Dialnet AlgunasReflexionesSobreElAutorretrato 72636
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APROXIMACION DEFINITORIA
El autOlTetrato es un caso particular del retrato,
lo que d'ebera facilitar su definicin, pero no hay
acuerdo absoluto sobre las condiciones para que
una imagen sea un retrato, La etimologa es latina,
de retraho en sentido de rursus i71Spicio, memoria repeLo,
de donde ritratto italiano, desde el siglo XVI en que
reemplazo a copia, y retrato en castellano con la
significacin actual desde el XVIII. Otra etimolo,!,'a
latina es proLraho, reproducir, que origin porLmire; y
portraiL en la Francia del siglo XII; el portray ingls,
portraL alemn, fJOrLreL ruso. Estos vocablos desplazaron a los eikn griego, imago y simulacrum latinos.
Todos comportan los conceptos de imagen y de
imitacin, mimesis o estrecha semejanza real.
Para Littr el retrato es "La imagen de una
persona realizada con la ayuda de algunas artes del
dibujo". La Enciclopedia Britnica es ms abierta: "El
retrato es una evocacin de ciertos aspectos de un
ser humano particular visto por otro". Menos profunda es la Real Academia de la Lengua Espaola:
"Pintura, dibujo, grabado, fotografa o efigc que
representa determinada persona o cosa". Pero ya
sabemos que no es posible la copia exacta de algo;
las diferencias entre una vaca real y otra pintada
son obvias, la segunda es cualquier cosa menos una
vaca autntica. La supuesta "realidad" en Arte slo
es un sistema de convencionalismo -tan valioso o
no en si mismo- aceptado como equivalente de la
realidad en una poca, lugar y cultura determinados, y que vara radicalmente con los cambios de
estos factores (1).
Zanjando la interminable y un tanto intil discusin, partiremos de la base de que el retrato es la
imagen de una persona, hecha por cualquier procedimiento, que de alguna manera establece relacin
de reconocimiento entre modelo y obra, dentro de
las condiciones apuntadas, en el sentido corriente
de realismo, pero tambin en otros muchos que se
alejan profundamente, siempre que persista al menos
la intencin de mantener esa mutua dependencia.
El autorretrato hay que considerarlo dentro de este
concepto, con la diferencia de que en el retrato la
177
LA VARIABLE VOCACION
AUTORRETRATISTA
Puede que un pintor jams haya trazado un
paisaje, que otro no sea autor de un bodegn, pero
son excepcin los que no han sentido la tentacin
del autorretrato, aunque solo sea una vez. Al menos
desde su generalizacin en el siglo XV en Italia y
Flandes y su vasta proliferacin posterior. Un artista
tan distante de la figuracin como Antoni Tapies, se
autorretrat en un dibujo a lpiz (1947) Y en un
cuadro que es una maravilla de realismo (if).1O) (3).
Murillo, que nicamente lo hizo dos veces, dej en
el de la National Gallery de Londres una obra maestra de todos los tiempos. Pintores tan inclinados al
paisaje com o Corot no renunciaron a legarnos su
efigie. En muchos artistas los autorretratos son parle'
destacada de su produccin: Durero, Combet, Degas,
Czanne, Gauguin, Munch, Kokoschka, Chagall, Dal;
algunos fueron obsesivos, de Gaya se han catalogado ms de 200 (4); de Rembrandt al menos (jO, que
pasan del centenar si se aaden grabados y dibujos;
Van Gogh se reprodujo 22 veces en los breves aos
en que practic la pintura, casi tres anuales; los de
Picasso son incontables. Es evidente que estas irregularidades y exageraciones responden a profundas
razones psicolgicas.
Las largas series de un mismo hombre. visualizan la impresionante evolucin de la vida humana,
desde el narcisismo juvenil a la desafiante firmeza
de la madurez y la triste concentracin de la ancianidad, cuando el cuerpo se consume y el alma se
rompe; Gaya y Rembrandt son ejemplares sel1eros.
Salvando las diferencias de valor, humanamente afectan como esos lbumes familiares en que pueden
seguirse los cambios desde el nacido desnudo hasta
el viejo arrugado en el umbral de la muerte.
SOCIOLOGIA y SOCIOECONMIA
Parte de los curiosos fenmenos de los autorretratos se explican por motivaciones socioeconmiG\S. Aunque Marx y Engels exageraron estos factores como motores exclusivos del Arte, es innegable
su importancia. Por ejemplo, el enorme retraso en
la aparicin del autorretrato respecto al retrato, su
repentino surgir y fulgurante carrera posterior.
Durante milenios el autorretrato habra sido un
nefando delito por causas mgico-religiosas ligadas
al poder poltico y econmico. En el antiguo Egipto
slo los faraones tenan derecho al retrato -aunque
fuera ms alusivo que realista y personal-, privilegio que fue extendindose a sacerdotes y altos dignatarios, los nicos aspirantes a la inmortalidad, que
se consideraba lgada al "doble" o retrato mgico.
178
se incremente el gnero. Los autorretratos de Rosalba C"rril'ra, Vig-e-Lebrun, Marir I.aurrnrin, Lelinor fini y tantas otras, sern resultado de la progresiva conquista de los derechos sociales por los
movimientos de liberacin femenina.
Volviendo a los hombres, durante el romnico y
el gtico van apareciendo muy tmidamente en la
escultura con preferencia a la pintura: los rasgos
personales de la figura de una portada o de un
capitel de claustro, un relieve secundario que representa al artista en su trabajo como modesto obrero,
a veces con la aadidura de su nombre. Aunqu.e a
partir del siglo XV el retrato -y por lo tanto el
autorretrato- adquieren relieve :''Tacias al ascenso
de la cultura ciudadana y una religin algo menos
asfixiante, segn Francastel hasta el final del antiguo
Rgimen los retratistas no se consideraron como
verdaderos artistas. Y curiosamente se elev su categora por encima de otros gneros, despus del religioso y el histrico. Los padres de Constable, reticentes a que se dedicara a la pintura, le aconsejaron
que abandonara el paisaje y se especializara en el
retrato por ser "un gnero ms noble" y mejor
retribuido.
La incidencia del autorretrato no fue idntica en
todas partes: las costumbres sociales y religiosas
pesaron mucho. A ms libertad e! independencia
individuales mayor nmero de autorretratos. Julin
Gllego observa que entusiasmaron poco a los espaoles comparativamente al resto de Europa. Recordemos nuestra paralela escasez de memorias y autobiografas, equivalentes literarios del autorretrato
plstico. La asfixia poltica y religiosa que sufri
secularmente el pas pueden explicarlo en parte.
En cuanto la persona pudo mostrarse como individuo humano, y no slo por su categora social, a
partir del siglo XV, el autorretrato prolifer. Lo
favoreca el ser la obra artstica ms barata. Si excluimos la escultura, Jos tiles del pintor no son muy
caros, y basta un papel y un lpiz; no hay que
pagar modelo ni artista. Y en casos de extrema
pobreza se ha demostrado que usar el propio cuerpo era el nico recurso ''Tatuito cuando no se poda
alquilar a otros.
Hay otras singularidades econmicas. A diferencia de las dems obras, el autorretrato no cuenta I
con el cliente que encarga y paga, salvo raras excepciones, como el de Murillo, que en una cartela
declara que lo pidieron sus hijos. En vida del artista
el comercio del autorretrato es muy restringido, a
pocos les interesa comprar el retrato de otro, que
slo puede ofrecerle valores t nicos y estticos,
pero no sociales ni familiares. Entra de lleno en el
comercio despus de la muerte del artista, cuando
se convierte en una pieza histrica. Por esto, si ha
habido paisajistas, pintores de Historia y dems,
jams fue posible una especialidad de autorretratis-
179
Figura 2.- Van Scorel, Autorretrato en Roma. El artista, con rico atavo, seala el edificio alusivo a su alto cargo en el
Vaticano. Es una clara e:;hibicin de posici6n social.
180
MIMESIS Y RECONOCIMIENTO
El mundo antiguo consider la evolucin del
Arte como la conquista de la tcnica de la mimesis
(imitacin literal), tambin en parte el Renacimiento, al menos en teora desde Leonardo a Vasari, y
gran parte de la Historia artstica europea en la
antigiiedad y desde el siglo XIV a finales del XIX.
Las masas no preparadas siguen todava hoy identificando el mximo valor esttico con la imitacin
ms apurada. Los descubrimientos en torno al cambio' de siglo (Einstein, Planck, Bohr, Freud, etc.),
desacreditaron la realidad tradicional, hoy cuestionada hasta en su esencia conceptual. El supremo
181
Figura 3.- Fran.cisco Gaya, Goya y su mdico Arrieta, 1820. Pattico autorretrato al borde de la agon.a asistido por su
mdico :y amigo, al que retrata; Gaya no pu.do verse en el espejo ni pintar en esta situacill; la obra es posterior, una
imaginacin tranquila, ayudada por los recuerdos, de lo que debi ser la escena real, conJinalidad de recuerdo y agradecimiento.
182
183
CARLOS
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184
"San Bernardino de Siena predicando al rey Alfonso V", cartones para tapiz, "La familia del Infante
D. Luis", "La familia de Carlos IV". Segunda, el
autorretrato actuante, con los instrumentos de su
oficio: "Autorretrato de cuerpo entero". Tercera, autorretrato confidente, que presenta su fisonoma sin
relacin con los dems, como ser humano que se
ofrece sencillamente a la contemplacin de los dems,
"Autorretrato con gorrilla" (15).
INDUMENfARIA Y DESNUDO
Incorporamos a nuestra imagen corporal todo lo
que ponemos en contacto con el cuerpo -sobre
todo ro pajes-, o que lo modifica -barbas, verrugas,
cicatrices, peinados-o Se acta se,'n se va vestido,
o nos vestimos para una actuacin concreta (18).
Lgicamente se trata de un factor bsico en la reproduccin de la figura humana, imposible de ahondar
aqu. En terminas generales el atuendo en el autorretrato es ms sirilple y menos variado que en el
retrato. El artista viste lo que podra llamarse
el "traje de calle" de su poca, insiste mucho en el
de trabajo (blusn, Corat), o con lo que buenamente
tiene (Van Gogh). En ciertos casos adquiere significado especial, con el "traje alemn" de Friedr;ch,
smbolo de nacionalismo germnico (i9). Junto a
esta tnica hay una corriente de elegancia en el
vestir, una especie de dandysmo que depende de los
caracteres, ya que caracteriza a ciertos artistas. Buenos ejemplos son Durero, el Rembrandt joven de
los autorretratos de 1633 (Museo de Berln), de I (i30
(coleccin particular, Suiza), de ] 634 (Museo ele Cassel); tambin Rubens, Gios', Latour, Delacroix, Ingres,
Degas. La necesidad que muchos humanos sienten
de disfrazarse se reneja en los extraos atuendos de
algunos autorrelntos de fantasa desbordante: el "Auto-
185
rretrato de la armadura" de Rembrandt (162!), Mauriteshuis, La Haya); el Ensor con el sombrero floreado (1 R83, Museo Ensor, Ostende), enorme, pare-
EL "YO" AUTORRETRATADO
186
tensin muscular, las sensaciones viscerales, las trnunca se anula la subjetividad. El artista procura
micas, los movimientos, el psiquismo interno. La
mostrarse sin embellecimientos ni exageraciones, refleimagen exclusivamente ptica sera muy incompleta
jar lo ms caracterstico y natural de su apariencia y
y errnea.
El gnero artistico del Yo es el autorretrato,
pero (,cul de ellos representar el arlista!' Si se
limita a la captacin perfecta de la visualidad en el
espejo la obra ser noja, incluso psima; debe intensificar la autoconsciencia, transmitir el psiquismo,
sintetizar en una pose el momento presente, pero
tambin los pasados y presentir el futuro. Y contar
con que el Yo tiene utros pluralismos, el Supercgo y
el Subconsciente que con viven con l en perpetuo
connicto. Para que un autorretrato tenga autntica
calidad requiere habilidad t('cnica v adc'ms ('5(' (IlCJue
de genio que no se puede ensear ni aprender. Esto
supone que autorretratarse es autoenjuiciarse para s
y para los dems; de la veracidad de esla confesin surgir una bJTan verdad o una enorme mentira. Y el
problema es que somos nuestros mejores y peores
jueces.
El rostro es la parte privilegiada del cuerpo para
la expresin. Claparede demostr que imaginamos
el Yo localizado en la base del hueso frontal entre
los dos ojos, y que por ellos y sus msculos se
proyecta hacia adelante. Tambin se da impnrtancia
especial a los orificios del cuerpo, porque a travs
de ellos se realiza toda la comunicacin con el
Figul'Q 6.- {I,fllurice Quen/in de la Tour, Autorretrato del
exterior necesaria para la vida vegetativa e intelecojo de buey. f1![ucstra del autorre/ra/o en que se accntla la
tual. En el rostro se localizan varios orificios: boca,
cO/1JIII'cacin cntre el {JrUs/(l y el contemplador. El siglo
nariz y orejas, mximos portadores de la expresin
.\TIII se manijiesta el! el ilusionismo del bm:;o que sale riel
y agentes de la comunicacin. Esto explica el intemarco, .1' en la libre vivacidad de la e.11Jresill.
rs que siente por ellos el artista, y que el autorresu carcter ms constante. Los ejemplos son innutrato de cara, o de busto (cara ms soporte), predomerables, como lo son los de Petrus Ch ristus, Ter
mina en grado superlativo.
Borch, Franz Hals; Chardin, Corat, Pissarro, Renoir,
Czanne, Zuloaga, Matisse.
De esa equilibrada serenidad se dir rencia el
EXPRESlN, LENGUAJE Y COMUNICACION
retrato psicolgico, que acenta la firmeza, como en
Tiziano, IngTes y Delacroix; un exceso de autosatisLa expresin es el elemento bsico del autorrefaccin cae en el autorretrato narcisista que se analitrato, cuya modalidad elige el artista dentro de la
zar ms adelante: Gros "AutoITetrato a los :W aos";
amplia gama aceptada en su mOlnenlo como cdiVan Scorel "Autorretrato con palacio al fondo", al
go. Se sirve de este lenguaje visual, que no debe
que seala quizs indicando su cargo de intendente
confundirse con el literario escrito (:lO), y por l
del palacio Belvedere del Vaticano, donde se conesta.blece la comunicacin con sus coetneos y especservan los tesoros del Arte pontificios, que puso a
. tadores futuros. Los gestos son un complemento
su cuidado Adriano VI. .
importante; son signos significantes de los que se
Puede establecerse un oQ,'ldloso distanciamiento,
dedu e el significado descodificando el mensaje, pero
el "Degas con chaqueta verde" (hacia 1H!iO, Pars,
tambin por la va ms directa y menos racional de
coleccin Nepv u cit' (;as), nos mira tan distrado
la asociacin y la empalia, es decir, "ponerse uno
que nos ignora. O acentuar el contacto con la bonaen el lugar del otro" (Lipps). La visualidad artstica
chona amabilidad de "La Tour con casaca azul"; o
exagerarlo con Friedrich (IHIO) o Moreau (1850)
es una LebensJorm o Jorm oJ lije completa (21).
En la prctica la mayora de los autorretratos se
con miradas exaltadas. No falta la burlonera festiva
clasifican' en un nmero limitado de modelos, segn
en el Chagall de l!J12 (coleccin Obersteg, Gineel carcter del artista, su situacin coyuntural en la
bra); o cnica, el Gauguin de 1889 (Washington,
existencia, o una intencionaJidad suya momentnea.
National Gallery) que hasta se atribuye un nimbo I
Hay una posicin objetiva, en lo posible, porque
de santidad. Tampoco se ocultan las miserias: el
187
188
do ambos estn situados en pocas y culturas diferentes que les condicionan. En consecuencia, hay
tantas versiones de la realidad como artistas, tantas
variantes de la obra como contempladores; y modelo ("automodelo" en nuestro caso), ejecutante y espectador colaboran en la recreacin permanente de la
pieza artstica, que siempre es abierta.
La c'omunicacin y la informacin no son nada
simples, se emplean varios cdigos y se combinan.
Adems es unidireccional hacia el futuro, pueden
haber dicho algo en el pasado todava inteligible,
pero es imposible contestar a los ~uertos (24)_
EL ETERNO NARCISO
En el mito griego el bello Narciso vio su imagen
reflejada en el agua y se enamor de s mismo. Esto
tiene tal importancia para el autorretrato, que de
existir entonces Narciso habra trazado el suyo_ Hevelack EIlis introdujo en Psicologa el tm1ino narcisismo para definir un amor desviado hacia la propia
imagen. Freud aplic en Psiquiatra la "neurosis nar-
EL AUTORRETRATO DE INTROSPECCION
Si el narcisismo es respuesta satisfactoria, la introspeccin plantea el interrogante serio a lo incgnito.
Se lo formula el ser ante las realidades ineludibles
del dolor, la enfennedad, la decrepitud y la muerte;
busca el sentido de la existencia del hombre. Esta
actitud a veces congnta, otras de aparicin tarda,
cuando los aos avanzan, origina otro tipo de autorretrato, que se despreocupa de la belleza y las
vanidades y acenta el psicologismo, el personaje
indaga sus profundidades anmicas en busca de una
explicacin que parece pedir tambin al contemplador. Estas obras inspiran emocin y respeto, son
con frecuenCia de la mejor calidad y las ms sinceras.
Caso impresionante e.s el ltimo autorretrato de
Rembrandt, antao. feliz y ahora vencido por la
vida y prximo a la tumba (Museo de Adelaida,
Australia). Es un fantasma casi fundido con la penumbra neutra y que con su barba, bigote y cabellos
descuidados, parece un mendigo de extraa inteli-
189
F'igl/ra 8.- Hembrallrlt, AulolTclralo anciano. Impresionante imagen introspectil'a, en que el artista, viejo, erifermo
y arl"llnado, se interl"liga ante el espejo sobre s mSIlIO.r la
r./stenrn, y con l/na fimtesca /Ill/eca i/lvi/a al contemplatI"r 11 II/Irticipllr i'n cs/e juego trgico.
AUTORRETRATOS EN COMPAIA
Con mucha frecuencia el artista se autorretrata
con otra o ..arias personas por motivos muy diversos. Son obras ms que dplices en la problemtica
hasta aqu apuntada, ya que constan de un autorretrato, uno o varios retratos y crean complicadas
relaciones tcnicas, plsticas y de todo orden entre
ambos gneros. Por ejemplo, el autor ofrece la inversin especular del rostro, los dems, no; la ejecucin no pudo ser simultnea de todo el grupo, sino
figura a figura.
La primera motivacin es phlsmarse junto a seres
queridos, caso de los grabados de Rembrandt de
1G35, uno con su madre y otro idntico pero con su
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mujer" del futurista Fortunato Depero (Miln, coleccin del Dr. Giovanni Mattioli). Pero de alegra
explosiva los numerosos autorretratos de Chagall
con su amada Bella: "Doble retrato con el vaso de
vino" y las varias versiones de "El aniversario".
Dal y Gala proporcionan una de las series ms
largas de retratos de matrimonio.
Otro tipo de relaciones tienen tambin amplio
repertorio. Uno de los cuadros mejores y ms famosos de Kokoschka, el titulado originariamente "La
gran barca", y despus "La tempestad" y "La novia
del viento" (1914, Kunstmuseum, Basilea), est pintado al trmino de su relacin con la viuda Alma
Mahler, que se consol pronto de la muerte del
ilustre msico con el no menos clebre pintor, en
una orga de sexo que les agot. Ambos estn tumbados en una barca en medio de la tempestad, ella
apoyada en su hombro, y la violenta deformidad de
las pinceladas manifiesta bien el caos ertico en que
se sumieron.
191
192
LA FANTASIA Y EL DISPARATE
Los psicoanalistas sabrn qu complejas razones
explican ciertos autorretratos en que la fantasa del
artista vuelca sobre s mismo desde el simple capricho hasta los mayores disparates. El caso es que no
faltan en la historia del gnero.
Un ejemplo es el probable y alucinante de El
Basca en "El jardn de las Delicias" (Museo del
Prado). Est en la tabla lateral derecha del triptico
abierto, donde se ve un personaje con cuerpo de
huevo con la cscara rota para que se vea el banquete que se celebra dentro, un gorro de disco con
una gaita encima, recorrido por figuras diablescas.
El rostro es natural y se vuelve melanclico y meditativo, y sobre todo es muy real y personal. "No
quisiramos terminar esta descripcin sin hacer mencin al enigmtico rostro, bajo la gaita lasciva. Algunos histoliadores lo consideran autorretrato del maestro, interpretando entonces el infierno como una
visin de la que l es testigo mudo" (34).
Un artista tan serio y de altas preocupaciones
estticas como Miguel Angel, fino poeta, gust de
estas bizarreras. Su autorretrato aparece como una
mscara horrible en la piel separada del cuerpo,
que en seal de su martirio sostiene en la mano San
Bartolom en el 'Juicio Final" de la Capilla Sixtina.
Hizo tambin el dibujo de un medalln, que habra
de grabar Leone Leoni, en que se pres~nt como un
perro que conduce a un anciano ciego. Dal coment que en el mismo caso querra ser "Un cerdo... el
cerdo que se ve en Alciato" (35). Tambin se ha
imaginado su autorretrato anamrfico en un mechn
de la barba de "Moiss" de la tumba de Julio 11
(San Pietro in Vinculis, Roma).
Quizs por juego ptico manierista Parmesano
se autorretrat en un cuadro circular (1524) que
copia un espejo convexo con todas las deformaciones que produce su curvatura, por lo que la enorme
mano en primer tlmino es mucho mayor que la
cabeza.
Caravaggio lleg al delirio. Pint a "Salom con
la cabeza cortada del Bautista" (N ational Gallery,
Londres), y en este horrible despojo a punto de ser
depositado en la bandeja reprodujo la suya. Y parece que hizo lo mismo en el "David con la cabeza
cortada de Goliat", de hacia finales de su poca
romana (Kunsthistorisches Museum, Viena). Es famoso el aguafuerte de Ensor "Mi retrato en l!)fi()", un
esqueleto tumbado, que como lo realiz en 18lHi
hoy debe parecrsele bastante.
Junto a estos macabros desvaros resultan pueriles esos lienzos rectangulares que figuran otro cuadro ovalado -el cuadro dentro del cuadro- con un
autorretrato en que la figura saca la mano del marco
del valo en un alarde de virtuosismo tcnico y
confusionismo entre imagen en una superficie y corporeidad fingida. As lo hicieron Murillo, Quentin
Latour, y durante algn tiempo fue una moda.
Kokoschka no se qued atrs. En su "Naturaleza
muerta con angelote y conejo" (1913) dio las facciones de su turbulenta amante Alma Mahler a un
gato, y el angelote no tiene aspecto infantil, sino de
hombre muy parecido al artista; parece huir de la
193
amenaza del gato-Alma, muy justi/lcada en la historia ntima de los dos personajes en aquella fecha.
En "Mi aldea y yo" Chagall traz su perfil verde y geometrizado sobre una evocacin de Vitesk,
que se ve por transparencia, enfrente a una cabeza
de vaca, sin olvidar a una pequea lechera ordellando y figuras que avanzan con la cabeza hacia abajo.
En plena madurez Dal se present en muchos
lienzos como un nio vestido de marinerito, como
en "El espectro del Sex Apeal". Otras lo hace d~
manera delirante: "Pinta su primera obra surrealista
. Le jell lugubre, cuadro en el que 'intenta mezclar
todas las tendencias del surrealismo de los aos
veinte: el automatismo y la narracin de sueos,
ambas en relacin con la obra de Freud. La estructura de este cuadro (una cabeza -la de Dal- de la
que sajen imgenes multicolores, piedras, etc.), est.
tomada de dibujos de 'mediums', en los que las
visiones del 'medium' emergen de su cabeza' (3G). Y
llega a lo inconcebible en el "Autorretrato blando
con loncha de bacn asado" (1941), sobre peana
con inscripcin SOFT SELF PORTRAlT, muy deformado, ojos reducidos a rbitas vacas, muletas de
apoyo y hormigas, y no obstante bien reconocible.
"Autorretrato antipsicolgico: en lugar de pintar el
alma, es decir, el interior, pinta nicam'ente el exterior, la envoltura, 'el guante de m mismo'. Este
guante de m mismo es comestible e incluso un
poco afaisanado; es la razn por la que aparecen las
hormigas acompaadas de bacn. El ms generoso
de los pintores, me ofrezco continuamente como
comida, alimentando as suculentamente nuestra
poca" (37).
194
Dal fue muy aficionado a los retratos de espaldas, los hizo a su hermana y muchas veces a Gala;
idntica posicin ofrecen numerosas figuras alusivas
a s mismo que introdujo en sus cuadros.
No es corriente ocultar el rostro, pero Gaya lo
hizo en varias de las versiones de' la lmina ele' "Los
Caprichos" en que un homb'e duelme y suea monstruos; su cabeza apoyada no es visible, pero no hay
duda de que el durmiente es el artista.
l
Urculo en "Thai y yo" (19W2) est sentado en
una tumbona plegable ante un paisaje de arena y
dunas junto a su perro; aunque no muestra el rostro,
se ve hi chaqueta gris y el sombrero anaranjado
tpicos y su perro, sin olvidar la configuracin del
cuerpo y la postura; todo esto le identifica para el
que lo conozca, pero es una incgnita para los dems.
La cumbre es cuando un cuadro titulado "autorretrato" no incluye la menor rererencia corporal de la
persona. Es un llegar a la nada, como lo son esos
cuadros que slo presentan una superficie uniforme
pintada de ne/:,'l"O o de blanco. Aunque parece una
peticin de principio, hay rastros indirectos: los muebles favoritos, prendas de vestir habituales, objetos
de uso personal, evocan a su dueo. La habitacin
y lo que contiene, la manera de dejar las cosas, son
una huella de nuestra existencia particular, aunque
slo significativa para el que nos conoce bien y que
extinguida la vida desaparece. Otra vez Urculo ofrece un ejemplo en su "Autorretrato del silln" (1981),
simple rincn de una habitacin dominado por un
sil~n sobre el que ha quedado su chaqueta y su
sombrero. Es frecuente que cada persona tenga su
silln preferido, casi un smbolo que nadie ms
utiliza; y si se aaden las prendas y el modo de
dejarlas con descuido, falta el personaje, pero todo
lo evoca (39).
PRYECClN, PERSONALIZACION,
IDENTITICACION, TRANSITIVISMO
Ya vi mas que en el autorretrato se produce el
curiosb fenmeno de que el artista preste parte de
sus rasgos a otro ser real o imaginario. Y esto sucede desde ligeras afloraciones del subconsciente hasta la acusada voluntad consciente. Aunque parezca
extrao, dos personas que coinciden en la misma
imagen siguen siendo ellas, se las puede identificar
y desdoblar sin romper la unidad de la obra artstica. Esto es frecuente en los sueos, en que se perciben sin extraeza dos seres fundidos en uno, pero
esto no le ocurre a una mente sana en estado de
vigilia, salvo en el Arte.
Los procesos son mltiples y complejos, los con-
ceptos que encabezan este captulo tienen significacin especfica en Psiquiatra, que aqu evitaremos
por razn de lmites. Podemos aceptar como proyeccin el atribuir caracteres propios a otros. Muchos
fenmenos se sitan entre el objeto y el sujeto, y
segn los casos se "proyectan" o se "personalizan".
El propio cuerpo se trata a menudo como si fuera
un objeto externo. Fundirse con otro es una personalizacin que puede alcanzar lo patolgico. Pero
sin llegar a tanto, las fronteras entre. el Yo y el Otro
'no son absolutas, damos y tomamos: el militante de
un partido suele adoptar las palabras, el tono y
gestos de su lder; el subordinado los de su jefe,
incluyendo hasta su caligrafa y costumbres; largos
-aos de matriJ;nonio compenetrado culminan en ocasiones en un sorprendente parecido entre los cnyujes. Dice Oscar Wilde en El retrato de Dorian Cray:
"Sucede con frecuencia que pensando hacer una
experiencia sobre los dems la hacemos realmente
sobre nosotros mismos". Y ya Leonardo da Vinci
observ que el artista tiende a prestar ti modelo su
experiencia corporal. Alberto Durero hizo un retrato de Oswald Kreel, de su misma edad, al que
atribuy buena parte de sus propios rasgos.
Se biza el experimento de que diez pintores
realizaran cada uno un retrato del escritor Jevrecinoff; el resultado fue CLue en todos se le reconoca
perfectamente, pero que no haba dos iguales: las
diferencias no estaban en l, sino en Jo que haba
puesto de s mismo cada artista (40).
En esta problemtica juegan demasiados factores
para que puedan agotarse aqu. En principio se trata
del deseo de apoderarse de otro al que se considera
superior. As el tpico demente que asegura ser Napolen, el mstico que cree sufrir los dolores de Cristo.
Anhelos de poder, deseos de sublimacin, afectos,
necesidad de huir de uno mismo, estn en la raz
del fenmeno. No olvidemos que en el rebato sucede lo mismo, y que los emperadores romanos, por
ejemplo, se hacan representar con los atributos de
los dioses para alcanzar su divinidad. Identificarse
con otro es poseer sus cualidades. El Arte posibilita
este transitivismo: "El Arte es una oportunidad para
realizar en la fantasa los deseos frustrados en la
realidad por obstculos externos o por inhibicin
moral" (Freud), ese impulso supremo de traspasar
los propios lmites, ya que "El hombre es la nica
criatura que se rebela a ser lo que no es"". (Camus).
" Volviendo a la Historia del Arte, sorprende la
identificacin con Cristo de algunos artistas, al menos
con los rasgos que se le atribuyeron en cada poca,
ya que nadie conoce la apariencia de Jess. Un
ejemplo repetidamente observado es el de Alberto
Durero. En su "Autorretrato" de hacia 1500 (Alte
Pynakothek, Munich), la alusin es patente: hiertico, algo rgido, de frente, de bilateralidad acusada,
los largos bucles extendidos, una mano sobre el
195
Figura 16.- Alberto Durero, Autorretrato a la edad de veintinueve aos, 1500. La pose hiertica, casi de icono, es ya
sacra; el artista se ha reflejado con los rasgos y e.r:presi6n ideales atribuidos a Jesucristo. La belleza y eljactor narcisista
hacen pensar ms en la vanidad que en la piedad.
196
Figura 17.- Paul cauguin, Cristo en el huerto de Getheseman, hacia 1888. El artista. ha reconstrl/.ido la
escena sacra y ha "interpretado" el papel de Jess prestrndole su pmpio rostro y dems caracteres alltorretralslicos.
197
198
Figura 21.- Gotifried Schadow, Autorretrato, .1974. Ejemplo del poco habitual autorretralo escultrico, y tpico
empleo de material barato (barro cocido).
199
ANTE LA CAMARA
Es ineludible el colofn de la fotogTafia, que
unnimemente se admite hoy como un Arte, adems de sus otras aplicaciones. Desde los aos treinta del siglo XIX fotografa y pintura se han interferido y complementado, y ninguna ha desplazado a la
otra como se afirm 'al principio. Hubo una poca
en que la fotografa intent emular a la pintura y
producir pruebas con calidades pictricas, a veces
muy literales, lo que fue un camino equivocado, El
"enmarque fotogrfko" de la composicin de un
lienzo es comn desde mediados del siglo XIX, y el
actual Hiperrealismo y tendencias afines logran producir el efecto de "fotografia hecha a mano" ms
veraz que la del clich. La llamada "pose fotogrfica" -todos mirando al objetivo- exista ya much
antes de la invencin de la cmara.
Estos intercambios muestran las posibilidades de
la fotografa, y tambin que su supuesto realismo a
ultranza es tan relativo como el del espejo. El ngulo, iluminacin, exposicin, revelado y manipulaciones, incden de tal manera en los resultados, que la
menor modificacin los djferencia profundamente.
Una cmara en buenas manos es un medio tan
personal de expresin como los instrumentos de la
pintura. Cada poca tiene su estilo fotogrfico, cada
buen 'fotgrafo su manera inconfundible como cualquier artista. Algunos que comenzaron como pintores se pasaron a la fotografia, como los ilustTes
Daguerre y Nadar.
Es lgico que desde su invencin la fotografa se
aplicara al retrato, y su bajo costo ha posibilitado
200
paciencia puede superarse todo, y es fcil multiplicar las tomas con variantes y elegir la mejor. Al
final los imponderables pueden primar sobre la voluntad y la tcnica para bien o para mal.
La primera fotografia conservada es de 1826, el
daguerrotipo comenz en 1837, y su inventor Daguerre se hizo el primer alltorretrato en 1844, cuando
todava era preciso permanecer 'absolutamente 'inmvil los veinte minutos que duraba la exposicin;
debi ser heroico, Nadar, uno de los artistas fotgrafos ms famosos de todos los tiempos, riz el
rizo al autorretratarse en 1856 a bordo del globo
aerosttico Le Ganl que se haba construido. Santiago Ramn y Cajal, al que tanto debe el progreso de
la fotografa, se autorrelrat con su esposa y sus
hijos. El pintor Edvard Munch flle muy aficionado
al auton'etrato fotogrfico. En 1908 obtllvo uno medio
desnudo y reclinado en el lecho cuando estaba inter.nado en la clnica del Dr. Jacobson de Copenhague;
otro en un silln (l907), en el mismo ao en la
playa de Warnemnde, con taparrabos, paleta y pincel en actitlld de pintar un lienzo inexistente. Parece
que su primer experimento flle el que hizo de perfil
en Asgarstrand en el verano de lD04. Dal se autorretrat en Cadaqus en 1932.
Finalmente, la ltima y msera versin del autorretrato -si se puede llamar as- la proporcionan
esos aparatos automticos que los producen a docenas con slo ponerse delante e introducir unas monedas en una ranura. Lo que hace muchos siglos esmva reservado a hombres divinizados, 10 qe siempre
fue Arte, ha terminado en un producto consumista
que disloca la persona, que sale con cara de susto,
de cretino o delincuente, para delicias de la ineficaz,
persecutoria y opresiva burocracia.
'
NOTAS
1. La biblioh~'afia sobre la relativ1dad de la realidad es inmensa en la teoria del conocimiento, la Ciencia y el Arte. Para ste
son buena introduccin las obras de GOMIIIUCH, E. H.: MeditacioneJ .labre un cabaltito de juguete, Barcelona, I!l(i!!; Arte e iluJill,
Barcelona, I!l7!l.
~.
FRANCA~TI':L, e. y P.: El retralo, Madrid, 1!l7H, niegan que
en el siglo XIX avanzado y en el XX existan verdaderos retratos,
capitulo VI, "Renovacin y decadencia: siglos XIX y XX", apoyndose en que priman las preocupaciones tcnicas. Es natural
que tcnicas e ideologas evolucionen, pero el ms leve reparo a
los retratos y autorretratos de estos dos siglos contradicen la
afinnacin de Francastel, que creemos exagerada_
12.4~(),
e.:
a.
9.
rolio
Peintllre
J.
201
Retratos. Barcelona, 11)74, Y un largo etc. Obsrvcse la contradiccin de que un autor escriba la "autobiografa" de otros. En
literatura es muy frecuente que un personaje tome como modelo a
personas existentes en la realidad () al mismo autor, dando as
rasgos ret1es a figuras de ficcin o al revs, lo que como veremos
se produce tambin en el autorretrato.
j 7.
InsisUmos en la extraria idea de fRANCASTEI. sobre la
prctica desaparicin del retrato en el Arte contemporneo, que
sO'1Jrende en un autor por lo dcrmis ilustre.
111.
202
~:1. Citado por COME/. Ill: LlANO.\. en: Cataloga de /(/ exposicion Salvador Dol en el MI/seo E<pa.,ol de Arte Contemporaneo. Madrid
25.
2(i. Para ampliacin del tema, SCHII.DEH, P.: imagen y apariencia del cuerpa hl/lllmlO. Buenos Aires, 1!J5K, en especial el capitulo
"La estructura libidinal de la imagen corporal", pgs. 107 Y ss.,
27. BWDOUIN, CH.: PsicoanlisiJ del Arte. Buenos Aires 19:'5.
pg. !J 1.
21\.
2!J.
31.
Almana",ue original es casi inencontrable, puede verse en su reedicin italiana reciente: KANDlNSKY, W. y MARC, r.: JI Cavaliere
Aaurro (Der Blaue Reiter), De Oonato Editare, Bari, 2." edicin,
1976, ilustracin de la pg. 14H.
::I!J. Para las obras citadas de Urculo vease Ci\JA 01: AI-IOI\ROs
ASTURIAS (varios autores), Eduardo Urcula, Catlogo de J. exposicin Oviedo, Avils, Gijn, Mieres y Sama de Lallgreo, Oviedo I DH2.
DE
que un supuesto donante se hiciera representar con los instrumentos de pintor que siempre han sido autnticos emblemas de estos
artistas, y con los que easi siempre se autorrepresentaron.
42.
vivan/,
4:1.
203