CALINESCU, M. - Las Cinco Caras de La Modernidad. Selección - Cap La Idea de Vanguardia
CALINESCU, M. - Las Cinco Caras de La Modernidad. Selección - Cap La Idea de Vanguardia
CALINESCU, M. - Las Cinco Caras de La Modernidad. Selección - Cap La Idea de Vanguardia
Cinco caras
de la modernidad
Modernismo
Vanguardia
Decadencia
Kitsch
Postmodernismo
Presentacin por
Jos Jimnez
Traduccin de
Francisco Rodrguez Martn
Alianza Editorial
* El autor utiliza los trminos ingleses intensiofl y extensiofi), subrayando los prefijos in y ex. Este juego lingstico se pierde en su traduccin castellana.
La idea de vanguardia
DE LA MODERNIDAD A LA VANGUARDIA
En la medida en que la idea de modernidad implica tanto una crtica radical del pasado como un detenninado compromiso con el cambio y los valores del futuro, no resulta dificil entender por qu los modernos estuvieron a
favor, especialmente durante los ltimos dos siglos, de la aplicacin de la combativa metfora de la {<Avant-Garde* (o {{guardia avanzada, o {Wanguardia) 1 a diversos dominios, incluyendo la literatura, las artes y la poltica.
Las evidentes implicaciones militares del concepto indican de un modo bastante apropiado algunas actitudes y tendencias a las que la vanguardia est
directamente agradecida respecto a la conciencia ms amplia de la modernidad -un claro sentido de militancia, elogio del inconfonnismo, una valiente exploracin precursora y, en un plano ms general, confianza en la victo-
* Los ingleses utilizan el trmino francs avant-garde, que en un primer significado quie-
re decir la parte de un ejrcito que marcha delante del grueso de las tropas, para hacer referencia al movimiento literario de 'vanguardia que vamos a estudiar en este apartado (Le Pet
Roben, por P,ul Robert. Dictionnaire alpbabtique et analogique de la lengue fran~aise, 1988,
Dictionnaires le Robert, vol. 1, p. 141 j.
I Existen comparativamente pocas contribuciones respecto al tnnino y al concepto de
(<VaDguardia)), aunque la palabra aparece, de fonna engaosa, en un nmero bastante elevado de ttulos recientes. Me limitar aun ejemplo en concreto, a saber, The Concept oftheAvantGarde de Jobo Weightman, subtitulado Explora/ions in Modernism (La Salle, lIIinois:
Library Press, 1973). De hecho, este volumen es simplemente una antologa de artculos y
crticas que tratan de literatura francesa, principalmente de la del siglo xx. El concepto de
vanguardia slo se trata en un ensayo (pp. 13-88) e incluso ah el enfoque que se le da es extremadamente generaL Penntaseme decir que el libro como tal es muy interesante, y lleno de
ingeniosas e interesantes opiniones, pero esto no quiere decir que despus de leerlo se .tenga
una idea ms clara de lo que realmente representa el concepto de vanguardia. Estas breves
aclaraciones no son evidentemente una crtica del libro de Weightman; a lo que me opongo
es al titulo engaoso. E incluso este abuso no carece de inters: indica que el trmino vanguardia>' se ha convertido, unas cuantas dcadas despus de ser incorporado al ingls, en una
palabra de moda.
Uno de los ensayos ms extensos y mejor informados sobre la vanguardia es <<Avangarda de Adrian Marino, incluido en su Dictionar de idei literare (Bllcarest: Editura Eminescu, 1973), pp. 177-224. Vase tambin Antiliteratora,, !bd., pp. 100-159.
En el corso del captulo se har referencia a otras contribuciones importantes.
[103J
ria final delliempo e inmanencia sobre las tradiciones que intentan aparecer
como eternas, inmutables y trascendentalmente detenninadas-. Fue la propia alianza de [a modernidad con el tiempo y la duradera confianza en el concepto de progreso lo que hizo posible el mito de una vanguardia autoconsciente y heroica en la lucha por el futuro. Histricamente, la V3Ilguardia comenz
dramatizando ciertos elementos constitutivos de la idea de modernidad y convirtindolos en piedras angulares de un ethos* revolucionario. De este
modo, durante la primera mitad del siglo XIX e incluso ms tarde, el concepto
de vanguardia fue -tanto poltica como culturalmente- poco ms que una
versin de la modernidad radicalizada y fuertemente utopizada.
Desde el punto de vista de un doctrinario revolucionario (que no puede
evitar considerarse miembro de la vanguardia) el pasado arbitrario est automticamente condenado, porque la justicia est destinada a triunfar a la larga;
pero, como la opresiva influencia de la tradicin puede extenderse durante
un largo perodo de tiempo, es importante actuar contra ella inmediatamente
y suprimirla tan pronto como sea posible -unindose urgentemente a la vanguardia-o Aunque nada puede salvarlo en la amplia perspectiva de la evolucin de la historia, el pasado y lo que el revolucionario asume que son sus
perversas formas de supervivencia adquieren un poder obsesivo, diablicamente amenazador. Y as, hipnotizado por su enemigo --de quien hace
un monstruo infmitamente astuto y terrorfico- el vanguardista acaba a menudo olvidnaose del futuro. El futuro, parece implicar, puede cuidar de s mismo
cuando los demonios del pasado son exorcizados. Como estamos principalmente interesados porla esttica, penntasenos indicar que el futurismo
teortico de la vanguardia es frecuentemente poco ms que una mera justificacin de las variedades ms radicales de la polmica y del extendido uso
de las tcnicas artsticas subversivas o abiertamente petjudiciales. La arrolladora importancia del elemento negativo en los programas reales de las
diversas vanguardias artsticas demuestra que estn comprometidas con un
nihilismo omniabarcador, cuya inevitable consecuencia es la autodestruccin (de aqu que el dadasmo con su esttica suicida del antiarte por el
antiarte sea un ejemplo en cuestin).
Originndose del utopismo romntico con sus fervores mesinicos, la vanguardia sigue un curso de desarrollo esencialmente parecido a la idea ms
antigua y ms comprensiva de la modernidad. Este paralelismo se debe ciertamente tanto al hecho de basarse originalmente en el mismo concepto lineal
e irreversible del tiempo y, como consecuencia, est enfrentada con todos los
dilemas e incompatibilidades implicadas o incluso prefiguradas en el mbito
'" De 'f1'O~ to<; [~] 'lO: hbito, costumbre, uso, carcter, sentimientos. manera de ser,
pensar o sentr, ndole, temperamento, moralidad. moral (Dicconaro Manual griegoespa
o/, 1. M. Pabn, Vox, 1967. p. 234).
ms amplio de la modernidad. Existen, sin embargo, diferencias significativas entre los dos movimientos. La vanguardia es en todo aspecto ms radical que la modernidad. Menos flexible yrnenos tolerante de matices, es naturalmente ms dogmtica -tanto en el sentido de autoafrrmacin y, a la inversa,
en el sentido de autodestruccin-. La vanguardia toma prestado prcticamente todos sus elementos de la tradicin moderna pero al mismo tiempo
los ampla, exagerndolos, y los sita en los contextos ms inesperados, haciendo que sean a menudo completamente irreconocibles. Est bastante claro que
la vanguardia habra sido dificilmente concebible si no hubiera existido una
conciencia de la modernidad distinta y totalmente desarrollada; sin embargo, tal reconocimiento no justifica la confusin de la modernidad o modernisrno con la vanguardia, confusin que frecuentemente ocurre en la crtica
angloamericana y que este anlisis terminolgico intentar disipar.
Etienne Pasquier, Oeuvres choisies, ed. Len Feugere (Pars: Fiernin Didot, 1849).
vol. 2, p. 21.
Ce fut une beBe guerre que l'ont entrepit lors contre I'ignorance, dontj'attribue
1'avant garde [la cursiva es ma] a Sceve. Beze et Pelletier; ou si le voulez autrernent,
ce furent les avant~coureurs des autres poetes. Apres se mirent sur les rangs Pierre de
Ronsard, Vendmais, et Joachim du Bellay, Angevin, tous deux gentilhommes extraits
de tres-nobles faces. Ces deux rencontrerent hereusement, mais principalement Ronsard, de maniere que sous leurs enseignes plusieurs se firent enroter.
, Ibid., vol. l,pp. 234249.
* Que nosotros poetas franceses, imitando a los latinos, les hemos a menudo igualado
ya veces superadO),
l' anciennet*" ' - Pasquier est evidentemente encantado de indicar cundo y cmo los poetas franceses modernos son superiores a sus maestros antiguos.
La actitud moderna de Pasquier se ilustra no slo por la conclusin general de su comparacin sino tambin por ciertos detalles estilsticos extremadamente sugerentes que pudieran explicar, entre otras cosas, el uso que hace
de la analoga de la vanguardia. As, despus de citar admirativamente uno de
los poemas de Ronsard, Pasquier le apetece desafiar a la antigedad para proponer logros poticos igualmente impresionantes: Je defie toute I'anciennet de nous faire part d'une piece mieux releve, et de plus belle etolfe que
celle-ci* '. El mismo humor pugnaz se revela en una declaracin posterior
que las obras de Ronsard en su mejor forma font contrecarre al' antiquit* **'.
El sustantivo contrecarre se origina del verbo contrecarrer-y significa OPOnerse, contradecir, contraatacanr-- y sugiere principalmente antagonismo. Pero
los modernos segn los consider Pasquier no se opusieron realmente al ideal
esttico de la antigedad y, finalmente, su aparente lucha contra los antiguos
contemplando las reglas establecidas por estos ltimos, dificilmente fue poco
ms que una elevada forma de emulacin. Aun as, la idea de Pasquier de una
competicin por la supremaca esttica entre modernos y antiguos sigue siendo muy interesante considerando la poca en la que fue expresada.
Considerando la concepcin general de Pasquier de la evolucin literaria, su uso metafrico del trmino vanguardia parece poco sorprendente. El autor de Recherches tena una notable predileccin por las analogas
combativas. Segn recordamos, todo el pasaje en el que aparece la palabra
vanguardia no es nada ms que un extenso smil militar. Adems de la
guerra contra la ignorancia y la misma vanguardia, nos encontramos
con la significativa expresin con la que se caracteriza el rol de Ronsard y
du Bellay: se mirent sur les rangs, significando literalmente entraron en
batalla (rang en un sentido militar es rangm" y la frase se mettre sur les
rangs signific originalmente entrar en la batalla o tornemr-- de donde
se deduce su actual uso francs, ser o convertirse en un cornpetidoo. Nos
encontramos tambin con la frase sous leurs enseignes plusieurs se firent
enrolen> (<<algunos otros se alistaron para luchar bajo su estandarte).
A pesar de la modernidad de su perspectiva, Pasquier tena una extensa y respetable tradicin tras l cuando recurri a los recursos analgicos de
9 Robert Estivals, JeanCharles Gaudy, Gabrielle Vergez, L'Avant-Garde (Pars: Bibliotheque Nationale, 1968), pp. 22-24. Este libro es un estudio bibliogrfico y sociolgico de
todos los peridicos franceses que llevan la palabra avant-garde en su ttulo, de 1794-1967.
pulos a principios de la dcada de 1820. La idea fue expresada de forma inequvoca, por ejemplo, en las Leltres de H. De Saint-Simon aMessieurs les Jurs
(1820), donde Saint-Simon declar: Nuevas meditaciones me han demostrado que las cosas deben avanzar hacia delante con los artistas en cabeza,
seguidos por los cientficos, y que los industriales deben seguir a estas dos
clases ". Como podemos ver fcilmente, al artista se le asignaba un rol especficamente vanguardista, aunque el trmino mismo no se empleaba en
este contexto. Para Saint-Simon, el artista es el hombre de imaginacifl)'
y, como tal, es capaz no slo de prever el futuro sino tambin de crearle>. Su
grandiosa tarea es tomar la Edad Dorada del pasado y proyectar su mgico resplandor en el futuro. En De l'organisation sociale (1825), Saint-Simon
se imagina a los artistas abriendo la marcha, la marcha triunfante hacia
el bienestar y felicidad de toda la humanidad:
... en esta gran empresa los artistas, los hombres de imaginacin abrirn la marcha: tomarn la Edad Dorada del pasado y se la ofrecern como regalo a las futuras generaciones; harn que la sociedad persiga apasionadamente el surgimiento
de su bienestar, y esto lo harn presentando el cuadro de la nueva prosperidad, haciendo que cada miembro de la sociedad sea consciente de que todo el mundo participar pronto en los deleites que hasta ahora han sido el privilegio de una clase extremadamente pequea; cantarn las bendiciones de la civilizacin, y para lograr su
objetvo utilizarn todos los medios de, las artes, elocuencia, poesa, pintura, msica; en una palabra, desarrollarn el aspecto potico del nuevo sistema 11.
La paradoja de este enfoque del problema del artista no es dificil de percibir: por una parte, el artista disfruta del honor de estar en el frente del movimiento hacia la prosperidad social; por otra, ya no es libre sino que, al contrario, dado todo un programa -por el mismo filsofo poltico que tan
generosamente le proclam lder- que cumplir, y que adems es completamente didctico. Todo esto nos recuerda claramente la teora del realismo socialista en nuestro siglo. Esta concepcin utilitario-didctica, que le
11 Oeuvres de Claude~Henri de Saint-Simon (Pars: Editions Anthropos, t 966), VI, 422
(el sexto volumen de la edicin Anthropos recoge los escritos de Saint-Simon no incluidos
en Oeuvres de Saint~Simon et d'Enfantin).
" Oeuvres de Sai./-Sima. el dE.janti., XXXIX, (X), pp. 137-138. El pasaje en francs dice as:
... dans cette grande entreprise, les artistes, les hommes ti imagination ouvriront la
marche: Is oteront au pass l'age d'or pour en enrichir les gnrations futures; ils
passionnront la socit pour l'accroissement de son bien-etre, en tui prsentant la
tableau de prosprits nouvelles, en faisant sentir que tous les membres de la socit participeront bientot \ des jouissances qui,jusqu'a, ce JOUT, ont t l'apanage d'une
classe peu nombreuse; ils chanteront les benfaits de la civilisation, et ils mettront
en oeuvre, pour atteindre leur but, tous les moyens des beaux arts, l'loquence, la
posie, la peinture, la musique, en un mot, ils dvelopperont la partie potique du
nouveau systeme.
asigna al artista un rol vanguardista slo para hacer de l un soldado disciplinado o militante, se afirma Incluso de forma menos ambigua en el dilogo de Rodrigues. Si los artistas han desempeado anteriormente slo un
rol secundario en la vida social -afirma Rodrigues-- eso se debi a que
les faltaba un impulso comn y una idea general. Esta idea general
ser, desde luego, la del tipo de socialismo saint-simoniano, altamente centralizado, que se pide a los artistas que popularicen. Rodrigues escribe:
Somos nosotros,los artistas, quienes servirn como vuestra vanguardia; el poder
de las artes es verdaderamente el ms inmediato y el ms rpido. Tenemos armas
de todo tipo: cuando queremos extender nuestras nuevas ideas entre la gente las
esculpimos en mrmol o las pintamos en lienzo; las popularizamos mediante la
poesa y la msica; por turnos, recurrimos a la lira o a la flauta, a la oda o la cancin, a la historia o la novela; el escenario del teatro nos est abierto, y es principalmente desde ah de dnde nuestra influencia se ejerce elctricamente, victoriosamente. Nos dirigimos a la imaginacin y sentimientos de la gente: se supone
por tanto \ue logramos el tipo de accin ms vivo y decisivo; y si hoy da parece
que no tenemos ningun rol o como mucho uno muy secundario, eso se ha debido
al resultado de carecer las artes de un impulso comn y de una idea general, que
,son esenciales para su energfa y xito IJ.
'
Interesados COlllO estamos en la vanguardia como concepto de la critica, no podemos pasar por alto que su utilizacin a principios del siglo XIX
en un contexto artstico -por un pensador poltico- tena aun connotaciones
militares muy fuertes. Por eso encontramos en los citados pasajes nociones
militares o cuasi militares tales como: marcha, poder, armas, victorioso, accin decisiva, etc.
Sin embargo, si comparamos lo que Rodrigues ti.ene que decir sobre la
misin vanguardista del artista con el significado bastante limitado de la figura estilstica de Pasquier, queda claro que ha tenido lugar un giro muy importante en la funcin de la metfora de la vanguardia as como en la de las analogas militares relacionadas. El principal cambio consiste en la implicacin
de que la vanguardia es -{) debera ser- consciente de estar por delante de
C'cst nous, artistes, qui vous servirons d 'ovant garde [la cursiva es mia];,Ia puis~
sanee des arts est en effect la plus immdiate et la plus rapide. Nous avons .des armes
de toute espece: quand nous voulons rpandre des ides neuves panni les hommes,
naus les inscrivons sur le marbre ou sur la toile; nous les popularisons par la posie
el la chanl; nous employons tout-iHour la lyre ou le galoubel, l'ode ou la chanson,
l'histoire ou le roman; la sdme dramatique nous est ouverte. et c'est la surtout que
nous exef\:ons une influence lectrique et victorieuse. Nous nous adressons al'imagination et aux sentiments de l'hornme: naus devrons done exercer toujours l'aetion
la plus vive et la plus dcisive; el si aujourd 'hui notre role parait nul ou au moins tres
secondaire, c'est qu'il manquait aux arts ce qui est essentel aleur nergie et aleur
succes",une irnpulsion commune et une ide gnrale.
ha de tener un efecto moral, esto puede realizarse slo ampliando la imaginacin: Un hombre, para ser grandemente bueno, debe imaginar intensa
y comprensivamente ... La poesa ampla la circunferenciade la imaginacim). En otras palabras, la poesa debe tener un gran rol social no slo porque puede popularizan) alguna que otra idea, sino simplemente porque estimula la imaginacin.
Estas opiniones fueron expresadas en la obra Defence of Poetry publicada pstumamente y escrita en 1821. Shelley quiso refutar la tesis de T. L.
Peacock, quien afirm, en su ensayo satrico sobre The Four Ages of
Poetry*, que un poeta de nuestro tiempo es un semi-brbaro en una comunidad civilizada. Para Shelley, el poeta no es una reliquia del pasado, sino
un precursor del futuro. En la parte de The Defence ofPoe!ry, a los poetas se les califica especficamente de heraldos, y a sus mentes se les denomina espejos del futuro. El poeta, escribe Shelley, haciendo una
memorable declaracin, es el reconocido legislador del mundo.
Encontramos en el ensayo de Shelley -lo que puede considerarse el testimonio de un gran poeta romntico en el debate en el que nos estamos centrand<r- algunas de las ideas subrayadas en los escritos de Saint-Simon y
sus discpulos. En primer lugar, la imagen del poeta (o del artista creativo en
general) principalmente como un hombre de imaginacin. Despus, la concepcin del poeta como heraldo del futuro. La funcin social nica del artista es subrayada por Saint-Simon y Shelley. Pero mientras que Saint-Simon
tiende a favorecer una opinin pedaggica y tpica de la misin del artista,
Shelley parece pensar que esta misma misin es desempeada de un modo
ms natural, y a veces inconscientemente, desplegando el poder imaginativo, que no est regido por la razn sino por la inspiracin espontnea. El esencial contraste entre Saint-Simon y Shelley consistira, entonces, en la prescripcin que hace el primero de un programa a cumplir por la imaginacin
(imaginacin que no tiene ningn poder real sin un impulso comm) y una
idea general), y el nfasis casi exclusivo que pone el segundo en la imaginacin per se, considerada como la ms alta cualidad moral. Bsicamente, la diferencia puede reducirse a la existente entre autoritarismo y libertarismo**. Esta distincin es importante para comprender la posterior
evolucin de la idea de vanguardia tanto en las artes como en poltica.
El rival de Saint-Simon en filosofa poltica y reforma social, Charles
Fourier, no le asign de forma explcita un rol vanguardista al artista, pero
insinu la idea en ms de una modo en su doctrina. No debe sorprendernos,
por tanto, el hecho de que uno de sus discpulos, el oscuro Gabriel Dsir
Laverdant, concibiese la misin de las artes de un modo bastante parecido
" Las cuatro edades de la poesa.
Entrecomillo <dibertarismm) para traducir liberraransm, esto es, libertad absoluta,
supresin de todo gobierno y de toda ley; libertario.
**
a como anteriormente lo hicieran Saint-Simon o Rodrigues. En su breve panfleto titulado De la mission de l' art et du rle des artistes (1845) ----que segn
Renato Poggioli puede considerarse un perfecto ejemplo de la doctrina del
arte como instrumento de accin social y reforma, un medio de propaganda revolucionaria y agitacifi " - escribe especficamente Laverdant, utilizando de modo significativo el trmino vanguardia:
El arte, expresin de la Sociedad, comunica, en su ms alto vuelo, las tendencias sociales ms avanzadas: es el precursor y el revelador. As que para saber si el
arte ejecuta con dignidad su rol como iniciador. si el artista pertenece realmente a
la vanguardia, uno debe saber hacia dnde va la Humanidad, y cul es el destino
de nuestra especie 11>.
Evidentemente, el gran atractivo del fourierismo para una gran diversidad de artistas no se encontraba en ideas como las expresadas por Laverdant. Lo que los artistas hallaron atractivo en el fourierismo fue el hecho ele
que -wmo indica Donald Egbert-Ia poltica de Fourier se orientaba hacia
el anarquismo. " Este fuerte elemento de individualismo hizo que tanto el
fourierismo y el anarquismo les resultara atractivo a algunos de aquellos individualistas romnticos de la vanguardia artstica que aceptaron las doctrinas del arte por el arte y ms tarde las del simbolismo 17. Existan tambin
algunos otros elementos en la filosofia de Fourier que la hizo ms atractiva
a los artistas que casi todas las otras variedades del socialismo que se desarrollaron a travs del siglo XIX. La concepcin de Fourier de la armona
universah), escribe Donald Egbert, se relacionaba con su en ltimo trmino creencia neoplatnica de la unidad universal, que a su vez llevaba a su
creencia esencialmente romntica de lo que consideraba como "analogas
universales" (lo que ms tarde denominara Baudelaire como "correspondencias"). Fourier traz analogas entre colores, sonidos, curvas, pasiones
y derechos. Ampli por tanto la analoga entre colores y sonidos que desempe una funcin tan importante en la teora del arte de los romnticos y
posteriormente de los simbolistas ".
La posterior utilizacin cultural de la metfora de la vanguardia debe
considerarse como uno de los signos de una tendencia moderna ms extensa hacia el radicalismo tanto en el pensamiento poltico como en la esttica. De modo bastante natural, los reformadores utpicos, socialistas y anarquistas del siglo XIX defendieron un arte comprometido, militante y
polticamente responsable. Resulta interesante, sin embargo, que los artis-
111
tas polticamente independientes, e incluso algunos de los ms fieles defensores de las doctrinas puristas, les atrajera a menudo tomar prestado trminos del lenguaje del radicalismo y utilizarlos para condenar la cultura oficia!>, de su poca, con todos sus tabes estticos y de otro tipo, As,'hacia
finales del siglo XIX, algunas de las declaraciones artsticas ms significativas contienen nociones directamente derivadas del vocabulario de la'poltica. El ejemplo ms convincente es quizs la opinin de Mallarm, expresada en una importante entrevista con Jules Huret (1891), segn la cual el
poeta moderno est, simple y enfticamente, en huelga ante la sociedad
(<<en greve devant la socit ) ",
ALGUNOS ESCRITORES DE MEDIADOS DEL SIGLO XIX
Y LA VANGUARDIA
Hacia mediados del siglo XIX, la metfora de la vanguardia -tanto en
su primaria aceptacin poltica como en su secundaria cultural- haba sido
utilizada por utopistas sociales, reformadores de diversos tipos, y periodistas radicales, pero, que yo sepa, apenas haba sido utilizada por figuras literarias o artsticas. Como se ha indicado, la idea de que los poetas estn dotados de poderes visionarios, de que verdaderamente son espejos del futuro,
y como tales se adelantan a su poca, era algo compartido por muchos romnticos de mentalidad progresista, Vctor Hugo fue uno de ellos, pero parece
no haber utilizado el smil de la vanguardia con anterioridad a Les Misrabies (1862), cuando lo incluye en un pasaje que muestra su entusiasta aprobacin de una vanguardia intelectual ampliamente definida:
Los enciclopedistas, liderados por Diderot, los fislcratas, liderados por Turgot, los filsofos, .liderados por Voltaire, y los utpicos, liderados por Rousseau
--stas son las cuatro legiones sagradas: son las cuatro vanguardias [la cursiva es
ma] de la humanidad en su marcha hacia los cuatro puntos cardinales del progreso-- Diderot haca lo bello, Turgot hacia lo til, Voltare hacia la verdad, Rousseau
hacia la justicia 10.
Para una mejor comprensin de lo que la vanguardia haba llegado a significar hacia mediados del siglo XIX, debemos considerar tambin a Balzac. En su grandiosa y minuciosa crnica de su poca, Balzac no dej pasar
inadvertido que la vanguardia se haba convertido en un lugar comn de
retrica revolucionaria. De modo significativo no utiliza la palabra cuando
escribe como narrador, sino slo cuando transcribe de forma indirecta el lenguaje de un personaje particular. Este personaje, descrito como un radical
republicano (su revolucin proftica estaba de modo divertido contrastada con su muy prosaica profesin de pedicuro), se llama irnicamente Publicola Masson y aparece de modo breve pero memorable en LesComdiens
sans le savoir (1846), una breve novela que pertenece, en el vasto ciclo de
La Comdie humaine, a la seccin Scenes de la vie parisienne. Publicola
Masson, mientras que desempeaba su no muy agradable trabajo en la casa
de un famoso pintor, anuncia un inminente derrocamiento social, con cuya
comparacin el terror de la Revolucin Francesa parecera algo benigno --- Venimos despus de Robespierre y Saint-Just para superarles, proclama-".
La imagen que traza de la vanguardia ideolgica es, de modo interesante,
la de una fuerza subversiva que prepara la gran explosin que hara saltar
por los aires todas las estructuras sociales existentes y hara posible un mundo
nuevo y mejor:
Todo conspira para ayudamos. As, todos aqueHos que se apiadan de la gente,
y discuten del problema del proletariado y los sueldos, o escriben contra los jesuitas, o se interesan por mejorar lo que sea --comunistas, humanistas, filntropos ...
ya comprendes -todos estos hombres son nuestra vanguardia [la cursiva es maJ.
Mientras que amontonamos la plvora, ellos estiran la mecha, y la chispa de la circunstancia le prender fuego l2.
El primer crtico literario moderno e importante que utiliza el trmino vanguardia en un sentido figurativo parece haber sido Sainte-Beuve, en su Causeries du Lundi. En su segundo artculo-crtica (de fecha 22 de dciembre de
1856) sobre la Hisloire de la querelle des anciens el des modernes de Hippolyte Rigault, Sainte-Beuve hablaba del celo vanguardista del siglo XVIII
del abb de Pons. En la famosa Querelle de Pons estaba, evidentemente, a favor
de los modernos y se opona -en un pasaje citado por Sainte-Beuve- a
" Honor de Balzac, Oeuvres completes (Paris: Club de I'honnte hornme. 1956), La Comdie humanine. tomo 11, p. 561. Nous venoos apres Robespierre et Saint-Just, e'est pour mieux
faire.
22 Ibd. Tout conspire pour neus. Ainsi tous ceux qui plaignent les peuples, qui braillen!
sur la question des proltaires et des salaires~ qui font des ouvrages contre les Jsuites~ qui
s' oecupent de l' amlioration de n' importe quoi ... les Comunistes, les Humanitaires, les philanthropes ... vous comprenez, tous ces gens-M sont notre avant-garde [la cursiva es mia].
Pendant que neus amassons de la poudre, ils tressent la meche a laquelle l'tincelle d'une circonstance mettra le feu.~)
los estpidos sabios eruditos, y de hecho a la idea de autoridad (<< ... atrevos a pensar por vosotros mismos y no aceptar rdenes de esos estpidos
eruditos que hanjurado fidelidad a Homero pase lo que pase ... ). Sainte-Beuve
lo comenta as: Podemos ver fcilmente que el celo vanguardista [la cursiva es ma], el ardor de la disputa ha hecho al abb de Pons arder de pasin y
l, normalmente tan educado, llega a utilizar palabras realmente groseras ".
Resulta interesante observar que, como indica Sainte-Beuve, de Pons afirm que en cuestiones de poesa y bellas letras se debera estar exactamente
tan libres de juicios de autordad e incluso de la tradicin [la cursiva es ma1
como se haba estado en cuestiones de filosofa desde Descartes ". Respecto
a la utilizacin del trmino vanguardia, est claro que Sainte-Beuve tena en
mente sus connotaciones militares y polmicas; est claro tambin que no aprob las exageraciones implicadas por el celo vanguardista.
Frecuentemente utilizado en el lenguaje poltico del radicalismo, el trmino
vanguardia, cuando se aplica a la literatura o las artes, tenda a indicar el tipo
de compromiso que se habra esperado de un artista para que concibiera que
su rol consiste principalmente en propaganda de partido. Quizs sea sa una
de las razones por las que a Baudelaire, a prncipios de la dcada de 1860, no
le gustaba y desaprobaba tanto el trmino como el concepto. Proclam de forma
bastante no ambigua su amargo desprecio de los littrateurs d'avant-garde en
algunas anotaciones muy caractersticas de su cuademo personal,publicado
pstumamente bajo el ttulo Mon coeur mis ti nu*' La profunda inteligencia
de Baudelaire se qued sorprendida con la paradoja de la vanguardia (segn
se entenda en la poca): el no-conformismo reducido a un tipo de disciplina
militar o, lo que es peor, a un conformismo borreguil. Su propio individualismo se senta repelido por lo que denominaba como <da predileccin de los franceses por las metforas militares. Existe una cualidad intensamente sardnica respecto a las observaciones que Balldelaire hace de la vanguardia:
Sobre la apasionada prediJeccin del francs por las metforas militares. En
este pas toda metfora neva bigote. La escuela militante de literatura. Estar de guardia. Lleva alta la bandera .... Ms metforas militares: los poetas del combate. Los
literatos de vanguardia. Esta debilidad por las metforas militares es un signo de
las naturalezas que no son ellas misma militaristas, pero estn hechas para la disciplina -es decir, para el confonnismo-- naturalezas congnitamente domsticas. naturalezas belgas que slo pueden pensar en sociedad n.
}l ~<Nous le voyons nous memes, le zeJe d'avant~garde, J'ardeur de J' escannouche a emport I'abb de Pons, et tui, d'ordinaire poli. il a des gros mots.)~ Sainte Beuve, Causeries du Lund
(Pars: Garnier, n. d.), vol. XIII, p. 152.
2. {dl prtendait que, dans ces matit!res de posie et de belJes-lenres, le monde fut affmochi des jugements d'autorit et meme de la tradition, exactement comme il tait en matiere
de philosophie depuis Descartes.lbd .. p. 153 .
Esto es, Mi corazn al desnudo.
H Charles Baudelaire, My Hearl Laid Rare, trad. Norman Cameron (Londres: Wedenfeld & Nicolson. 1950), pp. 188189. El texto en francs dice as: De I'amour, de la prdi-
Es cierto que cuando Baudelaire lo rechaz de fonna tan drstica, el trmino vanguardia no se haba asociado an con ese tipo de extremismo art stico y espritu experimental que posterionnente se convertiran en elementos
esenciales de la esttica de vanguardia. La cuestin de Baudelaire no era, sin
embargo, meramente tpica, y podemos decir que su rechazo de la vanguardia tuvo una cierta cualidad proftica que la hace relevante con respecto al
problema de la vanguardia en general. Por qu no sucede que el inconformismo sistemtico de la vanguardia genera un nuevo tipo de confonnidad (aunque sea iconoclasta)? No sera errneo decir, entonces, que Baude!airefue,
de algn modo, el primer escritor que resalt algunas de las aporas bsicas
que resultan del uso cultural del concepto de vanguardia y ha sido tratado ampliamente en un excelente ensayo del poeta alemn Hans Magnus Enzensberger,
The Aporas of the Avant-Garoe (1962). Enzensberger escribe, comentando
la declaracin con la que Breton abre su First Surrealist Manifsto:
Slo la palabra libertad puede an llenarme de entusiasmo. La considero adecuada para mantener erguido el antiguo fanatismo humano durante un tiempo indefinido que est an por llegar. Con estas palabras, Andr Breton, en el ao 1924.
inaugura el primer Manifiesto Surrealista. La nueva doctrina cristaliza, como siempre, alrededor de su anhelo por la libertad absoluta. La palabrafanatismo es ya una
seal de que esta hbertad slo puede adquirirse con el precio de una disciplina abso~
luta: pasados unos cuantos aos, la guardia surrealista gira alrededor de un con~
junto de reglas. ~~.
lection des Fran~ais pour les rntaphores militaires, Toute mtaphore ici porte des moustaches. Littrature militante. Rester sur la breche. Porter haut le drapeau ... A ajouter aux mta~
phores militaires: Les pactes de combat. Les littrateursd'avant-garde. Ces habitu.des.de mtaphores militaires dnotent des esprits, non pas militants, mais faits pour la discipline,
c'est-a-dire pour)a conforrnit; des esprits nes domestiques, des esprits belges. qui ne peu~
vent penser qu 'en socit. En Charles Baudelaire~ Oeuvres completes, Pliade~ p. 1285.
2~ Hans Magnus Enzensberger, The Aponas ofthe Avant-Garde, en Issues in Contemporary Literary Criticism, ed. Gregory T. Pollett. (Boston: Little, Brown .nd Co., 1973),
p. 745. Traduccin al ingls de John Sill1on.
de escritores y artistas avanzados que transfirieron el espritu de critica radical de las formas sociales al dominio de las formas artsticas. Esta transferencia no implic la sumisin de los artistas a una estrecha filosofia poltica
o su conversin en meros propagandistas. La propaganda, para que surta efecto, tiene que recurrir a las formas de discurso ms tradicionales, esquemticas e incluso simplistas. Pero lo que les interesaba hacer a los artistas de la
nueva vanguardia -sin importar lo simpatizantes que fueran con respecto a
la poltica radical- era eliminar todas las tradiciones formales vinculantes
del arte y disfiutar la estimulante libertad de explorar horizontes de creatividad complemente nuevos, anteriormente prohibidos. Pues crean que revolucionar el arte em lo mismo que revolucionar la vida. As, los representantes
de la vanguardia artstica se volvieron conscientemente contra las expectativas estilsticas del pblico general, a quienes los revolucionarios polticos se
intentaban ganar utilizando la propaganda revolucionaria ms trivial. Las semillas de un conflicto entre las dos vanguardias estaban ah.
El nuevo y estticamente revolucionario estado de la mente de los artistas avanzados de la dcada de 1870 est bien ilustrado, eligiendo slo un ejemplo, en algunos de los escritos y cartas de Arthur Rimbaud --por ejemplo,
en su famosa Leltre du voyant* , dirigida a Paul Demeny el 15 de mayo de
1871-. Aimque el poeta no utiliz el trmino vanguardia, el concepto estaba sin lugar a dudas ah, y con todas sus connotaciones importantes. Los <<recin
llegados, escribi Rimbaud a Demeny, son libres de condenar a los antepasados. El poeta debe luchar por convertirse en un adivinQ, por llegar a lo
desconocido, e inventar un lenguaje absolutamente nuevo. As la poesa se
adelantar a su tiempo (segn las propias palabras de Rimbaud: La Posie
ne rhythmera plus l' action; elle sera en avant. .. En attendant, demandons au
poete du nouveau -ides et formes})- 21)**. Las creencias anarco-socialistas del joven Rimbaud son bien conocidas; tambin lo son sus pblicas simpatas por la Comuna de Paris de 1871. En Rimbaud -aunque su caso no
fue el nico-- tendieron a unificarse las dos vanguardias, la artstica y la poltica. Poggioli no dej pasar inadvertido este interesante fenmeno. Vio a las
dos casi perfectamente unidas durante aproximadamente una dcada:
Por un instante las dos vanguardias parecieron marchar aliadas o unidas, reno
vando as el precedente romntico o tradicin establecida en el curso de las generaciones que tuvieron lugar entre las revoluciones de 1830 y J848" .. Esta alianza .... sobrevivi en Francia hasta la primera de las modernas revistas literarias,
Arthur Rimbaud; CDmplete H'orks. Selec,ed Lefters (Francs/Ingls), trad. De Wallace Fowlie (Chicago: The. University ofChicago Press. 1966), p. 308.
** La poesa no rimar la accin; eHa se adelantar ... Esperando, exijmos\e al poeta
algo nuevo, ideas y formas)),
En este punto, debo dejar claro que encuentro inaceptable la idea de Poggioli de un divorcio brusco y total de las dos vanguardias. El patrn de las
relaciones entre las dos vanguardias es realmente ms complicado. Es cierto que lo que actualmente se denomina en Europa la <mueva vanguardia
(que se ha desarrollado principalmente desde la dcada de 1950) requiere
que consideremos todo el problema de la vanguardia desde un punto de vista
que Poggioli no podra posiblemente haber adoptado, habindose conce bido su libro principalmente entre 1946 y 1950". Pero incluso hoy da lo que
se denomina la vieja o vanguardia histrica estuvo inspirada polticamente en ms de una ocasin, y si los movimientos que la representaban no
pudieron nunca unirse completamente con los movimientos radicales ms
o menos paralelos en poltica, no sera exacto decir que las dos vanguardias
se encontraban separadas por un abismo infranqueable.
Todo el tema de la vanguardia se presenta, sin embargo, algo confuso
por lo que podramos llamar una lucha de palabras. Esto fue debido principalmente por las connotaciones positivas del mismo trmino vanguardia JO.
" Poggioli, op. cit., pp. 11-12.
" Ibd., pp. XVI-XVII.
J6 Estar en la vanguardia significa con toda certeza desempear un rol de liderazgo, y esto
es una cuestin de orgullo. Vanguardia y megalomania van a menudo juntas. Esta especfica
asociacin ha sido discutida por Robert Estivals en La philosophie de 1'histoire de la cultu~
re dans I'avant~garde culturelle parisienne depuis 1945 (Pars: Guy Leprat, 1962). El autor,
cuyo enfoque es bsicamente marxista, describe la vanguardia parisina en la posguerra de la
Segunda Guerra Mundial como un fenmeno pequeo~ burgus, caracterizado por lo que
denomina megalomana egocntrica~). Esta actitud se desarrolla en los escritos de algunos
representantes de la vanguardia, y extensivamente analizada en el caso del rumano [sidore
Isou que fund el as denominado Lettrisme. En L'Avant.garde (vase la nota 2), los primeros sntomas de esa megalomana que caracteriza a la vanguardia intelectual de hoy dia se
descubren en una fecha tan del pasado como es 1847. en el programa de una revista titulada
L'Avant~garde agrieole. Ce phnomene s'tait annone des 1847: on voit alors naitre une
avant-garde dans le secteur de l'conomie agricole: elle a perdu toute rfrence d'ordre poli~
tique. La psychologiede son crateur est intressante asuivre. dans la mesure OU elle se rvele mgalomane et gocentrique ... Qu'il s'agisse de trouverun nouveau systeme agricole ou
une nouvelle thorie picturale, I'homme est seul on en petit groupe. Seull'individu innove
pour incarner J'avantgarde (p. 73).
[N. del r: La traduccin seria la siguiente: Este fenmeno estaba anunciado desde 1847:
velamos entonces nacer una vanguardia en el sector de la economa agrcola: eUa ha perdido
toda referencia de orden poltico. Es interesante seguir la psicologa de su creador en la medida donde ella se revela megalmana y egocntrica ... Que se trata de hallar un nuevo sistema
agrcola o una nueva teora pictrica, el hombre est slo o en un grupo pequeo. Slo el individuo innova para encarnar la vanguardia.]
dora. La literatura debe convertirse en un componente del trabajo organizado, planeado e integrado del Partido Social-Democrtico 32
32
guardia lleg casi a asociarse automticamente con la idea del monoltico partido comunista. Eso fue cierto no slo para la Unin Sovitica sino para la
ortodoxia marxista-leninista de todo el mundo. Por el rol que desempe en
el lenguaje poltico marxista-leninista-stalinista, el trmino desarroll, para
los partidarios de esa doctrina, tales connotaciones altamente reve!entes que
su uso en otros contextos se habra casi considerado como blasfemia. Esta podra
ser una de las razones por la que muchos crticos marxistas (incluso en Occidente) que trataron la literatura de vanguardia o el arte prefiriesen caracterizarla como modernista (palabra que utilizaron para oponerse a realista
o a socialista realista, y que haban adquirido para ellos connotaciones definitivamente negativas) o decadente, que tena la ventaja de dejar incluso
menos lugar para la ambigedad. Georg Lukcs, por ejemplo, mientras que
estticamente condenaba el modernismo como expresin del predicamento
histrico de la burguesa, pens qUe las verdaderas tendencias de vanguarda' deben buscarse en las obras de los principales realistas contemporneos JJ
La crtica sovitica no fue muy lejos; la literatura y el arte ((socialista realis-
les mthodes romanesques -voir, dans certains cas, la Weltanschauung- sont franchernent
conservatrices}> (p. 33).
(N. del J:: La traduccin sera la siguiente: Aqu el autor toma la significacin esttica
de la vanguardia por decirlo as, al revs, en la medida en cuanto aplica precisamente este
tennino a escritores cuyos mtodos novelescos -ver, en ciertos casos, la concepcin del
mundo- son francamente conservadores (p. 33).
34 El articulo de Apollnaire fue publicado en L'lntransigeant (7 de febrero de 1912). Reunidos en G. Apollinaire, Chroniques d 'ar! (/902-/9/8), textos reunidos, con prefacio y notas
de L. C. Breuning (Pars: Gallimard, 1960), pp. 212-213.
primavera de 1913, cuando su libro, Les Peintres cubistes, fue publicado. Ahora se sabe que el autor de A lcools no haba tenido originalmente
la intencin de publicar un libro sobre el cubismo; lo que tena en mente
fue simplemente una antologa de sus artculos sobre la nueva pintura,
bajo el no pretencioso ttulo de Mditations esthtiques. Las primeras pmebas (que probablemente recibi en septiembre de 1912) muestran que el
trmino cubismo haba sido utilizado slo cuatro veces en todo el libro.
Fue slo despus de esa fecha cuando Apollinaire escribi unas cuantas
breves secciones histricas y tericas especficamente dedicadas al
cubismo, que insert en el libro, cambiando su ttulo al mismo tiempo.
Estos detalles demuestran que el poeta prest poca atencin a escuelas y
doctrinas como tal, estando abiertamente a favor de las nuevas tendencias experimentales y artsticamente revolucionarias, dondequiera que
pudieran haber aparecido. As, enjunio de 19\3, olvidando no slo sums
o menos fuerte ataque contra los pintores futuristas, sino tambin las agudas acusaciones realizadas contra lpor uno de los lderes futuristas, Umberto Boccioni, escribi su bien conocido Manifeste synthese. L'Antictradtion futuriste (1913). Para Apollinaire, podemos concluir, vanguardia era
sinnimo de lo que rns tarde denominara como esprit nouveau. (Me estoy
refiriendo a su importante conferencia 1.: esprit nouveau et les poetes,
dada en 1917 y publicada pstumamente en Le Mercure de France de
diciembre de 1918;)
Hacia la segunda dc.ada de nuestro siglo, la vanguardia, como concepto artstico, se haba hecho lo suficientemente comprensiva como para no
designar ni a una ni a otra, sino a todas las nuevas escuelas cuyos programas estticos se definan, en general, por su rechazo del pasado y por el culto
de lo nuevo. Pero no debemos descuidar el hecho de que la novedad se logr,
la mayora de las veces, en todo el proceso de destmccin de la tradicin;
la mxima anarquista de Bakunin, Destruir es crear, es realmente aplicable a casi todas las actividades de la vanguardia del siglo xx.
La posibilidad de agrupar a todos los movimientos extremos antitradicionales en una categora ms amplia logr hacer de la vanguardia un importante instrumento terminolgico de la critica literaria del siglo xx. El trmino experiment posteriormente un proceso natural de historizacin, pero
al mismo tiempo, con una circulacin en aumento, su significado adopt
una diversidad casi incontrolable, diversidad que slo puede sugerirse aqu.
En su ya mencionado libro, Poggioli observ que
el trmino arte de vanguardia (quizs tambin el concepto critico) pertenece casi
exclusivamente a las lenguas y culturas neo~latinas ... Que el trmino echara ra~
ces ms profundas y se aclimatara mejor en Francia e Italia que en otra parte puede
demostrar que existe una sensibilidad ms viva respecto a lo que implica el trmi~
no en otras tradiciones culturales que, como la italiana, estn al tanto de los pro~
blemas tericos en esttica o que, como los franceses, se sienten particularmente
inclinados a considerar el arte y la cultura desde el punto de vista de su disposicin social o su sociabilidad (o antisociabilidad) l~.
J$
no, una forma establecida de expresin es tambin una forma de opresin. El hombre de vanguardia es el que se opone a un sistema existente l6
guesa les pareci una fuerza estticamente retrgrada, una que deba rebatiese. Para
el artista, muy proba'o\emente, la vanguardia ha sio siempre un medio de resol-
lencia esttica dirigida contra los filisteos, ms tarde, con un compromiso en aumento, mediante una violencia tica, al convertirse en la obligacin de un estilo de vida
para rebatir el orden burgus (entre los surrealistas, por ejemplo); pero nunca mediante una violencia politica 17.
)6 Eugene Ionesco, Notes and Counter-Notes. trad. De Donald Watson (Londres: 1. Calder, 1964), pp. 40A l. Para el texto original vase: E. Ionesco, Notes et contre-notes (Pars:
En el mismo artculo, es el primero que habla de la muerte de la vanguardia: se estaba muriendo porque fue reconocida como artsticamente significativa por la misma clase cuyos valores rechaz tan drsticamente. La
muerte de la vanguardia habra de convertirse, de hecho, en uno de los temas
recurrentes de la dcada de 1960.
LA CRISIS DEL CONCEPTO DE VANGUARDIA
EN LA DCADA DE LOS SESENTA
Las contradicciones internas de la vanguardia como concepto cultural,
de las que Baudelaire era profticamente consciente en la dcada de 1860,
tuvieron que esperar todo un siglo para convertirse en el centro de atencin
de un debate intelectual ms extenso. Este acontecimiento coincidi en el
periodo de posguerra de la Segunda Guerra Mundial con el xito inesperadamente amplio y pblico del arte de vanguardia, y con la transformacin
paralela del trmino mismo en un lema publicitario ampliamente utilizado
(y mal utilizado). La vanguardia, cuya limitada popularidad se haba basado durante mucho tiempo exclusivamente en el escndalo, se convirti de
repente en uno de los principales mitos de las dcadas de 1950 y de 1960.
Su ofensiva e insultante retrica lleg a considerarse como algo sencillamente divertido, y sus. apocalpticas protestas fueron transformadas en cmodos e inocuos clichs. Irnicamente, la vanguardia se encontr a s.~ma,
fracasando a causa d un esfupendo e involuntario xito. Esta situacin impuls a algunos artistas y criticos a cuestionar no slo el rol histrico de la vanguardia sino la adecuacin del concepto mismo.
El poeta alemn Hans Maguus Enzensberger, en sus anteriormente citadasAporias oftheAvant-Garde, observ que nada genuino podra surgi~de.
las premisas y actitudes autocontradictorias del movimiento". La vanguardia estaba muerta, como sostuvo Leslie Fiedler en su ensayo sobre la Death
ofAvant-GardeLiterature (1964), porque de una chocante antimoda haba
llegado a convertirse -con la ayuda de los medios de comunicacin de
masas- en una extendida moda". Irving Howe lleg a postular tambin la
ruptura de la vanguardia. En la dcada de 1960 la vanguardia estaba siendo ab$otbida por la cultura modernista y la sociedad burguesa, escribi Howe,
algo que ha sucedido recientemente y que ningn portavoz de la vanguardia
anticip 10 bastante. Controlar la enemistad ha dado lugar a SOS08 abraZos,
la clase media ha descubierto que los ms fieros ataques sobre sus valores
pueden transformarse en agradables entretenimientos, y el escritor o artis-
n,
411
De
(~T"e
Conn.: Fawcett Publications, 1967), p. 24. The Idea ofthe Modem se reedit bajo el titulo The Culture ofModernisffi en The Decline oJthe Newde Irving Howe (Nueva York: HarCDurt, Brace and World. 1970), pp. 3-33. Literary Modernism incluye algunos ensayos que
tratan de la vanguardia, tales como Advance~guard Writing in America: 1900-1950, de Paul
Goodman (pp.124-143), o The Fate of Ihe Avanl-garde, de Richard Chase (pp.144-157).
En estos ensayos, sin embargo, el trmino vanguardia es sencillamente sinnimo de modernismo.
4! Leonard B. Meyer, Music, the Arts. and Ideas: Patterns and Predictions in TwentiethCentury Culture (Chicago: University of Chicago Press, 1967), p. 169.
En esta comparacin (Guglielmi tiene evidentemente en mente el futurismo belicoso de Marinetti), la vieja vanguardia estara representada, en la
actual atmsfera cultural, por las tropas de asalto totalmente inadecuadas.
En contraste, el experimentalismo aparece como una retaguardia altamente especializada que utilizara, en lugar de las completamente intiles ametralladoras, ruidosas y brutales, los recursos ms pacficos, sofisticados y
minuciosos que son caractersticos de nuestra poca electrnica. El soldado, con su heroica jactancia, es reemplazado por el especialista, y toda la
estrategia de la vieja vanguardia se ha convertido, frente a la cambiada situacin, en algo absurdamente obsoleto.
En medio de la actual tolerancia general (que no es nada ms que un disfraz de una carencia objetiva de criterios para elegir entre una diversidad de
potencialidades conflictivas), ta propia intolerancia de Guglielmi respecto
~2
a la vanguardia puede parecer una curiosa reliquia del pasado. Incluso el trmino le resulta irritante. De aqu, su agudo rechazo de la etiqueta neovanguardia y su sustitucin por el sperimentalismo ideolgicamente neutra l.
La opcin de Guglielmi no fue seguida, sin embargo, por otros miembros
del Gruppo 63, que continuaron considerndose como representantes de una
nueva vanguardia.
Este ltimo ejemplo puede sugerir que, a pesar de la crisis con la que
tuvo que enfrentarse en la dcada de 1960, el concepto de la vanguardia no
fracas. Estuvo secretamente protegido por sus contradicciones internas, efectivamente por sus innumerables aporas (formas extremas de las irresolubles antinomias de la modernidad), y, paradjicamente, por su larga y casi
incestuosa asociacin tanto con la idea como con la praxis de la crisis cultural. El hecho es que desde su mismo comienzo la vanguardia artstica se
desarroll como una cultura de crisis.
. Ampliamente concebida, la misma modernidad puede considerarse una cultura de crisis, como ha sido discutido en la primera parte del libro. Pero entonces no debera sorprender que, dentro del amplio contexto de la modernidad,
la etiqueta cultura de crisis se aplique especficamente a la vanguardia. El
vanguardista, lejos de interesarse por la novedad comota!, o por la novedad en
general, intenta realmente descubrir o inventar nuevas formas, aspectos, o posibilidades de crisis. Estticamente, la actitud de vanguardia implica el categrico rechazo de idel\S tradicionales tales como la de orden, inteligibilidad, e inclusoexito (el lema deArtaud No ms obras de arte! podra generalizarse): se
supone que el arte debe convertirse en una experiencia --{jeliberadamente dirigida- de fracaso y crisis. Si la crisis no se da, debe crearse. En este aspecto,
ciertos paralelismos entre las nociones de vanguardia aparentemente contradictorias y el decadentismO son ineludibles. Como cultura de crisis, la vanguardia est conscientemente implicada en fomentar el declive natura! de
las formas tradicionales en nuestro mundo de cambio, y hace lo mejor que puede
para intensificar y dramatizar todos los sntomas de decadencia y agotamiento existentes. Este aspecto se discutir con ms detalle en el captulo dedicado
a la idea de decadencia. Por ahora, ser suficiente subrayar que el decadentismO de la vanguardia no es slo autoconsciente sino tambin abiertamente
irnico y autoirnico -y alegremente autodestructivo--.
Desde este punto de vista, la muerte de la vanguardia (expresin extremadamente adecuada) no puede confinarse a ningn momento en especial
de este siglo --como antes o despus de la ltima Guerra Mundial- sencillamente porque la vanguardia ha estado murindose siempre, consciente y voluntariamente. Si admitimos que el nihilismo Dada expresa una caracterstica arquetpica de la vanguardia, podemos decir que cualquier
verdadero movimiento de vanguardia (ms antiguo o ms nuevo) contiene
en ltimo trmino una profunda tendencia incorporada para negarse a s
mismo. Cuando, simblicamente, no queda nada que destruir, la vanguar-
dia est obligada por su propio sentido de consistencia a suicidarse. Esta tanatofilia esttica no contradice otros rasgos generalmente asociados con el espritu de la vanguardia: juego intelectual, iconoclasta, culto de falta de seriedad, mistificacin, vergonzosos chistes prcticos, humos delibemdamente
estpidos. Despus de todo, estos y otros rasgos parecidos son perfectos para
mantener la muerte-del-arte que la esttica ha estado siempre practicando.
VANGUARDIA, DESHUMANIZACIN
Y FIN DE LA IDEOLOGA
Histricamente, el surgimiento y desarrollo de la vanguardia parece estar
estrechamente vinculado a la crisis del Hombre en el desacralizado mundo
modemo. En una fecha tan temprana como 1925, Ortega y Gasset defini
una de las sorprendentes caracteristicas del arte <muevo o modemo (l
no utiliz el trmino de vanguardia): deshumanizacin. Segn l, esto ocasion eHinal del realismo del siglo XIX, que fue de hecho un humanismo. Ortega escribe:
Durante el siglo XIX, los artistas siguieron una moda demasiado impura.. Ellos
... dejaron que sus obras consistieran completamente de una ficcin de realidades
humanas. En este sentido todo el arte normal del ltmo siglo debe denominarse
realista. Beethoven y Wagner fueron realistas, y as lo fue Chateaubrand al igual
que Zola. Considerados desde esta aventajada posicin de nuestros das el Romanticismo y el Naturalismo se unen y revelan su comn raz realista 4',
Hoy~apodemos decir que el impulso antihumanista de escritores y artistas dumnteJas primeras dcadas del siglo xx no fue slo una reaccin
(contra el romanticismo o el naturalismo) sino una profeca extraamente
acertada. Distorsionando y a menudo eliminando la imagen del hombre de
su obra, trastornando su visin normal, dislocando su sintaxis, los cubistas
y los futuristas estuvieron ciertamente entre los primeros artistas que tu.vieron la conciencia de que el Hombre se haba convertido en un concepto obsoleto, y que la retrica del humanismo tena que descartarse. Sin embargo,
la desmitificacin del Hombre y la crtica radical del humanismo haban sido
iniciadas anteriormente.
Nietzsche, una de las principales fuentes de la filosofia de Ortega, anunci el fallecimiento final del Hombre y el advenimiento del Superhombre
en la dcada de 1880. La identificacin que hace Nietzsche entre modernidad y decadencia, y sus principales implicaciones, ser discutida en el captulo sobre la decadencia. Aqu ser suficiente indicar que dentro del marco
43 Jos Ortega y Gasset, The Dehumanization or Arl, trad. de Helene Weyl (Princeton:
Princeton Univ.ersity P.r:essJ 1968) p~ 11
de su pensamiento, la muerte de Dios y la muerte del Hombre (significando ambas metforas el colapso final del humanismo bajo la corrosiva influencia del nihilismo de la modernidad) estaban vinculadas entre s. Como Dios,
el Hombre haba sido durante toda la historia moral de la humanidad una
incorporacin del resentimiento, una decepcin exitosamente desarrollada
por los esclavos para subvertir los valores de la vida, esto es, los valores
de los maestros. Para Nietzsche, la modernidad, mientras que era unaexacerbada manifestacin de la misma y antigua voluntad de monn>, se apartaba clara y ventajosamente del humanismo tradicional: reconoci que el
humanismo no era viable ya como doctrina, y que una vez muerto Dios, el
Hombre tena que desaparecer tambin del escenario de la historia.
Ms relevante an para el estudioso de la vanguardia es no slo la crtica izquierdista de la religin y del humanismo religioso sino tambin del humanismo en general, considerado como una manifestacin ideolgica. Los primeros sntomas de la crisis del concepto de Hombre en el pensamiento de la
vanguardia social y poltica estn claramente presentes en Marx, y es poco
dudoso, en un plano ms general, que la desindividualizacin (si no la manifiesta deshumanizacin) de la historia fue en un alto grado una contribucin
del radIcalismo revolucionario del siglo XIX. En el marxismo, por ejemplo,
el Hombre ha sido descrito a menudo como un concepto esencialmente burgus,1a herencia ideolgica de las luchas revolucionarias de la burguesa cont\:a el feudalismo. En esas luchas el concepto de Hombre fue utilizado como
arma contra el concepto de Dios, en el que se haba basado todo el sistema
de valores feudal. Pero el Hombre ---<:omo admitirla incluso el marxista ms
ortodoxo- es slo una abstraccin. La historia no podra ser hecha de ningn modo por el Hombre: es un producto de la lucha de clases (que es, segn
la bien conocida metfora tecnolgica de Engels, el moton> que pone el proceso histrico en movimiento). El marxismo cuestiona drsticamente, por tanto,
la capacidad prometeica del Hombre tanto de hacer como de trascender la
historia (un mito intelectual que resulta de la Ilustracin y que alcanza su clmax en el culto al hroe del romanticismo). El humanismo es slo una ide-eloga, y en tanto en cuanto el marxismo se proclama a s mismo como ciencia, lgicamente se supone que adopta una postura anti-ideolgica e,
implcitamente, antihumanista. Esta opinin es defendida por uno de los pensadores estructuralistas-marxistas ms influyentes (y de moda) de Europa Occidental, Louis Althusser, y no es mera coincidencia que sea altamente respetado en los crculos de la vanguardia intelectual parisina.
Si Marx fue o no fue un humanista (como discuten los as denominados marxistas humanistas basndose en los primeros escritos de Marx y
especialmente en su concepto de alienacim> tal y como se define en los
Manuscritos econmicos y filosficos de 1844), o un antihumanista terico (como sostiene Althusser) poco importa aqu. Personalmente, creo que
ambos enfoques tienen alguna justificacin; lo que es realmente interesan-
antihumanismo terico la absoluta pre-condicin (negativa) del conocimiento (positivo) del mundo humano mismo, y de su transfonnacin prctica. Es imposjblesaber
algo del hombre si no es bajo la pre~condicin absoluta,de reducir a cenizas el mito
filosfico (terico) del hombre 44 .
44
L Althusser, For Marx, trad. Ben Brewster (Londres: Alten Lane, 1969), pp. 229-230.
46
pri~
meros que trat el tema fue Raymond Aron en su desafiante libro The Opium ofthe lntellectuals, publicarlo en francs en 1955; trad. inglesa de Terence Kilmartin (Garden City, Nueva
York: Doubleday, 1957). En 1960, Daniel aen public The End of Ideology (Glencoe, /11.:
Free Press, 1960). El debate continu durante la dcada de 1960 y, a pesar de las criticas que
se hicieron contra su obra, la hiptesis del declive de la ideologa no decay. Para un informe ms detallado, vase: Chaim 1. Wax.man, ed., The End o/ Ideology Debate (Nueva York:
Funk y Wagnalls, 1969), y Mostafa Rejai, ed., Decline ofldeology? (Chicago: Aldine-Altherton, 1971).
47
GuglieJmi, p. 79 .
.. lbd., p. 80.
4~
. .. con le sue premesse antimetafislche (anche se non sempre rispettate), con la sua sensihijita per il dato storico inmediato, .. , con la sua estrema elasticita di fronte alla emersione di
ognj nuova situazione (e J'unico sistema concettuale in cui I'incoerenza si pone come virtU), .. .
[N. del T.: La traduccin sera as: , "con su premisa antimetafisica (aunque no siempre
respetada), con su sensibilidad por el dato histrico inmediato, ... con su extrema elasticidad
frente al surgimiento de la actual nueva situacin (es el nico sistema conceptual en el que la
incoherencia aparece como virtud).,,)},]
vara, etc.). Esto puede explicar tambin por qu en la mayora de las neovanguardias (sean cuales sean las declaraciones de sus autores) diflcihnente se halla cualquier tipo de huella de lealtad poltica.
Sera errneo considerar, sin embargo, que slo el marxismo es relevante
para una discusin de la actual vanguardia cultural. El hecho interesante es
que incluso los artistas que parecen estar polticamente comprometidos con
el marxismo en una u otra de sus variantes a menudo practican, consciente
o inconscientemente, un tipo de esttica anarquista. El Renacimiento Anarquista en las artes, del que Andr Reszler habla en un reciente artculo sobre
Bakunin, Marx y la Herencia Esttica del Socialismo so, no slo se aplica a quienes expresan un credo especficamente anarquista sino que incluye tambin a muchos de aquellos que se creen marxistas. En tanto en cuanto el anarquismo como actitud implica una verdadera mstica de crisis (cuanto
mas profunda sea la crisis mas cerca se est de la RevoluctOn), pIenso que
esta tendenCia confrrma la validez de la ecuacin ms general que existe entre
111 vanguardia cultural y la culluraile crisis.
Volviendo a la crisis del Hombre, ltimamente ha alcanzado el nivel dnde
la nocin apocalptica de la Muerte del Hombre se ha convertido en un clich f'ilosfico ampliamente utilizado. En este aspecto, el ejemplo perfecto
es Michel Foucault, que ha sido correctamente etiquetado como el fiI~so
fo de la muerte del Hombre. Es notable que Foucault est cercano, si no
directamente implicado, en las actividades de la nueva vanguardia francesa, con la que comparte al menos su gran inters por la teora del lenguaje
y,ms generalmente, por la semitica. En su obra principal, Les Mots et les
choses (1967), en la que utiliza su mtodo antihistrico y antipositivista denominado 1'archologie du savoir, iut~nta establecer la fecha exacta en la que
apareci el Hombre como conciencia epistemolgica de s mismo y, de
modo parecido, la fecha de fallecimiento del Hombre. La historia real'.del
Hombre ha sido muy breve, cree Foucault. Una de las ms divulgadas cnclusioues a las que llega es que para el mundo Occidental el hombre es ~na
invencin reciente (retrotrayndose a finales del siglo XVIII); y esta invencinparece haberse quedado obsoleta".
Para otro filsofo francs, que pertenece tambin a la vanguardia intelectual de moda, el hombre es simplemente une machine dsirante* . Me refiero a Gilles Deleuze, y especficamente a su reciente libro (escrito en
" Vase Yearbook ofComparalive and General Literoture 22 (1973): 42-50. Para una
presentacin ms amplia de la esttica anarquista, vase Andr Reszler, L'Esthlique aflarchiste (Pars: Presses Universitaires de France, 1973).
" Michel Foucault, Les Mots el les choses (Pars: Gallimard. (966). Para el problema de
la muerte del hombre vanse los captulos IX d.~Hommeet ses doubles)}) y X (<<Les Scences humanes).
* Esto es, (una mquina deseante.
en la reciente crtica de Leslie Fiedler, uno de los profetas del postmodernismo, que defiende la idea bastante divertida de que la crtica debe hacerse Pop. Aunque su celo es quizs el de un nuevo converso, su enfoque es
altamente sintomtico, especialmente cuando escrbe que cada vez le interesan ms el tipo de libros que nadie se ha congratulado nunca de poder
leeD> (esto es, novelas del Oeste, best-sellers baratos, novelas pornogrficas, y otro tipo de libros que representan la literatura popular contempornea). En cierto punto, Fiedler traza una clara distincin entre el exilio elitista del autor con una pequea audiencia y el fenmeno de los best-sellers
como forma de comunicarse con un pblico ms amplio a travs del Pop
(parece pensarse poco el hecho de que los best-sellers no son en gran medida elegidos por el pblico sino que ms bien le son impuestos mediante la
manipulacin comercial del gusto a travs del negocio editorial). Es curioso observar que, en su nueva pasin por el Pop (a menudo imposible de distinguir del mero kitsch comercial), Fiedler se cree un radical, incluso un anarquista: Soy bastante consciente, reza su reciente profesin de fe, de que
existe un tipo de poltica implcita en la posicin crtica que adopto en estos
ensayos, nna postura populista incluso anarquista basada en nna impaciencia con todas las distinciones de tipo creadas en base a la analoga de una
sociedad estructurada-en-clases 54.
La crisis de la ideologa se encuentra reflejada en otro fenmeno altamente significativo que es caracterstico de una gran parte del arte de vanguardia, tanto ms antiguo como ms reciente: su impulso anti-teleolgico, utilizando la etiqueta de L. B. Meyer. La msica de vanguardill, escribe
Meyer en Music, the Arts, and Ideas, no nos lleva hacia ningn punto de
culminacin -no establece objetivos hacia los que movemos-. No hace
surgir expectativas, excepto la de que probablemente se detendr .... Esta
falta de direccin, arte no-cintico, bien haya sido cuidadosamente inventado o creado al azar, lo denominar arte anti-teleolgicQ".
Este asunto ser tratado ms adelante de un modo ms extenso.
VANGUARDIA Y POSTMODERNISMO
Un sentido de dramtica ruptura en la tradicin moderna da cuenta del
uso en la reciente critica americana de una distincin terminolgica que recuerda la distincin continental entre vanguardia y neo-vanguardia, pero cuyas
implicaciones y consecuencias son tanto de ms alcance como ms confusas. Me refiero a la distincin entre modernismo y postmodernismo. Todo
el asunto se hace particularmente extrao cuando nos damos cuenta de que
~
j):
Fiedler,ll, 404.
Mever. n. -rr
en tanto en cuanto lo que se refiere a la crtica literaria, el postmodernismm) no es slo una etiqueta clasificatoria con connotaciones ligeramente
despectivas (como sucedi en la dcada de 1930 cuando Federico de Ons
habl, en el contexto hispnico, delpostmodemismo como una clase de modernismo exhausto y ligeramente conservador)", sino un concepto altamente
controvertido con enemigos y partidarios, que aparentemente implica todo
un programa filosfico, poltico y esttico distintivo por parte de sus partisanos. Otros trminos han sido propuestos para lo que actualmente se denonlina postmodernismo -podemos recordar la distincin no demasiado
afortunada que Frank Kermode hace entre paleomodernismm) y neomodernismm)"- pero el postmodemismo, asociado con la nocin ms amplia
de una poca post-Moderna, parece haber ganado fcilmente.
56 Ms recientemente, el tnnino pos/modernismo ha sido utilizado para designar todo
el periodo de entreguerras en el muildo hispnico. Octavio Corvaln explica en el prefacio a
su libro El postmodernismo: La literatura hispano-americana entre dos guerras mundiales.
(Nueva York: Las Amricas, 1?61): Como lo aclara el subttulo, la denominacin "postmo~
dernismo" abarca el periodo cuyos lmites histricos son las dos guerras mundiales. Claro
est que las primeras manifestaciones de una esttica nueva aparecen algunos aos antes de
1914 y muchas caractersticas de lo que llamamos JXlstmodemismo se prolongan ms all de 1939~)
(p. 7). ((Resumiendo, escribe Corvaln, llamo postmodemismo a lo que Federico de Ons
separaba en dos momentos consecutivos, "post" y "ultra" modemismo>~ (p. 8). El postmo~
dernismo como tal no es sino'un libro de texto bastante convencional de entreguerras de la
historia literaria latino'::americana con propsitos didcticos c1aramente establecidos. EI'concepto de (qJostmodernismo representa mucho de lo que en la crtica anglo-americana sera':
considerado como indiscutiblemente (Modernista).
S7 F. Kennode, (The Modero, en Modern Essays (Londres: Collins, Fontana Books, 1971).
pp. 39-70. Comparando (meo-modernismo con (paleo-modernismo. Kennode escribe:
... las bases tericas del neo-modernismo en tanto en cuanto se muestran en relacin con la forma, el azar, el humor, no son revolucionarias). Son desarrollos marginales del modernismo ms antiguo. Puede aadirse que el descrdito y rechazo nihilista del pasado se hallan en parte en la ignorancia y en parte en un desarrollo de fa
anterior doctrina modernista que hablaba de recuperar ms bien que abolir la tradicin, igual que la abolicin de la forma es un programa basado en el programa paleomodernista para darle a la forma un nuevo aspecto docwnentado. Un cierto extremismo
es caracterstico de ambas fases. El modernismo de inicio tenda hacia el fascismo,
el modernismo tardo hacia el anarquismo ... El antihumanismo -si Mr. Connoly permite la expresin- el antihumanismo del modernismo de inicio (anti-intelectual.
autoritario, eugensico) (N del T.: esto es, aplicacin de las leyes biolgicas de la herencia al perfeccionamiento de la especie humana] da paso al antihumanismo (excntrico, liberado sexualmente, anti~intelectual) del modernismo posterior. Referente al pasado, la historia sigue siendo el medio por el que reconocemos lo que es nuevo as como
lo que no lo es. Lo que derriba la forma es (Un esfuerzo esencialmente fonnah>; y el
sentido de estar ante un fin del tiempo, invocado tan a menudo como una explicacin
de la diferencia. es de hecho evidencia de similitud (pp. 60-61).
Todas las caractersticas que Kermode atribuy a mediados de la dcada de los sesenta al
modernismo posteriom se encuentran en las descripciones estndar del postmodernismo.
Kermode tiene razn cuando dice que el modernismo posterior no es verdaderamente revo~
Hay traduccin espaola: Estudio de la Historia. Alianza Editorial, 1970, y PIaneta-Agostni, 1985 (Compendio de D. C. Somervell, 3 vols.).
cipios del xx, la clase media llev las riendas en la parte ms amplia y prominente del mundo occidental considerado como un todo". La Edad postModerna est marcada por el surgimiento de una clase trabajadora urbana e industrial ", y, ms generalmente, por el advenimiento de una
sociedad de masas con un correspondiente sistema de educacinde masas
y cultura de masas. El captulo reciente de la historia occidental es claramente una poca de Problemas, en la que estn presentes todos los sntomas de desintegracin y ruptura, aunque an existen esperanzas de que
podria evitarse el colapso final de la civilizacin occidental.
Toynbee ha sido caracterizado como profeta ms bien que como historiador, y esta caracterizacin se aplica perfectamente a su concepcin de la
Edad post-ModernID). Aunque su trmino bastante sorprendente aparece
frecuentemente en los ltimos volmenes de Un estudio de la Historia, nunca
forma el objeto de una definicin o anlisis sistemticos. Segn aparece,
post-Moderno es una nocin vaga y cuasi-apocalptica que hace referencia
a fuerzas demoniacas oscuras, que, si se liberaran totalmente, podran destruir las mismas estructuras de la civilizacin occidental moderna. PostModerna sugiere irracionalidad, anarqua, e indeterminacin amenazante, y a partir de los diversos contextos en los que se utiliza el trmino, algo
queda claro sin duda alguna, a saber, que post-ModernID) tiene connotaciones abiumadoramente negativas -aunque no necesariamente despectivas-. A pesar de sus criticas a Spengler, Toynbee ha sido a menudo comparado con el fJsofu alemn de La decadencia de Occidente, y tal comparacin
parece justificarse por, entre otras cosas, algunos paralelismos existentes entre
el concepto de la Edad post-ModernID) del primero y el Untergang (declive) del segundo aplicados a la cultura occidental contempornea. Esto no
significa,. sin embargo, que post-Moderna, incluso en Toynbee, deba considerarse Justamente como otra palabra para decadencia.
La etiqueta pesimista de Toynbee tuvo xito no tanto con los historiadores como con los criticos literarios. Hacia la dcada de 1950, tanto moderno como modernismo haban adquirido un significado histrico-tipolgico distinto en el lenguaje de la critica hasta el punto, como hemos visto
anteriormente, de que fue posible oponer modernO a contemporneo.
El epteto postmoderno y despus el nombre postmodemismo parecan
expresar, con apropiada vaguedad, el nuevo sentido de crisis experimentado
despus de la Segunda Guerra Mundial. El sentimiento de que la literatura
modernista (Eliot, Pound, Yeats, Kafka, Mann, etc.) no era ya relevante a
una situacin social e intelectual dramticamente cambiada estaba aumentando constantemente entre las generaciones ms jvenes. Utilizado alprincipio bastante provisionalmente, y no sin un toque de pesimismo respecto
" Ibd., VIII, p. 338.
63
Ibd
al destino de la cultura en una sociedad de consumo en la que aparecan amenazados estndares intelectuales ms antiguos, el (<pOstmodemismo fue adoptado como grito de guerra de un nuevo optimismo populista y apocalptico,
sentimental e irresponsable, que e~t quizs mejor sintetizado en la nocin
de una contracultura. El prefijQ post aparentemente inocuo se desneutraliz semnticamente y se utiliz retricamente para expresar un secreto sentido de alegra. Mgicamente, el prefijo pareci eliminar las antiguas
restricciones y prejuicios y liberar la imaginacin para experiencias nuevas,
indefinidas, pero extremadamente emocionantes. Releyendo recientemente el ensayo The Nev Mutants (1965) de Leslie Fiedler, decid subrayar todas
las palabras que comenzaran con este prefijo. El resultado puede dar una
idea aproximada no slo de la minora mitolgica que representaba la joven
generacin hace diez aos, sino tambin del uso casi mgico de post. El
mundo de los nuevos mutantes se caracteriza como post-Modernista,
post-Freudiano, post-Humanista, Post-Protestante, post- masculino, post-blancQ, post-herocQ, post-judo, post-sexual, post-Puritanm)". Ledos en sus contextos, todas estas palabras tienen connotaciones
intensamente aprobatorias.
Entre los primeros criticos que utilizaron el epteto postmoderno estaba
Irving Howe, en su Mass Society and Postmodem FictioID', publicado en Partisan Review". Segn Howe, el paso del modernismo al postmodernismo se lleva
a cabo por el surgimiento de una sociedad de masas, en la que las diferencias
de clase se disipan mucho ms de lo que sucediera en el pasado; en la que los
centros tradicionales de autoridad, como la familia, tienden a perder su poder
vinculante sobre los seres humanos; en la que la pasividad se convierte en la
actitud social y el hombre se transforma en un consumidor, l mismo un producto-de-masas como los productos, diversiones, y valores que absorbe "'. Los
novelistas postmodemos se enfrentaron a la dificultad histricamente nueva de
configurar un mundo cada vez ms informal y a una experiencia cada vez ms
fluida". Yo dira que en este ensayo la actitud de Howe con respecto al postmodernismo no fue de antipata. Ms recientemente, en un ensayo como The
New York lntellectuals, su enfoque ha cambiado dramticamente:
Nos enfrentamos, entonces, a una nueva fase en nuestra cultura, que en motivo e impulso representa un deseo de desprendemos de nuestra hiriente herencia
del modernismo ... La nueva sensibilidad es impaciente con las ideas. Es impaciente
con las estructuras literarias de complejidad y coherencia, lemas slo ayer de nuestra critica. Quiere en su lug,r obras de literatura -aunque literatura puede que sea
la palabra equvocada- que sern tan absolutas como el sol, tan indiscutibles como
el orgasmo, y tan deliciosas como un chupa.-chups ... No tiene gusto por el comerse-las-uas tico de esos escritores de izquierdas que sufrieron la derrota y no pudieron aceptar de nuevo el narctico de la certeza. Le ponen enferma aquellos enaltecimientos de irona que nos do Mano, enferma aqueIJas visiones de entrampamiento
a los que nos llev Kafka, enferma aquellas evasivas del horror diario y la gracia
que nos dej Joyce. Respira desprecio por la racionalidad, impaciencia con la mente, ..
Le aburre el pasado: porque el pasado es un esquirol .
De lo que parece resentirse ms lrving Howe es del gusto que el postmodernismo tiene por el clamor pblico. El modernismo fue una cultura
minoritaria que se defini a s misma oponindose a una cultura dominante. Pero la nueva sensibilidad es un xito desde el mismo principio.
El pblico de clase media, ansioso de emociones y humillaciones, le da la
bienvenida: igual hacen los medios de comunicacin de masas ... ; y naturalmente aparecen intelectuales con teoras prcticas))".
Tomando prestado el epteto postmoderno de Arnold Toynbee, Harry
Levin hace tambin la distincin entre moderno y postmoderno. As, en una
nota introductoria a su ensayo What was Modernism? (1960), escribe:
En tanto en cuanto somos aun modernos, discutira, somos los Hijos del Huma~
nismo y de la lIustracin. Identificar y aislar las fuerzas de la sinrazn ha sido, en
cierto sentido, el triunfo del intelecto. En otro sentido ha reforzado esa corriente
de fondo anti-inteJectual que, al subir a la superficie. preferira denominar post~
moderna 70.
Observamos que para HarryLevin -as como para Irving Hwemodernm) y postmodernm) estn lejos de ser etiquetas histricaso culturales meramente neutrales, empleadas para propsitos de clasificacin;
implican juicios de valor (y prejuicios tambin). As, en el contexto en el
que Levin hace uso de ello, postmoderno expresa un claro y fuerte sentido de desaprobacin; este sentido resaltara incluso de un modo ms intenso y claro cuando se le examinara contra el fondo de la concepcin crtica
de Levin considerada como un todo. En una reciente Personal Retrospecl,
cuya intencin es servir de introduccin a su volumen Grounds for Comparison (I972), Levin se incluye (no sin una sutil huella de autoirona) entre
los pesados y antiguos liberales humanistas cuyas posiciones estn amenazadas por la huella contempornea de apocalipsis anti-intelectual. Si ahora
nos estamos enfrentando a un apocalipsis, escribe Levin, entonces puede
.. bid., p. 255.
bid., p. 258.
111
uso de
Harry Levin, Refractions (Nueva York: Oxford University Press, 1966), p. 271. Para el
post-modemo)~ vase tambin p. 277.
11
Le:vin, Grounds [or Comparson (Cambridge, Mass: Harvard University Press, 1972),
p.15.
71 Fledler,op. cit., vo1.II, p. 461. Interesado como estoy por la semntica, no puedo evitar observar el resentimiento que el nombre ModernO) evoca en esta cita.
'" Del griego misologa (mis + logos), esto es, un rechazo, desconfianza u odio del argumento, razonamiento o i1ustracin (Websler's Third New Interna/ional Dictionary, vol. 11,
p.1444)
" Ibid., pp. 462-463.
" POSTmodemISM: A Paracritic.1 Bibliography, New Lirerary History 3 (1971): 5
30. Reeditado en Ihah Hassan.Paracriticisms.' Seven SpeculalionsoflheTimes (Urbana: University oflUinois Press, 1975), pp. 39-59.
trata especficamente la cuestin del valor- tiende a demostrar que el postmodernismo, siendo en todos los aspectos diferente al modernismo, no es
en modo alguno menos significativo como fenmeno cultural. Esta comparacin merece discutirse de un modo ms extenso.
La nocin de Hassan del modernismo -que no difiere mucho de la de
gran parte de los crticos ngleses y americanos contemporneos- incluye
la vanguardia histrica en el sentido continental (a saber, el futurismo,
dadasmo, constructivismo, surrealismo, etc.) pero es mucho ms comprensiva
que sa, incluyendo prcticamente todo movimiento y casi toda personalidad de cualquier importancia en la cultura occidental de la primera mitad
de nuestro siglo. Este enfoque extremadamente mplio subraya el hecho de
que casi ninguno de los crticos americanos de la literatura del siglo xx distinguen prcticamente entre modernismo y vanguardia. De modo implcito, y
a veces explcito, ambos trminos son considerados sinnimos. Aqu tenemos uno de los muchos ejemplos recientes posibles, extrado de una crtica de la obra Theory oi he Avant-Garde de Poggioli, publicada en Boundary 2. El autor, Robert Langbaum escribe: Por vanguardia en el ,ttulo
entindase modernismo. El fallecido Catedrtico de la Universidad de Harvard Poggioli entiende por vanguardia lo que casi todos nosotros entendemos por modernismo, y ha escrito de hecho el que probablemente sea el mejor
libro sobre el modernismo;s. Esta equivalencia resulta sorprendente e incluso desconcertante para un crtico familiarizado con el uso continental del
trmino vanguardia. En Francia, Italia, Espaa y otros pases europeos la
vanguardia, a'pesar de sus diversas y a menudo pretensiones contradictorias, tiende a ser considerada como la forma ms extrema de negativismo
artstico -siendo el arte mismo la primera vctima-o En cuanto al modernismo, cualquiera que sea su significado especfico en diferentes i4iomas
y para diferentes autores, no expresa nunca ese sentido de negacin universal
e histrica tan caracterstico de la vanguardia. El antitradicionalismo del modernismo es a menudo sutilmente tradicional. sa es la razn de que sea tan
difiCil, desde un punto de vista europeo, concebir a autores como Proust,
Joyce, Kafka, Thomas Mann, T. S. Eliot, o Ezra Pound como representantes de la vanguardia. Estos escritores tienen efectivamente muy poco, si es
que algo, en comn con tales movimientos tpicamente de vanguardia como
el futurismo, dadasmo, o surrealismo. Por tanto, si queremos operar consistentemente con el concepto de modernismo (y aplicrselo a tales escritores como los anteriormente mencionados), es necesario distinguir entre
modernismo y vanguardia (vieja y nueva). Es cierto que la modcrnidaddefinida como una tradicin contra s misma hizo posible la vanguardia, pero
es igualmente cierto que el radicalismo negativo y el anti-esteticismo sisteRobert Langbaum, crtica de Thcor:'-'(J! rheAmnr-Gank por Renalo Poggioli, en BOl/I/r. L otoo 1972. p. 234.
darl- 2,
bin lin descubrimiento del Dada, y fue teorizada y aplicada no slo por los:
dadastas sino tambin por los surrealistas en sus doctrinas de la escritura
automtica y el objeto surrealista,
El espacioso paralelo de Hassan se llev a cabo en ms de una ocasin
contrastando las tendencias neodadastas o neosurrealistas en la cultura reciente con recomendaciones explcitamente elitistas o puristas de algunos notables modernistas (1, S, Eliot, por ejemplo); o contrastando el radicalismo de
izquierdas tan extendido en el postmodernismo con las actitudes cripto-fa&
cistas de Yeats, Lawrence, Pound o Eliot (considerados, todos ellos, como
ilustradores de ese tipo de modernismo), Pero qu sucede con otros escritores cuyos nombres se citan a menudo como ejemplos del modernismo? Qu
sucede con Kafka, Pmust, Gide, Thomas Mann, Herman Broch, Malraux y
tantos otros? La generalizacin de Hassan es apresurada, Tambin, parece
olvidar que su concepto de modernismo incluye la vanguardia continental y
que la vanguardia era principalmente anti-elitista y --'-"Con algunas notables
excepciones entre los futuristas italianos- fuertemente atrada por diversas
formas de izquierdismo (comunismo, trotskysmo, anarquismo, etc,),
Ciertamente, la nocin de lite estuvo implicada enel concepto de vanguardia, pero esta lite, como hemos visto anteriormente, se comprometi
con la destruccin de todas las lites, incluida ella misma, La idea se adopt bastante seriamente por todos los representantes genuinos de la vanguardia,
Esto implicaba, entre otras cosas, el rechazo categrico del principio de jerarqua .en todas las profesiones de la vida y principalmente, como es evidente, en el arte mismo, En este aspecto, la pretensin de los surrealistas de que
carecan de talento -y su opinin de que el talento era efectivamente el peor
insulto que podra decrseles a la cara por sus oponentes o incluso por sus
partidarios bien-intencionados pero naives- es consistente con el espritu
de toda vanguardia, El argumento de que la cultura postmoderna es anl-elitista porque es popular -en el caso especfico de los escritores, porque ya
no se avergenzan del fenmeno de los best-sellers* - parece completamente sofistico, Ser popular en nuestra poca es crear para el mercado,
responder a sus demandas -incluyendo la gran y bastante reconocible demanda para la subversin-, La popularidad es equivalente a aceptar si no el
Sistema, entonces su manifestacin ms directa, el Mercado, El resultado de sumisin a las fuerzas del Mercado no es ni elitista ni anti-elitista (ambas
nociones han sido demasiado utilizadas hasta el punto de vaciarlas de contenido), Respecto a los artistas verdaderamente grandes que representan el
espritu del postmodernismo -por ejemplo, Beckett o incluso Pynchonno son en modo alguno ms populares o accesibles al pblico en general
* Best-seller (plural, best se/lers). Se prefiere el empleo de xito de venta) o ms vendido, En todo caso, se escribe en cursiva (Libro de Estilo, ~~El Pas)), ll.a ed., p. 227).
de Susan Sontag". No es fortuito que tales teorias resulten ser perfectamente paralelas con las que tratan sobre la literalidad (littralit) defendidas en Francia por los representantes de la nouvelle critique (asociadas algunas de ellas con Te/ Que/).As, la poesa moderna-segn Grard
Genette- tiende a suprimir cualquier distancia entre letra y significado,
y a abolir la vieja trascendencia del significado en relacin con el texto.
Hoy da, (da literalidad del lenguaje, escribe Genette, aparece como el
ser mismo de la poesa y nada sera ms perturbador para quien se adhiere a tal opinin que la idea de una posible traduccin de un cierto espacio separando la letra del significado ".
A la larga, a pesar del aparente vaco, existe una semejanza esencial entre
lo que hemos denominado la neovanguardia intelectual y la tendencia anarquista. El principio unificadordelos dos aspectos principales del arte de
neovanguardia es su comn impulso anti-teleolgico. Como correctamente indica Leonard Meyer, lo que est implicado en el arte contemporneo
es (<un conjunto de fines radicalmente diferentes, bien sean estos fines logrados mediante mi cuidado clculo como sucede en la msica de Stockhausen, los cuadros de Tobey o Rothko, y los escritos de Becketl y Alain RobbeGrillet, o mediante operaciones fortuitas como sucede en la msica de Cage,
los cuadros de Mathieu, o el teatro del azar representado en la obra The
Marrying Maiden de MacLow. y'lo que subyace a esta nueva esttica es una
concepcin del hombre y del universo, que es casi la contraria de la opinin
que ha dominado el pensamiento. occidental desde sus comienzos ".
Una de las caracteristicas de ,nuestro tiempo, segn se revela en la situacin pblica de la nueva vanguardia, es que hemos empezado a acostumbrarnos al cambio. Incluso los experimentos artsticos ms extremos parecen despertar poco inters o emocin. Lo imprevisible se ha hecho previsible
Generalmente, el ritmo en aumento del cambio tiende a disminuir la rele
vancia de cualquier cambio particular. Lo nuevo ya no es nuevo. Si la modernidad ha presidido la formacin de una esttica de la sorpresa, este parece ser el momento de su total fracaso. Hoy da los productos artsticos ms
diversos (que cubren todo el mbito que va de lo esotricamente sofisticado al puro kitsch), esperanjuntos en el supermercado cultural (nocin irnicamente homloga a la del museo imaginario de Malraux) a sus consumidores respectivos. Estticas que se excluyen mutuamente coexisten en
17 Against Interpretation, ed. cit., pp. 13-23. Comentando la pelcula El ltimo ao en Marienbad y el hecho de que haba sido conscientemente diseada ... para acomodar una multipli-
un tipo de punto muerto, incapaz ninguna de ellas de desempear un rol realmente de liderazgo. La mayora de los analistas del arte contemporneo estn
de acuerdo en que vivimos en un mundo pluraJista en el que todo est permitido en principio. La vieja vanguardia, destructiva como era, se engaaba a veces pensando que realmente haba nuevos caminos que abrir, nuevas
realidades que descubrir, nuevas perspectivas que explorar. Pero hoy da, cuando la vanguardia histrica ha tenido tanto xito como para convertirse en
la vanguardia crnica del arte, tanto la retrica de la destruccin como la
de la novedad han perdido cualquier indicio de atractivo heroico. Podramos decir que la nueva vanguardia postmodernista refleja a su propio nivel
la estructura modulan> en aumento de nuestro mundo mental, en el que la
crisis de las ideologas (manifestndose por medo de una extraa proliferacin cancergena de micro-ideologas, mientras que las grandes ide<logas de la modernidad estn perdiendo su coherencia) hace cada vez ms
dificil establecer jerllrquas de valores convincentes.
"
Esta situacin enlo que se refiere a las artes ha sido (lescrita con perSpicacia en la obra Muste, theArts, and Ideas (el captulo titulado History, 8tasis, and Change) d Leonard Meyer. La historia, sostiene el autor, es una
construccinjernuca, y periodizacin --algo ms que un modo conveniente de dividir el pasado>>-- es una consecuencia necesaria del carcter
gradual de la historia, que se hara incomprensible si no se articulara jetrquicamente en reinados, pocas, perodos de estilo, movimientos y cosas as: .. .
Pero tal enfoque'\'C$ultara inapropiado en lo que se refiere a nuestro tiempo. Las artes se carapterizan hoy da, cree Meyer, por un estado-permanente
fluctuante. El cambio est en todos sitios pero nosotros vivimos, culturalmente, en un mundo perfectamente esttico. La contradiccin es slopa-.
rente, porque la estasis no es la ausencia de novedad y cambio -una quietud total- sino ms bien la ausencia de un cambio secuencial ordenado.
Como las molculas corriendo al azar en un movimiento browniano', una
cultura ajetreada con actividad y cambio puede no obstante ser esttica 80.
Esta estasis me parece una consecuencia de las irreducibles contradicciones implicadas en el concepto de tiempo de la modernidad. Tales contradicciones han sido autoconscientemente exageradas por la vanguardia,
que se ha esforzado por llevar a toda forma de arte individual al punto de la
ms profunda crisis. En este proceso, tanto la modernidad como la vanguardia
han desplegado una extraordinaria imaginacin de crisis; y juntas han logrado crear una sensibilidad compleja, a menudo irnica y autoirnica para la
crisis, que parece ser tanto su ltimo logro como su resultado inevitable.
Como resultado, lo viejo y lo nuevo, construccin y destruccin, belleza y fealdad se ban convertido a travs de la relativizacin casi en categoras carentes de significado. Arte y antiarte (la segunda nocin considerada no slo en el polmico sentido dadasta sino refirindose tambin a la
inmensa variedad de productos del kitsch) se han fusionado. Y la estasis es
slo el aspecto ms observable de una crisis que parece haberse convertido
en el principal criterio de cualquier actividad artstica significativ"