Micromachismos El Poder Masculino en La Pareja Moderna
Micromachismos El Poder Masculino en La Pareja Moderna
Micromachismos El Poder Masculino en La Pareja Moderna
Luis Bonino. Psicoterapeuta y Director del Centro de Estudios de la Condicin Masculina, de Madrid.
www.luisbonino.com [email protected]
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Los mM coercitivos que sirven para retener poder a travs de utilizar la fuerza
psicolgica o moral masculina.
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Una caracterstica comn a todos estos mM es que se rigen por la lgica machista
del doble rasero: lo que vale para m no vale para ti, situacin que muestra claramente
quien decide el juego y los privilegios que se adjudica. Lgica por otra parte opuesta a
la democrtica donde la consigna una voz, un voto refleja la propuesta de un rasero
igual para todos, con iguales posibilidades de elegir.
Ningn varn ejerce todos estos mM, pero casi todos son expertos en el uso de
varios de ellos. En las descripciones que har a continuacin mostrar ejemplos muy
tpicos, y dejar fuera otros ms sutiles que cada da sigo descubriendo que los varones
crean para seguir con sus propsitos. Espero que dichas descripciones contribuyan a que
las personas lectoras puedan ir descubriendo su propio catlogo de mM ejercidos (ellos)
o sufridos (ellas), ampliar el siempre inacabado descubrimiento de las manipulaciones
masculinas, y establecer actitudes de resistencia (ellas) o autocrtica (ellos) a estos
comportamientos.
El objetivo masculino de conservar la posicin ventajosa, diferencia claramente a
los mM de las manipulaciones "femeninas" que muchas mujeres realizan. Ellas, a
diferencia de los varones, muchas veces se comportan de forma manipulativa, pero
especialmente para romper una posicin de subordinacin o, para dentro de ella
conseguir ms influencia, poder, o ejercer derechos que les son negados o que no creen
tener derecho a tener, y no como los varones que, en los mM manipulan para conservar
su posicin.(como alguien me deca: usan la mano izquierda porque no se sienten
autorizadas socialmente para usar la derecha.
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por presin invisible. Al no ser estos pedidos explicitados, tampoco requieren ser
agradecidos cuando se satisfacen, ya que segn el varn nunca existieron. Por
efecto de estos mM las mujeres se ven llevadas "naturalmente" a atender el
telfono o el timbre en casa, a levantarse cuando falta la sal, a acompaar al
hombre al mdico, a comprar su ropa. La frecuente pregunta dnde est? (que
tiene el subtexto: bscamelo y dmelo), sin buscar previamente alude tambin a
estas presiones, as como tambin aceptar el rol de nio tirnico en el que se
colocan los varones al enfermarse
-Negacin de la reciprocidad en el cuidado: es este un comportamiento de
rechazo del varn a ofrecer real y eficiente cuidado o ayuda a la mujer cuando
sta lo necesita, negndole as en la prctica el derecho a ser cuidada. Con ello le
impone su creencia, derivada de la masculinidad tradicional, de que l es el
nico digno de atencin. Este mM se hace visible cuando la mujer necesita
atencin por estar enferma, por tener que ocuparse de su familia de origen o por
tener sobrecarga de trabajo. Es frecuente que en estas situaciones, los varones
nieguen las necesidades femeninas de ayuda, minusvalorando sus sntomas o el
cansancio, criticando la forma en que ella hace las cosas, o apelando a su no
saber, para no hacerse cargo
b) Naturalizacin y aprovechamiento de la "ayuda al marido" en lo laboral. Con
esta estrategia micromachista, usada habitualmente por varones que trabajan de modo
autnomo, ellos naturalizan los aportes laborales femeninos para el mantenimiento o
la expansin de su trabajo. Se apela a la "ayuda" femenina -en algunos casos
adjudicndoles un rol profesional, o en otros no-, pero sin reconocimiento
interpersonal ni laboral. Los efectos negativos de este mM se hacen ms evidentes en
casos de divorcio. Varones con pequeas empresas o que no trabajan por cuenta ajena,
consiguen as gratuitamente gestoras, secretarias, enfermeras, asesoras de negocios,
correctoras de estilo, contables, administrativas, contratistas, conductoras de arado,
etc. La contracara de este mM es la naturalidad con que los varones se sienten con
derecho a irritarse cuando sienten que las mujeres no reconocen algo de la ayuda
masculina en cualquier situacin..
Una estrategia micromachista muy utilizada por hombres ms o menos
"modernos que rene elementos de esta categora y de la prxima que describiremos es
lo que en Espaa se llama "escaqueo", y consiste en eludir o esquivar la
responsabilizacin sobre diversos aspectos de lo domstico pero atribuyendo esa
inaccin a mltiples justificaciones, que encubren lo que no se puede decir como adulto
que se dice colaborador e igualitario: que no se desea, no interesa, no gusta, incomoda,
o se siente con derecho a no involucrarse en lo domstico. Esta estrategia no solo se
ejerce sobre la pareja, sino tambin sobre madres, hermanas o compaeras de piso en el
mbito estudiantil, pero es utilizada constantemente ante mujeres que cansadas ya no
piden compartir lo domstico, pero sobre todo con aquellas que lo piden terminado al
final enojadas o resignadas pero sin lograr habitualmente la cooperacin masculina
adecuada.
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El varn, al sentir que pierde poder de dominio (y por tanto seguridad), puede
utilizar especficamente estos mM u otros de otras categoras, aumentando su cantidad o
su intensidad . Suelen utilizarse frecuentemente en una secuencia determinada, segn la
capacidad de resistencia de la mujer frente a la presin masculina hacia el no cambio.
Ejemplos de uno de los primeros y uno de los ltimos utilizados en dicha secuencia son
los dos siguientes:
1) Resistencia pasiva y distanciamiento. Ante mujeres que estn acrecentando su
autonoma, estos mM son de gran efectividad Su caracterstica es utilizar
diversas formas de oposicin pasiva y abandono con el fin de debilitar las
fuerzas que la mujer est utilizando para realizar la experiencia de aumento de su
autonoma. La frase: "tu sabrs que hacer "(con tus tareas domsticas si vas a
trabajar) es una buena sntesis de estos comportamientos
2) Darse tiempo. Este mM se realiza cuando en el momento de reacomodo del
vnculo el varn percibe que la mujer ya no se deja manipular y exige
inflexiblemente un cambio de su parte. Ante dicha exigencia, l formalmente
reconoce la validez de dicha exigencia, pero postergando y alargando el tiempo
de comienzo de dicho cambio hasta que haya algo que lo obligue (en general, el
hartazgo femenino o un ultimtum de separacin).
Con esta maniobra se manipula el tiempo de la respuesta al pedido de
cambio intentando dilatar la situacin de injusticia en la pareja. Es una claro
ejercicio de imposicin y dominio en tanto obliga a la mujer a aguantar y a
someterse a los tiempos y deseos del varn, que es quien conserva el poder de
decisin del momento de comenzar un cambio (o de reconocer que no quiere o
no puede hacerlo).Si la mujer no tiene claridad y firmeza en sus propuestas, con
este comportamiento puede sucumbir a ser ganada por cansancio,
reestablecindose el statu quo.
Los modos de dilatar la decisin de cambio, o simplemente el dilogo, pueden
ser variados pero suelen girar alrededor de las siguientes frases: Necesito tiempo, ya
hablaremos!, ya veremos!, lo pensar!. Otro modo frecuente de hacerlo es a travs de
la negativa a acceder a una ayuda teraputica para el cambio, y si se lo hace, postergar
frecuentemente la consulta antes de decidirse realmente a hacerla.
De los otros varios mM de crisis se pueden nombrar tambin:
3) Aguantar el envite, comportamiento ante el reclamo femenino, en el que el
varn no se piensa mover de su posicin, y aguanta lo que haya que aguantar
hasta que ella se canse.
4) Refugio en el estilo: maniobra muy eficaz de paralizar un reclamo apelando
que no fue dicho de la manera correcta (segn l y segn lo que se espera
socialmente de una buena mujer): si me lo pidieses de otra manera!, no sabes
ms que chillar!, son alguna de las frases utilizadas.
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seriedad o no de los temas de discusin por parte del varn: lo que dices son
tonteras!, es una frase que la sintetiza.
Existen tambin otros mM de este tipo: las coacciones a la comunicacin, la
insistencia abusiva para lograr fines (el ganar por cansancio) o la imposicin de
intimidad o de sexo . Cuando comenc a escribir sobre los mM coercitivos haba
incluido en esta categora algunos (el control del dinero o la intimidacin por
ejemplo)que ya no lo estn. El trabajo social de estos ltimos aos en la visibilizacin
de las formas no fsicas del maltrato hacia las mujeres, ha logrado que ya puedan ser
incluidos en la lista de los maltratos psicolgicos.
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Micromachismos y cambio
Los mM atentan en diversos grados, contra la libertad, autonoma y capacidad de
elegir femeninas. Hoy da esto es difcil de justificar. Por ello los varones deberan
(deberamos) esforzarse por reconocer y modificar estos comportamientos y las mujeres
conocerlos, y conocer sus efectos para resistirse a ellos y desenmascarar a quienes los
ejercen. La puesta en evidencia de estos comportamientos y la percepcin de los daos
que producen, puede contribuir de modo efectivo a generar cambios en las mujeres y en
sus sintomatologas efectos de los mM, as como a generar aumento de la
responsabilizacin de los varones por el ejercicio y dao de sus actitudes en lo
cotidiano.
La experiencia de mujeres que han podido visualizar y comprender las
manipulaciones micromachistas muestra que ellas estn en mejores condiciones de:
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Para finalizar, un pequeo truco dedicado a los varones heterosexuales para que
puedan realizar una autodeteccin de los propios mM en la pareja.
El truco consiste simplemente en lo siguiente: Ante situaciones vitales
compartidas, en la que estn en juego espacios, tiempos, personas, bienes, etc.,
preguntarse, lo que vale para m, vale para ella? Si la respuesta es no, tendr que
aceptar que algo de la desigualdad est poniendo en juego. Y si agrega la pregunta por
qu no, y cmo logro salirme con la ma? podr descubrir un comportamiento
micromachista y su finalidad. Espero que para quienes se animen a realizarse esas
preguntas estas lneas puedan ser un estimulante catlogo de autoobservacin.
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-------------------------------------------------------Para otros aspectos de la definicin de los micromachismos puede consultarse:
Sau, Victoria. (2001) Diccionario ideolgico feminista II. Madrid:Icaria
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