En el sueño, el narrador se enfrenta a Napoleón y le critica sus errores, pero Napoleón saca una tijera gigante y decapita al narrador lentamente, formándose una sonrisa en su rostro a pesar de no disfrutarlo.
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En el sueño, el narrador se enfrenta a Napoleón y le critica sus errores, pero Napoleón saca una tijera gigante y decapita al narrador lentamente, formándose una sonrisa en su rostro a pesar de no disfrutarlo.
En el sueño, el narrador se enfrenta a Napoleón y le critica sus errores, pero Napoleón saca una tijera gigante y decapita al narrador lentamente, formándose una sonrisa en su rostro a pesar de no disfrutarlo.
En el sueño, el narrador se enfrenta a Napoleón y le critica sus errores, pero Napoleón saca una tijera gigante y decapita al narrador lentamente, formándose una sonrisa en su rostro a pesar de no disfrutarlo.
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So que Napolen me decapitaba con una tijera gigante.
Estbamos los dos,
cara a cara, y yo controlaba la situacin frente a un Napolen que se dejaba subordinar. Le refregaba en la cara el estpido error que le provoc la prdida de todo su imperio. Le hablaba con lujo de detalles (yo no s nada de Napolen, pero quiz en los sueos todos somos sabios). Por ltimo, le dije que el sombrero que tena puesto le quedaba como un imbcil. Y, entonces, sac la tijera gigante. Toda la situacin se invirti, ahora yo era la figura callada, tmida, frente a la inmensidad de Napolen. Inmensidad de orden mental, psicolgico que me resultaba chocante frente a esa estatura enana que tena. No me resist y dej que pusiera los dos filos de la tijera de cada lado del cuello y empez a cerrarla. La cerraba despacio, como el que quiere cortar el papel de forma prolija. Escuchaba los dos filos de la tijera rozndose y en el tramo final track! Cay la cabeza. Lo ms aterrorizante fue un detalle mnimo (en los sueos son los detalles lo que ms perturba). A medida que Napolen iba cerrando la tijera se iba formando en mi rostro una expresin, que al caer ya estaba terminada. En mi rostro se estaba formando una sonrisa y yo saba muy bien que no disfrutaba nada de la decapitacin. Pero iba tomando esa expresin de gozo que deba pertenecerle a Napolen y no a m. Entonces el cuerpo qued sin cabeza, parado y quieto. La cabeza cay al suelo con la sonrisa y rod como cualquier estereotipo de cabeza rodando. Todava poda ver, estaba vivo (estoy profundamente convencido de que despus de cortarle la cabeza a alguien esta sigue teniendo sus funciones vitales por 30 seg). Y en esos 30 seg. pens que iba a poder ver la verdad de las cosas o algo as. Pero pasaron y no vi nada. Mor y despert.