Hepatitis A y B

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La hepatitis A es una enfermedad infecciosa producida por el virus de la

hepatitis A (VHA) caracterizada por una inflamación aguda del hígado en la


mayoría de los casos.1 La hepatitis A no puede ser crónica y no causa daño
permanente sobre el hígado. Seguida de una infección, el sistema inmune
produce anticuerpos en contra del virus de la hepatitis A y le confiere
inmunidad al sujeto contra futuras infecciones. La transmisión ocurre por
agua contaminada o alimentos contaminados y en algunos países puede ser
importada cuando se viaja a zonas de alto riesgo. La vacuna contra la
hepatitis A es actualmente la mejor protección contra la enfermedad.

Epidemiología

Además cumple las siguientes características:

1. El VHA es un virus hepatotropo que no siempre produce hepatitis aguda,


sintomática o ictérica. Puede producir un síndrome gripal sin hepatitis manifiesta
o sin ictericia.
2. La hepatitis A evoluciona en la mayoría de los casos hacia la curación completa,
con restitutio ad integrum de las lesiones hepáticas. La hepatitis A no se
cronifica ni provoca estado de portador, al contrario que la hepatitis B o hepatitis
C.
3. La transmisión de la hepatitis A es orofecal en la mayoría de los casos, es decir a
través de los alimentos contaminados por heces.
4. La población de riesgo suele ser niños o adolescentes en países en desarrollo y
donde a esta edad no suele ser grave. Se estima que más del 50% de la población
mayor de 40 años posee anticuerpos IgG contra el VHA. En los países
desarrollados la hepatitis A en la edad adulta puede ser grave.
5. Existe una vacuna que protege de la hepatitis A.
6. Puede ser asintomática.
7. El periodo de incubación es de 30 días.
8. Suele ser colestasica (presencia de prurito).

Transmisión

La hepatitis A se propaga por medio de contacto con zonas poco higiénicas o ingestión
de alimentos contaminados, por ejemplo:

• Ingerir alimentos preparados por alguien con hepatitis A, siendo que esta
persona no se haya lavado las manos después de defecar.
• Beber agua contaminada con hepatitis A (en las áreas del mundo donde la
higiene o las condiciones sanitarias son malas).
• Por ingerir excrementos u orina infectada.

La hepatitis A se contagia por transmisión salival y no se contagia por vía sexual,


excepto cuando es relación sexual tipo anal o sexo oral-anal.

Factores de riesgo
Cualquier persona puede contraer la hepatitis A. Sin embargo, algunas personas tienen
un mayor riesgo que otras:

• Las personas que viven con alguien infectado de hepatitis A.


• Los niños que asisten a guarderías y las personas que trabajan en una guardería
de niños.
• Las personas que viajan a otros países donde la hepatitis A es endémica y no
poseen los anticuerpos necesarios.
• Las personas que practican el anilingus en sus relaciones sexuales.
• El uso de drogas por vía endovenosa.

Etiología

El virus de la hepatitis A pertenece a la familia de los Picornaviridae, y el género


Hepatovirus. Tiene una forma icosaédrica no capsulada de aproximadamente 28 nm de
diámetro y un solo genoma ARN lineal de orientación positiva. El genoma tiene una
longitud total de 7,5 kb que se traduce en solo una poliproteína, aunque puede por sí
sola causar una infección. La poliproteína es cortada en diversos puntos produciendo
proteínas capsulares VP1, VP2, VP3 y VP4, así como proteínas no estructurales.

Este es un virus que rara vez se encuentra en países con altos estándares de higiene. El
virus es muy resistente a altas temperaturas, ácidos y álcalis (por ejemplo, jabones y
otros productos de limpieza).

Patogenia

La infección por el virus de la hepatitis A tiene una fase de replicación en el hepatocito


y una fase citopática (in "vitro") donde causa alteración en la arquitectura del lobulillo
hepático y proliferación del mesénquima y de los conductos biliares que se debe a la
destruccion de los hepatocitos por los linfocitos T citotóxicos. Ocasionalmente la
inflamación lobulillar causa necrosis. La afectación es principalmente centrolobulillar y
se caracteriza por un infiltrado de células mononucleares, hiperplasia de las células de
Kupffer y grados variables de colestasis. Este infiltrado mononuclear está constituido
sobre todo por linfocitos pequeños, aunque ocasionalmente se observan células
plasmáticas y eosinófilos.5

Cuadro clínico

La persona infectada con hepatitis A puede sentirse como si tuviera gripe o bien puede
no tener ningún síntoma. Los síntomas de la infección por virus de la hepatitis A suelen
ser de aparición brusca y consisten en dolor en hipocondrio derecho, ictericia (piel y
ojos amarillos) y orinas oscuras. Otros síntomas comunes incluyen:

• Náuseas
• Vómitos
• Fiebre
• Pérdida del apetito y anorexia
• Fatiga
• Prurito (irritación y picazón de la zona afectada) generalizado.
• Excremento de color claro
• Dolor abdominal, especialmente en la región del epigastrio7

Estos pródromos pueden ser leves y en los lactantes y niños preescolares pueden pasar
inadvertidos.

Diagnóstico

Se debe sospechar la hepatitis A cuando existen antecedentes de ictericia en los


contactos familiares, amigos, compañeros de pacientes febriles o con otros síntomas de
una probable hepatitis. Igualmente en viajeros a zonas endémicas con clínica de
hepatitis.

Los criterios serologicos incluyen la detección en sangre de anticuerpos anti-VHA: la


infección aguda suele tener un incremento de inmunoglobulina M anti-VHA. La
inmunoglobulina G aparece después de 3 a 12 meses de la infección inicial. El virus se
excreta en las heces desde 2 semanas antes hasta 1 semana después del comienzo de la
enfermedad, por lo que se puede realizar un cultivo viral, de estar disponible. Pueden
estar elevadas las enzimas ALT, AST, bilirrubina, fosfatasa alcalina, 5-nucleotidasa y
gamma glutamil transpeptidasa.

El diagnóstico diferencial suele hacerse de acuerdo a la edad del sujeto. Ictericia


fisiologica del recién nacido, anemia hemolítica, sepsis y atresia biliar en el neonato. En
el lactante se debe descartar quistes del colédoco y carotenemia. En la infancia:
síndrome urémico hemolítico, Sindrome de Reye, Paludismo, Leptospirosis, Brucelosis,
cálculos biliares e infecciones graves. El lupus eritematoso sistémico, hepatotoxinas y
fármacos como el acetaminofen y el ácido valproico suelen dar síntomas similares a la
hepatitis A.

Tratamiento

No existe un tratamiento específico para la hepatitis A, pero se recomienda al paciente


estar en reposo durante la fase aguda de la enfermedad, cuando los síntomas son más
graves. Además, las personas con hepatitis aguda deben evitar el consumo de alcohol y
cualquier sustancia que sea tóxica para el hígado, incluyendo el paracetamol. También
se debe tomar en cuenta el equilibrio hidroelectrolítico y nutricional. Se debe en lo
posible evitar la dieta con grasas complejas, considérese la exposición a la luz solar por
lo menos 5 minutos por día por razones preventivas. El no seguir el tratamiento puede
traer complicaciones a los demás órganos del cuerpo.

A menudo, el médico administra medicamentos para aliviar los síntomas como el dolor,
la fiebre y el malestar general. La ingestión de dulces, caramelo macizo principalmente,
jugos y helados parece ser empleada para el alivio de las náuseas asociadas a la
hepatitis.8

La recuperación depende de la edad, estado general de salud e historia médica del


individuo, qué tan avanzada está la enfermedad y su tolerancia a ciertos medicamentos,
procedimientos o terapias. La mayoría de las personas se recuperan de la infección de la
hepatitis A sin intervención médica.
Prevención

La vacuna contra la hepatitis A confiere protección que previene la infección por el


virus de la hepatitis A. Una vacuna es una dosis de gérmenes con su patogenicidad
atenuada que usted puede recibir cuando está sano que impide que usted se enferme.
Las vacunas le enseñan a su organismo a atacar ciertos virus, como el virus de la
hepatitis A.

La vacuna de la hepatitis A se aplica en inyecciones. Los niños pueden recibir la vacuna


después de haber cumplido los dos años de edad. Los niños de entre 2 y 18 años de edad
deben recibir tres inyecciones en el plazo de un año. Los adultos deben recibir dos o tres
inyecciones en el plazo de 6 a 12 meses.

Es necesario que se apliquen todas las inyecciones para quedar protegido. Si se está
viajando a otros países, debe recibir todas las inyecciones antes de viajar. Si no recibió
alguna inyección, llame inmediatamente a su médico o consultorio para que le den un
nuevo turno. Usted puede protegerse a sí mismo y proteger a los demás de la hepatitis A
de las siguientes maneras:

• Siempre lávese las manos después de ir al baño y antes de preparar


los alimentos o comer.
• Use guantes si tiene que tocar el excremento de otras personas.
Lávese las manos después de hacerlo.
• Cuando visite otro país, beba agua embotellada. (Y no use cubitos de
hielo ni lave la fruta y la verdura con agua de la llave de paso.)
• Un lavado minucioso de las manos antes y después de cada cambio
de pañal, antes de servir los alimentos y después de usar el sanitario
puede ayudar a prevenir tales brotes en guarderías.

Profilaxis

Las inmunoglobulinas son empleadas para la profilaxis de la Hepatitis A. En el viajero a


zonas endémicas se suele administrar 0.02 ml/kg de peso si su viaje es menor a 3 meses
y 0.06 ml/kg de inmunoglobulina cada 4-6 semanas si su viaje será mayor de 3 meses.
Después de la exposición se suele administrar a los familiares y contactos íntimos 0.02
ml/kg de Ig e igual dosis al personal de guarderías donde ha aparecido un caso o brote
de la enfermedad. El sujeto que tenga contacto casual con un paciente con hepatitis A
no suele administrarsele la inmunoglobulina.
La hepatitis B es una enfermedad contagiosa del hígado causada por el virus de la
hepatitis B (VHB). La hepatitis hace que el hígado se inflame y deje de funcionar
correctamente. Puede causar un proceso agudo o un proceso crónico, que puede acabar
en cirrosis (pérdida de la "arquitectura" hepática por cicatrización y surgimiento de
nódulos de regeneración) del hígado, cáncer de hígado, insuficiencia hepática y la
muerte.

Con aproximadamente 350 millones de personas crónicamente infectadas por el virus de


la hepatitis B, es la infección más común en todo el mundo, con alrededor de un tercio
del mundo con valores detectables de anticuerpos contra el VHB. Además de la
hepatitis C, la hepatitis B es la causa más frecuente de enfermedad hepática crónica con
la posible consecuencia de la cirrosis hepática o carcinoma hepatocelular. El tratamiento
de la hepatitis B crónica es posible sólo en parte, por lo que la vacunación preventiva es
la medida más importante para prevenir la infección y reducir los portadores del virus
como una fuente permanente de infección.

El tratamiento de la hepatitis está intimamente relacionada con el tratamiento de la


infección por el VIH, pues las dos enfermedades requieren un amplio conocimiento de
la inmunología, la virología, la genética y el conocimiento de las actuales normas
terapéuticas, que suelen cambiar rápidamente con las actualizaciones modernas.

Historia

El primer brote registrado causado por el virus de la hepatitis B fue observado por
Lurman en 1885. Como consecuencia de un brote de viruela en 1883 se vacunaron a
1289 astilleros usando linfa de otros individuos. Después de varias semanas, y hasta
ocho meses más tarde, 191 de los trabajadores vacunados se enfermaron con una forma
de ictericia que fue diagnosticada como hepatitis sérica. Otros empleados que fueron
inoculados con diferentes lotes de linfa humana continuaron sanos. La publicación de
Lurman se considera un ejemplo clásico de estudio epidemiológico, que resultó con
linfa contaminada como la fuente de la epidemia. Más tarde, muchos casos similares se
reportaban después de la introducción en 1909 de agujas hipodérmicas que han sido
utilizados y reutilizados en varias oportunidades para la administración de Salvarsán
para el tratamiento de la sífilis. Aunque se había sospechado de la existencia de un virus
desde el trabajo de MacCallum en 1947, Dane y sus colegas descubrieron en 1970 las
partículas virales bajo un microscopio electrónico. A principios de 1980, el genoma del
virus fue secuenciado y la primera vacuna fueron experimentadas.

El virus fue descubierto finalmente en 1963, cuando Baruch Blumberg, un genetista en


los Institutos Nacionales de Salud en los Estados Unidos, puso de manifiesto una
inusual reacción entre el suero de individuos politransfundidos y el de un aborigen
australiano. Pensó que había descubierto una nueva lipoproteína en la población
indígena que llamó antígeno Australia, más tarde conocido como el antígeno de
superficie de la hepatitis B (HBsAg).

En 1967, después de varios estudios, se publicó un artículo que muestra la relación entre
este antígeno y la hepatitis. Blumberg recibió en 1976 el Premio Nobel de Medicina por
el descubrimiento de este antígeno y el diseño de la primera generación de vacunas
contra la hepatitis.
Epidemiología

La hepatitis B se propaga por medio del contacto con la sangre, el semen, u otro líquido
corporal de una persona infectada. El principal modo de transmisión refleja la
prevalencia de la hepatitis B crónica en una zona determinada. Así, en las regiones de
baja prevalencia, como los Estados Unidos y Europa Occidental, donde menos del 2%
de la población está crónicamente infectada, el uso indebido de drogas por inyección y
las relaciones sexuales sin protección son las principales vías de transmisión, aunque
otros factores pueden ser importantes. En las zonas de prevalencia moderada, incluida
Europa del Este, Rusia y Japón, donde el 2 y el 7% de la población está crónicamente
infectada, la enfermedad es frecuente entre gran parte de los niños. En las zonas de alta
prevalencia en regiones como China y el Sudeste de Asia, la transmisión durante el
parto es más común, aunque en otras zonas de alta endemicidad como el África, la
transmisión durante la infancia es un factor importante. La prevalencia de la infección
crónica por hepatitis B en las zonas de alta endemicidad es de al menos 8%.

Los distintos niveles de seroprevalencia del VHB se explican por el nivel socio-
económico de una región y la vacunación: permite una baja prevalencia, por ejemplo, en
la isla de la Reunión, departamento francés en el Índico, donde sólo el 0,7% de la
población se ve afectada, o bien una elevada prevalencia, como en África, donde a
menudo supera el 15%. Por ejemplo, en Madagascar, la prevalencia es del 16%, debido
a las frecuentes transmisiones de madre-hijo y el escaso uso de preservativos, que
promueve la transmisión sexual. La hepatitis B es también altamente endémica en China
y el sudeste asiático, partes de Oriente Medio, la cuenca del Amazonas, islas del
pacífico y algunas islas del Caribe.

Desde la ampliación de la vacunación, la prevalencia de la hepatitis B se encuentra en


fuerte descenso en aquellos países con una política de vacunación en curso.

Factores de riesgo

La hepatitis B es causa importante de hepatitis crónica y carcinoma hepatocelular en el


mundo, con un periodo de incubación de 4-26 semanas, con una media de 6 a 8
semanas. Se puede contraer hepatitis B por medio de:

• Tener relaciones sexuales con una persona infectada sin usar


preservativo
• Compartir agujas para inyectarse drogas
• Hacerse un tatuaje o una perforación en alguna parte del cuerpo con
instrumentos sucios que se usaron con otras personas
• Pincharse con una aguja contaminada con sangre infectada (el
personal sanitario puede contraer la hepatitis B de esta forma)
• Compartir el cepillo de dientes o la máquina de afeitar con una
persona infectada
• Viajar a países donde la hepatitis B es común (es posible que viajar a
zonas endémicas sea un factor de riesgo importante, pero este
simple hecho de forma aislada no determina que la persona se
contagie, si tiene los cuidados adecuados)
• También, una mujer infectada puede transmitirle la hepatitis B a su
bebé en el momento en que éste nace o por medio de la leche
materna
• Transmisión por contacto: se presenta frecuentemente en niños en
zonas endémicas, generalmente ocurre en el entorno domiciliario por
contacto directo entre una madre portadora y su niño o entre niños
compañeros de juego, pero también puede ocurrir en guarderías
infantiles y en salas de hospitalización que alberga pacientes con
patologías crónicas graves (enfermedades que ocasionan retraso en
las funciones mentales e incontinencia de esfínteres y neoplasias en
niños)
• Violación de la continuidad de la piel con herramientas contaminadas,
como tatuajes, tratamientos cosméticos, peluquería y odontología
• Transfusión de sangre y otros productos sanguíneos

Etiología
La hepatitis B es causada por un virus del género Orthohepadnavirus
perteneciente a la familia Hepadnaviridae conocido con el nombre de virus
de la hepatitis B (VHB o HBV, por sus siglas en inglés). El virus tiene
aproximadamente 42 nm de diámetro con un ADN de doble cadena de unos
3200 pb de largo encapsulado por una cápside, el cual está a su vez
cubierta por una envoltura viral rodeado por lípidos y proteínas incrustadas
en su superficie. La proteína viral de superficie (HBsAg) tiene tres formas
principales, L-, M- y S-.

El virus de la hepatitis B consta de ocho genotipos (A-H), los cuales se distribuyen de


forma desigual geográficamente.

Cuadro clínico

En la infección, el virus VHB está presente en títulos altos en la sangre y el hígado. La


replicación tiene lugar principalmente en las células hepáticas (probablemente en menor
medida también en los linfocitos), por lo tanto, la condición puede cursar con diversas
formas de hepatitis. La infección asintomática, con recuperación total y la adquisición
de resistencia, en un 80% de los casos. O bien una infección débilmente expresada que
debuta con un síndrome catarral con la plena recuperación. La hepatitis aguda, a
menudo con ictericia en un pequeño porcentaje de los casos. Toma alrededor de 1-6
meses desde el momento de la infección hasta que aparecen los síntomas de una
hepatitis aguda. Los síntomas más frecuentes incluyen:


• Fatiga
• Náuseas
• Fiebre baja
• Perdida del apetito
• Dolor muscular, de estómago y
• Diarrea
• Dolor de cabeza

Posteriormente, la mayoría de los pacientes desarrollan

• Coluria u oscurecimiento de la orina


• Acolia o deposiciones de color claro
• Ictericia o color amarillento de los ojos y la piel
En un 0,1% de los casos aparece una hepatitis fulminante con alta mortalidad. También
se puede expresar una hepatitis crónica en un 7% de los afectados. La infección puede
cursar con una alta replicación sin seroconversión (HBe +) o una infección con baja
replicación viral que se demuestra con la aparición de anticuerpos Ant-HBe (HBe -). En
la mayoría de los pacientes con hepatitis B crónica, las consecuencias finales son la
cirrosis hepática y sus complicaciones: ascitis, encefalopatía hepática, insuficiencia
hepática, hipertensión portal, sangrado de varices esofágicas, cáncer primario de hígado
y, en última instancia, conduce a la muerte.

Diagnóstico

Por lo general, la hepatitis B, al igual que otras enfermedades que causan daños a las
células hepáticas, se puede sospechar, como resultado de la presencia de ictericia,
bilirrubina y de heces hipocrómicas (por deficiencia de estercobilina). La hepatitis B se
debe considerar en toda persona que esté expuesta a factores de riesgo elevados. Puede
también estar presente un aumento en el valor de las transaminasas en la sangre,
fundamentalmente con un aumento del ALT y AST superior a 2000 UI/litro, y una
relación AST/ALT superior a 1. Otro valor de importancia es el de la bilirrubina
alterada tanto por su fracción directa como indirecta. El correcto diagnóstico de la
hepatitis B, sólo podrán efectuarse por la determinación de marcadores virales
específicos, a saber:

• Detección de antígenos virales:


o HBsAg, el antígeno Australia o de superficie, en contacto
positivo con el virus, incluso en el período anterior a la
manifestación de los signos y síntomas de la enfermedad
o HBeAg: antígeno no corpuscular viral del núcleo que indica
replicación viral y, está presente en el portador durante la
enfermedad aguda y crónica
• Detección de anticuerpos:
o HBsAb: anticuerpos contra el antígeno de superficie producida
por los linfocitos B, después de la recuperación positiva de la
fase aguda de la enfermedad o en personas vacunadas
o HBcAb: anticuerpos contra el antígeno viral del núcleo o core
(HBcAg), puede haber dos clases de inmunoglobulinas: clase
IgM presente en la fase aguda, mientras que la clase IgG es de
por vida
o HBeAb: anticuerpos contra el antígeno del virus no corpúsculo
central, aparece en la etapa aguda cuando se empieza a
resolver, también pueden estar presentes tanto en la fase
crónica activa e inactiva
• Nivel de albúmina en sangre
• Pruebas de la función hepática
• Tiempo de protrombina: puede incrementarse debido a insuficiencia
hepática severa

Tratamiento

La Hepatitis B presenta en el transcurso de su evolución diferentes alternativas:


1. La infección por hepatitis B aguda no suele requerir tratamiento,
porque la mayoría de los adultos eliminan la infección
espontáneamente.5
2. Hepatitis Crónica (en un 10% de los casos se cura)

Para la primera no hay tratamiento específico más allá del puramente sintomático en
cuanto a dieta y reposo. Los principios del tratamiento antiviral sólo suele ser requerido
en menos del 1% de los pacientes, cuya infección tiene un curso muy agresivo o
«hepatitis fulminante» o que son inmunodeprimidos.

Por otro lado, el tratamiento de la infección crónica puede ser necesario para detener la
replicación del virus y reducir al mínimo el riesgo de cirrosis y cáncer de hígado. Las
personas infectadas crónicamente con niveles persistentemente elevados de alanina
aminotransferasa sérica, un marcador de daño al hígado, y los niveles elevados de ADN
del VHB les califican como candidatos para la terapia. El tratamiento de la hepatitis B
crónica puede consistir en:

• Es muy importante no realizar esfuerzos físicos mayores como


levantar pesas, correr, caminar durante mucho tiempo o verse
afectado por situaciones de estrés.
• Es imprescindible reducir a cero el consumo de bebidas alcohólicas, si
existe imposibilidad de dejar de beber debe consultarse con un
profesional médico o grupo de ayuda para dejar de beber
• Una dieta basada en alimentos que no contengan grasas animales,
sin carnes rojas, sin alimentos fritos y condimentados,
preferiblemente no consumir ningún tipo de carnes ni granos como el
maíz y caraotas que suelen ser pesados para digerir. Suele
recomendarse comer poco y, sobre todo, frutas, alimentos ricos en
glucosa, se ha comprobado que el dulce de tamarindo (nunca en
ayuna, podría conllevar a una gastritis) y alcachofas al vapor suele
ser beneficioso.
• Actualmente, existen siete medicamentos autorizados para el
tratamiento de la infección por hepatitis B en los Estados Unidos.
Estos incluyen medicamentos antivirales lamivudina, adefovir,
tenofovir, telbivudine y entecavir y los dos moduladores del sistema
inmunológico interferón alfa-2a y el interferón pegilado alfa-2a.7
o El interferón se aplica mediante inyección diaria o tres veces
por semana. A la mayoría de los pacientes se le da tratamiento
durante cuatro meses. El interferón pegilado se inyecta solo
una vez por semana.8
o La lamivudina, se toma oralmente una vez por día.
Generalmente el tratamiento dura un año.
o El adefovir dipivoxil, se toma oralmente una vez por día.
Generalmente el tratamiento dura un año.
• Cirugía. La hepatitis B puede acabar dañando el hígado de forma
irreversible, de forma que la única solución sería un trasplante.

Los lactantes nacidos de madres que se sabe que tienen hepatitis B pueden ser tratados
con anticuerpos en contra del virus de la hepatitis B, la inmunoglobulina de hepatitis B
o IgHB. Cuando se administra la vacuna con el plazo de doce horas de nacimiento, el
riesgo de contraer la hepatitis B se reduce un 95%. Este tratamiento permite que una
madre pueda amamantar a su hijo con seguridad.
Prevención
Artículo principal: Vacuna contra la hepatitis B

Puede vacunarse contra la hepatitis B. La vacuna consta de uno o varios antígenos, en


forma de microorganismos vivos atenuados o inertes, o sólo los antígenos, que
provocan una reacción inmune en el organismo receptor, pero sin provocar enfermedad.
De esta forma, el organismo "memoriza" el antígeno, y si en adelante se da alguna
infección, puede reaccionar rápida y eficazmente en contra de ella. La vacuna de la
hepatitis B se aplica en tres inyecciones. Todos los bebés deben recibirla. Los lactantes
reciben la primera inyección a las 12 horas de haber nacido. La segunda inyección se les
aplica entre 1 y 2 meses de edad, y la tercera entre los 6 y los 18 meses de edad.

La vacuna también se puede aplicar a niños mayores y a adultos. Se les aplican tres
inyecciones en el plazo de seis meses. Los niños que no se han vacunado deben hacerlo.
Generalmente con 3 dosis de vacunas se obtienen títulos de anticuerpos protectores
suficientes para estar inmunes a la infección. Pero en algunos casos no ocurre, por ello
se aconseja en algunas personas dosar los Anticuerpos Anti Antígeno de superficie un
mes o más luego de haber terminado el esquema de tres dosis de vacuna. Si el título no
es suficiente se agrega un refuerzo de vacuna.

Es necesario que se apliquen todas las inyecciones para quedar protegido. Si usted viaja
a países de riesgo, asegúrese de recibir todas las inyecciones antes de viajar. Si no
recibió alguna inyección, llame inmediatamente a su médico o consultorio para que le
den una nueva cita.

Usted también puede protegerse a sí mismo y proteger a los demás contra la hepatitis B
si:

• Use preservativo cuando tenga relaciones sexuales


• No comparte con nadie agujas para inyectarse drogas ni canutos para
inhalarlas
• Usa guantes si tiene que tocar la sangre de otra persona
• No usa el cepillo de dientes, corta uñas, o la máquina de afeitar de
una persona infectada o cualquier otra cosa que pudiera tener su
sangre
• Asegúrese que cualquier tatuaje o perforación en una parte del
cuerpo se haga con instrumentos limpios, así como los instrumentos
de podología, odontología y otros que necesitan esterilización
específica en autoclave.

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