Filosofía y Sociología de La Ciencia
Filosofía y Sociología de La Ciencia
Filosofía y Sociología de La Ciencia
de la ciencia
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ciencia
y
tcnica
traduccin de
SERGIO FERNNDEZ BRAVO
FILOSOFA Y SOCIOLOGA
DE LA CIENCIA
por
STEWART RICHARDS
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~
edtores
MExlCO
ESPAA
ARGENTINA
COlOMBIA
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lNDICE
PREFACIO
11
INTRODUCCION
PRIMERA PARTE
l.
17
LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA
Una visin cientfica del mundo, 17; Leyes cientificas, 19; Teoras
cientficas, 21
24
3.
40
4.
57
Aristteles, 57; El mtodo inductivo reformado, 58; El mtodo hipottico-deductivo, 65; Desarrollos recientes, 74
87
SOCIAL
La ciencia moderna y su filosofla, 87; Los fundamentos de la fsica moderna, 89; Las ideas de la biologa, 93; Las ciencias sociales,
102
SEGUNDA PARTE
6.
Aspectos cuantitativo y cualitativo de la ciencia, 111; Aspectos estructurales y funcionales de la ciencia pura, 120; Ciencia, tecnologa e industria, 129; Aspectos polticos y econmicos de la
investigacin y el desarrollo, 149
[5]
111
7.
IN DICE
158
tica, ciencia y sociedad. 158; "Cientismo": la ciencia como modelo para la sociedad, 160; La sociedad cientfica como tal, 168;
La "neutralidad" de la ciencia, 172; Algunos dilemas ticos, 174;
Problemas morales en la ciencia y en la guerra, 191
8.
197
225
lNDICE DE TERMINOS
231
PREFACIO
PREFACIO
mas esenciales, como la clasificacin de los platelmintos o las suturas de crneo de reptiles extintos, que eran rigurosamente
acadmicas y cuyo dominio poda realmente enorgullecerme
Subsecuentemente aprend que mi experiencia universitaria era
de hecho diferente a la de la mayoria de los estudiantes de ciencia;
los cursos sobre historia y metodologa de la ciencia no eran temas
rutinarios, y eran los que iban a durar en mi en los aos posteriores, mucho despus de que la infonnacin objetiva que haba almacenado en mi cabeza hubo desaparecido. Constituyeron un terreno
incomparable para evaluar las actitudes a menudo contrastantes halladas en las ciencias y las humanidades, y daban sentido a mis estudios ms especializados en el contexto de intereses extracientificos ms amplios. Cuando inici mi actividad dentro de la
investigacin cientfica y la enseanza, me pareci cada veZ ms claro
que una perspectiva de la ciencia ms amplia debia ser incluida como
componente absolutamente crucial para la educacin de los cientficos jvenes.
Este libro se basa en un curso que he impartido durante seis aos
a un grupo mixto de estudiantes de ciencias naturales y sociales en
el Wye College. Fue iniciado durante una licencia de la Unidad para
la Historia, Filosofa y Relaciones Sociales de la Ciencia en la Universidad de Kent, en Canterbury, Inglaterra. Tengo mucho que agradecer a Ian Lucas, rector del Wye College, ya su Comit por concederme dicha licencia, y a Maurice Crosland, profesor de Historia de
la ciencia en Canterbury, por aceptarme como invitado en su Unidad. Por su ayuda para el libro en s, agradezco especialmente a Maurice Crosland, a su colega Alec Dolby, aRen Olivieri, de Basil Blackwell Publisher, y a varios de sus lectores annimos. Otros ms que
fueron lo suficientemente bondadosos como para leer y criticar partes del manuscrito, o con quienes sostuve tiles discusiones, fueron
Christina Creek, Alec Douglas, Andrew Hill, Jeremy Naydler, Michael
Preston y Crosbie Smith. Sus consejos y su apoyo fueron esenciales
para mejorar el libro, de cuyos probables defectos, por supuesto,
slo yo soy el responsable.
STEWART RICHARDS
RECONOCIMIENTOS
Las siguientes son las fuentes de algunas de las ilustraciones. Agradecemos profundamente el permiso otorgado para utilizarlas.
Figura 2: S. Hales, Vegetable Staticks (Londres, reimpresin Mac
Donald, 1969), lmina 6. Figura 3: F. R. Bradbury [comp.), Words and
Numbers (Edimburgo, University Press, 1969), frente a la p. 84. Figura 5: H. Rose, y S. Rose, Science and Society (Londres, Pelican,
1977), p. 5. Copyright, Hilary Rose y Stephen Rose, 1969; reimpreso
con autorizacin de Penguin Books Ltd. Figuras 6 y 7: D. de Solla
Price, Science since Babylon (New Haven, Yale University Press,
1961), pp. 97 y 116. Copyright, Derek de Solla Price, 1961. Figura
8: (dibujada y modificada) C. Freeman, The Economics 01 Industrial
Innovaton (Londres, Penguin, 1974), p. 314. Figuras 9 y 10: E. Braun
y D. Collingridge, Technology and Survival (Londres, Butterworths,
1977), pp. 42 y 45; de acuerdo con D. H. Meadows, D. L. Meadows,
J. Randers y W. W. Behrens, 111, The Lmits to Growth: A Report lor
the Club 01 Rome's Project on the Predicament 01 Mankind (un libro
de Potomac Associates publicado por Universe Books, Nueva York,
1972; grficas de Potomac Associates), figuras 35 y 46. Cuadro 2: N.
D. Ellis, uThe Occupation of Science", en Technology and Society,
5 (Bath, University Press, 1969), p. 40.
[9]
Perzses
The Frierzd
INTRODUCCIN
12
INTRODUCCIN
INTRODUCCION
13
chos y teoras que [el estudiante] debe dominar antes de esperar hacer contribuciones propias". Este inters puede ser por una parte
justificado.
Por la otra,la ciencia no es enteramente escolstica. Por encima de una
ciertamente slida capa de conocimiento aceptado, la ciencia es revisada continua y drsticamente [... ] la expectativa de vida para [una teora
tpica] se ubica en algn punto de un intervalo de quince aos. Con el
presente sistema, por tanto, el trabajo [del estudiante] es distinto al del
cientfico maduro, cuyas investigaciones comprenden intuicin, imaginacin, y la capacidad tanto de aceptar riesgos como de realizar anlisis concienzudos. Admitiendo esto, es posible [... ] que la educacin cientfica, en vez de contrarrestar [... ] la inflexibilidad natural [de los
convergentes], tienda a reforzarla y a agravarla. La educacin cientfica, en otras palabras, puede haber quedado desligada del mundo de la
investigacin al que pretende servir.
Esto seria lo suficientemente preocupante en cualquier caso, pero
si la mayora de los cientficos son realmente "convergentes de alto
CI", la necesidad de eliminar cualquier rigidez innata y de ampliar
los horizontes intelectuales es an ms imperativa. Sin algunas experiencias divergentes se esperara que los cientficos, como lo cuenta el chiste, continuaran aprendiendo ms y ms sobre menos y menos hasta que supieran todo sobre nada. Ciertamente podran llegar
a creer que en realidad la ciencia opera en el vado.
Hacer que el cientfico vuelva la vista hacia la ciencia misma es
la forma ms obvia y, aunque es discutible, la ms natural, de atacar el problema. Para lograr esto, los jvenes cientficos -quienes
pasan la mayor parte de su tiempo enfocando detalles tcnicos- necesitan que se les anime a examinar el gran edificio del conocimiento cientfico desde la poco familiar perspectiva del historiador, el
filsofo y el socilogo. Sin estmulo positivo, la gran mayora de los
cientficos experimentarn un razonamiento discursivo mnimo o
nulo, como el caracterstico de sus colegas que estudian humanidades. No tendrn inters por el lugar de la ciencia en la historia intelectual y social, y terminarn -exceptuando a una minora poco representativa- su "periodo de entrenamiento" ubicados firmeIlJente
dentro de los lmites de la cultura de la ciencia, y quiz para siempre fuera de los de la cultura de las artes. Aunque casi se ha convertido en acto reflejo burlarse de la mera sugerencia de que estas dos
culturas existen (o todava existen; C. P. Snow ofreci su conferencia original en 1959 y fue indudablemente el primero en sealar la
separacin), mucha "gente de arte" todava alardea de lo poco prcticas que son y de lo poco que saben de ciencia y tecnologa. Muchos cientficos todava se sobresaltan ante cualquier punto de vista que no puede ser cuantificado, condenndolo como meramente
14
INTRODUCCIN
subjetivo si no es que se le descarta en conjunto mediante una cortina de humo de filistesmo y amenazas.
La filosofa de la ciencia, estudiada a la luz de la historia, ofrece
al estudiante una mezcla singular de artes y ciencias, de anlisis y
sntesis. La actitud filosfica es la que, ms que ninguna otra, anima al conocimiento de las caractersticas intrnsecas de la ciencia,
como cuerpo de conocimientos y como mtodo de investigacin sobre el mundo. El enfoque que adoptamos aqu destaca la estructura
de la ciencia moderna, y presta relativamente menos atencin a la
manera en que fue construida esa estructura. Los sucesos histricos se usan por lo tanto slo para ofrecer realidad concreta a las
ideas filosficas ms abstractas, o para tener acceso a la mente del
cientfico en su trabajo.
Explotando la naturaleza complementaria de estas dimensiones
separadas, no nos ser difcil ver cmo la familiaridad con la lgica
del argumento cientfico concentra la mente del cientfico practicante
en las cuestiones ms importantes de su trabajo. Si armar rompecabezas es parte de la prctica cientfica, el cientfico que posea una
perspectiva filosfica ser el que probablemente pueda colocar correctamente las piezas del rompecabezas y el ms sagaz para identificar qu disposiciones podrn tener la calidad de una solucin.
Dividiendo esos detalles tericos en verdadero y falso, certeza y duda,
existe un fundamento slido para decisiones ms generales sobre
lo que puede, y lo que probablemente no puede, alcanzar la ciencia.
El logro cientfico est casi invariablemente ligado a los fines sociales. Es por esta razn por la que no puede completarse ningn
anlisis del trabajo cientfico sin la perspectiva de la sociologta. Slo
examinando los rasgos especficos del crecimiento de la ciencia en
la sociedad, en particular la naturaleza de sus tensas relaciones con
las grandes cuestiones ticas y polticas de la actualidad, puede el
cientfico evaluar con objetividad la necesidad y la conveniencia de
defender un tipo de ciencia en vez de otro, cuando los fondos son
insuficientes para sostener a ambos. Debido a las complejidades del
desarrollo del mundo moderno, slo con una conciencia de liS ms
amplias dimensiones sociales en ciencia y tecnolog'. podr6 el cientfico individual formular una poltica que optimice el equilibrio entre el hombre y el mundo en donde tiene que vivir
PRIMERA PARTE
MTODOS Y FILOSOFAS
DE LA CIENCIA
1. LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA
18
M~TODOS y
FILOSOFIAS DE LA CIENCIA
LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA
19
LEYES CIENTIFICAS
La ciencia, por lo tanto, estudia aquellos aspectos de nuestro conocimiento del mundo externo sobre los que puede haber un consenso
universal, al menos en principio. Representa un intento por alcanzar un consenso mximo. Cuando los cientficos difieren en asuntos
de ciencia, generalmente no lo hacen sobre temas como la importancia o la fiabilidad de sus percepciones de sentido comn -que
es tpicamente el campo de la filosofa-, sino sobre lo que sus pensamientos o sentimientos privados sugieren que puede ser la mejor
interpretacin obtenible. Sin embargo, la ciencia pudo no haberse
desarrollado en la forma en que lo ha hecho si slo hubiera tratado
de estar de acuerdo sobre objetos y eventos particulares del mundo.
La razn para el avance de la comprensin cientfica se hallar en
el inters de la ciencia por las relaciones y regularidades mostradas por fenmenos particulares. Estas relaciones y regularidades
pueden expresarse formalmente en leyes cientficas, y una caracterstica definida de stas es que describen relaciones y regularidades invariables. Sin embargo, es importante observar que la invariabilidad, dentro de este contexto, no implica certeza. Aunque es
indudablemente cierto que una ley ideal expresara relaciones y regularidades en verdad invariables, en la prctica las leyes cientficas son empricas porque se derivan de datos procedentes de observaciones. Aun cuando estos datos tuvieran concordancia universal
bajo la forma de percepciones simples, no tendramos manera de
saber si las relaciones entre ellos son verdaderamente invariables.
Al menos no podramos saber si ste sera el caso en el futuro. Sin
embargo, pocos filsofos creen ahora que el propsito de la ciencia
es la bsqueda de la verdad absoluta, y probablemente ninguno cree
que realmente la encuentra. La ciencia procede ms bien como si
20
LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA
21
TEORIAS CIENTIFICAS
22
LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA
23
EL ARGUMENTO CIENTIFICO
25
pIes para un tema tcnico y altamente complejo. y que tambin pueden tener importancia para la prctica cientfica.
DEDUCCION
26
en realidad mortales, y si Scrates es realmente un hombre, se sigue necesariamente que l tambin debe ser mortal. A la inversa,
si el argumento es vlido, es imposible que las premisas sean verdaderas y la conclusin falsa; podramos entonces concluir que Scrates es inmortal nicamente si fallamos por completo en entender
el significado de las dos premisas.
En el ms famoso de todos los silogismos, es claro que los trminos "hombre (u hombres)", "Scrates" y "mortal" no tienen importancia para el argumento. La misma compulsin lgica operara si
estos trminos se remplazaran por "mujer (o mujeres)", "Cleopatra"
e "ilgica", sin importar cun ardientemente rechacemos la primera premisa como evidentemente falsa. La validez del argumento quedara adems intacta si remplazamos los trminos por letras, digamos A, B Y C. Podramos entonces escribir:
Todas las B son C,
A es B,
entonces A es C.
Los trminos realmeure esenciales son los que no han cambiado (por
ejemplo "todas"), y podemos decir que lo que todos estos argumentos tienen en comn es su forma. Puesto que los argumentos son vlidos, podemos decir que la forma es vlida; o inversamente, cualquier argumento con una forma vlida es un argumento vlido. Por
lo tanto sabemos que ningn argumento deductivo que tenga una
forma vlida puede poseer premisas verdaderas y una conclusin
falsa.
Este punto es especialmente importante en la ciencia porque no
es raro poder demostrar, en realidad, cundo las partes constitutivas de un argumento son realmente verdaderas o falsas. Un ejemplo simple de esto sera:
Todas las vboras son reptiles,
todas las serpientes son reptiles,
entonces, todas las serpientes son vboras.
La forma de esto podra escribirse:
Todas las A son C,
todas las B son C,
entonces, todas las B son A.
Ya que sucede que sabemos que las premisas son verdaderas y la
conclusin falsa, tambin sabemos con certeza que el argumento es
invlido. Pero en todas las dems combinaciones de valores verda-
EL ARGUMENTO CIENTIFICO
27
deros no podemos estar seguros. Ntese, de paso, que para estar seguros de que el argumento es invlido hemos necesitado simplemente
mostrar que las premisas podran ser verdaderas cuando la conclusin es falsa. No es necesario saberlo en realidad, ya que su forma
nicamente revela el estatus del argumento (vase infra Tipos de argumento deductivo).
Aceptar un argumento como deductivamente vlido no quiere decir, claro est, que la conclusin es necesariamente verdadera. Esto
sucede slo si las premisas son tambin verdaderas. Existen tres posibles combinaciones de valores verdaderos en un argumento vlido (una, por ejemplo, con la forma comn a las que se dieron en relacin con Scrates y Cleopatra). Sustituyendo los trminos
zoolgicos que ya usamos, tenemos la primera combinacin, la de
premisas verdaderas y conclusin verdadera, as:
Todas las serpientes son reptiles,
todas las vboras son serpientes,
entonces, todas las vboras son reptiles.
Alternativamente podramos tener premisas falsas (algunas o todas)
y una conclusin verdadera, como en:
Todos los hombres son reptiles,
todas las serpientes son hombres,
entonces, todas las serpientes son reptiles.
0, finalmente, puede haber premisas falsas y una conclusin falsa,
como en:
Todos los hombres son inmortales,
todas las serpientes son hombres,
entonces, todas las serpientes son inmortales.
La primera de estas combinaciones genera pocos problemas, pero
28
M~TODOS
y FILOSOFAS DE LA CIENCIA
EL ARGUMENTO CIENTtFICO
29
quier argumento particular que se use en esa forma. Cualquier confusin sobre este nuevo ejemplo se desvanece rpidamente si sustituimos la palabra "ingleses" por "escoceses". Ahora podemos ver
con facilidad que tenemos un argumento en el que las premisas son
verdaderas y la conclusin falsa. As, esto sera el contraejemplo que
nos muestra que la forma, y por lo tanto el primer argumento, es
invlida.
Otra forma de argumento que encontramos comnmente en la ciencia es la que se conoce como hipottica o condicional. sta es del
tipo "si... entonces"; por ejemplo: "si el viento sopla, entonces las
banderas ondearn". En una proposicin de este tipo, la parte precedida por "si" se denomina antecedente, y la precedida por "entonces", consecuente. Es importante darse cuenta de que su uso no
implica duda. Aunque podamos dudar de que "el viento sople", de
hecho no tenemos duda de que "si el viento sopla, entonces las banderas ondearn".
Una forma vlida de argumento condicional conocida en lgica
como "afirmar el antecedente" se presenta como sigue: cuando
afirmamos la proposicin hipottica "si el ndice de inflacin aumenta, entonces los precios en las tiendas se elevarn" y tambin se afirma su antecedente, "el ndice de inflacin aumenta", debemos necesariamente inferir la verdad de su consecuente. La forma de este
argumento puede ser representada as:
Si A, entonces B.
A,
entonces B.
La importancia de este procedimiento yace en el hecho de que nos
permite afirmar de manera indirecta el consecuente de una proposicin hipottica, cuando por medios directos slo podemos afirmar
la verdad de la proposicin total y de su antecedente.
Una falacia comn es la de "afirmar el consecuente". En esta forma, suponiendo que sabemos que "si el ndice de inflacin aumenta, entonces los precios en las tiendas se elevarn" (si A, entonces
B) y tambin se asegura que "los precios en las tiendas se han elevado" (B). En este caso no podemos necesariamente inferir que el "ndice de inflacin se ha elevado" (entonces A). La proposicin hipottica afirma nicamente que si el antecedente es verdadero, el
consecuente tambin lo es. No afirma que el consecuente es verdadero con la exclusiva condicin de que el antecedente s.ea verdadero. Queda claro que el alza de precios en las tiendas puede ser resultado de algo distinto al alza en el ndice de inflacin.
Esto nos conduce a un tercer ejemplo muy interesante, que es un
30
EL ARGUMENTO CIENTIFICO
31
INDUCCIN
32
M~TODOS
y FILOSOFtAS DE LA CIENCIA
EL ARGUMENTO CIENTFICO
33
34
EL ARGUMENTO CIENTIFICO
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LGICA Y SIGNIFICADO
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EL ARGUMENTO CIENTIFICO
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38
EL ARGUMENTO CIENTIFICO
39
Un diccionario podra dar la siguiente definicin de ciencia: "Conocimiento del mundo real comprobado mediante la observacin, crticamente examinada y sistemticamente clasificada bajo principios
generales." En trminos amplios, aunque algo idealistas, podemos
decir que este c.onocimiento podra proveer una explicacin de lo
que es valioso en los descubrimientos pasados y podra tambin hacer alguna prediccin de eventos futuros. An ms, podra impulsar la investigacin cientfica (nuevos descubrimientos) proporcionando conceptos que den sentido de comprensin a las causas de
los eventos en el mundo, y que ayuden a comunicar esta comprensin a los dems. El conocimiento cientfico debe ser universal en
el sentido de ser independiente del espacio y del tiempo; deber ser
presentado explcitamente de manera tal que sea inteligible para todos los practicantes de ciencia calificados; y deber tener relevancia emprica en forma tal que todos puedan evaluar la correspondencia entre sus teoras y sus implicaciones prcticas.
Si las diferentes formas de acumular conocimiento cientfico son,
[401
LA ACTITUD CIENTIFICA
41
no obstante, reconocibles en cierto modo, todas deben compartir caractersticas comunes_ Hay muchas discusiones sobre cules son estas caractersticas, sin contar las que deberan ser, pero sin lugar
a dudas la ms universal, adems de la confiabilidad de la lgica,
es la objetividad_ Todos sabemos vagamente lo que se quiere decir
con "ser objetivo" y por el momento es suficiente_ A su debido tiempo podremos examinar con algn detalle las limitaciones filosficas de la objetividad (sobre todo en la seccin acerca del inductivis010, en el captulo 4), pero de paso vale la pena sealar que la alta
consideracin en que se tiene el intento de ser objetivo parece confirmarse por el creciente papel que encuentra ahora fuera de los laboratorios y de los sitios formales de reunin de la comunidad cientfica. La objetividad se valora cada vez mayormente en aquellas
reas de la vida moderna en donde la evidencia precisa afirmarse
como base para algn proceso de toma de decisiones; slo tenemos
que pensar, por ejemplo, en el continuamente expansivo campo de
"estudios administrativos", en donde el objetivo es hacer a las empresas comerciales ms "eficientes". Este crecimiento de la actitud
cientfica tiene importantes implicaciones, y los problemas de amplia magnitud para la sociedad, que algunos observadores ven como
resultado de su intrusin en asuntos humanos, es discutida en el captulo 7.
La lgica, junto con las matemticas puras, difiere de las disciplinas normalmente incluidas en el trmino ciencia, por ser "noemprica". Esta expresin significa simplemente que las proposiciones lgicas y matemticas son demostradas independientemente de
evidencias empricas; no hacen referencia a cosas o acontecimientos fuera de la mente humana, y dependen de postulados, no de observaciones. Todas las dems disciplinas consideradas como cientficas, cubriendo un amplio espectro desde sociologa y economa,
pasando por antropologa, psicologa y biologa, hasta las ciencias
fsicas tales como la fsica y la qumica, son "empricas". Sus proposiciones dependen finalmente de la evidencia de los sentidos.
Uno de los rasgos de observacin caractersticamente objetivos
en las ciencias empricas, es que pone nfasis especial en aquellos
aspectos de las cosas y eventos del mundo que pueden ser comprobados por todos los observadores; esto es, intenta obtener el mximo consenso (vase el captulo 1). Esto explica el inters particular
en las propiedades cuantitativas, las propiedades que pueden medirse. Las medidas precisas, especialmente las logradas por medio
de instrumentos impersonales, son objeto de amplio consenso, mientras que las propiedades cualitativas (ya sean estticas o subjetivas)
de las cosas contienen"juicios personales y comnmente conducen
a la discusin.
Los tipos de observacin que se hacen naturalmente dependern
42
LA ACTITUD CIENTIFICA
43
comprobarnos que los cientficos son, despus de todo, humanosno forma parte de la empresa global que se seala como cientfica.
El comportamiento emocional. y hasta irracional, debe ms bien ser
considerado como la parte que la ciencia comparte con todas las actividades creativas. Como tal est relacionado, al igual que se relacionan otras actividades semejantes, con el descubrimiento de nuevas ideas.
Lo que necesita subrayarse es que la parte cientfica caracterstica de toda la empresa est, por contraste, relacionada no con el descubrimiento en s, sino con la justificacin o la comprobacin de las
ideas que han sido descubiertas. En la ciencia los nuevos descubrimientos tienen pocas oportunidades de aceptacin a menos que sean
presentados en forma tal que excluyan el dogma o la mera opinin
que no est apoyada por una evidencia comprobable de manera independiente. Consecuentemente hay menos campo en donde se involucre el "yo", es decir, la personalidad y el prejuicio del practicante individual. como sucede, por ejemplo, en arte o en literatura.
Aun las ideas de un "genio" creativo entre los cientficos deben someterse al escrutinio pblico de sus compaeros antes de ser aceptadas dentro del cuerpo del conocimiento cientfico.
Hay otra consideracin que est relacionada, en la que la ciencia
tambin difiere de otras formas del saber, tal como el estudio de
la literatura o la filosofa. Mientras que, por ejemplo, an es posible en filosofa emplear gran parte de la vida analizando los escritos de los griegos (Whitehead slo bromeaba parcialmente cuando
describa la filosofa moderna como nada ms que "notas de pie de
pgina para Platn"), es una contradiccin hablar de un cientfico
moderno "platnico" o "aristotlico". La razn de esto no tiene relacin con la creencia de que la ciencia de algn modo "progresa"
en una forma que la separa de otras disciplinas. Por ejemplo, si Platn o Shakespeare volvieran a revisar la filosofa y la literatura a
partir de su poca, es indudablemente cierto que constataran que
ha habido "progreso". Pero para Galileo, Lavoisier o Darwin, no existira duda de que la fsica, la qumica y la biologa han avanzado en
un sentido muy obvio, y probablemente veran sus propios trabajos
como pasos en la direccin de ese avance. Nadie podra argumentar
que la filosofa de Platn o los dramas de Shakespeare han sido "superados"; ciertamente son a menudo citados como "eternos", con
lo que se intenta decir que su valor y relevancia actual son tan grandes como siempre Jo fueron. Pero en la ciencia un buen nmero de
teoras, incluso del siglo XIX, son consideradas hoy como parcial o
totalmente inadecuadas para propsitos explicativos, porque han dejado de "encajar en los hechos". Podramos decir entonces que la
ciencia "sigue su camino", mientras que las otras disciplinas simplemente "se mueven de ac para all". (No es necesario aadir que
44
Ya que hemos introducido el concepto bsico de la actitud cientfica como prueba objetiva de las hiptesis de observacin, es tiempo
de ilustrar esta frmula con algunos ejemplos reales tomados de la
historia de la ciencia. Los casos de tiempos pasados son ms tiles
a este respecto que los tomados del siglo xx, ya que las ideas son
tcnicamente menos difciles, aun cuando todava no han sido absorbidas como parte del conocimiento comn. Con la ventaja de la
comprensin posterior, es todava ms fcil ver la estructura esencial de los procesos conceptual y experimental que quedan involucrados, y los siguientes relatos estn por lo tanto presentados en forma totalmente consciente a travs de los ojos del siglo xx. Como
resultado no pretenden ser historia "buena" en el sentido moderno
que busca comprensin emptica, y (particularmente en el caso de
Harvey) dan poca indicacin de las sutiles fuerzas que pueden influir en la posicin filosfica global de un cientfico. Sin embargo,
no es se su propsito. Lo que nos proporcionan las historias de caso
es una visin rpida e informal de la naturaleza esencial del mtodo cientfico, concentrndose en la actitud adoptada por hombres
famosos al enfrentar problemas particulares.
45
LA ACTITUD CIENTIFICA
de ciervos de Windsor para su trabajo experimental y Harvey examin cerca de cuarenta especies de animales, muchos de ellos de
sangre fra, como peces y reptiles, desarrollando de esa manera su
inters en la actividad del corazn.
Harvey haba heredado la enorme influencia de las doctrinas del
mdico griego Galeno sobre las funciones del cuerpo, en las que se
enseaba que la sangre de las venas se forma por la accin del hgado sobre el contenido del intestino. Esta sangre es distribuida a todo
el sistema venoso por medio de un movimiento de flujo y reflujo.
Una parte de ella entra en el lado derecho del corazn en donde sus
impurezas se llevan hacia la arteria pulmonar por la exhalacin de
los pulmones. Se afirmaba que un pequeo volumen de sangre venosa del ventrculo derecho pasaba por los diminutos poros del septo
que separa las dos partes del corazn. Una vez en el ventrculo izquierdo, la sangre se encontraba con el espritu o pneuma que a su
vez haba entrado en el corazn, proveniente del aire exterior va
trquea, pulmones y vena pulmonar. La oscura sangre venosa se
transformaba entonces en sangre arterial pura, que era distribuida
a travs del sistema arterial (vase figura 1).
AO
VA
Al
VI
AD
VD
AV
ve
aorta
"vena arterial" o arteria pulmonar
aurcula izquierda
ventrculo izquierdo
aurcula derecha
ventrculo derech
"arteria venosa" o vena pulmonar
vena cava
I
2
3
4
vlvula
vlvula
vlvula
vlvula
tricspide
pulmonar
artica
mitral
FIGURA I
46
M~TODOS y
FILOSOFIAS DE LA CIENCIA
Harvey se propuso examinar los "movimientos y usos del corazn", y busc descubrirlos por medio de inspecciones in situ, y no
por los escritos de otros. Pronto observ que la contraccin del ventrculo izquierdo era seguida inmediatamente por una expansin de
las grandes arterias, y razon que esto se deba a que la sangre pasaba por el primero hacia las segundas. Sus disecciones de corazn
revelaron vlvulas cuya disposicin permita el paso de la sangre
nicamente en una direccin. Por ejemplo, impedan el reflujo de
la sangre hacia la aurcula derecha por la contraccin del ventrculo derecho. Nuevamente la deduccin fue que la sangre deba pasar
del ventriculo derecho hacia la arteria pulmonar.
Harvey demostr tambin la existencia de vlvulas en las venas
que permiten a la sangre fluir nicamente en la direccin del corazn. El simple "experimento" de cortar una vena era siempre seguido por goteo de sangre hacia el corazn, pero cortar una arteria daba
como resultado vigorosas pulsaciones hacia fuera del corazn y la
rpida muerte del animal. Harvey razon entonces que tal muerte
se deba a la imposibilidad de que la sangre lanzada por las arterias
retornara al corazn por las venas. El experimento confirm su hiptesis de que "deba existir un movimiento -tal como fuecircular".
Las observaciones de este tipo fueron ms que suficientes para
dar a Harvey agudeza para formular su famosa hiptesis en 1615.
Sin embargo no la public hasta 1628 (en su libro On the motion of
the heart and the blood), poca en la cual ya la haba confirmado
con observaciones posteriores. Quiz la prueba crucial. esa que hace
de todo el estudio tan simple y clsico un precursor del mtodo moderno, fue aquella en la que hizo clculos cuantitativos. Estimando
que la cantidad de sangre "expulsada por cada latido" del corazn
humano era de al menos media onza, calcul que "en media hora
el corazn late cerca de mil veces ... [as que] quinientas onzas [han]
pasado a las arterias a travs del corazn, esto es [... ] una cantidad
de sangre mayor a la que puede encontrarse en todo el cuerpo". Sus
hiptesis por lo tanto explicaron sus propias observaciones y obtuvieron el apoyo de sus clculos, los cuales, al mismo tiempo, condujeron al rechazo de la autorizada doctrina de Galeno. Esta ltima
fue refutada con la demostracin de vlvulas en las venas, y difcilmente puede citarse para explicar el enorme trabajo del corazn.
Podemos considerar la demostracin de Harvey sobre la inexistencia de poros en el grueso septo intraventricular (los cuales no poda ver y por lo tanto ingenuamente crey que no podan estar ah)
como un ejemplo simple de la forma lgica vlida "negando al consecuente". En esta forma pudo haber razonado: si es cierta la hiptesis de Galeno de que la sangre del corazn izquierdo ha entrado
directamente del corazn derecho, entonces realmente debe de ha-
LA ACTITUD CIENTIFICA
47
ber poros demostrables en el septo (si A, entonces B). Pero la evidencia, en forma de un exhaustivo examen del septo, revela que no
hay tales poros (no B). Por lo tanto la hiptesis no es verdadera (entonces, no A).
Harvey nunca lleg a identificar el eslabn faltante a su crculo,
es decir la existencia de los capilares sanguneos que ligan las arterias ms pequeas a las venas ms pequeas. (La primera observacin de los capilares fue hecha por Marcelo Malpighi, poco despus
de la muerte de Harvey.) Esta omisin crucial hace surgir el importante punto de que considerar su incapacidad para identificar los
capilares no fue para Harvey una razn suficiente para rechazar su
hiptesis de la circulacin, y su imposibilidad para descubrir poros
en el septo fue tomada como un elemento crtico que le llev al rechazo de Galeno. Pudiera ser, despus de todo, que ~l septo fuera
examinado con instrumentos inadecuados para mostrar poros que
de hecho existen. Esto es, el segundo argumento es verdadero slo
si sus dos premisas son verdaderas. Pero, claro est, en el estricto
sentido deductivo la confirmacin de la hiptesis de Harvey no se
manifiesta simplemente como resultado de que su deduccin (derivada de sus observaciones) haya resultado verdadera. Cualquier conclusin de este tipo estara cometiendo la falacia de afirmar el consecuente (si A, entonces B; B, por lo tanto A). As, cuando decirnos
que la evidencia emprica de Harvey confirm su hiptesis, esto slo
puede ser cierto en el sentido limitado de que la evidencia en los
argumentos inductivos puede ser graduada en importancia. Sin embargo, nadie duda de su confiabilidad en la prctica, y toda la fisiologa moderna est fundamentada en la idea resultante de que la sangre es el sistema de transporte del cuerpo.
48
actitud anloga a la de Harvey el motivo que lo dispuso para investigar la dinmica del movimiento de la savia. El hecho de que exista movimiento era, claro est, de consenso general ya desde la poca de Aristteles, pero Hales fue el primero en abordar el problema
mediante experimentacin cuantitativa.
Primero quiso saber la cantidad de fluido desplazado y la velocidad a la que se mova. Determin la cantidad transpirada pesando
cuidadosamente una planta de calabaza durante varios das y calcul la cantidad en que aumentaba la savia en el tallo, por medio de
medidas en esa rea. El rea de las hojas era mucho ms grande que
la de las races y por ello estim que el movimiento de la savia deba ser cerca de once veces ms rpido en estas ltimas. Estaba profundamente impresionado por la dependencia de las plantas al agua
y calcul por ejemplo que, masa contra masa, un girasol necesita
17 veces ms que un hombre.
En algn momento Hales debe haber formulado la hiptesis de
que son las hojas lo esencial para el movimiento del agua a travs
de la planta, ya que llev a cabo experimentos aparentemente destinados a probarlo. stos mostraron que la cantidad de agua absorbida por una rama era "ms o menos proporcional a la cantidad de
hojas que tena", pero nada le decan del mecanismo mediante el cual
stas ejercan su efecto. Por consiguiente, tom un largo tubo de vidrio dentro del cual insert una rama en forma tal que le permitiera medir directamente la velocidad a la que se absorba el agua. Cuando las hojas de la rama se sumergan en agua, previniendo as la
transpiracin, era poca la cantidad que se absorba, pero exponiendo las hojas al aire, aun cuando la rama se sostena hacia abajo, el
movimiento del fluido en el tubo era rpido. Ese movimiento del fluido en el tronco era pues causado por la transpiracin de las hojas.
Pero aunque quedaba claro que el agua estaba disponible a las races de la planta en la tierra, Hales tena todava que demostrar que
el fluido transpirado por las hojas era tambin agua. Con este propsito encerr ramas con hojas de diferentes plantas dentro de retortas de qumica y recogi el claro lquido que producan. Probando ste y midiendo su gravedad especfica, qued convencido de que
realmente era agua, aunque no pura, ya que "cuando se conservaba
en recipientes abiertos, apestaba ms pronto que el agua comn".
Cuando se convenci de que haba suficiente agua en la tierra
-proporcionada por la lluvia y el roco- para abastecer a la planta, Hales quiso saber adnde iba a dar antes de que fuera transpirada a travs de las hojas. Su manera de responder a esto ilustra bellamente la importancia de las nuevas tcnicas. Ejecut, de hecho,
el primero de un tipo de experimentos que ahora es comn en muchas ramas de la biologa y que consiste en el uso de un elemento
huella. Por medio del uso de agua fuertemente perfumada con al-
LA ACTITUD CIENTIFICA
49
FIGURA 2
50
canfor, sasafrs y otros varios perfumes, estuvo en posicin de demostrar, con el testimonio de su propio olfato, que haba llegado mucha ms agua a unas partes de la planta que a otras. En el caso de
una vid, por ejemplo, el agua perfumada "no penetr a las uvas, pero
s muy sensiblemente a los tallos y a las hojas". Con el peral y el
manzano demostr tambin que no afectaba a las frutas.
Por medio de otra ingeniosa tcnica, Hales pudo medir la presin
desarrollada por la savia en la planta. Dise su medidor acuomercurial (figura 2) con dos tubos de vidrio pegados con cemento; el mayor lleno de agua y atado al tallo de la planta, y el ms pequeo, tambin lleno de agua, introducido en un recipiente de mercurio. El
medidor entonces serva como depsito del que se poda extraer agua
y tambin como aparato para medir la fuerza de succin. (Hales lleg incluso a identificar las limitaciones de su medidor; especficamente not un error sistemtico, y descubri el mtodo para corregirlo.) Con l, Hales confirm sus primeros descubrimientos acerca
de la importancia de las hojas, porque la altura a la que suba el mercurio en el tubo pequeo era mucho ms baja despus de que las
hojas se desprendan, y tambin demostr que el poder de absorcin de agua era menor en las plantas de hoja acicular (siempre verdes) que en las plantas de hoja ancha (efmeras). Los tallos tambin
mostraron que podan absorber agua del medidor en cualquier direccin a lo largo de su extensin, siempre que tuvieran hojas suficientes, y la presin desarrollada no se vio afectada al quitar la
corteza.
Estas ltimas observaciones seguramente sorprendieron a Hales,
ya que en su poca era considerado generalmente (quizs por analoga con el trabajo de Harvey) que en la planta la savia suba por el
centro del tallo y volva hacia abajo por la parte exterior. Esto es,
se crea que circulaba. Pero Hales era demasiado buen cientfico
como para respetar la autoridad por s misma, y cuando sumergi
las hojas de una planta en agua pudo demostrar que el movimiento
del fluido hacia las hojas era muy lento, aunque cantidades importantes de agua eran realmente absorbidas a travs de las hojas. An
ms, una rama de la que se haban removido tres pulgadas de la corteza y el anillo lgnico del ao anterior, todava poda absorber agua
a travs del resto de su corteza. Esto demostr que el agua poda
pasar a travs del centro. Pero si haba savia regresando entre la
corteza y la madera nueva, la parte superior de la incisin deba hallarse hmeda, y por lo contrario estaba blanca y seca. No poda haber entonces circulacin de la savia. Tras experimentos posteriores,
Hales qued finalmente convencido del error de la antigua teora
y concluy que "la savia asciende entre la corteza y la madera, al
igual que por otras partes". Este punto de vista era congruente con
sus resultados previos y lo llev a lo que es esencialmente la postu-
LA ACTITUD CIENTIFICA
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ra actual, es decir que el movimiento hacia arriba de la savia a travs de toda el rea del tallo es el resultado de "la fuerte atraccin
sobre la savia de los vasos capilares [... ] por lo que la savia es llevada a la parte superior del rbol ms alto, y ah es transpirada a travs de las hojas".
52
LA ACTITUD CIENTIFICA
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(1897) es quizs un buen ejemplo de cmo cualquier mtodo cientfico puede aplicarse a un complejo problema social. el cual sin embargo no ofrece la ms mnima posibilidad de manipulacin experimental. Se trata probablemente del primer trabajo en sociologa en
el que la recoleccin de informacin basada en los hechos est claramente guiada por hiptesis, y es el ejemplo perfecto de la aplicacin del igualmente famoso clsico de Durkheim, Las reglas del mtodo sociolgico. Durkheim estaba intentando practicar aquello que
predicaba.
La hiptesis inicial era polmica, por no decir otra cosa. Consista en que el suicidio, quizs la accin personal ms ntima que un
individuo puede hacer, es un fenmeno que debe, sin embargo, entenderse no en trminos de psicologa individual, sino ms bien en
trminos de fuerzas sociales que son totalmente externas al individuo. De hecho el suicidio es un ejemplo especfico de la tesis ms
general de Durkheim de que el objeto de la sociologa ("los hechos
sociales") no puede reducirse al de la psicologa.
Reconociendo que la sociologa en su totalidad estaba todava en
el punto de recolectar hechos ms que de resolver problemas, Durkheim expres que si el socilogo iba a resolver problemas, tena que
investigar "grupos de hechos claramente circunscritos, susceptibles
de definicin inmediata, con lmites definidos [...]". Por lo tanto, para
sus propsitos el trmino suicidio fue usado para "todos los casos
de muerte que resultan directa o indirectamente de un acto positivo o negativo de la vctima misma, la cual sabe que va a producir
este resultado". BasiIdose en esta definicin puede parecer casi evidente en s que el estudio del suicidio es asunto de lo: psiclogos,
sin embargo Durkheim insisti en que el suicidio en una sociedad,
cuando es tratado como un todo (es decir como ndices de suicidio),
constituye al mismo tiempo algo diferente a la mera suma de los suicidios individuales. En realidad, sus revolucionarias hiptesis haban surgido obviamente de un examen preliminar de los ndices de
suicidio en diferentes pases, ya que en muchos casos demostr que
eran ms constantes que los ndices de muerte globales correspondientes.
Primero, Durkheim empez por excluir una variedad de causas
de suicidio posiblemente extra sociales. Tomemos la locura, por
ejemplo. Si todos aquellos que cometen suicidio son definidos como
enfermos mentales, queda claro entonces que no hay lugar para una
encuesta social; pero esto es irracional porque hay una diferencia
enorme entre una locura que puede certificarse y la depresin de
una persona que, por lo contrario, es normal y equilibrada. Sin embargo, ambas pueden suicidarse. Adems, las estadsticas no dan apoyo a esta teora psicopatolgica, ya que en algunos pases los judos
presentan un grado mayor de locura que los cristianos, pero un n-
LA ACTITUD CIENTlFICA
55
56
que podra ser verificada contra la evidencia objetiva, que fue probada as, y que resisti la prueba con todo xito.
Hay quizs una leccin ms que podemos extraer del estudio del
libro de Durkheim. Se deriva del hecho de que Durkheim lo scribi en una poca en que la sociologfa luchaba para establecerse como
una ciencia independiente, y por lo tanto es esencial que lo veamos
en la perspectiva de la historia. El problema era que Durkheim, habiendo presentado su teora junto con una amplia evidencia para
sustentarla, se volvi despus hacia una ferviente defensa de la idea
de la objetividad de los hechos sociales y recurri a un uso de lenguaje extravagante y algo retrico, que result al mismo tiempo contraproducente para la sociologa. Planteando cuestiones como la
"realidad" de las fuerzas sociales que, para l, eran "cosas sui generis y no meras entidades verbales", y hablando de "la fuerza colectiva que impulsa a los hombres a darse muerte", aliment los prejuicios de aquellos que deseaban denigrar su disciplina como
"metafsica" y no-cientfica. Para los propsitos inmediatos de su
tesis sobre el suicidio no haba necesidad de plantear esos temas,
as como tampoco el bilogo tiene que plantear la pregunta: qu
es la vida?, o el fisico: qu es la gravedad? en el contexto de una
contribucin limitada a su tema. Al actuar de esa manera, Durkheim
afect en forma adversa la aceptacin de un trabajo que indudablemente era una obra maestra.
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se esas preguntas. No sugiri el uso de experimentos, quizs en parte porque los griegos tendan a considerar las actividades prcticas
con cierto desprecio. De cualquier forma, cuando se hizo evidente
que el mtodo de la geometra no poda aplicarse fcilmente a otras
reas del conocimiento -especialmente porque las definiciones bsicas que exigan consenso universal no estaban prximas-, Aristteles se vio obligado a intentar establecer premisas universales
"basadas en la evidencia de grupos particulares que no permitan
excepciones" .
Fue la necesidad de este mtodo inductivo -la observacin seguida
por la generalizacin- lo que parece haber convencido a Aristteles del valor de un enfoque emprico sobre la naturaleza. Indudablemente su contribucin ms significativa a la metodologa cientfica fue tal enfoque emprico, que poda proporcionar el material
bsico a partir del cual el "alma" refinara los universales.
Pero es sintomtico en la paradoja de Aristteles que mientras que
mucha de la investigacin y de las descripciones que se hacan en
el Liceo de Atenas eran meticulosas, revelando hechos de gran vala
sobre un enorme campo de la naturaleza, una buena parte de ellas
estaba basada dogmticamente en evidencias circunstanciales. Sin
embargo, su autoridad era tan monumental, que la mayora de sus
explicaciones de los Jenmenos fueron transmitidas indiscutidamente durante dos mil aos, y es por esta razn por la que una minora
de eruditos argumentan todava hoy que la influencia de este insuperado gigante del intelecto era en realidad un impedimento para
el crecimiento del conocimiento cientfico, o al menos para el tipo
de conocimiento que podramos ahora describir como cientfico.
A pesar de lo que prometa, la falta de claridad y precisin en el meollo del mtodo aristotlico significa que, cuando fue posible, la crtica surgi en forma severa e incesante. As, se dijo de Aristteles
que "despus de haber decretado a su antojo las leyes de la naturaleza, hizo de la experiencia la esclava violentada de su sistema". Esto
podra parecerse burdamente al equivalente del dicho moderno: "Mi
mente ha tomado su decisin, no me confundan con hechos", o al
menos algo como esto: "Dadme cualquier hecho y yo lo adaptar a
mi sistema."
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manera, aunque podramos ser capaces de obtener algunas leyes simples, avanzaramos poco en cuanto a su explicacin. Este problema
de la prioridad de la teora sobre la observacin nos lleva a examinar las limitaciones del mtodo inductivo en general.
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observaciones sobre varios gases bajo una amplia variedad de condiciones de presin y de volumen, se obtendra una ley universal
como: (a temperatura constante) "el volumen de un gas es inversamente proporcional a su presin". Esto servir como la primera premisa del silogismo, las otras seran:
El aire es un gas,
entonces, si la presin del aire se duplica, el volumen se
dividir por dos.
La verdad de las dos primeras premisas se confirma por la experiencia; si son verdaderas, la conclusin (prediccin) debe ser cierta. Pero
la verdad de la conclusin deducida se basa enteramente en la suposicin de que los procedimientos que condujeron a las dos primeras premisas, observacin e induccin, respectivamente, pueden realm~nte ser justificados.
Esa justificacin es, en sentido estricto, difcil de conseguir. Tanto es as que los filsofos ms modernos piensan que el inductivismo es fatalmente defectuoso como metodologa a este respecto. Podemos considerar brevemente los tres argumentos ms importantes.
El primero es que no se confinna con un examen concluyente la declaracin inductivista de que la observacin puede ser una base segura para el conocimiento cientfico. Esta idea afirma, con respecto a la visin (y argumentos similares se aplican a los otros sentidos),
que el ojo humano acta como una cmara, y que el observador "ve"
cualquier cosa que se proyecta en la retina. Desafortunadamente,
ste es un modelo demasiado simple, ya que todos conocemos esos
cuadros "trucados" en donde la "mente" decide ver ya sea un florero o dos perfiles humanos, un conejo o un pjaro, una mujer anciana o una joven (vase figura 3, p. 80). El caso es que 10 que uno "ve"
(u oye, siente, huele, etc.) depende slo en parte de la experiencia
sensorial inmediata, ya que tambin depende de la experiencia acumulada y de la expectativa. Por lo tanto, la observacin no ser "objetiva" en el sentido de que varios observadores que ven el mismo
objeto necesariamente tienen la misma experiencia.
El segundo argumento contra el caso del inductivismo quiz sea
nada ms que una extensin del primero. Consiste en que varios observadores que ven un objeto formularn aseveraciones personales
(observacionales) diferentes sobre su propia experiencia. Aun si admitimos que sus experiencias perceptuales individuales puedan concebiblemente ser directas e independientes de experiencias pasadas,
sus aseveraciones pblicas no pueden expresarse sin referencia a
la comprensin terica previa. Aun las aseveraciones singulares simples dadas antes presuponen algo de teora elemental. Por ejemplo,
las palabras "ms fro" implican un conocimiento de que los cuer-
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pos pueden estar a temperaturas diferentes, y la frase "el ventrculo contrado" de inmediato supone el conocimiento del corazn como
un rgano que impulsa la sangre. La importancia de esto radica en
que muestra no slo que las observaciones son precedidas por teoras (esto es, no conducen a teoras, como asegura el inductivismo),
sino tambin que la confiabilidad de las observaciones ser inevitablemente determinada por la confiabilidad de las teoras de las cuales dependen. Para verificar la aseveracin singular de una observacin nos vemos forzados a apelar a nuestro conocimiento terico,
en vez de a aseveraciones ms bsicas de observacin. Pero nuestras teoras son falibles, y nuestras aseveraciones de observacin
no pueden por lo tanto ser una base infalible para el conocimiento
cientfico.
El tercer argumento en contra del inductivismo es el problema
lgico de la induccin misma, que ya habamos encontrado en el captulo 2. Si aceptamos los dos primeros argumentos, ste podra parecer irrelevante, ya que aun si la generalizacin inductiva puede
probarse como slida, sus conclusiones no serian ms confiables que
sus datos de observacin iniciales. Pero el problema de la induccin
no ha sido resuelto. No hay regla que nos pueda decir cundo (si llega a suceder) hemos acopiado aseveraciones de observacin suficientes para justificar la generalizacin, y no podemos saber qu clase
o variedades de observaciones hacer sin un previo conocimiento terico de los problemas, as como tampoco podemos saber cundo una
observacin simple que parece chocar con una ley universal realmente vale como tal sin un trasfondo terico. Por ejemplo, un corazn con vlvulas defectuosas podra refutar la ley de que las vlvulas aseguran la corriente unidireccional de la sangre?
La imposibilidad de justificar la generalizacin inductiva sera contraatacada por el tipo de inductivismo ms sofisticado, en la forma
de alguna especie de teora de probabilidad. Aun si no tenemos una
base absolutamente segura para el conocimiento cientfico -se argumentara-, al menos podemos estar seguros de que una generalizacin cautelosa nos dara a entender que probablemente es verdad. Esto es lo ms que podemos esperar, y se lograra por induccin.
Es probable que este punto de vista atraiga ms partidarios que
la ms extrema e ingenua pretensin de una ciencia totalmente objetiva. Sin embargo, segn muchos filsofos, tampoco esta forma ms
apacible de inductivismo se sostiene. Esto es porque cualquier generalizacin universal hace (por definicin) predicciones sobre un
nmero infinito de posibles situaciones futuras, aunque ha sido derivada de un nmero finito de aseveraciones de observacin. La probabilidad de que la generalizacin sea verdadera se encuentra dividiendo el nmero finito por infinito, y por lo tanto es siempre cero.
No obstante este punto de vista terico, la dbil posicin inducti-
65
EL M);:TODO HIPOT);:TlCODEDUCTIVO
Sea cual fuere nuestra actitud ante el inductivismo, parece no existir duda de que el prodigioso impulso al crecimiento del conocimiento que se ha presentado en los ltimos aos es el resultado no slo
de la acumulacin exhaustiva de material nuevo basado en hechos
yen generalizaciones sobre los hechos, sino ms bien de un enfoque
radicalmente nuevo. ste es ampliamente identificado como el m
todo de hiptesis, porque su recopilacin y anlisis de informacin
son guiados por una idea preconcebida.
66
cepto verdadero y apropiado", con lo que quera decir que una hiptesis debe ser inventada en un primer momento para dar cuenta
de los hechos observados. Esto fue un adelanto de profunda importancia sobre la comprensin. No es sorprendente que Whewell no
haya podido explicar por qu medios haban surgido las hiptesis,
pero sus propias palabras son de considerable inters, ya que nos
revelan su apreciacin clara de la elusiva facultad de crear:
Los conceptos por los que los hechos se renen son sugeridos por la sagacidad de los descubrimientos. Esta sagacidad no puede ensearse. Comnmente logra xito slo mediante la suposicin; y este xho parece
consistir en encuadrar varias hiptesis tentativas y seleccionar la correcta. Pero un grupo de hiptesis apropiadas no puede construirse por
mandato, ni sin talento inventivo.
Las ideas de Whewell sobre la metodologa cientfica marcaron una
divergencia fundamental con las de sus predecesores, especialmente en su rechazo del punto de vista de que la verdad slo poda revelarse por medio de la bsqueda sistemtica de las leyes de la naturaleza, y sustituyndola por la idea kantiana de que puede hallarse
en la mente del investigador. Esta verdad toma la forma de descripciones o explicaciones que son inventadas por la mente para dar cuenta de los fenmenos observados.
67
del Crculo proclamaba que las nicas proposiciones con sentido eran
o bien las de la lgica y las de las matemticas (las cuales, en caso
de ser verdaderas, eran tautologas) o bien las de la ciencia emprica. El significado de las proposiciones cientficas poda -se decaser verificado por la observacin y el principio se us para atacar
la teologa y la metafsica, no nicamente como no-cientficas, sino
tambin como insensatas, ya que sin duda sus proposieiones no podan ser verificadas. Desafortunadamente para los posi tivistas lgicos el principio de verificabilidad se mostr impracticable como criterio de demarcacin, ya que exclua todas las proposiciones
generales de la ciencia que no podan ser verificadas a causa del problema de induccin, y en muchos otros aspectos mostr provocar
ms problemas de los que resolva.
En todo caso, la visin bsica y ms frtil de Popper en este punto
fue que aunque las hiptesis cientficas exactas no podan ser verificadas, sin embargo, podan demostrarse como falsas. (En este sentido diferan de las proposiciones metafsicas; vase infra.) Debido
a que este punto de vista ha tenido mucha influencia, y porque para
muchos representa el mtodo cientfico moderno, debemos examinar sus fundamentos lgicos.
En el mtodo hipottico-deductivo es necesario que tomemos como
punto de partida la definicin de hiptesis: "cualquier aseveracin
que se usa como premisa, cuyas implicaciones lgicas puedan ser
probadas comparndolas con hechos confirmados mediante la observacin". Aunque en la terminologa moderna el mtodo es descrito como hipottico-deductivo, es importante que aun este procedimiento para comprobar las hiptesis cientficas sea considerado,
en el ms amplio sentido, como inductivo. Con esto queremos decir
que cuando una hiptesis es probada y aceptada (esto es, no falsada), la evidencia para la aceptacin no es deductivamente conclusiva en la forma de un argumento matemtico (tautolgico), como el
siguiente:
).2 -
y2
= (x + y) (x -
y)
Ms bien, la evidencia simplemente permite una confirmacin inductiva ms o menos fuerte. El esta tus del conocimiento cientfico
es pues ms bajo, en el sentido lgico, que el conocimiento deductivo. Cualquier "ingenuo" defensor del mtodo de falsabilidad acepta que nunca estamos en posibilidad de decir que una teora cientfica es absolutamente verdadera, sin embargo, podemos afinnar de
algunas teoras bien probadas, que tienen una fuerte sustentacin.
Para propsitos prcticos, esto se ha confirmado en muchas teoras
para sus aplicaciones diarias.
El principal valor del uso del trmino "hipottico-deductivo" es
68
que aclara la importante distincin entre los actos diferentes de descubrimiento y justificacin. El primero de estos procedimientos es
semejante a la "sagacidad que no puede ensearse" de Whewell, y
se caracteriza por palabras tales como inspiracin, imaginacin o
intuicin. Por otra parte, el proceso de justificacin es la nica salvaguardia del mtodo cientfico, eliminando las ms desenfrenadas_
fantasas de la imaginacin y sometiendo todas las nuevas ideas a
un anlisis desapasionado y escptico. Ms an, en este proceso, la
ciencia misma puede distinguirse ms claramente de otros procedimientos creativos. Deduciendo consecuencias de la hiptesis y comparando stas con los datos empricos, la hiptesis puede tanto ser
rechazada como recibir apoyo. Si est falsada, debe abandonarse;
si es confinnada, sobrevive para luchar un da ms.
Como hemos dicho, la singular contribucin de Popper ha sido su
aguda distincin entre el intento de probar y el intento de refutar
las aseveraciones cientficas. Aunque ningn nmero de observaciones confinnatorias pueden pennitimos verificar lgicamente la aseveracin universal "todas las aves pueden volar" (a causa de los problemas lgicos y empricos de induccin), una sola observacin de
un ave que no vuela nos pennite llegar a la conclusin de que no
todas las aves pueden volar. El intento de probar teoras verdaderas es ftil, ya que es lgicamente imposible. Lo que es posible es
deducir la falsedad de teoras a partir de aseveraciones particulares no confirrriatorias.
Aqu debe anotarse brevemente que hay una distincin entre falsabilidad en el nivel de la lgica y otra en el nivel del mtodo. Dado
que "todos los avestruces son aves", el descubrimiento de un solo
avestruz prueba como lgicamente falsa la aseveracin de que "todas lasaves pueden volar". Sin embargo, podramos insistir en que
esta especie no es de ningn modo un ave, sino un reptil con alas
o, en efecto, que no puede ser un ave ya que no puede volar. De hecho no hay nada que nos detenga para rechazar cualquier tipo de
evidencia falsadora, ya que la falsabilidad metodolgica, al igual que
la verificacin lgica, es imposible (vase la siguiente seccin). Popper resuelve este dilema esencialmente con un llamado al sentido
comn, porque si buscamos lo imposible y sin embargo seguimos
reinterpretando cualquier evidencia que ataque nuestra hiptesis,
pronto haramos de nuestro mtodo cientifico una tontera. Por lo
tanto debemos, como parte del mtodo, exponer nuestras hiptesis
tan claramente y tan sin ambigedades como nos sea posible, de manera que puedan ser probadas rigurosamente con intentos de refutacin; una hiptesis clara y precisa ser ms fcilmente falsable
que una vaga.
J:.ste es un punto importante para Popper, ya que lo conduce a su
propio criterio de demarcacin entre ciencia y no-ciencia (o seudo-
69
ciencia). Para ser cientfica, una hiptesis debe ser lgicamente falsable. Esto es, debe haber -al menos en principio- una especie de
observacin concebible que pueda contradecir la hiptesis. La hiptesis de Harvey concerniente al movimiento de la sangre "[...) como
si fuera en crculo" es inmediatamente falsable en este sentido. Igualmente lo es la de Torricelli de que la altura de una columna vertical
de mercurio (como la de un barmetro) es proporcional al "peso del
aire de mar" que la soporta. Aseveraciones que no pueden ser falsadas y que en consecuencia, segn este punto de vista, no tienen contenido informativo, incluiran aquellas definiciones y proposiciones
matemticas que son tautologas (por ejemplo: "los ngulos de un
tringulo equiltero son todos de 60); aseveraciones vagas como las
que aparecen en los horscopos populares ("a mediados de mes podra ser bueno para las transacciones de negocios"); y aseveraciones normativas que aseguran no lo que es, sino lo que se considera
que deba ser ("es deseable un impuesto directo bajo").
Esta distincin inevitablemente lleva al -digamos- falsador hacia reas sensoriales. El mismo Popper, por ejemplo, ha proclamado que el psicoanlisis de Freud no es una ciencia, precisamente porque sus teoras pueden explicar todo lo que un individuo puede hacer
o experimentar. La cuestin aqu es que una teora cientfica genuina hace justamente lo contrario: al hacer nicamente declaraciones
limitadas sobre el mundo, en realidad excluye la mayor parte de lo
que posiblemente podra ocurrir, y a su vez es excluida si lo que excluye ocurre. Una situacin similar se obtiene con la teora de la historia de Marx, aunque los crticos podran argumentar que es menos una cuestin de infalsabilidad que de haber sido falsada y aun
as conservada. Sus seguidores, segn dicen, se aferran a la teora
por medio de una modificacin (metodolgica) constante, de forma
que para ellos al menos no ha sido falsada.
Dejando a un lado esta controversia particular, de todas maneras
podemos decir que para el falsador una teora califica como parte
del cuerpo de conocimiento cientfico por ser falsable, aunque todava no haya sido falsada. Decir que una teora es falsable es decir
que tiene un contenido informativo, y cuanto ms informativo sea,
ms falsable deber ser. Cuanto ms falsable es una teora es mejor, de forma que es labor del cientifico aventurar "conjeturas audaces" y no cautelosas. En el sentido de Popper, la audacia de una proposicin es una medida de su generalidad, ya que una proposicin
ms general es proclive a ofrecer ms oportunidades de falsabilidad que una ms limitada a la que subsume. Por ejemplo la ley general que establece la relacin inversa entre presin y volumen de
cualquier gas, es ms falsable que la ley especfica que se refiere
nicamente al aire. Si los experimentos con aire muestran que la
relacin es diferente de la inversa, habrn falsado la ley especfica
70
71
Presin experimental
ejercida (PI)
Presin experimental
ms presin
atmosfrica (P~
Volumen
del aire (V)
O
10.1
29.7
48.8
88.4
29.1
39.2
58.8
77.9
117.5
48
36
24
18
12
Producto
(PI V) (P2 V)
O
364
713
878
1061
1397
1 411
1411
1402
1410
ocurrir que las predicciones deducidas de una hiptesis dada puedan, de hecho, estar igualmente bien derivadas de una o ms hiptesis alternativas y contendientes. El problema de escoger entre ellas
no es siempre sencillo. Aunque no tiene una justificacin estricta
en lgica, un "principio de simplicidad" es adelantado comnmente por los cientficos. La idea es atractiva para el falsador, ya que
cuanto ms simple sea una hiptesis ser ms sencillamente falsable. Por ejemplo, si probamos la relacin entre volumen y presin
de un gas y encontramos que podemos expresar los resultados grficamente como una lnea recta de pendiente negativa, podramos
fcilmente concluir que esto confirma la hiptesis de que volumen
y presin son inversamente proporcionales. Sin embargo, sin realizar un nmero infinito de experimentos, siempre es posible que cada
uno de los puntos en la grfica (que muestran verdaderamente algunas variaciones de la linear) en realidad estn unidos por una lnea de extraa complejidad. Esta ltima hiptesis podra ser difcil, si no es que imposible, de falsar, y la primera sera seguramente
aceptada. Las hiptesis contrarias, aparentemente de igual simplicidad, seran separadas idealmente por medio de alguna forma de
prueba crucial en la que se compararan predicciones de observacin diferentes, y de preferencia incompatibles. Aunque existen problemas lgicos aun en una situacin de este tipo, para propsitos
prcticos nos veramos entonces inclinados a aceptar la hiptesis
que recibiera el apoyo ms satisfactorio.
El segundo problema para decidir cundo una teora ha sido falsada es de nuevo en esencia distinguir entre la falsabilidad en el
nivel de la lgica y la falsabilidad en el nivel de la metodologa. Cuando una teora ya ha obtenido confirmacin sustancial de otras predicciones, cmo vamos a decidir si el fracaso de una nueva prueba
es suficiente para falsaria? Un ejemplo famoso fue el antiguo descubrimiento de que la trayectoria orbital seguida por el planeta Urano no estaba predicha por las ecuaciones generales de Isaac New-
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sulta verdadera, esto no da evidencia en el sentido deductivo estricto para la veracidad de la hiptesis. Sin embargo debe aceptarse que
el estatus de la hiptesis en esta situacin parece diferente de la que
sigue a una prediccin falsa. La hiptesis no ha sido comprobada,
pero ha ganado algo de apoyo. nicamente para los falsadores ms
extremistas la refutacin de la hiptesis es la nica fonna en que
la ciencia crece. Para la mayora, la confirmacin de las hiptesis
es tambin importante.
Es aqu til nuevamente distinguir entre hiptesis audaz e hiptesis cautelosa. Con las hiptesis audaces, la confinnacin ser ms
importante que la falsabilidad. Una hiptesis audaz tiene mucha fuerza de infonnacin y prediccin, y cuando es confinnada aade a la
ciencia algo que previamente se consideraba poco probable o que
sencillamente no se haba pensado. Tal fue el caso con el descubrimiento del planeta Neptuno o con el descubrimiento de Harvey de
la circulacin de la sangre (especialmente cuando la va anatmica
del pasaje de las arterias a las venas fue revelado por Malpighi). Pero
la falsabilidad de una hiptesis audaz tiene poca importancia para
la ciencia global. Slo el destino podr anticiparse a las ideas ms
improbables.
Con hiptesis cautelosas, la falsabilidad es ms significativa que
la confinnacin. Por ejemplo, se pensaba con seguridad que la declaracin hecha por un fsico aristotlico (o, a ese respecto, por muchos no-fsicos modernos) de que un objeto puede moverse slo como
resultado de una fuerza que acte sobre l, estaba libre de todo riesgo
intelectual. Desde Newton, sin embargo, los fsicos han considerado esto como falso. Ya que estaba basado en premisas que se consideraban autoevidentes (esto es, "verdaderas"), su refutacin es particularmente informativa. Pero la mera confinnacin de una
hiptesis cautelosa es trivial porque representa todava ms apoyo
a algo ya bien conocido.
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mente falsa la afirmacin simple de que "todas las aves pueden volar", cuando entramos en la ciencia autntica la situacin es inconmensurablemente ms compleja, ya que cada afirmacin hecha
tiende a apoyarse en numerosas hiptesis auxiliares. Si una prediccin sustentada por una teora cientfica autntica se prueba como
falsa, nunca podremos estar seguros, ni siquiera lgicamente, de si
la teora, o alguna afirmacin auxiliar, es falsa.
Hay todava otra debilidad en el corazn del falsador, la cual argumenta que hay una distincin cualitativa esencial entre el intento de verificar una teora, que nunca puede ser decisivo, y el intento
de falsarIa, que s puede serlo. Sin embargo, el caso en contra del
inductivismo -de que las declaraciones de observacin estn sobrecargadas de teora- puede volverse tambin en contra del falsador
casi en la misma forma. Esto es, si una prediccin de observacin
de una teora indica que esta ltima ha sido falsada, podemos estar
seguros de que esto es as slo si la declaracin de observacin es
en s misma confiable. Pero no existen declaraciones de observacin
totalmente confiables (o al menos nunca podemos saber que lo son),
de manera que no tenemos forma de decir si lo falso es la teora o
la declaracin de observacin. As, hablando estrictamente, la falsabilidad de las teoras no es ms segura que la verificacin.
DESARROLLOS RECIENTES
Para muchos cientficos practicantes la afirmacin de que no podemos ni probar ni desaprobar teoras es sumamente desagradable.
El cientfico cree en la confiabilidad de su ciencia y puede muy bien
estar tentado a concluir que la filosofa de la ciencia, como gran parte
de la filosofa en general, nicamente intenta enredarlo, mostrndole que lo que parece obvio en ninguna forma lo puede ser. El lector que est al borde de la exasperacin se sentir quizs aliviado
al saber que uno de los argumentos ms fuertes tanto contra el inductivismo como de de la falsabilidad no es sutilmente filosfico,
sino que se deriva directamente de la historia de la ciencia. Aunque
los inductivistas y lo's falsadores suelen tomar sus ejemplos del pasado (como realmente deben hacerlo si sus consideraciones se proponen describir lo que realmente ha ocurrido), sucede que los mismos ejemplos (la teora evolucionista de Darwin, por mencionar uno)
son a veces usados para ilustrar sus teoras incompatibles. Tambin
ocurre que otros ejemplos pueden adaptarse nicamente a una teora (por ejemplo: la gentica de Mendel al inductivismo; la fisiologa
de Harvey a la falsabilidad) o bien a ninguna (algunas interpretaciones dela revolucin copernicana). Esto hace surgir las ms serias
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dudas sobre cualquier afirmacin de que exista algo llamado el mtodo cientfico. Quiz sea ms bien que diferentes cientficos (o ciencias) utilizan mtodos diferentes, en la misma o en diferentes pocas de la historia.
Ciertamente, durante los ltimos veinte aos ha habido un intento de abandonar la idea de que la ciencia es una interaccin recproca entre las teoras individuales y los datos empricos limitados.
La mayor contribucin a la influencia de Karl Popper es decir que
las formulaciones ms importantes en la filosofa de la ciencia, durante los aos recientes, hasta cierto punto surgen de una reaccin
en contra de su trabajo, al igual que ste fue un rechazo del inductivismo y del principio de verificabilidad del Crculo de Viena.
Una lectura cuidadosa de la historia de las ciencias individuales
revela que su crecimiento no ha sido exactamente como los falsadores y los inductivistas nos quieren hacer creer, sino ms bien como
"totalidades" estructuradas y con una continuidad orgnica diferente
a travs del tiempo. As. por ejemplo, el desarrollo de la astronoma
por el crecimiento del sistema de Coprnico muestra haberse dado
de una manera programada sobre un periodo de muchas dcadas.
Algo muy parecido podemos encontrar en fsica con los trabajos que
conducen hasta la ley de Boyle, que establece la relacin entre la
presin y el volumen de los gases; en biologa con el desarrollo hasta El origen de las especies de Darwin y ms all; o en qumica con
la fluctuante fortuna de la teora del flogisto y el subsiguiente descubrimiento del oxgeno. Cualquier nocin de lo que realmente es
la ciencia debe considerar estos prolongados periodos de crecimiento
que tienen toda la apariencia de haber sido "guiados" por alguna
unidad que es en conjunto ms grande que las hiptesis individuales y las observaciones que comprenden. Vamos a considerar las dos
teoras ms importantes de este tipo general.
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bros de texto actuales (los que, sobre todas las cosas, aceptan y articulan paradigmas prevalecientes) describen la luz como fotones, los
cuales irnicamente comparten algunas de las caractersticas de las
partculas y otras de las ondas.
En las ciencias maduras el compromiso psicolgico de una comunidad con sus paradigmas es enormemente fuerte y es por esta misma razn por la que los eventos que llevan a la cada de un paradigma, y a su remplazo por otro ms comprensible, son tan traumticos,
en una fonna muy semejante a los trastornos polticos. Los nuevos
descubrimientos, de acuerdo con Kuhn, empiezan con la conciencia
de una anomala -esto es, que la naturaleza ha violado en alguna
forma las expectativas despertadas por el paradigma. Dada la naturaleza de la ciencia normal, el arranque de una fase revolucionaria
encuentra resistencia al principio. El significado de la anomala observada puede omitirse completamente, o al menos disminuirse. La
paradoja asociada con el cambio de paradigma es que esa anomala
genuina se reconoce slo cuando hay un cuerpo detallado de expectativas en el que resulta obvia. Sin el patrn de fondo "recibido",
el inesperado resultado no podra verse.
La crisis resultante del nuevo e inexplicable descubrimiento puede, claro, ser grande o pequea. En la mayora de los casos la ciencia normal enfrentar finalmente el fenmeno y probar ser capaz
de abordarlo. Un ejemplo sera la desviacin de la rbita de Urano
que se ha mencionado antes. En otros, como quiz con los llamados
objetos voladores no identificados, no se proporcionar una solucin universal y sin embargo las explicaciones externas al paradigma prevaleciente se considerarn sin la suficiente plausibilidad o
probabilidad como para propiciar una reconsideracin ms seria.
De acuerdo con esto, el problema ser apartado en espera de mayores datos. En el tercer caso (por ejemplo, el rechazo de Ptolomeo por
Coprnico), donde la nueva teora parece representar una mejora fundamental, aparece tpicamente un periodo de ciencia extraordinario que puede parecer fortuito, o casi desesperado. Los defensores
del viejo paradigma y los del nuevo se alinearn en lados opuestos.
Aun en una ciencia tan altamente cuantificada y precisa como la astronoma, durante un periodo de crisis autntica la investigacin puede presentar esa apariencia que se ve en las ciencias menos maduras, en las que no ha surgido an un paradigma claramente aceptado.
En esta forma surgen "escuelas" opuestas de pensamiento cuyas interpretaciones contrastantes de los datos de observacin llevaron
a Kuhn a describirlas como "viviendo en mundos diferentes"
La experiencia de una revolucin cientfica puede co.mpararse a
la de una "conversin religiosa", y Kuhn utiliza el ejemplo de la gestalt visual en el que los datos primarios, digamos unas lneas en un
papel, no cambian en el mas mnimo detalle, y sin embargo la mente,
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antes y despus de la experiencia, los interpreta en formas radicalmente diferentes (vase la figura 3). Instancias menores de la naturaleza psicolgica de esta experiencia son realmente bastante
comunes en ciencia, aun en la vida cotidiana, y sern familiares a
cualquiera que de pronto haya entendido lo que es "ver" finalmente el objeto que buscaba en la placa del microscopio. Los casos mayores son dramticos y absolutos porque el compromiso que tan fatigosamente logr el cientfico con su paradigma se rompe
nicamente con una falla notable, que le obliga a la transferencia
simultnea de lealtad a lo que es, en efecto, una nueva "visin del
mundo".
Tras el rompimiento, los individuos se encuentran respondiendo
al mismo "mundo" como si ste fuera totalmente diferente, y en este
sentido nuevamente la comparacin de Kuhn con una revolucin poltica es adecuada. La revolucin trae cambios tan radicales que hubiesen sido prohibidos por el antiguo paradigma (las instituciones).
La eleccin entre lo nuevo y lo viejo es por lo tanto igual que entre
c~rmas de vida incompatibles y no es sorprendente que los cambios
__ paradigma hayan surgido siempre de los jvenes, o al menos de
aquellos recin llegados a un campo particular. Inversamente, no
es extrao que la lealtad al viejo paradigma cese slo con la muerte de sus defensores. Como lo expresa Max Planck: "Una nueva verdad cientfica no es usualmente presentada en una forma tal que
convenza a sus opositores; ms bien ellos desaparecen gradualmente, y la nueva generacin se familiariza con la verdad desde el comienzo."
Aqu llegamos a lo que algunos consideran el contraste ms fundamental entre Popper y Kuhn. Este ltimo dice que los paradigmas no son rechazados falsificando comparaciones con la naturaleza, sino nicamente despus de su comparacin con la naturaleza
y con un paradigma como alternativa. El cientfico est simplemente demasiado comprometido con su presente paradigma como para
rechazarlo por una anomala, ya que esto implicara el rechazo de
la ciencia misma, y la investigacin sera imposible a partir de ese
momento. As "el acto de discernimiento que lleva al cientfico a rechazar un paradigma siempre es simultneo con el de aceptar otro".
Para Kuhn el cambio de gestalt es fundamentalmente un proceso psicolgico no-racional; ningn argumento estrictamente lgico puede
explicar el cambio ni, finalmente, defender un paradigma de otro.
Esto no quiere decir, por supuesto, que los argumentos lgicos no
tengan que ver en el asunto, sino ms bien que la crisis revolucionaria ventila una variedad de estndares fundamentales y suposiciones metafsicas que pueden ser resueltos -en el momento de la crisis en todo caso- nicamente en trminos de juicio intuitivo.
Mientras que no existe una razn a priori por la cual un nuevo pa-
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FIGURA 3
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FlLOSOF1AS DEL
M~TODO
CIENT1FICO
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anomalas que l bien sabia que existan. Es a este importante respecto al que Lakatos se refiere cuando dice que la heurstica positiva proteje a los cientficos de las desconcertantes influencias de las
contraobservaciones; slo por medio de su escudo defensivo es posible el desarrollo temprano de su programa de investigacin, con
aislamiento relativo de potenciales instancias falsables. El programa puede entonces establecerse sobre bases slidas, antes de que
estas ltimas tengan que encararse. Esto supera el embarazoso hecho histrico de que muchas teoras que, como se comprendi despus, aunque nacieron para ser consideradas de importancia significativa para la ciencia, pudieran, en trminos de falsabilidad, haber sido ahogadas al nacer a causa de anomalas no explicadas.
En el caso del sistema planetario de Newton, el examen de los datos de observacin mostr que algunas de las anomalas podan ser
explicadas por este modelo, aunque muchas no. Las anomalas no
explicadas empujaron a Newton a mayores desarrollos tericos, por
ejemplo a considerar los planetas como no esfricos. La heurstica
positiva sugera tambin una poltica de investigacin prctica, por
ejemplo mejorando las tcnicas telescpicas y percibiendo las fuerzas gravitacionales en el laboratorio. El desarrollo tcnico y experimental podra, segn se crea, llegar a refutar la contraevidencia y
proporcionar observaciones confirmatorias, y nunca hubo ejemplo
ms espectacular de esto ltimo que cuando el planeta Neptuno fue
primero predicho y despus observado.
Lakatos coincide en mucho con Popper sobre los pasos que pueden establecerse legtimamente para "salvar" el programa de investigacin. El muro protector podra ser modificado para defender el
ncleo duro en cualquier forma, siempre que no sea nicamente ad
hoc y, por esto, inestable. Que un programa sea exitoso y realmente
cientfico significa, de hecho, que debe mantener su propio marco
ordenado y cohesivo para guiar la investigacin, y debe continuar
generando nuevos fenmenos que pueden ser comprobados. Para Lakatos, por lo tanto, al igual que para Popper, la sociologa y el psicoanlisis no pueden ser considerados ciencias, ya que no pueden
cumplir los criterios primero y segundo respectivamente.
La teora de Lakatos fue formulada, dice, como un intento para
desarrollarse y mejorar por medio de "anteojos popperianos" en la
consideracin falsadora, particularmente proporcionando a sus teoras continuidad a travs del tiempo. Al hacer esto la teora revel
tambin su deuda con Kuhn. Otra similitud con la teora de Kuhn
es el problema de determinar cul de los dos programas contendien
tes es "mejor" para la investigacin, o al menos es el que debe preferirse. Decir que un programa progresivo debe preferirse a uno degenerativo es dar por sentado lo que queda por probar, ya que
Lakatos no presenta una gua infalible sobre cmo puede detectar-
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liferacin de teoras es benfica para la ciencia, mientras que la uniformidad deteriora su poder crtico". La uniformidad que l ve es
producto de una conspiracin ideolgica que se conserva religiosamente en la institucionalizacin de la ciencia. As, la ciencia actual
funciona demasiado como lo hizo la Iglesia en los tiempos antiguos,
siendo los hombres de bata blanca los modernos portavoces de una
autoridad irrefutable, absoluta. Desviarse de los estndares conformistas de esta comunidad cientfica adoctrinada, significa ser etiquetado como "poco cientfico" y esto, en la prctica, se traducir
en ser considerado como defensor no slo de lo no-cientfico, sino
de la necedad.
Para hacer proliferar ideas es esencial seguir "el nico principio
que no inhibe el progreso: todo se vale". Que sta es la nica metodologa para la ciencia se descubre con un examen de la historia. De
acuerdo con Feyerabend, ningn episodio en la ciencia real es suficientemente simple para adaptarse a cualquiera de las metodologas
convencionales; as, ha sido prctica normal arreglrselas con los
hechos inconvenientes ignorndolos, justificndolos en patente forma ad hoc, o aun escondindolos tras un muro de retrica. Como
ejemplo, Feyerabend discute la defensa que hace Galileo de la astronoma de Coprnico. Por ejemplo, Galileo mostr a travs de su
telescopio que la luna tena montaas y que la altura de stas poda
ser estimada por la longitud de sus sombras. Haciendo esto esperaba refutar la idea aristotlica de que todos los cuerpos celestes eran
esferas cristalinas perfectas, sin embargo, en su poca los telescopios eran de una calidad exageradamente mediocre y las extremadas inexactitudes de los dibujos del mismo Galileo podan ser detectadas a simple vista. Galileo no proporcion razones tericas de
por qu las observaciones telescpicas deban ser aceptadas como
superiores para observar el cielo, y Feyerabend asegura que su nica razn para preferirlas era su proclividad a confirmar a Coprnico. En resumen, segn el escrito de Feyerabend, Galileo prevaleci
sobre sus crticos en virtud de su astuta propaganda. No demostr
que su caso era "mejor", sino que lo present ms hbilmente.
El agrado de Feyerabend por la consideracin de Lakatos se deriva de su afirmacin de que ste es simplemente un anarquista disfrazado. En su fracaso para definir el tiempo lmite despus del cual
debe abandonarse un programa de investigacin degenerativo, Lakatos parece admitir que no hay medios racionales por los que un
cientfico pueda dirigir su lealtad a uno u otro programa. La de Lakatos parece ser la metodologa ms sofisticada, pero, cuando se desarma en sus puntos esenciales, no se revela como metodologa en
absoluto. Sin embargo, esto debe agradecerse, dice Feyerabend, ya
que no slo la gran cantidad de teoras lanzadas dentro de una ciencia anrquica tienen que competir unas con otras en una atmsfera
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de ilimitada libertad para todos, sino que la ciencia misma debe ser
evaluada por sus mtodos en abierta competencia con otros campos de conocimiento como el misticismo, la astrologa y la magia.
La ciencia no necesariamente puede probarse como la "mejor" Ideologa que debe seguir un individuo dado, as como tampoco una teora dada o una metodologa de la ciencia puede probarse como la
mejor. Pero al pennitir una eleccin genuina (lo cual significa presentar ~squemas alternativos en un momento temprano del sistema
educativo), aquellos que sean ms aptos para la ciencia elegirn seguirla y en esta fonna la ciencia misma slo podr ganar con ello.
En los dos ltimos captulos se trataron las caractersticas y metodologas de las diferentes ciencias como si fueran realmente partes
de un mismo tema. En tanto que es perfectamente posible defender
la posicin de que hay una filosofa de la ciencia nica aplicable en
todo lo ancho a disciplinas tan diversas como la fsica, la geologa,
la gentica, la psicologa, la sociologa y quizs a algunos aspectos
de la historia, es tambin legtimo argumentar que hay numerosas
filosofas de la ciencia, cada una apropiada a su propio tema particular. Como en muchos otros temas afines, as ocurre tambin en
la filosofa de la ciencia: es probablemente mejor, en un contexto
elemental, evitar posiciones extremas y considerar estas aparentes
alternativas slo como diferencias de nfasis. El propsito de este
captulo es considerar estas diferencias tal como ocurren en algunas de las reas de controversia ms importantes. Nos concentraremos particularmente en esclarecer si las diferencias que indudablemente existen entre los tipos mayores de ciencia -fsico, biolgico
y social- son de gnero o slo de grado.
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LA NATURALEZA DE LA CIENCIA
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Los problemas han sido especialmente agudos en las reas de la fsica relacionadas con la naturaleza del mundo material. En la bsqueda de la comprensin de los misteriosos fenmenos revelados
durante el siglo xx, los fsicos se han sentido cada vez ms obligados a extender sus interese.s ms all de los lmites de la fsica, dentro de campos que tradicionalmente han sido dominio de la filosofa. Al mismo tiempo los filsofos se han visto obligados a considerar
los revolucionarios descubrimientos de la fsica como una parte importante de la informacin primaria de la filosofa. Hasta ahora estas tendencias no han dado ningn indicio de una sntesis universal
aceptable para todos, pero al menos han asegurado que las tradicionales cuestiones de la naturaleza del mundo fsico, del significado y la condicin de la vida, tienen que considerarse bajo la luz de
nuevas evidencias.
Desde el Renacimiento hasta finales del siglo XIX los acontecimientos del mundo se consideraron cada vez ms como las conse-
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LA NATURALEZA DE LA CIENCIA
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mente radical. Significa, por ejemplo, que es imposible medir exactamente tanto la velocidad como la posicin de una partcula fundamental. o asegurar si las partculas han retenido o no sus
caractersticas originales despus de chocar. Esto quiere decir que
hay incertidumbre tanto de destino como de identidad. Es extraordinario que en el nivel bsico de la fsica, la ciencia arquetpica
"dura" o exacta, el resultado de los acontecimientos no pueda, despus de todo, predecirse de acuerdo con el modelo deductivo, sino
que pueda especificarse nicamente en trminos probabilsticos
usualmente asociados con disciplinas menos precisas. An ms, parece ser que en las mismas matemticas, consideradas durante miles de aos en la tradicin occidental como el mayor modelo de inteligibilidad y racionalismo, es imposible, tambin dentro de la
naturaleza de las cosas, alcanzar nunca una finalidad de comprensin. As el teorema de la incompletitud (1931) de Kurt Gadel demostr que ningn grupo de relaciones lgicas puede establecerse sin
que implique la existencia de otras nuevas relaciones con las que
el mismo grupo no puede enfrentarse. Hasta un sistema deductivo
puro queda entonces inherentemente incompleto y sin posibilidad
de completarse.
La importancia filosfica de estos hallazgos se refleja en la enorme cantidad de literatura que han generado. Mientras que todava
no puede decirse que hay unanimidad de interpretacin (se han propuesto versiones "no-subjetivas" de la fsica moderna -especialmente por Paul Forman- y, claro est, han sido criticadas), no existe
duda en que el impacto ha sido profundo en nuestra percepcin del
mundo y de la naturaleza de la verdad cientfica. Es el problema
meramente de metodologa? Nos permitirn los avances posteriores de la ciencia ocasionalmente recobrar un esquema ms determinista de causalidad? O realmente existe para el hombre un lmite en el conocimiento cientfico del mundo? Si, como muchos
filsofos y cientficos creen, es este ltimo el caso, estos descubrimientos tan fundamentales pueden mostrarnos slo la vaguedad de
la tradicional dicotoma occidental entre lo objetivo y lo subjetivo,
lo pblico y lo privado. Si al estudiar la naturaleza, la ciencia inevitablemente afecta la esencia de aquello que estudia, debe ser porque la ciencia despus de todo slo puede darnos la apariencia del
mundo y no su realidad. PareCiera que nuestra situacin no es mejor que la de los prisioneros en la Alegora de la caverna de Platn.
Estamos, por as decirlo, encadenados y en una posicin tal que slo
podemos ver las sombras de acontecimientos reales que ocurren en
el mundo externo a nuestra caverna. Podemos estudiar esas sombras con gran exactitud, pero no tenemos conocimiento directo de
la realidad que hay tras de esas sombras. El mismo Heisenberg lo
expres as:
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[... ] ya no podemos considerar "por s mismas" esas piedras constructoras de materia que originalmente parecan ser la ltima realidad objetiva. Esto es as porque desafan todas las formas de ubicacin objetiva
en el espacio y en el tiempo, y porque bsicamente es siempre slo nuestro conocimiento de estas partculas lo que podemos hacer el objeto de
la ciencia. En esta forma la finalidad de la investigacin ya no es entender a los tomos y su movimiento "en s mismos" [... ] Desde el momento
de empezar, nos encontramos involucrados en la disputa entre la naturaleza y el hombre, en la que la ciencia slo desempea una parte, de
manera que la comn divisin del mundo en sujeto y objeto, mundo interior y mundo exterior, cuerpo y alma, ya no es adecuada y nos conduce a dificultades. En esta forma, aun en la ciencia el objeto de investigacin ya no es la naturaleza en s misma, sino la investigacin que el
hombre hace de la naturaleza. Nuevamente aqu, el hombre se confronta slo consigo mismo.
Estamos lejos de! siglo XVII, cuando Galileo poda decir con confianza total: "Las conclusiones de la ciencia natural son verdaderas y
necesarias, y el juicio del hombre no tiene nada que ver con ellas."
De hecho hemos llegado tan lejos que hemos alcanzado el punto en
que los intereses de la ciencia coinciden con lo que es quiz la mayor interrogante de toda la filosofa: el problema del conocimiento
en s mismo. Qu es lo que podemos realmente conocer? Finalmente, segn se hace evidente para muchos pensadores modernos, la ciencia no puede estudiar la naturaleza "en s misma", sino nicamente
hacer investigaciones humanas de la naturaleza, lo que, incidentalmente, implica una buena parte de las preferencias filosficas y de
los prejuicios que los individuos seguramente involucrarn en este
estudio (vase el captulo 6). No podemos examinar e! comportamiento de las partculas elementales, sino nicamente nuestro conocimiento de este comportamiento, y es en este sentido como Heisenberg concluye que "el hombre se confronta slo consigo mismo".
Podemos terminar este breve comentario sobre un tema tan enorme con un excelente (aunque, claro, muy polmico) pasaje citado por
Heisenberg de su compaero fsico Arthur Eddington (1882-1944).
Hemos encontrado que aunque la ciencia ha progresado demasiado, la
mente apenas ha recuperado de la naturaleza lo que ella misma ha puesto
en la naturaleza. Hemos hallado unas huellas extraas en las playas de
lo desconocido. Hemos diseado profundas teorias, una tras otra, para
explicar sus orgenes. Finalmente hemos logrado reconstruir la criatura que dej esas huellas. Y he aqu que eran las nuestras!
LA NATURALEZA DE LA CIENCIA
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cialidades hereditarias presentes en la poblacin original de los organismos unicelulares. La generacin "espontnea" de nuevas
potencialidades por mutacin proporciona a la evolucin esa dimensin extra frente al desarrollo embriolgico que explica la aparicin
de organismos no presentes, ni siquiera en forma potencial, cuando
los procesos de cambio se iniciaron (vase infra).
Tambin parece implicar que en biologa estos factores de azar
son la base creativa de juicios de valor que hacemos sobre conceptos tales como "desarrollo" o "progreso". Aunque una discusin
como sta nos lleva rpidamente hacia reas filosficas de intensa
controversia, para no hablar de las modas cambiantes, sera difcil
argumentar que el hombre no es, en alguna forma crtica, un adelanto sobre sus antecesores monos, o que el pollo no es una mejora
respecto al huevo. Lo que es ms, estos juicios parecen surgir del
sistema biolgico mismo ms que de cualquier nocin externa derivada de la tica. Si es as, quizs implican el conocimiento de una
in terpretacin ms positiva del significado de las cas ualidades. o
acontecimientos casuales en sistemas vivientes que la que se encuentra en el mundo subatmico de los fsicos. En el primer caso el azar
parece ser la fuente de una organizacin "mejorada" y ms compleja, en el segundo la perturbacin de un sistema por lo dems determinado con precisin (vase captulo 7).
El todo organizado
A pesar de las interpretaciones contrastantes, estos desarrollos en
la fsica y la biologa llevaron por caminos separados a otro movimiento en la ciencia moderna de inmenso inters e importancia. Se
trata del estudio de la organizacin per se. Es quizs extrao que
la investigacin de las propiedades fundamentales de la materia pudieran haber ayudado a estimularlo, pero as sucedi en dos formas.
Una fue por medio de las revaluaciones de nuestra comprensin del
ncleo atmico, al que ahora se considera no un cuerpo compuesto
de partculas elementales unidas entre s por fuerzas de atraccin
-siendo partculas y fuerzas unidades separadas- sino ms bien
como si esas partculas y fuerzas fueran aspectos diferentes y complementarios de la misma cosa, apareciendo como separados slo
cuando la organizacin esencial del ncleo entero se ha desintegrado. La otra contribucin de la fsica fundamental fue el impacto de
la mecnica cuntica sobre la separacin tradicional entre lo que
est siendo observado y el que est haciendo la observacin. Si es
imposible hacer observaciones en este nivel sin perturbar los objetos de esa actividad, entonces lo que de hecho estamos estudiando
es la organizacin constituida por los dos componentes. Hemos vuel-
LA NATURALEZA DE LA CIENCIA
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Teleologa
El sistema homeosttico que mantiene una temperatura corporal
constante tambin nos ofrece un modelo en torno al cual podemos
discutir brevemente el problema de la teleologa, el cual ha sido de
inters para la biologa durante siglos. Como ya hemos visto, las for-
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LA NATURALEZA DE LA CIENCIA
aire
fro
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al re
cali ente
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caldera
acondicionador
de aire
salida
FIGURA 4
Reduccionismo y emergencia
Nuestra discusin sobre organizacin y teleologa nos conduce ahora a considerar los problemas ms amplios del reduccionismo. Los
procesos vitales nuevamente toman aqu una posicin central porque provocan la pregunta sobre la naturaleza de sus diferencias con
los procesos no vivientes. Qu queremos decir cuando hablamos
de que los organismos vivientes difieren de los objetos inanimados
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por tener diferentes tipos o niveles de organizacin? Pueden los procesos vitales ser "reducidos" a procesos fsico-qumicos sin perder
los rasgos esenciales que los hacen vivientes? Tiene alguna forma
de apoyo la idea de la operacin de algn principio vitalista que hace
de los sistemas vivientes algo nico?
Para empezar, debemos decir en relacin con todas estas preguntas que la discusin central. ya sea bajo la forma tradicional de "vitalista contra mecanicista" o en la forma moderna de "organizacin
contra reduccin", no ha sido, y probablemente no pueda ser, resuelta exclusivamente en trminos de la evidencia emprica. respecto del mundo. Antes de que examinemos los aspectos esenciales mnimos, todo lo que es necesario decir sobre la voluminosa literatura
respecto a este tema es que mientras la posicin inicial adoptada
por los protagonistas era clara y simple, la situacin actual es de
enorme complicacin. El resultado de esto parece ser que, mientras
que lo apasionado del debate posiblemente no haya disminuido, los
dos bandos estn ahora significativamente ms cercanos uno al otro
de lo que estuvieron en el pasado, situacin de la que dan fe amplia
las intrincadas sutilezas convertidas en rasgos necesarios de los argumentos.
El problema del reduccionismo en biologa surge del hecho histrico de que las ciencias de la fsica y de la qumica proporcionaron
a las ciencias vitales, en su infancia, una base firme a partir de la
cual podran desarrollarse. Pero qu tanto se podra confiar en esta
base? Ren Descartes, el llamado padre de la filosofa moderna, es
considerado generalmente como el primero que plante la particularmente rgida distincin entre mente y materia que ha caracterizado o complicado el pensamiento occidental desde entonces. Ya que
el cuerpo del hombre era considerado del mundo material. tena que
ser explicado en trminos reduccionistas de entidades materiales
y de principios mecanicistas. El mundo subjetivo de la mente era,
sin embargo, algo al mismo tiempo diferente. La propia doctrina de
Descartes sobre la mente era de hecho un tanto confusa pero, hablando en general. el cuerpo y la mente se consideraban por completo independientes, no actuando como tales sino proct:diendo, digamos, en paralelo. Aunque el punto de vista de Descartes estaba
sujeto a diversas interpretaciones, los primeros vitalistas llegaron
a creer que las propiedades de los sistemas vivientes podran explicarse nicamente por la operacin de algn agente no-material por
encima de las propiedades del cuerpo fsico.
En estos trminos el debate era suficientemente claro, y se desat violentamente durante todo el siglo XIX. Los comienzos de una
reconciliacin o de un oscurecimiento de los problemas opuestos
se manifestaron en los primeros aos del presente siglo con los orgenes de la fsica moderna. La declaracin vitalista de que los pro-
LA NATURALEZA DE LA CIENCIA
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cesos de vida difieren en esencia de los mecanismos del mundo material implica que actualmente entendemos qu son los materiales
y los mecanismos. Esto estaba muy bien en el mundo determinista
de los tomos en forma de bola de billar, pero en la era de la relatividad y de la mecnica cuntica la idea de una relacin mecanicista
del mundo se convirti para muchos cientficos en algo mucho menos plausible. De esto result que se vio menos claramente sobre
qu bases podran debatir vitalistas y mecanicistas.
Uno de los pensadores dominantes de este periodo, y uno de los
fundadores de nuestro inters actual en las propiedades de relacin
y de organizacin fue el matemtico y filsofo A.N. Whitehead (18611947). Whitehead intent resolver el problema vitalismo-mecanicismo desarrollando la llamada doctrina de emergencia, originalmente enunciada por C. Lloyd Morgan (1852-1936). El anlisis de Morgan no parti de nuestra comprensin de los constituyentes ltimos
del mundo fsico, sino de la evidencia del mundo derivada de la observacin directa de ste. Esto es, no pasamos del conocimiento de
las entidades bsicas del mundo al de cmo explican stas las propiedades de los organismos vivientes, sino ms bien de los fenmenos observables a nuestras ideas intelectuales sobre el origen de la
materia. Nuestro conocimiento de estas entidades bsicas es necesariamente imperfecto y misterioso porque slo podemos conocer
aquellas propiedades que estn manifiestas en los fenmenos en que
participan, y que podemos observar. As no debiramos esperar, por
as decirlo, reconocer en tomos aislados de oxgeno e hidrgeno las
propiedades particulares que les permiten, en combinaciones apropiadas, formar el agua; pero cuando las propiedades del agua realmente "surgen" de esta combinacin, en verdad hemos observado
algo nuevo sobre los tomos, algo que podemos aprender slo cuando stos se han organizado en tal forma particular.
As ocurre con la vida. Cuando reconocemos que los tomos de
oxgeno, carbono, nitrgeno, etc. organizados en una forma particular, manifiestan la~ propiedades asociadas con los sistemas vivientes, no precisamos volver a la idea de que es necesario aadir una
fuerza vital. como tampoco lo haramos para explicar la aparicin
del magnetismo en una barra de hierro, o en la eficacia de un sintonizador de radio para proporcionamos las sonatas para piano de
Beethoven desde el Wigmore Hall. Lo que en verdad necesitamos
entender es que estas propiedades impresionantes surgen de ciertas organizaciones de sistemas materiales; en ausencia de estas organizaciones, las propiedades dejan de manifestarse. En estos trminos, la vida misma pierde mucho de su misterio (al menos en
sentido filosfico), de modo que explicar la aparicin en la evolucin de los organismos a partir de materiales inanimados, o su desaparicin a la muerte del cuerpo, deja de ser un problema.
100
Finalmente, qu puede obtenerse del problema mismo de la relacin mente-cerebro, ese enigma que ha desvelado a los mayores
pensadores a travs de la historia? Siempre han existido aquellos
que creen que todos los fenmeno's materiales, incluyendo los de los
cuerpos vivos, pueden en principio ser comprendidos en trminos
de fsica y qumica, pero que sin embargo han insistido en que los
fenmenos subjetivos son de tipo diferente. Existen todava algunos
eminentes defensores de esta opinin, entre ellos algunos filsofos
y cientficos, quienes sealan que a pesar del considerable cmulo
de conocimiento ahora disponible acerca de funciones cerebrales que
pueden medirse, funciones inequvocamente relacionadas con los fenmenos mentales, no estarnos prximos a cerrar el abismo que haya
entre un acontecimiento como una descarga elctrica y nuestro conocimiento subjetivo de un pensamiento abstracto o de una emocin
en la mente. Decir que son idnticos es dar por admitida la cuestin,
y en todo caso es bien sabido por los trabajos de los psicoanalistas
y de otros que una buena cantidad de actividad mental acta en el
cerebro sin que nos demos cuenta de ello. La experiencia subjetiva
(esto es, consciente) no tiene una correlacin inevitable con los procesos nerviosos, ni aun con algunos procesos que ,podramos considerar como pensados si alcanzaron el nivel de lo consciente. Ms
bien, parece que la conciencia podra ser algo nico.
Aunque aqu no podemos ocuparnos de algunos problemas filosficos mayores surgidos de estos hallazgos, el fenmeno de la conciencia de s{ tiene especial importancia en relacin con lo que se ha
dicho antes sobre la organizacin. Si la conciencia de s existe en
el hombre, y si creemos en la evolucin, de dnde viene el desarrollo de este fenmeno? Es posible explicar el problema de la mente
en la misma forma en que hemos explicado el del magnetismo y el
de la vida, esto es, como una propiedad que surge de ciertos tipos
de organizacin en los sistemas materiales? No es difcil de comprender la idea de que algo de la misma ndole cualitativa de la concienci~ de s puede ocurrir en las formas de vida subhumanas, pero
la impicacin lgica de esta forma de pensar derivara en que un
fenmeno anlogo puede ocurrir tambin en organizaciones inanimadas y finalmente hasta en los tomos mismos. Esto puede parecer ininteligible para muchos, no as para algunos pensadores con
autoridad, entre ellos el mismo Whitehead, el bilogo J.B.S. Haldane (1892-1964) y el paleontlogo y sacerdote jesuita Pierre Teilhard
de Chardin (1881-1955) (vase tambin el captulo 8).
Otro punto de vista agudamente contrastante del problema mente-cerebro, que mencionaremos brevemente, es la teora reduccionista conocida como conductismo. Esta escuela de la psicologa intenta describir los fenmenos de la pe,.sona en trminos de los
fenmenos de la conducta del cuerpo. Los fundamentos son que mien-
LA NATURALEZA DE LA CIENCIA
101
tras los eventos mentales espeelficos no son negados como tales, deben excluirse del campo de la investigacin cientfica sobre la base
de que no estn disponibles como conocimiento pblico para que
ctlalquiera los escudrie. La atencin debe dirigirse a las formas de
conducta evidentes, las cuales son consideradas ya sea como expresiones pblicas de fenmenos psicolgicos, o en alguna forma como
equivalentes reales de stos. De cualquier modo, se asegura, los trminos usados convencionalmente en la psicologa para describir los
estados mentales y sus procesos, deben entenderse como maneras
de describir las formas asociadas de conducta en situaciones dadas.
As, las personas de quienes se dice que son listas, estpidas, buenas, deshonestas, etc., pueden observarse actuando o tendiendo a
actuar en forma que debemos considerar como caractersticas de
los adjetivos respectivos. Otras experiencias "dentro de la mente"
pueden, se argumenta, ser consideradas de manera parecida, en tal
forma que la idea misma de la mente se vuelve redundante para los
propsitos de la psicologa. Segn este punto de vista, buscar entender cmo influyen los eventos mentales en la conducta del cuerpo es tan importante como preguntarse en qu medida la seguridad
de un automvil afecta su funcionamiento mecnico.
La posicin conductista est abierta a un importante nmero de
objeciones bastante diferentes de la incomprensin o repugnancia
que engendra en algunas personas. Por ejemplo, no hay que pensar
mucho para darnos cuenta de que estamos forzados a emplear tr.
minos psicolgicos tradicionales, as como tambin trminos conductistas, para poder determinar si el comportamiento de una persona es, digamos, estpido o deshonesto; necesitamos tambin saber,
entre otras cosas, algo sobre su actitud mental. sobre sus creencias,
sus deseos, etctera.
Finalmente, quizs valga la pena aadir que ni el enorme inters
en la "totalidad" organizativa ni en las relaciones reduccionistas han
provocado una unificacin general de la ciencia misma. :f:sta no puede sencillamente considerarse como una, simplemente porque sus
variadas disciplinas tratan de las propiedades que surgen de organizaciones distintas. Es cierto que ha habido heroicos intentos hacia el reduccionismo entre las divisiones mayores de la ciencia, como
tambin dentro de ellas mismas; sin embargo, los xitos han sido
pocos, mientras que el esfuerzo ha sido inmenso. Un famoso ejemplo reciente ha sido el intento de reducir la gentica tradicional mendeliana a gentica molecular, que es un tipo especializado de la bioqumica de los cidos nucleicos. Este enfoque recibi una buena dosis
de apoyo en las reas limitadas en las que se consider posible, sin
embargo, dej intacto mucho ms del objeto original que poda redefinir, incluyendo la evolucin misma, que pareela incapaz de semejante redefinicin. Claro est que st.~mpre ser posible argumen-
102
Los problemas que surgen en las ciencias biolgicas por la teleologa y el reduccionismo nos conducen a los fenmenos admitidamente
"deliberados" estudiados por las ciencias sociales. Existe un debate apasionado en el intento de reducir las proposiciones de la sociologa a las de la psicologa, pero los argumentos muy a menudo aparecen como motivados predominantemente por la amenaza de la
identidad profesional. Sin duda existen bildgos que desearan reducir estas reacciones de amenaza a simples imperativos biolgicos,
sin embargo, este tipo de controversia es trivial en comparacin con
las cuestiones fundamentales genuinas consideradas ms arriba y
que seguiremos considerando.
Las implicaciones reduccionistas de la nueva interdisciplina llamada sociobiologa se consideran como una excepcin. Sus defensores predicen que el impacto de la biologa en las ciencias sociales
y en las humanas ser a la larga tan revolucionario como el de la
qumica y la fsica en la biologa. La sugerencia de que la ciencia
social ser algn da considerada una rama, por as decirlo, de la
biologa, contradice llanamente el juicio prevaleciente que postula
que la vida social humana es casi por completo producto de influencias culturales, mostrando poca o ninguna evidencia de determinismo gentico. Pero ste es un debate de gran amplitud y al parecer
insoluble, y para nuestros propsitos actuales ser suficiente anotar que la concepcin de la biologa como la clave para entender el
comportamiento humano es la ms reciente contribucin al problema naturaleza-educacin que nos ha asolado, sin resolverse, durante muchos siglos.
Consideraremos ahora un asunto que, entre algunos cientficos naturalistas, es juzgado slo ligeramente menos polmico que el anterior, pero el cual, comparado con nuestros anteriores comentarios
concernientes a la naturaleza del conocimiento cientfico, puede plan-
LA NATURALEZA DE LA CIENCIA
103
104
experimentos que no pueden diferenciarse de los de fas ciencias naturales, en tanto que los economistas hacen amplio uso de modelos
idealizados que pueden analizarse matemticamente en casi la misma forma que en fsica o fisiologa. Finalmente, las investigaciones
de campo, en muchas de las ciencias sociales, no difieren en forma
significativa de aquellas que se hacen, digamos, en la botnica o la
entomologa.
Otras de las dificultades que se invocan para la ciencia social se
refieren a la generalizacin. Mientras que una ley tfpica en fsica
o en qumica se considera normalmente como de aplicacin universal, en el sentido de ser independiente del espacio y del tiempo, los
hechos humanos tienden a ser influidos significativamente por factores culturales o histricos. Es poco probable as que las normas
de comportamiento sean vlidas entre sociedades diferentes o dentro de una misma sociedad en tiempos diferentes. Esto quiere decir
que las teoras sociales, aunque a menudo poseen un poder explicativo considerable, nunca proporcionan suficiente base para hacer
predicciones acertadas del futuro. Esta deficiencia puede parecernos una desventaja paralizante si en este momento hiciramos la
comparacin con la astronoma de posicin, pero una breve reflexin nos muestra de inmediato que la astronoma es ms bien la excepcin y no la regla, aun entre las ciencias fsicas. La prediccin
exacta de estados fu~uros es posible, aun por medio de las famosas
leyes fsicas, nicamente dentro de ciertas condiciones artificialmente idealizadas (por ejemplo,..en un vaco "perfecto", o en una rigidez
"perfecta" dada) que 'son anlogas a las idealizadas fuerzas de mercado aplicadas a las ecuaciones de los economistas. Con las ciencias
menos exactas, como la meteorologa, la prediccin es notoriamente arriesgada, mientras que con los sistemas vivientes (sin mencionar a la fsica subatmica) nunca nos referimos a otra cosa que a
meras probabilidades.
Un problema muy amplio y genuino para la ciencia social es aquel
que concierne a la llamada relatividad de las leyes sobre las sociedades humanas. Puede ser totalmente objetivo y libre de valores
el estudio de los fenmenos humanos? Por ejemplo, en psicologa
y en medicina social a menudo se discute si podemos investigar o
experimentar en individuos y seguir conservando nuestro respeto
por ellos como seres humanos. Igualmente, hay algunos tipos de fenmenos que son difciles de estudiar porque las mediciones necesarias pueden ser peligrosas o inaceptables, o bien es posible que
los datos deban manejarse confidencialmente. En realidad, es la misma proximidad de esas ciencias con los urgentes asuntos personales de la vida diaria la que puede revelar los valores y prejuicios del
cientfico mismo en trminos de su decisin sobre lo que debe estudiarse en primer lugar. Si su decisin se basa ampliamehte en raza-
LA NATURALEZA DE LA CIENCIA
105
106
ciones subjetivas inevitablemente elimina tambin todo hecho social genuino. Consecuentemente las llamadas tcnicas de
investigacin "no objetivas" deben desarrollarse para incluir particularmente la buena voluntad y la habilidad del cientfico social
para proyectarse a s mismo empticamente con el fenmeno que
est estudiando. nicamente esto lo conducir a hiptesis que contengan un autntico poder de explicacin.
Otro problema que encara el cientfico social es que el conocimiento de los fenmenos sociales es en s mismo una variable social. Esto
significa simplemente que los sujetos humanos de experimentacin
o investigacin probablemente se comporten anormalmente si estn conscientes de lo que les est ocurriendo. Por ejemplo, la gente
puede responder a las preguntas de una encuesta en trminos de lo
que creen que se espera de ellos, ms que lo que realmente creen
o hacen, o es posible que proporcionen informacin falsa debido a
algn deseo de oscurecer los resultados. An ms, la gente tiene tendencia a creer que "sabe" sobre las tendencias y actitudes sociales,
en forma tal que, aun tras un anlisis exhaustivo de algn fenmeno social por parte de los cientficos, continan dudando o rechazando las conclusiones que son contrarias a las suyas. Esta situacin puede considerarse como muy rara en lo que respecta a las
ciencias fsicas, aunque ocurre ocasionalmente en biologa, y particularmente, claro est, en aquellas ramas aplicadas como la medicina, que est ms p1"xima a inquietudes humanas inmediatas.
Las reacciones humanas al conocimiento de los fenmenos sociales afecta tanto las predicciones como las explicaciones. Esto ha sido
ilustrado en poca reciente en relacin con el intento de predecir
el resultado de elecciones. Si la prediccin tiene o no influencia en
la forma de votar de la gente, puede ser o bien animndolos a actuar de acuerdo con ella (el "efecto del ganador" [band-wagon effectD,
o bien en desacuerdo (el "efecto del perdedor" [under-dog effectD.
Si el cientfico social intenta tener en cuenta estos efectos, puede
confiar en tener xito nicamente cuando son iguales. Si hace slo
predicciones condicionales que no tengan en cuenta las reacciones
para la prediccin, las condiciones iniciales no se cumplirn. Esto
es, una vez que intenta influir en el resultado de una prediccin, no
puede ya probar su confiabilidad.
Finalmente, si nos hacemos la pregunta: es realmente posible la
ciencia social?, debemos formular nuestra respuesta en forma de
reconocer por completo los problemas en los que no hay duda, pero
al mismo tiempo reconocer los objetivos de la empresa total. La naturaleza humana presenta realmente algunas dificultades formidables para cualquiera que intente explicarlas, ya no digamos predecirlas. Sin embargo, tanto la explicacin como la prediccin se
cuentan entre los objetivos legtimos de la ciencia social. al igual
LA NATURALEZA DE LA CIENCIA
107
SEGUNDA PARTE
Crecimiento exponencial
El trabajo de mayor influencia de este tipo ha sido el de Derek de
Solla Price, iniciado en la dcada de los cincuenta y recopilado en
[111)
112
su ampliamente citado libro Little science, big science (1963). La primera as llamada "ley" que surgi de los estudios de Price fue que
el crecimiento de la ciencia ha sido exponencial (figura 5).
Nuestro punto de partida ser la evidencia emprica estadstica obteni
da de muchos indicadores numricos de los diferentes campos yaspectos de la ciencia. Todos stos muestran con impresionante congruencia
y regularidad que si cualquier segmento de la ciencia suficientemente
amplio es medido en una forma razonable, la que sea, el modo normal
de crecimiento es exponencial. Eso quiere decir que la ciencia crece a
inters compuesto, multiplicndose por una cantidad fija en iguales periodos.
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FICURA 6
XVII.
aos de crecimiento exponencial. Como lo expresa Price: "La ciencia siempre ha sido moderna: siempre ha sido explosiva para la poblacin [... ] Los cientficos siempre se han sentido flotando en un mar
de literatura cientfica." Al comparar esto con la historia de otras
actividades humanas, como la poltica o la guerra, esto debe tomarse como sugerencia de que la historia de la ciencia debe concentrarse en el trabajo de la generacin previa, una situacin que sin embargo est muy lejos de ser el caso. Algunas de las razones para la
enorme importancia que se atribuye al estudio del siglo XVII son
probablemente claras para el lector que nos haya seguido hasta aqu.
La segunda advertencia preparatoria concierne a la generalidad
1I5
116
ms se llegaba a entender el mundo en tnninos cientficos, ms necesidad se tena de la educacin cientfica y ms se consideraba al
progreso humano como funcin del avance cientfico. Con el surgimiento de la industrializacin, la ciencia se convirti en componente vital del comercio y de la guerra, cambiando la naturaleza misma
de la sociedad y hacindose indispensable para la vida moderna. En
esta fonna fue la ciencia la que cre las condiciones necesarias para
su propio crecimiento continuo.
La curva loglstica
Slo se precisa una mirada sobre la figura 5 para darse cuenta de
que el crecimiento exponencial no puede continuar siempre. Si, como
lo demuestra Price, la ciencia ha crecido en cinco rdenes de magnitud en 150 aos, es claro que no puede continuar hacindolo. Si
creciera en otros dos rdenes de magnitud, tendramos (digamos a
mediados del prximo siglo) "dos cientficos por cada hombre, mujer, nio y perro de la poblacin". Lo que sucede en la prctica es
que el crecimiento exponencial alcanza un tipo de limite "natural"
(en el caso de la ciencia, la insuficiencia de recursos y mano de obra)
y la curva de crecimiento, en vez de elevarse inexorablemente en pendiente, principia a achatarse con la inminente saturacin. Esta forma de S es conocida como curva logstica, de la cual la curva exponencial es slo una parte (figura 7). Nuevamente, no es peculiar de
la ciencia, pero describe exactamente el crecimiento de las poblaciones biolgicas a travs del tiempo, o el de una planta particular
con la edad. Al compararla con el desarrollo de un tallo de frijoL
Price sugiere que el largo periodo de crecimiento exponencial de la
ciencia es semejante a su exuberante fase juvenil. Sin embargo, actualmente la ciencia est principiando a entrar en una fase ms estable de vida adulta. La transicin del crecimiento exponencial puro
al crecimiento exponencial con saturacin (vase la figura 7) es de
crisis prolongada y, segn los datos de Price, estamos ahora, en 1980,
acercndonos al punto medio de esta crisis que se extiende por cerca de una generacin a cada lado del punto de inflexin de la curva.
Su descripcin de las caractersticas del periodo de crisis (escrita
a principios de los aos sesenta) toca ahora un asunto familiar:
Habr un inters rpidamente creciente sobre problemas como los de
mano de obra, literatura y desembolso, que requieren solucin por medio de la reorganizacin. An "ms, a medida que esos cambios tengan
xito conducirn a una fresca escalada de adaptacin y crecimiento rpidos. Los cambios que no sean eficientes o lo suficientemente radica-
117
lmite de saturacin
I
crecimiento
exponencial puro
/
/
"-..
/.
crecimiento exponencial
con saturacin
Tiempo
fiGURA 7
La curva logtstica
118
La lite cientfica
En las dos secciones previas nos dedicamos exclusivamente a los aspectos cuantitativos de la ciencia como un todo. Pero la ciencia es
en ltima instancia el trabajo de cientficos individuales, y como individuos parece no existir razn para que no se comporten en una
fonna muy semejante a la de los dems miembros de cualquier grupo de seres humanos: Hay pues algunas fonnas vlidas con las que
se pueda juzgar la calidad de los cientficos?
Segn Price, "la brecha entre un ganador del premio Nobel y una
persona corriente es bastante mayor que entre un ganador de una
medalla olmpica de oro y un mortal ordinario". Dentro de la ciencia misma, un mtodo de valoracin admitidamente burdo pero no
por ello menos enteramente subjetivo, podra hacerse en trminos
del nmero de documentos publicados. Sobre esta base, la "productividad" o el "logro" vara por un factor de 1000: 1, puesto que el cientfico ms prolfico resulta ser el matemtico britnico Arthur Cayley (1821-1895), con 995 artculos (22 al ao durante 45 aos!),
mientras que para garantizar el ttulo de "cientfico" debemos razonablemente decidir que es necesario haber publicado al menos uno.
Claro est, se podra decir que estos medios de valoracin dan por
admitida la misma cuestin que aseguran resolver, porque hacen
caso omiso de la calidad de los documentos producidos mientras que,
dados los problemas inherentes a cualquier valoracin semejante,
una variacin de productividad de este orden se cree que puede apli
carse igualmente a otras fonnas de actividad creativa. Si bien la cantidad de material publicado no es un indicador infalible de la cali-
119
120
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do con los nombres de Karl Marx y Max Weber, y surgi de una tradicin intelectual ms amplia y ms temprana a la que ahora nos
referimos como la sociologa del conocimiento, una disciplina que
explor la influencia de las ,fuerzas sociales sobre los orgenes y el
desarrollo de las ideas en general. La opinin de Marx era que el
sistema de ideas identificado con una sociedad particular reciba
una influencia mayor de la base econmica de esa sociedad, o sea,
de las condiciones econmicas de vida prevalecientes. De esta manera era la posicin del individuo en la estructura de clases, por ejemplo, la que determinaba ampliamente sus ideas y sus creencias (vase el captulo 8). Weber, por otra parte, aunque no descontaba la
importancia de factores puramente materiales, argumentaba que las
ideas por s mismas tienen tambin una importante funcin en la
sociedad. Fue por esta razn por la que examin el panorama mundial general y el sistema de valores del protestantismo respecto a
su impacto en el desarrollo de la economa capitalista en Europa.
El enfoque de Weber fue retomado y ampliado por otros socilogos en varios estudios sobre las relaciones entre la ciencia y los valores religiosos o los sistemas polticos, muy especialmente quizs
en la llamada "Tesis puritana" de Robert K. Merton, tal como la present en su Science, technology and society in Seventeenth Century
England (1938). Si bien Merton no identificaba explcitamente las
influencias causales subyacentes al surgimiento de la ciencia moderna, claramente dej sobreentendido que el grupo dominante de
valores prevalecientes en esa poca -en particular los que impul
saban la experimentacin prctica-, aunque distintos de cualquier
factor material, eran los principales responsables. La tesis de Merton encontr un campo tan frtil en el mundo acadmico occidental
que fue, durante casi toda una generacin, aceptada con muy poca
crtica, estimulando adems otros estudios de tipo semejante.
Sin embargo, y a pesar de esto, la tradicin heredada por la ms
amplia sociologa del conocimiento fue considerada por muchos eruditos como demasiado vaga para un anlisis satisfactorio, de manera que la principal influencia de los primeros trabajos de Merton
no se mostr como promotora del estudio "realista", aunque evasivo, de la ciencia como parte integral de una sociedad ms amplia,
sino ms bien del anlisis interno de una ciencia "idealizada", pero
accesible, definida como un subsistema social ms o menos independiente. Desde este enfoque los aspectos metodolgico y cognoscitivo de la ciencia tienen mucho menos importancia que las normas de conducta de la gente que los llevan a cabo. Puesto que acenta
los trabajos internos de la ciencia como institucin social -por ejemplo las caractersticas sociales de la organizacin de la ciencia y los
propsitos de los cientficos hacia un marco terico claramente entendido- el enfoque es a menudo denominado "funcionalista". Esto
122
es, tiene relacin con las fuerzas que funcionan para mantener el
status qua del subsistema de la ciencia. El funcionalismo representa el segundo de los dos temas principales mencionados con anterioridad, y como ejemplos examinaremos brevemente el ltimo trabajo de Merton mismo, yel de T.S. Kuhn, junto con la ampliacin
de sus ideas a cargo de w.o. Hagstrom y M.J. Mulkay.
El ethos de la ciencia
El trabajo del propio Merton, dentro de este segundo tema principal, constituye lo que algunos todava consideran la nica tradicin
madura en la sociologa acadmica de la ciencia occidental aunque
en aos recientes ha sufrido incesantes ataques. Presenta una idea
muy idealizada de la ciencia en trminos de cuatro normas, o imperativos institucionales, de los cuales se dice que gobiernan la actividad cientfica. Estos imperativos han comprometido a los cientficos no slo porque son tcnicamente eficientes como los mejores
medios disponibles para lograr el fin primordial de hacer avanzar
el conocimiento, sino tambin porque son considerados como "correctos y buenos". En otras palabras, son en ltima instancia prescripciones morales.
El primer imperativo institucional de Merton es el del universalismo. Su propsito es garantizar que el nuevo conocimiento sea evaluado nicamente en trminos de criterios objetivos e impersonales, y que asuntos como los avances profesionales slo sean
determinados por el talento. En esta forma, nos dice, "el procedimiento de Haber [para la preparacin del amoniaco] no puede ser
invalidado por un decreto de Nuremburg, ni puede un anglfobo rechazar la ley de la gravitacin". El universalismo est ligado a la
ms aguda tensin en pocas de conflictos internacionales, ya que
es incompatible con valores como el etnocentrismo o el nacionalismo. Por otra parte, es patrocinado por la democracia, ya que sta
valora los logros sobresalientes en cualquier plano.
Comunismo es la segunda norma, entendida en el sentido de que
los "bienes" de la ciencia -su cuerpo de conocimiento pblico- estn sujetos a la propiedad comn o pblica, y no a la privada. La
ciencia acumula el conocimiento por medio de su amplia labor de
colaboracin, y sus hallazgos son entregados a toda la comunidad.
Como resultado, los nicos derechos de propiedad del cientfico individual son los de reconocimiento y estima, que se acumulan ms
o menos en proporcin directa con la importancia de su trabajo. Por
esta razn se considera que las disputas sobre la prioridad del descubrimiento, fenmeno recurrente a travs de la historia de la ciencia, se ajustan enteramente a los imperativos iJllstitucionales. El de-
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(que hasta ahora haba ejercido un poder tan exclusivo sobre los intereses de los socilogos ortodoxos) y el de una ciencia aplicada a
objetivos industriales y militares, se volver inevitablemente ms
velada, as como menos defendible. Por lo tanto es tiempo ya de que
examinemos esos asuntos. (por razones que se harn obvias, el surgimiento de una cabal sociologa de la ciencia no-mertoniana se describe ms adelante en este captulo.)
Obviamente es importante entender la organizacin social de la ciencia pura, pero no debe hacerse a expensas del estudio de lo que es
ms representativo de la ciencia como un todo. En el siglo xx, la
ciencia tpica se ha convertido en la ciencia "aplicada" que se hace
en los laboratorios gubernamentales o industriales. Los esquemas
de Merton, Hagstrom, Kuhn, Mulkay y de la mayora de los otros
socilogos, pueden ser aplicados -si acaso- slo a una minora del
total de cientficos, quiz no ms del 10%. Y aun dentro del marco
de la ciencia pura, cuando sta se convierte en gran ciencia y el trabajo de equipo en lo cotidiano, es en todo caso imposible aplicar esos
modelos como un sistema de intercambio infonnacin-reconocimiento.
Una razn importante para esta distincin entre la ciencia pura,
por una parte, y la ciencia aplicada y la tecnologa, por la otra, son
las diferencias que ellas exhiben en la sociologa de la publicacin.
Mientras que el cientfico puro est fuertemente motivado para publicar sus hallazgos porque sa es la nica forma en que espera establecer un conocimiento nuevo y con ello su propia reputacin, el
tecnlogo carece muy a menudo de acceso a cualquier cosa equivalente al documento cientfico. Esto no quiere decir que no existe la
literatura tcnica, lo que est lejos de ser el caso, sino ms bien la
literatura que puede encontrarse tiene una funcin diferente. Segn
Price, est funcin es
hacer las veces de un peridico en asuntos corrientes, para preteciosos y extravagantes, y probablemente. sobre todo, de una carga adecuada para soportar los principales contenidos de anuncios que, junto con
catlogos de productos. son los depsitos fundamentales del actual 10gro de cada tecnologa.
No existen documentos de acceso pblico en el sentido cientfico porque el tecnlogo no est comunicando conocimiento abiertamente,
sino que a menudo est acumulando conocimiento con el fin de ob-
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menos ya podemos decir con plena confianza que el modelo tradicional de ciencia como generadora del conocimiento, y la tecnologa como el medio para su aplicacin, ya no nos ayuda a entender
la posicin actual; la tecnologa no est simplemente basada en la
ciencia.
Para entender cmo se relacionan ambas, tenemos ahora que examinar adems el papel de la ciencia en las industrias tecnolgicas
modernas.
133
investigacin
bsica pura
FIGURA 8
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ca del Renacimiento, en la filosofa de orientacin prctica de Francis Bacon y en los mtodos experimentales de Galileo. Slo entonces, con el inicio de una nueva era de exploracin, fue cuando los
marinos se volvieron hacia los filsofos naturalistas en busca de una
gua para la determinacin exacta de parmetros esenciales como
latitud y longitud. Para 1600, una publicacin, De Magnete de William Gilbert, quien es famoso especialmente por su trabajo sobre
las propiedades bsicas del magnetismo, tambin incluy secciones
sustanciales sobre el uso de los magnetos en instrumentos nuticos
y sobre las dificultades prcticas en la minera y el trabajo del hierro. La inquietud principal de Bacon radicaba particularmente en
la aplicacin de la ciencia experimental en artes y oficios "industriales" como stos, y fue en gran parte sobre la base de su filosofa
que la Royal Society of London, con sus conscientes actitudes utilitarias, fue fundada en 1660.
Hacia finales del siglo XVII, la acuciante necesidad prctica de sustituir el carbn por la rpida merma en el suministro de madera vio
el surgimiento de "El amigo del minero" de Thomas Savary, el primer motor prctico de vapor que se aplicara al problema del drenaje. Durante las dos generaciones siguientes, por medio de la introduccin de pretenciosos diseos, algunos de ellos basados en
termodinmica bsica, ese primer monstruo enormemente ineficien-'
te y goteante fue transformado en el caballo de batalla universal en
las fbricas nacientes de las naciones. La aparicin de la fuerza de
vapor fue entonces una consecuencia de las continuamente cambiantes relaciones entre la tecnologa y la ciencia, y desempe quizs
el mayor papel en lo que Eric Hobsbawm llam "la transformacin
ms fundamental de la vida humana en la historia del mundo registrada en documentos escritos". Fue un levantamiento social de la
ms extrema complejidad, y somos afortunados de que nuestro objetivo no sea otro que un brevsimo bosquejo de su influencia fundamental en el laboratorio de investigacin-y-desarrollo industrial
moderno.
Las principales innovaciones tecnolgicas de los inicios de la Revolucin industrial (aproximadamente hacia 1760) fueron proporcionadas por artesanos iletrados, constructores de canales, construc
tores de molinos, fabricantes de hierro y herreros, que laboraban
en el campo. El autntico carcter revolucionario de sus inventos
y mejoras radica en el hecho de que por primera vez fueron ideados
no para los pocos privilegiados, sino para el uso diario de la gente
comn (e igualmente, claro est, para hacer negocio), En un tiempo
notablemente corto lograron la sustitucin del trabajo animal y humano por artefac;tos mecnicos impulsados primero por agua y despus por vapor. (El nfasis en esta tendencia no intenta en ninguna
forma oscurecer las terribles condiciones que inmediatamente re-
137
sultaron de la nueva dominacin del pueblo por el ritmo de las mquinas.) La rpida aceleracin de la produccin industrial, una de
las principales caractersticas del periodo, fue principalmente consecuencia de la combinacin de estos adelantos tcnicos simples con
el profundo cambio organizativo que reuni numerosas unidades productivas pequeas -que por incontables generaciones haban estado dispersas en los pueblos rurales- para formar las grandes fbricas urbanas. Este sistema requiri de una divisin del trabajo
claramente estructurada, con mayor disciplina, regularidad y rutina; ello difundi "actitudes racionales" y "mtodos cientficos" por
toda la industria y ms all de ella.
El proceso de industrializacin ocurri primeramente en Gran Bretaa, y el sector clave en un principio fue, sin duda alguna, el de los
textiles de algodn. En esa poca el algodn en bruto poda exportarse a bajo costo de las nuevas plantaciones norteamericanas; aparecieron mercados extranjeros para los bienes manufacturados que
se ampliaron rpidamente, al igual que los locales; y la reorganizacin de las tcnicas tradicionales junto con los nuevos lineamientos
pronto se mostraron capaces de satisfacer la demanda. En esa forma la principal fuerza conductora tras los cambios econmicos no
era cientfica, sino econmica. La produccin de telas de algodn
aument cinco veces entre 1766 y 1787, un periodo que vio la aparicin de las justamente famosas invenciones, la spinning jenny [mquina de hilar de husos mltiplesl.la water-trame [mquina de hilar
continua movida por agua] y la hybrid mule [telar torcedor] que aceleraron espectacularmente el hilado del algodn, y la lanzadera volante y los telares de potencia que revolucionaron el tejido. Estas
mquinas no deban nada a la ciencia terica, y en este aspecto la
industria textil fue representativa de la temprana revolucin industrial en su totalidad.
Sin embargo, hacia la segunda mitad del siglo XIX, el equilibrio
estaba cambiando. La produccin de tela depende de otros procesos adems de los mecnicos de hilado y tejido, como son los de blanqueado y teido. Fueron estos ltimos los que proporcionaron la
oportunidad para el compromiso sistemtico de los cientficos con
el conocimiento terico especfico. El caso de la industria alemana
de teido sinttico es particularmente instructivo. Aunque el qumico ingls William Perkin produjo (accidentalmente) el primer tinte
artificial resistente a la decoloracin, el malva, derivado del alquitrn de carbn, fueron los alemanes los que se dieron cuenta del potencial econmico del descubrimiento e invadieron el campo en gran
forma. Para 1900 tenan completo control de ste, proporcionando
algo as como el 90% de todos los tintes sintticos en el mundo entero.
Superficialmente este suceso extraordinario fue el resultado de
la maquinaria industrial alemana, magistralmente organizada y mo-
138
tivada econmicamente. En fonna ms fundamental, reflej su detenninacin de vencer un arranque tardo en la industrializacin aplicando directamente lo que ya era su preeminente experiencia
cientfica. Su capacidad para lograrlo fue a su vez una consecuencia de la atmsfera competitiva y dinmica que se gener en las universidades alemanas durante el siglo XIX (contrastando con el
laissez-faire, el amateurismo y la complacencia de Gran Bretaa), y
especficamente de la alta calidad y cantidad de la enseanza e investigacin en qumica orgnica bajo el liderazgo pionero de Justus
Leibig, quien estaba entregado al ideal de ver aplicada su qum~ca.
El desarrollo de la industria elctrica fue otro ejemplo. Los descubrimientos de los cientficos pioneros, Davy, Faraday y otros, tomaron algn tiempo para encontrar aplicacin, yen un sentido importante la mquina de vapor -ese smbolo de "progreso" del siglo
XIX- form parte de los desarrollos prcticos en electricidad que
aparecieron con el tiempo. La mquina fue rpidamente adaptada
para usarse en locomotoras y, ms tarde, para hacer funcionar generadores elctricos. La invencin del telgrafo elctrico (1837) fue
importante para el sealamiento en los ferrocarriles y pronto se encontr uso para l en las comunicaciones en general. La ltima consecuencia de esto fue quizs la invencin del tubo electrnico por
Toms Alva Edison, que abri paso al contacto "inalmbrico", logrndose por primera vez una comunicacin de este tipo a travs
del Atlntico en 1901.
Las primeras aplicaciones comerciales para la dnamo, un descendiente directo de los experimentos de Faraday, se realizaron en la
galvanizacin y el alumbrado elctricos. Este ltimo fue usado inicialmente en lugares aislados como los faros, en donde un generador poda remplazar las bateras. Sin embargo en 1879, Alva Edison
en Amrica y Joseph Swann en Inglaterra, independientemente, desarrollaron la lmpara de filamento al vaco, a partir de una idea
primitiva proporcionada por Davy. Este nuevo camino cre una demanda del consumidor sin precedentes, aument el trabajo con el
fin de distribuir energa elctrica, especialmente en el General Electricity Research Laboratory (1906) en Estados Unidos, y provoc el
auge en las industrias elctricas que en unas cuantas dcadas dieron satisfaccin a mltiples y hasta entonces no soadas aplicaciones.
Al nacer el nuevo siglo los ejemplos de industrias elctricas y qumicas ya no eran algo excepcional; se aprenda cada vez ms la leccin de la iniciativa alemana. En el futuro la ciencia podra ser la
compaera inseparable de la tecnologa en la industria, y cualquiera que fuera incapaz de hacer un adecuado uso tctico y estratgico
de esta nueva situacin tendra que pagar un alto precio en el cada
vez ms competitivo mundo comercial.
139
140
rece que su ventaja de dos aos sobre los britnicos, que pudo haber sido decisiva en el avance de la guerra, se perdi por un apoyo
tecnolgico inadecuado.
La tecnologa de la industria de la aviacin y sus relaciones con
la ciencia de la aerodinmica es en muchas formas un paralelo moderno con la historia de la mquina de vapor y la termodinmica
en el siglo XIX. Los orgenes empricos de la aviacin promovieron
en un principio estudios tericos de fenmenos como la turbulencia del aire, la resistencia y la aerodinmica. Una vez que todos estos principios fsicos fueron confirmados, se aplicaron rpidamente para perfeccionar el producto terminado.
Nadie discute que los orgenes de la industria de la energa nuclear estn profundamente arraigados en las teoras primordiales
sobre la naturaleza de la materia y la energa. Habiendo dicho esto,
tiene poca importancia que tomemos como "el principio" las implicaciones del "nmero" atmico que aparecen en la tabla peridica
de los elementos de Mendeleev (1869); el descubrimiento del electrn en 1879 por J.J. Thomson, que demostr que el tomo no es indivisible; o el descubrimiento del neutrn en 1932 por James Chadwick, que forz la conclusin de que lo mismo poda considerarse
para el ncleo del tomo. Ciertamente el neutrn tena una importancia especial e inmediata, ya que se trataba de una "partcula"
sin carga elctrica y que por lo tanto podra ser usada para "bombardear" el ncleo de otros tomos sin sufrir las alteraciones producidas por la atraccin o la repulsin. En manos del fsico italiano
Enrico Fermi -que para ese entonces haba huido de Mussolini para
establecerse en Chicago-, el neutrn se convirti en un instrumento poderoso con el que el sueo de los alquimistas sobre la transmutacin de los elementos poda al fin realizarse. Bombardeando
el ms pesado de los elementos "naturales", el uranio, Fermi produjo un elemento hecho por el hombre, el plutonio. Al hacerlo logr, segn se lee en la placa conmemorativa, "la primera reaccin
en cadena autnoma y, por lo tanto, inici la liberacin controlada
de energa nuclear" (1942). La pila de uranio-grafito de Fermi iba a
ser el modelo sobre el que se basaran los primeros reactores nucleares comerciales. La primera estacin britnica de energa en Calder Hall empez a generar electricidad en 1956 (aunque debe decirse que su propsito original en esa poca era la produccin de
plutonio para armas nucleares). El principio bsico de un reactor
trmico como ste es la fisin, o rompimiento, de los tomos del istopo uranio 235. Cuando esto sucede se libera una enorme cantidad
de energa, junto con ciertos "productos de fisin", entre los que se
cuentan los neutrones. Estos neutrones pueden, bajo condiciones cuidadosamente controladas, causar la fisin de otros tomos de uranio 235 y as iniciar "una reaccin en cadena" por medio de la cual
141
142
CUADRO 2
DIMENSIONES DE SATISFACCIN EN EL TRABAJO: INDICES COMPARATIVOS PARA CIENTIFICOS y TECNLOGOS
EN INVESTIGACIN INDUSTRIAL Y EN UNIVERSIDADES
Cientficos
Universidad Industria
A
e
D
F
G
H
1
K
L
Salario
Cantidad y calidad del personal asistente
Cantidad de tiempo libre para investigacin privada
Oportunidades para obtener experiencia en administracin
Prestigio de este departamento en el mundo cientfico-tecnolgico
Perspectivas de promocin en una escala de carrera
de investigacin
Extensin hasta donde se utilizan plenamente mi aptitud y mi experiencia
Oportunidades para proseguir una investigacin bsica en mi campo
Libertad para escoger mis propios proyectos de investigacin
Grado de libertad que tengo para manejar mi propio
trabajo
Oportunidad para asistir a reuniones-conferencias
cientficas o tcnicas
Oportunidad para trabajar con tecnlogos o cientificos de alta reputacin
Nmero de entrevistados
FUENTE;
SS
(31)
79
(47)
90 . (74)
77
78
38
(SO)
(38)
(49)
tT1
....
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Tecnlogos
Universidad Industria
81
65
73
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(40)
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63
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(52)
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(65)
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67
(37)
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(44)
70
(38)
91
(54)
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(49)
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(85)
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(56)
96
(93)
91
(63)
88
(93)
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(79)
72
(60)
65
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70
(45)
60
(67)
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50
(61)
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50
118
40
Modificado de N.D. Ellis, "The Occupation of Science", en Technology and Society, nm. S, 1969, p. 40.
75
Cl
-'>-
\.H
144
145
nes contendientes. Para algunos eruditos "tradicionales", la evaluacin de paradigmas competitivos en trminos diferentes a las nociones abstractas de deducciones lgicas no poda en ninguna forma
haber producido el coherente, ampliamente aceptado y relativamente
perdurable cuerpo de conocimientos llamado ciencia. Para los estudiosos ms "progresistas", la motivacin para los cientficos provistos de fines, objetivos e interes particulares -as como de consideraciones racionales- produjo una relacin inmensamente ms
plausible de acontecimientos histricos.
De acuerdo con este nuevo enfoque, los paradigmas no son considerados por los cientficos simplemente como montajes de teoras
abstractas, sino ms bien como recursos o instrumentos (a veces se
habla del nuevo modelo como "instrumental") que pueden realmente
usarse para hacer cosas. Lo que se haga depende de cmo consideren los cientficos a los cuerpos particulares de conocimiento, ya que
sus actitudes, se argumenta, deben seguramente estar afectadas por
los intereses sociales de su grupo, como la necesidad de resolver unos
enigmas en vez de otros, el inters en la imagen profesional del grupo, o la disponibilidad que ste tenga para sus logros.
Aun el mismo Shapin afirma que "el camino a seguir [...] hacia una
sociologa del conocimiento cientfico totalmente desarrollada no
es reconocido generalmente", y est fuera de los lmites de este libro intentar identificarlo. Sin embargo, unos pocos ejemplos breves de recientes trabajos aclararn la situacin actual mucho mejor que slo generalidades. Un estudio particularmente extenso
aparece en el libro Laboratory lite (1979) de Bruno Latour y Steve
Woolgar, el cual representa un ataque de enfoque "antropolgico"
a los trabajos de un famoso laboratorio de neuroendocrinologa, el
Salk Institute for Biological Studies, en California. Fue hecho con.
el objeto de revelar, como lo indica el subttulo del libro, "la construccin social de hechos cientficos", en la medida en que se concentra en el proceso por el que los cientficos dan sentido a sus observaciones.
El mtodo adoptado fue "anlogo al de un intrpido explorador
de la Costa de Marfil", en donde un no-cientifico perspicaz (Latour)
dirigi entrevistas y, ms particularmente, hizo observaciones detalladas durante un perodo de 21 meses sobre las actividades diarias de los cientficos en el gabinete de laboratorio. En esta forma
se demostr que era posible identificar los medios principales con
los que se pona orden en el desorden inicial, pero significativamente era al mismo tiempo imposible separar los asuntos "tcnicos o
intelectuales" de los intereses sociales ms amplios que mostraba
el equipo de investigadores. En trminos simples, se considera que
una investigacin como sta le quita a la ciencia todo vestigio de la
146
Innovacin tecnolgica
La encuesta emprica de Ellis que hemos discutido mostr que muchos cientficos explicaron su posicin marginal en la industria -es
decir, como aquellos a quienes se les puede tener confianza en asuntos tcnicos, pero no en las intrincadas sutilezas de la poltica co
mercial- en relacin con una tradicin educativa britnica que sistemticamente ha subestimado los atractivos positivos de las
carreras tecnolgicas.
Se ha argumentado que otro fruto de este sistema educativo es
147
la divisin relativamente aguda que hace la mayoria de la gente entre las comunidades cientificas y las tecnolgico-comerciales. Se dice
que esta aparicin sirve de base para la muy lamentable ausencia
de lazos estrechos entre la ciencia pura y la aplicada. La importancia de este problema est en su relacin con la pregunta acerca de
cmo surgen realmente las innovaciones industriales o productoras
de bienestar. Logran los descubrimientos hechos durante las investigaciones fundamentalmente "guiadas por la curiosidad" llegar inesperadamente a aplicaciones tiles? O bien es necesario algn "fin"
especificado que d a la investigacin bsica la direccin requerida
para alcanzarlo? Estos dos enfoques son a veces conveniente y respectivamente etiquetados como los modelos de innovacin tecnolgica "empuje-hacia-el-descubrimiento" y "tirn-de-Ia-necesidad"; o
bien cualquier conocimiento acumulado se abre paso hacia su aplicacin, o la demanda percibida tira hacia la investigacin apropiada. En el libro Wealth from knowledge (1972) de J. Langrish y otros,
estas dos posiciones extremas son primero citadas y luego subdivididas, en ningn sentido como esquemas definitivos, sino ms bien
como base para demostrar que en la prctica "muy pocas [innovaciones] entran en cualquiera de los dos modelos mencionados". Una
declaracin csica de los modelos del empuje-hacia-el-descubrimiento -al parecer con el objeto de justificar la investigacin pura- es
la que hizo P.M.S. Blackett cuando era presidente de la Royal Society: "En forma esquemtica simplificada, la innovacin tecnolgica de xito puede describirse como aquella constituida por una
secuencia de pasos relacionados uno con otro: ciencia pura, ciencia
aplicada, invento, desarrollo, construccin de prototipos, produccin, estudio de mercado, ventas y ganancias." La opinin opuesta
es expresada por J.H. Hollomon del U.S. Department of Commerce:
"La secuencia -necesidad percibida, invento, innovacin (limitada
por factores polticos, sociales o econmicos) y difusin o adaptacin (determinada por el carcter organizativo y por el incentivo de
la industria)- es una de las que encontr8mos ms frecuentemente
en la economa civil regular." La habilidad critica de Langrish y sus
colegas es importante porque destaca que estos esquemas alternativos son, necesariamente, flagrantes sobresimplificaciones de lo que
realmente ocurre. Identificarse estrechamente con cualquiera de
ellos seria caer en la trampa de confundir el modelo con la realidad, y pocos observadores creen actualmente que semejantes esquemas lineales puedan servir para algo ms que guas muy simplificadas. Cuando se les analiza cautamente en esta forma, algunas de las
investigaciones han sugerido de hecho que el tirn-de-la-necesidad
es dos o tres veces tan efectivo como el empuje-hacia-el-descubrimiento, aunque se reconoce que los cambios tecnolgicos ms amplios tienden a ser del ltimo tipo.
148
La mayorla de los estudios que se han hecho hasta la fecha muestran que la8 condiciones que promueven la innovacin tecnolgica
se extienden en forma mucho ms amplia que los virtuosismos cientificos o tcnicos. Al menos debe prestarse la misma atencin a los
factores externos que a los del laboratorio mismo. Por ejemplo, el
reporte titulado Technological innovatan in Britain, publicado en
1968 por el.Central Advisory Council for Science and Technology,
encontr cinco factores de importancia extraordinaria: la liga directa
de las actividades de iRvestigacin y desarrollo con otras funciones
de la empresa; la planeacin de programas de innovacin sobre la
base de investigacin de mercados; la presencia de una directiva
orientada comercialmente as! como tcnicamente eficiente; el logro
de intervalos de tiempo cortos entre la iniciacin de una investigacin y el mercadeo del nuevo producto, y finalmente, una relacin
realista entre los costos de lanzamiento del producto, su capacidad
de produccin y el tamao del mercado. En una palabra, el nfasis
est dado a la orientacin comercial del proceso de investigacin
y desarrollo como un todo, lo que parece ser una clara defensa para
el tirn-de-la-necesidad. (Esta conclusin fue la ms asombrosa por
el hecho de que el reporte mencionaba que la investigacin bsica
era "la fuente de todo conocimiento".)
Una de las recomendaciones generales de la publicacin del Advisory Council fue que algunos cientficos y tecnlogos deban desplegarse en etapas de innovaein distintas a las de investigacin primaria y desarrollo, por ejemple en produccin y estudio de mercado.
El socilogo Joseph Ben-David.dice, para dar mayor apoyo a las ventajas del tirn-de-Ia-necesidad, que la "relacin de los problemas econmicos y tecnolgicos con la investigacin fundamental es ms predecible que la que hay entre la investigacin fundamental y una
innovacin tecnolgica econmicamente til". Por consiguiente, "la
forma ptima para incrementar los usos de la ciencia no es [... ] seleccionar proyectos segn su supuesta promesa de aplicabilidad, sino
incrementar la motivacin y las oportunidades para encontrarle uso
a la ciencia, y descubrir problemas prcticos que puedan estimular
la investigacin". Esto podr lograrse mejor mediante una muy difundida y vigorosa interaccin entre las ideas y los problemas del
laboratorio y el mundo de la administracin, una interaccin a la
que Ben-David ve como una funcin de empresarios que puedan explotar los adelantos tericos de los cientficos y someterlos a la atencin de los tecnlogos y los directores, quienes reconocern en ellos
su potencial prctica. Esto es reconocer nuevamente la influencia
estimulante de una diversidad de papeles y en este sentido no hay
diferencia entre una efectiva poltica de la ciencia utilitaria y una
polltica para la ciencia pura como la expuesta por Mulkay.
149
En la seccin previa sobre tecnologa y sociologa de la ciencia ubicamos a las industrias de la aviacin y del poderlo nuclear como representativas de la interdependencia contempornea entre ciencia
y tecnologa. Pero cualquier empresa masiva como stas tiene necesariamente implicaciones que se extienden ms all del campo de
la teora y de la tcnica, y es justamente en relaciQD c:on esto que
hemos llegado a hablar de los "imperativos de la tecnologa" en la
sociedad moderna. El creador de esta expresin fue el economista
estadunidense J.K. Galbraith. En su obra germinal, Th~ new industrial state (1966), Galbraith argumenta que son las demandas de la
tecnaloga las que, ms que ningn otro factor, determinan los mayores movimientos en la economa, la ciencia y en la sociedad en general. En los pases capitalistas, slo las grandes corporaciones de
negocios tienen capacidad financiera suficiente para sostener la esencial, pero riesgos a, investigacin tecnolgica y los programas de desarrollo, que son los nicos que pueden promover el cambio. El mensaje general de Galbraith ha sido adoptado ampliamente. Christopher
Freeman, por ejemplo, asegura que
para cualquier tcnica dada de produccin, transporte o distribucin,
hay limitan tes de largo plazo en el crecimiento de la productividad, que
estn determinadas tecnolgicamente [... ] Sin ionovaeft tecnolgica,
el progreso econmico cesara en el largo plazo. '1. ea _te sentido se justifica que la consideremos como primaria.
.
El mismo Galbraith ataca lo que considera la anticuada imagen de
la ciencia que todava tienen muchos, una imagen que pudo ser satisfactoria en el siglo XIX; cuando era "producto de los esfuerzos individuales de hotribrsgeniales", pero la cual es totalmente inapropiada para la ciencia moderna, que es "una nueva profesin
altamente organizada, estrechamente ligada con la industria y el gobierno". Sus logros han sido realizados "tomando hombres ordinarios, informndoles estrecha y profundamente y despus, por medio de una organizacin apropiada, faciHtaJKio que su conocimiento
se combine con el de otros hombm . .eciaH~t;io$, pero igualmente ordinarios".
Las relaciones entre ciencia y gobierno destacadas por Galbraith
y otros se han vuelto cada vez ms importantes durante el siglo xx.
La misma base de la moderna economa "mixta" implica una injerencia mayor de los gobiernos en las actividades de investigacin
y desarrollo. Durante los ltimos SO aos ha habi40 Wl aumento de
diez veces en el gasto total del gobierno, el cuahm: muchos pases
.>:..'
150
capitalistas equivale ahora a una cuarta parte del producto nadonal bruto. Aunque las gigantescas corporaciones privadas pueden
realizar investigacin sustancial y actividades de desarrollo por su
cuenta, si desean seguir siendo fuertes comercialmente a largo plazo deben estar tambin en posicin de ejercer un control considerable sobre sus mercados (por medio de publicidad, investigacin de
mercado, etc.). En donde esto es imposible, o en donde los productos a desarrollar slo tienen una salida de mercado (usualmente el
gobierno), no hay alternativas para disponer de fondos pblicos y
sostener la investigacin necesaria. f:sta es la razn por la que el
diseo y la fabricacin de tems de aplicacin militar o para otras
aplicaciones estratgicas es tan ampliamente sostenida por las finanzas gubernamentales, aun cuando el trabajo en s es a menudo
llevado a cabo en los laboratorios y talleres de la industria privada.
As, en Estados Unidos, pais que desde la segunda guerra mundial
ha soportado la mayor parte de los gastos militares de Occidente,
ms de la mitad de los gastos del gobierno durante los aos sesenta
se hicieron para proyectos blicos. Esto fue unas cinco veces mayor
que el gasto hecho durante los aos treinta. Durante los aos setenta, en el despertar de la "victoria" norteamericana en la carrera hacia la luna, la cantidad baj nuevamente, pero contina siendo enorme en trminos absolutos y en los aos ochenta da seales de elevarse
nuevamente como resultado de la poltica del gobierno de Reagan.
El complejo militar-industrial
La inevitabilidad de las relaciones del gobierno con la investigacin
cientifica y tecnolgica en lo que se refiere a defensa nacional condujo, durante los ltimos aos sesenta, al surgimiento de un fenmeno conocido como complejo militar-industrial. el cual ha sido estudiado con mayor extensin en Estados Unidos, aunque no por ello
debe dejar de creerse que arreglos similares estn operando en todas partes (incluyendo a China y a la Unin Sovitica). Las estrechas
relaciones entre lo ms avanzado en experiencia tecnolgica y los
requerimientos militares, han sido siempre un rasgo de una nacin
que se prepara para la guerra. Como lo seala Freeman, en el mundo moderno "la escala y complejidad de [...] la tecnologa ha sido llevada a limites extremos en la investigacin, diseo y desarrollo de
la aviacin militar, los misiles y las armas nucleares". Es su enorme tamao y su podero econmico lo que desata un inters especial. ya que a pesar de reconocer que, en principio, cualquier empresa equivalente en magnitud y en sofisticacin tecnolgica podra
ser suficiente como sustituto para un alto gasto relacionado con lo
militar con objeto de mantener la salud de la economa capitalista,
151
152
cia inevitable de la rivalidad internacional entre las grandes potencias, o slo otro ejemplo de los "imperativos de la tecnologa", que
determinan los desarrollos militares en vez de responder a ellos.
Cualquiera que sea la verdad, hay poco motivo de tranquilidad y mucho de inquietud.
Costos y beneficios
En esta seccin nuestro inters se dirige hacia los ms simples rasgos de la evaluacin de la ciencia y la tecnologa en trminos econmicos. (J!ste es un tema muy extenso y los lectores que tengan especial inters en l debern consultar la bibliografa de este captulo.)
Las nociones de costo y beneficio se confinan aqu a su aspecto econmico exclusivamente.
Desde la s~nda guerra mundial, los gastos de investigacin y
desarrollo en los pases industriales han crecido varias veces ms
rpidamente que los respectivos productos nacionales brutos. En
Occidente, la nacin lider a este respecto ha sido siempre Estados
Unidos, en donde en aos recientes, entre el 2 Y el 3% del producto
interno bruto se ha gastado en esa forma. Entre los pases europeos
occidentales, y en Japn, el porcentaje es algo menor (cuadro 3).
Cuando estas cifras se traducen a "objetivos polticos", se obtiene
una idea aproximada de las prioridades nacionales. En el cuadro 4
se puede ver fcilmente que la prioridad principal en los pases occidentales con mayot inclinacin hacia la defensa de posguerra, ha
sido la categora seguridad y prestigio nacionales, que agrupa de
modo evidente gasto militar con inversiones y programas nucleares. Sir. embargo, entre 1960 y 1980, en la mayora de los paises ha
aparecido una declinacin en el gasto cuando es expresado en esta
forma. En Alemania y Japn, con pequeos presupuestos de defensa, el gasto en "otras" categoras (incluyendo el "avance del conocimiento") ha sido excepcionalmente alto. El "milagro econmico",
especialmente en Japn, es razonablemente un reflejo del gasto sustancial dirigido especficamente a la investigacin de orientacin econmica.
Nuevamente entre los paises occidentales (y Japn) hay algunas
diferencias en las proporciones de los gastos totales en investiga
cin y desarrollo que son atribuibles a fondos de los gobiernos y de
las industrias privadas respectivamente, aunque con similitudes an
ms marcadas. El cuadro 5 muestra, en trminos aproximados, qu
sectores -el gobierno, la industria privada u "otros" (instituciones
de educacin superior, fundaciones sin fines de lucro, etc.)- proporcionaron dinero para la investigacin y el desarrollo, y qu sector lo gast. Globalmente se puede ver que, juntos, el gobierno y la
153
1963-1964
1971
1979
2.7
2.3
2.5
2.3
2.4
2.2
Estados Unidos
Gran Bretada
Francia
Alemania
Japa
FUENTE: OECD
1.7
1.8
1.4
2.1
1.3
1.6
1.8
2.3
2.0
CUADRO 4
PORCENTAJE DE APORTACiN GUBERNAMENTAL PARA INVESTIGACiN
Y GASTOS DE DESARROLLO (SIMPLIFICADOS)
Econmicos,
Seguridad de agricultura, Salud y
etc.
bienestar Otros
y prestigio
Estados Unidos
Gran Bretaa
Francia
Alemania
Japft
FUENTE: OECD
1960
1970
1980
1960
1970
1980
1960
1970
1980
1970
1980
89
78
74
80
49
61
69
51
50
35
29
19~O.
13
1910
10 .
3
7
3
11
22
10
8
18
13
9
12
33
23
7
11
19
2
1
6
1
2
14
7
16
3
4
1
4
4
8
28
21
22
29
23
49
43
51
63
. ,{f"
154
ti!
c::
O
O
en
en
("')
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en
O
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("')
;;
CUADRO 5
GASTOS DE INVESTIGACiN Y DESARROLLO POR DIFERENTES ORGANISMOS EN PASES DE LA OCDE COMO PORCENTAJES
DEL TOTAL (SIMPUFlCADOS)
1969
1979
1968
1979
1969
1979
1969
1979
1969
1979
Industria
57
49
51
41
64
56
42
47
28
17
38
46
45
43
30
44
58
50
60
59
OECD
("')
;;:
-<
5
5
4
16
6
Gobierno
17
14
25
21
26
O
O
3
12
24
Statistics, Parls, 1981.
16
17
11
12
Industria
70
68
67
64
58
59
65
65
61
58
-J
ti!
Otros
13
18
8
15
16
19
18
28
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sarrollo en los llamados "sectores econmicamente motivados", generalmente no tienen una correlacin directa con las tasas de crecimiento. Por lo tanto, es claro que ningn modelo lineal simple del tipo
investigacin (invencin)-desarrollo-iqnovacin-produccin-ventamayores ganancias-mayor inversin-mayor PIO
explicar las complejas redes de factores reciprocos que intervienen. La actividad innovadora no es en modo alguno el nico factor
esencial para el crecimiento y la obtencin de ganancias. Se trata
ms bien de cun adecuadamente usa un pas sus adelantos cientficos y tecnolgicos con propsitos comerciales, y esto depender de
juicios cualitativos respecto al mejor equilibrio entre una multitud
de factores operativos de mercado. Tampoco es suficiente considerar nicamente las condiciones nacionales, ya que el mercado competitivo para los productos de alta tecnologa es mundial.
Esta visin internacional es muy compleja, por no decir otra cosa.
Los variados intentos que han hecho los economistas para medir la
contribucin de la ciencia y la tecnologa en el crecimiento econmico han tenido slo un xito limitado, aunque parecen proporcionar una confirmacin general de la casi universal fe en la eficacia
de la actividad de investigacin, mostrando que el crecimiento no
puede ser explicado sin su contribucin. Un problema difcil ha sido
que las grandes variaciones en calidad y cantidad de la investigacin entre las naciones han hecho que pierdan sentido muchas de
las comparaciones llevadas a cabo. As, mientras que el apoyo masivo de los gobiernos norteamericano, britnico y francs a las altas
tecnologas aeroespaciales y de reactores nucleares ha proporcionado poca evidencia de ventajas econmicas resultantes, el mnimo
compromiso del gobierno de un pas pequeo como Holanda, q!le
se especializa enormelMnte en electrnica sofisticada, no se ha reflejado en un estilncamento econmico. Alemania y Japn, con modestos gastos militares despus de la guerra, han gozado de crecimiento econmico rpido y sostenido, mientras que Gran Bretaa,
con el gasto de su disuasivo nuclear "independiente", ha quedado
gradualmente en la retaguardia. Se puede pensar que la relativa debilidad de Gran Bretaa en el siglo xx es en cierto modo una repeticin de su experiencia del siglo XIX cuando, tras un liderazgo industrial temprano, pronto fue rebasada por Alemania y Estados
Unidos, principalmente por su error de no invertir en tecnologa nueva y mejorada. Despus, en tiempos ms recientes, los mercados
"blandos" construidos en el imperio y en el Commonwealth indujeron en la primera nacin industrial una sensacin de seguridad e
invulnerabilidad totalmente injustificada. Algunos economistas especulan en que una experiencia similar le espeJ;a a Estados Unidos.
157
Los antiguos griegos hacan generalmente una distincin entre filosofa natural y filosofa moral. estando la natural dedicada a las cosas y acontecimientos del mundo. y la moral a la conducta y a las
aspiraciones del hombre. El mundo natural poda estudiarse emprica y racionalmente, pero las cuestiones morales eran por comple[158]
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160
La respuesta a preguntas corno las anteriores slo pueden formularse con una visin particular de la ciencia derivada de una filosofa particular. (sta es una de las razones ms importantes por las
que un estudiante moderno de ciencias tiene mucho que ganar con
unos pocos principios esenciales de la filosofa y la sociologa de la
ciencia.) Aquellos individuos que interpretan la ciencia como nada
menos que la "verdad institucionalizada", que ven en ella algo semejante al ideal cartesiano de "pureza" o que aceptan abiertamente las normas morales planteadas en el ethos cientfico de Merton
(vase el captulo anterior) vern sin extraeza en la comunidad de
cientficos algo especial y digno de emulacin. A diferencia de la mayora de las comunidades humanas, la comunidad de cientficos parece ser democrtica, desinteresada, tolerante y, sobre todo, racional. Se la ver con habilidad extraordinaria para alcanzar estabilidad
organizada, sin dejar de conservar la libertad para los individuos
asociados por confianza mutua. Con semejante serie impresionante
de caractersticas, la institucin de la ciencia parecer en forma natural el modelo obvio para la organizacin y para las bases ticas
de toda la sociedad, y hasta para una comunidad mundial utpica.
La alta estima de que ha gozado (al menos hasta hace poco) la ciencia en la sociedad moderna es un reflejo de la muy extendida adhesin implcita a los puntos de vista de este tipo general. Aadir la
palabra "cientfico" a la evidencia personal. es darle al argumento
un peso de tipo especial; asociarlo con alguna accin es sugerir una
respetabilidad especialmente notable. Usar en este sentido imgenes cientficas idealizadas corno fuente de autoridad ha llegado a
conocerse corno "cientismo", y la argumentacin que lo emplea se
describe corno "cientista". La literatura cientista se dedica comnmente a definir la tica corno una funcin de la ciencia. Un buen ejem-
161
plo de ello es el articulo frecuentemente citado, "A scientific approach to ethics" (1957) de Anatol Rapoport, quien enumera lo que
considera como los principios ticos inherentes a la prctica cientfica. Estos principios son:
[...1 la conviccin de que existe una verdad objetiva; de que existen reglas de evidencia para descubrirla; de que, basndose en esta verdad
objetiva, es posible y deseable la unanimidad; y de que la unanimidad
debe alcanzarse por independientes aceptaciones de convicciones -esto
es, por el examen de la evidencia, y no por coercin, argumento personal o invocacin de autoridad.
Para Rapoport estos principios son especiales y proporcionan "una
base peculiarmente adecuada para un sistema ms general" de tica.
El cientismo de Rapoport se funda en una filosofa de tendencia
emprica de la ciencia, basada en la creencia de que la verdad objetiva est, por as decirlo, "ah afuera" esperando ser revelada por
las reglas del mtodo cientfico. Aunque hay muchas variaciones sobre este tema general, la postura ha sido apoyada en forma extensa,
yen poca reciente por cientficos-filsofos como Jacob Bronowski, Michael Polanyi y J acques Monod. (Incidentalmente, la inclusin
de nombres como stos deber disipar cualquier idea de que esta
actitud hacia la ciencia y la sociedad est necesariamente relaciona.da con el aspecto poltico. Aunque la gente con algn inters en
estos asuntos tender naturalmente a hacerse sus propias ideas sobre lo que podra ser una sociedad ideal, Bronowski era polticamente un socialista, y Polanyi polticamente un conservador.) En su libro, Chance and necessity: an essay on the natural philosophy 01
modern biology (1971) que tuvo tanta influencia, Monod rechaza la
afirmacin de que la verdad objetiva ("lo que es") y la teora de los
valores humanos ("10 que debera ser") estn eternamente en oposicin, sobre las bases de que el conocimiento y la tica deben estar
inevitablemente ligados por la accin. Sin embargo, todava desea
mantener una distincin radical, argumentando que "ninguna disertacin o accin debe considerarse significativa, autntica, a menos
que -o en la medida en que- haga explcita y conserve la distincin entre las dos categoras que combina". Al plantear el principio
de objetividad como la condicin para el conocimiento verdadero,
Monod reconoce que ste constituye en s mismo una eleccin tica.
Para establecer la nonna para el conocimiento, el principio de objetividad define un valor: ese valor es el conocimiento objetivo por s mismo.
Consentir con el principio de objetividad es, por lo tanto, plantear la
proposicin bsica de un sistema tico: la tica del conocimiento [... ] La
tica del conocimiento no se impone por s misma al hombre; por lo con-
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sin de que era necesario conceder prioridades, tales como la direccin del esfuerzo de investigacin, ya que los fondos tenan que colocarse de preferencia en los intereses nacionales fundamentales.
La aceptacin forzada de los cientficos de esta nueva situacin durante la guerra continu durante la paz subsecuente, en fonna tal
que la pertinencia del caso Polanyi se restringi al sector cada vez
ms reducido de la ciencia "pura", y como algo diferente de la ciencia como un todo. En consecuencia, la cuestin referente a la pi aneacin de la ciencia se replante. Ya no se dudaba de que la ciencia debla planearse; ms bien era asunto de decidir sobre qu bases
iba a planearse.
Probablemente la base ms influyente para la poltica cientfica
ha sido la que sugiri en 1963 el distinguido fsico norteamericano
Alvin Weinberg, en ese entonces director del Oak Ridge National Laboratory en Tennessee. Weinberg se dedic explcitamente al problema de cmo podrian establecerse prioridades para la consolidacin de proyectos cientficos. Especific dos tipos de criterios, los
pertenecientes a un campo dado de la ciencia, y los externos al mismo. Se intenta que los primeros den respuesta a dos preguntas: primera, est el campo listo para su explotacin? y, segunda, son los
cientficos en este campo realmente competentes? Estas preguntas
pueden ser respondidas, dice Weinberg, nicamente por los mismos
cientficos, asi que sern remitidas a grupos de expertos apropiados quienes juzgarn la calidad de las actividades de investigacin
y del personal.
El elemento controvertible en el anlisis de Weinberg se refiere
a los criterios externos. Al argumentar que "no es defendible basar
nuestros juicios por completo en los criterios internos", claramente est abogando por la subordinacin de los fines puramente cientificos a los fines sociales. Este esquema tan baconiano o tan utilitario ha operado, de hecho, ampliamente en la mayora de los pases
del mundo, y la importancia del documento de Weinberg est en que
trat los asuntos abiertamente. Identific tres criterios externos: el
mrito tecnolgico, el mrito social y el mrito cientfico. El primero es relativamente directo, ya que una vez que algn fin tecnolgico es considerado valioso, estamos obligados a financiar la investigacin cientfica necesaria para lograrlo. Un ejemplo de actualidad
podra ser la tecnologia mdica de trasplante de rganos. Si la sociedad ha decidido que es deseable, entonces no hay otra eleccin
que la de apoyar la investigacin bsica necesaria en inmunologa,
que es la nica que puede vencer el problema del rechazo de tejidos. El argumento no pretende aqu implicar que la pertinencia tecnolgica de la investigacin bsica es siempre aparente o que la investigacin fundamental, que probablemente resuelva problemas
tecnolgicos, surgir pot fuerza como resultado de su reconocimien-
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to, sino simplemente que se puede esperar que las soluciones de problemas asociados con la tecnologa deseada surjan ms fcilmente
de trabajos adaptados especialmente para ellos, en vez de que surjan de manera fortuita, es decir de trabajos con los que no tienen
relacin alguna.
Claro est que aqu la palabra "deseada" indica el inevitable embrollo de los criterios tecnolgicos y sociales. Weinberg reconoce
el grave problema que surge de cualquier intento por juzgar la pertinencia del trabajo cientfico y tecnolgico para el bienestar y los
valores humanos, ya que quin va a definir los valores de la sociedad? Quiz prudentemente, sin embargo, ofrece poca gua sobre
cmo resolver el dilema. Aun al tratar con valores "bastante controvertidos" -como "defensa adecuada, o ms comida, o menos enfermedades"-, est consciente de que no es en ningn modo fcil
prever si algn programa determinado de investigacin realmente
lograr ir ms all de sus fines. Hay dos puntos que quiz vale la
pena hacer notar. El primero es que en el contexto de una empresa
tan internacionalmente caracterstica como la ciencia, debe seguramente esperarse que conceptos como defensa, alimentacin y enfermedad pueden ser discutidos en trminos globales; dentro de una
tica utilitaria, no hacerlo as sera dar por admitidos los problemas humanos verdaderamente importantes. El segundo punto es que,
aun dentro de los limites ms estrechos de la poli tic a nacilmal de
la ciencia, un valor como "menos enfermedad" es tambin demasiado complejo. El caso de los trasplantes de corazn, por ejemplo,
provoca muchas y delicadas controversias. Tienen las vidas que se
salvan con tan drsticas medidas un valor equivalente a las vidas
de los recin nacidos que se pierden porque existen equipos de resucitacin inadecuados, aunque stos sean relativamente simples?
Al mejorar las tasas de xito, ser probable que la tcnica (atractiva) de trasplante sea financiada a expensas de las medidas (mundanas) para alterar los modos de vida o el medio ambiente? y se
est convirtiendo la sofisticada tecnologa de trasplante en un fin
en s misma que puede llevar hacia trasplantes cada vez ms extraos?
El criterio de Weinberg sobre el mrito social implica claramente juicios de valor del tipo ms difcil y, al mismo tiempo, ajenos
a la ciencia. En relacin con su criterio final, el del mrito cientfico, es importante subrayar que se incluyen consideraciones no fuera de la ciencia misma, sino slo fuera del campo en cuestin. Si
se le juzga nicamente dentro de su propio campo, es probable que
una ciencia, nos dice Weinberg, se vuelva ba"oca, esto es, trivial
y nicamente autQsatisfactoria. Cualquier campo de la ciencia est,
en realidad, empotrado en muchos campos relacionados, y la sugerencia es que la vitalidad de un campo puede medirse por su com-
168
promiso con estos otros como parte integral de una ciencia universal y total. "Ese campo posee el mayor mrito cientfico que
contribuye con mayor fuerza e ilumina con mayor intensidad a las
disciplinas cientficas vecinas." Este criterio es original y, junt con
los otros, particularmente interesante para ser aplicado a ejemplos
especficos. Parece tambin tener apoyo independiente en la evidencia sociolgica, que muestra que la innovacin es promovida por la
"fertilizacin cruzada" (vase el capitulo 6).
El mismo Weinberg valora varios campos cientficos y tcnicos
sobre la base de sus propios criterios; llega a la conclusin de que
la_biologa molecular debe ser apoyada con la mxima generosidad
ya que, dice, sobresale en todos sus criterios, especialmente en su
impacto sobre las ciencias afines (citologa, gentica, microbiologa)
y en su apoyo bsico para la medicina. En contraste, a la fsica de
alta energa -actualmente la rama ms prestigiada- le otorga una
calificacin muy pobre en todos los criterios externos, identificando su enorme gasto como su taln de Aquiles -al hacerlo implica
que una categora ms baja tiene menos importancia si sus gastos
son tambin bajos. Sobre la cuestin de las ciencias sociales, Weinberg concluye que hay fuertes razones para apoyarlas a causa de
su buen mrito cientfico (todas estn interre"lacionadas) y de su obvia pertinencia para los asuntos humanos. Aunque pueden carecer
de un sentido de direccin claro, las ciencias sociales tienen la gran
ventaja de costar poco.
En el mundo de todos los das, las relaciones ticas de ciencia y saciedad no son ni aproximadamente tan ntidas como desearan las
teoras rivales e idealizadas. El sueo "cientista" (y quizs utpico)
de una sociedad inspirada en la ms pura tica de la ciencia parece
estar an ms lejos de realizarse, mientras que la regulacin de la
ciencia exclusivamente con fines sociales no ha avanzado lo suficiente
para los radicales. De hecho una relacin cambiante e incmoda prevalece en la actualidad, aunque una orientacin pragmtica, sin ningn ideal objetivo absoluto, parece dominar cada vez ms. Para los
observadores bien informados, el ethos de la ciencia pura describe
ahora el imperativo moral de una muy dbil y poco representativa
parte de la empresa cientfica. La gran ciencia con una misin orientada -hecha por partes y solucionadora de problemas- es lo que
realmente importa.
El fracaso para traducir las imgenes del cientismo dentro de la
realidad social parece resultar de la inaplicabilidad de la tica de
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la ciencia pura al mundo humano que tiene enfrente. De una manera general, los ideales ticos de la ciencia son objetivos, impersonales e internacionales, mientras que los de la sociedad humana son
subjetivos, interpersonales y nacionales. Una decisin para definir
al primer grupo como el ms fundamental es en s misma un asunto
de juicio moral, y siempre ha existido el temor de que una sociedad
"cientfica" basada en estas normas podria no dejar lugar para valores humanos tan viejos como el honor, la dignidad o el simple comportamiento de confianza entre individuos (sin importar cun altos
los considere la comunidad cientfica misma). An ms, en su incansable bsqueda de organizacin, eficiencia y podero, podra infravalorar las profundas relaciones emocionales imposibles de cuantificar. As que a pesar del extendido respeto por la ciencia, hay
tambin considerable sospecha: un sentimiento de que la ciencia puede lograr milagros con los fenmenos naturales, pero a la que no
se le puede permitir extenderse demasiado respecto a los asuntos
sensibles de los individuos y de la sociedad.
No precisamos especular ms profundamente en las posibles razones para esta sospecha, ni tampoco en la aparente incompatibilidad entre la tica cientfica y la tica social. Baste decir que se ha
logrado, de hecho, una proporcin aceptable de control sobre la ciencia, de manera que la cuestin ms urgente ya no es la deseabilidad
de que la ciencia sirva a la sociedad, o la sociedad a la ciencia, sino
la cuestin de las necesidades humanas para las que la ciencia debe
ajustarse y satisfacer. Aqu, sin embargo, encontramos algunos de
los asuntos ms delicados y emotivos de todos, ya que nunca es posible lograr un consenso sobre lo que son realmente las necesidades
humanas. Durante la pasada generacin el mundo fue espectacularmente transformado por el impacto de la ciencia y la tecnologa, sin
embargo, es en extremo dudoso si esta transformacin ha ocurrido
por el mandato del "deseo" humano. Por lo contrario, se sostiene
generalmente que la revolucin informacin-comunicacin, creada
por los ingenieros en electrnica y computacin, ocurri y sigue adelanteporque era y es "inevitable". Segn este punto de vista, la ciencia no est realmente controlada por los deseos de la humanidad
en ninguna forma. Ya no est construida como un instrumento baconiano para satisfacer necesidades humanas especficas, sino que
est gobernada por algo semejante a los "imperativos de la tecnologa" de Galbraith (captulo 6). El mensaje esencial moderno se ha
vuelto: "Lo que puede hacerse, se har", aunque esto signifique el
trasplante de cabezas humanas (que, se dice, est cerca de la viabilidad tcnica), la "clonacin" de una raza de superhombres (todava
muy lejana) o la destruccin de toda manifestacin de vida en la tierra (posible o probable, segn el juicio de cada quien). La tendencia
a imputar una fuerza de inevitabilidad al "progreso", que resulta
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expensas -digamos- de un sentimiento de hermandad y comunidad, evidentemente es una sociedad que no sirve como debiera al
bienestar del hombre_
Cuando se hace internacional el concepto de sociedad humana y
cuando se comprende que cerca de las dos terceras partes de sus
miembros individuales sufren desnutricin o infranutricin, que demasiados mueren de enfermedades desde hace mucho erradicables
por la medicina, cualquier idea del universalismo en la ciencia o en
la sociedad se revela muy pobre en su realizacin prctica. An ms,
cuando se sabe que solamente en Estados Unidos se gasta en alcohol y tabaco dos mil veces la suma que la Organizacin Mundial de
la Salud estima necesaria (aunque no suficiente) para tomar medidas efectivas contra las enfermedades mayores del Tercer Mundo,
puede seguir pareciendo poco razonable la sugerencia de que la
ciencia debiera dar prioridad a esos problemas de la sociedad contempornea, los cuales puede resolver de inmediato? No lo pareceria si la ciencia y la sociedad pudieran hacerse coincidir hasta el punto en que los problemas y prioridades de una fueran parte de los
problemas y prioridades de la otra.
Lo que muchos pueden considerar como una base ideal para las
relaciones ticas entre los mdicos practicantes y sus pacientes y,
por implicacin, entre ciencia y sociedad, ha sido perfilado por el
filsofo William May. Tras comparar sistemas basados en formas
ms familiares, como convenio o filantropa, May acepta el pacto
"como el modelo ms inclusivo y satisfactorio para enmarcar cuestiones de obligacin profesional". Brevemente, la tica del convenio se basa en la aceptacin de bonos de confianza y deuda mutuas.
Para que operen con xito, tanto la ciencia como la sociedad deben
por lo tanto reconocer que cada una ha recibido beneficios de la otra,
ms obviamente en forma de apoyo financiero y de innovaciones tecnolgicas respectivamente. Como agradecimiento por estos beneficios, cada una debe tambin aceptar la obligacin de dar, no segn
un rgido contrato en el que el intercambio recproco se conviene
por adelantado, sino sin calcular lo que se va a devolver y de acuerdo con un cdigo de conducta desinteresado, similar al que opera
dentro del ethos mertoniano de la ciencia pura. Cada parte del convenio podra dar lo mejor de lo que produce, ganando en esta forma estimacin y satisfaccin para s mismo y -proveyendo para las
necesidades particulares del otro. Existe claramente un elemento "cientista" -para no decir utpico- en el sistema de May, aunque sin la idea esencial de obligacin y confianza es mucho ms difcil concebir una base verdaderamente humana para una sociedad
basada en la ciencia.
172
LA "NEUTRALIDAD" DE LA CIENCIA
173
varse la actividad para resolver problemas, as como el tipo de respuestas que pueden ofrecerse- son ahora generalmente reconocidos como dictados por los paradigmas que actualmente prevalecen.
Pero las relaciones sugeridas por un paradigma estn ellas mismas
comnmente influidas por factores sociales y polticos, de manera
que los problemas seleccionados para investigacin por un cientfico, por una compaa comercial, o por una institucin gubernamental, reflejarn juicios de valor sobre lo que es importante hacer. Aun
la creencia de que la bsqueda de cualquier conocimiento es por s
valedera, requiere un acto de juicio; y ciertamente la decisin de que
es mejor no proseguir algunos tipos de conocimiento (por ejemplo
los relacionados con la investigacin sobre recombinaciones del
DNA) est profundamente impregnada de valoraciones personales.
Desde hace mucho se reconoce que el conocimiento cientfico, con
todo lo "puro" que pueda ser en el momento de su descubrimiento,
puede convertirse, en manos de otro, en un arma del mal. Puede
responsabilizarse a la ciencia, o a los cientficos, por el abuso del
descubrimiento cientfico? Fue Einstein, por ejemplo, responsable
en algn grado de la bomba atmica que fue la realizacin prctica
de sus observaciones puramente tericas, como la interconvertibilidad de la materia y la energa?
El caso del gas cs es un ejemplo ms reciente y quiz de mayor
controversia. Su desarrollo hasta convertirlo en un agente de hostigaci6n, fcilmente obtenible, para controlar multitudes y para usos
blicos, puede rastrearse en retrospectiva hasta un aparentemente
inocuo trabajo de investigacin -publicado en el Journal 01 the American Chemical Society (1928) y titulado "The Reactions of Alpha,
Beta-Unsaturated Dinitriles"-, realizado por B.B. Corson y R.W.
Stoughton. En cierta informacin de este documento fue "detectada" una potencial aplicacin prctica. Despus de esto, el trabajo
que se precis para producir un gas incapacitante para dispersar
multitudes, y finalmente para sacar a los vietnamitas de las cuevas
y tneles, fue elaborado por la Britain's Chemical Defence Experimental Establishment. Segn Steven y Hilary Rose, quienes describen todo el incidente, el dedo de la sospecha debe apuntar con firmeza a
la directiva de la War Office en 1956, que enunci la nueva direccin
en la investigacin. Aqu, en la transicin de un documento cientfico
a un concepto tecnolgico, est la clave de la aplicacin de la ciencia
con respecto a la sociedad, en un punto en donde es perfectamente posible identificar responsabilidad y no-neutralidad.
La controversia es aqu, por lo tanto, que los dos qumicos no pueden ser considerados responsables por los desarrollos posteriores,
174
ALGUNOS DILEMAS
f:ncos
La conclusin anterior parece reforzarse con la multitud de problemas prcticos que recientemente han llegado a la atencin del pblico. Antes de que examinemos algunos de ellos, es importante que
revisemos brevemente de nuevo los fundamentos lgicos de la tesis
de neutralidad. El argumento convencional, proveniente de Hume
(vase supra en este captulo), afinna que la ciencia est dedicada
exclusivamente a lo que es; opera nicamente con declaraciones positivas, nunca con declaraciones normativas que conciernen a 10 que
debiera ser. Segn este punto de vista, una conclusin nonnativa no
puede derivarse inductivamente de premisas positivas porque an
no est implcita en estas premisas (vase el capitulo 2); por 10 tanto
la ciencia no puede generar declaraciones nonnativas (juicios de
valor).
Esta posicin ortodoxa asegura que mientras que la ciencia pue-
175
de presentar la evidencia fctica de cualquier relacin, digamos entre el fumar y la salud de una madre y de su hijo an no nacido, no
tiene nada que decir sobre si para esa madre es correcto fumar. A
pesar de la evidencia estadstica de que fumar mucho en periodos
prolongados reduce las expectativas de vida del fumador, al igual
que las esperanzas de vida del beb (y a pesar de la ejecucin de controvertidos experimentos con animales "fumadores"; experimentos
cuya justificacin es supuestamente la mitigacin del sufrimiento
humano y la conservacin de la vida humana), la ciencia simplemente
no puede, por s misma, dictaminar sobre si el individuo debe acortar su popia vida o afectar adversamente la de su beb. Igualmente
bajo este punto de vista, la ciencia como tal no puede ofrecer directivas sobre si una nacin debe empearse en el genocidio (digamos
por medio de una guerra nuclear). "Tanto para favorecer el genocido como para oponrsele, la ciencia es neutral; no tiene, podramos
decir, dimensiones morales" (Black).
Discutiendo estas cuestiones, el filsofo Max Black pretende atacar la postura clsica. El pilar de su argumento es la declaracin
de que, despus de todo, no es posible distinguir infaliblemente entre declaraciones positivas y normativas. Por ejemplo, la proposicin de que el crimen es un pecado ciertamente implica que no se
debe matar, pero no puede entenderse nicamente a partir de su forma lingstica si la proposicin es normativa o positiva. Black argumenta que algunas afirmaciones normativas categricas "tienen
ciertamente valor de verdad, y pueden certificarse como objetivamente verdaderas (independientemente de deseos o esperanzas)".
Para apoyar esto invoca la evidencia antropolgica de que todos los
seres humanos, sin importar sus antecedentes, aparentan compartir algunos principios ticos bsicos, por ejemplo el principio de que
estara mal comer nios cuando escasea la comida. "Aun si las verdades fcticas tienen que considerarse como segregadas lgicamente,
la introduccin de algunas [premisas] normativas generalmente aceptables, podran legitimar la derivacin de conclusiones normativas."
La propia conclusin global de Black es que la ciencia "como sistema de actividades voluntarias [... ] es, al menos en principio, receptiva al control interno y externo".
Es obvio que la ciencia puede ser, y lo es, controlada desde el exterior, porque si bien puede disear medios eficientes para cometer genocidio, el hecho de que el genocidio sea o no cometido es totalmente un asunto de la sociedad, no de la ciencia. Pero la sugerencia
de que la ciencia puede, despus de todo, tener una dimensin tica
interna es uno de los mayores intereses y conforma una buena base
desde la cual se pueden observar algunos de los asuntos ms urgentes del presente. La literatura sobre estos temas es ya enorme y se
expande rpidamente. Para nuestros presentes propsitos empeza-
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remos por identificar unos cuantos de los problemas ecolgicos generales que relacionan la ciencia con la tecnologa, y despus continuaremos examinando algunos ejemplos especficos relacionados
con las ciencias fsicas, las vitales y las sociales. Es bueno tambin
anotar que las cuestiones morales en juego a menudo slo estn implcitas en asuntos que se discuten ms en el plano de aquellas condiciones que pueden ser "causadas" o "curadas" por la ciencia.
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mentales como la participacin y el control popular estn siendo socavados en las naciones pobres de Africa, Asia y Amrica Latina, ya
que la experiencia sofisticada requerida se concentra cada vez en
menos manos.
Muchas industrias modernas relacionadas con la ciencia producen nuevas amenazas de contaminacin que hacen peligrar, quizs
en forma irreversible e irremediable, el delicado balance ecolgico
de la naturaleza. Por ejemplo, el DDT destruye insectos portadores
de enfermedades y destructores de sembradlos, pero puesto que no
es selectivo mata tambin otras formas de vida. Adems, es persistente en la naturaleza y se ha extendido, a travs del aire y del agua,
a todos los rincones de la tierra. Se acumula a travs de cadenas
alimentarias y ya se sabe que afecta la fecundidad en los pjaros,
aunque todava no se ha demostrado que sea nocivo para el hombre
en las cantidades actuales que se han acumulado sobre sus tejidos.
Hay muchos otros ejemplos de importancia global, como el peligro
de aumentar la daina radiacin del sol, como resultado de que reducimos la capa de ozono de la atmsfera superior por medio del
uso de fluorocarbonos en diversos aerosoles, o las precipitaciones
de "lluvia cida" que pueden romper el equilibrio de lagos y rlos,
y que se consideran resultado de la salida de sulfuro hacia la atmsfera, tpica de las centrales elctricas que trabajan con carbn. Muchos de esos casos son notablemente ambiguos en el contexto tico,
porque quienes sufren las consecuencias de la contaminacin frecuentemente no son los que la producen.
El problema de la contaminacin est estrechamente relacionado con el fenmeno del crecimiento tecnolgico y tambin con el cada
vez ms rpido agotamiento de los recursos naturales, en especial
los minerales raros y combustibles de fsiles. Se ha estimado que
el consumo total de minerales fue mayor en los primeros aos del
presente siglo que durante todo el tiempo precedente, y que entre
1950 y 1975 esta tasa fue incluso excedida en un 50%. El consumo
de petrleo se ha elevado con un factor no menor de 100 durante
el siglo ~x. Estas cifras dan lugar a temores muy reales, no nicamente de una crisis de energa, sino tambin de una crisis de nuestro modo de vida tan industrial. Esto provoca numerosas preguntas, tanto sobre el tipo de sociedad que debemos intentar establecer
como sobre las concernientes a la sociedad que posiblemente nos
veamos obligados a aceptar. Puesto que todos estos problemas nos
abruman a velocidad creciente, probablemente muchas de las formas actuales de encararlos sern inadecuadas en el futuro. Hasta
ahora, las opiniones difieren sobre si la tecnologa futura ser capaz de resolver los problemas causados por la tecnologa actual (la
llamada "fijacin tecnolgica") o si es que estamos, forzosamente,
entrando en una era posmanufacturera en la que cualidades como
178
el ascetismo y la austeridad sern ms apreciadas que la productividad y el crecimiento econmico. De acuerdo con esta ltima opinin, deberamos empezar a ajustarnos conscientemente a una nueva sociedad que dar preferencia a la calidad de vida ms que a la
cantidad de produccin.
De cualquier manera, no existe desacuerdo en que los problemas
graves estn prximos. Esta comprensin ha promovido nuevas formas de pensamiento sobre el futuro, y especialmente sobre los prximos 20 a 100 aos. Las ciencias sociales establecidas, como la economa, han evitado generalmente hacer predicciones a tan largo
plazo, pero es en este periodo cuando se espera que los problemas
que ahora confrontamos se vuelvan ms agudos. Como resultado,
ha surgido la nueva ciencia social de la Juturologa, basndose en
tcnicas de prediccin tecnolgica. Desafortunadamente, aunque
cientficos naturalistas y tecnlogos calificados han desempeado
un papel prominente, la futurologa ha revelado muchas de las dificultades clsicas propias del desarrollo de cualquier ciencia social
efectiva (vase el final del captulo S). Por ejemplo, los futurlogos
pueden tratar nicamente con futuros posibles, no con los que inevitablemente ocurrirn; esto es, no pueden realmente predecir el futuro, porque en ninguna forma pueden anticipar descubrimientos
o inventos revolucionarios, interacciones complejas entre factores
sociales, o la manera como podra reaccionar la gente ante sus predicciones, quiz falsndolas. Estn trabajando en una escala de tiempo tan prolongada, que slo lentamente pueden saber de sus xitos
y fracasos. Sin embargo, mientras tanto, piden que actuemos ahora
para anticipamos a los peligros que prevn.
Los intentos para construir "modelos de mundo" que simulan la
situacin total en computadoras dan resultados -segn se ha visto- muy sensibles a los valores de factores que slo pueden adivinarse. El ejemplo ms famoso fue presentado en The limits 01 growth
(1972), producido en el prestigiado Massachusetts Institute of Technology por Dennis Meadows y colaboradores. Esencialmente, el libro es un intento por combinar los efectos de la explosin demogrfica, la contaminacin de la biosfera y el agotamiento de los recursos
naturales mediante un sofisticado modelo matemtico que, supuestamente, permite predecir tendencias futuras a partir de esta base
integrada. En el modelo "estndar" de mundo (figura 9) se supona
que las relaciones tradicionales que han operado en el mundo persistirn en el futuro. Sobre esta base, se predijo que los fundamentos industriales de la sociedad se derrumbaran en los albores del
siglo XXI debido a la elevacin de precios y a la disponibilidad decreciente de los recursos naturales. Los alimentos per cpita declinaran entonces rpidamente, mientras que los niveles de contaminacin continuaran subiendo por algn tiempo. Finalmente, habra
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FIGURA 9
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FIGURA 10
siado pesimista. Pero sean cuales fueren las limitaciones que el estudio pueda tener, tanto l como las respuestas de sus crticos ilustran las enormes dificultades inherentes a cualquier intento por
predecir eventos futuros.
DIMENSIONES
~TICAS
DE LA CIENCIA
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nos para el futuro previsible, innecesario, de la ayuda de la sociedad a los imperativos de la tecnologa; desastroso porque la seguridad y la eficiencia de la tecnologa todavia no han sido probadas,
e'innecesario porque el uso de fuentes de energia seguras y renovables, junto con una conservacin eficiente, podrian satisfacer adecuadamente las necesidades futuras. Aunque la controversia se da
a veces slo en niveles tcnicos y econmicos, casi todos los temas
tienen dimensiones ticas subyacentes de enonne importancia social.
El uranio no es un combustible fsil en el sentido usual. pero tampoco es inextinguible. Puesto que es el combustible de los reactores
tnnicos nucleares (vase el capitulo anterior) constituye por lo tanto
un problema. El reconocimiento de esto es lo que impulsa a algunos expertos a apoyar el reactor rpido autogenerador, un tipo de
reactor que usa como combustible el plutonio -producido en reactores tnnicos convencionales- y que tambin "autogenera" ms
plutonio para usarse en otros reactores. (El primer reactor en gran
escala que us el principio de la autogeneracin fue el de Dounreay,
en el norte de Escocia.) Desafortunadamente, todo el asunto de la
disponibilidad adecuada de uranio es en si mismo polmico. Algunas estimaciones autorizadas aseguran que las reservas son suficientes para permitir el aplazam~ento indefinido de un programa regenerador, mientras que otras dudan que sean adecuadas para apoyar
cualquier programa grande de regeneracin. Obviamente, en tanto
que se tengan que extraer minerales de gradacin cada vez ms baja,
debe haber un punto en que se consuma ms energia para extraer
el uranio de la que puede obtenerse usndolo como combustible. Muy
aparte de los asuntos sobre el medio ambiente provocados por una
amplia explotacin minera, surge el dilema tico de las enfennedades y muertes por radiacin que sufren los que perforan las minas.
Estos hombres tienen poca influencia y a menudo pocas alternativas para elegir su ocupacin laboral, y su explotacin es, segn los
crticos, "uno de los grandes escndalos de nuestro tiempo". En lo
que respecta al plutonio, es el elemento hecho por el hombre que
no slo es esencial para las armas nucleares -de aqu los temores
por su proliferacin-, sino que a causa de su radiactividad es una
de las sustancias ms mortferas que se conocen. Un amplio programa regenerador necesitara la transportacin frecuente del plutonio, con el riesgo inherente de a:cidentes y de ataques terroristas.
Por lo tanto, seria necesario un vasto cuerpo de polica annada para
cuidar los trenes y los sitios donde se instalaran los reactores, lo
cual da lugar a temores sobre la incompatibilidad del podero nuclear y la libertad humana.
La cuestin de la seguridad es una de las mayores preocupaciones del movimiento antinuclear. Existen varios aspectos en el problema, incluyendo la posibilidad de accidentes catastrficos dentro
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los polticos? En suma, deber restringir su infonne a lo que probablemente es rendidor para la sociedad Q est obligado, como el
poltico, a considerar tambin lo que puede ser bueno para la sociedad?
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culares de los seres humanos son llamados dereChOS humanos. Nuestro inters, en este mismo sentido, recae en los derechos animales
yen los argumentos que pueden ofrecerse como base para una distincin entre ellos y los derechos humanos. La cuestin de los derechos animales (particularmente el derecho a que no se les cause sufrimiento innecesario) es crucial para todo el asunto, porque si nos
sentimos obligados a reconocer tales derechos, nos obligamos tambin -si estamos decididos a ser moralmente congruentes- a preconizar cambios drsticos en nuestro trato con los animales. Incidentalmente, aun aquellos individuos que tienen razones para
rechazar el concepto de los derechos animales no estn autorizados por eso a ser crueles con ellos, porque todava sigue en pie la
cuestin de nuestros deberes hacia los seres sin derechos.
El elemento esencial en el argumento por los derechos de los animales es que no hay una condicin que posean todos los animales
humanos que se considere bsica para que tengan derechos -la cual
no la poseen tampoco algunos animales no-humanos-, exceptuando la condicin misma de "ser humanos". A la inversa, la carencia
de ella en todos los animales no-humanos no es una condicin que
pueda servir como base para su no posesin de derechos, de la cual
tampoco carecen algunos seres humanos. Por ejemplo, las capaci
dades tradicionales de razonamiento y lenguaje, utilizadas desde
tiempos antiguos como distincin bsica entre la naturaleza humana y la animal, ya no es considerada por la etologa ni por la psicologa animal como monopolio del hombre, y en muchos casos no la
poseen los nios y, ni aun potencialmente, algunos idiotas humanos.
Incluso si la posesin de tales capacidades fuera negada a las espe
cies no-humanas, esto no sera una razn lgicamente vlida para
negarles derechos fundamentales como los de la vida y la libertad,
aunque claro est sera una razn suficiente para negarles el derecho a votar. As que no existe incongruencia cuando se afirma que
hay derechos que nosotros, los seres humanos, tenemos, no simplemente en virtud de ser miembros de la especie Homo sapiens, sino
ms bien como consecuencia de ciertas capacidades o intereses que
poseen nicamente los seres humanos. Pero hacer de la mera diferencia de las especies la base para justificar un trato totalmente discriminatorio es, se afirma, precisamente anlogo al argumento que
justificaba la esclavitud, o la "solucin final" de Hitler sobre la base
de diferencias de raza, o de la poligamia y la servidumbre con base
en las diferencias de sexo o de casta. Lo que parece seguro, de acuerdo con este argumento, es que el concepto de "derechos humanos"
est mucho ms restringido de lo que convencionalmente se cree.
En razn de que los animales no-humanos tienen inters en experimentar placer y en evitar el dolor, tienen derechos naturales a la
vida, la libertad y la bsqueda de su felicidadp>articular, en forma
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nuinamente afirmar la reproduccin de una de la vida real es, claro, un asunto debatible.
El experimento involucr a tres sujetos: un maestro, un aprendiz
y el experimentador mismo (la figura de autoridad). El reclutamiento
de maestros se hizo por medio de un anuncio en un peridico local
y stos reciban remuneracin por sus servicios. Un maestro y un
aprendiz actuaban en cada sesin y mediante un sorteo se decida
quin actuara en cada papel. Sin embargo, sin que lo supiera el ingenuo sujeto, el mtodo del sorteo era alterado para asegurar que
l o ella fueran siempre el maestro, mientras que el aprendiz (o "vctima") era, de hecho, un cmplice, cuidadosamente entrenado para
desempear su papel. El experimento se interesaba en los efectos
de castigos en el aprendizaje. El papel del maestro era dar choques
elctricos de intensidad creciente al aprendiz, cada vez que ste cometa un error en tareas simples de aprendizaje. En realidad, el
aprendiz no reciba ningn choque, pero proporcionaba una retroalimentacin graduada y audible al maestro, desde gruidos suaves
hasta gritos aparentemente angustiosos, proporcionales a la fuerza
del "choque". Antes de iniciar la sesin, el maestro mismo reciba
un choque elctrico suave para aumentar su confianza en la autenticidad del generador de choques sobre el que tena control, y tambin estaba presente cuando el aprendiz era amarrado en una "silla
elctrica". Sin embargo, una vez que empezaban, el maestro ya no
poda ver al aprendiz, aunque se hallaba en presencia del sombro
e impasible experimentador. Este ltimo ordenaba al maestro que
presentara la tarea de aprendizaje al aprendiz del cuarto contiguo
y que, por cada respuesta equivocada, deba administrar un choque
elctrico, empezando en 15 voltios (choque ligero) y aumentando en
forma creciente otros 15 voltios por cada error subsecuente, pasando por el "choque fuerte" y el "choque intenso", hasta alcanzar el
de "peligro: choque severo". La finalidad del experimento, dijo Milgram, era "ver hasta dnde llegar una persona en una situacin concreta y mensurable en la que se le ordena infligir dao creciente a
una vctima que protesta. En qu punto el sujeto (maestro) rehusar obedecer al experimentador?"
El experimento hizo surgir conflictos obvios e intensos en los
maestros.
Por una parte, el sufrimiento manifiesto del aprendiz lo impulsa a abandonar. Por la otra, el experimentador, una autoridad legtima con la que
el sujeto siente algn compromiso, le ordena continuar. Para liberarse
de la situacin, el sujeto debe lograr un rompimiento ntido con la
autoridad.
Con respecto al maestro, la nica medida concreta que se registra-
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alemanes -que a principios del siglo XX eran abrumadoramente poderosos en ingeniera y en tecnologa- fueron los primeros en usar
el gas, los britnicos y los franceses pronto devolvieron el golpe sin
muchos miramientos para las cuestiones de tica implcitas. Los gases de cloro, fosgenoy mostaza (imperita: sulfuro de diclorodietilo)
se usaron en gran escala causando cerca de un milln de muertes,
:pero de particular inters en el presente contexto es la afirmacin
de muchos cientficos de que la guerra con gas era realmente ms
"humana" que la llevada a cabo con explosivos. Aunque el gas poda estacionarse sobre una vasta rea, las lesiones incapacitantes
eran a menudo menos serias, y la recuperacin total ms factible
que con las armas convencionales. ste no era el punto de vista oficial, sin embargo, ya que la guerra qumica haba sido prohibida por
la Convencin de La Haya desde 1899, y nuevamente por el Protocolo de Ginebra de 1925. En los aos treinta, el desarrollo del "gas neurotxico", de una potencia casi increble, introdujo una dimensin
completamente nueva, pero hasta ahora el horripilante potencial de
armas semejantes parece haber operado como disuasivo mutuo, indicando que en este nivel extremo (al igual que con las armas estratgicas termonucleares) el temor a la guerra puede ser un miedo
"efectivo" que, nicamente por razones realistas, produce una proscripcin que poda no haber surgido de motivos tieos solos.
En la poca de la segunda guerra mundial, fue claro que el resultado total del conflicto militar lo decidiran las aplicaciones de
la ciencia. La posibilidad de bombardeos areos se prob como el
estmulo esencial para lograr la invencin del radar. Este aparato
dio a la Royal Air Force el dominio del espacio areo en la crtica
Batalla de Gran Bretaa, y desde entonces ha sido el eje de todos
los sistemas diseados para dar aviso a tiempo de un ataque de la
aviacin o de los misiles enemigos. La idea de usar ondas pulsantes
de radio, que podan detectarse despus de que se reflejaran en un
avin, se les ocurri ms o menos simultneamente a los fsicos en
Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, pero fue el invento del magnetrn de cavidades resonantes por un grupo de cientficos "puros"
que en tiempos de guerra trabajaba en la Universidad de Birmingham, lo que hizo posible un sistema realmente sofisticado. El magnetrn poda generar un rayo' de radiacin de alta potencia en longitudes de onda corta (microondas) y su desarrollo por los Aliados
les dio una ventaja decisiva en la deteccin de aviones y en su intercepcin. Una vez ms hubo pocas, si las hubo, voces de desacuerdo
entre los cientficos, ya que el terror de la Blitzkrieg y el impensable horror de una victoria nazi disip las dudas sobre la justificacin moral de resistencia y venganza.
El concepto de movilizacin en un. esfuerzo blico, no nicamente de cientficos individuales sino de la misma ciencia, reflej una
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actitud totalmente nueva del gobierno hacia la ciencia, y desde entonces se ha mantenido_ En Estados Unidos este cambio fue especialmente dramtico_ Mientras que antes de 1940 hubo "indiferencia mutua" entre la ciencia y el gobierno, el efecto de la guerra fue
convencer a los cientficos -especialmente hacer que se dieran cuenta- de que, sin importar lo ambivalentes que fueran sus sentimientos sobre si la ciencia necesitaba del gobierno, sin duda el gobierno
necesitaba urgentemente de la ciencia. Como lo escribe Daniel
Greenberg:
La suplicante fracasada la emprendi para salvar al patrono que la rechazaba, y puede argumentarse razonablemente que esa hurfana hizo
a largo plazo precisamente eso, con el despliegue de convencimiento,
habilidad poltica y desempeo tcnico que forma uno de los ms llamativos captulos de la historia de la nacin [... ]
El hecho de que la hurfana haya florecido hasta la misma cumbre
del podero poltico y militar fue apresurado por el catastrfico incidente de Pearl Harbour, que condujo al establecimiento del Proyecto Manhattan en junio de 1942, un esfuerzo enorme e intrincadamente organizado, dirigido por el ejrcito de Estados Unidos para
disear y construir una bomba atmica. La extraordinaria rapidez
con que logr su fin representa algo ms que nicamente el ejemplo
clsico del efecto de la presin de la guerra sobre la ciencia (ya que
exista un temor desesperado de que los alemanes construyeran la
bomba antes que ellos); provoc una situacin totalmente nueva en
las relaciones internacionales, ya que con el desarrollo subsecuente de la bomba de hidrgeno el hombre tena a su alcance la capacidad de aniquilar toda la vida civilizada sobre la tierra. No causa la
mnima sorpresa que esto provocara entre los propios cientficos
dilemas ticos del tipo ms profundo.
Ms all de que el imperativo cientfico de universalismo o internacionalismo ya no era compatible con la dependencia de la ciencia
hacia el estado provocada por la guerra, por primera vez en la historia la ciencia se haba convertido en el agente del estado y para
el cientfico individual exista el angustioso problema de la doble
lealtad, por una parte al espritu cooperativo de la ciencia, y por la
otra a las necesidades competitivas del nacionalismo. Cualquier vestigio de moral o de desinters poltico haba sido barrido por el sensacional xito del Proyecto Manhattan, y como ya hemos dicho el
problema inicial sobre si deba construirse la bomba atmica nunca fue encarado seriamente en vista del avanzado estado de las hostilidades y las espantosas sospechas concernientes a las actividades
de investigacin en el "otro lado". Respecto de si la bomba, una vez
construida, deba realmente usarse contra los japoneses, hubo de
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hacer notar que si bien Oppenheimer fue indudablemente catalogado como hroe y mrtir por los liberales, en ninguna forma recibi
apoyo universal por parte de sus colegas fsicos; en realidad uno de
gran influencia que se le opuso fue el llamado padre de la bomba
de hidrgeno, Edward Teller_ En esta forma se hicieron profundas
y dainas divisiones entre las filas de los cientficos, as como entre
los cientficos y los polticos, pero el rasgo notable de la nueva era
fue el abierto disentimiento de algunas de las ms notables autoridades cientficas, Para stas, el espritu de cooperacin fomentado
por la ciencia era un asunto de experiencia personal; un sentido de
comunidad internacional trascendi el miedo y la exaltacin, que
consideraron la fuente del nacionalismo competitivo,
El movimiento de disensin iba a encontrar su expresin final en
la Conferencia Pugwash (que se congreg por primera vez en el pueblo de ese nombre en Nueva Escocia en 1957), en cuyas reuniones
anuales hay discusiones minuciosas entre expertos orientales y occidentales sobre asuntos concernientes al desarme y la paz mundial.
Pugwash ha tenido una influencia discreta pero significativa en las
relaciones polticas de las grandes potencias, mientras que movimientos ms especificos se han concentrado en asuntos como los sistemas de defensa de misiles antibalisticos, la guerra biolgica y qumica, y en la situacin del espacio frente a la posibilidad de una
guerra en la tierra, Terminemos con una nota optimista: al parecer
una nueva "conciencia" est surgiendo y, como dice John Ziman,
la "Gran Ciencia ha llegado a la madurez en Estados Unidos, y est
ahora conociendo la carga y las responsabilidades morales de ser
un estado de la Nacin",
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vimiento feminista y la consiguiente expansin del inters de las mujeres por reas ajenas al hogar y la familia, se han desafiado cada
vez ms los estereotipos tradicionales y sus consecuencias sociales.
Los socilogos han hecho investigaciones detalladas de la naturaleza y extensin de la discriminacin sexista en general, y actualmente hay una buena cantidad de informacin relacionada especficamente con la ciencia. Junto con la literatura erudita, debemos decir
que ha habido tambin una afluencia cada vez mayor de artculos
escritos por feministas comprometidas, los cuales son de calidad variable y cubren desde anlisis agudos de problemas particulares hasta las ms generales y amargas diatribas contra la sociedad dominada por los varones. Cada articulo posee su propio inters, aunque
en casos extremos debe temerse que la concentracin en la pluma
de una dama del tipo de agresin mordaz ms comnmente asociada con los peores hombres, podra ser contraproducente para el movimiento feminista en forma global.
En cualquier caso, es por la fuerza de las pasiones generadas por
hechos tan discutibles como la discriminacin sexual, que rara vez
se relaciona con la cualidad de evidencia de apoyo, por lo que somos afortunados de tener a nuestra disposicin un artculo y un libro del respetado erudito norteamericano, Jonathan Coleo El primero, "Women in American Science" (1975), fue escrito junto con su
igualmente distinguida compatriota, Harriet Zuckerman, y se refiere a la llamada triple penalidad, tradicionalmente sufrida por las
mujeres en su intento de penetrar en el medio cientfico. Con esto
los autores tenan e~ mente, primero, las barreras culturales que
definen a la ciencia como una carrera inapropiada para las mujeres; despus, las actitudes de desprecio adoptadas a menudo por los
cientficos varones que han logrado desempear la profesin, actitudes que las condenan como incapaces de trabajo creativo, y por
ltimo la discriminacin real en trminos de barreras organiza tivas con respecto al reparto de oportunidades y recompensas cien tificas. En el libro de Cole, Fair science (1979), se examinan con mayor amplitud las creencias actuales sobre el trato a las mujeres en
el medio cientfico, mientras que el ambiguo ttulo del libro resuma brillantemente su anlisis de la posicin de las mujeres en una
comunidad que se enorgullece de operar completamente con criterios equitativos de reconocimiento.
Las investigaciones sugeran que la posicin de la mujer en la ciencia podra determinarse por una combinacin de dos factores potenciales, seleccin social y autoseleccin. En esta relacin, el trmino seleccin social se refiere a la discriminacin contra las
mujeres por instituciones que emplean cientficos. Esto, claro, es
justamente el tipo de prejuicio que temen y esperan las feministas,
pero la evidencia muestra, al menos en los Estados Unidos moder-
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nos, que semejante discriminacin es ampliamente ilusoria. La ciencia parece que es sustancialmente meritocrtica.
La autoseleccin, por otra parte -aunque es inducida por presiones sociales de sutileza variable-, no es realizada por las universidades y los establecimientos de investigacin sino ms bien por las
mismas mujeres. Este proceso parece ser de considerable importancia, y explica en parte por qu la discriminacin sexual dentro de
la ciencia es comparativamente rara, ya que la mayora de las mujeres simplemente eligen por voluntad propia no ingresar. Si llegan
a competir dentro de la meritocracia cientfica, a menudo se revela
que las mujeres son confrontadas con una especie de "lo tomas o
lo dejas": o bien pueden "tener xito negando su femineidad, o fracasar, confonne a su inferioridad". Igual que con el raro cientfico
negro, la mujer que ansa xito tiene primero que obtener un estatus "honorario" que la haga efectivamente indistinguible de la mayora de sus colegas (masculinos). Por ejemplo, para obtener una independencia y una movilidad comparable a la que gozan la mayora
de sus colegas varones casados, generalmente se ve obligada a permanecer soltera. Aun si permanece soltera, parece que lo ms probable es que los honores cientficos ms altos se le nieguen ms que
a hombres similannente calificados, lo cual es con toda probabilidad la evidencia de un prejuicio crnico existente dentro de la ciencia.
En vista de las realidades de la autoseleccin inducida socialmente,
no es inesperado que los valores de la sociedad ms amplia se reflejen en los tipos de ciencia a la que ingresan. Hablando en fonna aproximada, mientras "ms dura" sea la disciplina, ms raras son las
practicantes femeninas; por ejemplo, de los grados de doctorado estadunidenses concedidos en 1970, las mujeres obtuvieron e13% en
fsica y astronoma, 8% en qumica, 15 en biologa, 18 en sociologa
y 24% en psiCOloga. Ms aun, mientras que entre Jos hombres alcanzar un doctorado tiende a ser considerado slo una iniciacin
en la profesin, con las mujeres muy a menudo significa el final del
camino de investigacin. Habindolo logrado, las mujeres tpicamente se entregan a actividades que no son propiamente de investigacin (por ejemplo, la enseanza), las cuales no slo producen menos
prestigio sino que tambin dan por resultado una baja tasa de produccin en la nica mercanca, el conocimiento, que la comunidad
cientfica valora. Como resultado, ellas -junto con los cientficos varones improductivos- reciben pocos premios y comnmente se les
encuentra en el fondo de la jerarqua cientfica.
Indudablemente han ocurrido mejoras para los cientficos femeninos en aos recientes de acuerdo con la liberalizacin de actitudes pblicas, en particular las concernientes a carreras para mujeres solteras. Por ejemplo, en simples tnninos estadsticos, el
porcentaje de doctorados en ciencia obtenidos por mujeres en Esta-
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Races de desencanto
Los variados elementos ideolgicos identificados dentro de la compleja entidad llamada ciencia (incluyendo el sexismo y el cientismo
mismo) han provocado en poca reciente un coro de criticas igualmente variadas. A pesar de su creciente dominio sobre nuestras vid~s, por medio de un mtodo especialmente eficiente y por sus innumerables aplicaciones en la tecnologa, la actitud cientfica del
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mundo no ha probado ser la panacea que algunos optimistas del siglo XIX creyeron inevitable. Ms an, el precio pagado en trminos
de la declinacin de actitudes antiguas y tradicionales ha sido, segn los crticos, en muchas formas excesivo. Es urgente la reconsideracin de los valores fundamentales antes de que, segn dicen,
sea demasiado tarde.
La crtica de la ciencia, especialmente de su concepcin del mundo ms mecanicista y materialista, no es nueva. Las races se extienden muy atrs en la historia, al menos hasta la revolucin cientfica
de los siglo XVI y XVII, que hoy da se entiende en trminos de la lucha por la dominacin entre tres tradiciones intelectuales u "opiniones del mundo" relativamente distintas. Hubo primero un esquema prodigioso derivado de Aristteles, de un universo divinamente
ordenado, tomado por analoga con el crecimiento y la decadencia
de los organismos vivientes. Este esquema rein, sin ser atacado,
como la doctrina de la ortodoxia durante dos mil aos, siendo a la
vez tan irresistible y tan amplia que cualquier otra alternativa pareca inconcebible e innecesaria. Su ocasional crtica y su destronamiento fueron posibles slo en una poca de fermento social e
intelectual excepcional: las guerras, rebeliones y las crisis constitucionales, y el frtil radicalismo en teologa, poltica y economa, todos ellos asociados quizs en alguna forma con la rpida expansin
del conocimiento del mundo fsico.
Finalmente, durante este gran periodo revolucionario, que atestigu la traduccin de muchos textos griegos antiguos, las obras completas de Platn pudieron obtenerse en Occidente, aunque todava
en la forma "impura" del neoplatonismo. Estas enseanzas neoplatnicas fueron bienvenidas por aquellos humanistas eruditos que,
intoxicados con la nueva atmsfera de descubrimiento y de progreso, detectaron en la concepcin mstica y matemtica del mundo un
rival para la tradicin "orgnica" aristotlica. Mientras que esta ltima acentuaba lo racional y lo emprico, los defensores del esquema alternativo estaban impresionados con la "magia" y el misterio
del mundo, aspectos con los que la enseanza platnica pareca estar ms acorde.
El tercer punto de vista mundial tard algn tiempo en ganar confianza en s mismo, pero lleg a triunfar sobre todos. Su base principal no se encuentra ni en Aristteles ni en Platn sino en las obras,
tambin en ese entonces recientemente traducidas, de los atomistas griegos y en la mecnica de Arqumedes. Estas races proporcionaron la base para una concepcin cuantitativa y optimista del
universo que surgi en forma definitiva a finales del siglo XVII, pero
con tal vigor que en un tiempo comparativamente corto alcanz un
grado de superioridad que era incompatible con la supervivencia de
sus competidores. Su dominio ha sido inquebrantable hasta el pre-
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ca, "idealista") la que ha dado nacimiento a muchos estudios crticos de la ciencia en nuestros das. Hablando en general, ha evolucionado a travs de trabajos de cientistas y filsofos como Coprnico,
Kepler, Pascal, Leibnitz, Spinoza, Rousseau y Kant, hasta alcanzar
un florecimiento significativo en el temprano movimiento romntico del siglo XVIII. Particularmente Rousseau propag la idea de que
la enajenacin social del hombre moderno era consecuencia directa de la civilizacin, a la que vea a su vez como el producto de un
punto de vista emprico del mundo. Slo el "noble salvaje" poda
tener acceso a la virtud genuina.
La continuacin de la tradicin alternativa neoplatnica puede hallarse en la filosofa naturalista alemana del siglo XIX, asociada ms
notablemente con el poeta y cientfico Goethe. Haba aqu una concepcin de la ciencia y del mundo en general que era afn a las nociones alquimistas como la magia natural, la universalidad de espritu, y el reflejo del macrocosmo del universo en el microcosmo del
hombre. Aunque la filosofa naturalista no poda resistir e! impulso
abrumador de la ciencia experimental ms firme, viva de la influyente, aunque esotrica, doctrina conocida como teosofa ("sabidura sobre Dios"), que era una fusin de neoplatonismo con aspectos
de la filosofa oriental. En busca de una raz filosfica directa de
las convicciones antiempricas, anticiencia de la actual contracultura (vase in/ra), debemos quiz volvernos hacia e! mstico y educador alemn, Rudolph Steiner, cuyas enseanzas eclcticas representan una mezcla de Goethe con la teosofa para producir un sistema
que asegura que la clave para un entendimiento real de! universo
est dentro de la psiquis humana. En algunos aspectos, el equivalente ingls de Steiner fue e! poeta Coleridge, cuyos voluminosos escritos en prosa incluyeron una profunda apreciacin del ideal romntico de la ciencia.
Antes de seguir examinando la oposicin contempornea a la ciencia ortodoxa, es conveniente que discutamos primero, en trminos
ms generales, las dificiles relaciones que se dice existen dentro de
la sociedad occidental, entre la "nueva" cultura representada por
el mtodo y e! conocimiento cientficos, y la ms tradicional cultura de los clsicos, la literatura y las bellas artes. Un conocimiento
de esta tensa dicotoma nos dar una idea de cmo los vagos sentimientos de desencanto pueden acrecentarse con el aislamiento y la
incomprensin, y nos llevar hasta una crtica articulada y directa.
"Las dos culturas"
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que los intelectuales tradicionales (en cuyas manos todava est gran
parte del poder para actuar) sientan la actual y creciente habilidad
de la ciencia para minimizar la intolerable disparidad entre ricos
y pobres, seguiremos siendo incapaces de aplicar la ciencia corno
un instrumento para el bien, como obviamente podra hacerse. Debido a su incapacidad para producir "individuos completos", nuestro sistema actual fracasa tan miserablemente en el cumplimiento
de sus deberes con la humanidad.
La nica solucin para este trgico problema es, segn Snow, reconstruir fundamentalmente nuestro sistema educativo. Por medio
de este sistema podramos eliminar la hostilidad entre la ciencia y
las artes, y desarrollar una tercera cultura superior que pueda renovar nuestra salud intelectual y moral. Esto puede llegar de la influencia de las ciencias sociales, ya que ellas estn obligadas hasta
cierto punto a mantener el contacto con las otras dos culturas (vanse
tambin los comentarios en la introduccin). En cualquier caso, no
debemos retrasar ms la introduccin de una forma de educacin
que garantice que nuestros jvenes "no ignoren la experiencia imaginativa, tanto en las artes como en la ciencia, ni ignoren tampoco
los dones de la ciencia aplicada, o los remediables sufrimientos de
la mayora de sus compaeros humanos y las responsabilidades que,
una vez percibidas, no pueden rechazarse".
Por razones humanitarias, Snow deseaba extender la revolucin
cientffica a todo el mundo. Se refera, claro est, a la revolucin de
la ciencia aplicada del siglo xx, empezando aproximadamente desde el "momento en que se hizo uso industrial de partculas atmicas [... ] La sociedad industrial de la electrnica, la energa atmica
y la automatizacin es en aspectos fundamentales diferente en su
totalidad de cualquier cosa que haya habido antes, y cambiar al
mundo mucho ms." Para alcanzar su fin consideraba tanto la necesidad de entrenar a muchos ms cientficos, para acelerar el crecimiento del conocimiento cientfico, corno la importancia de aumentar sus sensibilidades ticas exponindolos al mundo de la literatura.
Sin poner en duda la sincera motivacin de Snow, gran nmero
de crticos contemporneos han cuestionado tanto la necesidad de
una mayor informacin cientfica corno la opinin de que la "humanidad" puede ser introducida en la ciencia nicamente por una mayor familiaridad de sus practicantes con las artes "humanas". Las
dos crticas son, en mucho, parte del mismo inters general. Mientras que nadie duda de que uno de los fines principales de la ciencia
es, y siempre ha sido, la expansin del conocimiento, en nuestra poca les parece a muchos que esto se ha distorsionado por preferir la
cantidad a la calidad. La bsqueda de hechos nuevos se ha convertido en un fin en s misma, aunque la informacin buscada pueda ser,
segn palabras del bilogo Eric Ashby, nicamente
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La contracultura: la anticiencia
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La critica marxista
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traba, y se dedicaba nicamente a analizar los detalles de su estructura y su funcin. Pero para los marxistas una mera interpretacin
del mundo no es suficiente; su verdadero propsito es cambiarlo.
Un ejemplo temprano del anlisis sistemtico marxista del crecimiento cientfico fue presentado por Boris Hessen, un fsico sovitico, en un simposio internacional que tuvo lugar en Londres en 1931.
En una famosa conferencia, Hessen argument que la mecnica de
Isaac Newton -que tom como modelo del surgimiento de la ciencia moderna- se desarroll como una consecuencia directa de las
fuerzas socioeconmicas del capitalismo, especficamente las necesidades de la naciente burguesa. Su tesis -que la ciencia no es en
ninguna forma un subsistema discerniblemente separado en la sociedad, sino ms bien un aspecto de los complejos y estrechamente
relacionados procesos de desarrollo social- estaba en la tradicin
marxista ms ortodoxa. Segn los marxistas esto fue demasiado para
los socilogos ortodoxos occidentales, y provoc la explicacin alternativa de Merton que destac los valores sociales y religiosos como
opuestos a las fuerzas materiales. Finalmente, como ya hemos visto, ello condujo a la nocin de un ethos de la ciencia, que era compatible con el protestantismo y que vala la pena examinar con detalle
independientemente de los factores exteriores a l.
La crtica marxista de la ciencia no es, sin embargo, tan "externalista" como holstica. La ciencia, se argumenta, no puede simplemente ser una institucin autnoma influida por fuerzas externas, 'ya
que las actitudes racionales son una parte muy importante de la vida
humana como para que realmente sean subsistemas sociales y cientficos separados. La sociologa convencional occidental de la ciencia es por lo tanto insatisfactoria en varios respectos importantes.
En su insistencia sobre la obra de los grandes hombres de ciencia,
cuyas contribuciones al cuerpo del conocimiento cientfico se representan virtualmente como el todo de lo que es importante, hay poco
ms que una "psicologa social de la lite cientfica"; en su negativa
para reconocer la unidad esencial de la ciencia y la tecnologa es
irremediablemente no representativa, atacando una pequea parte
como si fuese el todo; la ciencia como un todo no est, y nunca ha
estado en los tiempos modernos, dedicada nicamente a la bsqueda desinteresada del conocimiento.
Es cierto que antiguamente en la poca feudal haba una separacin casi total entre el trabajo de los eruditos y el de los artesanos,
mientras que la objetividad cientfica y el racionalismo eran inhibidos por la abrumadora visin del mundo proporcionada por la religin. Pero con el Renacimiento, estas barreras tradicionales empezaron a romperse, cuando la surgiente clase capitalista vio que las
innovaciones cientficas podan ser aplicadas para ganancias comerciales; as empez la ciencia experimental y su relacin con la tec-
212
nologa. Tras esto, la ciencia logr independencia gradual de l~ religin pero, dicen los marxistas, siempre sac su inspiracin de la
utilidad y de la bsqueda de ganancias. En el pasado siglo XIX, la
industrializacin demand formas de produccin altamente socializadas y la interdependencia de todos los aspectos de la actividad
humana. En nuestra poca los laboratorios multidisciplinarios de
investigacin y desarrollo, que son un cuadro tpico de la ciencia
del siglo XX, han retirado el ltimo vestigio de autonoma o de
no-utilitarismo de una ciencia que es ahora completamente dependiente de los caprichos de la poltica o de las normas econmicas.
La tendencia ideolgica que los marxistas detectan en la sociologa occidental de la ciencia tambin revela su insuficiencia como teora sobre la forma en que ocurre el progreso. Por ejemplo, si las normas mertonianas de la ciencia pueden realmente nutrirse y
mantenerse nicamente en una "sociedad democrtica, moderna y
liberal", pero no en las ms "restrictivas" sociedades de la Europa
feudal o de la Alemania nazi, cmo es que ha habido tanto progreso en la Unin Sovitica, en donde nunca se ha afirmado que la ciencia es autnoma y no utilitaria? Igualmente, si la ciencia occidental
realmente muestra estas caractersticas ideales, cmo es que tantos cientficos norteamericanos se han vuelto dependientes del complejo militar-industrial?
Para la mayora de los marxistas, claro, estas preguntas son meramente retricas. Para ellos la ciencia se ha desarrollado segn "leyes de relaciones entre la ciencia y las otras esferas vitales de la sociedad, en particular de los procesos de produccin material como
su base fundamental". Cualquier esquema que no puede explicar el
impacto de problemas tecnolgicos y, a travs de ellos, de las fuerzas econmicas, est condenado a quedar fuera de lugar.
La teora marxista alternativa que se ofrece fue primeramente presentada en Occidente por J.D. Bernal en su The social tunetion of
seienee (1939), y reflejaba la influencia de Hessen. En ella. hay una
fuerte evocacin de la importancia de circunstancias histricas especficas que promuevan las condiciones econmicas necesarias para
impulsar las innovaciones cientficas y tecnolgicas. La ciencia est
subordinada a estas fuerzas histricamente determinadas y no puede existir una distincin significativa entre ciencia pura y ciencia
aplicada, porque el valor del conocimiento (incluyendo el cultural)
reside en su aplicacin. Pero aunque la ciencia y el capitalismo fueron en un principio interdependientes -ste ltimo impulsando a
la ciencia, que entonces generaba ganancias y poda ser usada como
instrumento del poder-, siempre existi, sin embargo, una contradiccin inherente, porque las suposiciones y distorsiones ideolgicas del capitalismo sometan a la ciencia al objetivo de la ganancia
y prohiban su aplicacin para el bien de la humanidad. Se asegura
213
que nicamente una ciencia verdaderamente socialista puede garantizar paz y abundancia para todos.
Aunque el mismo Marx se haba dado cuenta de que aun en el siglo XIX la ciencia actuaba como una fuente indispensable de innovacin en el sistema de produccin capitalista, y tambin como una
fuerza para el control social, estos temas paralelos han sido recalcados particularmente por algunos escritores contemporneos. As
Hilary y Stephen Rose hablan de la "incorporacin de la ciencia a
una estrecha correspondencia con las necesidades tecnolgicas e
ideolgicas del estado y de la industria" (tanto en el sistema poltico sovitico como en los occidentales). La crtica de la ciencia debe
hacerse entonces en trminos de su dominio de la naturaleza y de
la humanidad. Los caballerosos "cultivadores de la ciencia" del siglo XIX se han convertido en los oprimidos y enajenados "trabajadores cientficos" de la industria moderna, sin inters en, e ignorantes del, llamado ethos cientfico, pero preocupados en cambio -al
igual que otros trabajadores de la produccin- por las condiciones,
la seguridad y el salario. Sus habilidades se han vuelto tan especializadas, sus tareas tan definidas por las mquinas que operan, que
es imposible para ellos obtener cualquier satisfaccin de los productos finales que resultan de ese trabajo fragmentado.
Parece que el sueo de Francis Bacon (aplicar la ciencia para la
mejora del estado humano) se ha convertido ahora en una cnica
pesadilla en la que el progreso humano se ha reducido al progreso
tcnico. La visin de Marx y Engels de una poca de armonioso equilibrio entre la naturaleza y la humanidad ha sido remplazada, primero, por el dominio de la naturaleza por la ciencia y, despus, por
el control de la humanidad por el poder. Si hemos de creer a Marx,
semejantes desarrollos son inherentes a la sociedad capitalista. Si
nos dejamos influir por el filsofo neomarxista Herbert Marcuse,
cuyo One dimensional man (1964) presenta un sombro anlisis de
la sociedad permeada por la racionalidad tecnolgica, encontraremos poco ms que pesimismo en el devenir del mundo moderno:
La administracin cientifica y la divisin cientfica del trabajo incre-
mentaron ampliamente la productividad de la empresa econmica, poltica y cultural. Resultado: un mayor estndar de vida. Al mismo tiempo y sobre el mismo tema, esta empresa racional produjo un modo de
mentalidad y comportamiento que justificaron y absolvieron hasta los
ms destructivos y opresivos rasgos de la empresa. La racionalidad cientfica y la manipulacin estn soldadas en nuevas formas de control
social.
Sin embargo, entre algunos comentadores r.larxistas an puede encontrarse el optimismo, aun cuando sus preceptos siguen siendo va-
214
El problema de la responsabilidad
Cuando los apstoles de la contracultura hablan de su alienacin
a causa de la ciencia, y los marxistas radicales se refieren a la alienacin de los mismos cientficos, lo que suelen tener en mente es
una crtica de la ciencia que destaca las formas de investigacin que
amenazan la civilizacin. Sealan, por ejemplo, el desequilibrio entre el inmenso poder de la ciencia para conformar la sociedad y la
impotencia de la sociedad para controlar el desarrollo de la ciencia. En un provocador anlisis de la estructura social de la ciencia,
J.R. Ravetz ha ido an ms lejos identificando un elemento contradictorio en el ncleo mismo del proceso de investigacin, el cual.
argumenta, es ampliamente responsable de aislar a los cientficos
de todo sentido de compromiso con, o responsabilidad de, los frutos de su trabajo. Es bastante concebible que este elemento tambin
est en la base de muchos de los conflictos entre la ciencia y la sociedad ms amplia.
El argumento de Ravetz es como sigue: para muchos propsitos
no podramos dudar en considerar a la ciencia como una profesin
muy desarrollada. Prbporciona empleo remunerado de tiempo completo a un grupo especialmente docto de individuos y, al igual que
las antiguas profesiones de leyes, medicina y 'a Iglesia, f) una ms
moderna como la ingeniera, est representada por una comunidad
institucionalizada con reas especficas de inters, estndares de ejecucin y normas de comportamiento. Ms an, ofrece un servicio
a la comunidad reconocidamente importante. Sin embargo, hay un
aspecto vital en el cual la ciencia difiere de las otras profesiones,
ya que el cientfico individual pocas veces desempea el papel de
especialista consultivo, cuyo calibre profesional podra juzgarse por
la calidad de los resultados. Una relacin en la que el especialista
acta de acuerdo con los intereses de un cliente y es personalmente
responsable de las consecuencias de sus actos, es a menudo la que
caracteriza el trabajo del abogado, del doctor o del clrigo, a quienes probablemente se les considera responsables del estado legal
de otros o de su salud corporal o espiritual. Pero mientras que a la
ciencia como institucin se le identifica comnmente como el villano en relacin con problemas como la contaminacin o la carrera
armamentista, un cientfico determinado, a causa de su medio (acadmico) o de la subordinacin de su posicin (industrial) muy rara-
215
216
217
cho mucho ms modesta en la aseveracin de su poder para explicar el mundo. Sin embargo muchos pensadores, algunos de los cuales hasta mantienen una relacin nominal con la Iglesia, encuentran
que ya no es posible creer que las ideas religiosas se han derivado
sobrenaturalmente. Un punto de vista contemporneo muy extendido es que fue el hombre quien cre el concepto de Dios, no Dios
el que cre al hombre. La razn principal tras este cambio es indudablemente la influencia de la ciencia durante los ltimos trescientos aos.
En el centro del conflicto en su forma tradicional se ha encontrado el contraste entre la autoridad absoluta e inmutable de las doctrinas religiosas de revelacin divina y la visin del mundo incesantemente cambiante derivada de la ciencia. As, una de las ms
famosas confrontaciones, la de Galileo y la Iglesia catlica, giraba
en torno a las supuestas amenazas que los nuevos datos de observacin significaban para los dogmas establecidos desde haca mucho
tiempo por la cosmologa aristotlica y la narracin bblica. Ms de
doscientos aos despus de este episodio, fue la teora de la evolucin la que gener violentas controversias, y una vez ms stas se
centraron en torno a la impugnacin al relato tradicional del libro
del Gnesis sobre la creacin de las especies, particularmente la creacin del hombre, representada por la nueva evidencia de la geologa y la historia natural.
El problema general que tales adelantos de la ciencia plantearon
al punto de vista religioso fue que cada vez ms causas naturales
de efectos materiales llegaron a descubrirse, de manera que era cada
vez menos necesario postular causas sobrenaturales o la intervencin divina. Cuando se iniciaban "batallas", pareca haber una marcada tendencia a que fueran perdidas por la Iglesia, aunque incluso
para tales efectos todava inexplicados segua habiendo el peligro
de que nuevos descubrimientos cientficos sirvieran nicamente para
minar la autoridad de la religin cada vez ms si, por as decirlo,
Dios fuera arrastrado prematuramente a "tapar las grietas".
La respuesta a este problema apareci en diferentes formas. Algunos te10gos fundamentalistas simplemente se enterraron bajo una
lpida impenetrable de literalismo bblico; para ellos, cada palabra
de la Biblia se tomaba con revelada directamente por un Dios personal. y cualquier cosa que la contradijera era, por lo tanto, falsa.
En el otro extremo, los "modernistas" de finales del siglo XIX vieron en la evolucin una fuerza csmica impersonal que les pareca
suficiente evidencia de una ley de "progreso" ordenada divinamente. Para estos pensadores progresistas, Dios y el hombre juntos se
volvan parte de la Naturaleza, de modo que ningn nuevo conocimiento cientfico poda construirse como apoyo para su posicin;
la Biblia por lo tanto ces de ser parte de cualquier controversia
218
de la ciencia. Esto no quiere decir, sin embargo, que la Biblia no tuviera importancia, ya que se convirti, particularmente para los telogos comunes, en la fuente no de un relato literalmente verdadero
del mundo sino de la revelacin de Dios en la per~ona de Cristo.
Esta nocin de la verdad revelada por comunicacin sobrenatural tuvo como consecuencia el aislamiento de la ciencia y la creencia religiosa, al definir sus mtodos respectivos y sus temas como
referidos a "mundos" totalmente diferentes. Esta estructura permite
sutiles ideas sobre diferentes "niveles de verdad" y diferentes significados de la palabra "explicacin", que son complementarios y
no contradictorios. Mientras que la ciencia explica la existencia de
diferentes formas orgnicas en trminos de la teora evolutiva y, ltimamente, en trminos del surgimiento de la vida a partir de la materia inanimada, no tiene nada que decir sobre la cuestin de la existencia per se. La existencia en s concierne a la explicacin religiosa.
En forma similar, la explicacin cientfica del origen de nuestro universo, en trminos por ejemplo de la teora de la gran explosin, admite la duda sobre la fuente y el estado de la materia o de la energa
disponible para que, en primer lugar, pudiera explotar. Nuevamente sobre esta cuestin, la ciencia no tiene nada que decir.
En trminos generales esta posicin teolgica -compartida tanto por pensadores protestantes como catlicos, y favorecida como
medio para minimizar el rea sobre la que pueden debatir la ciencia y la religin- argumenta que todo el problema de la creacin
es, para la ciencia, algo que se trata nicamente en el nivel de las
relaciones finitas y temporales entre causa y efecto. En cambio, para
la religin, el problema de la creacin es fundamentalmente el significado de la existencia, en particular el significado de las relaciones actuales entre Dios y el mundo. Las percepciones derivadas de
la revelacin se consideran impenetrables para los descubrimientos de la ciencia, porque se refieren a niveles completamente diferentes de causalidad, respectivamente causalidad primaria y secundaria.
Otros filsofos y telogos tambin han deseado resolver cualquier
conflicto entre ciencia y religin separando a ambas en dos distintas esferas de la experiencia. Por ejemplo, los existencialistas disocian una esfera de individualidad (subjetiva) en la que opera nicamente Dios, de una esfera de la naturaleza (objetiva) familiar para
el cientfico. Por otra parte, los filsofos lingistas reconocen la legitimidad tanto de la ciencia como de la religin, entendindolas sin
embargo como lenguajes totalmente diferentes: el primero interesado en la prediccin y el control de la naturaleza, el segundo como
apoyo de una forma particular de vida.
En el ltimo cuarto de siglo ha surgido algo as como una tendencia para volver a unir la religin y la ciencia. lranto en trminos de
219
220
221
222
223
224
BIBLlOGRAFlA
A contbuacin presentamos una lista de los libros y artculos ms importantes que se consultaron. Los datos que se ofrecen se refieren a los
volmenes que se emplearon y por lo tanto no son los que aparecen en
el texto (usualmente los de las primeras ediciones). Exceptuando unos
cuantos casos, la duplicacin se ha evitado citando slo una referencia
con relacin al primer captulo en el que se menciona.
INTRODUCCIN
226
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CAPITULO 4. FILOSOFIAS DEL Mr;TODO CIENTIFICO: TEORIAS DE LA CIENCIA
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CAPITULO 8. CIENCIA, CULTURA Y REUGION
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[231)
232
233
31,33,35.41,105
evolucin, teora de la evolucin: 23,
74,93, 162-163, 187,217-220
existencia: 218, 220-223
existencialismo: 218
experimento: 42, 48, 52-53, 58-59, 65,
103, 121
234
geologa: 20, 87, 103, lIS, 127,217
Gilbert, William: 136
gobierno: 150-157, 172-173, 194-195
G6del, Kurt: 91
Goethe, Johann Wolfgang von: 205
gran ciencia, la: 117-119, 129, 168, 196
gran explosin, teora de la: 218
gravedad: 56, 82,89
Greenberg, Daniel: 194, 227
griegos: 24, 43, 58-60, 158,203
Hagstrom, w.o.: 124-126, 129,228
Haldane, J.B.S.: 100
Hales, Stephen: 47-50, 225
Harvey, William: 44-47, 50, 62, 73-74,
225
hechos: 24, 33, 37, 59, 65, 85, 106, 145,
159, 204, 207, 215-216, 219
Heisenberg, Werner: 90-92, 226
Hessen, Boris: 211-212, 230
heuristica (negativa y positiva): 81-82
hiptesis: 21, 42, 46-48, 51-55, 60, 6567,70-74,81-82
hiptesis ad hoc: 72
historia, teora de la (de Marx): 69
history and philosophy 01 the inductive sciences, The: 65
History 01 the conllict between religion and science: 216
history 01 the warfare 01 science with
theology in christendom, A: 216
Hobbes, Thomas: 204
Hobsbawm, Eric: 136, 228
Holanda: 156
Hollomon, J.H.: 147,228
homeostasis: 95
Hudson, Liam: 12, 225
Hugo, Vctor: 77
humanismo: 206-207, 210, 212
Hume, David: 35, 65, 159, 174, 204,
222
Humphreys, Laud: 188-189, 229
Huxley, Aldous: 209, 230
Huxley, Julian: 162, 229
Huxley, Thomas Henry: 163,229
ideas, la fecundacin cruzada de: 128,
168
235
8S
norteamericano: vase Estados Unidos de Amrica
Novum Organum: 59, 164
"ncleo duro": 81-83
Obedience to authority: 189
objetividad: 11, 19,41-42,62-64,84,
90,104,158,161-162,211
observacin: 41-42, 45-53, 58-67, 70,
81-83,99, 145,223
guiada por teoras: 70, 73, 75, 219
Ohm, Georg Simon, ley de: 20
On the motion of the heart and the
blood: 46
One dimensional man: 213
ontogenia: 93
ontologa: 221-222
Oppenheimer, J. Robert: 170,195-196
ptica: 77
organizacin: 94-102, 220
origen de las especies, El: 75. 162
Orwell, George: 209, 230
236
ozono, capa de: 177
paradigmas: 75-81,126-127,145,164,
173,219
"paradoja del mentiroso": 36
Parmnides: 95
partculas elementales: 22, 90-92, 94,
140
Pascal, Blaise: 10, 72, 205
Pauling, Linus: 34, 225
Penicillium: 135
percepcin sensorial: 18-19
Perkins, William: 137
Philosophical transactions of the Royal Society: 113
placebos: 32
Planck, Max: 79
Platn: 43, 91
Polanyi, Michael: 161, 165-166, 208,
219,229-230
poltica: 172,210,212
Popper, Karl: 66-72, 75, 77, 79, 83,
87, 226
positivismo lgico: 66-67, 204
post hoc, ergo propter hoc (falacia):
34
prediccin: 40, 104
Premio Nobel: 34, 124
premisas: 25-32, 38,42,47,57,63,67,
70
premisas positivas: 174-175
Price, Derek de Solla: 111-118, 228
probabilidad: 31, 38, 42, 64, 90-91,
104-105
progreso: 43, 93-94, 138, 162-163, 203204,217
cientifico: 43, 70, 77, 81, 115-116,
138, 169,202
propaganda: 84-85
propiedades (cualitativa y cuantitativa): 41
protestantismo: 121,211
Prout, WilIiam: 82
Proyecto Manhattan: 194-195
psicoanlisis: 69, 83, lOO
psicologa: 38-39, 41, 54, 84, 87-88,
.100-101, 104, 185-189, 199,201,
224
Ptolomeo: 78
publicaciones (cientficas y tcnicas):
237
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SIaIO
velnlluno
)l(J
_____
~it~_
111111111111111111111111
9 789682
314018