Poesía de Alberto Arvelo Torrealba PDF

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Poesa de:

Alberto Arvelo Torrealba


GLOSAS AL CANCIONERO

Ah caramba compaero!
No lo puedo remediar
que acabe diciendo en verso
lo que empec a conversar

1
La trocha pelada y fija
sin una ceja de monte
el soleado horizonte
le puso al campo sortija.
Compaero, no se aflija,
beba agua que yo lo espero,
pero dgame primero
con el acento marchito
cunta sed tiene este grito:
ah caramba, compaero!

2
Yo aprend en tierra abismada
leccin que no tuvo tregua:
ir engaando a las leguas
con el silbo y la tonada.
Dej una penca sembrada
orillas del saladar
y despus la vi palmar;
pero este afn que en m sopla
de sentir tu alma en la copla
no lo puedo remediar.

3
Malhaya el paso sombro
que el limpio rumbo me corta,
aunque y por ti qu importa
que se ponga guapo el ro!
Que el lucero asome umbro
y el arenal brille adverso:
yo te doy mi mundo terso
porque es de llanera boga
si empec luchando en soga
que acabe diciendo en verso.

4
Porque de lejos me vino
lo que se estira y se azula,
lo que la canta modula
cuando est solo el camino;
lo que so Florentino
cuando se le fue el cantar:
que de ti me va a quedar
la pura flor de tu ausencia,
como en la pampa silencia
lo que empec a conversar.









Clavelito colorado
que de la mata cay
todo lleno de roco
cmo te cogiera yo!


5
La madrugada se ahoga
en los esteros del hato.
El alba, toro araguato,
viene sin pica ni soga.
Humitos ponen en boga
sueos de caf colado.
Le echa cuentos al ganado
nguere madrugador
y canta el ordeador:
clavelito colorado...

6
Si quieres partida buena
cuando juguemos al naipe,
en las orillas del Caipe
yo tengo colcha y arena;
pero no araes mi pena
con celos de Bocon.
Ella su suerte Sigui
y yo segu con mi suerte:
para algo soy limn fuerte
que de la mata cay.


7
No quieres que me trasnoche
con chipolas ni atarraya.
Sgueme cuando me vaya
en vez de tanto reproche.
Sentirs correr la noche
por mi verso, como un ro,
y tendr el viento sombro
nido de su desamparo
paja de tu pelo claro
todo lleno de roco.

8
Pone su trazo contrito
el ala sobre el desierto.
muda se ve Mata e Muerto
como pensando su grito.
Bancos de pecho marchito
el espejismo mir,
y por eso les pint
pozos de dulces reflejos.
agua tan honda y tan lejos,
cmo te cogiera yo!









Los luceros en el cao,
la luna en el carrizal:
boquita de caa dulce
quin te pudiera besar!


9
Como el agua pura vives,
cristalina y sin espuma:
ayer pas por la bruma:
y vi. el sol en tus aljibes.
Hoy por amargos declives,
con la peste en mi rebao,
camino mi duelo hurao;
y desde un recodo miro,
cual tu nombre en mi suspiro
los luceros en el cao.

10
Noche clara, buen testigo
para el joropo y el lance;
la espinita del romance
te punza el lunado abrigo.
Vente muchacha conmigo
por el dormido arenal,
a ver desde el paso real
con qu ternura serena
se puso a estampar la arena
la luna en el carrizal.


11
Tapichera del boho,
que esta moliendo y cantando,
quien te escucha, va cruzando,
caaveral con roco,
tigana de mi corro,
deja que tu voz me endulce,
deja que mi anhelo pulse,
mientras tu las caas mueles,
quien se chupara tus mieles,
boquita de caa dulce.

12
Sabana de secos tallos,
uno te aprendi a querer
en boca de tu mujer,
en lomo de tus caballos.
Mientras retoan los mayos
queda amor para un cantar:
tierra altiva como el mar,
cardo sin riego y sin poda,
sobre la amargura toda
quin te pudiera besar!













A m mismo me da miedo
cuando levanto el tao,
porque me jallo faculto
y dueo de mi albedro.


13
Dcimas de amor ausente
el viento arriero balbuce.
La noche de mayo luce
su clara cruz en la frente.
Yo beb tu zumo ardiente
campo de bravo caedo,
tierra del ansia y no puedo,
ruta de adis y quin sabe.
Cuando esta pena se acabe
a m mismo me da miedo.

14
En mi retinto sin freno,
donde el eco a nadie asombra
anda espantando mi sombra
caminos del hato ajeno.
La paja con el sereno
se puso a soar roco,
y el viejo Llano bravo
y los recuerdos que cargo
me saben a cedro amargo
cuando levanto el tao





15
En el rincn del Mal Paso,
donde andan pasos sin huellas
me top con las estrellas
bebiendo en el lagunazo,
hermanitas del yaguaso,
que en juncal suea oculto;
y como soy slo un bulto
por solitarias arenas,
me pongo a cantar mis penas
porque me jallo faculto.

16
T que me labraste firme
la fe donde me aquerencio
y me lloraste en silencio,
la noche que tuve que irme,
por si quieres escribirme
mi direccin te confo:
en la tierra del corro,
con la mejor jefatura,
capitn de esta amargura
y dueo de mi albedro.











Noche oscura y tenebrosa
encend tu lucerito
que yo tengo el corazn
ms hondo que tus caminos

17
La sombra tendi sus vendas
sobre la corriente glauca.
Slo rizan el Arauca
los bongos de las leyendas.
Mi potro sobre las riendas
cruza la orilla arenosa,
y cuando el cielo de rosa
cierra su ultima rendija,
abres tu negra cobija
noche oscura y tenebrosa.

18
Noche de relato fiero
y el espanto a golpe de una:
atormentada y sin luna
te le diste al cancionero.
Noche del tono pechero
que acuna en alma su grito,
sin con tu beso contrito
mi pecho se desabrocha,
sobre el quizs de mi trocha
encend tu lucerito.

19
Tan oscuro, Chipolita,
con mi cuatro y t tan lejos!
La nostalgia de tus dejos
contra el cedro me palpita.
Por esta tierra marchita
son agua y sed la emocin
y si cautivo en mi son
tu dulce cario cargo,
Chipolita, eso es lo amargo
que yo tengo el corazn.

20
Noche que el alma le ensea
esta anhelo tierno y macho;
Pajarote que echa un cacho,
Santos Luzardo que suea.
Soga de brisa apurea
nos enlaz los destinos;
y en mis rumbos peregrinos,
noche, tan ma te encuentro,
que estn mis llanos de adentro
ms hondos que tus caminos.














Arbolito sabanero
yo ten vengo a peguntar
si cuando ella se me
fue t me la viste pasar.


21
Abre sus sueos al raso
la soledad sin un grito.
Aspira el campo marchito
la dulce flor del ocaso.
T pesaroso, en el paso
puro arenal del estero,
soando el aire mayero,
cmo tendrs de congojas
que ya no te quedan ni hojas
arbolito sabanero!

22
La copla que te saluda
y en tu mudez se desgarra
puso un dejo de guitarra
entre tu rama desnuda.
Mi cuatro en su pena ruda
sabe un son que hace llorar,
y por eso en mi cantar,
mientras el da se muere,
por ella, que ni me quiere,
yo te vengo a preguntar.



23
Yo s el ansia del corro
que cuando la noche cierra
cruza el dolor de esta tierra
como un vaquero sombro.
Yo s el sueo del roco
y el penar del cristofu,
ms con todo lo que s
la amargura se me estira
cuando el cantador suspira:
si cuando ella se me fue...

24
Arbolito de hojas finas,
nido de puras congojas,
como ya no tienes mis hojas
te besa el sol las espinas.
Madrinero sin madrinas
paso yo con mi cantar
y t en tu grave callar
te quedas mas seco y triste.
Arbolito, t la viste,
t me la viste pasar.












Para abajo corre el ro,
para arriba corre el viento
Para donde van tus ojos
se llevan mi pensamiento

25
Un remero golpe muerde
el silencio y el paisaje.
En una vuelta del viaje
el Masparro se me pierde.
Por el camino ms verde
ando el paso ms sombro.
Patrn de recio albedro
que se va y no se destierra,
entre mi copla y a tierra,
para abajo corre el ro.

26
A zurcir sueos me pongo
y pienso por un instante
si no ser un grito errante
sobre el remanso y el bongo.
Ve si es justo mi rezongo
para reforzar mi aliento,
que ayer remontando lento
el puro remo me trajo,
y hoy como voy agua abajo
para arriba corre el viento.

27
Tus ojos y el cielo claro
llenan el agua mil veces.
Luce entre ncar de peces
la copa del caracaro.
Mas, qu adusto desamparo
tras los playeros rastrojos:
all van tristes y cojos
los caminos rezongando,
sin gente, muchos andando
para donde van tus ojos.

28
Mi viejo me lo deca
la voz como en abandono:
muchacho canta ese tono
zumo de arena brava.
Yo llevo desde aquel da
su puro afn en mi acento.
Mudez del pozo sediento,
leguas donde se desmaya
el nunca del ah malaya!
se llevan mi pensamiento.














Mata de Anima Sola,
Boquern de Banco Largo.
Ya podrs decir ahora:
Aqu durmi Cantaclaro

29
Con el silbo y la picada
de la brisa coleadora
la tarde catira y mora
entr al corraln callada.
La noche, yegua cansada,
sobre los bancos tremola
la crin y negra la cola;
y en su silencio se pasma
tu corazn de fantasma,
Mata del nima Sola.

30
Campo de emocin serena:
si en tu quietud todo es viaje
qu luz tendr tu paisaje
cuando se alivie esta pena!
Cruz la garza morena
sobre el palustre letargo,
y cuando aquel sino amargo
cay sobre tus retiros,
alas fueron tus suspiros,
Boquern de Banco Largo.

31
Un claro recuerdo lija
la plata en que me deleito:
por cada amargo de pleito
me mandaba la sortija.
Mi caballo y mi cobija
an saben camino y hora.
Malhaya quien se enamora
cuando lo matan de veras.
Te dije que no dijeras,
ya podrs decir ahora.

32
Mata de copas aejas
donde el sol se desmenuza,
por entre tus ceibos cruza
sombra de aciagas consejas.
Refugio de alas y quejas
que abrigas en dulce amparo
el dolor del taro-taro,
bajo tu paz me aquerencio
y estoy soando en silencio:
Aqu durmi Cantaclaro














Al pensar que no me quieres,
cuando me pongo a pensar,
me van saliendo los versos
como agua de manantial.

33
Todo lo tierno del valle
ech flor en tu sonrisa.
La palma llena de brisa
se vino al pueblo en tu talle.
Ayer te encontr en la calle:
cmo fuiste y cmo eres!
Por albas y atardeceres
meci tus sueos mi bongo.
Hoy ya ni triste me pongo
al pensar que no me quieres.

34
En mi caballo tordillo
que compr con nobles reales
record en los chaparrales
tu verso, Pedro Sotillo.
Me hinc su amargor sencillo
la espina de tu cantar.
Hoy te mando a saludar
desde el medanal inmenso
por donde anda lo que pienso,
cuando me pongo a pensar.

35
La luna de cuatro das
me hace sombra de dos varas.
ngueres de voces claras
alertan las lejanas.
Me acuerdo de mis baquas
por aquellos mundos tersos;
y como en das adversos
fui matapalo de otoo,
hoy por un fatal retoo
me van saliendo los versos.

36
Versos del sueo alazano
en el arrebol lebruno,
honda voz de cmo es uno
cuando aprende el hombre en el
Llano;
grito del venezolano
que ama su bien y su mal,
su palma y su tremedal;
golpe que alegra y desgarra
fluyendo de la guitarra
como agua de manantial.
















Canta el patico yaguaso
la laguna se sec.
Dice la garza morena:
ahora s me muero yo.

37
No quiero alambre importuno
en mi mundo desolado.
Si se me riega el ganado
yo ver si lo reno.
Cuando esta tierra anda en uno,
legua y legua son el paso.
Ms all del lagunazo
sigue el infinito abierto:
llorando tanto desierto
canta el patico yaguaso.

38
Pena tengo de escribirte
con las cosas que voy viendo.
Los peones andan diciendo
que ya no quieres venirte.
Por eso mand a decirte
lo que el cao suspir:
cuando el garcero espig
fue cielo el agua marchita;
cuando se fue la chusmita
la laguna se sec.

39
Contndole los luceros
a la noche millonaria
atraviesa solitaria
la copla por los esteros.
Los caminos sabaneros
van como nima en pena.
La luna finge en la arena
la estela de una piragua:
Qu malo el mundo sin agua!
dice la garza morena.

40
No me preguntes la clave
de mis cantares dispersos;
si yo muy bien s que en versos
la mujer es la que sabe.
Mas si te me quedas grave,
si tu madre te mand
a que me digas que no,
yo con la vida hecha zarza
cantar como la garza;
ahora s me muero yo.












Ah malhaya un trotecito
que no terminara nunca!
Ah malhaya quien hallara
aquello que nadie busca!

41
Alba de rubios asomos
floreci su caal tinto
y me lo prendi el retinto
espigas sobre los lomos.
Corcel que apechaste plomos
bajo el ltigo de un grito:
si tu casco lleva escrito
ritmo de bravas chipolas,
por estas picas tan solas
ah malaya un trotecito!

42
Yo ya no s si rasguea
mi voz nativos dolores
o si son males de amores
los que me labran la idea.
Cuando en la mata florea
hasta la palmera trunca,
cuando el estero se enjunca,
este mal que nos desgarra
quin lo creyera, guitarra!
que no terminara nunca.


43
Todo mi sueo sin cuna
se volvi copla al dejarte
y me prendi sobre el arte
jazmines de adis con la luna.
Piqu mi mala fortuna
por la tierra muda y clara.
Y hoy, pura sed, a la cara
soles de duros reflejos,
agua de tus ojos lejos
ah malhaya quien hallara!

44
T, la del barrio seero
que me miras cuando salgo
como si valiera de algo
tener fama de coplero,
deja que el sol maanero
sobre los cardos reluzca,
y que la estrella traduzca
la honda fe del caminante
que encontr en la arena errante
aquello que nadie busca.











Cuatro veces te he mentado
y a ninguna has respondido.
Quin me manda a andar buscando
lo que no se me ha perdido!

45
No s lo que se encobija
en tu mirar estupendo
que hoy te me quedaste viendo
como desde una rendija.
Por no cargar tu sortija
ya me esperas de mal grado.
Ser que me has ensalmado
para que mi amor te dure,
que en la soledad de Apure
Cuatro veces te he mentado.

46
Por eso quiero saber
querencia de mis porfas
si hace mucho me queras
o me empiezas a querer,
o si me quisiste ayer
y hoy slo quieres mi olvido,
o si nunca me has querido.
Queriendo verdades juntas
quise hacer cuatro preguntas
y a ninguna has respondido.

47
Por el plan sin un corozo
cruzan mis sueos en fragua
como los bichitos de agua
cuando se les seca el pozo.
Al arrendajo buen mozo
me lo top suspirando.
A todos los fui encontrando:
paraulata, cristofu...
Slo a m no me encontr.
Quin me manda a andar buscando!

48
Baquianos de mi destierro
se aduermen los cuatro puntos.
All como que van juntos
Florentino y Martn Fierro...
Como amansando un encierro
yo oigo su canto tendido.
Compadre, ponga el odo:
desde el Llano abajo vengo
y traigo en mi son realengo
lo que no se me ha perdido.











No olvides esta postal:
a caballo, Margarita.
Aunque se llame Antillano
nadie al Llano se la quita.

49
El sol en llanero alarde
te da su ardor y su brillo.
En tu caballo amarillo
mandas en jefe la tarde.
Chipolita, Dios te guarde,
sola por el chaparral,
como luna en el pajal
besando todos los verdes.
Aunque nunca me recuerdes
no olvides esta postal.

50
Barajan sus naipes rojos
los arreboles dispersos.
Pago un siglo de mis versos
a un segundo de tus ojos.
Soando en estos rastrojos
el que pierde se desquita.
Hondos de sed infinita
se fueron entre palmares
tus ojos y mis cantares
a caballo, Margarita.

51
Por esos rumbos vaqueros
de Ortiz a Corozo Pando,
la noche viene afinando
los cuatros y los luceros.
Tras los espinos caseros,
como un joropo lejano,
se oye la voz del secano:
que me d la prenda ma
jagey de su llanera,
aunque se llama Antillano.

52
Eso la caada pura
se lo conversa al barranco,
y en la soledad del blanco
el chaparro lo murmura,
y en la noche ms oscura
el toro fiero lo pita,
y en la clara maanita
lo suspira la soisola:
tu gracia de palmasola
nadie al Llano se la quita.














Se toparon los vaqueros
muertos de sol los caballos:
Hermano, ah tierra bien sola!
Ah vida bien dura, hermano!

53
Sobre la tierra sin cao
ni palma que le suspire
el uno en potro catire,
el otro en viejo castao
el saludo y el rebao
vueltos sed de mil senderos
Por los aciagos esteros
donde la ilusin embauca,
trochando el Cajn de Arauca
se toparon los vaqueros.

54
Cruzan la tierra silente
que el Catire ech a la Historia
la vez que enlaz a la Gloria
y la rabiat a su gente.
Van en dos y dos doliente
sobre los marchitos tallos;
los corazones, vasallos
de las lejuras sin tregua,
los ojos, pozos de leguas,
muertos de sol, los caballos.

55
Curvan el anca los rejos
sueos de quema y esto.
Hombres, ante lo baldo
se ven como amigos viejos.
Hondo se miran, qu lejos
el alero y la bandola,
el moriche y la soisola!
Con voz que el anhelo estira
Santos Luzardo suspira:
hermano, ah tierra bien sola!

56
Su luto y su letana
lejos pone el taro-taro.
Horizonte en desamparo,
sol guapo, paja brava.
Se quiebra impvido el da
en espejismo lejano,
y con su dolor arcano,
con voz que en selva se arroba,
le contesta Arturo Cova:
ah, vida bien dura, hermano!










FLORENTINO Y EL DIABLO
I
EL RETO
El coplero Florentino
por el ancho terrapln
caminos del Desamparo
desanda a golpe de seis.

Puntero en la soledad
que enlutan llamas de ayer,
macolla de tierra errante
le nace bajo el corcel.
Ojo ciego el lagunazo
sin garza, junco ni grey,
dura cuenca enterronada
donde el casco da traspi.
Los esculidos espinos
desnudan su amarillez,
las chicharras atolondran
el cenizo anochecer.
Parece que para el mundo
la palma sin un vaivn.

El coplero solitario
vive su grave altivez
de ir caminando el erial
como quien pisa vergel.
En el cao de Las nimas
se para muerto de sed.
y en las patas del castao
ve lo claro del jagey.

El cacho de beber tira,
en agua lo oye caer;
cuando lo va levantando
se le salpican los pies,
pero del cuerno vaco
ni gota pudo beber.
Vuelve a tirarlo y salpica
el agua clara otra vez,
mas slo arena sus ojos
en el turbio fondo ven.

Soplo de quema el suspiro,
paso llano el palafrn,
mirada y rumbo el coplero
pone para su caney,
cuando con trote sombro
oye un jinete tras l.

Negra se le ve la manta,
negro el caballo tambin;
bajo el negro pelo'e guama
la cara no se le ve.
Pasa cantando una copla
sin la mirada volver:

Amigo, por si se atreve,
agurdeme en Santa Ins,
que yo lo voy a buscar
para cantar con ust.

Mala sombra del espanto
cruza por el terrapln.
Vaqueros de lejana
la acompaan en tropel;
la encobijan y la borran
pajas del anochecer.

Florentino taciturno
coge el banco de travs.
Puntero en la soledad
que enlutan llamas de ayer
parece que va soando
con la sabana en la sien.
En un verso largo y hondo
se le estira el tono fiel:

Sabana, sabana, tierra
que hace sudar y querer,
parada con tanto rumbo,
con agua y muerta de sed,
una con mi alma en lo sola,
una con Dios en la fe;
sobre tu pecho desnudo
yo me paro a responder:
sepa el cantador sombro
que yo cumplo con mi ley
y como cant con todos
tengo que cantar con l.

II
La porfa

Noche de fiero chubasco
por la enlutada llanura,
y de encendidas chipolas
que el rancho del pen alumbran.
Adentro suena el capacho,
afuera bate la lluvia;
vena en corazn de cedro
el bordn mana ternura;
no lejos asoma el ro
pecho de sabana sucia;
ms all coros errantes,
ventarrn de negra furia,
y mientras teje el joropo
bandoleras amarguras
el rayo a la palma sola
le tira seeras puntas.

Sbito un hombre en la puerta:
indio de grave postura,
ojos negros, pelo negro,
frente d clida arruga,
pelo de guama luciente
que con el candil relumbra.

Un golpe de viento guapo
le pone a volar la blusa,
y se le ve jeme y medio
de pual en la cintura.
Entra callado y se apuesta
para el lado de la msica.
Oiga vale, ese es el Diablo.
La voz por la sala cruza.
Mrelo cmo lleg
con tanto barrial y lluvia,
planchada y seca la ropa,
sin cobija ni montura.
Dicen que pas temprano,
como quien viene de Nutrias,
con un oscuro bonguero
por el paso de Las Brujas.

Florentino est silbando
sones de aeja bravura
y su diestra echa a volar
ansias que pisa la zurda,
cuando el indio pico de oro
con su canto lo saluda.

EL DIABLO
Catire quita pesares
contsteme esta pregunta:
Cul es el gallo que siempre
lleva ventaja en la lucha
y aunque le den en el pico
tiene picada segura?

FLORENTINO
Tiene picada segura
el gallo que se rebate
y no se atraviesa nunca,
bueno si tira de pie,
mejor si pica en la pluma.


EL DIABLO
Mejor si pica en la pluma.
Si sabe tanto de todo
diga cul es la repblica
donde el tesoro es botn
sin dificult ninguna.

FLORENTINO
Sin dificult ninguna,
la colmena en el papayo
que es palo de blanda pulpa:
el que no carga machete
saca la miel con las uas.

EL DIABLO
Saca la miel con las uas.
Contsteme la tercera
si respondi la segunda,
y diga si anduvo tanta
sabana sin sol ni luna
quin es el que bebe arena
en la noche ms oscura.


FLORENTINO
En la noche ms oscura
no quiero ocultar mi sombra
ni me espanto de la suya.
Lo malo no es el lanzazo
sino quien no lo retruca:
tiene que beber arena
el que no bebe agua nunca.

EL DIABLO
El que no bebe agua nunca.
As cualquiera responde
barajando la pregunta.
Si sabe d su razn
y si no, no d ninguna:
Quin mitiga el fuego amargo
en jagey de arena pura,
quin mata la sed sin agua
en la soledad profunda?

FLORENTINO
En la soledad profunda
el pecho del medanal,
el romance que lo arrulla,
la conseja que lo abisma,
el nima que lo cruza,
la noche que lo encobija,
el soplo que lo desnuda,
la palma que lo custodia,
el lucero que lo alumbra.
Qu culpa tengo seores
si me encuentra el que me busca?

EL DIABLO
Si me encuentra el que me busca
el susto lo descarea.
Falta un cuarto p'la una
cuando el candil parpadea,
cuando el espanto sin rumbo
con su dolor sabanea,
cuando Florentino calla
porque se le va la idea,
cuando canta la pavita,
cuando el gallo menudea.

FLORENTINO
Cuando el gallo menudea
la garganta se me afina
y el juicio se me clarea.
Yo soy como el espinito
que en la sabana florea:
le doy aroma al que pasa
y espino al que me menea.

EL DIABLO
Espino al que me menea.
No le envidio al espinito
las galas de que alardea:
cuando la candela pasa
la pata se le negrea.
Con plantaje y bulla de ala
no se cobra la pelea.
Vaya ponindose alante
p'que en lo oscuro me vea.

FLORENTINO
P'que en lo oscuro me vea.
Amigo no arrime tanto
que el bicho se le chacea.
Atrs y alante es lo mismo
p'l que no carga manea.
El que va atrs ve p'lante
y el que va alante voltea.

EL DIABLO
El que va alante voltea
a contemplar lo que sube
borrando lo que verdea:
en invierno el aguazal,
en verano la humarea.
Me gusta cantar al raso
de noche cuando ventea
porque as es como se sabe
quin mejor contrapuntea.

FLORENTINO
Quien mejor contrapuntea
hace sus tratos de da
y trabaja por tarea.
"Cjame ese trompo en la ua
a ver si taratatea!".
Ni que yo fuera lechuza
en campanario de aldea
para cantar en lo oscuro
con esta noche tan fea.

EL DIABLO
Con esta noche tan fea
una cosa piensa el burro
y otra el que arriba lo arrea.
Ay, catire Florentino!
escuche a quien lo previene:
dle tregua a la porfia
p'que tome y se serene
si no quiere que le falle
la voz cuando se condene.

FLORENTINO
La voz cuando se condene.
Mientras el cuatro me afine
y la maraca resuene
no hay espuela que me apure
ni bozal que me sofrene,
ni quien me obligue a beber
en tapara que otro llene.
Coplero que canta y toca
su justa ventaja tiene:
toca cuando le da gana,
canta cuando le conviene.

EL DIABLO
Canta cuando le conviene.
Si su destino es porfiar
aunque llueva y aunque truene
le voy a participar,
amigo, que en este duelo
yo no le vengo a brindar
miel de aricas con buuelo.
Si se pone malicioso
no me extraa su recelo,
que al que lo mordi macagua
bejuco le para el pelo.

FLORENTINO
Bejuco le para el pelo.
Contra un giro atravesao
yo mi pollo ni lo amuelo.
Entre cantadores canto,
entre machos me rebelo,
entre mujeres me sobra
muselina y terciopelo,
cuando una me dice adis
a otra le pido consuelo.
Desde cuando yo volaba
paraparas del rayuelo
vide con la noche oscura
la Cruz de Mayo en el cielo.

EL DIABLO
La Cruz de Mayo en el cielo.
A m no me espantan sombras
ni con luces me desvelo:
con el sol soy gaviln
y en la oscurid mochuelo,
familia de alcaravn
canto mejor cuando vuelo;
tambin como la guabina
si me agarra me le pelo,
tambin soy caimn cebao
que en boca'e cao lo velo.

FLORENTINO
Que en boca'e cao lo velo.
Me acord de aquel corro
que me lo ense mi abuelo:
Velando al que nunca pasa
el vivo se qued lelo,
para caimn el arpn
para guabina el anzuelo,
patiqun que estriba corto
no corre caballo en pelo.
Con qu se seca la cara
el que no carga pauelo?
P'qu se limpia las patas
el que va a dorm en el suelo?

EL DIABLO
El que va a dorm en el suelo
pega en la tierra el oo:
si tiene el sueo liviano
nunca lo matan dormo.
Los gallos estn cantando,
esccheles los cantos,
los perros estn aullando,
recuerde lo conveno.
"Zamuros de la Barrosa
del alcornocal del Fro
albricias pido seores
que ya Florentino es mo".

FLORENTINO
Que ya Florentino es mo.
ngueres de Banco Seco!
taro-taros del Piono!
Si ust dice que soy suyo
ser que me le he vendo,
si me le vend me paga
porque yo a nadie le fo.
Yo no soy rancho veguero
que le mete el agua el ro,
yo no soy pjaro bobo
p'estar calentando no.

EL DIABLO
P'estar calentando no.
No s si es pjaro bobo
pero va por un tendo
con la fatiga del remo
en el golpe mal medo;
y en la orilla del silencio
se le anudar el tao
cuando yo mande a parar
el trueno y el desafo.

FLORENTINO
El trueno y el desafo.
Me gusta escuchar el rayo
aunque me deje aturdo,
me gusta correr chubasco
si el viento lleva trono.
guila sobre la quema,
reto del toro bravo.
Cuando esas voces me llaman
siempre les he respondo.
Cmo me puede callar
coplero recin vesto!

EL DIABLO
Coplero recin vesto,
mano a mano y pecho a pecho
ando atizndome el bro
con el fuego del romance
que es don de mi seoro.
Relmpagos me alumbraron
desde el horizonte ardo
nariceando cimarrones
y sangrando a los rendos
con la punta'e mi pual
que duele y da escalofro.

FLORENTINO
Que duele y da escalofro...
Dame campo pensamiento
y dame rienda albedro
p'ensearle al que no sabe
a rematar uh corro.
Cimarrones hay que verlos,
de mautes no le porfo;
pual, squelo si quiere
a ver si repongo el mo.
Duele lo que se perdi
cuando no se ha defendo.

EL DIABLO
Cuando no se ha defendo
lo que se perdi no importa
si est de pies el venco.
porque el orgullo indomable
vale ms que el bien perdo.
Por eso es que me lo llevo
con la nada por avo
en bongo de veinte varas
que tiene un golpe sombro.
Y vuelvo a cambiarle el pie
a ver si topa el atajo.

FLORENTINO
A ver si topa el atajo.
Cuando se fajan me gusta
porque yo tambin me fajo.
"Zamuros de la Barrosa
del alcornocal de abajo:
ahora vern, seores,
al Diablo pasar trabajo".

EL DIABLO
Al Diablo pasar trabajo.
No miente al que no conoce
ni finja ese desparpajo,
mire que por esta tierra
no es primera vez que viajo,
y aqu saben los seores
que cuando la punta encajo
al mismo limn chiquito
me lo chupo gajo a gajo.

FLORENTINO
Me lo chupo gajo a gajo.
Ust que se alza el copete
y yo que se lo rebajo.
No se asusten compaeros,
djenlo que yo lo atajo,
djenlo que pare suertes,
yo sabr si le barajo;
djenlo que suelte el bongo
p'que le coja agua abajo;
antes que Dios amanezca
se lo lleva quien lo trajo;
alante el caballo fino,
atrs el burro marrajo.
Quin ha visto dorodoro
cantando con arrendajo!
Si me cambi el consonante
yo se lo puedo cambiar.

EL DIABLO
Yo se lo puedo cambiar.
Los graves y los agudos
a m lo mismo me dan,
porque yo ech mi destino
sobre el nunca y el jams.
Ay! catire Florentino,
cantor de pecho cabal,
qu tenebroso el camino
que nunca desandar,
sin alante, sin arriba,
sin orilla y sin atrs.
Ya no valen su baqua,
su fe ni su facult
catire quitapesares
arrendajo y turupial.

FLORENTINO
Arrendajo y turupial.
De andar solo esa vereda
los pies se le han de secar,
y se le har ms profunda
la mala arruga en la faz;
porque mientras llano y cielo
me den de luz su caudal,
mientras la voz se me escuche
por sobre la tempest,
yo soy quien marco mi rumbo
con el timn del cantar.
Y si al dicho pido ayuda
aplquese esta verd:
que no manda marinero
donde manda capitn.

EL DIABLO
Donde manda capitn
usted es vela cada,
yo altivo son de la mar.
Ceniza ser su voz,
rescoldo de muerto afn
sed ser su ltima huella
nufraga en el arenal,
humo sern sus caminos,
piedra sus sueos sern,
carbn ser su recuerdo,
lo negro en la eternid,
para que no me responda
ni se me resista ms.
Capitn de la Tiniebla
es quien lo viene a buscar.

FLORENTINO
Es quien lo viene a buscar.
Mucho gusto en conocerlo
tengo seor Satans.
Zamuros de la Barrosa
salgan del Arcornocal
que al Diablo lo cogi el da
querindome atropellar.
Scame de aqu con Dios
Virgen de la Soled,
Virgen del Carmen bendita,
sagrada Virgen del Real,
tierna Virgen del Socorro,
dulce Virgen de la Paz,
Virgen de la Coromoto,
Virgen de Chiquinquir,
piadosa Virgen del Valle,
santa Virgen del Pilar,
Fiel Madre de los Dolores
dame el fulgor que t das.
San Miguel! dame tu escudo,
tu rejn y tu pual,
Nio de Atocha bendito,
Santsima Trinid.
(En compases de silencio
negro bongo que echa a andar.
Salud, seores! El alba
bebiendo en el paso real).
CANTAS I

1
El horizonte y yo vamos
solos por la llana tierra:
Me enlaz todos los rumbos
su audacia de soga abierta.

2
Oros de los arenales
copas de las campanillas,
bastos del cardn doliente,
espadas de las espigas.
En San Carlos tus lagunas
son espejos de las garzas.
En ellos la luna triste,
en ellos se ve las manchas.
Espadas de las espigas:
la sabana y yo jugando
con tu recuerdo y la brisa.

3
El quemado est de luto
como una flor de cuaresma
porque las brisas jugaron
un carnaval de candela.
Yo anduve con suerte triste,
me la puso triste el llano:
entre mi vida y tus ojos
las llanuras de San Carlos.
Un carnaval de candela.
El viento le ech la tarde
papelillos de hojas negras.

4
El candil en los caneyes
pincel su rojo tmido,
y sali a rumiar leyendas
la punta de los corros.
Cmo enseda el verso humilde
sus hilos de pueblo y alma,
cmo va de pena en pena
y de guitarra en guitarra.
La punta de los corros!
Con la angustia de baquiana
el cuatro cogi camino.

5
All va un encobijado
por el peladal pampero:
as se va mi esperanza
sin ti por el alma adentro.
Llanos, y llanos, y llanos
cruc por ir a "Tu Olvido"
y tras tanto caminar
llegu a "Te quiero lo mismo".
Sin ti por el alma adentro
me acord de cuando iba
por la llanura lloviendo.

6
Palmarito en el Apure,
El Amparo en el Arauca.
Clarines se ha puesto mudo,
soledad se pobl de alas.
Lejos rezongan los cardos
tristes porque no retoan:
-Si al rosal siempre lo riegan
qu gracia es que tengas rosas
Soledad se pobl de alas,
y en Cantaura por tu ausencia
no quieren cantar las auras.

7
J unto a Platero trotando
la noble canta florece
y en sed de arriero se moja
por los caminos sin verde.
Tu cuatro, Llano, modula
cantares de Andaluca
y por eso siempre tienes
para tu dolor, sonrisas.
Por los caminos sin verde
-hondo arriero de ternuras-
pas J uan Ramn J imnez.

8
Oros de paja marchita
sobre los lejos se azulan.
En la copa de una palma
el chiriguare me anuncia.
Aqu estuvo el hato, padre,
que nos dio sombra otro tiempo:
en este alambre cado
se me enredaron los sueos.
El chiriguare me anuncia.
En la copa del recuerdo
grita la nostalgia, muda.

9
Mi madre bord en carios
su rosaleda fragante:
le pagaron poda y riego
con hondo amor los rosales.
Una vez cruz mis sueos
silenciosa y de puntillas
y se qued toda alegre
porque me vio una sonrisa.
Con hondo amor los rosales.
Qu perfume el de tus rosas
rosaleda de mi madre!

10
La tarde como con pena
se puso un traje cenizo.
Para una solita ausencia
tres veces nos despedimos.
Me alcanz la noche oscura
en los esteros de abajo
y de puro or tu nombre
lo aprendieron los yaguasos.
Tres veces nos despedimos:
por un espigal de adioses
me voy podando suspiros.

11
Van los vaqueros del viento,
van sus candelas picando.
Ululan cantares de humo
sobre el tabln del quemado.
En sabanas de tu pueblo
yo vi. volar la pregunta:
Ser el inmvil el potro
y lo fugaz la llanura?
Sobre el tabln del quemado
rezongaron amarguras
la palmaseca y el charco.

12
El crepsculo viajero
se terci su manta gris.
Ayes de tierras ardidas
plae lejano el paujil.
El cao labra la orilla,
la quema los pajonales,
y yo labrndome en quiero,
yo, mudo, sin ti, labrndome.
Plae lejano el paujil.
Hilos de chusmitas lloran
sueos de Lazo Mart.

13
Espinito pura espina
sin hojas y medio seco
cuando vengan las garas
te retoarn luceros.
La siesta escurri su sed
bajo los viejos palmares
y las chicharras estiran
de penca en penca su alambre.
Te retoarn luceros
para pagar con perfumes
la amarga burla del viento.

14
Me acord de aquella copla
que tiene tan hondo el aire:
"El amor es como el trigo
si no se riega no nace".
El cerro sale a lo llano,
la noche a la maanita.
Hasta cuando ir yo a andar
tu recuerdo sin salida?
"Si no se riega no nace".
Por qu a mi me nacera
si t nunca lo regaste?

15
La noche cambi en realitos
mis pachanos de crepsculo:
por los bancos de Hato Viejo
merqu el ensueo en mi burro.
En esteros de tu pueblo
son dulces las caabravas
y anochecen las chusmitas
pescando guabinas de alba.
Merqu el ensueo en mi burro.
Mi burro le fiaba al viento
sus collares de rebuznos.

16
Los dos por la tierra larga
-noche azul y silenciosa-
Me sent jagey la vida
entre la luna y la novia.
Laguna en la media-noche
Cmo se puso declara.
Parece que fuera el cielo
el que se copi del agua.
Entre la luna y la novia
la brisa silb el nocturno
de la sombra larga y sola.

17
En Puerto Nutrias a veces
estn las calles azules:
Parecen una guitarra
con bordones de agua dulce.
El rumbo de mi canoa
se me aloc en tu cario:
de Bruzual a San Fernando
yo pas por Palmarito.
Con bordones de agua dulce
por las calles pintorescas
el coplero del Apure.

18
Dicen que pagan amores
lo que se pierde en los naipes
y por eso es que yo sueo,
yo sueo que tu me ganes.
El nublado va hacia el Norte
y hacia el Sur las garzas vuelan:
en ilusin de crepsculo
la luna se va con ellas.
Yo sueo que t me ganes.
La luna y t se me fueron
para desesperanzarme.

19
Tras m le qued temblando
el pulso al cao sereno.
Por este barrial amargo
me cogi ventana al viento.
La noche a jugar conmigo
se sent en los arenales:
mi dicha apostando a suertes
mi pena ech puros ases.
Me cogi ventana el viento
-Apure, hermano, me dijo,
que en "Palma Muda" lo espero.

20
El morichal busca el agua,
el nido busca lo verde.
Criollita del sueo esquivo
el que tu soastes viene.
Quin me la gana en amores
despus que perd jugando?
Tranqu con el blanco-uno,
tenas el doble-blanco!
El que tu soaste viene
a enredar en tu cario
hatos de doce mil reses.

21
Viendo en los pozos del ro
soar dolida la garza
me acord de tu sonrisa
en mis grises pozos de alma.
Cmo titila la noche,
cmo se espeja en el charco.
De los cielos bebe el ro,
yo, de tus ojos lejanos.
En mis grises pozos de alma
una curiara solita,
nica que no naufraga.

22
El tringulo de mi choza
me lo trag el bajo inmenso.
Desborda el sol de soslayo
cao para los recuerdos.
Cmo se amansa el rodeo
cuando se estira la copla.
En esta tierra la canta
enlaza ms que la soga.
Cao para los recuerdos.
Dnde me ir yo a saciar
la sed azul de tus lejos!

23
En las cantas fugitivas
dicha y afn se me quedan:
las labro a punta de gozo,
las pulo a filo de pena.
Me dio lstima el pajal
qu hace con tanto roco
sin una gota de verde
para su luto amarillo?
Dicha y afn se me quedan:
yo mir en el lagunazo
el nubarrn y la estrella.

CANTAS II
24
Bamb de caa batiente
atalayero de azules,
arpa de todos los verdes,
cimera de alas y luces.
Su ancho disco de horizonte
puso a rer la maana,
y llena de sol y brisa
se me enloqueci la manta.
Cimera de alas y luces.
-Trino y pulmn- los turpiales
pueblan de alba los bambes.

25
De puro mirar el llano
tus claros ojos verdean
porque tienen las ternuras
del color de lo que suean.
Caaveral en la arena
-pulpa ardida y sin retoo-
cmo sentir de dulce
tu mirar color de pozo.
Del color de lo que suean.
Cmo no se te ennegrecen
de tanto mirar mi pena!

26
Los ptalos de tu risa
en la mata de cerezo
te los salpic de lloros
la maldad del avispero.
Me acord de aquella copla
que tiene tan dulce el aire:
la palma llena de brisa
se vino al pueblo en tu talle.
La maldad del avispero:
tu boca pequea, grande,
tus ojos grandes, pequeos.

27
Cmo se fue la gara,
cmo se vino el verano,
cmo se estira en los lejos
la canta del taro-taro.
Prstame los regalitos
-Manchas blancas de tus uas-
para simularles garzas
a mis aljibes de angustia.
La canta del taro-taro.
Hoy sent amarga la copla
que se me endulz en tus labios.

28
En su curiara mi to
por el Orinoco bravo
-azogue en alma cauchera-
corri amores y chubascos.
Capitn de la candela
el viento va pensativo:
si pasa con sed maana
dnde beber el roco?
Corri amores y chubascos.
Rodaron por Ro Negro
oro de sus veinte aos.

29
La madrugada entrecruza
curvas decantas y rejos.
Por los corrales oscuros
llovizna espuma el ordeo.
Capachos bate el corozo,
capachos de viento arisco.
Del tranquero al horizonte
tiembla un bordn de mugidos.
Llovizna espuma el ordeo:
Yo me empap en tus rocos
el caal del sentimiento

30
Agua de Laguna Negra
-madre vieja de mil rboles-
Antonio Machado un da
anocheci en tus pinares.
Tu voz, sabana, modula
alma que te dio Castilla,
y por eso hay fe indomable
en la pena que suspiras.
Anocheci en tus pinares.
All va solito y noble
en el lomo del romance.

31
Contndole al cao viejo
su dolor de cien caminos
viene silbando chicharras
el anochecer cenizo.
Para mentiras el pueblo,
para verdad la llanura.
Cuando ves la luna entera
ves no ms que media luna.
El anochecer cenizo.
Y t no me tienes rabia,
ni lstima ni cario.

32
Tu que has visto la tristeza
de la tierra larga y sola,
tu que sabes mi esperanza
mrala como se ahonda.
La noche vaquera-negros
la cobija y el caballo-
sonando espuelas de grillos
cruz el callejn del hato.
Mrala como se ahonda,
cual un lucero furtivo
en el jagey de mi copla.

33
Al sesgo el pelo de guama
al cinto la faja negra,
ese hombre callado es como
pozos de la Portuguesa.
Arden de sol las arenas
y el agua muda las lame;
el bongo en viaje rasgua
la inmvil luz de la tarde.
Pozos de la Portuguesa:
bajo el remanso apacible
el caimn sus males suea.

34
Mis manos tahres abren
para mis anhelos, picas:
en juego de cartas verdes
te gan la mesa limpia.
Me arrebuj en la cobija
de regreso de tu rancho;
pas por "El Sentimiento"
oscurito y lloviznando.
Te gan la mesa limpia:
J uega el as del corazn
que te espero en la cada.

35
Me voy por esta sabana
-arpa que afin el silencio
duros bancos de "Voy Solo"
caminito de "Agua Lejos".
Rinconada de "Los Bueyes"
arenales del "Olvido"...
En el alma de estos nombres
le "flori" pena al camino.
Caminito de "Agua Lejos"
sembr una palma de olvidos
y me reto recuerdos.

36
Los arreboles temblaron
su despedida en las pencas.
Partmonos el paisaje
como llanero y llanera.
Me cogi la noche negra
en los esteros de Arauca
y me fui para tus ojos
por la pica de una canta.
Como llanero y llanera.
Coge el lucero y la palma,
djame el pozo y la arena.

37
Tal vez maana me vaya
cuando el callejn me alumbres
tras esta brisa coplera,
trocha de la tarde dulce.
La caada dijo luna,
el estero dijo garza.
A ti no ms te dir
lo que dijo la guitarra.
Trocha de la tarde dulce.
Cargados burros los cerros
llevan barriles de nubes.

38
Con el dejo de este cuatro
me acord de cuando iba
de noche en mi buey cansado.
Y el hato en la lejana.
All van los carreteros
por el banco a media-luna:
abren callejones tristes
los ecos de sus guaruras.
El hato en la lejana
en la garganta de un gallo
me gui su lucecita.

39
Hombre de la tierra hermana
que de misterio te emponchas:
resero en el "cangrejal"
-potro duro y alma sola-
Aqu tambin el adis
al sueo audaz le sonre;
aqu tambin "es llegar
un pretexto para irse".
Potro rudo y alma sola,
con la amargura en el anca
se fue Don Segundo Sombra.

40
Hoy casi me puse alegre,
casi de puro soarte,
casi parodi por ti
la copla del casi casi.
Alma del hato lucero
viene en las brisas un son:
qu tendr el cedro del cuatro
tan seco y echando flor
La copla del casi casi.
Casi es lindo como t
el lucero de la tarde.

41
Si a la sombra de Quevedo
te olvidas de irme olvidando,
te acuerdas de no quererme
a la luz de Garcilaso.
Alta y profunda la noche
sobre mis sienes titila
como el signo de tu ausencia
cerca de mi lejana.
A la luz de Garcilaso
brisa eglgica susurra
en la palma de tu mano.

42
El horizonte y yo vamos
solos por la llana tierra:
me enlaz todos los rumbos
su audacia de soga abierta.
Mientras las otras se ren
la luna y tu silenciosas,
y la sombra de mi mano
tiembla al tropezar tu sombra.
Solos por la llana tierra.
Andar y andar hacia ti
como quien de ti se aleja.

43
Agurdeme, compaero,
en el botaln del patio
que voy a ensebar la soga
que piqu del cuero sardo.
Quin es, por fin, quien se queja
cuando el fuego lame el agua
el agua porque se quema
o el fuego porque se apaga?

44
Esprame, palmasola,
palma del camino, esprame,
que quiero zurcir nostalgias
con msica de tus pencas.
Slo te besa una boca
y un ojo no ms te ve:
la clara boca del cao,
el ojo azul del jagey.
Con msica de tus pencas
me puse en los arenales,
me puse a acordarme de ella.

45
Se toparon los vaqueros,
muertos del sol los caballos:
-hermano, ah tierra bien sola!
-ah vida bien dura, hermano!
Alcaravn del recodo
-pensativo y ojo alerta-
tu mutismo afila inmvil
la cancin de cuando vuelas.
-Ah vida bien dura, hermano!
El cauchero Arturo Cova
Le dijo a Santos Luzardo.

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