Sandra Casado Calvera
Sandra Casado Calvera
Sandra Casado Calvera
Mi historia comienza un día cualquiera de finales del 2004, trabajando por la tarde
en una tienda de artículos de bebé.
Envolviendo un regalo me di cuenta de que tenía una moradura muy extraña que
me cubría tres nudillos.Los días pasaban y las
moraduras cubrían mis manos...qué raro...si no me doy ningún golpe. Me resfrié y
el cuello se cubrió de pequeñísimas manchitas...
debe ser de los esfuerzos. Me decidí a ir al médico cuando me dí cuenta de que las
clientas me mira-
ban las manos con ojos inquisidores...a esta chica le pegan o algo así.
Fué muy rápido, del médico de cabecera, que por su puesto me preguntó si me
pegaban, a unos análisis, de los resultados al hospi-
tal, ingresada y diagnosticada en horas: PúRPURA TROMBOCITOPÉNICA
IDEOPÁTICA, punción y gracias a Dios descartarón la leucemia.
Desde entonces hasta ahora he pasado por épocas buenas y menos buenas, un tira
y afloja con la enfermedad. Una enfermedad en
cierta parte aceptable por dejarme hacer una vida relativamente normal...pero
terriblemente absorvente por no saber ni de dónde
viene ni hacia dónde va.
Pase por la esplenectomía unos meses más tarde, por las inmonoglubinas y los
inmunodepresores...todo sin éxito aparente,así que
tuve que aceptar que los corticoides fueran mis compañeros de viaje durante este
tiempo...me han hinchado, me han engordado,
no me han dejado dormir,han conseguido excitar mi caracter, pero me recuperan
cuando caigo en picado. En cierto modo les tengo
que estar agradecida.
Vino entonces la baja laboral. Ese también fué un momento de los menos buenos.
Dejé de trabajar y`para no derrumbarme me concentré en
cuidarme, cuidar de mi hijo, de mi marido y recuperarme de cada recaida... Y
conseguí recuperar fuerza y autoestima para volver a
trabajar. A compajinar con éxito enfermedad, trabajo y familia.
Gracias por leerme, y mando desde estas pobres líneas un mensaje de esperanza y
cordialidad a enfermos y familiares de PTI. Debemos
en cierto modo sentirnos agradecidos por la benignidad de nuestra carga, pero
tenemos también la obligación de reivindicar nuestros
derechos como ciudadanos enfermos. Debemos insistir en la investigación de los
tratamientos, en la formación de profesionales médi-
cos. Insistir en lucha diaria a favor del conocimiento de las llamadas "enfermedades
raras". No debemos sentirnos solos, porque no lo
estamos. Debemos intentar unirnos, consolarnos y animarnos.
Sandra.