LEVAGGI, Abelardo - Constitucionalismo Argentino 1810-1850
LEVAGGI, Abelardo - Constitucionalismo Argentino 1810-1850
LEVAGGI, Abelardo - Constitucionalismo Argentino 1810-1850
Fueron esos aos de construccin emprica del Estado nacional, sin sujecin a
ningn plan preestablecido1.
Adems del nfasis puesto en la propia experiencia, el constitucionalismo
naci y se desarroll bajo el signo de la modernidad, de un concepto de ley
fundamental dirigido -segn la precisa observacin de Maurizio Fioravanti- a
"recuperar en el horizonte de la constitucin de los modernos el aspecto del lmite
y de la garanta", valores que se haban perdido desde el triunfo de la doctrina del
poder soberano de Bodin y de Hobbes. Adems, el constitucionalismo moderno
fue influido por la doctrina del poder constituyente, ejercitada por las revoluciones
angloamericana y francesa, en virtud de la cual la "temida" voluntad soberana,
asociada a la constitucin, creaba un nuevo orden poltico2. En todo caso, se trat
de estructurar el Estado segn un diseo racional que, aun conteniendo elementos
histricos, no necesariamente desechados, se propuso asegurar, por lo menos a los
ciudadanos, el goce de los derechos individuales.
Este concepto liberal-revolucionario de constitucin se asent en dos pilares:
una declaracin de los derechos del hombre y del ciudadano en sentido
iusnaturalista racionalista y una divisin del poder. El art. 16 de la Declaracin de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, que encabezaba la
Constitucin francesa de 1791, deca, categricamente, que "toda sociedad en la
cual la garanta de los derechos no est asegurada ni la separacin de poderes
DEMICHELI, Alberto, Formacin nacional argentina, Buenos Aires: Depalma, 1971, Parte
Cuarta: "El derecho pblico sinalagmtico", 179-221; y TAU ANZOTEGUI, Vctor, Formacin
del Estado federal argentino (1820-1852). La intervencin del gobierno de Buenos Aires en los
asuntos nacionales, Buenos Aires: Editorial Perrot, 1965.
2
Constitucin. De la Antigedad a nuestros das, traduccin de Manuel Martnez Neira, Madrid:
Trotta, 2001, pp. 85 y 103-104.
establecida no tiene constitucin". Esta exigencia terica fue respetada por casi
todos los ensayos del perodo, traducida de formas diversas, segn fue la
orientacin ideolgica de los redactores y su percepcin de la realidad a que
estaban destinados esos textos.
Conciencia acerca de la necesidad de abrazar una constitucin se tuvo desde
1810. Mariano Moreno la expuso a raz de la inmediata convocatoria de un
congreso general. "No tenemos una constitucin -dijo-, y sin ella es quimrica la
felicidad que se nos prometa [...] la reunin de los pueblos no puede tener el
pequeo objeto de nombrar gobernantes, sin el establecimiento de una
constitucin por donde se rijan [...] revestida esta respetable asamblea de un poder
a todas luces soberano, dejara defectuosa su obra si se redujese a elegir
gobernantes, sin fijarles la constitucin y forma de su gobierno"3.
Moreno, adems del conocimiento que tena de las constituciones europeas,
dispona de una traduccin al castellano de la Constitucin de Filadelfia, que,
segn algn autor, era obra suya4.
El den Gregorio Funes agreg a lo dicho por Moreno que "una constitucin,
para que sea buena, debe trabajar en levantar un trono a la libertad: debe subir
hasta los principios de la naturaleza, y establecer como un axioma cierto, que toda
autoridad poltica trae su origen del pueblo: que l slo tiene el derecho
inalienable de hacer las leyes"5.
La conciencia de la necesidad de dictar una constitucin escrita, del tipo
codificado, no fue uniforme. La mayora la tuvo, de ah el nmero elevado de
proyectos de constitucin, reglamento y estatuto que se redactaron, tanto para toda
la Nacin como para las provincias en particular. Algunas provincias, en cambio,
se rigieron por constituciones del tipo histrico-tradicional, conformadas por leyes
sueltas y prcticas, y lo mismo hizo la Nacin por mucho tiempo.
La provincia de Buenos Aires no adopt constitucin codificada alguna hasta
1854. Slo registra un intento: el proyecto de 1833, que no fue sancionado. El
motivo principal de esa abstencin constituyente fue la creencia de Juan Manuel
de Rosas en que no se reunan las condiciones requeridas para el dictado de una
constitucin nacional que fuera aceptada por todos los pueblos.
Una famosa carta suya revela su pensamiento. En ella se manifest s
"persuadido de la necesidad de (una Constitucin Nacional)", mas agregando:
"Pero quin duda de que ste debe ser el resultado feliz de todos los medios
proporcionados a su ejecucin? Quin aspira a un trmino marchando en
contraria direccin? Quin, para formar un todo ordenado y compacto, no arregla
y solicita, [primeramente] (antes) bajo una forma y regular y permanente, las
partes que deben componerlo?"6 Hasta el fin de su gobierno no consider llegada
"Observaciones sobre una constitucin de Estado", en: SECO VILLALBA, Jos Armando,
Fuentes de la Constitucin Argentina, Buenos Aires: Depalma, p. 231.
6
Carta a Facundo Quiroga del 20/12/1834, en: Correspondencia entre Rosas, Quiroga y Lpez.
Recopilacin, notas y estudio preliminar de Enrique M. Barba, 2 edicin, Buenos Aires: Hachette,
1975, p. 97. Vid.: Jaime Glvez, Rosas y el proceso constitucional, Buenos Aires: Huemul, 1961; e
2. FUENTES
Se conocan las doctrinas de los publicistas modernos, fundadores y difusores
del constitucionalismo. Sus libros ocupaban los anaqueles de las bibliotecas de
muchos intelectuales desde antes de la Revolucin de Mayo. Al alcance de los
redactores de los ensayos constitucionales estuvieron las obras, entre otras, de
Locke, Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Necker, Mably, De Lolme, Paine,
Sieys, y los textos de las Constituciones federal y estadoales angloamericanas,
francesas de 1791, 1793 y 1795, venezolana de 1811 y espaola de 18128. Para
facilitar el conocimiento de stas y otras leyes fundamentales la prensa de la poca
reprodujo o coment varias de ellas, especialmente en vsperas o durante la
reunin de los congresos constituyentes.
RUIZ MORENO, Isidoro J., "Rosas y la constitucin", en: Investigaciones y Ensayos, 14 (1973),
Buenos Aires, pp. 413-475.
7
Para ilustrar el desenvolvimiento del constitucionalismo provincial videtur el libro de Mara
Laura SAN MARTINO de DROMI, Documentos constitucionales argentinos, Buenos Aires:
Ediciones Ciudad Argentina, 1994, pp. 441-582 y la amplia bibliografa all citada.
8
GONZLEZ, Ariosto D., Las primeras frmulas constitucionales en los pases del Plata (18101814), nueva edicin, Montevideo: Barreiro y Ramos S. A., 1962, pp. 98-155.
Las preferencias por los modelos difirieron entre los redactores, dentro de una
acentuada inclinacin al gobierno de asamblea, tpico del constitucionalismo
europeo. La Constitucin de Cdiz goz de las preferencias, desde su
promulgacin en 1812, durante la mayor parte de esa dcada. As fue hasta el
Reglamento de 1817, pues ya es notoria la disminucin de su valor modlico en la
Constitucin de 18199.
Julio V. Gonzlez demostr hace muchos aos, de forma indubitable, la
notable influencia ejercida por las Cortes de Cdiz en la Asamblea General de las
Provincias Unidas del Ro de la Plata de 1813, tanto en los proyectos de
Constitucin de la Comisin ad-hoc y de la propia Asamblea como en las leyes
que aqulla dict sobre varias materias10. La estructura de los proyectos
constitucionales, la definicin del gobierno, las clusulas sobre religin y libertad
de imprenta, el sistema electoral11, la frmula del juramento, el rgimen de las
secretaras de Estado, son algunas de las disposiciones que reconocen ese origen.
Puede afirmarse, sin incurrir en exageracin, que no hay captulo en que no se
advierta alguna presencia la Constitucin Espaola.
El otro modelo importante fue la Constitucin de Filadelfia. Adems de su
traduccin atribuida a Moreno, tanto ella como las de Massachusetts, New Jersey,
Pennsylvania, Virginia y Connecticut lograron difusin a travs del libro del
9
12
GONZLEZ, Ariosto D., Las primeras frmulas constitucionales en los pases del Plata, (8),
p. 178, donde individualiza la fuente de cada artculo.
16
NARANCIO, Edmundo M., "Un proyecto de <constitucin provisoria> para las Provincias del
Ro de la Plata-1811", en: ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Tercer Congreso
Internacional de Historia de Amrica, IV., Buenos Aires, 1961, pp. 33-51.
ese modo, el sistema constitucional que se intent construir gozo, por lo general,
de coherencia doctrinal y hasta de unidad institucional, sin llegar a ser uniforme.
1. Originalidad
La actitud que predomin entre los redactores no fue, como dejo insinuado,
copiar los modelos, por ms prestigiosos que eran, sino adaptarlos a la
circunstancia local. La voluntad de receptar los principios universales de la
ciencia poltica moderna no signific copiar las aplicaciones que de esos
principios haban hecho otros pueblos. Hubo en ellos conciencia acerca de que
cada uno tena que hallar la solucin ms conveniente.
Por lo comn, siguieron el mtodo racional-emprico, que les provey el
iluminismo imperante en los primeros aos y, desde la dcada de 1830, las ideas
historicistas, que arraigaron en el pas. Aun cuando hubo algn "orador" para
quien la constitucin era "una obra muy sencilla, por cuanto no faltaban modelos
que imitar"17, la mayora no comparti esa falsa creencia.
La voz de la prudencia supo detener los impulsos ideolgicos. Uno de los
ejemplos lo encontramos en el peridico El Censor. "Muy buenas y excelentes
son las copias de Montesquieu, Filangieri, Mably y Voltaire que difusamente he
observado en los papeles pblicos transcurridos hasta aqu, y muy sabios son los
ejemplos que nos han dejado los norteamericanos; pero el soberano congreso
podr acertar solamente estudiando con sabia y prudente atencin la naturaleza de
nuestras circunstancias. Lo contrario vendra a ser lo mismo que comprar trajes
17
Buenos Aires, 14/11/1816, en: Biblioteca de Mayo, VIII, Buenos Aires: Senado de la Nacin,
1960, p. 6928.
19
Buenos Aires, 22/4/1819, en RAVIGNANI, Emilio (director), Asambleas constituyentes
argentinas, VI: 2., Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Histricas de la Facultad de
Filosofa y Letras, 1939, p. 725.
10
respectiva independencia de los tres poderes que forman la soberana del pueblo, y
que a ms de esto es anlogo a las presentes circunstancias"20.
Salvo, por lo tanto, los matices propios de cada generacin y la formacin
mental de los autores, que condujeron a acentuar unas veces el factor racional y
otras veces el emprico, preponderaron las soluciones moderadas, resultado de la
combinacin de la constitucin natural, derivada de la educacin, hbitos y
circunstancias del lugar, con la constitucin terica recomendada por la ciencia
poltica y el Derecho comparado, mas subordinando sta a aqulla, que fue la
determinante en ltima instancia de las soluciones adoptadas.
2. Repblica o monarqua
El dilema de la forma de Estado: si las Provincias Unidas del Ro de la Plata
haban de formar una monarqua o una repblica, se resolvi, con raras
excepciones, a favor de la segunda. Slo el proyecto embrionario de 1815 y la
Constitucin de 1819 estn asociados a la idea monrquica.
Ambos pertenecen a un lustro en el cual se pens, no sin fundamento, en
mantener el sistema de gobierno existente hasta 1810. Pero no de mantenerlo tal
como haba sido: una monarqua absoluta, sino en los trminos establecidos en la
Constitucin de Cdiz, trminos semejantes a los de la monarqua inglesa,
valorada en esos aos como el gobierno ideal en su clase. Tal posibilidad fue
seriamente considerada por el grupo dirigente de Buenos Aires, en sintona adems- con la poltica acordada por la Santa Alianza en el Congreso de Viena de
1815, tras la restauracin monrquica subsiguiente a la cada del Imperio
20
Mensaje del 27/9/1834. Archivo Histrico de Tucumn, seccin Legislatura, caja 1, legajo 66.
11
Napolenico. Uno de los efectos de la nueva situacin poltica europea fue que, en
algunos sectores de opinin, amainara el fervor republicano que haban despertado
las revoluciones angloamericana y francesa21.
En ese contexto, debe ubicarse el proyecto de 1815, que responda -por otra
parte- al plan de reconciliacin con el rey espaol, una vez que, liberada Espaa
de la invasin napolenica, recuper el trono. La aspiracin de los gobernantes
criollos era que Fernando VII aceptase la solucin de que las Provincias del Ro
de la Plata se constituyesen en un reino independiente, regido por su hijo, el
infante Francisco de Paula. La negativa del rey fue categrica y el plan fracas.
Al mismo contexto general, pero con la declaracin de la independencia de por
medio, pertenece la Constitucin "mixta" de 1819, de disimuladas intenciones
monrquicas, relacionadas con la deseada coronacin de un prncipe francs en el
Plata. Organiz un Senado con representacin funcional: por las provincias, por el
ejrcito, por la Iglesia, por las universidades, y al que se incorporaran los ex
directores de Estado (art. X).
Estos proyectos, debe aclararse, no fueron una excepcin en cuanto a
adaptacin a las circunstancias locales. Una de las propuestas que se evalu fue la
de coronar a un descendiente de los incas, con la esperanza de que fuera
reconocido por todos los pueblos comprendidos en el antiguo imperio incaico: el
Tawantinsuyu. Tampoco dej de recordarse por los partidarios del sistema, que la
21
12
22
El Independiente, Buenos Aires, 29/9/1816, en: Biblioteca de Mayo, cit., IX: 1, p. 7748.
BELGRANO, Mario C., "Benjamin Constant y el constitucionalismo argentino". Separata del
Boletn del Instituto de Historia Argentina Dr. Emilio Ravignani, 2 serie, X, Buenos Aires, 1961.
23
13
14
15
16
24
17
18
EGES, Carlos, "Las ideas polticas en el constitucionalismo argentino del siglo XIX. Un aporte
metodolgico", en: Revista de Historia del Derecho, 24 (1996), Buenos Aires, pp. 55-57.
26
LEVAGGI, A., "Formacin del poder legislativo rioplatense", en: Revista del Instituto de
Historia del Derecho "Ricardo Levene", 17 (1966), Buenos Aires, 158-181, y 20 (1969), pp. 3065.
19
27
"Reflexiones", 4/6/1813. Gaceta de Buenos Aires, reed. facsimilar, III, Buenos Aires, 1911, pp.
504-505.
20
representacin nacional [...], a la que toca juzgar y censurar desde la primera hasta
la ltima de sus operaciones"28.
Casi todas las constituciones provinciales adoptaron ese sistema. Con la
plenitud de sus caractersticas lo encontramos en los siguientes textos: Salta-Jujuy
de 1821, Tucumn de 1834, Santiago del Estero y Jujuy de 1835, Santa Fe de
1841 y Corrientes de 1847, y, con la sola excepcin de dividir el poder legislativo,
en el proyecto bonaerense de 1833. Este ltimo y el proyecto salteo de entre
1821 y 1825 fueron los nicos casos de bicameralidad en el constitucionalismo
provincial del perodo estudiado.
En el proyecto salteo, la conformacin del Senado se asemeja, a travs de
Rousseau, al de la repblica romana. Prueba de ello es que lo declaraba "el
representante perpetuo de la provincia, el depositario de las leyes. El pedagogo de
los funcionarios pblicos, que vela sobre su exactitud en el cumplimiento de las
leyes y los corrige" (art. 125), y que "ningn acontecimiento considerable habr
en la provincia de que no se instruya al Senado por el gobernador, ni ejecutar
providencia alguna que el Senado haya contradicho" (art. 139).
Hubo constituciones provinciales que, aun mantenindose dentro del sistema
de asamblea, se diferenciaron en otros aspectos. Varias de ellas omitieron
pronunciarse sobre el monopolio legislativo de la interpretacin de las leyes
(silencio constitucional que no impeda que la misma norma fuera establecida por
una ley ordinaria). La Constitucin de Corrientes de 1838 fue la nica que separ
a los poderes constituyente y legislativo.
28
21
22
Esta fue la constitucin real, frente a la cual las limitaciones formales puestas por
las leyes resultaron inoperantes, slo aparentes.
No siempre las legislaturas se sometieron dcilmente al poder hegemnico de
los gobernadores. Hubo intentos aislados, por parte de stas, de oponerse a sus
avances. La Comisin Gubernativa de Salta llamaba la atencin de los
representantes dicindoles que "ha llegado el da de que la Soberana mande, y no
obedezca; que sus deliberaciones sean un precepto, y no los halagos al poder"29.
Otro factor que incidi fuertemente a favor del gobernador fueron las
facultades extraordinarias y la suma del poder pblico, instituciones mediante las
cuales las legislaturas delegaron en aqullos -unas veces por tiempo limitado y
otras veces ilimitado, y en circunstancias graves- en el primer caso la funcin
legislativa, y en el segundo la plenitud del poder, es decir, adems, la funcin
judicial, con lo que desapareca la separacin de poderes.
Como esos aos fueron de frecuentes emergencias internas y externas,
repetidamente los gobernadores pidieron o asumieron de proprio motu esos
poderes de excepcin. En Salta, la Constitucin de 1821 prevea que en los casos
de "un peligro inmediato de invasin, insurreccin, traicin o tumulto, obrar con
plenitud de facultades, y sin ms requisito que dar inmediatamente cuenta
instruida del peligro al cuerpo representativo, para que en su vista tenga
conocimiento [...]". Llegado ese momento en 1848, y ante el intento de los
representantes de limitarle las facultades, el gobernador Vicente Tamayo rechaz
29
Salta, 5/12/1838. Archivo Histrico de Salta, Copiadores, libro 500: Poder Ejecutivo, folio 24
vuelta.
23
30
31
24
LEVAGGI, A., "El juicio por jurados en la Argentina durante el siglo XIX", en: Revista de
Estudios Histrico Jurdicos, 7 (1982), Valparaso, pp.175-218.
25
33
26
27
35
Derecho pblico provincial argentino, Buenos Aires: La Cultura Argentina, 1928, p. 76.
28
29
30