Bochaca Oriol, Joaquin - El Problema Judio PDF

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EL PROBLEMA JUDIO

Por J. Bochaca
PROLOGO
Con la serio de volmenes sobre EL PROBLEMA JUDIO, no
pretendemos crear o favorecer la creacin de un movimiento
antisemita. En la medida de lo posible nuestra publicacin
procurar evitar -aunque lgicamente quede supeditada a la
postura del autor- toda clase de adjetivos peyorativos en relacin
al pueblo judo.
No queremos ni favorecer el antisemitismo ni justificar excesos
que se cometieron en el pasado, nuestra intencin en
simplemente la de buscar y difundir la verdad histrica y de ah
que en todos los trabajos que se van recopilando en esta serie
de volmenes, hayamos rehuido de los trabajos literarios en
favor de los documentados cientfica o histricamente.
La razn que nos ha impulsado a editar estos volmenes sobre
EL PROBLEMA JUDIO, no es otra que la de contribuir al
esclarecimiento de la verdad histrica y tambin a la localizacin
de las causas del problema judo en la actualidad. No podemos
dejar de sorprendernos cuando comprobamos que mientras
fenicios, cartagineses, etruscos, etc. han desaparecido de la
realidad fsica de nuestros das, los judos, sin patria durante
casi dos mil aos, han mantenido una perfecta organizacin
social y religiosa entre ellos.
No queremos caer en el error del Presidente de la Cmara
francesa Sr. Herriot, quien al mencionar un diputado que Leon
Blum era judo, declar: "Acabis de pronunciar palabras
inadmisibles". Atacar a los judos es censurable, pero denunciar
su poder y su situacin constituye un deber histrico, tanto ms
hoy da en que el problema judo se ha vuelto "tab" para los
medios de comunicacin.
1

Editamos la publicacin en espaol y rabe, por considerar que


dada su situacin geopoltica actual, son los pueblos de lengua
rabe los que ms precisan una informacin exacta sobre el
problema, pero tenernos la intencin de continuar el nmero de
ediciones en tantos idiomas como nos sea posible.
La Editorial no puede hacerse necesariamente responsable o
solidaria de las expresiones vertidas en los trabajos o de los
trabajos en s pero en la medida de lo posible procurar publicar
trabajos de autores que hayan demostrado su rigor histrico y su
conocimiento del problema. Rogamos a todos nuestros lectores
que se apresuren a escribirnos si encuentran algn error en
nuestras pginas o si consideran preciso aadir algn dato o
comentario. Invitamos tambin a nuestros lectores judos a que
nos desmientan en todo aquello que no se ajuste a la realidad o
que pueda suponer un tergiversamiento tendencioso de la
verdad histrica. Nuestra publicacin est abierta a todos
aquellos que quieren conocer la verdad de EL PROBLEMA
JUDIO.

EL PROBLEMA JUDIO EN ESPAA


2

Aunque el problema judo tiene vigencia en Espaa desde hace


varios siglos, no vamos a abordar aqu toda esta cuestin en su
dimensin histrica absoluta sino que, en la medida de lo
posible, nos limitaremos a la comunidad juda actual en Espaa
y su papel en la vida poltica y econmica espaflola.
Un anlisis completo de dicha comunidad exigira mucho ms
espacio del que disponemos, por ello nos contentaremos con
ofrecer un muestrario que puede servir para subsiguientes
estudios ms profundos y especializados.
En lo que va de siglo debemos distinguir dos diferentes aspectos
en el problema judo. Por un lado tenemos el papel de los judos
antes de la guerra 1936-39 que asol Espaa, y posteriormente
se debe tener en cuenta el papel de los judos en las fechas
posteriores a la guerra mencionada.
Durante los aos que precedieron a la fecha histrica del 18 de
julio de 1936, la actividad de los judos en la vida espaola fue
determinante. El Rey Alfonso XIII es considerado un smbolo
para los judos, "merece el calificativo de protector de los judos
espaoles" segn afirmacin contenida en el rgano de la
amistad Judeo-Cristiana (1).
El triunfo de la Repblica es sin embargo acogido con
entusiasmo en todo el mundo judo, y al decir de la revista "Kipa"
tres de sus miembros son judos: Alcal Zamora, Miguel Maura y
Fernando de los Rios (2). Tambin la masonera se halla
controlada por judos como Luis Gertsch y Pedro, Moiss
Sanchez Gal de la Gran Logia Espaola y Lucio Martinez Gil y
Levy en el Gran Oriente Espaol (3). Muchos personajes ocupan
puestos relevantes en *la administracin republicana y otros
muchos vienen como voluntarios a luchar en Espaa. Diversas
publicaciones resean sus nombres entre los que
mencionaremos a Portela Valladares, Osorio y Gallardo,
Marcelino Pascua (4), IndaIecio Prieto (5), Casares Quiroga,
Dolores
Ibarruri, Negrn (6), Salomn Toledo (Simn), (7). Los nombres
extranjeros fueron centenares, entre ellos: Ilse Wolf, Margarita
Nelken, Neumann,(8) Antonow Ovsejenko, Moise Rosenberg,
Leo Jacobson Haikin, Ilya Ehrenbourg, KoIzow Ginzbourg, Bela
3

Kuhn (9) Tito (Iosif Walter Weiss), (10) Willy Brandt (Herbert K.
Frahm) (11), Goreff-Rose-Skoblewski, WIadimir Bischitzki, Lazar
Fekete (12) etc. etc. El nmero total de judos voluntarios en la
guerra de Espaa es imposible de precisar. Una cifra probable
son 35.000 (13), pero se barajan cantidades diversas muy
distanciadas entre s.
Dada la postura adoptada por el movimiento judo mundial que
podra documentarse con muchos ms datos, tanto Franco como
los lderes falangistas adoptaron posturas claramente antijudas
(14) y as se perfil la fisonoma de la Espaa nacida en 1939
con respecto al problema judo.
El problema que ahora se nos plantea, como primero de este
trabajo, es conocer el. nmero de judos que viven en Espaa
actualmente.
Casi siempre es imposible sacar una conclusin definitiva al
respecto, pues por no se sabe qu ocultas razones, las cifras
totales son mantenidas en suma reserva y se manejan siempre
datos vagos e imprecisos. La revista LIFE (15), aseguraba en
1967 que la poblacin juda en Espaa era de 6.000 personas,
segn datos facilitados por la propia comunidad juda en Espaa.
Sin embargo su Presidinte Max Mazin haba declarado en 1966
(16) que la poblacin juda espaola se elevaba a 7.000, pero el
mismo Max Mazin en un programa emitido por la C.B.S. (17),
sealaba que en 1968 el nmero de judos en Espaa era de
9.000 mil, asegurando CAMBIO 16 en 1975 que el nmero total
era de 10.000 (18). Vemos pues que las cifras no son nunca
exactas y concretas pero que giran alrededor de los diez
millares.
Despus de la pregunta Cuantos son? se impone la de Quin
es judo? y tambin aqu las respuestas son interesantes. Es
conocido por los escritos bblicos as como por las citas de]
Talmud, que los judos forman una comunidad racial ms que
religiosa, aunque la Sinagoga sea el centro de reunin de todos
los judos. No se explica de otra manera que mientras no hay ni
fenicios, ni cartagineses, ni babilonios, existan todava judos en
el mundo. Es precisamente su postura racista la que les ha
mantenido como un pueblo a lo largo de los siglos. Estos
conceptos quedan claramente manifiestos en las palabras de
4

Carlos Talvi, entrevistado en "Solidaridad Nacional" (19) y que


preguntado sobre este tema dijo: "Pues, mire usted, no est
todava muy determinado. En la mayora de los casos se
consideran judos a los que habiendo nacido de padres judos,
han manifestado el deseo de seguir sindolo. Hay judos que no
son religiosos. Pueden ser agnsticos o ateos, pero son hebreos
de origen y como nuestro aglutinante es la religin, conservan
ciertas tradiciones hebreas". Max Mazin lo confirma
indirectamente al decir: "Nosotros los judos no slo no hacemos
proselitismo desde el siglo VI aproximadamente, sino que
ponemos muchas, muchsimas pegas a cualquier conversin"
(20). La pregunta siguiente que se impone es a qu se
dedican?. Las respuestas dadas por diversos representantes
judos no hacen sino confirmar la opinin general de que su
dedicacin se halla en el comercio y la banca, y en general de
todo trabajo especulativo inmobiliarias seguros, o comercio
exterior debido a sus relaciones internacionales inmensas), pese
a que algunos lo han querido desmentir. LIFE (21) nos dice
sobre los judos espaoles que la comunidad est "constituida
principalmente por industriales, abogados, mdicos, ingenieros,
banqueros y exportadores confirmndolo Max Mazin al decir: 'lo
nico que no conozco son judos agricultores espaoles, pero
conozco comerciantes, empleados, industriales, profesionales,
liberales, artesanos, tambin algunos obreros, aunque no
muchos, etctera" y al preguntarle el periodista su profesin
contesta diciendo: "digamos que soy un "hombre de negocios
como se dice por ah. Tengo que ver en algunas empresas de
inmobiliarias y eso" (22).
Otro campo casi siempre netamente influenciado por los judos
aunque no lo hayan citado las publicaciones referidas, es el
campo del espectculo, el cine y el teatro. Normalmente sus
grandes relaciones internacionales en iguales terrenos les
permiten una rpida fama y un pronto encumbramiento. Tal es el
caso de Jos Mara Iigo (23), Massiel (24), Nadiuska (25),
Encarnita Polo (26), Silvia Durn (27) Mara Cuadras (28) etc.
etc.
La preponderancia de los judos en los pueblos se basa
preferentemente en una serie de personalidades destacadas que
centran sobre si el inters general, as como por medio de los
5

grandes trust econmicos. De esta manera es explicable que


una tan reducida comunidad, tenga tantas prerrogativas en todas
las naciones. En la misma Espaa, esos 10.000 levantaron una
gran polmica en tomo al culto de los dos nios, Santo
Dominguito de Val y el nio de la Guardia, vctimas ambos de
crmenes rituales judos. En la revista de la Amistad Judeo
Cristiana (29), se lleg a escribir que el culto a dichos santos,
"son el ejemplo fsil de unas violencias que en nada nos honran.
Sorprende que conservemos en Espaa todava -todo lo
olvidados que se quiera, pero oficialmente actuales- los dos
mencionados cultos de los que lo nico evidente e histrico es el
suplicio de unos infelices israelitas espaoles declarados reos de
un delito imaginario" no mencionndose en absoluto el suplicio
de los nios muertos crucificados. En lugar de pedir que no se
atribuya el delito a los judos, llegan a exigir la supresin del
culto sin mencionar a los dos nios. La Amistad Judeo-Cristiana
de Zaragoza se dirigi al obispo Cantero Cuadrado de dicha
ciudad solicitado la abolicin del culto a Santo Dominguito de Val
(30), sin embargo al nombrarse una comisin destinada a
estudiar la veracidad de dicho suceso, (31) se apag
nuevamente la polmica, permaneciendo hasta hoy todo de
nuevo en slencio.
En el aspecto econmico, los datos son diversos. Tambien para
no extendemos remitiremos al lector al Boletn de CEDADE,
nm. 55, en el cual se reseaban diversos datos sobre la
comunidad juda espaola, especialmente dedicados a la familia
Benarroch que de una u otra manera se halla relacionada con
Catalana de Cobros y Factoring, Banca Catalana (32),
Gasconfort, Banco Industrial de Catalua, Banco Cataln de
Desarrollo, Banco Vitalicio, Compaa de Factoring de la
Propiedad, Centro Espaol de Plsticos, Imprenta Benarroyo,
Compaa Espaola de Petrleos, Unin Espaola de
Financiacin, Forecmar, Comercial Luz, Financiera Industrial y
Mercantil. El artculo en cuestin molest vivamente a Max
Mazin, pero no neg su veracidad. Tambin CAMBIO 16 cita de
pasada algunas empresas con influencia juda:
Pegaso (33), Danone (34), Filomatic (35), Banco Exterior de
Espaa, Renta Inmobiliaria. El poder judo en la economa
espaola no es determinante pero, es, comparativamente a su
6

reducido
nmero
en
relacin
impresionantemente importante.

con

la

poblacin,

Podran citarse infinidad de datos parciales al respecto, pero


creemos que dadas las caractersticas de esta publicacin se
impone un estudio, por ramas de produccin. Nombre
importantes como Fierro, March, Saporta, Mazin, Detectives
Aaron etc. etc. (36) merecen estudios detallados. Sirva la
presente sucinta relacin para iniciar una serie de artculos al
respecto, que tienen la misin de ofrecer datos fidedignos y
coniprobables frente a este problema de tanto inters mundial.
JORGE MOTA -------

NOTAS
(1) "Alfonso XIII y el pueblo judo'', Jos Francisco Riaza Saco,
AMISTAD judeo cristiana, nm. 34, enero-febrero-marzo de
1971.
(2) Adems de la revista Kipa", Leon de Poncins en su clebre
obra Histoire Secrte de la Revolution Espagnole" (Editores,
Gabriel Beauchesne et ses fils, 1938), en la pg. 34 dice: "Alcal
Zamora, M. Maura y Fernando de los Rios, son de origen judo,
formando parte de los marranos convertidos". Sin embargo el
boletn de CEDADE nm. 22, marzo-abril de 1970 seala que en
lo referente a Miguel Maura existen algunas dudas por parte de
algunos historiadores. Mencionemos sin embargo a ttulo de
curiosidad que en su obra "Vida Bohemia" Valle Incln menciona
a Maura como judo.
(3) Tomado de un documento reproducido por Juan Segura
Nieto en su libro "Alerta!... Francmasonera y Judasmo'',
editado por Felipe Gonzalez Rojas, editor en Barcelona en 1940.
Se menciona en la pgina 41. Es de notar que Juan Segura
Nieto era periodista de gran seriedad. Padre del actual Juan
Segura Palomares, ha pasado en los ltimos aos a un total
desconocimiento, muy probablemente debido a la obra
mencionada.

(4) Citados por la revista "Servicio Mundial" del primero de


marzo de 1940. Dicha revista se editaba en 18 idiomas y estaba
exclusivamente dedicada al estudio del problema judo, rezando
su subttulo "Correspondencia internacional para la aclaracin
del problema judo", por ello su citas son de inters.
(5) Alvarez de Vayo es citado como judo en la publicacin "The
Key to the Mystery", en la pg. 21, editada por Canadian
Publications de Ontario.
(6) Estos cuatro ltimos se citan en la publicacin belga L
Europe Reelle" .en su nm. 62, pero no puede admitirse su
origen racial como indiscutible
ya que dicha publicacin no es especialista en el tema.
(7) Dicho judo era editor y responsable de la editorial Recalde,
adems ayud por todos los medios al bando republicano.
Citado por F. Ferrari Billoch en su obra "Entre Masones y
Marxistas", (II parte de La Masonera al Desnudo), editado en
Madrid en 1939. La cita se halla en la pgina 322.
(8) Citados por "La Masonera en accin", sin autor, Ediciones
Toledo, pg. 54.
(9) Citados, entre otros muchos, por Das Rot buch ber
Spanien", editado por Nibelungen Verlag,Berlin-Leipzig, 1937.
(10) Lo cita T. Romanescu en su obra "Traicin a Occidente",
segunda edicin, pg. 22 1, Mexico, 1961.
(11) Citado por S. Borrego en "Derrota Mundial", 12 edicin,
Mxico 1963, pg. 657 y en la revista de Madrid "En Pie",
noviembre de 1960.
(12) Citado por la revista ASPA, nm. 59, de 12 de enero de
1939, tomado de la publicacin alemana National Socialistiche
Partei-Korrespondenz.
(13) Cifra aparecida en la publicacin "The American Hebrew" de
6 de juno de 1938.
(14). Remitimos al lector interesado en las obras: 150 genios
opinan sobre el problema judo, Ediciones Bausp 1977, en la que
8

se recogen las palabras de Franco en la alocucin a la Nueva


Espaa y en sus discursos del 19 de mayo de 1939, 19 de enero
de 1937, 29. de mayo de 1942 y texto de una carta remitida a un
poltico ingls llamado Amold Leese, tambin se reproducen
otros textos de Jimenez Caballero, Jos Antonio Primo de
Rivera, Ramiro Ledesma, General Mola, Onsimo Redondo,
Ramiro de Maeztu, etc. Tambin recomendamos el libro de Jos
Luis Jrez Riesco, tambin de ediciones BAUSP y titulado "La
Falange Partido Fascista" donde se recogen otras opiniones,
incluyndose alguna de Hedilla. Nosotros nos limitaremos a
reproducir unas declaraciones a Franco que aparecieron en FE
de Sevilla del 2 de enero de 1940 por no haberlas visto citadas
en ninguna de las publicaciones aludidas. Franco dijo: "... Ahora
comprenderis los motivos que han llevado a distintas naciones
a combatir y a alejar de sus actividades a aquellas razas en que
la codicia y el inters son el estigma que les caracteriza, ya que
su predominio en la sociedad es causa de perturbacin y de
peligro para el logro de su destino histrico".
"Nosotros, que por la gracia de Dios y la clara visin de los
Reyes Catlicos, hace siglos nos libramos de tan pesada carga,
no podemos permanecer indiferentes ante esta nueva floracin
de espritus codiciosos y egostas, tan apegados a los bienes
terrenos, que con ms gusto sacrifican los hijos que sus turbios
intereses ......
(15) LIFE en espaol, del 28 de agosto de 1967 en un artculo
titulado "El Feliz Eplogo de un Trgico Idilio
(16) Crnica de la agencia HISPANIA PRESS, por Jorge
Gonzalez Aznar.
(17) La C.B.S. es la ms importante cadena americana de TV
controlada por judos. Se realiz un programa a la vida de un
judo polaco llamado Jaime Fingerhut y se toc el tema de la
cuestin juda en Espaa. Fue comentado el programa en la
prensa nacional.
(18) CAMBIO 16, nm. 166, del 20 de enero de 1975, segn
declaraciones de Samuel Toledano.
(19) Solidaridad Nacional, 24 de noviembre de 1970.
9

(20) PERSONAS, nm. 81, de 25 de mayo de 1975.


(21) LIFE en espaol, nm. citado. (22) PERSONAS, nm.
citado.
(23) Al ser entrevistado Jos Mara Iigo en la revista DIEZ
MINUTOS, sobre el nombre que le haban puesto- a su hijo,
contest: "Porque Daniel es el nombre de mi padre; un nombre
judo y toda mi familia es juda". Pese a estas declaraciones en
los ambientes artsticos se asegura que no es el propio Iigo
judo sino su esposa. En todo caso las relaciones
internacionales de los judos le han servido admirablemente para
realizar programas de TV en Amrica.
(24) Massiel, cuyo verdadero nombre es Santamara, declar en
los fascculos "Los Espaoles", nm. 7 pg. 173: "Somos judos.
Santamara es
apellido de judo converso", sus rasgos faciales no desmienten
esta afirmacin.
(25) En la revista EVA, 8, Ao 1, nm. 1, declar Nadiuska: "Yo
soy juda de nacimiento y siempre viv en Israel, salvo cuatro
aos en Alemania". Su xito sorprendente pese a no poseer
cualidades que la distingan de otras actrices, debe buscarse en
su raza.
(26) Encamita Polo no es juda, pero s su esposo Adolfo
Waitzman, realizador de TV. Se publico una entrevista a los dos
en AMISTAD judeo-cristiana, nm. 3 1, junio-julio-agostp de
1970.
(27) Silvia Durn, es bailarina del ballet de Paco Ruz y su
nombre verdadero es Sylviajane Klass. Informacin aparecida en
Southem African Jewish Times, 24 de enero de 1969.
(28) Mara Cuadra, as como Nadia Berba, eran mencionadas
como judas en una entrevista dedicada a Emma Cohen en la
revista "Zaragoza Deportiva". Ella deca en esa ocasin que
Cohen no era su nombre, sino que haba adoptado este nombre
judo por razones artsticas. En el mismo artculo se mencionaba
que las dos mencionadas actrices s eran judas.
10

(29) AMISTAD, judeo cristiana. Nm. 28, noviembre-diciembre


de 1969. (30) La Vanguardia de Barcelona, public el 14 de abril
de 1970 una nota en la que se informaba de esa peticin de la
Amistad Judeo Cristiana. Posteriormente se sucedieron artculos
al respecto en los cuales se aduca que era ilgico un culto a
unos nios.
(31) El da 17 de abril Cifra distribua una nota fechada en
Zaragoza, en la cual se informaba de la constitucin de una
comisin que investigara el suceso. Lgicamente la Amistad
Judeo Cristiana abandon el terreno de la polmica pues, por un
lado era probable que se demostrara la autenticidad, y por el
otro la nota de cifra explicaba el caso de Santo Dominguito de
Val, dndole una publicidad de la que haba carecido hasta
entonces. El tema de los crmenes rituales ha sido siempre
temido por los judos, hasta el punto de que siempre que las
posturas antijudas van acompaadas de escritos relativos a
crmenes rituales, las campaas contrarias son inmensas y en
ocasiones misteriosa. Tal es el caso de Richard Burton con su
obra sobre los crmenes rituales -concretamente sobre el que
tuvo lugar en Damasco- y que fue motivo de la campaa contra
el libro, o el del Abate Brunner que tambin fue perseguido
judicialmente por igual motivo o el caso no menos curioso de
Arnold Leese que falleci mientras estaba estudiando un caso
muy reciente acontencido en Estados Unidos, y nadie encontr
nunca los apuntes o recortes sobre lo que ocupaba su trabajo
diario.
(32) Al margen de la participacin de los Benarroch en Banca
Catalana,, en su fundacin su principal accionista fue el judo
Moises David Tennenbaum con 4.000 acciones de 5.000 Ptas.
Este hecho lo mencionaba la revista "POSIBLE" en 1977
asegurando: "... Banca Catalana con un capitalista mayoritario,
el judo Tannenbaun, cuyo peso en la institucin hace que en
1967 -la guerra de los Siete Das- los fondos de la Banca
permanezcan bloqueados durante cuarenta y ocho horas por si
el estado de Israel necesita disponer de ellos. Es un dato que
Pujol nunca ha desmentido y que por eso relatamos,.
(33) CAMBIO 16 no document su afirmacin aparecida en el
nmero del 20 de enero de 1975, sin embargo de ser cierta la
11

participacin juda en Pegaso, podramos asistir a un inicio de


control del sector automovilstico, como ocurre en otros pases.
Como se sabe el Delegado de Ford en Espaa es un judo
llamado Levy, mientras en la Seat uno de los tres directores
adjuntos, el Director de Tecnologa del Proyecto y Control de
Calidad de Proveedores, es, otro judo llamado Gnther
Oistrach.
(34) La Empresa Danone es controlada internacionalmente por
la familia Carazo de Paris, en Espaa controlan dicha empresa
los hermanos Levi (35) Filomatic ya no es una empresa juda,
pues los que la controlaban, la familia Bassat se la vendi, sino
recordamos mal por quinientos millones de pesetas, justamente
a la competencia, a Gillette, aunque es probable que tambin
esa empresa fuese juda. (36) Fierro, del Banco Ibrico, ha sido
acusado de judo sin poderse demostrar. Tambin ha sido
considerado como tal March, debido a sus relaciones
internacionales con la finanza. Saporta es judo armenio, de
madre suiza. Su nombre es Raimundo Saporta Nahmias y logr
gran influencia en poco tiempo, Mazn es accionista en
Inmuebles en Renta S.A., pero tambin en otras muchas
empresa de similar orientacin comercial. Detectives Aaron es
propiedad de un antiguo falangista llamado Francisco de Asis
Garcia Garrido y aunque en principio parece que no hubo una
directa relacin con los judos, actualmente controlan dicha
agencia los judos Jacob y David Ventura. Todos estos datos
deben ser sin embargo comprobados y documentados en forma
ms concreta. Tambin entre los polticos, ahora con la nueva
estrenada democracia, ser interesante una investigacin
profunda. De momento la revista Reponer (ao, 1, nm. 1,
30-5-77) informaba de algunos dirigentes del Partido Comunista
de Granada, entre los que figuraba Yolanda Benchetrit, de
origen judo, y la misma publicacin en su nmero 5, 27-6-77,
informaba tambin del origen judo de Enrique Mugica Herzog,
Secretario de Coordinacin de la Comisin Ejecutiva, del PSOE
(Partido Socialista Obrero Espaol), y tras la ltima
reestructuracin responsable de las relaciones polticas del
partido.

12

JUDIOS Y COMUNISTAS
La situacin en el mundo rabe se presenta en el futuro de una
manera singular. Despus de muchos aos de total decadencia,
13

viviendo en un desierto pobre, sin medios y derrotado; el Islam


ha encontrado por fin una manera de salir de esta estado
decadente.
Los jvenes kuwaites, arabes, libios, irakes, etc., estn
estudiando en las principales universidades del mundo. Los
pases rabes estn controlando el dinero mundial; la Krupp, la
IBM, e incluso el "New York Times", han sido objeto de
maniobras para su adquisicin. Esto, y no un simple terrorismo,
es lo que ha asustado a los judos del mundo entero. Los pases
rabes no son un vergel, como dice la propaganda de Israel; son
un paraso. El poder de alguno de estos pases es inmenso y
dentro de pocos aos contarn con grandes cerebros y la
reconstruccin alcanzar niveles insospechados.
Los pases rabes se han convertido ahora en el bloque ms
poderoso de la tierra, son naciones que se "revalorizan" da y
da, y consecuentemente son objetivo de las miradas de los
hasta ahora inmutables grandes bloques. El peligro ms grande
que se presenta es, pues, la intromisin del comunismo en los
asuntos internos rabes. Mientras el capitalismo ha apoyado en
todo momento a Israel, la URSS se ha volcado sobre los pases
rabes, y con ello ha conseguido notables progresos en dichos
pases. Nasser prohibi hace ya muchos aos el Partido
comunista, como se halla prohibido y perseguido en la mayora
de Estados rabes, pero su labor ha sido importante y poco a
poco se ha ido ganando la simpata de las organizaciones
guerrilleras. La poltica llevada a cabo por la URSS ha sido muy
inteligente, y ha conseguido engaar a muchos. Sin embargo,
honestamente hablando, la ayuda prestada por la URSS a los
rabes ha sido siempre terica.
Ya despus de la guerra de los seis das, se coment
insistentemente la posibilidad de que el espionaje sovitico
hubiese facilitado a Israel los emplazamientos exactos de los
aerdromos de campaa, pero las investigaciones quedaron en
rumores. En la guerra de 1973, efectivamente, los rusos por
primera vez, facilitaron a los rabes material de guerra de
primera clase. Fueron abatidos decenas y decenas de aviones
israelitas y ello posibilit los xitos obtenidos por los rabes en
esta ocasin. Sin embargo, el armamento facilitado por los
14

soviticos era puramente defensivo, y si los progresos rabes no


pudieron ser explotados y consolidados, se debi a que se
careca -una vez ms - del moderno material necesario para
emprender empresas de ataque.
El comunismo est sumamente interesado en controlar o intentar
una preponderancia en los pases rabes, y para ello utiliza los
ms sorprendentes recursos. El ltimo y mas importante ha sido
el intentar presentar a la URSS como una potencia antijuda,
granjendose as las simpatas rabes.
Ha sido especialmente el rey Faisal el dirigente rabe que, en
forma ms clara, ha manifestado el peligro que supone un
acercamiento a la URSS. Faisal ha declarado una y otra vez que
el comunismo est controlado por judos, como lo est el
capitalismo, con la diferencia de que en el segundo caso es
posible una lucha debido al carcter democrtico, pero que el
primero no hay nada que hacer. Los soviticos han intentado
justificarse aduciendo que, si bien ciertamente en un principio
haba un neto predominio judo en la URSS (en 1917, de 554
principales dirigentes, 447 eran judos), esto haba terminado
con Stalin, personaje del que se aseguraba su ascendencia no
juda. Ciertamente, en tiempo de Stalin se produjeron purgas en
las cuales perdieron la vida algunos judos, pero esta
circunstancia no indica ni mucho menos que hubiese
desaparecido el predominio judo. Cuando en cualquier pas se
produce un golpe de Estado o una purga", para decirlo en argot
sovitico, las vctimas, los derrotados, son hombres del pas,
pero tambin los vencedores lo son. Lgicamente, si en un
gobierno por 447 judos entre 554, se produce una purga, es
lgico y natural que pierdan la vida muchos judos, aunque
permanezcan en el poder un nmero considerable ellos.
Es importante darse cuenta de que el comunismo fue una obra
juda (todos sus tericos lo fueron: Marx, Engels, Lasalle ... )
pero es ms importante convencerse de que todava lo es. Hoy
da ya no hay ningn historiador que discuta el predominio judo
en el comunismo en sus inicios:
Lenin (Vladimir llich Ulianov) era medio judo, mientras que
Trotzky (Lew Davidnovich Bronstein) era tambin judo,
siguiendo con los ms importantes. El predominio judo en el
15

comunismo fue en aumento en toda Europa y as eran judos


Radek-Sobelsohn y Joffe, responsables del intento de
alzamiento en Suiza en 1918, y eran tambin judos los
responsables de la sublevacin espartaquista en Alemania en
1919 (Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg), como lo fue Bela
Kuhn, el terrible dictador hngaro, primero de la serie (Rackosi y
Fck fueron los siguientes judos), que oprimi a Hungra en
1919. Y lo fueron igualmente los responsables de la Repblica
sovitica de Munich de 1919, Eisner-Kosmanowsky, Levine y
Levne-Nissen. Hasta llegar a la guerra de Espaa, en la cual el
nmero de judos fue considerablemente alto: En las Brigadas
Internacionales hay que contar a Andr Marty (conocido como "el
carnicero de Albacete el comandante Vidal (Geymann), el
general Kleber, Ilya Ehrenburg, Andr MaIraux, el general
Gmez (Zeisser), el general Lukasz (Matei Zalka), el mayor
George Montague Nathan, Bela Kuhn (el ya mencionado dictador
judeohngaro), el general Walter (Karol Swierczewski)... a los
que hay que aadir los espaoles Maura, Alcal Zamora,
Fernando de los Ros, Victoria Kent, Federica Montseny, y los
diversos enviados de la URSS para el control de la propaganda
en Espaa: KoIzow Ginsburg (se hallaba en Radio Barcelona),
A. Wronski (jefe de los servicios de informacin), Staschevsky
(asuntos econmicos), Wladimir Bischitzki (armamento), etc.,
etc.
El predominio judo en todos estos casos ha sido aceptado, pero
a partir de Stalin se ha iniciado una nueva etapa. Se ha
pretendido que Stalin no era judo sino georgiano, pero hay
evidencias que lo contradicen.
El nombre autntico de Stalin era Josif Vissarionovitch
Djugaschvili; el nombre de Josif es casi exclusivamente utilizado
en Georgia por los judos, mientras que el segundo apellido,
Djugaschvili, quiere decir en georgiano, textualmente, hijo de un
judo. Stalin estuvo casado tres veces con otras tantas judas,
Swanidtze, - Allelujevna, y por ltimo con Rosa Kaganovitch,
esta ltima de la famosa familia juda Kaganovitch, que ha
sobrevivido a todas las pur
gas, y de la que se supone es la "materia gris" de la URSS.
Varios autores rusos que han estudiado la vida de Stalin han
16

afirmado categricamente en varas ocasiones su ascendencia


juda. Ciertamente, despus de las sucesivas purgas, el nmero
de judos sigue siendo muy importante en la URSS.
El problema judo se haba olvidado en la URSS hasta que
empez a hablarse insistentemente de nuevas corrientes
antijudas, de nuevos "progroms" Esto llev la atencin a Rusia y
sirvi para confirmar, una vez ms, que el dominio judo en la
URSS es muy importante. El primer hecho singular, anecdtico
quizs, pero importantsimo por lo significativo, se dio el 26 de
marzo de 1968 en la ONU. Coincidieron por poco tiempo Arthur
Goldberg y Jacop Malik, representantes americano y ruso,
respectivamente. Ambos eran judos y durante un debate sobre
Oriente Medio renunciaron a la traduccin simultnea
continuando su discursin en yiddish. Al or esto, el delegado de
Arabia Saud dijo: "Ahora que hemos odo este intercambio entre
los EE.UU. y la URSS, digo que slo Dios puede ayudarnos".
Lo cierto es que el poder judo est cuantitativamente menos
representado que en 1917, pero cualitativamente su poder es el
mismo. En los puestos directivos se halla Boris Feldman, editor
de los 6 ms importantes diarios de la URSS, con unos 22
millones de lectores, incluido el "Pravda", y editor adems de 28
revistas, con una tirada total de 42 millones de ejemplares. El
otro hombre importante, muy importante, es Yuri Antropov, jefe
de la polica secreta sovitica, heredero de otros tres tristemente
clebres judos: Beria, en ese mismo cargo, Uritzky y Jagoda. Su
poder es inmenso en la URSS. Kosiguin se hallaba entre los
judos del primer gobierno de la URSS, pero su ascendencia
racial se ha discutido posteriormente, como se ha discutido la de
Breznev, del que sin embargo no hay duda de que se halla
casado con una juda. "The Cross and The Flag" asegura la
ascendencia racial juda de Breznev, pero en una visita
efectuada a Estados Unidos por el rabino sovitico Yehuda Leib
Levin (junio de 1968), ste lo neg, si bien confirm la
ascendencia juda de la esposa, afirmando tambin que dos
ministros delegados eran judos (no diciendo los nombres), y que
Antropov, ya mencionado, tambin lo era.
Las declaraciones del citado rabino, el ms importante de los de
Mosc, fueron de gran inters, pues afirm reiteradamente que
17

no exista persecucin alguna en Rusia afirmando: "En nuestro


pas el antisemitismo est terminantemente prohibido y es algo
que acarrea severos castigos"; tambin dijo que los judos son
nicamente el 5 por ciento de la poblacin, mientras que son el
16 por ciento de los universitarios. Asegur igualmente que el
nmero de sinagogas ha sido el mayor de la historia de Rusia
-62 en total- as como editoriales en yiddish, escuelas rabnicas,
degolladeros "Kosher", siendo de hecho la nica religin
protegida ostensiblemente por el Estado. Posteriormente a esa
fecha, algunos peridicos espaoles recogan las declaraciones
de diversos generales, escritores y artistas judos soviticos en
el mismo sentido, desmintiendo una y otra vez el antisemitismo
sovitico, llegando el "Jewish Times" de Surfrica a publicar, el
25 de febrero de 1968, un artculo en el que afirmaba que la
URSS no ayudara a Nasser en caso de una nueva guerra. Estas
opiniones estaban respaldadas por los contactos mantenidos por
Mikunis, Sneh, Wlper y Tubi, dirigentes del Partido comunista
israel, con Suslov y Pononarev, secretarios del Comit Central
del Partido comunista de la Unin Sovitica. Dado que en la
RAU estaba prohibido el Partido comunista, la presencia de
elementos comunistas judos era muy significativa. Boris
Feldman declar en 1971 que "cualquier manifestacin
antisemita es castigada" ("New York Times", 19 de enero de
1971), palabras que, en boca del hombre que maneja la opinin
pblica sovitica, tienen una gran significacin.
El poder de los judos en Rusia resulta incuestionable, pero el
problema importante no es tanto el del poder concreto en la
URSS como el de la relacin comunismo-judasmo. Este punto
ha sido resaltado repetidamente por el rey Faisal, demostrando
una visin histrica profunda y fundamentada en la lgica y la
evidencia, y no en la propaganda adversaria. La relacin
comunismo-judasmo queda de manifiesto en la historia pasada
al observar las personalidades judas en todos los movimientos
de carcter comunista, pero ciertamente esta misma
preponderancia puede verse hoy todava. En Estados Unidos,
las organizaciones o peridicos comunistas estn controlados
por Smon Gerson, Herbert Aptheker, Carl Winter (Weissberg),
George Meyers, Lou Diskin, Hyman Lumer y Paul Novick, este
ltimo editor de "Morning Freiheit", peridico comunista
americano en yiddish, entre otros. En Australia, el jefe del
18

Partido comunista es el judo Eric Aarons, y en Italia destaca


entre los ms representativos Umberto Terracini, descendiente
de una conocida vieja familia juda del pas.
En Polonia se dijo tambin durante un tiempo que se haba
pasado de una postura pro-juda a una antijuda, pero este hecho
lo desminti el propio Gomulka, el 19 de marzo de 1968, al decir:
"Nuestro Partido est decididamente contra toda manifestacin
que revista carcter de antisemitismo", para asegurar en un
discurso pronunciado en julio de 1968 que "el peligro no es el
sionismo, sino las fuerzas reaccionarias, revisionistas y
clericales". Escriba el "Times": "Aunque slo hay 30.000 judos
en Polonia, estn desperdigados en puestos influyentes, desde
el Politbur hacia abajo". Por otra parte, el rabino jefe de
Rumana, Moises Rosen, que forma parte del Parlamento
rumano, dijo, para desmentir el antisemitismo rumano: "Los
ciudadanos rumanos fieles, leales y consagrados a nuestra
religin, no han tenido jams un rgimen que fuese tan amado y
respetado por todo el pueblo como lo es el actual", declaraciones
aparecidas en el "World News Service", peridico de propiedad
juda. Otro tanto cabe decir de la Alemania Oriental, donde el
poder de los 1.500 judos alemanes es inmenso: la revista juda
"Jewish Affairs", en su nmero de enero de 1969, afirmaba que
en el Politbur del Partido de Unidad Socialista haba no menos
de tres importantes judos: Albert Norden, hijo de un rabino de
Katowice; Kurt Hager -nacido Felix Albin- y Herman Axen, datos
que confirm y aument el peridico comunista americano ' "The
Daily World", al decir que tambin eran judos Lea Grundig,
Presidente de la Asociacin Alemana de Artes Grficas,
Alexander Abusch, vicepresidente del Consejo de Ministros,
Margarethe Witkowski, presidente del Banco del Estado, y Kurt
Cohn, juez del Tribunal Supremo. Por ltimo, hay que sealar a
una juda muy importante en Alemania, Hilda Benjamin,
encargada del Ministerio de Justicia, y a la que se debe el
restablecimiento de la decapitacin como pena de muerte. Juda
es tambin la ministro de Sanidad de Francia bajo el gobierno de
Giscard, Simone Weil; que puso en marcha una legislacin
enfocada a reducir la natalidad entre la poblacin blanca.
En Hungra es judo el Presidente (medio judo segn parece)
llamado Jeno Fck. Incluso hay que mencionar a la China roja.
19

En dicha nacin la labor de infiltracin de los judos resulta difcil


debido al carcter racial; sin embargo, hay una considerable
cantidad de judos chinos que se agrupan bajo el nombre de:'
Tiao-Kiu-Kiaou, y que tienen y han tenido un destacado papel en
la "revolucin" cultural.
Estas no son sino unas pocas de las evidencias, de los datos, y
de la documentacin, que sobre el tema existen al respecto.
Diversos peridicos judos y antijudos se han ocupado de la
cuestin, llegando a resear centenares de nombres, aunque de
menor importancia, dejando claramente demostrada la
presencia, fuerte e importante, de judos en la URSS y sus
satlites.

LA INFLUENCIA ACTUAL DEL JUDAISMO EN AMERICA


20

Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de la


Constitucin Americana previno a sus colegas de que si no
excluan a los judos de Amrica, sus descendientes trabajaran
para ellos dos siglos despus. Washington, Hamilton, Rutledge y
los dems, siendo, como eran, unos idelogos imbudos de
fraseologa sobre la "Igualdad", la "Fraternidad y el
"Humanitarismo" -lo que no les impeda ser propietarios de
esclavos- desoyeron el consejo de Franklin. Consejo que se
revelara juicioso, con la nica salvedad de que las previsiones
que se deducan de su inobservancia resultaran excesivamente
optimistas, pues para que Amrica trabajara para los judos no
debieron pasar dos siglos: con uno y medio bast.
Cada Pueblo, cada grupo tnico tiene, biolgicamente, ciertas
peculiaridades muy definidas, como un sello que les imprime
carcter. Biolgicamente hablando, el Pueblo Judo es un
parsito. No tomamos esa palabra en un sentido peyorativo, sino
en su acepcin cultural. Un parsito es, simplemente, una forma
vital que vive en el cuerpo de otra, a expensas de sta, de
manera que orienta una parte de la energa del anfitrin en una
direccin contraria a sus intereses. Como dice Yockey: "si la
fuerza de un organismo es gastada en algo que no redunde en
su propio desarrollo, est siendo malgastada" (1). El parasitismo
es inevitablemente nocivo al anfitrin, y el dao est en relacin
directamente proporcional al crecimiento y propagacin del
parsito. Cualquier grupo que, viviendo fsicamente en el interior
de una comunidad nacional, no toma parte en las inquietudes
espirituales, morales y polticas, ni siquiera -a largo plazomateriales de dicha comunidad, es, culturalmente hablando,
polticamente hablando, un parsito. Y el judo que, segn el
testimonio prcticamente unnime de sus pastores espirituales y
polticos,
es
"sbdito
de
una
nacin
peculiar,
incondicionalmente, cualquiera que sean su residencia, su oficio
y su fe'' (2), pensar en su patria oficial, la del pasaporte, slo en
funcin del inters del Judasmo y de su encarnacin poltica en
Palestina: el Estado de Israel.
Sobre esto se han escrito numerosos tratados, por lo que
consideramos intil epilogar sobre el particular. En ocasin de la
llamada Guerra de los Seis Das, entre rabes y judos, la
reaccin de stos ltimos, a lo largo y ancho de todo el mundo,
21

en Nueva York como en Pretoria, en Mosc como en Londres,


fue unnime: el dinero que el Capitalismo Financiero exprime a
los pueblos corri a toda prisa a Tel-Aviv, vulnerando de manera
flagrante las reglamentaciones sobre evasin de divisas, que tan
estrictamente aplican los gobiernos de todos los signos polticos
a sus sbditos no judos.
Naturalmente, el fenmeno de esta doble nacionalidad - una
oficial y otra real- que ostentan los judos de la Dispora, se
manifiesta con diversos grados de intensidad en los diferentes
pases. Pero si en muchos de ellos -y en todos los de alguna
importancia poltica- tal fenmeno adopta formas de una
influencia ms o menos velada en los asuntos pblicos, en los
Estados Unidos de Amrica la influencia juda es tan enorme, tan
fundamental, tan desproporcionada con relacin a la poblacin
total de aqul poderoso estado, que puede decirse, sin hiprbole,
que es determinante. Polticamente hablando -y, a partir de ah,
en su vertiente militar el Judasmo determina la poltica exterior,
y a mayor abundamiento la interior, de los Estados Unidos. Y ello
en funcin de los intereses, para ellos superiores, del propio
Judasmo, en su proyeccin mundialista, y de su encarnacin
geogrfica, el Estado-gngster de Israel.
Esta influencia -y, ms que influencia- ese predominio de los
judos en Norteamrica, que era ya notorio en 1917, cuando,
utilizando a su monigote, el Presidente Wilson, metieron a los
Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, llegara al
dominio absoluto en 1933, cuando el hombre de los judos,
Franklin Delano Roosevelt, alcanz el poder. Una riada de oro de
los bancos judos propuls, hizo elegir y reelegir, hasta cuatro
veces, al infausto paraltico, de siniestra memoria. Luego, ste
nombrara a su Trust de los Cerebros", arepago de tarados
ultraizquierdistas, tres cuartas partes de cuyos miembros, como
mnimo, eran judos.
Bernard Mannes Baruch, el apodado "Procnsul de Jud en
Amrica" sera el permanente "consejero" de Roosevelt, como lo
sera de su sucesor, Truman, y de Eisenhower, durante una
parte de su mandato. A Baruch le sucedera Sidney Weinberg
que, igual que aqul, nunca ostentara cargo oficial alguno, a
pesar de su enorme influencia. Tras Weinberg, el
22

"Establishment" coloca en la Casa Blanca a un hombre con


cargo oficial, aunque -oh, paradojas de la democracia
americana!- tampoco l habr sido nunca elegido por el Pueblo
Soberano. As aparece, en escena, junto al Presidente Nixon,
Henry Kissinger. El podero que llegar a encarnar este hombre
-aunque sea un podero que ostenta por delegacin del
Establishment - ser de un grado tan absoluto como jams el
ms tirnico de los autcratas pudo llegar a imaginar. Incluso
para el hombre de la calle, ese producto de las concentraciones
industriales, resultar evidente que quien toma las decisiones,
incluso por encima del Presidente y de un fantasmal Senado, es
Kissinger. Y cuando el Establishment, por razones que nos estn
vedadas a los simples mortales, decide decapitar polticamente a
Nixon (tal vez por no haber ayudado ste masivamente, como se
esperaba, a Israel en la Guerra del Yom Kippour) todos los
inmediatos colaboradores del Presidente se ven salpicados por
el tan artificial como exagerado escndalo, al deducirse,
correctamente, que "algo deban forzosamente saber del caso
Watergate". Todos van cayendo, uno tras otro, excepto
Kissinger. El que era llamado "el hombre que todo lo sabe", no
saba nada de Watergate... Y Kissinger continuo prodigando sus
consejos -y ms que consejos- a Ford, el sucesor de Nixon.
El clima necesario para hacer tragar la inmensa pldora de la
ejecucin poltica de un Presidente que haba osado
desobedecer -oh, s, muy, ligeramente- a sus amos del
Establishment, financiadores, de su campaa electoral, fue
artificialmente creado por la Prensa, la Radio y la Televisin
americanas. Si bien es cierto que los iniciadores de la campaa
de descrdito contra Nixon fueron dos periodistas, uno judo,
Bernstein, y el otro anglosajn,
Woodward, aunque empleado en el ultra-sionista "New York
Times del judo Sulzberger, no es menos veraz que los inmensos
medios de comunicacin, los llamados mass media, fueron la
ensordecedora caja de resonancia que posibilit el lavado de
cerebro a escala americana primero, y mundial despus, que
olbig al domesticado "libre ciudadano" a exigir la muerte poltica
del Presidente.

23

Glosar la influencia de los judos en los mass media


norteamericanos sera tarea que requerira docenas de folios.
Pero ms significativo, tal vez, que una larga lista de judos
ocupando puestos clave en prensa, radio y televisin americanas
son, a nuestro parecer, las palabras del ex-Vice Presidente de
los Estados Unidos, Spiro Agnew, reproducidas por el peridico
"Washington Star":
"Las personas que poseen y dirigen los medios de comunicacin
nacionales, son judas, y, con la ayuda de otros judos
influyentes, contribuyeron a crear una desastrosa poltica
americana en el Medio Oriente. Todo lo que debe hacerse es
contar someramente los periodistas y propietarios de peridicos,
y luego comparar la cifra resultante con los judos que uno se
encuentra regularmente en la calle. Enseguida se ver que el
nmero de judos en la prensa es desproporcionalmente
exagerado".
Mister Agnew continu refirindose a publicaciones netamente
judas. tales como el "New York Times", el Washington Post", el
"International Herald Tribune", las revistas "Time" y Newsweek",
y otras muchas. El Vicepresidente cit luego, como "amos de los
medios de comunicacin americanos" a Leonard Goldenson,
director de la cadena televisiva ABC, a William Paley, alias
Palinski, de la cadena CBS, a Julian Goodman, de la NBC, as
como a la Seora Katharine Graham, propietaria del peridico
"Washington Post" y al Seor Sulzberger, del "New York Times",
todos ellos judos.
Agnew terminaba sus declaraciones al "Washington Star", con
las siguientes frases: "No nos detengamos en los altos niveles
de propiedad y direccin. Si continuamos descendiendo por los
puestos secundarios e incluso subalternos, continuaremos
encontrando a judos que, mediante su agresividad e inventiva
dominan, actualmente, los medios de comunicacin... Y no slo
los medios de comunicacin, pues tambin son prepotentes en
las comunidades acadmicas, en las fundaciones benficas
exentas del pago de impuestos, en toda clase de servicios
pblicos altamente cualificados e influyentes, en los que dejar or
su tremenda voz... Nuestra poltica en el Medio oriente, a mi
juicio, es desastrosa para los intereses del pueblo americano. No
24

veo otra razn para que casi la mitad del dinero que este pas
destina a la ayuda exterior deba ir a Israel, ms que la influencia
del grupo de presin sionista".
.La publicista juda Barbara Walters critic acerbamente al
Vice-Presidente Agnew, acusndole de antisemitismo. Agnew
consigui que, al menos una parte de su respuesta llegara al
pblico, insistiendo en que "... siento verdaderamente que es
cierto que las influencias sionistas hacen que examinemos los
problemas del Medio Oriente de una manera deslavazada... Por
otra parte, no existe para m la menor duda de que un cierto
imperialismo israelita se ha ido desarrollando en este mundo.
Creo que los rabes saudes, por ejemplo, han sido nuestros
amigos leales por un perodo de casi sesenta aos, e incluso les
consideramos, a ellos y al Seor Sadat, de Egipto, como buenos
amigos an, a pesar de todo... pero han sido sistemticamente
calumniados por nuestros medios de comunicacin... Creo, en
fin, que dichos medios estn en las manos de muy pocas
personas, y lo que estas personas abogan y promocionan no es
el inters del pueblo americano, sino de la comunidad juda y del
Estado de Israel" (3).
Naturalmente, el Vicepresidente Agnew, pronto dej de ser
Vicepresidente debiendo retirarse a la vida privada. Nada ms
reintegrarse al anonimato civil, recibi la visita de unos
inspectores del Fisco que, sin duda, debieron convencerle de las
excelencias de la virtud de la prudencia.
Es evidente que si el Establishment -compuesto de una mayora
de judos y de unos cuantos no-judos ligados a intereses judosno poda tolerar la libre expresin de todo un Vicepresidente de
los Estados Unidos, an menos iba a poder soportar la
"desobediencia" -por mnima que sta fuera- del Presidente,
dada la significacin inherente al cargo de la primera
magistratura del pas econmicamente. ms poderoso del
mundo. Y as, an cuando la vida poltica de Nixon estuviera
esmaltada de favores al Judasmo y, ms especficamente, al
Sionismo, bast que en un momento determinado no ayudara
suficientemente al Gobierno de Tel-Aviv, para que
inmediatamente se montara el grotesco tinglado de Watergate
que le forz a dimitir. Y todo, explotando el pretexto de que el
25

Presidente haba mentido al negar su conocimiento de que unos


empleados estatales espiaban lo que se deca en las reuniones
pre-electorales de la oposicin demcrata. El Presidente deba
dimitir porque haba mentido!. Esto es sencillamente grotesco,
por cuanto la historia de los Estados Unidos presenta una
variadsimo mosaico de presidentes embusteros. Embustero
Roosevelt, cuando para hacerse reelegir, en 1941, prometa
solemnemente a las madres y esposas americanas, que sus
hijos y maridos no seran enviados a luchar en guerras
extranjeras, mientras que, simultaneamente, multiplicaba las
provocaciones contra Alemania y el Japn hasta obligar a ste a
descargar el mazazo de Pearl Harbour; mazazo que la
Administracin Roosevelt pudo haber evitado y no lo hizo, para
lograr as la soada excusa para la declaracin de guerra (4).
Embustero Truman cuando neg que el Gobierno Japons haba
hecho, antes de Hiroshima y Nagasaki, dos peticiones de paz,
mientras media docena de personalidades americanas y
neutrales, implicadas en tales negociaciones, lo afirmaban sin
ser desmentidas. Estos embustes -el de Roosevelt y el de
Truman- costaron millones de litros de sangre, pero por ellos no
se desencaden ningn Watergate. Claro que la sangre de
americanos, europeos o japoneses derramada por culpa de
aqullos mentirosos deba tener un peso especfico inferior a la
de los soldados del Estado de Israel, que no recibieron de Nixon
el apoyo que Johnson les diera en la Guerra de los Seis Das.
Verdaderamente, cuando uno examina de cerca los entresijos de
la poltica americana -o, ms exactamente, judeo-americana- de
estos ltimos cuarenta aos ms se asombra de la inslita
resonancia dada al artificioso e hinchado asunto de Watergate.
Infinitamente ms graves, tanto para la moral como para la
seguridad nacional, fueron las mentiras de Roosevelt y Truman,
ya mencionadas, o la extrasima muerte de la seducida
secretaria del Senador Edward Kennedy, o las an ms extraas
y oportunas muertes del Senador McCarthy, del embajador
Earle, del Secretario de Marina Forrestal, o del propio Presidente
John Fitzgerald Kermedy. Sin embargo, sobre estos casos de un
sensacionalismo a medida americana, apenas si hablaron
algunas publicaciones ms o menos independientes, mientras la
Gran Prensa guardaba un silencio atronador. Si acaso, hablaron
del asesinato del Presidente Kennedy, pero de manera muy
26

circunstancial y sin querer profundizar demasiado en las causas


del magnicidio. En cambio, porque el Presidente Nixon dijo no
saber nada de un asunto de espionaje electoral interno y ello
result no ser autntico, enseguida los fariseos de la muy venal
prensa radicada en los Estados Unidos -nos resistirnos a
llamarla americana- se rasgaron las vestiduras, como si nunca
hubieran existido, a escala presidencial, docenas de casos
infinitamente ms calificados, atentatorios a los intereses, no de
un simple partido poltico, sino de la nacin.
Los casos de las ejecuciones polticas de Spiro Agnew y Richard
Nixon, a manos de una pandilla de politicastros sionistas
utilizando como patbulo la prensa, hablada o escrita, pueden
explicarse si se tienen en cuenta las palabras del gran periodista
John Swinton, antiguo director del "New York Times" que, en el
banquete que con motivo de su jubilacin le ofrecieron sus
colegas, dijo: "No existe una prensa independiente; tal vez slo
podra existir en una pequea poblacin rural. Lo sabis vosotros
y lo se yo. Ninguno de vosotros osara jams escribir su honrada
opinin sobre un asunto importante, y si lo hiciera, vosotros y yo
sabemos que tal escrito nunca sera impreso. A m me han
venido pagando 150 dlares semanales para que no publique mi
sincera y honrada opinin en el peridico en el que yo he
trabajado. Todos vosotros percibs un salario parecido por una
misin igual... y si uno slo de entre vosotros fuera lo bastante
loco para publicar su opinin, ya sabis que no lograra
publicarlo y, adems, le echaran a la calle. El trabajo de un
periodista en Nueva York, en toda Amrica, es destruir la verdad,
mentir abiertamente, envilecerse, rampar a los pies del dios del
Oro, y vender su raza y su patria a cambio de su pitanza
cotidiana. Vosotros lo sabis y yo lo se... Qu locura, que
pretendamos ahora beber a la salud de una prensa
independiente! ... No somos ms que unas simples
herramientas. Somos los mayordomos de hombres ricos y
poderosos que se mueven detrs del escenario. Somos unos
polichinelas. Ellos tiran de los hilos y nosotros danzamos.
Nuestros talentos, nuestras posibilidades, nuestras ilusiones y
nuestras vidas son propiedad de otros hombres. No somos ms
que unos prostitutos intelectuales." (5).

27

Si lo anterior era cierto en 1963, cuando el honrado periodista


Swinton se expresaba de este modo, en el momento de su
retirada como profesional, en la actualidad es tan absolutamente
cierto que si un nuevo Swinton tuviera un parecido acceso de
sinceridad probablemente a las pocas horas tendra un mortal
accidente de trfico. Los accidentes de trfico y los suicidios"
oportunsimos son moneda corriente en la Gran Democracia
Americana. Esto lo saben muy bien los testaferros anglosajones
que sirven como auxiliares de la poltica sionista que, con el
marchamo de americana, hacen los polticos de Washington,
lacayos de Wall Street.
Esta sumisin de los intereses especficamente americanos al
Sionismo se puso especialmente de manifiesto con motivo de la
campaa electoral que en octubre y noviembre de 1976 se llev
a cabo en los Estados de la Unin. Un peridico como "El Pas",
de Madrid, que ciertamente nadie osara calificar de fascista",
"antisemita" o cualquier otro adjetivo infamante en boga en
nuestra prensa actual public que "... Ford, en los aos que lleva
en la Casa Blanca ha proporcionado a Israel una ayuda cifrada
en 4.300 millones de dlares, lo que supone el 40 por ciento de
la ayuda total concedida por Norteamrica al Estado de Israel
desde que ste se cre, en 1948" (6). El mismo peridico insiste
en que esto es un claro ejemplo de "como se sacrifica el inters
de la seguridad nacional por razones polticas internas".
Ciertamente en las ltimas elecciones americanas los halagos a
la comunidad juda fueron desproporcionados a su importancia
electoral. Al fin y al cabo, hay, en Amrica, el doble de
inmigrantes de origen italiano, o irlands, que judo, y la prensa
no registr ninguna promesa especficamente destinada a esas
comunidades. Los halagos a la comunidad juda pues, estaban
menos justificados por la importancia electoral, numrica, de esa
comunidad, que por la desproporcionadsima significacin
poltica del "Establishment" de Nueva York, y concretamente de
Wall Street, pero con ramificaciones en todo el pas.
Los tahures del Sionismo jugaron ambas cartas, la de Carter y la
de Ford, pues sabedores del desinters general de los electores,
que intuyen se trata de una gigantesca farsa y registran un
porcentaje de abstenciones cada vez ms elevado, los sondeos
28

de opinin y las manipulaciones propagandsticas son


susceptibles, cada vez ms, de incurrir en error, razn por la cual
se influye en el "criterio" de ambos candidatos, condicionndolo
de manera que, suceda lo que suceda, gane quien gane, el
vencedor final est infeudado, sometido, a los designios del
"Establisliment". Y as, a pesar de que el podre Gerald Ford
prometi todo lo que era posible prometer, en favor de Israel, de
los judos de Amrica y de todo el mundo, la victoria, por un
ligero margen, se decant del lado de Carter, que
inmediatamente dio cumplimiento a sus promesas electorales
-que slo se cumplen, con creces, cuando se refieren a los
judos- y as asistimos al inslito espectculo`de un copo de
puestos de gran responsabilidad en la Administracin
norteamericana, por individuos de filiacin sionista. As, por
ejemplo, para el vital cargo de Secretario de Defensa fue
nombrado Harold Brown, alias Braunstein, antiguo miembro de la
radical "Liga Anti-Difamacin Juda. Michael Blumenthal fue
nombrado Secretario del Tesoro. Este sionista es un apstol del
comercio con los pases comunistas. Como jefe supremo de la
todopoderosa C.I.A. fue nombrado Theodore Sorensen, que si
durante las guerras de Corea y del Viet-Nam fue un pacifista
notorio, en cambio en relacin al Medio Oriente es un belicista
ms furioso que Moshe Dayan. James Schlesinger fue
nombrado Jefe del Departamento de Investigacin Atmica. Este
sionista ya haba sido Secretario de Defensa con Nixon. Si para
el cargo de Secretario de Estado se prescindi de Kissinger,
ocupando su plaza el anglosajn, ultra-izquierdista y millonario,
Vance, a su lado ha quedado, como "consejero especial", el
judo, de orgen polaco, Brzezinski, mientras el siniestro y
misterioso Kissinger aparece, de vez en cuando, dando, tambin
sus consejos. Otro judo, aunque no especficamente sionista,
segn se cree, un tal Stuart Eizenstadt, es Secretario del Interior.
Segn el semanario judeo-americano "Jewish Tribune" (7) "el
nuevo Gabinete Carter tiene ms ministros de origen judo que el
anterior. Adems, una cosa es cierta: el mejor amigo de que
dispondr Israel en ese Gobierno ser un negro, Andrew Young,
que acaba de ser nombrado embajador de los Estados Unidos
en las Naciones Unidas."
Precisa el aludido semanario que el tesorero de la campaa
electoral de Carter fue el judo Robert Lipschutz, antiguo
29

presidente de la Sinagoga de Atlanta (Georgia). Finalmente, en


el crculo ntimo de consejeros especiales del Presidente, con
una influencia incalculable, en muchos casos muy superior a la
de muchos ministros, se encuentran los judos Irving Shapiro,
Presidente del mastodntico trust Du Pont de Nemours; Arthur
Okum, antiguo y funesto consejero del Presidente Johnson; A.
W. Clausen, Presidente del Bank of America; el economista
Lawrence Klein; Bert Lance, Presidente del Bank of Georgia, y
Robert Roosa, alto empleado de la banca Harriman (8).
Pero la influencia del Judasmo en Amrica no se deduce de la
importancia y significacin de los cargos detentados por
determinados judos en un momento dado, sino, sobre todo, del
respaldo del "Establishment", es decir, del llamado "Money
Power", el Poder del Dinero que, al controlar absolutamente los
medios de comunicacin, manipula la mal llamada Opinin
Pblica, la cual exigir a sus gobernantes lo que en su lavado
cerebro le ha sido dictado, machaconamente, por la palabra y
por la imagen.
Al controlar el Dinero y su emisin, los judos controlan a los
polticos profesionales y a la.Prensa, hablada y escrita. Su
dominio en Norteamrica es total... por ahora. Porque, en caso
de producirse una autntica Revolucin Nacional en aqul
poderoso pas de ilimitadas posibilidades, los "progroms"
zaristas, o los abusos atribuidos por los propios judos al III
Reich seran mnimos comparados con lo que desde Nueva York
hasta California sucedera.
Esperemos que, por el bien de los Estados Unidos, de los
propios judos y, lo que es ms importante, de la justicia y la paz
en el mundo, el verdadero pueblo americano pueda sacudirse el
yugo que lo domina, de la manera ms incruenta posible.
J. Bochaca

NOTAS

(1) Francis Parker Yockey: "Imperium", pg. 377.


30

(2) Frase de Louis Brandeis, del Tribunal Supremo de los


Estados Unidos. Citado por Heriry Ford, Sr., en "El Judo
Internacional", p. 236.
(3) Estas frases de Spiro Agnew fueron. reproducidas por el
peridico "The Thunderbolt", Junio de 1976.
(4) Vase, a este- respecto, la obra "The Final Secret of Pearl
Harbour", del Almirante Robert A. Theobald, comandante de la
base naval en el momento en que fue atacada.
(5) Citado por Adrien Arcand: "A bas la haine!, pag. 4.
(6) El Pas", Madrid, 14 de octubre de 1976.
(7) Nmero del 13 de enero de 1977. (8) Ibid.. Id. Citado por
Lectures Frangaises", febrero de 1977.

JUDIOS EN EL GABINETE CARTER

Los judos en EEUU no alcanzan el cinco por ciento de la


poblacin, sin embargo entre los altos cargos de la Casa Blanca
la proporcin se invierte, el noventa por ciento son judos. La
31

situacin no vara si el presidente es del partido demcrata o del


republicano, los nombres y los rostros cambian, pero
continuamente la influencia del judasmo en Norteamrica es
dominante. A continuacin damos cuenta de algunos de los ms
destacados judos en la administracin del presidente Carter:
Stuart Eizenstadt, Jefe de Asuntos Internos y Consejero.
Anthony Solomon, Secretario Subalterno para Asuntos
Monetarios.
Alan Dershowitz. Jefe del Departamento de Criminologa.
Bertrain Carp,
Presupuestos.

Diputado.

Despacho

de

Administracin

Dave Rubenstein, Diputado, Despacho de Administracin y


Presupuestos.
Morris Dees, Departamento de Justicia.
Robert Lipschultz, anterior Tesorero, ahora jefe de Consejo de la
Casa. Blanca.
Michael Blumenthal, Secretario del Tesoro.
Harold Brown, Secretario de Defensa.
William Nordhaus, Junta de Consejeros de Economa.
Fred Bergsten, Secretario Asistente de Asuntos Internos.en el
Departamento del Tesoro.
Harold L. Williams, Director de Seguridades y Comisin de
Cambio.
Bob Ginsburg, Consejero de Economa Internacional.
David Aaron, miembro del Consejo de Seguridad Nacional,
antiguo asistente Legislativo del Vicepresidente Walter Mondale.
Marshall D. Shulman, Consejero Jefe de Cyrus Vance.
James Schiesinger, Jefe del Nuevo Departamento de Energa.
(1)
32

Jessica Tuchman, Oficial de Asuntos Generales bajo


Bezezinsky. Antigua Coordinadora de Asuntos Exteriores para el
Congresista Morris Udal.
Michael Oxenberg, Consejero de Asuntos Chinos.
William Hyland, Consejero de Asuntos Europeos y antiguo
Consejero de Henry Kissinger.
Robert Hormats, Consejero de Economa Internacional.
Jerrald L. Schecter, Auxiliar de Brztzinsky.
Sol Linowitz, Co-negociador en el trato del Canal de Panam.
Michael Partschuk, Presidente de Junta, Comisin de Comercio
General.
Martin Goldstein, Ayudante de Control de Armas del Pentgono.
Robert Strauss, Antiguo Presidente Nacional Democrtico, ahora
negociador de Comercio Exterior.
Joel Solomon, Director de la Administracin de Servicios
Generales.
Simon Lazarus, Ayudante Presidencial. Bruce Kirschenbaum,
Asociado para Asuntos Inter-Gubernamentales.
Mark Siegel, Asistente Diputado para Anlisis de Poltica.
Daniel Tate, Asociado de Relacin Congresional.
David S. Tatel, Jefe de la Divisin de Derecho Civil,
Departamento de Salud, Educacin y Bienestar.
Arthur Fleming, Comisionado de Derecho Civil Estadounidense.
Joseph Aragon, Asistente de Paul Warnke, Negociador de
Control de Armas.
Alexis M. Herman, Director de la Oficina Femenina en el
Departamento de Trabajo.
Arthur Burns, Presidente, Consejero de Reserva Federal.
Jule M. Sugarman, Comisionado de Servicio Civil Federal.
33

Marcy Kaptur, Consejero Interno de la Casa Blanca.


James Lowenstein, Oficial de Servicio Exterior para Luxemburgo.
Marvin Weissman,
Embajador para Costa Rica.
Harry Shlaudernan, Oficial de Servicio Exterior para Per.
Kenneth Axelson Asistente de la Secretara del Tesoro.
Joe Levin, Divisin de Derecho Civil del Departamento de
Justicia.
Daniel Minchew, Presidente de la Comisin de Comercio
Internacional.
Henry Aaron, Secretario Asistente, Planning H. E. W.

NOTAS:
(1) Como muchos otros judos situados en puestos clave,
Schlessinger ha mantenido su importancia y la tiene todava hoy.
Se mantuvo con Ford y en el Gabinete Carter tiene a su cargo el
importante Departamento de Energa. Al igual que ocurri con
Weinberg -que sobrevivi al Gobierno Eisenhower, continuando
con Johnson- o el famoso Warburg que mantuvo su influencia
en los gabinetes de Roosevelt, Truman y Kennedy, estos
influyentes personajes escapan a toda crisis o cambio,
mantenindose en la penunbra y persistiendo en su influencia.

34

LA DECLARACIN BALFOUR
Del caos en que qued sumido el mundo civilizado despus de
Versalles, dos hechos esenciales - los dos objetivos verdaderos de
la guerra terminada - emergieron sobre el resto de las injusticias
all cometidas.
El primero fue la consolidacin definitiva de la Unin Sovitica
como estado soberano y punto de apoyo del comunismo
internacional.
El otro objetivo fue la llamada Declaracin Balfour concediendo a
los judos un Hogar Nacional en Palestina, en detrimento de los
rabes que vivan en aquel pas desde diecinueve siglos.
Sorprendente coincidencia fue que ambos acontecimientos
capitales - Revolucin sovitica y promesa del Hogar Nacional
judo- se produjeran casi simultneamente.
Para la exposicin de los hechos, convendr dar un salto atrs y
situarnos a principios del ao 1916. Las tropas francesas,
derrotadas, se amotinan; Ptain reprimir duramente la indisciplina
e impedir la desbandada general; Italia ha visto sus ejrcitos
seriamente diezmados por las tropas austrohngaras; el coloso
ruso se tambalea ante los serios golpes que le propinan los
alemanes, turcos y austracos y, ms an, a consecuencia del
derrotismo interior que terminar por alumbrar la sangrienta
Revolucin de octubre de 1917. Los satlites balcnicos de
Londres y Pars, Serbia, Montenegro y Rumania, se baten en
retirada. Inglaterra tropezaba con terribles dificultades; la campaa
submarina alemana pona en peligro el avituallamiento de las islas;
en Egipto, el Ejrcito britnico se bata en retirada ante las
embestidas turcas, y la prdida del Canal de Suez pareca
inminente.
Fue entonces cuando Alemania ofreci a Inglaterra la paz sobre la
base del statu quo ante. Las fronteras europeas de 1914 seran
restauradas. Inglaterra no poda hacer otra cosa que aceptar la
oferta alemana. A principios de otoo de 1916, las reservas
alimenticias de Inglaterra alcanzaban a tres semanas, y la
campaa submarina germnica estaba en todo su apogeo. Las
reservas de municiones eran todava menores. El Ejrcito francs
se amotinaba de nuevo e Italia (1) , cuyas fuerzas armadas haban
sido nuevamente batidas a las puertas de Venecia, negociaba una
paz separada. Las tropas zaristas se retiraban tan
apresuradamente en Ucrania que la mayor dificultad de la
Wehrmacht era mantener el contacto.
35

Inglaterra estaba en una situacin desesperada. Aceptar una paz


tablas dejaba a salvo el imperio, pero evidentemente
representaba un serio golpe moral para Inglaterra, a la par que
dejaba a Alemania con las manos libres en el Este de Europa. No
obstante, la alternativa era o aceptar la excelente oferta de Berln y
Viena, o perecer de inanicin.
Londres haba enviado tres misiones diplomticas a los Estados
Unidos desde el comienzo de la guerra, para tratar de persuadir a
Washington de entrar en la misma como aliado de Inglaterra.
Francia e Italia haban enviado igualmente sendas misiones con
igual finalidad e idntico resultado negativo. Los Estados Unidos
estaban haciendo un magnfico negocio con la guerra, vendiendo a
ambos bandos beligerantes y hacindose pagar al contado. Las
simpatas de la Opinin Pblica -es decir, de unos cuantos
fabricantes de noticias y comentarios, propietarios de peridicos,
emisoras de radio y compaas cinematogrficas -, estaban
decididamente del lado de Alemania y de sus aliados. La alta
finanza de Wall Street, que desde los tiempos del presidente
William Howard Taft gobernaba por persona interpuesta en la Casa
Blanca, era contraria a la Entente, por ser la Rusia zarista miembro
esencial de la misma. Por otra parte, las tropas y autoridades
alemanas de ocupacin en Polonia y Rusia Occidental trataban a
las comunidades judas de tales territorios con gran comprensin,
humanidad y cortesa, como se reconoci oficialmente en el
Congreso Sionista de 1916 (2).
En general, el sionismo era partidario de los imperios centrales. La
razn es obvia: Palestina formaba parte del imperio otomano, y los
sionistas confiaban en que el kiser, que, a parte de ser su aliado,
mantena excelentes relaciones personales con el sultn de
Constantinopla, persuadira a ste de la conveniencia de ceder a
los israelitas Tierra Santa para instalar en ella el soado Hogar
Nacional judo. Los prohombres del sionismo, al enterarse de la
oferta de paz de Alemania a Inglaterra, y en vista de que el sultn
no pareca muy dispuesto a abandonar una parte de su patrimonio
en favor de unas gentes que no tenan sobre el mismo ningn
derecho, propusieron al Gabinete de guerra britnico la
incondicional ayuda juda. El acuerdo entre el Gobierno de Lloyd
George (3) y el Zionist World Organization prevea que, a cambio
de la promesa del Hogar Nacional en Palestina que Inglaterra se
comprometa a entregarles, los prohombres del judasmo
americano haran entrar a los Estados Unidos en la contienda, al
lado de los pases de la Entente.
Inglaterra prefiri continuar la lucha en tales condiciones, pues
estaba segura de que, con la ayuda norteamericana y la traicin
del judasmo contra Alemania en el continente (4) lograra
mantener su posicin de primera potencia mundial, como resultado
de la victoria.
36

En efecto, Londres tema por encima de todo que Alemania, que


contaba a tal efecto con la autorizacin del sultn, construyera el
ferrocarril Berln-Bagdad (en realidad la va frrea abarcaba desde
Hamburgo hasta Basorah, en -el golfo Prsico), lo que pondra en
peligro la vieja lnea imperial britnica: Gibraltar, Malta, Port-Said,
Suez, Socotra, Adn, Ceyln, Hong-Kong. Si Alemania o cualquier
otro pas europeo deseaba comerciar con pases orientales o
simplemente entrar con sus buques en el Mediterrneo o salir de
l, deba contar con la voluntad inglesa, que con el control del
Canal de Suez y la entonces inexpugnable fortaleza de Gibraltar
poda cerrar el Mare Nostrum a su arbitrio. El comercio del
continente europeo con el Lejano Oriente estaba, pues, a la
merced de la Gran Bretaa, cuya flota de guerra, adems, era la
duea indiscutible de los mares. La ruta ms corta entre Hamburgo
y Bombay, si Inglaterra lo quera as, era por el cabo de Buena
Esperanza, que, igualmente, estaba bajo la dependencia poltica
de Londres. El camino ms corto entre Alemania y la India
requera, pues, tres semanas, y el ms largo, contorneando frica,
ocho semanas. En cambio, el proyectado ferrocarril permitira
hacer el mismo viaje en ocho das. Alemania podra, en caso de
conflicto blico con Inglaterra, llevar un ejrcito de invasin a las
fronteras de la India en menos de una quincena. Inglaterra ofreci
sumas astronmicas al sultn para que retirara la concesin del tan
trado y llevado ferrocarril a Alemania, pero el sultn rehus.
Que la construccin proyectada de ese ferrocarril fue el verdadero
motivo de que Inglaterra se reconciliara con Francia y provocara
constantes fricciones con el joven Estado alemn est fuera de
toda duda razonable. Igualmente cierto es que fue Inglaterra quien
inici la maravillosamente bien construida red de alianzas
defensivas, clarsimamente dirigidas contra Alemania que, en
una dcada, qued en medio de un anillo de la muerte (5)
constituido por la Rusia zarista, sus satlites balcnicos, Serbia,
Bosnia, Montenegro y Rumania, ms Francia, Blgica, Dinamarca
y, naturalmente, detrs de la Home Fleet, Inglaterra. Hasta el
lejano Japn, naciente potencia de rango mundial, sera persuadido
a entrar en la coalicin de las democracias, as como Portugal y
buen nmero de repblicas latinoamericanas, econmicamente
infeudadas a Londres. A ltima hora se producira el coup de
thatre italiano, que completaba el cerco germnico.
La entrada en guerra de los Estados Unidos junto a la Gran
Bretafia, la ayuda financiera del sionismo a Francia e Italia, las
revueltas sociales financiadas en gran parte con dinero judo -de
ello hablamos en el siguiente captulo - desencadenadas con
extraordinaria oportunidad en Alemania y Austria, transformaron
una victoria alemana que apareca segura en 1916, en una
situacin de transitoria igualdad, pese al derrumbamiento de Rusia
-la odiada Rusia zarista de los progroms -, para desembocar en
la srdida estafa versallesca.
37

Los sionistas jugaron la carta alemana desde el comienzo de la


guerra. Contaban con una derrota inglesa y con que la influencia
personal del kaiser sobre el sultn lograra de ste la cesin de
Palestina para la implantacin del Hogar Nacional judo (6). Pero
la mala disposicin del sultn hacia tal proyecto, el hecho de que
lemania ofreca a Inglaterra una paz tabla sin cambios
territoriales, y con retorno a las fronteras de 1914 y, paralelamente,
la situacin en que se encontraba Inglaterra, que la obligara a
aceptar cualquier condicin a cambio de la ansiada participacin
norteamericana en la contienda, movieron a los prohombres del
sionismo a proponer su ayuda a la Gran Bretaa.
Numerosos escritores norteamericanos (entre otros Elizabeth
Dillings, Olivia O'Grady, William Guy Carr, Robert Edmondsson,
etc.) han narrado detalladamente las medidas tomadas por el
judasmo para hacer entrar en la contienda a los Estados Unidos.
Es curioso el cambio que, en unos meses, se hizo dar al presidente
Wilson, un autntico dtraqu sujeto a deficiencias
psicosexuales. Cuando, a principios de 1916, el sionismo todava
espera que el kiser obtendr para los judos el territorio de
Palestina y Wilson hace tentativas para obtener la paz (una pax
germanica), y Londres y Pars ni siquiera se dignan contestar a
sus propuestas, Wilson exclamar que ingleses y franceses
hacen gala de una mala fe exasperante. (Vase Georges Bonnet:
Miraclle de la France, Pars 1965, Ed. Fayard.
Es un hecho histrico que la gran Prensa norteamericana cambi
bruscamente de orientacin a partir del London Agreement entre
el Gabinete de guerra britnico y los sionistas. La propaganda
aliadfila alcanz grados de apologa delirante, y las provocaciones
antialemanas se multiplicaron.
En cuanto al incidente del Lusitania no fue ms que un burdo
pretexto. Los mismos americanos admitieron que el barco iba
cargado con municiones con destino a Inglaterra, y armado con
caones de largo alcance. (Mchael F. Connors: The Development
of Germanophobia.) Segn el historiador americano O. Garrisson
Willards, en The True Story of the Lusitania, el comandante del
buque tom una ruta opuesta a la que se le orden en Nueva York
internndose en una zona que se saba dominada por los
submarinos alemanes. Adems el Lusitania fue hundido en febrero
de 1915, y los Estados Unidos declararon la guerra a Alemania en
abril de 1917, veintisis meses ms tarde. Es, pues, estpida la
versin oficial americana, segn la cual Washington declar la
guerra en un rapto de indignacin por el hundimiento del pacfico
transatlntico. Inmediatamente despus de la prdida del Lusitania,
el Gobierno americano reconoci oficialmente que Alemania estaba
justificada en su accin contra el buque, de acuerdo con el
Derecho Internacional, con las Convenciones de La Haya sobre la
conduccin de la guerra submarina, y ms an con la prctica
corriente, incluso en la paz, segn el derecho a la legtima defensa
38

que asiste a todas las naciones. En 1915, Alemania, para hundir al


Lusitania - cargado de municiones - us el mismo derecho vital que
los norteamericanos en 1962 para amenazar con hundir a los
mercantes rusos, portadores de armamento atmico con destino a
Cuba, y eso que entre yankis y cubanos no exista estado de
guerra declarada.
El pueblo alemn no tuvo conocimiento de esa autntica pualada
en la espalda, propinada por quien se supona un viejo y fiel
aliado, hasta el ao 1919, en plena Conferencia de Versalles,
cuando 117 dirigentes sionistas, a cuyo frente se hallaba Bernard
Mannes Baruch, el procnsul de Jud en Amrica le reclamaron
a los ingleses el pago de su libra de carne.
No obstante, Inglaterra no poda entregar Palestina a los judos sin
engaar a los rabes. Sin escrpulo alguno, Londres se vendi a
los musulmanes y cristianos de Tierra Santa al sionismo
internacional, Esto constituye una de las ms srdidas estafas de
la Historia Contempornea.
En efecto, a finales de 1915, cuando los turcos haban ocupado
Sollum, la expedicin francobritnica a Gallpoli haba terminado en
un completo fiasco, y el general Townshend se encontraba
sitiado y en trance de rendirse en Kut-el-Amara, la defensa del
Canal de Suez apareca imposible. Inglaterra necesitaba la ayuda
de los rabes para continuar la guerra. Su nica solucin consista
en organizar la sublevacin de los rabes, entonces sujetos del
sultn de Constantinopla. Los rabes prometieron a Inglaterra
luchar a su lado contra los turcos, a cambio de la promesa britnica
de ser libres de todo control extranjero una vez victoriosamente
terminada la guerra. Es un hecho histrico que solamente gracias a
la ayuda rabe pudo Inglaterra conservar el control del Canal de
Suez. Sir Henry MacMaon, alto comisario britnico en Egipto,
haba prometido solemnemente, en el nombre del imperio britnico
al Emir de la Meca que, a cambio de la ayuda rabe a los Aliados
la Gran Bretaa reconocera la independencia de un Estado rabe
en territorios que incluan Palestina. Los lmites de esos territorios,
prometa oficialmente MacMahon, seran los siguientes:
Mesina, en el Norte.
Las fronteras de Persia, hasta el golfo de Bassorah, en el Este.
El ocano ndico, excepto Adn, en el Sur.
El mar Rojo, y el mar Mediterrneo, en el Oeste.
Un simple vistazo al ma a muestra que Palestina formaba parte de
ese territorio. Sir Henry Mac Mahon hizo su promesa formal, en el
nombre del Gobierno britnico, en un memorndum fechado el 25
de octubre de 1915. El Gobierno britnico confirm oficialmente las
promesas de Mac Mahon y el acuerdo fue firmado. Pero mientras
39

millones de rabes lucha. ban y doscientos mil perdan la vida en la


guerra de Inglaterra creyendo que se batan tambin por la libertad
rabe, el ministro de Asuntos Exteriores ingls, Lord Arthur Balfour,
se venda alegremente Palestina al sionismo, a cambio de la
promesa de los lderes de ste de provocar la entrada de los
Estados Unidos en la guerra y de retirar todo su apoyo a Alemania.
Como complemento de esa traicin, Inglaterra y Francia, segn los
trminos del acuerdo Sykes-Picot, se entendan para repartirse los
territorios rabes -entonces bajo soberana turca- al final de la
guerra. Ramsey MacDonald, Primer Ministro de Su Majestad en
1923, resumi as esta triple maniobra:
Nosotros provocamos una sublevacin rabe en todo el imperio
otomano, a cambio de la promesa de crear un Estado rabe
independiente con las provincias rabes que formaban parte de
aqul, incluyendo Palestina. Al mismo tiempo, animamos a los
judos del inundo entero a que nos ayudaran y contribuyeran a
hacer entrar a los Estados Unidos en la contienda, a nuestro lado,
prometiendo poner a disposicin de los sionistas, y bajo su
soberana, las tierras de Palestina; y tambin al mismo tiempo,
firmamos con Francia el Pacto Sykes-Picot, repartindonos el
territorio que habamos ordenado a nuestro alto comisario Mac
Mahon que prometiera a los rabes a cambio de su ayuda. Muy
difcil ser encontrar en toda la Historia Universal un caso de ms
cruda duplicidad, y no podremos escapar a la reprobacin mundial
que ser su justa secuela (7).
Y as, mediante este triple engao, respaldado por el falso
sentimentalismo de la creacin de un estado-refugio para los
judos, vctimas de prejuicios religiosos el sionismo obtena los
siguientes beneficios:
a) Una posicin clave en el Oriente Medio, encrucijada de tres
continentes.
b) El control directo del oleoducto del Irak, cuya terminal se hallaba
en Haifa.
c) Una doble nacionalidad para los judos.
d) Las riquezas del mar Muerto (cloruro clcico, magnesio y, sobre
todo, potasas).
e) La proximidad con el Canal de Suez y las zonas petrolferas de
Sira e Irak.
A pesar de los esfuerzos hechos por Inglaterra -que se reserv,
como sabemos, Palestina como mandato de la Sociedad de
Naciones - entre 1919 y 1948, solamente 600.000 judos pudieron
aposentarse en su Hogar Nacional, debido a la feroz resistencia
de los rabes. Fue necesaria la masiva ayuda norteamericana y
sovitica, al final de la Segunda Guerra Mundial, para aplastar a los
40

rabes de Tierra Santa, mientras Inglaterra se sala como


buenamente poda del avispero que ella ms que nadie haba
contribuido a crear.
Lord Melchett (a) Alfred Mond (a) Moritz, entonces presidente del
mastodntico trust Imperial Chemical Industries dijo, el 14 de
junio de 1928, ante el Congreso sionista reunido en Nueva York:
Si os hubiese dicho en 1913, que el archiduque austraco sera
asesinado y que, junto a todo lo que se derivara de tal crimen,
surgira la posibilidad, la oportunidad y la ocasin de crear un hogar
nacional para nosotros en Palestina... me hubieseis tomado por un
ocioso soador mas...
Se os ha ocurrido pensar cun extraordinario es que de toda
aquella confusin y de toda aquella sangre haya nacido nuestra
oportunidad ... ?
De veras creeis que slo es una casualidad todo eso que nos ha
llevado otra vez a Israel?
Segn parece deducirse de las palabras del noble Lord, l
-persona enterada e iniciada si las haba - no cree que todo eso
(asesinato-provocacin del archiduque Francisco-Fernando y
consiguiente guerra generalizada entre los principales estados
europeos) fuera una casualidad.
Como tampoco fue -posiblemente - una casualidad que fuera
Gavrilo Princip quien lo perpetrara, y que el tal Princip, y cuatro de
sus seis cmplices, fueran correligionarios del multimillonario Lord
de los mltiples alias.
JOAQUIN BOCHACA

NOTAS

(1). En 1914, dos meses antes del atentado de Sarajevo, Italia


tena una alianza con Alemania, Austria-Hungra y Turqua.
Londres compr la alianza italiana ofreciendo a Roma, como botn
de guerra, una expansin colonial en frica del Norte y Albania. La
volte face italiana fue uno de los ms srdidos episodios de la I
Guerra Mundial. (Nota del Autor.)
(2). Podramos citar un par de docenas de libros escritos por
autores ingleses, en los que se cubre de oprobio al judasmo por
su desafeccin a la Gran Bretaa entre 1914 y 1916.
Concretamente, en la bien conocida obra Democracy or
Shylocracy, de Harold Sherwood Spencer se pretende que el
judasmo es un instrumento del imperialismo germnico. (N. del
A.)
41

(3). El propio Lloyd George habla de tal acuerdo, calificndolo de


decisivo y de ,salvador en sus Memorias de Guerra.
(4)--- Los mismos judos se han vanagloriado de tal traicin. La
alta finanza se volc materialmente en ayuda de Francia e Italia.
(5 ). La expresin es de Guillaume Hanoteaux, ministro de Asuntos
Exteriores Francs en 1914. (N. del A.)
(6), Entre 1895 y 1915, Guillermo II apel en varias ocasiones al
Sultn para la cesin de Palestina a los sionistas. Las relaciones
entre el judasmo y los Hohenzollem eran excelentes. Fue en
Alemania donde los judos obtuvieron, en primer lugar, el
reconocimiento de la igualdad de derechos con respecto a los
otros ciudadanos. El Congreso Sionista Mundial, asimismo, tuvo su
sede en Berln hasta finales de 1915. (N. del A.)
(7). Citado por Olvia Marla Q'Grady: Beasts ol the Apocalypse,
pg. 314-315.

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