Hacia Una Teoría Radical de La Democracia
Hacia Una Teoría Radical de La Democracia
Hacia Una Teoría Radical de La Democracia
SUMARIO
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10 constituci6n de 10 politico
n el debate sobre la teoria politic a contemporanea debemos incluir a Ernesto Laclau y Chantal Mouffe como unos de los exponentes mas hicidos
del pensamiento politico contemporaneo. Estos autores se encuentran
en el centro de muchas controversias y no resulta del todo sorprendente si
tenemos en cuenta que su perspectiva critica socava radicalmente las bases
del racionalismo asi como la concepci6n fundamentalista de la filosofia; por
ello, han sido, en ocasiones, desacreditados por los fil6sofos tradicionales. No
obstante, esto no ha impedido que sus obras hayan ejercido una infiuencia
importante en el analisis de las nuevas identidades paliticas as! como de las
diversas convulsiones, a saber, confiictos etnicos, religiosos y nacionalistas y
los retos que estos plantean a la democracia.
Sus refiexiones se situan en el marco de la reformulaci6n del proyecto socialista bajo la rubric a de la democracia plural y radical, su obra de referencia
conjunta, Hegemonia y estrategia socialista de 1987 constituye un texto central
del debate posmarxista cuyo objetivo principal ha sido la elaboraci6n de una
teoria no esencialista del sujeto. En la decada de los ochenta, dentro de la teoria
marxista, se produce un desplazamiento de los analisis de 10 "concreto": se pasa
del ambito de la economia, la politica y los estudios de clase caracteristicos de
los setenta hacia una serie de refiexiones que hacen hincapie en el discurso, y
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"SUJETO"
Los trabajos de Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, como ya hemos adelantado,
suponen una interesante linea de influencia y reflexi6n sobre la producci6n de
las identidades contemporaneas. Los que mas nos interesan para este recorrido estan inspirados en el analisis de discurso, en el papel que representan
las practicas e ideas sociales significativas en la vida politica. Estos autores,
inspirados en los enfoques marxistas -Gram sci y Althusser- y deudores de
algunos presupuestos te6ricos de Foucault y Derrida, consideran los procesos
de redefinici6n conflictiva de las identidades politicas en el presente como
una tarea primera. La perspectiva utilizada para analizar estos fen6menos
subraya que la cuesti6n de la identidad debe desplazarse hacia una dimensi6n
discursiva.
El hecho de que la producci6n identitaria sea irreductible a una sola categoria, a saber, clase, genero, origen, etnia ... , las cuales se encuentran en continua
redefinici6n, constituye un exponente del desplazamiento del problema. Mas
que una simple oposici6n al esencialismo es importante ver en este punta un
terreno de posibles estrategias para la confrontaci6n de diferentes usos de la
identidad. Tanto Laclau como Mouffe, en su apropiaci6n del pos-estructuralismo
y del psicoanalisis lacaniano, han argumentado que la naturaleza de la construcci6n de la identidad depende de dos momentos: el primero comienza con el
hecho de que cualquier identidad es siempre una construcci6n relacional, esto
es, que la identidad s610 puede ser constituida dentro de una relaci6n con el
otro. El lenguaje es un sistema de diferencias y "ninglin sistema puede estar
completamente protegido dada la indecibilidad de sus fronteras". Es por ella
que el segundo momento es el mas importante para la argumentaci6n y hace
referencia a la contingencia de la dimensi6n identitaria, a que la identidad nunca
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(point de capito), han denominado a esta posicion puntos nodales que seran los
encargados de fijar parcialmente el sentido de las identidades.
Estos conceptos que hemos apuntado han supuesto una revision discursiva
de la identidad que ha traido consigo importantes consecuencias, a saber, el
rechazo de la concepcion esencialista de la identidad. Se ha atendido a los
fundamentos politicos de la identidad desde una perspectiva que incluye la
dimension de la contingencia y la provision ali dad en la construccion de la
identidad politica. En este sentido, Laclau y Mouffe se han distanciado en
parte de la propuesta saussiriana relativa a un sistema lingiiistico cerrado
que asigna un unico contexto y un codigo cerrado para impedir concluir en el
peligroso terreno de la naturalizacion fundamentalista. Yes que si no existen
fundamentos ultimos para la identidad politica, cad a acuerdo no debe entenderse mas que como una estabilizacion -no necesaria- de algo en continuo
movimiento, que implica siempre un riesgo y una posibilidad. Estos autores
reivindican un sujeto no esencialista, cuya identidad se formula a traves de
procesos de identificacion .
En este orden de cosas, r esulta necesario sintetizar dos cuestiones de
importancia con relacion a las reflexiones de Laclau y Mouffe acerca de la
identidad politica: a) la renuncia al caracter positivo, extrinseco y universal,
que establece las oposiciones como enfrentamientos entre una tesis y una
antitesis, para pensar la identidad politica dentro de un sistema de valores,
en un juego de diferencias mas extenso que permita la permeabilidad y la
interaccion; b)la imprescindible conceptuacion de la identidad como relacion
diferencial, como potencial combinatorio entre esta y las diferencias, conduce
a la continua transformacion tanto de las identidades como del espacio de la
accion politica. El sentido de la contingencia y el caracter constructivo de las
identidades permiten entrever dentro de la comunidad la posibilidad del cambio
y la valoracion positiva de las diferencias.
Este ultimo presupuesto, sin embargo, debe evitar el dogma romantico que
acentua las posibilidades transformadoras y generadoras de la democracia y
fomenta el consenso 0 la solidaridad omitiendo el antagonismo como motor de
la democracia. El sujeto abandona ese caracter esencialista abstracto de antaiio
y deviene constructo politico, provisional fijacion en un proceso de articulacion
de posiciones de sujeto. En la identidad de un individuo se dan cita diferentes
yoes, dependientes de la con stante renovaci6n de las relaciones mantenidas
en la arena de la accion social. Esta naturaleza pluridimensional permite a los
sujetos ejercitar en distintos ambitos multiples posiciones de su identidad.
La conceptualizacion de la identidad politica como entidad relacional
implica al mismo tiempo la continua transformacion del espacio de la accion
politica sin que existan leyes economicas, historicas 0 de la razon que pudiesen
dictaminar un final preconcebido: "es imposible especificar a priori superficies
de emergencia de los antagonism os" (LaclaufMouffe, 1987:204). Ahora bien,
asumir que la contingencia supone un concepto explicativo de la dimension
identitaria no significa adoptar una posicion voluntarista ni tampoco una
posicion relativista. Un acercamiento de este tipo que rechaza la logica de la
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2. ANTAGONISMO Y AGONISMO
Pese a que toda identidad anhele cierta globalizaci6n, el vasto espacio de 10
multiple que da forma a 10 politico no puede agotar el fragmentado campo
de las diferencias. Esta diversidad irreductible de 10 social, segUn Laclau
y Mouffe, tampoco ha de entenderse como un juego atomistico de opciones,
como escenario de combinatorias fortuitas. Dicha condici6n se suspende en
el momento en que se sustituye el campo de la mera "oposici6n" por la experiencia del antagonismo. Es necesario comprender el papel clave que juega el
antagonismo en la politica contemporanea: es vital para el establecimiento de
fronteras politicas y muestra de modo ejemplar la contingencia de la identidad.
Porque la construcci6n de un "enemigo" 0 un "otro" es imprescindible para la
fijaci6n parcial de la identidad de las formaciones discursivas: "La referencia al
otro esta muy presente como elemento constitutivo de la propia identidad. No
existe posibilidad de que un grupo particular que vive en una comunidad mas
amplia pueda vivir una existencia monadica, por el contrario, la definici6n de
su propia identidad es parte de un sistema complejo y elaborado de relaciones
con otros grupos. Esas relaciones tendran que ser reguladas por norm as y
principios. " (Laclau, 1994:3)
Frente a los acercamientos mas tradicionales que solian explicar el ant agonismo en relaci6n a las condiciones en las que tiene lugar el confiicto, para la
teoria del discurso, los antagonismos responden a la imposibilidad que tienen
los actores para adquirir identidades completas y positivas. Una imposibilidad que se fundamenta en una relaci6n antag6nica donde el "otro" hace que
la identidad no pueda constituirse plenamente. Estos procedimientos tienen
lugar tanto en las relaciones interpersonales como dentro de las estrategias
politicas y 10 que demuestran es que el antagonismo se revel a -en el sentido
de Wittgenstein- dentro de las practicas discursivas. Un fen6meno convertido en el testigo de los constantes procesos de construcci6n y deconstrucci6n
de las identidades que expresa, en ultimo t ermino, la imposibilidad de crear
espacios cerrados de diferencias y, por 10 tanto, manifiesta tam bien el poder
transformador de las interacciones de las identidades politicas.
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Mouffe, en su apropiacion del decisionismo politico schmittiano, ha considerado necesario comprender el papel que juega este fenomeno en la politica
contemporanea. Para esta autora, Schmitt Ie ha permitido aprender mucho
de su critica a la democracia parlamentaria sin que ello implique suscribir
su rechazo de la democracia liberal. El caracter especifico que constituye las
democracias actuales es el reconocimiento y la legitimacion del conflicto. Y es
precisamente la asuncion del de las contiendas politicas la que puede llevarnos
a sustituir el concepto de enemigo por el de adversario dentro de 10 que, en
palabras de Mouffe, constituye elpluralismo confrontacional.
"Una vez que aceptemos la necesidad de 10 politico y la imposibilidad de un mundo sin antagonismo,
10 que necesita ser previsto es c6mo es posible por debajo de esas condiciones crear 0 mantener un
orden democratico pluralista. Semejante orden esta basado en la distinci6n "amigo" y "adversario"(... ) el
oponente deberia ser considerado no como enemigo a destruir pero si como adversario cuya existencia
es leg itima y debe ser tolerada" (Mouffe, 1993:4) .
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bajo un regimen autoritario. Aceptan el desafio propuesto por Hobbes y Schmitt pero subrayan que estos se equivocaron al pensar que solamente puede
haber un orden autoritario, por el contrario, existen posibilidades de pensar
la democracia partiendo de una dimension confiictiva de 10 politico. Para ello,
el objetivo fundamental de una democracia moderna consiste en intentar
transformar el antagonismo en agonismo; y es que reconocer la presencia y
la inerradicabilidad del antagonismo en las r elaciones sociales no significa
tener que celebrarlo. EI hecho de afirmar el confiicto no implica admitir que
cualquier tipo de confiicto sea deseable para una sociedad 0 que tenga que ser
promovido. La mision de toda democracia pluralista es tratar de encontrar
las instituciones, las pnicticas 0 los discursos que consigan transformar el antagonismo en agonismo que significa transformar la relacion amigo-enemigo
en amigo-adversario. La figura de "adversario" (Mouffe, 2000:108-128) como
nove dad de la politic a democratica radical no equivale a la del enemigo a destruir sino que se entiende como un oponente legitimo que debe tolerarse pues
se plantea el combate de las ideas, pero no se pone en tela de juicio el derecho
a defenderlas. Esta categoria no debe asimilarse al concepto liberal de competidor sino con aquel que comparte la adhesion a los principios etico-politicos
de la democracia puesto que continua habiendo "enemigos" y estos son los que
ponen en cuestion las bases, los principios mismos de la democracia liberal y
por 10 tanto, no se pueden legitimar sus demandas. Los grupos que se enfrentan tienen que respetarse mutua mente pues el adversario se considera una
diferencia legitima en el interior de la comunidad. Para que exista pluralismo
debe haber, justamente, la posicion de adversario porque es 10 que caracteriza
propiamente el interior del est ado pluralista. Ahora bien, el desacuerdo relativo
al significado de los principios democraticos asi como su puesta en vigor no
puede resolverse mediante un acuerdo racional a 10 Habermas 0 Rawls (Mouffe,
2000:26-32), de ahi la dimension antagonica de la relacion. EI hecho de llegar
aceptar la postura del adversario significa transformar radicalmente la propia
identidad politica; por supuesto, tambien es factible alcanzar compromisos ya
que forma parte del proceso politico. No obstante, esos compromisos han de
entenderse como una suerte de tregua en la confrontacion y no como el objetivo
basico de la lucha democratica.
En otro orden de cosas, para los autores de Hegemonia y Estrategia Socialista es posible pensar los fundamentos de nuestras concepciones politicas, sin
acudir a las teorias fundamentalistas. Para ello y articulando dos conceptos
derridianos claves , la decision y la indecibilidad, se afirma que no existen
fundamentos ultimos para la eleccion en la arena de la accion politica y, en el
caso de que los hubiera, no seria una decision sino la consecuencia de una regia
o ley, pero la indecibilidad no es un momento a superar sino su condicion de
posibilidad y de imposibilidad . El saito que desde una optic a politic a plantea
Laclau y Mouffe es el saito de la indecibilidad estructural a la decision que es
salvado a traves de la emergencia de un sujeto no esencialista y de una teoria
de la "hegemonia", dos elementos fundamentales para explicar los procesos
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son dos polos irreversiblemente dependientes, como coordenadas inconmensurables devuelven al espacio politico su condici6n de redefinici6n constante.
Se han convertido en las claves de los juegos dellenguaje del debate contemporaneo hasta el punta que, en ocasiones, el universalismo se ha presentado
como opuesto a la pluralidad de las identidades politicas que proliferan en las
sociedades del presente.
La tensi6n entre el universalismo y el particularismo, las similitudes y las
diferencias ponen de manifiesto un cambio de civilizaci6n -el movimiento de
globalizaci6n a traves de la economfa de mercado, los diferentes estilos de vida ... - que obliga a pensar en la necesidad de una nueva articulaci6n entre el
universal y el particular que cause un efecto reflexivo para la propia tradici6n
liberal-democratica. El debate no se encuentra ubicado dentro de espacios sociales relativamente simples ypoco diferenciados sino en contextos en los cuales
se producen procesos continuos de diferenciaci6n. En este sentido, por ejemplo,
el multiculturalismo no puede ser reducible a una 16gica particularista que
ponga entre parentesis cualquier derecho universal; se extrae por una parte,
un aspecto positivo, el particularismo opera como extensi6n de los principios
democraticos, de los derechos de todos los grupos, por otra, un aspecto negativo asociado a la particularidad como 16gica de la confrontaci6n, la opresi6n
y la pura diferencia. El deseo de superar el universalismo abstracto abri6 la
posibilidad de la crftica antifundacionalista pero con ella la defensa tam bien de
particularismos concretos que omitieron toda referencia al universal, abogando
por un segregacionismo, por la mera oposici6n de un particularismo a otro. Los
desafios planteados por las nuevas formas de multiculturalismos hacen que
el debate resulte complejo: por una parte, expresa una voluntad de ampliar
el marco de referencia de una politica democratic a de masas y asf romper con
las coordenadas estereotipadas de una practica politic a que daba la espalda a
la proliferaci6n de reivindicaciones que la "sociedad civil" estaba poniendo de
manifiesto.; por otra parte, algunas interpretaciones extremas del multiculturalismos han llevado a un verdadero callej6n sin salida. El espectaculo de las
luchas y movimientos de los aiios noventa nos enfrenta con una proliferaci6n
de particularismos que hace que el punta de vista del universalismo quede mas
al margen como un anticuado sueiio totalitario.
Laclau y Mouffe inscriben este debate del multiculturalismo -asf como los
discursos que 10 han sacado a la luz- en un marco de discusi6n mas amplio
acerca de c6mo el problema de la relaci6n entre universalismo y particularismo
ha side pensado en la tradici6n politica occidental (Mouffe, 2000:62-67, Laclau,
2000:281-307). Laclau Distingue dos etapas en la tradici6n emancipatoria de
los ultimos aiios: la primera ha coincidido con el proyecto de la modernidad
-bajo la cualla emancipaci6n equivalia a eliminaci6n de las diferencias- y
es la concepci6n, tanto en su versi6n hegeliana como marxista de una "clase
universal"; la segunda vinculada a 10 que se ha Hamado -con todas las ambigiiedades que ella significa- etapa posmoderna y que expresa el caracter
constitutivo e inerradicable de la diferencia. Es precisamente en este segundo
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momento don de Laclau inscribe sus refiexiones ciertamente distantes del universalismo clasico y de la de su opuesto el puro particularismo.
Las preguntas importantes que plante a el autor son si es pens able el
particularismo s610 como particularismo y si las relaciones entre el universalismo y particularismo constituyen simples relaciones de exclusi6n mutua
(Laclau:1995:41). En primer lugar, a sujuicio, la afirmaci6n del particularismo
tiene que darse siempre dentro de una comunidad global bajo las coordenadas
de 10 universal, entendido este no como un presupuesto estatico ni un concepto
dado a priori. Y es que la defensa de la particularidad, independientemente
de cualquier contenido y de la apelaci6n a una universalidad que 10 trascienda deviene un proyecto que se aniquila a si mismo. En segundo lugar, s610
hay hegemonia si la dicotomia universalidadl particularidad se suprime: la
universalidad s610 se da encarnada en la particularidad y tiene un caracter
contingente (Lac1au 2000: 207).
Laclau en consonancia con algunos aspectos de las refiexiones de Butler y
Zizek (Butler, Lac1au, Zizek, 2000) ha planteado una renovada y amplia noci6n
de universalidad resultado de la interacci6n entre las diferentes demandas de las
particularidades, es decir , como una permanente reactualizaci6n que solamente
cobra realidad a traves de su encarnaci6n -y por tanto subversi6n- en alguna
particularidad que al mismo tiempo s610 deviene politica en tanto que se convierte en ellocus de los efectos de la universalidad. Lo universal no expresa en
si mismo un contenido concreto sino que tiene como objetivo introducir cadenas
de equivalencia dentro, por otro lado, de un mundo diferenciado. La universalidad es inconmensurable con cualquier particularidad y, sin embargo, no puede
existir separada de 10 particular. Corresponderia al momento de la agregaci6n
hegem6nica que permite vincular diferentes identidades en una amplia cadena
de equivalencias dandole a cada una de ellas una "relativa" universalizaci6n.
Asi por ejemplo, a traves de las demand as de diferentes movimientos sociales:
urbanos, eco16gicos, antiautoritarios, feministas, antirracistas, de minorias
etnicas 0 sexuales se articula la confiictualidad social que permite entender la
universalidad en su radical heterogeneidad, esto es , como abanico de posibilidades que se abren en el propio terreno de la democracia. La sociedad genera
todo un amplio vocabulario que Lac1au denomina "significantes vados" cuyos
significados temporales tienen que ver con el resultado de una competencia
politica. La universalidad esta sujeta a controversia y a la redescripci6n, y por
10 tanto, su condici6n siempre requiere de un involucramiento etico en batallas
y negociaciones para afirmar su condici6n y validez y por 10 tanto esta ligado
a luchas hegem6nicas.
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