De Certeau
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Resumen
Este trabajo se propone dar cuenta sintticamente de las reflexiones de Michel de
Certeau en torno a relacin entre la sociedad, la cultura y el poder. Para esto, se
presentan primero algunas notas biogrficas sobre el autor, donde se pone de relieve del
impacto de su trayectoria acadmica en el despliegue de sus esquemas tericos, y luego
se puntean los ncleos que atraviesan esos esquemas. Entre otros: la relacin de
nominacin, el pasaje de la constitucin cultural de un grupo hacia el estatus de grupo
poltico, la discusin sobre los procesos de tomar y dar la palabra, la propuesta de crear
una ciencia de lo particular, y el par conceptual tcticas y estrategias, que ser uno de
los aportes ms fructferos (ms utilizados e incluso sobreutilizados) de su propuesta
terica, segn el cual a las estrategias de los poderosos se le oponen,
polemolgicamente, las tcticas, lugar de la produccin cultural del hombre comn.
Palabras clave
Puntos de fuga consumo tcticas y estrategias prcticas plurales
Introduccin
La relacin entre la sociedad, la cultura y el poder ha sido profusamente tematizada por
las ciencias sociales. Comprender el papel del poder como principio articulador de los
vnculos entre sociedad y cultura (si sociedad y cultura pueden pensarse de manera
separada) dio lugar a innumerables reflexiones en sedes acadmicas regionales y
locales, tanto en trminos tericos como metodolgicos. En este trabajo pretendo dar
cuenta sintticamente de una de estas reflexiones: los desarrollos de Michel de Certeau.
La perspectiva de este autor en torno a la relacin entre sociedad, cultura y poder resulta
interesante por dos razones: primero, porque en la relacin entre cultura y sociedad para
1
Este trabajo es una versin ampliada y revisada de la clase de oposicin presentada para el concurso de
Profesora Asociada de Sociedad, Cultura y Poder de la Universidad Nacional de San Martn. Agradezco a
Valeria An por su paciencia.
2
Mara Graciela Rodrguez es egresada, docente e investigadora del IDAES/UNSAM, doctora en
Ciencias Sociales (UBA) y docente de la facultad de Ciencias Sociales (UBA) y de la facultad de
Humanidades (UNLP).
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Papeles de trabajo. Revista electrnica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad
Nacional de General San Martn. ISSN: 1851-2577. Ao 2, n 5, Buenos Aires, junio de 2009.
De Certeau la cuestin del poder no es una variable dependiente a ser restituida, sino
que es un elemento primordial en la configuracin de la dinmica social. Obviamente
que esta centralidad del poder no es original de De Certeau. Sin embargo, y sta es la
segunda razn, lo que el autor propone es observar esta dinmica privilegiando, antes
que los dispositivos, las operaciones de los sujetos. Para dar cuenta de estos desarrollos
con mayor detalle, comenzar presentando algunas notas biogrficas sobre Michel de
Certeau, haciendo foco en los impactos que su trayectoria acadmica tuvo en el
despliegue de sus esquemas tericos; luego contino con un punteo de algunos de los
ncleos clave que los atraviesan; finalmente, har una puesta en perspectiva que permita
repensar la obra de De Certeau en clave analtica respecto de la relacin concreta en
sociedad, cultura y poder.
Como es sabido, Michel de Certeau fund junto con Jacques Lacan la Escuela Freudiana de Pars, un
grupo informal que sirvi como punto focal de discusin e intercambio para aquellos interesados en el
psicoanlisis en Francia.
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De Certeau, Michel: La Culture au Pluriel, Pars: Seuil, 1974 [trad. cast: La Cultura en plural, Buenos
Aires: Nueva Visin, 1999].
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cultura popular es afsica, que no posee textos propios, toda vez que necesariamente
debe ser nombrada por otros (esos otros que poseen el poder de la nominacin). 5
Luego, y llevado al plano de la dinmica relacin entre sociedad y cultura, en otros
captulos de La cultura en plural, De Certeau se detiene en el anlisis del pasaje desde
la constitucin cultural de un grupo, hacia el estatus de grupo poltico. Este pasaje
pone en juego, sustantiva y crucialmente, la discusin profunda y radicalmente
democrtica de los complejos procesos de tomar y dar la palabra. sta es la segunda
inflexin significativa en su desarrollo terico: la relacin de nominacin que para De
Certeau est, constitutivamente, sesgada por la cuestin del poder. Y esto porque la
pregunta que le interesa responder a De Certeau no es solamente quin nombra a quin,
sino tambin qu se deja a oscuras cuando algo es nombrado (el deseo en Lacan; la
cultura ordinaria en De Certeau). Zonas ocultas, ms que oscuras; plegadas sobre la
misma nominacin, antes que malditas, sobre estas zonas De Certeau inscribir su
programa de investigacin.
Es justamente en este segundo perodo, post-1968, en el cual produce un conjunto de
trabajos centrales para pensar la relacin entre sociedad, cultura y poder. Acaso uno de
los ms influyentes sea La invencin de lo cotidiano, editado en dos volmenes, 6 en el
primero de los cuales De Certeau elabora y da cuerpo a las lneas programticas de su
investigacin cultural.
Sobre este programa trata el pargrafo siguiente. Para cerrar con su biografa slo se
mencionar aqu que el tercer momento de De Certeau (siempre siguiendo a Giard) se
abre a mediados de la dcada del 70, cuando en 1975 comienza a interesarse por temas
relacionados con la epistemologa de la historia (lo que lo lleva a dialogar con la
Escuela de los Anales) y la antropologa de las creencias. De este ltimo perodo son La
escritura de la Historia (1975) y La fbula mstica (1982). En paralelo a estos intereses,
entre 1975 y 1986, ao de su muerte, da clases en Mjico, y ms tarde en Pars. La toma
de la palabra y otros escritos polticos, Historia y psicoanlisis entre ciencia y ficcin y
Las implicancias de esta afirmacin respecto del carcter afsico de la cultura popular no son menores.
Si bien no todas las perspectivas tericas sobre cultura popular se hacen eco de esta cuestin, algunas
tradiciones han aportado salidas al intrngulis presentado por De Certeau. Son conocidos, por ejemplo, los
argumentos de Ginzburg (especialmente, 1981) en relacin con la necesidad de avanzar en el estudio de la
cultura popular ms all de estos escollos, y del carcter conjetural que tiene el tipo de conocimiento as
producido.
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De Certeau, 1996; y De Certeau, Michel; Giard, Luce y Mayol, Pierre, 1980.
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La debilidad del creer se publican en forma pstuma (en 1994, 1987 y 1987
respectivamente).
Una de sus lecturas favoritas fue El arte de la guerra, de Sun Tzu (1972).
Decir sociedad disciplinaria, y no disciplinada, es justamente uno de los ncleos argumentales de
Foucault en relacin con las configuraciones del poder. Dicho en palabras sencillas, una sociedad
disciplinada no tendra necesidad de renovar los dispositivos de vigilancia y control. El adjetivo
disciplinaria aplicado a sociedad indica, por el contrario, que estos dispositivos requieren ser
recursivamente generados para evitar, o paliar, justamente, las fugas.
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Aunque De Certeau se muestra reticente a hablar de consumidores. Prefiere hablar de practicantes.
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todos los das, producen prcticas ordinarias, annimas y mltiples, todos los das. La
vida cotidiana es el gran escenario que fascina a De Certeau, un escenario de prcticas
acaso no tan rutilantes como las acciones extraordinarias de hombres extraordinarios,
pero que poseen su propio resplandor: el de la vida cotidiana. 10 No obstante, dice De
Certeau, estas prcticas producen cultura: una cultura mltiple, heterognea y plural a la
que, justamente, denomina cultura en plural. Y quienes la producen son sujetos.
Cabe aclarar, sin embargo, que la teora de De Certeau no es subjetivista en un sentido
pleno, an cuando el peso que le otorga a las acciones de los sujetos podra sobreinterpretarse como un exceso de indeterminacin. 11 En verdad, sostiene que el espritu
polemolgico de su teora responde, justamente, a un punto de partida que implica
reconocer la desigualdad social. Y afirma que lo que intenta iluminar son los modos en
que, en el marco de esa desigualdad, los sujetos encuentran intersticios donde operar de
modos heternomos. Por otro lado, advierte que no son los sujetos en tanto individuos
los que le interesan, sino las operaciones que estos realizan. Este desplazamiento, desde
los sujetos a las operaciones, ubica a su teora a distancia de ciertas perspectivas
optimistas que celebran de manera acrtica la supuesta libertad de los sujetos. Adems,
pone en foco a la cuestin de unas prcticas que estn reguladas por el sentido prctico,
pero con una inflexin respecto de la nocin bourdieuana: se trata de los mecanismos de
un hacer cultural, donde el consumo, desviado por naturaleza, se erige en el lugar por
excelencia de prcticas fundamentalmente culturales.
Esos desvos se realizan sobre los productos de una cultura que se declina en singular
(homognea, nica, visible). Pero si bien frente a la luz abrasadora de la Cultura en
singular De Certeau opone el resplandor particular de una cultura en plural (el lugar de
la multiplicidad, la heterogeneidad y la creatividad ordinaria), no se trata ni de un
estudio de la cultura popular, ni tampoco de las resistencias a los regmenes de poder.
Las prcticas de la cultura en plural, operatorias, orales y ordinarias por definicin, 12
son del orden de lo humano e implican una posicin de sujeto: la posicin de
consumidor, de no-productor. Que la gran mayora silenciosa (parafraseando a De
Certeau) forme parte, sociolgicamente, de los sectores ms desposedos (los dbiles),
seala que probablemente esta cultura en plural alimente a la cultura popular; pero esto
10
Desde ah (desde esa gran mayora silenciosa) es que De Certeau parte para elaborar sus argumentos en
torno a la cultura popular.
11
De hecho, sta es una de las derivas acrticas retomadas con ms ligereza de las lecturas
decerteausianas. Para ampliar ver Sarlo, 2001.
12
Esta triple condicin ser retomada ms adelante.
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no quita que los poderosos, en una especfica posicin de sujeto, no sean consumidores
tambin. Habra entonces, en esta argumentacin, dos dimensiones superpuestas aunque
sin vnculos de necesidad: una dimensin que resulta de la posicin de sujeto (noproductor), y otra que indica que quienes conforman mayoritariamente el grupo de los
no-productores son los sectores ubicados en las posiciones ms desfavorables de la
estructura social. Por este camino, el argumento decerteausiano conduce a un
solapamiento con cuestiones relacionadas, sociolgicamente, con la cultura popular.
Para dar cuenta de estas prcticas culturales en sentido amplio, De Certeau se propone
crear una ciencia de lo particular que ponga en relacin la vida cotidiana con las
circunstancias particulares del hombre y la mujer comunes, y que reconstruya, entonces,
los estilos de accin del sujeto ordinario. Tiempo, lugar, forma y situaciones son los
elementos que le permiten ordenar su matriz de anlisis, y establecer simultneamente
un mtodo de indagacin que De Certeau organiza en tres niveles: las modalidades de la
accin (por ejemplo, el escamoteo); la formalidad de las prcticas (por ejemplo, a travs
de los relatos de las partidas); y los tipos de operaciones de esas prcticas (por ejemplo,
de desvo). Para ello De Certeau da dos pasos: en el Tomo I de La invencin de lo
cotidiano elabora su programa terico, y en el Tomo II presenta, junto con sus
discpulos, los resultados de la aplicacin de la teora en un programa de investigacin
concreto.
En el Tomo I, la fase de elaboracin terica, De Certeau echa mano de recursos tericos
de diversa procedencia y se apropia crticamente de ellos. Tmese esto como una marca
biogrfica, en el sentido de que, como se mencion, su formacin acadmica se
caracteriz por una suerte de eclecticismo crtico: Foucault, Bourdieu (en especial el
Bourdieu etnlogo), Wittgenstein, Benveniste desfilan por las pginas dndole la
oportunidad de combinar elementos de la lingstica, la sociologa, la antropologa, la
teora de la enunciacin, entre otros, y a darle validez como instrumentos tericos para
la reconstruccin de esas prcticas constitutivas de la cultura en plural. 13
De esta combinacin de teoras surge un par conceptual, el de tcticas y estrategias, que
ser uno de los aportes ms fructferos (y ms abusivamente utilizados) de su propuesta
terica. En breve, a las estrategias de los poderosos se le oponen, polemolgicamente,
las tcticas, que son el lugar de la produccin cultural del hombre comn.
13
Vale la pena mencionar, adems, que en los captulos finales del Tomo I de La invencin, De Certeau
pone a prueba estos instrumentos, escribiendo tres esplndidos ensayos referidos al espacio, la lectura y la
crencia.
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Por estrategias De Certeau concibe a aquellas acciones producidas por/ desde las
instituciones. Poseen un lugar propio; presentan capacidad de anticipacin; organizan el
espacio y el tiempo cotidianos; dictan leyes, normas y prescripciones; producen
discursos y textos; se sostienen en el peso de la historia; se sedimentan en el tiempo
acumulado. Son, en fin, acciones de los poderosos, de los productores.
Las tcticas, por el contrario, son caracterizadas por De Certeau como unas prcticas de
desvo producidas por los dbiles, los consumidores; no poseen lugar propio sino que
deben actuar en los escenarios del otro; son prcticas fugaces que aprovechan el tiempo;
dependen de la astucia; no anticipan; usan las fallas y fisuras del sistema; no capitalizan
lo que ganan. 14 Las tcticas, en fin, no poseen autonoma, a pesar de lo cual marcan con
su ejercicio los productos del poderoso. Estas marcas, aunque dbiles, silenciosas y
poco luminosas, son cultura.
An con algunas imprecisiones, finalmente el par conceptual tcticas-estrategias le
permite a De Certeau distinguir analticamente, en un nivel de abstraccin tendiente a
construir su teora, las modalidades de accin (el escamoteo), la formalidad de las
prcticas (unas reglas de juego que remiten a la categora bourdieuana de sentido
prctico), y el tipo de operaciones (el desvo).15
Un mbito paradigmtico de aplicacin de esta teora es la ciudad. Entendida como una
estrategia (de los urbanistas) que a su vez produce normas y textos (los mapas), esta es
la ciudad observada desde arriba. Pero simultneamente hay otra ciudad: la ciudad
vivida, un espacio hecho por otros, lugar por donde caminan los sujetos quienes, en el
trajn cotidiano, la van marcando con sus trayectos plurales y heterogneos, cambiando
desde ah la cartografa urbana, jugando en los intersticios. Estos practicantes operan
sobre un espacio que, antes que un orden fijo, quieto e inmutable, implica vectores de
direccin, velocidad y tiempo, es decir un lugar practicado, donde se realizan
14
Claro que esta ltima afirmacin (que las tcticas no capitalizan lo que ganan) puede ser refutada en
confrontacin con algunas investigaciones que dan cuenta de cierto grado de capitalizacin de las tcticas,
de acumulacin y sedimentacin en trminos de una memoria que slo es legible en las mismas prcticas.
A su vez, desde una perspectiva puramente terica, y siguiendo al pie de la letra la teora de De Certeau,
si hay capitalizacin ya no se tratara de una tctica sino de una estrategia. Pero a la vez, entre una tctica
y una estrategia la teora deja un hueco imposible de llenar, ya que por definicin el par conceptual no
permite distinguir las acciones intermedias situadas a mitad de camino entre una y otra.
15
Aqu recupera la teora de la enunciacin para analogar la diferencia entre la lengua (el sistema) y el
habla (el uso de un dispositivo). En este sentido, De Certeau se apropia de la teora de Benveniste para
enfatizar, particularmente, en dos atributos del uso de la lengua que seran homologables a las prcticas
de los dbiles: las marcas que dejan los hablantes (los decticos) y las combinaciones que estos realizan
por seleccin de fragmentos.
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De Certeau diferencia entre el concepto de lugar, que seala un orden segn el cual los elementos se
distribuyen en relaciones de coexistencia, y el de espacio, que es el efecto producido por las
operaciones que lo orientan, lo circunstancian, lo temporalizan y lo llevan a funcionar como unidad
polivalente de programas conflictuales o de proximidades contractuales (1996:129).
17
En verdad, desde el propio marco decerteausiano no hay salida posible a esta cuestin.
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cotidiano II los autores plantean que la cultura en plural supone tres dimensiones: la
oralidad; la operatividad; y lo ordinario. Por qu estas dimensiones?
1. La oralidad: en el espacio de lo comunitario, del intercambio social
cotidiano, se requiere de una competencia oral y no verbal y/o
gestual para comunicarse con el otro. La conversacin est en todas
partes, dice De Certeau. En el caf, en las plazas, en el mercado, en
las veredas del barrio, en la feria Esto no significa que los
practicantes sean analfabetos, sino que la competencia implicada en
este intercambio es fundamentalmente oral, y no escrita.
2. La operatividad: la produccin cultural de los dbiles se juzga por
sus operaciones y no por sus productos. 18 Esta produccin cultural
cobra poder por lo que se hace con aquello que es recibido. E
implica, por eso mismo, un gesto tico (de inconformismo), y otro
esttico (imprime un sello propio).
3. Lo ordinario: remite a un consumo, con cdigos propios, que
pluraliza la homogeneidad de los bienes. Un consumo que se realiza
en la vida cotidiana de modos casi invisibles, en lo que De Certeau
describe como zonas ocultas a la mirada panptica, lo que va
armando, parafraseando a Martn Barbero (1987), un mapa nocturno
de los trayectos de los practicantes.
En La invencin de lo cotidiano II, De Certeau, Giard y Mayol vuelcan el programa
terico elaborado en el primer tomo, en un conjunto de investigaciones de campo. El
financiamiento para realizar el programa de Investigacin sobre las Prcticas Cotidianas
les permiti, en 1972, tomar una serie de objetos diferentes (cocinar, habitar la ciudad,
espacios de socialidad), para ser atravesados por una misma perspectiva metodolgica
de observacin. El proyecto parte del supuesto de la existencia de una actividad oculta
en las prcticas cotidianas (unas artes de hacer), actividad cultural slo observable a
travs de las operaciones. La hiptesis central es que, debajo de esas prcticas ligeras y
silenciosas, obligadas a adaptarse a las circunstancias cotidianas y a las restricciones del
sistema, la gente ordinaria es menos obediente y sumisa que lo que las autoridades creen
y/o dicen.
Claro que si el principal objetivo de la investigacin es observar a los dbiles
produciendo desvos en los intersticios que dejan los espacios restringidos de los
poderosos, la dificultad ms seria proviene de definir la formalidad de esas prcticas, de
hacer teora sobre esas formas sin forma. Y adems, simultneamente, el intento de
reconstruir las reglas y abstraer de ellas elementos formales, cuidando de no traicionar
18
Este es el punto en el cual Sarlo focaliza para discutir con quienes realizan, en sus palabras, una lectura
abusiva de De Certeau. Ver ms en Sarlo (2001).
10
Papeles de trabajo. Revista electrnica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad
Nacional de General San Martn. ISSN: 1851-2577. Ao 2, n 5, Buenos Aires, junio de 2009.
Bibliografa
ABAL MEDINA, Paula (2007): Notas sobre la nocin de resistencia en Michel de
Certeau, en: Kairos, Revista de Temas Sociales, ao 11, n 20, noviembre, Universidad
Nacional de San Luis.
DE CERTEAU, Michel (1999): La Cultura en plural, Buenos Aires, Nueva Visin.
---------------------------- (1980): LInvention du quotidien I. Arts de faire, Pars,
Gallimard. [trad. cast.: La invencin de lo cotidiano 1. Artes de Hacer, Mxico, Iteso,
1996].
----------------------------- (1994): La Prise de la parole et autres crits politiques, Pars,
Senil. [La toma de la palabra y otros escritos polticos, Mxico, UIA-Iteso, 1995].
19
Aunque este dilogo ameritara ms que una nota al pie, slo para sealar una agenda de debate posible
es necesario aclarar que el concepto decerteausiano de desvo no es homologable al de resistencia, que es
el que Abal Medina utiliza como concepto vertebrador de sus notas. De todos modos, me parece que el de
Abal Medina es un trabajo que deslumbra por sus sensatos y rigurosos aportes en relacin con los
desarrollos de De Certeau.
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