100% encontró este documento útil (4 votos)
6K vistas43 páginas

Poblamiento Americano

Descargar como ppt, pdf o txt
Descargar como ppt, pdf o txt
Descargar como ppt, pdf o txt
Está en la página 1/ 43

Poblamiento Americano

El estudio del origen de los paleoamericanos se


remonta a los primeros contactos culturales entre el
Viejo y el Nuevo Mundo. En efecto, el interés por
resolver los enigmas del poblamiento americano, ya se
encuentra presente en el pensamiento de los primeros
cronistas, que tratan de los asuntos de este continente,
durante el descubrimiento y conquista de América.
Desde esos tiempos, se han postulado muchas
respuestas en torno a este atractivo problema de la
historia americana que, por cierto, se sigue discutiendo,
aunque con otras perspectivas y por otros motivos.
La importancia del estudio de las raíces del hombre
radica en comprender el proceso como se formó la
población precolombina, y a la vez demostrar el anhelo
que siempre ha existido por identificar los primeros
rasgos culturales del antiguo indio americano. También
es interesante reconocer el desarrollo que ha tenido la
investigación sobre los orígenes americanos y descubrir
que, tras la diversidad de creencias y teorías que se han
esgrimido a lo largo de la historia, existe el propósito de
rescatar el pasado remoto del hombre americano y
hacerlo consciente en el presente.
En líneas generales, las diversas ideas sobre el
poblamiento americano, resultan de la distinción entre
dos grupos de teorías contrapuestas. Ellas son:

a) Las que sostienen la idea de un origen autóctono del


hombre americano.

b) Las que entienden el poblamiento originario de América


producto de un proceso migratorio.
CREENCIAS SOBRE EL ORIGEN DEL POBLAMIENTO
AMERICANO

Los primeros que intentaron explicar el origen de los


pueblos nativos de América fueron los cronistas de las
indias occidentales. Ellos, sin proponérselo, iluminaron,
aunque tenuemente, la historia más antigua del hombre
americano. Los cronistas postularon las ideas más
diversas, muchas de ellas sin fundamentos reales; eran
por lo general suposiciones extraídas de viejos mitos de
la civilización europea, como el mito bíblico de las diez
tribus perdidas del pueblo de Israel o el siempre
atractivo mito griego del continente perdido de la
Atlántida.
EL MITO BÍBLICO

Importantes cronistas como Fray Gregorio García y


el padre Bartolomé de las Casas y otros destacados
hombres de estudio como Alexander Von Humboldt y
Lord Kingsborough, se encuentran entre los defensores
de la creencia que ve en las bíblicas diez tribus perdidas
del pueblo de Israel, el origen del pueblo americano.

En 1607, el Fray García, de la orden de los


Dominicos publicó su "Origen de los indios del Nuevo
Mundo", donde trata de demostrar, en forma más
aparente que real, las supuestas afinidades entre los
indios americanos y los antiguos hebreos descendientes
de Noé.
Por su parte, el famoso defensor de los indios
americanos, el padre Las Casas quiso probar que las
tribus israelitas vinieron a refugiarse a América, luego
que su pueblo fue conquistado por los asirios hacia el
siglo VIII a.C. Evidentemente estas observaciones no
indican ni la trayectoria ni los medios que utilizaron los
israelitas para alcanzar el nuevo continente.

Incluso el destacado naturalista y viajero alemán,


Barón de Humboldt, a comienzos del siglo XIX se unió a
la idea de considerar a las diez tribus de Israel como
raíces del hombre americano. Cuando visitó México,
Humboldt estudió algunos códices mesoamericanos y
creyó ver tradiciones precolombinas similares a las del
Antiguo Testamento.
Lord Kinsborough también creyó que las diez tribus
de Israel dieron origen al pueblo americano; y no sólo lo
creyó sino que emprendió la tarea de demostrarlo a lo
largo de los primeros volúmenes de su obra "Antiquities
of Mexico" aparecida en 1831.

La génesis de este mito bíblico se halla en el destino


que tuvieron las diez tribus hebreas que constituían el
estado de Israel en Galilea después que fueron
conquistadas por los asirios a fines del siglo VIII a.C.
Lo más probable que haya sucedido en este
proceso de conquista es que parte de la población
israelita fue destruida por los guerreros asirios, otra fue
desplazada y el resto fue transculturado por los pueblos
conquistadores, incluso una parte importante de las
tribus hebreas conservó sus rasgos e identidad y sus
descendientes son los samaritanos que se han
conservado en pequeña cantidad hasta nuestros días.

En resumen, los restos de las diez tribus perdidas


del relato bíblico nunca salieron de las inmediaciones del
territorio que siempre habían ocupado y en
consecuencia no se les puede atribuir ninguna
participación en el origen y desarrollo de la población
americana.
EL MITO DE LA ATLÁNTIDA

El mito sobre el continente sumergido de la Atlántida


fue una de las creencias más populares entre los
cronistas y los hombres del Renacimiento que intentaron
explicar el origen del poblamiento americano.

Se considera que Solón fue el primero en narrar en


forma oral la leyenda sobre la Atlántida, pero es el
filósofo Platón quien nos hace llegar este mito a través
de sus diálogos Critias y Timeo.

En el libro Timeo, Platón habla de la Atlántida como


un continente o isla enorme situada más allá de las
columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar), habitada
por un pueblo civilizado que los temblores e
inundaciones habían hecho desaparecer
Según esta creencia el continente americano estaba
conectado con Europa y África a través de una largo
territorio que se extendía desde la península de
Yucatán, Cuba y las otras Antillas hasta la entrada del
mar Mediterráneo, en la intersección de Europa y África.
Pero veamos que dice Platón en el relato del Timeo

A su vez, en el diálogo de Critias, Platón


pormenoriza las características reales de esta misteriosa
civilización insular, e indica el porqué desapareció. El
relato dice que "... el dios de los dioses que reina según
la ley, comprendió la miseria de esa raza que había sido
tan excelente y se propuso castigarla..."
En realidad son muchos los que han buscado los
restos de esta civilización perdida. Por distintas
motivaciones, desde aventureros hasta hombres de
ciencia han orientado sus esfuerzos en función de hallar
restos arqueológicos que de una u otra forma
demuestren la existencia material del continente
sumergido. Sin embargo, hasta la fecha nada
significativo se ha encontrado, que sirva para probar la
veracidad de este mito y deje así de ser sólo un
extraordinario relato poético. Al parecer, quien hizo
surgir del océano esta civilización la había también
sumergido.
Aquellos cronistas y estudiosos que cogieron este
mito como fuente de diversas explicaciones han querido
situar la Atlántida como el punto de partida de un grupo
de hombres que lograron salvarse de la destrucción
emigrando a América, poblando el continente y llegando
a ser la base poblacional de las altas culturas
americanas En relación a este mito, las ciencias exactas
tienen mucho que decir. La geología afirma que de
haber existido la Atlántida como una enorme isla o como
una gran masa continental, su eventual hundimiento
debió haberse producido en el período terciario
temprano, es decir, hace aproximadamente sesenta
millones de años atrás, pero para esa época no hay ni la
más mínima señal que hubiese aparecido el hombre
sobre la tierra, recordemos solamente que los homínidos
antepasados del homo sapiens tienen unos pocos
millones de años de antigüedad
EL JESUITA JOSÉ DE ACOSTA

Junto a las creencias del mito de la Atlántida y de las diez


tribus perdidas del pueblo de Israel es necesario resaltar
la extraordinaria intuición y espíritu analítico del padre
Acosta en relación al primer poblamiento americano.

Acosta en su obra, Historia Natural y Moral de las Indias


(1894:110 y ss.), abordó el problema del origen de los
amerindios con un enfoque absolutamente moderno. En
primer término, se negó a aceptar que hubiera nexo entre
los indios americanos y las diez tribus hebreas, y en
segundo término, ninguna de las diferentes creencias
sobre los orígenes del indio americano expuestas durante
el siglo XVI logró vencer su escepticismo, muy por el
contrario, sus pensamientos eran de que el primitivo
poblamiento se llevó a cabo a
través del Estrecho de Bering, así en su libro dice, "que
el linaje de los hombres se vino poco a poco hasta llegar
al nuevo orbe, ayudando a ésto la continuidad o
vecindad de la tierra, y a tiempos alguna navegación, y
que éste fue el orden de venir, y no hacer armada de
propósito, ni suceder algún grande naufragio: aunque
también pudo haber en parte algo de ésto; porque
siendo aquellas regiones largísimas, y habiendo en ellas
innumerables naciones, bien podemos creer que unos
de una suerte y otros de otra se vinieron en fin a poblar.
Más al fin, en lo que me resumo es que el continuarse la
tierra de indias con otras del mundo a lo
menos estar muy cercanas, ha sido la más principal y más
verdadera razón de poblarse las indias; y tengo para mí que el
nuevo orbe e indias occidentales, no a muchos millares de años
que las habitan hombres, y que los primeros que entraron en ellas
más eran hombres salvajes y cazadores, que no gente de
república, y pulida; y que aquellos aportaron al Nuevo Mundo, por
haberse perdido de su tierra, o por hallarse estrechos y
necesitados de buscar una tierra, y que hallándola, comenzaron
poco a poco a poblarla, no teniendo más ley que un poco de luz
natural, y ésa muy oscurecida, y cuando mucho algunas
costumbres que les quedaron de su patria primitiva".

Sin duda la visión que nos presenta en este relato el jesuita Acosta
se ajusta en gran medida a las conclusiones obtenidas
posteriormente por la ciencia.
TEORÍAS E HIPÓTESIS CIENTÍFICAS SOBRE
EL ORIGEN DEL HOMBRE EN AMÉRICA

Las teorías e hipótesis sobre los orígenes del


hombre americano, basadas en datos científicos,
comenzaron a tomar forma a mediados del siglo XIX con
el desarrollo de las ciencias antropológicas y de todas
aquellas ramas dedicadas a colaborar en los estudios de
prehistoria de América.

Básicamente se han establecido los fundamentos de


dos interpretaciones para comprender el primer
poblamiento americano: una de ellas, se inclina por la
idea de que el hombre americano se había formado en
el propio continente, y la otra, postula que el hombre
americano había llegado desde el Viejo Mundo.
EL AUTOCTONISMO DEL HOMBRE AMERICANO

La tesis autoctonista del amerindio, tuvo como


paladín al paleontólogo argentino Florentino Ameghino
(1854-1911), quien afirma en su libro titulado La
antigüedad del hombre en el río de la Plata de 1880, que
no sólo el hombre americano había surgido en este
continente sino que también la cuna de toda la
humanidad había sido la región meridional de
Sudamérica, más exactamente en la pampa argentina.
Para lo cual Ameghino presentaba unas cuantas
pruebas geológicas, paleontológicas y osteológicas.

Ameghino fue un decidido partidario y defensor de


las ideas darwinistas sobre la evolución de las especies.
Su tesis fundamental era de que los restos humanos
hallados en terrenos del cuaternario temprano y aún del
terciario tardío, de la pampa del sur de la provincia de
Buenos Aires, correspondían a homínidos de una
extraordinaria antigüedad y que representaban los
eslabones perdidos enunciados por Darwin.
Toda esta teoría Ameghino la construyó sobre la base de
dos restos óseos, una calota que corresponde a la parte
superior del cráneo y un fémur.
El notable sabio checo-norteamericano Ales Hardlicka
consiguió rebatir una a una las pruebas acumuladas por
Ameghino. Primero, Hardlicka demostró que los terrenos
pampeanos que Ameghino les atribuía una antigüedad
pliocénica, pertenecían a un cuaternario tardío. Segundo,
Hardlicka descubrió que la calota pertenecía a un homo
sapiens relativamente moderno, y por último reveló que
el fémur no era humano sino que correspondía a un
pequeño felino. Lógicamente, con esto se descartó a
América como centro geográfico de origen de los
homínidos.
De este modo, la tesis del
autoctonismo del hombre
americano de Florentino
Ameghino, sólo merece el
recuerdo histórico y el
reconocimiento porque
las discusiones científicas
que provocó, durante
media centuria, hicieron
progresar notablemente
el conocimiento de los
orígenes del hombre en
América.
Ubicación de la Pampa
argentina
TEORÍAS INMIGRACIONISTAS SOBRE
EL POBLAMIENTO DE AMÉRICA

La ciencia moderna afirma unánimemente el origen


alóctono del hombre americano. Pero existen
divergencias en cuando a la procedencia del inmigrante.
En realidad, el conjunto de teorías inmigracionistas del
poblamiento americano se dividen en dos grandes
grupos:
a) Aquellas teorías que postulan inmigraciones
desde el Este a través del Océano Atlántico, y

b) Aquellas que plantean movimientos migratorios


desde el Occidente por el Océano Pacífico.
INMIGRACIONES DESDE EL ESTE HACIA AMÉRICA

Partiendo del hecho que América fue descubierta y


colonizada por el Atlántico, se cree que esto mismo
pudo haber sucedido varios miles de años antes.
Básicamente se han postulado dos hipótesis atlánticas.
Por una parte, se maneja la proposición de que existen
semejanzas culturales entre los hombres del paleolítico
superior europeo y los paleoindios americanos e incluso
con los esquimales. Asimismo, se ha pretendido vincular
al hombre de Cromagnon, a los negros de África y a los
aborígenes de las Islas Canarias con poblaciones de
América
En la teoría de Greenman, los habitantes de la
región en torno al golfo de Vizcaya, durante los períodos
Musteriense, Solutrense y Magdaleniense habrían
emigrado hacia el Norte y Noroeste de Europa. Mediante
diferentes tipos de embarcaciones y con el apoyo de los
numerosos icebergs de la región y de un enorme banco
de hielo -que cubriría en aquella época desde Irlanda,
pasaría muy al sur de Islandia y Groenlandia hasta
Terranova- llegarían al continente americano
A fines de la década del sesenta T. Heyerdahl
atravesó el Atlántico nordecuatorial desde el Norte de
África hasta unas islas del mar Caribe en una
embarcación llamada Ra-2, construida de papiro a
semejanza de las egipcias del antiguo imperio del Nilo.
Con todo, el destacado investigador sólo demostró que
era posible el viaje, pero con ello no se prueba que
efectivamente hayan habido contactos permanentes
entre los constructores de pirámides e incluso otros
pueblos como los Egipcios, Fenicios, Romanos y
Árabes, y los aborígenes americanos
Hacia el siglo X de nuestra era los vikingos,
sirviéndose de unas frágiles embarcaciones llamadas
drakkar y gracias a sus conocidas habilidades de
buenos navegantes, lograron establecerse en
Groenlandia y, precisamente desde esa región fue que,
primero en forma accidental y luego intencional, en los
últimos años del siglo X y principios del siguiente, los
normandos alcanzaron la costa oriental de
Norteamérica, bautizando la región como Vinlandia
porque eran tierras donde crecían las uvas. Se presume
que Vilandia se localizaba al Sur del paralelo 42 de
latitud Norte, en donde se dan condiciones naturales
favorables para el cultivo de vides.
Aunque los vikingos patrocinaron la colonización de
Groenlandia, todo indica que no sucedió lo mismo en la
costa norteamericana. Al parecer, a los escandinavos
nunca les interesó establecer enclaves permanentes en
tierras americanas y por esta razón no existen huellas
manifiestas de su eventual influencia cultural en el
desarrollo del indio americano. Solamente sabemos que
navegantes vikingos estuvieron presente en América
medio milenio antes que C. Colón y que las grandes y
antiguas culturas americanas de México y Perú se
desarrollaron sin sus aportes.
INMIGRACIONES DESDE EL OESTE HACIA AMÉRICA

La mayoría de los investigadores están de acuerdo


en que el continente americano fue poblado por grupos
humanos plenamente evolucionados y que ingresaron
gradualmente al continente. En general, las
inmigraciones provenientes del lado Pacífico, han sido
las más aceptadas y mejor demostradas, aunque es
preciso señalar que difieren entre sí en cuanto a los
argumentos que presentan. Se distinguen tres diferentes
movimientos migratorios hacia América: la inmigración
asiática por el Estrecho de Bering, la oceánica por el
Pacífico y la australiana por el puente Antártico.
La inmigración asiática

Tal como se dijo, el padre Acosta fue el primero que


expuso en el siglo XVI los fundamentos de la teoría
inmigracionista que vincula en forma directa a los
antiguos pueblos de Asia con los primitivos hombres de
América.

El argumento más destacado de esta teoría lo


proporciona el hecho que el camino de acceso con
menos obstáculos entre América y el resto del mundo es
el de Bering, donde casi se unen el continente asiático y
el americano.
Uno de los grandes partidarios de esta teoría fue
Ales Hardlicka, quien a comienzos de este siglo postuló
un poblamiento americano totalmente alóctono
Esta teoría dice que el hombre asiático, en los
periodos interglaciares, cuando se inició la disminución
del nivel del mar, en oleadas sucesivas, dejando al
descubierto una plataforma continental que une Asia y
América, atravesaron animales en busca de alimento y,
tras ellos, los cazadores Homo Sapiens. Esta teoría
recibe el nombre de Teoría del origen único o Teoría
Asiática Inmigracionista
El sostuvo que este movimiento migratorio desde
Asia a América se habría iniciado en el período
postglacial, hace aproximadamente 10.000 años atrás y
que se habría caracterizado por el ingreso sucesivo de
grupos cazadores, recolectores y agricultores
incipientes, todos pertenecientes a la raza mongoloide,
que habrían dado origen a los amerindios. Los
esquimales corresponderían al último grupo en ingresar
y por esa razón se localizan, hasta nuestros días en la
zona más septentrional del continente
Según su visión una sola raza había poblado
América: los mongoles
Las diferencias somáticas que existen entre las
poblaciones de América obedecen a las distintas
oleadas migratorias y particularmente a las condiciones
climáticas del espacio geográfico americano. En efecto,
"La inmigración, según todas las probabilidades, fue una
deriva prolongada debido a presión que se ejercía desde
atrás, o la necesidad de encontrar mejores tierras para
la caza y la pesca en unos lugares en los que aún no se
ofrecía resistencia por parte de otros pueblos.

De esta tesis, actualmente, no queda en pie más


que la ruta de Bering; el resto ha sido rebatido.
El etnólogo y lingüista galo Paul Rivet (1876-1956) consideraba con
Hardlicka que el principal contingente humano, llegó a América por
Bering, pero además sostuvo que junto a la inmigración asiática
deberían considerarse otras procedencias y otras rutas de
penetración del hombre hacia América: por el Océano Pacífico y
también a través de la Antártida y un rosario de islas que acercan
Australia al continente americano.
Rivet también admite que estos procesos migratorios se habrían
llevado a cabo después de la retirada de los hielos. Pero, lo más
importante de sus planteamientos es que reconoce en América el
componente mongólico como el más numeroso, aunque no como el
único y exclusivo grupo inmigrante. En realidad, Rivet pensaba que
el poblamiento de América era el resultado de varios movimientos
migratorios distintos, realizados en diferentes épocas, y por esto fue
un defensor de la heterogeneidad racial del hombre americano.
Hoy en día existen investigadores como el
antropólogo norteamericano Howells que plantean la
posibilidad de una lejana inmigración desde Asia por la
vía de Bering correspondiente a grupos raciales
protomongoloides del Sureste y Este asiático y que al
ingresar al Nuevo Mundo habrían originado al amerindio.
En suma, se considera evidente que los contactos
culturales asiático-americanos no se limitan a una sola
inmigración, sino que se admiten varias oleadas
migratorias efectuadas durante un largo período de
tiempo. Esto explicaría los diversos tipos de antiguos
cazadores que los arqueólogos han identificado en
diversas regiones de Norteamérica. Como se dijo, los
esquimales serían los últimos en ingresar al continente
por esa ruta.
Cuando el mar descendió a unos 45 a 50 mts.,
desapareció el Estrecho de Bering y de esta forma
Asia y América quedaron unidos a través de una
plataforma terrestre denominada Beringia. Se abría así
una ruta transitable para pasar de uno a otro
continente. Entonces, es bastante racional suponer
que bandas nómadas que vivían en Asia, adaptadas a
las bajas temperaturas de la zona Ártica fueran
penetrando insensiblemente a América. Pero, los
estudios señalan que en los últimos 50.000 años sólo
en dos aportunidades se produjeron regresiones del
mar que permitieron el libre acceso de hombres y
animales.
Durante el período llamado Wisconsin temprano que
abarca desde 50.000 a 40.000 años, las aguas del mar
descendieron -115 mts., respecto del nivel actual y luego
durante el Wisconsin tardío (28.000-13.000 años) las
aguas bajaron a -120 mts., en cambio en el período
intermedio aumentó el nivel de las aguas, cubriéndose el
puente terrestre. En las dos regresiones quedó expuesta
una ancha calzada intercontinental por la que transitaron
las bandas de cazadores hacia Alaska, que tenía el
mismo clima, el mismo paisaje, la misma fauna y flora
que dejaban atrás.
Hay un aspecto en este proceso de inmigración
asiática que hasta ahora no ha sido debidamente
dilucidado: nos referimos a la ruta que usaron los
inmigrantes en su avance hacia el interior del continente.
Algunos investigadores se inclinan por un corredor libre
de glaciación que virtualmente comunicó Alaska con el
centro de Norteamérica, pero que estuvo cerrado entre
25.000 y 13.000 años a.C., impidiendo el ingreso.
Paralelamente se ha pensado en la posibilidad de un
paso a lo largo de la costa del Pacífico Norte, aunque se
considera remota a causa de los glaciares que
descendían de las montañas.
Las condiciones geológicas y climatológicas
parecen ajustarse a los hallazgos arqueológicos más
recientes. Han habido significativos descubrimientos que
permiten trazar esbozos de los rasgos culturales
generales del primitivo hombre que pobló América.
La más temprana evidencia humana americana tiene
una antigüedad de 38.000 años A.P. y se encuentra en un
yacimiento arqueológico ubicado en el sitio de Lewisville en
Texas (EE.UU.). Las fechas dadas por el sistema de
datación RC 14 para Lewisville y otros sitios, como Tule
Springs (28.000 A.P.) en Nevada, e isla Santa Rosa (29.650
± 2.500 A.P.) frente a California, ejemplifican los modos de
vida que trajeron los primeros inmigrantes. Según la
morfología, los artefactos excavados en estos sitios
recuerdan a los restos líticos para golpear, cortar o raspar
del paleolítico europeo. Sin embargo, en América no se han
hallado puntas de proyectil líticas que tengan una
antigüedad que pueda asociarse con las fechas dadas para
los objetos más antiguos.
Esto demostraría que en ese primer estadio cultural
la caza de animales debió jugar un papel secundario.
Por otra parte, es muy probable que si hubo puntas de
proyectil hayan sido de materiales perecederos, como la
madera endurecida, el marfil o el hueso. A este primer
horizonte cultural se lo denomina etapa arqueolítica
porque los artefactos de piedra eran modelados en
forma muy tosca a partir de núcleos de lascas.

La prueba de la existencia de estos seres se


encuentra por ejemplo en los hallazgos paleontológicos
de los llanos de Old Crow, en el territorio canadiense del
Yucón, donde numerosos huesos de fauna fósil
mostraban signos de haber sido modificados por el
hombre. Allí también se encontraron útiles y
herramientas hechas hace 27 mil años.
La inmigración oceánica

La hipótesis Oceánica surge de la premisa que junto a la


inmigración asiática deben considerarse como ruta de
acceso a América las aguas del Pacífico.
Según Rivet, los inmigrantes polinésicos y melanésicos
habrían llegado a las costas occidentales de América
siguiendo las corrientes marinas. Gracias a su habilidad
de buenos navegantes habrían sido capaces de
atravesar grandes distancias y unir Oceanía con
América. Esta hipótesis se asienta en una serie de
fundamentos antropológicos, etnológicos y lingüísticos
que la confirman plenamente. Rivet sostiene que esta
inmigración Oceánica se realizó hace más o menos
cuatro mil años atrás y sugiere que llegaron varias
oleadas a las costas comprendidas entre la baja
California y Colombia.
Pero en realidad, hay pocos antropólogos
especializados en prehistoria americana que nieguen la
posibilidad de influencias transoceánicas sobre las
culturas del Nuevo Mundo, sin embargo debe tenerse en
cuenta que debido a las diferencias de tiempo, la
inmigración Oceánica no habría hecho más que
sumarse a la población ya existente y en consecuencia
no habría tenido ninguna influencia en el origen y
desarrollo de los primeros americanos.
La inmigración australiana

El antropólogo y geógrafo portugués Mendes


Correa, postuló en 1925 la tesis sobre la eventual
inmigración de grupos australianos a América. Según
Mendes Correa, y posteriormente avalada por Rivet,
esta inmigración se habría realizado a través del litoral
antártico. Se cree que entre el 6.000 y 2.000 a.C.
habrían existido condiciones climáticas más favorables
que hicieron retroceder importantes masas de hielo
antártico, dejando libres algunas islas australes y tierras
del continente helado que supuestamente fueron usadas
como vía de acceso a América del Sur.
La influencia australiana en América se muestra sin
duda mucho más precisa en el extremo Sur del
Continente. Parece difuminarse progresivamente de Sur
a Norte, y, en ninguna parte, acusa huellas muy
profundas. Puede esto explicarse por una emigración de
pequeña densidad y lo bastante antigua para que los
recién llegados fueran fácilmente absorbidos por los
otros elementos étnicos, con los cuales fatalmente se
mezclaron, ya desde su llegada, ya en los siglos
siguientes

También podría gustarte