"La Era Del Sucedáneo" de William Morris
"La Era Del Sucedáneo" de William Morris
"La Era Del Sucedáneo" de William Morris
ndice
anexos
Al director de The Athenaeum .............................................. 121
Al director de The Nineteenth Century ................................ 123
Al director de The Daily News .............................................. 124
Al director de The Daily News ............................................... 125
Al director de The Times ....................................................... 127
Al director de The Daily Chronicle ....................................... 129
Al director de The Daily Chronicle ....................................... 132
* La palabra craft puede traducirse como artesana u oficio pero tambin como arte aplicada. (N. del T.)
7
Socialista, escisin de su sector ms extremista, desafi en particular las prohibiciones de hablar en pblico y al aire libre. He
observado estos ltimos aos una impaciencia creciente por parte
de los sectores pudientes de la sociedad cada vez que las diversiones y las costumbres de los obreros chocan con la calma de
sus lujos; en otras palabras, una tendencia a imponer su pequea
tirana en esta materia. Si pudieran, limpiaran las calles de vendedores ambulantes, organillos, manifestaciones y conferencias
de cualquier tipo, para convertirlas en una especie de galeras de
prisin adecentadas, llenas solo de gente que se arrastra para ir a
trabajar.* Agitador infatigable, Morris conoci las detenciones y
las manifestaciones violentas, como la del clebre Domingo Sangriento, que le inspiraron esta observacin: No estoy de acuerdo
con usted respecto al impacto que el asunto del lunes [la manifestacin del 8 de febrero de 1886 y los disturbios que la sucedieron]
tendr sobre el movimiento. Cualquier forma de oposicin a la ley
y al orden que se exprese en la calle nos ser til, si el precio que hay
que pagar no es demasiado alto.**
Paralelamente a este directsimo trabajo de propaganda oral
Morris escribi unas doscientas conferencias, que pronunci a lo
largo y ancho de todo el pas y ante pblicos diversos; cuarenta
de ellas se publicaron en vida del autor y, adems de dos recopilaciones que recogan doce de ellas, la mayor parte se venda
en forma de folleto a un precio simblico. Pero, como escribi el
mismo Morris en 1883 en una carta dirigida a un interlocutor de
arquitectura e historia
[Conferencia pronunciada ante la Sociedad para la
Proteccin de Monumentos Antiguos el primero de julio
de 1884].
Los miembros de esta Sociedad sabemos reconocer la belleza presente en la ptina de un edificio antiguo que ha sufrido el desgaste
de la intemperie y del tiempo; y todos hemos lamentado que esta
ptina desapareciera por obra de un restaurador. Pero, aunque
este hecho nos conmoviera profundamente, a algunos nos cuesta
explicar a los profanos todo el valor que posee esa antigedad. No
se trata solo de que sea pintoresca y bella, aunque eso sea muy
importante; ni de que la obra poseyera un valor sentimental inherente desde el momento en que sus creadores dieron por terminado el trabajo, pero del que apenas son conscientes las numerosas
generaciones que se han fijado en ella. Las piedras no albergan
ms que una parte de ese valor, como ha dicho John Ruskin con
gran belleza a propsito de un edificio histrico de Francia (ahora
probablemente reducido a una versin acadmica de su verdadero
ser): a saber, que eran las mismas piedras que los ojos de san Luis
haban visto levantarse para ocupar ese lugar. Este sentimiento es
de gran importancia, pero no lo es todo; no, solo es una parte de
ese valor especial del que quiero hablar hoy. En pocas palabras, esa
ptina sin restaurar de la arquitectura pasada es el testimonio de
la evolucin de las ideas humanas, de la continuidad de la historia,
23
Cuando apelamos a esos cambios sociales que liberaran el trabajo y daran lugar a una nueva sociedad, los socialistas nos contentamos con pedir lo que creemos necesario para hacerla realidad; una realidad que, estamos convencidos, no tardar en llegar.
Preferimos eso antes que elaborar intrincados planes utpicos
para el futuro. Pensamos que los monopolios deben desaparecer;
que aquellas personas que pueden trabajar en la produccin de
bienes deberan tener la oportunidad de hacerlo sin estar obligadas a entregar una gran parte de su obra al propietario de los
medios productivos; confiamos en las capacidades regeneradoras
de esta honradez elemental; y creemos que, una vez alcanzada
esta libertad, el mundo comenzar un nuevo ciclo de progreso.
Estamos dispuestos a hacer frente a cualquier engorro que pueda
acompaar esta nueva etapa con ecuanimidad, pues creemos que
cualquier cosa ser mejor que un sistema que ha acabado por convertirse en una suma de engorros. La desaparicin de las desventajas de un sistema de produccin ineficaz no anular los avances
que ya se han alcanzado, sino que, por el contrario, ampliar di49
el ao 2000
[Resea de la obra El ao 2000 de Edward Bellamy
(cuyo ttulo original era Looking Backward), publicada
el 22 de junio de 1889 en Commonweal].
Omos decir a menudo que las seales del avance del socialismo
en los pases de habla inglesa son abundantes y sorprendentes.
Eso es cierto; hace seis o siete aos, la palabra socialismo era conocida en este pas, pero pocas personas, incluso entre los miembros de las clases cultivadas, saban algo ms sobre su significado
de lo que saben ahora los seores Bradlaugh o Gladstone, o el
almirante Maxse:* nada. En cambio, hoy da hasta en los saraos
del West End** est de moda aparentar curiosidad por la cuestin
o incluso tener alguna idea al respecto, lo que muestra un amplio y profundo inters por parte del pblico. Este inters tal vez
sea ms obvio en la literatura que en cualquier otro mbito, ms
all de los panfletos de propaganda de las organizaciones que se