Coloquio de La Virtud Como Grandeza - Víctor Raúl Haya de La Torre

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COLOQUIO DE LA VIRTUD COMO GRANDEZA

63. TEMPRANA DEL APRA.


El Maestro inici el Coloquio con esta pregunta:
Cul era el ambiente psicolgico del Per en 1931, cuando
insurgi el Aprismo como
partido de masas?
Un alumno, Daniel Macedo Tupayachi, intervino para decir que
el Aprismo advino a la poltica peruana como primer partido
que proclam candidato a la Presidencia de la Repblica justo
a quien entregaba el Plan de Gobierno que deba inspirar su
labor como Jefe de Estado. Record que Haya de la Torre, a
cuatro das de haber llegado a Lima, fue incorporado al Primer
Congreso del Partido Aprista en un teatro de los Barrios Altos,
donde le dio bienvenida el Secretario General de entonces,
Carlos Manuel Cox.
Mi padre agreg Macedo siempre recuerda estas
palabras del discurso del Maestro,
en la parte final:
En nuestras filas cada militante, cada dirigente, cada aprista
debe asumir sin vacilaciones su responsabilidad de luchar por
la justicia y de saber valerse de su libertad.
Nuestra Patria ha salido de una penosa tirana, y es obligacin
nuestra esforzarnos hasta
el sacrificio para que no caiga bajo otra.
Macedo Tupayachi mostr al pblico un viejo ejemplar del libro
Poltica Aprista, edicin de 1933, en una de cuyas pginas
acaba de leer el texto de Haya de la Torre.
64. SLO SABEN OLVIDAR.
En aquellos aos matinales de 1931, cuando el Aprismo convoca
a sus organizaciones a
congresos provinciales, departamentales y regionales, a fin de
coronar estas deliberaciones en el Primer Congreso del Partido
20 de Agosto de 1931; cuando esta fuerza popular lleva
a cabo consultas democrticas, los viejos polticos observan y
censuran con malignidad medio ratas, medio alacranes tan
nuevo y peligroso estilo de conducta cvica.
Los politicastros y corifeos, de viejo cuo y largo prontuario,
enfrentaron a estas fervorosas promociones de dirigentes que

hablaban lenguaje inslito, utilizando calumnias y desatando


violencias. Del ambiente ftido en que pululaban aquellos
difamadores, pueden repetirse, de letra a letra, estas palabras
quemantes de Federico Elguera:
Aqu nadie sabe amar ni odiar, slo saben olvidar.
La poltica de aquella hora se caracteriza por prcticas de
sensualidad, improvisacin y marrullera. Ser poltico constitua
suma y dechado de habilidades para aprovechar, en beneficio
propio, la posesin del poder pblico, sin atenerse a valores ni
conveniencias del pas. Se llamaba poltico a quien saba mucho
de economa domstica, del arte untoso y socorrido de obtener
comisiones en los negocios fiscales, de engordar a costa y dao
del Tesoro Pblico.
Continuaba, reptante y ptrido, el ambiente poltico que aos
antes haba desesperado a Simn Bolvar, cuando en momento
oscuro de desencanto, exclam iracundo:
Aqu lo nico que queda por hacer, es emigrar.
Justamente, en esa hora, en ese contexto, hace luminosa aparicin
el Aprismo.
65. ENTRE CADENAS Y MOTINES.
El Maestro se detuvo para trazar sumariamente el contorno
poltico en que Bolvar pronunci este anatema lleno de amargura.
El libertador haba escrito en su Carta de Jamaica otras
expresiones, tremendas y parciales, contra los oligarcas limeos.
Tierra de oro y esclavos: se humillan en las cadenas y se sublevan
en los motines.
Estas palabras lapidarias tienen la siguiente limitacin social: son
vlidas slo para grupos regresivos del Per, para terratenientes
y oligarcas que prostituan el ejercicio honesto de la poltica. Las
grandes masas de trabajadores, los que sudan y se consumen
de sol a sol, quedan fuera del mbito y alcances de tan terrible
sentencia.
El Maestro seal jubiloso que los trabajadores peruanos,
herederos de la disciplina, sobriedad y estoicismo del Imperio,
jams se sensualizarn, y los apristas, al vivir y militar el nuevo
evangelio, rechazaron y condenaron el abanico de prcticas viciosas
en la vida poltica del pas. Levantaron como ensea -lbaro de

lucha el sentido de disciplina, libremente consentida, propia


de varones y mujeres responsables, y se fortalecieron en
organizaciones democrticas, eminentemente educativas.
El Aprismo corrigi las palabras de Bolvar en cuanto podan
alcanzar por generalizacin
a todos los peruanos:
Ni apetito de oro, ni violencia irracional.
Organizacin para luchar y disciplina para vencer.
66. LO HEROICO, LO GROTESCO.
En aquel ambiente de 1931, poblado de inmoralidades que se
trasmitan de generacin en generacin, de oligarcas padres
a oligarcas hijos, el Aprismo irgui lemas y voces de orden
tpicos de una organizacin moderna de trabajadores, de
una asociacin de combatientes con filosofa certera y moral
inflexible.
Hubo, s, quienes se equivocaron: llegaron a filas del Aprismo
creyendo que se trataba de una sensualidad ms. Llegaron y se
fueron. Y cuando, en 1932, empezaron los mrtires a regar
su sangre, comprendieron que en el Apra no haba sitio para
advenedizos y truhanes.
1932: seis mil mrtires.
1933: prisiones, exilios.
1934: Persecuciones.
A esta conducta de sacrificios, a esta ejemplaridad de hroes,
oligarqua y comunistas respondieron con campaas de
ridculo. Lo heroico frente a lo grotesco.
A las sobriedades, a las inmolaciones, a los paradigmas,
contestaron con gestos, palabras, actitudes de bastardos,
cuando no de asesinos.
Bastardos y asesinos retaron la Fe del Aprismo:
Subid al Calvario. Seis mil subieron.
Y fueron, todos ellos, polvo en viaje a las estrellas, segn la
frase potica de Manuel Seoane.
67. LUCES DE CAMINO.
El Maestro hizo esta revelacin a sus discpulos:
En 1931 me di cuenta que todo lo ledo, que todo lo estudiado,

me serva poco en la hora suprema de fundar un partido de


izquierda democrtica y revolucionaria, antimperialista, que naca
competitivamente al lado del comunismo.
Diferencia:
Los comunistas llegaron entre dineros y favores de la oligarqua
y sus dictadores.
No bast el libro dijo Haya de la Torre.
Slo con teoras, con libros, no se construye la armazn grantica
de un partido de masas. El Maestro record los versos magnficos
de Goethe, cuando Fausto dice que son grises todas las teoras,
mientras que es verde el rbol de la vida.
Haya de la Torre reconoci que las ciencias sociales operan a
manera de luces de camino, faros que alumbran la realidad, pero
que urge, de la mano con ellas, descender alertas al hondn
dramtico del pueblo, al encuentro de sus intimidades invioladas, a
fin de recoger devotamente anhelos, reivindicaciones, desengaos
y dolores, protestas, rabias.
El Maestro seal que el 20 de Agosto de 1931 dijo en Lima, a cuatro
das de haber regresado del destierro, que el Aprismo naca no slo
para fiscalizar males que aquejan al pas, sino que, adems, era
organizacin de hombres llenos de fe, optimismo y fortaleza para
encarar y resolver las tareas y apremios de salvar al pas.
Haya de la Torre:
El Aprismo naci como programa econmico, pero, sobre todo,
como fuerza moral. Por eso, adems de bandera poltica, fuimos
voz limpia que expresa entero el viejo y hondo dolor del Per.
Orestes Rodrguez Campos intervino para leer un prrafo del
discurso del Maestro en Trujillo, el 8 de Diciembre de 1931:
Quienes han credo que la nica misin del Aprismo era llegar
al Palacio, estn equivocados. Al Palacio llega cualquiera, porque
el camino al Palacio se compra con el oro o se conquista con los
fusiles. Pero la misin del Aprismo es llegar a la conciencia del
Pueblo antes de llegar a Palacio. Y a la conciencia del Pueblo se
llega como hemos llegado nosotros, con la luz de una doctrina, con
el profundo amor de una causa de justicia, con el ejemplo glorioso
del sacrificio. Slo cuando se llega al pueblo se gobierna, desde
abajo o desde arriba. Y el Aprismo ha arraigado en la conciencia
del Pueblo. Por eso mientras los que conquistaron con oro o con

el fusil crean mandar desde Palacio, nosotros continuaremos


gobernando desde el Pueblo.
68. POLITICA ES LAZO
Un alumno, Humberto Arenas:
Qu concepto se tena de poltica en 1931?
Se entenda como negocio, como asociacin de gente que
busca puestos pblicos y saquea arcas fiscales.
El Aprismo respondi retadoramente:
La poltica es ciencia.
Los apristas entienden, desde 1931, que la ciencia, especialmente
la ciencia social, vale como conjunto coherente de verdades
metdicamente verificadas, pero verdades provisionales,
donde no caben absolutismos y menos congelaciones, ni
dogmatismos.
El Maestro aadi:
La poltica es tambin amor, ternura; es lazo que
ata, hermandad que sobrevive; es renunciamiento a las
sensualidades; conducta heroica, capacidad de inmolacin y
empresa generosa de servicio pblico.
Los comunistas llegaron en 1931 portando consignas groseras, y
repetan en cadena la expresin oriental del Rey Sardanpalo:
Come, bebe, goza; pronto morirs.
Los apristas replicaron a estas sensualidades porcinas con el
evangelio humanista de Protgoras.
El hombre es medida de todas las cosas.
69. VIRTUD Y GRANDEZA.
Aprendieron desde 1931:
Si quieres hacer cosas grandes, preprate para ser grande.
Cada hombre, cada mujer, dirigente o militante, encarn
y cumpli esta voz de orden. Los apristas se educaron
pacientemente, se limpiaron de pecados tradicionales, se
purificaron en la accin tenaz, sin tregua ni reposo, a sol y
a sombra. El Partido devino escuela. Cada local aprista era
recinto de docencia y aprendizaje, donde los roles de maestro
y discpulo se alternaban, sin que hubiera maestro siempre
maestro ni alumno siempre alumno.

La educatividad del Aprismo produjo transfiguraciones asombrosas.


Haba que labrar la grandeza de cada aprista, su excelencia, su
mayor perfeccin posible, de manera que desenvolviera todas sus
potencialidades, hasta alcanzar el estatuto humano prefigurado
por Haya de la Torre.
La dictadura de Luis Snchez Cerro coloc al Aprismo ante la
alternativa de perecer, o endurecerse, acerarse, para resistir
y superar la agresin global. Los apristas fueron sometidos
a sacrificios inenarrables, al martirio, a la muerte lenta, a la
consuncin impiadosa.
Unos partieron al exilio, otros fueron sepultados en presidios. Las
mazmorras se abrieron
en costa, sierra y selva. Cada hora se hizo calvario, cautiverio sin
plazo ni lmite, crisol sin tiempo ni medida.
Un viejo militante dijo al Maestro:
El Aprismo dola y sangraba.
Ser aprista signific:
Riesgo de vida y bienes.
Pero el viejo negocio, la trafa tradicional, haban terminado de
raz a raz en un ancho sector del pueblo peruano. El pas se
haba salvado del trfico infame. No slo se hablaba nuevo idioma
poltico; tambin se viva y mora con nuevo estilo.
Los apristas seguan la divisa juvenil del Maestro, tomada de
Diderot.
Es necesario ser virtuosos, o renunciar a ser grandes.
Haya de la Torre vibr entero cuando advirti a sus discpulos:
No lo olvidemos.
Los herosmos no se recuerdan para que se repitan: que el Per no
retroceda hacia tiempos y espacios de barbarie. Pero la leccin de
los Mrtires siempre vive, y se renueva, como lmpara votiva, en
el corazn de los apristas. Es la impronta inmemorial, el rastro de
su gloria, de los fundadores del Partido.
70. CON PALABRAS, NO.
El Maestro consagr los ltimos minutos de este Coloquio a
tributar homenaje a quienes, varones y mujeres, entregaron al
Aprismo sus energas, tiempo y vida.
Cuando un partido poltico se transfigura en fuerza moral cuya

gravitacin resulta capaz de fijar rumbos y pautas a tantas


vidas, sin duda que ese partido posee suficiente autenticidad.
Las ideologas expresan valores e intereses de grupos sociales,
mayores o menores, mas cuando una ideologa es capaz de
transportar al lindero mismo del sacrificio, que incluye hasta
la vida, se puede afirmar que esa ideologa ha antepuesto y
priorizado valores sobre intereses, y en la misma medida, y
en igual proporcin, podemos asegurar que de este modo
consagra su perennidad.
El Maestro tribut este homenaje al holocausto de nuestros
muertos, y queremos humildemente declarar esta impotencia:
no podemos reflejar la magnificencia del eplogo, ni siquiera en
versin aproximada. Fue tan profundamente lrico, tan bello,
de tal textura potica, que slo un registro magnetofnico o
taquigrfico podra recoger, adliteram, tan solemne Rquiem
en sus minutos terminales, aunque sin acercarse al esplendor
ntegro del mensaje.
Somos testigos testigo que rinde testimonio de muchos
discursos y Coloquios del Maestro. Mas ante la oracin del
Jueves, en la secuencia del tributo a los Mrtires, en el instante
que se pobl el aula con el espritu de los hroes; ante esa
hora incomparable, decimos a nuestros lectores y amigos,
acogindonos a la celebra confesin de Jos Mart.
Con palabras: no puedo.
Los Mrtires del Aprismo vivieron agonizando en el sentido
que Miguel de Unamuno consagr a la palabra agona en su
tratado sobre el cristianismo. Agonizar es luchar. Unamuno
escribi que agona es muerte de la vida.
Los hroes del Aprismo, durante la dictadura del general
Manuel Odra, saban que esa muerte era presencia que los
rondaba todos los das, al filo, sobre todo, de las madrugadas.
Uno de ellos:
Juan Mac Lean Bedoya.
Sucumbi en una mazmorra, agotado por la violencia de los
carceleros. Se consumi lentamente, de hora en hora, y en sus
momentos finales, mostraba a sus compaeros de infortunio
la ms hermosa serenidad ante la muerte.
Le gustaba repetir en latn este verso de Horacio:

Omnem crede diem tibi supremum.


Lo traduca l mismo con lentitud premeditada:
Piensa que cada da puede ser el ltimo.
Se apag en la penumbra, como resto de una llama. Podramos
decir, con palabras, de La Fontaine, que nada turb su fin: ese
crepsculo de nio sorprendido. Fue, su muerte, el atardecer de
un hermoso da.
Fuente:
Ignacio Campos. Coloquios inditos de Haya de la Torre, Lima, Per, febrero de 1980, pp.
129-144.

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