Eduardo Álvarez Pedrosian - Subjetividad-Caja de Herramientas
Eduardo Álvarez Pedrosian - Subjetividad-Caja de Herramientas
Eduardo Álvarez Pedrosian - Subjetividad-Caja de Herramientas
caja de herramientas?
Autor:
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Morales, J. R. Arquitectónica. Fac. Arquitectura y Constr., Univ. Biobío, Stgo. De
Chile, 1984 [1966], p. 151.
resolver el problema de la fuerza de la creencia, cuando toda actividad
gnoseológica se fundamenta en lo negativo, en la crítica como mecanismo
primero y último. Hay que creer en la crítica para poder llevarla a cabo, y esta
creencia previa es afirmación, no negación. Desde posiciones radicalmente
diferenciadas en tradiciones clásicas, se arriba a una gnoseología que
consideramos valora y busca una aproximación agnóstica del pensar y el
conocer, pensamiento y conocimiento que se sabe actividad, práctica, vida en
acto, movido por creencias entramadas en sistemas ideológicos de los cuales
es necesario partir, alcanzar la distancia que más se pueda, para volver con
novedades, con materiales del afuera, en forma de conceptos, functores,
perceptos, o nociones e imágenes desde la multiplicidad de saberes prácticos.
El agnosticismo frente a las ciencias y la filosofía debe ser acompañado de una
similar frente a estos saberes de variadas procedencias, poco formalizados y
profundamente vitales. La cuestión es mantener en alerta la vigilancia frente a
la totalización de alguna ideología, la ilusión –como dice Sartre- de inmanencia
absoluta, donde no es posible ningún saber. No salimos de ideologías, pero en
este caso no estaremos siendo guiados por aquellas que creen en la crítica y la
creación, sino por alguna de aquellas para las cuales lo dado es eterno e
incuestionable. Toda ideología tiene sus mitos, por tanto sus dogmatismos,
pero no es lo mismo un dogma que se fundamenta en el cuestionamiento de sí
mismo por parte de los sujetos, y aquellos en los que está prohibido hacerlo.
Creer en la crítica, ejercerla, buscar hacerlo y desarrollar una metodología para
ello, es una valorización, una creación de valores. Las herramientas por tanto,
no dejan de ser valores, pero en el sentido siempre de valorizaciones, de
prácticas que al entramarse van implicitando, van sintetizándose entre las
mismas, alcanzando esa elevación a la potencia de las prácticas entre las
prácticas. Si la filosofía en general puede entenderse como la actividad de la
coordinación de los valores, como lo plantea Piaget, la gnoseología es la
actividad de coordinación de los valores del pensar y el conocer. Pero
nuevamente, se tata de las valorizaciones, es decir de las prácticas de
valorización. Si estas valorizaciones tienden a ser absolutas, si no respetan la
existencia de la ruptura radical y el abismo consecuente, no hacemos más que
caer en la re-cognición, en la repetición de lo ya dado.
Esta coordinación, puede comprenderse mejor como composición, como
artefacto. Lo que merece atención es la noción que subyace a las de
coordinación y composición, que es más general, y es la de consistencia, la de
endo y exo consistencia, la necesidad de que de las prácticas se desprenda un
producto, un artefacto que se sostenga en sí mismo. Lo importante aquí es
tener en claro que no hay que salvarle la vida a las teorías, como decía Sir
Karl, sino someterlas a la más dura puesta en práctica en otros campos de
experiencia o más específicamente para la ciencia, de instancias de
experimentación. Es decir, que la consistencia de estos artefactos debe de
ponerse a prueba, y más aún, que es desde este experimentar desde donde se
las puede valorar. El carácter de alcance medio al que se arriba hasta de una
posición defensora del racionalismo como es la de Sir Karl, trata de dar cuenta
del hecho de que las teorías son inestables y frágiles, y no por defecto, sino por
virtud, ya que es otra forma de constatar el carácter vital que poseen, el hecho
de que como producto no dejan de ser un eslabón de cadenas de producción
más vastas. Por tanto el producto es componente de la creación de otros
productos, es herramienta. Una herramienta es un artefacto para producir otros
artefactos, no se agota en sí mismo, en su consumo, como sucede con otros
tipos de productos que sí son sólo de consumo inmediato. Igualmente se
agotan, se disuelven, se transforman a tal punto que se hacen irreconocibles,
se abandonan sin más por largos períodos de tiempo para luego quizás ser
retomadas, etcétera. Dentro de una caja existen coordinaciones, pero también
saltos discontinuos, relaciones que no son sólo coordinaciones, sino
composiciones más complejas que incluyen ambigüedades y contradicciones,
herramientas para tal y cual uso, que en ciertos campos de experiencia nos
derivan a otras instancias para las cuales no contamos con herramientas, y allí
se renueva la actividad creativa de las mismas, o no somos capaces de ello y
paramos allí.
Pero si las teorías en general deben entenderse como herramientas,
como tecnologías aplicadas a estrategias de indagación, y más allá de la
diferencia clara de pretensiones y efectos deseados: ¿qué las diferencia de un
conjunto de normas, de una serie de procedimientos estándares? La propia
constitución del artefacto está determinada por su utilidad, en un encuentro del
que se desprende el producto. Pero si queremos hacer el esfuerzo por concebir
ese adentro que no deja de ser afuera, nos dejamos absorber dentro de una
teoría, tratando de ver a través de las perspectivas que habilita, utilizar las
herramientas que nos pone a disposición, la endo-consistencia no es del
mismo tipo que en los otros casos, el de normas o instrumentos en el sentido
neutralista.
Al anarquismo epistemológico se le puede acusar de grandes
imprecisiones y lagunas importantes, pero en otros aspectos ha constituido un
esclarecimiento de estas constataciones a las que hacemos referencia. Las
teorías en tanto cajas de herramientas, aparecen desde este registro como
recetas, pequeñas historias, anécdotas, pasos a seguir para casos específicos,
compuesto de experiencias articuladas y desarticuladas por inducciones y
contra-inducciones, rodeadas de una contextualización densa en términos de
descripción de una coyuntura. Por tanto ese adentro que constituye una teoría
científica no sería formalmente una lista de principios generales de aplicación,
ni un repertorio de experiencias abstraídas en normas de regularidades.
Estamos entre cuentos y anécdotas, entre experiencias articuladas por síntesis
que en vez de vaciar de coyuntura a la teoría utiliza estos materiales
inmanentes para levantar el artefacto cognoscente. La casuística, que sería el
carácter de este tipo de producto, no surge como imposibilidad, sino que
emerge como trama de la inmanencia de un campo de experiencias, para
trascender el caso, pero siempre desde el caso y hacia otros casos. Con los
estoicos, dice Deleuze, lo profundo está en la superficie; las causas y los
efectos conviven en dimensiones diferentes de intempestivas articulaciones. Y
si enfocamos la actividad intelectual en un sentido inverso a como se lo viene
haciendo desde la falsa oposición entre racionalismo e irracionalismo, Foucault
intenta pensar y conocer no buscando, sino fugando de lo universal. La
universalidad pasa de ser meta y objetivo del proceso investigativo a ser el a
priori, aquello con lo que se elabora en tanto materia prima y aquello que hay
que romper, transformar para elaborar, crear a partir de experiencias que no
son automáticamente esperables en los campos específicos pero que se dan
cita en ellos. Se trata de trabajar con el sentido del acontecimiento, que es el
hecho en sí de su acontecer. Herramientas para la práctica, tecnologías para
prácticas estratégicas de romper con lo dado, de movilizar el franqueamiento
posible hacia otros sentidos y valores.
En el lenguaje foucaultiano, esta caja de herramientas pasa también a
llamarse tecnologías, las cuales se aplican y se producen desde las
estrategias, en tanto emergencias de sentidos y valores, necesariamente desde
y contra lo que históricamente sea impuesto como presunta condición de im-
posibilidad.
Ahora bien, estos compuestos cognoscentes de conceptos y relaciones
científicas, así como de perceptos estéticos, si bien son herramientas, relatos y
consignas de uso, anécdotas, descripciones densas de profundos casos en
generalizaciones múltiples, no son solo forma, ya son algo más. Creo en este
sentido, que si bien no todo proceso cognoscente debe regirse por los mismos
ejercicios, ni buscar las mismas finalidades, para hacer de las teorías cajas de
herramientas es necesario desarrollar una relación de implicancia, en la forma
en que una función primera ya está inexorablemente compuesta de una función
derivada, y de una segunda.
3
«Pensar las teorías entre las prácticas», en Hacer ciencias humanas. Ensayos
epistemológicos. Depto. de Publ. FHCE, UdelaR, Montevideo, 2005.
esta relación, para la cual creemos poder establecer ciertos principios útiles
concernientes a las vinculaciones entre las esferas cognoscentes de la técnica,
la metodología y la teoría, donde las prácticas no científicas ingresan tanto
desde las instancias de campo o intervención (en lo que es la aplicación de una
técnica en el marco de una metodología) y asciende potencialmente hasta la
transformación de una teoría en mayor o menor grado, y donde también están
presentes en cristalizaciones constitutivas por acontecimientos pasados que en
el proceso van convirtiéndose en ciertos principios tomados más o menos
como ciertos, veraces, confiables. Si en aquél ensayo partíamos de la idea de
una teoría como práctica entre las prácticas, práctica más pero a su vez de
segundo grado, que fundamenta en tanto articula, liga diferentes planos de
inmanencia, acontecimientos y campos de acontecimientos, aquí reconocemos
que es necesario dedicarse al movimiento de derivación y a lo que ello implica,
en definitiva, la concepción de la teoría como caja de herramientas.
Volviendo al matema del cálculo diferencial, si la derivada segunda de
una función manifiesta la concavidad de la curva en el plano en que varía
constantemente, las características de la puesta en uso de una técnica de
investigación en el campo corresponden a ese gesto de constitución de un área
infinita y a la vez determinada por ciertos límites a los que se tiende. La
implementación de la técnica producirá en la experiencia de campo y en la
intervención en general un entorno de existencia, un mundo de referencia,
determinado por tangentes que a veces cortan en un solo punto, otras
corresponden a la dirección hacia la cual infinitamente se tiende sin nunca
llegar. Los puntos de inflexión, los cambios de concavidad, las curvaturas,
están pautadas por la derivada segunda. De esta forma una teoría está
constituida por estos entornos de existencia, mundos de referencia, en modos
reales y posibles, que intrínsecamente constituyen su composición de nociones
y conceptos, marca sus inflexiones, todo lo cual podemos conocer si nos
acercamos desde este punto de vista a las técnicas.
Podremos profundizar en nuestro análisis sobre cómo es que
conocemos, sobre las potencialidades y alcances de nuestros saberes, gracias
a una reflexión más, derivada de la temática de estudio, que tiene por objeto la
temática del abordaje de la temática de estudio. Con ello, es posible afinar
hasta donde sea necesario y se pueda, la determinación del deslinde en el
análisis contratransferencial y comprender la situación objetiva-subjetiva que se
instala en cada acontecimiento; hacer conscientes los tres grados de vigilancia
epistemológica.4 Es claro que no es sencillo superar la dicotomía entre el
conocimiento puro y aplicado, el divorcio entre el pensamiento especulativo y la
4
«La vigilancia de primer grado, como espera de lo esperado o aun como atención a lo
inesperado, es una actitud del espíritu empirista. La vigilancia del segundo grado supone la
explicitación de los métodos y la vigilancia metódica indispensable para la aplicación metódica
de los métodos; en este nivel se implanta el control mutuo del racionalismo y el empirismo
mediante el ejercicio de un racionalismo aplicado que es la condición de la explicitación de las
relaciones adecuadas entre la teoría y la experiencia. Con la vigilancia del tercer grado aparece
la interrogación propiamente epistemológica, la única capaz de romper con el “absoluto del
método” como sistema de las “censuras de la Razón”, y con los falsos absolutos de la cultura
tradicional que puede seguir actuando en la vigilancia de segundo grado...». Bourdieu, P. et.
alt., prólogo al fragmento de El racionalismo aplicado de G. Bachelard reproducido en El oficio
del sociólogo. Presupuestos epistemológicos. Siglo XXI, México, 1991 [1973], pág. 121.
tecnología que ha estructurado la cultura tradicional en Occidente. Pero allí
radica el desafío: en los términos de Bachelard, en alcanzar una lógica del
descubrimiento gracias a un aprendizaje alimentado por el error; en los
términos de Feyerabend, en alcanzar una epistemología anarquista en tanto
lógica del error en la cual todo camino sirva a la investigación gracias a una
subversión permanente ante los estándares de la razón.
Agarremos una herramientas de nuestra caja. Tomaremos el caso de
una técnica de investigación, la conocida como árbol genealógico, inserta
dentro de una metodología de corte clínico, que comporta a su vez una teoría
de la subjetividad socio-histórica. Tomaremos el caso de esta técnica tomando
como base la experiencia de su aplicación en el campo, en el contexto de una
investigación en la que he participado, sobre la temática de los impactos en la
subjetividad provocados por el desempleo en el Uruguay del 2002.5 De lo que
trataremos aquí es de cómo se presenta, por parte del investigador, una
técnica en el campo, y más que nada, de cómo abordar el auto-análisis de
dicha presentación, puesta en práctica, aparición en escena y disposición en
juego, análisis necesario para calibrar los alcances del conocimiento allí y así,
coyunturalmente, generado. Tomamos el caso del árbol genealógico por la
combinación que comporta en su coherencia interna o endo-consistencia entre
las pautas duras que prescribe y la apertura de posibilidades que instaura; es
decir, por ser una técnica de investigación riquísima en sus utilizaciones, en lo
que nos permite conocer, dimensiones problemáticas y accesos a la
subjetividad, en tanto requiere de todo un tratamiento la forma en que se
dispone de sus pautas establecidas claramente por una serie de preceptos que
requieren una estricta vigilancia.
La actitud de campo en tanto situación inmanente vivida por las
subjetividades involucradas al objeto, sea el investigador, los sujetos
entrevistados, también ha sido tratada en otra ocasión.6 Allí se la trató de
abordar de la única manera que es posible, desde la reflexión a partir de la
experiencia de campo. Antes de la presentación, la puesta en uso de cualquier
técnica en una instancia de experimentación, que es a la vez de
descubrimiento y contrastación, se debe configurar un complejo emocional que
podemos denominar crítica comprensiva o comprensión crítica. En aquella
oportunidad se abordó un constructivismo del objeto a partir de una ética de
campo, para la cual todo supuesto emergido desde los saberes prácticos,
cotidianos, hechos presentes en la instancia de experimentación eran objeto de
un manejo crítico por parte del sujeto investigador para el cual, la necesidad de
efectuar una ruptura con el sentido común existente es trasladada a los otros
sujetos involucrados con y en el objeto de la investigación, determinados
modos y fenómenos de subjetivación. Pero el problema de la vinculación de
este entorno afectivo de diálogo permisivo e impertinente a la vez, con la
utilización de instrumentales metodológicos precisos y las repercusiones
teóricas que conlleva su puesta en práctica gracias a las modificaciones
5
Impactos del desempleo. Transformaciones en la subjetividad. Financiada por CSIC –
Psicología, UdelaR, coordinada por A. M. Araújo, editada por Argos, Montevideo, 2003.
6
«La escucha activa en la comprensión crítica», en Hacer ciencias humanas. Ensayos
epistemológicos. Depto. de Publ. FHCE, UdelaR, Montevideo, 2005.
necesariamente surgidas de las subjetividades dispuestas en dicho marco de
exploración compartida, no habían sido planteadas.
7
Feyerabend, P. «Cómo defender a la sociedad contra la ciencia»», en Hacking, I.
Revoluciones científicas, FCE, México, 1985 [para el artículo 1975], p. 314.
La consigna metodológica es un a priori, pero es un a priori inmanente,
esto es, situacional, contingente. Existe un componente previo, así como una
realización, una puesta en práctica. El resultado no es por tanto una norma, no
se trata de una condición invariante, todo lo contrario. Se trata de un modo de
operar, una forma de movimiento investigativo que contiene supuestos de
arranque –las pautas–, con la única finalidad de promover el movimiento en la
diferencia, en lo nuevo a conocer. La norma conlleva castigos y separa el
mundo en dos, una pauta metodológica de investigación es por el contrario una
apuesta hacia la transformación de lo conocido por la incorporación de lo
desconocido. Por tal motivo es inmanente, por tal motivo es la puesta en juego
de estrategias de apertura y no de justificación; la distinción entre el
descubrimiento y la justificación viene dada después, retrospectivamente, a
posteriori.
En este sentido en cada caso, en cada investigación, podemos analizar
por un lado la dinámica de transformación de los supuestos básicos de los que
partimos y las certezas que en determinados momentos del proceso se van
estableciendo, para volver a cambiarlas. Y eso es muy visible en el momento
de la presentación de las pautas de una técnica en el trabajo de campo, entre a
los sujetos, y es en definitiva esa interacción, lo que el investigador allí afirme,
con su discurso y con todo aquello que sirva de vehículo de transmisión, lo que
marcará la pauta efectiva, la real, que le otorga al sujeto herramientas
concretas así como una noción de los objetivos perseguidos, necesariamente
difusos al principio. Por eso es interesante contar con el discurso a primera
mano de lo que fue la presentación de determinada técnica de investigación
frente a los sujetos que intervienen en la misma, un punteo primordial de
pautas tan sólo representa la prehistoria de un trabajo de campo, mientras que
una transcripción de la negociación mutua de las pautas puestas en juego en la
interacción constituye un insumo invalorable para la producción de
conocimiento.
8
Enriquez, E. «Fronteras Disciplinarias: Ruptura, interacción, multiplicidad», en AA. VV. 1er
Encuentro Nacional de Sociología Clínica, Montevideo,1996, p.19.
sabemos conlleva una re- composición, una alteración, en parte consciente, y
más que nada frente a novedades insospechadas emanadas de lo
inconsciente.
La consigna resultante es un discurso producido, que no se reduce a la
instancia del acceso, siempre estaremos accediendo sin cesar. Pero es en este
discurso donde sí se enuncia de una manera explícita y por vez primera cuál es
la propuesta a llevar a cabo y ya emprendida en tanto se la está planteando.
Por la fuerza elocucionaria que esto implica, es un hito en la interacción sui
géneris. La consigna resultante será entonces útil para conocer, pues marca la
clave —lo que supera la racionalidad y corresponde al clima emocional
comprensivo—, clave para sí interpretar el discurso de la entrevista, los tonos
que van variando de allí en más. En este sentido hemos tratado de plantear las
pautas haciendo uso de la intuición, dejándonos llevar por lo que en los
primeros instantes de una interacción nos mueve en el acto, en medio de las
tensiones ya presentes en el sujeto, ya presentes en nosotros y apostando a
las resultantes futuras.
Mientras Nacho, pintor y sindicalista de cincuenta y cuatro años de edad,
iba contándome sobre la situación de despido por la que había pasado y en
una charla abierta nos íbamos presentando, fui sacando la cartulina y
extendiéndola frente a él. Seguimos charlando unos minutos más, sobre su
situación actual, tanto laboral como familiar, tratando de tomar elementos para
lanzarme intuitivamente con la técnica del árbol genealógico. Emergen
contenidos por doquier, sentidos y sin-sentidos en asociaciones múltiples
(semejanzas, oposiciones, metáforas, y lo particular que se acentúa) van
componiendo la instancia mutua.
Nacho me contaba que en lo personal, estaba muy acostumbrado a
tener una dinámica de viaje entre Mercedes, su lugar natal, y Montevideo, que
siempre lo atrajo por las actividades, la sensación de movimiento y diversidad
de la ciudad. De grande volvió a Mercedes, pero era muy difícil para él vivir
nuevamente allí. Por fin decidieron, con su primer mujer, casarse y vivir en la
capital del país, muy jóvenes, con dieciséis años...
E: _ Va, si querés podemos arrancar con eso. Esto que estábamos charlando
ahora era medio general pa’ conocernos.
N: _ Cómo no.
E: _ Yo hoy te quería proponer una cosa que está muy buena, y se llama,
viste, el árbol genealógico (mirando la cartulina y lentamente plegándola y
colocándola a su disposición)...
N: _ El árbol genealógico (afirmativamente).
E: _ Yo te traje acá una cartulina...
N: _ Sí, como no...
E: _ Para que la uses toda viste... Y la idea es esta: si vos podés irme
contando, ahí va, todas las ramas de tu familia viste...
N: _ Claro.
E: _ ... partiendo de vos...
N: _ hacia arriba, hacia abajo...
E: _ hacia arriba y hacia abajo, hacia todos lados. Y marcando, más que
nada, de cada una de las personas —todo lo que vos quieras— pero, viste,
enfocado bien a lo laboral digamos. A qué se dedicaban...
N: _ Ahí va.
E: _ ... en qué oficio estaban viste, de dónde venían.
N: _ Bueno.
E: _ La nomenclatura mínima, viste, los signos con los que ... (dibujando) el
hombre es un triangulito... la mujer es un circulito; éstos si están casados están
así viste (dibujando), y después de acá salen los hijos viste (dibujando)... que
son todos los hermanos.
N: _ Ahí va.
E: _ Y empezás contigo, que sos... (rellenando) un triángulo eh (risa)...
N: _ Un triángulo.
E: _ Ta. En un lugar de acá (haciendo referencia a toda la superficie), en
donde quieras, y sacás flechas para donde se te antoje, y hacelo como te
parezca.
9
«La situación del pensar culto y del pensar popular parecieran simétricamente
invertidas. Si en el pensar culto predomina lo técnico, en el pensar popular éste pasa a
segundo plano y en cambio predomina lo semántico. En suma, si en los sectores populares se
dice algo, en el sector culto se dice cómo. Esto no implica una división sino más bien una falsa
elección de dos elementos que se correlacionan. Es natural que haya correlativamente un algo
y un cómo en el decir, pero no es natural que ambos se distancien y se sobrevalore el cómo
sobre el algo. Volviendo al filosofar, el problema intrínseco de esta actividad no es de mera
técnica, o sea de cómo, sino también de un algo que se constituye...». Kush, R. Geocultura del
hombre americano, F. G. Cambeiro, Buenos Aires, 1976, Cap 1. El miedo de ser nosotros
mismos, p. 22.
casos de andróginos, de una forma humana que ha sido ocultada casi
universalmente por todas las culturas.10 La cuestión es que, en los términos de
las consignas resultantes en la utilización de una técnica de investigación
humana sobre lo humano, la dualidad genérica mujer—hombre es de las más
rígidas, apriorísticamente directrices casi sin excepción en este momento del
proceso de hominización, aunque hay que tener presente su posible
transformación, extrañarse de ella.
Ahora, yendo de lo duro a lo blando, veamos los ámbitos de apertura, las
pautas más abiertas, las más contingentes, las más posibles de ser
replanteadas por el caso. Es el margen frente a lo desconocido, o mejor aún,
las pistas, tanto en el sentido de despegue como de intuición, tanto en el
sentido de impulso hacia lo diferente, nuevo, y particular como de herramientas
o método para movilizarse junto y gracias al impulso. En este caso, vemos
claramente que las pautas se desdibujan necesariamente en lo que
concerniente al holograma, al cartografiado, a la composición de las relaciones
intersubjetivas. Pues allí el sujeto tiene necesariamente que tener toda la
libertad posible, para cruzar, ir y volver, sacar hijos como racimos, superponer
distintas parejas, enganchar donde le plazca, no seguir en lo más mínimo
ningún tipo de esquema. Y aunque la pauta del género y de los tipos de
relación de alianza y filiación son duras como hemos visto, la flexibilidad,
justamente la singularidad en cada historia de vida de la composición de las
redes relacionales, la urdimbre de una vida humana, es siempre plástica,
siempre posee una composición única, por lo cual, podemos estar
mínimamente tranquilos como investigadores de que dicha singularidad no se
pierde entre el género, la alianza y la filiación; por el contrario, se hace evidente
con ellos. En este caso podemos ver hasta curvaturas, ni que hablar de las
ausencias, como suele suceder con una de las ramas ancestrales cuando se
trata de sujetos como yo en los cuales ha sido la familia de uno de los
progenitores la que ha influido profundamente en el enraizamiento subjetivo.
Necesariamente en fin, no existe simetría de ningún tipo, ni central ni axial,
tampoco constantes de rotación, ni una unidad básica de traslación. También,
debemos tener en cuenta siempre que cuando se concibe a cada sujeto, sea
como en este caso en el dibujo de un árbol genealógico, o de cualquier otra
manera, además de ser un entrecruzamiento de redes, una terminal, es
también un agujero negro, no posee fondo, es una apertura al infinito, lo que le
otorga una cualidad que trasciende la mera resultante algebraica. En lo que
nos concierne de nuestro análisis de la técnica, esto se traduce como la
existencia en cada sujeto representado en una genealogía por otro, en algo
infinitamente más que un simple punto de entrecruzamiento, se trata de puertas
10
En «El sentido común como sistema cultural», Geertz toma como ejemplo el caso de
los andrógenos en distintas culturas. No es casual que sea un ejemplo del llamado “sentido
común”, justamente, la dualidad de género al ser dura, biológica en el sentido antropológico, se
instala en lo más profundo del imaginario cultural, y es entendible su presencia en la técnica del
árbol genealógico como pauta fuerte ante la subjetividad investigada, donde más que
coaccionar o velar conocimiento se establece un piso común, un plano compartido entre el
investigador y el sujeto en lo que concierne a lo común del sentido otorgado. Como decíamos,
esta pauta cultural, que se repite idénticamente en la pauta científica, se haya inserta en el
horizonte de nuestra especie, pero la posibilidad de lo otro a la dualidad de género siempre ha
existido, como lo testimonian los casos de bisexualidad congénita, por lo cual, hasta esta pauta
de investigación tampoco es absoluta ni definitiva.
abiertas a existencias que escapan no sólo al investigador por supuesto, sino
que escapan al propio sujeto que las concibe como sus componentes más
íntimos.
El análisis de las pautas resultantes es tan solo un componente más de
un análisis contratransferencial global. Y en el sentido en que venimos
pensando, la consigna resultante está inmersa en lo que es más general, la
instancia resultante, la experiencia de la entrevista en su totalidad.
E.: _ Mirá, esto es así (desplegando hoja grande). Escuchaste hablar, viste
el árbol genealógico, el famoso árbol genealógico que vos ponés padre,
madre...
R.: _ Sí, sí.
E.: _ Te voy a pedir que me dibujes, como vos quieras viste, tu árbol
genealógico. Te digo, hay unos signos viste para tener convencionales ¿no?:
ponele, el triángulo así (dibujando en la parte inferior derecha) es el hombre, el
círculo es mujer viste. Entonces, ponele, un hombre casado con una mujer es
(dibujando) así, yo igual estoy acá con vos (haciendo referencia a la posición
frente a la hoja), y después ponele que estos tuvieron hijos ¿no?, entonces
viste cang (dibujando) una mujer, un varón, una mujer viste... Y vos vas
haciendo así, arrancás contigo que sos un triángulo viste (rellenándolo), sos
vos, y ahí arrancás, para arriba y para abajo, o lo que vos quieras. Y... si me
ponés el nombre de la persona... y más que nada, que es lo que nos interesa,
viste, el tema de a qué se dedicaban, o a qué se fueron dedicando.
R.: _ Sí... cómo no. Bueno. Apuntalo así mirá, empiezo por mi abuelo.
E.: _ Empezá por vos, ponete vos, un triángulo que sos vos viste, y ahí vas
con las redes a tu padre, tu madre, la red a tus abuelos, ¿entendés?
R.: _ Así que, ¿tendría que ser así no?
E.: _ Si querés usa toda la hoja viste.
R.: _ Éste sería yo.
E.: _ Ahí va.
R.: _ No. Bueno. Escuchame una cosa, ahora este, por ejemplo para marcar
a... estoy yo (dibuja en el extremo superior izquierdo de la hoja), y después
vendría eh, mi padre.
E.: _ Claro, es lo que yo te digo, digamos tus padres y eso van para arriba.
Si querés vos ponete acá en el medio, o viste entonces tirás para arriba...
R.: _ Ah, vos decís... ta, ta.
E.: _ Y para abajo tus hijos, vos te ponés por el medio... (risas)
R.: _ Ta, ta, ahora sí. Acá voy yo. Bueno, mis padres... a ver como era, ahí
va así. Mi viejo, te pongo así, mi padre, Héctor; mi vieja, Margot. Mi viejo, toda
la vida trabajó en la carne, en el gremio de la carne, en el Frigorífico Artigas,
más precisamente. Después, en tiempo de Dictadura se fue, se tomo el (risa) el
buque, como la mayoría de los compañeros que luchaban en ese tiempo. Fue a
parar a México, después de allí a Estados Unidos, tuvo un tiempo lo deportaron
por lo agarraban sin documento, volvió, ta. Y después que volvió, separación,
mi viejo y mi vieja. Yo quedo con mis abuelos... este... Después, entró a
CUTCSA, al gremio del transporte, era guarda. Este, tuvo un ataque cerebral,
se recuperó de un ataque cerebral, siguió trabajando en CUTCSA, este, y
bueno, tenía en trámite la jubilación por enfermedad. Ta, pero falleció en el año
`85, tenía 49 años tenía cuando falleció. Este... Entonces la vida de él la,
estuvo en dos gremios: en la carne y en el transporte; no sé si te puedo poner
acá...
E.: _ Sí poné lo que, todo lo que...
R.: _ ¿Te pongo al costado?
E.: _ Como quieras, ahí va, sí, sí, usa toda la hoja, impecable.
R.: _ Te pongo así (dibujando) transporte, y carne. Lo entendés ¿no?, el
gremio.
E.: _ Total.