Música Chicha-La Música Tropical Andina en La Ciudad de Cuzco

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MSICA CHICHA

La msica tropical andina en la ciudad de Cuzco

Hubert Ramiro Crdenas

Ediciones Interculturalidad.org
Lima, Per, setiembre 2014

Msica chicha
La msica tropical andina en la ciudad de Cuzco.
Crdenas, Hubert Ramiro
Ediciones Interculturalidad.org
www.interculturalidad.org

1 ed. Digital.
Lima / Per, setiembre, 2014
Coordinacin de edicin:
Arturo Quispe Lzaro.
Cartula:
Manuel Vctor Guevara Valencia,
artista plstico
Se autoriza la reproduccin total o parcial de esta obra
siempre y cuando se mencione la fuente y se respete el
derecho de autor.

iv

NDICE

INTRODUCCIN

ix

CAPTULO I.
HISTORIA DE LA MSICA CHICHA EN EL PER 1
1.1. Acercamiento al proceso migratorio en el Per
1.2. Asociaciones de provincianos
1.3. Uso de la radio por el sector migrante popular
1.4. Programas folclricos
1.5. La msica en el Per de los aos sesenta
1.6. Msica chicha
1.6.1. Nacimiento de la msica chicha
1.6.2. Msica chicha en la dcada del ochenta
1.6.3. De la msica tropical andina a la
tecnocumbia
1.6.4. Ocaso de la tecnocumbia
1.6.5. Cumbia nortea: la chicha del siglo XXI
1.6.6. Clasificacin de la msica chicha

1
5
10
11
13
16
16
21
25
31
33
37

CAPTULO II.
HISTORIA DE LA MSICA TROPICAL ANDINA
EN LA CIUDAD DE CUZCO

40

2.1. Antecedentes: crecimiento urbano y modernizacin


2.2. Configuracin del sector popular
2.3. Arribo de la msica chicha
2.4. Msica tropical andina

40
45
48
51

2.5. Sobre la agrupacin de cumbia andina


2.5.1. Estructura grupal
2.5.2. Director
2.5.3. Vestuario
2.5.4. Repertorio tropicalero
2.6. Lugares de la msica tropical andina
2.6.1. Eventos de carcter privado
2.6.2. Eventos de carcter pblico

55
55
56
57
58
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62

CAPTULO III.
LA CONSTRUCCIN SOCIAL DE LA VIDA
COTIDIANA Y LA MSICA TROPICAL ANDINA
EN LA CIUDAD DE CUZCO
66
3.1. La construccin de la vida cotidiana
3.2. El cdigo comn en la msica tropical andina
3.3. Los fundamentos del lugar
3.4. La re-creacin de la identidad

66
77
79
83

CONCLUSIONES

89

BIBLIOGRAFA

91

vi

Con gratitud y afecto para


Elsa Valer Weiss,
Roberto Ojeda Escalante,
Braulio Mirano Sucier,
Rodolfo Espinoza Ros,
Joaqun Crdenas Roque
y todas las personas que participaron de aquella feliz encrucijada.

vii

RECONOCIMIENTOS

A Jorge Coco Hurtado Alfaro, director del Grupo Corazn;


Augusto Crdova Lizaraso, director de la agrupacin
Internacionales Machupicchu; Silverio Condori Mendoza Silver
Cachiche, director de la agrupacin La Noche; Vctor Huayllani
Mamani, director de la agrupacin Destinos del Amor; Ciro
Atayupanqui Huamn, director de la agrupacin Venecia; Carlos
Montesinos Quispe Pachn, director de la agrupacin Luceros
de la Noche; Walter Carazas Huamn, director de la agrupacin
Los Cheleros; Ral Tunqui Herrera, director de la agrupacin
Proyeccin A(ndina); a la representante de J.E. Promotores,
Adelma Estaez Cusirimay, asimismo, a los comunicadores
Lorenzo Cahuana y Elizabeth Bustinza Cahuantico, por
facilitarme el ingreso a todos los lugares donde se desarrolla la
msica tropical andina en la ciudad de Cuzco, y porque sin su
apoyo desinteresado la realizacin del presente trabajo no se
hubiera consumado.

viii

Habitamos fsicamente un espacio,


pero sentimentalmente vivimos en una memoria.
Jos Saramago

Cada ciudad puede ser otra


cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren.
Mario Benedetti

ix

INTRODUCCIN

El tema de la msica chicha fue tratado profusamente


pero con distinta rigurosidad y regularidad, sobre todo en la
ciudad de Lima a partir de la dcada de los ochenta y la primera
mitad de los noventa. En aquellos aos, los conciertos masivos
y las grandes cifras que recaudaban, as como el diseo
conceptual que utilizaban para publicitar sus presentaciones,
hacan difcil obviar los fenmenos que emanaban de este
movimiento musical.
Posteriormente, su estudio fue paulatinamente
abandonado, reducindose a sucintos artculos y reportajes,
especialmente relacionados con sus nuevas vertientes. En el
caso de la ciudad de Cuzco, esta corriente musical no logr la
misma atencin que en la capital, siendo durante todo este
tiempo un objeto de estudio apenas tratado en la esfera de las
ciencias sociales.
Buscando llenar este vaco, se llev a cabo esta
investigacin, la cual utiliz el enfoque cualitativo, pues se
recurri sobre todo a informacin procedente de libros,
fotografas, msica, entrevistas, descripciones, etc. La
investigacin se abasteci de fuentes primarias y secundarias,
as, la historia de la msica chicha en el Per, utiliza fuentes
secundarias documentales, mayormente libros de estudiosos
peruanos y extranjeros que se ocuparon directa o
indirectamente del tema estudiado; mientras que la historia y

la construccin social de la vida cotidiana y la msica tropical


andina en la ciudad de Cuzco utiliz tanto fuentes secundarias
como primarias, puesto que adems de basarse en el material
bibliogrfico sistematizado, se utiliz informacin recabada
directamente de nuestros informantes a travs de la observacin
participante y tambin entrevistas en profundidad.
El desarrollo del estudio tuvo lugar/lugares en la ciudad
de Cuzco, ya que consideramos basndonos en nuestros
referentes tericos que una de las principales caractersticas de
la vida cotidiana es la movilidad. Se puede observar, que las
personas no viven nicamente en su calle, barrio o distrito, gran
parte de su vida diaria gira en torno a su movilidad espacial,
generando en este continuo trayecto lugares determinados por
el aqu y ahora de su vida cotidiana, de este modo, podemos
sealar que la msica tropical andina se desarrolla en estos
lugares temporales, inscritos en un tiempo y espacio
determinado por la confluencia de los personajes que los
originan.
As, en primer lugar, sintetizamos los principales
trabajos relacionados con la msica chicha; en segundo lugar,
describimos la historia y dinmica musical de este gnero en el
mbito local y finalmente, en tercer lugar, proponemos una
aproximacin terica que permite por un lado, identificar los
lugares donde se desarrolla la msica tropical andina en la
ciudad de Cuzco y por otro, interpretar cmo contribuye con la
creacin de la identidad social y cultural en dichos lugares.
Adicionalmente, se incluyen varios enlaces electrnicos donde
se pueden consultar las referencias musicales citadas en el libro,
as como el registro fotogrfico que acompa el estudio.
En ese sentido, el texto est dividido en tres captulos.
El primer captulo comprende la historia de la msica chicha en
el Per, en l se sistematiza informacin acerca del proceso de

xi

modernizacin, las causas que pusieron en marcha el proceso


migratorio campo ciudad en el Per y cmo su intensificacin
a mediados del siglo XX auspici diversas experiencias de
adaptacin del sector popular migrante al espacio urbano,
sentando las condiciones propicias para el surgimiento de la
msica chicha en la ciudad de Lima. Tambin narramos el
rumbo que sigui esta corriente musical desde sus inicios hasta
la actualidad, su ligazn con el sector popular y el contexto
social donde se practica, detallando y complementando su
origen y evolucin, caracterizando adems sus distintas
vertientes musicales.
El segundo captulo, versa acerca de la historia de la
msica tropical andina en la ciudad de Cuzco. Est compuesto
por dos partes, la primera sigue la ruta histrica establecida en
el primer captulo sobre la base de estudios sociales asentados
en Cuzco, evidenciando en el mbito local el proceso de
modernizacin, crecimiento urbano y migracin que se vena
dando en todo el pas. La segunda parte, se ocupa de relatar la
historia de la msica chicha en Cuzco, la que aunada a la
informacin contextual recabada bibliogrficamente en el
captulo anterior nos servir luego para abordar la dinmica que
rige a la msica tropical andina cusquea desde sus comienzos
en la dcada de los aos setenta hasta la actualidad.
El tercer captulo, construccin social de la vida
cotidiana y la msica tropical andina en la ciudad de Cuzco,
busca responder las dos interrogantes que dieron pie a este
estudio: Cules son los lugares donde se desarrolla la msica
tropical andina en la ciudad de Cuzco? y Cmo contribuye la
msica tropical andina a la construccin social de la vida
cotidiana segn sean los lugares donde se desarrolla? Para tal
fin, nos apoyamos en los socilogos Peter L. Berger y Thomas
Luckmann y sus aportes sobre la construccin social de la vida

xii

cotidiana del sector popular. Por su parte, el antroplogo


Clifford Geertz nos ayuda a esclarecer el punto concerniente a
la relacin que existe entre el grupo social popular y sus
creaciones artsticas. Aunado a los alcances tericos anteriores,
las reflexiones del antroplogo Marc Aug acerca de las
caractersticas de los lugares, nos darn sustento para explicar
como la msica tropical andina es parte de la construccin
social de la vida cotidiana en la ciudad de Cuzco.
Por ltimo, consideramos que esta investigacin es
importante porque va ms all del trabajo puramente
descriptivo, ya que la elaboracin de la historia de la msica
chicha tanto a nivel nacional como local, nos sirvi como base
para proponer la interpretacin terica que explica nuestro
problema objeto de investigacin. Adems es relevante porque
al tratar un tema poco trabajado por las ciencias sociales en la
ciudad de Cuzco, contribuye a su conocimiento, generando al
mismo tiempo un punto de referencia y debate acerca de una de
las corrientes ms vitales de la msica popular cusquea.
Finalmente, se opt por escribir la palabra Cuzco con la
grafa z por razones absolutamente acadmicas. El
fundamento principal para dicha eleccin son los argumentos
esgrimidos por el lingista peruano Rodolfo Cerrn Palomino,
reconocido estudioso y especialista en idiomas andinos. +

http://youtu.be/pHOLwWbqhFY
http://www.larepublica.pe/04-11-2007/opiniones-cuzco

CAPTULO I
HISTORIA DE LA MSICA CHICHA
EN EL PER1
1.1.

Acercamiento al proceso migratorio en el Per

Con la llegada de la Repblica, el Per se mantena


estructuralmente como el Estado colonial que acababa de
abandonar, dado que el monopolio de dominacin que haba
estado antes bajo el mando ibrico, pas al mando criollo que
condujo la independencia. Este sistema compuesto por la
cultura andina y la cultura occidental espaola que se extendi
desde el periodo colonial hasta entrado el periodo republicano,
conserv una relacin de dominacin subordinacin, donde el
primer papel fue ejercido inicialmente por los invasores y
despus por el sector criollo, mientras que el segundo papel se
conserv casi inclume por las comunidades originarias,
manteniendo durante todo este tiempo, una relacin de relativa
ruptura contacto entre el mundo occidental y el mundo nativo,
entre blancos e indios, hacendados y campesinos, y por
supuesto, entre sus respectivos lugares, la ciudad, espacio
burocrtico y urbano, y el campo, espacio tradicional y comunal
(Quijano, 1980: 52-54; Matos, 1984: 21-22; 1990 5-6; Golte,
2001: 107).

1 Para consultar una muestra de las referencias musicales citadas en este

captulo, remitirse a:
http://www.youtube.com/user/HubertAcrus/videos?sort=da&view=1

No obstante, entre las ltimas dcadas del s. XIX y las


primeras del XX, el pas se embarc en un lento proceso de
transformacin que lo llevara de un Estado tradicional a
constituirse en uno moderno, sentando as las bases del Per
contemporneo. Entre las principales razones que dieron origen
a este cambio, se encuentran la crisis econmica que azot al
pas luego de la Guerra del Pacfico, as como la visin del otro
Per y los otros peruanos, que fueron parte importante en la
resistencia ante el ejrcito invasor en la Campaa de La Brea.
Por otro lado, la creciente expansin de capitales
extranjeros producto del imperialismo, provoc el ingreso de
capitales ingleses y norteamericanos que promovieron enclaves
agrcolas y mineros en la costa norte, costa central y sierra
central del pas, as como emprstitos agenciados por el Estado
para acrecentar su capacidad operativa a nivel nacional. En el
mbito urbano, el arribo de ideas progresistas propugn la lucha
por los derechos laborales de los obreros, las que comenzaron
tambin a ser asumidas por los indgenas en la defensa y lucha
por sus tierras. Conjuntamente, surgieron bancos y sociedades
annimas para la explotacin minera, agrcola y comercial; por
ese entonces, se daba el auge del caucho y el algodn. Durante
ese periodo, se evidenciaba que las tasas de mortalidad indgena
bajaron notoriamente con relacin al periodo colonial, lo que
signific un progresivo aumento de esa poblacin, bullente
grupo humano que con la reciente repblica logr flexibilizar la
rigidez de movilizacin territorial impuesta por el rgimen
anterior, emigrando con cierta libertad hacia focos urbanos e
industriales, dilatando y diversificando al mismo tiempo, las
capas sociales populares de estos lugares (Quijano, 1980: 55;
Matos, 1984: 23-25; 1990: 5-12; Golte, 2001: 114-116).
Durante la dcada de los aos veinte y treinta, como
corolario de la progresiva dependencia y modernizacin

econmica que viva el pas, se haba establecido un Estado


regularmente renovado; la estructura social se hizo ms
compleja; la vida poltica alcanz una nueva dinmica mediante
la absorcin de ideas predominantes de Europa; se increment
la capacidad estatal con la creacin de instituciones
administrativas y financieras; una reciente poltica de
endeudamiento permiti la construccin de caminos, carreteras
y edificios pblicos, establecindose la jornada laboral de las
ocho horas, asimismo, el respeto a las tierras comunales y a la
raza indgena (Matos, 1984: 26; 1990: 9).
A partir de la dcada de los aos cuarenta y
posteriormente los cincuenta, las ciudades del Per, en su
mayora costeras y sobre todo Lima, empiezan a convertirse en
el destino principal de migrantes provenientes de las distintas
regiones del pas, principalmente de la serrana. Esta tendencia
migratoria que se inici hacia la capital, centro del poder
poltico y econmico del territorio nacional y que para la dcada
de los sesenta sera irrefrenable, estuvo influenciada por la
crisis en el agro serrano, que pas a un plano secundario como
consecuencia de las actividades de los enclaves mineros y
agrcolas exportadores de la zona costanera. Conjuntamente, el
desarrollo interno del comercio, la industria capitalista y los
capitales extranjeros continuaron dinamizando la economa
nacional; la expansin de los medios de comunicacin provoc
una fluida intercomunicacin entre comunidades, pueblos, y
ciudades y la ampliacin de obras pblicas tales como redes
viales, terminaron por romper el aislamiento de las
comunidades campesinas, transmutando las relaciones entre la
ciudad y el campo, modernizando y urbanizando el Per
(Matos, 1984: 27-30; 1990: 14; De Soto, 1987: 7-10; Golte y
Adams, 1990: 38; Golte, 2001: 117).

Las nuevas oleadas de migrantes y las que continuarn


llegando despus, se aglutinaron inicialmente en el centro de
Lima y dems ciudades destino, hasta que tugurizados y
atiborrados estos espacios, comenzaron a invadir su periferia,
violentando el sistema establecido que les haca poco menos
que imposible el acceso a un terreno para sus viviendas. Se
posicionaron entonces en las faldas de los cerros, orillas de ros
y arenales, formando as las primeras barriadas o barrios
marginales que en un futuro se convertirn en el patrn de
crecimiento urbano de las ciudades del Per, dando con ello
notoriedad al fenmeno conocido como informalidad,
posteriormente extendido a todos los mbitos de la sociedad,
como el comercio, el trasporte, entre otros (Matos, 1984: 69-74;
1990: 17-18, 27-32; De Soto, 1987: 17-31).
Una vez asentados en la ciudad, los migrantes se
encuentran envueltos en una realidad que comprende por un
lado, su cultura matriz, esa que aprehendieron en su lugar de
procedencia, la de sus padres y de sus abuelos, aquella que
compartieron con los dems habitantes de su tierra y que an
comparten en las ciudades con sus coterrneos migrantes. Y por
otro lado, la cultura netamente occidental, urbana y moderna en
la que ahora estn inmersos, caracterizada principalmente por
las instituciones del Estado, los sindicatos, la burocracia y las
empresas. La migracin campo ciudad, patrocin la
interaccin fluida entre ambos mundos, dando lugar a que los
procesos sociales se complejicen, es as que surgen nuevas
mezclas culturales, emergen modos de vida antes desconocidos
que los migrantes crean para adaptarse a su nuevo ambiente, la
socializacin de las nuevas generaciones se enriquece como
resultado de la gran diversidad de elementos simblicos
disponibles en la ciudad y consecuentemente, las identidades se

actualizan al ritmo del presente, conservando su arraigo en el


pasado del cual provienen.
Dentro del conglomerado de elementos culturales que
los migrantes llevaron consigo a la ciudad en este proceso,
resaltan por sobre todo sus costumbres y tradiciones, que a
pesar de encontrarse lejos de su territorio, de los bienes
materiales y las prcticas cotidianas que dejaron en l,
continan y continuarn practicando, aunque en menor
medida, pero adaptndose y re-creando su universo simblico
en su nuevo lugar de vida. De ese modo, la migracin hacia las
ciudades no signific [] una ruptura en las redes sociales,
sino su desterritorializacin. A donde llegaban los migrantes,
recreaban en asociaciones formales e informales la cohesin
de grupos que compartan el mismo origen y organizaban la
interrelacin con sus parientes y paisanos en las aldeas
(Golte, 2001: 115).
1.2. Asociaciones de provincianos
Las asociaciones de provincianos, denominadas
tambin asociaciones regionales, clubes de provincianos o
clubes regionales, son organizaciones sociales que si bien se
manifiestan en el espacio urbano, estn fundamentadas en las
prcticas socioculturales econmicas, polticas, religiosas,
deportivas, artsticas, ldicas, etc. de carcter rural que
precedieron a la migracin y que se van actualizando
dinmicamente durante el proceso de insercin al nuevo
contexto metropolitano (Altamirano, 1984; Golte y Adams,
1990). De esta manera, cuando los migrantes llegaron por
primera vez a la ciudad, encontraron en sus parientes y
allegados residentes es decir en sus redes sociales natales el
primer grupo asociativo al cual integrarse, el mismo que les

sirvi de respaldo para adaptarse a la urbe, dado que es con el


apoyo de sus lazos parentales y de compadrazgo que efectuaron
las invasiones para la adquisicin de un terreno donde vivir, se
procuraron un trabajo, y formaron con otros provincianos
organizaciones de diverso ndole, como por ejemplo sindicatos,
clubes deportivos, empresas informales, etc. (Tllez, 1994: 5758; Golte, 2001: 119-120).
De esa manera, las asociaciones se manifiestan como
una estrategia de subsistencia que practicaron los migrantes
provincianos para adaptarse e integrarse a las ciudades que
eligieron como destino, permitiendo la recreacin de sus
hbitos y costumbres oriundas en el mbito urbano y al mismo
tiempo, se transformaron en un vehculo de modernidad,
difundiendo novedades urbanas en sus lugares de procedencia
(Nez y Llorns, 1981a: 110; Llorns, 1983: 123),
convirtindose as en [] las principales bases institucionales
para la mantencin de las relaciones sociales, econmicas,
polticas e ideolgicas entre los migrantes con sus regiones y
localidades respectivas (Altamirano, 1984: 75).
Las asociaciones de provincianos se constituyen
siguiendo como parmetros los lugares de proveniencia de los
inmigrantes, basados en las reas geogrficas poltico
administrativas determinadas en el Per, de tal modo, puede
distinguirse que existen asociaciones departamentales,
provinciales, distritales y de anexos, posteriormente
denominadas comunidades. Conjuntamente, se puede observar
que estas organizaciones estn estratificadas segn la condicin
socioeconmica de sus miembros. Guiados por los alcances
anteriores, podemos afirmar que las asociaciones provinciales
y departamentales, agrupan a personas de sectores sociales
medios y altos entre sus miembros, provenientes de las capitales
de su provincia o departamento, mientras que las asociaciones

distritales, de pueblos, comunidades, anexos o pequeos


villorrios, estn conformadas por migrantes de sectores sociales
bajos, rurales, campesinos y populares, aquellos que trabajan de
obreros no calificados, empleados domsticos, vendedores
informales, etc. (Quijano, 1980: 107; Nez y Llorns, 1981a:
115; 1981b: 66).
Estas organizaciones, tienen como ideario comn unir y
apoyar a los hijos de la comunidad de origen, buscar
permanentemente la superacin y el bienestar del pueblo natal,
resguardar sus intereses, mantener sus tradiciones y cultura y
fortalecer los lazos comunicativos entre el pueblo y sus hijos en
la capital (Tllez, 1994: 59). Adems, muestran un carcter
democrtico, eligen peridicamente y por votacin a una junta
directiva, cuentan con un organigrama bsico y ntido
compuesto por una dirigencia central como ente ejecutivo y una
asamblea general como ente deliberante (De Soto, 1987: 27).
Con bastante frecuencia se asocian formalmente sin
fines de lucro, con estatutos, libros de actas, libros de
contabilidad, eligen directivas, en muchos casos estudiados
cuentan con local propio, establecen equipos de ftbol, vley,
grupos de msica, de baile, realizan eventos deportivos y
culturales (Golte y Adams, 1990: 68-69). Se caracterizan
tambin por combinar formas de organizacin gremial y
sindical, con sistemas andinos comunales de solidaridad,
reciprocidad y agrupacin como por ejemplo la minka, techado
de casas, fiestas patronales, celebracin de matrimonios, etc.
(Matos, 1984: 77-78; 1990: 18).
Del mismo modo, estas organizaciones concentran a sus
asociados por intereses sociales, culturales, econmicos,
polticos, religiosos, deportivos, etc., no obstante, todas ellas
tienen en comn que por un lado, congregan al migrante, y por
otro, le otorgan [] una base de vida social y una capacidad

institucional de representacin frente a las autoridades, los


partidos y, sobre todo, el Estado (Matos, 1984: 79). As se
formaron diversos tipos de asociaciones, entre ellas se
observan: los clubes de madres, las asociaciones de padres de
familia, los patronatos escolares, los centros parroquiales, los
clubes deportivos de provincianos, las cofradas en torno al
santo patrn del pueblo, los comits comunales, tambin
conocidos bajo los nombres de asociaciones urbanizadoras,
asociaciones de pobladores, organizaciones vecinales, juntas de
vecinos, organizaciones de pobladores, etc., adems de las ya
conocidas
asociaciones
distritales,
provinciales
y
departamentales (De Soto, 1987: 27; Tllez, 1994: 58).
Al igual que sucede en los caseros, aldeas, pueblos o
ciudades de donde provienen los migrantes, las experiencias
colectivas que amparan la asociacin provinciana, tiene como
eje primordial a la fiesta andina. As, se hace patente que la
asociacin y la fiesta, establecen, encaminan y protegen los
lazos sociales de los inmigrantes en su nuevo lugar de vida
(Matos, 1984: 78). La fiesta andina, es decir, las danzas y el
baile colectivo, la msica popular, natal, provinciana o regional,
las diversas ceremonias practicadas por este sector social, como
matrimonios, cumpleaos, bautizos, o las festividades
costumbristas como el da del pueblo o del santo patrono, estn
hondamente enraizadas en la sociedad tradicional andina y
sirven en su conjunto, para mantener a sus integrantes
cohesionados, funcionando como fuente de identificacin y
pertenencia por un lado, y como resistencia cultural por otro
(Nez y Llorns, 1981a: 111; 1981b: 67). En ese sentido, []
el complejo msica-canto-baile-fiesta se revela como uno de
los ms vitales de la cultura andina, que no slo sobrevive, sino
que se renueva y avanza sobre los mbitos urbanos
(Degregori, 1984: 189).

La fiesta andina, adems de ser habitualmente


practicada en las asociaciones de provincianos, tambin toma
lugar en los coliseos folclricos. Primigeniamente, los coliseos
eran carpas itinerantes que con el paso de los aos fueron
establecindose en lugares fijos, fruto del incremento de la
poblacin migrante y su demanda por su msica verncula. En
su mayora, estos locales se caracterizaban por ser carpas de
circo o coliseos deportivos [] amplios, dispuestos a modo de
rsticos teatros, con un precario tabladillo de madera rodeado
de sillas y bancas, de modesta calidad, dispuestos en
semicrculo [], la ambientacin [era] una escenografa de
cartn pintado con muros de piedra [inca] (Nez y
Llorns, 1981b: 64).
La experiencia del complejo msica-canto-baile-fiesta
por parte de los migrantes, se efectuaban incesantemente los
domingos de cada semana en las asociaciones de provincianos
y en los coliseos folclricos, sin embargo exista una diferencia
elemental entre estos ambientes. En los clubes o asociaciones
de provincianos y sus lugares extensivos como los campos
deportivos se realizaban actividades sin fines de lucro, por
ejemplo, actividades en beneficio de sus pueblos de origen,
campeonatos deportivos que concluan en presentaciones
musicales, bailes sociales, o fiestas patronales, en cambio, las
actividades realizadas en los coliseos folclricos eran
organizadas por empresarios que conceban el arte autctono
nicamente como un espectculo cuyo fin ltimo era la
obtencin de beneficios econmicos, explotando por lo general
a los intrpretes andinos que participaban de este circuito
artstico, quienes con frecuencia se presentaban sin
remuneracin alguna (Nez y Llorns, 1981a: 120; 1981b:
65).

10

1.3. Uso de la radio por el sector migrante popular


En el proceso de adaptacin a la ciudad, los medios de
comunicacin sobre todo la radio jugaron un papel de suma
importancia para los inmigrantes provincianos en el afn de
acomodarse a su nuevo lugar de vida. El valor de la radio en
este proceso radica en las diversas utilidades que le brind a
este sector poblacional, entre las que podemos mencionar en
primer lugar, como medio de intercomunicacin que les sirve
para conservar la comunicacin con sus familiares y allegados
que se quedaron en su lugar de origen; y en segundo, los
noticiarios, como fuente informativa, les sirve para adaptarse a
lo nuevo, a la urbe y su modernidad, para aprender nuevos
modelos de conducta, nuevas formas de comunicacin y de
interacciones; y tercero, como eje de identidad, el huayno les
sirve para mantenerse vinculados a su colectividad, a sus
orgenes y a su pasado (Ccopa, 2009: 114).
A partir de la dcada de los cincuenta y en adelante,
el constante flujo de migrantes hacia la ciudad de Lima se
masifica, incrementando considerablemente la poblacin. Este
hecho gener por un lado, la produccin cultural de este nuevo
sector poblacional y por otro, un mercado encargado de
satisfacer sus necesidades, es as que a medida que la poblacin
migrante creca, tambin lo haca su demanda por su principal
expresin cultural: el huayno. Es de este modo que en la ciudad
[] su nuevo ambiente, la msica andina evoluciona y se
urbaniza tambin. Adopta la tecnologa moderna y se vale de
ella como de un propio instrumento que recoge las formas
variadas del folclore localista, las fusiona, recrea y difunde,
devolviendo a la sierra un nuevo folclore nacional (Matos,
1984: 79).

11

La produccin, edicin y grabacin de msica andina


para un mercado reciente e indito en ese tiempo, fue resultado
de la demanda cultural suscitada por el contingente cada vez
mayor de migrantes provincianos en la capital y sus artistas,
cuya presencia se manifestaba notoriamente a partir de la
constante participacin de este sector en la vida festiva que
compartan con sus familiares y paisanos en los barrios y
asociaciones que haban cimentado, o en los coliseos folclricos
que acostumbraban visitar y que en los aos cincuenta gozaron
de su mximo esplendor. Los primeros discos de esta corriente
musical, grabados y comercializados desde fines de los aos
cuarenta por iniciativa de Jos Mara Arguedas en ese
entonces funcionario del Ministerio de Educacin, tuvieron
gran acogida entre su pblico, marcando con el tiempo una
tendencia favorable y en ascenso, poco despus, como efecto de
ste xito, comenzaron a surgir los primeros programas
folclricos (Nez y Llorns, 1981a: 125; 1981b: 57; Llorns,
1983: 125-126; Romero, 1985: 267).
1.4. Programas folclricos
Inicialmente y por varios aos, los programas
folclricos eran emitidos nicamente por radioemisoras de
amplitud modulada AM. (Nez y Llorns, 1981a: 125;
Llorns, 1983: 131) durante la madrugada. Las audiencias
provincianas que seguan este tipo de programas encontraban
en ellos, abundante msica folclrica, escuchaban y conocan a
los artistas del momento, accedan a informacin referente al
mbito rural y provincial del pas y tambin a lo que aconteca
en la ciudad, se enteraban de las reuniones y fiestas que
convocaban la juntas directivas de las asociaciones de
migrantes o las presentaciones de los artistas vernculos del

12

momento en los coliseos folclricos, se enviaban saludos y


psames, tambin se promocionaban diversos establecimientos
y servicios prestados por y para este sector poblacional,
convirtindose en corto plazo, en su principal produccin
radial.
En los programas folclricos se pueden notar dos
caractersticas: en primer lugar, el tipo de trato que mantienen
el radiodifusor y sus radioyentes, nos remite a una relacin
personal, heredada e ntimamente vinculada con la tradicin
oral de matriz andina que poseen ambas partes de la experiencia
radial, se expresa en el reconocimiento del oyente como una
persona y no como un individuo annimo parte de la masa en
la ciudad, integrante de un grupo social, con actividades,
costumbres y lugares que le son reconocidos como propios. En
segundo lugar, el contenido de stos programas radiales es
utilizado como un altavoz para manifestar sus diversas
demandas, sean estas reivindicativas, informativas, educativas,
recreativas, etc. (Tllez, 1994: 83), fortaleciendo al mismo
tiempo su identidad de migrantes provincianos (Llorns, 1990:
149) y por ende, su cohesin como grupo humano en la ciudad.
La consolidacin de los programas folclricos y la
comercializacin del huayno, marcan un hito importante de
produccin y consumo cultural para el sector popular
provinciano migrante de esa dcada, ya que convierten al
huayno en el primer gnero musical tradicional que rebasa las
barreras locales y regionales en las que era producido y
parapetado, llegando por medio de los programas folclricos
capitalinos a ser difundido a nivel nacional, creando consigo un
mercado interno para el denominado huayno urbano. En y para
este cometido, se apropiaron de los medios de comunicacin de
la poca, sobre todo de las emisoras radiales y por lo tanto, de
la industria discogrfica, as como de los sistemas de

13

amplificacin sonora que permitieron la organizacin de


conciertos y presentaciones con audiencias cada vez mayores.
1.5. La msica en el Per de los aos sesenta
A partir de la dcada de los aos sesenta, la ciudad de
Lima comenzar a mostrar un matiz provinciano. Adems del
sector poblacional representado por los residentes ms antiguos
propios de sta urbe, un nuevo sector comenzaba a constituirse,
estaba compuesto por la primera oleada de migrantes, aquellos
que comenzaron a llegar en los dos decenios anteriores en las
dcadas de los aos cuarenta y cincuenta, sus hijos nacidos en
la capital y aquellos migrantes que continuaron llegando en este
periodo de tiempo. Este hecho se reflej en que para el ao
1961, el nmero de habitantes censados en Lima veinte aos
atrs, se haba triplicado (Matos, 1984: 68; 1990: 25).
El sector popular apoyndose fundamentalmente en sus
bases, la poblacin migrante cada vez mayor en las ciudades,
logr que las demandas que exiga
por ejemplo, vivienda,
ttulo de propiedad, servicios bsicos, etc. para una mejor
calidad de vida adquieran solidez y respaldo ante el Estado.
Conjuntamente, en el mbito rural los reclamos de los
movimientos campesinos cobraban notoriedad a nivel nacional,
llegando a ser noticia las huelgas en las haciendas azucareras y
algodoneras en la costa, y los levantamientos para la
recuperacin de tierras del poder terrateniente en Cusco, Puno
y Cerro de Pasco en los aos 1962, 1963 y 1965 (Matos, 1984:
32-33).
En los sesentas, la radio de transistores se haba
convertido para los migrantes en el medio de comunicacin por
antonomasia, suceso que coincidi con su expansin a lo largo
y ancho del territorio nacional. Si bien es evidente que las

14

diferentes radioemisoras estaban guiadas por una lgica


mercantil, a lo largo del da emitan noticiarios, msica criolla
y msica andina, asimismo, corrientes musicales forneas como
[] rancheras, boleros romnticos, el dengue, cha cha chs,
bossanovas, merengues, guarachas, el rock, el boogaloo
(mezcla de rock y msica tropical que precede a la salsa de los
tugurios del Bronx), el porro y, naturalmente, la cumbia
(Hurtado, 1995a: 10), siendo este el caldo de cultivo donde se
gestara la msica chicha.
En ese tiempo, las corrientes musicales en boga hacan
posible distinguir aunque de manera flexible grupos sociales
entre los radioyentes, para ello, se estableca una relacin entre
la condicin socioeconmica de las audiencias y el tipo de
msica que consuman. En ese sentido, se poda identificar a los
inmigrantes residentes en la ciudad sobre todo las personas de
mayor edad con el huayno, a los sectores de clase media y
popular con la msica criolla, cumbia, guaracha, son, bolero y
dems gneros forneos, a los sectores de clase media y
acomodada en su mayora jvenes con el rock y la nueva ola
(Quispe Arturo, 1993: 191; Hurtado, 1995a: 12; Llorns, 1983:
130; Degregori, 1984: 188) y a los sectores pudientes, con
msica no comercial como msica clsica, que era difundida
por algunos programas radiales emitidos incluso en otro idioma
(Llorns, 1983: 132).
Entre los intrpretes peruanos ms representativos de
msica popular estaban, en el huayno, a la Pastorita Huaracina,
Flor Pucarina, el Picaflor de los Andes y el Jilguero del
Huascarn; entre los compositores de valses criollos resaltaban
Chabuca Granda, Augusto Polo Campos, Alicia Maguia,
Lorenzo Humberto Sotomayor y otros. Conjuntamente a estos
gneros, surgieron nuevos intrpretes, compositores y grupos
que constituan las nuevas corrientes musicales en boga, es as

15

que con el transcurso de los aos cincuenta y sesenta, aunados


al huayno y a la msica criolla, comenzaron a aparecer
conjuntos con experiencias sonoras que emulaban las distintas
corrientes musicales que llegaban desde afuera, es el caso de las
primeras orquestas de jazz como: Los Millonarios del Jazz, Los
Astorias Twisters o Los Astorias Jazz Band; y poco despus,
las primeras agrupaciones de rock como: Los Incas Modernos,
Los Saicos, y posteriormente Los Shains y Los Yorks
(Cornejo, 2002: 19-25).
Paralelamente al creciente xito del huayno urbano y
como haba sucedido en la dcada de los cincuenta con gneros
como el mambo, la rumba y el merengue, ya entrados los aos
sesenta y gracias a la popularizacin de la radio, la cumbia se
puso de moda en Lima y en las principales ciudades del pas.
Esta corriente musical, a diferencia de las que la precedieron,
logr ingresar al mbito rural, donde era ejecutada junto a la
msica tradicional local en las distintas festividades y reuniones
que organizaban estos sectores poblacionales en el transcurso
del ao (Romero, 1985: 271; 2007: 21-22).
En forma similar a las primeras bandas de jazz y rock
peruano, tambin surgen conjuntos con tendencias populares
que fusionan las diversas corrientes forneas, con las corrientes
musicales locales, es el caso de las agrupaciones protochicheras. As, en el lapso del ao 1963, el grupo musical Los
Pacharacos cobra protagonismo al fusionar aunque todava
muy superficialmente tradiciones musicales distintas, ellos
comenzaron a interpretar huaynos tpicos del centro del pas con
rasgos de msica cumbia y guaracha; aumentando singularidad
a su msica por el uso de una guitarra acstica conectada a
altavoces mediante la adaptacin de un micrfono para la
amplificacin sonora, asimismo del uso del giro y el saxofn
(Hurtado, 1995a).

16

Simultneamente, la difusin de la cumbia forastera en


el pas con el artista Hugo Blanco y su Arpa Viajera a la cabeza,
incit la promocin y grabacin de cumbias locales, mejor
dicho, de cuasi cumbias locales, ya que stas posean
explcitamente una carga de huayno y elementos locales
tradicionales msica, nombres, lugares, etc. en los motivos
del repertorio que interpretaban. Este hecho influy en la
formacin de nuevos conjuntos musicales que apostaron cada
vez ms por esta propuesta sonora y por el nuevo mercado que
con l se abra paso. Es as que a mediados de los aos sesenta,
con la msica cumbia gozando de amplia aceptacin a nivel
nacional, aparecen nuevos grupos ejecutando esta combinacin
sonora, pero ahora contribuyendo con temas de su autora, tales
como Los Demonios de Corocochay, Los Ases del Mantaro y
Los Demonios del Mantaro, quienes segn los msicos de ese
tiempo y conocedores de esta corriente, dieron nombre al
movimiento musical que se vena gestando con su cancin: La
chichera (Salcedo, 1984: 91; Quispe Arturo, 1994: 84; Hurtado,
1995a: 10-12; Llorns, 1999: 80).

1.6. Msica chicha


1.6.1. Nacimiento de la msica chicha
De la misma forma que haba sucedido con los clubes o
asociaciones de provincianos, los coliseos folclricos, el
huayno urbano, o los programas folclricos, la msica chicha
nace del proceso de aculturacin suscitado por las oleadas de
migrantes con su arribo a la ciudad de Lima, es decir, del
proceso de interaccin, sea este de adopcin, adaptacin o
resistencia de elementos culturales procedentes del mundo

17

occidental en contacto con los elementos de su mundo andino,


dinamizados de manera extraordinaria desde y con la llegada y
el establecimiento del sector provinciano migrante en los
barrios ms populares de la capital del Per.
De ah que, la msica chicha es preponderantemente una
fusin musical de la cumbia colombiana, guaracha cubana y
huayno andino, acogiendo en menor medida elementos de otros
gneros musicales de la poca, como el bolero, la nueva ola y
el rock. Sin embargo, son estas dos ltimas tendencias de suma
importancia, ya que aportan el instrumental musical que
caracterizar desde sus orgenes hasta la actualidad la estructura
bsica de las agrupaciones de esta corriente popular. En esa
direccin, la msica chicha comparte el ritmo de la cumbia
colombiana, la guaracha cubana y el huayno andino, siendo
ejecutada con los instrumentos musicales que adopt de la
msica tropical caribea la conga, el bong, el timbal, y el
giro y la msica moderna, sobre todo el rock la guitarra
elctrica, el bajo elctrico, el rgano elctrico o sintetizador y
la batera (Nez y Llorns, 1981a: 112,122-123; Matos,
1984: 81; Romero, 1985: 272-273; 1993:54; 2007: 22-23;
Quispe Arturo, 1993: 191-192; 1994: 84; Hurtado, 1995a: 4344; Salcedo, 2000: 94; Vich, 2003: 12; Leyva, 2005: 25-26).
En la segunda mitad de los aos sesenta, el huayno
urbano conjuntamente con la cumbia y los intentos de fusin
que a partir de ambas se bosquejaban, se fueron convirtiendo en
los tipos de msica predilectos de los sectores sociales
emergentes de la capital y del pas, este ltimo acontecimiento
fue facilitado gracias a la pujante produccin discogrfica, su
xito comercial y la difusin de estas corrientes musicales por
medio de la inmensa cobertura radial que por ese tiempo ya
alcanzaba todo el litoral. As, en el ao 1968 mientras el
General Juan Velasco Alvarado y las Fuerzas Armadas asuman

18

el Gobierno del Per, en el mbito musical, Enrique Delgado


Montes al frente del grupo musical Los Destellos, graba bajo el
nombre de El Avispn el disco fundacional de la msica chicha
y al mismo tiempo, la primera de sus vertientes.
La cumbia peruana o cumbia costea, vertiente inicial
de la msica chicha, inicialmente fue producida por
agrupaciones limeas, las que contaban mayoritariamente con
integrantes de raigambre provinciana. Se caracterizaba por
mantener una fuerte ligazn con la cumbia comercial fornea
de la poca, no obstante, su instrumentalizacin difiere
considerablemente de sta, dado que utiliza intensivamente la
guitarra elctrica, lo cual le otorga una sonoridad distinta a la
de su seno musical, definiendo de esta manera el nuevo gnero
sonoro. En un primer momento, esta vertiente era enteramente
instrumental, los motivos de las canciones nos remitan al
imaginario de todas las regiones del Per, vislumbrando desde
ese momento las dems vertientes de msica chicha que se
venan gestando. Entre las agrupaciones ms representativas de
la cumbia peruana o cumbia costea encontramos a: Los
Destellos, Los Ecos, Grupo Maravilla, Los Girasoles, entre
otros.
De otro lado, cuando corra el ao 1970 el msico
Bernardo Hernndez, ex integrante del conjunto Los Demonios
del Mantaro, abanderado del grupo musical Manzanita y su
Conjunto desde el ao 1969, concluye la grabacin de uno de
los primeros discos que inclua huaynos populares como:
Vrgenes del Sol, La Pampa y la Puna, y Yaulillay con ritmo
ntidamente de cumbia. Paralelamente a esta agrupacin,
grupos como Los Yungas, Los Diablos Rojos, Los Quantos de
Ica, Los Beta 5, entre otros, haran lo mismo (Hurtado, 1995a:
15). Este hecho origin otra de las vertientes de la msica
chicha: la msica tropical andina o cumbia andina.

19

Producida inauguralmente por agrupaciones cuyos


integrantes eran procedentes de la sierra central Valle del
Mantaro y las provincias de Lima, esta vertiente muestra
explcitamente su influencia andina, musicalmente embebida de
huayno, integra a la vocalizacin en el canto un fuerte acento
ahuaynado, el cual caracterizar en adelante sobre todo en la
dcada de los ochenta a este sub gnero. Entre las
agrupaciones ms resaltantes de la msica tropical andina o
cumbia andina encontramos El Grupo Celeste, Los Titanes,
Chacaln y la Nueva Crema, Vico y su Grupo Karicia, y Los
Shapis.
Poco a poco, ambas novedades sonoras generaron
nuevas y mayores audiencias tanto en Lima como tambin en
provincias, donde llegaron gracias a los medios de
comunicacin, sobre todo la radio, principal vehculo de
informacin y modernidad utilizado por los sectores populares
de ese tiempo. Es as como en las distintas regiones del pas,
surgieron nuevas agrupaciones que emulaban las recientes
propuestas musicales, enriquecindolas con los elementos
propios de cada regin, dotndola con nuevas peculiaridades
musicales de la zona. Como era de esperarse, poco despus de
entrada la dcada del setenta, nace la primera expresin
regional de la msica chicha y con ella se abre camino otra de
sus vertientes, la cumbia amaznica o cumbia selvtica, cuya
caracterstica principal radica en los motivos tpicos de esa
regin, cuyos elementos amaznicos son utilizados activamente
en su esttica grupal y composicin musical. Entre las
agrupaciones ms importantes de la cumbia selvtica o cumbia
amaznica encontramos a Los Mirlos, Juaneco y su Combo,
Los Wemblers y Sonido 2000.
Las tres vertientes de este nuevo gnero musical, junto
con el huayno urbano, se abrieron paso a lo largo de los aos

20

setenta. Juntamente con las invasiones de terrenos, las


asociaciones de provincianos, el comercio ambulatorio, el
transporte emergente, etc., la msica manifest en sus diversas
tendencias el proceso social popular que se vena dando,
proceso que coincidi con la reglamentacin promulgada por el
Gobierno Militar del General Juan Velasco Alvarado, que
adems de la aplicacin de la Reforma Agraria, el
reconocimiento de la diversidad cultural, la oficializacin del
quechua, la reforma de la empresa, la estatizacin del petrleo
y de las ms importantes empresas mineras, as como la
difusin de un planteamiento ideolgico nacionalista (Matos,
1984: 34), que exigi una cuota dedicada a la promocin de
msica tradicional andina en la programacin radial nacional a
mediados de esa dcada (Tllez, 1994: 85; Nez y Llorns,
1981b: 58-59), espacios que por cierto fueron compartidos con
el nuevo gnero musical, convirtindose en la banda sonora de
un Per urbano que se iba transformando.
En los aos setenta, el ejercicio del poder estuvo en
manos de dos gobiernos militares, en primer lugar, el del
General Juan Velasco Alvarado, que se caracteriz por las
reformas aplicadas en beneficio de los sectores menos
favorecidos pero, sin la intervencin directa de los mismos,
y en segundo lugar, el de Francisco Morales Bermdez,
gobierno transicional amparado por la oficialidad y su intento
de desmantelamiento de los avances planteados por el gobierno
precedente. Asimismo, esta temporada signific la inmersin
del pas en una de sus ms grandes crisis econmicas, resultado
de la poca eficacia de las reformas aplicadas por el primer
gobierno militar y el considerable incremento de la deuda
externa que se agudiz con el segundo gobierno de esa dcada.
En ese contexto, el Per ingresa a la dcada de los aos ochenta
mostrando un panorama complejo. Por un lado, un flamante

21

sistema democrtico, encarnado por el partido poltico Accin


Popular dirigido por Fernando Belaunde Terry y la aguda crisis
econmica herencia de los regmenes anteriores que les tocaba
enfrentar; el inicio de un tiempo de violencia y conflicto interno
provocado por el Partido Comunista del Per Sendero
Luminoso, el Movimiento Revolucionario Tpac Amaru y las
Fuerzas Armadas del Per, obligando una vez ms a los
pobladores de las zonas afectadas en su mayora pequeos
poblados serranos a emigrar hacia las zonas urbanas a causa
del conflicto. Por otro, unos sectores populares fortificados por
el reconocimiento de la oficialidad aos atrs, condicin en la
cual encontrarn un importante aliciente que les servir de
respaldo a la hora de reivindicar sus derechos individuales y
colectivos, ejerciendo mayor presin, a pesar de cualquier
intento de sabotaje sobre el aparato del Estado, incapaz de
cubrir las necesidades bsicas del enorme sector poblacional
emergente (Matos, 1984).
1.6.2. Msica chicha en la dcada del ochenta
Las enormes oleadas migratorias cambiaron por
completo la configuracin del pas, hecho ya innegable en la
dcada del ochenta. La poblacin nacional que en 1940
ascenda a seis millones de personas para el ao 1981 se haba
triplicado, asimismo, se revelaba que en 1940 el 30% de la
poblacin peruana habitaba en zonas urbanas. Luego de veinte
aos, en 1961 la poblacin urbana se haba incrementado,
llegando al 47%, mientras que para 1981 se observaba que cerca
del 65% de la poblacin estaba volcada sobre estas zonas
(Matos,1990:24), evidenciado dramticamente el explosivo
crecimiento urbano del Per y con l una problemtica que no
poda ser resuelta por el Estado.

22

Desde que se masific el flujo migratorio a la capital, se


hizo incuestionable la incapacidad del Estado para integrar
equilibradamente al sector migrante popular con las actividades
sociales, culturales y econmicas del espacio urbano y
satisfacer las necesidades bsicas que requeran. Por el
contrario, dificult legalmente su acceso a la vivienda, trabajo,
transporte y comunicacin en la ciudad. Frente a estas
adversidades, el sector migrante opt por [] solucionar sus
problemas fuera del sistema legal imperante, creando en la
prctica un orden nuevo, propio, informal y contestatario, con
capacidad para atender, de manera directa y rpida, sus
problemas y necesidades principales (Matos,1990: 33).
De este modo, el fenmeno conocido como
informalidad, fue la estrategia que aplicaron los migrantes
durante su proceso de acomodo a la urbe, marcando
definitivamente en la dcada de los ochenta el nuevo aspecto
urbano del Per, un aspecto que mostraba sobre las ciudades las
ms diversas formas de organizacin, expresin y subsistencia
de los sectores populares en su afn de adaptacin a las zonas
urbanas. Simultneamente a las invasiones de terrenos, las
asociaciones de provincianos, el comercio ambulatorio, el
transporte emergente y otras manifestaciones informales, la
msica mostr en sus diversas tendencias el proceso social
popular que se vena dando. En ese sentido, [] la difusin
del huayno y de la chicha representan dos momentos y dos
formas de construccin de un tejido social nacional desde el
pueblo y desde el tronco andino, en un contexto contradictorio
de desarrollo capitalista [transnacional] y de avance de la
organizacin independiente del pueblo (Degregori, 1984:
189).
En esos aos, el movimiento musical y en especial la
msica tropical andina, representada por Los Shapis, alcanz su

23

mximo esplendor. El nombre de esta agrupacin fue tomado


de una danza guerrera tpica del distrito y provincia de Chupaca,
departamento de Junn. Estaba integrada por msicos urbanorurales procedentes de Juliaca, Trujillo, Chupaca, Huancayo,
Tarma y Junn (Hurtado, 1995b: 178). La masiva aceptacin de
Los Shapis y la msica tropical andina fue reflejada en los
rcords de ventas logrados y que acapararon el gusto musical
popular a pesar de la piratera imperante. Su creciente difusin
en los medios de comunicacin y las giras musicales al interior
del pas, los llevaron paulatinamente a todos los rincones del
Per, sobrellevando los cuestionamientos que emitan los
voceros de la cultura oficial intelectuales conservadores,
medios masivos y opinin pblica, contra esta corriente
musical y sus adeptos, llegando a tildarla de violenta y
artsticamente pobre (Romero, 2007: 22-23). Sin embargo,
estos embates no menguaron la recepcin de la msica chicha
por parte de los sectores populares, quienes la continuaron
bailando y escuchando en eventos organizados por asociaciones
de provincianos o promotores de espectculos, en locales
privados o pblicos, en casas o en estacionamientos de
vehculos, campos deportivos, chichdromos, salones
comunales, coliseos, etc.
Al mismo tiempo, carteles que publicitaban conciertos
chicha llenaron de mltiples colores las diversas arterias de la
Lima popular, estableciendo una nueva grfica que
representara desde entonces a ste movimiento musical y que
incluso sera utilizada no solo por otros tipos de msica, sino
tambin por diversas empresas de publicidad. Las produccin
de los carteles chicha, se caracterizaron por el uso artesanal de
la serigrafa, la cual utiliza predominantemente combinaciones
de colores fuertes sobre un fondo mayormente negro,
combinaciones y colores extrados del imaginario andino,

24

elementos culturales que los migrantes trajeron con ellos a la


ciudad, segn se puede observar claramente en el arte textil de
la regin andina. Otra caracterstica es el orden de la
informacin estampada: en la mitad superior izquierda, la fecha
y la hora del concierto; en la mitad superior derecha, se
especifica el lugar; por ltimo, la mayor parte del cuerpo es
ocupada por los nombres de las agrupaciones que se presentan,
ubicados de arriba hacia abajo segn su trayectoria e
importancia en el medio musical. Las empresas promotoras de
los eventos, el motivo del evento y los fabricantes de los
afiches, ocupan lugares menores.
Adems de ello, en sta dcada se instituyeron dos
particularidades que acompaarn en adelante a la cumbia
andina. Por un lado, la sonoridad y contenido y por otro, la
performance de la agrupacin sobre el escenario. Con relacin
a la primera, la msica tropical andina tiene una fuerte
influencia del huayno, es ms, es comn encontrar
interpretaciones de huaynos tradicionales con ritmo de cumbia,
accionar que evidencia sus profundas races andinas. Por otro
lado, a diferencia de la cumbia costea y la cumbia amaznica
cuyo repertorio tiene una temtica diversa en donde resalta el
tema amoroso tambin tocado por la vertiente tropical, la
cumbia andina se caracteriz en ese tiempo por tocar de modo
espontneo temas sociales, temas que perteneciendo a su vida
cotidiana eran observados emotivamente desde su condicin,
manifestando el sentir de todo un sector de la poblacin que se
identificaba con ellos, donde la pobreza, el desarraigo, la
nostalgia, el trabajo y las ganas de superacin eran los motivos
constantes que daban pie al repertorio andino tropical. Con
relacin a la performance de la agrupacin sobre el escenario,
los integrantes comenzaran a realizar coreografas al mismo
tiempo que interpretaban las canciones, patentando como

25

propia desde ese momento esta nueva forma de presentacin


escnica.
1.6.3. De la msica tropical andina a la tecnocumbia
El Per apertura la dcada del noventa sumido en una
crisis econmica, social y poltica sin precedentes. El gobierno
del presidente recin electo, Alberto Fujimori y su naciente
agrupacin poltica Cambio 90 tomaron la posta del Partido
Aprista encabezado por Alan Garca un pas al filo del colapso,
[] un pas quebrado econmicamente y al borde de la
desintegracin social, con un 7000% de inflacin anual, y
amenazado por la insurgencia de Sendero Luminoso y el
Movimiento Revolucionario Tpac Amaru (MRTA) (Paredes,
2001: 39). Si bien entre 1992 y 1993 el gobierno fujimorista
derrot a los grupos terroristas, es ineludible y obligatorio
mencionar que adems de no cumplir con las promesas hechas
en su campaa presidencial como sucedi con la aplicacin
del shock econmico y haber dado inicio a un periodo
autoritario a partir del Autogolpe de Estado efectuado el 5 de
abril de 1992, realiz una voceada obra pblica []
utilizando fraudulentamente los dineros del Estado, sobre la
base del auge de las privatizaciones. Coopt y entr en alianza
con las Fuerzas Armadas, a travs de un intermediario civil, ex
militar maquiavlico, y, contando con el apoyo del gobierno de
Estado Unidos, afianz la formacin del Estado neoliberal e
instaur un rgimen autoritario y corrupto (Matos, 2004:
125).
Con la implementacin del neoliberalismo como
modelo econmico, el Estado [] abandon su papel directo
en la produccin y abri la economa al comercio
internacional. Con la inflacin bajo control, la produccin

26

aument. El crecimiento econmico gener condiciones


positivas para la inversin y acab con el periodo de fuga de
capitales (Paredes, 2001: 40). Con las fronteras econmicas
abiertas de par en par, el ingreso de todo lo que viniera del
extranjero se torn fluido, reinsertando al Per en el mapa de la
economa mundial (Cornejo, 2002: 91). De esa manera, el pas
se vio refrescado por una corriente modernizadora que trajo
consigo todo tipo de elementos forneos, en este vertiginoso
proceso, llegaron empresas multinacionales dedicadas a las
telecomunicaciones,
alimentos,
extraccin
minera,
abastecimiento de combustibles, entre otros; nuevos medios de
comunicacin como la televisin por cable y la Internet,
acortaron el tiempo y el espacio como nunca antes, permitiendo
un fluido intercambio e interaccin de elementos culturales
procedentes de todas partes del mundo.
En el ambiente musical, no solo llegaron nuevos gneros
musicales, sino tambin artistas provenientes de otras latitudes,
diversificando ampliamente las ofertas sonoras con relacin a
los aos pasados. En la primera mitad de la dcada del noventa,
la efervescencia que haba suscitado durante los ochenta la
msica tropical andina en los sectores populares del pas
comenz a menguar, quedando atrs los aos de bonanza en los
que cada conjunto musical lograba colmar los locales donde se
presentaban, por lo que optaron por realizar conciertos donde la
participacin de varias agrupaciones se hizo frecuente. De igual
forma, bajaron las ventas discogrficas y poco a poco los
medios de comunicacin perdieron el inters por la otrora
llamada explosin musical (Romero, 2007: 35). Con la
demanda por ste gnero musical en franco declive, a mediados
de los noventa muchos de sus detractores anunciaron su muerte.
Sin embargo, lo que vena sucediendo se alejaba de esta
afirmacin, as qued demostrado con la muerte repentina de

27

Lorenzo Palacios Quispe Chacaln, cuyo cortejo fnebre


hizo noticia a nivel nacional, ya que tal como haba sucedido en
el ao 1975 tras la muerte del cantante de msica andina Vctor
Alberto Gil Mallma Picaflor de los Andes, una enorme
multitud se congreg para acompaar y despedir sus restos
mortales hasta su ltima morada, evidenciando y legitimando
as, el arraigo que tiene la msica chicha en el sector popular.
Hacia mitad del noventa y paralelamente a la creacin
del Ministerio de La Mujer y el inicio de las movilizaciones
populares espontneas en rechazo al segundo gobierno del
ingeniero Alberto Fujimori, la aparicin inesperada de otra de
las vertientes de la msica chicha comenz a causar revuelo: era
la tecnocumbia. Este fenmeno musical, irrumpi a nivel
nacional tomando por asalto todos los medios de comunicacin,
es ms, fue ampliamente notoria su participacin en las
elecciones presidenciales del ao 2000 en las que Fujimori
encabezando
la
Alianza
Per
2000,
porfiando
inconstitucionalmente la re-reeleccin, utiliz sta vertiente
como insignia. Este hecho marc un hito para la msica popular
y el sector que la produca, ya que jams haba sido vinculada
de modo tan explcito con el poder oficial, aunque su verdadera
finalidad, la identificacin con la gran audiencia emergente y
los posibles votos que esta representaba, haya sido nicamente
de carcter superficial e instrumental.
La msica chicha, renovada una vez ms mediante sus
nacientes agrupaciones, alcanz rpidamente gran popularidad.
Era usual la participacin, promocin, y difusin de grupos
musicales tecnocumbieros en los programas radiales y
televisivos de mayor audiencia, adems de las innumerables
reseas que le dedicaba la prensa escrita, confirmando
rotundamente su privilegiada posicin meditica, que a
diferencia de la suscitada en los ochentas por los conjuntos de

28

cumbia andina, pareca no estar cargada de discriminacin y


racismo. Por el contrario, su extica musicalidad despertaba
inquietud y curiosidad en la audiencia, lo cual le permiti llegar
no solo a todo el Per, sino tambin a todos los sectores
sociales. Despus de la cumbia selvtica o amaznica, la
tecnocumbia fue la segunda entrega de msica chicha que
eman de la regin amaznica. Esta nueva vertiente distaba de
sus predecesoras en su mayor utilizacin de instrumentos
electrnicos, la apertura a otras corrientes musicales locales y
extranjeras, el protagonismo del gnero femenino y la imagen
grupal globalizada e internacional, todos estos elementos,
reforzados y favorecidos por la masividad meditica que gener
este fenmeno musical a nivel nacional. (Quispe Arturo 2000:
108-111; Romero, 2007: 38-42)
Los instrumentos musicales que incluyen las
agrupaciones de tecnocumbia son: guitarra elctrica, bajo
elctrico, sintetizadores, batera electrnica, adems de una
vocalista o conjunto vocal, acompaados por un grupo de
bailarinas. Las nuevas tecnologas incluidas por esta vertiente
musical, le permitieron ampliar su espectro sonoro, no slo para
integrar sonidos de otras corrientes musicales, sino tambin
sonidos electrnicos creados por estos instrumentos, dotndola
as, de una [] sonoridad agradable y meliflua [] cercana
al estndar de la msica tropical internacional, pero con una
meloda que deja entrever la mixtura producida con la cultura
de cada regin [] su temtica, [es] hedonista y alegre, sin
atisbos de melancola ni rasgos de contrariedad con su entorno
social, como s los tuvo la versin anterior de la chicha, la
[cumbia] andina (Quispe Arturo, 2002: 109).
El factor ms resaltante que tuvo la tecnocumbia fue el
protagonismo logrado por el gnero femenino, dado que inyect
a esta vertiente una fuerte dosis de sensualidad y que era

29

expresada en las coreografas y prendas ligeras que utilizaban


como indumentaria. As lo certifican dos de sus mximas
exponentes, Rossy War y su banda Kaliente y Ruth Karina
luego Ana Kholer y su Grupo Euforia, quienes acompaadas
por su ballet coreogrfico, fueron la imagen de este movimiento
musical (Quispe Arturo 2000: 111; 2002: 109; Servat, 2001:
288; Romero, 2007: 39).
Es pertinente recordar, que anteriormente el rol de las
mujeres en las agrupaciones chicheras estaba limitado
nicamente a papeles secundarios, como por ejemplo coristas o
bailarinas, a excepcin del conjunto Pintura Roja, que en la
dcada de los ochenta innov la estructura vocal de la
agrupacin clsica incluyendo en sus filas una voz femenina.
De igual modo, la imagen internacional o globalizada
que mostraban los conjuntos de esta vertiente musical, mantena
en comunin e interaccin elementos locales y elementos
internacionales. As por ejemplo, las vestimentas de las
bailarinas y los paisajes que utilizaban para la grabacin de sus
video clips tenan raigambre en la regin amaznica nacional,
mientras que la msica tomaba ritmos de pases vecinos como
Brasil, Colombia, Ecuador y Mxico (Quispe Arturo, 2000:
109; Romero, 2007: 39).
As, podemos observar en la esttica de la cantante Rosa
Guerra conocida bajo el nombre artstico de Rossy War,
elementos de la msica tex-mex procedente de Texas Estados
Unidos de Amrica y Mxico, sobre todo el aspecto
indumentario de la desaparecida cantante Selena Quintanilla.
En el modo de cantar, su voz nos remite inmediatamente a la
baladista Ana Gabriel, asimismo, en su repertorio, encontramos

30

el tema Mujer solitaria2, versin castellanizada de la cancin


Solitary man3 del cantautor estadounidense Neil Diamond.
El furor que ocasion la tecnocumbia en esos aos
despert el inters de productores independientes que vean en
esta corriente musical un mercado rentable a ser explotado. Este
fue el origen de una ola de agrupaciones juveniles entre las que
destacaron Zona Franca, Eskndalo, Joven Sensacin y
Tornado, quienes con una imagen semejante a la mostrada por
conjuntos musicales jvenes de pop ingls y norteamericano,
como tambin de la cumbia argentina y mexicana de los aos
noventa, se enfocaron en cubrir la demanda musical del sector
adolescente y juvenil que haba estallado con la tecnocumbia
(Romero, 2007: 40). Al mismo tiempo, esta vertiente de la
chicha revivific la actividad musical de agrupaciones mucho
ms antiguas como Agua Marina y Armona 10, que se haban
mantenido hasta ese momento al margen de la explosin
meditica y por ende, de un mayor pblico (Servat, 2001: 288).
Mientras tanto, en el mbito nacional, haba una
impetuosa ambicin de perpetuar un rgimen oscuro y corrupto
que haba instaurado durante una dcada las condiciones
propicias para continuar beneficindose descaradamente a costa
del Estado. La re-reeleccin de un poder poltico, militar y
econmico que integraba Alberto Fujimori, un presidente sin
partido poltico, demcrata en teora pero autoritario en la
prctica, una cpula militar a cargo de un operador civil, el ex
militar Vladimiro Montesinos, asesor presidencial y encargado
del Sistema de Inteligencia Nacional, y por ltimo, un sector
empresarial que amparado por los anteriores dos poderes, se
mantuvo vido y oportunista en toda licitacin estatal (Matos,

2 http://youtu.be/eeJYGpX7uSQ
3 http://youtu.be/1ool7259xNQ

31

2004: 125). Todo ello despert grandes movilizaciones y


protestas populares, la ms recordada es La Marcha de los
Cuatro Suyos realizada los das 26, 27 y 28 Julio del ao 2000,
ante la fraudulenta eleccin en segunda vuelta de Fujimori,
poco antes de los video-escndalos que echarn abajo ste
rgimen, abriendo el camino transicional a la democracia.
1.6.4. Ocaso de la tecnocumbia
La acogida que tuvo inicialmente la tecnocumbia en
todos los sectores sociales del Per, se debi en gran medida al
respaldo y difusin que obtuvo de los principales medios de
comunicacin, los cuales se enfocaron principalmente en el
semblante innovador que sta posea. El papel protagnico de
las mujeres, sus races y motivos procedentes de la extica
regin amaznica, el uso intenso de instrumentos electrnicos
y la fusin musical que permitan, as como las letras de sus
canciones, que eran festivas y pegajosas, sirvieron como
caballos de Troya para lograr la licencia y el consentimiento de
quienes se encargaron de justificar su presencia y amplia
difusin en el ambiente meditico.
La apariencia que este ritmo ostentaba, hizo que las
grandes audiencias sin distinciones de edad, gnero o condicin
social, la percibieran como una msica nueva. En ese sentido,
los medios escritos, radiales y televisivos, jugaron un papel
importante al deslindarla accidental o intencionalmente de
las otras vertientes de la msica chicha, sobre todo de la cumbia
andina, explcitamente popular, migrante, y serrana,
caracterizada por el ritmo ahuaynado, una esttica de colores
fuertes y canciones que principalmente aludan al desarraigo, la
nostalgia, el des/amor y la lucha diaria de los inmigrantes en la
capital.

32

Fue durante el perodo 1999-2000 que la tecnocumbia


alcanz la cspide de su popularidad. Sin embargo, esta
condicin cambi notoriamente para el 2002, ao en que
repentinamente comienza a ser puesta en tela de juicio por sus
viejos detractores, que a travs de diversos medios de
comunicacin, empiezan a catalogarla despreciativamente bajo
el trmino de chicha, y a sus intrpretes como chicheros o
chicheritos (Quispe Arturo, 2002: 111), menoscabando el xito
que esta vertiente haba logrado, y acusando de forma abrupta
su ingnita relacin con el sector popular del cual vena. Como
haba sucedido con la msica tropical andina dos dcadas atrs,
los ataques emitidos por los voceros de los sectores medios y
altos de la capital en contra de la tecnocumbia, no solo tenan
como blanco las caractersticas medulares que la caracterizaban
y la ligaban a su matriz la msica chicha, sino por sobre todo,
se haca indiscutible una vez ms el carcter de
discriminacin sociocultural que estos embates disfrazaban.
La carga negativa atribuida a la msica chicha y
posteriormente al trmino chicha, se sustenta en dos
dimensiones. Una superficial, que se remonta a los orgenes y
desarrollo de esta corriente musical, dado que cuando surge, se
comenzaron a destacar los comportamientos desequilibrados
que acaecan en el ambiente chichero, principalmente las
trifulcas entre los asistentes a los eventos, actitud por la cual
empezaron a identificarlos como gente de mal vivir,
delincuentes, achorados y en consecuencia, se generalizaba a
todo el grupo social que participaba de este movimiento, en su
mayora jvenes migrantes andinos o sus descendientes de
barrios populosos, de igual manera. La otra dimensin latente,
puesto que el fenmeno anterior activ en el inconsciente
colectivo el racismo derivado del perodo colonial y
republicano, fundado en el enfrentamiento irresoluto entre la

33

cultura de origen prehispnico y la cultura dominante de los


invasores, que determin desde ese tiempo hasta el presente,
una valoracin antagnica entre el indgena, indio, cholo, y el
blanco, espaol, criollo, y los productos y prcticas que ambos
promovan. As, las actividades del sector subalterno, eran
vilipendiadas y catalogadas de mal gusto, mientras que, las
actividades del sector hegemnico, gozaban del aplauso oficial
y adems, eran establecidas como canon para la aprobacin
general (Quispe Arturo, 2004: 3-4).
Estas dos dimensiones gestionadas por los sectores
dominantes, predispusieron el sentido peyorativo del trmino
chicha conocido en nuestro tiempo, el cual fue ampliamente
utilizado para calificar toda clase de hechos y situaciones
ligadas a la transgresin de las leyes y el orden establecido, la
informalidad, lo mal hecho o acabado, lo estrafalario, entre
otros calificativos, por lo que en los aos anteriores, era
corriente or expresiones como modernidad chicha, partidos
polticos chicha, organizacin chicha, diseos chicha, y as
sucesivamente (Ibdem).
1.6.5. Cumbia nortea: la chicha del siglo XXI
En el segundo quinquenio del s. XXI la ciudad de Lima
tena una poblacin migrante y/o descendiente de ella que
ascenda al 90% de su totalidad (Quispe Arturo, 2009: 03). En
esos aos, el creciente inters por parte de los mass media a
travs de productores de programas televisivos y radiales
muchos de ellos de cobertura nacional, comenzaron a crear y
a utilizar nuevos formatos en sus productos dirigidos a este
sector poblacional y por supuesto, al potencial mercado que en
l exista. Una muestra de ello, es el conjunto de producciones
que tomaron como tema principal la vida de personajes del

34

ambiente popular, tal es el caso de artistas chicheros como Julio


Simen Chapuln el Dulce de Los Shapis, Lorenzo Palacios
Quispe Chacaln o Jhony Orosco del Grupo Nctar, a
quienes se realizaron innumerables reportajes televisivos y
hasta miniseries acerca de sus vidas. De igual manera, varios
artistas del ambiente folclrico gozaron de la misma suerte y
actualmente tienen cabida en el espacio meditico.
Para ese entonces y con la tecnocumbia fuera de juego,
la msica chicha estaba a punto de terminar su ltimo descenso,
tiempo que dur alrededor de cinco aos y que tuvo como punto
de quiebre el 13 de mayo del 2007, fecha en la que fallecieron
en un trgico accidente todos los integrantes de la agrupacin
peruana de chicha Nctar, en Buenos Aires Argentina. La
infausta noticia ocup todos los boletines informativos que
rpidamente la propagaron por todo el pas e inmediatamente se
rindieron homenajes pstumos en programas radiales,
televisivos y de prensa escrita; se difundi con ms fuerza el
trabajo musical y la trayectoria del grupo desaparecido,
logrando congregar otra vez la enorme audiencia popular
apegada a este gnero y como secuela la reactivacin y el
ascenso de otra etapa de la msica chicha: la cumbia nortea.
Entre las agrupaciones ms representativas de esta
nueva vertiente se encuentran El Grupo Cinco, Los Hermanos
Yaipn, Los Caribeos de Guadalupe, Marisol y La Magia del
Norte, entre otros. Esta nueva entrega de la msica chicha
aparece en escena como su vertiente ms sofisticada, dado que
rompe con las marcadas tendencias regionalistas que haban
mantenido mayoritariamente desde un principio sus
antecesoras, en pro de un nuevo estilo que fusiona de modo ms
integral y expedito elementos musicales de la costa, sierra, selva
del Per as como de otros pases. Para ese cometido, se
incrementa el juego de instrumentos musicales utilizados

35

tpicamente por una agrupacin chichera, agregando una


seccin de trompetas y trombones, elementos adoptados de la
msica salsa -que ingres al pas con gran fuerza a fines de la
dcada de los ochenta-. En la seccin vocal, puesto que
anteriormente era ocupado slo por una persona, se incluyen
ahora cinco voces principales, encargadas de cubrir un
espectculo de cinco o seis horas, lo que hace que una orquesta
nortea actual est conformada por aproximadamente quince
integrantes, a la que se suma el animador y en algunos casos un
grupo de bailarinas.
La temtica que abordan las canciones de cumbia
nortea, se circunscribe al mbito amoroso en general y en
algunos casos denotan cierta picarda, siempre dentro de los
lmites de la cotidianidad, perdiendo casi por completo la
conciencia crtica que haban logrado sus predecesores con la
msica tropical andina. Por un lado, el repertorio que ejecutan
es amplio y no se limita a las composiciones de la agrupacin,
por el contrario, adopta canciones de otros gneros musicales,
de artistas locales y extranjeros, otorgndole gran versatilidad a
su performance sobre el escenario. Por otro lado, la esttica
grupal se cie generalmente al traje, lo que nos remite al
aspecto propio de las agrupaciones nueva oleras y de orquestas
salseras, conservando los colores fuertes y llamativos que
caracterizan al movimiento chichero exclusivamente para la
publicidad callejera de los eventos que organizan.
De esa manera y a la vanguardia de sus antecesoras, la
cumbia nortea se presenta como la vertiente ms flamante de
la msica chicha, logrando gracias a su buena posicin
meditica revivificar y actualizar este movimiento musical,
situando nuevamente en escena no solo a conjuntos musicales
de cumbia peruana, msica tropical andina y cumbia
amaznica de ayer y hoy, sino tambin a conjuntos de cumbia

36

surea, vertiente que manteniendo un perfil bajo se desarroll


desde la dcada del noventa y que guarda estrecha relacin con
la tecnocumbia y la cumbia boliviana. La cumbia surea se
caracteriza por la clara influencia de estilos musicales como la
saya, la morenada y los tinkus; en lo instrumental se identifica
por el uso intensivo del sintetizador; la indumentaria de cuero
que llevan sus integrantes, y por la gran aceptacin y
produccin que tiene en la zona sur del Per, sobre todo en las
ciudades de Puno y Juliaca de donde provienen la mayor parte
de sus agrupaciones representativas. Los conjuntos ms
representativos de la cumbia surea son Los Puntos del Amor,
Sociedad de Juliaca, Alaska y guilas de Amrica.
Por otra parte, la renovacin de los conjuntos de
tecnocumbia deriv en numerosos conjuntos de cumbia
femenina y cumbia pop actual, difundidos ampliamente por
programas televisivos y radiales de cobertura nacional que
presentan una versin light tanto esttica como sonora de la
msica chicha, entre los conjuntos distintivos de esta tendencia
encontramos a Giuliana Rengifo, Maricarmen Marn, Tommy
Portugal y Erick Elera.
Adems, se observa el constante fortalecimiento del
flujo bilateral que existe entre el repertorio de msica chicha y
de huayno urbano, como tambin una mayor influencia sobre
los conjuntos de rock fusin que se nutren de esta corriente
musical popular para la interpretacin de temas clsicos y la
creacin de nuevas experiencias musicales, aunque estas
actividades solamente estn guiadas por un fin netamente
comercial. As, aunque el rtulo de msica chicha siga
causando suspicacias entre propios y extraos, las giras
intercontinentales, las grandes sumas de dinero que mueve esta
industria y la apertura en los medios de comunicacin que ha
conseguido, demuestra la acogida lograda por esta corriente

37

musical en todos los sectores sociales del pas, expresando la


vitalidad y el respaldo que tiene a los cuarenta y cuatro aos de
su eclosin inicial.
1.6.6. Clasificacin de la msica chicha
A continuacin se presentan las seis vertientes
musicales que conforman actualmente la msica chicha (ver
grfico N 1). Asimismo, se exponen las cinco sub vertientes o
estilos ms conocidos de la msica tropical andina en el
ambiente chichero (Ver grfico N 2). Es importante precisar
que adems de tener un carcter publicitario, cada estilo lleva
el nombre o se relaciona a l y la musicalidad de algn
conjunto andino tropical que dej huella en el movimiento
chicha. Est constituido por agrupaciones cuyos vocalistas en
su mayora son ex miembros de otrora conjuntos
sobresalientes, as por ejemplo, Alin y la Triple A, identificado
con el estilo A, deriva del Grupo Alegra; Randy y Los Sper
Genticos, identificado con el estilo G, deriva del Grupo
Gnesis; Chacaln Junior, identificado con el estilo
Chacalonero, deriva de la agrupacin Chacaln y la Nueva
Crema; Pascualillo y La Nueva Estrella Azul, identificado con
el estilo Carretero, deriva de la agrupacin Los Jharis de aa
y su nombre proviene de los conciertos que se hacan y hacen
en la Carretera Central en Lima; Tony y Los Wankas,
identificado con el estilo Wanka, deriva de la agrupacin Los
Wankas.

38
Grfico N 1

Vertientes de la msica chicha


Cumbia
Peruanao
Cumbia
Costea
Msica
Tropical
Andinao
Cumbia
Andina

Cumbia
Nortea

MSIC
A
CHICHA

Cumbia
Amaznicao
Cumbia
Selvtica

Cumbia
Surea

Tecnocumbia

Fuente: Elaboracin propia.


Grfico N 2

EstiloA

EstiloWanka

MSICA
TROPICAL
ANDINA

Estilo
Carretero

EstiloG

Estilo
Chacalonero

Estilos de la msica tropical andina o cumbia andina


Fuente: Elaboracin propia.

39

Tambin podemos identificar ciertos matices que


caracterizan a los conjuntos chicheros y su pblico. As, se
reconoce la lnea agresiva de la msica chicha, que cuenta con
un pblico desordenado y ms informal, proveniente en su
mayora de barrios bravos, su temtica se asemeja mucho a
la que tiene el bolero cantinero y tiene como mayor exponente
a Chacaln y la Nueva Crema; en la actualidad se le conoce
como msica violencia o msica de violencia y est
relacionada a los conjuntos representantes de los estilos
chacalonero y carretero. La lnea apacible de este estilo
musical promueve entre los asistentes y los msicos un
espectculo sin mayores sobresaltos, su temtica est vinculada
a las vicisitudes del migrante y el desarraigo y tiene como
mayor exponente al conjunto Los Shapis; hoy en da podemos
relacionar a sta lnea los estilos A, G y Wanka (Hurtado,
1995a).

40

CAPTULO II:
HISTORIA DE LA MSICA TROPICAL ANDINA
EN LA CIUDAD DE CUZCO4
2.1. Antecedentes: crecimiento urbano y modernizacin
La intensa urbanizacin de las principales ciudades del
pas, entre ellas Cuzco, fue corolario del acelerado proceso
migratorio iniciado a mediados del siglo XX en todo el Per
(ver cuadros N 1 y 2). La migracin campo ciudad, resultado
primario de la creciente poblacin nacional y la propagacin del
latifundio (Matos, 1990: 2), se evidenci en la regin de Cuzco
a partir del estancamiento y deterioro de la economa campesina
local, y el sometimiento de su poblacin a condiciones serviles
de trabajo por parte del poder terrateniente (Calvo, 1989:1),
pues desde finales del siglo XIX y durante la primera mitad del
siglo XX el sistema de hacienda se fortalece y expande,
obligando al sector campesino a trabajar la tierra de los
hacendados en forma gratuita (Tamayo, 1978: 144-149).

4 Para consultar una muestra de las referencias musicales citadas en este

captulo, remitirse a:
http://www.youtube.com/user/HubertAcrus/videos?sort=da&view=1

41
Cuadro N 1
Per: poblacin censada y estructura porcentual, segn rea de
residencia
rea de residencia

1940

1961
1972
1981
Poblacin Censada
Total
6 207
9 906
13 538
17 005
967
746
208
210
Urbana
2 197
4 698
8 058 495
11 091
133
178
923
Rural
4 010
5 208
5 479 713
5 913 287
834
568
Estructura Porcentual
Total
100,00
100,00
100,00
100,00
Urbana
35,39
47,42
59,52
65,23
Rural
64,61
52,58
40,48
34,77
Fuente: Elaboracin propia en base a Per: migracin interna reciente y el
sistema de ciudades, 2002-2007 (2011: 19).

Cuadro N 2
Poblacin urbana de la ciudad del Cuzco (1940-1981)
CENSOS
POBLACIN URBANA
40 657
1940
79 857
1961
121 454
1972
173 609
1981
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-Oficina Regional de Estadstica
Cusco, en Quispe Pedro (1985: 15)

A
consecuencia
de
su
precaria
situacin
socioeconmica, ste sector vio en la ciudad un centro
ocupacional y de inversin para mejorar su calidad de vida, un
centro administrativo -instituciones pblicas- donde recurrir
para solucionar sus demandas con mayor celeridad, un centro
de modernidad, de difusin e interaccin cultural, de

42

informacin y de mayor acceso a nuevos bienes y servicios


(Chiang, 1980; Cortz, 1991; Pedraza, 1992).
Otro factor determinante en el proceso de crecimiento
urbano y modernizacin en Cuzco fue el terremoto acaecido el
21 de mayo de 1950 (Tamayo, 1978: 191; Calvo, 1989: 7; 1991:
50; 1999: 111, 185; Cortz, 1989: 9; Quispe Pedro, 1985: 8),
puesto que marc un hito entre dos periodos de la historia
republicana de la ciudad. El primero comprende un lapso que
dura desde fines del s. XIX hasta mediados del s. XX, donde la
urbe se caracteriz por ser espacialmente pequea,
demogrficamente estable y socialmente tranquila; acoge una
primera modernizacin determinada por la apertura de Cuzco
con el resto del pas y del mundo; es el tiempo de la
construccin de nuevas vas de comunicacin como carreteras
y lneas frreas, de la insercin de los tranvas de pasajeros y de
carga, de los automviles, autobuses, camiones y aviones; del
ordenamiento, higienizacin y saneamiento urbano; de los
nuevos medios de comunicacin como el telgrafo, el telfono,
los peridicos y la radio; de la transformacin de la Universidad
conservadora decimonnica a la Universidad cientfica y del
pensamiento indigenista; de la Central Hidroelctrica de
Corimarca y luego la de Calca, y su energa como motor en el
surgimiento de nuevas industrias textiles Tejidos de algodn
Huscar y la Fbrica de Tejidos de lana La Estrella, molineras
Cusipata, Sociedad Industrial Molinera Urubamba y
cerveceras Gunter y Tidow, Ariansen y Ca., adems de
pequeas cerveceras locales, en consecuencia, aparecen
nuevos grupos sociales burguesa industrial, proletariado
moderno que se adhieren a los ya existentes sector
terrateniente y sector campesino en la estructura social
tradicional de carcter preponderantemente agrcola que
continu vigente conviviendo con las recientes innovaciones

43

hasta mediados de la dcada del cuarenta (Tamayo, 1978: 87173).


El segundo periodo, conocido tambin como segunda
modernizacin se caracteriz por los abruptos cambios sociales
dinamizados por las tendencias modernizadoras que acogi el
pas desde mediados del s. XX, la rebelin campesina,
subsiguientemente despus la Reforma Agraria, y como
resultado de ambas, la cada de la estructura social tradicional
representada por el sistema de la hacienda, herencia del s. XIX.
Sin embargo, el cambio urbano ms importante fue secuela del
terremoto de 1950, pues por primera vez en la historia de Cuzco
el Estado asume un papel importante: reconstruir la ciudad
implementando para este propsito dispositivos legales y
financieros dirigidos a la reconstruccin y reparacin de la
propiedad pblica y privada. En ese contexto, se decret la Ley
N 11551 en diciembre de 1950, norma legal que estableci el
aumento del impuesto al tabaco en un 20% a nivel nacional y
cuyo ingreso estaba exclusivamente destinado a los trabajos
reconstructivos. Asimismo, posteriormente a la solicitud de
ayuda tcnica hecha por parte del Gobierno peruano a la ONU
a mediados del ao 1950, llega a Cuzco en febrero de 1951 el
Director de la Asociacin Internacional Americana para el
Desarrollo Econmico y Social, Robert W. Hudgens, quien
meses despus present un informe con sus propuestas para la
reconstruccin de la urbe, su desarrollo industrial y la creacin
de una organizacin autnoma de reconstruccin y fomento,
sta ltima dara origen a la Junta de Reconstruccin y Fomento
Industrial del Cuzco, el 10 de enero de 1952 (Tamayo, Op. cit.,
pp. 191-195).
De esta manera, la acelerada urbanizacin de la ciudad
de Cuzco estuvo directamente relacionada con su casco urbano
tugurizado al lmite por el crecimiento poblacional y la falta de

44

construcciones e infraestructura requeridas para nuevas


viviendas, las migraciones rurales que empuj la crisis agrcola
antes del terremoto y su incremento por efecto de la abundante
mano de obra que demand la reconstruccin de la ciudad luego
de l (Calvo, 1991: 52; Cortz, 1989: 14; Quispe Pedro, 1985:
9).
As, el devastador movimiento telrico generaliz de
modo dismil el problema de la vivienda en la ciudad; por una
parte, dej en desamparo y sin un lugar para vivir a los
pobladores del sector popular que residan hacinados en las
casonas cntricas de la ciudad y por otra, evidenci las mejores
oportunidades que tuvieron aquellos de los sectores
acomodados y medios ante esta crisis (Tamayo, 1978: 185),
dado que se refugiaron en otras propiedades que posean y
contaron con el apoyo monetario preferente del Estado para la
construccin y reconstruccin de sus residencias por medio de
la Junta de Reconstruccin y Fomento Industrial del Cuzco
(JRIF) (Tamayo, 1978: 201).
Es necesario agregar que la JRIF, ulteriormente
derivada en la Corporacin de Reconstruccin y Fomento del
Cuzco (CRIF), jug un papel parcializado y poco eficaz luego
del desastre. Los fondos monetarios otorgados por el Estado y
gestionados por estas instituciones en forma de emprstitos,
beneficiaron sobre todo al sector poblacional medio y alto, para
los cuales se financiaron nuevas urbanizaciones o se costearon
la reconstruccin de sus antiguas residencias, sobre todo en el
cercado y las zonas planas de la ciudad, mientras tanto, los
sectores populares, impedidos de acceder a estos patrocinios, se
vieron obligados a ocupar los terrenos ubicados en las mrgenes
de la urbe para autoconstruir sus viviendas; pasados los aos y
una vez copados stos espacios, continuaron su expansin hacia
los poblados contiguos de San Sebastin y San Jernimo

45

(Calvo, 1989: 7-9; 1991: 52-53; Cortz, 1989: 9-12; Quispe


Pedro, 1985: 9-13).
Este perodo manifest el pujante desarrollo espacial de
la ciudad, su crecimiento poblacional y heterognea
conformacin socio-cultural (Calvo, 1999: 111); la
revaloracin de Cuzco y la cultura indgena, resultado de la
puesta en prctica de las ideas indigenistas que comenzaron a
germinar en los aos veinte y la inclinacin y el desarrollo de
la investigacin cientfica por parte de estudiosos extranjeros en
la cultura local; la masificacin de la educacin escolar y
universitaria; la energa de la Central Hidroelctrica de Machu
Picchu; los gobiernos municipales autnomos de eleccin
popular; la creacin de entidades bancarias y crediticias; el
incremento de la actividad turstica y con ella, de hoteles,
hostales, restaurantes y tiendas de artesana; la propagacin de
medios modernos de comunicacin en el mbito urbano, y su
expansin hacia el mbito rural gracias a la introduccin de la
radio a pilas y transistores (Tamayo, 1978).
2.2. Configuracin del sector popular
El sector popular predominante en el proceso de
crecimiento urbano de Cuzco estaba conformado
fundamentalmente por habitantes subempleados, artesanos u
obreros de origen migrante y habitantes de clase media
pauperizada, pobladores que antes del terremoto vivan
hacinados en casonas cntricas de la ciudad y que luego del
desastre, se quedaron sin un lugar para residir. Este sector
social, al no poder acceder a los prstamos o Unidades
Vecinales auspiciadas por el Estado, opt por invadir los
terrenos ubicados en las mrgenes de la urbe, las mismas que
prontamente fueron convertidas en las primeras barriadas,

46

conocidas tambin bajo el nombre de barrios populares o


asentamientos urbano marginales. De esa manera, los sectores
sociales acomodados, reconstruyeron sus viviendas ubicadas en
el ncleo urbano y hasta adquirieron propiedades ubicadas en
zonas llanas, los sectores medios se ubicaron mayoritariamente
en las zonas planas de la ciudad que estaban siendo urbanizadas
como parte de la poltica estatal aplicada en esa poca, y los
sectores populares, se ubicaron en las mrgenes de la ciudad
(Calvo, 1989: 8; 1991: 53; Cortz, 1989: 10; Quispe Pedro,
1985: 10-11).
Las barriadas se caracterizaron en lo espacial, por estar
ubicadas en la periferia del casco urbano; en lo econmico por
tener mayoritariamente una poblacin cuya constante
ocupacional se asienta o asentaba en actividades marginales
derivadas del subempleo, como la ocupacin de obrero o
albail, la actividad comercial minorista y/o ambulatoria, la
actividad artesanal y pequea industrial confeccin de prendas
de vestir, carpintera de madera y metal, talleres de servicios,
etc., y los bajos ingresos que con stas perciba; en lo sociocultural, por acoger pobladores de la clase media urbana venida
abajo y primordialmente migrantes de origen provinciano que
continan practicando y manteniendo vigentes las costumbres
y tradiciones que trajeron consigo desde sus lugares de
procedencia, por sus prcticas organizativas materializadas en
asociaciones de todo tipo que les servan/sirven como
instrumento de cohesin y reivindicacin frente a problemas
cotidianos como por ejemplo, el reconocimiento legal de los
terrenos donde habitan o el acceso a los servicios bsicos frente
al insuficiente apoyo del Estado y sus entes locales competentes
(Quispe Pedro, 1985: 1-2; 30-38).
En ese contexto, la bullente heterogeneidad
sociocultural urbana y las nuevas relaciones sociales que

47

auspiciaba, permitieron la fluida interaccin de los sectores


popular, medio y acomodado de la ciudad, representados por la
poblacin local y la migrante, la ms antigua y la ms reciente,
junto a los diversos elementos culturales que actualizaban,
generaban e hibridaban en los diferentes espacios de la urbe que
compartan. Por otra parte, aunque estos sectores sociales se
ubicaban diferenciadamente en la ciudad, todos ellos se
encontraban expuestos a la masificacin de la cultura oficial y
los cambios socioculturales que produca modernizando
palmariamente la vida urbana local (Tamayo, 1978; Calvo,
1989: 10).
Sin embargo, es importante destacar que la masificacin
de la cultura oficial repercuti de modo mltiple y dismil sobre
los distintos grupos poblacionales que la ciudad acoga. En ese
sentido, los habitantes de las zonas cntricas y planas, fueron
los ms influidos por la modernizacin, ya que abandonaron
paulatinamente las tradiciones y costumbres aldeanas que
practicaban antes de la dcada del cincuenta, admitiendo
abiertamente nuevas actividades socioculturales, creando
incluso tradiciones compatibles con los intereses de la actividad
turstica, convertida prontamente en el principal eje econmico
de la ciudad moderna (Calvo, 1991: 53-54).
En contraste con los primeros, los sectores populares
fueron selectivos con relacin a lo que brindaba la
modernizacin, pues los habitantes ubicados en asentamientos
urbano marginales de las zonas perifricas, [] pese a
presentar niveles preocupantes tanto en infraestructura o
condicin econmica-social, son los sectores que desarrollan
niveles amplios de organizacin y una dinmica cultural
expresiva popular (Calvo, 1991: 97).
Las asociaciones de provincianos, organizaciones
populares que se presentan en el espacio urbano pero que tienen

48

sus cimientos en el origen rural que antecedi la migracin del


campo a la ciudad (Altamirano, 1984; Golte y Adams, 1990),
son un ejemplo sobresaliente de lo antes mencionado, dado que
funcionaron para sus miembros como estrategias de adaptacin,
cohesin y supervivencia en su afn de integracin a la urbe,
donde las tradiciones de sus lugares de origen se practican y
renuevan, creando combinaciones alternativas e inditas a las
propuestas por la flamante modernidad. Paralelamente, las
manifestaciones culturales populares se incrementaron con el
progresivo empoderamiento de los mass media, sobre todo de
la radiodifusin, pues mediante la produccin discogrfica y
radial difunden activamente sus valores (Calvo, 1989),
expresan sus sentimientos y recrean sus identidades en su vida
diaria, divulgando junto a otras corrientes de msica mambo,
bolero, rock, nueva ola, etc., expresiones sonoras tradicionales
como el huayno, gnero precolombino que cuenta con muchas
variantes locales y regionales compuesto por baile, msica y
poesa (Roel Josafat, 1990: 46), y la marinera cusquea,
variante local del gnero que durante el siglo XIX fue conocido
como zamacueca, y recin a partir de la Guerra con Chile como
marinera (Llorns, 1983: 29), ambas corrientes representadas
localmente por Los Campesinos, Cuarteto Cusco Criollo,
Hermanos Anaya, Hermanos Crdenas, Tro Canchis, Los
Amaru de Tinta, Los Bohemios del Cusco, Conjunto
Condemayta de Acomayo, Las ustas del Cusco, entre otros.
2.3. Arribo de la msica chicha
La popularizacin de la radio iniciada a mediados del
siglo XX como parte del proceso modernizador que vena
reconfigurando el Per, implic la intercomunicacin y la
difusin eficaz de mayor informacin en el pas. As, entrados

49

los aos ochenta se evidenciaba que [] ms del 90% de la


poblacin peruana est conectada por la radio y recibe la
publicidad y contenido de sus programas [] (Matos, 1984:
46). La produccin discogrfica y la programacin radial
folclrica fruto de la creciente demanda ejercida por el sector
migrante popular acompa este proceso, facilitando la
promocin de la reciente y briosa industria del huayno urbano
a partir de la dcada de los aos cincuenta, y posteriormente con
la msica chicha desde finales de la dcada siguiente. Es
justamente en esos aos cuando la msica chicha se consolid
en Cuzco, alcanzando la notoria peculiaridad de ser en el
espacio urbano junto con el huayno, la expresin artstica ms
vital y representativa de la poblacin popular.
La conformacin del movimiento musical chichero se
inici desde los ltimos aos de la dcada del sesenta y los
primeros del setenta, teniendo como predecesores directos a los
escasos conjuntos juveniles locales que ejecutaban inicialmente
msica rock y nueva ola, estilos musicales que adems de estar
en boga, compartan el gusto popular y la difusin radial con el
huayno urbano y poco despus con la novsima y contagiosa
msica chicha, especficamente a travs de su vertiente
primigenia, la cumbia peruana o cumbia costea, personificada
por agrupaciones como: Pedro Miguel y sus Maracaibos, Los
Ribereos, Compay Quinto, y por supuesto, Los Destellos. En
los aos prximos, la ciudad ya contaba con los primeros
grupos de msica no tradicional, entre los que resaltaban: Los
Sheker, Los Diablicos, cido, Los Cndores, Grupo 2000, Los
Espectros y Trbol, poseedores de una tendencia musical
abierta que atravesaba sin contradicciones desde el rock y la
nueva ola hasta el huayno y la chicha en sus diversas
presentaciones.

50

A partir de quienes fueron los integrantes que


conformaban estos conjuntos, surgen desde la segunda mitad de
la dcada de los aos setenta las primeras agrupaciones locales
chicheras. La frecuente llegada de discos fonogrficos de
vinilo; la abundante difusin del huayno urbano y msica
chicha por medio de emisoras radiales capitalinas de cobertura
nacional; la actividad de empresarios del espectculo que
invertan en este estilo sonoro y la creciente demanda de estos
gneros en la organizacin de distintos eventos sociales, dieron
el arranque vital a esta corriente musical. De ese modo, las
nacientes agrupaciones se familiarizaron con la msica chicha,
junto con sus audiencias se reconocieron e identificaron tanto
con el sonido como con las letras de las canciones que
escuchaban e interpretaban. Paralelamente, comenzaron a
componer su propia msica teniendo como principal insumo y
aliciente sus experiencias personales, as emergi la chicha
hecha en Cuzco, con la aparicin del Grupo Corazn, La Quinta
Dimensin, Karamelo, Latin People, Los Parker, Los Hilton,
Acuarela, Grupo Meloda, Esperanza y Fe, entre otros.
Ya en ese tiempo, los conjuntos chicheros eran
contratados para toda clase de compromisos sociales, se
presentaban regularmente en colegios, fogatas bailables, fiestas
de promocin de estudiantes o para participar en actividades pro
viaje de promocin; fiestas kerms organizadas por alguna
asociacin pro-vivienda para recolectar fondos y mejorar sus
condiciones de vida; matins bailables realizadas en teatros y
cines o en los bailes sociales que tomaban lugar los fines de
semana en locales cntricos de la ciudad; fiestas familiares o
compromisos particulares como bautizos, matrimonios, fiestas
de aniversario; en los Cargos de fiestas patronales y hasta en
eventos auspiciados por la cervecera local y los municipios
distritales o provinciales de la regin Cuzco.

51

2.4. Msica tropical andina


En la segunda mitad de los ochenta nace la agrupacin
Machupicchu posteriormente llamada Internacionales
Machupicchu, considerada como la primera en componer e
interpretar msica tropical andina como tal. Augusto Crdova
Lizaraso, msico de gran trayectoria, ex miembro del conjunto
musical ms exitoso del primer lustro de esta dcada, el Grupo
Corazn, de Jorge Coco Hurtado y Efran Ochoa, toma el
mando de este proyecto, encabezando el movimiento de cumbia
andina cusquea. Durante esos aos, la agrupacin
Machupicchu sali de gira espordicamente a pases vecinos y
con mucha frecuencia a otras regiones del pas, incluyendo
Lima, donde lograron presentarse con algunos de los
principales grupos de ese tiempo. La importancia de Crdova
Lizaraso, radica en que su agrupacin signific la cantera donde
se formaron como msicos casi todos los directores de las
agrupaciones de cumbia andina local que hoy en da participan
del circuito tropicalero de la ciudad.
Desde sus comienzos, la chicha cusquea se caracteriz
por ejecutar indiferenciadamente las tres vertientes que
albergaba hasta ese momento esta corriente popular; de esa
manera, temas musicales de agrupaciones representantes de la
cumbia costea, la cumbia andina y la cumbia amaznica, como
Los Destellos, Los Paquines, Los Ecos, Grupo Celeste, Los
Shapis, Vico y su Grupo Karicia, Los Beta 5, Alegra, Pintura
Roja, Los Mirlos, Juaneco y su Combo, etc., eran interpretadas
con los estilos musicales vernculos y aquellos de moda sin
ningn tipo de distincin por los msicos cusqueos,
inaugurando con los aos ochenta una poca de bonanza que
durara hasta entrados los primeros aos de la dcada siguiente.

52

Desde mediados de los noventa, la cumbia andina sufri


un notorio declive a nivel nacional, pues el reciente orden
neoliberal impuesto abri las puertas a las novedades de un
mundo cada vez ms globalizado, permitiendo de este modo la
constante penetracin de nuevos gneros musicales
internacionales que llegaban por medio de las nuevas
tecnologas de comunicacin y reproduccin, diversificando
como nunca antes las audiencias musicales. Sin embargo, este
hecho no impidi la gestacin de dos nuevas vertientes de la
msica chicha en el mbito nacional: la cumbia surea
vertiente altiplnica de la msica chicha y la tecnocumbia, que
acapar el gusto musical sin diferenciacin social desde fines
de la dcada de los noventa hasta inicios del nuevo siglo,
alcanzando su clmax en la ciudad de Cuzco con el tema
Cienciano campen del Grupo Sambaray5, el cual acompa al
club de futbol cusqueo en su camino al primer ttulo
internacional logrado por un equipo nacional.
Durante este tiempo se cre la primera asociacin que
congregaba a msicos dedicados exclusivamente a la msica
chicha como gnero artstico laboral. La Asociacin de
Msicos Tropicales del Cusco AMTROC, fue creada el 12 de
septiembre de 1997, sin embargo estableci como fecha de su
aniversario el 22 de noviembre, da en el cual se conmemora a
Santa Cecilia, Patrona de los Msicos.
Aos ms tarde, ante el riesgo de su disolucin producto
de problemas administrativos internos y por iniciativa de los
miembros ms antiguos, la AMTROC devendra en la
Asociacin de Msicos e Intrpretes del Cusco AMIC, la
misma que actualmente cuenta con 78 msicos afiliados, un
estatuto y una junta directiva encargada de realizar reuniones en

5http://www.youtube.com/watch?v=HW2hUM748zw&feature=youtu.be

53

las que se discuten los asuntos de inters general y aquellos


pendientes registrados en el libro de actas; tambin se someten
a multas que regulan su asistencia y su compromiso con la
asociacin.
La AMIC, adems de congregar msicos con intereses
comunes, funciona como una red solidaria de apoyo para los
asociados y sus familias, por ejemplo, en caso de enfermedad o
muerte de un miembro o familiar, todos los afiliados colaboran
de manera obligatoria con dinero en favor la persona o familiar
afectado; tambin se apoya con la organizacin de una
parrillada o pollada que es costeada por la asociacin y en
donde todos los miembros estn comprometidos a participar.
En el lapso 1995-2005, la difusin que haba ganado y
alcanzado la msica tropical andina en su poca dorada, se
desvaneci casi por completo. Las radio emisoras que alguna
vez apostaron por esta vertiente musical Radio San Miguel y
Radio Armona fueron desapareciendo o cambiando de
programacin siguiendo los gneros musicales en boga. Como
consecuencia, las agrupaciones tropicaleras comenzaron
gradualmente a desatender su labor compositiva, refugindose
nicamente en la interpretacin de los temas de moda impuestos
a travs de los diferentes medios de comunicacin.
Contradictoriamente, se observ en esta temporada, un
crecimiento exponencial de conjuntos musicales de corte
popular, que gracias a la gran demanda musical urbana y los
bajos costos en tecnologa de grabacin, reproduccin, equipos
de sonido e instrumentos musicales, se multiplicaron
rpidamente dando paso a nuevas agrupaciones, cuyos
integrantes encontraron en esta actividad un nuevo trabajo que
consista exclusivamente en la interpretacin de los temas del
momento, desligndose por completo de todo trabajo
compositivo.

54

Mientras tanto, la participacin de conjuntos capitalinos


representantes de las ltimas vertientes chicheras la
tecnocumbia y ms tarde la cumbia nortea en eventos de
convocatoria multitudinaria se hizo continua en la ciudad. Su
organizacin estaba a cargo de entidades relacionadas a la
actividad turstica, empresas transnacionales e incluso la
Municipalidad Provincial de Cusco. Por su parte y manteniendo
un perfil bajo, las agrupaciones locales de cumbia andina se
consolidaron en un circuito musical distinto al de los otros sub
gneros de msica chicha, conservando su vigor entre los
pobladores de barrios populares y en los lugares que construyen
constantemente sobre la ciudad, donde las distintas
agrupaciones tropicaleras encuentran como antao su
principal campo de accin: bautizos; matrimonios; bodas de
plata y oro; fiestas patronales; nuevos bailes sociales; festivales
de msica tropical andina, entre otros.
Con la trgica
desaparicin de los integrantes del Grupo Nctar, sobrevino la
llegada de la cumbia nortea y con ella, la vuelta a los
escenarios populares de la msica chicha a nivel nacional. En
el mbito local, se desvaneci el languidecimiento del
movimiento tropical cusqueo y la creacin despus de mucho
tiempo de una radioemisora especializada en msica chicha, la
estacin radial Poder Inka 94.50 FM y 1030 AM., emisora
que a finales el ao 2007, provoc una movilizacin positiva en
las audiencias y conjuntos tropicaleros, los que revitalizados
por la promocin y aceptacin lograda por la ltima vertiente
chichera a nivel nacional, se aventuraron a retornar a los
tablados concentrndose en torno a la nueva radioemisora, que
les sirvi de principal foco difusor del trabajo musical que
venan creando. De esa manera, agrupaciones como
Internacionales Machupicchu; La Noche; Proyeccin Andina;
Destinos del Amor; Los Cheleros; Venecia Show; Pachn y los

55

Luceros de la Noche, entre otros, reactivaron esta vertiente


musical, conformando la segunda oleada de msica chicha
cusquea.
2.5. Sobre la agrupacin de cumbia andina
2.5.1. Estructura grupal
Hoy en da, una agrupacin de cumbia andina est
conformada bsicamente por seis integrantes y tiene como
mximo entre once o doce incluyendo el director. Usualmente,
los msicos que la componen ejecutan una primera y segunda
guitarra, un bajo electrnico, un teclado, una batera electrnica
y cuentan con la presencia de un cantante masculino y otro
femenino, si as lo solicita el contratante. En las agrupaciones
que cuentan con ms integrantes, stos ejecutan los timbales, la
conga, el bong, y pueden llegar a contar con dos cantantes: una
voz femenina encargada de cubrir el repertorio de huayno
urbano, y una voz masculina clsica encargada del repertorio de
msica chicha, sin que ambos roles sean excluyentes entre s.
Tambin se cuenta con la presencia de un animador y a
menudo un par de bailarinas. La presencia del animador
adquiere gran importancia en cada evento, ya que como en el
huayno urbano este personaje se encarga de mediar
activamente entre la agrupacin y el pblico asistente,
estableciendo una continua interaccin entre ambos. Su labor
consiste en enviar saludos a los asistentes, hacer concursos y
juegos desde el escenario, conceder regalos, conversar con la
audiencia y fomentar el baile. Asimismo, en el proceso de
grabacin y edicin musical, conserva una breve secuencia o
seccin hablada dentro de las canciones, en ella se dedica a
enviar saludos conocidos en el circuito popular bajo el nombre

56

de guapeos a la familia y a las personas que colaboraron e


hicieron posible la grabacin del disco.
2.5.2. Director
Es la figura ms significativa en el mundo de las
agrupaciones tropicaleras. Para llegar a esta posicin, debi
haber sido por un largo periodo de tiempo, msico raso en otros
conjuntos, obteniendo de esta manera por su desempeo y
dilatada trayectoria, el reconocimiento del pblico y sus colegas
de oficio, como tambin vasta experiencia en la ejecucin de
varios instrumentos y en la administracin de un grupo musical.
Est encargado de las principales tareas dentro y fuera de la
agrupacin, es quien compone la letra y la msica de las
canciones, luego de lo cual graba una maqueta grabacin
rudimentaria con los temas musicales que compondrn el
nuevo repertorio, la misma que ser entregada a los dems
integrantes para que comiencen a ensayar e interpretar los temas
nuevos. Igualmente, tiene como labor mantener a la agrupacin
en constante ensayo, preparacin y composicin a fin de
conservar su vigencia, en otros casos se ocupa de encarrilar y
aconsejar a los integrantes ms jvenes, algunos de ellos
estudiantes que adems de trabajar, an cursan la educacin
secundaria y aspiran a una educacin superior.
El director tambin se encarga de gestionar el trabajo en
s, consigue y concreta la participacin del conjunto en los
distintos eventos que amenizan, sean estos de carcter privado
o pblico. Su labor consiste por un lado en mantener en el
medio musical al conjunto que patrocina, para lo cual aporta
monetariamente por la promocin del conjunto y sus canciones
en algn programa radial, o bien alquila una hora de
programacin en Poder Inka, nica estacin radial de la ciudad

57

que difunde casi exclusivamente msica chicha durante todo el


da,
matizando
espordicamente
su
acostumbrada
programacin con msica folclrica, noticiarios o programas
deportivos. Tambin se encarga de buscar y cotizar posibles
lugares donde realizar los eventos de la agrupacin; gestionar
en las diversas municipalidades distritales las licencias y
permisos necesarios para realizar una presentacin, adems,
contrata personal de seguridad, una agencia de publicidad
visual mayormente serigrfica, compra de bebidas en
algunos casos la preparacin de comidas y el personal para su
venta en el evento.
Existen directores que no son msicos, pero que por lo
general, son conocidos en el ambiente musical chichero como
los dueos de la agrupacin. Esto significa que nicamente son
los propietarios de los instrumentos musicales y del equipo de
sonido con el que trabaja el conjunto, mas no son compositores,
por lo que el grupo se dedica a interpretar los temas del
momento; adems de no tener el mismo reconocimiento en el
circuito chichero, es ms, no son considerados como tales por
sus experimentados colegas. Asimismo, su labor consiste
principalmente en conseguir los contratos, adems de buscar
msicos que trabajen para ellos, muchas veces bajo convenios
de trabajo altamente informales dado que se puede reunir a la
agrupacin para un solo compromiso basados en el
compromiso verbal de ambas partes; una vez que cuentan con
el personal mnimo, ya estn listos para presentarse.
2.5.3. Vestuario
La vestimenta o uniforme es uno de los elementos ms
vistosos de este tipo de agrupaciones. Generalmente este es
muy colorido, lo que le proporciona a la agrupacin un mayor

58

protagonismo y vistosidad. El uniforme est compuesto


principalmente por tres prendas: casaca, camisa y pantaln, de
las cuales, las dos primeras llevan el nombre de la agrupacin
musical y en algunos casos alguna imagen que los relacione con
la ciudad de Cuzco como su lugar de procedencia, por ejemplo,
la ciudadela de Machu Picchu o La Piedra de los Doce ngulos,
detalles que sirven claramente como referencias de identidad,
sobre todo cuando salen a cumplir sus compromisos fuera de la
ciudad.
El uniforme chichero, es diseado por el director de la
agrupacin y se obtiene de dos maneras. La primera modalidad
consiste en que el director simplemente se encarga de disear
los uniformes, comprar los materiales y enviar a confeccionar
las prendas de vestir para toda la agrupacin; en la segunda, el
uniforme de la agrupacin es obsequiado por los padrinos que
son las personas escogidas por el director de la agrupacin para
colaborar con ellos. En algunos casos el compromiso de estos
se extiende a otros rubros, como por ejemplo, la donacin de
bebidas o comida en los distintos eventos, apoyo econmico
para el alquiler de las luces y el sonido que requiere la
realizacin de todo evento, etc. Todo apoyo recibido es
retribuido con saludos permanentes desde el escenario o con
compromisos verbales para llevar a cabo una presentacin
privada en favor de los donantes.
2.5.4. Repertorio tropicalero
Desde sus inicios, las agrupaciones de msica tropical
andina en Cuzco mantienen un estilo abierto a todas las
vertientes de la msica chicha y a distintos gneros populares
como la nueva ola y la msica criolla, no obstante, siguen
teniendo en el huayno el gnero ms afn para complementar su

59

repertorio durante una presentacin. La msica tropical se


caracteriza por las letras de sus canciones, llenas de historias de
decepcin,
sufrimiento,
sacrificio
y
lucha,
pero
contradictoriamente estn hechas para bailar. La msica
tropical andina es cotidiana, sus composiciones tratan temas
como el trabajo, la vida dura, los malos pasos, etc., pero
claramente abundan aquellas relacionadas al amor y desamor, a
la ausencia y la soledad, donde el alcohol cumple una funcin
teraputica y liberadora, son historias vivenciales, como dicen
sus intrpretes, reflejan el sentimiento del pueblo, de la gente
trabajadora.
El repertorio que ejecuta actualmente un conjunto de
cumbia andina, est conformado mucho ms que antes por
canciones adaptadas al gnero. Del mismo modo, hoy en da los
conjuntos estn impelidos a diversificar su sonoridad para
complacer al pblico, as, gneros como el huayno de antao y
el huayno urbano actual, la nueva ola, la salsa, la msica criolla
y por supuesto, la msica chicha en sus distintas vertientes,
acompaan toda fiesta popular. En ese sentido, mantener una
actitud de constante apertura y adaptacin a los diversos
gneros musicales del momento, lleg a ser el requisito
indispensable en el trabajo de todo conjunto chichero local.
Es idneo mencionar con relacin al proceso
discogrfico que el trabajo musical de los conjuntos de cumbia
andina llega ocasionalmente a un estudio de grabacin. Desde
que comenzaron con la travesa musical, los grupos locales se
acomodaron para grabar sus composiciones en forma amateur,
obteniendo un producto que por la baja calidad de audio, se vio
limitado de competir en mercados extra-regionales. Sin
embargo, tambin existen algunos conjuntos que aspirando
ingresar al gran mercado de Lima, logran costear un estudio de
grabacin, generalmente ubicado en otras ciudades del pas para

60

obtener un producto de calidad. En ambos casos, el trabajo final


es difundido por las radio emisoras locales, donde el grupo
alquila una hora diaria de la programacin radial para
promocionar sus nuevas canciones, informar sobre las
presentaciones a las que fueron invitados o convocar a los
eventos que organizaron.
Cuando un conjunto no tiene rentado un espacio radial,
paga al encargado de algn programa por la promocin de una
o dos de sus canciones, este servicio tiene un costo que vara
segn el grado de relacin que exista entre el director de la
agrupacin y el programador radial, que en muchas
oportunidades tambin trabaja como animador de eventos
populares. Aquellas agrupaciones que no tienen acceso a estas
vas de promocin, utilizan como nico medio las
presentaciones en las que participan, o dejan su maqueta
musical juntamente con las de sus colegas, en quioscos que se
dedican exclusivamente a vender gneros populares como el
huayno y la chicha.
2.6. Lugares de la msica tropical andina6
Los diversos acontecimientos festivos que toman lugar
en la ciudad durante todo el ao, adems de estar ligados al
calendario festivo religioso sobre todo aquellos de carcter
pblico,estn generalmente conexos con las temporadas
climticas locales, lo cual permite distinguir tres temporadas
festivas marcadas por la frecuencia de los eventos realizados
por el sector popular. As, catalogamos un perodo alto o activo,
estrechamente relacionado a la temporada de secas, cuya
duracin se prolonga ms o menos del mes de abril hasta

6 Para consultar el registro fotogrfico relacionado a este punto, remitirse

a: http://youtu.be/tmAR3wwfic

61

agosto; se inicia oficialmente el primero de mayo con la


celebracin del Da del Trabajo; en ste periodo, las
agrupaciones chicheras tienen numerosas presentaciones,
llegando fcilmente a ser contratados cuatro o cinco veces por
semana. El segundo periodo que denominamos medio,
comprende los meses de agosto a noviembre y se caracteriza
por ser la poca en la cual comienzan las lluvias y al mismo
tiempo, el ambiente festivo comienza paulatinamente a decaer.
El tercer periodo que denominamos tardo, est relacionado
completamente a la temporada de lluvias, abarca los meses de
diciembre a marzo y se caracteriza por la escasez de
presentaciones tropicaleras, sobre todo aquellas realizadas al
aire libre; en esta temporada la actividad festiva es baja,
llegando cada conjunto a obtener alrededor de tres o cuatro
contratos al mes, los mismos que mayormente son para eventos
de orden privado.
2.6.1. Eventos de carcter privado
Los bautizos, matrimonios, aniversarios, cargos, fiestas
institucionales, parrilladas, polladas, etc., se caracterizan por
ser eventos de carcter privado, dado que son organizados por
y para grupos pequeos de personas con algn tipo de afinidad
o parentesco. Los eventos privados en general se realizan
cualquier da de la semana, ya que toman como referencia la
fecha puntual que se celebra o conmemora.
Para contar en ste tipo de eventos con los servicios de
una agrupacin chichera, los contratantes hacen previamente
una cotizacin que por lo general es diferenciada y altamente
variable, sin embargo, depende sobre todo de dos factores: la
cantidad de msicos integrantes de la agrupacin y el motivo
del evento para el que es contratada. As, las agrupaciones que

62

cuentan con un mayor nmero de integrantes, firmarn un


contrato por mucho ms dinero que aquellas agrupaciones que
tienen una estructura grupal bsica. En ambos casos el salario
cubre el mismo servicio, cinco horas de espectculo y una hora
adicional como cortesa o plus.
Con relacin al motivo de los eventos privados para los
que el conjunto de cumbia andina es contratado, ste puede
clasificarse en:

Eventos solidarios como parrilladas y polladas, que se


realizan para obtener fondos para solventar problemas
familiares o personales y en donde algn miembro de
la agrupacin guarda algn tipo de relacin de
parentesco, por lo cual se cobra un monto mnimo para
cubrir los gastos de transporte y el equipo de sonido que
requiere la presentacin.

Los eventos ordinarios que se caracterizan por las


relaciones estrictamente laborales en eventos como
matrimonios,
fiestas
patronales,
aniversarios
institucionales, bautizos entre otros y en donde impera
la lgica del mercado y en funcin a la cantidad de
msicos presentes.

2.6.2. Eventos de carcter pblico


Los eventos chicheros de carcter pblico pueden ser
catalogados en dos tipos: los nuevos bailes sociales y los
festivales de msica tropical andina. Ambos son propulsados
por empresarios dedicados a la organizacin de eventos
musicales conocidos en el ambiente musical como promotores
de espectculos. En Cuzco, estos eventos son organizados

63

exclusivamente por J.E. Promotores y Mary Brian Espectculos


y la Familia Picaflor, promotoras que desde hace varios aos se
encargan de contratar y traer conjuntos chicheros desde Lima,
para que se presenten teniendo como soporte una o dos
agrupaciones locales y en algunos casos realicen una breve gira
por algunos centros poblados de la regin como Sicuani,
Pilcopata, Puerto Maldonado y Quillabamba.
Los nuevos bailes sociales se realizan usualmente una a
dos veces por mes, sobre todo los fines de semana en discotecas
y locales populares ubicados por lo general en zonas altamente
comerciales, sin que sea esta una regla estricta. La asistencia a
estos eventos es de alrededor de 150 personas, en su mayora
jvenes entre 14 y 26 aos de edad, adems de algunas
personas adultas entre 35 y 50 aos, probablemente seguidores
de ste gnero musical desde su primera oleada en la dcada de
los ochenta.
El costo del ticket de ingreso vara entre los siete y los
diez nuevos soles, siendo determinante en la valuacin la
presencia de agrupaciones clsicas o aquellas de moda. Los
asistentes comienzan a llegar a partir de las ocho de la noche,
tres horas despus de la convocatoria inicial al evento; una vez
adentro, se renen en parejas y grupos de amigos donde bailan
y beben cerveza escuchando y/o cantando temas nuevos y
clsicos del repertorio chichero interpretados por las
agrupaciones de turno, escriben saludos en pedacitos de papel
que inmediatamente sern ledos por el animador del evento,
quien a su vez regala discos, polos, botellas de cerveza entre
otros productos al pblico asistente. Ya para la media noche el
pblico departe y brinda con sus dolos en la pista de baile.
Luego de alguna trifulca, la noche est por cerrar, los asistentes
comienzan a abandonar el local mientras los equipos de sonido

64

utilizados para la velada son desmontados por el personal


encargado de esta labor final.
Por otro lado, los festivales de msica tropical andina
tienen un pblico mucho mayor que los nuevos bailes sociales,
ya que asisten cerca de trescientas personas. Estos eventos
generalmente estn ligados a los aniversarios de distritos como
Santiago, San Sebastin o San Jernimo, motivo por el cual, son
organizados pocas veces al ao, pues para concretarlos, se
requiere de una gran inversin por parte de los promotores de
espectculos, no obstante, los beneficios econmicos son
provechosos.
Conjuntamente a las agrupaciones de msica tropical,
que por cierto, en dichos festivales superan los cinco grupos
musicales, no es extrao invitar a conjuntos de huayno como
estrategia para reunir un pblico ms numeroso y as asegurar
el xito del evento. Los festivales se desarrollan desde el medio
da o antes, a partir de estas horas van llegando las familias
para compartir el almuerzo usualmente pollada o parrillada
y tambin para beber cerveza acompaando la jornada. Es
oportuno mencionar que con mucha frecuencia los promotores
tambin estn a cargo de estas actividades.
Los eventos pblicos de msica tropical andina utilizan
principalmente dos tipos de publicidad: la publicidad visual y
la auditiva. La publicidad visual nos remite a las bambalinas,
las cuales antiguamente estaban pintadas en enormes telas que
iban en la parte posterior del escenario; eran el emblema de la
agrupacin, llevaban el nombre de sta y tambin el nombre del
director. Hoy en da, las agrupaciones continan con esta
costumbre, aunque ahora las bambalinas estn hechas en
gigantografas saturadas de color. Adicionalmente, se
confeccionan afiches que se colocan en la va pblica y que
mantienen en gran medida su elaboracin artesanal, se

65

caracterizan por utilizar colores vivos extrados del imaginario


andino y estar elaborados con la tcnica de la serigrafica. Estos
afiches se colocan estratgicamente en lugares de gran
afluencia de personas como paraderos de vehculos, mercados
de abastos y barrios populares. En la actualidad, este tipo de
publicidad tambin es utilizado por artistas y organizadores de
eventos de huayno urbano.
La publicidad auditiva hace referencia a la convocatoria
radial que anuncia el prximo evento chichero. Se realiza a
mediano plazo, aproximadamente diez das antes del evento
organizado, consiste en difundir copiosamente los temas
musicales ms populares de las agrupaciones prximas a
presentarse. Mediante el programa radial, los organizadores
habilitan la lnea telefnica de la estacin para realizar
concursos y sorteos, adems de los habituales mensajes y
saludos a los radioyentes. Por otra parte, la convocatoria mvil,
se realiza a corto plazo, frecuentemente el mismo da del
evento, y consiste en alquilar un automvil, que adems de ser
completamente adornado con vistosos afiches, adapta en su
parte superior un altavoz, que operado desde la cabina del
automvil, brinda informacin acerca del evento, recorriendo
los lugares ms concurridos de la ciudad.

66

CAPTULO III:
LA CONSTRUCCIN SOCIAL DE LA VIDA
COTIDIANA Y LA MSICA TROPICAL ANDINA
EN LA CIUDAD DE CUZCO
3.1. La construccin de la vida cotidiana
La intensificacin migratoria hacia zonas urbanas desde
mediados del siglo XX en el Per, redefini la vida cotidiana de
los sectores populares migrantes a nivel nacional, que en su
proceso de adaptacin a la ciudad, fueron actualizando su visin
del mundo, adoptando en la urbe, aquellos elementos que
servan a sus fines, resistiendo aquellos que dificultaban su
adaptacin y reconvirtiendo aquellos que trajeron consigo
desde sus lugares de origen. As la vida cotidiana [] se
presenta como una realidad interpretada por los hombres y que
para ellos tiene un significado subjetivo de un mundo coherente
[] que se origina en sus pensamientos y acciones y que est
sustentado como tal por stos (Berger y Luckmann, 1968: 3637).
Asimismo, [] la realidad de la vida cotidiana se
organiza alrededor del aqu de mi cuerpo y del ahora de
mi presente (Berger y Luckmann, Op. cit.,pp.39). Es el mundo
contiguamente manipulable en el cual acto guiado por el
motivo de turno determinado en mi aqu y ahora, es el mundo
que se me presenta al instante, el de las actividades que realizo,

67

el de las redes sociales en las que interacto y los contextos en


los que me desenvuelvo, por tanto, la realidad de la vida
cotidiana est compuesta por las actividades que efecto y su
teln de fondo, ejecutadas en el aqu y ahora.
De esa manera, los migrantes reconstruyeron su vida
cotidiana con el constante fluir de su aqu y ahora en la urbe,
instaurando nuevas objetivaciones sociales y culturales
producidas por la confluencia de elementos propios y ajenos,
tradicionales y modernos, que movilizados por el crecimiento
urbano y consecuencia del pujante proceso migratorio, hallaron
en las ciudades un medio ambiente propicio para su constante
hibridacin, dando lugar a manifestaciones como las
asociaciones de provincianos, los programas folclricos, el
comercio informal, el huayno comercial urbano y la msica
chicha, que desde entonces caracterizan a este sector
poblacional.
La vida cotidiana se experimenta [] en grados
diferentes de proximidad y distanciamiento, tanto espacial
como temporal. Lo ms prximo a m es la zona de vida
cotidiana directamente accesible a mi manipulacin corporal
[] mi atencin a este mundo est determinada principalmente
por lo que hago, lo que ya he hecho, o lo que pienso hacer en
l (Berger y Luckmann, Op. cit.,pp.39-40). Siguiendo la idea
anterior, Berger y Luckmann se refieren a aquellas zonas
inaccesibles de la vida cotidiana, como zonas distantes,
caracterizadas por el poco o indirecto inters del individuo
por manipularlas, conservando al mismo tiempo un carcter de
zonas potenciales de manipulacin que en algn momento
pueden ser incluidas en la zona prxima de la vida cotidiana
(1968: 40). Esta propuesta se evidencia claramente con el
bagaje cultural que transportaron consigo los migrantes desde

68

sus lugares de origen en su proceso de adaptacin a las


ciudades.
Si bien es cierto que mucho de este conglomerado
sociocultural desapareci o mut en nuevas, una vez que los
migrantes llegaron y se asentaron en la urbe abandonaron esas
prcticas o las actualizaron para refugiarse en otras nuevas, en
algunos casos actividades que desconocan completamente
antes de llegar pero que les permitieron mantenerse y
acomodarse en la ciudad. En otras palabras, convirtieron en
zonas prximas de su vida cotidiana prcticas que antes, en su
lugar de origen, no necesitaban o no les importaban, pero que
dadas las circunstancias de ese momento deban conocer para
subsistir, agregando de ese modo stas zonas distantes a su vida
diaria.
La realidad de la vida cotidiana, [] se me presenta
adems como un mundo intersubjetivo, un mundo que comparto
con los otros [], s que hay una correspondencia continua
entre mis significados y sus significados en ese mundo, que
compartimos un sentido comn de la realidad de ste (Berger
y Luckmann, Op. cit., pp.40-41). De esa manera, los migrantes
desde su arribo a las ciudades, tuvieron como soporte
primordial las redes sociales que mantenan desde sus poblados
con sus coterrneos ya establecidos, redes sociales basadas en
su cultura, es decir en el bagaje simblico que compartan. Tal
estrategia facilit su ingreso y asentamiento en la urbe, donde
adems se organizaron en asociaciones de ndole diversa,
fundadas en los intereses comunes que tenan en su vida
cotidiana, as surgieron las asociaciones comunales, distritales,
provinciales y departamentales, clubes de Vaso de leche,
asociaciones de comerciantes, asociaciones de vivienda,
asociaciones de autodefensa, comedores populares, entre otros.

69

En el mundo compartido que es la vida cotidiana, la


[] experiencia ms importante que tengo de los otros se
produce en la situacin cara a cara que es el prototipo de la
interaccin social y del que se derivan todos los dems casos
(dem: 46). En esa situacin, los individuos entrelazan a modo
de una trama las zonas prximas de su vida cotidiana, donde la
confluencia de sus respectivos aqu y ahora determinar el
presente compartido del que participan, en tanto dure la
circunstancia. De ese modo, la vida cotidiana de los inmigrantes
en las ciudades, estuvo delimitada por los encuentros cara a
cara que generaban en sus rutinas diarias con otros individuos,
es decir, de las tramas temporales que tejan, y que se
manifestaban en sus actividades econmicas -comercio
ambulatorio, mercados, talleres artesanales, etc.-, sociales asociaciones de vivienda, sindicatos de trabajadores,
asociaciones provinciales, etc.- y culturales -matrimonios,
cumpleaos y fiestas patronales.
En esa direccin, [] la realidad de la vida cotidiana
contiene esquemas tipificadores en cuyos trminos los otros son
aprehendidos y tratados en encuentros cara a cara [en un
proceso recproco] (dem: 49). De esta manera, los
encuentros que tiene un individuo con los otros son tpicos,
caracterizados por la continua categorizacin bilateral dentro de
pautas flexibles establecidas por la vida cotidiana, en donde
ambas partes se aprehenden de una forma determinada en el
transcurrir de su presente compartido.
Ahora bien, de modo distinto que en los encuentros cara
a cara, la experiencia que tengo de los otros tambin puede ser
indirecta, sta se da por los encuentros que tengo con meros
contemporneos individuos con los que no interacto
directamente de quienes poseo un conocimiento parcial e
incompleto, con quienes adems funcionan las tipificaciones

70

annimas, a las que podemos calificar como categoras


generales. As por ejemplo, en la celebracin del aniversario de
una asociacin pro vivienda, las personas participantes se
reconocern bajo tipificaciones multilaterales como paisanos,
compadres, familiares, asociados, directivos, etc. Y al mismo
tiempo, vern en aquellos peatones y curiosos que circundan el
lugar, meros contemporneos.
Por otro lado, [] la expresividad humana es capaz de
objetivarse, o sea, se manifiesta en productos de la actividad
humana, que estn al alcance tanto de sus productores como
de los otros hombres, por ser elementos de un mundo comn
(dem: 52). Por lo tanto, los miembros de una sociedad tienen y tendrn- acceso continuo al significado de estas
objetivaciones, ya que son producidas en una realidad
compartida, con elementos de un bagaje simblico tambin
compartido. As pues, adems de engrosar la poblacin popular
urbana, las oleadas de migrantes instalados en las ciudades,
produjeron objetivaciones inditas en su proceso de acomodo y
asentamiento, incrementando el cmulo simblico que posean,
recrearon objetivaciones que pertenecan a sus lugares de
procedencia, expresadas notoriamente en las prcticas
tradicionales del sector popular como son las fiestas al santo
patrn, los matrimonios y bautizos, aprehendieron otras
brindadas por el nuevo ambiente urbano, expresadas en las
prcticas y elementos que adquirieron mediante su proceso de
aculturacin, como son la apropiacin eficaz de los medios de
comunicacin masiva, sobre todo la radiodifusin, y tambin
las combinaron ambas, expresndolas en las prcticas y
elementos producto de la hibridacin como es el caso de la
msica chicha. Entonces, se hace evidente que la realidad de la
vida cotidiana [] no solo est llena de objetivaciones, sino
que es posible nicamente por ellas (dem: 53).

71

La significacin o produccin humana de signos es un


caso fundamental de objetivacin. Los signos y los sistemas de
signos son objetivaciones en el sentido de que son accesibles
objetivamente ms all de la expresin de intenciones
subjetivas aqu y ahora (dem: 54). Esta separatividad del
aqu y ahora caracteriza las objetivaciones sgnicas,
hacindolas trascendentes en el tiempo y en el espacio, es por
esta cualidad que tener acceso a objetivaciones que no fueron
generadas por nosotros, en nuestro tiempo y/o en nuestro
entorno inmediato es posible. De todos los sistemas de signos,
el lenguaje es el ms importante de la sociedad humana, su
importancia en la vida cotidiana radica en que las
objetivaciones comunes se basan principalmente en l. La vida
cotidiana, por sobre todo, es vida con el lenguaje que comparto
con mis semejantes y por medio de l (dem: 55).
De esa manera, la importancia del lenguaje en la vida
cotidiana, se sienta sobre los significados que transmite no solo
aqu y ahora, sino tambin en la capacidad que tiene [] de
transformarse en depsito objetivo de vastas acumulaciones de
significado y experiencia, que puede preservar a travs del
tiempo y transmitir a las generaciones futuras (dem: 56). He
ah el valor cardinal del lenguaje en los procesos de
socializacin y sociabilidad de los miembros del sector popular,
cuya poblacin conformada mayoritariamente por inmigrantes
y sus descendientes, se caracteriz por la continuidad que daban
en las ciudades a sus prcticas socioculturales aprehendidas en
sus lugares de origen, las mismas que eran transmitidas por los
miembros ms antiguos y que adems seran -fueron- renovadas
por los miembros ms jvenes, es as que hoy en da se
manifiestan elementos que continan vigentes como la comida,
la msica, la lengua materna, los programas radiales, los

72

diferentes tipos de asociaciones populares y las actividades


laborales que realizan.
Asimismo, los autores sostienen que [] el lenguaje
constituye campos semnticos o zonas de significado
lingsticamente circunscritos (Berger y Luckmann, Op. cit.,
p.59). Es decir que el lenguaje construye esquemas
clasificadores a partir de los objetos para agruparlos o
diferenciarlos, por lo tanto, existe un conglomerado de
objetivaciones lingsticas definidas en campos o zonas para los
distintos tipos de prcticas sociales y sus elementos
componentes y contextuales que se presentan a los individuos,
y que les sirven como coordenadas en su vida cotidiana
esclareciendo los contextos en los que se desenvuelven. De esa
manera, en el sector popular por ejemplo, un intrprete de
msica chicha tendr un conjunto de campos semnticos que
conciernen a su ocupacin musical: ensayos, repertorio,
composicin; a sus relaciones laborales: contratos, eventos,
permisos municipales; a su vida familiar: hijo, hija, esposa,
padre, compadre, padrino: a sus crculos de amistades; causa,
chochera, waykey, pap; a sus actividades de ocio: baile social,
festival, pollada, fulbito, entre otros. Campos semnticos a los
que adems tienen acceso todos los individuos cuyas zonas
prximas se entrelazan en el aqu y ahora de la circunstancia.
Es importante resaltar que en el interior de los campos
semnticos as formados se posibilita la objetivacin, retencin
y acumulacin de la experiencia biogrfica e histrica, es en
virtud de esta acumulacin que se forma un acopio social de
conocimiento, que se transmite de generacin en generacin y
est al alcance del individuo en la vida cotidiana (Berger y
Luckmann, Op. cit., p.60). El acopio social de conocimiento,
dado el carcter social que lo sustenta, permite a todos los
individuos que participan de l, compartir -aunque de manera

73

diferenciada- del conocimiento que les hace posible


desenvolverse en su realidad inmediata. Asimismo, dicho
cmulo se despliega mediante conocimientos de receta, es
decir, frmulas aprehendidas en el seno de un grupo social que
les sirven de guas en las maneras de actuar y hacer las cosas
para afrontar o resolver los distintos eventos que se les
presentan en la rutina diaria y en los contextos sociales donde
se desarrollan.
Es pertinente esclarecer que el proceso de acumulacin
es selectivo, cada campo semntico establece qu elementos
sern conservados o qu elementos sern rechazados de la
experiencia individual o social total (dem: 60). En ese sentido,
el acopio social de conocimiento construido por el sector
popular, cuenta en la actualidad con muchos campos
semnticos manifiestos en las numerosas experiencias exitosas
que lograron actualizar y perdurar en el tiempo, campos
relacionados a los distintos tipos de organizaciones y
asociaciones de este sector poblacional, a sus lugares de
encuentro, campos relacionados al huayno, la msica chicha y
las dems expresiones artsticas populares, a los programas
radiales folclricos, a sus actividades laborales, etc. De entre
ellas nos es til evocar la historia del empoderamiento de las
tecnologas de informacin y comunicacin, ya que nos permite
bosquejar el proceso selectivo de acumulacin desde mediados
del s. XX con la radio, el disco, la televisin, el casete, la
videocinta, hasta los discos pticos -CD, DVD e Internet; en su
descarte, adopcin y utilizacin para la difusin y recepcin de
todo tipo de objetivaciones pertenecientes a su vida cotidiana
hasta la actualidad.
El acopio social engloba el conocimiento de la situacin
del individuo y de sus lmites en su vida cotidiana, por ejemplo,
[] s que soy pobre y que, por lo tanto, no puedo pretender

74

vivir en un barrio elegante. Este conocimiento lo comparto,


claro est, con aquellos que tambin son pobres y con aquellos
que gozan de una situacin ms privilegiada. De esta manera,
la participacin en el cmulo social de conocimiento permite
la ubicacin de los individuos en la sociedad y el manejo
apropiado de ellos [en sta] (Berger y Luckmann, Op. cit.,
p.60).
Si bien el acopio social de conocimiento del sector
popular se pone en ejercicio en el aqu y ahora, su constitucin,
es el resultado de la construccin diacrnica de la experiencia
social -individual y colectiva- de dicho sector, y que mediante
esta acumulacin, otorga a sus integrantes los campos
semnticos necesarios para su ubicacin y manejo en su vida
diaria, ordenando de ese modo su mundo y su experiencia social
dentro de l. De esa manera, las rutinas que realizan y su teln
de fondo, estarn en gran medida circunscritas a los
significados producidos durante el tiempo por el sector social al
que pertenecen. Por ejemplo, entre las fiestas populares que se
siguen practicando en las ciudades desde su reconfiguracin a
causa de las oleadas migratorias, las fiestas patronales gozan de
mucho vigor, representando una de las prcticas sociales
caracterizadoras de los sectores populares en la actualidad,
donde sus participantes, al compartir del mismo acopio de
conocimiento, tienen los elementos necesarios no slo para
interpretar su aqu y ahora en la fiesta, sino tambin cuentan con
las pautas acerca de su situacin en la fiesta y su modo de actuar
en ella. En efecto, podemos inferir que un grupo de invitados
tiene el conocimiento acerca de su posicin y manejo, por ende,
conoce que no tiene -la posicin- ni ejerce -el manejo- los
privilegios de los Mayordomos -entrantes o salientes- en la
fiesta patronal.

75

Sobre la base de las consideraciones anteriores,


podemos observar que el acopio social de conocimiento []
establece diferenciaciones dentro de la realidad segn los
grados de familiaridad. Proporciona datos complejos y
detallados con respecto a los sectores de vida cotidiana con los
que debo tratar frecuentemente [zonas prximas], y datos
mucho ms generales e imprecisos con respecto a sectores ms
alejados [zonas distantes] (Berger y Luckmann, Op. cit.,
p.62). Entonces, se hace indiscutible por ejemplo, que el
conocimiento que poseo con relacin a los lugares de encuentro
que frecuento, sean detallados y copiosos, mientras que el
conocimiento que tengo de otros espacios de encuentro sean
turbios e imprecisos. As, los asistentes a lugares de encuentro
como los nuevos bailes sociales y festivales de cumbia andina,
al participar de un mismo acopio de conocimiento que brinda
campos semnticos detallados de ambas prcticas, tendrn de
antemano los cdigos necesarios para ordenar su experiencia
del mismo, dado que pertenecen a sus actividades de ocio o
relajacin cotidianas, mientras que, lugares de encuentro como
un concierto de msica clsica o msica serial, les resultarn
poco interesantes ya que dichas prcticas no se encuentran todava- en su acopio social de conocimiento, presentndose
como una zona distante de su vida cotidiana.
Por su parte, el cmulo social de conocimiento []
proporciona, adems, los esquemas tipificadores requeridos
para las rutinas importantes de la vida cotidiana, no solo las
tipificaciones de los otros en encuentros cara a cara sino
tambin tipificaciones de toda clase de hechos y experiencias,
tanto sociales como naturales [es decir, contextuales] (dem:
62). Es as que el cmulo social, me facilita el conocimiento
necesario y la adquisicin de l para proceder adecuadamente
ante los distintos sucesos que se me presentan en la vida

76

cotidiana, en ese sentido, la vida cotidiana de un individuo que


integra el sector popular, se remite a las objetivaciones
relacionadas al contacto que tiene con sus familiares -ya sea en
el hogar, como en el trabajo compartido-, con los miembros de
la asociacin o del sindicato X, con los compaeros de su centro
laboral, y todo el tejido simblico que tienen de teln de fondo,
o sea, almuerzos familiares, reuniones de asociacin o
sindicato, conversaciones relacionadas al trabajo, etc.
Por otro lado, los autores advierten que [] mi
conocimiento de la vida cotidiana se estructura en trminos de
relevancias, algunas de las cuales se determinan por mis
propios intereses pragmticos inmediatos [por ejemplo, mi
actividad laboral], y otras por mi situacin general dentro de la
sociedad [por ejemplo, el reclamo de mi asociacin de vivienda
por saneamiento bsico] (dem: 64). Consecuentemente, los
acontecimientos de la zona prxima de mi vida cotidiana, tienen
una relevancia mayor que aquellos sucesos que pertenecen a la
zona distante de la misma, as pues, entre las actividades de
entretenimiento del sector popular cusqueo, sern de su
incumbencia los diversos tipos de eventos musicales, como
nuevos bailes sociales y los festivales de msica tropical andina
que se ofertan en la ciudad, ambos campos semnticos
inteligibles, dado que pertenecen a su acopio social de
conocimiento, presentndose como eventos relevantes entre sus
actividades de ocio y relajacin, en cambio, un evento que no
atae a la poblacin de ste sector, representara una zona
irrelevante.
No obstante, [] las estructuras de relevancia se
entrecruzan con las de otros en muchos puntos, como resultado
de lo cual tenemos cosas interesantes que decirnos. Un
elemento importante de mi conocimiento de la vida cotidiana
lo constituye el de las estructuras de relevancia de los otros

77

(Ibdem). Siguiendo el ejemplo anterior, aunque guiados por


otros motivos, para muchas personas, los eventos de msica
tropical andina en la localidad forman tambin parte de la zona
prxima de su vida cotidiana. As podemos encontrar,
dependiendo de la ocasin: vendedores ambulantes, personal de
seguridad, jvenes asistentes, animadores, msicos; los recin
casados, los padrinos, sus familiares e invitados; etc.
3.2. El cdigo comn en la msica tropical andina
La concepcin que un pueblo tiene de la vida aparece en
muchos mbitos de su cultura, aparece en su arte, [] en su
religin, en su moralidad, en su ciencia, en su comercio, en su
tecnologa, en su poltica, en sus diversiones, en su derecho,
incluso en la forma en que organizan su existencia prctica
cotidiana (Geertz, 1983: 119). Siguiendo la idea anterior y
basndonos en la informacin expuesta anteriormente,
podemos observar que el sector popular goza de tales
caractersticas, evidentes en el acopio social de conocimiento y
las objetivaciones que despliegan diariamente en su vida
cotidiana. As encontramos entre las muchas herencias vigentes
de ste sector, la msica chicha y el huayno urbano, los lugares
donde sta se desarrolla parrilladas, nuevos bailes sociales,
matrimonios, fiestas de cumpleaos, etc. y las prcticas
sociales que en ellos se dan, no es casualidad que en un cargo o
una fiesta de bautizo organizado por este grupo social, la banda
sonora de esta actividad est conformada por msica nueva
olera, valses, huaynos y msica chicha de hoy y del recuerdo.
Asimismo, ratificamos que la msica y las dems
expresiones artsticas, estn construidas con los elementos que
sus productores obtienen del bagaje cultural en el que se
encuentran inmersos, en ese sentido, los signos [] o los

78

elementos sgnicos [] que componen ese sistema semitico


que pretendemos, con propsitos tericos, denominar esttico
se hallan conectados ideacionalmente -y no mecnicamentecon la sociedad en la que se encuentran (Geertz, Op. cit.,
p.123). Dicho de otra manera, basndonos en los aportes
tericos de los socilogos Berger y Luckmann, podemos
afirmar que dentro del acopio social de conocimiento del sector
popular, la actividad musical chichera se presenta como un
campo semntico construido sobre los cimientos de la vida
cotidiana de dicho sector, donde los miembros que la producen,
toman los elementos que la integran de ste gran almacn de
significados compartidos, y los miembros que la practican,
dado que conocen de antemano las objetivaciones y los
significados -compartidos- que la constituyen, descifrarn de
manera fluida lo que acontezca en esta actividad.
Por lo tanto, la capacidad [] tan variable entre
pueblos como entre individuos, para percibir el significado de
las pinturas (o de poemas, melodas, edificios, cermicas,
dramas y estatuas) es, como todas las restantes capacidades
humanas, un producto de la experiencia colectiva que la
trasciende ampliamente, y donde lo verdaderamente extrao
sera concebirla como si fuese previa a esa experiencia
(Geertz, Op. cit., p.133). Visto que la capacidad de percibir el
arte es un asunto colectivo, podemos deducir que esto se debe a
que tanto los individuos como los grupos sociales, participan de
un mismo cmulo social de conocimiento, hecho que les
permite interpretar su mundo y objetivarlo mediante los
signos o elementos sgnicos recprocamente comunes que les
son propios, de esa manera. Podemos observar que tanto la
msica chicha como los medios para comprenderla, se
sostienen y nutren de la misma fuente, el acopio social de
conocimiento compartido por el artista popular y su audiencia.

79

3.3. Los fundamentos del lugar


Resulta provechoso advertir que [] la organizacin
del espacio y la constitucin de lugares son, en el interior de un
mismo grupo social, una de las apuestas y una de las
modalidades de las prcticas colectivas e individuales (Aug,
2000: 57). As, observamos que tanto los individuos como las
colectividades que integran y participan de los lugares, []
tienen necesidad simultneamente de pensar la identidad y la
relacin y para hacerlo, de simbolizar los constituyentes de la
identidad compartida (por el conjunto de un grupo), de la
identidad particular (de tal grupo o de tal individuo con
respecto a los otros) y de la identidad singular (del individuo o
del grupo de individuos en tanto no son semejantes a ningn
otro) (Ibdem) En ese sentido, el modo en el que tanto los
individuos como las colectividades trabajan el espacio, es uno
de los medios para lograr ese cometido.
Lo anterior, evidencia la manera como fueron
construidos muchos de los lugares ms representativos del
sector popular durante la reconfiguracin de las ciudades a
causa del proceso migratorio. Para ejemplificar esta idea, es til
citar las asociaciones comunales, distritales y provinciales, que
como se vio anteriormente, jugaron un rol fundamental en el
proceso de adaptacin del sector migrante a la urbe, donde por
un lado, fortalecieron la cohesin grupal de los inmigrantes en
la ciudad y por otro, con sus coterrneos en sus poblados de
origen identidad, generando vnculos que permitieron al
mismo tiempo recrear y seguir practicando sus identidades
locales en medio de la gran heterogeneidad cultural en la que
haban decidido vivir relacin. Otros lugares relacionales e
identitarios, caracterizadores y vigentes del sector popular son

80

los festivales de msica tropical andina y los nuevos bailes


sociales promovidos frecuentemente en los aniversarios
distritales y provinciales e incluso barriales; las diversas fiestas
patronales; las fiestas de bautizos; las fiestas de aniversario; las
polladas y parrilladas; los aniversarios de instituciones,
asociaciones u organizaciones.
En ese mismo orden y direccin, se observan tres rasgos
comunes en los lugares: son identificatorios, relacionales e
histricos (Aug, 2000: 58). El ejemplo anterior nos da cuenta
del carcter identificatorio y relacional del lugar, no solamente
con el grupo y las prcticas sociales que realizan en ese lugar
asociaciones comunales, distritales, provinciales, etc., sino
tambin con referencia a los otros grupos, lugares y prcticas
sociales de los que se diferencian. Es histrico, porque []
todas las relaciones inscritas en el espacio se inscriben tambin
en la duracin [de los lugares que se establecen,] no se
concretan sino en y por el tiempo (dem: 64), como tambin,
en el sentido de que las colectividades e individuos son testigos
del paso del tiempo, distinguen sus cambios, viven en una
construccin hecha por sus predecesores mediante el proceso
de acumulacin de la experiencia individual y colectiva que
hace posible el acopio social de conocimiento, pero al mismo
tiempo, al vivir la vida cotidiana, la transforman con su presente
sin saberlo, no hacen la historia, sino, viven en ella (dem: 58).
Del mismo modo, los lugares pueden ser establecidos
[] a partir de tres formas espaciales simples que pueden
aplicarse a dispositivos institucionales diferentes y que
constituyen de alguna manera las formas elementales del
espacio social (Aug, Op. cit., p.62). Nos referimos a los
itinerarios, las encrucijadas y los centros. Los itinerarios son
trazados por los individuos, y hacen referencia a los caminos
que conducen de un lugar a otro -atravesndolos-; las

81

encrucijadas, son puntos donde los hombres se cruzan, se


encuentran y se renen; los centros ms o menos
monumentales, son lugares [] construidos por ciertos
hombres y que definen a su vez un espacio y fronteras ms all
de las cuales otros hombres se definen como otros con respecto
a otros centros y otros espacios [por ejemplo una misa en una
iglesia catlica] (Ibdem).
Estas tres formas espaciales estn inscritas en el espacio
y en el tiempo, asimismo, no son independientes, se combinan
e incorporan parcialmente entre s. Los lugares se presentan
como construcciones sociales formadas por la vida cotidiana de
individuos y colectividades como resultado de la confluencia de
sus zonas de relevancia o inters comn, por ende, existirn
tantos lugares, como prcticas sociales desarrolladas en ellos,
en tal sentido, podemos observar en el territorio de la ciudad un
mosaico en constante movimiento impulsado por la vida
cotidiana de sus habitantes, compuesto por los itinerarios, las
encrucijadas y los centros que tejen sus zonas prximas, que a
su vez, producen simultneamente grupos sociales temporales,
los lugares donde se despliegan rasgo relacional, y por
supuesto, las identidades que ambas condiciones recrean
rasgo identificatorio, elementos que son y sern activados
espacial y temporalmente en el aqu y ahora de las poco menos
que infinitas piezas mviles que toman lugar en la urbe y que
no obstante, fueron construidas a travs de un largo proceso
diacrnico que dio y da origen a las coordenadas de su vida
cotidiana rasgo histrico.
As, como ya se ha dado a conocer, la reconfiguracin
de la urbe por el sector popular tuvo su origen en el proceso
migratorio campo ciudad iniciado a mediados del siglo
pasado, donde los sectores populares en su proceso de
adaptacin a la metrpoli construyeron nuevos lugares a partir

82

del acopio social de conocimiento que posean, es decir, crearon


nuevas encrucijadas, itinerarios y centros estructurados por las
relaciones sociales que se dan en ellos, las mltiples identidades
que se movilizan en su interior y la historia que los antecede,
los une en el presente y los acompaa en su vida cotidiana.
De este modo se originaron y legitimaron las diferentes
organizaciones populares como asociaciones de migrantes,
asociaciones de vivienda, asociaciones de comerciantes,
asociaciones de vaso de leche, encrucijadas; las diversas
rutas que establecan en su vida cotidiana guiadas por sus zonas
de relevancia, por ejemplo, aquellas que recorran desde sus
hogares hasta sus centros o zonas laborales, o de estos a sus
lugares de encuentro, ocio y relajacin itinerarios; o las
reuniones que conmemoran el da poblado de origen, a su santo
patrn, o a la matriarca o patriarca de la familia centros.
Con relacin a los no lugares, reparamos que si [] un
lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e
histrico, un espacio que no puede definirse ni como espacio
de identidad ni relacional ni como histrico, definir un no
lugar (Aug, Op. cit., p.83). Esta ltima categora, se refiere a
los espacios que son puntos de trnsito y ocupaciones
provisionales tales como el transporte pblico, las
hospederas, los supermercados, los aeropuertos, los paraderos
e inclusive, la calle misma, donde el anonimato es la
caracterstica primordial de los individuos, sin embargo,
tambin se advierte que [] los lugares y los no lugares se
entrelazan, se interpenetran. La posibilidad del no lugar no
est nunca ausente de cualquier lugar que sea. El retorno al
lugar es el recurso de aquel que frecuenta los no lugares []
(Aug, 2000: 110).

83

3.4. La re-creacin de la identidad


Como prolegmeno al tema y aunado a las referencias
citadas lneas arriba, juzgamos que tener una identidad es en
su sentido tradicionalista [] ante todo, tener un pas, una
ciudad o un barrio, una entidad donde todo lo compartido por
los que habitan ese lugar se vuelve idntico o intercambiable.
En esos territorios la identidad se pone en escena, se celebra
en las fiestas y se dramatiza tambin en los rituales cotidianos
(Garca, 1989: 177). Entonces, tener una identidad es tener una
colectividad, es decir, tener y pertenecer a un grupo de
personas concertadas para un fin, un grupo de personas que se
reconoce como tal ante s mismo, ante los otros, y como distinto
a los otros, cuyo soporte principal se basa en los significados
comunes que obtienen del acopio social de conocimiento
producido y heredado del que y con el que participan en su
vida cotidiana y un lugar (Aug, 2000), es decir, una
construccin social, concreta y simblica, caracterizada por ser
identificatoria, relacional e histrica, donde se manifiestan los
significados compartidos del grupo social que la sustenta en el
aqu y ahora.
Por otro lado, aquellas personas que [] no comparten
constantemente ese territorio, [ese lugar y esa entidad o
colectividad], ni lo habitan, ni tienen por lo tanto los mismos
objetos y smbolos, los mismo [sic] rituales y costumbres, son
los otros, los diferentes. Los que tienen otro escenario y una
obra distinta para representar (Garca, 1989: 178).
De este modo, la heterogeneidad social y cultural
existente en la ciudad, hace que convivan sobre ella una gran
variedad de grupos sociales que guarecen en s una gran
cantidad de entidades, entre ellos, el sector popular, erigido
ntidamente sobre el gran contingente de inmigrantes y sus

84

descendientes, gestiona en los lugares que produce, por un


lado, las identidades adscritas, aquellas congnitas al individuo
concedidas por su grupo social, por ejemplo, las identidades que
trajeron consigo a las zonas urbanas desde sus lugares de origen
y las identidades adquiridas, aquellas que consolidaron con las
diversas organizaciones que crearon motivados por distintos
intereses ante distintas circunstancias en su vida diaria. Estas
mltiples identidades, relacionadas y delimitadas por las
diversas entidades, estn circunscritas por la comunin que
tienen sus integrantes del mismo acopio social de conocimiento,
ya que ste les otorga los significados requeridos para
interpretar su realidad, su ubicacin y manejo en sta realidad,
y consiguientemente el ejercicio de sus identidades adscritas y
adquiridas en sus distintas modalidades compartida,
particular, singular, por medio de los campos semnticos de
los que disponen en el aqu y ahora de su vida cotidiana.
Asimismo, se hace evidente que en la ciudad, las
identidades al igual que los lugares y los grupos sociales
entidades que los componen, se caracterizan por su limitada
temporalidad y alta movilidad, dado que se basan en la
confluencia de las zonas de relevancia generadas a partir del
aqu y ahora de y en las vidas diarias de los integrantes del
sector popular que las producen. En ese sentido, la densidad
demogrfica y la heterogeneidad social y cultural que ampara
la ciudad, posibilita no solo colectividades y sus respectivos
lugares en un presente, sino tambin el ejercicio temporal y
simultneo de sus mltiples identidades en el recorrido que
tejen sobre el extenso territorio urbano donde stas se gestan,
por lo que el solo hecho de imaginar cuntos lugares,
colectividades e identidades se inscriben en el aqu y ahora de
las vidas cotidianas de la poblacin popular resulta bastante

85

complicado, debido a la brevedad y enorme cantidad de


situaciones que estallan fugazmente por toda la ciudad.
Sin embargo, podemos atrevernos a delinear a
grandes rasgos los lugares que constituye en su itinerario diario
un individuo: imaginemos a un msico de cumbia andina, que
inicia el da desde su vivienda, calle o barrio, es decir, el lugar
de la familia, amigos y vecinos; el recorrido que hace para llegar
hasta su primera actividad laboral en una zona comercial en el
centro de la ciudad, donde se rene, conversa y relaciona con
otras personas, como colegas y clientes, que comparten e
intersecan sus zonas de relevancia en ese presente. Luego,
despus del almuerzo con algunos coligados de la asociacin de
comerciantes a la que pertenece, se dirige a ensayar con su
agrupacin en la casa del director, local que adems de ser un
restaurante, sirve los das jueves como sala de ensayos y
algunos sbados como bar donde se realizan presentaciones
musicales. Ya de noche y antes de retornar a su vivienda, va a
otro punto de la ciudad para comprar los productos que
abastecern su negocio en los prximos das, tejiendo en ese
instante otro de los tantos lugares que construye y frecuenta en
su rutina diaria.
No obstante, conjuntamente al carcter sincrnico antes
mencionado, se debe tener siempre en cuenta el carcter
diacrnico sobre el cual est fundada la vida cotidiana, es decir,
el proceso a travs del tiempo que permite el acopio de
conocimiento socialmente constituido por el sector popular,
dado que establece las coordenadas que guan la experiencia
individual y colectiva, tanto en las entidades, los lugares que
producen y las identidades que activan, como su ubicacin y
manejo en ellos por medio de los esquemas tipificadores que
toman o les brindan los campos semnticos en el aqu y ahora
de cada situacin. Si bien es harto complicado tener una nocin

86

aproximada acerca de cuntos son los lugares populares que


sobrevienen en el aqu y ahora, es factible conocer en gran
medida cules son stos lugares y que prcticas sociales se
realizan en ellos, dado que su trascendencia del presente en el
que se viven las distintas situaciones, est sustentada por el
acopio social de conocimiento histricamente construido por
dicho sector. As por ejemplo, aunque no estemos presentes en
la inauguracin de un mercado, el aniversario de una asociacin
pro-vivienda, en una pollada pro-salud, un nuevo baile social o
en una fiesta patronal, incluyendo la brevedad temporal y
movilidad espacial en donde se ejecutan, tendremos cierto
conocimiento acerca de las actividades que se realizan y la
ubicacin y el manejo de las personas que participan en ellos.
Considerando la dimensin sincrnica y diacrnica de
la vida cotidiana, es posible conocer los lugares festivos de
encuentro del sector popular a pesar de la inestabilidad
temporal y espacial con la que se presentan sobre la ciudad, ya
que tenemos a la mano como cdigos de interpretacin la
informacin descrita y sistematizada de esas realidades, en la
cual se detalla los rasgos fundamentales que sustentan los
lugares donde se desarrolla la msica chicha y especialmente la
msica tropical andina. Sobre esta base, afirmamos que los
lugares festivos de encuentro del sector popular, es decir,
bautizos, matrimonios, aniversarios, fiestas patronales,
aniversarios distritales, como tambin fiestas institucionales,
parrilladas y polladas, nuevos bailes sociales y festivales de
msica tropical andina, etc., estn determinados por el inters
comn o las zonas de relevancia que establecen las vidas
cotidianas de las personas que construyen dicho lugar, en donde
el motivo principal que gener tal congregacin, funcionar
como tema dominante alrededor del cual se pondrn en
ejecucin a travs del respectivo campo semntico en el aqu y

87

ahora, las prcticas sociales establecidas por el acopio social de


conocimiento que comparten los participantes y as, interpretar,
ubicarse y manejarse en ese lugar especfico.
En ese sentido, el tema dominante de los distintos
lugares festivos de encuentro del sector popular, caracterizar
las prcticas sociales que albergarn en ellos durante el
transcurso del aqu y ahora del mismo. As por ejemplo, de la
gama de prcticas sociales que contienen lugares festivos de
encuentro, reconoceremos conjuntamente a la misa en nombre
del patriarca de la familia, el nio bautizado o del santo patrn,
la procesin, las danzas o el almuerzo en casa o en el saln
comunal del barrio o la institucin, las fiestas donde entrarn en
escena las agrupaciones musicales que interpretarn los
diversos gneros musicales populares, donde encontraremos la
infaltable cumbia andina.
De esta manera, las prcticas sociales que se den en el
desarrollo de la fiesta en s, patrocinarn las mltiples
identidades ligadas al motivo que da origen al lugar festivo de
encuentro. En ese sentido, se observa que la msica tropical
andina no slo contribuye a la recreacin dentro del evento
popular, sino que adems de complementarlo, es parte de la
experiencia de construccin de la identidad mediante la
estructura de la presentacin del conjunto musical encargado de
animar la reunin, experiencia que sobreviene fugazmente cada
vez que el animador y/o el vocalista de la agrupacin o quien
tome la palabra interacta con la audiencia por medio de los
guapeos, saludos y/o fanfarrias entre cancin y cancin, o en
medio de ellas, acciones que entrelazadas con el tema o motivo
dominante que fundamenta el lugar, recrear las diversas
identidades compartida, singular y/o particular de las que
participan los asistentes. As la msica popular, la msica
chicha en general y la msica tropical andina en particular,

88

patrocinarn por medio de sta prctica institucionalizada, la


recreacin, activacin, convivencia y ejercicio de las mltiples
identidades barriales, distritales y/o regionales, identidades
patronales y familiares, etc. que albergan los lugares festivos
de encuentro popular.

89

CONCLUSIONES

1. La msica tropical andina en la ciudad de Cuzco se


desarrolla en lugares festivos de encuentro, caracterizados
por ser relacionales, identificatorios e histricos. Si bien
estn circunscritos temporal y espacialmente en el aqu y
ahora, fueron construidos socialmente, tanto concreta como
simblicamente a travs de un proceso diacrnico por las
zonas de relevancia o inters que tejieron y tejen los
individuos y grupos sociales del sector popular en su vida
cotidiana, estableciendo de esa manera en su bagaje
simblico o acopio social de conocimiento, los campos
semnticos especficos para la interpretacin de estos
lugares, es decir, crean categoras lingsticas que al ser y
estar compartidas por los participantes de un mismo grupo
social temporal, ordenarn la experiencia social, individual
y colectiva en ellos.
2. La msica tropical andina en la ciudad de Cuzco contribuye
a re-crear formas de identidad en los lugares festivos de
encuentro popular donde se desarrolla. Dichos lugares, al
estar constituidos por una serie de actividades delimitadas
por un tema dominante, generan con la presentacin de la
agrupacin musical tropicalera en la fiesta, el ambiente
propicio para recrear manifiestamente las mltiples
identidades del grupo social que congrega. Tanto la

90

estructura del espectculo musical popular como de las


canciones interpretadas en su repertorio, tienen como eje
principal la interaccin entre la audiencia y los voceros del
motivo del lugar, es decir, el animador y el vocalista de la
agrupacin, quienes mediante las intervenciones habladas
fanfarrias, saludos o guapeos que realizan durante toda su
performance, contribuyen a movilizar las mltiples
identidades en el aqu y ahora de los individuos presentes
en la festividad.

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