Leyendas Mexicanas PDF
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Desde hace 15 aos imparto el curso de Historia de la Cultura de Espaa y Amrica a estudiantes que inician sus estudios universitarios en
la licenciatura de Lengua y Literaturas Hispnicas, en la Facultad de
Filosofa y Letras de la unam. Mi experiencia como profesora ha sido
gratificante, pues los alumnos suelen ser muy receptivos, comprometidos
y entusiastas.
En el 2007, algunos estudiantes, interesados en ciertos temas que se abordaron en clase, tuvieron la iniciativa de entrevistar a sus amistades y gente
de la calle para recoger narraciones sobre personajes tradicionales. Sus
nombres son: Laura Michael Mariaud Garca (textos 1, 3 y 4); Claudia Moreno Rivera (2, 5 y 6) y Yadir Prez Trejo (7, 8, 9 y 10). La cosecha de su
trabajo es el material que se ofrece a continuacin, basado en una transcripcin literal de las entrevistas realizadas. Mi misin consisti en editar
y dar nombre a los relatos, as como escribir esta introduccin.
Los once relatos versan sobre criaturas fantsticas que se aparecen en
las calles, las barrancas y los ros. El perro-nagual y El carnicero nagual se
basan en la creencia, bastante extendida en Mxico, de que ciertas personas pueden transformase en animales. Reciben el nombre de naguales o
nahuales, y su origen se remonta al mundo prehispnico. El nagual era el
sacerdote, sabio o hechicero que dedicaba su vida al dios Nahualli (Mago
en Jefe, Principal Hechicero o Gran Nagual); a cambio de su entrega, el
dios le haba revelado la ciencia para controlar la lluvia y el granizo, y
para, transformado en fiera, provocar enfermedades y diversos males.
En el siglo xvi, los evangelizadores relacionaron a los naguales con
el demonio, bajo el supuesto de que solo el enemigo del hombre, el diablo, poda tomar distintas formas. A pesar de la censura de la Iglesia, la
creencia en estos seres prodigiosos ha persistido en Mxico hasta nuestros das. Hay quienes piensan que los naguales son brujos o hechiceros que realizan sus fechoras al amparo de la noche; otros, en cambio,
REVISTA DE LITERATURAS POPULARES / AO VIII / NMERO 1 / enero-junio DE 2008
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los perciben como seres simpticos, anodinos, que dejan azorados a los
distrados ciudadanos con los que casualmente se encuentran. En el
mbito religioso, determinadas comunidades indgenas, especialmente
del sur del pas, creen que los naguales auxilian a los santos en su difcil
tarea de controlar los fenmenos atmosfricos.
La muchacha que beba sangre nos lleva al mundo de la brujera, creencia
supuestamente introducida por el demonio y a la cual son muy propensas las mujeres. Desde la Edad Media se atribuy a las brujas actos terribles, como alimentarse de la sangre humana, especialmente de los nios;
para contrarrestarlas, se recomendaba arrojarles sal. En varios relatos
tradicionales mexicanos la bruja suele ser una mujer joven, cuya identidad es descubierta por su marido. Todos estos datos los encontramos
en el relato que aqu nos ocupa, es decir, este responde a un esquema
ideolgico muy conocido. Hay un hecho curioso en el que vale la pena
reparar: la bruja almacenaba la sangre en una botella.
En muchas tradiciones del mundo hay mitos sobre serpientes y, en
general, animales monstruosos, a los cuales se enfrentan los dioses,
hroes o seres humanos. Baste recordar la bblica serpiente del paraso
terrenal, a la que sucumbe Eva; o bien, la terrible Pitn, que muere en
manos de Apolo; o la desagradecida serpiente de la fbula de Esopo. La
mujer-vbora, el siguiente relato que presentamos, se inscribe en esta larga
tradicin literaria. Es interesante la forma en que se desencadenan los
hechos: la mujer-vbora es arrojada en el mismo lugar donde fue encontrada, desenlace que el narrador no percibe como un asunto de graves
consecuencias, sino como un hecho chistoso.
La mgica aparicin del dinero es el tema de Las vboras de oro, relato
que trata de una vbora que tiene la mgica cualidad de convertirse en
oro. La suerte es otro ingrediente del cuento, pues se supone que muy
pocos pueden encontrar a este fabuloso animal. El que se topa con ella
debe atraparla arrojndole un sombrero, con lo cual, mgicamente, se
convierte en un montn de centenarios, monedas de oro supuestamente
muy antiguas.
Los duendes son otros de los seres imaginarios que aparecen en el
folclor mexicano. Tambin se les conoce como chaneques, aluxes y huaches,
y los hay con diferentes personalidades: malvolos (raptan nios, lanzan
piedras sobre los tejados), traviesos (deambulan por las casas cambiado
las cosas de sitio, apagan y encienden las luces), y otros que, como en
el relato Los duendes, no causan ningn mal y, como los nios, juegan
entre s, ajenos al mundo.
Los ltimos relatos (Donde corre el agua, La Llorona o Cihuacatl, La
novia, La mujer que flotaba en el aire, La mujer que vesta de blanco) son protagonizados por un fantasma muy conocido en el folclor mexicano: la
Llorona. Este personaje remite a Cihuacatl, diosa-serpiente de la mitologa nhuatl invocada en los partos y patrona de las Cihuateteo, mujeres deificadas que han muerto al dar a luz y que gritan por las noches su
desgracia. En las supuestas profecas que anunciaban la destruccin del
mundo precolombino se cuenta que, antes de que llegaran los espaoles
a Mxico, los mexicas oan, en los alrededores del lago de Texcoco, los
lamentos de una misteriosa mujer que exclamaba: Hijitos mos, pues
ya tenemos que irnos lejos. Hijitos mos, adnde os llevar?
La leyenda de la Llorona cuenta con muchsimas variantes en Mxico,
como lo prueban los relatos que se reproducen en este trabajo. Hay varias
creencias al respecto: casi siempre se aparece a los hombres, a quienes
seduce con sus encantos; es una muchacha hermosa, viste de blanco,
vuela por los aires; enferma a quien la oye o la mira, suele aparecer en
las riberas de los ros, etctera.
Casi todos los relatos que aqu se reproducen fueron recogidos en
Xochimilco, un antiguo pueblo indgena que ahora pertenece a la ciudad de Mxico, famoso por sus canales de agua, donde existe la costumbre de escenificar la leyenda de la Llorona en noviembre, a propsito del
da de Muertos. Desde hace varios aos, los xochimilcas se han empeado en recuperar su historia. En buena medida esto explica por qu,
cuando a los entrevistados se les pregunt si saban quin era la Llorona,
no dudaron en dar una versin sobre esta mujer fantasmal que, segn
ellos, deambula por esa regin desde hace mucho tiempo.
Araceli Campos Moreno
Facultad de Filosofa y Letras, unam
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1. [El perro-nagual]
Y siempre las seoras hacan tortillas en canastos grandes. Siempre las
hacan en la noche para el otro da llevrselas a vender. Y siempre les
faltaban las tortillas. Decan:
Pus qu pasara?, quin se llevar las tortillas que ponemos en
los canastos para vender?
Y que un da dicen que llega..., que dicen que estaban paradas espiando
a ver quin y que dicen que era, pues, un perro que se llevaba las tortillas.
Y sacan el machete y que le dan al perro, y se fue sangrando el perro. Y al
otro da que amaneci se fueron siguiendo la sangre del perro. Entonces se
sigui y se sigui, y al llegar a una casita ah termin la sangre. Entonces,
pues, tocaron, y salieron, y era una viejita que estaba herida.
Juana Chavel Garca, vendedora de milagritos
y estampitas,1 D. F., junio, 2007.
4. [La mujer-vbora]
Dicen que en una barranca, en el cerro de Jazmn, en Hidalgo, hay una
mujer que dice siempre que por favor la saquen. Es una mujer muy bonita. Entonces van y se bajan y la suben cargando, pero ya como a medio
camino les empieza a pesar mucho, y ya cuando se voltean3 (porque pesa
y van avanzando y va pesando ms)..., y resulta que cuando se voltean
es una vbora enorme. Y la tiran. Y entonces se queda llorando, porque
adems la dejan peor.
Bianca vila, curandera,4 D. F., mayo, 2007.
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5. [Los duendes]
En ese pueblo haba de todo: lloronas; autiotas, que eran mujeres que les
pegaban a las otras mujeres que vean embarazadas, porque las autiotas
no se podan embarazar, porque haban abortado, y ese era su castigo;
duendes, con esos nos ponamos a jugar yo y mis hermanos. Eran unos
niitos chiquitos y siempre andaban encuerados, andaban por donde
bamos a sacar agua dulce, y cuando nos acercbamos nos aventaban
piedras, y nosotros se las regresbamos y as jugbamos.
Silvestre Moreno Romero, chofer, mayo, 2007.
8. [La novia]
Uno de mis muchachos me platic que un da fueron a una fiesta, este,
salieron de la fiesta y por all vieron a una novia, no? Entons, vieron a
una novia, y el otro amigo dijo:
Mira!, dice, ya se sali la novia!, vamos a seguirla!
Y dice que el otro joven la sigui, y que cuando se quiso dar cuenta, en
un poste dio la vuelta, y cuando se dieron cuenta ya estaba hasta la otra
esquina. Que entonces dijeron: es la Llorona!, y que el otro muchacho
se muri porque quiso seguir a la Llorona.
Hortensia Garca, comerciante, Xochimilco, D. F.,
mayo, 2007.
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