Movimientos Revolucionarios en Argentina
Movimientos Revolucionarios en Argentina
Movimientos Revolucionarios en Argentina
(h)
Introducción
17 de agosto de 2001
CAPÍTULO 1
Los primeros pasos
Los Uturuncos
Interesante
Tacuara
Camilo Torres
(1) Aquí es interesante señalar que este capitán del Ejército, Ciro
Ahumada, sería identificado unos quince años más tarde entre los
formadores de las AAA (Alianza Anticomunista Argentina). Este grupo de
lúgubre memoria, se dedicó durante el interregno democrático peronista a
secuestrar y torturar a militantes de izquierda. Ahumada sería marcado,
además, como uno de los responsables de la Masacre de Eseiza,
organizada por grupos de la derecha peronista en contra de Montoneros y
las Juventudes Peronistas de izquierda. Más tarde, muchos de los cuadros
de las "Tres A" se integrarían a los "Grupos de Tareas", formados por la
sangrienta dictadura militar para asesinar o hacer desaparecer personas
en la Argentina. Este carácter aluvional de la Resistencia Peronista del
`55, donde convivían militares, ex policías, nacionalistas de derecha e
izquierda, trotskistas, terroristas esotéricos, etcétera, es notable hasta
mediados de los 60, momento en que comienzan a separarse
completamente las aguas. Hacia fines de esta década, ya se distinguen
claramente dos sectores nítidamente enfrentados: la derecha peronista
(que en gran parte ha pactado o tiene buen diálogo con la dictadura
militar de Onganía-Lanusse, y la por entonces abrumadoramente
mayoritaria izquierda, expresada en el peronismo por FAR, Montoneros,
Peronismo de Base y otros, quienes realizan tareas comunes con la
izquierda marxista leninista o trostskista: PRT-ERP, FAL, El Obrero y otros
numerosos grupos).
(2) Partes de esta narración, junto a una entrevista al Comandante Puma
(Félix Seravalle) fueron publicadas en Indymedia hacia abril de 2002. Uno
de los comentarios insertados allí es el que se reproduce abajo:
Interesante
El radicalismo en Santiago
El mundo en los 60 y 70
El guevarismo en la Argentina
Jorge Nallar -un civil- fue designado por los militares para gobernar
Santiago del Estero. Pero no duraría mucho. A principios de 1967 sería
reemplazado por el general Uriondo. No hubo medidas que modificaran en
un sentido positivo la situación económica de Santiago. Pero a la sombra
de este gobierno filocatólico, prosperaron las corrientes políticas que
tenían una inclinación confesional. Conducía la iglesia en Santiago un
obispo ultraconservador y elitista, Mons. Manuel Tato, que había sido
severamente cuestionado por Perón. Junto a él, había encontrado refugio
otro sacerdote aún más reaccionario y golpista, si cabía, a quien llamaban
Monseñor Castellanos.
Con ese paraguas económico-político-confesional se consolidaría en esta
provincia la Universidad Católica de Santiago del Estero, que acapararía
las principales carreras de la oferta universitaria local, colocándolas en lo
que ellos veían como un "mercado" a un alto precio, aunque pagara
bajísimos sueldos a sus profesores desde los inicios. Es que estaba
pensada como una empresa capitalista: poca inversión, mucha
rentabilidad.
Sería en este centro de estudios aún flamante donde nacerían los
principales conflictos universitarios en Santiago del Estero, cuya
conducción muy pronto aglutinarían los grupos de izquierda moderada y
revolucionarios. Por tras de aranceles más bajos, se desencadenarían una
serie de luchas estudiantiles que pronto convertirían a esta institución en
un quebradero de cabeza para sus propietarios, el gobierno y la iglesia
que los respaldaba (aunque el algunos casos, no totalmente).
Cuando cayera Onganía, arrastrado por las corrientes tumultuosas que
recorrían la Argentina, el general Uriondo se iría con su principal
mandante. Entonces fructificarían las gestiones de los católicos
santiagueños: Carlos Jensen, un conspicuo miembro de la Democracia
Cristiana, sería designado como gobernador por Levingston. Y conseguiría
conservar su puesto, aún con el liberal Lanusse. Hasta el fin de aquella
era militar. Su presencia en el poder sería vital para anudar posteriores
alianzas con el futuro gobierno del peronismo juarista, como se verá.
Capítulo 4
"Obreros y estudiantes, unidos, adelante"...
"Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra" y "Unirse desde
abajo y organizarse combatiendo", fueron las consignas que encarnaron el
espíritu que dio origen a la CGT de los Argentinos en el Congreso
Normalizador "Amado Olmos" -del 28 al 30 de marzo e 1968. Aparece
entonces una concepción clasista que converge de distintos sectores del
activismo sindical. Fue el más concreto de los intentos de conformar una
organización de dimensión nacional, capaz de expresar una clase obrera
en transición, dispuesta a reformular sus instrumentos reivindicativos,
pero sobre todo su marco político, para responder a la reestructuración
del perfil de acumulación capitalista -y a su correspondiente sistema de
poder institucional y disciplinamiento social- que encarnó el golpe militar
de junio de 1966.
La CGT de los Argentinos surgió como una respuesta combativa a las
variantes de adaptación al régimen generadas por las conducciones
burocratizadas del sindicalismo peronista, nucleadas en las 62
Organizaciones con la hegemonía de la Unión Obrera Metalúrgica de
Augusto Timoteo Vandor. La actitud antiburocrática de la CGTA implicó
por eso, también, un salto de precisión en el modo como los sectores más
dinámicos y combativos de la clase trabajadora y el activismo peronistas
fueron procesando el desarrollo de su experiencia desde esa identidad
política. De manera más explícita en algunos de esos sectores, de forma
más latente en otros, con la CGTA empezaron a asumir como un hecho el
fin de la condición movimientista original del peronismo, su quiebre en
varios peronismos distintos y antagónicos. Una manifiesta tendencia hacia
posiciones clasistas fue el resultado de ese triple proceso de síntesis.
Funcionó como efecto, pero también como causa de profundización, de la
convergencia de esos sectores del activismo sindical y político del
peronismo con expresiones de la izquierda marxista y de la militancia
cristiana radicalizada.
El ya famoso programa del 1 de mayo de la CGT de los Argentinos,
redactado por Rodolfo Walsh en la tradición de los documentos liminares
de La Falda (1957) y Huerta Grande (1962) de las 62 Organizaciones pre-
vandoristas, aparece como la traducción sistematizada de esa emergente
concepción clasista. Es a partir de ese nuevo estadio de la conciencia de
clase de los trabajadores peronistas desde donde el programa propone -
con párrafos que parecen en muchos casos escritos para la patética
Argentina de los 90-, caminos de unidad de acción para los empresarios
nacionales, los pequeños y medianos empresarios, los profesionales, los
estudiantes, los intelectuales, los artistas, los religiosos.
En sus tres o cuatro años de existencia efectiva, la CGTA intentó ser
también en su práctica cotidiana ese ámbito de convergencia. Lo consiguió
de manera parcial, incompleta, a veces conflictiva, en el plano de la
relación entre organizaciones sindicales y políticas del peronismo
revolucionario, la izquierda y la Iglesia tercermundista. También en el del
encuentro en la acción entre ese activismo y grupos de intelectuales,
profesionales y artistas. El semanario de CGTA se convirtió en un
instrumento central de ese encuentro. Dirigido por el propio Walsh, con
una redacción integrada por periodistas como Horacio Verbitsky o Rogelio
García Lupo, la revista consiguió juntar un nivel de calidad profesional
inusitado con una tarea también sin antecedentes de información sobre
las formas y razones de las luchas populares para consumo de sus propios
protagonistas. Llegó a tirar un millón de ejemplares y sus páginas
sirvieron, por ejemplo, para editar por primera vez, dividida en varias
notas, la investigación de Walsh sobre el asesinato del dirigente
metalúrgico de Avellaneda Rosendo García -¿Quién mató a Rosendo?-, el
más profundo análisis del significado político, y de los métodos de acción
del vandorismo.
La CGTA fue también el escenario en el que se desarrollaron experiencias
de militancia artística como las del pintor Ricardo Carpani, o las del Grupo
Cine Liberación, que permitió la filmación -y el uso permanente como
herramienta de formación y organización políticas- de la película "La hora
de los hornos" de Fernando Solanas y Octavio Getino.
Con el liderazgo del dirigente gráfico Raimundo Ongaro, la CGTA nucleó
desde su nacimiento a varios de los cuadros sindicales y políticos que
habían enfrentado con mayor dureza al nuevo régimen militar. Los
dirigentes Ricardo De Luca, de obreros navales y del Movimiento
Revolucionario Peronista; Julio Guillán, de los telefónicos; Lorenzo Pepe,
de la Unión Ferroviaria; Amancio Pafundi, de los estatales: Jorge Di
Pasquale, de los empleados de farmacia; Benito Romano, de los obreros
azucareros, estaban entre los fundadores o en el consejo directivo.
El local de Paseo Colón de la Federación Gráfica Bonaerense, donde
funcionó la CGTA, se convirtió rápidamente en escenario de permanentes
reuniones de los grupos de la tendencia revolucionaria del peronismo -con
dirigentes combativos de la juventud, como Gustavo Rearte, Jorge Rulli,
Envar El Kadri o Raimundo Villaflor- y de varias organizaciones de
izquierda, que empezaron a coordinar sus acciones políticas con las de la
propia central.
La huelga portuaria que había empezado algo antes del nacimiento de la
CGTA, la de los petroleros de Ensenada en septiembre y octubre de 1968,
las luchas de los trabajadores de los ingenios de Tucumán y las
movilizaciones sociales en Tucumán y Rosario tuvieron a la central como
instrumento de apoyo activo. A través de la relación de su conducción
nacional y de su filial cordobesa con Agustín Tosco, la CGTA participó del
armado en el lugar y de principal estructura de apoyo nacional a las
jornadas del Cordobazo, entre el 28 y el 30 de mayo de 1969. Y
protagonizó sus consecuencias más inmediatas, con la convocatoria al
paro nacional para el 1 de julio de ese año, mientras la CGT Azopardo,
que reunía a vandoristas y participacionistas, se echaba atrás ante las
presiones del gobierno del general Juan Carlos Onganía y su ministro de
Trabajo, Rubens San Sebastián.
El enfrentamiento con el régimen militar se agudizó el 30 de junio de
1969, cuando un comando ingresa en el local central de la Unión Obrera
Metalúrgica y da muerte al "Lobo" Vandor. Muy pocas horas después, el
gobierno contestaba ocupando militarmente la Federación Gráfica
Bonaerense y designando un interventor a su frente, haciendo enseguida
lo mismo con la mayor parte de los sindicatos integrantes de la CGTA. Sus
principales dirigentes, con Ongaro a la cabeza, van a compartir la cárcel
con Agustín Tosco y Elpidio Torres, los dos líderes visibles del Cordobazo.
De allí en más, la CGT de los Argentinos ingresa en una etapa de luchas
constantes, así como en un proceso de lento desgaste de su poder
organizativo. Se trata de un desgaste que es a la vez transformación. Sus
cuadros de dirigentes, sus activistas, van integrándose en otras formas de
lucha, en organizaciones políticas y en organizaciones armadas. El propio
Ongaro, Di Pasquale y algunos otros dirigentes de CGTA aparecerán,
cuatro años después, integrando la conducción nacional del Peronismo de
Base (dirección política de las Fuerzas Armadas Peronistas).
El asesinato de Pampillón
Córdoba se mueve
Taco Ralo
Capítulo 5
Nada será igual después: El Cordobazo
El espíritu de los 70
Antecedentes
La Argentina en movimiento
Los Rosariazos
Perón o muerte
Juan XXIII abre las puertas, en 1958, a una renovación que atraviesa a la
estructura católica y permite que las convulsiones populares adquieran
una influencia que excede a los curas y monjas de barrio para llegar a las
jerarquías y sus discursos. Se discuten el ritual, la relación con otras
religiones y, sobre todo, con corrientes políticas años atrás identificadas
como "diabólicas". Si Pío XII justificó su benevolencia con el fascismo y los
nazis haciendo referencia al "peligro rojo", en los sesenta la iglesia
comienza a hablar de su relación con el marxismo sin rubores: trasladará
sus diferencias a cuestiones de doctrina y ritual mientras afirmará sus
coincidencias en el terreno social y económico.
Señala el teólogo Rubén Dri: "En 1958, el acceso al pontificado de Juan
XXIII cierra la etapa de Pío XII, caracterizada por una Iglesia cerrada en sí
misma, monárquica y autoritaria (...) Se inicia así una etapa de grandes
renovaciones. El Concilio Vaticano II es el primero que no realiza
condenas por herejías, sino que escucha los nuevos reclamos, ubicando a
la Iglesia en los grandes problemas del mundo."
La posguerra y la nueva división del planeta, el avance del consumismo, el
cuestionamiento a las tradiciones culturales y sexuales y el avance de
otras corrientes religiosas menos ligadas a las formas tradicionales de
poder, confluyen para cercenar el espacio que la iglesia católica detentara
hasta la Segunda Guerra Mundial.
Juan XXIII percibe esta nueva situación y es posible comprender todas las
acciones de su papado como una estrategia tendiente a recuperar un
espacio para la iglesia: del lado de los pobres y postergados, ocupa en el
terreno de la conciencia lo que tuvo que tuvo que ceder en poder terrenal
y político.
La nueva forma de la misa, donde el cura se ubica dando la cara a la
comunidad y habla el mismo idioma, rompe el hermetismo del latín,
horizontaliza la relación entre el sacerdote y la comunidad y reestablece
los canales de comunicación con la sociedad. La Iglesia deja de tener el
monopolio de la fe y ésta pasa a ser patrimonio de la conciencia.
En el plano político, también se modifica la anterior actitud de
reverencialismo hacia el poder estatal, sea este del origen que fuera. Si
bien no se define un modelo de sociedad alternativa al capitalismo, arroja
sobre la mesa los problemas que el sistema capitalista origina. Exige un
compromiso frente a la injusticia, pone en crisis la metafísica tradicional e
instala una apertura hacia el evolucionismo y a una nueva teología. En un
terreno social ávido de propuestas que definan y motoricen el cambio, el
mensaje conciliar y principalmente la práctica de los nuevos curas, va a
germinar en innumerables formas de lucha y organización popular. La
salvación pasa a ser una cuestión fundamentalmente colectiva,
consecuencia de la superación por parte del hombre de los horrores de la
explotación y la injusticia social. La Encíclica Pacem in Terris, del año
1963, concreta la apertura hacia el marxismo.
Tras la muerte de Juan XXIII, Paulo VI continúa impulsando la renovación
y se oficializa una posición plural donde el progresismo tiene su
reconocimiento. La Encíclica El Progreso de los Pueblos, condena las
causas de la pobreza y sienta las bases de una propuesta para el
desarrollo.
La Octagesimo Anno, por su parte, toma posición sobre el derecho de los
pueblos a la violencia para reivindicar sus derechos fundamentales y
reconoce al marxismo como método de interpretación de la realidad
haciendo reservas sobre la parte doctrinaria.
En poco tiempo el general de los Jesuitas, hace propios estos
razonamientos. A Theilard de Chardin, paleontólogo excepcional confinado
en la India, auténtico precursor de la nueva situación, se le levanta el
destierro y pasa a ser valorado en el seno de la Iglesia.
América Latina se convertirá entonces en protagonista de la renovación
que atraviesa la iglesia y será a la vez el espacio donde mayor incidencia
social tendrán estos cambios.
A la tradición de las guerras de independencia, debe agregarse el papel
jugado por los nacionalismos de la década del cincuenta, ya que casi todos
coincidieron en asumir una posición cristiana como forma de ligar las
propuestas de cambio socioeconómico con las conquistas populares.
En Agosto de 1967 dieciocho obispos de América Latina, África y Asia
encabezados por Helder Cámara, obispo de Recife, dan a conocer un
documento en el que reivindican al socialismo como más cercano al
evangelio que el capitalismo. Suscriben los conceptos del Patriarca
Máximo IV en el Concilio Vaticano II, cuando decía: "el verdadero
socialismo es el cristianismo integralmente vivido, en el justo reparto de
los bienes y la igualdad fundamental de todos".
En la iglesia argentina se reestablece una dualidad que perdurará hasta
nuestros días: de un lado los curas y hasta algún obispo comprometidos
con el reclamo y el sufrimiento de los pobres, de otro buena parte de la
jerarquía bendiciendo gobiernos de facto, armas que se usan contra el
pueblo y hasta campos de exterminio. El obispo Victorio Bonamín
bendiciendo la guerra sucia mientras las monjas francesas seguían el
camino de Alberto Carbone, Carlos Mujica, Enrique Angelelli, los palotinos.
Se comprende entonces por qué, mientras la Catedral de buenos Aires
aún alberga las misas de Onganía y en los cursillos se convalida el
pensamiento conservador del onganiato, el Mensaje de los Obispos del
Tercer Mundo en la Argentina se extiende en pocos días por todo el país.
Monseñor Antonio Devoto, Obispo de Goya, se lo da a conocer a un cura
de su diócesis, Miguel Ramondetti, y éste lo hace circular. En dos o tres
meses logran más de 500 adhesiones y teniendo en vista el CELAM de
Medellín surge una convocatoria que será fundante del Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer Mundo.
En 1967, en la Universidad Católica de Córdoba ,se realizan conferencias
que abordan tanto el "diálogo entre católicos y marxistas" ( Manuel
Virasoro, de la orden de los Jesuitas) como el "compromiso de los
cristianos con la liberación" (Conrado Egger Lan, titular de la cátedra de
Historia de las Religiones de la UNBA). El sacerdote Melián Viscovich
profesor de la Universidad Nacional de Córdoba, en la Universidad Católica
y en los Colegios mayores de Córdoba, da a conocer su propuesta de
modelo social, que reconoce su origen en la el socialismo yugoeslavo y lo
relaciona con la convocatoria de Pablo VI en la Encíclica El Progreso de los
Pueblos.
Los fundadores argentinos del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer
Mundo se agruparán por primera vez el 1 y 2 de mayo de 1968, en
Córdoba; asisten al encuentro representantes de 13 diócesis.
Capítulo 7
Las luchas revolucionarias toman carácter militar
La guerrilla peronista
La ejecución de Aramburu
La guerrilla marxista
ERP y Montoneros
Tucumán en marcha
Capítulo 9
Guerrilla, marxismo y Gran Acuerdo Nacional
El Viborazo
El Cordobazo en Santiago
El amor en los 70
La masacre de Trelew
El avispero electoral
La masacre de Ezeiza
Capítulo 12
Intentos "democráticos" de las organizaciones armadas
Capítulo 13
Perón presidente: los "gorilas" al poder
Aún no se habían apagado los ecos del triunfo justicialista cuando -el 25
de Septiembre de 1973-, fue acribillado a balazos José Ignacio Rucci,
hombre de confianza de Perón. Para muchos, éste incidente se convirtió
en uno de los errores mas desgraciados de nuestra historia
contemporánea pues marcó el quiebre definitivo de los Montoneros con
Perón, quienes tomaron, posteriormente, un camino sin regreso. "La
teoría del apriete pudo más. Había que tirar un cadáver sobre la mesa de
negociaciones, y los Montoneros apostaron duro: tiraron el de Rucci. Ese
mismo día la derecha peronista mató a un militante de la JP. Empezaba la
masacre" (77). Los partidarios del extinto líder sindical clamaban
venganza. Sergio Moreno, en Página/12, narra así una parte de la
historia:
"Desde hacía tiempo dormía en casas diferentes cada noche, acompañado
por una garde du corps que lo seguía a sol y a sombra. Esa noche de
septiembre de 1973 se había ido a lo de una cuñada que vivía en
Avellaneda 2953. El Petiso estaba contento: dos días atrás la fórmula
Perón - Perón había ganado las elecciones generales con casi un 62 por
ciento de los votos.
"Ese mediodía del 25, salió a la calle camino al Torino rojo que usaba.
Apenas llegó a la puerta. Un escopetazo proveniente de una casa lindera
le dio de lleno en el pecho. Sus custodios se trenzaron en un tiroteo
contra nadie, que disparaba de dos frentes distintos. José Ignacio Rucci,
hace hoy 25 años, murió acribillado de 23 balazos provenientes de las
armas de un comando montonero. En esa época se acuñó un chiste,
siniestro como la disputa de ese tiempo: "a Rucci le dicen Traviata, la de
los 23 agujeritos".
"Era rosarino, petiso, flaco, enjuto y usaba un jopo que, en complicidad
con sus bigotes, le daban un aire de cantante latino de boleros. Tenía 48
años cuando murió. En 1966 fue nombrado interventor de la seccional de
San Nicolás de la Unión Obrera Metalúrgica, la poderosa UOM de los 60 y
70.
"Creció gremialmente bajo el ala de Augusto Timoteo "el Lobo" Vandor y
se hizo digno alumno de su escuela de conducción política. Tuvo su mismo
fin.
"El 5 de julio de 1970, en su residencia de Puerta de Hierro, en Madrid,
Juan Domingo Perón recibió un telegrama. "Triunfó su hombre, general. El
secretario de la CGT es José Rucci." Tres días antes de que Perón recibiera
la noticia, el congreso de unidad de la CGT había encumbrado al
metalúrgico gracias al manejo de otros de sus padrinos, Lorenzo "El Loro"
Miguel.
"A partir de ese momento, este sindicalista de segunda línea, comenzó a
influir en la historia de la Argentina de manera descarnada. Rucci fue,
junto con Miguel, la cara de la Patria Metalúrgica, en un país que
comenzaba a sumergirse en la interna más sangrienta que vivió el
peronismo en su historia. Con cadáveres como moneda de cambio, el
peronismo delineaba su división entre "fachos" y "zurdos", entre
"burócratas" e "infiltrados".
"En los 60, fue el propio Perón quien promovió a sus "formaciones
especiales", compuestas mayoritariamente por la "juventud maravillosa".
Perón se enfrentaba, tácticamente y desde el exilio, a su primer enemigo
interno: Vandor impulsaba, en connivencia con el onganiato, un
peronismo sin Perón. El viejo general no lo iba a permitir, para lo cual se
valió de sus formaciones especiales...
"En los 70 el tiempo cambió. Vandor había sido asesinado en su bunker de
Avellaneda y el gobierno militar armaba su retirada. Los émulos del Lobo,
como lo fue Rucci, estaban nuevamente del lado donde debían estar y
preparaban el regreso del general.
"El primero -efímero - fue el 17 de noviembre de 1972. Rucci lo recibió
bajo un oportuno paraguas que pasó a la historia. El segundo regreso fue
el comienzo de la tragedia".
La historia oficial -escueta y evasiva como siempre -consigna que el
entonces secretario general de la CGT José Ignacio Rucci, "fue asesinado
el mediodía del martes 25 de setiembre de 1973" y al margen de la fecha
aporta pocos datos. Por aquella época gobernaba provisoriamente Raúl
Lastiri (yerno del "hermano" José López Rega) y ya había resultado electo
el teniente general Juan Domingo Perón.
El líder sindical había pasado la noche en un departamento de la avenida
Avellaneda (casi Nazca) en el barrio de Flores. Allí vivía un familiar y Rucci
solía quedarse a dormir desde hacía por lo menos un semestre, lo que era
ignorado por casi todos los vecinos de la zona. Entre las especulaciones
que se tejieron se comenta la que asegura que, en realidad, en el
departamento no vivía un pariente sino una amante, pero esto poco
aporta al fondo de la historia, más allá de lo anecdótico. Otras fuentes
sostuvieron que el sindicalista acostumbraba cambiar su lugar de
descanso por estrictas razones de seguridad.
Lo cierto es que Rucci abandonó la finca a las 12:10. Frente a la casa lo
esperaba su Torino rojo y muy cerca, los tres vehículos de la custodia. El
atentado dio comienzo exactamente cuando el gremialista cruzaba la
vereda rumbo al Torino. Los disparos partieron desde los techos de las
casas de alto de la acera ubicada al sur.
El testimonio de los custodios no es precisamente un dechado de
exactitud. Llegaron a afirmar, tal vez para justificar su ineptitud, que los
agresores habían arrojado bombas o granadas, cuyas evidencias jamás
fueron encontradas.
José Rucci fue alcanzado inmediatamente por buena parte de esa lluvia de
balas, con una profunda herida en su cuello, además de numerosos
impactos en todo su cuerpo. Cuando ya era tarde y el líder yacía en la
vereda, recién los custodios se parapetaron detrás de los autos para
repeler el ataque. Tuvieron una sorpresiva respuesta cuando los disparos
comenzaron a llegar desde las ventanas a sus espaldas. Así, Rucci recibió
nuevos balazos, al igual que su chofer, "Tito" Nuñez, y Ramón Rocha, otro
de los custodios. El desconcierto era total. Aparentemente, los atacantes
habían iniciado la emboscada con el lanzamiento de una tabla que llevaba
una ristra de petardos.
La defensa se hacía casi imposible, sobre todo si se le suma que desde un
colegio cercano (en cuya terraza parecía haber una boca de fuego
atacante) alguien les gritó a los custodios que detuvieran el fuego ya que
en el interior del establecimiento había más de 200 escolares. Sin
embargo, pese a su intensidad (los primeros cálculos periciales estimaron
que se dispararon más de cien proyectiles) el tiroteo fue relativamente
breve, ya que a las 12:30 los agresores se habían ido.
Ninguna de las organizaciones guerrilleras se atribuyó de inmediato el
atentado, por lo que los rumores florecieron. Lo que sí se supo enseguida
fue que era un comando integrado por nueve a once personas, las que
dispararon desde tantos puntos diferentes que hizo imposible la defensa.
A eso debe sumársele el tipo de armamento empleado para perpetrar el
crimen: armas largas de precisión, ametralladoras sin utilizarse, pero que
estaban reservadas en caso de que Rucci lograra subir al auto o la defensa
de los custodios fuera más efectiva.
Una de las primeras declaraciones oficiales fue la del general Miguel Ángel
Iñíguez, el entonces jefe de la Policía Federal, quien confirmó que los
atacantes habían huido por la parte trasera de los edificios donde estaban
escondidos. También aseguró que "hubo un llamado telefónico a la
comisaría, una voz femenina que dijo pertenecer al ERP-22 de agosto (en
homenaje
a los caídos en Trelew) y que "esa es la organización autora del
asesinato". Sin embargo, nadie terminaba de creerlo. Habían algunas
piezas que no terminaban de encajar en la trama, si bien el ERP había sido
declarado ilegal por decreto presidencial apenas un día antes, el lunes 24,
su línea política no le permitía atentar contra sindicalistas.
Finalmente las investigaciones más serias indicaron que habían sido
miembros de la organización Montoneros y no el Ejército Revolucionario
del Pueblo los encargados del crimen. Para autores como Giussani, "los
Montoneros, sobre todo tras el deterioro de sus relaciones con Perón,
explicaban con frecuencia el asesinato de Rucci como un apriete dirigido al
anciano líder para inducirlo a negociar un nuevo trato con la
organización". Sin dudas, los guerrilleros habían determinado "ablandar"
las relaciones con Perón, rígidas y estancadas desde hacía tiempo. Era una
forma que presión política, decían algunos, y "tirándole el cadáver" en la
cara se buscaba poner condiciones. Así se pretende explicar el motivo por
el cual los "montos" no se adjudicaron el asesinato del brazo derecho del
líder justicialista en el sindicalismo. No obstante, continuaban las
versiones. No faltan los que atribuían la trágica muerte de Rucci a los
"servicios" a una incipiente banda que luego se reconocería como la
"Triple A" y hasta a una provocación de la CIA.
Según consigna el escritor Eugenio Méndez en un libro que profundiza las
indagaciones sobre este crimen, desde un primer momento, al menos
internamente, los Montoneros se atribuyeron el atentado. Consideraban a
Rucci como a uno de los peores burócratas, un colaboracionista que
estaba rodeando al líder justicialista. La idea era quitarle la base donde se
apoyaba Perón (el sindicalista era el hombre más incondicional que tenía)
para demostrarle la tremenda vigencia de la "Organización".
La Conducción Nacional de Montoneros había dispuesto la necesidad de
matarlo. "Todos votaron por la muerte: Pepe, el Negro, Nicolás y
Marquitos que eran la cabeza, aunque después se le agregaron para
apoyarlos el Pelado Carlos, el Cabezón, la Gaby, Anita, el Vasco y el Loco,
consignó Méndez. Estos eran los nombres de guerra de Mario Eduardo
Firmenich, Roberto Quieto, Fernando Vaca Narvaja, Marcos Osatinsky,
Roberto Cirilo Perdía, Norma Arrostito, María Antonia Berger, Horacio
Mendizábal y Rodolfo Galimberti. La consigna surgió inmediatamente:
"Rucci traidor/, a vos te va a pasar/ lo mismo que a Vandor", se
escuchaba en todo acto político. Luego se eligió a la Columna Capital para
realizar el operativo. En el mencionado libro se apunta que esta columna
estaba integrada por Mendizábal, Perdía, Habbeger y Francisco 'Paco'
Urondo como jefes; Juan Julio Roqué, Lorenzo Konkurat, Julio Cesar Urien
y Lidia Mazaferro, como subjefes; y Norberto Ahumada, Juan Carlos Dante
Gullo, Luis Roberto Lagraña y Manuel Angel Ponce, como nexos.
Se indica que el responsable del operativo fue Urondo. La planificación
corrió por cuenta de Perdía, Mendizábal y otros tres oficiales guerrilleros.
Por los informes de su propia inteligencia, aunque sabían que Rucci
cambiaba de alojamiento permanentemente, lograron establecer que
finalmente concurría más asiduamente -y sobre todo los martes- al
departamento de la avenida Avellaneda. Allí vivía con su familia.
El comando montonero sólo tuvo que seguirlo la noche anterior y después
dispuso de todo el tiempo requerido para ocupar las posiciones de fuego.
Entre los guerrilleros intervino Juan Julio Roque, alias "Lino", quien había
liquidado al general Juan Carlos Sánchez en Rosario. Para Rucci, la idea de
un atentado era una certeza. Apenas un mes antes había declarado :
"Quiero que sepan que si me pasa algo, sólo los inmundos bolches o
trotskistas pueden atentar contra mi vida". Horacio Sueldo, el entonces
legislador del partido Revolucionario Cristiano, "nos preocupa el clima de
odio total que está flotando y que no siempre contribuimos a disipar, sino
en algunos casos a incrementar".
Tal vez el lamento más gráfico fue el del propio General Perón: "Me
cortaron las patas".
La Triple A
La celebración del 1º de Mayo había sido siempre una fecha cara a los
sentimientos del Justicialismo. Aunque Perón le había quitado
parcialmente su contenido durante su primer gobierno (1946-1952),
transformándola de Día del Trabajador, que conmemoraba la ejecución
fraudulenta de dos obreros comunistas en Estados Unidos, en "Fiesta del
Trabajo", donde se celebraba "el armónico acuerdo entre trabajadores y
empresarios dentro de la comunidad organizada por el justicialismo". El
viejo líder convocó, entonces, para ésa jornada, a varios dirigentes de los
sectores de la juventud, como una forma de garantizar un entendimiento
entre todo el Movimiento. No obstante aquel 1º de Mayo sería diferente a
los que Perón pudo haber vivido anteriormente. El desencuentro entre el
Líder y la Juventud era profundo. Aquel venía criticando despiadadamente
a la política de los Montoneros, lo que tornó insuperables las diferencias
que ya los habían venido separando durante los últimos meses.
Para los Montoneros era una jugada clave concurrir a la Plaza; la
oportunidad caía "como anillo al dedo" pues "frente a Perón y Perón frente
al pueblo, pondremos las cosas en claro" (84). Los organizadores del acto
se propusieron dificultar el ingreso de la JP a la Plaza, poniendo grupos
organizados por los sectores de derecha, como filtros, por todas las bocas
de entrada. Pese a ello, Los Montoneros volvieron a demostrar su
capacidad de movilización y su ingenio cuando lograron ocupar una amplia
franja en la explanada de Mayo.
El discurso pronunciado por Perón no puede ser estudiado sin el contexto
que simbolizaron las consignas que interrumpieron, a cada tanto, la
alocución del Líder. Por tal motivo, transcribiremos los párrafos más
álgidos de aquella jornada.
En un principio, todo el mundo gritaba: Perón/ Perón. Pero enseguida,
desde el aspecto auditivo, la plaza se partió en dos:
1)"Perón/ Evita/ la Patria Socialista";
2)"Perón/ Evita/ la Patria Peronista".
Los sindicalistas vibraban al compás de:
"Ni yanquis, ni marxistas: peronistas".
Las columnas montoneras respondían:
"Conformes, conformes/
conformes, General/
conformes los gorilas,/
el pueblo va a luchar".
A duras penas, Perón podía hablar, interrumpido como dijimos a cada
párrafo; y dijo: "Compañeros: hace veinte años que en este mismo balcón
y con un día luminoso como éste, hablé por última vez a los trabajadores
argentinos. Fue entonces cuando les recomendé que ajustasen sus
organizaciones, porque venían tiempos difíciles. No me equivoqué ni en la
apreciación de los días que venían ni en la calidad de la organización
sindical, que se mantuvo a través de veinte años... pese a estos imberbes
estúpidos que gritan" (85).
Los Montoneros gritaban:
"¿Qué pasa, qué pasa General/
que está lleno de gorilas el gobierno popular?" (86).
Perón prosiguió:
"por eso compañeros, quiero que esta primera reunión del Día del
Trabajador sea para rendir homenaje a ésas organizaciones y a ésos
dirigentes sabios y prudentes que han mantenido su fuerza orgánica, y
han visto caer a sus dirigentes asesinados, sin que todavía haya sonado el
escarmiento" (87).
Esta vez los cánticos montoneros fueron más duros:
"Rucci traidor, saludos a Vandor " (88)
La fractura era inevitable, y ante la insistencia de Perón por obligarlos a
callar para seguir hablando, las columnas montoneras optaron por
retirarse. Fue una demostración espectacular de poder, ya que quienes se
iban era la mayoría de los concurrentes. Pero con un sabor amargo. La
Plaza, prácticamente vacía, pasó a convertirse en un testigo mudo de los
sucesos. Perón estaba demudado. Nunca en su vida había recibido tal
afrenta por parte de las multitudes argentinas.
Todos los medios de comunicación se hicieron eco y analizaron el
fenómeno como el preludio de una declaración de guerra encubierta,
cuyos resultados nadie dudaba en calificar por lo menos de sombríos.
Dentro de este marco de enfrentamiento, el 12 de Junio de 1974, Perón
explicaría que "había llegado al país a llevar un proceso de liberación
nacional y no para consolidar la dependencia. Pero hay pequeños sectores
que se empeñan en obstruir este proceso y son los que están saboteando
nuestra independencia y nuestra independencia política exterior. Son
también los que mal intencionadamente interpretan mis mensajes o
simularon hacerlo para interferir luego la unidad para la reconstrucción en
complacencia para con los enemigos de este proceso" (89) Fue su último
discurso.
Perón planteó en él una crítica "a todos aquellos que perjudicaban el Pacto
Social" con sus posturas, como también a algunos diarios que
"proporcionaban noticias que no se ajustan a la realidad". Empero, una
frase perduraría a través del tiempo:
"Mi único heredero es el pueblo".
Ella fue reivindicada principalmente por Montoneros, en el afán de
confirmar su teoría de que Perón había sido manipulado en los últimos
tiempos, pero en un rapto de lucidez había desautorizado a las cúpulas
derechistas "enquistadas en el gobierno". Lo cierto es que esta frase no
figura en la transcripción oficial del discurso, existente en los archivos de
la Nación. Ello no implica, sin embargo, que no la haya dicho, pues con
frecuencia se han falsificado documentos históricos para justificar las
posiciones de los poderes gobernantes.
Capítulo 14
Fin de Perón y el peronismo
Muerte de Perón
Así tituló la noticia una revista sensacionalista de la época. Por otro lado,
la portada del matutino La Nación, del sábado 2 de noviembre de 1974 lo
decía todo, aunque no lograba interpretar el asombro de la mayoría:
"Mataron al comisario Villar y a su esposa". Y abajo agregaba: "El hecho
ocurrió en el Tigre, cuando estalló una bomba que fue colocada en una
embarcación en la que se proponía dar un paseo".
Nadie podía creerlo: un verdadero "peso pesado", poderoso jefe de la
represión, había caído.
Transcribimos una crónica del suceso:
"Fue a las 10.30, aproximadamente, del viernes 1, Día de todos los
Santos. Tres vehículos Ford Falcon avanzaron lentamente sobre los 200
metros de tierra de la calle Luis Pereyra, en Tigre, el único acceso hasta el
fondeadero "Sandymar". En uno de esos autos y protegido en su
vanguardia y retaguardia por 10 miembros de su custodia personal,
fuertemente armada, viajaban el jefe de la Policía Federal, comisario
general Alberto Villar y su esposa, Elsa María Pérez.
"Al llegar a la guardería náutica, pese al despliegue de armas de todo
calibre que hicieron los policías de civil, la calma del lugar no se alteró
cuando descendieron del rodado Villar y su mujer, ambos vestidos de
sport para la ocasión y portando bolsos como para pasar el día en el delta.
"...El crucero propiedad del entonces comisario, y que había permanecido
con el motor en marcha durante 15 minutos, esperando el abordaje de la
pareja, lentamente comenzó a pasearlos, adentrándose uno, ocho, quince,
treinta metros en el río. Entonces se produjo una explosión indescriptible
y prácticamente la total voladura de la embarcación que, en medio de un
cerco de fuego, se hundió rápidamente, según la versión de un vecino del
lugar.
"La nave desapareció justo en el centro del riacho La Rosqueta, ante la
mirada atónita e impotente de la custodia policial, que en este caso logró
salvar la vida al obedecer las órdenes directas de su jefe de quedarse a
esperarlo en el pequeño muelle".
Aunque en el momento ninguna organización se hizo cargo del atentado,
el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) a través del periódico Estrella
Roja, su órgano oficial, lo difundiría tiempo después: "...una unidad de la
organización hermana Montoneros llevó a cabo el ajusticiamiento del jefe
de la Policía Federal ... El ERP saluda calurosamente a esta sección de
Montoneros que ubica a la organización en la trinchera de los que luchan
con las armas en la mano contra este gobierno reaccionario y
proimperialista". Según confesiones posteriores de un militante
montonero, para la organización de Firmenich, el comisario Alberto Villar
"era la síntesis de la represión". Al parecer su muerte estaba programada
desde los años de Lanusse.
Mendizábal, jefe de los comandos montoneros, había descartado de plano
la idea de un operativo a lo Aramburu, a lo Vandor o incluso a lo Rucci,
debido a la fuerte custodia y a todas las medidas de seguridad que
protegían al comisario. Para algunos "montos", la figura de Villar inspiraba
odio, sobre todo después de decidir la clausura del diario Noticias, que era
una de las principales fuerzas de la propaganda montonera.
Aproximadamente a la 1 de la madrugada del viernes 1º de noviembre de
1974, un grupo de cuatro combatientes montoneros que incluía una
mujer, se sumergió en las aguas del Tigre con el equipo completo de
buceo y casi 20 kilos de trotyl bajo el brazo. Según sabían, este elemento
era el único que se podía emplear bajo el agua y que además resultaba de
sencilla aplicación. Así fue como colocaron la bomba debajo del asiento del
conductor, de la manera más disimulada posible.
Final de El Brujo
Capítulo 15
Todo termina mal
El ERP en la mala
Capítulo 16
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFÍA
Comandante Puma
Entrevista con Félix Seravalle, comandante de los Uturuncos
Julio Carreras (h): ...ya queremos ir al tema que nos interesa... Cómo fue
la operación de la Jefatura en Frías...
Félix Seravalle: Año 59. Nosotros, los que nos identificábamos dentro de
un peronismo nacionalista, habíamos quedado, después del golpe del 55,
bastante desmembrados por todas la detenciones que hubieron. Y nadie
reaccionaba. Los militares le mentían a la gente... que el retorno de
Perón..., pero nadie hacía nada.
Empezó el auge del terrorismo. Se empezaron a hacer cosas en forma
indiscriminada. Entonces nosotros dijimos, no, si queremos producir el
retorno del general tenemos que organizarnos:
Un ejército del pueblo. Un ejército popular.
En ese año estaba vigente el triunfo de Fidel Castro en La Habana con la
derrota de Fulgencio Batista. Y se nos prendió la lamparita. Entonces
dijimos: nosotros vamos a organizarnos a través del Comando 17 de
Octubre. En Santiago, en Tucumán -que era la sede- nos extendimos a
Catamarca, a Salta y a Jujuy. A mí se me asignó la tarea de servir de
enlace. Hacía esos viajes desde Jujuy hasta La Rioja, donde solía estar el
cuñado de Albrieu, el Gordo Carrizo. Una prueba contundente para
nuestra organización fue cuando llegó la orden del voto en blanco. En el
58, el acuerdo que hubo entre Frigerio, Frondizi y Perón. Luego de eso fue
cuando asume Eduardo Miguel, aquí en Santiago.
J.C.: ...el vino era para invitarles a los policías, por cierto...
Seravalle: Claro, iba a ser... pero, el bocado iba a ser demasiado grande...
Entonces alguien dijo: "si sacamos esas armas... ¿a quién se las damos
después?"
Tienes razón, le dije, porque a la gente, para que se te sume, tienes que
demostrarle capacidad... bueno, entonces, como variante, se me ocurrió
que vayamos a Frías (una comisaría más chica).
Y justo. Dio la casualidad que yo había trabajado en Obras Sanitarias un
tiempo y cuando vino la revolución de Aramburu nos dejaron cesante; ahí
había formado una célula peronista. De Obras Sanitarias sacamos el
camión. Yo le imité la voz del viejo Alejandro Urlengue, que era el jefe del
Taller, ahí en la calle Patagonia y Roca. Y le di la orden al sereno, de que
se vaya a su casa a pasar la Navidad, cosa de no tener que violentar
nada. Y el tipo se mandó a mudar; entonces, dejó el lugar sin guardia. Así
que aproveché que había trabajado en Obras Sanitarias y saqué un
camión, un Ford 7.000. Ya los compañeros me lo habían dejado cargado
con nafta y con sogas, y en ese camión cargué la gente. A los
muchachos... -la anécdota es un poco risueña: yo tengo un compadre
gitano que vivía en el barrio San Martín... ese se encargó de llevarme a
los muchachos que estaban en Tucumán, a la ruta, allá en la curva del
san... cerca de la curva de Luján, por la ruta 64... y al camión le habíamos
hecho una especie de distintivos, así, le habíamos puesto unas cruces
rojas en un faro verde, cosa de que ellos lo pudieran distinguir cuando se
iba aproximando... Así que a las tres y pico de la mañana salimos
nosotros...
El asunto es que llegamos a Frías, como a las cuatro y media. Y en ese
momento se producía el relevo de guardia. Estaban todos los agentes
juntos. Estaban por celebrar la Navidad los que entraban y los que salían.
bueno. Me presenté diciendo que la revolución había triunfado, que me
venía a hacer cargo de la Jefatura...
JC.: ...qué se proponían ustedes con ese itinerario hacia los cerros y el
monte que habían iniciado...
JC.: ...yo he leído por ahí que también había la promesa de que un
regimiento de Rosario, creo, se iba a sublevar...
Seravalle: Ya... y tenía tres chicos: el varón y dos mujeres. El mayor está
ahora en San Pedro de Jujuy, es licenciado en Química y trabaja en el
ingenio La Esperanza; la segunda hija es la María Lidia que es
farmacéutica, y en la época del proceso me le secuestró el "amigo" Musa
Azar... y me la empezaron a perseguir en la universidad, estaba
estudiando Ingeniería Forestal, tenía cuarto año... cuando la secuestraron
a mucha gente la detenían y la hacían desaparecer. Tuve que irme a la
calle Alsina (la cárcel de Santiago) y decirle a Musa Azar: "si le tocas un
pelo a mi hija es lo último que haces en tu vida", porque los milicos son
así... cuando salen en patota son bravos, cuando están solos no sirven
para nada... se da cuenta... y más cuando se encuentran con un tipo
dispuesto a todo, menos que menos... así que me la soltaron. Entonces
me la persiguieron en la universidad y tuvo que ir... rindió las
equivalencias y se hizo farmacéutica. En buena hora. Y la más chica, que
voy a visitar ahora, está en Comodoro Rivadavia... ¡Y tengo doce nietos!
Seravalle: Sí... una vez llegó hasta muy cerca una patrulla policial, en un
Jeep... les hicimos unos cuantos tiros, usted sabe que los tiros de
carabina, entre los cerros retumban como cañonazos... dejaron el Jeep allí
y se fueron... nosotros entonces agarramos en sentido contrario... hicimos
60 kilómetros a pie, en una jornada...
Había una policía rural, pagada por los grandes capitalistas azucareros,
"La Volanta", le llamaban... hicimos varias operaciones con ellos. Ellos
trataban muy mal a la gente del lugar, los obreros de la zafra, se
abusaban de ellos. Nosotros los poníamos en ridículo ante la gente. Los
buscábamos por los caminos, entre los cerros, y cada vez que
encontrábamos algunos de ellos los desnudábamos y los paseábamos por
todo el pueblo, para que vean que no eran nada...
JC.: ¿El gobernador Eduardo Miguel le dio algún tipo de apoyo, cuando
usted cayó preso?
Seravalle: Nunca nadie me dio ningún tipo de apoyo... quedé librado a mis
propios recursos... directamente. Nunca renegué de nada porque cuando
salí a luchar, salí dispuesto a perder la vida. Y recibir alguna cosa me
hubiera convertido en mercenario. Y yo creo que un hombre que se vende
por un precio no puede representar a nadie.
P.S.: Cordobazo...
P.S.: Cómo empiezan a aparecer las Organizaciones aquí, qué rol juegan y
que figuras se destacan. Aparte, en el 71 están ya delineadas las
tendencias o aún le falta.
No, yo creo que desde el '69 ya están definidas las tendencias. O sea que
digamos, las tendencias siempre han estado definidas, así encontramos a
un sector peronista que reaccionaba frente a ésta situación y un sector
marxista, llámese PC u otros sectores que eran marxistas pero que
estaban alejados del PC , ésos sectores que quedaron en el medio,
digamos, son los que van a buscar una salida a lo que era el marxismo-
leninismo que en definitiva termina convirtiéndose en PRT-ERP. Que va a
tener algunas ramificaciones como el A.R., por ejemplo, que tenía su sede
en la Facultad de Ing. Forestal donde se hace fuerte y mucha gente va a
trabajar en función de ésa línea concretamente.
En general fue como siempre en Santiago del Estero, digamos los sectores
medios muy conservadores, muy alejados e indiferentes al problema, no
tuvieron actitudes de solidaridad excesiva al contrario porque todas éstas
actividades eran clandestinas, ilegales.
P.S.: Y la Iglesia, teniendo en cuenta a que ya estaban los Sacerdotes
para el Tercer mundo?
P.S.: ¿Que versión tienes respecto a las elecciones del '73. Juárez tuvo un
proyecto industrializador que lo llevó al triunfo o no?
Bueno si hubo varios, hubo uno en el golf club, del cual el presidente y
creador era López Bustos además era presidente del Lawn Tenis, mira
esas contradicciones porque supuestamente L. Bustos representaba a una
parte del sector popular sin embargo era presidente de los clubes más
elitistas que en ésa época había en SDE.
También hubo un atentado a Castiglione, otro a Teruel que en ésa época
era Decano de la Facultad de Cs. Económicas, después hubo varias
explosiones, una en la casa de Gobierno. prácticamente bombas se ponía
todas las semanas.
Gente fue bastante. Con respecto a la represión que hubo por parte de la
derecha peronista se viene planteando desde el proceso de la vuelta de
Perón, a medida que éste se va definiendo son mayores las diferencias
entre los sectores, y está la derecha que es más fuerte y que antes
digamos de alguna manera operaban en forma conjunta pero a medida
que esto ya se va haciendo una realidad y que el proceso está
prácticamente a punto de concretarse, empiezan a aparecer una serie de
diferencias éstas diferencias se perciben en la frase patria socialista-
patria peronista.
P.S.: Qué opinan sobre la visión de Santucho sobre las elecciones del '73
Es evidente que tuvo razón; los que tenían el poder era la burguesía y los
que vuelven a otorgar el poder son la burguesía no se lo entregan al
pueblo, ellos pisan bien sobre cuales van a ser los resortes por los cuales
seguirán ostentando el poder, de ése falso poder que entregaban eso era
evidente, eso es real. Nuestro problema empieza arrancar desde ahí y
creo que si bien nosotros teníamos en claro ése panorama, porque eso era
así y no era de otra manera, lo que no teníamos en claro era cómo
insertarnos en el proceso. Recordemos que el PRT y el ERP hasta ése
momento eran organizaciones políticas legales, no había ley que los
penalice; ahora, si nuestro partido hubiera estado para enfrentar ésa
situación no necesariamente tenían que legalizar ni el PRT ni al ERP. En su
momento no teníamos estructuras de superficie o eran muy incipientes
como para poder operar de manera adecuada, entonces es muy poco lo
que se pudo aprovechar en ése proceso, y se radicalizaron de nuevo las
posiciones muy rápidamente sin haber podido, nosotros, hacer pie
nuevamente. La legalidad viene en Mayo del '73 y la ilegalidad o la
clandestinidad vuelve en Septiembre del '73 con la acción de sanidad,
pleno centro de Buenos Aires, que es una acción tan descabellada porque
terminó siendo un fracaso, dónde hubo muchas muertes, entre ellas la de
un capitán y van presos 20 de los nuestros aproximadamente. Eso le vale
la ilegalidad al partido y nuevamente vuelve a trabajar en ésas
condiciones.
Aquí no, básicamente los largaron de Devoto, Villa Urquiza. Lo que pasa
es que a algunos los trajeron y los largaron aquí.
Sí, aunque siempre pasó esto. Aquí nunca tuvo poder la izquierda, es la
derecha la que siempre manejó digamos la cosa, incluso las mismas
estructuras puesto que el SIDE se creó en el año 1972 y en ése año ya
había persecuciones y detenciones.
En la época del Rodrigazo estaba ya en el penal.
Los políticos cómo reaccionaron ante los pedidos de sus familiares?
No fueron solidarios para nada. El radicalismo era una minoría que
prácticamente no existía y también muy obsecuente. El radicalismo aquí
siempre estuvo ligado a la derecha radical, nunca fueron lo más
combativo; ninguno de los sectores políticos ni sociales fueron solidarios
con el tema de los derechos humanos, ni los sindicales, ni los eclesiales, ni
los políticos. La persecución durante el '74 y el '75 era muy notoria, ya
prácticamente durante todo el '75 en Santiago va a funcionar ésa especie
de mesa tripartita que se arma entre el Ejército, el SIDE y la Policía
Federal, ya prácticamente digamos que el control de la represión no lo
tienen los gobiernos como en su momento porque los militares estaban
esperando firmemente tomar el poder vos tienes que en el '75 ya se había
largado el Operativo Independencia. Digamos que el aparato represivo de
aquellos años aún hoy sigue intacto, vos ves ahora al jefe de los espías y
torturadores de aquel tiempo. Otro que hará su aparición durante en el
86, es un militar mendocino, casado con una santiagueña. Aunque
volviendo al principio el aparato represor sigue igual y operando peor que
antes, pues ahora posee un gran poder no solamente sobre el aparato
estatal sino sobre todo el aparato que no es estatal que es privado pero
que son fuerzas paralelas digamos.
Algo de eso hubo, allí hay una puja entre Abdulajad y Juárez. El primero
era del sector de López Bustos pero más bien del sector de la izquierda.
Cuando estuve preso, aquí nos daban cada paliza que nos dejaban de
cama. Nosotros ya sabíamos que la compañía de monte Ramón Rosa
Jiménez no existía, los militares la habían destrozado, entonces cuando
nos trasladan a Buenos Aires, los compañeros de ahí, aparte de
subestimarnos no nos creían que la compañía no existía como tampoco de
los campos de concentración que existían. Nos decían que estábamos
quebrados, que estábamos locos y aparte en vez de estar todos unidos en
la celda, los montoneros estaban todos juntos y nosotros - PRT-ERP- por
otro lado. Los prisioneros porteños los trataban como querían a los
carceleros, mientras que en Santiago si vos te hacías el loco ahí nomás te
metían un tiro. Uno les decía eso y no te creían hasta que cuando pasaron
unos meses del realizado el golpe, empezaron a ver que la situación
cambió y recién allí comenzaron a abrir los ojos. Con el que discutí
bastante fue con Dardo Cabo al cual posteriormente asesinarían.
Julio Carreras (h) es más conocido como escritor y periodista que como
militante político. Sin embargo estuvo preso 7 años durante la dictadura
militar argentina, debido a su militancia en el PRT (Partido Revolucionario
de los Trabajadores) una organización que impulsaba la lucha armada
para obtener el socialismo. Pese a que la mayor parte de su militancia se
desarrolló en Córdoba, como periodista en diarios y revistas de Izquierda,
hemos enfocado las preguntas principalmente sobre una realidad que
también el escritor conocía mucho: la de Santiago del Estero, poco
analizada hasta hoy.
Pregunta: ¿Cómo fue tu juventud en Santiago y por ende, tus inicios hacia
la política?
Julio Carreras: Mis comienzos han estado relacionados con las ideas
revolucionarias del peronismo puesto que, tanto mi abuelo como mi padre
han sido militantes peronistas y la conciencia política, de alguna manera
vaga para mí, comienza alrededor de los cinco años, en 1955, cuando
sucede el golpe en contra del gobierno de Perón. Allí lo veo a mi tío, un
militante peronista que andaba escondido. A él le llevaba la comida que mi
abuela le mandaba a una casa dónde estaba escondido. Me acuerdo
claramente como me impresiona mi tío, uno de ésos días, cuando al
dejarle la comida tenía un revolver sobre la mesa, una pistola calibre 38
largo, era imponente. Sin embargo, mi tío después niega que estuviera
armado en la actualidad. Yo creo que eso forma parte del miedo
retrospectivo que nos lleva a negar nuestra propia militancia o como sería
el caso de Uriondo también, quién le negó una entrevista a un amigo mío
a Juan Manuel Aragón, se escondió y nunca le pudo preguntar sobre su
participación en los Uturuncos; Uriondo niega su participación en los
Uturuncos porque ahora es un hombre del sistema y sin embargo para mí,
que era un chico de 6 o 7 años, Uriondo era como un ejemplo, un
personaje heroico, yo lo recuerdo claramente; a lo mejor es un poco
exagerado por la imaginación, yo lo recuerdo porque mi tío y todos los
peronistas de aquellos tiempos como López Bustos, Abdulajad y mi viejo
también, anduvieron tratando de conseguir la libertad de los Uturuncos
que estaban presos, y en el ámbito familiar hablando bien de la guerrilla
peronista como los llamaban ellos. Así que éstos son los primeros esbozos
de conciencia política que hacia la adolescencia se fue perfilando más bien
como un nacionalismo de derecha porque mi abuelo era un hombre con
ideas conservadoras -no en el sentido liberal sino en el sentido de ser un
patriota cuyo libro de cabecera era el Martín Fierro, cuya raza privilegiada
era el gaucho, mezcla de hispano con aborigen y que hacía un culto al
amor por la patria. Admiraba al nazismo, por ejemplo, o al fascismo pero
principalmente al nazismo nada más porque había sido un aliado del país
en contra de los intereses norteamericanos e ingleses. O sea que no lo
veía con un sentido de movimiento antisionista o imperialista, como en
realidad fue el nazismo sino como el aliado natural que tuvieron los
movimientos nacionalistas e independentistas latinoamericanos en contra
de su principal opresor, y así por eso también, después mis tíos veían a la
U.R.S.S. con simpatía no porque fueran comunistas sino porque era un
aliado en contra de los norteamericanos. El verdadero peronista que en
ése tiempo existía y que todavía existe, nada más que ahora mienten
mucho, dirigentes peronistas que se han transformado o aggiornado, el
verdadero peronista, digo, era un hombre nacionalista y socialista al
mismo tiempo, un tipo de socialismo dentro de un capitalismo moderado y
esto era lo que sustentaba aproximadamente mi familia. Nunca habían
sido ni marxistas ni un socialistas, pero no hace falta ser un marxista para
ser un revolucionario. Por entonces López Bustos junto con Abdulajad eran
los que mantenían viva la llama del peronismo en Santiago, cuando
muchos otros que después han sido funcionarios y gobernantes estaban
con duda o directamente se habían borrado de la militancia . En esa
infancia y adolescencia yo conocí a todos lo dirigentes peronistas de
Santiago y de otras provincias, conocí también a José Alonso, a Vandor si
bien no hablé con ellos -yo era un niño-, fui a las movilizaciones donde
mis tíos me llevaban y hablaban ellos. Sobre todo, cuando hubo conflictos,
aquí en Santiago, con los maestros que hacían movilizaciones en contra
del plan CONINTES en la época de Frondizi. Esa fue la raíz de mi
pensamiento político.
J.C.: Yo recuerdo vagamente -vale repetir que era casi un niño, tenía 12
años cuando los milicos lo voltearon también a Frondizi, en 1962- pero lo
que tengo en claro es que Juárez intentó hacer un movimiento por fuera
de la línea del peronismo siguiendo la línea de Vandor, él fue uno de los
dirigentes peronistas que quiso presentarse a las elecciones de 1963.
Intentó con Sapag, Bittel y Vandor hacer un peronismo sin Perón; eso le
costó que muchas organizaciones como la 62 organizaciones lo declararan
persona no grata y se alejaran de él (esto me lo contó Cárdenas, un
dirigente sindical que luego fue vicegobernador de Juárez). Con mucha
habilidad y con inteligencia también, me parece que logró reinsertarse en
la sociedad porque en los 70 ya estaba de nuevo integrado, aunque
después fue por líneas separadas con el peronismo institucional y las
organizaciones revolucionarias. En las elecciones del regreso de Perón,
Juárez fue a elecciones con el lema de la Democracia Cristiana, aliada con
el Partido Comunista, en contra del peronismo, y ganó. Por eso es que
Cerro fue senador, o diputado, no recuerdo bien, ese fue el negocio de
Cerro, alquilarle el partido a Juárez a cambio de algunos puestos -porque
si iban solos la Democracia Cristiana y el Partido Comunista juntos no
sacaban ni para un concejal.
P.: Digamos que los hechos internacionales tienen mucho que ver en el
pensamiento de una generación, puesto que como vos dices Vietnam,
Biafra, el Mayo Francés son de alguna manera los referentes a nivel
internacional con los cuales la juventud va tener como hitos. Ahora bien,
tu decisión hacia la militancia política a qué se debe y cuándo se produce,
porque tengamos en cuenta también que durante ése período, finales de
los 60 y principios de los 70, otra parte de la juventud estuvo volcada al
rock; porque recordemos que desde 1966 al 1970 se dio en EE.UU. todo
un movimiento social que fue el movimiento Hippie, que indudablemente
no pasó desapercibido en ésta parte del continente, incluso aquí dicho
movimiento tuvo sus adherentes. Entonces podemos encontrar a dos tipos
de adolescentes que enfocan o que tratan de dar respuestas de diferentes
ángulos. Uno desde la vertiente de la cultura y el otro desde lo político.
Cómo ves vos el tema de los adolescentes y por ende cuándo fue el
momento en el que optaste por la vertiente política.
P.: Qué papel jugaron las Universidades aquí, teniendo en cuenta que el
peronismo había ingresado por primera vez en ellas como así también la
Iglesia puesto que los Sacerdotes para el Tercer Mundo ya habían
comenzado a participar activamente.
P.: Qué pasó en las elecciones de 1973 entre Juárez y López Bustos
J.C.: López Bustos había sido el elegido de Perón para que lo represente
en Santiago, y tenía el apoyo principalmente de los sectores de
montoneros porque el era un hombre que estaba alineado con los sectores
revolucionarios del peronismo, pero se vislumbraba ya que el apoyo
masivo lo tendría Juárez, incluso se da un fenómeno extraño desde el
punto de vista político, los sectores de izquierda tenían más simpatía por
Juárez que por López Bustos...
* Profesor de Historia.
Capítulo 18
Documentos
TESIS I
TESIS II
TESIS III
TESIS IV
TESIS V
TESIS VI
TESIS VII
TESIS VIII
TESIS IX
Por los profundos lazos que unen al proletariado rural con el campesinado,
el primero se encuentra en inmejorables condiciones para sellar la alianza
obrero-campesina y arrastrarlo junto a él. Los obreros rurales están
unidos a los campesinos por lazos familiares y locales. Son hijos,
hermanos, vecinos. Ese hecho facilita enormemente su influencia sobre el
campesinado: este es otro rasgo que otorga al proletariado rural el papel
de mayor importancia en el proceso revolucionario.
Los campesinos explotados en el mercado, tienen intereses contrapuestos
en la burguesía, la oligarquía y el imperialismo. Están por eso dispuestos a
luchar contra ellos; mas por su carácter de clase, son incapaces de llevar
adelante una lucha consecuente y por su heterogeneidad, por dispersión
geográfica, no están en condiciones de constituir por sí solos una fuerza
capaz de combatir abiertamente contra el régimen. Así el papel del
campesinado en la Revolución Argentina es el de compañero, aliado,
apoyo del proletariado. Sin embargo, es necesario ganarlo por esa alianza
y el proletariado rural estará en inmejorables condiciones para
conseguirlo.
Debemos señalar que en lo que respecta al resto de Indoamérica, tal
como lo señala la experiencia peruana, mexicana, cubana, el campesinado
disputa el liderazgo de la revolución al proletariado e incluso ha resultado
terreno propicio -como lo enseña la revolución cubana y la formación del
FIR en el Perú- para el desarrollo de una vanguardia revolucionaria.
TESIS X
Camilo Torres
Agosto 3 - 1965.
Camilo Torres
1965
Camilo Torres
Publicado en: Frente Unido, número 7, 7 de octubre de 1965.
Camilo Torres
Publicado en: Frente Unido, número 5, 23 de septiembre de 1965.
1955
Septiembre: El presidente Juan Domingo Perón es derrocado por un golpe
militar. Asume la presidencia el general Eduardo Lonardi.
Perón parte al exilio.
Los sindicatos son intervenidos. Los comandos civiles atacan los locales
obreros y los toman a punta de pistola.
Comienza a organizarse, espontáneamente, la Resistencia Peronista desde
los sindicatos, las fábricas y los barrios. La característica sobresaliente en
estos primeros años será la movilización popular.
Aparecen los primeros grupos comando que actúan en la clandestinidad.
Noviembre: Se producen paros y huelgas en diferentes lugares del país.
Asume la Presidencia de la Nación el general Pedro Eugenio Aramburu,
secundado por el almirante Isaac Rojas.
El general Patrón Laplacette es nombrado interventor en la CGT.
Se pone en vigencia el decreto 4.161 que proscribe al peronismo.
Recrudece la política represiva. Miles de dirigentes sindicales y militantes
peronistas son encarcelados.
El cuerpo de Evita es sustraído por orden de Aramburu del local de la CGT.
La proscripción al movimiento peronista se mantendrá hasta 1972 y será
el condicionante efectivo del proceso político abierto con el derrocamiento.
1956
Desde el exilio, Perón envía "directivas secretas" a los dirigentes
peronistas para intentar organizar la Resistencia.
Abril: El presidente Aramburu aprueba por decreto las recomendaciones
económicas de Raúl Prebisch, siguiendo los lineamientos del Fondo
Monetario Internacional.
Junio: Se produce un levantamiento cívico- militar peronista encabezado
por los generales Valle y Tanco. Culmina con el fusilamiento de militares y
civiles.
Noviembre: John William Cooke es nombrado delegado personal del
general Perón.
Surge la CGT Auténtica en oposición a la CGT Negra integrada por
sectores sindicales que intentan entrar en negociaciones con el sector
militar desplazado por Aramburu.
Huelgas de textiles, telefónicos, bancarios, ferroviarios, construcción y
transporte automotor. La UOM declara una huelga por tiempo
indeterminado.
1957
Julio: Se realizan elecciones a Convencionales Constituyentes para
reformar la Constitución, ya que la de 1949 había sido anulada por
decreto. El peronismo vota en blanco demostrando que mantiene su
caudal electoral.
Se forma la Comisión Intersindical con el objetivo de llamar a un congreso
de la CGT intervenida.
Agosto: Surgen las 62 Organizaciones Peronistas, en un Congreso
Normalizador de la CGT.
Septiembre. En pleno contexto de resistencia obrera contra la
proscripción, el sindicalismo combativo realiza en la localidad cordobesa
de La Falda un Plenario cuyo programa contiene propuestas para la
Independencia Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social.
Noviembre: Distintos grupos de jóvenes peronistas convergen en una
Mesa Ejecutiva de la Juventud Peronista.
1958
Febrero: Arturo Frondizi, dirigente de la Unión Cívica Radical Intransigente
(UCRI), gana las elecciones nacionales con el voto de un sector del
peronismo, a partir de un acuerdo electoral previo con Perón.
Mayo: El gobierno decreta la ley de Amnistía para detenidos políticos y
gremiales, medida contemplada en el acuerdo electoral.
Con el "desarrollismo" se pone en marcha una nueva etapa en la política
de sustitución de importaciones que propicia el ingreso del capital
extranjero.
Julio: Se conocen los contratos petroleros firmados por el presidente
Frondizi. Se realizan actos de protesta y huelgas contra la política
petrolera del gobierno.
El gobierno da claras señales de no respetar los contenidos del pacto
firmado con Perón.
Recrudecen las acciones de la Resistencia.
Agosto: Se sanciona la Ley de Asociaciones Profesionales.
Noviembre: El Poder Ejecutivo decreta el estado de sitio.
1959
Enero: Los trabajadores del Frigorífico Lisandro de la Torre toman el
establecimiento al conocer la decisión del gobierno de privatizarlo.
Febrero: Huelgas de solidaridad con los trabajadores del frigorífico.
Abril: El gremio bancario permanece en huelga sesenta y nueve días.
Junio: Los medios dan a conocer el texto del pacto electoral Perón-
Frondizi. El gobierno lo desmiente.
Álvaro Alsogaray es nombrado ministro de Economía. Al asumir lanza la
famosa frase "Hay que pasar el invierno".
Agosto: El gremio metalúrgico comienza una huelga que se prolongará
hasta octubre.
Diciembre: El grupo peronista Uturuncos asalta la comisaría de Frías en
Santiago del Estero.
1960
Enero: Perón deja la República Dominicana y se asila en Madrid, en donde
permanecerá hasta el final de su exilio.
Febrero: Para la renovación legislativa Perón vuelve a ordenar el voto en
blanco.
Marzo: A raíz de varios atentados, el más importante, el incendio de la
Shell-Mex en Córdoba se aplica el plan Conintes (Conmoción Interna del
Estado).
Noviembre: El general peronista Iñiguez intenta, sin éxito, una
insurrección cívico -militar con importancia en Rosario y Tartagal.
1961
Marzo: Por el decreto 1.619, Frondizi entrega la CGT a la Comisión de los
20.
Un grupo de jóvenes de la Juventud Peronista asalta una unidad militar en
Ezeiza apoderándose de algunas armas.
Agosto: Ernesto "Che" Guevara, delegado cubano a la reunión de la
Conferencia Económica y Social de la OEA en Punta del Este, viaja a la
Argentina y se entrevista con Arturo Frondizi. Manifiesto desagrado en las
Fuerzas Armadas.
Octubre: Paro general en contra de la política económica del gobierno.
Gran huelga ferroviaria a la que adhiere la CGT.
1962
Marzo: Triunfa la fórmula de la Unión Popular (Framini -Anglada) en la
Provincia de Buenos Aires. Las provincias donde triunfó el peronismo son
intervenidas y los comicios anulados. Recrudecen, sin embargo, los
"planeamientos" militares al presidente.
Las Fuerzas Armadas destituyen a Arturo Frondizi. José María Guido, su
vicepresidente, asume la presidencia.
Mayo: Plan de emergencia presentado por el ministro Álvaro Alsogaray
que posterga el pago de sueldos y jubilaciones.
Se hacen más nítidas las dos tendencias dentro del movimiento sindical,
características de toda la década: el vandorismo por un lado, y un sector
más dispuesto a la confrontación, por otro. Este último impulsa un
Plenario en Huerta Grande (Córdoba).
Agosto: Desaparece, luego de su secuestro, el obrero metalúrgico y
militante de la juventud Peronista Felipe Vallese.
1963
Febrero: Guido establece la vigencia del decreto 4.161.
La CGT reclama la libertad de todos los presos sociales y políticos.
En un Congreso Normalizador de la CGT, José Alonso es elegido secretario
general.
Marzo: En la Asamblea de la Civilidad los partidos políticos se
comprometen a rechazar cualquier proscripción.
Julio: En las elecciones presidenciales, el peronismo proscripto vota en
blanco, triunfando el radical del pueblo (UCRP) Arturo Illia, con un 25 por
ciento de los votos.
Agosto: Un grupo de la juventud Peronista se apodera del sable corvo del
general San Martín.
El Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara asalta el Policlínico
Bancario en la Capital Federal.
1964
Febrero: Ante la falta de respuestas del gobierno, la CGT profundiza el
plan de lucha iniciado en 1963, produciéndose la toma de
establecimientos industriales.
Abril: Fuerzas de seguridad desarticulan al Ejército Guerrillero del pueblo.
Jorge Ricardo Masetti, uno de sus líderes, desaparece luego de ese
operativo.
Agosto: Se lleva adelante el Congreso Fundacional del Movimiento
Revolucionario Peronista. Gustavo Rearte redacta la Declaración de
Principios del movimiento y participa activamente en la Juventud
Revolucionaria Peronista.
Octubre: El general Charles De Gaulle visita la Argentina.
En un acto multitudinario en la Plaza Once el peronismo anuncia el retorno
de Perón a la Argentina.
Diciembre: Fracasa el "Operativo Retorno" al ser detenido Perón en el
Aeropuerto El Galeao, en Río de Janeiro.
1965
Enero: Aumenta el costo de vida. Se incrementan las tarifas eléctricas y el
precio de los combustibles.
Se realiza el congreso "Felipe Vallese" de la CGT, resuelven sostener el
plan de lucha.
Toma de ingenios azucareros en Tucumán.
Marzo: El peronismo gana elecciones parlamentarias en varias provincias,
utilizando la sigla Unión Popular.
Octubre: María Estela Martínez de Perón llega al país, enviada por su
esposo para operar sobre el neoperonismo en las elecciones de la
provincia de Mendoza.
La CGT convoca a manifestaciones y paros sorpresivos. Represión y
muertos.
Se incrementa, desde algunos medios de comunicación, la campaña de
desprestigio hacia el presidente radical.
1966
Febrero: Se dividen las 62 Organizaciones. José Alonso lidera las "62
Organizaciones. De pie junto a Perón", en oposición a la línea vandorista
que postula una mayor autonomía respecto de las decisiones impartidas
por Perón desde el exterior.
Abril: En las elecciones de la provincia de Mendoza triunfa el candidato
Corvalán Nanclares sobre el neoperonista Serú García.
Junio: El presidente Arturo Illia es derrocado. Con la Revolución Argentina
asume como presidente el general Juan Carlos Onganía.
Julio: Mediante la Ley 18,894 Onganía prohibe toda forma de participación
política, consustanciado con la Doctrina de Seguridad Nacional.
Se pone fin a la autonomía universitaria y las facultades son intervenidas
violentamente en lo que se conoce como Noche de los Bastones Largos.
Septiembre: Operativo Cóndor: un grupo liderado por el joven peronista
Dardo Cabo secuestra un avión y se dirige a las Islas Malvinas para
ratificar la Soberanía Nacional.
En una manifestación estudiantil en la Ciudad de Córdoba se asesinado el
estudiante y obrero Santiago Pampillón.
Diciembre: Huelga general de la CGT.
Adalbert Krieger Vasena es designado ministro de Economía. Se
profundiza la orientación liberal en materia económica. Nuevo ingreso de
capitales extranjeros y liderazgo de las empresas trasnacionales.
1967
Enero: Se producen los conflictos en los gremios portuarios, Luz y Fuerza,
la Fraternidad y la Unión Ferroviaria, entre otros. En Tucumán es
asesinada por las fuerzas represivas Hilda Guerrero de Molina, cocinera de
ollas populares en la FOTIA.
Febrero: La CGT lanza un enérgico plan de lucha.
Octubre: Es asesinado, con otros guerrilleros, el Che Guevara en Bolivia.
1968
Marzo: En un Congreso Normalizador nace la CGT de los Argentinos que
encarna un sindicalismo más cofrontacionista y combativo cuyo secretario
general es dirigente gráfico Raimundo Ongaro.
Agosto: La CGT de los Argentinos aprueba un plan de "actos relámpago"
en los barrios industriales.
Septiembre: Es descubierto y apresado en Taco Ralo, Provincia de
Tucumán, un destacamento guerrillero de las Fuerzas Armadas peronistas.
Muere John William Cooke, cuyo pensamiento influyera decisivamente en
el peronismo revolucionario.
Diciembre: Jorge Daniel Paladino es designado delegado personal de
Perón.
1969
Mayo: Como consecuencia de la derogación de regímenes laborales
especiales por parte del gobierno, los trabajadores de varias provincias
inician movilizaciones y huelgas.
En Corrientes, en un enfrentamiento entre estudiantes y policías muere el
estudiante Juan José Cabral. En Rosario muere el estudiante Alberto
Ramón Bello. En Rosario se realiza una marcha de protesta por la muerte
del obrero metalúrgico Norberto Blanco.
29 de mayo. Se produce el Cordobazo, un estallido popular contra la
dictadura. Enfrentamientos violentos de las fuerzas de seguridad con
trabajadores y estudiantes en varias ciudades.
Junio: Son incendiados trece supermercados Minimax, ante la llegada de
Nelson Rockefeller, uno de sus propietarios.
Muere en un atentado el dirigente metalúrgico Augusto Timoteo Vandor.
Septiembre: Violentos choques entre la policía y los trabajadores en una
huelga ferroviaria en Rosario. Interviene el ejército.
Protesta popular de magnitud en Cipolletti.
En diversos puntos del país se generalizan las puebladas.
El clima político se tensa cada vez más.
1970
Mayo: Un grupo de jóvenes peronistas, Montoneros, secuestra y ejecuta a
Pedro Eugenio Aramburu. Se incrementa el accionar de las organizaciones
armadas.
Junio: Asume la presidencia el general Roberto Marcelo Levigston.
Julio: En un operativo comando un grupo de Montoneros ocupa la
localidad cordobesa de La Calera.
Un comando de cuarenta y cinco personas toma la localidad de Garín
distante unos cuarenta kilómetros de la Capital Federal. El hecho se lo
atribuyen las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
Es elegido Secretario General de la CGT José Ignacio Rucci.
Septiembre: Se producen más de veinte atentados con bombas como
repudio al aniversario de la "Revolución Libertadora".
Octubre: La CGT aprueba un plan de lucha impuesto por las 62
Organizaciones y se convoca a una huelga general.
Noviembre: Diferentes partidos políticos -Justicialistas, Radical, Socialista
Argentino, Conservador Popular- fundan La Hora del Pueblo.
Nucleamiento de docentes universitarios en las Cátedras Nacionales.
La Resistencia vuelve a nutrirse de la movilización popular, con una base
social ampliada por el concurso de la juventud.
1971
Se extiende la actividad guerrillera en Capital Federal, el Gran buenos
Aires, Rosario, Santa Fe, Córdoba, Tucumán y Mendoza.
Marzo: Duros enfrentamientos en la provincia de Córdoba, conocidos
como el Viborazo. El gobernador José Camilo Uriburu debe renunciar.
En varias ciudades del país se reiteran serios enfrentamientos entre las
fuerzas de seguridad y lo que aparece como un frente de resistencia
obrero- estudiantil.
El general levigston renuncia a la presidencia. Asume el general Alejandro
Agustín Lanusse, que encarna el poder real en la última fase de la
Revolución Argentina. Será el encargado de preparar una salida dolorosa
para las Fuerzas Armadas y propiciar la vuelta a una democracia tutelada
por el poder militar.
Abril: Un grupo comando, "Descamisados", toma la casa de un militar en
Los Polvorines, sustrayendo armas y dinero.
Mayo: El gobierno anuncia el Gran Acuerdo Nacional (GAN), en respuesta
a la Hora del Pueblo.
Julio: Se promulga la Ley Orgánica de los Partidos Políticos.
Septiembre: En Madrid, los restos de Evita son devueltos a Perón.
Noviembre: Jorge D. Paladino es reemplazado por Héctor J. Cámpora
como delegado de Perón.
1972
El retorno de Perón a la Argentina es el centro de la agenda política.
Enero: El Partido Justicialista obtiene su personería política.
Junio: Acto de la Unidad de la Juventud Peronista en la Federación de Box.
Julio: Lanusse anuncia las elecciones nacionales para el 11 de marzo. Los
candidatos presidenciales deben estar en el país antes del 25 de agosto.
El exiliado se niega a aceptar las disposiciones de un régimen carente de
legitimidad.
El general Lanusse manifiesta que a "Perón no le da el cuero" para volver.
Agosto: Luego de un intento de fuga del penal Rawson, del que logran
escapar algunos dirigentes de las organizaciones armadas, otros dieciséis
integrantes de Montoneros, FAR y ERP son asesinados en la base naval de
Trelew a pesar de haberse rendido. El hecho genera el repudio unánime
de la opinión pública.
Noviembre: Luego de diecisiete años de exilio, el General Perón retorna a
la Argentina.
"La Spika era retacona y morocha, venía abrigada por una funda de cuero
y con el tiempo demostró ser más aguantadora que que un laburante de
Singapur". Era la radio a transistores, el pequeño aparatito que permitía
escuchar los partidos de fútbol en cualquier parte.
La aparición de un pequeño adminículo, el transistor, modificó los hábitos
de toda una generación, que lejos estaba de suponer lo que sus ojos
alcanzarían a ver en materia de cibernética.
Pero junto con él o mejor, merced a él, llegó a nuestras manos la radio
portátil y el símbolo por excelencia de esa revolución se llamó Spika, la
contracara exacta del burrito Platero, que "era tan suave y blanco como el
algodón". La Spika en cambio, era retacona y morocha, venía abrigada
por una funda de cuero y con el tiempo demostró ser más aguantadora
que un laburante de Singapur.
Hasta su arribo, escuchar radio implicaba una compleja negociación
familiar para lograr la mejor ubicación frente al voluminoso aparato. Pero
a partir de la introducción de la Spika se hizo posible hasta escuchar el
programa favorito mientras se sellaban facturas proforma en la Aduana -lo
que dio origen a contrabandos en escala mayorista- y aún llevarse la
pequeña a la cama.
Los fanas futboleros que otrora estaban obligados a permanecer
paralizados en la cocina comprimiendo la vejiga hasta que terminara el
primer tiempo para no perder detalle de los avatares de su equipo
relatados por Fioravanti, podían satisfacer sus necesidades fisiológicas
sabedores de que si ganaban uno a cero y tenían un corner en contra a
los 44 minutos nada les impedía irse al baño con todos los defensores
juntos.
Nuestra heroína fue también la responsable de la desaparición en las
canchas del famoso tablero de la revista Alumni, que informaba de los
resultados que se registraban en los demás estadios. Así, el propietario de
la portátil pasó a ser el referente obligado a la hora de las consultas. "Che
negro, cómo van los bosteros" o "ya terminó Lanús", se convirtieron en
requisitorias habituales.
Los más perjudicados fueron los comentaristas, quienes dejaron de gozar
impunidad. Si alguno se animaba, por ejemplo, a decir que el triunfo
visitante por 6 a 0 había sido justo, los plateístas locales se amontonaban
frente a la cabina y Spika en mano lo miraban con el mismo cariño que un
militante del IRA al primer ministro inglés.
El aparatejo incrementó además el nivel de puteadas contra los relatores
deportivos, ya que permitía comparar lo que se escuchaba con lo que se
veía. Se advertía entonces que la velocidad de la transmisión no condecía
con el ritmo de siesta santiagueña que tenía el partido. A su modesta
manera se constituyó en la antecesora del telebeam -al alcahuete
futbolístico de los 90- con la ventaja de que cada uno la manejaba a su
antojo.
Luego se fueron agregando nuevos servicios: fue accesorio obligado del
2CV -que venía más desnudo que la Maja de Goya- amenizó la hora de
química en la secundaria y permitió que prestigiosos profesionales que
asistían a la función de abono del Colón con su legítima esposa para
deleitarse con la Quinta de Beethoven, pudieran enterarse -audífono
mediante y con cara de circunstancias- de cómo le iba a Estudiantes en la
Libertadores.
Sin embargo no faltaron los escépticos, aquellos que ateniéndose a una
lógica inobjetable descreían de su seriedad. ¿Cómo se puede confiar -
pensaban- en la información que pueda proporcionar un artefacto tan
pequeño e inexperto?.
Al General J. D. Perón:
(Fragmentos)
Un gran abrazo
PERÓN
"Te digo la verdad, yo creo que no sabían que era Santucho (1).
"Te cuento lo que yo escuché por boca de los mismos que participaron en
ese operativo. Parece que la cosa empezó cuando una vecina se encontró
con que cerca de su casa, en el cruce de las avenidas Constituyentes y
General Paz, gente de la Escuela de Mecánica de la Armada estaba
haciendo un control de vehículos.
Esta señora, una chusma de barrio, tipo la 'Tota', se acercó cargando la
bolsa de las compras hasta dónde estaban los efectivos y les dijo que en
su edificio, en Villa Martelli, todos los días se reunía gente rara.
"Como estaba fuera de su zona, los marinos le pasaron el dato al Ejército,
y Leonetti (2), que estaba de guardia, recibió el dato y se mandó para allá
con su patota, integrada por gente del Colegio Militar. Llegó hasta el grupo
de edificios en un Ford Falcón sin patente, al frente de un grupo de tres
hombres vestidos de civil que portaban fusiles 'Para', que son como los
FAL (3) pero con la culata rebatible. Lo de 'Para' viene porque eran los
que usaban en ese tiempo
los paracaidistas. Buscaron al portero, que los guió hasta la entrada del
departamento (4). Y tocaron el timbre sin saber quiénes estaban del otro
lado (5).
"Liliana Delfino, que era la mujer de Santucho, abrió confiada la puerta
como si estuviera esperando la llegada de algún conocido. Apenas vio a
los de la patota se dio cuenta de cómo venía la mano y se puso a gritar:
'¡Los milicos!, ¡Son los milicos!' Le pegó un empujón a la puerta como
para volver a cerrarla. Pero Leonetti ya había puesto un pie adentro, y la
hoja rebotó en el borceguí que tenía apoyado en el marco de la entrada.
El portero se escabulló buscando refugio en el codo de la escalera, en el
interior del departamento las mujeres
gritaban que había que llevar a los niños a la bañadera, mientras que los
hombres no atinaron a tomar sus armas. La patota aprovechó el factor
sorpresa para ingresar en la casa y reducirlos a todos.
"Según comentaron en 'El Campito' los que estaban en los grupos de
tareas, a Santucho no le gustaba llevar armas. Era un especialista del
pensamiento, de la concentración; por eso se había entrenado en las artes
marciales.
"Ese día en el departamento de Villa Martelli parece que no lo
reconocieron; él se había cambiado el aspecto. Lo acomodaron junto a los
demás, con las manos apoyadas en la pared y abiertos de piernas, para
palparlos de armas. Leonetti se puso la pistola en la cintura para revisar a
los guerrilleros. Santucho esperó a que llegara hasta él y cuando Leonetti
estaba a punto de revisarlo se dio vuelta, con una toma rápida lo agarró
del cuello, le sacó la pistola y le disparó al cuerpo. Los de la patota,
apenas escucharon el primer tiro, empezaron a ametrallarlos a todos.
Algunos se tiraron al piso, otro se tiró por la ventana y cayó en una
especie de terraza que había en el segundo piso; lo agarraron con las
piernas quebradas.
Duro de matar
El museo de la derrota
EZEIZA - 1973
2- En las calles.
Los asesinatos del padre Mujica, del doctor Ortega Peña, de Julio Troxler
entre otros cientos de víctimas. En esta espantosa situación se podía
rendir homenaje a la víctima y hacer un acto político de su velatorio para
que nadie lo olvide.
c) La desaparición de personas.
MALVINAS
LA IGLESIA
LA IMPUNIDAD
Un hombre incorruptible
Por Osvaldo Bayer
En esta sociedad argentina tan confusa, los dos populismos -el radicalismo
y el peronismo- que nos gobiernan desde siempre (con las interrupciones
militares "ordenadoras" habituales) parecería que hubieran borrado para
siempre todas las fronteras de las definiciones. Pero, como excepciones,
hay figuras que pese a todo ayudan a redefinir los valores. Una de ellas -
una de las más firmes, sin duda, de "piedra"- es Agustín Tosco. Y lo es
porque surge de un sector que, junto al político, es uno de los más
confusos, o que confunde más, de nuestra sociedad: el sindicalismo. El
sindicalismo a partir de 1943 comienza a transgredir lo que tendría que
haber sido su derrotero. Se inicia en la coparticipación del poder, y poder
significa también corrupción. Se hace participacionista, conciliador, artífice
para no quebrar el equilibrio en la sociedad capitalista. Entra con todo en
el populismo. Cambia, grita, sale a la calle, para dejar todo como estaba.
Tosco es la antítesis, es el dirigente sindical antiburocrático, el auténtico
dirigente obrero que no sólo cuida y representa los intereses de los
trabajadores sino que además busca un camino para una sociedad justa.
Es decir, que su acción y pensamiento no quedan en una labor limitada a
discutir convenios o leyes, sino que, con persistencia, va buscando
caminos y procederes que lo ayuden a terminar con el sistema de pedidos
y dádivas. Para luego ya pretender, como búsqueda máxima, que todo el
sistema se afirme en estructuras igualitarias. En esa época argentina,
Tosco es una "rara avis". Valentía, honestidad, perspicacia, calma,
capacidad para el debate. Ni obedecía directivas partidarias ni participaba
en el banquete constante. La contrapartida definida es el dirigente
neoperonista Vandor. Una especie de "manager" de la relación Estado-
Capital-Trabajo.
Es una época clave aquella de los sesenta, en la que la bala, el bastón
largo, los oficios de los servicios de informaciones y los militares en el
poder dominarán la escena.
Tal vez, la cualidad más alta de Tosco era no entrar en internas, en
discusiones interminables sobre personalismos o directivas de secta.
Cuando la clase obrera salía a la calle, él no rehuía la primera fila, lo
tomaba como algo natural, frente a los uniformados del sistema y sus
bastones o balas.
Con él se da la palabra, el valor de la palabra. Lo escuché hablar en un
congreso obrero. Por supuesto, Tosco estaba en minoría y su palabra
creaba el silencio a su alrededor. Se lo escuchaba. Hasta los provocadores
pagados por la burocracia acallaban sus abucheos o sus coros de "Perón,
Perón" como único argumento para tapar el debate. Esos eran los mejores
momentos de Agustín Tosco. No necesitaba elevar el nivel de voz porque
hablaba con la verdad. Sus conceptos eran simples: ni los juegos florales
para hacer creer lo que nadie creía ni el personalismo demagógico
acostumbrado de los dirigentes con puesto asegurado. Noble, firme. Nada
mejor para demostrar que todas estas palabras sentidas que estoy
volcando aquí no son mera alabanza circunstancial es leer sus escritos.
Un dirigente obrero para libro de láminas. Ese es el patrón; ése, el
gobernante; ése, el policía; ése, el militar; ése, el obrero: todo bien
definido.
Tosco es todo lo contrario del fanático adoctrinado: "Siempre es necesario
encontrar las coincidencias para la acción y para la lucha en base a la
unidad. Con ello lograremos los triunfos que anhelamos. Como lo enseña
la historia del movimiento obrero". Lo pensó, lo escribió y lo llevó a cabo.
La eterna burocracia sindical de los Triaca y los Daer rehúye la figura de
Tosco. El peronismo oficial no habla de él. Se cumplieron los 25 años de
su muerte y poco eco tuvo el recuerdo en los medios. Sigue siendo la
figura de centros de estudiantes, de sindicatos no burocráticos, de
agrupaciones opositoras a los pasillos ministeriales. Su figura tiene el halo
de aquellos sindicalistas fundadores de principios de siglo, que fueron
capaces de levantar sociedades obreras en los pueblitos más aislados de
la pampa, o entre los colocadores de vías del norte, el oeste y el litoral.
Aquellos que no se contentaban sólo con dar las directivas que venían de
la capital sino que acataban las asambleas, después de escuchar también
al analfabeto y al extranjero que refundía nuevos idiomas.
Al recordar a Tosco no se puede caer en el personalismo, no se corre ese
peligro. Porque no hacía milagros ni era el gran prometedor ni repartía
pan dulce ni estampitas de Luján. El era lo que los demás resolvían -pero
siempre dando su opinión- y luego se marchaba en la misma dirección. No
dirigió sino que acompañó las explosiones populares, aunque iba, claro, en
primera fila porque allí lo querían ver los hombres y mujeres de buena
voluntad. Y porque él era un heredero del peligro que habían sufrido
permanentemente aquellos obreros que encabezaron las filas de 1902
donde cayó el obrero marítimo Ocampo ante las balas uniformadas de los
poderosos de los toros Shorton y de las vacas Holando-Argentino, con sus
representantes galerudos de la Casa Rosada; o en la Plaza Lorea, en
1909, por las ocho horas de trabajo, atacados con la máxima de las
cobardías por el máximo héroe de la Policía, el asesino nato coronel
Ramón Falcón. Tosco en primera fila en la manifestación del pueblo frente
a los máuseres de Onganía, el general gris, con la eterna tristeza del
egoísta. Tosco en las cárceles, en esas celdas todas solidaridad frente a la
tortura y la raza de ratas de los guardiacárceles.
Tosco escribía ya en 1969, en pleno esplendor neofranquista del onganiato
estas palabras profundas, estas verdades profundamente dolorosas por lo
reales: "Porque es cierto que en nuestro país la miseria margina a grandes
grupos humanos. En la ciudad y en el campo. La existencia de las villas
miseria son una prueba elocuente de la explotación del hombre por el
hombre. La otra cara del lujo y la suntuosidad. La expresión más
dramática de la falta de humanismo, donde la desnutrición, la
enfermedad, el analfabetismo, la promiscuidad no son cualidades
específicas de sus habitantes, sino consecuencias, efectos de la riqueza
acumulada o despilfarrada por los sectores que gozan de todos los
privilegios.
"Porque es cierto que en nuestro país muchas familias no encuentran
posibilidades de educación para sus hijos. Así, por falta de recursos
económicos, como por la insuficiencia de escuelas, como por la carencia
de bancos. Por lo oneroso que resulta cada vez más el precio del
transporte, de los útiles y libros escolares, de la indumentaria, de las
cooperadoras.
"Porque es cierto que en nuestro país se traba el justo reclamo de la
juventud para su capacitación técnica o cultural, por sus problemas
económicos, por la imposición de aranceles cada vez mayores, por el
selectivismo, el limitacionismo y la falta de perspectivas posteriores.
"Porque es cierto que en nuestro país la mujer no tiene igualdad de
derechos, aun en las limitaciones de los mismos que goza el hombre. Y es
sabido que sobre ellas es donde recae la mayor explotación económica,
tanto en las tareas rurales, como en el comercio, la industria o los
servicios.
"Porque es cierto que en nuestro país los hombres y mujeres del campo
están sometidos a explotación cuando trabajan, en especial en los
ingenios, actividad forestal, frutícola, cerealera, y sobreviven en la
indigencia en los períodos de receso, sin perspectivas de colocar su
capacidad de trabajo en otras ocupaciones.
"Porque es cierto que en nuestro país la mayoría de quienes gozan de
ingresos medianos no tiene otras perspectivas que el estancamiento o la
proletarización, salvo el pequeño núcleo de ejecutivos cuya condición de
promoción está supeditada a su identificación con políticas empresariales
de contenido regresivo.
"Porque es cierto que en nuestro país la falta de desarrollo económico
obliga al éxodo de especialistas, técnicos y profesionales que no
encuentran ocupación para aplicar sus conocimientos.
"Porque es cierto que en nuestro país a medida que pasa el tiempo se va
acentuando la absorción, el copamiento o la transferencia de las empresas
nacionales, públicas y privadas a los grandes monopolios extranjeros o a
su supeditación y condicionamiento a los intereses de los grandes
organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el Banco
Interamericano de Desarrollo, puestos al servicio de la dominación yanqui
en América latina.
"Porque es cierto que en nuestro país todo eso origina la frustración de
legítimas aspiraciones y crea un clima de angustia colectiva."
Esto Tosco lo escribió hace treinta y un años, apenas acabado el
Cordobazo. Parece escrito hoy. Es nuestra realidad de hoy. Nótese su
claridad, su estilo llano. Entre todas las publicaciones de la burocracia
sindical cegetista no encontramos absolutamente nada que pueda
parecerse a este análisis del obrero lucifuercista. Un dirigente sindical de
overol lucha en la calle y habla en la asamblea. Qué mejor análisis político
sociológico sobre este luchador que sus propias palabras. No hay nada
que interpretar, la historia le ha dado razón y le sigue dando la razón.
Agustín Tosco es uno de los más nítidos Hijos del Pueblo. Ese nombre se
les daba, a principios de siglo, en las organizaciones obreras, a quienes
habían dado toda su vida por la solidaridad, por la dignidad. Su retrato
tendría que colgarse en todos los sindicatos del país y más, por sus manos
limpias y la pureza de su pensamiento, en todos los colegios y
universidades del pueblo.
Tosco murió perseguido por la mafia criminal de López Rega y sus
peronistas de derecha, muchos de ellos de la burocracia sindical, aliados
con el Ejército y los servicios de informaciones. No lograron encontrarlo,
pero a su refugio no pudieron llegar los medicamentos y tratamientos que
necesitaba. Fue una víctima más, uno más de los mejores de los tantos
que cayeron en esos años.
En el prólogo al Cordobazo de Juan Carlos Cena tomo una expresión de
Américo Melchor González que, por su sencillez, concisión y claridad, lo
dice todo, y es la mejor definición de Agustín Tosco: "A Tosco lo odiaban
porque era un incorruptible".
Sabemos lo que cuesta en la Argentina ser un incorruptible. Un
incorruptible en la sociedad esencialmente corrupta. Si Tosco volviera a
ver la luz hoy con los piqueteros hambrientos en la ruta, con los horarios
de trabajo establecidos nada más que por el patrón, con las ancianas
mujeres desdentadas de los basurales y los niños argentinos comiendo la
basura que tiran los Mac Donald's, se pondría organizar otro Cordobazo
con todo el pueblo solidario. Tal vez le costaría años, pero él no se daría
por vencido.
Detrás de la historia