Vengo A Verle, Señor Beniel
Vengo A Verle, Señor Beniel
Vengo A Verle, Señor Beniel
Molina Cañabate
Uno
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Vengo a verle, señor Beniel. J.P. Molina Cañabate
Dos
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Vengo a verle, señor Beniel. J.P. Molina Cañabate
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Vengo a verle, señor Beniel. J.P. Molina Cañabate
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Vengo a verle, señor Beniel. J.P. Molina Cañabate
Tres
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Vengo a verle, señor Beniel. J.P. Molina Cañabate
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Vengo a verle, señor Beniel. J.P. Molina Cañabate
Cuatro
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Vengo a verle, señor Beniel. J.P. Molina Cañabate
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Vengo a verle, señor Beniel. J.P. Molina Cañabate
Cinco
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cálidamente opaca que tienen todas las Ingrid. "Pues qué iba a
decir: la verdad: que de todas formas ya no la necesitaba. Ayer
mismo, me senté a una semicorchea en las rodillas y me dijo te
quiero, cariño. ¿Para qué quiero más?"
Escuché a Sam con satisfacción; no me defraudó. Era el
final más lógico para su propia historia, no importaba el veredic-
to de la Metro para Bogart, para Ingrid Bergman, para todos los
que caminan con andares de mafioso o beben con aire de
heroína tímida. Sam se dedicó a sí mismo su mejor canción. "Y
lo siento por usted, por todo este trabajo que le hemos dado".
No importa, Sam, me lo he pasado bien. Lo más difícil será
encontrar a alguien como vosotros para escribir. Lo mejor será
que escriba desde ahora sobre mi mujer, que se las trae, o
sobre algún tipo inclasificable.
Se acabó todo. Mi esposa no me reprocharía más que los
niños no van al parque. La tranquilidad momentánea se inte-
rrumpió con el timbre de la puerta. "Abre, Andrés". El timbre
dulzón sonó de nuevo. Ya voy, ya voy. Abrí la puerta y me
encontré con dos hoyuelos, un bigote fino y unos ojos entre-
abiertos, dispuestos a mantener conversación. Vestía como un
terrateniente sudista en la Guerra de Secesión, calzaba botas
altas y llevaba en la mano un sombrero de ala ancha. "Me
dijeron que viniera a usted, señor Beniel. Tengo un problema
con una señorira, una mujer con carácter llamada Escarlata
O`hara. Me presentaré: mi nombre es Gable, Clark Gable. ¿Por
qué se sonríe tanto, Beniel?
El no lo sabía, pero ya podía escribir el final del relato. En
una noche, en mil más.
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