La Argentina Del Ochenta Al Centenario

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GUSTAVO FERRAR!.

EZEQUIEL GALLO
(compiladores)

LA OCUP ACION DEL ESPACIO VACIO: DE LA

FRONTERA INTERIOR A LA FRONTERA


EXTERIOR. 1876 - 1910
Nstor Toms Auza

La A1.rgentina
del Ochenta
al C<ntenario

Bajo la presin de las fronteras interiores


Al finalizar la guerra del Paraguay se advierte q1.1e exis tan dos
Argentinas: la Argentina p'i.a, con sus lmites sealados en los
mapas conforme a tratados y recnnocimientos internacionales, y_Ja
Argen1:ina__ real sobre la cual se extenda, de una manera efectiva,
el ejercicio de la soberana y la autoridad del Estado. Lo que deno
minamos Argentina real quedaba 1,mcerrada entre dos leas que
delrrtaban la zona poblada ele los inmensos espacios vacs que se
hallaban al exterior de ellas. Esas lneas ci 6'6iato-enti:e l espacio
pobladq y el espacio vaco conformaba la llamada frontera: Se-ir.fa
'invil, fluctu:mte, aunque relativamente- definida ya
ba de una
que expresaba el lmite entre una y otra. Al espacio exterior a la
zg.na ..ocupada se lo llamaba, en el lenguaje de la poca, aunque
impropiamente, desierto, y compren'dliCaiffpliaseJii@c:ijeogrficos
ubicados al sur,' al sudoeste, y al nordes.te- def pas. Esas 'tres vastas
regiones sumaban un- espacio r.:i.ucho mayor, en kilmetros cuadrados,
al ocupado por las poblacionei: y el trabajo de- la tierra. No eran preci
samente un desierto desde el punto de vista geogrfico, y mucho
menos un territorio despoblado. Diversas Jribus indgenas lo habita
ban, pertenecientes a d.iversoi: grupos culturale"s componiendo una
poblacin aborigen cuyo nmero no es posible determinar, pero que
sin duda no era tan reducido a juzgar por las cifras que arrojan los
resultados de las exped.icione1: militares que se llevaron a cabo en
muy superior a las
esas zonas desde 1.876 a 1900,
- y por lo dems,
estimaciones oficiales.
Ese espacio vaco no era slo eso; era un espacio' codiciado por
la vecina repblic:a __d,t! Crule, que ya en la dcada del sesenta manifes
taba PI:Q_Esitos de prolongar }\l_d,_ominio polfico hacia el lado este
hacia donde P!l.!!1:raban las
ao.emas:-una
de la cordilla;
tribus araucanas en fraterna a.sociacin c.on las tribus naclo"a1es;y
luego de asaltar 1as estancias avan"zadas se vo1va11
irindes

lnea

EDITORIAL SUDAMERICANA
JJUENOS AIRES

eri,

fr-ontera

<oA _ _

6 '.

63

NSTOR TOMS AUZA

OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 1876-1910

arreos de hacienda vacuna y lanar que traficaban en aquel pas.


Esos arreoperidicos consuman ao tras ao la economa ganadera
nacional. A'i,,aro Barros calculaba, slo para la provincia de Buenos
A.ires, una evasin de ganado vacuno de 200.OO cabezas anuales.
Esa frontera interior aprisionada por el temor al. indio, produca otro
efecto de no menor consecuencia econmica, cual ei;a impedir la
,xpansin y el acrecentamiento de las tierras destinadas a la ganade.
r i'a y a la agricultura.
El inmenso espacio exterior sustrado al dominio efectivo del
gobierno nacional constitua el mayor desafo que deban enfrentar
qui:nes aspiraban a constituir una nacin. Si no se llegaba hasta los
lmites polticos en el ejercicio de la autoridad, no se era una nacin.
Por ello, en 1875 Avellaneda expresaba: "La cuestin fronteras es
Lt primera cuestin de todas, y hablamos incesantemente de ella
aunque no la nombremos. Es el principio y.e} fin, el alfa y el omega".
Y agregaba, un poco infeccionado del racismo alberdiano: "Supri
mir los indios y las fronteras no implica en otros trminos sino
poblar el desierto". 1 Las citas podran ser multiplicadas, y de hom
bres ele diversas vertients intelectuales, pero casi siempre coincidi
ran en la proposicin: vencer la frontera interior implicaba suprimir
a.l indio. La posicin enunciada, por ser filosfica, temna por
int'ormar el obrar poltico, y el indio ser suprimido o reducido en
grupos y, dramticamente, el desierto continuar siendo tal, es
decir, escasamente poblado, pues se aspiraba a poblar con blancos.
Por cierto que hay excepciones a esa filosofa y a esa conducta
poltica -Z.eballos entre ellos- que lamentablemente no lograron
irnpiirnir su criterio y fueron, en ese tema, como en tantos otros,
profetas solitarios, apstoles sin discpulos.

de Falkner y Carlos Darwin, los trabajos de Descalzi, entre otros,


obraban como incitantes desafos que reclamaban nuevos Y osados
continuadores. En 1873 ya se. conoca el libro de George C. Musters
At Home With the Patagonms (Vida entre los Patagones}, que
relataba el viaje del joven marino ingl desde Punta Arenas al Ro
Negro, atravesando toda la Patagonia y despertando su amena e
inteligente crnica un vigoroso influjo en muchas mentes de jvenes
argentinos.
No haremos aqu un an:ilisis de las exploraciones realizadas
durante la dcada del setenta, pero no podemos rehuir citar, para
probar el nacimiento de esa generacin de especialistas, los nombres
de los ms destacados explc,radores que contribuyeron con sus
reconocimientos a despejar la incgnita que rodeaba al espacio
desconocido del sur y del noroeste. Ellos fueron, entre los ms
importantes, Valentn Feilberg, Francisco P. Moreno, Carlos Moya
na, Ramn Lista, Mariano Bejarano, Martn Guerrico, Napolen
Uriburu, Manuel Obligado. Es:3 conciencia t erritorial tuvo, adems,
como expresi6n escrita y rece,ptculo de los informes y diarios de
viajes, a los Anales de la Sociedad Cientfica Argentina (1876 en ade
lante), al Boletin del Instituto Geogrfico Argentino (1879 en
adelante), a los Anales Cient1ficos Argentinos (1874-1876) y a la
Revista Argentina de Geograf1'a (1881-1883 ).
Civiles, militares, marinos, fueron as develando gradualmente
algunos de los misterios que encerraba la Patagonia y el Gran Chaco
y abriendo el camino al estudie, de su naturaleza y a la ocupacin de
su suelo. Pero esos nombres y las exploraciones que realizaron
fueron slo las primeras, pero no las nicas de una generacin inte
lectual que dara ricos frutos !n aportes cientficos y que, con sus
descripciones, acentuaran la voluntad poltica de extender sobre
ellos el ejercicio de la soberana.

/\face una generacin de gegrafos y naturalistas


El arduo terna de la frontera, objeto de debates en el campo
de las ideas y de los proyectos, provocara inters por conocer las
tierras que se hallaban ms all de la lnea de fronteras. El conoci
miento que se posea, tanto de la pampa, como de la Patagonia
y el Gran Chaco, adems de ser antiguos resultaban fragmentarios y
-en general insuficientes. S1 el conocimiento geogrfico no se poda
elabornr planes de avance ni mucho menos completar la cartografa,
ya que en el mapa ee la Repblica Argentina figuraban como grandes
manchas blancas. Las viejas crnicas y diarios publicados por De An
gelis en su Edicin de obras y documentos relativos -l la Historia
antiglla v modema de las .Provincias del Ro de la Plata y los viajes

La primera etapa: la estrategia de Alsina

i;

La .frontera sur, que cubra cinco provincias -Buenos Aires,


Santa Fe, Santiago del Estero, San Luis y Mendoza- constitua, al
asumir la presidencia Nicols Avellaneda (1874-1880), la lnea ms
vulne.rable" de la frontera i.nteri,)r y la que"' ms perjudicaba la econo
ma nacional y :la que mayores implicancias posea con las cuestiones
de poltica internacional. Pero este cinturn cea por igual a esas pro
vincias limitndolas, impidiend su expansin y gravitando como un
signo indudable de que an no estaba lograda la nacin grande a que
se aspiraba. El cerco indgena golpeaba cada da haciendo sentir la

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NSTOR TOMS AUZA

1!!f>otencia y debilidad del Estado Nacional. Constitua, adems, y por


sobre todo;-una-_Ja.c[6ii.]}J._:_tflJe._:e::g"irra, d.1Ja_grra c):tica,_ de
asedio_.Y,..J:l.!!.fens.11, de ataque y repliegue, sin posibilidades de qe las
vi,-Qrta..s..P_aI.<;;J!i,l.es pusieran fm--a-1a-Tucha, que as se renovaba, i_n
a, !1$!!l!J:i!QS! hmanos y eco.D_Q._rl)js.
tgrt

Todo esto lo conocia Alsina y se senta en el deber moral de lle


varlo a cabo, al menos en la lnea fronteriza correspondiente a la
provincia de Buenos Aires hasta cerrarles el paso a !.9.-..ind.ge11as,
primerCJ .e.!l.Js>s puntos estratgicos de Guamin y Carhu, par"-Juego
ocupar l otro..pnto cl_f!.Y_;chele.Choel: 6teiiida esa clave-geogrfi.
ca, completar la lnea hasta l coraillera pareca tarea ms accesible.
Cabe aqu advertir, sin embargo, que la campafla que llevo
el Ministrg_ A,g.gif.-ina en los primeros aflos, 1876 y 1877, no fue
obra exclusiva suya, como con cierta ligereza y no m'6ssmpleza se
lo quieren atribuir numerosos autores. Al respecto nada ms esclarece
dor que las notas ntimas redactadas porAvella.neda en abril de 1875.
Explica Avellaneda que fue cons.tiftado por . .lsina et".temperamento
que deba asumir en la disyuntiva en que se hallaba de ontinuar en
el Ministerio o postularse para gobernador de la provincia de Buenos
Aires. El Presidente, luego de reflexionar -"he consagrado la noche
entera a la solucin del problema que U d. me confi ayer" - le contes
ta: "Pienso que Uq. debe quedar en e'i Ministerio. (, .. ) S mi querido
Ministro, Ud. se debe a la gran tarea proyectada: suprimir la frontera
interior. El hombre y la tarea se han encontrado". Y agregaba, como
prueba de que la propuesta le pertenec.a como jefe de la administra
cin: "Por mi parte le prometo todas mis fuerzas en completar su
accin militar favoreciendo la divisin de la tierra, la rad.iccin de
inmigrantes, para que la ganadera y. la agricultura combinadas reali
cen el destino econmico de nuestro pas, de modo a ser el granero
del mundo. Le prometo tambin, a pesar de la crisis, reduciendo
sueldos, sacrificando los gastos menos justificados, que no le han de
faltar recursos para sostener y empujar el avance de nuestros solda-
dos". 2 El plan era pues del gobierno, y Alsina, por la natural compe
tencia de su Ministerio, el responsable de ejecutarlo.
Al quedar Alsina al frente del Ministerio de Guerra y al ocupar
el seor Carlos C _?.-_gi,:s ll...&.'2QI-t9P,...Qt. Ja__p_;:9.Y,incia, el .. G.C?J?J_rno
N3:_c_i_911afse-a:ooc a la reli.zacin dl,.2l_ap._g_.ocpJi:d6n..deLoj.rto
pampeano,
plan que prevea que la preparacin comenzara el a11o
.
sj.e'i-1te .- L.a e s_ J:1:__!_e__Y..Js__.Q_l?tiy_g.sJJ:ela=cp--A(oar ebo
zados en el Mensaje dirigido por el Poder Ejecu_tivo al Congreso
Na
.
ioal el 25 de agosto de 1875, pidiendo la aprobacin.de doscientos
mil pesos ''piu:a fundar pueblos, establecer sementeras, form.r pJsU1ta
ciones de rboles' y levaritr 'fortines fuera 'de las' lneas actuales de

OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 18761910

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fronteras". Este objetivo sintticamente expresado significaba nada


ms ni nada menos que extender la frontera hacia el interior. La cifra
solicitada, lo dice el Mensaje, era para cubrir tan slo una parte de
los gastos prque se trataba de cubrir una parte del plan en su primera
etapa. "No. e.s.e.11.verdad -deca el Mensaje- porque tal ser el lmite
de la ocupacin dfuutva, sino porque el plan del Poder Ejecutivo es
ir ganando zonas por medio de lneas sucesivas.'.' 3 Esta estrategia se
justificaba con la siguiente fundamentacin: "Empezar a cubrir la
lnea del Ro Negro dejando a la espalda el Desierto, equivale a querer
edificar reservando para lo ltimo los cimientos. El Ro Negro, pues,
debe ser no la primera sino por el contrario, la lnea final en esta cru
zada contra la barbarie hasta conseguir que los moradores del desierto
acepten, por el rigor o por la templanza, lo beneficios que la civiliza
cin les ofrece. (...). El Poder Ejecutivo aleccionado por una larga
experiencia, nada espera de las expediciones a las tolderas de los
salvajes para quemarlas y arrebatarles sus familias, como ellos queman
las poblaciones cristianas y cautL:.::: a sus moradores. Esas expedicio
nes destructivas para regresar a las fronteras de donde partieron con
batidas que rechaza hasta el espritu de la civilizacin moderna, slo
conducen a irritar a los salvajes, a hacer ms crueles sus instintos y a
levantar la barrera que separa al indio del cristiano". Pura rematar este
concepto el Mensaje aflada: "El plan del Poder Ejecutivo es contra el
desierto.para poblarlo y no contra los indios para destruirlos".4
Explicados en estos trminos .el fundamento del plan propiciado
por el Poder Ejecutivo se traduca en estas realizaciones bsicas:
1) confeccin de un mapa topogrfico de la mayor extensin posible
del terreno a ocupar y en esos momentos en manos de los indios;
2) fomentar la creacin de nuevos pueblos en los sitios estratgicos,
previamente planeados; 3) ofrecer a los pobladores materiales para
construir, herramientas, semillas y tierras; 4) formar nuevas Coman
dancias en sitios avanzados, con instalaciones construidas de mate.da
les que ofrezcan al ejrcito condiciones dignas; 5) acompaar las
nuevas instalaciones con plantaciones, sementeras de cereales,. alfalfa
y potreros de pastos naturales, a fin de alimentar, cuidar y fortalecer
la resistel'l:cia de las caballadas. En virtud de los elementos enumera
dos el Poder Ejecutivo entenda que el plan conformaba "un sistema
nuevo", pensado para realizar "una verdadera aspiracin nacional
y dar pronta solucin a ese problema que se llama sguridad de lar
-.._
fronteras, por la poblacin del desierto".
El mismo da en que el Poder Ejecutivo remita el proyecto de ley
comentado, acompaflaba otro que obraba como complemento y que
propona extender la lnea telegrfica desde loLp.unn donde se
hallaba en ese entonces -Las Flores, Chivilcoy y Rojas-=-hasta las

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OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 1676-1910

NSTOR TOMS AUZA

cinco Comandancias de la frontera, lo que significaba la extensin


de 771 kilmetros de lnea. Inclua adems, una innovadora tcnica
en el ejrcJlo desde que dejaba el manejo de esas lneas en manos del
personal militar, para lo cual anunciaba la formacin de oficinas de
enseanza en el Colegio M.litar, a la que deban.concurrir, tambin,
oficia.les subalternos de los cuerpos en campaa. Ambos proyectos
convertidos en leyes en el mes de octubre en sesiones de prrroga,
otorgaron los instrumentos jurdicos indispensables para iniciar los
trabajos. 5
Las operaciones militares, en su etapa preparatoria fueron sorprendidas por una inesperada sublevacin del cacique Juan___ Jos
Ca trie! en diciembre de 187 5: Este cacique hasta poco antes aliado
_ de !,)s cristianos dispuso para esa sublevacin con la alianza de las tri
bus de Namuncur, Baigorrita y Pincen, entre otros caciques. Aquella
:1.lianza tuvo por finalidad llevar una invasin a las poblaciones y
estancias de la frontera a la que asol durante un hostigarniento que
dur casi tres meses. No obstante la desolacin, el dolor y los perjui
cics oc<'.,v11ados por el "maln grand'e" como se lo llam, el Ministro
de Guerra, que desde meses atrs esperaba los pertrechos contratados,
apenas los obtuvo fij _el mes .dt_.rnarzo d 1876 corno la fecha de
iniciacin del avance. Cinco Divisiones se movieron, a saber: 1) DiY
sin Sur al mando del Coronel Nicols -Levalle, desde el Fuerte Gene
ral Lavallc hacia Carhu, 2) Divisin Costa Sur, al mando del Teniente
Coronel Salvador Maldonado, desde Pun hacia Csrhu, 3) Divisin
Oeste, al mando del Coronel Marcelino Freire desde Fuerte San Carlos
hacia la Laguna del Monte o Gua.rn.in, 4) Divisin Norte aJ mando del
Coronel Villegas desde Fuerte General LavaUe hacia Trenque Lau
qucn, 5) Divisin Sur al mando del Coronel Leopoldo Nelson desde
fortn G:nza hacia Ita-lo. El Ministro de Guerra acompa en
persona a la Divisin Sur dirigiendo desde esa columna las operaciones
ele avance. Antes de partir los jefes de las Divisiones celebraron una
reunin con el Ministro de Guerra quien explic el plan y entreg por
escrii:o las Instrucciones a que deben supeditarse los jefes.Superiores. 6
Es ese un documento bsico para conocer los preceptos que deban
someterse las marchas de las Divisiones y los trabajos que deban
emprender al arribar a los destinos que tenan estabkcidos.
Las Divisiones confonnaban un ejrcito que entre hombres de
lnea y Guardias Nacionales alcanzaban a 3.700 hombres. A su vez,
prueba de que se trataba de un avance poblacional, cada Divisin
llevaba un ingeniero que deba, sobre la marcha, confeccionar un
mapa topogrfico de las zonas recorridas, a fin de que, reunidos,
sirv.ie ran para \:laborar el mapa de las pampas. Estos profesionales
e:.:tnbrl.n prov:istos del equipo e instrumental necesario para su Jahm

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actuando como tales Alfredo Ebelot, Federico Melcher, Juan Wi


soski y Francisco Host. Las columnas conducan tiles de zapa,
picos, palas, carretillas, semillas, pues en el punto establecido como
final de la marcha deban levantar cuarteles, establecer zanjas para
potreros y resguardar la hacienda, establecer sementeras sembradas.
Algunas Divisiones marchaban acompaada"s de familias. Fjnalmente,
una vez establecidas las instalaciones mnimas segn las lnstrucci'ones,
los jefes deban iniciar la construccin de la "zanja de todo su frente,
hasta llegar por cada flanco a media distancia de las posiciones vecinas",
Esa fue la conocida "zanja A.lsina" que, uniendo las Comandancias
entre s deba unir aproximad.amente desde Baha Blanca hasta casi
el sur de Crdoba, y que sin llegar a completarse totalmente, alcanz a
cubrir 374 kilmetros o sea casi. el 6-0% del total planeado. 7
No es del caso analizar aqu todas las operaciones de marcha, pero
digamos que ella se llev a cabe, no sin lucha, ya que los indios resistie
ron el avance en varios frentes librando combates constantes, a veces
sin descanso para ambas parte::, que tuvieron la virtud final de hacer
replegar a los caciques y sus huestes y asentar a las tropas en los sitios
estratgicos previstos por el plan de operaciones. Esto y no combatir
corno objetivo era la meta ordenada por el Ministro: "Es preciso
-decan las Instruccfories- que los jefes de Divisin tengan muy
presente que la operacin combinada que va a efectuarse difiere esen
cialmente de todas aquellas que hasta hoy se han llamado expediciones.
Las fuerzas no van a sorprender toldos ni a plear indios; van a tomar
posiciones avanzadas y puntoi estratgicos para establecer una nueva
lnea aprovechando ventajas precisas que nos proporciona la topogra;
fa del terreno".
El 23 de abril el Ministro arribaba con la Divisin Sur y la de
Costa
a Ciirh11, centr i1eurlgico del poder indio que pasaba
as a manos de los cristiano::, edificando poco despus el fuerte
General Belgrano, como asiento del Comando. La Divisin que deba
establecerse en Laguna del Monte o Guarnin lo hizo e1 30 de marzo,
iniciando la construccin del fuerte, zanja y marcacin del futuro
pueblo. La Divisin Villegas
arrib a Trenque Lauquen el 12 de abril y
.
pocos das despus em pezaban los trabajos del fortn y marcacin del
pueblo. Finalmente el Coronel Nelson arribaba el 25 de marzo a Ita-lo
iniciando la construccin del pueblo. El plan qupaba a cumplido
en su primera etapa, ocupando puntos estratgicos que los. indios
consideraban esenciales para sw; correras, cerrando el paso al comer
cio principal de los malones. 9
Los resultados de la marcha militar pueden resumirse, abreviados
en los siguientes aspectos predominantes'. 1) se obtiene la ocupacin
de algo ms de cincuenta mil k.ilmeiros de tierras vrgenes; 2) se

Sur

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NSTOR TOMS AUZA

construyen cinco comandancias en zonas avanzadas a cuyo lado nacen


pueblos nuevos; 3) li!,S lneas telegrficas se extendieron hasta la.
misma frontera, lo que otorg a las comandancas un valor informati
vo y estratgico fundamental; 4) el "desierto", tal C\.!al como se lo
entenda, como tierra de misterio y zona sin posibilidades de vida, a
ms de peligroso, quedaba vencido y en manos de la civiliza
cin;
5) en poco ms de dos meses se construyeron ms de sesenta
fortines;
6) en ese mismo tiempo se hicieron corrales, se sembraron potrero
s
y se hicieron chacras, se delinearon pueblos, comenzaron obras de
asentamiento y pcupacin del suelo y todo ello desde Baha Bla.nca
..._______
a Ita-lo.

-- --Si fsicamente la obra estaba lograda, moralmente c;onstitua


una victoria que afirmaba ante la opinin pblica que el in.dio no era
invencible y estimulaba al ejrcito y al gobierno pues los. resultados
obterdos fomentaban el espritu de triunfo, cuando poco antes era
de apata y pesirrsmo, y de grandeza, cuando Jo era de indiferencia.
A partir de la nueva lnea se poda encarar la e'tapa subsiguiente: la
frontera en el Ro Negro.

X. Un gobierno realizador de los objetivos de una.generacin


Ese hombre de fe, Alsina -l dir: "he puesto, nicamente,
mi. voluntad y mi fe"- tuvo el destino trgico de no ver completada su
obra, pues cuando ella quedaba instalada en el punto que hemos
mencionado, cuando comenzaba a convencer a la opinin pblica,.
salvo unos.pocos crticos, la enfermedad que padeca, acelerada por
los padecirrentos de la marcha, le provocaron la muerte el 9 de
diciembre de 1877. El hombre y su obra al decir de Avellaneda se
enconfraban tan consustanciados que; en los momentos finales de
su vida, sofl.aba que imparta rdenes para operar sobre las huestes
indgenas... Aquella muerte, acaecida en circunstancias en que se
producan alianzas polticas prometedoras, cuando tena por delante
el efecto demostrativo de una obra casi concluida, produjo honda
impresin y, a la vez, gran desorientacin, pues Alsina se vislumbraba
como el candidato in.discutido para aspirar . la prxima Presidencia.
El vaco poltico que dejaba Alsina, los sucesos de ,una disputada
sucesin presidencial, la lucha electoral consecuente y la decisin de
las provincias por dar remate final a la vieja cuestin. de la capital,
trajeron, como nunca hasta entonces, un. confuso y complicado
panorama. Esa serie de acontecirrentos .hicieron olvidar pronto, como
siempre ocurre hasta el momento del equilibrio reflexivo, el nombre y
la obra del presidente Avellaneda y su ministro. en la cuestin fron-

OCUPA(iIN DEL ESPACIO VAC0.1676-1910

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teras. Roca, hombre afortunado como rnguno en la historia argen


tina, aparte sus cualidades y reconocida habilidad de manejo, al
tocarle en suerte coronar la obra iniciada con anterioridad a l, apare
ca en el escenario poltico como el rco realizador. Una historia
poco sagaz y nada crtica se ha ocupado de difundir esa apreciacin
que fuera creada en su poca por la prensa oficialista del gobierno
triunfante. 10
Cabe aqu traer esta reflexin aunque ms no sea muy bn;vemen
te, a fin de atribuir como antes lo hemos seflalado, que el avance y
ocupacin de la frontera sur hasta el Ro Negro y Confluencia fue,
ante todo, obra de un gobierno, y al hablar de gobierno es preciso
destacar al jefe del mismo, en este caso, al presiden te Avellaneda. Tal
es, ante todo, obra de un gobierno que el Presidente al designar al
General Roca para ocupar el Ministerio de Guerra le escriba: "Acabo
de firmar el decreto nombrndolo Ministro de la Guerra (... ) Al
entrar al Ministerio de la Guerra V.S. encontrar, adems, una heren
cia que le impone grandes deberes. Es el pum de fronteras que el
doctor Alsina deja casi ya realizado respecto de esta provincia y que es
hoy, ms que nunca, necesario llevar sin interrupcin hasta el ltimo
..tnnino". Y a rengln seguido agregaba, expresando su sentir generali
zado ya: "V.S. rrsma lo agrandar ms tarde extendindolo a otras
fronteras del interior de la Repblica.. Para esta obra V.S. encontrar
como auxilio el concurso unnime de la opinin de esta provincia y
los recursos que sern suministrados por sus poderes pblicos, como
lo ha hecho en otras ocasiones". 11 Avellaneda afumaba as a Roca
como el continuador de la obra de gobierno iniciada por Alsina y
entrevea que, cumplido el objetivo de llegar a Choele Choel, debera
luego completar el plan llevando la lnea hasta hacer coincidir las
fronteras con los lmites del pas.
Pero el plan de Avellaneda consista en poblar ese enorme espacio
vaco y ejercer real soberana sobr'e el mismo. Por ello el 28 de julio de
1880, desde Belgrano, donde estaba instalado el Gobierno Nacional,
enviaba un mensaje y un proyecto de ley prohibiendo la pesca y
extraccin de guano de las costas patagnicas; el 25 de setiembre
uno teferen te a enajenacin' de tierras nacionales situadas al sur
de los Ros. Neuqun y Negro; y el 29 de setiembre o tro sobre mensu
ra y venta de tierras nacionales. Segn lo vislumbraba el :Presidente la
ocupacin de. las tierras dominadas por los indios deba ser completada.
'
de su desarrollo,
con una poltica que cubrie-ra diversos aspectot
prueba de un pensamiento orgnico de gobierno. Precisamente pocos
das despus de enviar esos proyectos le escriba a Bernardo de Irigo
yen: "He presentado un proyecto de ley sobre la Patagora como acto
poltico, y he cerrado el perodo ordinalio de las secciones enviando

7l

NSTOR TOMS AUZA

OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 1876-1910

otro, igualmente extenso, sobre los nuevos territorios que han sido
sometidos al dominio de la nacin por la accin de su gobierno y
el es foerzo,1:_de sus soldados. Hace catorce aos que empezaba un
Tvliniste1io proyectando la ley de tierras que hoy rige en esta provincia.
Los proyectos de 1880 dividen, catorce aos despus, la Patagonia
en secciones y cnsignan reglas para acer pasar al dominio privado
.
las 1ierrns del Pas de los Manzanos, los territorios casi desconocidos
del Colorado y los fabulosos, hasta ahora poco conocidos, del Ro
Negro. Estos son los mejores materiales del camino recorrido por
nuestro pas dominando su propio territorio. En cuanto a m, puede
decirse con verdad que mi vida poltica en uno de los focos de su
accin extelior se ha desenvuelto entre estas dos leyes de tierras". 12
Pero si ello no bastara para sealar que fue un programa de go
bierno, citemos, nuevamente, la opinin del propio Avellaneda en
pginas ntimas escritas despus de abandonar la presidencia: "La
idea o el plan de llevar la frontera al Ro Negro no es nueva. Perfecta
mente.. fvli mensaje refiere que se pens en esto desde el siglo pasado
y que desde entonces el proyecto ha tenido grandes defensores. As,
. todo esto es viejo, bien viejo. Est dicho y ha sido confesado desde
el ptimer momento. Pero hay una cosa nueva, muy nueva, aunque
protesten son los celos personales. Hay una cosa muy grande, aunque
se alarme todo lo pequeo. Lo nuevo y lo grande es realizar e/,pensa
miento y ste ser realizado". 13 As fue, pues, ese pensamiento reali
zado poco despus en medio de graves cuestiones internas, lo que
otorga ms valor a esa voluntad de realizacin. Por el.lo terminaba
notando Avellaneda: "La supresin definitiva de la lnea de fronteras
interiores no fue una obra popular, sino una obra de gobierno; y es
por lo tanto contradictorio excluir al jefe mismo del gobierno, es
decir, a aquel bajo cuya responsabilidad directa y personal se ejecut
la obra. Puede decirse por accidente que el Presidente de la Repblica
no ha tenido participacin ostensible en tal o cual acto; pero no puede
esto decirse respecto de una obra a la que fue necesario centrar.toda la
atencin que dur cuatro aos, y a la que se aplicaron todos los recur
sos de la administracin y todos los resortes del gobierno ... Ha
habido una campmza poltica para sostener cuatro aos contra la
incredulidad y la discusin. Una campaa financiera para buscar
recursos pecuniarios, sin los que nada se habra hecho, y buscarlos
en medio de la crisis. Una campaa legislativa para hacer sancionar
ocho leyes. Una campa11a de responsabilidad pblica y de peligros
personales, alejando el ejrcito e internndolo en el desierto en medio
de la:; revoluciones anunciadas para cada da" . 14 Nada ms concluyen
te para comprender que lo ejecutado de 1876 a 1880 fue ante todo
obra ele un plan ele gobierno, consciente, responsable y firmemente

sostenido. De modo que, si al gobierno, desde el Presidente al resto del


gabinete y de los aliados del Congreso, le toc iniciar, alimentar y sos
tener un programa de gobierno que animaba una voluntad realizadora,
a Alsina primero y a Roca dei:pus les tocaron los papeles de ejecuto
res materiales de) programa.

70

La segunda etapa: el avance hasta Ro Negro y Confluencia


La llegada de Roca al Ministerio de Guerra se produce en forma
efectiva en junio de 1878. El entonces joven y afortunado militar se
adscriba a un programa y estrategia que modificara parcialmente
desde el Ministerio. Tres lneas de trabajo se destacan en s rpido
accionar al frente del.Departamento de Guerra que pueden sintetizarse
as: 1) continuar con las tareas de ablandamiento de las tribus
existentes al sur y sudoeste de la provincia de Buenos Aires, y sur de
San Luis, Crdoba y Mendcza; 2) ejecutar tareas sinwltneas de
.
releva mento y exploracin de. territorio en operaciones; 3) prepara
cin logstica del avance que deba llegar hasta el Ro Negro. La
primera tarea se extiende, aproximadamente, hasta el mes de diciem
bre de 1878. Las huestes indias que se hallaban diseminadas en esa
regin se encontraban bajo el mando de los caciques Namuncur, Juan
Jos Ca.trie!, Mariano Curnamil, Pincen, Paine, en tanto que las opera
ciones militares las diriga el. Teniente Coronel Marcelino Freire,
Teniente Coronel Lorenzo Winter, Coronel Donovan, Teniente
Coronel Teodoro Garca, Coronel Conrado Villegas, Coronel Nicols
Levalle, entre otros. Igual tctica se repeta al sur de San Luis en
donde operaba el Coronel Rudecindo Roca y al sur de Crdoba el
Coronel Eduardo Racedo, ten:iendo ambos que enfrentar a dos caci
ques belicosos y guerreros como Epumer y. Baigorrita. Desde el sur de
Mendoza deba actuar el Teniente Coronel Rufmo Ortega sobre las
huestes del cacique Lemor.
Estas operaciones produjeron el efecto esperado, a saber la
desmoralizacin de las tribus, la muerte o rendicin de sus caciques
principales, toma de prisioneros en un nmero elevado de indios
-superior a los tres mil-, a lo:; que hay que agregar varios centenares
de muertos y la destruccin de aduares, campamentos y tolderas ms
la apropiacin de sus ganadoi: lanares y vacunos. Rendidos Pincen,
Epumer, Catriel, Paine, entre .los principales, huido y destrozado en
su poder Namuncur, y librados a su suerte, generalmente huyendo,
los capitanejas menores. Quebrantado el antiguo poder indgena, se
aproximaba la hora de su cai'da final. Estas operaciones se realiza
ron a partir de la nueva lnea de avanzada y utilizando cabaJladas

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NSTOR TOMS AUZA

OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 187619l0

alimentadas a forraje y grano, como lo propusiera Alsina en su plan.


La segunda tarea, la del releva.miento geogrfico se realizaba a
medida que los destacamentos de fronteras se internaban en sus
avances. Los. comanp.antes de fr:onteras incorporaban. as un mejor
conocimiento del terreno y del medio fsico sobre el cual luego deban
operar el avance final. Los datos adquiridos se fueron incorporando a
la cartografa en preparacin. Este aspecto sera ampliado y completa
do luego del operativo de avance hasta el Ro Negro.
El tercer aspecto personalmente conducido por el propio Ministro
y la activa participacin del jefe de la Secretara, Coronel Manuel Jos
Olascoaga, consista en poner en vigencia la ley 215 sancionada en
agosto de 1867, an sin aplicacin, la cual exiga una cuidadosa prepa
racin logstica, una precisa elaboracin estratgica y una ejecucin
combinada y efectiva. Finalmente, logrado el objetivo, planificar la
ocupacin de las nuevas tierras y el ejercicio de las atribuciones
administrativas y polticas a travs de las cuales se incorporaran al
verdadero ejercicio de la soberana nacional. Esta tarea fue planificada
desde junio de 1878 a enero de 1879, ejecutndose a partir de marzo,
en que comenzaron a moverse las cinco divisiones hasta el 25 de mayo
de ese ano cuan_do con la instalacin en Choele Choel se dio por
curplida la segunda etapa de la ocupacin patag1ca.
No es del" caso analizar aqu los detalles de 'los movimientos de
tropas que ejecutaron el plan de avance y de rastrilladas hasta tocar
el curso de los Ros Negro y Neuqun. Finalizada la tarea de ablanda
miento a que antes nos hemos referido se dio orden de regresar a los
puestos avanzados para dar descanso a hombres y caballadas a fa vez
que ultimar- los preparativos logsticos precisos para el avance. Este
fue ejecutado por cinco divisiones que se conformaban de la siguiente
manera: 1) Divisin al mando del Coronel Conrado Villegas. Parti
de Carhu y avanz hacia Choele Choel. 2) Divisin al mando del
Coronel Nicols Levalle. Parti de Carhu en direccin a Traru Lau
quen barriendo con partidas dispersas a un lado y otro y tomando
contactos con las restan tes columnas. 3) Divisin- al mando del Coro
nel Eduardo Racedo. Parti de Villa Mercedes y Sarmiento de San
Luis para dirigirse hacia Poitahue. 4) Divisin al mando del Teniente
Coronel Napolen Uriburu. Partic:i de Fuerte San Martn, en Mendoza,
_:,ara dirigirse hacia el sur y llegar a las mrgenes. del Neuqun y luego
bordeando este ro arribar a Confluencia. 5) Divisin al mando del
Coronel Hilario Lagos. Parti de Trenque Lauquen y Guarnin en
1.ireccin a Chocle Choel. 15
Las Divisiones marcha.ton bajo instrucciones precisas que con
anticipacin haba impartido el Ministro de Guerra que actuaba como
Ministro en Campaa. 16 Las marchas, los itinerarios, los objetivos

militares, geogrficos, topogrficos, cientficos, religiosos se fueron


cumpliendo unos tras otros como lo detallan los partes de los coman
dantes de las Divisiones y los partes de las distintas partidas. El plan
Ueg a cumplirse con puntualidad y precisin, y como lo tona ru1un
ciado el Ministro de Guerra reuni las columnas en Choele Choel el
25 de mayo de 1879 en donde fue saludado el da patrio con la
emocin de saber que comenzaba una nueva etapa del crecimiento del
pas. "En estas latitudes me ha parecido ms puro y radiante el sol de
mayo", telegrafiaba Roca a Avellaneda. 17
.
El 27 de mayo, Roca y su Estado Mayor partieron en direccin a
la Confluencia del Limay con el Neuqun, punto final del plan de
ocupacin. El Mirstro de Guerra permaneci en campaa participan
do con los .jefes en la elaboracin del plan de defensa de la lnea y la
fijacin de los fuertes que deban guarnecer la lnea desde la Cordillera
de los Andes al Atlntico, y ultimar todos los detllles de las instala
ciones. Efectuadas las designaciones y distribuidos los. cuerpos de
tropas emprendi el regreso .el 25 ui: Junio.
La nueva frontera militar fue denominada Lnea Militar del Ro
Negro, -siendo designada p\lra comandarla el Coronel Conrado Villegas.
En su despedida de las tropas vaticinaba Roca: "La misin de los que
aqu quedaban tiene que ser todava ms fecunda y benfica par el
porvenir de la patria. No solamente al defender con sus armas la
propied.ad y la vida. de sus conciudadanos sino que, a su amparo
y al favoi; de los campamentos militares, se levantarn pueblos que,
en tiempos no muy lejanos, sern nuevos estados que vengan a aumen
tar estrellas al escudo de la patria" . 111 La segunda etapa estaba
cumplida que9-ando slo pendiente la tarea de asegurarla para ini
ciar el ltimo captulo del avance fronterizo.
Misioneros, cientficos y gegrafos

Las columnas no marchaban solas a su cometido esttat_gico ya


que se tena previsto que con ellas y -formando parte del plan, lo
hicieran otros servicios que se consideraban indispensables, tales
corno los misioneros, el cuerpo n:idico, el cuerpo cientfico, los
gegrafos e ingenieros, telegrafistas, fotgrafo, periodista. A ellos
hay que agregar las familias que acompaaban la expedicin, ya
que formaban parte de. las tropas que estaban destinadas a radicarse
en la lnea. De aquellas columnas el mismo Roca escriba: "Nada
ha habido que lamentar en estas marchas a travs del desierto ms
completo, con una fuerza que todo lo ha tenido que traer consigo,
sacerdotes, sabios, mujeres, nifios y hasta los perro y dems animales

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NSTOR TOMS AUZ

OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 18761910

domsticos de las guarniciones, lo que daba a las columnas el aspecto.


de un xodo..,_ de un pueblo en marcha que se traslada en busca de un
clima y suelo 1-iropicio donde plantar sus tiendas".
Los sacerdotes que acompaaban la marcha y a cuyo cargo estuvo
la tarea de evangelizacin fueron el Provisor y Vicario General del
arzobispado de Buenos Aires, Monseor Antonio Espinosa, los sacer
dotes salesianos Santiago Costamagna y Luis Botta, y el franciscano
Fray Po Bentivoglio. 19 Ellos, clero secular y regular, tuvieron a su
cargo la atencin espiritual de los soldados y el comienzo de la accin
evange.zadora entre las tribus prisioneras. Ese fue, adems, el comien
zo de la accin evangelizadora de los sacerdotes salesianos en la
Pa tagonia. Monseor Antonio Espinosa dej escrito un Diario de
esa expedicin que ayuda al. historiador a reconstruir las vicisitudes
de la marcha al paso que nos ilustra en relacin a la modalidad de
evangelizacin empleada. 20 La expedicin cientfica estuvo compuesta
por lo:; doctores Pablo G. Lorenz, botnico; Adolfo Doering, natura
lista, zo,1 -:-o y minerlogo; Gustavo Niederleing y Federico Schulz,
corno ayudantes botnicos y zologo respectivamente. Los investiga-
dores rea.zaron una labor encomiable, tanto por su magnitud como
por su importancia cientfica, segn lo prueba la obra Informe Oficial
de la Comisin Cientfica agregada al Estado Mayor de la Expedicin
al Ro 1Vegro, que contiene las observaciones sobre zoologa, geologa,
flora de la zona explorada. 21 La documentacin histrica de la expe
dicin se completa con el documento grfico a cargo del fotgrafo
Antonio Pozzo, el cual nos ofrece con sus vistas testimonios insusti
tuibles y nicos de la vida cotidiana de la marcha.
El propsito colonizador que anima a la decisin de trasladar la
frontera se manifiesta cuando el Poder Ejecutivo por decreto de marzo
de .1879 design a los tres ingenieros que deban acompaar al Cuartel
General con el propsito de levantar un plano de los terrenos explora
dos determinando los puntos que encuentren ms adecuados al
establecim.ien to de colonias agrcolas de familias europeas o indgenas
o colonias militares. La tarea recay en hombres experimentados en
ese tipo de servicios, dos de ellos militares. El Mayor Juan Wisosk.i
tuvo a su cargo el reconocimiento de las mrgenes del Ro Negro
desde Choele Choel a su desembocadura; el Mayor Francisco Host
la zona comprendida entre la cahecera del Neuqun y la Confluencia;
el ingeniero Alfredo Ebelot la zona entre Confluencia y Choele
Choel. n Es tos tres ingenieros debieron presentar adems de los planos
un "e:;tudio y clasificacin de estos terrenos con toqas las indicaciones
que se juzguen necesarias a fin de que el Ministro de Guerra se halle
en actil1Jd de fijar los puntos en que deben establecerse colonias desde
la desembocadura del Ro Negro en el Atlntico hasta la Cordillera

de los Andes". A esa labor hay que agregar el trabajo de relevamiento


topogrfico ejecutado por otros hombres del ejrcito, ingenieros o
no que integraban las restantf:s divisiones y que junto a la marcha
hallaron tiempo para levantar planos, croquis y descripciones topogr
ficas que pusieron luz sobre la geografa pampa, terminando el miste
rio que la envolva, y abriendo un captulo nuevo a la geografa
econmica del pas. 23 Por ello el Teniente Coronel Manuel Jos
Olascoaga, gegrafo pur excelencia, pudo anotar en su obra: "Gracias
al conocimiento prctico que hemos adquirido de las condiciones
topogrficas, econmicas y estratgicas que tan interesante hacen ese
extenso territorio, la eficacia de nuestro dominio en l queda para
siempre garantida. Es decir, d:pende de nuestra voluntad; ya no es
una casualidad en que puedan influir los salvajes". 24

7+

La participacin de la marina en: la marcha hacia el sur


Hemos visto ya que una Divisin de la escuadra fue enviada a
ocupar la desembocadura del Ro Santa Cruz en noviembre de. 1878.
Cumplida aquella misin, parte de la misma se dirigi a Buenos Aires,
pasando por Patagones, puerto de recalada. Uno de los jefes de aque
lla expedicin naval, el comandante Martn Cuerrico, recibi la
orden de explorar el Ro N1:gro y el Neuqun y determinar sus
condiciones de navegabilidad, pues se tena el propsito de establecer
una lnea fluvial de transporte entre el puerto de Patagones y el
confn de ese ro en los valles cordilleranos, zona de operaciones
militares prximas. 25 La orden dada en marzo de 1879 deba ejecutar
se con el vapor a ruedas Triunfo, que se supona . especialmente dotado
para las condiciones del ro.
No resultaba extrao ni ncvedoso tanto la participacin de luma
rina en las tareas de avance de la lmea de frontera como la designacin
de Martn Guerrico comandan te de la Uruguay para dirigir el opera
tivo fluvial., desde que ste ya tena realizada en 1872 una exploracin
preliminar de dicho ro, arribando en esa ..oportunidad hasta la isla
de Choele Choel. 26 En esa nueva misin deba encontrarse con su
buque en dicha isla para el 25 de mayo, fecha en que se concentraran
las columnas que operaban por tierra. El Tliunfo no pudo en esa
oportunidad cumplir con su cometido, pues la bajante del ro lo hizo
encallar antes de ese destino. Su comandante se dirigi en un bote a
remo hacia Choele Choel para estar presente en la cita. Un mes des
pus el Triunfo sala de su varadura y navegaba de regreso a Patagones.
Aquella navegacin tuvo la virtud de evidenciar que el gran
ro patagnico poda ser navegable como hiptesis pre.minar, pero

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NSTOR TOMS AUZA

que para ello se requeran ciertas condiciones, entre ellas buques


especialmente dotados. Esto y un conocimiento completo de las
condiciones del ro dwante todo el afio surgan como resultados de la
experiencia. Por otro lado, en el. pensamiento de Roca, luego de la
ocupacin teil'estre que acababa de realizarse, la gran va fluvial
apareca como el medio ms propicio para conducir pertrechos y
alimentos a la lnea de fortines y como medio de cornunicacin. 27
El ro entraba a jugar as un pap.el protagnico y la esperanza
de los jefes nlitares y del Ministro de Guerra era explorarlo ms
all de la Confluencia para cerciorarse si resultaba navgable para
llegar a la. regin de los lagos. Esa tarea le estaba reservada a los
hombres de la marina que as se integraban a la empresa de ocupar la
Patagonia. Si la experiencia de navegar el Ro Negro fue ejecutada de
marzo a mayo de 1879, hay que recordar que el origen del proyecto
propiamente vena de muy lejos, casi desde Fal.kner pero,.ms recien
temente, de un poco antes que in,iciara Roca el avance sobre dichq ro.
Efectivamente, como. una derivacin de la exploracin de Guerrico
antes mencionada, el gobierno designaba en 187 8 una Comisin
especial formada por los ingenieros Luis A. Huergo y Guillermo
White, el doctor Estanislao S. Zeballos y el Teniente <:;oronel de la
Armada, Ceferino Rarnrez para que etudiaran el tipo de naves
adecuadas al ro. El dictamen de esa comisin fue aceptado por
el gobierno nacional que, entre otras c0sas, recom1:tndaba la construc
cin de tres vapores a rueda que serviran para transporte y explora
cin. 28
En diciembre de 1879 llegaban los, nuevos buques a los que se les
design con el nombre de Ro Negro y Ro Limay. Con ellos se lleva
ra a cabo la exploracin del Ro Negro y Ro Limay.'29 Adems con
ellos se iniciara tambin la navegacin regular del Ro Negro hasta la
Confluencia. Esos buques, y otros que despus se incorporaron
formaron la denominada Escuadrilla del Ro Negro, grupc;, operativo
fluvial de la Marina de Guerra que realiz la primera experiencia de
navega_cin y transporte fluvial en el perodo 1880-1911, contribu
yendo de una manera significativa a la consolidacin de la lnea
militar y al asentamiento de pueblos en Ro Negro y Neuqun.
La tercera etapa: en el Pais de los Manzanos

En la orden del da 26 de abril Roca haba expresado: "Dentro


de tres meses quedar todo concluido. Pero la Repblica no termina
en el Ro Negro; ms all acampan numerosos enjambres de salvajes
que son una amenaza para el porvenir y que es necesario someter a las

OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 1870-1910

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leyes y usos de la Nacin, refundindolos en las poblaciones cristiana


que se han de levantar al amparo de vuestra salvaguardia". Como
hemos visto efectivamente, para julio qued concluida la segunda
etapa con el dominio de la lnea Ro Negro-Neuqun. Sin embargo,
en plena campaa, al anunciar el Ministro que "la Repblica Argentina
no termina en el Ro Negro" daba claro indicio del propsito de
completar la obra de ocupacin patagnica con otra campaa militar .
Pero el Ministro saba que all no poda esperarlo una entrada pacifica,
pues afirmaba: "S que hay entre ellos caudillos valientes y animosos
que aprestan sus lanzas prefiriendo sucumbir antes que .renunciar a
la vida del pillaje. All iremos a buscarlos aunque se oculten en los
valles ms profundos de los Andes o se refugien en los confmes de
la Patagonia, abriendo as una segunda campaa donde. nuevos- traba
jos y glorias nos esperan". 30 Dos aspectos se destacan en ese pensa
miento que son, primero el peligro que e.l).traaba la presencia de
tribus indgenas rebeldes ms all de la nueva lnea, cosa cierta por
la cuestin pendiente de lmites que se. discL;;;. con Chile; segundo la
necesidad de someter dichas tribus "a las leyes Y usos de la Nacin",
para lo cual abrira una nueva carnpafia. Una tercera sera . "donde
nuevos trabajos y glorias nos esperan". Aqu la palabra gloria no pare
ce colocada al azar; entrafiaba una filosofa, la de vencer al indio por
la fuerza con la consiguiente gloria, sin intentar otro tipo de rendicin
o negociacin. Obraba quizs ese factor de prestigio quehaba denun
ciado Alvaro Barros y una filosofa de desprecio al indgena que ya
.
.
.
hemos mencionado. 31
El avance que hemos descripto y la instalacin de fortines si bien
quedaron consolidados entre agosto de 1879 y mayo de 1880 sufrie
ron a partir de esa fecha un cierto descuido debido a la irrupcin de
un suceso poltico-militar de carcter interno que, una vez ms, vino a
desviar el inters nacional de la frontera. Nos referimos a la oposicin
primero y luego rebelin encabezada por el Gobernador de Buenos
Aires doctor Carlos Tejedor entre junio y setiembre de 1880. El
Gobierno Nacional, por las preocupaciones lgicas que el conflicto le
ocasionaba y la necesidad luego de reunir tropas del ejrcito nacional
que se opusieran a la rebelin distrajo fuerzas. de la lnea del Ro
Negro-Neuqun y de las destinadas a la limpieza de .indios que,: en
pequeflos grupos, an merodeaban a retaguardia de la lnea. Esa
situacin por un lado y el natural arrojo indio que no obstante las
duras derrotas sufridas ah confiaba en recupera1;el territodo dioron
ocasin a .numerosos ataques indgenas en la zona del Neuqun,
Mendoza, Crdoba y la Pampa. Eran ataques.espordicos, de sorpresa,
con fines de pillaje o de sobrevivencia que en ocasiones lograron
reunir fuerzas indgenas superiores a los seiscientos hombres. Pero

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NSTOR TOMS AUZA

bastaba el simple hecho de saber que ciertos fortines o villas de


reciente fo1macin podan an sufrir. ataques indgenas para que el
ivli11:istro Vi,e.(orica decidiera que el jefe de la lnea Sur, Coronel
ViUegas, al frente de la Segunda Divisin a su mando efectuara una
expedicin a la zona en donde an se cobijaban los restos de las tribus
indgenas, a saber el sudoeste de Ro Negro y noroeste de Chubut y el
tringulo compuesto por el Neuqun, el Limay y la Cordillera. La
expedicin llevada a cabo en marzo de 1881 se conoce con el nombre
lk Expedicin al Gran Lago Nahuel Huapz'. El nombre deriva de ser
ese el lugar elegido para la convergencia de las Brigadas l al mando
del Teniente Coronel Rufino Ortega, fa. I! al mando del Coronel
Lorenzo Winter y la 111 al mando del Coronel Liborio Berna!. Las
Brigadas r y U operaron sobre el territorio del Neuqun,.en tan to que
la m lo hizo sobre el territorio del Ro Negro en direccin sudoeste
pnra arribar al final de su marcha al Nahuel Huap el 10 de abril,
fecha preestablecida de convergencia en la zona. La marcha de las
tropas e e fectu librando ciertos combates, de escasas proporciones,
ya que en general los grupos indgenas prefirieron no librar .combates
frontales y alejarse hacia la cordillera ingresando en territorio
chileno. 31
Esta operacin militar, si bien alcanza resultados positivos que no
ex.pondremos, no termina con la dominacin indgena, especialmente
en el tringulo neuquino, en donde se hallaba concentrado el ltimo
foco de la resistencia ya que, al contrario de lo ocurrido con la lnea
,:le.! R.o Negro, no se estableci un plan de acantonamiento de la
tropn ni se avanz con J.os fortines y guarniciones. Exista sin duda
:imprevisin o carencia de una estrategia concordante con la ejecutada
en 1879, producto de una concepcin simplista que estim suficiente
la tarea de limpieza y ataque a los reductos en que los indios volvieron
de su:; encond:rijos detrs de los Andes a sus .sitios. preferidos, aunque
este regreso detennin un deterioro significativo en el poder indgena
por las prdidas sufridas en sus reservas de haciendas, yeguarizos y
lanares, apropiadas por el ejrcito de Villegas. La conformacin del
tenitorio neuquino no favoreca la e,iecucin de una campaa seme
jante a la ejecutada sobre el Ro Negro. Los ros, lagos, selvas y
estribaciones cordilleranas amparaban a sus antiguos poseedores. El
mando militar comprendi la debilidad de la operacin ejecutada en
l88\ y orden nuevamente al jefe de la Jl Divisin una nueva marcha
:J 1111 de cerrar el ciclo de ocupacin del suelo en el ltimo lugar de
rcsistcr,cia al sur del pas. El mismo jefe, General Villegas, haba
:tprendido cun la campaa anterior y, en base a esa experiencia,
cbbm una nucv,1 estrategia. La.de 1881 haba servido para ablandar
l:1 n:sistcncia, V b que se llevara a cnbo deba pasar directamente a la

OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 1876-1910

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ocupacin. La campaa se llev a cabo en la primavera y verano de


1882/83 en tres brigadas, al mando la I del Teniente Coronel _Rufino
Ortega; la lI al mando del Coronel Enrique Godoy y la III a cargo del
Teniente Coronel Nicols H. Palacios. 33 No researemos esta campaa,
pero diremos que, como una c,)nsecuenci_a de ella se extendi la fron
tera al Ro Agrio, afluente del Neuqun, cerrando as la lnea directa
mente en la cordillera. El Agrio fue protegido por una lnea de nuevos
fortines. Las tropas nacionales recorrieron pahno a pahno el territorio
que se extenda al sur del Neuqun sin que quedaran valles en donde
pudieran alojarse los indios quf: no fueran sorprendidos por la,s parti
das ligeras del ejrcito, ni secretos de su geografa que permanecieran
ocultos. Ms de d'os mil in.dios enfrentaron a las tropas nacionales, de
los cuales 350 murieron en pelea y -unos 1.600 entre indios de lanza
y sus familias se entregaron a las autoridades.
An con la presencia de .la nueva lnea y las constantes partidas
ligeras que recorran la regin, los indios no cejaron en su resistencia,
la que continu debido a que los grandes caciques que comandaban
la resistencia tenan su refugio en zonas limtrofes con Chile. Fue
preciso continuar los operativoi: durante todo el ao 1883 y 1884, al
mismo tiempo que se intentaba convencer a aquellos caciques sobre la
conveniencia de. su rendicin con garantas de un trato pacfico y
decoroso. Despus de comprobar la inutilidad de la resistencia armada
a las tropas nacionales y asegurarse el cumplimiento de las promesas
comenz la entrega de los antiguos jefes. El primero entre los ms
prominentes fue el cacique pampeanoManuel Namuncur, en febrero
de 1884. Le siguieron un ao c.espus los caudillos indgenas del Pas
de los Manzanos, Saihueque y ,;on l, Inacayal y Foyel. Quedaba as
al menos oficialmente concluida la dominacin indgena en el famoso
tringulo neuquino y parte del .udoeste del Chubut entre los paralelos
37 y 42 .
La marcha hacia el norte chaquei'io
Cuando se conclua la ocupacin de aquellos territorios sureos,
el "Toro" Villegas -como lo llamaban los indios- ya no estaba al
frente de la segunda Divisin. Enfermo, se vio obligado a solicitar
licencia, falleciendo pocos mes.es despus, en agosto de I 884. A su
sucesor, el General Winter, le correspondi completar el plan hasta
obtener la rendicin voluntaria de los tres ltimos caudillos indios:
Saihueque, lnacayal y Foyel. Al obtener este resultado que pona
fin a la lucha, Winter escriba un clebre informe cuyo estilo pose a
resonancias de clarn. Deca Win ter: "Me es altamente satisfactorio

80

NSTOR TOMS AUZA

y cbeme el honor de manifestar al Superior Gobierno y al pas por


intermedio de V.S. que ha desaparecido para siempre en el. Sur de
la Repblica toda limitacin fronteriza contra el salvaje. El antiguo
dominador de la Pampa, el conocido Namuncur por la larga tradicin,
se present con los restos de sus aguerridos guerreros y familias aca
tando las leyes del pas en marzo del ao que acaba de finalizar, se
halla hoy asentado en Chimpay, acantonamiento de esta lmea militar,
entregado por completo a las prcticas de la vida civilizada. El cacique
Saihueque, cacique eminentemente prestigioso por su .poder entre
todas las tribus que tenan su asiento entre el ro Calln Cur, afluen
te del Llmay al norte, y el ro Deseado al sur, acaba de efectuar su
presentacin voluntaria, y con l .tambin los caciques de 'orden infe
rior, Inacayal, Huenchenecul, Chiquichn, Cual Salvutia, Prayel,
Nahuel, Pichi-Curuhuinca, Curnilao y otros, incluso el obstinado y
rebelde Foyel cuya tribu fue. ltimamente derrotada en las orillas del
Genue. Las aspiraciones del gobierno y del pas hanse realizado en
menos de un decenio. En el sur de la Repblic'a no existen ya dentro
de su territorio fronteriz0 humillantes impuestos a la civilizacin por
las chuzas del salvaje. Ha concluido para siempre, en esta parte, la
guerra secular que contra el indio tuvo su principio en las inmedia
ciones de esa capital en el aq 1535". 34
Estaban en verdad realizadas "las aspiraciones del Gobierno y
del pas? An no, pues si bien la Pampa y toda la Patagonia Y. el
archipilago Fueguino se hallaban ya bajo la dominacin del Estado,
no ocurra lo mismo con el Gran Chaco, cuya vasta extensin en
poder de los indios era equiparable al territorio del Chubut. Poco
antes que Winter escribiera su parte final de la <;:ampaa, ya el Go
bierno haba comenzado la ocupacin del Chac.o. lanzando una expe
dicin que encabezara el propio Ministro de Guerra. Pero el lento
avance sobre esa frontera haba comenzado aos antes, casi al final
de la guerra con el Paraguay.
Una prueba de la preocupacin q\l,e esa regin despertaba en los
gobernantes y de la conciencia territorial creciente de la que participa
ba el grupo gobernante, fue que ya en 1872 diera lugar a la creacin
del Territorio del Chaco, siendo el primero que con tal carcter se
erigiera para gobienio en los territorios que estaban fuera de los lni
tes o posesin de las provincias.35 Su primer gobernador y quienes le
sucedan fueron siempre militares dado que deban gobernar un
territorio sometido en su mayor parte: al dominio de las tribus indias
Tobas, Matacos y Mocobes. Algunas de esas tribus, no todas, y espe
cialmente las ubicadas en el centro y el oeste, se caracterizaron por
una resistencia brava y en algunos casos por un odio incontenible a
los cristianos, haciendo que la ocupacin de ese territorio fuera de las

OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 18761910

81

:ns sangrientas y de una larg. duracin. Prueba de ello es que la


ltima expedicin para doblegar a los indgenas que an ofrecan
resistencia se llevar a cabo en 1911.
La frontera sur del Chaco se extenda al norte de Santa Fe y
Santiago del Estero para subir hasta Salta. De 1870 en adelante
actuaba como jefe del sector Santafesino el Coronel Manuel Obligado
y en el sector Salteo el Coronel Napolen Uriburu. Fue este jefe
precisamente quien en 1870 emprendi una expedicin que partiendo
de Salta atraves el Chaco para arribar finalmente a Resistencia. Esta
aventurada y penosa marcha fue todo un acontecimiento y si bien
result victoriosa en su cometido explorador y en las luchas que tuvo
que librar, no dio como resultado la dominacin sobre el indgena
ni la ocupacin del suelo, pues no era ese el objeto buscado. En 1879,
cuando en el sur se arribaba a Choele Choel, el jefe de fronte.a santa
fesina Coronel Obligado emprendi una nueva expedicin al. interior
del Chaco, con el objeto de trazar y abrir el camino que uniera Co
rrientes con Salta. El responsable de ejecutar el L:umplirniento del
Decreto que lo ordenaba era el Teniente Coronel Luis Jorge Fnta
na.36 La ruta fue hallada y recorrida no sin combatir, mas ella queda
ba entre dos zonas pobladas por indios belicosos. Dos aos despus,
en 1881, el Comil.ndante Rudecindo Ibazeta realizaba una nueva y
exitosa exploracin en la zona comprendida entre l Bermejo y el
Pilcomayo. Pero no obstante estas expediciones, como lo de.ca el
Ministro Victorica en 1881, "El Chaco Central es ms o menos desco
nocido. Para preparar las medidas a adoptar en un plan general de
ocupacin conviene explorarlo en todas sus direcciones. ( ... ) No ser
ciertamente obra de un da, pero se debe bregar sin descanso en ella.
All existen tres grandes regiones que sern tres gobernaciones o tres
ricas provincias del futuro: el Chaco Oriental, el Austral y el Central. 37
Como consecuencia de ese propsito exploratorio se encomend por
decreto en el mes de diciembre de 1881 al Teniente Coronel Juan
Sol un prolijo reconocimien:to de la frontera sobre las mrgenes del
.Bermejo. La penosa marcha dur algo ms de tres meses. Pero mien
tras se llevaba a cabo esta exploracin por el sur del Chaco, lmea de
froptera de Santa Fe y Santiago del Estero, todos los meses se libraban
combates., pues las tribus no cejaban en su persistente ofensiva atacan
do fortines y estancias.
En 1883 el Ministro Benjamn Victorica, .viendo aa.si completada
la carnpa) al sur de la Repblica encamin spreocupaciones hacia
ese escenrio chaqueo, .n menos heroico, si rto ms, que el sureo.
Dirigindose al Congreso expresaba a travs de un Mensaje: "Es una
necesidad urgente preparar y realizar las aspiraciones para explorar
y reconocer en todas sus partes sas regiones, ocupndolas y entregar-

82

NSTOR TOMAS AUZA

las luego al trabajo de manos que respondan a la cultura de la Nacin" . 38


El Ministro obtuvo la apro.bacin de su proyecto y pronto confeccio
n el plan operativo que encarg en fonna simultnea al Gobernador
del Chaco Coronel Manuel Obligado y al Coronel Francisco Bosch,
quienes deban operar desde las costas del ro Paran haca el oeste,
para reencontrarse finalmente, luego de cumplir fines explorativos,
cien rfficos y rrli tares. 39 El clima, la conformacin- del terreno, la
hostilidad de os indios convirtieron a esa marcha como a las anterio
. res, en una penosa travesa, llena de sufrimientos, cumpliendo al fin
:;u cometido y dejando establecida una nueva lnea ms avanzada de
fortines que protegan la actividad ganadera, maderera y comercial.
Esa nueva lfoea se extendi a la altura del paralelo 28 y con una
exten:;in ele 400 kilmetros. "Los resultados -explicaba luego el
lvUnistro- han sido satisfactorios, y puede decirse que los indios
que vagaban a las cinco o seis mil leguas del territorio comprendido
por la lnea del Rey y el Bermejo han sido sojuzgados u obligados
a trasladarse al norte de este :!1, Mientras se persigue a los que no
quieren reducirse, se ofrece toda proteccin a los gxupos de familias
que aceptan gozar de los beneficios de una civilizacin. Existe ya una
nurnerc.,sa colonia indgena y pronto se establecern otras."40 Pero
- se haba sido tan slo un leve avance. An quedaban miles de kilme
tros bajo el dominio indgena.
El Chaco pareca indomable y sus antiguas tribus surgan desde
el fon do de los bosques para resistir con un denuedo y una fortaleza
que los haca aparentemente invencibles. Las diversas entradas y
expediciones haban pemtido trazar, aunque rudimentariamente,
su carta topogrfica y adelantar los conocimientos geogrficos en
toda su extensin. Pero el Chaco indnto se resista, se resista con
denuedo y una firmeza superior a la que haban mostrado las tribus
del sur. Fue por ello que el Ministro de Guerra, General Victorica,
- proyecta y realiza personalmente la expedicin de 1884. Esta.expedi
cin qu e tampoco terminara con el poder indgena en la regin
lograr dominar y pacificar la regin central luego de una campaa
cuyas marchas se hallan reflejadas en la Memoria que el ministro
mandar a editar y que contienen la documentacin militar y cientfi
ca de la rnisma. 41
Qued dorrnado el Chaco? An no definitivamente, pero lo
suficiente para que se acrecentara la radicacin de pobladores, crecie
ran los pequeos pueblos, aumentara la actividad agrcola y ganadera.
Y lo suficiente tambin para que el Gobierno Nacional demostrara su
propsito de favorecer el ejercicio de las instituciones polticas y la
accin administrativa a travs de la creacin de dos territorios que
denominar: Gobernacin del Chaco al territorio que se extenda

OCUPACIN DEL ESPACIO VAC0.18761910

83

aproximadamente desde la altura del paralelo 28, o sea el lrrte de


la antigua lnea de frontera de Santa Fe y Santiago del Estero, hacia
el ro Bermejo y el Teuco; el otro territorio ser ,llamado Fonnosa
y comprender la regin qu, se extenda del Bermejo al Pilcomayo.
Esa creacin tendr lugar el 16 de octubre de 1884 y sern designados
para ocupar el gobierno el C,)rbnel Manuel Obligado en el Chaco y el
Coronel Ignacio Fotheringharn en Formosa. 42
La ocupacin del suelo chaqueo -ahora Chaco y Formosa
ser len ta y tendr la direccin de este a oeste y de sur a norte, as
como lenta fue tambin la ai:imilacin de los indgenas an rebeldes.
La resistencia an continu e,n algunos parajes ms alejados, haciendo
necesario el envo de nuevas marchas militares, entre ellas la que co
mandara el Teniente Corone,! Jos Gomensoro en 1885, el Coronel
Jos N. Uriburu en 1887, E:! General Lorenzo Winter en 1899, el
Coronel Tefi.lo O'Donnellen 1907/8. An en 1911 tuvo que crearse
la Fuerza de Operaciones del Chaco, al mando del Coronel Enrique
Rostagno, a la que se le encorrenda someter definitivamente a los
indios y ocupar la frontera sobre el Pilcomayo. 43 Para esa fecha
grandes grupos, de indgenas se hallaban entregados pacficamente y
asentados, trabajando en las nuevas poblaciones, antes antiguos for
tines. El ejrcito convertidc en un principio en instrumento para
someter a los rebeldes y recakitrantes restos indgenas, se fue convir
tiendo, de 1884 a 1910, en un ejrcito poblador y civilizador, 'que
levantaba villas, construa puentes, tenda telgrafos, abra caminos.
Ms tarde que al sur de la Repblica, la campaa para el sometimiento
de las tribus indgenas se cenaba en 191 O, y se cerraba tambin la
frontera interior del nordeste que ahora coincida con el lmit
exterior de la Repblica.
Se consolida la conciencia ten1"torial

La ocupacin del territolio hasta el Ro Negro, a partir de media


. dos de 1879 produce como ya lo hemos advertido, un fuerte dina'.
mismo consciente en los grupos dirigentes del pas. La incorporacin
de ese espacio al patrimonio y ejercicio de la soberana nacional pas
a constituir un hecho histrico que se presenta con las caractersticas
de un. suceso de profu.n.da repercusin. El adelanto de la frontera en
reducido tiempo con el acrecentamiento de:casi medio pas al dominio
real del Gobierno Nacional confo rrp un hecho nico, largamente
deseado y siempre postergado, que no se repetir, y del cual todos los
sectores polticos reconocieron unnimes que deba de producir
consecuencias de magnitud para el destino del uas. La circunstancia

84

NSTOR TOMS AUZA

misma de que la campaa pusiera fin a trescientos aos de angustias


constantes, y que el suceso se haya verificado por acciones de guerra
victoriosas, sin retrocesos ni dilaciones, con gesto de grandeza, otorga
ba al suceso el c;u.-cter moral de hazaa perdurable. Cada palmo de
tierra haba sido gmado con valor, inteligencia y esfuerzo por jefes
y soldados animados no por el mero propsito de agresin y combate,
sino por algo ms duradero y valioso cual era extender sobre ese suelo
la presencia del poder poltico, la voluntad nacional, una idea de
civilizacin, de cultura propia, de ocupacin destinada al progreso,
idea esta tan cara a esa generacin. As fue pensado y as comenz
a ejecutarse desde que detrs de las columnas militares avanzaban las
familias y los enseres de quienes estaban destinados a poblar lps
fortines. 44
El rasgo militar de la marcha dara paso al propsito colonizador.
Ese proceso fue pausado, mas tuvo la caracterstica de ser constante
y extenderse en todas las direcciones, desde la Pampa al Estrecho,
desde el Salado al Pilcomayo, desde el Atlntico a la Cordillera.
.. El indicador del crecimiento de esa conciencia territorial tiene
su momento culminante en la .decisin poltica del stado en ocupar
el Ro Negro. Mas esto, segn 10 vimos, no fue ms que la ejecu,ci6n
de una antigua aspiracin y de un reclamo que llega a su mxima
expresin eno la dcada del setenta. Sin embargo no termina all ese
impulso de ocupacin territorial ni es la expedicin al Ro Negro su
nica manifestacin. Ella se extender pronto a toda la Patagonia
y al Gran Chaco. Simultneamente .la generain de los gegrafos,
exploradores y naturalistas miran ms all del o Negro y an dira
que asignan ms importancia al vasto territorio patagnico que se
extiende del Ro Negro al Estrecho. Si los viajes de Moreno, Lista,
Moyano, Feilberg, llevados a cabo entre 1871 y 1878 actuaron como
anunciadores, incitadores y actores de un renacimiento de la concien
cia territorial, hay que volver a mencionarlos, pues persistieron en
su empeno, junto a otros nuevos gegrafos y naturalistas para lograr
develar en el perodo 1880-1900 el misterio de la tierra patagnica y
de la tierra chaquefia, describir su conformacin geogrfica, trazar
huellas y caminos, hallar tierras frtiles, facilitando con. ello la labor
de ocupacin total del suelo.
Para no extendernos ms sobre este aspecto bas.te mencionar que,
a ms de los citados, hombres como Lino de Roa, Clemente On'elli,
Santiago Albarracn, Pedro Ezcurra, Eleazar Garzn,. Manuel Jos
Olascoaga, Jorge M. Rohde, Zacara Snchez, V.alentn Virasoro,
Francisco Host, fueron completando el relevainiento geogrfico,
topogrfico, hidrogrfico, orogrfico de la vasta extensin desde el
Ro Negro al Canal de Beagle. Este movimiento de estudi.os, viajes,

OCUPACIN DEI, ESPACIO VACO. 1876-1910

85

informes, que se tradujo en libros, folletos, cartografa, exposiciones,


conferencias, fueron acrecentando la conciencia territorial y produ
. ciendo un proceso de cambio de la frontera interior a sus lmites
polticos. Y si ese proceso fuera poco, detrs de los exploradores, a
veces junto con ellos, vinieron los naturalistas, los cientficos que
hicieron la descripcin de la flora, de la fauna, la geologa, la antro-
pologa y e\ lengaje, incorporndose as esa vasta regin al saber
cientfico y sistemtico del pas. Entre dichos cientficos mencione
mos a Carlos Berg, Carlos Burmeister, Eduardo Holmberg, Floren tino
Ameghino, Alcides Merceret.
El movimiento creciente de la conciencia territotjal deba condu
cir por un lado a crear la preocupacin por llevar a los ms vastos
dominios .fronterizos el ejercicio del poder poltico, las facultades
de la Soberana Nacional. Por ello se hizo preciso definir los lmites
que se hallaban cuestionados por nuestros vecinos Chile, Bolivia,
Paraguay y Brasil, los que sucesivamente y tras largas alternativas,
a veces al filo de la decisin blica, estuvieron concluidos e11 i 902.
Finalmente, otra consecuencia, la elaboracin del Atlas de la Repbli
ca Argentina, confeccionado por el Instituto Geogrfico Argentino,
que comenz a editarse en 1885, y concluy en 1892. Este mismo
Instituto public el Mapa de .la Repblica Argentina en 1896, coro
nando as la obra cartogrfica que resume el saber geogrfico que
posean del pas las dos ltimas generaciones del siglo pasado. ,Corona
tambin el cierre definitivo de la frontera interior que estaba, ahora
s,
en el lnte, en la lnea de la frontera exterior.
Estaba dada la conciencia de que, vencida la resistencia indgena,
era necesario pasar a la ocupacin del suelo mediante el ejercicio
del poder administrador, la radicacin de poblaciones,. la formacin
de pueblos, la apertura de caminos, el surgimiento del transporte y el
trnsito interno. La etapa que quedaba por de1ante pareca ms
difcil que vencer . al indio y . requera otros recursos que la fuerza de
las armas. El desafo de ese vasto y nuevo escenario geogrfico que se
extenda desde la Pampa al Estrecho y desde el Salado. al Pilcomayo
fue la empresa posterior al avance de la frontera, e implic acciones
de tipo poltico, administrativo, econmico y social que. an no han
terminado, pues siguen constituyendo las zonas menos pobladas
del pas.
El pas de fronteras interiores pas a fronteras coincidentes con
_sus lmites polticos y ello influy y realiment el espritu nacional
a .pensar en trminos ms dilatados, en trminos de nacin. Cerrada la
'.etapa de la frontera interior se desarrolla una dinmica expansiva que
por momentos parece coincidir con un secreto "destino manifiesto",
semejante al proceso norteamericano, pero ese impulso, luego de

86

NSTOR TOMS AUZA

recorrer una amplia parbola, por mltiples causas se diluye y se pier


de al aproximarse el festejo del Centenario. Comenzaba all a tomar
forma una t"ragedia inteiior en la conciencia argentina que an gravita
entre nosotros constituyendo un captulo indito de nuestra ltistoria.

OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 187.6-1910

87

mentas oficiales, en las dos obras del Comandante Manuel Prado: Guerra al
Maln (1877/79), y Conquista de la Pampa, Hachette, Buenos Aires, 1960.
Tambin se leen con provecho las crnicas del Coronel Jos Daza, Episo
dios Militares (Vicente Davoqui, E:uenos Aires, 1908), y las pginas de reminis
cencias de Ignacio Fotheringham, La vida de un soldado, Buenos Aires, 1910,
dos volmenes.

10

NOTAS
I

Carta de Avellaneda al' Coronel Alvaro Barros, en Alvaro Barros, Indios,

fronteras y seguridad interior, 1-Iachette, Buenos Aires, 1975, pg. 137.


2

Nicols Avellaneda, Escritos y Discursos. Compaa Sudame1icana de Billetes


de Banco, Buenos Aires, 1910, Tomo VI, pgs. 181-184.
3 Memoria Especial del !Yfinisterio de Guerra y Jllfarina, Ao 1877, presentada

por Adolfo Alsina. Imprenta del Porvenir, 1877. La segunda edicin es de Eude
ba, de 1977. All se incluye el mensaje citado en pginas 19/25.
Esta i'vfemona constituye un valioso doct ...-,!to, rico en informaciones de
toda ndole y pieza fundamental para juzgar el proceso de expansin de la
frontera Sur.
4
Ibdem.
5

Un estudio exhaustivo de las operaciones que se han denominado incorrecta


mente a nuestro entender, como la conquista del desierto (1876-1885), se
hallar. en la obra de Juan Mario Raone, Fortines del Desierto. Biblioteca del
Suboficial, Buenos Aires, 1969, tres volmenes.
No analizamos en este trabajo el debate en torno a la manera de encarar
l av1JJ1ce sobre la frontera que se desenvuelve en la dcada del setenta, para
no alarar con exceso estas pginas. Intervinieron entre otros: Vicente Quesada,
\Vencesluo Paunero, Federico. Olivencia, Adolfo Alsina, Alvaro Barros, Julio
Roca, y la labor precursora en el parlamento de Nicasio Oroo.
6

Estas Instrucciones como los partes de cada Divisin, con sus correspondien
tes Diarios de Marcha se encuentran incluidos en la Memoria Especial del Milli
terio de Guerra y Marina, 1877.
i

Lo que Sll denomina, simplificndolo, zanja Alsina, es llamada en la Memoria

Especial "Obras Complementarias del Sistema de Defensa", cuyo Informe figura

en la Jdemoria Especwl. op. cit., en pgs. 289 a 300. Las Obras Complementarias
estnbn.n a cargo del ingeniero Alfredo Ebelot.
Fue Ebelot, al margen de su labor profesional, un escritor de amplia
produccin, un fino y agudo observador de la vida argentina. Como
consec11encia de su participacin en la campaa de Alsina escribi para la
Re111e des De11x 1l1ondes unas amenas y detalladas crnicas reunidas, al traducir
se, con el tftulo Relatos de la Frontera (Solar-Hachette, Buenos Aires, 1968)
:d que el lector podr recurrir para obtener un cuadro vvido de esa campaa.
O Memoria Especial, op. cit., pg. 50.
'' Algunns ei:cenos de esta campaa y de la posterior dirigida por Roca se
haUan It:clnctadas con una minuciosidad y un colorido que no poseen los docu-

Nada ms concluyente al respecto que la funcin desempeada por La


Tribuna Nacional, uno de los diarios que con mayor eficacia logr conformar

una imagen a gusto del personaje a cuyo servicio se encontraba, siendo artfices
de esa imagen dos sagaces y bien dotados periodistas como lo fueron Olegario
V. Andrnde y Maria.no ele Vedia.
11 Nicols Avellaneda, op. cit., To.110 VI, pg. 228.
12 Ibdem, pgs. 9 y 10.
13

Ibdem, pg. 317.

14

Ibdem, pg. 318.

15

De las cinco Divisiones, dos fueron las que, adems de atravesar zonas
geogrficas poco o nada conocidas, tuvieron que avanzar librando recios comba
tes con la rnsistencia india, adems de padecer obstculos y dificultades imprevi
sibles. Fueron e.Uas las comandadas por Eduardo Racedo y Napolen Uriburu.
La marcha de la tercera Divisin se encuentra narrada en la obra de su jefe el
Coronel Eduardo Racedo, La'conquista del Desierto. Memoria militar y descrip
tiva (Comisin Nacional del Monumento al Teniente General Roca, Buenos
Aires, 1940, tercera edicin). Estt: libro de Racedo junto con el de Olascoaga
conforman las dos piezas bsicas de la campaa dirigida por Roca.
16 La marcha del Cuartel Genera:, que acompai'iaba al general en jefe se halla

prolijamente relejada en el diario de marcha llevado por l secretario del


Ministro, Manuel J. Olascoaga y qJe se encuentra en su obra Estudio Topogrfi
co de la Pampa y Rio Negro, Eudeba, 1974, segunda edicin. Se trata de un
libro muy valioso del notable gcpafo, topgrafo y cartgrafo que fue Olascoa
ga y cuya lectura es indispensabl rara conocer las operaciones de 1878/79.
1
1 Acompaando al Cuartel General, Roca llevaba un solo periodista, el enton
ces joven Remigio Lupo, que en aquellos aos no haba an cumplido los 20
aos. Sus crnicas enas de colorido y vivacidad guardan una deliciosa frescura
de observaciones dignas de
un hombre maduro. Esas crnicas reunidas se titulan
1
La Conquista del Desier to. Crnicas de la campaa de 1879, Buenos Aires,
1939. Prlogo de Bartolom Galn<lez.
18 Manuel J. Olascoaga, Estudio Topogrfico, op. cit., pg. 26.

19 Fray Bentivoglio perteneca al Convento Franciscan de Ro Cuarto, y


desde 1865 vena efectuando penetraciones debajo de la frontera para evangeli
zar a los indios.
20

Monseor Antonio Espinosa, L., Conquista del Desierto. Diario del Capelln
de la Expedicin de 1879, Comisin Nacional del Monumento al teniente

general Roca, Buenos Aires, 1939.


21
Adolfo Doering y Pablo G. Lc,rentz, La conquista del Desierto. Diario de
los doctores... miembros de la Comisin Cie11t1fica de la Expedicin de

1879,

88

OCUPACIN DEL ESPACIO VACO. 18761910

NSTOR TOMS AUZA

Comisin Nacional del Monumento al Teniente General Roca, Buenos Aires,


1939.
21

Alfredo Ebelot, Relatos de la Frontera, op. cit., aptulo "La expedicin


al Ro Negro".
23 Vanse algunos de esos informes topogrficos y geogrficos en la obra de
Manue.1 J. Olascoaga, Estudio topogrfico de la Pampa y R1'o Negro, op. cit.
14 Manuel J. Olascoaga, Ibdem, pg. 160.
15 Enrique Gonzlcz Lonzienc, La armada en la conquista del Desie,:to, Eudepa,
Buenos Aires, 1977, segunda edicin. Tambin Juan Muio Raope, op. cit.
26 Memoria de Guerra y Marina. Ao 1872. Viaje de explo.racin en el Ro
Negro practicado por el Teniente Coronel de marina Martn Guerrico.
27
As lo expresa Roca al Ministro de Guerra Interino: "Este majestuoso ro
quedar plenamente habilitado para la navegacin interior y exterior desde el
Atlntico hasta la proximidad de los Andes., siendo como se patentiz a la
simple vista, una poderosa arteria de comunicaciones y comercio que traer
un rpido progreso a 'los fortines y ricos territorios que recorra". (Manuel Olas
coaga, op. cit., pgs. 222 y sigs.) Roca conoca. bien todos los antecedentes en
tomo al Ro Negro por la obra de Zeballos, La conquista de. 15 mil leguas.
28 Estarslao Zeballos, La conquista de 15 mil leguas. Editorial Hachette,
Buenos Aires, 195 8, pg. 34 7.
29
Una recopilacin de todos los trabajos efectuados pan certificar la navega
bilidad del Ro Negro y afiuente.s se encuentra en: Santiago Albarracn, Estudios
Generales de 101 Ros Negro, Limay y Calln Cur y lago Nahue/ Huapi. Buenos
Aires, 1886, tres volmenes.
30
Manuel J. Olascoaga, op. cit., pg. 181.
31 Alvaro Barros, op. cit., pgs. 205 Y sig.
No podemos aqu tratar ese ltimo aspecto, el del indgena fxentc a la con
ciencia cristiana de nuestra cultura, que env.uelve graves cuestiones que deben
ser dilucidada.s.
32
Los antecedentes, partes e informes de esta campaa se hallan reunidos en
el libro del General Contado Villegu, Expedicin al gran lago Nahuel ifuf!-p en
el ao 1887. Eudeba, 1974, segunda edicin.
33 La documentacin completa de esta campaa se halla reunida n .el volumen
titulado Campaa de los Andes al sut de la Patago11ia. Ao 1883. Eudeba., 1978,
segunda edicin.
34
Memoria del Ministerio de Guerra)'. Marina, Ao 1885, plg. 57.
35

Ernesto Maeder, "La Gobernacin del Chaco (1872-1884)" en Boletn de

la Academia Nacional de la Historia, XLIX, 1976, pgs. 133 y sigs.

36 Va.se sobre esta marcha el Estudio de Ernesto Maeder en Luis J. Fontana,


El Chaco (Solu-Hachette, Buenos Aires, 1978); tambin- nuestro Estudio Pre
liminar al libro de ese mismo explorador, Viaje de exploracin a la Patagonia
Central, Maryma.r, Buenos Aires, 1977.
37 Memoria del Ministerio de Guerra y lt'arina, Aflo

1881, pg; 31.

89

38 Memoria del Ministerio de Guerra y 1'1,fanna, Ao 1883, Tomo 1, pg. 12.


39

Angel Justiniano Car.ranza, Expedicin al Chaco Austral, Imp. Europea,


Buenos Aires, 1883.
40 Memoria del Ministerio de Guerra y Marina, Ao 1883, Tomo 1, pg. 13.
41 Campaa del Chaco. Expedicin llevada a cabo bajo el mando inmediato de

S.E. el seior Ministro de Guerra y klarlna General D. Benjamn Victorica en el


ao 1884, Buenos Aires, 1885.

42 Una crnica amena de la campaa al Chaco de 1884, fuera de la documenta


cin antes citada se hallar en los recuerdos del jefe que comandaba el Regi
miento 79 de Infantera y el 69 de Caballera, Ignacio Fotherlngha.m, en su libro
La vida de un soldado. Reminiscencias de la Frontera, Buenos Aues, 1910,
dos volmenes.
43

Enrique Rostagno, Jnfonne de las fuerzas en operaciones en el Chaco. 1911,


Crculo Militar, Buenos Aires, 1969.
44 Eduardo E. Ramayn, Ejrcito guerrero, poblador y civilizador, Kraft,
;Buenos 1res, 1921.

1880
LA FEDERALIZACION DE BUENOS AIRES
Natalio R. Botana

Cuando en 1880 se federaliz la ciudad de Buenos Aires, luego


de la batalla en los suburbios del sur, las opiniones que justificaron
la victoria no dudaron en calificar ese acontecim.iento como un hecho
inevitable impuesto por la historia, la geografa, o por la mano de la
Providencia. Las voces se alzaron para proclamar la obra terminada
de la organizacin nacional. Otros, en el bando de los vencidos, calla
ron. por poco tiempo hasta que volvieron a defender una concepcin
del federalismo, ya sepultada, o recrearon una pica ciudadana en las
pginas de la literatura popular.
La pregdnada epopeya de los cantones habra de renacer diez
aos despus; pero la superioridad de ,la,. .;ut,qridad presidencial, que
soberana despleg__ s'..fiilp' e1:rosobre ., t.odl:\s.li.ji-o.v.st::h. ni\
l
ec4psada_pe_.a)as_.convu
.. sione:;-9.':1e sobrevinieron ..du. rante la decada
si&uiente. Este fue tio .de los resultados del ochenta: imp"'lalarscibr'
ba!...}1E!r.!.s.... .. l...P..P.Oer.. EJee.u'Jiy q .N!.9.Q!l_iJ.:"L.]fili-...t:...ill.9.IDIU.t..D,
monopoliz la fuerza pblict..Y...rn.duj.o_jgs re\QL(jdy\jo [email protected]!is010
a la unidad del Estado. A tal ex.tremo no se lleg por un fatal encade
nam1enT-ae-fos-hechos, sino por un conjunto de antecedentes cuya
renaciente actualidad se hizo visible debido a las consecuencias, para
muchos inesperadas, a que. condujo la lucha por la sucesin de Nicols

Avellaneda.
En la Argentina del pasado siglo,J.!..:P-E.?!.11 d-! ....cP..ttL.9.e la
Repblica no poda ser resuelto ms que sobre la base. de una Consti
t11:??na:cat'1rd.a por todas las prov.in!r-I.s. En este sentido, Ja. ..,i.t...
Constitucin evocaba una robus ta creencia, compartida
por los prota

gonisfas;ace'rca 21e su valor para garni.iz:a'd"p rimaca'i:fo las' li1;-rta4es


civiles. Y, -LW.?ffi0_JJ.mR9, . .P.ar:a.:.9ESi..Llf..
al
cull:1 las pro"!!C.as_..9.C:.l.:>f!n quedar Sl\Q.QJ.9,.l!a.qau&YIL..!JJ).ill.!1-i1:..
ria,s .<:? fe_d.rales. El federalismo se aproxim al ncleo del argo1;_i:1Jo
y
unitario cuan do cam1a-'slr-dfv1 e'rfnrn-Tia.!_g_9_ camino de l_a
organizacin constitucional . En ambas circunstancias, la legitindad
atriouida al Gobierno Nacional. cuyo poder pnra in tcrpretar el inters

1,.

q9.:i.fiC?.l:l..\.

ese .plazo, en 186] ,, e!.:Gobierno.Nacional resolvi . c_ontinuar .de_m.R,


. e
an cfost1- au"i:cictikd . desde,elmismo, sitio,.sin.l!!-. ju,ris,diccin.local: .
dl,,;:9obi!)mo .Naciona,l .:contrasba
_,poder
La --
debili_d;
.....el
.
. con
.
, .. .......

, .....
. ,.jtf.,,..,.""w;,.
de Buenos Aires, -viejo espe-ctro alberdiano que no parecia dispuesto
JI trii"-sTerir su Sl'benma a una comunidad poltica ms amplia. D.\mm:
te dos dcadas, mientras eje,rcieron. la presidencia de la Repblica,
Bartolome -rvrftr, Domingo F. Sanniento y Nicols Avellaneda, la
Arg_-......t1.!:!.9....&.:9:_.P..QI.....).ITL rgimen. p.9lf!J.v.-:cuyos.. .r.a.:s?.S.
ms significativos puede n resumirse as: dos_pode.-?..<l__!;s,._:-
nos Aires v En trc Ros- celosos de su autonoma y libe.rtaa frente al
Gooern_o_Nacrni'rni--(U:.'lo..f1:1lfr.lfaprJ(}1e.'.agi;-gt:iiinii\iii.ff:
gri:11.
_ o.;Ja:proviicia:A.:t:ti:a,;,?.--4$! ...s.te..9... e.nmm.ps.. \t.l2..I!l:..9P.:i.i);
y unriferiiCa.e-p/ovldas. qe hi.b a,ne:qieIjme,,nJad(Ll.O! eetos de
FEDERAL1ZAJCIN DE BUENOS AIRES

108

NATALIO R. BOTANA

general deba superar al de las partes subordinadas, representaba en la


t-eora ele la ilustraci n y del constitucionalismo la vertiente ms aten
ta a \a centi'alizaci n y a Ja. unidad de la sobe rana: Hobbes y Hamil
ton contra Locke y J efferson.
Los poderes ejecutivo y legislativoJormaban el Gobierno Federal
(sinnimo para nosotros de Gobierno Nacional)
segn 1o-esta15lel:fa
.
r
la Constitucin suncion:adi en:rns3:"Teme "rosc)s de los podere s .i.mir<?,11;__aj _ .j_C.)}_tJ::._.Y_ u-giJ!l..!!YQ..':!..I}.to
ta dos' los le f3:isla dores_ ?.!g3:
.
en el j dicial, la funcin de restD:_$!. __r_ 9
_ _s__.:?Cos
_ _p,r9.;a:i:nen<: Jq
derivados de la pasin humana o de la lucha facciqsa. Esos)nites
se trazaban no slo dentro del Gobierno Nacional, sino tambin en
el j:ilano 1ns amplio de Ias"'relaciris con la"s provincfa'iC-Poreste
motivo, el pluralismo federal, :i.drhfrableme nte_e.x.ptiesto portas
1eor i:s ctei. siglo". x\i'i(""p#e"g"{":::'.:i;t9 g. e_ qt1ili!?r,i9::t!1reel
Gobierno Nacional y un conjunto de e stados o provincias
de tamru1,
economa y poder equivalent. De e_ _!i.rri94,,,".ir,iifl1om o:ga..p'e:afe.
tia el.e provincias frenaba las tendencias ceritr"alizadoril.s...4LC2:'::e.!.11

Nacional. En un
.. ----despti
- caso, las provincias controlaban los excesos
-- el
cos de las instituciones centrales y, en la circunstancia
inversa,

Gobierno Nacional .reprimri1a discordia o las.. insu


r
re<?,
i
oit!t.P.--=.
!as
_

provincias federadas. Ve remos de inmediato cmo


esta teora tuvo en

violenta en sus conse


la J\.rg.entina una s e ncilla expresin, acaso ms
cuencias, que la complicada trama de intereses y relaciones institucio
nales retratados en El Espiritu de las Leyes o en El Federalista.
La guerra entre Buenos Afres y la Confederacin

- . puso. en tela
djuicio la. 1--_3:d _constituconal _ hasta __ qUe ,. ;i.elto e(pi- ci.omfuio
porteo en. Pavn, Bartolom Mitre afr(?}.1:t{>._e!.. P. !)_ema 9.).f-pj_tal
de la Repblica insp:ltado por un propsito semejante al de Bemardino
Rivadavia_. Mientras dur el rgirnen _de Ja .Confe_4ri",:.c9;is.}nto
en Paran, los recursos de pod e r de ese Gobie rno Nacio11a.J...e.i:an
tributarios de la provincia de Entr e Ros que
lo sustet:ba. La victoria

de .J 861 irasla ci a otro mbito est e squ ema"'i ""rela"cio"nes: el aofe r

no )'Ta"ional dependa, esta vez, cj.el "poc\r


-Bueno:i
fue,
.
posible;nente,. el motivo qi:{ p"{;is6 J '"c;greso a 'federalizar la
provincia de Buenos Aires, colocando a la ciudad y a gran parte de
su vasta campaa bajo la jurisdicci n de l Gobierno Nacional por un
perfodo de tres aos. El rechazo de la le y por la Legislatura de la
provincia, que no consinti la cesin de su territorio bajo la garanta
del art. 311 de la Constitucin, reformado en 1860, provoc una honda
divisin en la clase dirigente d e Buenos Aire s. UfillY-lp.r.amiso...
entre
. e].Gobjemo_Nggal y la Legislatura de la provincia estableci
la ie si dencia_ , de.. las a ut o-iiciaaes-e1acf'a:ira:-crenu
i10s-Ares;-ccin
i_ uriscliccn en su mli"nlcTpi; -pi u i:iero.daa ;tcif'5'i5'-as.Viicao
---- - -- .. ..
.--..
------------..
..... :

,-""

Ai;-s:-Ese...

109

ar,;o.\lt;t;rIr:r-Jl;?:f!::frt::nt:?l-t1Nt@fut:; 7
fr ente a las pro11in_cias ferie.,...P.,C?.r !;:_l. otro }:tib.a . logr:.ado ..w:iponer
{
su __ so:!!J---R!".!.!2 ..i-}?S:mtt!!:l}::i.911..P.!.QYjnCial.
.......

tg:trt:i r.tf:tdM!:

un-- cJri!}tit=tt
:Os frmulas
pre side Buenos Aires y fa" m"ayrfa''fo'
las provincias:
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J:t-1.,1LJiL.e..S..
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bonaerense y un vice porteo,


president. e provinciano con. arraigo

obtuvier on n prai;-;1ac:rl:a n ls"Jntas""'c:fe"'.Elect6reseff'T868"y


l B'Tzt.-:-PerQa .coalicirL,,.gobemante.no.. hab.da...podido...m..ar'.iti:'ne.r."la
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ente en la rebelin de Entre R1os


del Paraguay y se probo exitosam

q:..
L--s.:.9....1.::rq_\\Za,.iuJij-yj;>luci.<'.m. A. l 8.7.4...Y,,,ii.. la
campaa
del
desierto de 1879
. .
.
.
, El co;;fto-en Erre . Ros y los g_ue_ sobrevinieron c.on..m.otivo
de la . sucesin _J?residencial_ de..) 874 "tuvn_,diferente ogn. El
asesinato de Justo .Jos .. de __Urqizaj,rolog_ e l sbito_ renac.I.!_lJ).Jo
. de_JA ...co
. n.frn.fltiJ.cin !l.nnad_a ent_ ;:_- .1:1.a ...4!l.Jl!:LP.IQYJ1f,C.!1!:- .. .P.Q...4...rn..as
_ .'i..C?.!9.n.l. q_1:1_---9..':11_1:l.Y.Q__ggl]_ J11 ..vic.to.a .. d--* Y..l..
Y eLQ.9 birnqJ
des.!Eii.ntlarrti1::11tg_ -l ejrc:i tq., J.!lt..X.:.IJ_!tP.,_Q. Los revolucionarios, _9_e
t74,_. que cuestionaron.Ja 1egj,t;pj_q:t de la . e leccin
. presidencial,
C=)'.eron de rro2_9r }as . fue rzas nacioaf-s' Sn':g_ e...s[riera'me1a
la autono1::__a _de)a ..Erovincia de B
_ uen_o_bires. La ta}afoaelmlcio"
re
d
.:: to :
P:1-:.r.i:1 E.q:.filo}le i&;olll.l-f:
teora4ef plltralismo fe __dera J _ _que q
_ ;l.Q_a ..!.le. c}.llgj_<;l,Q.. ::ii:
_ ii;iliiinii;:.a.:....
.
.
:a?.i} t! i'?/p!1.!9.S..A, P.9d .e.L. eJ. G:ol; mQ..N.ll_<JQP..?.J..Y. A:t..EE.:

:!...

!1

:o;,;.

i:

110

NATAL10 R. BOTANA

La sucesin de.Nicols Avellaneda

La .presidencia de Avellaneda .puede dividirse en dos perodos.


Hasta '1JCflfifffe'"de A-cf61fq": Alsina, .e-e1mesoe... diciembre-er".o
e i

r
:;:: !e;:;:ur;1 ; t?c:;:7af1;
polticas qe- rpres'tib..
Avellaneda y Alsina d_i9_J:1:!;&llr a una
frn!!!lunUt.ta.e.n.Ja._c.ual, junto_._gn la.. tr..9i!?J.9.V..- Lr,gU:ifl preside="
.
ca!_, <::_nviya. un No ms acorde con
el rgimen de gabinete: una
personalidad doij:n_a1!.t....qi:ie'scine;ab-u9'jii@'i:. IT1irjis"fr'6--compa
aba al presidente . desde el ministerio estratgico de guerray''maa
.
--E.!L:1_.il7 ; 1 r.iV!iHui-.c.ocillain.9.?...... l .P..r::_itrista
robustec10 lad autondad
del presidente y recre un clima de concordia
..
eri""laCi'ciacf e .Ifei's ires:ral"'sTtuacin se prolongOp'oco Bem-po.
La muerte d Alsina"yla'designacin de Carlo s Tej edor, apoyado p or
.
au ton oristas y n'i'c!fbnalis.fas";..coiogobemadorfe" Buenos Aires,
com_plicaron el pan orama de la c oricicin: Sfr1-A1suia'Ia"coancn
nacional
a _J2i.
so' "re.s"fitctoorte ....... ......... " . :t...Dr74
.. - . ._.del8"B".. . ---. -uecTb_
q,, .. ........... a_cfes"u
--J!.li!.lll.G.li.l,5l!..
!___,.E2.
c
c j dor a
on
Q.;.. _
} 1:
1...f:.I!---d _1 EE.?..Y_i!lS!!,_!.... .P.1..?.:.. ?.:-1..se
coma el nesgo de recaer en la postur.a
.1!.!Il:!!1.1.s.mow.tar..igente
a la cual el m:'Vo gobeffidr
haba prestado,
desde haca- ya veinte
.
--,,........,
ai'\ os' una mpcinda.li'atac. f.''' ,-,,n
Estos hechos singula.res . podan despojar a la c oalicin del seguro
que haba satisfecho, al menos parcialm ent e, a los bloques de electores
del interi o r y a un se ctor de la opinin de Buenos Aires. Hasta ese
momento la frmula de g obierno era. c ompartida: ello exiga jefes
de partido en Buenos Aires. y Gobernadores en el interior capaces de
actuar como interlocutores reconocidos. En ausencia de esos mediado
res pareca poco verosmil una confrontacin pacifica -entre una
candidatura presidencial gestada en el interior y otra sustentada
exclusivamente en la opinin p blica de Buenos Aires. El recuerdo
del 74 evocaba un conflicto de proporciones si el talent o para trazar
arreglos no se impona sobre la rgida de finicin de las posiciones.
Tal como aconteci seis aos atrs, las candidaturas presidenciales
come nzaron a perfilarse de ntro del gabinete . Dos ministr os candidatos:
Julio A. Roca y Saturnino Laspiur (que a fuer de simplificar la in
triga recibieron apoyo, respectivamente, de las gobernaciones y
de las legislaturas provinciale s), abrieron camino. Roca, cuya trayecto
ria poltica y militar corra paralela con las victorias del Gobiern o
Nacional eri los campos de batalla, reemplaz a Alsina en el Minist erio
de Guerra. Laspiur, afn al nacionalismo, ocup el Ministerio del

an.

9:.:..

FEDERALIZACION DE BUENOS AIRES

111

Interior. Hacia el trntino de 1878 recobr forma una coalicin de


gobernadores, conducida desde la provincia de Crdoba, qu e apoyaba
la candidatura de Roca. La estrategia electoral del movimiento, ya
probada en otra oportunidad, descoloc a Laspiur, al paso que desde
Buenos Aires, a principios de 1879, se expresaba una respuesta sim
trica y se proclamaba la candidatura de Carlos Tejedor. El escenario
y los actores quedaron rpidamente definidos. En ese momento, ernn
pocos los protagonistas inspirados por un convencimiento tan frreo
como par pronosticar que, un ao y medio ms tarde, las Juntas
de Electores daran su fallo sobre los mismo candidatos.
En -;!__g - s . _ao.,. R!itC..a.... 1n,,1.rc,b...al....Cnn.te.d.eW,!LtU':! acl!.:ill al
en la Campai'ia del . Desierto. El xito coron la eficacia de una empre
sa que .. contrii:'staha .. 2o'"f estrateg(--aerifr1sh7a"eTi'"''qe si('ago'f la
t" mesc'('i"'s
g1.1.xr contra . e1 indio. .. u urn ti::. . c.;:i,L
tarde, la ?fldidatura de R oca fue .Proclamada l!n Buenos Aires. Desde
ese momento ambos bandos cornenzai-oita 1:;"se'."[a"]ib.il!_da,, de
spiur, en un ministerio. _caa vz
. rn. aisladq,_g,e l! _ajt...U!,.9iQ.JJ. s
provinciales, movi al Presidente a t.Qmar una decisin . crucial y
desi!?!:ar en su . remplazo. '..a:::.o.runmg,o....fa.ti.\i.Q::o '. F,t:YiiJ
len r egresaba para ocupar 1m cargo en el Poder Ejecutivo Nacional,
la-istitucln republicana cuya creacin ms admiraba desde sus
primeros pasos como publicista, o como viajero deslumbrado por
la Amrica del Norte, en la dcada del cuarenta. Significativa continuidad r e forzada, en esta circunstancia, por la esperanza de llegar por
segunda vez a la primera magistratura y por una teora del presidencia
lismo fuerte, t eida con la experi encia de las disc ordias cuando le
toc ejercer el poder, que qued esplndidamente retratada, hacia
1875, en el discurso en el Se nado Nacional sobre la amnista y a travs
de los artculos publicados en La Tribuna acerca de las sociedades.
humanas y sus medi os de defensa.
Hay tantos Sarmientos como vertientes y matices tienen las
te oras de su tiempo que pre tendieron develar el fundamento de legiti
midad del orden republican o. Y como l sol o saba hacerlo, arrebatada
siempre su razn p oltica por la tensin que propone la coexistencia
de la libertad con la autoridad, Sento ..}:.glcQ....y.JLin.t.lll.te
. a...fue..r:z a
s1..1....S.!!...!. . f.l.1.Y..9K. ..l ..OH1!?..!.1., ..!:.!Yki.s!iS.9.....!P..9!!9.'Q.@O.,.de..J
p bJica_ en m.os __ded l__ EJ!fa,- r,_:1::t-.,!A9!J.%fi.!:iP.
;.,1..S.i,pnet nac1ona es1 a cuan o en rentan e1 nesgo ae a1 guerra c1vu, a1 P.-Sllie
c ondeaoa "I 'aii.ifqulafe-dirOe-u-l'."f['rnf.:i:'.'p.ruilt!ll.J.9._
. actoce,..po;dulJ.v.Y..w..
rufos :.cklEdeisE2:iir- 'fi.q.sgabem
. o..'dr.l.ciales.
tar ejrcitos particlares bajo el rop_J!:... 9... mi.Uc.w.s. pc.
TeJC?-dor"o-ru:cni'eg r.a1:::c..hiem O-Nac.iP.llru..Jt.ci. gg_;!.,..nfren.
tarse. cori'"lii'Te gsltura, dict los de. cqJP ..\'.l....Prganizab.1,UJ.Ji,.m.i).icia

.4fi.J?ifi's--e

-?rJ

-------------.....---'"

...,.,....,..........

112

NA TALIO R. BOTANA

provinci?-1. Sanniento qued aisl_a.s}_g__..Q.1?.I..--11J..P..PS.11aocos: Buenos


Airit no se inclinaba; la coaliciP. .. slJj_.g_Iiqr_.___qY. ..J:.lE-gi).i__e
.
coh esi'2in' 1' disciplina, le volvi la espalda.
Frustrado en su intento,
.
fustig ante.el Senado.el e;;;'i:i'en .qe se gestaba, mientras sus
gestos y sus palabras anunciaban no ya el silencio de los vencidos sino
St! ltimo ciclo, aquel en el que busc dar otra expresin a sus viejas
ilusiones. Su renuncia arrastr, en alguna medida, a la de Roca.
El_Xr:idente desgn a Crlds]ellt:grihf"'ii'er Mri.sfeio.!:l,e"-G:G.eJTa
y ..!Vl.aiin a. Entonces qued ep_m;11_g9
. _1-pe'ffil riaciriai_' de la nueva
coalicin. Roca, cuya autoridad en el inten,i:muy
poc.;q,s_ .9-isJiiifaan,
.
1fabrfa .. de e_nc.ontrar . .e.-Piie'gr.ini 1a corapa i-tid. prtc;.t.... e1,,gesto
enrgico en los conflictos que se avecinaban, pa:a abrazar al pas
en tero . La c;Uvisi n .. de_ lp_)tUtonomistas bonaerenses .P.s...a.io;..nediable.
.
,""'cug_() fin lizab!1. e..!.. .a.9_,__1}_':'}r.91:1.Il!.88.-r.nJ3.:tiL.Af.J.!M p ri
me as J_iones de .1 ..$Qi.-.9.aL.cie.J:.irq ,Y.G.i.r,1JriMia .g_LW..e,ugr_ el
G.o.b.e.r.nador. Luego se unieron a estas
- .. organizaciones voluntanas de
en tr_narn.iento militar.Joj" Rifleros; - los . buiiiafas c1e-'arcefs-r1os
Bon:beros Voluntarios_. eJ;r,_i:i,s_ __ Jan_t.<?..J. :Yiw
.:..5..?.ern_-ores
logr.Q.)\tnter . a la .. pr9v_u:ic1a. de ... San.ta, .E'.e,.. ,.gQ.\:>.e.m....dii.,.P..Qr,:".2+e
I_r)gy12Jo: un a aplastante mayorfa ... de.. p.qc ...p_r.9yi.cias_ . .iP:.EE__la
T.,jgi_. , Qu tipo ele conflicto anunciaba este alineamiento de fuerzas?
.
Predominaba en los a ctores el nimo de resolver ambas cosas a
la vez: l a sucesin presidencial y la federalizacin de Bu_enos Aires?
Esa era la intencin del presidente Avellaneda que, en el discurso de
octubre, al cerrar las sesiones del Congreso, expuso su pensamiento
favorable a que Buenos Aires fuera declarada capital de la Repblica.
Roca, en el mes de diciembre, fue ms cauto: en respuesta a una
entrevista. de Groussac, en Le Couriei' de la Plata, por clculo o con
vencimiento, no apoy la federalizacin de Buenos Aires y recomend
instalar la capital, previa ley del Congreso, en Rosado o San Nicols.
E-RJ.1.:...9l:1:___e.--J-,.P.l:s. p._i;Ja.. .4..)!.1:!JiAdl,Tl.O.S.-r.ffil.4.os
proy_c,c_ la respesta del Poder J;ji;ut.iv_q medi ante un .P.c;reto que
prol bae.iit-olo el pas i's'i:a:cis.!li.,ieuniqr_e:S:. De\iuniliato, cuando
la ciudad festejaba el carn-avnl, se realiz en Buenos Aires una revista
de la Sociedad de Tiro y los Rifleros se a cantonaron frente a la residen
cia del Presidente. Pellegrini imparti 1 orden a los regimientos
nacionales de Santa Fe y Crdoba de bajar a Buenos Aires, ocup el
local ele! Tiro y custodi la Casa de Gobierno. Primer enfrentamiento,
acaso benigno, que sin embargo, para muchos notables, como los que
formaron el Comit de la Paz, presagiab a la guerra. Diez das ms
t:1rd,e, un intento insurreccional en Crdoba, conducido por L. Olmos
y J. del Barco, concluy con un rotundo fraca so. El epicentro de la

FEDERALIZACIN DE BUENOS AIR..ES

113

Liga de Gobernadores resisti con vigor este desafo alentado. desde


Buenos Aires.
Los hechos de contenida violencia abrieron paso, provisionalmente,
a un juego p acfico delimitado por las instituciones vigentes. La
Co-1:it\li11,. c91!!9.. . 3:cpritect......2'.[l;!.',._.!JjJa-,.zB1i1"'..E.}P.I!
en pie. La designacin de electores nacionales, el 11 de abril de 1880
r'aiIITc la relacin de fuerzas existente en la Repblica: cada gober'.
nadar impuso su bloque de electores de acuerdo con un mtodo de
control electoral que, de alJ en ms, habr de madurar y perfeccionar
se. La: efmera frmula, proclamada semanas antes, de Sanniento y
Aristbulo del Valle gir en el vaco y fue retirada.
Tal era el cuadro poltico y militar previo a las sesiones preparato
rias del Congreso. En la Cmara de Diputados, juez de la elecciI). de
sus miembros, se dirima la mayora posible a favor de ambas coali
ciones. Los diputados del intedor haban sido recibidos, en la estacin
del Paseo de Julio, bajo una andanada de porotos y de bolsas de hari
na. La barra armada en el recinto le!gi.slativo, cuando se discutan los
diplomas de los electos por Entre Ros, Santa Fe y Crdoba, amena
zaba, por su parte, con medios ms contundentes. Slo la estatura de
autoridad de Bartol9m Mitre, empeado en todo instante en disipar
el horizonte de la guerra e irnponer la concordia institucional, logr
aplacar a los exaltados. El breve respiro permiti elaborar en la Cma
ra un. despacho nico, que inform el mismo Mitre, por el cual se
aprobarnn todos los diplomai: a. excepcin de los de Crdoba y La
Rioja. Esperanza de algn acuerdo?: poca ayuda prest a esta manera
de obrar sobre los conflictos la entrevista entre Roca y Tejedor, al
tiempo que una multitud se reuna en tomo a la Casa de Gobierno
convocada por el Comit de la Paz. Roca contempl una posible
transaccin sobre la candidat-Jra de Sarmiento, pero por vez primera
introdujo en el campo de h\ lucha electoral el tema crucial de la
federalizacin de Buenos Aires. Esa era su condicin para apoyar
la candidatura de Sanniento que, por cierto, Tejedor no acept.
0

__

La guerra civil y Za victoria del Congreso de Belgrano

_ ud9 ser
La... ..gugra sobrevino ...como...r..sul!ado,.de un ..hecb.o,_que p
evitado. El 2 de junio de 1880 se desembarcaron 3 .000 fusiles y
soo.po._ cartUchos .. e ..la-..lfo.a del Ria-chi.ie.lo. paia'.:p'i-e.Ghir:i1a
Guardia de ( Buenos Aires. Un btl!ll.n provincial, conduciQQ ..p_ox. el
CQ;nel T'-_-.ri--;;-s.-prot;gi; operaci: l Primero.. d Lnea, qu_e deba
9
impecifr e(desernbarco, se __rn_tir_a la ryjag1:ia4:<:fe se' .:tis.r,n. _::.a
sin ofrecer cmnl:iate. La P..?:iV_:3 a cti..tud _c;l_e__..!u:lm ..1)ijJ,lQu:H.o....mar.gen

FEDERALlZACIN DE BUENOS AIRES

NATALIO R. BOTANA

114

al Presidente . para pone r en marcha una eficaz maniobra e stratca.


Al aifochee r, Avellaneda abandori__Buenos Aire.sj\1{1to--,on"P'el!Is_rini
y .--9:!!!&!9-.lu!'laca;_g_t.': Nadie lo molest en ese corto viaje. El
Pride nte _de:.:..?. .. _re belda _a)a proviniB,,, advirti ue. la i.!)surrec
..
cion 111:.d transforma.?.:3: .. . la. ci_ud
_ ad _e.1:i....El vasto9. ?.e_nto,
declar e l };:sfad''"f: Sitio y control el puerto de San Nicols, mien
tras convergan sObre la Cha.carfta egunie nfos de poy.pr"vee';ite s
de Cr'doa,saa Fe , Z:ate y Carhu. Las calles del ba:rio...sur de
Buenos Aires, e ntre Per y' Eritre Ros, comenzaron a fortificarse.
En medio de las trincheras y las barricadas reaparecan los viejos
gestos autonomistas, el fervor popular, el recuerdo de otra de fensa
victoriosa, casi tres dcadas atrs.
El __!_s!. juni.Q.&Y.d4!J!.9.-. ..g.s.ig.o..6... al...m\lni.<;pjo de Belgrano (un
pue blo pe queo y pantanoso e n invierno, rode ado de qiias), sede
provision al d _ l s -.a.:tQ.9!.Q.a.Q.\iJ.);:t.S
tQ. El Sen.a..9.. .!:U!9..- una
par1e de la Cf!ll!:.f... 9-': ..DJP,.1;12...S.,}ri
. !':.OI1.
.fil.R., .t1_oen
lanchas, carruajes y un vapor de guerra. La ..s.!1 p_r.9...l.m.
i.ti
.9.U---HJ.yg,
pues,.. a,l Poder. ..Ejecu.tiw... X..Jl:!,,$..P..l!,.\i.9; e n.1;1.U,Q
..Ab,es peron
e l viJPLitiqe
p.J.. .YJ!. !!....i!E,,B;; la GJ.rnar,. de Dipu-s.]!vi
dida, sesion en minora en las dos ciudas. 'El JJ...JJL.ill
.DJ.9.. se
reue -:...!?- .!l!!!...,.d,.f!tl.ims...0:J.M'. c,pjJ}fes ,.\.\i. C--'.g-.1,W..U:! las
provincias. De los 228 electores que integraron las Juntas, eJ/o,
comlf'Uesfo por 155 pertenecientes a doce provincias, s:,;Jrag R.
f._x;mY.!--gs,M.l.9 B.2-..res, que slo IJtY..9.. aj ...P.QYJ?_de
C
JJJ..es, vot_ P..r .. .Litin!---IJs!-.Q,r,J....!,iur. Los plazos que
impona la Coristfocin se cumplan inexorablement e y nadie , en uno
u otro bando, e staba dispuesto a olvidarlos. La lgica derivada de la
racionalidad jurdica se confunda con la pasin desatada por tradi
ciones difciles de doblegar. En pocos das cayeron las e speranzas de
recuperar la concordia perdida. m-f ..2.-tintento de
.
radicar en.. el Con_greso la mediacin que salvara
la paz y, frente a lo
quese (a.:.ii.yfraI,iiis9_s.1:1_1i
::.rnffrW'i[.D.a:cii0,Ja"'."-E1 ti-P.2.-.!]a...E.-!_qLB-Aires est:_bf.. cers.'! -e
los... tallones de Sant!). '!4'e ocupaban Sa'"mclas. H<:i- Leste,.Je
.
esq,_<;1,_qr11_ .n,a,9i911al bloq.):1,:L P.);lll.rto. Desde el sur y el oeste
mar
chban las tropa:; d
. e _<UTl_bts _ fronte.r..e..s: R.QS!1.. e=.13-..?.!.,.-!!.ii.ba"-el
plan de ataque y controlaba un nudo de comunicaciones cuyo valor
cJ_--;rci'6:i{i.-eiriie"a!ato:'"a !.J?.!:1!.
es
t!.?:!1.SEE.!:.112I.!wo
car.:r-2LrsiitL
e
;.?
;.
...
;:
...

;P
.

/.,.Ea.,.!..<.;;..wza
Yru os
y ue sde all1 otro
rerrocar
conducia
1
a la Chacanta. Quedaba
..
""
as dispuesio".
esceii"iif-prov1sfoiC ta-cruaad
uenos Aires,
que era centro de ataque y defensa; la campaa que la rodeaba como
teatro de operaciones; dos nuevos instrumentos de comu nicacin y
_.......-..... .. .....
-- ------

un..

ae

115

_ err9,;i..rr.i.l.x.J,Q..s.f:v..aj!<.1L\.l..IJ:.P.!U.i..SL<W j,,n_to
. ...G.on las mo der,,
de fuego : el f.
nJ.,Vkrni;tJ..ia; las noches largas y los das cortos de la se gunda
quincena del mes de junio .

Se enfre ntaron dos e jrcitos que , en total, reunieron aproxima
damente veinte mil hombres . Los jefes m.ilitares, cuyo papel protag6nico fue ms . visible, traan al combate la experiencia de las luchas
civiles y de la guerra contra el indio. Buenos Aires form la plana
supe rior de su e jrcito con dos generales qu e fueron revolu cionarios
en el 74: M. de Gainza, minis tro de Guerra, y J.A. Gelly y Obes,
Jefe del Estado Mayor. Pe ro en el te rreno de la batalla actuaron tres
coroneles -J. l. Arias, como Comandante e n Jefe, J. Campos y H.N.
Lagos - que, e n aquella revolucin, fue ron leales al Gobierno Nacio
nal. Arias y Lagos, que comand la Si Divisin, participa.ron en la
Campaa del Desierto. Este desplazarnientq de lealtade s, donde
convivan viejos y nu evos bonaerenses, contrastaba con el homogneo
grupo de oficiales del Ejrcito Nacional: Roca, que de hecho ejerca la
comandancia ge ne ral; el Jefe del Estado Mayor, J. Viejobue no, que
haba desempeado el mismo cargo en el 74; los dos je fes de la 211 y la
3i. Divisin -en la Campafla del Desierto, los coroneles N. Levalle y E.
Racedo; los. coroneles L. M. Campos, asesor de Pellegrini, L. Nelson y
J. O. Olascoaga; los tenientes coroneles F. Bosch y E. Godoy. Ninguna
fisura: todos sirvieron al Gobierno Nacional en el 74, la gran mayora
ve na hacindolo desde mucho ante s, y la concentracin de oficiales
expedicionarios al desierto era significativa.
Arias organiz la movilizacin bonaerense en la campaa: 12.000
bis oos, mal pertrechados, que se concentraron e n Merce des; de sde
all partie ron, siguie ndo la lnea del ferrocarril, hasta la estacin
Olivera, en el partido de Lujn. Racedo, que ve nia de Campana,
hostig a Arias en ese tray ecto, logr debilitar su grupo principal, pe ro
no impidi, pues careca de movilidad, que los porte os llegaran en
tre n y a ma1cha de caballe ra, por Lujn, Rodrguez, Merlo y San
Justo, hasta Puente Als ina. En la margen izquierda del Riachuelo,
re cos tados sobre los Corrale s al sur, acamparon de sie te a ocho mil
hombres, con un ncleo de dos mil quinie ntos fue rt eme nte armados.
Es os e fectivos fueron re forzados con pie zas de artillera y una parte
del batalln provincial. 'El e scenario ms amplio, donde transcurrie ron
las prime ras operaciones, que d delimitado, en el suburbio del s ur, por
el Riachuelo, los puente s q ue lo atravesaban, en V... Alsina y Barracas,
y dos me setas en los Corrale s y la Convalesce nciaC:lugar del Hospicio
de las Me rcedes),. acaso insignificantes en otro espacio, que se empina
ban sobre la de pre sin del terre no pampeano hasta dominar el campo
de batalla. La estrategia del Ejrcito Nacional consisti en atacar sobre
Pue nte Alsina y Barracas, forzar la e ntrada en el extremo sur de la

NATALIO R. BOTANA

116

ciudad para volcarse luego hacia el oeste, cargar robre la retagua-rdia


de Arias y e,Qcerrar entre dos fuegos a la concentracin de tropas ms
-importante. B'uenos Aires haba optado por una estrategia defensiva
y slo le quedaba sostener el ataque ,en dos frentes e impedir la unin
de la:; fuerzas nacionales.
El 20 de junio, Levalle, que comandaba la Divisin del Sur, lleg
a Lomas de Zamora, emb a rc la tropa en el tren, descendi en la
estacin de Barracas, intent entr ar en la ciudad con el propsito de
ocupar la Convalescencia, y frac as luego de un sangriento comb ate.
Lel(alle salv su a rtillera y se retir hasta Lans d9nde, a la noche se
sumaron dos batallones a l mando de Bosch. Refuerzo oportuno que
impidi la persecucin orden ada por Ga.inza desde la Calle Real (hoy
Montes de Oca). Esa misma noche, por el lado oeste, Racedo se puse
en marcha; baj a Ramos Meja, luego a San Jos de Flores, y coloc
su avanzada en Caballito. De all atac. A las cuatro de la maana
ocup Puente Alsina, protegido por l artillera situada en la otra
margen del Riachuelo. Ari as pretendi recuperar el puente al precio
de terribles estragos; al no poder mantenerlo, los nacionales lo arrolla
ron hasta la a.ltura de los Corrales donde arm su frente.
El fracaso de Levalle del 20 no se reprodujo al da siguiente, pero
permiti que Lagos se desplazara desde ,Plaza Once hacia los Corrales
y protegi era con cinco piezas de artillera los movimientos de Alias
ante los ataques combinados de Racedo y Olascoaga. El combate
dur siete horas hasta que Lagos y Arias recibieron orden de retirarse
y marcharon a las trincheras del centr por Caseros y Rioja. Levalle
y Bosch, por su parte, no permanecieron inactivos, doblegaron el
frente de Barracas, llegaron por tren a Constitucin, tomaron la trin
chera que protega esa plaza, escalaron y ocuparon . l a Convalescencia.
El casco viejo de la ciudad qued sitiado. Las divisiones de Racedo
y Olascoaga se extendan entre los Corrales y Almagro; Nelson, al
norte, desplegaba sus fuerzas a lo largo del arroyo Ma ldonado con
wanzaclas en Pale1mo; Levalle, en el sur, ocupaba Constitucin y
la Convalescencia; la Flota bloqueaba el puerto. A la batalla sucedi
el silencio de las vctimas: dos mil quinientos a tres mil cados, entre
muertos y heridos, segn los dramticos testimonios de la ltima
hora; mil quinientos a dos mil de acuerdo con otras observaciones. La
opinin pblica qued conmovida por la visin de este doloroso cuadro
que, par. a muchos combatientes y testigos, reflejaba la batalla ms
sang1ienta de cuantas se libraron en nuestras guerras civiles.
Cl\ando ces el fuego, Buenos Aires, sin plvora ni pertrechos,
r,
g_ .proionE!1:li.::.-t1la. El cuerpo diP.f9,pa"
n :?-!c
s
ge
st
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t
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.
1.,n
.
i Clrl<:J. ,\111
,
)' t e o
. y Mitre '.1:1::1:rp:i {:, .LQm.ipglg,..de.1a.defensa.
,
, Se re rurn daron las negociaciones en procura de un arreglo cuyas bases,

e n_coiidi6L6n.:;__

ll"'"--:,

FEDERALIZAC1N DE BUEN-OS AIRES

117

C<?,s-:ti,d,as. 12.,r...,1?-,..J?artes, q(!.9.:a.f.9.l1:...!:e.,4c. f-"aj .-.t.lrri,in.:t..9,,,.1:le


-la autorii p{!,i!.!4. la \rn;lJAl;iill:,,.,4.,,,.'J;'xj.,._<!ol'.,, el rm,.,......-!!.. l
fue'f:ias"'pj.i..Y la abJ...HS.!Q..9,..,.:!J ,.,,!,.,.I?J...,S...""rU.!!f,Q... Y
. . . . porque si bien se I
La situacin. era., por cierto,,,P.ilcf.!:ldi;,jj,p,
.
li:'b'a-roto efviefo""quilibrio' qu,Qfa_.sin,.__;b.1,da.fa.Y.o.i:.ca....a.Jos '
.el marco politi;o. ..t?.Ei.y.!, ..s?.J....!,l.ha.afumaci!;_J_,s.ig.t9.,1:j.a
nacionale,rnilita:X:,"era curiosamente frgil. La 2rovincia ,de Buenos Aires, en
.efo.c'fo-filWa' su'fri'do'un.ainte'rv;;in id'iiil
1h
,en virtud de la cual un Comisionado del Poder Ejecutivo controlab a
el territorio rural, mientras t.-li.!..da.s.l..c.Qq_ezyaba_int.!lct.o._JQ_tres
poderes P.F..fil.fi.les. La derrot,ay.)a,.J.nMnta de.:Tejedor.n.o..m.ojjfi;;a
ron esa disposicin de fuerzas que 'b.9.tjgig:.9r.ull.Pi:.<..iqepf,..n:i:d.,i1J,
dosacci:oes"confr'<iicfo'riiis': f t''to negociador de los b.Qqaer:enes
par,_s..'1,.y_:_ tonom a:y la fi;n;ne y.9li;mt.' Q,, 41..C,ongr.,P.,.<J;:iiiiii:o
a, la
que pretenda imponer
. , . povjr,l(;i<l:, .Pc:>.r: ye_:z,_ pr.jrpra,J,ma intcy.en
.
de Avell aneda a cu to
,, . lo. "/La ...fidelidad
ci6ri'Teaeiarae .-c-a:1'der.:.amp
....
, ', diq_pJtf iAS9.,,:B:!:!,.ra, ,-.QmJ.n1Jr,JL.9.nc 9i:r:lii.c.QnJMQi.9,1.1,a.l.1JpJi:a,
en., parte,,,
.1:!I1.Jn'1'.tr_adp _i;.uya,.. m.t\!l:igggi ..P,.r:m.!3:!le.s_i
siei[f(f!!}:,9:?-,3-J9-J,Qgi.1,..JW-1l.!!.!:g--ciil.
Los acontecimientos poste1iores enhebran una crnica que habr
de culminar con la victolia poltica del Congreso de Belgrano. A fines
de._iu nio2..)a <;;_mara g,e.Di}lt,ad:::i,s. so_rnar0 a}q. ele,c :,9r,
y .La ,,f<?i:1...Y.. 9--fi,.9.ll)os.,inasis.tente ,$,..,PJltre ell.?.,.. lli
, 't1: . A.l_r,cli_ y
Quhi,tana. Al mes siguiente, en tanto J. M. Moreno (que, como viceg aci'6a'c'
) n:e'-
J <for,
g oGefoa'dor, su'
...... o erPr'esi1. fii1'"''ef 'Senado
. "cIT"a"!e"e'
.
o el liderazgo de M.D .. Pizasiva1ei?s1a1lva-1:taj
f
tsfotia'"ci'
m
Nacioril"''
,
,
ite'rv'ii'cifi'-mpll:i'.Jtri.5i.'.ili).sit"iJJ.n-c!a
"'i:edam6 ,
rio'
l9Ji:'.II'ff:i'a.r]fprirtie'f:'CiIfd'.l:'.i\flJ:c'f:2ir.'o,,,. a poco de ap,:ql:g1,gqs
sus actos en, la provincia, el Senado v9Jyi-aJ.QsisJ.i;,;. Constituido en
Buenos Aires el Partido Auto11.ornista Nacional, Roca .regres a la
ciudad el lQ,qe agosto. AJ...P.Sr.Q,\lfo.s.l.....S..R:.!19:.9.::11'._?, U?,J'.!.!?X..,St,,9.,,c,\e
Dardo Rocha,,de,,: intervencin a la provincia que disolv 1a Legislatura

rru1ifares:

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prser.rt1;i'sl;l ,, rt;puncia; 1 Congreso la rechaz. s


ried,,
pu_J_1_El..l!..s.igente_ vetQ.J:i, 1ey;_ d Congreso mantuvo su posicin}
insisti con el voto. corresoon1iiente. Avellaneda se inclin. ante las
deci;for1i.s j,n.iiales de r1, r girl en 'que t;:UCa UD rob,t,_\) . ,f/Il,tendiffi'.!-.<\Ar,, C:_9.9:gr.eso,. 1 fr1!siden te . elecq,s )9..U:}.9,:t>,:T...,r... e
provincia. Durante esos das, los jefes militares, que tenan instrcciola ciudad: Levalle
11es'"''fe'"'o}i}4er exclusivan1entt;--Roca:ocparon
T
por el sur, Raci.i"ifaen Palerriio; "Bosh eit a "LeglsTiiiura. M<2!,.CW-Q
e
l
enun i
..: _ -bi:_m o _d ,-, ?.'?f:l.:..9-';1.,2,_,S.E.S.,\t4t::.LW,P,xI!lU,i,..M,
c
r

NATALIO R. BOTANA

FEDERALIZACIN DE BUENOS AIRES

Bus tillo que desempeflaba las funciones de Comisionado Nacional en


laCTififfafla. Di_suelta fa 1:,egislatura, las nuev.as eJE!_c:c,;i.9g_M. .q4_;,J,!,ai,-.9n .
una mayora ac1f'i'a-a:CP.if.N:;'s'e"realizafonl"26
"&:r sernbre.
'"
. -r.:r:i'q'"dalfa' ' p . iBn n '"e
s'co.'ci "p-i;a:qi'.i'i eCPod Ejecutivo .
g
e
i
'
presentaraelrfroYecfo.. de "1ey/Jtilo'ada-:e1 11
1
. -de se'Bembre__,ue
decrart:n:CfaI"'cfe1a Re ..'i blica al mun1c ro-:f ia"'Tti"dii it13'tie1ios
importte fue la
autoridades"'""d'e. provincia la formacin de cuerpos militaresoajo
cualquer dengmaciJ>.. De esta manera:-;- co!:-otina jr_c!f[:.el
h
. .9.._!el
_ m!l!!. 1:?. ..,9}:\.,..s. !t.9.. e.l. ..fil,OJlQJ?29....iJ!...1..$.,.l>N _en
Go9..i,.;:n.Q....!:'!.i21W En el mes d?-!:.-e, la ;.Af.!os
Ares aprob la cesin del territriQ g_ue se haba (e deralizado. "Nada
hay casuaf'iii"Talilsioa" ;' i:ied"'Me's"j;-dclPresidea"J.a Legislatura, justificando as, a contrapelo de la obra de muchos aconteci
mientos imprevisibles, " ... una tradicin casi invencible y de hechos
preexistentes, que se nece.sita tomar en cuenta para que el poder
sea etectivo, la autoridad real". El ..
bre dl..Q.J.f!..r;.i.u..cl,id
qued. some_ti.d. a__ lJ.-c!':si. juris.!#srnn.a.ij'_::f!I1.9, ..Nae:jpal..
Cuando terminaba el ao, Roca asumi la 2residencia def un orden
estatal que' se"jzg.a.ba;'hab" .iP-iiie.t.i.i?.':ri.<i.fon l}is' ri"-"

vamente para proteger a las autoridades provinciales. La urdad


poltica resultaba, pues, del equilibrio de las partes ms que de la
comn subordinacin a un sistema de autoridad, de la misma manera
como la soberana poltica, fragmentada en las provincias, delineaba el
mbito jurdico indispensable para salvar la libertad del ciudadano.
divisible, haba
Pero he aqu. que esa soberana, hip0tticamente
.
emprendido en la Argentina el camino hacia la urdad a cuyo trmino
slo persista la relacin bipolar del Gobierno Nacional con la provin
cia de Buenos Aires. No exista la dispersin del poder en una plurali
dad de centros con fuerza equivalente, y ese pluralismo ex tremo, caro
a la teora de Tejedor, era apenas una ilusin. Entre la centralizacin y
la nostalgia de un orden utpico, el jurista, que no poda negar la
idea de Constitucin, opt por replegarse en la provincia y defender
su autonoma, alentand.o una estrategia militar errnea que no busc
salir del encierro para moverse y atacar el ncleo de las comunicacio
nes del bando adverso situado en el litoral. Con este gesto, Tejedor
concluy evocando el origen etimolco del trmino federal que
hunda sus races en la primitiva libertad dl feudalismo, en las mura
llas de un castillo pretendidamente inexpugnable.
Esas fueron las murallas que quiso destruir Alberdi durante
su larga vida de publicista. Qu era Buenos Aires para el autor de
.las Bases. .. sino la anacrnica supervivencia de la monarqua en el
Ro de la Plata, oculta tras la mscara republicana que se impuso
despus de Pavn? Reconstruyamos su argumento. El virrinato
erigi en la vieja provincia de Buenos Ares la metrpoli que represen
t a la monarqua. Los atributos del poder econmico y poltico
-aduana, crdito, residencia de las autoridades- permaneeieron
dentro tle los lmites de la ciudad. Esta fusin entre el poder general
del Estado con el inters particular de una provincia se mantuvo
inclume en el curso de las primeras dcadas de vida independiente,
el despotismo rosista la re\iujo a sistema opresivo y, pese a los cambios
acaecidos, perdur en la repblica constitucional. La monarqua
oculta controlaba el territorio en la desembocadura de los ros y
expresaba una persistente relacin de dominio: la desigual distribucin
de la riqueza entre portei'l.os y provincianos. Slo un acontecimiento
de magnitud comparable a la de Mayo y Caseros, adverta Albercli,
poda dividir aquello que la historia haba fusionado en una domina
cin ilegtima. La federalizacin de.Buenos Aires realiz esa promesa:
la ciudad se coloc al servicio de la nacin; la'i,rovincia, libre de
ataduras, poda entregarse de lleno a la conquista pacfic.a de su vasta
campaa. Centralizado el poder nacional, la tradicin monrquica
recuperaba su sentido por medio de una. frmul;i mixta que buscaba
reconciliar el pasado con el presente republicano. Jams pre tendi

118

tf--o -e.i1os'

1y 'sf.iiif!igi.':iggfTas

ts,..

Acerca del federalismo y la centralizacin


Poco tiempo despus se publicaron en Buenos Aires dos obras
que bien pueden servir de paradigma para entender cmo se defendi
una derrot.a y se justific una victoria. La defensa de Buenos Aires
(1878-1880), de Carlos Tejedor, es el acre testimonio de un jurista
que siempre adecu su comportamiento de gobernante a una rgida
concepcin del orden constitucional. La Repblica Argentina consoli
dada en 1880 con la ciudad de Buenos Aires por Capital, de Juan
B. Alberdi, resume u na teora .. sobre la centralizacin del Estado
Nacional cuya coherencia, conservada durante una larga vida, contras
ta con la actitud del autor en los aciagos das de juro.
Tejedor interpret el federalismo como un conjunto de actos
defensivos, consagrados por la Constitucin, ante e'! poder que se
concentraba en el Gobierno Nacional. All resida el germen de un
nuevo despotismo. Po.r eso, para contrarrestar el peligro de la centrali
zacin, Tejedor dejaba en manos de las provincias el derecho de levan
tar milicias; juzgaba inconvenicn te un ejrcito permanente y, si fuera
necesario., recomendaba distribuirlo en todas las provincias sin acumu
larlo en ninguna: garantizaba el derecho del pueblo de usar y llevar
armas; y consideraba que la intervencin fct!cral deba obrar exclusi-

119

120

NATALIO R. BOTANA

AJberdi suprimir esa tradicin, sino que procur reorientar drstica


mente su propsito. La monari.!J.ua encubierta se revelaba legtima
en la re1J;ilica consolidada del ochenta porque sus atributos tenan
ah ora por objeto el inters general del Estado y de todas las provincias.
Las teoras que defendieron Tejedor y Alberdi resonaron, tiempo
atrs, en la Legislatura de Buenos Aires, cuando le toc discutir-a una.
mayora favorable, recin electa, la cesin del territorio federalizado.
Tejedor haba defendido la idea de igualdad aplicada a las relaciones
enue provincias con poder equivalente. Leandro N. Alem, que com
parta las mismas convicciones, dio en el recinto un golpe de timn
a' la reli:xin sobre la autonoma federal y desdobl el argumento
ab1indolo hacia el horizonte democrtico. La centralizacin se
presentaba ahora como un mal que acabara estableciendo un orden
oligrquico, sin opinin pblica ni partidos que la expresen. Alem
observaba un mundo en gestacin muy lejano a su ideal de una demo1:racia preindustrial fundada en la igualdad y en la vida modesta. Las
,:endencias eran evidentes, casi inevitables. .El fervor popular en
l3uenos Aires, durante la batalla, apenas disimulaba la opinin profun
da de los habitantes que visitaban las trincheras como un objeto de
curiosidad, mientras el comercio prosegua con sus operaciones; la
nueva capital, que era el signo del triunfo de los regmenes fuertes,
ofreda las condiciones ms favorables para desarrollar, si existiese, la
intencin dictatorial de un gobernante; la suerte de la repblica
federal habra de quedar librada, al cabo, a la voluntad y a las pasiones
de.! jefe del Poder Ejecutivo Nacional. Y esa marcha ineluctable hacia
la centralizacin .terminara engendrando la peor de las desigualdades:
la ilustracin y el lujo ostensible en el centro; la oscuridad y la pobre
za 1!11 la periferia. O su manifestacin patolgica: la apopleja en la.
cabeza y la parlisis en las extremidades. As, la victoria del ochenta
anunciaba una revolucin que no evocaba las banderas del 48 o del 70
en Europa, sino las ms benignas del autonomismo criollo, tan dis
puesto a restaurar el gobiemo mnimo de un orden descentralizado
como a ctnsurar un peligro simtrico y semejante, por su obsesin
niveladora, al comunismo que despuntaba en las sociedades modernas.
Un Estado fuerte y una sociedad poltica dbil: tal resultaba ser, para
este augulio, el destino de la Argentina posterior al ochenta.
Aeaso se escriba en el pas el prlogo sombro de un nuevo
confl:icto? Poco eco tuvieron esas palabras cuando una inmediata
respuesta traz el bosquejo de la teora contraria que apostaba a
favor de la centralizacin. Ese era el optimismo ascendente que se
encarnnba en el escritor ms popular en la provincia. Jos Hernn
de1. no dudaba. La vitalidad del centro poltico de la repblica,
apoyado por el comercio nacional y extranjero, a cuyo puerto con-

FEDEfl.ALIZACIN DE BUENOS AIRES

121

verga la red ferroviaria, irradiaba energa en lugar de absorberla,


confirmaba el sentido histrico de una capital que fue siempre
nacional, robusteca al Estado en su dimensin externa, garantizaba
la libertad contra los despotismos locales y redima a la campaa
bonaerense: Fierro ha regresado a la civilizacin. Aquella visin de un
mundo irredimible pareca tnmsmutarse en un ltimo acto de recon
ciliacin de la vieja pampa con el nuevo orden que se irradiaba
desde la capital federal. Der.:ota y victoria; corrupcin o progreso .
Las predicciones deban soml!terse al juicio del porvenir, pero pese
a las teoras ms encontradas, todos los protagonistas, amigos y
enemigos, al trmino de la batalla y el debate, bien podan inclinarse
ante el consejo de Montesqui.eu: "C'est surtout une grande capitale
qui fait ['esprit gnral d'une nation :

NOTA BlBLIOGRAFICA
El libro ms completo sobre la federalizacin de Buenos Aires es B. Galn
dez, Historia PoUtica Arge11ti11a. La Revofuci11 del 80, Imp. Coni, Buenos
Aires, 1945. De imprescindible lectura, como fuente que rene la legisladn y
los debates parlamentarios, es In obra de A . B. Carranza, La Cuestin Capital de
la Repblica, 1826 a 1887. Antecedentes, Debates Parlamentarios, Iniciativas,
Proyectos y Leyes, Talleres Gnficos Argentino. L. J. Rosso, Buenos Aires,

1926-1932, especialme.nte el Tome V: 1880. Necesarios, por su excelente trata


miento de fuentes son: L. H. Sommariva, Historia de las Intervenciones Federa
les en las Provincias, El Ateneo, Buenos Aires, 1929, Vol. II; y C. Herns, "Pre
sidencia de Avellaneda", Academia Nacional de la Historia, Historia Argentina
Contempor11ea 1862-1930, Vol. L. Primera Seccin. No se deben pasar por alto
dos trabajos de R. Rivaroln: Del 'Rgimen Federativo al Unitario. Peuser, Buenos
Aires, 1908; y "El Presidente Roca y la Consolidacin del Poder Nacional",
en Revista Argentina de Ciencias Polticas, Afi.o 'IV, n 9 50, 12/11/1914 .
La siguiente seleccin de ttulos puede brindar una visin aproximada
sobre la literatura de la poca y los testimonios de los actores. De los escritos
ms importantes de Sarmiento :::on respecto al tema de lo. federafuacin se
pueden desta:::ar, aun a riesgo de incurrir en una sntesis apresurada: "La
cuestin Capital planteada por el Congreso de 1826" (Sud Arnrica, 9/7/1851)
en Obras Completas, Luz del Da. 1949, Vol. VI; "Argirpolis o la Capital de
los Estados Confe\ierados del Rfo de la Pinta" (1851), en op. cit., Luz del
Da, 1950, Vol. XIII; y sus Mensajes Presidenciales vetando las leyes sobre fede
ralizacin, en A. B. Carranza, op. cit., Tomo IV. A partir de 1880, conviene
consultar: F. Fras, Carta de Don Flix Fr(as al doctor don Jos Marz'a Moreno
sobre los ltimos acontecimientos pn!(ticos, Buenos Aires, 1880. Adolfo
Snldas, La Decapitacin de Bueno:: Aires, Imprenta y Librera de Mayo, Buenos
Aires, 1880. Nicols Avellaneda, "El Congreso de 1880" (Noviembre de 1880),
Escritos y Discursos, Buenos Aires, 1910, Vol. XI; y su ltimo escrito, indito:
"Rivadavia" que Pnul Groussac public en La BibJoteca, Ao II, Tomo IV,
1897. Junn Bautista Aberdi, La Repblica Argentina Co11solidada en 1880 con

NATALIO R. BOTANA
la Ciudad de Buenos Aires como Capital, Librera La Publicidad, Buenos Aires,
1881. Carlos Tejedor, La Defensa de Buenos Aires (1878-1880), M. Biedma,
Buenos Aires, 1881. Ed uardo Gutirrez, La muerte de Buenos Aires, Estudio
Preliminar de Juan Carlos Ghiano, Hachette, Buenos Aires, 1959 (Publicado
originalmente en La Patria Argentina, en 1882, con el subttulo Epopeya de
1880 y reimpreso en 1894 por la Casa Editora L. Maucci). Pedro Goyena,.
"La Fcderalizacin ,de Bue nos Aires", indito del autor acerca de los anteceden
tes d e lo cuestin capital, publicado por Paul Groussac en La Biblioteca, Ao
l, Tomo 1, 1896. Paul Grousuc, Los que pasaban (Nicols Avellaneda), Hue
mul, Buenos Aires, 1972 (Primera ed icin de 1919). J. A. Costa, Roca y Tejedor,
Buenos Aires, 1927. Felipe Yoffre, El Congreso de Be/grano (Ao 1880), J. La
jouane, Buenos Aires, 1928, en cuyo Apndice -pg3 . 228 y 229- figuran los
textos citados del Mensaje de Avellaneda a la Legislatura de Buenos Aires.
Entre la literatura reciente, adems de la ya mencionada, cabe destacar:
J. P. Tamborini, "La Revolucin del 80" en Hechos e Ideas, Ao V, N9 34,
Octubre 1939. L. E. Sanucci, La Renovacin Presidencial de 1880, Universidad
Nacional de La Plata, 1959. Mariano Grandona, Los Dos Poderes, Emec,
Buenos Aires, 1973. S. Rato de Sambuccetti, Avellaneda y la Nacin versus la
Provincia de Buenos Aires. Crisis Econmica y Polz'tica. 18 73-1880, La Plyade,
Buenos Aires, 19-.:. !='. M. Madero, "Vicente Fidel Lpez en el 80", Instituto
Histrico de la Organizacin Nacional, Revista Histrica, Ao 1, nQ 3,
Julio-Diciembre, 1978. Debo agradecer a F. M. Madero la consulta del Aichivo
de Eduardo Madero que contiene infonnacin indita sobre la batalla d e junio.
La cita de Montesquieu, que cierra este 'ensayo, es d e "Mes Pen3es", en
Oeuvres Completes (Prface de G. Ved e!, Prsentation et Notes de D. 03ter),
Scuil Pars, 1964, pg. 887.
,

APENDICE DOCUMENTAL
Entrevista a Julio A. Roca, candidato a la
Presidencia de la Repblica 1

Una visita al general Roca

El general Roca es un pensador algo taciturno, quien agradan


poco las reuniones numerosas, las fiestas pblicas y ceremonias, y
que apenas sabe disimular el fastidio que le causan, cuando las exigen
cias de su posicion le obligan asistir ellas.
No tiene, como la mayora de los mili tares, el amor al uniforme;
evita en cuanto puede las ovaciones, las manifestaciones tan agrada
bles los hombres poltcos, y en las reuniones se muestra frio y
reservado.
De caracter poco expansivo, prefiere escuchar hablar. Esta
reserva, nacida quiz de un sentimiento de circunspeccion, desapare
ce cando se convence de la sinceridad de su interlocutor.
Entonces se entrega con entera franqueza.
Es esto lo que le ha sucedido con uno de nuestros redactores,
que fue visitarlo dias pasados con motivo de la carta del doctor
Tejedor.
Nuestro reporter ha procurado con ... 2 de las declaraciones
hechas por el general en la 'larga conversacin que tuvo con l.
H aqu este dilogo, cuya forma conservamos, y que ser cierta
mente ledo con inters.
1 Esta entrevista fue publicada por el diario El Independiente d e Rosario (diri
gi d o por Flix Monzn) el viernes 19 de diciembre de 1879. Hacia la misma
focha un reportaje casi idntico fue publicado por Le Cour{er de La Plata, que
diriga Paul Gcoussac. La versin del Courier fue transcripta incompleta por
Bartolom Galndez (Historia Poltica Argentina. La Revolucin del 80, Buenos
Aires, 1945, pgs. 151-53).
Para mantener el espritu del reportaje se le ha dejado la re daccin, sintaxis
y ortografa originales.
-...
Quisiramos agradecer la colaboracin de Mara Josefa Wild e para la
publicacin de este documento.
2 Esta frue est incompleta por haberse roto el eje mplar original al encuii.aer
narse la coleccin.

LA CONSOLIDACION Dit LA FRONTERA.ARGENTINA


AFINES DE LA DECABADEL 70
Los indios, Ro,a y los ferrocarriles*

Coln M. Lewis

Uno de los temas recurrentes en la historiografa econmica


ar gen tina es el papel de la generacin del 80 en la determinacin
del carcter y la sustancia dd pas durante .la fase subsecuente de
modernizacin. Generalmente se re-conoce que la formacin de la
Argentina moderna tuyo lugar durante estos aos. La dcada
presenci la consolidacin di: la estructura poltica del pas, un
sistema que sobrevivi casi inalterado hasta el perodo de entregue
rra y que, diran muchos autores, contina ejerciendo una poderosa
influencia en los acontecimient'os contemporneos. Tambin fue en
estos aos cuando la Argen'tina fue incorporada efectivamente al
orden econmico internacional, cuando se determin la fisonoma y
la psicologa de la economa agroexportadora. El notable crecimien
to econmico y la inauguracin del proceso de desarrollo que
caracterizaron las dcadas de la vuelta del $glo estuvieron asociados
con la centralizacin del esu1do y la explotacin de recursos natu
rales hasta el mome!'lto desaprovechados. 1 La expansin econmica
y la cohesin poltica fueron tanto una causa cuanto una consecuen
cia de ese proceso de modernizacin que produjo el ocaso de la
Argentina criolla y la transformacin socioeconmica por la que
abogaban haca tiempo individu.os coino Alberdi y Sarmiento. Simb
licamente, el nombre de un militar y estadista ha sido asociado con
este proceso multifactko. Los afias 80 y las dcadas subsiguientes
han sido caracterizados por la poltica del roquismo y el crecimiento
del sector agropecuario, mediante la incorporacin de vastas exten
siones de tierras frtiles y las migraciones masivas. El nombre de
Julio A. Roca domina esta dcada y las siguientes. R13'ca y los aos
* Ttulo del original en ingls: Indians, Railways and Roca; The Buenos
Ayres Great Southem Railway a11d frontier cons/idation in Argentina during
the last l 870's.
'])aduccin de AR'rURO CASALS.

470

CONSOLIDACIN D.E LA FRONTERA ARGENTINA

COLIN M. LEWlS

80 son sm orumo de ca
mbio, y constituy en un
hito en la hist oria
argentina: las "salidas
de Roca" de l 878/79 co
nsolidaron la posicin
poltica general y contri
buyeron a los logros eco
aos posteriores. Re
nmicos del pas en
trospectivamente, la con
tunden te campana de
Roca contra los ind ios
y estos cambios poltic
os y econmicos han
adq uir ido una aureola
de inevita bilidad. El obje
analizar el proceso y
to de este ensay.o es
las consecue ncias de las
campaas de l 878/79.
Concentrndose en un
rea de la frontera indi
a, el sur de Buenos
Aires, procurar identifi
car elementos de con
tinuidad, antes que de
discontinuidad, y de
mostrar que muchos de
los rasgos de los cam
bios posteriores a la
dcada del 80 ya se
estaban gestando en la
dcad a del 70, q ue.
las campaflas del general
erradicacin de la "
Roca y la exitosa
amenaza" india no inic
iaron e] cambio. Por
con trario, las canipa
el
flas fueron consecuencia
de fenmenos que ya
apuntaban a la mbd emi
zacin: la victoria de Roc
te y no una causa
a fue una resultan
del desarrollo agropecu
ario. La derrota de los
indios parnpeanos 2 se
rl!-li a un proceso de
consqlidacin poltica
que dependa de los
frutos del cre cimiento
econmico y estaba
virtualmen te terminado
antes de las campaas de
pansin econmica
1878/79. La ex
no slo penniti el afia
nzamiento de la autori
dad estatal en trminos
generales, sino la aplic
acin de proyectos
infrest ructurales ese
nciales para la implem
entacin exltosa de la
estrategia militar de Ro
ca.

E! resurgimiento de la "
am enaza" india

La explicacin 'inmediat
a de la reinic iacin de la
los indios indudablem
campafla contra
ente reside en l pre
caria situaci n de la
frontera, que condujo
a un incremento en la
propor cin y frecuen
cia de los malones a fm
es de los afias 60 y p
rincipios de los 70. Las
autoridades argentinas
esta
tud y el xito de los ban cada vez ms alarmadas por la magni
aparente facilidad con ataques indios a zonas colonizadas, y la
que los salvajes operab
an durante se:111
aun meses con impuni
anas <:>_
dad, asolando n-o slo
p oblaciones grandes
de la frontera. La m ayor caseros aislados sino
a de las fuentes aluden
a la audacia de los
indios en este periodo
y sealan el xit o de
depredaciones. 3 En la
sus
primavera de 1870 hub o
un gran ataque a
Baha Blanca, ya una
pob
lacin
importante y p rctica
baluarte que indicaba l
mente el
a fr
camente arrasada. 4 Uno ontera india del sur; la ciudad fue. prcti
s dos aos despus se
incursin en San ta Fe
pro
del sur, cuand o los indi dujo la notable
frontera y llegaron a me
os penetraron la
nos de seis leguas de Ros
ario, paralizando el

471

comercio de la reg;in durante varias semanas y aterrorizando a las


colonias agrcolas. Aun en una focha tarda como 1876, los indios
pampeanos pudieron organizar una incursin masiva y exitosa hasta
el corazn mismo de la provincia de Buenos Aires, devastando los
partidos de Azul y Tandil.6
La aparente incapacidad de las autoridades locales para afrontar
estos ataques y la creciente audacia de los indios se deba a varios
factores, entre ellos la debilidad militar del estado argent:lno y la
cuestionable estrategia empleada contra los indios. Las fuerzas fron
terizas eran pequehas y estaban mal pertrechadas. La poblacin
'militar sumaba unos 6.500 hombres, pero algunas estimaciones indi
can que rara vez ms de la tercera parte de ese nmero estaba
disponible para el servicio activo, y ese contingcnte era responsable
de una frontera que se extenda desde la costa a tln tica sur de la
provincia de Buenos Aires hasta Cuyo. Si el tamano de la fuerza ern
limitado, la calidad no compensaba la falta de canti dad. El encar
do de negocios britnico en Buenos Aires a principios de la
dcada del 70 tena una muy baja opinin sobre el calibre de la
soldadesca. La omposicin de la guardia fronte riza, escribi,
"...es de la peor calaa, e incluye gauchos, convictos, personajes carcelarios
extranjeros intiles o secuestrados; es ms probable qui: esos hombres mal
pago3 Y mal disciplinados se unan a los indios antes que proteger la fron
7
tera".

Aun concediendo que estas observaciones son. obviamcn te preJUI


ciosas, se puede cuestionar la sagacidad de ejercer la custodia de la
frontera con semejantes reclut11s, especialmente cuando muchas de
las incursiones indias perseguan propsitos criminales antes que
militares y los renegados a menudo se unan a los salvajes. La
existencia de criminales dentro y fuera de los fuertes y fortines
fronterizos no favoreca la' seguridad.' El robo de ganado era uno de
los principales recursos vitales de los indios, y la presencia de
elementos criminales en la frontera probablemente alentaba los actos
de saqueo. lgualmente dudosa era la poltica de ofrecer subsidios a
las tribus amistosas. Para conseguir cierta estabilidad a lo largo de la
frontera, las autoridades argentinas pensionaban a los indios presun
tamente civilizados o pacficos. Haba tratad que garantizaban
subsidios o pagos en dinero o especies a las tribus pacificadas, con la
intencin de establecer un cordon sanitaire de indios dciles entre la
frontera militar y las zonas pobladas. Pero la distincin entre indios
"amiga.bles" y "hostiles" a menudo era imprecisa. La presencia de
indios pacificados en la frontera proporcionaba una pan talla para la

472

COLIN M. LEWIS

infiltracin hostil, y eso


s indios podan servir
com
para futuros incursores.
Por otra parte, esos tratad o informantes
con m,, frecuencia de la
os se infringan
que se cumplan, y as las
das" eran instigadas a ado
trib
ptar actitudes resueltament us "civiliza
la estructura de la socied
e hostiles. y
ner a su gente el cum ad india dificultaba a los caciques mpo.
pli.m.iento de los tratad
os. Las incursiones
serias, o las flagrantes vio
laciones de tratad os, gen
castigadas con expedicio
nes punitivas contra las tol eralmente eran
deras indias. Las
fuentes difieren en cuanto
priicticamente indiscutible a la eficacia de esta estrategia, pero es
que en realidad con tribua
ms la frontera. 9 No era
a desestabili zar
presuntamente "amistosas" una tctica calculada para que las tribus
nes punitivas rara vez dis apoyaran al gobierno, pues las expedicio
tinguan entre indios am
igo
probablemente con cierta
justicia. La eficacia de la est s y hostiles,
puede ser cuesti o.nada ser
iamente. La guardia fronte rategia militar
como defensa adecuada
riza no serva
contra las incursiones ind
ias: no desalentaba
.las incursiones reducindole
s el margen de ganancia ni
la11 prdidas infligiendo
les aumentaba
ms bajas a los indios.
Las expediciones
punitivas slo contribuan
a
perpetuar la inseguridad
tiles a las tribus. B
y volver hos
amen te, el problema era
recursos del gobierno sic
financiero. Los
nacional no bastaban par
a proporionar una
de Censa adecuada. Pese
al
el costo total de ma nutenc escaso contingente de tropas fronterizas,
in de la frontera (incluid
a las tribus amistosas)
os los subsidios
asc
esterlinas por ao. Esta enda a alrededor de un milln de libras
cif
los fondos del gobiemo cenra representaba una porcin sustancial de
tral
Las dificultades financier de la poca.
as eran agravadas por otr
fines de los a.os 60 la
renovada accin de las aut os factores. A
que estaban ac livamen
oridades chilenas,
te con
propia frontera india, en par sagradas a empujar hacia el sur su
rnen to a las pretensiones te con el propsito de dar cierto funda
correspondiente presin chilenas sobre la Patagonia, provoc una
indios atravesaban la cor en la frontera india argentina, pues los
dillera cuando las condic
iones de la costa
oes ce se volvan ms
inhspitas. Enfrentad os
con una situacin
militar adversa en Chile,
los nmades eran impulsa
do
l este y en traban en la
Argentina, donde la fronte s hacia el sur y
ofreca un campo ms
ra
mal guarnecida
Propicio a sus correras
. Adems, la desorga
nizacin de las defensas
fro
las exigencias a corto pla nterizas argentinas era una resultante de
zo
los aos 60 la guerra con del conflicto con Paraguay. A fines de
Paraguay representaba el
el presupuesto de defe
mayor costo en
nsa de la Argentina.
Las fuerzas regulares y
los pertrechos eran
despachados al norte, y
la defensa de fronteras
quedab::i en manos de la
mi]jcia provincial, fuerza
s que a menudo

CONSOLIDACIN DE LA FRONTERA ARGENTINA

473

tenan una reputacin mucho menos halagea que las tropas regu
lares. El fin de la Guerra de la Triple Alianza en 1870 no alter
radicalmente esta distribucin de las fuerzas militares. La posicin
dominante del Brasil en la regin aa:da otra complicacin. La
presencia de un ejrcito de ocupacin . brasileo en el Paraguay,
el ejercicio de un virtual protectorado brasileo en el Uruguay y el
fortalecimiento de las escuadras navales brasileas en el Plata y
el Paran (Colonia se transfo:rm de hecho en base naval del Brasil)
eran motivo de alanna para los sucesivos gobiernos argentinos. La
necesidad de conservar fuerzas en Paraguay para .. que sirvieran de
freno a las ambiciones bras:eas y las tentativas subrepticias (e
ilegales) de fortificar la isla de Martn Garca absorban los limitados
recursos estatales a expensas de las defensas de la frontera india.
Pero el problema no era de origen totalmente externo. Los distur
bios civiles en la inestable Mesopotamia tambin contribuan a
dirigir la atencin del gobierno central hacia el norte ms que hacia
el oeste. La revuelta ae Lipez Jordn en Entre Ros, en 1870,
constituy una seria amenaza a la frgil y reciente unidad de la
Confederacin Argentina. Lo:; disturbios provocados en 1874 por la
eleccin del presidente Avellaneda continuaron impidiendo al gobier
no naciBtal la manutencin de fuerzas adecuadas contra los indios
pampeanos. La dedica.cin de una parte sustancial de las fuerzas y el
presupuesto mili tares a la proteccin de la frontera externa y el
espectculo de las tropas fronterizas enviadas contr las tropas
nacionales a causa de rivali.dades intemas no pasaban inadvertidas
para los indios, que tenan sus razones para dirigir renovados ata
ques contra las reas coloniza.das. Aunque la evidencia es extremada
mente limitada, existen al'gurros indicios de una lucha por el predo
minio entre las tribus. Quiz los nuevos jefes indios procuraron
fortificar su posicin dentro de la sociedad india a travs de un
conflicto contra los blancos. :.o La conjuncin de los problemas con
los pases limtrofes, la crisi:; estructural del estado argentino y las
turbulencias internas de la sociedad india se combinaban para alen
tar a los indios a realizar incursiones ms audaces precisamente en el
perodo en que la Argentina estaba menos preparada, o capacitada,
para consagrar sus recursos a la defensa de la frontera in tema.
Los costos econmicos de la inseguridad fronteriza
y las reacciones polticas
No obstante, si estas circunstancias dan cuenta de la creciente
audacia cie los indios, no explican necesariamente la actitud del

474

COLIN M. LEWIS

gobierno de l a Confederacin. Pues generalmente se destacaba que la


condicin de la frontera india h aca tiempo que estaba deteriorn
dose ; desde los das de Rosas haba habido queja s de que los
indios no eran debidamente controlados. Lo que incit a las autori
dades argentinas a reaccion ar en esta coyu_ntura (u.e la percepcin.
agudizada de que, quiz por primera vez, la inseguridad de la.
fronter a india empezaba a producir u n impacto profundo en el
ritmo del desarrollo econmico argentino. 11 El uso de la expresin
"frontera india" es algo equvoco. En realidad el trmil'lo no implica
lllla divisin precisa, o especficamente reco1ocida, entre zbnas colo
nizadas y no colonizadas. Al menos , este no era .el signific ado que
hasta el momento se haba aplicad o en la Argentin a. La frontera
interna argentina era esencialmente un trmino vago empleado para
referirse a una zona general de la s . _pampa s : no era esttica , y
tampoco tenia un movimiento unidn:ccional. Entre 1826 y 1858 la
"frontera" se expandi y se contraio.n Era una frontera abierta y.
poco rgida que pcx:l.a ser fcilmente penetrada por los indios. Ms
an, s obre todo en los aos 60 y a principios de la dcada siguiente,
las autoridades argentinas estimula ban la colonizacin de las zonas
allende la frontera. Paradjicamente, la frontera interna apena s era
reconocida por el indio o el colono, y lo mismo ocurra con el
gobierno. Fue s lo durante los aos 70 cuando la frontera empez a
vislumbrarse como una barrera firme entre zonas no civilizada s y
tierras colonizadas, a consecuencia .de .los cambios econmicos en la
Argentina. Y fue en est momento cuando el gobierno empez a
sufrir crticas cada vez ms cidas a ca usa de la poltica de fronte
ras, provenientes de la misma gente que lo respaldaba: el estado
precario de las defensas fronterizas empez a preocupar a la litc. 13
A principios de esa dcada el costo econmico de las incursiones
indi as ya estaba siendo considerado inadmisiblemente alto por
miembros de las clases gobemantes."Los sucesivos presidei:i,tes rgn
tinos durante los primeros ailos de la dc.ada se sentan obligados a
aludir al estado de la frontera en sus discursos anuales ante el .
Congreso. 14 La razn de esta agudizaci_m de. la sensibidad por
parte del gobierno y la hostilidad de las clases terratenientes s e
deban en parte al xito de las incursiones indias. En ese momentq
la s incursiones haban adquirido un a nueva dimensin y los indios
-estaban operando en una escala que ya no poda ser ignorada. Una
estimacin informada indica que las prdidas resu ltantes de las
incursiones indias en la provincia de Buenos Aires en el perodo
1820-70 eran las sig uientes:

AR.GENTIN A.
DE LA FRONTERA
CONSOLIDACIN
CUADRO 1

: prdidas
Provincia de Buenos Aires

producidas p or ata ques

475

ind'ios

---

Total

Pror:nedio-anual

220.000
11.000.000
40.000
000
00.
2.0
ado
Gan
40.000
000
00.
allos
2.0
Cab
1.000
50.000
Ovejas
60
capturados
3.000
Individuos muertos o
S 400.000
$ 20.000.000
Propiedades destruidas robadas 9 destruidas
Valor de las mercaderas
encargado
), enviados por H. G. MacDoneyll, de 1872.
(s.d.
nsa
Pre
Fuente: Recorte de La uenos Aire s, a lord Granvlllc, 16 de ma o
B
,
6/318 :51, reimpresa
de negocios bdtnico, correspond
encia del Foreign Office Fems, Britain and
c
Offic
,
rd
.-S.
do en. H
Public Reco
pg. 3 87.
(1872) LXX, 39, cita
en Parlamentary Papers enth cetury, Oxford, Clarcndon, 1960,
ete
nin
Argentina in the

parecen habe r si d o
pueden ser cuestionadas, el m aterial simil ar
s
cifra
stas
e
que
Aun
mo
n temporneos, as co
ca
aceptadas por los co rodo 1870-76, que indica que en esta p0
pe
e
l
stra
e
regi
ant
publicado dur
or magnitud que las
endo prdi das de may
individuales antes que de
se estaban produci
nes
rsio
incu
a causa de
1
dro
ataques a los
Cua
el
en
das
En mano de 1872, los Juli o propor
des.
tilida
hos
e
d
l:,lueve de
un conjunto
Veinticin co de Mayo y
s, y
do y 500 c autivo
partidos de Alvear,
gana
de
zas
e
cab
15
.000
200
e
s
Alr
indio
cionaron a los
y s us finc as dest ruidas. Tandil
eron asesina d os
fu
s
de
lono
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el p
unos 300
s, otra incursin en
dedor de un m e s despu .000 cabez as de gana do y caballos, y la
120

caus la prdid a de ladorcs. 16 El ao 1876 presenci deva stacio


s
pob
Aire
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70
Bue
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cua.I).dO una inc u rsi 500 person as; 400 blancos fueron dados por
300.000 animales y
das similares, y daos
17 Durante el mism o perod9 prdi
os.
t
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de la Confederacin,
dujeron en otras zonas
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cada vez mayores, se pro
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de Crdoba y
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en
de toda la frontera.
sob re todo
cticamente a lo lar go
pr
dan
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se
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es no se deba
hostilid
ancias de estas incursion
El mayor margen de gan iento en la eficiencia de los ataques
cionam
totalmente a un perfec estado ,.dverso de las defiui sas fronterizas.
al
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biado radicalmente
ind
poco parecen haber cam
Las tcticas indias tam el contrar-io, los triunfos indios eran una
durante este perod o. Por Y la diversificacin de la economa, ru\te
to
r.esult,m te del crecimien del ganado ovino. La rpida cxpunsln de
o
nt
e
rem
inc
el
la gradual expultod 9 por
del siglo diecin ueve caus
s
do
dia
me
a
s
ao
reb
los

476

COLIN M. LEWIS

s1on del ganado vacuno de las zonas ms pob1adas hacia el norte de


la ciudad de Buen os Aj res, hasta las mrgene s de tierras c ultivables y
aun ms'a]l de la frontera s ur y oeste de esa provincia. 18 Ms an,
este desplazamiento de ganado hacia la fronte ra fue acompaado
por un cr e cimiento mode rad o en el nmero de cabe zas. Entre la
cada de Rosas y la mitad de esa dcada, el nmero de animales se
haba incrementado alrede dor de un cincuenta por cien to. 19 As,
como consecuencia del prime r boom plenamente moderno en la
lstoria argentina, el saqueo de las reas colonizadas re sultaba mu
cho ms atractivo y remunerativo para el indio. El ganado poda
obtenerse con relativa facilidad, y, dado el estado de las defensas
fronterizas, con un costo de vidas re lativam ente peque o. Entre
tanto, el floreciente mercado chileno de princ ipios de los aos 70
ofreca una perspectiva conveniente para disponer rpidamente del
ganado y el botn. Pero no slo la proximidad del ganado pre sen
taba una tentaci n irresistible para las tribus merodeadoras, sino que
lo inexorable emigracin de ganado hacia el oeste probablemente
cons1itua una amenaza para la socie dad india, pues compe t por el
suelo con los animales que ellos cazaban tradicionalmente y destra
lu vege taci11 de sus cuarteles de invierno, obstaculizando el desa
rrollo de una vida semisedentaria.
El movimiento de fronteras, sin embargo, no se lintaba al
se1c1.0r ganadero. Contemporne am e nte al incremento gradual en la
demanda de nuevas tierras de pastare o, la economa agraria empe z
a demostrar una relativa dinmica. La dcada del 60, como ha sido
bien documentado, vio la expansin inicial y vacilante de la econo
ma de granos, 20 A partir de la mitad de esa dcada, la fundacin
de colonias agrcolas en las provincias de Crdoba y el sur de Santa
Fe fue aumentando progresivamente . Hacia 1875 haba unas 60
colonias nada ms que en Santa Fe. Aunque muchas de estas
operacion es empezaban como empresas privadas y come rciale s de los
estancieros locales o las compaas extranje ras , e l proce so era e sti
mulado por el estado. El gobierno provincial de Buenos Aires
promovi activam ente la oc upacin de tierras pblicas en la regin
de Baha Blanca. 21 Y la pau latina expansin del cultivo de granos
puede rastrearse en los registros de trfico del ferroca rril qu e opera
ba en la regin. 22 El xito de la expansin fronteriza, tanto en
Buenos Aires como ms al norte, ya se relacionara con el agro o la
ganadera, se basaba en la inmigracin. Desde el propietario santafe
sino que procuraba capitalizarse vendi endo o arrendando tie rras a
los colonos hasta los grandes terratenientes bonae renses ansionos de
trasladar los vacunos a fincas p e rifricas para propiciar la explota-
c.i bn del ganado ovino,- todos requeran inmigrantes que cultivaran )a

ENTINA
LA FRONTERA ARG
CONSOLIDACIN DE

477

flujo continuo
ao s. La dependencia del
tierra o c uidaran de los reb to de varios proyectos de desarrollo
xi
riza. No slo la
de inmigran tes para el
de la inseguridad fronte
ma
ble
pro
el
a
cab
pli
com
vocaba costosas
tud de las incursiones pro ue tambin se
mayor incide ncia y magni
q
o
sin
daos a la propiedad,
prdidas de armale s y sada por los ataq ues indios desalentara el
cau
res italianos, el
perciba q u e, la alarma
El terror de los agriculto da inhibir , e
n.
ci
igra
inm
e
po
proce so d
s
ado
aisl
cos o escoceses
ase sinato de pastores vas
atmio.
migr
jo
flu
me di,ados de la
incluso revertir, el
punto de concretarse a
a
a
rec
a
p
or
tem
Este
los aps 60 y
de
es
n
fi
a
ento paulatino
aum
un
s
Tra
.
70
del
da
a
q
dc
es ue llegaban al
, el nme ro de inmigrant
principios de los aos 70
3.
pas alcanz un pico en 187
CUADRO 2

miles)
Argentina: flujo 1 .: :_;'.!.torio (en
Inmigrantes.

Emigrantes

2 0 ,9
3 7 ,0
76,3
66,3
42,0
36,3
4_2,9

1 0 ,7
9,2
1 8,2
21, 3
22 ,5
18, 3
14, 8

1 87 1
.1 8 72
1873
1 874
1 875
18'17
1 87 8

Diferencia
1 0 ,2
27, 8
. 5 8,0
46, 9
, 19,4
17 ,9
2 8 ,0

as (comparadas);
Esradisticas histricas argentin
Fuente: V. V:.7.quez-Presedo, nos Aires, Ed. Macchi, 1971, pg. 93.
primera parte. 1875-1914, Bue

a principios de la dcada
e la inmigracin
.
El notable aumento dmpla
buenos ojos; indicaba las
u
y
m
do con
te
la
y
o,
oll
arr.
des
e
de l 70 haba sido con
d
s de previos programas
conse cuencias favorable "gobe rnar es poblar", tan caro a los esta
realizacin del apote gma ca. Por lo tanto, cuando la inmigracin
po
distas argentinos de la hu bo una cons ide rable alarm a y el temor
3
187
de
s
pu
decay des
muchos se ctore s de
ipientes favore cidos por
inc
tos
yec
pro
.
los
que
de
discrepancias, casi
Aunque existen algunas
indican q ue la
la oligarqua fracasaran.
n
aci
a migr
acionadas -con l
rel
as
stic
ad
est
al pas .fue carac
todas las
personas que ingresaban
reduccin del nmero de
ue la migracin
fines de la dcada. Aunq
do, la inmi
terstica de mediados y
temi
a
hab
o se
ficmnente com
astr
cat
tan

baj
no
6 y despus se
neta
latinam ente de 1873 a 187
gracin bruta s baj pau d: el pico de 1873 no fue nuevamente
titu
recobr con mucha len
3
4.2
188
ta
has
ado
alcanz

478

COLIN M. LEWIS

En los crculos ofici


slo en la Arg entina sinoale s se saba que esta declinacin no ocurra
En parte la re duccin fu e n la may ora de las zonas de inmigracin. 24.
e
depresin" y la-corre spo provocada por e l advenimie nto de la "gran.
ndie nte contraccin ge ner
mundiales. La Argentina
s
descubri que haba me al en los mercado
productos en el extranj
nos demanda de sus
e ro; las ve ntas
de
l
an
as fueron muy afect
en particular. La con
adas
secuente crisis domstica
reduca las op ortuni
de s para posible s in
da
migrante s, especialmente
ll e gados que ape nas
para los grupos reci
n
contaban con me dios p
ara re sistir la torme
que produca depresi
nta
n e n las zonas rurale s y
en el mercado bonae re
un p
nse de mano de obra. Pe ro erodo de re cesin
tancias intemacionales
pese a e stas circuns
arge ntino e staba part gene ralrnente adversas, el gobierno nacional,
icul
de sfavorable s de la pre armente preocupado por los come ntarios
vida y la propiedad nsa extranjera acerca de la inseguridad de
la
en
gobiernos europe os ado la fronte ra india. En esta coyuntura varios
ptar
on
m
e didas par=> rl
P. salentar la emigr
de sus compatrio tas a
acin
la Argentina. Entre 186
de En grantes Bri
9 y 1876 la Comisin
tnicos public varias
a los futuros emigrant
adve rtencias de stinadas
e
seg n la vean los dipl s, p onindolos al tanto de la situacin argentin
a
omticos britnicos resi
Casi todas estas advert
dentes en Buenos Aire
s.
enci
as,
de las que se publicaro
cop ias, contenan afi
n muchsimas
rm
dad del pas, lu incapa aciones generales acerca de la falta de segu
n.
dar adecuad amen tt: ID cidad de las autoridades locales para salvagua
r
vida y la propiedad, y
con una nmin a de
nonnahnente tenninaba
las incursiones y dev
n
astacion
tes. 25 En Alemania e
Italia haba una preocup es indias ms recien
tino de los ciudada.n
os que e migraban al Ro acin similar por el des
de la Plata, y el re sultad
fue la publicacin de
o
de emigrar a la Argen adve ite ncias a los emigrantes y la prohibicin
tina. Dado el volume n de
te s de ese pas, el gobi e
in
rno arge ntino estaba espe mi grantes procedenante la crecie nte host
ciahn
e nte p'reocupado
ilid
circular del ministro ital ad en Roma que, e n 1877, result en una
jndole s ue disuadie iano del Interior a todos los pre fectos, aconse
ran a s us compatriotas
Argen tina.i6
de instalarse en la
La oposicin de los gob
ie mo.s europeos a la e
compatriotas al Ro
migracin de sus
de
se ctore s de la sociedad la Plata no e ra inforior al deseo de ciertos
arg
la pre nsa provincial criti entina de que el proceso continuara. All,
c c ada vez ms la incap
dades nacionale s para c
ontrolar la fronte ra india. acidad de las autori

"Tan repetidas eran


aparecieron a seis leguas estas invasiones, entre ellas esa en que los
puertas de nuestras ciu de Rosario ( ...) y los indios seguan g olpean in dios
do a las
respaldar la diligencia dedades, pues l a Guardia
!ns tropas de lnea. "27 Naci onal carccfa de annas para

CONSOLIDACIN DE LA FRONTERA ARGENTINA

47!'1

En el transcurso de la dcada estos sentimie ntos se voce aron con


creciente frecuencia y veheme ncia en los salones de l Congreso. La
re accin inicial del gobierno ante e stas crticas adve rsas fue la ten ta
tiva de aplacar a los inte reses locales y orquestar una campaa en el
e xterior para restaurar la de teriorada imagen de la Argentina. Las
misiones diplomticas argen tinas e n Europa re cibieron instrucciones
de protestar contra las acciones de gobiernos extranj eros tendientes
a desale ntar la migracin al Ro de la Plata. Y se organiz una vigorosa
campaa, privada y pblica, para articular un movimiento promigra
torio en la prensa europea. 28 En el pas, el gobierno ce ntral se puso
a discutir medios para estimular la in.migracin, sin duda en parte para
calmar a la oposicin, pero tambin porque el gobierno mismo estaba
alarmado. Se debatieron una seri e de planes, que abarcaban desde
facilidades en los pasajes para inngrantes y mayor apoyo oficial a
los proyectos de colonizacin privada hasta una poltica activa de
colonias subvencionadas por el estado y un reconocimiento formal
de la justificada precupacin de los inmigrantes por 5).1 eguridad.
"El inmigrante busca seguridad en el pas de su destino, y la seguridad es
tanto poltica como econmica, y excluye del mismo modo las compresiones
de los monopolios; las exacciones de los privilegios, y los trastornos violentos
de la anarqua. Los pases de rebclionus y de guerra civil no son pasos de
inmigracin. "29

La cita anterior es una expresin muy clara de lcis sentimient'os


que se transformaron en ema recurren te de los discursos presidencia
les al Congreso, y normalmente preceda a los prrafos de la alocucin
en que e l preside nte trataba de la inmigracin y :la situacin en la
frontera. 30 De he cho, durante estos ,a.nos se discuti. muchsimo de
poltica migratoria, dentro y fuera .del Congreso. Las declaracione s
de los presidente s Sarmiento y Avellaneda no hacan ,sino .llamar
la atencin sobre un creciente volume n de informes y publicaciones
oficiales relacionados con el terna, y reflejan una preocupacin similar
de la prensa nacional.
Adicionalmente, haba otro factor relevante que induca a la .reso
lucin del problema fronterizo, o sea las .prete nsiones de Chile sobre
toda la regin patagnica. Buenos Aires vea con creciente aprensin
e l incremento del poder militar de la he rmana repblica trasandina
en los aos inme diatame nte anteriores a. la Gue rr del Pacfio. La
actitud belige rante de los sucesivos gobiernos de Santthgo y su te nden
cia a protestar contra cualquier presencia oficial ar gen tina en los
territorios disputados justificaban esos te mores. Esta incomodidad
ante la actitud chilena e ra e stimulada por la te ndencia de los indios
a buscar un me rcado para el botn mal habido en ese pas. La existen-

-UJO

COLIN M. LEW!S

cia nmade de los indios, la frecuencia con que las tribus atravesaban
la cordillera l'<.llev a pensar que detrs de la creciente audacia de los
indios podan ocultarse ambiciones chile nas. Ha ba una inclinacin a
ver fa mano de Santiago en las incursiones masivas organizadas por
los nmades entre 1872 y 1876. 31
Hacia una nueva estrategia de fronteras
En este conte:tto se emprendi en el ao 1876 la ltima fase _de
la consolida cin fronteriza. Con la dete mlinacin de frustrar las
ambiciones chilenas en la Patagonia del norte m e diante el estableci
miento de una poderosa guarnicin militar en la zona , las au toridades
nacionales urgen tinas consideraron necesario resolver el problema
indio. Tanto los problemas econmicos internos como las complica
cione., externas incitaron al gobierno central a tomar el asunto en
serio. En la dcada del 70, quiz por primera ve z en cuaxenta aos,
la economa argentina e staba nece sitada de tierras. Los procesos
de crecmien to y diversific a cin que l entam ente haban cobrado
impulso desde la dcad a ante rior signific aban que aun la clase de los.
estancieros estaba sufriendo ecqnmicamente a causa de la _incontro
lada amenaza india . Los elementos ms progresistas de l a oligarqua
descubran que el modelo que proyectaban para la expansin econ
mica ar gen tina, basado en la lcida defensa de los propios intereses,
sera frustrado por la e scasez de un factor que hasta ahora haban
dado por sobrentendido: la tierra frtil. La percepcin de esta escasez
daba de por s la medida de la e xpansin que y a se haba llevado a
cabo. Las incursiones de los indios.ya no causaban la prdida- de unos
cuantos cientos de cabezas de ganado, la destruccin de la propiedad
de pue,;teros aislados, o la aterrorizacin de un puado de inmigrantes
analfabetos; ponan directamente en jaque los intereses de los grupos
domi.nn.n tes e implicaban una amenaza para la acumulacin de ca pital
de las clases terratenientes. Las ltimas incursiones en gran escala
ele 1876 indicaban la naturaleza de la situacin, y tambin que no
faltaba mucho para la implementacin de una solucin deftiva.
Las relacione s con los indios se h aban estado qeteriorando durante
el difcil otoo de 187 5, y el resultado haba sido un levantamiento
masivo de las hibus haca fin de ao y la penetracin de las defensas
fronterizas en un vasto frente. Entre octubre de 1875 y marzo de
1876 corrieron rumores cada vez ms al armantes acerca de.atrocida des
y matanzas, cuhninando con la destruccin de colonias del mismo
centro ele la provincia de Buenos Aires y la paralizacin general de
las actividaqes comerciales. 32

ENTINA
LA FRONTERA ARG
coNSOLlDACIN DE

481

e en las
1876, sealara una nueva fas
que
La campaa de Alsina, en
con
ud
ntit
pro
la
por
e
Fue notabl
hostilidades contra el indio. ccionar ante el avance de los salvajes,
las autoridades supieron rea n. Estos triunfos eran en parte conse
cci
ento de un a
y por la eficacia de esa rea
inares relativas al establecim
lim
pre
s
e
sion
u
n d e u na
cuencia de disc
pci
ado
la
reco:inocimiento de
nueva lnea fronteriza, un te del gobie rno. Ms particularment e,
nueva poltica india por parexpansin econmica y la consolidacin
la
fueron una resultante de a se evidenciaba, y que luego llevara a
u ni
poltica consecuente que y
o n una red de com
amtmaza" ind ia . C
de
d
la solucin de finitiva de la "
tida
can

gran
pudo trasladar una
caciones perfeccionada, Alsina tanto logr contener el avance de los
lo
tropas rpidamente y por
. A.fmie ndo
cobrara demasiado impulso
que
es
ant
s
pero como
indios pampeano
n,
bot
ar una gran parte del
la iniciativa, pudo recobr
los indios,
a
ir
segu
per
o
c.iada no pud
carec a de una caballe ra ade ual de perd erse en las pampas cuando
habit
quienes emplearon la tctica lares.33 Esta era la eo,11.:ia del proble ma,
rc
pas
tro
con
an
tab
el factor
se enfren
de la frontera. Y haba sido
la movilidad hasta y ms all mitido a los indios saque.ar :1 voluntad.
per
ndo la
que durante dcadas h aba
pos dominant es, y aprovecha r este
Bajo la presin de los gru
era
g
exa
e
n
vie
con
no
e
a do (aunqu
creciente autoridad d el est
estrategia de
al empe z a formular una de tratados
ion
nac
o
iern
hoc
aspe cto), el gob
ad
ma
cart d ante rior siste
fronteras coherente y des ciones ptmitivas.34 Con estos obstculos,
edi
exp
y
parciales, sobornos
ar la estabilidad
poltit: a destinada a aumente se conservara,
L1na
acto
crc
Alsin a haba
nt
ste
exi
ea
ensivo. La lfu.
fronteriza y el pu1L'11cial def n,)res, y establecida sobre los centros
me
nes
cio
ica
dif
erdo con los
pero con mo
cidos adecuadamente de ac).l
e.xistentes, que seran guarne .tructura y las comunicaciones seran
ae
recursos disponibles. La infr frnnte ra. Se proyectaron ferrocarriles y
a
l
de
rgo
a
l
lo
a
mejoradas
a travs de las
fortines y se cav una fosa
los
n
aro
jor
me
se
,
fos
gra
a como una
tel
a una forma fsica; existir
pampas. La frontera asumir no. como una zona vaga descripta por
y
l1ea claramente definida
un rasgo s emipennanente
a de Als ina ser a
r
nte
fro
La
s.
rafo
tg
car
lizada. Slo cuando la
civi
y
a
, colonizad
del terreno, sera segura
uras extensio
tosamente se pensara en fut
lnea se hubiera trazado exi a esta nuevo programa .
nes. Se d-i-o mucha publicidad basaba en lo que era inmediatamente
Aunque esta poltica se
n sustancial
, requera una contribuci
cos
sti
log
os
min
tr
en
aestructura
posible
a la construccin de la infr
del erario nacional, tanto par la consolidac_in que se llevara a cabo
a
defensiva fronteriza como par sto era poco realista. Adicionalmente
e
vez
Tal
a.
lne
la
de
rs
det
gran disputa
ratgicas que llevaron a una
haba serias discordancias est

482

COLIN M. LEW1S

entre Alsina, ministro de Guerra , y Julio A. Roca, su principal funcio


nario en ese campo. El ltimo argumentaba que nada desmoralizara
tan pronto a las tropas regula res y erosionara la disciplina milita r
como largos perodos de servicio en fuertes y fortines aislados y
desolados. Roca, que en ese momento procuraba profesionalizar
el ejrcito regular, estaba alarmado p or esta estra t egia. Ms an,
dudaba de qu e la lfuea de fuertes y fos as de comunicacin b astara
para impedir las incursiones espordicas en la frontera . Aceptando
que era necesario extender y consolidar la frontera, Roca prefera
una campafla en gran escala antes que una consolidacin gradual por
zonas. 35 Alsina, sin embargo, conserv su posicin y se traslad
a la frontera, don de muri consumido por las fatigas de la campafla
(y posiblemente por su p ercepcin de las deficiencias de su estrategia).
Avellaneda design a Roca c omo sucesor.
Como ministro de Guerra, Roca ahora con taba con la oportuni
dad de elaborar una estrategia para .la campana final en el "rlP.sierto".
Tambin planeaba establecer una fronter a claramente delimitada ,
pero en este caso asegurada por una posicin defensiva natural.
La historia haba dem ostrado las dificultades prcticas de conservar
la frontera en las extensiones pampeanas. La naturaleza abierta del
terreno y la falta de accidentes fsicos estratgicos haba sido uno
de los fai;:tores que contribuan a la permanencia de la "amenaza "
india. Ma gnficos jine tes,. los indios haban empleado exitosas tctica.s
de guerrilla contra el ejrcito argentino . Capaces de recorrer vast as
distancias, los nmades haban concentrado su atencin en estancias
y poblados. aislad os; desplazndose rpidamente de un sector a otro
de la front era, evitban choques con las tropas regulares, que por lo
general montaban caballos inadecuados .. Era esta habilidad para
eludir contactos con las tropas de lnea lo que_pennita a. los indios
operar impunemente dentro y fuera de la frontera. La falta de de fini
cin de la frontera haba sido complicada por la tendencia -a menudo
,aprobada tci tamente por las autoridades- a establecer colonias
en el lado "equivocado" de la frontera . No era. de extraflar que los
indios atacaran estas colonias, o que sus incursiones fueran provecho
sas. Roca reconoca que una de las lneas fronterizas ms.. e ficaces
haba sido establecida a lo largo del ro Salado durante los primeros
tiempos de la nacin. & detennin fijar la nueva i'ntera en una
barrera fsica definible. En esto no intentaba ms di; lo que Rosas
haba procurado lograr en 1833, o aplicar una poltica que Chile
haba practica do a lo largo de los aflos. 36 & que Roca dio efecto
-a la legislacin que haba figurado en el Registro Oficial desde 1867,
ordenando el traslado de la frontera a los rios Ne gro y Neuqun. 37
Esta nueva estrategia se basaba en principios militares slidos.

FR.ONTER.A AR.GENTINA
CONSOLIDACIN DE LA

483

l cuidado.
campaa fue dirigida con igua
La implementacin de la
campa
los
a
vas
niti
u
p
es
an .expedicion
Las salidas de Roca no ser
e dici n de Roca
exp
La
s.
oria
,ilus
indias
mentas, una busca de hordas
s y destruccin. La etapa
aniobra de bsqueda
m
a
gad
lon
pro
a
un
sera
ento de
ida por un ostenido hostigami
final de la guerra sera preced
fueron
os
tad
mon
bien
y
s
amentos bien armado
los nmades. De stac
frontera. Esta
nte desde varios puntos de la
les
despachados sucesivam
indios se reagruparan , y a impedir
ban destinados a impedir que los s pampeanos. La fase final en s
ijo
que se ocultaran en sus escondr puntas sobr e el territorio indio .
o
cinc
de
ce
avan
,
consistira en un
retirada por pasos y ros andinos
la
ar
cort
para
s
tida
r
pa
iar
us
Tras env
trib
las
de
pas
pam
a limpiar las
las tropas regulares procederan pinzas. Con la frontera establecida
e
d
nto
imie
mov
este
apresadas en
nsa
ros serviran c omo primera defe
en el Negro y el Neuqun, estos
tra
es
s
ado
ubic
s
e
unos pocos fortin
contra incursiones espordicas;
ja
bastaran para defenderla. Empu
a
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nter
o
fr.
a
lne
a
l
n
tgicamente e
s
erto
desi
s
o
n y el N egro, hacia los inhspit amenazar
dos ms all del N euqu
e
d
an
ejar
d
pereceran y
patagnicos, los indios 38sin duda
ros.
e
nci
a colonos y esta
su can1pai\a era ms sagaz y ms
Si Roca posea astucia miHtar y
ias, tambin contaba con mejores
abarcadora que las expediciones prev ba en 1878 era un contingente
da
equipos. El ejrcito que l coman l donde el mismo haba servido
ue
aq
que
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e
sion
f
o
pr
ms
o
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muc
.
se deba a sus prop ios esfuerzos
unos ai'los antes, y en parte eso
e,
part
otra
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P.
.
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rma
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y
o
ciad
Adems el ejrcito estaba'mejor finan ificativamente ms numerosas
eran sign
in
osic
disp
su
a
zas
fuer
del
las
iese militado en las guerras
que cualqui er tropa que antes hub
39
aba en 1876.
desierto, aun la que Alsina comand

Ferrocarriles y consolidacin de fron

tera:1

ente adiestradas y probable


Tropas mejor armadas, ms eficazm os factores que explican
los nic
mente ms profesionales n o son
del nuevo minis
e 187 8/7 9. El obj e tivo
d
as
salid
las
de
l
fina
fo
el t riun
su predecesor.
de
como los planes
tro de Guerra pudo ser frustrado
y el planea
ito
jrc
e
su
de
pamiento
Pese a l a buena preparacin y equi
b a la historia
a.sad
ra,,
hab
no
a
Roc
,
miento cuidadoso de su carnpafla
o si otros factores no hubiesen
como el conquistador del desiert
plan estratgico. Que l pudiera
facilitado la implementacin de su
tante de .las fuerzas de moderniza
llevar a cabo su plan fue una resul
El plan de Roca se basaba fnnda
cin que ya estaban funcionando.
e, el hostigamien to continuo de
mentalmente en dos elementos clav

CONSOLIDACIN DE LA FRONTERA ARGENTINA

COLIN M. LEWIS

484

los indios duran te la fase preliminar de la guer-ra y el ataque final

y coordinado . El xito de ambas cosas dependa de comunicaciones


adecuadas para poder mantener el contacto con los diversos sectores
del frente y el pertrechamiento adecuado de las tropas de campaa
desde las bases de avanzada, tanto en una como en otra etapa de
la campaa. El xito de Roca se debi al ferrocarril y al telgrafo,
dos signos de modernizacin. No deja de ser significativo que en su
recorrida final de las pampas en 1879 Roca partiera hacia el frente
en tren; inici la etapa final de la erradicacin de la "amenaza"
india por cortesa de la Buenos Ayres Great Southern Railway Com
pany Linlited, o Ferrocarril Sud. Roca fue el primer ministro de
Guerra que iba a la guerra en tren.
La red ferroviaria argentina se haba inaugurado a fines de los
a.os 50 y a principios de los aos 60. Sigui un perodo de consoli
dacin en que se construyeron pocos tramos nuevos. Este lato
termin en los aos 70, cuando se inici un perodo de renovada
expansin.
CUADRO 3
Argentina: expansin de la red ferroviaria (extensin en millas)

Ul6B
1369
1870
l87]
1B7'.
1873
1874
1875
1376
1877
[8;P,
1879

Sistema total

FFCCSttd

FFCCOeste

356
376
455
529
578
686

71
71
71

99
110
149
149
153
204
204
204
204
236
236
236

821

1.215
1.263
1.386
1.386
l.386

71

146
146
146
202
202
270
270
270

hiente: Compilado y calculado a pnrtir de epblica Argentina, .Ministerio de


01.ll'as Pblicas, Direccin General .de Ferrocarriles, Estadisticas de los fen-o
cnrriles en exploracin durante el ao 1913, Buenos Aires, 1916, y Bradshaw's,
railway manual, .l'hareholder's gt1ide and directory, London, 1905, LVII, 455.

Como se ve en el cuadro anterior, la construccin se intensifi


c en la dcada del 70; entr e 1870 y 1877 el sistema total se triplic.
Pr?ro en la regin estratgicamente importante cubierta por los rieles

. -485

del Ferrocarril Sud, el sudoeste de la provincia de Buenos Aires,


la red zonal casi se cuadruplic. De hecho, durante eJ- perodo inme
diatamente anterior a la campaa de Roca, mientras la red nacional
total aument en un 69% y el Ferrocarril Oeste, propiedad provincial,
aument el kilometraje en aproximadamente un 16%, el sistema del
FCS se expandi en un 85% entre 1874 y 1877. En el curso de la
dcada las autoridades provinciales de Buenos Aires acordaron varias
concesiones a la compafia, y en ese perodo nuevas secciones entraron
en servicio. En mayo de 1871 la terminal de la compaa estaba insta
lada en las liberas del ro Salado; Las Flores fue incorprada al sistema
un ao despus; en noviembre de 1874 los rieles dela compaa
haban llegado a Dolores; en setiembre de 1876 y en diciembre de
1880 respectivamente, Az1,1l y Ayacucho pasaron a integrarse a la
red. 40 En sntesis, el Ferroca.rril Sud estaba construyendo en el
corazn de regiones que cuat::o aos atrs eran devastadas por los
indios. Aunque la terminal de.! Sud y otras compaas an. estaban
ubicadas a gran distancia de la frontera india oficial, lL :amos
de la Compaa se aproximaban rpidamente a las zonas de operacin,
y ya a principios de la dcada del 70 tanto la lnea principal a Dolores
como los ramales a Las Flores y Azul estaban siendo considerados
como rutas posibles a la estratica poblacin de Baha Blanca.
Los medios de comunicacin deficientes haca tiempo eran
considerados una dificultad principal para establecer defensas fronteri
zas adecuadas. Cuando las tropas tenan que ser trasladadas cientos
de kilmetros en carreta, loi: soldados argentinos no constituan
una amenaza ni un factor disuasivo para los agilsirnos indios pampea
nos. 41 Del mismo modo, por ese medio era imposible mantener
lneas de comunicacin extensas por un perodo prolongado, de
manera de asegurar una regularidad razonable en el aprovisiona
miento de fortines o fuerzas en operacin. Esta incapacidad previa
para mantener un ejrcito en campaa por un lapso de. tiempo inde
finido era en parte responsable por la estrategia anterior, basada
en expediciones punitivas y no en ataques sostenidos. La estrategia
de Roca dependa de un aprovisionamiento eficaz y la conservacin
de la movilidad. Al permitir el traslado veloz de provisiones, hombres
y caballos a los puestos de avanzada, 1os ferrocarriles pennitieron
que Roca gozara de mayor movilidad, un factor que l siempre haba
enfatizado en sus informes de campaa y que consideraba un
elemento principal en los triunfos anteriores de los indios.42
Sin embargo, los ferrocarriles no haban construido en esta zona
para colaborar con la consolidacin de. fronteras. Aunque el Ferroca
rril Sud a veces se haba quejado de los efectos adversos de las incur
siones indias en los partidos meridionales y centrales de la provincia,

486

COLIN M. LEW1S

expresaba una encomiable consideracin por los inte reses de los


accionistas en su deseo de construir casi exclusivamente en zonas
pobladas. Los tramos construdos en los bordes "de la frontera real
se deban ms a las presiones y exhortaciones de las autoridades _pro
vinciales que a fa previsin de la compa!!a en ese sentido. La rapidez.
y direccin de las extensiones de lneas ferroviarias en buena medida
fueron detenninadas por el gobierno provincial, que ejerci bas"tante
presin sobre la compaa, tanto directa como indirectamente.
El Sud apenas haba terminado el tramo de Buenos Aires a
Chascoms, en diciembre de 1865, cuando la provincia empez
a exigir una extensin de los rieles a Dolores, de acuerdo con los
trminos de la concesin original.43 La compaa rehus, alegando
que era inoportuno expandirse en esta coyuntura, pues la crisis
financiera londinense impeda la obtencin de nuevos capitales a
bajo inters. En realidad esto era poco ms que una excusa convenien
te, pues, pese a las dificultades del mercado londinense, la compafifa
( como tan tas otras en una posicin similar) en esa poca prefera
la cautela a un programa de expansin rpida. Montar la empresa
no haba sido fcil, pese a la intachable reputacin de quienes la
respaldaban, y haba varias dificultades importantes sin resolver en
Buenos Aires.44 Antes de invertir ms fondos en la Argentina, la
compaa requera tiempo para consolidar su posicin y mejorar su
potencial de ganancia; las extensiones slo podran encararse cuando
las finanzas contaran con una base slida, y aun entonces el ferrocarril
slo estara preparado para construir en reas de obvia prosperidad,
donde hubiera perspectivas inmediatas, y esas regiones por cierto no
seran fronteriza. Slo gradualmente, y a regafladientes, la compaa
inglesa fue persuadida de lo aconsejable de construir ms al sur de la
temnal de Chascorns, pero se neg con toda firmeza a completar
el tramo hasta Dolores. Simplemente cruzara el Salado (la lnea
de frontera establecida en 1819), con el objeto de eliminar la compe
tencia de las carretas de bueyes.45 Lamentablemente las autoridades
provinciales se empecinaron e insistieron en que la construccin
deba seguir adelante. Fue con cierta inquietud como el presidente
del directorio tuvo que informar a los accionistas, en la reunin gene
ral. ordinaria de 1869, que el gobierno provincial tena derecho, segn
los trminos de la concesin, a expropiar la compaa si no se cons
truan las lneas o ramales que gozban de garantas gubernamen
tales.46 La extensin a Dolores (adems del tramo original a Chasco
ms) era la nica lnea especficamente mencionada ea la concesin
de la compaa como garantizada. Aun as, la compaa titube,
y en cambio prefui abandonar la garanta. Pero las autoridades
bonaerenses no cederan tan fcilmente.

CONSOLIDACIN DE LA FRONTERA ARGENTINA

487

Aunque la compaa estaba alarmada ante la constante mencin


de la expropiacin en los crculos oficiales -tal como- lo evidencia
el envo de la misin Drabble a Buenos A.ire"S en un intento de resolver
la cuestin-, probablemente dudaba de que las autoridades provincia
les pudieran reunir los fondos necesarios, poco ms de un milln de
esterlinas a fines de 1869. Esta negativa a construir hasta Dolores
resulta difcil de explicar a primera vista. La compaa por cierto
deseaba cruz.ar el Salado; la ubicacin de la terminal en los partidos
al norte del Salado explicaba en parte la competencia que las carretas
seguan hacindole al ferrocarril. El trfico que vena del sur del
Salado tenda, tras haber cruzado el ro en carreta, a seguir hasta
Buenos Ares en la forma tradicional. Los carreros cobraban una tarifa
desproporcionadamente alta por cruzar el ro con mercaderas que
seran trasladadas al ferrocarril; este factor, sumado a los fletes reia
tivamente elevados de la compaa, y la novedad de este medio de
comunicacin, contribuan a la supervivencia de las ca..rretas, pese
a que inicialmente se .haba presagiado lo contrario. El ferrocarril
entenda que una vez cruzado el ro podra competir mucho ms
eficazmente con las carretas: podra ofrecer un servicio mucho mejor
hasta Buenos Ares, y las carretas, en vez. de competir con la lnea,
colaboraran con la compafia trasladand-o mercaderas hasta la
terminal. 47 Por otra parte, una porcin sustancial del costo de la
extensin a Dolores se relacionaba con la construccin de un puente
sobre el ro; una vez que esto se realizara, el kilometraje adicional
hasta Dolores sera relativamente barato de instalar. Adems la ciudad
de Dolores y sus vecindades eran precisamente el tipo de regin que
interesaba a la compaa: una zona poblada con un comercio estable
cido y en rpida expansin, el centro de una red de distribucin
que podra ser fcilmente incorporada al sistema de la compaa.
La compaa haba recibido informes ptimos sobre la zona en
tiempos de su formacin, cuando la lgica de extender la lnea hasta
Dolores ya se reconoca. 48 La negativa de la compaa a acceder
a los deseos del gobierno provincial en este aspecto tal vez se explica
por el deseo de construir ramales subsidiarios antes que prolongar
la lnea principal. Fe este factor el que dio a la provincia la ventaja
necesaria para cumplir1:on su objetivo.
El ferrocarril de la provincia siempre haba seguido una vigorosa
poltica extensiva. Fundado en 1854, haba inaurado los servicios
en su concesin original de siete millas tres afias ms tarde; las nuevas
concesiones se haban sucedido a principios de la dcada del 60,
y la compaa haba continuado su lnea principal a travs de las
pampas. Salvo por un breve hiato, el programa de expansin se haba
. aplicado casi ininterrumpidamente hasta que en 1870 la lnea alcanza-

488

COLIN IV!. LEWIS

br1 unas 1.50 millas. 49 Mientras el ferrocarril provincial siguiera hacia


d oeste no f&presentaba una amenaza para el Ferrocarril Sud, pero
en es ta coyuntura la provincia decidi ejercer una forma de presin
menos sutil sobre la lnea inglesa. Se propuso que el Oeste constru
yera un ramal hacia el sur, desde la estacin de Merlo hasta Lobos,
con la posibilidad de continuar hasta Azul. El establecimiento de
rieles del Oeste en esa direccin quitara al Ferrocarril Sud un amplio
volumen de trfico potencial y eventualmente podra penetrar en
el corazn de lo que el FCS consideraba su zona. De hecho, una
exte'nsin hacia el sur de la compaa J)rovincial Jsi se realizaba)
poda terminar encerrando a la compaa inglesa en los partidos del
este de la provincia. El Ferrocanil Sud exigi rpidamente una conce
sin para construir en el rea en cuestin, y trat de justificar las
nuevas negativas para construir la extensin del ramal principal ha8ta
Dolores por la necesidad de invertir fondos en la regin amenazada. La
compai'ia , in glesa construira un ramal desde Altanrano h2sta Las
F]ores y probablemente Azul, con la posibilidad de construir un
nuevo ramal, de Las Flores a Tandil. Los accionistas se apresura
ron a aprobar las resoluciones pidiendo que se buscara capital adicio
nal para implementar este sustancial programa de extemiones en diver
sas reuniones generales extraordinarias y anuales. Las autoridades
provinciales, sin embargo, se negaron a admitir la justicia de las exigen
cias de la compaa, especialmente cuando el pedido de concesiones
iba acompaado por una solicitud de subsidios, dado que el ferrocarril
rehusaba extender su lnea p1incipal. Tras prolongadas negociaciones
se lleg a un acuerdo. La provincia accedera a los deseos de la com
paa inglesa de construir ramales subsidiarios en direccin sudoeste,
desde A.ltamirano, siempre que la lnea principal fuera prolongada
hasta Dolores. Al presentar las propuestas a los accionistas, se recono
ci finalmente que la lnea p1incipal Chascoms-Dolores tal vez fuera
inmediatamente ms provechosa que la construccin de ramales
subsidiarios. so
Sera difcil subestimar la significacin de este arreglo entre
la provincia y la compaa inglesa. Explotando el temor del Ferro
canil Sud de que los rieles del Ferrocarril Oeste le invadieran el terri
torio, el gobierno bonaerense haba obligado a la compaa a iniciar
un_Lmportante programa de expansin en el sudoeste de la provincia;
el Ferrocarril Sud se comprometi a extender sus rieles dentro de
ia pampa meridional en un ancho frente. En esta poca, principios
de !a dcada del 70, los indios pampeanos incursionaban por la fron
tera con aparente impunidad, pero las autoridades provinciales haban
conseguido extender tramos ferroviarios en este controvertido. terri
iorio. La provincia haba obligado a la compaa inglesa a modificar

CONSOLIDACIN DE J.,A FRONTERA ARGENTINA

489

su programa de extensiones y aplicar una poltica expansiva mucho


ms vigorosa que .la que se hab:ia propuesto el ferrocarril o la que en
la ltima parte de esa dcada ra seguida por el gobierno nacional,
y los costos financieros para la provincia haban sido nfimos. En ese
sen tido, el gobierno bonaerense haba .podido lograr una buena
divisin del trabajo en su poltica de innovaciones infraestructurales
destinadas a consolidar la frontera. Poda dedicar sus propios recursos
a seguir extendiendo las lneas ferroviarias para estabilizar la frontera
en el noroeste de la provincia 51, nentras que con la _presin ejercida
sobre la compaa inglesa la haba obligado a contribuir a la seguridad
del sudoeste. A fines de la dcada del 70 los rieles del Ferrocarril
Sud se aproximaban aceleradamente a la frontera india, entrando en
los partidos que haban sido asolados por los salvajes en 1876. 52
La consolidacin y expansin c:fectvas de la frontera a.hora se trans
formaban en una proposicin practicable, quiz por vez primera desde
los aos iniciales del siglo. Hacia fines de la dcada ya no era necesa
rio, cuando se reciban noticias de un ataque indio, despachar tn.,;.-.
al frente por carreta. 53 Y con el ferrocarril vino el telgrafo. Paralela
mente a los rieles de las lneas estatales y privadas corran los cables
telegrficos, suplementando la :red telegrfica que estaban construyen
do.las autoridades nacionales y rovinciales. 54
Hacia fines d la dcada, los dos elementos esenciales que cimen
taban la estrategia de Roca se haban establecido. Los ferrocarriles
le proporcionaban medios eficaces de comunicacin interna para el
movlllllento de pertrechos y tropas, para el aprovisionantlento de
puestos de avanzada y para conservar la movilidad operacional.
El telgrafo era el medio por el cual poda recibirse informacin,
enviaI instrucciones y coordinar toda la campaa. Con la construc
cin del telgrafo, Roca pudo, durante la etap final de la campaa,
mantenerse al tanto de la situacin general y seguir de cerca los
movimientos de los indios y la disposicin de sus propias tropas. Los
-ferrocarriles y el telgrafo le permitieron implementar exitosamente
su estrategia para la erradicacin de la amenaza india, una estrategia
que dependa del mantenimiento de una fuerza militar sustancial
en servicio activo por un perc,do extenso, y de un ataque-final coor
clinado en un amplio frente centra las tierras indias para salvaguardar,
capturar y limpiar el territorio ,fo la pampa meridional.
Las campaas iniciales contra los indios no hab.an lograd
resolver definitivamente el problema a causa de restricciones tcticas
y financieras: no haba sido posible montar una operacin militar
tan abarcadora para efectuar nn ataque concertado sobre las elusivas
y fragmentadas bandas de nmades. Fue el vasto programa qe obras
pblicas emprendido durante los aos 70 lo que aceler el fin de la

490

COLlN M. l,EWIS

"amenaza" india. En el curso de la dcada la capitalizaci6n del FCS


ascendi de aproximadamente un milln de estcrlinasa unos 3 millo
nes, indicando el alcance de las ext1:nsiones realizadas y el volumen
de compromisos financieros involucrados. 55 Durante el mismo pero
do las autoridades nacionales y provinciales haban reunido enormes
sumas, casi todas destinadas a proyectos pblicos, especialmente la
construccin de ferrocarriles y lneas telegrficas hacia o cerca de
la frontera. Y fue en el sur y el oeste de la p.rovincia de Buenos Aires
donde se invirti buena parte de ese capital. La dedicacin de vastas
sumas a estos proyectos -tanto en trminos de los fondos que capita
listas extranjeros invertan directamente en ttulos de ferrocarril,
y las suscripciones a bonos nacionales y provinciales- era una seal
de confianza en la Argentina. La construccin de lneas ferroviarias
y telegrficas por cierto contribuy a la consolidacin del estado,
pero ese proceso de consolidacin ya estaba en marcha en los aos
70, y fue ocasionado por consideraciones econmicas antes que pol
ticas. Aunque podra alegarse que los proyectos infraestructurales
de los aos 80 fueron efectuados antes de la exigencia de tales servi
cios, en los aos 70 dichos servicios fueron otorgados despus que
se haba demostrado que eran necesarios, segn lo evidencia la sosteni
da prosperidad de los ferrocarriles Sud y Oeste (pese al vas to programa
de expansin en marcha), y la facilidad con que las autoridades
argen tinas pudieron recolectar fondos en el exterior a mediados de
esa dcada.S El desplazamiento de las fronteras agrarias >' ganaderas
justificaba tanto la inversin de grandes capitales en servicios pblicos
como la confianza expresada por quienes suscriban a la t:tilidad y
rendimiento de estos factores de modernizacin. Fue la realidad del
progreso econmico lo que incit a los accionistas del Ferrocarril
Sud a anular la garanta y al mismo tiempo dedicar sumas masivas
al desarrollo argentino en la confianza de que haba poca necesidad
de una garanta gubernamental del 7% anual sobre el capital. cuando
el potencial de trfico de una lnea que se expanda rpidamente les
producira ingresos suficientes para pagar dividendos mucho ms
altos. 57 Fue la sustancia de la expansin econmica lo que penniti
no slo a las autoridades nacionales y bonaerenses, sino incluso a
algunas provincias ms al norte, conseguir capital por un inters
cada vez menor. 58 Tales inversiones implicaban un fortalecimiento
del poder del gobierno central, pues la consolidacin del Estado que
les procuraba "seguridad" era considerada esencial por los capitalistas
que invertan en el exterior. La percepcin de un potencial reducido
para las perturbaciones polticas gener un flujo de mayores fondos
que dio por resultado la terminacin de los proyectos infraestructu
rales que finalmente garantizaron el xito de Roca. La derrota de los

CON SOL.

,.:.\.li

.... ,.!..A Ah.... -

indios y la limpieza de las pampas del sur no u,-..


'.::;.,;.rn,uaJ
solamente por los rifles Remington, sino por la consl.,.
ferrocarriles y lneas telegrficas. Los ferrocarriles y el telgrai,,
permitieron a Roca hostigar a los indios sin descanso en 1878, sellar
los pasajes andinos y asegurar los vados. del Negro y el Ncuqun
antes de emprender el ataque final. La llegada de los ferrocarriles
permiti a Roca y su personal partir de Buenos Aires a mediados de
abril de 1879 con la seguridad de que tras un "paseo" por el campo
llegaran a su destino, la isla de Choele Choel en el Negro, a tiempo
para celebrar el 25 de Mayo.
La conquista del desierto est relacionada con la rpida expansin
de la economa argentina durante los aos 80, que penniti q ue
vastas extensiones de tierra frtil, libres de la amenaza del mal6n,
pudieran explotarse y colonizarse. La transformacin de la Argentim1
durante los aos 80 -la marca de inmigrain, el desarrollo y la
diversificacin del sector agropecuario y el vasto incremento en el
capital- es considerada una consecuencia de la apertura de las pampas
del sur. Sin embargo, este proceso no debera ser juzgado una conse
cuencia de la campaa del desierto. Por el contrario, estos mismos
factores determinaron el momento y el xito de las salidas de Roca.
La necesidad de tierras experimentada en los confines de una .:cono
ma limitada por el Salado, el incremento del ganado ovino, y la
necesidad de alentar la inmigracin fueron el detenninante, antes
que la consecuencia, de la guerra contra los nmades. El aumento
en el ritmo de la actividad econmica que result de estos factores
produjo esa expansin sostenida, aunque algo despareja, en el comer
cio externo que gener el aumento en los ingresos del gobierno que
contribuy tanto a la estabilizacin del Estado y el perfeccionamiento
de la eficacia militar, y adems determin el ritmo de las mejoras
infraestructurales. La i:nodernizacin de la Argentina ya era un proce
so establecido cuando Roca sali a redimir el desierto.

NOTAS

1 O. Cdmblit, E. Gallo y A. O'Connell, "La generacin del 80 y su proyecto;


econmico l, 4 tl962), reimpreso
antcci:dcntes y cons1:cuencias", en Desarrollo
tina: sociedad de masas, Eudeba,
Argen
otros,
y
ani
Germ
Gino
Tella,
en T. Di
..._
Buenos Aires, 1965.
1 En este ensayo se utilizar la expresin "indios pH.lTlpeanos" para aludir
norte de la Patagoniu y las pampas
a todas In tribus ubicadas en la regin del
a la diversidad quo cx.ista dentro
pese
Aires,
s
Bueno
de
cia
provin
la
de
sur
del
a la historia dt! la lucha tontra
domin
que
tribu
la
sobre
es
Detall
to.
del <.:onjun

COLIN M. LEWIS

CONSOLIDACIN DE LA FRONTERA ARGENTINA

los bl:rncos pueden ha.llarse en los siguientes estudios clsicos:Lucio V. Mansilla,


Una excursin a los indios ranq11eles, Buenos Aires, 1870, A. Yunque, Calfucur:
la conquista de'. las pampas, Buenos Aires, 1956, D. Schoo Lastra, El indio
del desierto, 1535-1879, Buenos Aires, 1930.

13 Para un tpico ejemplo de censura semioficial vase La Capital (Ros'ario),


3 de diciembre de 1872.
olvimiento de la nacin
14
H. Mabragaa, Los mensajes: historia del desenv
91O, Buenos Aires,
1810-1
antes,
gobern
sus
por
nte
argrntina cronolgicame
sobre la "frontera" aparece
1910, cuatro volmenes. El primer artculo aparte
generalmente figura como
para 1870 (vol. III, pg. 315) y despus el tpico
al Congreso a travs de la
tema especfico de las alocuciones presidenciales
dcada.
15 Walther, op. cit., pg. 354.
16 MacDonell t1'Granville 16 May, enclosed report,1872 FO 6/318: 1-72
passim.
17 Walther, op. cit., pgs. 363-6; St. John to Derby 28 March 1876 FO
6/333: 65.

492

Para un relato convencional de las campaas contra los indios vase J.C.
Wn..lther, La conquista del desierro: sntesis histrica de los principales sucesos
oc11n-idos y operaciones militares realizadas en La Pampa y Patagonia, contra los
indios (mos J 52 7-1885), Eudeba, Buenos Aires, 1970, 3ra. edicin, Los captu
los IX l' X dan indicios sobre la escala y la intensidad de los ataques durante
este perodo. Vase tambin el famoso informe redactado por el encargado de
negocios britnico en Buenos Aires, clasificado como sigue, H. G. MacDonell
to Lord Granville 16 May 1872, Pub!ic Record Office (London), Foreign
Office correspondence (a partir de aqu FO) 6/318: 1-72, reimpreso en Parlia
mentary Papers (a partir de aqu PP), 1872, LXX, 1-82.
1
' Walther, o. cit., pg. 331; Brasil and River Plate Mail (a partir de aqu
B&RPM) 23 January 1871 VII 4-6; H. S. Fems, Britain and Argentina during
the nineteenth centw:v, Oxford, Clarendon, 1960, pgs. 340-1, 387. Aunque
hny ciertas controversias con respecto al impacto de la incursin, la mayora
de las fuentes indican que una gran cantidad de indios, alrededor de 2.000
guerreros, intervino, y que se tomaron muchas cabezas de ganado.
5
Cnsul Lewis .Toe!, Rosario, to Granville 10 July 1872 FO 6/318: 86-7.
6

F. R. St. .l ohn, Minister at Buenos Aires, to the Earl of Derby 28 March


1876 FO 6/333; Buenos Ayres Great Southem Railway Company Limited
(a partir de aqu BAGS), Report of the directors to the shareholders and sta

rement of the re1>en!le and capital account's for the year ended December
3Ist. 1876 (a partir de ahoraAn1111a/ Report.. . ), London, 1877.
' ll'fncDonell to Granville 16 May 1872, enclosed report FO 6/318:52.

'' A. Barros, Fronteras y territorios federales de las Pampas del Sud, Buenos
Aires, 1872; J. J. Biedma, Crnica histrica del Ro Negro, Buenos Aires,
1905, y A. J. Grassi, La Pampa y sus derechos, Buenos Aires, 1929, citado
en A. Hnsbrouck, "The conquest of the desert", en Hispanic American Histori
cal Review (a partir de aqu HAHR) XV 2 (1935), 195-228.
9 Walther, op. cit., pg.q. 343-4, detalla una de esas incursiones exitosas
de
1871, que result en la captura de unos 54 prisioneros, la liberacin de 4 indios
cautivos y In upropiacin de mil cabezas vacunas y ovinas. MacDonell to Grnn
ville, 30 June 18'/2 FO 6/318: 75-76, por otra pa'rte, informa de una fallida
expedicin enviada contra los indios despus de las devastadoras incursiones
en el sur de Santa Fe. El general Arredondo pas unos 40 das en campaa
Jl mando de un destacamento bien armado y montado., y regres con slo
dos cautivos liberados y 20 cabezas de ganado (se estimabaque los salvajes haban
capturado 4-6.000 cabezas y 32 mujeres y nios) slo para descubrir que los
sn..lvajes haban continuado saqueando impunemente a sus espaldas.
!O Walther, op. cit., captulo XIX.
11 fems, op. cit., pg. 340.

12 Para ,in3 discusin sobre el concepto de frontera en la sociedad latinoameri


c,rna v,!a:ie C. A. M. Hennessy, The Frontier in Latin American History, Edward
:\J'nold, London, 1978, passim.

493

18 H. Gibson, The history and present state of the sheep breeding industry
Aires, 1839, passim;
in the Argentine Republic, Ravenscroft & Milis, Buenos argentino de la dca
J. C. Chiaramonte, "La crisis de l 866 y el proteccionismo
Los fragmentos del poder:
da del 70", en T. Di Tella y T. Halpcrn Donghi,
, Buenos Air.es,
de la oligarquia a la poliarquia argentina, Ed. Jorge Alvarez Nacionalismo
onte,
Chiaram
C.
J.
en
aciones
modific
lgunas
a

con
so
reimpre
1969,
Buenos
y liberalismo econmico en Argentina, 1860-1880, Ed. Solar/Hachette,a, 1850argentin
Aires, 1971, captulos I y II; R.M. Ortiz, Historia econmica
1930, Plus Ultra, Buenos Aires, 1964, l, Parte 2.

19 H. C. E Giberti, Historia econmica de la ganaderia argentina, Solar/Hachet


te, Buenos Aires, 1961, p_g. 1_61-167.
20 Comblit, Gallo y O'Connell, op. cit., passim; E. Gallo, Farmers in Revolt:
Tite Revolutions of 1893 ;. th, province of Santa Fe, Argentina, Athlone,
London, 1976, pgs. 5-13.
21

MacDonell to Granville,16 May 1872, enclosed repo.rt FO 6/318: 28-29.

BAGS, Amiual Report(s} 1866-1880, London, 1867-81. Estos documentos


de.tallan el crecimiento paulatino en el trfico de granos durante el perodo.
Los primeros, especialmente los de 1867, 1868 y 1869, indican desarrollos
iniciales, mientras que los de 1876 y 1880 indican un cambio en el centro de
cultivos.
22

23 Las cifras contemporneas te,ndan a ser un poo infladas, vanse datos de


las autoridades de inmigracin argentinas contenidos en un despacho del Foreign
Office, West to Derby 13 June 1876 FO 6/326: 205 and l August 1877 FO
6/340; 43-4. Para datos revisados vase Repblica Argentina, Tercer censo
nacional, 1914, Buenos Aires, 1917, X, pgs.. 399-401; Vicente Vzquez-Presedo,

Estadsticas histricas argentim:s (comparadas}: primera parte (1875-1914),

Macchi, Buenos Aires, 1971, pgi:. 15-16.


24 Mabragaa, op. cit., III, pg:L 397-8 y 419; West to Derby, 1 August 1877
FO 6/340: 43-4.
25 The Times. 22 de julio de lE:72 Bf y 11 de. octubre de 1872 lOe contienen
tpicos ejemplos de esta advertencia. Para el debate interministerial que precedi

494

COLIN M. LEWIS

a la emisin de estas notificaciones vase MacDonell to Granville, 16 May 1872,


enclosed rcport and relatcd com:spondcn.:e, FO 6/318: 1-85 y 197-209.

16 Wcst to Dcrby 9 March 1875 FO 6/326: 65 y 15 Sc.ptember 1877 FO


6/430: 106-9.
,
27' La Capital tRosario), 3 d; diciembn: de 1872.

28 Para la accin oficial .en Gran Bretaa vase M. Bakarce, Argentine Minister
accredited to Pars and London, to Granvillc 16 August 1872 FO 6/318: 12 7
para un relato de la 'actividad diplomtica argentina en Italia vase West to
Derby 15 Scptember 1877, including enclosurcs, FO 6/340, 1069; para un
ejemplo de cabildeos informales vase David Robertson MP to Viscount
Enfield 7 Scptcmber 1872, ,mclosurcs and related correspondence, FO 6/318:
167-91. (Robertson posea extensos intereses agrcolas, comerciales y financie
ros en la Argentina, y el cmul nrgcntino lo haba incitado a protestar contra
las advertencias nntiinmigratorias de la Comisin de Emigrantes Britnicos y
lns actividades del encargado de negodos britnico en Buenos Aires, a quien
se consideraba el principal responsable por la propaganda antiemigratoria
britnica. Robertson solicit el.despido de dicho funcionario) para una muestra
de la campaa periodstica proargcntina emprendida en Gran Bretaa vase
The Times del 31 de julio de 1872 lOb y 16 de octubre de 1872 6b.

l9 Repblica Argentina, Mensaje del Presidente de la Repblica al .abrir las


senones del Congreso Argentino en Mayo de 1876, La Tribuna, Buenos Aires,
-.
l 876, pg. 20.
30
Mabragna, op. cit. ll l, pgs. 398, 419, 452, 4 80, 500 y 526.
31
Wa.lther, op. cit., pgs: 346-7, 360-1.

'.32 St. John to DerbY, 28"March 1876, FO 6./333: 65; Walther, op. cit., pgs.
362-5 BAGS, Annua/ Report, 1876, London, 1877.

33

34

St. John to Derby, 28 March 1876, FO 6/333:65.

Mientras sera incorrecto afirmar que In autoridad del gobiemo nacional


prevaleca al1ora en la Argentina, In administracin centra1 demostr a mediados
de la dcada una creciente habilidad parn afrontar los desnfos serios, aun los
procedentes de los "nacionalistas" porteos. La rcvueltn mitrista de 1874
haba sido nplnstada, y pese a muchos pronsticos adversos el presidente: Ave
llaneda cumpli su mandato. La creciente estabilidad poltica interna y el
ablandamiento de las relaciones externas con Brasil permitieron al gobierno
nacional prestu ms atencin a la defensa de la frontera india. Para una selec
cin de interpretaciones vase H. S. Fcrns, op. cit., cap. Xll; E. Gallo y R.
Corts Conde, Hi:rtoria argentina: la repblica conservadora, Paids, Buenos
Aires, 1972, pgs. 63-69; M. Pena, De Mitre a Roca: consolidacin de la aligar
qufa anglo-criolla, &l. Fechas, Buenos Aires, 1968, passim.

35 H.asbrouck, op. cit.


36
Para unn descripci de la campni\u d Rosas y la poltica de fronteras
chilena vanse rspcctivamente A. de Carrani.a, La campaa del desierto de 1833,
AGN, Bu.:nos Aires, 1969 y L. Len S., "Thc lndian Frontier in Chile during
the eighteenth .and ninetcenth ccnturies", passim, tesis de doctorado sin publi
car, University of London. 1979.

FRONTERA ARGENTlNA
CONSOLIDACIN DE LA

495

Senadores, Diario
37 Repblica Argentina, Congreso Nacional, Cmara de
13 d agosto
215,
N
), pg. 644, Ley
de sesiones, 1867 (Buenos Aires, 1867
546.
pg.
cit.,
op.
hcr,
de 1867, reproducido en Walt
enorizada de la
38 Walther, op. cit.. captulo XI contiene una. relacin porm
in Hasbrouck,
tamb
vase
aa
ter de la camp
estrategia. de Roca y el carc
op. cit.
39 Walthcr, op. dt., pgs. 369-79, 430-60.
, Boletn
carriles argentinos; el ferrocarril sud"
<!O F. Barres, "Resea de los ferro
reso panamericano de ferro

te del cong
de la asociacin internacional permanen
shaw's railway manual, shareholrlers
carriles, XXVlll. 83 (1944), 55-80; Brad
7.
43
guide and directory (1923), LXXV
19.
41 MacDoncll to Granvillc: 16 May 1872, cncloscd rcport, FO 6/318:

"l Ha.sbrouck, op. cit.


n (London,
43 BAGS Memorar1dum of .association and articles Qf assocfatio
Quotations Depa.rtment Archive 21A
Bllge,
Exch
Stoclc
on
Lond
39,
s. d.) pg.
ral de
de Obras Pblicas. Dileccin Gene
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