Teología Del Reino de Dios
Teología Del Reino de Dios
Teología Del Reino de Dios
73-78 Eterna permanencia de la casa de David ; 79-102, los salmos de David y 289306, Las profecas y su cumplimiento).
Jeremas, J., Teologa del Nuevo Testamento. Salamanca, Sgueme, 1974. (pp. 119-148, la
aurora del reino de Dios).
----------, La Promesa de Jess para los Paganos. Madrid, Fax, 1974 (especialmente
interesante la segunda parte, pp.58-77 y la tercera, 79-106).
Jenni, E.-Westermann, Diccionario Teolgico Manual del Antiguo Testamento. Madrid,
Cristiandad, 1978 (artculo melek-rey, col. 1237-1252).
Kng, H., La Iglesia. Barcelona, Herder, 1967 (pp. 55-128, Bajo el venidero reino de
Dios).
----------, El Desafo Cristiano. Madrid, Cristiandad, 1982 (pp. 139-168, La causa de
Dios).
Lohse, E., Teologa del Nuevo Testamento. Madrid, Cristiandad, 1978 (pp. 41-48).
Lorenzen, T., Resurreccin y discipulado, modelos interpretativos, reflexiones bblicas y
consecuencias teolgicas. Santander, Sal Terrae, 1999 (de especial inters para nuestro
tema es el captulo 12, salvacin universal , sobre todo el epgrafe salvacin, naturaleza y
cosmos, pp. 368-382).
McKenzie, J., Espritu y Mundo del Antiguo Testamento. Estella (Navarra), Verbo Divino,
1968 (bastantes captulos -por no decir todo el libro- contiene informacin interesante sobre
temas relacionados con el nuestro).
Mowinckel, S., El que ha de venir, Mesianismo y Mesas. Madrid, Fax, 1975.
Moltmann, J., Trinidad y Reino de Dios, La Doctrina sobre Dios. Salamanca, Sgueme,
1983 (El reino de la libertad, pp. 207-238).
Obermller, R., Teologa del Nuevo Testamento. Buenos Aires, La Aurora, 1978 (pp. 468470 del vol. III).
Pannenberg, W., La Fe de los Apstoles. Salmanca, Sgueme, 1975 (pp. 138-149, sentado a
la diestra de Dios Padre todopoderoso...).
----------, Fundamentos de Cristologa. Salamanca, Sgueme, 1973 (pp. 453-492).
Russell, D.S., El Perodo Intertestamentario. El Paso, Tx., C.B.P., 1973 (pp. 118-141).
Schillebeeckx, E., Jess, la historia de un viviente. Madrid, Cristiandad, 1981 (pp. 127-208
y 628-632, aunque todo el libro, por ser una cristologa, tiene que ver con el Reino de Dios).
CET-Csic.- Teologa del Reino
Schnackenburg, R., Reino y Reinado de Dios. Madrid, Fax, 1970 (nico libro monogrfico
sobre nuestro tema en castellano -al menos que yo conozca).
Stagg, F., Teologa del Nuevo Testamento. El Paso, Tx., C.B.P., 1976 (pp. 153-171).
Tamayo-Acosta, J.J., Hacia la Comunidad, volumen 6: Dios y Jess. Madrid, Trotta, 2003
(pp. 52-74, La esperanza de Jess).
----------, Para Comprender la Escatologa Cristiana. Estella (Navarra), Verbo Divino, 1993
(pp. 120-151, Reino de Dios. Dialctica presente-futuro).
Tillich, P., Teologa Sistemtica, Vol. III, Salamanca, Sgueme, 1984 (pp. 357-473, La
Historia y el Reino de Dios).
Trillimg, W., El Verdadero Israel, La teologa de Mateo. Madrid, Fax, 1974 (pp. 210-224,
el reino de Dios).
Von Rad, G., Teologa del Antiguo Testamento, vol. I. Salamanca, Sgueme, 1982
(especialmente pp. 39-103 sobre la constitucin de la monarqua, pp.381-431 sobre los
ungidos de Yaveh).
----------, Estudios sobre el Antiguo Testamento. Salamanca, Sgueme, 1975. (pp. 191-198,
sobre el ritual real judo).
Wright, G.E., El Dios que Acta. Madrid, Fax, 1974 (pp. 81-123, Lo que Dios ha hecho).
----------, Inclina tu oido..., Aspectos de la fe de Israel. Buenos Aires, La Aurora, 1959
(pp. 103-119, El reino de Dios, el Espiritu Santo).
Zimmerli, W., Manual de Teologa del Antiguo Testamento. Madrid, Cristiandad, 1980 (pp.
32-44, Yahv, creador y rey; 93-102, El rey; 263-269, La apocalptica
veterotestamentaria y 270-272, Apertura del mensaje veterotestamentario).
PROGRAMA
(Este programa lo iremos completando y ampliando sobre la marcha teniendo en cuenta las
circunstancias de tiempo, alumnado, intereses de la clase, etc).
1.
NOCIONES PRELIMINARES
Qu significa teologa del reino?
Importancia del tema en la Biblia (AT y NT).
Explicacin de trminos: Reino/Reinado de Dios. Rey, Seor, Soberano.
Temas relacionados: mesianismo, mesas, escatologa, apocalptica, esperanza...
La teocracia y el Reino de Dios.
I. NOCIONES PRELIMINARES
1. Qu significa Teologa del Reino. Las dos palabras del enunciado, referidas la una
a la otra nos dan la clave:
Contiene, o a l hacen referencia, todos los temas principales de la Biblia. Por citar
algunos fundamentales: Creacin e historia, Bendicin, Promesa, Alianza (Pacto),
Salvacin, Ley Moral (tica), Juicio, etc.
3. Explicacin de trminos:
Mesas / mesianismo.
Promesa / Esperanza.
Escatologa.
Apocaltica.
Teocracia en Israel.
Su soberana es eterna. Sal. 145:13; Jer. 10:10; Sal. 22:29-30. En textos como estos
se proclama el seoro o reinado de Dios sin lmites de tiempo, incluyendo incluso a
la vida despus de la muerte (Sal. 22:29-30).
2.5 El Reinado de Dios se dirige hacia los hombres. La monarqua ser una imagen,
aunque imperfecta, del Reino de Dios en la tierra: Eleccin y uncin sern ms
importantes que sucesin dinstica, caracterstcas personales o aclamacin
(eleccin?) por el pueblo. La ruaj de Yahveh todava ser fundamental para que el
rey ejerza bien su misin como en el caso, primitivo, de Saul. Es el rey o su dinasta
que estn en funcin del pueblo y no al contrario. Desde la perspectova del Dios del
AT la misin y objetivo de la realeza es el bien y la felicidad del pueblo. Por ello el
pueblo tiene opinin (a travs de sus representantes o reunido en asamblea) y el
gobierno del rey debe ir dirigido, fundamentalmente, a que el pueblo goze del
derecho y la justicia, de la prosperidad y de la paz (shalom = alegra, salvacin,
prosperidad, tranquilidad, felicidad... y no slo ausencia de guerra).
2.6 Posible germen democrtico en la perspectiva teolgica de la monarqua
israelita. Aunque democracia y libertad son trminos modernos (gobierno del pueblo
en libertad), se puede detectar algo en el pensamiento teolgico sobre la historia de
Israel muy interesante:
El pueblo no depende del rey, sino el rey del pueblo en base a la eleccin. El rey es
elegido de entre el pueblo que fue pueblo elegido por Dios (2Sam. 7:23). La
eleccin del pueblo precede a la del rey.
La expresin reino de sacerdotes y nacin santa (Ex. 19:6) apunta a todo el pueblo
como participando en el gobierno y no slo a una persona. El NT seguir esa
misma lnea de pensamiento dando protagonismo a todo el pueblo, aunque haya
personas que asuman unas responsabilidades especiales y concretas. Tambin la
iglesia ser administrada por todos los miembros, en base a los dones que el Espritu
reparte a cada uno.
3. El Reino de Dios en la profeca israelita.
3.1 Antecedentes: La frase de Jueces 8:23 No ser yo el que reine sobre vosotros ni
mi hijo; Jehov ser vuestro rey, atribuida a Geden, nos recuerda la tendencia
antimonrquica del inicio de la monarqua. La profeca de Natn a la
descendencia de David en 2 Sam. 7:12-13, yo establecer su reino para
perfila, quizs sin proponrselo, el camino hacia una escatologa mesinica regia.
As, en 11:1ss se habla del retoo de Isa y su reinado se describe en trminos
de justicia, paz, felicidad... Es decir, el ideal mesinico que siempre pervivi y
sigue vivo en la esperanza de los pueblos.
3.2.4 Miqueas (siglo VIII). Al describir la comunidad dispersa de Dios con la
imagen de pastor y rebao Miqueas asume la antigua imagen del reino de Yahveh
en el que el rey es pastor y va a la cabeza, pero el verdadero rey es Dios (2:12-13;
4:13. Cf. Jer. 23:1-6; Ezeq. 34:1ss y v. 23ss). Nuevamente detectamos en estos
textos una esperanza mesinica que va ms all de un determinado rey davdida.
3.2.5 Otros profetas pre-exlicos, cercanos al exilio. En esta poca adquiere
gran importancia el templo hacia el que se dirigen la fe y reflexin de las lites. El
Deuteronomio se redacta ahora por levitas del norte que llevan consigo a
Jerusaln tradiciones jurdicas e histricas y el templo se convierte en santuario
nico. La eleccin no se centra tanto en la dinasta real como en ese lugar y la
torah. El mesianismo deutonomista advierte sobre las limitaciones, tambin las
del rey (Deut. 17:14-20). Profetas representativos de la poca son Sofonas,
Jeremas y Habacuc. Sofonas critica a los prncipes y a todos los que asumen las
modas extranjeras (1:8) y declara que Yahveh es el rey (3:15). Jeremas habla de
un rey davdico suscitado por Dios (30:9), pero proclama juicio sobre los
gobernantes y lderes religiosos, incluso sobre el mismo santuario y la ciudad
santa (26:1ss) y contra el mismo rey de Jud (21:11; 22:6). Tambin retoma la
idea del retoo de Isaas en 23:5ss. Por su parte Abacuc es el nico que utiliza
la palabra mesas ( o ungido), en 3:13. Coetneo de Jeremas, profetiza cuando
el peligro caldeo se divisa en el horizonte (1:6ss.) y termina con un salmo que
mezcla temas csmicos y de batalla (3:12ss.), rememorando la vieja esperanza de
la accin salvadora de Dios por intermedio del rey y que, unos 50 aos ms tarde,
vemos en el libro de Lamentaciones lo viva que est an esa esperanza, aunque se
reconocen los fracasos (Lam. 4:19-20) y que el trono es eterno en cuanto trono de
Yahveh.
3.3 En la profeca durante el exilio. La caida de Jerusaln en el 587 planteaba
como tales los salmos 47, 93 y 96 al 99. En realcin con stos estn los salmos
mesinicos (en su totalidad o slo en ciertas partes de los mismos) como el 2, 110,
18, 20, 21, 28, 101, 72, 84, 89, etc.
4.1 En los salmos de entronicacin resuena la exlamacin: Dios es rey o Dios ha
sido hecho rey7 (93:1; 96:10; 97:1; 99:1) en la que muchos ven una exclamacin
entronizadora del mismo Dios. En otros se celebra la toma de posesin de la realeza
de Yahveh: Dios sube entre voces de jbilo: Yahveh entre el renonar de las
trompetas. Cantad a Yahveh, cantadle! Cantad a nuestro rey, cantadle... (47:6-9;
95:3; 98:6,9. Cf. la belleza del sal. 24). En estos salmos, aun cuando hubiesen sido
usados en las fiestas de coronacin regia, se desplaza el acento sobre Dios como Rey.
Su soberana es csmica (toda la creacin), es histrica (los antepasados, el pueblo
actual de Israel y las naciones) y es escatolgica (su reinado es eterno y, por lo tanto,
se extiende tambin al futuro. No est limitado ni por el espacio, ni por el tiempo. En
estos salmos el Reino de Dios se vincula a Dios mismo, como pasar ms tarde con
Jess.
4.2 En los salmos mesinicos el ungido de Dios o mesas es quien ocupa, junto a
Dios, un lugar cntrico, como ocurra con toda seguridad en la entronizacin del rey a veces como un nacimiento (filiacin divina), una iniciacin o un solemne
decreto: mi hijo eres t, yo te he engendrado hoy (2:7) o hacindole venir como
sacerdote-rey de Sin (ciudad y templo) o vinculandolo a la antigua ciudad jebusea
de Davi y de Melquisedec y sentdolo a la diestra misma de Dios (110:1-3). Lo
mismo que el Rey Yahven en los salmos reales, el mesas tiene dominio (o reinado)
universal (18:44-50). Los salmos no olvidan las antiguas promesas hechas a David y
su descendencia, pero se cantan cuando ya no hay monarqua... Es ms, la monarqua
ha fracasado. El mesianismo cltico, necesariamente, tiene que depositar su
esperanza en alguien ms grande que un monarca terreno: tendr que proyectarse
hacia Dios y su Mesas.
5. El Reino de Dios en la Sabidura. Mientras que los israelitas cantan en el templo los
salmos mesinicos y reales, los sabios se esfuerzan por recoger la experiencia del
pasado. Es el legado de las escuelas de escribas del tiempo de la monarqua. Tambin
una de las caractersticas de los buenos reyes deba ser la sabidura. Salomn qued,
en la tradicin, como el sabio por excelencia (1Rey.3:28) y a l se le atribuyeron
muchos de los escritos de la sabidura veterotestamentaria. Tambin a David se le
atribuy una sabidura como la de los ngeles (2Sam. 14:20). Los proverbios todava
conservan dichos sobre la sabidura real como los consejos de la reina madre al rey
Lemuel (Prov. 31:1-9) o los de 16:10-15. Pero tambin la sabidura personificada
habla y se pone a s misma por encima de los reyes. Por m los reyes reinan y los
gobernantes dictan justicia... (8:14-16). Esa sabidura responde a la antigua
esperanza mesinica y se sita (y surge) al lado mismo de Dios desde el origen de la
creacin (8:22-30) y su fundamento es el temor del Seor (9:10). El Reino de Dios
implica la posesin de una sabidura de esa naturaleza. Posteriormente, el libro
alejandrino de la Sabidura de Salomn (7:22) dir que la Sabidura posee el
7 Unos eruditos se inclinan por una traduccin en su significacin primitiva y otros por otra. Cf. Schnackenburg,
Reino y Reinado de Dios, pp13-14.
CET-Csic.- Teologa del Reino
demonios por medio suyo implica que el reino de Dios ha llegado a ellos (Mt.
12:28 y par.), dice que algunos de su poca sern testigos de su venida (Mr.
9:1). Esos tiempos cronolgicos hablan de prximidad del reino como lo hace
Mr. 1:15. Ante la pregunta que se le formula a Jess de cundo vendr el reino de
Dios el contesta: est entre vosotros (Lc. 17:20-21). En la ltima cena Jess
habla del reino de Dios en un futuro, que ha de llegar an (Lc. 22:18; Mt. 26:29;
Mc. 14:25)11. Al tiempo que enfatiza la importancia del presente, Jess lo vincula
a los acontecimeintos escatolgicos. As ocurre en Lc. 12:54-56; Mt. 24:37-39
sobre las seales de los tiempos y la venida del Hijo del Hombre.
1.1.4 Su carter escatolgico se muestra en la idea de crecimiento y accin de
Dios. El reino de Dios es como una semilla que crece por s misma (Mr. 4:2630). Se puede orar por su venida, buscarle (Lc. 12:31 y par.), esforzarse por entrar
(Lc. 13:24), preparse para su venida (Mt. 24:44; 25:10,13); pero esto nadie lo
puede hacer por sus propias fuerzas o medios. No se puede acelerar su aparicin,
ni retrasarla o impedirla. El reino de Dios viene por el poder y gracia de Dios,
como la semilla surge y crece por s misma (Mr. 4:26-29). Dios lo da o lo
lega (Lc. 12:32; 22:29ss.), lo que muestra su carcter sobrenatural y
carismtico. Expresiones como entrar o ser excluido, sentarse a la mesa
(Mt. 8:11-12 y par.), comer el pan (Lc. 14:15), beber el fruto de la vid (Lc.
22:18; Mc. 14:25) son metforas que hablan del reino de Dios como salvacin
futura de la que slo Dios puede disponer.
1.2 Carcter Salvfico. En el judasmo, enraizado en cierta manera con los orculos
profticos que combinan castigo y salvacin, llega a un sentimiento en el que la
demanda de venganza divina contra los pecadores, perseguidores y opresores es
tan fuerte como el deseo nostlgico de salvacin y gloria futura. Jess nada dice
acerca de la venganza. Uno de los rasgos ms caractersticos de su predicacin es
el anuncio de la salvacin que incluye, de una forma muy especial, a los
pecadores (Mc. 2:16-17). La tensa reaccin que produjo su trato con publicanos y
pecadores (Mc. 2:15-17 y par. Lc. 7:34, 36-50; 19:7; etc.) indica cun inesperada
y poco habitual era esa costumbre para sus coetneos judos.
1.2.1
El llamado a la conversin y el perdn. En la predicacin de Jess se
pueden oir sus amenazas de juicio y condenacin (Mt. 11:20-24 y par.) , pero
en primer plano ofrece Jess la misericordia de Dios a todos sin excepcin
(Mt. 18:23-35). Slo el desprecio de la gracia de Dios y la falta de
misericordia da lugar al furor y juicio de Dios. Jess manifiesta a los hombres
la misericordia y la volundad salvadora de Dios y lleva a su plenitud los
orculos profticos de salvacin. Los exorcismos, las curaciones, el perdn de
los pecados otorgado por Jess, han de entenderse como signos de la poca
salvfica de la irrupcin del reino de Dios en la persona de Jess. En el
discurso inaugural de Jess en Nazaret (Lc. 4:18ss) hay una rumptura,
11 Reflejan estos textos la conviccin que tena la comunidd primitiva de que la parusa de Jess ocurrira en sus
mismos das o se refleja ya la evolucin hacia la idea de que ocurrira en los ltimos tiempos? Quizs lo que exista
es esa combinacin de ideas de que el reino de Dios est ya operativo en la vida y tiempo de Jess, pero tendr su
culminacin o cumplimiento pleno en el futuro.
CET-Csic.- Teologa del Reino
12 Parece que las palabras originales del mensaje de Jess, al inicio de su ministerio, que Mateo atribuye tambin a
Juan (Mt. 3:2; cf. 4:17) responden a la tendencia de acercar y armonizar, en lo posible, las figuras de Juan y Jess. Si
Mateo hubiese hablado formalmente del reino de Dios, como predicado por Juan el Bautista, frente al silencio de los
otros evangelistas, tendra que haberlo visto en lnea veterotestamentaria, como juicio y salvacin, pero no en su
actual carcter de gracia.
CET-Csic.- Teologa del Reino
1.3 Carcter universal. Aunque Jess tiene conciencia de ser enviado en primer
lugar a las ovejas perdidas de Israel (Mt. 10:6; 15:24), su mensaje del reino de
Dios no es un mensaje cerrado, sino abierto. Al decir en primer lugar implica
que su mensaje y obra estn dirigidos tambin a los no judos, aunque el camino
se inicie dando prioridad al antiguo pueblo de la eleccin. Su respuesta a la mujer
cananea (Mt. 15:22,27) lo demuestra. El particularismo cerrado de los judos que
se refleja en algunos textos del AT y en muchos movimientos de la poca de
Jess, sean de tipo religioso (Qumram, fariseos, etc.) o nacionalista y poltico
(zelotes, etc.) es rechazado por Jess13. l llama a todos: justos, pecadores,
cumplidores de la ley o ignorantes del campo (Jn. 7:49). En el juicio escatolgico
final se decidir sobre buenos y malos y ante l estarn todas las naciones y
no slo los judos (Mt. 13; 25; 31-46; Mr. 13:26-27). Ante una postura
exclusivista del reino, las palabras de Jess debieron sonar dursimas a los oidos
de los judos (Mt. 8:11ss): muchos vendrn del oriente y del occidente y se
entarn a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, mientras
que los hijos del reino sern arrojados... (cf. Lc. 13:28; Mt. 21:31-32, 43; 11:2124; 12:41ss). Ese carcter universal del reino est implcito en la Gran Comisin
donde el mensaje de salvacin del evangelio es para todas las naciones (Mt.
28:18-20 y par.). Jess recupera y lleva hasta el extremo las perspectivas
universalistas que reflejan algunos textos del AT que ya citamos en su momento.
salvacin y esperadas por los justos del A.T. (Mt. 13:16-17; Lc. 10:24). La
respuesta de Jess a Juan el Bautista (Mt. 11:3-5; Lc. 7:18-22) ante la
pregunta: eres t el que haba de venir...? es de capital importancia: Id y
decid a Juan lo que habis odo y visto. Los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los
pobres se les anuncia el evangelio. El trasfondo lo podemos encontrar en
textos como Is. 29:18ss: oirn los sordos las palabras del libro, los ciegos
vern sin sombras ni tinieblas, los humildes se regocijarn en el Seor y aun
los ms pobres de la tierra se gozarn en el Santo de Israel. La curacin de
los enfermos no es slo liberar de enfermedades o defectos corporales, apunta
a la voluntad salvfica universal de Dios (cf. Mt. 13:13 donde los misterios
del reino tienen que ver con una visin, audicin y entendimiento que
sobrepasan esas realidades materiales). Son las seales de la salvacin
escatolgica que ha llegado con Jess. Ciertamente aun no es perfecta, en
tanto no se curen todas las enfermedades y se vea una transformacin de la
tierra maldita, pero en esas obras de Jess se percibe ya una manifestacin,
aunque no la plenitud total, del reino de Dios que ha llegado. A los milagros
podra denominrselos algo as como 'reino de Dios en acciones'.17
Las expulsiones demoniacas18. Las curaciones y los exhorcismos van de la
mano con la proclamacin del reino de Dios (Mr. 3:14-15). La misin de los
sesenta, segn Lc. 10:4ss, insiste en la urgencia del reino de Dios (vg.: ni
saludis a nadie en el camino ,v. 4) y contiene todos los ingredientes de la
felicidad salvfica escatolgica: shalom (5-6), salud-salvacin (9), copartir
mesa =banquete mesinico (7-8), juicio para quien rechaza (10-12) y, por
encima de todo, a unos y a otros (los que reciben y los que rechazan)
proclamacin de la llegada del reino de Dios (9,11). Al regreso de los sesenta
lo que ms les ha llamado la atencin es que aun los demonios se nos sujetan
en tu nombre (17), a lo que Jess contesta: Yo vea a Satans caer del cielo
como un rayo (18) y aade que la salvacin (nombres escritos en el cielo =
Dios = reino de Dios) supera en mucho al gozo que producen las seales
mesinicas (20ss.). Otro texto muy interesante son las palabras de Jess:
Pero si yo expulso a los demonios por el dedo de Dios (= poder de Dios), no
hay duda de que el reino de Dios ha llegado a vosotros (Lc. 11:18ss; Mt.
12:26ss). Aqu se menciona el poder de Satans como un reino frente al
reino de Dios y se dice que el ms fuerte (=Jess) viene y ata al fuerte
(Satans19) y as lo derrota (Mt. 12:29; Mr. 3:27; Lc. 11:21-22). Tambin
algunos relatos sobre expulsin de demonios por Jess pueden entenderse
como escenas de lucha entre Jess y el demonio (vg. Mr. 1:23-28) que
17 Schnackenburg, op.cit., p.108.
18 Para un estudio y anlisis de los textos evanglicos sobre este tema puede verse a J. Jeremas, Teologa del Nuevo
Testamento, Vol. I, pp. 107ss. (La victoria sobre el podero de Satans).
19 La idea de atar a Satans, como estadio previo a su final definitivo aparecer tambin en Ap. 20:2.
CET-Csic.- Teologa del Reino
responden, mas o menos, a este esquema: el poseso se acerca a Jess con una
palabra de rechazo, una agresin a travs de un conjuro (s quin eres!), la
orden de Jess de que calle y marche y luego una ltima resistencia del
demonio antes de obedecer (lo sacudi violentamente gritando). Esquema
similar en Mr. 5:6-10. La imagen de romper las ligaduras con que Satans
ataba a sus vctimas est tambin en Lc. 13:16. Cada vez que Jess expulsa un
espritu maligno est anticipando la hora en que Satans ser desposeido de su
poder. Es anticipacin del establecimiento definitivo del reino de Dios.
2.2.3 Acciones provocadoras. Las acciones con las que Jess seala la inminente
llegada del reino de Dios no se limitan a los milagros. Hay una serie de acciones que
la gente de su tiempo, especialmente los fariseos y los escribas, vieron como
tremendamente provocadoras y escandalosas. Slo mencionaremos algunas de ellas,
relacionadas entre s:
a). El reino de Dios se promete a los pobres. Entre los pobres Jess incluye a los
pecadores. Pobre es todo aquel que no puede aportar ningn mrito propio para
justificarse ante Dios (parbola del fariseo y el publicano). Como colofn a todas las
seales mesinicas (Mt. 11:5; Lc. 7:22) est el anuncio de las buenas nuevas a los
pobres y podramos decir que ste sintetiza e incluye a todas las dems seales. Los
enfermos y desvalidos de toda clase podan estar incluidos en la categora de
pobres, de la misma forma que los mendigos, hurfanos, ignorantes, jornaleros,
publicanos, pastores y otras profesiones del campo que impedan, por lo general,
cumplir con las prescripciones legales de pureza religiosa. Era a esta clase de
personas a las que Jess se refera al decir: venid a mi todos los cargados y
fatigados....
b). Perdn de pecados. Jess vincul algunas de sus curaciones con el perdn de los
pecados (Mt. 9:2-5; Mr. 2:5-9; Lc. 5:20-23). La liberacin fsica pretenda sealar a
su poder para liberar de los pecados muy a pesar de sus adversarios, para los que esto
era una osada flasfema. Segn el Padrenuestro, el que Dios conceda su perdn
implica que los sbditos de su reino deben estar dispuestos a perdonar (Lc. 11:4; Mr.
11:25; Lc. 17:3-4; Mt. 18:21-35).
c). No cumplimiento con ciertas costumbres o interpretaciones de tipo religioso. Tal
como no practicar el ayuno (Mr. 2:18), no practicar lavamientos de purificacin (Mr.
7:5ss); quebrantar el sbado (Mt. 12:1ss). Jess entendi que el reino de Dios frente a
todas estas disposiciones es como un vestido totalmente nuevo o un odre de cuero
nuevo que no admite lo antiguo. Es ms: ambos se estropearan (Mr. 2:21).
d). Comunin de mesa con los pecadores. Sabido es la importancia que tiene para los
orientales compartir la mesa con alguien, pero en los relatos evanglicos adquiere
mayor significado ya que las comidas entre Jess y los suyos casi siempre prefiguran
el banquete en el reino escatolgico de Dios. Este es el significado de la ltima cena,
as como el banquete festivo que aparece en multitud de parbolas. A la luz de este
CET-Csic.- Teologa del Reino
significado hay que entender la impotancia que se le da a que Jess comparta mesa
con publicanos y pecadores (Mr. 2:16; Lc. 15:2) y no rechace ni a las prostitutas (Lc.
7:37-39).
e). Utilizacin de palabras e imgenes profanas para referirse a Dios. Jess se sali
de las normas convencionales de su tiempo que enfatizaban, especialmente, la
santidad de Dios y la justicia de los hombres. Desde dirigirse y referirse a Dios con
la palabra de mxima confianza fialial, pero ms profana de todas: abba20, pasando
por la triada parablica de Lucas 15 donde utiliza imgenes totalmente cotidianas
para hablar de Dios: La figura del pastor podra no parecer nada provocadora, pero
s lo era, y mucho!, su actuacin. Descuidar a 99 justos por 1 solo pecador deba
sonar a los odos de los fariseos y escribas, no slo como una provocacin, sino como
algo casi blasfemo. Utilizar la figura de una mujer (que pierde la moneda) deba ser
la imagen ms escandalosa para representar a Dios. Finalmente, la parbola
conocida como del hijo prdigo es provocativa en todos y cada uno de sus
detalles: Figura de un padre que no ejerce su soberana y autoridad frente a un hijo
rebelde y desagradecidido, que rompe todas las buenas costumbres sociales,
morales y religiosas al salir corriendo, echarse al cuello y besar al hijo sin permitirle
confesar todas sus culpas y errores antes de perdonarle... El hacer un banquete
festivo por todo lo alto (smbolo del banquete escatolgico del reino de Dios: as
hay ms gozo en el cielo por un solo pecador que se arrepiente que por noventa y
nueve justos...) en honor del hijo pequeo (el pecador), mientras que no lo ha
hecho por el mayor21 (el justo), etc.
2.3 El Reino de Dios en las parbolas. Muchas de las parbolas de Jess tienen que
ver con el reino de Dios, aunque apunten a aspectos diferentes del mismo. Al no
poder tratarlas una a una, intentaremos agruparlas, aunque esto siempre implique
el haber podido agruparlas de otra forma.
2.3.1 Parbolas vegetales o del crecimiento. Generalmente su ncleo est en el
hecho de su crecimiento imperceptible que lleva a una cosecha final segura. Hay
que recordar que algunas, como la del sembrador, han susfrido abundantes
transformaciones e interpretaciones por parte de la comunidad primitiva.
La del sembrador (Mr. 4:3-25; Mt. 13:3-11; Lc. 8:5-18), que contiene una
explicacin y una cierta alegorizacin, tiene que ver con el misterio del reino
revelado a los discpulos y ocultado a los dems22. Su nfasis parece residir en que el
20 Jess no slo se dirigi a Dios como su abba (pap en el lenguage ms infantil) cosa absolutamente indita entre
el judasmo, sino que autoriz a los suyos a hacer lo mismo: vosotros, pues, oraris as: abba...
21 No hay que olvidar que estas parbolas son una justificacin ante el mensaje y la conducta escandalosa de Jess. Los
personajes son escogidos a propsito como representativos: pastor, mujer y padre son imagen de Dios o/y de Jess
(as acta Dios o Jess), la oveja, la moneda y el hijo rebelde lo son de los publicanos y pecadores a quienes Jess
anuncia la buena noticia del perdn y salvacin y que adems se junta y come con ellos (otra vez la comunin de
mesa en el reino de Dios) y las 99 ovejas y el hijo mayor a los fariseos y escribas que critican a Jess y no se alegran
ni participan en el gozoso banquete, a pesar de que tambin es para ellos...
22 Es complicado explicar en qu consiste esa ocultacin para que viendo no vean y oyendo no oigan... Quiz la
explicacin est en la palabra aramea que sirviera de base a parbola. En el lenguaje que us Jess seguramente
significaba enigma (J. Jeremas) y de ah que sirviera para ocultar el misterio que, por otra parte, ha de ser
revelado a los discpulos.
CET-Csic.- Teologa del Reino
reino de Dios, iniciado por Jess, tendr un final exitoso a pesar de todas las
circunstancias adversas con las que se encuentra en la actualidad (pedregales,
espinos, pjaros, etc.,). Tambien sugiere que el reino es dado, no logrado o
conquistado; es revelado, no descubierto y que la responsabilidad de los oyentes es
recibirlo: no es impuesto, es aceptado o rechazado.
La de la semilla que crece por s misma y la del grano de mostaza (Mr. 4:26-29 y 3032) sealan el creciento por s mismo del reino de Dios (no lo construye ni lo
dessarrolla el ser humano, ni evoluciona con la historia, etc. Su venida es un
milagro sobrenatural, de Dios) y que desde unos inicios repentinos y humildes
alcanzar su plenitud al final. La mencin de la siega al final muestra que la parbola
piensa tambin en el juicio de separacin. El rbol grande en que se convierte el
grano de mostada, tan insignificante al principio, apunta al final triunfante y
poderoso del reino a pesar de sus inicios humildes. La parbola del grano de mostaza
tiene significado paralelo con la de la levadura (Mt. 13:13).
La del trigo y la cizaa (Mt. 13:24-30), que forman conjunto con la de la red (Mt.
13:47-50), enfatizan el reino de Dios como juicio. Sealan, por tanto, a la
consumacin del reino, no a su instauracin.
Parbolas que exigen decisin en base al valor del reino. A estas
pertenecen las del tesoro escondido (Mt. 13:44) y la perla de gran precio No
quieren decir estas parbolas que el reino de Dios pueda descubrirse (como el
tesoro en el campo) o que pueda comprarse (como la perla de gran precio en
un mercado). Lo que marca su ncleo central es el valor tan grande del reino y
su inapelable urgencia a tomar una decisin frente a l.
2.3.2
2.3.3
2.3.4
2.3.5
2.3.6
mesa en mi reino).
El reino de Dios aceptado o rechazado. Entran en el reino (el convite) los que, sin
merecerlo, aceptan la invitacin y no entran aquellos que, habiendo sido invitados
primero, rechazan la invitacin, aunque con aparentes buenas excusas (Lc. 14:15ss.).
Aqu mencionamos la del rey que invit a las bodas de su hijo (Mt. 22:2-14 =
muchos son los llamados, pocos los escogidos). No est hablando de
predestinacin. Muchos significa todo el pueblo de israel?. Los escogidos son
todos los que responden a la invitacin que suelen ser pocos. Es interesante
tambin la frase tanto a buenos como a malos (v. 10).
La de las vrgenes vigilantes y las insensatas (Mt. 25:1-13) tambin se enmarca en
el banquete escatolgico, pero su propsito es advertir sobre la venida del esposo. Se
enfatiza la necesidad de estar vigilantes frente al aparente retardo de la venida del
reino de Dios.
2.3.7
Parbolas que animan al trabajo y la perseverancia mientras dura la
espera del regreso del Seor. La de los talentos va en esta lnea (Mt. 25:1430), as como la de las minas (Lc. 19:12-227). Es la aparente tardanza de la
venida del Seor el motivo original de la parbola, pero se utiliza para sealar
la necesidad de trabajar y multiplicar aquello que el Seor da a sus siervos
mientras esperan su retorno. Son parbolas que combinan el tema de la
paciente espera en la venida del reino pleno con el trabajo propio del creyente,
del gozo y la gracia, con el juicio. Reflejan ms el ambiente de la iglesia
primitiva y una cierta desilusin porque la parusa no se produca tan pronto
como ellos esperaban, que el ambiente propio del Jess terreno.
2.4 El Reino de Dios Presente y/o futuro. Mucho se ha discutido sobre si Jess
predic (y por lo tanto entendi) el reino de Dios como presente o como fututo.
Hay textos que parecen hablar de un presente, otros de un futuro prximo y otros
de un futuro lejano, al final de los tiempos, aunque sin especificar tiempos
concretos. Hay autores que escogen unos, al margen de los otros y otros autores
intentan tener en cuenta todos los textos. Resumimos las principales
interpretaciones que se han dado.
ya entre nosotros, pero es una plenitud a la que queda algo pendiente, que no es
completa. Por lo tanto el reino de Dios es proclamado por Jess como algo presente
o que est ya a las puertas, pero con una continuacin que ha de llegar a una
plenitud definitiva en el futuro. Hoy en da, con pequeas variantes y diversos
matices, la mayora de autores siguen esta lnea de interpretacin. Cuando se habla
del ya pero todava no se esta hablando de una escatologa realizada, pero al
mismo tiempo, en proceso de realizacin. Esta forma de ver la escatologa hace
posible una reconciliacin y un mejor entendimiento de los textos que hablan del
reino de Dios como algo presente en la predicacin y acciones de Jess y aquellos
que hablan de l en futuro, ya sea ste cercano o se refieran al final de los tiempos.
Tambien se esclarecen temas como cuando el evangelio de Juan habla de la vida
eterna, la salvacin o condenacin, la resurreccin, etc., como algo presente y otras
veces como algo futuro. Tambin Pablo y otros autores del NT hablan en esa doble
perspectiva de temas relacionados con la salvacin y la gloria futuras.
2.4.1
El Reino de Dios como algo presente. Parece indiscutible que en el
NT el reino de Dios es visto como algo que est cerca, o que ha llegado o que
est llegando: el tiempo (kairs) se ha cumplido y (por ese mismo hecho) el
reino de Dios 'se ha acercado'... (Mr. 1:15).
Los pasajes sobre las obras mesinicas de Jess parecen hablar del reino como
presente. Mt. 11:2-19 (Lc. 7:18-35). A la pregunta Eres t el que haba de venir? (o
ha de venir) Jess responde sealando sus obras. Se desprende que si las obras que
23 La palabra presente viene del latn prae = antes y esse = ser (presente = estar antes). Es, por lo tanto, una
palabra sin distancia prefijada. Algo as podra ocurrir con estar cerca y ha llegado (h;ggiken).
CET-Csic.- Teologa del Reino
evidenciaban la venida del Mesas (y con ella el reino de Dios) las estaba haciendo
Jess (en el presente), es que el reino de Dios operaba ya en Jess. Esto no niega el
carcter futuro del reino de Dios, como no niega una venida futura del Mesas en
poder; pero s dice que el reino de Dios estaba presente en la persona y ministerio de
Jess.
2.4.2
El reino de Dios como algo futuro sin negar su presente. Los
textos parecen indicar que, en algn sentido, el reino de Dios es tanto presente
como futuro. En la oracin modelo se pide venga tu reino y en el sermn
del monte buscad primeramente el reino de Dios, pero en las
bienaventuranzas se asegura que el reino pertenene (ya en el presente) a los
pobres y a los perseguidos por causa de la justicia. Presente y futuro estn
ligados aqu como en muchos otros textos del NT.
Una venida del reino de Dios en poder. Mr. 9:1 parece hablar de una venida futura
en poder, sin especificar el tiempo ni negar que haya venido ya en algn sentido:
...algunos de los que estn aqu presentes que no gustarn la muerte hasta que hayan
visto que el reino de Dios ha venido con poder24.
En la ltima cena Jess dice a sus discpulos (Lc. 22:18) que no beber ms del fruto
de la vid hasta que venga el reino de Dios. (Mt 26:29 y Mr. 14:25 dice hasta
aquel da.... Las dos versiones apuntan claramente al banquete escatolgico final y
a la plenitud ltima del reino de Dios. Si, como parece ser, la venida del reino de
Dios se vincula tambin con la parusa o segunda venida de Jess est claro que el
reino tiene una proyeccin ltima, plena y definitiva ms alla de la primera venida
en la persona, mensaje y obras del Jess terreno (cf. Hch. 1:11; 1Ts. 3:13; 4:15; etc.).
La cronologa sobre la venida del reino de Dios es evitada explcitamente. Sea lo que
se diga en cuanto a la cercana, retraso, presente o futuro del reino de Dios
est claro que, a diferencia de los apocalpticos y algunos rabinos de su tiempo, Jess
se neg a dar fechas y datos concretos en cuanto al tema (cf. Lc. 19:11). El login,
sin duda autntico de Jess, que nos trae Mr. 13:32, lo dice taxativamente: Pero
acerca de aquel da o de la hora, nadie sabe; ni siquiera los ngeles en el cielo, ni
aun el Hijo, sino slo el Padre. Tambin la tradicin posterior, aunque suaviz el
tema, insiste en lo mismo (Hch. 1:7).
24 Algunos, como Dodd, entienden que Jess se refera a que algunos no moriran hasta que hubieraqn visto que el
reino haba venido con poder, poniendo el nfasis en el ver y no en la venida futura. Otros, como Kmmel, ponen
el nfasis en la venida (futura) con poder en contraste con la venida inicial. Una exgesis sobre este texto en G.
Bornkamm, Estudios sobre el Nuevo Testamento, pp. 181ss.
como nuevo Israel, que as era entendida en la comunidad primitiva). Cuales eran
esos frutos?. Atenindonos a los evangelios y, muy especialmente, a la predicacin de
Jess sobre el reino de Dios podemos decir que eran frutos tales como la obediencia
(Mt. 7:21), la justicia mayor26 y sobre todo el amor ilimitado.
2.6.3 Los valores jerrquicos del reino. La importancia de la pertenencia al reino
est fundamentada, frente a cualquier otra importancia como pertenecer al antiguo
pueblo de Israel, ser un profeta como Juan Bautista, etc. (Mt. 11:11). El pequeo
(con toda la variedad de matices y significados que implica tal palabra) y no el
importante (Mt. 18:1-3) es quien adquiere relevancia en el reino; la riqueza es un
valor negativo (Mt. 19:23-24); el servicio a los dems es un valor positivo (Mt.
20:21-28); as como la misericordia (Mt. 25:34ss.). Est claro que entre los sbditos
del reino de Dios que Jess proclama los valores cambian absolutamente y no se
miden como lo hacen los seores de este mundo (Mt. 20:25-28).
2.7 El reino con el que se identifica Jess no es de este mundo. Finalizaremos este
largo recorrido, conscientes de no haber agotado el tema en absoluto, mencionando
otros pocos textos segn los cuales Jess distingue entre su reino y el reino segn
lo podan entender otros de sus contemporneos, incluso dentro de su crculo ms
ntimo (ver nota 27).
La acusacin que llev a Jess a la cruz. Parece claro, segn los evangelios, que
Jess se enfrent a una acusacin de ser o hacerse rey de los judos. El
testimonio de todos los evangelios es unnime: Mr. 15:2,9,12,18,28,32 (resto de los
evangelios se repite con pequeas variantes). Esta acusacin fue, sin duda,
ambivalente: por una parte tena un componente mesinico/religioso que
perturbaba a los lderes religiosos. En este sentido la expresin mesinica hijo de
David equivala a rey de Israel con connotaciones teopolticas (Lc. 1:32; Mt.
21:9,15; Mr. 11:10. Cf. Mt. 2:2ss.). Por otra parte la palabra rey fue entendida y
usada con fines absolutamente polticos en el proceso contra Jess (Jn. 19:12 = el
que se hace rey, se opone al Cesar).
Jess entiende su reino como diferente a los reinos de este mundo. Ante la
insistencia del procurador romano (Jn. 18:33ss.) Jess le dice: Mi reino no es de
este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearan...
Aunque Jess no defini nunca el reino de Dios, aqu da algunas pistas interesantes
de cmo lo entenda: No se parece a cualquier reino de este mundo (judo, romano
-ver Jn. 19:11). No utiliza la guerra o violencia (Jn. 18:36; cf. Lc. 22:50-51; Mt.
26 Quizs la justicia mayor que Jess exige frente a la justicia de los escribas y fariseos (Mt. 5:20) en el sermn del
monte, tenga que ver con el amor ilimitado que va ms all del prjimo incluyendo tambin al enemigo.
CET-Csic.- Teologa del Reino
Heredar el reino de Dios aparece en 1Cor. 6:9,10; 15:50; Gl. 5:21 y Ef. 5:5 cuyo
significado es equivalente al entrar en el reino en labios de Jess y que, en Pablo
contiene una seria advertencia contra la carnalidad28 en 1Cor. 6:9ss. y Gl. 5:21 y
como una enseanza escatolgica importante en 1Cor. 15:50: el ser humano naturalterreno y la corruptibilidad (muerte) no pueden heredar (entrar, participar) del reino
de Dios. Se exige la transformacin/resurreccin para el primero y la destruccin
para la segunda.
El reino de Dios (o de Cristo) y su gloria. En Ef. 5:5 vemos que el reino de Dios y de
Cristo se mencionan, no como dos reinos diferentes sino como uno slo. En lnea con
los evangelios el reino de Dios se inicia y se consuma en Cristo. En escritos muy
antiguos, como 1Tes. 2:12, el reino de Dios se vincula a su gloria. Esta identificacin
entre reino y gloria aparece tambien en Mc.10:37 y Mt. 20:21. Se habla del reino
escatolgico de Dios consumado plenamente en el Cristo glorificado.
El reino de Dios como reconpensa y/o colaboracin. Textos como 2 Tes. 1:5 podran
inducirnos a pensar en el reino de Dios como recompensa a los creyentes por su
fidelidad y sufrimientos. Pero sufrir por el reino de Dios no es una contribucin
humana a la venida del reino sino un esfuerzo por parfticipar de l. Es lo mismo
que Pablo dice en Rom. 8:17 y 2Tim. 2:12 sobre el ser glorificados o reinar
juntamente con Cristo. Lo mismo podemos decir en cuanto a ser colaboradores en
el reino de Dios (Col. 4:11) que podra sugerir que al colaborar en la misin
(evangelizacin) estaramos colaborando en la extensin, construccin o
establecimiento del reino de Dios, cosa que no tiene fundamento en textos del NT.
27 A Judas se le llama iscariote o hijo de un iscariote. Hay un Simn al que se le llama zelote y Pedro llevaba una
espada con la que intent atacar a los que vinieron a prender a Jess. Es posible que la negativa de Jess a la lucha
armada y su apuesta por la no violencia, su actitud pacfica y sus constantes llamadas al amor, incluso al enemigo,
contribuyeran a la depeccin de algunos o muchos de sus discpulos: Judas lo entrega, Pedro lo niega, los dos que
van camino de Emmaus sienten que sus esperanzas en Jess como mesas han fracasado... y todos se van a sus
trabajos cotidianos.
28 Hemos puesto carnalidad porque inmoralidad puede prestar ms a confusin. En el fruto de la carne entran
acciones como las disensiones, partidismos, ira, contiendas, hechicera, etc. y no slo lo que se suele considerar
como inmoral (fornicacin, impureza, desenfreno...). Cf. Gl. 4:19-21.
CET-Csic.- Teologa del Reino
El reino de Cristo. Que el Cristo resucitado y exaltado ha sido entronizado como rey
es un axioma comn al primitivo pensamiento cristiano. Los salmos reales o de
entronizacin como el salmo 110 (v.1) sirvieron a la primitiva comunidad cristiana
para probar la dignidad real del Resucitado (Hech. 2:34ss.; Ef. 1:20ss.; Col. 3:1). As
pues, Cristo domina (o reina) desde el cielo sobre todo y sobre todos, ante quien se
tendr que doblar toda rodilla (Filip. 2:9ss.). Ese proceso de dominio y esa
identificacin entre el reino de Cristo y el reino de Dios (ya que la exaltacin y toda
la autoridad le ha sido otorgada a Cristo por Dios) se ve con la mayor claridad en
1Cor. 15:24ss. En su argumentacin sobre la resurreccin de los muertos, en la que
Pablo toma como base la propia resurrecin de Jess (visto ya como exaltado =
Cristo), el apstol crea una lnea de relacin entre la resurreccin/exaltacin de Jess,
su reinado, su parusa, la resurreccin y el sometimiento/destruccin de todos los
poderes enemigos culminando con la eliminacin de la muerte. Entonces Cristo
entregar su reino a Dios para que Dios sea todo en todos (v.28). Otros textos
posteriores que mencionan tambin el reino de Cristo o de Cristo y de Dios son
Col.1:13; Ef. 5:5 y 2Tim. 4:1,18.
3.2 Relacin del Reino con la Iglesia y el Mundo en Pablo. En la teologa paulina
Cristo es Seor de su comunidad terrenal que le adora y renonoce como tal en el
culto. Pero Cristo no es slo el Kirios (Seor, Soberano) de la iglesia, es tambin
Kirios en los cielos y sobre el cosmos (mundo, universo).
3.2.1 Cristo como cabeza de su cuerpo que es la iglesia. En escritos tan
tempranos como 1Corintios la soberana de Cristo sobre su iglesia se expresa con
la relacin cabeza-cuerpo (1Cor. 11:3ss.; 12:12. Cf. Ef. 5:23; 4:15; Col. 1:18).
Aunque la ilustracin es admirable, especialmente para comprender la relacin
29 No debemos olvidar que el reino de Dios, ya desde el Antiguo Testamento, se proyecta en la esperanza mesinica de
el derecho y la justicia en un reino de paz y properidad.
CET-Csic.- Teologa del Reino
lo que los creyentes esperan de, forma plena, en el reino de Cristo y de Dios. Los
ideales de justicia, igualdad, paz, felicidad... que anidan en el corazn de todos
los hombres, la iglesia-cuerpo de Cristo est llamada a mostrarlos, aunque sea
de forma incipiente e imperfecta (cf. 1Cor. 13:10), ya dentro de este mundo pero
apuntando y dirigiendo la mirada de todos los seres humanos hacia el mundo
nuevo (cf. Ap. 21:1-5). La iglesia est llamada a ser no slo testimonio vivido y
experimental del reino de Dios en este mundo. Tambin tiene como misin ser
proclamadora de ese reino y bajo la autoridad absoluta de su cabeza (Cristo)
invitar a todos los seres humanos (al mundo) a formar parte del Reino, pasando a
estar bajo la soberana del que es la cabeza (jefe) del universo y especialmente de
su cuerpo-iglesia (cf. Ef. 3:10; 1:20-23; Mt. 28:18-20). El reino actual de Cristo
sobre la iglesia y el mundo es el modo como se realiza el reino de Dios en la
poca salvfica actual, entre el cumplimiento y la plenitud, en el campo tendido
entre este siglo y el futuro, en la mezcla de luz y tinieblas.31
3.3 El Reino de Cristo en los escritos tardos del Nuevo Testamento.
3.3.1 En las pastorales. En 2Tim. 4:18 el reino de Cristo se expresa con un giro,
motivado, quizs, por la conciencia de una muerte cercana por parte del apstol
Pablo. El apstol, ante el abandono de muchos creyentes, afirma que el Seor
estuvo con l y expresa su plena confianza en que le guardar para su reino
celestial. Ha habido una cierta evolucin teolgica con referencia a sus cartas
anteriores donde los creyentes participan del reino de Dios ya aqu, en la tierra,
aunque el mismo tiene una dimensin celestial trascendente que tendr lugar, en
toda su majestuosidad, al final de la plenitud escatolgica. Sin negar esto, 2Tim.
2:18 prepara el camino para entender la participacin en el reino de Dios (o de
Cristo) como una experiencia individual inmediatamente despus de la muerte y
para la proyeccin del reino de Cristo al cielo (cf. con la esperanza mesinica
expresada en Lc. 23:42). Esto marcar el pensamiento teolgico posterior sobre el
reino de Dios: al lado de la trayectoria horizontal de la historia de la salvacin
surge ahora, con ms fuerza, la vertical.
3.3.2 En el libro de Hebreos. El nfasis de Hebreos en las cosas celestiales
frente a las terrenas, que slo son figuras oscuras y perecederas de aquellas,
configura tambin la concepcin del reino de Dios. En 12:28 se habla del reino
inconmovible. Los acontecimientos finales implican un cambio (una
remocin) de las cosas conmovibles, es decir creadas. Pero el reino de Dios
es una de esas realidades celestiales y, por lo tanto, no sufrir remocin alguna, es
inconmovible y eterno. Aqu se habla del reino, en lenguaje propio de la ideologa
judo-helenstica, como algo celestial y transcendente pero no desvinculado de la
realidad terrena en la que viven los creyentes y de su esperanza escatolgica. Esta
misma realidad la expresa Hebreos con diferentes imgenes: los cristianos ya se
han acercado (o han llegado) al monte Sin, a la ciudad del Dios vivo, a la
Jerusaln celestial, a los millares de ngeles, a la asamblea de primognitos
inscritos en los cielos, a Dios el juez de todos, a los espritus de los justos ya
31 Schnackenburg, Op. Cit., pp. 295-296.
CET-Csic.- Teologa del Reino
hechos perfectos, a Jess el mediador del (nuevo) pacto y a la (su) sangre que
habla mejor que la de Abel (Heb. 12:22-24). Todo esto nos habla de realidades
salvficas terrenas proyectadas escatolgicamente a su plenitud final (cosas
celestiales y, por lo tanto, inconmovibles). Lo mismo podramos decir de otra
expresin tpica de Hebreos: entrar en su reposo (cap. 4) que apunta al mismo
significado salvfico-escatolgico que las expresiones anteriores y la de reino de
Dios.
3.3.3 En 2Ped. 1:11 encontramos, en la misma lnea de Hebreos y 2Tim., la
expresin reino eterno de nuestro Seor y Salvador Jesucristo. Segn Pedro a
ese reino eterno les ser otorgada amplia entrada a los creyentes que, en base a las
promesas, participan de la naturaleza divina (1:4). Eterno es todo cuanto hace
referencia a Dios y hemos de entenderlo, igual que en el evangelio de Juan, no
tanto como una extensin temporal ilimitada, cuanto referido a una cualidad
propia de la vida divina. Aunque el autor se exprese en categoras helensticas, no
pierde de vista la esperanza escatolgica juda de un cielo nuevo y una tierra
nueva (2Ped. 3:13) donde more la justicia. Y todo ello vinculado a la venida del
da de Dios (v. 12) y la parusa del Seor Jesucristo (vv. 4-10) que en esa poca
algunos cuestionan por su tardanza (v. 4).
3.3.4 En el evangelio de Juan. Aunque ya hemos abordado el tema en el apartado
III, 2, 7 nos referiremos otra vez a l con brevedad. Ya vimos que en Juan Jess
rechaza ser rey en sentido poltico (6:15; 18:36) pero acepta, de alguna forma,
haber venido a este mundo para ser un tipo de rey diferente a los reyes que ellos
conocen (18:37): su reino es el reino de la verdad y sus sbditos auquellos que
conocen o se somenten a la verdad. Juan huye de la designacin de Jess como
rey de los judos32 ya que, para l, stos se han apartado de la voluntad de Dios y
han rechazado a su hijo (1:11). Incluso cuando se menciona su realeza de forma
posititva se evita el ttulo rey de los judos y se coloca el de rey de Israel (cf.
1:47-49 y 12:13-15) o, de forma sobreentendida, rey de Sin (v. 15),
expresiones que de forma incipiente estaban marcando lo que sera la teologa
posterior sobre el nuevo Israel aplicada a la iglesia (cf. Ef. 2:11ss.; Rom. 9:6;
11:5-6).
3.3.5 En el Apocalipsis de Juan. El gran drama con que se cierra la revelacin
cristiana nos lleva, en cierto modo, al climax majestuoso sobre el reino de Dios
tanto en este mundo como en la nueva creacin.
Cristo el soberano sobre los reyes de la tierra. Ya al principio nos habla el Ap. de
Cristo como el prncipe o soberano de los reyes de la tierra (1:5) y a continuacin se
dice que l nos constituy (a los cristianos) en un reino33 (1:6). Mientras que las
cartas de la cautividad (Ef. y Col.) enfatizan el sometimiento de las potencias
32 Hay que recordar que para el evangelio de Juan los judos se refiere, fundamentalmente, no al pueblo sino a los
lderes religiosos que constantemente se oponen a Jess, tratan de destruirle y apartar al pueblo de sus enseanzas.
33 Aunque la RV-60 traduce reyes y sacerdotes, las traducciones ms modernas se inclinan por un reino y
sacerdotes.... De todas formas la idea de correinar, por parte de los creyentes, se puede detectar en ambas
traducciones.
CET-Csic.- Teologa del Reino
34 Quiz ese reinar por los siglos de los siglos no tenga un sentido jerrquico sino de triunfo definitivo. En la nueva
Jerusaln, donde ya no hay absolutamente nada negativo, los creyentes han alcanzado la victoria definitiva sobre el
pecdado, el sufrimiento y hasta sobre la misma muerte (cf.1Cor. 15:25-26,54-55; Ap. 20:14; 21:4).
CET-Csic.- Teologa del Reino
b). Como final del reinado de Cristo aparece la imagen de las bodas del Cordero.
Con ella se da cumplimiento a muchas narraciones de Jess sobre el reino de Dios,
que hablan sobre banquetes de bodas, as como a otras del AT que representan a Dios
como esposo o amante de su pueblo (cf. Os. 1-3; Jer. 2:2; 3:1-3; Ez. 16:7ss.; Is. 54:68; 62:4ss.). Acabadas las guerras entre las fuerzas del mal y el Cordero de Dios se
celebra la fiesta del gozo en la que son felices todos los invitados (Ap. 19:9). Forma
parte fundamental del establecimiento definitivo y pleno del reino de Dios y de
Cristo el que ste conduzca a su esposa al hogar -la recepcin de la comunidad
escatolgica de Cristo en el reino pleno- en la ciudad celestial de Dios (21:9ss.). La
iglesia, considerada desde el principio en su estructura y dimensin terreno-celestial
(iglesia que es candelabro con vocacin de estrella -ver Ap. 1:13,16,20), entra ahora
en la plenitud escatolgica, tras todas las pruebas y sufrimientos que ha pasado por
ser fiel a su esposo (sobre antecedentes de esta imagen en el NT cf. 2Cor. 11:2; Ef.
5:22-33; Mt. 22:1-10, 11-13; 25:1-12).
c). La imagen de los cielos nuevos y la tierra nueva. Es una de las imgenes ms
hermosas e interesantes -y con ms contenido teolgico- que aparece en el
Apocalipsis para expresar la plenitud total y final del reinado de Dios y su Cristo.
Esta imagen tiene antecedentes en la teologa paulina donde la antigua creacin se
representa como anhelando la redencin y restauracin juntamente con los creyentes
(Rom. 8:19-23) y en 2Cor. 5:17 donde se dice que todas las cosas viejas pasaron y
han sido hechas nuevas, as como que el que est en Cristo es una nueva criatura o
que pertenece a una nueva creacin35. El autor de Hebreos conoce tambin la idea,
implcitamente, de una creacin perteneciente a los bienes venideros o escatolgicos
(Heb. 9:11; cf. 11:16; 12:22-23), as como el de 2Ped. 3:13. Los cielos nuevos y
tierra nueva tambin aparece en Isaas en contextos de eternidad para felicidad y
bienestar (Is. 65:17) o de juicio (Is. 66:22). El final de Apocalipsis tiene una visin
riqusima en simbolismos sumamente interesantes: en el captulo 21 se insiste en que
Dios ha sustituido todo lo viejo por algo totalmente nuevo: nuevos son los cielos y la
tierra (los primeros, includo el mar, ya no existen), Jerusaln, la ciudad santa es
tambin nueva y celeste (viene del cielo). Insiste la voz del que est en el trono: yo
hago nuevas todas las cosas (v. 5). Se pasa a describir la ciudad-esposa (smbolo de
la comunidad escatolgica) en forma de cubo perfecto, donde no hay templo (el
mismo cordero es templo), ni luz del sol o de la luna (pues Dios mismo y el Cordero
son su luz, ciudad totalmente abierta (pues no hay noche en ella) y por sus puertas
entran los pueblos y sus reyes, aunque el requisito es que sus nombres estn inscritos
en el libro de la vida del Cordero (21:27). Esta ciudad parece un cosmos
(universo) nuevo que sustituye al antiguo. La ciudad parece al mismo tiempo cosmos
y templo del mismo (no hay templo pero por su descripcin ella misma parece
templo). El trono de Dios y del Cordero est en el centro de ella (22:1-3; 21:3) y
tambin la ciudad es como un paraiso nuevo expresado con smbolos del AT (rio de
aguas salutferas, rboles de frutos perennes, rbol de la vida. All no hay rbol del
bien y del mal, tentacin ni tentador, ni pecado ni muerte...). El relato acaba
35 La expresin nueva criatura es puede entenderse en el sentido de cambio moral-espiritual, pero en su propio
contexto parece ms correcto entenderla como: es una nueva creacin. Tambin esto estara en consonancia con el
pensamiento de Pablo sobre el primer y postrer Adn (1Cor. 15:45) y quizs tambin con la idea tras Jn. 3:3ss. sobre
nacer de nuevo, nacer de lo alto, es decir de Dios.
CET-Csic.- Teologa del Reino
El reino de los mil aos. Hemos puesto este tema al final debido a los problemas
que ha planteado y sigue planteando an tanto a la exgesis como a la teologa. No
entra dentro del campo de estos apuntes ocuparnos de ellos y slo mencionaremos
alguna de las interpretaciones. Segn hemos podido apreciar, entre la
resurreccin/exaltacin de Cristo y su retorno, el reino de Dios y el de Cristo
coinciden y la victoria final en Apocalipsis pertenecen a Dios y a su Ungido. Pero en
Ap. 20:1-6 aparece el famoso Reino de los mil aos que, visto en su literalidad,
parece un interregno de Cristo en la tierra36, sea que Cristo y los santos gobiernen
desde la tierra o desde el cielo sobre la tierra. Puede ser fructfero acerarse al tema
desde nuevas perspectivas como la literaria -no dejndose influir demasiado por las
variadas interpretaciones milenaristas. Hoy se suele aceptar que el Apocalipsis de
Juan est estruturado en forma de quiasmo en que la narracin va progresando en
base a avances, retrocesos y nuevos avances, focalizando siempre el mismo (o
ciertos) tema fundamental hacia el cual apuntan, aunque con distintos nfasis y
enfoques, las diferentes secciones del libro. Por lo tanto las cronologas que aparecen
no han de interpretarse literalmente como refirindose a diferentes tiempos histricos
totalmente definidos. A esto se suma el abundante simbolismo que aparece,
especialmente numrico y cromtico, as como las imgenes apocalpticas propias del
judasmo tardo, de los evangelios y del Antiguo Testamento. Atendiento a todo esto
y otras consideraciones que se podran aducir, podra interpretarse el reino mesinico
milenial (Ap. 20:1ss) como una forma ms, en uno ms de los varios relatos del libro,
de enfatizar la absoluta victoria de Dios y de Cristo sobre todos los poderes perversos
que actuan en la historia. A pesar de todos estos poderes y los inmensos sufrimientos
que infligen a los creyentes, stos triunfarn (reinarn), obtenida la victoria por el
cordero, juntamente con l. De esta forma no hay contradiccin con los dems relatos
del Apocalipsis ni separacin alguna entre el reino de Dios y el de Cristo que, en el
36 Una interpretacin clsica, que ya utiliz San Agustn, entiende ese reino milenial como teniendo lugar desde la
resurreccin de Jess hasta su segunda venida. En esa misma lnea algunos entienden que ese reino es la iglesia a
partir de la caida del imperio romano y otros que el reino de Cristo empez en la resurreccin de Cristo y se halla
an en el estadio inicial del siglo futuro pero el reino milenario ser la iglesia de esa ltima fase. Cualquier teora
deja abiertos muchos interrogantes. Ver algunas de esas cuestiones en Schnackenburg, op. cit., pp. 316ss.
CET-Csic.- Teologa del Reino
libro, siempre aparecen como una especie de co-rreino, extendido tambin a los
creyentes fieles ante la tribulacin.
CET-Classic.- Curso 2011-2012.- Teologa del Reino de Dios.- Diego Martnez Mndez
pgina 1
73-78 Eterna permanencia de la casa de David ; 79-102, los salmos de David y 289306, Las profecas y su cumplimiento).
Jeremas, J., Teologa del Nuevo Testamento. Salamanca, Sgueme, 1974. (pp. 119-148, la
aurora del reino de Dios).
----------, La Promesa de Jess para los Paganos. Madrid, Fax, 1974 (especialmente
interesante la segunda parte, pp.58-77 y la tercera, 79-106).
Jenni, E.-Westermann, Diccionario Teolgico Manual del Antiguo Testamento. Madrid,
Cristiandad, 1978 (artculo melek-rey, col. 1237-1252).
Kraus, H-J., Teologa de los Salmos. Salamanca, Sgueme, 1985 (varios epgrafes).
Kng, H., La Iglesia. Barcelona, Herder, 1967 (pp. 55-128, Bajo el venidero reino de
Dios).
----------, El Desafo Cristiano. Madrid, Cristiandad, 1982 (pp. 139-168, La causa de
Dios).
Lohse, E., Teologa del Nuevo Testamento. Madrid, Cristiandad, 1978 (pp. 41-48).
Lorenzen, T., Resurreccin y discipulado, modelos interpretativos, reflexiones bblicas y
consecuencias teolgicas. Santander, Sal Terrae, 1999 (de especial inters para nuestro
tema es el captulo 12, salvacin universal , sobre todo el epgrafe salvacin, naturaleza y
cosmos, pp. 368-382).
McKenzie, J., Espritu y Mundo del Antiguo Testamento. Estella (Navarra), Verbo Divino,
1968 (bastantes captulos -por no decir todo el libro- contiene informacin interesante sobre
temas relacionados con el nuestro).
Mowinckel, S., El que ha de venir, Mesianismo y Mesas. Madrid, Fax, 1975. Clsico de
referencia para todos los autores que tratan, en profundidad el tema.
Moltmann, J., Trinidad y Reino de Dios, La Doctrina sobre Dios. Salamanca, Sgueme,
1983 (El reino de la libertad, pp. 207-238).
Obermller, R., Teologa del Nuevo Testamento. Buenos Aires, La Aurora, 1978 (pp. 468470 del vol. III).
Pannenberg, W., La Fe de los Apstoles. Salmanca, Sgueme, 1975 (pp. 138-149, sentado a
la diestra de Dios Padre todopoderoso...).
----------, Fundamentos de Cristologa. Salamanca, Sgueme, 1973 (pp. 453-492).
Russell, D.S., El Perodo Intertestamentario. El Paso, Tx., C.B.P., 1973 (pp. 118-141).
pgina 2
Schillebeeckx, E., Jess, la historia de un viviente. Madrid, Cristiandad, 1981 (pp. 127-208
y 628-632, aunque todo el libro, por ser una cristologa, tiene que ver con el Reino de Dios).
Schnackenburg, R., Reino y Reinado de Dios. Madrid, Fax, 1970 (nico libro monogrfico
sobre nuestro tema en castellano -al menos que yo conozca).
Stagg, F., Teologa del Nuevo Testamento. El Paso, Tx., C.B.P., 1976 (pp. 153-171).
Tamayo-Acosta, J.J., Hacia la Comunidad, volumen 6: Dios y Jess. Madrid, Trotta, 2003
(pp. 52-74, La esperanza de Jess).
----------, Para Comprender la Escatologa Cristiana. Estella (Navarra), Verbo Divino, 1993
(pp. 120-151, Reino de Dios. Dialctica presente-futuro).
Tillich, P., Teologa Sistemtica, Vol. III, Salamanca, Sgueme, 1984 (pp. 357-473, La
Historia y el Reino de Dios).
Trillimg, W., El Verdadero Israel, La teologa de Mateo. Madrid, Fax, 1974 (pp. 210-224,
el reino de Dios).
Von Rad, G., Teologa del Antiguo Testamento, vol. I. Salamanca, Sgueme, 1982
(especialmente pp. 39-103 sobre la constitucin de la monarqua, pp.381-431 sobre los
ungidos de Yaveh).
----------, Estudios sobre el Antiguo Testamento. Salamanca, Sgueme, 1975. (pp. 191-198,
sobre el ritual real judo).
Wright, G.E., El Dios que Acta. Madrid, Fax, 1974 (pp. 81-123, Lo que Dios ha hecho).
----------, Inclina tu oido..., Aspectos de la fe de Israel. Buenos Aires, La Aurora, 1959
(pp. 103-119, El reino de Dios, el Espiritu Santo).
Zimmerli, W., Manual de Teologa del Antiguo Testamento. Madrid, Cristiandad, 1980 (pp.
32-44, Yahv, creador y rey; 93-102, El rey; 263-269, La apocalptica
veterotestamentaria y 270-272, Apertura del mensaje veterotestamentario).
pgina 3
PROGRAMA
1.
NOCIONES PRELIMINARES
Qu significa teologa del reino?
Importancia del tema en la Biblia (AT y NT).
Explicacin de trminos: Reino/Reinado de Dios. Rey, Seor, Soberano.
Temas relacionados: mesianismo, mesas, escatologa, apocalptica, esperanza...
La teocracia y el Reino de Dios.
pgina 4
I. NOCIONES PRELIMINARES
1. Qu significa Teologa del Reino. Las dos palabras del enunciado, referidas la una
a la otra nos dan la clave:
Contiene, o a l hacen referencia, todos los temas principales de la Biblia. Por citar
algunos de suma importancia: Creacin e historia, Bendicin, Promesa, Alianza
(Pacto), Salvacin, Ley Moral (tica), Juicio, etc.
3. Explicacin de trminos:
pgina 5
Mesas / mesianismo.
Promesa / Esperanza.
Escatologa.
Apocaltica.
Teocracia en Israel.
pgina 6
Su soberana es eterna. Sal. 145:13; Jer. 10:10; Sal. 22:29-30. En textos como estos
se proclama el seoro o reinado de Dios sin lmites de tiempo, incluyendo tambin a
la vida despus de la muerte (Sal. 22:29-30).
pgina 7
pgina 8
El pueblo no depende del rey, sino el rey del pueblo en base a la eleccin. El rey
es elegido de entre el pueblo que fue pueblo elegido por Dios (2Sam. 7:23). La
eleccin del pueblo precede a la del rey.
pgina 9
pgina 10
vasallo de Jahveh que tiene su trono entre querubines. Aunque los reyes davdidas
fracasen en la realidad, el profeta mantiene su esperanza en la dinasta davdica y
perfila, quizs sin proponrselo, el camino hacia una escatologa mesinica regia.
As, en 11:1ss se habla del retoo de Isa y su reinado se describe en trminos
de justicia, paz, felicidad... Es decir, el ideal mesinico que siempre pervivi y
sigue vivo en la esperanza de los pueblos.
3.2.4 Miqueas (siglo VIII). Al describir la comunidad dispersa de Dios con la
imagen de pastor y rebao Miqueas asume la antigua imagen del reino de Yahveh
en el que el rey es pastor y va a la cabeza, pero el verdadero rey es Dios (2:12-13;
4:13. Cf. Jer. 23:1-6; Ezeq. 34:1ss y v. 23ss). Nuevamente detectamos en estos
textos una esperanza mesinica que va ms all de un determinado rey davdida.
3.2.5 Otros profetas pre-exlicos, cercanos al exilio. En esta poca adquiere
gran importancia el templo hacia el que se dirigen la fe y reflexin de las lites. El
Deuteronomio se redacta ahora por levitas del norte que llevan consigo a
Jerusaln tradiciones jurdicas e histricas y el templo se convierte en santuario
nico. La eleccin no se centra tanto en la dinasta real como en ese lugar y la
torah. El mesianismo deutonomista advierte sobre las limitaciones, tambin las
del rey (Deut. 17:14-20). Profetas representativos de la poca son Sofonas,
Jeremas y Habacuc. Sofonas critica a los prncipes y a todos los que asumen las
modas extranjeras (1:8) y declara que Yahveh es el rey (3:15). Jeremas habla de
un rey davdico suscitado por Dios (30:9), pero proclama juicio sobre los
gobernantes y lderes religiosos, incluso sobre el mismo santuario y la ciudad
santa (26:1ss) y contra el mismo rey de Jud (21:11; 22:6). Tambin retoma la
idea del retoo de Isaas en 23:5ss. Por su parte Abacuc es el nico que utiliza
la palabra mesas ( o ungido), en 3:13. Coetneo de Jeremas, profetiza cuando
el peligro caldeo se divisa en el horizonte (1:6ss.) y termina con un salmo que
mezcla temas csmicos y de batalla (3:12ss.), rememorando la vieja esperanza de
la accin salvadora de Dios por intermedio del rey y que, unos 50 aos ms tarde,
vemos en el libro de Lamentaciones lo viva que est an esa esperanza, aunque se
reconocen los fracasos (Lam. 4:19-20) y que el trono es eterno en cuanto trono de
Yahveh.
3.3 En la profeca durante el exilio. La caida de Jerusaln en el 587 planteaba
pgina 11
pgina 12
pgina 13
pgina 14
pgina 15
pgina 16
demonios por medio suyo implica que el reino de Dios ha llegado a ellos (Mt.
12:28 y par.), dice que algunos de su poca sern testigos de su venida (Mr.
9:1). Esos tiempos cronolgicos hablan de prximidad del reino como lo hace
Mr. 1:15. Ante la pregunta que se le formula a Jess de cundo vendr el reino de
Dios el contesta: est entre vosotros (Lc. 17:20-21). En la ltima cena Jess
habla del reino de Dios en un futuro, que ha de llegar an (Lc. 22:18; Mt. 26:29;
Mc. 14:25)11. Al tiempo que enfatiza la importancia del presente, Jess lo vincula
a los acontecimeintos escatolgicos. As ocurre en Lc. 12:54-56; Mt. 24:37-39
sobre las seales de los tiempos y la venida del Hijo del Hombre.
1.1.4 Su carter escatolgico se muestra en la idea de crecimiento y accin
de Dios. El reino de Dios es como una semilla que crece por s misma (Mr.
4:26-30). Se puede orar por su venida, buscarle (Lc. 12:31 y par.), esforzarse por
entrar (Lc. 13:24), preparse para su venida (Mt. 24:44; 25:10,13); pero esto nadie
lo puede hacer por sus propias fuerzas o medios. No se puede acelerar su
aparicin, ni retrasarla o impedirla. El reino de Dios viene por el poder y gracia de
Dios, como la semilla surge y crece por s misma (Mr. 4:26-29). Dios lo da o lo
lega (Lc. 12:32; 22:29ss.), lo que muestra su carcter sobrenatural y
carismtico. Expresiones como entrar o ser excluido, sentarse a la mesa
(Mt. 8:11-12 y par.), comer el pan (Lc. 14:15), beber el fruto de la vid (Lc.
22:18; Mc. 14:25) son metforas que hablan del reino de Dios como salvacin
futura de la que slo Dios puede disponer.
1.2 Carcter Salvfico. En el judasmo, enraizado en cierta manera con los orculos
profticos que combinan castigo y salvacin, se llega a un sentimiento en el que
la demanda de venganza divina contra los pecadores, perseguidores y opresores
es tan fuerte como el deseo nostlgico de salvacin y gloria futura. Jess nada
dice acerca de la venganza. Uno de los rasgos ms caractersticos de su
predicacin es el anuncio de la salvacin que incluye, de una forma muy especial,
a los pecadores (Mc. 2:16-17). La tensa reaccin que produjo su trato con
publicanos y pecadores (Mc. 2:15-17 y par. Lc. 7:34, 36-50; 19:7; etc.) indica
cun inesperada y poco habitual era esa costumbre para sus coetneos judos.
1.2.1
El llamado a la conversin y el perdn. En la predicacin de Jess se
pueden oir sus amenazas de juicio y condenacin (Mt. 11:20-24 y par.) , pero
en primer plano ofrece Jess la misericordia de Dios a todos sin excepcin
(Mt. 18:23-35). Slo el desprecio de la gracia de Dios y la falta de
misericordia da lugar al furor y juicio de Dios. Jess manifiesta a los hombres
la misericordia y la volundad salvadora de Dios y lleva a su plenitud los
orculos profticos de salvacin. Los exorcismos, las curaciones, el perdn de
los pecados otorgado por Jess, han de entenderse como signos de la poca
salvfica de la irrupcin del reino de Dios en la persona de Jess. En el
discurso inaugural de Jess en Nazaret (Lc. 4:18ss) hay una rumptura,
11 Reflejan estos textos la conviccin que tena la comunidd primitiva de que la parusa de Jess ocurrira en sus
mismos das o se refleja ya la evolucin hacia la idea de que ocurrira en los ltimos tiempos? Quizs lo que exista
es esa combinacin de ideas de que el reino de Dios est ya operativo en la vida y tiempo de Jess, pero tendr su
culminacin o cumplimiento pleno en el futuro.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 17
12 Parece que las palabras originales del mensaje de Jess, al inicio de su ministerio, que Mateo atribuye tambin a
Juan (Mt. 3:2; cf. 4:17) responden a la tendencia de acercar y armonizar, en lo posible, las figuras de Juan y Jess. Si
Mateo hubiese hablado formalmente del reino de Dios, como predicado por Juan el Bautista, frente al silencio de los
otros evangelistas, tendra que haberlo visto en lnea veterotestamentaria, como juicio y salvacin, pero no en su
actual carcter de gracia.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 18
1.3 Carcter universal. Aunque Jess tiene conciencia de ser enviado en primer
lugar a las ovejas perdidas de Israel (Mt. 10:6; 15:24), su mensaje del reino de
Dios no es un mensaje cerrado, sino abierto. Al decir en primer lugar implica
que su mensaje y obra estn dirigidos tambin a los no judos, aunque el camino
se inicie dando prioridad al antiguo pueblo de la eleccin. Su respuesta a la mujer
cananea (Mt. 15:22,27) lo demuestra. El particularismo cerrado de los judos que
se refleja en algunos textos del AT y en muchos movimientos de la poca de
Jess, sean de tipo religioso (Qumram, fariseos, etc.) o nacionalista y poltico
(zelotes, etc.) es rechazado por Jess13. l llama a todos: justos, pecadores,
cumplidores de la ley o ignorantes del campo (Jn. 7:49). En el juicio escatolgico
final se decidir sobre buenos y malos y ante l estarn todas las naciones y
no slo los judos (Mt. 13; 25; 31-46; Mr. 13:26-27). Frente a una postura
exclusivista del reino, las palabras de Jess debieron sonar dursimas a los oidos
de los judos (Mt. 8:11ss): muchos vendrn del oriente y del occidente y se
sentarn a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, mientras
que los hijos del reino sern arrojados... (cf. Lc. 13:28; Mt. 21:31-32, 43; 11:2124; 12:41ss). Ese carcter universal del reino est implcito en la Gran Comisin
donde el mensaje de salvacin del evangelio es para todas las naciones (Mt.
28:18-20 y par.). Jess recupera y lleva hasta el extremo las perspectivas
universalistas que reflejan algunos textos del AT que ya citamos en su momento.
pgina 19
pgina 20
pgina 21
salvacin y esperadas por los justos del A.T. (Mt. 13:16-17; Lc. 10:24). La
respuesta de Jess a Juan el Bautista (Mt. 11:3-5; Lc. 7:18-22) ante la
pregunta: eres t el que haba de venir...? es de capital importancia: Id y
decid a Juan lo que habis odo y visto. Los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los
pobres se les anuncia el evangelio. El trasfondo lo podemos encontrar en
textos como Is. 29:18ss: oirn los sordos las palabras del libro, los ciegos
vern sin sombras ni tinieblas, los humildes se regocijarn en el Seor y aun
los ms pobres de la tierra se gozarn en el Santo de Israel. La curacin de
los enfermos no es slo liberar de enfermedades o defectos corporales, apunta
a la voluntad salvfica universal de Dios (cf. Mt. 13:13 donde los misterios
del reino tienen que ver con una visin, audicin y entendimiento que
sobrepasan esas realidades materiales). Son las seales de la salvacin
escatolgica que ha llegado con Jess. Ciertamente aun no es perfecta, en
tanto no se curen todas las enfermedades y se vea una transformacin de la
tierra maldita, pero en esas obras de Jess se percibe ya una manifestacin,
aunque no la plenitud total, del reino de Dios que ha llegado. A los milagros
podra denominrselos algo as como 'reino de Dios en acciones'.17
Las expulsiones demoniacas18. Las curaciones y los exhorcismos van de la
mano con la proclamacin del reino de Dios (Mr. 3:14-15). La misin de los
sesenta, segn Lc. 10:4ss, insiste en la urgencia del reino de Dios (vg.: ni
saludis a nadie en el camino ,v. 4) y contiene todos los ingredientes de la
felicidad salvfica escatolgica: shalom (5-6), salud-salvacin (9), copartir
mesa =banquete mesinico (7-8), juicio para quien rechaza (10-12) y, por
encima de todo, a unos y a otros (los que reciben y los que rechazan)
proclamacin de la llegada del reino de Dios (9,11). Al regreso de los sesenta
lo que ms les ha llamado la atencin es que aun los demonios se nos sujetan
en tu nombre (17), a lo que Jess contesta: Yo vea a Satans caer del cielo
como un rayo (18) y aade que la salvacin (nombres escritos en el cielo =
Dios = reino de Dios) supera en mucho al gozo que producen las seales
mesinicas (20ss.). Otro texto muy interesante son las palabras de Jess:
Pero si yo expulso a los demonios por el dedo de Dios (= poder de Dios), no
hay duda de que el reino de Dios ha llegado a vosotros (Lc. 11:18ss; Mt.
12:26ss). Aqu se menciona el poder de Satans como un reino frente al
reino de Dios y se dice que el ms fuerte (=Jess) viene y ata al fuerte
(Satans19) y as lo derrota (Mt. 12:29; Mr. 3:27; Lc. 11:21-22). Tambin
algunos relatos sobre expulsin de demonios por Jess pueden entenderse
como escenas de lucha entre Jess y el demonio (vg. Mr. 1:23-28) que
17 Schnackenburg, op.cit., p.108.
18 Para un estudio y anlisis de los textos evanglicos sobre este tema puede verse a J. Jeremas, Teologa del Nuevo
Testamento, Vol. I, pp. 107ss. (La victoria sobre el podero de Satans).
19 La idea de atar a Satans, como estadio previo a su final definitivo aparecer tambin en Ap. 20:2.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 22
responden, mas o menos, a este esquema: el poseso se acerca a Jess con una
palabra de rechazo, una agresin a travs de un conjuro (s quin eres!), la
orden de Jess de que calle y marche y luego una ltima resistencia del
demonio antes de obedecer (lo sacudi violentamente gritando). Esquema
similar en Mr. 5:6-10. La imagen de romper las ligaduras con que Satans
ataba a sus vctimas est tambin en Lc. 13:16. Cada vez que Jess expulsa un
espritu maligno est anticipando la hora en que Satans ser desposeido de su
poder. Es anticipacin del establecimiento definitivo del reino de Dios.
2.2.3 Acciones provocadoras. Las acciones con las que Jess seala la inminente
llegada del reino de Dios no se limitan a los milagros. Hay una serie de acciones que
la gente de su tiempo, especialmente los fariseos y los escribas, vieron como
tremendamente provocadoras y escandalosas. Slo mencionaremos algunas de ellas,
relacionadas entre s:
a). El reino de Dios se promete a los pobres. Entre los pobres Jess incluye a los
pecadores. Pobre es todo aquel que no puede aportar ningn mrito propio para
justificarse ante Dios (parbola del fariseo y el publicano). Como colofn a todas las
seales mesinicas (Mt. 11:5; Lc. 7:22) est el anuncio de las buenas nuevas a los
pobres y podramos decir que ste sintetiza e incluye a todas las dems seales. Los
enfermos y desvalidos de toda clase podan estar incluidos en la categora de
pobres, de la misma forma que los mendigos, hurfanos, ignorantes, jornaleros,
publicanos, pastores y otras profesiones del campo que impedan, por lo general,
cumplir con las prescripciones legales de pureza religiosa. Era a esta clase de
personas a las que Jess se refera al decir: venid a mi todos los cargados y
fatigados....
b). Perdn de pecados. Jess vincul algunas de sus curaciones con el perdn de los
pecados (Mt. 9:2-5; Mr. 2:5-9; Lc. 5:20-23). La liberacin fsica pretenda sealar a
su poder para liberar de los pecados muy a pesar de sus adversarios, para los que esto
era una osada flasfema. Segn el Padrenuestro, el que Dios conceda su perdn
implica que los sbditos de su reino deben estar dispuestos a perdonar (Lc. 11:4; Mr.
11:25; Lc. 17:3-4; Mt. 18:21-35).
c). No cumplimiento con ciertas costumbres o interpretaciones de tipo religioso. Tal
como no practicar el ayuno (Mr. 2:18), no practicar lavamientos de purificacin (Mr.
7:5ss) y quebrantar el sbado (Mt. 12:1ss). Jess entendi que el reino de Dios frente
a todas estas disposiciones es como un vestido totalmente nuevo o un odre de cuero
nuevo que no admite lo antiguo. Es ms: ambos se estropearan (Mr. 2:21).
d). Comunin de mesa con los pecadores. Sabido es la importancia que tiene para los
orientales compartir la mesa con alguien, pero en los relatos evanglicos adquiere
mayor significado ya que las comidas entre Jess y los suyos casi siempre prefiguran
el banquete en el reino escatolgico de Dios. Este es el significado de la ltima cena,
as como el banquete festivo que aparece en multitud de parbolas. A la luz de este
significado hay que entender la impotancia que se le da a que Jess comparta mesa
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 23
con publicanos y pecadores (Mr. 2:16; Lc. 15:2) y no rechace ni a las prostitutas (Lc.
7:37-39).
e). Utilizacin de palabras e imgenes profanas para referirse a Dios. Jess se sali
de las normas convencionales de su tiempo que enfatizaban, especialmente, la
santidad de Dios y la justicia de los hombres. Desde dirigirse y referirse a Dios con
la palabra de mxima confianza fialial, pero ms profana de todas: abba20, pasando
por la triada parablica de Lucas 15 donde utiliza imgenes totalmente cotidianas
para hablar de Dios: La figura del pastor podra no parecer nada provocadora, pero
s lo era, y mucho!, su actuacin. Descuidar a 99 justos por 1 solo pecador deba
sonar a los odos de los fariseos y escribas, no slo como una provocacin, sino como
algo casi blasfemo. Utilizar la figura de una mujer (que pierde la moneda) deba ser
la imagen ms escandalosa para representar a Dios. Finalmente, la parbola
conocida como del hijo prdigo es provocativa en todos y cada uno de sus
detalles: Figura de un padre que no ejerce su soberana y autoridad frente a un hijo
rebelde y desagradecidido, que rompe todas las buenas costumbres sociales,
morales y religiosas al salir corriendo, echarse al cuello y besar al hijo sin permitirle
confesar todas sus culpas y errores antes de perdonarle... El hacer un banquete
festivo por todo lo alto (smbolo del banquete escatolgico del reino de Dios: as
hay ms gozo en el cielo por un solo pecador que se arrepiente que por noventa y
nueve justos...) en honor del hijo pequeo (el pecador), mientras que no lo ha
hecho por el mayor21 (el justo), etc.
2.3 El Reino de Dios en las parbolas. Muchas de las parbolas de Jess tienen que
ver con el reino de Dios, aunque apunten a aspectos diferentes del mismo. Al no
poder tratarlas una a una, intentaremos agruparlas, aunque esto siempre implique
el haber podido agruparlas de otra forma.
2.3.1 Parbolas vegetales o del crecimiento. Generalmente su ncleo est en el
hecho de su crecimiento imperceptible que lleva a una cosecha final segura. Hay
que recordar que algunas, como la del sembrador, han susfrido abundantes
transformaciones e interpretaciones por parte de la comunidad primitiva.
La del sembrador (Mr. 4:3-25; Mt. 13:3-11; Lc. 8:5-18), que contiene una
explicacin y una cierta alegorizacin, tiene que ver con el misterio del reino
revelado a los discpulos y ocultado a los dems22. Su nfasis parece residir en que el
reino de Dios, iniciado por Jess, tendr un final exitoso a pesar de todas las
20 Jess no slo se dirigi a Dios como su abba (pap en el lenguage ms infantil) cosa absolutamente indita entre
el judasmo, sino que autoriz a los suyos a hacer lo mismo: vosotros, pues, oraris as: abba...
21 No hay que olvidar que estas parbolas son una justificacin ante el mensaje y la conducta escandalosa de Jess. Los
personajes son escogidos a propsito como representativos: pastor, mujer y padre son imagen de Dios o/y de Jess
(as acta Dios o Jess), la oveja, la moneda y el hijo rebelde lo son de los publicanos y pecadores a quienes Jess
anuncia la buena noticia del perdn y salvacin y que adems se junta y come con ellos (otra vez la comunin de
mesa en el reino de Dios) y las 99 ovejas y el hijo mayor a los fariseos y escribas que critican a Jess y no se alegran
ni participan en el gozoso banquete, a pesar de que tambin es para ellos...
22 Es complicado explicar en qu consiste esa ocultacin para que viendo no vean y oyendo no oigan... Quiz la
explicacin est en la palabra aramea que sirviera de base a parbola. En el lenguaje que us Jess seguramente
significaba enigma (J. Jeremas) y de ah que sirviera para ocultar el misterio que, por otra parte, ha de ser
revelado a los discpulos.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 24
La de la semilla que crece por s misma y la del grano de mostaza (Mr. 4:26-29 y 3032) sealan el creciento por s mismo del reino de Dios (no lo construye ni lo
dessarrolla el ser humano, ni evoluciona con la historia, etc. Su venida es un
milagro sobrenatural, de Dios) y que desde unos inicios repentinos y humildes
alcanzar su plenitud al final. La mencin de la siega al final muestra que la parbola
piensa tambin en el juicio de separacin. El rbol grande en que se convierte el
grano de mostada, tan insignificante al principio, apunta al final triunfante y
poderoso del reino a pesar de sus inicios humildes. La parbola del grano de mostaza
tiene significado paralelo con la de la levadura (Mt. 13:13).
La del trigo y la cizaa (Mt. 13:24-30), que forman conjunto con la de la red (Mt.
13:47-50), enfatizan el reino de Dios como juicio. Sealan, por tanto, a la
consumacin del reino, no a su instauracin.
Parbolas que exigen decisin en base al valor del reino. A estas
pertenecen las del tesoro escondido (Mt. 13:44) y la perla de gran precio No
quieren decir estas parbolas que el reino de Dios pueda descubrirse (como el
tesoro en el campo) o que pueda comprarse (como la perla de gran precio en
un mercado). Lo que marca su ncleo central es el valor tan grande del reino y
su inapelable urgencia a tomar una decisin frente a l.
2.3.2
2.3.3
2.3.4
2.3.5
2.3.6
pgina 25
El reino de Dios aceptado o rechazado. Entran en el reino (el convite) los que, sin
merecerlo, aceptan la invitacin y no entran aquellos que, habiendo sido invitados
primero, rechazan la invitacin, aunque con aparentes buenas excusas (Lc. 14:15ss.).
Aqu mencionamos la del rey que invit a las bodas de su hijo (Mt. 22:2-14 =
muchos son los llamados, pocos los escogidos). No est hablando de
predestinacin. Muchos significa todo el pueblo de israel?. Los escogidos son
todos los que responden a la invitacin que suelen ser pocos. Es interesante
tambin la frase tanto a buenos como a malos (v. 10).
pgina 26
completa. Por lo tanto el reino de Dios es proclamado por Jess como algo presente
o que est ya a las puertas, pero con una continuacin que ha de llegar a una
plenitud definitiva en el futuro. Hoy en da, con pequeas variantes y diversos
matices, la mayora de autores siguen esta lnea de interpretacin. Cuando se habla
del ya pero todava no se esta hablando de una escatologa realizada, pero al
mismo tiempo, en proceso de realizacin. Esta forma de ver la escatologa hace
posible una reconciliacin y un mejor entendimiento de los textos que hablan del
reino de Dios como algo presente en la predicacin y acciones de Jess y aquellos
que hablan de l en futuro, ya sea ste cercano o se refieran al final de los tiempos.
Tambien se esclarecen temas como cuando el evangelio de Juan habla de la vida
eterna, la salvacin o condenacin, la resurreccin, etc., como algo presente y otras
veces como algo futuro. Tambin Pablo y otros autores del NT hablan en esa doble
perspectiva de temas relacionados con la salvacin y la gloria futuras.
2.4.1
El Reino de Dios como algo presente. Parece indiscutible que en el
NT el reino de Dios es visto como algo que est cerca, o que ha llegado o que
est llegando: el tiempo (kairs) se ha cumplido y (por ese mismo hecho) el
reino de Dios 'se ha acercado'... (Mr. 1:15).
Los pasajes sobre las obras mesinicas de Jess parecen hablar del reino como
presente. Mt. 11:2-19 (Lc. 7:18-35). A la pregunta Eres t el que haba de venir? (o
ha de venir) Jess responde sealando sus obras. Se desprende que si las obras que
evidenciaban la venida del Mesas (y con ella el reino de Dios) las estaba haciendo
23 La palabra presente viene del latn prae = antes y esse = ser (presente = estar antes). Es, por lo tanto, una
palabra sin distancia prefijada. Algo as podra ocurrir con estar cerca y ha llegado (h;ggiken).
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 27
Jess (en el presente), es que el reino de Dios operaba ya en Jess. Esto no niega el
carcter futuro del reino de Dios, como no niega una venida futura del Mesas en
poder; pero s dice que el reino de Dios estaba presente en la persona y ministerio de
Jess.
2.4.2
El reino de Dios como algo futuro sin negar su presente. Los
textos parecen indicar que, en algn sentido, el reino de Dios es tanto presente
como futuro. En la oracin modelo se pide venga tu reino y en el sermn
del monte buscad primeramente el reino de Dios, pero en las
bienaventuranzas se asegura que el reino pertenene (ya en el presente) a los
pobres y a los perseguidos por causa de la justicia. Presente y futuro estn
ligados aqu como en muchos otros textos del NT.
Una venida del reino de Dios en poder. Mr. 9:1 parece hablar de una venida futura
en poder, sin especificar el tiempo ni negar que haya venido ya en algn sentido:
...algunos de los que estn aqu presentes que no gustarn la muerte hasta que hayan
visto que el reino de Dios ha venido con poder24.
En la ltima cena Jess dice a sus discpulos (Lc. 22:18) que no beber ms del fruto
de la vid hasta que venga el reino de Dios. (Mt 26:29 y Mr. 14:25 dice hasta
aquel da.... Las dos versiones apuntan claramente al banquete escatolgico final y
a la plenitud ltima del reino de Dios. Si, como parece ser, la venida del reino de
Dios se vincula tambin con la parusa o segunda venida de Jess est claro que el
reino tiene una proyeccin ltima, plena y definitiva ms alla de la primera venida
en la persona, mensaje y obras del Jess terreno (cf. Hch. 1:11; 1Ts. 3:13; 4:15; etc.).
La cronologa sobre la venida del reino de Dios es evitada explcitamente. Sea lo que
se diga en cuanto a la cercana, retraso, presente o futuro del reino de Dios
est claro que, a diferencia de los apocalpticos y algunos rabinos de su tiempo, Jess
se neg a dar fechas y datos concretos en cuanto al tema (cf. Lc. 19:11). El login,
sin duda autntico de Jess, que nos trae Mr. 13:32, lo dice taxativamente: Pero
acerca de aquel da o de la hora, nadie sabe; ni siquiera los ngeles en el cielo, ni
aun el Hijo, sino slo el Padre. Tambin la tradicin posterior, aunque suaviz el
tema, insiste en lo mismo (Hch. 1:7).
2.5 Expresiones que llegaron a ser equivalentes a reino de Dios. Algunas
24 Algunos, como Dodd, entienden que Jess se refera a que algunos no moriran hasta que hubieraqn visto que el
reino haba venido con poder, poniendo el nfasis en el ver y no en la venida futura. Otros, como Kmmel, ponen
el nfasis en la venida (futura) con poder en contraste con la venida inicial. Una exgesis sobre este texto en G.
Bornkamm, Estudios sobre el Nuevo Testamento, pp. 181ss.
pgina 28
pgina 29
La acusacin que llev a Jess a la cruz. Parece claro, segn los evangelios, que
Jess se enfrent a una acusacin de ser o hacerse rey de los judos. El
testimonio de todos los evangelios es unnime: Mr. 15:2,9,12,18,28,32 (resto de los
evangelios se repite con pequeas variantes). Esta acusacin fue, sin duda,
ambivalente: por una parte tena un componente mesinico/religioso que
perturbaba a los lderes religiosos. En este sentido la expresin mesinica hijo de
David equivala a rey de Israel con connotaciones teopolticas (Lc. 1:32; Mt.
21:9,15; Mr. 11:10. Cf. Mt. 2:2ss.). Por otra parte la palabra rey fue entendida y
usada con fines absolutamente polticos en el proceso contra Jess (Jn. 19:12 = el
que se hace rey, se opone al Cesar).
Jess entiende su reino como diferente a los reinos de este mundo. Ante la
insistencia del procurador romano (Jn. 18:33ss.) Jess le dice: Mi reino no es de
este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearan...
Aunque Jess no defini nunca el reino de Dios, aqu da algunas pistas interesantes
de cmo lo entenda: No se parece a cualquier reino de este mundo (judo, romano
-ver Jn. 19:11). No utiliza la guerra o violencia (Jn. 18:36; cf. Lc. 22:50-51; Mt.
26 Quizs la justicia mayor que Jess exige frente a la justicia de los escribas y fariseos (Mt. 5:20) en el sermn del
monte, tenga que ver con el amor ilimitado que va ms all del prjimo incluyendo tambin al enemigo.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 30
Heredar el reino de Dios aparece en 1Cor. 6:9,10; 15:50; Gl. 5:21 y Ef. 5:5 cuyo
significado es equivalente al entrar en el reino en labios de Jess y que, en Pablo
contiene una seria advertencia contra la carnalidad28 en 1Cor. 6:9ss. y Gl. 5:21 y
como una enseanza escatolgica importante en 1Cor. 15:50: el ser humano naturalterreno y la corruptabilidad (muerte) no pueden heredar (entrar, participar) del reino
de Dios. Se exige la transformacin/resurreccin para el primero y la destruccin
para la segunda.
El reino de Dios (o de Cristo) y su gloria. En Ef. 5:5 vemos que el reino de Dios y de
Cristo se mencionan, no como dos reinos diferentes sino como uno slo. En lnea con
los evangelios el reino de Dios se inicia y se consuma en Cristo. En escritos muy
antiguos, como 1Tes. 2:12, el reino de Dios se vincula a su gloria. Esta identificacin
entre reino y gloria aparece tambien en Mc.10:37 y Mt. 20:21. Se habla del reino
escatolgico de Dios consumado plenamente en el Cristo glorificado.
El reino de Dios como recompensa y/o colaboracin. Textos como 2 Tes. 1:5 podran
inducirnos a pensar en el reino de Dios como recompensa a los creyentes por su
fidelidad y sufrimientos. Pero sufrir por el reino de Dios no es una contribucin
humana a la venida del reino sino un esfuerzo por parfticipar de l. Es lo mismo
que Pablo dice en Rom. 8:17 y 2Tim. 2:12 sobre el ser glorificados o reinar
juntamente con Cristo. Lo mismo podemos decir en cuanto a ser colaboradores en
el reino de Dios (Col. 4:11) que podra sugerir que al colaborar en la misin
(evangelizacin) estaramos colaborando en la extensin, construccin o
establecimiento del reino de Dios, cosa que no tiene fundamento en textos del NT.
27 A Judas se le llama iscariote o hijo de un iscariote. Hay un Simn al que se le llama zelote y Pedro llevaba una
espada con la que intent atacar a los que vinieron a prender a Jess. Es posible que la negativa de Jess a la lucha
armada y su apuesta por la no violencia, su actitud pacfica y sus constantes llamadas al amor, incluso al enemigo,
contribuyeran a la depeccin de algunos o muchos de sus discpulos: Judas lo entrega, Pedro lo niega, los dos que
van camino de Emmaus sienten que sus esperanzas en Jess como mesas han fracasado... y todos se van a sus
trabajos cotidianos.
28 Hemos puesto carnalidad porque inmoralidad puede prestar ms a confusin. En el fruto de la carne entran
acciones como las disensiones, partidismos, ira, contiendas, echicera, etc. y no slo lo que se suele considerar como
inmoral (fornicacin, impureza, desenfreno...). Cf. Gl. 4:19-21.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 31
El reino de Cristo. Que el Cristo resucitado y exaltado ha sido entronizado como rey
es un axioma comn al primitivo pensamiento cristiano. Los salmos reales o de
entronizacin como el salmo 110 (v.1) sirvieron a la primitiva comunidad cristiana
para probar la dignidad real del Resucitado (Hech. 2:34ss.; Ef. 1:20ss.; Col. 3:1). As
pues, Cristo domina (o reina) desde el cielo sobre todo y sobre todos, ante quien se
tendr que doblar toda rodilla (Filip. 2:9ss.). Ese proceso de dominio y esa
identificacin entre el reino de Cristo y el reino de Dios (ya que la exaltacin y toda
la autoridad le ha sido otorgada a Cristo por Dios) se ve con la mayor claridad en
1Cor. 15:24ss. En su argumentacin sobre la resurreccin de los muertos, en la que
Pablo toma como base la propia resurrecin de Jess (visto ya como exaltado =
Cristo), el apstol crea una lnea de relacin entre la resurreccin/exaltacin de Jess,
su reinado, su parusa, la resurreccin y el sometimiento/destruccin de todos los
poderes enemigos culminando con la eliminacin de la muerte. Entonces Cristo
entregar su reino a Dios para que Dios sea todo en todos (v.28). Otros textos
posteriores que mencionan tambin el reino de Cristo o de Cristo y de Dios son
Col.1:13; Ef. 5:5 y 2Tim. 4:1,18.
3.2 Relacin del Reino con la Iglesia y el Mundo en Pablo. En la teologa paulina
Cristo es Seor de su comunidad terrenal que le adora y renonoce como tal en el
culto. Pero Cristo no es slo el Kirios (Seor, Soberano) de la iglesia, es tambin
Kirios en los cielos y sobre el cosmos (mundo, universo).
3.2.1 Cristo como cabeza de su cuerpo que es la iglesia. En escritos tan
tempranos como 1Corintios la soberana de Cristo sobre su iglesia se expresa con
la relacin cabeza-cuerpo (1Cor. 11:3ss.; 12:12. Cf. Ef. 5:23; 4:15; Col. 1:18).
Aunque la ilustracin es admirable, especialmente para comprender la relacin
29 No debemos olvidar que el reino de Dios, ya desde el Antiguo Testamento, se proyecta en la esperanza mesinica de
el derecho y la justicia en un reino de paz y properidad.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 32
pgina 33
lo que los creyentes esperan de, forma plena, en el reino de Cristo y de Dios. Los
ideales de justicia, igualdad, paz, felicidad... que anidan en el corazn de todos
los hombres, la iglesia-cuerpo de Cristo est llamada a mostrarlos, aunque sea
de forma incipiente e imperfecta (cf. 1Cor. 13:10), ya dentro de este mundo pero
apuntando y dirigiendo la mirada de todos los seres humanos hacia el mundo
nuevo (cf. Ap. 21:1-5). La iglesia est llamada a ser no slo testimonio vivido y
experimental del reino de Dios en este mundo. Tambin tiene como misin ser
proclamadora de ese reino y bajo la autoridad absoluta de su cabeza (Cristo)
invitar a todos los seres humanos (al mundo) a formar parte del Reino, pasando a
estar bajo la soberana del que es la cabeza (jefe) del universo y especialmente de
su cuerpo-iglesia (cf. Ef. 3:10; 1:20-23; Mt. 28:18-20). El reino actual de Cristo
sobre la iglesia y el mundo es el modo como se realiza el reino de Dios en la
poca salvfica actual, entre el cumplimiento y la plenitud, en el campo tendido
entre este siglo y el futuro, en la mezcla de luz y tinieblas.31
3.3 El Reino de Cristo en los escritos tardos del Nuevo Testamento.
3.3.1 En las pastorales. En 2Tim. 4:18 el reino de Cristo se expresa con un giro,
motivado, quizs, por la conciencia de una muerte cercana por parte del apstol
Pablo. El apstol, ante el abandono de muchos creyentes, afirma que el Seor
estuvo con l y expresa su plena confianza en que le guardar para su reino
celestial. Ha habido una cierta evolucin teolgica con referencia a sus cartas
anteriores donde los creyentes participan del reino de Dios ya aqu, en la tierra,
aunque el mismo tiene una dimensin celestial trascendente que tendr lugar, en
toda su majestuosidad, al final de la plenitud escatolgica. Sin negar esto, 2Tim.
2:18 prepara el camino para entender la participacin en el reino de Dios (o de
Cristo) como una experiencia individual inmediatamente despus de la muerte y
para la proyeccin del reino de Cristo al cielo (cf. con la esperanza mesinica
expresada en Lc. 23:42). Esto marcar el pensamiento teolgico posterior sobre el
reino de Dios: al lado de la trayectoria horizontal de la historia de la salvacin
surge ahora, con ms fuerza, la vertical.
3.3.2 En el libro de Hebreos. El nfasis de Hebreos en las cosas celestiales
frente a las terrenas, que slo son figuras oscuras y perecederas de aquellas,
configura tambin la concepcin del reino de Dios. En 12:28 se habla del reino
inconmovible. Los acontecimientos finales implican un cambio (una
remocin) de las cosas conmovibles, es decir creadas. Pero el reino de Dios
es una de esas realidades celestiales y, por lo tanto, no sufrir remocin alguna, es
inconmovible y eterno. Aqu se habla del reino, en lenguaje propio de la ideologa
judo-helenstica, como algo celestial y transcendente pero no desvinculado de la
realidad terrena en la que viven los creyentes y de su esperanza escatolgica. Esta
misma realidad la expresa Hebreos con diferentes imgenes: los cristianos ya se
han acercado (o han llegado) al monte Sin, a la ciudad del Dios vivo, a la
Jerusaln celestial, a los millares de ngeles, a la asamblea de primognitos
inscritos en los cielos, a Dios el juez de todos, a los espritus de los justos ya
31 Schnackenburg, Op. Cit., pp. 295-296.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 34
hechos perfectos, a Jess el mediador del (nuevo) pacto y a la (su) sangre que
habla mejor que la de Abel (Heb. 12:22-24). Todo esto nos habla de realidades
salvficas terrenas proyectadas escatolgicamente a su plenitud final (cosas
celestiales y, por lo tanto, inconmovibles). Lo mismo podramos decir de otra
expresin tpica de Hebreos: entrar en su reposo (cap. 4) que apunta al mismo
significado salvfico-escatolgico que las expresiones anteriores y la de reino de
Dios.
3.3.3 En 2Ped. 1:11 encontramos, en la misma lnea de Hebreos y 2Tim., la
expresin reino eterno de nuestro Seor y Salvador Jesucristo. Segn Pedro a
ese reino eterno les ser otorgada amplia entrada a los creyentes que, en base a las
promesas, participan de la naturaleza divina (1:4). Eterno es todo cuanto hace
referencia a Dios y hemos de entenderlo, igual que en el evangelio de Juan, no
tanto como una extensin temporal ilimitada, cuanto referido a una cualidad
propia de la vida divina. Aunque el autor se exprese en categoras helensticas, no
pierde de vista la esperanza escatolgica juda de un cielo nuevo y una tierra
nueva (2Ped. 3:13) donde more la justicia. Y todo ello vinculado a la venida del
da de Dios (v. 12) y la parusa del Seor Jesucristo (vv. 4-10) que en esa poca
algunos cuestionan por su tardanza (v. 4).
3.3.4 En el evangelio de Juan. Aunque ya hemos abordado el tema en el apartado
III, 2, 7 nos referiremos otra vez a l con brevedad. Ya vimos que en Juan Jess
rechaza ser rey en sentido poltico (6:15; 18:36) pero acepta, de alguna forma,
haber venido a este mundo para ser un tipo de rey diferente a los reyes que ellos
conocen (18:37): su reino es el reino de la verdad y sus sbditos aquellos que
conocen o se somenten a la verdad. Juan huye de la designacin de Jess como
rey de los judos32 ya que, para l, stos se han apartado de la voluntad de Dios y
han rechazado a su hijo (1:11). Incluso cuando se menciona su realeza de forma
posititva se evita el ttulo rey de los judos y se coloca el de rey de Israel (cf.
1:47-49 y 12:13-15) o, de forma sobreentendida, rey de Sin (v. 15),
expresiones que de modo incipiente estaban marcando lo que sera la teologa
posterior sobre el nuevo Israel aplicada a la iglesia (cf. Ef. 2:11ss.; Rom. 9:6;
11:5-6).
3.3.5 En el Apocalipsis de Juan. El gran drama con que se cierra la revelacin
cristiana nos lleva, en cierto modo, al climax majestuoso sobre el reino de Dios
tanto en este mundo como en la nueva creacin.
Cristo el soberano sobre los reyes de la tierra. Ya al principio nos habla el Ap. de
Cristo como el prncipe o soberano de los reyes de la tierra (1:5) y a continuacin se
dice que l nos constituy (a los cristianos) en un reino33 (1:6). Mientras que las
cartas de la cautividad (Ef. y Col.) enfatizan el sometimiento de las potencias
32 Hay que recordar que para el evangelio de Juan los judos se refiere, fundamentalmente, no al pueblo sino a los
lderes religiosos que constantemente se oponen a Jess, tratan de destruirle y apartar al pueblo de sus enseanzas.
33 Aunque la RV-60 traduce reyes y sacerdotes, las traducciones ms modernas se inclinan por un reino y
sacerdotes.... De todas formas la idea de correinar, por parte de los creyentes, se puede detectar en ambas
traducciones.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 35
34 Quiz ese reinar por los siglos de los siglos no tenga un sentido jerrquico sino de triunfo definitivo. En la nueva
Jerusaln, donde ya no hay absolutamente nada negativo, los creyentes han alcanzado la victoria definitiva sobre el
pecado, el sufrimiento y hasta sobre la misma muerte (cf.1Cor. 15:25-26,54-55; Ap. 20:14; 21:4).
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 36
b). Como final del reinado de Cristo aparece la imagen de las bodas del Cordero.
Con ella se da cumplimiento a muchas narraciones de Jess sobre el reino de Dios,
que hablan sobre banquetes de bodas, as como a otras del AT que representan a Dios
como esposo o amante de su pueblo (cf. Os. 1-3; Jer. 2:2; 3:1-3; Ez. 16:7ss.; Is. 54:68; 62:4ss.). Acabadas las guerras entre las fuerzas del mal y el Cordero de Dios se
celebra la fiesta del gozo en la que son felices todos los invitados (Ap. 19:9). Forma
parte fundamental del establecimiento definitivo y pleno del reino de Dios y de
Cristo el que ste conduzca a su esposa al hogar -la recepcin de la comunidad
escatolgica de Cristo en el reino pleno- en la ciudad celestial de Dios (21:9ss.). La
iglesia, considerada desde el principio en su estructura y dimensin terreno-celestial
(iglesia que es candelabro con vocacin de estrella -ver Ap. 1:13,16,20), entra ahora
en la plenitud escatolgica, tras todas las pruebas y sufrimientos que ha pasado por
ser fiel a su esposo (sobre antecedentes de esta imagen en el NT cf. 2Cor. 11:2; Ef.
5:22-33; Mt. 22:1-10, 11-13; 25:1-12).
c). La imagen de los cielos nuevos y la tierra nueva. Es una de las imgenes ms
hermosas e interesantes -y con ms contenido teolgico- que aparece en el
Apocalipsis para expresar la plenitud total y final del reinado de Dios y su Cristo.
Esta imagen tiene antecedentes en la teologa paulina donde la antigua creacin se
representa como anhelando la redencin y restauracin juntamente con los creyentes
(Rom. 8:19-23) y en 2Cor. 5:17 donde se dice que todas las cosas viejas pasaron y
han sido hechas nuevas, as como que el que est en Cristo es una nueva criatura o
que pertenece a una nueva creacin35. El autor de Hebreos conoce tambin la idea,
implcitamente, de una creacin perteneciente a los bienes venideros o escatolgicos
(Heb. 9:11; cf. 11:16; 12:22-23), as como el de 2Ped. 3:13. Los cielos nuevos y
tierra nueva tambin aparece en Isaas en contextos de eternidad para felicidad y
bienestar (Is. 65:17) o de juicio (Is. 66:22). El final de Apocalipsis tiene una visin
riqusima en simbolismos sumamente interesantes: en el captulo 21 se insiste en que
Dios ha sustituido todo lo viejo por algo totalmente nuevo: nuevos son los cielos y la
tierra (los primeros, includo el mar, ya no existen), Jerusaln, la ciudad santa, es
tambin nueva y celeste (viene del cielo). Insiste la voz del que est en el trono: yo
hago nuevas todas las cosas (v. 5). Se pasa a describir la ciudad-esposa (smbolo de
la comunidad escatolgica) en forma de cubo perfecto, donde no hay templo (el
mismo cordero es templo), ni luz del sol o de la luna (pues Dios mismo y el Cordero
son su luz, ciudad totalmente abierta (pues no hay noche en ella) y por sus puertas
entran los pueblos y sus reyes, aunque el requisito es que sus nombres estn inscritos
en el libro de la vida del Cordero (21:27). Esta ciudad parece un cosmos
(universo) nuevo que sustituye al antiguo. La ciudad parece al mismo tiempo cosmos
y templo del mismo (no hay templo pero por su descripcin ella misma parece
templo). El trono de Dios y del Cordero est en el centro de ella (22:1-3; 21:3) y
tambin la ciudad es como un paraiso nuevo expresado con smbolos del AT (rio de
aguas salutferas, rboles de frutos perennes, rbol de la vida. All no hay rbol del
bien y del mal, tentacin ni tentador, ni pecado ni muerte...). El relato acaba
35 La expresin nueva criatura es puede entenderse en el sentido de cambio moral-espiritual, pero en su propio
contexto parece ms correcto entenderla como: es una nueva creacin. Tambin esto estara en consonancia con el
pensamiento de Pablo sobre el primer y postrer Adn (1Cor. 15:45) y quizs tambin con la idea tras Jn. 3:3ss. sobre
nacer de nuevo, nacer de lo alto, es decir de Dios.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 37
El reino de los mil aos. Hemos puesto este tema al final debido a los problemas
que ha planteado y sigue planteando an tanto a la exgesis como a la teologa. No
entra dentro del campo de estos apuntes ocuparnos de ellos y slo mencionaremos
alguna de las interpretaciones. Segn hemos podido apreciar, entre la
resurreccin/exaltacin de Cristo y su retorno, el reino de Dios y el de Cristo
coinciden y la victoria final en Apocalipsis pertenecen a Dios y a su Ungido. Pero en
Ap. 20:1-6 aparece el famoso Reino de los mil aos que, visto en su literalidad,
parece un interregno de Cristo en la tierra36, sea que Cristo y los santos gobiernen
desde la tierra o desde el cielo sobre la tierra. Puede ser fructfero acercarse al tema
desde nuevas perspectivas como la literaria -no dejndose influir demasiado por las
variadas interpretaciones milenaristas. Hoy se suele aceptar que el Apocalipsis de
Juan est estruturado en forma de quiasmos en que la narracin va progresando en
base a avances, retrocesos y nuevos avances, focalizando siempre el mismo (o
ciertos) tema fundamental hacia el cual apuntan, aunque con distintos nfasis y
enfoques, las diferentes secciones del libro. Por lo tanto las cronologas que aparecen
no han de interpretarse literalmente como refirindose a diferentes tiempos histricos
totalmente definidos. A esto se suma el abundante simbolismo que aparece,
especialmente numrico y cromtico, as como las imgenes apocalpticas propias del
judasmo tardo, de los evangelios y del Antiguo Testamento. Atendiento a todo esto
y otras consideraciones que se podran aducir, podra interpretarse el reino mesinico
milenial (Ap. 20:1ss) como una forma ms, en uno ms de los varios relatos del libro,
de enfatizar la absoluta victoria de Dios y de Cristo sobre todos los poderes perversos
que actuan en la historia. A pesar de todos estos poderes y los inmensos sufrimientos
que infligen a los creyentes, stos, obtenida la victoria por el cordero, triunfarn o
reinarn juntamente con l. De esta forma no hay contradiccin con los dems relatos
del Apocalipsis ni separacin alguna entre el reino de Dios y el de Cristo que, en el
36 Una interpretacin clsica, que ya utiliz San Agustn, entiende ese reino milenial como teniendo lugar desde la
resurreccin de Jess hasta su segunda venida. En esa misma lnea algunos entienden que ese reino es la iglesia a
partir de la caida del imperio romano y otros que el reino de Cristo empez en la resurreccin de Cristo y se halla
an en el estadio inicial del siglo futuro pero el reino milenario ser la iglesia de esa ltima fase. Cualquier teora
deja abiertos muchos interrogantes. Ver algunas de esas cuestiones en Schnackenburg, op. cit., pp. 316ss.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 38
libro, siempre aparecen como una especie de co-rreino, extendido tambin a los
creyentes fieles ante la tribulacin.
IV. EL REINO DE DIOS EN LA HISTORIA DEL CRISTIANISMO37.
1. De la iglesia primitiva a la era constantiniana. Se va danto un desplazamiento del
acento en algunos escritos tardos del NT: de una comprensin del reino de Dios
terreno-escatolgica (presente y futuro, cumplido en Jess pero esperada su
consumacin plena y definitiva) a otra ms intimista y transcendental (el reino de
Dios celeste). Despus se ir dando paso a ideas espiritualizadas, morales, polticoterrenas, apocalpticas, etc.
Eusebio de Cesarea y los telogos cortesanos. El giro que sufri la historia bajo
Constantino fue el que trajo la idea de un reino poltico-religioso, identificado con el
imperio, que desarrollaron los telogos afines al poder como Eusebio de Cesarea.
Para ellos el Imperio cristiano es la era mesinica de la salvacin. La iglesia asume
el papel de iglesia estatal y se subordina al imperio. Se habla de un Dios, un Logos,
un Csar, un Imperio. A esta teologa imperial del reino de Dios, dominante en
Oriente, se corresponde una teocracia episcopal en Occidente defendida por
Atanasio, Ambrosio, Hilario y los obispos de Roma. Frente al cesaropapismo
bizantino se desarrolla esa teocracia episcopal que tambin identificaba el reino de
Dios con una realidad terrena, la iglesia jerrquica que fue lo bastante fuerte como
para sobrevivir a la caida del imperio romano.
2. En la Edad Media. Esta poca est marcada por una conciencia, bastante amplia, de
un reino de Dios real sobre la tierra, ya sea que se atribuya a los emperadores (Baja
Edad Media) o a los papas (Alta Edad Media). La cristiandad o Corpus christianum,
regido por el regnum y el sacerdocium se identifica, en la prctica, con la ciudad de
Dios. A la civitas diaboli pertenecen los de fuera: herejes, judos y gentiles. A causa
de esto, tanto las misiones como las cruzadas fueron entendidas como dilatacin del
37 En este tema seguimos, fundamentalmente, a H. Kung, La Iglesia, pp. 112ss.
CET-Csic.- Teologa del Reino
pgina 39
reino de Dios. Esta identificacin entre el reino de Dios y una cristiandad cada vez
ms secularizada, provocara mltiples reacciones por parte de movimientos
apocalpticos, de la mstica (llegando hasta la devocin moderna), del humanismo
y de la reforma. Algunas de estas reacciones llegaron a interiorizar tanto el reino de
Dios que lo identificaron con el mismo Dios experimentado en el fondo del alma
del individuo (ciertos movimientos apocalpticos y msticos). Erasmo, por parte del
humanismo, ve la edad de oro del reino de Dios en la virtud, la ciencia y el
progreso humano (interpretacin moralizante), segn el ideal de Cristo.
3. En la Reforma Protestante. Zuinglio acepta la interpretacin humanismta del reino de
Dios pero la deriva, como despus bastantes anglicanos, hacia una identificacin con
la sociedad cristiana (civitas christiana). Lutero recoge ideas de San Agustn. Para l
el reino de Dios es el reino oculto de la fe y el gobierno eficaz y espiritual de Dios en
el mundo, que, por el seoro de Cristo, se impone en lo oculto. Para Calvino, que de
todos los reformadores fue quien elabor una teologa ms extensa del reino de Dios,
su concepcin del reino de Dios llev a una eclesializacin del Estado. La
cristocracia tiene que penetrar toda la sociedad humana: Iglesia y Estado. Pero
tampoco Calvino, como los otros reformadores, tom suficientemente en serio y en
todo su significado el carcter escatolgico del reino de Dios que, por s solo,
excluye radicalmente una identificacin del reino de Dios con la iglesia institucional
y tambin con la iglesia oculta.
4. En la Edad Moderna. Esta poca trajo mltiples y contradictorias elaboraciones del
En los grandes pensadores se da un largo camino que pas por Kant, Fichte,
Schelling, Hegel y Schleiermacher -para quienes el reino de Dios desempea un
papel de suma importancia- hasta R Rothe, segn el cual Cristo debe ser liberado de
la Iglesia a fin de que el reino de Dios se realice en el Estado como la suprema
encarnacin de la moralidad y religiosidad y A. Ritschl, para quien el reino de Dios
consiste en la idea religiosa revelada por Cristo y es el ideal moral del cristiano que
debe realizarse dentro de los rdenes naturales de la profesin y del estamento, por
amor al prjimo, en cuyo caso Estado e Iglesia aparecen como medios para el fin,
que es crear el espritu y la perfeccin morales. Fue necesario el choque
producido por el redescubrimiento del carcter estrictamente escatolgico y
trascendente del reino de Dios por parte de J. Weiss y A. Schweitzer (precedido por
los deistas ingleses Reimarus y D.F. Strauss), y la revolucin histrica sufrida por la
teologa en relacin con la primera guerra mundial y la teologa dialctica o
teologa de la crisis, para darse cuenta y tomar teolgicamente en serio la
separacin entre reino de Dios y sociedad cristiana, reino de Dios e iglesia.
pgina 40
pgina 41