El Espejo Africano

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El espejo africano

Autora: Liliana Bodoc

Entre frica y Amrica del Sur (1779 a 1791).


Todo comienza en una aldea con pocos habitantes, donde Imaoma era un joven cazador y
Atima era
una hermosa muchacha, buena en teir plumas y coser pieles.
Durante un da Imaoma mir tres veces a Atima, lo cual significaba que quera casarse con
ella, Atima acepta y se casan. Atima le dio a su esposo un brazalete de piel, y Imaoma le dio a
su esposa un pequeo espejo enmarcado en bano, que l haba tallado. Todo iba bien, pero
al ao siguiente, los tambores empezaron a anunciar desgracias.
Un da, Atima y su pequea hija Atima Imaoma, se alejan de la aldea en busca de comestibles
cuando fueron sorprendidas por cazadores de hombres, los cuales capturan a la nia. La
madre luch por rescatarla, pero fue intil, entonces le suplica a el jefe de los cazadores que
le entregue el espejo a su hija y este se lo da.
Atima Imaoma fue llevada en barco a Amrica del sur, donde fue vendida a la familia Fontezo
y Cabrera, para servir de doncella personal a la hija de los Fontezo y Cabrera, Raquel. A Atima
Imaoma le cambiaron el nombre por Silencio.
Silencio tuvo suerte al ser comprada por la familia Fontezo y Cabrera, porque la trataban bien
y creca junto a Raquel, la hija de los Fontezo y Cabrera, aprendiendo las mismas tareas que
deba aprender Raquel, pero igual la entristeca no poder recordar su verdadero nombre.
Cuando Raquel cumpli doce aos, le pidi a su padre la autorizacin para ensearle a
Silencio a leer y escribir, ste se neg, al principio, pero luego termin cediendo con la
condicin de que le enseara en el granero y en secreto.
En diciembre de 1791, la situacin econmica de los Fontezo y Cabrera era desesperada,
entonces tuvieron que desprenderse a algunas cosas de valor y, adems, de Silencio. La
suplicas de Raquel fueron intiles. Silencio fue vendida a una hacienda en Mendoza, donde ya
no seria tratada con tanta benevolencia.
Silencio pasara su ultima noche en el granero. Entonces, ella sostuvo, frente a su rostro, el
pequeo espejo, herencia de su madre, y comenz a moverlo despacio hasta que pudo ver lo
que estaba escrito en el pizarrn AMO A MI AMITA, pero en el reflejo del espejo ley ATIMA
IMA OMA. Al da siguiente, cuando se despeda de Raquel, le dijo que ya tena doce aos y
que, segn la costumbre de su pueblo, poda elegir su nombre y que ste sera Atima
Imaoma. Raquel le dijo que no lo mencionara frente a sus nuevos dueos porque poda ser
castigada por eso y le prometi buscarla algn da. Luego el carro, donde estaba Silencio,
parti para Mendoza.

En esta parte del libro se indica que el espejo fue donado a la causa libertadora encabezada
por el General San Martn.

Espaa, provincia de Valencia, octubre de 1818.


En una casa de antigedades viva su duea Mara Petra, que tena poco cabello y muchos
fantasmas, y Dorel, un hurfano que ella sac del orfanato cuando tena seis aos. La casa
permaneca cerrada, por orden de su duea, excepto la ventana donde estaban los objetos a
la venta.
Mara Petra solo sala una vez al mes, para visitar a su ta durante una hora, a tres cuadras y
media de su casa.
La seora Mara Petra alimentaba y trataba bien a Dorel, hasta permita que un maestro le
diera clases los sbados, pero le impeda aprender a tocar el violn, que era su sueo desde
que en la tienda entr uno y Dorel lo toc y escuch su sonido.
La seora Petra siempre le deca a Dorel que la msica era mala y que deba olvidarla, pero
ste, un da, le respondi que no seria feliz si ella no le permita aprender a tocar el violn y
que su maestro le deca que la msica era buena para el alma. La seora Petra se enfureci y
prohibi que el maestro volviera a entrar en su casa.
Esa misma semana, Mara Petra salio a visitar a su ta dejando a cargo del negocio a Dorel.
Fue entonces cuando entro un joven con el espejo que haba pertenecido a Atima Imaoma
diciendo que su padre lo haba trado de Amrica y quera venderlo en cuatro monedas para
comprar medicinas. Dorel solo le dio tres, siguiendo el consejo de Mara Petra de no
mostrarse conmovido por la desgracia ajena. El joven acept las tres monedas y se march ,
entonces Dorel comenz a limpiarlo y vio, con asombro, que su cara era gris y triste y que se
estaba pareciendo mucho a su protectora, la seora Petra. Dorel no quera eso y, dndose
cuenta de que haba actuado mal, decidi salir a la calle en busca del joven para darle la
cuarta moneda, al no verlo cerca de la puerta del negocio comenz a caminar.
En esta parte del libro se cuenta que Atima Imaoma se cas con un esclavo de la hacienda y
en 1802 tuvo una hija, a la cual llamaron Atima Silencio. Atima Imaoma y su esposo murieron
a causa de la peste. Atima Silencio quedo sola y con ganas de escapar de all.

Una hacienda en la provincia de Mendoza, octubre de 1816.


Atima Silencio solo quera escapar, nunca se lo dijo a nadie por temor a que se enteraran sus
dueos. Una noche de tormenta y viento sali del barracn donde dorma y comenz a
caminar y escap sin preocuparse por su destino.
A la maana siguiente, se dieron cuenta de la fuga y comenzaron a perseguirla. Entre los
perseguidores iba el hijo mayor del amo. El camino tomado por Atima Silencio la llev hasta
una quebrada alta y escarpada. Ella la escal, pero del otro lado haba una ladera imposible
de bajar. Cuando quiso volver sobre sus pasos el hijo del amo apareci al pie de la quebrada y
comenz escalarla. Ella pens que estaba atrapada, pero el muchacho resbal y cay. Al ver

lo sucedido, Atima Silencio pidi ayuda al resto de sus perseguidores haciendo seales con
sus espejo. Cuando llegaron, atendieron al herido y capturaron a Atima Silencio, cuya
intervencin salvo la vida del muchacho. Cuando el amo se enter de lo ocurrido le dio la
libertad a Atima Silencio y, esa misma tarde, ella y su espejo salieron de la hacienda.

Espaa, provincia de Valencia, octubre de 1818.


Dorel salio a la calle para tratar de encontrar al muchacho de pelo rojizo y darle la cuarta
moneda, entonces se encuentra con un hombre y se asusta, el hombre le ofrece ayuda, Dorel
la pregunta por el muchacho y el hombre le dice que lo vio en la plaza principal. Hacia all
corri Dorel, donde una anciana le pide ayuda para cruzar y le dice que el muchacho estaba
en el puente. Fue hasta el puente , pero no encontr al muchacho sino a una muchacha que
venda panecillos de ans que le dijo que podra encontrarlo en el puerto. En el puerto no lo
encontr, pero un poeta, molesto porque Dorel lo interrumpi, le indic que buscara al
muchacho en el monasterio. No encontr al muchacho, pero un monje que baj de un rbol le
cont que se haban encontrado con el muchacho y le haban dado lo que necesitaba. Luego
el monje lo invit a tomar una taza de leche y mientras le preparaba una vianda para el
camino de regreso a su casa le dijo que mirara todo lo que quisiera. Dorel mir a su alrededor
y descubri, sobre una repisa, un violn, lo tom y comenz a tocarlo. Dorel sonrea y su
sonrisa se reflejaba en el espejo.

Campamento militar en Mendoza, noviembre 1816


Atima Silencio vagaba en libertad buscando trabajo, pero nadie le daba. Una noche, estaba
muy hambrienta y se acerc a una hoguera con soldados alrededor, estos le dieron de comer
y cuando uno de los ms jvenes se acercaba a ella llegaron al galope dos jinetes, uno de
ellos orden que la llevaran con el resto de las mujeres que ayudaban en los preparativos al
ejercito para que le dieran trabajo y algo ms de comer.
As comenz un tiempo en el cual Atima Silencio tuvo alimento y compaa, pero ese tiempo,
le decan sus compaeras, llegara a su fin cuando el ejercito partiera. Durante ese tiempo,
ella intent acercarse al jinete que haba ordenado que la dejaran con las otras mujeres para
darle las gracias hasta que lo logr en la tercera oportunidad que lo vi. Atima le di las
gracias y le ofreci el espejo como donacin para contribuir con la causa libertadora. El
general San Martn tomo el espejo, grab su firma en el marco y le dijo que lo usara como
salvoconducto y que lo llevara uno de sus mejores mensajeros. Atima estaba muy contenta.
Poco tiempo despus el ejercito parti y todos volvieron a su vida habitual. Para Atima fue el
fin de un periodo de tranquilidad y alegra.

Chile ciudad de Talcara, 18 de marzo de 1818.


Anocheca y el ejercito de San Martn acampaba para pasar la noche.
Un viajero se detuvo en una posada donde se encontraban cenando cuatro soldados realistas,
dos de ellos eran sargentos. El viajero, que era un mensajero de San Martn, pidi su comida
y, al escuchar la conversacin de los realistas, y enterarse que los espaoles queran
emboscar al ejercito de San Martn esa misma noche, quiso salir de la posada e ir a dar la voz

de aviso. Los realistas, al ver la actitud del recin llegado, lo llaman, le hacen preguntas y le
quitan el espejo con la masca hecha por San Martn, entonces deciden llevarlo a ver al
general realista, apellidado Ordoez. El mensajero sale corriendo de la posada e intenta
escapar a caballo, pero lo matan los espaoles de dos balazos.
Esa noche, el ejercito de San Martn fue atacado por sorpresa en Cancha Rayada.

Mendoza, 1821
Despus de que se marchara el ejercito de San Martn, comenzaron aos difciles para Atima
Silencio. Haba poco trabajo para una esclava liberada, solo trabajos temporarios, y la mayora
del tiempo pasaba hambre y no tena donde dormir.
Fue en esta poca cuando Atima pens que su antiguo amo tenia razn, que la vida en
libertad era muy difcil y comenz a desear volver a la hacienda.

Un teatro en Madrid, ao 1822.


Raquel, la antigua ama de Atima Imaoma, fue a ver un concierto de msica, donde Dorel era
el violinista principal. Raquel ya era una seora mayor, se haba casado y enviudado y tenia
dos hijos grandes. Su salud no era muy buena.
Despus del concierto fue a ver a Dorel a su camarn y se encontr con que ste tena en su
poder el espejo de Atima Imaoma. Le pregunt como lo haba obtenido y Dorel le cont que se
lo haba comprado a un muchacho por tres monedas. Finalmente, Dorel termina por
obsequiarle el espejo. Entonces, Raquel decide, a pesar de su salud, viajar a Amrica para
buscar a su antigua doncella.

Mendoza, 1822.
Raquel llega en su carruaje a la hacienda donde trabajaba Atima Silencio y pregunta, a unas
nias donde puede encontrar a Atima Imaoma, estas le contestan que no saben y le dicen que
pregunte en el barracn de los esclavos, que para entonces ya eran muchos menos. Los
esclavos le cuentan que Atima Imaoma muri, pero que tuvo una hija. Le dicen que el cuerpo
de Atima Imaoma se encuentra enterrado en el cementerio para esclavos que estaba en el
limite norte de la hacienda. Raquel va al cementerio, encuentra la tumba y, cuando estaba
hablando sola, se acerca por detrs Atima Silencio. Raquel la confunde con Atima Imaoma,
pero Atima Silencio le hace ver su error.
Raquel, entonces, le entrega el espejo que era de su madre y le ofrece ocupar el lugar que
ocupaba Atima Imaoma cuando ellas eran jvenes. Atima Silencio se pone muy contenta y
acepta el ofrecimiento. Las dos mujeres hablan de sus vidas hasta que llega la noche.

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