Raquel Gutierrez. Movimiento Indígena en América Latina
Raquel Gutierrez. Movimiento Indígena en América Latina
Raquel Gutierrez. Movimiento Indígena en América Latina
Movimiento indgena
en Amrica Latina:
resistencia
y transformacin social
volumen III
Fabiola Escrzaga
Raquel Gutirrez
Juan Jos Carrillo
Eva Capece
Brries Nehe
Coordinadores
303.484
M93553
Movimiento indgena en Amrica Latina: Resistencia y transformacin
social. Volumen III/ Fabiola Escrzaga, Raquel Gutirrez, Juan Jos Carrillo, Eva
Capece, Brries Nehe, coordinadores Mxico: Universidad Autnoma Metropolitana, Xochimilco: Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso
Vlez Pliego, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social, 2014
680 pp: 21 cm
Incluye referencias bibliogrficas
ISBN: 978-607-487-XXX-X (UAM-X)
ISBN: 978-607-487-XXX-X (BUAP)
ISBN: 978-607-487-XXX-X (CIESAS)
1.- Indios-condiciones sociales- Amrica Latina 2.- Movimiento socialesAmrica
Latina 3.- Indgenas- Amrica Latina- poltica y gobierno. I. Escrzaga, Fabiola,
coord. II.
Gutirrez, Raquel, coord. III. Carrillo, Juan Jos, coord. IV. Capece, Eva, coord.
V. Nehe,
Brries, coord.
Edicin y correccin de estilo: Gizella Garciarena Hugyecz
Diseo original de portada: Natalia Rojas, Juan Pablos Editor, S.A.
Diseo de interiores: Karla Mara Rascn Gonzlez
Diseo de aplicacin para este volumen: Mara de Ziga Caballero
Primera edicin 2014
D.R. Fabiola Escrzaga, Raquel Gutirrez, Juan Jos Carrillo, Brries Nehe, Eva Capece,
Coordinadores.
D.R. Universidad Autnoma Metropolitana
Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad Xochimilco
Calzada del Hueso 1100, Colonia Villa Quietud, Coyoacn, Mxico DF. C.P. 04960
Seccin de Publicaciones de la Divisin de Ciencias Sociales y Humanidades. Edificio
A, 3er piso. Telfono 54 83 70 60, Fax: 55 94 63 05 / 54 83 74 15,
[email protected],
D.R. Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vlez Pliego
Benemrita Universidad Autnoma de Puebla.
Av. Juan de Palafox y Mendoza 208, Centro Histrico
C.P. 72000, Puebla, Pue. Tel 229 55 00, ext. 3131
www.icsyh.org.mx
D.R. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social (CIESAS)
Jurez 87, Col. Tlalpan, C. P. 14000, Mxico, D. F.
[email protected]
Se prohbe la reproduccin total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin el consentimiento por escrito de los editores.
Impreso y hecho en Mxico
Agradecimientos
Con mayor experiencia acumulada gracias a las dos primeras versiones, pero tambin con mayores dificultades debido al cierre de
espacios y de presupuestos, por tercera ocasin logramos concretar el encuentro iii Jornadas Andino Mesoamericanas: tierra-territorio, autonoma, Estado y transformacin social y derivado de
ellas, el libro que tiene en sus manos.
Agradecemos por ello a los participantes en ellas y en este libro, por su confianza para hacer uso de este espacio de dilogo
horizontal entre dirigentes y activistas indgenas y acadmicos dedicados al estudio de sus luchas y por su paciencia para la aparicin del libro.
A los colegas, familiares y amigos que contribuyeron a la organizacin de las iii Jornadas: Guiomar Rovira y Alejandro Cerda del
Departamento de Educacin y Comunicacin y del rea Problemas de Amrica Latina de la uam-x; Dunia Mokrani del ceam-Bolivia; Mrgara Milln y Damelys Lpez del cela de la fcpys de la
unam; a Silvia Soriano del cialc; Alejandro Glvez del Departamento de Poltica y Cultura de la uam-x; Oscar Pineda estudiante
del Doctorado en Ciencias Sociales uam-x; Beatriz Lpez y Eduardo Hernndez prestadores de Servicio Social de la uam-x; Roberto
Ramrez, Flavio Barbosa, Jacobo Alavez, Gizella Garciarena y los
jvenes en resistencia alternativa y al personal de apoyo Patricia
Martnez, asistente administrativo y Vernica Hernndez Palomares, secretaria del dpyc de la uam-x. A todos ellos agradecemos su
valioso y comprometido apoyo.
A los responsables de las instituciones que nuevamente depositaron su confianza en nosotros y a los que lo hicieron por primera
vez y nos proporcionaron el apoyo material, el respaldo acadmico y la libertad de ctedra necesarios para la realizacin de las iii
7
Jornadas: la Universidad Autnoma Metropolitana Unidad Xochimilco (Rectora, Divisin de Ciencias Sociales y Humanidades,
Departamento de Poltica y Cultura, Departamento de Educacin y Comunicacin); la Benemrita Universidad Autnoma de
Puebla (Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades-Posgrado
en Sociologa); el Posgrado en Estudios Latinoamericanos, el
Centro de Estudios Latinoamericanos (cela) de la fcpys y el Centro de Investigaciones sobre Amrica Latina y el Caribe (cialc)
de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico; la Fundacin
Heinrich Bll de Mxico; el Centro de Derechos de la Mujer de
Chiapas a.c.; el Centro de Estudios Andinos y Mesoamericanos
(ceam-a.c. Sedes Mxico y Bolivia) y el Consejo Latinoamericano
de Ciencias Sociales (clacso).
A todos ellos gracias nuevamente.
Los coordinadores
ndice
Agradecimientos 7
Introduccin
Fabiola Escrzaga y Raquel Gutirrez
13
Pronunciamiento de las iii Jornadas Andino-Mesoamericanas
39
PRIMERA PARTE
Mxico
Elementos para comprender las luchas indgenas
contemporneas en Amrica Latina
Francisco Lpez Brcenas 47
La experiencia de la Polica Comunitaria en la Costa-Montaa
de Guerrero
Cirino Plcido 53
La defensa de los bosques del municipio autnomo de Chern,
Michoacn
Salvador Campanur 59
La lucha actual de la comunidad indgena coca de Mezcala, Jalisco
Roco Martnez Moreno 65
La defensa de los bienes comunales de Santa Mara Ostula, Michoacn
Pedro Leyva Domnguez 73
Pases andinos
Bolivia: nuevas luchas y nuevas contradicciones.
Un pas en ebullicin
Pablo Mamani Ramrez 81
Organizaciones sociales de la Amazona antes y despus de Evo
Manuel Lima y Jorge Martnez
103
An seguimos siendo esperanza
Marlon Santi 123
ChileColombia
Colombia, minga de los pueblos. Conciencia, resistencia
y plan de vida
Emmanuel Rozental 159
Situacin histrica y contempornea del Ngulumapu
Pablo Marimn Quemenado 179
SEGUNDA PARTE
Mesas temticas
167
489
575
Introduccin
Hace casi una dcada, a mediados de 2004, cuando preparbamos la primera edicin del volumen i de Movimiento indgena en Amrica Latina: resistencia y proyecto alternativo, escribimos lo siguiente en
respuesta a ciertas crticas que nos convocaban a pluralizar el
ttulo en cuestin; es decir, que nos sugeran hablar no de movimiento sino de movimientos indgenas:
Durante la ltima dcada, los movimientos indgenas y
campesinos han florecido de manera incontenible en distintos pases de Amrica Latina como resultado de la maduracin de sus propuestas, de su desarrollo organizativo y
de su capacidad para incorporar ms y mejores herramientas polticas modernas. Tales movimientos han adquirido
expresiones peculiares en cada pas, tendiendo puentes con
otros sectores populares y cuestionando los estrechos marcos de los Estados nacionales; sus propuestas programticas expresan un potencial democratizador y transformador
que interpela a la sociedad en su conjunto y no slo a la poblacin indgena de cada pas. El avance logrado hasta hoy
es resultado de dcadas de luchas y movilizaciones de los
pueblos indgenas, que adquieren segn los pases distintas
formas e intensidades. Sin embargo, consideramos que hay
dos rasgos bsicos que son comunes a todos estos esfuerzos:
son acciones colectivas de resistencia que, en su desenvolvimiento, diagraman y ensayan proyectos alternativos de
convivencia y regulacin social. Por esta razn, ms all
de la multiplicidad concreta de movimientos indgenas en
los diferentes pases de Amrica Latina y de las diferencias
13
17
de la estructura moderna capitalista colonial y dotada de la capacidad de imaginar alternativas a dicho sistema.1
A partir de tal mirador terico y, considerando que durante
doce aos hemos puesto atencin tanto en los alcances, potencias
y lmites del arcoris de luchas y movimientos indgenas que, a
modo de archipilago, se desparraman por Amrica Latina; como
en el dilogo posible entre tales variadas acciones de insubordinacin e impugnacin al orden econmico neoliberal y a la reduccin poltica conexa con dicho proyecto, que ha asumido la forma
de democracia partidaria y procedimental; hemos encontrado
rasgos comunes que muestran la existencia de horizontes polticos de transformacin social que van ms all del capital y de las
formas estatales modernas de totalizacin de la vida poltica. La
centralidad de la vida comunitaria con sus empeos deliberativos
y horizontalizadores, as como el casi siempre vivo compromiso
por tomar los acuerdos con base en asambleas sobre todo en momentos de despliegue de luchas, es decir, de generalizacin prctica de la impugnacin a ordenes polticos y econmicos ajenos,
colonial-capitalistas insinan una y otra vez la posibilidad de indagar e imaginar un horizonte comunitario-popular2 cuyos contenidos
no estn establecidos de antemano sino que reaparecen en cada
lucha, durante los momentos ms agudos de la confrontacin social que los distintos movimientos indgenas protagonizan contra
y ms all (Holloway, 2002) de sus respectivos Estados-nacin, y
contra y ms all de las ambiciones de las corporaciones transnacionales, principalmente las extractivas.
Tal horizonte comunitario-popular anida en la capacidad de
regeneracin de prcticas que producen y reproducen lo comn,
ms all de los lmites territoriales locales donde se asientan las
tramas comunitarias indgenas en su variedad. La capacidad de
produccin y reproduccin de mbitos de riqueza material como
1 Hemos sistematizado la propuesta de entender lo comunitario como base
material para las transformaciones polticas imaginadas y actuadas por las
poblaciones indgenas en nuestras respectivas tesis doctorales. Vase Gutirrez (2009) y Escrzaga (2006).
2 Vase Raquel Gutirrez (2009) y texto en este volumen.
18
***
El formato del encuentro del que provienen los textos que presentamos y que hemos venido ensayando desde el primero que
organizamos, no es el de los congresos acadmicos, donde hay
una convocatoria abierta y los interesados en participar se inscriben a una de la infinidad de mesas simultneas de acuerdo con su
inters temtico y dialogan casi nicamente con los acadmicos
participantes en su mesa y con el pblico asistente a la misma,
sufragando sus gastos personales. En nuestro caso se trata de una
convocatoria cerrada. Los organizadores invitamos a personas
concretas, a partir de la red informal que comenzamos a construir para las i Jornadas en 2003 y que se ha ido ampliando con el
correr de los aos. Es una red tejida entre dirigentes o militantes
de movimientos indgenas, acadmicos mestizos, y algunos que
son indgenas militantes y acadmicos al mismo tiempo. Sabemos
que tienen reflexiones desde su experiencia o desde sus investigaciones que pueden aportar al conocimiento sobre las temticas
propuestas en nuestra convocatoria y que consideramos centrales
en el devenir de las luchas indgenas de los ltimos aos en varios
pases de la regin.
Son pocos los pases que abarcamos, aquellos en que las luchas
indgenas tienen una gran visibilidad y repercusin en la poltica nacional y latinoamericana. No aspiramos a cubrir todos los
pases ni toda la problemtica indgena, sino a profundizar en las
luchas ms relevantes. No podramos abarcarlo todo porque los
recursos que logramos reunir siempre han sido escasos, provienen
de universidades pblicas, instituciones acadmicas y de la sociedad civil ya mencionadas, sobre todo de Mxico, aunque tambin
de otros pases, algunas son significativas y otras simblicas, pero
todas tiles. Con ellas sufragamos los pasajes de los indgenas y
acadmicos nacionales y extranjeros que no pueden costearlo con
el financiamiento de su institucin, porque en general, las universidades pblicas latinoamericanas y ahora tambin las europeas,
no cuentan con grandes recursos para la movilidad de sus profesores e investigadores sobre todo para abordar las temticas que
les proponemos. Muchos de los participantes, solidarios, cuando
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pueden hacerlo, costean ellos mismos sus pasajes. Los participantes no pagan inscripcin y tampoco reciben una paga de parte
nuestra. Les ofrecemos a todos el hospedaje cmodo y sin lujos
por los das que dura el evento para estar juntos, para propiciar el
encuentro, que no ocurre slo en las mesas y ratos libres del evento, sino tambin en las sobremesas del desayuno, comida y cena
que compartimos los participantes y organizadores. Es tambin
un encuentro y reencuentro3 de emociones en el que se comunican las experiencias, a veces trgicas, a veces gozosas, de las luchas
y de su registro.
En nuestro evento no hay mesas simultneas y la participacin no es masiva, la intencin es que cada uno escuche a todos
y sea escuchado por todos, y se produzca el dilogo, tambin con
el pblico participante, que procuramos que sea este s, masivo,
integrado por estudiantes de distintas universidades, indgenas y
pblico en general, interesados en la temtica. Por ello los hemos
hecho en locales del centro de la ciudad y de gran aforo, evitando
el espacio ms cerrado y elitista de las universidades. Previo al
evento hacemos una intensa campaa de difusin en diversos medios: radio, circuitos acadmicos y de organizaciones populares y
culturales para dar a conocer el evento y garantizar la asistencia.
En esta ocasin trasmitimos a diversos receptores en otros pases
las presentaciones y subimos los audios a la red, a travs de una
pgina electrnica. De manera que antes de ser un libro los resultados del encuentro ya circularon ampliamente en los circuitos
nuestros y en los de los participantes en sus respectivos pases.
Cada invitado se compromete a enviar previamente su ponencia, a exponerla y, en el caso de los acadmicos, a reelaborarla
pensando en su publicacin y tambin a partir de lo que el intercambio y escucha de las otras aportaciones haya dejado en l. En
el caso de los dirigentes o militantes de organizaciones indgenas,
algunos siguen el mismo procedimiento que los acadmicos y en
otros casos, es el equipo coordinador del evento y del libro quien
se hace cargo de grabar, transcribir y editar, tratando de respetar
la riqueza, intensidad e identidad de sus intervenciones. En estos
3 Hay varios autores que han concurrido a dos o tres de los eventos y libros.
25
27
28
El primer eje temtico aborda las luchas por la defensa del territorio y los recursos naturales en Bolivia, Per y Mxico. En este
sentido, Lorenza Fontana analiza la defensa aymara y quechua de
su territorio dentro del marco de la lgica institucional que surge
con la nueva Constitucin boliviana de 2009. Analiza tambin
las limitaciones del marco jurdico para cumplir las demandas del
movimiento indgena, y permite observar las diferencias entre ambos proyectos polticos. Por su parte, Ramn Pajuelo analiza los
obstculos iniciales para la conformacin de un movimiento indgena de alcance nacional en Per en las ltimas dcadas del siglo
xx, semejante al de sus pares de Ecuador y Bolivia, y el proceso
reciente de desarrollo y ascenso del movimiento indgena en este
siglo, sus demandas y estrategias de lucha y la compleja relacin
con el gobierno de Ollanta Humala. Rolando Pilco analiza los
hitos en el proceso de formacin del movimiento aymara peruano
en el sureo departamento de Puno, sus particulares reivindicaciones identitarias y culturales y su enfrentamiento con el gobierno en torno a la instalacin de empresas mineras. Emiliano Daz
presenta un recorrido histrico sobre el despojo y la violencia que
vive el pueblo de Santa Mara Ostula, en Michoacn, y analiza la
evolucin de las posturas polticas del Consejo Nacional Indgena
(cni), cercano al zapatismo, en la lucha por la construccin de
autonomas en otros estados del pas; y Salvador Aquino recupera
en la historia local larga el proceso de toma de conciencia sobre
la violencia y la lucha contra la explotacin de las personas y el
despojo de los recursos naturales en Capullpam, Oaxaca, proponiendo el concepto de espacios contestados a partir de la memoria de los habitantes de la comunidad para analizar los procesos
actuales de concientizacin y posicionamiento poltico frente a la
depredacin minera reactivada en las ltimas dcadas.
El segundo eje analtico del libro se refiere a las dificultades
que los diversos pueblos y movimientos indgenas estn confrontando a la hora de construir autonoma, de ensayar formas de
autogobierno y de esforzarse por transformar las relaciones polti29
32
que hay en este largo periodo y variedad de pases, una diversidad de situaciones, diferencias en las dimensiones de las ong y
en el alcance de sus acciones (gestin, investigacin, asistencia),
y cambios en sus agendas. No todas las ong cumplen un papel
contrainsurgente, muchas han contribuido al fortalecimiento de
la identidad indgena, a la formacin de liderazgos, al incremento
de la capacidad organizativa, a la defensa de los derechos humanos y de los derechos indgenas; pero, la gran mayora de ellas
tiene entre sus objetivos la orientacin de la accin de los sectores indgenas por ellas patrocinados por vas que no confronten
las polticas de los gobiernos y estn regidas fundamentalmente
por las agendas definidas por las organizaciones internacionales
que se imponen a los Estados nacionales, y que se ejecutan con
la fuerza de los recursos econmicos que ellas aportan. De esta
manera, pueden alcanzar un poder por encima de los gobiernos
y forman parte de una estatalidad internacional supranacional,
que en algunos casos ha favorecido parcialmente los intereses de
los sectores indgenas y defendido su integridad fsica frente a la
violencia descarnada; pero a cambio, les ha impuesto las agendas
decididas externamente y los ha alejado de las estrategias de lucha
por ellos asumidas previamente. En otros casos, la intervencin
de las ong ha tendido claramente a diluir las aristas ms filosas de
las impugnaciones al orden estatal desplegadas desde las luchas,
cindolas a formatos legales que dejan de estar bajo control de
las organizaciones que protagonizan las luchas, como ha ocurrido
con los pueblos de la Amazona de los tres pases. En tanto que las
organizaciones campesinas indgenas de tierras altas mantuvieron
en general mayor distancia frente a las ong y con ello una mayor
autonoma poltica en sus programas de lucha.
Es sin duda paradjico que los gobiernos de Bolivia, Ecuador
y Per cuestionen como conspiradoras y criminalicen a las ong
que promueven los derechos indgenas reconocidos por la institucionalidad internacional y que los gobiernos reconocen pero
incumplen y a los que las organizaciones indgenas apelan para
defender sus intereses frente a las polticas extrativistas de esos gobiernos. De manera que en la actualidad se desarrolla una disputa
entre las propias organizaciones indgenas y las ong que las patro34
36
Palabras finales
Es evidente que el objetivo principal de este tercer volumen, de
manera anloga a lo que hemos hecho mediante los dos anteriores, es brindar una visin de conjunto de las luchas ms relevantes
que se siguen desplegando a lo largo y ancho de nuestro continente, as como presentar una reflexin sistemtica de los principales nudos polticos que confrontan los diversos pueblos en su
largo camino por la autonoma, autogobierno y transformacin
de las relaciones estatales y capitalistas monoculturales y mononacionales. Como en las otras dos ocasiones nos hemos propuesto
cumplir este objetivo, incluyendo en el mbito acadmico las voces directas de participantes y dirigentes de las organizaciones y
movimientos ms representativas de la resistencia indgena en sus
respectivos pases. Para que, ya como libro, sea posible llevar estas
reflexiones tambin a los propios movimientos. Confiamos en que
esta visin de conjunto, ms all de contribuir al conocimiento
amplio de la historia reciente de nuestro continente, pueda impulsar la reflexin sobre los agudos problemas polticos que, a lo
largo de su trayectoria, los movimientos indgenas han puesto en
el centro de la discusin terica.
Quienes organizamos las iii Jornadas Andino-Mesoamericanas consideramos que la reflexin y el debate terico no debe ser
un ejercicio acadmico vaco de contenido poltico: en nuestro
afn de reunir, conocer y comparar lo que sucede en distintos
pases de Amrica Latina buscamos participar en la confrontacin
por asignar sentido a la historia y contribuir a la construccin
colectiva de esquemas de inteleccin que nos permitan reconocernos en los esfuerzos realizados por otros.
Nuestras intenciones y bsquedas, se reflejan en los Puntos
de Acuerdo que se discutieron en la ltima sesin de las iii Jornadas el 30 de septiembre de 2011. En el esfuerzo realizado para
editar este volumen, concretado ms de dos aos despus de la
realizacin de dicho evento, creemos ceirnos al espritu de esa
37
Bibliografa
Benjamin, Walter, 2005, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, Contrahistorias, Mxico.
Escrzaga, Fabiola, 2006, La comunidad indgena en las estrategias insurgentes de fin del siglo xx en Per, Bolivia y Mxico. Tesis de
doctorado en Estudios Latinoamericanos, fcpys, unam, actualmente en preparacin para su publicacin.
Gutirrez, Raquel, 2009, Los ritmos del Pachakuti. Levantamiento y movilizacin indgena popular en Bolivia (2000-2005). icsyh-buap/
Bajo Tierra Ediciones, Mxico.
Holloway, John, 2010, Cambiar el mundo sin tomar el poder, icsyhbuap/ Bajo Tierra Ediciones, Mxico.
38
Sobre lo comn
Nos alberga el horizonte del Pachakuti, el horizonte del Sumaj Kausay. Los entramados comunitarios adoptan y adaptan elementos
de lo moderno, los pueblos indgenas crean y recrean. Tenemos
el desafo de pensar la recomposicin y organizacin pblica del
nosotros. Lo plurinacional no puede ser un aditamento del Estado
liberal. Estn en crisis los modelos universales; desde las experiencias de los pueblos deben salir nuevas alternativas, formas de
organizarnos y de gestionar lo comn. Advertimos la crisis de un
modelo que en nombre de universales como la humanidad atentan
contra la diversidad y las formas concretas de la vida humana,
animal y vegetal.
Nuevas y mltiples voces indgenas nos interpelan ante la crisis
de las izquierdas y de los nacionalismos populares. La lgica liberal de lo poltico no nos basta, porque desorganiza a la sociedad
y concentra el poder. Los procesos de autonoma de los pueblos
indgenas resquebrajan el modelo hegemnico del Estado-nacin,
lo erosionan. Autoafirmarse en la autonoma nos coloca en la urgencia de pensar en la reconstruccin mltiple de lo pblico, que
no puede reducirse a lo estatal. Reivindicamos la prctica organizativa propia de los pueblos indgenas, las formas de la comunalidad, las experiencias diversas de organizarse en colectivo, como
la minga en Colombia.
La vida est en riesgo y, en particular, los pueblos indgenas estn en riesgo. Los saberes de todos los pueblos son esenciales para
la vida. Es necesario superar una manera de pensar y actuar que
est destruyendo el planeta. El llamado de los pueblos indgenas
es a defender la vida para todas y todos y entre todas y todos.
39
Las mujeres indgenas y urbanas tenemos que romper la matriz liberal del feminismo hegemnico, no partir de una concepcin individualista de la persona sino fortalecer nuestra capacidad
de autonoma personal en el marco de la construccin de la autonoma colectiva. Este sistema que estamos combatiendo utiliza a
las mujeres como objeto de desestructuracin y objetivo de guerra. Es necesario considerar la fuerza de las mujeres en igualdad a
la de los hombres en nuestras luchas.
Los jvenes son valiosos e imprescindibles para la transformacin social, ellos deben aportar sus ideas y creatividad, deben
tener oportunidad de formarse y participar, sean hombres o mujeres. Hasta cundo vamos a ser pases de resistencia? Los estudiantes observan con preocupacin la crisis de la academia, y
cuestionan el modo paternalista en que se trabaja con los pueblos
indgenas. Es necesario preguntarse cmo acompaar y elaborar
una reflexin terica junto con las comunidades indgenas.
Debe existir un dilogo no slo de la palabra, sino del corazn,
no slo de la academia sino tambin desde los pueblos. No debe
quedarse en la teora. Para comprender la realidad de los pueblos no vale quedarse en los libros, sino que hay que ir all. Las
voces migrantes nos convocan a experimentar cmo subvertimos
las fronteras legales y culturales, nos apropiamos de las lenguas y
creamos posibilidades de encuentros, de redes y de transformacin, de contagio unos con otros. Celebramos todas las experiencias de comunicacin que dan voz a los movimientos y a los pueblos indgenas. Denunciamos la represin de la que son objeto los
medios alternativos y las radios comunitarias.
40
42
43
Primera parte
Mxico
Elementos para comprender las luchas
indgenas contemporneas en Amrica Latina
1
Si escuchamos a los compaeros de Bolivia, Per, Ecuador y Mxico, observamos que estn ocurriendo los mismos fenmenos.
Podemos cambiar el nombre de los pases, el nombre de las empresas, de las policas, pero el fenmeno es exactamente el mismo.
Por ese motivo, lo que debemos hacer es buscar una explicacin
para entender porqu est pasando esto.
Para ello debemos plantear algunos antecedentes. En 1994
hubo un levantamiento armado por el sureste de nuestro pas,
en el estado de Chiapas. Un levantamiento armado que marc
definitivamente los rumbos futuros del movimiento indgena y de
muchos movimientos populares en Mxico, en Amrica Latina y
en varias partes del mundo.
Despus del levantamiento zapatista, algunos procesos de autonoma se fueron fortaleciendo. Por ejemplo, es el caso de la Polica Comunitaria de Guerrero, creada en 1995, un ao despus del
levantamiento zapatista, as como de otros que resultan interesantes, aunque algunos se fueron quedando en el camino.
Otro antecedente importante lo constituye la negociacin y
firma de los Acuerdos de San Andrs Larranzar en Chiapas en
1996, porque muchos de los movimientos indgenas actuales de
Mxico se forjaron a partir de ste. Aprendimos en ese proceso,
nos conocimos, pensamos juntos.
Despus, vino otro proceso distinto: la lucha para que esos
acuerdos se cumplieran, para que se plasmaran y reconocieran
los derechos de los pueblos indgenas en la Constitucin Federal.
Eso era parte de los compromisos firmados entre el gobierno y el
movimiento zapatista, pero eso no sucedi. En 2001, el gobierno
* Mixteco oaxaqueo, intelectual y abogado.
47
y que frente a ellos el Estado ha elaborado el discurso del multiculturalismo y de la interculturalidad. Ese discurso es el de la
dominacin, as como antes exista el del indigenismo, ahora tenemos el discurso del multiculturalismo. Cuando un gobierno habla
del multiculturalismo, de la identidad y de la interculturalidad y
uno ve lo que hace en funcin de ese discurso, puede observarse
que es exactamente lo mismo que hacan los indigenistas antes.
Adems, hay otros elementos que se deben tomar en cuenta; uno
de ellos es que todas estas medidas estn beneficiando al capital
trasnacional. A estas alturas, me pregunto si todava hay Estado
o lo que en realidad tenemos es un conjunto de gobernantes que
funcionan como gerentes de las industrias trasnacionales, que van
aprobando las leyes e instalando la infraestructura al servicio de
esos capitales.
En Mxico en 1992, se aprob una contrarreforma constitucional que trastoc totalmente el pacto social surgido en la Revolucin de 1917. Yo estaba en el movimiento campesino y pensbamos que si lo que nos queran quitar eran las tierras, pues
debamos proteger las tierras, y no vimos que haba otros recursos
ms importantes para ellos y que la movilidad de la tierra les permitira acceder a ellos. En Mxico, a diferencia de otros pases
de Amrica Latina, tuvimos un reparto agrario bastante grande,
casi la mitad del pas se convirti en propiedad social y, con la
contrarreforma de 1992, se permiti la venta de la tierra para que
accedieran a otro tipo de recursos naturales.
En diciembre de 2010, la Organizacin de las Naciones Unidas para la Alimentacin y la Agricultura (fao por sus siglas en
ingls), public un informe sobre Mxico en el que surgen algunas
cifras indicativas: seala que despus de 1992 no se ha vendido
mucha tierra pero se ha vendido 9% de las tierras de propiedad
social ejidal,1 particularmente en las costas de la frontera norte y
1 El ejido es la forma de propiedad social de la tierra instituida en la Reforma
Agraria de 1936, la cual se propuso remplazar y extinguir las formas comunales (que no desaparecieron totalmente entre la poblacin indgena). La
forma ejidal garantiz el derecho al reparto agrario y el acceso al crdito
estatal, a cambio en la mayora de los casos de ceder la capacidad de
49
50
51
2 LaPlaza de la Constitucinde laCiudad de Mxico, informalmente conocida comoEl Zcalo, es laplazacentral de la ciudad. Desde la pocamesoamericana, ha sido sede de hechos importantes as como sitio de concentracin
y de manifestaciones sociales, polticas y culturales [Nota de los editores].
52
Soy parte del sistema comunitario que est formado por varios
pueblos en la Sierra de Guerrero. Es sta la tierra de Genaro Vzquez y en ella tenemos antecedentes de organizacin: la Unin
Regional Campesina, la organizacin Caf y Maz, la organizacin 500 aos de resistencia indgena, negra y popular, as como
los sacerdotes organizados.
Nosotros empezamos a organizarnos despus de la campaa
continental 500 aos de resistencia indgena, negra y popular de
1991 y 1992, porque aprendimos del intercambio de conocimiento con otros hermanos indgenas. Histricamente, los pueblos indgenas siempre han forjado la historia, y cuando se ha logrado
algo, nos han dejado fuera, como pas en la Guerra de Independencia en 1810, como pas en la Revolucin Mexicana de 1910 a
1917, que lo nico bueno que nos dej fue el Artculo 27 sobre la
tierra, pero de ah en adelante, nosotros fuimos negados.
1 Desde finales de 2011, el gobierno estatal de Guerrero encabezado por ngel Aguirre Rivero alent una poltica de acoso sobre los territorios comprendidos entre Tlapa y San Luis Acatln tomando contacto con algunos
miembros de la crac buscando doblegar a los hermanos Plcido, Bruno y
Cirino. El gobernador Aguirre, mediante un subsidio mensual ha promovido que la crac se convierta en fuerza auxiliar de los cuerpos de seguridad
pblica. Esta es una parte importante del debate actual; que ocurre en medio de una gran cantidad de divisiones y tensiones internas que, por su complejidad, no estamos en capacidad de explicar. La problemtica ms reciente
no queda recogida en el presente texto, lo cual no invalida su relevancia
[Nota de los editores].
* Consejero de la Polica Comunitaria de Guerrero.
53
Inicialmente tratamos de impulsar la teora social, pero nos dimos cuenta de que las teoras son buenas aunque hay que aterrizarlas en la prctica. Entonces, al observar la magnitud del problema de
inseguridad, decidimos crear la Polica Comunitaria con 15 pueblos
mixtecos-tlapanecos; lo que empezamos a avanzar a partir de 1995
fue la recuperacin del derecho colectivo que se haba destruido.
Los miembros de la Polica Comunitaria fueron elegidos por la
asamblea comunitaria en cada comunidad, es decir, el pueblo eligi
a los mejores hombres, a los ms honestos, con mayor voluntad de
servir a su pueblo. Se integraron 15 grupos y empezaron a trabajar,
a hacer recorridos y a detener a personas que cometan delitos de
todo tipo: violaciones, asaltos, asesinatos, siembra de droga, etctera.
La polica del gobierno, las fuerzas de seguridad del sistema
oficial, nunca se interesaron por la gente de abajo. Aqu todos
somos testigos de cmo los ganaderos y los empresarios tienen
guardias propias; hasta el ejrcito los cuida. Sin embargo, la gente
comn y corriente como nosotros, no es importante. Por eso creamos nuestra polica. Y fue ah cuando nos dimos cuenta de que el
problema de inseguridad es un gran negocio y creamos otra instancia que hoy se llama la Coordinadora Regional de Autoridades
Comunitarias (crac).
Empezamos a impartir justicia y nos preguntbamos cmo le
bamos a hacer, cmo bamos a sancionar a aquella persona que
cometiera delitos, y la respuesta sali de los pueblos, decidida colectivamente en asamblea. Por ejemplo, cuando se roba una vaca,
se investiga cunto vale en promedio en la regin, y cunto es el
salario mnimo; no se toma en cuenta lo que gana un maestro,
sino lo que gana un campesino, que somos la mayora de la poblacin. Si son 60 pesos,2 por ejemplo, se divide el valor de lo robado
entre el salario, y el resultado es el tiempo que va a trabajar para
la comunidad la persona que cometi el robo. Porque si la Polica
Comunitaria hace trabajo comunitario o trabajo social, tambin
los detenidos tienen que hacer trabajo comunitario, pero no puede ser trabajo para alguien en particular, ni para el comisario,
ni para el comandante o la polica, sino para el pueblo. En los
2 Aproximadamente 4.60 dlares [Nota de los editores].
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Chern es una comunidad que se encuentra al poniente del estado de Michoacn y de la ciudad de Morelia. Forma parte del
pueblo Purpecha, y se le conoce como el corazn de la meseta
purpecha. Cuenta con aproximadamente 20 000 habitantes.
La comunidad es una de las ms grandes del pueblo purpecha
y tiene ms de 25 000 hectreas; sin embargo, desde hace unos tres
aos vena sucediendo lo que les voy a comentar, porque de esas 25
000 hectreas, grupos armados devastaron una parte importante.
Muchas veces lo denunciamos ante autoridades estatales y federales, e incluso los mismos comuneros con diversas acciones tratamos de defender los bosques; por ejemplo, apagando los incendios
provocados. Se estaba dando un saqueo de manera brutal, en el
que en promedio sacaban unos 200 camiones de madera diarios, es
decir, destruan y robaban, y cuando iban terminando incendiaban
para generar miedo a la gente, para que no se resistiera, y devastaban el bosque de nuestra comunidad, del que todava queda un
30%. Utilizaban la prctica de generar terror, viajaban en grupos
de cinco, seis o siete camiones y, al frente y atrs de cada grupo,
tenan gente armada para protegerlos, adems de otros grupos armados que protegan las salidas a las carreteras.
Entonces, ante tanta inseguridad, y ante el panorama de saqueo, los pobladores de Chern decidimos poner un alto, lo que gener, el pasado 15 de abril de 2011, una situacin de emergencia.
En la madrugada de ese 15 de abril la comunidad se organiz
y bloque las entradas y salidas por donde se llevaban la madera y,
aunque la mayora de las personas escaparon, detuvimos a cinco
* Comunero del municipio autnomo de Chern, Michoacn.
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taladores que estaban protegidos por grupos armados. Sin embargo, ese mismo da, aproximadamente a las siete de la maana,
una incursin armada intent rescatarlos, saqueando y generando terror en el pueblo. Eran dos camionetas fuertemente armadas
y lideradas por una patrulla de la polica municipal de Chern. En
esa insistencia de buscar entrar de cualquier manera, hicieron una
serie de disparos con armas de fuego.
Una hora antes la gente haba estado arrojando cohetes y fuegos artificiales para avisar de la situacin de emergencia a la comunidad. Tambin el pueblo haba tocado las campanas de la
iglesia para dar aviso de la emergencia. Los fuegos artificiales detuvieron el avance de la incursin armada, pero tenan rodeado al
pueblo, por lo que en pocos minutos la comunidad realiz ms de
200 bloqueos de calles y caminos hacia la comunidad; por lo cual
los atacantes decidieron escapar.
A partir de esa situacin de emergencia, se observ que la situacin era muy grave y la comunidad decidi realizar una asamblea
en la que se determin crear una comisin para encontrar una solucin al conflicto y facilitar la comunicacin con el gobierno. La
asamblea se eligi por los cuatro barrios que forman parte de la
comunidad. A veces sesiona en purpecha y a veces en espaol. Esa
comisin de la comunidad estableci tres puntos a plantear ante
al gobierno del estado: la situacin de inseguridad, la justicia y la
reconstruccin del bosque.
En estas circunstancias buscamos el dilogo, y a los detenidos,
que eran originarios de Capcuaro, se los entregamos al Ministerio Pblico para que los investigara por los delitos que estaban
cometiendo; sin embargo, inmediatamente los trasladaron a Morelia y a las pocas horas los liberaron.
Como la situacin de emergencia continuaba en la comunidad, la asamblea se replante sus derechos histricos como pueblo
y decidi recuperar una prctica tradicional, un ejercicio que se
conoce como la ronda tradicional, destinada a la vigilancia y proteccin. Desde entonces la ronda vigila y cuida los alrededores de
la comunidad de las posibles incursiones que pudiera haber. Se
bloquean totalmente los tres accesos principales, incluyendo las
dos carreteras, la federal y la estatal, y se instalan barricadas en
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Cinco comuneros a quienes se les giraron rdenes de aprehensin, nunca fueron mencionados por el denunciante.
Nunca presentaron un peritaje tcnico para determinar el
costo del panel solar. Tan slo presentaron a dos avecindados
del poblado de Poncitln para declarar lo que ellos consideraban que costaba la estructura. El Ministerio Pblico nunca
cuestion que estas personas no utilizaron peritos tcnicos y
se consider su declaracin como un peritaje oficial.
Detuvieron a una persona el pasado 6 de septiembre de
2011, quien no particip en los trabajos de los comisionados del pasado 10 de abril, ya que se encontraba en la
ciudad de Guadalajara. Despus de un da detenida, esta
persona logra su libertad tras el pago de una costosa fianza
de 134 000 pesos.3
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prisin a los nueve comuneros restantes. Ahora esperamos la respuesta del Suprema Corte de Justicia de la Nacin que tendr de
nuevo en sus manos la posibilidad de criminalizar la autonoma
de nuestro pueblo o bien de dejar a los comisionados en libertad
por falta de elementos en tanto que realizaron un trabajo comunitario para la defensa y mantenimiento de nuestras tierras.
Por ese motivo, en nuestra comunidad exigimos:
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padres nos dejaron?, las tierras que ellos pelearon y que defendieron con fusil en mano?, nada ms por miedo, por temor, no las
vamos a ir a rescatar? Las tierras nos estn reclamando. Nuestros
ttulos primordiales dicen que nuestras tierras no se venden. Tampoco caducan. No son enajenables. Entonces, as se empez.
Comenzamos con comisiones de uno, dos, tres, cuatro, cinco,
seis, y cada vez ramos ms. Llegamos a ser hasta 20 personas que
en la asamblea exponamos esta problemtica de nuestras tierras,
sealando que nuestras comunidades tenan al frente al enemigo,
al que estaba invadiendo nuestras tierras.
Al principio, cuando llegbamos en comisiones pequeas ramos humillados. Nosotros siempre tratbamos de ver este asunto
con el gobierno, pero no nos hacan caso, y tenamos todas las
minutas y todos los documentos. Por eso cada vez que llegaba
un funcionario enviado por el gobernador de Michoacn, que ya
sabamos que era un mentiroso, le decamos: Sabes qu? Deja
de venir con tus mentiras aqu. Aqu no nos vengas a engaar. No
nos des atole con el dedo.
Muchos decan que ramos una bola de revoltosos, pero nosotros decamos que estamos interesados en nuestra lucha, en nuestra independencia. Y a pesar de que nosotros ramos humillados en algunas asambleas, no nos retirbamos. ramos criticados
fuertemente, hasta decan que ramos unos alborotadores, que a
la mera hora nos bamos a vender, que nos bamos a rajar.1 Y nosotros les decamos que no, que estas tierras nos pertenecen, que
nuestros ttulos lo estn reclamando.
De esta forma nos empezamos a levantar y fuimos cada vez
ms y ms. Fuimos a ver a los comisariados. Fuimos a ver al jefe
de la vigilancia, quien se encargaba de ver qu problemas hay en
los linderos, pero l andaba enredado en los partidos polticos en
lugar de mirar los problemas de los linderos de nuestros terrenos.
Cada vez fuimos ganando ms y ms espacio. Y haba seores
ya con experiencia, de 60 y 70 aos, algunos ancianos tambin, y
1 Uso coloquial mexicano que significa acobardarse. Ntese el uso machista
de esta expresin que equipara a las mujeres, es decir, las rajadas, a aquellas personas que son cobardes [Nota de los editores].
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La asamblea observ que era necesario tambin tener una defensa contra ataques, entonces nuestra asamblea dijo: Vamos a
nombrar nuestra polica comunitaria, porque nosotros no podemos depender de la polica municipal, del gobierno del estado
o del ejrcito, porque no son de nosotros. Esas policas son del
gobierno. Entonces decidimos que necesitbamos una polica
propia, con voluntarios, sin sueldos, de corazn, con hombres de
lucha. Y ellos debieron pasar frente a la asamblea para tomar protesta, y para comprometerse con su pueblo y con su comunidad. Y
se logr, se formaron cerca de 700 policas comunitarios y la guardia comunal. La polica comunitaria es parte de las encargaturas,
pero la guardia comunal es de toda la comunidad, como si fuera
del gobierno del estado, o del gobierno federal, pero es comunal
y fueron elegidos por nuestra asamblea. Para crearla, nosotros no
le pedimos permiso al gobierno, porque lo hicimos por nosotros,
porque veamos que era necesario para defendernos.
Nosotros tenamos cerca de 700 hectreas de tierras que haban
sido tomadas por pequeos propietarios en La Placita, Michoacn.
Ellos nos venan invadiendo desde hace 45 aos. Entonces, el 29 de junio de 2009, la polica comunitaria entr en las zonas que nos haban
invadido. Tenamos sistemas de comunicacin, pero como ramos
nuevos en esto, los traamos todo el da prendidos, y para el momento
de la batalla, cuando entramos, los radios estaban descargados.
Recuerdo que lleg mi padre y dijo: Hijo, preprate, la comunidad te necesita. Es necesario que vayamos por nuestras tierras. Yo no s quin vaya a regresar. Tengo cinco hijos pero no s
cuntos vayan a regresar. Vayan a casa, dganle a su madre que les
prepare unos lonches a cada quien, separados. Cmprense un encendedor, una linterna y llvense un nylon. Llvense sus resorteras
y un cuchillo o navaja. Nos bamos a la batalla y ramos nuevos
en eso. Tenamos miedo. Muchos de nuestros compaeros decan:
Nos van a atacar por agua, porque nuestra comunidad se encuentra en la costera que va de la ciudad de Manzanillo en Colima
a Lzaro Crdenas en el estado de Michoacn. Entonces, como
tenemos costa y tenemos playas, muchos decan: Van a venir por
barcos, y nos van a atacar. Nos van a aventar bombas y van a venir
y todo esto. Porque tambin haba paramilitares, haba narcotra76
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Ya hacia la noche, retiramos el retn que estaba frente de Xayakalan y nos quedamos as solos ah en el paraje y solamente se
escuchaba cmo pasaban los autos. Y veamos cmo venan tres
o cuatro camionetas bien equipadas, pero nuestra gente nunca se
asust, y en el momento en que llegbamos tambin se rendan
los de las camionetas y decan que no queran problemas, y les decamos que entonces se fueran. Ya ms tarde, decidimos no hacer
ninguna fogata para no ser detectados. Y la polica comunitaria
puso una guardia, en la que el pueblo estaba en el centro. Incluso
se seal que nadie poda salir de ese crculo que era la guardia,
porque quien saliera sera un cadver.
Para ese momento, el retn ms fuerte estaba en el Duin, porque nuestras hermanas, hermanos y esposas se congregaron en el
Duin cuando comenzaron a darse cuenta de que algunos se estaban regresando. Les preguntaron por qu y contestaban que porque ya no haban alcanzado a entrar y que haban disparos fuertes.
Entonces todos empezaron a reunirse en el Duin y ah tomamos
presos a los pequeos propietarios, y los llevamos a la crcel en Ostula, que es la cabecera. Pero nosotros les respetamos sus derechos
humanos, no los tratamos como animales; como muchos de ellos nos
tratan a nosotros, tratando de humillarnos, pisotearnos y ofendernos.
Al da siguiente ya empezamos a tener negociaciones con el
gobierno. Pero despus de todo eso, nos pedan que nos saliramos de la comunidad para negociar, pero nosotros dijimos: Si
tienen ganas de venir a negociar, vengan aqu al paraje, al lugar
del conflicto. Como la carretera tambin la tenamos sitiada, empezamos a revisar auto por auto. Me acuerdo que esa vez pas
un empleado de la Secretara de Gobierno que iba hacia Colima,
iba pasando y que se salta un retn, pero enseguida estaba el otro
retn que lo detuvo. Y estaban enojados. Sacaron su charola4 y dijeron: Nosotros somos del gobierno y nosotros le contestamos:
Este es el gobierno de la comunidad y lo bajamos del auto.
Tambin llegaron la marina y el ejrcito, pero les dijimos,
Saben qu compaeros? Nosotros nos encontramos en lucha
4 Nombre coloquial de una credencial que una autoridad exhibe para intimidar a alguien [Nota de los editores].
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no le importa. Pero muchas veces tenemos miedo porque: soy joven, soy hermoso, soy bonito, cmo me voy a morir, cmo me voy
a ir a la guerra, cmo me voy a ir a la batalla si acabo de nacer, si
me acabo de casar, acabo de obtener mi empleo. Pero no estn
viendo ustedes al enemigo, que viene cada vez preparndose ms
y ms fuerte, y cada vez viene pisoteando ms y ms. Y si vemos
al enemigo que viene pero no nos preparamos, ms bien estamos
pensando como hacer ms gordo nuestro bolsillo. No se trata de
eso ya seores, si verdaderamente estamos puestos en la lucha,
pues vmonos a la lucha!
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Pases andinos
Bolivia: nuevas luchas y nuevas
contradicciones. Un pas en ebullicin
Pablo Mamani Ramrez*
Introduccin
Para iniciar esta reflexin cito una pequea nota de una compaera que narr los acontecimientos del 20 de octubre de 2011,
cuando la viii Marcha indgena originaria1 lleg a la ciudad de La
Paz de manera apotesica para rechazar la construccin de la carretera transocenica que dividir el Territorio Indgena y Parque
Nacional Isiboro-Scure (tipnis).
Queridxs todxs:
No pude aguantar y les escribo estas breves lneas.
Aunque estoy con bronquitis y otras cosas ms as que la
fiebre molesta nuevamente... pero la marcha lleg a La
Paz hoy y fue apotesica, miles y miles de personas salieron a abrazar a los marchistas indgenas. Dicen que entre
marchistas y gente que daba comida y agua, fuimos como
un milln!! No me extraara porque hoy fue una enorme
multitud que bien dicen Silvia Rivera y lxs hermanxs indgenas del tipnis, marcan una nueva agenda popular que
retoma la agenda del 2003, que Evo plante desaparecer
por considerarla cumplida.
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Un levantamiento armado?
La tesis que quiero plantear es la siguiente: la segunda y una posible tercera derrota del gobierno de Evo Morales-lvaro Garca,
salido paradjicamente del movimiento popular indgena originario, ha provocado que en Bolivia se abra un nuevo escenario
sociopoltico dada la fuerza de los movimientos sociales indge85
na-originarios que mantienen intacta su gran capacidad de convocatoria y movilizacin social. Mineros y ponchos rojos, muestran nuevamente hoy su gran descontento ante el rgimen. Qu
implica este nuevo escenario sociopoltico? Significa que en un
tiempo-espacio de pocos meses, los movimientos indgenas originarios y campesinos abren un gran proceso de debate interno,
porque se discute si seguir apoyando o no al gobierno del presidente Evo Morales o, ms bien, lanzan duras crticas al estancarse el proceso de cambio. Es decir, se delibera acerca de cmo
redefinir las lneas del proyecto de transformacin estructural del
Estado y de la sociedad.
Adems, el 26 de septiembre es importante porque emerge de
manera visible y contundente un nuevo momento histrico y sociopoltico en el que, otra vez, los indios se convierten en actores;
en este caso, con una alianza histrica entre la regin amaznica
y la regin andina, expresadas en la cidob y el Conamaq. A esta
alianza se sumaron muchas otras organizaciones y movimientos
sociales e intelectuales; por eso, la llegada de la viii Marcha Indgena a La Paz el 20 de octubre de 2011, fue apotesica: un mar
de gente marchaba gritando consignas contra el gobierno como
se lee en el epgrafe. Igual fue la ix marcha de 2012, aunque muy
criminalizada desde el poder.
Por otro lado, Evo Morales haba abierto una convocatoria
a un dilogo a nivel nacional segn el gobierno, con el fin de
debatir acerca de la construccin o no de la carretera a travs del
tipnis. Al mismo tiempo, se escuchan opiniones sobre la urgencia
de abrir un debate acerca del mando mismo de lo poltico en Bolivia. En este ltimo sentido, tal debate no slo sera acerca de la
carretera sino que tambin habra que discutir si vamos a continuar con el rumbo poltico que hemos tenido hasta hoy o vamos a
cambiar de manera real, es decir, una transformacin profunda
o el trastrocamiento del Estado colonial; o si simplemente vamos
a continuar con aquello que el gobierno emprende hoy, una reforma muy dbil que incluso va en contra de los propios pueblos
indgenas que en 2006 lo llevaron a la presidencia. La agenda del
gobierno, segn el viceministro Gustavo Navarro, consiste en la
integracin vial; seguridad y soberana alimentaria; salario, em86
pleo y estabilidad laboral; territorio;polticas sociales, salud, educacin y vivienda; seguridad ciudadana; lucha contra el crimen;
asuntos legislativos; comunicacin y autonomas.
El mencionado dilogo se fij para el 9 y 11 de diciembre de
2011 en la ciudad de Cochabamba. Sin embargo, segn la agenda
propuesta, no entra ah el gran tema de la redistribucin de la tierra
que, en un gran porcentaje, est en manos de terratenientes y sectores agroindustriales del Oriente o del Chaco. As qued establecido
en el Artculo 399 de la Constitucin Poltica del Estado, en el que
no se admite la retroactividad de la revisin de la tenencia de la
tierra.6 Tampoco entran en la agenda mencionada, la lucha anticolonial y anti-racista de varios niveles en el Estado y la sociedad;
ni la nacionalizacin real de los recursos naturales como el gas, la
minera, y el petrleo. Del mismo modo, no est abierta la discusin
sobre las nuevas reformas a leyes sancionadas en la Asamblea Plurinacional que violan la propia Constitucin y los derechos de los
pueblos indgenas originarios, en tanto son pueblos precoloniales.
Entonces, la pregunta planteada acerca de qu es lo que pasa
en el nuevo escenario sociopoltico a nivel nacional implica algunas cuestiones fundamentales. En primer lugar, dado el fraude
histrico impulsado por el gobierno y denunciado por los movimientos indianistas-kataristas en su tiempo, es posible que la derecha o que los grupos oligrquicos, apostados con cara democrtica multicultural e intercultural como el Movimiento Sin Miedo,
puedan configurar el siguiente escenario poltico, cuyo significado sera el retorno de los viejos grupos de poder con un discurso
democrtico o de amplitud hacia lo indgena, incluso con cara
aymara en la figura de Simn Yampara (uno de los intelectuales
kataristas de la vieja generacin). Esta posibilidad es acompaada
por el hecho de que en Santa Cruz donde existen grandes rique6 El proyecto para una nueva Constitucin Poltica del Estado elaborado por
la Asamblea Constituyente institua, en su Artculo 399, un lmite mximo
para propiedades agrcolas, fijado por referndum en 5 000 hectreas. Sin
embargo, en negociaciones posteriores entre el gobierno y lderes opositores,
se estableci la no retroactividad de este lmite, con lo cual queda sin efecto
para el latifundio existente [Nota de los editores].
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noviembre de 2011. Y la marcha de 5 000 ponchos rojos en septiembre de 2012, que tomaron como rehn al senador Eugenio
Rojas y al gobernador Cocarico por un tiempo de dos horas en El
Alto. El gobierno calcula que de todo ello saldr victorioso, pero
no parece ser as en los hechos.
En la semana del 28 y 29 de septiembre de 2012 se produjeron movilizaciones multitudinarias en la ciudad de El Alto, en la
ciudad de La Paz, en Oruro, en Cochabamba, no slo para que
eventualmente se cancele el actual diseo del camino carretero,
sino para que el mismo quede sin efecto, lo que requerira un debate nacional y, a la vez, la discusin acerca del mando mismo de
la nacin. Aqu planteamos que es sustancial el debate y la accin
de la expropiacin de las grandes tierras en manos de los grandes
terratenientes que tienen tierra concentrada, constitucionalizada
por el Artculo 399 de la nueva Constitucin que garantiza esa
tenencia, por lo que no sern saneadas y menos expropiadas de
manos de la vieja oligarqua y de los grandes agroindustriales.
En el fondo del tema de tipnis hay dos cosas: Cmo hacer
una distribucin real de la tierra para los indgenas migrantes de
la regin de los Andes hacia la Amazona? Y, cmo hacer evidente que all hay grandes intereses transnacionales de las petroleras
que de hecho tienen concesiones all, como Petrobras de Brasil y
Petroandina? Ambos son temas centrales en el conflicto del tipnis.
Sin duda, una de las salidas claras la constituye la expropiacin
de las grandes tierras en el Oriente para entregarlas a los propios
habitantes de la regin y tambin a los aymaras y quechuas que
ah habitan. Esto no se pudo hacer debido a que de por medio
hubo una negociacin poltica con los grupos de poder; entonces,
al no poder o no querer redistribuir la tierra de manera radical,
se apost y se apuesta por las tierras del tipnis, para distribuirlas
entre los migrantes de los Andes. Y, en lo que respecta al reparto
con las transnacionales del petrleo, mineras y otros, el territorio
es de gran inters para las petroleras mencionadas porque, segn
varios expertos, toda la franja sub-andina tiene riqueza fsil. Ah
est una de las derrotas del proceso de cambio y del truncamiento
del proyecto histrico, porque no apunta al hecho mismo de la
expropiacin de las grandes tierras. Cabe una pregunta central:
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los que mandan no han cambiado en nada, pero los que antes
obedecan ciegamente hoy ya no hacen lo mismo.
De hermano a enemigo
El 30 de septiembre de 2011, el presidente Evo Morales pidi
perdn a los marchistas indgenas originarios por la violenta represin policial en Chaparina, Beni. Un hecho realmente interesante. Sin embargo, esto no parece ser sincero porque hoy igual
se aplica la consulta, se insiste en la construccin de la carretera
por el tipnis y se sigue criminalizando la lucha india. Por qu?
Una constatacin es que el discurso y el poder entendidos
como dominacin tienen dos caras o hasta tres. Una de sus particularidades es que siempre emiten ideas a medias y, por otro lado,
producen un entramado de hechos que oculta la verdad del mismo hecho. Nunca dicen la verdad. Si lo hacen es solamente la verdad del poder. As, la verdad de los desposedos (aunque posean
otro poder) no es verdad. Es falsa. sta es una de las caractersticas
fundamentales del poder de tipo colonial/liberal. Por qu? Porque la lgica interna de este poder se define en y desde la dicotoma que opera con la idea de exclusin, separacin, distincin,
registro, individualizacin. En Bolivia, lo ms grave del gobierno
de Evo Morales y de esta lgica de poder es haber convertido a
sus interpares en el Otro. Es decir, un gobierno llamado de los movimientos sociales ha convertido a los propios movimientos sociales
en su enemigo. Mientras que el verdadero Otro, o el verdadero
enemigo, es convidado para que siga explotando y viviendo de la
renta de sus tierras mal habidas. Por qu hace eso un gobierno
salido de las gigantescas luchas, movilizaciones y levantamientos
sociales indgenas u originario-populares? Esta es la bifurcacin
de la que habla Garca Linera?
Se puede decir que el 25 de septiembre de 2011, con la consulta impuesta, ha cado definitivamente el eufemismo llamado proceso de cambio. Mujeres, nios, hombres indgenas originarios
fueron reprimidos violentamente por la polica en Chaparina-Beni
por orden del gobierno de Morales-Garca, particularmente, hoy
ya se sabe, por orden del ex Ministro de Gobierno, Sacha Llorenti.
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Breves conclusiones
Desde el punto de vista de las luchas sociales indgenas originarias o campesinas y desde la academia, siempre hemos pensado
trastocar el orden social dominante a partir de la visin econmica, pero muy poco se ha planteado hacer una revolucin del poder.
Qu implica hacer revolucin del poder? Es trastocar la lgica y
la forma de razonar el poder, la poltica y las relaciones sociales
de mando y obediencia en tanto experiencia y realidad social. Si
slo planteamos luchar o hacer una revolucin desde abajo sin
trastocar esa lgica, no haremos una revolucin del poder ni una
revolucin social. Si llegamos desde abajo al poder de arriba, estando all, como le ocurre a Evo Morales, reproduciremos la vieja lgica y el sistema de prcticas del poder dominante, aunque
con sus complejidades y diferencias. Eso ocurri con la revolucin
rusa de 1917 cuando, segn Christian Rakovsky (1928), los revolucionarios de ayer pasaron a ser los nuevos dominadores, incluso
en contra de los revolucionarios de a pie.
El poder, en sentido de relacin de mando-obediencia, sin
duda ofrece ventajas y privilegios y los hombres-mujeres siempre
estn tentados a acogerse y a apropiarse de tales ventajas y de los
crecientes privilegios de tipo cultural, econmico y poltico. En
Bolivia pas esto con el Movimiento Nacionalista Revolucionario
(mnr) entre 1952 y 1962; adems de que ellos o ellas venan a la
revolucin a construir una nueva lite mestiza. Tenan claro que
venan a hacer una revolucin liberal y lo liberal es el extraamiento de la sociedad de la poltica y del sistema de gobierno.
Con esto incluso entramos a la ontologa del poder, en el entendido de que se nace con dicha lgica y su sistema de prcticas
de poder como dominacin y se acta con ella, inclusive con un
discurso revolucionario. En el caso del mnr bajo el ideologema
de nacionalismo-revolucionario (n-r) y en el caso del mas y Evo
Morales con lo nacional-indgena (n-i).
Todo esto conduce a un espejismo de la revolucin cuando en
los hechos no hay ninguna revolucin. Es el remozamiento del poder anteriormente cuestionado duramente. Es la regeneracin de
la lgica del poder y de las relaciones sociales en tanto se mantiene
100
Bibliografa
Asamblea Legislativa Plurinacional, 2011, Ley de proteccin del territorio indgena y parque nacional Isiboro-Scure, Proyecto de Ley
075/2011-2012, Bolivia, 11 de octubre.
De Gandia, Enrique, 1935, Historia de Santa Cruz de la Sierra: Una
nueva repblica en sud Amrica, Talleres Grficos Argentinos,
Buenos Aires.
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Organizaciones sociales
de la Amazona antes y despus de Evo
1 Manuel Lima y Jorge Martnez*
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campesinos, proceso que en 1979 desemboc en la fundacin de una estructura sindical independiente, la csutcb [Nota de los editores].
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dios privados que, como parte del proceso de saneamiento, tuvieron acciones de impugnacin por parte de los mismos propietarios privados. Se realizaron peritajes en el campo; pero luego,
aduciendo problemas climticos, se anunci la desaparicin de la
informacin. As se retom el proceso de saneamiento, con muchas observaciones y cuestionamientos por dar ventaja a predios
privados, en los que se aplic la rotacin o prstamos de ganado
para justificar la propiedad del rea detentada.
A finales de 2005, Juan Evo Morales Ayma alcanza su victoria
electoral con 53.7% de los votos. Despus de ms de 50 aos, un
partido poltico alcanza la mayora absoluta en comicios nacionales. Su subida a la primera magistratura tuvo gran aceptacin y
gener un sentimiento de fortalecimiento en las bases campesinas
e indgenas. En gran medida confiaban en obtener respuestas a
sus demandas reivindicativas. Con todo, no es sino hasta 2007 que
con el apoyo de instituciones amigas a las organizaciones sociales se avanz considerablemente con el proceso de saneamiento
de tierras, el cual culmin en 2008 en Pando. Sin embargo, se
han multiplicado de manera exponencial las denuncias en asuntos
agrarios (avasallamientos, invasiones, sobreposiciones, venta ilegal
de parcelas, etctera), forestales (corte ilegal de madera, invasin
a zona castaera comunal, dirigentes comprometidos en la venta
de madera, en desmontes ilegales, desmontes en reas comunales,
devoluciones de madera decomisada, etctera) y por violaciones
de los derechos humanos (atropellos a campesinos por dirigentes
polticos, violencia interna, avasallamientos a las organizaciones
de base, etctera), as como creacin de organizaciones paralelas.
113
114
Por su parte, un segundo contingente de campesinos proveniente de Filadelfia, enterado de la situacin de sus compaeros
que venan de Puerto Rico, decide partir a su encuentro para defenderlos de los agresores. Con esta situacin, mujeres y hombres
tuvieron que dejar su tractor y una camioneta en la carretera para
continuar a pie desde Tres Barracas hacia El Porvenir, trayecto en
el que se suscit la muerte del ingeniero Oshiro, pretexto suficiente
para iniciar las agresiones con armas de fuego en contra de los
campesinos, hiriendo de bala a cuatro compaeros, a tres de ellos
en la cabeza y a uno en la pierna.
Al entrar al poblado de El Porvenir, ya se encontraban atrincherados muchos que eran parte del grupo de choque, as se intensific la persecucin a los campesinos con volquetas del Sedcam y gente armada; aproximadamente a las 9:30 am, llegaron
de Cobija diez movilidades del Sedcam con hombres armados,
sicarios del prefecto Leopoldo Fernndez, quienes distribuyeron
armas al grupo de choque que all se encontraba: poco tiempo
despus empez una nueva balacera con armas de grueso calibre, varios campesinos entre hombres jvenes, ancianos, mujeres,
nias y nios indefensos, ante tal nivel de agresin, desesperados
se lanzaron al ro Tahuamanu, logrando muchos de ellos pasar
para internarse en el bosque, mientras otros fueron acribillados
en el agua; los sicarios8 disparaban desde diferentes ngulos desde
la ribera del ro. Sin embargo, otro grupo de choque, que se encontraba cerca del recinto militar de la Naval, dispar a los que
lograban llegar a la otra banda del ro.
Paralelamente, otros campesinos que huyeron a viviendas privadas buscando socorro y refugio fueron perseguidos por otra
parte del grupo armado; estas personas invadieron los domicilios
privados hasta encontrar a quienes escapaban, acribillndolos de
forma inmediata. Otros ms, desesperados por garantizar su vida
y la de sus pequeos hijos inocentes lograron escapar hacia sus
comunidades, hacia el monte e incluso otros lograron llegar hasta
8 Muchos narcotraficantes armados peruanos y brasileos tenan la misin de
cerrar las calles; aliados a la Prefectura hirieron a los campesinos como parte
del grupo de choque.
115
involucran la eleccin directa de las autoridades por los ciudadanos, y recibirn del Estado competencias ejecutivas, atribuciones
normativas, administrativas y los recursos econmicos necesarios
para su funcionamiento. Dentro de la autonoma originaria indgena campesina, las autoridades sern elegidas de acuerdo a los
usos y costumbres que proponen en cada territorio.
Es verdad que la Ley Fundamental contiene normas que se
adelantan a los hechos, como que la mxima extensin de la propiedad agraria en Bolivia, por mandato constitucional, no debe
ser mayor de 5 000 hectreas, lo cual no quiere decir que dejaron
de existir predios agroganaderos mayores en extensin a ese tamao. Esa realidad no invalida la nueva cpe, ni en su forma, ni
en su contenido. Ms bien, indica que la norma esencial citada es
a la vez un programa de accin gubernamental, operacin que
se espera que constituya un avance en el camino de consolidar la
organizacin del Estado plurinacional. No se prevn cambios a
corto plazo en el modelo de desarrollo productivo; la produccin
contina siendo capitalista, atrasada y dependiente. Pero estn
presentes las propuestas para vivir bien del gobierno, las que si se
ejecutan reforzarn las reformas avanzadas.
Pero pasa el tiempo, y los pueblos indgenas y campesinos an
esperan del gobierno de Evo Morales la implementacin de acciones que respondan a todas sus reivindicaciones, al amparo de
la nueva cpe surgida de la Asamblea Constituyente Plurinacional, la cual pretende superar la exclusin y cerrar la brecha con
la redistribucin justa de las riquezas. Pues el Estado reconoce 36
nacionalidades, y los indgenas tienen el reto de consolidar sus territorios, pero an la fundacin de la Bolivia Plurinacional no se
concreta y es sobredimensionada por una parte de los bolivianos.
Para el Estado plurinacional, la comunidad indgena campesina es el sujeto principal de la revolucin democrtica cultural;
sin embargo, la economa individual prima sobre la economa colectiva. El Estado afirma que para demostrar en la prctica que
lo colectivo es mejor que lo individual se necesita tiempo. Mientras
tanto, tenemos que impulsar el fortalecimiento econmico desde el
Estado para generar excedentes que nos permitan apoyar a la produccin comunitaria. En cambio, la Empresa Boliviana de la Al117
mendra (eba)9 perjudica a las organizaciones econmicas campesinas en la comercializacin de la castaa y otros productos, ya que
monopoliza el rubro y asume un rol de revendedor a los privados.
El reconocimiento de la Amazona en la nueva cpe ha sido
bien acogido desde las organizaciones campesinas e indgenas; sin
embargo, an no hay avances, slo debates y discusiones sobre
propuestas de polticas relacionadas con el cuidado, la conservacin, el reparo y la preservacin de la regin, contemplando
bsicamente su capacidad y fragilidad. No es suficiente, evidentemente, porque no hay voluntad para implementar un modelo
de desarrollo adecuado a la regin, ya que el Estado como tal
impulsa polticas que ponen en riesgo su equilibrio y su sostenibilidad. El gobierno de Bolivia, interesado en explotar los recursos
naturales de la Amazona (castaa, madera, oro, goma y otros
productos) promueve abiertamente la construccin de corredores
carreteros, hidroelctricas y grandes plataformas exportadoras de
energa contemplados en la Iniciativa para la Integracin de la Infraestructura Regional Suramericana (iirsa), la columna vertebral
del libre comercio neoliberal en Sudamrica. El gobierno boliviano y Yacimientos Petrolferos Fiscales Bolivianos10 (ypfb) pusieron
a disposicin de empresas brasileas, en particular de Petrobras,
reas de exploracin hidrocarburferas. En la etapa posneoliberal,
el Estado boliviano se endeud con el brasileo Banco Nacional
de Desarrollo Econmico y Social (bndes) para construir megainfraestructuras hidroelctricas, subordinadas a las necesidades del
capital brasilero, sin la consulta previa a la poblacin amaznica,
as como sin la mnima consideracin de los impactos socioambientales. El gobierno pretende desarrollar dudosos patrones econmicos, vulnerando los derechos reconocidos en la normativa
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internacional, as como en la cpe, manteniendo el patrn econmico tradicional de los gobiernos derechistas como exportadores de bienes primarios, aumentando los ingresos estatales, para
consolidar el capitalismo andino y avanzar hacia el socialismo
comunitario en varias dcadas o quizs siglos.
Se habla de la unidad de los bolivianos para impulsar los cambios, pero no es ms que la aplicacin de un modelo etnocentrista occidental. Los trabajadores amaznicos no pueden unirse
con el latifundismo improductivo, precisamente por los intereses
opuestos e irreconciliables, realidad que an lastima debido a los
problemas por resolver. Sin embargo, s creemos en una unidad
ampliada con los pueblos campesinos e indgenas de las tierras
bajas y altas. Quiz esa unidad popular, nacional, consiga alianzas
con aquellos empresarios que consigan realizar sus intereses sin
lesionar los intereses del pueblo, aunque sean pocos.
Esto refleja el fracaso de la organizacin, y esto demuestra inters personal y no los derechos que rezan en la cpe. Y el derecho a la
consulta, todo lo que se logr en base a la lucha campesina indgena, as como el reconocimiento del Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo (oit), dnde est? La organizacin
campesina tiene una crisis muy seria, ya que el momento propicio
de construccin de un pas democrtico, con base en la solidaridad
y la reciprocidad, no se est cumpliendo, por la no identificacin
con la regin.
Pensamos que todo tiene sentido porque el Estado est siendo
administrado por la derecha. Eso lo hemos visto desde 2006, con
todas las polticas hasta la fecha: cuando se dijo nacionalizamos
los hidrocarburos, qu pas? Asimismo, qu pas con las empresas del Estado?, qu pas con la eba? Se ha destruido a las
Organizaciones Econmicas Campesinas Agropecuarias, y fortalecido a los de siempre.
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ministerio y despus de que cada cosa es aprobada, nosotros tenemos que cumplir esa decisin, est bien o est mal hecha la ley.
Para nosotros es triste venir a hablar de estos temas. Hablamos
de una propuesta que nace en el movimiento indgena y que aparenta ser acogida por el actual presidente de la Repblica, pero
slo para engaar a los pueblos originarios y a las organizaciones
sociales. En el fondo, la Revolucin Ciudadana lo que ha hecho es
que contine la gran noche neoliberal y que los poderes econmicos del pas y de las empresas transnacionales continen rifndose
la soberana de la nacin y los territorios indgenas. Cabe destacar,
de todas maneras, que el movimiento indgena plantea que hay
logros que se pueden llegar a alcanzar. No hay que quedarse callado. Planteamos la reagrupacin con otros sectores sociales, de
masas comunales, barrios y tambin de organizaciones indgenas
a nivel de las tres regiones sierra, costa y selva para exigir con
movilizaciones lo que ya est dicho en la Constitucin. Tambin
mantenemos nuestra propuesta original de cambio verdadero en
el pas y la aplicacin transversal del Estado plurinacional hacia los
pueblos indgenas y hacia la sociedad civil.
Resumiendo para finalizar, en los actuales momentos no creemos que habr cambios. La ruta de la Alianza Pas es derechista, es neoliberal. La propuesta original del movimiento indgena
nacida en la dcada de 1990 est marginada y la protesta social
es criminalizada. Frente a eso la lucha contina y las esperanzas
siguen. La construccin de un verdadero Estado plurinacional se
lograr desde las masas sociales, las organizaciones indgenas, los
sindicatos y quienes estamos y pensamos en un pas distinto, en
un pas plural, en un pas que respete la diversidad cultural, la diversidad de pensamiento y que respete los derechos colectivos de
los pueblos y naciones originarias. Creo que con esto resumo todo
lo que est pasando en Ecuador, las esperanzas se han puesto en
el movimiento indgena. An seguimos siendo esperanza. Pero no
queremos seguir siendo un movimiento que slo saque a presidentes, queremos plantear nuestra propuesta de un verdadero cambio
hacia la nacin y hacia Latinoamrica y eso es el Sumaj Kausay y el
Estado plurinacional.
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los impuestos. Por otro lado, tambin estn los prstamos de China, Japn, etctera.
Pero cul es el destino de los prstamos, de la inversin de
japoneses y de chinos? Es el petrleo, el cobre, el oro y el agua. De
manera que la Pachamama, la Madre Tierra no existe, solamente
existen los recursos naturales.
Cuando hemos hecho la guerra contra nuestros hermanos peruanos en la Cordillera del Cndor, hemos sabido que en ese territorio, en la Paquisha, existen varias minas de cobre, de estao, y
ahora esos lugares estn concesionados a las empresas japonesas,
a las empresas estadounidenses, canadienses, brasileas, a las empresas explotadoras de minas. Pero esos lugares son territorios de
nuestros hermanos indgenas.
En Ecuador somos pocos en comparacin con ustedes, somos
14 nacionalidades y 18 pueblos que estn en esos lugares defendiendo su vida, su tierra, su pan del da. Pero este gobierno con
sus empresas extranjeras presiona para que esas tierras pasen a
ser del Estado ecuatoriano. Esa es la intencin del programa de
Socio Bosque, de Socio Pramos, de Socio Selva, del negocio del
carbn.
Nosotros, despus de 1990, con los gobiernos de la derecha
hemos peleado, hemos derramado nuestra sangre y hemos conseguido cosas muy interesantes en el pas. La exigencia de que
ese sistema colonialista, esa estructura del Estado colonial debe
cambiar, debe ser de todos. Un pas de todos, de hombres, de mujeres, de indgenas, de afros, de todos; esa fue nuestra exigencia.
En 2008, cambiamos la Constitucin, y dijimos que este Estado
no es el nico, no es unitario, no es individual, no es personal,
sino que es colectivo, hemos dicho que ese Estado es plural. Por
eso hemos dicho Estado plurinacional, donde participan todas las
nacionalidades y los pueblos. De manera que debe implementarse
con la participacin de pueblos y de nacionalidades, es decir, aplicar nuestros pensamientos. Pero eso es lo que no les gusta, no les
parece, no les importa, no les interesa.
En Ecuador hay cinco poderes. Todos estn controlados, y la
bronca nuestra es que queremos participar en esos cinco poderes.
Ustedes dirn, pero estos indios parecen oportunistas, aprove132
d la gana dice el gobierno. Pero esto de las consultas comunitarias es una cosa nueva que estamos difundiendo entre otros
sectores, y vamos a seguir haciendo estas consultas comunitarias.
La consulta comunitaria donde nosotros tenemos que tomar decisiones sobre nuestras tierras, nuestros territorios, nuestro sistema
de organizacin, nuestra identidad, nuestro modelo econmico,
nuestra vida. Y esto queremos hacer en todas partes del pas, para
que en el conjunto tomemos la decisin de que el Estado ecuatoriano se convierta en un verdadero Estado plurinacional. Esto es
casi inalcanzable, pero es posible. Si es que no lo peleamos por
ah, no hay otra salida. Y por otro lado estamos convencidos de
que tenemos mucho que hacer para generar la conciencia. Y si
no tomamos conciencia entre todos, somos nosotros mismos corresponsables de acabar con el planeta, con este mundo, con esta
tierra, con estos seres humanos.
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La riqueza minera
es la pobreza de las comunidades
Magdiel Carrin*
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decisin tomada: la autodeterminacin de cada una de las comunidades, pueblos y organizaciones aymaras, quechuas y mestizas,
es decir, aquellas en que ya desapareci su lengua materna.
La implementacin del modelo neoliberal requiri la liberalizacin de los marcos normativos para flexibilizar las reglas de
operacin y facilitar la ejecucin de proyectos de explotacin de
recursos naturales; a esto se sum el incremento de precios a mediados de la dcada de 1990, lo que estimul el crecimiento de
las inversiones mineras en Per. La entrega de concesiones ha ido
comprometiendo territorios comunales y de pueblos originarios
de manera creciente. A partir de la dcada de 1990, los minerales aumentaron de precio a nivel mundial y en Per, que es un
pas muy rico en minerales, el gobierno de Fujimori cambi la
Constitucin y la adecu al objetivo de entregar los territorios comunales, los territorios ancestrales y los territorios de los pueblos
indgenas. Sin previa consulta se dictaron decretos que afectaban
a los pueblos. Hasta 2009 se haban entregado 18 millones de hectreas en concesiones mineras, que representan 14% del territorio
nacional. El Estado peruano, a pesar de haber sido parte y de
haber suscrito el Convenio 169 de la oit, entreg derechos y concesiones de exploracin y explotacin sin respetar el derecho a la
consulta libre, previa e informada de las comunidades, amparndose en la supuesta promocin del desarrollo. El Estado abandon
su papel de fiscalizador e intervino a favor de la implementacin
de los proyectos mineros y petroleros. Firma acuerdos comerciales
con Estados Unidos, Canad, la Unin Europea, China y Chile a
espaldas de los pueblos, en especial de los comuneros, pese a que
ser el sector ms afectado con su implementacin.
Se modific el marco legal nacional para adecuarlo a los Tratados de Libre Comercio (tlc), a la promulgacin de los decretos
legislativos que buscan despojar de sus tierras a las comunidades
y facilitar su entrega a las grandes empresas trasnacionales. La
Constitucin de 1993 se dise a favor de las trasnacionales para
entregar los pueblos y las comunidades, ms que todo los territorios
ancestrales, donde se practicaba la relacin hombre naturaleza.
138
En la protesta social de los ltimos 20 aos, junto a la conciliacin de la economa de mercado, se ha configurado un ncleo dirigente empresarial alrededor de la Sociedad Nacional de Minera,
Petrleo y Energa (snmpe), con un peso creciente en las decisiones
de las polticas pblicas en el pas. No es casual por ello el crecimiento de los conflictos socioambientales y la protesta social, ante
un Estado que responde nicamente a los intereses de las grandes
inversiones trasnacionales: un grupo de mineros y petroleros, que
desde diferentes pases llegan a Per, y sus socios nacionales. Los
conflictos sociales en Per han ido creciendo, y los conflictos socioambientales son ya 48% de ellos, que incluyen a empresas tanto
mineras como petroleras y tambin a hidroelctricas.
Las respuestas de las empresas mineras a los conflictos con las
comunidades en resistencia son de diversos tipos. Campaas de
intimidacin y difamacin en los medios de comunicacin pagadas por las empresas. Las autoridades nacionales tambin estn
haciendo esta intimidacin. El reglaje y seguimiento a los dirigentes defensores del medio ambiente y la paramilitarizacin de los
conflictos. Como en todos los pases, por lo visto, donde hay una
resistencia o un conflicto social, la polica y los militares van a defender a las empresas, principalmente donde stas tienen ya una
concesin o campamentos, donde ya estn extrayendo mineral.
Generacin de organizaciones paralelas para el enfrentamiento y
la llamada autorregulacin (responsabilidad social y ambiental).
As, la criminalizacin de la protesta y el incremento de denuncias contra dirigentes y representantes de diversas organizaciones
sociales y organizaciones no gubernamentales (ong), acusndolas
de delitos a veces graves. Se reprimen las manifestaciones con el
pretexto de falta de autorizacin para su realizacin, cuando la
Constitucin Poltica no exige la autorizacin para reuniones pblicas, sino slo la comunicacin de las mismas a las autoridades, lo
cual se cumple normalmente. La polica detiene a muchas personas que participan en las protestas, pese a que en muchos casos no
se les han encontrado objetos contundentes para ejercer violencia.
As, la criminalizacin de la protesta en Per se expresa en
muchas medidas: la represin a los dirigentes, la violacin de derechos fundamentales (libertad de expresin, libertad de reunin
139
Regin Cajamarca. Varios fuimos perseguidos, acusados de terrorismo en aquellos tiempos; sobre todo dirigentes, tambin alcaldes, ong y personas que apoyaron.
Un caso emblemtico en esta lucha fue el Paro Amaznico
de 2009 que comenz el 9 de abril y termin el 17 de junio; en
ese paro las comunidades nativas bloquearon ros y ocuparon carreteras y estaciones petrolferas; el Estado peruano no demostr una disposicin de dilogo a pesar de que los reclamos eran
justos, reconocidos tanto por la Defensora del Pueblo como por
una comisin multisectorial del Congreso. Queriendo terminar el
paro, el Estado envi un fuerte contingente de policas a Bagua
para desalojar la carretera. Ya no era la represin de una protesta
sino un enfrentamiento ms grande, como si fuera un conflicto
armado. El desalojo violento iniciado por el gobierno cobr vidas
de muchos compaeros amaznicos; an no est claro cuntos,
pero se estima que fueron entre 30 y 150, incluyendo policas. El
gobierno finalmente reconoci su mal manejo de la situacin y la
falta de consulta a las comunidades. Sin embargo, el gobierno todava no ha retirado las denuncias contra lderes de la Asociacin
Intertnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), como Alberto Pizango, que estuvo asilado en Nicaragua, Teresita Tatasu,
Marcial Mundarra, Servando Puertas y Sal Puertas, por la comisin de supuestos delitos de motn, sedicin y apologa del delito en agravio del Estado. Actualmente son perseguidos sin existir
ninguna prueba en contra de ellos.
queremos dejar sealado que el nuevo gobierno inici con la discusin nacional sobre la Ley de Consulta. Esta Ley de Consulta es
un paso que todos saludamos porque los pueblos indgenas van a
tener un espacio de respeto a sus derechos.
Pero si vemos la ley, en el Artculo 6 dice que tiene que ser
identificado como una etnia, una cultura y comprobar que l mismo se reconoce como pueblo indgena. Pero con los cambios a la
Constitucin de 1993, las comunidades andinas no son reconocidas como tales.2 Otro punto es el Artculo 15, donde dice que si las
dos partes, la comunidad y la empresa, no se ponen de acuerdo, es
el Estado quien tomar la decisin, respetando el derecho de los
pueblos. Pero ah hay una doble jugada que la vemos muy preocupante. Porque en la segunda disposicin complementaria, dice
que la norma vale desde que es promulgada y lo de atrs ya no
cuenta y los conflictos sociales que existen en Per y todo lo que
est pasando, vienen desde el pasado: hablamos del baguazo es
decir, del conflicto de Bagua, de Majas, hablamos del moquehuazo
el conflicto de Moquehua en Puno, de los aymaras y tambin
de los quechuas, del conflicto de Tingo Mara, o el de Arequipa.
Hablamos de todas las concesiones que ya se dieron y que van a
crecer si las concesiones no son revisadas y no es implementada la
consulta de una forma que pueda resolver tales conflictos.
El caso de Tacna, que ha reanudado su paro indefinido, es una
protesta por la consulta y no se va a revisar ninguno de los proyectos mineros. Por eso nosotros en la propuesta que estamos haciendo al nuevo gobierno de Per, creemos que en la implementacin
de la Ley de Consulta tenemos que ser parte de la toma de decisiones y en la reglamentacin donde se incluyan los derechos de
los pueblos. Que quede bien clara y definida nuestra participacin
y nuestros derechos y que sea una consulta vinculante, eso es lo
2 Se reconoce el derecho de consulta a los pueblos indgenas, pero como desde
la reforma agraria de 1969 las comunidades andinas dejaron de autoidentificarse como indgenas y fueron reconocidas como comunidades campesinas por el Estado, ahora tienen que demostrar que son indgenas porque
jurdicamente no existen como tales. Vase texto de Fabiola Escrzaga en
Volumen ii [Nota de los editores].
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3Miguel Palacn*
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La caoi es parte de este proceso, tenemos tambin nuestros congresos organizativos. Este ao ser el tercero para cambiar nuestras
autoridades, y cambiar la estrategia en adelante. Ecuador Runakunapak Rikcharimuy, Confederacin de Pueblos de la Nacionalidad
Quichua del Ecuador (Ecuarunari), presidido por Delfn Tenesaca,
es parte de la caoi, lo mismo el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyu (Conamaq) de Bolivia, la Confederacin Nacional de Comunidades del Per Afectadas por la Minera (Conacami)
de Per, la Organizacin Nacional Indgena de Colombia (onic),
asimismo la Identidad Lafkenche de Chile y la Organizacin de
Nacionalidades y Pueblos Indgenas de Argentina (onpia).
Nuestros principios bsicos son la relacionalidad: que todo el
mundo est relacionado lo uno con lo otro. Nada existe ni persiste
fuera de l, todos estn en un punto de convivencia los unos con
los otros.
La complementariedad: todo lo que existe coexiste. Nada existe separado, todo tiene su complemento, del da es la noche, del
dulce el amargo, del alto el bajo, del gordo el flaco, de la hembra
el macho. Esa es parte de la complementariedad que practicamos
en nuestros pueblos.
La dualidad: todos en el mundo andino nos desarrollamos
dualmente, en pareja. Por eso nuestros pueblos estn divididos en
dos o en cuatro, en varios pueblos, etctera, basado en la concepcin de la Chacana.1
La reciprocidad: tan venida a menos, hoy es un pensamiento
modelo que todos buscamos. La solidaridad y la reciprocidad es
un pensamiento tan antiguo, pero tan moderno, y sa es nuestra
prctica de todos los das.
Estamos trabajando por la reconstitucin, junto con las otras
organizaciones para trabajar por el bien vivir, allin kawsay o sumak kamaa en aymara, para reconstituir la armona en nuestros
pueblos. Desarrollamos alianzas con otros movimientos en lucha,
los movimientos sociales, sindicales, campesinos, movimientos de
jvenes, ambientalistas, etctera.
1 Cruz cuadrada andina que mantiene simetra vertical y horizontal y se suele
diferenciar de la cruz desigual del conquistador.
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samente por eso. Porque en los Andes, territorios que nunca han
sido mineros hoy son mineros o estn en proceso de implementar
explotaciones mineras. Y la minera es un monstruo que depreda
el medio ambiente, que divide a las organizaciones, que corrompe
dirigentes. Y el llamado desarrollo no llega. Los polticos hacen
creer que si maana llega una inversin de 2 000 millones de dlares a una regin, eso nos deja. Pero esos 2 000 millones salen al
da siguiente, porque la tecnologa que usan es extranjera y slo
utilizan un poco mano de obra. Las inversiones se dan, pero las
cifras estn infladas.
Regiones que eran pobres hoy son mucho ms pobres con la
minera, como es el caso de Cajamarca. En estos das, fue muy difundida la noticia de las movilizaciones contra la Mina Conga, en
el contexto del nuevo gobierno de Ollanta Humala. Lo que ocurre
es que Newmont, la segunda empresa minera de oro en el mundo,
est operando hace tres aos en Cajamarca y ha destruido ms de
43 000 hectreas de cerros. Destruyen cerros y construyen otros,
porque extraen el mineral por procesos de lixiviacin, que es lavar
toda la tierra para sacar el oro. Su nuevo proyecto a quince aos y
ms, provocara la destruccin de una cabecera de cuenca y de varias lagunas, porque debajo de las lagunas encontraron oro, y quieren construir una laguna artificial. El Estado defiende el proyecto
de la empresa trasnacional frente a la movilizacin de los pueblos
indgenas que rechazamos el saqueo, la depredacin y la contaminacin de la madre naturaleza, la prdida del equilibrio, de la
convivencia con la madre naturaleza, de convivir contigo mismo.
Adems, otros son los que trabajan all, no hay empleo para los
comuneros, no hay empleo para las mujeres, slo para jvenes y
slo temporal y precariamente.
Los conflictos sociales por el tema minero social se han incrementado en Per. A diciembre de 2011 haba 223 conflictos, de
los cuales, ms de 50% son conflictos socioambientales, precisamente por el tema de la minera. La razn de los conflictos es la
disputa por los recursos, principalmente por el agua, es el agua
que la minera usa en grandes cantidades y contamina lo que est
en riesgo, en detrimento de la actividad agrcola y pecuaria, y de
la sobrevivencia de la poblacin.
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Chile Colombia
Colombia, Minga de los Pueblos.
Conciencia, resistencia y Plan de Vida.
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Emmanuel Rozental*
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buros (gas natural). Ya sabamos que 70% del Cauca haba sido
entregado para la explotacin de minerales y que por ese territorio atraviesan varias vas de la iirsa.2 Pero esto es nuevo. Explica
Camilo en qu parte del Cauca se van a realizar estos proyectos
extractivos, dnde se han hecho las concesiones, y a qu intereses
y empresas. Se trata de un consorcio chino-canadiense. En todo el
territorio ocupado por la concesin se vienen cometiendo desde
hace por lo menos 15 aos, toda clase de masacres y acciones
terroristas que generaron y an generan ahora, desplazamientos
forzados de la poblacin. Pone en evidencia (reiterada) que, cuando se anuncian pblicamente los hallazgos de un recurso que va
a ser explotado, queda expuesto el hecho atroz de que all se han
cometido ya, de manera anticipada, masacres, explicadas como
narcotrfico, terrorismo, guerra contra la insurgencia. El hecho
es que la poblacin que viva en esas tierras objeto de concesiones
para proyectos extractivos, ha sido desplazada.
El segundo artculo, de Molano, se refiere a Campo Rubiales (Molano, 2011), la mayor explotacin petrolera que existe en
Colombia hoy y que est ubicada en el extremo opuesto del pas,
en los Llanos Orientales, cerca de Venezuela. En este momento
hay una movilizacin y protesta de los trabajadores exigiendo que
les mejoren sus condiciones laborales. Alfredo Molano describe
estas condiciones laborales y dice lo siguiente: hace seis aos, ir a
Puerto Lleras exiga atravesar trochas, no haba ni siquiera carreteras. Se pasaba por fincas de campesinos e indgenas y por tierras
remotas y poblaciones abandonadas a su suerte y trabajo. Hoy en
da, hay una moderna autopista de varias calzadas y mucho trfico. Ninguno de los dueos anteriores de esas tierras permanece
all y con recursos pblicos se ha construido no solamente esa va
de penetracin sobre estas tierras sino, la concesin petrolera ms
grande en suelo colombiano. Se calcula que aproximadamen2 Proyecto inicialmente impulsado por transnacionales y el gobierno de Estados Unidos y ahora con predominancia de transnacionales y del gobierno de
Brasil. Est construyendo megaproyectos de infraestructura para interconectar todo el continente en la perspectiva de dar acceso a las transnacionales a
la riqueza natural y a los mercados del continente.
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sealar que ellos cometan estas atrocidades con el propsito explcito de generar terror. Luego de la salida despavorida de las
vctimas, llegaba el Ministro de Agricultura y con ttulos falsos
entregaba esos territorios despejados a fuerza de terror a grandes
proyectos del agronegocio, de explotacin minera, etctera. En
unos pases se trata de soja o caa de azcar, plantos diversos
para extraer etanol o biodiesel, turismo, petrleo y gas o diversos
minerales. Detrs de la masacre viene la legalizacin de tierras
obtenidas por la va del terror. Traduzco en palabras de Hctor
Mondragn: En Colombia no hay desplazamiento porque hay
guerra. Hay guerra para que haya desplazamiento (Mondragn,
2007). El resultado de estos negocios es, segn lo describe Ivn
Cepeda, una concentracin de gente despojada en condiciones
de hambre, de miseria y de miedo en un pueblito llamado Mara
la Baja, esperando a que alguien los compense por las masacres
cometidas en su contra mientras sus tierras han pasado a manos
de grandes terratenientes o de empresarios.
Haciendo una composicin de estos tres artculos publicados
en los ltimos dos das, lo que resulta son campos de trabajo.
Emprendimientos de explotacin inclemente de trabajadores por
parte del gran agronegocio, de la minera, de todos los megaproyectos del neoextractivismo para cuyo beneficio se hace la guerra
contra el narcotrfico o contra el terrorismo. No es que no existan narcotrfico y terrorismo. Sino que ambos son aprovechados
y promovidos estratgicamente por el capital trasnacional para
despojar territorios y acceder a bienes comunes, tierras y recursos.
Recuerdo ac una frase del Comandante del Comando Sur
de los Estados Unidos (Ussouthcom), de 2001, al responder por
los intereses de seguridad nacional para Estados Unidos en relacin con Amrica Latina ante el Congreso de ese pas. Levant la
mano y sealando cada uno de sus dedos enumer: agua, oxgeno,
petrleo y energa, biodiversidad y minera. Est claro. Necesitan
para su Seguridad Nacional territorios donde existan bienes comunes y estas riquezas. Necesitan despojarlos de los estorbos que
son quienes viven en ellos. La Seguridad de Estados Unidos son
los intereses econmicos privados a los que sirve a costa del abuso
y del despojo de sus moradores.
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Vida
en Riesgo
Resistencias
Tejido de Autonomas
Plan
de
vida
Tener
para ser
Capital
Transnacional
Proyecto
de
muerte
Genocidio por
acumulacin
Movimientos
indgenas y
populares
Riqueza: naturaleza
y trabajo. Mercanca
Cerco
por riquezas
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5 lvaro Uribe: Colombia es un pas que apenas tena, hace cinco aos, el
13% del territorio con exploracin para hidrocarburos y minera. Al final de
nuestro gobierno aspiramos dejar entre un 40% y un 50% en ese camino. La
inversin canadiense es fundamental (El Tiempo, Noviembre 21 de 2008).
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175
176
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177
Situacin histrica y
contempornea del Ngulumapu 1
Pablo Marimn Quemenado*
179
sez de tierras, que los insert en los medios y subculturas asalariadas de las urbes. La escolarizacin evangelizadora y laica que
prescindi, invisibiliz o persigui aquellos rasgos culturales que
chocaban con el arquetipo oficial. Todo lo anterior redund en
una identidad que si bien se conserva, tambin ha mutado de lo
propio a lo hbrido y hasta a la negacin de s mismo.
Tanto en lo jurdico como en lo poltico la constante ha sido la
negacin: se dividieron las comunidades aunque para stas era ms
urgente ampliar la cabida de tierras que obtener un ttulo individual. Se fue beneficiario de la Reforma Agraria slo cuando sta
comprendi por la presin y la movilizacin consecuente que
no poda entregar la tierra mapuche a inquilinos de otra etnia. Por
ltimo, la dictadura militar de tendencia ultraliberal neg la diferencia sociocultural e impuso un estatus de supuesta igualdad ante
la ley, que bien aprovecharon otros para quedarse con la propiedad
indgena que ahora no contaba con limitaciones o restricciones
para adquirirla.
La actualidad de las relaciones intertnicas, es decir, considerando la ltima coyuntura de importancia no superada por otra,
se funda bajo la dictadura militar, especialmente con la adopcin
de un modelo econmico neoliberal, el cual ha seguido reproducindose sin alteraciones bajo los gobiernos democrticos posteriores. Entre sus caractersticas tenemos la divisin forzada de las
tierras en un contexto de contrarreforma agraria por medio del
cual se revocan los procedimientos llevados a favor de las comunidades, devolvindose la tierra recuperada a sus antiguos ocupantes, castigando y reprimiendo a la dirigencia.
Tambin forman parte de la actualidad las definiciones econmicas
inconsultas, que crean una serie de conflictos con el gran capital
(transnacional) que impulsa las plantaciones forestales, las madereras y celulosas; las centrales hidroelctricas y las geotrmicas.
Asimismo, con las mineras, las salmoneras, los parques nacionales
y los basurales.2 Todo esto, que puede ser visto desde la perspecti2 Mapuexpress.net y azkintuwe.org son dos web mapuche que desde hace doce
aos se han encargado de sacar a la luz pblica este tipo de conflictos, algunos de larga data. Por su parte, el socilogo Tito Tricot, en su libro La
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186
187
Segunda parte
Tierra, territorio,
Introduccin
Como en muchos pases de Amrica Latina, en Bolivia la cuestin
agraria es un campo de tensiones irresueltas y de luchas cclicas,
existente desde antes de la conformacin de los Estados-nacin.
Los problemas ligados al control, la propiedad y la explotacin de
la tierra han sido los motores y las banderas de la mayora de las
grandes movilizaciones sociales, as como los movimientos sociales han sido histricamente los articuladores de estas luchas. La
relacin entre cuestin agraria y organizaciones sociales cuenta con una
larga trayectoria y con un patrn fundamentado en el conflicto
que, no raras veces, ha acabado en violencia y muerte.
En las dos principales tradiciones que articularon histricamente la lucha poltica y las identidades rurales y corporativas de
un lado el indianismo/ indigenismo y, del otro lado, el sindicalismo la cuestin de la regulacin y tenencia de la tierra ha estado
en el centro de sus reivindicaciones. En los tres momentos revolucionarios claves de la historia boliviana el comienzo de la poca
republicana con las movilizaciones de los caciques apoderados, la
revolucin nacionalista de 1952 y la llegada al poder por medio
de la eleccin del Presidente Evo Morales la cuestin agraria ha
sido una parte importante de la agenda social y poltica (Hylton y
Thomson, 2007:7).
*1 Sociloga italiana, Investigadora asociada en el Sheffield Institute for Development Studies (siid), Universidad de Sheffield, Reino Unido.
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tar el proceso de saneamiento,2 la distribucin de entre dos y cuatro millones y medio de hectreas de tierras fiscales a pueblos y
comunidades indgenas originario-campesinas y la recuperacin
estatal de las tierras que no cumplen una funcin econmico-social
(fes) (Deheza, 2007: 49). El diseo normativo para acompaar
esta tercera etapa de la Reforma Agraria se completa con otros
dos instrumentos legales: la Ley 3545 de Reconduccin Comunitaria (11/2006) y la nueva Constitucin Poltica del Estado (cpe),
aprobada mediante referndum en enero de 2009. La primera establece un proceso de saneamiento de tierras ms rpido y flexible
y ratifica la reversin de las tierras que no cumplen la fes con base
en la definicin aclarada por la misma ley.
Por otro lado, la histrica querella territorial boliviana fue el nervio del debate en el proceso constituyente. En particular, se llegan a
constitucionalizar algunos principios como la exigencia del cumplimiento de la fes y la reversin y la expropiacin como mecanismos
de lucha contra la concentracin de tierras. Adems, el Artculo 398
determina el lmite de extensin de la propiedad agraria individual
a 5 000 hectreas para las propiedades que se creen en el futuro
(Fundacin Tierra, 2009a: 96). Asimismo, se define la Autonoma
Indgena Originario Campesina (aioc),3 que consiste en el autogobierno como ejercicio de libre determinacin de las naciones y los
pueblos indgena-originario-campesinos, cuya poblacin comparte
territorio, cultura, historia, lenguas y organizacin o instituciones
jurdicas, polticas, sociales y econmicas propias (Art. 289).4
2 De acuerdo con lo establecido por la Ley inra, el saneamiento es el procedimiento tcnico jurdico transitorio destinado a regularizar y perfeccionar
el derecho de propiedad agraria y se ejecuta de oficio o a pedido de parte
(art. 64) (cedib, 2008: 34).
3 Este concepto est sustentado en el Artculo 2 del texto constitucional que
introduce la idea de libre determinacin para los pueblos indgenas originarios campesinos.
4 La idea de tierra enfatiza una dimensin socioeconmica y se refiere principalmente al sistema bioproductivo terrestre, que comprende el suelo, la
vegetacin, otros componentes de la biota y los procesos ecolgicos e hidrolgicos que se desarrollan dentro del sistema, de la misma manera que los
minerales metlicos y no metlicos que se encuentran en su interior o en su
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6 Segn datos del inra (2006), en Bolivia 91% de la tierra est en manos de grandes latifundistas mientras que 71% de la poblacin cuenta con 9% de la tierra.
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pero a un nivel y de una magnitud que podran volverse inmanejables para el gobierno.
En los ltimos cinco aos, el conflicto entre indgenas y campesinos se ha ido complicando, en parte como consecuencia de la poltica agraria boliviana implementada desde 1996. La Ley inra se
aprueba, por un lado, con el rechazo del sector campesino y, por
el otro, gracias a una marcha de los indgenas de tierras bajas. Los
campesinos no se involucraron mucho en el debate y acabaron
rechazando la propuesta. En cambio, el sector indgena estaba satisfecho porque la ley reconoca, por primera vez, a las tco y reaccion con un enfoque pragmtico y propositivo. La csutcb instruy a sus bases para que ningn funcionario o tcnico del inra se
presentara a las comunidades, as que las reas bajo su control no
vieron iniciar sus procesos de saneamiento durante varios aos.14
sta fue una de las razones, junto con la disponibilidad de financiamiento proveniente de la cooperacin internacional y la relativa facilidad procedimental y conveniencia poltica, por la que
el saneamiento comenz en las tierras bajas. En otras palabras,
mirando la historia corta de la Reforma Agraria, las organizaciones
indgenas son las que por varias razones, resultan favorecidas.
Al mismo tiempo, despus de quince aos, la csutcb ve que el
proceso en su sector no ha avanzado de manera significativa y est
ahora reclamando que se atiendan sus demandas:
Nosotros queremos que exista una poltica real de distribucin de tierra. Que las tierras fiscales se distribuyan para
aquellos que estn viviendo el surcofundio, necesitan tierra
para vivir, para producir [...] Una cosa es dotacin de tierra
y otra cosa es que ahorita los afiliados de la csutcb no tienen
saneadas sus tierras. No est atendido el sector campesino.15
14 Entrevista al Director de la Fundacin Tierra, La Paz, 26 julio 2010.
15 Entrevista al Secretario de Tierra y Territorio de la csutcb, cit.
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Con el argumento de que tienen iguales derechos que los originarios, a principios de julio de 2010 los campesinos decidieron promover un nuevo proceso de distribucin de tierras, que
afectara los territorios donde hoy habitan los indgenas, lo que
amenaza con una nueva friccin entre ambos sectores. La csutcb
elabor un Proyecto de Ley y lanz el tema al debate pblico
coincidiendo con el desarrollo de la Marcha de la cidob, en contra
de la cual se pronunciaron y movilizaron el sector sindical y cocalero, acusando a los indgenas de conspirar en contra del proceso
de cambio (La Razn, 5.7.2010a). La Secretaria Ejecutiva de la
Confederacin de Mujeres Campesinas Indgenas Originarias de
Bolivia Bartolina Sisa, Leonilda Zurita, declar a su organizacin
en estado de emergencia debido a las acciones de los indgenas:
No puede ser que las tierras fiscales se queden en las manos de
los indgenas, tambin estamos nosotros como mujeres campesinas. La tierra hay que repartirla equitativamente para todos []
(La Razn, 2010).
Este episodio pone de manifiesto las tensiones latentes entre
estos sectores sociales y evidencia algunos factores de riesgo que
deberan activar los sensores de la alerta temprana en temas de
conflicto social. Como advierte el analista Carlos Cordero Carafa:
Una posible ruptura entre el sector campesino y el sector indgena le quitara al mas la razonable gobernabilidad [...] luego le
generara al pas inestabilidad poltica y finalmente se convertiran
tanto los movimientos campesinos como los pueblos originarios
en actores polticos que pueden generar un permanente escenario
de conflicto (La Razn, 2010).
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Por un lado, la cidob y, ms recientemente, el Conamaq reivindican la titulacin colectiva de sus territorios y la tutela de sus
derechos colectivos. Estas demandas se arraigan en un fuerte discurso tnico-identitario que nace de un proceso de recuperacin
y revitalizacin cultural: Los originarios quieren la titulacin del
territorio para gestionar directamente los recursos naturales y restaurar nuestro territorio y la vida colectiva. Todos tenemos nuestras funciones que cumplir en el marco de nuestros principios de
rotacin, complementariedad, reciprocidad en nuestros ayllus.16
Por otro lado, los campesinos afiliados a la csutcb, estn a favor de una titulacin individual y, en algunos casos, comunitaria
de la tierra, pero se oponen a las tco por considerarlas una forma injusta e irracional de manejar la tierra. Con una analoga de
mucha fuerza evocativa, definen a las tco como nuevos latifundios.17 Si bien la Confederacin nace a finales de los setenta, con
un discurso fuertemente influenciado por el movimiento indianista-katarista y con unos rasgos de reivindicacin tnico-identitaria
principalmente de las naciones originarias del Altiplano (aymara
y quechua), en esta fase ese tipo de retrica ya no es central. Lo
que prevalece es un retorno al discurso clasista que pone su nfasis
en el modo de produccin, en este caso como campesinado, pero
a travs de una narrativa meta-tnica que vincula la identidad con
la sangre y con un cierto primordialismo originario:
[...] la sangre y el apellido que corre por la sangre de cada
uno que vivimos en el sector de csutcb es campesino, antes
que indgena. [...] las fundaciones, ong le han puesto este
apellido de indgenas, les han convencido psicolgicamente y ellos ahora se declaran indgenas. Antes, en la poca
del Tawantinsuyu-Qollasuyu eran campesinos. Por qu
son campesinos? [...] Porque vivimos en lugares dispersos
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Conclusin
Los conflictos entre movimientos indgenas y campesinos evidencian algunos nudos crticos todava irresueltos de la cuestin agraria boliviana: las fallas en el proceso de saneamiento de tierras,
el mal manejo institucional, las distorsiones exgenas, las contradicciones jurdico-normativas, la tierra como bien en eterna disputa y la radicalidad del corporativismo. Un elemento que hace
que estas tensiones permanezcan, es el balance entre capitales de
poder de las dos partes. Por un lado, la organizacin campesina
cuenta con una mayor cantidad de poblacin y se apoya en una
estructura sindical slida que ha regulado la vida poltico-corporativa por ms de medio siglo. Por otro lado, las organizaciones
indgenas han sido fortalecidas gracias a un proceso ms reciente
y estimulado, financiera e ideolgicamente, por la cooperacin
internacional, a la vez que han contado con el respaldo del primer
gobierno de Evo Morales, por lo menos en la cuestin agraria.
A partir del segundo mandato, la posicin del gobierno en estos temas se ha vuelto ms ambigua, quizs por una polarizacin
interna de las opiniones que lleva a una inmovilidad e incapacidad de manejar estos conflictos. Una corriente apuesta por la
titulacin comunitaria y colectiva de la tierra, considerndola una
salida para todos los pueblos indgenas, mientras otro sector cree
que la salida es anular estos ttulos colectivos para redistribuir esta
tierra entre toda la poblacin, no slo indgena originaria, sino
tambin campesina. El gobierno se encuentra en una posicin difcil porque la salida constitucional de compromiso que unificaba
las bases bajo la idea trinitaria de indgena originario campesino se
ha revelado inconsistente en la prctica, renegada por los movimientos sociales y desacreditada por el mismo ejecutivo.
208
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Ramn Pajuelo*
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y otro tipo de actividades econmicas anexas (incluyendo al sector de servicios), que han generado el famoso milagro peruano,
un neoliberalismo exitoso en sus propios trminos. Un milagro
econmico en trminos neoliberales y en el marco del discurso
internacional que es en realidad la expresin de una hegemona
social y poltica implementada desde el Estado a travs de un gobierno dictatorial.
Con el colapso del rgimen de Fujimori desde 2000, asistimos
a una reforma democrtica. En realidad, podramos hablar de
una transicin democrtica aunque no fue acompaada de una
transformacin del modelo vigente. Por el contrario, los siguientes
regmenes democrticos elegidos a travs de elecciones (especialmente los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan Garca Prez,
incluyendo el interinato de Valentn Paniagua), fueron gobiernos
que llevaron a cabo algn tipo de democratizacin del sistema,
pero dejando vigente el pacto neoliberal impuesto hegemnicamente en Per.
De este modo, Per se convirti en un pas sin organizaciones sociales ni populares, sin capacidad de articulacin ni accin
poltica, sin partidos polticos populares, sin izquierda poltica organizada (aunque con una largusima tradicin de izquierda reconocible desde la influencia de Maritegui en adelante), que tuvo
adems, una guerra justamente desencadenada por uno de los
partidos con mayor cultura poltica de izquierda de la regin.3 Por
cierto, en el contexto de esta misma transicin democrtica, comienza a cambiar el estado de las cosas. El propio clima democrtico genera una situacin ms permisible al surgimiento de nuevas
demandas, nuevas reivindicaciones y cierta rearticulacin social
y poltica, pero en un contexto en el cual todava permanecen
hoy la absoluta desarticulacin social, la falta de organizaciones
nacionales, la falta de partidos polticos de proyeccin nacional y
sobre todo, de movimientos sociales articulados y con capacidad
de presin y de movilizacin a escala nacional.
Sin embargo, y a pesar de todo lo anterior, desde 2000, surgen
especialmente los conflictos por recursos naturales, por la defensa
3 El Partido Comunista del Per-Sendero Luminoso [Nota de los editores].
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Bouysse-Cassagne (1987) seran: chichas, quillacas, caracaras, carangas, chuis, soras, charcas, pacajes, collas, lupacas, canas y canchis, entre otros; con su organizacin de verticalidad en mitades:
jurinsaya y janansaya y con un sistema de gobierno dual. Hoy los
aymaras de Per, estn ubicados territorialmente en las regiones
de Puno, Moquegua y Tacna; en el caso de Puno, estn en las
provincias aymaras de Huancan, Moho, Puno, El Collao, Chucuito y Yunguyo. Asimismo, a ellos, hay que agregar a los aymaras
migrantes asentados en las ciudades de Lima, Cusco, Arequipa e
interior del pas.
En Bolivia (departamentos de La Paz y Oruro, entre otros), en
el norte de Chile y en Argentina, existen comunidades aymaras
que habitan y luchan por la identidad aymara. Muchos de ellos
hoy se han agrupado en organizaciones aymaras y grupos de rescate de su identidad. En el caso de los aymaras de Chile se encuentra el Consejo Nacional Aymara (cna), organizaciones como
Pacha Aru, Aymar Marka. En Bolivia, estn varias organizaciones;
mencionamos las ms representativas: Consejo Nacional de Ayllus
y Markas del Qullasuyu (Conamaq), la Confederacin Sindical
nica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb), que agrupa a todas las organizaciones campesinas de Bolivia, entre ellas a
los aymaras. En Argentina ha surgido recientemente la Organizacin Nacional de Pueblos Indgenas de Argentina (onpia), los
aymaras de Jujuy y Salta son parte de ella. En el caso peruano,
estn la Unin de Comunidades Aymaras (unca) y las Multicomunales Aymaras, organizacin de mujeres y jvenes. Recientemente,
a raz de las concesiones mineras en territorio aymara ha surgido
primero el Comit de Lucha de la Zona Sur (clzs), cuyo centro
de accin son bsicamente los distritos aymaras de la provincia de
Puno; segundo, el Frente de Defensa de los Recursos Naturales de
la Zona Sur (fdrnzs), que surgi a consecuencia de la implementacin del proyecto minero Santa Ana en Huacullani, actualmente
su foco de accin se centra en los distritos fronterizos con Bolivia,
de la provincia de Chucuito; finalmente la Organizacin de Bases
Aymaras, Amazonenses y Quechuas (obaaq), es una agrupacin
que acta a nivel de los migrantes aymaras, bsicamente en Lima.
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propuso la visibilizacin del pueblo aymara como sujeto de derechos. Varios de los programas trabajados e implementados son
sobre la agenda aymara: la creacin de la Universidad Intercultural Aymara, por una educacin intra e intercultural, pluralismo
jurdico y justicia intercultural comunitaria, salud intercultural y
saberes colectivos, desarrollo con identidad, el buen vivir (Suma
Qamaa) y la formacin de tcnicos y especialistas con la visin
de la identidad aymara. La propuesta de la ley aymara (kamachinakasa), es producto de la socializacin del Convenio 169 de la
oit, que se trabaj y se difundi entre las organizaciones bases
de unca. Asimismo, la afirmacin cultural y los derechos indgenas, la lecto-escritura del aymara, medio ambiente y cuidado de la
madre naturaleza, son los ejes pilares que unca viene trabajando
e impulsando desde la opcin del dilogo crtico e interparadigamtico.
Dichos antecedentes muestran que el pueblo aymara histricamente ha sido protagonista de su propio proceso. Primero, no
se someti al Imperio incaico y tampoco la Conquista espaola
pudo destruirlo del todo. Con la emergencia de la Repblica peruana, qued dividido; pas a depender de las polticas indigenistas asimilacionistas y soport todo un conjunto de procesos de
reformas de tierras, procesos de ruralizacin y de historias de abusos por parte de los terratenientes. El caso emblemtico e histrico
que tiene antecedentes muy peculiares es la rebelin de Wancho
Lima, ocurrida en Huancan en 1920. All, los aymaras queran
fundar la capital de la repblica aymara, para as consolidar la
llamada Nacin aymara, lo cual no es nuevo. Casi similares levantamientos ocurridos entre los aymaras de Bolivia, buscaron la
consolidacin de la nacionalidad aymara, una propuesta de reconstituirla a pesar de estar divididos por fronteras. Estos dos ltimos acontecimientos, aunque no fueron reivindicativos, encierran
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sidad andina o traspaso de mando comunal. Todos obedecan a una consigna concreta: hacer conocer que no retrocederan en la demanda antiminera. el mitin se extendi
hasta las 10:00 p.m., y nadie se retir. Se quedaron en la
plaza a pesar del fro que alcanz los cinco grados bajo
cero. Nunca antes los puneos ni el Per haban visto una
situacin similar. Al da siguiente [como refuerzo] llegaron
ms de siete mil hombres y mujeres aymaras de la zona sur
de Puno; como nunca, eran los jvenes quienes vivaban a
la huelga. Por lo general, los aymaras prefieren que sean
los adultos quienes vayan adelante. Este cambio de actitud
hizo pensar a los observadores que la huelga haba tomado
otro giro (Ayala, 2011: 27).
Posteriormente, se sucederan las reuniones y las negociaciones
con la comisin de alto nivel, primero en Puno y despus en Lima.
Es en este marco que la presencia meditica de Walter Aduviri se
visibiliza en uno de los canales de televisin (Panamrica Televisin, al haber aceptado la entrevista con Beto Ortiz uno de los
principales presentadores de esa emisora sobre el tema aymara).
Con la presencia meditica de Walter Aduviri se podra decir que
se comienza a hablar sobre los aymaras y su forma de vida en el
Per oficial distante, mientras los otros opinan que los aymaras
son radicales, tercos y que deberan aceptar la minera que
les traera mayores beneficios. Pero ello no les desanim la lucha,
sino que mantuvieron el objetivo de la cancelacin definitiva de
las concesiones mineras.
Se podra esquematizar la cronologa de la protesta, pero slo
sealo algunos hechos e hitos relevantes en el proceso de la lucha
aymara de 2011:
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Los pobladores de la zona de Huacullani, han dado testimonio de que hacia 2004, una seorita iba a hablarles y
a establecer grupos de trabajo en artesana, incluso deca
que se podra hacer producir mejor la chacra con abonos
y asistencia. Tom muchas fotos y tambin de los cerros,
ella nunca habl de la mina. Se supo despus, cuando los
agentes de la mina se reunieron con algunos representantes de Huacullani para instalar un campamento minero.
En 2004, se gestion la concesin de 1 000 hectreas en la
Zona de Reserva Aymara Lupaka, a cargo de Jenny Karina Villavicencio Gardini como representante de la Bear
Creek Mining Company. La zona queda en Huacullani,
identificada como Karina, Karina 2, Karina 3, nombres
utilizados para las zonas de exploracin de plata ubicadas
en las quebradas de Viscachani quchu, Sacasani, Ancorane, Huajrant y otras zonas.
La promulgacin del Decreto Supremo N 083-2007-em,
emitido el 29 de noviembre de 2007, el cual declara de necesidad pblica a favor de la empresa Bear Creek Mining
Company sucursal de Per; decreto inconstitucional como
se ha sealado.
En los aos previos a la conformacin del fdrnzs, sucedi
la toma del campamento de Santa Ana, donde estuvieron
muchas comunidades aymaras provenientes de Kelluyo,
Pizacoma, Pomata, Zepita, entre otros, dirigidos por el
Comit de Lucha Regional y los dirigentes locales, hasta
esa fecha no haba ni exista el fdrnzs. Los informes y las
luchas los diriga el clzs.
El informe del Estudio de Impacto Ambiental, que en febrero del 2011 realiz el proyecto minero Santa Ana, no
logr convencer a la mayora y gener desconcierto y descontento; luego, en Yorohoco (Huacullani) se conform el
fdrnzs, liderado por Walter Aduviri, quien fue acompaado por varios dirigentes y tenientes gobernadores (jilaqatas)
para lograr que el proyecto minero Santa Ana se retirara,
puesto que traera mayores problemas ambientales.
Un hecho que reforz el rechazo a la minera, fue el viaje a
Canad (Toronto) del Presidente Regional de Puno, Mauricio Rodrguez, para participar en un evento: la Convencin de la Asociacin de Prospectores y Desarrolladores
Mineros del 6 al 9 de marzo. A su retorno asumi una
postura pro minera aunque, cuando era candidato al gobierno, asumi la postura de rechazo a la minera. Dichas
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Y lo ms sorprendente es que siguen hacindolo: siguen teniendo valor, coraje y amor por su tierra, su modo de vida comunal y por sus muertos. Hoy, las y los comuneros de Ostula siguen
sembrando y pescando. Siguen teniendo sus fiestas comunitarias,
siguen disfrutando la vida como buenos costeos a pesar de estar
rodeados de caciques, narcos, soldados y paramilitares. La comunidad sigue firme en la defensa de sus derechos, de sus tierras
y territorio, as como en la defensa de su gente. A tres aos de
haber recuperado ms de mil hectreas de su territorio ancestral,
en posesin de supuestos pequeos propietarios durante 45 aos,
la comunidad de Ostula sigue resistiendo el despojo capitalista
narcoparamilitarizado.
Lo que pretendemos en estas pginas es describir la magnitud
de la lucha y la resistencia de la comunidad de Ostula, ponindola
en perspectiva respecto al actual movimiento indgena en Mxico,
a las luchas del Mxico de abajo y de todo el continente americano. Explicar por qu la resistencia ante el despojo y la lucha por
recuperar la soberana social y la autonoma de una comunidad
integrante del pueblo nahua del occidente de Mxico, ha trascendido el mbito local y regional para convertirse en un referente
de lucha para todos los pueblos en Mxico y el continente. Espero que este anlisis contribuya a comprender las razones de la
magnitud y la vileza de la violencia contra los miembros de esta
comunidad. Una violencia que ha buscado, sin lograrlo, socavar
su histrico espritu combativo, su amor por su tierra y su modo
de vida comunal. En este texto se busca explicar el contexto de
esta lucha. Lucha que fue presentada por el hermano Pedro Leyva y que ustedes pueden seguir profundizando en el texto que se
incluye en esta publicacin.
240
mente el destino de sus vidas y para ejercer dichas decisiones sobre un territorio soberano. Los pueblos originarios del continente
americano que participaron en el Primer Encuentro de Pueblos
Indgenas de Amrica ratificaron este derecho histrico, tal y como
se puede ver en el primer punto del Pronunciamiento de Vcam:
Manifestamos nuestro derecho histrico a la libre determinacin como pueblos, naciones y tribus originarios de este
continente, respetando las diferentes formas que para el
ejercicio de sta decidan nuestros pueblos, segn su origen,
historia y aspiraciones.2
Las diferentes formas a las que hace alusin la cita anterior son
la independencia y la autonoma. La primera se ejerce a travs de
la Constitucin en trminos sociales y no solamente jurdicos, en un
Estado libre y soberano en el que cada pueblo ejerce sus derechos a
travs de las instituciones que ellos mismos construyen. La segunda
es ejercida dentro de un Estado nacional libre y soberano.3
Dichas definiciones fueron sealadas en las participaciones de
los delegados de los pueblos, naciones y tribus en dicho evento,4
quienes manifestaron las dos posturas que se sostienen entre los
pueblos del Continente, reflejo de la historia de colonizacin de
cada pueblo. Por un lado, los espaoles pretendieron asimilar a
los pueblos;5 mientras que los ingleses y portugueses pretendieron
2 Vase la Declaracin de Vcam del Primer Encuentro de Pueblos Indgenas de Amrica, convocada por el ezln, el Congreso Nacional Indgena (cni)
y la Tribu Yaqui, la cual fue realizada en el Territorio de la Tribu Yaqui de
Vcam, en Sonora, Mxico del 11 al 14 de octubre de 2007.
3 Libre y soberano va entrecomillado en tanto lo consideramos un mito liberal
en el que la soberana efectiva la tiene el capital. Por eso se habla de recuperar y fortalecer la soberana social.
4 Se pueden revisar tanto las relatoras del encuentro, como la memoria interactiva realizada por Multimedia i en formato cd-Rom.
5 Y posteriormente los liberales pretendieron mexicanizar, des-indianizar
o colonizar mental y espiritualmente a los pueblos originarios con la idea
del mestizo. Lo ms grave no es slo el exterminio cultural y la negacin del
otro, sino la idea de mestizo en trminos de raza y no de cultura, como lo
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242
1. Servir y no servirse
2. Construir y no destruir
3. Obedecer y no mandar
4. Proponer y no imponer
5. Convencer y no vencer
6. Bajar y no subir
7. Enlazar y no aislar7
Estos principios han guiado la lucha por la autonoma y se
ven reflejados en los cuatro Congresos Nacionales as como en las
reuniones regionales, los talleres y asambleas nacionales.
En este marco, la autonoma es definida y planteada claramente desde 1996 hasta hoy, tal y como lo seal el i cni, el cual
deline un programa de lucha muy puntual que se ha ido adaptando al contexto particular de cada momento histrico del pas,
pero que, en trminos generales, sigue vigente hasta el da de hoy:
Que estamos levantados. Andamos en pie de lucha. Venimos decididos a todo, hasta la muerte. Pero no traemos
tambores de guerra sino banderas de paz. Queremos hermanarnos con todos los hombres y mujeres que al reconocernos, reconocen su propia raz.
Que no cederemos nuestra autonoma. Al defenderla defenderemos la de todos los barrios, todos los pueblos, todos
los grupos y comunidades que quieren tambin, como nosotros, la libertad de decidir su propio destino, y con ellos
haremos el pas que no ha podido alcanzar su grandeza. El
pas que un pequeo grupo voraz sigue hundiendo en la
ignominia, la miseria y la violencia.
Que por todo esto,
Exigimos:
Primero: el reconocimiento jurdico constitucional de nuestra existencia plena como pueblos y de nuestro inalienable
derecho a la libre determinacin, expresado en la autonoma en el marco del Estado mexicano.
7 Ibidem. Considerando Quinto.
243
Segundo: el reconocimiento constitucional de nuestros territorios y tierras ancestrales que representan la totalidad
de nuestro hbitat en donde reproducimos nuestra existencia material y espiritual como pueblos.
Tercero: el reconocimiento de nuestros sistemas normativos
indgenas en la construccin de un rgimen jurdicamente
pluralista que armonice las diversas concepciones y prcticas de regulacin del orden social que conforman la sociedad mexicana.
Cuarto: el reconocimiento de nuestras diferencias y nuestra
capacidad para gobernarnos con una visin propia en que
la autonoma y la democracia se expresan como poder del
pueblo.
Quinto: en general, el reconocimiento de todos nuestros
derechos sociales, polticos y culturales para la afirmacin,
florecimiento y perduracin de nuestras comunidades y
pueblos.
Sexto: el cumplimiento inmediato y completo de los Acuerdos de la Mesa 1 sobre Derechos y Cultura Indgena del
Dilogo de San Andrs Sakamchen de los Pobres, Chiapas, que constituye un primer paso ya conquistado por los
pueblos indgenas, as como los acuerdos de este Congreso
y la inmediata constitucin de la Comisin de Verificacin
y Seguimiento.
Sptimo: la desmilitarizacin de las zonas indgenas del
pas, el cese al hostigamiento a organizaciones indgenas y
sociales y a sus dirigentes, la liberacin de los presos polticos y de los indgenas injustamente detenidos, y en particular, de los presuntos zapatistas presos.8
Por cierto, vale aclarar que el iv Congreso Nacional Indgena
marc un parteaguas respecto a la demanda que se defenda desde la realizacin del primer Congreso: el reconocimiento consti8 Declaracin Nunca ms un Mxico sin nosotros del Primer cni realizado
en la Ciudad de Mxico del 8 al 11 de octubre de 1996, que cont con la
participacin de la Comandanta Ramona del ezln.
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tucional de los derechos y de la cultura indgena a travs del cumplimiento de los Acuerdos de San Andrs y la aplicacin de la Ley
Cocopa.9,10 Esta demanda pretenda construir una nueva relacin
entre el Estado y los pueblos indgenas pero fue brutalmente frustrada tras la traicin del Estado mexicano en 2001, como explica
la Declaracin de Ndonhuani por la Autonoma en los Hechos y
la Resistencia Indgena:
Desde la traicin de los tres poderes de la Unin en 2001,
cuando el Estado mexicano decidi no reconocer los derechos de los pueblos indios, comprendimos que estbamos
solos y que tenamos que ejercer nuestros propios derechos
y nuestra autonoma en los hechos.
Haciendo eco de los acuerdos tomados en Nuro en el iii
Congreso Nacional Indgena, comenzamos la regionalizacin de la casa de todos.
No todas las regiones pudieron hacerlo.
La guerra de exterminio planteada contra los pueblos y comunidades, fragment a pueblos y comunidades y la represin y la cooptacin desarticularon muchos espacios.
Sin embargo, no nos pudieron exterminar. Nos han golpeado pero aqu estamos, aqu seguimos. Aqu nos reunimos y
juntamos las palabras y las historias de muchos para gritarle al poder, a las empresas, a la clase poltica que no nos van
a vencer. Nuestra luz est viva.
Hoy entendemos que de todos los rincones del pas nuestro
corazn late y que desde San Pedro Atlapulco, en este iv
Congreso Nacional Indgena reprobamos con toda nuestra energa y nuestra rabia la represin, el asesinato y el
9 Traduccin jurdica de los Acuerdos de San Andrs avalada por el ezln y el cni.
10 El 1 de marzo de 1995, de manera conjunta con la Comisin Legislativa
de Dilogo y Conciliacin en el estado de Chiapas, el Ejecutivo Federal suscribi la iniciativa deLey para el Dilogo, la Conciliacin y la Paz Digna en
Chiapas, la cual fue enviada el 6 de marzo al Congreso de la Unin para su
discusin. Aprobada por unanimidad, esta ley entr en vigor el 11 de marzo
de 1995, y mediante ella se cre la Comisin de Concordia y Pacificacin
(Cocopa) [Nota de los editores].
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ra Las Encinas, en el mismo municipio de Aquila donde se localiza la comunidad de Ostula, propiedad exclusiva de Ternium-Hylsa.14 Desde hace dcadas, estas mineras pretenden entrar en la
comunidad de Ostula, lo que ha sido rechazado tajantemente por
la asamblea general de comuneros.
Asimismo, en dicho litoral el gobierno del estado de Michoacn, junto con el federal y la iniciativa privada, han diseado un
plan turstico de gran magnitud: el Plan Regional para el Desarrollo Turstico Integral de la Costa de Michoacn, que pretende
generar un boom inmobiliario a lo largo de toda la costa del estado,
proyectando crear cerca de 3 000 cuartos en condominios, hoteles y fraccionamientos residenciales (Fonatur, 2006). El proyecto
hasta la fecha cuenta con una inversin total de 2 564 millones de
pesos,15 de los cuales 66% son aportados por la iniciativa privada,
6% por parte del gobierno federal, 13% por el gobierno del estado
y 5% por los municipios involucrados. El plan ha sido totalmente
rechazado por las tres comunidades, las cuales nunca fueron consultadas para su diseo y ejecucin.16 Segn el apartado de debilidades del Resumen Ejecutivo presentado a empresarios nacionales
e internacionales en 2006, la tenencia de la tierra y la estructura
comunal, as como los procesos de toma de decisiones lentos en
las comunidades nahuas y el bajo nivel educativo general, desalientan la inversin, siendo los principales obstculos para la puesta
en marcha del proyecto y para la inversin en la zona (Fonatur,
2006).
Sobre las tierras y territorios comunales pasa la Carretera Federal 200, utilizada por el crimen organizado para el trasiego de
droga, armas y delincuentes. Un territorio que ha servido no slo
italo-argentina Ternium-Hylsa. Se trata de la mina de hierro ms grande
de Amrica Latina, produciendo 70% del hierro de Mxico y 40% del de
Amrica Latina.
14 Ternium-Hylsa, duea de la planta peletizadora localizada en el puerto de
Manzanillo.
15 Aproximadamente de 97 millones de dlares [Nota de los editores].
16 Len Gonzles, Galdys, Listo el plan de desarrollo turstico de la costa de
Michoacn para los prximos 20 aos, en La Jornada Michoacn, 24 de diciembre de 2007.
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de refugio a grandes capos de la droga,17 sino tambin de escondite para los cadveres de las vctimas. De este modo, cuando la
comunidad de Ostula, el 29 de junio de 2009 recuper el territorio ancestral del paraje de La Canaguancera y comenz a fundar
el nuevo pueblo de San Diego Xayakalan, encontr cuatro aparentes fosas que por su forma y caractersticas podran contener
restos humanos.18 En resumen, nos encontramos frente a tres
proyectos del capital que beneficiarn a los mismos sujetos: el gobierno, la iniciativa privada, los caciques y el crimen organizado.
El despojo y la resistencia
La comunidad, a travs de su mxima autoridad que es la asamblea general de comuneros y comuneras, ha rechazado todo intento de mercantilizacin y destruccin de sus tierras y territorio.
La primera forma que busc el gobierno para mercantilizar
y despojar las tierras comunales fue mediante la implementacin
del Programa de Certificacin de Derechos Ejidales y Titulacin de Solares (Procede), que se cre tras la reforma al Artculo
27 constitucional, la derogacin de la Ley Federal de Reforma
Agraria (que estableca el carcter inalienable, imprescriptible e
inembargable de las tierras de inters social, es decir, de los ejidos y las comunidades) y la creacin de la nueva Ley Agraria en
1992, durante el gobierno de Salinas de Gortari. La comunidad
rechaz todo el procedimiento no slo por principios y por conocimiento de las consecuencias derivadas de su implementacin,
sino porque adems, la comunidad argument que, tal como su
nombre lo indica, el programa estaba diseado para ejidos y no
para comunidades indgenas. El gobierno respondi inventando
algo que no tiene sustento legal, que no existe jurdicamente en
ninguna ley o programa de gobierno: el Programa de Certificacin en Comunidades (Procecom), el mismo proyecto de despojo
17 El Mxico Narco, segunda parte. Revista Proceso, nmero 25, edicin especial. Julio de 2009.
18 Comunicado del 9 de agosto de 2009 de la Comisin por la Defensa de los
Bienes Comunales de la Comunidad de Santa Mara Ostula.
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249
20 Tanto Coire como Pmaro aceptaron el Procede que el gobierno les impuso
a travs de engaos. Y en el caso de Pmaro, cuando la comunidad revis los
nuevos planos diseados tras este programa, se percat de que su lindero ya
no colindaba con la costa y el Ocano Pacfico, sino con la Carretera Federal
200, lo que implica que jurdicamente esas tierras ya no son de su propiedad.
Es en esta comunidad donde se encuentra la playa Maruata, una playa hermosa y reconocida ampliamente por turistas nacionales e internacionales.
250
Damos a conocer que actualmente nuestros pueblos somos vctimas de despojos violentos de nuestros territorios
y recursos naturales, en donde se ha asesinado, desaparecido y encarcelado a cientos de hermanas y hermanos in-
21 San Diego Xayakalan, en honor al profesor Diego. Xayakalan significa en lengua nahua el lugar de los danzantes con mscaras.
22 Manifiesto de Ostula del 14 de junio de 2009. Comunidad de Santa Mara
Ostula, Municipio de Aquila en la costa nahua de Michoacn. Documento
firmado por nueve comunidades del pueblo nahua; siete del pueblo purpecha; cuatro del pueblo wirrrika (huichol); cuatro del pueblo rarmuri, as
como por comunidades del pueblo ahuh (otom), binniz (zapoteco del
istmo), coca, tseltal, y u sabi (mixteco).
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frontaciones que han permitido a los malos gobiernos facilitar la represin, el asesinato y la crcel.
Hemos agotado todas las vas legales y jurdicas para la
defensa y reconocimiento de nuestras tierras y territorios
y slo hemos recibido negativas, moratorias, amenazas y
represin por parte del Estado, como es el caso de esta
comunidad de Santa Mara Ostula. El camino que sigue
es continuar ejerciendo nuestro derecho histrico a la Autonoma y libre determinacin. Insistimos en que la tierra,
que es nuestra madre, no se vende, con la vida se defiende.
Exigimos el respeto a los acuerdos y decisin asumidos por
las hermanas y hermanos, comuneras y comuneros indgenas de la comunidad nahua de Ostula, aprobados en
su asamblea general, que han acordado la recuperacin
por la va de los hechos de las tierras que les pertenecen.
Responsabilizamos a los malos gobiernos federal y estatal
de cualquier accin represiva que se ejerza en contra de
nuestras hermanas y hermanos indgenas nahuas de Ostula. Exhortamos a todas y todos los pueblos, naciones y
tribus participantes en nuestro Congreso Nacional Indgena y adherentes a La Otra Campaa, a estar alertas y en
permanente comunicacin.
253
realizar la defensa de su vida, de su seguridad, de sus libertades y derechos fundamentales y de su cultura y territorios.
Segundo. Que de conformidad con lo que dispone el Convenio 169 de la oit Sobre pueblos indgenas y tribales en
pases independientes, nuestros pueblos tienen, en el marco
de sus derechos a la libre determinacin y autonoma, el derecho de organizar su autodefensa del modo que consideren
conveniente en tanto no atente contra el respeto de los derechos humanos; por lo que la creacin, en el marco de nuestra
cultura y organizacin tradicional, de policas comunitarias,
guardias comunales u otras formas organizativas comunales
para la autodefensa indgena, son legales, legtimas y, sobre
todo, necesarias frente a la profunda corrupcin y descomposicin de las instancias encargadas de impartir justicia.
Tercero. En consecuencia denunciamos y repudiamos
cualquier acto gubernamental para desacreditar e impedir
nuestro legtimo derecho a la defensa de nuestra existencia, de nuestra seguridad, de nuestras libertades y derechos
fundamentales y de nuestra cultura y territorios. Asimismo
manifestamos que cualesquiera accin gubernamental tendiente a criminalizar nuestra organizacin para la autodefensa no tiene mayor fin que facilitar la represin y la destruccin en contra de nuestros pueblos.
Cuarto. Llamamos a los pueblos, tribus y naciones indgenas del pas, as como a la sociedad civil nacional e internacional y a los organismos defensores de los derechos humanos, a estar atentos ante cualquier acto gubernamental de
represin y desmantelamiento de nuestras formas organizativas para nuestra defensa.
Llamamos a los pueblos, tribus y naciones indgenas del
pas, as como a la sociedad civil nacional e internacional
y a los organismos defensores de los derechos humanos a
impedir la aniquilacin fsica y cultural de nuestros pueblos
y a frenar la guerra de exterminio neoliberal.23
23 Pronunciamiento sobre el Derecho a la Autodefensa Indgena del 14 de junio de 2009,
Comunidad de Santa Mara Ostula, Municipio de Aquila en la costa nahua
254
Para ese entonces, la comunidad ya haba nombrado a sus policas y guardias comunales. La polica tiene la funcin de cuidar
el orden y la seguridad en cada localidad y es nombrada por las
asambleas de cada encargatura. Estos nombramientos son ratificados por la asamblea general. Los integrantes de la guardia comunal son nombrados por la asamblea general y tienen la misin
de defender y proteger los bienes comunales, es decir: los derechos
de la comunidad, la integridad de sus miembros y del territorio
comunal. Tanto la polica como la guardia comunal eran instituciones comunitarias muy antiguas que funcionaron hasta 1989,
cuando el municipio de Aquila las prohibi.
El 29 de junio de 2009, quince das despus de la asamblea del
cni, cuando la comunidad recuper sus tierras, tanto la guardia
como la polica comunitaria tuvieron un papel central. Ese da,
ms de mil comuneros y comuneras entraron de manera pacfica
a lo que hoy es Xayakalan. Pocos minutos despus, un comando
paramilitar fuertemente armado, financiado por los supuestos pequeos propietarios y los ricos ganaderos de La Placita, comenz
a atacar con armas de grueso calibre. La gente se tir al suelo
y se resguard. Fue en ese momento que la polica y la guardia
comenzaron la defensa y pudieron repeler el ataque. Esta accin
salv centenares de vidas de la comunidad y permiti la recuperacin de su territorio ancestral.
En ese momento, la comunidad entr en alerta y comenz a
cerrar todos los accesos al pueblo. Con el apoyo de las policas comunitarias de Coire y Pmaro, hermanos de otras comunidades
indgenas del pas que participaban en el cni y junto con adherentes de La Otra Campaa, comenzaron la defensa de la comunidad ante las constantes amenazas y hostigamiento de los caciques
de La Placita. En ese momento, los integrantes de la comunidad
de Ostula ratificaron algo que ya saban: sus verdaderos aliados y
amigos, los nicos que los apoyaron en los tiempos ms difciles,
fueron y son las otras comunidades y las personas que luchan contra el capitalismo.
de Michoacn.
255
Ms violencia
Desde el 29 de junio de 2009, todas las relaciones de poder de
la costa nahua de Michoacn cambian y se ven afectadas por la
accin de la comunidad de Ostula. Lo que confirma que la tierra
es una relacin social, como lo es el capital, slo que la tierra construye relaciones sociales armnicas y justas si est bajo el resguardo de un modo de vida comunal, ya que si est en manos de particulares, construye relaciones sociales de dominacin y permite
la hegemona de la reproduccin del capital. Sin ahondar ms en
esto, que es muy amplio, profundo e importante, quisiera destacar
que la tierra no slo es la base material de la reproduccin social,
sino que es el corazn de la vida social. Por eso para los pueblos
indgenas, la tierra es sagrada.
La propiedad privada es el corazn del capitalismo y es el motor de las relaciones sociales de dominacin que reproducen el patrn de reproduccin y acumulacin de capital. Al momento que
se ataca este motor, todas las relaciones sociales de dominacin
del capitalismo entran en crisis, razn por la que se busca acabar
con quien atente contra la propiedad privada.24
24 La llamada acumulacin originaria es el origen del capitalismo y la llamada
subsuncin formal es el inicio de la expansin capitalista. En territorios indgenas, la mercantilizacin y la privatizacin de las tierras comunales son la
semilla de la propiedad privada, que junto con el despojo y la violencia que
lo acompaa, son el inicio de la reproduccin de las relaciones sociales del
256
Desde el 29 de junio de 2009 han sido asesinados 30 comuneros de Ostula y han sido desaparecidos cinco de sus integrantes.
Slo entre el 15 de agosto y el 18 de septiembre del 2009 fueron asesinados seis comuneros de Ostula, sin que hasta el da de
hoy existan averiguaciones sobre sus asesinatos. Sus nombres son:
Simn Pineda Verda y su hijo del mismo nombre (15 de agosto);
Quintn Regis Valds (11 de septiembre); Erick Nemesio Domnguez (15 de septiembre); Froyln Medina lvarez y Demetrio Olivero lvarez (18 de septiembre).
Los comuneros Javier Martnez Robles y Gerardo Vera Orcino
fueron levantados el 23 de febrero de 2010 a las 3:30 de la tarde, a plena luz del da en un restaurante del centro del municipio
de Aquila tras salir de una reunin del Cabildo Municipal. El comunero Javier en ese momento era regidor del municipio y lder
en la comunidad de Ostula.
Francisco De Ass Manuel, Pancho como se le conoca en la
comunidad, presidente de los Bienes Comunales de Ostula, encabez la recuperacin de las tierras el 29 de junio de 2009 y
fue quien reorganiz la polica y la guardia comunal. Pancho fue
levantado por sujetos fuertemente armados la noche del 20 de
abril de 2010 en su casa de la encargatura de Palma Sola.
Estos eventos sucedieron a menos de siete kilmetros del campamento retn que la Marina Armada de Mxico coloc entre
la encargatura de Xayakalan y el poblado de La Placita, supuestamente para evitar enfrentamientos entre estas dos poblaciones
en conflicto y para evitar cualquier acto de violencia en la regin,
ya que su ubicacin es paso obligado de cualquier vehculo que
circule por la zona.
capital; las cuales en combinacin con las relaciones salariales y monetarias, intensifica la destruccin de las relaciones sociales basadas en la tierra
comunal, lo que obliga a la creciente venta de la fuerza de trabajo, la migracin forzada, y el dominio de la economa asalariada sobre la economa
tradicional y la economa campesina, con sus procesos de transferencia de
valor en la produccin mercantil simple y en la explotacin, en el modo de
produccin especficamente capitalista. Para quien quiera profundizar ms,
se recomienda consultar el Captulo xxiv de El Capital, as como el captulo
vi [Indito] del libro I de El Capital de Carlos Marx.
257
258
El 20 de marzo fueron asesinados el anciano Isidro Mora Domnguez y Feliciano Cirino Domnguez.
El 8 de abril fue levantado en El Ranchito, Michoacn, el comunero menor de edad Enrique Domnguez Macas. Hasta el da
de hoy se desconoce su paradero.
El 2 de mayo, los jvenes comuneros Jonathan y Fortino Verda Gmez fueron quemados y asesinados cerca de El Faro.
El 13 de mayo los comuneros y profesores Francisco y Ambrosio Verda Macas, el primero director de la escuela primaria de
Ostula, fueron levantados en la carretera costera nmero 200 y
asesinados en El Faro.
El 28 de mayo, el comunero Nicols de la Cruz, primer comandante del tercer grupo perteneciente a la guardia comunal
que recuper Xayakalan el 29 de junio de 2009, y su hijo Rafael
de la Cruz, fueron emboscados y asesinados.
El 29 de mayo, el comunero Juan Faustino, primer comandante del segundo grupo perteneciente a la guardia comunal que
recuper Xayakalan el 29 de junio de 2009, fue asesinado.
El 6 de octubre de 2011 fue asesinado Pedro Leyva Domnguez, de 34 aos. Pedro fue el segundo Encargado del Orden de
Xayakalan, despus de Trinidad de la Cruz. Al final de su vida
fue la voz pblica de la comunidad, quien haca las denuncias
en los foros y quien encabezaba las mesas de negociaciones con
los gobiernos federal y estatal, con la Secretara de la Reforma
Agraria, con la Comisin Interamericana de Derechos Humanos
(cidh). Fue tambin quien emiti la recomendacin de medidas
cautelares (mc-264-10) para la comunidad de Santa Mara Ostula
y delegado de Ostula ante el Movimiento por la Paz con Justicia y
Dignidad.25 Pedro iba a ser el primer orador del Segundo Encuentro del Movimiento por la Paz con el jefe del ejecutivo de Mxico
y su consejo de seguridad, realizado el 14 de octubre de 2011, es
decir, 8 das despus de su asesinato. Pedro, padre y esposo, era una
autoridad moral en su comunidad y miembro activo de la guardia
comunal. Su padre, Santos Leyva Martnez, es el actual Presidente
25 Creado en 2011 por Javier Sicilia. Vase texto de Guiomar Rovira en este
volumen [Nota de los editores].
259
260
cin de las tierras el 29 de junio y continu la lucha de la comunidad tras la ola de violencia que azot a sus compaeros.
Bibliografa
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_____________, 1996b, Resolutivo de la Primera Asamblea Nacional
del CNI, Malacachtepec Momoxco, Milpa Alta, el 20 de noviembre.
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Len Gonzlez, Gladys, 2007, Listo, el plan de desarrollo turstico
de la costa de Michoacn para los prximos 20 aos, La Jornada Michoacn, 24 de diciembre (http://archivo.lajornadamichoacan.com.mx/2007/12/24/index.php?section=politica&article=006n1pol), consultada el 18 de diciembre de 2012.
Primer Encuentro de Pueblos Indgenas de Amrica, 2007, Declaracin de Vcam, convocado por el Ejercito Zapatista de Liberacin Nacional (ezln), el Congreso Nacional Indgena
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Tribu Yaqui de Vcam, Sonora, Mxico.
Proceso, 2009, El Mxico Narco, segunda parte, nmero 25,
edicin especial, julio, Mxico.
261
La experiencia de la explotacin
de oro y plata en Capullpam de Mndez,
en la Sierra Zapoteca de Oaxaca
1
263
265
explotacin fuera posible, la aportacin de las mujeres y la organizacin comunitaria result crucial, pues serva para completar
medianamente su sobrevivencia y para la reproduccin de la fuerza de trabajo, que la minera requera para la extraccin de oro y
la generacin de ganancias.
En Capullpam, las cofradas de la Santa Cruz, la fiesta patronal de San Mateo, as como la aportacin de cargos y tequios comunitarios operaron como espacios de generacin y distribucin
de ingresos. En las cofradas, la siembra de maz y trigo que hombres y mujeres cultivaban contribuyeron, por ejemplo, a generar
ingresos para las fiestas y crucialmente para construir identidades
colectivas alternas a la identidad de obreros que la mina obligaba
a construir. El acceso a los recursos del bosque como el agua, la
madera, la lea, as como las actividades de recoleccin de frutos
y plantas silvestres y la cacera, contribuyeron a abaratar la mano
de obra para la empresa minera, pues los obreros y sus familias
podan comer y vivir, adems de reproducir su fuerza de trabajo.
Con el paso del tiempo, estas actividades constituyeron elementos
bsicos en la elaboracin de identidades diferentes de la explotacin y exterminio de recursos que la empresa ocasion. La relacin entre los obreros y los comuneros y la Compaa Minera de
la Natividad y Anexas, se caracteriz por tensiones debido a los
abusos de los propietarios de la mina y por las distintas maneras
en que la comunidad ha concebido los minerales, el subsuelo, el
territorio y sus derechos.
Es sugerente el ttulo de este texto La experiencia de explotacin de oro y plata en Capullpam en la Sierra Norte de Oaxaca, precisamente porque como comunidad y como regin tenemos una larga historia de explotacin de recursos naturales,
en particular de estos metales que se han denominado preciosos.
y cido sulfrico. Los jales representan un efecto devastador en trminos de
costo social, de salud y econmico para las comunidades como Capullpam,
que tienen que limpiar y remover cientos de toneladas de desperdicios. Por
qu instituciones como la Procuradura Federal de Proteccin al Medio Ambiente (Profepa) no ha exigido a Minera Natividad la reparacin del dao a
la comunidad de Capullpam?
266
A manera de conclusin
La extraccin de cientos de toneladas de oro y plata ha beneficiado a los dueos de la mina, pero ha dejado destruccin de vidas
y devastacin del sustrato biolgico de Capullpam. A partir de
esta experiencia, se ha demostrado tambin que las nuevas inversiones en minera son absolutamente inviables e inaceptables,
pues afectarn de manera irreversible la vida de la comunidad.
Nosotros tenemos una propuesta alterna: aportar a la sociedad
agua limpia y bosques, aprovechar adecuadamente los montes y
los ros, y aportar su cultura comunitaria construida a travs de
siglos. El aprovechamiento colectivo comunitario y no privado del
territorio. Adems, la comunidad propone una nueva relacin de
inclusin en la toma de decisiones cruciales para la vida de los
pueblos indgenas, esto es, la construccin de una nacin inclu272
Bibliografa
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subversiones no centradas en el
Estados plurinacionales
Raquel Gutirrez Aguilar*
En este trabajo presentar sintticamente algunas reflexiones generales en torno a las tensiones entre lo que he denominado horizonte comunitario-popular y las variadas perspectivas polticas
de los Estados plurinacionales en construccin. Entiendo por horizonte comunitario-popular un amplio aunque a veces difcilmente expresable conjunto de esperanzas y prcticas de transformacin
y subversin de las relaciones de dominacin y explotacin; que se
ha hecho visible y vuelto audible en los Andes y Mesoamrica, de
diversas maneras, durante las luchas ms intensas de los primeros
aos del siglo xxi. Tales luchas han sido protagonizadas, principalmente, por los diversos pueblos y movimientos indgenas en
nuestros pases, quienes han recorrido caminos variados y logrado mayores o menores xitos en sus aspiraciones. Sin embargo,
vale la pena destacar, tambin, los rasgos ntidamente populares
o, mejor, comunitario-populares que, durante esa misma poca,
adquirieron ciertas luchas llevadas a cabo en las ciudades impulsadas y sostenidas por hombres y mujeres asentados en lo que se
1 El presente trabajo es parte de una reflexin mucho ms amplia, que se desarrolla en el marco del seminario de investigacin permanente, Entramados
comunitarios y formas de lo poltico del Posgrado en Sociologa del icsyhbuap. Asimismo, muchas ideas presentadas en este trabajo las he discutido y
madurado en el seminario de investigacin auspiciado por el proyecto papiit
in 306411 Modernidades alternativas y nuevo sentido comn: prefiguraciones de una modernidad no capitalista.
* Matemtica y activista mexicana, doctora en sociologa, profesora-investigadora del icsyh buap.
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particularmente odiosa, los heterogneos contingentes movilizados pusieron paulatinamente en crisis los sistemas democrticos
procedimentales que afianzan y garantizan el monopolio de las
decisiones pblicas concentrando tal prerrogativa en sistemas
de partidos, que excluyen a la mayora social y, sobre todo, a los
pueblos indgenas. Tales formas de lo poltico, con frecuencia
desplegadas desde lo que alguna vez se denomin mbito social-natural3 y, ms cerca en el tiempo, poltica de las necesidades vitales4 se contraponen antagnicamente a la casi siempre
violenta apropiacin privada de los bienes comunes. Cuando tal
antagonismo se despliega, se suelen modificar drsticamente las
ms fundamentales relaciones mando-obediencia que segmentan,
jerarquizan y estructuran a las sociedades, abrindose mltiples
posibilidades. Poltica en femenino es como nombro esos esfuerzos y como aludo a esas posibilidades. Claramente, esta poltica es
no Estado-cntrica. Esto es, no se propone como asunto central la
confrontacin con el Estado ni se gua por armar estrategias para
su ocupacin o toma; sino que, bsicamente, se afianza en la
defensa de lo comn, disloca la capacidad de mando e imposicin
del capital y del Estado y pluraliza y amplifica mltiples capacidades sociales de intervencin y decisin sobre asuntos pblicos:
3 Hegel en su Filosofa del Derecho propone que existen tres mbitos de la vida
moderna que son objeto del derecho: el civil, el poltico y el social-natural.
En el primero se establecen las normas que rigen tanto la propiedad como los
intercambios mercantiles, es decir, es el mbito plenamente capitalista de la
vida moderna; el segundo, es decir, el poltico, abarca lo relativo a las formas
de participacin de cada individuo que merece ser ciudadano en las decisiones
generales y, sobre el mbito social-natural, que es el terreno donde se reproduce la vida o, con ms precisin, donde tendencialmente se reproduce la fuerza de trabajo como mercanca el filsofo se abstiene de reflexionar ms all
de establecer las condiciones de pertenencia de cada elemento de tal mbito
a la esfera pblica-estatal. Justamente desde ese terreno no plenamente subordinado a las relaciones capitalistas ni a la normativa estatal, que en muchos
de nuestros pases rebasan el terreno de los hogares individualmente considerados para conformar tejidos variopintos y heterogneos con propsitos
comunes, es desde donde segn mi perspectiva brotan y se alimentan las
ms enrgicas luchas sociales que desestabilizan el orden estatal-capitalista y se
proponen reconstruir la vida poltica en condiciones nuevas.
4 Vase Gutirrez-Garca-Tapia (2000).
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Por lgica contempornea de produccin de lo comn entiendo una dinmica asociativa particular y concreta esto es, situada
temporal, geogrfica e histricamente que, por lo general, se propone alcanzar objetivos especficos casi siempre relacionados con
asegurar o proteger condiciones para la reproduccin colectiva,
en medio de amenazas drsticas de despojo o agravio. En tal sentido, las lgicas de produccin de lo comn no aluden ni necesaria
ni nicamente a antiguas prcticas comunitarias de variados pueblos
indgenas; son, ms bien, prcticas comunitarias cuya generacin
y conservacin, si bien hunden sus races en tiempos remotos y
en enrgicas luchas de resistencia y de creacin de vida, pueden
tambin entenderse como contempornea reactualizacin prctica fundada, eso s, en aejos conjuntos de saberes colectivos interiorizados y reproducidos por quienes se asocian para fines
presentes. Las lgicas de produccin de lo comn, entonces, no
son nicamente dinmicas asociativas de lucha y de creacin reactualizadas a partir de prcticas indgenas; aunque claramente
son los diversos pueblos indgenas del continente, y en particular de Bolivia, Per, Ecuador, Colombia, Mxico, Guatemala y
Chile, los que mejor han conservado y adaptado las habilidades
necesarias para su produccin.
Antes de analizar con ms detalle las dinmicas asociativas
auto-organizadoras que diagraman lgicas de produccin de lo
comn, valgan algunas reflexiones sobre el significado que estoy
atribuyendo al trmino comn. La definicin de la palabra comn, establecida en la primera entrada del diccionario es la siguiente: dcese de lo que, no siendo privadamente de ninguno,
pertenece o se extiende a varios. Una entrada posterior seala que
comn alude a lo bajo, de inferior clase, despreciable. Adems, tambin explica el significado de la expresin en comn,
que es aplicable a algunos verbos como tener, hacer, etctera; de
tal manera que tener en comn dos o ms personas o cosas se
explica como participar en una misma cualidad o circunstancia,
parecerse en ella.
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restringido significado poltico que est siendo asignado al concepto Estado plurinacional.
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no actuaron durante mucho tiempo como demandantes, exigiendo al municipio la provisin de tal servicio bsico, pues han tenido
consuetudinariamente la experiencia de no recibir nada o casi
nada de las instituciones pblicas. En el caso del acceso al agua
potable, necesidad que en teora tendra que ser atendida por el
Semapa, el desconocimiento y desdn por parte de las autoridades
municipales hacia las necesidades de las nuevas familias asentadas
en las zonas perifricas a la ciudad de Cochabamba fue el pan
de cada da. De ah que tras comenzar a vivir en terrenos que
carecan prcticamente de todo, los nuevos vecinos se propusieron
dotarse a s mismos de acceso al agua, asocindose en numerosos
sistemas independientes de agua potable.
Lo relevante aqu es que tales sistemas de agua se han constituido bajo una lgica asociativa que claramente podemos nombrar como lgica de produccin de lo comn. Esquemticamente, la
dinmica de auto-organizacin de los sistemas comunitarios e independientes de agua potable ha sido la siguiente:
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el nudo de la confrontacin: es admisible que en la tarea de construccin de un Estado plurinacional tal como qued asentado en
la nueva Constitucin Poltica boliviana un segmento poltico de
expertos y funcionarios reinstalen un lugar de enunciacin universal afirmativo el terreno de expresin estatal por excelencia
para decidir sobre los asuntos pblicos por y sobre la poblacin?
Cmo han de relacionarse los mltiples procesos de deliberacin
poltica de base para decidir sobre asuntos locales y generales
que les afectan; con las prerrogativas estatales de representacin
de un real o supuesto inters general que garantiza legalmente
el monopolio estatal de la decisin poltica? stas son preguntas
cuyas respuestas ms que tericas son polticas y prcticas. Son,
adems, las interrogantes cuyas respuestas se pelean en las luchas
locales, regionales y nacionales exhibiendo claramente el conflicto
ms notable: la aguda confrontacin para dirimir la prerrogativa
de decidir sobre el trazo de una carretera que atraviesa el tipnis.
Mientras los pueblos que habitan la zona en cuestin consideran
que dicha carretera debe bordear el territorio que les fue titulado
hace aos y conectar los pequeos asentamientos que ah existen;
los funcionarios gubernamentales y los tcnicos de la iirsa, consideran que el trazo ms conveniente es una recta que atraviese
por la mitad del territorio. Ms all de que en uno u otro trazo
carretero se exhiben, tambin, proyectos incompatibles sobre lo
que se entiende por desarrollo (Paz, 2012: 15 y ss.); el conflicto
ha tomado la forma de una aguda disputa en torno a cmo ha
de entenderse el derecho a la consulta libre e informada a los
pueblos indgenas garantizado por la Constitucin boliviana y
tambin por el Convenio 169 de la oit cuando se trata de obras
y proyectos que afectan o alteran sus territorios. El nudo de la
confrontacin est ah: en las prerrogativas de decidir sobre lo
que inmediatamente afecta a los pueblos que habitan territorios
especficos y sobre la manera en la que un Estado plurinacional
debera tomar decisiones no por el bien de nadie y sobre todo
no por el bien de la nacin, pues justamente la construccin de
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Conclusin
Los argumentos expuestos, as como la sucinta referencia a la lucha por el tipnis, me permiten sostener que en Bolivia aunque no
nicamente ah existen potentes lgicas colectivas de produccin
de lo comn que se despliegan a veces como sabidura y disposicin colectiva a satisfacer necesidades y enfrentar problemas (los
sistemas comunitarios de agua potable, por ejemplo) y en otras
ocasiones como belicosas acciones de defensa de lo que es comn
sobre lo cual se busca conseguir derechos colectivos plenos (tipnis),
como garanta bsica de la posibilidad de tejer desde abajo hacia
arriba otras articulaciones satisfactorias con los dems pueblos
y con otros intereses. Sostengo que estas lgicas de produccin,
reproduccin y defensa de lo comn que brotan a partir de reiteradas deliberaciones colectivas en formatos asamblearios que se
proponen fines e instituyen compromisos, permiten distinguir una
forma de lo poltico, notable y precisa aunque multiforme, que resulta inmediatamente contrapuesta a los intereses de la apropiacin
privada, a las lgicas acumulativas abstractas del capital. Por lo
dems, dichas lgicas polticas de produccin de lo comn mantienen casi siempre una tensa relacin con las prcticas estatales y
con el mbito pblico. Mirando desde las heterogneas lgicas de
produccin de lo comn, lo pblico-estatal no es sino la deformacin
de un supuesto comn ampliado que, sin embargo, al vaciarse de
contenido concreto en el proceso de abstractalizacin que organiza su consagracin estatal, habilita procesos de despojo, enajenacin y monopolio de la capacidad de decidir que vuelven a ser
impugnados desde abajo.
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En tales trminos, la poltica estatal y las lgicas gubernamentales de mando, las multiformes y heterogneas dinmicas sociales
de produccin de lo comn que para fines de distincin llamo
poltica en femenino establecen un tenso vnculo centrado en la
disputa por la prerrogativa de decidir sobre los asuntos comunes
y/o colectivos. Para unos, la disputa por prerrogativas de decisin se despliega desde fines concretos y particulares organizados
en torno a la produccin y defensa de lo comn entendido no
slo como herencia sino como reiterada creacin; los argumentos se hilvanan desde ah como derecho comn, su legitimidad se
asienta no slo en la fuerza colectiva sino en una potente disputa
por los criterios morales que establecen trminos de inclusin a
entidades polticas mayores. En cambio, para los otros, ligados al
terreno institucional del gobierno, las prerrogativas de decisin
se afianzan en el refuerzo de las prcticas delegativas tpicamente
modernas y los argumentos se emiten desde el lugar abstracto y
vaco de la universalidad estatal supuestamente abarcativa. Esta
es, desde mi perspectiva, la tensin que desgarra actualmente la
construccin de Estados plurinacionales en nuestro continente.
Como se ha mostrado en Bolivia, en Ecuador y hoy se exhibe
en Per, las lgicas de produccin de lo comn, siempre particulares y locales, tienen sin embargo una potente posibilidad de generalizacin y desborde, de articulacin poltica y comunizacin. No
son pues ni localistas ni particularistas, no son miopes ni minsculas. Se asientan, s, en acuerpamientos de hombres y mujeres
slidamente fundados, pero no se agotan sus posibilidades y horizonte en el limitado permetro de sus pequeos intereses. A ese
pequeo mbito restringido e insignificante pretende reducirlas
la otra lgica, la lgica poltica ntidamente masculina del capital
y del Estado. Sin embargo, la poltica en femenino, las mltiples
dinmicas de produccin y defensa de lo comn una y otra vez
se presentan en la escena pblica esforzndose por generalizarse
y desbordando los lmites en los que sistemticamente buscan ser
ubicadas. En estas potencias, y no en la perspicacia racional de
ninguno ni en la siempre precaria capacidad de aparatos estatales cercados por gigantescos intereses privados, est la fuerza
del largo camino al vivir bien. Distinguir y reconocer los rasgos de
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polo de desarrollo. Que el mejor escudo de la defensa del territorio sea el trabajo, la productividad y la construccin de
una nueva comunidad o sociedad que proteja este territorio
produciendo (cit. en Peridico Cambio, 2009).5
Se propone indica Fabiola Escrzaga la construccin del
Estado nacin boliviano [...], lo que resulta contradictorio con la
caracterizacin del nuevo Estado como plurinacional, plasmado
en la [Nueva Constitucin Poltica del Estado] y en el discurso
del gobierno [...] (op. cit.: 151). Pero no nicamente se hace Estado-nacin: de paso, por as decirlo, bajo la consigna de sentar
soberana, el gobierno tambin elimina de este territorio una segunda ausencia: la de la productividad y el desarrollo, en tanto
la poblacin campesina vive, principalmente, de las actividades
extractivas es decir, no-productivas como la recoleccin de la
almendra. En nombre de aquella dignidad nacional, que segn el
monumento fue defendida por los campesinos muertos en El Porvenir se pretende, por ende, construir Estado (nacin) y desarrollo
en la Amazona. Al desenmascarar esa dignidad como un invento, al afirmar que no fue ello, sino la defensa de nuestra tierra la
causa de la lucha campesina, Justo cuestiona, por lo menos en
parte, lo que tal construccin de Estado y desarrollo significan. Y
vale mencionar que otras y otros lo hacen de forma ms explcita
que l: el Bloque de Organizaciones Campesinas e Indgenas del
Norte Amaznico de Bolivia (bocinab), que rene a los sindicatos
campesinos y a las organizaciones indgenas de la regin, rechaz
el programa de asentamientos humanos que igual que anteriores
gobiernos neoliberales, de forma oculta e inconsulta, arbitraria y
unilateral el gobierno nacional pretende ejecutar, por constituir
un abierto y franco atentado sobre la vida e integridad de la
Amazona en general (bocinab, 2009).
En el fondo, los conflictos en torno al significado de la masacre y del programa de colonizacin en la Amazona pueden
entenderse como disputas por las visiones sobre el espacio, los
significados del espacio y las prcticas a travs de las cuales los
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Veamos: ambas tendencias encuentran sus orgenes en los reclamos de reforma fundamental del Estado surgidos durante las
movilizaciones anti-neoliberales desde la dcada de 1990 y hasta
vas dice Carlos Porto Gonalves implican [...] un espacio hecho propio por
los seres que las fundan, vale decir, implican un territorio (Gonalves, 2001: 6).
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de flujo de mercancas y capital, a la vez que fragmentan los territorios nacionales dividindolos en tiles e intiles (o valiosos y
sin valor), centralizando de manera extrema tanto las operaciones
como las riquezas que generan y ahondando las desigualdades
entre las regiones en que esto se produce (Gustafson, 2009; Ferguson, 2005).
Sin embargo, en Bolivia se nos presenta un panorama diferente. Durante las movilizaciones del ao 2003 conocidas como
la Guerra del Gas, tal manera de organizar la explotacin de los
recursos es justamente la que fue profundamente cuestionada y
eficazmente resistida. A ello se agreg la reivindicacin de restablecer el control social sobre los llamados recursos naturales y de
reapropiarse de la riqueza pblica, reclamo que el gobierno de
Evo Morales hizo suyo de forma ambigua al nacionalizar las reservas de hidrocarburos y carbonferos, dejando pese a todo la cadena productiva en manos de empresas transnacionales. Gracias
a ello, el Estado boliviano ha recuperado un cierto control sobre
las actividades de extraccin, siendo a travs de tales actividades
que recibe sus mayores ingresos en forma de rentas pagadas por
las empresas privadas transnacionales que las llevan a cabo. Esto
ha posibilitado polticas de distribucin de la riqueza y de disminucin de la pobreza, as como la implementacin de importantes
programas sociales y de infraestructura, los cuales mitigan, hasta
cierto punto, los fuertes desequilibrios regionales que existan debido a que los departamentos productores de hidrocarburos reciban proporcionalmente una cantidad mucho mayor de las rentas
hidrocarburferas que los dems.
Empero, hay otra cara de la moneda. Denise y Anthony Bebbington afirman que la orientacin de la economa hacia las actividades de extraccin y el afn de ampliar la frontera hidrocarburfera han llevado al gobierno a reproducir formas ms tradicionales
de inequidad mediante la implementacin de procesos polticos de
toma de decisiones en los que las autoridades centrales deciden,
ms o menos unilateralmente, sobreponer su visin de cmo deben ser gobernados los recursos (Bebbington y Bebbington, 2010:
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implcitamente que el Estado boliviano se presenta como jerrquico y centralista cuando se trata de la economa hidrocarburfera y
minera, y de los territorios que ocupa; mientras que aparece como
horizontal o plurinacional con respecto a las dems actividades y
territorios. As, en vez de un modelo de Estado y desarrollo, tendramos por lo menos dos lo cual no creo que sea el caso. Por el
contrario, la finalidad explcita del gobierno de Evo Morales es,
como hemos visto anteriormente, usar los recursos para potenciar
al Estado mismo e implementar progreso y esto no termina con
los hidrocarburos, sino que apenas comienza con ellos (sobre todo,
con las ganancias que generan para el Estado). Dudo fuertemente que las polticas gubernamentales hacia los territorios donde se
hace Estado y se construye progreso sin fomentar la explotacin
de hidrocarburos sean distintas de las polticas hacia los territorios
con hidrocarburos. La pregunta es, entonces, qu tipo de espacio,
qu matriz espacial produce el Estado al expandirse y desarrollar
determinados territorios?
El terico francs Henri Lefebvre sugiere pensar el espacio producido por el Estado como espacio abstracto que procura moldear
los espacios que domina (es decir, espacios perifricos), y busca [...]
reducir los obstculos y resistencias que encuentra all (Lefebvre,
1992: 49).17 Al hacer esto, se convierte en espacio letal que destruye [sus] condiciones histricas [...], sus propias diferencias (internas), y cualquier diferencia que parece estar emergiendo, a fin de
imponer una homogeneidad abstracta (Ibid: 370). Eso, por cierto,
no quiere decir que el Estado procura igualar los espacios en todas
sus dimensiones (geogrfica, climtica, social); se trata de establecer una homogeneidad abstracta que posibilite la planificacin, la
construccin de espacios de intervencin del Estado, que permita
el clculo econmico continuo y racional en las esferas de la produccin y del intercambio, as como un control amplio e integral
desde el mbito estatal (Brenner y Elden, 2009: 358).18
Cabe matizar el concepto del espacio abstracto/estatal en dos
sentidos: primero, ese espacio nunca es total la resistencia que a
17 La traduccin es ma.
18 La traduccin es ma.
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ello oponen los sujetos concretos (sean stos organizaciones indgenas o campesinas, o grupos locales de poder), los obstculos (fsicos, tcnicos, etctera) que impiden su realizacin, la falta de capacidad estatal por implementarlo, todo ello hace que el espacio
abstracto no sea ms que una configuracin temporal, limitada y
fragmentada. Eso es as especialmente en un pas como Bolivia,
que histricamente se caracteriza por tener un Estado con poca
capacidad de imposicin, legalidad y legitimidad (y donde, como
deca Ren Zavaleta, cada valle es una patria [1986]). Sin embargo, es precisamente ese tipo de matriz espacial, funcional a la
productividad, al desarrollo y al Estado como institucionalizacin
central del control y de la dominacin, la que tendencialmente se
busca construir; o mejor dicho: que es imprescindible construir en
momentos en que la expansin y el potenciamiento del Estado y
la implementacin de productividad y desarrollo se convierten en
los principales fines de la poltica estatal;19 aun si esto se hace en
contra y por encima de otros fines locales.
Y segundo, el Estado no produce su espacio en un vaco (a
pesar de que el discurso estatal puede sugerir exactamente eso,
como en el caso de la Amazona); por el contrario, el Estado basa
su propia reproduccin en la reproduccin de las configuraciones
territoriales producidas socialmente (Brenner, 1997: 547). Como
seala Neil Brenner, la funcin principal del Estado consiste en
mantener una totalidad jerarquizada de lugares, funciones e
instituciones (Ibid: 548). Desde este punto de vista, la construccin del Estado constituye una (re-)articulacin del espacio (nacional, regional, local), con base en y a travs de configuraciones
territoriales existentes, en dilogo (violento o no) con prcticas e
imaginarios espaciales y sobre la base de relaciones de poder ya
19 Creo que esa tendencia puede observarse ms claramente all donde el Estado tiene mayor capacidad de realizar sus estrategias; en este sentido, es
interesante observar la remodelacin del centro de La Paz, donde lugares
histricos (y caticos), como la Plaza Prez Velasco o la Plaza de los Hroes,
han desaparecido bajo construcciones bien ordenadas de acero y concreto,
en las que cada puesto de venta ahora tiene un nmero que lo hace identificable para los agentes del Estado (impuestos, sanidad, etctera), y donde
reina como en la renovada Plaza de Hroes una visibilidad absoluta.
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instituidas en el espacio. Los territorios concretos no se desvanecen en el espacio abstracto, sino que son re-organizados segn las
necesidades del Estado y de los movimientos del capital.20
Tal reconfiguracin territorial, que parte de la necesidad de construir una totalidad jerarquizada de lugares, es la que quizs marca
la principal diferencia con respecto a la situacin que anteriormente caracterizaba a las periferias del Estado boliviano. Pues
stas son periferias no porque estn fsicamente lejos de un supuesto centro, sino porque en ellas el Estado tiene una presencia
ms formal que real; es decir, a pesar de que en ellas el Estado
est aparentemente presente (pues hay prefecturas y alcaldas, policas y a veces hasta construccin de caminos), el poder poltico y
social lo representan y lo ejercen los propietarios latifundistas de
la tierra, impidiendo la construccin de ciudadana o igualdad de
derechos (Tapia Mealla, 2010). Luis Tapia denomina territorios
patrimonialistas a tales periferias; las cuales, durante los gobiernos
anteriores, se acoplaban al espacio y a las instituciones del Estado.
Por eso, caracteriza la relacin de los territorios patrimonialistas
con el Estado como un continuum, que consiste en el hecho de
que miembros de la clase dominante, terratenientes y empresarios, son las autoridades del gobierno boliviano [...] (Ibid.: 116).
Segn Tapia, en los ltimos aos hemos presenciado un quiebre
parcial de ese continuum, que es producto del ascenso del bloque
poltico popular articulado (en su tiempo) con el gobierno del mas,
uno de cuyos mandatos sera el desacoplamiento entre el Estado
20 Eso es as especialmente cuando el Estado identifica, y consiguientemente
construye, un rea a desarrollar: la diferencia especfica de las estrategias
estatales de desarrollo afirman Neil Brenner y Stuart Elden es su movilizacin de un territorio como una unidad discreta, integrada, acotada, y coherente en y a travs del cual un proceso sostenido de crecimiento econmico
debe ocurrir (Op. cit.: 369).
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5 De acuerdo a datos etnogrficos registrados por los primeros cronistas y misioneros espaoles, el territorio ancestral mapuche tena su lmite norte en
los valles transversales de la actual regin de Valparaso, Chile. Estos datos
hoy pueden ser corroborados por la gran cantidad de toponimia mapuche
de estos lugares.
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6 Jorge Pinto plantea que el inters de los espaoles y los chilenos vara en
relacin a los mapuche; mientras los primeros durante la Colonia actan
como una empresa de conquista de sujetos, los segundos actuarn como
empresa de conquista pero de territorios. Vase Pinto (2003).
7 Para una mejor comprensin del fenmeno del mestizaje en el Chile central,
vase el trabajo de Sonia Montecino, Madres y huachos: alegora del mestizaje
chileno. Con relacin a la dimensin cultural, cabe destacar que hasta bien
entrado el siglo xix en la zona central, o sea, en Chile, la poblacin del bajo
pueblo, haca uso de variados aspectos propios de la cultura mapuche: jugaba paln (deporte mapuche), hablaba mapuzugun, se asista mdicamente
con la machi y/o el lawentuchefe (yerberos/as). Sobre esto ltimo, vase Bengoa
(1985) Historia del Pueblo Mapuche y, tambin, Marimn (2001).
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le asiste, no obstante transitar por procesos distintos desde el momento del surgimiento de los Estados.
En efecto, posteriormente al proceso de emancipacin de los
sectores criollos de Amrica, que los llev a independizarse de
la Corona espaola y que, en el caso chileno se consolida hacia
finales de la segunda dcada del siglo xix, el gobierno republicano en un primer momento contina reconociendo la soberana
mapuche al sur del Bo Bo. Esto es lo que queda estipulado en
el Parlamento General de Tapihue del 7 de enero de 1825, encabezado por el general Ramn Freire en nombre del nuevo gobierno
republicano.8
Sin embargo, con la instalacin de la nueva administracin
dominada por criollos provenientes de la lite econmica y social
de la poca (hacendados, empresarios mineros y comerciantes),
comienza a plantearse en dicho crculo la discusin acerca de la
soberana territorial de Chile, todo ello relacionado con la emergente construccin social que dara sustento a la nueva institucin
del Estado que haba remplazado a la administracin colonial. En
este escenario, si bien algunos sectores y lderes republicanos optaron por el reconocimiento de la soberana mapuche y su territorio, se va imponiendo tambin un discurso inclusivo de parte
de la lite chilena de la poblacin mapuche a esta nueva comunidad chilena (Pinto, 2003: 32). No obstante, este intento de incluir
a los mapuche en la nueva comunidad tiene un doble propsito:
se trata, por una parte, de incorporar (o reconocer-imponer) a
la poblacin mapuche la condicin de chilenos, integrando, a su
vez, el espacio que estos nuevos chilenos ocupan con relacin
a la soberana de la nueva comunidad (Chile). En este sentido, las
discusiones de las clases poltica y econmica chilena de la poca
no se hicieron esperar:
8 Vase Pinto, 2003. A nuestro juicio puede leerse una tercera variante en
la relacin y actitud de la clase dirigente chilena de los primeros aos de
independencia: el reconocimiento implcito de la soberana mapuche o continuidad de la poltica colonial en relacin al pueblo mapuche.
323
Respecto al territorio, se supuso que Chile parta en el desierto de Atacama y terminaba en el Cabo de Hornos, reconocindose que la Araucana, a pesar de seguir en poder
de los indgenas, era parte del pas. Aunque algunos hombres de
la poca pusieron en tela de juicio esta apreciacin, al sealar que la
Araucana estaba poblada por una nacin diferente (los araucanos),
que gozaban de un territorio reconocido como independiente en los parlamentos coloniales, antecedente que la Repblica no poda desconocer
(Pinto, 2003: 102-103).9
Mientras sta era la discusin que se haba instalado en el seno
de la clase dirigente chilena a favor de los primeros con el correr
de los aos, la sociedad mapuche y sus diferentes agrupaciones
territoriales y liderazgos, al precipitarse el movimiento independentista criollo en Chile Central, se hall inmersa en una particular dinmica poltica. As, algunas agrupaciones territoriales
mapuche optaron por hacer alianza con el bando patriota, como
fueron principalmente los casos del fvtalmapu nagche y su liderazgo, encabezado en ese periodo por Kooepan y Kolipi.10
A su vez, otro importante sector mapuche mantiene la alianza con el bando realista, lo que ocurri con la organizacin territorial fvtalmapu wenteche y su arco de alianzas intra-mapuche,
como las agrupaciones territoriales Lafkenche y Pewenche en Gvlu
Mapu, que ms tarde se extendern hacia agrupaciones Chaziche,
Mamvllche, Ragkvlche y Puel Williche del Puel Mapu. Si bien ambas visiones y estrategias confrontaron de forma violenta a la sociedad
originaria, sugerimos que stas finalmente obedecen a su propia
y particular visin acerca de las formas y caminos de garantizar
el futuro del pueblo mapuche. De esta manera, podemos ver que
algunos, previendo quizs la inevitabilidad del curso de los acontecimientos, esto es, el triunfo de los sectores criollos (bando patriota), optaron por una alianza que les brindara posibilidades de
9 El nfasis en cursiva es mo.
10 Fvtalmapu: organizacin poltico-territorial mapuche de existencia prehispnica, constituida por varios aylla rewe o agrupaciones menores. Hoy, esta
entidad es homologable a las denominadas identidades territoriales.
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331
encuentran aquellos que, desde las trincheras del indigenismo criollo, si bien
reconocen la existencia de grupos tnicos con derechos inherentes a partir
de tal definicin, se mueven en la ambivalencia entre conceder o no el carcter
de nacin que el movimiento mapuche viene planteando para s. Al respecto,
vase: Bengoa, Historia de un Conflicto (1999) y Bengoa, Los derechos (1997).
19 Vase Marimn, en Autonoma o Ciudadana Incompleta de Hernndez (2003).
Cabe hacer notar aqu que Marimn, al igual que otros intelectuales mapuche contemporneos, se mueve en su condicin de profesional-intelectual
mapuche como miembro del movimiento poltico y social de este pueblo,
antecedente no menor en una etapa en que el sujeto colectivo mapuche, su
movimiento, afirma su discurso nacionalista.
20 Aqu considero los planteamientos de Hobsbawm (1992) y Gellner (1988).
21 Sobre estos cuestionamientos y revisiones, vase Stavenhagen (1990); Kymlika (1996); Smith (1997); Connor (1998).
332
333
24 Esta declaracin pblica conjunta de Organizaciones e Instituciones Mapuche (Temuco, noviembre de 2002) se realiz en el marco del asesinato de
Alex Lemn, joven mapuche que muere en manifestaciones de recuperacin
territorial y luego de una operacin de desalojo efectuada por la polica chilena de carabineros. Fue suscrita por una decena de instancias mapuche, de
variados sectores sociales de este pueblo: rurales campesinas, urbanas, profesionales, estudiantiles y ong. Vase Organizaciones e Instituciones Mapuche
en www.mapuche.info.
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335
336
asimismo una autocrtica que alcanzaba al conjunto del movimiento mapuche contemporneo. Cito:
Una estrategia de este tipo requiere armar una argumentacin jurdica y un apoyo internacional y sobre todo para el
movimiento hacer lo que malamente ha hecho y que se ha
convertido en su taln de Aquiles: organizar sus bases, establecer una dirigencia y un proyecto poltico como nacin.29
Estas reflexiones evidencian avances significativos en los niveles de anlisis y de conclusiones acerca de los desafos que impone
la presente etapa, pues parece claro que otras, como instalar en
el discurso del movimiento la necesidad de un proyecto propio a
partir del principio de la autodeterminacin y con ello de la autoafirmacin colectiva de nacin, constituyen, en buena medida,
etapas y procesos que ya han permeado a importantes sectores
mapuche. En este sentido, resulta interesante destacar la opinin
de las autoridades tradicionales mapuche que, a raz de una
iniciativa poltica de los gobiernos de Chile y Argentina comenzada en 2002, se pronunciaron con el objetivo de hacer sentir a
su propia poblacin, a la sociedad chilena, al Estado y a la comunidad internacional, la existencia de temas que slo le compete
resolver soberanamente a la nacin mapuche:
Uno de los temas que abordamos en este trawn,30 fue sobre
el proyecto del gobierno de Argentina y Chile, trabajo que
est llevando adelante la Conadi [Corporacin Nacional
de Desarrollo Indgena], en solicitar a la unesco que declare el Nguillatun31 Patrimonio Oral e Inmaterial de la Huma-
337
nidad.32 Las Principales Autoridades Originarias, reunidos en Trawa-trawa, hemos decidido levantar la voz y decir
que no estamos de acuerdo de dicha iniciativa, porque el
Nguillatun es patrimonio nico y exclusivo de nuestra Nacin Mapuche, adems no nos han consultado, no les han
preguntado a los verdaderos representantes y miembros
de este Pueblo. 33
Como puede apreciarse, el nacionalismo mapuche, o en su
caso menos evidente si se quiere, la mencin del trmino de nacin como concepto de autoafirmacin colectiva, es transversal
a los distintos tipos de liderazgos e instancias generacionales
del Pueblo Mapuche. Esto abarca desde las organizaciones poltico-sociales que han asumido ciertos modelos occidentales de
representacin, hasta el liderazgo tradicional; y desde segmentos
jvenes, de estudiantes, campesinos de comunidades y sectores
urbanos, hasta el segmento de adultos y ancianos, quienes constituyen gran parte del liderazgo tradicional. A esto debemos agregar los significativos aportes que en el plano terico y prctico en
algunos casos realiza un importante nmero de profesionales e
intelectuales mapuche, dentro del desarrollo de anlisis y reflexiones desde una perspectiva etnonacionalista.34 En consecuencia,
la construccin de la comunidad nacional mapuche a la manera en
que la define W. Connor, esto es, que un gran nmero de personas imaginan y tienen conciencia de la existencia de muchas otras
igual que ellos en un mismo momento y en diferentes espacios-lugares, constituye el actual desafo del movimiento mapuche.35
En el mismo sentido, pero asumiendo que el nacionalismo o el
etno-nacionalismo deben constituirse en fenmenos de masas para
preciarse de tales, los esfuerzos del movimiento mapuche parecen
32 Principal expresin colectiva de la religiosidad mapuche.
33 Declaracin de Autoridades Originarias Mapuche, Weicha, Lafkenmapu,
Regin de la Araucana, Chile, noviembre de 2004. Vase Autoridades.
34 Se trata en su mayora de profesionales-intelectuales jvenes que han cursado distintas disciplinas de las ciencias sociales y de la literatura principalmente.
35 Vase Connor (1988).
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340
Magdiel Carrin*
343
tarea de las rondas campesinas es la seguridad de la propia comunidad. Los ronderos no reciben un tributo, no les paga nadie. Es
una obligacin hacia la comunidad, es una colaboracin en un
trabajo comunal, donde se trabaja primero por la seguridad y los
bienes de las familias y luego por la seguridad de la comunidad.
Las rondas campesinas de las provincias de Ayabaca, Huancabamba, en la regin Piura y tambin en las regiones Cajamarca,
Cuzco, Ancash y La Libertad son autnomas y no permiten que
ingrese ningn grupo armado, sea Sendero Luminoso o el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (mrta). El Estado tambin
form rondas paralelas, unas rondas de autodefensa; as las llam
Fujimori, para quitar la autonoma a las rondas campesinas. Pero
las rondas mantuvieron la autonoma de la comunidad.
Cul es el trabajo? El trabajo es nocturno, por turno, y una
central es formada por varias subcentrales. Se organizan en grupos de 10 personas y recorren la comunidad o los caseros que les
corresponden. Lo ms importante de las rondas campesinas es que
solucionamos nuestros propios problemas dentro de la comunidad:
violencia familiar, robos, alimentos o cualquier otro disturbio que
quiera cometer algn comunero, es sancionado por la comunidad.
Las rondas campesinas sancionan con penas muy diferentes de
acuerdo al delito que se cometa: hay trabajos comunitarios, otros
trabajos que implican pasar de ronda en ronda trabajando de una
comunidad o de un sector a otro. Tambin hay sanciones que se
aplican por medio del ltigo. Eso ha sido muy cuestionado por las
autoridades del Estado a las cuales no les conviene que existan las
rondas campesinas. Las rondas campesinas son la seguridad de la
comunidad, nadie entra en la comunidad sin autorizacin de la
propia comunidad y las rondas campesinas se encargan de vigilar
a quien ingresa, sea turista, investigador o incluso a las autoridades
del Estado. Todos deben informar a quin visitan, a qu van y con
quines se relacionan.
Las rondas campesinas han tomado fuerza debido a la presencia de las actividades mineras en la zona. stas se encargan
de hacer cumplir lo que la asamblea general de la comunidad
acuerda. Si la comunidad acuerda proteger un bosque, se cumple
al cien por ciento. Las rondas se encargan de que nadie pueda
344
Muy bien. Tienes la libertad, ndate a la mina, pero la comunidad es para los comuneros. T ya quieres ser minero, ndate
para all y lo sacaron. Son ejemplos que se ponen muy fuertes
en verdad. Para muchos son violaciones de los derechos humanos
que en Per es contra la ley. Pero, cul es la ley que le dice a la
empresa que no abuse del derecho del comunero, del territorio
comunal? No hay nada, los derechos humanos tambin a veces
son muy flexibles.
Las rondas campesinas cumplen una funcin. Se nos dice que
somos secuestradores, torturadores y ms. Pero con eso se ha pacificado el pas, hemos pacificado porque no permitimos la violencia de parte de las empresas mineras que contribuyen a infiltrar y
a cambiar la identidad de la comunidad, cambiar la propia cultura, que ya te ponen una fiesta, te ponen el reggaetn, te ponen una
discoteca, te cambian, te ponen los prostbulos, le dan coima1 a los
mismos dirigentes, a las mismas autoridades comunales. Eso no
lo permite la comunidad, no lo permiten las rondas campesinas.
Las rondas campesinas a nivel de Per ahora estn siendo ms
conocidas pblicamente por la forma de actuar. Lo que practican
es la justicia comunitaria. Quien les habla, ha atravesado 18 procesos judiciales; cinco hemos archivado y tenemos doce vigentes;
uno est en la Corte Suprema. Somos tres ronderos los que estamos en la Corte Suprema en Lima. Estn pidiendo 20 aos de
crcel por haber secuestrado, segn ellos, a unos empleados de la
empresa minera que se metieron a capacitar a un colegio con un
profesor. Por haberlo sacado de la escuela, por haberlo llamado a
una asamblea, nos dijeron que lo habamos secuestrado. Las rondas campesinas en Per han sido muy discriminadas, acusndolas
de terroristas, secuestradoras, de que maltratan y torturan a la
gente, lo cual es falso. Para nosotros, la comunidad y la autonoma
de la comunidad es el autogobierno.
El dirigente o el consejo directivo, no es ms que el que cumple
lo que la asamblea general de comuneros o ronderos decide al interior de una comunidad o a nivel provincial o distrital. Lo ponen
como presidente para que lleve adelante los acuerdos de la asam1 Soborno [Nota de los editores].
346
A principios del mes de agosto de 2003, el movimiento zapatista anunci la creacin de los Caracoles y de las Juntas de Buen
Gobierno, como forma de reorganizarse territorialmente y de retomar el camino iniciado durante los meses posteriores al levantamiento de 1994, al formar municipios autnomos a lo largo y
ancho de su zona de influencia en el estado de Chiapas.
Durante los aos transcurridos a partir de estos hechos se ha
hablado recurrentemente de la redistribucin en la tenencia de la
tierra que se suscit a partir del levantamiento armado, dando lugar a interpretaciones encontradas sobre la cantidad y dimensiones de las tierras recuperadas desde quienes sealan que se trat
de un acto arbitrario por el que el ezln se apropi de pequeas
propiedades cuya calidad y dimensiones no les permitiran ser
ubicadas como afectables segn el Artculo 27 constitucional
(Villafuerte, 1999). Otras investigaciones sealan que las tierras
recuperadas a partir del levantamiento de 1994, constituyeron
una forma de hacer efectivo y de rematar el reparto agrario inconcluso iniciado durante el periodo posrevolucionario (Van der
Haar, 2001; Nez, 2011; Cerda, 2011).
La nocin de territorio autnomo que el zapatismo est proponiendo incluye tanto la tenencia de la tierra contando con la
integridad de sus recursos naturales as como de sus contenidos
simblicos, como el autogobierno que posee jurisdiccin sobre
dicho mbito territorial en el que toma decisiones, define los asuntos pblicos y dirime conflictos a partir de sus propios mecanismos
*1 Mdico mexicano, doctor en Antropologa, profesor-investigador de la uam
Xochimilco.
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354
355
alternativa comn para hacer producir la tierra y mejorar las condiciones de vida, situaciones que nos muestran que la propiedad
individual y la privatizacin de la tierra no son ni la nica, ni la
alternativa preferible para el mejoramiento de las condiciones de
vida de la poblacin rural indgena.
Es en este sentido que puede afirmarse que la existencia misma
de los nuevos centros de poblacin zapatista, adems de la forma
en que operan de manera cotidiana, pone en evidencia las falacias
del discurso gubernamental en el tema agrario, as como la actual
poltica fragmentadora y privatizadora de la propiedad social ejidal, modelo dominante funcional a la acumulacin del capital.
En este mismo sentido, resulta paradjico que el propio Estado
mexicano que decret la abolicin del reparto agrario en 1992, as
como las organizaciones campesinas oficialistas que secundaron
esta orientacin y que histricamente protegieron, o al menos nunca cuestionaron, la propiedad privada que exceda las dimensiones
fijadas por la misma Constitucin, hoy en da instrumenten distintas acciones, en las que queda manifiesta la alianza entre organizaciones oficialistas, aparato estatal y grupos paramilitares, para
apropiarse de las tierras recuperadas en 1994 por el zapatismo.
No es casual que estos nuevos centros de poblacin instalados
en las tierras recuperadas sean precisamente una de las estrategias
zapatistas ms atacadas tanto por el Estado mexicano, como por
los grupos paramilitares u organizaciones oficialistas. La carencia de documentacin legal oficial que avale la propiedad de las
tierras recuperadas, ya sea mediante la expedicin de escrituras
o del pago a travs de los fideicomisos, o bien a partir de los intentos de reapropiacin de las tierras por medio de la puesta en
prctica de procesos judiciales manipulados, es aprovechada por
las organizaciones oficialistas para intentar estrategias de despojo
de tierras al zapatismo. Al mismo tiempo, el Estado se vale de ello
para intentar contrarrestar a un movimiento que mantiene su posicin crtica al proyecto neoliberal dominante y que cuenta con
reconocimiento internacional.
A la vez, la instalacin de estos nuevos centros de poblacin
zapatista constituye una forma de enfrentar, contrarrestar y tratar
de detener la migracin masiva de jvenes que se est provocando
358
Bibliografa
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360
361
Intro
En estos tiempos aciagos de mltiples crisis del sistema mundo y
del proyecto civilizatorio, resulta estratgico el hacer sentipensado
para construir alternativas lo ms glocales y radicales1 posibles.
Por ello, pienso que es urgente seguir construyendo dilogos, anlisis y reflexiones entre los dirigentes de los movimientos indgenas y los acadmicos crticos y comprometidos con ellos y, de esta
manera, contribuir a la construccin de puentes entre las luchas
y resistencias sucedidas en los Andes y Mesoamrica. De hecho,
este libro lo concibo antes que nada como un momento [parte]
de la lucha misma (vase jra, 2011: 10). Luchas que en diferentes
partes del planeta Tierra2 buscan impulsar transformaciones radi-
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364
el riesgo de restarles valor o incluso de contribuir a su invisibilizacin, negacin, exclusin y/o discriminacin.
Soli
Este texto se sostiene sobre dos ideas y agrega al debate un quinto
ngulo para (re)pensar el (que)hacer autonmico. La primera idea
es la siguiente: creo que es importante no slo hablar a secas y en
singular de la autonoma porque, sin quererlo, parece que con
ello podemos, en ciertos contextos y momentos, reproducir el singular monoversal caracterstico de muchos pensamientos dominantes
que tienden a hegemonizar e invisibilizar a otros. Incluso creo que
hay que detenerse a pensar en la diversidad de gramticas autonmicas y en sus implicaciones terico-poltico-tico-epistmicas. Para
sustentar esta idea vase la forma diversa en que las personas, las
organizaciones y las instituciones nombran lo autonmico en sus
vidas, en su luchas, en sus libros y en sus documentos de trabajo.
Usan los siguientes trminos: regmenes autonmicos, gobiernos autonmicos, luchas autonmicas, demandas autonmicas, derechos
autonmicos, arreglos autonmicos, reconocimientos legales de la
autonoma, acuerdos autonmicos, ordenamientos autonmicos,
estrategias autonmicas, (que)hacer autonmico y ejercicios autonmicos. Trminos que enfocan o bien la dimensin jurdica, o bien
la contestataria, o bien la cotidiana de la construccin autonmica.
En este texto me centro sobre todo en las luchas autonmicas que
dan jvenes, mujeres y profesionistas miembros de los pueblos originarios organizados y en pie de lucha. Para hacerlo retomo sus
propias producciones audiovisuales y el contexto y sentido de sus luchas polticas. Esto me lleva a la segunda idea: dichas luchas se dan
hoy tanto en los intersticios como en las fisuras y en las grietas del
sistema, as como en el corazn de las mltiples guerras y crisis en
curso. Siendo as, invito, como quinto ngulo, a visibilizar la dimensin epistmica-tico-poltica de las luchas autonmicas. Ello nos
obliga a detenernos y a reflexionar sobre las violencias epistmicas y los
365
racismos epistmicos4 vigentes, que son parte estructural de la modernidad/colonialidad y del proceso civilizatorio occidental patriarcal
capitalista que nos ha tocado vivir y contra el cual muchas y muchos luchamos de diferentes modos y desde diferentes trincheras.
Las violencias y racismos epistmicos tienen su otra cara: el de
las resistencias epistmicas y las rebeliones epistmicas evidentes hoy en
un sinfn de luchas epistmicas, es decir, de luchas que atacan elementos del corazn y de la lgica dominante del cmo se debe
producir conocimiento, del para qu y para quin producirlo
dentro y fuera de las ciencias sociales. Las luchas epistmicas son
un hacer sentipensado contestatario a la forma de conocer dominante que rige hoy nuestras vidas y que tiene en la cspide a la
ciencia y abajo, subordinado, desacreditado, al sentido comn;
que tiene en la cspide a los expertos (lase cientficos, cientficos sociales) y en la base a la gente llamada comn y corriente
(reducida a inexperta).
Cmo, dnde y quines enarbolan las luchas epistmicas-tico-polticas?, cmo es que stas forman parte de luchas autonmicas mayores?, cmo es que podemos entrar en estos asuntos
mal llamados tericos desde la videoautorrepresentacin de los
jvenes indgenas mayas en pie de lucha?, qu tienen que ver
ellas con las mltiples crisis y guerras por las que estamos pasando?, ser que contribuyendo a visibilizar dichas luchas podemos
aportar elementos para construir entre todas y todos posibles vas
de solucin a problemas de exclusin, discriminacin, odios, controles, tutelajes, resentimientos, paternalismos y jerarquas presentes en las relaciones sociales, en las relaciones entre humanos en
diferentes partes del planeta Tierra?
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369
dvd,
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374
Interludio
Para reforzar esta idea de las dos fases quisiera slo agregar que,
cuando en 1987 llegu a vivir a Chiapas, trabaj con grandes y
fuertes organizaciones campesinas de masas con objetivos polticos muy definidos: contra el gobierno, contra el Estado, contra
terratenientes y caciques y contra polticas gubernamentales neoliberales. Interactu entonces con lderes hombres de entre 25 y
60 aos, quienes abanderaban luchas concretas por la tierra, por
servicios pblicos y por precios justos para su produccin. Luchas
que articulaban a las comunidades con coordinadoras estatales y
15 Una mirada retrospectiva y analtica de esta historia se puede encontrar en
Leyva, 2012.
376
Outro
Sin pretender reforzar miradas evolucionistas podramos decir
que hemos pasado de una concepcin Estado-cntrica de la au377
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Promedios. Compilacin de 19 dvds conteniendo videos realizados
entre 1998 y 2007. Sitio web http://www.promediosmexico.org/
385
*1 Antroploga mexicana, feminista y activista, profesora de la unicach, fundadora del Centro de los Derechos de la Mujer de Chiapas.
387
mrica. En una segunda parte, me refiero a las resistencias y luchas que han opuesto las mujeres a esa dinmica de muerte.
Antes de entrar en materia, siento necesario aclarar desde qu
posicin me ubico, aunque puede resultar obvia para quienes participan en los movimientos populares de nuestros pases: mi posicin no es, ni puede ser imparcial porque me sito desde mi propio
origen como mujer del pueblo, mirando los conflictos que hemos
vivido desde una posicin feminista que surge desde abajo y a la izquierda como dicen los zapatistas buscando siempre que los derechos humanos se respeten, se protejan y se garanticen, exigiendo
el cumplimiento de las obligaciones que han asumido los Estados
y de otras que deben asumir ante los cambios sistmicos globales.
388
La etapa siguiente ha sido la Guerra de Baja Intensidad, tambin llamada guerra integral, que se presenta con diversas modalidades de ataque a las poblaciones que apoyaron a los grupos
armados con el objetivo de quitar el agua al pez. En El Salvador
y Guatemala la poltica de tierra arrasada en las regiones controladas por los guerrilleros, as como las patrullas civiles y los polos
de desarrollo en este ltimo pas, fueron parte de esta estrategia.
En Chiapas, despus de que la poblacin civil de Mxico detuvo
la guerra armada, el gobierno puso en prctica una poltica de
desarrollo contrainsurgente para disputarle territorio y poblacin
al ezln. En Honduras, despus del golpe de Estado, la guerra contra la poblacin en resistencia toma el nombre de restauracin
democrtica.
Una tercera etapa del conflicto armado a veces sucesiva y
otras coexistiendo con la anterior es la guerra contra el crimen
organizado impuesta, apoyada y financiada por Estados Unidos,
principal consumidor de drogas y exportador de armas a Mxico
y Centroamrica.
Como se ver ms adelante, es una guerra contra la llamada
industria roja en la que estn implicadas diversas instituciones de
gobierno, incluyendo policas y ejrcitos. El problema es grave por
sus dimensiones y se ha querido resolver con la militarizacin de
los territorios, utilizando a la Marina (como sucede en Mxico,
donde esta guerra ha dejado ms de 60 000 vctimas inocentes).
La complejidad de las guerras y la forma en que han afectado a las mujeres, sobre todo a partir de las crisis de la dcada de
1980, con las reformas estructurales impuestas a nuestros pases,
nos obligan a ampliar el concepto de conflicto armado utilizado
por la onu, pues en Mxico y Centroamrica incluye lo que llamo
las cuatro caras de la guerra en el contexto neoliberal, patriarcal,
androcntrico, homofbico y heterosexista, cuya dinmica excluyente profundiza las desigualdades interseccionadas de gnero,
clase, raza, edad, etnia y nacionalidad.
389
Se trata de una violencia estructural que ha empobrecido enormemente a las mujeres y a sus familias, fundamentalmente a las
indgenas, campesinas y afromestizas. Al tener al despojo y la especulacin como principal mecanismo de acumulacin, el sistema
excluye a los pobres, favorecindose de la concentracin de la riqueza y del poder mediante el mercado de los grandes empresarios trasnacionales: la industria automotriz, las agroindustrias, las
minas, hidroelctricas, la extraccin de hidrocarburos, etctera.
El libre mercado de granos especialmente la importacin de
maz y de trigo transgnicos subsidiados desde Estados Unidos
ha desestructurado la produccin campesina y ha proletarizado
a los campesinos de nuestros pases, dejndolos en una posicin
muy vulnerable tanto por su analfabetismo y baja capacitacin,
como por la incapacidad de nuestras economas dependientes
para absorber esa enorme mano de obra liberada.
La pobreza y la extrema pobreza han llegado a lmites insospechados. En una investigacin reciente que realizamos en Chiapas (2010-2011) entre la poblacin marginal (74% de la poblacin
total de ese estado mexicano), encontramos que el promedio de
gasto diario por persona que las mujeres disponen para preparar
la comida, es de apenas 12 pesos mexicanos (0.80 dlares), pero
hay muchas mujeres que no tienen ms que 4.35 pesos mexicanos
(0.30 U$) por persona al da. Tal pobreza explica que la migracin a Estados Unidos, enrolarse en el ejrcito o ser mercenario de
las maras, sean socorridas alternativas de sobrevivencia para los
jvenes de Mxico y Centroamrica, explotados como mano de
obra barata y desechable.
Las mujeres centroamericanas transmigrantes saben que al pasar por Mxico les esperan la extorsin, las violaciones, los robos
y la prostitucin forzada. Pero su necesidad muchas son madres
solteras las obliga a enfrentar esos retos sin ninguna proteccin,
dada su condicin de indocumentadas. El endurecimiento de las
leyes migratorias en Estados Unidos, es otro reto que las coloca
390
acciones de muerte intencional y cruel a grupos de mujeres durante las masacres en El Salvador, Guatemala y Honduras en las
dcadas de 1980 y 1990 que ya mencionamos. Podemos agregar
como ejemplo a los 45 indgenas, en su mayora mujeres, asesinados por paramilitares en Acteal, Chiapas, en 1997. En estas
acciones, adems de la crueldad que significa presenciar la muerte
de sus hijos menores o abrir el vientre de las embarazadas, se ha
usado simblicamente la maternidad como forma de aterrorizar
a la poblacin junto con las amenazas de los asesinos de que hay
que acabar con la semilla.
Las violaciones, las desapariciones y los desplazamientos forzados, adems de las muertes selectivas, son otras formas de violencia muy frecuentes en la guerra, as como la de obligar a las
mujeres a dar servicio domstico y sexual en los cuarteles, como
lo denunciaron en su momento las mujeres de la Coordinadora
Nacional de Viudas de Guatemala (Conavigua) valientemente liberadas por sus compaeras en la dcada de 1990.
La criminalizacin de la protesta y la represin policaca y militar son otras formas constantes de guerra de la que podemos citar
algunos ejemplos: recientemente han sido padecidas por los y las
estudiantes que luchan en Chile por una educacin gratuita. En
Barillas, Guatemala, reprimieron hace unas semanas a los campesinos que se oponen a la construccin de una presa, decidida sin
haber consultado a la poblacin que ser afectada. En diferentes
lugares de Amrica Latina, los campesinos que luchan por tierra,
mejores condiciones de vida y el derecho a decidir, han sido reprimidos con violencia, como sucedi en Bolivia con los indgenas
que se han opuesto a la construccin de una carretera en sus territorios. En diversos estados de Mxico, los maestros que protestan
contra el caciquismo sindical, han sido violentados. En Copala,
Oaxaca, las indgenas triquis que defienden la autonoma de su
comunidad y el derecho a vivir en su lugar de origen, han tenido
que desplazarse para salvar su vida amenazada por los paramilitares contrainsurgentes que han tomado el control de esa zona indgena y han asesinado a varios defensores y defensoras de derechos
humanos. En Nicaragua, han sido amenazadas y reprimidas las
mujeres que defienden el derecho a una maternidad voluntaria.
392
Supuestamente se aliviar la pobreza con los programas de asistencia para combatirla, que ahora se orientan especialmente hacia las mujeres; pero en realidad se trata de otra cara de la guerra
neoliberal que se vive intensamente en las llamadas situaciones de
posconflicto, frecuentemente relacionadas con el incumplimiento
de los acuerdos de paz o con su tergiversacin. En Mxico, como
en Colombia y en algunos pases de Centroamrica, se expresa en
la proliferacin de programas de desarrollo que se utilizan en las
zonas de conflicto para disputar territorio y poblacin a la insurgencia a travs de prebendas que polarizan los conflictos, desmovilizan y dividen a las poblaciones y a las familias. Tambin son
utilizados para cooptar lealtades polticas y votos o para echar
atrs derechos conquistados, como sucede en Nicaragua con el
aborto y en todos los pases de Amrica Latina con los derechos
laborales, que han quedado desprotegidos ante la flexibilizacin
laboral impuesta por el neoliberalismo.
A partir de 2000, como parte de las polticas de combate a la
pobreza, estos programas se han orientado hacia las mujeres marginales. Al ser ayudas peridicas tasadas de acuerdo al nmero de
hijos que van a la escuela, han tenido una gran aceptacin, por
la seguridad que otorgan a la familia a pesar de que no resuelven
realmente la situacin de pobreza. Sin embargo, el precio ha sido
la cooptacin del cuerpo, del tiempo y del espacio de las mujeres
que adems se tornan dependientes de la ayuda. Finalmente, estas
polticas de asistencia van en contra de nuestro objetivo de gnero
que busca la autodeterminacin de las mujeres, la apropiacin de
su cuerpo y la liberacin del estereotipo tradicional de ser mujer.
393
Por el contrario, adems de fortalecer las dependencias econmicas, el programa refuerza el papel de las mujeres como nicas
responsables del cuidado y de la educacin de los hijos, liberando
a los padres de su funcin como abastecedores. Estos programas
no slo representan un arma en contra de nuestro trabajo feminista, sino que pasan por alto tanto la incorporacin de mujeres
al desarrollo como la cuestin de gnero en las polticas y programas por los que hemos luchado las mujeres. Ahora las polticas
pblicas parecen enterrar a las mujeres en el sistema de consumo
y de reproduccin de la mano de obra barata, estrategia que he
bautizado con el nombre de Mujeres Enterradas en el Sistema.
de las Mujeres de Chiapas se tiene informacin de nias indgenas que son capturadas o vendidas a las redes de prostitucin
que ofertan sus virginidades a precios muy altos en prostbulos de
Estados Unidos y Canad. Tambin se tiene informacin de que
muchas trabajadoras de la maquila en la frontera norte de Mxico, especialmente las transmigrantes, son secuestradas para el
negocio de trfico de rganos. Los feminicidios en Ciudad Jurez
y en el Estado de Mxico son secuela de la guerra que tambin
ha hecho vctimas a los periodistas que difunden estos hechos y a
los defensores de derechos humanos que han documentado estas
terribles violaciones.
No es nuestra intencin caer en el amarillismo. El recorrido por
las cuatro caras de la guerra que padecemos las mujeres en Mxico
y Centroamrica, slo tiene por objeto dar cuenta de la continuidad y complejidad de la situacin que viola todos los artculos del
Comit contra la Eliminacin de todas las formas de Discriminacin contra la Mujer (cedaw por sus siglas en ingls) y de otras convenciones contra la violencia hacia las mujeres. La violencia de las
guerras contina a pesar de las luchas para la democratizacin y la
paz. Los Estados, cada vez ms debilitados por la dinmica neoliberal, violan los pactos firmados por comisin, omisin y complicidad. Qu hacer para que los gobiernos cumplan?
En nuestros pases existe un consenso segn el cual una de
las debilidades de la poltica internacional de gnero, se relaciona
con la ausencia de verdaderos y rigurosos procesos evaluativos de
las polticas acordadas y aceptadas por los gobiernos. Una evaluacin de los programas que se pusieron en prctica entre 2000 y
2006-2007 realizada en Guatemala, revela su baja consistencia y
la dbil institucionalizacin de las polticas de gnero. ste es uno
de los problemas urgentes que la cedaw podra ayudar a resolver
promoviendo acuerdos al respecto.
Considerando que en la fase actual el capitalismo, por una
parte, basa la expansin del mercado y la proteccin de las empresas trasnacionales en la represin y la violencia, mientras por
la otra utiliza la guerra como un recurso de inversin-gasto para
reactivar la dinmica del capital y del patriarcado misgino, sexista, verticalista, autoritario y excluyente; podemos pensar que en
395
la situacin actual de los pases latinoamericanos, lejos de aminorarse los conflictos que afectan a las mujeres indgenas y no indgenas, se presenta una tendencia a su proliferacin y continuidad
en diversas formas.
396
fuertemente marcados por el poder masculino: competencias, eficiencia, rigidez, autoritarismo, jerarquizacin, etctera.
Por eso, desde nuestro feminismo, el tener conciencia de gnero no solamente se refiere a tener conciencia de la subordinacin
de las mujeres frente a los hombres mediante el dominio sobre
nuestro cuerpo, sexualidad, trabajo y afectos, sino tambin a tener
conciencia de la articulacin y presencia de estos procesos en la
opresin del sistema social de dominacin patriarcal mediante el
trabajo, el mercado, las finanzas y de las instituciones y polticas
pblicas del Estado, que ahora, por su carcter neoliberal, tiene
que recurrir cada vez con mayor frecuencia a la fuerza pblica y
a la represin para imponerse.
Este posicionamiento feminista que comparten muchas mujeres de Mxico y Centroamrica, implica una crtica profunda y
una oposicin tajante al proyecto del Estado neoliberal, cuyo funcionamiento como dijimos antes ya no se propone la bsqueda
real o aparente del bienestar social y de la soberana nacional,
sino que abiertamente viola los derechos humanos de los pueblos
al funcionar cnicamente en beneficio del capital a travs del libre
mercado globalizado, profundizando la polarizacin social y la
exclusin de los campesinos pobres y de los indgenas, discriminando especialmente a las mujeres. La violencia de esa situacin
en las zonas marginales de Mxico, especialmente de Chiapas,
Oaxaca y Guerrero, es realmente inhumana y explica por s misma las reacciones y levantamientos en contra del sistema, como
el del ezln en 1994 y como lo hacen muchos grupos de hombres
y de mujeres en resistencia en todo el pas y en Centroamrica,
quienes han decolonizado sus formas de pensar, ver y sentir, luchando abierta o calladamente contra las estructuras reproductoras de las desigualdades de poder del Estado.
Aprendizajes zapatistas
El levantamiento zapatista no slo dio cobijo, autoridad e impulso
a las luchas campesinas e indgenas de Mxico y de otros pases;
tambin legitim la participacin poltica de las mujeres en el me-
399
dio indgena y mostr una nueva cara del feminismo contemporneo (Lovera, 1999).
Se reivindicaron los modernos derechos constitucionales, se
diferenciaron las buenas costumbres tradicionales de las malas,
es decir, aquellas que violan los derechos de las mujeres, y se evidenci la exclusin histrica de la poblacin indgena.
Las demandas zapatistas pusieron sobre la mesa las promesas
incumplidas de modernidad en la periferia marginal del Estado,
la profundizacin de la jerarquizacin de lo privado sobre lo pblico, de la ciudad sobre el campo, de los ricos empresarios sobre
los trabajadores, los pobres y los campesinos, as como de los ladinos sobre los indgenas. No slo en Chiapas, sino en otros lugares
tambin, el zapatismo propici la toma de conciencia sobre los
derechos de las mujeres y el despegue de su participacin como
sujetos polticos.
Retomando el planteamiento zapatista, nos dice Gisela Espinosa (2011) que una parte importante del movimiento indgena
de Mxico, pese a su radicalidad, no se propone tomar el poder
sino generar un amplio y nuevo pacto social que no slo reconozca la diversidad cultural del pas y los derechos colectivos de los
pueblos, sino que genere desde abajo y a la izquierda otro mundo
que, entre otras caractersticas, otorgue justicia social a toda la
poblacin, reconozca el derecho de los pueblos a ser sujetos de su
propia historia, con derecho a conservar sus identidades culturales y sus instituciones, adems de su derecho a la autonoma.
Al dar a conocer su ley revolucionaria, las combatientes zapatistas colocaron en la escena pblica una parte importante de los
problemas y las demandas de las mujeres indgenas: su derecho al
trabajo y a un salario justo, a la educacin, la salud y la alimentacin, a elegir a la pareja y no ser obligadas a casarse, a decidir
sobre el nmero de hijos y controlar su fecundidad, a no ser golpeadas, maltratadas ni violadas, a participar en las decisiones y
a ocupar cargos (ezln, 1993). El llamado zapatista a la sociedad
civil a organizarse y luchar por otro mundo, propici que las mujeres indgenas y no indgenas nos organizramos en la Convencin Estatal de Mujeres e iniciramos un primer ensayo de movimiento de mujeres, que ms adelante dio origen a la Marcha de
400
Al luchar contra la pobreza y resolver la vida cotidiana de la familia, las mujeres indgenas se colocan aunque no se les reconozca
en la base que da sostn a todas las otras luchas. Podemos recordar
401
que son luchas en las que el gnero, la clase y la etnia se interrelacionan indisolublemente para la bsqueda de alternativas en el
el da con da que finalmente, es una lucha de vida o muerte
silenciosa que se ha naturalizado a tal punto que muchos ya no la
consideran parte de las guerras actuales y porque en ellas el papel
protagnico, la vocera y la representacin siempre haban estado
a cargo de los hombres de las organizaciones y de las comunidades.
Sin embargo, cada vez ms han ido tomando una posicin
beligerante en la defensa de sus derechos, de sus familias y de sus
compaeros, as como en la construccin de un nuevo mundo con
justicia y dignidad.
Ante la migracin masculina, las mujeres rurales, con su nuevo papel de responsables absolutas o principales de su familia,
despliegan su fuerza y su creatividad: no nos vamos a quedar
paradas ante los problemas, cada da tenemos que dar de comer,
tenemos que resolver. Adems del cuidado de la familia, muchas
se han hecho cargo de las parcelas, se han preocupado por la recuperacin de la productividad de la tierra, hacen siembras orgnicas de verduras y maz para el consumo familiar y como una
forma de resistencia a los agroqumicos, a los cultivos comerciales
y a los monocultivos, pero tambin como ejercicio de su derecho a
una buena y sana alimentacin. Ms all de la resistencia al hambre, es la conciencia de sus derechos la que alimenta las nuevas
rebeldas de las mujeres indgenas: antes aceptbamos calladas,
ahora hablamos, exigimos, ya no nos agachamos, porque conocemos nuestros derechos de mujeres.
Sin embargo, las luchas de las indgenas frecuentemente tienen
tambin un carcter comunitario o regional, por el cual participan al lado de sus familiares varones. Las indgenas que forman
parte de la resistencia contra el despojo de sus tierras, los altos
precios de la luz, las empresas mineras y la construccin de represas, saben que los gobiernos les han impuesto la ley del terror
para controlar sus movimientos, dividirlos y acabar con las luchas
populares. El terror intimida; las desapariciones, encarcelamientos y asesinatos duelen profundamente, pero tambin fortalecen
las resistencias y las luchas comunitarias, como hemos visto recientemente en muchos lugares del pas y de Centroamrica: en
402
quiero que sigan abusando, maltratando y violando a las mujeres mientras siga escuchando que hay violaciones, seguir
sintiendo como si fuera a m a quien estuvieran violando.
Son stas las razones por las que me manifiesto firmemente a favor de las mujeres, a favor de los hombres y por un
mundo ms humano. Cambiar el mundo ser posible cuando tengamos el valor y el coraje de hablar, de denunciar,
necesitamos ser fuertes, no tengamos miedo de levantar
nuestras voces por eso les pido que nos unamos para demostrar nuestra fortaleza porque en este mundo nos estn
violando a todos, la violacin tiene muchas formas y matices, muchos problemas aquejan a nuestros pueblos.
Por eso voy a hablar claramente: Mujeres tzeltales, si en
algn momento son violadas, maltratadas, abusadas, atacadas si alguien las quiere violar en sus pueblos hablen!
busquen la forma de luchar. No tengan miedo. Aunque no
sabemos escribir, podemos hablar. Tenemos pies. Tenemos
manos. Tenemos ojos. No nos podemos rezagar. Tomen
fuerza en sus corazones a partir de lo que les he dicho. El
dolor de lo que me hicieron me seguir impulsando para seguir con este trabajo de denuncia hasta que haya justicia.
Como se advierte en este testimonio, se han logrado avances
importantes en las decisiones de lucha de las mujeres; muchas
conciencias han despertado, muchas voces se alzan para exigir
justicia en los foros nacionales e internacionales; la fuerza de las
mujeres indgenas se suma a la lucha de los sectores populares. Sin
embargo, hay todava profundas brechas de carcter estructural a
resolver en relacin a las condiciones materiales de su existencia
y al acceso a un desarrollo integral. Las mujeres estn conscientes
de que esos retos implican cambios que van desde lo inmediato de
sus vidas cotidianas, hasta la transformacin de la dinmica del
sistema neoliberal.
De sus intervenciones en diferentes foros, enumeramos abajo
los reclamos ms sentidos por ellas, los cuales se orientan en dos
direcciones que no son opuestas necesariamente, sino que pueden
complementarse: por un lado, las exigencias al gobierno y, por
406
407
Bibliografa
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410
Cuando me invitaron a participar en estas iii Jornadas, me pidieron que hablara sobre las mujeres en la lucha de los pueblos
indgenas. Sin embargo, considero que, desde nuestro punto de
vista, es mejor abordar el tema como la participacin de las mujeres en la lucha de los pueblos indgenas. Creo que de este modo
ayudamos a valorar y a reconocer lo que hacemos las mujeres.
Nos permite evidenciar que a lo largo de la historia, las mujeres
hemos sido parte importante en la lucha de los pueblos: desde la
invasin espaola, el colonialismo, el conflicto armado interno y
actualmente en la defensa del territorio frente al capitalismo y el
neoliberalismo.
Es importante preguntarnos, qu ha significado para nosotras, las mujeres, esta participacin?, qu consecuencia ha tenido
en nuestras vidas?, cmo se valora y se reconoce nuestra participacin?, cmo se nos acompaa en este proceso?
Es justamente a partir de involucrarnos en este proceso de
participacin en la lucha que hemos podido tomar conciencia
de que muchos de los modelos de vida tanto en lo organizativo
como en lo poltico y en lo econmico han sido impuestos por
el colonialismo, el capitalismo y el patriarcado. Por cierto, la globalizacin tambin ha impuesto patrones y valores de conducta
que atentan contra una vida digna. Esta nueva comprensin nos
hace conscientes de que somos capaces de desaprender y de rescatar experiencias positivas en lo organizativo, lo reproductivo, lo
productivo y en la distribucin equitativa de los bienes, buscando
todo aquello que fomenta y fortalece el equilibrio, promoviendo la
*1 Indgena Mam de Guatemala, refugiada en Chiapas en la dcada de 1980,
fundadora de Mam Maquin.
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mnimo (que para los hombres era de 3.20 quetzales),1 ya que a las
mujeres no se les reconoca sino como ayudantes de sus esposos,
paps y hermanos. A los finqueros no les convena reconocer el
trabajo de las mujeres porque de esta manera generaba mayor
ganancia y riqueza econmica para ellos.
Las mujeres (especialmente indgenas) fueron parte y jugaron un papel importante en el levantamiento armado iniciado
en la dcada de 1960 y concluido en 1996 contra la opresin,
la discriminacin, el racismo y la explotacin. Como respuesta,
los gobiernos militares pusieron en prctica la poltica de tierra
arrasada y de manera cruel dirigieron sus planes contra las mujeres, siendo muchas de ellas torturadas, violadas sexualmente y
asesinadas. Hechos que hasta hoy se mantienen impunes. Todava
en el presente los gobiernos continan esta prctica de persecucin, de criminalizacin y de asesinatos de mujeres que luchan
por defender la vida, por defender a la Madre Tierra saqueada y
despojada por el modelo econmico. En este marco denunciamos
las rdenes de captura contra ocho mujeres de San Miguel Ixtahuacn, una del Quiche, un compaero de Huehuetenango, as
como los desalojos violentos de catorce comunidades de Polochic
en abril de 2011.
Tambin debemos recordar la intervencin de las mujeres junto a los hombres en la lucha por un retorno digno, organizado y
seguro de Mxico a Guatemala en la dcada de 1990. A su vez,
fruto de la participacin de las mujeres en las negociaciones de
los Acuerdos de Paz, es que se logra la creacin de la Secretara
Presidencial de la Mujer y de la Defensora de la Mujer Indgena.
Debemos recordar tambin la lucha de las mujeres refugiadas
por sus derechos a la copropiedad y propiedad de la tierra junto
a sus esposos; el reconocimiento y valor del trabajo reproductivo,
productivo y comunitario de las mujeres como aporte indispensable a la vida; el reciente levantamiento de las mujeres en los
municipios de San Sebastin H, Santiago Chimaltenango, San
Pedro Necta y Todos los Santos Cuchumatan contra la venta de
licor; la lucha actual de las mujeres en el marco de la creacin de
1 Aproximadamente 0,41 dlares [Nota de los editores].
414
416
2 Zenaida Prez*
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418
422
Para avanzar ser necesario recuperar los valores comunitarios de nuestros pueblos, tales como la espiritualidad, la
complementariedad para nutrir el contenido de gnero y
as alcanzar la igualdad de oportunidades.
En el marco de la recuperacin de la palabra y los valores
comunitarios de nuestros pueblos, es necesario empezar a
nombrarnos desde nuestra realidad, utilizar algunos conceptos dichos desde la lengua originaria como por ejemplo: nixem niym, considerarse entre todos, con ustedes y
con nosotros, o nawyntsk, el respeto mutuo, la ofrenda a
tu presencia, o tapajwinyx, ponerme en tu lugar y entenderte desde tu realidad.
En los hechos, continuar sealando las prcticas negativas
que afectan la dignidad de las mujeres y hacer propuestas
para su mejoramiento, lo que nos exige seguir formndonos.
Recuperar las historias, a partir de la historia oral, que
propicie el reconocimiento del valor de la mujer dentro de
nuestras cosmovisiones, si las mujeres generan vida, son
curadoras y creadoras, por qu entonces permitimos que
sean golpeadas? Trabajar sobre el rol que corresponde a
los hombres ya conscientes en este tema, para contribuir a
la reduccin de la violencia contra las mujeres.
Ya no ms postergacin del tema de gnero en los movimientos indgenas. El reconocimiento de los derechos indgenas deber ir en consonancia con los derechos de las
mujeres; por ello es necesario seguir generando espacios
para su participacin poltica y en la toma de decisiones.
423
Recordar a nuestros compaeros que si se niega la existencia de problemas internos, no tendremos posibilidad de
enfrentarlos y de buscar soluciones a ello.
Reescribir nuestras historias a partir de la tradicin oral
en la que el valor y la entereza de la mujer sean mirados y
admirados. No permitir que la mujer indgena siga siendo
la gran invisible.
Propiciar entre las propias culturas indgenas espacios de
intercambio para conocer acciones de atencin a la violencia contra las mujeres y generar las condiciones para su
plena participacin.
Seguir con espacios de intercambio y reflexin que permitan escuchar los pensamientos, sentimientos y acciones de
las mujeres ante nuevos retos y sistematizar su sabidura
para crear nuevos discursos y nutrir al movimiento indgena, particularmente a las mujeres.
La equidad hay que lograrla en todos los espacios y esa es
una lucha constante que seguimos acumulando las mujeres. Pero tambin tratemos de que ms adelante esto sea
compartido con los hombres y con todos, porque la lucha
por el bienestar de las mujeres, debe ser complementaria.
Propiciar el intercambio de experiencias entre movimientos de mujeres indgenas y dirigentes hombres de movimientos indgenas para sentar una base comn que posibilite el mejoramiento del acceso a los derechos de las
mujeres y de nuestros pueblos.
Reafirmar que confiamos en las capacidades, conocimientos, sabiduras y compromisos comunitarios de las
mujeres para participar activamente en la vida de nuestros
pueblos, regiones y estados.
Bibliografa
Berro Palomo, Lina Rosa, 2009, Balance crtico sobre las luchas
de las mujeres Indgenas, en Estado del Desarrollo Econmico
y social de los pueblos indgenas de Guerrero, Programa Univer-
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425
426
Introduccin
Bolivia atraviesa una transicin conocida como el Pachakuti, es decir,
el eterno retorno, un tiempo que no es pasado, ni presente, ni futuro, sino uno en que las generaciones se encuentran y los hitos histricos trascienden el umbral del rito y lo simblico al mismo tiempo,
no es un tiempo finito porque la vida trasciende hasta la muerte.
A este momento o quiebre lo denomino momento constituyente (herida abierta) porque an no cerr aquello que en Bolivia
como territorio quiere constituirse, que es fruto de las movilizaciones sociales de los sectores ms empobrecidos, debido al desgaste
de las polticas pblicas implementadas por el modelo neoliberal.
Estas luchas tienen su origen en la memoria larga,1 es decir, han
trascendido ms de 500 aos y por eso tienen un carcter histrico
no positivista; es un tiempo que no tiene la intencin de describir
los hechos sino que se recupera, se levanta en la memoria no fctica del pueblo, un invisible proyecto de liberacin an por aparecer.
Es en este escenario humano que aparece la emergencia de
la figura del sujeto histrico2 como protagonista. Son los pueblos
indgenas originario-campesinos, que se hallaban mantenidos en
*1 Sociloga y activista aymara boliviana, profesora de la upea.
1 Es un concepto que propone la sociloga Silvia Rivera refirindose a la historia prehispnica y colonial de nuestros pueblos, pero tiene un contenido
ms amplio que la mera descripcin del hecho colonial, en tanto interpela a
los momentos o despliegues de la historia.
2 Segn Zemelman, el pensar histrico es la capacidad de asomarse y asumirse de manera que trascienda el simple acto de pensar limitado a los marcos
de la predicacin de objetos.
427
el oscurantismo que les haba asignado el Estado-nacin boliviano nacido en 1825. Preocupa conocer si en este nuevo horizonte
abierto en Bolivia, la participacin de las mujeres tiene un proyecto, pues hemos ido siempre codo a codo lejos de los resplandores
del poder estatal (Gutirrez, 2006:7).
La aparicin de estos actores sociales, ahora en un mercado
moderno con rostro de informales, obreros, indgenas originarios
campesinos, tiene un sujeto que casi no se menciona: se halla ms
oculto an, ms invisible y es la mujer convertida en sombras diluidas, en historias de mujeres. Casi no hay una mirada o slo una
parte de ella.
Ahora bien, el vivir bien, de dnde procede?, cmo se hace
realidad? stas son algunas preguntas con las que ahora pretendemos explorar desde las luchas movilizadoras de las mujeres en
sus familias y en sus comunidades, escudriar en nuestra historia
aquello que ahora la Constitucin boliviana instituy como un
nuevo desafo: el vivir bien. Abramos pues, nuestras voces.
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entre los pueblos aymaras, pues en esta visin cada palabra tiene
un sentido filosfico y un sentido prctico espiritual. Suma qamaa significara vivirse bien; la palabra qamaa proviene de otra
llamada aama que es igual a la fuerza que nace de una energa
humana, espiritual y de la naturaleza; el qama se hallara en todo
ser vivo o que haya sido ser vivo, porque la energa que engendra
la vida no se termina, va a algn lado; para nosotros, volvemos a
la madre naturaleza.
Javier Medina, interpretando a Mario Torres, la vincula con
el desarrollo, pensar andinamente el desarrollo (Medina, 2006:
29); l expresa que es vida y muerte pero en aymara muerte significara amaya, una forma de muerte o energa. En el qama no hay
separacin no hay y; ah estara la clave para entender que donde hay vida hay muerte, pero en la concepcin aymara la muerte
no existe porque la vida no se acaba, no tiene trmino como en
el tiempo moderno en el que todo es finito y, por lo tanto, todo
termina en un final, la muerte.
Cuando se va la energa es porque se suelta de la madre naturaleza al humano o humana y no es siempre cuando muere; por
ejemplo, a un beb cuando nace se le unge con tierra para que
ese lugar no se lo coma o lo lleven los sajras; incluso cuando somos
mayores y nos caemos comemos esa tierra para que nuestro ajayu
no se quede en ese lugar. Entonces, cuando una wawa va aprendiendo a caminar, a veces se cae mal o muy fuerte y se asusta y se
sale su ajayu, su propio espritu, pero eso no es amaya (muerte) sino
que permanece un poco la energa, el qama. Siguiendo a Medina
y a Torres, el qamaa sera complementariedad de opuestos vida/
muerte; no creo en esto porque no se opone la muerte a la vida, no
hay oposicin porque no son contrarios, no hay una separacin porque la
energa de la naturaleza es nica, de ella se provee la vida y, cuando ya no hay vida, no es que no hay vida sino que la vida contina
sin su energa que se ha convertido en otro elemento espiritual:
un aymara o quechua o guaran cuando muere no deja de existir,
contina viviendo entre nosotros porque nosotros seguimos siendo ese o esa aymara o quechua, somos su continuidad como vida.
Tambin existen diferentes entradas a la conformacin y
comprensin del Pachakuti, as como existen varias nacionalida438
Hasta hace unos pocos aos atrs, en 2003, cuando lleg la Guerra
del Gas y yo me hallaba en la Universidad Pblica de El Alto como
profesora, cuando esta universidad an no tena autonoma ni se
la consideraba universidad, la ciudad de El Alto era vista como el
patio trasero de la ciudad de La Paz; en esa ocasin, fue la primera
vez que he visto desfilar miles de mujeres que tenan por armas
palos7 y piedras; eran de identidades aymaras, quechuas y otras.
Llegaban las mineras, salan las gremiales, las indgenas originarias
campesinas con su huelga de hambre, ms de 2 000, se hallaban en
Radio San Gabriel. Por primera vez me pregunt quines ramos,
por qu nos atrevimos a salir a las calles y para qu?
Algunos meses antes, en 2002-2003, entre los meses de mayo
y septiembre, muchas mujeres como Celia Salazar, Vinka Tejerina, Guillermina Taquila, Miriam Molina de Viacha, Lourdes
Caldern del distrito 4; Nelly Orozco, Lucia Clavijo del distrito
6; Juliana Cachi, Exaltacin Apaza del distrito 5; Lourdes Pacheco, Denisse Ramrez del distrito 1; Lucila Mamani del distrito 4
zona Brasil (secretaria general de ms de 500 gremiales); Isabel
Coronel e Isabel Atencio del distrito 2; Juana Acarapi, Julia Poma,
Carmen Sandoval, Betty Loayza, Maritza Sanjines del distrito 3;
entre otras mujeres lderes de las Juntas de Vecinos de los entonces
nueve distritos de El Alto, que haban acumulado muchos aos de
experiencia en el trabajo local municipal de sus barrios, se infor7 Una especie de madera de un metro; el fin era defenderse de los militares y
policas que ya haban salido a las calles a golpear y echar gases lacrimgenos a los marchistas.
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una forma de relacionamiento con cmo era imaginada o descrita. Veamos cmo la describe Fausto Reinaga:
La mujer india es una herida de dolor desde su lactancia vive expuesta al sol, fro, viento y lluvia sobre la tierra
magra o sobre las espaldas de la madre, la nia india llora
de hambre y de dolor, y nadie le hace caso, apenas aprende
ya es una pastora, guardiana responsable del rebao, a los
cinco aos es una hbil hilandera, tejedora y cocinera. Entra en la adolescencia ya es una mujer que sabe trabajar la
tierra, que sabe sembrar, cosechar y vender los productos.
(Reinaga, 2001: 129)
Testimonio de una mujer machaquea en la actualidad:
Yo, me cas con mis 15 aos parece que me he explotado
mucho, as me doy cuenta ahora, hace 13 aos que no tengo hijos. Tengo 48 aos, trabajo todo el da, a las cinco de
la maana me levanto a cocinar y luego me salgo con la
crianza de los animales, hay que hacerlos comer a la hora
porque son como la gente. A los animales hay que sacarlos
a pastear antes que salga el sol y as crecen mejor. Mientras
hacemos pastear a los animales realizamos los tejidos (Choque, 2010:11).
La situacin de las mujeres en Bolivia, por lo tanto, no es homognea porque entre mujeres nos diferencia la subordinacin al
tipo de explotacin al que se halla sometida cada clase social, as
como la discriminacin racial entre las mismas mujeres de distintas clases sociales y sus familias, en las propias culturas.
Es la mujer quien principalmente mantiene la tierra y quien
tambin se ciudadaniza mediante la compra de una casa en la ciudad de El Alto; y no se queda ah, sino que transita como comerciante, ya sea a mediante su esposo o hijos e hijas en el comercio
minorista de los diferentes departamentos; van a las ferias de los
mircoles y los sbados de Cochabamba, o a las de Oruro, o sus
esposos se quedan trabajando en la ciudad de La Paz, El Alto o
444
para esto nos ensearon que se cura el sobreparto cortando nuestras uas, quemando nuestro cabello, y raspando ua de chancho
medio quemado; as se debe tomar en infusin y abrigarse mucho
hasta que pase el sobreparto. Despus de dar a luz, la mujer debe
tomar una sopa de la cola del mejor cordero macho, con poco
arroz y chuo, con poca sal y organo, porque esta hierba tiene la
potestad de hacer sudar y esto necesita la madre para botar el fro
de su cuerpo y que as se cierren los poros de su cuerpo abiertos
por el esfuerzo que hizo al dar a luz.
Las mujeres aymaras tienen una infinidad de formas de elaborar alimentos balanceados. Por ejemplo, en el campo para sus
familias, preparan el chuo12 o la tunta13 combinada con la papa
con cscara que no te hace dao porque la cscara tiene un poder
curativo.
Las formas de produccin en Bolivia deberan ser as como
han sido reconocidas: 36 nacionalidades, 36 formas de produccin, pero entre las 36 existe un bien comn que las une y es precisamente el vivir bien. El cmo articula la economa plural el vivir
bien no deja o no opone a sus contrarios, no los deja al margen
pero en realidad lo que busca es fortalecerse en forma horizontal
con quienes cohabita.
En Bolivia, nunca van a haber mujeres delgadas. Una mayora
son robustas, no son gordas porque deben trabajar muchas horas
al da. Este trabajo de muchas horas es una injusticia que dej
como herencia el Estado colonial, para que las mujeres slo se
hagan cargo del cuidado de los hijos, las hijas y su crianza, de su
salud y educacin, de trabajar la tierra y del cuidado de los animales, aunque haya chachawarmi14 la mujer va detrs del hombre.
En la comunidad, quien definitivamente ejerce el poder son los
hombres, no como en el patriarcado europeo porque en este caso
es plural. Del mismo modo, las mujeres simblicamente acceden
a recibir el mandato de su familia hacia su comunidad, pero slo
12 Papa deshidratada con la helada [Nota de los editores].
13 Otro tubrculo [Nota de los editores].
14 La complementariedad hombre-mujer como base de la comunidad, lo masculino-femenino que se proyecta a otros niveles del cosmos [Nota de los editores].
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hijas, que el Estado slo les proporcione leyes para solucionar este
problema estructural.
El Estado plurinacional reconoce ahora a las mujeres desde su
procedencia, en tanto se reconoce a la mujer como humana y con
dominio ancestral.
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449
Fabiola Escrzaga*
Introduccin
Terminada la primera dcada del siglo xxi encontramos en los
pases andinos un escenario paradjico: el horizonte radical vislumbrado durante la dcada de movilizacin previa, combinado
con la accin poltica electoral de las organizaciones indgenas,
gener condiciones de ingobernabilidad y la destitucin de gobiernos democrticamente electos en Ecuador y Bolivia. De esta
manera, se forz al recambio por la va electoral de gobiernos
neoliberales por otros que asumieron discursos de izquierda y
enarbolaron en sus campaas proyectos antineoliberales y antiimperialistas, obteniendo el apoyo popular. Tales gobiernos han
establecido polticas fiscales que han permitido al Estado retener
una parte mucho mayor de las ganancias generadas por la extraccin y la exportacin de hidrocarburos y minerales, que durante
los regmenes neoliberales. A partir de ello, han asignado ms recursos a los sectores empobrecidos de la poblacin mediante una
gama de programas asistencialistas, permitiendo mayores niveles
de consumo en los sectores desposedos. Pero no han avanzado en
la modificacin de las polticas macroeconmicas, ni alterado la
condicin primario exportadora de las economas de estos pases.
Por el contrario, le han dado continuidad y la han profundizado.
Esa continuidad ha generado un creciente descontento entre las
poblaciones indgenas, poseedoras ancestrales de los territorios
*1 Sociloga y latinoamericanista mexicana, profesora-investigadora de la
uam-Xochimilco.
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La diversidad indgena
En los pases andinos, el contraste entre las condiciones de produccin y de vida de los pueblos indios de las selvas y las sierras,
de tierras bajas y tierras altas, de la Amazona y de los Andes, es
muy marcado y corresponde a diferentes tradiciones civilizatorias:
unos fueron o son todava cazadores-recolectores y los otros han
sido y son campesinos, unos son nmadas y otros sedentarios, unos
son miles y otros son millones. Ambas tradiciones son producto de
procesos seculares de adaptacin de las poblaciones originarias a
las condiciones impuestas por sus contrastados medios naturales
y ellos, en su accin colectiva, han creado las instituciones y la
tecnologa adecuada para la satisfaccin de sus necesidades materiales. Su interaccin equilibrada con la naturaleza permiti la
vida humana y animal y la produccin y reproduccin de su cultura sin afectar a la naturaleza durante siglos, y por el contrario,
contribuir con su praxis a su reproduccin (Lehm, 1999).
A lo largo de los siglos hubo interacciones entre los habitantes
de tierras altas y bajas; en tanto que la sobrevivencia de cada uno
requiri del intercambio de productos disponibles slo en uno de
esos espacios. Este intercambio se resolvi por el comercio y tambin a travs de la guerra. La llegada del hombre blanco a partir
de la Conquista espaola comenz a alterar en gran escala las
condiciones de esa coexistencia: la bsqueda de oro y plata en los
primeros siglos y ms tarde la explotacin de otros productos, en
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la medida que la produccin capitalista europea lo requera, signific el despojo creciente de sus territorios para crear latifundios
y sus habitantes fueron sometidos a la esclavitud y a la servidumbre en diversas variantes. La evangelizacin fue una estrategia til
para convertir a los cazadores-recolectores nmadas de la selva en
campesinos sedentarios, a travs de las misiones franciscanas, jesuitas y de otras rdenes religiosas; y para forzar a los campesinos
de tierras altas a someterse a la poblacin blanca con la mediacin
de las parroquias (Patzi, 2007)
De esta manera, a lo largo de los siglos se fue ampliando la
frontera agrcola de acuerdo a la demanda de materias primas
de las economas metropolitanas y no para la satisfaccin de las
necesidades de sus habitantes. Se degradaron los suelos al imponer la extraccin de recursos minerales y la produccin masiva de
materias primas para la exportacin, y muchos pobladores fueron
obligados a emigrar por el despojo de sus tierras o territorios y/o
para huir de la imposicin del trabajo forzado.
Desde mediados del siglo xx, en la medida en que las tierras
altas se agotaban y la poblacin creca, se dieron procesos migratorios cada vez ms intensos desde la sierra hacia la Amazona
(en Ecuador y Per) o desde el Altiplano y Valles hacia El Chaco
y la Amazona (en Bolivia); migraciones espontneas motivadas
por la falta de tierras para los campesinos y/o promovidas por
los gobiernos como estrategia de concentracin de tierras por las
lites dominantes para la especulacin. El resultado fue que los
campesinos acostumbrados a unas condiciones de vida particulares (entre 2500 y 4000 msnm y de clima fro) se vieron obligados
a emigrar a regiones que ofrecan condiciones materiales de vida
muy distintas, para colonizar tierras vrgenes, tumbar la selva y
volverla tierra agrcola, lo cual implicaba un muchas veces traumtico proceso de adaptacin.
Se impusieron as contactos ms intensos entre serranos o collas
y nativos amaznicos o cambas, y se establecieron nuevas relaciones bajo condiciones de rivalidad y disputa por el territorio de
los nativos, bajo la hegemona de grandes latifundistas, viejos o
nuevos. Asimismo, desde los discursos de los grupos dominantes
se estimularon las diferencias entre unos y otros indgenas para
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mantenerlos separados y divididos, extraos unos de otros, y enfrentarlos entre s, en razn de sus diferencias culturales, beneficindose con ello los grupos dominantes.
Se elaboraron discursos identitarios ms o menos conflictivos
surgidos espontneamente del encuentro entre diferentes, que subrayaron las diferencias. Ms tarde, la accin de las Organizaciones
no Gubernamentales (ong) profundiz y naturaliz las diferencias
y el conflicto entre los distintos sectores. Se afirmaron as estrategias de lucha diferenciadas, a partir de procesos histricos y condiciones de vida dismiles. En Bolivia, las polticas gubernamentales
multiculturales de la dcada de 1990 acentuaron la separacin
favoreciendo a los pueblos indgenas del Oriente, negociadores y
pacficos, en perjuicio de los de Occidente, radicales y beligerantes,
y se consolid la separacin (Patzi, 2007). Los indgenas de tierras
altas, de tradicin campesina, tienen una larga experiencia organizativa comunitaria y/o sindical y han desarrollado capacidades
de organizacin y de lucha ms contundentes y radicales, alcanzando una creciente autonoma poltica. Mientras que el proceso organizativo de los indgenas del Oriente es ms reciente, son
menos numerosos, estn dispersos y han sido ms dependientes
de la asesora de las ong. Un espacio emblemtico de tal friccin
son las zonas de ceja de selva en Per y Bolivia, un espacio intermedio entre tierras altas y tierras bajas donde se dan importantes
procesos de colonizacin cocalera a partir de la dcada de 1950,
que se intensifican durante la dcada de 1970 y continan hasta
hoy, mediante la demanda para la produccin de cocana. Por las
razones sealadas, en el enfrentamiento y la disputa por la tierra,
los migrantes de tierras altas son ms fuertes, ms aptos para imponerse sobre los intereses de los nativos.
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La experiencia ecuatoriana
Al iniciar el siglo xxi, los movimientos indgenas estaban en ascenso en varios pases de Amrica Latina.3 El movimiento indgena
ecuatoriano llevaba adelante el proceso ms avanzado a nivel latinoamericano por su capacidad de articulacin y movilizacin de
alcance nacional en torno a la reivindicacin del reconocimiento
de su cultura y a la reforma estatal que transformara su condicin
monocultural mestiza hacia la plurinacionalidad. Demandas que
en lo inmediato se concretaron en la apertura de espacios en la
administracin pblica central, para la atencin de la poblacin
indgena en mbitos particulares como educacin y salud, bajo
la gestin de los propios indgenas. Al tiempo que, con la participacin electoral mediante el partido poltico propio Pachakutik,
representantes indgenas fueron accediendo a espacios del gobierno local desarrollando gran experiencia en esas tareas. Con esa
estrategia dual, el movimiento indgena contribuy a profundizar
la situacin de inestabilidad que la crisis econmica produjo en el
pas, y logr destituir varios gobiernos neoliberales desde 1990.
3 El zapatismo en Mxico transit desde la rebelin armada a la reivindicacin de la autonoma indgena, sirvi como ejemplo y articulador de procesos de afirmacin y organizacin indgena en otros estados del pas que
cuestionaron el carcter etnocntico del Estado mestizo y el despojo que
por la va de las reformas al Artculo 27 se estaba haciendo de las tierras y
territorios indgenas. Aport tambin una propuesta de construccin social
alternativa en torno a las cosmovisiones indgenas frente a la crisis global del
capitalismo que tuvo una gran repercusin entre la juventud de los pases
desarrollados.
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La fuerza poltica lograda se sustentaba precisamente en la alianza de las organizaciones de las tres regiones del pas: Sierra, Amazona y Costa, integradas en la Confederacin de Nacionalidades
Indgenas del Ecuador (Conaie)4 desde 1986. Las formas de movilizacin que implementaron fueron los levantamientos, que eran
prolongados bloqueos carreteros. A diferencia de Bolivia, como
veremos ms adelante, las organizaciones amaznicas fueron pioneras en la organizacin y movilizacin, en tanto la explotacin
petrolera en la zona fue muy intensa. De manera que en la Conaie se expresaba un relativo equilibrio de fuerzas entre serranos y
amaznicos, que se traduce en el principio de rotacin en la direccin de la organizacin entre ambos sectores (Escrzaga, 2009a).
La experiencia boliviana
En Bolivia, a partir de 2000 se impugn radicalmente al neoliberalismo mediante acciones simultneas aunque poco articuladas
de los distintos sectores indgenas y populares: en abril de ese ao,
la Guerra del Agua en Cochabamba, dirigida por la Coordinadora del Agua y de la Vida, en contra de la privatizacin de ese
recurso, conjunt a comunidades rurales quechuas, pobladores
urbanos de la ciudad de Cochabamba, la Federacin de Fabriles y sectores medios que apoyaron tcnicamente las demandas,
en acciones de resistencia popular urbana contra las autoridades.
Por su parte, los aymaras rurales y urbanos (pobladores, maestros, transportistas, gremiales, etctera), organizados en torno a la
csutcb dirigida por Felipe Quispe, realizaron bloqueos carreteros
y cercos a La Paz para impedir el abastecimiento de alimentos
y dificultar la continuidad de la vida cotidiana de la poblacin
urbana, en demanda de tierras para los campesinos, crditos a la
produccin, contra la privatizacin del agua, la creacin de una
universidad indgena, etctera. Ambos sectores de tierras altas ex4 En la zona de la Sierra est Ecuarunari, fundada en 1973, la Confederacin
de Nacionalidades Indgenas de la Amazona Ecuatoriana (Confeniae) fundada en 1980, y la Coordinadora de Organizaciones Indgenas de la Costa
Ecuatoriana (coince).
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zaron durante el primer quinquenio del siglo xxi en una especie de carrera de relevos y a veces simultneamente. Slo en los
momentos ms intensos del enfrentamiento contra el gobierno,
hubo intentos de articulacin que se expresaron en demandas y
agendas comunes.5
La experiencia peruana
Los casos de Guatemala y Per eran diferentes.6 En estos pases
la organizacin indgena era un proceso incipiente, debido a las
secuelas dejadas por la prolongada accin de las organizaciones
armadas, que asumieron a las poblaciones indgenas como su
base social. Las fuerzas contrainsurgentes se ensaaron con ellas
porque las identificaron como la base natural de apoyo de las organizaciones armadas.7 Mediante el genocidio, la accin contrainsurgente desarticul las alianzas inicialmente construidas entre
guerrillas y poblacin indgena. Tambin obligaron a sta a ser
la primera lnea de fuego en la contrainsurgencia, cargndole los
costos humanos y materiales de la pacificacin.8 En ese escenario
de guerra, desplazamiento y terror, las posibilidades de organizacin autnoma en defensa de sus derechos como indgenas fueron
reducidas y tardas. La prioridad era la lucha por sus derechos
humanos o por la sobrevivencia de los que quedaron,9 mantenindolos paralizados por el miedo durante ms de dos dcadas. Por
lo anterior, el caso de Per es un contrapunto frente a Ecuador y
Bolivia.
460
El factor catalizador de los procesos organizativos que se visibilizan a partir de 2000 y de las alianzas que se establecen entre
sectores populares diversos, fue la expansin de la minera a partir
de 1990, promovida por el gobierno de Fujimori, como el eje de
la reinsercin del pas en el mercado mundial. La Constitucin
de 1993 estableci las garantas jurdicas y financieras exigidas
por los inversionistas extranjeros. A diferencia de la etapa anterior
en que estaban concentradas en unas pocas regiones, las actuales
explotaciones mineras cubren gran parte del territorio nacional,
afectando por igual a la sierra, a la Amazona y a la costa; ello ha
provocado nuevos desplazamientos de la poblacin, ahora por el
despojo de sus tierras o por la inhabilitacin de las mismas, producto de la extraccin minera.
El contraste extremo entre una minera prspera y moderna
que se ha convertido en el principal rubro de ingresos por exportaciones que beneficia sobre todo a empresas transnacionales, y
una empobrecida y marginada poblacin rural, genera un creciente descontento en muchas localidades que no reciben los beneficios prometidos por el neoliberalismo, alentando la polarizacin social y el rechazo a la minera. Bajo la legislacin neoliberal
las comunidades campesinas y nativas ya no pueden reclamar por
el despojo de sus tierras, pues han perdido sus derechos de propiedad, pero ahora reclaman por los efectos contaminantes que
la minera provoca, acogindose a los derechos establecidos en la
legislacin internacional.
Con la cada de Fujimori en el ao 2000, se restableci la institucionalidad democrtica y se redujo la represin, lo que abri
nuevas posibilidades para la organizacin popular y la expresin
de su descontento mediante la movilizacin. No obstante, en
2004, con el gobierno de Toledo se inici una persistente poltica
de criminalizacin de la protesta en contra de los sectores ms
activos.
Cada sector y regin, a travs de sus distintas experiencias y
condiciones, se organiz contra la presencia de las empresas mineras, transnacionales en su mayora. En 1999, se cre la Confederacin Nacional de Comunidades Afectadas por la Minera (Conacami) sustentada en la personera jurdica como comunidades
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mas, entonces inici su preparacin poltica con miras a la presidencia de su pas.18 En enero de 2003 fue enviado como agregado
militar a Francia y en 2004 a Corea del Norte. Durante ese exilio
dorado, su hermano Antauro desarroll en Per una intensa labor
organizativa y de difusin del etnocacerismo,19 doctrina formulada inicialmente por su padre Isaac Humala. La base social de la
organizacin eran los reservistas del ejrcito.20
En 2003, los Humala fundaron el Movimiento Nacionalista
Peruano (mnp), lo que intensific la campaa del gobierno en su
contra. El presidente Toledo denunci que eran financiados con
dinero del narcotrfico y de contrabandistas de madera. La prensa sealaba tambin nexos con Hugo Chvez. A partir de 2004,
los Humala establecieron vnculos con organizaciones indgenas
andinas y amaznicas y de manera ms slida con los cocaleros,
que se incorporaron a sus movilizaciones. El 1 de enero de 2005,
Antauro se levant en Andahuaylas con 150 hombres, exigiendo
la renuncia del presidente Toledo. El saldo fue de seis muertos
entre policas y civiles, los alzados fueron capturados y procesados
por los delitos de rebelin, secuestro, arrebato de armas de fuego
y homicidio calificado. Ollanta, desde Sel, elabor el manifiesto
del alzamiento. Varias organizaciones populares, aprovechando
el ambiente generado por la accin militar, elaboraron un documento en el que plantean un conjunto de reivindicaciones, en
apoyo tcito a la accin de Antauro.
Ollanta regresa en febrero de 2005 y comienza a preparar su
candidatura presidencial. La base de su estrategia ser el distanciamiento con las acciones y planteamientos radicales de Antau18 Estudia Ciencia Poltica en la Universidad Catlica y Derecho Internacional
en la Sorbona.
19 Que reivindica la figura del presidente Andrs Avelino Cceres, militar mestizo que dirigi la guerra contra la invasin chilena durante la Guerra del
Pacfico (1879-1883), organizando montoneras indgenas. Es un discurso ms
mestizoflico que indianista, que expresa el nacionalismo militar mestizo (Escrzaga, 2010).
20 Antauro Humala publica el libro Ejrcito peruano: milenarismo, nacionalismo y
etnocacerismo y el peridico Ollanta, que llama pblicamente a derrocar al gobierno de Toledo.
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sus protestas, la persecucin y encarcelamiento a los dirigentes indgenas. Correa favoreci en cambio a otras organizaciones indgenas rivales de la Conaie, para generar y mostrar apoyo indgena
a su gestin y polticas.23
En Bolivia, el conflicto abierto entre el gobierno y los sectores indgenas se expresa ms tardamente. En la primera gestin,
Morales coloc en la agenda nacional el enfrentamiento con la
derecha racista del Oriente, lo que invisibiliz el descontento de
sectores indgenas y populares ms radicales por lo insuficiente de
los cambios. Desde la convocatoria a la Asamblea Constituyente,
el gobierno cancel la participacin de las organizaciones sociales
de manera autnoma y de este modo, debieron ir bajo las siglas del
mas, lo que estableci una pauta vertical y clientelar. La estrategia
de cooptacin de las organizaciones indgenas ms importantes del
pas, persisti. El argumento era garantizar con el apoyo popular la realizacin de la Asamblea Constituyente, asediada por la
oposicin de derecha y lograr la promulgacin de la nueva Constitucin. Para ello, en mayo de 2007, el gobierno cre el Pacto de
Unidad entre el gobierno y las organizaciones sociales, encarnado
en la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam), que integraba a las ms importantes organizaciones indgenas y campesinas del pas, protagonistas de la movilizacin de la etapa anterior:
la csutcb, la Federacin de Mujeres Campesinas de Bolivia-Bartolina Sisa (fmcb-bs); el Consejo Nacional de Ayllus y Marcas del
Qoyasullo (Conamaq), la cidob y la Confederacin Sindical de
Comunidades Interculturales de Bolivia (cscib) conformada por
los migrantes de tierras altas (quechuas y aymaras) en tierras bajas.
Con el inters puesto en ver concretadas sus demandas sectoriales en la nueva Constitucin, las organizaciones quedaron subordinadas a la lgica gubernamental que, en adelante, decidi el
alcance de las transformaciones, el momento y el sentido de sus
movilizaciones.
las Nacionalidades y Pueblos Indgenas (dinapin) (Vase texto de Vctor Bretn en este volumen).
23 Federacin Nacional de Organizaciones Campesinas, Indgenas y Negras
(Fenocin) y la Federacin de Indgenas Evanglicos (feine).
472
Es al iniciarse su segunda gestin, a principios de 2010, cuando se desarrollaron movilizaciones de protesta de sectores trabajadores, campesinos e indgenas. El gobierno haba neutralizado
a la oposicin de derecha y las organizaciones indgenas y populares asumieron que era el tiempo de que se cumplieran sus
demandas, despus de una larga espera. Pero no fue as, como lo
demostraron las leyes reglamentarias de la nueva Constitucin y
otras medidas.
Es con el caso del Territorio Indgena y Parque Nacional Isiboro Scure (tipnis), que se manifiestan las grandes incongruencias
del gobierno y la estrategia de confrontacin entre distintos sectores indgenas y populares puesta en prctica por el gobierno. El
15 de agosto de 2011, los habitantes del tipnis inician una marcha
desde Trinidad hacia La Paz24 en contra de la construccin de una
carretera iniciada sin consultar previamente a los afectados, que
atraviesa ese territorio ancestral oficialmente reconocido. El presidente Evo Morales acus a los indgenas del tipnis que se oponen
a la construccin del tramo de la carretera que los atraviesa de ser
enemigos del desarrollo, por defender sus derechos consagrados
en el Convenio 169 de la oit y en la nueva Constitucin. Entre
otros dichos del presidente, hubo uno especialmente desatinado,
por machista y colonial, cuando llam a los cocaleros (colonizadores en una parte del territorio del tipnis) a enamorar a las indgenas amaznicas, para convencerlas de las bondades de la carretera.
Durante la marcha, el presidente se neg sistemticamente a ir al
encuentro de los marchistas para dialogar y negociar como ellos solicitaban, argumentando falta de tiempo. En su lugar envi a distintos ministros que no tenan capacidad de decisin. En cambio, fue
personalmente en dos ocasiones a encontrarse en actos masivos con
los cocaleros y colonizadores de la zona en conflicto, para promover
y mostrar en los medios de comunicacin el apoyo de esos sectores
a la ejecucin de la obra, presentando ante la opinin pblica la
decisin del gobierno de construir la carretera como respuesta a la
demanda de desarrollo y acceso a servicios como educacin y salud
de esos sectores. De esta manera, se construy la idea de un conflic24 600 kilmetros de distancia.
473
Consideraciones finales
Los gobiernos de Ecuador y de Bolivia estn lejos de cumplir las
demandas indgenas de recuperacin y defensa de los territorios
indgenas y de construir el Estado plurinacional que incluya la
diversidad indgena y concrete su participacin en la toma de decisiones a nivel nacional. Lo que estn realizando, y aqu tambin
podemos incluir a Per, aunque ms tenuemente, es un intento
de reconstruir el Estado-nacin nunca consolidado en la historia
previa de los pases andinos, mediante el fortalecimiento del presidencialismo que concentra el poder y reclama para s la represen475
tacin de los intereses generales de la nacin por encima de los diversos sectores, en particular de los indgenas. Se busca legitimar
la poltica extractivista que afecta directamente los intereses de los
sectores indgenas apelando a ese inters general, presentando al
aumento de las exportaciones como la nica posibilidad de incrementar el excedente retenido por el gobierno para su distribucin
entre el conjunto de la poblacin, mediante programas de asistencia a los ms pobres.
Lejos de fortalecer la capacidad organizativa alcanzada en la
etapa de lucha previa, se busca separar y contraponer a los diversos sectores, revirtiendo lo avanzado en la lucha. La unin entre
esos sectores diversos tendra que ser una de las tareas centrales
del Estado plurinacional, si es algo ms que la continuacin o una
nueva forma de presentacin del mismo Estado-nacin, que no
era la reivindicacin de los sectores indgenas y que no se reconocen en l porque representa los intereses de los sectores criollos y
mestizos dominantes.
Es irresponsable retroceder al pasado y desconocer lo avanzado
en trminos de una conciencia popular en sectores urbanos sobre
las implicaciones ecocidas y etnocidas de una poltica extractivista
minero y agrario exportadora depredadora. Esta poltica no slo
afecta a los dueos directos del territorio a nivel productivo y cultural, sino que por su afectacin en el equilibrio de los sistemas
ambientales repercute sobre territorios ms amplios que los directamente implicados, y con ello sobre poblaciones lejanas en el mediano y largo plazo. Olvidando la conciencia arraigada entre los
sectores populares bolivianos, producto de la experiencia histrica,
de que los beneficios obtenidos por la explotacin y exportacin de
los recursos naturales por manos privadas y trasnacionales, llegan
tarde o nunca a los que la ley reconoce como beneficiarios.
Cmo estos sectores van a recomponer su capacidad organizativa, ahora agredida por el gobierno de Correa o usurpada por
el de Evo Morales, que suplanta o margina a las dirigencias que
antes eran radicales y envilece las formas de relacin al interior de
las organizaciones, generando procesos de corrupcin y clientelismo? No es que esto no existiera antes, pero lo que se consolid
como capacidad de lucha se haba apuntalado sobre otros facto476
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478
479
Durante el ltimo tercio del siglo xx, la dinmica social en los Andes ecuatorianos experiment cambios trascendentales e imprevisibles tan slo unos aos atrs. El primero de ellos lo constituy
la entrada en escena de nuevos actores o, si se prefiere, de nuevos
sujetos de desarrollo rural. Me estoy refiriendo a la consolidacin
del movimiento indgena, articulado fundamentalmente, aunque
no slo, alrededor de la Confederacin de Nacionalidades Indgenas del Ecuador (Conaie). ste es uno de los factores ms novedosos en la historia reciente del pas y, con sus particularidades, se
ajusta a la tendencia constatada en otros escenarios latinoamericanos caracterizados por la presencia de importantes contingentes de poblacin indgena-campesina.2 La irrupcin de la Conaie,
adems, situ la cuestin tnica como una prioridad de la agenda de los poderes pblicos y de las agencias de cooperacin. Otro
elemento insoslayable es la mutacin que se va a ir consolidando
en el modus operandi del aparato del desarrollo, pues la proliferacin
1 El grueso de este texto constituye una versin actualizada de otro ms amplio (Bretn, 2009) y sintetiza las conclusiones ms importantes de una investigacin de varios aos de duracin sobre las relaciones entre los organismos
de desarrollo y las organizaciones indgenas de los Andes del Ecuador. He
dejado de lado las comparaciones con procesos que, como el de Bolivia, se
prestan a reflexiones esclarecedoras y estimulantes.
* Economista cataln, profesor-investigador de la Universidad de Lleida, Espaa.
2 Son muchos los trabajos que relacionan la emergencia de la etnicidad en la
regin como paraguas aglutinador de la accin colectiva con su dimensin
estratgica y con el acceso de los grupos subalternos a espacios de autonoma
relativa. Ese proceso cobr fuerza en paralelo al ascenso del neoliberalismo
como doctrina hegemnica. Vase Koonings y Silva, 1999; Petras y Veltmeyer, 2001 o Yashar, 2005, entre otros.
481
las dcadas de 1960 y 1970 desde el punto de vista de la conformacin de aquellos intelectuales orgnicos (segundo acpite) para
pasar, despus, a un anlisis y a unas reflexiones (tercera y cuarta
parte, respectivamente) sobre las implicaciones del neoliberalismo
en lo que a la etnificacin del desarrollo rural y al reacomodo de las
dirigencias indgenas se refiere. Mi anlisis abarca, pues, desde la
poca de las reformas agrarias hasta la llegada a la presidencia de
la Repblica de Rafael Correa tras las elecciones de 2006, hito que
marca el inicio de un tiempo nuevo no s en el momento de escribir estas lneas si post-neoliberal, neo-cepalino o neo-desarrollista que merecera una investigacin especfica y detallada: a esa
etapa slo le dedico unos apuntes provisionales, a modo de eplogo.
483
484
6 Logros que hacen alusin a rubros como, por citar slo algunos, el respeto
por parte de sectores blancos y mestizos hacia todo lo indgena, el reconocimiento constitucional (tanto en la Constitucin de 1998 como en la de 2008)
de un paquete remarcable de reivindicaciones histricas del movimiento, la
presencia indgena recurrente en el escenario poltico nacional, o la imagen
conquistada por la Conaie a escala internacional.
7 Buena prueba de ello fue la conformacin del Movimiento Plurinacional
Pachakutik-Nuevo Pas a partir de 1995, proceso en el que convergieron los
intereses de los lderes indgenas de cara a contar con una plataforma electoral y generar amplias alianzas con tendencias progresistas, con la propuesta
de la izquierda (no-indgena) de articular una organizacin pluritnica de
amplia base social alejada de los partidos tradicionales (Guerrero y Ospina,
2003: 194-195; Larrea, 2004: 69).
485
486
Son prolijos los trabajos disponibles sobre el impacto que las leyes
de reforma agraria de 1964 y 1973 tuvieron sobre la mutacin
estructural del espacio rural ecuatoriano, por lo que no me voy
a entretener mucho en ello.9 Baste recordar que en el ao 1954,
fecha de realizacin del primer censo agropecuario del pas, 2.1%
de las explotaciones con ms de un centenar de hectreas cada
una acaparaba 74.4% de la superficie agrcola, mientras que las
unidades inferiores a cinco hectreas (73.1% del total) tan slo
controlaban 7.2% (ver tabla). La expansin de la frontera agrcola
y en mucha menor medida la reforma redistributiva (circunscrita al rea andina) se tradujeron en una notable reduccin de los
ndices de concentracin de la propiedad: treinta aos despus, en
1984, las posesiones superiores al centenar de hectreas no concentraban ms de 34% de la superficie agropecuaria; la mediana
propiedad (de entre veinte y cien hectreas) haba incrementado
su importancia territorial (con 30% en su haber); y los patrimonios
inferiores a veinte hectreas, con 35.6% de la superficie, haban
experimentado un fuerte crecimiento (Chiriboga, 1987: 6). Es importante insistir en que esa aparente mayor equidad, por deberse
bsicamente a la puesta en cultivo de nuevos territorios ubicados
en las tierras bajas subtropicales y tropicales, es ms ficticia que
otra cosa. El Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonizacin (ierac), en realidad, desmoviliz al campesinado a travs del fomento
9 Vase Chiriboga, 1987; Barsky, 1988 y Bretn, 1997.
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488
1954
unidades
1974
unidades
2000
unidades
menos de 5 ha
de 5 a 20 ha
de 20 a 100 ha
ms de 100 ha
Total
251,686
57,650
27,742
7,156
354,234
346,877
96,360
64,813
11,091
519,141
1954 %
1974 %
2000 %
535,309
176,726
111,290
19,557
842,882
73.11
16.75
8.06
2.08
100.00
66.82
18.56
12.48
2.14
100.00
63.51
20.97
13.20
2.32
100.00
Tamao de las
unidades
1954
hectreas
1974
hectreas
2000
hectreas
1954 %
1974 %
2000 %
menos de 5 ha
de 5 a 20 ha
de 20 a 100 ha
ms de 100 ha
Total hectreas
432,200
565,800
1,138,700
3,863,000
5,999,700
538,700
935,300
2,664,700
3,810,800
7,949,500
774,225
1,706,794
4,614,436
5,260,375
12,355,830
7.20
9.43
18.98
64.39
100.00
6.78
11.77
33.52
47.94
100.00
6.27
13.81
37.35
42.57
100.00
490
491
492
493
494
La proliferacin de esas agencias llen el vaco dejado por el Estado, ejerciendo como eslabones intermedios de la cadena de
la ayuda y consolidando nuevas formas de cooptacin y clientelismo. Partiendo de esa realidad, el modelo de cooperacin de
finales del siglo xx, fundamentado en buena medida en la actuacin de las ong, se convirti en la contraparte neoliberal de las
polticas sociales en muchos pases de Amrica Latina. Es verdad
que la presencia de ong en la regin no era nueva, y que en el
caso de Ecuador algunas de las ms importantes se remontaban
a los tiempos de la lucha por la tierra. Lo novedoso fue la entrada
masiva en escena de esta clase de organizaciones a partir de los
inicios de la dcada de 1980: segn clculos de Jorge Len (1998),
casi tres cuartas partes (72.5%) de las que hicieron su aparicin en
el pas a lo largo del siglo xx (hasta 1995) vieron la luz en los aos
que van de 1981 a 1994; es decir, a la par de la puesta en marcha
de las diferentes polticas de ajuste ensayadas desde 1982.
Ese cambio de contexto tambin incidi sobre las ong de mayor solera, que tuvieron que enfrentar un proceso intenso de redefinicin de sus prioridades y de sus mtodos. Es remarcable en
este sentido el giro que dieron muchas de las agencias histricas del
rea andina (Ecuador, Per y Bolivia), pasando de unas actitudes
rupturistas y contestatarias propias de la dcada de 1970 a otras
participativas (acomodaticias?) con la ortodoxia dominante en la
dcada siguiente. Durante la poca de las reformas agrarias y los
primeros programas dri, en efecto, las ong contestaban la accin
gubernamental, buscando ampliar la base social de los programas
pblicos. Su actuacin se diferenciaba de la de los organismos
oficiales no tanto por el modelo de desarrollo que impulsaban
sino por el nfasis dado a la organizacin social, a la capacitacin
y politizacin (Chiriboga, 1995:18). Un amplio elenco de ong,
en esa tesitura, se defina prcticamente como organizaciones anti-Estado, en la medida en que ste era considerado como el representante institucional de los grupos dominantes, y la impronta
de su quehacer sobre la consolidacin de los movimientos sociales
495
496
497
cara a canalizar las reivindicaciones del movimiento indgena hacia andariveles asumibles por el modelo hegemnico.
Estas consideraciones, harto reveladoras por s mismas, me
condujeron a definir los modelos neoliberales de intervencin sobre el medio rural andino como neo-indigenistas y etnfagos.20 Lo de
neo-indigenistas viene porque se asemejan a los del indigenismo
clsico en su afn de situar la etnicidad en un plano polticamente correcto, aunque adecuando el horizonte final la domesticacin del movimiento indgena y la neutralizacin de su potencial
revulsivo al signo de los tiempos: la asuncin de la pluriculturalidad, del plurilingismo y, en el mejor de los casos, de la plurinacionalidad de los Estados latinoamericanos no tena por qu
atentar contra la lgica de la acumulacin capitalista neoliberal.
sta es una leccin que aprendieron los organismos multilaterales
al descubrir la importancia de la inversin en rubros tan poco
convencionales como el capital social o el etnodesarrollo en pases
donde, con Ecuador a la cabeza, los movimientos tnicos haban
mostrado su capacidad de aglutinar y canalizar el descontento popular ante el ajuste.21 La etnofagia alude a la peculiaridad tal vez
20 La expresin la tom parcialmente de Hctor Daz-Polanco (1997), autor
que aluda literalmente al indigenismo etnfago. En la medida en que el trmino
indigenismo est demasiado relacionado con su utilizacin para calificar
el paquete de polticas dirigidas a las poblaciones indgenas durante la etapa
desarrollista, prefer hablar de neo-indigenismo etnfago para referirme a la situacin creada por los modelos neoliberales de actuacin.
21 Es importante sealar que Ecuador fue el pas elegido por el Banco Mundial para ensayar las virtudes del etnodesarrollo y del fortalecimiento organizativo (capital social estructural) mediante el Proyecto de Desarrollo de
los Pueblos Indgenas y Negros del Ecuador (Prodepine) que, entre 1998 y
2004, constituy el pilar de las polticas de desarrollo sobre esos colectivos.
Como seal en un trabajo anterior, Prodepine puede ser considerado como
ejemplo paradigmtico de las nuevas formas inducidas de neo-indigenismo
etnfago, tanto por sus resultados inocuos en lo que al combate contra la
pobreza se refiere como por sus efectos sobre la cooptacin de lderes y
por su naturaleza de correa de transmisin del proyectismo (Bretn, 2005).
Con algunos matices diferentes en su modus operandi pero fiel a ese espritu, el
Proyecto de Desarrollo Rural de Cotopaxi (Prodeco), de alcance provincial y
operativo entre 2002 y 2007, financiado por la Unin Europea y enmarcado
retricamente en los parmetros del etnodesarrollo, constituye un ejemplo
500
501
504
Eplogo
Lucio Gutirrez lleg a ser primer mandatario gracias al apoyo del
movimiento indgena en la contienda electoral de 2002. Mientras
dur tal alianza, la Conaie disfrut de cuotas de poder inslitas
por aquel entonces en toda Amrica Latina para una plataforma
tnica. Tras la ruptura, escenificada en el verano de 2003 con la
salida del gobierno de los tres ministros vinculados a Pachakutik, la misma Conaie entr en crisis.23 Una primera prueba de
su magnitud fueron los resultados esculidos, rayando el ridculo,
que obtuvo el dirigente histrico Luis Macas en la primera vuelta
de las elecciones de 2006 (Bez y Bretn, 2006), y eso que era la
primera vez en su historia que el movimiento indgena presentaba
a un intelectual propio (y de enorme prestigio) como candidato.
23 Resultan interesantes, en esta lnea, las reflexiones de Leon Zamosc (2004:
151-152). Jos Snchez-Parga, por su parte, aade que el desdoblamiento
del movimiento indgena en partido poltico no hace ms que profundizar
la contradiccin entre el enfrentamiento con el Estado mediante discursos y
actuaciones subversivas y una cada vez ms amplia y estrecha relacin clientelar con el Estado. De hecho, el presidente Gutirrez ha gobernado la cuestin tnica integrando clientelarmente a los indgenas en el gobierno o en los
aparatos del Estado; fracturando tanto Pachakutik y el movimiento indgena
como las organizaciones que integran la Conaie (2007: 155).
505
506
507
Bibliografa
27 Es interesante ver cmo el rgimen de la Revolucin Ciudadana ha desempeado un papel para la divisin. Por un lado, resucitando organizaciones prcticamente muertas desde la dcada de 1980 (es el caso de la fei) o
lidiando la baza de la alianza con otras federaciones de alcance nacional
pero ms pequeas que la Conaie, a fin de erosionar el piso de sta (como la
Fenocin). Por el otro, recuperando la interlocucin directa con comunidades
y asociaciones de productores para concretar determinados proyectos (pasa
con los programas de acceso a la vivienda o el de distribucin de alimentos),
fortaleciendo a las juntas parroquiales como instancias de mediacin con
el Estado y el aparato del desarrollo, y erosionando as el rol protagnico
que desempearon las osg durante las dcadas de 1980 y 1990. Todo ello
sin menoscabo de que un porcentaje significativo de esas organizaciones de
segundo grado haya buscado su reforzamiento anclndose estratgicamente
al proyecto clientelar de Correa.
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Contrainsurgencia en Mxico:
neoliberalismo y guerra (2006-2012)
1
517
Para el ao 2000, Mxico viva una supuesta transicin democrtica, en virtud de que el partido poltico que haba gobernado
durante ms de setenta aos (Partido Revolucionario Institucional
- pri), perdi el poder en las urnas y debi dejarlo en manos del
derechista Partido Accin Nacional (pan). Sin embargo, existen
fuertes argumentos para sealar que se trat de una transicin
pactada, mediante la cual la clase poltica busc la alternancia
electoral al tiempo que asegur la continuidad del modelo econmico neoliberal.1 Este proceso poltico signific que el Estado
mexicano aceler su viraje hacia la derecha, porque a partir de la
llegada al poder del pan se profundizan las polticas neoliberales
iniciadas en 1982. Sin duda, dos de los actos ms significativos
de este nuevo periodo en la historia de Mxico son, por un lado,
la traicin a los Acuerdos de San Andrs Larrinzar (Chiapas)
firmados en 1996, mediante la aprobacin de la contrarreforma
indgena en la Constitucin Poltica (2002), y por otro lado, la
1 El pan, vale la pena recordarlo, surgi en 1939 como reaccin empresarial
y clerical contra las polticas de desarrollo social impulsadas por el general
Lzaro Crdenas, entre las que se encontraban el reparto agrario ordenado
por la Constitucin de 1917. Su mirada sobre el funcionamiento social y
estatal combina con un liberalismo clerical, conservador, empresarial y profundamente neoliberal.
519
entrega de ms de 28% del territorio nacional a empresas mineras en concesiones por periodos de 50 aos prorrogables por otro
tiempo igual.2
La traicin del Estado mexicano a los Acuerdos de San Andrs
Larrinzar llevaron al ezln a terminar con las negociaciones de
paz y el dilogo con el gobierno, por lo que convocaron a continuar con la transformacin social a travs de la creacin de autonoma en pueblos y comunidades: Ya es el momento que todos
nos organicemos y formemos nuestros municipios autnomos,
seal el Comandante Bruce el 1 de enero de 2003, ante miles de
indgenas zapatistas que tomaron la plaza de San Cristbal de las
Casas para celebrar el noveno aniversario del levantamiento. A lo
largo de ese ao, los diversos comunicados zapatistas insistirn en
que, ante la traicin del Estado mexicano, el camino ser crear gobiernos autnomos. Finalmente, en agosto de ese ao, los comandantes zapatistas inauguraron formalmente el funcionamiento de
cinco municipios autnomos en Chiapas, denominados Juntas de
Buen Gobierno. Dos aos despus, en noviembre de 2005, el ezln
comunica y lanza la Sexta Declaracin de la Selva Lacandona.
Es verdad que antes del llamado zapatista ya existan comunidades creando autonomas, pero ste dio un impulso importante
a la lucha por la construccin de gobiernos indgenas. Hoy, casi
diez aos despus, los gobiernos autnomos indgenas no se encuentran nicamente en Chiapas, y se han extendido bajo diversas lgicas y modalidades, en los estados de Guerrero, Oaxaca,
Michoacn, el Estado de Mxico, Jalisco e incluso en el norte del
pas, en los estados de Baja California y Chihuahua.
520
forma de su aplicacin por parte del gobierno abiertamente empresarial del pan gener que la confrontacin poltica y social con las
clases populares y los movimientos sociales fuera mucho ms directa. El desmantelamiento estatal permiti observar de mejor manera
la dominacin del capital neoliberal a costa de cualquier otro inters colectivo, de tal manera que para 2006 haba una confrontacin muy amplia entre ciertos sectores sociales y las clases poltica y
empresarial mexicanas, expresndose en una serie de movimientos
sociales sin precedentes en la historia reciente del pas.
Ese ao, incluso sectores de las clases medias impugnaron al
neoliberalismo por la va de las urnas, aunque esa posibilidad
qued cerrada nuevamente por el tradicional fraude electoral. El
ao 2006 inici y termin con una polarizacin social y poltica, y
un nuevo fraude electoral asegur a la clase poltica y empresarial
la continuidad del proyecto neoliberal.
Durante los primeros das de mayo de 2006, se dio uno de los
primeros pasos hacia lo que en adelante sera la nueva poltica de
contrainsurgencia y contra los movimientos sociales del Estado
mexicano. Los das 3 y 4 de mayo, policas de los tres niveles de
gobierno reprimieron ferozmente a los integrantes del Frente de
Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco (fpdt),
en el Estado de Mxico. La orden fue ingresar al pueblo y detener
a los lderes que haban organizado la lucha social que impidi
el megaproyecto de un nuevo aeropuerto (2001-2002), causando
terror entre la poblacin.3 De las mujeres detenidas, 26 sufrieron
violacin sexual por parte de los integrantes de las policas y fallecieron dos adolescentes de 14 y 20 aos debido a disparos de gases
lacrimgenos por parte de los cuerpos policiales. Es significativo
sealar que cada uno de los niveles de gobierno (federal, estatal y
municipal) era gobernado por un partido poltico distinto de los
tres mayoritarios en el pas, los cuales se coordinaron para ingresar a la comunidad.
La brutalidad de la represin que sufri el pueblo de San Salvador Atenco no haba sido vista en muchos aos en Mxico,
3 El gobierno federal pretenda expropiar sus terrenos agrcolas a un precio
irrisorio.
521
522
ms empobrecidas del pas, tom dos decisiones que transformaron radicalmente las polticas de contrainsurgencia y control social de los gobiernos anteriores. En primer lugar, decidi comenzar una guerra que inicialmente se llam guerra contra la delincuencia
(que posteriormente tom el nombre de guerra contra el terrorismo, y
luego, de guerra contra el narcotrfico). Como puede observarse, al denominarse guerra contra los delincuentes, el objetivo podra ser cualquier persona que cometiera cualquier tipo de acto que alterara
el orden social o econmico, criminalizando de esta manera la
protesta social. La segunda decisin fue firmar con el gobierno
norteamericano la Iniciativa Mrida (tambin llamada Plan Mrida o Plan Mxico), que entr en vigor en junio de 2008, mediante la cual aument la colaboracin militar entre ambos gobiernos,
involucrando directamente a las grandes oficinas de investigacin
estadounidenses, como son el Departamento de Defensa de los
Estados Unidos (Pentgono), la Agencia Central de Inteligencia,
la Oficina Federal de Investigacin y la Administracin Antidrogas de Estados Unidos, con la supuesta intencin de controlar el
avance de los crteles del narcotrfico. Hasta la fecha, el gobierno
norteamericano ha invertido ms de 1 600 millones de dlares en
este plan de colaboracin,6 que termina respaldando la guerra del
Estado mexicano ahora llamada contra el narcotrfico.
Una tercera decisin del gobierno mexicano, que sin embargo no ha prosperado en su totalidad, fue la transformacin de la
legislacin en materia penal. En este sentido, impuls reformas a
la Constitucin Poltica a los artculos vinculados con los procesos
penales de las personas (artculos 13 al 23), ampliando las facultades de los cuerpos policiales y de investigacin, llegando a proponer la legalidad de ciertos actos considerados en la legislacin
internacional como violatorios a los derechos humanos, como es
el caso del allanamiento de morada sin autorizacin previa de un juez.
Tambin present en 2009 la iniciativa de reforma a la Ley de
Seguridad Nacional, la cual penaliza actos tan ambiguos como
6 Iniciativa Mrida (s.f.), Recuperado el 15 de agosto de 2012, de http://spanish.mexico.usembassy.gov/es/temas-bilaterales/mexico-y-eu-de-un-vistazo/iniciativa-merida.html
523
Las condiciones mencionadas hacen que la lucha de los pueblos indgenas, tanto para la defensa de su territorio como para
la construccin de la autonoma, sea ms difcil por la existencia
de la guerra. Se trata de una situacin diferente a cuando el gobierno mexicano simulaba procesos democrticos ante el mundo,
pues ahora decidi que la va de control social es a travs de la
guerra contra los delincuentes, terroristas o narcotraficantes. En estas
condiciones se dan las luchas de pueblos como Chern y Ostula
en Michoacn. En el primer caso, grupos de narcotraficantes coludidos con funcionarios pblicos de todos los niveles de gobierno
y empresarios nacionales y extranjeros, se organizan para destruir
cientos de hectreas de bosques, haciendo negocios con los recursos madereros y asesinando a los defensores de los derechos de las
comunidades. En el segundo, grupos empresariales, funcionarios
pblicos y paramilitares se acompaan en la construccin de proyectos tursticos y de desarrollo urbano, a costa de la destruccin
del territorio de la comunidad, arrebatndole su territorio. En
ambos casos se asesina a los defensores de los recursos naturales,
que generalmente son integrantes de los pueblos. En Mezcala,
Jalisco, los gobiernos estatal y federal crean polticas pblicas para
525
despojar al pueblo de su territorio y beneficiar a empresas inmobiliarias. Tambin se despoja a pueblos y comunidades a travs de la
creacin de supuestas zonas de proteccin ecolgica, que despus
son entregadas a grupos empresariales para su explotacin. En
Wirikuta, San Luis Potos, las comunidades se defienden ante la
amenaza de ser expulsadas por el gobierno mexicano, para entregar sus tierras a empresas agroindustriales y mineras. En San Jos
del Progreso (Oaxaca), las empresas mineras contratan sicarios
que asesinan a los opositores. Estas historias se repiten a lo largo
y ancho del pas.
Uno de los elementos fundamentales que puede observarse
en los procesos de lucha de los pueblos indgenas, es que para
defenderse y defender su territorio, han creado policas comunitarias, es decir, cuerpos policiales integrados por miembros de la
comunidad, para la defensa de los territorios y la seguridad de los
habitantes del pueblo. La ms emblemtica de stas es la Polica
Comunitaria de la Costa Chica y Montaa de Guerrero, en la
cual participan ya 65 comunidades de tlapanecos, mixtecos, nahuas y mestizos cubriendo la totalidad de diez municipios; sin embargo, tambin existen policas comunitarias en Chern y Ostula
(Michoacn) y en Copala (Oaxaca), entre otros pueblos.
Hasta la fecha en que se escribe este captulo, el gobierno
mexicano reconoce que la guerra supera ya los 95 000 muertos;
entre ellos se encuentran centenas de luchadores sociales, de defensores de territorios comunales y de defensores de derechos humanos, adems de los llamados por el gobierno daos colaterales, es
decir, personas que estaban por alguna circunstancia cerca de la
zona donde se producen actos violentos, y que tambin pierden
la vida. Muchos de los asesinatos contra luchadores sociales se
han cometido con el apoyo de policas estatales o de los gobiernos
municipales, estatales e incluso federales.
Todo parece indicar que la guerra iniciada por el gobierno
mexicano tiene un doble objetivo, por un lado, combate grupos
de narcotrfico, pero al mismo tiempo arremete contra los luchadores sociales y contra la protesta social, con la finalidad de continuar profundizando el proyecto neoliberal. En este contexto de
guerra, los pueblos y comunidades indgenas, al ser los principales
526
Bibliografa
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527
529
Obrador (entonces candidato de la izquierda) durante la campaa electoral implicaron el desencantamiento del ezln en una
importante parte de la opinin pblica.
Con la Sexta Declaracin de la Selva Lacandona, el elzn lanz en 2005 su ltima propuesta poltica de alcance nacional. A
travs de La Otra Campaa (paralela a las campaas electorales de 2006), busc la articulacin de todas las organizaciones y
luchas de abajo y a la izquierda, a partir del periplo del subcomandante Marcos por gran parte del territorio mexicano. Sin
embargo, el xito de esa empresa fue muy relativo. La represin
brutal contra los comuneros de Atenco el 3 y 4 de mayo de 2006
hizo que se suspendiera parte de la campaa, que no logr movilizar ms que a algunos sectores de la izquierda y enfrentar a
otros, tras un feroz distanciamiento del candidato del prd en los
comicios. Con el acceso al poder del conservador Felipe Caldern
por un margen mnimo de votos, se desat en el pas un multitudinario movimiento contra el resultado electoral. El zapatismo
qued entonces fuera de cancha.
De esa fecha a 2012, poco ha cambiado respecto a la incidencia del ezln en el contexto nacional. El silencio que mantuvo el
subcomandante Marcos desde 2008 hasta 2011, en que reapareci con algunas cartas varias de ellas dirigidas al filsofo Luis
Villoro, inquiet a sus seguidores y gener todo tipo de rumores.
La ausencia del zapatismo como referente moral a nivel nacional es parte de la tragedia que enfrenta el pas y concretamente
la izquierda, incapaz de articularse y defenderse en comn. La
potencia del movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos
de Oaxaca (appo) en 2006 mostr la fuerza indita de las protestas sociales en Mxico, que siguen y brotan por todos lados, pero
que enfrentan la criminalizacin, el asesinato y la represin feroz
como poltica de Estado.
532
Tambin sufrieron muerte violenta e impune los lderes comunitarios nahuas de Ostula, Michoacn, luchadores por la autonoma y en defensa de sus tierras comunales acaparadas por pequeos propietarios ligados al narcotrfico. En septiembre, pocos
das despus de participar en nuestras iii Jornadas Andino Mesoamericanas en la Ciudad de Mxico, el joven nahua Pedro Leyva
fue asesinado, sumndose a la lista de 27 comuneros de Ostula
ejecutados en los ltimos aos. En diciembre, cuando participaba
en una caravana del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, corri igual suerte el lder comunitario Trinidad de la Cruz
Crisstomo. El terror que vivi esa caravana, que vio como arrancaban de su seno a Don Trino para matarlo, es un ejemplo de lo
que est sucediendo con los activistas hoy, incapaces de enfrentar
con sus cuerpos y sus razones el poder maligno de las armas y la
absoluta impunidad.
La imparable ola de violencia cost, el 25 de agosto de 2011,
52 vidas en el Casino Royale de Monterrey, hecho que puso en
evidencia la irregularidad total y la corrupcin en los modos de
operacin de las casas de apuestas. Los escndalos de malversacin de fondos de funcionarios han sacudido el ao, y el secretario
del pri, Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila, tuvo que
renunciar a su cargo por haber provocado una deuda pblica de
ms de 34 millones de pesos.2
El horror que supera cualquier ficcin es el sufrimiento de los
migrantes que recorren el pas desde la frontera sur hasta Estados
Unidos, atacados, explotados, violados, despojados de todo por
las bandas de pillaje con la connivencia de las autoridades migratorias mexicanas. Las cifras de muertos se disparan. Las fosas
comunes se reparten el territorio. Incluso la violencia contra autobuses de pasajeros se ha vuelto habitual; el ltimo caso ocurri
en el norte de Veracruz en diciembre de 2011, con 16 muertos.
Mientras, la represin del Estado contra los movimientos sociales prosigue; dos estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa
que participaban en una protesta en la Autopista del Sol fueron
asesinados por policas que acudieron a disolver el bloqueo dis2 Aproximadamente 2.6 millones de dlares [Nota de los editores].
533
parando tiros contra la gente inerme. El empleado de una gasolinera cercana sufri quemaduras y muri pocos das despus. Fue
el ltimo da de 2011.3 El Centro de Derechos Humanos de la
Montaa Tlachinollan, en declaraciones al peridico La Jornada,
sostuvo que en Guerrero:
[] las disputas entre los grupos del narcotrfico; la reedicin de la guerra sucia con los nuevos patrones de ajusticiamiento y desapariciones forzadas en medio del despliegue
excesivo y sin control civil por el Ejrcito y la Marina, y
la inseguridad promovida por las corporaciones policiacas,
han provocado el aumento de las violaciones a los derechos
humanos.
Los desaparecidos y levantados en el pas son varios centenares, la cuenta la intentan hacer blogueros con iniciativas ciudadanas como Nuestra Aparente Rendicin;4 los activistas por los
derechos humanos no dan a basto y sufren la violencia. El 7 de
diciembre desaparecieron dos luchadores de la organizacin de
Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatln y de Coyuca de
Cataln, secuestrados por la polica estatal.
Mientras esto ocurre, las crceles estn repletas y no garantizan la integridad de la vida de los presos, que ah mismo son
asesinados, o que pueden entrar y salir para asesinar. En cambio, hay mujeres encarceladas por abortar en algunos estados de
la Repblica. O twitteros acusados de terrorismo en Veracruz por
sembrar el pnico por la red. Como dice un lder indgena: La
justicia es como la serpiente, slo muerde a quien va descalzo.
El ao 2011 no empez siendo fcil para el ezln. Por un lado,
varios medios de comunicacin atribuyeron a los zapatistas el secuestro del poltico Diego Fernndez de Cevallos, ex candidato
presidencial y varias veces senador del pan. El desmentido no se
3 Muertes de Blake y Juan Francisco Sicilia alteraron panorama poltico, (31
de diciembre de 2011), recuperado el 15 de septiembre de 2012, de http://
www.jornada.unam.mx/2011/12/31/politica/003n1pol
4 www.nuestraparenterendicion.com
534
536
6 Esta reportera obtuvo los siguientes datos: se han formado 363 promotores
de educacin, jvenes hombres y mujeres que reciben una capacitacin para
dar clases en sus pueblos. De todos ellos nicamente estn trabajando 147,
de los cuales 131 son hombres y nicamente 16 mujeres. Un total nada despreciable de 1 726 alumnos zapatistas reciben clases autnomas. Y aqu es
notable el equilibrio entre nios y nias: 884 nios y 842 nias. Las siguientes generaciones, sin duda, sern diferentes.
537
est formando ya la sexta generacin de promotores de educacin, quienes brindan un servicio que no es retribuido con dinero.
De acuerdo a Baronnet (2009: 10-11):
En la zona Selva Tseltal, ningn nio o nia de familias
bases zapatistas est hoy inscrito como alumno de una escuela oficial, es decir, de nivel federal o estatal, independientemente de ser una modalidad monolinge o no. En
los territorios del Caracol Resistencia hacia un Nuevo Amanecer
con sede en el ejido de La Garrucha, los cuatro Municipios
Autnomos Rebeldes Zapatistas (marez) Ricardo Flores
Magn, Francisco Gmez, San Manuel y Francisco Villa
cuentan en 2007 con ms de un centenar de escuelas zapatistas en funcionamiento y alrededor de 200 promotores en
servicio y formacin. Son en su mayora jvenes tseltales, y
tambin choles, tsotsiles y tojolabales.
A partir de agosto de 2010, la Comandancia Zapatista llam
a construir escuelas autnomas en todas las comunidades de los
Caracoles. Sin embargo, la iniciativa ha encontrado desde entonces a la fecha la abierta agresin de grupos contrarios, como la
orcao en los ejidos Tierra Madre, Patria Nueva y Pea Limonar
del Caracol de Morelia. En la comunidad San Marcos Avils, en
el municipio oficial de Chiln, en septiembre de 2010 se iniciaron
las agresiones contra las familias zapatistas del lugar que haban
construido el aula para llevar a sus hijos a una escuela autnoma. La violencia oblig al desplazamiento de 170 personas que
al regresar a su comunidad, un mes despus, encontraron sus viviendas saqueadas. De acuerdo al informe de la Brigada de Observacin de septiembre de 2011, tambin sufrieron agresiones,
robos y destruccin de escuelas los zapatistas de Tentic, Tenejapa
y Cruztn, del Caracol de Oventic. Se trata, en la mayora de los
casos, de comunidades divididas donde los zapatistas son pocos
pero intentan construir sus propias escuelas y el resto de la poblacin no acepta esta autoexclusin de la vida comunitaria general.
El Sistema de Educacin Rebelde Autnomo Zapatista abri
en Oventic un Centro de Lenguas Tsotsil y Espaol, en el que se
538
539
Sin embargo, la lucha diaria de los pueblos en situacin de hostigamiento y presin contrainsurgente no es tarea fcil:
[] son 16 aos [hoy diramos 19] de resistir con sus propios medios, escasos, y con sus propias fuerzas. Soportando
el peso de la presencia de las tropas federales en todo su
territorio y el incremento de la prostitucin y el alcoholismo que acompaa la militarizacin; el hostigamiento de
los grupos paramilitares; de organizaciones sociales como
la Organizacin para la Defensa de los Derechos de Indgenas y Campesinos (opddic), ahora pantalla del grupo
paramilitar mira, y las polticas sociales de combate a la
pobreza que llevan a cabo los gobiernos federal, estatal y
municipal (Morquecho, 2011).
El problema de la tierra
En Chiapas, el aumento demogrfico y la falta de parcelas hace
que muchos jvenes migren a las ciudades y a Estados Unidos,8
algunos optan por ingresar a las filas del ejrcito, a los grupos
paramilitares o por ponerse al servicio retribuido y armado por
las bandas de narcotraficantes (Olivera, 2009). A su vez, el empobrecimiento de las superficies cultivables obliga a los campesinos a
depender de agroqumicos y fertilizantes. A partir de la Reforma
de 1992 al Artculo 27 de la Constitucin mexicana, las tierras
comunales y ejidales pueden venderse. Las consecuencias de esta
modificacin de la ley que llev al alzamiento zapatista han permitido la expoliacin del nico bien de algunos pueblos indios,
por la misma necesidad y pobreza. La privatizacin avanza a travs de programas como el Fondo de Apoyo para Ncleos Agrarios
sin Regularizar (fanar), promovido por el gobierno. Cada vez son
mayores las dificultades de las familias indgenas para sostener la
autosuficiencia alimentaria.
La falta de papeles y de ttulos de propiedad ha dado lugar a
conflictos y batallas por regularizar la tierra. En la Zona Norte,
8 Vase el artculo de Alejandra Aquino en este volumen [Nota de los editores].
540
en Tila, los ejidatarios siguen una ardua lucha que este ao los ha
llevado a acudir a la Suprema Corte de Justicia de la Nacin para
recuperar 130 hectreas de su propio territorio.
En 2011, los zapatistas enfrentaron la defensa de los predios
que recuperaron en los primeros aos del levantamiento armado: fincas y propiedades ganaderas de terratenientes que los campesinos, antes peones, ocuparon y donde se han construido nuevos
centros de poblacin rebeldes. El hostigamiento mayor viene de la
voluntad de usurpacin de grupos contrarios y de paramilitares. Al
ser tierras comunales zapatistas, si una familia deja la organizacin
pierde su derecho a la tierra. Por ejemplo, en la comunidad Che
Guevara, del Caracol de La Realidad, algunos campesinos ex zapatistas empezaron a organizarse para recuperar las hectreas que
les tocaban antes de abandonar la lucha y amenazaron a las familias pertenecientes al ezln que ya se haban asentado ah. Otro tipo
de problemas ocurren cuando los zapatistas son minora en una
comunidad y otros indgenas codician su espacio, a veces atizados
por los intereses contrainsurgentes de algunas autoridades. Es el
caso de las agresiones que sufren en Monte Redondo, Frontera
Comalapa, las seis familias zapatistas. O la comunidad Las Mercedes, en Tenejapa, donde las tres familias zapatistas sacaron a sus
hijos de la escuela para formarlos en el modelo autnomo y desde
entonces han sufrido amenazas de desalojo y de expropiacin de
sus tierras, incluso una multa por no ejercer un cargo comunitario
en educacin. En Cruztn, San Juan Cancuc, despus del mandato de la Comandancia de crear su propia educacin autnoma,
las trece familias zapatistas han visto cortado su acceso a la luz y al
agua potable, se les prohbe entrar y salir de la comunidad o comprar en las tiendas locales regentadas por otros grupos no zapatistas. En agosto de 2011, en la comunidad Patria Nueva, cerca de
Morelia, miembros de la orcao ocuparon la casa de los observadores internacionales para destruirla posteriormente. Como reporta
la Brigada de Observacin, mujeres no zapatistas estaban disputando ese espacio para crear su propia casa de mujeres. Tambin
en el ejido Tierra Madre, miembros de la Organizacin Regional
de Cafeticultores de Ocosingo (orcao) disputan los espacios que
intentan construir las familias zapatistas.
541
En 2011, ocurri el caso de mayor gravedad, cuando la comunidad de San Patricio (municipio de Sabanilla, Zona Norte),
fue sitiada durante tres semanas, entre septiembre y octubre, por
ms de cien personas de comunidades vecinas en disputa por sus
tierras. El gobernador del estado solucion el problema concedindole al grupo invasor varias hectreas en otro municipio y
apareciendo mediticamente como el gran concertador. Segn
las organizaciones civiles, las autoridades han recompensado su
accin violenta y claramente contrainsurgente.9
De acuerdo a un informe de Las Abejas de Acteal de octubre
de 2011:
[] la situacin de hostigamiento en estas comunidades, especialmente en San Patricio nos recuerda la que vivamos en
Chenalh las semanas previas a la masacre de Acteal: gente
secuestrada en sus propias comunidades, que muchas veces ni
siquiera puede comer; robo y quema de cosechas y de animales domsticos; disparos constantes para intimidar. Y todo eso
lo hacen los paramilitares, igual que en Chenalh, bajo la mirada cmplice de la polica y de las autoridades (sipaz, 2011).
La indefensin que sufren estos indgenas hasta el da de hoy
forma parte, de acuerdo al Centro de Derechos Humanos Fray
Bartolom de las Casas (cdhfbc, tambin denominado Frayba),
de la disputa por los territorios indgenas del Proyecto Mesoamrica (antes Plan Puebla Panam). En su informe de julio de 2011
titulado Late la tierra en las veredas de la resistencia, el Frayba
denuncia cmo para implementar este plan capitalista necesitan
controlar el territorio, siendo una de sus principales estrategias
generar confrontacin al interior de las comunidades. Familias
base de apoyo del ezln han sufrido el corte de suministro de agua
y luz por estar en resistencia y negarse a pagar estos servicios.
La poltica seguida por el gobernador Juan Sabines Guerrero ha
sido la administracin de conflictos sociales (de acuerdo al infor9 Comunicado del Centro de Derechos de la Mujer en Chiapas, 21 de octubre
de 2011.
542
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Los proyectos tursticos y ecotursticos tambin acosan a los pueblos de Chiapas, promovidos y financiados por la Comisin Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indgenas (cdi). En octubre
de 2011, en San Cristbal se celebr la viii Cumbre Internacional
del Turismo de Aventura, inaugurada por Felipe Caldern y por el
gobernador del estado, que cont con la presencia de 650 operadores tursticos de 54 pases. Sin embargo, esta solucin para generar
trabajo y atraer recursos a veces no es bien recibida por las comunidades indgenas. La organizacin Otros Mundos Chiapas invita
a reflexionar:
[] el turismo tiene muchas afectaciones: [] afecta a las culturas locales que se les exige ponerse al servicio del turismo,
afecta por el gasto de millones de pesos en publicidad que podran destinarse a escuelas y hospitales; afecta por la represin
y militarizacin en contra de las comunidades que no quieren
estas actividades y que luchan por defender su tierra y su territorio y que buscan alternativas reales de sobrevivencia.11
Para el Centro de Estudios Superiores de Centroamrica (cesse trata de una clara muestra de un colonialismo moderno y de aventura:
meca),
544
As vemos los conflictos ocurridos en Agua Azul en 2011, donde la comunidad zapatista de Bolom Ajaw se enfrent con integrantes de la opddic grupo considerado paramilitar en disputa
por las cascadas situadas junto a las tierras recuperadas por el
ezln en 1994, de gran inters para la explotacin turstica.
La tensin e inconformidad por parte de la caseta de acceso a
Agua Azul en San Sebastin Bachajn, llev a un enfrentamiento
entre simpatizantes zapatistas y grupos de pristas el 2 de febrero
de 2011, que acab con un muerto y 117 detenidos, cinco de los
cuales permanecieron en la crcel casi seis meses.
En la Laguna Miramar, Bisfera de Montes Azules, est por
comenzar un macro-complejo hotelero que acabaron aceptando
las familias del ejido Emiliano Zapata, no sin sufrir divisiones y
un ultimtum de la empresa explotadora. Cabe recordar que en
2008, ejidatarios que haban tomado las ruinas arqueolgicas mayas de Chincultik, cercanas a Comitn, para administrarlas desde
la comunidad, fueron reprimidos por la polica, que mat a seis
personas e hiri a otras 17.
546
nunci sistemticamente las violaciones cometidas contra l durante la detencin y a lo largo de su prolongada reclusin [Nota de los editores].
547
549
Bibliografa
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de la vida cotidiana en Decolonizing Politics: zapatista indige550
551
552
553
poltico, para ellos la migracin internacional es el nico proyecto en el horizonte que les permitira mejorar, salir adelante,
sobresalir o hacer algo. No hay que olvidar que sus pueblos
siguen viviendo una situacin de guerra impulsada por el Estado
cuyo objetivo desde el principio ha sido desgastar el movimiento,
terminar con la moral de las bases zapatistas y, justamente, hacerles creer que la lucha ya no tiene futuro.
Es importante mencionar que lo que ser narrado en las siguientes pginas no es representativo de lo que pasa con todos los
jvenes zapatistas, ni con el movimiento. Es solo una experiencia
entre muchas otras, ya que lo que empricamente es referido como
un movimiento, y tratado por conveniencia para la observacin
y descripcin como una unidad, en realidad contiene una amplia
gama de procesos sociales, actores y formas de accin (Melucci,
1999: 42). Al interior del zapatismo, e incluso al interior de cada
comunidad, coexisten distintas experiencias de militancia que se
estructuran en funcin de distintos factores, como la historia regional, la pertenencia a determinado pueblo indgena, el gnero,
la edad, el lugar que se ocupa dentro de la organizacin, la etapa
en la que ingresan al movimiento, entre muchas otras variables.
Entonces, aunque la migracin internacional de muchos jvenes zapatistas es una realidad que no podemos negar, tampoco podemos ignorar que muchos otros jvenes han decidido no
emigrar y son quienes hoy encabezan los Municipios Autnomos
Rebeldes Zapatistas (marez) y las Juntas de Buen Gobierno (jbg)
(Baronnet, Mora y Stahler, 2011).
En el municipio de San Pedro de Michoacn los primeros desplazamientos al Norte se registraron en el ao 2000; sin embargo, fue hasta 2004 cuando los jvenes de las comunidades zapatistas se unieron
a estos flujos. Quines son estos jvenes que se van? Son jvenes
que crecieron y se politizaron en medio de un conflicto armado entre sus pueblos con el Estado y al calor de los encuentros con la
554
555
556
Conclusiones
La migracin internacional en los territorios zapatistas est transformando en mltiples direcciones los paisajes locales, as como
las identidades de las personas que se vinculan directa o indirectamente a sta. La migracin no deja a nadie inmune y sus efectos en
cada comunidad son diversos y contradictorios. El anlisis de la ex561
562
Bibliografa
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563
564
Introduccin
Partimos sealando lo que aprendimos de un dirigente de la comunidad campesina de Paca, en la provincia de Jauja, regin de
Junn, Per, cuando en una reunin seal: En mi comunidad
hay tres tipos de comuneros: 1. Los que sienten y padecen con la comunidad, son los activos; 2. Los que sienten pero ya no padecen con la
comunidad, son los cooperantes; y. 3. Los que no sienten ni padecen con la
comunidad, son los morosos.
Los del primer tipo, los activos, son los que han permanecido
y permanecen en la comunidad en todas las vicisitudes de la vida
comunitaria. Es decir, en la vida cotidiana, estacional, festiva y
productiva, en la paz y en la guerra y participan en las asambleas
o cabildos abiertos, en las faenas para construir obras pblicas,
en las minkas o mingas1 para apoyarse entre vecinos; asisten a las
festividades religiosas y cvicas, a los bautizos, matrimonios, velatorios y entierros de los difuntos. Comparten la vida comn desde
tiempos inmemoriales hasta los tiempos de la modernidad global,
es decir, de los orgenes del ayllu andino a nuestros tiempos.
El segundo tipo, los cooperantes, se refiere a aquellos que han
emigrado hacia otros lugares dentro y fuera del pas, pero en los
cuales perdura la aoranza que les permite re-crear sus maneras
de ser y vivir en lugares alejados donde reproducen y reviven (a
veces ritualmente) sus tradiciones culturales: alianzas familiares,
565
organizaciones civiles, rplicas de fiestas y, tambin, retornos ocasionales a sus lugares de origen.
El tercer tipo, los morosos, son los desarraigados que niegan su
origen, principalmente cuando son indgenas. Desarraigo que niega
su ser para adscribirse arbitrariamente al ser otro, adoptando tradiciones que no les son de su origen. Mayormente son emigrantes.
Esta recomposicin espacial-temporal se debe a factores estructurales y coyunturales, como la coercin econmica que obliga a emigrar para la bsqueda de mejores condiciones de vida en
el mbito de la calificacin como en el laboral en unos casos; y, en
otros, responde a motivaciones extraeconmicas, como motivaciones sociopolticas y calamidades naturales. Ambas posibilidades generan las migraciones internas y externas en Per.
566
3 El trmino indgena es asumido con reservas. En general, se alude a un origen andino para referirse a lo indgena.
567
Inicialmente, las migraciones internas se movan de modo pendular por el control vertical de pisos ecolgicos por una misma etnia para
la produccin agroganadera. Muestras de ello son las evidencias
registradas entre los lupaqa en el Qollao, los caxamarca del Norte
y las relaciones intertnicas de los nazcas con los wari en tiempos
prehispnicos. Unan la costa, la sierra y la selva. Estas formas
devinieron desde la Colonia espaola, en migraciones temporales
y golondrinas4 entre el campo y las ciudades y entre el campo
y los mercados de trabajo (selva, centros mineros, islas guaneras).
Estas migraciones son de ida y vuelta, estacionales, cuando
los que emigran dejan sus lugares de origen por periodos cortos, como las que realizan los campesinos indgenas de Ayacucho,
Apurmac y Huancavelica hacia la selva central; los de Cuzco hacia Quillabamba y Lares; los de Cuzco y Puno hacia las coloni4 Viene del comportamiento migratorio de la golondrina viajera que vuelve a su nido.
568
569
caractersticos, acompaadas de nios, se ubican en avenidas cntricas y puentes peatonales para mendigar.
Hoy, las migraciones temporarias tienen nuevas dinmicas,
con el uso de los medios de comunicacin que ponen al da a los
actores de lo que acontece en el mundo y en los mercados laborales, de productos, bienes de capital, insumos, capitales y de factores que influyen en los procesos de traslacin de ida y retorno.
b.
Estas migraciones se caracterizan porque los actores cambian definitivamente de residencia habitual. Previamente pudieron o no
haber tenido experiencia migratoria. Los factores para las migraciones pueden ser econmicos, extraeconmicos y las motivaciones compulsivas o no, como es el caso de los desplazados durante
la guerra interna en las ltimas dcadas del siglo xx, por la cual
debieron desplazarse ms de 550 000 personas.
En este caso las migraciones se han orientado principalmente
hacia la ciudad de Lima, donde cada ayllu, cada comunidad, cada
centro poblado tiene a sus miembros emigrados, en la mayora
conformando asociaciones deportivas y culturales que recrean sus
costumbres, relaciones de solidaridad y festividades con los que
resuelven las aoranzas, las angustias y los impactos negativos que
conllevan estos procesos de redistribucin poblacional.5
Existen rutas migratorias definidas desde lugares de origen o
expulsin hasta de destino o recepcin. As, histricamente, identificamos una ruta de migracin pendular, de ida y vuelta, que contina con el control vertical de pisos ecolgicos. stos son la costa y la selva
donde los pobladores de la zona de sierra bajan para laborar en el
agro y otras actividades. Conservan la residencia en la zona de ori5 Existen algunos estudios sobre estas asociaciones: Mangin (1964), Altamirano (1984, 1985), Golte y otros (1987); sobre las colonizaciones en la Amazona: Zarzar (1989), Garca (1987); sobre proyectos de colonizacin dirigidas
en las dcadas de 1960 y 1970 en El Alto y Bajo Mayo, Tocache y Campanilla, Pichis Palcaz, Peren-Tambo, Pichari, por el Ministerio de Agricultura
y el de Puno-Tambopata por Martnez (1969).
570
gen y establecen, al mismo tiempo, una nueva en la zona de destino. Entre ambos lugares se establece una nueva divisin laboral en
la familia para asumir responsabilidades domsticas y productivas.
El vaivn que se produce genera nuevas formas de comportamiento y organizacin de la familia y de las comunidades. As podemos
identificar residencia monolocal, bilocal y multilocal.
Los procesos migratorios involucran a todos los sectores poblacionales y alcanzaron a las poblaciones nativas, originarias o
indgenas, las ms vulnerables a los estragos de la guerra interna.
Al respecto, sealamos algunos casos emblemticos:
ra (Conacami), Asociacin Intertnica de la Selva Peruana (Aidesep), Confederacin Campesina del Per (ccp) y Confederacin
Nacional Agraria (cna).
Pas
Peruanos
Tokio
Japn
57 661
Argentina
51 900
Espaa
50 351
usa
45 960
40 993
32 901
32 309
26 494
25 937
24 991
23 146
20 299
18 494
14 214
Buenos Aires
Madrid
Miami
Miln
New York
Paterson
Barcelona
Santiago
Washington
Caracas
Roma
Los ngeles
San Francisco
Italia
usa
usa
Espaa
Chile
usa
Venezuela
Italia
usa
usa
575
576
6 Agentes que por encargo de las empresas reclutan, por contrato, mano de
obra para trasladarla a laborar en Estados Unidos. Por este servicio cobran
sumas determinadas en coordinacin con las empresas de destino.
578
580
581
a su uso discutible, pueden expresar el sentir y actuar de inmigrantes en Europa o Estados Unidos para poner resistencias a
la segregacin de las poblaciones migrantes y una manera de
inducir a los gobiernos democrticos a incluir en su agenda a
estos pueblos, tanto los que tradicionalmente existen ajenos al
Estado como pueblos no contactados, con contacto incipiente, en aislamiento voluntario10 (Huertas, 2002), como
tambin los contactados que no han logrado integrarse plenamente a las sociedades nacionales.
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10 Pueblos no contactados son los que no tienen contacto con la sociedad nacional; los semi-contactados o en contacto inicial son los que espordicamente han tenido alguna relacin con integrantes de la sociedad nacional
(comerciantes, funcionarios, misioneros, traficantes), y en aislamiento son
aquellos que voluntariamente se han encerrado en su territorio sin permitir
el ingreso ni salida de personas.
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585
587
588
Desplazamiento territorial
Ms que hablar de migracin para nosotros se trata de desplazamiento territorial. Hay un desplazamiento o un recorrido en
una tierra que no es sentida ajena. Abya Yala para nosotros es una
tierra comn a la cual posteriormente se le han impuesto fronteras nacionales en relacin a las cuales se emigra o inmigra. En el
desplazamiento territorial hay un movimiento que es contra la
guetificacin, tanto en el pas de origen como en el de destino.
Es una desguetificacin en un doble sentido: por un lado, del
encierro como pobres y la consiguiente fijacin a un destino de
padecimientos y, por otro, contra la aceptacin de la fragmentacin nacional y sus correlativos guetos, las formas segmentadas
de jerarquas de integracin nacional. A diferencia de la herencia
propia de la relacin colonia-metrpoli, estos desplazamientos territoriales al interior de Amrica estn marcados por una relacin
colonial fractal. No hay un centro metropolitano que hoy reciba a
los habitantes de las excolonias como sucede con las poblaciones
de las excolonias europeas, sino una multiplicacin de dispositivos
coloniales en los territorios. Usar el trmino de desplazamiento territorial es una resistencia a la forma territorial que dej la organizacin de la Colonia y a la posterior forma nacional de organizacin poltica. Tambin es una resistencia a las actuales formas de
guetificacin bajo las cuales se refuncionaliza la herencia colonial a
favor del capitalismo actual, por medio de la produccin de espacios diferenciados en la ciudad, en los cuales se concentra la fuerza de trabajo destinada a los trabajos ms duros y peor pagados.
Sin embargo, la ambigedad de estas zonas est dada porque
se constituyen tambin como territorios vivos, trmino que despus
aclarar. Son territorios multifacticos donde se inventan lenguajes, ritmos, sabores, resistencias, y nuevas formas de vida. Este
desplazamiento es un movimiento con varios momentos, con va589
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595
despus: el
Morita Carrasco*
El 20 de mayo de 2010, en el marco de la celebracin del Bicentenario de la Patria, la presidenta de Argentina mantuvo un encuentro con organizaciones y representantes indgenas en el Saln
de la Mujer de la Casa Rosada (sede del gobierno central). Para
ello, convergieron en la Plaza de Mayo de la ciudad de Buenos
Aires, cuatro columnas de manifestantes indgenas que desde distintas regiones del pas se convocaron para asistir al encuentro. La
presidenta recibi a un grupo de ms de treinta marchistas y luego
se reuni en privado con algunos de ellos, ocasin en la cual se le
demandaron respuestas al documento presentado un ao antes.
Partir de este hecho para hacer un balance de la situacin
en que se encuentran hoy los derechos de los pueblos indgenas
en el pas: los proyectos/programas en ejecucin, las cuestiones
pendientes, las demandas y reivindicaciones.
Por un lado, es posible anticipar que en esta ltima etapa del
actual gobierno, las medidas adoptadas parecen operar como
re-inversin de la poltica indigenista oficial para atemperar la
conflictividad y contener las demandas. Por otro lado, en tanto
son las provincias las que mayormente mantienen jurisdiccin sobre lo que est en disputa, sean tierras, sistema educativo, recursos
del subsuelo, sistema de salud y justicia en primera instancia, son
los gobiernos locales los que tienen un rol clave en la manera en
que se hacen efectivos los derechos indgenas, y cmo. Teniendo
presente que inciden en ello no solamente disputas por competencias y jurisdicciones sino tambin realineamientos partidarios
en funcin de lo que opera como oficialismo u oposicin; identi11
597
Introduccin
Transcurridos los aos de auge del neoliberalismo argentino
(1990-2003), que entre otras transformaciones, produjo una reforma de la Constitucin Nacional reconociendo la preexistencia
tnica y cultural de los pueblos indgenas,1 se han sucedido ya dos
mandatos presidenciales de una fraccin progresista del Partido
Justicialista, en cabeza de Nstor y Cristina Kirchner; no obstante,
no se han concretado cambios sustantivos en lo que respecta al
reconocimiento de su libre determinacin y a la posesin y propiedad de los territorios.
El Partido de la Justicia Social (Justicialista), creado por el general Juan Domingo Pern en 1945, es mayoritariamente apoyado
por los indgenas, quienes consideran que fue gracias a l que obtuvieron su documentos de identidad como ciudadanos argentinos
en 1946, aunque la ciudadana ya les haba sido reconocida en la
Constitucin de 1853. Quizs fue por este motivo que en 2010,
1 Son atribuciones del Congreso, Art. 75, Inc. 17. Reconocer la preexistencia
tnica y cultural de los pueblos indgenas argentinos. Garantizar el respeto
a su identidad y el derecho a una educacin bilinge e intercultural; reconocer la personera jurdica de sus comunidades, y la posesin y propiedad
comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan; regular la entrega
de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas ser
enajenable, transmisible ni susceptible de gravmenes o embargos. Asegurar
su participacin en la gestin referida a sus recursos naturales y a los dems
intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente
estas atribuciones.
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599
[] el 20 de mayo se escribi una pgina de nuestra historia muy importante. Tuvimos el privilegio de ver y estar en
Plaza de Mayo con los representantes de los pueblos originarios kolla, wich, toba, mapuche, huarpe y guaran, entre
otros, que trajeron sus reclamos histricos, trayendo como
consigna: Caminando por la Verdad hacia un Estado Plurinacional. Saludamos a todos nuestros hermanos originarios y hacemos suyas todas las reivindicaciones esperando
que se cumplan. Gracias por venir y desde este humilde
sitio les rendimos nuestro ms sincero homenaje a todos.
600
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602
ser recuperada, y se divisaban wiphalas7 y otras insignias indgenas, un grupo de quince representantes fue recibido en la sede del
gobierno por Cristina Fernndez de Kirchner.
Slo tres de ellos tomaron la palabra y luego de agradecer la
posibilidad de ser recibidos, resaltaron algunos logros de la gestin
kirchnerista, pero de distinta manera todos destacaron la necesidad de obtener respuesta a sus demandas. Las que siguen son sus
palabras:
[] este bicentenario no nos ha incluido, hasta hoy seguimos perdiendo territorio y vida por defender nuestro territorio [...] necesitamos medidas contundentes en pie de
igualdad con otros movimientos sociales, [] vemos que
esta poltica es viable para nuestros pueblos, pero debe ser
tomado de otra manera [] nosotros no tenemos nada que
festejar pero s creemos y por eso nos hemos aliado con
otros movimientos sociales que apoyan este modelo, y [sabemos] que est en la mano de usted resolver el problema
[] no venimos a armar desorden, queremos que este Estado argentino pueda reflotar este programa que tantos gobiernos no han podido reflotar; hay tierras del ejrcito, de
parques nacionales, de universidad, y [la solucin] depende
de una voluntad poltica; los territorios para nosotros significan la farmaciala prctica cultural y debe ser visible en
esta Argentina; [] para qu vamos a pedir vivienda, si
no tenemos territorio? (Lavaca, 2011: Audio).
[queremos] reconocerle la posibilidad de dialogar, [expresamos] el pensamiento de ms de 30 naciones, [] estamos
fortalecidos convencidos de que vamos por buen camino,
pero el Estado tiene con nosotros una deuda histrica que
no da para ms. El Estado tiene que comenzar a tomar medidas de fondo, profundas, porque la situacin de marginacin cultural, poltica, econmica de los pueblos indgenas
no tiene que ver con la poca. Se han aprobado numero7 Banderas aymaras de siete colores [Nota de los editores].
603
des preexistentes y a los trminos en que el gobierno que ella representa entiende que debe ser la relacin a mantener con ellos.
Las cosas han cambiado, el mundo ha evolucionado y si te
descompons y te tengo que operar, no te puedo operar en
el medio de monte, te tengo que operar en un hospital [...]
Se entiende lo que digo? Porque si no caemos en lo otro,
que es en el indigenismo, como una deformacin del respeto a las culturas de los pueblos originarios. Adems de trabajar mucho, hay que hacerlo con la inteligencia y racionalidad de conservar los grandes valores culturales que cada
pueblo trae, pero tambin aceptar las cosas que la modernidad nos da para poder vivir mejor. Milagro, el tema del petrleo, bueno... el petrleo es una cosa que la necesitamos
tambin, porque yo quiero contarles, como presidenta, que
si no tenemos el petrleo lo tengo que importar y tengo que
destinar muchos recursos que los podra destinar para otras
cosas. Si lo encuentro ac, en el pas, es mejor para todos.
Esto no significa que la gente que, por all necesariamente...
y fjense que estoy diciendo algo que por ah alguien va a
querer tirarme un piedrazo por la cabeza, pero como yo
digo lo que pienso [...] quiero serles absolutamente sincera.
Si hay petrleo en un lugar y los que estn all tienen que
ser... en todo caso llevar a ese contingente de compaeros
a otro lugar, exactamente con las mismas caractersticas y
condiciones, pero no podemos dejar, Milagro, de sacar el
petrleo porque lo necesitamos para poder desarrollarnos,
para poder vivir. Creo que tenemos que ser, por sobre todas
las cosas, inteligentes. Ser inteligentes no nos va a hacer
menos tributarios de nuestras culturas originarias, al contrario. Lo que tenemos que hacer, en todo caso, es poder
participar de los beneficios de esas cosas que se encuentran.
Y lograr que, si te vas a otro lugar, en ese otro lugar te pongan una escuela, un hospital, un dispensario [...] O sea: utilizar nuestra inteligencia para poder negociar. Si actuamos
con inteligencia y el sentido de mejorar, de progresar, que
no significa renunciar a lo que uno piensa, pero... Yo escu605
611
Gobernabilidad y estilo K9
El mismo da que la presidenta se reuniera con los dirigentes indgenas se present el documento del inai titulado Iniciativas en el marco
del Encuentro de los Pueblos Originarios con la Presidenta de la Nacin encuadrado en un Plan de Accin para profundizar la poltica pblica
dirigida a los indgenas, en tierras, participacin, educacin, comunicacin, restitucin de restos mortales y reivindicacin histrica.
En vinculacin con la ley 26160 se crea la Comisin de Anlisis e Instrumentacin de la Propiedad Comunitaria Indgena,
presidida por el inai, integrada por representantes del Ejecutivo
Nacional, y gobiernos provinciales, organizaciones territoriales
indgenas y el cpi, para la elaboracin de un proyecto de ley de
efectivizacin del reconocimiento constitucional de posesin y
propiedad comunitaria.
En relacin con la participacin indgena, crea en el inai la
Direccin de Afirmacin de los Derechos Indgenas, para promover la mayor participacin de los pueblos indgenas en los
procesos generadores de polticas pblicas impulsando entre las
comunidades el pleno ejercicio de sus derechos [] Y, se compromete a constituir una Comisin de Anlisis e Instrumentacin
Legislativa integrada por el inai, el cpi y representantes de organizaciones territoriales para avanzar en la reglamentacin del
derecho a la participacin y consulta de los pueblos indgenas (cn
y Convenio 169 de la oit).
En educacin, acorde con la Ley 26206 de implementacin,
entre otras cosas, de la Educacin Intercultural Bilinge (eib) por
9 Estilo K es la manera como en Argentina se califica a las peculiaridades de la
forma de administrar el pas, iniciada por el matrimonio Kirchner. Briones
(2011) lo relaciona con el estilo histrico de hacer poltica en el pas, creando
confrontaciones y polarizaciones entre la capital del Estado y el resto de las
provincias, entre partidos, y ms recientemente, entre medios de prensa.
614
presiones del Consejo de Educacin Autnomo de Pueblos Indgenas (ceapi), se fortalecer el apoyo a los pueblos indgenas en los
distintos niveles educativos.
En relacin con la ley de Servicios de Comunicacin Audiovisual (ley 26522), plantea que se financiar la instalacin de radios
para garantizar a los pueblos indgenas el derecho a la comunicacin con identidad.
Se dispone que el inai ser el encargado de coordinar, articular y asistir el cumplimiento de la ley 26517 de restitucin
de restos mortales indgenas depositados en museos y colecciones
privadas. A estas decisiones, se sum la constitucin en la estructura del inai del Registro Nacional de Organizaciones Indgenas.
Para una eventual evaluacin de los cambios operados en la
poltica indigenista oficial vale resaltar que en tanto son las provincias las que mayormente mantienen jurisdiccin sobre lo que est
en disputa en relacin con las demandas indgenas, los gobiernos
locales mantienen un rol clave en la manera en que se concretan
esas demandas y cmo. Y en este ltimo aspecto, hay que tener
en cuenta que en la resolucin inciden no solamente disputas por
competencia y jurisdicciones sino tambin realineamientos partidarios en funcin de lo que opera como oficialismo u oposicin;
identificacin de recursos econmicos considerados estratgicos o
de inters general; como asimismo la presin de sectores potencialmente conflictivos de la sociedad civil (movimientos sociales,
organizaciones barriales, corporaciones empresariales, acreedores externos, agencias de cooperacin multilateral, etctera).
Pero es el Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin el que
maneja el ms alto presupuesto nacional para la asistencia social.
En su rbita se tramitan pensiones no contributivas (vejez, madre
de siete hijos, invalidez) y de l dependen otros programas como
Argentina Trabaja, Plan Crecer, etctera.10 No es un dato menor
10 Valeria Iigo (2007), seala que una comunidad del pueblo toba (colonia
aborigen Misin Taccagle) en la provincia de Formosa es beneficiaria de
varios programas de asistencia estatal: Programa Materno Infantil y Nutricin, Plan Mayores, Programa de Apoyo Nacional de Acciones Humanitarias para las Poblaciones Indgenas, Programa Federal de Salud, Programa
615
que de este ministerio dependa el inai, rgano encargado de ejecutar la poltica indigenista nacional. Conlleva, asimismo que una
gran mayora de las demandas y reivindicaciones de los pueblos
indgenas sean actualmente encaradas desde un enfoque denominado por el ministerio Plan Nacional de Abordaje Integral Ah en
el lugar y con la gente11 en el marco del plan de las polticas sociales
implementadas desde el gobierno nacional. El documento Plan
Nacional de Polticas Sociales en el Bicentenario. Un Modelo Nacional y
Popular expone en su pgina 236:
La poltica hacia los pueblos originarios: el Ministerio de
Desarrollo Social a travs del inai y a partir de 2004 decidi impulsar polticas activas a favor de nuestros pueblos
originarios tendientes a hacer efectivos aquellos derechos
reconocidos [] entre ellos la posesin y propiedad comunitaria de las tierras, la participacin indgena en los temas
que les afecten, la promocin de proyectos de desarrollo de
las comunidades y la articulacin con otras reas del Estado nacional, para abordar de manera integral una respuesta en materia de infraestructura y proteccin social.
Nacional de Becas Estudiantiles, Programa Nacional 700 Escuelas, Fondo
Nacional de la Vivienda, Programa de Provisin de Agua Potable, Ayuda
Social y Saneamiento Bsico, Programa de Desarrollo Social en reas Fronterizas del Noroeste y Noreste Argentinos con necesidades bsicas insatisfechas, Proyecto de Desarrollo Rural de las Provincias del Noreste Argentino,
Programa Agrcola de Autoconsumo, Por Nuestra Gente Todo, Atencin
de Pensiones No Contributivas. Lo que, traducido a nmeros, encuentra la
siguiente expresin, esta vez, para el Barrio Namqom: en 2000, ms de la
tercera parte de su poblacin (37.6%) era beneficiaria de uno o ms programas sociales (siempro, 2002).
11 Aun cuando la implementacin de polticas indigenistas a nivel de los estados provinciales y del federal tienden a deslindar responsabilidades ante
problemas concretos haciendo recaer la incumbencia en la otra parte, en la
actual coyuntura este enfoque responde al afianzamiento de una gubernamentalidad neoliberal, caracterizada por una fase del capitalismo basada en
la acumulacin flexible de capital que busca responsabilizar a los individuos
de su autocuidado a travs de una retrica de participacin en el lugar donde
se encuentren.
616
617
618
Programas de Regularizacin Dominial de tierras fiscales provinciales y nacionales, el Plan de Relevamiento de la situacin dominial, y la gestin de
compra en virtud del imperativo constitucional de regular la entrega de otras
tierras aptas y suficientes para el desarrollo humano (Art. 4).
619
[] tal relevamiento registr serios obstculos de implementacin [] En primer lugar, prcticamente no existe
legislacin adecuada a las pautas culturales de los pueblos
indgenas. Ello genera, entre otras cosas, distintos obstculos en el acceso a la justicia para los pueblos y comunidades
y una inadecuada respuesta del Poder Judicial. En segundo
lugar, no existen procedimientos efectivos de delimitacin,
demarcacin y titulacin de las tierras. En tercer lugar,
no se adoptan mecanismos federales uniformes que permitan incidir equitativamente sobre los gobiernos locales.
En cuarto lugar, es muy escasa la realizacin de las correspondientes consultas previas e informadas respecto de las
medidas y proyectos que afectan la vida de las comunidades. Finalmente, [...] a pesar de la ley [26160] que prohbe
expresamente los desalojos, durante este perodo muchas
comunidades indgenas fueron expulsadas de sus tierras
tradicionales. La indiferencia de los gobiernos provinciales
y la inaccin del Gobierno Federal sumada a la actitud de
un amplio sector del Poder Judicial convirtieron la ley de
emergencia en letra muerta [...] La situacin es an ms
grave por la violencia que se ejerce durante los desalojos
[] (andhes, cels y odhpi, 2010).
Efectivamente, como lo seala el Informe la situacin era muy
grave, se haban sucedido muertes de indgenas por defender sus
territorios, y la violencia aumentaba. La respuesta del gobierno
federal entonces fue prorrogar la ley hasta 2013, incrementar la
distribucin de planes asistenciales y dictar varios decretos disponiendo la ampliacin de la participacin indgena en instituciones del Estado. En noviembre dispuso la creacin del Registro
Nacional de Organizaciones de Pueblos Indgenas (renopi) para
defender y desarrollar su participacin en el proceso socioeconmico de la nacin. Como fuera dicho, el 20 de mayo 2010 la
presidenta firm varios decretos: el 700 que dispone la creacin
de la Comisin de Anlisis e Instrumentacin de la Propiedad
Comunitaria Indgena para elevar al Poder Ejecutivo Nacional
una propuesta normativa para instrumentar un procedimiento
620
derechos especficos. La contratacin de indgenas para desempearse como funcionarios, la disponibilidad de recursos econmicos, la existencia de planes diversos y difusos para atender las
necesidades inmediatas de las comunidades, de varios Ministerios
y Secretaras de Estado, generan confusin y han conseguido la
dispersin y fragmentacin de las organizaciones que tradicionalmente estaban unidas, creando una honda preocupacin, con el
consiguiente debilitamiento de las mismas (iwgia, 2012).
Para cerrar
El Estado argentino est en mora con el cumplimiento de sus
compromisos internacionales. La mayor parte de las veces las
demandas de territorio son soslayadas, con esfuerzos econmicos
destinados a mantener controlados a los dirigentes para evitar que
se conozca la situacin real en que se encuentran. Pero no es cierto que no pase nada o que no se haga nada; muy por el contrario
el inai y los organismos indigenistas provinciales aumentan sus
estructuras organizativas y sus laberintos burocrticos.
Y, sin embargo, la principal demanda: la propiedad de sus territorios, no se resuelve. Las fronteras de industrias petroleras, mineras y las corporaciones sojeras avanzan a velocidad de cohetes
espaciales. El citado Informe Alternativo al cerd sostiene que:
Las leyes de minera e hidrocarburos sancionadas por el Estado federal no contemplan, en ningn caso, tales derechos,
lo que trae aparejada la intromisin inconsulta de empresas
concesionarias en los territorios indgenas. La situacin se
agrava si se tiene en cuenta que en el ao 2006 (encontrndose vigente el Convenio 169 de la oit) el gobierno federal
impuls la modificacin de la legislacin de hidrocarburos
(sancionando la ley 26197). Mediante esta ley se transfiri
la propiedad y administracin de los yacimientos a los gobiernos provinciales sin hacer ninguna referencia a los derechos de los pueblos indgenas sobre sus recursos (andhes,
cels y odhpi, 2010).
623
625
nes al Estado acerca de la urgente titulacin. Los siete aos transcurridos desde 2005 a la fecha, permitieron al gobierno provincial
quebrar la organizacin, mientras avanzaba el desmonte en las
tierras aledaas al territorio indgena y creca la tala indiscriminada de madera del monte nativo. Sin duda, este caso, paradigmtico como ninguno, es la mejor sntesis del carcter del indigenismo
oficial en Argentina, un pas que se repiensa desde un modelo
progresista nacional y popular.
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628
Luis Tapia*
629
trminos histrico culturales, tierras altas es el espacio de desarrollo de los pueblos aymara y quechua, y tierras bajas es el territorio
de la gran diversidad social en Bolivia, habitado por ms de 30
diferentes pueblos de origen nmada, varios de ellos transformados ya en pueblos agrcolas por las misiones jesuticas y las formas
posteriores de dominacin moderna.
En tierras altas se ha pasado por un proceso de unificacin que
ha implicado primero la independencia del sindicalismo campesino respecto del Estado hacia fines de la dcada de los setenta.
Posteriormente, la configuracin de una central sindical nica
independiente a nivel de todo el pas ha juntado el discurso de
reivindicacin clasista, como trabajadores del campo explotados,
y la perspectiva de la reconstitucin de una nacin, por lo tanto,
con algunos rasgos de discurso anticolonial. En tierras bajas se ha
dado un proceso de unificacin en varios niveles. Se han generado
ocho centrales o asambleas indgenas que han reunido a cuatro o
cinco diferentes pueblos, que luego se han unificado en la Confederacin Indgena de Pueblos del Oriente de Bolivia (cidob). sta,
en 1990, lanza una gran marcha desde la Amazona hasta la sede
del gobierno reclamando el reconocimiento cultural y de su territorialidad. En Bolivia, territorio significa el conjunto de tierra,
espacio y su articulacin con diferentes formas de produccin de
vida y estructuras de autoridad, es decir, una historia de vida. En
aquella ocasin se lanza por primera vez la consigna de la Asamblea Constituyente. Tales movilizaciones tuvieron efecto durante
la dcada de 1990, en el periodo neoliberal, cuando llevaron al
reconocimiento de las Tierras Comunitarias de Origen (tco).
Estas estructuras de movilizacin operaron junto a otras de
tipo nacional-popular articuladas en los centros urbanos, para poner en crisis a los gobiernos neoliberales a inicios de este siglo.
Toda esa capacidad de movilizacin convergi en un voto que
hizo posible la victoria electoral del mas. Adems, articul el programa poltico de la poca: nacionalizacin y Asamblea Constituyente. El mas es un partido de origen campesino, con un ncleo
cocalero. Si bien fue un proyecto discutido en la central sindical,
sta no lleg a ponerse de acuerdo, por lo cual el mas sale desde
el ncleo cocalero a mediados de la dcada de 1990 y entra al
630
conflicto en torno a la defensa del Territorio Indgena Parque Nacional Isiboro Scure (tipnis).
Durante un tiempo el partido gobernante, a travs de su alianza con la Confederacin Sindical nica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb), desactiv en parte el Pacto de Unidad
despus de la Asamblea Constituyente. El Pacto de Unidad empieza a operar nuevamente elaborando una propuesta de ley de
la madre tierra y en defensa de los territorios indgenas, ante la
arremetida de los proyectos del gobierno. Este tipo de relaciones
experimentaron su coyuntura crtica en 2011, cuando el gobierno
pretende empezar la construccin de un tramo de carretera que
destruira el tipnis.1 Frente a esto se organiza una marcha de los
pueblos Chimn, Yuracar y la cidob, apoyada militantemente
por el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyo (Conamaq), que recibi un masivo apoyo en el camino y en las ciudades. Frente a esta movilizacin indgena el gobierno despliega
una accin represiva con la polica, movilizando a parte de sus
sectores aliados contra los indgenas, bsicamente cocaleros y colonizadores.
La central sindical campesina tambin emite un discurso abiertamente anti-indgena, explicitando que en el ncleo de la central
campesina lo que prima hoy es un proyecto de expansin capitalista,
convergente con la lnea del gobierno. En este sentido, hemos vivido una coyuntura en la que sectores campesinos se han movilizado
contra la marcha indgena. Esto implica que hay un desacoplamiento o un proceso de separacin entre indgenas y campesinos, entre
los sectores polticamente ms organizados. La central campesina
se ha convertido en el principal aliado y base social del gobierno.
La dirigencia ha promovido como iniciativa de ley una estrategia
productiva con fuertes rasgos capitalistas. En la perspectiva de la estrategia econmico-poltica de la central sindical y del gobierno est
el avanzar sobre territorios indgenas, es decir, repartir como propiedad privada aquello que en la dcada de 1990 se reconoci como
tierras comunitarias de origen o territorios indgenas.
1 Para ms informacin sobre este conflicto puede vase el texto de Mamani
en este volumen.
635
En este sentido, hoy no son los terratenientes sino la central sindical campesina y el gobierno del mas los principales peligros y enemigos de los pueblos indgenas en el pas. Estamos bien lejos del momento de alianza electoral. Estamos en una coyuntura de separacin
poltica y de desacoplamiento de sus proyectos polticos, de contradiccin y de enfrentamiento, hoy central en la vida poltica nacional.
De manera paralela al proceso de separacin del gobierno respecto a las organizaciones indgenas, ha habido un proceso de
reacoplamiento del gobierno con fracciones de las oligarquas regionales y de la vieja derecha en el oriente y el sur del pas, donde
estn cogobernando con estos sectores.
La coyuntura de la marcha indgena en defensa del tipnis ha
generado el fin de la alianza que implicaba el Pacto de Unidad,
ya que se han retirado de l tanto el Conamaq como la cidob, que
son las formas de unificacin indgena en tierras altas y en tierras
bajas, respectivamente, y que han actuado de manera conjunta en
esta ltima coyuntura. Han quedado en el otro lado las organizaciones sindicales campesinas, que son una conjuncin de pequeos propietarios, de trabajadores asalariados del campo e incluso
algunos medianos propietarios de origen aymara y quechua.
En este sentido, una de las principales condiciones de la reforma y
del cambio poltico, que era la alianza entre indgenas y campesinos
y de ellos con sectores nacional-populares de trabajadores urbanos y
otros sectores medios, est rota, al parecer de manera definitiva. Se
desvanece la principal condicin de posibilidad de la construccin de
un Estado plurinacional en Bolivia, ya que estamos en un momento
de enfrentamiento de la burocracia poltica y del sindicalismo campesino contra las organizaciones indgenas. Esto implica que estamos,
desde hace dos aos, en la fase de descomposicin del proceso y coyuntura de cambio y de democratizacin multicultural en el pas y,
por lo tanto, de reconstruccin de las estructuras de dominacin.
Este desacoplamiento poltico, que implicaba una situacin de
subordinacin de las organizaciones indgenas y del proyecto de
un gobierno plurinacional en el pas, abre nuevamente el horizonte de luchas por la construccin de un pas igualitario y multicultural, contra las nuevas burocracias polticas y sindicales y su
proyecto capitalista.
636
Introduccin
Mi punto de partida es que en 2001 cerramos una etapa muy
fuerte en torno a la movilizacin poltica, la reivindicacin y el
debate en torno a los conceptos del derecho indgena (Gmez et
al., 1997, 2001, 2002, 2004 y 2005) y que los saldos que tenemos
permiten analizar la viabilidad de alcanzar la justiciabilidad1 del
derecho indgena a la luz de las restricciones que en el camino
se fueron colocando tanto a nivel nacional como internacional.
En este texto abordar algunos elementos que dan cuenta de las
tendencias y de los indicadores, que en ltima instancia muestran
la concrecin en la prctica de la razn de Estado que prevaleci
al decidir la mutilacin y la distorsin del alcance de la reforma
en materia indgena pactada en los Acuerdos de San Andrs Larranzar, en 1996.2
Cabe aclarar que no se trata de un informe exhaustivo. Las
referencias de apoyo, sin embargo, son significativas del estado
de la cuestin, si bien en lo general se refieren al mbito federal.
* Abogada mexicana, profesora de la Universidad Pedaggica Nacional, cuerpo acadmico Ciudadana, diversidad y educacin, integrante del grupo Paz
con Democracia. Colaboradora en la seccin de Opinin del peridico La
Jornada.
1 Por justiciabilidad interna nos referimos a la aplicacin en derecho nacional
de normas internacionales.
2 Estos acuerdos fueron el resultado de la Mesa Uno sobre Derechos y Cultura
Indgena realizada entre septiembre de 1995 y febrero de 1996, en el marco
del Dilogo y Negociacin del gobierno federal mexicano con el Ejrcito
Zapatista de Liberacin Nacional.
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Con el cambio de gobierno, el 5 de diciembre de 2000, el Presidente Vicente Fox present al Senado como iniciativa de reforma
constitucional la propuesta Cocopa.3 Tras la movilizacin de la
Marcha del Color de la Tierra y la presentacin del ezln y del
Congreso Nacional Indgena ante el Congreso de la Unin, la Cmara de Senadores elabor un dictamen que luego fue aprobado
por la Cmara de Diputados y algunas legislaturas estatales. Con
base en dicho dictamen la comisin permanente del Congreso de
la Unin declar el 18 de julio de 2001 formalmente aprobada la
reforma constitucional, la cual fue publicada en el Diario Oficial
de la Federacin el 14 de agosto del mismo ao.4
As, tenemos que 2001 fue el ao de la contrarreforma indgena,5 del aborto a la posibilidad de cumplir los Acuerdos de San
Andrs y con ello promover la paz en Chiapas y en todo Mxico.
Sin embargo, dicha contrarreforma le dio sentido a la continuidad
de la misma poltica indigenista, al elevar a rango constitucional
la ley que cre el Instituto Nacional Indigenista (ini) en 1948. La
clase poltica mexicana se mostr dispuesta a continuar tratando
a los pueblos indgenas como objetos de atencin antes que como
sujetos de derecho y por ello agreg el apartado B al nuevo texto
del Artculo 2 constitucional. Dicho apartado sirvi de vehculo
para el recambio institucional indigenista, que ofrece a los pueblos indgenas ms de lo mismo slo que con nuevo disfraz, con
base en un listado de programas sociales que a varias dcadas
3 En alusin a su promotora la Comisin de Concordia y Pacificacin (Cocopa) integrada por legisladores de todos los partidos polticos.
4 Desarrollo ampliamente el anlisis de la reforma en la ponencia La Constitucionalidad Pendiente: anlisis del proceso mexicano de reformas en materia indgena, 1992-2001, presentada en el Seminario sobre Tratados y otros
Acuerdos Constructivos sobre Pueblos Indgenas organizado por la Universidad de Andaluca, Sevilla Espaa, del 9 al 13 de septiembre de 2001.
5 El trmino de contrarreforma se utiliza en lgica poltica en contraposicin con el de la reforma que haba sido concertada en los Acuerdos de San
Andrs de 1996.
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Intercultural Bilinge dentro de la Secretara de Educacin Pblica, adems de once universidades interculturales as como el
Instituto Nacional de Lenguas Indgenas. Lneas importantes sin
duda, pero que no guardan relacin alguna con la supuesta libre
determinacin y autonoma que se reconoci a los pueblos indgenas. Sin embargo, entran en la lgica de los derechos permitidos.
En conjunto, estas acciones constituyen lo que se ha denominado
el neoindigenismo.
En este apartado compartir la reflexin en trminos de la viabilidad de la justiciabilidad de los derechos indgenas, tratando
de responder a la pregunta: a qu le dan derecho los derechos
reconocidos a los pueblos indgenas?
A partir del saldo expresado en el texto del Artculo 2 constitucional, observamos dos bloques de leyes, ambos precedidos de
la postura poltica que impuso la razn de Estado para as evitar que
los pueblos indgenas se constituyeran como entidades de derecho
pblico, lo cual les dara la posibilidad de concretar el ejercicio
de la libre determinacin y autonoma y de contar con el uso y
disfrute de los recursos naturales en sus territorios.
El primer bloque de leyes lo integra la emisin de legislacin
que se refiere a materias ligadas a recursos naturales, como es
el caso de la minera, sin que aparezca como reglamentaria del
Artculo 2 constitucional. El segundo bloque se refiere a las iniciativas en proceso en el contexto propiamente indgena. Por otra
parte, tenemos el derecho internacional, de manera relevante el
Convenio 169 de la oit y la Declaracin de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas. Normativas cuya justiciabilidad interna se ve fortalecida con la reciente reforma al
Artculo 1 constitucional: Las normas relativas a los derechos
humanos se interpretarn de conformidad con esta Constitucin
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Lo primero que habr que preguntarnos es: cmo fue que se coloc en el centro el derecho a la consulta?12 La pregunta es especialmente importante en Amrica Latina, donde los grandes debates
nacionales e internacionales se dieron sobre la fundamentacin de
los derechos colectivos, el concepto de pueblo indgena, el derecho
al territorio, a la libre determinacin y a la autonoma, derivado de
ellos el derecho a los recursos naturales en sus tierras y territorios.
De pronto pareciera olvidarse que la consulta es un derecho
adjetivo, procedimental, y no un fin en s mismo, como algunos
12 Conferencia Internacional del Trabajo, 100 Reunin, 2011 Informe de
la Comisin de Expertos en Aplicacin de Convenios y Recomendaciones
Observacin General del Convenio sobre Pueblos Indgenas y Tribales,
(Convenio169 de la oit). La Comisin ha estado examinando las memorias
detalladas sobre dicho Convenio desde que ste entr en vigor en 1991. La
Comisin constata que hasta la fecha 22 pases lo han ratificado. Asimismo,
toma nota de que una de las cuestiones que se ha examinado con ms frecuencia desde que el Convenio se adopt est relacionada con la obligacin
de consultar.
650
Los pueblos indgenas y tribales tienen formas de vida nicas, y su cosmovisin se basa en su estrecha relacin con la
tierra. Las tierras tradicionalmente utilizadas y ocupadas
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un carcter excepcional, adems de sealarse la previa indemnizacin. De cualquier forma, colocando el enfoque en la naturaleza del derecho sustantivo de los pueblos indgenas, le daramos
otra dimensin al debate ms all de los foros, las encuestas, su
sistematizacin y la creacin de instancias que los realicen. Y no
nos confundamos: es distinto que se haga una propuesta a quien
tiene un derecho reconocido, en este caso los pueblos indgenas, y
ellos decidan si la aceptan o no. No se trata de un derecho de veto,
es un derecho a secas, ni ms ni menos. Vetar significara detener
una decisin ya tomada por alguien distinto a quien tiene la titularidad del derecho, as sea el Estado o la trasnacional que obtuvo
una concesin. Nos vamos a encontrar que as como se ha marcado la ciudadana de primera y la de segunda, en clave indgena,
ahora estamos ante derechos de primera y derechos de segunda?
En el derecho interno no est considerado de manera expresa
el derecho a la consulta, pues se le ha pretendido mimetizar en
el Artculo 26 constitucional, que establece la consulta popular
respecto al sistema nacional de planeacin democrtica y al sexenal Plan Nacional de Desarrollo. En la contrahechura de 2001
incluyeron en el apartado B del Artculo 2 constitucional fraccin
ix: Consultar a los pueblos indgenas en la elaboracin del Plan
Nacional de Desarrollo y de los estatales y municipales y, en su
caso, incorporar las recomendaciones y propuestas que realicen.
sa es la supuesta base jurdica, sin importarles la que proviene
del derecho internacional. Y es en ella que se han inspirado las
instancias del Ejecutivo y el Legislativo para hacer como que garantizan un derecho procedimental, esto es, un mecanismo para
que se respeten los derechos sustantivos de los pueblos indgenas.
La llamada consulta popular supone interlocucin con la
poblacin en general para incorporar sus aspiraciones en materia
de desarrollo y planeacin democrtica. De ah deriv la prctica
de realizar foros temticos dirigidos al pblico en general, sin mecanismos de seguimiento sobre los planteamientos presentados.
Se observa con preocupacin que criterios similares fueron trasladados al Congreso y a las polticas pblicas respecto a consultar
a pueblos indgenas como un procedimiento. Pomposamente en
la cdi denominan sistema nacional de consulta al hecho de or653
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no tienen inters legtimo para impugnar posibles violaciones cometidas en perjuicio de los pueblos indgenas. Este mismo criterio
fue ratificado en la controversia 60/2008 el 27 de enero de 2011,
promovida por el municipio de Tepoztln, Morelos, contra el reglamento a la Ley de Organismos Genticamente Modificados, la cual
fue desechada. Se abund en sealar que dentro de sus facultades
a los municipios no les corresponde la defensa de los derechos de
los pueblos indgenas y que no cualquier municipio es municipio
indgena, aun cuando tenga dentro comunidades indgenas.19
En aos recientes, la scjn ha emitido varias tesis aisladas20 relativas al Artculo 2 constitucional, la mayora sobre el derecho al
traductor, consideradas por la propia Corte como no vinculantes,
simples criterios orientadores: sobre el derecho al traductor como
expresin del principio de autorreivindicacin.21 Se trata de una
interpretacin de la norma constitucional para pueblos indgenas
(Artculo 2) a partir del discurso pronunciado por los legisladores
en el momento de su aprobacin sin referencia a normas internacionales.22 Esta postura fue modificada de forma drstica el 30 de
enero de 201323 al vulnerar el derecho a la autorreivindicacin;
se anot que:
Cuando exista sospecha fundada en el rgano ministerial
o en el juzgador de que una persona pertenece a una comunidad indgena, de oficio, debern ordenar una evaluacin sustantiva de la cuestin, adoptando una postura activa
pro-derechos, a fin de determinar si la persona sujeta a una
19 Estos argumentos fueron expresados por el ministro Jos Ramn Coso
mientras que la ministra Olga Snchez Cordero expres un voto particular
disidente de este criterio pues consider que el Artculo 2 constitucional s
faculta a los municipios.
20 Son resoluciones sobre un caso, porque para configurarse como tesis jurisprudenciales se requieren cinco tesis aisladas que vayan en el mismo sentido.
21 Amparo Directo en revisin 1624, Tesis aislada xvi adems Amparo Directo
en revisin 1767/2002. 12 de marzo de 2003 que reitera el cumplimiento de
las disposiciones existentes en materia penal.
22 Amparo Directo en revisin 1624, Tesis aislada xvii.
23 Amparos Directos 1.17.38.51 y 54/2012.
657
derecho a la libre determinacin de los pueblos y comunidades indgenas, ya que el referido precepto constitucional establece respecto de aquellas una reserva legal, la cual
debe atenderse, pues de lo contrario se correra el riesgo de
quebrantar la unidad nacional, lmite de aquel derecho.24
Otra tesis refiere al Artculo 2 constitucional, que reconoce el
principio territorial de los pueblos indgenas y el derecho preferente de las comunidades al uso y disfrute de los recursos naturales
de los lugares que ocupan lo que, desde luego, debe hacerse en
el marco constitucional que exige el respeto a derechos adquiridos por terceros o por integrantes de la comunidad (es decir, se
reitera sin cuestionar la limitante del texto constitucional).25 En el
mismo caso se asienta otra tesis aislada, sealando que:
[] ninguna ley secundaria puede limitar las disposiciones
constitucionales correspondientes; sin embargo, s son susceptibles de ser ampliadas por el legislador ordinario, ya sea
federal o local, en su reglamentacin, al pormenorizar la
norma constitucional que prevea el derecho pblico subjetivo a fin de procurarse su mejor aplicacin y observancia.
En consecuencia los Congresos Locales, al legislar sobre
la materia indgena y regular las instituciones relativas, en
trminos de lo dispuesto en el Artculo 2 de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, deben hacerlo bajo el criterio de que los que se otorgan en ella a la
poblacin indgena son derechos mnimos que deben ser
respetados para garantizar su efectividad, pero que pueden
ser ampliados para imprimir las caractersticas propias que
24 Amparo Directo 3- 2009 por el Presidente del Comisariado de Bienes Comunales de la Comunidad Indgena de Ocotepec, Morelos y otros.Tesis aislada xvi /2010.
25 Amparo en revisin 123/2002. Comunidad Indgena de Zirahun, Municipio de Salvador Escalante, Michoacn. 4 de octubre de 2002. Novena poca
Instancia: Segunda Sala Fuente: Semanario Judicial de la Federacin y su
Gaceta Tomo xvi, Noviembre de 2002, Tesis: 2, cxxxviii/2002 p.445 Materia: Constitucional Tesis aislada
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Los pueblos, no obstante los derechos nominales con que ahora cuentan, continan su resistencia con la proverbial energa que
les ha permitido su persistencia. Ante ello tenemos experiencias
organizativas que a pesar de contar con el respaldo del derecho,
los propios pueblos las reivindican como autonomas de hecho
para expresar su distanciamiento con los tres poderes del Estado.
Tales son los casos de las Juntas de Buen Gobierno en Chiapas y
de la Polica Comunitaria en Guerrero, as como las experiencias
ms recientes en Ostula y Chern en Michoacn, entre muchos
otros. Observamos que lejos de disminuir la distancia entre los
pueblos indgenas y el Estado, la brecha se ampla. Los pueblos
enfrentan los conflictos slo por la va de la denuncia y la organizacin lo que en ocasiones lleva a la criminalizacin de sus lderes.
En sntesis, el desafo consiste en transitar de los derechos permitidos a los derechos plenos.
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Unasur
unesco
usaid
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Glosario de localismos y
trminos en lenguas indgenas
Argentina
Baado: cinaga, terreno deprimido e inundable.
Cabecitas negras: alude al color del pelo que delata ser inmigrante en
pases donde predominan los rubios (Espaa, Argentina).
Puntero poltico: desarrolla actividades proselitistas (rentadas o a cambio
de favores prebendarios) en comunidades y barrios populares, facilitando el vnculo clientelar entre ellos y el Estado.
Topadora: maquinaria de construccin o destruccin.
Bolivia
Achachilas: las montaas protectoras veneradas como abuelos.
Aguayo: tela gruesa a rayas multicolores, de forma casi cuadrada (a diferencia del rebozo de Mxico que es alargado) y tiene muchos usos,
tanto cargar en la espalda nios pequeos y mercancas como
para extenderlo en el suelo y poner la comida.
Amaya: muerte.
Apus: espritus de los cerros.
Awichas: abuelas.
Ayllu: forma ancestral de comunidad extensa originaria de la regin andina.
Ayni: forma de reciprocidad.
Barracas: espacios de haciendas gomero castaeras de funcionamiento
cerrado, en los cuales se explotan recursos forestales maderables y
no maderables y en lo que el administrador y el dueo disponan
de la vida de sus trabajadores, administraban justicia, definan
lugares de asentamientos de las familias y horarios de trabajo, sin
que el estado boliviano tuviera injerencia.
Birlocha: chola que ha adoptado la vestimenta de la mujer de clase social superior y tambin se usa para nombrar a una mujer que se
comporta en forma ordinaria.
Chachawarmi: complementariedad hombre-mujer como base de la comunidad; articulacin de lo masculino-femenino que se proyecta
a otros niveles del cosmos.
Cheqanchada: algunos caminos que rodean la ciudad, tambin nombrados cinturones perifricos.
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Chola: expresin comn con la que se denomina a las mujeres campesinas de origen indgena, aunque con frecuencia son mestizas, las
cuales se caracterizan por usar ropas que en buena medida imitan
a las de las espaolas de la poca colonial: faldas (polleras) que
parecen armadas con miriaque o almidonadas, mantillas y sombreros de bombn.
Chota: mujer que ha dejado de usar la pollera y se ha puesto vestido
occidentalizado.
Chuo: papa deshidratada con la helada.
Chuyma: corazn.
Faria: harina de yuca para el consumo humano.
Habilito: equivalente al peonaje por deudas en otras partes del continente.
Ispalla: espritu de las semillas.
Mallku: autoridad mxima en una comunidad aymara; tambin se usa
por extensin para referirse o designar a dirigentes importantes.
Movilidades: cualquier vehculo automotor..
aupa: memoria.
Pachakuti: inversin del tiempo y del espacio.
Pasanaku: fondo de ayuda mutua para colaborar con quien pasa una
necesidad o urgencia.
Pongueaje: trabajo servil.
Quepi: carga o atado que se lleva a la espalda.
Sikuri: baile que proviene del altiplano boliviano.
Siringueros: trabajadores de la goma que extraen el ltex de caucho en
la regin amaznica; por extensin tambin se aplica a la recoleccin de la castaa en la misma regin.
Suma Jakaa: vivir bien y trabajar bien.
Sumak Kawsay o Suma Qamaa: Buen Vivir.
Tunta: clase de tubrculo andino.
Waka: nombre que en los pases andinos se da a los vestigios arqueolgicos, que por esta razn son lugares sagrados y escenario de
rituales indgenas.
Wawa o wawita: beb.
Wiphala: bandera aymara de siete colores.
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Chile (mapuche)
Aylla rewe: agrupaciones poltico territoriales menores.
Fvtalmapu: organizacin polticoterritorial mapuche de existencia
prehispnica, constituida por varios aylla rewe o agrupaciones
menores.
Ka xipa che: usado para identificar y referirse a las personas de otras
latitudes, es decir, a otros pueblos.
Kume Mongen: Buen Vivir
Lawentuchefe: yerbero.
Logko: autoridad tradicional mapuche.
Machi: yerbera.
Mapuzugun: lengua originaria del pueblo mapuche.
Nguillatun: celebracin comunitaria, festiva y sacrificial con el fin de
complacer a las divinidades y antepasados para obtener los dones
de la fertilidad, la salud, el bienestar, etctera.
Ngulumapu: espacio del Wallmapu (pas mapuche) correspondiente a la
actual zona centro-sur de Chile.
Paln: deporte mapuche.
Reche: denominacin de los antiguos mapuche antes de la invasin espaola.
Trawn: espacio formal de reunin intercomunitaria en el que participan dos ms comunidades mapuche.
Wallmapu: nombre dado al pas mapuche.
Wigka o huinca: espaol, extranjero. Actualmente tambin se usa para
designar al chileno.
Colombia
Mama Kiwe: Madre Tierra.
Ecuador
Ashpamama: Madre Tierra. Ashpa, quiere decir tierra, mama madre.
Cholo: en los pases andinos el mestizo est ms cercano a la cultura
criolla y el cholo es el nombre despectivo dado a un indio mestizado aunque culturalmente ms cercano al indio.
Conciertos (indios): forma de nombrar a la servidumbre campesina.
Huasicamas: huasi significa casa y cama significa encargado; huasicama
es el sirviente de la hacienda en la casa del patrn.
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Huasipungo: la parcela de tierra que recibe para su usufructo el campesino siervo a cambio de un conjunto de servicios que pueden
incluir obligaciones al conjunto de la familia. Trmino compuesto por dos palabras quichuas: huasi (casa) y pungu (puerta); tradicionalmente aluda al indio encomendado que cuidaba la casa
del espaol.
Huasipunguero: en otros lugares del continente, pen acasillado.
Inti Raymi: fiesta de ao nuevo andino que se celebra el 21 de junio, da
del solsticio de invierno en Amrica del Sur.
Mitayos (indios): forma de nombrar a quienes iban a trabajar a las minas.
aa: hermano.
Runa: en la cultura quechua trmino para aludir a un ser, obligado con
el resto, responsable de sus actos, etc. En la tradicin comunitaria
sera el sujeto de derechos que es muy distinto al sujeto poltico
ciudadano liberal.
Yacu Tata: Seor Agua, yacu agua, tata seor.
Guatemala
Awas: no hacer dao.
Pixab: consejos de todos los seres.
Mxico
Charola: nombre coloquial mexicano dado a la credencial que una autoridad exhibe para intimidar a alguien.
Comisariado: cargo de gestin colectiva de la propiedad social de la tierra todava existente.
Ejido: forma de propiedad social de la tierra instituida en la Reforma
Agraria de 1936, la cual se propuso reemplazar y extinguir las
formas comunales
Encargatura: estructura que integra la forma de organizacin de algunas
comunidades an existente, permitindole mantener un gobierno
propio y vivir en relativa autonoma desde tiempos de la Colonia.
Hueseros: quienes tradicionalmente acomodan fracturas y problemas de
huesos.
Nawyntsk: respeto mutuo, ofrenda a tu presencia en lengua mixe.
Nixem niym: considerarse entre todos, con ustedes y con nosotros en
lengua mixe.
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Pozoleada: mtodo de tortura por el cual una persona es vendada e introducida en tambos de agua donde se descarga electricidad para
lograr que hable.
Principales: linajes distinguidos del orden social prehispnico. Actualmente designa a las personas de ms sabidura y respeto en la
comunidad.
Rajar: uso coloquial mexicano que significa acobardarse.
Tapajwinyx: ponerme en tu lugar y entenderte desde tu realidad en
lengua mixe.
Ttulos primordiales: documentos con valor jurdico que la Corona espaola entregaba a las comunidades reducidas, reconociendo la
propiedad de sus tierras para formar pueblos.
Per
Apu: montaa sagrada.
Chacana: cruz cuadrada andina que mantiene simetra vertical y horizontal y se suele diferenciar de la cruz desigual del conquistador.
Charki: carne deshidratada al sol, utilizando sal.
Chasqui: mensajero.
Cholo: apelativo despectivo dado en Lima a los provincianos, por su
forma de hablar, vestir y por el color de la piel.
Coima: soborno.
Comisionistas o contratistas: agentes que por encargo de las empresas
reclutan, por contrato, mano de obra para trasladarla a laborar
en Estados Unidos. Por este servicio cobran sumas determinadas
en coordinacin con las empresas de destino.
Jilaqatas: autoridades tradicionales, tenientes gobernadores.
Kamachinakasa: ley aymara.
Maranis: autoridades tradicionales
Markas: antecedentes de comunidades campesinas en la nacin aymara.
Minka o minga: forma de reciprocidad festiva en la produccin de bienes y servicios.
Motosos: apelativo despectivo dado en Lima a los provincianos, por su
forma de hablar, vestir y por el color de la piel.
Perro del hortelano: refrn castellano que alude a aquel que no hace ni
deja hacer.
Serrano: apelativo despectivo dado en Lina a los provincianos, por su
forma de hablar, vestir y por el color de la piel.
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