El Verdadero Valor Del Anillo

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Autovaloracin: cuento "El verdadero valor del anillo"

31 de mayo de 2013 a las 11:12

Cuento del poeta argentino Jorge Bucay que nos recuerda nuestro compromiso interno de autovalorarnos:
rase una vez un joven que acudi a un sabio en busca de ayuda.
-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo,

que
para que me valoren ms?

no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. Cmo puedo mejorar? Qu puedo hacer

El maestro, sin mirarlo, le dijo: Cunto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quiz
despus. Y, haciendo una pausa, agreg: Si quisieras ayudarme t a m, yo podra resolver este tema con ms rapidez y despus tal vez
te pueda ayudar.
-E encantado, maestro -titube el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergados.
-Bien -continu el maestro. Se quit un anillo que llevaba en el dedo meique de la mano izquierda y, dndoselo al muchacho, aadi-: Toma
el caballo que est ah fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que
obtengas por l la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo ms rpido que
puedas.
El joven tom el anillo y parti. Apenas lleg al mercado, empez a ofrecer el anillo a los mercaderes, que lo miraban con algo de inters
hasta que el joven deca lo que peda por l.
Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro, algunos rean, otros le giraban la cara y tan slo un anciano fue lo bastante amable
como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa como para entregarla a cambio de un anillo. Con
afn de ayudar, alguien le ofreci una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tena instrucciones de no aceptar menos de una
moneda de oro y rechaz la oferta.
Despus de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con l en el mercado, que fueron ms de cien, y abatido por su fracaso,
mont en su caballo y regres.
Cunto hubiera deseado el joven tener una moneda de oro para entregrsela al maestro y liberarlo de su preocupacin, para poder recibir al
fin su consejo y ayuda.
Entr en la habitacin.
- Maestro -dijo-, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizs hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no
creo que yo pueda engaar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
- Eso que has dicho es muy importante, joven amigo -contest sonriente el maestro-. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo.
Vuelve a montar tu caballo y ve a ver al joyero. Quin mejor que l puede saberlo? Dile que desearas vender el anillo y pregntale cunto te
da por l. Pero no importa lo que te ofrezca: no se lo vendas. Vuelve aqu con mi anillo.
El joven volvi a cabalgar.

El joyero examin el anillo a la luz del candil, lo mir con su lupa, lo pes y luego le dijo al chico:
- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle ms de cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo.
Cincuenta y ocho monedas? -exclam el joven.
S -replic el joyero-. Yo s que con tiempo podramos obtener por l cerca de setenta monedas, pero si la venta es urgente
El joven corri emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Sintate -dijo el maestro despus de escucharlo-. T eres como ese anillo: una joya, valiosa y nica. Y como tal, slo puede evaluarte un
verdadero experto. Por qu vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y, diciendo esto, volvi a ponerse el anillo en el dedo meique de su mano izquierda.

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