Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Penal
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entendi que esa era la sancin que por ley le corresponda, honrando de una tal manera el
acuerdo suscrito con el imputado. Empero, como el Tribunal no lo entendi as al expresar
que ningn pacto se haba materializado en relacin con la pena imponible -pues bien claro
qued que la fiscala a cambio de la aceptacin de responsabilidad peticionara que a la
pena a imponer, segn la ley, se le rebajara hasta la mitad-, palmariamente se equivoc al
avalar la posicin que asumi el operador judicial cuando procedi a su puntual dosificacin
pretextando que en el referido acuerdo no se mencion ni le impuso al juez la obligacin de
respetar un monto de pena exacto.
Por consiguiente, como no era posible acudir al mtodo de cuartos para individualizar la pena
por expresa prohibicin legal, advierte finalmente el Fiscal Delegado demandante, la sancin
que por ley deba imponerse era la mnima de acuerdo a los parmetros que para su
determinacin establece el Art. 60 del C. Penal, que impediran una movilidad del
sentenciador dentro de unos lmites tan amplios como aquellos contenidos en el artculo 61
dem.
Que se case parcialmente el fallo recurrido para que se modifique la pena impuesta al reo
deducindole la mnima que por ley corresponda, es la pretensin Fiscal.
2. Al auspicio de la causal segunda, dos cargos formula el defensor del procesado contra la
sentencia impugnada por afectacin de garantas fundamentales, por desconocimiento del
debido proceso que desquicia de manera sustancial su estructura, situacin que da lugar a la
causal de nulidad prevista en el Art. 457 de la ley 906 de 2004.
2.1. Tras citar los Arts. 350 de la citada ley 906 y 3 de la ley 890 del mismo ao, aduce en la
demostracin del primer reparo presentado como principal, que conforme con lo establecido
en la disposicin citada inicialmente, obtenido el preacuerdo el Fiscal lo presentar ante el
juez de conocimiento como escrito de acusacin, lo que indica que aunque no requiere del
mismo contenido del escrito de acusacin, si debe ser absolutamente claro y preciso en
todos los temas acordados para que pueda servir de marco o lmite a la sentencia.
La mentada ley 906 conserva el principio de congruencia entre la acusacin y la sentencia,
cuya regulacin legal la establece el Art. 448. El acusado no podr ser declarado culpable
por hechos que no consten en la acusacin, ni por los delitos por los cuales no se ha
solicitado condena.
Luego de citar apartes del pronunciamiento de la Corte de octubre de 2005, Rdo. 24.026, en
el que, en su sentir, la Sala realiza una importante reflexin sobre lo vital del principio de
congruencia en eventos de terminacin anticipada del proceso, argumenta el Letrado:
Teniendo el preacuerdo la misin de convertirse en escrito de acusacin, que adems,
obliga al juez de conocimiento, salvo que desconozca o quebrante las garantas
constitucionales, tiene que ser un escrito muy completo en donde sobre los hechos, la
tipicidad, la responsabilidad y la punibilidad no queden temas por precisar, vacos, o
clusulas que reflejen malentendidos entre la Fiscala y el sindicado. El Juez est en la
obligacin de verificar previamente a la aprobacin que no haya puntos confusos, ni
indeterminados, ni contradictorios, etc., pues ellos adems de afectar la estructura del
proceso, lesiona garantas fundamentales del imputado, como es el derecho a que a cambio
de su renuncia a la presuncin de inocencia y a la no autoincriminacin, se cumpla lo
acordado mediante una sentencia congruente con dicho acuerdo.
Luego de hacer referencia a lo que en relacin con la materia en discusin -preacuerdos y
negociaciones- ha comentado un reconocido miembro de la Comisin Redactora del Cdigo,
respecto de la situacin de su asistido sostiene:
En el presente caso el preacuerdo es de tal manera impreciso, que el seor Juez estima, y
el Tribunal acoge en la sentencia de segunda instancia, que salvo la declaracin de
culpabilidad por parte del acusado, no se preacord nada sobre la pena, ni sobre el
porcentaje de rebaja por aceptacin de los cargos, ni sobre la sustitucin de la prisin por
prisin domiciliaria, ni sobre ningn otro tema, lo cual era razn suficiente para que el seor
retractacin del acusado, en tanto de lo que se trata es de que el Juez entienda el acuerdo
en la forma en que las partes lo concibieron, pues, en ltimas, el juzgador result imponiendo
su voluntad apuntalado en la imprecisin del escrito de preacuerdo, al punto de que fij la
pena con aplicacin del sistema de cuartos en un evento en el que la ley expresamente lo
excluye.
Consecuentemente con sus razonamientos, solicita el demandante se case la sentencia
recurrida y en su lugar se decrete la nulidad a partir de la aprobacin del preacuerdo, con el
fin de que Fiscal y sindicado subsanen las imprecisiones que contiene para que pueda servir
como escrito de acusacin, y se rehaga el trmite.
2.2. Con fundamento en la citada causal segunda, el censor plantea como cargo subsidiario
la nulidad en cuanto que la sentencia recurrida viola garantas fundamentales por
desconocimiento del debido proceso que desquician de manera esencial su estructura.
El Fiscal del proceso -argumenta en la sustentacin del reproche- entendi que lo
preacordado haba que solicitrselo al juez, y no presentrselo como una negociacin
finalizada simplemente para su aprobacin -error que no le quita la esencia ni el propsito
para el cual fue solicitada la audiencia-, que no fue otro que obtener la aprobacin del
preacuerdo y presentarlo como escrito de acusacin, tal como lo hace saber desde el inicio
de la diligencia.
El preacuerdo presentado como escrito de acusacin fija el marco con el cual debe ser
congruente la sentencia, de manera que si el fallo desconoce el acuerdo viola la garanta
fundamental del proceso, como en el presente evento aconteci, pues si bien la rebaja
concedida coincide con la acordada, no ocurri lo mismo respecto de la dosificacin de la
pena sobre la base de los mnimos, ni tampoco se respet el otorgamiento de la prisin
domiciliaria.
El Art. 369 de la ley 906, dispone:
Manifestaciones de culpabilidad preacordadas. Si se hubieren realizado manifestaciones
de culpabilidad preacordadas entre la defensa y la acusacin en los trminos previstos en
este cdigo, la Fiscala deber indicar al juez los trminos de la misma, expresando la
pretensin punitiva que tuviere.
De ah que se entienda, a partir de la anterior regulacin, por qu el Art. 3 de la ley 890 de
2004 establece que el sistema de cuartos no es aplicable a eventos en los que ha tenido
efecto preacuerdos y negociaciones entre la Fiscala y la defensa, pues ante manifestaciones
de culpabilidad preacordada, resulta fundamental el sealamiento de la pretensin punitiva.
El Fiscal entendi que habiendo pedido la mxima rebaja punitiva y no siendo aplicable el
sistema de cuartos, la sancin a imponer tena que graduarse sobre la base de los mnimos,
y no agregando los dos aos que el seor Juez invocando el sistema de cuartos sum,
razn por la cual la pena privativa de la libertad qued en seis aos y no en cinco como
deba ser.
Del mismo modo, el juez de primera instancia niega la prisin domiciliaria porque el mnimo
de la pena para el delito de extorsin en las condiciones imputadas excede de cinco aos; en
tanto que para el Tribunal tal aspecto no puede ser parte de un preacuerdo por parte de la
Fiscala por ser aspecto del exclusivo resorte del juez en la sentencia, amn de que sobre
el punto no existi preacuerdo como quiera que lo que existi fue el compromiso de proponer
el tema al competente para su estimacin y, adems, porque en tratndose de delitos de esa
naturaleza -extorsin- se encuentra vigente la prohibicin de conceder subrogados penales o
mecanismos sustitutivos de la pena privativa de la libertad.
Para el libelista, los sentenciadores se equivocaron en la definicin de tan concreto tpico,
porque la prisin domiciliaria hace parte del acuerdo y expresamente as se consign en l, y
si el Fiscal la solicit al juez es porque accedi a ello. La impropiedad de la peticin, mal
puede dar al traste con la aspiracin de las partes, variando la esencia de lo que stas
acordaron. Una tal circunstancia no le quita la obligatoriedad que tiene para el juez lo
acordado. Lo fundamental es lo que se acord no la forma como se pide su aprobacin,
advierte el censor.
Y, agrega: La pretensin punitiva, que es negociable, comprende no solo el tiempo sino la
forma de ejecucin, intramural o domiciliaria.
Smese a lo anterior, que como se trata de un hecho ocurrido bajo la vigencia de la ley 906
de 2004, que no tiene lmite punitivo para la prisin domiciliaria, y respecto del cual no rige la
ley 733 de 2002 por cuanto no est vigente, palmario resulta el yerro del Tribunal, deja
entrever el censor. A manera de colofn de sus argumentaciones, afirma:
En conclusin, las razones aducidas por el sentenciador para no dictar el fallo en
consonancia con la acusacin preacordada no est ajustada a derecho, de manera que la
sentencia recurrida est viciada de ilegalidad por ser incongruente con la acusacin, lo cual
constituye violacin de la garanta fundamental del debido proceso.
Las consecuencias aplicables a mi defendido a cambio de la aceptacin de su
responsabilidad, son cinco (5) aos de prisin que debe cumplir en detencin domiciliaria, y
multa reducida al mnimo.
Solicita, en consecuencia, se case la sentencia recurrida decretndose su nulidad, y en su
reemplazo se profiera un nuevo fallo que sea congruente con la acusacin preacordada,
conforme a lo establecido en el inciso 2 del Art. 185 del C. de P. Penal.
AUDIENCIA DE SUSTENTACIN
1. El Fiscal Delegado ante la Corte diciendo defender el compromiso que hizo con el seor
Alario Montero, aduce que edific el cargo en la falta de aplicacin de la norma legal llamada
a regular el caso, toda vez que el acuerdo a que se lleg con el procesado era la imposicin
de la pena mnima, y los jueces de instancia optaron por aumentarla en dos aos, lo cual
aparej como consecuencia que la sentencia de segunda instancia violentara el artculo 351
de la Ley 906, en cuanto se inobserv lo estipulado en dicho precepto acerca de que los
acuerdos o los preacuerdos celebrados entre la Fiscala y el acusado son de obligatorio
cumplimiento para el juez, salvo que con ello se desconozcan o se quebranten garantas
fundamentales.
La segunda instancia para negar la argumentacin que tena la Fiscala en el momento en
que interpuso el recurso de apelacin, manifest que los trminos del acuerdo se deben
certificar en un documento escrito, claramente indicado y precisamente estipulado. Aqu
radica el error del juzgador, porque conforme con lo reglado en el Art. 447 del C. de P. Penal,
luego de que el juez haya aceptado el acuerdo celebrado con la Fiscala el juez conceder
brevemente por una sola vez la palabra al Fiscal y luego a la defensa para que se refieran a
las condiciones individuales, familiares, sociales, modo de vivir y antecedentes de todo orden
y, si lo considera conveniente, podrn referirse a la probable determinacin de la pena, lo que
significa que no es cierto que la determinacin o que los trminos del acuerdo se deban
certificar en un documento escrito, claramente indicado y precisamente estipulado.
El espacio que el Cdigo abre para que las partes luego de aceptado el acuerdo celebrado
puedan referirse a la pena, debe tener alguna incidencia; precisamente, all fue donde
expresamente la defensa solicit la pena mnima, la Fiscala no hizo ninguna manifestacin,
con lo que tcitamente estaba aceptando esa pena mnima que estaba proponiendo la
defensa. Por lo mismo, concretamente la Fiscala est solicitando que se case la sentencia
para reducirla en los dos aos que fue aumentada la pena y se imponga la que se haba
propuesto, esto es, de 4 aos. Esa es en resumen la demanda que ha interpuesto la Fiscala
General de la Nacin.
2. Por su parte, el defensor del sentenciado reiterando los planteamientos consignados en su
demanda, sostiene que la inconformidad que motiv las censuras que ahora sustenta
consisten en que, formulada la imputacin por el delito de extorsin y por falsedad material
consignar dentro del acta, entonces yo atendiendo a esa confusin que veo en ustedes que
su voluntad era una pero terminaron plasmando otra cosa, yo voy a optar generosamente por
concederle una rebaja equivalente a la mitad.
En esas condiciones, termina diciendo el Sr. Juez:
Ustedes haban podido preacordar la pena, pero no la preacordaron, ustedes haban podido
acordar de cunto es la rebaja, pero no la preacordaron, y ustedes haban podido preacordar
la prisin domiciliaria pero no la preacordaron, entonces yo resuelvo.
Ante esa manifestacin, tanto el seor fiscal, como el sindicado y su defensor le manifiestan
al juez que realmente lo que ellos preacordaron fue eso, y que el fiscal no lo incluy en el
escrito porque su parecer era que no se poda hacer, pero que dada la circunstancia de que
estn en la audiencia le dicen al Seor Juez que esos no fueron los trminos del acuerdo, a
lo que el juez responde: Yo lamento mucho pero el acuerdo ya fue aprobado, y como ya fue
aprobado en esas condiciones tengo que proceder y procedo a dictar la sentencia , y
entonces dicta una sentencia que evidentemente resulta bastante gravosa para el sindicado.
Ante la falta de claridad del acuerdo, pues las partes no supieron precisarlo, el juez debi
invalidarlo y devolver las diligencias para que se surtiera el trmite normal, sostiene el
defensor, como quiera que la voluntad expresada por las partes, especialmente por el
sindicado de renunciar a su presuncin de inocencia, de evitar que se siga un dilatado
proceso, de facilitar que el asunto concluya en forma inmediata, termina siendo burlada,
porque aunque el fiscal y el propio sindicado manifiestan que lo acordado fue otra cosa, sin
embargo, el seor juez considera que aprobado el acuerdo, no hay lugar a la retractacin.
Pero, realmente no se trata de una retractacin, sino de la advertencia del fiscal, del
sindicado y su defensor, acerca del mal entendimiento que el juez le dio al acuerdo, pues,
como as se lo hicieron saber, eso no fue lo que nosotros acordamos.
Con la actitud del Sr. juez en este proceso, destaca el defensor, se termin convirtiendo una
aceptacin de responsabilidad negociada y preacordada, en una simple y llana aceptacin de
responsabilidad, porque lo nico que qued claro para el juez fue que el sindicado haba
aceptado ser responsable, mientras que para el fiscal, el sindicado y el defensor haba
quedado claro que aceptaba la responsabilidad pero a cambio de unos beneficios.
2.1. Esa irregularidad advertida en la actuacin realizada por el juez, en trminos de casacin
se traduce en la causal segunda prevista en el artculo 181 de la Ley 906/04. No se trata de
la violacin directa de la ley, explica el defensor, porque no es un problema de seleccin o de
interpretacin de la ley, es un problema de la aplicacin de un mecanismo para efectos de
poder llegar a la aplicacin de la sentencia; no se discute que las normas que se deban
aplicar, fueron las que efectivamente se aplicaron, pero no en la forma como estaba pactado
en el acuerdo. Por consiguiente, es la causal segunda en el entendido de que hubo
desconocimiento del debido proceso por afectacin sustancial de su estructura o de la
garanta debida a cualquiera de las partes.
Si se llega a una audiencia con un escrito de acuerdo, aprobado el misma ste sirve como
acta de acusacin, por esa razn, como ya lo manifest la propia Sala de Casacin Penal,
ese pliego de cargos consignado en el acta tiene que ser suficientemente claro, debe ser
preciso, debe reflejar la voluntad de las partes en el acuerdo, porque la sentencia tendr que
ser entonces congruente con el acta de acuerdo que a su vez es el pliego de acusacin, de
manera que si ese pliego de cargos no rene los requisitos exigidos por la ley por su falta de
claridad en cuanto las partes manifiestan su confusin al expresar que lo que el juez infiere
del mismo no fue lo acordado, el juez no puede, so pretexto de la falta de claridad del acta,
decir que entonces le estn cediendo a l la posibilidad de sentenciar. Es muy claro que si el
sindicado acepta su responsabilidad sobre la base de que se le den unos beneficios, es para
evitar que el proceso se dilate y que se pueda rpidamente administrar justicia.
Por esa razn, en el primer cargo formulado como principal se pide que se invalide la
actuacin procesal a partir del momento en que se aprob el preacuerdo, porque dicho
preacuerdo es evidentemente anfibolgico en el sentido de que el seor fiscal entendi que
all se reflejaba una cosa distinta, el sindicado y su defensor entendieron una situacin
diferente, en tanto que para el juez termin significando otra muy diversa.
Cuando se trata de un preacuerdo, es fundamental que quede determinada cul es la
punibilidad a la que se aspira, porque en realidad la sentencia a dictar tiene por fundamento
ese acuerdo; si el juez advirti que all faltaba claridad sobre lo que se haba acordado, debi
invalidarlo, pero de ninguna manera aprovechar la situacin para dictar la sentencia que
corresponda aplicar en ese caso.
Como la defensa estima que el juez no puede pasar por encima de la voluntad de quienes
han realizado un acuerdo, como aqu aconteci, su actuacin devino irregular y por lo tanto
violatoria del debido proceso.
2.2. De manera subsidiaria, otro cargo, tambin por nulidad, propone el defensor, censura
con la cual persigue la invalidacin del fallo para que se dicte el de reemplazo -explica-, si se
considera por la Sala que el error se encuentra radicado en la propia sentencia en cuanto
sta es incongruente en la medida en que si se llegara a la conclusin de que no obstante la
situacin del acuerdo -la advertencia que hace el fiscal sobre lo preacordado, y el reproche
que hace el sindicado y su defensor sobre el mismo punto-, estimara que a pesar de lo
confuso del preacuerdo, sin embargo del mismo podra rescatarse que la voluntad de las
partes fue aceptar la responsabilidad a cambio de la imposicin de la pena mnima, de la
rebaja de la mitad en la pena, y la concesin de la prisin domiciliaria. Es decir, si a juicio de
la Sala el preacuerdo refleja eso y el juez hizo algo diferente, se trata de un problema de una
sentencia incongruente, y esa incongruencia de sentencia es tambin un error que viola el
debido proceso.
En sustento de su tesis, aduce el defensor que los cdigos anteriores haban tenido este
motivo de casacin como una causal propia, la segunda, porque antes, cuando se trataba de
nulidades, no se poda dictar sentencia de reemplazo; pero, a partir de la ltima legislacin
en la cual se admite que no obstante se trate de nulidad pueda dictarse sentencia de
reemplazo, evidentemente la causal segunda de casacin haba quedado sobrando. Por eso,
en ste cdigo no est establecida como causal independiente, sino que forma parte de la
casual segunda, porque cuando hay una incongruencia, lo que realmente se presenta es un
problema de violacin del debido proceso, ya que el debido proceso exige que la sentencia
se dicte dentro del marco de la acusacin.
Luego, entonces, si el Fiscal reconoce que lo que preacord fue que se dictara sentencia con
la imposicin de la pena mnima y que sta se rebajara en la mitad, es perfectamente claro
que si el juez no entiende el preacuerdo de esa manera como se lo estn diciendo, no puede
dictar sentencia de otra forma porque le quedara incongruente, y mucho menos como lo hizo
en este caso que la profiri con violacin expresa del mandato legal que prohbe acudir a los
cuartos cuando se trata de preacuerdos.
De ah el sentido de la nulidad invocada en primer trmino, porque si el juez entendi que a
pesar de las explicaciones de las partes acerca de lo preacordado, ello no se evidencia en el
escrito, no era posible aceptarlo. Empero, si considera que aquello es lo que se deriva de la
voluntad de las partes, tiene que dictar la sentencia conforme a lo que se le est indicando
porque sino el fallo resulta incongruente. Este es el sentido del segundo cargo que se
presenta, para que la Corte case la sentencia y dicte la que deba reemplazarla.
Finalmente, dice el defensor dejar a consideracin de la Corte las siguientes disquisiciones a
efecto de que su pretensin sea acogida:
() si el fiscal en un preacuerdo, le solicita al juez que dentro de su competencia conceda la
prisin domiciliaria, entiende la defensa que esa solicitud es de obligatorio cumplimiento para
el juez, porque si el preacuerdo se firma, se suscribe entre el fiscal y el sindicado, y eso que
el sindicado anhela que es que la prisin domiciliaria no encuentra en el fiscal oposicin
ninguna, pues quiere decir que el fiscal est aceptando eso, y en lugar de decirle al
sindicado, yo le voy a pedir al juez que se la conceda, lo que debe decirle al juez es que eso
forma parte del preacuerdo. Lamentablemente, el fiscal, como se reconoce ah dentro de la
diligencias, era su primer preacuerdo, su primera intervencin dentro de esto, y l,
respetuoso como ha sido la tradicin de la autoridad, no entiende todava que cuando el
fiscal preacuerda realmente no est haciendo una solicitud al juez sino le est diciendo al
juez dicte la sentencia dentro de estos trminos, salvo que el juez entienda que hay violacin
de una garanta fundamental, ese preacuerdo obliga para el juez, y entonces el fiscal lo que
dice es, como lo acabamos de or en la lectura del preacuerdo, le solicito seor juez que
aplique la rebaja de la mitad, y no es una solicitud lo que tiene que formular en esos
trminos, sino comunicarle al seor juez que el preacuerdo ha sido sealado en estos
trminos, y que si no encuentra una razn que viole garantas fundamentales, que le imparta
aprobacin y lo tome como fundamento de la sentencia, como escrito de acusacin para
efecto de la sentencia; entonces, si por parte del fiscal queda claridad sobre qu fue lo que
se acord y l lo solicita, creo que el juez tiene que dictar la sentencia conforme a esa
solicitud, y esa solicitud no puede ser entendida como que se deja al arbitrio del juez, porque
se trata de un acuerdo, y a la parte no se le puede decir, vamos a acordar que usted se
declara responsable a cambio de que esperemos a ver que resuelve el juez sobre este tema,
sino todo lo contrario, usted se declara responsable y en el preacuerdo queda consignado
cules son los beneficios que se le van a otorgar, si el juez considera que eso viola garantas
fundamentales, invalida el acuerdo, pero si l, por el contrario, considera que eso no viola
ninguna garanta fundamental, le impartir aprobacin.
La Corte Suprema de Justicia en el tema de la sentencia anticipada muchas veces
manifest en sus providencias que si el juez no encontraba que haba violacin de ninguna
garanta, que eso no afectaba ninguna garanta no le queda mas remedio que dictar la
sentencia correspondiente, porque ha habido una aceptacin de la responsabilidad. Esa
misma idea, ese mismo desarrollo trasladado a este caso, cmo puede ser entendido que si
en un preacuerdo el fiscal consigna en el acta que solicita al juez, esa solicitud pueda ser
entendida por el juez como que se deja a su arbitrio que lo haga? No es que se deje a su
arbitrio, es que ah va implcito que el fiscal est de acuerdo con el sindicado y la defensa, y
en esas condiciones debera dictar la sentencia, entonces, por esa razn, el segundo cargo
que se formula ac es tambin un cargo de nulidad pero solicitando que se dicte sentencia
de reemplazo, en donde la sentencia sea congruente con la acusacin es decir, con lo que
est en el preacuerdo, lo que equivale a decir que la sentencia se dicte concediendo la
rebaja de la pena que ya la concedi el juez, sobre eso no hay objecin, la concedi por
generosidad pero la concedi, que se aplique la pena mnima y que se conceda la prisin
domiciliaria, esas son las peticiones que estn consignadas en sta demanda y que la
defensa utiliza como argumento para solicitarle a la Sala que case la sentencia.
3. A juicio del representante de la vctima, atendiendo a los planteamientos del Fiscal y de
acuerdo con la propuesta que se hace en sede de casacin, el preacuerdo debe mantenerse,
porque un preacuerdo que se adopta entre un imputado y la Fiscala en unos trminos que
no son entendidos correctamente por el juez al asignarle unos efectos totalmente diferentes,
como por ejemplo, no aplicar el criterio de la pena mnima, criterio tradicional, y aplicar los
cuartos, no atender la peticin de prisin domiciliaria, tiene que ser armonizado por parte de
la Corte Suprema de Justicia sin necesidad de llegar al remedio extremo de la nulidad, dado
que el acuerdo al que arribaron las partes es una acusacin correctamente formulada. Bajo
esa consideracin, estima que el preacuerdo debe preservarse y que se subsane la
incongruencia que plantea el seor juez al actuar con cierta liberalidad sin atenerse al mismo.
Empero, si se llegare a conceder la prisin domiciliaria por la peticin que es ley del
preacuerdo, solicita se tenga en cuenta tambin algunos efectos de la reparacin, pues sta
fue fruto de una conciliacin dentro del respectivo incidente, y en esas condiciones se acord
una suma determinada, acuerdo conciliatorio que an no ha sido cumplido a cabalidad por el
seor acusado; bajo esos presupuestos, solicita a la Corte se tenga en cuenta el preacuerdo
y se dicte la sentencia armonizndola con el preacuerdo, de tal manera que se deje sin
efecto la labor discrecional que asumi el seor juez y que fue acogida por la Sala Penal del
Tribunal Superior de Bogot. No existiendo discusin en ese sentido sobre la responsabilidad
penal, dice no oponerse a la peticin que hizo la Fiscala y la subsidiaria que plante la
defensa del Dr. ALARIO.
4. Por ltimo, el Procurador Delegado en su intervencin recuerda que por los hechos
suficientemente conocidos en esta audiencia, el procesado lvaro Ignacio Alario Montero
lleg efectivamente a un preacuerdo con la Fiscala sobre la imputacin y sus
consecuencias, que tras su presentacin como escrito de acusacin y aprobacin por parte
del juez del conocimiento, determin la condena que ahora tanto la Fiscala como el defensor
reprochan en sede del extraordinario recurso.
Se debe empezar por aclarar -aduce el Ministerio Pblico-que aqu no se discute la
aplicacin del sistema de cuartos en la dosificacin o individualizacin de la pena. Ninguna
de las demandas alega la violacin directa por indebida aplicacin del Art. 3 de la Ley 890 de
1904 por medio de la cual se adicion el Art.61 del C. P.; y no poda ser de otra manera,
porque el Tribunal Superior de Bogot como sentenciador de segunda instancia consider
que el sistema de cuartos no era aplicable cuando se estaba frente a la existencia de un
acuerdo y expresamente lo desech, slo que mantuvo el incremento de la pena de 2 aos
respecto del delito que consider de mayor gravedad, pero por otros criterios, como fueron,
el de la preparacin ponderada del delito, el dolo y la gravedad del comportamiento mismo.
Entonces, los 2 aos que se incrementaron por encima de la pena mnima que corresponda
con el del delito de extorsin, no obedeci al sistema de cuartos, porque, como se sabe, la
sentencia de segunda instancia lo desech y la sentencia de segunda grado es la que es
susceptible del recurso de casacin.
La discusin pues, no se centra en la aplicacin del sistema de cuartos sino que el objeto de
discusin lo constituye exclusivamente el acuerdo y su eventual incumplimiento.
La Fiscala, alegando su inters de hacer honor a lo pactado con el acusado recurre en
casacin la sentencia, a la que denuncia de haber incurrido en violacin directa de la ley
sustancial por falta de aplicacin del inciso 4 del Art. 351 de la Ley 906 que le otorga a los
preacuerdos suscritos entre el acusado, el imputado y la Fiscala, un carcter vinculante para
el juez.
Es de pacfica aceptacin que el motivo de casacin por violacin directa se refiere a un
mero examen de derecho, porque all no se discuten los supuestos o las conclusiones del
juzgador, solamente que no pretende de ninguna manera su modificacin por el casacionista,
sino que nica y exclusivamente se pretende por la aplicacin de la ley. No lo pone de
manifiesto el seor fiscal, pero es preciso entender que la violacin directa de la ley de
carcter sustancial por falta de aplicacin, habra obedecido a un error de hermenutica en
relacin con la forma o manifestaciones del acuerdo al cual se refiere la norma que se
denuncia por falta de aplicacin.
En efecto, censura la Fiscala al Tribunal, cmo para ste el pacto siempre debe tener una
certificacin documentaria, es decir, debe siempre constar por escrito claramente indicado y
precisamente estipulado, mientras que la Fiscala entiende que mediante una interpretacin
armnica y ponderada de los artculos 351 y 477 de la Ley 906 2004, el pacto no se
circunscribe solamente al escrito sino que tambin en la oportunidad que tiene la Fiscala
para referirse sobre la determinacin concreta de la pena en la audiencia de individualizacin
de la misma, esa solicitud de la sancin imponible constituye tambin una manifestacin del
acuerdo. Por esta razn y porque entiendo que el cargo de violacin directa se plantea es
en los trminos cuyo origen primigenio es una errada interpretacin, cuando la demanda
expresamente dice que se equivoc el Tribunal porque expres que ningn pacto se
materializ con referencia con la pena imponible, y el casacionista parte del supuesto
contrario, es decir que s hubo pacto, ello obedece precisamente o es un corolario obligado o
una consecuencia necesaria del error de interpretacin y no porque haya incurrido en un
desarrollo inadecuado de la violacin directa, donde no se discuten los hechos ni las
conclusiones del Tribunal; se opone pues la Fiscala al Tribunal en cuanto porque uno
sostiene que s hubo acuerdo y el otro sostiene que no hubo acuerdo, pero ello, repito,
obedece a la interpretacin que uno y otro tienen en relacin con lo que se debe entender,
cul es el contenido y cul es la forma y la manifestacin del acuerdo.
El asistente judicial del imputado por su lado, tambin centra su argumentacin en el acuerdo
y su carcter vinculante para el juez del conocimiento, slo que en su caso cuestiona de un
lado la validez del acuerdo, y de otro extremo el incumplimiento de su contenido. As las
cosas, presenta dos cargos, ambos de nulidad, el segundo subsidiario con relacin del
primero.
Bien se sabe, que las irregularidades sustanciales que afectan los pilares o la estructura
bsica del proceso o las garantas fundamentales que la Constitucin le brinda a todo
procesado, todas se deben plantear pero con el carcter de principales, pues entre ellas no
cabe la relacin de subsidiariedad, solamente que en su presentacin se debe obedecer un
orden sucesivo o de prioridad planteando la que mayor cobertura de nulidad tiene en primer
orden, respecto de las otras. En este caso, nada obstaba para que se planteara la nulidad del
preacuerdo a partir de ese momento, en primer orden, y en segundo extremo la de la nulidad
de la sentencia; pero entiende el Ministerio Pblico que la razn del planteamiento de la
defensa, es decir, en primer lugar aquella que comprende la nulidad misma del pacto a partir
de ese momento, y la segunda que comprende solamente la nulidad de la sentencia para
que se dicte fallo de sustitucin, es para no incurrir en violacin a una ley del pensamiento
conocido como de no contradiccin, porque es evidente que entre el primero y el segundo
cargo, uno niega lo que el otro afirma, o uno afirma lo que el otro niega.
En efecto, en el primero de los cargos se considera que se viol el debido proceso porque el
acuerdo no fue claro, fue confuso, y esa anfibologa incluso determin que el juez decidiera
en contra de la voluntad de las partes; mientras que, en el segundo cargo, por contraste
anuncia que los sentenciadores efectivamente se equivocan cuando consideran que la
prisin domiciliaria no form parte del acuerdo, porque era claro que s est expresamente
consignado en l.
Entonces, frente a la confusin que se plantea en el primer cargo, y en el segundo que all s
estaba expresamente consignada la prisin domiciliaria, para efecto de no incurrir en
contradiccin es preciso entender que se plantea con el carcter de subsidiario el cargo y no
todos como principales de acuerdo a la mayor cobertura invalidante.
Pero la sustitucin de la prisin carcelaria por la domiciliaria se neg por el sentenciador,
tanto porque consider que no haba sido parte del acuerdo, como por dos razones de
estricto orden legal. El Tribunal Superior en primer trmino no hizo ningn reparo a la
consideracin del Juzgado Especializado de negar la prisin domiciliaria porque consider
que no se reunan los requisitos que el Art. 38 del C. P. exige en un tal evento, habida
consideracin de que la extorsin agravada as sea tentada tena una pena superior a los 5
aos; esa fue la razn de estricto orden legal que aleg el Juzgado Especializado para negar
la prisin domiciliaria. No hizo ningn reparo el Tribunal a esa consideracin del Juzgado,
repite, y sta corporacin colegiada nicamente se limit a sumar dos razones ms, primero,
que no existi un preacuerdo sobre tal aspecto, y que no poda ser susceptible de un
acuerdo porque la prisin domiciliaria era un beneficio o un derecho que deba reconocer el
juez porque era de su exclusiva competencia o facultad; y segundo, porque estaba
expresamente prohibido por el Art.11 de la ley 733 de 2002.
Dos razones, entonces, invocaron los sentenciadores para negar la prisin domiciliaria; la del
Art. 38 en cuanto deba cumplirse con todos sus requisitos; y el Tribunal sum la prohibicin
que establece el Art. 11 de la Ley 733 de 2002 respecto a los delitos de extorsin.
El recurrente simplemente sostiene, sin un desarrollo adecuado, que la pretensin punitiva
comprende no slo el tiempo de duracin de la pena sino tambin su forma de ejecucin, sea
intramural o domiciliaria, igualmente que la prisin domiciliaria no tiene lmite punitivo con al
vigencia de la Ley 906 de 2004, y por ltimo que ya no rige la Ley 733 de 2002. En virtud de
lo anterior, alega que las razones que adujo el juzgador para denegar el acuerdo sobre la
prisin domiciliaria no estaban ajustadas a derecho y, en esa forma, la sentencia incurre en
vicio de nulidad por ser incongruente con la acusacin.
Sin embargo, el letrado de la defensa omite dar las razones por las cuales afirma tan
categricamente que la Ley 733 de 2002 ya no rige, y as mismo que la Ley 906 impide la
vigencia del Art. 38 del C. P.; porque los delitos que se tramitan de acuerdo con el nuevo
cdigo de procedimiento, no deben atenerse al requisito establecido en el Art. 38 del C. P.
para efecto de conceder o negar la prisin domiciliaria.
Se debe decir entonces, que en relacin con la vigencia de la Ley 733 no es posible que se
alegue su insubsistencia por incompatibilidad con una norma posterior o disposiciones
especiales posteriores al tenor de lo dispuesto en el Art. 3 de la Ley 153 de 1987, en virtud
de que la Ley 906 comenz a aplicarse de forma gradual, lo cual no posibilita la derogatoria
tcita de una ley anterior. La derogatoria expresa, tcita u orgnica debe comprender la
totalidad del ordenamiento jurdico en todo el territorio nacional y no solamente en formas
parciales para algunos distritos judiciales; sin embargo -advierte-, como ya tuvo la
oportunidad en pasada ocasin de exponerlo ante la Corte, si bien entre la Ley 733 de 2002
y la Ley 906 de 2004 existe una coexistencia de vigencia de leyes, no resultaba de ningn
modo arriesgado afirmar que la prohibicin del Art.11 de la Ley 733 no era aplicable a los
procesos que se tramitan de acuerdo con el sistema acusatorio, en virtud de que se
convertira en un abierto obstculo para la poltica criminal de la celeridad y las
negociaciones, y en esa ocasin se ahond bastante sobre el tema, planteamientos a los
cuales dice remitirse.
En ese orden de ideas, entiende el Delegado que la prisin domiciliaria como sustituta de la
de prisin no estara excluida de los delitos que se siguen por el trmite de la Ley 906 de
2004 y, slo restara, a mayor abundamiento, determinar en esta ocasin como punto de
discusin, si tambin estn excluidos los requisitos del Art. 38 del C. P. El mismo Tribunal
Superior de Bogot, que, repite, aqu no hizo ninguna objecin a la consideracin del
Juzgado Especializado cuando neg la prisin domiciliaria en virtud de que el Art. 38 lo
impeda porque en este caso no se cumplan los requisitos all establecidos, en una
determinacin diferente, en la sentencia del 24 de agosto de 2005 dictada dentro del
radicado 200501173, consider lo contrario, es decir, que para conceder la prisin
domiciliaria no se requera acudir a los requisitos del Art. 38 porque ste contemplaba
mayores exigencias que el Art. 314-1 al cual se remita el Art. 461 de la Ley 906 de 2004. All,
precisa el Tribunal, se hace alusin a los fines de la pena y no a los fines de la detencin
domiciliaria, porque en dicho evento lo que se ventilaba era lo concerniente a la prisin
domiciliaria.
Efectivamente, el Art.461 de la Ley 906 remite al Art.314 en cuanto establece la procedencia
de la sustitucin de la ejecucin de la pena en los mismo casos de la sustitucin de la
detencin preventiva, pero se podra objetar a la apreciacin del Tribunal que los fines de la
pena son absolutamente distintos a los fines de la detencin preventiva. Bastara recordar
que los fines de la detencin son simplemente para no entorpecer la investigacin y asegurar
la comparecencia del imputado, de tal modo que pueda cumplir con la pena carcelaria o la
pena que se le imponga. En ese orden, no se pueden equiparar los fines de la detencin
domiciliaria con los fines de la prisin domiciliaria o de la pena que comprende aspectos de
rehabilitacin, de prevencin general, de prevencin especial, y todo lo que se ha escrito
sobre el fundamento de una y de otra.
Por lo dems, agrega, no existira ningn inconveniente y, de hecho, el principio de
presuncin de inocencia as lo dispone, sera lo ideal en un Estado Social y Democrtico de
Derecho que hasta tanto no se desvirte aqulla, el procesado o imputado pueda gozar de la
libertad, incluso, no solamente de la prisin domiciliaria porque all todava se le debe tratar
como un inocente, mientras que cuando se ha desvirtuado esa presuncin de inocencia
mediante una condena y se le ha declarado responsable de la delincuencia, pues all se debe
cumplir con otros fines distintos que son los fines de la pena para efectos de prevencin
especial, rehabilitacin y prevencin general o proteccin incluso de la colectividad.
Si bien la Corte ya se pronunci efectivamente sobre las menores exigencias que establece
el Art. 314 de la nueva ley con respecto al Art. 38 del C. P., y por favorabilidad estableci que
se deba aplicar el Art.314, all solamente se refiri a la detencin domiciliaria -al efecto cita
los pronunciamientos pertinentes-, pero en ningn momento esas consideraciones se han
hecho extensivas a la prisin domiciliaria, por el contrario, se puede advertir que su
pensamiento es totalmente diverso en cuanto bien cabe recordar que recientemente no
aplic por favorabilidad el Art. 314 en armona con el 461 del estatuto procesal en un asunto
donde se discuti el tema, y en dicha ocasin le neg al sentenciado la prisin domiciliaria,
porque consider que de acuerdo con el Art. 38-1 del C. P. de 2000, para que sea viable el
mentado sustituto es menester que la pena mnima prevista en la ley sea de 5 aos de
prisin o menos.
As, la prisin domiciliaria se ha instituido no como una gracia o un beneficio que queda a la
mera discrecionalidad del juez, sino como un derecho que se debe reconocer a todo
imputado o sentenciado siempre y cuando se cumplan los requisitos objetivo y subjetivo
establecidos en la ley sustancial.
En estas condiciones, si existiera una limitacin de orden legal porque el delito de extorsin
agravada tiene una pena superior a 5 aos, ningn equvoco se le puede achacar a la
sentencia o a los juzgadores porque le negaron la prisin domiciliaria al aqu procesado. El
juez de conocimiento no es un convidado de piedra, sus funciones no pueden limitarse
solamente a examinar si el acuerdo fue libre, espontneo y sin ninguna presin o coaccin
del imputado. Si bien es cierto el juez del conocimiento no puede ejercer un control efectivo
sobre la proporcionalidad de la pena en relacin con el valor real del delito o del hecho
cometido; y si de la misma manera no puede desconocer un preacuerdo por que considera
que no es proporcional a la pena, sea por defecto o por exceso, s tiene que ejercer un
control legal y constitucional no solamente sobre las garantas fundamentales que se le
hubieren violado al imputado, sino que tambin tiene que velar por la legalidad de la pena y
hacer respetar el ordenamiento jurdico porque no puede permitir que un pacto o un acuerdo
estn por encima de la ley.
Por esa razn, dice el Delegado que no estara muy de acuerdo en que se piense que si
hubiera sido objeto de una acuerdo por parte del fiscal la prisin domiciliaria, el juez no tena,
dado el carcter obligatorio o vinculante de todo pacto, que aceptarlo sin ningn remedio,
pues es l quien debe velar por la legalidad de la pena a fin de que no se violente el
ordenamiento jurdico. Pero, tampoco cabe sostener que en esas condiciones, al advertir el
juez que haba una limitacin de orden legal que impeda reconocer el acuerdo, sostener que
se deba improbar el pacto celebrado entre ellos.
En resumen, la Fiscala no fue a una negociacin pensando que era un delito agravado sino
que rehus de esa agravante, readecu la calificacin del delito ya no como consumado,
como fue la propuesta inicial de la Fiscala en la audiencia preliminar, sino que pens que era
tentado, el delito agravado por la cuanta tiene un aumento o incremento de pena de una
tercera parte a la mitad, por el grado de tentativa se le rebaj hasta la mitad de la pena, se le
reconoci el mximo de la rebaja no obstante no haber colaborado en gran medida para la
investigacin y la implicacin de los otros procesados.
Por consiguiente, por el lado de la rebaja de pena no se puede sostener ningn vicio en
cuanto al acuerdo, porque el vicio sera irrelevante -como lo destac la defensa- habida
consideracin de que finalmente se le reconoci el mximo de rebaja hasta la mitad,
entonces no tendra ninguna relevancia para efectos de la casacin en el evento de que
hubiera sido un error.
En cuanto a la pena imponible y el allanamiento -puntos que se discuten ahora con mayor
nfasis- la Procuradura considera que s haba una limitacin de orden legal; se sostiene
que la Fiscala adopt a lo largo de todas las audiencias una actitud de que la voluntad de las
partes fue desconocida por el juez. El escrito que contiene este acuerdo y que fue ledo por
la defensa, nicamente establece el compromiso de la Fiscala de solicitar, sugerir, proponer
al juez del conocimiento que en la medida que lo permitiera su competencia, su facultad o su
discrecionalidad, le otorgara la prisin domiciliaria al imputado pero con la advertencia de que
esa solicitud no era vinculante para el juez, y la prueba de ello no es que el fiscal haya
adoptado una actitud dependiendo de esa posicin, porque en una de las audiencias -basta
observar los archivos, los registros del video-, all el fiscal dej expresa constancia de que
nunca el pacto haba estado condicionado a que efectivamente se le otorgara la prisin
domiciliaria, y la mayor prueba de que el fiscal piensa de que no se est vulnerando su
voluntad es que en la casacin que interpone la Fiscala solamente se queja de la pena
imponible y aboga por el mnimo, pero en ningn momento est planteando que el
cumplimiento del pacto se llevara hasta el extremo de reconocer la prisin domiciliaria.
Luego, si la Fiscala hubiese entendido que su voluntad le fue desconocida totalmente, a esta
casacin habra llegado implorando no solamente la pena mnima sino tambin la prisin
domiciliaria. Se podra alegar, entonces, que el que est incumpliendo es el Fiscal porque se
comprometi con el procesado a otorgarle unos beneficios o por lo menos a solicitarlos, y
ahora en las audiencias sostiene que no estaba condicionado ese compromiso, el pacto, a
que se concediera la prisin domiciliaria. Efectivamente es cierto que cuando el fiscal
incumple un acuerdo, se vulneran o se socavan las bases de la renuncia a los derechos
constitucionales del imputado implcita en su declaracin de responsabilidad o culpabilidad.
Pero, aqu, en ningn momento se puede decir que la Fiscala desconoci su acuerdo.
Por medio de la reforma penal se implant un nuevo sistema extrao a nuestra tradicin
jurdica, que apenas se encuentra en perodo de decantacin, deja entrever la Delegada.
Aqu, bien puede verse que fruto de la inexperiencia, de la incomprensin todava de las
figuras y de los fenmenos que estableci la nueva ley, por una errada interpretacin o por
una mala incomprensin, se lleg a que el acuerdo no reflejara lo que las partes en realidad
queran. Sin embargo, es necesario advertir que el acuerdo en este caso fue producto de una
voluntad libre y racional, mxime cuando adems de la asistencia de un profesional
competente, el imputado es un experimentado abogado profesional del derecho.
En resumen y conclusin, es necesario partir del hecho que el objeto de impugnacin
propuesto de la nulidad por anfibologa del acuerdo, no podra prosperar, como tampoco que
se dicte un fallo de sustitucin para que la Sala conceda el beneficio de la prisin domiciliaria
porque el acuerdo realmente no refleja esos trminos. No necesariamente las partes estn
obligadas siempre y en todos los casos a establecer una negociacin o un pacto sobre la
prisin domiciliaria. La Fiscala solamente se mostr siempre inconforme con al pena
impuesta y solicit la pena mnima, por eso, a lo sumo, se puede casar la sentencia para que
se le reconozca la pena no de 4 aos -como solicita el Sr. Fiscal- sino de 5, porque los 2
aos se incrementaron sobre el delito ms grave de extorsin que daba 8, y 2, fueron 10,
ms 2 que se aument por el concurso, fueron 12, que dividido entre 2, daba 6. Entonces,
aqu si se le reduce de 6 un solo ao, sera lo que se pretende de los dos sobre el primer
delito, lo que dara una pena de 5 aos. Esto, en atencin a lo previsto en el Art. 370 del C. P.
P. en cuanto que el juez no puede imponer una pena superior a la que pida el fiscal. Si el
fiscal aqu pidi la pena mnima, pues es obvio que se case la sentencia recurrida, pero que
a ello no se llegue a efecto de conceder la prisin domiciliaria, concluye el agente del
Ministerio Pblico.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
1. Acuerdos y negociaciones en el rgimen de la Ley 906/04
Con el advenimiento del acto reformatorio de la Constitucin Poltica -acto legislativo N 03
del 19 de diciembre de 2002- que fij las bases constitucionales del proceso penal
colombiano, y la subsecuente expedicin del nuevo Cdigo de Procedimiento Penal -Ley 906
de 2004-, nuestro pas adopt un modelo procesal de corte acusatorio, como as dimana de
las preceptivas contenidas en el Art. 4 de dicha enmienda constitucional, caracterizado,
esencialmente, por la implantacin de un juicio pblico, oral, contradictorio, concentrado,
imparcial, inmediacin probatoria y respeto de todas las garantas fundamentales, como ya lo
ha advertido la Sala en algunos de sus pronunciamientos.
Es un sistema de justicia penal que como poltica de Estado en materia criminal, tiene por
finalidad contribuir a la lucha eficaz contra la impunidad y la criminalidad en general, como
insistentemente as lo expres el gobierno nacional a travs de sus voceros; finalidad que
tiene como objetivos especficos, entre otros, el fortalecimiento de la capacidad punitiva del
Estado concentrada en las funciones de investigacin y acusacin que le competen a la
Fiscala General de la Nacin -las autoridades de Polica Judicial colaboran con la primera-,
el afianzamiento de las garantas fundamentales de los procesados y de las vctimas, la
agilizacin en la administracin de justicia mediante un proceso penal clere, etc.
Como bien se sabe, la poltica criminal del Estado no se agota con el ejercicio de su poder
punitivo. Desde esa perspectiva, dada la multiplicidad de intereses, bienes jurdicos y
participacin del imputado en la definicin de su caso -Art. 348-, en armona con los
principios constitucionales y fines perseguidos con el nuevo sistema procesal penal de
tendencia acusatoria.
Establece la nueva normatividad procesal penal, que desde la audiencia de formulacin de
imputacin y hasta antes de ser presentado el escrito de acusacin, la fiscala y el imputado
podrn llegar a un preacuerdo sobre los trminos de la imputacin, obtenido el cual, el fiscal
lo presentar ante el juez de conocimiento como escrito de acusacin -lo que comporta una
rebaja hasta de la mitad de la pena imponible-, bien porque el imputado se declare culpable
del delito que se le endilga; o de uno relacionado de pena menor, a cambio de que el fiscal
elimine de la acusacin alguna causal de agravacin punitiva, o algn cargo especfico; o,
tipifique la conducta, dentro de su alegacin conclusiva, de una forma especfica con miras a
disminuir la pena -Arts. 350 y 351-; tambin podrn el fiscal y el imputado llegar a un
preacuerdo sobre los hechos imputados y sus consecuencias, y si hubiere un cambio
favorable para el imputado con relacin a la pena por imponer, esto constituir la nica rebaja
compensatoria por el acuerdo -Art. 351, inc. 2-. Adems, en el evento que la Fiscala, por
causa de nuevos elementos cognoscitivos, proyecte formular cargos distintos y ms
gravosos a los consignados en la formulacin de la imputacin, los preacuerdos deben
referirse a esta nueva y posible imputacin -Art.351, inc. 3-.
Tambin proceden los preacuerdos una vez presentada la acusacin y hasta el momento en
que sea interrogado el acusado al inicio del juicio oral sobre la aceptacin de su
responsabilidad Art. 352, caso en el cual la pena imponible se reducir en una tercera
parte.
Finalmente, estos preacuerdos celebrados entre la fiscala y el imputado obligan al juez de
conocimiento, salvo que ellos desconozcan o quebranten garantas fundamentales.
Aprobados los mismos por el juez, proceder a convocar la audiencia para dictar la sentencia
correspondiente -Art. 351, inc. 5-. Y, con el fin de guardar las garantas del imputado,
consagra la ley que si ste hiciere uso del derecho que le asiste de renunciar a la etapa del
juicio, deber el juez de control de garantas o de conocimiento verificar que se trata de una
decisin libre, consciente, voluntaria, debidamente informada, y asesorada por la defensa,
para lo cual es imprescindible que proceda al interrogatorio personal del imputado o
procesado -Art. 131-.3[3]
Ahora bien, estima la Corte que los preacuerdos y negociaciones celebrados entre la Fiscala
y el imputado o acusado deben regirse por los principios de lealtad y buena fe, por lo que
todo aquello que constituya su objeto -desde que no violente garantas fundamentales o se
encuentre al margen de la ley-, ha de ser incorporado de manera integral al acta pertinente,
lo ms completa, clara y precisa posibles, a efecto de no generar falsas expectativas, pues
dichos acuerdos, como lo pregona un sector de la doctrina, mal pueden servir de instrumento
para sorprender o engaar al imputado o acusado, y menos para colocarlo en situacin de
inferioridad. De ah que la propuesta fiscal deba ser seria, concreta, inteligible y con vocacin
de aceptacin como difanamente lo prev el Art. 369 en el caso de manifestaciones de
culpabilidad preacordada, al disponer que en un tal evento la Fiscala tenga que indicarle al
juez los trminos de la misma, expresando la pretensin punitiva que tuviere. La
trascendencia del convenio comporta que al mismo no debe llegar el fiscal a improvisar sino
con debida, escrupulosa y meditada preparacin (...) 4[4]
En punto de lo que debe ser materia de esos preacuerdos o negociaciones, ya la Sala tuvo
oportunidad de precisarlo cuando a propsito del tema expres:
() Estas negociaciones entre la fiscala e imputado o acusado no se refieren nicamente a
la cantidad de pena imponible sino, como lo prev el inciso 2 del artculo 351, a los hechos
imputados y sus consecuencias, preacuerdos que obligan al juez de conocimiento, salvo que
ellos desconozcan o quebranten las garantas fundamentales.
3[3]
de concrecin respecto del monto de la pena, dijo el Juez Especializado contar con la
facultad para, motu proprio, graduarla, como en efecto as procedi al acudir al sistema de
cuartos; y si bien el Tribunal desech este mtodo, refrend el criterio del A-Quo de
incrementar en dos aos la sancin mnima deducida, dada la gravedad del
comportamiento, el dolo y la preparacin para su ejecucin.
An ms, al tocar el tema de la rebaja, el sentenciador de primera instancia admiti que las
partes haban incurrido en una confusin, quizs por una errada interpretacin de la norma
-as qued registrado en el video contentivo del desarrollo de la audiencia-, en cuanto no
supieron expresar con claridad la reduccin punitiva a la que se aspiraba, no obstante lo cual
entenda que la voluntad de los actores apuntaba a que se concediera al acusado la
reduccin de la pena en la mitad, como finalmente as lo reconoci por motivos de
generosidad.
Resulta inexplicable que no empece la ausencia de claridad de los trminos en los que se
redact el acuerdo de la cual se queja el juzgador, termine por inferir la real voluntad de las
partes en relacin con uno de los aspectos determinantes del pacto y lo acepte accediendo a
la pretensin -la rebaja de la pena en la mitad-, en tanto que para negar la otra -imposicin
de la pena mnima- aduzca su falta de concrecin. Tanto es as, que por esta razn el
representante de la Fiscala apel la sentencia de primer grado, como paladinamente lo
reconoce el Tribunal al referirse a los argumentos de la impugnacin del recurrente en
mencin, motivo de inconformidad en el cual centra igualmente su ataque en sede de
casacin.
Surge patente, entonces, el yerro denunciado, pues desentraado el objeto material del
acuerdo, desatender su espritu es, ni ms ni menos, contrariar la voluntad de las partes, por
lo que proferir sentencia en contrava de lo pactado por el Fiscal con el imputado y su
defensor, especficamente la imposicin de la pena mnima, equivale a emitir un fallo
desbordando el marco de la acusacin, pliego de cargos que en este caso, se repite, lo
constituye el acta de preacuerdo. No se trata de una determinacin de extrema laxitud, sino
de la necesidad de acompasar el nuevo sistema penal en su contenido sustancial al principio
rector que lo inspira, el respeto por la dignidad humana -Arts. 1, 5, 7 y 10-.
La consecuencia jurdica que se deriva de una violacin de tal ndole no es, sin embargo, la
invalidacin de la actuacin para retrotraerla al momento procesal en el cual tuvo su origen el
vicio, como lo propone el demandante, como quiera que no se plante, y menos se
demostr, que el yerro denunciado haya incidido en los juicios de tipicidad, antijuridicidad o
culpabilidad de los hechos por los cuales libre, consciente y voluntariamente se declar
responsable el acusado. Lo que se impone es tener de presente el marco de la acusacin, y
ello se logra ajustando el fallo a los trminos del acuerdo, es decir, a las consecuencias
jurdicas que se derivan del mismo; dicho de otra manera, a la acusacin.
2.1.2. No obstante lo anterior, como el casacionista partiendo de las premisas sentadas en el
primer reparo acerca de la inconsonancia de la sentencia con la acusacin en lo relativo a la
mensuracin de la pena, aduce como fundamento del cargo segundo que los efectos de un
tal error se tradujeron en la negativa en concederle a su defendido el sustituto de la prisin
domiciliaria, vicio que por haberse originado en la sentencia es menester enmendarlo
profiriendo el correspondiente fallo de reemplazo, concilindolo con los trminos de la
manifestacin de culpabilidad preacordada de la manera como se dej visto con antelacin,
desde ya, anticipa la Sala, las pretensiones del actor encuentran eco parcialmente.
Sea lo primero advertir que no resultan ser totalmente ciertas las afirmaciones del
demandante, en la medida en que, contrariamente al acuerdo que en relacin con el factor
de la punibilidad fluye de las expresas manifestaciones realizadas por las partes en la
audiencia a la que ya se ha hecho referencia, conforme al registro flmico que de la misma se
hizo el 13 de julio de 2005 deviene evidente que el susodicho acuerdo no se condicion al
otorgamiento de la prisin domiciliaria.
En efecto, en su intervencin en la mentada diligencia el Fiscal dej expresa constancia
acerca de que lo convenido con el imputado y su defensor fue que de acuerdo con los
8[8]
En la aclaracin de voto del magistrado Mauro Solarte Portilla a la sentencia del 23 de agosto del
2005, radicado 21.954, se recuerda que El Chief Justice Burger en el caso Santonello Vs New York
seal que una reduccin del 90 al 80 % en el porcentaje de declaraciones negociadas exigira que se
duplicaran los medios humanos y tcnicos (Jueces, Secretarios Judiciales, Jurados, etc.), mientras que la
reduccin al 70 % exigira triplicarlos.
Lo dicho cobra ms fuerza frente al subrogado, si se advierte que la institucin fue regulada
en los artculos 474 y 475 de la Ley 906 del 2004 y no se reprodujo la clusula de exclusin
de la Ley 733 del 2002.
Con relacin a la rebaja de pena por sentencia anticipada y por confesin, dado que la
primera no guarda identidad con los acuerdos previstos en el nuevo estatuto procesal como
lo concluy la Corte en las sentencias del 23 de agosto y 14 de diciembre del 2005,
radicados 21.954 y 21.347, y la segunda no fue reproducida en el nuevo estatuto ni a la
aceptacin por el imputado a que alude el artculo 283 se le apareja ninguna consecuencia
favorable para ste, debe concluirse que las prohibiciones comentadas han quedado
insubsistentes.
En sntesis, las prohibiciones contenidas en el artculo 11 de la Ley 733 del 2002 no son
aplicables a los delitos de secuestro, extorsin, secuestro extorsivo, terrorismo y conexos
cometidos a partir del 1 de enero del 2005 en los distritos en los que rige a plenitud la Ley
906 del 2004, por las siguientes razones:
1. La reduccin de pena por sentencia anticipada y por confesin, por insubsistencia de la
norma en cuanto ninguna de las figuras aparece reproducida en el nuevo Cdigo de
Procedimiento Penal.
2. La libertad condicional, la redencin de pena por trabajo o estudio y la suspensin
condicional de la ejecucin de la pena, por la derogatoria tcita originada en virtud de la
expedicin de las Leyes 890 y 906 del 2004, en las que se regulan o se hace referencia a
esos institutos, sin establecer prohibiciones en razn de la naturaleza del delito cometido.
3. Respecto de la suspensin condicional de la ejecucin de la pena y de la prisin
domiciliaria, la posibilidad de ser acordadas a travs de las negociaciones que realicen
fiscala e imputado, convenios que obligan al juez excepto si son lesivos de las garantas
fundamentales, no admite exclusiones por la naturaleza del delito a menos que se exprese
en contrario una inequvoca voluntad legislativa manifestada a travs de una ley que se
expida en la nueva y transformada realidad del sistema procesal penal. Entre tanto, la
prohibicin deviene insubsistente.9[9] -Se ha hecho nfasis-.
4.2.3. Ahora bien, como el defensor considera que la ley 906 de 2004 no fij lmite punitivo
alguno como requisito de procedencia para la prisin domiciliaria, afirmacin que, como lo
advierte el Ministerio pblico, dej hurfana de sustento, advierte la Sala frente a esta
propuesta, que de ninguna manera la nueva normatividad procesal modific el artculo 38 de
la Ley 599 de 2000 sobre ese instituto, pues una cosa es la detencin domiciliaria, que
procede en el trmite del proceso, y otra, muy distinta, la prisin domiciliaria que procede
para la ejecucin de la pena.
Es cierto que en la sistemtica de la Ley 906 de 2004, la detencin domiciliaria no exige
lmite punitivo, como est consagrado en el artculo 314, norma que en verdad tiene efectos
sustanciales favorables en la regulacin de este especfico instituto, como lo reconoci la
Sala en provedo del 4 de mayo de 2005, Rdo. 23.567.
Este trato benvolo se entiende porque en la filosofa del sistema oral acusatorio el querer
del legislador fue restringir el cumplimiento de la detencin bajo el rgimen carcelario, para
privilegiar, de manera general, un rgimen que no est sujeto a la severidad de la reclusin
intramural, la que tendr lugar nicamente cuando se considere necesario para los fines
estrictamente sealados en el artculo 308 de la Ley 906 de 2004.
Pero, esa regla general que rige en el trmite procesal no puede extenderse a los casos
donde el Estado despus de destronar la presuncin de inocencia, condena al cumplimiento
de una pena privativa de la libertad, porque en tales eventos la aplicacin de la medida debe
responder a otros fines distintos a los sealados en el referido precepto instrumental, que no
son otros que los fines especficos de la pena establecidos en el artculo 4 del Cdigo Penal
-Ley 599 de 2000-.
9[9]
10[10]
Criterio histrico.-
14[14]
Es la teora trasnacional del derecho. DIEGO E. LPEZ MEDINA, Teora Impura del
Derecho: la transformacin de la cultura jurdica latinoamericana, Bogot, Universidades
Nacional y de Los Andes, Legis, 2004, pg. 116.
15[15]
Encontrar una forma de asociacin que defienda y proteja con toda la fuerza comn a la
persona y los bienes de cada asociado, y por la cual, unindose cada uno a todos, no
obedezca sin embargo ms que a s mismo y permanezca tan libre como antes. Tal es el
problema fundamental, cuya solucin da el contrato social. JUAN JACOBO ROUSSEAU, El
Contrato Social, Madrid, Edit. Campos, 1969, pg. 51.
16[16]
Han sido precisamente los victimlogos los que han impulsado la mediacin como uno de
los modos posibles de solucin del conflicto entre la vctima y el victimario, y entre ste y la
sociedad, que supone una recuperacin del papel protagonista de la vctima, y posiblemente un
instrumento eficaz para obtener la adecuada satisfaccin de sus intereses al tiempo que es
til instrumento de reinsercin social del delincuente. SILVIA BARONA VILAR, Seguridad,
celeridad y justicia penal, Valencia, Edit. Tirant Lo Blanc, 2004, pg. 265.
17[17]
Sobre el punto ya se haba escrito: No cabe duda que uno de los temas de obligatoria
referencia en el caso de la justicia penal autocompositiva, es el de la influencia del sistema
penal anglosajn sobre los sistemas de derecho penal continental. Esta influencia no deja de
ser conflictiva para los procesalistas ms tradicionales, as como para quienes critican el
sistema de administracin de justicia por consenso, en virtud de las implicaciones filosficas y
jurdicas que tiene, el que el Estado de Derecho renuncie a su tarea de persecucin penal.
Pero por otra parte est la argumentacin de quienes buscan una solucin a los males crnicos
de la administracin de justicia y a la llamada crisis del principio de legalidad procesal. SCAR
JULIN GUERRERO PERALTA, Procedimiento acusatorio y terminacin anticipada del
proceso penal, Bogot, Edit. Ibez, 1998, pg. 77. En el sub-modelo angloamericano,
caracterizado por ser un sistema de partes (adversary sistem), la justicia negociada es ms
expedita, pero en el continental europeo, en el que prima el principio de oficiosidad o de
legalidad, se le han hecho intercalamientos de caracteres desde el mundo de la praxis por
medio de acuerdos informales (Alemania) y desde la legislacin (Espaa e Italia) a travs de
acuerdos fiscal-imputado que parten de la conformidad del procesado con las imputaciones
para pedir al Tribunal que imponga una pena reducida hasta determinado porcentaje, figura
conocida por la doctrina como sistema de transaccin penal procesal.
figura global de la que se bifurc: I, el principio de oportunidad propiamente dicho; y, II, los
acuerdos tendientes a un esfuerzo de pacificacin 18[18] o a activar la solucin de los
conflictos sociales que genera el delito (art. 348 cpp), coreando la tendencia globalizada que
en Estados Unidos denominan plea bargaining, en Alemania absprache, en Italia
pattegiamiento y en Espaa conformidad del procesado19[19].
Se argument, entonces, que un sistema procesal penal que no permita tener unos criterios
de selectividad para el ejercicio de la accin penal y la terminacin anticipada, est
llamado al fracaso20[20]. Sus operadores deben estar conocidos de las bondades de la
modalidad negociadora, que es de su esencia y en ella radica buena parte de su eficacia y
adhiere a su filosofa cuando propende por su mejor desarrollo, as como se opone a ella
cuando obstaculiza, mal aplica o se muestra reticente y evasivo a la fructfera vigencia de los
preacuerdos y negociaciones21[21].
Los comisionados consignaron extensos elogios a la figura:
Representan variadas perspectivas y anhelos hacia la inmediata satisfaccin a la sociedad
que espera la pronta solucin de los casos penales; o, una oportuna reparacin a la vctima
que puede compensar la ausencia de mayores lucros con la certidumbre de respuestas
inmediatas a su requerimientos e incorporacin a su patrimonio de un bien o un valor
18[18]
Los cdigos penal y de procedimiento penal slo deben mostrar su total dureza con el
delincuente empedernido, feroz, recalcitrante y destructor de las bases esenciales de la
sociedad. Para ste el debido proceso no marca, por ello, ninguna decadencia o merma de
derechos, pero s puede traducir menos flexibilidad y ms restriccin en el otorgamiento de los
beneficios inherentes a los preacuerdos y negociaciones. GUSTAVO GMEZ VELSQUEZ,
Aproximacin, ob. cit., pg. 70.
23[23]
GUSTAVO GMEZ VELSQUEZ, Aproximacinob. cit., pg. 72. En el Acta 40 del 27 de
mayo de 2004, Comisin Primera del Senado, Gaceta No.378 de 2004, en cuyo trmite se
aprob el posteriormente art. 351 de la ley 906 de 2005, el Senador Andrs Gonzlez Daz,
razon: S, se trata de lo siguiente, y vuelvo sobre mi reflexin, all est contemplada una
rebaja automtica de la mitad de la pena por aceptar los cargos, claro que al haberse
aumentado las penas en el Cdigo Penal, pues habr que aumentar los atractivos para que se
produzca la aplicacin del principio de oportunidad, pero me parece que una rebaja automtica
de la mitad, no cierto, ms la aplicacin de los subrogados penales que no se han modificado
en el Cdigo Penal, podra llevar a que en ciertos casos y ya ustedes lo habrn seguramente
estudiado, se produzcan penas irrisorias en delitos graves, entonces yo conservo esa inquietud
propondra sin que piense que esa sea la solucin ideal porque le corresponde ms a ustedes
haberlo analizado, propondra que esa rebaja sea hasta de la mitad, no de la mitad en forma
automtica, que en cada caso la Fiscala verifique si hubo tal colaboracin o si las pruebas
eran tan dbiles que el hecho de aceptar debe haber llevado hasta la mitad pero habrn otros
casos en que pueda ser menor.
24[24]
Pero a ms de lo anterior, el fiscal no debe olvidar que ante la improcedencia del principio
de oportunidad por no darse una de sus causales o reglas o porque especficamente se le
excluye para algunos delitos, el preacuerdo y la negociacin no exhiben estas limitantes y,
como criterio abierto e inicial, no se dan conductas delictivas incompatibles con sus benficos
efectos, siempre que se manejen con ponderacin, imparcialidad, rectitud, responsabilidad,
conocimiento y equilibrio de intereses. GUSTAVO GMEZ VELSQUEZ, Aproximacin, ob.
cit., pg. 73.
Y como el estatuto dej incierta la rebaja de pena cuando la admisin de cargos se hiciera
en la audiencia de formulacin de la imputacin (arts. 288-3 y 351 inc. 1),
la situacin debe resolverse, para seguridad y justa retribucin del procesado, mediante el
preacuerdo y la negociacin. El fiscal, entonces, cuantificar la pena que puede satisfacer
la pretensin sancionatoria y la propondr como preacuerdo o negociacin (vese inciso 1
artculo 350, inciso 4 artculo 351 e inciso 1 artculo 369, con intencin corroborativa del
predominio de las atribuciones del fiscal sobre el manejo de la pena: culpabilidad
preacordada: la fiscala deber indicar al juez los trminos de la misma, expresando la
pretensin punitiva que tuviere)26[26].
2.- Criterio sistemtico.La plenitud y la coherencia de las normas de variado nivel que adoptaron para Colombia un
sistema de gestin procesal de perfil acusatorio 27[27], dicen que para su eficacia resulta
indispensable que sea coherente, completo, econmico y operativo, razones para que se
implemente el derecho premial con el fin que la mayora de procesos terminen sobre la
marcha, criterio que desde 1993 se instaur a travs de las figuras de la sentencia
anticipada, caracterizada por la aceptacin unilateral de los cargos imputados, y de
audiencia especial, que requera acuerdo fiscal-imputado, a consecuencia de lo cual
proceda una rebaja fija de pena dependiente del tracto procesal en que se haca.
Adelante, en vigencia de la Ley 600 de 2000, la segunda figura desfalleci por las razones ya
vistas, mientras que en la Ley 906 de 2004, acogiendo la poltica criminal del consenso, se
estableci el gnero acuerdo con especies que distingue su artculo 351, frente a lo cual
procede la siguiente precisin: si bien es cierto el allanamiento a los cargos puede iniciarse
a iniciativa particular del imputado como tambin proceda en la audiencia especial del
artculo 37-A del cpp/1991-, enseguida se necesita del consenso (bilateralidad) para fijar el
hasta punitivo que amerita la aceptacin y que, segn la propia norma con un tenor claro
(art. 27 ccc), debe ir a manera de acuerdo en el escrito de acusacin que presentar el
fiscal, fraccin esta que de no ir, bien puede el juez de la causa exhortar a que se haga en
trmite del artculo 447.
Es decir: el allanamiento de hoy es una figura mixta que tiene, en su parte inicial, la
aceptacin de los cargos de la sentencia anticipada y, enseguida, un acuerdo para fijar el
hasta de pena que amerite la manifestacin, que es caracterstica en su bilateralidad de la
audiencia especial, cuya iniciativa como ahora, art. 293- es indiferente que corra a cuenta
de la fiscala o del procesado, directamente o por conducto de su apoderado, como lo
25[25]
consagraba el art. 37-A (audiencia especial) del cpp-91, adems que el fiscal trabajando
de la mano de los moduladores de la actividad procesal, entre los que se destacan los de
ponderacin y de proporcionalidad (art. 27), del principio de objetividad (art. 115), de las
directivas de la Fiscala General de la Nacin y las pautas trazadas como poltica criminal a
fin de aprestigiar la administracin de justicia y evitar su cuestionamiento-, deber tener
muy presentes las finalidades (arts. 348) y la improcedencia (art. 349), que se traen como
criterios rectores para ese especfico Captulo nico, Ttulo II del Libro III del cpp-2004.
Quienes hacen confluir los procedimientos abreviados con el sistema acusatorio
fundamentan su argumento en el hecho de considerarlos corolario del mismo, toda vez que,
de una parte, la contraccin del procedimiento, la reduccin de los costos procesales y, en
general, la economa procesal, aparecen acentuados en dicho modelo, y, de otra, que
estando caracterizado el sistema acusatorio por la biparticin de funciones procesales y la
reparticin del proceso en fases, la exigencia de garantas como la adquisicin de la prueba
en contradictorio ante un funcionario imparcial a quien compete exclusivamente la decisin,
no garantizara una aplicacin de justicia en todos los casos. En otras palabras, la finalidad
del proceso no puede ser aquella de garantizar la celebracin de un juicio con audiencia
pblica en la que se forme la prueba, pues el sistema fracasara o, en palabras de algn
autor, se arriesgara la parlisis de la justicia donde se pretendiese llevar a fin cada caso
procesal a la audiencia, propsitos caractersticos de cualquier esquema procesal 28[28].
3.- Criterio gramatical.La poltica criminal del consenso para apurar los trmites procesales fue establecida a nivel
constitucional con las referencias expresas al sistema acusatorio (AL 03/02) y en la Ley 906
de 2004 de manera concreta, as:
3.1. En su parte dogmtica o procesal.
En el artculo 8-d:
Defensa. En desarrollo de la actuacin, una vez adquirida la condicin de imputado, ste
tendr derecho, en plena igualdad respecto del rgano de persecucin penal, en lo que
aplica a: d) No se utilice en su contra el contenido de las conversaciones tendientes a
lograr un acuerdo para la declaracin de responsabilidad en cualquiera de sus formas 29[29].
En el artculo 10:
Actuacin procesal El juez podr autorizar los acuerdos o estipulaciones a que lleguen
las partes. Y,
En el artculo 354:
28[28]
Reglas comunes. Son inexistentes los acuerdos realizados sin la asistencia del defensor.
Esto implica que las distintas especies del gnero acuerdo (art. 351) requieren de la garanta
a que no se utilice las conversaciones logradas en su trmite; que el juez las pueda autorizar
todas; y, que todas las especies de acuerdo tengan que realizarse con la asistencia del
defensor, adems, que el artculo 3 de la Ley 890 de 2004, tan ligada en su vigencia gradual
a la del sistema en general, prohbe el sistema de cuartos en aquellos eventos en los cuales
se han llevado a cabo preacuerdos o negociaciones entre fiscala y defensa, haciendo
sencillamente un reenvo al Cdigo de P. Penal en su Libro III, Ttulo II llamado
Preacuerdos y negociaciones entre fiscala y el imputado o acusado, y en cuyo Captulo
nico, art. 351, recoge las modalidades de aceptacin de cargos, preacuerdos y acuerdos.
3.2. Y, en su parte orgnica o procedimental.La Ley 906 de 2004 al sealar el rito progresivo de la actuacin procesal ubica a la
formulacin de la imputacin como la primera audiencia preliminar en la cual la fiscala
comunica a la persona, en presencia de su defensor, su calidad de imputado, activndose
entonces en este etapa preprocesal (art. 145) el derecho a la defensa (arts. 8 y 290); puede
solicitar al juez de garantas la imposicin de la medida de aseguramiento que corresponda;
y, en cuyo trmite
el fiscal deber expresar oralmente 3. Posibilidad del investigado a allanarse a la
imputacin y a obtener rebaja de pena de conformidad con el art. 351,
reenvo normativo que dice:
Artculo 351. Modalidades. La aceptacin de los cargos determinados en la audiencia de la
formulacin de la imputacin, comporta una rebaja hasta de la mitad de la pena imponible,
acuerdo que se consignar en el escrito de acusacin30[30],
mientras que el artculo 283 ensea que:
La aceptacin por el imputado es el reconocimiento libre, consciente y espontneo de haber
participado en alguna forma o grado en la ejecucin de la conducta delictiva que se
investiga,
procedimiento (artculo 293) que puede ser:
por iniciativa propia o por acuerdo con la fiscala (y), se entender que lo actuado es
suficiente como acusacin,
como tambin se tramitaba en vigencia del artculo 37-A del cpp-1991, que regulaba la
audiencia especial caracterizada por el acuerdo fiscal-imputado que se suscriba en
acta:
A partir de la ejecutoria de la resolucin que defina la situacin jurdica del procesado y
hasta antes de que se cierre la investigacin, el fiscal, de oficio o a iniciativa del procesado,
directamente o por conducto de su apoderado, podr disponer por una sola vez la
celebracin de una audiencia especial.
III
CONCLUSIONES
1.- La llamada por la Corte Constitucional estrategia global de poltica criminal del
constituyente de 2002 y el legislador de 2004, no fue ciertamente la de festinar rebajas de
30[30]
penas elevando a la cifra fija de la mitad la mitigacin por concepto de allanamiento y sin el
aumento correspondiente del art. 14 de la Ley 890 de 2004, sino la de hacer llamativa la
poltica criminal del consenso pero de tal manera que el bloque normativo de los estatutos
penal y procesal penal de 2000, y el de las Leyes 906 y 890 de 2004, resultaran equivalentes
para hacer efectivo el derecho fundamental a la igualdad de trato frente a los delincuentes
sancionados antes y despus del 1 de enero de 2005, con la excepcin de la llamada lex
tertia y con la precisin que no siempre el sistema de cuartos para medir pena resulta ms
restrictivo que el anterior.
la posibilidad de rebaja de la pena hasta en la mitad, consagrada en el inciso 1 del artculo
351 de la ley 906 de 2004, no corresponde a una intencin del legislador de hacer ms laxa
la respuesta del Estado frente a la criminalidad. Est claro que se propuso como medio para
ofrecer una alternativa seductora al procesado, para evitar que el juicio discurra por todas
sus etapas, en el marco de un modelo que en trminos de recursos econmicos es mucho
ms costoso que el anterior no slo por la infraestructura que requiere (salas de audiencia,
equipos, etc.) sino esencialmente por el precio horas hombres que significa el desfile de
elementos cognoscitivos frente al juez. Si hubiera querido imponer penas ms benignas
simplemente hubiese reformado el cdigo penal en tal sentido, pero no, lo hizo para
aumentar las penas y as dotar al cdigo de procedimiento de una herramienta que diera
como resultado que la mayora de procesados prefiriera acogerse a la terminacin anticipada
del proceso, conforme a lo esbozado en precedencia. No en vano el incremento punitivo
entrara a regir, coetneamente con el nuevo sistema acusatorio. Pero el derecho premial no
puede convertirse en una ddiva punitiva, so pretexto de aplicar el principio de favorabilidad.
En el nuevo sistema acusatorio, la mayor rebaja por aceptacin de cargos se justifica, por
las razones anotadas, en el marco de una mayor sancin penal 31[31]. Y,
2.- Desde cualquier clase de hermenutica que se utilice, la figura antigua de la sentencia
anticipada no encuentra similar en el estatuto procesal penal que vari radicalmente la
sistemtica procesal penal colombiana a partir de 2004: la figura que algunos hallan
parecida, la del allanamiento a los cargos, no puede resultarle idntica porque la iniciativa
particular del imputado a la manifestacin procesal tambin se poda hacer en trmite de la
audiencia especial (bilateral) reglada en el artculo 37-A del cpp-1991, tan distinta a aquella,
que en complemento, tena prevista por el legislador un porcentaje fijo de descuento punitivo,
mientras que en el allanamiento de ahora, el claro artculo 351 inciso 1 cpp-2004 lo hace
oscilante para que pueda ser acordado entre fiscal e imputado, consenso que deber formar
parte del escrito de acusacin que presentar el fiscal y sobre el cual el juez de
conocimiento, en un sistema acusatorio, slo puede hacerle un juicio de control de garantas,
y si es del caso, en la audiencia prevista en el art. 447, exhortar a las partes para que se
pongan de acuerdo sobre el punto en bsqueda que lo sustancial supere la mera
informalidad.
Cordialmente,
31[31]
Si no fuera as, se generara una inequidad, de imposible justificacin. As, por ejemplo, si
alguien que cometi en esta capital y antes del 31 de diciembre de 2004, un homicidio simple
en circunstancias que obligaran a la imposicin de la mxima pena posible y se acoge en los
albores de la investigacin (ya en 2005) a sentencia anticipada, si se acepta que le es aplicable
la mxima rebaja prevista en el artculo 351 de la ley 906 de 2004, debera ser condenado a
pena de prisin de 12 aos y 6 meses. Esto si se considera que, por supuesto, no poda
incrementarse la pena en los trminos del artculo 14 de la ley 890 de 2004, habida cuenta que
cuando se cometi el delito an no haba entrado a regir el precepto citado. En cambio, si se
trata de un delito de naturaleza y circunstancias idnticas, pero cometido en enero de ste ao,
al procesado tendra que imponrsele una pena de 18 aos y 9 meses. He ah una diferencia
de ms de 6 aos, que no puede explicarse sin desmedro de la justicia. Si se tratara de un
caso de ley favorable, los distintos procesados a quienes se les juzga en un mismo trnsito o
coexistencia normativa deberan recibir idntico tratamiento, lo cual no puede ser, conforme
acaba de demostrarse. Aclaracin de voto a T-24.662, Mag. MAURO SOLARTE PORTILLA.