Hepatitis A y B
Hepatitis A y B
Hepatitis A y B
Epidemiología
Transmisión
La hepatitis A se propaga por medio de contacto con zonas poco higiénicas o ingestión
de alimentos contaminados, por ejemplo:
• Ingerir alimentos preparados por alguien con hepatitis A, siendo que esta
persona no se haya lavado las manos después de defecar.
• Beber agua contaminada con hepatitis A (en las áreas del mundo donde la
higiene o las condiciones sanitarias son malas).
• Por ingerir excrementos u orina infectada.
Factores de riesgo
Cualquier persona puede contraer la hepatitis A. Sin embargo, algunas personas tienen
un mayor riesgo que otras:
Etiología
Este es un virus que rara vez se encuentra en países con altos estándares de higiene. El
virus es muy resistente a altas temperaturas, ácidos y álcalis (por ejemplo, jabones y
otros productos de limpieza).
Patogenia
Cuadro clínico
La persona infectada con hepatitis A puede sentirse como si tuviera gripe o bien puede
no tener ningún síntoma. Los síntomas de la infección por virus de la hepatitis A suelen
ser de aparición brusca y consisten en dolor en hipocondrio derecho, ictericia (piel y
ojos amarillos) y orinas oscuras. Otros síntomas comunes incluyen:
• Náuseas
• Vómitos
• Fiebre
• Pérdida del apetito y anorexia
• Fatiga
• Prurito (irritación y picazón de la zona afectada) generalizado.
• Excremento de color claro
• Dolor abdominal, especialmente en la región del epigastrio7
Estos pródromos pueden ser leves y en los lactantes y niños preescolares pueden pasar
inadvertidos.
Diagnóstico
Tratamiento
A menudo, el médico administra medicamentos para aliviar los síntomas como el dolor,
la fiebre y el malestar general. La ingestión de dulces, caramelo macizo principalmente,
jugos y helados parece ser empleada para el alivio de las náuseas asociadas a la
hepatitis.8
Es necesario que se apliquen todas las inyecciones para quedar protegido. Si se está
viajando a otros países, debe recibir todas las inyecciones antes de viajar. Si no recibió
alguna inyección, llame inmediatamente a su médico o consultorio para que le den un
nuevo turno. Usted puede protegerse a sí mismo y proteger a los demás de la hepatitis A
de las siguientes maneras:
Profilaxis
Historia
El primer brote registrado causado por el virus de la hepatitis B fue observado por
Lurman en 1885. Como consecuencia de un brote de viruela en 1883 se vacunaron a
1289 astilleros usando linfa de otros individuos. Después de varias semanas, y hasta
ocho meses más tarde, 191 de los trabajadores vacunados se enfermaron con una forma
de ictericia que fue diagnosticada como hepatitis sérica. Otros empleados que fueron
inoculados con diferentes lotes de linfa humana continuaron sanos. La publicación de
Lurman se considera un ejemplo clásico de estudio epidemiológico, que resultó con
linfa contaminada como la fuente de la epidemia. Más tarde, muchos casos similares se
reportaban después de la introducción en 1909 de agujas hipodérmicas que han sido
utilizados y reutilizados en varias oportunidades para la administración de Salvarsán
para el tratamiento de la sífilis. Aunque se había sospechado de la existencia de un virus
desde el trabajo de MacCallum en 1947, Dane y sus colegas descubrieron en 1970 las
partículas virales bajo un microscopio electrónico. A principios de 1980, el genoma del
virus fue secuenciado y la primera vacuna fueron experimentadas.
En 1967, después de varios estudios, se publicó un artículo que muestra la relación entre
este antígeno y la hepatitis. Blumberg recibió en 1976 el Premio Nobel de Medicina por
el descubrimiento de este antígeno y el diseño de la primera generación de vacunas
contra la hepatitis.
Epidemiología
La hepatitis B se propaga por medio del contacto con la sangre, el semen, u otro líquido
corporal de una persona infectada. El principal modo de transmisión refleja la
prevalencia de la hepatitis B crónica en una zona determinada. Así, en las regiones de
baja prevalencia, como los Estados Unidos y Europa Occidental, donde menos del 2%
de la población está crónicamente infectada, el uso indebido de drogas por inyección y
las relaciones sexuales sin protección son las principales vías de transmisión, aunque
otros factores pueden ser importantes. En las zonas de prevalencia moderada, incluida
Europa del Este, Rusia y Japón, donde el 2 y el 7% de la población está crónicamente
infectada, la enfermedad es frecuente entre gran parte de los niños. En las zonas de alta
prevalencia en regiones como China y el Sudeste de Asia, la transmisión durante el
parto es más común, aunque en otras zonas de alta endemicidad como el África, la
transmisión durante la infancia es un factor importante. La prevalencia de la infección
crónica por hepatitis B en las zonas de alta endemicidad es de al menos 8%.
Los distintos niveles de seroprevalencia del VHB se explican por el nivel socio-
económico de una región y la vacunación: permite una baja prevalencia, por ejemplo, en
la isla de la Reunión, departamento francés en el Índico, donde sólo el 0,7% de la
población se ve afectada, o bien una elevada prevalencia, como en África, donde a
menudo supera el 15%. Por ejemplo, en Madagascar, la prevalencia es del 16%, debido
a las frecuentes transmisiones de madre-hijo y el escaso uso de preservativos, que
promueve la transmisión sexual. La hepatitis B es también altamente endémica en China
y el sudeste asiático, partes de Oriente Medio, la cuenca del Amazonas, islas del
pacífico y algunas islas del Caribe.
Factores de riesgo
Etiología
La hepatitis B es causada por un virus del género Orthohepadnavirus
perteneciente a la familia Hepadnaviridae conocido con el nombre de virus
de la hepatitis B (VHB o HBV, por sus siglas en inglés). El virus tiene
aproximadamente 42 nm de diámetro con un ADN de doble cadena de unos
3200 pb de largo encapsulado por una cápside, el cual está a su vez
cubierta por una envoltura viral rodeado por lípidos y proteínas incrustadas
en su superficie. La proteína viral de superficie (HBsAg) tiene tres formas
principales, L-, M- y S-.
Cuadro clínico
•
• Fatiga
• Náuseas
• Fiebre baja
• Perdida del apetito
• Dolor muscular, de estómago y
• Diarrea
• Dolor de cabeza
Diagnóstico
Por lo general, la hepatitis B, al igual que otras enfermedades que causan daños a las
células hepáticas, se puede sospechar, como resultado de la presencia de ictericia,
bilirrubina y de heces hipocrómicas (por deficiencia de estercobilina). La hepatitis B se
debe considerar en toda persona que esté expuesta a factores de riesgo elevados. Puede
también estar presente un aumento en el valor de las transaminasas en la sangre,
fundamentalmente con un aumento del ALT y AST superior a 2000 UI/litro, y una
relación AST/ALT superior a 1. Otro valor de importancia es el de la bilirrubina
alterada tanto por su fracción directa como indirecta. El correcto diagnóstico de la
hepatitis B, sólo podrán efectuarse por la determinación de marcadores virales
específicos, a saber:
Tratamiento
Para la primera no hay tratamiento específico más allá del puramente sintomático en
cuanto a dieta y reposo. Los principios del tratamiento antiviral sólo suele ser requerido
en menos del 1% de los pacientes, cuya infección tiene un curso muy agresivo o
«hepatitis fulminante» o que son inmunodeprimidos.
Por otro lado, el tratamiento de la infección crónica puede ser necesario para detener la
replicación del virus y reducir al mínimo el riesgo de cirrosis y cáncer de hígado. Las
personas infectadas crónicamente con niveles persistentemente elevados de alanina
aminotransferasa sérica, un marcador de daño al hígado, y los niveles elevados de ADN
del VHB les califican como candidatos para la terapia. El tratamiento de la hepatitis B
crónica puede consistir en:
Los lactantes nacidos de madres que se sabe que tienen hepatitis B pueden ser tratados
con anticuerpos en contra del virus de la hepatitis B, la inmunoglobulina de hepatitis B
o IgHB. Cuando se administra la vacuna con el plazo de doce horas de nacimiento, el
riesgo de contraer la hepatitis B se reduce un 95%. Este tratamiento permite que una
madre pueda amamantar a su hijo con seguridad.
Prevención
Artículo principal: Vacuna contra la hepatitis B
La vacuna también se puede aplicar a niños mayores y a adultos. Se les aplican tres
inyecciones en el plazo de seis meses. Los niños que no se han vacunado deben hacerlo.
Generalmente con 3 dosis de vacunas se obtienen títulos de anticuerpos protectores
suficientes para estar inmunes a la infección. Pero en algunos casos no ocurre, por ello
se aconseja en algunas personas dosar los Anticuerpos Anti Antígeno de superficie un
mes o más luego de haber terminado el esquema de tres dosis de vacuna. Si el título no
es suficiente se agrega un refuerzo de vacuna.
Es necesario que se apliquen todas las inyecciones para quedar protegido. Si usted viaja
a países de riesgo, asegúrese de recibir todas las inyecciones antes de viajar. Si no
recibió alguna inyección, llame inmediatamente a su médico o consultorio para que le
den una nueva cita.
Usted también puede protegerse a sí mismo y proteger a los demás contra la hepatitis B
si: