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HITLER

ESTRATEGA




por JORGE MOTA







Todos los aspectos de la personalidad de Hitler han sido tratados con ms
o menos profundidad y sin duda alguna el militar ha merecido autnticos
ros de tinta. Prcticamente todo el mundo ha escrito sobre este aspecto
del mando de Hitler y, en la inmensa mayora de casos -como ha ocurrido
al tratar otros aspectos de su actividad poltica-, se ha pretendido que las
victorias fueron debidas a los militares profesionales (en gran parte
contrarios a Hitler), mientras que las derrotas fueron algo totalmente
personal del Fhrer.
Este enfoque del tema es caso generalizado, y no slo entre los legos en
la materia -que en las crnicas de la II Guerra Mundial son legin- sino
tambin, sorprendentemente, entre los profesionales.
Y digo sorprendentemente, porque aunque yo no soy ni he sido militar -por
no llegar no llegu ni a cabo-, he sido siempre un admirador del lacnico
estilo de escribir de los militares profesionales. Normalmente utilizan un
lenguaje fro, totalmente desapasionado y siempre objetivo. Cuando se
analiza el desarrollo de una guerra o de una batalla, se hace desde un
punto de vista estrictamente profesional, hasta el punto de que estos
escritos cansan al profano e incluso a veces dan la impresin de tener
menosprecio por las vidas humanas. Sin embargo los militares alemanes
al juzgar a Hitler como militar, lo hace siguiendo la misma lnea que el
periodismo sensacionalista, aunque ocasionalmente con ms seriedad.
Al decidirme a tratar con cierta profundidad esta faceta de la personalidad
de Hitler, he tenido que luchar conmigo mismo para vencer la sensacin
de "entrometido" en un terreno en el que no puedo considerarme experto.
Sin embargo la lectura del libro del Coronel General Lothar Rendulic,
"Luchas, Victorias y Derrotas", me decidi a abordar el trabajo, al hallar
confirmados por l, diversos puntos de vista que yo mismo sostena,
aunque con la duda de ver el tema desde una ptica ajena a la conduccin
superior.
El primer problema que surge al empezar este trabajo es el de la
documentacin, las fuentes. Qu criterio seguir para lograr una visin
objetiva? Despus de leer con detenimiento varios centenares de libros
sobre el tema -casi todos escritos por militares-, he llegado a considerar
como las fuentes ms fidedignas, e indudablemente ms interesantes, las
que provienen de los propios alemanes comprometidos en la guerra. En
algunos aspectos son de gran inters las de los militares angloamericanos,
pero en general las versiones concuerdan en lo fundamental con las tesis
alemanas.
El gran problema se halla en el frente del Este. La guerra en la URSS fue,
realmente, LA GUERRA. Por nmero de bajas, fuerzas comprometidas,
medios, tiempo, etc. todos los dems teatros de operaciones, pese a su
capital importancia, pierden importancia frente a la campaa de Rusia y de
esa campaa slo podemos fiarnos de los datos alemanes y,
ocasionalmente, de algunos observadores aliados. Toda la literatura rusa
es puramente propagandstica. La absoluta dictadura sovitica -y tanto
ms en tiempos de Stalin-, impidi en forma total la aparicin de libros
objetivos. Ni siquiera las opiniones de disidentes pasados a Occidente
pueden ser tenidas en cuenta, pues son sospechosas de parcialidad en
sentido contrario. "Las narraciones oficiales rusas de las batallas y
operaciones -y todas las narraciones son oficiales- son tan poco
informativas y tan inclinadas a resaltar lo heroico que, en su mayora,
pareceran haber sido escritas para personas con la inteligencia de un nio
de diez aos A pesar de que nadie informado de la historia militar rusa
duda de la firmeza y aguante del soldado ruso, tener que leer una y otra
vez que los formidables cosacos del Kuban o de Terek degollaron "diez mil
alemanes con el sable" y otras tonteras similares es tedioso, por no decir
ms". Estas palabras del Mayor General ingls J .F.C. Fuller son
suficientemente ilustrativas (1). Pero no slo en los aspectos generales
estas obras son tendenciosas y meramente propagandsticas. Lo son
igualmente en el anlisis serio tctico y estratgico. Stalin achaca la
derrota alemana al mantenimiento de un mando rutinario y sin originalidad
y esto, indudablemente, es falso. J ustamente la alta conduccin alemana
se caracteriz por la originalidad. Naturalmente al principio de la guerra, en
Polonia, pero especialmente en Francia, se revolucion la tctica y
estrategia en profundidad. Se dio un nuevo cometido a la aviacin, carros
de combate, ingenieros, etc. El cambio, en comparacin con los mtodos
aceptados y defendidos por otros ejrcitos fue radical, pero los enemigos
aprendieron pronto de los alemanes y ello dificult su lucha en aos
posteriores, sin embargo mostraron una capacidad de adaptacin a
nuevas situaciones verdaderamente sorprendente. Cuando la aviacin
aliada machacaba diariamente las ciudades alemanas, se cre una nueva
forma de lucha area: Los Grupos de Asalto. Estas unidades atacaban las
formaciones de bombarderos en orden cerrado, incluso viniendo de frente.
"En formacin muy cerrada, ala contra ala, iniciamos el segundo ataque
con un ngulo de 20 grados desde abajo. Unos 600 metros nos separan
de los bombarderos. Las ametralladoras enemigas escupen las primeras
llamaradas de fuego. Nuestro ngulo de aproximacin es bueno. Faltan
segundos para que se desencadene de nuevo el infierno. Doy la orden: A
todos los hermanitos "Cerrarse todava ms para el asalto!" " El que no
derribe ninguno que embista!" (2). Era costumbre entre estas escuadrillas
colisionar con un bombardero si las armas de abordo estaban inutilizadas
o la municin agotada. Los que derribaban un avin as y sobrevivan,
ponan en la cola de su nuevo aparato una calavera en vez de la habitual
cruz indicando un derribo. Tambin se perfeccion la caza nocturna y los
mtodos de localizacin.
En 1941 se crearon vacos peligrosos; entre las unidades blindadas y las
de infantera que les seguan. Los rusos se haban percatado de esa
debilidad de la imparable ofensiva alemana, sin embargo, "las
innovaciones tcticas desveladas por Hoth y Kleist renovaron el efecto
desastroso de la sorpresa tcnica de 1941. El Mot-Pulk no presentaba
ningn punto dbil que se prestara a la dislocacin. Por el contrario, los
puntos de apoyo inaccesibles para los tanques eran aniquilados en plazos
tan cortos, que el poco tiempo que los rusos pretendan ganar, no
compensaba el sacrificio de millares de valientes combatientes", palabras
tomadas del libro "La Guerra de los Blindados" del Mayor del Ejrcito suizo
Eddy Bauer (3). El Mot-Pulk consista en ataques en masa de unidades
blindadas, seguidos por los Panzergrenadier, con vehculos a orugas, que
destruan los puntos de resistencia en lugares inaccesibles a los carros.
Tambin en la accin defensiva encontraron nuevos mtodos que, en
batallas anteriores, no haban utilizado sus enemigos. El General von
Tippelskirch deca: "Los rusos nunca lograron romper nuestro frente -se
refiere al invierno de 1941- y aunque avanzaron profundamente por
nuestros flancos, no tenan todava la pericia ni los abastecimientos
necesarios para aprovechar esta ventaja", siendo pese a todo el General
Heinrici el que alcanz mayor fama: "Cuando se vea que los rusos se
estaban concentrando para un ataque, yo retiraba mis tropas, al amparo
de la noche, desde la primera lnea hacia una segunda, habitualmente a
unos 2 kilmetros ms atrs. El resultado era que el golpe de los rusos
daba en el aire y el ataque subsiguiente ya no tena el mismo mpetu.
J ams sufr una derrota durante los tres aos de batallas defensivas,
cuando pude basar mi plan en dichos mtodos" (4).
La actitud de la conduccin suprema alemana fue siempre dinmica, y
quizs esa fue su ms destacable caracterstica, atribuible en gran medida
a Hitler pues 'tena "preferencia por los hombres jvenes, con
conocimientos sobre operaciones mecanizada?' (5).
As pues, no pudiendo fiarse de los testimonios rusos, que confunden
realidad y propaganda, quedan preferentemente los testimonios alemanes.
Quiero insistir en que esos textos no estn exentos de apasionamiento,
cosa que, repito, no es habitual en textos militares. Los militares
profesionales no podan admitir a Hitler por el simple hecho de no ser un
militar. El objetivo de la mayora de libros de militares alemanes es
demostrar que Hitler era un mal militar y por ello los testimonios aportados
si adolecen de algo, y desde luego adolecen de ello, es de ser totalmente
opuestos, llegando a utilizar un lenguaje poco usual en el lxico militar.
Halder, J efe del Estado Mayor y consecuentemente en la cpula directiva
del Ejrcito, califica a Hitler de "comediante de primera fila", "desalmada
frialdad "instinto de salteador de camino? (6), lenguaje, repito, totalmente
inslito en escritos militares.
Pero no slo eso. En esos textos se citan acontecimientos o frases
atribuidas a Hitler, que slo pueden estar dictadas por la ofuscacin, el
odio o el midedo, pues carecen de la ms mnima lgica. Entre ellas cabe
citar especialmente el debatido tema del vestuario de invierno que falt en
1941 en Rusia. El General Friedrich Hossbach afirma haber sabido a
travs del General Osterkamp que "el vestuario de invierno para todo el
Ejrcito en el Frente Oriental haba estado listo en la Gobernacin General
de Varsovia y que por orden de Hitler haba sido transportado de nuevo a
Alemania, pues deba contarse con un rpido final. de la campaa en el
Este y ya no seria necesario el vestuario de invierno" (7). No hace falta ser
militar para darse cuenta de que an en el supuesto de una victoria
aplastante y definitiva, la lnea defensiva alemana debera hallarse al este
de Mosc apoyndose en el Volga. Ese extenso frente de ms de 2.000
kilmetros debera cubrirse con la mitad, por lo menos, de las fuerzas que
se hallaban en Rusia, y esas tropas iban a necesitar, indudablemente,
vestuario de invierno. Por otro lado es muy dudoso que Hitler fuese
personalmente el responsable de intendencia de vestuario del Ejrcito
Alemn. Desde luego la falta de vestuario adecuado a finales de 1941
constituye un hecho no aclarado suficientemente, pero sin duda la opinin
del General Osterkamp -de ser cierta-, no tena nada que ver con la
realidad.
Por su parte, Franz Halder pone en boca de Hitler la frase: "Esta bagatela
de conducir operaciones, cualquiera lo hace. La misin del comandante en
jefe del Ejrcito es educar a la tropa en la ideologa nacionalsocialista" (8).
Creemos que conducir centenares de divisiones en los cuatro puntos
cardinales no ha de ser precisamente una "bagatela", y hay que suponer
que un hombre que afirmase tal cosa, no merecera el crdito de nadie.
Hans Speidel, por su parte, nos explica que Hitler orden dinamitar los
puentes de Paris "aunque tambin deban aniquilarse barrios residenciales
y monumentos artsticos pero el J efe del Estado Mayor y el General von
Choltitz, no transmitieron ni obedecieron la 'orden respectivamente (9), con
lo cual habr que aceptar que Hitler era un buen hombre cuyas rdenes
discutan o desobedecan impunemente sus generales o se trata de
valientes oposiciones inventadas, inclinndome por lo segundo, pudiendo
aplicar los ilustrativos versos de Alarcn:
Cobardes son y traidores,
ciertos crticos que esperan
para impugnar, a que mueran
los infelices autores,
porque vivos respondieran.

pues incluso el general de brigada Bemhard von Lossberg -ignoro su
graduacin en la poca de los hechos pero haba de ser muy inferior-
afirma haber boicoteado una orden de Hitler y haber sustituido un
telegrama firmado por el Fhrer por otro que le haba hecho firmar a
Brauchitsch (10).
Con frecuencia J . Bochaca invoca a la lgica como nuestra principal arma
para desenmascarar las mentiras difundidas contra el nacionalsocialismo,
y en este caso es tambin la lgica el argumento principal.
Baste todo lo dicho para demostrar que las fuentes, pese a ser alemanas,
no son en absoluto susceptibles de ser consideradas partidistas o, por lo
menos, partidistas en beneficio de Hitler. Lo que s puede constatarse de
la lectura de TODOS los textos escritos por militares alemanes, es que
ninguno de ellos reconoce un solo error propio, mientras que los encuentra
abundantemente en otros. El motivo por el cual los textos militares,
normalmente objetivos, caen muy manifiestamente en esta deficiencia, es
algo que debe ser consustancial a la grave responsabilidad que pesa
sobre los militares. No es lo mismo reconocer el error propio en un partido
de baloncesto, que en una batalla donde se juegan miles de vidas.
Por ltimo, antes de pasar al estudio y anlisis de la faceta de Hitler como
militar, hemos de constatar que no se dispone de toda la informacin
necesaria, pues faltan importantes testimonios de protagonistas
cualificados, como es el caso de Reichenau y Model, ambos fervientes
nacionalsocialistas y cados en el frente. Falta tambin el testimonio de
von Bock, igualmente cado antes de terminar la guerra y, en general,
faltan importantes testimonios como los de Blomberg, Brauchitsch y Kleist
muertos en campos de concentracin aliados, el poco de fiar de Paulus o
los de los ejecutados como Keitel, J old y Lhr Con todo estas opiniones
que faltan -excepto las de J old y Keitel, contribuiran a ofrecer aspectos
parciales y no modificaran el conjunto, especialmente teniendo en cuenta
que casi todos coinciden en los mismos puntos principales.
INFERIORIDAD NUMERICA
Como dice el refrn espaol, Dios ayuda a los malos cuando son ms que
los buenos. Para ser una primera potencia mundial hay que disponer de
abundantes medios, territorios y poblacin. Cuando esto no se tiene hay
que suplirlo con alianzas y con una adecuada "diplomacia" que logre
mantener siempre divididos a los posibles enemigos. Ese fue el caso de
Inglaterra, por ejemplo. Pero el carcter alemn, muy poco -proclive a la
diplomacia, fro y calculador, confiando siempre -y muy acertadamente
como lo demuestra la historia- en s mismo, haba de renunciar a ser una
potencia o lo haba de lograr por medio de una educacin militar desde la
infancia. Alemania, en la mayora de las guerras, ha precisado vencer a
enemigos superiores y ha desarrollado para ello una serie de principios,
una escuela, que ha servido de base a todos los ejrcitos del mundo. Esa
depurada tctica y estrategia que dio tan asombrosas victorias a Alemania,
no poda ser concebida en otros pases. Estados Unidos y Rusia cifraban
su mejor tctica en una aplastante superioridad. No es posible ni lgico
pedirle aun jefe superior que emplee 5 divisiones en vez de 10. Slo
cuando uno est limitado a esas 5 tiene que trabajar en consecuencia. No
es de extraar que la formacin del soldado alemn estuviera pensada
para la lucha en inferioridad. Eso explica las palabras del Coronel General
Rendulic: "Cuando al asumir un frente encontraba una relacin de fuerzas
con los rusos de 1 a 5, si exista suficiente municin, me senta
pasablemente seguro" (11), pero esa relacin se poda encontrar pocas
veces.
"La cantidad de los batallones que aqu combatan, era menor que la de
las divisiones atacantes" (12) y "El regimiento 482, compuesto casi todo
por austracos, luch en forma heroica contra una superioridad 15 a 20
veces superior" (13). La proporcin entre las fuerzas alemanas y las del
enemigo, tanto en este grupo como en el B, era todava de 1 a 8, en
algunos sectores incluso ms desventajoso para nosotros... Haba que
pensar que el Grupo de Ejrcitos tendra que mantener un frente de 700
kilmetros, sin disponer para ello de ms fuerzas que unas 32
divisiones..." teniendo enfrente 341 unidades rusas (14).
No hay que pensar que esto son imaginaciones o exageraciones de los
generales en el frente, pues, como queda dicho, la lucha en inferioridad de
condiciones era la norma y no la excepcin en el Ejrcito alemn. Al igual
que entre los hombres, normalmente los grandullones son torpes y fuertes
y los pequeos son hbiles y rpidos, as lo mismo podramos aplicarlo a
los Ejrcitos comprometidos en la II Guerra Mundial.
Los grandes xitos alemanes se debieron a saber elegir con exactitud el
centro de gravedad, tanto si se trataba del propio en una prevista ofensiva,
como del enemigo cuando se hallaban a la defensiva. Eso siempre
supona un riesgo que americanos o rusos jams corrieron y que los
alemanes tuvieron que correr siempre. Cuando en alguna ocasin les
fallaban los clculos -por ejemplo Stalingrado-, se produca la inevitable
derrota, aunque slo se produjo en contadas ocasiones. Eso, en definitiva,
formaba parte de la doctrina alemana: "ser fuertes en el punto decisivo.
El plan Schlieffen para el ataque a Francia en 1914 se basaba "en el
envolvimiento simple, de una ala que preconizaba era preciso volcar las
7/8 pares de todas las fuerzas alemanas, en forma de conseguir una
superioridad abrumadora pero esto encerraba el riesgo de cubrir el resto
del frente con un solo ejrcito, dbilmente distribuido, en particular sobre el
Sur de Alsacia, a cargo tan solo de 3 brigadas frente a los poderosos
ejrcitos enemigos" (15). Ese fue el mismo caso de la espectacular victoria
en Tannenberg. Ludendorff explica: "A pesar de nuestra inferioridad en el
Este, habamos conseguido reunir en el campo de batalla fuerzas
aproximadamente iguales a las del enemigo", teniendo que desguarnecer,
para ello, otros frentes. "As, pues, desde el 27 de agosto solamente 2
brigadas de caballera, situadas entre el lago Mauer y el ro Pregel, se
sostenan contra 24 divisiones muy fuertes de infantera y varias divisiones
de caballera del ejrcito de Rennenkampf.. que hubiese tan slo hecho
acto de presencia, y nosotros estbamos derrotados... la excitacin
nerviosa producida por la presencia del ejrcito de Rennenkampf haba
sido demasiado terrible" (16). Y el mismo ejemplo lo tenemos en la
magnfica batalla defensiva de Orel. "De este modo, en el sector del centro
de gravedad que se prevea... un sector que representaba el 7 por ciento
del Cuerpo, se tuvo, el 25 por ciento de la infantera el 43 por ciento de la
artillera y el 48 por ciento de defensa antitanque pesada. Una tal
formacin de centro de gravedad significaba un riesgo extraordinariamente
grande y constitua el lmite extremo de la responsabilidad que uno todava
poda asumir. La ocupacin fuera del sector del centro de gravedad, que,
de acuerdo con lo anterior, era casi todo el frente del Cuerpo (93 por
ciento, unos 130 kms.) era as apenas algo ms que un ralo velo de
seguridad (17). Pese a ello durante varios das Lothar Rendulic pudo
acertar con el centro de gravedad de la ofensiva rusa. Un ataque ruso por
otro lado habra supuesto casi con seguridad la derrota.
Esa inferioridad fue la que hizo de los pilotos alemanes los mximos ases
al tener que luchar contra una gran superioridad y no poder disfrutar de
permisos, o ser destinados, como los aliados, como instructores. Los
resultados parecen, en lo que respecta a los pilotos de caza, increbles.
Los 10 primeros pilotos alemanes derribaron 2.588 aviones aliados (18).
Pero las cifras resultan ms sorprendentes si las comparamos. Los 4
primeros pilotos alemanes derribaron 1.195 aparatos enemigos. Los 4
primeros ingleses, 129 y los 4 americanos 142. Frente a Hartmann con sus
352 derribos en el Frente del Este, tenemos al americano Richard Bong
con 40 y el ingls Pattle con 41 derribos, ambos en el frente asitico. En
cuanto al frente occidental el "record" lo detentaba el alemn Hans
J oachim Marseille con 158 derribos, seguido por Heinrich Br con 124 y
Kurt Buchlingen con 112. Entre los aliados en el mismo frente figuraba el
ingls J ohnson con 38, el sudafricano Malan con 35, el francs
Clostermann con 33, el irlands Finucane con 32 y el americano GabresM
con 31. Entre los rusos, cuyas cifras son poco de fiar, se halla en primer
lugar Ivan Nikitievich Kojedoub con 62 victorias. El historiador de la
Luftwaffe Hans Ring estima que 300 pilotos alemanes derribaron 30.000
aviones rusos. Los aliados calificaban de "as" al que consegua 4 o 5
derribos. Los alemanes calificaban de "experten" a los que conseguan
mucho ms que eso (19). No podemos creer que los alemanes fuesen por
naturaleza mejores pilotos que los aliados, y por ello, junto a su capacidad
y motivacin, hay que atribuir esos asombrosos xitos a las necesidades
imperiosas que les obligaban a estar volando constantemente. Recuerdo
al visitar el Museo del Aire en Washington la cara atnita de los visitantes
cuando despus de ver las fotos de los mximos ases americanos, lean
asombrados las 352 victorias de Hartmann.
Pero, repito, esta necesidad de ser audaces, tanto en el ataque como en la
defensa, era algo exclusivo del lado alemn. La forma de concebir la lucha
entre los aliados, desde el conservador Montgomery al revolucionario
Patton, y naturaImente todos los rusos, se basaba casi nica y
exclusivamente en la fuerza. Incluso entre las fuerzas de Patton el
lenguaje empleado para describir sus xitos es sustancialmente distinto
del alemn: "Por primera vez en la historia, nuestro Alto Comando haba
decidido utilizar los pesados bombarderos para la proteccin directa de
nuestras tropas de tierra a los fines del ataque. Ms de 3.000 bombarderos
pesados y livianos de la 8 y 9 Divisiones Areas, entraron en accin y
arrojaron 6.000 toneladas de bombas con anterioridad a la operacin
terreste. Ola tras ola de aviones plateados cruzaban el espacio. El
espectculo era maravilloso. Desde las 11.30 hasta las 12.30 la muerte y
la destruccin los alcanz desde la altura" (20). El mismo procedimiento,
pero apoyado en la artillera, era el utilizado por las rusos. Los rusos
utilizaron 290 piezas de artillera por kilmetro cuadrado en la batalla de
Orel-Kursk, hasta llegar a 610 en Berln. "5.000 piezas fueron empleadas
en la batalla que puso fin al bloqueo de Leningrado... El empuje sobre el
Vstula del primer frente de Rusia Blanca fue realizado con el apoyo de
9.500 piezas. En fin, 22.000 piezas aplastaron las defensas de Berln"
(21). "El da del ataque la aviacin aliada hizo unas 8.000 salidas y no vio
ms de 100 aeroplanos enemigos en vuelo" (22). "Model apenas tena
tanques suficientes para organizar una divisin blindada; los Aliados, tan
slo en el frente que a l corresponda, tenan el equivalente de doce
divisiones blindadas" (23). "La aviacin aliada haba dejado a los alemanes
con slo 400 aviones de primera clase para el dia D... Se nos iban a
proporcionar 1.500 bombarderos pesados, 396 medianos y 350
caza-bombarderos, formando un total de 2.246 aviones para algo menos
de 13 kilmetros cuadrados del terreno arbustceo de Normanda. Cada
uno de los 1.500 Liberators y Fortalezas llevara 40 bombas de 45 kilos, lo
suficiente para salpicar la zona con 60.000 crteres... Cuando el ltimo de
los bombarderos pesados hubiera arrojado sus cargas, Collins deba
lanzarse hacia adelante con tres divisiones de choque apoyadas por ms
de 1.000 caones" (24). "Ms de 5.000 barcos y 4.000 embarcaciones
adicionales, haban de ser empleadas en las operaciones del Canal...
incluan 6 acorazados, 22 cruceros y 93 destructores" (25)
Estas opiniones de fuente aliada son suficientemente explcitas y muestran
el sistema de guerra aliado que el General ingls Fuller resume muy bien
as: 1) formacin de una superioridad tal en cada arma, que fuera
virtualmente imposible una derrota; 2) acumulacin de cantidades enormes
de materiales y abastecimientos; 3) bombardeo previo areo y de artillera
de destruccin; 4) a continuacin un avance metdico de infantera ... ; 5)
seguido por los tanques" (26).
Los principales generales aliados, excepto Patton, apenas hubiesen
destacado de estar en el Ejrcito Alemn, aunque eran muy adecuados
para los aliados dado su abundante material.
Por ello para Alemania la calidad tena que ser mucho ms importante que
la cantidad de la que carecan, y podramos decir que Alemania tena que
dar prioridad a la educacin militar de su poblacin si quera seguir
existiendo en la conflictiva centro Europa. De ah el libro de Ludendorff "La
Guerra Total" en el que asignaba una importancia fundamental a la
instruccin de la juventud. "El xito hay que agradecerlo a nuestra
organizacin militar en tiempo de paz", deca Ludendorff para explicar las
victorias alemanas, pues "todas las experiencias recogidas muestran que
tambin las prdidas de las unidades bien instruidas son casi siempre muy
inferiores a las de las unidades deficientemente instruidas y conducidas
por jefes y subjefes insuficientemente preparados. Por eso un Estado se
hace culpable de la ms grave injusticia a su pueblo si no procede a
impartir oportunamente la ms completa instruccin" (27), palabras de
Lothar Rendulic que concuerdan perfectamente con las de von Manstein
quien criticando al Ejrcito rumano deca: "No digamos ya de la instruccin
de combate, a todas luces insuficiente y causa fundamental de un
desproporcionado nmero de bajas" (28). As pues, aunque en todos los
relatos de guerra, de todos los bandos, se encuentran hechos heroicos,
hay pginas que prcticamente son exclusivamente alemanas y citar slo
dos, para dar una imagen de la dureza de la lucha llevada a cabo por el
soldado alemn al lmite de sus fuerzas, y de su formacin blica. La
primera la relata el repetidamente citado Lothar Rendulic: "El agotamiento
de los hombres lleg finalmente a ser tan intenso que, entre otros
episodios, una batera, en un perodo crtico del combate no efectu
disparo alguno porque todo el servicio de las piezas cay profundamente
dormido en pleno da durante la lucha" (29). La otra es relatada por el
Mayor General Hans Kissel: "A la izquierda de la "altura de los molinos" se
ve que cierta cantidad de tiradores alemanes salen de sus pozos y tiran a
pie firme, como si fueran cazadores. Seguramente proceden as para tener
mejor campo de tiro contra el enemigo que se aproxima por las profundas
"balkas". Sus oscuras siluetas se destacan ntidamente contra el cielo
claro y tiran tranquilamente, como si estuvieran practicando en un polgono
de tiro. No vacilan, ni an cuando uno de ellos cae herido al suelo. Con el
J efe de Seccin de Zapadores en medio de dichas siluetas, stas forman
en su conjunto un hermoso ejemplo de cumplimiento del deber militar"
(30). Hay un lmite entre la cantidad y la calidad y, como hemos ido
diciendo, estuvo ampliamente rebasado en favor de la cantidad. La razn
fundamental de la prdida de la guerra por Alemania hay que atribuirla a la
inferioridad de medios y poblacin. No haba voluntad de negociacin. Las
reuniones de Casablanca y Yalta dejaron claro que no se quera negociar
con Alemania
Churchill, afirmaba que continuara la guerra desde Canada si fuese
ocupada Inglaterra y los rusos no tenan intencin de rendirse. Otros
elementos, que no eran normalmente ni ingleses, ni americanos, ni rusos
-y que por cierto se mostraban escasamente por el frente- tenan la firme
voluntad de no rendirse, o mejor dicho, de que no se rindiesen o
negociaran Inglaterra, Rusia o Estados Unidos. Los avances tcnicos no
pueden dar una victoria pues pronto son neutralizados por el enemigo.
Incluso la bomba atmica en poder de Alemania habra retrasado la
victoria aliada, pero no la hubiese evitado. Los fundamentales enemigos
de Alemania no tenan ms remedio que resistir, exactamente lo mismo
que le pasara al pueblo alemn poco despus. La lucha era a victoria o
muerte.
De lo que nos vamos a ocupar seguidamente es de analizar la conduccin
suprema de Hitler y empezaremos con un tema generalmente olvidado.
METODOS INMORALES DE LUCHA
Este es uno de los cargos que se hacen a Hitler, y resulta sorprendente
comprobar, tambin aqu, la poca solidez de la argumentacin aducida. No
vamos a hablar ahora del tema de los judos (31) pues escapa a los
objetivos de este trabajo, pero al margen de ello y de la responsabilidad en
el desencadenamiento de la guerra, cuyo anlisis ha sido realizado con su
acostumbrada meticulosidad por J . Bochaca en su libro Los Crimenes de
los Buenos" al que remitimos a los interesados, a Hitler se le ha culpado
de mtodos deshonestos o inmorales, en aspectos totalmente
anecdticos, siendo el ms importante la conocida como "Orden de
Comisario y que comentaremos ms adelante.
Hablando estrictamente. de la guerra, desde un punto de vista militar,
hemos de observar que los Aliados utilizaron masivamente dos mtodos
condenables y condenados por la humanidad entera, pero que la
propaganda, en la que indudablemente fueron mucho ms eficaces que el
Dr. Goebbels y todo su equipo, han logrado disimular, y estas dos formas
de guerra son: los bombardeos estratgicos, especialmente sobre
ciudades, y las guerrillas, partisanos, maquis, etc. A estos dos mtodos,
aadiremos al final otro ya mencionado: la propaganda en s.
Bombardeos estratgicos. El conocido argumento de que toda arma es
moral si contribuye a acelerar el final de la guerra, podra quizs se
aplicado, con reservas naturalmente, a la bomba atmica, pero no desde
luego a los bombardeos estratgicos sobre ciudades. De hecho matar a
los prisioneros o incluso a los propios heridos graves tambin ayudara a
lograr un final ms rpido, pero ello no puede ser considerado moral. A
diferencia de los pueblos salvajes, el hombre blanco siempre ha precisado
de una reglamentacin de la lucha. Ha querido siempre hacer menos cruel
la guerra. Un amigo me contaba que presenci en Madrid una pelea en
plena calle y en un momento dado uno de los contendientes propin una
patada al oponente el cual indignado le increp: " Patadas no valen!" y
prosigui la lucha sin patadas.
Hay una necesidad interna de fijar unos lmites a las guerras para evitar
que degeneren en crueldades sin fin, lo cual sin embargo es siempre difcil
de evitar. Pero lo ms complejo, es delimitar lo que es moral e inmoral en
la guerra.
Pero en el tema concreto de los bombardeos a ciudades la cuestin est
suficientemente clara. Se puede aducir que las diversas propuestas de
paz, desarme o limitacin de mtodos de guerra de Hitler (32) fuesen
dictadas por la propaganda -aunque los aliados podran haberle
desenmascarado aceptndolas-, pero de lo que no hay ninguna duda es
de la responsabilidad de los bombardeos de ciudades. J . Bochaca en el
mencionado libro "Los Crmenes de los Buenos", se ocupa del tema con
su habitual meticulosidad (33) y cita, como todos los autores, el libro
"Bombing Vindicated" escrito por el Secretario Auxiliar Principal del
Ministerio del Aire, J .M. Spaight en el cual dice: "Nosotros (los britnicos)
comenzamos el bombardeo de objetivos en territorio alemn antes de que
los alemanes comenzaran el bombardeo de objetivos en territorio ingls.
Este es un hecho histrico que ha sido pblicamente admitido ... Sin
embargo tuvimos temor del efecto psicolgico de la distorsin de la verdad
como resorte de propaganda y, en consecuencia, decidimos ocultar
nuestra iniciacin de' la ofensiva estratgica; as nos encogimos de
hombros y no dimos la clase de publicidad que corresponda a nuestra
gran decisin de mayo de 1940. Fue sin duda un error. Haba sido una
decisin esplndida"" (34).
El Mayor General ingls Fuller cita, como todos los autores serios,
alemanes o aliados, el ataque a Freiburg como el primer bombardeo de la
guerra contrario a las "`normas para la guerra" dictadas en Washington en
1922, cuyo artculo 22 prescriba que "el bombardeo areo realizado con el
fin de aterrorizar a la poblacin civil o de destruir o dafiar la propiedad
privada, que carezca de carcter militar o de herir a los no combatientes,
queda prohibido". El bombardeo de Freiburg fue ordenado por Churchill el
dia despus de ocupar el puesto de primer ministro. "De este modo y de
acuerdo con lo dicho por el seor Spaight, fue Churchill quin prendi
fuego a la mecha que hizo estallar la guerra de devastacin y terrorismo",
escribe el Mayor General ingls Fuller en su libro "`La II Guerra Mundial.
Historia Tctica y Estratgica". El primer ataque alemn sobre Londres se
produjo el 4 de setiembre de 1940, es decir, casi 4 meses despus del
primer bombardeo ingls y cuando Berln ya haba sido atacado varias
veces. El ataque a Coventry, dentro de objetivos militares, no se produjo
hasta el 14 de noviembre de 1940. Sin embargo dentro de los libros de
divulgacin -normalmente los de ms tirada-, as como en el cine y la
televisin, se mantiene todava la teora oficial de tiempo de guerra y as
Noble Franland en su obra "Bombardeo de Europa. Su devastacin",
sostiene, sin ruborizarse, que el primer ataque ingls a Berln se produjo
despus del primero alemn a Londres, y que los ataques masivos, fueron
consecuencia del ataque alemn a Coventry, mencionando tambin los
bombardeos de Rotterdam y Varsovia considerndolos como los primeros
bombardeos terroristas de la Il Guerra Mundial. Al respecto
reproduciremos un extenso fragmento de la obra del prestigioso crtico
militar ingls Sir Basil Henry Liddel Hart: "La poltica de bombardeo que
proseguimos fue el producto de una teora que surgi despus de 1918,
cuando Gran Bretaa marc rumbos al mundo creando una fuerza area
independiente de las otras ramas ms antiguas de las fuerzas armadas.
En vez de hallarse limitada a objetivos estrechamente militares, se
argumentaba que la fuerza area deba ser utilizada independientemente,
para atacar las fuentes del esfuerzo blico del enemigo. Esta era una
lgica ampliacin de la antigua tradicin de la guerra naval de Gran
Bretaa, en la cual la flota ha sido utilizada como un medio de presin
econmica y ha llevado a cabo a menudo devastadores ataques contra las
ciudades costaneras enemigas. Significativamente, el Manual britnico
sobre las reglas de la guerra rechazaba el punto de vista general
continental de que el bombardeo deba estar limitado a objetivos militares.
Sostena que "la destruccin de edificios pblicos y privados por medio del
-bombardeo" era un medio justificable para convencer a las autoridades
civiles "de la conveniencia de la rendicin".
"Haba solamente otro manual que sostena la conveniencia de una similar
liberacin de las limitaciones; era el norteamericano. Cuando la fuerza
area norteamericana reforz a la britnica en 1942, era ms que seguro
que el bombardeo sera llevado hasta el punto mximo de la devastacin.
"Originalmente, el Estado Mayor Areo haba sugerido que los objetivos
industriales podran ser destruidos por medio de bombardeos de precisin,
sin Causar daos a la poblacin civil comn. Pero toda tentativa de
limitacin humana en este aspecto estaba naturalmente sujeta a un amplio
margen de comisin de errores, que provocaran represalias y era
probable que fuera abandonada a medida que las caractersticas
generales de la guerra se hicieran ms graves.
"La teora area alemana adopt un camino distinto. Esto no se deba al
humanitarismo, sino a una distinta lnea de razonamiento militar. Aunque
algunos efes de la Luftwaffe se mostraron partidarios de la teora area
britnica, el Estado Mayor General representaba la influencia que
predominaba en Alemania. Este sostena que la fuerza area debera ser
utilizada principalmente para ayudar al ejrcito en sus batallas, en vez de
ser utilizada independientemente contra la zona del interior y la industria
del pas adversario. Su punto de vista prevaleci, an ante Hitler.
"La tendencia de las ideas alemanas se advirti en la propuesta que hizo
Hitler en 1935, repetida en 1936, para llegar a un acuerdo universal en el
sentido de que los bombardeos quedaran limitados a la zona de combate.
Sugiri que se considerara que sta se extenda hasta una profundidad de
100 kilmetros a partir de la lnea del frente.
"Cuando examinamos las operaciones areas alemanas de la primera
etapa de la guerra, es necesario reconocer que su prctica se mantuvo de
acuerdo con su propuesta, as como con su teora. Los bombardeos de
Varsovia y de Rotterdam horrorizaron al mundo, pero no se produjeron
hasta el momento en que las tropas alemanas estaban combatiendo para
abrirse camino hasta dichas ciudades. De esta manera estaban de
acuerdo con la definicin de 1935, as como con las antiguas reglas del
bombardeo de sitio. Sin embargo, en 1940 los alemanes tenan una fuerza
area tan enormemente superior, que hubieran podido utilizarla en la
forma que hubieran elegido.
"La primera clara desviacin de esta regla se produjo en ocasin del
bombardeo de Londres. Este se produjo a continuacin de seis ataques
sucesivos contra Berln llevados a cabo por la Real Fuerza Area.
Estaban, por lo tanto, en realidad justificados cuando sostenan que su
accin era una represalia. Adems, algunas semanas ms tarde tomaron
la iniciativa proponiendo un acuerdo mutuo para la restriccin de tales
bombardeos contra ciudades, an cuando todava tenan una inmensa
ventaja en cuanto a, poder de bombardeo.
"...Finalmente esto culmin con el uso de la bomba atmica contra
Hiroshima y Nagasaki. Ni siquiera Gengis Khan y Tamerln podran haber
imaginado jams que tantos podran ser muertos tan rpidamente por tan
pocos.
"Resulta irnico que las naciones que haban entrado en la guerra para
defender la civilizacin, hubieran llegado a poner en prctica los medios de
guerra menos civilizados que el mundo ha conocido desde aquellos
exponentes mogoles de las matanzas generales" (35).
Y volviendo al ataque a Varsovia, tan utilizado por la propaganda,
citaremos la frase del Subsecretario de Estado britnico Butler quien dijo el
6 de setiembre de 1939 en la Cmara de los Comunes que "parece
demostrarse que los alemanes, en sus ataques areos, alcanzan por lo
general objetivos militares y no dirigen sus ataques impremeditadamente
contra la poblacin civil", mientras el General Armengaud, agregado militar
francs en Polonia informaba el 14 de setiembre de 1939 y deca: "El
Ejrcito del aire alemn no ha atacado a la poblacin". Despus de que
Radio Varsovia anunciara el 8 de setiembre, la labor comn de soldados y
poblacin civil para defender la capital polaca, se prepar el ataque
alemn; pero previamente se ofreci un plazo de 12 horas y dos carreteras
para que la poblacin civil abandonase la ciudad. El 18 de setiembre Hitler
orden el ataque, haciendo expresa mencin de que Ia fuerza area
deber limitarse a las acciones militares necesarias" (36).
El Mariscal Harris, directo responsable de los bombardeos de ciudades,
omite mencionar en su obra "Ofensiva de Bombardeo", cualquier
referencia a todos estos temas, aunque admite reiteradamente que "los
alemanes subordinaron totalmente la msin de sus fuerzas areas a las
operaciones terrestres... Los alemanes tardaron mucho tiempo en
apercibirse de las ventajas que representaba una fuerza de bombardeo
estratgico; pero sus intentos de fabricar bombarderos cuatrimotores, que
continuaron incluso en 1945, solo les sirvieron para impedirles la
fabricacin de aviones de caza...". Harris se siente orgulloso al declarar
que "ninguna nacin del mundo haba, hasta entonces, pensado en la
posibilidad de utilizar la fuerza area en esta modalidad" y, adems, no
encontraba tan terribles sus bombardeos: "A pesar de todo cuanto sucedi
en Hamburgo, el bombardeo demostr ser un sistema relativamente
humanitario. En un aspecto, evit que la flor de la juventud de nuestra
nacin y de nuestros aliados cayera aniquilada por la fuerza militar en el
campo de batalla... Pero uno de los mayores defectos que se achacan al
bombardeo es que frecuentemente hace sus vctimas entre la poblacin
civil. Ello es cierto, pero hemos de admitir que todas las guerras han
ocasionado vctimas entre la poblacin civil. Por ejemplo, despus de la
ltima guerra, el Gobierno britnico public un Libro Blanco en el que se
calculaba que nuestro bloqueo contra Alemania haba causado cerca de
800.000 muertos, naturalmente, sobre todo entre las mujeres, nios y
ancianos..." (37). Es decir, el Mariscal Harris se justifica asegurando que lo
de hacer la guerra contra mujeres y nios era ya un tradicin en su pas,
sin embargo, en honor a sus compatriotas mencionaremos que, al acabar
la guerra los 4 mariscales del Aire que haban ocupado los puestos ms
importantes fueron elevados a la dignidad de nobles, con excepcin de
Harris, y que en el libro de honor de los cados en defensa de la Isla y que
se guarda en la Abada de Westminster, no figuran los pilotos de
bombarderos" (38). El libro de Harris est repleto de alucinantes relatos
como la descripcin del bombardeo de Hamburgo: "El bombardeo
alternativo con "revienta-manzanas" (bombas de 4.000 libras, de gran
capacidad explosiva) y bombas incendiarias, hizo imposible todo intento de
combatir los incendios, ya que los incendios menores se unan en seguida
a las grandes conflagraciones, y stas a su vez producan verdaderas
tempestades de fuego... en una zona edificada, la fuerza de absorcin no
puede seguir el canino ms corto, pero el aire supercalentado irrumpe
tempestuosamente en la calle con una fuerza inmensa, arrastrando
consigo no slo chispas, sino maderas incandescentes y vigas de los
tejados, extendindose as los incendios cada vez ms y propagndose en
tan corto espacio de tiempo, que forman un verdadero huracn de llamas,
de una violencia jams vista y ante la cual toda resistencia por parte del
hombre es prcticamente intil... la falta de conducciones para distribucin
de agua y los incendios de los ataques anteriores, obstaculizaron
gravemente todos los trabajos". Todo esto se consigui, segn nos explica
Harris, con 2.533 salidas contra Hamburgo en 3 noches, arrojando un total
de 7.196.000 kilos de bombas, consiguiendo un pleno xito al destruir "el
74 por ciento de la parte ms aglomerada y poblada" (39).
Suponemos que esta descripcin contraviene el art. 25 del Reglamento
Anexo de la IV Convencin de La Haya de 1889 sobre "Leyes y Usos de la
Guerra" donde se dice que "queda prohibido atacar o bombardear
ciudades, poblados, habitaciones y edificios no defendidos" aadindose
en 1907 "por cualquier modo que fuera" (40). Algunos escritores han
pretendido, seriamente, que las ciudades atacadas estaban defendidas,
pues haba en ellas gran cantidad de artillera antiarea. Supongo que es
innecesario destacar que el texto aludido no se refiere a este tipo de
defensa. No hay duda de que si dichas ciudades no hubiesen sido
atacadas, en ellas no habra habido defensa alguna.
Pero analicemos ahora el tema desde un punto de vista estrictamente
militar, que es lo que en este trabajo nos interesa. Admitamos incluso que
los primeros bombardeos sobre ciudades, por ambos bandos, fueron por
error, debido a la incipiente tcnica de navegacin area y situmonos
entrada la guerra. "Muchas almas filantrpicas -escribe Clausewitz -
imaginan que existe una manera artstica de desarmar o derrotar al
adversario sin excesivo derramamiento de sangre, y que esto es lo que se
propona lograr el arte de la guerra. Esta es una concepcin falsa que
debe ser rechazada, pese a todo lo agradable que pueda parecer" (41).
Admitamos pues que podan existir consideraciones militares para estos
bombardeos y veamos cuales. "La parte predominante de la industria de
guerra se encontraba all donde se puede encontrar en todos los pases
del mundo, o sea en las ciudades. -Eso aseguraba Harris en su libro
"Ofensiva de Bombardeo"- Nuestro objetivo era siempre el ncleo central
de las ciudades... La finalidad de la ofensiva era interrumpir la produccin
de guerra. Estbamos convencidos de conseguir este fin por medios
indirectos, o sea, por la destruccin de viviendas e instalaciones vitales,
como por la destruccin de los propios talleres y fbricas".
Es ms que discutible que las industrias, incluso en los aos 40, se
pudiesen localizar en los centros de las ciudades, pues en parte se haban
trasladado a los extrarradios. Tambin es lgico utilizar "medios
indirectos" como dice Harris pudiendo utilizar siempre los directos al
bombardear las fbricas. "Segn los clculos de la Oficina de Estadstica
de la Repblica Federal, fueron muertas en la Alemania Occidental y
Central por lo menos 500.000 personas y otras 620.000 fueron
gravemente heridas. En estos clculos no estn incluidos los fugitivos
procedentes de las zonas orientales, y tampoco los miembros de
diferentes armas de la Wehrmacht ni los trabajadores extranjeros, los
prisioneros de guerra y los austracos, alemanes sudetes y de otras
regiones. Por lo que se refiere a edad y sexo, predomina el sexo femenino
en un 40 por ciento. El porcentaje de nios muertos es muy elevado, un 20
por ciento -ms de 100.000-, y tambin el de personas de edad, un 22 por
ciento. No cabe la menor duda sobre la acusacin de que la guerra area
sin lmites practicada durante la II Guerra Mundial, se dirigi
principalmente contra las mujeres, los nios y los ancianos", estas
palabras de Hans Rumpf, Teniente General de la polica de los servicios
de extincin de Incendios, no admite rplica .(42). Hemos de notar que se
refiere a cifras muy reducidas, con grandes exclusiones y que,
suponemos, no incluye Dresde que se halla al Este y en cuyo tristemente
famoso bombardeo murieron ms de cien mil personal, por lo menos. Los
bombardeos realizados al final de la guerra contra las ciudades von valor
exclusivamente artstico como Wurzburg, Bayreuth, Rhotenburg y Dresde
no pueden justificarse, ni tampoco todos aquellos que tuvieron lugar en los
ltimos meses cuando la guerra estaba ya decidida. Desde un punto de
vista prctico -como muy bien analiza el Mayor General Ingls Fuller- los
resultados fueron desalentadores. "As fue como en la ltima semana de
febrero de 1944, se iniciaron los ataques culminantes contra la industria
aeronutica alemana. Sin embargo, dice la investigacin, "la produccin no
qued trastornada mucho tiempo; por el contrario, durante todo el ao
1944 la Fuerza Area Alemana recibi en total 39.807 aviones de todo
tipo, segn se informa, en comparacin con los 8.295 recibidos en 1939 y
los 15.596 en 1942, es decir, antes de que las fbricas sufriesen algn
ataque. La entrega de aviones fue superior en marzo, el mes siguiente al
ataque mayor, que en enero, el mes previo a ese ataque" (43). Fuller
analiza en su libro con detalle este asunto y reproduce diversos
fragmentos de los informes oficiales: "A una distancia de 2.000 a 2.500
metros de este incendio -habla tambin de Hamburgo-, el "tiraje" del
mismo hizo aumentar la velocidad del viento de 18 km. a 53 km hora. En
las cercanas inmediatas, la velocidad debe haber sido mayor an, dado
que los rboles de casi 1 m. de dimetro fueron arrancados de raz",
termina diciendo el Mayor General Ingls Fuller: "Esta terrible matanza,
que hubiera hecho caer en desgracia al mismo Alita, fue justificada en aras
de las necesidades militares" (44). Atila, Genghis Kan, Tamerln... estos
son los calificativos que mereci la estrategia de bombardeos segn dos
cualificados comentaristas ingleses. Pero del extenso anlisis de Fuller se
deduce que estos bombardeos no aportaron ventajas sustanciales desde
un punto de vista militar. La pob lacin no se desmoraliz, la produccin no
fue afectada y cuando lo fue "menos debido a la destruccin de los centros
industriales, que a la desarticulacin del sistema de comunicaciones" (45)
que caus al final de la guerra graves problema, y fue causa de la grave
falta de alimentos y de muertes por inanicin, tanto entre los alemanes
como en los campos de concentracin.
La misma opinin es sustentada por Hans Kehrl quien aseguraba que "la
concentracin de los ataques areos contra las vas de comunicacin fue,
de todas las fases de la guerra area, la ms eficaz. Si esta fase hubiese
sido iniciada con anterioridad, no cabe la menor duda de que la industria
hubiese quedado paralizada mucho ante? (46). Esos miles de aviones
utilizados contra las ciudades no fueron bien empleados desde un punto
de vista militar. El mismo Clement Attlee asegurara en 1960 que todos
aquellos miles de toneladas de bombas hubieran sido mucho ms tiles
"en ataques contra objetivos militares (47), quedando por ltimo el
argumento citado por David Irving cuando dice que "la catstrofe de
Dresde increment la conviccin de la opinin pblica - alemana respecto
a que los Aliados haban decidido aniquilar al pueblo alemn. El
bombardeo de Dresde tuvo la virtud de reunir -aunque sera por ltima
vez- a todos los alemanes bajo la bandera de la cruz gamada" (48), esto,
unido a la absurda imposicin -desde un punto de vista militar- de la
rendicin incondicional, fueron causa del prolongamiento de la guerra.
Visto retrospectivamente la poltica de bombardeos estratgicos, a nada se
parece ms que a una venganza de ciertos sectores contra Alemania. De
las 955.044 toneladas de bombas cadas sobre Alemania, la mitad fue
lanzada sobre ciudades y sobre centros industriales solo 143.585. Frente
al nmero incalculable de muertos alemanes por los bombardeos,
Inglaterra tuvo 60.500 vctimas, la mitad debido al empleo de bombas
volantes ltimo recurso utilizado por Alemania al final de la guerra. Francia
tuvo 59.000 muertos, la mayor parte vctimas de la aviacin aliada.
En definitiva, ni desde el punto de vista moral, ni desde el militar, pueden
justificarse unos bombardeos que, para mayor Inri, estaban prohibidos por
las leyes de guerra y por cuyo motivo no fue juzgado nadie.
LA GUERRA DE GUERRILLAS
La guerra de guerrillas y de comandos, no slo no ha sido presentada
como una forma de lucha contraria a las leyes de guerra, sino que ha
merecido los aplausos de la prensa y el cine. No slo nadie ha sido
juzgado por ello, sino que -como en lo referente a los bombardeos- han
sido condecorados.
Francia, Yugoeslavia y Rusia, principalmente, organizaron verdaderos
ejrcitos y los aliados, principalmente Inglaterra, ayudaron en forma
permanente al mantenimiento de estas bandas contrarias al derecho de
guerra, y adems de ello, al terminar la guerra juzgaron y mataron a
numerosos oficiales alemanes que ejecutaron rehenes tal como prescriba
la ley en aquellos tiempos. Es decir, los asesinos fueron condecorados y
las vctimas ejecutadas. Esta frase puede parecer demaggica, pero es
una realidad. En los que hace referencia a los partisanos la ley es
categrica: "la resistencia de la poblacin de un pas... est permitida
antes de que el pas sea ocupado por las tropas enemigas, pero no
despus... exigen las leyes internacionales que los combatientes usen
uniformes, o al menos distintivos, que puedan ser reconocidos desde lejos
y que se atengan a las reglas de la lucha de la guerra" (49). No hace falta
decir que en ningn caso se cumplan estas normas ni otras ms
especficas. Los mtodos de lucha de los guerrilleros, partisanos, maquis o
como quiera llamrselos, eran crueles, matando, torturando y mutilando a
los prisioneros. Lothar Rendulic tuvo que luchar contra las unidades de
Tito que llegaron a contar con 34 divisiones de 3 a 5 mil hombres cada
una. "No exista otro medio para impedir o reducir el apoyo que la
poblacin civil conceda a los guerrilleros, que el prender el mayor nmero
de rehenes, permitido por el derecho internacional, y cuando eran
asesinados soldados alemanes, entonces fusilar a dichos rehenes... an
cuando el fusilamiento de seres inocentes repugne a la sensibilidad
humana, tambin los soldados alemanes que - caan vctimas de aquellos
ataques alevosos por la espalda, eran vctimas inocentes" (50).
Naturalmente los rehenes eran tomados entre los que se saba o
sospechaba que eran simpatizantes. An cuando entre las formaciones
guerrilleras ocasionalmente eran encontrados militares ingleses como
asesores, a estos se les respetaba la vida, aunque legalmente hubiesen
podido ser fusilados.
El tema de la "legalidad" sobre la muerte de otros seres humanos siempre
es confusa y ms cuando tiene lugar en tiempo de guerra. En su obra
"Crmenes de Guerra", J os A. Llorens Borrs analiza en profundidad
todos estos temas. La argumentacin legal sobre el fusilamiento de
rehenes es compleja. En dicho libro se cita la propuesta de Boissier
defendiendo una regulacin de las ejecuciones de rehenes en contra de la
decisin de la Convencin de Ginebra del 12 de agosto de 1949 que por
primera vez prohiba expresamente este tipo de represalia. El
razonamiento de Boissier es que "en el caso de que un comandante est
dispuesto a terminar con los ataques de los partisanos, considerndolo
indispensable, aprisionar rehenes. Si se ve obligado a ejecutarlos;
teniendo en cuenta que no es ninguna decisin agradable de tomar,
existiendo determinadas normas que le fijen unos lmites, se atendr a
ellas. Y lo que es ms importante todava, no provocar por parte enemiga
represalias todava mayores, pues l no habr violado el derecho" (51),
mientras que cuando estas leyes no existen, el comandante que se decide
a llevar a cabo represalias, se exceder en ellas pues en cualquier caso
est ya fuera de la ley. Casos as se han visto en Vietnam.
Pero en todo caso la inmoralidad de la ejecucin de rehenes, ocurrida en
algunas ocasiones, resulta anecdtica comparada con los crmenes de la
"resistencia" o las guerrillas. Una legislacin es necesaria pues siempre
habr pases que sern preferentemente guerrilleros y otros no, y la no
existencia de una legislacin beneficiar a unos y perjudicar a otros. Por
otro lado las guerrillas son la causa directa de la ejecucin de rehenes,
bien sea atenindose a las leyes internacionales como antes, o en forma
ilegal como en la actualidad. Para colmo al final de la II Guerra Mundial
fueron juzgados y condenados soldados, como los pertenecientes a la
Segunda Divisin SS "Das Reich" que en Oradour-sur-Glane se haban
excedido en las represalias y que por ello fueron ya juzgados y
condenados por el mando alemn. Por culpa de los crimenes de la
resistencia esos soldados, fueron juzgados y condenados dos veces, por
vencedores y vencidos.
Guerrilleros, maquis, resistentes, comandos, rangers, etc. etc. forman en
conjunto parte de un todo. Como tambin ocurre en relacin con la
propaganda de guerra, hay una cuestin de carcter que impide a
Alemania el ser eficaz en este tipo de lucha. Los ingleses han sabido
siempre, y lo supieron tambin en la ltima guerra, otorgar los lugares de
honor del ataque a los aliados. Los canadienses cayeron como moscas' en
Normanda, los polacos en Montecasino. Contrariamente los alemanes
siempre ocupaban las posiciones difciles y, utilizaban a sus aliados como
auxiliares. Esta forma de concebir la guerra, con estricta profesionalidad,
hace difcil al carcter alemn la guerra de guerrillas, para la cual no estn
preparados. Podramos decir que no se trata ya de una cuestin moral,
sino profesional. En su conjunto Alemania se convirti en una gigantesca
maquinaria de hacer la guerra, pero las individualidades siempre han sido
escasas en Alemania, todo lo contrario que en Espaa. Queda fuera de
toda duda que Hitler jams organiz ni potenci o anim a ningn tipo de
guerra de guerrillas. Al final de la guerra se intent la operacin Werwolf,
especie de movimiento de resistencia alemn pero bien dice Otto
Skorzeny, "el tan discutido y, al principio, tambin temido "Werwolf"
alemn no fue ms que una ficcin" (52).
Incluso operaciones tipo "Odesa" o "El Tesoro de Rommel" que hubiesen
podido impulsar al nacionalsocialismo despus de la guerra, no fueron ni
tenidas en cuenta.
Donde Alemania realiz algunas acciones fue en el terreno de las
operaciones de comandos, pero an as, lo hizo con la poca habilidad
caracterstica en este tipo de operaciones. Para la ocupacin de Holanda
se previ la utilizacin de tropas que con uniformes holandeses ocupasen
algunos puentes que tenan que facilitar la irrupcin por territorio holands
y belga. El artculo 23 de la Convencin de La Haya sealaba que "los
comandos slo podrn servirse del uniforme enemigo para efectuar una
penetracin sin lucha en la retaguardia enemiga y para llevar a cabo una
aproximacin a los objetivos. En el caso de verse obligados a la lucha,
estn obligados a identificarse como soldados" (53). Se tuvo en cuenta el
hecho de que las fuerzas en cuestin tenan la misin de defender los
puentes y no de atacarlos. Es decir, en todo caso, ellos no tenan que abrir
fuego. Por otro lado los uniformes slo los utilizaran para la accin previa,
pues durante el combate podan vestir uniformes alemanes, o en todo
caso daba lo mismo, pues de noche eso no sera importante. Por
descontado que se daran a conocer como soldados alemanes toda vez
que tenan que impedir que se acercasen las fuerzas del pas. Una de las
tentativas en Maastricht fracas, pues fueron volados los puentes, otra en
Gennep, fue sin embargo un xito. Esto dio origen a la divisin
Brandenburgo que fue el equivalente de los comandos britnicos o los
rangers americanos, pero sus acciones se movieron siempre dentro de la
discrecin. Sabemos que el servicio secreto alemn, pese a algunos
sealados xitos, tuvo un papel poco importante, tanto ms ya que
Canaris, el mximo jefe, era un declarado enemigo del nacionalsocialismo,
lo cual supo mantener oculto, -como bien corresponda a su cargo- hasta
casi el final de la guerra. Karl Haein Abshagen asegura en su biografa de
Canaris que como tropa a disposicin de la oposicin (oposicin a Hitler,
se entiende), figuraba lgicamente en primer trmino el batalln destacado
en Brandenburgo. Por esa razn, su comando fue confiado a un oficial de
la Defensa que gozaba de la plena confianza de Canaris y Oster. Fue el
Mayor Heinz que fue trasladado a toda , intencin a Brandenburgo como
una clula de la resistencia, siendo mantenido al corriente de todos los
proyectos de sublevacin y de atentado?' (54), de atentados, claro, contra
Hitler.
Despus de la guerra fueron muchos los que se atribuyeron proyectos de
atentados contra Hitler, por lo cual son ms que discutibles tales
afirmaciones, pero en todo caso muestran que la divisin Brandenburgo
estaba lejos de ser una unidad de lite, pese a que sus difciles misiones
precisaban gente convencida, por lo cual en el mismo libro citado podemos
leer: "Debemos observar inmediatamente que la idea de convertir el
regimiento Brandenburgo en una tropa a disposicin de la oposicin para
la lucha contra se evidenci en la prctica como imposible" (55).
En los ltimos aos de la guerra, cuando la ofensiva de las Ardenas, se
hicieron famosas las acciones de comandos de Otto Skorzeny, sin
embargo basta leer el ya mencionado libro de Skorzeny para darse cuenta
de la poca prctica que posean los alemanes en estos cometidos. Al
encargar Hitler a Skorzeny la misin, le dijo: "Efectuarn esta misin
camuflados, con uniformes ingleses o americanos. El enemigo nos ha
podido infringir graves daos en varias misiones especiales de este tipo.
Hace pocos das tan slo recib el informe de que una accin camuflada de
los americanos desempe un gran papel ,en la conquista de la primera
ciudad alemana cada en el Oeste, es decir, en Aquisgrn", pero sin
poseer los alemanes apenas uniformes aliados, sin tiempo ni material
militar aliado, todo haca presagiar el fracaso. En todo caso la falta de
preparativos, avanzado ya el ao 1944, indica claramente la falta de
atencin concedida a este tipo de operaciones. "Ninguno de los voluntarios
de esta compaa haba realizado jams una orden semejante (56). Se
lograron pequeos xitos tcticos, pero varios miembros de estas
unidades que utilizaban uniformes enemigos, fueron juzgados y fusilados
como prescriban las leyes de guerra para este tipo de casos, y eso an
teniendo en cuenta que las acciones llevadas a cabo eran preferentemente
de diversin y no especficarnente blicas. La accin casi se limit a
confundir al enemigo en su retaguardia, destruir enlaces telefnicos y,
ocasionalmente, volar depsitos de municiones. Los aliados, en cambio,
tenan una gran experiencia en este campo. "Vestidos con uniformes
alemanes, los "Rangers" llevaron a cabo los combates finales en tomo a
Aquisgrn y el puente de Saarlautern con especial perfidia y un conjunto
de brutalidades" (57), donde utilizaron los uniformes alemanes para
acercarse a tropas alemanas y dispararles a traicin.
Lamentablemente este mtodo insidioso de lucha es el que ha sido
acogido con ms entusiasmo en la poca actual. Pelculas tipo "Rambo",
prestan apoyo moral a un tipo de lucha casi siempre contrario a la ms
elemental moral. Las misiones asignadas a las Spetsnaz -equivalente ruso
de los Rangers- se pueden sintetizar en las siguientes: Buscar y eliminar a
J efes polticos y militares enemigos..." (58) y similar actividad tienen las de
los otros pases. Frente a las cuatro posibilidades de guerra actuales:
convencional, atmica, guerrillas y propaganda, son las dos ltimas las
que tienen hoy ms actividad, y llamense "rangers", "spetsnaz, "KGB",
terroristas, partisanos, guerrilleros, etc. son todas formas poco estimables
de lucha.
Lo que desde luego no hizo Alemania fue, repetimos, alentar u organizar
movimientos de Resistencia,. pero en cambio fue vctima constante de
ellos. Estos movimientos eran, como lo siguen siendo los de carcter
terrorista, de origen comunista. La resistencia en Francia no empez hasta
haber estallado la guerra con Rusia y en todos los pases, Grecia, Italia o
Yugoeslavia, eran de carcter comunista, y cuando no lo eran -como en el
caso de Miliailovich en Yugoeslavia-, eran combatidos y eliminados por
otros "resistentes" fieles al Kremlin. Los partisanos "se presentaban como
agricultores apacibles cuando se acercaba una unidad combativa
alemana, pero armados y peligrosos cuando llegaba un transporte
dbilmente escoltado. Los partisanos no tomaban prisioneros, ya que no
podan llevarlos consigo, por esto mataron a cuanto enemigo cay en sus
manos, a veces innecesariamente y en forma. brutal. Fueron cuadrillas
que actuaban con saa monglica, ya que incendiaban, destruan,
asesinaban y mutilaban, y la extensin de sus atracos lleg hasta los
mismos hospitales de campaa alemanes" (59).
Los relatos relativos a los crmenes de los resistentes o partisanos, son
numerosos, aunque hayan merecido poca atencin por parte de la prensa,
y la mayora de ellos utilizando siempre todo tipo de engaos y perfidias.
Esto est de sobra demostrado, como tambin lo est que nadie ha
acusado a Hitler de algo similar. No hay duda de que la accin de estos
miles de hombres luchando detrs de las tropas alemanas de combate fue
importante, aunque nunca se le atribuy por parte del alto mando alemn,
ninguna significativa importancia. Cabra preguntarse ahora si desde un
punto de vista estrictamente militar -que es el tema que nos interesa
realmente aqu - fueron tiles o no. Yo estara tentado a asegurar que sus
beneficios no compensaron sus perjuicios, pero mi opinin podra ser
considerada parcial e incluso yo mismo la calificara de poco autorizada, y
por ello creo que lo ms adecuado es terminar con los comentarios al
respecto del ya citado y objetivo -aunque fanticamente antinazi B.H.
Liddel Hart: "Raramente llegaban a ser algo ms que una molestia... En
otras ocasiones resultaban menos efectivas que una extendida resistencia
pasiva y causaban muchos ms daos a la poblacin de su propio pas.
Provocaban represalias mucho ms severas que los daos causados al
enemigo... Pero la mayor desventaja de todas y tambin la ms duradera,
fue de carcter moral. El movimiento armado de la Resistencia no slo
atrajo a los valerosos amantes de la libertad, sino tambin a muchas malas
cabezas. Permiti a stos dar rienda suelta a sus vicios y sacar a la luz
sus rencores bajo el manto del patriotismo... Peor an fue el amplsimo
efecto amoral causado sobre la generalidad de las generaciones ms
jvenes. Les ense a desafiar la autoridad y a quebrar las reglas de la
moralidad cvica... Esto dej un sedimento de falta de respeto hacia "la ley
y el orden", que inevitablemente continu despus de la retirada de los
invasores. El hbito de la violencia adquiere races mucho ms profundas
en la guerra irregular que en la guerra regular... Es significativo que
algunos de los ms valerosos miembros de la Resistencia francesa
admitan ahora que los efectos militares de los "Maquis", fueron superados
por sus efectos perniciosos acumulativos y que hubieran deseado que el
movimiento hubiera estado limitado a la organizacin de la resistencia sin
violencia" (60).


NOTAS:
(1) Mayor General ingls J .F.C. Fuller, "La Segunda Guerra Mundial", pag.
16.
(2) Coronel de la Luftwaffe Walter Dahl, "Hasta el Final", pags. 60 y 61.
(3) Mayor del Ejrcito Suizo Eddy Bauer, "La Guerra de los Blindados
Tomo II pag. 78.
(4) B.H. Liddel Hart, "Los Generales Alemanes Hablan", pags. 247, 276 y
277.
(5) B.H. Liddel Hart, "Los Generales Alemanes Hablan", pags. 247, 276 y
277.
(6) Franz Halder, "Hitler Conductor pags. 26, 27 y 42.
(7) General de Infantera Friedrich Hossbach, "Infantera en la Campaa
del Este", pag. 271.
(8) Franz Halder, "Reflexiones de un J efe de Estado Mayor", p. 202.
(9) Hans Speidel, "Invasin 1944", pag. 172.
(10) Bernhard von Lossberg, "En el Estado Mayor General de las Fuerzas
Armadas Alemanas", pag. 100.
(11) Coronel General Lothar Rendulic, "Luchas, Victorias y Derrotas", pag.
198.
(12) Coronel 'General Lothar Rendulic, "Luchas, Victorias y Derrotas, pag.
212. Para facilitar la comprensin de esta frase, diremos que la
organizacin del Ejrcito Alemn tena la unidad mayor en los Grupos de
Ejrcitos. Cada Grupo de Ejrcitos tena 3 ejrcitos ms un cuerpo de
ejrcito con 2 6 4 divisiones como reserva. Cada ejrcito contaba con 3 6 4
cuerpos de ejrcito y cada cuerpo contaba con 3 divisiones. Cada divisin
tena dos regimientos y cada regimiento 3 batallones. Los batallones
estaban formados por 3 compaas de tiradores, 1 de ametralladoras y
una mixta que inclua un can de infantera y una seccin de zapadores.
Cada compaa estaba formada por 3 secciones de 2 pelotones cada una.
Esta composicin no era ni mucho menos exacta y las grandes unidades
que marchaban en punta de ofensiva disponan, lgicamente, de ms
efectivos. Sin embargo como idea general es vlida. En cuanto a las
graduaciones de los generales, haba alguna diferencia con los grados
espaoles. El Generalmajor (Comandante General) era el equivalente al
General de Brigada espaol. El Generalleutnant (Teniente General) era
equiparable al General de Divisin. El General der Infanterie, Artillerie, etc.
sera nuestro Teniente General y el Generaloberst (Coronel General) sera
el Capitn General espaol. Por encima exista en Alemania el
Generalfeldmarchall, (Mariscal de Campo). De estos hubo nicamente 18
en el Ejrcito Alemn, y por encima estaba Gring con el ttulo de
Reichsmarschall (Mariscal del Reich). Tambin en estos equivalentes hay
diferentes opiniones. Lo aqu reseados estn sacados del libro Gesetz
zur Befreiung von Nationalzozialismus und Militarismus curiosa obra
editada poco despus de la guerra, destinada a poder identificar el grado
de criminalidad" en los procesos de desnazificacin. En este libro se
contiene un interesante cuadro de equivalencias de graduaciones entre
Ejrcito, Polica, SS, Waffen SS, SA, NSKK, NSFK, HJ , BDM, etc.
(13) Coronel General Lothar Rendulic. "Luchas, Victorias y Derrotas pag.
211.
(14) Mariscal von Manstein, "Victorias Frustradas, pags. 411, 417 y 418.
(15) Edgardo B. Matute Bravo, "J uegos de Simulacin pag. 86.
(16) E. Ludendorff, "Mis Recuerdos de la Guerra pago. 68 y 59.
(17) Coronel General Lothar Rendulic, "Luchas, Victorias y Derrotas pags.
207 y 208.
(18) R. Tollver y T. Constable, Fighter Aces, Macmillan, New York, pag.
235.
(19) Edward H. Sims, "Pilotos de Caza", pags. 42, 43 y 44 y "La Conquista
del Cielo" Madrid 1970, pags. 33 a 39.
(20) Brigadier General USA, Brenton G. Wallace, Patton y el 3er. Ejrcito",
pag. 67.
(21) General del Ejrcito Francs A. Guillaume, "Por qu venci el
Ejrcito Rojo?" pag. 237. Aadiremos que para la toma de Sebastopol,
Alemania utiliz 208 bateras, a un promedio de 6 por kilmetro, y eso que
la toma de Sebastopol fue difundida por la prensa y los noticiarios como
una exhibicin de concentracin artillera alemana (citado por von Manstein
en "Victorias Frustradas").
(22) Dwight D. Eisenhower, "Cruzada en Europa", pg. 433.
(23) Chester Wilmot, "La Lucha por Europa", Tomo III, pag. 214.
(24) General Usa, Omar N. Bradley, "Relato de un Soldado", Tomo I, pg.
497 y Tomo II, pag. 104.
(25) "Informe presentado por el Comandante Supremo a los J efes del
Estado Mayor combinado, sobre las operaciones en Europa de la Fuerza
Expedicionaria Aliada", pag. 38. Hay que mencionar que adems de la
superioridad area aliada -"270 aviones alemanes enfrentaron a cerca de
10.000 aviones aliados", Milton Delfin Cataldi, "La Doctrina de Guerra",
Tomo II, pag. 203- Alemania empez la guerra con 3 acorazados, 2 novios
de lnea, 2 cruceros y 34 destructores (Erich Raeder, "Mi Vida", pag. 332).
(26) Mayor General J .F.C. Fuller, "La II Guerra Mundial pags. 393 y 394.
(27) Coronel General Lothar Rendulic, "Luchas, Victorias y Derrotas", pag.
109 y 110.
(28) Mariscal von Manstein, "Victorias Frustradas", pg. 191.
(29) Coronel General Lothar Rendulic, "Luchas, Victorias y Derrotas", pg.
55
(30) Mayor General Hans Kissel, "Combates en Rusia pag. 282. Aunque
he referido dos situaciones explicadas por el bando alemn, baste el
siguiente texto del Mariscal Alexander para confirmar lo dicho: "Despus
de nuestro fracaso al tratar de romper el frente de Cassino, visit el
hospital de nuestra base en Caserta para ver a nuestros heridos. Al llegar
al hospital pregunt si haba algn herido alemn y me contestaron que
haba una veintena de soldados alemanes gravemente heridos
pertenecientes a la Primera Divisin de Paracaidistas. Cuando aparec en
la puerta de su sala el feldwebel (sargento mayor) alemn, a pesar de sus
gravsimas heridas, dio una voz de mando a sus hombres: Achtung, Herr
General! Los heridos adoptaron una posicin de firmes en sus camas, con
sus brazos extendidos rigidamente sobre las sbanas. -Machen Sie weiter-
me vi obligado a exclamar, pues de lo contrario se habran quedado en
aquella posicin hasta nueva orden. Menciono este incidente para dar una
idea de la clase de soldados que se enfrentaban con nosotros.
Cualesquiera que sean nuestros sentimientos con respecto a los
alemanes, stos eran extraordinariamente tenaces y valerosos" (Mariscal
Alexander, "Memorias", pags. 157-158).
(31) Sobre el tema se han editado, entre otros, los siguientes libros.
-William N. Grimstad, "The Six Million Reconsidered.
-Robert Faurisson, "Mmoire en dfense.
-Walter Sanning, "The diosolution of Eastern European J ewry".
-J . Aitken, "Epilogue judiciaire de l'affaire Faurisson"
-Serge Thion, Verit histrique ou vrit politique,
-Udo Walendy, "Forged the German nation"
-Udo Walendy. "Bild Dolcumente fr die Geschichtsschrebung?"
-Charles E. Weber, "The Holocaust: 120 questions and answers".
-Michael A. Hoffmann II, "The Great Holocaust Tral"
-Carlo Mattogno, Il Mito dello Sterminio Ebraico"
-Heinz Roth, "Why are we being lied to?"
-Paul Rassinier, L'Operation Vicaire"
-Paul Rassinier, "Le mensonge d'Ulysse" -Paul Rassinier, "Le Drame des
J uif europens"
-Paul Rassinier, "The Drama of the European iews"
-Paul Rassinier, "El Drama de los J udos Europeos"
-Paul Rassinier, "La mentira de Ulises"
-Paul Rassinier, "La verdad sobre el proceso Eichmann"
-Red Remruts, "La mentira de "Holocausto"
-Harry Elmer Barnes, "Perpetual war for perpetual peace"
-Wilhelm Stglich, "Le mythe d'Auschwitz"
-Wilhelm Stglich,
"Der Auschwitz Mythos
-Friedrich Schlegel, "Verschwiegene Wahrheiten".
-A.R. Butz, "The Hoax of the Twentieth Century"
-Len Degrelle, "Carta al Papa sobre los millones de judos gaseados (?)
por Hitler en Auschwitz"
-Len Degrelle, "Lettre su Pape propos d'Auschwitz"
-This Christophersen, "Auschwitz" (en Ingls)
-This Christophersen, "Die Auschwtz-Lge"
-This Christophersen, "La Mentira de Auschwitz',
-Agustin J . App, "The Six Million Swindle"
-Arthur R. Butz, "La Fbula del Holocausto"
-E.L. Anderson, "El Mito de los Seis millones
-Robert Faurisson, "'Rponse A Pierre Vidal-Naquet"
-Agustin J . App, "The Six Million Swindlell
-Arthur R. Butz, "La Fbula del Holocausto"
-E.L. Anderson,
"El Mito de los Seis millones"
-Robert Faurisson, "Rponse Perra Vidal-Naquet
-J ean Pierre Bermont, "La verit sul processo di Auschwitz
-H.Fikentscher, "Sechs Millionen J uden Verm gast-verbrannt"
-Richard Harwood, "Did six millions reany die?
-Udo Walendy, "La rducation dun peuple y naturalmente, el magnfico
libro de J . Bochaca "El Mito de los Seis Millones" que en cierto modo los
resume todos.
Adems mencionar tambin otros libros que aunque no especificamente
dedicados al tema, le dedican decenas, incluso, centenares de pginas:
-J .A. Mathez, "La Question J uive
-Len de Poncins, "J udasmo y Cristiandad"
-Hannerl Gosslor, La Farsa J uda"
-Stan Rittenhouse, "For fear of the J ews
-W.G.Simpson, Which way, Western man?
-Louls Marochalsko, World Conquerors
-Ben Klassen Natures Eternal Religion
Tambin hay que citar los extensos trabajos aparecidos preferentemente
en "The J ournal of Historical Review" y "Annales d'Histoire rvisionnistel,
entre los que cabe citar:
-Friedrich P. Berg, "The German Delousing Chambers
-Mark Weber: "Buchenwald: Legend and Reality"
-Robert Faurrisson, "The Mechanies of Gassing
-Robert Faurriason, "How the British potained the confessions of Rudolf
Hss".
-Robert Faurisson, "Interview with Storia Ilustrata"
-Robert Faurisson. "Inconceivable gas chambers
-Robert Faurrison- "Le savon J uif: Question aux historiens"
-Robert A. Hall J r.: "Deceptive Linguistic Structures in the phrase "The
Holocaust
-Arthur R. Butz, "The Intemational Holocaust" Controversy"
-Agustin J . App, "The Holocaust Put in Perspective
-Udo Walendy, "The Fake Pliotograph Problem"
-Arthur R. Butz, "Perspective in the Holocaust Controversy
-Carlo Mattogno, "Le Mythe de lextermination des J uifs
-Howard F. Stein, LHolocauste et le mythe du passe comme histoire"
-J essie Aitken: "Dachau, Lheure du vengeur"
-Paul Rassinier, Passage de la ligne
-Pierre Pithou, ''Anatomie d'un mensonge tlvisuel"
-J acques Gillot, "A propos de lShoah"
-Carlo Mattogno, "Comment on falsifie Histoire"
-Henry Roques, "De l'affaire Gerstein a laffaire Roques"
-Mark Weber, Sobidor, Treblinka, Chelmno, BeIzec"
Naturalmente aqu no estn, ni mucho menos, todas las obras publicadas
sobre el tema. Son simplemente las que tenemos nosotros y de las cuales
podemos facilitar fotocopia si nos es solicitada. Por dicho motivo hemos
reseado por separado un mismo libro en diversos idiomas.
(32) Constantemente estuvo proponiendo Hitler diversas soluciones para
un desarme o una imitacin de armamentos y su empleo. El 17 de mayo
de 1933, poco despus de llegar al poder Hitler manifestaba que "el
Gobierno alemn no se opondr a ninguna prohibicin de armamentos, por
radical que sea, siempre que sea aplicada tambin a todos los dems
pases. El 14 de octubre de 1933, Hitler volva sobre el mismo tema: "La
nacin alemana y el Gobierno alemn no han pedido armas, sino igualdad
de derechos. Si el mundo decide que todas las armas, hasta la ms
pequea, han de ser abolidas, estamos preparados a efectuarlo de una
vez". El 24 de octubre de 1933 volva a hablar del tema: "En Europa hay
alemanes y en Europa hay polacos. Ambos se han de acostumbrar a vivir
como vecinos. Ni los polacos pueden borrar del mapa a Alemania, ni
nosotros borrar a Polonia ... Se dijo: "El mundo est armado nicamente
porque los alemanes estn armados, por lo tanto los alemanes se han de
desarmar, para que el mundo entero tambin pueda hacerlo". Muy bien,
nosotros Los hemos desarmado... El mundo podra habernos seguido en
este proceso de no haberlo invitado en forma artificial". El 21 de mayo de
1935 ante el Reichstag, antes de iniciar el rearme alemn, Hitler volvi
sobre el tema: "Realizado el desarme de Alemania, todos, a su vez,
debieran haber procedido por lo menos del mismo modo para el
restablecimiento de la igualdad ... No slo no se han desarmado esos
estados sino que, al contrario, han completado, han perfeccionado y, por
consiguiente han aumentado considerablemente sus armamentos". El 31
de marzo de 1936 el Gobierno Alemn presentaba un "Proyecto de Paz"
en el cual se propona limitar los efectos de la guerra: "De la misma
manera, que mediante acuerdos internacionales, se ha prohibido matar a
heridos indefensos y prisioneros, emplear balas dumdum y hacer la guerra
submarina sin advertencia, as tiene que lograr tambin una humanidad
civilizada poner diques en el empleo de las nuevas armas", sugiriendo la
"prohibicin de arrojar bombas de gases venenosos e incendiarios,
prohibicin de arrojar bombas de ninguna clase a poblados descubiertos".
El 6 de octubre de 1939, despus de la victoria sobre Polonia, insista de
nuevo en ello: "Tiene que lograrse fijar el empleo de la aviacin, el de los
gases, el del submarino y el concepto de contrabando tambin, de tal
manera que la guerra pierda el horrendo carcter de una lucha contra
mujeres y nios". En su testamento Hitler deca que la posteridad no poda
hacerle responsable de la guerra despus de sus mltiples proposiciones
de desarme, sin embargo hasta ahora ha sido as.
(33) Entre las pginas 312 y 319 del libro mencionado, J . Bochaca trata del
terrorismo areo en profundidad. Cita como primer bombardeo el de
Wilhelmshaven y no el de Freiburg que cita luego. Al mencionar Freiburg
como primer bombardeo terrorista lo hacemos por ser el primero del que
se tiene constancia que fue ordenado expresamente y no puede ser
justificado como objetivo militar o como error. En este trabajo queremos
analizar el tema preferentemente desde el punto de vista militar, las
acciones aisladas, carecen para nuestro punto de vista, de suficiente
relevancia.
(34) J .M. Spaight, "Bombing Vindicated", pags. 68 y 74. Citado por el
Mayor General Ingls Fuller en la obra citada.
(35) Hemos citado ya, y citaremos en el futuro, a este autor y es necesario
destacar su importancia, pues es considerado uno de los mejores crticos
militares ingleses. Naci en Paris en 1895 y falleci en Marlow (Inglaterra)
en 1970. Obtuvo el grado de capitn por mritos de guerra durante la I
Guerra Mundial. En 1927 se retir del ejrcito y se dedic a escribir sobre
temas militares, siendo uno de los tericos ms revolucionarios en cuanto
a los medios de guerra en toda Inglaterra. Gran entusiasta de nuevos
mtodos de empleo de blindados, sus libros apenas tuvieron eco en
Inglaterra pero fueron muy apreciados por los militares alemanes,
especialmente por Guderian. Entre sus libros ms famosos figura la
"Historiadel tanque", "La Defensa de Gran Bretaa "Historia de la II
Guerra Mundial", "Los Generales alemanes hablan", "La Defensa del
Occidente", "Escipin el Africano" Y "Memorias de un cronista militar". Al
menos los 5 ltimos han sido editados en castellano. Su biografa puede,
consultarse en la Enciclopedia Espasa, Suplemento 1969-70, pags. 210 y
211. La cita est sacada del libro "La Defensa del Occidente", pags. 456 a
458.
(36) "Terrorismo Areo", pags. 12 y sig.
(37) Mariscal Harris, "Ofensiva de Bombardeo", pags. 59, 200 y 309.
(38) Hans Rumpf, "La guerra area sobre Alemania", pags. 207, 208
(dentro del libro "Bilanz des Zweiten Weltkrieges, editado en Espaa con
el ttulo "Alemania pudo vencer"
(39) Mariscal Harris, "Ofensiva de Bombardeo" pags. 198 y 199. Para
poder comparar diremos que la bomba atmica lanzada sobre Hiroshima
tena una potencia equivalente a 20.000.000 de kilos de TNT
(Encyclopedia International, voz "Atomie Weapons) El libro "Armas
Atmicas en el combate terrestre", del teniente coronel americano W.R.
Kintner, en la pag. 288 compara las muertes causadas por las bombas
atmicas y el bombardeo de Tokio que produjo el mismo nmero de
muertos, concluyendo que "las comparaciones de muertos y heridos por
milla cuadrada destruida revela el peligro mortal de las armas atmicas.
No obstante ser la densidad de poblacin de Tokio, de 2 a 4 veces
superior, el resultado fue de 1/4 a 1/3 de las prdidas por milla cuadrada
ocurridas en Hiroshima y Nagasaky".
(40) Edgardo R. Semberoiz, "Derecho Internacional de la Guerra", pag. 99.
(41) Karl von Clausewitz, "De la guerra", pag. 10, Ediciones Mar Ocano.
(42) Hans Rumpf, "La guerra area sobre Alemania", pags. 213 y 214.
(43) El informe est tomado del libro de Fuller, pero Hans Kehrt en
"Economa de Guerra e Industria de Armamento", dentro del libro citado
"Bilanz des Zweiten Weltkrieges", nos lo confirma tambin en cuanto a
carros de combate y artillera. En 1942 se fabricaron 9.300 carros de
combate, 12.700 en 1943 y 27.000 en 1944. En cuanto a Artillera las
cifras fueron 11.800 para 1942, 17.800 para 1943 y 40.000 en 1944.
(44) General Mayor, ingls, J .F.C. Fuller, "La Segunda Guerra Mundial".
Entre las pginas 319 y 336 analiza el problema de los bombardeos
estratgicos.
(45) Hans Rumpf, "La Guerra Area sobre Alemania", pag. 216.
(46) Hans Pehrl "Economa de guerra y la Industria de Armamento", pag.
351.
(47) Citado por David Irving, "Destruccin de Dresde pg. 262.
(48) David Irving, "Destruccin de Dresde, pg. 262.
(49) Coronel General Lothar Rendulic, "La Lucha de guerrillas", pag. 120
(Dentro del libro "Bilanz des Zweiten WeItItrieges")
(50) Coronel General Lothar Rendulic, "La Lucha de Guerrillas", pag. 127.
(51) J os A. Llorens Borrs, "Crmenes de Guerra pag. 113.
(52) Otto Skorzeny, "Luchamos y Perdimos" pg. 130.
(53) Werner Brockdorff, "Comandos Secretos de la II Guerra Mundial",
pg. 19
(54) Karl Heinz Abshagen, Canaris", pags. 243 y 244
(55) Karl Heinz Abshagen, Canaris", pag. 244
(56) Otto Skorzeny "Luchamos y Perdimos", pgs. 124 y 151.
(57) Werner Brockdorff, "Comandos Secretos de la II Guerra Mundial",
pg. 15
(58) J orge P. Mones Ruiz, "Fuerzas de Adiestramiento Especial", pg. 63.
(59) Teniente Coronel Alberto Marini, "Del Cucaso a Leningrado pag. 59,
Tomo I.
(60) B.H. Liddel Hart, "La Defensa del Occidente", pags. 81 y sig.

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