Laferrere, Gregorio de - Locos de Verano
Laferrere, Gregorio de - Locos de Verano
Laferrere, Gregorio de - Locos de Verano
Gregorio de Laferrre
Estrenada en el Teatro Argentino, de Buenos Aires, el 6 de
mayo de 1905 por la Compaa Nacional de Gernimo
Podest.
Reparto del estreno:
LUCIA: Blanca Podest
SOFIA: Lina Esteves
ELENA: Angela Tesada
JOSEFINA: Mara Esther Podest
DOA ROSARIO: Josefa Viera
LAURA: Anita Podest
ROSA: Manuela Martnez
MARIANA: Josefina V. de Lanaro
ANGELA: Dora Nieves
DON RAMON: Geronimo Podest
ENRIQUE: Enrique Arellano
ARTURO: Arturo Podest
PEPE: Julio Scarzella
TITO: Elas Alippi
DON SEVERO: Jos F. Podest
LEOPOLDO: Arturo Mario
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FEDERICO: Francisco Aranaz
MANUEL: Alfredo Lanaro
JUANCITO: Luis Grimaldi
ANTONIO: Enrique Muio
DON CLAUDIO: Luis Fagioli
SALVADORES: Luis Fagioli
ERNESTO: Federico Lpez
OFICIAL DE JUSTICIA: Federico Lpez
MEDICO: Federico Lpez
REYES: Alberto Ballerini
CARLOS: Alberto Ballerini
ACOMPAANTE DEL OFICIAL: Ismael Pandre
CELEDONIO: Celedonio Saura
Con esta comedia se inaugur el Teatro Nacional, el 5 de abril de 1906,
con un reparto casi idntico al del estreno, reemplazando Orfilia Rico a
Lina Esteves y Francisco Ducasse a Enrique Arellano.
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Acto primero
Saln de casa de familia acomodada. Al levantarse el teln se encuentra PEPE sentado
delante de un velador, leyendo un voluminoso legajo de papeles. ERNESTO, MANUEL,
CARLOS, LEOPOLDO y ENRIQUE escuchan la lectura, sentados y formando rueda.
PEPE: [leyendo] "Ral: (entrando de improviso) Qu?...la venganza? Edgardo: S, la
venganza! El placer de los dioses! Ral: No! El placer de los dbiles! Beatriz: Oh!
(Retrocede) Se ha consumado el crimen! Todo ha concludo! Horror! Oh!... Ah!... (Cae
muerta). Ral: (a Edgardo) He aqu tu obra miserable!... De rodillas!, de rodillas!
Inclina tu frente maldita ante la inocente vctima de tu rencor inhumano! Edgardo:
(retrocediendo, espantado) T! Ah! Oh! (Se levanta la tapa de los sesos). Ral: (mirando
el cadver) Sombra y luz! Verdad y mentira! Civilizacin y barbarie! Aguila que vuela,
gusano que se arrastra! Sublime majestad de la justicia! (Se arroja por el balcn.)
Ermelinda: Oh!... (Se tira al suelo.) Teln rpido". [PEPE, sofocado, se seca la frente con
el pauelo.]
TODOS: [a excepcin de ENRIQUE] Bravo! Bravo! [Aplauden y se ponen de pie.]
ERNESTO: Sublime! Monumental! [Se adelanta y abraza a PEPE.]
PEPE: [conmovido] Gracias! gracias!
LEOPOLDO: Es digno de Shakespeare, querido Pepe. Mis felicitaciones entusiastas! [Le
estrecha efusivamente la mano.]
MANUEL: Colosal! colosal! [Le palmea.]
CARLOS: [con nfasis] Es as como haremos teatro, el verdadero teatro de ideas!
ERNESTO: [con entusiasmo] Eso es arte!...
MANUEL: [con calor] Ya lo creo!...
CARLOS: [con autoridad] Basta de frivolidades! Basta de sainetes vacos y huecos!...
Tesis! tesis!
LEOPOLDO: Que triunfen los ideales y que se imponga el talento!
CARLOS: [con nfasis] Y arrojados sean del templo esos viles mercaderes del
pensamiento!
LEOPOLDO: [a CARLOS] Has notado?...
CARLOS: Qu?
LEOPOLDO: [con mucho nfasis] Que estamos hablando en verso. [Se pasea con
importancia.]
ERNESTO: [palmeando a PEPE] Estupendo, amigo Pepe!
MANUEL: De mano maestra!...
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PEPE: [como si dudara] Les parece a ustedes?
ERNESTO: [con conviccin] Bueno fuera!
CARLOS: Como que tiene la grandiosidad de Vctor Hugo!
MANUEL: Y la irona de Molire!
ERNESTO: Con el vuelo de Rostand!
LEOPOLDO: Dentro de la galanura de D'Annunzio!
PEPE: Quin sabe si el pblico lo entiende...
CARLOS: Ese es el peligro... se. Nuestro pblico no est preparado...
LEOPOLDO: Es un pblico de ignorantes!
ERNESTO: De inconscientes!
MANUEL: De imbciles!
CARLOS: De vulgares burgueses!
LEOPOLDO: Aplaude las necedades y permanece impasible ante las sublimes
manifestaciones del arte.
MANUEL: Cuando no silba como un grosero...
LEOPOLDO: [a MANUEL] Como ocurri en el estreno de tus Pampeanas .
CARLOS: [sonriendo] En el cartel Pampeanas ; y adentro de la sala, pampero!
MANUEL: [a CARLOS, con fastidio] Si crees haber dicho una espiritualidad, te equivocas.
Por qu no tratas, mejor, de inspirarte en el xito de tu drama Tinieblas ?...
CARLOS: [vivamente] No es lo mismo! Ah no hubo silba!
MANUEL: Pero dur un da en escena!
CARLOS: Por un capricho absurdo de la empresa...
LEOPOLDO: [sonriendo] Ante la muda elocuencia de un teatro vaco.
CARLOS: Mire qu gracia!... Como que llova! Tampoco tu comedia Saudades se sostuvo
ms de dos noches.
LEOPOLDO: [con vivacidad] Ah! No confundamos. Las representaciones de Saudades se
suspendieron por la repentina indisposicin de cuatro de los actores.
ERNESTO: S. A razn de dos por noche. Si sigue una semana muere la compaa!
LEOPOLDO: [a ERNESTO y muy irritado] Qu quers decir con eso?
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PEPE: [interviniendo] Basta, seores! Basta! No vale la pena discutir. Bien sabemos los
que estamos en condiciones de apreciar estas cosas, que tanto Pampeanas como
Tinieblas y como Saudades son tres obras maestras que no han sido comprendidas por
el pblico.
CARLOS: Tiene razn, Pepe. Ninguna compensacin alcanzarn nuestros esfuerzos,
mientras no haya pblico que comprenda y artistas que interpreten.
ERNESTO: Es claro! Por eso yo no me resuelvo a llevar a las tablas mi drama El mataco ,
que estoy traduciendo al italiano.
PEPE: Triste recurso! Tener que apelar al extranjero! Qu vergenza para la cultura
nacional!
CARLOS: Y no queda otro remedio... Yo ya he escrito a Novelli.
LEOPOLDO: Y yo a Antoine.
MANUEL: Y yo a Coquelin.
ERNESTO: Y yo a Zacconi.
PEPE: Pobre Patria! Ni pblico, ni artistas! Espantosa indigencia intelectual!
LEOPOLDO: Los actores nacionales, qu sarcasmo!
MANUEL: Qu irrisin!
ERNESTO: Viles histriones!
CARLOS: Mendigos del arte!
PEPE: [con calor] En cambio, sobran los autores de talento!
MANUEL: De prodigiosa fecundidad!
ERNESTO: Y de gran inspiracin!
CARLOS: Entre dramas y comedias, tengo nueve obras escritas.
MANUEL: Y yo doce.
ERNESTO: Yo no tengo sino cuatro.
PEPE: Las mas ya son catorce.
LEOPOLDO: Pues las mas diecisis.
CARLOS: No es porque seamos nosotros, pero... de veras, muchachos, con intrpretes
correctos, lo que podramos hacer!...
LEOPOLDO: Has notado?
CARLOS: Qu?
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LEOPOLDO: Que seguimos hablando en verso, sin podernos contener! [Se pasea
nerviosamente.]
ERNESTO: [mirando el reloj] Son las cuatro menos cuarto. Vamos?
CARLOS, MANUEL y LEOPOLDO: Vamos. [Caminan algunos pasos hacia el foro,
acompaados por PEPE y sin preocuparse de ENRIQUE.] .
CARLOS: [volviendo hacia ENRIQUE] Caramba! No me acordaba. [Le da la mano.]
MANUEL: [haciendo lo mismo] Disculpe...
ERNESTO: [imitndolos] Perdone...
LEOPOLDO: [lo mismo] Disimule usted... [ENRIQUE, que se ha puesto de pie, les estrecha
silenciosamente las manos.]
PEPE: [despidindoles por el foro] Hasta luego y muchas gracias.
LEOPOLDO: [sealando a ENRIQUE] Quin dijiste que era ese seor?...
PEPE: Enrique Gmez, mi cuado, que ayer lleg de Norte Amrica.
CARLOS: [con sorpresa] De Norte Amrica?
ERNESTO: Ah!
MANUEL: S?...
LEOPOLDO: [con precipitacin] Pero, hombre! Por qu no avisaste antes?
TODOS: [menos PEPE, haciendo una profunda reverencia a ENRIQUE] Seor! [ENRIQUE
vuelve a saludar con una inclinacin de cabeza.]
TODOS: [a PEPE] Hasta luego, colega. [Vanse por el foro] .
PEPE: Hasta luego. [Volvindose hacia ENRIQUE.] Y vos no decs nada? Qu te ha
parecido? [Se sienta.]
ENRIQUE: Yo? Qu quers que diga?... Poco entiendo de estas cosas y mi opinin no
vale mucho.
PEPE: [sonriendo] Vaya... qu modesto ests!
ENRIQUE: Hijo, cada uno en lo que sabe. [Sonriendo] . Si me hablaras de explotaciones
industriales...
PEPE: [riendo] No... no... muchas gracias!
ENRIQUE: De la empresa que ha motivado mi viaje o de la maquinaria que he adquirido
para la instalacin...
PEPE: [con un gesto cmico] Dios me libre!
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ENRIQUE: [con irona] Adems, no tens ya las opiniones entusiastas de esos...
personajes? [Seala hacia el foro.] Me parece que es bastante!
PEPE: [con gravedad] Ah!, y te prevengo que los cuatro son muchachos de mucho
talento, eh?
ENRIQUE: [sonriendo] No digo que no. Mejor entonces!...
PEPE: Es que lo dices de un modo...
ENRIQUE: Y bueno, qu quers! Pero la verdad es que no me entra a m este curioso
talento de tus amigos a quienes resulta que nadie entiende. [Con irona.] Yo crea
condicin esencial del talento hacerse entender!
PEPE: [sonriendo desdeosamente] Con razn decas que no entends de estas cosas!
[Entra MARIANA por la segunda derecha y se dirige hacia el foro] . Todava no sirven el
t, Mariana?
MARIANA: S, seor. Se est calentando el agua. [Vase por izquierda.]
PEPE: Y siempre has alcanzado a estar dos aos ausente, no?
ENRIQUE: Dos aos y dos meses. [Entra ANTONIO, por, foro, derecha.]
ANTONIO: [a PEPE] Seor, pregunta su secretario si puede pasar.
PEPE: Que entre. [Desaparece ANTONIO.]
ENRIQUE: Hombre! Tambin tens secretario?
PEPE: [con intencin] Ah! Vaya! Un escribiente. [Entra por el foro, derecha, JUANCITO,
que es un personaje que siempre debe tener los ojos extremadamente abiertos. Viene con
sobretodo y con el sombrero en la mano. Lo sigue ANTONIO, que se pone a arreglar los
objetos que hay encima de una mesa, cerca del foro.]
PEPE: [a JUANCITO] Ah tiene los cuadernos. [Le seala el legajo de papeles que est
sobre la mesa.] Pngales los ttulos y se los entrega a la seora que lo necesita a usted
despus, para que arregle los lbumes de las postales.
JUANCITO: [con mucha gravedad] Qu ttulo? [Recoge el legajo.]
PEPE: Despertar de almas.
JUANCITO: Qu letra? : gtica?, cursiva?, inglesa?
PEPE: Gtica. [JUANCITO hace ademn de salir por la izquierda] . Ah!... No... Vea...
[JUANCITO se detiene] . Mejor es cursiva... [Camina JUANCITO.] Escuche... [Se detiene
JUANCITO y PEPE vacila.] Bueno... pngale la que le parezca... Pero, que sea muy clara,
eh! [Vase JUANCITO por la izquierda, al mismo tiempo que ANGELA entra por el foro
izquierda y se dirige hacia la primera derecha, llevando una bandeja exageradamente
llena de cartas.]
ANTONIO: [aparte, y mirando a ANGELA] Es claro! Detrs del secretario!...
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ENRIQUE: [sealando a ANGELA en el momento que sta desaparece por primera derecha]
Y eso, qu es?
PEPE: [con naturalidad] Tarjetas postales para Sofa.
ENRIQUE: [con asombro] Tarjetas postales? Pero si es una montaa de papeles.
PEPE: Pues son tarjetas postales. Qu te extraa? Mi mujer se ha hecho coleccionista.
ENRIQUE: Ah! Y las que van ah...?
PEPE: Son las cartulinas que le devuelven las personas de quienes ha solicitado
autgrafos. Personas de importancia como es natural. [Se pone a hojear unos papeles que
ha quedado sobre el velador.]
ENRIQUE: [con irona] Pues, hijo, veo que en mi ausencia ha crecido mucho el nmero de
los importantes. Qu suerte para el pas! [Se pasea. Pausa. Entra ANGELA por primera
derecha y se dirige hacia la izquierda, siempre observada por ANTONIO, que la sigue con
la mirada. En ese momento aparece por el foro la cabeza de MARIANA y observa a
ANTONIO. ANGELA sale por la primera izquierda. ANTONIO hace un movimiento para
seguirla y entonces MARIANA se adelanta, dejndose ver.]
MARIANA: [en voz baja y contenida, mientras se arregla lo cabellos con las manos]
Antonio! [ANTONIO mira a MARIANA, hace un movimiento de hombros, y sin preocuparse
ms de ella vase precipitadamente por izquierda. Con profunda tristeza y vindolo salir] .
Todo porque es rubia! [Despus de vacilar un instante vase tambin por primera
izquierda. Toda esta escena debe ser muy rpida.]
PEPE: [a ENRIQUE] Y qu te ha parecido la nueva casa? [Pasea la mirada a su
alrededor.]
ENRIQUE: [imitndolo] Para ser de alquiler, muy buena... pero echo de menos la antigua,
en la que nac. Nunca pude explicarme la razn de esa venta. Qu es lo que pas, al
fin? [Entra ANGELA por la primera izquierda y sale por el foro.]
ARTURO: [entrando] Buenos das...
ENRIQUE: Me gusta la frescura de tus buenos das. Son las cuatro de la tarde!
PEPE: Es que para este caballerito recin amanece. Se levanta de la cama.
ENRIQUE: Recin te levantas, Arturo?
ARTURO: No, hombre! Hace ms de una hora. Este es un exagerado. [Entra ANTONIO
por la izquierda y sale por foro, izquierda] .
PEPE: [dirigindose a ENRIQUE] Me parece que vas a tener que entrar ejercitando tu
autoridad de hermano mayor. La vida que hace este muchacho es imposible.
ARTURO: [con fastidio] Vas a empezar, Pepe? Dejate de pavadas, hombre! [Se recuesta
en el sof.]
PEPE: Se acuesta a las cinco de la maana y se despierta a las cuatro de la tarde... No
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almuerza a horas... En fin, un vivo desorden.
ARTURO: [impacientndose] Vaya!, vaya!... basta! Ya sabs que me cargan tus
sermones. Si los suprimieses me haras un favor. [Entra MARIANA por izquierda y sale
precipitadamente por el foro, izquierda.]
PEPE: [insistiendo] Pero es que te ests haciendo un dao enorme. No lo comprends?
Es por tu bien que te lo digo.
ARTURO: [irritado] Otros se hacen mayor dao escribiendo macanas que los ponen en
ridculo, y nadie les dice nada!
PEPE: [sulfurndose] Eso es una impertinencia.
ARTURO: [alzando la voz e incorporndose en el sof] Impertinencias son las tuyas!
ENRIQUE: [en tono de reproche a los dos] Vamos, hombre! Qu quiere decir esto?
ARTURO: [a PEPE, ponindose de pie y en tono cada vez ms irritado] Al fin yo no tengo
que darte cuenta de mis actos. Hago lo que se me da la gana!
PEPE: [a gritos] Si tuvieras que darme cuenta de tus actos, otra cosa sera! Y no se
andara diciendo todo lo que se dice de tu conducta!
ARTURO: [en el mismo tono] Sobre mi conducta nadie dice nada, entends? Porque a
nadie le importa y a vos menos que a nadie.
PEPE: Tu vida de club es un escndalo, y no se habla sino de tus prdidas de juego.
ARTURO: [exasperado] No seas imbcil! Que pierda o no pierda, no es asunto tuyo. No es
con tu dinero que he de pagar. Y te prohibo que me hables de ese modo, entends?
ENRIQUE: [con energa] Basta! Esto es ridculo. Quieren hacerme el favor de callarse los
dos? Es una vergenza! Entre cuados!...
ARTURO: [con rabia] Es que este botarate ya me tiene harto!
PEPE: Ms harto me tens, vos, perdido! [Quieren irse a las manos y ENRIQUE se
interpone.]
SOFIA: [entrando con mucha calma por la primera derecha] Pero qu gritos son sos?
Por Dios!...
ENRIQUE: Estas dos monadas, no ves? Tu marido y tu hermano, que parecen chicos.
SOFIA: [sin alterarse] Lo de siempre. Cundo acabarn estas cosas? [Mirando a
ARTURO] Es que vos, Arturo...
ARTURO: [violentamente] -Oh! Dejame de pavadas! [Sale bruscamente por segunda
izquierda.]
PEPE: [a SOFIA, con acento irritado] Lo que tenemos que hacer, Sofa, es irnos cuanto
antes de esta casa. Ya no se puede vivir aqu. Parece que estuviramos de limosna.
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SOFIA: [con mucha tranquilidad] Calmate, hombre. No es para tanto!...
ENRIQUE: [preocupado] Por lo que veo, estas escenas son frecuentes entre ustedes...
PEPE: [con vehemencia] Es que vos no sabs lo que es Arturo. No se le puede aguantar!
SOFIA: Esto es de todos los das.
ENRIQUE: Y mi padre? Qu dice el pobre viejo de todo esto?
SOFIA: Pap ni se fija.
PEPE: Don Ramn? Bah! [Con irona.] Don Ramn se ocupa de poltica, de comentar las
cuestiones de Estado y le importa un pito de lo que sucede aqu adentro. Por eso anda
todo como anda!
SOFIA: [a PEPE] Es que tambin vos tens un genio tan vivo!... Por cualquier cosa te
enojs! [A ENRIQUE] . Cuando no es con Arturo es con Elena, y hasta con Tito! Y la que
paga el pato soy yo, que tengo que soportar estos disgustos.
PEPE: [a ENRIQUE] Esa es otra! Tu hermanita Elena! Una nia que se sulfura porque se
le ocurre que algo no es de buen tono, que todo le parece cursi y que se lo pasa el da
entero consultando El libro de oro y leyendo la "Vida Social". [Haciendo un ademn de
espera.] Ah! Ya vers las que te esperan! [Se pasea.]
SOFIA: [con cachaza] Bueno, hombre. No hay que tomar las cosas as. [A ENRIQUE.] Te
prevengo que tens que ponerme un pensamiento en una tarjeta postal.
ENRIQUE: [sorprendido] Yo?
TITO: [apareciendo por el foro, izquierda, con una mquina fotogrfica en las manos, con la
que enfoca al grupo] Un momento! No se muevan! [Aprieta un resorte.] Ya est! [Vase por
la segunda izquierda, apurado.]
ENRIQUE: [riendo] Y eso?
PEPE: [con fastidio] Este Tito, que se lo pasa todo el da sacando fotografas, o haciendo
sonar un fongrafo. Ya nos tiene aburridos...
SOFIA: [con calma] Pero como el pobre es tan delicado de salud. [A MARIANA, que en ese
momento se asoma por el foro, derecha, mirando a los lados, como buscando algo y hace
adems de volverse a retirar.] Y ese t, Mariana?
MARIANA: [sin prestarle mayor atencin] S, seora, se est calentando el agua. [Vase
precipitadamente por,el foro izquierda]
ELENA: [entrando nerviosamente por segunda derecha con un diario en la mano] Pero,
han visto la lista de concurrentes al recibo de las de Riansares? Qu cachera! Ni un
solo apellido conocido! [PEPE dirige una mirada de inteligencia a ENRIQUE y se aproxima
al velador, delante del cual se sienta, ponindose a escribir una carta]
SOFIA: A ver. [Toma el diario, hace que busca la seccin correspondiente, y sentndose a
cierta distancia se dispone a leer.]
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ELENA: [expresndose con mucha, volubilidad] Yo no s esta gente que no tiene buenas
relaciones, a qu se mete a dar recibos. Ganas de ponerse en ridculo, no ms!... [A
ENRIQUE, sonriendo] . Y vos, Enrique, por qu no has aprovechado para ir a Palermo?
Hoy es da de moda.
ENRIQUE: [sonriendo] Hijita, es lo que menos me preocupa.
ELENA: Pero, hombre, por Dios! Ni que fueras Tito!
SOFIA: [mientras mira el diario] Mir, mir, las de Sambetti! Deben ser las hermanas del
pintor. Lo tengo en la coleccin.
ELENA: [plegando desdeosamente los labios] No te digo? Sambetti! As son todos! [Se
retira unos pasos y se pone a hojear una revista.]
SOFIA: [siempre leyendo el diario] Ah! ah! Casotino... Este es un abogado que hace muy
bonitos versos.
ENRIQUE: [con irona] Tambin lo tens en la coleccin?
SOFIA: [sin apercibirse de la irona] Cmo no! De los primeros! Me escribi un
pensamiento con motivo de un paisaje en que haba un perro ladrando a la luna. Si
vieras qu lindo!...
ENRIQUE: [sonriendo] Me lo imagino!
SOFIA: Y deca que se pareca a l...
ENRIQUE: Quin?, el perro?...
SOFIA: S, porque los dos perseguan un imposible.
ENRIQUE: Qu animal!
SOFIA: Quin? Casotino?
ENRIQUE: [con impaciencia] No! El perro. [Comienza a pasearse y SOFIA a seguir
leyendo. Entra MARIANA por el foro con los tiles del t, los deja sobre una mesa y vase
por el foro.]
ELENA: [a PEPE, que despus de terminar su carta se ha puesto de pie] Ya me han dicho
que has estado reunido con una punta de tipos.
PEPE: [en tono de reproche] Son amigos mos, Elena.
ELENA: Es que no s cmo pods entretenerte con semejante gente. Si son como los que
vi el otro da! Qu fachas ms raras! Dan risa!
PEPE: [amenazador, pero contenindose] Te repito que son mis amigos, Elena!
ELENA: [riendo despreciativamente al darle la espalda] Pues podas ensearles siquiera a
vestirse! [PEPE hace un gesto de rabia y guarda silencio, mientras ELENA comienza a
preparar las tazas de t.]
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SOFIA: [sealando muy gozosa un punto del diario y sin preocuparse de los dems
personajes] A ste tambin lo tengo! [Sigue leyendo.]
ELENA: [refirindose al t] El agua est tibia. Esta Mariana es como para matarla! [Sigue
preparando el t.] Yo no s qu hace!
ENRIQUE: [que se ha detenido en un extremo del saln] Y esto? [Muestra una herradura
que toma de encima de un mueble.]
PEPE: [acercndose y riendo] Cbulas de tu to Severo, para ganar en las loteras.
ENRIQUE: [riendo] Mi to?
PEPE: Claro que s! To y muy to. Si vieras cmo se tiene estudiada la genealoga de la
familia!...
ENRIQUE: Y, a propsito... Tengo que ir a visitar a mi ta Carolina. [Mirando el reloj.] Ayer
se lo promet a Luca. [Dirigindose a ELENA.] Me dicen que est casi tullida, no? [Se
acerca a la mesa del t.]
ELENA: [con asombro] Y te vas a costear por esos andurriales? Vive en el Caballito!
[Comienza a llenar las tazas de t.]
PEPE: [a ELENA, con sorna y mientras se aproxima tambin] Encontraras acaso ms
chic que la pobre vieja tullida se viniera gateando hasta aqu?
ELENA: [con acritud, a PEPE] Nadie habla con vos, entends? [A ENRIQUE.] Supongo
que sabrs que estn en la miseria? [Le pasa una taza de t.]
ENRIQUE: Me lo imagin ayer, por el aspecto de Luca. Pero es que al morir mi to
Eduardo no dej nada? [Prueba el t.]
ELENA: [desdeosa] Qu haba de dejar! [A SOFIA.] Quers t, Sofa?
ENRIQUE: Est fro.
PEPE: Don Eduardo dej deudas...
ELENA: Como que lo haba jugado todo en la Bolsa. [Probando el t.] Miren qu t! [Deja
con rabia la taza de t sobre la mesa y toca un timbre que hay en la misma.]
PEPE: Ese fue un misterio. Mientras vivi don Eduardo nadie pudo sospecharse lo que
ocurra; y hasta el ltimo momento se mantuvo en el mismo tren de vida. Despus de
muerto se encontraron con que haba ido vendiendo todo poco a poco, y que no dejaba
absolutamente nada.
ENRIQUE: Y de qu viven entonces esas infelices?
ELENA: Nosotras le damos costuras a Luca. [A MARIANA, que en ese momento aparece
por el foro.] Llvese sto. Es una inmundicia! [Seala los tiles del t.]
TITO: [entrando por segunda izquierda, con la mquina fotogrfica] Un momento! Ya
est! [Se dirige hacia el foro.]
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ELENA: [gritando con rabia] Idiota!
ENRIQUE: [riendo] Ven, Tito!
TITO: [saliendo muy apurado por el foro, izquierda] Me voy a revelar. [MARIANA recoge
tranquilamente los objetos de t y vase despus por el foro izquierda, en el curso de la
escena.]
SOFIA: [dejando de leer] Quin de ustedes conoce a Ral? [Vuelve a tomar el diario y lee
el apellido.] Ral Maldich?...
PEPE: No lo conozco.
SOFIA: [leyendo el diario] Y a Ral Ristori?...
PEPE: A se s.
SOFIA: [con ansiedad] Es poeta?
PEPE: [riendo] Qu ha de ser poeta! Tiene una zapatera. Por qu?
SOFIA: No... Preguntaba, no ms... [Sigue leyendo.]
ENRIQUE: Bueno... hasta luego. [Se dirige al foro.]
PEPE: Te acompao una cuadra. [Lo sigue.]
ELENA: [avanzando hacia ENRIQUE y con voz melosa] Enrique... tengo que hacerte un
pedido. [PEPE se aleja hacia el foro y all espera.]
ENRIQUE: [detenindose] De qu se trata?
ELENA: [con zalamera] Me vas a complacer?
ENRIQUE: Veamos lo que es. Si puedo, con mucho gusto.
ELENA: Esta noche, para sentarte a la mesa, ponete el frac.
ENRIQUE: [sonriendo] El frac?... Por qu?
ELENA: [confusa] Vendra a comer una persona, a la que quiero presentarte...
ENRIQUE: Ah!... Tu novio?... El crtico?...
ELENA: S, mi novio...
ENRIQUE: Y para eso quers hacerme vestir de frac?
ELENA: Me parece que es lo correcto...
ENRIQUE: [riendo] Hasta luego, cabeza de chorlito! [Vase ENRIQUE por el foro, derecha,
acompaado de PEPE.]
ELENA: [volvindose hacia SOFIA y sentndose con aire contrariado] Este Enrique no
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parece que llegara de Europa.
SOFIA: [levantando un momento los ojos del diario para continuar leyendo despus] De
Norte Amrica, dirs...
ELENA: Lo mismo es! [Despus de un momento.] Ponerse el frac! Vaya una cosa del otro
mundo! Y viniendo de Pars...
SOFIA: [repitiendo el manejo anterior] De Nueva York...
ELENA: [con fastidio] Bueno. mujer, lo mismo es!
SOFIA: [con indiferencia y dejando a un lado el diario] Bah! Vos sabs cmo es Enrique.
[Levantndose lentamente.] Me voy a concluir una tarjeta postal que estoy iluminando.
[Se dirige hacia la primera derecha, con mucha calma.]
ELENA: [rabiosa] Vos todo lo toms con una pachorra... Jess! Qu sangre!...
SOFIA: [con un gesto de indiferencia] Vaya! Bueno fuera! [Entra por foro, derecha,
ANGELA, trayendo de la mano a JOSEFINA, detenindola a mitad del camino.]
JOSEFINA: Buenas tardes, mam.
SOFIA: Buenas tardes. Has sabido la leccin?
JOSEFINA: S, me dieron la pgina que sigue...
SOFIA: [con mucha calma] Bueno. And a jugar. Y no pelees con Tito, eh! Mir que yo no
estoy para disgustos. [A ANGELA.] Ah tens en el cuarto unos pinceles para limpiar. Y
avsame cuando vuelva Severo. [Sale SOFIA calmosamente por la primera derecha y
ANGELA la sigue, mientras JOSEFINA se acerca con vivacidad a ELENA:, que parece
distrada.]
JOSEFINA: Decime, ta Elena, es cierto que hay una parte, muy lejos de aqu, donde los
hombres se casan con muchas mujeres?
ELENA: Quin te ha dicho eso, criatura?
JOSEFINA: Me lo dijo una chica en el colegio. Pero yo creo que son mentiras.
ELENA: Es claro... No puede ser cierto! [Viendo y dirigindose a ARTURO, que vistiendo
ya traje de calle entra por la segunda izquierda para salir por el foro.] Che, Arturo!
ARTURO: [sin detenerse] Ya vuelvo. [Vase por el foro, izquierda.]
JOSEFINA: Lo que hay es que el novio de ella, sabs?, tiene otra novia al mismo tiempo,
y por eso le dice eso... [Haciendo un gesto de malicia.] Pero lo que es a m... [Se dirige
corriendo hacia el foro.]
ELENA: Adnde vas?
JOSEFINA: Voy a la puerta de calle para que no me vea mi to Tito.
ELENA: [riendo] Por qu?
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JOSEFINA: Porque si no, me va a retratar. [Vase por foro, derecha.]
ELENA: Qu criatura ms inteligente! Es una monada! [Entra ANTONIO por el foro,
izquierda, y mira a los lados como si buscara a alguien, hasta que ELENA lo apercibe]
ANTONIO: No ha venido por ac Angela, nia Elena? [Se asoma por el foro, izquierda la
cabeza de MARIANA, espiando a ANTONIO y tratando de no ser vista.]
ELENA: [con sequedad] Aqu no est. [Con rabia, al notar que ANTONIO no tiene puesto el
cuello de la camisa.] Pero, dgame, no le he dicho que no quiero que ande sin cuello?
ANTONIO: Pero nia, si me han tenido toda la tarde moliendo caf!
ELENA: [exasperada y ponindose de pie] Y qu tiene que ver eso? Sinvergenza!
Acaso le han mandado moler caf con el pescuezo? Vaya para adentro! [Vase ANTONIO
por foro, izquierda, y desaparece tambin MARIANA. ELENA se vuelve a sentar muy
agitada.] Esto no se puede aguantar! Aqu hace falta un gallego... que sepa hablar
francs!... [Entra SEVERO por el foro, derecha, aparentando fatiga y trayendo bajo el brazo
varios peridicos ilustrados y unos papeles que deja sobre un mueble.]
SEVERO: Aqu estoy de vuelta. No es poco trabajo el que me han dado tus dichosos
peridicos! Ah los tens. [Le va entregando uno por uno los peridicos.] "Ladies Field", "Le
Luxe" y "Le Chic Parisien". Pagu por cada uno un trimestre y he tenido que recorrer
media ciudad.
ELENA: [con fastidio] Los cuentos de siempre! Estoy segura que te lo has pasado hecho
un pavo delante de las vidrieras de las agencias de lotera, como tens por costumbre. A
vos ya no se te puede encargar de nada!
SEVERO: [sonriendo] Pero no, sobrina! No! Qu ocurrencia!... [Se muerde las uas.]
ELENA: [con acritud] Dejate esas uas, hombre! Y trajiste lo de Moussion?
SEVERO: [tomando de los paquetes que dej sobre el mueble los dos ms pequeos] Aqu
est. "La crema imperial rusa" y "El Rouge de la Chine". El "Carmn" se ha concludo y no
viene hasta la semana prxima. Dicen que este ao la temporada de la Opera ha hecho
un consumo brbaro.
ELENA: [con acritud] Oh! No tienen necesidad de advertirlo! Como que pareca aquello
una exposicin de labios!... No se vean sino ojos y labios por todas partes.
SEVERO: [con aparente ingenuidad] Pues a vos te queda muy bien... [Se muerde las
uas.]
ELENA: Es que yo no uso sino un poquito. Pero hay otras! [Con rabia.] Sacate la mano
de la boca! Me pons nerviosa.
SEVERO: [obedeciendo] Saliendo de all, encontr a Ins y a Ernestina. Te mandan
recuerdos y dicen que no dejs de ir el mircoles. Ahora reciben los mircoles.
ELENA: [siempre con acritud] Ya s. Han cambiado los das de recibo. Antes eran los
sbados, pero los acreedores amontonados en la escalera insultaban a las visitas... Dicen
que era un escndalo.
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SEVERO: Iban con Misia Cipriana. Qu Misia Cipriana! Siempre tan ocurrente. Al
despedirnos me dijo "Dgale a su sobrina Elena que no sea pcara... que..."
ELENA: Y vos muy suelto de cuerpo te dejs decir mi to?...
SEVERO: Oh! Y acaso no sos mi sobrina? Qu linda cosa!... Es lo nico que te faltaba!
Renegar del parentesco!... Ten cuidado que tu pobre madre, que en paz descanse, era
prima tercera ma; como que nuestros padres eran primos segundos.
ELENA: S... s... Ya conozco la historia! Eso no es parentesco. Son pavadas! [Con rabia.]
Pero, dejars quietas esas uas?... [Cambiando de tono.] Y vamos a ver: cunto has
gastado? [Por foro izquierda, entra MARIANA llorando.]
MARIANA: Nia Elena, el nio Tito me est insultando...
ELENA: Bueno... bueno... bueno... No me vengas a m con cuentos... Yo no tengo nada
que ver.
MARIANA: [siempre llorando] Porque le han roto unos frascos me ha tratado de animal!...
Y dice que va a romperme el alma a patadas!...
ELENA: [exasperada] Te digo que me dejs tranquila. Mandate a mudar!
MARIANA: [llorando con ms fuerza, mientras sale por el foro, izquierda] No porque una
sea pobre han de tratarle de este modo... Porque yo tambin tengo... [El resto de la frase
queda ahogado por los sollozos, mientras desaparece por el foro.]
ELENA: [sin preocuparse ms de MARIANA] Bueno... y cunto has gastado?
SEVERO: A ver... a ver... [Sumando con los dedos.] 8... 12... 26... 29... 34... 36... 36
pesos.
ELENA: [alarmada] Pero, en qu tanto?
SEVERO: Pero, hija, por Dios!... Es muy sencillo. Los peridicos slo cuestan ms de la
mitad, y el resto en lo dems. Sumando: 37.
ELENA: Cmo treinta y siete? No decas treinta y seis?
SEVERO: Eso es; treinta y seis. Me equivoqu. Si es una caresta espantosa!...
ELENA: [como dudando] Pero con todo...
SEVERO: [fingiendo indignacin] Elenita, por Dios! Eso importa una desconfianza!...
ELENA: [con fastidio] Bueno... bueno... basta! Ahora te los dar. [Entra TITO muy
apurado por foro, izquierda.]
TITO: [a Severo] Severo, me trajiste los cilindros para el fongrafo?
SEVERO: [tomando uno de los paquetes que dej sobre el mueble y extendindoselo a
TITO] Veintin pesos. [Estira la mano como esperando dinero.]
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TITO: [sorprendido] Pero, cmo? Entonces ahora son ms caros?
SEVERO: [con energa y como sorprendido de la observacin de TITO] -Pero es claro que
son ms caros! Sern ms finos!
TITO: [como si quedara convencido] Ah!... bueno... [Saca dinero del bolsillo y vase
apurado por segunda izquierda.]
ELENA: [a SEVERO] Y el asunto del retrato?
SEVERO: Eso va muy bien. [Se muerde las uas.]
ELENA: Sac esa mano!
SEVERO: [obedeciendo] Y la semana que viene a ms tardar, veremos la linda cara de mi
sobrina figurando en la galera de las novias del ao. Qu bien estars! Me parece
verte!...
ELENA: [dulcificando el tono] Pero, es seguro?
SEVERO: Hija... as me lo ha prometido ese amigo que tengo en la redaccin del
peridico... Es que hay un pedido enorme. No dan abasto! [Tomando el paquete ms
grande que dej antes sobre el mueble.] Voy a llevarle a Sofa estos encargos.
ELENA: Qu es?
SEVERO: Un lbum para postales. [Se dirige SEVERO por primera derecha, a tiempo que
entra ANGELA por la misma. A ANGELA.] Y Sofa?
ANGELA: Est pintando... [Muestra una paleta y unos pinceles que lleva en la mano. Vase
SEVERO por primera derecha y ANGELA por el foro, derecha.]
ARTURO: [de mal humor, entrando por el foro izquierdo y bebiendo una taza de t.] Pero,
Elena! A ver si siquiera vos te preocups maana de que me guarden almuerzo Es una
barbaridad! No me han dejado nada!
ELENA: [de malos modos] Eso es! Es lo nico en que tengo que pensar: en que te
guarden almuerzo! Por que no te levants a horas?
ARTURO: [sulfurndose] Muy bien que despus has de pedirme que te acompae al
teatro, o que te lleve a la carreras... Dej no ms!... [Hace ademn de irse.]
ELENA: [apresurndose y cambiando de tono] No... no... zonzo... Si te digo de gusto! Ya
sabs que soy la que menos te reprocha tus trasnochadas... Al fin, si pass la noche en
vela, lo hacs entre gente bien... [Animndose.] Ven, sentate. Contame lo que hacen de
noche en el club... Es lindo, che?
ARTURO: [riendo] Cuando hay partida! [Se sienta al lado de ELENA, dejando sobre un
mueble la taza de t vaca.]
ELENA: Bah! Vos no penss ms que en jugar! Yo no te digo eso. De qu conversan?
Qu hacen?
ARTURO: Se habla de todo: se comentan los sucesos del da se refieren los chismes
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sociales, se murmura un poco sacndoles el cuero a los que no estn... Despus entran
stos... y se sigue lo mismo, hablando de los que se ha ido. Es muy entretenido!...
ELENA: [con calor] Ya lo creo! [Pensativa.] Quin pudiera tambin ir!... [Con curiosidad.]
Decime, che. Y toda es gente chic? [Entra ANGELA por el foro y sale por la primera
izquierda.]
ARTURO: Pura gente distinguida. Ni un chiquito as [seala la punta de una ua] que no
sea distinguido.
ELENA: Y el servicio, por supuesto, todo afeitado...
ARTURO: [con calor] Sin un solo pelo! No faltaba ms!... [Entra ANTONIO por el foro, ya
con cuello puesto y sale por la primera izquierda.]
ELENA: [sealando a ANTONIO y suspirando] Siquiera este animal, en lugar de esas dos
o tres cerdas que tiene, tuviese bigote...
ARTURO: Para qu?
ELENA: Para hacerlo afeitar.
ARTURO: [riendo] Eso s que no lo entiendo!
ELENA: [con sorpresa] Pero, hombre! No me dirs que es lo mismo. Una cosa es un
sirviente afeitado, y otra un chino sin bigote.
ARTURO: [riendo] Tens razn. [Por el foro entra muy apurada MARIANA, a tiempo que
ANGELA entra por primera izquierda. Al apercibirse de esta ltima, MARIANA se detiene y
aparentando indiferencia se pone a arreglar los objetos que hay encima de la mesa, que
est cerca del foro, mientras ANGELA sale por este ltimo.]
ELENA: [despus de un momento de silencio] Pero, decime, hay gente de esa que va a los
clubs que tambin se afeita toda la cara, no es verdad?
ARTURO: Cmo no! Si es moda inglesa... la ltima palabra del chic!
ELENA: Y cmo hacen algunos para que no los confundan con el servicio?
ARTURO: Bah! Se conoce enseguida.
ELENA: En qu?
ARTURO: En que cuando les gritan: mozo!, no contestan. [Adentro de la segunda
izquierda empieza a funcionar un fongrafo. Entra JUANCITO por la primera izquierda, con
el legajo de papeles en la mano, y despus de vacilar un momento, mirando hacia las
habitaciones de la derecha, se aproxima a ARTURO y ELENA. Viene sin sobretodo y sin
sombrero.]
JUANCITO: [a ARTURO] Tengo que entregar esto a la seora. [Muestra el legajo.]
ARTURO: Qu es eso?
JUANCITO: [con gravedad] Despertar de almas.
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ARTURO: [con extraeza] Qu?
ELENA: Qu?
JUANCITO: [levantando el tono] Despertar de almas.
ARTURO: [ponindose de pie y en tono amenazador] Me parece que soy yo el que lo
despierto a usted. Qu se ha credo?
ELENA: [con desdn] No, Arturo!... Dejalo... Si debe ser el drama de Pepe.
ARTURO: [riendo] Ah! Las chifladuras de mi cuado!... [Volvindose a sentar.] Bueno!
[Sealando hacia la derecha.] Llveselo a Sofa.
ELENA: [a MARIANA y con acento irritado] Decile a Tito que haga callar ese fongrafo!
[JUANCITO se dirige con mucha gravedad hacia la primera derecha, a tiempo que ANGELA
entra por el foro con unas cartas en la mano y MARIANA sale por segunda izquierda para
cumplir la orden de ELENA.]
ANGELA: [desde el foro, aparte y detenindose un momento para contemplar a JUANCITO]
El ingrato ni siquiera me mira! [Vase JUANCITO por primera derecha y ANGELA se
aproxima a ARTURO y ELENA, mientras ANTONIO entra por primera izquierda y sale por
foro.]
ARTURO: [a ELENA, ponindose de pie] Decime a qu hora llega pap?
ELENA: Cuando le cierran las puertas los negros del Congreso. [En ese momento calla el
fongrafo.]
ANGELA: [a ARTURO] Nio... esta carta. [Le entrega una carta.]
ARTURO: [mirando el sobre] Conozco la letra... Un acreedor imbcil... Bah! [Guarda la
carta sin leerla.] Y esas otras? [Seala unas que conserva ANGELA en la mano.]
ANGELA: Estas son postales para la seora.
ARTURO: [le da la espalda] Bueno, llevselas, entonces. [Entra MARIANA por segunda
izquierda y vase por el foro.]
ANGELA: [sin moverse del sitio] Vea, nio, hgame el favor... Cuando lea la carta, no tire
la estampilla...
ARTURO: [mirndola] Ah! Vos junts estampillas?... Bueno... [Toma la carta y se la
entrega.] Sacsela y romp la carta.
ANGELA: [tomando la carta] Muchas gracias. [Vase por primera derecha. ARTURO, con
toda naturalidad, vuelve a sentarse al lado de ELENA, que durante la escena anterior ha
permanecido con la cabeza inclinada sobre el respaldo del sof, como absorta en sus
pensamientos y que contina en la misma actitud.]
ELENA: [hablando con tono quejumbroso y lleno de melancola, distinto a la forma que le
es habitual] La gente de gustos distinguidos debera tener una gran fortuna. Arturo...
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ARTURO: [riendo] Una... o dos...
ELENA: [lo mismo que antes] Es una injusticia del destino...
ARTURO: Bah! Ya te vas demasiado arriba. Dejate de desatinos. Mir. Yo me contentaba
con que los bancos quisieran descontar...
ELENA: [sin tomar en cuenta las palabras de ARTURO] Siquiera vos vas a casarte con una
mujer rica...
ARTURO: [riendo] Ah! Me hacs recordar recin que hace dos das que no veo a mi novia
Qu dir?...
ELENA: [como si hablase consigo misma] Qu suerte que tienen los hombres!
ARTURO: Eso no!, porque lo mismo las mujeres sin fortuna se casan con hombres de
dinero. Todos los das se ve esto.
ELENA: S... con una diferencia: que ustedes pueden buscar, y buscando encuentran,
mientras que nosotras tenemos que esperar a que nos busquen. Lo que es distinto.
ARTURO: La verdad, que lo que es Federico...
ELENA: Federico no tiene nada, pero tambin imaginate si hubiera tenido que estar
esperando a un rico. No te olvids que ya tengo veinte aos. Por lo menos, el infeliz
Federico es elegante, es distinguido y lleva un apellido vinculado a la buena sociedad por
los casamientos que han hecho las hermanas. Aunque las pobres sean dos monitas!
ARTURO: [encendiendo un cigarrillo] No, si Federico es bueno.
ELENA: Ya ves... Al fin tu novia, rica y todo, tambin tiene sus defectos: renguea un
poco, no se lo puede negar.
ARTURO: [con naturalidad, y echando una gran bocanada de humo] Bah!... Pero como yo
no la quiero para parejero...
ELENA: [suspirando] Voy a mi cuarto. [Se pone de pie.] Qu horas sern?
ARTURO: [mirando el reloj] Las cinco menos cinco.
ELENA: [volviendo al tono irritado que le es habitual] Y esta estpida de Luca que no me
trae la bata! [Dirigindose hacia la derecha.] Muy cmoda resulta la proteccin a los
parientes pobres!
ARTURO: [despus de un corto silencio] Quers ir un rato por el camino de Palermo?
Veremos el regreso de los coches...
ELENA: [detenindose bruscamente cerca de la puerta de salida] En qu?
ARTURO: Cmo... en qu? En un carruaje.
ELENA: Pero... en qu carruaje?
ARTURO: En una victoria de plaza.
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ELENA: [escandalizada] Ests loco!... [Desaparece por la segunda derecha. Entra
SEVERO por la primera derecha con un aire preocupado y mordindose las uas.]
SEVERO: [sin apercibirse de la presencia de ARTURO] Cuatro y dos seis... y tres... nueve.
[Se dirige hacia el foro.] Cuatro quintos de lotera...
ARTURO: [llamndolo] Severo!
SEVERO: [volvindose] Ah!... Arturo!... Qu milagro vos por aqu a estas horas!
ARTURO: Y... me viste al prestamista?
SEVERO: He estado dos veces sin encontrarlo. Y no he vuelto despus... Vive tan lejos!
ARTURO: [contrariado] Pero hombre! No te he dicho que tengo apuro? Vmelo hoy
mismo.
SEVERO: [como indeciso] S... pero... como vive tan lejos... [Se muerde las uas.]
ARTURO: Con un coche, te vas de una disparada. [Introduce la mano en el bolsillo y saca
dinero.] Haceme el favor... [Ofrecindole un billete.] Tom.
SEVERO: [con aire resignado y tomando el billete] Cunto me das?
ARTURO: Diez pesos para el coche. And pronto, a ver si esta noche me tens una
respuesta.
SEVERO: [guardando el billete] Voy. [Aparte y gozoso.] Nueve y diez... diez y nueve... Ms
de un billete entero! [Desaparece por foro. Entra ANGELA por la primera derecha, con un
paquete de cartas en la mano y se dirige al foro.]
ARTURO: [dirigindose a ANGELA] Che, a qu hora viene todos los das el viejo?
ANGELA: [detenindose] Ms o menos a esta hora.
ARTURO: [sonriendo] Qu llevs ah?
ANGELA: Unas cartas para franquear.
ARTURO: [aproximndose] A ver. [ARTURO toca distradamente las cartas mientras mira
con fijeza a ANGELA, y despus le pasa la mano por la cara.]
ANGELA: [retirndose bruscamente] Estse quieto, nio!... o le cuento a la seora...
ARTURO: [riendo] Entonces devolveme la estampilla. [ANGELA se dirige hacia el foro.]
Decile a Antonio que venga. [Vase ANGELA por el foro, izquierda. ARTURO, una vez solo,
empieza a imitar los movimientos de la esgrima, mientras empieza a funcionar el fongrafo
dentro de la segunda izquierda. Por el foro, derecha, entra PEPE, con el sombrero puesto y
sale por la primera derecha, sin que ARTURO se aperciba, pero antes de salir se detiene un
momento, observa a ARTURO, entregado furiosamente a su ejercicio, y despus de mover a
uno y otro lado la cabeza, se lleva un dedo a la sien, como quien quiere indicar que tiene
por delante a un loco. ARTURO, despus de un instante, cesa en sus movimientos, mira la
hora de su reloj, toma el diario que ha quedado abandonado sobre un mueble, se sienta y
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se pone a leer. Inmediatamente entra PEPE por la primera derecha, siempre con el
sombrero puesto y llevando debajo del brazo un enorme legajo de papeles, dirigindose a
salir por el foro, derecha, sin mirar,a ARTURO. Entonces ste, sin que PEPE se aperciba,
hace los ademanes propios de quien presencia algo que le hace mucha gracia y se lleva
despus el dedo a la sien, imitando la mmica anterior de PEPE.]
ANTONIO: [apareciendo por el foro, izquierda] Me dice Angela que usted me llama, nio.
ARTURO: S.
SOFIA: [asomando la cabeza por la primera derecha, con acento desesperado] Por favor!
Que se calle ese fongrafo! [Desaparece de nuevo.]
ARTURO: [acercndose unos pasos hacia la segunda izquierda y a gritos] Eh!... Tito!...
El fongrafo!... [Se calla el fongrafo, y ARTURO se aproxima a ANTONIO] . Ya sabs, eh!
A cualquiera que pregunte por m, le decs que no estoy...
ANTONIO: Oh! Pierda cuidado. Soy como mandado hacer para estas cosas. A m no me
conoce!
ARTURO: Y si viene el animal aquel... el de las patillas... le decs que me he ido al campo.
ANTONIO [riendo] Ah!... el gritn? Si viera qu cosa brbara! Antes de ayer quiso meter
escndalo y tuve que amenazarle con llamar un vigilante...
ARTURO: Sobre todo, que no se enteren aqu adentro.
ANTONIO: Qu esperanza! Si me lo paso todo el da espiando... Esta maana despach
al alemn joyero, a otro petiso ronco que casi no se le entenda, y a uno de un
restaurant. Se fueron lo ms contentos!
ARTURO: Bueno... and no ms.
ANTONIO: [sin moverse del sitio] Y diga, nio: no tiene algn datito para maana?
ARTURO: Para maana? No he visto el programa. A ver...
ANTONIO: [sacando del bolsillo un programa de carreras] . En la primera la creo fija para
Carcamn.
ARTURO: [mirando el programa] No me parece... Rigoleto, con 52 kilos, puede hacer
mucho.
ANTONIO: Pero no se olvide que la ltima vez corri muy mal...
ARTURO: [que sigue examinando el programa] No importa. El jockey no tena boletos.
[Pausa.] Aqu tens... ves? ... La tercera es de Baln. En este tiro es robo!
ANTONIO: [mirando por sobre el hombro de ARTURO] Yo creo lo mismo, pero no va a dar
nada.
ARTURO: [devolvindole el programa] Luego te dar datos seguros, por las noticias que
haya en el club. Adnde hacs las apuestas? [Entra ANGELA por el foro y sale por la
primera izquierda.]
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ANTONIO: En una agencia que hay aqu a la vuelta.
ARTURO: Oh!... Y cmo es eso? No estaban prohibidas las agencias?
ANTONIO: Y qu tiene? Lo que han hecho es ponerse un poquito ms cerca de las
comisaras.
ARTURO: Para qu?
ANTONIO: Porque as, tenindolas muy encima, no las ven. Y diga, nio... Para la ltima
de hoy en Lomas, no puede decirme algo?
ARTURO: En Lomas?... No s.
ANTONIO: [riendo] A m se me hace que la gana Cachupn...
SOFIA: [entrando por la primera derecha, con unas tarjetas postales en la mano] Decime,
Arturo...
ARTURO: [bruscamente] No me vengas con las cuestiones con Pepe, porque no quiero
saber nada. [ANTONIO guarda el programa y vase por primera izquierda.]
SOFIA: [con calma] No, hombre no! No es eso. Decime... Vos que conocs a tanta gente.
No sabs por casualidad quin es un poeta que se llama Ral?
ARTURO: Ral? [Encogindose de hombros.] Qu s yo?
SOFIA: Es que debe ser muy conocido, porque hace unos versos esplndidos.
ARTURO: Pues no s quin es. Bueno, es que tampoco yo conozco poetas, sabs? Una
sola vez encontr a uno en una ruleta, pero se no se llama Ral.
SOFIA: No, si ste no puede ir a ruletas. Qu ocurrencia! Tiene que ser un hombre de
extraordinario talento.
ARTURO: Ah! [Riendo.] Y vos cres que porque tenga talento... ? Al contrario! Si son los
peores. Juegan al 32!
SOFIA: No! No!... No es eso. Pero estoy segura que es de otro modo. [Entra por la
izquierda ANGELA, llevando sobre el brazo el sobretodo de JUANCITO y seguida de
ANTONIO, que le viene hablando muy acaloradamente. ANGELA no contesta y sin
detenerse sale precipitadamente por la primera derecha. ANTONIO la sigue con la mirada y
despus vase por el foro, izquierda, donde ha hecho su aparicin la cabeza de MARIANA,
para volver a desaparecer al ver a ANTONIO. Esta escena muda debe ser muy rpida.]
ARTURO: Pero... en fin... por qu me preguntas?
SOFIA: Por curiosidad, no ms. Por ver si es como yo me lo imagino.
ARTURO: Pero, por qu te interesa?... Vamos a ver.
SOFIA: No es porque me interese. Es que todos los das me manda postales con
pensamientos. [Indica las que tiene en la mano.] Y quisiera saber quin es.
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ARTURO: [con cierta extraeza] Pues, hombre. Y qu te dice en esas postales de todos
los das? [Hace un movimiento poco acentuado, como para tomar las postales que SOFIA
tiene en la mano.]
SOFIA: [sin darse por apercibida del movimiento] A m no me dice nada. Habla de todo,
siempre en verso; y en una forma que algunas veces hace llorar.
ARTURO: Caracoles! [Despus de mirarla un momento fijamente y dando a sus palabras
mucha intencin.] Y decime: por qu no le encargs a Pepe que te averige quin es?
SOFIA: S. Por qu no? [De pronto, como si algo se le ocurriera y en tono de reproche.]
Che, no seas zonzo, eh! No te vayas a creer que en esto haya nada de malo.
ARTURO: [con malicia] Si yo no digo nada de eso...
SOFIA: Al fin es una pavada! [Despus de un instante.] A Pepe mejor es no decirle... Pero,
lo que es por m! [Hace un gesto de indiferencia.]
ARTURO: No, hijita, no. Perd cuidado. Mientras todo quede en postales!... [Haciendo un
gesto de despreocupacin.] Y de todos modos, a m qu me importa? [Camina algunos
pasos y SOFIA se dirige hacia la derecha, mientras ANGELA, llevando el sobretodo de
JUANCITO, entra por primera derecha y sale por primera izquierda.] Decime: tardar
mucho el viejo?
SOFIA: [detenindose] No, no puede tardar... [Aparece por el foro, derecha, LUCIA,
trayendo sobre el brazo un envoltorio.]
LUCIA: [avanzando] Buenas tardes.
ARTURO: [saliendo a su encuentro] Hola, primita! [Le da la mano.]
SOFIA: [sin moverse del sitio] Al fin llegas, Luca! La has tenido a Elena rezongando toda
la tarde. Le traes la bata?
LUCIA: Aqu est. [Muestra el envoltorio que trae sobre el brazo.]
SOFIA: Te esperaba hoy temprano. [Se aproxima despacio.]
LUCIA: Recin la concluyo. Y eso que he tenido que coser casi toda la noche. [Sonriendo
con tristeza.] Elena es demasiado impaciente!
ARTURO: Y mi ta Carolina? Mire que hace tiempo que no la veo!
LUCIA: [sonriendo tristemente] Desde el da que muri pap. Fue la ltima vez que
estuviste en casa. Van a ser dos aos.
ARTURO: Es cierto...
SOFIA: Cmo pasa el tiempo! eh? Parece que fuera ayer! [Echa una mirada distrada a
las tarjetas que tiene en la mano y se aleja algunos pasos.]
LUCIA: [con tristeza] Es posible... pero lo que es para nosotros es como si hiciera un
siglo!
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SOFIA: Enrique fue para tu casa.
LUCIA: S?... qu suerte!... qu alegra le va a dar a mam!...
ARTURO: [mirando con fijeza a LUCIA] Qu prima sta!... Sabs que hace mucho tiempo
que no te vea?
LUCIA: [sonriendo] Si nunca ests!...
ARTURO: Y... tenemos novio?
LUCIA: [riendo] Yo?... Qu ocurrencia!
ARTURO: Oh!... Y qu tendra de extrao... [Marcando mucho.] Cuando se es duea de
esa carita!...
LUCIA: [molesta] No seas loco, Arturo!... Voy a ver Elena... Hasta luego.
ARTURO: Hasta luego, prima. [Vase LUCIA por la segunda derecha. Por el foro, derecha,
entra ANTONIO y se dirige hacia la izquierda. SOFIA contina sentada dando espalda al
foro, sin preocuparse de los dems personajes mientras lee sus papeles.]
ANTONIO: [a ARTURO, sin detenerse, con misterio y poniendo las manos en los lados de la
boca] Despach al de las patillas... Lo ms bien! [Hace seas con las manos como
diciendo "todava va andando". Despus, desde la puerta primera izquierda y mientras
desaparece por ella.] Jugu Cachupn... [En ese momento dentro de la segunda izquierda
empieza a funcionar el fongrafo.]
ARTURO: [en un arranque de rabia] Este animal nos va romper el tmpano con el
fongrafo. Che, Tito! [Sale apresuradamente por la segunda izquierda y un instante
despus calla el fongrafo.]
SOFIA: [declamando con las postales a la vista, despus de cerciorarse de que est sola] -
"No necesitas que el labio -traduzca, torpe, en sonidos -lo que ha expresado mi alma -a
tus ojos con los mos". [Ponindose de pie y pasando a la segunda postal.] " Acaso yo no
comprendo -sin palabras que lo digan -tu desdn o tus caricias -en la luz de tus
pupilas?" [Pasando a la tercera postal y cada vez con mayor entusiasmo.] "Acaso a mi
alma no sientes -agitada, estremecida -estrecharse contra tu alma -cuando mis ojos te
miran?" [Cuarta postal.] "Al pasar junto a tu lado -vacilante y conmovido -que de amor
por ti me muero -t no sabes qu te digo?" [Leyendo las firmas una por una de las cuatro
postales.] Ral!... Ral!... Ral!... Y Ral! [Ha entrado MARIANA por el foro derecha,
aproximndose a SOFIA sin que sta la sienta.]
MARIANA: Seora...
SOFIA: [sobresaltada] Qu hay?
MARIANA: [entregndole una carta] Esta postal...
SOFIA: A ver!... a ver!... [La toma febrilmente y rompe el sobre para leerla, mientras
MARIANA se dirige hacia la primera izquierda y antes de salir, dase vuelta, mira a SOFIA
y se lleva el dedo a la sien. SOFIA lee.] Ral!... [Declamando el contenido.] "Y al buscar
con mi mirada -tu mirada siempre esquiva -no comprendes que reclamo -que al mirar
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me des la vida?" [Dejando de leer y con acento afligido.] Pero quin ser este hombre que
tanto me mira y que yo no lo veo? [Con rabia.] Quiero saber quin es, para contrselo a
Pepe. Es un atrevido!... De los que vienen aqu, no puede ser. Ninguno tiene su tipo... lo
que tiene que ser su tipo!... Es alguno que me ha visto en el balcn. Es claro! Eso debe
ser! Y yo que no me he fijado! Oh! Pero me fijar! Ya lo creo que me fijar!
[Bruscamente.] Me voy al balcn! [Sale precipitadamente por la primera derecha. Entra
ANTONIO por la primera izquierda y despus de haber adelantado unos pasos entra
ANGELA por la primera derecha.]
ANTONIO: [con enojo] Por qu le estaba registrando los bolsillos al sobretodo del
secretario? [Aparece MARIANA por la primera izquierda y desde all oye lo que sigue de la
conversacin.]
ANGELA: Y a usted qu le importa?
ANTONIO: Muy bonito! Parece mentira! Todo el da como un pichicho detrs de un tipo
que no le hace caso!
ANGELA: [con rabia] Hago lo que se me da la gana, entiende?
ANTONIO: Lindo el mozo! Con esa traza de mona viuda extraando al difunto!
ANGELA: Mejor que usted, sabe? Vean la facha! Como para rerse de los dems!
ANTONIO: Si yo no me ro. Pero lo que es l, tampoco. Si la fealdad doliera, nos aturdira
a gritos...
ANGELA: [fuera de s] Vaya al demonio, estpido! [Vase por segunda derecha y ANTONIO
intenta seguirla, pero MARIANA lo llama, adelantndose unos pasos.]
MARIANA: Antonio! [Se alisa el pelo con las manos.]
ANTONIO: [detenindose] Qu quiere? [De mal modo.]
MARIANA: YA lo he odo.
ANTONIO: Bueno. Y qu?
MARIANA: Le est reprochando que persiga al secretario que no le hace caso, y usted
hace lo mismo con ella.
ANTONIO: [con rabia] Bueno. Y qu?
MARIANA: [rompiendo a llorar] Todo porque es rubia!
ANTONIO: Oh! Djeme de embromar! [Sale bruscamente por el foro, izquierda. Entra
SEVERO por el foro, derecha, en momentos que MARIANA va a salir, secndose los ojos
con el delantal y arreglndose el pelo.]
SEVERO: Qu tens? [Quiere tomarla de un brazo.]
MARIANA: [retirndose] Nada. Sulteme! [Brutalmente.] Ya le he dicho que no se meta
conmigo, viejo idiota! [Vase por el foro, izquierda.]
27
SEVERO: [mirndola salir] Es claro: viejo y pobre, corresponde a la categora de negro!
[Haciendo un movimiento de hombros.] Bueno... [Por la segunda izquierda, entra TITO
llevando cuidadosamente un aparato de sacar placas fotogrficas, y caminando despacio
se dirige a salir por la segunda derecha.]
SEVERO: Tito, sali Arturo?
TITO: No. Ah est en su cuarto. [Seala con la cabeza la segunda izquierda y vase por
segunda derecha.]
SEVERO: Caramba! [Vacila un momento, mirando con temor hacia la izquierda.] Bueno, le
dir que no lo he encontrado... Vaya un fastidio con su dichoso prestamista! Ahora
tengo que hacer. He recorrido ms de diez agencias sin poder dar con un billete que
sume trece. Es una verdadera fatalidad! Y en resumidas cuentas estoy trabajando para
todos, porque lo nico que puede salvar a estos destornillados es mi segunda grande. Y
digo segunda, porque lo que es de la primera que me saque no pienso dar un peso a
nadie. Esa me la guardo para m, que bastante falta me hace. Es cierto que compro los
billetes con dinero de ellos. Yo no lo niego. Pero, qu ms quieren, al fin y al cabo?
Estn colocando plata a rdito, sin sospechrselo siquiera. Vueltito aqu, piquito all,
para ellos no es nada, y puede resultarles mucho. El da menos pensado, con la segunda
grande, zas!, situacin en salvo, y todo el mundo contento. Veremos si me lo agradecen
despus; porque sa es otra!... [Entra ENRIQUE por el foro, derecha.]
ENRIQUE: Buenas tardes, Severo.
SEVERO: Hola, el seor viajero! Qu tal? Has descansado?
ENRIQUE: Estoy bien, gracias. Vengo de ver a ta Carolina. [Juntando las manos.] Qu
situacin, Dios mo!...
SEVERO: Y qu quers hacerle? Esa es la vida. [Se muerde las uas.]
ENRIQUE: Pero hombre! Al fin es la viuda de un hermano de mi padre. Tiene una hija
que es de nuestra misma sangre.
SEVERO: Y bueno! Las muchachas protegen a Luca dndole costuras. Demasiado
hacen! Creo que slo Elena ya le debe ms de doscientos pesos.
ENRIQUE: [con sorpresa] Le debe?
SEVERO: S. En estos ltimos tiempos no le ha podido pagar... La pobrecita tiene tantos
gastos! Pero es plata segura.
ENRIQUE: Bonita proteccin [Con vehemencia.] Pero has estado vos en la casa?... Has
visto cmo viven?
SEVERO: No. Desde que se fueron del centro...
ENRIQUE: [con calor] Pues hay que verlo! Es de no creerse! Yo no poda imaginarme
semejante cosa!
SEVERO: [con indiferencia] Bah! Bah! Bah! No ha de ser tanto. [Se muerde las uas.]
ENRIQUE: Pero si carecen hasta de lo ms indispensable! [Con energa.] No! Es una
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situacin a la que hay que poner remedio! No puede ser! [Se dirige hacia izquierda.]
SEVERO: [como s de pronto algo se le ocurriera y cambiando de tono] . Decime, penss
comprarles algo?
ENRIQUE: [detenindose] Naturalmente.
SEVERO: [muy insinuante] Pues si tens algunas compra que hacer, yo estoy desocupado
y me pongo a tu disposicin.
ENRIQUE: [con sequedad] Muchas gracias. [Se dirige hacia primera izquierda.]
ANTONIO: [aparece por el foro, derecha] Ah est el seor Ruiz.
SEVERO: Ruiz?...
ENRIQUE: [desde la primera izquierda] Quin es Ruiz?
ANTONIO: Un amigo del seor Pepe.
ENRIQUE: Ah! Alguno de los literatos. [A SEVERO.] Recibilo vos. [Vase por primera
izquierda.]
SEVERO: [a ANTONIO] Ruiz, decs? Literato amigo de Pepe? Esos que leen dramas?
Pues yo no lo recibo. Avisale a Arturo. [Vase por primera derecha. Entra TITO por segunda
derecha y se dirige hacia la izquierda.]
ANTONIO: [a TITO] Nio... est el seor Ruiz...
TITO: Dnde? [Alarmado sale disparando por la primera izquierda.]
ARTURO: [apareciendo por la segunda izquierda] Qu hay?
ANTONIO: Que est el seor Ruiz...
ARTURO: [de mal humor] Y qu tengo que ver yo con el seor Ruiz? Avsale al secretario
de Pepe. [ANTONIO vase por primera derecha y ARTURO hace ademn de volverse a la
izquierda, cuando aparece LUCIA por segunda derecha.]
ARTURO: Te vas, primita?
LUCIA: Me voy.
ARTURO: Escuchame...
LUCIA: No. Es muy tarde.
ARTURO: Por qu tanto apuro?
LUCIA: Ha quedado mam sola. Dejame ir.
ARTURO: Tens tiempo. Esperate un poco.
LUCIA: Te digo que quiero irme, Arturo.
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ARTURO: Bueno mujer, no te enojs. [Mientras, LUCIA, sin volver la cabeza, se dirige
nerviosamente a salir por el foro, derecha.] Uno de estos das ir a visitarlas. [Vase
ARTURO por segunda izquierda, despus de salir LUCIA por foro. Entra por la primera
derecha JUANCITO, seguido de ANTONIO que le viene pisando los talones.]
ANTONIO: [con sacarronera] Vamos, hombre! Ms ligero.
JUANCITO: [dndose vuelta, muy irritado] Cuidadito, eh! [Le amenaza con el dedo.] No
me pise!
ANTONIO: Qu malo!
JUANCITO: Insolente!
ANTONIO: [ahuecando la voz] Secretario!... [Riendo con fuerza se dirige a salir por el foro,
mientras JUANCITO, sin decir nada, se pavonea con aire de irritacin. Entra ANGELA por
la segunda derecha.]
ANGELA: [muy melosa] Necesita usted algo?
JUANCITO: [con sequedad y volvindole la espalda] Gracias.
ANGELA: [buscndole la cara] Quiere alguna cosa?
JUANCITO: [con fuerza y dndole la espalda] Gracias.
ANGELA: [buscndole la cara] Pero...
JUANCITO: [con ms fuerza y dndole la espalda] Muchas gracias.
ANGELA: [retirndose hacia el foro] Jess! Qu hombre! [Dndose vuelta.] Y tan buen
mozo! [Lo contempla desde lejos.]
ANTONIO: Ah lo tiene... [Entran por el foro derecha LEOPOLDO y ANTONIO.]
LEOPOLDO: [sealando a JUANCITO] Ando en busca de Pepe.
JUANCITO: [con gravedad] El autor de Despertar de almas no est.
LEOPOLDO: [vacilando] Bueno, hgame el favor de preguntarle a la seora dnde lo
podra encontrar.
JUANCITO: [de mal humor] Ya le dije ayer que la seora no estaba!
LEOPOLDO: Ayer... pero hoy s! Al entrar la he visto en el balcn.
ANTONIO: [avanzando] S, seor, est. [A JUANCITO.] Por qu dice que no?
JUANCITO: [indignado] Usted, cllese la boca!... Lucirnaga!
ANTONIO: [con rabia reconcentrada, mostrndole el puo y haciendo un ademn violento]
Aurita, no ms, te acomodo un castaazo! [JUANCITO retrocede, asustado.]
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ANGELA: [precipitndose sobre ANTONIO y dndole un fuerte empelln] No se pase, eh?
No tiene vergenza!
LEOPOLDO: [interviniendo] Pero hombre! [Se interpone.]
ANTONIO: Bueno... Entonces que no me diga malas palabras!... [En esos ltimos
momentos TITO se ha dejado ver unos instantes por la primera izquierda y sin decir nada
ha hecho como si sacara una vista fotogrfica del grupo, volviendo despus a desaparecer
sin que lo notaran, por segunda derecha.]
DON RAMON: [entrando por el foro] Buenas tardes.
ANTONIO: Ah est el patrn... [Vase ANGELA por primera derecha.]
LEOPOLDO: [saliendo al encuentro de DON RAMON] Seor Gmez...
DON RAMON: [hacindole una inclinacin de cabeza.] -Seor... [Lo mira con atencin un
momento y despus sonre muy amable.] Usted es el hermano del diputado Montes,
no?... [Le extiende la mano muy afectuosamente.]
LEOPOLDO: [dndole la mano] No, seor. Soy Ruiz... un amigo de Pepe. [Vase ANTONIO
por el foro, conteniendo la risa.]
DON RAMON: [abandonando su amabilidad] Ah! Me haba parecido! [Con aire protector.]
Cmo le va? Cmo andan esos papeles?
LEOPOLDO: Bien, muy bien, gracias... [Vase JUANCITO por la primera derecha.]
DON RAMON: Vengo del Congreso. Cmo ha estado el Ministro!... Contest la
interpelacin en cuatro palabras, y se puso despus a caerle a la oposicin... Qu
vapuleada jefe!
LEOPOLDO: En cuatro palabras...
DON RAMON: [con enojo] S, seor... Y no necesitaba ms tampoco!
LEOPOLDO: Y por qu era la interpelacin?
DON RAMON: [sorprendido] Pero hombre! Usted no sabe?... Pero, ustedes viven en la
luna? Ese asunto de los colonos que ha dado tanto que hablar. Una zoncera, al fin y al
cabo, como lo demostr el Ministro!
LEOPOLDO: Ah!... S...
DON RAMON: A m ya me haban anunciado el resultado en antesalas algunos diputados
amigos. Pero, en fin, se deca tanto!... El Congreso estaba lleno... Felizmente, como yo
tengo entrada libre a toda la casa, pude orle pegadito a la silla del secretario. Qu
manera de hablar! Parece mentira que con hombres en el gobierno capaces de hablar
as, pueda haber todava oposicin!
LEOPOLDO: Es que no est el asunto en hablar bien, seor Gmez...
DON RAMON: [mirndolo con desconfianza] Vaya! Vaya, amigo!... Le estoy viendo
demasiado descontentadizo. Es capaz tambin de ser opositor al gobierno?
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LEOPOLDO: S, seor.
DON RAMON: [con energa] Pues le prevengo que en mi casa nadie habla contra el
gobierno! Y as como yo no me meto en la literatura de ustedes, no se me vengan ustedes
a meter en estas cuestiones, que slo a m me corresponden! [LEOPOLDO, azorado, no
sabe qu responder. En ese momento empieza a funcionar el fongrafo dentro de segunda
izquierda.]
LEOPOLDO: Pero, seor...
DON RAMON: Tal como se lo digo, amigo.
ARTURO: [aparte, asomndose por la segunda izquierda] Qu le habr dado a este opa
por venir todos lo das?
LEOPOLDO: [a DON RAMON] Bueno, seor... Con su permiso, voy a retirarme. [Le da la
mano.] Tanto gusto.
DON RAMON: [secamente] Adis, amigo. [Vase LEOPOLDO por el foro, derecha, y ARTURO
riendo, se adelanta hacia DON RAMON. Este, con enojo.] Ya me estaba calentando el
mocito imprudente! Tan mal hablados que son estos mequetrefes!
ARTURO: Desde hoy te estoy esperando. Tengo que hablarte.
DON RAMON: Qu hay? [Acercndose hacia la segunda izquierda, donde sigue
funcionando el fongrafo.] Eh, Tito! [Se calla el fongrafo.]
ARTURO: Necesito que me prests la firma para un pagar.
DON RAMON: [con indiferencia] Otra vez?
ARTURO: Es para levantar el otro.
DON RAMON: [con aire bonachn] Cuidado, che! No me vayas a meter en alguna
barbaridad.
ARTURO: No, viejo, perd cuidado... Pronto arreglar todo. Voy a vender la chacra de
Marcos Paz para casarme.
DON RAMON: Pero no dicen que ya has vendido todo lo que tenas? Y que te has
comido ntegra la herencia de tu pobre madre?
ARTURO: Esos son cuentos, pap. Apenas si la chacra est hipotecada. Luego te traer el
pagar, eh?
DON RAMON: Bueno, traelo... Pero si vieras, che, cmo se despach el Ministro!
Imaginate que...
SOFIA: [entrando por primera derecha] Cmo no te he visto entrar, estando en el
balcn?
DON RAMON: Si vieras qu sesin, Sofa! El Ministro destruy todos los cargos de la
interpelacin.
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SOFIA: Me alegro. Y me conseguiste las tarjetas?
DON RAMON: [sacando cinco postales del bolsillo interno del saco] Aqu las tens. Cuatro
vienen firmadas por diputados, y sta por el senador que te faltaba. [Entra SEVERO por la
primera derecha, sin que DON RAMON y SOFIA se aperciban de l. ARTURO, al verlo, sale
a su encuentro y aparenta preguntarte algo con mucho inters. SEVERO aparenta a su vez
darle explicaciones y en esa forma se aproximan al foro, donde se separan. SEVERO vase
por derecha y ARTURO por segunda izquierda.]
SOFIA: [mirando las tarjetas con cierta decepcin] Firmas solas!
DON RAMON: Qu quers! Yo les ped pensamientos. Pero all no se puede. Estn tan
ocupados!...
SOFIA: Ay! Y sta est manchada!
DON RAMON: [mirando la tarjeta que tiene SOFIA en la mano] S... La del diputado
Galera. Es que estaba tomando t. Esper un rato para que concluyera, pero como en
seguida pidi otra taza, no quise esperar ms. [Dndole rabia.] Es que este hombre
siempre que toma t hace un charquito. Es un cochino! Tra para ac. [Toma la tarjeta y
la rompe.]
SOFIA: No la rompas. Ah!... Qu lstima!
DON RAMON: No importa... De todas maneras en la Cmara no habla casi nunca...
SOFIA: Y ste?... que no se entiende lo que dice... Pero si es un garabato! El seor este
no debe saber firmar!
DON RAMON: Es cierto! Como que es de la oposicin! Lo que yo te deca, ves? Te la he
trado cediendo a tus exigencias. Pero, la verdad es que de los de la oposicin no vale la
pena. [Entra FEDERICO por el foro, derecha, trayendo de la mano a JOSEFINA, que no
disimula su descontento.]
FEDERICO: Aqu traigo a esta seorita, a quien he encontrado en la puerta de calle
conversando con un caballerete...
SOFIA: [saliendo al encuentro de los recin llegados] Ah! Qu criatura! Si me va a matar
a disgustos! [A JOSEFINA.] Por qu te sals a la puerta de calle sola? Dec, bandida!
[JOSEFINA, empacada, no contesta.]
FEDERICO: Puede pasarle cualquier desgracia.
SOFIA: [a JOSEFINA] Por qu? Contest!
JOSEFINA: [empacada] No estaba sola.
SOFIA: Y con quin estabas?
JOSEFINA: Con el primo de una chica de la escuela.
DON RAMON: [riendo] Vean la pergenia!...
33
FEDERICO: [riendo] Qu le parece?
SOFIA: [con exageracin] Ah! Es insoportable, Da un trabajo! [A JOSEFINA] Oh! Pero te
voy a poner a pupila! Ya vers!
FEDERICO: [a SOFIA] Le traigo la tarjeta firmada por la primadonna de quien le habl.
[La saca del bolsillo y se la entrega.]
SOFIA: [cambiando de fisonoma y muy gozosa] Qu suerte! A ver... [Examinando la
tarjeta se adelanta algunos pasos.]
FEDERICO: La he tenido que ir a buscar a un conventillo. Si viera qu porquera!...
[Hace un gesto de asco y como si se limpiara las manos.]
SOFIA: [mirando la tarjeta] Qu linda! [Sigue examinndola.]
DON RAMON: [a FEDERICO] No ha estado por el Congreso?
FEDERICO: No. Por qu?
DON RAMON: No ha odo entonces al Ministro?
FEDERICO: No. Vengo de Palermo. [Durante el dilogo anterior JOSEFINA levanta la
cabeza, observa si la miran y desaparece rpidamente por el foro, izquierda, sin que nadie
se aperciba.]
SOFIA: [refirindose a la tarjeta] Es preciosa. Muchas gracias, Federico.
FEDERICO: No hay de qu. Y Elena?
SOFIA: [sealando a ELENA que entra por la segunda derecha.] Ah la tiene. [FEDERICO
se adelanta a saludar a ELENA.]
FEDERICO: [con afectacin] Elenita!... [Le da la mano.]
ELENA: [lo mismo] Federico!
FEDERICO: Vengo de Palermo. No me dijo que ira?
ELENA: S. Las de Montaldo debieron venir a buscarme; pero no han venido. Y usted,
con quin fue?
FEDERICO: Con un joven Rimoldi, a quien usted todava no conoce.
ELENA: [plegando desdeosamente los labios] Rimoldi? Qu es eso?
FEDERICO: [con importancia] Un pichila, a quien estoy poniendo en libertad. Es hijo de
un licorero enriquecido, y tiene en el coche una yunta que le cuesta diez mil pesos.
ELENA: [cambiando de fisonoma] Ah! Eso es otra cosa. Y qu tal es?
FEDERICO: Gasta seis a siete mil nacionales mensuales.
ELENA: Mir qu bien!
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FEDERICO: [cambiando de tono] Qu le parece este jacket? [Se coloca en actitud de ser
examinado.]
ELENA: Lo encuentro un poco corto. Pero ser moda...
FEDERICO: [con nfasis] Por el ltimo vapor me lo ha enviado un amigo que est en
Pars.
ELENA: [con agitacin] A ver! A ver! Qu lindo! Es de una extremada elegancia! [Junta
las manos en seal de admiracin.]
SOFIA: [dirigindose a FEDERICO y con motivo de la tarjeta que conserva en la mano]
Pero, qu firma tan interesante! Debe ser una mujer de mucho talento, verdad?
FEDERICO: [aproximndose a SOFIA seguido de ELENA que le mira el jacket] Hace
algunos aos haca furor en el Doria.
ELENA: [aparte a SOFIA] Fijate... [Le indica el jacket.] Ayer lo recibi de Pars! [Ambas
comentan en voz baja el jacket de FEDERICO.]
FEDERICO: [a DON RAMON] No va esta noche al estreno, don Ramn?
DON RAMON: A la asamblea, dir.
FEDERICO: No, seor, al estreno de la comedia de Mariones.
DON RAMON: No, amigo! Yo no voy a ver esas cosas. Qu me importa a m de comedias!
Voy a la instalacin de un comit, a que me han invitado algunos de mis amigos los
diputados.
ELENA: Cmo? Y usted va, Federico?
FEDERICO: Sera de mi deber, porque estoy encargado de hacer la crtica para mi diario;
pero prefiero quedarme aqu... [Mira amorosamente a ELENA.]
SOFIA: Eso nos tendr que agradecer el autor, porque uste es terrible. Quin sabe si no
viene a deberle un xito a su ausencia!
FEDERICO: [sonriendo con afectacin] Oh! Escribir lo mismo. Tengo mi sistema. Dir
que la comedia es psima. Que no puede ser peor. Es la forma de hacerse reputacin de
crtico, y de que lo tomen a uno en cuenta.
ELENA: Qu malo! Y no siente remordimientos?
FEDERICO: [sonriendo con fatuidad] Algunas veces...
ELENA: [con mimo] Y cuando yo le pida que perdone a alguno?... Lo va a perdonar?
FEDERICO: [sonriendo] De antemano... concedido.
DON RAMON: Ah!... Entonces usted es de la oposicin?
FEDERICO: Cmo... de la oposicin?
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DON RAMON: Es claro!... As son los de la cmara de diputados, contrarios al gobierno.
A todo dicen que no.
FEDERICO: [sonriendo] Pues entonces soy de la oposicin! [DON RAMON hace un gesto
de descontento y se queda mirando a FEDERICO. Este, sin preocuparse ms de DON
RAMON, se vuelve hacia ELENA.] Qu le parecera el jacket ste con un pantaln ms
claro?
ELENA: A ver!... [Toma distancia y observa cerrando un poco los ojos, como quien
examina un cuadro.] Muy bien! [Aparecen por la derecha DON CLAUDIO y DOA
ROSARIO, del brazo.]
DON CLAUDIO: Aqu estamos nosotros.
SOFIA y ELENA: Los tos! [Salen al encuentro de los recin llegados.]
DON RAMON: Adelante, adelante! [Imita a SOFIA y a ELENA, mientras FEDERICO avanza
tambin algunos pasos. Besos, saludos y apretones de manos.]
ROSARIO: [acercndose a FEDERICO y hablando muy ligero] Me alegra encontrarlo.
Necesito que me anuncie un concierto de caridad que damos el jueves. A beneficio del
asilo, sabe? La fiesta va a estar esplndida. Escriba... escriba lo que le voy a decir...
LAURA: [a ELENA] Esplndido, che!
ELENA: [muy gozosa] Qu lindo! qu lindo!
FEDERICO: Con mucho gusto, seora. [Saca una cartera de apuntes.] Dme todos los
datos. [Escribe formando grupo con DOA ROSARIO y ELENA. DON CLAUDIO se encuentra
colocado en primer trmino entre SOFlA y DON RAMON.]
DON RAMON: [a CLAUDIO] Estuviste en el Congreso?
CLAUDIO: No.
SOFIA: Me consigui la postal?
CLAUDIO: No.
RAMON: Por qu?
SOFIA: Por qu?
CLAUDIO: [a DON RAMON] No pude. [a SOFIA] No pude.
ELENA: [separndose de DOA ROSARIO y de FEDERICO para aproximarse rpidamente
a DON CLAUDIO.] Ya lo he visto, to, figurando en el entierro de Amodal... Qu de gente
conocida! As da gusto!...
CLAUDIO: [sorprendido] Qu es lo que da gusto?
ELENA: Asistir a un entierro de esa clase.
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SOFIA: [con aire triunfal] Yo tengo el entierro de la reina Victoria en una postal!
DON RAMON: Pues yo no voy sino al de los diputados, par ver los honores de la tropa.
Lstima que mueran tan pocos!
FEDERICO: Me acuerdo de uno de esos entierros en que fui hacer la crtica y ech a
perder mi mejor levita negra.
DON CLAUDIO: [abriendo mucho los ojos] Critica usted los entierros?
FEDERICO: Oh!... Y por qu no los he de criticar?
DOA ROSARIO: Pues nuestra sociedad ha enterrado hoy cuatro, y ayer a seis. Tambin,
uff!, as estoy de rendida. [Se sienta] .
SEVERO: [entrando por el foro izquierdo con un billete de lotera en la mano] Qu les
parece el nmero 9103?
PEPE: [entrando atropelladamente por el foro, derecha] Se acept mi drama por la
empresa!
ARTURO: [por la segunda izquierda, vestido de smoking] Pero no se come en esta casa?
[Dentro de la segunda izquierda empieza a funcionar el fongrafo.]
ANTONIO: [apareciendo por el foro, izquierda, sin poderse contener al ver a ARTURO, a
gritos y haciendo grandes ademanes] Gan Cachupn!... Siete con veinte!
TODOS: [dndose vuelta, sorprendidos] Qu?
ANTONIO: [recobrando rpidamente su serenidad y adoptando una postura tiesa] Que
est la comida en la mesa!
TITO: [por la segunda izquierda con la mquina fotogrfica] Ya est!
TODOS: A comer!... a comer!... [Salida por el foro, muy animada, mientras aparece por la
izquierda ENRIQUE, que se adelanta uno o dos pasos y queda inmvil, mirndolos salir
con aire preocupado, los brazos cruzados sobre el pecho y moviendo a uno y otro lado la
cabeza.]
Teln lento.
Acto segundo
La decoracin representa una sala algo ms modesta que la del acto primero, presentando
a primera vista cierto desorden. Estn en ella los mismos muebles que en la anterior, pero
en distinta colocacin.
ANTONIO: Un momento, seor...
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RAMON: Hola, amigo! Esperando a Pepe?
LEOPOLDO: S, seor.
RAMON: Bueno... hasta luego, eh? Y disculpe este desorden. Con la mudanza la casa es
un alboroto. [Vase y entra PEPE.]
PEPE: Qu tal, Leopoldo?
LEOPOLDO: Como maana publico en "La Linterna" un suelto referente a Despertar de
almas , he querido ensertelo antes, por si tens alguna observacin que hacerme.
PEPE: Ah, s? Veamos...
LEOPOLDO: [lee] "Desde hace quince das se ensaya en uno de nuestros principales
teatros una obra dramtica de alto vuelo. Despertar de almas es el sugestivo ttulo del
drama que nos ocupa, y es su afortunado autor uno de los jvenes intelectuales que ms
se distinguen entre los nobles cultores del arte de Molire."
PEPE: Muy bien, Leopoldo, muy bien! Muchsimas gracias. Sale maana?
LEOPOLDO: Maana sin falta. Ya sabs que soy muy amigo del director de "La Linterna".
PEPE: Te quedo sumamente agradecido.
LEOPOLDO: De nada, hombre. Y, a propsito, decime: voy a entregar a la empresa del
otro teatro el libreto de mi ltima comedia y necesito que se interesen en la lectura. Si
algn diario lo anunciara con algunas lneas...
PEPE: Cmo no! Es muy fcil. Ahora mismo voy a escribir una noticia para "El Farol",
donde me publican todo lo que pido. Tens un lpiz?
LEOPOLDO: Tomalo. [Se lo da y PEPE escribe. Breve pausa.]
PEPE: Escucha.
LEOPOLDO: Tan pronto?
PEPE: Oh! Ya estoy acostumbrado. Estos sueltos me salen al correr de la pluma: "El
joven dramaturgo Leopoldo Ruiz, tan aplaudido por nuestro pblico inteligente, nos tiene
reservada una grata sorpresa. Se trata de una hermosa produccin de su brillante y
fecunda pluma, y se asegura que hay en ella mucho del simbolismo de Ibsen, dentro del
vigor extraordinario de Shakespeare".
LEOPOLDO: Shakespeare... es mucho.
PEPE: Hombre! Vaya unos escrpulos!
LEOPOLDO: No es eso... Es que...
PEPE: Pues le pondremos Schiller, si te parece...
LEOPOLDO: As s... Todava Schiller... Pero, mir. Mejor es Beaumarchais. Es ms mi
gnero... y hasta mi estilo... Comprends?
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PEPE: Bueno, bueno... No hay inconveniente. Maana lo vers en letras de molde. [Llega
FEDERICO.]
FEDERICO: Buenas tardes.
PEPE: Adelante el eximio crtico...
LEOPOLDO: El terror de los malos autores!
FEDERICO: No tanto... no tanto... Cmo les va a ustedes?
PEPE y LEOPOLDO: Bien, gracias. Y a usted?
FEDERICO: Aqu traigo unas lneas que publicar maana Quieren que las lea?
PEPE: Cmo no!
LEOPOLDO: A ver... A ver...
FEDERICO: "Se anuncia la representacin de una obra que ser una obra. Hablamos en
la acepcin artstica de palabra. Voil quelque chose, la fin! . El nombre por lo pronto
una trouvaille . Se llama Despertar de almas . La sola presentacin del coppione ha
producido la dbcle entre la fila de los pequeos, de los que con obras vacas de
pensamiento y falta de ideas se ha posesionado del escenario nacional, para vergenza
de la letras argentinas".
LEOPOLDO: Tom mate! Corto, pero sustancioso... As me gusta!
PEPE: Muy bien!... Pero muy bien!... A usted lo van a matar!
FEDERICO: A m? Bah! Lo que van es a saber quin soy!
PEPE: Y, a propsito qu me dice usted del xito de la comedia de Mariones? Quieren
escndalo igual? Hace quince das que se estren y el teatro siempre de bote en bote.
Para ver eso! Una irrisin!
FEDERICO: Ah! S. Pero no ha visto usted lo que le digo yo en mi diario?
PEPE: S... pero el teatro sigue lleno.
FEDERICO: Y eso qu importa? Lea, lea lo que le digo esta maana en el primer suelto,
seccin teatros...
PEPE: Lo he visto, Federico. A lo que me refiero es a la cantidad de gente que concurre a
las representaciones.
FEDERICO: Ah!, bueno. Pero, en cambio, todo lo que le digo yo. Oh! Y eso no es
nada!... Ya vern maana... y pasado... y siempre!
LEOPOLDO: Es terrible este Federico.
PEPE: Una cosa brbara!
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FEDERICO: Y su comedia?
LEOPOLDO: Manana entrego el libreto, de manera que alguna palabrita suya...
FEDERICO: Ah, s? Pues pasado maana, sin falta. Cmo es el ttulo?
LEOPOLDO: Sinfonas .
FEDERICO: Bueno fuera! Ya ver! Para eso somos los amigos.
LEOPOLDO: Muchas gracias. [Ha entrado JUANCITO con una carta, que entrega a PEPE.]
PEPE: [despus de leerla] Una carta de Manduca, el crtico de "La Pampa", que rehsa mi
invitacin a comer y se niega a escuchar una lectura privada de la obra.
LEOPOLDO: Insolente! Y qu dice?
PEPE: Una sarta de pavadas! Que lamenta no poder aceptar porque sus ocupaciones se
lo impiden. Yo deseaba hablarle de la tesis, porque con seguridad no la va a entender.
Seguro que no la entiende.
LEOPOLDO: Es claro! Mientras que con una comida...
PEPE: Se la poda explicar. [A JUANCITO.] Vaya y termine no ms de arreglar los lbumes
de la seora. [Mutis de JUANCITO. Entra SEVERO.]
SEVERO: Buenas tardes. Con el permiso de ustedes. [A PEPE.] Permitime una palabra...
PEPE: [aparte] : Qu hay?
SEVERO: No has visto a Arturo?
PEPE: No. Ya sabs que, con el pretexto de los preparativos de su casamiento, hace una
semana que no se le ve la cara. Por qu?
SEVERO: Han venido dos jvenes a preguntar por l. As como si temieran una
desgracia.
PEPE: Desgracia?
SEVERO: S. Parece que jugando en el club, perdi anteanoche una suma fuerte de
dinero, y que despus no ha vuelto a pagarla, ni se sabe nada de l.
PEPE: Suicidio? Bah, bah! No lo conocen a Arturo. [Llamando.] Federico!
FEDERICO: Eh?...
PEPE: No tiene usted por casualidad noticias de Arturo?
FEDERICO: Hace tres noches lo vi en un palco del Casino.
PEPE: No... Despus...
FEDERICO: No.
40
LEOPOLDO: Yo no estoy seguro si era l; pero anoche, por la calle de Artes pas en un
coche uno muy parecido, en compaa de una seora.
FEDERICO: Qu? Ocurre alguna cosa?
PEPE: No. Nada. No hay que preocuparse. En lo mejor aparecer.
SEVERO: Entonces, lo dejaremos no ms. Sabs que podas regalarme esa corbata?
PEPE: Si es la nica que tengo!
SEVERO: Te comprs otra.
PEPE: Bueno, el da del estreno y segn como te ports.
SEVERO: Oh! No hay cuidado. Ya le he comprometido a cuatro loteros para que lleven a
sus familias, y tengo otros dos en vista, pero viudos y sin hijos.
PEPE: Eso no importa. La cuestin es que aplaudan. [Pasa, de un lateral a otro, ANGELA;
la sigue ANTONIO y detrs, como siempre, MARIANA.]
SEVERO: Oh! Y esto?
PEPE: Qu les pasa a ustedes?
ANGELA: Nada, seor.
ANTONIO: Pero nada!
MARIANA: Absolutamente nada! [Vanse los tres.]
FEDERICO: Es original!
LEOPOLDO: Es una salida de comedia. La utilizar algn da.
PEPE: No los entiendo.
SEVERO: Qu bastn tan bonito! [Tomando el de FEDERICO.]
FEDERICO: Est a su disposicin.
SEVERO: Muchas gracias.
ENRIQUE: [entrando] Seores, buenas tardes.
FEDERICO y LEOPOLDO: Seor Gmez...
ENRIQUE: No ha estado Arturo?
PEPE: No. Por qu?
ENRIQUE: Me escribi esta maana y le contest que viniera a verme.
41
SEVERO: Si quers que tome un coche y vaya a buscarlo...
ENRIQUE: Sabs dnde?
SEVERO: Oh! Yendo en coche, yo dar con l.
ENRIQUE: Bueno.
SEVERO: Enseguida.
PEPE: Te estuvimos esperando para almorzar.
ENRIQUE: Almorc con mi ta Carolina.
PEPE: En la nueva casa?
ENRIQUE: S.
PEPE: Hum! Me parece que en esas visitas hay ms inters de primo que de sobrino.
ENRIQUE: Qu? Te parece mal?
JOSEFINA: [llega corriendo, perseguida por TITO] Pap! Tito me quiere pegar!
PEPE: Zngano! No tens otra cosa en qu entretenerte?
ENRIQUE: Y vos, qu le has hecho?
JOSEFINA: Yo, nada. Se enoj porque destornill el fongrafo para ver lo que haba
adentro.
PEPE: And para el fondo, Josefina, y no te mets con Tito. [Vanse ambos. Entran
ROSARIO y LAURA.]
ROSARIO: Buenas tardes.
ENRIQUE: Tanto gusto, ta Rosario. Cmo te va, Laura?
ROSARIO: Jess, qu desorden!
PEPE: Qu quiere! La mudanza. Conoce usted a mi amigo Leopoldo Ruiz?
ROSARIO: No, no tengo el gusto.
LEOPOLDO: Seora...
PEPE: La seora de Prez, hermana de mi suegro.
LEOPOLDO: Tanto gusto.
PEPE: La seorita de Prez.
LEOPOLDO: Ya he tenido el placer de serle presentado a la seorita.
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LAURA: Ay! Es verdad, Disclpeme. Yo soy tan atolondrada!
ENRIQUE: Pero, sintense.
ROSARIO: No, hijo, no. Tengo mucho que hacer. La dejo a Laurita y me voy. Luego
volver a buscarla.
ENRIQUE: Por supuesto, siempre las tareas de las sociedades de caridad.
ROSARIO: S, hijo, s. Y te aseguro que dan trabajo. Ahora tengo que ir a un conventillo.
PEPE: A un conventillo? Y para qu?
ROSARIO: Lo de siempre! Imagnense que hay un pcaro mulato que desde hace ms de
cinco aos tiene engaada a una pardita que vive con l; y las seoras, como es natural,
estamos empeadas en casarlos. Bueno, me voy.
PEPE: Esprese, para que la vean las muchachas.
ENRIQUE: Y mi to Claudio?
ROSARIO: De vuelta de su partida de golf se meti en cama. Dice que est enfermo, pero
no creo que sea nada. Mucho cuidado Laura, eh?
LAURA: Perd cuidado, mam.
ROSARIO: No te asoms al balcn.
LAURA: And tranquila.
ROSARIO: No... Es que lo que ocurre con esta muchacha no pasa con nadie. Es una
lluvia de festejantes por todas partes! Ah deben andar rondando dos que nos han venido
siguiendo desde casa.
LAURA: Tres, mam, tres!
ROSARIO: Bueno... tres, cuatro, o cinco... Peor todava!
LAURA: Y yo qu culpa tengo? Figrense ustedes! Cmo voy a impedirles que me
sigan?
LEOPOLDO: En todo caso habra que culpar a la naturaleza por haber sido tan prdiga
con esta seorita.
LAURA: No, seor, no. Demasiado s que soy fea, y que lo hacen porque se les ocurre no
ms...
FEDERICO: No diga usted eso!
LAURA: S, Federico, de puro amable que es. Pero yo no me hago ilusiones.
ENRIQUE: Pero si te siguen es porque les dars motivos.
LAURA: Yo? Qu esperanza! Ni siquiera los miro. Y cuntos ms desaires les hago, es
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peor!
ENRIQUE: Hijita, stas son historias!
ROSARIO: No, Enrique, no! En eso tiene razn. Y si no, que lo diga el infeliz aquel, que
el ao pasado...
LAURA: Callate, mam! Ya te he dicho que nunca me lo records.
FEDERICO: Qu? Qu fue?
ROSARIO: Aquel joven que se suicid6 cerca de Palermo. No se acuerda?
PEPE: Claro! Eso lo puede decir.
LAURA: Te digo que te calles, mam. Qu gusto de mortificarme!
ROSARIO: Vaya tonta! Y acaso vos tens la culpa de que no te gustara?
PEPE: Qu se habrn hecho estos sirvientes?
ROSARIO: Deje no ms. Iremos hasta el cuarto de Elena. Con permiso. [Mutis de
ROSARIO y LAURA.]
PEPE: Doa Juana Tenorio! [Suena dentro el fongrafo.]
ENRIQUE: Pero, qu ganas de decir pavadas!
LEOPOLDO: Qu hermoso fongrafo! [Entra SOFIA. Luego JUANCITO, que recoge unos
papeles y se va.]
SOFIA: Pepe, yo no s lo que sucede en la puerta de la calle. La gente est amontonada y
hay vigilantes.
PEPE: Vigilantes?
ENRIQUE: Ha venido Arturo?
SOFIA: No s. No lo he visto.
PEPE: Voy a ver lo que es. [Mutis con ENRIQUE.]
SOFIA: Cmo est, seor Ruiz?
LEOPOLDO: Y la seorita Elena?
SOFIA: Buena, gracias. [Rumores dentro.]
FEDERICO: Pero, qu sucede?
SOFIA: Yo no s. Estaba en el balcn cuando de pronto he visto as a la gente. Es un
alboroto toda la cuadra.
LEOPOLDO: Alguna pelea de cocheros.
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SOFIA: Es que estn todos delante de la puerta, y se conoce que otros adentro del
zagun. Tiene que ser de aqu, de la casa... [Se estremece.]
FEDERICO: Qu? Qu es eso?
SOFIA: Nada, un escalofro.
FEDERICO: Consecuencias del balcn. Ve? De un tiempo a esta parte usted se lo pasa
todo el da en el balcn. Qu novedad es sa?
SOFIA: Como salgo tan poco, me entretengo en ver pasar la gente.
LEOPOLDO: Ya vuelven. [Cesa el fongrafo.]
ENRIQUE: [volviendo] Es Antonio, que ha tenido una cuestin con un individuo,y se ha
tomado a golpes.
SOFIA: Qu escndalo!
ENRIQUE: Ah queda Pepe, tratando de convencer a un oficial de polica que se
empeaba en prender al chino.
FEDERICO: Eso es lo que sabe nuestra polica: llevarse presa la gente!
ENRIQUE: Hombre, hombre! Es una de las cosas que tiene que saber! [Entra PEPE,
empujando a ANTONIO. Los siguen ANGELA y MARIANA.]
PEPE: Entr, sinvergenza!
ENRIQUE: Y al fin, por qu ha sido?
PEPE: Qu se yo! Me he comprometido a que dentro de un rato ir uno de nosotros a
pagar la multa.
SOFIA: Qu ha hecho usted?
ANTONIO: Nada. seora. Era el prjimo de las patillas.
ENRIQUE: Quin es el de las patillas?
ANTONIO: Uno que viene siempre a gritar a la puerta. Y esta vez, porque le dije que se
fuera, me peg esta trompada.
SOFIA: Muy bonito!
ANTONIO: Bonito! As ser, pero le advierto que despus se fue rodando las escaleras
hasta abajo.
ENRIQUE: Pero, quin es ese hombre?
ANTONIO: Un conocido del nio Arturo.
ENRIQUE: Ah!
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PEPE: S, las cosas de Arturo. Lo de siempre. Y vos, no tens vergenza de hacer un
escndalo as, en una casa decente?
ANTONIO: Si no pude hacer nada! Lo viera! Flojo como todo gritn! Lo corr, pero qu!
Pareca hijo de Orbit por lo ligero!
PEPE: Bueno, basta de charla. And para adentro. [Vanse ANTONIO y las criadas.] Me
acompaas hasta el teatro?
LEOPOLDO: Vamos. [Despidindose.] Seora...
SOFIA: No se olvide de la promesa que me hizo ayer.
LEOPOLDO: Las tarjetas? No hay cuidado. Maana mismo ir a la penitenciara.
FEDERICO: Se trata de postales?
SOFIA: S. Nada menos que con las firmas de doce celebridades.
LEOPOLDO: Las de los doce principales asesinos.
FEDERICO: Pues si se trata de eso, yo le prometo una sorpresa.
SOFIA: S? Cul?
FEDERICO: Los autgrafos de los asesinados.
SOFIA: No diga!
FEDERICO: No se ra! En serio, y muy en serio.
SOFIA: Pero, cmo?
FEDERICO: Tengo un amigo espiritista.
SOFIA: Es cierto. Qu lindo! [Llega ELENA, indignada. La siguen ROSARIO y LAURA.]
ELENA: Qu canallas! Pero han visto qu canallas!
ENRIQUE, FEDERICO y SOFIA: Qu sucede? Qu hay?
ELENA: Mi retrato! Miren mi retrato!
ENRIQUE: Elena Gmez? Pero, qu es esto? Quin es sta?
SOFIA: Qu barbaridad! Si es un mono!
FEDERICO: Parece la estatua de Rodin!...
ENRIQUE: Pero mujer! Ser otra Elena Gmez. Esta no sos vos.
ELENA: S, s!
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LAURA: Vean ms arriba.
ENRIQUE: Ah! Aqu est tu retrato. Pero dice...
FEDERICO: Elena Sambetti!
SOFIA: La hermana del pintor!
ELENA: Una cursi!
FEDERICO: Qu indignidad!
ENRIQUE: Vaya, Elena, no es para tanto!
SEVERO: [entrando] S, s, ya s! Han confundido los retratos.
ELENA: Canalla! Canalla! Vos tens la culpa!
SEVERO: Yo? Si es un cambio de retratos, hija. Qu culpa voy a tener yo?
ELENA: Canalla! Sos un canalla!... [Crisis de nervios. Se oye otra vez el fongrafo.]
ENRIQUE: Pero, Elena!
FEDERICO: Elenita, tranquilcese, Elenita...
LAURA: Elena...
ELENA: Dios mo! Cmo se reirn de m! La Repblica entera a estas horas se est
riendo de m!
ENRIQUE: No digas disparates.
FEDERICO: Bah! La Repblica ya no se re de nada.
ELENA: Vos tens que batirte, Enrique! Vos no pods permitir que as se burlen de tu
hermana!
FEDERICO: No. En todo caso...
ENRIQUE: Pero, decime, ests loca?
FEDERICO: Es que si se trata de eso, yo...
ENRIQUE: Qu?...
FEDERICO: Har rectificar.
ELENA: Dios mo! Dios mo! Todos me abandonan. Ya no puedo ms!
SEVERO: Quieren que llame a un mdico?
ENRIQUE: No, hombre, no!
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ELENA: Monstruo! [A ENRIQUE.]
ROSARIO: Me voy al conventillo. Hasta luego. [Vase por foro, derecha. Por lateral SOFIA,
ELENA y LAURA.]
ELENA: [antes del mutis, a SEVERO] Vos! Vos tens la culpa!
SEVERO: La culpa? Y qu culpa voy a tener yo? [A ENRIQUE.] Ah! A Arturo no lo
encontr y me debs dos pesos de coche... [Cesa el fongrafo, de golpe. Gritos de
JOSEFINA, que pasa corriendo, perseguida por TITO.]
FEDERICO: Felizmente la chica lo ha descompuesto!
TITO: Bueno. Si la agarro a Josefina le rompo el alma! [Mutis.]
MARIANA: [corriendo] Seor! Seor! Ah est Antonio peleando con unos hombres en la
galera. [Rumores dentro.]
ENRIQUE: Qu?
MARIANA: Ay! Aqu estn! [Entran ANTONIO, un OFICIAL DE JUSTICIA de justicia y su
acompaante.]
ENRIQUE: Qu quiere decir esto?
ANTONIO: Estos individuos, seor... Vea cmo me han puesto! [Indica la cara.]
OFICIAL: Venimos en nombre de la justicia a embargar los muebles de esta casa, y este
insolente...
ANTONIO: Ms insolente ser usted!
ENRIQUE: Silencio! A embargar, dice?
OFICIAL: S, seor. Aqu est el mandamiento. Juicio ejecutivo contra Arturo Gmez, por
cobro de pesos.
ENRIQUE: Esta casa, seor, no es de Arturo Gmez.
OFICIAL: Eso no es cuenta nuestra.
ENRIQUE: Permtame. Pasen ustedes por aqu.
FEDERICO: Yo me voy, Enrique. [Mutis de ENRIQUE, OFICIAL, ACOMPAANTE y
FEDERICO.]
SEVERO: Empez el incendio!
ANTONIO: Todava me las ha de pagar ese tipo madrugador!
SEVERO: Qu bien te han puesto!
ANTONIO: Oh! Deje no ms!... No se me ha de ir muy lejos!
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MARIANA: [vuelve, con unos parches] -Pngase esto, Antonio.
ANTONIO: Qu es eso?
MARIANA: Unos parches con salmuera.
ANTONIO: Salga de ac con esa porquera!
MARIANA: Le har bien, Antonio.
ANTONIO: Que salga, le he dicho!... [Vase MARIANA llorosa.] Y diga, don Severo, no
quiere que juguemos a medias una redoblona para las carreras del domingo? Tengo tres
fijas.
SEVERO: Por lo menos dos. [Por las manchas de la cara.] No te las quita ni el presidente!
ANTONIO: Bah! Deje eso. Quiere que juguemos?
SEVERO: Si me saco maana la lotera, s. Qu te parece? Suma 26... Dos veces 13.
ANTONIO: Es un engao. Ms seguras son las carreras.
SEVERO: Qu disparate!
ANTONIO: A m me gustan las carreras y la ruleta. Ah, si no estuviera prohibido el
juego!
SEVERO: Mire qu gracia! El juego es inmoral y no puede permitirlo el gobierno.
ANTONIO: Esas son historias! Deban dejar divertirse a la gente. Para eso es la vida!
SEVERO: S, eh? Muy bonito!
ANTONIO: Es claro! Mire, si no, los pocos aos que estamos vivos, y todos los que
despus estamos muertos... [Gritos adentro.]
SEVERO: Este Tito ha logrado agarrar a Josefna. [Mutis segunda izquierda. Entra
ANGELA.]
ANGELA: De parte de la nia Elena, que lleve esta carta a esa imprenta que dice ah.
Oh! [Re al verle la cara estropeada.]
ANTONIO: S, rase, no ms. Y por qu no la lleva usted?
ANGELA: Porque yo tengo que ir a la botica.
ANTONIO: Qu embromar con la nia Elena! Usted, por quedarse mirando al florcita del
secretario... La mandar con un changador. [Al ir a hacer mutis, lo detiene SOFIA.]
SOFIA: Oh! Qu es eso? Se le ha contagiado el otro ojo?
ANTONIO: No, seora, es la cra! Maldita sea mi suerte! [Mutis furioso.]
SOFIA: Pero est loco, ste?
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ANGELA: Es que es un atrevido, seora... [Vase ANGELA y entra MARIANA.]
MARIANA: Seora, esta carta. [Se la entrega y vase.]
SOFIA: [lee la firma] Ral!... Pero, quin ser Ral, Dios mo? [Lee.] "Deja que el labio
enmudezca -pues es rigor del destino -al convertir en ultraje -la expresin de mi cario. -
Que este secreto que guardo -como un crimen, escondido -al penetrarlo tu alma -Ya ha
dejado de ser mo. -Y a despecho de las leyes -de la necia humanidad -que en separarnos
se empea -por un absurdo social".
ENRIQUE: [entr un momento antes y la ha escuchado estupefacto] Sofa!
SOFIA: Qu?
ENRIQUE: Pero, has perdido la razn?
SOFIA: Vaya! Por qu? Me has asustado!
ENRIQUE: Declamando versos!
SOFIA: Oh! Y qu tiene? Qu pavada! Todo te parece mal! [Mutis.]
ENRIQUE: Pero, seor, seor! Estarn realmente locos? [Vuelve ANGELA con un
paquete.] Qu llevs ah?
ANGELA: Unos remedios para la nia Elena.
ENRIQUE: Remedios? A ver. [Abre el paquete.] Qu es esto? Morfina! Elena le ha
mandado comprar morfina?
ANGELA: S, seor.
ENRIQUE: Traiga usted para ac. Yo voy a llevrselo. [Mutis.]
ANGELA: Qu suerte! Otra estampilla! [Recoge el sobre que arroj SOFIA.]
LAURA: [entrando] No sabe si Sofa est en el balcn?
ANGELA: Creo que s, nia.
LAURA: Qu lindo! Me voy con ella. [Mutis. Entra MARIANA.]
MARIANA: Angela, quieres prestarme la caja de fsforos? [A ARTURO, que llega de la
calle en ese instante.] Nio, quiere hacerme el favor de prestarme los fsforos?
ARTURO: Est Enrique? [Dndole lo que pide.]
MARIANA: S, est. [Mutis de ARTURO. Entra SEVERO.] Don Severo, quiere prestarme
los fsforos?
SEVERO: Pero me los devolvs, eh? [Le entrega la caja. Llega TITO.]
MARIANA: Nio Tito, me presta los fsforos?
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TITO: [le da una caja y luego otra] Ah tens otra. Tom. Me quedan ms todava. [Mutis.]
ANTONIO: [entrando] Entr el nio Arturo?
MARIANA: S. Quiere darme un fsforo?
ANTONIO: No tengo.
ARTURO: [reapareciendo] Qu tens?
ANTONIO: Chist!... [Mutis de ARTURO y ANTONIO.]
MARIANA: [mutis, contando las cajas] 1... 2... 3... 4... 5... y 6... [Entra LUCIA; enseguida
LAURA y TITO.]
LAURA: Cmo te va, Luca?
LUCIA: Cmo ests? Qu tal, Tito?
TITO: Quers que te retrate?
LUCIA: Muchas gracias.
TITO: Entonces me voy. [Mutis.]
LUCIA: Y Sofa?
LAURA: Estbamos en el balcn, pero yo me he entrado porque conforme me han visto,
se han puesto a pasar uno tipos...
LUCIA: Eso es lo que tiene ser buena moza.
LAURA: Callate! Si ya estoy aburrida!...
TITO: [dentro] Ligero, Laura, que se va a concluir la luz!...
LAURA: Voy... voy! Hasta luego. [Entra ARTURO.]
ARTURO: Luca...
LUCIA: Buenas tardes, Arturo. [Va a retirarse.]
ARTURO: Esperate. Tengo que hablarte.
LUCIA: Qu quers?
ARTURO: EL otro da estuve en tu casa, y me dijeron que habas salido.
LUCIA: S. Lo supe despus.
ARTURO: No es cierto. Estabas.
LUCIA: Te digo que no!
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ARTURO: Aunque me lo digas, yo s. Te escondiste para no verme.
LUCIA: Qu ocurrencia!
ARTURO: En cambio, yo... Pero, decime: por qu sos as conmigo?
LUCIA: Pero, cmo? No te entiendo.
ARTURO: No s... Pero te noto algo raro. Con otros no sos de esa manera.
LUCIA: Ests loco, Arturo? A qu viene todo eso?
ARTURO: Y ahora, con el protector que te ha salido! Es claro! El puede. El Creso de la
familia!
LUCIA: Qu es lo que ests diciendo? Es de Enrique de quien habls?
ARTURO: De Enrique, s. De Enrique, que parece que viviera en tu casa. Que todo el da
est con ustedes. Te crees que no lo s? Tonta! Si te tengo vigilada!
LUCIA: Basta! [Medio mutis.]
ARTURO: No! No te irs!
LUCIA: Arturo! Dejame salir, te digo!
ARTURO: Es que aunque no quieras! [La besa a la fuerza.]
LUCIA: Cobarde!
ARTURO: Perdoname...
LUCIA: Cobarde! Sos un cobarde!
ENRIQUE: [entrando] Qu es eso? Qu has hecho, Arturo?
LUCIA: No... Enrique...
ARTURO: No es para tanto. Le he dado un beso. Eso es todo.
ENRIQUE: Ah, canalla! Y lo decs con esa calma? No tens vergenza?
ARTURO: [amenazador] Cuidado, Enrique!
LUCIA: Por Dios! Te lo pido por Dios!
ENRIQUE: Atrevete, miserable!... [Entra TITO y enfoca.]
TITO: Un momento!... Ya est!... [Mutis. Llega ROSARIO.]
ROSARIO: Djenme que me siente. No s cmo he podido llegar hasta aqu. Vengo
sofocada!
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LUCIA: Qu le sucede, ta?
ROSARIO: Haceme dar un poco de agua. No puedo ms! [Mutis de LUCIA.] Vengo del
conventillo. Pero... Jess, qu caras!... Qu les pasa a ustedes?
ARTURO: Nada, ta, nada...
ROSARIO: Dios mo!... Qu disgusto tan grande! Cuando llegu, el pcaro mulato
acababa de pegarle una paliza a la infeliz pardita; y en seguida empez a insultarme a
m... Me ha dicho de horrores! Qu boca, Dios Santo! Termin por agarrar una escoba,
declarndome que si volva a poner los pies en su casa, me iba a barrer mollera! [LUCIA
vuelve con un vaso de agua. ROSARIO bebe.] Gracias, hija. [Mutis de LUCIA.] Sal
disparando y aqu me tienen para volver maana; siempre que consints vos en
acompaarme, que es lo que vengo a pedirte.
ENRIQUE: Yo, ta? Yo? Muchas gracias!
ROSARIO: Pero, hijo! Es una buena accin que se tendr muy en cuenta.
ENRIQUE: No, ta, no! Contine usted sola sus buenas acciones. Por ese camino la
llevarn a usted al cielo las maldiciones de la tierra! [Mutis.]
ROSARIO: Oh! Y qu mosca le ha picado ahora a ste?
ARTURO: No le haga caso, ta. No sabe lo que dice! Usted siga no ms, que hace muy
bien.
ROSARIO: Cmo se conoce que viene de esa tierra de egostas, donde a nadie le importa
de los dems y viven slo para s! Qu diferencia de nosotros!
LAURA: [entrando con TITO] Ya ests de vuelta, mam? Cmo te va, Arturo? Nos
venimos porque Sofa est con dolor de cabeza y se ha recostado.
ROSARIO: Ha quedado sola? Voy a verla. [Mutis izquierda.]
LAURA: Est Luca con ella. Vamos con Tito a revelar unas placas. Me va a ensear. No
es verdad, Tito?
TITO: S, s. Vamos.
ARTURO: YO voy con ustedes.
TITO: Vos, no.
ARTURO: Por qu?
TITO: Porque yo no quiero. Si vens, no revelo nada!
LAURA: Dejalo que venga. Pero, mir que te vas a aburrir.
ARTURO: A que no?
LAURA: Ests seguro?
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ARTURO: Ya lo creo!
TITO: No revelo ms. [Medio mutis, disgustado.]
LAURA: Bueno, bueno, ven. Vamos los dos.
TITO: Pues ahora no quiero! [Mutis.]
LAURA: Ven, zonzo!
ARTURO: Dejalo.
LAURA: Bueno. Es cierto que te cass en estos das?
ARTURO: As parece.
LAURA: Cundo, che?
ARTURO: EL otro sbado.
LAURA: Qu pronto! Y no tens miedo?
ARTURO: Miedo? Y de qu?
LAURA: Qu s yo! Pero yo creo que cuando me est por casar me va a dar mucho
miedo. A m me gusta as... tener novios... Pero casarme! [Llega ANTONIO,
apresuradamente.]
ANTONIO: Nio Arturo!... Ah est Mariana revolcndose por el suelo! Dice que se ha
comido seis cajas de fsforos!
ARTURO: Qu barbaridad! Entonces est envenenada?
ANTONIO: As debe ser.
LAURA: Se va a morir?
ANTONIO: No, nia. Estas morenitas son duras para la muerte. Tienen siete vidas, como
los gatos!
ARTURO: Y por qu ha sido?
ANTONIO: Yo no s! Pero se me hace que es mal de amores. Sobre la cama hay un rollito
de motas junto con una carta... y, por las florituras del sobre, parece escrita en ingls...
ARTURO: Bueno. Pronto! Avsale a la Asistencia Pblica.
LAURA: Qu miedo!... [Medio mutis de ANTONIO. Se detiene.]
ANTONIO: Ah! Y le advierto que a Angela tampoco se la ve por ninguna parte. Quin
sabe si tambin no se ha suicidado!
ARTURO: And, hombre!
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ANTONIO: [detenindose nuevamente] Me olvidaba decirle que vinieron del club a
preguntar por usted.
ARTURO: Apurate, animal! [Mutis ANTONIO.] Caramba! Me haba olvidado del club.
Adis, Laura.
LAURA: Te vas? [Entra JOSEFINA, con un sombrero de hombre en la mano, estropeado.]
JOSEFINA: Mir cmo te ha puesto Tito el sombrero...
ARTURO: Tito?
LAURA: Ay! Qu lstima!
JOSEFINA: Lo sac de la percha del vestbulo y se puso a darle de patadas en el suelo.
ARTURO: Ahora va a ver. [Mutis, furioso.]
JOSEFINA: Yo me escondo! [Mutis, corriendo. Entra ROSARIO.]
ROSARIO: Despedite de Elena. Nos vamos.
LAURA: Si vieras, mam. Mariana se ha envenenado con fsforos.
ROSARIO: Envenenada? Y por qu?
LAURA: Por amores no correspondidos.
ROSARIO: Bah, bah! Esas son cosas que no tiene para qu saber una nia.
LAURA: Me hace acordar al del ao pasado.
ROSARIO: Vaya! Dejate de zonceras! Y ponete el sombrero, que es tarde. [Entra
ENRIQUE, con JOSEFINA. Mutis de LAURA.]
ENRIQUE: Qu me dice Josefina? Mariana se ha envenenado?
ROSARIO: As dicen. Pcara mulata! Dando trabajo!
ENRIQUE: Y qu han hecho?
ROSARIO: Yo no s nada.
ENRIQUE: Quedate vos aqu. [Mutis. Entra TITO.]
JOSEFINA: [asustada al verlo, se refugia en ROSARIO] Ay, ta!
ROSARIO: Pero, por Dios, Tito!... Tito!
TITO: Si te agarro, te rompo las muelas. [Mutis.]
RAMON: [entrando] Buenas tardes, Rosario.
ROSARIO: Buenas tardes, Ramn.
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RAMON: Vengo del Congreso.
ROSARIO: A propsito, necesito que me recomends una solicitud que vamos a presentar
pidiendo recursos para construir una iglesia.
RAMON: Qu, hija! Si aquello est imposible. Imaginate que al Presidente de la Cmara
se le ha puesto impedir la entrada a la antesala a todo el que no sea diputado. Qu te
parece? Ganas de hacerse de enemigos eh? Y todo por economizar algunas tazas de t!
ROSARIO: Vaya una tacaera!
RAMON: Has visto? Y qu me decs de los diputados? Ni siquiera se les ha ocurrido
protestar en favor nuestro! Son unos carneros!
ROSARIO: Qu sinvergenzas!
RAMON: Nos tienen en los corredores, muertos de fro! Qu pas ste! Si es lo que yo les
deca hace un rato a unos amigos: este gobierno no sabe lo que tiene entre manos. Oh!,
pero mala tos le siento al gato. Y me parece que las cosas van a andar mal!...
ROSARIO: Lo merecen! Miren que por unas cuantas tazas de t, teniendo millones como
tienen! Es una indecencia!
RAMON: Por lo pronto, a uno de los ministros lo han interpelado los senadores para el
jueves. Y se me hace que lo van a derrotar. Oh!, como si lo estuviera viendo: de tapn
que es, lo convierten en oblea!
ROSARIO: Muy bien hecho! Ya lo creo! Pero vos mejor es que no te mets, eh? No sea
el diablo que despus...
RAMON: Yo no. A m no me importa. Ahora que se entiendan ellos como puedan. Yo me
lavo las manos. [A SEVERO, que entra.] Qu tal, Severo?
ROSARIO: Por qu no fuiste anoche? Te estuve esperando. Quiero que me comprs
algunas cosas que necesito para un bazar de caridad.
SEVERO: Pensaba ir esta tarde. Como a vos todo te parece caro. [A RAMON.] Pagu tus
cuentas. En una haba error; y me debs 15 pesos que no estaban apuntados.
RAMON: Bueno. [A ROSARIO.] Y tus limosnas, como van?
ROSARIO: Oh!, muy bien. Nuestra Sociedad sola sostiene a su costa a ms de quince
familias. Les da la leche y el arroz.
SEVERO: Arroz con leche. Muy rico que es...
ROSARIO: Y en cambio slo les exige que se confiesen dos veces por semana.
RAMON: Vea! Se confesarn de no comer.
ANGELA: [por lateral] Seor...
RAMON Eh?...
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ANGELA: Dice la nia Elena que le haga el favor de venir un momento.
RAMON: Bueno, ya voy. [Mutis de ANGELA.] Y, decime... el otro da estaba pensando:
por qu a la pobre Carolina y a Luca no le hacs pasar alguna cosa?
ROSARIO: Bueno fuera! Cmo voy a ir yo a pedir nada para la viuda de uno de mis
hermanos, confesando que est en la miseria! Eso sera ponerme en ridculo!
SEVERO: Oh! Y ellas con las costuras ya sacarn. S... retacitos... botoncitos...
RAMON: Tens razn. Yo soy el que me he descuidado. Carolina ya deba tener su
pensin de nieta de guerrero de la Independencia, o de viuda de militar del Paraguay. Y
lo peor es que ahora ya es tarde.
ROSARIO: Qu ests diciendo? Ni los abuelos de Carolina fueron guerreros de nada, ni
el pobre Eduardo, nuestro hermano, conoca del Paraguay otra cosa que no fuera la
yerba para el mate!
RAMON: Bah!, bah!, bah! Qu salida la tuya! Y vos cres que estn en distintos casos
muchas de las pensionadas ahora? Con un poco de influencia y de buenas relaciones
nada es ms fcil que hacer una nieta de la Independencia. Se paran un montn de
diputados, vuelven a sentarse, y zas!, ya est, como quien saca una instantnea.
ROSARIO: Pero, entonces, podras para m...
RAMON: Pero no te he dicho, mujer, que estoy reventado, que no me dejan entrar ni a
las antesalas?
SEVERO: Y nietos de guerrero, tambin hay? [Vuelve LUCIA.]
LUCIA: [a ROSARIO] Sofa se ha metido en cama y quiere verla.
RAMON: Qu? Qu tiene Sofa?
ROSARIO: Nada. Un poco de chucho y dolor de cabeza. [Mutis con LUCIA.]
RAMON: Algn resfro. As nos pasa a nosotros en la galera del Congreso. Corren unos
chillones! Y si no, que lo diga mi reumatismo.
SEVERO: Ya sabrs que estuvo un oficial de justicia a embargar los muebles de la
casa?
RAMON: Cmo?
SEVERO: Ah! No lo sabas?
RAMON: Ta... ta... ta... Ya empezamos? Estas son las consecuencias de las historias del
Congreso. Ves? Como saben que uno ahora est sin influencia, se lo quieren llevar por
delante. Pero eso lo veremos! S, eh? Y ste es el gobierno que se dice de opinin? Y
stos son los hombres que pretenden gobernarnos? Cuidado, cuidado, seor Gobierno,
porque la ola avanza y pueden costarle caro los abusos del poder!
LAURA: [por lateral] To, es preciso que vaya a ver a Elena.
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RAMON: Qu hay?
LAURA: Haga el favor, vaya! Est como loca y no cesa de llorar. [Mutis de DON RAMON.]
SEVERO: Por el asunto de los retratos?
LAURA: Qu s yo! Parece loca. Despus de escribir una carta, que mand con Antonio a
la imprenta de ese diario que public los retratos, parece que tuvo una gritera con
Enrique a causa de unos remedios que hizo comprar. Y en seguida empez a romperlo
todo. A Angela la ha tenido hasta ahora sin dejarla mover. Dnde est mam?
SEVERO: En el cuarto de Sofa. [Mutis de LAURA por primera derecha. Llega ANGELA.]
ANGELA: Pobre nia! Yo creo que ha perdido el juicio. Qu cosas dice!...
SEVERO: Qu hace?
LUCIA: [entrando] Dgale a Antonio que llame al mdico. Sofa no se encuentra bien.
ANGELA: Que est enferma la seora Sofa?
SEVERO: Cmo! Sigue mal?
LUCIA: Tiene, un chucho muy fuerte y bastante fiebre.
ANGELA: Voy en seguida [Mutis.]
LUCIA: [a SEVERO] Avisale a mi to.
SEVERO: No, mejor es que me espere. Vaya que la loca sta vuelva a enfurecerse al
verme! Conviene no exponerse. [Msica, adentro.] Se compuso el fongrafo. Es lo nico
que faltaba! [Mutis LUCIA y SEVERO. Entra por una lateral ENRIQUE y por otra DON
RAMON.]
RAMON: Hombre! Me alegro de verte. Qu te ha dado por mortificar a la pobre Elena?
Ah la tens desesperada.
ENRIQUE: Yo? Pero vos sabs lo que ha sucedido?
RAMON: Ya s. Y si la pobre tiene sus zonceras como todo el mundo, no es sa una
razn para tratarla as. No me parece bien lo que has hecho. Y si eso es todo lo que has
aprendido en tu Norte Amrica, no vala la pena haber ido tan lejos!...
ENRIQUE: Pero, se da usted cuenta de lo que est diciendo?
RAMON: Es lo nico que te faltaba! Suponerme un idiota incapaz de saber lo que dice!
ENRIQUE: Pero usted, usted!
RAMON: Che, che, che! Dejate de usted, sabs? Esas sern costumbres de por all, que
por aqu para nada las necesitamos. Siempre me has dicho de vos. Y no veo por qu has
de cambiar ahora. Dejate de pavadas!
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ROSARIO: [por lateral, con SEVERO] Pero, ese mdico, no viene?
RAMON: Qu mdico?
ANTONIO: [por foro] Aqu est el doctor. [Entra ste.]
ROSARIO: Aprese, doctor... Por aqu... [Mutis de ambos por lateral.]
RAMON: Pero, qu es lo que hay?
SEVERO: Que Sofa sigue enferma.
RAMON: Qu decs?
ENRIQUE: Pero, es algo tan serio?
SEVERO: Todava no se sabe.
ANTONIO: [por foro] Seor, hay dos personas en la puerta de la calle que quieren hablar
con usted.
ENRIQUE: Conmigo? Tan luego ahora! Les dijiste que estaba?
ANTONIO: S, seor.
ENRIQUE: Bueno, que entren. [Mutis de ANTONIO.] Ve lo que dice el mdico y avisame.
[Pasa JUANCITO con unos lbumes.]
SEVERO: Eh!, adnde va usted?
JUANCITO: A llevar esto al cuarto de la seora.
SEVERO: No se puede. Est enferma. Qu es eso?
JUANCITO: Unos lbumes que me pidi que le comprara.
SEVERO: Comprar? Y quin lo mete a usted a comprar nada? Salga para afuera!
JUANCITO: Tengo adentro el sobretodo.
SEVERO: Que salga, le digo. Habrse visto atrevimiento igual! [ANTONIO introduce a
SALVADORES y REYES. Mutis de JUANCITO y SEVERO.]
SALVADORES: El seor Enrique Gmez?
ENRIQUE: Servidor...
REYES: Ah! Ah!...
SALVADORES: Venimos en representacin de nuestro amigo, el seor Eduardo Casas,
director del diario "La Verdad".
ENRIQUE: Pero, tomen ustedes asiento
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SALVADORES: Muchas gracias. [Se sientan.]
ENRIQUE: En representacin del seor Casas, deca usted?
SALVADORES: S, seor, a exigirle a usted una reparacin por las armas.
ENRIQUE: A m? Y por qu?
SALVADORES: En virtud de esta carta ofensiva que le ha sido dirigida por usted. [Se la
entrega.]
REYES: Con motivo de la publicacin de un retrato de una hermana suya, publicacin
que haba sido solicitada.
ENRIQUE: [aparte] (Es claro; letra de Elena.) [Alto.] Efectivamente, esta carta tiene mi
nombre al pie, pero no ha sido escrita por m.
SALVADORES: Cmo as?
REYES: Ah! Ah! Est usted seguro?
ENRIQUE: No tengo ninguna razn para ofender al seor Casas, y lamento nicamente
que mi nombre haya podido servir para semejante abuso.
SALVADORES: Esa es otra cosa.
REYES: Ah!, ah! As deba ser. En efecto.
ENRIQUE: Cmo?
REYES: Que as deba ser, he dicho. Bueno: para dejar arreglado el asunto, ya que usted
lo desea, es necesario que nombre sus padrinos.
ENRIQUE: No tengo para qu nombrar padrinos, seor. Esta declaracin basta.
REYES: Ah!, ah! Es curioso!
ENRIQUE: Qu quiere decir usted con eso?
REYES: Que con ese sistema, el insulto queda impune. En esas condiciones es muy fcil
la ofensa.
ENRIQUE: [ponindose de pie] Es usted un insolente, a quien por encontrarse en mi casa
no le doy su merecido.
SALVADORES: Seor Gmez! [Levantndose tambin.]
REYES: Este no es el proceder de un caballero!
ENRIQUE: Inmediatamente salga usted de aqu!
SALVADORES: Calma, seor Gmez, calma!
REYES: Me dar usted cuenta de esta cobarde agresin.
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PEPE: [acudiendo] Qu es esto? Qu sucede? [Sujeta a ENRIQUE, que va a lanzarse
sobre REYES.]
ENRIQUE: Dejame, hombre, dejame!
REYES: Nos veremos! Nos veremos! [Mutis.]
SALVADORES: Servidor de ustedes. [Mutis]
ENRIQUE: Te digo que me solts! No lo dejs que se vaya!
PEPE: Estate quieto. Me dirs qu quiere decir este escndalo?
ENRIQUE: Nada. Ese imbcil me ha hecho perder la cabeza!
PEPE: Eso es todo lo que se te ocurre decir? Te das cuenta de lo que has hecho?
Sabes quin es ese hombre? Pues uno de nuestros principales crticos!
ENRIQUE: Y a m qu me importa!
PEPE: Pero me importa a m, egosta! Acabas de hacerme el mayor de los daos! Ese
crtico va a vengarse ahora, destrozando mi drama, perjudicando mi reputacin, Esa es
la ayuda que me prestan ustedes! Esto es lo que tengo que agradecer a mi familia!
ENRIQUE: Pero siquiera sabs lo que ha pasado, para hablar as?
PEPE: Sea lo que sea! Debas haber procedido con ms prudencia, por consideracin a
m, por lo menos. Pero es que ustedes son egostas, les importa un pito de los dems.
Estando ustedes contentos, que se hunda el mundo!...
ENRIQUE: Por no decirte una barbaridad, prefiero callarme. Sos un inconsciente.
PEPE: Enrique!
ENRIQUE: Recua de imbciles!
PEPE: Repetmelo.
RAMON: [por lateral, con ELENA y LAURA] Qu gritera es sa? No han podido elegir
otro momento para armar semejante alboroto? Vos, and a ver a tu mujer, que est
enferma. Eso es lo que tens que hacer!
PEPE: Sofa enferma! Y desde cundo? [Mutis.]
RAMON: En cuanto a vos... deben ser costumbres de Norte Amrica, no? En vez de
preocuparse de averiguar lo que tiene su hermana, ponerse a discutir as. Muy bonito!
Es como para felicitarte por las cosas que te han enseado en tus viajes!
ELENA: Dejalo, pap, es un guarango!
ENRIQUE: No, por Dios, ya es demasiado! Si todos han perdido el juicio en esta casa,
entend que yo...
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RAMON: Silencio! Ah viene el mdico. [Entra ste, con SEVERO.]
RAMON: Y?
SEVERO: Lo mismo, no ms...
RAMON: Pulmona?
MEDICO: Todo lo hace creer, por lo menos. Ms tarde volver. [Mutis, con SEVERO.]
ENRIQUE: Cmo! Es pulmona lo que tiene Sofa?
RAMON: As dice el mdico.
ENRIQUE: Qu fatalidad!
FEDERICO: [con LEOPOLDO, por foro] Es cierto lo que acaban de avisarnos? Sofa...
RAMON: Es cierto.
FEDERICO: Cunto lo siento!
LEOPOLDO: Quin lo iba a decir!
ROSARIO: [por lateral] Voy hasta casa a traer agua de Lourdes. No te parece?
RAMON: Como quieras.
ROSARIO: Si a causa de Prez no puedo volver hoy, la mandar con la sirvienta. Ya
sabs que Prez tambin se encuentra enfermo.
LAURA: Es que ese mdico no sirve. Yo lo conozco. Una vez me festej en el teatro.
PEPE: [volviendo] Pobrecita! Est delirando con mi drama. Qu lstima me da! [Aparece
JUANCITO.]
LEOPOLDO: S?
PEPE: Le ha dado con Ral, el protagonista de la obra. Lo que tiene es que confunde.
Habla de versos, y el drama es en prosa, Lo que es la fiebre!
JUANCITO: [aparte, suspirando, encantado] (Yo soy Ral!) [Mutis.]
PEPE: No cree usted que convendra llamar a otro mdico?
RAMON: Otro mdico? S. No estara de ms. Caramba! Si no fuera porque...
PEPE: Qu?
RAMON: Que no quiero pedirle nada a los diputados. Hay uno que, adems de diputado,
es mdico. Siquiera fuese de la oposicin!
ROSARIO: Bah! En estos casos hay que hacer cualquier sacrificio! Hasta luego, o
maana. Vamos, nia.
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LAURA: Se quedan ustedes?
ELENA: No sera bueno hacer avisar a algn diario para que diese la noticia?
FEDERICO: A un diario? Cmo no? Inmediatamente voy!
LEOPOLDO: Si usted quiere, me quedo.
ELENA: Haga usted lo que quiera. [Mutis ROSARIO, LAURA, ELENA, FEDERICO y
LEOPOLDO.]
PEPE: Dnde est mi secretario? Tengo que avisar al teatro que esta noche no me
esperen. [Mutis.]
SEVERO: [por foro] Dice el mdico que, para evitar confusiones, conviene que sea uno
solo el que dirija la compra de los remedios. Yo me encargo! [Gritos dentro.]
RAMON: Ya est Tito peleando con Josefina. Hac que se callen. [Mutis SEVERO.]
ANTONIO: [por foro] Seor, ah vienen a avisar que le ha dado un ataque, y est muy mal
la seora Carolina.
RAMON: Es lo que faltaba ahora! [Mutis.]
ANTONIO: Dice el boticario que el domingo es otra fija para Old Man. [Mutis. Entra
ENRIQUE.]
ENRIQUE: Dnde estarn? [A LUCIA que ha entrado por lateral, y va a salir por foro.]
No, no! Ven. No me dejs solo. Ya no puedo ms! Es ms fuerte que yo. No s si es
rabia o pena. Pero siento algo que me oprime y que me quiere ahogar!
LUCIA: Valor, Enrique, valor!
ENRIQUE: Imbciles o locos! Y son los mos!
LUCIA: Ni locos, ni imbciles! Sencillamente humanos. Ese es el mundo... y as es la
vida!...
Teln lento
Acto tercero
Saln de casa de familia, algo ms modesto que el del acto anterior. Al levantarse el teln
aparecen en escena SOFIA y JOSEFINA, sentadas delante de una mesa donde hay tiles
de escritorio y algunos libros.
JOSEFINA: Ya est. [Le entrega un dictado, que SOFIA examina.]
SOFIA: Est mejor ves? Todo es cuestin de un poco de cuidado.
JOSEFINA: S, ya s, pero da mucho trabajo.
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SOFIA: Bueno. Ahora la leccin de historia y terminamos. Vamos a ver.
JOSEFINA: Esperate. Dejame que le d otro repaso.
RAMON: [por foro] Ha venido alguien a preguntar por m?
SOFIA: No, pap.
RAMON: Avisame si alguien viene. [Mutis derecha.]
ANGELA: [por izquierda, con ROSA] Seora, una postal.
SOFIA: No le he dicho que nunca me traiga postales? Cuntas veces hay que decirle
las cosas?
ANGELA: Y entonces, qu se hace con ellas?
SOFIA: Trelas al fuego, o haga lo que quiera. Y en qu anda ahora?
ANGELA: Le estoy enseando la casa para explicarle lo que tiene que hacer.
SOFIA: Bueno, aprense. [Mutis de las criadas.]
LUCIA: [por foro] Termin la clase?
SOFIA: Falta poco.
LUCIA: Ahora vuelvo a buscarte para dar la leccin de piano. [Mutis derecha.]
JOSEFINA: Oh! Entonces van a tenerme estudiando todo el da?
SOFIA: Ya te quedar tiempo para jugar. Y, la sabs?
JOSEFINA: Dejame otro ratito.
SEVERO: [por izquierda] Qu te parece? Sambetti se sac la lotera!
SOFIA: S?
SEVERO: Y de rabia vengo a inscribirme en "La liga de la defensa de las mujeres".
SOFIA: Hombre! No veo qu relacin hay entre una y otra cosa.
SEVERO: Yo tampoco. Pero no saba qu hacer... [Se sienta junto a JOSEFINA.]
JOSEFINA: Sal. Vas a derramar el tintero.
SEVERO: Ah! Y conocs la noticia?
SOFIA: Qu noticia?
SEVERO: No has ledo los diarios? Claro! Si yo creo que en esta casa, a fuerza de no
comprar nada... ya no compran ni diarios! Pero, hija! La vida as es imposible! Qu es
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lo que ustedes se proponen?
SOFIA: Bueno, bueno. Y cul es la noticia?
SEVERO: La mujer de Arturo se ha presentado pidiendo divorcio.
SOFIA: Qu escndalo! Y lo publican los diarios?
SEVERO: Sin nombres propios, con iniciales.
SOFIA: Y por qu ha sido?
SEVERO: Lo acusa de que en los cuatro meses que lleva de matrimonio le ha jugado ms
de la mitad de la fortuna. Y no s cuntas barbaridades ms.
SOFIA: Pero eso no es posible! La mitad de la fortuna... Clotilde es muy rica.
SEVERO: Resulta que no es tanto como se pensaba. Lo que pasa siempre. Pero, de todos
modos, es una porquera de la renga! Eso no se hace! Para qu se cas entonces?...
JOSEFINA: Ustedes con el habladero no dejan estudiar nada!
ELENA: [por foro] Luca! No estar por aqu Luca?
SOFIA: Recin pas para su cuarto. Qu quers?
ELENA: Hace un siglo que me est arreglando una pollera y no me la trae!
SEVERO: Dej. Ya le dir que se apure. [Mutis derecha. ELENA mutis foro.]
PEPE: [por ochava derecha] Hagan el favor de no gritar tanto! [Mutis.]
SOFIA: [a JOSEFINA] Y ahora, la sabs?
JOSEFINA: Me parece que s.
SOFIA: Veamos. [Toma el libro.]
JOSEFINA: "Las resistencias que oponan a la Revolucin de Mayo las autoridades de
Crdoba, as como las de Montevideo, Paraguay y Chuquisaca, aseguraban...
SOFIA: Auguraban.
JOSEFINA: Aguraban...
SOFIA: A... u... gu... ra... ban.
JOSEFINA: ...auguraban das de luto y desolacin para la patria. La Junta de Buenos
Aires, sin tomar en cuenta lo arriesgado de la empresa, ni los inmensos sacrificios que
una lucha tan desigual reclamaba, resolvi resistir a los unos e imponer de grado o por
fuerza a los otros la emancipacin que haban jurado sostener a nombre del pueblo que
le confiara tan precioso tesoro..."
SEVERO: [por derecha] Tesoro? Qu tesoro era se? El de los incas?
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SOFIA: Decselo.
JOSEFINA: Yo no s. As dice el libro.
SOFIA: Pero vos te dars cuenta del significado.
JOSEFINA: Yo no. Yo digo como dice el libro.
SOFIA: Es natural! Semejante palabrero tratndose de criaturas, Y a esto le llaman
texto para escuelas!
SEVERO: Quers que te compre otro?
SOFIA: Es intil! Todos son iguales. Bueno; and con Luca. [JOSEFINA vase por
derecha.]
SEVERO: Lo que he visto ah que estn a la miseria son los visillos. Bien podas
renovarlos!
SOFIA: No vale la pena... Decime: no habr error en eso de Arturo? No ser una
coincidencia de iniciales?
SEVERO: No, mujer. La noticia la tengo de un empleado de los Tribunales. Hombre!
Sabs quin? El antiguo secretario de Pepe, tu enamorado.
SOFIA: Y vos habls con ese individuo? Tens valor de verlo todava?
SEVERO: Hija, es por negocios...
SOFIA: Un imbcil a quien le debo tantos disgustos! Que me ha llenado de ridculo!
SEVERO: Bah! Bah! Bah! Esas fueron zonceras de Pepe. Vos qu culpa tenas? La
casualidad de encontrarle Angela aquellas postales en el bolsillo del sobretodo, con una
declaracin en verso.
SOFIA: Versos estpidos como su cara! Cuando me acuerdo que Pepe lleg a dudar de
m, y que fue necesaria la intervencin de Enrique! Pobre Enrique!... Eso le debo!
SEVERO: Bueno; y se explica. En el delirio de tu pulmona vos nombrabas a cada
momento a un Ral... y tu marido no tena por qu saber si era el Ral de las postales o
el Ral del drama, como result despus.
SOFIA: Claro que s! O pods siguiera imaginarte que yo iba a delirar con semejante
mamarracho? Si de pensarlo tan slo no s lo que me pasa!
SEVERO: Juancito es un infeliz! Cuando en los Tribunales no ha podido todava ponerse
prctico en el degello de clientes... cmo ser de pavo!
SOFIA: Juancito... Pero, en definitiva, cmo se llama ese tipo?
SEVERO: Juan R. Rodrguez. La R, quiere decir Ral.
SOFIA: Juan y Ral! Slo a l se le ocurre!
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SEVERO: Bueno; el hecho es que el pobre diablo recibi la gran paliza de manos de
Antonio, que no s por qu le tena tanta rabia. Y que se aprovech de la ocasin! Qu
bruto! Casi lo mata!
SOFIA: La tena bien merecida!
TITO: [por izquierda] Buenas tardes...
SOFIA: Qu temprano!
TITO: Es que ped permiso para salir una hora antes de la oficina.
RAMON: [por derecha] No ha venido nadie?
SOFIA: Nadie. [Mutis de RAMON por foro.]
SEVERO: Qu le pasa a Ramn?
SOFIA: No s; hace das que no sale a la calle; desde la noche de la revolucin. No sabs
si vendr Enrique?
TITO: Hoy no lo he visto.
SEVERO: Cmo? No decs que vens de la oficina?
TITO: Y qu tiene? Yo no entro a la gerencia.
SEVERO: Entonces, los empleados son muchos?
TITO: Ahora no. Este mes han quedado cesantes ms de la mitad. Aquello anda mal...
SOFIA: As dicen.
SEVERO: Es claro! Tambin a quin se le ocurre meterse en negocios descabellados.
Verdaderos disparates! Puro afn de hacerse el yanqui!
TITO: Qu sabs vos, hombre!
SEVERO: El que no sabe sos vos! Vean al personaje entendido, ste! O te cres que
haciendo funcionar fongrafos se aprende de negocios?
SOFIA: Eso no se lo pods decir ahora. Ya lo ves transformado en todo un hombre de
provecho.
SEVERO: Para lo que le ha de durar!
SOFIA: La verdad que parece mentira verte as. Es un milagro de Enrique. Y ests
contento?
TITO: Yo s. Al principio, naturalmente, extraaba. Pero lo que es ahora me gusta. Me
preocupo de aprender, y el trabajo me entretiene, Te aseguro que me siento otro.
SEVERO: Aprovech entonces para retratarte!
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ELENA: [por foro] Luca! Luca!
SEVERO: Me dijo que iba a venir.
TITO: Luca! Te llama Elena.
ELENA: Lo est haciendo de gusto! [Mutis foro.]
TITO: Parece que sopla viento norte!
SOFIA: Como hace ocho das que no sabe nada de Federico. La pobre est con un
humor.
LUCIA: [por derecha, lleva una costura en el brazo] Buenas tardes, Tito.
TITO: Buenas tardes, prima. [Mutis de LUCIA, foro.]
SOFIA: Y si los asuntos de Enrique van tan mal, qu har ahora?
TITO: Yo no s. Por el momento los trabajos estn paralizados por falta de capitales.
SOFIA: Pero, qu fue esa noticia que dieron los diarios de que haba organizado una
sociedad annima? A ver, explicame. Yo no entiendo eso.
SEVERO: A buen puerto vas por agua!
TITO: Pues, precisamente, hoy me lo hice yo explicar por el tenedor de libros, con quien
ya somos muy amigos; y, aunque creas que no, lo s al pie de la letra.
SEVERO: Puede ser...
TITO: La sociedad se form con capitales argentinos, y por gente a quien haba
convencido Enrique.
SEVERO: La misma que hoy est echando chispas contra l. [Gesto negativo de TITO.]
Aunque hagas as! Me lo dijo un corredor de Bolsa que tiene agencia de lotera.
TITO: As ser l!
PEPE: [por ochava derecha, con JOSEFINA] Sofa, esta chica est incomodando. No la
dejs volver ms.
SOFIA: Ven para ac, Josefina. [Mutis de PEPE por ochava. SOFIA con JOSEFINA por
primera derecha.]
TITO: Todo el capital se emple en completar las maquinarias. Y el directorio abri
despus la suscripcin de acciones: pero muy pocos quisieron suscribirse.
SEVERO: Como que ste no es pas de zonzos!
TITO: Y entonces, hasta los directores asustados empezaron a vender las suyas.
SOFIA: Qu lstima!
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TITO: El papel se vino al suelo. Y Enrique tuvo que comprar la mayor parte, para que
todo no se lo llevara el diablo.
SEVERO: Pero, como no tena dinero disponible, fue necesario buscarlo en plaza y ahora
le debe a cada santo una vela.
TITO: Eso no es cierto.
SEVERO: S, es cierto!
TITO: Qu sabs vos!
SEVERO: El que no sabe sos vos. Fantoche!
RAMON: [por foro] Alguien llamaba?
SOFIA: No, pap. [Mutis de RAMON.]
TITO: Ahora Enrique es dueo de casi todas las acciones. Pero de nada le sirven, porque
la empresa no produce sin plata para moverla. Parece que se est haciendo una
negociacin en Londres; y de lo que all resulte depende todo.
SEVERO: S; como que los ingleses se chupan el dedo!
TITO: Lo de siempre! Los ingleses dirn si es bueno o no lo que tenemos. Dicen que esta
maana estaba Enrique muy nervioso esperando un telegrama de Londres.
SOFIA: Pobre Enrique!
SEVERO: Oh! No tens por qu compadecerlo. Muy bien que l vive a lo gran seor, en
casa sola, y en la que siempre le contestan a uno que ha salido, cuando lo va a visitar.
TITO: Vaya una zoncera! Y qu tiene que ver una cosa con la otra?
SOFIA: Sobre todo, bien sabs que si se fue de aqu era para dejarle sitio a Luca,
despus de la muerte de ta Carolina. En esta nueva casa no haba otra pieza.
SEVERO: A Luca, s, a Luca. Esa es otra que bien baila!
TITO: Qu quers decir?
SEVERO: Nada.
SOFIA: EL pretendido noviazgo con Enrique...
TITO: Pero, ser cierto? Habr algo?
SOFIA: Yo no s, che! Pero se me ocurre que s.
SEVERO: Es natural, hombre, es natural! Ustedes parecen inocentes. Qu se creen?
Acaso que as no ms se hacen regalitos, y se...
LUCIA: [por foro] Sofa, la leccin la dejaremos para maana. Ahora no puedo.
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SOFIA: Bueno, hija; lo mismo es. [Mutis de LUCIA por derecha.]
TITO: Habr odo?
SOFIA: No s.
SEVERO: Y que oiga! Qu importa! Siempre hacindose la buena! Ya me est cargando
con tanta, hpocresa. [Voces adentro y aplausos.]
TITO: Qu es eso?
SOFIA: Es Pepe que est leyndoles en el escritorio un drama a unos amigos.
TITO: Otro?
SEVERO: Este Pepe no escarmienta. Mire que despus de la silbatina de Despertar de
almas , insistir todava!
SOFIA: Oh! Y te cres que lo han de silbar siempre? A Despertar de almas el pblico no
lo entendi.
SEVERO: Qu no lo entendi? Cmo se conoce que no estabas en el teatro! Ya lo creo
que lo entendi! Primero se rean, pero de pronto sonaron unos aplausos, y ah no ms
se vinieron los silbidos. Pareca una locomotora anunciando peligro! Nunca he visto
cosa igual!
SOFIA: Sos un exagerado!
SEVERO: Exagerado? Hubieras visto a tres loteros que yo llev! Furiosos contra m! A
uno le machucaron a la seora. Y el hombre despus me quera matar!... [Nuevos
aplausos dentro.]
SOFIA: Fijate. Algo quieren decir esos repetidos aplausos.
SEVERO: Los conozco. Son los mismos que escuch la noche del estreno.
RAMON: [por foro] Pero, qu ruido ha sido se?
SOFIA: Son unos amigos de Pepe, que estn reunidos leyendo un drama.
RAMON: Una reunin? Y en estado de sitio! Pero, se dan cuenta esos temerarios a lo
que se exponen? And a decirles que se disuelvan! [Mutis de SEVERO.] No ha venido
alguien a preguntar por m?
SOFIA: No, pap, no ha venido nadie.
RAMON: Qu has odo decir del movimiento?
TITO: Ya nadie se acuerda. La gente est muy tranquila, y se re esperando el carnaval.
RAMON: Se ren! Se ren! Ya les llegar la hora de llorar! Fijate, y ve si por los
alrededores de la casa hay alguien vigilando. [Mutis de TITO, izquierda.]
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SEVERO: [reapareciendo] Dicen que no han podido contener su entusiasmo, pero que
harn un esfuerzo para no aplaudir ms.
RAMON: Estamos sobre un volcn! Si el movimiento ha fracasado, se sienten por todas
partes los rugidos contenidos de un pueblo que reclama sus derechos y que exige
libertades...
SEVERO: Se te ha desatado la cinta del calzoncillo.
RAMON: Hartos de abusos y sedientos de verdad, los partidos del porvenir comienzan a
agitarse en las sombras esperando la hora del poderoso estallido, y el ejrcito...
SEVERO: Qu ejrcito?
RAMON: EL ejrcito...
SEVERO: Ah!
TITO: [por izquierda] En la vereda de enfrente hay tres pesquisas.
RAMON: Ests seguro?
TITO: Completamente.
SOFIA: Y en qu los has conocido?
TITO: Vaya! Es muy fcil. En la manera de pararse... en el modo de mirar. Se ve que les
gusta que los conozcan, y que estn contentos de ser pesquisas.
RAMON: Es claro! Me buscan a m!
SOFIA: A vos?
RAMON: Silencio! Estas no son cosas para mujeres! [Mutis foro.]
SOFIA: Pero, ser cierto?
SEVERO: Oh! Son muy capaces!
SOFIA: Por favor, Tito! Cerciorate de lo que haya. Si lo llegan a prender! [Mutis de TITO,
izquierda.]
SEVERO: Bah! Saldr el retrato en "Caras y Caretas" Es todo lo que le puede pasar!
SOFIA: Dios mo! Estoy intranquila...
SEVERO: Por qu no te asoms al balcn?
SOFIA: No seas zonzo, eh!
SEVERO: Oh! Y por qu?
SOFIA: Disculpame; tens razn. [Aplausos dentro.]
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SEVERO: Contina el entusiasmo sin poderse contener!
JOSEFINA: [por derecha] Mam, quers que haga sonar el fongrafo que me regal
Tito?
SOFIA: No, por Dios! Dejate de fongrafos!
JOSEFINA: Oh! Y entonces, para qu sirve?
TITO: [por izquierda] Es a pap a quien esperan.
SOFIA: Seguro?
TITO: Me han mostrado la filiacin: Ramn Gmez, sesenta aos, ojos pardos, nariz
regular, boca regular...
SOFIA: Dios mo! Vamos a avisarle... [Mutis foro, con TITO.]
SEVERO: Josefina...
JOSEFINA: Qu quers?
SEVERO: Te hago un cambio: dame el fongrafo, que para nada te sirve, y te traigo una
mueca.
JOSEFINA: Linda?
SEVERO: Lindsima.
JOSEFINA: Jur. [SEVERO lo hace mmicamente. Mutis derecha. SEVERO va a seguirla.]
ELENA: [por foro] Severo!
SEVERO: [volvindose] Ah! Sos vos?
ELENA: Te necesito. Desde, hace ocho das no s nada de... Federico.
SEVERO: Qu barbaridad! Vaya un novio!
ELENA: Se ha perdido de aqu. Y yo no puedo quedar en esta situacin ridcula. Hay que
buscarlo.
SEVERO: Bueno; pero, cmo?
ELENA: No s. Pero es necesario dar con l.
SEVERO: A no ser que se pusiera un aviso en un diario...
ELENA: No seas brbaro! Ni que fuese perro! [Rumores.] Uff!... Ya vienen sos! [Por
ochava, PEPE, CARLOS, ERNESTO y MANUEL. Mutis por foro ELENA y SEVERO.]
TODOS: Bien! Muy bien! Estupendo! Admirable!
MANUEL: Colosal! Colosal!
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CARLOS: Digno de Shakespeare!
ERNESTO: Es lo mejor que se ha escrito hasta ahora!
PEPE: Si el pblico lo entiende!
ERNESTO: Bueno fuera! Hasta luego, colegas. [Mutis por izquierda.]
TODOS: Hasta luego.
CARLOS: Y, a propsito, pods prestarme a tu secretario?
PEPE: Ya no lo tengo. Justamente hoy he recibido carta de l. Me anuncia que se
incorpora como crtico teatral a "El Ltigo", desde donde se propone juzgar mis obras.
Una especie de amenaza.
MANUEL: Y Leopoldo? Cmo es que no ha venido?
PEPE: Leopoldo es un desertor. No hay que contarlo entre los nuestros!
CARLOS: Es posible?
MANUEL: De veras?
PEPE: No pudo resistir, y el fracaso de Sinfonas concluy con l.
CARLOS: Parece mentira!
MANUEL: Abandonar el arte!
PEPE: Lo sublime!
CARLOS: La vida!
TITO: [por izquierda] A ese amigo de ustedes se lo han llevado los pesquisas!
PEPE, MANUEL y CARLOS: Qu?
TITO: Lo confundieron con pap!
PEPE: Es un atropello!
MANUEL: Una iniquidad! [Mutis todos por izquierda. Entra SEVERO, por foro y
JOSEFINA, por derecha.]
JOSEFINA: Aqu est el fongrafo, pero que la mueca sea linda, eh!
SEVERO: Perd cuidado. [Por foro RAMON y SOFIA.]
SOFIA: Por favor, pap! Por lo que ms quieras!
RAMON: Silencio, he dicho! No parecs de mi misma sangre!
73
JOSEFINA: [queriendo retenerlo] Abuelito! Abuelito!
RAMON: Voy a cumplir con mi deber! [Mutis izquierda.]
SEVERO: Si hacen otra cosa en que se necesiten balas, avisame.
SOFIA: Por favor! And a ver!
SEVERO: Y si me agarran? Yo tambin me he metido en revoluciones. Fui teniente en
la del 74!
SOFIA: Te lo pido por Dios, Severo!
SEVERO: Bueno, mujer... Suceda lo que suceda, ir.
JOSEFINA: Vamos nosotras al balcn, mam.
SOFIA: Al balcn? S... es cierto. En este caso... [Mutis lo tres por izquierda.]
ROSA: [por derecha, con ANGELA] Y si la casa es buena por qu se va usted?
ANGELA: Me ha tomado rabia la seora.
ROSA: S?
ANGELA: Y, adems, mi novio no quiere que sea mucama. Me ha conseguido un puesto
de camarera en un caf.
ROSA: Ah!
ANGELA: S. A mi novio no le gusta que yo haga este servicio. Es un joven muy bien, a
quien conoc en un baile de sociedad.
ROSA: En qu trabaja?
ANGELA: En nada.
ROSA: Y esa cicatriz? Quin se la hizo?
ANGELA: Fue un muchacho que se llama Antonio. Como yo no le haca caso, antes de
irse, me marc.
SOFIA: [por izquierda, con SEVERO y JOSEFINA] No le dijeron nada, verdad?
SEVERO: Se fue lo ms tranquilo. Va Tito con l.
SOFIA: Lo vi dar vuelta la esquina. [A las mucamas.] Y ustedes, terminaron?
ANGELA: S, seora.
SOFIA: Venga, entonces. [SOFIA y ANGELA mutis por derecha.]
SEVERO: [a ROSA] Conque usted es la nueva sirvienta?
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ROSA: S, seor.
SEVERO: A ver, acrquese. Cmo se llama usted?
ROSA: Rosa.
SEVERO: Cuntos aos tiene?
ROSA: Diez y ocho.
SEVERO: Tiene hermanos?... [Pausa.] Conteste... [Pausa.] Tiene hermanos? [ROSA se
encoge de hombros y se va por la derecha.] Oh! Y sta?
TITO: [por izquierda] Se lo llevan a pap!
SEVERO: Algn pesquisa?
TITO: Yo no s si era pesquisa. Es un hombre gordo. Al dar vuelta la esquina, se puso a
mirarnos, y pap le dio un empujn. El hombre quiso enojarse y pap le acomod un
garrotazo. Entonces el gordo llam al vigilante y lo hizo llevar.
SEVERO: Bueno; mejor es no decir nada a las muchachas.
TITO: Es claro! Iremos nosotros.
SEVERO: Si quers, yo puedo contratar algunos individuos para libertarlo por la fuerza.
Todo es cuestin de unos pesos.
TITO: Ests loco?
SEVERO: Haremos la tentativa. Qu diablos!
TITO: No hombre, no! Dejate de disparates! Mientras yo averiguo en el Departamento,
vos vas a la comisara. Vamos.
SEVERO: Entonces dame para el coche y para la multa, por si acaso...
TITO: Eso s. Cmo no... [Mutis los dos por izquierda. Sale LUCIA por derecha, con su
costura. Se detiene un instante para doblarla sobre la mesa.]
ANGELA: [por derecha] Adis, nia. Me voy.
LUCIA: Que le vaya bien, Angela.
ENRIQUE: [por izquierda] Buenas tardes. [Vase ANGELA.]
LUCIA: Buenas tardes, Enrique. [Trata de ocultar la costura.]
ENRIQUE: Es intil. Ya te he visto. Sos incorregible!
LUCIA: Qu ocurrencia! Por qu? Por esto?
ENRIQUE: De manera que mis pedidos nada significan para vos; que es intil todo lo que
pueda decirte.
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LUCIA: Vaya, Enrique, no hay que exagerar! Es una pollera de Elena. La vi descosida, y
yo misma la tom para arreglarla.
ENRIQUE: Estoy seguro que no es as. Pero, aunque as fuera... Te he rogado que no lo
hagas y deba bastarte.
LUCIA: Bueno, otra vez...
ENRIQUE: Es necesario que ocupes en esta casa el puesto que te corresponde. Vos no
ests para servir a nadie. Sos otra, como las dems.
LUCIA: Con la diferencia que ellas se encuentran en su casa y que yo no estoy en la ma.
Verdad? Qu ocurrencias tens, Enrique!
ENRIQUE: Ests aqu por un derecho de sangre.
LUCIA: Derecho de sangre! Pero, por favor, dejemos esto. No vale la pena.
ENRIQUE: No! Al contrario. Tiene ms importancia de lo que cres. Para m es un caso
de conciencia. Y si algo me estims, es preciso que procedas de otro modo.
LUCIA: Pero, si eso no es posible.
ENRIQUE: Por qu?
LUCIA: Est bueno para decirlo, pero es no darse cuenta de la situacin. Sos demasiado
bueno, Enrique, y no pods comprender ciertas cosas...
ENRIQUE: Hay en tus palabras un fondo de amargura que necesito que me expliques.
Sos tan reservada conmigo! Acaso las muchachas...?
LUCIA: Nada tengo que decir de las muchachas. Se trata de m, de lo que yo entiendo
que debo ser; y de lo que vos quers que sea. Te repito que sos demasiado bueno,
Enrique. Juzgando al mundo por vos, no alcanzs a explicarte que se puede llegar a ser
como es preciso ser, por ser el mundo distinto.
ENRIQUE: No te entiendo.
LUCIA: Ya s.
ENRIQUE: Pero, qu buscs, entonces?
LUCIA: Nada: pasar desapercibida.
ENRIQUE: Es un exceso de humildad.
LUCIA: No! Y ya que me es preciso, para terminar de una vez voy a decrtelo todo: no es
exceso de humildad lo que vos encontrs en m. Es probablemente exceso de altivez -
entendelo bien- de altivez, Enrique! Porque me siento ahora, en mi desgraciada
situacin, mucho ms altanera que lo que fui en la abundancia. Es por altivez que puedo
tolerarlo todo, mirando de arriba para abajo. Y es por altivez que quiero ser humilde,
para deslizarme apenas, y que slo se note mi presencia cuando llega a traducirse en
algo til para los dems. Y sabs por qu? Porque me aterro ante dos ojos que me miran
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con fijeza, imaginndome que puedan recoger en sus pupilas la imagen melanclica de la
protegida, de la que incomoda, de la que se tiene que soportar; para devolvrmela
despus en el silencio de una mirada, que me eche en cara un pan concedido por la
limosna, y que yo entiendo as ganar orgullosamente, a mi manera, dando ms de lo que
recibo. Ese es el secreto de lo que vos llams humildad, Enrique, y que yo llamo altivez!
ENRIQUE: No, Luca! Eso no es altivez! Es una simple manifestacin de una
enfermedad de tu espritu. No es posible vivir as, en guardia constante contra las
pretendidas pequeeces de los dems!
LUCIA: Es el resultado amargo de mi experiencia, Enrique.
ENRIQUE: Tu experiencia!
LUCIA: S, mi experiencia! Adquirida en dos largos aos de privaciones y dolores, en los
que muchas noches he visto a mi madre enferma, temblando de fro, en medio de la
lluvia que penetraba por las goteras del techo; mientras yo, sola, abandonada de todos,
trataba silenciosamente de aumentar su abrigo escaso con los restos inservibles de un
vestido de brocato. Eso vos no lo has visto, Enrique. Y el que no ha visto, aunque quiera,
no lo puede comprender. No es extrao, pues, que miremos al mundo de distinta
manera.
ENRIQUE: Pobre Luca!...
LEOPOLDO: [por izquierda] Incomodo?
ENRIQUE: No, Ruiz. Entre.
LEOPOLDO: Cmo est, Luca? [A ENRIQUE, sin darle la mano.] Acaba de llegar un
telegrama, y de acuerdo con sus instrucciones me apresur a traerlo...
ENRIQUE: A ver... [Lo lee.] Al fin!
LEOPOLDO: Qu? Buenas noticias?
ENRIQUE: Excelentes! Puede considerarse concluda la operacin.
LEOPOLDO: Vaya! Permtame felicitarlo, entonces.
ENRIQUE: Muchas gracias. Felicitame vos tambin. Es una gran noticia!
LUCIA: Aunque no entiendo, cuando te pone tan contento...
ENRIQUE: Ya lo creo! No pods imaginarte todo lo que esto significa! Se han retirado
los empleados?
LEOPOLDO: S, seor.
ENRIQUE: Y el tenedor de libros?
LEOPOLDO: Espera instrucciones.
ENRIQUE: Bueno, voy a darle una carta. Est desocupado el escritorio?
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LUCIA: Estaba Pepe con unos amigos; pero creo que se han ido. [Mutis de ENRIQUE y
LEOPOLDO por ochava derecha.]
CLAUDIO: [por izquierda] Buenas tardes.
LUCIA: Cmo est, to Claudio?
CLAUDIO: No ha venido por aqu Rosario?
LUCIA: No.
CLAUDIO: Y Laurita?
LUCIA: Tampoco.
CLAUDIO: Y les dije que vinieran! Qu mujeres stas! Siempre lo mismo, tan amigas de
tapujos! Estn las muchachas?
LUCIA: S. Quiere que las llame?
CLAUDIO: S. Vengo a hablar con ellas, a darles la noticia. Yo soy un hombre franco y
me gustan las cosas claras. No te parece?
LUCIA: Como no s de lo que se trata...
LEOPOLDO: [por ochava] Servidor de ustedes...
LUCIA: Hasta maana, seor Ruiz. [Mutis de ste por izquierda.]
CLAUDIO: Quin es ese seor?
LUCIA: Un empleado de Enrique. Bueno, voy a llamar a las muchachas.
CLAUDIO: Ah, s! Con toda franqueza, tengo que darles la noticia.
LUCIA: Pero, to: desde hoy habla usted de la noticia... Quiere hacerme el favor de
decirme qu noticia es sa?
CLAUDIO: Cmo no! Ya sabs que a m no me gustan los tapujos, y que no quiero
enredos en la familia. Laurita y Federico se casan.
LUCIA: Qu dice, to? Federico y Laura?
CLAUDIO: S, seor, s. Con toda franqueza.
LUCIA: Pero, eso es imposible! Cmo va Laura a hacerle eso a Elena? No, to, no! No
puede ser cierto!
CLAUDIO: Pues es as. Sin embargo, Laura dice que ella no tiene la culpa; que no ha
podido impedir que Federico se enamore. Y la verdad es que una vez enamorado... qu
va a hacer la pobrecita?...
LUCIA: Cmo, qu va a hacer? Lo que hara cualquiera en su lugar! Ponerlo en la
puerta de la calle a ese gran sinvergenza! Pero, es posible, to? Es posible que Laura
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haya podido pensar en una accin semejante? No se da cuenta Laura de lo que eso
significara para la pobre Elena, para esa desgraciada que cifra toda su felicidad en su
casamiento con Federico?
CLAUDIO: Hija... en los asuntos del corazn, el egosmo se justifica...
LUCIA: Eso no! No hable usted de corazones, porque entonces s me olvido del respeto
que le debo... y digo todo lo que no quiero decir... Aqu no se trata de corazones!
Federico es apenas la rata que huye del barco que hace agua para buscar un rincn
cualquiera donde poderse guarecer!
CLAUDIO: Luca!... Francamente...
LUCIA: Dicen que esta casa se derrumba, que la despreocupacin de mi to, las locuras
de Arturo y la inconsciencia de todos, han provocado ese derrumbe, que el mismo
Enrique ha comprometido su capital en operaciones desgraciadas, y que todo va
barranca abajo...
CLAUDIO: Como que han vivido comindose lo que tenan!
LUCIA: Luego, Elena es pobre, y como Laura es rica -porque es rico usted- ah tiene
explicado el misterio, en el que podran haber intervenido la irreflexin y la falta de
vergenza, pero los corazones, no.
CLAUDIO: Bueno, basta! No te escucho ms.
LUCIA: No, to, no! Se lo suplico! Reflexione usted. No hable todava con Elena. No le
diga nada. Tenga lstima de esa infeliz! Hgale comprender a Laura que debe desistir,
que es un dao intil... que no vale Federico una lgrima de nadie! Que si a todo trance
quiere casarse, encontrar a otros; los encontrar a montones, y mejores que se. El
mundo es un mercado abierto a los caprichos del rico, y en l es artculo de venta diaria
el hombre pobre para casaderas con fortuna!
CLAUDIO: Insolente!
LUCIA: No, to, por favor!
SOFIA: [por derecha] Qu es esto? Qu sucede?
LUCIA: Por Dios!... Que no oiga Elena!...
CLAUDIO: No, seor! Con franqueza!... Con toda franqueza!
LUCIA: Por favor, to, por favor!
SOFIA: Pero... qu hay?
CLAUDIO: Es que...
LUCIA: Por favor! [SOFIA y CLAUDIO mutis derecha.]
ELENA: [por foro gritando] Luca!... Luca!... Luca!...
ENRIQUE: [por ochava] Qu es eso?
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LUCIA: Voy, Elena... voy... [Recoge la costura.]
ENRIQUE: Elena!
ELENA: Qu?
LUCIA: Vamos, Elena... vamos...
ENRIQUE: Qu significan esos gritos? Con quin cres que ests tratando?
ELENA: Qu quers decir con eso?
LUCIA: Vamos, Elena... [Intenta llevrsela por foro.]
ELENA: Dejame.
ENRIQUE: Quiero decirte que no te permito que trats de esa manera a Luca. Qu te
has figurado?
LUCIA: Por favor, Enrique!
ELENA: Yo soy la que no te permito que vengs a hacerme observaciones, entends?
Estoy en mi casa, y a la que no le guste, que se vaya!
ENRIQUE: Elena! Elena! No te das cuenta de lo que ests diciendo. Cuidado!
ELENA: Cmo, cuidado! Si sa es tu... lo que sea... llevtela de una vez!
ENRIQUE: [amenazador] Elena!
LUCIA: Basta! Ni una palabra ms! Desgraciada!... [Va a salir por la izquierda.]
ENRIQUE: [interponindose] No! Vos no sals de aqu! [A ELENA.] Pedile perdn! Yo te lo
mando!
ELENA: Vos?... Vos?...
LUCIA: Dejame salir, Enrique...
SOFIA: [por derecha, con CLAUDIO] Qu sucede?
ENRIQUE: Pedile perdn!... O no respondo de m!...
ELENA: Perdn? Y quin es sta para que yo le pida perdn?
ENRIQUE: Mi mujer! Mi mujer, si ella quiere! Acepts, Luca?
LUCIA: No! Ya sabs que yo no recibo limosnas!
ENRIQUE: Elena! Elena! Ya ves lo que has hecho!...
SEVERO: [por izquierda, con un paquete] Ah!, ya te lo han dicho. El muy canalla se casa!
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ELENA Qu?
SEVERO: Cmo! No lo sabas?
ELENA: Quin? Dec! Quin se casa?
SEVERO: Federico... tu novio...
ELENA: Federico?
SOFIA: S, Elena, es cierto... Se casa con Laura.
ELENA: Ah, canallas! Canallas! [Mutis por foro, llorando. La siguen SOFIA, SEVERO y
CLAUDIO.]
CLAUDIO: Elenita... por favor!
ENRIQUE: [a LUCIA] Perdonala... Es una desdichada. [LUCIA vase tambin por foro.]
ROSA: [que un momento antes pas de derecha a izquierda, reaparece] Seor, ah est un
hombre que quiere hablar con usted.
ANTONIO: [entrando] Soy yo, seor. Me he permitido entrar, como de confianza... [ROSA
mutis izquierda.]
ENRIQUE: Ah! Es usted.
ANTONIO: S, seor, para servirlo...
CLAUDIO: [por foro] No es nada. Ya va pasando.
ENRIQUE: Qu hace?
CLAUDIO: Sigue llorando. Eso le har bien. Como vos comprenders, lo siento mucho,
pero...
ENRIQUE: Entonces, es exacto que Laura se casa con ese...individuo?
CLAUDIO: Con toda franqueza... es cierto.
ENRIQUE: Dgale de mi parte que la felicito. Es una esplndida pareja!
CLAUDIO: Qu quers! Las mujeres! Vaya uno a entender estas cosas... Bueno, adis.
ENRIQUE: Adis.
CLAUDIO: Cmo? No me das la mano?
ENRIQUE: S, seor. Por qu no? [Se la estrecha reciamente.]
CLAUDIO: Ay! Qu fuerza tens! Has jugado alguna vez al golf?
ENRIQUE: S, seor... S, yo he jugado a todo.
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CLAUDIO: Se conoce. [Mutis los dos por izquierda.]
SOFIA: [por foro] Antonio! De dnde sale usted?
ANTONIO: Aqu me tiene, seora. Vea: le traigo una postal.
SOFIA: No! No! No quiero saber nada con postales.
ANTONIO: Vea que viene firmada por el Melena.
ENRIQUE: [por izquierda] Y Elena?
SOFIA: Ah est, la pobre. Le ha dado con Luca. Y no cesa de llorar pidindole que la
perdone. Pero ya se va tranquilizando. Voy a ver lo que hace Josefina.
ANTONIO: Y Angela, seora?
SOFIA: Todava tiene el valor de preguntarme por ella? Bonita hazaa hizo usted!
Precisamente hoy se ha ido! [Mutis derecha.]
ANTONIO: Qu quiere, seora! El destino!...
ENRIQUE: Y qu es lo que usted desea?
ANTONIO: Salgo de la crcel, y vengo en busca del ltimo mes de sueldo que se me
qued debiendo...
ENRIQUE: Pero ese sueldo se le envi a usted a la prisin con Severo. [ROSA pasa de
izquierda a derecha.]
ANTONIO: Yo no he recibido nada.
ENRIQUE: Bueno, sgame. [Mutis de ENRIQUE y ANTONIO por ochava derecha.]
SOFIA: [por derecha, con ROSA y JOSEFINA] Dnde est?
ROSA: Esperando en la galera.
SOFIA: Dgale que entre. [Mutis de ROSA, izquierda.]
SEVERO: Aqu tens la mueca. Mir qu linda! [Entrega el paquete a JOSEFINA.] Ya
est Elena muy bien. Se vuelve puro abrazar a Luca, y dice que quiere entrarse de
monja.
SOFIA: De monja? Qu disparate!
SEVERO: Pues est muy en ello... Y me manda a que averige cmo es el traje, y todo lo
dems necesario.
SOFIA: Pero, est loca?
SEVERO: Dice que despus me har nombrar sndico del convento.
JOSEFINA: [que ha deshecho el paquete y examinando la mueca] Y sta es la mueca
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linda? Sinvergenza! [La arroja al suelo y vase por derecha.]
SOFIA: Qu le has hecho? [Entra MARIANA, por izquierda.]
SEVERO: Mira quin viene!...
SOFIA: Mariana!
MARIANA: Cmo est, seora? Cmo le va, don Severo?
SEVERO: Cmo te va?...
SOFIA: Qu es de tu vida, mujer? Qu te habas hecho?
MARIANA: Cuando sal del hospital tuve vergenza de volver a verlos. Ahora plancho,
seora, y vengo a pedirles ropa.
SOFIA: Cmo no! Con mucho gusto.
SEVERO: Planchs barato?
MARIANA: Como todas.
SEVERO: Entonces no es gracia. Me voy antes que se me haga tarde. A qu hora
cerrarn los conventos?
SOFIA: No s... Pero es intil... No vayas.
SEVERO: Oh! Y te cres que as no ms voy a perder un puesto como se?
SOFIA: Si no lo digo por vos! Pero nunca consentiremos que Elena lleve a cabo
semejante locura.
SEVERO: Sera una zoncera de parte de ustedes. Desde que es su vocacin, para qu
contrariarla?
SOFIA: Bueno, bueno, hac lo que te parezca; pero te prevengo que perds el tiempo.
SEVERO: Eso lo veremos... [Mutis por izquierda.]
SOFIA: Dnde ests establecida?
MARIANA: Aqu cerca. En un corraln donde l guarda el coche con que trabaja.
SOFIA: El? Quin es l?
MARIANA: Mi marido.
SOFIA: Te has casado? Cundo?
MARIANA: Hace ms de tres meses. El est esperndome en la esquina.
SOFIA: Decile que venga. Quiero conocerlo. Pobre! Cunto me alegro! [Vase MARIANA
por izquierda.]
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ELENA: [por foro, con LUCIA] Dnde est Enrique?
SOFIA: En el escritorio. Cmo te encontrs?
ELENA: Bien, Sofa. Ya para m no existen los dolores de la tierra... [A ENRIQUE, que
entra por ochava.] Enrique! Perdoname! Perdoname!
ENRIQUE: Vaya, tonta! Se acab!
ELENA: Ya todo ha concluido para m, Enrique! Ahora no pienso sino en Dios! Necesito
ser humilde, para hacer olvidar mis pecados...
ENRIQUE: Tus pecados?
ELENA: S, hermano. Pecados de vanidad. Pecados de soberbia. Me he convencido que
todo es mentira aqu abajo y que slo arriba est la verdad. Voy a ser monja!
ENRIQUE: Pero, mujer! Vos no entends de chicas. Ahora te vas al otro extremo.
ELENA: Es que me he convencido! Aqu tens esta santa. Casate con ella!
LUCIA: Vaya, Elena! Dejate de zonceras!
ENRIQUE: Luca... [La toma de las manos.]
LUCIA: Pero, Enrique, qu locura!...
SOFIA: S... s... hermana! [La abraza.]
LUCIA: Por Dios!... Ya es demasiado!
ENRIQUE: Te prevengo que para nadie era un secreto que nos casbamos. Los nicos
que hasta ahora no lo saban, ramos nosotros.
MARIANA: [por izquierda, con CELEDONIO] Aqu est seora...
ANTONIO: [por ochava derecha] Mariana!
MARIANA: Antonio!
SOFIA: [presentando] Es el marido de Mariana.
ANTONIO: Ah!
LUCIA: La felicito, Mariana!
ELENA: Acrquese. Dme la mano.
CELEDONIO: Pero, nia!
ELENA: Dme la mano. Yo soy humilde, y no me importa que sea usted negro... [Le
estrecha la mano y luego vase por foro.]
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ENRIQUE: Esta Elena, hasta cuando quiere ser humilde la embarra.
ANTONIO: Bueno... Ahora me retiro... Antonio Contreras, servidor de ustedes.
SOFIA y LUCIA: Adis, Antonio. [Mutis ste por izquierda.]
MARIANA: Con el permiso de ustedes, nosotros tambin nos vamos.
SOFIA: No dejs de venir maana por la ropa.
MARIANA: No, seora, no.
CELEDONIO: Celedonio Bustamante, cochero, para servir a ustedes.
TODOS: Adis, [Mutis izquierda de la pareja, al mismo tiempo que llegan ROSARIO y
LAURA.]
LAURA: Pero, qu nos dice pap! Elena se ha disgustado por mi casamiento con
Federico?
SOFIA: Pero, hija! Vaya una pregunta! Tal vez pretendieras que le hiciese gracia?
LAURA: Y qu culpa tengo yo? Vamos a ver!
SOFIA: Pero, Laura! Parece mentira, por Dios!
LAURA: Cmo iba a impedirle que se enamorara de m? Qu iba a hacer yo? Malditos
hombres!
ROSARIO: Eso requiere una explicacin.
ENRIQUE: No, ta, no! Djense de explicaciones, y terminemos de una vez. La venida de
ustedes es la que no tiene explicacin posible.
LAURA: Es que despus de lo que ha pasado, yo he resuelto no casarme con Federico.
ROSARIO: La nia tiene demasiado en qu elegir para preocuparse de uno ms o menos.
LAURA: Se lo dejo a Elena.
SOFIA: Elena no lo necesita. Muchas gracias!
LAURA: Que se lo tome si quiere!
SOFIA: Pero ests loca? Qu te has credo?
LAURA: Pues entonces que busque el tipo se con quin casarse! Hace un momento se
lo he dicho. Qu ms se quisiera que venir a traer disgustos entre nosotros!...
ROSARIO: No faltaba ms! Una familia tan unida como la nuestra! Lo que criticaran
las malas lenguas que ya no saben qu inventar!
LAURA: Dnde est Elena? Voy a hablar con ella.
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ENRIQUE: Pero, no te parece mejor no decirle nada? A qu vienen esas declaraciones
ahora? Es complicar la situacin.
LAURA: Y te cres que yo puedo quedarme conforme as? Para que Elena crea que no
me he portado con ella como debo?
SOFIA: Se lo dirs despus.
LAURA: No, no! Qu esperanza!
ENRIQUE: Pero, Laura! [Mutis de sta, por foro.] And vos tambin, Luca. [LUCIA sigue a
LAURA. Llega PEPE, por izquierda.] Qu gravedad! Te pasa algo?
PEPE: Me han rechazado el nuevo drama.
SOFIA: Sabs lo que ocurre?
LEOPOLDO: [por izquierda] Otro telegrama... [Se lo entrega a ENRIQUE.] Cmo est,
seora? [A ROSARIO.]
ENRIQUE: [despus de leer] Es la confirmacin de la noticia. Ha quedado el asunto
terminado.
LEOPOLDO: Y se puede saber?
ENRIQUE: Cmo no! Recibo una fuerte suma por la mitad de mis acciones, y quedo al
frente de la nueva sociedad que se organiza con capitales ingleses.
LEOPOLDO: Cunto me alegro!
ROSARIO: Qu? Alguna buena noticia?...
ENRIQUE: S, ta: que he salvado todas mis dificultades.
ROSARIO: Vaya! Te felicito!
ENRIQUE: Ser preciso establecer una sucursal en el Rosario. [A LEOPOLDO.] Y si usted
se decide a ir all, le ofrezco un ascenso, bajo la direccin del gerente que se designe.
LEOPOLDO: Acepto, don Enrique, pues mi nica aspiracin consiste en recuperar el
tiempo perdido, olvidando para siempre antiguas ridiculeces. [Mutis por ochava.]
PEPE: Este pobre... est idiota!
ELENA: [por foro, con LAURA y LUCIA.] La he perdonado... La pobre no tiene la culpa!...
Nadie tiene la culpa!
ROSARIO: Ya deca yo!...
LEOPOLDO: Cmo est, Elena?
LAURA: Cmo est? [Muy amable.] Tanto tiempo sin verlo! [ELENA, LAURA y LEOPOLDO
conversan aparte.]
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ENRIQUE: Escuch, Luca. [Le habla en voz baja.]
ROSARIO: Voy a pedirle a Enrique una limosna para nuestra sociedad de caridad, ahora
que puede.
SOFIA: Djelo mejor para otro da.
LAURA: Mam, me ha dicho Elena que Enrique y Luca se casan!
ROSARIO: Qu decs?
SOFIA: Es cierto.
ROSARIO: Hijta de mi alma! [La besa.]
ARTURO: [por izquierda] Consejo de familias!
SOFIA y ELENA: Arturo!...
LAURA: Che!... Cmo ests?
ROSARIO: Dichosos los ojos que te ven!
ARTURO: Vengo a despedirme. Maana me embarco. [A PEPE.] Cmo te va?
PEPE: Qu tal?
SOFIA: Para dnde te embarcs?
ARTURO: Para Europa.
ROSARIO: No digs...
LAURA: De veras?
ARTURO: Cmo ests, Enrique? Cmo te va?
ENRIQUE: Qu decs de Europa?
ARTURO: Que maana me embarco.
ENRIQUE: Con quin?
ARTURO: Solo.
ROSARIO: Solo? Y tu mujer?
SOFIA: Clotilde?
ARTURO: Me voy solo. La renga se queda aqu o har lo que mejor le parezca... Si viene,
la tiro al agua!
LAURA: Qu brbaro!
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ENRIQUE: Pero, Arturo!...
ARTURO: Bah! Bah!... No empecemos! Dejate de reproches! Vengo a despedirme, y no
quiero cuestiones con nadie. Si vieran cmo estoy de contento!
ROSARIO: Y por cunto tiempo?
ARTURO: Por ciento cuarenta mil francos!
ROSARIO: Cmo?
LAURA: Si se entiende, mam... Hasta que duren, no es eso?
ARTURO: Mereceras haberte casado conmigo! Ahora vayan diciendo lo que quieren que
les traiga.
SOFIA: A m tambin!
LAURA: Y a m... Qu lindo!
ARTURO: Bueno... qu?... Vamos a ver...
SOFIA: Yo quiero un vestido.
LAURA: Y yo...
ELENA: Enrique, yo...
ENRIQUE: Qu?
ELENA: Yo... Ya no entro de monja. Me voy al Rosario.
SOFIA y LAURA: Al Rosario?
LUCIA: Qu decs?
ELENA: Me caso con Leopoldo.
TODOS: Ah!...
ELENA: Hace tiempo que Leopoldo me quiere y comprendo que no he nacido para el
convento. He nacido para casada.
ENRIQUE: [riendo] Si es por vocacin, nada tengo que decir!
ROSARIO: Pcara! Qu guardado te lo tenas! [LAURA se acerca a LEOPOLDO. ELENA se
interpone.]
LAURA: Jess! Ni que te lo fueran a robar!...
LEOPOLDO: [a LUCIA] Y usted reciba tambin mis felicitaciones.
LUCIA: Muchas gracias, Ruiz.
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TITO: [por izquierda] No est por aqu el canalla de Severo?
ENRIQUE: Qu sucede?
TITO: Si lo agarro le rompo el alma!
ENRIQUE: Tito!
SOFIA: Qu pasa?
ARTURO: Qu sucede?
TITO: Ah viene subiendo las escaleras pap, a quien he tenido yo slo que sacarlo de la
prisin. Severo se guard la plata de la multa, y no se le ha visto la cara.
SOFIA: Qu? Pap preso?
ENRIQUE: Por qu?
TITO: Por desorden y por revolucionario.
ROSARIO: Qu decs?
ARTURO: Por qu?
SOFIA: Lo prendieron al fin.
RAMON: [Por izquierda] Me prendieron... s... Pero se acab. No quiero saber ms de
poltica, ni gobierno, ni oposicin. Todos son lo mismo! Est visto que la poltica no es
para nosotros, los pipiolos... la carne de can. sino para los que de un lado o del otro
saben sacarle provecho. Todo pura farsa!
ROSARIO: Es claro!
SOFIA: Al fin!
ENRIQUE: Cunto me alegra orte hablar as!
RAMON: Pero el que no me meta en poltica no quiere decir que no contine
interesndome por el bien de mi patria! En adelante desprecio la oposicin y odio a los
tiranos, que son siempre los que mandan. "S, Rosas, te maldigo. -Jams dentro de mis
venas -la hiel de la venganza -mis horas agit. -Como hombre te perdono -mi crcel y
cadenas -pero como argentino -las de mi patria, no!" [Mutis derecha.]
ENRIQUE: Pobre pap!... Hay que dejarlo. Y ahora, a preocuparse del porvenir! Maana
mismo hay que buscar otra casa. Casa nueva y vida nueva!
SEVERO: [por izquierda] Elena! Elena! Traigo todos los datos del convento! [Carcajada
general.] Qu quiere decir esa risa?
ENRIQUE: Por lo pronto, que inmediatamente te mands mudar de aqu. Ya estamos
hartos de tus rateras!
SEVERO: Ah tienen!... Ven? La primera vez que para hacer una comisin he ido en
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coche... y con plata ma!... Sea usted despus honrado!
TITO: Qu sinvergenza!
SEVERO: Ah!... Conque creen no necesitar ya de m? Se equivocan! Antes de mucho
han de volver a caer, porque todos ustedes, aunque no lo quieran, son una punta de
locos de verano!...
Teln lento
90