Argumedo - Los Silencios y Las Voces en America Latina. Cap 4

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ALCIRA ARGUMEDO {f)e)"C!V/7) \
LOS SILENCIOS Y LAS VOCES
EN AMRICA LATINA:
Notas sobre el pensamiento nacional y popular
EDICIONES DEL PENSAMIENTO NACIONAL
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;\1.CIRA AllCil/MEDO
<los grrtn<les malrices liberales tienden a ignorar los coslos sociales y
nacionales que conlleva la implantncin de estos proyectos frente a
una nuev;i r.pocn mundial. Nos prcgunlamos, por conlrasle, si desde
esas matrices es posible pcnsnr el fuluro de Amric;1 Latina, agobiada
por un drenaje de capilalcs, con ms de 300 millones de
habitantes en condiciones de pobreza crtir:a y donde los consensos
nrnyoritarios 111;s permanentes, han tendido ; vertebrarse alrededor de
olrns ideas.

1
t
IV
LAS OTRAS IDEAS EN AMRICA LATINA
l. El. l'llNTO DE VISTA 1'01'\.IL/\R
La evolucin de la historia humana, signada por conflictos, gue-
rras y antagonismos, impide que los hechos puednn ser relatados con
objetividad. Ms all; de quines detenten el poder, del refinamiento
de las interpretaciones. de la <lescaliricaein <le vastas cultur;is, <le los
triunfos y derrotas, de los predominios ideolgicos o acadmicos, los
grandes hechos histricos han dado siempre lugnr ; distintas versio-
nes
1
El ca nctcr polmico de la filosofa y las ciencias socia les es
resultante de esas diversas perspectivas, que otorgan sustento a los
marcos tericos y a las propuestas polticlls; lo cual obliga a definir
el f11gnr epistemolgico desde el cua 1 se funda mentan.
En Amrica Latina, el punto de vista popular recupera los
rel<tlos de las alteridades excluidas por las corrientes eurocn-
lricas. Impone el reconocimiento del otro histricamente mc-
nosprecia<lo:, de los significados y tradiciones que alimentan la
"visin de los vencidos"\ "la otra cnra de In conquista'"'.
Considera que las concepciones de esos "brbuos ms fanticamente
hostiles a los extrnnjeros"
5
contienen potenciales tericos. emergentes
'fcimann, .Jos Pablo: Filosofa y Nocin, [Juene>s Aires, Lcgasa, t 984.
- Roig, Arturo Andrs: "La filosofa de la historia desde ei punto de vista tlel discum1
filosfico-poltico" (mimeo).
Tzvetan: Lo co11qustn de Amrica: el prohlemo del orro, Mxico, Siglo XXI,
1987.
'Gari ba y, ngel: \1isi11 de las vc11cdos: rclocio11es i11dgc11os de la co11q11isto, Buenos
Aires, Cimarrn, 1971.
Pla, Alberto: Lo otra coro de lo co11q11isro, 13ucnos Aires, Centro Etlilnr de Amrica
L1tina. Biblioteca fundamental del hombre moderno. 1972.
'Marx, Carlos; Engcls, Federico: Lo ideologa a/emano, Mosct. Progreso, 1976.
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.,
.J

AI.Cllv\ A!lGllMEDO
de las experiencias vilalcs y de las expresiones culluralcs de un
sujeto social heterogneo, que encuenlra sus puntos de unidad en una
historia com11 de rcsistcncias y desgarramienlos, Je sueltos de dig-
nidad y aulonoma. Hislora inlegrada por innumerables idcnlidadcs y
saberes, que ha ido generando lineamcnlos comparlidos; una matriz
dt: pt:nsamicnlo n1yos rasgos esenciales asumen lo que Arturo
Ja u relc he ! lama ra u na posicin nacional, que es ta mbi.n la linoa me-
nea na:
La expresin "posicin nacional" admite baslanle latilud,
pero enlendemos por tal una lnea poltica que obliga a
wnsar y dirigir el destino del pas en vinculacin directa
con los intereses de las masas populares, la afirmacin de
nueslrn independencia poltica en el orden internacional v
la asp,iracin de una realizaci11 econmica sin sujecin ;1
intereses imperiales dominantes. Esta posicin no es una
doctrina sino el abec, d planleo elemenlal y mnimo que
requiere la realizacin de una nacio11alidad, es decir, la
afinnacin de su ser. No supone ni una doclrina econmica
o social de carcter universa lista, por nHS que no pueda ni
deba prescindir de una visin de conjunlo en el mundo, ni
lampoco una doctrina inslilucional, pues todas son contin-
gentes al momenlo histrico y sus condiciones
6

Este mirar desde el espacio social e histrico de las masas popu-


lares lat111oan1cricanas, fundamenta una rilosofa y un conocimicnlo
que mTcsariamcnlc piensa la hisloria y el devenir humano "lambn
desde la tsdav1tud y la servidumhrc"
7
Un lugar epistemolgico que
lleva a cva lua r crl ca mente las corrientes ideolgicas del Norte ex-
presadas en el escenario poltico e.Je nuestros pases prcgunlando, en
cada coyuntura h1slrica, por el papel que ellas fo olorgan a las
mayoras sociales del continente. pensar desde Amrica Latina
un nslru menta 1 terico-conceptual que recupere las resistcn-
c.ias cu ltu rn les. las manil'eslacioncs polticas de masas, las geslas, la
ltteralura. el ensayo, las formas de conocimiento y las menlalidadcs
populares; los leslimonios, las microhislorias, las fiestas, los peque-
ios o grandes episodios de dignidad; los saberes que esln en las
"or IJ;1s de la ciencia "
8
Un pensamiento crtico dirigido a cuestionar
".laurelchc. Arlurn: FO/U,\ y la J)Jcat/11 Infame, Buenos Aires. Pea Lillo, ! 973.
'Zca. l .c'<>pnldo: l.1111111111111r1ca, Tercer 1H1111tlo, Mxicn, Extcmpor;ncos, ! 977.
- Cha vez. l'crmn: 1.11 rcc11pcracli11 de /11 co11c1c11cia 11ac1011al, Buenos Aires, l'ciia
l.illo. {983.
Ford. Anbal: Desde la or/lu de la c1e11cia: ensayos sobre itlenlidad, cultura y
Los SILENCIOS y LAS VOCES f:N AMERICA LATINA
los lmiles y falencias del proyecto de la modernidad; a n;sallar los
aspeclos silenciados de la historia y del presente, donde se
tran las claves y valores !'undantes de las propuestas alternativas
!'rente a la modernizacin salvaje que nuevamente pretende consoli-
darse en la regin. La posicin nacional latinoamericana, _significa
enlonccs concebir la historia y el futuro desde un st1jeto colectivo, .
compueslo por mltiples fragmentos sociales, rico en expresiones
parlicularcs y en yuxtaposiciones. Es la mirada de los protagonistas
de la otra historia de estas tierras, presente en las luchas-
independentistas, en los movimientos de resistencia, en ios proyectos
polticos Je reivindicacin nacional y social.
En esta perspectiva, el lema de la heterogeneidad socia 1 de Am-
n ca Latina no surge como consecuencia de la crisis de los _.
mas occidenlaics. Si se logra romper con la visin que reconoce _una
nica transepisteme curopcizanle y se mira la historia de los otros
pcnsalllientos y experiencias polticas lalinoatllcricanas, se har evi-
dcnlc que desde hace varios siglos, para ellos esa problemtica apa-
rece como un dalo constitutivo. Ya en las proclamas de Tupac Amaru
se reconoce la compleja diferem:iacin social, tnica y cultural de las
capas populares y Bolvar o Marl remarcan la original composicin
de nuestros pueblos; el respeto a las identidades y la bsqueda de
lineamientos de unidad; la aspiracin de alcanzar una fusin de san-
gres sin "elegidos" genticos o cullurales que permitiera encontrar
sendas cotllunes de justicia y libertad.
La metfora hegeliana del atllo y el esclavo es til para pregun-
la rse acerca del lugar e pis lemolgico de las mayo ras la t noa merica-
nas en la escena mundial. Sin penetrar en el complejo despliegue de
esa diall'lica'', inlercsa !elomar la potencialidad que Hegel olorga ni
esclavo para percibir el desarrollo de la totalidad del proceso hist-
rico, en lanlo la historia del esclavo slo puede hacerse inteligible al
incorporar la presencia del amo, mientras quien ocupa este ltilllo
lugar tiende a pensar su propia historia parcial como la historia. En
la filosofa de Marx se reemplaza la figura del esclavo por la 'deT
proletariado industrial, otorgndole el privilegi epistel116l'gieo--de
contemplar el devenir histrico sin distorsiones; como el sujeto .. social'
que contiene la virtualidad de formular el nico conocimiento vlido
y verdadero. El sujeto cuya existencia genera las condiciones para
1crn1onv, Uucnos Aires. Puntosur. 1987.
- Albo, Xavcr: .. Nuestra identidad a parlir del pluralismo de base" en fm<genes
desco11ocidas: la motla111<!11tl c11 la c11crucij11da pos/modcrmt, Buenos Ares, CLACSO,
l988.
4
lloig, 1\rluro Andrt.!s: Teora y crlcn de:/ nJnn11r1ic11to loti11oamencano. Mxico, Fondo
de Cultura Econmica. Colccci11 Tierra Firme. 1981.
J\i.CIRA ARG\IMEDO
develar las formas no distorsionadas del des;irrollo de lo social y,
desde las contradicciones del presente, dar cuenta al mismo tiempo
de una interprctacin distinta de la historia y de una propuesta reso-
lutiva hacia el futuro. Marx ennrnrca esta metMora en una concep-
cin histrica y de la 1rnturaleza del hombre que se desplegaran -
a travs del desarrollo universal de las fuerzas productivas y de la
constitucin del mercado mundial- eliminando las diferencias nacio-
nales y las identidades culturales, como aspectos regresivos, secunda-
rios, no constitutivos de lo humano.
Por el contrnrio, al situ;ir en la figurn del esclavo a las cJ;ises
populares de Am.rica L1tina se hace evidente la presencia ele una
doble ch111lictualic.lad, de un doble acoso: la expoliacin social y la
suborclinacion cultural. La prclicla ele autonoma en el "tener" -
como participa\cn justa en las riquezas y los beneficios socialcs-
y en el "ser" entendido como la pertenencia a una co1111111idad cul-
tural10. Las resistencias a este doble sometimiento implantado en el
continente, que adquiriera innumerables rormas en los dircrcntcs
peroclos y coyunturas, clan cuenta del conflicto en las versiones de
l;i historia:
Por eso mismo vendr ; poner en entredicho aquella
"historia mundial" que se organiz sobre una divisicn de
hombres que haban "entraclo" en ella y de hombres, en
algunos casos simplemente subhombres , que no lo lwban
hecho ni t;il vez lo podran Jrncer. Y de la msnrn manern
ha !m de quedu en cuestin la tesis segI n J;i eua 1 haba un
cierto grupo privilegiado perteneciente a una cleterminad;i
cultura, y dentro ele ell;i a ciertas naciones, que h;iban
recibido la misin de hacer entrar a los dc1rns hombres en
;iquella histori;i .
11
E5ta posicin no pretende invertir el espqo excluyente del
etnocentrismo europeo. No se plantean sistemas cerrados, de una
lgica implacable cue, a partir de la clefinicin del sujeto ele la
historia y del privilegio epistemolgico, afirman un concepto de ver-
dad cuyo portador exclusivo es ese sujeto y justil'ican J;i opresin de
quienes no ingresan en el crculo de los selectos. Pero es evidente
'" Cullcn, C;i rlos: Ser y c.1rnr: el proh/r:mn de In culflrrn. Rosario. f-1111<.l;icin Ross , t 986.
-Slavcnhagcn, Adoll"o: "'L;i cullura populu y l;i cre;icicn i111elccl11al"" en Colombres,
Adolro (comp.): l, n culrurn populnr, PremiMLa red de l'uchla. !987.
-Kusch, Rnunlfo: l,n scducci611 de In barbarie: anlisis hertico de 1111 co11ti11c11tc
Rosario. founuaci6n Ross. 1986.
11
Roig. Arturo Anurs : Teorrr y crtrcn, op. cit.
Los SILENCIOS y LAS EN J\M('.RICA LATINA
que el perodo de la modernidad no ha significado lo mismo p;ira J;is
m;is;is desheredadas ele Am.rica L;1tina que para el mundo centr;il de
Occidente. Una visin crtica de la modernidad desde el nosotros
popular la tinoa me rica no obliga ;i incorporar tnmlJin J;is experiencias
presentes en la cultura, los sentimientos y la vida cotidi;ina de las
mayorfas sociales, con un criterio distinto para establecer los hechos
que lrnn ele ser consideraclos en la interpretacin de los procesos
histricos .
De esta manera , ); evaluacin de la moderniclad requiere algo
111;s que una autocrticn ele las concepciones curope;is. El b;ilance
debera escuchar las versiones larga mente negad;is, reconocer a esos
otros cue portan un pensamiento distinto; una matriz autnoma con
dismiles significantes y entra nrndos conceptu;i les; con va lores, aspi-
raciones y creencias que se cliferencian de las corrienlcs hegemnicas
del saber y el conocimiento occidental. Se !rala, en sntesis, de in-
rnrporar la tolalidad de los relatos, el conjunto de las ideas y dis-
pulas que emergieron como rcsistenci;is y como una crtica profunda
a ese otro rostro de ); modernidad.
L1 supuesta clispersin de los conocimienlos; los planteos que
reivindican las frngmentaciones de la totalidad, eluden las preguntas
sobre las grn ndes confrontaciones de la historia y pla nlea n nuevos
silencios acerca de quienes legtimamente se integran o no en las
socieclades humanas. Hacen referencia a un todo cue nunca incorpor
a todos los hombres en su carfrter de tales. La realidacl de la ex-
plotacin no se dispersa, las relaciones de dominio se concentran
cada vez m;s rgiclamente sobre sujetos que buscan revertir un pre-
sente insoportable. La "crisis de los paradigm;is" cslablccc as una
antinomia: como evitar "los deseos de totaliz;icin que sie:mpre han
contribuido a aumentar la inlolcranci;1 bajo el pretexto de la superacin
enriquecedora de lo <lil"crente"
12
y al mismo liempo cvit;1r los silen-
cios como otra forma de totalizacin ahsolutizante y represiva.
Los fenmenos de la historia desbordan las opciones entre Kant
y Hegel o entre Weber y Marx si se incorporan otras voces . Si se
asume una perspectiva y un concepto diferente de totalidad que in-
cluye en el concepto de lo hunwno a vastas capas sociales de las
regiones perirrirns.
Li crtica a la Razn marxista tolalizante, desplegada en el debate
europeo, lrnbilil cl resurgimiento de las vertientes liberales y sus
' l'isci lclli. J\lcjnndrQ: 'Poslmoucrnid;id e dcnlund In t1ni;1111erica na en Cuadernos de
In Co111r111n NIO, Snnln Fe, Municip;iliuau Je l'uerln (ir;il. San Mar111. !988.
-Quijann. J\nb;il: "Moucrnidnd, iuenlid;id y ulopn en J\mica L;ilina"" en lm;c11cs
dc:sconocidns .. . op. cit.
139
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ALCIRA AIUil!Mt:DO
rundamenlos epislenwlgicos. Pero el conl1iclo enlre saber parcializado
o lolalizacin slo se reformula a partir del reconocimiento e.le Ja
legilimidac.l de olros saberes, que significa una ruptura con la tulela
cienlificisla
13
y lambin con la tra11sepis1e111e eurocnlrica.
Slo a parlir de la! ruptura es posible eslableccr Jos lmiles de
una visin abslraclamenle homogeneizante de Ja "naturaleza humana
universal", de la "cullura universal", del clnocentrismo occidenlal
que, en nombre del progreso y la civilizacin, reclamara para s el
c.lcrecho ck imponer sus inlereses a los pueblos de ullramar:
idea del universalismo es cara ai nacionalismo de los
pases imperialislas cuya c.lominacin es seguida en loe.los
los casos por el desarme cullural de los pueblos somclidos
y la lransferencia de las valoraciones del pas colonizador
a las arislocracias posternadas de las colonias. Es imposible
que un pueblo se conciba a s mismo a travs e.le olras
rn lt u ras-ni las capas coloniza e.las lo logran ple na mcntc-
y cuando ns, los valores universales se ven siempre desde
una pe rspccliva rn llura 1 propia. Tal vez sea posible vivirlos,
pero siempre c.lt'.Sde el "nosolros" cullural al que se perte-
nect .... por eso los pueblos jams son extranjerizantes ...
14
El proceso tic la conquisla y la colonizacin plante a Jos pueblos
precolo111bi nos y a los conlingenles esclavos una solucin de conli-
nuidad_ de lal 1uagntud con su existencia anterior que, para las
111ayor1as sociales que ltcnen sus races en ellos, se hace imposible
pensar el desarrollo hislrico en lrmnos lineales, como una evolu-
cin conlinu;1 y asccndcnle. Esa experiencia fundacional y lra11nHtic;
1
--cue sen al mismo lempo un impulso para la paulatina arliculacin
de las historias parc iales dcsarroll;1das en las dislinlas regiones- se
reproduce en los interrogantes y contradicciones ms sustantivos del
prcscnle. En un punlo e.le vista que recoge la experiencia de cinco
siglos y cuestiona scveramenle la lgica de las relaciones impueslas
a .las clases populares lalinoamericanas por e! Occidenlc cenlral y sus
aliados locales. Que se pregunta si es sle el resullado necesario del
progreso, si es sle el nico papel que le cabe a Amrica Latina en
el despliegue de la hisloria universal
15

'' Pisci1clli. i\lt:jan<lrn: op. cit.


"lkrn<in<lcz 1\rrcgui . .luan Josc : Q11 es el ser 1111cio1111l?. Buenos i\ ircs, Plus Ultra .
(1)73.
"Wilncr. Norhcno: l.11 rcc11pcracit11 de /11 historia, Buenos Aires, Cimarrn, [1)73.
- l'o<lclli, i\111clia : " llac:iun;iliUa<l , irrac:iunali<la<l y Tercer Munuo ... Prlogo a Wilner.
Norhcrlo: Ser socrnl y Tercer M1111do. Buenos Aires. Galerna, J 969.
!.os S11.1.':\<'I'.'' y 1.,\S l :S LATINA
2. RGENES DE LAS IDEAS NACIONAL-l'Ol'lJLARES EN AMRICA LATINA
En lneas generales, mirada histrica de las fuenles y _Jo?_
principales procesos cue influye.ron en la conformacin de las ideas
nai.:ionalcs y populares en nueslro conlinenle, pem1iiira sealar cua-
tro grandes perodos.
a. Las culturas precolombinas
En primer lugar, la existencia de m1merosos pueblos que haban
alcanzado diverso grado ele desarrollo y refinamiento segn las zonas
en el momento de la llegad de espaolcs y portugueses. Las grandes
culluras azleca, 111aya o incaica mostraban por enlonces un dismil
esplendor, asentadas en estrucluras productivas, 111odos de organiza-
cin social, conslruccioncs de riego y 11uviales, desarrollo urbano y
arquileclnico, expresiones a rtsl icas y artesa na les, que podan ser
comparadas. y en 111uchos casos superaban, ios alcances contempor-
neos de la cullurn europea. En olras ireas, las etnias lup-guaran.
chibchas , mapuches. caribes, charras, lobas. huarpcs -por mencio-
nar slo algunas- con menor evolucin en delerminados aspeclos,
haban alcanzado importantes niveles de adaplacin tecnolgica al
medio en el cual se desarrollaban. Pero !al vez en ellos lo m;s
significalivo fueran sus paulas socio-culturales marcadamente
igualilarias, las lradiciones religiosas de gran belleza y poesa y un
sentic.lo de la solidaridati y las actividades colectivas, que daba a
cslos grupos humanos una fuerle cohesin social
1
" . Y s1 los mayas
conocan la bveda celeste y crearon un calcntia rio llliS exacto que
el gregoriano. posean un sistema numrico cue inclua el cero y una
escrilura parcalmenlc t'ontica
17
Si la ciudad de Tcnochtillin poda
considerarse de una eslt;lica lan deslumbranlc como Vcneeia o la
imponencia del Cuzco se: equiparaba a las ciudades ele la anligua
Grecia; no menos sulilcs eran las creencias, la msica y las coslum-
brcs guaranes, aco111paiiadas de un desarrollo de la rarn111copea ve-
gelal cuy'o valor es reconocido por la ciencia moderna. La bsqueda
de la Tierra Sin Mal de los mbyit en el Brasil; los rilos del nguillaln
-rogaliva anual en la que toda la comunidad hace el balance, co-
leclivo e individual del ao lranscurrido- o el milo de la creacmn
en ese dilogo enlre Chachao y Gualicho que lleva a las genles a
1
llihciro. Darcy : /."' 1\m.Jnc11s y /" cfrili:11c111 . !luc11os t\ircs. Ccn1ro E<lilor Jc
t\mcr1ca La1ina. 1964.
1
' J\11s:il<li . Wal<lo : 1;1 nos1algia <lt: la hala por 1:1 virgini<la<l no pcr<li<la: ;i propsito Jci
quinlo cc111cnano <l e 1111 (des) t:11cuc111ro. en J)111ul y Goliath t\iio XVIII N'54,
llucnns 1\ircs. CL/\CSO, febrero de 1989.
'i
i
ALClllA ;\RGUMEDO
juntarse en comunidades, los relatos picos, las leyendas y la digni-
dad rebelde de los nrnpuches
18

h. conmocin del "encuentro"
L1s guerras de conquista iniciaron un perodo de aniquilamiento
y degradacin, donde convergieron derrotas devastadoras y formas de
expoli;icin de los pueblos ;iu!ctonos que, junto con las pestes y la
desestructuracin de los equilibrios ecolgicos y sociales, produciran
la muerte de una proporcin alucinante de la poblacin originaria. La
implantacin del dominio colonial de ser largamente resistida
por los habit;intes del Nuevo Mundo. Luego de los primeros contac-
tos, el enfrcntamicnlo con las expediciones hispanas y portuguesas
que comenzaron a penetrar en el continenle adquiri diversas formas.
Superada sorpresa inicial y la capacidad de arcin e.le los
conquisladores, que produjo un;1 in111nviliz;1ci<n de las capas dirigen-
tes -en especial enlre las grandes cul!uras, ro111n succdiern con
Moctezunrn y Atahualpa- nuevos ldr.rcs inlen!ar;n la resistencia:
Cuillahuac y Cuauhll:moc en Mxico; Manco Inca, Titu Cus y Tupac
Amaru en el Per. Con los chibchas de la regin e.le Colombia -
divididos al llegar los espaoles entre dos jefes rivales, el zipe e.le
al sur y el zaque o Hunsa al norte- se repetira la experien-
cia de los inC"as y los azlecas y ambos jefes son sucesivamente
derrotados: el incendio del lempln de Suganrnxi y la muerte del
sacerdote Tiquezuza en marcan el fin del imperio chibcha.
No obstante, diversns grupos que haban pertenecido a l, comn Jos
pijaos de !;1 regin de Tolima, recin seran vencidns cuHenta aos
1rns tarde en una guerra intermitente que sln finaliza cnn la muerte
e.le! jefe Calcarr..
Las tribus de la familia lingstica maya-quich se encontraban
pnr entonces divic.lidos en gran nmero de grupos independientes, que
constituan frng111cntos e.le Ja legendaria confederacin Nachn,
Colhuadn n Xibalba, fundada por el semidis Votn en sus peregri-
naciones nicas. Lns 111ayas-quichs sostuvieron una defensa ac-
rrima de sus tierrns y su cultura. Entre otros, d cacique Urraca
impedira durante aos a p;irtir de 1520 Ja penetracin espa10Ja en
la actual Cosla Rica. Pero Pedro de Alvarndo logra actuar sobre los
conllictos entre las divers;is fracciones y establecer ;ilianzas con al-
gunas de ellas para doblegar a los rebeldes: al igual que en otros
sitios, en la ciudad de Utal!;1n en Guatemala el rey y los principales
"Colomlircs. /\dol[o: "Lns perros del l'araiso"cnS11p/c111c1110/'gi11a 12, llucnns;\ircs,
O de ncluhrc de 1988.
-Macicl, Nahucl : "Dos odos y una lengua en idcm.
Los SILENCIOS y LAS Voci::; EN AMRICA LATINA
111iemhros de la nobleza indgena fueron quemados vivos como cas-
tigo ejemplar. fato no impedira la continuidad de las hostilid;ides,
crdndose entre ambos bandos una siltrncin de irreversible nclio re-
cproco y de guerrn sin cuartel que, en el c;iso de los y;iquis y los
mayos, durnra clesde 1529 h;is(;i 1902.
Un ensayo diferente, de niloniz;icin y evangelizacin pacfica,
inicia Fray Bartolom de las Casas ;i partir de 1537 en Tezulutln,
JJ:imada "tierrn de guerrn" por lo inclmito de sus habitantes. En ese
mismo ao, el Papa Pablo III en su Sublimm; Deus lrnba establecido
que los indios estaban capacitados para recibir la fe cristiana aunque
110 se dudaba de que eran seres amentes, inferiores a la gente de
razn. Los ltigos, cadalsos y arcabuces fueron reemplazados en
Tezulutln por cantares religiosos, compuestos en lengua quich con
una msica apropiada a los instrumentos indgenas, que acompaaban
Ja l;1 bor eva ng.lica de los c.lo111iniros; medidas co111plcmentadas ron
la prohibicin al ingreso de soldac.lns y encomenderos. Junio con las
misiones jesutk;1s, que asimismo pretendan realizar una conversi<n
pacfica al cristianismo; Tezulutln sera una de las pocas excepcio-
nes de la conquista.
Tambi.n el dominio sobre Venezuela cost largo tiempo ante Ja
valenta e.le los guerreros y la estrategia de sus lderes, entre quienes
se destaca Guiacaipuru. Los nalivos de M;icarao, los mariches o los
lcques, lucharon sin desmayos y con una dignidad que admir a los
hispanos. Los cumanagotos y los ijdisos de Chacotapa juntaron sus
fuerzas para fretrnr el avance de los invasnres y los c;iribes que
poblaban ];is costas de Valencia se unieron a sus hermanos del inte-
rinr para resistir. En el Ro de Ja Plata, los charras y queranc.les
sostuvieron un acoso sistemticn contra los intentos de ocupar sus
!erritorios e.Jurante mr.s de medio siglo, obligando a despoblar el fuerte
de Buenos Aires, que haba sido fundado en 1521. Al sur del ro
Bo-Bo en Chile -que los incas no se animaran a cruzar en los dos
siglos anteriores- Caupolidn y L1utaro enfrentan a los espaoles
con gran astucia y coraje; y llevar otros trescientos aos derrotar a
los mapuches
1
Q.
A diferencia de las reas conquisladas por fapaa, en el Brasil
los portugueses se encontraron con una cultura inc.lgena uniforme a
' lbarrn y Rodrguez, Eduardo (coordinauor): Ifistoria del 111111ulo r:11 la Edad
Tomo XXV, Universidad de Caml>riugc/Universidad uc 7.arag1>7.a, IJucnos Aires, La
Nacin, 1912.
- Rihciro. Darcy: op. cit.
- S1avcnhage11, Auolo: op. cir.
-Durn, l.,concl: "Cultura popular y mentalidades populares .. en Colomhrcs, Adolfo:
op. cit.
143
j
. /:
, ..
Al.ClltA
lo largo de todu el territorio, donde la _n.nuem:ia
.. .. t. I d de tribus con hab1tos y eonoc11n1cntos s1m1
caba una g1 .111 c,m IL ,1 . . . . . . . . . .
l
.. s tiue hablaban variantes de una misma lengua. Las
.ue..
1
t 1rt hvore-
. 1 ru ron rehtiv1menle cordia es por am )as P es,
1111c1a es e ' ' - ' hijos de
cicndo el mest izajc dc madre india y . padre __ LtJ.s. . , . _
estas Ul\IOl\eS rucn>Jl los /l/illllefllCIJS, 1dent1hcados
t' on hs nadres, pero conservando la lengua y los rasgos cultu1,1ks
e I,.; '. l . d s emlnrgo lui.:uo
maternos i.:n cuyas comunidades ha 11a.n nac1. _ 111 . .' . . "'.
de las primeras dcadas de eomcrcia!1zac1on del b.1.isd: _d
desarrollo dcl cultivo de la caa de azucar. en el nordeste c01:11cn1:'.'
. degradar esas relaciones. Lus rcquer11111entos de mano dc ob1.i
. . . . r J 01neterlos COll\0
originan una pi.:rsi.:cui.:1011 de los n.1t1vns ,\ 111 _ e s , ..
esclavos y para esa tarea !ns tend.ran . 1111 :1
u. principales aliados: una de las 111anllcstac1oncs 1n.1s so1J1d.1s dd
Jurante los primi.:ros tie1npos de la i.:o_nquista. No obstantc_.
.. la del - indio contra la esclavillld. se lun<laba en su p1op1_'.'
estructura social igualitaria que. al no dllerenciar cara
l un estrato superior . volva imposible su dom1n'.1cmn global . Est,1
1
- 11 a partir di.:
dificultad para someter a los pueblos autoctonos, 1mpu s;
i.:ntonces la intrmluccin :.:n gran escala de esclavos negros. que
hacia la misma poca si.: reproduce en otras rcas del
aptas para la produccHn azucarera. Sustentado en la al 1r.m:c1on
teolgica de que los negros no tenan .. ya en 1454 e1 . Sa'.1_t.'.>
Padre haba autorizado la esclavitud di.: los alneanos y ello
a los catlicos y ms tarde a los someterlos a cond1c10-
ni.:s infrahumanas sin ofender a Dios".
l
. . 1 . XVI 1uo111 n la 11rimera 1ran resiste. nc1a
A 1 pro me L 1a1 e s 1 g o , ': .. ' _ . . " . . . , . , .
1 .
1
citistiofcs demoural 1cas y la dcsa1 t1cul.1cllln slic1,d Y
a1Hcnca11a. . 44 :-.. ' ' :: _
cultural nroducidas en los cincuenta aos que siguieron a la conquista
' t t I 1ws 111- Je las polcm1cas
lrnn sido dral1H1t1ca111cnte cons .1 .1t ,1s - ' '. .
entre las leyendas "negra" y "rosa" de la presencia h1spano-prn:LUg11c_-
sa en Amrica- aunque es difcil imaginar en me.la su magnitud i.:I
si uni ricado de algunas ci !'ras:
o
De los 80 millones de habitantes "americanos" que_ se
estima existen a la llegada Lle los espaoles a fines del siglo
XV y i.:oin1en1.os del XVI. a mediados de ste_s?lo quedan
o ... Si se quiere 10111ar un solo caso, Mex1eo .ilustra
brulalmenlt:: cn un siglo la poblacin autctona es
da, pasandu tk 25 millones a apenas uno ... Ms alla de
cualquier pusit:i(in , hay una sola palabra para denommar la
'" Ribc1ro, Darc:y: "/' nt . . . .. , . .
_ Ribcirn. Dan.: y: "O invo La111111-amcricano" en Carw: j(l/as, reflcxoe-', lllt:llllJt 1t1.i
N"2. Brasilia. l 'J'J 1 .
Los S11.r:Ncios v LAS Vocl!S EN AMl:RtCA LATINA
;iccin que termina, en lan corlo tiempo, con el 90% <le la
poblacin <le un territorio (70 millones de seres humanos):
genoci<l io
21

No menos arrasadora fue la accin europea sobre el sustrato


material Je las culturas indianas: los templos y construcciones reli-
giosas se derrumban para constru ir sobre ellos las iglesias del con-
quistador; las artesanas <le oro y plata se fundan en lingotes a fin
de transportarlos al viejo mundo; se quemaron los documentos y
fueron eliminados los sabios y las capas intelectuales que resguarda-
ban la herencia de estos pueblos en sus manifestaciones ms elabo-
radas . Como escribe Fray Diego <le Landa en su Relacin de las
Cosas de Yucaun, dando cuenta de su accionar sobre la cullura
111a ya:
Ha ll 111osks gra 11 nmero de libros <le estas ict ras, y porque
no tenan otra cosa que no hubiese supersticin y t'alse<la<les
del demonio, se los quemamos todo, lo cual sintieron a
maravilla y les dio mucha pena ...
22
De esta manera, el primer siglo del dominio bispano-porlu!,'1.ls iba
a significar brutales traslocamientos sociales y culturales para los
pueblos originarios y los esclavos africanos que, junto a las nuevas
lneas de mestzacin <le estos <los troncos principales entre s y con
los pobladores blancos, rcfundaran sobre bases altamente traumticas
las estirpes popul:1 ri.:s l:lli noa 111erica11as. No obsta nle, esas diversas y
matizadas realidades precolombinas lograrn sobrevivir al genocidio y
a la impostacin de la cultura y la religin europeas. Las principales
lenguas; innumerables palabras, giros idiom;ticos y significados; creen-
cias y rituales religiosos amalgamados con el cristianismo; artesanas
domsticas y sociales. tejidos, cermica. alfarera: tradiciones comu-
nitarias, mitos, formas <le vida cotidiana, vestimentas, comidas, cn-
ticos, expresiones musicales, relatos clandestinos, testimonios orales,
van conformando el acervo <le una visin del mundo hondamente
diferenciada que se mueve en las profundidades del continente, disi-
mulada a veces por el barniz de la sumisin; "y mucho quedar de
( manera de ser y pensar aborigen en las costumbres sociales y
realidades polticas plasmadas en 'las Indias' despus de la conquis-
ta23."
2
' Ansaldi, Waldo: op. cit.
Adrian: Pop w11j : libro de/ 1iempo, Buenos Aires, Ediciones del Sol, Biblioteca
de cultura popular, 1987.
- Garibay, Angel: op. cll.
"Rosa , Jase M;ira: llis1ori11 Argc11r11a, Buenos Aires, Juan Gram!;1, l 964.
J\LCIRA J\RGUMT'.l10
c. La ctnpa del dominio colonial
. 1 XVIJ y XVIII, las secuelas de las
En el transcurso de los. s1g os 1. te cxnoliacin del mundo
t
dad u mdas a una ago mil\ ., . ' S
derrotas y la moran ' , . . d . las protestas y rebeliones. in
subordinado, disminuyeron el vigor e, . 11, d1.;c1\<o <ordo o abierto
, 1ostraran l " " "
embugo. numerosos :51ntonrns 11 1' lonizadores: desde el trans-
r . s J mpuestas por os co _, '
ante las com ic1onc .. l ' d l que las canas populares ull-
currir de lo cotidiano y la u1 ez c01 . ,, .hasta las fiestas y los
. , d bilinges de comun1canon, , ' .' . 1
hzarrnn los mo os 1 .d d . las burlas inintellg1blcs para os
. 1 1 <los <le como ic1 a es , '. . d.
ntua es p aga .
0
rc<J)ll<:.slas recubiertas c.
'd gestos giros ..,
poderosos conten1 as en .. . . .' 1 defensiva que a menudo se
mansedumbre, de hombres y a a .
refugian en la mentira o el mutismo:
Hablar decir la verdad, proporcionar cualquie.r
_.', , ,.' , ar evc.ntt1alcs cargos y a ,

Jos indios,


. . ihlico se muestran respc uoso. . . ' "
s1 (.n 1 l 1 abh11do quechua los motq.111,
est il n slo entre e.o onos}
1
' : . Saben que los mistis
se burlan de ellos o Jos .. .. , i 111 tonl"/il folla
los perciben como seres infenorcs y s111n l. 1 .. ,
, 21
de co111prens1011 ...
. asi vos de mirada indcscil'rahlc, esos
Aparentemente resignados y P . . , l !da ya se.a en formas
1
, , ada vez a mostrar su re Je ' .
seres vo \eran (., . d' '<l 1 "camino a J-luarnz, un
. , mera venganza in 1v1 ua . ' , , d l
colc.c.t1vas o como . 1 l ' : d 1 ca)itn se venga arro1an o e
. .
1
1. , )jJortado e a t 1go e ' ' ' , ,
1nd10 que \aLlJa st
1
. i ndio qtie parecia so o
l
' d las alluras es e mismo
unas ga gas ues c. ' ' '". ., ,,,s H"li'ian desart iculado sus
) \l11lSerilCI On " ' .
dispuesto al llanto y a . e.01 , d erar su dignidad. Un pernia-
1
s a mb1nones e rccup . ' . 1 ,
[uc.rzas, pero no a. . , <. 11orquc. sentan que ( ctras
anaba a Jos oprc.sorc,, , . .
1
ncnte temor ' ,. . latente una guerra potencial. a re -
de Jos silencios s1cn1pre . , " -\1 11vor . la unin Y un
ll tue \e111an " " -
vuelta de aquellos misera i es . t . s se exHcsan de manera
'l l ' <l' a Pero las res1s cnc1a. . .
1
.
ncomprcns11 e 1 1om. . , muchas veces s111c1l as,
. s <le dcscspcrac1on Y .
atomizada, con rasgo. b t < antes <uc como allcrnat1vas
on<licioncs a erran c., '
como respuestas a e l I dcstrt11' dos aniquilados, que se res-
. Son 1t1e 1 os .. '
de real 1Ibcrnc1on. t . su condicin numana
. 'digos Jara mancner
guardan en antiguos co
frente a un poder arrasador.
. . 1, 111dnd y i1ro11a c 11 /ns Andes . ,,.,
- ("" ' A lhcrto: D11scn11dn un [nen.
'' i'lorcs "' muo. " ' . 9R6
Ilabana, Ca sa de las /\meneas, 1 . Madrid 1961. Citado por
Garca Calder011. Ve ntura: C11 i; 11tns pertlfll1t>s. , . "'
Flores Galin<lo, i\lbeno:
0
P cit.
146
J
(ij
o
J
G..
('tj
-.1

'-
C.J)
-;;;
0
o"
o
Los Sn.ENc1os Y !.As Vocrs EN AMf; mcA LATINA
No obstante, a lo largo del siglo XVII, j unto a mltiples
insurgencias, fugas en masa o conspiraciones , se producen movimien-
tos de mayor envergadura, como las guerras calchaques entre 1630
y 1635 y entre 1660 y 1665, o la resislencia de Palmares desde 1630
a 1697. Con mayo res o menores niveles de radica iidad, disli ntos
eslallidos se suceden en el continenle. Hacia 1609 la huida de escla -
vos de las haciendas azuearerns en la regin de la selva de Orizaba
en Mxico, dara origen a una sociedad negra organizada mililarmcn-
te que designa a un rey llamado Yanga. Luego de resistir lcnazmc.ntc.
los embates de las fuerzas espaolas, Kcc.dern a dejar las armas con
la condicin de obtener su libertad y pc.rnrnnc.ccr en el lugar -<lon<le
fundaron el pueblo de San Lorenzo <le los Ne.gros- aunque no podrn
dar refugio a nuevos fugilivos . En 1615, los indios lepehuancs en
Nayaril se sublevan contra las tandas mineras de Zacalccas. En 1652.
los antiguos habilanles de Yucatiin cncahc.zados por el carique Diego
de. l3arrasa lograron neutralizar los primeros inlcnlos por someterlos,
matando incluso al gobernador. !lacia la 111is111a r poca, Lui s de
Yaguanaquc lidera el lcva11la111iento de los larahu111aras en Chihuahua
conlra los impuestos y exacciones que pretenden imponerles. Nueva s
revueltas se producen en Oaxaca al sur, 'ante la i111p11n<lad del alcal-
de mayor de Tehuanlcpec y, c.011 la mediacin del obispo, exigen
mejoras en las condiciones <le trabajo de los encomendados. Durante
1678 se levantan los indios laos, pcures y !checas en Sanla Fe .
Al1os m;s larde, lrncia 1689, otras insurrecciones de los talrnrs y una
vez miis de los tepchuancs de Nayarit y los tarahumaras de Chihuahua
conmueven al virrcynato de Nueva Espaa . Muchas veces, en estos
procesos pnrticipan sacerdotes ndgerws con una visin religiosa que
reivindica la salvacin cierna, pero lambin condiciones de vida le-
rrena 1 menos crnclcs para los somet idos
26

La disminucin de los filones en el cerro <le Potos y la dnstica


cada demogr rica a 1 comc.nza r el siglo XVI l, produjeron crecientes
presiones para obligar a los mitayos a ncrcmentar el tiempo <le
trabajo, unido a una extensin de los terrilorios donde se realizaban
las levas. En la regin del Tucumn, los diaguitas haban sido incor-
para el ::ultivo de. algodn, el pastoreo y los obrajes textiles;
pero en las primeras dcadas de ese siglo comicnzrn a sentirse las
consecuencias del reclutamiento minero y decrece agudamente la pro-
porcin de sobrcvivcnlcs que lograban regresar. En 1630, ante las
protcslas <le. los caciques, el gohern;idor Felipe de Albornoz decide
humillarlos para imponer su ;rntori<lad; pe.ro esa humillacin ser el
delonanlc de una insurreccin que duran cinco aos. En lodo el
16
lh;1rra y Rnuriguc:r. , Euuar<l<:J: np. cr.
- Flores Galin<lo, Alberto: op. cit.
147
:.:'
ALCIRA ARGUMEDO
altiplano Jos dciles encomendados se transforman en calclwques, en
indios rebeldes y valientes, en aguerridos soldados. Las lanzas y
flechas arrojados desde los p11c11rs -trincheras de piedras construi-
das en Jo alto de los cerros- junto a un frreo espritu comunitario
y combativo, que llevaba a las mujeres a luchar junto a sus hombres,
hicieron de Jos calchaques un poderoso enemigo de los encomenderos
tucumanos. La ofensiva indiana llegar hasta las puertas de las prin-
cipales ciudades, que deben ser abandonadas, se acosan e incendian
las antiguas fincas y los fortines son arrasados. Slo con el arribo de
crecientes refuerzos desde Charcas, Buenos Aires y Chile, logran los
espaolcs dominar la rebelin.
La paz no durara mucho tiempo. En 1660, Jos hijos de quienes
participaron en Ja primera insurgencia protagonizan un nuevo estalli-
do. Pedro Bohorquez --cuyos orgenes a lgu11os consideran espa ol y
otros mestizo- se proclama descendiente del Inca y convoca a los
cakhaquesa sublevarse una vez ms. El gobernador Alonso Merca-
do forma un cjl;rcito y se interna en los valles; pero le llevar otros
cinco aos doblegarlos luego de una guerra de exterminio. Esta vez,
a fin de garantizar la paz, slo una pequea fraccin de las familias
y los guerreros sobrevivientes permanecen en la zona tu cuma na,
mientras otros -entre ellos los quilmes, asentados en la periferia de
Buenos Aires- van a ser trasladados a distintas regiones. Cien aos
m:s larde, los descendientes de aqullos que quedaron, mestizados
con criollos, volvern a eombatir junto a Tupac Amaru II
21

En esa misma poca, los esclavos en Brasil inician huidas indi-


viduales o en masa hacia la selva brava de Pernambuco y Alagoas,
donde formaron poblaciones -los 111oc11111bos- que reproducan vie-
jas costumbres e instituciones africanas mezcladas con.
blancas. A su vez, estas poblaciones se agrupaban en conlcderac1ones
o repblicas denominadas quilombos. El quilombo de Palmares naci
hacia J 630 y lleg a tener una poblacin aproximada de 20.000
habitantes. Palmares se mantendr durante casi siete dcadas como
una sociedad negra independiente y guerrera, defendida a ultranza
por Jos pobladores. Su primer jefe, el rey Ganga-Zumba y ms. tarde
el legendario Zumb, lograran utilizar inteligentemente las defensas
naturales que les brindaba la selva a fin de construir fortificaciones,
inabordables para las veinticinco expediciones militares que, a lo
largo de sesenta a10s, organizaron holandeses y portugueses. En 1697,
ia ltima gran orensiva fue larga y sangrienta: Jos hombres, mujeres,
nios y ancianos de Palmares se batieron ante un nmero de soldados
varias veces superior y mejor armados. Cuando ya no fue posible
"'!barra y RoJrgucz. FJuarJo: op. ci1.
- Flores Ci;ilim.ln, t\lbcr1n: op. c11.
Los SILENCIOS y LAS Vcx.IB EN AMRICA LATINA
continuar luchando. los sobrevivientes afrontaron una opcion de hie-
rro: el retorno a la esclavitud o la muerte. Arengados por Zumb, Jos
padres o las madres con sus hijos en brazos, los heridos, los com-
ba11cntes.,agolados, todos aqullos que conservan un resto de vida
van arro1andose , un precipicio: en un acto final de libertad, ha
1
;
elegido la muerte-
8

Durante _ el siglo XVIII, nuevas resistencias volvern a conmocionar


los temtonos .del antiguo Tahuantinsuyo. Hacia 1710, en el Cuzco
Dicg.
0
dc_ Y Napia se autodenomina Apu intentando reinstaura;
la d1nas11a 1nn11ca. En Oruro en 1739 Jurn Viez de C d b
, r
1
, M , . ' r o a, un

izo 'e cons1derandose descendiente de Huscar, orga-
11'.' '.
1
/1 para ser. _rey del Per; abortado antes de csta-
.llM, t 1110\ Lompromet10 a numerosos caciques y curacas del
.dt1.pla110. Dos an.os 11ntes haba comenzado la primera rebelin ma-
si.v.''.: a . varias provincias del virreynato, llegando
h<1s,<1 pue:1,1s de. la cuidad de Lmia; pero luego de algunos meses
se.r; duramente _reprimida. Enlre 1743 y 1756, en
l<1 reg1on de, 1-fuarochm se producrna una nueva sublevacin de gran-
Juan Atahualpa, un indio piro de Ja selva
lC.ntr'.1'., ,iJumno de los Jesuitas, se proclama Inca e inicia una insu-
rrl""l'Hln 1 h tllll' se' 1111e 1 c d'
., . ' 1 a111pes111os 111 1gcnas, mestizos y negros.
El. virrey Manso de Velasco organiza varias expediciones para repri-
mirlos,. pero los sublevados encuentran f;cil refug
1

0
c
11
la J d
1
se va on-
' e se
1
11te:nan cada vez que pretenden apresarlos. Durante trece aos,
l:is cxpcd1t:1oncs lanzadas contra los seguidores del nuevo caudillo
lucro1'. replicadas por_olras t'.1ntas contraoJ'ensivas; y si bien no logra-
ron dcrrolarlo, en 17:;:,6 se pierde su rastro en la selva. Ningn hom-
.ocnd_cntal podr en ella hasta el siglo siguiente y Ja
'clv<1 sera el cspauo 1111ag111aro de la utopa andina. el Jugar donde
pervive el remo dor;1do de los
. Haciendo extensivo a lodo el continente el seala111iento de Darcy
R1bc1rn con reJ'ercncia al Per, puede afirmarse que un elemento
dec1s1vo . racleriz a los movimientos rebeldes en Jos tres siglos de
dom111ac10n colonial:
., V
- <:Joya. Juan l.t1 e..rpoliac11 de A111rct1, Buenos Aires. La Bastilla, 1973.
- L1nrn, Oc1;1v.rn: losc/1111111d y cap1talis111v. Mxico. Siglo XXI. 1976.
- hcilas. l't1lmt1res: a g11erra dos escra1os. Sao l'auio, General LtJa., 1981.
- Moura. C!ov1s: Os lJ111lo111hos e ti rebdiao 11egra, Sao Paulo. Brasilicnse 1981
'"Flores Ga!inJo. Al heno: op. cit. ' .
- !(i h<:1ru, Dan: y: op. c11.
- !(ihe1ro. Darcy: El dilema de Amca L.
11
1
11111
: 1 I '
es ruc uras f t.! pot c.:r y llt.!r:::as
111.rnrge11tcs. Siglo XXI. J 97 J.
ALClllA ARGllMEDO


iucrns repres1v,1s en
1

, .. : 'r ero tambin eran inevitables porque expresa 1an .
ulS. .. . , 1 ('ble Sl!SCeplt-
I
HOlesla contra una situac1on socia 111.sopor. , . I
. . d'tl \luego 111surrecc1on.1
l
1le de ma nlener siempre c1Ken 1 o e . , .. ,
<l ,
1
cicJa gcncrac1on.
Esta situacin era la que pro ucia , e1 ' ' l .e de la
.
1
. ue aclua ndo en nom ir '
nuevos grupos dmgen es q ' , 1. " "1 de
itcman v1va "' conuenc1<
.
1
lcycndi renace11l1sla 111a1 ' , , d
v1q. . . . . . . b' clo Se genero as1 un esta o
la ele er '.111 .?. IJ . rebelin incipiente. que
cnd:111ico de mcu 1c.tud sou.1 y . . . . . ue
. . c.nl'rc.nta1111c.nlo v1ctonoso, pero q
110 llegaba p111as un .
1 1
. . de. cohesin
. . . 'ua mantener y lorlalccer os .11.os . . .
consc.g " ' ., de la conquista y consc.r-
tnica, perpetuar su prnp1.1 \-is1on d. 1 , . a las
var la esperanza de una revancha ' .1c.se rdi-
1 l
"c)11cs tltl ilti1la no la aulonon11a y la d1g111dad pe
po ) au ..
das .
10
.. siglo XVIII con
. . .. . se cierra al frna izar e _
Este. c1clo de rc.s1slenc.1.1s .. 1 1780-1781 y con la rcvolu-
. I Tunc A111art1 l en
el lcvanlam1cnto te ' . T . . .. t Louvcrture y Jcan Jacquc.s
l
. 1 r {3ouklllall Oll!SS<ln . C
cin negra lt era P ' . . .. dolllinio francs del a-
. . c. Hoclalllan en e.se
Dcssalines. en . a1l1 , qu . .. d. Lali111. Conle111-
1 . 1dc.1c.11cJ1enle e '
ribc. la pr1111c.rn repu) ic.1 11 1 \ ' t' a11os hasla sus
l
Fnnccsa os 1,1i
1
' ..
1
1orneos de la Rcvo UCIOn ' l ,; : . 1 t11\d1d libertad y rrat ern1-
. . \l(lSlll auos uc 1g ' ' '
lli111as consccuc.11c1a s os . .' . . , d los 500.000 esclavos
d
. l7<.J1 una 1nsurrc.cc1on e . _
1
.
1
dad En agosto e .
1
lant iciones e 111cenu1a a
. \ \ oloni a destruye. 1as 1 ' '
cuc trabap 1an en ,1 t . _, . . . 1esigiian gobernador a
. ,. Poco uc.spues. u ..
ciuc.lad de P11crlo Pnnl 1pc. l; , , . 1 h cschvitud algo que las
. . 1. rcla la abo 1c1on ue ' ' ,
1 1
.
Louvcr.turc y se. en '
1
. , r; . ncc.si no conlc.mpla 1an: ,1
.
1
. . le h Rl'VO uc1on 1r.1 '
ideas 1gua 1lanas < ' , .. . 1 l
1
[ico de ne.gros co1110
l, lnb1a clcl1111uo
1
r,
Asamhka Consl1luyen c. .' l., \ d' l'ercncias de. sangre entre
. . I" solo a 1111 o .is
1

"comert'IO nac10n.1 Y
1
libres y esclavos en
t
. Tses x ro no a ,.
ari stcratas Y plebeyos r.inc .. '
las colonias . . .
1
. Convenci n enva
. . .. ch en Sa111l Do1111nguc ..
1
Ante \a s1i11ac1on crc. .i P
1

1
on seis mil hombres
Santonax y o ve.re c.
l' n J 79J a \os peo 111\0S ,' l r , .. SO de SU empresa los
. l l . 1l 11111cnlo; pero e r,1c ..1. . , - .
1
1ara rcpn111n e cv.ii ' . s ' l\J\nrno senuHan anos tic.
l
vo oob1crno. in c. ' "' ' "'
obliga a reconocer e nuc. "'
1
. los onlra \os blancos;
. . los ne.gros Y mu
1
'-
luchas mlc.nws: pn111c.rn. . . . . x 1t1\s1tlc)S se desatanan
. . ll 10s lucron e 1 '
111<s !arde, cuando c. s lns u 111 . l t . 1'unac.los a las presiones
lrc negros y lllll a os, ' . 1 l
nuevos conl 1ctos en , . cnchvc. colonia Y a
. . . . . . ar e.se. cstrateg1co ' . . en
lrancc.sas p.1r.1 rc.nipc.r r sus propias posesiones
hoslgamic.nto de lnglalc.rra que len11a po ..
'" l\hcirn, l) ;m:y.
0
1' crl.
[!'!
(})
{J
(()
rx.,
((f
-...J
!TJ
Los Y LAS Vocr:.s EN AMRICA LATINA
el Caribe . En 1802 Napolen manda al general Ledere con 86 barcos
y cerca de 30.000 holllbres para relolllar la isla y all sufrir la
primera grnn c.lerrola e.le su historia lllililar. Pero logran apresar a
Louverlurc y llevarlo a Pars, donde l\luere en la drcel dos a10s ms
tare.le. Jcan Jacques Dessalines toma su lugar y en 1803 vence a una
nucv;1 expedicin francesa. Nomhrac.lo gobernador vitalicio, el 1 de
enero de 1804 proclama la inc.lepcndencia de Saint Domingue cam-
biando su nombre por el e.le Hait. El asesinato de Dessaiines en 1806
desala graves conflictos. mientras el pas se divide en dos regiones
enfrentadas entre s: en el norte, el gobernador Christophe implanta
una dictadura poltica que ms larde se transforma en monarqua. En
d sur, Alcxanc.ler Petin eslablece una repblica democrtica: la
primera en el mundo de alcance integral, si se tiene en cuenta que
los Estados Un idos y Francia mantenan la esclavituc.I y el colonia-
lis1110. Pctin reparle las tierras entre los antiguos esclavos y durante
111s de una c.l.cac.la, hasla su 111uerle en 1818, gobernad por consenso
en un di111a e.le paz. c.le111ocracia integral y su lder, ejercern
decisiva inlluenci;i en las luchas y en las ideas e.le Simn Boivar
31
.
A su vez, estos 111ovimienlos expresan los complejos fenmenos
sociales y culluralcs que se fueron procesando en los tres siglos e.le
dominacin hispanoportugucsa. En el transcurso e.le ese perodo, las
soberbias civiliz;1lcHias. las ambiciones c. intereses, las experiencias
vitales lmite, las lrnc.liciones tni co-culturales, las nuevas condiciones
de produccin e inlerca mhio, las a lluencias poblaciona les y los
lras loca111ic.nlos socialc.s, van conslituyendo dos grandes patrones socio-
c11/111rales a travs e.le una amalgama de aportes e.le marcada diversi-
dad. En cada uno e.le. ellos ser posible delectar elementos bsicos de
definicin en lomo a valores conslilulivos, percepciones existenciales
y visiones c.lel 1111111c.lo, que se inn reproc.lucienc.lo y alimentando en
las sucesivas generaciones sin haber logrado, hasta el presente, una
sntesis capaz de revertir su histrico conllicto: por una pule, el
patrn socio-cultural de corle oligcrq11ico-seiiori11/; por otra , su con-
lrapart ida popular.
E'ilos dos sustratos tienen entre s 11111liples puntos de contacto,
intercambios, espacios grises y elc111enlos e.le yuxtaposicin. Existen
prstamos, readaptaciones y fc11111c.nos e.le ;1dopcin de elementos de
cada uno e.le ellos por parle e.le! olro. Dado que la historia es din-
mica, lanlo los patrones socioculturales e.le las clases c.lominantes como
los de los sectores subalternos se lransfor111an continuamente, creando
" Bosch. Juan: JJolmr y In R11errn social, Buenos Aires, Jorge lva rcz. 1966.
- lharra y Rour1guc1., Euuaruo: op. c11.
- Vi1alc. Ltiis : "l la il: primera nacin i nucpcnuicnlc uc Amrica L11ina , lucnos Aires,
en Todo es lr.11orw, 1987.
1.Sl
..
.,
. .....

.;,
;
',
,.
ALCIRA ARGllMEDO
normas. comporlamienlos y smbolos que contluycn y se oponen, que
no se dan en lota! aisla111iento unos de otros. No obstante esta co111-
plcjidad de sus caractersticas y relaciones mutuas, son dos formas
f1111damentales de vertebracin social y cultural. Dos polos cuyos
perfiles respectivos se hacen 1ms visibles en sus manifestaciones
cxtrc111as. Y si bien existen otras expresiones sociocullurales inter111e-
<lias, con mayor o menor peso segn los pases, la fuerza de atrac-
cin que cada uno de ellos ha ejercido histricamente, dcl'ini los
principales ejes del antagonismo en Amrica Latina:
En el sentido mls amplio, se trata de la contraposicin de
dos diferentes visiones humanas por imbricadas que estn;
de dos cullu ras distintas, dado que la cultura es t;llnhi n una
concepcin del mundo y de la vida del hombre. la sociedad
y la naturaleza ... Los participantes de la cultura dominante
y popular hablan dos lenguajes distintos, por lo que no se
entienden: tienen dos cosmovisiones y sociovisioncs dil'e-
renles. No hay acuerdo entre ellos en virtud de los diferen-
tes componentes de sus lenguajes, signos y smbolos ... Por
ello podr{i notarse que la idea del todo social (la nacin, por
ejemplo) difiere entre los portadores de la cultura popular
y los de la cultura dominante, porque su herencia cultural
difiere en sus contenidos.
32
A grandes rasgos, con las facetas que adquiere en las distintas
regiones, el patrn oligrquico-seiiorial estar asentado en las nuevas
"aristocracias" formadas en Amrica por los descendientes de los
aventureros, ex-convictos, delincuentes, hijos segundones o campesi-
nos misrrimos que integraron el grueso de las corrientes conquista-
doras y colonizadoras hispano-lusitanas. A partir de las fortunas
anrnsadas en encomiendas, asientos de esclavos, explotaciones mine-
ras, plantaciones. obrajes o expediciones genocidas, las siguientes
generaciones irn adquiriendo un cierto refinamiento. Construyendo
alcurnias que diluyen los orgenes y les permiten asumirse como
razas elegidas, portadoras de la sangre, la civilizacin, la cullura y
la religin europeas.
falc patrn mantendr como una constante la conviccin de su
superioridad racial y cultural y un complementario desprecio haca
las poblaciones autctonas y de origen negro. En una alta proporcin,
el desprecio se extiende hasta sus propios hijos mestizados, a quienes
no obstante buscarn cooptar para consolidar su dominio. Fieles se-
guidores de los preceptos teolgicos que afirmaban que los negros no
3
' Durn, Lconcl: vp. c11.
Los S1LENc1os Y LAS Voc1os r:N l\Ml'HICA L'\TINA
tienen alma e nlerpretrndo ct 1 . d'
razn coi . . . : ' i? os in ros eran amentes, fallos de
humanos, el palrn se-
can las capas socdes o J go"'c. cEis siglos una conlundentc distancia
' J nm1u<1s. n este mirco h d . .
y el exterminio no Jodan co 'd .. ' ' es 1uma1uzann
1
. ' . ns1 er.irse como una afrenta 1 D' p
e contrano, muchas veces 1. ' . ' ' ' ios. or
1
se 1.iuan nccesanos pir
1
hon
ne y olras para alcanzar la civilizacin:.. . ' ' rar su nom-
FJ "
l":'d era componenle rndispensable en Ja menta-
1 a .. e e ualqu1er gamonal; existan razas, unas eran
a otras. de all que el colono de una hacienda
h1ern m1ra r a bajo al mis t l rata rlo con veneracin
::1 hla rl.c s1 estuviera siempre su plica ndo, mienlrns ci
f'imon,11 dcbia manlcner ci tono eslcnlcreo y de lllando en
;' l-folllbres de a pie y holllbrcs de a caballo holllbres
e esca zos y hombres con largas holas.11 ' ..
En. todo c.I perodo de la colonia. este .st1slr,1t<1
u
1
sociocnltural lendr{i
1 a cierta s1mililud enlre fas d'
derivada del Jcso de 1;1 . "' .zonas de Alllrica Latina,
titucicn y L . l11sp,1n,1 y porluguesa en su cous-
. uc.go e <i 111dcpcndcncia el t , r , .
conservar el espritu <lis. . . .
1
. ' pa ron o 1garqu1co
los modos de ex J , ", . c.nnl11n<1 Clf10, rea.da piando los fundamentos v
. ., j rC.SIOn . OS nuevos lll' ,, 'tf.. " "
quiebre el eje f'undanle d 1 d . . .mpos ,. I e.is, sin que se
, ' e esprec10 social y cult . 1
1
.
mayonas populares. Dcciks . 1 I . . llfd 1,1na las
I . . ... 1n e ,1s preswnes eco1H1111cas y culturn-
c.s exlernas, estos sectores buscar;n cc1 i 1 .
cxtr1n ' llH d i,idos <I las Jotenchs
' Jer.is ue turno p1r1 resgu d '
susten1111 J . 1 ' ' .ir ar su predominio. Sobre ellos se
' .is re ac1ones ncocolona les qu .
1
. .
cos, unen el orgullo de s. 1 .. , . . . . e' .i os intereses cconmi-
hrcs an para una misin de horn-
' '"
0
requiera una actitud scrviV'.
Por otn pule el , .
' ' jJlltro11 SOCIOCll//11raf flOJJll/ , f .
co1110 una elaboracin cofecliva que . . . .... ar se. ira or1ando
nes a partir del siglo XVI N , c.n las d1strntas regio-
prolongacicn de l1s . o sc.Jlr,1t,1 .. por supuesto, de una mera
. '. e 1rns preco omb 1 . . l ..
l'Xstcnc'llcs f .
1
las, y.i CJUC. as l'OllOICIOnes
' . lle.ron profundamente conmocio111cJ1s Debd 1
senca cspaliola y portug11e. - , d . ' : :. . i o a a pre-
les en ! . . . sa, pro llJeron modi11caciones sustancia-
, c.slructura social de eslos rncblos y . .
de
0
. .. ,. , . . surgieron nuevas forlllas
. rg,1n1z,1uon rnd11c1das jJOr el mder cc>i<>111',1I. Se
desarlirnl Ja
''Flore' Galin<lo. J\lhcrlo: op. cil.
J.i Frnnco. Clrlos; Cax/ro Po:.o: 1u1cu11 ' / . - . , ,
Centro Ue Estudios ; , , . nor c:.1111-tn,1011 y socialismo, Lima,
-C 1 1 . p1rn c.I Dc,arrollo y la Par11c.:1pac1n (CEDEP) N"7 198<l.
'.' Adolfo: op. el/.
- R1hc1rn. DMcy: op. el/.
\
,;
r:
1
::
,.
/\LClllA /\RGlJMEDO
' da religiosa y las tradiciones laborales, mientras las ;e'.1guas,
v1 . 1 [", r111", o'c. a. las vestimentas y las arles.an1as, conscr
alimentacin, a n ' ' d 1 s
, 't'd y si bien a pHllf e en once.
varan un perfil autctono 111 I 1 . de los grupos
se
1113
nt ienen ejes de c.ohes1on soCia Y r .. . '
1
. <l t'
no como individuos aislados- as
1
en !-
nativos en . tanto - ; t nsrormadas por fenmenos de
dades tnicas ong1narrns seran ra . is
mestizaje racial y cultural de envergadura . .
Junto a las culturas indianas, los africanos c?nst1tuyAeron
. f . ' pu lar amencana. pesar
fundamental en la con or111<1c1on po . , 1 s esch-
<l
1
ue se 1111ponrnn a o. '
condiciones infrahumanas e c.x1s encrn q. . , d'<los se c1kula en
1 1rome<lio de vida desde que eran ven 1 . . . ' .
vos -e 1 . . . lt 1 se [uc i1111oncndo en e1crtas
- su 1nfluenc1<1 cu ura . .
c111co anos-
1
. , . a y los rituales rel1g1osos,
, . lmcnle en la danza, ,1 111us1c, .
are.as, espeua . . . . d .. 1 ' dad 1cr111itidas por una dura
casi l;is nic;is cxprcs1oncs e crea iv1 '
c.xplotacin:
Aunque esta masa lrnllla1w perteneca a d.iversas
colllO la yoruba, fanti, aslrnnti, mand1.11g_a, ha .n?
\.
1 t
tenalahasecomndeu1u1n1m1smov1talista
ienguea,ec., , ' . ts
y una serie de costumbres en muchos aspectos semepn e ..
Al lle ar a Am.rica, sr. produjo entre ellas u1rn. fuerte
inevitable ante el contacto o la !orzada
. " 1 las 'lenwirr1 y la necesidad de defenderse
conv1ve11t lil CI '' ' ' , l ' , . 1 s
del blanco. Tal inlerculturacin se tam 11Cll ,1
. <l' e11as como lo vemos en la mitolog1<1 del llanrn o
11\ 1g - ult\lras
candomiJl caboclo en el nor<lesle brns1 eno ... u1s l '.
f
. . s '11e<len existir como rc.st-cllltUras (elementos
n ncana. , <l 11 les
inconscienles que llotan en otrns rcnhda es urn .
. . , idolas con las modiricacones gra11rnl1calcs por
ennquectet " ' . .. . ) colllo ne.o-
h nllucncin negra. p<1labras, mod1s111os, ,.tt.' . .
;u !tu ras (el ca ndombl c;i bocio de la u1 poc.1 ra,
, )
1110
lormas relat1va111entc
el bnmbuco, la santc.rta , etc. y co, , . . , ( l -
P
urns como ciertos cando111bles geges-nngo yoru ),'.
. ) kct <le Baha, donde el lenguaje
dahomcyano o ewc Y . 36
ceremonial africano se mantiene pese a Jos siglos.
encima de la heterogeneidad de es los. _la
Por - edu ' o a una co11d1non co1m1n de explo
cin espanola Y portuguesa . J. '. <l ' y .
1
los esclavos negros,
d
. gr11'0S r.tn1cos in ianos '
lados a los 1vc.rsos '
.l Dur 11, 1.,concl: op. cit. .
-Slavenhagen, Adolfo: op. cll . .
- Galindo, /\Iberio: np. ca.
/\Jolfo: op. cir.
'.J
'-

o
(j)
o ..
. CU
-1
Los SILENCIOS y LAS Vocr-s EN /\Ml'IU('/\ LATINA
pcr111iticndo el surgimiento ele algunos factores ele cohesin social;
pero, al mismo tiempo, se busc incentivar las rivalid;ides para evitar
[; arliculacin de las rebeldas . Se fueron dando as situaciones con-
lrndictorias, donde el desprecio, l;i dcsconf'ianz;i y la agresividad en
el inlcrior de [;is dases populares contrastaron muchas veces con s11
participacin conjunla en diferentes levanlamicntos de protes!a
37

En la <linlmic;i <le la relacin entre estos dos grandes polos socio-


cullu ra les, los mest izajc.s de e11 ropcos, ind os y negros habrn de
j11g<1r un rol dramtico, como expresin de los intercambios produci-
dos en las sucesivas generaciones. Los meslizos conforman en los
comienzos una franja incic.rta dentro de la poblacin colonial , donde
el tono de la pic.J pasua a ser el faclor determinante. del valor
lrnmano. En un extre1110 de esa escala eslaha c.l blanco puro y en el
olro, rayno en la ani111alidi1d , el negro africnno y 111uy cerca el
indio. Sus entrecruza111ienlos daran origen a los 111cslizos, rastizos,
mu la tos, moriscos, chinos, salla al r:s , grharos , lohos , alba rn z;1 dos y
" no le enlien<lo"; en una eslrntificacin social donde, cuanto mayor
l'ucra la cantidad de sangre blnca, mnyor era In consideracin que
reciba el in<lividuo!
8

En las primeras generncioncs, cslos vstagos de la conquista ter-
mitrnron rechaz<los cuando los padres europeos deciden organizar sus
l'amilias, acabar con el concubinato y rc.c111plazar a sus mujeres in-
dias por espaolas o portuguesas . Para las madres, tenan el cstignrn
dr la derrota y la eventual violacin, crendose siluaciones que blo-
queaban los afectos y su incorporacin natural en los grupos familia-
res maternos . Engrosaron entonces las filas de los vagabundos, a los
que quedaba la posibilidad de buscar nuevas tierras o cnrolHse en
los cj.rcilos, parn co111batir o apresar indios rebeldes y esclavos fu-
gitivos. En c.llos la identidad sera un prohlcnrn angustiantc. Huan de
eslc 111odo de la violencia que pesaba sobre los pueblos nativos y los
esclavos, i<lentifidn<losc con los blancos, co1110 los mamelucos que
asolaron las misiones jesuticas en c.I Brasil, los mulatos frente a los
ne.gros en Hait o una amplia fraccin de mestizos que sustentaran
las fuerzas del orden colonial en el virrcynalo de Mxico, Nueva
Grnnad;i o el Per. Pero en ese mundo de pasiones encontradas,
tambin seran mcslizos y mulalos 111uchos de los que integraron o
encabezaron )s insurrecciones populares; y otros, como Garcilaso de
Ja Vega -ese hombre a quien Miguel de Cervantes admiraba-
pod ran usar los conocimientos que les otorga ha su privilegio re la 1 ivo
.>'Flores Gllindo, /\lhcrtn: op. cit.
-Stlvcnlrngcn. l\dolfn: np. cit.
'' Cniombrcs, /\dolfo: op. cit.
ALC!RA AIWUMEDO
1 C.llrl.<tti"t'.l111iento de fas identidades culturales acosa- para aportar a e
das
3
" .
A lo largo dl'.! siglo XVIII, pasadas algunas desde
tos primeros contactos , Jos mestizos .. crece1_1 Y
creando agregados sociales con mas. dcl1111dos, ton .. un
llliS dirnmico en fas sociedades la11noamencanas,
dos en la constante 1or111enta <le sus tendencias contradictorias .
diferencia de los indgenas o Jos negros, que permanecen entre los
estratos ni;s bajos: y de los blancos, que intewi_1n fas capas
dadas, los 111cstizos comienzan a participar en _clases socia-
11.'.s de fa estrul'lura colonial, impregnando como un leno111eno nuevo
y nrnltiforme su engarce entre los polos socioculturales que aportaron
a su fom1aci1r
1
.
En te despliegue inabordable de 111a nirestaciones socia Y cu 1-
tundes del 111 undo popular en A111rica Latina -lengua.s'. vcst1111cntas,
comidas, memorias. a rlcsa nas, sabe res, creencias, med 1c111as, n 1 ua les .
rieslas, danzas, msica, ritos de iniciacin, h.roes, hermandades-
rcsaltan ciertas aspiraciones y valores comunes que los
puntos mni 111os de cohesin por encim'. de
recuperacin de la dignidad y la la de sus
lidades . la rebelda frente a la oprcs1011, la solidandad como herr,1-
lllicnta para afrontar situaciones crticas , son elementos. que ot.organ
rasgos <le similitud al heterogneo sustrato popular lal1.11oa111cnca110.
Como toda cultura de rcsiste11cia de las clases so111el1da.s, el .peso
propnrcwnal <le Jos cdigos , formas de transmisin. y
de sentido a travs tic la tradicin oral -relatos, h1stonas, l'\IL'.nlos,
poemas- es ;1lta111rnle si.gnil'icaliv'. i. La
comuuicacin en las relac1011es sonales JH1man,1s, entre vct 11.1os, en
las pequL'\as Ira usacLio11cs. comercia les, en fiestas 7 cere1110111as 1 ra-
<licionalcs, en aspectos de la vi<la pollica local y, lunda111ental111cnle,
es uu elemento de socializacin y lrans111isi11 gcnerac1011al de los
principales valores y cosmovisiones de fo Con . la.
incorporacin de fa escritura y la emergencrn, de
nicos" propios, estas concepciones comenzaran a m.1n1kst.irse t,1m-
,. Cervantes, Miguel Je: 1)011 Quijote ele la Ma11clia, 13arncelona, Etlilllfal Bruguern,
l'l79.
- Flores Gatinuo, /\Iberio: op. cit.
- Rho.:iro, Darcy : op. el/.
- Colomhrcs , Adolfo: op. el/.
' Dur<in, Leoncl: op. cu.
- Flon.:s Galmlo, Alhcrto: op. cit.
11 Fcrn;nJcz J .alour, Oiga : Cr111 111re" /11s/Ircos ,.,la 1radici11 arge111i11a, llul!nos i\lfcS.
[usi1u10 Nac.:on;li 1.k 111vcs1igaciont:s folkllirc;1s , t 960.
Los S11.ENc1os Y LAS Voc1;:s EN AMERICA LATINA
bin a travs de otros canales --el testimonio, el ensayo, la biogra-
"" la literatura- como mltiples maneras de expresar:
La eapacidad del hombre, de la cultura del pueblo para
bloquear, desviar, reelaborar o invertir lo que recibe; para
crear propuestas a partir de sus necesidades polticas,
econmicas. cullurnles o meramente "humanas": para leer
hechos y no pala l1fas; para defender su identidad an en las
cond eioncs ns pre ca ras ... Una a nccstra 1 reivindicacin
del hombre comn frente a esas concepciones que, abierta
o so la pada 111cn 1e. desde el a u tori ta ris1110 o desde la m;s fina
cultura, lo 1 rala ron ::01110 b; rba ro, ignoran le o id iota. Como
ma ni pu la ble ...
12
d. Los proi.:esos poltieo-i.:ulturales a partir de la emancipacitn
Por ltimo. la crisis del imperio espaiioi y las iuclrns por la
independencia hann emerger estas fuerzas subterrineas que, en la
nueva etapa, a dqu eren formas <le cid ida mente polticas, con mayor
grado de sislemali:zaci<n en sus formulaciones. Las articulaciones
c<.011111kas, polticas , socia les y cultura les que se procesan desde
entonces , van constituyendo las dos lneas m;s gravilantcs que han
de confrontar en los doscientos aiios siguientes, romo expresin c.ie
llHJndos que conviven conllictivameute en Amrica Latina: de socie-
dades duales con graves <lifcultac.ks e.Je integracin entre Jos polos
socioculturales originar ios. El complejo desarrollo de u1111 historia de
a111agons111os, pcrmulas y yuxtaposiciones. no logr superar el ahs-
111 l'nlrc esos sustratos que lllllcl1i1s veces se enfrentaron abicrlamen-
le y otras pcm1anccicron como raigambres cuyos contactos superficia-
les, 111cta111orfosis o lugares <le aparente confluencia no pudieron di-
s1111ular la distancia entre dismiles vcrdadt:s, entre cdigos perdura-
bles, entre formas de percibir el mundo ho11da111e111c difcrenciadas-ll.
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i realidades que no siempre evidenciaron
Patnmo111os '. . . 1cro donde ese dualislllo const1tu11vo
l1111tcs clmos de deJ11,11c:1c1011, 11 l I . l fi111d;1me11le las tradic10-
l
lt 11 1 do111111 111le ( ll 1 <,;\!,\! l <.;
1111p1de a a cu l ' . '1 1 111 h1s1a110-10rlU\!UeS;\ y J11;1S
1 . p ue SI ;\ CO O "' ' '
nes opr11111t as. 01 CJ , . .. .
1111
dicron asentarse sobre
. ulcs
0
nortealll<.;l IC,111.1
t<irdc la hcgemo111,1 111,,. . ' . l . l .. 1' "'S 11rcdn1111n;1111ementc curo-
1
ntos loc-t es e e 1,1 Cv
dctcrmmat os es ;ui11,; ' . .
1 1 1
. .
1
. .. en el carcter de
1
. . . .
1
con11nu1c at 11s 01 ic.i .
peas. ciando ug,u .1 un, . . \ 1 l 'l ron las \'orillas resistentes. l;1s
alianzas; no menor cont111u1c ac . ex 111t <.;. l 1rotcsta y los rro.ycctos
. 1 lt 1ies los mov11l11en os te .
ident1dat es cu u1, I . T oncos culturales, pnl11cos Y
alternativos de or1entac1on popu ,11" : Amrica Latina de cs;1s dos
sociales que fundamentan la ex1stcnc1,1 _11
lneas histricas:
D
. e '!.'IS corren desde el rondo de nucstr;1 l11s1or1;i. /\
os u 1 " s l1hn11
veces su comb;1lc es subtcrr;nco: otras ,
batala. visible. Por moment<>S sus voces esl<111
1 l
.. v 'ces dcs111den "ritos h1rienlcs de guc11.1 o de
caso1as e "' t hlque
De un lado una rucr1.a a111er1c;1na, 1c1T1 i'.1 '. , .. . .
da pnmaca y rcspcla el desarrollo interior.
los modos mentales y senlilllcnlalcs propios ... csc11c1.1.
l l"denl1s1 De ()\1
mente constituyente, <lllt()11om1s a, e ' . ,, . .
1 1
. l1erz-1 euro1eizalll.c primero y. en los u limos
at o u 11,1 " . . . .. -
1
o r-
. . . . .. l11 l11c1 1 distintos rumbos cxt1.111os, '
tiempos. vc1 s,1 ' ' . \ ' . .
tw1ri1 y metropolista, apegada a \ns vnculos IL co_
' ' , . .. externos 1 quienes concede pnnrne1;1. .. o1
y econom 1cos ' . . t . 1 s o
. . < r debajo de las denom1nac1011es even u,1 c.
enc1111,1 Y P J ...... I acontecer
lisimulantcs que toman esas !uc11..1s, 10\. o e
l 1 l, . .1.1
nae1onal se nutre de su e ia ccl1ca.
1 . . . . l l()s centros del poder nn1ndial
-
1
.. esivis in! ucnc1,1s L 1,;
1 !rente a as suc ' . . . , .. . otrcii ideos scran as
1
. cslnlos dom1nantcs, cs,ts
que impregnan a os . , . . t . opulares opuestos a las allerna-
bases de los 11.royeclos ,1s p 1"11. c1ue siunan la hislona
l ' o\lwHqUIC0-11111Jel , , e
ti vas de rearl1cu ac1on " "''. XIX XX. Estas cornentes halmn .
latinoamericana en los siclos .y . l'licas como 111anifcstac1on
renroducrse bajo distintas propuestas po 1 , . , h h1slori1 1 la
resuelto que otor\!a ' ' '
de un conllcto cc;nt'ormacin caracteres de
cultura. a la po\1\1c,1 y " , 1 . lesencuentros Dnndc. en la
, . l .idad y pro u1H os t
dra111at1ca comp 1,;. ' , vistis eap<is sociales en
- t hscs do1111nanlcs Y ' ' .
estructurac1on en i <.; .c.' .. , I s di fcrcnc1acones econm1c1s es tan
condiciones ele suh01 .. ,1'. 1rcs111ncs tn1co-culturalcs1'; com"
rucrlemente connotadas p01 as ex .
I I . 1 n ' ,. "" tl(}(trf 110 1lue1u1s
"Del Ma7.0, Gabriel::; rodicoli.rn10: c11.rny11 s11 ne s11 i1s 11 < . . . .
/\i. s E<.lic1011cs Gure. l l)57
1
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te,. "A111"rit.:;1 Launa: ldc111itlad y 11c111pm; 1111xl1is" c11111n Ira a1 ''
"Calden11. Fernando: "
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Ci)
O ..
il)J

Los SILENCIOS y L/\S Vocl'.s EN /\Mi".HIC/\ l .ATIN/\
una [rnclurn que atrnvies11 J;is re;i li<la<les nacionales y escinde al
conlinenle nHs fuertemente an que las fronlerns lerrilorales.
En esla ctwrt11 elapa es posible dislinguir diversas coyunturas donde
pueden apreciarse -con las peculiaridades de los diferentes 1110111en-
los histricos y la composicin social pre<lo111inantc <le cada uno de
ellos- el cnrcter sncrnico que van adquiriendo los avances y
relrocesos <le las luchas populues; de las verlienles que buscan cons-
truir un continente autnomo y justo, <le 11mplia inlegrncin y parli-
cipadn social, frente a los intentos <le consolidacin <le los domi-
nios necolonialcs. Como afirma Hernfo<lez Arregui, "Hispanoamric;1
liene una sola edad y sus grandes acontecimientos hislricos son
sncrnicos'"
16
. Una sincrona histric11 que, con nrnyor o menor n-
fasis en las dislinlns reas, se reproduce desde 111 consolidacin de
los imperios coloniales hispano y porlugus; lns luchas por la inde-
pendencia; los conflictos enlre "unitarios" y "fcelernles" con sus de-
nominaciones propias en cn<la pas; la consolidacin <le los gobiernos
oligirquicos, conle111porneos r.on el Brnsil republicano a fines del
XIX; los movimienlos de oposicin a esoS-1 elominios enlre fina les <le
siglo y 111 Primera Guerra Mundial; las dicladuras milil1lfes ele la
<lcn<la del treinla; los nacionalismos populares <le los cuarenla y
cincuenta; las <licln<lurns y los gobiernos elcsarrollislns <le comienzos
<le los sesenta; el resurgimienlo <le los movimientos de rnasas al
rinnlizar ese decenio; las <licladuras neomonelarislas ;if promediar los
setenta; la reimplanlacin de las democracias y los modelos <le ajuste
neolibernl en los ochenla y los interrognntes que plantean los aos
novenla'
17
.
L1s fragmentaciones impulsaelas por los proyeclos imperiales a
partir <le la emancipacin, se consolidaron por 111cdio de c1;os grupos
oligrquicos y clases acomodadas locales que oblenan prebendas ele
lns alianzas "bi!1llernlcs" con las melrpolis, en <lelrimenlo de la
posibilidad <le como un pas-conlinenle vereladernmenle
aulnomo; al tiempo que lendiln a marginar 11 los sectores populares
que poblaban sus mismos espacios territoriales. Artfices del inters
permanente <le Gran Bret;ia y los Estados Unielos en mantener las
divisiones entre pases dbiles, como lo muestran sus rc.speclivas
inlervenciones desde las luchas por 111 independencia hasta la guerra
<le lns Malvinas o la negociacin <le la deuda exlenrn continental.
pensar la modernidad sin <.lejar de ser indios". en lJmid )' Colin//1, op. ci1.
-Rihcin>, Darcy: "O povo Lltino-amcricano", op. cit.
' Hcrnndcz Arrcgui. Juan Jos: op. c1.
" Rihcirn, Darcy: op. cit.
-Argumcdn, Alcirn : Los lnberi11tos de In crisis (Amrcn Latina: poder tra11.rnncio11nl
)' comu11icado11cs). lucnos Aires, l'untosur/ILET. l<J85.
...

'::
AL.ClltA ARGllMEDO
La fortaleza que ha exhibido el neocolonialismo en Amrica Latina
encuentra sus ra?,ones en estas sociedades escindidas en las memorias
y en las tradiciones c11/111rales ms s11sta11ti1'llS. Y de Ja misma manera
que no ha sido posible an, en la mayor parle de nuestros pases,
alcanzar una visin superadora de los antagonismos y Ja interpreta-
cin de los grandes aconlecimienlos histricos, la disparidad econ-
mica que presenta el continen1e no es ms que Ja degradacin
aberranle de ese dualismo no saldado que se remonta a las formas
en que Europa. los conquistadores y colonizadores, percibieron al
otro en estos 1crrilorios
18

'
Mis a JI{ de las denominaciones, las inrtuc ncias ideolgicas o las
formas especficas de instilucionalizacin poltica que fueran adqui-
riendo a partir de la independencia. estas graneles lneas histricas
pueden encontrarse, con mayor o menor nitidez, en casi todas las
naciones latinoamericanas. La lnea histrica 11acio11al-pop11/ar se
procesa a Ira vs de las generaciones; donde Jos manda tos de resisten-
l'ia y las aspiraciones de autonoma, justicia y libertad; las memorias
de grandes rebeldas, van lransmitinclosc ele padres a hijos, de abue-
los a niclos, alimentando ese bagaje de otras ideas. En Mxico, por
ejemplo, un ejercicio de este tipo permite. ligar a Jos descendienles
de quienes lucharon junto a Cuauhlmoc en la ltima gran resistencia
azteca hacia 1522, con los numerosos levantamientos que signaron el
perodo colonial. Y desde esos troncos familiares originarios, en
muchos rnsos lllCstizados con blancos, naceran quienes acompaiaron
a Hidalgo y Morclos en ios primeros movimientos independentistas
de orientacin popular. Un siglo ms larde, los nietos y biznietos de
esos colllllatkntes fueron liderados por Villa y Zapata, que expresa-
ban las corrientes lllis radicalizadas de la Revolucin Mexicana de
l 910; y sobre el apoyo de la generacin siguiente pudo Lizaro
Crdenas profundizar las polticas de reivindicacicn nacional y social
entre i 934 y J 940. A su vez, Jos hijos y nietos de esos ca rdenistas
serln la base social ms importante de Cuauhtmoc Crdenas que, en
su propio nombre y mls alh de sus eventuales aciertos o errores.
s intetiza cinco siglos de historia popular mexicana.
fatas lneas adquieren caracteres singulares en la Argenlina. dada
Ja magnilud de Jos contingentes migratorios europeos que llegan al
pas desde fines del XIX. Al igual que en Brasil o en Uruguay, la
eliminacin de una parle signific;1tiva de los pueblos nativos llev a
la decisin de poblar con razas europeas aqullo que hacia fines de
ese siglo apare ca como un desierto socia L Sin embargo, los i nlenlos
de suplantacin de un poblacin por otra promovidos por las oligar-
quas, iba a generar entre los descendientes de esos inmigrantes
JS. Tndornv. Tzvciao: op. cit .
Los SILENCIOS Y lAS VOCES EN AMRICA LATINA
conductas contradictorias hacia Jos antiguos habitantes. Con una
11

sospecha'da capacidad ele asimilacin, fueron integrando nuevos sec-
tores PJ?ulares , clases medias y grupos privilegiados segn Jos azares
de aditiviclacl econmica; y se desgajan en sus comportamientos
po!Jt1cos entre esos dos grandes polos sociocullurnles conformados en
el pas cluranle Jos siglos anteriores. Porque si nn1ch;is veces una
proporcin de los estratos medios formados a partir de esos aportes
actuuron como base ele oposicin a Jos proyectos populares, tambin
de all saldran fraccones sociales, polticas e intelectuales identifi-
cadas con las vertientes ele fuerte arraigo social. Por eso no llama Ja
atencin en. la Argentina que muchos de los intelectuales orgfoicos
de las lrad1c10nes polticas nacionales y populares de este siglo se
llamen Moiss Lcbensohn, Homero Manzione o John William Cooke.
En las dcadas de 1930 y 1940, las migraciones internas vincu-
ladas con la incipiente industrializacin, hicieron llegar a los centros
urba1.10s del litoral a los descendientes de esas poblaciones indgenas,
111es11zas y gauc!rns cuyo peso demogr;fico -p<1sadas tres generaciones
clescle los graneles genocidios- volva a ser significativo. Los arrabales
de ciudades se fueron poblando de gente que hablaba espaiol, pero
lamb1en quechua o guaran. Eran "los negros"; venan desde el norte
portando sus tradiciones y una versin de la historia que cuest ionaba el
relato de las clases dominantes. Las lneas genealgicas Jos ligaban con
remolas aspiraciones de dignidad : en el Noroeste pueden rastrearse sus
!1111iliares con las rebeliones calchaques de 1630 y 1660 y
un siglo 111;1s larde con el levanlamenlo de Tupac Amaru. Los hijos
gauchos de aquellos guerreros sustentaron las luchas de Juan Martn de
Giicmcs. haca 1810; los niclos estuvieron en 1840 con Facundo Quiroga
Y los ll1zn1ctos rnn el Chacho Peialoza y Felipe Varcla al promediar
d . de 1860. '.nlegraron las montoneras federales derrotadas y
11111quiladas, contra quienes estuvo dirigida la nefasta consigna de "no
ahorrar sangre de gauchos". Silenciosos y replegados, no hicieron Ja
guerra sino el amor; y sus propios biznietos van arribando a las ciuda-
des con el signo de la estirpe en los rostros morenos. Se encontraron
all con aqullos que venan del Noreste -tambin biznietos de Ja
de Solano Lpez y Lpcz Jordfrn- y seran liderados por el nieto
mesti zo de un guerrero mapuche del Sur.
Esta experiencia histrica de las mayoras latinoamericanas ir
confor111a11do, a travs de diversas vertientes y sntesis, una matriz
11111.no11111 pe,11!>:11mie11to. De in misma manera que las principales
corrientes 1deolog1cas europeas constituyen una cxplicitacin terica
de aspiraciones preexistentes y aparcrrn como Ja fundamenlacn de
visiones del mundo procesadas en las vivencias existencia les y pol-
l1cas de vastas capas de poblacin. Al igual ue lo ocurrido con las
ideas de la Ilus tracin, tambin en Amrica Latina es posible detectar
.,
i
1
,
t ..
'

ALCIRA /\RG\IMEDO
e 1le ;iul<no111;1 de el proceso histrico cue dicrn origen a una corr1 .1 . , ,
ideas de signo nacional y popul;ir. roc!os de
vertebrnciones conccplualcs, v;ilores cos111ov1smn:-s .de
r()ll ods r 1 infinid;id de expericnd;is, COllOClllllelllOs Y
s;i r " '" ,. , r l s de
soci;ilcs en momentos de repliegue o con[ront;ic1011. '"'n 11 o.
que cxpres;in la otra versin del relato: cap;iccs de
. 1 s de articulacin terica y confrontar, la111h1en en
znr mayo res n1ve e. . .
1
d matrices
el plano del pensamiento s1stenrntrzado, con_ gran es . '
. iluyeron en los lJroycctos orga111cos a los cuales se
europeas que 11 , , : ..
enfrent prcdominnntcmentc en lern1111os pol1l1cos.
Desde est;i ptica, los movimientos pornl;ires no s011'. a
menudo se afirmn, una mern manifcst;i:in de
o a111crc11icas de oposicin a las trn11slor111;1c11111cs del o_r e
"O,nl;irio da,; cuenla de ideas y voluntndes sociales acerca e como
' '
1 1
d . s l'rcnlc ; los 1110-
ha n de estrmturarsc estas soc1ec;H es; e opuonc.'. . '. . '. , ..
delos de modernizaci<n salvaje impulsados en d1st1nt.1s
... . s de rnder m;s roncenlrndos y las estralcg1.1s
por os grupo. . . .
1
. t JCes de un;
he e11111icas dc.l campo 111lcrnac1onal. No se lr,1 ,1 en o1. .. s) v
di;yunlivn enlrc cambios modernizanles y stalu cuo, plrogre. e :
, , ,. .1. , y barbarie. E-; el an1agon1s1110 e e proyec-
regresion entre uv1 1zac1011 ' ' .
lc;s concentrndores y fuertemente exduyenlc_s, a
JrO celos de soberan;i nacio1rnl y continenta_i, de
so.ciall y cultural, con consensos mayontarios Y una
' . , , co111c1 11rocesos endgenos asentados en la lrnnrn l11sto-
p;i rlicip;i c1on, 1 d
rica de cada p;is. Dos formas dismiles de enfrentar a mo ern1Zi1-
cin:
[;!
L1 modernizilcin pretendidii por occidente es la
7.ilCn libernl y capitalista que inlcnla su _termmo
l;i absorcin culturnl, econmica y poht1c;i 1_nscr.1:a en el
sentido ltimo de la conquista. Dichn es
slo la que nos inst;ila en la depe.ndenc1n .. : sino qu: se
orienta a consumar la dependencia en ! .
occidente. Frente; ella, Castro Pozo advierte nl.ra P?;''b1-
lidad ce modernizacin, cuya condicin de reahzilcton es
la reconquista de la autonoma pollico-eslalal la cual
embargo slo es posible por la rernnqu isla de la
intelectual, de la autonoma cultural y las autonomrn.s
psicolgicas, poltico-sociales, etc. E<;a pos1-
hilidnd de moderniz;i cinsolo puede; rra igil en
n1ntcrial, organizativa y cultural origi1rnl, viva, v1tiil. ..
('/_)
\.)
(!)
o ..
(J
.. ,
Franco. f' cir.
162
Los SILENCIOS y IA<; Vocr:s EN AMl'.ltlCA LATINA
3. StlSTRATOS crn:rnnALES y CONSENSOS
En la persistenciil <le Csils estrncturns profundas de significilntes y
expericnciils socioculturnles, se encuenlrnn liis claves de In compleja
evolucin de la pollicil y lls ideas en Amrica Latina:
No llamo ideiis solamenle a liis expresionessistemtticas de
un pensilmiento metdirnmente ordenildo sino tambin a
aqullas que an no han a lea nza do u na fnrmu lacin terica
rigurosa; y no slo a las que emergen de llllil rellexin
terica sino tambin a las que se vnn constituyendo !enta-
men le como una interpretacin de la realidad y de sus
posibles cambios. E5tas otras ideas, las no rigurosas, suelen
lener 111ts influencia en Ja vida colectiva. En verdad, son
expresiones de ciertas formas de mentalidad y suponen una
actit11d frente n la renlidad y un esquema de las formas que
se qu isiern que la reil lid ad adopta rn. Todo ello no suele ser
engendrado en la mente de las elites. S11elc ser el fr11to de
un movimiento cspont neo de vas los grupos socia les que se
cnfren la n con u na situacin dada y piensan en el la co 1110 en
su constrictiva circunstancia, sin perjuicio de que <le las
elites salga quien provea la forma rigurosa de la expresin
ronceplual y, acaso, la divisa rolun<la capaz de polarizar a
las mullitudcs y enfrenlar amigos y enemigos.-'
El desigual desarrollo de estos sustratos socioculturales se manifiesta
en una paradoja reiterada en la historia poltica del continente. Mientras
las corrientes originarias de Europa y los fatados Unidos --el liberalis-
mo poltico, el libernlismo econmico, las vcrtienles posili-vistas, el
marxismo ortodoxo o los nacionalismos aristocratiznnles- tienden a
mostrar un reiativo predominio en los espacios c11lturales, educativos o
acadmirns oficiales, los movimientos polticos que se confornrnron a
piirlir de ellas enfrentaron fuertes dificultades pnra encarnar consensos
m;iyoritarios permanentes. Por el conlrnrio, los hitos de ma<lurncn de
las vertientes 1rncional-populares gestaron convorntorias, estrnc-
turns de movilizacin capaces de pernrnnecer en las memorias sociales
como momentos indau<licablcs a pesar de la represin. la proscripcin
o la derrota. Lo cual no impiica desconocer las experiencias de degra-
dacin que signa ron el derrotero de algurn1s expresiones poiticas popu-
J;Hes, ias crisis <le. represcntatividad, el desgaste ele ciertos liderazgos, J;i
dcsvirtuacin de los mandatos o Ja prdidii de su capacidad militante,
como consecuencia de los mltiples foclores que nctan en los procesos
polticos latinoamericanos.
io Romero. Jos Luis: Lari11onmricn: sit11ncio11t!s t! i<lt!ologns. lluc11os /\i res, Edicio11cs
del 1967 (Suhrayado 1\.1\.)
ALCIAA ARGUMEDO
Una perspectiva de doscientos aos de historia poltica en Amrica
Latina permite establecer que, como tendencia general, las vertientes del
pensanento europeo o norteamericano slo lograron penetrar en delga-
das capas donnantes, en algunos sectores de clases medias, en elites
intelectuales o en grnpos minoritarios que alcanzaron distintos grados de
estructuracin poltica o institucional, con escasa capacidad de convoca-
toria persistente entre los estratos populares, aun cuando en ciertas
coyunturas hayan despertado expectativas en ellos. Diversos y contradic-
torios factores han influido en su incapacidad para introducirse en las
capas mayoritarias latinoamericanas, dando lugar a un fen111eno que
recibiera diferentes explicaciones sin que ello cuestione el reconoci-
miento de su existencia:
El esquema de las corrientes ideolgicas en Europa Occiden-
tal no puede servirnos de modelo porque el desarrollo de las
corrientes ideolgicas tiene all una profunda coherencia con
el desarrollo econnco, social, poltico y cultural. Esta
situacin no se da en Latinoamrica ... un anlisis de sus
contenidos en Latinoamrica no ayudara mucho a entender
los probielllas latinoamericanos, porque a su vez se han
desarrollado otras corrientes de opinin lllucho menos preci-
sas y sistelllticas ... aunque de arraigo mucho ms profundo ...
Con esto se llega a lo que para lll constituye el nudo del
problema. En los pases de desarrollo social y cultural aut-
no1110 las ideas constituyen un haz coherente con ese desarro-
llo pero en Latinoa111rica colllO en el mundo rabe y en los
pascs recin emancipados de Ao;ia y frica, las ideologas se
mueven de distint<1 nrnnern ... s
As. el contraste entre las corrientes del 111undo metropolitano --con
alto grado <le sistematizacin conceptual y escasa capacidad de penetra-
cin social- frente a concepciones con menores niveles de
fundamentacin y desarrollo terico pero con proft1do arraigo entre las
masas, da cuenta de la necesidad de introducir nuevas varia bles en el
anlisis de los procesos polticos e ideolgicos del continente. Hace
estallar las falaces polarizaciones entre racionalidad e irracionalidad,
conciencia enajenada y elites iluminadas y otras formas de descalifica-
cin del pensamiento popular. Para desentraar la lgica del procesa-
miento de estas 01r11s ideas es preciso entonces eliminar el prejuicio
eurocntrico sustentado en una articulacin sistemtica de categoras de
anilisis. runcJamentaeones filosficas y cpiste111olgicas que
sistemticamente tambin, habran de despreciar las versiones de las
mayo ras socia les la tinoa 111ericana:-;s
2

" ltonu:ro. Jo,; Luis: op. cir.


Los S1LENC1os v LAS Voci:s JJN AMRICA LATINA
Durante las primeras etapas de la independencia, las vertientes
libernles adoptadas por las clases privilegiadas criollas -muchas veces
en conflicto con las corrientes populares in!luencia<las por Rousseau-
se basaron en grupos ilustrados partidarios de gobiernos restrictivos,
excluyentes de las masas que haban constituido el grueso de los
ejrcitos libertadores. La definicin del ci11dnd11110 se restringa a los
sectores acomodados, hijos de los colonizadores espaoles o portu-
gueses, decididos a mantener el orden estamental de la colonia con
el slo reemplazo <le las elites dirigentes, en una independencia des-
tinada a favorecer sus intereses, aventando los obsticulos que impo-
nan los imperios en decadencia. Siguiendo las inluencias de las
monarquas parlamentarias europeas o de la repblica en los E.stados
Unidos. estos estratos enriquecen las concepciones oligrquico-seo-
ralcs con los aportes del librecambio y la representatividad poltica
calificada. Sus modelos sociales conceban un incremento de la con-
centracin <le la tierra y los recursos 1rnturales en sus manos y una
apertura de las economas al comercio mundial, que iba a arrasar con
las manufacturas locales ante las pujantes industrias inglesas alimen-
tadas por las tecnologas de la Revolucin Industrial. Las mentalida-
des y los intereses largamente trabajados de esta "gente de razn" los
llevara a una dura confrontacin con las expresiones populares que
pretendan i111poner sus perspectivas igualitarias y autnomnsSJ. Entre
otros, hacia 1830, refirindose a las fuerzas unitarias, el caudillo
santafecino E<>tanislao Lpez sealaba:
Ellos y su faccin se han arrogado exelusivamente la
calidad de hombres decentes e ilustrados y han proclamado
en su rnbioso despecho que "sus rivales", es decir, la
mayo ra <le los ciu<lada nos a rgcntinos, son hordas <lesa lva-
jes y una chusma, una canalla vil y despreciable ... que mils
vale sepultar a la Repblica en sus ruinas que permitir
prevalezcan los federales. Esa chusma, esos gauchos que
no <loblann la rodilla delante de ellos, son nuestros padres,
herma nos. parientes, amigos y conciudadanos.
5
'
1
"Hcrnnucz Arrcgui, Juan Jos: Nacio11alis1110 y /ibernc111, I3ucnos Aires, Ediciones
llachea, 1969.
-llcrn;nt.l.:z Arrcgui. Juan Jase: La fvrmaci11 de la co11cie11c/{/ 11acio11al, 13uenos Aires,
Euiloriat Plus Ulira, 1973.
"Garc1 Dclgauo, Daniel: Races c11cstio11"'/as: la tradic111 popular y la democracia ,
Buen ns 1\1rc,;, Ccnlru Eui lor Lic Amt!rica La1ina, lliblio1cca l'ol1ica /\rgcn1ina N"245-
246, t lJ88.
- Rosa . Jusc Mara: op. c11.
"Citauo por !Uvera. Jorge: El gc11ern/Jua11 Fac1111t!u Qui ruga. Buenos Aire>, Cuaui:rnos
<lc Crisis N8. 1974.
' . ,.
' !
,,
. q
\\'
1
\ .
1 . '
'.'. .,
'!. i
l': .
it
/\Lc:JR/\ /\RGLIW:no
Hacin !'ines del siglo XlX, las inr!Henci;is positi;ist;is rundamen-
t;iron "cicntfic
1
mcntc" nuevas formas de dcspot1smos ilus'.rados
ncocolonialcs, conscientes de la necesidad de rcorzar .sus .cspacms .de
poder econmico, poltico y militnr frente a la expenencin _ var'.;'.s
d.cadas de antagonismo con los proyectos populares. Es_t,1s bases
ideolgicas orienta ran los gobiernos dicta !orn les Guzma n 81a
en VenezueJ;
1
, Porfirio Daz en Mxico, Rafael Nunez en Coloml:in,
Lorenzo Lntrorre en Uruguay, lns en
Argenlinn
0
Per y !ns pollcns del Brnsd Las res.1:<;-
tencias opuestns a los proyectos llev;man n. la
sin reparos de 11n pensamiento lcg1l1nrncJor de.1'1
d
. .

Por entonces nuevos centros 1mpenalcs hah1nn actun-


c. es,1., ,. .. . , N
lizado en Europa la runcla111cnl;icin de 1a s11pn.111a.c1a .. el
nhstanle sus cvcnluaks cnnirndiccioncs, cs;1 supcrioml;id
ele la raza, J;i cultura y la civiliz;idn europeas, unicl;is '.'. l;i terrea
decisin de lc.gilimar Ja empresa imperial, en tanto "deber de exten-
der a tocia 1'1 l
1
umanidacl la evolucin alc;1nzacla por las rcg1nnc; del
norte occidental, justificaran Ja:; guerras de conquista, 1'.1s . polilKaS
represivas y las
111
;
1
sacrcs de poblacin. La c:onccpnc'i.n teolog1ca acerca
del ;il111a de los negros se rerorn1ul;1 bajo lorn1as laicas
fa ciencia. con ;ilcance a tocia poblacin de color; y con;JCc1on
moclc.rniz.ada de ,
1
in!'erioridad innata ele vastas capas 111cluye
S\l incapacidad p;
1
rn gestar un pcnsamic.nto que . no se;1 _
bastardo. Con estas ideas, las clases n11tas curope1zantes en Amerila
Latina van a planlear Ja necesidad del genocidio, las soluc10nes
finales de la expurgacic'in de estas lierras, del ca111b10 de las s;1ngrcs
nativas' por razas lrabajadorns e inteligentes de origen blanco"':
La incorporndn m;s plena al mercado y las
ele honwgeneiz;ir las cslrucluras sociales torn,1r
gnbcrn;
1
hles a pases provenientes del. pcr.1oclo ele
;.n renta mientos e i vi les pos i nck pencl islas cn111c1cl 1c ron_con
una e.lapa de ccntraliz;icin estatal y con la pcn,clranon Y
clif'usi<n de Ja fil<1sof'a positivista ... Existe as1 t0cla una
( l;i Jpni
11
Donghi. Tulio: t f i.i;ori" c 011 ,,
1111
u,,'<11.:a tic A ,,,,nea l,01111". M;idrid. /\1 ian7.il.
t96<l . /\ ' !' 1 1987

11
. Oscilr: f'n.
1

1
1i1is111o y 1wci11 en f(I 1\rgc11ri11a , Bucnn:o 1rcs. 1111 nsm,
-Romcrn . .lose Luis: op. cit.
- !liil[!ll . l]tgo: Ofl . c:it.
Rosa , Jnsc M:ira: np. cir.
- ll;ilpcrin Dnnghi. Tulio: np. clf. .
11
, 1 . . . l) lll"hi Tul in: rr C.l'/l<!J<l de lrr liis1ori11: 11ro/Jlcmas argi.:111111osy pcrspi!Cf /I'(/,\
- o pcrin < ,,. ' 7
/ntinoamc:ric""-" ll11clHlS Sudilmcr1c;i11;i , l 9!l
- Tcr:in. op. c11.
1 r.:.r-.
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1
Los SILENCIOS y LAS EN /\M!'.RIC/\ lJ\llN/\
gama de la cuadrcula positivista destinada a diagramar un
modelo de pas donde las inslituciones trazar;n el lmite en
cuyo interior se asimilaran los sectores inlegrnbles a ia
modernidncl, en tanto que la variable coerciliva operara
tambin institucionaliz;idamenle expulsando de l las frac-
ciones pre o extracnpilalisins renuentes a incorporarse a la
eslruclura nacional. .. L1 mirada de los epgonos nntivos de
Spencer quedar no pocas veces por los factores
raciales que presuntamente explicaran el retraso o las
frustrnciones modcrnizantes especialmente en aquellos
pases que-como Mxico, Bolivia o Per-conservaban
un denso y suprstite fondo inclgena.
57
Co111ple111cnla ria mente, las rebeldas popu l;ircs iban a ser i nlerprc-
tadas romo manifestaciones regrt.sivas de oposicin al progreso, como
f'uerzas i rracio1w lcs inca paces de comprender los nuevos ca mi nos
emprendidos por los centros civilizados, como afirmacin de esa
inl'crioridad gen.tica e irreversible. No entrabrn en ia consideraeicn
de estas elites las duras condiciones de vida que el nuevo orden
econmico volva a imponer a las clases sometidas, los efectos de
desnrticulacin culturnl, el hostigamiento y ruptura ele los lazos
socictalcs, el senlido de dignidnd y justicia latenle en esas mayoras
sociales. Se niega todn legitimidad a las altenrntivas opuestas a esas
fornrns de moderniwcin, dirigidas a incrementar e! poder ele los
estamentos privi legiaclos y los centros imperiales, condenando a tas
rrncciones populares a solventar los c1rnntiosos coslos que tal moder-
niz;ici6n supuesl11111ente requera
5
R.
El conlrm;le entre estas posiciones y las verlienles e.le signo popu-
lar, se reproduce en los ms diversos pases y en dif'crentes perodos.
Y si es posible comparar en trminos de vidas paralelas a pem;adores
latinoamericanos y europeos en distintas coyunlurns ele la historia, el
ejercicio es tambin vlido p;ira los exponentes de esas dos grnndes
fuerzas que recorren la vida polticn lalinoamcricana . Las lneas de
continuidad enlrc un Estanislao L6pez en la Argentina e.le 1830 y un
Jos. M;irt en Cuba medio siglo ms tarde, permiten confrontar ese
bagaje de ideas con lns esbozadas, entre otros, por Domingo Faustino
Sarmiento. En una carta al encargado de negocios de Su Majestad
Britnica, a quien solicit;1ba ayuda parn derrocar a Juan M;inuel de
Rosas. deca:
op. cir.
''Romero, .los Luis: El dcsarrnllo de /a.1 idea., en In soc1cd11d 11rg.:111i11a del siglo XX.
Mxico. Fomlo de Cullura Econ<mic:i. Colccci6n Tierra Firme. t965.
-Romero. Lus: op. cir.
'
\:.
ALClltA ARGllMEDO
Pertenezco a 1 corto nmero de ha bitan tes de Amrica del
Sur que no abriga prevencin alguna contra la influencia
europea en esta parte del mundo: como publicista he
sostenido de diez aos a esta parle que estaba en nuestro
inters abrir a la Inglaterra y a todas las naciones europeas
la navegacin de nuestros ros, para que desenvolviese el
comercio, la riqueza, crease ciudades y estimulase la
produccin ... Estos pases, me dira, son demasiado brba-
ros para ser gobernados de otro modo ... Lo que supongo que
S.S. me dira a 1 odo, puede decirlo a boca llena sin que yo
se Jo desapruebe. Yo he habituado los odos de los ameri-
canos a orse llamar brbaros y ya no lo cxlraflan ... Yo
pertenezco, se10r, al nmero de seis millares de argentinos
a quienes en' una sesin de la Sala de Representantes
denunciaba D. Baldomero Garca en 1839 como que "quie-
ren andar a la extranjera, hablar a la extranjera, vestir a la
extranjera" y mis simpatas por los extranjeros no lo
excluyen a S.S., representante de una de esas naciones a
quienes el gobierno de Rosas atribuye bruL1les caprichos e
infames aspiraciones.
5
')
Pocos a1os antes de esta carta, en 1832, Inglaterra se haba apro-
piado de las Malvinas y otras islas del Atlntico Sur; y pocos aflos
despus, en 1845, se iniciara el bloqueo anglo-francs al Ro de la
Plata parn forzar la libertad de comercio penetrando en los ros
interiores. Ante esa 11ucva forma de agresin colonial --<ue se repro-
duca en China con la Guerra del Opio- el general San Martn
escriba desde su rcliro en Francia, poniendo su cspa<la y su persona
al servicio de la nacin argentina y felicitaba al gobernador de Buenos
Aires, como defensor de la independencia americana.
Halpcrin Donghi
61
remarca la indignacin de Sarmiento --<ue en su
libro Fac1111do <lenunciaba los avances de la idea de igualda<l como una
<le: las causas de las guerras civiles en la Argentina- frenle a quienes
pretendan establecer una relacin entre el Arauco prehistrico y el
Chile que nace de la conquista:
Quisiramos apartar <le to<la cuestin americana a los
salvajes ... para nosotros Colocolo, Lautaro y Caupolicn ...
"Ci tau o por Carri. Roberto : Pensamiento nacional y Sociologa antinacional" C11cdra
Tcvr11sSucwl:ic11,- L111111v11maic111111s, Facultat.l t.lc Filosofa y Letras, Universitfat.l
t.lc 13ucnos i\in:s , 1970.

0
!tosa, Jos Maria: op. cil.
I llatpcrin Donghi, Tulio: El espejo . .. op. ci1.
Los S11.ENc1os Y l.J\S Voce> EN AMRICA LATINA
no son ms que unos indios asquerosos, a quienes habra-
mos hecho colgar y 111an<laramos colgar ahora si aparecie-
sen en una guerra de los Araucanos contra Chile, que nada
t i n ~ que ver con esa canalla.
62
Desde una visin coherente con estos planteas todava a princi-
pios del siglo XX, un diputa<lo limeflo comparaba "a los indios del
Per con los pieles rojas, exigiendo para ellos un destino similar: el
cxtcm1inio"
6
3. Hacia la misma poca, en un conocido informe sobre
las clases trabajadoras en la Argenlina, Bialet Mass relataba que en
Santa Fe "una persona de alla posicin cree que nada hay que es-
tudiar <le la cuestin indios ; lo nico que hay que hacer es extermi-
narlos y si queda alguno, llevarlo a la Tierra dei Fuego: -Y si a
us tc<l le hicieran eso, qu dira '? -Es que yo no soy in<lio!"
64
A
partir <le estos elcmcnlos, concluye:
De lodo ello yo deduzco que se continan en el siglo XX
todas las maas del siglo XVI y que hace falta restaurar el
imperio de las leyes que repriman los abusos nacidos tanto
<le la codicia como de la falta del concepto de que el indio
es hombre y tiene Jos <lerechos de la humanidad.
05
De otro cancter habnn de ser las dificullades encontradas por las
vertientes del marxismo <lcsdc fines del siglo XIX para construir
consensos masivos en Amrica Latina. Salvo excepeioues, como Jos
Carlos Mar<legui, la ortodoxia marxista que llega al continente tuvo
li111itacio11es para compren<ler los rasgos originales, la particular com-
plejidad cultural de las clases subalternas y los mecanismos del poder
y la expoliacin en estas regiones. El marxismo buscaba el sujeto
social proletario que haba de encarnar y liderar el camino haca una
radical transformacin. Pero en socie<lades predominantemente rura-
les, con tradiciones de lucha e identida<les centenarias, los trabaja<lo-
res indus triales constituan, hasta bien entra<lo el siglo XX, sectores
claramente minoritarios en su peso econmico, social y cullural. Sin
cn1bargo, el problema de una i<leologa sin sujeto no habra de ser
el nico que enfrentara el marxismo en este continenle. Mao Tse
Tung dara en China una resolucin propia frente a condiciones si-
milares luego de la derrota de Shangai en 1927. Pero se trataba de
' CitaJn por llalpcrin Donghi, Tulio: L/ e!.pc;o ... op. cil .
"'Flores GalinJo, Alberto: op. c.
llialet Mass..:. Juan: fllformc sol>rc cl es111do d.: las clas .:s vhn:ras <:11 el i111.:rior de !ti
lfrpihlica, Buenos Aires, Imprenta y ca sa cJitora t.lc AJolfo Grau. l 904.
' llialc! Mass, Juan: up. ci1.
li
,.
Al.CJl\A ARGUW! IJCJ
alguien que ante todo fue chino y despus marxista; que en esa larga
111;11ch;1 supo compenetrarse con las tradiciones. las identidades y los
patrnminms culturales de su pueblo -en especial del campesinado-
}' s1ntct1zarlos, refundirlos, enriquecerlos con las herramientas que Je
aportaba el 111arxis1110.
En el continente lat1noamenrn10, los principales tericos y pol1-
t1cos marxistas se ligaron predominantemente con los urba-
nos, "modernos'', de estas sociedades duales; y en la bsqueda dd
proletan;ido que deba estar en i<1s ciudades, mantuvieron un scnt1d(l
ilun11n1sla - positiv1sla en ltima instancia- que los llevara a des -
prcuar las raigambres culturales y las tradiciones rebeldes de las
clases populares, que componlan una proporcin clec1s1va ele la pohla-
cicin c11 los clislintos pases. En esta perspecliva, Juan B. Justo lc en
la 1\rgcnlina el claro exponente ele un rensam1ento poltico socialista
que se 1nscr1aba en las :reas urbanas del litoral, ele esa pampa ele la
cual rucran dcs;llojaclos los pobladores nativos y sus descendientes
111cs111.os luego de los genocidios de 1860 y 1880. Y si bien una de
sus propuestas esenciales ruc la necesidad de nacionalizar a los obre -
ros extr;rn1eros que llegaban al puerto de Buenos Ares con el ohc -
t1 v(l de participar en la accl!n poltica a travs del voto u111vers;ll y
sccrcl(l , lal nac1on;ili1.ac1Cn no planleara nunca un reco111ici1111cnl(l lk
las 1de11t1dades populares , que h;1ci;1 esa poca se sentan
por Leandro 1\Jc111 e Hip<ilito Yrigoyen, a quienes 'despreciaba por
sus 1orn1;1s plebeyas de aceplac1t)n de la 1norga11Lidad de las 111a-
:-.;1s "c,,,
Y;1 lrn:n entrado el siglo XX, el erec11111cn10 tic las ciudades c1111rn
e<J11sccuc11cia dL: las 111igr;1c11111es internas quL: se produce ;1 lo larg(l lk
1\111cnca J,atna. ineormni en la cultura urbana nuevos ck111cnlos <k
1111x1uraei<in proven1e11lcs de las tradiciones rurales que, a s11 \'CI.. s,
cllnugan con l;1 i111pla111ac1on masiva tk los medios tic crn1111n1c;1-
L'l<n . d;1ndo lug;1r a procesos de l'uerte 1nterpenetracit'1n social y L" tli-
111r;d_ C'lln 11na v1s11)n .. censal" , econo1111cis1:1, de las clases
que gnor;1b;1 su car;ielcr tic suelos hist1rcos, las concepc1oncs 111ar-
x 1s1as 111;i s s1gnificat1vas buscaron 1111po11er una ideologa ho111ogcnea.
c11 L111lo se C(lns iderahan poseedoras de una ne11cia capaz de prcl"i-
gurar la verdadera conc1cnc1a rcvolucwnaria que deban alcanr. ;1r esas
clases. l,;1 dslam:1;1 entre sus prop1<1s verdades y el sentido eo1111in
que 1111pregnaha a llls estratos populares , confir111aha sus tesis de
una C(lnc1cneia s11c1al enacnada. Esta 1ncomprensicn hara c(l111c1 -
Ant.: 11 . .ltl Sl' : l)d1L111t1s rc111:-.cr1ar 1\11Hi nc:i L;it1na, pcru .. ,desde que l'O!ln.:p111:-.
' pc'll \: 11 1\111cr1c;i.'- c-11 /J111u/ r (;11/i111h. 1\1-1n XVI, N"l'J . ll11c11os /\irc" . Cl.1\CSO.
uli" tk
-- - l\1;1g1n1. 1 lug.u : "!' ni .
i7fl
Los S11.12Nc1os v LAS Vocrs EN AMRICA f_,ATINA
dir en 1rns de una oportunidad a una parle importante <le los grupos
marxistas con los lihernlismos oliglrquicos en las interpretaciones de
la historia. de los movimientos polticos y de las concepciones del
11111 ndo popular:
No slo el pensamiento liberal cuestionn la validez de las
nilluras indgenas; tambin lo hacen ciertas corrientes del
pensamiento marxista ... En la medida en que la cultura es
expresin de las condiciones socia les de produccin, lo que
se puede ll;1111a rcullura indgena en Mxico es expresin de
los vestigios de modos de produccin pre-capitalistas.
Conforme se generalizan las relaciones capitalistas de
produccin y desaparecen las formas de produccin anle-
riores, la mhn desaparecer 11 rremedia blemenle las di-
versas manifestaciones cultura les asociadas a slas. E<; le es
un proceso histrico irreversible y adems deseable. Pre-
tender la preservacin de las culturas indgenas es anacrnico
y en el fondo reaccionario ... Plantea ria cu es li n cullu ra 1 es
frenar el desarrollo de la lucha de clases y la revolucin
social. Con hase a estos argumenlos y otros similares, la
izquierda en Mxico se ha manifestado en favor de una
acelerada prolctarizacin de los grupos indgenas y de
hecho coincide con el pensamiento liberal en cuanlo a que
la desaparicin de las culturas indgenas es a la vez inevi-
table desde el punlo de vista hislrico y deseable desde el
punto de vista pollco.
67
Por ello, en d extremo opuesto, el valor de un Jos. Carlos Marilegui
rue sei'ialar las claves cseondicJas en las races culturales y en el pro-
blema del indio, como bases ineludibles desde las cuales promover el
Para Mar;tegui el nrnrxsmo era el milo moderno y pian-
teaba una revolucin concebida como un acto colcclivo. como creacin
de las masas, como lradunin de sus impulsos y pasiones; en un
derrotero construido desde ahajo hacia arriba, a partir de las comunida-
des y los pueblos . Por Jo tanto, era imprescindible que el marxismo se
expresara en quechua , amalgamndose con el milo andinom. La conver-
gencia entre las identidades indgenas y la cu!lura de las amplias frac-
Stavcnhagen. Adolfo: op. c.
.; rvtaritcgui. JnsC ,\'ictc cusayosdc llllt:rprt:lllCi11 de In rcaldnd pt:rttll/UI, Lima,
llihlinlcca 1\m;1ula. 1'>67.
Flore' (i;dino, Athcrto: op. dr.
- Francn. op. clf.
1
'
1
tv1ar;i1c;;ui. Carlos: l.n po/mtca del 1.ima, Mosca /\zul, 1976.
CiJ;uJn por Flore$ (i;dinJo, Alhcrln: op. cir.
171
;;'. . .
.....
,,
;
ALCIRA ARGUMl!OO
ciones de mestizos, deba incorporar la potencialidad de las ideas que
brindaba el marxismo para la de una nueva sociedad pe-
ruana. Capaz de sintetizar el pasado y el presente, la tradicin y Ja
modernidad, el nacionalismo y el socialismo, donde los patrimonios
culturales que tenan sus fuentes en las COlllunidades calllpesinas seran
el fundamento del calllino nacional hacia el socialismo. Pero esto reque-
ra una reformulacin crtica de la teora originaria, un proceso de
metabolismo conceptual que la transformase en un elemento de Ja cul-
tura endgena y el pensamiento nacional contcmporneo
7
. Es lo que
Artigas y Bolvar hicieran con las ideas de Rousseau; o la modalidad
con la que Mart incorpor Jo ms avanzado del pensamiento universal
de su tiempo. Actitudes que se distancian significativamente de las
formas predominantes en que fueran introducidos en Amrica Lalinil los
aportes de Carlos Marx y Federico Engels.
A su vez, el nacionalismo aristocratizanle tuvo dos manifestacio-
nes principales en el continente y en especial en Ja Argentina. Por
una parle, hacia los inicios de este siglo, las vertientes del
regionalismo oligtrq11ico comenzaran a esbozarse como una expre-
sin. reaccionaria frente a las corrientes migratorias que llegaban
masivamente al puerto de Buenos Aires y en muchos casos intentaron
buscar en los trabajadores del campo a los que poco antes haban
derrotado --en las montoneras federales, en el Paraguay, en los
desiertos del sur-, un aliado frente a los nuevos trabajadores urba-
nos y a los colonos rurales extranjeros:
En la regresin aristocrtica anlc el presente, en el rechazo
del "cosmopolitismo", la "potencia igualadora" Jo "mon-
tono o vulgar", se comienza a articular lamhinel naciona-
lismo de la Ley de Residencia, la represin social y la
revisin de la poltica inmigraloria. Un nacionalismo que
est tambin en la base del ruralismo oligrquico y su,s.
derivados. L1 apologa del agro, la vuelta al campo, se;
erigir como reaccin frente a ia ciudad, al proletariado
urbano, a las masas migrntorias ancladas en Buenos Aires,
a las primeras luchas sindicales y tambin, a pesar de la
crisis, como confirmacin de la Argentina dependiente y
agroexportadorn, base del poder oligrquico.
71
'Flores Galindo, Albcno: op. cit.
- Franco, Carlos: op. ci1.
- Franco, Carlos: .. Izquierda poltica e identidad nacional'' en Arrospide de la Flor y
otros: Peri : ide111idad 11acio11nl, Lima. CEDEP. 1979.

11
Ford, Anbal: op. cit.
Los SILENCIOS y LAS Vocr-s :N AMRIC.\ LATINA
Por otra parle, el nacionalismo integrista colll ienza a c:obrnr pre-
sencia alrededor de 1930 con decisivas inlluencias del fascislllo ita-
liano y el ideario de Len Daudet y Charles Maurras, a los cuales
se adosaba un espectro de pensadores que incluan a Aristteles,
Santo Toms de Aquino, Joscph de Maistre. Juan Donoso Corts,
Jacques Maritain, Ramiro de Maeztu, Oswald Spengler o Giovanni
Papini. En las distintas vertientes que este nacionalismo expresara
con mayor o menor vigor en Amrica Latina, se evidencia como un
rasgo comn su orientacin claramente autoritaria , opuesla al voto
popular y a los gobiernos basados en la participacin de las mayo-
ras . Convencidos de la superioridad de las elites, plantean la nece-
sidad de garantizar por cualquier medio el gobierno de aristocracias
naturales y evitar las demagogias frente al pueblo que slo posee "un
pensamiento d ifuso"n.
De esta fornrn, tambin el nacionalismo aristocratizantc descalifica
a las clases sulfllernas, pretendiendo imponerles una subordinacin
rrente a otro tipo de "elegidos". El escaso arraigo alcanzado por esta
visin en Amrica Latina, tiene como eonlracara su imporlante par-
ticipacin en las dictaduras militares que se sucedieron a lo largo de
este siglo; donde las convicciones a nlilibcra les se restringen a 1 campo
de la gobcrnabilidad poltica -a las ideas de represenlatividad del
liberalismo jurdico-poltico- pero han logrado convivir cmodamen-
te con las expresiones del liberalismo econmico que acompaaron
los lineamientos de la economa en una parle significativa de esos
regmenes .
As, en sus principales manifestaciones, las ideologas del Occi-
dente central que arribaron a nuestras coslas han tendido a enfatizar
una visin elitista de la poltica y la cultura, que menosprecia los
patrimonios largamente defendidos por las mayoras latinoamericanas.
Y ;i pesar de los antagonismos entre las fuerzas polticas identifica-
das con una u otra de esas corrientes i<leolgicas, desde la perspec-
tiva popular es posible percibir en ellas una coincidencia que afirma
la superioridad del pensamiento occidental y la concomitante desca-
lificacin de las tradiciones articuladas alrededor de esas otras ideas.
La nocin primigenia de que Amrica era un "vaco cultural'" o que
las culluras paganas deban ser exterminadas para impostar en estos
territorios la Verdad
7
3, permaneci como una constante en las con-
cepciones occidentales y en sus epgonos de la Amrica L1tina ciu-
dadana, civilizada, moderna .
72
Buchrucker, Cristi;n: Nacio1111/ismo ypcrm11smo: In Argc111i1111 c11 la cns1.1 itJ, ,uf!81ca
11111111/ial , Buenos Aires. Sudamericana, 1987.
13
Ro ig, Anuro Andrs: op. cit .
ALCIR/\ AHGllMf'IJO
En el mejor de los Cilsos, las confronlilciones regisfr;das a lo
largo de la historia tendieron a inlerprefarse como una oposicin
entre "razn" y "sentimiento"; entre infuicin y cicnci;; entre elites
ilustrndas y masas populnres; entre "inlclcctualcs y pueblo-nacin"
7

Formas sin duda bcn.voJ;s si se las compara con la dr<stic; divis in


s;irmientina entre civiliz;icin y bilrb;rie; pero que, en conjunto, g-
nornn que t11111bi11 en esas trndiciones populares existieron inlelcc!ua-
les de peso, e<1nsislenles clifes ilustrndas . Nadie puede airmar que
Bernardino Rivadnvi;1 o Culos Mila de Alvenr f'uernn m;s cullos
que Jos de Artig;is o Simn Bolv;ir; Domingo Sarmiento y Bartolom
Mitre eran ilustrndos, pero no m;s que Jos Mut. Julio Roca no
exhiba una formacin inteieclual superior a las de Arislbulo del
Valle o Leandro Alcm; ni tampoco Juan B. Justo en relacin a
Gabriel del Mazo, Moiss Lebensohn Q Manuel Ugarlc. Leopold<l
Lugones no superaba a Ral ScaJ;hrini Orliz o a ArturQ J;1urctchc.
Un ejercicio de comparacin que puede extenderse a la mayor parle
de las naciones del continente y acercarlo hasta nuestra acfu;Jiclad.
El conlrasle entre un Sumienlo y un Marl indica que la clave
del distanciamiento se encuenlr; en el clualisnw cultural fund;inle, en
la existencia ele dos rncionaliclade.s cnconlrad;is; en el corle abismal
entre dismiles puntos de. partid; : por una parle, aqullos que reivin-
clic;in los patrimonios histricos populares y, desde all -desde ese
"tronco lati11oa111cricano"- se plantc;in las aclualizacio11cs, la recupe-
racin crtica de l;1s mis ricas ideas del pens;i111iento universal. Por
otra, quienes avalan sislenrns de pens;imicnto que , con las adaptacio-
nes del c;i.<;o , las elites ilustradas deben insertar "desde af'ucra" a las
11rnyoras parn sacarlas de las tinieblas, la barbarie o l;i irr;1cionali-
dad. Es posible interrogarse entonces hasta dnde esta s divcrs;is co-
rrientes nianificslan con 111ayor o menor crudeza aquello que el
positivismo de fines del siglo pas;ido llev h;isl;1 sus l111tcs:
En la visin p<lsitivista del conservadorism\l, las mayoras
fuemn vistas co1110 rcbaf10s carentes de concicnci;i o de
idcolog;1 <lrg5nicas, que podan caer f;cilmentc en la
intolerancia o el ;iufQrilarismo ... Esta descalif'ic;icin fue
avalada porun;1 ;ipoyaturn cicntfic;1, la raza, Ja religin, el
clima, serv;in parn di;ignosl.car la falta de capacid;1d p;ir;1
el ;rntogobierno ...
-Tmlorov. Tzvct;in: op. c11.
'' Rtlllll'.r<l, Jos Luis: F,ali110amricr1 . . ., op. cit.
- 1\rico, Lo cola de:! diah!o: itinerario de Cramsci t: JI /\mJrica Lar11a. Buenos
l\rcs. l'unrosur. 1 Q88.
"Garc;i Dclg;1<fo. ]);inicl: f' cit.
174
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c.
Los SILENCIOS y LAS Vocm EN /\MoRIC/\ L.ATIN!I
L1s corrientes ideolgicas incorporndas acrticamente en Amric.a
Latina pretendieron de esta forma generar una rupturn con las tradi-
ciones populares. como modo de construir consensos para proyectos
polticos y modelos sociales que pretendan. "contra su
p;isadQ"
76
Por el contrario. los lderes, cnsay1st;is o 1ntt:lccl11alc.s que
calaron hondamente en el registro poltico-cultural lal111oamencano,
fueron verdaderos intrpretes; capaces de sintclizar. con mayor o
menQS cnvcrgadurn, los deseos, identidades y reivindicaciones; los
lincamienlos a menudo complejos y contradictori<ls contenidos en el
modo de percibir el mundo de las nrnyor;is. Al 111argen del rc:fina-
miento terico aJcnzado por c;ida uno de ellos, gestaron consignas
y herramientas ele interpretacin de los procesos hi;51ricos Y. mlticos
a partir de cdigos h;sicos de justicia, ;iulononm y d1gn1dad, que
seran volcados lrncia Jos protagonisl;is originarios co111\l 111odo de
cnriqucci111ic.nto y avance de sus conce.pcioncs conrnncs . . De ;ill la
decisiva integracin que se cst;iblccc entre esas y esos
lderes, enlre esas capas sociales y esos inlelcclualcs organ1cos ruc
han ido proces;indo el pcnsa111ienlo nacional-popular lali11oa111cricano.
En una ;ictitud crtica [r.ente a los esqt1enrns conceptuales
<lficializados, buscaron el dilogo con los oprimidos afrontand<l el
reto tic crear sus propios inslrumcnlos tericos , de ro111per con los
dnoncs establecidos, de neg;ir la supuesta autoridad de ios
iluminismos despreciativos de lo popular. Decididos a quebrar las
mscaras de charrclerns y togas que denunciaba Mart, a busrnr la
virginidad mental que peda Ral Sc;ilabrini Ortiz porque:
Todo io que nos rodea es faiso e irre;il. Es falsa la histori;i
que nos ensernron. Falsas las creencias econmicas que
1;os imbuye.ron. Falsas las perspectivas mundiales que nos
presentan y las disyuntivas polticas que nos ofrecen.
Irreales las libertades que los textos ;isegurnn .. . VQ)ver a la
realidad es el imperativo inexcusable. Para ello es preciso
exigirse 11n;i virginidad mental a toda n1st;i y una resolucin
. . .n
inquebrn nta ble de querer sa bcr exacta mente como so111os .
Romper el encarcelamiento de los sistemas de ideas y l;is
tes ideolgicas predo111i1rnnles, era el modo de cxpresil nuevas opc1?-
ncs sociales y cullurnles, de cuestiotrnr los de do1111n10
oligrquico imperial que pretendan imponerse. rCl:onocer
la lcgiti
111
idad de esas fuerzas resistentes, niyas expresiones 111lclcc-
' Jl;ilncrin Donghi, Tuliti: El espejo ... op. cit .
'' Scaahrini Ortiz. Ral: Poltic(I bri111iC(I en el Ro de la !'fara: pg111as de la historia
renebro.rn de 1111 p(lsado polrico. Buenos Aires. llcchns e [dcas. 1 Q50.
\75
.\ 1

"'
'. (
ALCIRA ARGUMEDO
tuales ms jerarquizadas haban sido sutilmente distorsionadas o
crudamente silenciadas. Se trataba de elegir un camino que deba
interpretar y escuchar antes que imponer o negar, buscar las otras
razanes contenidas en los saberes de las clases populares, haciendo
esta! lar esa mezcla de soberbia y subordinacin tpica de las capas
intelectuales oficiiles en nuestro continente:
Durante siglos el mensaje redentor e ilurninista de la
arrogante Europa seal el paso e indic el camino a
seguir. De lo que se trataba era de integrar a las dscolas
periferias -Latinoamrica o Asia o frica- dentro del
magntico crculo irradiado desde el centro de la razn
universal. Cual obedientes discpulos, nuestros pensado-
res y dirigenes siguieron mansamente por generaciones
el mandato segn el cual cuando lo real no coincidiera
con lo racional, tanto peor haba de ser para lo real.
78
4. MATRICES DE PENSAMIENTO O ECLECTICISMOS IDEOLGICOS?
El dilatado proceso de maduracin de las ideas nacionales y
populares no ha hecho emerger concepciones autrquicas. cerradas
sobre s mismas y alimentadas slo con sus propios recursos . A
partir de una vertebracin fundante de valores y lineamientos que
impregnan sus significados ms consistentes, se incorporan ideas,
temas, experiencias y conceptos provenientes de distintas vertientes
ideolgicas con las cuales se encuentran en relaciones de dilogo,
debate o confrontacin. De ellas se extraen aportes que son mati-
zados, metamorfoseados, decantados y absorbidos crticamente en
el interior de las redes de sentido de la propia matriz.
Simn Bolvar y Jos Mart incorporaron ideas de las propuestas
libert11nas de Rousseau o Montesquieu. Pero esas influencias serfan
reformuladas en el marco de la lucha por la soberana continental y
las reivindicaciones sociales ante situaciones lmite de sometimiento.
como es el caso de los esclavos negros o las etnias indgenas y
mestizas . Parten de una conciencia de la originalidad de Amrica
Latina, de la necesidad de construir bases propias para el conocimien-
to y la transformacin de sociedades heterogneas, fuertemente gol-
peadas por una larga historia de expoliacin. Y sin caer en un des-
lumbramiento acrtico o pueril, pueden tornar como interlocutores a
las versiones de su poca para contrastarlas con estas realidades, con
problemticas y desafos que difieren marcadamente del mundo
" Piscitelli, Alejandro: op. cit.
Los SILENCIOS y u.s Voclli EN AM.IUCA LATINA
metropolitano. Porque, como afirmara Simn Rodrguez, "la filosofa
consiste en conocerse, no en contrahacerse". En este sentido, Mart
es un ejemplo paradigmtico ya que, al tiempo que convoca a la
creativid1d para enriquecer las identidades de Amrica Latina, para
encontnrr puntos unitarios desde las diferencias tnicas o sociales y
vertebrarlas en una sola voluntad de autonoma y justicia, conoce las
ideas contemporneas y reivindica en Pars las invenciones de Thomas
Edison, mientras escandaliza a Mitre y Sarmiento con sus anlisis
sobre el capitalismo norteamericano
79

Tambin es clara la int1uencia de Rousseau en Artigas, que incor-


pora esos conceptos para sistematizar aspiraciones y experiencias
pop u la res, como las formas de democracia directa. Pero ello no
implica que su arraigo en las masas fuera producto de una pedag-
gica explicacin de la teora . Las tradiciones guaranticas, charras y
gauchas arrnstraban modos de participacin por conscIL'iO en las gran-
des decisiones comunitarias, en la eleccin de los liderazgos y jefa-
turas, en el tratamiento tic la "propiedad" de la tierra, en los esque-
mas solidarios y colectivos de produccin y distribucin econmicos,
que dieron sustento al ideario de Artigas. Estas tradiciones se enri-
uuecieron sin duda al contrastarlas con los aportes de Rousseau, que
l;or entonces enea rna ba las ideas democrticas mfts progresivas del
mu1H.lo europeo. No obstante, sera iigico afirmar cue, como el
burgus gentilhombre de Moliere, las bases sociales ;\rtiguistas eran
rousseauncanas "sin saberlo".
Oc la misma manera, es posible relevar la influencia de Krause
en Yrigoyen o de Clausewitz en Pern. Pero son los patrimonios
socioculturales que provenan del l'cdcralismo -y no Krause o
Clausewitz- los que otorgan los hilos de continuidad histrica entre
el yrigoycnismo y el peronismo en la Argentina . En esos patrimonios
se asienta la sistematizacin conceptual que los sectores radicales
intransigentes elaboraran en el transcurso de la dcada de los treinta:
la recuperacin de las propuestas federales, el sealamiento de las
dos grandes eorricntes histricas en el pas -la e.uropesta y la ame-
ricana-, las banderas de justicia social y de soberana econmica y
poltica nacional, la denuncia de los mecanismos ncocolonialcs, la
promocin de la unidad latinoamericana. Sobre estas bases, Pcrn
ados ms tarde los aportes <le la teora militar en la que se haba
formado, incluyendo el tema del poder y de la organizacin popular.
7
" Marin, Jaime: 'Marti: un corazn mirando al sur .. en Prgliw 12, 13ut:nos Aires, 2 de
ulio <.le t98l/ .
- Mnrsc. Richaru: El c:spc:o de: l'rspc:ru: "" c:stt1dio de: la dia/.Jcrica cfr.:/ N11r;10 M1tlldO,
Mcxico. Siglo XXI. ! <l82.
11
T
,,
J\LCIR/\ J\RGllM!iDO
L1 contrndiccin entre el pueblo y la oligarqua aliada ron los pro-
yectos imperiales, repro<luca bajo nuevos trminos el histrico anta-
gonismo entre la Causa y el Rgimen formula<lo por Yrigoycn y el
concepto de pueblo adquira un significado que inequvocamente
sealaba a las mayoras sociales y en especial a Jos trnbajadorcs. La
complejidad de estos procesamientos histricos no impide detectar
esas lneas genealgicas que caracterizan a la mayor;i de los movi-
mientos polticos y a las vertientes del pensamiento latinoamericano,
lig;ndolos con las identidades, los smbolos y las aspiraciones de
otros momentos populares que los precedieron. Por eso, al margen de
su posterior definicin por el marxismo, J;i lucha de los cubanos en
la sierr;i se har;i bajo la sombra de Jos Mart y las tradiciones ms
caras al campesinado; y la resistencia a la dictadura de Somoza en
Nic;nagua lrnbra de tomar el nombre de Augusto Csar
De este modo, las vertientes lalinoamericanas exhiben diversas
inrluencias, cnlrcrruzamicntos y mutaciones ideolgicas en combina-
cin con el entramado original, que permilen establecer en cada una
de ellas diferentes puntos de continuidad y ruplura, intercambios y
antagonismos, con ];is concepciones prcdomin;intcs en los' perodos de
su emergencia o ;ictualizacin; sin que clln signifique que sc;in meras
imil;icioncs o fornrns degradad;is de versiones idcolgirns y experien-
cias polticas del mundo central. Los comunes entretcjidps de condi-
ciones soc;ilcs y nacionales, de ;ispirncioncs y valores, conslrudos
en el trnnscurso del ];irgo perodo que se ;ibre con J;i conquist;i,
otorgan los puntos de contacto y las similitudes consistentes
entre los sucesos polticos sincrnicos de masas en Amrirn Latna
indicando que, en los contenidos fundamentales de estos movimien-
tos, se hace presente 111111 concepcin ms abarcadora que cada 11110
de effos aisladamente considerado. Una vertebracin conceptu;il y de
valores, 1111a matriz autnoma latinoamericana de orientacin nacio-
1111/ y JOJ11/ar, que se ha ido construyendo prcdnminantemcnlc bajo
formas polticas antes que como discursos tericos o filosf'icos.
Parn ];is vcrticnlcs populares de Am.ricn Latina en Jos ms diver-
sos perodos, se mpondril con una fuerza teric;i e hislrica inapelable
la necesidad de dcsenlraii;ir los mcc;inismos del dominio impcri;il , de
plante;ir revindicacioncs nacionales y sociales, de dci'cndcr las iden-
tidades, la soberana y la dignidad de estos pueblos . Y es pre cisa-
mente frente ] silencio o las co111plicidadcs, cuando no ;inle el ro-
tundo desprecio de ];is principales expresiones ideolgicas del occi-
dente centrnl, que lrnn de clabor;irse J;is propuestas origin;iles del

0
G;uca Delgado, Daniel: op. et!.
- franco, "17.cuicrda poltica e identidad 11ac1011al" op. cit.
Los SrLENc1os y LA> VcxT'-' T'N AMr" .
1 '' " :ll lC/\ ./\TIN!\
pensamiento J;rtino;imericano Por 11 . .
den . l' d . e o es posible establecer coinci-
. _nas un amcnlalcs ;ice.rea de la necesidad
1ulono111<1 d
1
de enconlrnr c;imino
' s e 111 erprclacin de los JTO . . . , . . . ,,
recuperar un;i visin proJi;i del 1 d cesos hrslorrtos y socr;ilcs, de

1111111 0
p;irn dar respuestas a d'
l rones esencrnlmcnle se111eja11tes c1 1 , . .. '. , con 1-
enlrc s o d1' sla11I 1 ... ' . J pcnsac ores y lideres l;in dismiles
' es en e trempo co B r .
Morclos, Felipe V;ircla Al H mo o r;ar, Artigas, Hidalgo,
Z
. , cm, oslos, M;irl1 S;indino y . -
ap;il;i, V1lla, H;iy;i de la T ' , rrgoycn ,
del M;izo U C' ' , ' orrc, M;inuel UgilTlc, G;ihricl
. , azaro . ;irdena:;, Pe.ron, Juan Jos Torres
Alv;irndo, por 111cnc1011ar o'Jo 1 Rr . o Vcl;isco
' ,, a gu nos .
Un;i mayor rigurosidad en el anlisis de las . . . .
nal-popul;ires en Amric;i Latirrn . d'. , : . conlepcro1ws nacro-
hislori;i de mayoras s .
1
'
111
1
Ililr.r;i en estas l1errns J;i
(
. ' . ocia es no rn sido foriaelr " . " .
uncJamcntos e inlcrJrctacioncs " . C. ..' ' , Ciegas ' SllJ
(
' prop1.1s 01110 yr se h . -
1 1
l'ac a una ele esas grrndN el d
1
.' ,1 sena ac o, en
' ,.,, .1pas e con ornJH'J . .
aulonomislas y de af'irmi ", .
1 1
' on e c. os proyel'los
Jliros con ,1111'1 ('. ' , .: t 1011 s.ocrn 1a11 exis!clo inlclecluaJcs y po-
.. . . . ' . or111,1cro11 ccurvalcnlc a la 1 . f .
1
. . .
olrcialcs""Caph ;e ,.
0
. .. . <c. ,is c. rlu; rlustraclas
arlicul;icin:



nivel .de
-a Lockc, Monlcs uieu R. . as . .ru repetir o copiar
Marx Le.nin G q. . . Ilardo, Adam S1rnth, Maurrns, Weber
' , rnmscr o sus resJcclivos c
1
. '
res- qt .. 1 . . omcn ansias y conl111u;ido-
1c dCa r as prow1s hcrra 1
1
' 'mrcn as, cn!Jcar los dnoncs d
n;in es, romper los mcc;inismos v J;is I' r'. d . ' . . om1-
!;id;is en l'uncfamenlos c ' tT. J og1c.as e suslen-
. .1e11' Kos s11p11est<1111cnlc rnapclablcs.
Tonrnndo este nrnr . ' d
las lrndicioncs. ;ifirnrnein de que
ric;i L;ilna tienen una ;e ases , en Am-
lar la!ino;inwric;ino
110
e pcnsa1111c11lo popu-
. .s un;i mera mcz:cl;i oc ideas de divcr
gen, un mixto de concepciones . '(" . so on-
cionc:; de libcrnl's . . . . . Y. icanlcs con emlicas propor-
sia o lcor1 . '. '. r. mo, fasrrsmo, dol'lrina soci;il ele la i le-
'. m1'1l;ir Sin desconocer sus llll!i)lcs inl'lucnl1a
l '. 11 una perspct l1va luslonra de su d. . 11 1 '
cuc contienen cs;is verle( . " , csl.rrro o rcsa fan las coorclcnacl;is
de
trs d'f 1. JTac1011cs cu lurnlcs fundantcs colllo lllillrz:
,, 1 eren es cxpr s' E , -
ellr
. . . . . c. rones. ;n s111lcsis. J ra !Jill'1.<l1d de
1qucc11111cnlo y l r , '
partir de rclacioncsacd . . u, de las verl.icnles n;icional-popularcs
m . lllil 1111cas con las corrrcnlcs id 1' r . ...
>..;. en un coyuntura histrica dad . '. co ogrt ,1s presentes
['] emulacin o la ado;cin con la simpic
.9> de los e1 r e .r s ' ras ele moda. Por cncin
?J . ivcrsos actores que ;ictr;in rn las realidades pollicas ele
-J
"' (' .
Arlurn Andrs: op. cit.
- Zca. LenpnlJo: op. cit.
- Silvio: "L.1disoiuci\
1
d I .
l?c1ista de Filomfa l
1
'. e
1
. e en la edad del nihili:;mn" en
. ,a 111oa111encn11nyCrc11cuuSocirrlesN"l.1, lluc nos Aires, 1988.
179
.
1
,.

'1
.!
ALClllA ARGUMl!DO
Amrica Latina, no es tan fcil entonces hacer tabla rasa_ con las
concepciones populares, consid_erando _qu_e se est en una
mixtura sin contenidos esenciales m fronteras, de experiencias no
procesadas, de activismos ciegos, de poltica sin cultura
V
LA IDEA DE NATURALEZA HUMANA Y SOCIEDAD EN
EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO
l. EL TEMA DE LA lllENTlllA[) EN AMJUCA LATINA
A diferencia de otras regiones que fueron sometidas por dominios
coloniales, e.n el continente latinoamericano se procesaron mltiples
entrecruzamientos de razas, etnias y culturas, d;rndo lugar a una
complejidad social y cullural de caractersticas inditas en la historia.
El aniquiiamiento de la poblacin nativa de frica como consecuen-
cia del trfico de esclavos y la posterior penetracin de las potencias
europeas, gener una devastacin inenarrable en territorios que ha-
ban albergado tradiciones negras y de influencia musulmana alta-
mente refinadas, como el reino de Ghana que alcanz su esplendor
t:ntn: los siglos X y XL el de los Yomba entre el Xlll y el XIV,
o el de Tumbuctu en el XV y XVL Sin embargo, salvo el poblamiento
bla nrn en Sudfrica y la introduccin de contingentes asiticos -
especialmente hindes- en algunos lugares puntuales, no se produ-
jeron all afluencias demogrficas que llevaran a fusiones raciales
significativas o a un contlieto prolongado entre diversos patrones de
cultura. De manera tal que, pese a la monstruosa destruccin sufrida,
en las reas africanas sobrevivieron las identidades originarias esca-
samente trastocatlas por procesos tic trnnsculturacin.
Segn seala Amlcar Cabra!', con slo algunas excepciones, la
experiencia tic la dominacin colonial en el frica negra no fue lo
'Cabnd, 1\mlcar: "La cultura, fulll.lam.:nto del movimiento e.Je li bcracin", en Colombres,
Ac.lolfo: La c11/111ra pup11/ar, Put:bta , Mxico, La rc:d de Jons/l'rcm, 1987.
-Amn, Samir: La ,..,,-cc,,,..,xi11, Buenos Aires, Ec.Ji<:ioncs e.Jet pensamienlll nacional,
1988.
- W onc.lis, Jack : lfrica: lus orgenes de la re10/11ci11, Madrc.J, Ciencia N ucva, J 968.
- Sanchez, Mara, /lfo1imic111os de libcr11ci11 <!11 Jfrca, Madrid, Miguel
Cas1cllotc. 1973.

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