro por las mejillas, clavndole los dedos
en la tierna carne hasta hacerle dao.
No? solt una carcajada spera, ponindolo en duda. Lo hars.
Entonces, abri la puerta de golpe, encontrndose frente a un perplejo
Dominique, que lo contemplaba con recelo. El hombre sonri mientras
Dominique se haca a una lado para permitirle la salida, y accedi a la
habitacin sin quitarle la vista de encima.
Mnica forz una sonrisa, pero la palidez de su rostro no le pas
desapercibida.
Te encuentras bien, ma belle? se preocup l.
S, es solo que no te esperaba minti.
l trat de besarla, pero Mnica lo rechaz inclinndose hacia atrs.
Parece que las cosas han cambiado un poco desde la ltima vez que
nos vimos coment sin rencor. Se dej caer sobre la cama, colocando
los brazos bajo la cabeza. Supuse que algn da sucedera.
Ella se mordisque el labio inferior.
Dominique, eso no es...
Ven aqu pidi, hacindole un hueco en el colchn.
Mnica se cruz de brazos, espantada ante la idea de compartir el
contacto fsico con otro hombre tras lo sucedido. Crey que en sus siete
aos de ausencia, no volvera a verlo. Al nico hombre que necesitaba en
aquel instante era a Erik, y tuvo la sensacin de que un simple abrazo suyo
la reconfortara.
Ma douce... Qu sucede? insisti l, irguindose de lado.
Le haba crecido el cabello, y los mechones pelirrojos se colaban en
sus ojos, confirindole un aspecto travieso y etreo. Dominique le atrap
la mano, atrayndola hacia l. No intent volver a besarla, sino que la
contempl alarmado.
Sabes que te quiero, Verdad? le reclam. Ella asinti distante, y l
le bes los nudillos. Deseo lo mejor para ti. Mereces ser feliz con
alguien que te trate bien. No importa quien sea, pero me temo que me ests
ocultando algo.
Ella lo abraz en un impulso. El pecho de Dominique era confortable,

pero nada poda equipararse a la calidez y la proteccin que le brindaba el


cuerpo de Erik.
El trabajo me tiene absorbida.
Uhm... deseara crermelo se resign. Quin era ese hombre?
Nadie en particular. Un antiguo conocido respondi apresurada.
Su nerviosismo fue palpable, pero l decidi no insistir.
Si te pidiera un favor, Me lo concederas?
l asinti sin dudar, con aquella actitud risuea que enloqueca a las
mujeres.
Lo que sea. De qu se trata?
Mnica se desinfl. Si le quedaba algo de dignidad, la perdera si
acceda a lo que l le haba exigido. Se hallaba en una encrucijada de
complicado camino, pues intua su venganza si ella no acataba sus
perversos deseos.
No es nada.
Me quedo en la ciudad un par de das por trabajo. Si cambias de idea,
sabes que siempre puedes contar conmigo resolvi l.
Ella asinti.
Podramos almorzar juntos, Te parece bien?
Ella rehus su invitacin. Necesitaba estar sola. Quera estar sola.
No es un buen momento, tengo que ir a un sitio y tomar algo rpido
por el camino.
Puedo acompaarte.
He dicho que no.
Dominique se incorpor de la cama, dispuesto a marcharse. En otra
ocasin, ella habra intentado detenerlo, pero en aquel instante se senta
derrotada por las circunstancias. Llevaba siete aos huyendo de un pasado
que acababa de encontrarla, atizndole un doloroso golpe. Siete jodidos
aos creyendo que todo ira bien. Perolhaba regresado.
Dios sabe que te adoro con toda mi alma, por eso me desconcierta
que en todos estos aos sigas sin confiar en m estaba dolido.
Podemos almorzar maana sugiri con falso entusiasmo.
l la contempl apenado.
Un nuevo almuerzo no cambiara los hechos, pero lo cierto es que
no estoy dispuesto a marcharme de la ciudad sin despedirme de ti. Te
recojo maana a las dos y media se despidi, besndole la mejilla.
Y qu vas a hacer maana, pedirle que te retrate desnuda para

entregarle el cuadro a un psicpata pervertido?


***
Erik tendi un vaso de agua a aquella mujer a la que los sollozos
comenzaban a abandonar. Era delgada y pequea, una de aquellas personas
a la que descifrar su edad sera complicado. Tal vez cincuenta o sesenta
aos, a razn de algunas canas dispersas por el cabello.
Mientras que permita que aquella extraa se tranquilizara, l desdobl
el pliego de papel que ella le haba entregado segundos antes de
derrumbarse sobre la silla dispuesta frente al escritorio.

Ma es la venganza y la retribucin; a su tiempo el pie de ellos
resbalar, porque el da de su calamidad est cerca, ya se apresura lo que
les est preparado.

Es... una cita del Deuteronomio murmur, tomando otro sorbo de
agua.
Es usted una persona religiosa, seora Garca?
S, lo soy respondi sin atisbo de duda.
Erik recab en los dos prrocos fallecidos.
Qu le hace pensar que una simple cita del Deuteronomio est
relacionada con los anteriores crmenes?
La mujer se llev las manos al rostro, ahogando un sollozo. Con un
cabeceo, seal la bolsa de tela que haba dejado olvidada a la entrada del
despacho. Un rastro carmes se intua bajo la tela, por lo que Erik se
coloc dos guantes de ltex antes de abrir el envoltorio. Apart la nariz
para no inspirar el olor putrefacto del miembro ensangrentado. Un oscuro
vello hirsuto poblaba la mano del que estaba seguro que era el primer
clrigo fallecido.
Conoca a los dos fallecidos adivin Erik.
Tan solo al primero. Me dediqu a ayudar en las labores sociales de
su parroquia durante un par de aos.
As que todo estaba relacionado con la primera vctima
Dnde lo ha encontrado?
En el buzn de mi casa. Gracias a Dios que vivo sola y ninguno de
mis hijos lo ha visto.
Seora Garca, Qu edad tiene?
La mujer parpade confundida, pero en seguida respondi.

Tengo sesenta y un aos, seor.


Durante qu periodo permaneci dedicndose a las labores sociales
en aquella parroquia?
Apenas un par de aos permanec por la zona, pues me mud de
vivienda y continu dedicndome a las labores sociales en una parroquia
ms cercana. Hace veinticinco aos de aquello.
Tena algn enemigo por aquel entonces?
Vislumbr un gesto de duda en el rostro femenino, antes de que se
recompusiera.
No tengo enemigos.
Los tena el prroco?
Me es indiferente, la verdad. Nuestra relacin era cordial y poco
ms. Apenas saba nada de l.
Y sin embargo, est segura de que esa mano le pertenece.
El rostro de la mujer se encendi.
Si pretende acusarme de algo...
Sucedi hace veinticinco aos, pues usted estaba presente. Al parecer,
el asesino que andamos buscando la culpa a usted de algo que sucedi por
entonces, pero me temo que no voy a poder ayudarla sino es sincera
conmigo.
No he hecho nada que...!
Oje la amenaza vertida contra la primera vctima.
Ni con mil vidas vividas lograras resarcir el dao que me provocaste.
Tu dolor ser mi venganza.
Venganza.
Hace veinticinco aos sucedi algo por lo que una persona se estaba
vengando, y l pretenda descubrir la razn. Aquella mujer menta, no le
caba la menor duda.
Fue consciente de un pecado cometido por su prroco y no fue a la
polica, se trata de eso? El asesino la hace a usted tan culpable como a los
anteriores fallecidos.
No tengo la menor idea de lo que pudo suceder insisti tajante,
pero exijo que descubran a ese malnacido. Y quiero proteccin.
Erik empez a impacientarse.
Cree que eso va a evitar que se descubra la verdad?
No tengo nada que ocultar.
En ese caso, no debe preocuparse. Seguro que esas amenazas han

sido una equivocacin replic, reclinndose en su asiento.


La mujer solt un alarido, y el vaivn de su cuerpo provoc el destello
de la cruz plateada que penda de su cuello. Erik no era creyente; el
fallecimiento de su padre lo haba convertido en un cnico respecto al Ms
All. Y su intuicin le adverta que aquel crimen no estaba relacionado con
los fieles, sino con las personas que ocultaban secretos tales como los de
aquella mujer que evitaba mirarlo a la cara.
Es que no va a hacer nada? inquiri, aterrada y a la vez furiosa.
Mi vida est en peligro!
Por qu razn?
No busque razones a las perturbaciones de un psicpata.
Un psicpata que clama venganza. Su silencio no evitar que otras
personas sean asesinadas, Podr soportar esa carga sobre sus hombros
mientras le ofrezco proteccin policial? Lleva veinticinco aos ocultando
un secreto que ha acabado con la vida de dos hombres. A diario me
enfrento con personas que mienten, y usted es la clase de mujer que
pretende irse al infierno con un secreto que matar a ms gente. No crea
que su fe puede salvarla.
Yo...
Erik la contempl expectante, convencido de que sus palabras haban
obrado el efecto adecuado. Poda percibir cmo se derrumbaba entre la
duda y la vulnerabilidad, demasiado hastiada por un secreto que ocultaba
desde haca aos.
Engaaba a mi marido dijo, en un susurro.
Erik se inclin sobre el escritorio, para escucharla mejor.
No entiendo qu relacin guarda su infidelidad con la muerte de...
Se supona que el prroco deba mantener el sigilo sacramental, y yo
necesitaba sincerarme con alguien porque no aguantaba ms aquella carga
confes derrotada. Mi marido era un hombre de familia adinerada, y
posea los contactos suficientes para arrebartarme a mis hijos si me
decida a divorciarme de l. Yo no era ms que la hija de un tendero, Lo
entiende? Me habra destrozado la vida. No estoy orgullosa de lo que hice.
Qu hizo?
Guardar aquel secreto que me ha torturado durante veinticinco aos
busc su mirada, clamando por un perdn que Erik no era el indicado
para otorgarle. Un da llam a la puerta de la casa particular del prroco
para entregarle la colecta de la obra social, y lo que encontr...

Se llev las manos a los ojos, prorrumpiendo en un nuevo sollozo.


Tom un pauelo de tela de su bolso para enjugarse las lgrimas, e
inspir para continuar con la narracin de aquella historia que la
torturaba.
Lo encontr medio desnudo, abusando de un chiquillo de apenas seis
o siete aos.
Erik contuvo el aliento.
Al ver aquella escena, vest al pequeo y comenc a gritar al
prroco. No poda creer lo que vean mis ojos, y le dije que lo
denunciara.
Pero no lo hizo.
No pude su voz son ahogada por la culpabilidad.
Porque la amenaz con desvelar su infidelidad intuy en voz alta.
La mujer asinti, resignada por un pasado que la atormentaba. Durante
aos, haba ocultado su pecado bajo la contribucin a distintas obras
benficas que ocupaban la mayor parte de su tiempo. Haba sido una
esposa y madre anegada, olvidndose de sus propias ilusiones.
Todos los das me arrepiento de mi decisin. Todos los das
recuerdo la mirada de aquel nio, implorando mi ayuda.
Erik se sinti asqueado.
Qu sucedi con el nio?
El momento ms duro de mi vida fue cuando tuve que soltar la mano
de aquel pequeo para siempre. Lo dej a expensas de aquel abusador...
se limpi las lgrimas que le empaaban el rostro. Qu Dios me
perdone, porque yo no puedo!
Recuerda el nombre del nio, algo que pudiera identificarlo?
No lo s. No lo haba visto antes, la verdad. No lo recuerdo como
uno de los nios del vecindario.
Erik asinti.
Le colocaremos proteccin, seora Garca.
Merezco morir, pero el Ms All me aterra acarici con los dedos
la cruz que penda sobre su pecho. Usted cree en Dios?
Creo que tarde o temprano, todos pagamos por los crmenes
cometidos.
La mujer asinti, forzando una dbil sonrisa.
Tras informar a su superior de lo averiguado, la mujer fue encargada
a una patrulla policial que le ofrecera proteccin. Al cabo de unos

minutos, Pepe Roldn apareci en su despacho, dejndose caer sobre la


silla con enorme esfuerzo.
Venganza se rasc la barbilla pensativo. Tenemos que encontrar a
ese nio que ahora es adulto, pero ser como buscar una aguja en un pajar.
Tal vez no. En la parroquia existe un registro, podemos empezar por
ah. Adems, buscamos a un varn que ronda la treintena. Aunque hay algo
que an no entiendo; Qu pinta en todo esto el segundo prroco?
Buscaremos en los registros de la segunda parroquia, por si puede
arrojar algo de luz al asunto.
Pepe se incorpor para marcharse, pero antes de abrir la puerta, se
detuvo pensativo.
Jams sers un buen inspector si no eres capaz de liderar un equipo
humano, hijo le aconsej.
Jess quiere mi puesto, seor.
Lo s admiti Roldn. Abri la puerta y dijo: tendrs que
demostrarnos que t eres la mejor opcin.

















8



Aquella conocida sensacin de calor que le hormigueaba todo el
cuerpo, acompaada de la expectacin. Y el hambre. Seguida por una
ansiedad que lo atizaba cada vez que se produca el reencuentro, que era
inminente. Enloquecido de deseo, porque no haba conocido a una mujer
como aquella. Una diosa de cabello dorado y facciones felinas repleta de
secretos que anhelaba descubrir.
Si exista una palabra para definirla, encabezara la lista el trmino
complicada. Extica, voltil, misteriosa y magntica. As, con un carcter
de mil demonios que l deseaba aplacar con sus besos, hasta que aflorara
la ternura interior, imbuida por una dulzura subyugante, de aquellas que
podan vencer la templanza de un hombre con una simple sonrisa.
A veces atrevida y otras receptiva, pero siempre se mostraba cauta.
Haba descubierto que era la clase de mujer que destapaba las cartas sobre
la mesa, exponindote sus reglas.
Por qu razn era incapaz de dejarse llevar? No quera ejercer la voz
cantante ni ser autoritaria, es que no poda ser de otro modo. l lo intua,
desconcertado ante aquella personalidad tan ambigua y voluble, sopesando
si mereca la pena adentrarse en un misterio llamado Mnica.
Se debata entre regresar por donde haba venido o continuar su
camino, cuando la presencia de un hombre pelirrojo abandonando la
habitacin de Mnica lo oblig a cruzar el pasillo con paso acelerado.
El pelirrojo posea un aire melanclico, de artista bohemio. Erik no
saba si lo haba reconocido por la arrogancia con la que firmaba sus
cuadros o por aquel acento parisino que emple para dirigirse a l con
una palabra que no comprendi. Le devolvi el saludo, ms cortante de lo
que habra deseado.
El hombre lo rode con inters, y l le dedic una mirada fulminante.
Siempre supe que la cambiara alguien como t coment,
observndolo con la curiosidad propia de un artista. Antes de que pudiera
preguntarle a qu se refera, l aadi: no se ha acostado conmigo
porque te desea a ti.
Algo violento se removi en el interior de Erik, abrasndole las
entraas.

Guarda tu lengua o te la corto, imbcil.


El desconocido retrocedi, pero no borr su sonrisa impertinente. A
Erik lo descoloc, pues pareca satisfecho ante aquella respuesta.
S, pareces su tipo... decidi. A Erik le importaba poco su opinin,
pero lo cierto era que en aquel momento lo deseaba todo lo lejos posible
de Mnica Ya es hora de que la vida le sonra, No crees? Pero si le
haces dao, te matar.
No fue el aire despreocupado con el que formul aquella advertencia
la que provoc que lo tomara en serio, sino la mirada desafiante que clav
en l. Deba reconocer que aquel pelirrojo desgarbado y flacucho posea
las agallas suficientes para plantarle cara a un hombre que le sacaba una
cabeza.
En todo caso lo intentaras.
Lo hara, no te quepa la menor duda dedic una breve mirada a la
puerta cerrada. Parece otra persona, como si la hubiera conocido hace
siete aos coment distrado. De nuevo, Erik no lo comprendi. No es
la clase de mujer que habla abiertamente de sus problemas, Tu sais? Me
preocupa... que algo le haya sucedido. Tal vez esta ciudad...
Nada puede sucederle en esta ciudad zanj Erik.
Ni conmigo.
Dominique abri los ojos como platos.
Cudala, si te deja.
Antes de que Erik pudiera ofrecerle un comentario impertinente a
aquel francs metomentodo, la puerta de la habitacin se abri de par en
par, descubriendo a una atnita Mnica. Erik percibi que ella ladeaba la
cabeza con nerviosismo hacia ambos lados del pasillo, como si buscara a
alguien. No pareci del todo tranquila al comprobar que no exista nadie
en el pasillo aparte de ellos, y lo sobresalt al agarrarlo de la camiseta y
empujarlo al interior de la habitacin.
Qu haces aqu? le recrimin.
Pese al desencanto que experiment, trat de enmascararlo con
cordialidad.
Hola, Qu tal ests? Me alegro de verte..., es lo que se suele decir a
la hora de saludar a una persona.
Tambin si el anterior encuentro con esa persona fue un desastre?
El final fue un desastre, pero todo lo anterior me result muy
agradable la corrigi.

Ella suaviz la expresin, complacida aunque fingiera lo contrario.


Dijiste que no queras volver a verme en la vida.
Puse en duda tu afirmacin, que no es lo mismo. Estaba cabreado, me
otorgaste razones para estarlo. Y sin embargo, aqu estoy se adentr en
la habitacin campando a sus anchas, pese a que ella trat de
impedrselo. Llmame loco. Me gusta estar contigo.
Mnica no pudo disimular ms, por lo que clav la vista en el suelo. Si
inclinaba la cabeza hacia arriba, l descubrira su sonrisa de idiota, pues
haba fantaseado durante demasiado tiempo con el hombre que lamiera
todas sus heridas. Siete aos, para ser exactos. Y ahora que encontraba a
alguien que le brindaba justo lo que necesitaba, el pasado regresaba
poderoso para atizarle un nuevo golpe.
Qu haces aqu, Erik?
Quera escuchar que l estaba all porque la echaba de menos, la
necesitaba tanto como ella a l y deseaba conocerla un poco ms, aunque
fuera imposible. El mundo estaba repleto de imposibles maravillosos, al
fin y al cabo.
Sara me ha pedido que te acompae a un lugar. La tienes preocupada.
Todo su ego se desinfl, catapultndola de regreso a la realidad. Un
azote de cordura llen su cerebro para hacerla sentir como una mierda.
Ah, eso.
De repente, l la cogi de los hombros para estrecharla contra su
cuerpo. La cercana la sobresalt hasta que el deseo de fundirse con l
inund cada poro de su piel. Mir sus labios, tentadores y carnosos. Un
hombre no poda poseer una boca tan ancha y apetecible y pretender que
una mujer no deseara besarlo.
No creas que no quiero estar contigo confes.
La revelacin le produjo un cosquilleo en el estmago.
Todas y cada una de las partes de mi cuerpo quieren estar contigo,
Mnica la apretaba con fuerza, como si soltarla fuera una locura. No te
voy a engaar. Me mora de ganas de verte, pese a lo sucedido anoche. La
peticin de Sara no ha sido ms que una excusa barata para plantarme
delante de tu habitacin.
Por favor, no sigas. Haces que desee quedarme toda la vida a tu lado.
No la tom por sorpresa al besarla; era inminente. La subyug el
contacto de sus labios y la forma delicada y anhelante que l emple al
hacerlo. Un beso que denotaba cario, casi devocin. De aquellos que te

hacan regresar a por ms, o quedarte a recordarlo para siempre.


Qudate cuanto quieras le habl contra los labios.
Volvi a besarla.
Das, semanas, meses...
La bes otra vez.
Te ped que no te marcharas hasta que lograra ponerle nombre a lo
que siento.
Le dio un nuevo beso. Mnica permaneca con los ojos cerrados,
extasiada ante las sensaciones que la desbordaban. En toda la vida la
haban besado as.
S que no te soy indiferente le hizo saber. No saba si la confianza
que denotaba en s mismo la agradaba o la irritaba, el caso es que tena
razn. Todo explota cuando nos besamos. Lo sientes, debes sentirlo...
Esa vez, su voz denot cierta ansiedad. Vulnerabilidad.
Atraccin calific ella con voz queda.
Es ms que eso. Bien lo sabes rugi.
No lo es minti. A l y as misma.
Si se convenca de lo contrario tal vez fuera ms fcil separarse de l.
Erik se apart de ella, agotado por su reticencia. Comenzaba a sentirse
como un estpido que corra tras una mujer que le daba largas, pero la
intensidad de los besos compartidos y el deseo que vislumbraba en los
ojos gatunos lo desconcertaban.
Dime una cosa, Eres as con todos los hombres o solo te diviertes
conmigo para hacerme quedar como un idiota? habl su resentimiento.
Ya era tarde para arrepentirse.
Mnica intuy que se refera a Dominique, al que probablemente
habra descubierto saliendo de su habitacin. El odio la embarg. No tena
derecho a insinuar que era una mujer frvola y coqueta, sobre todo si su
vida se alejaba tanto de la realidad.
Son tus palabras las que te hacen quedar como un idiota. Si vas a
insinuar algo, dmelo a la cara.
No hace falta que lo insine, rubia. Es evidente.
Aquello fue demasiado para contenerse. Si l supiera... si l supiera...
La rabia se apoder de ella, eclipsndolo todo. El beso, las anteriores
palabras amables y la mirada clida fueron desterradas por un arrebato de
rencor contra la vida, la injusticia y el pasado.
Me voy a callar mi opinin porque no existen insultos suficientes que

te califiquen..., Gilipollas! termin explotando.


Se dio la vuelta con brusquedad porque si continuaba contemplando
aquella sonrisita ladina le estampara un puetazo. Trat de calmar la
respiracin agitada, pero todo se fue al garete al percatarse de que l se
aproximaba. Aquella respiracin pesada y caliente le ba la nuca hasta
que el vello de su piel se eriz. Si eso es lo que produca en ella sin
tantearla, no podra soportar que le pusiera las manos encima, pues cada
vez que la tocaba se desataba un infierno en su interior.
Qu contradictoria murmur a su espalda. Pudo imaginar la
sonrisa ancha y provocadora de l. Entonces, Erik desliz las manos sobre
sus hombros en una caricia lenta y estudiada. Me insultas pero ests
deseando correrte con mis manos.
Se revolvi como una fiera para golpearlo. Aporre los puos contra
su pecho en un alarde de histeria del que no se reconoci. Erik ni siquiera
se inmut. Pareca que aquella reaccin no lo haba tomado por sorpresa.
Con inusitada calma, agarr sus muecas para detenerla mientras que
Mnica no opona resistencia, pues se senta aturdida de su propio
comportamiento.
Una vez se hubo tranquilizado, le habl con la barbilla alzada y toda la
mala leche que pudo reunir.
Estoy segura de que ya ests conforme. Acabas de demostrar que
puedes sacarme de mis casillas.
A Erik le brillaron los ojos mientras recorra el cuerpo de ella.
Mnica esquiv la mirada, se le acer el pulso y sinti la tentacin de
echar a correr, pero sus pies se quedaron anclados al suelo. Frente a l. A
su lado. Porque era lo que en realidad deseaba.
No lo estoy sacudi la cabeza y aproxim su cuerpo al de ella. Si
lo estuviera no me morira de ganas de hacer esto.
La atrajo hacia s para besarla sin tomarla por sorpresa. No lo hizo
porque a ella le pareci la opcin ms razonable, pero en cuanto la boca
de Erik se aplast contra la suya una maraa de emociones le oprimi el
estmago. Las manos de l le sostuvieron el rostro y los pulgares le
acariciaron las mejillas. Tena una forma de besarla a caballo entre la
rudeza y la dulzura. Denotaba hambre y cario. Pasin y todas las cosas
bonitas por las que el mundo mereca la pena.
El cuerpo de Erik se sacudi contra el suyo.
Abre la maldita boca... por favor suspir. Me muero de ganas por

hacerte tantas cosas que no sabra por donde empezar.


Aquella splica la hizo espabilar. Sus labios se entreabrieron para dar
acceso a una lengua que la devor. Saba al caf compartido de la maana
y a una promesa de sexo que la drogaba. Gimi contra la boca de l
mientras Erik le sostena el rostro como si no quisiera dejarla escapar. Fue
un beso largo y cargado de afecto. Y de disculpas. Se haban dicho
demasiadas cosas que ahora no tenan sentido.
Cuando se separ de ella, pos la frente sobre la suya y suspir.
Mnica temblaba de la cabeza a los pies, porque desconoca cmo alguien
poda hacerla sentir de aquella manera con un simple beso.
Si vuelves a besarme otra vez te juro que te obligar a que contines
musit.
l la mir a la cara.
No sera necesario que me obligaras, Mnica.
Se alej, perturbada por la intencin salvaje que descubri en sus ojos.
No estaba preparada para el sexo tras lo sucedido en su habitacin. Siete
aos atrs, haba conseguido superar su temor al contacto fsico, pero el
regreso de aquel acosador haba avivado los demonios que le hablaban de
un sexo que no poda coexistir sin el dolor.
De repente, un pensamiento la aterroriz.
Y si l descubra que Erik la haba visitado en su propia habitacin?
Su ira no se hara de rogar...
Necesitaba apartarse de l, pese a que su corazn le rogaba lo
contrario. Rod los ojos hacia otra parte que no fueran los de l, que
clamaban por su atencin emanando una emocin salvaje.
Llego tarde a... se detuvo, pues careca de valor para admitir que
asista a un psiclogo nutricionista.
S, Sara me ha pedido que te acompaara. Dice que es importante
para ti.
Mnica tens todo el cuerpo, sintindose traicionada. Se supona que
su trastorno nutricional sera un secreto entre ambas, por lo que no
comprenda por qu Sara le haba pedido a Erik que la acompaara. A no
ser que temiera que ella abandonara el tratamiento mientras estaba lejos de
Madrid. De hecho, se haba mostrado insistente para que Mnica acudiera
a una clnica de la ciudad, pues la asustaba que volviera a recaer si su
psiclogo habitual no la trataba durante el viaje.
Prefiero ir sola, Erik decidi. Intent no irritarse al comprobar el

gesto de escepticismo de l . Esto no es agradable para m, y tenerte


pululando a mi alrededor solo conseguir que me sienta ms incmoda.
Lo entiendo dijo sin ms.
Lo entiendes? pregunt aliviada. Lo tom del antebrazo, y l
asinti esquivo. Agradezco tu preocupacin, de veras que lo hago. Es
solo que...
No quieres sentirte juzgada.
Que el adivinara la razn de su angustia la asombr.
Debe de ser agotador.
A qu te refieres?
Fingir frente a todo el mundo que no tienes ningn problema.
Deja de aparentar que me conoces reclam irritada.
l le tom la mano para acariciarle los nudillos.
Si te conociera no me morira de ganas por descubrir todos tus
secretos.
No necesito que nadie me consuele decidi enfadada, y mucho
menos que sienta lstima por m.
Por qu, es lo que suele sucederte cuando le cuentas a la gente la
verdad?
Que la encarara de aquella forma comenz a sacarla de sus casillas.
No voy por ah contando mis secretos.
Me lo supona. Por eso eres tan intrigante.
Te resulto intrigante? lo encar. Pues tal vez deberas
replantearte tus convicciones. Padezco bulimia desde los trece aos.
Apuesto a que ahora no te resulto tan atractiva, Verdad? No te resultara
agradable sujetarme el pelo mientras vomito su voz destil rabia. Contra
todo pronstico, Erik trat de acercarse a ella, pero Mnica se lo impidi
soltndole manotazos que l esquivo mientras se aproxima a su cuerpo.
Djame, no necesito ni tu compasin ni tu lstima!
No poda mirarlo a la cara tras aquella confesin, pero necesit
comprobar su expresin delatora. Aquella con la que todos la juzgaban,
para humillarla un poco ms. De reojo, se encontr con la mirada atenta
de l, que insista en encontrar la suya. No hall rastro de repulsin, sino
un inters desmedido y sincero por conocer su historia.
No la estaba juzgando.
Estate quieta. Vas a hacernos dao a los dos le orden tajante. Al
comprender que l no se dejaba impresionar por su arrebato histrico, y

que pese a su actitud fuera de lugar continuaba a su lado, ella se qued


paralizada. Quiero conocer tu historia, y luego djame decidir a m lo
que me provoca.
Respir de manera acelerada.
Debes de tener muchsimos defectos coment enfurruada, algo
ms aparte de mostrarte comprensivo y persistente conmigo, No?
El temblor de su voz la delat, lo que provoc que Erik le dedicara
una sonrisa cargada de ternura. Deseaba a aquella mujer, y ni siquiera su
empeo por mantenerse apartada de todo aquel que le tenda una mano
lograra disuadirlo.
Algunos tengo. Los descubrirs si te quedas conmigo el tiempo
suficiente.
Toda la vida. No me lo pidas dos veces.
Ella se cruz de brazos, esforzndose en mantener una actitud
defensiva.
No debes sentir vergenza, cario extendi sus brazos para
ofrecerle un consuelo que nadie le haba brindado antes. Ven aqu.
Mnica contempl su pecho con duda, pues se mora de ganas de
recibir un abrazo. Era todo lo que necesitaba en aquel momento, pero no
deba ser egosta. La vida la haba enseado a ser cauta y rechazar sus
propios sueos.
Mnica.
Su nombre pronunciado por aquella voz grave fue decisivo para que
arrastrara los pies con vacilacin hacia l. En cuanto la tuvo a una
distancia cercana, l tir de ella hasta apoyarla sobre su pecho.
De ninguna manera voy a permitir que pases sola por algo semejante
le susurr al odo.
Mnica apret los labios. l no debera haber aparecido en su vida
justo en el momento ms complicado.
No es justo... eres la primera persona que lo sabe y no piensa que es
una chiquillada.
Crey que lo haba dicho en silencio hasta que l respondi.
Cuando te miro no veo a una nia, sino a una mujer. Alguien
inteligente, hermosa y que se enfrent a un asesino con tal de salvarme.
Crees que un trastorno alimentario puede alejarme de ti? No sabes lo
equivocada que ests. Soy persistente, voy a demostrrtelo.
No quiero que me demuestres nada!

Cmo decirle que los pona en peligro a ambos si no se apartaba de


ella?
Dame una oportunidad.
Ante aquella peticin inesperada, Mnica lo mir desconcertada. Sin
poder evitarlo, alarg una mano hacia su rostro para acariciarle el
mentn, hasta que lleg a la boca. l no dejaba de mirarla a los ojos,
como si esperara una respuesta.
Eres un hombre bellsimo.
Pareca extasiada, y aunque una parte de l se senta halagada, abri la
boca para mordisquearle los dedos y as captar su atencin.
Solo una.
Mnica jade al sentir aquel contacto en apariencia inocente.
No puedo hacer tal cosa. Si te doy una oportunidad, me enamorar de
ti.














9



La mscara continuaba en el mismo escritorio sobre el que la haba
abandonado. En general, era un hombre ordenado, pero los ltimos
acontecimientos lo haban puesto nervioso. Todo estaba revuelto en la
habitacin, desde los papeles dispersos por el suelo hasta los instrumentos
que utilizaba para torturar a sus vctimas. Todo, a excepcin de aquella
mscara sobre la que ella haba posado sus labios.
Una sacudida de excitacin le recorri el cuerpo.
Se dej caer sobre la silla, agarrndose el cabello. Tirando de l con
fuerza para hacerse dao a s mismo por haber errado por segunda vez.
T! grit fuera de s.
Seal la fotografa de un hombre pegada en la pared, rodeada del
resto de personas que alguna vez en la vida se haban burlado de l. Tan
solo dos estaban tachadas. La venganza contra la tercera mujer debera
esperar, pues el haber acudido a la polica haba alterado sus planes. Deba
ser prudente, pero lo cierto era que tarde o temprano se vengara de
aquella devota furcia. De ella y de todos los dems.
Haba un hombre en el centro. Su dcima vctima. El final de su obra
de arte.
Subinspector Erik Rodrguez murmur con desprecio.
Lanz un dardo puntiagudo que acert sobre el ojo derecho del
hombre. Maldito fuera l y el resto por haberlo hecho sufrir. Todos tenan
la culpa, pero la venganza sera su salvacin. Haba esperado veinticinco
aos para iniciar su obra de arte.
Veinticinco largos aos, sollozando por las noches debido a los
abusos sufridos.
Tom lpiz y papel para escribir una carta a la que sera su vctima
nmero diez. Su vctima favorita. Pues el subinspector Erik Rodrguez
posea todo lo que l haba deseado, incluida la atencin de aquella
deliciosa mujer rubia que pronto sera suya.
La venganza era una plato que se serva fro... y lleno de sangre.
***

Si te doy una oportunidad, me enamorar de ti.

Qu cojones significaba aquello?


A su cabeza acuda siempre la misma frase, martirizndolo. Mientras
permaneca sentado a su lado dentro de aquella sala de espera, dese
preguntarle por qu demonios sera tan terrible que ella se enamorara de
l.
Se senta dolido, pese a que se empeaba en mantener una expresin
inescrutable y distante. Deseaba ayudarla, pero la conmocin que las
palabras de Mnica le haban producido persistan en su humor.
No quera enamorarse de l. Al parecer, aquello le causara ms dolor
que placer.
Tras aquella sinceridad tan aplastante, haba tenido tiempo de ver la
cmara destrozada en un rincn de la habitacin. La cmara con la que lo
haba fotografiado. No pudo evitar preguntarle por lo sucedido a su
preciado objeto, y ella se haba mostrado muy nerviosa.

La romp en un arrebato respondi.
A Erik le pareci que menta.
Me resulta muy extrao que rompieras algo a lo que le tienes tanto
aprecio.
He dicho que la romp! Me arrepenta de haberte hecho una
fotografa, De acuerdo?

Desde entonces no se haban dirigido la palabra, y Erik se senta
confuso. No poda comprender que una mujer se mostrara a veces abierta
y otras reacia a su contacto. Su parte orgullosa le deca que ella estaba
burlndose de l, pero su instinto rechazaba aquella hiptesis. Haba
percibido su dolor y su pnico.
De qu tena miedo Mnica? Tal vez, la explicacin a su
comportamiento se debiera a un factor externo... o a una tercera persona.
No era estpido, y su trabajo lo haba enseado a ser observador. La
otra noche no le concedi importancia a aquel gesto tan corriente, pues su
enfado no le haba permitido ir ms all. Pero ahora, pensativo, recordaba
el instante en el que mientras l charlaba con sus compaeros de trabajo,
Mnica haba observado la pantalla de su telfono mvil y su gesto haba
cambiado. Acto seguido haba echado a correr.
Una tercera persona.
Estaba profundizando en aquella hiptesis cuando la recepcionista

entr en la sala de espera.


Mnica Laguna, la doctora la est esperando en la consulta le
inform la mujer.
Ella se incorpor con gesto adusto, pero el brillo carmes de su boca
le indic a Erik que estaba nerviosa. Le roz la mano para infundirle
nimo.
Todo saldr bien le dijo.
Si ella lo escuch no dio muestras de ello, pues sigui a la mujer
como si se tratara de un robot. Pareca abstrada de la realidad.
Qu ocultas, Mnica? Sea lo que sea, te prometo que lo descubrir

Iba all obligada, as que aquella mujer que la recibi con una sonrisa
profesional no deba esperar a una jovencita displicente que deseaba
contentar a sus padres. Cuanto antes acabaran con aquello, antes podra
largarse de all.
Su psiclogo habitual no haba efectuado ningn avance en ella, pese a
que Mnica obedeca las pautas que l le marcaba. Tena que admitir que
siempre le haba resultado un hombre antiptico, por lo que mostrarse
soberbia con l le otorgaba cierto placer.
En el fondo detestaba a los hombros, desde su maldito padre hasta su
acosador. As que encontrarse con una mujer en lugar de con el tpico
psiclogo de rostro distante la desconcert. Detestaba que la tomaran por
sorpresa, y Sara lo saba. Deba ser ella quien manejara la situacin, y
Sara lo saba. Fuera de sus reglas se senta perdida y asustada, y Sara lo
saba.
Maldita seas, Sara Santana. Te juro que esta es la ltima vez que acato
tus estpidos consejos.
Buenos das, seorita Laguna la mujer le tendi una mano que ella
estrech, pero cuando quiso soltarla, la condujo hacia un sof de dos
plazas en el que tom asiento a su lado. La cercana de aquella terapia la
desconcert. Mi nombre es Marta, y deseara que nos tuteramos.
Si te sientes mejor as, no hay problema su voz destil desdn.
Marta no perdi la sonrisa. Despleg un cuaderno repleto de
anotaciones sobre sus rodillas, y frunci los labios al comprobar algo que
haba llamado su atencin.
He estado charlando con tu psiclogo habitual, un tipo de lo ms...
correcto dijo, buscando la palabra adecuada.

Imbcil era el trmino con el que ella lo habra descrito. Detestaba


aquel aire de autoridad que l trataba de imponerle, pues aquel tipo
presupona que su trastorno se deba a un motivo frvolo por el que ella
trataba de concederse cierta importancia.
Quiero que sepas que mis mtodos no son los habituales la
inform. Mnica aflor una mueca. Haba escuchado aquella patraa
tantas veces que empezaba a resultarle divertida. La psicloga no se
percat de su escepticismo. Si aceptas mi ayuda, dejars de tomar
antidepresivos y la sinceridad entre nosotras ser fundamental.
No tomo antidepresivos la corrigi.
El rostro de Marta no se alter. Al parecer lo intua.
En las notas que me ha pasado tu psiclogo habitual, determina que
padeces bulimia nerviosa purgativa. Te ha prescrito varios frmacos
antidepresivos a los que dice que te resistes.
Ir grogi no es mi estilo.
Le pareci que Marta sonrea, o tal vez fue un espejismo.
Trabajas en una revista de moda.
Mnica empez a divertirse. Ahora era el momento en el que aquella
licenciada le dira que el frvolo mundo textil era la causa de su trastorno.
S.
Pero el trastorno empez cuando cumpliste trece aos. Y estudiaste
historia, sin embargo.
Monica asinti, tensa como una vara. No le agradaba lo que
implicaban las palabras de aquella psicloga, pues controlara la situacin
mientras Marta caminara por la parte superficial de su historia.
Todo trastorno alimentario tiene una causa, un porqu. Si logramos
identificar el motivo de tu desorden alimentario, erradicarlo ser ms
sencillo. La bulimia nerviosa es una patologa en la que la persona se
autoinflinge dao a s misma. Al contrario de lo que opinan ciertos
psiclogos, la bsqueda de la perfeccin fsica no es ms que una de las
muchas causas que pueden propiciarla.
Tengo mi diario de comidas, podra echarle un ojo por si he hecho
algo mal le ofreci Mnica, inquieta ante el curso que haban tomado los
acontecimientos.
S, las pautas de alimentacin son bsicas en la terapia. Me consta que
sueles seguirlas, pero tu verdadero problema son los atracones que
intentas disimular con vmitos y ejercicio intenso determin,

desechando el cuaderno que Mnica le ofreca. Me gustara probar algo


contigo.
T eres la psicloga contest con sequedad.
Te relajas con facilidad? Te cuesta conciliar el sueo por las
noches?
Mnica pens en sus constantes pesadillas, que la desvelaban cuando el
sueo haba conseguido vencerla.
Yo... no s. A veces, supongo.
Marta se incorpor para dejarle espacio en el sof.
Tmbate.
Mnica se ech con los ojos abiertos como platos.
Sera conveniente que cerraras los ojos.
Hizo lo que le ordenaba tras soltar un suspiro.
Respira tranquila, inhala y exhala el aire. Coloca ambas manos sobre
el vientre y siente como se llena de aire. Inhala y exhala. Inhala y exhala.
Mnica comenz a impacientarse. La sensacin de permanecer con los
ojos cerrados junto a una completa desconocida le provocaba nuseas,
pese a que trat de relajarse. Se removi sobre el sof mientras escuchaba
las indicaciones de Marta.
Respira hondo y profundo. Inhala, exhala... la voz de Marta era
firme y clida. Aprieta tus puos y nota la tensin en tus manos y
antebrazos transcurrieron cinco segundos hasta que volvi a hablar.
Ahora libera la tensin y reljate, comprobando la diferencia. Inhala,
exhala... inhala, exhala...
Sinti el hormigueo placentero que le recorra los antebrazos. En
realidad, se senta relajada y en paz al liberar la tensin acumulada. Los
segundos transcurrieron y repiti la accin con sus biceps, triceps y
hombros.
Inhala y exhala... t eres la duea de tus emociones. Libera la tensin;
inhala y exhala... Mnica expuls el aire por la nariz, destensado los
hombros. Inclina la cabeza hacia delante para tocar tu pecho con la
barbilla, y mantn la posicin durante varios segundos.
Al hacerlo, Mnica sinti una presin incmoda en la garganta. Todo
se volvi oscuro y deprimente. Record las manos de l, aferrando su
garganta hasta que le falt la respiracin. Aquella conocida sensacin de
asfixia, la sensacin de sentirse vulnerable... la tensin...
Me asfixio, me asfixio... Aire!

No! grit.
Abri los ojos de par en par y se incorpor de golpe, abrazndose sus
rodillas. Marta no hizo comentario alguno. Se alej para ofrecerle espacio
y regres al cabo de unos segundos con un vaso de agua que Mnica
devor.
Tienes problemas para relajarte determin, colocndole una mano
sobre el hombro. Mnica se apart de su contacto, molesta por la cercana
de aquella extraa que haba acertado de pleno. Recuerda que t eres la
duea de tus emociones. Nadie puede hacerte dao aqu seal su cabeza
con un leve toquecito.
Le pidi que se colocara frente a un espejo de cuerpo entero en el que
Mnica se vio reflejada. Vestida con aquel mono color champagne, su
cabello resaltaba sobre los plidos hombros.
Qu ves cuando te miras al espejo? le pregunt. Como si intuyera
su respuesta, se apresur a aadir: la verdad.
Mnica contempl a la mujer de rasgos afilados. Los ojos verdes
proyectaban tristeza y temor, y el delgado cuerpo posea unas curvas
suaves y atractivas. La boca curvada en una sonrisa cnica, impertinente
hacia s misma. Lade la cabeza, incapaz de mirarse durante ms tiempo.
Es... confuso.
Qu ves? insisti Marta.
Es atractiva... pero no me gusta.
Por qu no?
Es dbil. Por muy hermosa que sea, es dbil.
Marta susurr a su odo.
Qu ha hecho para ser dbil... o qu no ha hecho?
Percibi el aliento clido de la mujer en el lbulo de la oreja,
provocando que se estremeciera.
Deja de acercarte a m de una puetera vez! rugi.
Aquel grito histrico provoc que Marta retrocediera.
No quieres ser perfecta decidi maravillada. Mnica not la
humedad que resbalaba por su mejilla, por lo que se la borr de un
manotazo. No tiene nada que ver con tu aspecto, no en ese sentido. Eres
consciente de que eres hermosa.
Cre que la terapia duraba veinte minutos, tengo prisa... murmur
esquiva.
Hay ciertos factores de riesgo que explican la bulimia, factores

desencadenantes... Mnica se colg el bolso al hombro. No quera


escucharla. Ya no. El bulling, las exigencias familiares... comenz a
enumerar. Mnica camin hacia la puerta, pero Marta la persigui, la
sobreproteccin de los padres, el abuso sexual.
Clav los ojos en Marta, incendiada por el odio.
He dicho que tengo que irme bram.
El abuso sexual de la infancia es un factor desencadenante. Quieres
castigarte a ti misma, a tus curvas porque crees que son ellas las que te
hacen parecer atractiva a tu abusador. Pero t no eres la culpable.
Adis.
Se gir, sintindose tan indispuesta como enferma.
Qu te han hecho, Mnica? le pregunt sin tapujos.
Ella huy despavorida de la consulta, pero la voz de Marta la
persigui.

Qu te han hecho?
Nada de lo que pueda escapar

Mnica corra hacia la salida en el instante que Erik sali del servicio.
Tropez con su cuerpo y dio un traspis, pero l logr sujetarla por los
antebrazos antes de que perdiera el equilibrio. La mirada escrutadora que
le dedic provoc que ella agachara la cabeza, reacia a ofrecer
explicacin alguna.
Veo que tienes un poco de prisa.
La consulta ha finalizado.
No me has entendido. Me parece que ibas a marcharte de aqu sin m
la censur.
Ella se hizo la ofendida, pero lo cierto es que en su ataque de pnico,
ni siquiera se le haba pasado por la cabeza avisar a Erik.
Uhm... iba en tu bsqueda lo esquiv. Entonces decidi ser
honesta. No voy a volver a visitar a esa psicloga, as que no tendrs que
acompaarme de nuevo. Tu labor como espa ha finalizado.
Aquella definicin logr sacarle una sonrisa, respuesta contraria a lo
que ella esperaba.
Estoy aqu porque me da la gana resolvi despreocupado. Sara
me lo ha pedido, pero he sido yo quien ha tomado una decisin. Ha ido
mal la consulta?

Todo va mal, y quiero que me dejis en paz. Todos, incluido t.


No cuentes con ello.
Erik tom nota mental de aquello. Todo era un trmino muy alarmante
para referirse a los entresijos de su vida. Mnica se mostraba esquiva y a
la defensiva cada vez que alguien le tenda una mano, y l iba a averiguar
el motivo.
Podramos almorzar juntos. Conozco un restaurante en el que sirven
los mejores boquerones en adobo de toda Sevilla la invit.
Te resulta buena idea invitar a almorzar a una persona que sufre un
trastorno alimentario cuando te ha dado largas repetidas veces?
Cuanto te beso no me esquivas, si es lo que me ests preguntado
contest sin perder la paciencia. Contempl el rubor que tea las
mejillas de ella, y percibi aquella conocida sensacin por la que
necesitaba cuidarla. Descubrirla, y s; me parece una idea estupenda
compartir un agradable almuerzo con una mujer que me encanta.
Le encantas.
Tuvo que esforzarse en exceso para aparentar indiferencia.
No me parece buena idea determin. Por supuesto que no lo era.
Sil los descubra, su ira calcinara todo lo que encontrara a su paso,
incluido a Erik. T y yo... lo nuestro...
No hay nada que calificar como nuestro, si es lo que te preocupa.
Descuida, no voy a pedirte matrimonio tras un breve almuerzo pese a
sus palabras, no haba acritud en ellas.
Por supuesto que entre ellos no exista nada. Ella jams se atrevera a
insinuar tal hecho. Lo que la preocupaba era quel su maldito
acosador, se tomara aquella extraa amistad demasiado enserio,
ofrecindole alguno de aquellos ultimtum violentos que tanto disfrutaba.
Ni siquiera tendramos que salir del edificio concedi, sealndole
la cafetera situada en el interior. Podemos tomar algo rpido.
Al final me voy a creer que te gusta pasar tiempo conmigo.
Es por tu pelo dijo, enredando un espeso mechn en uno de sus
dedos. Me vuelve loco.
Mnica escrut el interior del edificio para comprobar quel no los
haba seguido. A Erik no le pas desapercibido aquel gesto. Al parecer,
ella buscaba o mejor dicho, tema encontrarse con alguien.
Una cosa rpida le hizo prometer.
l asinti mientras segua sus pasos apresurados, que los situaron en

una mesa alejada del inmenso ventanal que llenaba la estancia de luz.
Mnica oje la carta, decidindose por una ensalada Csar y agua mineral
cuando la camarera le tom nota.
Al comprobar el gesto de Erik, se cruz de brazos.
No hagas eso le pidi.
El qu? pregunt con total inocencia.
Examinar todo lo que como. Las salidas con Sara se convirtieron en
un verdadero infierno por lo mismo.
Lamento haber hecho algo de lo que ni siquiera he sido consciente
protest l.
Ella exhal aire, algo ms calmada.
He sido yo. No es tu culpa. Estoy acostumbrada a que todo el mundo
juzgue lo que ingiero, lo cual es muy molesto.
De acuerdo. No abordaremos el tema si t no ests cmoda
concedi l. Cundo te marchas de la ciudad?
En tres semanas.
Ese tono implica alivio o tristeza?
No lo s, tal vez ambas cosas. Hay ciertos problemas que me tienen
preocupada hizo un gesto con la mano para que l no le preguntara.
Aunque esta ciudad es preciosa. Cre que no me gustara, pero siempre
encuentro algo digno de fotografiar con mi cmara.
Te refieres a esa que has roto?
Formul aquella cuestin para comprobar la veracidad de su
afirmacin, y se alarm al distinguir la sombra oscura que se cerna
entorno a su rostro.
Todos cometemos estupideces de vez en cuando respondi de
forma esquiva.
La camarera deposit la comida sobre la mesa, y antes de marcharse,
le dedic una fugaz mirada coqueta a Erik. Como todos los hombres, l no
fue consciente de que intentaban ligar con l.
Te echar de menos si te vas dijo l de pronto.
Una sensacin reconfortante le acarici el vientre. No estaba habituada
a que nadie la echara en falta, pues su vida estaba repleta de gente que iba y
vena, sin quedarse demasiado ni formular preguntas incmodas. Tal vez
estaba harta de tanta mutabilidad.
Claro que me ir, Erik respondi, haciendo referencia a la segunda
parte de su frase.

l atrap sus manos por encima de la mesa, como si con aquel gesto
pudiera convencerla de lo contrario.
S que es una locura, pero me gusta estar contigo.
A m tambin se le escap.
No poda contenerse cuando estaba a su lado.
Erik le acarici los nudillos sin decir nada. En el local sonaba Close to
you, the Carpenters. Record los besos compartidos en aquel parque, las
risas y las palabras que no se atrevieron a decirse.
Mnica curv los labios en una sonrisa.
La msica nos persigue.
l le dio un leve tirn, hasta acercarla a su boca.
Soy yo el que te persigue a ti. Deja de huir.
A ella se le aceler la respiracin.
Soy prctica. Cuando me marche, no quiero echarte de menos.
Pues no te vayas le pidi l.
Erik...
No te vayas insisti, rozndole los labios. Deja que yo cuide de ti.
As de sencillo.
Mnica trat de soltarle las manos, pero l se lo impidi. Frot su
boca contra la suya, en un roce tan anhelante como clido. Quera
demostrarle que a su lado todo sera distinto. Que no tena por qu
temerlo.
No sabes lo que dices musit.
Confa en m.
La voz de un joven rompi aquel momento que los alejaba del resto de
la gente. Ella se apart de l, sobresaltada por la presencia de dos personas
que se acercaban hacia ellos. El joven corri hacia Erik y se fundi con l
en un abrazo, mientras la mujer se mantena a una distancia prudencial,
consciente de que acababan de interrumpirlos.
Erik! su hermano volvi a abrazarlo, pero esa vez contempl con
curiosidad a la mujer que lo acompaaba.
Alberto, mam se incorpor para estrechar a su madre entre sus
fornidos brazos.
No quera interrumpiros se disculp azorada.
No tiene importancia la excus Mnica. Se incorpor para
saludarla.
Mam, Alberto, ella es mi amiga Mnica. Mnica, ella es mi madre

Trinidad, y mi hermano Alberto. los present. Se sinti halaga al recibir


el beso carioso de ambos estbamos almorzando, pero podis uniros.
De verdad que no quiero molestaros, hijo. Venamos de la tercera
planta para recoger unas pruebas de tu hermano cuando os hemos visto,
pero ya nos bamos.
Mnica se hizo a un lado para ofrecerles un sitio.
No es ninguna molestia, se lo aseguro.
Trinidad le dedic una sonrisa de agradecimiento.
Eres la novia de mi hermano? le pregunt Alberto sin tapujos.
Mnica se ech a rer.
Alberto hijo, eso no es de tu incumbencia lo censur su madre.
No, solo soy su amiga.
Alberto puso cara de fastidio, e inclinndose al odo de su hermano le
susurr algo que todos pudieron or:
Pdeselo, es muy guapa y simptica le aconsej como si tal cosa.
Erik se ech a rer.
Lo s.
Al ver que todos trataban de evitar el tema, Alberto continu.
Mi hermano no es mal partido. Es subinspector, tiene algo de mal
genio pero es buena gente. Y adems tiene una moto enorme.
T me ves con buenos ojos.
Slo dice la verdad concedi Mnica.
Durante una hora, charlaron de manera distendida mientras daban
cuenta de un copioso almuerzo. De vez en cuando, Erik la descubra con
los ojos clavados en el ventanal, buscando a alguien. Cada vez que lo
haca, pareca aliviada de no encontrar lo que buscaba.
Mnica descubri que la familia de Erik era agradable y sencilla. Al
cabo de unos minutos, ya la haban invitado a su casa para que
contemplara las fotografas en las que Erik no era ms que un nio
desgarbado y flacucho.
Me resulta difcil de creer admiti ella.
Que no te impresione. De constitucin siempre fue un chiquillo
delgado y de poca chicha. El gimnasio y el trabajo han hecho milagros en
mi hijo.
No hay nada como el amor de una madre se hizo el ofendido.
Mnica solt una risilla.
Apuesto a que tu siempre fuiste as de linda la halag, sin un pice

de falsedad.
Gracias.
Slo digo lo que pienso le palme la mano con cario, aunque mi
hijo siempre ha tenido muy buen gusto. No creo que mi opinin le
influyera demasiado.
Sabes que tu opinin es importante para m.
Trinidad le dedic una mirada cmplice a Mnica.
Los hombres siempre te dicen lo que quieres or, pero Erik consigue
que quieras or lo que l te dice. Mi chico siempre ha sido muy sincero.
Mnica lo mir de soslayo.
Puedo decir que lo es.
En ese momento son su telfono mvil, por lo que se excus para
contestar. En cuanto lo hizo, recibi los chillidos histricos de Elena , que
pareca encontrarse al borde de un ataque de nervios. Habl de manera tan
atropellada que Mnica solo logr atisbar algunas palabras sueltas que
fueron suficiente para alarmarla.
Tranquilzate. No entiendo lo que me ests diciendo.
Me he metido en un lo, tan solo quera ser de utilidad solloz.
Mnica se temi lo peor.
Dnde ests?
En la construccin de las Termas.
Intuy que aquella joven haba cometido una estupidez.
Llegar en cinco minutos colg.
Se volvi hacia Erik para despedirse, l ya se haba puesto en pie.
Tengo que irme.
Trabajo? inquiri.
La preocupacin que hall en su mirada la alarm a su vez. l no
deba mirarla como si pudiera solucionar todos sus problemas con algo
de buena voluntad. En pocas semanas, se marchara de aquella ciudad para
apartarse de su influjo, pero mientras tanto, conseguir que Erik dejara de
inmiscuirse en su vida con todo lo que ello conllevaba, le estaba
resultando harto difcil.
S, algo as. Una de mis reporteras se ha metido en problemas.
Espero que no sea nada grave.
Puedo acompaarte.
Comprob que estaban lo suficiente apartados de su familia para
responderle.

No eres mi ngel de la guardia.


El da que me encuentre la aureola te lo har saber.
Mnica decidi ser grosera. Si con ello consegua hacerlo desistir de
su empeo, se dara por satisfecha.
Lo he entendido se cruz de brazos con aire fanfarrn. Eres el
chico bueno de la familia, No? sinti que Erik clavaba los ojos en ella
con furia y una clara advertencia que desoy. Y yo soy tu jodida obra de
caridad. Algo por lo que colgarte una medallita en el pecho.
Sin dejarse amilanar, la agarr del antebrazo para arrastrarla hacia la
salida, lejos de la mirada curiosa que les dedicaba su familia. Quera creer
que las palabras de Mnica escondan una segunda intencin, pero lo
cierto es que el dardo envenenado haba obrado su efecto.
No has entendido una puetera mierda le solt con aspereza.
Ah, no? se mof ella.
Hago esto porque quiero extendi las manos a ambos lados de su
cuerpo para hacerla entender, porque me da la gana. Porque me
preocupo por ti.
Pues preocpate por tu madre.
Mnica se llev las manos a la boca al comprender lo que acababa de
decir. Las palabras haban escapado de sus labios antes de que lograra
medirlas. No fue su intencin dar a entender tal cosa, pero al escuchar el
comentario, supo que haba cometido un terrible error.
Sabes? Tienes razn le habl con voz distante y fra, no soy tu
jodido ngel de la guardia. No soy nada, Y me alegro!
Lo agarr de la camiseta cuando l camin furioso de regreso a la
cafetera.
Lo siento mucho.
Ni siquiera se volvi a mirarla, pero su voz desvel sus verdaderos
sentimientos.
Te miro y me pregunto donde est la mujer divertida, inteligente y
espontnea que me conquist admiti resignado. Estoy cansado de
perseguirte sin vislumbrar la sombra de lo que vi en ti Vamos, s sincera
por una maldita vez! Dime que me equivoqu. Que la encantadora chica
que conoc en aquel balcn solo forma parte de un espejismo. Entonces
me dar por vencido y no tratar de recuperarla.
Aquel da fui yo misma porque saba que no volvera a verte en la
vida! explot sincerndose.

Erik la contempl atnito. Para l, sin embargo, aquel encuentro aviv


el deseo de volver a verla. Y si nunca contact con Mnica fue porque
saba que con una mujer como aquella jams tendra suficiente. Lo querra
todo.
Qu soy entonces; una distraccin pasajera hasta que regreses a tu
vida jodidamente perfecta?
Un problema.
Aquella maldita palabra fue un golpe bajo para su orgullo.
Sabes? escupi rabioso. Acabas de admitirlo. En realidad soy
ese que no puedes quitarte de la cabeza.
La dej all plantada, pese a que se mora de ganas por arrastrarla
consigo en su moto lejos de la ciudad y de todo lo que la aterrorizaba.
Haba reaccionado de tal forma dolido por su rechazo y sus palabras
mezquinas, aunque saba que la mujer que hablaba solo trataba de
apartarlo de l a cualquier precio.
Por qu?
Mientras la observaba pedir un taxi, supo que no la dejara marchar
hasta que desentraara aquel secreto que ella se empeaba en proteger con
celo. Su intuicin le deca que Mnica estaba en peligro, y l haba
decidido salvarla.









10



Primero ley el annimo, y luego clav los ojos en Jess, que
mantena aquella sonrisita torcida cargada de pedantera. Jurara que el
tipo estaba disfrutando de lo lindo con aquella situacin, lo cual careca de
sentido.

Conoce el efecto domin, subinspector? Ha roto la cadena, pero el
juego continua. Tan solo he de reemplazar una ficha por otra.

Una amenaza.
El asesino haba descubierto que su tercera vctima estaba fuera de su
alcance, por lo que pretenda reemplazarla con otra. La cuestin era quin
ocupara su desgraciado lugar.
Dnde la has encontrado? inquiri.
Jess pareca satisfecho de ir un paso por delante de l en aquel asunto.
Estaba bajo la puerta cuando he llegado a tu despacho. Solo la he
recogido para dejarla encima del escritorio.
La comisara estaba repleta de cmaras de seguridad que haran
disentir a cualquier psicpata de obrar una accin tan suicida. A no ser que
alguien tratara de tomarle el pelo.
As que alguien se ha colado en la comisara sin ser visto y ha dejado
esa carta bajo mi puerta.
Jess se irgui.
Si vas a acusarme de algo...
Voy a descubrir quin demonios ha dejado esa carta en mi despacho,
sean cuales sean las consecuencias le advirti tajante.
Ya sabemos cuales han sido las consecuencias. Dos muertos y una
mujer bajo proteccin. Tan solo conseguirs que otra persona ocupe su
lugar le ech en cara.
Erik ardi de ira.
Pretendes ofrecerme algn consejo?
Es obvio que no ests preparado para llevar este caso. Escapa de tu
capacidad.
Aquello fue la gota que colm el vaso.

Fuera. Ahora.
Jess ni siquiera se inmut.
Tal vez Roldn... su voz destil malicia.
He dicho que te largues. No me hagas disfrutar sacndote yo mismo
a patadas.
Los ojos de su compaero brillaron con un resquicio de odio.
Algn da ser yo quien te eche de mi despacho.
En tus pueteras fantasas.
El portazo que dio al salir reson en las paredes de pladur. Erik trat
de ignorar aquella rabia que lo carcoma por dentro. Ms que enfadado
con Jess, se senta defraudado consigo mismo. l tena razn. El caso se
le escapa de las manos, y emplear su orgullo para volcar su frustracin
contra su subordinado no conseguira solucionar sus problemas.
Llam a Martina por el interfono, y la joven se present en su
despacho en cuestin de segundos.
Necesito las grabaciones de hoy de las cmaras de la comisara. Es
urgente.
Por supuesto. Necesitas la de alguna cmara en particular?
La que enfoca a la puerta de mi despacho solt aquel sobre con su
nombre en el escritorio. Tengo que averiguar quin me ha enviado esta
carta por debajo de la puerta.
Para eso no necesitars las cmaras, porque he sido yo.
Erik se sinti momentneamente desconcertado, hasta que supuso que
Martina solo haba ejercido de recadera.
Dnde la encontraste?
Sobre el escritorio de Jess. Iba a traerte la correspondencia, y al ver
tu nombre en la carta, la cog sin preguntar y te las ech bajo la puerta.
Por qu, he hecho algo mal?
Erik se puso lvido.
Qu haca la carta del asesino sobre el escritorio de Jess? Lo
evidente sera pensar que le perteneca, pero dudaba que un hombre tan
meticuloso errara con algo tan simple. A no ser que alguien hubiera
tratado de incriminar a Jess, o de tomarle el pelo.
Su desconfianza provoc que tomara la segunda opcin como la ms
vlida y coherente. Tena demasiado trabajo que hacer, por lo que decidi
resolver aquel tema en otro momento.
Tenemos ya los archivos de ambas parroquias?

El semblante de Martina cambi, por lo que Erik supo que la respuesta


no le satisfara.
De eso vena a hablarte. Hace un par de horas se produjo un incendio
en la primera parroquia, y se destruyeron todos los archivos. He estado
hurgando en los archivos de la segunda parroquia, pero no hay ningn
nio que hubiera estado vinculado con el anterior prroco. No tenemos
nada, Erik.
Un incendio!
Tras la impotencia lo invadi el recelo. Que el asesino siempre fuera
un paso por delante de l solo poda significar una cosa, a pesar de que le
resultaba inverosmil. Pero lo cierto era que haca escasas horas l haba
tomado la decisin de buscar en los archivos de la parroquia, y tan solo
los miembros ms cercanos de su equipo conocan tal hecho.
O puede que la identificacin de la tercera vctima hubiera puesto
nervioso al asesino, convirtindolo en alguien previsor.
Vigila a Jess. Si se marcha, avsame le orden.
Pese a que la orden de su superior le result extraa, Martina asinti.
Eso est hecho.
Psame los nmeros de telfono de todas las personas encontradas
en los registros de la segunda parroquia que por edad pudieron coincidir
con el asesino. Hombre o mujer, no importa.
Quera intentar algo antes de darse por vencido.

La sala de interrogatorios estaba situada encima de las celdas de la
comisara, lo que implicaba que poda escuchar a la perfeccin a la mujer
que bramaba que la sacaran de all inmediatamente. Erik tuvo que
esforzarse en prestar atencin al hombre que tena frente a s, pues haba
reconocido los gritos que pertenecan a Mnica.
Qu estaba haciendo all? Y por qu la haban detenido?
Incapaz de permanecer en la inopia de los acontecimientos durante
ms tiempo, se excus con el hombre al que estaba interrogando y sali de
la habitacin para descender de manera acelerada los escalones que lo
separaban de ella.
La encontr agarrada a los barrotes, mientras su compaero Jess, que
pululaba por all, trataba de calmarla en vano. Aquel no era su trabajo,
pero resultaba que el encanto de piernas kilomtricas y melena rubia haba
llamado su atencin. Lo sacaba de sus casillas que la devorara con los

ojos.
Cunto tiempo voy a tener que permanecer aqu encerrada? su voz
destilaba irritacin.
Tranquilcese, seorita. Eso tiene que determinarlo mi superior, pero
en ningn caso pueden tenerla encerrada por ms de setenta y dos horas
la inform displicente.
Setenta y dos horas! Pero si no he hecho nada! exclam
enfurecida.
Comenz a pasear de un lado a otro de la celda, ignorando los
comentarios tranquilizadores del hombre. Erik sali de su escondite y le
arrebat la carpeta a Jess, en la que se concretaban los hechos por los que
haba sido detenida. Al verlo, Mnica pareci avergonzada, hasta que
comprendi que l podra sacarla de all. Exhalando un suspiro de alivio,
se acerc a l la distancia mxima que le permitan los barrotes.
Amenazas, intento de agresin y resistencia a la autoridad enumer
asombrado, dedicndole una mirada de reojo.
Mnica solt una risilla incrdula, como si lo que l acababa de leer
no fuera ms que una patraa.
Eso no es verdad contest apretando los dientes. Pese a que deseaba
explotar, se prometi a s misma que no volvera a perder la
compostura. Erik, scame de aqu.
l la conoca lo suficiente para saber que alguien haba cometido un
error con ella, lo que no implicaba que estuviera dispuesto a obedecer sus
rdenes. No en aquella ocasin, por lo que le devolvi la carpeta a Jess,
estampndosela en el pecho.
Por qu? No soy tu maldito ngel de la guardia le record.
Mnica abri la boca, indignada con su impasibilidad. Tuvo que
agarrarlo de la camiseta cuando l se apart de ella para marcharse.
No puedes dejarme aqu tirada!
Ah no? la contradijo l.
A ella le pareci que disfrutaba con su bochornosa situacin.
Jess asista a la escena bastante confundido, pues no entenda la clase
de relacin que una a aquellos dos. De dos cosas estaba seguro; si l fuera
el subinspector, no dejara a una mujer como aquella a su suerte, e intua
que la reaccin del polica unida a aquella expresin comedida que
empleaba para dirigirse a ella por mucho que la tensin de su cuerpo lo
delatara, implicaba que aquella mujer le importaba.

Y l no deseaba nada ms que darle en las narices a su jefe.


Tan solo obedezco tus rdenes. Te dejo en paz.
El resentimiento que destilaba la voz de Erik le comunic a Mnica
que l se comportaba de una forma tan dspota por un absurdo delirio de
venganza. Anonada, lo vio marchar con la boca abierta.
Te ha dejado tirada apostill el otro.
Ella lo fulmin con la mirada.
Cllate.
l hombre no estaba dispuesto a hacer tal cosa.
No merece la pena le dijo entonces, captando su atencin. No es
la clase de hombre que valora a las mujeres.
Mnica intuy la animadversin que se escondan bajo las palabras de
aquel completo desconocido. Poda estar cabreada con Erik, pero no
permitira que su resentimiento hablara en su contra. Con su actitud se
haba buscado que l le pagara con su propia medicina.
Lo conozco lo suficiente para poner tus palabras en duda le solt
con aspereza.
Cuando tuvo la intencin de retirarse hacia el maltrecho banco que
penda de la pared, l le agarr la mueca que sobresala de los barrotes,
provocndole un agudo dolor. Mnica se sinti desvalida e impotente,
como una nia desamparada contra los abusos de alguien ms fuerte.
Como cuando tena trece aos.
T no lo conoces una mierda la voz del hombre son violenta,
amenazante. Mnica trat de separarse de l, asustada por el brillo
cargado de odio que dejaba traslucir su semblante. Martina est
enamorada de l y hara cualquier cosa por contentarlo, por lo que Erik se
aprovecha de la situacin. No me gustara que una mujer como t acabara
como Martina.
Sultame le orden molesta.
l abri los ojos, y acto seguido la solt. Mnica retrocedi hasta
encontrarse a una distancia prudencial de l. Ahora el interior de la celda
no le resultaba inseguro.
El hombre pareca sorprendido de su propia conducta agresiva, por lo
que forz una sonrisa amable con la que trat de disculparse. Fuera la que
fuera la razn de su animadversin con Erik, ella no deseaba encontrarse
en medio.
Detesto que l manipule a las personas, eso es todo se excus.

Entonces volvi a la carga. Pareces una mujer fuerte que se rige por sus
propias convicciones, no como Martina. No dejes que l...
Mantn tu lengua envenenada fuera de mi alcance le sugiri.
La expresin de Jess se transform en una mueca irascible.
Como quieras.
Se larg de all para dejarla al amparo de sus propios pensamientos.
De algo estaba segura; deba poner al corriente a Erik del desprecio que
aquel tipo emanaba contra l. No poda evitarlo, pese a todo se preocupaba
por l, aunque estuviera recluida en un cuchitril apestoso.
Algo le deca que l la sacara de all.
Apart aquella absurda esperanza de su mente, pues en realidad no
tena por qu hacerlo. Se haba comportado fatal con l para que la dejara
en paz. Por supuesto, ella posea sus motivos. Unas razones lo suficiente
graves. Unas que Erik desconoca.
Si ella fuera l, se sentira defraudada y cansada de su comportamiento
repelente y maleducado. No, no regresara a liberarla de su reclusin.
Se dej caer sobre la banqueta mientras resoplaba. Aquel da haba ido
de mal en peor, y eso que hoy era su nico da libre. En primer lugar, la
terapia con la psicloga a la que haba acudido para quitarse de encima a
Sara result ms efectiva de lo que supona. Luego, el intento de librarse
de Erik la haba dejado ms hecha polvo que relajada. Y para colmo, se
encontraba detenida por haberse enfrentado a un tipo con demasiado
poder.
El asunto de las termas romanas resultaba ms peliagudo de lo que en
un principio haba credo. Generalmente, ella no iba por la vida
amenazando a la gente y plantando cara a tipos como el magnate de la
construccin Trevor Pitt. Saba perfectamente donde estaba su lugar; en
cualquier parte alejada del periodismo serio y los quebraderos de cabeza.
Suficiente haba pasado en la vida para granjearse nuevos problemas con
hombres poderosos que podan arruinarle la vida otra vez, por
inmiscuirse en asuntos injustos que no eran de su incumbencia. Pero si
quera salvar la revista, necesitaba ir ms all de dirigir reportajes sobre
la vida personal de personajes pblicos, ropa demasiado cara y
cosmticos intiles.
Sin embargo, amenazar al Seor Pitt hecha una furia jams entr en
sus planes. No hasta que haba sido espectadora de la forma violenta en la
que se dirigi a su reportera. Aquellos empujones, la manera desptica en

la que le alz la voz, la crueldad reflejada en sus ojos, el puo apretado


que estuvo a punto de impactar contra el rostro de Elena antes de que ella
se interpusiera entre ambos y le agarrara la mano, amenazndole con
pegarle una patada donde ms le iba a doler...
Conoca el odio hacia la mujer porque ella lo haba vivido en sus
propias carnes, as que la actitud chulesca de Trevor slo consigui avivar
su resentimiento hacia los hombres violentos. Su memoria le haba jugado
una mala pasada, hacindola pagar toda su ira contra aquel tipo tan
desagradable. No es que el tipo no se lo mereciera, pues era odioso. Y de
hecho, por una vez en su vida haba disfrutado haciendo lo que deseaba, en
vez de sentirse una cobarde que jams dara el primer paso... ni el ltimo
puetazo.
Se cree que puede amenazar a una de mis reporteras sin lamentar
las consecuencias? Detesto a los tipos como t! Te crees que un traje caro
y una sonrisa engreda pueden ofrecerte alguna ventaja sobre las mujeres,
pero ests equivocado. Disfrutar hacindote pedazos, maldito capullo. Te
dar tal patada en las pelotas que me suplicars de rodillas que no acabe
contigo.
Me est amenazando, seorita Laguna? insinu l.
Era demasiado tarde. Ella ya haba entrado en su juego, y en presencia
de varios testigos que confirmaron la versin del Seor Pitt.
No juegue conmigo, sabe lo que significan mis palabras! Har lo que
tenga que hacer, Me oye? Lo que sea necesario!
A los quince minutos se la haban llevado detenida.
Dio la casualidad de que Gonzalo, el amigo de Erik, pasaba por all
mientras estaba de servicio. La haba llevado arrestada pese a que insisti
en el interior del vehculo que lo haca ms por su bien que por el de
Trevor.
Oye, si no soy yo, cualquiera de mis compaeros se habra afanado en
tomarle declaracin a ese tipo y comentarle que podra denunciarte, No
es lo que quieres, verdad? coment l con suavidad.
Pareca que quera caerle bien. En aquel momento, a Mnica le result
de todo menos simptico, pues la trasladaba detenida a comisara.
Si quieres ayudarme, djame en el hotel. Te pilla de paso.
A Gonzalo le hizo mucha gracia su propuesta.
As que eres toda una fiera... coment guasn. Ya entiendo por qu
Erik...

Mnica lo cort irritada, devolvindole un papel que se haba cado de


su bolsillo. Haba llegado a atisbar los planos de una nave.
Para mi mujer le explic, esbozando una amplia sonrisa. No
estamos pasando por nuestro mejor momento, Sabes? A ella siempre le ha
gustado el arte, y he pensado que esa nave industrial sera un buen
comienzo para su galera de arte. Pero gurdame el secreto, es una
sorpresa.
Por supuesto.
Gonzalo haba pretendido caerle bien, pero siendo un esposo solcito
o no, a ella no la engaaba.
Haba visto la desconfianza en su mirada, observndola desde el
espejo retrovisor para sopesar si ella era una buena opcin para su amigo.
Con todo lo que le haba dicho, estaba segura de que a Gonzalo no le
restaban dudas.
Mejor as. Tal vez l fuera capaz de convencer a Erik de que ella no
era una buena opcin. Jams lo sera, pese a que su corazn deseaba con
fuerza lo contrario. Un futuro con el subinspector, o al menos la
posibilidad de conocer a al hombre que la conquist en aquel balcn. Una
vida corriente y anodina como la de cualquier mujer.
He pensado que tendras algo de hambre, puesto que no sabes cunto
tiempo debers permanecer aqu... encerrada.
Mnica contempl la bandeja de comida que aquel polica portaba en
las manos. Abri la puerta de la celda para introducirse dentro, y ella se
estremeci. No saba si era la animadversin que l no disimulaba por
Erik o se deba a su intuicin, pero lo cierto era que aquel tipo no le daba
buena espina.
Gracias, solo estoy algo sedienta contest sin mirarlo.
Si not su reticencia, no hizo nada por evitarla. Se sent a su lado, tan
cerca que ella se sinti incmoda.
Lamento mi comportamiento anterior se disculp.
Pareca sincero, pero ella no se dej engaar. l le coloc una mano
sobre la rodilla, y si el contacto era inocente, a Mnica no se lo pareci.
Le apart la mano sin disimulos.
Que hubiera soportado los abusos de un hombre mezquino no
implicaba que no supiera cmo defenderse de la liberalidad con que otros
la trataban. Por Dios, llevaba manteniendo las distancias durante aos, y
aquel tipo no iba a pasarse de la raya con ella!

Jess se incorpor de inmediato.


Te he dado una impresin equivocada le asegur, saliendo de la
celda. Ella respir aliviada al comprobar que cerraba la puerta. Tan solo
pretenda ponerte sobre aviso. No es de fiar, en serio. Si conocieras lo que
ha sufrido Martina...
Para que una mujer se ilusione no es necesario corresponder sus
esperanzas replic.
Ella saba de lo que hablaba.
Bueno, si t lo dices desde l. Se dirigi a la salida, pero
entonces se detuvo. Por algn extrao motivo ms all de su belleza,
aquella mujer le resultaba simptica. Posea agallas. Mi turno ha
terminado, pero si quieres que te haga compaa hasta que te dejen en
libertad, puedo quedarme. Este sitio aviva la soledad.
Adis.
Se dio la vuelta para dejarle clara su postura, y lo escuch subir los
escalones soltando una carcajada. A ella desde luego no le resultaba
gracioso. Con su comportamiento anterior la haba asustado.
Cogi la botella de agua para tomar un trago, y al hacerlo se percat
de la nota que haba oculta en la bandeja. Sin pensrselo, la desdobl para
leerla.

Una mujer que lucha por sus convicciones merece respeto, y usted
posee el mo.
Puedo ayudarla a desenmascarar al Seor Pitt.
Un favor, de un amigo.
V.

Mnica supo quin haba escrito aquella carta, pues la V tan solo poda
hacer referencia a una persona. La misma que portaba aquella mscara de
V de Vendetta. La que haba dudado si matarla, y la que la haba besado. La
que haba estado a punto de matar a Erik.
Lo que no saba era lo que significaba aquella direccin escrita al final
de la carta. Un favor.
Fuera lo que fuera, deba averiguarlo.
11


Por supuesto que tena la intencin de sacarla de all. Una celda no era
el lugar apropiado para Mnica, pero deseaba darle una leccin.
Demostrarle que siempre estara de su parte, y que si ella se sinceraba con
l, hara lo que fuera para salvarla de aquello que la persegua.
Por Dios, hara lo que fuera. Todo. Absolutamente cualquier cosa.
Tena los brazos cruzados tras la espalda en actitud pensativa, distante.
Su trabajo sola absorberlo, pero aquellas entrevistas estaban empezando a
resultarle mecnicas. Siempre las mismas preguntas, con las consabidas
respuestas que no le aportaban nada. La fotografa continuaba extendida
sobre el escritorio. La mujer, que rondaba su edad, seal al tipo que se
mostraba en aquella imagen.
Pues s, lo conozco. Ahora que he visto la fotografa, me acuerdo de
l perfectamente le dijo, sobresaltndolo.
Erik se volte hacia ella. Tuvo que sentarse en la silla para no
demostrar la ansiedad que produjo en l aquella respuesta. Por fin!
Despus de tantas investigaciones fallidas e interrogatorios que no lo
conducan ninguna parte, alguien arrojara algo de luz sobre el misterioso
asesino.
Quiero que sepa que cualquier cosa que me diga ser de suma
importancia. Por favor, no omita ningn detalle.
La mujer se turb ligeramente.
Tal vez he sido muy apresurada. Ver, slo lo vi una vez se excus.
No importa. Cualquier cosa que pueda contarme... lo que sea.
Ella asinti, aliviada de serle de utilidad.
S, por supuesto. Lo recuerdo porque aquel da yo estaba limpiando
los candelabros de plata. El padre Tobas me pill robando la colecta. Por
aquel entonces yo era una cra estpida y algo rebelde volvi a turbarse,
pero continu como si nada. Jams podra olvidar lo que escuch,
aunque no se lo cont a nadie. El padre Tobas haca mucho bien a los
jvenes del barrio. Por aquella dcada nuestro mayor enemigo eran las
drogas, y el padre Tobas era de los pocos que no se limitaba a ofrecer un
discurso hipcrita. l actuaba, Sabe? Te buscaba y te ayudaba. S de lo
que hablo inspir, reprimiendo las ganas de llorar. No me puedo creer
que haya muerto, y menos de esa forma. Si alguien no se mereca morir,
ese era l. Pero ese hombre por el que me pregunta... seal con un gesto
desdeoso a la fotografa que mostraba al primer prroco asesinado,

nunca me dio buena espina. Como ya le he dicho, estaba limpiando los


candelabros de plata porque haba robado el dinero de la colecta y el
padre Tobas quera demostrarme que la nica manera de conseguir
dinero era ganndolo honradamente. Entonces los escuch discutir. Yo
estaba en la sala anexa, pero ni siquiera se dieron cuenta.
Qu es lo que decan?
Ese tipo le gritaba que, si se iba de la lengua, le contara a todo el
mundo que el padre Tobas era maricn. Fueron sus palabras exactas se
disculp, turbada por el trmino empleado. En el barrio ya se
murmuraba al respecto, pero nadie se habra atrevido a expresarlo en
pblico. Todos queramos al padre Tobas, y lo de menos eran sus
escarceos sexuales. Al parecer, el cura por el que me pregunta tena
pruebas. Pruebas que demostraban que se haba visto con otros hombres, y
que provocaran que la dicesis tomara una decisin. Menudo cretino!
explot indignada.
Usted no dijo nada al respecto.
Ella asinti orgullosa.
Ni siquiera se lo dije al padre Tobas. Me hice la tonta, aunque creo
que l sospechaba que yo saba algo. No quera que se avergonzara, ni que
los jvenes del barrio dejaran de admirarlo. A m me sac de las drogas.
De no haber sido por l, estara tirada en la calle.
Tiene alguna idea de lo que saba el padre Tobas?
Ni idea. No llegu a escucharlo, pero estoy segura de que el padre
Tobas iba a desvelarlo. Aquel cura pareca aterrado y furioso, Entiende?
Dispuesto a cualquier cosa.
Lo acompaaba un nio?
No, iba solo. Por qu lo pregunta?
Por nada en especial.
Solo s que imparta misa en una parroquia de un barrio cercano, y
que visitaba de vez en cuando un orfanato al que llevaba juguetes que los
fieles de su parroquia donaban aquel dato capt la atencin de Erik.
Supongo que mi amiga Maca podra saber algo al respecto. Ella hizo la
comunin en aquella parroquia, y un da me coment que jams permitira
que sus hijos se bautizaran. Supongo que conoci a ese cura, por si le
sirve.
Podra apuntarme el nmero de telfono de su amiga y su
direccin?

La mujer sac su telfono mvil, oje la agenda y garabate un


nmero y una calle en la libreta que Erik le tendi.
Me puedo ir ya? pregunt, deseosa de salir de all.
S, gracias por su ayuda. Si necesito algo ms, se lo har saber.
Le estrech la mano antes de acompaarla a la puerta.
Tal y como se tema. El segundo prroco estaba relacionado con el
primero porque conoca su asqueroso secreto: abusaba de aquel nio
desconocido. Al parecer, el asesino estaba dispuesto a vengarse de todos
los que, conociendo la verdad, se haban negado a ayudarlo porque
estaban aterrorizados de las consecuencias.
Los culpaba por su cobarda. A ellos y a siete personas ms.
Hasta dnde vas a llegar? pregunt en voz alta.
Marc el nmero de telfono de Maca con la esperanza de que ella
conociera al nio que se haba convertido en asesino. Tena que hacerlo.
El tiempo se le estaba acabando. Al cuarto tono, una voz femenina y clida
le respondi, rodeada por la algaraba de unas risas infantiles.
Hablo con Macarena?
S, soy yo.
Soy el subinspector Erik Rodrguez, seorita. Podra concederme
unos segundos?
Santo cielo! Ha sucedido algo? inquiri alarmada.
Estoy investigando el asesinato del padre Antonio, y me gustara
hacerle unas preguntas.
Se hizo un tenso silencio.
No tengo nada que decir sobre ese hombre la voz se endureci.
Si fuera tan amable de concederme parte de su tiempo... insisti.
Saba que mostrndose autoritario solo conseguira granjearse la
reticencia de aquella mujer.
Quien no tena nada que decir, no deca nada. Quien no quera decir
nada, no deca nada por mucho que se le insistiera de malas maneras. A no
ser que encontraras algo que le importase ms que su propio silencio.
En lo que a m respecta, ese hombre lleva muerto veinticinco aos.
Djeme en paz colg.
Veinticinco aos. Los mismos en los que se haban cometido los
abusos.
Tena la direccin de aquella mujer apuntada en la libreta, por lo que
no dud en ir a hacerle una visita. Pero antes de ello, descendi a la

primera planta para encontrarse con Mnica. No iba a dejarla all


encerrada durante ms tiempo.
***
La encontr de pie en una esquina de la celda, con los brazos cruzados
y el gesto pensativo. Antes de que ella se percatara de su presencia, la
observ a sus anchas sin tener que hacer frente a su reticencia. Debido a la
reclusin, el alisado de su cabello se haba transformado en una maraa de
rizos que le rozaban los hombros. Ondas doradas y salvajes que lejos de
restarle atractivo, avivaban sus rasgos felinos. El aire acondicionado no
funcionaba en aquella zona, por lo que se haba desabotonado el inicio de
la blusa para luchar contra el calor. A Erik se le sec la garganta.
Sin tantos artificios, Mnica era todava ms bella. Una mujer natural y
hermosa que irradiaba luz por s misma. Imagin cmo sera besar
aquella clavcula y hundir la mano en los sedosos rizos.
Entonces ella repar en su presencia. Tena los prpados hinchados, y
Erik no supo si era debido al llanto o al cansancio. Perlas de sudor le
cubran la frente y el cuello.
Se culp a s mismo por haber sido tan duro con ella. En aquel
momento, se arrepenta de no haberla sacado antes de all. La dulce mujer
que tena ante sus ojos desprenda vulnerabilidad y miedo, por mucho que
se afanara en ocultarlo bajo una fachada cnica e imperturbable.
Deseaba ayudarla, eso era todo. Sin embargo, algo en su interior le
deca que aquello no era del todo cierto. Cada vez que la vea, una
emocin intensa lo sacuda. Jams haba sentido nada parecido, pero era
tan reconfortante como aterrador.
Mi ngel murmur con desdn.
Pese a que percibi su irritacin, l sonri. Cualquier persona que
permaneciera encerrada en un lugar como aquel durante unas pocas horas
se mostrara, cuanto menos, molesta.
Sin decir nada, abri la puerta de la celda para dejarla salir. En cuanto
cruz la celda, ella suspir aliviada.
Gracias musit.
No fue consciente de lo que haca hasta que se vio a s mismo con una
mano enterrada en el cabello de Mnica. Acarici aquellos rizos del color
del sol, y se maravill cuando ella entrecerr los ojos para disfrutar del
contacto.
No deberas ocultar algo tan hermoso le dijo con la voz ronca.

Ella coloc su mano sobre la suya, entrelazando los dedos.


Comprendi que Mnica se dejaba llevar si crea estar segura, como
evidentemente lo estaba ocultada de la vista de todos, o de alguien en
particular. Algo violento se apoder de l.
Hay otro hombre? le pregunt de repente.
Prefera escuchar una respuesta afirmativa y simple, en vez de recibir
la expresin de terror que la delat. Por todos los dioses, a aquella mujer
la aterraba algo.
No... quiero hablar de eso su voz tembl.
Erik pos los labios sobre su frente. Ella se agarr a sus hombros.
Te juro que si alguien te ha hecho dao...
Mnica encontr la boca de l con reclamo, sobresaltndolo. Pos las
manos en su nuca y lo atrajo hacia s para ahondar en aquel beso. Lo
necesitaba tanto que casi le dola. Besarlo era catrtico, provocaba su
olvido. Los labios de Erik eran suaves y clidos, como el agua de
cualquier playa tropical. Un paraso seguro y reconfortante que siempre
aorara.
No me confundas... suplic l, entregado a la pasin que ella le
brindaba. Mnica volvi a encontrar la boca, y l se separ desesperado,
yo... quiero saber...
Lo bes de nuevo, tan mareada con su propio deseo que a duras penas
poda razonar. Ninguno de los dos poda hacerlo. La cercana los
desconcertaba y los excitaba a partes iguales. Como dos adolescentes que
empezaban a descubrir lo que era la pasin.
Algo distinto, pens ella.
Entonces l la agarr de la cintura para separarla con mayor
brusquedad de la que hubiera deseado. Mnica estaba arrobada, tanto por
su impetuosidad como por la interrupcin.
No quiero esto si no puedes ser sincera conmigo.
La agarr de la mano cuanto ella intent huir.
No tendrs nada, por tanto repuso ella.
Erik no se inmut. Haba anticipado aquella reaccin, igual que se
haba prometido que destapara todos sus secretos y miedos.
En ese caso te llevo al hotel se ofreci calmado. Le coloc una
mano en la espalda para dirigirla a la salida, aunque me gustara que
cambiaras de opinin. A estas alturas ya deberas haber descubierto que
estoy de tu parte.

Ella se gir. Durante unos segundos, Erik vislumbr la duda en sus


ojos. Quera confesarse con l, pero algo se lo impeda.
Necesito contarte algo al ver su gesto de sorpresa, sacudi la
cabeza y sac un pliego de papel de su bolsillo. No, otra cosa. Tienes un
momento?
Siempre tengo un momento para ti.
Ella se ruboriz. Luego le tendi la nota, y Erik la observ con el
gesto fruncido, hasta que el semblante se le oscureci. Aquel desgraciado
no se acercara a Mnica, aunque fuera con una jodida nota de papel.
Cmo ha llegado a ti?
La encontr en la bandeja de la comida que me trajo tu compaero.
A l se le descompuso la expresin. Otra vez, Jess. Ya no es que su
animadversin lo obligara a desconfiar de alguien de su equipo, si no que
los hechos comenzaban a hablar por s solos.
Erik, quiero que me prometas una cosa.
No puedo hacerlo si antes no s de qu se trata.
S que vas a impedir que vaya a ese lugar.
Por supuesto que voy a hacer tal cosa. Cualquiera con un mnimo de
sentido comn te lo impedira.
Ella estaba de acuerdo. No era una suicida, despus de todo.
Pero si al investigar la zona indicada, encuentras algo que pueda
serme de utilidad contra Trevor Pitt, quiero que me dejes utilizarlo.
Las lneas del rostro de Erik se tensaron, expresando un desagrado
difcil de disimular. Ella comprendi su razonamiento, y saba por
descontado que l no la entendera.
No te interesa lo que tenga que decir al respecto, No?
Su voz destil acritud.
Te interesan a ti mis motivos? contrarrest calmada.
Los motivos por los que vas a emplear la ayuda de un asesino?
Almbrame, Mnica. Porque yo tengo principios.
Que hablara de sus principios la enerv hasta lmites insospechados.
Para Erik todo era blanco y negro. La justicia y la injusticia. La bondad y
la maldad. Los buenos y los malos. Ella, sin embargo, haba contemplado
el cariz irnico de la vida. Aquel que te deca: ests jodido, y siempre lo
estars. No obstante, puedes suavizar tu situacin si eliges este asqueroso
camino.
Principios? Ella se cagaba en sus jodidos principios!

Toda la vida haba recibido golpes bajos, y cuando crea que poda
levantarse, la vida siempre le arreaba una patada en el estmago. Y todo
por qu? Por intentar defenderse.
T no lo entiendes. Yo... jams he recibido la ayuda de nadie. Ser
buena persona nunca me sirvi de nada, y tuve que labrarme un futuro
mientras todo el mundo pensaba que era una estpida que haba tenido
demasiada suerte por ser una cara bonita. Ojal hubiera sido as, porque
cuando me miro al espejo detesto lo que veo y lo que significa sise
rabiosa, al borde de las lgrimas. Sabes lo que es despertarse en mitad
de la noche sabiendo que ests sola y muerta de miedo? Sabiendo que
hagas lo que hagas, nada va a cambiar? Sara es mi mejor amiga. Forma
parte de las pocas cosas buenas que hay en mi vida, y pienso salvar su
revista, te pese a ti y le pese a quien le pese. Porque me tendi una mano
cuando todo el mundo murmuraba a mis espaldas. As que si para ayudarla
tengo que emplear las pruebas de ese asesino, estoy dispuesta a hacerlo.
l intent tocarla, pero ella lo rechaz enfurecida.
Mnica, no pretenda...
Juzgarme?
Tienes tus motivos y los respeto, pese a que no comparta tu opinin.
Tienes mi palabra. Si encuentro esa documentacin, te la entregar sin
poner ninguna objecin.
No me mires as.
De qu manera, Mnica? pregunt resignado.
Como si fueras mejor que yo dijo destilando resentimiento.
Entonces su voz se quebr. No tienes ni idea... t no tienes... no sabes...
Pues cuntamelo, cario. Dime que es lo que escondes le exigi
agobiado, sostenindole el rostro. Es que no ves que digas lo que digas
ya no puedo separarme de ti?
El sonido de un disparo cort el silencio.






12



Roldn se llev las manos al estmago, del que emanaba un reguero
de sangre caliente que las empap. El lquido era pegajoso y denso. La
imagen salpicada de sangre que le devolvieron sus manos fue dantesca.
Era extrao. Senta el sabor metlico de la sangre en la boca, y un fro
sobrecogedor en todo el cuerpo.
As era la muerte?
Irnica al fin y al cabo. Apenas le quedaban un par de meses para
jubilarse.
La vista nublada no impidi que reconociera a aquel hombre cuando
se despoj de la mscara, arrojndola a sus pies en un ltimo acto de
insolencia. Abri los ojos, devastado por la verdad. Herido por su
ingenuidad. Siempre haba estado tan cerca de ellos... a su lado,
escuchando todo lo que decan. Y sin embargo, an le resultaba
incomprensible.
Por qu? exigi. Le pesaba la voz. Aquel esfuerzo le provoc un
agudo dolor que le atraves los huesos.
El hombre lo contempl con una lnguida sonrisa.
Porque puedo.
Dirigi la pistola a su crneo.
Porque confiaste en el hombre equivocado. Porque me despreciaste.
Porque jams...
La voz se envar, destilando rencor y desprecio. Roldn comprendi
que iba a morir, y todos sus sentimientos desembocaron en la rabia.
No te mereces llevar esa placa, lo saba. Siempre estars a su sombra.
Cllate! rugi.
No deseaba lidiar con el valor de un hombre a las puertas de su
muerte. Necesitaba que suplicara como lo haban hecho el resto. Que le
pidiera disculpas. Que rogara por su vida como un maldito parsito.
Se le escapaba el tiempo para disfrutar de aquello que tanto ansiaba,
maldito fuera.
T no te saldrs con la tuya le advirti. Erik se lo impedira.
La confianza de Roldn lo enerv.
Por supuesto que s. Es una pena que t no vayas a presenciarlo. Nada

me complacera ms, jefe.


Dispar.
***
El instinto lo oblig a aprisionar a Mnica contra la pared para
cubrirla con su cuerpo cuando son el segundo disparo. Durante unos
segundos, se qued paralizado sobre ella, hasta que el terror que
vislumbr en aquellos ojos verdes lo impeli a moverse. Imbuido por la
necesidad de salvarla, la agarr del brazo arrastrndola hacia la salida de
emergencia que desembocaba en una concurrida calle.
No me dejes sola! exigi. Su voz denotaba un matiz oculto ms
all de la histeria que l no comprendi.
Aljate todo lo que puedas de la comisara, De acuerdo? al ver que
ella sacuda la cabeza, l la zarande. No va a sucederte nada, lo juro.
Pero tengo que regresar. Puede haber heridos que requieran mi ayuda.
Mnica lo agarr de la camiseta cuando l intent moverse.
No quiero volver a perderte, Es que no lo entiendes? Me aterroriza
la idea de que vuelvan a pegarte un tiro!
A l se le sec la garganta. Poda soportar el lado distante e
inalcanzable de Mnica, pero comprobar la sincera preocupacin que
emanaba de sus ojos; aquella splica exaltada que le rogaba que se
mantuviera a salvo... sencillamente era demasiado para no admitir que los
sentimientos que posea por Mnica lo superaban.
La agarr de la cintura para consumirlos a ambos con un beso salvaje
y voraz, consecuencia de la necesidad y las prisas. Cuando se separ de
ella, acarici la funda de la pistola en un gesto espontneo.
Esta vez estoy preparado.
Nada en su voz hizo que Mnica lo dudara, pero an as trat de
retenerlo.
Erik... yo.
Le acarici las mejillas con los pulgares, y bes su frente en un gesto
que consigui disminuir su pnico. l posea la habilidad de calmarla
incluso en una situacin como aquella.
Lo s le asegur. En aquel instante, tena la certeza de que
regresara porque estaban destinados a permanecer juntos. Mrame le
pidi. Ella inclin la cabeza para encontrar sus ojos. Volver. Jams
prometo nada que no puedo cumplir. Volver a por ti.
Tras aquellas palabras que desestabilizaron el mundo de Mnica, ech

a correr en direccin a la comisara. A ella se le aceler el pulso en cuanto


dej de verlo, pero obedeci su orden y cruz la acera para acercarse al
resto de viandantes que se arremolinaban en la calle como meros
espectadores. Ella no lo era. No se poda ser un espectador cuando vivas
el miedo en la piel del otro. Ah dentro haba alguien que le importaba
demasiado.

Erik corri por el pasillo en direccin a las escaleras que conducan al
stano. El sonido de los disparos haba provenido de la zona ms baja de
la comisara, por lo que no dud un instante en desenfundar su arma. En el
interior de la comisara todo eran gritos y gente que se mova de un lado
para otro sin saber qu hacer.
Encontr a Martina con el arma en la mano saliendo del despacho de
Roldn, y en cuanto lo vio suspir aliviada. l senta lo mismo de
encontrarla sana y salva, y su temor inicial logr disiparse un poco al
comprobar que Gonzalo sala del servicio con el rostro exaltado. Martina
corri a abrazarlo, y Gonzalo se reuni con ellos.
Los disparos han venido desde el aparcamiento dijo Erik.
Gonzalo asinti.
Estaba en el servicio cuando los he escuchado. Dnde est Jess?
Martina se disculp con la mirada.
Su turno termin hace una hora, y lo perd de vista cuando me
ausent un instante para ir al servicio. Pareca tener prisa, y no pude evitar
que se marchara. Iba a llamarte, pero no te encontraba por ningn sitio...
Erik se enfro.
No es culpa tuya le asegur mientras se diriga hacia las escaleras.
Sus compaeros lo siguieron sin dudar, y un pequeo grupo de policas
rezagados acudieron a unirse a la patrulla que acababa de formarse.
Cubridme, voy a bajar.
Yo voy contigo decidi su amigo.
Erik se neg.
No es necesario que arriesguemos los dos la vida. Si me cubres sers
de mayor utilidad.
A regaadientes, Gonzalo se coloc a una distancia prudencial desde la
que proteger a su compaero. Martina hizo lo mismo, y Erik abri la
puerta. Peg la espalda a la pared, y en cuanto tuvo el campo despejado,
descendi las escaleras a toda prisa hasta ocultarse tras una columna de

hormign El aparcamiento estaba sumido en un silencio sepulcral que lo


inquiet. Lade la cabeza hacia uno y otro lado, inspir y corri hacia la
segunda columna. Fue entonces, desde aquella posicin, cuando divis el
espeso charco de sangre en torno a un cuerpo que distingui desde la
distancia. Solt un grit y acudi en su auxilio.
Llamad a un mdico! orden angustiado.
El cuerpo de Roldn yaca a pocos metros de su vehculo. Un tiro le
atravesaba el lugar donde antes estaba su ojo derecho, y otro haba
impactado en su estmago. Pese a todo, Erik trat de encontrarle el pulso.
Estaba muerto.
Se incorpor de golpe, furioso. Consigo mismo y con el que haba
asesinado a un hombre que era ms que su jefe. Era su mentor y su amigo,
la persona en la que confiaba y a la que quera como a su propio padre.
Joder! bram, llevndose las manos a la cabeza.
El grito de Martina son lejano, amortiguado por sus propias
lamentaciones. Como una sombra borrosa, contempl como la mujer se
tenda sobre el cuerpo inerte y sollozaba destrozada. Gonzalo la levant
para calmarla, pero ella patale furiosa.
Por qu? encontr los ojos vidriosos de Erik, y l fue incapaz de
responder. No est muerto, Verdad?
Erik se acerc a ella para colocar una mano sobre su hombro.
Martina, nos ha dejado.
No! le golpe el pecho con los puos mientras l reciba cada
golpe creyendo que lo mereca. Gonzalo sostuvo a la mujer de la cintura,
y entonces ella se derrumb sobre el suelo, llorando desconsolada. No,
no, no! Iba a jubilarse, no es justo!
Erik asinti con un nudo en la garganta. As era, Roldn haba muerto
a escasos meses de la jubilacin. Un par de meses ms y aquel cabrn no
lo habra pillado.
La sensacin de prdida fue lentamente transformndose en la culpa. Si
Jesus tena algo que ver con los asesinatos, jams se podra perdonar el
haber estado tan cerca del asesino y ser incapaz de evitar todas aquellas
muertes violentas.
Se dirigi a Martina, que no se encontraba preparada para mantener
una conversacin tras el fallecimiento de Roldn. Pareca sobrecogida por
el miedo, como si creyese que ella sera la siguiente.
Martina la llam con suavidad. La joven se volvi hacia l, con los

ojos anegados de lgrimas. El cabello oscuro se pegaba a su rostro


moreno y empapado. Era una mujer bonita, y l la quera como una
verdadera amiga. Lo siento mucho.
Ella se abraz a l, sollozando desconsolada.
Voy a encontrar al que ha hecho esto. Te lo juro.
No quiero ser la siguiente... ni quiero que t lo seas... le solt
asustada.
Erik la apart para hablarle sin tapujos.
Ninguno de los dos va a morir. Tmate unos das libres, lo necesitas.
Y t? musit ella.
Erik sacudi la cabeza.
Yo voy a encontrarlo sentenci furioso. Por dnde se fue Jess?
No creers... es una locura... Martina lo contempl asombrada.
Entonces asinti, resignada ante aquella posibilidad. Sali por el garaje.
Tena el coche aparcado aqu. Har quince minutos que se larg.
El tiempo suficiente para haber asesinado a Roldn y escapar sin ser
visto, pens Erik. Ech un vistazo a las cmaras de vigilancia del
aparcamiento. Estaban destrozadas porque el asesino les haba pegado un
tiro. Al parecer, no se equivocaba al creer que alguien conoca el lugar lo
suficiente para saber dnde apuntar y ejecutar el crimen con tanta rapidez.
Se larg de all sin esperar al forense, pues su presencia en aquel lugar
ya no era de ayuda. Roldn estaba muerto y nada podra hacerlo regresar,
pero l impartira justicia llevando a su asesino ante la ley. Saba hacia
dnde tena que ir. La direccin que Mnica le haba dado estaba guardada
en un papel en el bolsillo trasero de su pantaln, y tal vez aquel hombre
enmascarado estuviera esperndola por la zona.
l no permitira que la tocara. Protegera a Mnica con su vida.
La encontr abrazada a s misma en el otro extremo de la calle.
Pareca desamparada y minscula, lejos de aquella mujer alta y atractiva
que ofreca una imagen inalcanzable. En cuanto lo vio, suspir aliviada y
corri hacia l. Ahog un grito al contemplar la sangre que manchaba su
camiseta blanca.
Erik, Qu ha sucedido? pregunt preocupada.
Mirara hacia donde mirara, no poda apartar de su mente la imagen del
cuerpo sin vida de Roldn. De su rostro destrozado por una maldita bala.
El hombre del que vas a aceptar su ayuda ha asesinado a mi jefe y
amigo dijo.

Aunque no tena sentido que se lo reprochara, no pudo evitar que su


voz destilara resentimiento. Estaba herido y necesitaba desquitarse con
alguien.
Mnica comprendi sus sentimientos.
Lo siento.
Eso no le servir de gran ayuda a l. Ni a su familia. Estaba a punto
de jubilarse.
Mnica apret los labios, sin saber qu ms decir.
Erik...
Vete a casa, Mnica le orden agotado.
Est a miles de kilmetros.
Lo que en realidad quiso decir fue que para ella no exista un sitio al
que denominar hogar, porque no se poda poseer uno si se viva con
miedo.
Vete al hotel. La comisara est fuera de control en este momento.
Ella le acarici el brazo, pero l ni siquiera lo sinti.
No soy yo la que est en peligro, Erik intent hacerle ver. Ese
hombre... va a por ti.
S, por supuesto que t no ests en peligro. Al fin y al cabo, ests
dispuesta a aceptar su ayuda le recrimin aireado.
Mnica se sinti dolida por aquellas palabras, pese a que saba que era
su dolor el que hablaba por l en aquel momento. Pero cuando lo vio
marchar hacia el coche, no pudo evitar perseguirlo y tratar de frenarlo a
rastras.
No vayas solo! Es que has perdido la cabeza? Puede ser una
trampa! Erik, no seas idiota!
Al escuchar aquella palabra, los ojos de l refulgieron chispas
iracundas. Mnica se detuvo asustada, pero l solo se meti en el coche,
cerr de un portazo y ech el seguro para que ella no pudiera detenerlo.
Entonces, Mnica reaccion y golpe la ventanilla con la palma de la
mano.
Erik, Erik!
Corri detrs del coche como si la verdadera idiota fuera ella, hasta
que se percat de que no sera capaz de detenerlo por s misma. La imagen
de Martina saliendo de la comisaria cabizbaja y llorosa provoc que su
mente trabajara de prisa, y sin dudarlo un segundo se acerc a la joven
polica.

Martina?
La joven alz la cabeza, y al contemplar a quin perteneca aquella voz
femenina, frunci el entrecejo con evidente desagrado. Mnica saba que
jams podran ser amigas, pues ambas estaban interesadas en el mismo
hombre. Pero en aquel instante, su enemistad no era motivo de inters.
No estoy de humor para soportar lo que tengas que decirme le
ladr.
Lo siento le dijo sinceramente. Martina la contempl con
reticencia. Se trata de Erik.
Al escuchar el nombre, Martina asinti.
Qu sucede?
Creo que puede estar en peligro. Ese hombre me ha enviado una
nota, y cree que l puede detenerlo sin ayuda de nadie. Est cegado y
enloquecido. S dnde ha ido, pero necesito que me lleves.
Ser mejor que me digas dnde es. T no vienes.
No crees que no es momento para discutir?
Martina se mordi los labios con rabia.
Vamos!
La cogi del brazo, arrastrndola hacia un coche cercano. En cuanto se
sent a su lado, Mnica fue consciente de las manos temblorosas que
aferraban el volante. Quiso creer que aquel histerismo se deba al reciente
fallecimiento del jefe de la joven, pero sospechaba que la inquietud de
Martina era producto de la preocupacin que senta por Erik.
Estaba enamorada de l.
Si le sucede algo... Ser culpa tuya! le reproch.
Entonces conduce ms deprisa.
Mnica careca de fuerzas para discutir, pues aunque saba camuflar
sus emociones a la perfeccin debido a las penosas circunstancias que
rodeaban su vida, estaba tan preocupada por Erik como aquella mujer. Tal
vez incluso ms, porque al fin y al cabo Cmo se medan los
sentimientos? Qu era lo que senta exactamente por el polica?
Hago lo que puedo se justific. A aquella hora del da, estaban
sumergidas en un embotellamiento. No deberas haberle dado aquella
maldita nota.
La acusacin provoc que Mnica se irguiera. Aquel comentario
indicaba que, si le suceda algo a Erik, sera culpa suya. Poda soportar
cualquier cosa menos eso.

Yo... juguete con nerviosismo con el borde de su blusa, hasta que


de repente, el dominio sobre s misma la abandon para ser invadida por
una rabia instantnea. No cre que fuera a cometer ninguna locura!
Pero la muerte de Roldan lo haba cambiado todo.
Martina intent centrar la vista en la carretera. Deseaba ignorar a la
mujer que estaba sentada a su lado, pero sus ojos se desviaban hacia
aquella rubia que pareca sacada de una de aquellas revistas que tanto
gustaban a los hombres. Tan alta, tan guapa y tan atractiva. Podra haberle
resultado una mujer superficial, pero lo cierto era que emanaba cierto
misticismo que la desconcertaba. La clase de aire frgil y coqueto que
haba conseguido atraer a Erik.
Debera odiarla, pero no era culpa suya que Erik la deseara en vez de
a ella. Se conocan desde haca aos, y por mucho que Martina lo haba
intentado, lo cierto era que el polica tan solo la vea como una amiga.
Poda resignarse, o intentar una ltima jugada antes de perderlo para
siempre.
Desde cundo ests enamorada de l?
La pregunta sobresalt a Martina, que asi el volante con fuerza.
Eso no es asunto tuyo.
Mnica asinti, sin decir una sola palabra.
Pase lo que pase, no juegues con l le solt con amargura.
Mnica la contempl asombrada, hasta que comprendi la clase de
imagen que ofreca a aquella joven. La de la mujer frvola, hermosa y
promiscua que utilizaba a los dems a su antojo. Tan lejos de la realidad,
pues era ella la utilizada como un pauelo desechable.
Erik no es un capricho. Pronto me ir y no volvers a verme.
Sus propias palabras la desconcertaron.
Entonces por qu te vas? inquiri con desconfianza.
Mnica no respondi a aquella pregunta. Aquello no era de la
incumbencia de la joven polica, ni tampoco de nadie. Sus errores y sus
problemas le pertenecan, al igual que el poderoso secreto que guardaba
con celo.
Hemos llegado. Ser mejor que te quedes aqu.
Mnica desoy el consejo y baj del coche en cuanto el vehculo se
detuvo. Martina la sigui a toda prisa con el arma desenfundada, pero
apenas necesitaron caminar unos metros para encontrar a Erik apoyado
sobre la pared de una nave abandonada, con los ojos cerrados y un

montn de folios en una mano.


Martina suspir y se qued rezagada en el coche, a sabiendas de que
aquel momento no le perteneca. Por mucho que le doliera, Erik era libre
de tomar sus propias decisiones, aunque en vez de elegirla a ella
incluyeran a una rubia y atractiva mujer.
Ey Mnica se coloc a su lado.
Erik abri los ojos, sin dedicarle una msera mirada.
S que no es lo que queras, pero me alegro de que no lo hayas
encontrado. Ahora podras estar muerto.
O el podra estar entre rejas.
Erik lade la cabeza para mirarla a la cara. Su expresin no delataba
emocin alguna, lo que desconcert a Mnica. Lo senta lejano e
inalcanzable, lo que provoc que deseara que l volviera a acariciarla.... y
besarla. Intua que lo haba perdido, algo desconcertante si tena en cuenta
que l nunca le haba pertenecido.
Erik, vuelve le suplic asustada.
Para qu? su voz destil una amargura que la hiri. Para que
vuelvas a huir de m? Para que sigas ocultndome cosas? Para que
mientas?
Mnica se mordi los labios hasta que se provoc un agudo dolor. No
soportaba que l le dijera aquellas cosas.
Para que seas de nuevo el hombre cauto y responsable de s mismo.
Por Dios, hay gente que te quiere. Yo...
T la palabra consigui que Mnica se tensara. l le arroj la pila
de folios en un acto de desprecio que consigui humillarla hasta dejarla
anonada. Esto es lo que quieres? Es todo tuyo! A eso has venido, no?
Pues ah lo tienes! Si careces de escrpulos, definitivamente no eres la
mujer que crea.
Aquella palabras la sacudieron... la abofetearon. Se dio la vuelta para
que l no la viera llorar. Jams derramara una lgrima por un hombre,
porque los odiaba a todos. No, no poda odiar a Erik. Pero s poda
odiarse a s misma por ser tan ingenua. En cuanto l descubriera lo que
ocultaba, la repudiara sin ningn miramiento.
De espaldas, le habl con voz montona, pero el timbre rasgado la
delat.
No soy la mujer que crees, y he venido a buscarte porque estaba
preocupada por ti. Cmo te atreves...

Se alej de all con paso apresurado, decidida a apartarse de Erik todo


lo que le fuera posible. De l y de el peligro. De las palabras hirientes, las
verdades que escocan y los recuerdos que hacan tanto dao.
Pronto se marchara de aquella ciudad y podra regresar a su vida
premeditada, carente de amor y siempre en vilo, esperando a aquel pasado
que una vez ms haba regresado para desestabilizarla.










13



Erik contempl los papeles dispersos sobre aquel charco. La tinta se
difuminaba con el agua, del mismo modo que su rabia. Poco a poco, sus
emociones fueron disolvindose hasta quedar apagadas por la certeza de
que se haba equivocado.
Reprochar cosas absurdas y carentes de sentido a Mnica no le
devolvera a Roldn, y lo cierto era que aquellos folios hmedos y
desechados le recriminaban que ella se haba largado sin la informacin.
Eso, definitivamente, deba de significar algo. Del mismo modo que las
palabras que ella le haba dedicado pero l no quiso escuchar. Las que le
hablaban de una preocupacin sincera por la que haba arriesgado su
propia vida sin dudarlo.
Idiota mascull para s.
Desenfund el arma al sentir una presencia, pero la guard en cuanto
contempl a Martina con las manos en alto, visiblemente asustada. Se
disculp con una mirada que no fue suficiente para apaciguar a la joven.
Me has asustado.
Te dije que te tomaras unos das libres.
Martina se encogi de hombros.
Ella puede ser muy convincente dijo, refirindose a Mnica.
Estaba preocupada, habra venido sola de conocer el lugar aquel dato
provoc que Erik tensara la mandbula. T tambin deberas tomarte
unos das libres antes de que Erik replicara, ella lo detuvo con una mano
en la boca. Era la primera vez que lo interrumpa. No, escchame. S que
ests enfadado, yo tambin lo estoy. Pero cometer una locura no va a
devolvrnoslo.
l no quiso escucharla.
Deberas irte a casa, Martina. Maana ser un da duro.
Le cogi las manos, pese a que l se resisti. Le doli que rehuyera su
contacto, pues saba que no rechazaba el de Mnica. De hecho, pareca
ansiarlo. Su mirada hambrienta lo delataba.
Y t, dnde vas a ir? A buscar a Jess? A cometer cualquier
estupidez?
Encontrar a ese asesino para que deje de matar gente no es una

estupidez...
El beso de ella lo pillo por sorpresa. Martina pos sus labios sobre la
boca de l, que permaneci inerte con los ojos abiertos de par en par. Ella
coloc las manos sobre su pecho, y esper que se rindiera a ella. Pero no
sucedi. Con cautela y haciendo gala de una enorme dulzura, la apart con
cuidado.
Martina, siento si te he ofrecido una impresin equivocada, pero yo...
Ella se llev las manos al rostro, muerta de vergenza.
No digas nada, por favor!
Se ech a llorar, mientras l la contemplaba frustrado. Saba que todo
sera ms fcil si se enamoraba de una chica sencilla y afable como
Martina, pero no era posible. Pensaba en Mnica, a todas horas. Estaba en
sus sueos y en sus ilusiones. Incluso en el futuro con el que fantaseaba.
Se quedar entre nosotros, lo prometo.
Porque tienes que ser as! solloz.
Erik quiso tocarla, pero entonces se apart pensndoselo mejor. No
saba cmo actuar en una situacin semejante, y tal vez sera mejor
mantener las distancias, pues no quera volver a herirla. Sin duda Martina
se senta humillada.
Lamento si he hecho algo que te ha ofendido.
Oh, cllate! Es que no lo entiendes? No deseo tus buenas palabras,
soy una estpida!
Erik suspir, y sin poder evitarlo, se acerc a ella para abrazarla.
Martina no lo evit, sino que solloz sobre su hombro.
Eres una mujer preciosa, y algn da encontrars a alguien que te
valore como mereces.
No quiero a nadie ms, te quiero a ti... musit acongojada.
Martina, no me lo pongas ms difcil. No puede ser.
Porque la quieres a ella dijo, resignada.
Erik no lo neg. No pudo. Tampoco respondi porque no saba qu
decir. Los sentimientos que albergaba por Mnica lo superaban. Lo
superaban incluso cuando se hallaba consolando a otra mujer que admita
estar enamorada de l.
Se marchar, ella me lo ha dicho. Te dejar colgado, Erik. Conozco
a esa clase de mujeres que utilizan a los hombres a su antojo, y no te
merece. Ests cegado.
Las palabras de Martina consiguieron que le hirviera la sangre.

Haciendo gala de una calma que no posea en aquel instante, se apart de


ella.
No la conoces.
T tampoco.
S lo suficiente de ella.
Su conviccin provoc que Martina asintiera, caminara hacia el coche
y se largara de all sin pronunciar una sola palabra ms. En pocos
minutos, haba conseguido apartar a dos mujeres de su lado. Las dos le
importaban, pero de formas tan distintas que solo una de ellas consegua
que el corazn le latiera desbocado.

Al llegar a la comisara, el tumulto en el que la haba dejado fue
remplazado por una quietud que lo alarm. Algunos rostros conocidos
forzaban una sonrisa triste cuando l pasaba delante de ellos, tratando de
animarse mutuamente. En realidad, nada volvera a ser lo mismo tras la
muerte de Roldn.
Se diriga a su despacho cuando alguien le coloc una mano en el
hombro, por lo que se dio la vuelta. Se qued helado, hasta que todo
explot. Al tener frente a s a Jess, que mantena una expresin
circunspecta, Erik hirvi de rabia.
Erik, he venido en cuanto me he enterado. Tenemos que atrapar a
ese...
Lo derrib de un puetazo, y antes de que pudiera lanzarse contra l,
un montn de brazos lo separaron de su presa. Jess se limpi la sangre
que baaba su labio inferior, y le dedic una mirada cargada de odio.
Soltadme! nadie lo hizo. Con aquel puetazo, haba perdido la
autoridad que le confera su puesto. Estaba desquiciado, pero poco le
importaba He dicho que me soltis!
Soltadlo.
La orden de aquella voz provoc que todo el mundo obedeciera, lo
que no logr que Erik se calmara. Avanz hacia Jess, pero el hombre al
que perteneca la voz se interpuso entre ellos.
A mi despacho. Los dos. Ahora.
De mala gana, entraron al despacho del comisario, quien ni siquiera se
sent. Con los brazos cruzados, clav la vista en Erik. Por todos era
sabido que el comisario Javier Mondragn mantena una rivalidad con
Roldn que haba llegado a salpicar a Erik, que siempre se haba

posicionado por el segundo.


Mondragn era un tipo de pocas palabras y decisiones arbitrarias. Con
todo, la autoridad que le confera su puesto y los aos de antigedad en el
cuerpo no eran discutidos por nadie.
Qu demonios sucede? avanz hacia Erik y lo mir a la cara.
Acabamos de perder a un hombre, Crees que tengo tiempo para rencillas
absurdas entre compaeros?
Tal vez tiene todo el tiempo del mundo. Roldn ha muerto, y usted no
hace nada por encontrar al culpable lo atac.
La expresin de Mondragn no se alter. Tan solo lo evalu durante
un largo rato.
Al parecer, tus puos son tan rpidos como tu lengua. Siempre he
tratado de comprender qu vio Roldn en ti, es obvio que somos muy
distintos. Eres leal y valiente, pero impulsivo.
Con todos mis respetos, seor...
No, cllese espet sin alterarse, pero en un tono lo suficiente
convincente para que Erik obedeciera. Puede que crea que no estoy
interesado en esclarecer la muerte de Roldn, pero se equivoca. Los
motivos personales me sobran cuando he perdido a uno de mis hombres,
subinspector. Y ahora dgame a qu se debe su comportamiento
injustificable.
Erik asinti, y sin poder evitarlo desvi los ojos hacia Jess, que
apretaba los puos en un gesto nervioso que a Erik no le pas
desapercibido.
El oficial Ortiz es sospechoso de los asesinatos de los dos prrocos,
incluido la muerte del Inspector Jefe Roldn. Trataba de reducirlo,
comisario.
Pero qu demonios dices, has perdido el juicio! Cabrn!exclam
alterado.
Se volvi hacia l para que le ofreciera alguna explicacin, pero Erik
continu con la mirada fija en el comisario. Si encaraba a Jess no estaba
seguro de poder controlarse. La muerte de Roldn an le escoca lo
suficiente para reemplazar al hombre cabal y con autoridad sobre s
mismo que sola ser por un tipo capaz de emplear los puos a la menor
oportunidad.
Aquella acusacin tom por sorpresa a Mondragn, quien enarc una
ceja con curiosidad.

En qu se basan sus sospechas?


El asesino dej dos notas que, en ambos casos, provenan del Oficial
Ortiz. En un primer momento de su despacho, y en el segundo de la
bandeja que el mismo ofreci a una detenida. Minutos antes de la muerte
del inspector Roldn, Ortiz abandonaba la comisara por el aparcamiento.
Por todos es sabido que el oficial Ortiz mantena una rivalidad personal
conmigo, seor.
Cualquiera podra haber dejado esas notas ah! Jess trat de
empujarlo, pero se lo pens mejor al comprender que Erik le ganaba en
corpulencia y altura. Solt un chasquido. Vamos, Erik... no creers...
Alarg una mano para convencerlo, y Erik le dedic una mirada
fulminante.
No me toques.
Gonzalo dej caer la mano, entonces solt una carcajada cida.
Si crees que soy tu asesino, definitivamente has perdido el juicio. No
tena nada en contra de Roldn, pero saba que era un inepto al confiar en
ti.
Erik se lanz contra l, dispuesto a arrancarle la cabeza tras el insulto
que haba dedicado a un hombre que ya estaba muerto. Tan solo consigui
rozarlo antes de que Mondragn se interpusiera entre ambos con aire
agotado. Fue necesario que el comisario, poco dado a las confrontaciones
fsicas, le colocara una mano en el pecho mientras le dedicaba una mirada
de advertencia.
Hay alguien ms al corriente de sus sospechas, subinspector?
Erik pens en Martina, y supo que de su respuesta dependa el futuro
de la joven, por lo que sacudi la cabeza en seal negativa.
Bien... retrocedi hasta colocarse tras su escritorio. Me temo que
voy a tener que suspenderlo de empleo y sueldo hasta que se esclarezcan
los hechos, subinspector Rodrguez. Tmese unos das libres, le vendrn
bien. Ha sufrido la prdida de un ser querido, adems de haber recibido un
disparo que puede haberle afectado emocionalmente. Comprender que no
es la persona indicada para llevar este caso en este momento, lo hago por
su bien.
Por mi bien? No sabe una mierda, comisario. Ese hombre seguir
matando mientras usted contina en su despacho con gesto airado, se
desprendi de la pistolera, la placa y las arroj sobre el escritorio
mientras su compaero lo contemplaba con una sonrisita pedante.

Al menos habr evitado que contine buscando falsos culpables.


Comprendo su dolor, y por eso s que no est en condiciones de hacer su
trabajo luego se volvi hacia Jess, que estaba cruzado de brazos y haba
recuperado su actitud chulesca. En cuanto a usted, oficial Ortiz, ser
mejor que tenga una explicacin y una coartada slida para los hechos que
ha descrito el subinspector. De lo contrario me ver en la obligacin de
encerrarlo en una celda hasta que se esclarezcan los hechos.
No puedo explicar nada, alguien pondra esas notas ah! Yo...
Erik no se detuvo a escuchar la conversacin, sino que sali del
despacho sin molestarse en cerrar la puerta. Se senta vaco sin la placa,
pero de algo estaba seguro. Encontrarse desarmado no impedira que
resolviera el crimen. A Roldn le deba justicia, y a Mnica proteccin.
Cumplira con su trabajo y honor, aunque lo hubieran suspendido.
***
Llam a la puerta por segunda vez. Le constaba que alguien estaba
detrs espiando por la mirilla debido a la sombra que oscureci el
pequeo cristal. Armndose de paciencia, resopl y esper frente a la
puerta. De todos modos, no tena demasiadas posibilidades, pues sin su
placa era un civil ms.
Subinspector Erik Rodrguez de la brigada de homicidios y
desapariciones. Tengo que hacerle unas preguntas, abra la puerta.
Transcurrieron unos segundos hasta que escuch el sonido de unas
llaves abriendo la cerradura. La puerta se abri lo justo para que una
mujer de mediana edad asomara la cabeza y le dedicara una mirada
cargada de recelo.
No estoy obligada a dejarlo pasar a menos que traiga una orden
judicial la voz denot furia, pero el temblor delat miedo.
No quiero fisgonear en su casa, seora. Pero necesito hacerle unas
preguntas, y usted sabe a lo que me refiero. Puede dejarme entrar o
responderlas en comisara le solt aquella mentira cruzando los dedos
para que aquella mujer no eligiera la segunda opcin.
Mi marido y mis hijos llegarn dentro de media hora. Tiene hasta
entonces determin de mala gana.
Lo condujo hacia una pequea salita repleta de fotos familiares que
evidenciaban una vida feliz. La mujer tom asiento en una butaca, y con un
gesto seco le pidi que l hiciera lo mismo. Pese a su expresin severa,
cruz las manos sobre el regazo en actitud defensiva.

Lamento remover su pasado se excus.


Ella inclin la cabeza con aire escptico.
Qu sabe usted de m! desde, destilando amargura.
S que nunca denunci los abusos.
La mujer abri los ojos como platos, sorprendida ante su
conocimiento. Erik asinti, mirndola a la cara. Lo haba adivinado desde
el instante que habl con ella por telfono. El rencor que desprendan sus
palabras hacia el prroco le hablaron de un dolor no superado.
Jams se lo cont a nadie coment con la cabeza gacha. Entonces
clav los ojos en l. Y as debe de seguir siendo!
Es decisin suya.
Qu quiere de m? No tengo nada que ver con la muerte de ese
miserable. Dej atrs el pasado hace demasiados aos.
Necesito su ayuda.
Y qu le hace creer que yo quiero que encuentren a su asesino? A mi
parecer, le ha hecho un favor a la sociedad.
Seguir matando a ms gente. Gente inocente.
La mujer apret los labios en una fina lnea, pero algo en ella se
derrumb.
Slo quiero que me dejen en paz... murmur. Una lgrima
discurri por su mejilla.
Erik le ofreci su espacio, permitiendo que se reconciliara con su
dolor. Durante unos minutos, ella solloz con el rostro enterrado en las
manos. Cuando logr serenarse, se sec los ojos y suspir.
Haca aos que no recordaba... cre que lo haba superado.
Hubo ms nios como usted.
Ella se encogi de hombros.
Supongo. Cuando eres la vctima, no hablas de ello. Ni siquiera con
otros que pueden experimentar lo mismo. La vergenza te carcome... hasta
que un da lo olvidas, o tratas de enterrarlo tan profundo como puedes.
Se trataba de un hurfano, de unos ocho aos. Tal vez usted...
Al or la descripcin, la mujer se volvi hacia l.
Lo recuerdo admiti sobresaltada. Silencioso, solitario... jams
supe su nombre. Pero un da me mir y dijo: algn da ser yo quien le
haga dao. Tuve la impresin de que deca la verdad, y en cierta medida lo
dese. Dej de verlo cuando mis padres se mudaron y no volv a la
parroquia, pero su imagen siempre me persigui. Estaba solo en el

mundo, y me dio la impresin de que con l era ms cruel que... con el


resto.
La mujer se estremeci.
Puede recordar algo ms?
Arrug el ceo, haciendo memoria.
Llevaba una camisa con el nombre bordado del orfanato... se
llamaba... chasque la lengua contra el paladar. Religiosas del buen
pastor, S, as era!
Se oyeron pasos en el vestbulo, y la mujer se incorpor de golpe,
nerviosa ante la presencia de su marido e hijos.
No es usted quien debera ocultarse. l est muerto, pero puede
denunciar los hechos. Deje que se haga justicia. La merece.
La mujer lo empuj hacia la entrada.
A veces... a veces es mejor olvidar, No lo comprende?
Erik no respondi. Si el prroco hubiera estado vivo, l mismo habra
denunciado los hechos para llevarlo antes la justicia. Por desgracia, aquel
asesino haba decidido tomarse la justicia por su mano, silenciando para
siempre al resto de nios que sufrieron los abusos.
Al salir de la casa, busc en la gua telefnica el nmero y la direccin
del orfanato. Se inquiet al percatarse de que no apareca en las guas
recientes, hasta que buce en internet y encontr un artculo que
mencionaba los datos de aquel orfanato. Telefone al nmero de contacto,
y la voz de una inconfundible anciana lo salud al otro lado de la lnea.
Religiosas del buen pastor?
Se oy un suspiro de irritacin.
Se ha equivocado. Esta es una casa particular, y yo de religiosa tengo
bien poco respondi la anciana.
Disculpe... este era el nmero que apareca en...
Porque antes perteneca al orfanato lo inform, la nueva titular de
aquel nmero. Pero cerr sus puertas har unos cinco aos. Me inform
de ello cansada de que muchas personas me llamaran con la intencin de
hacer un reportaje sobre el viejo orfanato.
Sabe lo que sucedi?
Al parecer, hace pocos aos el orfanato sufri un incendio. El
edificio se derrumb y no sobrevivi nada. Por suerte, los nios estaban
de excursin y pudieron ser trasladados a otros centros.
Erik lament su mala suerte. Con el orfanato aniquilado, no tena

ninguna opcin de recuperar los archivos que arrojaran algo de luz sobre
aquel hurfano.
Sabe qu es lo peor? Los bomberos certificaron que el incendio
haba sido provocado, Puede creerlo? Quin tendra inters en destruir
un orfanato plagado de nios inocentes? El mundo est lleno de locos...
Erik s posea una ligera idea, pues al parecer, aquel asesino siempre
iba un paso por delante. Haba borrado su rastro con aquel incendio
provocado para que nadie pudiera encontrarlo.


















14



Regresar caminando desde aquella nave en la otra punta de la ciudad la
haba llevado a los Reales Alczares, un conjunto de palacios amurallados
de herencia arquitectnica rabe y gtica. Se encontraba cobijada del
intenso sol de la tarde por una vereda de mirlos y naranjos que
proyectaban una espesa sombra. El rumor de las fuentes y el canto de los
pjaros le confera algo de la paz que haba ido a buscar a aquel conjunto
de palacios y castillos que armonizaba con una espesa vegetacin y la
constante presencia de agua en los estanques y fuentes.
Los acontecimientos de aquel da haban conseguido perturbarla, no
solo por ser consciente del sufrimiento que se reflejaba en los ojos de
Erik, sino porque comprendi que, pese a lo que se dijera a s misma,
segua temiendo a la muerte. No crea en Dios ni en el Ms All porque la
vida le haba demostrado cuan cruel poda llegar a ser.
Sac su telfono mvil, dispuesta a realizar una llamada que lograra
tranquilizarla. Atrs haban quedado los aos en los que su madre, con una
simple mirada cariosa, lograba sacarla del escondite que le brindaba el
armario. Pero en aquel instante, se sinti tan desamparada que necesit
volver a ser la nia asustadiza con la que las palabras amables y los gestos
de consuelo obraban su efecto.
Cario, qu alegra tener noticias suyas! la voz afable de su madre
son amortiguada por el sonido de unas voces. Al parecer, volva a ser la
anfitriona de otra de sus queridas fiestas.
Al menos, una de las dos volva a ser feliz. Los aos de tortura y dolor
silencioso de su madre haban cesado para siempre, y se prometi que
jams regresaran. Ella haba decidido soportar aquella pesada carga, por
lo que el sufrimiento compartido tan solo provocara mayor dolor.
Hola mam, solo llamaba para saludar.
T siempre llamas para saludar, Pero cundo vendrs a hacerme
una visita? Hace cuanto que no nos vemos?
Demasiado tiempo
Estoy muy ocupada se excus. Todo est bien en casa?
Oh, ya sabes que Alfonso es un amor. Deberas hacernos una visita
para comprobarlo con tus propios ojos.

Una visita era pedir demasiado. Una visita a una casa que le traa
dolorosos recuerdos que jams superara. A veces, se preguntaba cmo su
madre haba sido capaz de sobrellevar lo sucedido junto a un nuevo
hombre. En la misma casa que aos atrs haba pertenecido a su marido. A
su odiado padre. Siendo egosta, la respuesta radicaba en que nunca tuvo
que enfrentarse de nuevo al pasado. Mnica lo haba hecho por las dos, a
su espalda. De haber sabido la verdad, su madre se habra entregado a la
polica por ella. Pero no poda permitir tal hecho.
Me alegro... tom aire para que ella no se percatara de su necesidad
de llorar. Deba ser fuerte por la dos. Me alegro por ti.
Cario, Te encuentras bien? la voz preocupada de su madre la
hizo reaccionar.
S, tengo que colgar. Hablamos en otro momento. Te quiero.
Mnica!
Colg porque no poda seguir mintiendo en voz alta. Se enjug las
lgrimas y camin de regreso al hotel, asustada ante la sospecha de que
volvera a encontrarse conl. Aquella pesadilla hecha hombre y acosador
que regresaba tras siete aos de ausencia para hacerle la vida imposible.
Ya no era la chica que acceda a sus peticiones rogando para que no la
golpeara o destapara la verdad, por lo que careca de escapatoria.
Tampoco poda acudir a la polica, pues jams goz de aquella proteccin.
En juego estaba su vida y la libertad de su madre.
Qu se supona que iba a hacer?
Subi por las escaleras hasta la ltima planta porque tema que l la
interceptara en el ascensor, acorralndola a su merced. Tan solo le restaba
huir todo lo lejos que pudiera antes de que l persiguiera sus pasos. Lejos
de todo. Lejos de Erik.
Recorri el pasillo hacia su habitacin, con el corazn acelerado y la
certeza de quel la sorprendera en cualquier momento. Miraba de reojo,
caminando deprisa con la tarjeta de su habitacin en la mano para
encerrarse dentro lo antes posible.
Diez metros.
El sudor le empap las manos.
Cinco metros.
El pulso le martille las sienes.
Mnica!
Solt un grito y peg la espalda a la pared. Se qued tan quieta como

una estatua, con el contenido de su bolso desparramado por el suelo y una


mueca de terror en el rostro.
Me has asustado, gilipollas! chill a un perplejo Dominique.
l puso las manos en alto en un gesto de disculpa, y sin hacer ningn
movimiento que pudiera alterarla, contempl como ella meta una a una
las pertenencias en su bolso mientras temblaba de la cabeza a los pies. Ni
siquiera se atrevi a tocarla, consciente de que tal vez ella le dara una
paliza.
Cuando se incorpor, introdujo la tarjeta en la ranura y empuj la
puerta. A Dominique le pareci tan dbil que sinti el irrefrenable deseo
de abrazarla. Recorri su espalda con las manos hasta que la atrajo hacia
s, reconociendo con fastidio que ella rehua su contacto.
No te esperaba... se excus.
Pas probleme, Monique al escuchar aquel apelativo, ella curv los
labios en una sonrisa dbil. Me entristece que te haya asustado porque es
como si huyeras de algo...
Quiso separarse de l, pero Dominique no se lo permiti. Recorri su
nuca con los labios hasta besarle le cuello en un intento por calmarla.
Mnica continu resistindose, deseosa de encontrarse sola y a salvo.
Djame, Dominique. Los das en los que disfrutbamos el uno del
otro han terminado para siempre tuvo que ser sincera, aunque con ello le
hiciera dao.
l rompi el contacto.
Quiero ser tu amigo. Me preocupas.
Y yo quiero estar sola.
Se escondi tras la puerta, pero l le tom la mano con suavidad. La
conoca desde haca aos, pero jams la haba visto tan trastornada. No era
la clase de hombre que empleaba su tiempo en buscarse problemas con
una mujer complicada. Disfrutaba de las relaciones espordicas y el sexo
sin ataduras, pero a ella la consideraba una buena amiga.
Ser mejor que te vayas insisti mientras cerraba la puerta.
Dominique interpuso el pie para impedrselo, provocando la irritacin
de ella.
Cuntame qu sucede... tal vez yo...
Puedas ayudarme? finaliz la frase con sorna. Decidi que ser
cruel era la opcin perfecta para deshacerse de l, aunque le hiciera dao.
Mejor alejarlo de ella que permitir quel le pusiera una mano encima.

No quiero que me ayudes, Es que no te das cuenta de que me he hartado


de ti? Te estoy evitando, Dominique. As que pirdete.
El francs abri la boca indignado para cerrarla luego de golpe.
Mnica percibi el dolor en las lneas de su rostro, y cerr la puerta
odindose por aquellas palabras vertidas en un acto desesperado para
alejarlo de ella. Ya tendra tiempo para odiarse a s misma por apartar a
las pocas personas que tena en su vida y se preocupaban por ella.
Por la mirilla, comprob que Dominique permaneca unos minutos
delante de la puerta, con una mano pensativa colocada a escasos
centmetros de la puerta. Hasta que decidi marcharse de all
transcurrieron unos minutos que se le hicieron interminables.
Destruida por dentro, se quit los zapatos y se meti en la cama. All
dentro no haba nadie, pero se lo pens mejor y regres a la puerta para
cerrar con seguro. Nunca estara a salvo del, por lo que todas las
precauciones que tomara seran pocas.
La cmara destrozada yaca sobre la mesita de noche. En un arrebato,
abri el compartimento de la tarjeta de memoria para probarla en su
telfono mvil, y comprob maravillada que no haba perdido las
fotografas de su paso por la ciudad. Sin poder evitarlo, contempl
ensimismada el rostro del subinspector.
Aquella cara morena y pensativa, de facciones duras y nariz aguilea.
Con dos poderosos ojos pardos que la observaban de una forma tan
intensa que ella se senta viva y desnuda al mismo tiempo.
Suspir y dej el mvil sobre la mesita de noche, aorando aquello
que jams podra tener. Fantaseando no con un hombre como l, sino con
l. Con l en todas sus vertientes. Con el hombre honesto que no se iba por
las ramas. Con el grun pero a la vez dulce. Con el que besaba con el
alma hasta acariciarle el corazn. Con Erik.
Lo supo desde aquel instante en el que lo sinti en el hospital. Un
simple vistazo a su espalda bast para comprender que l trastocara su
vida.
El zumbido de su telfono mvil provoc que brincara sobre el
colchn. Suspir aliviada al leer el nombre de Elena en la pantalla, y
carraspe para simular una voz tranquila al responder.
Dime que no has vuelto a meterte en problemas exigi agotada.
La risilla de Elena la desconcert.
Te hace gracia que haya pasado algunas horas en un calabozo

mugriento y apestoso?
La risa se cort.
Oh... no, por supuesto que no. Lo lamento, muchsimo respondi.
Pareca sincera. Tengo una buena noticia, Mnica.
Y a qu ests esperando? Todo lo que necesito es una buena noticia
tras este da de mierda.
Lo tenemos! exclam emocionada. Mnica tuvo que alejarse el
telfono de la oreja para no quedarse sorda. Oh, Dios... lo tenemos! Me
escabull mientras t... ejem... eras detenida.
S, ya me d cuenta respondi con sequedad.
Me encerr en sus archivos mientras todo el mundo estaba pendiente
de ti y Consegu meterme en su ordenador! He hecho copia de todo. El
to no era demasiado listo en cuanto a discrecin, por mucho que
aparentara lo contrario. Encontr emails con los que compraba al
arquelogo de la junta para que mantuviera la boca cerrada mientras
expoliaban las valiosas obras de arte. Resulta que la hija de Trevor es una
cazatesoros de una compaa britnica que se dedica a vender
antigedades de manera ilegal a coleccionistas privados que pagan una
fortuna.
Esto ser un bombazo... tenemos que adelantar el nmero de salida de
este mes respondi, satisfecha de que las cosas funcionaran al menos en
la revista. Podra concederle aquella satisfaccin a su amiga. Elena,
encrgate de recopilar toda la informacin y empieza con el reportaje. Yo
lo supervisar.
Pero... la idea fue tuya la voz de la joven destil emocin ante una
oportunidad semejante.
Y t eres quien se jug el pellejo claudic. Haz un buen trabajo,
confo en ti.
Tras aquella conversacin, Mnica suspir aliviada. Al menos, se ira
de la ciudad con la satisfaccin de haber trastocado las planes de Trevor
Pitt. Haba viajado a Sevilla con la intencin de sacar a flote la revista de
su mejor amiga. Por desgracia, encontrar a un hombre como Erik, que le
provocaba un maremgnum de sentimientos, no entraba en sus planes.
***
Pum. Pum. Pum.
Se cubri con las sbanas hasta la cabeza al escuchar el puo que
aporreaba la puerta, pero al ser consciente de su comportamiento

irracional, se incorpor para dirigirse hacia la entrada.l era lo suficiente


precavido como para no armar un alboroto semejante a aquellas horas de
la noche.
Mnica, soy yo. Abre la puerta. Ahora.
No supo si sentir alivio al escuchar la voz de Erik. En ocasiones poda
llegar a ser muy parco en palabras. Adems de autoritario. Tal vez su
unin con el cuerpo de seguridad mantena algn tipo de relacin con
aquella caracterstica de su personalidad, si bien Mnica se senta lo
suficiente agotada para atender a sus reclamos a aquellas horas de la
noche.
Si llamar a las tantas de la madrugada a mi habitacin va a
convertirse en una costumbre, puedes irte por donde has venido.
Son las nueve y media de la noche. Abre la puerta.
Ella se sobresalt. Estaba tan agotada que se haba quedado dormida
tras la llamada de Elena. Sin razonar lo que haca, abri la puerta y l
accedi a la habitacin como un vendaval. La atrap entre sus brazos hasta
desplazarla contra la pared, y captur su boca en un beso salvaje y
desenfrenado. Ella not su necesidad... y sus ganas. Apenas logr
reaccionar cuando su cuerpo le tom ventaja y actu por puro instinto,
hundiendo las manos en el cabello de Erik para responder a la urgencia de
aquel beso. l atrap su rostro con las manos, y la separ apenas unos
milmetros de su boca.
Recoge tus cosas.
Ella lo contempl azorada, sin apenas escuchar lo que le haba dicho.
Por qu...?
Volvi a besarla. Un beso brusco, carente de artificios.
Te pido disculpas. Estaba alterado, no pensaba lo que dije. Soy un
imbcil, De acuerdo? Estaba asustado y no med mis palabras.
Ella asinti, acaricindole la mandbula sin poder evitarlo.
Me pides disculpas con un beso lo evalu con dulzura.
Puedo darte otro.
No supo si aquello era una peticin o un ofrecimiento, pero son con
un remarcado cariz sexual que la atont.
Tienes que recoger tus cosas. Te ayudo, Por dnde empiezo?
Aturdida, visualiz como l encontraba sus maletas y las depositaba
sobre la cama. Tuvieron que transcurrir unos segundos para que Mnica
fuera consciente de lo que estaba sucediendo, y en cuatro pasos, le

arrebatara la ropa que l haba sacado del armario para introducirla sin
ningn pudor en una de las maletas. Ella estaba superada por la situacin.
l agobiado.
Erik, no s lo que ests haciendo! Entiendo que has estado sometido
a mucha presin, a cualquiera lo trastoca perder a alguien que quiere,
pero...
l le tom la mano, y de un tirn la atrajo hacia s. Le roz el pmulo
con los dedos, en una caricia tan lenta y clida que Mnica entrecerr los
ojos sin proponrselo, sintiendo como su respiracin se sosegaba.
Cario, solo voy a decrtelo una vez. No s qu es lo que ese hombre
quiere de ti, pero no voy a esperar a ver lo que sucede. Te vienes
conmigo, Mnica. Chilla, pgame si quieres, pero te advierto que no vas a
impedrmelo. He perdido a un buen amigo hoy, y no estoy dispuesto a
perderte a ti. No podra soportarlo, Es que no te das cuenta?
Apret los labios, temblorosos al saber que no podra escapar de l.
No soy asunto tuyo se resisti.
l sonri. Una sonrisa apagada, seal de que algo lo afliga.
T no eliges lo que me preocupa.
No quiero irme contigo musit, con menor nfasis del debido.
Qu pena; yo siempre quiero estar a tu lado.
Aquella frase provoc que todo en ella se estremeciera, incluida su
resistencia. Apart la vista de l, clavndola en un punto sobre la pared.
Tena que alejarlo de ella, por las buenas o por las malas. Pese a que
deseara todo lo contrario, pues una parte de ella con toda probabilidad
muy estpida crea que a su lado no le sucedera nada malo.
Si lo que quieres es echar un polvo, puedes tirarme sobre esa cama.
Fingir que disfruto solt con veneno.
Erik la solt de golpe. Incluso ella se sobresalt con sus palabras.
Percibi la respiracin sofocada de l, con toda probabilidad debatindose
entre dejarla all tirada o insistir una ltima vez.
Tienes cinco minutos para recoger tus pertenencias, Mnica. Te
aseguro que yo puedo hacerlo por ti. Por dnde empiezo, por tus bragas?
decidi al fin.
Tendrs que sacarme de aqu a la fuerza le advirti.
Tambin puedo hacer eso.
Mnica se mordi los labios, asintiendo resignada. Avanz hacia l y
le propin un empujn que lo dej desconcertado. Haciendo gala de una

templanza que no supo de donde provena, puso las manos en alto para
asegurarle que no iba a tocarla.
S, estoy segura de que puedes hacer todo lo que te propongas. Es
eso? Te gusta demostrar que t eres el que mandas? Qu puedes
forzarme?
Erik le dedic una mirada peligrosa.
Basta. Ni se te ocurra suponer una cosa semejante.
Quieres que me quite la ropa? insisti con malicia.
A l se le incendi toda la sangre al contemplar el tirante sugerente que
caa sobre su hombro para provocarlo. Apart la mirada con gran
esfuerzo, y apret los puos, tan tentado como dolido por la actitud de
Mnica.
Al comprender que no podra sacarlo de sus casillas, ella volvi a
empujarlo. Y explot.
Slo quieres acostarte conmigo!
No quiero acostarme contigo, quiero despertarme a tu lado todos los
das de mi vida.
La sinceridad de l fue brutal. La naturalidad con la que aquellas
palabras brotaron de sus labios mientras la miraba a la cara provoc que
algo se rompiera en el interior de Mnica. Retrocedi conmocionada,
titubeante. Erik no hizo nada por evitarlo hasta que ella se ech a llorar,
rota por la necesidad de expulsar todo lo que guardaba en su interior.
No soportaba verla llorar; aquella Mnica dbil y exhausta que
sollozaba desconsolada lo superaba. No saba por qu se haba
derrumbado, pero intua que algo le haba sucedido en la vida y no le
permita avanzar. Jams haba contemplado a nadie llorar de aquella
forma, tirada en el suelo y temblando de la cabeza a los pies. Quebrada
por el miedo. Aterrorizada.
Se agach para incorporarla hasta que ella se derrumb en sus brazos.
Le susurr que todo ira bien si permanecan juntos, lo que provoc que
ella llorara ms fuerte. Erik la apret contra s, consciente de que l
tambin tena miedo. Tena miedo por los dos. Lo asustaba la mujer rota
de dolor que sollozaba en sus brazos.
Te odio gimote.
Claro que no la contradijo l.
Busc el rostro de l para contemplarlo tras la mirada enturbiada y
anegada de lgrimas en la que se haban convertido sus ojos.

No quiero arrastrarte conmigo... no quiero... necesit hacerle


entender.
Entonces yo te arrastrar junto a m, Mnica. Vendrs a m. Y en
lugar de miedo, tan solo vers luz. No importa lo que temas, yo siempre
estar a tu lado. Algn da descubrirs que solo necesitas ser sincera
conmigo para que las cosas funcionen entre nosotros.




















15



Qu hago aqu?
Se repeta una y otra vez la misma pregunta mientras deambulaba por
la casa de Erik. l haba logrado destruir su coraza, y mientras ella
sollozaba como una tonta, consigui llevarla a su casa sin que opusiera la
menor resistencia. Si le suceda algo, sera culpa suya. De ella y de nadie
ms.
Acababa de recobrar la conciencia, provocando que la dura realidad la
aplastara de nuevo. Pero algo haba cambiado. Lo perciba en el ambiente,
tal vez influenciada por el lugar acogedor en el que se encontraba. Ella
siempre haba deseado vivir en un sitio como aquel, rodeada de recuerdos
que no hicieran dao. La clase de recuerdos que una siempre querra
atesorar en su memoria.
Contemplaba el hogar de Erik con enorme curiosidad, cosa que a l no
pareca importarle lo ms mnimo. Apenas tena nada que ver con su casa
de Madrid, repleta de elementos caros e impersonales. La de Erik, sin
embargo, estaba cargada de recuerdos de su infancia y fotos familiares. Se
detuvo frente a la fotografa enmarcada de una sonriente Sara que
abrazaba a Erik hasta estrangularlo, mientras l finga cara de sopor.
Sonri sin poder evitarlo.
No es el Alfonso XIII, pero espero que te sientas como en tu propia
casa le dijo a su espalda.
Nerviosa, Mnica volvi a colocar el marco en el lugar donde se
hallaba.
Es ms hogarea admiti.
l se encogi de hombros para restarle importancia, pues en realidad,
su casa era como las del resto de la gente. Lo que ignoraba era que el tico
de Mnica pues nunca lo haba denominado hogar, estaba preparado
para escapar de all en el momento menos esperado.
Mnica seal un pster de Extremoduro colocado junto a una
estantera repleta de libros, captando la atencin de Erik.
Te pega lo evalu.
Se coloc tras ella, le apart el pelo hacia un lado del cuello y le roz
el lbulo de la oreja con la boca para canturrear:

Suea que suea con ella, y si en el infierno le espera..., quiero


fundirme en tu fuego, como si fuese de cera...
Mnica se estremeci al percibir el aliento clido de l sobre la piel,
siendo incapaz de darse la vuelta. Intuy que l sonrea.
Ya veo... ibas para polica, no para cantante.
l solt una carcajada. En un gesto espontneo que dijo demasiado, le
bes el hombro con cario.
T puedes hacerlo mejor que yo? la provoc.
Se dio la vuelta, asintiendo con conviccin.
Hoy te la meto de mil maneras!... Y ya anda con la lengua fuera...
Hoy te la meto hasta las orejas, solito con mover las cejas!
Erik abri los ojos como platos, Mnica se ech a rer, encantada al
contemplar la expresin escandalizada de l.
Rubia...
Coloc los brazos en jarra en actitud insinuante.
Qu, me vas a detener por escndalo pblico?
De repente, el rostro de Erik se ensombreci.
Sera imposible, porque me han suspendido de empleo y sueldo se
sincer. Entonces se apresur a restarle importancia. Aunque si quieres
que te arreste de otra forma, tengo una esposas para atar al cabecero de la
cama.
Mnica ignor el resto de su frase. Su broma no la engaaba, por que
lo contempl preocupada, hasta que se sinti embargada por una extraa
necesidad de consolarlo que la inquiet. En general, era ella quien
necesitaba ser consolada, pero con Erik a veces cambiaban las tornas. No
poda ignorar el sufrimiento ajeno si le afectaba a l. Quera decirse a s
misma que su empata se deba a que Erik era una buena persona, aunque
la verdadera razn que intua tras sus sentimientos la aterrorizaba.
Qu ha sucedido? entrecerr los ojos para estudiarlo. Qu... has
hecho?
Erik apret la mandbula.
Mi trabajo.
Ella le coloc una mano en el hombro. Entonces, algo se apoder de
ella y lo abraz por detrs, consumindose con l.
Ests bien?
Perder temporalmente la placa y la pistola no es lo que me preocupa
le rest importancia.

Mnica bes lo primero que tuvo frente a ella, que fue una atractiva
porcin de su musculosa espalda. Erik desprenda un calor reconfortante,
de aquel que te hara remolonear a su lado en la cama porque no querras
separarte de l. Y ola... ola como recin salido de la ducha. A gel de bao
y after shave. A Erik, pues no podra olvidar su olor.
Sus brazos rodearon el estmago duro, por lo que l entrelaz sus
manos con las de ella para mantenerla a su espalda. Se sinti tan plena y
sosegada que apoy la mejilla en su espalda y dej escapar un trmulo
suspiro.
Cuando viniste a buscarme no dijiste que te haban suspendido no
fue una recriminacin, mas bien una muestra de su incertidumbre. Una
parte de ella segua creyendo que l la protega porque era su trabajo.
Nadie poda quererla, ni era sencillo ni lgico.
l se dio la vuelta hasta agarrarla por los hombros.
Mnica, quiero dejar claro que nada de esto forma parte de mi
trabajo la mir a los ojos, casi devorndola. Ests aqu, tal vez por una
decisin egosta. Pero te quedars, a no ser que decidas marcharte de la
ciudad. Hoy no soy el subinspector Rodrguez, sino un hombre que se
preocupa por ti.
De acuerdo respondi con voz dbil.
Aqu no va a sucederte nada le asegur.
Ella no estaba del todo convencida. Al fin y al cabo, l ignoraba que su
verdadero captor permaneca siempre al asecho, a la espera de una
oportunidad.
Crees que ese hombre quiere hacerme dao?
No, no lo creo. Me parece que t eres su trofeo, Mnica. Podra
haberte matado, pero no lo hizo.
Me dejas ms tranquila respondi secamente.
l curv los labios en una sonrisa.
No eres consciente de lo que provocas en los hombres, verdad? le
pregunt con suavidad.
Ms de lo que t te crees, por desgracia. Desde los trece aos.
Una cara bonita, un par de tetas... enumer resignada. Al parecer,
todo se resume a mi cuerpo.
No negar que eres preciosa, pero si tan solo fuera eso lo que me
atrae de ti, podra irme a la cama sin soar todas las noches contigo. No
me pidas que te mienta.

Una sensacin deliciosa y desconocida le acarici el vientre.


Porque si lo hicieras, todo sera ms fcil aadi ella.
Algn da descubrir qu escondes aqu le asegur, dndole un
toquecito en la cabeza. Y entonces, mi sinceridad ser la menor de tus
preocupaciones.
No es tu sinceridad, ni las cosas que dices.... arrug la frente,
incapaz de cerrar la boca. Es lo que me haces sentir.
l la atrajo hacia s, besndola en la comisura de los labios. Mnica no
se resisti, apenas le quedaban fuerzas para luchar contra lo que deseaba
con fervor. Tenerlo a su lado era un blsamo para sus heridas, y su parte
egosta le gritaba que lo necesitaba, Qu lo mereca!
Es un buen comienzo musit l.
Volvi a besarla, esa vez en el centro de los labios. Mnica sinti calor
en todo el cuerpo.
Te equivocas, lo que tiene fecha de caducidad jams comienza. Es
mejor as.
Mejor para quin? la contradijo irritado. Volvi a besarla, con
rudeza. Dime que no deseas esto tanto como yo... exigi abrumado,
asindola de las caderas, dime que no me necesitas, que esto es una
locura, tom su boca para perderse con ella en un beso que exigi
demasiado y lo tom todo. Dmelo y mrame a los ojos.
Apart la mirada de l, porque contemplarlo dola. Erik dej un rastro
de besos por su cuello que la enloquecieron, hasta hacerle perder la razn.
Te odio se resisti todo lo que pudo.
Hay una gran diferencia entre querer odiar a alguien y hacerlo de
verdad.
Mnica lade la cabeza, furiosa por la verdad.
T no me odias. T me deseas.
El deseo es pasajero.
Jams me saciar de ti le mordi el labio inferior, satisfecho al
escuchar que ella jadeaba. Prubame una sola vez y demustrame lo
contrario.
Cayeron sobre el sof, ella encima de l. En un segundo trat de
resistirse; al siguiente se encontr perdida en sus brazos, arrancndole la
camiseta por la cabeza. Acarici el torso de Erik hasta que se perdi en su
propio placer, en el que l le prodigaba. Ech la cabeza hacia atrs al
sentir su lengua recorrindole la garganta, acelerando su pulso.

Mareada, intoxicada por l; le recorri lo brazos con las uas para


marcarlo. Si besarlo era catrtico, probar aquella piel salada y clida era
como descender al infierno tras pecar repetidas veces. Era el puto xtasis.
Mereca la pena, pues ella deseaba llegar hasta el final.
Con un movimiento brusco, Erik cambi de postura hasta aprisionarla
bajo su cuerpo. Sus manos se introdujeron por dentro de la camiseta,
ortorgndole una sensacin elctrica en el vientre. No cesaba de mirarla a
la cara; en sus ojos exista un brillo salvaje y hambriento. Le susurraba
palabras cargadas de lujuria, halagos que nunca haban significado nada
para ella, hasta que el hombre indicado las murmuraba con devocin,
hacindola sentir nica y anhelada.
Volvi a besarlo, cerrando los ojos y privndose de la visin de aquel
cuerpo. Se removi algo incmoda al sentir la presin que Erik ejerca
sobre ella, recordndole la desagradable sensacin de desamparo al
antojo de alguien que la sobrepasaba en fuerza y altura. El peso de Erik le
apretaba el vientre, dificultando su respiracin. l le acarici los muslos,
pero algo en Mnica cambi. La impresin de sentirse oprimida y sin
escapatoria, forzada ante la voluntad de un hombre.
Coloc las manos en el pecho de l para pedirle que se detuviera, pero
el deseo y las ganas del otro provocaron que confundiera su actitud como
una muestra apasionada, por lo que agarr sus muecas para colocarlas
encima de la cabeza de Mnica, quien abri los ojos de par en par,
aterrada ante su propia vulnerabilidad.
l hundi la boca en sus pechos, aspirando su aroma de manera
primitiva, lamiendo la delicada piel hasta bordear la aureola con la lengua.
A Mnica le picaron las muecas, y trat de mover las piernas para
quitrselo de encima, tan agobiada que no pudo reaccionar con
normalidad.
Detente... Para! le rog.
Ante su resistencia, Erik se inclin sobre sus codos para liberarla,
contemplndola atribulado. Pareca que se haba despertado de un sueo
fogoso para encontrarse en una pesadilla cruel e irnica. Sin saber qu
suceda, le acarici la mejilla para calmarla, sobresaltado al percibir que
Mnica lo rehuy encogindose en el sof, como si l fuera a golpearla.
Se encontraba en estado de shock.
Trat de abrazarla en un intento por tranquilizarla, pero ella ni
siquiera sinti su presencia. Pareca como si se hubiera trasladado a otra

realidad en la que l haba dejado de existir. Mantena la mirada ida y luca


el rostro tan plido que Erik temi que hubiera enfermado.
Le acarici la espalda, dolorido y asustado por su rechazo.
Mnica, Qu sucede?
De pronto, ella se incorpor de golpe y sali disparada hacia el cuarto
de bao. No pudo cerrar la puerta, sino que se agach sobre el inodoro y
vomit sin poder remediarlo. Asqueada, enferma por los recuerdos de
unas manos que la tocaban sin permiso y pese a sus gritos de auxilio.
Escuch la voz lejana de Erik llamndola, preguntndole si se encontraba
bien. En algn lugar de su mente, l permaneca apartado, remplazado por
el hombre que le haba destrozado la vida.
Desde la puerta, Erik permaneca cabizbajo, rascndose la barba de
dos das con palpable nerviosismo. No supo qu se apoder de l al
dirigirse a la estantera de las toallas, tomar una y humedecerla bajo el
grifo para colocarla sobre la frente de Mnica, que cerr los ojos al sentir
el contacto fro.
Djame sola pidi, muerta de vergenza.
No puedo. Estoy asustado.
Ella abri los ojos, dedicndole una sonrisa forzada. Le tom la mano
para que la ayudara a incorporarse, pues se senta tan dbil que las piernas
se le antojaron gelatina. Logr sentarse sobre el inodoro, y se tap la cara
con la toalla.
Quiero estar sola, por favor rog abatida. Esto ya es lo suficiente
bochornoso como para que t tengas que verlo.
l se coloc de rodillas y tir de la toalla para que ella cesara de
ocultarse. No estaba roja de vergenza, sino plida y demacrada por el
miedo.
Yo tambin podra decir lo mismo, pero me importa un carajo que la
chica a la que he besado haya vomitado despus si intuyo que algo falla.
Mnica, He hecho algo mal? inquiri preocupado.
Ella se frot la nuca con la toalla.
No es tu culpa inclin la cabeza para mirarlo con la necesidad de
que l la comprendiera por una maldita vez. No eres t, soy yo. Estoy
rota por dentro.
Algo violento se apoder de l, que apret los puos, furioso por lo
que intua.
Nada se rompe solo, son otros lo que lo destrozan.

Ella rehuy su mirada, agotada ante la verdad. Por primera vez, sinti
que fingir no era el camino correcto. Huir la estaba destrozando,
alertndola de que quiz no habra ms sitios a los que escapar.
Necesito darme una ducha.
l dud, ella le dedic un gesto suplicante.
Erik, por favor... necesito lavarme y quedarme sola unos minutos. Me
muero de vergenza, de verdad decidi sincerarse.
l se levant, incmodo ante la idea de dejarla sola.
De acuerdo. Tienes toallas en ese mueble. Tmate el tiempo que
necesites.
Le bes la frente, sorprendindolos a ambos con aquel gesto tan
natural. El contacto de su boca fue el mejor medicamento que ella pudo
recibir en aquel momento de incertidumbre e inestabilidad.
Erik se dirigi a la puerta, pero antes de cerrarla se detuvo con el
pomo agarrado.
Si necesitas cualquier cosa, estoy ah fuera.
La angustia que advirti en el tono de Erik fue tan desconcertante
como deliciosa.
Puedo ducharme sola. Siento si te he dado la impresin equivocada
hace unos minutos, pero esto no suele sucederme muy a menudo minti.
Ojal pudiera creerte, pero me temo que vas a tener que ser sincera
cuando salgas por esa puerta. Tal vez t puedas seguir fingiendo lo
contrario, pero yo estoy acojonado.
Cerr la puerta con suavidad, pese a que las palabras y la conviccin
con las que las haba lanzado consiguieron poner nerviosa a Mnica. Ella
se quit la ropa y se introdujo en la ducha, regulando la temperatura del
agua hasta que consigui que saliera tibia. Se frot todo el cuerpo, cerr
los ojos y trat de olvidar. Durante siete aos los recuerdos haban
permanecido ah, intactos en algn lugar de su memoria. Sus reglas, las
que impona a los dems, lograban que el contacto fsico se convirtiera en
un placer pasajero e impersonal. Pero con Erik todo era distinto. Ms
intenso.
No poda controlarlo... Ni siquiera poda controlarse a s misma!
Ambos queran ms de lo que un polvo fogoso y rpido poda ofrecerles.
No era el placer pasajero lo que buscaba en l, sino una sensacin ms
profunda que a ratos la seduca y a otros la aterrorizaba.
Qu voy a hacer ahora?

Saldra de la ducha y tratara de rehuirlo, pero l lograra encararla


como siempre, hasta sacarla de sus casillas. Ni las reglas, ni el hecho
de ignorarlo o mostrarse brusca, obraran el efecto que s funcionaba con
otras personas. l intua y la estudiaba en silencio hasta que formulaba las
preguntas correctas, por lo que Mnica se tema que en algn momento
conseguira arrancarle todas las respuestas.

Erik se meti en la cocina para preparar una cena rpida. Saba de
sobra que las nuseas de Mnica poco se deban a un simple trastorno
alimenticio, sino que escondan algo ms grave. Nadie vomitaba tras los
besos y la pasin compartida, a no ser que el contacto fsico avivara en
ella algn tipo de trauma.
Furioso ante la idea que le rondaba la cabeza, golpe la encimera con
el puo.
Cualquier cosa menos eso. No se lo merece.
El rumor del agua no consigui tranquilizarlo, pero al menos supo
que ella permaneca a salvo. Si de algo estaba seguro era de que no
volvera a tocarla a menos que Mnica se lo pidiera, del mismo modo que
no permitira que nadie le pusiera las manos encima.
Hua de algo; l averiguara el motivo.
Meti los tomates, el pan y el ajo en la batidora mientras pelaba dos
huevos cocidos. Aderez el resultado con aceite, vinagre y una pizca de
sal. Tras probarlo, verti la sopa fra en dos cuencos que deposit sobre
una bandeja repleta de fruta cortada que traslad a la mesa del saln. El
aire acondicionado no lograba mitigar el calor nocturno, por lo que se
quit la camiseta y la arroj sobre el sof. Al darse la vuelta, se encontr
con ella enrollada en una toalla de algodn que le cubra hasta las
pantorrillas. Algunas tentadoras gotas de agua le recorran la barbilla.
Dese lamerlas.
Que Dios se apiadara de l, pues no podra apartar las manos de ella si
no haca acopio de valor.
Puedo verlo? sugiri.
Se haba quedado perdido en la unin de sus pechos, donde el borde de
la toalla rozaba de manera peligrosa la deliciosa piel. Sin saber a qu se
refera, asinti con cara de idiota.
S, es salmorejo. Algo fro para mitigar este calor.
Tu espalda, tonto. El tatuaje!

A l se le desboc el pulso, inquieto ante el hecho de ser tocado por


ella. Lo ltimo que necesitaba su voluntad era que Mnica le rozara la
espalda con las yemas de los dedos. Asinti con la boca seca, y se dio la
vuelta para esquivar su rostro intrigado.
S.
El monoslabo cortante fue toda una invitacin para que ella recorriera
el saln vestida con aquel trozo de tela hmeda. Primero borde sus
hombros, y al sentir que l no haca nada por evitarlo, le recorri el
tatuaje de plumas negras que se extenda de un omplato a otro y le
abarcaba toda la espalda. Acarici la piel, maravillada por aquel dibujo de
las alas negras de un ngel. Si le hubieran preguntado, ella habra
afirmado que Erik podra echar a volar en cuestin de segundos.
Es precioso susurr.
Un tatuaje de juventud hecho en un acto de rebelda desde l.
Debe poseer algn significado lo anim ella.
Borde una a una las plumas tatuadas sobre la poderosa espalda. l
ahog la respiracin, consciente de lo que ella le provocaba con un simple
toque.
A los diecisiete aos cre que un tatuaje podra homenajear a mi
padre.
Mnica lo comprendi. Las locuras de juventud dejaban de poseer
cierto encanto con el paso de los aos, sin embargo, la marca de la tinta
sobre la piel de Erik ofreca una visin sexy y cuanto menos ertica. La de
una espalda fuerte a la que ella siempre deseara agarrarse, pese a sus
tormentosos recuerdos.
Y qu crees a los...? se detuvo, al no conocer su edad.
Treinta y uno le aclar.
Treinta y uno? Cre que eras ms joven admiti sorprendida.
l lade la cabeza para encararla, y al hacerlo le roz los labios.
Eso sueno a decepcin? brome.
Eres un hombre muy impetuoso y ... pasional dej de tocarlo,
enrollando las manos en la toalla con nerviosismo. Eso es todo.
As que mi impetuosidad es ms un rasgo de juventud que el efecto
que t tienes en m.
A Mnica le ardieron las mejillas, pese a que aquel comentario fue
ms otra muestra de su sinceridad que la intencin de avergonzarla. Tal
vez por eso, reconocer la fogosidad de las palabras de Erik provoc que

hiperventilara a pesar de la reciente ducha.


Voy a cambiarme.
Se gir para esconderse en la seguridad que le otorgaba una
habitacin que la separara de l, pero la mano de Erik aferr su antebrazo
para detenerla.
An no me has respondido.
No hay nada que responder al respecto de tu... fogosidad...
Impetuosidad! Quera decir impetuosidad replic de manera
atropellada.
Erik la atrajo hacia s, lo justo para que la nariz de Mnica le rozara la
barbilla. Estaba tan cerca que tan solo tena que inclinar la cabeza hacia
abajo para capturar su boca.
No necesito que me aclares nada respecto a las ganas que siento de
devorarte, tumbarte en una cama y acabar lo que habamos empezado. S
bien lo que eso significa y cmo me afecta, Mnica.
A ella se le aceler el pulso.
Lo que quiero es saber qu te asusta, por qu huyes de m y qu
diablos puedo hacer para ayudarte.
Mnica se zaf de su agarre, reculando hacia atrs con recelo.
T no puedes ayudarme. Nadie puede desde en un susurro
rabioso. Y si insistes, tomar el primer vuelo hacia Madrid. Puede que la
actitud paternalista te sirva con otras jovencitas como Martina, pero
conmigo no funciona. No necesito que cuiden de m.
Se dirigi hacia su maleta para coger algo de ropa, y se sobresalt al
sentir que Erik se la arrebataba de las manos para encararla de nuevo. En
general, agotaba la paciencia de los hombres tras un par de frases
cortantes. Incluso con Dominique haba funcionado.
Actitud paternalista? Eso llamas a mi preocupacin? se mesi el
cabello con ambas manos, lo que convenci a Mnica de que discutir con
l en su estado no era buena idea. Y una mierda, Mnica. La tuya s que
es una actitud que me desconcierta. Me buscas y al cabo de un rato cambias
de opinin para rehuirme.
Eso tiene fcil solucin, querido. Si te dejo con la polla dura, no
tienes ms que desquitarte con Martina respondi con falsa frialdad.
Qu venenosa eres.
Erik expuls el aire lentamente por la nariz en un intento de serenarse.
No comprenda que ella pudiera lanzar aquellos dardos envenenados que

desdeaban su inters a un pasajero deseo carnal. Le hubiera gustado


gritarle que con gusto acatara su consejo, pero le resultaba imposible
mirar a otra mujer de la forma que la miraba a ella.
No vuelvas a repetir algo semejante le advirti, con una calma
peligrosa.
Entonces deja de actuar como si tuvieras algn tipo de
responsabilidad hacia m.
Erik le arrebat la ropa que ella tom de la maleta, y en un acto
furioso, la arroj al suelo para que ella le prestara atencin. Mnica trag
con dificultad, asustada por su cambio de actitud.
No es el sentido de la responsabilidad lo que me obliga, te lo
aseguro. De lo contrario, hara tiempo que me habra alejado de ti. Por
qu sabes una cosa? Lo supe desde el momento en el que te conoc.
El qu?
Que me causaras problemas.
Herida por unas palabras que obraron el efecto deseado, Mnica se
agach para recoger la ropa. De nuevo, l la incorpor con una facilidad
que le result pasmosa. La obligara a escucharlo por mucho que ella
tratara de rehuirlo.
Que no me dejaras dormir por las noches le relat al odo.
Mnica se estremeci.
Que me preocupara por ti sin poder evitarlo.
Ella se agarr a sus antebrazos, consciente de que de lo contrario,
podra caerse a suelo.
Basta rog.
Tienes razn. Basta! De ser una hipcrita que finge que mis besos la
aterrorizan. Quiero ayudarte, pero no puedo hacerlo si t no me lo
permites. Ya me tienes, Mnica. Es que no lo entiendes?
Desvi la mirada hacia el suelo porque si lo encaraba caera rendida.
En el fondo, no deseaba otra cosa ms que sentirse amparada por un
hombre que tan solo exiga su sinceridad.
Me pienso largar de aqu en cuanto concluya mi trabajo en la revista.
As que ser mejor...
l le alz la barbilla con un dedo para que dejara de evitarlo.
Qu te deje tranquila?
Su pregunta y el tono con el que la formul provoc que Mnica se
sintiera estpida y pequea.

S asinti, sin conviccin alguna.


Te juro que el da que descubra quin te hizo tanto dao, ser el da
en el que se acaben todos tus problemas le prometi.
Y ella lo crey. No fueron sus palabras, sino la forma en que las
pronunci. Sin apartar su mirada de ella para que comprendiera que l
tambin poda ser un hombre peligroso.
Mnica se estremeci, aquella vez por las razones equivocadas. Si no
se sinceraba con Erik era porque en el fondo atisbaba su necesidad de
cuidarla, incluso vengarla. No le destrozara la vida permitiendo que l
tomara el rol de su apuesto caballero de la justicia. Porque Erik posea una
vida, pero a ella no le quedaba nada.
Lo siento susurr compungida.
Qu?
Ser una horrible complicacin que lleg a tu vida en el momento
ms inoportuno. Olvdate de m, Erik. Tu trabajo y tus obligaciones
familiares ya son de por s una carga suficiente. No quiero hacerte dao,
pero no puedo....
Probablemente seas la complicacin ms excitante que ha llegado a
mi vida. No se trata de que sea fcil, sino de que merezca la pena.
La bes haciendo caso omiso a aquella promesa que se haba hecho a
s mismo. La necesitaba... tan cerca que hasta resultaba doloroso. Perciba
la ansiedad de Mnica, luchando entre apartarse o abrirse a l para
siempre. Hundi las manos en su cabello, baado con el champ que l
siempre utilizaba, lo que le provoc una extraa sensacin de pertenencia.
Descubri, conmocionado por la verdad, que ella era la mujer que haba
estado esperando. La que despertara a su lado todas las maanas y llenara
su vida de una monotona familiar y anhelada. Tan slo deba convencerla
a ella de que estaban hechos el uno para el otro.
Que alguien me ayude, pens consternado.
Te marchars su tono fue resignado, pero la forma de mirarla hizo
que ella temblara.
Siempre lo haca. No exista nadie en el mundo capaz de hechizarla
con una simple mirada.
S admiti, pero algo se removi en su interior al contemplar los ojos
de l. Una necesidad que ya crea superada. La de recibir cario, tal vez
amor. Todos aquellos sentimientos que se haba negado con el paso de los
aos . No digo que sea fcil. De algn modo que no logro comprender,

todo es ms bonito y complicado cuando estoy contigo.


La empuj contra la pared hasta aprisionarla con su propio cuerpo, mas
ella no sinti miedo, sino un deseo irrefrenable de perderse en su piel.
Sinti los dedos clidos recorrindole la nuca, enredndose en su cabello
en un extrao acto de devocin.
Entonces qudate. Djame demostrarte que existe una posibilidad incluso
para nosotros. Dos personas que se necesitan tanto no deberan alejarse sin
ni siquiera intentarlo se detuvo, y ella advirti el nudo de tensin que
mostraba la nuez de su garganta. No quera dejarla marchar. Por Dios, ella
tampoco quera irse a ningn lado. Te necesito... yo... te necesito. T a m
tambin, creo.
S, yo siempre te necesitar ms de lo que t me necesitas a m. Y no
es justo. T no lo entiendes, pero te causar problemas. Creme cuando te
digo que no quieres escuchar lo que oculto.
Quiero conocer todos tus secretos reiter l.
De puntillas hasta quedar a su altura, Mnica le rode el cuello con las
manos para atraerlo hacia si.
Bsame Erik. Me gusta pensar que todo es mejor cuando estoy
contigo.
***
Recostada sobre su pecho, Mnica contemplaba la televisin con gesto
ausente mientras devoraba un trozo de meln. Haban dado buena cuenta
de la cena, por lo que Erik supo que Mnica no tena un problema con la
comida, sino que pagaba sus verdaderos problemas con la comida.
Intent alcanzar el mando a distancia para cambiar de canal, cosa que a
ella no le import. Como cada vez que compartan cierta intimidad juntos,
ella volva a abstraerse en un mundo al que le tena la entrada vetada.
No la cambies.
Que ella regresara de sus cavilaciones provoc que Erik ni siquiera
forcejeara un poco para cambiar de canal. Estaban retransmitiendo
Desayuno con diamantes, que bien podra provocarle una lcera de
estmago. Sin embargo, tener a Mnica recostada en su pecho, con el
cabello hacindole cosquillas en la barbilla, provoc que lo que menos le
importarse fuese la pelcula que compartan juntos.
Me gusta Audrey Hepburn coment ensimismada.
l entrelaz las manos con las suyas, atrayndola todo lo que pudo
hacia s. Perciba su olor y la suavidad de su piel. Deseaba quedarse toda la

vida con ella, Podra convencerla?


Y a ti?
Estaba embobado con la visin que su postura le otorgaba de los
turgentes senos de ella, por lo que la pregunta le pill desprevenido.
Mnica estir el cuello para analizarlo, y l tuvo que hacer un gran
esfuerzo para apartar los ojos de sus pechos y mirarla a la cara.
Eh... s, s.
Mentiroso ro.
Se dio la vuelta para recostarse sobre l, y Erik la rode entre sus
brazos. Lo conmovi que ella suspirara delatando su comodidad,
entregada a l sin reticencias. Al cabo de un rato, not cierta humedad en
el pecho desnudo, por lo que inclin la cabeza para descubrir lo ojos
llorosos de Mnica, clavados en aquella escena que deca: No voy a dejar
que nadie me encierre en una jaula No quiero encerrarte en una jaula,
Quiero quererte!
Mnica, Ests llorando?
Ella se cubri el rostro con las manos.
No gimote. Pues claro que estoy llorando!
Oh...
T no lo entiendes... es una pelcula preciosa musit, enterrando la
cara en su pecho para que l no la viera.
S... la pelcula fingi creerla, pues no era el momento de
presionarla.
La estrech entre sus brazos sin decir una sola palabra hasta que ella se
calm. Al cabo de un rato, bostez y se acurruc en su pecho, como una
gatita que buscaba cario y proteccin. Erik se la brind hasta que la
pelcula finaliz y ella se incorpor con cara de sueo.
Dnde voy a dormir?
No lo s. En la cama, el sof, encima de m... qu ms da la
despein con afecto.
Creo que elegir el sof decidi incmoda.
Vete a la cama, Mnica la empuj con suavidad. Al ver que ella no
se movi, la cogi de la mano para trasladarla hacia la nica habitacin
del apartamento. Te he trado hasta aqu, y no voy a ofrecerte un viejo
sof como muestra de mi hospitalidad.
Ella se tendi sobre la cama, hacindose un ovillo.
Eres un antiguo.

Erik se ech a rer. Incluso asustada y muerta de sueo continuaba


lanzndole pullas.
Buenas noches.
Se inclin para besarle la mejilla, pero ella lade la cabeza y lo bes
en los labios. Fue un beso tan dulce como efmero. Erik suspir y la
cubri con la sbana. Cuando iba a marcharse, la mano de ella lo detuvo
con ansiedad.
Erik... cierra la puerta de la entrada con pestillo pidi.
Aquella peticin lo desconcert hasta provocarle un dolor agudo en el
pecho.
No s lo que temes, pero esta noche puedes dormir tranquila. Nadie
perturbar tus sueos, ni siquiera yo le asegur.






16



NUEVA VCTIMA DEL ASESINO EN SERIE QUE MANTIENE EN
VILO A LA CIUDAD HISPALENSE.
Tras leer el titular del peridico online, arroj el ipad sobre el sof y
se llev las manos a la cabeza. No haca ni veinticuatro horas que Roldn
estaba muerto y aquel malnacido se haba cobrado su cuarta vctima. En su
mente vag la escabrosa imagen del cadver apodado con las iniciales
E.M cubierto de moscas.
La cuarta vctima. La cuarta plaga. No se detendra hasta llegar al final.
No obstante, que le hubieran arrebatado la placa y el arma no
impedira que l continuara sus pesquisas. Sac el telfono para hacer una
llamada. Al cuarto tono, Gonzalo respondi con voz cansada. Al parecer,
tambin haba sido un da duro para l.
Erik, esperaba tu llamada de un momento a otro.
En ese caso, ya sabes lo que necesit.
Hubo un silencio incmodo durante unos breves segundos, en el que
solo se escuch la respiracin sosegada de su amigo al otro lado de la
lnea. Al parecer, estaba sopesando su peticin.
El comisario tiene razn. Unos das libres te vendrn bien. Descansa,
tmate tiempo para pasar el duelo le aconsej.
No me vengas con esas. Hay una gran diferencia entre tomarse unas
vacaciones y ser obligado a salir por la puerta de atrs. No se trata de una
cuestin de orgullo, maldita sea. Roldn est muerto y nada va a
devolvrnoslo, pero har lo que sea para que ese hombre dej de cobrarse
vctimas.
Su amigo suspir.
Nada de lo que diga te har cambiar de opinin?
Puedes ahorrarme algo de trabajo y tiempo. Ser discreto.
Tan discreto como el puetazo que le pegaste a Jess? le record.
En su tono no existi reproche. Que no digo que no se lo mereciera,
porque es un gilipollas. Pero joder, Erik, t no eres as. El comisario lo
ha dejado en libertad tras una breve investigacin. Posea una coartada
slida para todas las fechas en las que se produjeron las muertes, incluida
la de Roldn. A la salida de la comisara estuvo charlando con un

compaero que verifica su versin. Te equivocaste, Erik.


Apret los dientes tanto que le rechinaron.
Es adoptado? inquiri.
Qu? Deja ya toda esa mierda! Realmente crees que Jess tiene
algo que ver en todo esto?
Erik decidi ser sincero. Con el transcurso de la noche, haba tenido
suficiente tiempo para aclarar sus ideas. La ira fue transformada en una
fra calma que lo impeli a pensar alejado de los sentimientos que lo
acuciaban, lo que le haba descubierto que se haba comparto como un
imbcil frustrado por los acontecimientos.
No, no lo creo. Supongo que Jess es solo un idiota, pero alguien
quiere que busque en la direccin equivocada.
Bueno, en algo tienes razn. Los padres adoptivos de Jess
formalizaron la adopcin cuando l tena doce aos. Fue dando tumbos de
orfanato en orfanato.
Psame la lista por email le pidi. No se lo orden, pues haba
dejado de ser su superior. Sera un favor de un amigo a otro amigo, a no
ser que Gonzalo se negara. Un nombre. Slo necesito el nombre. Sabes
que puedo conseguirlo dentro de unas horas por mi cuenta, pero
agilizaras todo el proceso.
Porque crees que t solo puedes encontrarlo finaliz resignado.
Tiene a toda la comisara en jaque, no te lo tomes como algo personal.
Es personal desde que asesin a Roldn. Tal vez siempre lo fue.
Elisa Montvez, sesenta y tres aos y apunto de jubilarse como
trabajadora social de la Junta de Andaluca. Te pasar la direccin por
correo junto a la informacin que necesitas. Buena suerte.
Colg el telfono. Todos los fallecidos rondaban el mismo periodo
vital, por lo que estuvo seguro de que persegua la pista correcta. El
asesino trataba de vengarse por algo sucedido haca veinticinco aos. Los
abusos del primer prroco no eran ms que el inicio de una larga lista de
afrentas que iba a cobrarse con la muerte de todos ellos, hasta llegar al
nmero diez.
Esperaba ser ms rpido que l.
Descubri a Mnica en la puerta de la habitacin, con el cabello
repleto de tirabuzones indomables que le caan sobre los hombros y el
rostro todava turbado por el sueo. Era tan hermosa que dola. Mirarla
dola. Contemplarla sin poder tocarla dola.

Buenos das, Qu tal has dormido?


Mejor de lo que esperaba, gracias.
Estaba aturdida, como si despertar en un ambiente que no era el suyo
la hubiera trastocado. Pareca ligeramente avergonzada, hecho que lo
conmovi. Con movimientos perezosos, camin hacia la cocina para
tomar asiento frente a la barra americana.
Hay caf recin hecho, te servir una taza.
No tomo caf.
Le dedic una mueca de disculpa cuando l la escrut con ojos
sorprendidos.
Nunca he soportado el sabor tan fuerte, prefiero el t.
Zumo de naranja es lo que puedo ofrecerte.
Un zumo estar bien acept ella.
Erik le sirvi un vaso, coloc un plato de tostadas frente a ella y tom
asiento a su lado. Sin poder evitarlo, enred uno de los rizos en su dedo.
Si vinieras ms veces, podra convertir esto en una tetera. Estara
dispuesto a sacrificar mi adiccin al caf por complacerte un poco
prometi solemne con una mano sobre el pecho.
Mnica esboz la primera sonrisa de la maana, enmarcada por unos
ojos risueos. Joder, era la mujer ms guapa que haba visto en toda su
puta vida.
Tomado en exceso es perjudicial para la salud. Eso debera ser
suficiente para disuadirte le dijo, hincndole el diente a una tostada.
Ah... t tambin eres perjudicial para mi salud musit, jugueteando
con uno de sus rizos. Sueo contigo tantas veces que vas a volverme
loco, y sin embargo soy incapaz de separarme de ti.
Eso tiene fcil solucin respondi con frialdad. Har las maletas
y...
No.
La negativa y su rotundidad provoc que Mnica se girar hacia l,
algo sobresalta. La expresin de Erik emanaba tensin, disgusto ante la
idea de no volver a verla. Mnica entrecerr los ojos cuando l estir la
mano libre para acariciarle el cuello. Tuvo que ahogar un suspiro de
placer, pues sentir su contacto la agradaba tanto como el olor de la cama
de Erik, impregnado del cuerpo del polica que la haba acompaado
durante toda la noche. Tal vez por eso haba tenido un sueo tan reparador.
No deberas esconder algo tan hermoso...

Mnica no supo a qu se refera, hasta que l enterr ambas manos en


su cabello con cierta codicia. Sobre todo veneracin.
Detesto el pelo rizado, eso es todo.
Eres preciosa.
Me miras con buenos ojos agradeci el cumplido.
No, no es eso. Tengo vista de lince, pero ahora solo estoy siendo
sincero.
Con cierto pesar, apart las manos de ella y comenz a devorar su
desayuno. Mnica se oblig a serenarse, pero tenerlo tan cerca le
provocaba un murmullo en el estmago incapaz de ignorar. En toda su
vida, jams haba compartido semejante intimidad con un hombre. Tal vez
fuera una tontera, pero pisar la casa de un hombre, y mucho menos
desayunar en su compaa, era algo que nunca haba experimentado.
Prefera mantener la distancia emocional, con sus reglas y la seguridad
que le proporcionaba su hogar.
Si Erik le provocaba semejantes sensaciones con un simple desayuno,
Qu le quedara cuando se acostaran? Porque estaba segura que
sucedera, a menos que huyera de l lo antes posible. Tan solo estaba
poniendo trabas a algo que era inevitable. Lo deseaba, con igual miedo
como necesidad.
Qu sucede? intuy l.
Mnica se limpi la comisura de los labios con una servilleta, tratando
de hacer tiempo para poner en orden sus ideas. Al final, se encogi de
hombros en un intento por restarle importancia.
Es la primera vez que despierto en la casa de un hombre.
La confesin pill desprevenido a Erik, que no supo qu pensar.
Bien, eso es lo que soy.
No es gracioso le recrimin ella, sintindose como una estpida.
Puede que para ti sea algo tan simple como habitual, pero a m me asusta.
As que no te ras.
Qu es habitual para m? insinu socarrn.
Mnica resopl. Cruzada de brazos, se neg a entrar en su juego.
Meter a mujeres en mi casa todas las noches para luego invitarlas a
desayunar?
Se levant indignada.
No sigas por ese camino.
En general, si invito a una mujer a mi casa no es para prepararle el

desayuno tras dejarla dormir en mi cama, porque solemos utilizarla


juntos.
Mnica arroj la servilleta sobre la encimera.
Lo que t hagas con tu vida no es asunto mo! explot furiosa.
Erik esboz una sonrisa.
No grites.
No estoy gritando... farfull cohibida, an con el corazn
acelerado.
Estir la mano para tocarla, pero Mnica se separ avergonzada por
su propia actitud. Haba entrado en su provocacin, dejndose a s misma
en evidencia. Si l quera demostrar que a ella le importaba lo que hiciera
con el amiguito que guardaba en los pantalones, acababa de hacerlo.
No eres otra ms, Mnica. Djame demostrarte que...
Tengo que ir a trabajar, voy a llegar tarde lo interrumpi asustada
de escuchar lo prximo que l iba a decirle, porque si lo haca, con toda
probabilidad caera rendida a sus brazos.
***
En la oficina de Al Sur todo era catico y frentico. Trabajaban a toda
prisa para finiquitar el reportaje estrella que encabezara la portada antes
de enviarlo a imprenta. La apocada Elena se haba convertido en una
mujer que incluso se atreva a tomar la iniciativa, por lo que Mnica se
senta satisfecha.
El espritu del resto de empleados tambin haba evolucionado a
mejor. Ahora, formaban un equipo humano que no competa entre s para
tener su nombre en primera plana de la revista, sino que trabajaban en
comn para sacar a flote aquel proyecto.
Mnica experimentaba una profunda dicha. Su mayor temor haba sido
regresar a Sevilla y que las aguas volvieran a su cauce, pero comprendi
que aquel equipo tan variopinto por el que no haba apostado un duro
poda funcionar si crean que la revista tena posibilidades.
Y las tena, por supuesto. Un proyecto tan ambicioso como aquel tan
slo necesitaba encontrar su voz. El reportaje de Elena sera todo un xito
porque destapara uno de los mayores escndalos de la ciudad y sera su
revista quien lo publicara. Adems, se haba afanado en que el resto del
contenido fuera original y atractivo para los lectores. Repleto de
entrevistas a artistas independientes, problemas que acuciaban a la
sociedad de hoy en da y artculos de opinin con un tono mordaz.

Elena entr en su despacho para mostrarle parte de su trabajo. Mnica


ley el resultado y solt los folios sobre el escritorio con aire pensativo.
Le falta un poco de agresividad inform a la becaria. Al
contemplar la decepcin que emanaba el rostro de Elena, aadi: no est
mal, de verdad. Tan slo necesitas ser un poco ms crtica. Recuerda que
estuvo a punto de ponerte la mano encima y expulsa toda la mala leche que
llevas dentro.
Elena enrojeci al recordar tal suceso.
Eso est hecho asegur, con una determinacin que no le haba
visto antes.
Sali de su despacho, y Mnica se tom un minuto para s misma.
Llevaba toda la maana revisando, supervisando y perfeccionando los
ltimos detalles porque quera ofrecerle aquel regalo a Sara. Fue entonces
cuando recibi un correo que trastoc todos su planes.
Temblando, ley el email que haba llegado a su cuenta personal.

Crees que mudarte a su casa te salvar de m, pequea zorra?
Yo soy tu verdugo, tu carcelero y tu propietario. Jams olvides que tu
libertad depende de m.
Quieres que te destroce la vida? Acaso tengo que dejar de ser
benvolo para que me tomes enserio de una puetera vez?
O quiz tengo que asesinar a ese hijo de perra para que vuelvas a ser
la nia sumisa y silenciosa que acataba mis rdenes sin rechistar...
D

No... suplic en voz alta.
Haca siete malditos aos que no apareca en su vida. Por qu ahora?
Por qu se afanaba en reaparecer en su vida cuando haba encontrado
algo por lo que mereca la pena luchar?
Haba sido una ilusa al fantasear con la posibilidad de una existencia
apacible junto a un buen hombre. l jams se lo permitira, pues viva por
y para destruirla.
Pero no a Erik, determin rabiosa.
A Erik no le pondra una mano encima, pues ella lo abandonara antes
de que aquello sucediera. Aunque la odiara, no tena otra opcin. Prefera
ser odiada que vivir con la culpabilidad de que l fuera herido por su
culpa

***
Tras dejar a Mnica en el trabajo y cerciorarse de que la oficina en la
que trabajaba estaba dentro de un edificio que contaba con guardia y
sobradas medidas de seguridad para impedir el acceso a personas ajenas,
se meti en el coche y reley el email de Gonzalo. En la lista de orfanatos
por los que haba pasado Jess, no figuraba el de las Religiosas del buen
pastor, por lo que en ese aspecto pudo respirar tranquilo. No era idiota.
Tras su arrebato de ira, lo haba sopesado todo con mayor frialdad.
Alguien haba sealado a Jess como el verdadero culpable para
distraerlo. Al parecer, el asesino lo conoca lo suficiente como para
anticipar su reaccin desmedida. Su intencin haba sido apartarlo del
caso desde el momento en el que puso a salvo a la que habra sido la
tercera vctima. No satisfecho con ello, haba asesinado a Roldn.
Por qu?
Condujo hacia la direccin que Gonzalo le haba facilitado con la idea
de formular algunas preguntas. El dolor por la muerte de su jefe y mentor
an persista, pero la certeza de que dara con su asesino para llevarlo ante
la justicia le impeda derrumbarse.
Detuvo el coche frente a la casa de la difunta Elisa Montvez,
consciente de que no poda presentarse como el subinspector Rodrguez.
Si el comisario se enteraba de su investigacin paralela, lo menos que
podra caerle sera una sancin disciplinaria.
Sali del vehculo y cruz la calle en direccin al edificio. Iba a llamar
a la puerta cuando la voz de un hombre lo detuvo.
No han tenido suficiente? Han revuelto todo la casa y nos han hecho
miles de preguntas como si nosotros fusemos los culpables. Estoy harto.
La menor de mis hijas se ha encerrado en su habitacin y no deja de
llorar! Me pregunta que si su madre se mereca lo que le ha sucedido
porque ustedes aluden a algn tipo de absurda venganza.
Erik comprendi que aquel hombre, que deba ser el marido de la
vctima, lo haba tomado por un polica debido a su evidente estado de
alteracin.
Disculpe, mi ltima intencin es causarle molestias. Lo acompao en
el sentimiento le ofreci una mano que qued tendida en el aire, pues el
tipo no se la estrech. Soy investigador privado y solo deseo arrojar
algo de luz, pues el trabajo de la polica est siendo nefasto.
Haba soltado aquella mentira sin inmutarse. Ya tendra tiempo de

sentirse culpable en otro momento. Ante aquel cambio, el hombre pareci


pensativo.
No he contratado a ningn investigador privado, por el momento.
Trabajo para el resto de familias que han sufrido esta tragedia.
La polica dice que los crmenes estn relacionados, pero no lo
entiendo. Ese asesino en serie... Qu podra tener contra mi pobre Elisa?
Ella era una buena persona, Se lo aseguro! exclam abatido. Jams le
hizo dao a nadie. Si trabajaba como asistente social! Su nico deseo era
que todos los nios tutelados por el estado fuesen adoptados por familias
que los quisieran de verdad.
Erik sopes aquella respuesta. Para cualquier persona cabal, no tena
explicacin que el asesino hubiera volcado su ira contra una simple
asistente social. A no ser que la culpara de no haberle conseguido una
familia. Deba ser duro que todos sus compaeros de orfanato obtuvieran
una segunda oportunidad, excepto l. Si eso era lo que haba sucedido,
para una mente maquiavlica y perturbada s que tena sentido.
Sabe si su esposa tuvo problemas con algn nio?
Elisa sola decir que algunos cros eran complicados. Ya sabe,
acumulaban odio y rencor hacia todo lo que los rodeaba. La entristeca
que a partir de los seis aos, las adopciones fueran tan escasas. Pero ella
poco poda hacer.
Hubo algn nio del que le hablara en particular? insisti Erik.
A veces tuvo problemas, pero Elisa no les conceda importancia. Le
ped que se tomara el trabajo menos en serio cuando un nio trat de
apualarla el hombre se estremeci al recordarlo. Me cont que le
haba conseguido una familia, pero los padres rechazaron la custodia
porque el nio se mostraba violento con la hija biolgica del matrimonio.
Elisa trat de hacerle comprender a aquel cro que si segua
comportndose de aquella manera, jams tendra una oportunidad.
Entonces, l sac de su bolsillo un trozo de cristal que haba conseguido al
romper un espejo y trat de sesgarle el cuello.
Cmo se llamaba?
No lo recuerdo. Sucedi hace ms de veinticinco aos, Cmo iba a
hacerlo? suspir agotado, visiblemente tenso por aquella charla que
comenzaba a importunarlo y a la que no encontraba utilidad. Elisa tuvo
que asistir a terapia psicolgica durante unos das, pero al final los dos lo
olvidamos. Hasta que usted me lo ha recordado.

Haba alguien que no lo haba olvidado. Veinticinco aos despus,


aquel psicpata volcaba su odio contra una inocente asistente social.
Tal vez recuerde el orfanato insisti Erik.
Era religioso, o algo as mascull cortante. Cmo ha dicho que
se llamaba?
No se lo he dicho se disculp Erik.
El hombre abri la puerta de su casa.
Sabe? Olvdelo. Todo lo que quiero es que nos dejen en paz. Elisa
no se mereca lo que le ha sucedido, y a usted slo lo mueve el dinero.
Maldita sea, Vyanse todos al infierno!
Cerr de un portazo. Erik se meti las manos en el bolsillo y cruz la
carretera para dirigirse hacia el coche. Tal vez, sin encontraba la denuncia
que se haba interpuesto contra aquel menor, consiguiera dar con su
nombre. Iba a telefonear a Martina para que buscara en los archivos
policiales, pues a l le resultaba imposible su situacin, cuando se
encontr por casualidad con Sandra, la esposa de su compaero Gonzalo.
Erik lo salud, contenta de encontrarse con l. Gonzalo me ha
comentado lo que te ha sucedido. Te encuentras bien?
Perfectamente, no te preocupes.
La mujer lo contempl con aire cabizbajo.
No deberas tomarte el trabajo tan en serio. Es lo que suelo decirle a
Gonzalo, pero con l no funciona. Incluso en nuestra situacin, apenas
pasa por casa. Vaga todas las noches por la calle y llega a las tantas... se
lament.
Seguro que podis encontrar una forma de solucionarlo la anim.
Sandra sacudi la cabeza con pesar.
Arreglarlo? Qu ms quisiera yo suspir derrotada. Sus gestos
demuestran que ha dejado de quererme. Es tan fro... tan distante.
Erik no comprendi lo que le contaba. Segn Gonzalo, era su esposa
quien se mostraba distante y constantemente a la defensiva. Supuso que
toda historia tena dos versiones, y aquel era un tema demasiado personal
para que l ofreciera su opinin.
Estoy seguro de que te quiere, Sandra la alent.
Ella agach la cabeza con tristeza.
No lo s. Desde hace unos meses, es como si se hubiera convertido
en otra persona.

17



Contempl con impaciencia su reloj de mueca. Luego clav los ojos
en aquel cerrajero que continuaba dndole problemas. Apenas le quedaban
quince minutos para que Erik se percatara de que haba salido del trabajo,
incumpliendo as su promesa. Cunto tiempo tardara en darse cuenta de
que ella se haba largado?
Se sinti fatal porque saba que le hara dao. Nerviosa, comenz a
mordisquearse la ua del dedo pulgar. No poda permitirse pensar en lo
defraudado que l estara. Traicionado porque ella se largara sin
ofrecerle una miserable explicacin.
En realidad no poda darle ninguna, por eso se marchaba. Escapaba de
Erik porque no le quedaba otro remedio, pero sobre todo escapaba de su
pasado. El mismo que haba regresado tras siete largos aos para
destrozarle la vida, otra vez.
Seora... volvi a insistir, delatando su incomodidad. Ya le he
dicho que no puedo abrirle la puerta porque s. Necesito su documento de
identidad para cerciorarme de que esta es su casa.
Estoy alquilada. Por tanto, no lo pone en el dni.
Comenz a perder los nervios. El tiempo transcurra y Erik podra
aparecer de un momento a otro. Qu le dira si la pillaba intentando abrir
la puerta de su casa? Sin embargo, necesitaba coger su equipaje, o al
menos algo de dinero para pagar un billete de avin con destino a
cualquier parte.
Bien, llame a su casero. Si me presenta la escritura de la casa y
asegura que usted es su inquilina, no pondr ninguna objecin en realizar
su trabajo.
Mnica hizo una mueca.
Con este calor? Mi casero se larga todos los meses de Agosto a la
playa invent sobre la marcha. Estaba desesperadaNo puedo hacerlo
venir por un simple despiste, me echara a patadas! Sabe lo que cuesta
conseguir un alquiler decente en esta ciudad?
El hombre se pas un trapo por la frente perlada de sudor. Ella intuy
que una parte de l estaba deseando largarse de all, cobrar por el trabajo
realizado y perderla de vista.

No puedo ir abriendo todas las puertas de esta ciudad sin


cerciorarme de algunos datos... se excus.
Tengo pinta de ladrona, es eso? Me est llamando ladrona?
El hombre puso las manos en alto, abochornado ante tal
recriminacin.
Seora, yo...
Muy bien, si insiste puede llamar a la puerta de mi vecino para
cerciorarse de mi identidad actuando, avanz hacia la puerta de al lado.
No quera llegar a este extremo, pero no me deja ms remedio. Mi vecino
es un hombre hurao y algo violento con el que no conviene meterse... ni
siquiera me atrevo a pedirle que baje la msica a las dos de la madrugada,
con eso se lo digo todo.
Acerc la mano temblorosa al timbre, cerr los ojos y esper.
De acuerdo, No ser necesario!
Mnica suspir tranquila. Con una sonrisa, se volvi hacia el
cerrajero.
Cunto tardar? pregunt con ansiedad.
Unos quince minutos aproximadamente.
Le pagar el doble si termina lo antes posible. Tengo bastante prisa.
El hombre refunfu por lo bajo, pero apremi el ritmo de trabajo
para contentar a aquella clienta tan exigente. Mientras tanto, Mnica dio
rodeos por el vestbulo. Cont los segundos que se le hacan
interminables, y clav la vista en la entrada de las escaleras. Agobiada, se
tap el rostro con las manos.
Ya falta poco... tranquilzate. En un par de horas estars montada en un
avin, en un lugar dondel no pueda encontrarte. Maldita sea! Por qu
tardar tanto?
Qu demonios est pasando aqu?
La voz de Erik la sobresalt. Paralizada por el miedo, fue incapaz de
mirarlo a la cara cuando l pas por su lado y clav los ojos en ella con
furia. Mnica ahog un grito, demasiado aturdida y avergonzada como
para ofrecerle una excusa convincente.
Usted, deje sus pueteras herramientas lejos de mi puerta, Es que no
me ha odo? le arrebat la llave inglesa y la arroj al suelo. Fuera!
Pero ella deca... deca que esta casa... titube, guardando sus
herramientas a toda prisa.
Mnica sinti que l la miraba, pero no pudo alzar la cabeza para

encontrarse con su desaprobacin. Con su clera.


Una vez que se quedaron solos, l abri la puerta.
Erik, te lo puedo explicar musit.
l asinti, con los labios apretados y la mandbula tensa.
Entra en casa, Mnica le orden tajante.
No.
Con gran esfuerzo, logr alzar la cabeza para encontrar su mirada. La
sorprendi no hallar rabia en ellos, sino un absoluto desconcierto
motivado por sentirse defraudo.
Voy a marcharme. Me voy le explic, sin saber de dnde provena
su entereza. A Madrid, y no vas a impedrmelo. Siento haber montado
este numerito, y lamento que hayas tenido que descubrirlo de esta manera.
Ahora... si pudieras devolverme mi equipaje...
Y una mierda!
Aquella respuesta provoc que ella abriera los ojos de par en par,
atemorizada por su arrebato.
No necesitas un cerrajero para regresar a Madrid, porque yo no soy
tu carcelero. Puedo ver el miedo en tus ojos, Mnica. La desesperacin
por huir de algo que te persigue... o de alguien la acus. Que leyera en su
interior con tanta facilidad provoc que ella se aferrara a la barandilla de
la escalera. Espero que me perdones por lo que voy a hacer, pero no
puedo permitir que te largues sin saber de qu escapas. No puedo mirar
hacia otro lado... no puedo porque me importas demasiado.
Antes de que ella lograra reaccionar, la atrap entre sus brazos y la
carg hacia el interior de la vivienda. Mnica patale, lo ara, le golpe
la espalda con todas sus fuerzas. l cerr la puerta con llave y la dej
sobre el sof.
Abre esa puerta ahora mismo le orden.
Sin responderle, se dirigi al cuarto de bao y arroj las llaves al
inodoro, tirando de la cisterna.
Se puede saber qu ests haciendo!
Hay una copia escondida en un lugar seguro. Cuntame la verdad y
abrir esa puerta al ver que ella se incorporaba para buscar la segunda
copia con desesperacin, l se sent en el silln. No vas a encontrarlas,
Mnica.
Durante unos minutos, ella se dedic a revolver la casa mientras l
permaneca sentado en el sof con gesto impasible. No se senta orgulloso

de lo que acababa de hacer, pero no le quedaba otro remedio. Ya tendra


tiempo para pedir las disculpas oportunas en otra ocasin. Haba percibido
el miedo y la desesperacin en los ojos de Mnica. No poda ignorar. No
poda.
Simba revolote alrededor de una alterada Mnica, que arroj al suelo
todos los preciados libros de la estantera de Erik.
Busca, Simba, busca las llaves! le grit al perro.
El animal se sent sobre sus patas traseras y se rasc una oreja.
Furiosa, ella se acerc a Erik y lo zarande.
Idiota, dame las llaves! Es que no me oyes? Scame de aqu! l
no movi ningn msculo. Pareca sordo. Te denunciar por secuestro!
Te lo juro! Te arrepentirs de haberte cruzado en mi camino!
Se tir de los pelos al comprobar que l permaneca imperturbable.
Haba tomado una decisin.
No... no quiero ponerme nerviosa, Vale? Pero tengo que salir de
aqu... tengo que salir de aqu... por favor suplic desesperada, al borde
de las lgrimas. Por favor...
Erik se levant, incmodo al ver que ella se derrumbaba.
Mnica, joder... no te pongas as. Slo trato de protegerte. Tampoco
es una situacin cmoda para m.
Ella no lo oy. Se mesi a s misma, abstrada en su propio dolor. En
su propio miedo.
Tengo que salir de aqu... tengo que ir todo lo lejos que pueda
Mnica... eh... la llam con suavidad.
Ella se apart con violencia, temblando de la cabeza a los pies. Su
mirada vaca se clav en la pared. Estaba absorbida por el pasado.
Me encontrar... siempre lo hace.
Quin?
Gir la cabeza, y l pudo vislumbrar su rostro baado por las
lgrimas. Sinti un irrefrenable dese de acunarla, de apartarla de todo el
dolor. Con gran esfuerzo, se mantuvo como un mero espectador que
formulaba las preguntas adecuadas.
Quin?
l.
Quin es l?
Ella lo mir a los ojos. No a l, sino a la persona que escuchaba su
propia historia.

El hombre que abus de m cuando tena trece aos.


Entonces se desmay.
***
Mnica estaba tumbada en la cama. Haca cinco minutos que haba
recobrado la conciencia, pero no haba dicho ni una sola palabra. Ya haba
dicho demasiado, por desgracia.
Por qu haba sido tan dbil? Apenas reconoca a la mujer fuera de s,
desquiciada y atemorizada que haba sufrido un ataque de pnico.
Tenemos que hablar, Mnica.
Aquellas temidas palabras la catapultaron a la realidad. Clav los ojos
en el suelo.
No.
Mnica...
No hay nada de lo que hablar, Vale? su voz destil rabia. Me
violaron, s. Y ya est. Fue hace diecisiete malditos aos. Se acab.
Erik trat de serenarse, pero las palabras de ella le escocieron en lo
ms profundo. Por Dios, Cmo poda haber sido tan bruto con ella
cuando era obvio que rehua el contacto fsico? Se imagin a una inocente
nia en las manos de un desalmado, y se puso enfermo. Dese haber
estado all para poder evitarlo. Dese sanar todas las heridas que Mnica
arrastraba del pasado.
Cuntas veces?
Ella cerr los ojos.
Oh... djame en paz.
Por qu no lo denunciaste?
Desapareci minti. Por nada del mundo le contara el resto de la
verdad. Yo era una nia, y me alegr de que as fuera. Fue un alivio que
l se largara.
Por qu no lo denuncias ahora?
Mierda Erik, djame tranquila! Es que no te das cuenta que me
duele hablar del tema? Si lo que quieres saber es si no lo he superado, esa
es la verdad. Por eso quera largarme de tu casa, porque me das miedo. No
quiero nada... nada de ti... le minti. Le minti tanto que se sinti
enferma.
Pero hara cualquier cosa para ocultar la verdadera razn.
Yo jams... jams, te hara dao remarc, sintindose como una
mierda.

T no eres como el resto de los hombres. Lo quieres todo de m.


l no pudo negarlo.
Mis reglas no son vlidas contigo se mir las manos, resignada.
No sirven.
Qu reglas?
Yo mando. Yo controlo la situacin. Nadie me impone lo que debo
sentir... cmo debe ser... murmur, refirindose al sexo y a todo en
general. As es ms fcil. Me hace olvidar. Me hace creer que nunca
sucedi.
Era extrao. Le menta y le abra su corazn al mismo tiempo. Se
senta vulnerable, eso era todo.
l le apret la mano, un simple contacto que la tranquiliz. Le apart
un mechn de cabello del rostro y le bes la frente. Fue un beso que
demostraba un cario infinito. Un beso de aquellos que curaban heridas.
Por eso huas de m?
Ella asinti con nfasis. Cualquier cosa por mantenerlo apartado de la
verdad.
Siento si he sido demasiado bruto. Joder, lo siento muchsimo.
Ella se inclin hacia l. Sus bocas se rozaron durante un delicioso
instante.
No, t eres perfecto. Es que no te das cuenta? Absolutamente
perfecto. Por eso me das tanto miedo apoy la cabeza en el pecho de l.
Nunca haba sentido esto por nadie suspir. Deba mantener la boca
cerrada, pero no poda. Nunca.
Erik coloc la mano en su mejilla.
Es mutuo.
Ella inclin la cabeza para sentirlo ms cerca.
Me gusta y me duele cuando me tocas, Es posible? le agarr la
mano para besarla. No tiene sentido, Verdad?
Tiene mucho sentido.
Hazme el amor le pidi.
Ella captur su boca, sobresaltndolos a ambos. Enloquecida por su
propia necesidad, se aferr a l para perderse con su deseo. Para olvidar.
Besarlo era tan maravilloso como doloroso. Una mezcla explosiva que la
dejaba extenuada y con ganas de ms, pues siempre regresaba en busca de
una segunda parte. Una pasin escrita con puntos suspensivos.
Erik se separ, mantenindola agarrada por los hombros.

Es tu dolor el que habla la excus.


Dios saba que la deseaba tanto que le explotara la entrepierna, pero
no la tomara hasta estar seguro que ella acceda a l por su propia
voluntad, y no torturada por su pasado.
Te necesito le asegur, besndole el cuello.
Estaba enloquecida.
Creo que ests alterada por lo que ha sucedido. Yo lo lamento ms
que t, te lo juro.
Ella sinti que la rabia la carcoma.
Te doy asco, es eso? No puedes soportar lo que te he contado? A
veces yo tambin creo que estoy sucia... que nunca me quitar esa horrible
mancha se frot los brazos. l le agarr las muecas para detenerla.
No vuelvas a decir eso. No lo digas tir de ella hasta aplastarla
contra su boca. Para m eres irresistible. Preciosa. nica. Te hara el
amor de tantas formas que amanecera contigo en la cama sin haberme
saciado. Por eso quiero que tu decisin no conlleve despus el
arrepentimiento.
Me haces tanta falta que duele le roz la mejilla con los labios.
Detesto ser vulnerable, pero ha sucedido. No lo puedo evitar. Tal vez
maana me arrepienta, no puedo prometerte que no estar enfadada
conmigo misma por haber sucumbido a lo que siento. Pero estoy harta de
resistirme... cansada...
Mnica, la resistencia est hecha para los templarios. Y yo slo soy
un hombre le advirti.
Pues no te resistas.



18


La boca de Erik la catapult a un abismo del que era imposible
regresar. Tampoco quera. Succion, mordi, lami... bes con deliciosa
paciencia cada tramo de piel que se expona frente a sus labios. Ella jade,
echando la cabeza hacia atrs para que l devorara el hueco de su
garganta. Un gemido entrecortado brot de ella, mitad deseo mitad temor.
Estaba asustada de romper las reglas, dejndose llevar en los brazos de

un hombre que amenazaba con tomar todo de ella. Quera entregarse a l,


pero las barreras que se haba formado entorno al contacto fsico se lo
impedan.
Tembl de la cabeza a los pies al sentir que las manos de l la
desnudaban. Una mirada hambrienta le recorri los hombros desnudos
donde antes haba estado la tela. Las mejillas de ella palidecieron.
No me hagas dao suplic.
l se detuvo de inmediato. Tom sus manos para besarle los nudillos.
Uno a uno. Como una promesa silenciosa. Un calor reconfortante le
recorri todo el cuerpo. Era extrao como la boca de l poda ser blsamo
y sal para las heridas al mismo tiempo.
No voy a causarte dolor alguno. Te provocar tanto placer que te
olvidars de todos tus miedos. Slo confa en m le pidi a su vez. Ella
asinti, pero l atisb la duda que nublaba sus ojos, Iremos despacio...
encontraremos nuestro ritmo. Merece la pena pasarse horas en la cama
descubriendo lo que te gusta, cmo te gusta... coloc las manos en sus
mejillas para besarle la frente. Dime qu es lo que quieres que haga...
postrar toda Sevilla a tus pies si con eso te quedas ms tranquila.
Ella suaviz una sonrisa ante aquella ocurrencia.
Merecera la pena?
S.
Podra haber dicho muchas cosas, pero aquella respuesta decidida e
inmediata bast para satisfacerla.
Confo en ti se inclin sobre l, hasta apoyar la cabeza en su pecho.
Sinti que los brazos de l la acurrucaban, ofrecindole un lugar seguro
en el que refugiarse. Exhal un suspiro de regocijo. En quien no confo
es en m...
Entonces yo confiar por los dos susurr su voz ronca al odo.
Mnica lade la cabeza para encontrar su boca. Fue un beso tan suave
como tierno. Apoy las manos en el pecho de Erik, y por primera vez en
aos se dej llevar. No pens en quin llevaba las riendas ni en cmo
dominar la situacin, sino que disfrut del contacto aterciopelado de
aquella boca masculina. Mientras las manos de Erik desabotonaron con
habilidad su blusa, ella tante los antebrazos duros de l. Cuando la liber
de la prenda, la arroj al suelo y se inclin sobre ella, tumbndola en el
colchn. Su lengua borde la copa del sujetador, encontrando la fina piel
que arda por sus caricias. Mnica sinti que todo su cuerpo se estremeca,

hasta que un calor abrasador le quem el vientre. Alterada, hundi las


manos en el cabello de Erik al percibir que sus pezones se endurecan por
las embestidas de su hmeda lengua.
Las enormes manos de Erik la tomaron de la cintura y con un
movimiento, le dieron la vuelta hasta colocarla de espaldas a l. Con el
rostro enterrado en la almohada, Mnica no tuvo tiempo a reaccionar. La
boca de l encontr el cierre del sujetador, desabrochndolo con los
dientes.
Santo cielo.
l le acarici los hombros mientras le quitaba el sostn. Luego le
agarr los pechos con ambas manos mientras le besaba el cuello. Besos
cortos, hmedos; que la hicieron delirar. Senta fiebre en la piel, un
enloquecedor deseo que le quemaba hasta las entraas.
Los pechos le pesaban. Sus pezones se convirtieron en dos guijarros
que clamaban por la boca de l. Pero al parecer, Erik tena todo el tiempo
del mundo para recrearse en cada porcin de piel. La acariciaba mientras
le susurraba cosas maravillosas al odo. Palabras que Mnica no imagin
escuchar en la boca de un amante. Un amante carioso y generoso,
preocupado por brindarle un placer que ella jams pudiera olvidar.
Erik recorri con la lengua la espalda de Mnica. Aquella mujer lo
estaba enloqueciendo. Se senta como un cro inocente que acababa de
descubrir el sexo. A veces dubitativo, pero siempre ansioso por descubrir
un nuevo recoveco que acariciar... o morder. Los gemidos de ella eran
msica para sus odos. Si haba un camino que emprender, l saba que
acababa de tomar el sendero correcto. Con ella.
Erik...
l inclin la cabeza al escuchar su nombre en los labios de ella.
Qu... qu quieres que haga? pregunt, temeroso de escuchar que
ella le ordenase que parara. Una parte de l, la ms egosta, se aferr a sus
nalgas con apetencia insaciable. Ella ro. Una risa bella amortiguada por la
almohada. Que le indic que caminaban en la misma direccin.
Cualquier cosa que me pidas...
Mirarte a los ojos. Necesito mirarte a los ojos y perderme en ti.
Algo en su interior se desat. Su pecho se hinch de orgullo, de una
sensacin poderosa que lo absorbi todo. Adoraba a aquella mujer con
cada parte de su alma. Le dio la vuelta y la mir a la cara. Unos ojos
verdes, nublados por la pasin, lo contemplaron sin tapujos.

No te vas a perder, no es posible. Yo siempre te encontrara


declar, asustado por sus propios sentimientos.
Ella arque la espalda cuando la boca de l cubri su pezn. Se aferr
a su espalda mientras l le prodigaba un placer que no estaba escrito en
sus reglas. Le ara la espalda, deseando aferrarse a algo ms duradero
que aquella pasin tan efmera como intensa. Los besos de Erik
descendieron poco a poco hacia el centro de su deseo, con ella
retorcindose de anticipacin. Se quit la ropa a trompicones, entre beso y
beso. Mnica pudo atisbar el contorno de su espalda, los poderosos
biceps, el abdomen duro y velludo.
Eres hermoso lo admir.
Con la mejilla sobre su pubis, l le dedic una sonrisa encantadora.
Restreg el rostro sin afeitar contra la tela de su ropa interior, provocando
que Mnica gimiera. Sorprendida, extasiada. l lami el pliego hmedo
que se entrevea bajo la tela, recrendose.
Preciosa.
El cumplido apenas provoc que Mnica se recompusiera. Cuando l
la despoj de la nica barrera que los separaba, la intimidad los catapult
hacia un punto de no retorno. Mnica aferr las sbanas con las manos al
sentir la boca de Erik en su sexo, invadiendo cada recodo. Besndola en lo
ms profundo de su ser. Le acariciaba los muslos mientras su boca le
regalaba una atencin con la que haba soado demasiadas veces.
Era tan intenso... tan real... que todo su ser explot en un orgasmo
devastador que durante unos segundos la dej laxa sobre el colchn. l
continu agasajndola; colmndola de atenciones en tanto ella se
recuperaba del xtasis al que se haba precipitado.
Con la respiracin acelerada, lo recibi con un beso largo y
apasionado. Erik susurr su nombre tantas veces que ella crey que no
tena sentido sin que l lo pronunciara. Enloquecidos, rodaron por el
colchn hasta que l logr aferrarse a sus caderas. No dejaron de mirarse
a los ojos mientras l la penetr lentamente, hasta que cada parte de su ser
qued conectada con la del otro. Mnica enroll las piernas alrededor de
su cintura para sentirlo ms cerca, todo lo que fuera posible.
Con un vaivn pausado, compartieron caricias y besos durante el acto.
El uno entregado al otro. Perdido en el cuerpo del otro. Gimiendo. En la
habitacin slo se escuchaba el sonido de las respiraciones aceleradas y
las friccin de los cuerpos.

Cada uno consigui romper las barreras del otro. Todo tena ms
sentido ahora.
El ritmo se aceler, los gemidos aumentaron as como los araazos en
la espalda. Mnica se sinti plena, entregada. l comprendi que ella era
todo lo que haba estado buscando. Ahora slo tena que convencerla.
Volvieron a rodar por la cama, hasta que Mnica consigui cabalgarlo
como una amazona. El pelo cay en cascada sobre el pecho de l, que
enterr el rostro en aquel paraso dorado para olerlo mientras se corran
al unsono. Un grito gutural escap de la garganta de l. Mnica
pronunci su nombre por ltima vez. Extenuada, se dej caer sobre su
cuerpo mientras l le acariciaba la espalda.
Haba llegado el momento de confesarlo todo.
***
Las horas haban transcurrido en aquella cama lentas y deliciosas, sin
que ninguno de los dos se percatara del paso del tiempo. Los cuerpos
enrollados y sudorosos, las manos entrelazadas. l haba perdido la cuenta
de las veces que haban hecho el amor, pero nunca sera suficiente. Se
senta insaciable y poderoso junto aquella mujer que dormitaba sobre su
pecho. Le apart un sedoso mechn que le caa sobre la nariz, intrigado
por su belleza. Sobrecogido por las emociones que lo embargaban.
Ella arrug la frente, Erik la apret ms contra s. Entonces, abri los
ojos de par en par. Durante unos angustiosos segundos, l fue consciente
de su miedo espontneo. Mnica contempl la habitacin, al parecer
confundida de encontrarse all. Poco a poco, se fue relajando al percibir la
calidez del cuerpo masculino. Sonri. Era la sonrisa de quien se renda
por completo.
No quera despertarte se excus. chale la culpa a mis manos. No
quieren estarse quietas cuando te tienen cerca.
Mnica lo mir fascinada.
Quiero soar contigo.
Ests despierta.
Lo s. Quiero soar que un nosotros es posible.
Recibi el beso de Erik como una golosina que se saboreaba
lentamente, porque mereca la pena. Las manos de l saban dnde tocar,
por lo que estuvo segura de que aquello de castigarlas careca de sentido.
Que la tocaran sin pedir permiso nunca haba sentado tambin. En
realidad, era la gloria.

Acarici el pecho de l, y el vello le hizo cosquillas en las yemas de


los dedos. Suaviz una sonrisa sobre su abdomen duro y moreno. Se
perdi en su piel. Se encontr otra vez en l. Para cuando quiso darse
cuenta, suspir satisfecha por el regocijo de gozar de un espcimen
semejante.
Eres magnfico musit embelesada. Si sonaba como una tonta
enamorada, le daba exactamente igual. Ahora s por qu mi cmara te
adora.
Y t no? enarc una ceja.
Yo... se lo pens durante un largo instante.
l le atrap las muecas.
Tengo que preguntrtelo se enfurru l. Hubo cierta
vulnerabilidad en su tono que enterneci a Mnica. Te... arrepientes?
Ella ri, pues la pregunta le result absurda. Haba vivido la
experiencia ms maravillosa y gratificante de toda su existencia.
Arrepentirse? Deseaba revivirla otra vez! Erik haba conseguido
desterrar todos sus demonios al otorgarle caricias repletas de cario y
complicidad. No se trataba de llevar la batuta de mando, sino de conectar
con la otra persona. De intuir sus deseos para convertirlos en un placer sin
igual.
No, por supuesto que no se inclin sobre su pecho para mirarlo a
los ojos. Ha sido increble.
Entonces, se apart de l y apret las rodillas contra su estmago.
Poda ignorar lo que senta o exponer la verdad y esperar a que otro la
juzgara. Llevaba demasiado tiempo ocultando un secreto que la estaba
envenenando. En toda su vida haba sentido la necesidad de confesarse con
alguien, y ahora que acababa de encontrarlo no lo dejara escapar.
La mano de Erik acarici su espalda, intuyendo lo que suceda.
En realidad... s que hay algo de lo que me arrepiento.
Erik asinti.
No he sido del todo sincera contigo.
Lo s.
La atrajo hacia s, pero Mnica no movi ningn msculo.
Maldita sea, soy una mentirosa se pas las manos por el rostro,
cada vez ms nerviosa. Es difcil, Erik... muy difcil. No te imaginas lo
que duele guardar este secreto... pero estoy tan cansada...
Puedes empezar por el principio sugiri, masajendole los

hombros.
Me juzgars delat su mayor temor.
No, no lo har respondi convencido.
Ni siquiera sabes lo que voy a contarte!
Eso da igual. Me importas lo suficiente para tratar de comprenderlo,
Mnica.
De un salto, se puso en pie.
Vamos a darnos una ducha sugiri, tomndolo de la mano en
direccin al cuarto de bao. Todo es ms fcil bajo el agua.
Pondr algo de msica.
La dej ir porque saba reconocer cuando alguien necesitaba su propio
espacio. Del mismo modo que sinti el dolor de Mnica en su propio ser
cuando ella le relat los abusos sufridos, intuy que haba algo que
continuaba guardndose para s. Algo oscuro, que la atormentaba y le
impeda continuar hacia delante.
La razn por la que no haba delatado a aquel desgraciado que la viol
cuando tan slo era una nia.
Busc entre sus cds de msica hasta que se decant por una eleccin
que le result apropiada. Quera distender la tensin que acababa de
formarse entre ambos a raz de la decisin de Mnica, por lo que supuso
que la voz y el significado de las letras de Rayden la ayudaran a ser
sincera.
Entr en el cuarto de bao con ella metida bajo la ducha. El cuerpo
hmedo de Mnica provoc que ahogara la respiracin durante un
instante. Tras la sombra borrosa de la mampara se adivinaba el contorno
de un cuerpo plagado de curvas suaves y armoniosas que haca pocos
minutos lo haban hecho enloquecer en la cama.
Ella le dej algo de espacio cuando l abri la puerta de la ducha. Lo
primero que advirti fue la silueta de sus nalgas pequeas y redondas, que
no pudo dejar de mirar embobado. Al ver que no se mova, Mnica se dio
la vuelta para enjabonarlo con sus propias manos. El vaivn de sus pechos
hizo que a l se le secara la garganta.
Eres demasiado alto para m dijo, ponindose de puntillas para
enjabonarle los hombros.
Casi me muero de la impresin murmur, recorrindola con la
mirada de la cabeza a los pies. Pese al agua helada que baaba su piel,
Mnica sinti calor all donde los ojos de l se detenan para devorarla.

Creo que nunca me acostumbrar a verte desnuda.


Pues deberas hacerlo. Me gustara repetirlo tantas veces como fuera
posible.
Ah... una mujer que sabe lo que quiere le dedic una sonrisa que
slo era para ella. Debes saber que he pasado demasiado tiempo
imaginndote sin ropa al mismo tiempo que trataba de mantener las manos
apartadas de lo que llevabas puesto.
Ech la cabeza hacia atrs al sentir que l le recorra el cuello con la
boca.
Subinspector... es usted un hombre de manos inquietas...
Rubia, la culpa es tuya...
Que lograran bromear juntos logr aliviar la tirantez de ella, que se
dej hacer a sus caricias. La msica y el agua los envolvieron mientras
daban rienda suelta a la pasin insaciable que los una. Ya tendran tiempo
para desvelar los secretos inconfesables.
La voz de Rayden era la banda sonara perfecta de aquellos besos
hmedos. Erik saba dnde tocar, Mnica responda a sus caricias de una
manera tan espontnea que parecan estar hechos el uno para el otro. El
agua les salpicaba el cuerpo.

Mi ms sentido bsame, bsame, besayuname;
Aydame a deshacer la cama.
Te comera a versos pero me tragara mis palabras,
por eso mejor dejarnos sin habla.

Las manos de l se enterraron entre sus muslos. Ella estir los brazos
hacia atrs, envolviendo su cuello, exponindose para l. Los dedos
masculinos bailaban al comps de la msica, tanteando las teclas
adecuadas. La otra mano suba por la cadera, trazando un recorrido
circular y lento.

Perd el sentido del amor, pero no del sarcasmo,
as que te har el humor hasta llegar al orgasmo.
Que he visto enamorados ojos de legaas,
pero no hay mejores brindis que los que hacen tus pestaas.
La boca de ella encontr su cuello, que mordisque como una fiera.
Hambrientos, los dos muy hambrientos. Insaciables del sabor del otro.

Una de las manos de ella descendi hacia el miembro duro y hmedo,


rodendolo entre sus dedos. Los gemidos de l avivaron su confianza,
ahondando en la caricia.

Ests en mi lista de sueos cumplidos,
y en el de pecados compartidos.
Rompamos juntos la barrera del sonido
cuando el gemido se coma el ruido.

Masturbndose el uno al otro, como dos adolescentes que descubran a
trompicones lo que era el sexo. El de verdad. El que posea un significado
poderoso que se esculpa en cada clula de la piel. Frotndose. Sin
vergenza. Expuestos para siempre. Desenmascarados.
Hagamos juntos todas las maldades.
La dieta de los canbales.
Soy de los que siempre crey en las seales,
por eso pgame, murdeme, djame cardenales.

Los dos gritaron, pero no fue suficiente. Jams lo sera. Se necesitaban
tan cerca que la distancia dola. As que se buscaron el uno al otro, ella
abrindose para l. l agarrndola de las caderas, enterrndose en ella
aquella vez sin la menor paciencia. Mnica recibi cada embestida con la
espalda pegada a la pared y las plantas de los pies sobre la mampara de la
ducha.
Fuerte. Rudo. Casi desesperado.
La friccin de los cuerpos resbaladizos los ahog en un arrebato
salvaje. Los sentimientos fueron ocultados bajo la capa de la necesidad
ms primitiva, y cuando culmin, cayeron a un abismo que todava segua
candente. La msica se detuvo.



19


Tena el pelo hmedo y alborotado sobre los hombros. Iba vestida con
una sencilla camiseta de los Rolling Stones que le haba cogido prestada a
Erik del armario. Abrigarse con el aroma del subinspector le produca un
cierto alivio ante la dificultad de enfrentarse por primera vez en aos a la
verdad.
Cenaban comida china desperdigados sobre el sof. Ella con las
piernas sobre el regazo de Erik mientras le alcanzaba una tira de pollo
crujiente con los palillos. Si alguien los hubiera visto en aquella actitud tan
familiar, habra afirmado sin dudar que eran una pareja formada hace
aos.
Mnica tarare la cancin que sonaba en la minicadena sin ser
consciente de que lo haca en voz alta.
Y la vida sigui... como siguen las cosas que no tienen mucho
sentido...
l se ech a rer.
Qu? se avergonz, al comprender que ella era el producto de su
risa.
Nada.
Qu pasa?
Que cantas muy bien.
Ella le lanz otra tira de pollo directa a la cara, pero l salt, abri la
boca y la engull sin dejar de rer. Mnica puso cara de fastidio para
luego pincharlo en el costado con uno de los palillos chinos.
Auch!
Quin se re ahora, eh? volvi a pincharlo, encantada de tenerlo a
su merced. Dime que canto como los ngeles!
No s mentir, rubia... se encogi al sentir un nuevo pinchazo. Ella
solt una carcajada, victoriosa. Pero si va a llover! Sabina se sentira
avergonzado.
Con un movimiento del brazo derecho, la tir sobre el sof antes de
que ella pudiera contrarrestar. Inmovilizndola con su propio peso, le
dedic una sonrisa felina. Ella suspir resignada, y l le bes la curva del
cuello una y otra vez hasta hacerla delirar.
Te cantar al odo mientras duermes... le amenaz, jadeante por el
esfuerzo.
Ni se te ocurra!
Ambos se echaron a rer. A Mnica le doli tanto el estmago que se

dobl hacia delante para amortiguar aquella sensacin tan desconocida


como deliciosa. Se miraron a los ojos, ella se mordi el labio inferior y
asinti, ms convencida de la decisin tomada que apesadumbrada por las
consecuencias.
Gracias por hacer que me evada de todo se incorpor para recoger
los platos a toda prisa, con la necesidad de marcar de nuevo las distancias.
l la persigui, terminando de limpiar lo que faltaba. Ha sido fantstico.
Sorprendindola por la espalda, la bes de hombro a hombro. Mnica
se retir para fregar los platos, pero l la atrajo por la cintura.
Existe una cosa llamada lavavajillas, deja eso.
S, es slo que... sacudi la cabeza, evidenciando su inquietud. No
quiero que me odies despus de lo que voy a contarte. Ha llegado el
momento de ser sincera, No?
Odiarte repiti incrdulo. Cuando se trata de ti, eso es imposible.
Erik, pero no tienes ni idea...
La silenci con un beso largo y profundo, de aquellos que cortaban la
respiracin. Mnica se apoy en l, pues de lo contrario se habra
derrumbado sobre la encimera. Sin ser consciente, fue transportada de
regreso al sof, sentada sobre el regazo de Erik. Beso a beso, silenci sus
protestas y temores.
Es una forma muy injusta pero acertada de convercerme musit,
con la frente apoyada sobre la de l.
Juguete con el vello corto de su pecho mientras haca acopio de
valor. No poda creer que tras tantos aos de mutismo, finalmente se
atreviera a sincerarse con un hombre al que apenas conoca. Tras los
besos, las caricias y el sexo compartido, a Mnica le quedaba claro que
Erik era una combinacin explosiva y ardiente de todo lo que ella siempre
haba buscado y temido en un hombre. Un completo extrao al que
conocer poco a poco, a no ser que l la enviara al infierno en cuanto le
desvelara su secreto.
No tuve una infancia comn, aunque a decir verdad, no tengo ni idea
de lo que eso significa decidi empezar por el principio, pues tal vez as
fuera ms fcil. Pero en cuanto comenz a narrar su historia, sinti como
si miles de esquirlas le destrozaran el estmago. Me cri en un pueblo
destartalado de Madrid. Mi madre trabajaba por temporadas y mi padre
era un borracho que pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa. Si te
soy sincera, no logro recordar en qu momento cambiaron las cosas.

Quiero decir... siempre fui consciente de que mi familia no era idlica. No


tena un padre del que escribir una bonita redaccin para el colegio, y
cuando me preguntaban a qu se dedicaba me limitaba a encogerme de
hombros. En cierto modo, poda escapar de la realidad. l sola beber lo
suficiente para llegar a casa y caer rendido en el sof. Me ignoraba, y yo
lo agradeca. Las pocas veces que se fijaba en m era para pedirme que me
quitara de en medio. Fue as durante bastantes aos, y yo me limit a
aprender a ser invisible.
Lo siento.
Erik le apret la mano para infundirle nimo, pero ella le rest
importancia con una mueca.
Lo sientes? A m me hubiera gustado que las cosas siguieran as.
Ser invisible no estaba del todo mal, y mi madre poda mostrarse cariosa
conmigo siempre que l no estuviera en casa. Supongo que presenta que
todo cambiara... que algn da la situacin estallara. Los nios son muy
observadores, Sabes? Presienten ese tipo de cosas cruz las manos
sobre el regazo y clav la vista en un punto fijo de la pared. Yo lo saba.
Lo saba...
La rabia la carcomi por dentro. Se mordi los labios tan fuerte que
sinti el sabor metlico de la sangre en la punta de la lengua. l la
zarande con suavidad para traerla de regreso a la realidad.
Slo s que un da estall todo. l regres ms borracho de lo
normal, y en vez de caer derrumbado sobre el sof como la verdadera
basura que era, decidi que aquella noche la pagara con mi madre. Fue la
primera de una larga lista de palizas. Siempre suceda lo mismo. Cuando
volva a casa, mi madre me peda que me escondiera dentro del armario
de mi habitacin. Sola decir: si l no te ve, se olvidar de que existes. Me
pegar a m... slo a m se mir las manos, temblorosas. Slo deseaba
ser invisible, Entiendes lo que es eso? Hacer el menor ruido posible
mientras que la escuchaba gritar... rogarle que se detuviera... suplicarle que
no la matara...
Cerr los ojos con fuerza, apoyando las manos en sus sienes.
Amortiguando el traqueteo de los desagradables recuerdos que vagaban
por su mente sin control. Imgenes rpidas y borrosas repletas de golpes,
insultos y sangre.
Maldito hijo de puta mascull Erik.
S, no era la clase de padre al que una se siente orgullosa de llamar

pap ironiz asqueada. Trag con dificultad, consciente de lo prximo


que iba a decir. Su voz tom un cariz distinto, lejano y a la vez rasgado
por el dolor. La noche que todo cambi yo acababa de cumplir trece
aos. Se supona que l no volvera hasta la madrugada, como sola hacer
todas las noches. As que mam me prepar una tarta y sopl las velas en
la mesa del saln. Cuando escuchamos que abra la puerta de la entrada fue
demasiado tarde para arrojar la tarta a la basura, as que mi madre me
grit que me escondiera en el armario. Corr todo lo deprisa que pude, lo
que no evit que escuchara lo que l le gritaba... gritaba... cerr los ojos,
asustada por sus propios recuerdos. La nica conexin con la realidad fue
la mano masculina que apret la suya. La que impeda que se catapultara al
vaco. Empez a gritarle todas las cosas obscenas y asquerosas que le
hara aquella noche, mientras mi madre guardaba silencioso. Yo saba lo
que ella estaba pensando... saba que su mente rogaba a Dios que l no se
percatara de la existencia de aquella tarta mientras la golpeaba... pero lo
hizo, Entiendes? Lo hizo! Aquella noche dej de ser invisible para
siempre. Lo supe cuando l grit: Una tarta? Una jodida tarta! Dime
dnde est esa pequea furcia que no sirve para nada y a la que mantengo
con mi dinero. Vamos, Mnica... Es que no quieres que pap te felicite tu
cumpleaos? Ya ests hecha toda una mujer...
Se borr las lgrimas con el puo de la camisa. Erik la escuch
atnito; enfurecido. Contagiado por el dolor de aquella mujer que
mantena una entereza envidiable mientras le contaba la verdad.
Lo o subir las escaleras... todava puedo contar los veinte pasos que
lo separaban de mi habitacin. A mi madre suplicndole que hara lo que
fuera para que me dejara en paz, pero era imposible detenerlo. Acababa de
recordar que tena una hija se clav las uas en las palmas de las manos,
furiosa. Volc la cama sobre el suelo, rompi todas mis cosas y me
asegur que me atizara tan fuerte que no podra volver al colegio durante
semanas. Entonces, abri la puerta del armario y me agarr del pelo.
Llevaba unas tijeras en las manos, y gritaba enloquecido que tena el pelo
como las putas... as que deba tratarme como a una puta. Busqu a mi
madre desesperada, pero se haba largado. Cre que me haba dejado... yo
slo poda mirar los mechones que haba en el suelo. Lo odiaba... lo
odiaba tanto.... Le gritaba que quera volver a ser invisible! l se rea... se
rea y me golpeaba. Me golpeaba cada vez ms fuerte. Todava percibo el
dolor, los moratones, mi pelo hecho pedazos, la sangre...

Erik se llev las manos al rostro, empapado por el sudor.


Mnica, por Dios, no sigas... suplic perturbado.
Ella se incorpor, soltando una risa spera.
Crees que todo ha acabado? No es ms que el principio! Quieres
saber lo que sucedi la noche que me violaron, quieres saberlo? le
recrimin con dureza.
l se puso en pie, casi mareado al ser consciente de todo el
sufrimiento que ella llevaba ocultando durante aos. Se senta fatigado y
asqueado. Desconsolado por una verdad que no crea tan srdida como la
que ella le estaba relatando. Trat de acercarse a ella para, de alguna
manera, paliar aquel dolor que se contagiaba a cada fibra de su ser. Pero
ella rehuy su contacto con un movimiento brusco de mano.
Mnica...
Me estaba pateando en el suelo cuando mi madre apareci con un
hacha en la mano record aquella escena fascinada y asqueada al mismo
tiempo. Le orden que me soltara, y l se empez a rer. Le dijo que
soltara el hacha, pero ella slo me pidi que cerrara los ojos. Los escuch
discutir... y por primera vez en toda mi vida escuch que mi padre le
suplicaba que lo perdonara. Le dijo que no volvera a hacerlo... se puso de
rodillas... y entonces... trag con dificultad. Abr los ojos en el
momento en el que mi madre le clavaba el hacha en la cabeza mientras
murmuraba te dije que nunca la tocaras a ella, maldito cabrn. Luego
solt el hacha y me abraz fuerte... muy fuerte. Yo slo poda ver la sangre
cubriendo su cadver. Le pregunt que por qu lo haba hecho, pues ambas
sabamos que l se haba rendido. Una simple amenaza habra bastado para
que huyera despavorido, Entiendes lo que quiero decir? Pudo haber sido
un homicidio en defensa propia... pero no lo fue. Entonces, ella me mir y
dijo: ahora somos libres, tesoro. Libres. Me dijo que la ayudara a
enterrar el cadver. Estaba asustada... me senta confusa...
Slo eras una nia.
Erik, la ayud a enterrar a mi padre! se derrumb.
l le sostuvo el rostro entre las manos.
Cario, mrame... mrame los ojos anegados de lgrimas
encontraron los suyos. No fue culpa tuya... santo cielos... no fue culpa
tuya. No puedo ni imaginar... Mnica... Mnica...
Cre que todo haba acabado... dijo en un susurro. Pero haba
alguien que fue testigo de todo.

Erik no logr entender. Tanto dolor... no poda hacerse una idea de lo


que aquella nia haba sufrido, ni de lo que continuaba sufriendo.
Entonces, pregunt lo que tema.
Quin?
Mi vecino. El hombre que me viol cuando tena trece aos sinti
que le faltaba la respiracin al tratar de pronunciar su nombre. Se llev las
manos a la garganta seca, rgida por el miedo. Inspir. Tante la mano de
l hasta entrelazar los dedos con los suyos, y pronunci el nombre de la
persona que le haba arruinado la vida. Lo pronunci por primera vez.
David.
Erik apret los puos, odindose a s mismo por no haberla conocido
antes. Saba que era una sensacin irracional, pero algo oscuro y violento
se apoder de l al conocer el secreto que Mnica llevaba guardando
durante aos. La maldita y estpida razn por la que se culpaba a s
misma, cuando la nica verdad posible era que se haba convertido en una
vctima de las circunstancias.
Me viol y me jur que si lo delataba, l conseguira que mi madre
se pudriera en la crcel y yo fuera a parar a un centro de menores busc
su comprensin. Necesitaba la aprobacin de l para sentir que haba
tomado la decisin adecuada. No quera ser juzgada... tampoco poda
soportar la compasin. Que alguien sintiera lstima por ella la repugnaba,
pues ya senta suficiente pena por s misma . Estaba asustada... Erik...
cuando cre que todo haba acabado, la vida volvi a asestarme un revs.
Cre que en el fondo me lo mereca por haber encubierto el crimen de mi
madre. Me aterraba volver a estar al amparo de gente ms fuerte que yo en
un centro de menores, o que mi madre fuera a parar a la crcel. No s
cmo explicarlo, pero senta agradecimiento y rabia hacia ella a partes
iguales. S que si ella no hubiera actuado, l habra vuelto cualquier da
para acabar con nosotras. Pero no dejo de pensar...
Maldita sea, No fuiste t quin le clav una jodida hacha en el
crneo! se enfureci. Es que no te das cuenta que ella te utiliz? Saba
que eras una cra, saba que estabas aterrorizada!
l tambin lo saba musit, en un intento por defender a su madre.
Lo cierto era que, con el paso de los aos, haba albergado cierto rencor
hacia ella. En su mente la culpaba de la violacin de David mientras se
gritaba a s misma que ella era la nica responsable de lo sucedido. De ser
dbil y estpida. l saba que estaba asustada y que no era ms que una

nia tonta que hara lo que fuera para ocultar lo sucedido, as que lo
utiliz en mi contra. Me viol y desapareci. Crec creyendo que todo se
haba acabado para siempre, hasta que fui a la universidad y empec a
recibir correos electrnicos en los que me amenazaba. Fue peor que la
primera vez, porque hay algo ms horrible que ser atacada; vivir con
miedo durante toda tu vida. Estaba terminando la carrera de historia, y me
ofrecieron un puesto en el Museo de Prgamo. Fue un sueo hecha
realidad! Cre que las cosas por fin tomaban el rumbo que yo haba
querido. En la fiesta de graduacin, Janine, mi mejor amiga, quiso
presentarme a su novio sonri con tristeza. Sabes quin era?
Erik asinti, con la mandbula tan tensa que estuvo a punto de partirse
los dientes.
Era l. Ese maldito desgraciado... solt un sollozo, incapaz de
controlar el llanto durante ms tiempo. Quise decirle a Janine quin era,
pero entonces l me llev al cuarto de bao. Me record que siempre sera
suya, y que l tambin trabajaba en el Museo del Prgamo. Sonriendo, me
anim a que aceptara el puesto. Luego me advirti que si le contaba a
alguien lo que sucedera en aquel cuarto de bao, delatara a mi madre.
Por supuesto que no acept el puesto en el museo. Cuando sal de all,
Janine me abofete delante de todo el mundo. Me grit que era una zorra
que la haba engaado con su novio... y yo... yo no pude explicarle nada.
Me sent impotente, frustrada y furiosa. Hice las maletas y me mud a
Madrid. Encontr un trabajo en Musa, y el resto de la historia ya lo sabes.
Durante siete aos, l no volvi a aparecer en mi vida. Han sido siete aos
de libertad en los que he tratado de superar lo ocurrido. Desde los
veintitrs aos trat de recomponer mi vida paso a paso... pero todo volvi
a truncarse cuando vine a esta ciudad. Hace pocos das entr en mi
habitacin del hotel. Cre que volvera a intentarlo, Erik. Cre que volvera
a violarme. No puedo soportarlo... No puedo soportarlo ms!
Mnica, te juro por Dios que no volver a ponerte una mano encima
le asegur, todava conmocionado por su historia.
Ella se derrumb. Llor durante unos minutos en los que l guard
silencio, estrechndola entre sus brazos. No poda tolerar tanto
sufrimiento... tanta injusticia. Lo haban educado para luchar contra los
abusos, y no para dar la espalda a lo que era correcto. Por Mnica
conseguira que el hombre que le haba destrozado la vida fuera llevado
ante la justicia.

He sido egosta, Erik l abri los ojos como platos al escuchar


algo tan absurdo, pero ella continu con los ojos anegados de lgrimas.
Me dijo que si no me apartaba de ti te hara dao. Te juro que slo quera
hacer lo correcto... perdname.
No vuelvas a pedirme perdn, Mnica le advirti desconsolado.
Por nada del mundo me apartara de ti. Haces que todo tenga sentido.
Ella se apret ms contra l, sintiendo que su respiracin se sosegaba a
medida que se funda en el cuerpo de Erik. Aspir el poderoso olor de su
piel, aquel embriagador aroma que la haca sentir como si por fin,
despus de tantos aos, hubiera llegado a su verdadero hogar.
No puedo ni imaginar lo que has sufrido, pero te prometo que cada
da de mi vida intentar hacerte tan feliz que las sombras del pasado te
abandonaran algn da le prometi al odo. Su voz ronca le acarici el
lbulo de la oreja . Si t no me apartas de tu vida, yo jams te dejar. No
importa si decides quedarte aqu, en Madrid o donde sea. Estar a tu lado
pase lo que pase. Me oyes? Pase lo que pase.
Ella asinti, convencida de que exista una sinceridad tan aplastante en
sus palabras que ahora era ella quien deba otorgarle un sentido a lo que l
acababa de confesarle. Aunque no saba si estaba preparada para volar en
los brazos de otra persona. Durante aos, haba sido un juguete roto
dirigido por las manos de un perturbado acosador. No quera volver a ser
manejada. Ni por David, ni por alguien tan maravilloso como Erik.
Quera ser libre. Quera que su vida le perteneciera. Quera ser ella
misma.
Podra conseguirlo a su lado o por el contrario necesitaba emprender
sola su camino?
Qu voy a hacer ahora?
Denunciarlo decidi l, sin atisbo de duda.
El mayor temor de Mnica se hizo realidad como una aplastante
certeza que la golpe con toda su fuerza. Horrorizada, se apart de l.
Ha llegado el momento de enfrentarse a la verdad insisti Erik,
consciente de que poda perderla si continuaba por aquel camino tan
peligroso.
Qu? No! No! deambul por la habitacin de un extremo al otro,
tan alterada que Erik tan slo se limit a observarla. No! De ninguna
manera... No!
Mnica...

Le apunt con un dedo.


No replic airada. Fuera de s.
Es lo correcto. Sabes que lo es.
A la mierda con lo que es correcto! Sabes de qu me ha servido
toda esa basura moralista? se llev las manos al rostro, desquiciada por
completo. No puedes pedirme que haga tal cosa... es mi madre!
Lo s.
No voy a hacerlo.
Ella es quien debe pagar por sus decisiones, no t.
Qu haras si fuera tu madre, eh? Qu haras!
Erik se mostr imperturbable.
S que hara lo correcto.
Entonces eres mejor que yo.
Jams he conocido a alguien capaz de soportar con estoicismo los
pecados que le corresponden a otras personas. No voy a permitir que sigas
dandote a ti misma le advirti. No es justo. Te quiero demasiado
para...
Vas a delatarme? le reproch.
Mnica, sabes que no se trata de ti trat de hacerle entender.
Era injusto! Por qu no entenda que slo intentaba ayudarla?
Te he hecho una pregunta insisti airada.
No voy a permitir que sigas destrozndote a ti misma. No puedo.
Lo haces por ti... saba que me traicionaras...
Erik se sent en el sof, compungido por su recriminacin. Coloc las
manos bajo la barbilla e inspir, sin dejar de mirar a la mujer que lo
observaba con odio. Dara lo que fuera porque ella comprendiera que la
nica salida era incriminar a quienes le haban hecho dao.
No me conoces si crees que esto se trata de m se levant para
alcanzarla, pero ella le lanz una mirada tan cargada de rencor que lo
detuvo en el acto. Ests enfada, lo entiendo. Clpame si quieres de lo que
va a suceder. Joder, hazlo si con eso te sientes mejor. Supongo que
mereces poder desquitarte con alguien, aunque sea conmigo. Slo espero
que algn da logres perdonarme, porque yo... no soportara que me
odiaras. No soporto que me mires como lo ests haciendo.
Sonri con tristeza.
Mnica se mordisque el labio inferior, dubitativa. Sintiendo como sus
defensas se derrumbaban al observar al hombre que se expona ante ella

sin tapujos. La expresin de l delataba una resignacin dolorosa que


pareca torturarlo por dentro.
Dice que hace esto por m? Es capaz de tomar una decisin
semejante a pesar de que yo no pueda perdonrselo nunca?
Llamaron al timbre. Deseosa de librarse de aquella ambivalencia de
sentimientos que le oprima el pecho, se dirigi hacia la entrada y abri la
puerta. Grit con todas sus fuerzas al descubrir de quin se trataba.











20



La afilada hoja del cuchillo le roz la garganta. Not la gota caliente
que se deslizaba por la piel de su cuello, y respir con dificultad. La
empuj con furia hacia la entrada del apartamento, pese a que ella trat de
resistirse con la intencin de apartarlo todo lo posible de Erik. l presion
la navaja contra su piel, provocndole un corte poco profundo que la hizo
gemir. Retrocedi asustada, empujada por el acero que le cortaba la
respiracin.
Sultala la poderosa voz de Erik fue rasgada por un matiz
tembloroso Estaba asustado de que aquel malnacido le sesgara el cuello.
Pese a todo, trat de mantener la calma para infundirle valor a Mnica.
Con las manos en alto, dio un paso al frente. Sultala.
David la apret por el vientre, jugueteando con el cuchillo sobre la
plida piel del cuello.
No te ha explicado esta zorra que me pertenece? le espet. Su voz
destil rabia. Maldad. Desliz el cuchillo hacia los primeros botones de la
camisa de ella y los rompi, mostrando sus turgentes senos. Dselo
Mnica, dselo!
Erik la mir a los ojos, tranquilizndola con la mirada. Ella asinti,
consciente de que l era su nica oportunidad de salir ilesa. Confiaba en l
con todas sus fuerzas.
Al toparse con su silencio, David la zarande por los brazos. Mnica
cerr los ojos, dolorida por la herida abierta en su cuello.
Te he dicho que se lo digas! le orden.
Ella gir la cabeza para encararlo con la intencin de que perdiera a
Erik de vista durante unos segundos.
Y una mierda replic.
La risa de David le hel la sangre. Con la lengua, limpi el rastro de
sangre que le empapaba el cuello.
As que ahora te haces la digna... la estudi con una mezcla de
curiosidad y desdn. Reconozco que resultabas ms interesante cuando te
limitabas a abrirte de piernas, nena. Qu voy a hacer contigo? Tal vez...
sea hora de acabar con esto de una vez por todas...
Mnica contempl por el rabillo del ojo que Erik se desplazaba

sigiloso hacia ellos, cercando la distancia que los separaba. Haciendo


acopio de valor, mantuvo la mirada fija en David para distraerlo.
He llamado a la polica. Se lo he contado todo. Se acab.
El rostro del hombre se transform en una mscara de ira y locura.
Mentira! No seras capaz... dijo, receloso y asustado. Quieres
demasiado a tu madre... jams la traicionaras...
Se acab alz la barbilla para desafiarlo por primera vez en su
vida. T ests acabado.
Mientes!
Erik se arroj contra l cuando David alz la mano para apualar a
Mnica. El ataque lo pill desprevenido, demasiado inmerso en atacar a la
mujer con la que estaba obsesionado, no prest atencin al hombre que lo
embisti por la espalda. Ella cerr los ojos, esperando un golpe que
nunca lleg. El cuchillo cay al suelo. Mnica abri los ojos. Erik lo
derrumb de un puetazo. Enloquecido, comenz a golpearlo una y otra
vez. En el rostro, en el costado, en el pecho...; nunca le pareca suficiente.
Jams resarcira todo el dao que le haba provocado a ella.
Mnica comprendi lo que iba a suceder y supo que no poda
permitirlo. El rostro sanguinoliento de David resultaba irreconocible a
causa de la paliza. En el suelo, Erik lo pateaba con todas sus fuerzas
mientras el hombre se cubra en posicin fetal.
Basta! Basta! se tir a los pies de Erik en un intento por detenerlo,
pero l se haba vuelto loco. Aferrada a sus rodillas, le grit hasta
desgaitarse. Erik, mrame! Vas a arruinarte la vida por un hombre que
no merece la pena, Mrame! Te necesito... no me hagas esto.
Con el corazn desbocado, las palabras de Mnica consiguieron obrar
un efecto mgico en su conciencia. Se mir los nudillos enrojecidos e
hinchados a causa de los golpes propinados, y se detuvo de inmediato. El
hombre gema, retorcindose de dolor en un charco de sangre.
Cay de rodillas hasta estar a la altura de Mnica, quien lo abraz
rompiendo a llorar. Erik enterr las manos en su pelo, todava
conmocionado por lo que acababa de suceder.
Tenemos que llamar a una ambulancia resolvi ella, sin dignarse a
mirar al hombre que segua despotricando insultos. Erik... t no eres
como l.
Por un momento pens que lo matara... tembl asustado.
Mnica sacudi la cabeza, consciente de que aquel pensamiento era

surrealista.
No, no lo habras hecho le asegur.
Confiaba en l. Por supuesto que lo haca.
Cuando Erik fue consciente de la mano ensangrentada que trataba de
alcanzar el cuchillo, le asest una patada para lanzarlo hacia el otro
extremo de la habitacin. Le pis la mueca con todas sus fuerzas.
Ella te ha salvado la vida, no yo le advirti asqueado. No me
pongas a prueba.
***
Mnica hizo una mueca cuando la aguja le traspas la piel. Desde la
pequea consulta, observaba la puerta entreabierta que daba al pasillo en el
que Erik le ofreca a los agentes una versin de lo sucedido. Segn l,
aquel hombre haba entrado a su casa a robar y haba tratado de
apualarla. Ninguno de los agentes hizo demasiadas preguntas ni puso en
duda la versin del subinspector, que los despidi con un apretn de
manos.
Mnica volvi a quejarse al sentir que el hilo se tensaba alrededor de
la pequea herida. Al parecer no era tan minscula como ella haba credo
en un principio, pues se necesitaron siete puntos para suturarla por
completo.
Ya est la mdica se quit los guantes y los arroj a la basura. Te
quedar una bonita cicatriz.
Mnica quiso mortificarla con una sonrisa, pero curvar los labios le
provoc un agudo ramalazo de dolor en la reciente cicatriz.
Al salir al pasillo, se encontr a Erik hablando con el mdico que
haba atendido a David. Se acerc hacia ellos, escuchando a trompicones
la conversacin en la que era informado del estado clnico del hombre.
Tiene algunas costillas rotas, pero se pondr bien. Su estado
mejorar en algunas semanas le explic.
Por la expresin de su rostro, Mnica supo que aquella no era la
informacin que l deseaba recibir. Ella an trataba de discernir qu era lo
que senta tras lo sucedido.
En cuanto se quedaron solos, Erik le apart el pelo de la cara para
observarle la cicatriz con detenimiento. Mnica atisb la clera que lo
embarg, seguida de un profundo alivio por encontrarla sana y salva. Sin
previo aviso, la tom de la cintura y la bes con profundidad. Aquel
contacto provoc en ella una sensacin tan extraordinaria como

contradictoria. En tanto la lengua de Erik buceaba por su boca, se sinti


dichosa y asustada; entregada, plena y dolorida.
Pens que te perda musit aterrado.
La mdica dice que me quedar cicatriz.
Erik resopl.
Acabo de admitir que estaba joddamente asustado ante la idea de
perderte, y t me hablas de una cicatriz que me importa un carajo la
censur alterado, provocando que ella sonriera.
Se llev la mano a la herida tras un nuevo ramalazo de dolor.
Cmo te encuentras? se preocup.
Conmocionada confes. Y t?
La mir a los ojos durante un largo segundo.
Aliviado.
Volvi a besarla, tomndola por la nuca. Aquel beso, a diferencia del
primero, fue tan suave como delicado. Denotaba afecto y una
preocupacin sincera que le acarici el alma. Algunos pacientes silbaron
encantados ante la pblica muestra de cario. Ambos rieron.
Por qu no le has contado la verdad a la polica? inquiri de
pronto.
No vamos a hablar de eso ahora zanj, pasndole un brazo
alrededor de los hombros. Mrate; necesitas una ducha caliente, algo
dulce y un buen masaje. Djame cuidar de ti aunque solo sea por hoy. Te
gustar. Me gustar.
Mnica se puso de puntillas para besarlo. Sin separarse de su boca, le
habl con dulzura.
Si sigues as, me enamorar de ti.
Aquella confesin provoc que Erik se tambalear.
Calma, subinspector. No voy a ponerte unas esposas y encadenarte a
m para siempre brome, al percatarse de la lividez de su rostro.
l se lami el labio inferior, sopesando la idea.
No... es slo.... frunci el entrecejo, volviendo a atraparla entre sus
brazos, que eso sera maravilloso.
A Mnica se le aceler el pulso.
Cul de las dos opciones?
Erik le bes la punta de la nariz.
Sabes de sobra a lo que me refiero le dijo, de una forma grave y
escandalosa.

No, no lo saba. Y por algn motivo, aquello la puso ms nerviosa.


Voy al servicio se excus, necesitando un minuto de soledad en el
que poner en orden sus ideas.
A poder ser, alejada del nico hombre que no le permita razonar con
claridad. Saba de sobra que en su casa carecera de la distancia necesaria
para ordenar sus sentimientos. Porque, Qu senta? Qu necesitaba? Y lo
ms aterrador, Qu quera?
Rubia.
Se detuvo en cuanto aquel acento sureo y ronco la llam. Slo l
poda aderezar aquella situacin tan dramtica con un poco de humor.
Procura que nadie te mate mientras vas al servicio.
Ella lo fulmin con la mirada, pero al final se ech a rer.
De camino al bao, no fue capaz de reprimir la tentacin de echar una
ltima mirada al cuerpo malherido de David, que descansaba enchufado a
un monitor. Al entrar en el servicio, tuvo la perturbadora idea de arrancar
todos los cables de un manotazo. Se ech agua en la cara y se mir al
espejo. Las gotas le salpicaban la barbilla, y la cicatriz oscura le confera
un aspecto siniestro y poco atractivo.
Algo salvaje y perverso se apoder de ella.
No lo hagas le advirti a su reflejo.
Tengo que hacerlo.
Era consciente de que slo ella sera capaz de poner fin a esa pesadilla.
Enfil hacia la habitacin de David sin pensarlo. Poco a poco, recort la
distancia que los separaba con el corazn latindole desbocado bajo el
pecho. La imagen de aquel cuerpo frgil y sin escapatoria se le antoj tan
repulsiva como tentadora.
A quin le contars la verdad si te silencio para siempre?
Agarr una almohada con las manos y se aproxim al cuerpo
moribundo cada vez ms... cada vez ms. Estaba tan cerca de su libertad
que poda saborearla. Un paso ms y sus problemas se acabaran para
siempre.
Pero algo se rompi en su interior. Pens en la persona que era y en la
que se convertira si cometa tal atrocidad. Arroj la almohada al suelo y
corri hacia la puerta, sofocada ante lo que haba estado a punto de hacer.
No, ella no era como l. Ni siquiera era como su madre, por mucho
que se hubiera culpado a s misma durante todos esos aos.
Entonces lo vio. Junto al armario, enterrado en las sombras. Se llev

las manos a la boca, sabedora de que si gritaba l le disparara con la


pistola que portaba en la mano izquierda. El hombre ataviado con la
mscara lade la cabeza, observndola con curiosidad. De nuevo, tuvo la
sensacin de que tras la mscara de perturbadora sonrisa l esconda una
sonrisa an ms siniestra.
Y supo lo que iba a hacer. Alarg una mano para detenerlo, pero fue
demasiado tarde cuando vaci el cargador sobre el cuerpo de David.
Mnica grit. Con el rostro desencajado, contempl asustada como aquel
asesino se acercaba hacia ella, como una serpiente sigilosa. La mano
enguantada atrap la suya, provocando que Mnica dejara de respirar. Los
fros labios de la mscara se posaron sobre el dorso de su mano. Cerr
los ojos, deseosa de escapar de aquella situacin. De aquel beso. De su
presencia.
El hombre susurr unas palabras a su odo. Tena una voz grave. Falsa.
Cuando los abri, el hombre haba escapado mientras la habitacin
comenzaba a atestarse de gente. Escuch el sonido de la voz de Erik,
lejana y carente de sentido. Todo haba desaparecido, a excepcin del
cuerpo sin vida de David.
Record la palabrassusurrada. Se estremeci.
Libertad.
***

Podrais dejar de presionarla sugiri Erik. El tono desbrido de su
voz lo delat.
Mondragn le dedic una mirada curiosa.
Slo estamos interrogando a la testigo replic.
Erik tuvo la sensacin de que si hubiera podido, le restregara la placa
por las narices. Necesitaba sacar a Mnica de las garras de aquellos
ineptos antes de que la debilitaran ms de lo que estaba. En menos de
veinticuatro horas haba hecho frente al ataque de un acosador para luego
ser testigo presencial de un crimen brutal. Todava luca conmocionada, y
el comisario se empeaba en lanzarle una pregunta tras otra sin dejarle
siquiera respirar.
No le parece demasiada coincidencia que se haya encontrado dos
veces con ese hombre? sugiri con malicia.
Mnica encontr la entereza necesaria para fulminarlo con la mirada.
No lo s, dgamelo usted. Se supone que ese es su trabajo lo atac.

Erik le puso una mano en el hombro.


Nos vamos.
Mnica se incorpor, deseosa de salir de aquel lugar cuanto antes.
Rodrguez, ya sabes cmo funcionan estas cosas... aclar el
comisario, con la intencin de retener a la testigo lo mximo posible.
Porque lo s, nos largamos antes de que termines con tus
elucubraciones baratas.
Se despidi con un seco asentimiento de Jess, quien le dedic una
sonrisa agria tras apartarse de su camino. El comisario trat de detenerlo,
pero Erik coloc la mano en la espalda de Mnica, y haciendo odos
sordos la condujo a la salida.
Al salir del hospital, Mnica se apart de l.
Te dara las gracias si no supiera que me quieres toda para ti l
enarc una ceja. Al comprender el sentido errneo de sus palabras, ella se
apresur a matizar. Porque vas a llevar esta investigacin por tu cuenta,
No es cierto?
Erik se acarici la barba, exhausto.
No sientes la necesidad de concedernos una tregua tras todo lo que
has vivido hoy? sugiri consternado.
Ella asinti derrotada.
S respondi sin dudar. Se mont en el taxi con l a su lado, y clav
la mirada en la ventanilla. Ni siquiera la mano que asa la suya pudo
devolverla a la realidad. Lo nico que quiero es que se acabe este
maldito da.









21



En cuanto salieron del taxi, Mnica recibi un golpe de aire caliente.
Detestaba la idea de encerrarse en el apartamento de Erik cuando su mente
se encontraba atestada de pensamientos que ya de por s la acorralaban.
Era extrao; se senta tan culpable como liberada.
Era una mala persona por experimentar alivio tras la brutal muerte de
David? No poda negar que el fallecimiento de aquel hombre le facilitaba
mucho las cosas. El misterioso enmascarado que le produca una mezcla
de fascinacin y repulsin haba acabado con todos sus problemas para
siempre. Haba silenciado a David. No senta agradecimiento alguno hacia
un ser tan sdico y despreciable, pero en su mente continuaba bullendo
aquella palabra: libertad.
Damos un paseo? Me parece que no quieres estar encerrada tras
todo lo que ha sucedido hoy sugiri Erik.
Mnica asinti, acompandolo por una calle solitaria y empedrada.
La luz de las farolas se reflejaba en la fachada de las casas, dibujando las
siluetas de sus cuerpos en la soledad de la noche. Era extrao, pues pese a
los trgicos acontecimientos experimentados, se senta reconfortada y
segura al estar acompaada por l en mitad de la noche en una calle
abandonada.
Deberas dejar de hacer eso respondi.
No s a qu te refieres.
Leer mi mente. Se te da bastante bien, Sabes? lo estudi durante
unos segundos. Ni siquiera yo s lo que quiero en este momento.
No es de extraar. Si yo estuviera en tu lugar...
Me siento aliviada lo interrumpi, deseosa de sincerarse con l. La
reconfort no encontrar rastro de censura en su expresin. Que haya
muerto facilita muchas cosas.
Erik no dijo nada. Mnica volvi a sentir la necesidad de justificarse.
No s en qu clase de persona me convierte eso.
En una que, despus de todos estos aos, tiene la posibilidad de vivir
su propia vida. Sin esconderse. Sin miedo aclar l. Despus de todo,
el karma funciona.
No me has preguntado qu haca en la habitacin de David.

Erik la analiz con cautela. Por su expresin, Mnica supuso que l ya


haba sacado sus propias conclusiones.
Quera matarlo reflexion en voz alta. Aquella vez, su voz no son
como un pretexto, sino como un hecho. Fui a su habitacin porque, por
un momento, sent el deseo de matarlo. Pero no pude. Sencillamente no fui
capaz de hacerlo. Solt la almohada y ech a correr hacia la puerta,
consciente de que yo no era como l. Entonces lo vi, con esa horrenda
mscara y la determinacin que yo jams tendra para hacer algo
semejante. Apret el gatillo y dispar tantas veces que no pude contarlas.
Creo que disfrut.
Mi padre sola decir que son nuestras decisiones las que nos definen
coment l. T tomaste una decisin, Mnica. Los sentimientos son
incuestionables. Estn ah y no podemos hacer nada para cambiarlos. Son
las acciones las que nos convierten en buenas o malas personas.
Mnica lo escuch sin decir una sola palabra, pues tuvo la impresin
de que l tambin hablaba sobre s mismo.
Me preguntaste por qu no le cont la verdad a la polica record,
sin dejar de mirarla. No pude hacerlo.
Por qu?
Porque hacer lo correcto carece de sentido cuando traicionas a quien
te importa. De qu me habra servido lavar mi conciencia si te hubiera
perdido, Mnica? Mientras estabas en aquella consulta fui consciente de
que todo lo alejado que podra vivir de ti seran los escasos metros que
nos separaban en aquel momento curv los labios en una sonrisa. Ella
tembl de la emocin. Tom la decisin adecuada. Lo correcto puede
irse al infierno si no te incluye a ti en mi vida. Llevo demasiado tiempo
esperndote. No te haces una idea de lo que deseaba encontrar a alguien
como t.
Muda de la impresin, Mnica se dej llevar lentamente hacia l.
Porque si aquello no era amor, se le pareca demasiado. Se senta dichosa
y acojonada. Tena tantas cosas por decir que no saba por dnde empezar.
El graznido de un pjaro que pas volando por encima de su cabeza la
hizo gritar. Trastabill y su pie qued encajado entre dos adoquines. De no
ser por el fuerte apretn de Erik, se habra precipitado al suelo, lo que no
impidi que el tobillo le ardiera de dolor.
Te has hecho dao?
Ella asinti, con la boca formando una mueca tensa y afligida.

Ha sido una tontera, pero me he asustado explic avergonzada. Se


apoy en el hombro de l para arrastrarse cojeando hacia el apartamento
de Erik, pero al escucharla gemir, l pas un brazo por su cintura y la alz
sin aparente esfuerzo. Mnica no se resisti. Hacerlo hubiera sido una
estupidez cuando disfrutaba de veras de su contacto. La incipiente barba de
Erik le haca cosquillas en la mejilla, y sus manos se entrelazaban
alrededor de un cuello robusto y moreno. Deberas dejar que te afeitara.
El ofrecimiento lo tom por sorpresa, pues enarc una ceja para
mirarla con cierta reticencia.
Ests ms guapo cuando la barba no te cubre la mitad del rostro le
explic sin tapujos.
No pudo resistirse a bersarlo en la comisura de los labios cuando l
sonri. De nuevo, aquel hoyito sexy apareci en su barbilla. Tambin lo
bes. Tuvo la impresin de que podra pasar horas besando cada parte de
su cuerpo.
Erik, no s qu voy a hacer cuando termine mi trabajo en la revista
le dijo, sin venir a cuento. No tena sentido, o en realidad posea uno tan
intenso que la asustaba. Despus de todo lo que haba experimentado,
senta que necesitaba un momento de paz e intimidad consigo misma. Para
saber lo que quera y hacia donde se diriga. Para tomar las riendas de su
vida de una vez por todas. Por tanto, tena mucho sentido que fuera sincera
con una persona con la que las cosas estaban yendo tan deprisa. Tan
intensas. Quiero decir..., no s si me quedar, o har un viaje para
aclararme las ideas. Puede que regrese a Madrid para empaquetar mis
cosas. Supongo que dejar el trabajo en Musa. A Sara no le gustar, pero
es lo que hay. Necesito sentir que mi vida me pertenece de una vez por
todas. Es extrao, porque no tengo ni idea de lo que quiero hacer.
Supongo que es lo que sucede cuando te has pasado la mitad de tu vida
huyendo... escondindote y viviendo con miedo. Un da le que los presos
que pasan una larga estancia en la crcel al ser excarcelados no saben
como enfrentarse a su recin estrenada libertad chasque la lengua
contra el paladar, sintindose como una tonta. No quiero sentirme como
alguien que no puede volver a reinsertarse en la sociedad. Dios, s que
suena estpido. Es slo... que me gustara que todo volviera a tener
sentido, como aquellos aos en los que estudiaba en la universidad y
soaba con ser una gran historiadora. Supongo que sabes que algo va mal
cuando ni siquiera tienes sueos. Ilusiones. Yo quiero volver a tenerlos.

Quiero..., no s lo que quiero.


l la escuch durante todo el tiempo hasta que llegaron a la fachada de
su edificio, sin decir una sola palabra. Mnica percibi que los brazos de
l se haban tensado en torno a ella, como si la idea de soltarla cuando
todo empezaba a ser ms sencillo y fcil entre ellos le resultara injusta.
Tal vez lo fuera, pero no poda ignorar sus sentimientos.
Necesitaba experimentar aquella ansiada libertad de hacer lo que le
viniera en gana. Necesitaba encontrarle un nuevo sentido a su vida porque
antao se la haban arrebatado.
No dejaba de preguntarse, Y ahora qu? Y ahora qu? Las
expectativas le resultaban excitantes.
Supongo que puedes afeitarme dijo l al fin.
Al cerrar la puerta de la entrada, ninguno de los dos fue consciente del
hombre que los espiaba desde las sombras. Agazapado tras un rbol, su
rostro se congel en una mueca de repulsin. Aquella zorra ingrata haba
sido incapaz de agradecer lo que haba hecho por ella. Simplemente haba
huido a los brazos de aquel miserable, renegando de la ayuda brindada.
Dentro de aquel apartamento, retozaran como salvajes mientras l la
deseaba en silencio. No era justo. Haba esperado un poco de
conmiseracin. Un agradecimiento tan poderoso que la lanzara a sus
brazos. Porque acababa de ofrecerle el bien ms preciado de quien haba
sido agraviado: la venganza, o lo que era los mismo; la libertad espiritual.
Es que no se daba cuenta de que ambos eran iguales? Dos almas a la
que la vida las haba tratado con tamaa injusticia. Dos personas heridas
por la crueldad de terceros. Dos seres hechos el uno para el otro.
No, por supuesto que ella no tena la culpa. Era aquel subinspector
arrogante y moralista quien la haba apartado de l. Erik. l pagara por
todo.
Con su muerte, la hara comprender que eran dos personas iguales.
Emprenderan un nuevo camino juntos porque lo merecan tras tanto
sufrimiento. Pero primero tena que asesinar a Erik.
***
Mnica masaje el rostro de Erik con la espuma de afeitar. El
cosquilleo elctrico que la invadi al rozar aquella mandbula fuerte le
provoc un suspiro. Sin embargo, no pudo evitar sentirse entristecida al
percatarse de que los msculos de su rostro estaban tensos mientras que su
mirada se clavaba en el espejo con un sentimiento que no pudo descifrar.

Tal vez desilusin.


As que trat de sonar animada por los dos.
Supongo que tambin debera hacer algo con tu pelo... brome,
dndole un leve tirn. Con la mirada que l le dedic, ella lo solt de
inmediato y cogi la cuchilla para afeitarlo. Sera mejor que no volviera a
hacer tal cosa. No importa, te queda bien de todas formas. Eres muy
atractivo.
Comenz a afeitarlo con movimientos precisos y cortos, muy segura
de s misma. Era la primera vez que haca tal cosa, pero haba sido testigo
numerosas veces de cmo los estilistas afeitaban a los famosos que ella
iba a entrevistar. En sus manos tena a Erik, por lo que nada poda salir
mal. O eso crea hasta hace escasos minutos.
La apata de l la estaba matando. Comprenda que l no quera
escuchar lo que ella acababa de descubrirle; que se largara durante algn
tiempo para aclarar sus ideas. Pero es que acaso poda hacer otra cosa?
Necesitaba pensar con claridad, a poder ser alejada de un hombre que
haba llegado a significar demasiado para ella cuando ni siquiera era
duea de sus propias decisiones.
Tras afeitarlo, retir los restos de espuma con un pao hmedo,
deleitndose durante ms tiempo del debido en cada porcin de piel. Su
pulgar acarici la boca de l sin poder evitarlo, y un sentimiento profundo
y angustiante le encogi el pecho.
Dios, qu le estaba sucediendo!
Erik le agarr la mueca para detenerla. Arrebatndole el pao
hmedo, lo arroj al lavabo y se incorpor de la silla. Dolida por su
rechazo, Mnica retrocedi unos pasos.
Has hecho un trabajo fantstico. Gracias.
No fue un halago. Ni siquiera son como un verdadero
agradecimiento.
No hay de qu ella forz una sonrisa y sali del cuarto de bao.
No la sigui. Durante varios minutos, Mnica slo escuch silencio en
aquel cuarto de bao, hasta que al final oy el agua de la ducha correr. No
supo si esperarlo sentada en el sof o tumbada en la cama, porque al fin y
al cabo, Qu eran? Con todo lo sucedido, le pareci una ridiculez
tumbarse en su cama como si ella fuera alguien en su vida. Como si
tuvieran algo.
Se sent en el sof y esper. Encendi el televisor, pero no pudo

concentrarse en la pelcula que se retransmita. Se senta inquieta y


apesadumbrada. Todo giraba alrededor de Erik.

Erik se meti bajo la ducha, con la intencin de refrescarse tanto el
cuerpo como las ideas. No se senta orgulloso de lo que acababa de
suceder, pues no tena ningn derecho a culpar a Mnica de tomarse un
tiempo para pensar, por mucho que lo fastidiara que no lo incluyera a l
en sus planes. Al fin y al cabo, Qu se supona que iba a recriminarle?
Qu se haba enamorado de ella?
Haca pocos minutos haba estado a punto de decrselo. O gritrselo.
Pero el miedo y la vergenza se apoderaron de l, lo que no lo hizo sentir
orgulloso. Tampoco era justo exponerle su amor as, sin ms, cuando ella
slo necesitaba aclarar sus ideas. Saba que deba ofrecerle tiempo; todo el
que necesitara. La vida la haba tratado de manera cruel y ella pretenda
emprender su propio camino.
Slo que l quera ser incluido en el mismo...
Todo el mundo tena razn. El amor era egosta. l estaba siendo
egosta, no poda evitarlo. Egosta con Mnica y con sus necesidades. Pero
joder, no poda evitarlo. Tampoco es que hubiera buscado enamorarse de
ella, pues haba sucedido sin ms. De manera precipitada, vertiginosa y sin
retroceso.
l quera salvarla. Ella necesitaba salvarse de s misma. Saba que lo
que menos necesitaba en este momento era un puetero prncipe azul que
la guiara paso a paso.
De todos modos, no es que l quisiera ser el prncipe azul de nadie. Se
conformaba con alguien a quien amar. Tal vez una vida en comn con el
paso del tiempo. Compartir el desayuno todas las maanas y salir a correr
juntos. Pasar horas en la cama; debajo y encima... a todas horas. La clase
de cosas que con cualquier otra persona no habran tenido un significado
especial, pero con ella lo significaban todo.
Se envolvi la toalla alrededor de la cintura. Puede que Mnica tuviera
razn. Puede que cada uno necesitara centrarse en sus problemas. l, para
empezar, tena que hacer frente a la suspensin de empleo y sueldo. Al
asesino que continuaba cobrndose vidas. A la enfermedad de su madre.
S, tal vez ella estuviera en lo cierto.
Al abrir la puerta del cuarto de bao, lo primero que vio fue el cuerpo
de Mnica tendido en el sof. El rostro plcidamente dormido la haca

parecer ms receptiva, terrenal. Acababa de conocer todos sus demonios,


pero a veces lo sobrecoga la entereza de aquella mujer.
Durante un segundo, pens si despertarla o cogerla en brazos para
trasladarla hacia la cama. Al final, opt por la segunda opcin y se inclin
para auparla. Entreabri los labios y murmur una queja, pero continu
dormida. No era de extraar teniendo en cuenta toda la presin a la que
ambos se haban visto sometidos aquel da. Finalmente, ella haba cado
rendida.
Aquella boca rosa y tentadora no dej de atormentarlo hasta que la
deposit sobre el colchn. Ella se dio la vuelta con el entrecejo fruncido,
como si estuviera teniendo una pesadilla. Erik se sent en el borde de la
cama para observarla intrigado. Le apart el pelo de la cara, y juguete
con un bucle dorado durante unos segundos. Pareci que ella sonrea, o
eso quiso creer l. Como no quera despertarla, se incorpor para salir de
all. No pudo resistirse a plantar un beso sobre su frente arrugada. Ella
volvi a sonrer.
Te hara tantas cosas que esta cama se nos quedara pequea
susurr, sin poder evitarlo.
Se larg de all antes de que ella lo descubriera observndola como un
idiota embobado.


22



Se despert sobresaltada, como tantas otras noches. Si haba credo
que la muerte de David la ayudara a desterrar sus demonios,
sencillamente era una ingenua. Se pas la mano por la frente perlada de
sudor. Necesitaba estirar las piernas y beber algo de agua si quera volver
a conciliar el sueo, cosa que con toda probabilidad le resultara
imposible.
De todos modos, su malestar no tena origen en David, el hombre que
la haba estado acosando durante todos aquellos aos, sino en el
misterioso y grotesco ser enmascarado que le haba disparado delante de
sus narices. Tena la inquietante sensacin de que aquel extrao regresara
para saldar su deuda.
Por qu haba aparecido en aquella habitacin de hospital? Teniendo
en cuenta que David no estaba relacionado con su pasado, sino con el de
ella, aquella situacin la aterrorizaba.
Por qu la haba ayudado? Ayudado, por supuesto, en la mente
desequilibrada y malvada de aquel asesino.
Quera algo de ella? Haba percibido su deseo. Su necesidad carnal.
Pero no la haba forzado, tal vez porque esperaba que ella diera el primer
paso. Un primer paso que jams dara, pues aquel hombre era un
monstruo. Lo era como David o su padre.
En la pesadilla, las manos de David le haban apretado la garganta.
Apareca de la nada, mientras ella dorma en un cuarto que no era el suyo.
Y de repente, aquel extrao apareca y vaciaba el cargador contra David.
El peso del hombre se desplomaba sobre ella, cubrindola de sangre.
Gritaba y pataleaba mientras trataba de quitrselo de encima y aquel
extrao la observaba a escasos metros con la cabeza ladeada.
Plant los pies descalzos sobre el fro suelo y sinti un alivio
instantneo al volver a conectar con la realidad. Busc a tientas la
presencia de Erik, pero no haba rastro suyo en la habitacin. Supuso que
tuvo la necesidad de tocarlo porque su contacto la tranquilizaba hasta
lmites insospechados. Sali de la habitacin completamente oscura para
buscar a tientas el interruptor de la luz del saln. En esas estaba cuando se
tropez con un cuerpo masculino y ms grande que ella, que la atrap por

la cintura.
Solt un grito y comenz a golpearlo. Erik la tranquiliz.
No era mi intencin asustarte se excus.
Al escuchar su voz, ella lo abraz angustiada.
Dios! Cre que alguien haba entrado en la casa le explic, todava
conmocionada. Le habl sin verlo, palpando su rostro en la oscuridad.
Por qu no enciendes la luz? Algunos no nos sentimos cmodos en la
oscuridad, Sabes?
l se inclin sobre la barra americana para alcanzar el interruptor de
una lamparita que apenas sumi la estancia en un lgubre resplandor.
Mnica pudo vislumbrar el contorno adusto de su rostro. Llevaba puestos
unos boxers blancos de algodn que se apretaban alrededor de sus
torneados muslos, y el pecho desnudo y velludo pareca gritar : tcame.
Arame. No hizo ninguna de las dos cosas, pese a que lo dese con todas
sus fuerzas.
Si tienes calor, puedes encender el aire acondicionado. Ya sabes,
ests en tu casa le dijo, acabndose de un trago la cerveza.
No, no es eso tom asiento a su lado. Le roz el muslo con la
rodilla. Su piel arda. Pareca que su temperatura era siempre la de un
volcn en erupcin. He tenido una pesadilla.
l no pregunt sobre qu, pero le tendi una cerveza fra que ella
acept de buen grado.
T tampoco puedes dormir? inquiri. La molestaba que l
permaneciera callado y aislado en su propio mundo. No era habitual en el
Erik honesto y directo que empleaba pocos rodeos para decir lo que
quera. Era como si de buenas a primeras, una muralla inquebrantable se
hubiera erigido en torno a ambos. Le dio un codazo con el hombro,
irritada porque l no le prestaba atencin. No puedes dormir?
No suelo tener pesadillas.
Supo que l menta.
A todos nos da miedo algo. Es lo ms normal del mundo.
Qu te da miedo a ti?
Hasta hace pocas horas, que David delatara a mi madre o cerr
los ojos con tanta fuerza que se hizo dao, que volviera a violarme. Creo
que eso ltimo no habra podido soportarlo otra vez, despus de tantos
aos.
Erik encontr su mirada. Una de sus manos se desliz sobre la barra

de madera para encontrar la suya. Entrelaz los dedos con los de Mnica y
se llev los nudillos a la boca, besndolos de uno en uno.
Lo siento, de vers que lo siento. Lamento haber sido un bruto sin
paciencia, pero creme cuando te digo que pese a que me resultas la mujer
ms atractiva que he conocido en toda mi vida, no es tu cuerpo lo nico
que quiero reclamar. Ya sabes lo que quiero decir; me gusta tocarte... me
muero de ganas por tocarte. Pero eso no es todo. Eso no es ni la mitad,
Mnica.
Ella tir de su mano hasta que lo atrajo hacia s.
Eres tonto, Erik. No pienses ni por un momento que te culpo de lo
sucedido. Nos acostamos porque ambos lo desebamos. Piensas que voy
a echarte en cara que alguien me viol cuando era una nia? sacudi la
cabeza, consciente de que el simple pensamiento era una locura. Me
alegro de que mis reglas no sirvan contigo. Por primera vez en toda mi
vida no he tenido miedo de entregarme a alguien. Nunca tuvo demasiado
sentido hasta que te conoc, idiota.
l le mordisque el labio inferior.
Es un alivio.
Mnica inclin la cabeza hacia arriba para encontrar su boca,
exigindola con reclamo y premura. Ahond en aquel beso hasta que le
flaquearon las fuerzas y tuvo que apoyarse sobre l, exhausta y ms
calmada.
Qu sucede, Erik? Ya lo sabes todo de m. No me trates como si
ocultarme cualquier cosa pudiera hacerme sentir mejor. Odio que haya
secretos entre nosotros.
Me apabulla tu sinceridad musit medio en broma.
Molesta, ella trat de apartarse, pero l la retuvo a la fuerza volviendo
a besarla en cuanto tena ocasin.
No me pidas que sea del todo sincero cuando t tienes pensado
marcharte le hizo saber. Al ver que ella se revolva furiosa, l la apret
ms contra s. Quieres que te diga la verdad? insisti apesadumbrado.
Ella asinti sin dudar. No quiero que te vayas, joder. No quiero. Me da
exactamente igual si sueno como un verdadero egosta. Haz lo que te d la
gana, Mnica. O lo que sea mejor para ti. Te dar todo el tiempo del
mundo si es lo que necesitas, pero no me pidas que te despida con una
sonrisa cuando lo nico que quiero es tenerte a mi lado, De acuerdo?
A ella se le aceler la respiracin.

De acuerdo logr responder con la voz entrecortada.


Bien.
l la solt. Mnica se termin la cerveza de un trago, ms acalorada
que de costumbre. No poda culparlo por ser brutalmente sincero, pues es
lo que ella le haba pedido. Simplemente se senta en una encrucijada.
Quera quedarse pero necesitaba tiempo para s misma. Senta que si no
pona distancia de por medio jams conseguira desterrar el pasado. Uno
que por mucho que le pesara, con los ltimos acontecimientos tambin
inclua a Erik.
Supongo que decirte que me apetece muchsimo hacer el amor
contigo estara fuera de lugar, No? murmur de pronto, dedicndole
una mirada de reojo.
Por supuesto que s, Mnica. Y yo debera decirte que no, eh le
dedic una sonrisa felina. Ven aqu.
Ella se dej llevar. La bes desde la curva del cuello hasta la clavcula,
una mezcla de besos y mordiscos hmedos que consiguieron alterarla.
No voy a pedirte ms que te quedes, pero voy a demostrarte que
merece la pena... lami su garganta, satisfecho de escucharla jadear.
Erik, no es lo que piensas...
Sshhhh...
La agarr de las caderas para tumbarla sobre la barra. Colocado entre
sus piernas, le arranc la holgada camiseta sin importarle si ella le tena
algn apego. Agarr los pechos de ella y pellizc sus pezones hasta
volverla loca. Arqueando la espalda, ella le hizo saber que necesitaba ms,
al menos todo lo que l pudiera brindarle.
Se estir sobre su cuerpo y hundi el rostro en su cabello mientras le
acariciaba los muslos. Desde los tobillos hasta el interior de las
pantorrillas, hacindola delirar de placer cada vez un poco ms. Y ms.
Mnica susurr su nombre tantas veces que tuvo la sensacin de que se
lo grababa para siempre en la piel. l ladeo la cabeza para mordisquearle
el cuello, descendiendo hacia sus pechos. Peg su creciente ereccin
contra ella, que arque la pelvis para recibirlo hambrienta. Atrap sus
muecas y entrelaz las manos con las suyas.
Eres deliciosa...
Ella lo escuch avivada por el deseo. Mortificada por la necesidad de
tocarlo. Entrelaz las manos con las de Erik y abri la piernas,
retorcindose bajo l para demostrarle lo preparada que estaba. Las manos

de l se abrieron, preparadas para tocar; para ahondar en aquel deseo que


pareca eterno. Con una mano le acarici la curva de la cintura, con la
otra descendi hacia su pubis para rozarlo sobre la tela con movimientos
precisos que la hicieron agonizar.
Oh... Dios... Oh... Dios...
l sonri, encantado de tenerla donde quera.
Mnica murmur su nombre con una voz ronca que la desat.
Ella murmur una queja, o tal vez fue un reclamo. La necesidad de
sentirlo dentro, presionando en su interior, la estaba matando. As que le
abraz la cintura con las piernas, demostrndole su urgencia.
Todava no rugi l, mordisquendole el cuello.
Le apret uno de los tobillos, separndolos de un tirn. Se llev la
rodilla a su hombro, y en aquella posicin tan ntima y expuesta comenz
a besarle la pantorrilla. Besos cortos, hmedos, descaradamente sexuales.
Besos y mordiscos.
La seal de sus dientes sobre la tierna carne indic un acto tan sexual
como primitivo.
Mnica abri los ojos de par en par.
Qu... murmur desconcertada.
Siempre he querido comerte a besos.
Mnica se mordi el labio inferior con fuerza, tan arrebolada de deseo
como muerta de vergenza. Su expresin la delataba, y la risa gutural de
l termin por confirmrselo.
Madre ma murmur para s.
l continu con la otra pierna. Lama... besaba cada porcin de piel
hasta dejarla exhausta y rendida a aquellos besos. Agobiada por el deseo
contenido, termin por hundir las manos en el cabello de Erik,
trasladndolo hacia el nico sitio de todo su cuerpo que lo reclamaba a
gritos de humedad, por mucho que no pudiera hablar.
Sinti que l sonrea. Aunque no lo viera, saba de sobra que tena la
sonrisa ms canalla y atractiva del mundo.
Mnica... Mnica... la estudi. La tent de mil formas que le
resultaron demasiado crueles. Sigo queriendo comerte a besos, Qu
hago? Tal vez cuando termine no quede nada de ti...
Quedar lo suficiente para exigirte que termines lo apremi
jadeante.
l le acarici el sexo hmedo por encima de la tela. Ella cerr los ojos

y contuvo el aliento.
Te equivocas, yo nunca terminar contigo.
Le arranc las bragas de un fuerte tirn, dejndola sin respiracin.
Desnuda para l y expuesta hasta la mdula. Llen sus pulmones de
oxgeno al sentir que la boca de Erik se apretaba contra la parte ms
sensible de su anatoma. Catapultada a un abismo delicioso, arque la
espalda y se ofreci sin condiciones. La lengua de l naveg por su sexo,
ahondando en el tierno botn que captur con sus labios. Mnica solloz
de placer. Un placer tan intenso y devastador que la hizo chillar cosas
obscenas que jams admitira en pblico.
Mientras la lengua de l ofreca caricias hmedas, un dedo se enterr
en su vagina. Sinti el temblor en su vientre, un terremoto de placer que
por fin estallaba. Las manos de l, su boca, el sexo de ella... todo se
convirti en uno al llegar al orgasmo. No ces de penetrarla y lamerla
hasta que los espasmos la abandonaron, sumindola en un mar de calma
temporal. Si se poda explotar de felicidad, ella acababa de hacerlo. Qu
droga tan maravillosa.
Todava sobre ella, le permiti recuperarse mientras l descansaba
sobre sus pechos. Cuando Mnica consigui recuperar el control sobre su
cuerpo, lo apart con delicadeza y se agach a sus pies. Le baj los bxers
con los dientes, halagada de la pasin que hall en los ojos de Erik. l
ech la cabeza hacia atrs al sentir la boca de Mnica alrededor de su
miembro. La expresin ida de placer de Erik fue una imagen que ella
siempre se grabara en la memoria.
Era hermoso. Y en aquel momento suyo.
Las manos de Erik se enredaron en su cabello para marcar el ritmo,
arqueando la pelvis hacia su garganta. Dominante. Apremiante. Cuando no
pudo ms, la agarr de los hombros y la elev sobre la encimera.
La penetr en un movimiento rpido e intenso, provocando que ella
clavara las uas en su espalda. No fue lento, aquella vez no. Fue rpido y
urgente. Devastador. Un terremoto de sensaciones, jadeos, sudor y
araazos en la espalda. Ella tuvo que sostenerse con las manos en la
encimera, l se agarr a su punto favorito: sus caderas.
Y culminaron. Corrindose al unsono, aunque no lo dijeron saban
que estaban hechos el uno para el otro.
***
Estaba amaneciendo, pero a ninguno de los dos pareca importarle.

Tumbados en la cama, Erik le acariciaba la espalda con movimientos


circulares que suban y bajaban alrededor de su columna vertebral. Por la
ventana de su habitacin, Mnica contempl la cumbre de la Giralda. El
sol se ocultaba tras la alta torre, iluminndola como un bao de oro.
Me gustan tus vistas.
Puedes disfrutarlas siempre que quieras.
Ella sonri. Con un dedo travieso, recorri su pecho desnudo
ensimismada. Si de algo estaba segura era de que regresara a aquella
ciudad.
Entras a trabajar en un par de horas pese a aquella confirmacin, la
abraz dando muestras de que no quera soltarla. Te llevar al trabajo.
Erik...
No me pidas que no me preocupe. Todava no entiendo qu
demonios pintaba David en los planes de ese...
Asesino finaliz la frase por l. Se apoy sobre sus codos para
mirarlo a la cara. Si hubiera querido hacerme dao... no s, slo digo
que todo esto no tiene sentido. Est perturbado, y t no puedes permanecer
las veinticuatro horas del da pegado a m.
Ah, no? la contradijo, hacindole cosquillas para distender la
tensin.
Se revolvi sobre el colchn para escapar de aquellas manos que
saban cuales eran sus puntos dbiles. Resoplando, consigui atraparle las
muecas, pese a que saba que l acababa de dejarse ganar.
Deberas marcharte de la ciudad. Tu trabajo ya casi ha finalizado,
No? le aconsej.
Cre que no queras dejarme marchar.
Y no quiero la cogi de la cintura para sentarla a horcajadas sobre
l. Slo unos das, hasta que esto se solucione y ese tipo est entre rejas.
Entonces podrs volver... tantas veces como quieras. Y probablemente yo
volver a pedirte que no te marches. Ya sabes a qu me refiero, Mnica.
Que no me apartes de tu vida como si no hubiera sucedido nada entre
nosotros.
Realmente no s lo que ha sucedido entre nosotros, T s?
Eres una mujer cruel murmur resignado.
Ella se ech a rer.
Hoy es mi ltimo da acord, pues ni estaba en condiciones ni
quera hacerse la valiente. Demasiado haba soportado para ponerse en la

mira de fuego de un sdico perturbado. Me marchar de la ciudad con


una condicin.
Erik la escuch satisfecho.
La que sea.
Que t te vengas conmigo al percatarse de su expresin ceuda,
Mnica comenz a impacientarse. Erik, siento miedo por ti. No me
vengas con que puedes cuidar de ti mismo, Al infierno con eso! Te han
suspendido de empleo y sueldo. Por qu no lo dejas estar?
La apart a un lado sin delicadeza alguna.
Pdeme cualquier otra cosa. La que sea.
Al ver que ella se incorporaba y buscaba con rapidez su ropa, se puso
en pie y la persigui hacia el cuarto de bao.
Vamos Mnica, entiende que...
Ella se volvi hacia l, increpndolo con la mirada. Lo conmovi que
en sus ojos existiera una preocupacin sincera, pero se sinti como un
verdadero imbcil al comprobar que aquellos ojos enrojecidos lo
contemplaban con dolor.
No entiendo una mierda! le arroj la ropa a la cara y se introdujo
dentro del cuarto de bao, cerrando de un portazo. Yo s que me ir todo
lo lejos que pueda, porque tengo dos dedos de frente. Pero t...
Erik llam a la puerta, pero se enfureci cuando ella ech el pestillo.
Mnica, hablemos como dos personas civilizadas. Si abrieras la
puerta...
Para qu? su voz chillona lo atac desde el interior del cuarto de
bao. Para que me digas que te importo y tras echarme un polvo vayas a
jugar a los policas duros!
Erik se llev el puo a la boca.
Mierda, rubia. No seas as. No tienes ni puetera idea de lo que siento
en este momento.
Y t... T no puedes pedirme que confe en ti cuando lo nico que
necesito es creer que nadie te volar la cabeza!
Erik apoy la frente sobre la puerta.
Mnica...
Ella abri la puerta, lo que lo impuls a caerse hacia delante. De un
empujn, lo alej de su camino y corri envuelta en una toalla hacia la
habitacin, donde se visti a toda prisa.
No me mires! sise.

Erik quiso decirle que la haba visto desnuda las suficientes veces
como para que aquello fuera ridculo, pero no lo hizo. Incluso l segua
desnudo. Incmodo dada la discusin, pero desnudo al fin y al cabo. Al
final, se dio por vencido y se gir de mala gana. Aquella mujer estaba
empezando a sacarlo de sus casillas.
Oye, me halaga que ests preocupada por m. Pero te aseguro que no
es la primera vez que me veo en una de estas. Confa en m.
Qu te halago? Qu te halago? lo increp, roja de ira. Sabes
cmo me siento en este momento? No quiero que te sientas halagado,
quiero que hagas la maleta y te vengas conmigo! A dnde sea... oh Dios...
Por qu no puedes entenderlo?
Erik puso las manos en alto, tratando de frenar un nuevo ataque. Pero
no existi una segunda ronda. Mnica se sent en la cama, se llev las
manos al rostro y solloz en silencio. Mordindose el labio, l la
contempl sin saber qu hacer. Al final, arrastr los pies hacia ella y se
sent a su lado.
No llores por m suplic, tragndose el nudo que le atenazaba la
garganta. Ella clav los ojos en el suelo, incapaz de mirarlo. Vamos, no
llores por m. Ya has llorado suficiente, rubia. No quiero ser la razn de tu
llanto. Quiero ser el hombre por el que sonres... Eh... dime cualquier cosa,
lo que sea.
No puedo evitarlo. Se supona que ya no volvera a llorar por ningn
hombre musit, sorbindose las lgrimas.
Vaya, de veras que lo siento.
No sientes una mierda, mentiroso.
l le pas un brazo por la espalda. Ella no se apart. Tan slo
necesitaba que l la abrazara muy fuerte y le asegurara que todo ira bien.
Que nadie le volara la cabeza de un tiro ni que ella debera vivir con ese
recuerdo.
Mnica dijo su nombre de una forma grave que la oblig a
mirarlo. Lo que vio en l provoc que llorara todava ms fuerte. Hasta
que no se calm, l no prosigui. Regresar a ti. Te lo juro. Regresar a
ti. Estoy completamente seguro de ello. Hay una razn que no puede
impedrmelo , ella lo mir sin comprender, intrigada. l se lami el
labio inferior, inspir durante un largo segundo y dijo: estoy enamorado
de ti. Te quiero, Mnica. Esa es mi razn ms poderosa. En realidad, esa
es mi nica razn.

23



Estaban saliendo cuando se encontraron a Gonzalo y Martina en la
puerta, con una bolsa de papel pringada y grasienta repleta de churros, y
vasos de caf para llevar. Mnica reprimi una mueca de desagrado al
contemplar el copioso desayuno. Lo suyo con las grasas saturadas era
para hacrselo mirar. An as, no pudo evitar torcer el gesto cuando
Gonzalo se abri paso hacia el saln y la salud con dos efusivos besos en
las mejillas.
Jams olvidara que l la haba arrestado, por mucho que ella le haba
rogado durante algunos minutos que tuviera la delicadeza de soltarla. De
hecho, tuvo la desagradable sensacin de que l disfrutaba tenindola en
sus manos.
No es ms que un polica bravucn y algo egocntrico, pens para s.
Pensamos que te vendra bien algo de compaa se explic
Gonzalo, depositando la bolsa de churros aceitosos y el caf sobre la
mesita auxiliar del saln. Entonces, clav los ojos en Mnica con un
inters que la incomod. Obviamente no sabamos que estabas
acompaado de esta belleza.
Os lo agradezco, pero ya nos bamos se excus Erik.
No, qudate. Puedo tomar un taxi sugiri ella.
Ambos saban que aquella sugerencia no era ms que una treta para
escapar de lo sucedido haca unos minutos, cuando tras escuchar su
declaracin, ella se haba excusado a toda prisa para encerrarse en el bao.
No tena escapatoria, deban hablar de ello. Pero Mnica se senta
conmocionada. Nadie en toda su vida le haba dicho que la amaba. Ni
siquiera saba cmo enfrentarse a ello.
Tras la inminente ilusin, lleg el terror ms irracional. El de no estar
a la altura de las circunstancias. Durante toda su vida haba credo que la
suya sera una existencia solitaria y asquerosa.
De ninguna manera, te llevo insisti l. Segua molesto por su
reaccin infantil y carente de justificacin. Mnica no poda culparlo. Si
ella estuviera en su lugar..., bueno; sencillamente no deseaba estar en su
lugar, Vamos le coloc una mano en la espalda y la condujo hacia la
salida, girndose un segundo para hablarle a sus compaeros. Volver

dentro de un rato.
En la moto, ninguno de los dos se dirigi la palabra. Por
contradictorio que resultara, ella disfrut de su contacto. Del embriagador
aroma y del duro abdomen al que se agarraba. No quera soltarlo, de eso
se trataba. No quera soltarlo pero tena miedo de aferrarse a algo otra vez
para que luego la realidad le propinara un nuevo mazazo.
Erik detuvo la moto frente al edificio de la revista. Se baj y se quit el
casco. Ella le devolvi el suyo.
Mira, voy a dejar algo claro.
Ms? se asust.
Erik clav los ojos en ella con rabia. No la clase de rabia producto del
odio, sino la que naca de una sincera desilusin que tambin consigui
afectarla a ella.
Uno no puede decir te quiero y esperar sencillamente que la otra
persona le devuelva las dos palabras. Lo acepto. Pero no esperaba que
salieras corriendo, Mnica. No es la clase de reaccin que alguien desea
cuando acaba de ser sincero respecto a sus sentimientos. Resulta muy
desagradable. Humillante, si me apuras.
Lo s musit.
Lo sabes, genial se mordi el labio inferior, mirando al frente. En
ese caso me quedo ms tranquilo, maldita sea.
Arranc la moto y se larg de all, destilando amargura. Durante un
par de minutos, Mnica estuvo plantada en la calle, cambiando el peso de
una pierna a otra sin saber muy bien lo que hacer. Consigui encender un
cigarrillo y darle un par de caladas en un intento por poner en orden sus
pensamientos. Qu senta. Qu deba hacer. Qu demonios deba hacer.
Expuls una amplia bocanada de humo, y contempl con amargura la
ua mordisqueada de su dedo pulgar, el mismo que se haba llevado a la
boca mientras permaneca encerrada en el cuarto de bao, ignorando o
tratando de ignorar que Erik acababa de desnudar su alma.
Pens en llamar a su madre, pero al final sacudi la cabeza y desterr
aquella idea. Tena demasiadas cosas que contarle secretos que le haba
ocultado durante aos, para sincerarse con una simple llamada
telefnica. Y definitivamente, no quera ser una de aquellas personas que
valoraban lo que posean una vez que lo perdan.
El sonido del corcho de una botella de champagne volando por los
aires fue lo primero que la recibi al abrir las puertas de la oficina.

Aquellos empleados que crea que la odiaban, a los que en un primer


momento quiso despedir, gritaron un estruendoso: Te echaremos de
menos, jefa!
Una pancarta en letras maysculas rezaba: Hasta pronto, Mnica.
Impresionada, Mnica se sonroj hasta las pestaas mientras esboza
una sonrisa tmida. No estaba acostumbrada a las demostraciones pblicas
de afecto, pero en aquella maravillosa ciudad todo el mundo pareca
extrovertido y amable con ella.
Vaya... gracias musit avergonzada y agradecida a la vez.
Supongo que esto lo hacis para que le hable bien de vosotros a Sara.
Todos se echaron a rer, conscientes de que la irona formaba parte de
aquella jefa glacial y dura que se haba ganado a la plantilla a base de
trabajo duro y reprimendas diarias. Pese a todo, Mnica haba supuesto un
punto de inflexin para ellos. Era exigente y no tena contemplaciones con
nadie, por eso mismo se mostraba imparcial y saba felicitar a sus
subordinados cuando destacaban por mritos propios. Exiga lo mximo
de cada uno de ellos porque aspiraba a la perfeccin.
Elena se acerc a ella para ofrecerle una copa.
Te echar de menos la abraz con sincero afecto.
Mnica se tens ante el contacto, hasta que consigui relajarse y pas
un brazo con torpeza alrededor de la espalda de aquella chica para
corresponder al gesto carioso.
Y pensar que ya me haba acostumbrado a todos vosotros brome.
De vers vas a marcharte de la ciudad? se interes.
La chica se mostraba muy interesada de permanecer bajo su mando,
pues haba aprendido ms de Mnica que de cualquiera de sus anteriores
jefes.
Mnica sinti que su estmago se revolva con una sensacin
desconocida. Durante aos, haba tenido la sensacin de no pertenecer a
ninguna parte. Entonces, Por qu dejar aquella ciudad le produca tanta
tristeza? Ni siquiera se haba marchado, pero ya experimentaba la
nostalgia de perder algo que le haba resultado maravilloso.
No hay nada que me ate a esta ciudad minti.



24



Erik recibi aquella informacin como un mazazo en el estmago.
Gonzalo lo observaba con cautela mientras Martina permaneca sentada a
su lado sin saber qu decir. Acababan de informarlo de que el asesino se
haba cobrado una nueva vctima.
Qu sabis de l? inquiri.
Era un tipo solitario. Un carterista y un matn. Pensndolo bien, esta
vez le ha hecho un favor a la sociedad, porque el tipo acumulaba hurtos,
robo con intimidacin y violencia e incluso agresiones a sus vecinos.
Todos se han mostrado aliviados de su muerte explic Gonzalo.
Cmo puedes decir eso? se horroriz Martina. Nadie merece
morir de esa manera tan cruel.
Yo slo digo... trat de defenderse irritado.
Erik solt aquella fotografa de la escena del crimen.
Martina tiene razn, joder. Incluso se ha cargado a su perro.
Los vecinos me comentaron que ladraba mucho.
Erik lo contempl con horror.
De verdad, esta maana tienes un humor muy extrao.
La quinta plaga mascull Martina, que haba llorado la prdida de
aquel inocente animal como si fuera el suyo. Supongo que tuvo que
darse prisa y cambi el ganado por el pobre perro.
Habis descubierto la relacin que guardaba con el resto?
Todava no respondi Gonzalo, pero sabemos que no tena
familia. Los que lo conocan dicen que era un hurfano.
Otro, pens Erik. A saber por qu delirante razn se habra cargado a
ese.
Lo encontraremos determin Erik, cada vez ms convencido.
Has encontrado algo en los archivos?
Lo he intentado, Erik. Pero es una denuncia de hace veinticinco aos,
y ya sabes cmo andaban las cosas por aquel entonces. Adems, no era
ms que un cro. Ni siquiera tena responsabilidad penal. Supongo que
archivaran el caso en un armario polvoriento.
Erik suspir resignado.
Pero seguir buscando lo anim.

Erik la mir agradecido.


Gracias. Lamentablemente, yo no puedo aparecer por la comisara.
Martina se llev las manos al walkie cuando le son un aviso. Todos
escucharon el aviso acelerado, y nadie pudo detener a Erik cuando los
acompa a toda velocidad hacia el coche patrulla.
Te quedas fuera le advirti Martina.
Gonzalo solt una carcajada, sabedor de lo que ocurrira.
Ve ms deprisa le orden Erik impaciente.
Todo haba sucedido a una velocidad endiablada para detenerse a
pensar con claridad. Las unidades de polica haban alertado de un
sospechoso que haba secuestrado a una mujer y la tena encerrada en una
vivienda. Los vecinos haban alertado a la polica, y casualmente eran
ellos quienes se encontraban ms cerca de la escena del crimen.
La descripcin que haban ofrecido los vecinos era convincente: la
noche anterior, haban visto merodear a un tipo enmascarado por la zona.
Haca unos minutos, los gritos de auxilio haban comenzado.
Nadie pudo detener a Erik cuando sali del vehculo y corri hacia el
edificio de apartamento. Resoplando, Martina lo sigui y Gonzalo se
tropez al pie de la escalera.
Te encuentras bien?
El puto tobillo! se quej.
Qudate frente al ascensor y bloquea ambas salidas le orden Erik,
como si siguiera siendo el subinspector.
Gonzalo asinti de mala gana. Martina y Erik llegaron jadeantes al
cuarto piso, y recorrieron a toda prisa el pasillo en direccin hacia el
apartamento indicado. Erik detuvo a su amiga al hallar la puerta
entreabierta.
Qudate aqu. Ir delante.
Vas desarmado susurr asustada.
Erik sac la pistola que guardaba en la cinturilla de sus pantalones.
Haba pertenecido a su padre, y la haba recuperado del cajn en el que la
tena guardada cuando le quitaron la suya.
Empuj con el pie la puerta y se col en el apartamento con un
movimiento rpido. Nada. El saln estaba desierto. Se desplaz con la
espalda pegada a la pared hacia el cuarto de bao, de donde provenan las
voces. Una mujer rogaba auxilio una y otra vez.
Por favor... por favor!

Martina, confundida al reconocer aquella voz, se adentr en el


apartamento pese a la orden impuesta por Erik. De una patada, l derrib
la puerta y se encontr con un paisaje confuso y demoledor. Los haban
engaado.
Una cd era reproducido a toda voz en aquella radio colocada sobre el
lavabo. Junto a ella, haba una mscara de Guy Fawkes.
Qu coo significa todo esto?
Martina seal la radio con amargura.
Es la voz de Elisa le explic apesadumbrada. Lo s porque
cuando le dimos la noticia a la familia, su hija se encerr en su habitacin
y comenz a ver grabaciones de su infancia en la que su madre le deca lo
mucho que la quera.
Erik se frot el rostro con ambas manos.
Aquel psicpata haba tenido la osada de grabar el sonido del
asesinato de Elisa. Era ella quien suplicaba por su vida, y el asesino haba
querido demostrarles que siempre ira un paso por delante.
Todava est aqu. Lo presiento.
Sali del apartamento en el momento que escuch como las puertas
del ascensor se cerraban. Corriendo, comenz a descender las escaleras
mientras trataba de avisar a a su compaero, que se hallaba en la primera
planta.
Va hacia ti! Cuidado!
Entonces se oy un disparo.
***
Erik fue el primero en llegar. El rastro de sangre le indic que algo
terrible haba sucedido.
Gonzalo! grit el nombre de su compaero, al no encontrarlo en
el portal.
Sali a la calle y sigui el rastro de sangre. A escasos metros de aquel
edificio, se hallaba el puente de Triana. Contra la barandilla, un cuerpo
luchaba por mantenerse en pie.
Aguanta!
Corri en su ayuda.
Con una mano ensangrentada tratando de detener la hemorragia,
Gonzalo le sonri con tristeza. Cay al agua antes de que l pudiera
detenerlo.
***

Una hora ms tarde, Erik mantena los ojos clavados en el agua. Una
mano se pos sobre su hombro con la intencin de ofrecerle algo de
apoyo.
Dicen que la corriente ha debido arrastrar el cuerpo.
Erik sinti una tristeza desoladora. Una culpabilidad que lo embarg
todo.
Tienes que irte, Erik. Si Mondragn descubre que estabas con
nosotros, te inhabilitar para siempre.
Pero a quin le importaba perder el empleo cuando haba perdido a
un amigo?



25



Mnica sali de la oficina ms tranquila consigo misma, sabedora de
que la pelota se encontraba en su tejado. Haba llegado el momento de
dejar atrs el pasado de una vez por todas. Para ello, construira un futuro
en el que los recuerdos no pudieran regresar a destruirla. En esas estaba
cuando divis a Erik en la acera contraria, que cruz la carretera a toda
velocidad y estuvo a punto de ser atropellado por un coche. Mnica se
llev las manos a la cabeza, pero el grito se atasc en su garganta al ser
consciente de su rostro lvido e impaciente.
Algo terrible acababa de suceder.
l se acerc a ella dando grandes zancadas, sintiendo que jams la
alcanzara a tiempo. Mnica vislumbr su ansiedad, por lo que corri
hacia l para cercar la distancia que los separaba.
Erik... Qu?
Su pregunta fue silenciada con un beso cargado de dolor y pnico. Ella
sinti que l se aferraba a ella, como si fuera su nica tabla de salvacin
en aquel instante. Conmovida por su actitud, lo abraz tan fuerte como
pudo y lo bes en un intento por consolarlo, pese a que no tena idea de lo
que haba sucedido.
Las manos de Erik rodearon su cintura y la apretaron ms contra s
mismo. Mnica no saba si quera protegerla a ella o a s mismo. Susurr

su nombre mientras la besaba, con la voz grave y rota por el dolor.


Mnica le acarici la espalda, sin saber muy bien lo que hacer. Sin saber a
qu se enfrentaba.
De pronto, la apart tomndola por los hombros y la contempl de
una forma que la aterroriz.
Tienes que marcharte de la ciudad. Ahora decidi. Mnica asinti,
consciente de que algo terrible acababa de suceder. Tu vuelo sale en tres
horas. Es lo mejor que he podido conseguir.
La agarr del brazo para arrastrarla hacia la moto que haba aparcada
en el otro extremo, y Mnica dese tener el valor suficiente para decirle
que en su estado no debera conducir. Estaba alterado, tampoco pareca
atender a razones.
Con suavidad, le acarici el biceps y se detuvo pese a que l trataba de
arrastrarla.
Erik, Qu sucede?
l se pas la mano libre por la barbilla, todava conmocionado. Ni
siquiera fue capaz de mirarla a los ojos al decir:
Gonzalo ha muerto. No hemos encontrado su cuerpo, pero el forense
dice...
Mnica se llev una mano temblorosa a la boca, consciente de lo que
aquel hecho significaba. Estaba tan aterrada de perder a Erik que se arroj
a sus brazos, y por un instante fue l quien la consol a ella.
Oh... Erik... lo siento mucho... tom su rostro entre las manos para
besarlo con suavidad. Por favor, vente conmigo. Vmonos de aqu
suplic.
l sacudi la cabeza, apartndose con brusquedad de ella. Mnica
percibi la rabia que lo carcoma, y supo que en su estado podra cometer
cualquier locura que lo pusiera en peligro.
No puedo.
Lo agarr por la camiseta en un intento porque l la tomara en
consideracin.
Qu tengo que hacer para que te vengas conmigo.... Qu tiene que
suceder! explot, a punto de echarse a llorar.
Ser mejor que nos vayamos. Tu avin saldr dentro de dos horas, y
no estar tranquilo hasta que ests lejos de esta maldita ciudad. No
soportara que ese hombre...
Y qu hay de ti? reclam ella. Erik rehus mirarla. Qu clase de

hombre le compra un billete de ida a una mujer a la que dice amar?


Aquella protesta provoc que Erik clavara los ojos en ella con dureza.
Dicho as, haces que parezca un monstruo.
No quiero irme a ningn sitio. No sin ti.
Volvers. Volvers y t misma decidirs si quieres compartir el lugar
que tienes a mi lado.
A ella se le llenaron los ojos de lgrimas, pero asinti con los labios
apretados.
Porque siempre cumples lo que prometes.
Porque te quiero.
Mnica se llev las manos al rostro, odindose a s misma por llorar
delante de l cuando era Erik quien requera su consuelo. La idea de
perderlo la aterrorizaba; no poda concebirla. Ahora que su vida
comenzaba a poseer algn sentido, sencillamente no era justo lo que
estaba sucediendo.
Promteme que no cometers ninguna locura exigi ella.
Te prometo que har justicia.
Detesto tu sinceridad.
***
Mnica vislumbraba la larga cola de personas, algunas descalzas, que
aguardaban para pasar el control del aeropuerto. Todava le quedaba ms
de una hora y media para embarcar. A su lado, Erik mantena la mandbula
tensa sin murmurar una sola palabra. Acababa de perder a un amigo y
compaero, y Mnica intua que por su mente vagaban pensamientos
autodestructivos. Se culpaba a s mismo, y no cesara de hacerlo hasta que
encontrara al asesino que haba convertido aquella caza en algo personal.
Hey... lo llam con suavidad, apretando su mano para que le
devolviera el contacto visual.
No estar tranquilo hasta que ests dentro del avin, Sabes?
Mnica se gir para encararlo. Enroll las manos alrededor de su
nuca y lo atrajo hacia s. El leve roce de sus labios provoc que su
estmago temblara de emocin.
Por qu no dejas de preocuparte por m y empiezas a hacerlo por ti
mismo? sugiri con dulzura.
l sacudi la cabeza. De su garganta brot un sonido ronco. Quiso
decir algo, pero las palabras quedaron atascadas en su garganta. Ella lo
mir con cierta esperanza, creyendo que de una vez por todas l tomara

el camino ms lgico. Hasta que habl.


Me preocupo por los dos. Si t ests a salvo, una parte de m podr
suspirar aliviada. A mi cabeza no le viene bien que t seas el nico tema en
el que puede centrarse. No razono bien cuando te tengo cerca.
Si es un cumplido, no lo parece.
Slo es un hecho.
Suena a despedida.
Las manos de Erik ascendieron sin previo aviso por los delgados
brazos femeninos, hasta asentarse en sus hombros. La apret contra su
cuerpo y le estamp un beso cargado de reclamo y deseo. Uno de aquellos
que marcaban el peligroso lmite entre la pasin y la locura.
Te parezco la clase de hombre que se despide de ti? exigi, con
una violencia desatada.
Me parece que deberamos ir a un sitio en el que pudisemos
discutirlo respondi, excitada y confusa al mismo tiempo. Tal vez no
estaba bien sentir deseo en una situacin como aquella, no lo saba. Pero
lo cierto era que no estaba dispuesta a privarse de la emocin desbocada
que martilleaba en su pecho. Ya no. Porque durante aos, haba estado ms
muerta que viva. Huyendo. Escapando de cualquier sensacin peligrosa.
A solas . asever.
Contempl la nuez de l, tragando el pesado nudo de deseo que se
haba formado en su conciencia. Una parte de ella saba que podra
tomarla all mismo. As eran las cosas entre ellos.
Qu..., no. Joder, no.
Joder, s insisti Mnica. Si tengo que marcharme, que sea con un
recuerdo lo suficiente bueno para que no me diga a m misma que eres un
idiota irracional. Y si vas a quedarte, quiero grabarte en la memoria que
hay alguien por quien merece la pena regresar sano y salvo. As que
regresa a m, Erik. Regresa a m.
Puede que sea un idiota, pero no hace falta que me convenzas de lo
que siento. Estoy enamorado de ti, maldita sea. Cada parte de m me dice
que merece la pena regresar para ortelo decir a ti. Algn da, rubia.
Ella le mordisque el labio inferior, extasiada.
Algn da... las palabras temblaron en su boca. Ro con
nerviosismo. Se peg a l y lo mir a los ojos, con una emocin apenas
contenida. Supongo que primero tendr que acostumbrarme a ortelo
decir a ti...

Te quiero dijo, sin dudar.


Mnica volvi a temblar.
Dios... dilo de nuevo.
Te quiero la bes. Luego otra vez. Te quiero.
Poco a poco, se acercaron hacia los servicios entre beso y beso. En
cuanto estuvieron refugiados en la soledad de su propio deseo, cerraron el
cuarto de bao con pestillo y se arrancaron la ropa como salvajes. l le
subi la falda. Ella le abri la bragueta.
La subi sobre la pila del agua y se coloc entre sus piernas. Aquella
vez no fue lenta ni suave, sino rpida y hambrienta. Se devoraron el uno al
otro. Jadeantes. Excitados hasta el lmite.
Mnica se aferr a la encimera, recibiendo sus embestidas con un
ansia que no haba experimentado jams.
Ella peda ms. l se lo otorgaba.
Erik enred la mano en su cabello, obligndola a mirarla a los ojos.
Exista en ellos un amor profundo que la devastaba. Que la absorba. Una
sensacin plena y maravillosa que lo abarcaba todo. Y es que las cosas por
fin empezaban a tener sentido.
Esto no es una puetera despedida gru l.
Mnica apret las piernas alrededor de su cintura, aferrndose a l
antes de marcharse.
Algn da... le prometi.
Erik asinti. Pleno. Satisfecho. Entregado.
Se hundi en ella por ltima vez, que lo recibi sin reservas. Ella
arque la espalda y grit rendida a aquel placer que culmin en un xtasis
que la devor. Erik se aferr a sus caderas, marcndola para siempre.
***
Apoyada sobre el pecho de Erik, su respiracin acompasada consigui
relajarla. Ni siquiera los apremiantes golpes en la puerta lograron
separarlos. Al parecer, la vejiga de alguien explotara si no abandonaban
el cuarto de bao.
Con una sonrisa ladeada, desliz las manos por el torso de Erik,
disfrutando de aquella deliciosa sensacin clida y reconfortante que la
embriagaba cada vez que lo tocaba. l atrap sus manos para llevrselas a
la boca, mordisquendole los dedos. Solt un gruido de fastidio al
escuchar los porrazos contra la puerta.
Deberamos salir de aqu.

Deberamos acord, pero su actitud evidenci lo contrario.


El telfono mvil de l son para arrancarlos de aquel letargo
placentero. Mnica torci el gesto al contemplar que l rebuscaba dentro
de su bolsillo para encontrar el aparato. Al descolgarlo, ella comenz a
vestirse. Mientras se adecentaba frente al espejo, escuch con cierta
inquietud la conversacin acelerada que Erik mantena por telfono.
Oye... oye... tranquilzate. Dame diez minutos y estar all, De
acuerdo?
La sollozante voz de una mujer se oa desde el altavoz. Mnica acert
a escuchar gemidos y sollozos que no auguraban nada bueno. Con las
manos sobre la cadera, esper a que Erik finalizara la conversacin.
Sandra, voy a buscarte. T slo esprame. Y por favor, no cometas
ninguna tontera colg el aparato y se gir hacia Mnica.
Voy contigo decidi.
Erik la detuvo por los hombros.
Slo est asustada. Acaba de perder a su marido, y es razonable que
se encuentre tan desesperada. T te quedas, Mnica. No vamos a discutir
sobre esto.
Ella asinti, no del todo convencida.
Tengo que irme. Dice que se encuentra en una nave abandonada a las
afueras de la ciudad Erik se masaje la barbilla, como cada vez que una
situacin lo inquietaba. No quiero dejarte sola, pero tampoco puedo
permitir que cometa una locura. Es la mujer de mi compaero, y yo...
Mnica se apresur a tranquilizarlo.
Est bien trat de convencerlo. Estar bien. Voy a embarcar si eso
te deja ms tranquilo.
Al abrir la puerta del aseo, una airada mujer los acribill con la
mirada. El rostro de Erik, encendido por la vergenza, no acert a
devolverle la mirada.
Cochinos!
Mnica se ech a rer y lo sac del cuarto de bao. Frente a la cola de
pasajeros que esperaban la comprobacin de su billete de embarque, se
despidieron con un beso.
Ten cuidado le orden.
Lo tendr.
La atrajo por la cintura para besarla. Mnica cerr los ojos y se
deshizo en un beso tan dulce como efmero. Cuando los abri, l ya se

marchaba a paso apresurado. Suspirando, se llev las manos a la boca y


sonri como una boba. Echara de menos aquellos labios masculinos y
grandes que le haban descubierto un mundo de placer y pasin
desorbitada.

26



La puerta estaba entreabierta y dentro no se perciba ms ruido que el
de una gotera golpeando sobre el suelo embarrado. Plaf. Plaf. Plaf. Erik
no tuvo tiempo de preguntarse qu motivacin haba arrastrado a Sandra
hacia aquel lugar tan recndito y apartado, pues el peso de su conciencia
lo oblig a empujar la puerta de chapa. Se escuch un crujido que delat
su presencia.
En el interior haca un calor sofocante y abrasador. El sol brillaba
sobre el entramado de metal de aquella nave industrial abandonada. Ola a
metal oxidado, corrompido por la humedad y la suciedad. Camin sobre
el suelo polvoriento e ilumin sus pasos con la linterna de su telfono
mvil.
Sandra?
El silencio que recibi como respuesta lo inquiet. Volvi a
pronunciar su nombre, rodeado por la oscuridad y el silencio. Se arrastr
hacia la pared y entrecerr los ojos al contemplar los artilugios que
colgaban de los pesados ganchos de la pared.
Qu demonios...
Retrocedi horrorizado por aquella visin. Ante sus ojos se
desplegaron una decena de instrumentos de tortura cubiertos por una
sustancia rojiza y slida. Sangre. No tuvo que hacer un gran esfuerzo para
comprender que aquella sangre evidenciaba un peligro inminente.
Le haban tendido una trampa.
All era donde aquel desalmado tramaba sus perversos planes. Su
escondite. La guarida de aquel lobo.
Se desplaz hacia un lado, alerta y a la defensiva. Sus ojos vagaron
por el surtido de cuchillos afilados y de diversos tamaos. Empu uno de
ellos sin pensrselo. Apret la mano alrededor de la empuadura y trag
con dificultad.
Las palabras de Mnica martillearon en su cabeza: regresa. Por ella,
cumplira su promesa. Hara lo que fuera necesario para sobrevivir.
Un tabln de corcho apoyado sobre un extremo de la pared llam su
atencin. Numerosas fotografas de la misma mujer provocaron que l
abriera los ojos de par en par, hasta que una sensacin de ira y pnico se

acrecent en su interior. Todas eran imgenes de Mnica captadas desde la


distancia. Dirigindose al trabajo, saliendo del hotel o encontrndose con
l. Las fotografas en las que l apareca haban sido masacradas. Su
cabeza agujereada. Su presencia borrada de la imagen.
La quiere a ella.
Empu el cuchillo con fuerza, clavndose la empuadura en la palma
de la mano. Al menos, Mnica ya se hallaba a cientos de kilmetros de
distancia. A salvo.
Tan slo exista una fotografa de su presencia. Ensartada en el panel
de corcho con un cuchillo clavado en su frente. Una accin que denotaba
un odio irracional. Una razn personal y perversa que l todava ignoraba.
Escuch el grito de una mujer en la distancia. Se dio la vuelta y dirigi
el arma blanca hacia la oscuridad. Saba que ms all de las sombras se
encontrara expuesto y vulnerable a las perturbaciones de aquel luntico.
Erik, Erik!
El grito de Sandra bast para conducirlo hacia aquel terreno
peligroso. Poco a poco, sus ojos se acostumbraron a la oscuridad. A lo
lejos, escuchaba los gemidos producto de un forcejeo fsico. Arrastr los
pies hacia el lugar, empuando el cuchillo como nica arma y tabla de
salvacin. Entonces los vio.
Con el rostro oculto tras la mujer, mantena una pistola pegada a su
sien. Sandra sollozaba con el rostro desencajado por el miedo. Sus ojos
anegados de lgrimas encontraron los suyos, suplicando por su perdn y
clamando por su ayuda. Erik trat de tranquilizarla, pero algo en su
interior le indic que los dos moriran.
Ser mejor que sueltes ese cuchillo si no quieres que le vuele la
maldita cabeza sugiri la voz. Haba un tono falso en ella que no pudo
engaarlo del todo.
Por qu no dejas de esconderte y me das la cara?
El hombre apret la pistola contra la cabeza de Sandra. Ella grit
aterrorizada. Erik trag con dificultad.
Slo un cobarde se escondera tras una mujer aterrorizada y
desarmada.
Suelta el jodido cuchillo o lo ltimo que vers sern sus sesos
esparcidos por el suelo.
Erik arroj el cuchillo. De un empujn, el hombre tir a Sandra al
suelo y sali de entre las sombras. Le dedic una sonrisa grotesca y

sdica. Erik cay de rodillas, masacrado por la verdad. Quiso cerrar los
ojos y ocultarse de aquella realidad que devastaba todo en lo que l crea.
Gonzalo.
Su amigo le apunt con el arma.
He regresado de entre los muertos para culminar mi obra.
Dispar.
***
Mnica se sent frente a la pantalla que informaba de su vuelo.
Faltaban quince minutos para que tomara asiento en el avin y se largara
de aquella ciudad. Se encontraba inquieta y recelosa. Rodeada del resto de
pasajeros, no era una ms que abandonaba la ciudad por motivos que no
ponan su vida en peligro. Dese fumarse un cigarrillo, vicio que haba
conseguido abandonar haca varios meses. Lo que fuera con tal de
desprenderse de aquella horripilante sensacin que no auguraba nada
bueno.
En realidad, siempre haba sido una mujer que se dejaba llevar por su
intuicin. Gracias a ella haba sobrevivido que no vivido durante todos
aquellos aos. Y su intuicin le deca que algo no iba bien.
Mi mente me est jugando una mala pasada... murmur en voz alta,
tratando de convencerse a s misma.
La mujer que haba sentada a su lado se movi un asiento ms lejos.
Deba pensar que no era ms que una desequilibrada.
Mnica comenz a mordisquearse la ua del dedo pulgar. Faltaban
diez minutos para su vuelo. En diez minutos, se alejara de aquella ciudad
para siempre. Y de Erik...
Se levant de golpe y clav la vista en la pantalla. Se llev las manos a
la boca y trag el nudo de pnico. Tuvo que ahogar las ganas de gritar,
pues no quera formar un espectculo delante del resto de pasajeros.
Aquella nave. Aquella maldita nave...
Por qu no se haba dado cuenta antes?
Gurdame el secreto, es una sorpresa, record las misteriosas palabras
de Gonzalo. Y su sonrisa. La maldita sonrisa que haba esbozado y que
para Mnica, en aquel momento, no haba significado nada. Por qu
ahora la recordaba tan macabra?
Y si aquella sorpresa...
No poda ser, pero...
Marc el nmero de telfono de Erik mientras se deca a s misma que

aquello no era ms que una maldita coincidencia. Gonzalo estaba muerto.


Sandra estaba asustada. Una coincidencia, S! Tan slo una absurda
coincidencia...
Comenz a impacientarse al no recibir respuesta de Erik. El
contestador salt y le indic que dejara un mensaje despus de or la seal.
As lo hizo.
Oye Erik... no quiero que pienses que soy una tonta... Pero podras
llamarme cuando escuches este mensaje? Slo dime que ests bien, De
acuerdo? Necesito escuchar tu voz por ltima vez...
Volvi a sentarse, sin saber qu hacer. A su lado, un hombre la
contempl con evidente compasin y le ofreci una sonrisa.
Problemas con su novio? se interes.
Yo... Mnica se mir los pies. Recab en que se estaba clavando las
uas en las palmas de las manos, por lo que afloj la presin. Es usted
de la ciudad?
El hombre no entendi a qu vena aquella pregunta, pero an as
respondi.
S.
Dnde se encuentra la calle chaparrilla?
Uhm... me suena. Tal vez de algn polgono industrial. Puede que est
en las afueras de la ciudad, creo...
Mnica volvi a incorporarse. Aquella vez no lo dud. Agarr su
maleta de mano y corri a toda prisa hacia la salida, ignorando el
comentario de la azafata acerca de que no podra volver a embarcar. Sali
al exterior del aeropuerto y se dirigi hacia el primer taxi que encontr.
A la calle chaparrilla.
El taxista puso el coche en marcha. Ella marc el nmero de
emergencias. Se impacient cuando trat de explicarle al agente novato la
situacin. Sus sospechas.
A ver si lo he entendido... Quiere que una patrulla vaya a revisar una
nave abandonada porque cree que el asesino se trata de un hombre que
acaba de fallecer hace unas escasas horas?
Mnica gru presa de la impotencia.
No han encontrado su cadver! chill desesperada.
Haremos una cosa. Por qu no me da su direccin y envo a una
patrulla para que le tome declaracin? Es evidente que se encuentra muy
nerviosa, Seora...

Colg. Si Erik se encontraba en peligro, no se molestara en perder el


tiempo con un polica que no prentenda comprender la gravedad de los
hechos. Alterada, marc el nmero de telfono de Martina. Le salt el
buzn de voz, por lo que le dej un mensaje:
Soy Mnica. Creo que Erik est en peligro. Voy de camino a una
nave situada en la calle chaparrilla. Por favor, no te tomes este mensaje a
broma. Necesito tu ayuda, la polica cree que estoy loca...
Rez para que aquel mensaje de voz pareciera lo suficiente
desesperado y a la vez convincente. Y rez para que Martina encendiera su
puetero telfono antes de que fuera demasiado tarde. Pese a sus ruegos
para que el taxista la esperara en la puerta, el tipo se mostr reacio a ello.
Cogi su dinero y se march de all a toda velocidad, pues no quera
formar parte de lo que fuera que se originaba all dentro.
De todos modos, Mnica no estaba segura de qu demonios estaba
sucediendo. Slo saba que su intuicin le indicaba que Erik se hallaba en
peligro. Haciendo acopio de valor, cruz la puerta entreabierta tratando de
hacer el menor ruido posible. A lo lejos poda escullar un murmullo de
voces. Ecos masculinos y furiosos. Ms cerca. Gritos. Gritos de dolor.
Se estremeci. Su parte razonable le orden que se marchara de all.
Su corazn le exigi que buscara a Erik. Palpit con fuerza. Con furia.
Estaba tan asustada como llena de rabia. Su espalda choc contra algo
afilado que le desgarr la ropa. Se gir con cuidado y descubri una
hilera de cuchillos colgada de la pared. Agarr uno de ellos y lo guard
detrs de la espalda, tapado por la blusa y sujeto por la presilla de su falda.
Sigui caminando. Fotos suyas. Ms fotos. Decenas de fotos que
plasmaban su recorrido por la ciudad.
Se llev las manos a la boca, asqueada por aquella realidad. Se
prometi a s misma que no volvera a ser la presa de otro cazador.
Mi vida me pertenece susurr a la oscuridad.
Muerta de miedo y con el horror susurrndole en la nuca, se arrastr
hacia las voces. Se escondi tras una viga al atisbar el perfil de un cuerpo.
Agazapada tras el muro, vislumbr al hombre amarrado a un pilar. Su
cuerpo estaba enchufado a numerosos cables que desembocaban en una
batera elctrica. Las pinzas le pellizcaban el torso desnudo, que sangraba
a causa de la presin ejercida. Un reguero de sangre le salpicaba las
sienes, como si le hubieran disparado un tiro errado. Quiso correr hacia l
y suplicar por su vida, pero supo que en el instante que lo hiciera

sentenciara la vida de Erik.


Una crueldad inhumana.
En el extremo contrario, Sandra tena las manos amarradas a una
mesa. Mnica peg la espalda a la viga por puro instinto en el momento
que contempl a Gonzalo. l no poda verla, pues centraba toda su
atencin en su esposa. La miraba de una forma asquerosa que auguraba
sus peores intenciones. Acercando un cuchillo a su mejilla, sonri de
oreja a oreja cuando ella comenz a llorar.
Gonzalo... por qu haces esto...
Clav la punta del cuchillo sobre la mejilla, de la que brot una gota
de sangre.
Cario, yo te quera...
Gonzalo la abofete, provocando que la cabeza de Sandra se golpeara
contra la pata de la mesa. La mujer respir con dificultad y clav la vista
en el suelo, tan desconcertada como aterrorizada.
Cario? No te atrevas a llamarme cario! Queras dejarme, maldita
zorra. T... escupi con desprecio, sealndola con el cuchillo. T
nunca me has querido. Crees que no s que lo nico que te interesaba de
m era la vida cmoda que yo te proporcionaba? Siempre fuiste una mujer
mediocre incapaz de valerse por s misma... Por eso te eleg! No eras ms
que una coartada, Estpida!
Por favor....
Gonzalo se llev las manos a la cabeza. Pareca cansado.
Oh... cllate. Preferira ir de compras contigo antes que escuchar tus
splicas absurdas. Voy a matarte, cario murmur aquella palabra con
desprecio, disfrutando del horror que se dibujaba en el rostro de su
esposa. La tom de la barbilla para que ella no pudiera esquivar su
mirada. Voy... a... matarte. No hay nada que puedas hacer para
impedrmelo.
Miserable! le grit Erik.
Gonzalo se ech a rer. Pareca perplejo, incluso divertido, por la
intromisin de Erik. Volvindose hacia l, dej de prestar atencin a
Sandra y clav la vista en el subinspector. Camin hacia la batera y la
rode con pasos estudiados, en un intento por atemorizarlo. Pero en la
expresin de Erik no exista miedo, sino la decepcin ms absoluta. El
hombre que crea su amigo haba resultado ser un completo farsante. Un
asesino.

Ser divertido ver como suplicas por primera vez en tu vida,


subinspector de mierda se puso de cuclillas frente a la batera. Llevo
tanto tiempo esperando esto, que no te haces una idea de lo que disfrutar
observando que te fres como una asquerosa cucaracha.
Gonzalo se relami los labios, paladeando el anticipado placer que
aquello le produca.
Por qu? exigi saber su amigo, consternado por la verdad.
Intent sacudirse en vano de sus ligaduras. Gonzalo juguete con el
interruptor de la batera.
Por qu? repiti, atnito. Por qu?
Por qu te has convertido en un traidor, en un asesino, en alguien
que disfruta con el miedo de los dems?
Porque durante todos estos aos lo nico que me mantuvo con vida
fue la venganza! coloc el dedo sobre el interruptor, pero no lo puls.
Mnica tembl de impotencia. Ni siquiera cuando me adoptaron pude
escapar de mi pasado. T... no entiendes lo que es eso. Que abusen de ti...
que nadie te ayude, Joder! Slo era un puto cro! Te haces una idea de lo
que sent? De cunto sufr? Y entonces decid mudarme para empezar una
nueva vida. Conoc a esa maldita zorra seal a Sandra con un gesto
despectivo. Luego inclin la cabeza hacia Erik. Despus los dos
coincidimos en la academia. En un principio cre que podramos ser
compaeros, amigos... algo as como dos iguales. Pero t siempre seras
mejor que yo, No? El superior Erik, descendiente de pap polica y con
madera de subinspector. Y una mierda! Yo me mereca ese puesto tanto
como t!
Por eso asesinaste a Roldn?
Jess torci el gesto.
He de admitir que se me fue de las manos se ech a rer, como si
acaso lo encontrara divertido. Una risa grotesca que a Mnica le puso los
pelos de punta. El viejo estaba a punto de jubilarse... no tena por qu
morir. Pero entonces t te empeaste en arrebatarme a una de mis
vctimas, y joder, no tienes ni idea de lo que eso me fastidi. As que
decid pagarte con la misma moneda. El viejo tena agallas, Sabes? No
suplic por su vida.
Furioso, Erik se revolvi de su amarre. Forceje todo lo que pudo,
pese a que era imposible liberarse de sus ataduras.
De hecho, por tu culpa he tenido que adelantar mis planes. Se supona

que t seras mi dcima vctima, y no la sptima. Mi querida esposa ser la


octava. Quieres saber quienes sern los dos ltimos desgraciados? le
pregunt. Aunque Erik no respondi, l continu con su perorata.
Necesitaba explicarle a alguien los perversos planes que pululaban por su
mente. Mis padres. Mis jodidos padres. Los que me abandonaron en un
asqueroso orfanato y los que tienen la culpa de mi mediocre infancia. Fue
difcil, pero al final los he encontrado. Tendr que hacer un viajecito
exprs antes de largarme de esta asquerosa ciudad que me ha hecho tanto
dao. Trabajar como polica a veces facilita mucho las cosas, Sabes?
Pero qu te voy a decir a ti.
Solt una risilla grotesca.
Te has saltado a la sexta le indic, consciente de que necesitaba
alargar su tiempo para pensar en una forma de escapar.
Gonzalo torci el gesto.
No te enteras de nada! rugi indignado. La sexta vctima fue
Gonzalo. Yo, maldito imbcil! Fui yo! le explic, orgulloso de su
magistral plan. Ese pattico amigo secundario que siempre estuvo
cobijado por tu maldita sombra. Necesitaba deshacerme de l para que mi
nueva vida tuviera sentido. He roto con l para siempre... para siempre.
Que hablara de s mismo en tercera persona le ofreci a Erik la idea
de que su amigo, aquel hombre en el que siempre haba confiado, estaba
completamente podrido por dentro. Tan slo habitaba odio en su interior.
Desgraciado... lo insult, sintindose impotente.
Gonzalo se encogi de hombros.
S, toda mi maldita vida lo he sido sus ojos tomaron un cariz ms
violento. Pero eso est a punto de cambiar. Para el resto del mundo estoy
muerto. Muerto como un jodido mrtir, No es realmente estupendo?
Estoy a punto de empezar una nueva vida, Erik. Y tu preciosa rubia es mi
pasaporte hacia el paraso.
Erik tembl de ira.
Jams ser tuya.
Gonzalo aplast las manos entorno a la batera.
Por ltima vez... Dnde la tienes escondida?
Erik escupi la sangre que manchaba su boca.
Qu te jodan.
Respuesta incorrecta.
Antes de que pudiera accionar el interruptor, Mnica se abalanz sobre

l y le asest una pualada por la espalda. La furia y el miedo que


albergaba la impelieron a abalanzarse contra aquel desalmado como una
fiera, para proteger al hombre del que estaba enamorada. El cuchillo se
clav en su piel como si fuera mantequilla. Gonzalo solt un alarido y
embisti contra ella, que rod por el suelo. La cabeza de Mnica golpe el
pavimento, y durante unos preciados segundos su visin se torn borrosa.
Contempl angustiada la figura que avanzaba hacia ella con paso
renqueante y el gesto enloquecido, y se arrastr hacia el extremo
contrario apoyndose en los codos. Una mano aferr su tobillo y la
arrastr por el suelo. Grit y consigui asestarle una patada en la rodilla.
Gonzalo se derrumb, y antes de que ella consiguiera ponerse en pie, le
dedic una sonrisa perversa. Pareca satisfecho, y aquella reaccin le
indic que aquel hombre haba perdido la cabeza por completo.
La arteria cartida est seis centmetros ms arriba, pequea
estpida. Se arranc el cuchillo de la espalda, gruendo como un animal
herido. Entonces, contempl la sangre que manchaba la hoja y solt un
risita incrdula. As que eres una sorpresa constante. Bien, me encantan
las sorpresas. Ser ms divertido y emocionante de lo que pensaba!
Apoyndose en los codos magullados, Mnica consigui ponerse en
pie mientras retroceda de manera instintiva.
Saba que eras una mujer fuerte. Guerrera... mi guerrera... su tono
lascivo consigui hacerla reaccionar.
Mnica ech a correr mientras escuchaba a Erik gritar su nombre. No
supo a ciencia cierta lo que l le dijo, pero de todos modos no estaba
dispuesta a huir dejndolo a su suerte. Consigui encontrar la pared de los
cuchillos y eligi uno al azar.
Estoy armada! le advirti, blandiendo el cuchillo hacia un extremo
al escuchar un ruido cercano.
Una risa masculina y grave se proyect contra la pared.
Siempre me han gustado las mujeres armadas... porque imagino la de
cosas que podr hacerles cuando logre desarmarlas.
Mnica blandi la daga hacia la voz, pero se encontr con una
oscuridad sobrecogedora.
Djala en paz, desgraciado! la voz de Erik lleg hasta sus odos.
Oh... cllate. Nunca te han comentado que tres son multitud? la voz
de Gonzalo se escuch aterradoramente cerca. Mnica se desplaz hacia
un lado, sosteniendo el cuchillo con ambas manos. As que quieres

jugar... muy bien, me encantan los juegos. T sers el ratn, y yo el gato...


El pulso le lata frentico en las sienes. Intent adivinar de donde
provena la voz, pero antes necesitaba tranquilizarse. Los gritos de Erik,
ordenndole que saliera de all, tampoco ayudaban a su concentracin. En
un alarde de lucidez, decidi mantenerse en silencio mientras buscaba un
escondite. Se agach tras un pilar y se hizo un ovillo.
Necesitaba pensar con frialdad, y tena de su parte que aquel hombre se
mostraba enloquecido y sobre excitado por el sdico placer que le
produca su bsqueda.
Miau... maull lascivo.
Mnica se aplast contra la viga, en un intento por ocupar el menor
espacio posible. Dese con todas sus fuerzas ser invisible. Temblaba de la
cabeza a los pies, mortificada por el miedo. A lo lejos, poda percibir la
respiracin jadeante de Gonzalo. Aquel juego lo excitaba.
Mnica... canturre su nombre de una manera que le eriz el vello
de la nuca. Provena de su izquierda... tal vez a unos diez metros. No voy
a hacerte dao... No crees que he tenido oportunidades suficientes para
ello? Fui yo quien te conced una segunda oportunidad, Deberas estarme
agradecida! Mat a ese hombre como muestra de mi amor.
Amor? Qu saba aquel perturbado acerca del amor?
Se tap la boca con la mano libre para no gritar. Perciba la
respiracin entrecortada de Gonzalo acercarse a tientas hacia donde se
encontraba. Rastrendola. Apret la empuadura del cuchillo y esper, tan
paralizada por el miedo que no crey ser capaz de asestar un nico golpe.
Mnica... la voz son ms cerca. Grotesca. Sal de tu escondite,
preciosa. No voy a hacerte dao. Es que no entiendes que estamos hechos
el uno para el otro? Han abusado de nosotros durante demasiado tiempo, y
yo estoy dispuesto a cobrarme todo este sufrimiento con el dolor de otros.
Mat al hombre que te destroz la vida... y matar al hombre que te impide
amarme.
Todo sucedi a cmara rpida. El pie de Gonzalo le roz la puntera de
su zapato, y ella no lo dud. Con toda su fuerza, clav la hoja en el
empeine del pie. Gonzalo solt un halarido, y Mnica lo empuj para
escapar antes de que consiguiera alcanzarla. Sumida en aquella catica
oscuridad, se dirigi hacia el punto central iluminado por las sucias
ventanas y grit el nombre de Erik.
Erik!

Mnica!
Erik, Erik!
Lrgate! Ve hacia la salida, joder! Qu coo haces aqu? Maldita
sea!la sincera preocupacin y la impotencia de su voz no lograron
disuadirla.
Corri hacia la voz y lo encontr malherido contra la viga. Acarici la
herida abierta en un lateral de su cabeza y l hizo un gesto de dolor, por lo
que Mnica retir la mano. Erik suspir aliviado al contemplarla intacta.
Mnica se abraz a su maltrecho cuerpo. Deseaba besarlo tanto como
necesitaba respirar, pero saba que no poda perder el tiempo. Sandra
continuaba inconsciente en el otro extremo de la sala. Intent no examinar
con detenimientos las heridas de su cuerpo y se dispuso a desatarlo con
rapidez.
Date prisa, Mnica la urgi.
Lo hago... hago lo que puedo sus dedos temblaron sobre las
cuerdas.
Deberas haberte marchado la reprendi.
Ella continu desatndolo con dedos impacientes.
Debera, pero no he podido.
Tirone de las cuerdas y solt una maldicin al comprender que le
llevara ms tiempo del que haba credo. Los nudos eran fuertes y la
cuerda muy gruesa.
Lrgate y busca ayuda la apremi, furioso.
Mnica tirone de las cuerdas.
Joder! No puedo... consigui desatar el primer nudo y rugi.
Deja ya de pedirme que me marche! No puedo! Es que no te das cuenta
de que soy incapaz de dejarte a tu suerte? Por qu tenemos que apreciarlo
todo cuanto estamos a punto de perderlo?
A qu te refieres?
Mnica solt un sollozo.
Te quiero susurr, sorbindose las lgrimas. Desat un segundo
nudo y lo mir a los ojos. Te quiero. Incluso asustada, malherida y
muerta de miedo. No puedo evitarlo, y te prometo que lo he intentado con
todas mis fuerzas. Pero aqu me tienes. Jugndome la vida por un hombre
que prometi regresar ileso a m.
Pese al dolor y la tensa situacin en la que se hallaban, Erik logr
curvar los labios en una inestable sonrisa que slo era para ella.

Lo de ileso ya no es posible...
Entonces jrame que saldremos de esta le orden asustada.
Mnica! rugi su nombre un segundo antes de que Gonzalo
estuviera a punto de alcanzarla. Ella cay rodando hacia atrs, y se cubri
el cuerpo por puro instinto. Cojeando y cubierto de sangre, Gonzalo se
arrastr hacia ella con el rostro convertido en una mscara de odio. No
la toques, hijo de puta! Me quieres a m, joder!
Gir la cara hacia l.
T... ya me ocupar de ti ms tarde lo desde, volviendo a clavar
la mirada en Mnica. Zorra traidora!
Ella trat de incorporarse, pero la patada que le asest en las costillas
hizo que se doblara en dos. Abri la boca para tomar una bocanada de
aire, y Gonzalo la agarr del pelo. Lgrimas de dolor le empaaron los
ojos, que buscaron a Erik con temor. l forceje contra las cuerdas y grit
desesperado mientras Gonzalo disfrutaba de la sensacin de sentirse
poderoso.
Sultala! Maldito seas! Sultala y ocpate de m le orden
impotente.
Gonzalo hizo una mueca de hasto.
Sigues empeado en dar rdenes cuando te tengo atado a una viga,
imbcil?
Erik trat de desviar su atencin de la de Mnica durante el mayor
tiempo posible. Se senta superado al contemplarla agazapada y dolorida,
por lo que busc su mirada mientras increpaba a Gonzalo en un intento
por ofrecerle una ltima posibilidad para escapar.
Siempre ser tu superior. No hay nada que puedes hacer para
cambiarlo.
Cllate! Gonzalo estall de ira. De envidia.
Mnica le mordi la mano que la tena asida del pelo. Gonzalo solt
un alarido y la abofete. Aquella vez, la sostuvo de la garganta y la inclin
de tal manera que la expuso ante Erik, quien rugi desesperado.
Has apostado al caballo perdedor le susurr al odo. Mnica se
revolvi, pero Gonzalo le clav los dedos en la delicada piel de la
garganta. ltimas palabras?
Mnica emiti un gorgojeo inaudible, por lo que Gonzalo afloj la
presin.
Mereci la pena... te quiero... musit.

Erik no apart la mirada de la suya.


Oh... conmovedor escupi Gonzalo asqueado.
Arrodillada, Mnica se gir hacia l y le agarr las manos. Gonzalo
quiso soltrselas, pero flaque al mirarla a la cara. Aquella mujer era su
taln de Aquiles. Tan bella... tan frgil y a la vez fuerte sin ser consciente
de ello. Dos almas gemelas separadas por aquel miserable subinspector.
Por favor, no lo mates. Haz lo que quieras conmigo... pero no le
hagas dao suplic desesperada.
Mnica... la voz de Erik tembl de miedo.
Gonzalo la agarr de los hombros para ponerla en pie. Hundi las
manos en su cabello, pero aquella vez no le hizo dao. Fue una caricia de
lo ms extraa. Tan implorante como las palabras de Mnica.
Si me quieres como dices, lo dejars con vida. Te lo ruego.
No te das cuenta de que l es quien nos separa? Ests cegada, como
el resto del mundo. Como la puta de Martina. Como Roldn la zarande
por los hombros. Mnica hizo una mueca de dolor. El rostro enloquecido
de Gonzalo encontr el suyo, y ella supo que jams podra convencerlo.
Haba cruzado el lmite de una locura que desembocara finalmente en la
crueldad, la muerte y la destruccin. Pero yo voy a curarte... lo har... lo
har por nosotros.
Mnica se aferr a l. Trat de doblegarlo. Le clav las uas en los
antebrazos y forceje todo lo que pudo en un intento por detenerlo,
consciente de que estaba a punto de sentenciar a Erik a la muerte.
No lo hagas!
De un puetazo en el estmago, la tir al suelo y se dirigi hacia el
interruptor. Erik mir a Mnica a los ojos por ltima vez y sonri con
tristeza. Se despidi de ella y rog a Dios que la polica llegara antes de
que Gonzalo le pusiera una mano encima. Ella grit. Gonzalo accion el
interruptor.
El cuerpo de Erik se llen de espasmos violentos. Mnica observ
horrorizada la muerte lenta y dolorosa a la que se estaba exponiendo. l
grit y perdi la conciencia. Mnica corri hacia el interruptor para
desactivarlo, pero Gonzalo la atrap por el brazo. Ella se defendi
hundiendo el codo en su mandbula, y los dos cayeron al suelo. Se arrastr
hacia el interruptor, pero Gonzalo la detuvo con el peso de su propio
cuerpo. Intent hundirle los dedos en los ojos y l le propin un cabezazo
que la dej aturdida. La visin nublada no le impidi discernir el cuerpo

de Erik convulsionndose. Cubierto de humo. Exhalando su ltimo


suspiro.
No...
Algo violento y poderoso se apoder de ella. No estaba dispuesta a
perder al hombre de su vida. El hombre que le haba descubierto con
paciencia y cario un mundo desprovisto de la crueldad que ella haba
experimentado. El hombre al que amaba con cada fibra de su ser.
De un rodillazo en la entrepierna, se quit a Gonzalo de encima y se
arrastr con sus ltimas fuerzas hacia el interruptor. Lo roz con la punta
de los dedos cuando la mano de Gonzalo aferr su tobillo, arrastrndola
hacia l. Mnica le propin una patada en el hombro, se gir y le mordi
la mano, hincando sus dientes todo lo fuerte que pudo. Escupi la sangre
que le salpic la lengua, alarg la mano todo lo que pudo y accion el
interruptor. El cuerpo de Erik dej de convulsionarse, y Mnica corri
hacia l.
Apenas faltaban tres metros para que lo alcanzara.
Gonzalo la derrumb antes de que pudiera auxiliarlo. Entorn las
manos alrededor de su garganta y presion hasta dejarla sin respiracin.
Sus extremidades se quedaron laxas y empez a flotar en una neblina
densa y absorbente mientras l no cesaba de gritar la palabra zorra.
Mnica trat de detenerlo, pero todo lo que pudo conseguir fue araar de
manera superficial la piel que se expona ante ella.
Un disparo.
Gonzalo cay sobre ella como un peso muerto, aplastndola. Mnica
chill histrica, creyendo que era su propia sangre la que le empapaba el
cabello. Cuando logr quitarse a Gonzalo de encima, contempl en la
distancia a la mujer que corra hacia ella con el rostro desencajado y el
arma an desenfundada. Martina no haba dudado en disparararle en el
crneo.
A gatas, Mnica logr ponerse en pie. Rebusc sin pudor en los
bolsillos del difunto Gonzalo, que incluso muerto y con los ojos abiertos
de par en par, pareca rerse de ella por lo que acababa de arrebatarle.
Encontr un cuchillo y se dirigi hacia Erik, que permaneca inconsciente.
Est muerto? temi Martina.
No lo toques, podras electrocutarte! le orden Mnica.
Se quit la camiseta sucia para tocarlo. Entre ambas, lograron
desatarlo y tenderlo en el suelo.

Llama a un mdico le pidi, mientras trataba de encontrarle el


pulso. Apoy la oreja sobre su pecho y no oy nada. El silencio del
corazn paralizado de Erik la imbuy de pnico. No, no, no! Por favor...
no me hagas esto, Erik.
Comenz a realizarle la maniobra de reanimacin cardiopulmonar.
Presion repetidas veces sobre el pecho desnudo de Erik y luego insufl
aire hacia sus pulmones. El pecho de Erik se hinch, pero sus ojos
permanecieron cerrados. Su rostro tan inerte y plido como el de un
cadver.
No supo cuanto tiempo transcurri desde que ella intentaba reanimarlo
y Martina rezaba en voz alta hasta que lleg el equipo de emergencias.
Echndose a un lado como una autmata, Mnica contempl como Erik
era trasladado en una camilla hacia el hospital. Alguien asi su mano y la
llev hasta un vehculo. El coche de Martina. Mientras miraba por la
ventanilla, susurr una orden dirigida al hombre del que estaba
enamorada.
Vive.









27



Se poda morir de amor? Nunca antes se haba formulado aquella
pregunta, pero mientras recorra el largo pasillo del hospital, senta que su
corazn se paralizaba a cada nuevo paso. Persegua la camilla que
transportaba al hombre que haba jurado proteger de s misma, y al tipo
del que prometi no enamorarse. A aquellas alturas, sobraba admitir que
era psima cumpliendo las promesas que se haca a s misma.
La idea de perderlo la aterrorizaba.

Un pinchazo se apoder de su pecho al contemplar el cuerpo inerte


sobre la camilla. Haba gritado tantas veces su nombre que el hecho de
susurrarlo le dola demasiado. Incluso deseaba que l se despertara para
que volvieran a discutir como dos idiotas que estaban demasiado
enamorados el uno del otro para admitirlo sin sentir miedo.
Miedo?
La haba perseguido toda su vida, pero el sentimiento era
incomparable a la agona que le produca su posible perdida. A veces era
necesario que la realidad te abofeteara para que la contemplaras en toda su
mediocridad. Con tus errores salvables y tus victorias factibles. Con todo
lo que podas perder si no tenas valor para afrontar aquellas
inseguridades que quizs merecieran la pena.
Entre el quizs y el miedo se haba movido su vida. Un camino de
probabilidades condicionadas en el que siempre eligi el atajo fcil. El
atajo fcil del engao feliz y pasajero. El de las lgrimas lloradas en
silencio y a oscuras.
Se haba esforzado en no demostrar debilidad. Y todo para qu? Para
terminar llorando en el pasillo de un hospital, rogndole a Dios y a los
mdicos, a la vida y a la muerte, que no se llevaran al hombre del que se
haba enamorado de manera irremediable.
Una mano trenz la suya. Aquel gesto de apoyo la conmovi, porque
en aquel momento no exista para ella mayor enemiga que la muerte.
Abraz a la mujer que tena a su lado y solloz como una nia pequea y
angustiada. Como una chiquilla enamorada, al fin y al cabo.
Tiene que vivir exigi conmocionada. Lo necesito...
A su lado, Martina continuaba con los ojos clavados en el pasillo por
el que se haban llevado a Erik. Todava no se haba recompuesto de haber
disparado su arma, pues era la primera vez que mataba a un hombre, y
esperaba que tambin la ltima.
Es fuerte. l es fuerte le asegur a Mnica.
La mujer rubia, tan plida como las paredes de la sala en la que se
hallaban, asinti con los ojos enrojecidos de tanto llorar.
Familiares de Erik Rodrguez? pregunt un hombre ataviado con
la bata de mdico.
Mantena el gesto grave, lo que auguraba sus peores sospechas. Ambas
corrieron hacia l, temiendo la noticia.
Dctor, Cmo se encuentra? pregunt Mnica en un susurro.

El mdico inclin la cabeza hacia bajo con verdadero pesar.


Hemos hecho todo lo que ha estado en nuestras manos, pero no ha
respondido a las maniobras de reanimacin. Lo lamento.
El corazn de Mnica se paraliz. Martina se tir al suelo y comenz a
gritar, maldiciendo al Dios que se lo haba llevado consigo. Mnica, inerte
e incapaz de reaccionar, sacudi la cabeza sin ser capaz de creer las
palabras del mdico. Aquello, sencillamente, no poda ser posible.
Miente... susurr.
Una lgrima discurri lenta por su mejilla.
Lo siento mucho, seorita. Cuando los paramdicos lo atendieron,
careca de pulso y no pudieron hacer nada por l.
Mnica retrocedi horrorizada, sin fuerzas para aceptar la cruel
realidad. Erik no poda estar muerto. No poda... era imposible.
Miente! Est mintiendo! explot enloquecida.
Martina se aferr a sus rodillas y trat de tranquilizarla. l mdico
apoy las manos sobre sus hombros, pero ella estaba poseda por una
fuerza arrolladora.
Quiero verlo! l no est muerto... No! Me est engaando! rugi,
corriendo hacia el pasillo.
Nadie pudo detenerla cuando abri la puerta de la habitacin en la que
l se encontraba. Lo que vieron sus ojos la derrumb. Sollozando, se
aproxim al hombre plido e inerte que yaca sobre la cama con los ojos
cerrados. Le tom la mano y deposit un tembloroso beso sobre su piel.
Me prometiste que regresaras a m le reproch dolida. T... me
lo prometiste.
En el umbral de la puerta, Martina y el mdico la contemplaron
incapaces de interrumpirla. Aquel era un momento ntimo y demasiado
doloroso.
Erik llor su nombre, aferrando aquella mano contra su pecho.
Erik...
Las lgrimas empaaron su rostro, que se cobij sobre el pecho
masculino, desnudo y muerto. Inlcuso sin vida, l siempre sera su mejor
refugio. El hogar que haba encontrado tras tantos aos deambulando en
soledad. La persona que haba sanado todas sus heridas con paciencia y
cario. El hombre al que amaba.
Vamos, despierta lo agarr del hombro para zarandearlo
ansiosamente. Tienes que despertar. Por favor...

El cuerpo inmvil de Erik no provoc que ella lo abandonara. Durante


largos minutos, permaneci con la mejilla pegada a su pecho, buscando
aquel latido que lo devolviera a la vida. Suplicando.
Hasta que alguien la agarr con delicadeza para apartarla del cadver.
Temblando y sobrecogida por el dolor, suplic que la dejaran a solas un
rato ms en la habitacin.
Quiero estar con l un poco ms... slo un poco ms... se neg a
dejarlo marchar.
Conmovido, el mdico acept aquel ruego desesperado.
Mnica contempl a Erik una ltima vez, a los pies de la cama. Rota
por el dolor, marc un nmero de telfono porque era incapaz de actuar
de manera razonable.
Quin es? la voz somnolienta de Sara consigui que volviera a
llorar.
A las cinco y media de la maana en la ciudad de Manhattan, Sara
Santana se incorpor angustiada al reconocer aquellos sollozo.
Mnica? Mnica s que eres t. Por favor, tranquilzate y cuntame
lo que ha pasado pidi asustada.
Mnica clav los ojos en el hombre que yaca en aquella cama de
hospital.
Sara... consigui pronunciar su nombre, rota de dolor.
Mnica, cario...
Sin ser capaz de soportar aquellas lgrimas, llor desconsolada sin
que las palabras de su amiga pudieran tranquilizarla. No exista consuelo
para su alma, que se hallaba destrozada.
Mnica! Qu ha pasado? exigi angustiada.
A ella le pareci que la mano que antes haba apretado mova un dedo.
Consciente de que estaba delirando, susurr:
Es Erik.
Entonces fue Sara quien comenz a llorar.
Por favor, dime que no le ha sucedido nada malo suplic
aterrorizada.
Est muerto. Est muerto por mi culpa.
Sara grit. Mnica apenas pudo sostener el telfono contra su oreja.
De nuevo, aquella mano reaccion. Aquella vez, Mnica se acerc
dubitativa hacia el cuerpo de Erik y clav los ojos en su mano.
Nada. Ni un slo movimiento.

Oh... Dios... lamentaba Sara. Tenemos que viajar de inmediato a


Sevilla le deca a su marido
. Mnica?
Pero Mnica no la escuchaba, pues haba olvidado el telfono por
completo. Haba recobrado la esperanza gracias a una vaga seal que tal
vez hubiera imaginado.
Vamos... vamos... implor.
Mnica? insista Sara en el telfono.
Puedes hacerlo, Erik. S que puedes hacerlo apret su mano contra
la de l, que no emiti ninguna seal.
Se la llev a la boca, cada vez ms ansiosa. Lo haba visto. Tena que
ser cierto...
La vida sin Erik se le antojaba demasiado cruel. Demasiado...
Los ojos de Erik se abrieron de par en par, provocando el alarido de
Mnica. La boca masculina se abri para buscar aire, y respir de manera
dificultosa. Ansiosa. Violenta,
Desorientado, contempl todo lo que haba a su alrededor hasta clavar
los ojos en Mnica con desconcierto.
Un mdico! pidi ella. Fascinada. Con el corazn latiendo
desbocado en su pecho.
Alterado, Erik rechaz su contacto.
Quin coo eres t? fue lo primero que dijo tras regresar de entre
los muertos.









28



En el hospital todo era catico y rpido. Los mdicos no acertaban a

darles ninguna respuesta mientras hacan los estudios pertinentes a Erik


como si fuera un conejillo de indias. Haba estado clnicamente muerto
durante veintids minutos.
Ni siquiera Mnica haba tenido tiempo de preguntarse qu era lo que
haba sucedido. Erik estaba vivo, y eso era todo lo que le importaba. Erik,
el hombre del que estaba enamorada sin remedio, haba resucitado. Haba
sucedido de manera tan vertiginosa que Mnica segua con el corazn
desbocado, pero con una felicidad que lo arrasaba todo. Tena tantas cosas
que decirle cuando volviera a verlo. Planes de futuro, la promesa de no
separarse de l, la intencin de trasladarse a Sevilla porque ahora vea las
cosas claras. La vida con Erik se le antojaba fascinante y prometedora,
pues era aquella oportunidad que haba esperado desde haca aos. Sus
anteriores dudas carecieron de sentido. Jams lo tuvieron, pero se haba
dado cuenta de ello en el momento que lo haba perdido.
Junto a Martina, la madre de Erik y su marido, todos esperaban
impacientes un diagnstico que nunca llegaba. Mnica todava se senta
confusa y algo asustada, pero perviva en ella la dicha desmedida que le
haba producido la resurreccin de Erik.
Erik estaba vivo.
Haba tenido que explicarle a Sara algo que ella tampoco lograba
comprender. Su amiga, que llor y grit al mismo tiempo mientras
escuchaba sus explicaciones aceleradas, fue empacando las maletas
mientras ordenaba a su marido que le consiguiera el primer vuelo de la
maana. Si no vea que Erik estaba vivo con sus propios ojos, jams se lo
creera.
Al cabo de una hora que se le hizo eterna, el mdico irrumpi en la
consulta con una maravillosa noticia.
Se encuentra en perfecto estado. Fuera de peligro. Sano y salvo les
inform.
La madre de Erik comenz a llorar de felicidad, y abraz a Mnica
para compartir aquella dicha que la embargaba.
No entiendo nada, doctor. Cmo es posible? inquiri Mnica.
Segua algo asustada, como si el destino pudiera arrebatrselo de
nuevo.
Es un misterio incluso para nosotros. La literatura mdica lo ha
denominado Efecto Lzaro, pues no es el primer caso que sucede. Los
ms desdichados han llegado a ser enterrados para luego resucitar en sus

propios atades les explic. Mnica se horroriz de slo imaginarlo.


Un fenmeno de estas caractersticas es imprevisible y muy raro, pero a
veces sucede. Las maniobras de reanimacin fallan y se certifica la muerte
de la persona. Extraordinariamente, algunos regresan de entre los
muertos. Minutos e incluso horas despus de que sus signos vitales se
detuvieran. No tiene explicacin para nosotros, aunque existen algunas
teoras. Pero supongo que lo que les interesa saber es que Erik se
encuentra completamente fuera de peligro.
Mnica apret la mano de Trini, que dio gracias al cielo porque se
hubiese obrado tal milagro.
Puede recibir visitas, pero no deben atosigarlo. Se encuentra
desconcertado y no recuerda nada de lo sucedido. En situaciones tan
traumticas como esta, es lo ms normal del mundo.
Mnica se sinti algo angustiada. Aunque no le haba concedido
importancia a las primeras palabras de Erik porque crey que se deban a
la desorientacin de regresar de la muerte, la explicacin del mdico
augur sus peores presagios.
No recuerda... nada?
El efecto lzaro trae consigo una mayor actividad neuronal, lo que
puede desembocar en daos cerebrales graves. En el caso de Erik, tan slo
sufre amnesia postraumtica. Es un tipo de amnesia retrgrada que hace
olvidar los sucesos inmediatamente anteriores a la vivencia traumtica.
Mnica asinti, un tanto inquieta. Aquello no significaba que Erik
hubiese olvidado los momentos vividos en su compaa. Tal vez slo
haba olvidado lo sucedido en la nave, lo cual era positivo para l.
Por qu no entras a darle un abrazo? la anim Trini. Estoy
segura de que eres la primera persona que quiere ver.
Se mora de ganas de verlo, por lo que agradeci aquel ofrecimiento y
se dirigi hacia la habitacin de Erik. Sentado en la cama, Erik mantena la
vista fija en la pared con una expresin difcil de desentraar.
Dicen que he estado muerto durante veintids minutos le dijo a la
presencia que not a su espalda.
As es confirm ella.
Me han electrocutado. Eso es lo que he odo.
Su tono de voz denot inquietud. Tras todo lo sucedido, se senta
demasiado desconcertado para medir sus propias emociones.
Es una larga historia. No recuerdas nada?

Erik se gir hacia ella. Al contemplar a aquella mujer, arrug la frente


y trat de hacer memoria. Aquella belleza rubia y escultural se le antojaba
familiar. La recordaba vagamente de haberla visto en una ocasin.
Disculpa, Quin eres t?
Mnica tuvo que agarrarse al borde de la cama para hacer frente a
aquella pregunta. Desconsolada, lo mir a la cara y comprendi el
absoluto desconocimiento que brillaba en aquellos ojos pardos.
No sabes quien soy? musit horrorizada.
Erik se frot el rostro con las manos, bastante irritado. No es que
aquella mujer no le resultase extraordinaria, pero no comprenda por qu
se preocupaba de una manera tan dramtica por l.
Soy yo, Mnica.
<<Como si significase algo>>, pens agotado.
Hemos pasado por tantas cosas...
Erik recordaba a una Mnica. Una habitacin de hospital, la cercana
de una apetitosa boca... y poco ms.
Eres amiga de Sara memoriz, bastante confuso. Est Sara aqu?
Dile que se tranquilice. En ocasiones puede ser demasiado pesada.
Sara est en Nueva York le record ella.
Oh, s. Se fue a vivir con Hctor, es cierto.
Acaba de dar a luz.
Erik solt una carcajada atnita. Mnica se llev las manos a los
labios. Aquello no poda estar sucediendo...
Embarazada? Vaya... la ltima vez que la vi estaba a punto de
casarse.
<<Oh, Dios>>, se acongoj Mnica al entender lo que aquello
significaba.
La memoria de Erik estaba estancada haca ms de nueve meses. Ni
siquiera recordaba la boda de Sara, los momentos mgicos que haban
compartido en aquel balcn...
Soy yo, Mnica. Me recuerdas del hospital verdad? inquiri
esperanzada.
Erik asinti de mala gana.
S, Qu pasa? Se supone que debe significar algo para m? le
espet de malhumor. No saba por qu, pero tras despertar se hallaba
furioso y molesto con todo el mundo. Oye, no te lo tomes a mal... pero
no entiendo por qu razn la nica persona que haba llorando mi muerte

eras... t. M...
Mnica
S, eso.
El gesto desdeoso con el que acompa sus palabras le provoc un
agudo dolor en el pecho. Toda la pasin y el amor que haban
compartido haba sido relegado al olvido? No poda soportar que l la
observara sin una pizca de cario. Con un malestar palpable porque su
presencia lo incomodaba.
Mnica se acerc a l y le toc la mano.
Acabo de despertar de la muerte, maldita sea. Djame en paz le
orden, apartando la mano.
Soy yo susurr dbilmente.
l hizo una mueca.
Ese es el problema, que eres t. Necesito ver a mi madre, a mi
hermano... a la gente que quiero. Y no a una completa desconocida como
t, Te ha quedado claro?
Dolida, Mnica se ech hacia atrs.
T no eres as.
No me conoces.
Por supuesto que te conozco. Porque te quiero.
Erik parpade asombrado.
Oye, me siento halagado porque una chica tan preciosa como t
parezca sentir cosas tan profundas por m. Pero si yo sintiera lo mismo,
No crees que lo recordara?
El hombre hosco y sin sentimientos al que se enfrent provoc que
ella quisiera salir huyendo de aquella habitacin. Sin embargo, decidi
volver a intentarlo porque en el interior de aquel extrao perviva el
hombre del que se haba enamorado.
T tambin me quieres.
Erik rio atnito.
Esa s que es buena. Supongo que echamos un polvo y t te hiciste
ilusiones, No?
Crees que soy la clase de persona que te hara recriminaciones
absurdas? replic ella.
Erik la mir algo turbado.
No lo s, porque eres una completa extraa determin impaciente.
Mi madre estar preocupada por m. Por qu no te vas y nos dejas a

solas?
***
Cundo me recordar? pregunt desesperada al mdico.
No haba podido soportar durante ms tiempo el sincero rechazo que
le demostraba Erik. Al final, tuvo que huir de la habitacin mientras se
tragaba las lgrimas.
Es difcil de medir. Puede que en unos das, meses o semanas. La
amnesia tiene efectos distintos en casa persona le explic el mdico.
Lamento decirle que puede que no lo haga nunca. Algunos pacientes no
recuperan los recuerdos.
Mnica sinti que una pesada loza le oprima el estmago. Erik jams
la recordara?
Hay algo que pueda hacer para ayudarlo a recordar? insisti
esperanzada.
Lo ms importante en este momento es su recuperacin. Es normal
que se sienta irritado, furioso y desconcertado. Ha perdido a su mejor
amigo, el estado de su madre es irreversible y acaba de despertar en una
realidad que le es completamente ajena. Puede mostrarse grun y
despectivo con las personas que hay a su alrededor.
Quiere decir que imponerle mi presencia sera un error
comprendi ella con tristeza.
Si l quiere verla, la buscar.
Pero doctor...
Si yo fuera usted, le concedera su propio espacio. Permtale que
piense y que se adapte a sus nuevas circunstancia. Ahora todo es
desconocido para l.
Qu se marchase lejos de Erik?
En aquel instante, escuch la violenta discusin que Erik mantena con
Martina.
***
Mientes! gru cabreado. Gonzalo no es ningn asesino! Por el
amor de Dios, Es mi amigo!
Era... musit Martina, que desconoca como calmarlo.
Cmo dices?
La perplejidad de Erik la dej sin palabras. Cmo iba a decirle que
haba sido ella quien le haba disparado a Gonzalo para salvarle la vida?
Hijo, tranquilzate le pidi su madre.

Me tranquilizar cuando alguien me explique de una puta vez porque


he despertado en un hospital despus de que alguien me electrocutara.
Y nos trataras de la misma forma que a la pobre Mnica? le ech
en cara su madre.
Erik resopl.
No conozco de nada a esa mujer.
No la recuerdas lo corrigi con dulzura. Si te hubieras visto hace
unos das... cmo la mirabas... pareca que habas encontrado lo que habas
estado buscando toda la vida.
Por favor... desde cabreado. Si fuese tan importante para m, no
la habra olvidado.
Fui yo quien dispar a Gonzalo solt Martina sin poder contenerse.
Atnito, Erik clav los ojos en su compaera.
No es momento para bromas, Martina la censur.
No es ninguna broma, Erik. l era el asesino que andbamos
buscando, y llegu a tiempo de que no acabara con tu vida. Fue Mnica
quien me avis. S, esa mujer a la que has despachado sin
contemplaciones. Estoy muy segura de que t la amabas, por cierto.
Mareado, Erik se levant de golpe.
Has matado a Gonzalo?
Olvid sus ltimas palabras. Gonzalo, su mejor amigo, no poda estar
muerto. Y mucho menos haber sido asesinado por su compaera Martina.
Acaso el mundo se haba vuelto loco? En qu realidad se haba
despertado? Y por qu todos lo miraban como si l fuese el verdadero
luntico?
Quiero ver a Gonzalo insisti.
Est muerto, Erik. Por favor, tranquilzate y te lo explicar todo...
Fuera le orden dolido. Vete. Largo!
Temblando, Martina sali de la habitacin tras dedicarle una mirada
cargada de rabia. Al sorprender a Mnica escuchando tras la puerta,
sacudi la cabeza en seal negativa.
Erik Rodrguez, clmate de una vez! le orden su madre. No cri
a mi hijo para que se comportase de una forma tan ruin con las mujeres.
Una es una asesina, y la otra me mira como si yo estuviera obligado
a amarla. Slo quiero estar solo, maldita sea. No entiendo una mierda.
Tras la puerta, Mnica comprendi que jams volvera a encontrarse
con aquel Erik carioso y que se desviva por hacerla feliz. Haba

desaparecido para siempre.


***
Decidi marcharse de la ciudad una semana despus. Durante aquellos
siete das, haba tratado de contactar con Erik en vano. l se negaba a
recibirla, como si fuera un cero a la izquierda. Ni siquiera la insistencia de
su madre o Sara lograron disuadirlo.
Erik se senta frustrado con el mundo. A duras penas, comprendi que
el amigo en el que confiaba haba resultado ser un traidor asesino.
Adems, tuvo que enfrentarse a la prdida de Roldn. Aquellas dos
verdades tan dolorosas lo convirtieron en un ser amargado y maleducado.
Si tena pocas contemplaciones con su familia y amigos, con Mnica
directamente se mostraba inflexible. No quera saber nada y mucho
menos or hablar de aquella mujer que para l no significaba nada en
absoluto.
Resignada, Mnica le haba dado a Sara aquella foto que le tom en el
parque de Mara Luisa con la intencin de que se la hiciera llegar. En el
reverso, haba apuntado su nmero de telfono por si l quera hablar con
ella en algn momento.
Era consciente de que haba perdido el amor de Erik, pero puede que
con el tiempo, cuando sanaran todas sus heridas, l la buscara para
entablar una amistad. No poda renunciar al nico hombre al que haba
amado. No poda.












29



Dos meses ms tarde

Enfoc con la cmara a aquella pareja rebosante de felicidad que
posaba abrazada en el centro del puente de Segovia. Mnica le indic al
hombre que colocara el brazo alrededor de la cintura, y a la mujer que
posara la mano sobre el pecho de su pareja.
Actuad como si yo no estuviera les aconsej.
Con una sonrisa fiel reflejo del amor que profesaba a su futura esposa,
el hombre clav la mirada en aquella mujer con cario. A ella le brillaron
los ojos con una emocin que Mnica conoca de sobra, pues no haca
demasiado, ella misma haba mirado de la misma forma a Erik.
Las cosas distaban mucho de ser iguales ahora. Haca meses que no
reciba noticias de Erik, salvo la escasa informacin que Sara le ofreca de
tanto en tanto. Por boca de su amiga, descubri que el hombre al que
amaba se haba convertido en un ser amargado y solitario que se
encerraba en s mismo. No superaba la muerte de Roldn, ni comprenda
la traicin de aquel amigo ms parecido a un hermano.
Tampoco quera saber nada de Mnica, a la que equiparaba con una
realidad demoledora que lo haba recibido tras regresar de la muerte.
Esto, aunque nadie se lo haba dicho a la cara, Mnica lo intua en el
semblante triste de Sara, que siempre maquillaba sus palabras para no
hacerle dao. Si deca que Erik se mostraba reservado al respecto, Mnica
adivinaba que l la haba enviado al infierno. Si murmuraba que erik le
haba mandado recuerdos, Mnica sospechaba que le haba gritado que no
quera saber nada de aquella completa extraa que deca amarlo.
Su vida, aunque ms tranquila que de costumbre, se le antojaba
aburrida y agria. Era cierto que ya no tena que preocuparse de mirar con
miedo en cada esquina, ni de temer que aquel manaco que llevaba aos
acosndola regresara para hacer de las suyas, pero no poda evitar echar
en falta aquello que le fue regalado durante aquellas maravillosas semanas
en Sevilla.
Haba saboreado las mieles del amor. La parte amable y dulce del
romanticismo. La sensacin dichosa de ser querida por alguien, sin

medidas y con un cario infinito. Y todo para que el destino se lo hubiera


arrebatado
Con esto ya est. Tengo material de sobra para vuestro reportaje
inform a la pareja.
Gracias Mnica. Hemos pasado una tarde estupenda. Estoy deseando
ver el resultado de tu trabajo, seguro que no nos decepciona respondi
agradecida la futura novia.
Mnica de despidi de ellos con palpable envidia.
Os deseo un feliz enlace estrech sus manos.
De regreso a casa, record que tena que seguir buscando piso de
alquiler. Llevaba unos das viviendo en casa de su madre hasta que
encontrase un apartamento ms modesto, pues su tico se le antojaba
demasiado grande y solitario. . A su regreso a Madrid, no haba dudado en
abandonar el trabajo en Musa para establecerse como freelance. Ganaba
muchsimo menos, pero era lo que en realidad le gustaba. Tras lo
sucedido, no habra podido regresar a su trabajo en la revista como si
nada.Sara lo haba comprendido y la haba apoyado en todo lo posible.
Por su parte, Mnica era positiva al respecto. Saba que con sus
contactos en el mundo del periodismo, pronto encontrara un trabajo en
alguna revista fotogrfica. Por el momento, se conformaba realizando
colaboraciones espordicas y emplendose por su cuenta. Ocupando el
tiempo en aquello que tanto disfrutaba: fotografiar paisajes, personas y
cualquier detalle que llamaba su atencin. Capturar la belleza en una
imagen perpetua. Vivir sin miedo
De regreso al pueblo que la vio nacer, su madre la recibi con los
brazos abiertos. No poda creer que aquella hija que se empeaba en
evitarla hubiera decidido pasar tiempo en su casa hasta que se estableca en
otra parte. Respecto a los secretos, Mnica no haba sido del todo sincera.
Para qu?, se preguntaba siempre que la acuciaban las dudas sobre si
haca lo correcto.
La verdad habra desolado a su madre. La habra echo sentir culpable y
atroz. Y Mnica lo nico que deseaba era olvidar de una vez por todas.
Por primera vez en aos, poda empezar de cero sin sentir miedo. Con
David muerto, sus temores se haban esfumado para siempre. Tan slo
quera restablecer la relacin con su madre y ser feliz en la medida de lo
posible. Contarle la verdad solo le habra hecho dao. La habra
destrozado.

A veces, haba cosas que era mejor callar.


Despus de todo, no era el momento para sacar a relucir toda la basura
que llevaba aos enterrando. Siendo muy joven, haba asumido una
responsabilidad que no le perteneca: la de proteger a su madre. Joven,
inconsciente e ilusa, haba cargado con un peso devastador sobre sus
hombros. Ahora la vida le haba enseado a pasar pgina, ms an si su
madre iba a casarse con su pareja en un par de semanas
En ocasiones, la descubra observndola con un gesto dubitativo y
preocupado. Sola preguntarle si le ocultaba algo, a lo que su hija
responda con un rotundo no y una falsa sonrisa.
Has elegido ya tu vestido? se interes. Los tonos terracotas te
sientan muy bien. Sers mi madrina, y quiero que seas la ms hermosa de
la fiesta.
Parloteaba a todas horas, incapaz de ocultar la felicidad que le
produca haber encontrado a un hombre que la amaba sin hacerle dao.
Mnica se alegraba por ella. Despus de todo, la vida haba sido justa con
su madre.
Se supone que no debo ir ms guapa que la novia le gui un ojo.
Tonteras! Si tengo una hija tan bonita, quiero presumir de ella le
asegur su madre.
La abraz antes de bajar las escaleras para discutir con su pareja sobre
la decoracin florar de la iglesia.
Cosas de enamorados, pens con aquella envidia que la acuciaba
siempre que contemplaba a una pareja. El amor la persegua en cada
rincn. Si tomaba fotos, descubra que todas capturaban a una pareja
rebosante de felicidad. Al parecer, su subconsciente le jugaba malas
pasadas.
Mnica cario, tienes visita la inform su madre desde el pie de las
escaleras.
Intrigada, baj las escaleras a toda prisa para encontrarse con
Dominique, que luca tan majestuoso como siempre. La visitaba cada
semana aludiendo que la echaba de menos, pero Mnica saba que
Dominique estaba preocupado por ella. Demasiados cambios se haban
producido en su ordenada vida para que l no se alarmara. Haba
renunciado el trabajo, se haba trasladado al pueblo y llevaba una cmara
colgada del cuello a todas horas. La mujer sofisticada de negocios que l
conoca haba dado paso a una Mnica renovada que no hua. Ya no.

No haban vuelto a acostarse. Mnica saba que jams podra verlo de


la misma forma, y l lo haba comprendido sin hacerle recriminaciones
absurdas, lo cual era todo un alivio. Su relacin haba evolucionado hacia
una amistad sincera y repleta de cario.
Sencillamente, no era capaz de sentir inters por ningn otro hombre.
Pese a que saba que mantena una esperanza ridcula, quera creer que
Erik y ella an tenan una posibilidad.
Y si l la recordaba? Y si la buscaba sencillamente porque la
necesitaba tanto como ella a l?
Dominique!
l abri los brazos para recibirla.
Ma douce... tan bella como siempre.
Me ves con buenos ojos lo bes en la mejilla.
S reconocer la belleza, querida. Por eso me hice artista respondi,
con aquel toque pedante que lo haca nico.
Por qu no damos un paseo? sugiri, encantada de disfrutar de su
compaa. En esta poca, el paseo de los castaos ofrece unas vistas
maravilosas.
As podr darte una buena noticia acept.
Se agarr al brazo que l le ofreca y emprendieron el camino pisando
el manto de hojas de color ocres. Tonos verdes, marrones apagados y
anaranjados se daban cita en un otoo que desnudaba los rboles poco a
poco.
Ah... el pueblo. Tan pintoresco... tan encantador... el desdn de su
voz la hizo rer.
Para ser un artista, tienes muy poco apego por todo lo que te rodea
lo censur.
Lo mo son los retratos, ya lo sabes.
Pues a m me parece un lugar perfecto para perderse determin
encantada.
Perderse, justo lo ella haba ido a hacer all. Se deca que para
encontrarse a uno mismo, primero haba que perderse, No?
Recuerdas el tipo del que te habl? El mismo para el que realizaste
aquel trabajo puntual fotografiando expresiones humanas contra el
maltrato animal?
Claro que s. Ese reportaje fotogrfico fue un caramelo rememor
satisfecha. Lo necesitaba para confiar en mis posiblidades,

Bueno, pues l piensa lo mismo.


A dnde quieres ir a parar? pregunt sin entender.
Dominique se detuvo para darle la buena noticia.
Quiere contratarte, Mnica la sorprendi. Uno de sus fotgrafos
se ha jubilado, y est buscando a alguien joven que se comprometa con su
revista independiente. En cuanto vio tu trabajo, qued maravillado. Eres
justo lo que necesita, esas fueron sus palabras exactas.
Ests bromeando? pregunt sin dar crdito.
Aquella era la oportunidad que llevaba meses buscando.
Espera tu respuesta, Mnica. En cuanto digas que s, podrs empezar
a trabajar.
Mnica no pudo disimular su alegra.
Oh... Dios...
Se llev las manos al rostro, maravillada. Entonces, Dominique se
puso serio para contarle aquello que saba que ella no recibira de buen
grado.
Es en Dubln.
La expresin de Mnica cambi, del entusiasmo inicial a la
incertidumbre que la embarg. Dominique comprendi lo que callaba, y
se esforz en hacerla cambiar de parecer.
Acaso hay algo que te ate a este lugar? trat de hacerle ver.
Necesitas pasar pgina, ma belle. No puedes permanecer estancada en este
pas, esperando a un hombre que no te busca.
Lo s... es slo que...
Todava mantienes la esperanza concluy l.
Lo molestaba que Mnica bebiera los vientos por un hombre que no
demostraba ningn tipo de aprecio hacia ella. Su amiga era una mujer
todoterreno que podra tener al hombre que quisiera a su lado, sin
embargo, estaba empeada en esperar al tipo equivocado. O eso crea l.
T nunca te has enamorado?
Dominique hizo una mueca.
El amor es para los bobos.
Tienes una sensibilidad exquisita para ser un amante del arte
mascull irritada
Domique bostez
Prefiero preocuparme por la salud mental de mi amiga apret el
pulgar contra su frente. No quieres ser la loca del muelle de San Blas,

Verdad?
Slo es una cancin, Dominique respondi abochornada. Tan
ridcula te resulto?
No eres ridcula, Mnica respondi asombrado. Eres una mujer
fuerte, independiente y capaz de afrontar cualquier reto que se proponga.
Por eso quiero que pases pgina de una maldita vez. Han pasado dos
meses. l no va a buscarte, ma douce. No quiero ser cruel, pero se supone
que los amigos tienen que ser honestos.
Puede que l tuviera razn y que lo nico que Mnica necesitaba era
un golpe de atencin, pero maldita sea, dola. Dola muchsimo.
Dile que acepto susurr al fin.
Domique la estrech entre sus brazos
No te arrepentirs. La vida est llena de oportunidades y ahora es tu
momento de aprovecharlas.
Mnica asinti recelosa. Entonces, Por qu tena la impresin de
haber renunciado a la nica que le importaba?
***
Era un hombre obstinado y orgulloso. Se conoca a s mismo lo
suficiente para saber que se estaba comportando injustamente con las
personas que se preocupaban por l. Martina, a la que haba tratado como
una sicaria, no le diriga la palabra desde su ltima discusin. Su madre, a
la que trataba con mayor tacto debido a su enfermedad, le recalcaba que
deba cambiar su actitud. Sara, que lo atosigaba con sus continuas visitas
como si se tratara de un nio pequeo, lo haba dejado por imposible.
En el trabajo le haban concedido una excedencia, que ms que
excedencia eran unas vacaciones debido a su estado de irritabilidad. Todos
se empeaban en tratarlo como un idiota, y l se afanaba en comportarse
como tal.
An se senta demasiado desconcertado para hacer frente a la realidad
en la que haba despertado. Roldn estaba muerto, y debido a su amnesia,
Erik no haba podido despedirse de su maestro como era debido. Gonzalo
haba resultado ser un asesino perturbado, verdad a la que todava no daba
crdito. El ltimo recuerdo que tena de l era el de unas caas en La
Surea. Y se supona que su amigo lo haba odiado lo suficiente para
matarlo?
Y luego estaba la rubia. No saba por qu, pero no poda quitrsela de
la cabeza. Aquel hecho lo irritaba hasta lmites insospechados, pues no

comprenda la razn de que una completa desconocida ejerciera tanto


poder en su subconsciente. Y en su polla.
Se senta vulnerable la mayor parte del tiempo, sentimiento que
enmascaraba bajo un humor hurao y un comportamiento fro. Sara, que
adivinaba sus verdaderos sentimientos, recalcaba que la nica forma de
ordenar sus ideas era telefonear a Mnica para preguntarle todas aquellas
cosas que se mora por saber.
Por qu no la llamas, estpido? Acaso crees que va a tirarse a tus
brazos a la menor oportunidad? Pues no la conoces en absoluto.
Porque tengo miedo, se guardaba para s.
Miedo de que una mujer como aquella hubiera posedo tanto poder
sobre l. Se haba convertido en un monigote que corra tras sus faldas?
Maldita fuera!
Necesitaba volver a trabajar para emplear su tiempo en algo
productivo. Por desgracia, tras la suspensin hecho del que todava no se
haba recuperado de la impresin cuando se lo haban contado lleg
aquella excedencia forzosa.
Su jefe se mostraba tajante al respecto: " Estuvo muerto, Rodrguez.
Vyase a hacer puetas y no aparezca por la comisara en varios meses.
Necesita ordenar sus ideas y asimilar todo lo que ha sucedido. No hay
nada ms que hablar".
Al infierno con todos.
Agarr la foto que Sara le haba hecho llegar de parte de Mnica y la
guard en el cajn de su mesita de noche. Ni siquiera comprenda por qu
la guardaba. Lo ms sensato sera arrojarla a la basura, pero siempre se
echaba hacia atrs. Haba algo en aquella foto... en aquella condenada
mujer...
En realidad, nunca le haban gustado las fotos. Senta que pona cara de
panoli cuando un fotgrafo se empeaba en fotografiar su perfil bueno.
As que Mnica haba obrado un milagro para que l se atreviera a posar
para ella sin sentir un pice de pudor, tal y como reflejaba su expresin en
aquella fotografa.
Decidi hacerle una visita a su madre porque empeoraba por
momentos. Erik sufra de impotencia al no poder ayudarla, y consolaba en
vano a su hermano, que no comprenda por qu su madre tena que morir.
Su madre era una mujer extraordinariamente fuerte que no tema a la
muerte. Sola decir que haba vivido una existencia plena y feliz, con dos

hijos maravillosos y dos buenos hombres a los que amar. Daba gracias
por todo lo que la vida le haba ofrecido, y jams experimentaba un
sentimiento de rencor hacia el Dios en el que crea.
Durante aquellos dos meses, bromeaba respecto a su estado de nimo.
He debido de ser muy buena contigo para que sea la nica que merece tu
sonrisa, lo reprenda de buen humor. Entonces aada cuando te des
cuenta de todos los errores que has cometido, tendrs que pedir perdn a
mucha gente. Ojal que esa preciosa mujer te perdone si llegas demasiado
tarde.
Eso no suceder, mam. Lamento defraudarte, pero no albergo
sentimientos hacia ella. Las cosas son as, sola responderle l.
Ante aquella respuesta tan descorazonadora, su madre le dedicaba una
sonrisa enigmtica.
Aquel da, no fue su madre quien le abri la puerta como de
costumbre. Solan almorzar todos los das juntos para exprimir el tiempo
al mximo. Erik la besaba a todas horas porque necesitaba paliar todas las
veces que no lo haba hecho. Sala de aquella casa cada da con el temor de
que a la maana siguiente, su madre no lo recibiera como de costumbre.
Hasta ese da.
Con el gesto repleto de pesar, no fue necesario que X le diera la mala
noticia.
Cundo? logr encontrar su voz.
Hace unos minutos. La ambulancia an no ha llegado intent
detenerlo para evitar que tuviera que encontrarse con el cuerpo sin vida.
Sucedi tal y como ella quera. Sin sufrir. Erik, mrame.
A duras penas, Erik logr contener las lgrimas.
A ella le hubiera gustado...
Ya s lo que le hubiera gustado lo interrumpi, con el corazn
destrozado. Pero no est aqu... no est...







30



Mnica adivin que Sara le traa malas noticias en cuanto la vio llegar.
Estaba cenando con Dominique en el porche de la casa cuando Sara y
Hctor, acompaados por aquella criatura rosada y rechoncha, bajaron del
coche y se dirigieron hacia ellos.
Cunto me alegro de veros! los salud entusiasmada.
Se fundi en un clido abrazo con su amiga, y luego se dirigi a
Hctor para saludarlo. Sara y su marido hacan una pareja excepcional. l
la miraba con tanto amor que produca envidia en aquellos que los
observaban.
Espero que la ests tratando bien le advirti en broma. Te la
llevaste demasiado lejos de m.
Hctor contempl a su mujer con orgullo.
Es ella quien lleva puestos los pantalones, yo slo obedezco
respondi con tono angelical.
Sara puso los ojos en blanco. Mnica estir los brazos para acoger a
la pequea Laura, que era tan morena como sus padres. Haba heredado
los ojos verdes de Hctor, y la boca carnosa de su madre. Cuando
creciera, aquella nia sera el centro de todas las miradas. Hctor, que
tema aquel momento, murmuraba entre dientes que la encerrara antes de
que alguien le pusiera una mano encima a su pequea. Tena que
protegerla de los buitres, sola decir.
Ssshhh... calm a la pequea cuando esta comenz a quejarse.
Tendrs que disculpar mi falta de costumbre.
No se te da tan mal le asegur su amiga, pese a que la nia
comenz a llorar con una fuerza descomunal.
Mesindola sin saber cmo calmarla, Mnica comenz a
impacientarse mientras Dominique se echaba a rer slo para irritarla.
Vaya, ha salido a su madre se quej.
Sara la fulmin con la mirada, y la carcajada de Hctor le concedi la
razn. Al final, logr calmar a la nia sostenindola de manera que no
perdiera detalle de los rostros que haba a su alrededor. Aquella mocosa
era tan curiosa como su madre.
A qu ests esperando? Dispara le orden impaciente.

Su amiga suspir.
La madre de Erik falleci esta maana. Supuse que querras saberlo.
Ella sola hablar de ti con mucho cario.
El semblante de Mnica se ensombreci. De manera automtica, pens
en Erik y supuso que l se encontrara derrotado. Adoraba a su madre y la
idea de perderla lo haba aterrorizado.
Pobre Erik... imagino cmo debe sentirse lament encontrarse a
tantos kilmetros de distancia, pese a que l no le haba concedido otra
opcin. Creo que no debera asistir al funeral. Erik no quiere verme, e
imponerle mi presencia en un momento tan ntimo y duro...
Trini me dijo que quera que estuvieses all la sorprendi Sara.
Me result muy incmodo hablar del tema, pero fue ella quien lo sac en
un momento que nos quedamos a solas. Dijo que lo hicieras por ella.
Mnica suspir.
No es justo. Negar la ltima voluntad de un difunto...
Qu es lo que te dicta tu corazn?
Mnica saba lo que le dictaba su corazn. No obstante, Sera capaz
de no derrumbarse cuando volviera a reencontrarse con Erik?
***
Consolando a su hermano, mostr una entereza que no posea por
dentro. La visin del atad de madera consigui turbarlo. Jams volvera a
ver a su madre, y no haba consuelo que lo preparase para tal realidad. En
un corto plazo de tiempo, haba perdido a tres personas muy importantes
para l. Roldn, Gonzalo y su madre. Pese a la rabia que senta, lamentaba
la prdida de Gonzalo y haba optado por no recordarlo con rencor.
Habra sido ms difcil, y sencillamente prefera quedarse con los buenos
momentos que haban vivido juntos.
Martina deposit un beso en su mejilla para transmitirle el psame.
Azorado, la retuvo para disculparse con su amiga.
Martina, siento mi comportamiento y
Ella le apret el brazo con cario.
No seas tonto, Erik. He venido porque soy tu amiga. No hay ningn
problema entre nosotros, a no ser que t pienses lo contrario.
Por supuesto que no respondi, aliviado de recuperar a su amiga y
compaera.
Bien se alegr ella.
Con un gesto de cabeza, seal hacia la entrada de la iglesia, donde

una mujer rubia permaneca rezagada y con la cabeza gacha. Haba


viajado desde Sevilla a Madrid para ofrecerle su ltimo adis a su madre,
pero no quera colocar a Erik en una posicin comprometida. Temiendo
su posible rechazo, no hizo notar su presencia para no incomodarlo.
Erik la reconoci de inmediato. Aquel porte, aquel cabello dorado y
brillante, la elegancia innata. Algo poderoso se removi en su interior.
Tragando con dificultad, logr despegar los ojos de aquella mujer para
devolverlos hacia Martina, que esbozaba una media sonrisa.
A qu ests esperando? lo anim. No la pierdas otra vez.
Impulsado por una fuerza que no saba a qu responda, Erik sorte a
la gente que trataba de ofrecerle el psame y se dirigi hacia Mnica, que
acababa de salir de la iglesia para dirigirse hacia el taxi. Sofocado, grit
su nombre. Ella no lo oy, pues se encontraba demasiado lejos. Corri
tras ella y volvi a llamarla. Necesitaba hablar con aquella mujer. Tena
demasiadas preguntas que formularle. Por el amor de Dios, sin ser
consciente la haba echado de menos.
Mnica, espera! le pidi desesperado.
Sus palabras quedaron silenciadas por el interior del taxi. Sin
percatarse de que l la buscaba, Mnica le pidi al taxista que arrancara el
coche. Erik corri, salt y le hizo una seal con las manos, pero aquel da
ella no mir atrs.
Joder! gru, pateando una piedra que haba sobre el asfalto.
***
En ocasiones como aquella se senta ms solo que de costumbre. La
falta de su madre dola, pero haba una ausencia que no comprenda y que
le produca un profundo desasosiego en el alma.
Cmo se poda echar de menos aquello que no se recordaba?
A veces, se sorprenda a s mismo en mitad de la noche agarrando
aquella foto que ella le haba tomado. Malhumorado, volva a guardarla en
el interior del cajn y trataba de olvidar el tema.
Sal de mi cabeza, ordenaba furioso.
Lo nico que necesitaba era estar solo, No?
Cerr los ojos y trat de conciliar el sueo. Apenas dorma, estaba
constantemente de un humor de perros y no le apeteca hacer nada. Si al
menos trabajase para mantener la mente ocupada...
Por su mente, vagaron imgenes sin sentido cuando se qued dormido.
La de una barca sobre el agua, el sonido de una risa femenina y una boca

recorriendo un cuello esbelto. Aferr las uas y esboz una mueca de


dolor. Su cerebro estaba colapsado por imgenes que no saba descifrar.
Palabras sueltas. Escenas de sexo desenfrenado. Pasin incombustible.
Te deseo como nunca antes he deseado a otra mujer. Las cosas dejaron
de ser lgicas o simples cuando t llegaste a mi vida, pero me da igual.
Erik se retorci en la cama.
Pdeme que te toque y no parar de hacerlo...
Su frente estaba perlada de sudor a causa del esfuerzo.
Regresa a m, Erik. Regresa a m...
Erik abri los ojos de par en par. Respirando con dificultad, se dobl
por la mitad y grit:
Mnica!
Porque lo recordaba todo. Absolutamente todo.


31



La boda de su madre se haba convertido en una autntica verbena. En
el momento que la orquesta toc Paquito el chocolatero, supo que era el
instante de retirarse discretamente. Con los zapatos de tacn en la mano,
camin sobre las hojas en direccin al puente de piedra edificado sobre un
precioso lago que confera al paisaje un aspecto de cuento de hadas.
Slo que su vida, de cuento de hadas, tena ms bien poco.
Dnde est mi final feliz? musit, arrojando una piedra al agua.
La piedra se hundi hasta el fondo, al igual que sus esperanzas.
No pudo evitar un paralelismo muy doloroso. En un lugar muy
parecido, haba compartido un momento maravilloso con Erik. Al menos,
le quedara el bonito recuerdo.
Tal vez en Dubln, respondi para s aquella pregunta.
En un par de das, tomara un avin y se despedira de Espaa. Dejara
atrs los recuerdos, los quizs y las esperanzas para comenzar una nueva
vida. Al fin y al cabo, Dominique tena razn. Erik la haba olvidado y no
pretenda recordarla. Que cada uno hiciera su vida o lo intentara en la
medida de lo posible era lo ms razonable, No?
S, era razonable, al igual que un verdadero asco.
Apoy las manos sobre el puente y suspir. Incluso poda escuchar la
meloda de aquella cancin. Pareca que Ellie Goulding slo cantaba para
fastidiarla.

You'rethe light, you're the night
You're the color of my blood
You're the cure, you're the pain
You're the only thing I wanna touch
Never knew that it could mean so much, so much
/Eres la luz, eres la noche
Eres el color de mi sangre
Eres la cura, eres el dolor
Eres la nica cosa que quiero tocar
Nunca supe que poda significar tanto, tanto.../


Se borr una lgrima traicionera que discurri por su mejilla. Cerr
los ojos con tanta fuerza que se hizo dao. Entonces, a su espalda, sinti
una presencia delatada por una ramita que se quebraba bajo la suela de
unos zapatos masculinos. Una voz masculina comenz a cantar, cada vez
ms cerca:
You're the fear... I don't care... Cause I've never been so high... Follow
me to the dark... Let me take you past our satellites ...You can see the world
you brought to life, to life...
Mnica reconoci aquella voz antes de darse la vuelta para
encontrarse con Erik. Frente a ella, con voz temblorosa, l no cesaba de
cantar su cancin. Mnica parpade alucinada, sin creer del todo que l
estuviera all. Cantando. Por y para ella.
Qu...?
Erik no pudo disimular su nerviosismo, pues Mnica tena todo el
derecho del mundo a rechazarlo tras haberse comportado como un
imbcil. Dej de cantar, pero la msica sigui sonando a lo lejos. Todos
los invitados comenzaron a cuchichear. Sara, Hctor y su madre los
observaron complacidos.
Una vez me dijiste que toda historia de amor deba tener su propia
banda sonora le record emocionado. Si todava sientes algo por m,
entonces esta es la nuestra.
Avanz hacia ella con paso vacilante.
Te dije que el tiempo contigo jams sera tiempo perdido. No ment
esboz una sonrisa repleta de sincero temor ante su posible rechazo.
Porque te quiero.
Te acuerdas de m? pregunt ella en un susurro.
Cada minuto, cada segundo... absolutamente todo. Puede que durante
un tiempo los recuerdos no estuvieran aqu dijo, sealndose la frente;
pero siempre permanecieron donde deban estar.
La mano seal el centro de su pecho, sobre el corazn.
Me culpar a m mismo toda la vida por no haber reconocido a la
mujer de la que estoy perdidamente enamorado le asegur con pesar, y a
ella no le cupo duda de que hablaba en serio. Pero hoy estoy aqu,
pidindote una segunda oportunidad, porque quiero construir nuevos
recuerdos a tu lado. Vuelve a m.
Casi se lo suplic. Mnica, parada a escasos metros de l, logr

encontrar su voz.
Pasado maana me voy a Dubln. Pretendes que renuncie al trabajo
de mis sueos por un futuro incierto a tu lado?
Erik esboz una mueca indecisa que a Mnica le result la expresin
ms tierna del mundo. Haba ido a buscarla para pedirle una segunda
oportunidad, a sabiendas de que ella poda rechazarlo.
S admiti esperanzado. S que no tengo ningn derecho...
Mnica no lo dej concluir. Corriendo hacia l, se ech a sus brazos y
lo bes como llevaba meses deseando. Erik la apret por la cintura porque
no tena la intencin de volver a dejarla escapar.
Trabajos hay muchos, pero slo existe un hombre como t.
Erik la estrech ms fuerte.
Dios, qu suerte tengo coment maravillado.
A su alrededor, la gente aplaudi y Sara comenz a llorar, abrazada a
su marido. Por fin la vida haba sido justa con su amiga. A aquellos dos,
vaticin muy segura, les esperaba una relacin repleta de amor,
oportunidades y mucha pasin.
Cogindolo de las solapas de la camisa, Mnica lo atrajo hacia su
rostro para decirle algo que slo ellos pudieran escuchar.
No vuelvas a cantar en pblico nunca ms, lo digo muy en serio le
orden avergonzada. l se ech a rer. Los ojos de Mnica llamearon con
una mezcla de furia y amor incondicional. Y por lo que ms quieras,
jams vuelvas a olvidarte de m.
El mdico dice que soy incapaz de recordar las discusiones... pero
que la mejor cura para mi estado son las emociones fuertes y placenteras.
Se te ocurre alguna forma?
Mnica solt una carcajada. l le mordi el labio inferior, imaginando
la de cosas que haran en cuanto se quedaran a solas.
Erik, nos est mirando todo el mundo....
Pues que miren concluy.
Y la bes.

EPLOGO
Dos meses ms tarde


Tiene Derecho a guardar silencio no declarando si no quiere; a no
contestar alguna o algunas de las preguntas que le formulen, o manifestar
que slo declarar ante el Juez
Uhm...
Aquellas manos fuertes aferraron las suyas, inmovilizndola por
completo.
Tiene derecho a no declarar contra s mismo y a no confesarse
culpable.
Aj...
Una de las manos que la sostena se desliz peligrosamente hacia la
curva de su cintura. Ella emiti un jadeo que a l lo satisfizo en lo ms
profundo de su orgullo.
Tiene Derecho a designar un abogado y a solicitar su presencia para
que asista a las diligencias. Si no tiene un abogado , se le designar uno de
oficio.
Los dedos, clidos y hbiles, le recorrieron la columna vertebral. Ella
percibi aquel conocido calor que la embargaba siempre que l la tocaba.
Saba dnde hacerlo, en eso era todo un expertos.
Lo voy pillando... musit con voz ahogada.
Seorita la sermone, apretando el bulto de su entrepierna contra
sus nalgas. Aqu soy yo quien hace las preguntas. Usted permanezca
callada.
No hay algn tipo de derecho sobre...?
No determin, con una voz ronca que lo traicion.
La boca de Erik se pos sobre su nuca. Arrastr los labios por su piel,
ofrecindole una caricia lenta y clida que envi una sensacin elctrica y
apremiante a su bajo vientre. Mnica entrecerr los ojos y respir con
dificultad.
Dios... poda acostumbrarse a aquello todas las maanas del resto de su
vida. Despertar con el cuerpo de Erik inmovilizndola tras aquel juego
seductor era tan sensual...
Esto... es abuso policial.
Percibi la sonrisa que se ladeaba sobre su piel.

S? la contradijo l, encantado de como el cuerpo de ella


responda espontneo a sus caricias. Puedo mostrarte lo que es abuso
policial.
Mnica arque la pelvis para buscarlo.
Est jugando con fuego, agente.
l hundi la cabeza en su pelo y aspir su olor. Madre ma, aquella
mujer siempre ola de maravilla. A pecado y dulce. Un bocado al que
hincarle el diente antes de dedicarse a sus obligaciones.
Contigo siempre me quemo, rubia.
Ella ahog una risa contra la almohada.
Eh! protest l.
Le hizo cosquillas justo donde saba que sus manos obraban el
milagro. Mnica se retorci, riendo a carcajadas. Enroll las piernas
alrededor de su cintura y le mordi el hombro, provocndole una mezcla
de dolor y placer.
Auch...
l fingi una mueca dolorida.
Pero subinspector... qu pensaran sus compaeros de usted si lo
vieran lloriqueando.
Tendrs que guardarme el secreto.
Ella lo medit en broma.
Qu me das a cambio?
Eso que tanto te gusta de m.
Mnica lo contempl con inocencia.
Me hars esas tostadas francesas que tanto me gustan y me las
llevars durante una semana a la cama?
Mnica! exclam abochornado.
Ella se rio.
Qu?
Erik sacudi la cabeza. Los ojos le brillaban, risueos. Era extrao,
pues nunca haba sido tan feliz.En un momento de su vida en el que se
haba sentido tan perdido, a veces volva a sobrecogerlo la nostalgia. O la
tristeza. La prdida de su madre y la de roldn haba sido un duro golpe
para l. La traicin de Gonzalo no la haba superado. Pero con Mnica,
todo era pasional y excitante. Tal vez, todo era como siempre deba haber
sido.
Tan slo echaba en falta a su madre y a Roldn para que pudieran

compartir su felicidad. Las sensaciones que Mnica provocaba en l sin ni


siquiera preverlo. Aquella mujer era maravillosa. Y suya.
No es justo. Sabes lo que provocas en m dijo avergonzado, pero
con una sinceridad aplastante. Estoy en desventaja.
Anda tonto... cllate y bsame.
Enrosc las manos alrededor de su cuello y lo atrajo hacia s. Sus
labios se rozaron.
No puedo. Tengo que ir a trabajar. Si empiezo, no querr parar.
Pero yo necesito algo de lo que alardear con mis compaeras de
trabajo insisiti ella.
Erik abri los ojos como platos.
Cmo?
Mnica le acarici el pecho desnudo con un dedo.
Antes no tena muchas cosas de las que alardear... lo mir
fascinada. Tan enamorada y de verdad, que a l se le hinch el pecho
con una sensacin deliciosa. Pero ahora...
T... no hablas con tus amigas de lo que hacemos... uhm... ya sabes....
en la cama...., No?
La timidez de su expresin la hizo sonrer.
Tranquilo, te dejo en buen lugar.
Sers!

Ella se ech a rer. l le solt un pequeo
mordisco en la barbilla.
Con que me dejas en buen lugar...
Por mritos propios, subinspector lo halag, dedicndole una
mirada pcara. Pero tendrs que seguir ganndote mis halagos. Tal vez la
pasin se esfume dentro de un tiempo y t dejes de dar la talla.
Erik tuvo un sbito ataque de tos. Mnica se mordi el labio inferior,
aguantndose la risa. Tan slo pretenda incordiarlo un poco, pues estaba
segura de que la fogosidad de Erik sera interminable.
Brrr... me esforzar mujer, te lo aseguro prometi indignado. No
quiero ser la comidilla de un puado de mujeres que hablen sobre la falta
de virilidad de mi p...
Mnica lo call con un beso. Intenso, arrollador y caliente. Erik
frunci el ceo, un tanto irritado por ser el blanco de sus burlas. Pero a
los pocos segundos, sucumbi a aquel beso y se tumb encima suya. Una

de sus manos no pudo resistir la tentacin de acariciar el interior del


muslo de ella. Una risita nerviosa, de anticipacin, le comunic a Mnica
lo que estaba a punto de suceder entre ellos.
El sonido del telfono de l los separ. No era la primera vez que
suceda, as que Mnica ya estaba acostumbrada. Con un asentimiento, le
indic que contestara mientras l le dedicaba una mirada de disculpa. Erik
tens la mandbula en cuanto le comunicaron lo sucedido.
Tengo que irme.
Se visti a toda prisa. Recostada en la cama, Mnica lo contempl
embelesada. l le dedic una mirada fugaz antes de abrir la puerta del
dormitorio para marcharse a atender sus obligaciones.
El cuerpo de la ley, pens ella. Pero qu cuerpo!
Esta noche terminaremos lo que hemos empezado le asegur l,
con un brillo intenso en los ojos.
Mnica le lanz un beso.
Cudate le pidi.
Siempre la tranquiliz l, guindole un ojo.
En ese instante, supo que el miedo jams la abandonara. Siempre
tendra que lidiar con el trabajo de Erik, peligroso y absorbente. Pero se
haba enamorado de l con todas sus consecuencias.
Atrap el pomo de la puerta y sonri de aquella manera que la volva
loca.
Oye, respecto a mi virilidad y los comentarios de tus amigas...
Ella se ech a rer.


Anda, vete.
***
Remolone en las sbanas durante algunos minutos ms. Cada maana,
disfrutaba de la placentera sensacin de no verse obligada a madrugar.
Durante aos, se haba sumido en una rutina asfixiante que la converta en
una persona normal, o eso se haba hecho creer a s misma. En aquel
momento, sin embargo, volaba por libre mientras esperaba que la vida le
deparase una nueva oportunidad laboral.
No se renda, aunque en ocasiones se senta un tanto decepcionada.
Quera encauzar su trayectoria profesional hacia la fotografa, pero an
no le haba llegado la oferta que andaba buscado. Mientras tanto, tiraba de
sus ahorros. Haba sido una mujer previsora, as que posea una holgada

colchoneta que le permitira vivir sin preocupaciones durante los


prximos dos aos. Erik le haba asegurado que no era necesario que
compartiesen los gastos, pero Mnica no estaba dispuesta a dejarlo todo
en manos de l. Por primera vez, su vida le perteneca. Encontrara un
trabajo. Uno que le gustara de verdad. Y puede que algn da se atreviera a
pedirle matrimonio a Erik. S, no esperara a que l diera el primer paso
Quera ser ella quien deslizara el anillo por su dedo anular. Romntico o
no, no era de las que pensaba que la mujer jams deba dar el primer paso.
Sobre todo, si haba encontrado a un hombre por el que mereca la pena
atreverse. Actuar. Vivir.
Pens en la cara que pondra Erik el da que ella lo sorprendiera con
un anillo de compromiso. Seguro que dira que eso era cosa de hombres
slo para mortificarla. De todos modos, Mnica estuvo muy segura de
cul sera su respuesta. Ahora, slo tena que reunir valor para tomar
aquella decisin que se le antojaba irremediable.
Se ech el bolso al hombro y sali al aire otoal de aquella ciudad. A
diferencia del verano, con su odioso y asfixiante calor, el otoo le
resultaba una estacin preciosa. Haca una temperatura perfecta para
caminar con un sencillo cardigan, y el paisaje de ramas desnudas y tonos
acres le resultaba precioso. Mientras se diriga hacia el supermercado,
cogi la cmara que siempre llevaba colgada del cuello y se dedic a
tomar fotos de aquello que llamaba su atencin.
En el supermercado salud a todo el mundo. En poco tiempo, se haba
familiarizado con todo lo que la rodeaba. Su familia poltica, compuesta
por el hermano de Erik y su padrastro la trataban de manera acogedora y
cariosa. Su amiga Sara haba convencido a su marido para pasar una
larga temporada en la ciudad, as que Mnica disfrutaba de su compaa
cuando el trabajo se lo permita. Incluso su relacin con Martina haba
mejorado. La chica, que haba conseguido pasar pgina respecto a Erik, la
trataba con cordialidad y se alegraba sinceramente de que su amigo fuera
feliz al lado de una mujer que lo amaba de una forma irrefutable.
Dominique se haba enfadado un poco por haber rechazado la oferta
de trasladarse a Dubln, pero Mnica se haba mostrado tajante al respecto.
Su vida y estaba muy segura de ello, no estaba e Dubln, sino en
Sevilla. Ahora que haba encontrado lo que llevaba tantos as buscando,
no estaba dispuesta a soltarlo por un simple trabajo.
"No te reconozco, ma belle" coment enfurruado antes de marcharse.

"Entonces algo estoy haciendo bien" respondi ella.


Al cabo de unas semanas, Dominique la haba visitado y haba
estudiado a Erik con una mezcla de desconfianza y acusacin. Culpaba al
polica del fracaso laboral de Mnica y no lo disimulaba. Tan slo fue
necesario que Erik dejase a un lado su orgullo despus de que Mnica le
insistiera sobre lo importante que Dominique era para ella, para que
convenciera a Dominique de que no era tan mal partido como pensaba.
Unas caas en La Surea, risas y el compadreo de los dos hicieron el
resto. Al da siguiente, Dominique le dio un abrazo antes de marcharse
hacia Pars y le dijo que estaba encantado de que disfrutara de una vida
tranquila junto a un hombre que la quera de verdad.
Cargada como una mula con las bolsas de la compra, regres al
apartamento sintindose cada vez ms fuerte. No tena nada que ver con
los kilos que haba engordado, y que segn Erik le sentaban de escndalo.
Haba tenido que hacerlo, ms por l que por ella misma. No soportaba
que Erik la observara preocupado cuando ella meda cada cucharada que
se llevaba a la boca. Las sesiones con Marta, su nueva psicloga, haban
aumentado la confianza en s misma. Ahora mostraba un cuerpo ms
saludable. Esbelto como siempre, pero con unas curvas sanas que parecan
enloquecer a Erik.
Eh!
Aquella voz conocida hizo que se detuviera. Se dio la vuelta para
encontrarse con Sara, que caminaba deprisa empujando el carrito de beb
de la pequea Laura.
No deberas estar en la revista?
Privilegios de ser la jefa le gui un ojo. Me diriga a tu casa.
Bueno, pues aqu me tienes.
Sara le arrebat una de las bolsas y la carg sin dificultad mientras
empujaba el carro. Mnica la contempl asombrada. Su amiga era una
mujer extraordinariamente fuerte, de eso no caba la menor duda.
Un amigo de mis tos va a jubilarse dentro de un par de aos. Tiene
un estudio fotogrfico y est buscando a alguien a quien traspasarle el
negocio. Pero no quiere a cualquiera. Busca a alguien joven, tenaz y con
ganas de aprender para que trabaje codo con codo junto a l hasta que se
jubile le dedic una mirada cmplice. Conoces a alguien que encaje
con el perfil?
Mnica dio gracias por tener amigos tan maravillosos.

Se me ocurre una persona que tiene muchas ganas de que le den una
oportunidad
***
Los das pasaron deprisa sin que se diera cuenta de ello. El otoo dio
paso al invierno, y con el invierno llg la navidad. Una poca que
siempre haba detestado se convirti de repente en una fiesta maravillosa
para romper de una vez por todas con su pasado. Haban acordado pasar el
da 24 con su madre, mientras que celebraran el ao nuevo en Sevilla
acompaados por la familia de Erik. Las cosas, por primera vez, pintaban
muy bien.
No poda estar ms satisfecha con su nuevo trabajo. Su jefe, un hombre
mayor pero con una mente muy avanzada para su edad, le permita dar
rienda suelta a su creatividad. Pareca satisfecho de contar con la ayuda de
aquella mujer joven que se mostraba ansiosa por aprender de su
experiencia. A Mnica no le importaba hacer horas extras, ni llevarse
parte del trabajo a casa. Se empleaba al mximo en cualquier proyecto que
l le confiaba porque de verdad disfrutaba al dedicarse a su verdadera
vocacin.
Respecto a Erik... bueno, l no dejaba de sorprenderla. A veces se
presentaba en su trabajo sin avisar para recogerla tras la jornada e
invitarla a uno de aquellos resrtaurantes escondidos en un bonito rincn
de la ciudad. Otras, la agasajaba con una escapada en moto hacia alguna
playa recndita donde dar rienda suelta a su pasin. O la sorprenda con
un ramo de sus flores
el colchn,acompaado por una tarjeta escrita a mano con una de
aquellas notas tan descaradas que conseguan ruborizarla. Era perfecto.
Sencillamente perfecto.
El tiempo la haba ayudado a conocerlo. Posean ciertas similitudes,
como las de llevarse el trabajo a casa y permitir que el otro los
sermoneara. Al igual que ella, Erik siempre mantena la cabeza ocupada
con temas relacionados con su trabajo. As que se distraan mutuamente,
Y de qu manera!
Se pelearon por colgar la estrella en el rbol de navidad, un precioso
abeto de dos metros con las puntas nevadas. Ambos haban optado por
aquel rbol enorme, quiz porque estaban contentos y no podan ni
queran disimular la felicidad que les produca pasar las primeras
navidades juntos.

T has puesto al nio Jess en el portal de beln le record l,


dispuesto a salirse con la suya.
Mnica agarr la estrella dorada con codicia.
Y t al mueco cagn le reproch.
Erik suspir.
De acuerdo, pero ser yo quien cuelgue la corona de navidad en la
puerta decidi molesto.
Con una sonrisa de triunfo, Mnica se coloc de puntillas para colocar
la estrella en la cima del rbol. Erik se burl de ella al ver que no llegaba,
pero al final la ayud aupndola del trasero. Al hacerlo, palp la cajita
cuadrada que ella guardaba en el interior del bolsillo trasero del pantaln.
Qu llevas ah?
Mnica se sonroj. Ahora que lo pensaba, se senta como una idiota.
No haba podido evitarlo al pasar por aquella joyera. La alianza de oro
blanco, elegante y sencilla, haba captado su atencin como por arte de
magia. Se mordisque el labio inferior, y se llev una mano al bolsillo,
deslizando los dedos por la cajita que guardaba el anillo de compromiso
que guardaba para Erik.
Me has comprado un regalo? pregunt entusiasmado.
Pareca un nio pequeo esperando la llegada de Pap Noel. A Mnica
le tembl la sonrisa, pero logr asentir. l le dira que s. Por supuesto que
le dira que s. De lo contrario, lo estrangulara con la corona de navidad y
fingira que haba sido un suicidio.
Algo as.
Algo as? inquiri curioso. An no es navidad, te me has
adelanto.
Mnica se encogi de hombros.
Mi regalo ser tu respuesta.
Erik frunci el ceo, sin entender aquel juego.
Cualquier cosa que venga de ti me gustar, ya lo sabes.
Vaya... eso es un alivio musit nerviosa, sacando la caja de
terciopelo de su bolsillo.
Erik la contempl intrigado. Con el rostro sonrojado, Mnica abri la
cajita y le mostr el elegante anillo que haba elegido.
Csate conmigo, Erik.
Fue un susurro tembloroso, pero l lo escuch a la perfeccin. No
miraba el anillo, sino a Mnica, como si se hubiera convertido en un lien.

La expresin de desconcierto dio paso, poco a poco, a unos ojos abiertos


de par en par que pasaron del pasmo a resultar maravillados. La
contempl embobado, mudo por la impresin.
Ahora no me salgas con que una mujer no puede pedir matrimonio,
porque hace unos segundos me resultaba una idea original y...
No me lo esperaba admiti impresionado.onica
Mnica se clav las uas en la palma de la mano, mortificada por la
vergenza.
No... no tienes que decir que s.
Ha sido una sorpresa murmur l, acercndose hacia ella. Una
sorpresa muy agradable, Mnica.
Ella suspir aliviada.
Entonces...
Erik atrap su rostro con las manos, mirndola a la cara con un amor
que le embarg el alma. Ser amada de aquella manera era el principio de
su cuento de hadas. Y su final feliz.
Nunca dejes de sorprenderme, rubia. Antes la vida era aburrida.
Ahora, la vida contigo es mejor. Jodidamente mejor.
Con delicadeza, agarr el anillo deslizndolo por su dedo anular.
Contempl como le quedaba de una manera presumida y satisfecha que a
ella le hizo mucha gracia.
Te me has adelantado brome. Nunca cre que una mujer me
pedira matrimonio, la verdad. Ha sido un shock. Me siento el tipo ms
halagado del planeta, Sabes?
A Mnica le brillaron los ojos.
Esa era la idea musit.
Erik le roz los labios.
Lo quiero todo contigo, ya lo sabes. Y por si an crees que sera tan
estpido como para decirte que no... le estamp un beso en la boca. Una
corto, profundo y clido. Esto es un s, Mnica. Porque te quiero. Simple
y llanamente, porque te quiero.
Abrazada a su futuro marido, Mnica pens en todas las cosas que
estaban por venir. Sonri. La vida al lado de Erik iba a ser una aventura
maravillosa.

Sobre m

Escribir siempre fue mi gran pasin. Soy una adicta al suspense, las
novelas romnticas y en definitiva, cualquier buen libro que me transporte
a una realidad cautivadora. Escribir me hace libre. Leer me apasiona.
Publicar mis historias ha sido la mejor decisin que he tomado en la vida.
Intriga, erotismo, romanticismo, pasin y humor, en mis novelas
encontrars buenas dosis de lo que a m me encanta. Porque escribo lo que
a m me gustara leer, as de sencillo.
He publicado la triloga ertica Atraccin Letal, mi primera
introduccin literaria en este mundo tan apasionante. De all saqu a Erik y
Mnica, dos personajes que me fascinaron pese a ser secundarios.
Despierta, una novela repleta de un suspense oscuro y romntico, es un
drama policaco repleto de accin y amor.
Cupido es un lobo feroz es mi novela ms gamberra, en la que un
demonio llamado Dante y una ingenua veterinaria te harn sonrer.
Los das que no nos amamos es una historia corta, dulce y con final
feliz para esos das en los que uno necesita irse a la cama con una sonrisa.
Y despus? No lo s. Te aseguro que vendrn historias adictivas y
sorprendentes. Hace un par de aos que desenfund la pluma, y ya no
pienso guardarla...

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