Eco, Umberto - Critica Al Periodismo
Eco, Umberto - Critica Al Periodismo
Eco, Umberto - Critica Al Periodismo
Umberto Eco
El poder que han adquirido los medios es incuestionable, algunas veces creen tener
ms poder del que realmente detentan y buscan convertirse en protagonistas y
jueces de la cosa pblica, en ms de una ocasin desvirtundola hasta convertirla
en espectculo. A partir de algunos ejemplos de su pas, Eco analiza en este ensayo
gran parte de los males de la prensa italiana, los cuales, afirma el pensador
italiano, son comunes a casi todos los pases
El documento
Estimado presidente, seores senadores, colegas directores, lo que estoy por
presentarles brevemente es un cahier de dolances (libro de quejas. N. del T.)
sobre la situacin de la prensa italiana, especialmente en sus relaciones con el
mundo poltico. Puedo hacerlo, no a espaldas sino en presencia de los
representantes de la prensa, porque todo lo que dir ya lo he escrito desde los aos
60, y en gran parte de los diarios y semanarios italianos. Esto significa que en
nuestro pas existe una prensa libre y desprejuiciada, capaz de enjuiciarse incluso a
s misma.
La funcin del cuarto poder es ciertamente la de controlar y criticar a los otros
poderes tradicionales, pero puede hacerlo en un pas libre, porque su crtica no
tiene funciones represivas: los medios pueden influir en la vida poltica del pas
solamente creando opinin.
Los poderes tradicionales no pueden, en cambio, controlar criticando a los medios
sino a travs de los mismos medios, de otra manera su intervencin se convierte
en sancin ya sea ejecutiva, legislativa o judicial, lo que puede suceder slo si los
medios delinquen o parecen configurar situaciones de desequilibrio poltico e
institucional (vase el debate sobre la par condicio). Pero, como quiera que los
medios, en nuestro caso la prensa, no pueden estar exentos de crtica es condicin
de salud para un pas democrtico que la propia prensa se pueda cuestionar a s
misma.
Sin embargo, a menudo no basta que lo haga: es ms, el hacerlo puede constituir
una slida coartada, o bien, para ser estrictos, un caso de "tolerancia represiva",
como la defina Marcuse: una vez demostrada la propia falta de prejuicios
autoflagelatoria, la prensa ya no se interesa en reformarse.
Al presentar mi cahier de dolances no intento criticar a la prensa ni sus relaciones
con el mundo poltico como si ste fuera vctima inocente de los abusos de la
prensa. Considero que es plenamente corresponsable de la situacin que tratar de
delinear.
Ms an, no ser de esos provincianos para los cuales est mal slo aquello que
ocurre en nuestro pas. No caer en el error de mucha de nuestra prensa, a
menudo xenfila, que cuando se refiere a un diario extranjero lo hace adelantando
siempre el adjetivo "autorizado", llegando as a hablar del "autorizado" New York
Post cuando quiere citarlo, ignorando el hecho de que el New York Post es un
periodicucho de cuarta que se avergonzaran de leer en Omaha, Nebraska.
Gran parte de los males de los que sufre la prensa italiana son hoy comunes a casi
todos los pases. Pero tomar algn ejemplo slo cuando me parezca que contiene
una leccin que puede ser positiva tambin para nosotros. Una ltima precisin:
usar como textos de referencia La Repubblica, Il Corriere della Sera y LEspresso
y esto no slo por razones de tiempo sino tambin de correccin. Son tres
publicaciones sobre las que he escrito y an escribo y, por tanto, mis crticas no
podrn ser consideradas preconcebidas o inspiradas por la inquina. Pero los
problemas que pondr sobre la mesa se refieren en un alto porcentaje a la prensa
italiana en general
Las polmicas de los aos 1960-1970
En los aos 60 y 70, la polmica sobre la naturaleza y funcin de la prensa se
desarrollaba sobre estos dos temas: 1) diferencia entre noticia y comentario y, por
tanto, una llamada a la objetividad (recuerdo a propsito duelos histricos con
Ottone); 2) los diarios son instrumentos de poder, administrados por partidos o por
grupos econmicos, que utilizan un lenguaje intencionalmente crptico en cuanto a
que su verdadera funcin no es dar noticias a los ciudadanos sino enviar mensajes
cifrados a otro grupo de poder, pasando por encima de los lectores. Al respecto ya
existe una bibliografa vastsima.
El presidente Carlo Scognamiglio ha citado incluso una expresin como
"convergencias paralelas", que ha quedado en la bibliografa sobre los mass media
como smbolo de este lenguaje, apenas comprensible en los pasillos de
Montecitorio, pero impermeable para la clebre ama de casa de Voghera
Estos dos temas son en gran parte obsoletos. Por un lado, haba tenido lugar una
amplia polmica sobre la objetividad y muchos de nosotros sostenamos que (con
excepcin de los boletines de las precipitaciones atmosfricas) no existe jams una
noticia verdaderamente objetiva. Aun separando cuidadosamente comentario y
noticia, la misma eleccin de la noticia y su compaginacin constituyen un elemento
de juicio implcito
En las ltimas dcadas se ha instaurado el estilo de la as llamada tematizacin: la
misma pgina incluye noticias de algn modo relacionadas. He tomado, casi al
azar, la pgina 17 de La Repubblica del 22 de enero. Contiene cuatro artculos:
"Brescia: da a luz y mata a la hija"; "Roma: solo en casa, a los cuatro aos juega
sobre el alfizar, el padre termina en Regina Coelli"; "Roma: puede dar a luz en el
hospital aun quien no quiere tener el hijo"; "Treviso: una madre divorciada
renuncia a ser mam". Como ven, se tematiza el riesgo de la infancia abandonada.
El problema que debemos plantearnos es: se trata de un caso de actualidad tpico
de este periodo? Son todas las noticias sobre casos del mismo tipo? Si se tratara
slo de cuatro casos, el asunto sera estadsticamente irrelevante; pero la
tematizacin eleva a la noticia a aquello que la clsica retrica judicial y deliberativa
llamaba exemplum: un solo caso, o pocos casos, de lo que se extrae (o se sugiere
subrepticiamente extraer) una regla. Si se trata slo de cuatro casos el diario nos
hace pensar que existen ms; si hubiesen ms, el diario no nos lo dira. La
tematizacin no proporciona cuatro noticias: expresa una fuerte opinin sobre la
situacin de la infancia, aunque el redactor quisiera o pensara que, tal vez, ya bien
entrada la noche ha compaginado as la pgina 17 porque no saba cmo llenarla.
Con esto no estoy diciendo que la tcnica de la tematizacin sea equivocada o
peligrosa: slo digo que nos demuestra cmo se pueden expresar opiniones dando
noticias totalmente objetivas.
representante del PCI (Partido Comunista Italiano) terminaba por decir cosas muy
parecidas a las del representante de la DC (Democracia Cristiana), o bien se
anulaban las diferencias, y cada uno trataba de aparecer como el ms neutro y
seguro posible. Por lo tanto, la polmica, la lucha poltica, ocurra en otra parte y en
buena medida en los diarios.
Despus ocurri el salto cuantitativo (los canales se multiplicaron cada vez ms) y
cualitativo: incluso dentro de la televisin estatal se distinguan tres canales
orientados polticamente de distinta forma; la stira, el debate encendido, la fbrica
de primicias, pasaron a la televisin que rompi incluso las barreras del sexo, de
modo que algunos programas de las once de la noche ya eran ms audaces que las
monjiles portadas de LEspresso o de Panorama, que se detenan en la frontera del
glteo.
Todava al inicio de los aos 70 recuerdo que publicaba yo una resea sobre los talk
shows estadounidenses, como el lugar de una conversacin civil, animada, que
poda tener a los espectadores clavados hasta altas horas de la noche frente al
televisor y los propona apasionadamente para la televisin italiana. Despus,
apareci cada vez ms triunfalmente en la pantalllas caseras italianas el talk shows
que, sin embargo, poco a poco se converta en lugar de un encuentro violento, a
veces incluso de violencia fsica, en escuela de un lenguaje sin trminos medios (en
honor a la verdad, una evolucin de este gnero tuvo lugar parcialmente tambin
en algunos talk shows de otros pases).
As, la televisin se converta en la primera fuente de difusin de las noticias y
frente a los diarios se abran solamente dos caminos. Del primer camino posible,
que por ahora definir como "atencin prolongada", hablar ms adelante. Creo,
sin embargo, que se puede afirmar que la prensa sigui en buena medida el
segundo camino: se ha hecho semanal. El diario se ha vuelto ms parecido a un
semanario, con el enorme espacio que dedica a la variedad, a la discusin de
sucesos de la moda, de chismes de la vida poltica, de atencin al mundo del
espectculo. Esto pone en crisis a los semanarios de primer nivel (de Panorama a
LEspresso) y al semanario le quedan dos alternativas: o se vuelve mensual, pero
ya existen publicaciones mensuales especializadas en embarcaciones de vela,
relojes, computadoras, con un mercado propio fiel y seguro; o bien debe invadir el
espacio de los sociales, que perteneca y contina perteneciendo a los semanarios
de nivel medio (Gente y Oggi) para los apasionados de las bodas principescas, o de
bajo nivel (Novella 2000, Stop, Eva Express) para los devotos del adulterio
espectacular y los cazadores de senos descubiertos en la intimidad de los
ministerios de la decencia
Pero los semanarios de primer nivel no pueden descender al nivel bajo o medio sino
en las pginas finales, y ya lo hacen; all es donde hay que buscar los senos, las
amistades afectuosas, los esponsales en Montecarlo. Por otro lado, haciendo esto
pierden la fisonoma del propio pblico: entre ms un semanario de primer nivel
roza el nivel medio o bajo, ms consigue un pblico que no es el suyo tradicional y,
por tanto, ya no sabe a quin se dirige; aumenta el tiraje y pierde identidad.
Por otra parte, el semanario recibe un golpe mortal sucesivo de los suplementos
semanales de los diarios. A este punto, el semanario tendra una sola solucin:
tomar la va de las publicaciones del tipo de las que en Estados Unidos se dirigen a
un altsimo nivel de lectores como, por ejemplo, el New Yorker, que ofrece la lista
de los espectculos teatrales, dibujos animados de alto nivel, breves antologas
poticas, pero puede aparecer un artculo de 50 cuartillas solamente sobre la
biografa de una gran dama del mundo editorial, como ha sucedido con Helen Wolff.
O bien podra tomar la va del Time o Newsweek, los cuales aceptan ser semanarios
que hablan de acontecimientos de los que ya han hablado los diarios y la televisin,
pero que ofrecen al respecto un resumen esencial o dossiers que profundizan en
otros ngulos, cada uno de los cuales requiere de meses de programacin y de
trabajo y una documentacin cuidada hasta la exageracin, de modo que es raro
que estos semanarios publiquen desmentidos respecto de datos sobre los hechos.
Por otra parte, tambin un artculo para el New Yorker es encargado con meses de
anticipacin, y si despus se juzga que ya no es actual al autor igualmente se le
paga (generosamente) y el artculo se desecha. Este tipo de semanarios tiene
costos altsimos y puede existir slo para un mercado mundial de anglfonos y no
para un mercado restringido de italianfonos, donde los ndices de lectura son
todava lamentables.
Por tanto, el semanario se esfuerza por seguir al diario sobre su misma ruta y cada
uno trata de superar al otro para conquistar a los mismos lectores. Ello explica por
qu el glorioso Europeo cierra, Epoca busca desesperadamente una va alternativa
sostenindose con anuncios televisivos y LEspresso y Panorama luchan por
diferenciarse; lo hacen, pero el pblico lo nota cada vez menos. A veces me sucede
que encuentro conocidos incluso cultos, que me felicitan por la hermosa seccin
que escribo semanalmente en Panorama; es ms, afirman, con adulacin, que
compran Panorama y slo Panorama exclusivamente para leer mi seccin
La ideologa del espectculo
Para volverse semanales, los diarios aumentan las pginas; para aumentar las
pginas luchan por la publicidad; para tener publicidad aumentan de nuevo las
pginas e inventan los suplementos; para ocupar todas esas pginas deben
entonces contar cualquier cosa; para hacerlo deben ir ms all de la sola noticia
(que por otra parte ya dio la televisin) y, por tanto, se hacen cada vez ms
semanales, hasta el punto de tener que inventar y transformar en noticia lo que no
es
Tomo un ejemplo de la vida cultural y no poltica, y que se relaciona con un caso
personal para no herir susceptibilidades. Hace unos meses, al recibir un premio en
Grinzane, fui presentado por mi colega y amigo Gianni Vattimo. Quien se dedica a
la filosofa sabe que mis posiciones son divergentes de las de Vattimo, pero nos
profesamos mutua estima. Otros saben que somos amigos fraternos desde la
juventud y que amamos zaherirnos mutuamente en ocasin de algn encuentro.
Ese da Vattimo haba elegido precisamente la va de la convivencia social, haba
hecho una presentacin afectuosa y animada y yo le haba respondido de modo
igualmente bromista, subrayando con aspavientos y paradojas nuestras eternas
divergencias.
Al da siguiente, un peridico italiano dedicaba casi una pgina completa al
encuentro de Grinzane que habra marcado, segn el articulista, el nacimiento de
una nueva, dramtica e indita, fractura en el campo filosfico italiano. El autor del
artculo saba muy bien que no se trataba de una noticia, ni siquiera cultural; haba
creado simplemente un caso que no exista. Les dejo a ustedes encontrar ejemplos
equivalentes en el campo poltico. Pero tambin el ejemplo cultural es interesante:
el peridico deba construir un caso porque deba llenar muchas pginas dedicadas
a la cultura, a la variedad y a la moda, dominadas por una ideologa del
espectculo.
Tomemos Il Corriere della Sera y La Repubblica del lunes 23 de enero. El primero
tiene 44 pginas, el segundo 54, pero considerando la densidad de las pginas del
Est claro que yo como lector me divert ms leyendo la historia de Coco Chanel
que la biografa del director de la UNICEF, pero la seleccin es clara: el peridico
quera divertirme y lo hizo, y quera divertirme a partir de una noticia ofrecida por
la televisin inglesa
Cuando domina la TV
La leccin. La prensa italiana lo he dicho muchas veces es hoy esclava de la
televisin. La televisin es la que fija la agenda de la prensa. No existe prensa en el
mundo donde las noticias de la televisin terminen en la primera plana, a menos
que la tarde anterior Clinton o Mitterrand hayan hablado en la TV o haya sido
sustituido el administrador delegado de una cadena nacional. No se me responda
que se deben llenar las pginas.
Tengo aqu The New York Times del domingo 22 de enero: son solamente 569
pginas, porque estamos en enero, mientras que antes de la Navidad los nmeros
eran ms voluminosos. En ese nmero de pginas se incluyen tambin los espacios
publicitarios, la revista de los libros, el semanario de variedades, viajes, autos,
etctera. Veamos dnde se menciona a la TV, que adems es un electrodomstico
que ocupa mucho espacio en el imaginario estadounidense. Se menciona en el
suplemento "Artes y espectculo" en la pgina 32, donde hay una reflexin sobre
los estereotipos raciales en los programas y una larga resea referente a un
magnfico documental sobre los volcanes. Est despus el cuaderno con la
programacin (es obvio), pero el tema de la TV no aparece ni siquiera en el
suplemento de variedades y modas, que corresponde al "Sette" de Il Corriere della
Sera o a "Il Venerdi" de La Repubblica. Entonces no es cierto que se necesita hablar
de la TV para llenar las pginas e interesar al pblico; es una eleccin y no una
necesidad
El mismo da los diarios italianos daban amplio espacio a un prximo programa de
Chiambretti y, por tanto, se trataba de publicidad gratuita, donde la noticia central
era que le haba dado por entrar con las cmaras en las aulas universitarias donde
estaba dando mi clase y yo, por respeto al lugar y su funcin, no se lo permit. Si
esa era una noticia por qu es noticia que cualquier santuario permanezca
inmaculado para la televisin vala cuatro lneas entre los suplementos de
publicidad.
Pero, si en esa aula hubiese tocado, cmara en mano, un hombre poltico
cualquiera y yo lo hubiera invitado a desistir? Hubiera tenido, sin entrar en el aula y
sin aparecer en video, las primeras pginas de los diarios. En Italia, el mundo
poltico puede fijar la agenda de las prioridades periodsticas afirmando cualquier
cosa en la TV o directamente haciendo saber que lo afirmar, y al da siguiente la
prensa no hablar de lo que ocurre en el pas sino de lo que se dijo o podra
haberse dicho en la televisin.
Ciertamente somos un pas en el cual, ms que en ningn otro, la vida de la
televisin se entreteje estrechamente con la vida poltica, de otro modo no se
discutira de par condicio, y esto ocurra ya en tiempo de Bernabei e incluso antes
de que apareciese en el horizonte la Fininvest; por tanto, la prensa debe dar cuenta
de este entramado.
Un amigo extranjero me haca notar, el domingo 29 de enero, que slo en Italia
poda ocurrir que ese da apareciese en muchas columnas resumida la primera
plana, y luego en interiores, la histrica declaracin de Chiambretti: "No me voy"
(slo porque Santoro haba lanzado una provocacin el da anterior). Cierto, la
decisin profesional de un cmico no debera ser noticia de primera plana,
El diario telemtico
Podran morir los diarios, no los editores de diarios que venderan informaciones
con costos reducidos. Sin embargo, el peridico hecho en casa podra decir
solamente aquello en lo que el usuario est ya interesado de antemano y lo alejara
de un flujo de informaciones, juicios y alarmas que haban podido reclamar su
atencin; le quitara la posibilidad de atrapar, hojeando el resto del peridico, la
noticia inesperada y no deseada. Tendramos una lite de usuarios informadsimos,
que saben dnde y cundo buscar la noticia, y una masa de subproletarios de la
informacin, satisfechos con saber solamente que en los alrededores naci un
becerro con dos cabezas: es lo que ya sucede en los diarios del Middle West
estadounidense.
Tambin en este caso sera una desgracia para los polticos, obligados a replegarse
a la televisin; se tendra un rgimen de repblica plebiscitaria, donde los electores
reaccionaran solamente a las emociones del momento, transmisin por
transmisin, como se suele decir, en el tiempo real. A alguien le puede parecer una
situacin ideal, pero hay que tener cuidado, pues en tal caso no slo el hombre
poltico sino los propios grupos y movimientos tendran la vida breve de una modelo
Un futuro Internet?
Queda abierto un futuro Internet y polticos como Al Gore lo comprendieron desde
hace tiempo. Entonces la informacin se difunde por innumerables canales
autnomos, el sistema es acfalo e incontrolable; cada uno discute con los otros,
no slo reacciona emotivamente al sondeo en el tiempo real, sino que dirige
mensajes incluso profundizados que descubre poco a poco, relaciones y discusiones
entretejidos ms all de lo que es la dialctica parlamentaria o la vetusta polmica
periodstica. Pero, qu sucedera, al menos por algunos aos?
Ante todo, las redes telemticas seguirn siendo un instrumento para una lite
culturizada y joven, no para el ama de casa catlica, no para el marginado al que
se dirige Refundacin Comunista, no para el pensionado al que convoca el PDI
(Partido Democrtico de Izquierda, ex PCI), no para la seora burguesa que se
manifiesta por el Polo (se refiere al llamado Polo de la Libertad, coalicin de
partidos de derecha. N. del T.).
En segundo lugar, no se ha dicho que estas redes puedan realmente permanecer
acfalas, sustradas de todo control de las alturas, porque estamos ya en una
situacin de congestionamiento y maana un Gran Hermano podra controlar los
canales de acceso, y entonces, olvdense de la par condicio!
En tercer lugar, la enormidad de informaciones que permiten estas redes podra
llevar a una censura por exceso. El New York Times del domingo contiene
realmente all the news that's fit to print, todo lo que vale la pena publicar, y no se
diferencia mucho del Pravda de los tiempos de Stalin porque, dado que no es
posible leerlo todo en siete das, es como si las noticias que ofrece fueran
censuradas; demasiadas noticias, ninguna noticia. El exceso de informacin lleva a
criterios casuales de destruccin o a cuidadas selecciones permitidas, de nuevo, a
una lite educadsima
Funcin fundamental
Cmo concluir? Considero que la prensa, en el sentido tradicional del diario y del
semanario hechos de papel, que se consiguen voluntariamente en el quiosco, tiene
an una funcin fundamental, no slo por la evolucin civil de un pas, sino tambin
para nuestra satisfaccin y por el placer de estar acostumbrados, desde hace siglos,
a considerar con Hegel la lectura de los diarios como la plegaria matutina del
hombre moderno.
Pero as como van las cosas, la prensa italiana manifiesta en sus propias columnas
una incomodidad de la que es consciente, sin saber cmo salir de ella. Ya que las
alternativas como hemos visto son difciles de intentar, es necesario que inicie una
lenta transformacin a la cual el mundo poltico no puede permanecer ajeno.
Para comenzar, ocurre a menudo que un hombre poltico enve a un peridico un
artculo que aparece bajo la leyenda: "recibimos y publicamos con mucho gusto".
Es un modo de contribuir a la reflexin, de asumir la responsabilidad de las propias
declaraciones. Que pida el poltico que se le permita revisar cada entrevista y que
suscriba el entrecomillado. Aparecer menos en los peridicos, pero cuando lo haga
ser tomado en serio. Ganarn ventaja tambin los peridicos, que no se vern
condenados a registrar solamente golpes de humor arrancados entre uno y otro
caf.
Cmo llenar la prensa estos vacos? Tal vez buscando otras noticias en el resto
del mundo, que no es el pequeo cuadrado entre Montecitorio y el Palazzo
Madama, cuadrado que a millones de personas no les importa en absoluto. Y
tambin se trata de millones de personas que deben importarnos, de las que la
prensa debe hablar ms, no slo porque miles de nuestros conciudadanos
construyen algo con ellos, sino porque de su crecimiento o de su crisis depende el
futuro de nuestra sociedad, y querra decir de la sociedad europea, sometida a
flujos no ya inmigratorios sino migratorios de alcance histrico.
Esta es una invitacin tanto para la prensa como para el mundo poltico, a mirar
ms al mundo y menos al espejo.
Texto ledo por Umberto Eco en un seminario promovido por la presidencia del
Senado, en Italia, a fines de enero de 1995 y publicado originalmente en L'Unit,
febrero de 1995. etctera, en su primera poca, lo reprodujo en junio de ese ao.
Traduccin: Adriana Guadarrama.