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2
~ UNA PEDAGOG~A
~
~
POSITIVISTA?
el elemento dominante, pas6 a coexistir con elementos de otras formaciones discursivas, muchas veces contradictorias entre si. Argumentaremos que
las pedagogias escolares, antes que sistemas homogCneos y univocos de
enunciados que derivan de una sola ldgica ( l l h e s e "filosofia positivista",
"clase dominante", o lo que fuere), deben ser consideradas como articulaciones de discursos que combinan mtiltiples elementos y dinarnicas para
responder a la pregunta sobre cdmo y a quiCn educar.
La primera cuesti6n a delimitar es quC se entiende por positivismo. Seiiala Perelstein (1952) que el positivismo ha sido considerado vulgarmente
como toda filosofia que tiene una pretensidn cientifica, materialista y
utilitaria. Esta difusidn indiscriminada del tCnnino llev6 a que se incluyeran tanto corrientes de pensamiento anteriores (corno la Enciclopedia francesa de la primera mitad del siglo XVIII) como otras abiertamente
enfrentadas (corno el marxismo o el krausismo), indiscriminaci6n a la que
no fue ajeno el propio positivismo que, segtin Arturo Roig, busc6 englobar
bajo su halo a gran parte de la tradicidn filos6fica y cientifica pasada y
I
contemporhea (Roig, 1972).
El positivismo fue un movimiento intelektual amplio, de gran alcance
en la segunda mitad del siglo XIX, y que incluia tanto una renovacidn filosdfica como un plan de regeneracidn social. Como dijo Frederic Harrison,
discipulo inglCs de Comte, "el positivismo es, a un tiempo, un programa de
educacibn, una forma de religibn, una escuela de filosofia y una fase del
socialismo" (Stromberg, 1988:166). Propuso reformas universales no solo
de las ciencias, sino de todas las esferas humanas.
'
55
tada y reformulada por Herbert Spencer (1820-1903); y conoci6 una difusi6n e influencias muy amplias, llegando hasta AmCrica y Asia. Como veremos, 10s sistemas filos6ficos englobados en esta corriente divergen en
muchos puntos; per0 antes de considerar sus diferencias, tratemos de establecer cuales son 10s elementos en comtin.
La filosofia positivista es definida por Leszek Kolakowski (1988: 1415) como "un conjunto de reglamentaciones que rigen el saber humano y
que tiende a reservar el nombre de 'ciencia' a las operaciones observables
en la evoluci6n de las ciencias modernas de la naturaleza". Comte decia
que una mente positiva no pregunta "por quC" sino que estudia c6mo 10s
fen6menos nacen y se desenvuelven, junta hechos y est6 preparada para
someterse a ellos, utiliza la observaci6n, la experimentaci6n y el c6lculo
(Comte, 1844).
En sus origenes, el positivismo toma distancia, ante todo, de la metafisica de cualquier clase (religiosa o materialista). Segtin la filosofia positivista, hay cuatro reglas distintivas que conviene seguir para distinguir las
cuestiones que merecen reflexi6n y las que son meras especulaciones metafisicas (ibid.):
1. rechazar la diferencia entre esencia y fenbmeno, porque no se puede
explicar a este por la presencia de entidades ocultas ("esencias") que no
son asequibles a1 hombre. Asi, por ejemplo, la diferencia entre materia
y espiritu es superflua, tanto como la cuesti6n de la existencia del alma:
ya que esta es inaccesible, imposible de experimentar, iquiCn puede
decirnos cud es la diferencia entre un "mundo con alma" y un "mundo
sin alma"?;
2. reconocer que en el mundo no hay nada que sea general, sin0 objetos
particulares y limitados; las abstracciones son generalizaciones que no
tienen correlato en ningtin ente concreto (nominalismo), y que s61o son
ordenaciones concisas y clasificadoras de 10s datos experienciales;
3. negar valor cognoscitivo a 10s juicios de valor y a 10s enunciados normativos, porque no nos son dados por la experiencia; aunque no niega
la importancia de la moral para el ordenamiento social (esto, de capital
importancia para la educacibn, sera retomado mas adelante);
4. plantear la unidad fundamental del mCtodo de la ciencia. El positivismo
sostiene que 10s modos de adquisici6n de un saber vilido son 10s mismos para cualquier campo de la experiencia; la actual divisi6n de las
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ciencias es una etapa del desarrollo histbrico, que nos llevarti a un momento donde las diferencias se nivelen y se reduzcan a una sola ciencia
general. La ciencia 6nica era, para la mayoria de 10s positivistas, la fisica, que explica las propiedades y 10s fendmenos mis universales dentro
de la naturaleza, es decir, aquellos sin 10s cuales 10s otros no pueden
producirse (Comte, 1980: 21).
Mis allti de estas consideraciones generales, la obra de 10s principales
referentes del positivismo, Augusto Comte y Herbert Spencer, difiere en
varios aspectos.
Augusto Comte nacig en Montpellier, Francia, en 1798. Hijo de un funcionario, fue a la Escuela PolitCcnica de Paris-para estudiar matemtiticas,
que abandona a 10s tres afios, expulsado por protestar contra un profesor.
Mtis tarde estudia anatomia y fisiologia en la Facultad de Medicina. En Paris
conoce a H. de Saint-Simon, con quien trabaja en temas histdricos y politicos hasta 1824. Comienza a dar su Curso defilosofa positiva en 1826, que
tiene que abandonar por una enfermedad mental. Lo retoma en 1829, hasta
1842. Este curso se publica en seis tomos, entre 1830 y 1842. Publica tambiCn el Tratado elemental de geometria y un Tratado de astronomia popupositivo, es una de sus
lar, cuya introduccibn, el Discurso sobre el espi~itu
obras,mis famosas (1844). Por diversas razones -sobre todo politicas-, fue
perdiendo sucesivamente todos sus puestos docentes, hasta quedar dependiente de la proteccidn de sus amigos y discipulos. Entre quienes lo sostuvieron en 10s 6ltimos aiios de su vida, signados por nuevas crisis neurdticas
y depresivas, se destacan el inglCs Stuart Mill y el franc& E. LittrC. Desde
1850, en lo que para muchos constituye una etapa completamente diferente
de su pensamiento (incluso la negacidn de algunos postulados centrales del
positivismo), se volcd a crear la religi6n positiva, editando el Catecismo
positivista, o sumaria exposicidn de la religidn universal (1852), y el Sistema de politica positiva, o tratado de sociologia, instituyendo la religidn de
la Humanidad (4 vols., 1851-1854).
El punto de partida de su filosofia es la ley de 10s tres estadios de la
humanidad, segdn la cud "todas nuestras especulaciones, cualesquiera que
Sean, tienen que pasar sucesiva e inevitablemente, lo mismo en el individuo que en la especie, por tres estados te6ricos diferentes [...I teol6gic0,
metafisico y positivo" (Comte, 1844: 105). En el primero, la inteligencia
humana busca tividamente el origen de todas las cosas, las causas esencia-
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2. Seg6n Comte, esta etapa todavfa predomina en la mayor pacte de la humanidad, con
la siguiente distinci6n: la gran pacte de la raza negra se encuentra todavia en el fetichismo; la
parte m5s adelantada de ella, la raza arnarilla, y la menos avanzada de la raza blanca, se hallan
en el politeismo; la inrnensa mayoria de la raza blanca, en el monoteismo. Solo "lo mis
select0 de la humanidad" se encuentra en el estadio positivo.
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LA ESCUELA COMO ~ Q U I N DE
A EDUCAR
de las leyes, o sea de las relaciones entre 10s fen6menos observados. [...I
nosotros no podemos conocer verdaderamente mfis que las diversas relaciones mutuas propias de su cumplimiento, sin penetrar nunca en el misterio de su producci6n" (Comte, 1980: 113). Hay que renunciar a descubrir
el origen primer0 y el destino final de las cosas, reconociendo la doble
relatividad del conocimiento: por un lado, porque nunca vamos a conocer
la totalidad de las existencias reales, y cada nuevo descubrimiento modifica el conjunto de nuestros estudios que estfin todos relacionados; por
otro, porque nuestros conocimientos son productos no solo individuales
sino sobre todo sociales, que resultan de una actividad colectiva y continua, y por lo tanto esthn sujetos a revisi6n y perfeccionamiento ~onstante.~
A estas dos caracteristicas (subordinaci6n de la imaginacibn, relatividad
del conocimiento), se le suman dos nuevas: la posibilidad de prever
racionalmente (deduciendo "lo que ser6, segun el dogma general de la
invariabilidad de las leyes naturales"), y la extensi6n universal de las leyes naturales invariables a todos 10s fendmenos, aun a aquellos para las
que no han sido comprobadas (Comte, 1980:117).
En este punto, Comte seiiala que no todas las ramas de la ciencia han
alcanzado 10s mismos desarrollos, lo que produce una situaci6n de marquia intelectual y de coexistencia de 10s tres estadios filosbficos, que solo
se superarfi con el triunfo completo de la filosofia positiva. Para ello, es
necesario determinar la jerarquia y la tarea de cada ciencia. Comte ordena
las ciencias en un grado creciente de complejidad y decreciente de generalizacibn, que coincide con su entrada en el estado positivo: matemAticas,
astronomia, fisica, quirnica, biologia y sociologia.La psicologia no es considerada una ciencia porque se basa en una "observaci6n interior" que es
imposible, "pues el individuo pensante no puede dividirse en dos, uno de
10s cuales razona mientras el otro lo observa razonar" (Abbagnano y
Visalberghi, 1964: 538). La psicologia puede reducirse a la biologia (el estudio de las relaciones orgfinicas, la neurofisiologia), o bien a la sociologia
3. La historicidad del pensamiento cientifico, planteo que lo emparienta con las concepciones epistemol6gicas contempor6neas,se termina cuando se llega a1estadio positivo, donde
finalmente se va a culminar en la racionalizaci6n absoluta de todos 10s fen6menos y en la
abolici6n definitiva de la historia, puramente predictible. "Su historicismo s610 actuaba retrospectivamente... Creia en el fin de la historia" (Kolakowski, 1988: 87).
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61
mas tarde director de la revista The Economist; public6 obras sobre biologia, sociologia, Ctica y politica.
En su trabajo de 1862,los Primeros principios de lo que seria su Sistema defilosofa politica, Spencer plantea una reconciliaci6n entre ciencia y
religi611.~En su primera parte, define "lo incognoscible": a diferencia de
Comte, no Cree que toda la realidad pueda ser conocida porque nuestro conocimiento permanece en 10s limites de lo relativo y nunca podremos acceder a lo absoluto (el tiempo, el espacio, la naturaleza, la fuerza, la
conciencia, el pensarniento). Lo Absoluto es la fuerza misteriosa que se
manifiesta en todos 10s fen6menos naturales, y aunque no podamos conocerlo ni definirlo, su acci6n se siente positivamente. El cometido de la religi6n, entonces, es presentar e interpretar este rnisterio de la causa ultima,
mientras que la ciencia amplia continuamente 10s limites de lo conocido: la
divisi6n de tareas establece que la ciencia se dedica a lo cognoscible y la
religi6n a lo incognoscible. La ciencia es la "suma ampliada y perfeccionada de las observaciones corrientes", es la clasificaci6n sistematica de 10s
hechos y tiene ventajas evidentes para el progreso humano; per0 tiene lirnites infranqueables, de 10s que debe dar cuenta la religi6n. "La religi6n es el
sentimiento mismo de 10s limites del conocimiento", sin la cual el hombre
se disolveria en su experiencia inmediata (Kolakowski, 1988:113).
Si tales son las tareas de la ciencia y de la religibn, L ~ U Cle queda a la
filosofia? Ella debe procurar el conocimiento mas general, que unifica las
ciencias particulares en un principio global: la evoluci6n. Con el impulso
danvinista, se cumple el suefio comteano: el hallazgo de la ley superior, la
unificacidn de la ciencia en un solo lenguaje que pueda explicar las formas
I
mdltiples y cualitativamente diferenciadas de las variaciones. Spencer aborda la evolucidn tomando ejemplos de la biologia, la psicologia, la sociologia y la Ctica. Se pass de una forma menos coherente a una mtis coherente;
de lo homogCneo a lo heterogkneo (por ejemplo: de organismos indiferenciados a organismos complejos); de lo indefinido a lo definido (por ejemplo: la divisi6n del trabajo). Se evoluciona de una homogeneidad indefinida
e incoherente a una heterogeneidad definida y coherente, en pasos detenninados necesariamente,tendiendo a una armonia y perfecci6n crecientes. Los
movirnientos tipicos son evoluci6n y disoluci6n (hasta nueva evoluci6n),
integracidn y diferenciacibn, siempre en sentido progresivo. El progreso,
entonces, es una dintimica endbgena, no un fen6meno contingente: es la
necesidad de las mutaciones que lleva a una integraci6n cada vez mtis armoniosa del mundo. Las causas dltimas de esta ley, repetimos, pertenecen
al orden de lo Incognoscible, por lo tanto, quedan en el dominio de la religi6n; per0 las fronteras de la ciencia tambiCn se modifican.
Spencer va a pensar la sociedad como una continuaci6n de la evoluci6n
c6smica y biol6gica. La sociedad se desarrolla segdn las leyes naturales y
no es el product0 de voluntades artificiales. Asi, puede realizarse legitimamente la analogia entre la organizaci6n social y la organizaci6n biol6gica
de 10s seres vivos. Puede observarse en ambob "un crecimiento considerable a lo largo del desarrollo, una diferenciaci6n progresiva de las funciones, una dependencia creciente entre 10s elementos de la estructura y a la
vez la independencia de la vida de la totalidad en relaci6n a la duraci6n de
las partes" (Kolakowski, 1988: 119). Teniendo en cuenta la orientaci6n social de su filosofia, la legitimaci6n de los mtis fuertes, es casi evidente c6mo y en quC sectores sociales, en esta analogia, van a distribuirse la raz6n y el
sentimiento, la mente y el cuerpo. "La formaci6n en el embri6n de la
endodermis, que da nacimiento al sistema nutritivo, y de la ectodermis en
donde se desarrollan 10s 6rganos del movimiento, posee su parejo social: la
divisi6n hist6rica en gobernantes y gobernados (estos dltimos producen el
sustento); asimismo la tercera capa que en el embridn darti mtis tarde el
sistema vascular, presenta analogias con el Estado llano, empleado en la
sociedad para el intercambio y la circulaci6n de mercancias" (idem: 120).
Las comparaciones contindan: el capital es a la sociedad lo que 10s gl6bu10s rojos a1 cuerpo; 10s flujos de la sangre se asemejan a 10s del capital; el
cerebro de la sociedad es el parlamento, que debe equilibrar las tendencias
contradictorias de 10s distintos tejidos. Esta misma analogia sirve para expli-
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63
5. Algunos historiadores de la ciencia marcan las diferencias entre el "darwinismo social" y la teorfa de Darwin. Spencer, aunque tom6 la idea darwiniana de la lucha por la
supervivencia, reemplaz6 el triunfo de 10s mSls aptos por el "triunfo de 10s mejores" -que no
era lo que decia Darwin-. A la hora de pensar la sociedad, la sigui6 planteando como un
agregado de individuos y no como un todo irreductible a las partes (corno planteaba la
biologia de su 6poca). En suma, s e d n 10s historiadores de la ciencia, la apelaci6n a la
ciencia biol6gica
- era mAs una "pose" y un sesgo
- de la Cpoca que una imbricaci6n te6rica
entre sociologia y biologia (cf. Greene, 1962).
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65
blo "es ahora y debe seguir siendo indiferente a la posesidn del poder politico", per0 su participacidn en el "poder moral" no solo no comporta peligros para las clases superiores sino que trae grandes ventajas. De extenderse
la instruccidn que reciben las elites y las clases medias a las clases populares, estas serin atraidas por ideologias metafisicas que pondr8n en peligro
el orden social. Es asi como debe realizarse una profunda reforma de 10s
contenidos de la ensefianza, y llevar esta educacidn reformada a todas las
capas sociales. En esta etapa, Comte Cree que "no debemos esperar, ni siquiera desear, una cooperacidn verdaderamente activa" de los gobiernos
occidentales para esta preparacidn racional, porque su incoherencia e
inconsecuencia solo traerian confusidn. Pide que dejen a la escuela positiva predicar libremente su credo, ya que ellos tambiCn e s t h preocupados
por el logro de la paz y del orden. Pero ello vendri cuando se instituya una
politica verdaderarnente popular, que proponga primer0 una educacidn normal y luego un trabajo regular ("tal es el verdadero programa social de 10s
proletarios"), y cuando se desarrolle un sentimiento moral positivo en todas las capas sociales.
Como se observa, su oposicidn a la enseiianza de su tiempo (pensemos en
10s colegios y liceos, y en las escuelas de hermanos) es irreductible; Cree que
10s contenidos deben estar vinculados a1 trabajo y no a la especulacidn. La
secuenciacidn de 10s contenidos de ensefianza debe seguir las leyes de evolucidn (10s tres estadios) y de clasificacidn (las seis ciencias), ordenadas segdn
la complejidad creciente y la generalizacidn decreciente. No aparecen referencias a la lengua o la historia social o nacional; las seis ciencias se unen en
pares, matemitico-astrondmica, fisico-quimica,y bioldgico-social. A esto se
agrega, aunque no se lo explicite, la formacidn moral positiva. Tampoco hay
referencias a 10s maestros o a 10s alumnos, aunque se deduce que 10s primeros serin prioritariamente 10s fildsofos y 10s segundos, 10s obreros.
En el caso de Spencer, su preocupacidn por la educacidn fue mis directa. Uno de sus trabajos m8s conocidos -y que tuviera amplia difusidn entre
pedagogos argentinos como Rodolfo Senet- es su Educacibn intelectual,
moral yfisica (1861), en la que realiza una clasificacidn de 10s contenidos
que deberian ensefiarse. No casualmente su primer capitulo se titula "iQuC
conocimientos son m8s btiles?". Como cabria esperar, la respuesta, "uninime", es la ciencia. Pero el recorrido que realiza para fundamentar el centro
del curricula en las disciplinas cientificas es igualmente revelador de sus
concepciones pedagdgicas.
66
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Los saberes
nas van a formar una, y ella es el pilar de la ~ociedad.~
mfis dtiles para este fin son 10s principios de la fisiologia, que nos enseiian cuA es la ley y 10s niveles de desarrollo fisico de 10s niiios; y la
psicologia, que nos dice que se progresa de lo concreto a lo abstracto,
de lo simple a lo complejo, de lo indefinido a lo definido. Spencer se
inclina por dejar libertad a 10s niiios para que experimenten tanto en el
plano moral como en el intelectual, y aprendan por si solos las consecuencias de sus propios actos. A diferencia de Comte, que no le reconocia status cientifico a la psicologia, Spencer si lo hace y constituye a
la infancia en un objeto de estudio tan valioso como la industria. El
proceso de desarrollo humano es el mfis complejo de la Naturaleza,
nos dice, entonces, "jno es una locura no preparar a1 hombre para el
cumplimiento de esta misidn (educadora)?". Si no se educa correctamente a 10s hijos, estos le enajenarfin su afecto, se sumirfin en la rebeldia y en la ruina moral, y provocarin su propia desgracia y la de la
sociedad (idem: 61).
d) Para fomar a1 ciudadano, ya hay en 10s curriculos algunos elementos,
como la enseiianza de la historia. Pero la historia que se enseiia no es
dtil, porque se basa en fechas, hCroes y batallas, sin dar otras nociones
mucho mfis relevantes. Por ejemplo, debe enseiiarse c6mo una naci6n
se ha formado y organizado, la evoluci6n del Estado, el clero y el pueblo, la de la industria, etc. La 6nica historia con valor prfictico es la que
es concebida como sociologia descriptiva (descripci6n de organizaciones
sociales pasadas) y comparada (proporciona elementos para repensar la
actualidad, historia con valor ejemplar). Las bases con las que se analiza el pasado son las de orden y progreso: "El cuadro de 10s distintos
siglos debe disponerse de mod0 que se vea c6mo se modifican las creencias, las instituciones, 10s usos y las leyes, y la armonia de un edificio se
funde en la armonia de otro edificio que le sucede. Este es el conoci-
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miento del pasado que puede ser dtil a1 ciudadano para dirigir su conducts." (idem: 66). A ello debe sumarse la ciencia, esto es, las generalizaciones de la biologia y la psicologia, que son 10s int6rpretes
indispensables de la sociologia.
e) Por dltimo, para el cultivo de las artes, verdadero refinarniento de la
vida (idem: 39), tambiCn es necesaria la ciencia. Si bien todos nacemos
con ciertas disposiciones (talento, genio, inclinacibn), solo si lo unimos
a la ciencia puede alcanzar la plenitud de su fuerza. La ciencia es necesaria para producir obras artisticas, porque es indispensable el conocimiento de 10s materiales, per0 sobre todo porque el arte debe reproducir
lo mhs fielmente posible la realidad, y esto solo puede hacerse sobre la
observation y el conocirniento cientifico. Asi fue con el progreso pict6rico (rechaza a 10s prerrafaelistas y admira el giro que introduce la perspectiva y el sombreado), asi l a escultura y la poesia tambiCn. Es
necesario conocer ademas el efecto que van a producir en el espectadoryque en tanto cuesti6n psicol6gica depende de leyes naturales, para
producir obras en armonia con estas. La ciencia es importante para
apreciar el arte, en tanto proporciona 10s elementos de juicio. Por 61timo, la ciencia tambi6n es poesia, excita el ejercicio de la imaginaci6n y el
arnor a lo bello. Hurgar en 10s misterios dc la Naturaleza, ver en las capas
de la tierra lo que ha escrito el dedo de Dios, es mucho m6s poCtico que
el sentido comGn preocupado por 10s amorios de Maria de Escocia
(idem: 77).
Si las ciencias son Gtiles para cada una de estas finalidades, tambi6n son
indispensables como ejercicio mental. En oposici6n a1 curricula literario,
Spencer~eiialaque alli donde este ejercita s610 la memoria y promueve el
dogmatismo, las ciencias desarrollan la inteligencia, la raz6n individual y
la independencia del juicio, la perseverancia y la sinceridad. Tambi6n
proporciona una cultura religiosa superior: nuevamente, Spencer aclara que
no Cree que ciencia y religi6n est6n enfrentadas. La ciencia es hostil a las
supersticiones, per0 no a la religi6n esencial. Lo irreligioso es negarse a
contemplar las maravillas de la Naturale~a.~
7. N6tese que, siempre que se refiere a ella, lo hace con maybscula: es el equivalente a
Dios.
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1.
2.
3.
4.
ir de lo simple a lo compuesto;
de lo indefinido a lo definido;
de lo concreto a lo abstracto;
la educaci6n del niiio debe concordar, en su mod0 y orden, con la marcha de la humanidad (el supuesto es que la ontogCnesis repite la
filogCnesis, y que la ciencia sigue 10s mismos pasos para avanzar en la
historia social que en el niiio; esto se conoce como el curriculo de las
Cpocas culturales, y habia sido formulado en Prusia);
5. ir de lo empirico a lo racional;
,
6. estimular el desarrollo esponthneo del niiio, diciendo lo menos posible
y oblighndole a encontrar lo mhs posible, confiando en la disciplina de
la Naturaleza;
7 . guiarse por 10s intereses y excitaciones del e o : si un conocimiento es
agradable para 61, es el indicio mhs seguro de que vamos por el camino
correcto. Si esto no surge espont6neamente,debe fomentarse su interCs,
motivhndolo para la experiencia.
Uno de 10s elementos centrales de su pedagogia son las lecciones de
cosas, que combinan la experimentaci6n con la generalizacidn. Asi, por
ejemplo, las excursiones al campo deberian sucederse para aprender bothnica o geologia, o la observaci6n por medio del microscopio para la biologia, o la experimentaci6n de gabinete en la quimica. Spencer nos previene
contra la presentacibn rutinaria de estas lecciones a ''decides y mostrarles"
cosas: asi estaremos ocupando el lugar del niiio, convirtiCndolo en recepthculo de juicios ajenos y privhdolo del placer que da la actividad cuando la
71
9. Si bien no hay datos globales para la segunda mitad del siglo XM, estudios sobre la
ensefianza de la lengua y de las ciencias sociales (Meyers y otros, 1992)'indican que la
lengua national, las matemiticas y la fonnacidn moral y religiosa ocupaban la mayor parte
del curriculo. Datos posteriores (period0 1920-1944) sobre 10s porcentajes del tiempo lectivo dedicado a cada asignatura indican, en orden decreciente: lengua (35,3 %), matemAtica
(15,4 %), educacidil estCtica (9,2 %), ciencias sociales (8,8 %), educacidn religiosa o Ctica
(6,9 %), educacidn profesional y materias pricticas (6,2 %), educacidn fisica (6 %), ciencias
naturales (5,2 %), educaci6n para la higiene y la salud (0,9 %). La adopci6n del "curriculo
modern0 estandarizado", conteniendo lectoescritura, cilculo, ciencias naturales y sociales,
parece haberse dado en la primera mitad del siglo XX (Benavot, 1991).
73
,jExistid
10. Las Bpocas eran: leyendas Bpicas, Robinson Crusoe, historia de 10s patriarcas biblicos, jueces en Israel, reyes de Israel, vida de Cristo, historia de 10s ap6stoles, la reforma
(Bowen, 1985: 43).
75
11. La relacidn de 10s herbartianos con la propuesta spenceriana no fue muy amigable.
Dewey escribi6 articulos contra la concepci6n evolucionista etnockntricade Spencer, y Rice
critic6 la falta de espacio para la acci6n inteligente si solo achian las leyes c6smicas. Para
darse una idea del conservadurismo del sistema educativo estadounidense de la Bpoca, cabe
mencionar que en Yale, en 1879, el presidente de la universidad prohibi6 al profesor W.G.
Summer que diera como texto el Estudio de la sociologia de Spencer, porque "ataca toda
filosofia tefsta de la sociedad y de la historia, y resulta inadecuado para las mentes j6venes
de 10s no graduados" (Bowen, 1985:452). Spencer, por otra parte, visit6 10s Estados Unidos
en 1882 con mucho Bxito.
76
La idea de base era que "todo procedia del maestro, todo tenia que pasar
primer0 por su mente", y la mayor parte de las veces se cay6 en la
verbalizaci6n y la memorizaci6n como m6todos prioritarios. El inter& se
convirti6 en un problema de c6mo motivar a1 alumno, y por correlaci6n se
entendieron las relaciones mfis que forzadas entre asignaturas. El cum'culo
centrado en las 6pocas hist6ricas se "tradujo" en t6rminos de las asignaturas -que seguian siendo dominantes-, perdiendo el potencial de reestructuraci6n del conjunto. Segdn Kliebard (1986), sobre esta base se
difundi6 la idea de una educaci6n cientifica en 10s Estados Unidos, con gran
influencia en las escuelas normales.
La Sociedad Nacional Herbart se diluy6 en 1900, para formar la Sociedad Nacional para el Estudio Cientifico de la Educacibn, en el que se fueron perdiendo 10s trazos especificamente herbartianos para dar paso a la
psicologia conductista y a1 paidocentrismo. "En general, 10s Cnfasis
herbartianos en el desarrollo y el crecimiento infantiles y en 10s intereses
del niiio fueron desplazfindose mansamente hacia la corriente mayoritaria
del movimiento para el estudio del nifio", cuya preocupaci6n central era
oponerse al curricula hurnanista y centrado en las necesidades sociales
(Kliebard, 1986: 34). Otra linea que se desprende del movirniento inicial,
liderada por Dewey, sera la que trate de dombinar intereses del nifio con
necesidades sociales, buscando la fundarhentacidn en la psicologia del pragmhtico William James.
Si bien el herbartianismo no alcanz6 nunca a convertirse en pedagogia
triunfante a nivel del conjunto del sistema educativo estadounidense, si logr6 imponer la pretensi6n cientifica de la pedagogia, que darfa lugar despuCs a otros movimientos curriculares como el paidocentrismo, el
conductismo y el eficientismo.
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tros padres", apoyhdose en el espiritualismo;y la enseiianza de 10s "deberes para con Dios" se mantiene en 10s programas hasta 1923. La escuela de
la "moral independiente", sostenida por un grupo de positivistas ortodoxos
que proponen considerarla como otra ciencia autbnoma, siempre fue minoritaria, en gran medida por todas las ambigiiedades que presentaba para su
enseiianza (cf. Mayeur, 1978).
La enseiianza cientifica tenia un peso importante en 10s planteos
comteanos; el propio LittrC se encarga de redactar un plan de estudios que
preve, a partir de 10s 15 aiios, la sucesi6n de las seis ciencias en periodos de
seis meses cada una. Pero esto suscita la polCmica: ila enseiianza debe seguir el mismo proceso que la investigacibn?, iquC hacer con las letras?
"Ellas deberin convertirse a la ciencia", responde el discipulo de Comte,
per0 no encuentra mucho eco. La clasificacibn de las ciencias es pronto
olvidada, y la herencia queda resumida en el tCrmino vago de "ciencia",
con poco peso relativo en la enseiianza elemental.
Es que 10s sentidos mismos que constituyen el discurso pedag6gico estatal e s t h vinculados a otros universos discursivos: el del nacionalismo y
el de la repdblica, con el doble enemigo prusiano y "communard (de la
Comuna obrera de Pan's). La intenci6n de formar a1 pequeiio ciudadano, a1
pequeiio soldado, cruza la mayor parte de 19s programas y de 10s libros de
lectura. Importa m6s la formaci6n nacioqalista y moral que la adquisici6n
del razonamiento inductivo. Esto va a ser particulmente claro en la enseiianza de la historia: si en la historiografia prospera la corriente positivista,
en la escuela 10s libros de texto promoverin una historia patri6tica con una
presentaci6n mitol6gica de algunos heroes como Juana de Arco (convertida en santa) y Carlomagno (cf. Amalvi, 1984), y basada en fuentes literarias ("no confiables" segdn 10s parhetros positivistas). Jules Ferry dice en
1885: " ~ i b r i aque haber sido ciego en 1870 y c6mplice en 1871 para no
darse cuenta de que, en estas dos pruebas terribles y dolorosas, no habriamos podido salvar ni el honor de Francia ni a la propia Francia sin dos cosas: el sentimiento persistente de la unidad nacional y 10 poco que quedaba
de un gobierno unitario y descentralizado" (Barral, 1978: 158). Y estas dos
cuestiones no figuraban en el discurso comteano, temeroso de 10s excesos
de 1848 y favorable a una dictadura, internacionalista y racionalista. La
politica republicana debia encontrar otras fundamentaciones para la elaboraci6n de la "t8ctica escolar", tomando la expresi6n de A. Puiggrds (1990),
y lo buscar6 tambiCn en el espiritualismo cousiniano.
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12. Examen final de la escolaridad seiiundaria para habilitar la entrada alas universidades y grandes escuelas.
13. Fundada en 1879por Michel Brkal, famoso fil6logo y uno de 10s organizadores de la
enseiianza secundaria, reunia a 400 miembros universitarios, y es considerada como uno de
10s puntales del positivismo en la educaci6n francesa (cf. Mayeur, 1978).
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gran ilusi6n fue pensar que el sistema educativo francis, venerable y tradicional, podia hacer abstracci6n de su pasado para seguir todas las prescripciones del metodo positivo.
Seiialarnos anteriormente que uno de 10s aspectos en que el positivismo
tuvo una efectividad importante fue en la constituci6n de unacpedagogia
con pretensiones cientificas. En el caso franc&, la pedagogia triunfante esth
expresada en el grupo de profesores de filosofia y normalistas que dirigen
el sistema educativo durante el 6ltimo tercio del siglo. Una de las obras
cumbres de este grupo es el Dictionnaire de Pe'dagogie editado por
Firdinand Buisson entre 1882 y 1887 (con una segunda edicidn en 1911,
que incorpora a Durkheim como redactor de 10s tCrminos clave "educaci6n"
y "pedagogia").
En su primera versi6n, el diccionario se dividia en dos partes de dos
tomos cada una: la primera ("tebrica") se referia a la doctrina, la legislaci6n y la historia de la enseiianza primaria; la segunda ("prhctica") era un
manual de instrucci6n para 10s maestros, mostrando la aplicaci6n prictica
de 10s principios pedag6gicos a cada asignatura. Se edit6 en cuadernillos
durante cinco afios, y vendi6 12.000 ejemplares promedio de cada tom0
(habia 55.000 docentes en ejercicio). Su poder de estructuraci6nde las prhcticas y de las identidades pedag6gicas par'ece haber sido muy grande (cf.
Nora, 1984).
En este diccionario, la pedagogia se define como una ciencia y un arte.
Es una ciencia, en tanto su sustancia esti "mucho menos en 10s procedimientos que pone en prictica que en las razones te6ricas por las cuales encuentra esos procedimientos, o 10s juzga y 10s coordina" (Buisson, 1882:
2238). Es "el estudio metbdico, la bixsqueda racional de 10s fines que se
propone'n para educar a 10s nifios y de 10s medios mhs apropiados para
esos fines" (idem). En el objeto de la pedagogia, la educaci6n moral prima sobre todo el resto, porque el caracter del hombre importa ma's que su
vigor, su salud o su saber. Buisson dice que si hubiera que elegir, seria
mejor seguir a LittrC asignhndole como ixnico objeto la educaci6n moral,
antes que reducirla a1 estudio de 10s procedimientos y de 10s mttodos de
enseiianza.
Vemos cu6n lejos nos hallarnos de 10s herbartianos, sobre todo en su
vertiente estadounidense, per0 tambiin de Spencer y su educaci6n integral. La pedagogia es una ciencia moral, con un objeto mis concreto y
especifico; y su vecina mhs pr6xima es la politica. Para ambas (pedago-
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gia y politica) es dificil acordar si son ciencia o arte, porque tienen por
fin la acci6n y no el saber. Pero todo a t e requiere de ciencia, de conocimientos, aunque mhs no fuera a partir de coordinar y sintetizar 10s usos
existentes y dirigirlos hacia un prop6sito de saber. Si le negamos el caricter cientifico, seremos esclavos de la prictica sin teoria, de la recolecci6n de procedimientos, sin otra autoridad que el uso corriente (la
experiencia). "Ciertamente, el uso corriente es un gran maestro", teniendo en cuenta que apuntamos directarnente a la prhctica; y la experiencia
que debe recuperar la pedagogia es la personal de cada maestro y la de la
historia de las doctrinas y sistemas pedag6gicos. Pero "uno no aprovecha
la experiencia propia y de 10s otros sino a condici6n de interpretarla con
justicia: la historia debe ser leida con critica" (idem: 2239). En esta formulacibn, se encuentran las huellas de una historiografia positivista (la
idea de critica "justa" de una historia objetiva), per0 mhs fuerte es la inclusi6n -politics- de 10s saberes en curso.
Las fuentes de la pedagogia s e r h la psicologia (para definir la naturaleza del hombre) y la moral (para definir quC debe ser), la historia y la fisiologia, per0 abarcan tarnbiin otro tipo de reflexiones -metafisicas, a vecesy de creencias. La diferencia entre un educador que busca seguir una doctrina pedag6gica y el que piensa que puede prescindir de ella es que el primero somete a escrutinio reflexivo una convicci6n racional, mientras que
el segundo se abandona a preferencias irreflexivas y opiniones ya hechas.
''LQuC hay mis indigno en un hombre que aspira a formar a otros?'(idem:
2240). La rutina es la muerte de la educaci6n: "La educaci6n, la mis viviente de todas las artes, pretende modelar lo mis libre del mundo, el alma;
si tiene sus reglas cientificas, una de sus reglas es que no debe encerrarse
en las f6rmulas. Su primera condici6n es la flexibilidad, pues debe
diversificarse infinitamente seglin las circunstancias y las necesidades"
(idem: 2240). En la pedagogia buissoniana, "la puerta siempre estari abierta a las iniciativas personales".
Veamos, por dltirno, m b detalladamente algunas cuestiones de la prictica pedag6gica que se modifican a partir del triunfo de esta pedagogia republicana-buissoniana. Analizando la historia de la enseiianza de la
composici6n en las escuelas francesas, Andre Chervel relata las consecuencias para la relaci6n con el saber y para la constituci6n de 10s sujetos pedag6gicos de esta "revoluci6n pedag6gica9' de 1880 que extiende la
composici6n a todas las edades:
>P
El caso italiano proporciona otros elementos para analizar esta imbricaci6n particular en la que se gestan 10s discursos pedag6gicos hegem6nicos
a fines del siglo pasado, y el papel que el positivismo desempeii6 en ellos.
Italia tennina de unificarse en 1870, con la anexi6n de Roma, y 10s problemas politicos y sociales en la integracidn nacional son muy agudos.I4En
1876 asume un gobierno liberal que promulga las leyes de obligatoriedad y
gratuidad de la escolaridad primaria hasta 10s 9 aiios de edad, estableciendo tres aiios de escuela. Esta ley establece que 10s contenidos minimos ser h la lectura, la caligrafia, rudimentos de lengua italiana, aritmCtica y
sistema mktrico, y nociones de 10s deberes del hombre y del ciudadano, sin
hacer menci6n a la enseiianza religiosa.
Aiios mfis tarde, en 1888, se le pide a1fil6sofo positivista Aristide Gabelli
que confeccione 10s programas de la escuela primaria, ampliada a cinco
aiios. Si bien nunca se constituyeron en pedagogia triunfante como el
herbartianismo o el "buissonismo" francCs republicano, su anfilisis es interesante porque representa uno de 10s casos mis claros de "traduccidn" por
la misma persona de la filosofia positivista a la pedagogia.
Los programas de Gabelli comparten ccri la inspiracidn positivista varios postulados, y muchos phafos parecen haber sido escritos por Spencer,
como el referido a 10s fines educativos: "Dar vigor al cuerpo, penetraci6n a
la inteligencia y rectitud a1 finimo", o las criticas al formalismo ambicioso
de la pedagogia tradicional. El fin de la escuela es "poner en manos del
alumno, por medio de estos conocimientos, el instrumento para que pueda,
con su experiencia cotidiana, aprender de 10s otros y devenir el maestro de si
mismo" (citado en Catarsi, 1990: 209), tarea que compete prioritariamenteal
maestro. Las materias de enseiianza son: lengua italiana, escritura y caligrafia, geografia, historia, fisica y ciencias naturales, aritmCtica y geometria, y
nociones de 10s deberes del hombre y del ciudadano.
14. Decfa Massimo d'Azeglio en la primera reuni6n del parlamento italiano: "Hemos
hecho Italia, ahora tenemos que hacer 10s italianos". La escuela era uno de 10s instrumentos
mfis importantes para este fin integrador, teniendo en cuenta que la mayor parte de la poblaci6n era analfabeta (datos de 1871:71 % de analfabetos en la poblaci6n adulta; 1901,49 %;
191 1,39 %) (cf. Anderson, 1991).
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En relaci6n con la enseiianza del idioma italiano, encontramos parale10s con lo descrito por Chervel para la ensefianza del francCs. Debe destacarse que la enseiianza del idioma nacional condensaba 10s problemas de
constituci6n de la naci6n italiana, ya que a1 momento de producirse la
unificaci6n solo hablaba italiano el 2% de la poblaci6n (cf. Anderson,
1991). En este aspecto, Gabelli recomienda abstenerse de la enseiianza
gramatical tradicional, que solo produce aburrimiento y deserci6n de 10s
niiios, comenzando por afirmar la expresidn oral para pasar luego a la
escritura. En la expresi6n oral, el maestro podr6 hablar el dialecto, aunque debe usar prioritariamente el italiano, y corregirh todos 10s "defectos" e "incorrecciones" de pronunciaci6n propios de la provincia. Un
instrumento central para la enseiianza de la escritura es el dictado, y en
menor medida la composici6n, guardandose de. buscar temas que el alumno haya experimentado: "Nada es m6s repugnante a1 mktodo que se
recomienda en este programa que una descripci6n del mar hecha por quien
ha vivido siempre en la montaiia, o una de la montaiia por quien habita a
la Vera del mar" (Catarsi, 1990: 212). Hay asi inclusi6n de la cultura propia como fundamento del aprendizaje, aunque el punto de llegada implique su desvalorizaci6n.
La enseiianza de la geografia tambiCn ochpa un lugar relevante, no tanto por sus obvias consecuencias para la formaci6n nacionalista como por
su originalidad didfictica. El eje de su enseiianza es la carta geogrAfica,
empezando por la representaci6n de las cosas cercanas: 10s bancos, el aula,
la escuela, la calle; despuCs deberh hacer un disefio de su pueblo, de las
plazas y 10s mercados, de sus calles y aledaiios; luego la ciudad mfis cercana, hasta llegar a Italia y a1 mundo. En todo momento, lo que importa es
que el dibujo represente la realidad (recordar la visi6n de Spencer sobre la
educaci6n estktica), y que el niiio adquiera sentido de las proporciones y
perspectivas. Lo novedoso es que se parte de su propio entorno.
Pese a la orientaci6n general "metodista", el Cnfasis es fundamentalmente moral y patri6tico. En lo referido a las nociones sobre 10s deberes civicos, prescribe que el alumno debe ser educado "en el deber de gratitud y
devoci6n hacia Dios, en la sumisi6n y obediencia hacia sus padres, 10s
maestros y todos 10s mayores de edad" (Catarsi, 1990: 32). Mantiene la
enseiianza religiosa, como garantia de educaci6n moral: como en el caso
franc&, la necesidad del Concordat0 supera a las convicciones filos6ficas
o ideol6gicas.
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gitud y complejidad del anterior. El "programa vivo del buen sentido italiano" ha sido siempre "leer, escribir, hacer cuentas y devenir un hombre
bueno y trabajador", y a eso hay que volver (cf. Catarsi, 1990: 222). Los
programas de Gabelli quedarhn como una de las experiencias mhs innovadoras dentro de la historia educativa italiana, y algunos de sus postulados (orden de 10s conocimientos, lugar del dialecto) no serhn retomados
hasta 10s programas de Lombardo Radice, en 10s inicios del fascism0
(1923).
3. A M O D 0 DE COROLARIO:
~LA PEDAGOG~A
~
~
POSITIVISTA?
~
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bien nunca llegb a reducciones biologistas del tipo spenceriano; per0 fue
mucho menos importante en el caso franc& y en el italiano, donde se
enfatizaron otras fuentes de legitimacidn pedagdgica, ya sea politicas, morale~,sociales o epistemoldgicas. Ademhs, por lo menos explicitamente, en
el caso franc6s se rechazd la conversidn de la pedagogia en tecnologia,
considerando su carhcter idiosincrhsico.
En cuanto al centro en el docente, indudablemente se trata de pedagogias que suponen un vinculo impositivo entre docente y alurnno; per0 al
poner en primer plano la necesidad de estudiar el proceso psicoldgico infantil, al darle voz aunque sea timida, abrid carnino a derivaciones hacia el
paidocentrismo.15 En este sentido, creemos que habria que reconsiderar el
positivismo pedagdgico y el escolanovismo como parte de la misma matriz
de formacidn de una pedagogia cientifica, y de la critica a1 modelo jesuitic0
y a1 curricula humanista tradicional -aunque luego "despeguen" hacia
distintas problemhticas-. La "preparacidn para la vida" spenceriana y la
bdsqueda de 10s conocimientos dtiles, por ejemplo, suponen una articulaci6n nueva entre escuela y sociedad, que despu6s retomarh John Dewey
para decir que la escuela debe ser parte de la vida, y no "preparacidn para".
De cualquier forma, Dewey sin Spencer es dificilmente pensable. Lo mismo puede seiialarse en relacidn con la bdsqueda de seguir el m6todo
inductive en la enseiianza, que, si bien era contradicho por otros aspectos
de la pedagogia (m6todo a irnitar, deductivismo, sobre todo en el herbartianismo), podia promover innovaciones como en el caso italiano.
Creemos que uno de 10s puntos d6biles en la mayor parte de las respuestas a la pregunta sobre la existencia de la didhctica positivista es la bdsqueda de una correspondencia casi exacta entre filosofia y pedagogia.
Retomando 10s aportes de Bernstein (1990) sobre la estructuracidn de 10s
discursos pedagbgicos, habria que pensar que la traslacidn de afirmaciones
filosdficas a planteos pedag6gicos nunca es "pura", sin0 que siempre hay
modificaciones y re-colocaciones. Los discursos pedagdgicos toman elementos de la filosofia y de la ciencia de la epoca, y esto aparece muy
claramente en 10s casos analizados, todos participes de buscar bases cienti-
15. Creemos que uno de 10s casos m6s interesantes para analizar estos desplazamientos
en la Argentina es la obra de Victor Mercante (1872-1934), quien fue el primer decano de la
Facultad de Ciencias de la Educaci6n en la Universidad de La Plata.
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lismo ylo el racionalismo). Si esta reubicaci6n del positivismo le saca protagonismo y lo relega a un plano mis indiscriminado en la formaci6n de
10s sistemas educativos nacionales, tambikn es cierto que lo recupera en su
lugar crftico -no necesariamente progresista- de la educaci6n de su kpoca,
a veces hasta marginal. De ser esto cierto, habria que plantearse otros prCstamos y articulaciones entre tradiciones pedagbgicas, otras series histbricas incluso, que las que suponiamos hasta ahora para comprender la historia
y el presente de la reflexi6n pedag6gica.
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