PornoBurka Brigitte Vasallo
PornoBurka Brigitte Vasallo
PornoBurka Brigitte Vasallo
PornoBurka
Desventuras del Raval
y otras f(r)icciones contemporneas
Brigitte Vasallo
Prlogo de Juan Goytisolo
Presentacin de Marina Garcs
Me cago en la dignidad!
Cookie, ahora conocida como Lo, antes llamada Conchita,
charnega, diseadora y camarera (o viceversa), abre de par en par
los ventanales de su piso y se lanza cual suicida por encima de la
baranda del balcn.
Me cago en la dignidad, cabrones! Es domingo por la maana!
Descolgada de medio cuerpo, el vientre haciendo equilibrios
precarios sobre el metal para no bascular definitivamente al vaco, vomita insultos roncos en direccin al asfalto. Amortiguados
los gritos por la altura, apenas un par de cabezas manifestantes se
dan por aludidas, miran hacia arriba con desprecio y le devuelven ostentosos cortes de manga mientras siguen agitando las pancartas y defendiendo la consigna nica: Queremos un barrio
digno!.
Buenaonda, presunto argentino, fumeta y poco ms, observa
la escena con los ojos entornados desde la cama, deslumbrado
por el sol temprano mientras palpa el cenicero en busca de la primera colilla del da.
Dejalo, boluda balbucea fastidiado. Ven ac, es muy pronto para tanto quilombo...
Conchita, despus llamada Lo, antes conocida como Cookie,
se siente desbordar por este chocante fenmeno: la normalizacin del barrio. La culpa, piensa, la tiene la infancia. No la propia,
claro, sino la ajena. Las familias estructuradas. La gente le ha perdido el miedo al barrio, de ser cutre ha pasado a estar de moda y
hordas de personas perfectamente sanas y en edad reproductora,
guapas incluso, han empezado a alquilar pisos, a fornicar y a em13
barazarse, a parir y a poblar las calles con criaturas rubias, homeopticas y matutinas. Ha parido la infecta vecina de arriba, sin ir
ms lejos. O la gilipollas de enfrente. Y los gays del tercero, obsesionados por ser como todo el mundo incluso en lo malo, han
adoptado un nio negro de esos que quedan tan bien con los
muebles de diseo.
Desde que hay criaturas estructuradas en el barrio (de las que
van al colegio todos los das), la vida para Lo se ha hecho insoportable. A las 7.55, cada maana, sea invierno o verano, los esperpnticos cros del piso de arriba galopan reclamando desayuno
como animales que son, seal que utiliza la vecina de enfrente a
modo de despertador y tras la cual sale al balcn para agradecerle
a Krishna el nuevo da, dejando la puerta abierta a los gritos de
sus gemelas monstruosas que avivan, a su vez, los maullidos del
insufrible retoo de abajo.
Es la guerra.
La noche del Raval tampoco est dispuesta a apaciguarse tan
fcilmente. Los bares, los borrachos, las colgadas y ese maldito
taller de costura clandestino que resuena en la habitacin de Lo
reclaman su derecho a seguir poblando la madrugada. No se puede negociar con nadie. La guarra del piso de arriba dice que los
cros son cros y, como tales, insoportables. La estpida de delante dice que debemos estar agradecidas a la vida y no quejarnos
tanto. Y los de abajo con gusto devolveran al negro, ahora que la
moda ya no es tener un cro sino un bulldog francs. Con los
bares no hay problema, porque el civismo impuesto por el Ayuntamiento acabar con todos ellos. Queda el cosedor o la cosedora,
pero Lo nunca ha sabido de dnde proceda el ruido. Conociendo la idiosincrasia del barrio, el insondable laberinto de caeras
de plomo que atraviesan las paredes de papel formando una autntica red de transmisin de ruidos, la mquina bien podra encontrarse a varias manzanas de distancia.
A este descomunal caos sonoro se suman, a principios de mes,
el vecino del tercero y la prostituta dominicana que alquila en
cuanto cobra la pensin y a la que recibe en calzoncillos y cantando rancheras a toda voz. Ah tampoco hay negociacin posible, pues est convencido de que cualquier crtica a su comportamiento nace de la envidia hacia su masculinidad tarda.
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El barrio del Raval barcelons sigue amaneciendo como cuando se llamaba Barrio Chino: meado y con resaca. Y an as, todo
ha cambiado: la vida de verdad ya no habita aqu. Desapareci el
da en que alguien crey que una ciudad es un espacio y no una
forma de vida, que a un barrio lo definen las calles y no las relaciones, que las periferias emocionales del mundo no son su parte
ms fecunda.
A los barrios bajos o, ms bajo an, a los bajos fondos, los hombres (marineros, ricos, migrantes o borrachos) iban a mostrar su
verdad: a follar. El Chino era un barrio de sexo, donde el cuerpo
femenino (mariconas incluidas) se alquilaba por un rato, mientras los cuerpos vendidos de las esposas legtimas, las respetadas,
esperaban en el hogar. Un lugar de putero. Sexo por dinero, como
casi todo el sexo: mamadas a quinientas, folladas a mil, completos
a mil quinientas. Sexo como producto, pero no como moneda.
Las mamadas no pagaban compaa, las folladas no compraban
estatus, los completos no financiaban amor. En el Chino se coman pollas a quinientas, por un caf cuando la noche era fra o por
un vino y poco ms. All los sentidos eran nicos y los mensajes,
rotundos. En el Chino haba miseria, una pobreza que se enganchaba en los huesos y no dejaba espacio para poesa alguna. Haba
violencia. Haba desgarro. Haba dolor. No haba futuro: slo haba verdad. Era un barrio duro. Pero la miseria no era invento del
barrio, sino invento de la vida. El barrio, simplemente, daba un
espacio para poner la miseria al sol, para ensearla en lugar de
esconderla en el armario, para enfrentarnos a su hedor, para abrir
los ojos y entender que casi todo es mentira, que debajo de las
farndulas, de las cremas antiedad, de las novelas rosa y de los
cuentos de hadas somos esto: vida en toda su mierdez.
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Absorto en su brutalidad, el Barrio Chino te sacuda, te amenazaba, te desvelaba. Era, con toda su penuria, un lugar sin mansedumbre. Una esperanza.
Pero llegaron los tiempos modernos, lleg Europa y ese progreso dorado de catlogo y grandes eventos. La gente de izquierdas
engull a las gentes del abismo. Impusieron su limpieza, su orden, su censura camuflada de criterio, su civismo ciego e hipcrita, mediocre. La progresa expuls a la chusma, purg el vecindario con un urbanismo sin alma (pero con futuro) e instaur la
vida de mentira, una vida reglada, pactada, un mundo alternativo dentro de la norma, de una rebelda totalmente inocua e infantil que destruy la nica grandeza del barrio: su inevitable,
involuntaria carga de sobrecogedora verdad.
Ahora el Chino se llama Raval y es un parque temtico. Aqu
ya no se vive de noche, sino que se sale de noche. Se sale y al
da siguiente se entra de nuevo en la vida normal. Dnde est,
ahora que el barrio se llama Raval, la poblacin de aquella noche
sin regreso del Chino? Alguna, aquella que haya logrado esquivar
la especulacin inmobiliaria o est an resistiendo sus envites,
intenta adaptarse al nuevo barrio como intentan los cocodrilos
sobrevivir en un terrario. Y a su alrededor, las criaturas de la modernidad se escandalizan de la decadencia, pero disfrutan de ella:
les da ese aire tan guay codearse con la chusma las noches del
sbado, comprarle una cerveza al paki, echarse una charla con un
puta sin papeles. Y as, el Raval se ha convertido en un lugar de
buenrollismo y tolerancia...
... como si la mierda en estado puro se pudiese tolerar.
Un barrio, en fin, inofensivo. Porque en la noche del Raval
contemporneo se puede perder la cartera, la paciencia o la virginidad. Pero el alma? Hay que tener un alma muy cutre para perderla en este Raval.
Buenaonda, en cualquier caso, est ms preocupado por su cartera que por su alma. No en vano es un migrante perpetuo sin las
necesidades bsicas cubiertas. La comida, vale; el techo, tambin.
Pero el sexo? Cmo un viajero, un exiliado presuntamente
argentino bien plantado y bohemio, puede estar sin sexo en una
ciudad donde las chicas adoran a los exiliados argentinos bien
plantados y bohemios?
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Yo nunca en mi vida vi cosa igual, esto s que escapa por completo a mi entendimiento y mi tolerancia. Porque Cookie, esa
misma Cookie que ahora me est matando con sus historias de si
soy hembra o soy merluza, esa misma Cookie que hace de cada
polvo un problema metafsico, esa misma era, con todos mis respetos, una comepollas! Claro que tena todas esas historias de si
soy bi o t eres tri. Pero hasta ahora eran slo metforas, nada
que llegase, en verdad, a afectar nuestra convivencia. Ella se iba
transformando, pero segua inmutablemente fascinada por m,
deca que yo tena atributos de poeta, imagnate!, porque yo era
delicado, estaba perdido y me estaba buscando desesperadamente. Y, segn cmo, era verdad, pues yo haba llegado sin un duro
desde mi Cuenca natal y sin ms habilidades que liar buenos
porros, caer bien a la gente y tocar un poco la guitarra. Qu se
puede hacer en la vida con esas cualidades? Pues en Barcelona,
mucho, me dijeron mis colegas. Y me vine.
Los primeros meses pase por todos los barrios para descubrir
aquel donde desarrollarme y hacer de m un hombre de provecho. Caramba! Barcelona es realmente la ciudad de la paz
donde incluso las peores rarezas encuentran un lugar donde vivir
en armona. Frecuent barrios hippies de alto standing, me code
con catetos snobs, conoc a obreros de derechas y a inmigrantes
xenfobos. Eso s que es flexibilidad! En Barcelona vi incluso a
vegetarianos carnvoros, lo cual me parece un avance nutricional. La democracia que descubr en Barcelona llegaba hasta lo
ms profundo de la sociedad, hasta el cogollo mismo: aqu se
poda ser un intelectual sin haber entendido nada, brillar como
pensador sin haber ledo un libro o hacer cine sin saber manejar
una cmara (es lo que llaman cine independiente porque est to23
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Buenaonda camina sin rumbo por la ciudad, que se vuelve hostil al ritmo que marcan sus desencuentros con Cookie, que se
deforma y contrahace al tiempo que se derrumba su historia con
ella. Con ello. Y mientras el drama de la ruptura se dibuja en el
horizonte, un culo emerge de una caja de verduras ante sus atnitos ojos. Un culo enfundado en unos tejanos, que se sostiene
sobre unas piernas algo torcidas que se apoyan a su vez sobre dos
pies precariamente enfundados en unas chancletas, a pesar del
invierno que arrecia. Todo lo dems es verde: lechugas, calabacines y pimientos del padrn metidos en una torre de cajas que
ocupa, graciosamente, media acera. El culo se balancea excitado,
se tambalea bajo los movimientos bruscos de unos brazos que no
se ven, hundidos como estn en las lechugas. El culo amenaza
con caerse, toma impulso, se agacha (o es agachado por las piernas arqueadas que apenas merecen sostener un trasero tan bonito) para, acto seguido, volver a encumbrarse como cabeza de
cuerpo doblado. Los brazos, mientras tanto, siguen buscando frenticos alguna cosa dentro de la caja que, alehop!, por fin aparece. Un pltano! El cuerpo se reincorpora y el culazo pierde su
posicin altiva para resituarse al fondo de una espalda ya erecta
que culmina, s, en una cabeza. Una cabeza de pelo azabache
repeinado con raya al medio que enmarca el rostro inundado por
una enorme, franca, sonrisa de satisfaccin. Un pltano! Lahore
(Cmo sabs, pelotudo, que el pibe se llama Lahore?. Que
cmo s? No has visto el cartel que pone Frutas Lahore en su
tienda?.) apoya su precioso culo en las cajas de verduras, en
mitad de la acera, con la mirada perdida en su pltano, los ojos
casi bizcos de observarlo con tanta intensidad y a tan corta distancia. Lo mantiene erecto ante su cara, agarrado con firmeza por
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bres solos, eso es lo que son, por mucho que uno slo sea medio
hombre y el otro est a punto de perder su hombra.
Vos folls, boludo?
Jor-dee siente las lgrimas asomarle a los ojos.
Mira, Buenaonda, maldita la ley del matrimonio gay. Antes
nosotros ramos una pareja de lo ms normal. Follbamos como
cosacos, como locas, follbamos juntos y por separado, en tros,
en cuartetos, en grupo, en familia, follbamos sin parar. En casa, en el coche, en los portales, en los cines, en los bares, en los
trenes, en los urinarios pblicos, en los museos... Y entonces lleg el matrimonio gay. Y la jodimos. Nos volvimos, literalmente,
un matrimonio. Cmo nos pudo pasar eso a nosotros? Pues no
lo s, pero pas. Nos casamos y dejamos de follar. No al principio,
que era como la luna de miel. Pero despus, se acab. Empezaron
a pasar los das, y las semanas, y los meses, y todo fue a peor. Las
orgas se volvieron cuartetos ocasionales. Y los cuartetos se volvieron tros y con gente de confianza. Y al final hasta los tros
tambin desaparecieron porque, sabes?, yo no puedo permitir
que alguien se folle a mi marido. As que nos dedicamos a follarnos mutuamente y eso, la verdad, es un tostn. Ms an cuando
el cabrn de Paco no me come la polla porque dice que se le
estropean las cuerdas vocales. Antes ni me haba dado cuenta.
Pero desde que somos dos mariconas mongamas, las carencias
saltan a la vista.
La jodimos, amigo. Maldito Zapatero.
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y con el alma en un puo por la plaza de Catalunya: el vertiginoso espacio que durante aos marc el lmite entre su mundo y el
resto del universo.
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refiero a que, imagnate!, todo el siglo XXI que les queda por
delante, pero ellos ya estn en el puesto sptimo de la pole position de la msica mundial, dispuestos a quemar el asfalto. (Bonita
frase, no? Debera usarla en alguna cancin.) Y entonces, cuando no hay dos sin tres y tenan que sacar un puto tercer disco
orgisticamente genial, se cruza con un rubia mojigata, se enrolla
con ella, an no sabemos ni cmo, y lo vuelve normal! A los dos
meses estaban casados y con hijos. Qu barbaridad, pero cunta
decadencia! Si despus de eso el grupo ha logrado remontar es
porque, segurito, se ha buscado a un hombre que lo folle como se
merece. Si no de qu!
A m me pasa lo mismo. Si no tengo el culo bien abierto, la garganta se me cierra y no sirvo para nada. De ah que nadie debiera
sorprenderse al saber que esta maana, cuando suena el telfono,
una enorme ristra de bolas tailandesas cuelga de mi ano. Con el
mango rojo carmn balancendose entre las piernas y el maravilloso batn de seda negra que me regal Jor-dee con las iniciales
de mi banda, B.R., bordadas sobre el corazn me siento como un
miembro de la aristocracia extraterrestre, un alien como el de la
peli pero increblemente guapo.
Paco, tengo que contarte. Buenaonda se ha ido.
Cookie? Cmo que se ha ido? Te ha dejado?
Mmmmm reflexiona al otro lado del telfono. Creo que no.
Le he pegado una hostia que le he partido el labio y se ha ido llorando, no s dnde.
Me siento en el silln a escuchar una historia que presiento
larga. Coloco las piernas sobre los reposamanos y as, espatarrado, me pongo a jugar con las bolas tailandesas, intentando que
mi amiga no note cmo mi atencin se divide entre dos amores.
Cuntas me caben en el ano antes de sentirme saturado? No lo
s. Creo que mi capacidad anal apenas tiene techo. Y de tenerlo,
est seguramente an muy lejos. Culo, culo, culo, culo. La conversacin de Cookie, tambin conocida como Lo, se ha vuelto
como la ma: exclusivamente anal. Quisiera pensar que es influencia ma, pero s que no lo es. Anda metida en un grupo de
borrachas que le ha sacado de la cabeza lo de ser hombre y le ha
puesto en su lugar algo an ms complicado. As que ahora ella y
yo hablamos de culos: del mo, del suyo y del de Buenaonda.
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Que quede claro, antes que nada, que borrachas no son. Paco
las llama as porque les tiene mana, al no disponer ni tod@s
junt@s de una sola gota de glamur. Para l todo se mide as, no le
importa nada ms. Me aconseja que hable con El Equipo para
librarse de m, pues sabe perfectamente que es El Equipo quien
me ha metido en este lo, quien me ha llevado por caminos tan
retorcidos que ni yo misma me aclaro. Llegu a ell@s cuando volva a ser mujer, despus de comprender que no poda tener alma de hombre y ser una feminista-de-verdad. Tuve que escoger
y, obviamente, sacrifiqu mi alma. El problema era entonces descubrir otra frmula que me convirtiese en una feminista-de-verdad sin cambiar nada, sin ir demasiado a los cimientos y, sobre
todo, sin poner en juego el precario equilibrio con Buenaonda.
Y qu mejor lugar para encontrar una frmula revolucionaria,
me dije, que un museo de arte contemporneo, una autntica
mquina de innovacin ideolgica? El MACBA y su fauna seran
mi nueva tribu. Mis borrachas, que dice Pack.
Tengo que reconocer que nunca tuve acceso a El Equipo A (de
Avanzadas) por razones puramente crematsticas. Yo era de las
que se quedaban en el bar esperando, mirando con ansiedad y
arrobo la puerta blanca de la sala de conferencias del museo. Un
zulo, qu digo!, un autntico bnker donde entre msters y tesis
se coca el futuro de la identidad mundial, sin acceso alguno al
exterior ms all de aquella puerta sellada, si un solo rayo de luz
natural que entrase a perturbar la brillantez elctrica de los cerebros que desde all nos pensaban. Nunca hasta esos momentos
entend a la gente pobre de espritu que hace cola durante das
para ver al Papa o a Letizia de lejos. Y sin embargo, all tambin
estaba yo, esperando como en xtasis, especulando qu estara
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consenso. Al grito de tres, salieron corriendo como gallinas despavoridas en todas las direcciones: crestas, gritos, zapatos de leopardo, piercings genitales, tatuajes hologrficos, todo ello en un
bellsimo collage a la luz de los relmpagos, como un autntico
coro de cuerpos celestiales celebrando la lluvia. Y en su carrera
singular, llena de gracia, una de ellas me roz. Choc contra m.
Me peg un hostin en toda regla en el hombro izquierdo y me
grit, enfurecida, aparta, hijaputa!.
No s describir la huella que su gesto dej en mi alma.
Hijaputa. Yo.
A m.
Yo, que apenas era ms que una chica buscando la luz.
Yo, que no llegaba ni a tercera divisin, que apenas poda acceder a Los Textos, que an no haba logrado aclararme ni con mi
propio nombre... De repente reciba un hijaputa de los labios
de un@ de ell@s como otras reciben una medalla en manos del
rey o una revelacin de labios de una virgen montaera.
Gracias! grit a lo lejos. Pero ya no me oy.
La mariposa haba volado para coger un taxi.
Gracias, mariposa susurr, completamente emocionada.
Ese fue uno de los grandes momentos de mi vida, mi Dirty
Dancing, con mi imaginario vestidito rosa y mi faldita de princesa, el pelo al viento (agitando a la derecha, agitando a la izquierda), agarrada por la cintura por ese hijaputa como la copa de
un pino que me subi en volandas sobre este mundo de mierda,
sobre la mediocridad, sobre el sudor y la mugre. Por fin Ive had
the time of my life! Por fin yo era algo!
Y es as que fui aceptada en El Grupo C.
Salieron en tromba del bar como las mariposas de luz haban
salido minutos antes del zulo, me rodearon y gritaron a una
Qu te ha dicho?!.
Hijaputa.
Y esa fue nuestra consigna, el password que me abri la puerta a
las sesiones.
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reca nicamente en las comisuras de la boca y slo se vea a contraluz. Nada que ver, por ejemplo, con Matilde, cuyo pedazo mostacho se meta en el vaso de cerveza y quedaba siempre cubierto
por una espumilla blanca que daba ganas de vomitar. El peor problema era el coo. Ir con el coo peludo era un autntico fastidio.
Para empezar, por el tema de las bragas. Las gomas se acababan
enredando en los pelos y dando un tirn en el peor momento.
Eso lo solucion quitndome las bragas. Pero... Y los jugos vaginales? Para un algo como yo, que se pasa la mayor parte del tiempo caliente y generando ms zumos que una naranja, los pelos
eran una sensacin de lo ms desagradable, cubiertos siempre
con la misma espumilla que el bigote de Matilde, pero de produccin propia. Adems de no depilarme, al ser una lesbiana feminista-de-verdad no me quedaba ms remedio que acostarme con
lesbianas-feministas-de-verdad. Y, entonces, a todo lo dems se
aada el problema del cltoris, que no haba manera de encontrarlo entre tanto rizo. Y si no encuentras el cltoris ya me dirs
qu mierda de lesbiana-feminista-de-verdad eres!
No, an siendo lesbiana de cuerpo, lo mo era follar con hombres. Incluso en el tema capilar con ellos todo es ms sencillo, por
el simple y anatmico hecho de que tienen una polla imberbe
que sobresale de la mata de vello. As que si colocas las manos de
manera que aplasten la mata contra su cuerpo, te queda casi toda
la polla libre para chuparla. Uno de mis amores transnacionales,
oteka para ms seas, me haba mostrado las tcnicas del tragador de sables y yo las aplicaba con pasin. La lengua baja, con la
punta juguetona, pero despejando la entrada de la garganta que
se abra libre (campanilla mediante) para dar paso al extraordinario misil de la masculinidad frrea. Chupaba pollas con pasin y
maldiciendo a los pelos que no me dejaban llegar a unos cojones
deseantes de boca. El puto vello! Pero como lesbiana-feministade-verdad no poda pedirle a mi novio que se depilase sin caer
en un espiral de contradicciones que me hubiese llevado a la perdicin. A la locura!
Tuve que parar. No de comer pollas, entendmonos. Tuve que
parar de ser lesbiana y decid volverme gay. Un gay atrapado en el
cuerpo de una mujer hetero que follaba con gays atrapados en
cuerpos de hombres heteros. Todo ello de verdad.
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piso, que el Evaristo tena un piso muy bueno por encima del Paralelo. Pero en los tiempos que corren, normal, os fillos queran
o piso para os netos. As, cuando tenan los papeles medio atados e xa lle encontraran ao Evaristo un lugar onde vivir bonito,
pero mis pequeno porque ahora que estaba solo xa me dirs para qu quera tantos metros de piso, vieron que llegaba la rumana y que a Evaristo se le pona cara de tonto y no paraba de sonrer, que xa me dirs qu hace un viudo sonriendo todo el da.
Los hijos, cabreados, normal. La familia de la difunta, ofendida,
tamn normal, que hasta se vino el cuado del pueblo a intentar
poner orden en todo aquel asunto. No haba manera. Eu non sei
que lle daba a rumana, que o home estaba feliz. Xa me dirs,
feliz a su edad.
Los hijos y los cuados reunidos decidieron ponerle un detective a la rumana, a ver si as el Evaristo abra los ojos. Y qu
encontr? Pues lo normal, que la rumana era muy puta. Pero si
eso xa o saba eu! le deca al Evaristo, que no paraba de llorar, el
muy maricn. Pero queres crer que unha moza con esas tetas vai
mirar para un vello?. Y el Evaristo que non, que non, que aquelo
era amor. Al final tuvo que darnos a razn, imaxnate: cuando
viu os informes do detective tuvo que pegarle una patada no culo
a la rumana. O pobre, total, en menos de un ao, morto tamn. A
puta estuvo no funeral e todo y gritaba que lo haban matado de
pena. Qu pena ni qu carallo! As persoas morren cando teen
que morrer e punto...
... si bien es cierto que al Jacinto le dio tristeza que el Evaristo
muriese solo, en aquel piso tan pequeo donde lo haban mandado los hijos, que nadie encontrase el cuerpo hasta mucho despus, cuando los vecinos llamaron a la polica. Ese s que fue un
final jodido. Pero es que a vida moi fodida...
Bon dia! Jaume Rovira, per servir-los! Benvinguts a Mtodo 3,
agncia de detectius!
Por la puerta del despacho aparece un hombre pequeo con
aires de ser feliz as, sin ms. Encantado de estar vivo y de llevar
esos pantalones tan ajustados que le marcan paquete y esa camisa de rayas tan estrecha que apenas puede respirar. Un hombre
feliz. Sonre como si no tuviese caries, mira de frente como si no
tuviese vergenza. Y habla cataln.
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Una autntica maravilla de la naturaleza. Protenas por doquier sin apenas un pice de grasa. Exento de colesterol, rico en
potasio, en magnesio y en vitaminas, en betacaroteno (para ponerme moreno en verano), vitamina C (para los resfriados) y cido flico (que no s para qu sirve, pero seguro que es importante). Adems, contiene un montn de agua, que es buensima para
el cutis, y fibra, para el intestino. Y con slo! ochenta y una caloras por cien gramos.
Es decir, el pltano es la hostia y Jor-dee est dispuesto a demostrarlo. Por eso cada maana, cuando cierra su taller de artista
contemporneo (que alquila por las noches por ser ms barato),
va directo a la hmeda Frutas Lahore, donde el susodicho pasa
horas tras un mostrador de madera carcomida que soporta una
balanza, eso s, electrnica. Sobre su cabeza, un hermoso cuadro
hologrfico con fondo verde y la inscripcin dios es grande
convertible, segn entre la luz, en un retrato del equipo nacional
de crquet de Pakistn. Lahore pesa, teclea, suma, coloca piezas
en bolsas de plstico, devuelve cambios con una sonrisa inquebrantable que se quebranta, sin embargo, cuando ve aparecer al
Seor de sus ganancias, al viejo harapiento de barba alheada
que cada tarde pasa, saluda y se lleva la recaudacin. Si el viejo es
el dueo de la tienda, si es el padre de Lahore o si cobra algn tipo
de impuesto revolucionario es algo que nadie sabe fuera de la
comunidad porque a nadie le importa. Lo nico importante es
que en la tienda se pueden comprar frutas y verduras siete das
por semana, veinticuatro horas al da. Y siempre, adems, acompaadas por una sonrisa. Eso s que es buena atencin al cliente!
Es cierto que vende los tomates a precio de oro y que son mucho
peores que en el mercado de Sant Antoni, apenas unas calles ms
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misma tribu. Ya se ve que estn en nuestro mundo, que visten como nosotros, que salen de fiesta como nosotros y, adems, para el
que le gusten los moros, estn bien buenos. Es verdad que cuando se compran esos coches tuneados y se pasean con su musiquita mora a todo trapo son un poco pesados. Pero, bueno, no son
ms pesados que cualquier macarra de lHospitalet. Otra cosa son
las tas, a m eso s que me pone malo. Yo veo por ah a las dominicanas, con sus taconazos y sus tejanos marcando hasta la raja
del coo, y esos escotazos que da miedo verlas, y me digo ole,
leonas! Eso s que son mujeres! Y p'alante, oye, bien orgullosas y
con la melena al viento. Pero luego me encuentro por la calle a
las moras y se me cae el alma al suelo que me pongo hasta violenta, mira. Las veo ah, tan atontadas, tan acojonadas ante todo,
tan tapadas que parecen monjas de clausura. Por dios, nena,
sultate el pelo! Qu rabia me dan! T te crees que una ta que
va cubierta as de pies a cabeza como un saco de patatas, con el
pauelo en el pelo que parece mi abuela, gorda como una cerda,
sin depilar, sin desodorante, t crees que eso se puede adaptar a
nuestra forma de vida? Por favor, un poco de feminismo! Y s, te
reconozco que la mujer de la limpieza es una mora, qu quieres
que te diga. Pero desde luego t sabes que la tenemos porque no
hemos encontrado nada mejor. Yo ya dije que rumanas no quera
ni en pintura, que ya nos han dado bastantes disgustos, y Tito
nos recomend sta. Y cmo curra la ta! Eso no te lo niego.
Curra como una bestia, no se mete en nada, siempre en silencio...
Pero la ropa, eso es lo que no puedo soportar. Y el bigote sin depilar, la dejadez esa, el puto islam... Yo, si dependiera de m, que entren, no te digo que no, pero el que quiera vivir aqu, que se vista
como nosotros. De disfraces, nada!
Jor-dee camina a su lado como ausente, antes pblico de un
monlogo que autntico interlocutor. Slo piensa en esos cuarenta y siete minutos que le ha estado esperando, en los tres cuartos de hora perdidos en la nada y que podra haber aprovechado
para hacerse una paja, para subir una entrada a su blog o para
disear una performance.
Sabes cul es el problema del barrio? Ellas, las moras! Porque, a ver, las tiendas de mantas de contrabando. Quin las
abre? Pues un moro con un rebao de hijos. Y quin quiere te61
de luchar. Ahora slo quiero vivir. Ahora voy a empezar a reivindicar no un pas diferente, que eso ya sera la hostia, pero al
menos una zona donde podamos ser nosotros mismos sin ser
interrumpidos todo el rato, sin que nos miren como a bichos
raros. Y para lograrlo, pues yo creo que lo mejor sera tener un
barrio slo para tos. Que t sabes que a m las chicas me parecen
estupendas, eh? Pero, bueno, podra ver a mis amigas fuera de
aqu. Con lo grande que es esta ciudad, ya no te digo el mundo!
Podra quedar con ellas en el Born, en la Barceloneta, en Girona o
en Pars, fjate qu bonito. Con eso tambin acabaramos con el
problema de los nios, que la verdad es que son un coazo y estn ocupando un montn de espacios pblicos que se podran
dedicar a la cultura, a hacer exposiciones y conciertos, en lugar de
tanto tobogn y tanta mierda. Y as los heteros estaran tranquilos
sin soportar rarezas y nosotras tambin, sin aguantar miraditas. A
ver, si los catalanes queris vuestra independencia... Por qu no
bamos a reivindicar los maricas la nuestra? Eh, Jor-dee? Oye,
me estas escuchando? Jor-dee, qu harta me tienes, hija!
A Pack le gusta especialmente el bar al que acaban de entrar
porque se siente homenajeado. El local tiene un pequeo escaparate, heredado de los tiempos en que era un colmado. Esa vitrina
privilegiada se ha convertido gracias a los dueos, Biel y Nil, en
una joya del orgullo gay materializada en diversas escenas pastoriles con muecas Barbie y muecos Ken vestidos de cuero. Toda
la iconografa gay-hard tras un cristal. Pack y Biel se besan, Biel y
Jor-dee se besan, Jor-dee y Nil se besan, Nil y Pack se besan
(uy, Nil, cmo pica esa barba!), encantados de verse. Biel est
colocando las muecas en el escaparate. En esta escena, Barbie
tira de la cuerda que sujeta por el cuello a un Ken a cuatro patas.
Uy, no me gusta, no me gusta! protesta Pack. Y no podra
ser ella la que est a cuatro patas y l tirando de la cuerda, mientras el novio lo encula?
No, no replica Biel. Eso parece machista. Djala a ella
de pie, que an nos montan un lo las feminazis y nos cierran
el garito.
Ay, hija! se descompone Pack. Qu aburrimiento, siempre
quejndose! Pues a nadie le hacen dao un par de hostias, qu
quieres que te diga.
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En las paredes del local hay fotos de Pack. Pack actuando, Pack
posando, Pack sonriendo, el torso desnudo de Pack en blanco y
negro, Pack pasando la lengua por el mstil de una guitarra, el
culo de Pack enfundado en unos pantalones de cuero decorando
la puerta del lavabo. Pack mira a la cmara con ojos desafiantes
en el cartel que anuncia su prximo concierto: sala Apolo, 29 de
febrero, el extraordinario da extra del ao bisiesto.
Ay, hijas, venimos desconsoladas. Cmo se est poniendo el
barrio! suspira Pack mientras mordisquea una tartaleta de
humus con albahaca. Es que cada vez veo yo ms velos, hija,
ms velos y ms chilabas. Madre ma, cunto atraso! Si es que
nos van a meter otra vez en el siglo XV! As andan luego los
moros de salidos, que los encuentras en la sauna y no quieren
ms que meter, meter, meter!!!
Pues mira replica Biel, toda asqueada, nosotras tambin
pensbamos eso. Pero el otro da se pas por aqu Chus, que acababa de volver de Marraquech. Escolta, ens va deixar mortes! Diu
que com ms tapades van, ms putes sn. Como lo oyes! Bueno,
dice que no poda ni caminar del agobio, que yo me dije la calor.
Doncs no, de les putes! Mira, que se le tiraban encima, que si
henna, que si masaje, que si baos, que si yo qu s. Un escndol!
Pack y Jor-dee no dan crdito y se lanzan miradas sorprendidas entre bocaditos de arroz tailands. Ser posible que detrs de
esas piernas sin depilar se escondan autnticas bestias sexuales?
Sin depilar, dices? Qu va, qu va! Dice Chus que rasuradas
total, fins el potorro, mira qu et dic. Y que tienen unas tetas que
para qu.
A Pack se le cae el montadito de cuscs de las manos. Cmo
rasuradas? El potorro? Qu potorro? Pero cmo sabe Chus lo
del potorro?
S, hija, lo que te digo concluye Biel con una mueca. Chus
las ha probado. Como te lo cuento. Nos dio una cantidad de detalles totalmente ntimos y repugnantes que jo em vaig passar la
tarda sencera vomitant, malsima del estmago. Y ahora sueo
con coos gigantes morunos que me atacan por la calle. Lo estoy
pasando fatal.
Los cuatro amigos guardan silencio, acompaados apenas por
la msica de Cheb Khaled con la Orquesta Sinfnica de Notre
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Dame que resbala por los altavoces y se deja caer con desidia por
encima de las mesas y las sillas y las velas y las lmparas y las cortinas granate. Cmo puede ser que Chus, que es la cosa ms
anti-chica del planeta, se haya follado a una as, como si nada?
De dnde ha sacado fuerzas, ganas, razones?
s la mscara afirma de repente Jor-dee.
Los dems se lo quedan mirando, esperando ms explicaciones. Qu mscara? Nadie ha hablado de mscaras.
El viaje, estar fuera, ser alguien que no eres, ser una fantasa
de ti mismo...
Tendra ganas de probar algo nuevo. Como all nadie la
conoce... Si os pudieseis acostar con cualquiera, con cualquier
persona en el mundo, con quin os acostarais? pregunta Nil.
Si os pudieseis follar a cualquiera sin tan siquiera dar la cara ante
esta persona, sin tener que verla al da siguiente ni tener que
explicar nada. Si os fueseis a morir al momento siguiente y os
quedase tiempo slo para un ltimo polvo, qu polvo no os
querrais perder?
Los cuatro se miran con ojos forzadamente embelesados: te
follara a ti, amor, porque te amo, porque usara la ltima gota de
semen que me queda para dejar una marca en tu cuerpo que tratase de curar mi ausencia.
Pero a quin te follaras si te quedasen millones de polvos y
uno de ellos pudieses echarlo en el total abandono, sin tener que
mirar a nadie a la cara, sin tener siquiera que mirarte ni explicarte quin eres ni con quin vas?
Sonren, coquetean, disimulan. Ninguno va a abordar una respuesta que slo generara infinitas preguntas.
Es la mscara concluye Jor-dee como en sueos que te
permite, de tanto mentir, acabar diciendo la verdad.
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Cuando se construy la Rambla del Raval hubo protestas vecinales. La avenida era un golpe de machete clavado en la mitad
misma del barrio, una herida que se abra desde el puerto y que
divida el mundo en dos metindole un cortafuegos, una calle
ancha por la que circulasen los furgones antidisturbios y donde
todo el mundo quedase expuesto. Para construirla hubo que tirar
decenas de bloques de pisos infectos de vecindario, llenos de ratas y de recuerdos. Hubo que hacer borrn con el pasado, aunque
a ese pasado an le quedase futuro. Pero los proyectos del ayuntamiento, amiga, no saben de pequeos futuros. Saben del ahora
y del Futuro, as, con grandes letras. Y en el ahora del barrio haba
dinero que hacer, amiga, mucho dinero y un Futuro londinense,
tan melting pot, tan guay, para una ciudad que escaseaba de mezcla racial para ser europea y moderna com cal. Los edificios fueron cayendo da tras da bajo los bulldozers en una poca de desolacin, de hundimiento. El barrio se vena abajo. Dnde seguira la vida? Las noches del Chino cada vez eran ms tristes,
cada local era el ltimo. A cada momento los espacios se esfumaban, engullidos, todo el mundo amenazado; las noches, al fin,
tenan un fin. La maana nos encontrara ciegos y ciegas de nocturnidad, abrasadas por un sol para el que no haba defensa.
Qu haramos?
Cuando la gente normal se instalase en nuestro barrio volveramos a ser elefantes prehistricos sealados con el dedo. Y con la
normalidad vendran las multas, el derecho de admisin, el pago
de impuestos. Impotentes, nos veamos transmutar del sujeto al
objeto, del ser al desear, otra vez convertidos en lo Otro.
Tras meses de polvo y explosiones, en el corazn del barrio slo qued un edificio en pie, un fantasmal ltimo reducto, un es77
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Deberamos integrarla. Es tan autntica! propone Buenaonda. Podemos invitar a la mina a comer un dita de estos y darle
un poco de buena onda a todo el asunto, ensearle nuestras costumbres, aprender de las suyas... Seguro que tiene cosas muy interesantes que ensearnos sobre espiritualidad. En una sociedad
plural, todos los colores deben ser bienvenidos.
Pack, Lo y la duea dan un respingo. Integrar?Cmo vamos
a integrar eso? No es una cuestin de colores: da igual que sea
blanco, negro o amarillo. Pero para que se integren es necesario
que sean normales.
Yo, que he estado en Tnez, te aseguro que no hay manera de
entenderlos. Nosotros lo intentamos mucho, hicimos todo lo
posible durante los diez das de la luna de miel. Y no hubo manera. Creo que hablas desde el desconocimiento, Buenaonda. Deberas viajar ms.
Ests muy equivocado. Con mi marido, en paz descanse, hicimos un crucero por el Nilo y nos entendimos perfectamente con
ellos. Eso s, cada cual en su casa y dios en la de todos.
Exacto apunta Lo. Yo he visto documentales y en sus pases
no se vive nada mal, sabis? Pero no se conforman: vienen aqu
para hacerse ricos y, al volver, comprarse una casa y vivir a lo
grande. Y mientras, los dems vivimos de alquiler y con lo justo.
As estamos.
Pues t no le haces ningn asco a tu novio argentino, bonita...
Eso no es lo mismo! Un argentino ni se nota, no genera ningn conflicto. Al contrario! Estn haciendo grandes aportaciones culturales a la ciudad.
Vamos, vamos, chicos. Qu se ha hecho de la tolerancia?
interviene Buenaonda. Barcelona, al fin y al cabo, es la ciudad
de la paz. S?
Tolerantes, dice? Los dems se observan: un marica, una marimacho, un presunto argentino y una gorda sentados en la misma mesa compartiendo licor de gloria. Eso no es ser tolerante?
El problema de convivencia no lo tenemos nosotros, lo tiene el
burka. Es l, el burka, quien debera ser ms tolerante y no ir por
la ciudad imponiendo sus ideas.
Hay que liberarla afirma Lo. Hay que arrancarle la tela esa,
que recorra la vida en la alfombra voladora de la libertad! La
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pobre mujer debe estar deseando salir con sus amigas, fumar
porros, chupar pollas, ir de rebajas, comer hamburguesas... Vivir! Y no puede hacer nada de eso, la pobrecita. Su existencia
debe ser un infierno. Y todo por culpa de un marido que la entierra en vida, que la convierte en una zombi paridora de churumbeles! Hay que liberarla.
Buenaonda, Pack y la duea guardan silencio.
Y si ella no quiere? pregunta Pack.
Cmo no va a querer? Pues claro que quiere! Todo el mundo quiere ser libre. No lo ves?!
Pack frunce el ceo, confundido y un poco borracho.
Yo creo que las hamburguesas no deberan entrar en la discusin. No me parecen un elemento esencial de liberacin. A m,
por ejemplo, no me gustan.
La duea del restaurante lo mira con desprecio.
Cmo que no te gustan las hamburguesas? Eso es imposible
No puedes ser autnticamente libre si no comes hamburguesas
como dios manda!
El grupo se queda callado, reflexionando un instante. De fondo, la cisterna del bao silba y el runrn de las neveras se hace, de
pronto, molesto.
No. Ser libre es... entonan al unsono.
Ser libre es comer pollas.
Ser libre es bailar.
Ser libre es ser vegetariano.
Slo Buenaonda se retira tmidamente de la discusin (Chicas, chicas, vamos, no pasa nada, todo est bien), tratando de
imponer esa paz cobarde suya.
Pero algo pasa, seguro que algo pasa. Porque, de repente, en el
ltimo bar extremeo del Raval, cuatro seres libres a punto de
iniciar una cruzada sin par para liberar a un burka azul son incapaces de ponerse de acuerdo sobre el significado de la libertad.
Libertad es ponerse o quitarse? Es hacer o deshacer? Se es ms
libre subiendo que bajando? Yendo o viniendo?
Libertad somos nosotras, joder grita Lo, totalmente mareada
por la conversacin. No le deis ms vueltas. Libertad es ser como nosotras y punto! Lo dems son sectas, comidas de coco! Lo
nico autntico soy yo!
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(silencio)
Bueno, nosotras, quera decir...
Pero la extremea catlica, virgen hasta que se cas a los veinticinco con su extremeo, trabajadora como la que ms, femenina que no feminista! y rubia de postn, no acaba de ver clara la
definicin. Mira a esa especie de camionera desamparada que ha
acogido en su bar, sucia, rapada, ceniza y zorra, yonki por etapas,
adicta a su maromo y a su grupo de mete-puos-en-el-coo, y le
parece cualquier cosa menos libre. El burka no puede, bajo ningn concepto, convertirse en un desecho humano ms, en una
fist-fucker cualquiera, y as se lo hace saber. Ell@, Lo, observa sorprendida a la extremea que le parece cualquier cosa menos
libre: enfajada, teida, obsesionada con la celulitis y deprimida
por su contorno de cintura de mesa camilla, enganchada al tabaco y a los piropos de los viejos que se arrastran hasta su bar. El
burka no puede bajo ningn concepto convertirse en una maruja
ms, en una cantinera cualquiera, y as se lo hace saber.
Ambas se miran con enfado y entienden hasta qu punto la
maldita tela azul es rompedora de la cohesin social e inesperada
amenaza de la civilizacin occidental. Buenaonda se mira los zapatos, abrumado por tanta discusin y con ganas de fumar. Pack
respira con dificultad.
Fuera de mi restaurante! No tenis ni puta idea de lo que es
una mujer liberada! grita la duea, abrindoles la puerta.
Antigua! le gritan ellos, ya desde la acera. En cuanto se recupere de la noche maldita, Lo dejar bajo la persiana del bar unos
trpticos de esos que escribe Matilde y tan bien definen las normas de conducta de una mujer libre.
Y qu vamos a hacer, al fin, con el burka? se preguntan.
Integracin propone Buenaonda.
Liberacin afirma Lo.
Pack tiene su propia respuesta, pero cansado de discusiones no
va a compartirla. Segregacin. Hay que cerrar el barrio. Se acabaron los cambios de acera, las medias tintas, los burkas y las tetas.
El Raval ser marica y ser, por fin, un barrio digno.
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Cerramos por Sant Antoni, eso est bien, y del otro lado por las
Ramblas, piensa Pack. Por arriba, est clarsimo: Pelai y poco ms.
Pero el problema es el sur, siempre el maldito sur. Porque una
cosa es el Raval Norte, con Joaqun Costa, el MACBA, el Centre
de Cultura Contempornia, las terracitas con guacamole y happy
hour de mojito... Y otra muy diferente, el Raval Sur. La zona gay,
mal que nos pese, debera acabar al final de la Rambla del Raval,
en la calle Sant Pau y listos. Es una pena, sin duda, pues perdemos
mucho territorio. Pero si calculamos las densidades de ambas zonas, la ecuacin es evidente. El sur est tan poblado que desequilibrara la balanza y, adems, necesitamos un ecosistema parecido al de origen para mandar a las poblaciones desplazadas y que
no monten mucho revuelo. Pasada la calle Sant Pau se pueden
quitar unos cuantos parques, que slo sirven para que jueguen
los cros, y poner en su lugar edificios altos de proteccin oficial
para que vivan all tan contentos. Eso s, hay que compensar emisiones. As que en los lugares que dejen vacos, los gays debemos
plantar nuevos jardines para salvar el planeta.
Renunciamos al Raval Sur? No. Lo anexionaremos en una
segunda fase: dentro de quince o veinte aos. Cuando todos los
armarios estn vacos y nos hayamos establecido por completo,
podremos ir haciendo incursiones para tomar pisos y pequeas
zonas hasta tener ocupada la mayor parte del Raval Sur, que ser
declarado entonces como territorio propio. Poltica de hechos
consumados. De momento, hasta la calle Sant Pau.
Pack pasa por delante de las vidrieras del MACBA (bendito sea
Meier por haberlas puesto all) y no puede evitar la desolacin al
verse perseguido por la tetas malditas. Desde hace unos das ya
no hay manera de calmarlas. Ni con golpes, ni con porros, ni con
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sota les credencials de les ms prestigioses institucions internacionals. Lelecci dels membres de cada unitat es realitza amb
visi multicultural, donant lloc a equips com aquest en qu conviuen un Mosso dEsquadra resultat de set generacions de sang
amb denominaci dorigen de Ripoll, un immigrant xarnego de
quarta generaci originari de Huelva i una secretria (quota de
gnere obligatria) que t com a funci subtitular les declaracions
dels agents en compliment de la normativa sobre les llenges
estatals. s des daquesta perspectiva de pluralitat dorigens i sentiments que la Brigada senfronta al problema de la immigraci.
Tres, dos, u, acci!
Los papeles, cojones! (Subttulos: Bon dia, documentaci.)
Lahore, instalado sobre un patbulo realizado con cajas de verduras, les muestra un permiso de residencia que el amigo de un
primo lejano le vendi antes de regresar a su pas. Los agentes
miran repetidamente la foto de un turco en la cincuentena, con
bigote y sonrisa radiante, y la comparan con la cara lampia y
asustada del jovencsimo Lahore. Son la misma persona, est
claro. Los y la miembra de la brigada se miran de reojo, resoplando. Con lo fcil que es todo cuando son ilegales!
El Mosso dEsquadra se gira hacia las cmaras con sus enormes
pestaas y una sonrisa indudablemente nacional.
Li farem al ciutad nouvingut unes preguntes molt senzilles
per detectar el seu grau dintegraci. Segons la puntuaci obtinguda es procedir o b a matricular-lo en un curs de la Generalitat
per la catalanitzaci de les minories tniques, o b a oferir-li de
pagar una multa teraputica per tal de motivar el seu inters integracional. En els casos ms extrems se li donar com a record
dEspanya (topem aqu amb competncies encara no transferides
al Govern legtim de la Generalitat) el paquet Relaxin cup of
caf con leche dissenyat, si sem permet la rauxa, per la Victria
Beckham espanyola (lies Ana Botella) i que consisteix en un bitllet davi a una destinaci turstica de primer ordre amb acompanyament descolta policial com si es tracts duna estrella del
cinema i uns valiums a crrec de la Seguretat Social per fer el viatge ms agradable a tothom. (Subttulos: Vamos a hacer un test
para ver cmo va el moro y entonces decidir si se lo mandamos a
Marta Ferrusola para que lo apae, si le metemos una multa o le
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Jor-dee no cabe en su cuerpo de alegra. Es tan feliz que levita sobre la calle del Carme en direccin a su estudio para preparar
el encuentro con su amor angelical. Va sobrevolando las cabezas
de los transentes, que lo miran extraados creyendo que es un
hombre anuncio. Pero no lo es. Es un ser enamorado que levita
por los aires. Y, qu curioso, en las alturas no est solo, pues se
cruza con Rachid que va tambin levitando queriendo encontrar
a Lo. Se miran un instante...
Aquests moros piensa Jor-dee.
Estos maricas piensa Rachid.
... y ambos siguen su camino areo varios metros por encima
del vulgar asfalto.
Jor-dee se detiene en la sex-shop y compra de todo: sprays
desodorantes para la polla, crema de depilar, condones con sabor
a pltano y aquella pelcula cuyo ttulo traducido, Gola pregona,
le parece el colmo de la potica. Se abalanza sobre un supermercado: nata! chocolate! yogur de frutas! flan! Qu ser lo que le
gusta a Lahore, adems de los pltanos?
Jor-dee prepara el escenario, el sof y la calefaccin. Busca en
internet desesperadamente rock catal que seguro anima al pakistan y le enva un whatsapp a Pack dicindole cunto le quiere,
no sea que el muy cabrn aproveche su ausencia para acostarse
con otro.
Lahore llega al caer la noche. Llega y se queda all plantado, en
medio del estudio, sin saber muy bien qu hacer. Els Pets resuenan y el proyector escupe una luz azulada contra la pared. Jordee cierra la puerta con llave, sudoroso. Se lo follara al instante,
pero eso sera una violacin, supone, y de momento cree que no
ser necesaria.
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Sintate, querido, ven al sof. No te preocupes que le he puesto una sbana encima por si lo manchamos, que este cuero sinttico es muy difcil de limpiar. Aqu no debes preocuparte por
nada, este es un lugar de ensueo donde la realidad queda en suspenso. Aqu slo cuenta el arte. Y lo que sucede aqu, en verdad
no sucede. Ves lo que quiero decir?
Lahore no ve nada. Est cansado.
Te gusta el cine, Lahore? Es que justo estaba yo viendo una
pelcula muy interesante, sabes? Un clsico del cine que seguro
que conoces. Te apetece verla conmigo?
S, asiente Lahore. Ver una pelcula est bien.
Jor-dee sonre. Le ofrece una cerveza y unos taquitos de jamn, que el otro rechaza. Apaga la msica, coge el mando del
proyector y baja la luz. La habitacin queda iluminada por una
escena que deja a Lahore perplejo: una mujer de pelo rizado y
cara pecosa se come, extasiada y hasta la mismsima raz, una
polla enorme. Est tan concentrada que no advierte que se le cae
el moco. El primer plano lo recoge embelesado: polla, pelo, pecas, baba, semen, saliva, moco. Lahore observa con la boca abierta, una boca que Jor-dee llenara de inmediato con su polla. Se
queda muy tieso en el sof, hipnotizado y horrorizado a partes
iguales. Esto no es bien!, susurra. Pero Jor-dee lo tranquiliza.
S, Lahore, es arte, tranquilo.
El pakistan sigue mirando la pantalla: una enfermera rubia con
unas tetas enormes se hace encular por un seor vestido de mdico; otra enfermera morena, la del moco, se deja comer el coo por
el mismo mdico, que al tiempo le mete un dedo en el ojete.
Jor-dee no tiene ganas de muchos prembulos, no est para
hostias. Le pasa la mano por encima de la nuca a Lahore, que le
lanza una mirada de reojo asustada.
Lahore inicia Jor-dee con voz sensual. Te voy a ensear tu
primera frase en cataln. Repite conmigo: vull un pltan.
Pltan? contesta Lahore desconcertado. Pltano de noche
no es bien.
Jor-dee se pone de pie ante Lahore, se baja los pantalones, planta su pene erecto ante la cara del pakistan y lanza una carcajada
atronadora y triunfal, los brazos en las caderas y un balanceo nervioso que lo asemeja a una cantante de jotas peluda y post-punk.
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ciones estticas que no la hicieron ms mujer, sino menos aerodinmica. Testaruda como es, no pens que el error era el camino y
sigui adelante, reoperando lo ya operado hasta convertirse en lo
que es hoy: un pez globo, cuerpo improbable, todo morros inflados, mejillas postizas y tetas imposibles, que ha logrado, sin embargo, tener un nombre propio. Al contrario de las otras, ella es
Carmen de Mairena.
Como pjaros obesos embutidos en abrigos de plumas, las tres
se sientan en el sof debajo de una luz verde que les da un aire
marciano. Se han pedido un cctel, ya que paga la casa y porque
beber con pajita es la nica manera de que el pez globo no chorree por las comisuras de los labios desencajados.
Las puertas de la sala se han abierto y los grupos van entrando
tmidamente y distribuyndose a lo largo de las barras.
Y dale con la rareza piensa la maricona. Yo no s en qu
hemos mejorado, la verdad. Que ya no nos meten presas por llevar
falda, es cierto. Es que ahora no hace falta ser maricona para llevar
falda porque se ha puesto de moda! Pero por lo dems... Dentro del
armario o fuera de l, aqu seguimos siendo nosotras las raras.
T queras normalidad piensa el pez globo, pues ah tienes
normalidad. Cuando todo se ha vuelto normal y todo est permitido, esto es lo que tenemos: si no eres como ellos, te meten debajo del foco y a disfrutar de la vista. A m me va bien, que yo lo que
quiero es ser famosa.
La maricona la mira con un odio tan familiar que ya slo es fastidio. Llevan treinta aos con la misma discusin: ella nunca quiso normalizar el mariconeo, sino anormalizar el mundo, abrir
una brecha donde cada cual fuese a su manera. Pero no sucedi:
haba ms diversidad dentro del armario, con lo oscuro que estaba, que ahora a plena luz, cuando el mundo al revs es una rplica exacta del mundo al derecho. Eso s, con mucha pasta, mucho
msculo y hasta con un nombre nuevo.
Que ahora dicen que son gays, Carmen, que ya ni mariconas
quieren ser.
Es la libertad piensa que se la das y ellos se la toman para
hacer lo que les da la gana. Es la puta libertad.
El pblico se est poniendo a tono: las barras estn tomadas
por los hombres muy hombres, ultrabronceados, rebosantes de
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Liverpool o Detroit. Por eso hemos tenido que cortar con todo radicalmente y olvidar a la Companyia Elctrica Dharma, a Peret y
sus lolailos... Todos muy catetos y faltos de glamur. Barcelona,
como ves, ya no es eso, afortunadamente. Hemos sabido crear
una identidad enraizada en la nada, en el aire. An mejor enraizada en el aire de los dems! Hemos conseguido ser una copia de
lo ms original! No te parece grandioso?
Te ests olvidando de m, querido replica Jeff, clavando una
mirada punzante en los ojos de Pack. Recuerda que yo crec en
Barcelona e incluso tengo un tema dedicado a la ciudad con el
sampler de una sardana: La Santa Espina, nada menos.
Pack entorna los ojos para distinguir mejor los rasgos del espritu que est sentado, junto a l, en la penumbra del techo.
Jeff? Qu cosas tan raras dices! A veces no te reconozco.
Y yo no entiendo por qu te empeas en llamarme as le
contesta, divertido. No me estars confundiendo con el espritu de Jeff Buckley, verdad? En serio crees que Jeff hubiese cambiado un legendario bao en el Mississippi escuchando a Led
Zeppelin por un chapuzn en la Barceloneta escuchndote a ti?
Fjate bien. No me reconoces? He venido hasta aqu para ver la
consagracin de mi heredero. Soy el espritu de Manolo Escobar,
soy t mismo hace cuarenta aos! (Risas atronadoras, rayos y centellas.)
Aterrorizado, Pack intenta librarse del lo de cables que lo atrapan y le impiden saltar hacia el escenario para salvar a Paco de la
desgracia que est a punto de suceder. Aunque me dieran el oro del
moro / el podero del rey Salomn / lo dejara si a cambio de todo / se
me negara mi pueblo y mi sol.
Dando un salto ms acrobtico de lo que cabra esperar en un
hombre de su edad, Manolo Escobar se planta encima del escenario (ovacin), agarra del hombro a un Paco liberado del yugo
opresivo de Pack y, desplegando un micrfono desde el sello de
oro de su dedo anular, entona: Porque aqu donde nac quiero vivir
/ y respirar como respiran los pastores / llenar mi corazn con la bondad / que me darn al despertar los ruiseores.
El pblico se queda atnito, sin saber qu reaccin debe tener.
El giro es tan original que ni l@s bloger@s saben si sta ser una
tendencia a seguir. Afortunadamente, una periodista musical
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rompe en aplausos marcando la pauta que inundar la sala entera para desespero de Pack. Paco est encantado de ver a su dolo
(secreto) a su lado en escena. Qu sonrisa, qu porte, qu elegancia! Y marica. Siempre supo que siendo tan guapo tena que ser
marica!
Si me sacaran de aqu, de mi pueblo / donde vieron cantar y crecer /
le pedira a Dios de los cielos / que me dejara volver otra vez. / Porque yo
no cambiar por la ciudad / donde crec como las plantas y las flores / y
pondr mi corazn en recordar / que me dej a lo mejor de mis amores.
Pack se rompe la garganta gritndole a Paco, tratando de volver a introducirse en ese cuerpo ingrato que est bailando un
pasodoble sobre el escenario con el almeriense. Felices, entrelazan sus manos agarrando el micrfono y, con mirada amorosa, se
lanzan al estribillo unidos en una sola voz: Ol mi pueblo, por que
tiene simpata sin igual / Ol mi pueblo, que la tierra lo ha elegido por
altar / es un rincn tan bonito, como la luna y el sol / en este pueblo
chiquito, tiene su trono el amor / Ol mi pueblo, altanero que presume
de sus cosas / Ol mi pueblo, ms bonito que los nardos y las rosas.
Bravo! gritan Ana Torroja, Miguel Bos, Sabina, Vctor Manuel y todo el catlogo de cantantes-poetas de esta fecunda tierra.
Visca! gritan Marina Rossell, Els Pets y Sopa de Cabra. Ole!
grita Carmen de Mairena desde su sof de rarezas. Henchida ms
de lo fsicamente aceptable por la emocin del momento,
Carmen se eleva. Sus pies amoratados no tocan el suelo y, como
un globo de helio, vuela sobre las cabezas danzantes hasta posarse tambin ella sobre el escenario que cruje bajo su presencia.
Me concedes este baile?
Manolo Escobar, generoso, besa la mano de Paco y toma la cintura inmensa de Carmen, la atrae contra su cadera y le muestra su
sonrisa intemporal de hroe americano a la espaola. Arropados
por el cante de Paco, que desgrana todas las estrofas adoradas
desde el Porompompero hasta Mi carro me lo robaron, en la sala
Apolo se produce el evento cultural ms autnticamente genuino
que ha visto Barcelona desde los tiempos de la rumba. Azuzada
por la grandeza histrica de la gesta, Carmen de Mairena da rienda suelta a su arte y en el escenario central de la mtica sala le
pega un bocado en los morros al incombustible Manolo Escobar
y, tras descubrir la delicia de su boca, lo devora por entero como
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No hay ovacin.
Incomprensiblemente, tras el orgasmo se hace el silencio. Paco
est desnudo sobre la escena, carne albina y huesos quebradizos,
miseria y hedor. Sonre hipnotizado, feliz de haber entregado su
alma misma en esta actuacin, de haberse dado por completo.
Pero no hay aplausos. Slo desde el fondo llega el llanto desconsolado de Pack, que rebota contra las paredes, magnificndose.
Se encienden las luces. Paco sangra por la nariz, Jor-dee vomita, Lo retiene un orgasmo y Buenaonda tiembla. La maricona
y la locaza aplauden, encantadas. Carmen, tras la ingesta, est cagando, homenaje pstumo a la tradicin catalana del caganer y
el cagati. Y de su ano expandido nace una criatura celeste, mitad pez globo, mitad cantante de copla, que se mira en los ojos de
Paco y, como en la eucarista, lo reconoce en su cuerpo y en su
sangre. A pesar de las splicas de Pack, la criatura ir a posarse al
hombro de Paco, junto a las tetas aladas, y ya no lo abandonar
jams.
No hay nadie ms en la sala. El pblico, aburrido de tanta verdad, hace mucho que sali a dibujar, desde un taxi, el futuro del
Raval.
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O su padre no le entenda.
O su prima le miraba mal.
O en el colegio se rean de l.
O el tendero de la esquina le devolva mal los cambios...
... y el pobre est traumatizado, disgustado con el mundo y lo
paga conmigo. No puede evitarlo. Pero en realidad l me quiere
mucho y cuando no me trata mal, me trata bien. Aunque me
miente, vale, me explota, s, me utiliza, claro, me engaa, desde
luego, pero esa es su forma de querer.
Quiero follar replica Lo (Cookie).
A Buenaonda se le dibuja una sonrisa en la boca. Hace un
hueco en la cama, aparta las sbanas y las mantas (ven ac, pibita ma) y le lanza una mirada que se torna de inmediato horrorizada.
Qu es eso que llevas puesto, che? Ests loca?
Concepcin (Lo) sigue en pie, desnuda, con la polla rosa chicle, delante de la cama, inamovible en su decisin.
Buenaonda, no te ras. Esto no es slo una polla, esto es nuestro futuro. Es ahora o nunca. No quiero seguir viviendo en una
mentira.
T no quieres seguir viviendo en una mentira? miente, a su
vez, Buenaonda. Te voy a contar cundo empez la mentira: el
da que decidiste dejar de ser una mujer y quisiste que yo dejase
de ser un hombre, boluda, y empezaste con toda esa historia de
putos y lesbianas y maricas y bolleras, todos revueltos metidos
dentro de ti. T no quieres un hombre, Concha, t quieres un
milagro! Y yo, milagros no puedo hacer.
(Se cierra el teln. Por delante queda Lo, desnuda, con la polla destrempada an atada a la cadera y el perfil inconfundible de Cuenca
dibujndose en su espalda.)
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LiberadPalestina dice:
El arte contemporneo est ocupado por el discurso sionista.
Seguiremos luchando hasta la victoria, siempre!
Susy dice:
Oh God, I love Barcelona!
Penisenlargement dice:
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Muslimboy dice:
Allah uakbar!
BettyBoo dice:
Puedo ir vestida de enfermera cachonda? Es que a mi novio le
gusta ms...
Art dice:
La mirada que se pliega sobre lo hiperreal se da la mano con la
violencia desquiciada. Jor-dee, all estaremos. (Por cierto, sabes dnde podemos comprar un burka?)
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Buenaonda se ha ido.
Paco escucha la voz como en sueos, incapaz de entender si
forma parte de una pesadilla o si realmente Lo est hablndole
desde un lugar indefinido que bien podra ser su telfono mvil.
Paco, me oyes? Ests ah?
...
Paco? Buenaonda se ha ido.
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Cuando, muchos aos despus, Jaume Rovira funde su mundialmente famosa escuela de detectives, los titulares que gener
aquella magnfica idea presidirn la recepcin, enmarcados.
Recuerdan el burka que sembr el pnico en las calles de Barcelona en la primera dcada del siglo XXI? Recuerdan el famossimo hashtag #burkamutila defendido por el thinktank de fminas femeninas no-feministas Pilar Rahola - Julia Otero?, preguntar a sus alumnos durante la primera clase. Debajo de ese burka, seores y seoras, no haba mujer alguna: bajo ese burka me
esconda yo.
Y siempre, indefectiblemente, esta confesin provocar un grito admirado entre su alumnado, que escuchar fascinado la historia del Jacinto y la Remedios, la desaparicin de la hija rebelde,
los artculos desproporcionados de la tal Rahola (olvidada hoy en
da, muy justamente) sobre la desislamizacin a la fuerza de las
mujeres musulmanas y las bondades del Estado de Israel, las idas
y venidas por la Rambla del Raval seguido de cerca por Gonals y
Fernands que jams se atrevieron a abordarlo y comprobar, al fin,
que bajo la tela no habitaba amenaza alguna, sino una persona
normal y corriente haciendo su vida, sin ms.
Tan slo escatimar un detalle, un encuentro que guardar en
su corazn como el pasaje ms profundamente romntico de su
larga y azarosa existencia. Lo recordar as:
bamos Judygarland y yo paseando por el Raval bajo nuestro
disfraz perfecto, siguiendo un recorrido minuciosamente diseado teniendo en cuenta sus idas y venidas, cuando de pronto nos
topamos con ella.
Con ello.
Nos encontramos.
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plantado ante el dependiente, con el ceo fruncido y la rabia rezumndole por los poros.
Lahore, qu pollas tienes en la mano? Djame ver! Es un
iPhone? Supongo que ser una imitacin, no? Djame ver!
Los ojos del chaval abandonan la pantalla y se posan, tranquilos, en los del artista, que siente un temblor recorrerle el cuerpo y
un amor renovado, o lo que sea, llenarle el estmago.
Lahore, dmelo. Mira, ste no es un telfono cualquiera. Entiendes? Tienes entre las manos un autntico?! iPhone afirma,
dejando caer cada una de las letras en un susurro, como si cada
una de ellas contuviese una promesa de infinito.
Lahore sonre, mira el telfono y mira a su amigo, o lo que sea
que es el comedor de pltanos que se sienta junto a l cada tarde
de su vida. Es un autntico iPhone, pues claro que lo es. Para qu
querra l un iPhone de mentira?
Yes, yes replica tmidamente Lahore en el primer intento serio de comunicarse con el artista. Really iPhone. I bought it.
A Jor-dee se le ilumina la cara y la luz que emite congela en el
aire una expresin a medio camino entre la sorpresa y la ira (que
aparece por la simple costumbre de estar en todo). Sus ojos
inquietos recorren el rostro del pakistan, mientras siente las
lgrimas quemndole las pestaas y se apoderan de l unas ganas
inmensas de abrazarlo, de besarlo y de darle hostias, todo a la vez.
Lahore, mi amor, has hablado! Me has hablado! Sabes hablar! Es maravilloso! Pens que slo sabas decir el precio de los
pltanos, pens que tenas una especie de mudez selectiva, un
autismo extrao y extico que te impeda articular palabras que
no estuviesen relacionadas con las verduras o los exmenes de
integracin! Lahore, t hablas!
Lahore lo mira y sonre, como siempre, sonre. No sabe qu
sucede, pero le gusta ver que ha hecho algo para alegrar a ese ser
tan curioso.
A ver. Qu has dicho? Aiboutit, aiboutit... Qu idioma es
ese, dime? Es pakistan? Debe ser un dialecto de alguna tribu,
supongo. Aiboutit... Suena muy bonito, sabes? Me gusta! Tal
vez podra utilizarlo para dar ttulo a alguna obra. Aiboutit 2.0.
I bought it repite Lahore. I bought the iPhone. My cousin,
in his shop.
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Todo-esto-va-a-las-prostitutas-nigerianas-de-alrededor.
Ellas-compran-barato.
Ya-que-son-ms-hermosas-trabajar-ms-y-ganar-ms-dinero.
Envan-ms-dinero-a-sus-hijos-en-nigeria.
El-pasaporte-compra-locutorio-para-al-qaeda-para-la-yihad.
La-yihad-da-trabajo-a-muchas-familias-dinero-a-los-avioneseasyjet-ryanair-dinero-para-los-pilotos-y-las-azafatas.
Para-los-aeropuertos.
Dinero-para-los-consulados-que-piden-visado-para-subir-a-l
os-aviones.
Dinero-para-vodaphone-porque-los-mrtires-se-van-lejos-y-ll
aman-mucho-a-sus-familias.
La-yihad-es-buena-para-vodafone.
El-telfono-de-la-mujer-del-ingls-para-mi-primo-que-lo-ven
de-barato.
Muchas-familias-viven-de-la-mujer-del-ingls.
Inglaterra-es-buena-para-espaa.
Cuando-manchester-united-juega-en-nou-camp-bin-laden-e
n-el-paraso-hace-fiesta-grande.
Yo-amo-el-manchester-united.
Jor-dee se siente mareado, cayendo por un precipicio vaco
de sentido. Lahore, su Lahore, la polla que l ha chupado, sus
rodillas, los ojos negros, el pltano, la mirada de perro abandonado. Y ahora esto! De pronto estalla una bola de fuego y todo
sucede muy rpido: el cuello de Lahore, las manos que lo atrapan,
los ojos inyectados de sangre, la rabia que le nubla, la boca que le
arde y la voz que escupe tantos gritos que ni l mismo se oye.
Dnde te crees que vives, eh?
os creis que podis llegar y hacer lo que os d la gana?
aqu se viene a trabajar y no a robarnos el trabajo!
el que no quiera integrarse que se vuelva a su pas!
los de casa, primero!
vivs en pisos patera, olis mal, escups en la calle,
rezis en las aceras!
no hay dios que os entienda. vens aqu para vivir como
perros? por qu trabajis quince horas y no ocho, como
todo el mundo? o vivs en chabolas o compris pisos!
o vests como mendigos o llevis ropa buena!
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Qu bonita es Barcelona, verdad? intenta iniciar la conversacin Buenaonda. Tan diversa, tan acogedora...
Los dems lo miran con sorna e intercambian comentarios divertidos en panyabi. El presunto argentino sonre, tratando de
identificar a algn potencial traductor que salve el vaco lingstico. Soheib y Suhail, jvenes aunque sobradamente preparados
y primos extensos de Lahore, le devuelven la sonrisa y se hacen
un hueco en el sof junto a l, conscientes de la dificultad y deseosos de conversar.
Eres argentino? le pregunta uno de ellos.
S, s, argentino contesta Buenaonda, solcito.
No pareces argentino responde Sohaib.
No tienes acento insiste Suhail.
Buenaonda sube la guardia. No esperaba que esta panda de butaneros conociese tan bien los recovecos dialectales del castellano.
Llevo muchos aos en Barcelona, che. El acento se va perdiendo, viste.
Sohaib y Suhail se miran un instante.
Tampoco bebes mate.
Y duermes en un piso patera. Qu tipo de argentino eres?
Bueno contesta, confundido y desarmado, en realidad me
llamo Roberto y soy un poco de Cuenca. Me hice argentino al llegar a Barcelona como parte de mi ascenso social.
Sohaib y Suhail, que se hacen pasar por ingleses para ligar ms,
entienden perfectamente la situacin y se la explican al grupo. La
palabra Cuenca va rebotando como una pelota por el pasillo,
repetida aqu y all entre risas y miradas curiosas.
La conversacin se va animando. Unos en castellano, otros en
ingls, algunos ms apoyndose en las traducciones de los mltiples iPhone que circulan por la sala. Que si Barcelona, que si
Pakistn, que si el trabajo, el butano, el racismo, las mujeres...
Avanzan las horas y entre risas los cuerpos se relajan, las espaldas
van cayendo contra los respaldos de los asientos, las piernas se van
cruzando, los pies van soltando las chanclas aqu y all.
Y este cuadro de la pared? dice, sealando un holograma
parecido al de la tienda de Lahore.
Crquet y Allah contesta Suhail, alzando el ndice al cielo, la
mirada turbada.
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Efectivamente, transmutadas en espectros azules pasan delante del Jacinto sin que las reconozca. El viejo, viendo venir los burkas como quien ve venir el mismsimo demonio, da un salto y se
pega tembloroso contra la persiana bajada de su Pontevedra
(cerrado por manifestacin, segn indica un cartel), tratando de
hacerse invisible y no interferir en su caminar azul.
Desde el lmite occidental del Raval, las matildistas inician su
marcha, desnudas, calzadas con chirucas y con el burka arremangado sobre sus cabezas. Como la abanderada de los Juegos Olmpicos, Matilde abre la manifestacin llevando un cartel con la
consigna impuesta por ella: Sin tetas no hay paraso. Para compensar el fro que se ensaa en sus cuerpos desnudos, gritan consignas acaloradas: No necesito un cabrn para hacer la revolucin y Ftima, atontada, deja de ser musulmana.
Lo est atormentada por la idea de que Buenaonda est en el
MACBA, mientras ella est ah fuera pelndose de fro y manifestndose no sabe muy bien por qu. Ha buscado maneras de escabullirse, pero le ha sido imposible. Con ell@s o contra ell@s, Matilde lo ha dicho muy claro. Y con burka, pero a cara descubierta.
Un desastre. As que en lugar de estar follndose a su novio y
reconcilindose consigo misma, ah la tenis, intentando demostrar por ensima vez que es algo que no es.
Desde el lado oriental del barrio, un grupo de pakistanes barbudos se prepara para iniciar, tambin, su marcha. Van capitaneados, muy a pesar de ellos, por Roberto, tambin conocido como
Buenaonda, y Zaigham. El hombretn con pelo de anuncio ha
considerado que les dara credibilidad ir liderados por un presunto argentino posiblemente cristiano y por un nio con cara de
bobo. No han sabido decir que no: Roberto, por la cuestin de la
tolerancia y el respeto a las culturas, y Zaigham, obligado por la
necesidad de mostrar su fe en dios y su apego a la comunidad. Por
eso, en lugar de estar en el MACBA follando como quisieran, se
encuentran llevando un cartel que dice Muerte a Israel por las
calles del Raval. El grupo ha escogido las consignas cuidadosamente y las corea con una actitud festiva: Que Dios no es marica, que no, que no, Mujer, el burka es por tu bien y Respeta
mi cultura que mola ms que la tuya.
Ambas manifestaciones avanzan imparables, atravesando el
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1.
Este es un libro sobre la verdad. Sobre la verdad en maysculas.
No es la verdad de los cientficos o de los que creen saberlo todo,
no es la verdad de uno contra el error de los dems, sino la verdad
contra la hipocresa y la impostura. La impostura de una ciudad
de apariencia coloreada, diversa y feliz, Barcelona, desde su corazn ms podrido, el Raval. La impostura de las identidades, sexuales y culturales, personales y colectivas. Y la impostura de unos
sentimientos que nunca se atreven a llegar hasta la franqueza del
afecto que se expone y se arriesga. La batalla desesperada de la
verdad contra la impostura es lo que mueve el texto trepidante y
delirante de Brigitte, como si slo este frenes delirante pudiera
acercarnos, por un momento, a aquello que realmente somos.
No puedo evitar emparejar la novela de Brigitte con uno de
mis libros preferidos, o al menos a uno de los que he vuelto ms
veces en los ltimos aos: El sobrino de Rameau, del apasionado,
vitalista, humorista y, a pesar de todo, ilustrado Diderot. En este
libro, de 1761, asistimos a la largusima e inverosmil conversacin entre un filsofo virtuoso y un bufn, entre uno que cree
saber qu son el bien, lo bueno y lo bello, y otro que, desde la
burla y la bajeza de vender su ingenio a los ricos, hace la exposicin descarnada de la verdad, de lo que hay y de lo que somos. La
verdad del primero es modlica e ideal. La del segundo es vil, baja, franca y fea. Parecemos alegres. Pero en realidad estamos amargados y hambrientos. Ni siquiera los lobos son tan voraces; ni los tigres
tan crueles. Comemos como lobos tras una larga temporada de nieve;
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todo lo que triunfa, lo desgarramos como tigres. Hablando de s mismo, dice el bufn: Rameau tiene que ser lo que es: un alegre bribn
en medio de opulentos bribones; y no un virtuoso fanfarrn o incluso
un hombre virtuoso, royendo su mendrugo de pan, solo, o junto a otros
infelices. Y para acabar de una vez, os dir que no me gusta vuestra
felicidad, ni la de otros visionarios como vos. (...) No me importa ser
abyecto, pero quiero serlo sin que nadie me fuerce a ello. No me importa apearme de mi dignidad... Os res? / Yo: S, vuestra dignidad me da
risa. / L: Cada cual tiene la suya; no me importa olvidar la ma, pero
a mi arbitrio y no porque otro me lo ordene.
Ambos, el filsofo y el bufn, combaten la impostura de una
sociedad hipcrita, pero uno se cree fuera, virtuoso y puro, y el
otro sabe que slo se puede estar dentro, en medio de la mierda,
en el baile de los desheredados de la tierra. Por eso, entre ellos y
sus verdades tambin se desencadena un combate. Sera tentador
presentarnos, Brigitte y yo, como el bufn y la filsofa del Rameau de Diderot y reproducir la conversacin de 1761 hoy, ao
2013, en el flamante y confortable auditorio del MACBA. Ella,
con sus personajes pringosos de sexo y de desesperacin; yo, con
las bellas palabras de quien se empea en sacar brillo bondad,
belleza y verdad en un mundo comn. Incluso podramos vender el bolo y seguro que nos ira muy bien. Pero sera demasiado
fcil y ni siquiera Diderot, que era muy fino y muy listo, dej a
sus dos personajes en la comodidad de la distancia. Y al final de
su conversacin acabamos por no saber bien quin es quin, ni
cules son los verdaderos perfiles de verdad, por decirlo con una
redundancia maliciosa.
2.
He dicho que este es un libro sobre la verdad. Quiz debera
decir un libro en busca de la verdad. Y dnde la busca? Es pornogrficamente evidente: en el sexo. Pero debera explicarse bien:
en el sexo, tal y como lo presenta Brigitte, no se encuentra la verdad. En el sexo pasa la verdad. Y aqu que pasa significa que tiene
lugar. Quiere decir que la verdad no es un contenido, una tesis,
una representacin de la vida, sino que es un acontecimiento,
algo que nos pasa cuando dejamos de protegernos bajo el velo de
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poso. No hay lugar de llegada. Quiz por eso la novela slo puede
terminar en el MACBA, que es un no-lugar, un desencaje, un vaco en el corazn podrido de la ciudad.
Pero qu pasa en este desencaje? Cul es esta verdad que tiene lugar? La resumir en tres palabras: la guerra (el libro, ya desde la segunda pgina, est repleto de expresiones sobre la guerra
como la verdad de la vida social: Es la guerra), la soledad (tambin est recorrido, el libro, de todas las formas de citar la soledad) y la mierda, la mierda que es la vida (la vida en toda su mierdez, como dice Brigitte). Es una verdad, por tanto, que duele,
que da fro y que huele mal. Pero que tambin hace rer, y mucho.
Como para Rameau, el bufn, para Brigitte, la bufona (por
qu bufona significa bonita en cataln?), combatir la impostura
no es contraponerle una verdad ms bonita, o arreglarla, sino no
tapar la vileza, la bajeza y la crueldad. Y eso es lo que hace Brigitte: ponernos un burka para destapar nuestras vergenzas. Ponernos ante el escndalo de la otra sometida y sumisa, del otro
sin rostro por efecto del poder, para descubrir nuestra propia esclavitud y nuestras propias miserias disfrazadas de paz, tolerancia, diversidad y consumo. Las vergenzas, pues, de Barcelona, las
de sus habitantes y las nuestras.
Al final, incluso Brigitte acaba dndole la vuelta a la cosa y
arranca un hilo de esperanza a esta vida de mierda. Dice casi al
final: Se pueden imponer lemas y doctrinas. Se pueden neutralizar
todas las disidencias, desactivarlas, y se puede domesticar el barrio, el
mundo, con hoteles de diseo y avenidas de cemento. Pero no se puede
domesticar la vida. Se ir: despus de esta batalla o de algunas ms, el
Raval quedar en silencio, se rendir, convertido en un barrio cualquiera, normalizado, banal. Y ya nadie hablar de l. Pero la vida
rebrotar en otro sitio. Los barrios chinos seguirn existiendo mientras existan cocodrilos nocturnos y mujeres feroces, marimachos y
locazas indomables. Incluso Brigitte busca una salida y el abrazo
apasionado, el nico en todo el libro, que rene finalmente al
chico y a la chica de la pelcula ante el fro impvido del MACBA.
Irona, Brigitte? O necesidad de calor en el mar de mierda de lo
que no tiene solucin?
170
3.
Brigitte y yo compartimos la pasin gamberra por la verdad,
que nos hace rer juntas de casi todas las cosas. Pero lo cierto es
que modulamos esta pasin de maneras diferentes. Desde la misma alergia contra la impostura y la hipocresa, yo soy ms indulgente porque creo que las fronteras entre la verdad y la mentira
son borrosas (que no relativas). Por eso le digo a Brigitte, en broma, que ella es una moralista y que quizs es ella quien acaba acercndose al filsofo virtuoso de Diderot. Yo me siento ms cerca
de la amoralidad de Nietzsche, cuando deca que la verdad son
mentiras que han olvidado que lo son. O cuando aceptaba con
ternura, l que lo machacaba todo a martillazos, la necesidad de
mentirnos un poco para poder soportarnos, para poder amarnos,
para poder disfrutar de las verdades ms altas que son el amor y la
amistad. Tambin me sentira cerca de aquellas potencias de lo
falso que persegua Deleuze o de las verdades hipotticas y ficcionales con las que el mismo Diderot empujaba y distorsionaba el
proyecto de las luces de la Ilustracin. Tal vez por eso no me acabo de creer esto de la relacin del sexo con la verdad, con la posibilidad de encontrar lo que somos... Hay momentos, s, en los
que el cuerpo est aqu: lo hemos vivido en las plazas, lo podemos vivir cuando nace un hijo o cuando una caricia cambia del
todo el mundo que pisbamos un minuto antes. Pero cul es la
presencia de los cuerpos?
Es curioso, y se puede seguir en los textos que hemos estado
escribiendo en los mismos aos una y otra: del cuerpo a m me
interesan los pliegos, el recogimiento, los lugares donde no se
acaba de ver todo, donde alguna cosa queda escondida, la opacidad de aquello que no se expone completamente, aquello que la
mano no puede ver porque lo tapa cuando acaricia la piel de otro.
A Brigitte, est claro, le atraen los agujeros, lo que se puede abrir,
penetrar, destripar. La verdad velada, la verdad inacabada, por mi
parte; la verdad destripada, por parte de Brigitte.
He empezado diciendo que este es un libro sobre la verdad. He
dicho despus que era un libro en busca de la verdad. Y en todo
momento he dicho que es un libro contra la impostura. Si este es
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un libro contra la impostura es, sobre todo, porque la vida de Brigitte tambin lo es. Ahora se ha hecho activista (del poliamor),
pero eso es lo de menos. Es un pedazo de mujer enorme, un pedazo de carne que no engaa. Y yo le quiero dar las gracias porque
me ha dejado acompaarla en este tramo de vida, en el proceso
de escritura de este libro y en este momento de verdad en el que
hemos podido pensar juntas.
Grcies, princesa.
Marina Garcs
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La Barcelona verdadera
es un momento
de la Barcelona falsa
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La Barcelona verdadera
es un momento de la Barcelona falsa
La Remedios dobla la esquina apresurada, mirando de reojo la
sombra del Jacinto que intuye sentado, como cada vez, en la
puerta de lo que fue su bar, el Pontevedra. Creera que habla solo
si no supiese de sobras que est hablando con Pepet, lo ms parecido a un amigo que ha tenido en la vida el Jacinto. Por mucho
que uno fuera gitano como verdad absoluta y el otro fuera gallego como razn indiscutible. Por mucho que uno hablara en cataln para joder y el otro guardara silencio como venganza. Y an
as, lograsen esa comunicacin que no circula por palabras sino
por vnculos, por unas redes creadas sin propuesta alguna, sin deseo alguno, sin intencin: por pura, espontnea y necesaria fraternidad de barrio. Y por eso estn ah, hablando sin voz, uno
medio muerto y el otro muerto desde hace aos, recordando juntos una vida que ya fue.
La Remedios deshace su ciudad, la desmonta para llevrsela en
la maleta de su regreso hacia lo que llama hogar. Situada a mil
kilmetros y muchsimos aos luz en un pueblo de Galicia que
dej para emigrar, la tierra a la que vuelve tambin desapareci.
Pero de este drama, que an ni imagina, tambin se repondr: la
Remedios es una superviviente, un ser en adaptacin.
Cargada con sus trocitos de vida, recorre la memoria colectiva
de su barcelona pequea, cotidiana, intrascendente y equvoca
que intenta sobrevivir escondida en las brechas que surcan la
gran Barcelona. Una ciudad en minsculas que no aspira a proyectarse ni se alimenta de eventos, que no convive con manadas
de ejecutivos ni con hordas de hooligans, que no disfruta con llenar de clientela los centros comerciales. La barcelona de la Remedios no es Custo ni es Gaud: es fea, es sucia y es precaria. No es
burguesa, no t seny. Es extraa: ni cvica, ni gobernable, ni tolerable.
Su paseo emocional comienza en las barracas del Somorrostro,
en la playa convertida en ciudad-asentamiento sobre la que levantar la ciudad-oropel. La Remedios ha ido a mirar la plaquita
que le ha puesto el Ayuntamiento al que fue su barrio y le parece
bonita. Mira encantada a toda esa gente tomando el sol sobre sus
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La barcelona pequea somos los vacos que dejan las ausencias, somos las brechas, las redes afectivas, los apoyos mutuos, las
luchas vecinales, las resistencias cotidianas a ser engullidas por el
espectculo de la gran Barcelona. No somos el asfalto: somos el
tejido. No somos los eslganes: somos las historias. Somos la extraeza, la dificultad y el tesn por vivir juntas, por construir un
espacio comn ms all del abandono. Somos los agujeros que
abrimos para respirar, para resistir a la vorgine. La barcelona pequea es nuestra vida, nuestra memoria inesquivable.
El infierno es el silencio, la fractura, el aislamiento, el olvido.
Lo contrario al silencio y al olvido no es el paraso. Pero es el
nico espacio posible en el que enraizar la vida.
Brigitte Vasallo
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Cmplices necesari@s
PornoBurka ha sido publicado gracias a la tenacidad,
la ilusin y el esfuerzo de un montn de inconscientes
que se han pasado por el forro las leyes del mercado editorial.
Miles de gracias al primer equipo de produccin,
Nolia, Marta y Josep, que le ha dedicado infinitas horas
de trabajo, amistad y cerveza.
Miles de gracias a todos y todas las que estis asesorndonos,
organizando presentaciones y haciendo ruido en las redes:
sin vuestro entusiasmo el incendio no sera posible.
Miles de gracias a mi hermano de vida, Jordi Urpi, que me quiere
ms all de toda duda y me apoya ms all de toda lgica.
Testimo, bro!!!
Y gracias a mi nio Darko, por entender desde temprano
que nosotrxs nos amamos incluso cuando no estamos.