Terrorismo Yihadista

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EL TERRORISMO YIHADISTA EN LA SOCIEDAD CALIDOSCÓPICA

JULIO BORDAS MARTÍNEZ


ÍNDICE:

1.- LA SOCIEDAD CALIDOSCÓPICA ACTUAL Y LA DELINCUENCIA


ORGANIZADA.....................................................................................................................3
1.1.- La sociedad de consumo....................................................................................7
1.2.- La sociedad del conocimiento..........................................................................16
1.3.- El paradigma del moderno crimen organizado a escala internacional..............22
2.- LA INMIGRACIÓN Y LA DELINCUENCIA EN LA ESPAÑA ACTUAL
2.1.- Planteamiento de la cuestión: el miedo y el forastero ......................................33
2.2.- Los motivos de la inmigración: estímulos y frustraciones................................38
2.3.- Las teorías sobre la explicación de la delincuencia y su relación con la
inmigración................................................................................................................42
2.4.-Análisis de las estadísticas actuales sobre inmigración
y delincuencia en España........................................................................................... 48
3.- LA REACCIÓN POLICIAL ANTE EL CRIMEN
3.1.- ¿Qué tiene que hacer la policía?: Perspectiva de la oferta y de la demanda.......72
3.2.- Las víctimas de los delitos................................................................... ..............82
3.3.- la inseguridad ciudadana como percepción subjetiva........................................ 95
3.4.- La imagen de la policía española.................................................................... .109
3.5.- Las demandas sociales de seguridad.................................................................113
4.- LA PERSONALIDAD DEL TERRORISTA................................................................. 118
5.- EL TERRORISMO POLÍTICO O “MODELO VÍBORA”............................................ 125
6.- EL NUEVO TERRORISMO RELIGIOSO YIHADISTA O “MODELO MERCURIAL”
6.1.- El lazo indisoluble de la umma universal..........................................................129
6.2.- El contexto económico: el modelo de la caravana de camellos........................131
6.3.- El contexto histórico: la guerra de nunca acabar...............................................133
6.4.- El contexto político: el modelo despótico.........................................................139
6.5.- El contexto religioso: el arrendamiento del paraíso..........................................140
6.6.- La razón de ser del terrorismo de Al Qaeda......................................................144
6.7.- La organización “mercurial” de Al Qaeda........................................................151
6.8.- La táctica terrorista yihadista ............................................................................157
7.- LA REACCIÓN OCCIDENTAL CONTRA EL TERRORISMO YIHADISTA.............159

2
1. LA SOCIEDAD CALIDOSCÓPICA ACTUAL Y LA DELINCUENCIA
ORGANIZADA.1

El terrorismo yihadista es la manifestación del terrorismo del siglo XXI y para


comprenderlo merece la pena repensar y comprender las características de la cultura y de la
estructura de la sociedad global contemporánea. Para que la compleja descripción que se ofrece
a continuación sobre la sociedad calidoscópica, en la que la delincuencia organizada y el
terrorismo moderno coexisten con otros fenómenos sociales, sea menos complicada, vamos a
enunciar sus antecedentes y los elementos fundamentales que la componen:

Por lo que se refiere a los antecedentes, podemos describir varios peldaños agrupados los
primeros en la sociedad de consumo y los segundos en la sociedad del conocimiento.

- La sociedad industrial estaba basada en el vapor como energía que liberaba a la


humanidad de la dependencia de la energía muscular o de las energías renovables.
- La sociedad de masas se cimentó sobre la atomización y abstracción de los seres
humanos y su reorganización como masa anónima, dispersa y heterogénea.
- La sociedad de consumo, surgida como reacción gerencial a la crisis de subconsumo
derivada de la crisis de 1929, sustituyó el predominio de la oferta por la soberanía de
la demanda y el protagonismo de los consumidores “consumeristas” en detrimento
de los productores (empresarios y trabajadores).
- La sociedad intermática está desarrollándose en base a las aplicaciones de las
telecomunicaciones interactivas asistidas por ordenador a todos los procesos de
trabajo, ocio y pensamiento.
- Y la sociedad del conocimiento, en la que el “factor humano” y su cualificación será
la fuente de la riqueza de las naciones en lugar del “factor capital”, como lo es hoy
en día, o del “factor tierra” como lo fue en la época estamental, está anunciando un
nuevo mundo cada vez más simbólico que material y con nuevas fuentes de
satisfacción y de desigualdad social.

1
El planteamiento original puede apreciarse en J. Bordas, M. J. Bordas, M. Crespo y P. Cortiñas: Curso experto universitario en técnicas
cualitativas para investigación social; Ed. Fundación UNED, 2003,pp. 131-247 y su síntesis en: “La sociedad calidoscópica actual”
Documentación Social nº 139, Madrid, 2005, pp. 193-209.

3
Esta evolución de la sociedad, o mejor dicho, de las sociedades en plural, ha ido
conformando en su evolución una especie de sociedad calidoscópica, muy fragmentada, virtual
y dinámica, en la que debemos distinguir entre los cristales y el cilindro del calidoscopio:

- Los diferentes cristales del calidoscopio están formados por tres dimensiones que son
los distintos ámbitos o mundos en los que viven los seres humanos: el ecosistema
social, donde viven los hombres y las mujeres corrientes, homogeneizados por sus
subculturas; el mercado, donde habitan e interactúan competitivamente los
productores y los consumidores guiados por el interés en satisfacer sus necesidades y
expectativas, y las instituciones políticas, donde viven los ciudadanos abstractos
regulados por el derecho.

La primera dimensión está definida por el mundo social, impulsado por la cultura y
encarrilado por las instituciones que estructuran la sociedad, es en el que viven los
hombres y las mujeres concretos. El mundo social es el más pequeño, el más
dependiente de la naturaleza y el más próximo a los individuos. El mundo social es el
ecosistema en el que vive una población en un territorio, al que transforma para
sobrevivir mediante una organización, una tecnología y un lenguaje propios, es decir,
mediante su cultura.

La segunda dimensión es el mundo económico, guiado principalmente por el interés


y en el que habitan los “productores” y los “consumidores”. El mundo económico es
el más grande, internacional y global de todos ellos. El mundo económico es el
campo de juego habitual de las empresas y se concreta en el mercado, ámbito éste en
el que una pluralidad de empresas pretenden obtener el máximo beneficio al mínimo
coste adaptando su oferta a la demanda en mejores condiciones que la competencia
como consecuencia de una mejor asignación de sus escasos recursos en las diferentes
fases del proceso económico (producción, distribución, consumo y reciclado) para la
consecución de sus objetivos mediante la utilización de los diferentes factores de
producción (materias primas, trabajo, capital y gestión) con los que opera en los
distintos sectores económicos (agricultura, industria, construcción y servicios).

4
La tercera dimensión es el mundo político, propulsado por ideologías e intereses y
encauzado por un entramado jurídico que a la vez que canaliza, obstaculiza las
interacciones entre los grupos sociales y que resulta de las relaciones de poder entre
las fuerzas políticas existentes. En este mundo es en el que viven los “ciudadanos”
libres e iguales ante la ley. El mundo político es el mundo más artificial y más
virtual, es en el que viven los “ciudadanos”. El mundo político es un mundo formal
cuyo poder reside en ser el demiurgo de la naturaleza artificial, de la sociedad, que es
en la que realmente viven los seres humanos y los grupos sociales.

Esta vida tridimensional es la que permite a Ágnes Heller distinguir entre el hombre
de familia y el ciudadano cuando dice que “a falta de un elemento de mediación que
se refiriese al hombre en su totalidad (…)se disolvió y dio paso libre a la
esquizofrenia social entre bourgeois y citoyen (…)el hombre de familia
(…)desarrolló roles completamente diversos e independientes de los del citoyen.” 2

Por lo que se refiere a los ciudadanos y a su racionalización formal o


McDonalización, como la define Ritzer, “no es otra cosa que un derivado de la teoría
weberiana de la racionalización…La burocratización pone el acento en el control
sobre la gente mediante la sustitución de la mano de obra por la tecnología… La idea
consiste en transformar a la gente en robots o en ordenadores que apenas tomen
decisiones (…)entonces será posible pensar en la sustitución de las personas por las
máquinas.” 3

No obstante, esta separación entre burgueses y ciudadanos, entre sociedad civil y


Estado, se encuentra solapada lo que lleva a Fernando Vallespín a señalar que en
estas condiciones “la mayoría de los grandes problemas y desafíos del futuro sólo
admitirán soluciones globales o regionales. La nueva gobernación del mundo deberá
hacerles frente superando los particularismos locales y mediante la adecuada gestión
del pluralismo. La energía de la nueva política deberá ser la negociación y el

2
A. Heller: Sociología de la vida cotidiana, Península, Barcelona, 1998, Pág. 72.
3
G. Ritzer: La McDonalización de la sociedad, Ariel, Barcelona, 1999. Págs. 35 y ss.

5
compromiso entre una ingente cantidad y heterogeneidad de actores” 4, que en modo
alguno tendrán que ser instituciones del estilo de los parlamentos, gobiernos o
embajadas; sino que incluirá una gran variedad de movimientos sociales.

En esta nueva democracia cosmopolita, como la denomina D. Held5 , es en la que, en


el marco del capitalismo y del liberalismo global, las asociaciones, los grupos de
presión, ONG,s y movimientos sociales, encontrarán un campo abonado en el que las
personas de derecho privado, tanto físicas como jurídicas, incrementarán su poder en
función de la posición que ocupen en la sociedad.

- El cilindro del calidoscopio, conforma un mundo comunicativo global que actúa a


modo de contenedor de los cristales y cuyo giro vertiginoso, que es lo que realmente
transforma las piezas del rompecabezas anteriormente descrito en un calidoscopio,
está estimulado por las insólitas innovaciones tecnológicas que estamos
experimentando y que tienen que ver con las telecomunicaciones, la informática, la
robótica, la ingeniería genética, la ingeniería aeroespacial, la desregularización de las
relaciones sociales, familiares y laborales, la desregularización lingüística, la
desregularización política, etc.

El mundo comunicativo, en el que habitan los “espectadores”, es el que contiene y


reorganiza simbólicamente a los tres mundos solapados de carácter social, político y
económico. El mundo comunicativo corresponde a la “sociedad de masas”, entendida
no tanto por la cantidad de sus miembros cuanto por la cualidad de su
comportamiento masivo.

Los individuos anónimos, aislados, heterogéneos socialmente y homogeneizados


culturalmente, conforman la audiencia de los medios de comunicación social,
entendidos como organizaciones empresariales que utilizan la tecnología de los
diferentes canales de comunicación para difundir simultáneamente, a gran velocidad
y en una gran extensión, mensajes idénticos, unilineales e irreversibles, entre grandes

4
F. Vallespín: El futuro de la política, Taurus, Madrid, 2000. Pág. 227.
5
D. Held: La democracia y el orden global, Paidós, Barcelona, 1997.

6
cantidades de población distante y dispersa y a los que dotan de una opinión sobre
los temas que les sugieren, transformando al “público” en “masa”.

El mundo comunicativo virtual que da forma a la masa, con su cultura de “Aldea


Global” como la enunciaba McLuhan6 , es el cilindro del calidoscopio y los mundos
social, político y económico son las dimensiones que conforman los cristales del
calidoscopio, dentro de los que se produce la multisegmentación bipolarizada de la
que habla Tezanos7 y que se manifiesta dentro del mundo social en desigualdades y
exclusiones en función del sexo, la edad, el hábitat, el nivel de estudios, etc.; dentro
del mundo económico según la propiedad, los ingresos, la ocupación, etc.; y por lo
que se refiere al mundo político en función del poder y de las ideologías.

1.1. LA SOCIEDAD DE CONSUMO.

La sociedad de consumo, surgida como reacción del capitalismo a su crisis de mediados


del siglo pasado, ha sido el resultado de la sociedad industrial y es la antesala de la actual
sociedad intermática que camina hacia la sociedad del conocimiento.

Los cambios sociales que habitualmente hemos denominado “Revolución Industrial”, no


sólo fueron cambios de carácter tecnológico o económico, sino que estuvieron acompañados por
no menos importantes revoluciones intelectuales, políticas y sociales.

De la sociedad estamental basada en la familia y la Iglesia se pasó a la nueva cultura


burguesa, liberal y capitalista en la que cuajaron, como señala Tezanos, unos valores culturales
basados en “los criterios individualistas, las ideas de responsabilidad, de actuación racional y
calculadora, las aspiraciones de éxito, la especial valoración del esfuerzo competitivo, la
eficacia, la disciplina, la puntualidad, el espíritu de esfuerzo y dedicación al trabajo, junto a una
cierta capacidad de ascetismo, orientado a diferir satisfacciones que hicieran posible el ahorro
para mayores inversiones futuras; todo ello, en suma, forma parte de un trasfondo de valores sin
el cual la sociedad industrial capitalista no hubiera podido llegar a desarrollarse plenamente.”8

6
M. McLuhan: La aldea global: transformaciones en la vida y los medios de comunicación en el siglo XXI, Planeta, Barcelona, 1994.
7
J. F. Tezanos: La sociedad dividida, Biblioteca nueva, Madrid, 2001. pp. 171 y ss.
8
Ibidem. p. 112.

7
En este contexto podemos distinguir cuatro grupos de cambios sociales motivados por la
Ilustración, la Revolución Francesa, la máquina de vapor y la lucha de clases en las grandes
urbes.

a) Cambios intelectuales:

Con los mimbres del Renacimiento, que situaba al hombre en el centro el universo; del
protestantismo, de la imprenta, de la ciencia de Copérnico, Kepler y Galileo y con el
racionalismo de Descartes y Newton, surgió la Ilustración.

Este movimiento intelectual suponía tanto la utilización del método científico como
procedimiento para responder preguntas a la luz de la razón, como la combinación de ciencias
como la Física, la Química y la Matemática para resolver problemas profesionales en el ámbito
de la agricultura, el transporte o la industria textil.

b) Cambios políticos:

Con la independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa cuajó un tipo de


reacción social ante el absolutismo y la miseria que hasta entonces no se había producido. Estas
revoluciones supusieron la aceptación de responsabilidades colectivas por parte de grandes
masas de población que, aunque su frustración objetiva había sido mayor en otras ocasiones,
decidieron implicarse y afrontar grandes riesgos para cambiar su futuro.

El poder empezó a ser legítimo y no sólo legal, descansando la legitimidad en el


consentimiento de los que obedecían y no en la legitimidad carismática o tradicional; se instauró
el imperio de la ley, que sometía al Estado a sus propias leyes, evitando así la arbitrariedad del
monarca absoluto; se generalizó el carácter subsidiario del Estado respecto de la sociedad civil,
y se quebró el poder del Estado en tres funciones: legislativa, ejecutiva y judicial, para evitar el
poder absoluto y contrapesar los poderes del Estado dando origen al Estado Liberal de Derecho.

8
Después de la independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa supuso el
triunfo, consolidación y generalización del liberalismo y de la administración burocrática basada
en criterios formales, racionales, económicos y escritos. Esta burocracia se especializó no tanto
en tratar con hombres y mujeres cuanto en tratar con ciudadanos, con hombres abstractos.

c) Cambios económicos:

En un principio la burguesía y el proletariado eran el mismo pueblo llano. Después del


desarrollo de un mercado competitivo más dependiente de la demanda que de la calidad de los
productos o del prestigio de los artesanos, es cuando empezaron a triunfar o fracasar antiguos
maestros en el ámbito de la manufactura, y algunos mercaderes en el ámbito comercial;
dependiendo de su capacidad para conseguir a buen precio las materias primas y la energía, de
su habilidad para ahorrar tiempo y mano de obra en el proceso de fabricación y de su pericia
para comercializar sus productos más allá del consumo local.

En este contexto, la innovación tecnológica que supuso la máquina de vapor de Watt y


su aplicación a la agricultura, el transporte y la industria textil, propició la Revolución
Industrial, que, por un lado, multiplicó la capacidad productiva preexistente, provocando un
excedente de producción que tenían que comercializar en las colonias; y, por otro, un excedente
de población rural que no era necesaria en el nuevo proceso productivo, provocando un
movimiento migratorio conocido como “éxodo rural”.

Los talleres se convirtieron en fábricas en las que se producía organizadamente a fin de


ahorrar materias primas, tiempo, espacio y dinero, utilizando mano de obra relativamente
cualificada, polivalente y homogénea, con la que afrontar los cambios provocados por la
prevalencia del “capital” sobre de la “tierra” como factor de producción.

d) Cambios sociales:

Hasta 1750, aproximadamente, la evolución de la población se había caracterizado por


su ligero crecimiento en términos absolutos, salvo periodos esporádicos de disminución
producto de crisis económicas, epidemias o guerras. Sin embargo, a partir de este momento el

9
crecimiento de la población empezó a ser sostenido, aumentando la población europea durante
el siglo XVIII en un 50%. Aumento este que se manifestó en un incremento de la población más
joven, predispuesta a trasladarse del campo a la ciudad, a fin de incorporarse a los nuevos
sistemas de producción basados en la utilización de herramientas dentro de la organización
fabril, lo que derivó en un proceso acelerado y desordenado de urbanización, con los conflictos
culturales y sociales que ello generó, lo que dio paso a suburbios y guetos que marcaron la
estructura urbana de las principales ciudades de Europa y América.

Por otra parte, la familia extensa, con funciones económicas, educativas y asistenciales,
dio paso a la familia nuclear, que separada de su clan y del terreno que le abastecía, desarrolló
una doble dependencia: una fuerte dependencia económica de organizaciones formales como la
fábrica o el Estado, para su subsistencia dentro de un nuevo ambiente cada vez más artificial, y
una fuerte dependencia del amor como vínculo de unión sexual y sentimental de la pareja. El
“amor romántico” que sustituía a los matrimonios de conveniencia era una novedad, como
explica Salustiano del Campo9, que resultaba funcional al nuevo mundo.

La pérdida de las funciones educativas de la familia, más la necesidad de contar con


ciudadanos, empleados y consumidores homogéneos y polivalentes, hizo que el Estado se
encargara de la educación básica de unos niños que se empaparían de una nueva cultura basada
en unos conocimientos, creencias, valores, símbolos, hábitos, etc., más acordes con el sistema
político, económico y social de la nueva sociedad.

La principal consecuencia cualitativa de los grandes cambios experimentados por la


incipiente sociedad industrial fue una generalizada y sostenida atomización, individualización y
abstracción de los seres humanos, de la “gente corriente”. Se transformó a los niños en
“alumnos abstractos”; a los hombres y mujeres en “ciudadanos abstractos”, y a los labradores y
artesanos en “empleados abstractos”, convirtiéndose todos ellos a los largo del siglo XX en
“espectadores abstractos” y en “consumidores abstractos”, es decir; en receptores de palabras y
de cosas más que en participantes en el proceso de construcción de la opinión pública o en el
proceso de transformación de la naturaleza en sociedad.

9
S. del Campo: “Familia”, Tratado de Sociología, Vol. I., Taurus, Madrid, 1988, p. 10.

10
La transformación de las personas en “espectadores abstractos” tiene que ver con su
separación del proceso de producción de la opinión ya que, en el mundo actual, dicha
producción pasa por los medios de comunicación, cuya potencia socializadora no es tan grande
como la de la familia, la escuela, la pandilla o el trabajo, pero sí que disponen de tres
herramientas muy poderosas a la hora de influir en la opinión pública:

En primer lugar, debemos mencionar la denominada “agenda-setting” u “orden del día”


sobre lo que se va a tratar en los medios de comunicación, los titulares, los atributos y la
valoración de las principales noticias; en segundo lugar el efecto “eco” o repetición de una
información en diferentes medios de comunicación como la prensa, la radio, la televisión,
Internet o los “líderes de opinión”; y, en tercer lugar, la “espiral del silencio” que, como explica
Neumann10, impide que los individuos se enfrenten al clima de opinión dominante por miedo al
desprecio y al aislamiento.

En definitiva, en la sociedad de masas, la opinión pública ha dejado de ser producto de


un debate razonado y se ha convertido en un impulso colectivo influido por los medios de
comunicación dentro de una cultura y una estructura social determinadas. Para la masa, la
opinión pública impulsa y justifica el comportamiento como el sentido común funciona para los
individuos.

En este sentido, una vez atomizados y abstraídos, los hombres y las mujeres son
reagrupados como “espectadores-consumidores” en un mundo comunicativo cada vez más
artificial y virtual donde vive la masa, que más que definirla, la mayoría de los autores prefieren
– como señala Monzón11 – describirla por sus características, por estar formada por individuos
anónimos, aislados, distantes, dispersos, heterogéneos socialmente como consecuencia de una
creciente desigualdad y doblemente homogeneizados desde el punto de vista cultural.

Hay una primera homogeneización cultural mundial muy laxa, que abarca mucho pero
aprieta poco, que hace referencia a valores como la tecnología, la competitividad, el interés, el
crédito, el hedonismo, el individualismo y el consumerismo, que se refiere al “estilo de vida

10
E. N. Neumann: La espiral del silencio, Paidós, Barcelona, 1995.
11
C. Monzón: Opinión pública, comunicación y política, Tecnos, Madrid, 1996, p. 137.

11
americano”, y que utiliza los medios de comunicación como canal de distribución para realzar
los atributos de la sociedad de masas y conformar a sus miembros.

Hay una segunda homogeneización cultural muy particular y ceñida a cada sociedad, que
aprieta mucho pero respecto de pocos y fundamentales asuntos, como los relacionados con la
lengua, la familia, la religión, el clima, la gastronomía, la vivienda, el vestido, etc., y, en
definitiva, todo lo relacionado con el folklore.

Esta doble homogeneización cultural no coincide con la heterogeneidad social de los


individuos y grupos sociales que no sólo tienen distinto sexo, edad, hábitat, ocupación,
ingresos, nivel de estudios, etc., sino que tienen distintas necesidades y expectativas, distintas
formas de gastar el tiempo y el dinero, y un diferente fundamento ideológico para todo ello, por
lo que se genera una especie de movimiento centrípeto culturalmente, tendente a homogeneizar
a la población, y centrífugo social y económicamente, tendente a diferenciar a la población en
función de criterios de segmentación, desigualdad y exclusión, dando paso, en algunos casos, a
la anomia, en los términos de Durkheim12 y Merton13, a la idiotez moral en los términos de
Bilbeny14 y a las adiciones y al fundamentalismo tal y como los describe Giddens15.

Esta doble homogeneización cultural define un nuevo escenario que Robertson16 ha


denominado “glocalización” para describir el contraste entre la cultura de los vaqueros y la
hamburguesa con el Islam o la comida china con el folklore brasileño. Como señala Castells:
“En un mundo como éste, de cambio incontrolado y confuso, la gente tiende a reagruparse en
torno a identidades primarias: religiosa, étnica, territorial, nacional. En estos tiempos difíciles, el
fundamentalismo religioso, cristiano, islámico, judío, hindú e incluso budista, es probablemente
la fuerza más formidable de seguridad personal y movilización colectiva.”17.

Junto a los “espectadores abstractos”, la sociedad de masas produce “consumidores


abstractos” que son personas importantes en el proceso de comercialización y consumo de los

12
E. Durkheim: El suicidio, Akal, Madrid, 1995, pp. 262 y ss.
13
R. K. Merton: Teoría y estructura sociales, Ed. F.C.E., México, 1984, pp. 241 – 247.
14
N. Bilbeny: El idiota moral, Anagrama, Barcelona, 1993.
15
A. Giddens: Un mundo desbocado. Efectos de la globalización en nuestras vidas, Ed. Taurus, Madrid, 2000.
16
R. Robertson: Globalization: Social Theory and Global Cuture, Sage, London, 1992.
17
M. Castells: La era de la información: Economía, sociedad y cultura, Vol. I. La Sociedad Red, Alianza, Madrid, 1998, p. 29.

12
bienes y servicios, participen o no en el proceso de producción de los recursos, y en caso de
hacerlo, con independencia de su papel como empresarios o como asalariados.

Este “consumidor abstracto” es un actor del “consumismo” en tanto que ideología


derivada de la política económica de gobiernos que como el norteamericano trataron de evitar,
durante la crisis económica de 1929, la más terrible de las pesadillas económicas: la crisis de
subconsumo, a la que estaba indirectamente contribuyendo la cultura calvinista de la sociedad
norteamericana, y a la que tenían que convencer de que en una situación como la que padecían,
en vez de ahorrar debían de gastar para que el consumo arrancara la producción y ésta generara
empleo y sueldos estables que garantizaran el consumo.

Esta dinámica consumista, la expansión del comercio mundial actualmente postulado por
la Organización Mundial del Comercio, la deslocalización de la producción a fin de encontrar
los factores de producción más baratos, más la vertiginosa obsolescencia de los bienes y
servicios como consecuencia de la innovación tecnológica, ha cambiado las tornas y ahora, el
consumidor es el que tiene la “sartén por el mango” tanto a escala nacional como internacional y
no el productor, ya sea empresario o trabajador.

Desde la perspectiva de los economistas clásicos, desde Smith hasta Marx y con la
relativa excepción de Malthus, el proceso económico más importante ha sido, con diferencia, el
proceso de producción y entre los diferentes factores de producción: materias primas, trabajo,
capital y gestión; los más importantes han sido, sin lugar a dudas, el trabajo y el capital, a partir
de cuyas relaciones se quería explicar tanto la desigualdad social, como el consumo, ignorando
no sólo otros factores no económicos determinantes de la conducta de los grupos sociales, sino,
también, y hasta que Keynes empezó a reparar en este hecho, ignorando o “estimando
discrecionalmente” la demanda, como si la Ley de Say, y su reformulación por Ricardo18,
todavía estuviera en vigor en los términos de que “toda oferta genera su propia demanda”
confiando en que “el buen paño en el arca se vende”.

Este cambio estructural ha producido la sustitución del predominio de la oferta por el de


la demanda y ha sustituido el antiguo sistema de estratificación social basado en las clases

18
D. Ricardo: Principios de Economía política, Sarpe, Madrid, 1985, p. 258.

13
sociales, en función de la propiedad o no de los medios de producción; por un sistema de
estratificación social basado en los estatus sociales cuyas principales señas de identidad son el
estilo de vida y el nivel de consumo.

Como vemos, la sociedad calidoscópica global es un mercado mundial lleno de


facilidades para las empresas cuyo anhelo es un mercado único sin reglas ni barreras, “la
economía que actúa a nivel mundial – como advierte U. Beck - socava los cimientos de las
economías nacionales y de los Estados nacionales, lo cual desencadena a su vez una
subpolitización de alcance completamente nuevo y de consecuencias imprevisibles (…)Se trata,
en definitiva, de la liberación (del capitalismo transnacional) respecto de los corsés del trabajo y
del Estado (...)La política de globalización no pretende solamente eliminar las trabas de los
sindicatos, sino también las del Estado nacional; con otras palabras, pretende restar poder a la
política estatal-nacional (…)Pretenden, en definitiva, desmantelar el aparato y las tareas
estatales con vistas a la realización de la utopía del anarquismo mercantil del Estado
Mínimo.” 19

El triunfo del liberalismo salvaje, o del anarquismo mercantil como le llama Beck, está
en la posibilidad de importar inmigrantes para controlar el mercado de trabajo, en los acuerdos
empresariales multinacionales para exigir a los Estados más infraestructuras, más subvenciones,
mayor flexibilización laboral y menos impuestos so pena de retirar las inversiones, así como en
la deslocalización y destemporalización de las tareas productivas de forma que se pueda
producir, vivir, vender, invertir y pagar impuestos en sitios diferentes, según convenga.

De esta manera, el Estado y los sindicatos se vuelven inútiles para regular el mercado.
Las empresas pueden cambiar de Estado cuando les interese y pueden prescindir de los
trabajadores cuando les parezca, como consecuencia de la posibilidad de disponer de mano de
obra cada vez más barata gracias a la contratación de inmigrantes necesitados mediante
“contratos basura” y como consecuencia del desarrollo de la robótica, la informática y las
telecomunicaciones que les permite amortizar la mayoría de los puestos de trabajo, dejando los
restantes a disposición de quien necesite “trabajo basura” o de una élite ejecutiva muy bien
pagada y conocedora de las jergas y de los vericuetos de la economía global.

19
U. Beck: ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización, Paidós, Barcelona, 1998, pp. 16y 17.

14
Desde la perspectiva sociológica, la reflexión sobre el consumo como una construcción
social más que económica, que determina la identidad personal y la estratificación social,
comenzó en el siglo XIX con las reflexiones de Veblen o Simmel, continuando en el siglo XX
con las obras de, Bocock, Baudrillard, Certou, o Giddens.

No obstante, para afrontar esta tarea, la perspectiva sociológica, de la mano de Veblen,


Baudrillard, y Bocock, nos da dos pistas fundamentales:

La primera es que las necesidades no son naturales, como ya adelantara Malinowski y


evidenciara Maslow con su conocida escalera, sino culturales, por lo que, como explicaba
Veblen: “Muchos de los artículos de consumo consuetudinario resultan, al ser analizados, puro
derroche y son, por ende, únicamente honoríficos; pero una vez que se han incorporado a la
escala del consumo decoroso y han llegado, por ello, a convertirse en parte integrante del
esquema general de la vida de una persona, es tan difícil prescindir de ellos como de muchos
artículos que conducen directamente a la comodidad física o incluso que puedan ser necesarios
para la vida y la salud”20, es decir, hay muchas necesidades que no siendo fisiológicas, son
imperiosas, como disponer de televisor. Como señala Bocock: “El consumidor moderno está
influido por significados simbólicos al comprar ropa, automóviles, discos, vídeos grabados y
mobiliario para el hogar, por ejemplo. Lo que se compra no es meramente un objeto material
que posee un uso simple, directo y utilitario, sino algo que comporta un significado, que se
utiliza para evidenciar algo sobre quien pretende ser el consumidor en ese preciso momento.”21

La segunda pista es que para poder “leer” adecuadamente los datos sobre consumo, no
sólo disponemos de estadísticas, sino que podemos “traducir” el valor simbólico del consumo
como si se tratase de otro idioma, teniendo presente, de acuerdo con Baudrillard 22, que el
consumo tiene una significación social que permite un tipo de comunicación, que, por una parte,
realza los signos de identidad de un grupo y que, por otra, permite la estratificación jerárquica
de la sociedad; es decir, para Baudrillard las personas se agrupan e identifican de acuerdo a sus
pautas de consumo en lugar de consumir por su previo origen social o de clase.

20
Th. Veblen: Teoría de la clase ociosa, F. C. E., México, 1971, p. 108.
21
R. Bocock: El consumo, Talasa, Madrid, 1995, pp. 79 y 80.
22
J. Baudrillard: El sistema de los objetos, Siglo XXI, México, 1978, p. 224.

15
En resumen, la importancia de los consumidores no sólo estriba en su posición como
cliente o comprador, sino también en la nueva cultura “consumerista”.

En cualquier caso, debemos señalar que cualquier análisis del comportamiento cultural y
económico de los consumidores observado desde la perspectiva de la globalización excluye
varios miles de millones de personas no por carecer de cultura, ni por carecer de mercado, ni
porque no estén afectados por la globalización; sino porque su situación de necesidad es tan
grande y su capacidad para satisfacerla tan reducida que buscar cualquier patrón de
comportamiento “consumerista” basado en la relación calidad-precio no sólo sería estéril, sino
que sería imperdonable.

1.2. LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO23.

En el proceso de transformación de la naturaleza a fin de satisfacer las necesidades de las


diferentes comunidades, la mayor o menor productividad conseguida ha dependido de la
disposición de los diferentes factores de producción: materias primas, trabajo, capital y gestión,
que son los que han determinado la cuantía y calidad de la producción, el ahorro y la
consiguiente capacidad de inversión de las diferentes comunidades.

Cuando la riqueza de las naciones dependía de la calidad de su tierra, el excedente


generado estaba en función del uso extensivo e intensivo de la energía animal o humana y de las
condiciones climatológicas en las que se desarrollaba. En el modo de producción industrial la
clave del desarrollo económico residía, y todavía reside en buena medida, en el uso intensivo de
abundante energía barata y en el desarrollo de maquinaria que sustituya o complemente a la
energía humana.

En el modo de producción capitalista actual, la clave de la productividad se encuentra,


precisamente, en la tecnología y, concretamente, en la microinformática, las
telecomunicaciones, la acústica, la robótica, la ingeniería espacial y la ingeniería genética; que

23
Una amplia visión de las consecuencias sociales de la innovación científica y tecnológica en España, relacionada con la biotecnología, la
robótica y las tecnologías de la información y la comunicación puede observarse en J. F. Tezanos, J. Bordas, A. López y R. Sánchez Morales:
Estudio Delphi sobre tendencias científico tecnológicas en España 2002, Sistema, Madrid, 2003.

16
están provocando un cambio tecnológico de tal envergadura que probablemente configurará una
nueva sociedad tecnológicamente avanzada en la que aumentará la calidad de vida de las clases
más acomodadas de los países desarrollados, pero que también ocasionará una doble
desigualdad: por un lado, aumentará la desigualdad social de la que se derivará un sinfín de
grupos muy satisfechos y otros socialmente insatisfechos y, en algunas circunstancias,
económicamente prescindibles; y, por otro lado, se producirá una separación de la economía de
las orientaciones culturales, especialmente las morales, de tal forma que, como en la guerra, el
fin justifique los medios.

En esta sociedad intermática, fragmentada y con los intereses económicos relativamente


independizados de los valores culturales, Giddens cree encontrar la clave de lo que distingue a
nuestra era global de las anteriores en “la revolución de las comunicaciones, o más exactamente,
el matrimonio entre las comunicaciones y los ordenadores.”24

De este matrimonio, Castells, concreta aún más el factor determinante señalando que
para él la revolución tecnológica actual no es un conjunto de variadas e importantes
innovaciones tecnológicas combinadas, ni tan siquiera considera especialmente significativo el
papel del conocimiento, sino que, en su opinión, “lo que caracteriza a la revolución tecnológica
actual es (…)la aplicación de ese conocimiento e información a aparatos de generación de
conocimiento y procesamiento de la información-comunicación, en un círculo de
retroalimentación acumulativo entre la innovación y sus usos” 25, que sirve de entramado sobre
el que se teje “la sociedad red como forma dominante de organización social en nuestra época.
La sociedad red es una estructura social formada por redes de información alimentadas por las
tecnologías de la información (…)En esta estructura social, los actores y las instituciones
sociales programan las redes. Pero una vez programadas, las redes de información, alimentadas
por la tecnología de la información, imponen su lógica estructural a sus componentes
humanos.”26 Esta influencia determinante de la lógica informacional sobre la estructura social,
económica y política “normal” ha cristalizado, a modo de ejemplo, en lo que en la mayoría de
los países de la Unión Europea, pero también en Estados Unidos (Utah fue el Estado pionero a

24
A. Giddens: “La reconstrucción de la sociedad en un mundo en proceso de cambio” en M. Castells, A. Giddens y A. Touraine: Teorías para
una nueva sociedad, Fundación Marcelino Botín, Madrid, 2002, p. 75.
25
M. Castells: La era de la información. Economía, sociedad y cultura, Vol. I. Op. Cit. pp. 42 y 43.
26
M. Castells: “La sociedad red. Un marco analítico” en M. Castells, A. Giddens y A. Touraine: Teorías para una nueva sociedad, Op. Cit. pp.
131-133.

17
escala mundial), Argentina o China, se ha denominado genéricamente e-DNI o documento de
identidad electrónica que permitirá a las personas de carne y hueso, en España desde febrero de
2006, moverse con seguridad por el ciberespacio, identificarse, acceder a servicios públicos on
line, comprar con seguridad en Internet y firmar documentos públicos de una forma certificada e
irrepudiable gracias a una tarjeta de policarbonato que además de llevar incrustados los datos
del usuario en un microchip, incluirá un pin, una clave privada y una clave pública que la
convertirá prácticamente en infalsificable27.

La sociedad intermática se enmarca, pues, en una sociedad tecnológica avanzada de


ámbito global en la que el estímulo económico y los cauces electrónicos se han vuelto
determinantes en última instancia.

Hecha esta somera descripción, no queremos sostener aquí que la sociedad actual sea, en
esencia, una sociedad intermática, sino que la poliédrica sociedad tecnológica actual, con
generalizada implantación a escala mundial, tiene un aspecto particular, aunque fundamental,
que hace referencia a la utilización combinada y sistemática de la microinformática y las
telecomunicaciones no sólo para manejar ingentes bases de datos, ni tampoco para transmitirlas
como mensaje informativo a través de canales vertiginosos a públicos masivos, distantes,
dispersos, heterogéneos y anónimos; sino que, por una parte, transforma la información misma
en una materia prima de la que obtener nuevos conocimientos con los que fabricar más
herramientas intermáticas y más conocimientos, y, por otra, desarrolla herramientas intermáticas
para tratar, transmitir, decodificar y devolver información produciendo no sólo nueva
información, sino una comunicación interactiva a escala global.

27
Para evitar las falsificaciones se ha tenido en cuenta, en España, un doble aspecto: la tarjeta y la firma:
Por lo que se refiere a la tarjeta o entorno físico, la dificultad para su falsificación descansa en los hologramas/kinegramas, las letras táctiles, la
rugosidad de la estructura superficial, el tipo de tintas reactivas y fluorescentes, la microescritura, el fondo de seguridad y los datos biográficos y
biométricos contenidos en el chip.
Por lo que se refiere al campo lógico, el relacionado con la firma electrónica reconocida, y a fin de dar seguridad a los negocios jurídicos y
comerciales realizados en la Red, hay tres claves: la clave personal o pin, que es semejante al utilizado para activar nuestra tarjeta de crédito y
entrar en nuestro banco; la clave privada, que no es el pin, sino un algoritmo matemático que sólo conoce el microchip de la propia tarjeta y es
único para cada persona y que rubrica el resumen “hash” del documento electrónico firmado (entendiendo por resumen “hash” la función que
resume todo el documento tenga la dimensión en páginas que tenga, en un número de bits que viene determinado por la función “hash”
utilizada); y la clave pública, que es una clave asignada al emisor y conocida por todos, incluido el receptor.
Firmar digitalmente un documento electrónico no sólo nos identifica y no sólo garantiza la integridad del documento electrónico, sino que nos
compromete ante terceros en los mismos términos que una firma ológrafa aunque esto no signifique que el documento electrónico firmado
digitalmente sea secreto, sino que lo que es secreto es el “garabato” electrónico con el que firmamos un documento, una factura o un artículo,
por ejemplo, perfectamente públicos.

18
La sociedad intermática no hace referencia a una enésima Revolución Industrial, aunque
haya ido acompañada de innovaciones tecnológicas en el campo de las telecomunicaciones, la
informática, la arquitectura, la medicina, la robótica, la aeronáutica, la automoción, etc., sino
que, a mi entender, supone una segunda Ilustración.

La información, en términos generales, hace referencia a bases de datos y la informática


hace referencia al procesamiento de dichas bases y a su capacidad para convertirse en otro
nuevo canal por cuyo soporte discurre una señal que al decodificarse e interpretarse compone un
mensaje cuyo sentido le da el receptor. Poe ello, la inteligencia, y no sólo la energía humana, se
convierte en el motor de la sociedad intermática puesto que la información ha dejado de estar
cosificada y almacenada y, al compartirse, se ha revalorizado en cuanto que comunicación, en
el sentido de que es humana y se puede responder.

La clave de la sociedad intermática, en fin, estriba en el carácter interactivo de una


conversación a escala mundial soportada por un hipertexto electrónico, que es, en última
instancia, lo que proporciona Internet, permitiendo a sus usuarios obtener y compartir cualquier
información instantáneamente, desde cualquier lugar y en la forma que prefieran, gracias a la
velocidad y versatilidad de las infraestructuras tecnológicas que lo soportan, siempre y cuando
dichos usuarios tengan capacidad económica y cultural para utilizarlo.

De esta manera, aunque la intermática tenga la virtud de multiplicar indefinidamente el


conocimiento, también será la causa de una nueva y enorme desigualdad estructural que a la
estratificación producida por la riqueza, el poder y el conocimiento, añadirá, mediante la
conocida como “brecha digital”, tal y como lo explica Raúl Trejo28, un multiplicador de la
desigualdad entre unos pueblos y otros, entre unos hombres y otros, ya que la intermática
funciona como un amplificador amoral, que unas veces multiplica lo culturalmente considerado
como bueno y otras lo etiquetado como malo. Pero no nos engañemos, la “brecha digital” no es
un abismo virtual que tiene consecuencias en el mundo real, sino que son las desigualdades del
mundo real las que ahondan la desconexión virtual.

28
R. Trejo: “Vivir en la Sociedad de la Información. Orden global y dimensiones locales en el universo digital” en Revista Iberoamericana de
Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, Nº 1, 2001, www.campus-oei.org

19
Esta sociedad, situada en el crepúsculo de la era industrial, es una sociedad
calidoscópica, integrada en el contexto de una sociedad global a punto de alumbrar una nueva
época, mucho más virtual y artificial que la actual, en la que los conocimientos que las personas
tengan sobre los diferentes códigos lingüísticos, numéricos, icónicos, kinésicos, etc., y sobre los
diferentes canales para transmitirlos establecerán criterios de estratificación social.

Tanto es así, que la disposición o no de determinados conocimientos asignará los estatus


en mayor medida que otras variables y discriminará a los que no los tienen convirtiéndose en el
valor más preciado de la riqueza de las naciones. “Cuando hablamos de sociedad del
conocimiento – señala López Rupérez – nos estamos refiriendo, en sentido estricto, a un nuevo
estadio de evolución de las sociedades desarrolladas que se caracteriza porque el conocimiento
constituye el recurso básico para los individuos, para la economía y para la sociedad en su
conjunto (…)La sociedad del conocimiento revaloriza, pues, el protagonismo del individuo y
puede facilitar una acusada estratificación social en función del capital intelectual, con el valor
económico que cada sujeto sea capaz de acumular.” 29.

En esta nueva sociedad el factor de producción determinante será el trabajo como factor
humano, lo cual supondrá un triunfo de los planteamientos “humanistas” frente a los
planteamientos “liberales”, pero también generará otro tipo de desigualdades sociales, no tanto
por la propiedad o no de la tierra o por la propiedad o no del capital, cuanto por la propiedad o
no de palabras y de crédito dentro de un mundo cada vez más simbólico y virtual en el que,
como tan lúcidamente pronosticó Daniel Bell “la habilidad técnica (en la sociedad post-
industrial) pasa a ser la base del poder, y la educación el modo de acceso a él; los que van a la
cabeza (o la élite del grupo) en esta sociedad son los científicos.” 30

Esta importancia de la producción y distribución del conocimiento la adelantó Thomas


Jefferson, padre de los Estados Unidos, apóstol de la democracia según Tocqueville y Rector de
la Universidad de Virginia, cuando sostenía, en una de sus sentencias más ricas y significativas
que: “Quien recibe de mí una idea adquiere mayor instrucción sin por ello hacerme más
ignorante; es como quien enciende su vela en la mía: recibe luz sin dejarme a oscuras.” 31

29
F. López Rupérez: Preparar el Futuro: La educación ante los desafíos de la globalización, La Muralla, Madrid, 2001, pag. 31 y ss.
30
D. Bell: El advenimiento de la sociedad post-industrial, Alianza, Madrid, 1994. Págs. 411 y ss.
31
Carta de Thomas Jefferson a Isaac McPherson en contra de la patente de las ideas, escrita en Monticello a 13 de agosto de 1813.

20
Esta sentencia no puede quedarse en una muestra de generosidad pedagógica o de
espíritu olímpico, sino que supone el enunciado básico del motor de la evolución cultural de la
humanidad y la previsión de la viabilidad de la sociedad del conocimiento.

Efectivamente, el enunciado de la sentencia de Jefferson es tan significativo porque


atenta directamente contra los principios de la Termodinámica que rigen el reino de la
naturaleza y explica la existencia, en el reino de la sociedad, de una “máquina del movimiento
continuo” que nos ayuda a comprender por qué la evolución cultural de la especie humana ha
sido tan acelerada y desacompasada respecto de su evolución natural.

Como es sabido, la Termodinámica estudia las transformaciones e intercambios de


energía que tienen lugar en la materia; en particular, las transformaciones de trabajo en calor y
de calor en trabajo.

Según el Primer Principio de la Termodinámica: La energía de un sistema puede


aumentar o disminuir mediante el intercambio de calor o trabajo con el exterior; pero la energía
total del sistema, incluyendo estos intercambios, permanece constante.

Según el Segundo Principio: No se puede construir una máquina térmica que adquiera
calor de un foco y produzca un trabajo equivalente; sino que en todo proceso de transformación
de energía en trabajo se pierde una parte de energía en forma de calor.

Por el contrario, la transmisión del conocimiento humano, que es causa y efecto de la


cultura dominante en una sociedad determinada, no se degrada por su transmisión, ni su suma es
una constante. Cuando el conocimiento se transmite no se produce una pérdida de conocimiento
en el emisor y sí un aumento de conocimiento en el receptor y, además, el conjunto de
conocimientos de los emisores y receptores siempre es mayor cuanto más se haya transmitido.
De esta manera, en el mundo social, en el que realmente vivimos, disponemos de una
maravillosa y mágica “máquina del movimiento continuo” cuya energía, medida en palabras en
vez de en julios, se multiplica cuanto más se consume y cuanto más se comparte, produciendo,
además, un efecto “organizador” contrario a la “entropía” de la naturaleza.

21
La importancia de esta “máquina del movimiento continuo” no sólo facilita la
comprensión de la diferente coevolución natural y social de la especie humana, ni se limita a
subrayar la importancia que en toda época ha tenido el disponer de conocimientos; sino que
permite comprender la importancia que va a cobrar en una futura sociedad del conocimiento la
disposición o no de conocimientos y habilidades socialmente valiosas y la existencia o no de
canales para su comunicación social.

La sociedad del conocimiento no es una fase evolutivamente superior a la sociedad


calidoscópica global, sino que es, cualitativamente, otra sociedad, una sociedad del futuro en la
que el conocimiento será la materia prima básica para la prosperidad de la humanidad y el factor
humano cualificado será el factor determinante de la riqueza de las naciones.

1.3. EL PARADIGMA DEL MODERNO CRIMEN ORGANIZADO A ESCALA


INTERNACIONAL.

El crimen organizado es una actividad delictiva económicamente costosa que exige de


grandes inversiones cuya amortización es incierta y, en el mejor de los casos, se produce a largo
plazo. Por eso, a los delincuentes de cierto nivel les resulta imprescindible dotarse de una
estructura empresarial básica a imagen y semejanza de las empresas legales, máxime en un
mundo tan fragmentado, dinámico y mercurial como el que hemos descrito con la metáfora de la
“sociedad calidoscópica”.

Para poder estar presente en distintos escenarios sociales, tanto legales como ilegales, y
con cierta ubicuidad en el tiempo y en el espacio de un mundo que realmente se ha convertido
en un pañuelo y en el que, económicamente hablando, nunca se pone el sol; cualquier
organización social formal, sea criminal o no, necesita un entramado empresarial, con su
jerarquía, con su asignación de medios para alcanzar sus misiones y con su división funcional de
tareas desarrolladas de la forma más económica y sinérgica posible.

Hablamos de entramado empresarial porque el objetivo de las “empresas criminales”,


como el de todas las empresas, consiste en obtener el máximo beneficio al mínimo coste

22
disponiendo de las innovaciones tecnológicas que les den una ventaja competitiva al dejar
obsoletos los productos de la competencia, conseguir ajustar el precio de los factores de
producción y adaptar su oferta a la demanda de forma que sus productos sean los más vendidos,
removiendo mediante las relaciones públicas los obstáculos legales, financieros y de opinión
pública que atenten contra la imagen corporativa o de producto de la compañía, beneficiándose
de los apoyos financieros, legislativos e infraestructurales ofrecidos por los organismos públicos
y construir así un entramado económico sólido y solvente.

Como señala Diego Torrente: “La delincuencia organizada puede combinar las
actividades ilícitas con las legales e incluso mantener correspondencia entre ellas. Algunas de
esas actividades se toleran socialmente porque proveen de servicios a ciertos sectores de
población (tabaco, protección, prostitución, alcohol, armas, mano de obra barata) y en parte
porque muchas de ellas aparecen paralelas a actividades legales.”32

La diferencia respecto de las “empresas normales” no es, por tanto, el beneficio, sino las
trampas que están dispuestas a realizar para conseguirlo mediante el soborno, la amenaza, la
extorsión, etc., a fin de sustituir las reglas de la libre competencia, tanto económicas como
políticas, por aquellas que más les favorezcan.

En definitiva, la estrategia comercial del crimen organizado, ya sean organizaciones


mafiosas o terroristas, reside en hacer trampas, aunque ellos mismos, en buena lógica, desearían
que dichas trampas fueran las menos posibles y que sus corporaciones fueran lo más legales y
discretas posibles. Sólo hacen trampa para expulsar del mercado a la competencia, para
conseguir los mejores contratos y para blanquear su dinero ilegal al coste financiero más bajo
posible. El terrorismo es criminal no por su objetivo político, sino porque hacen trampas para
conseguir el poder que no logran alcanzar democráticamente; del mismo modo, el crimen
organizado no es criminal por querer obtener el máximo beneficio al mínimo coste, sino porque
hacen trampas para conseguirlo.

En este sentido, la Convención de Palermo ha superado la definición de la delincuencia


organizada a partir de actividades específicas como el tráfico de drogas, armas, vehículos, o

32
D. Torrente: Desviación y delito; Alianza Editorial, Madrid, 2001, p. 84.

23
seres humanos, para concentrarse en la finalidad última de sus actividades criminales: “Se
entiende por grupo delictivo organizado un grupo estructurado de tres o más personas que exista
durante un cierto tiempo y que actúe concertadamente con el propósito de cometer uno o más
delitos graves o delitos tipificados con arreglo a la presente Convención con miras a obtener,
directa o indirectamente, un benéfico económico u otro beneficio de orden material” 33.

Esta definición hace hincapié, con razón, en el aspecto económico del crimen
organizado, señalando como su principal objetivo la búsqueda del beneficio material, no
obstante, no debemos olvidar que en el mundo criminal la separación entre el ámbito económico
y político es muy difícil de deslindar debido a la importancia que tiene la política en la
financiación de las organizaciones criminales y en la impunidad de sus actos.

En el mismo sentido, la policía alemana (BKA) define el crimen organizado como una
“asociación duradera, estable y persistente de una pluralidad de personas concebida como una
sociedad de intereses que aspira solidariamente a la obtención de ganancias e incluso a
34
posiciones de poder político, económico, mediático o social en general” y señala los
siguientes rasgos característicos:

- Estructura organizativa, disciplinada y jerárquica.


- Actuación planificada con división del trabajo.
- Realización de actividades empresariales legales o ilegales internamente
conectadas gracias a ciertas relaciones personales o sociales.
- Métodos flexibles y variados: explotación, amenazas, extorsión, violencia,
protección coactiva, terror , cohecho activo.
- Aprovechamiento consciente de infraestructuras: redes radioeléctricas y
telefónicas, informáticas y de transporte internacional.
- Internacionalidad y movilidad.

Aunque la mayoría de los delincuentes organizados operan localmente satisfaciendo


demandas no satisfechas por los canales de distribución legales, su actividad está conectada con
33
A finales del 2000 en Palermo (Sicilia) 124 países miembros de la ONU, de un total de 189, firmaron la Convención contra la Delincuencia
Organizada Transnacional
34
Bundeskriminalamt (BKA- Federal Crime Police). www.bka.de

24
mercados internacionales de acuerdo con una división internacional del trabajo. Algunos países
son proveedores de materias primas (tabaco, drogas ilegales, inmigrantes ilegales); otros son
mercados mayoristas donde se comercia con los productos o servicios ilegales; en otros lugares
se utilizan o se venden los objetos robados (tarjetas de crédito coches, piezas de coches), en
otros se presenta la documentación ficticia para defraudar el IVA, guardar la información sobre
el dinero “negro” e incluso obtener subvenciones de la Unión Europea; y, por último, hay
lugares donde se oculta o blanquea el producto procedente de las actividades delictivas.

No es fácil trazar el limite entre delincuencia nacional ordinaria y la delincuencia


organizada transnacional. En ciertas manifestaciones delictivas, como las drogas, se produce
una interrelación entre las grandes redes internacionales de distribución y el delincuente que
roba para pagarse su dosis de droga diaria. Desde el punto de vista económico, la delincuencia
organizada transnacional no representa otra cosa que un perfeccionamiento y expansión de la
delincuencia ordinaria en busca de mayor eficiencia productiva.35

Por consiguiente, para que se considere un grupo criminal organizado se deben dar una
conjunción de hechos que se relacionan tanto con el grupo en sí mismo como con el tipo de
actividades delictivas que desarrollan y el escenario donde las realizan.

Carlos Resa 36, intentando agrupar las diferentes posturas, propone cuatro modelos de
organización criminal:

Modelo Iglesia. Consistente en un grupo de delincuencia organizada que domina un


determinado territorio o mercado y que está caracterizado por una estructura central de
mando donde las órdenes fluyen de arriba hacia abajo y los ingresos circulan en sentido
contrario redistribuyendo la dirección una parte de los ingresos en forma de salarios. Se
maximizan los flujos de información hacia la estructura de mando y la iniciativa
personal se reduce al mínimo.

35
M.Alvarez Sobredo (2002): “Estructura, Análisis y Tendencias de la Criminalidad en la Unión Europea”, en Ciencia Policial, Nº 62, p.29
36
C. Resa Nestares: “Crimen organizado transnacional: definición, causas y consecuencias” www.uam.es/personal_pdi/economicas/cresa

25
Modelo Trust. Se parece a las grandes asociaciones empresariales que existieron en los
EE UU en los siglos XIX y XX. Existe una única estructura operativa pero funciona con
una distribución de la propiedad centralizada. Los grupos concretos subordinarían sus
operaciones a la estrategia global que marcan los gerentes del trust. Estos distribuyen
las cuotas de negocio, ya sean territoriales o sectoriales, conforme al poder económico o
carismático de cada uno de los representantes mientras se deja a los subordinados las
decisiones con respecto a cómo ejecutar tácticamente y profesionalmente dicha
estrategia sobre un campo de juego concreto. Los beneficios fluyen hacia la cúpula, se
invierten en equipamientos o “campañas” comunes y se redistribuyen entre las filiales
por decisión de la junta directiva.

Modelo de Asociación Comercial. Los dirigentes de cada uno de los grupos que actúan
de manera independiente se reúnen periódicamente para ponerse de acuerdo sobre
factores estratégicos tales como proyectos conjuntos de inversión que pudiesen requerir
un capital superior a las disponibilidades económicas de cada uno de los grupos. Esta
coordinación tiene como objetivo evitar la presencia de agentes disruptivos que les
dificulten sus tareas en el mercado, como podría ser la presencia del Estado, y facilitar su
desarrollo comercial sin competencia.

Modelo Fraternidad. Se diferencia del anterior en el modo en que se establece la


cooperación con otros agentes del mercado común. Bajo este arquetipo no existirían ni
reuniones periódicas formalmente establecidas ni, por supuesto, un cuerpo dirigente
común. Lo que habría sería una cultura empresarial y criminal compartida y una
socialización común en la cual los contactos personales por asuntos no estrictamente
relacionados con el negocio son frecuentes y ayudan a la creación de vínculos
ocasionales para trabajos concretos mediante asociaciones ad hoc muy variables entre
los grupos y que finalizan en el momento en concluye la actividad para la que se
formaron.

En el informe elaborado por EUROPOL en 200437 se señalan dos importantes


conclusiones, la tendencia hacia unas estructuras más flexibles de las redes de

37
Informe 2004 de la Union Europea sobre la Delincuencia Organizada. Versión Pública –Diciembre 2004 www.europol.eu.int

26
delincuencia y el hecho de que la colaboración entre los grupos de delincuentes sea más
habitual que la rivalidad entre ellos. En esta estructura flexible, que recuerda a la
teorizada por Piore y Sabel38 en el campo empresarial ordinario, las funciones de
facilitadores y proveedores de servicios están adquiriendo una importancia creciente.
Son individuos con competencias específicas que llevan a cabo tareas complejas o
difíciles dentro de la empresa delictiva. Los profesionales aportan sus conocimientos
jurídicos, financieros, tecnológicos, informáticos y científicos, mientras que los
facilitadores apoyan en las tareas de distribución y almacenamiento, instalaciones de
producción, falsificación de documentos, relaciones con las instituciones, etc. Estos
grupos que trabajan en red y de manera flexible e informal son muy difíciles de
identificar y de desmantelar, ya que se aprovechan cada vez más de las ventajas de las
estructuras legales de las empresas para cometer u ocultar sus delitos y para blanquear y
reinvertir los beneficios.

Como en cualquier empresa ordinaria, el negocio de la delincuencia exige grandes


aptitudes empresariales, una especialización considerable y una contrastada capacidad de
coordinación. De esta forma, la corrupción sólo es un elemento utilizable “en caso de fuerza
mayor”, para garantizar una supervivencia prolongada39. Sus planes de expansión se
fundamentan en términos de flujos de bienes y dinero y en función de redes de personas que,
por razones de seguridad, sean dignas de confianza. Si piensan en fronteras nacionales es
siempre en términos de sistemas penales con diferentes niveles de riesgo y mercados específicos
con oportunidades para ganancias ilegales40.

La rapidez y posibilidades del transporte internacional unido al libre comercio han


incrementado los flujos tanto de los bienes lícitos como de los ilícitos. El crecimiento del
comercio se ha visto acompañado por una revolución en las redes financieras. El progreso
tecnológico de las comunicaciones y el deseo de las instituciones bancarias de evitar los
impuestos estatales y satisfacer las demandas de las empresas transnacionales con un gran
volumen de dinero circulante favorece el blanqueo de dinero consistente en obscurecer su
38
M .J. Piore y Ch. E. Sabel: La segunda ruptura industrial, Alianza, Madrid, 1990.
39
Recuérdese que en la actividad comercial de empresas consideradas legales también se han utilizado los sobornos a determinadas autoridades
y que además de por razones morales y legales, esa actividad está comercialmente muy mal vista porque es propia de malos comerciales que
sólo son capaces de vender su productos tirando los precios que es lo que para la empresa supone el soborno: un descuento en el precio.
40
C. Resa. “Delincuencia Organizada y Mundialización: el estado de las cosas y las cosas del Estado”, Universidad Autónoma de Madrid
www.uam.es/personal_pdi/economicas/cresa

27
origen y su propiedad y legitimar los frutos de la acción criminal. La carencia general de
supervisión de estas actividades, pese a los esfuerzos por introducir ciertos grados de control, y
la complejidad de las operaciones, hace extremadamente difícil hacer cumplir las leyes.

Cuando una actividad delictiva genera beneficios sustanciales, el individuo o el grupo


implicado necesitan encontrar un medio rápido y seguro de gestionar los fondos sin atraer la
atención hacia su actividad ilegal o sobre las personas implicadas. Los delincuentes se dedican
pues a enmascarar las fuentes, actuando sobre la forma que revisten los fondos o desplazándolos
hacia lugares donde existe un riesgo menor de atraer la atención. Una vez que los benéficos se
han introducido en el sistema financiero son ocultados mediante una variedad de transacciones e
instrumentos financieros para finalmente convertirse en inversiones y activos financieros
ordinarios gracias a los “paraísos fiscales”41.

La falta de legislación al respecto en determinados países facilita el blanqueo de


capitales. El dinero sucio, igual que el legal, circula por los mercados financieros libremente.
Ese entorno no sirve sólo para reingresar en el sistema financiero el dinero de origen ilícito sino
también para camuflarlo, de ahí que la presión hacia la desregulación financiera provenga tanto
de las finanzas legales como del crimen organizado, ya que convergen ambos en la necesidad de
la supresión de las leyes, reglamentos y demás controles estatales para su expansión puesto que
esta movilidad incontrolada del capital ampara las operaciones financieras de blanqueo
mediante la intermediación de los paraísos fiscales y los centros financieros extraterritoriales.

La evolución tecnológica de los sistemas de comunicación y transferencia de


información han permitido flexibilizar las estructuras de las organizaciones (legales e ilegales)
permitiendo una actuación en redes que tienden a maximizar los beneficios y evitar la eventual
actuación de las agencias de seguridad. La sustitución del soporte papel por el soporte
electrónico en las transacciones financieras elimina muchas pruebas incriminatorias que podrían
facilitar las actuaciones policiales de represión del delito.

El escaso control del sector bancario, la libertad de movimientos del capital, las
facilidades tecnológicas, la alta demanda de drogas, el desempleo, etc., han permitido que

41
J. Hernández Vigueras, Los Paraísos Fiscales; Ed. Akal. Madrid, 2005, p. 172.

28
mafias ya existentes se constituyan en organizaciones delictivas internacionales con gran
prosperidad, poder e influencia.

La nueva delincuencia está más preparada técnica e intelectualmente y sus métodos e


ideologías se han visto beneficiados por los resultados de la globalización. Un hecho concreto es
la creación de empresas fantasma, testaferros virtuales e incluso organizaciones no
gubernamentales que abren cuentas en “paraísos fiscales” y sirven de tapadera para las
actividades de empresas ilegales.

La globalización entremezcla las actividades empresariales legales con el terrorismo y el


tráfico de drogas, haciéndose necesario controlar las operaciones de las empresas privadas y
públicas, especialmente en el sector financiero, mediante un conocimiento profundo de sus
socios, clientes, empleados y el origen y destino de los fondos.

La evolución del crimen organizado también está muy vinculada a la evolución de la


sociedad con una creciente demanda de bienes y servicios ilícitos empezando por el salto
cualitativo que en su día dio la mafia ítaloamericana como consecuencia de la prohibición legal
del alcohol en los Estados Unidos y terminando por el caso de los traficantes de drogas
colombianos. En este sentido las decisiones de los poderes públicos respecto a bienes o
servicios puede tener una influencia enorme sobre la creación de mercados ilegales y actuar
como ventanas de oportunidad para que el crimen organizado aumente su esfera de influencia.

Los expertos del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) 42 fundado en París
en 1989 por el G-7 y que hoy cuenta con 33 Estados miembro, han encontrado que existe poca
diferencia entre los métodos empleados por los grupos terroristas o las organizaciones
criminales en general para ocultar o enmascarar la vinculación entre el origen de los fondos y su
propósito o destino final.

Se han detectado una serie de técnicas y mecanismos relacionados con la financiación


offshore de la actividad terrorista gracias a los paraísos fiscales, como ocurre en el blanqueo de
capitales ilícitos. Los grupos terroristas crean ‘empresas tapadera’ (front companies) en las que
42
I. Sánchez García de Paz: La criminalidad organizada: Aspectos penales, procesales, administrativos y policiales; Ed. Dykinson, Madrid,
2005, p. 97.

29
realmente no se efectúan negocios; ‘sociedades instrumentales’ (shell companies) que realizan
negocios pero sin sustancia o intención comercial propia, estando realmente destinadas a
esconder la propiedad de los bienes, utilizan como testaferros a familiares, amigos o socios de
confianza para la realización de trasferencias de fondos; fragmentan los capitales a blanquear o
emplean tarjetas de crédito para el blanqueo con fondos depositados en paraísos fiscales, etc.

Sin embargo, la financiación del terrorismo, aunque utiliza las mismas técnicas que las
actividades delictivas que blanquean dinero, presenta algunas diferencias:

1) Está enfocado a una actividad futura, luego en principio puede que no se cometa
actualmente más delito que la asociación ilícita.
2) Las cantidades son relativamente pequeñas en comparación con las cantidades
blanqueadas por el narcotráfico; por ejemplo, los expertos calculan que los ataques del
11 de septiembre debieron requerir menos de un millón de dólares.
3) La motivación también es diferente. Las redes criminales buscan como objetivo
principal el beneficio económico mientras que el principal objetivo de los grupos
terroristas no es de orden financiero, sino que pretenden difundir su ideario mediante la
publicidad o la comisión de actos terroristas.

Nuestra sociedad actualmente está muy sensibilizada ante la actual amenaza terrorista
pero sin embargo existe menor “alarma social” ante el crecimiento del crimen organizado que,
como advierte el Director de la Policía española, Víctor García: “emerge como uno de los
grandes desafíos de los que se han de enfrentar los sistemas políticos democráticos en el futuro”
43
.

No hay duda de que el esquema de funcionamiento del crimen organizado es el mismo


que funciona para las empresas ordinarias que se esfuerzan por competir en satisfacer las
necesidades de sus clientes dentro del marco de la legislación vigente. La diferencia estriba en
que las organizaciones criminales, las mafias, actúan no sólo en el marco de la legislación
vigente, sino también fuera de dicho marco haciendo dos conjuntos de trampas: las trampas

43
V. García Hidalgo, Director General de la Policía: “Conocer el presente para vencer el futuro” publicado en EL PAIS, 30 agosto 2005, p.22

30
relacionadas con sus operaciones empresariales ilegales y las trampas relacionadas con la
definición misma del marco legal.

La ilegalidad de la conducta empresarial de las mafias se manifiesta en que comercian


con productos prohibidos (seres humanos, drogas, coches robados, tarjetas de crédito, etc.); en
que utilizan la violencia contra aquellos de sus empleados que tienen escrúpulos para cometer
delitos; contra los proveedores que regatean el precio o racanean las mercancías debido a que la
mafia suele ser la que establece los precios no sólo del producto sino, también, el precio de las
materias primas; los clientes (que, por ejemplo, no quieren comprar drogas o servicios de
seguridad ad hoc); contra los competidores (que quieren hacerse un hueco en el mercado legal o
ilegal en el que participa la mafia) para obtener mayor beneficio; y contra el sistema financiero
en general por cuanto que blanquean los beneficios criminalmente obtenidos al coste financiero
más barato posible en los diferentes “paraísos fiscales”.

Las mafias, sin embargo, no se conforman con actuar ilegalmente en el mercado, sino
que pretenden volverse legales manipulando el marco legislativo preexistente que les constreñía.
Así, las mafias pretenden influir en la opinión pública mediante campañas en los medios de
comunicación hábilmente orquestadas para que parezca que tal o cual actividad no es tan mala
como se la presenta; pretenden manipular los procesos electorales para evitar el triunfo de
partidos que no permiten sus actividades; postulan determinados candidatos concretos para
realzar su prestigio con la esperanza de poder manipularlos; crean problemas sociales
relacionados con la seguridad ciudadana, la sanidad, la educación, la rehabilitación de viviendas
antiguas habitadas por personas mayores, falsificación de documentos, etc., etc., con la
intención no sólo de obtener algún beneficio, sino, fundamentalmente, con la intención de
ofrecer la resolución del problema político por ellos creado; el crimen organizado genera
problemas de gobernabilidad en la medida en que provoca inestabilidad financiera, inflación,
una distribución ineficiente de rentas, la disolución del libre mercado, la desregulación
económica estatal, pérdidas sustanciales de productividad y una visión cortoplacista de la
inversión contraproducente con el crecimiento económico prolongado; constituyen grupos de
presión para influir en los legisladores; intentan sobornar a los funcionarios encargados de
aplicar las leyes que les perjudican para que no lo hagan; y su actuación corruptora no se para en
el nivel nacional sino que políticamente se expande a nivel internacional aprovechándose de la

31
desaparición de algunos Estados y de la influencia de algunas organizaciones religiosas,
filantrópicas, financieras y criminales simultáneamente.

Además, el crimen organizado también puede llegar a corromper el proceso legislativo y


ejecutivo por diversos medios alejándolo de los ideales democráticos, erosionando la
legitimidad de todo el sistema político democrático. Como señala el Director General de la
Policía española : “La criminalidad organizada se filtra imperceptiblemente en las instituciones,
corrompiendo las estructuras oficiales y a sus gestores, facilitándose con ello la alteración de los
principios básicos de los Estados democráticos y de derecho”44

Hace tiempo que el juez Baltasar Garzón afirmaba que: “es cierto que no pueden
equipararse o identificarse absolutamente bajo una misma rubrica todas las organizaciones
terroristas y las organizaciones mafiosas (entiendo este término en sentido amplio), pero no lo
es menos que casi todos tienen una estructura similar, utilizan medios similares, persiguen
objetivos comunes (políticos o económicos) que facilitan su supervivencia y engrandecimiento
y todas ellas atacan desde distintos frentes a la estabilidad de los sistemas democráticos y ponen
en cuestión las instituciones básicas. Por tanto, la actitud frente a ambas deberá ser idéntica
dentro del ámbito de la investigación y represión con similares medios y técnicas policiales y
jurídico-procesales y sobre todo bajo un mismo prisma de coordinación superior, no sólo de
información sino incluso de actuación operativa de alcance internacional” 45

En cualquier caso el crimen organizado es una empresa criminal y como tal es una
asociación ilícita cuyos participantes deben ser perseguidos por tal asociación y no sólo por los
delitos concretos cometidos, que muchas veces no se pueden demostrar, ni por minúsculos
delitos de receptación cuando no comercian con bienes robados de origen desconocido, sino que
organizan auténticos almacenes logísticos del crimen organizado

2. LA INMIGRACIÓN Y LA DELINCUENCIA EN LA ESPAÑA ACTUAL46.

2.1. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN: EL MIEDO Y EL FORASTERO.


44
Ibidem, p.22
45
B.Garzón y E.Megías. Narco. El Trafico de Drogas como Instrumento del Crimen Organizado; Ed. Germania, Barcelona, 1977, p. 72.
46
El planteamiento original, aunque con datos más anticuados, puede verse en Julio Bordas: “La inmigración y la delincuencia en la España
actual” en Sistema Nº 190 y 191 de enero de 2006, pp. 347 – 383.

32
La competitividad económica ha supuesto el motor de la sociedad de consumo,
homogeneizada culturalmente por los medios de comunicación social internacionales,
fragmentada socialmente por una creciente y bipolarizada desigualdad y dinamizada
vertiginosamente por la innovación tecnológica que la ha transformado en una sociedad
calidoscópica, antesala de una sociedad global del conocimiento.

En España, esta moderna sociedad calidoscópica ha cuajado y nos ha situado en el


escaparate de los países más desarrollados, objeto de deseo por los habitantes “semipobres” de
los países subdesarrollados.

Es en este contexto en el que debemos ver a los inmigrantes que arriesgan su fortuna y
sus vidas para llegar a nuestro país en cayucos a Canarias, en pateras a Cádiz, en aviones como
turistas, en autobuses y turismos particulares por los Pirineos, configurando todos ellos una
población de muy variada cultura de procedencia47 que emigra de un territorio donde padece
problemas económicos, políticos, sanitarios, etc., a otro donde espera instalarse y prosperar,
generalmente con la intención de volver a su lugar de origen en mejores condiciones, tal y como
hacíamos los españoles durante los años sesenta tanto dentro de nuestras fronteras como en el
extranjero.

Los inmigrantes, como tal, no son un grupo social, ni primario ni secundario, puesto que
no tienen conciencia de tal, ni comparten los mismos símbolos, valores, creencias y hábitos; no
tienen las mismas normas jurídicas, ni comparten la misma historia, ni los objetivos políticos o
económicos. En consecuencia, los inmigrantes sólo son una categoría de análisis por lo que no
deberíamos hablar de inmigrantes en general, ya que su conducta va a estar determinada por
subculturas que son diferentes en origen y, por ello, la conducta de los varones marroquíes, las
mujeres ecuatorianas o los rumanos va a tener explicaciones diferentes.

La delincuencia, por su parte, es un tipo de conducta que está tipificada como delito por
el Código Penal. Para ser delincuente hay que haber sido denunciado, detenido, procesado, estar
condenado por un tribunal y, en algunos casos, estar encarcelado; sin embargo, hay grupos
47
Hay quien piensa que lo que no dejaba crecer la hierba no eran los cascos del caballo de Atila, sino las ruedas de la carreta con la mujer y los
hijos de Atila, de quienes somos en parte sucesores los pulcros europeos actuales.

33
como los inmigrantes que son “etiquetados” como presuntos delincuentes y no como presuntos
inocentes, debido a prejuicios generalizados.

Que la inmigración haya emigrado del campo de la demografía al de la sociología


criminal se ha debido a un contexto de violencia real o imaginaria, programada por los medios
de comunicación, llevando a las poblaciones afectadas a reacciones cuasi paranoicas.

Como señala Cecilia Dastres: “Falta en la presentación de la información respecto de la


delincuencia un mayor énfasis en las políticas implementadas para proporcionar mayor
seguridad a la población, y ello juega en contra de la imagen de una sociedad que tiene niveles
aceptables de seguridad (...)En cuanto a la utilización de estereotipos, los periodistas y editores
reconocen que están contribuyendo a su creación, pero no saben bien como evitarlo. Esto deja
en evidencia que más allá de sus intereses y visiones personales, los periodistas se encuentran
atrapados en un proceso de producción de noticias, donde la escasez de tiempo y de información
facilita la reproducción de estereotipos.”48

Esta paranoia generalizada puede ocasionar un problema político y no sólo partidista


puesto que, como advierte García-Pablos de Molina, el temor infundado a convertirse en
víctima de un delito “implica desconfianza en el sistema mismo, conduce a la autoprotección y a
los excesos defensivos al margen de la ley y las instituciones, modifica los estilos de vida de
sectores de la población, genera continuos comportamientos insolidarios hacia otras víctimas y
desencadena una política criminal emocional, basada en el desmedido rigor, que pone en peligro
las conquistas liberales y humanitarias de nuestro tiempo. El miedo infundado a la criminalidad
– y a la victimización – suele ser una pieza fundamental de conocidos mecanismos psicosociales
que en momentos de crisis manipulan la realidad en aras de pretensiones políticas interesadas.
Una oportuna invocación al peligro y a sentimientos irracionales de alarma o temor – y la
culpabilización de ciertos grupos o minorías desviadas como agentes del mismo – es un reclamo
poderoso. Concita la atención general y la orienta deliberadamente hacia unos objetivos
llamativos; distrae o desvía aquella de otros problemas sociales, sin duda prioritarios, que pasan
a un segundo plano; proyecta la agresividad y emociones colectivas sobre minorías y colectivos
marginales, con el consiguiente refuerzo de la cohesión y la solidaridad social (función
48
C. Dastres: ¿Visiones personales, ideología o mercado al momento de informar? Un análisis de las noticias sobre inseguridad ciudadana; Ed.
Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Santiago, 2002, pp. 111 y 112.

34
integradora del delito), y, sobre todo, propicia reacciones hostiles y pasionales que impulsarán
una política criminal rigurosa”49, contra los que podríamos denominar “chivos expiatorios”, que
la psicología moderna explica como un mecanismo proyectivo, por medio del cual se colocan en
otros los vicios, defectos o errores que no soportamos en nosotros mismos50.

Bajo la antigua amenaza de la “Guerra Fría” y la amenaza actual del terrorismo


yihadista, se están justificando “escudos antimisiles”, “asociaciones del rifle”, “guerras
preventivas” y Guantánamo, cuyo cierre inmediato había exigido la Comisión de Derechos
Humanos de la ONU en su informe presentado en Ginebra el pasado invierno y donde tres
retenidos han conseguido suicidarse en la primavera de 2006.

En países como España no se aceptan políticamente este tipo de respuestas a la


delincuencia, pero la población siente el impacto del miedo a la violencia provocando altibajos
en la sensación de inseguridad que puede explicarse no sólo por el incremento de los delitos,
sino, también, por la susceptibilidad de la gente, por su salud, edad, barrio, estudios o empleo.

Cuando las guerras, el terrorismo, la programación de los medios de comunicación o la


familia, salud o economía personal se mezclan en el cerebro de las personas con informaciones
sobre delincuencia, terminan produciendo miedo porque, al fin y al cabo, como explica Lluis
Paradell: “Las cuestiones de seguridad son percepciones y nada más que eso... Los medios de
comunicación informaron una mañana que unos “skins” habían apaleado a una chica en la plaza
de Cataluña de Barcelona y la habían dejado tetrapléjica. Aquello se convirtió en noticia y en
los debates radiofónicos ya había expertos, sociólogos y especialistas en violencia juvenil
haciendo sus análisis. Luego se demostró que el hecho nunca sucedió.”51

De acuerdo con Diego Torrente52, podemos señalar que hay siete factores influyentes en
la conformación de la inseguridad: el primer factor que influye en la inseguridad es el de haber
sido víctima de un delito con anterioridad, siempre y cuando haya sido un delito grave, puesto
que de lo contrario habría inmunizado más que asustado a la víctima; en segundo lugar, la

49
A. García-Pablos de Molina: Manual de criminología; Ed. Espasa, Madrid, 1988, pp. 97 y 98.
50
R. Manero Brito, R.R. Villamil Uriarte y L. Orihuela: “La violencia de la sospecha. La construcción de la víctima en el planteamiento
victimológico”, El Cotidiano, México, septiembre de 2004, p. 11.)
51
Ll. Paradell, R. Negre y T. Carrasco: “Inmigración y seguridad: una visión desde la policía”; Ed. Fundación CIDOB www.cidod.org. p. 15.
52
D. Torrente: Desviación y delito, Op. Cit. pp. 148-150.

35
sensación de inseguridad aumenta con el riesgo objetivo de ser víctima de un delito por ponerse
en una situación arriesgada o ser en sí mismo un objetivo potencial de los criminales; en tercer
lugar, la inseguridad depende de la percepción subjetiva de la situación; en cuarto lugar, la
inseguridad depende de las condiciones ambientales como la suciedad, las averías, la presencia
de borrachos o pandillas, etc.; en quinto lugar, el sensacionalismo de los medios de
comunicación tiene un efecto multiplicador del miedo; en sexto lugar podemos señalar que la
mayor o menor confianza en la policía y en los tribunales contribuye directa y
proporcionalmente a la sensación de seguridad o inseguridad; y, en séptimo lugar, podemos
decir que las características sociodemográficas de las personas influyen en su percepción de la
inseguridad, como es el caso de las mujeres, los ancianos o los habitantes de barrios marginales.

Como podemos apreciar en el Gráfico nº 1, que refleja quince barómetros del C.I.S., la
inseguridad ciudadana ocupa ahora el quinto lugar entre las preocupaciones de los españoles,
siendo un 12% los que lo presentan como un grave problema para España y un 14,6% los que
lo sienten como un grave problema personal.

Gráfico nº 1

PRINCIPALES PROBLEMAS SOCIALES PARA ESPAÑA (CIS)

Desde enero de 2005 hasta enero de 2006, la importancia de la inseguridad ciudadana ha


pasado de un 17,6% hasta un 23,2% como problema nacional, y ha pasado de un 14,3% a un
19,5% como problema personal.

36
La sensación de inseguridad ciudadana está enmarcada por otros dos fenómenos
asociados: el terrorismo y la inmigración. Mientras que la importancia que se le asigna al
terrorismo como problema político está en franca decadencia, la importancia que como
problema se predica de la inmigración es tendencialmente creciente, aunque mucho más como
problema nacional que como problema personal. En realidad, los problemas personales con los
inmigrantes están bajando realmente, aunque se tiene la percepción de que están subiendo
nacionalmente convirtiéndoles en auténticos “chivos expiatorios”.

Este “chivo expiatorio”, presunto culpable de todos los males laborales, urbanísticos,
sanitarios, asistenciales y de seguridad que padece la gente corriente, básicamente las clases
medias y medias bajas, empieza a tomar forma en el imaginario colectivo como “el inmigrante”
y estamos a un tris de que dicha asociación entre delincuencia e inmigración pase la frontera de
lo racional, que exige una fundamentación y una demostración lógica, y se sitúe en el terreno
del “sentido común”, que, como sabemos, no es uno sólo sino que hace referencia a la síntesis
de la ideología dominante en un tiempo y lugar determinados sobre una materia concreta y
cuyas opiniones son tautológicas.

El inmigrante como factor explicativo del presunto incremento de la delincuencia no es


el inmigrante del que hablan los demógrafos, no es el extremeño que emigra al País Vasco, ni
tampoco se refiere a un jubilado australiano que reside en la Costa del Sol, donde, lógicamente,
es un inmigrante; sino que el inmigrante del que habla la gente como explicación de la
delincuencia es, en masculino, un “moro”, un “payo pony”, o un “maketo”, que es como los
baseritarras nacionalistas llamaban en el País Vasco a los leoneses que iban a trabajar a las
minas de Ortuella; ese es el inmigrante que estudian los criminólogos, es “el extraño” de
Simmel53, que como sabemos, no es el habitante de Siria que vive allí y que para nuestros
efectos no existe, sino alguien que está cerca físicamente pero lejos social y culturalmente.

Como subraya Kitty Calvitta: “Los extranjeros procedentes de países del Primer Mundo
no son conocidos coloquialmente en España como inmigrantes, ya que este término se reserva
para aquellos que son realmente “los otros” y no a los que técnicamente han inmigrado.”54 De

53
G. Simmel: “The Stranger”, www.infoamerica.org. p.1.
54
K. Calvitta: “Un ejército de reserva de delincuentes”, Ed. Revista Española de Investigación Criminológica, www.criminologia.net/revista ,p.
2.

37
esta forma – apostillan César San Juan, Fernando Bermejo e Isabel Germán – pueden ser
“clasificados” como inmigrantes individuos que han nacido aquí, como es el caso, precisamente,
de los hijos de inmigrantes, también llamados inmigrantes de segunda generación, mientras que,
por otra parte, conviven con individuos a los que viniendo de fuera no se les atribuye dicha
categoría, como es el caso de las personas que no se han visto forzadas a ello y que,
socialmente, se tiende a reconocer e identificar como “extranjeros”, concepto quizás más
emocionalmente neutro o, en todo caso, positivo.”55

El miedo ambiental, más la extrañeza que produce una persona de aspecto, costumbres,
religión y lenguaje “raros”, da una sensación de caos y algarabía comunicativa que bien podría
suscitar desconfianza y justificar cualquier prejuicio contra “el extraño”.

2.2. LOS MOTIVOS DE LA INMIGRACIÓN: ESTÍMULOS Y FRUSTRACIONES.

Los inmigrantes vienen a España porque no pueden seguir viviendo aceptablemente bien
en su tierra natal debido a problemas económicos, políticos y culturales, que se han vuelto un
obstáculo cotidiano para prosperar allí. Obviamente, los que perciben su vida en sus países de
origen como insufrible no son los pobres de solemnidad ni los más incultos, sino los
“semipobres”, que son los que padecen una mayor frustración relativa al imaginarse como sería
su vida al otro lado de la “brecha social de Gibraltar”.

El atractivo relativo de España es muy grande y podemos resumirlos en seis motivos:

1º.- España es un país al que la transición democrática y el esfuerzo de los agentes


sociales ha llevado a una muy rápida situación de prosperidad que le aleja mucho y en una sola
generación de sus vecinos magrebíes y de sus hermanos iberoamericanos. Por ejemplo, Estados
Unidos tiene un producto interior bruto per cápita cuatro veces superior al de México, mientras
que el producto interior bruto per cápita de España es seis veces superior al de Marruecos o al
de Ecuador y trece veces superior al de los súbditos de Senegal que asaltan las vallas de
Melilla56.

55
C. San Juan, F. Bermejo e I. Germán: “La exclusión social de los jóvenes inmigrantes en Europa occidental: problemática criminológica” en
Cuaderno del Instituto Vasco de Criminología, Nº 17, San Sebastián, 2003, p. 140.
56
Naciones Unidas: Informe sobre desarrollo humano 2004, Ed. Mundi Prensa, Madrid, 2004, pp. 139 – 141.

38
2º.- España está muy cerca geográficamente de los marroquíes y argelinos y muy cerca
culturalmente de los ecuatorianos y colombianos.

3º.- España es una amplia puerta de entrada a Europa y gracias al Acuerdo Schengen57,
sobre supresión de fronteras interiores, proporciona una antesala a todos los inmigrantes y
especialmente a los europeos que esperan su integración en la Unión como es el caso de los
búlgaros y rumanos.

4º.- Los inmigrantes vienen a España porque les resulta más difícil ir a otro sitio como
Estados Unidos o les parece menos prometedor intentar prosperar en antiguos paraísos como
Venezuela o Argentina.

5º.- Los inmigrantes actualmente asentados en España, por su parte, actúan como un
imán atrayendo a sus hermanos y amigos, a los que animan psicológicamente, ayudan a
encontrar trabajo y les alojan, aun en condiciones de hacinamiento, durante el tiempo necesario
hasta que se independicen. En este último caso y como explican Rosa Aparicio y Andrés
Tornos58, las redes de relaciones sociales basadas en la fraternidad y la amistad, dan un soporte
decisivo, aun dentro de su escasez, para la integración de los nuevos inmigrantes en las
comunidades de acogida, ya sean inmigrantes regulares o irregulares.

6º.- Por último, muchos inmigrantes no sólo vienen a España para prosperar
económicamente y volver más ricos a sus lugares de origen, sino que algunos de ellos vienen
con la esperanza, infundada muchas veces y mal informada en todos los casos, de que podrían
obtener fácilmente la nacionalidad española cuando no es así. En España59, como en todas las
antiguas provincias romanas nos regimos por el derecho de la sangre y no por el derecho del

57
El Acuerdo Schengen se firmó en 1985 por Bélgica, Francia, Alemania, Luxemburgo y Holanda, al que más tarde se adhirió España y otros
países y que recibe el nombre de Schengen, pequeño pueblo luxemburgués por cuyas orillas del Mosela navegaba el barco en el momento en el
que se produjo el acuerdo en las negociaciones en curso.
58
R. Aparicio y A. Tornos: Las redes sociales de los inmigrantes extranjeros en España, Ed. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid,
2005.
59
En España se adquiere la nacionalidad si se tienen padre o madre de nacionalidad española, si se ha nacido en España de padres extranjeros
que también hayan nacido en España (excepto en el caso de hijos de diplomáticos), si los padres son apartidas, los nacidos en España de padres
desconocidos, los menores de edad cuyo lugar de nacimiento se ignora, cualquier ciudadano extranjero que solicite la nacionalidad y haya
residido legalmente en España de forma continuada durante diez años o cinco años en el caso de refugiados, dos años en el caso de ciudadanos
iberoamericanos, andorranos, guineanos o filipinos, o un año si se ha nacido en España y no se está incluido en ningún supuesto anterior.
Excepcionalmente, el Consejo de Ministros puede conceder discrecionalmente la nacionalidad española a personas que a su juicio lo merezcan.
www.lexjuridica.com.

39
suelo por lo que los hijos de españoles son españoles nazcan donde nazcan y ningún hijo de
extranjero es automáticamente español aunque nazca en España.

Está claro que los inmigrantes tienen motivos para querer venir a España, el 76,5% de
los españoles están dispuestos a acogerles favorablemente siempre y cuando vengan con un
contrato de trabajo60 y la inmensa mayoría de ellos lo hacen legalmente por los Pirineos o por
vía aérea.

El problema es cuando habiendo entrado como turistas se quedan en España como


inmigrantes irregulares con dificultades para encontrar alojamiento y trabajo, amén de
posteriores problemas añadidos como la asistencia sanitaria o la escolarización de los hijos si no
están empadronados. Frecuentemente, esta situación de irreversible irregularidad es conocida de
antemano por los inmigrantes, que no turistas, y por quienes les facilitan ilegalmente su
permanencia en el territorio y en el mercado español.

“Ante la presencia de inmigrantes “sin papeles” – advierte Díez Nicolás – el Gobierno


sólo puede hacer dos cosas: expulsarles (si legalmente puede), o permitir que se ganen la vida
trabajando legalmente, pues no expulsarles pero prohibirles trabajar legalmente sólo puede
conducir a una de tres situaciones: morirse de hambre, incitarles a la delincuencia o condenarles
a ser explotados por empresarios desaprensivos.”61

La introducción fraudulenta y la permanencia ilegal de estas personas en España les


cosifica y les convierte en objetos y en el motivo de un gran negocio para las mafias
internacionales que, como señala Emiliano García Coso, se aprovechan “Por un lado, de la
globalización de las relaciones económicas y, por ende, de un incremento de los movimientos de
personas, capitales y mercancías y, por otro, son conscientes que en el espacio europeo la
diversidad de legislaciones, de autoridades judiciales y policiales y sus límites soberanos de
actuación son una ventaja que no pueden dejar pasar para incrementar sus beneficios y su
campo de actuación.”62

60
Barómetro del CIS de abril de 2005 www.cis.es. p. 8 .
61
J. Díez Nicolás: Las dos caras de la inmigración; Ed. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Bilbao, 2005, p.19.
62
E. García Coso: “Los avances de la UE contra el crimen organizado, tráfico de personas e inmigración ilegal”, en Inmigración y seguridad;
Ed. IUISI-UNED, Madrid, 2004, p. 21.

40
Esta actividad ilícita se manifiesta, como explican A. Serrano y A. Serrano63, en dos
delitos parecidos pero de muy diferente naturaleza: el tráfico de inmigrantes o smuggling, que
violenta gravemente la legislación administrativa, civil y laboral; y la trata de seres humanos o
trafficking, que resulta mucho más grave porque con lo que se comercia ilegalmente no es con
la entrada de un extranjero en un determinado país, sino con personas concretas de carne y
hueso, atentando contra las normas del derecho penal, del derecho internacional y de los
derechos humanos. Lógicamente la sanción para el trafficking es mayor (el doble, según el
artículo 318 bis del Código Penal adaptado a las directrices europeas) que para el smuggling.

No obstante, ni las penas son tan grandes como para producir un efecto disuasorio, no
pasan de los ocho años de prisión, ni se puede materialmente expulsar a todos los inmigrantes
irregulares, cosa que, lamentablemente, se convierte en la justificación de la demanda sostenida
de los servicios de los traficantes de seres humanos que pueden demostrar estadísticamente que
sí que pueden introducir a inmigrantes irregulares en el primer mundo y que, además, les
pueden asegurar cierto tipo de empleos que empresarios sin escrúpulos les van a ofrecer por el
bajo precio de su fuerza de trabajo y por sus inexistentes reivindicaciones laborales.

Los inmigrantes irregulares son el actual “ejército de reserva del capital” en un régimen
de semiesclavitud, convirtiéndose, debido a su estado de necesidad, en las brigadas de
esquiroles potenciales de las que pueden echar mano los empresarios en caso de huelga y con
las que pueden amenazar para mantener bajo el precio del factor de producción “trabajo” en el
mercado occidental y siempre y cuando, por razón de la actividad económica (agricultura,
hostelería, construcción, prostitución, servicio doméstico, ganadería, pesca, minería, seguridad,
etc.,) no puedan sacar la producción del país y situarla en países con materias primas y mano de
obra más barata.

La inmigración ilegal no sólo es rentable para los que trafican con ella como smuggling
o como trafficking, sino también para los que la utilizan y todo ello amparado por un creciente
sentido común que va minando la credibilidad de los inmigrantes. Como señala Daniel
Wagman: “La estigmatización de los inmigrantes como conflictivos, problemáticos o criminales
tiene una enorme funcionalidad a la hora de asegurar el mantenimiento de los altos niveles de

63
A. Serrano y A. Serrano: Derecho Penal; Ed. Dykinson, Madrid, 2005, pp. 597 y 611.

41
explotación laboral. Primero, permite que los propios inmigrantes sean temerosos (...)Segundo,
permite un clima social entre la población autóctona que ve a los inmigrantes como una
amenaza (...)Y permite no tener que responder a las necesidades y demandas sociales de los
inmigrantes, ya que existe una creciente percepción social de que los inmigrantes están
disfrutando “injustamente” de una desproporcionada cantidad de recursos sociales (...)”64 Así,
resulta de “sentido común” sospechar de los inmigrantes y parece un “sin sentido” perseguir
policialmente y no sólo laboralmente a los empresarios que contratan ilegalmente a inmigrantes
irregulares.

Aunque el Gobierno español está haciendo enormes progresos en la regularización y


laboralización de la inmigración, lo cierto es que hasta el momento, el peso de la política de
inmigración ha recaído en la policía y, como señala Santolaya: “Está centrada básicamente en
los mecanismos de entrada y expulsión de los extranjeros, es decir, fundamentalmente
policiales. Por el contrario refleja una preocupación mucho menor en los aspectos relacionados
con la integración de extranjeros, y cuando lo hace se limita con frecuencia a subvencionar
organizaciones no gubernamentales.”65

2.3. LAS TEORÍAS SOBRE LA EXPLICACIÓN DE LA DELINCUENCIA Y SU


RELACIÓN CON LA INMIGRACIÓN.

El miedo al extraño y el rápido y masivo crecimiento de la presencia de extranjeros no


turistas en España en un periodo relativamente breve de tiempo66, explica que haya ciertos
grupos de población que prejuiciosamente encuentren en los inmigrantes la explicación de
cualquier presunto y estacional crecimiento de la delincuencia. No obstante, esta reacción
popular de miedo a ser víctima de un delito y la reacción de cargárselo sin pruebas a cualquier
forastero es muy frecuente en la mayoría de países y culturas; tanto es así, que ha dado pie a
diferentes teorías generales sobre la explicación del delito.

64
D. Wagman: “Integración e inmigración” en Inmigración y seguridad; Ed. IUISI-UNED, Madrid, 2004, p.12.
65
P. Santolaya: “España” en E. Aja y L. Díez: La regulación de la inmigración en Europa, Ed. La Caixa, Barcelona, 2005, p. 271.
66
Adviértase que en 25 años hemos pasado de los 200.000 a los 3.600.000 inmigrantes en España. Tan rápido ha sido el crecimiento que, como
curiosidad señalaremos que las estadísticas judiciales del INE cuando hablan de la relación de inmigrantes americanos con los diferentes tipos
de delitos distinguen entre cubanos, argentinos y”otros americanos” sin desglosar ecuatorianos ni colombianos que son la mayoría y los que más
nos importan.

42
Recordémoslo, las teorías que explican las causas del crimen tienen que ver con la
desigualdad.

Las diferencias económicas y culturales provocan cierta estratificación jerárquica de la


sociedad generando la correspondiente desigualdad y, en algunos casos, la exclusión social de
los grupos que han quedado más abajo.

En un intento por evitar la exclusión más que por vengarse de haber sido excluidos, estos
grupos pueden reaccionar con conductas institucionalmente desviadas y, en algunos pocos
casos, derivar en una conducta delictiva de acuerdo con la tipificación penal diseñada desde el
poder establecido. Es decir, las diferencias económicas y culturales, al estratificarse, generan
desigualdad y ésta produce conflictos sociales que pueden terminar en conductas socialmente
desviadas y, algunas pocas veces, en comportamientos criminales.

Estas teorías sobre como la integración o no de la diferencia pueden producir


desigualdades y conductas criminales tienen dos manifestaciones fundamentales: las teorías
biológicas y las teorías sociológicas.

La explicación biológica, trasnochada e infundada, considera que los grupos diferentes


tienen unas características anatómicas, fisiológicas, antropológicas y raciales que les hacen
inferiores y peores que el resto de la población, lo cual les convierte en criminales potenciales,
como es el caso de los inmigrantes, que por su presunta rareza se transforman en una población
de riesgo, debido a que sus características biológicas peculiares y ligeramente diferentes podrían
conducirles irremediablemente al delito. Esta correlación tiene tan poca capacidad explicativa
como el horóscopo e ignora que el corte de pelo, el diseño del pantalón o el color del jersey
explican mucho más la conducta de los jóvenes que el color de la piel o la configuración del
cráneo.

La explicación sociológica del crimen puede abordarse a su vez desde otros dos grandes
paradigmas: el paradigma interaccionista y el paradigma positivista.

43
Desde el paradigma interaccionista se considera que el crimen no existe, que no es una
cualidad intrínseca de la conducta del delincuente, que no es una “cosa” que se pueda explicar,
prever y corregir, como consideran el resto de los sociólogos; sino que el crimen es una mera
atribución del estatus de criminal a una persona de la que se deriva su etiquetamiento por parte
de los poderes establecidos, su correspondiente “eco” en los medios de comunicación y su
subsiguiente resocialización en un centro penitenciario.

Desde este punto de vista, entre los que destacan Goffman67 y Becker68, la conducta
delictiva no depende de la naturaleza del delincuente ni de la maldad de sus actos, sino de que la
cultura dominante se haya materializado en una ley que tipifica una conducta como delictiva y
de que los órganos policiales seleccionen al delincuente, no sólo por sus hechos sino también
por sus circunstancias, y que los jueces los estigmaticen mediante sentencia firme como
delincuentes lo que, precisamente, es lo que les resocializa y convierte en auténticos criminales,
ya que es el momento en el que el desviado acepta y aprende su “rol social de delincuente”, su
papel de “villano” en la “obra de teatro”, convirtiéndose en una especie de profecía que se
cumple a sí misma, máxime si tenemos en cuenta la enorme frecuencia con la que los
delincuentes han sido previamente víctimas de delitos.

Como matiza Foucault, dentro de esta teoría: “El delincuente se distingue del infractor
por el hecho de que es menos su acto que su vida lo pertinente para caracterizarlo (...)La
detención provoca la reincidencia. Después de haber salido de prisión, se tienen más
posibilidades de volver a ella; los condenados son, en una proporción considerable, antiguos
detenidos (...)La prisión fabrica indirectamente delincuentes al hacer caer en la miseria a la
familia del detenido (...) Admitamos que la ley está destinada a definir infracciones, que el
aparato penal tenga como función reducirlas y que la prisión sea el instrumento de esta
represión. Entonces hay que levantar un acta de fracaso...”69

Desde el paradigma positivista, los sociólogos, a partir de la consideración del crimen


como un “hecho social normal”, cuya inexistencia demostraría un control social patológico que

67
E. Goffman: Estigma, Amorrortu, Buenos Aires, 1970.
68
H. S. Becker: Outsiders. Studies in the Sociology of Deviance, The Free Press, New York, 1963. pp. 9 y ss.
69
M. Foucault: Vigilar y castigar, Siglo XXI, México, 1976, pp. 255 y ss.

44
privaría a la sociedad de los efectos positivos de la desviación social, como son la innovación y
la cohesión social; se esfuerzan en encontrar la etiología del crimen fuera del criminal,
buscándola en la sociedad, a fin de encontrar la forma de explicarlo, predecirlo y controlarlo.

Dentro de esta perspectiva hay autores que hacen hincapié en diferentes factores sociales
como explicativos del hecho criminal. Para unos, como el matrimonio Glueck70, el origen del
hecho criminal o el factor que en mayor medida lo explica es, dicho sea en términos de análisis
multivariante, la familia y la socialización de sus miembros; para otros, como Thomas y
Znaniecki71, la causa del crimen es la desorganización social generada dentro de los grupos de
inmigrantes como consecuencia de la disminución de la influencia de las reglas sociales sobre la
conducta de los miembros del grupo, lo cual produce incertidumbre y tensión entre la
generación más vieja y desconexión por parte de una segunda generación que abandona los
valores tradicionales e intenta adaptarse a los de la comunidad de acogida sin lograrlo muchas
veces. Para Durkheim y Merton, desde planteamientos estructural-funcionalistas, el origen del
crimen se encuentra en la anomia, como combinación de la pérdida de valores con la carencia
estructural de los medios necesarios para alcanzar los objetivos culturalmente plausibles, cosa
que ocurre especialmente en las clases sociales menos favorecidas.

Para los sociólogos ambientalistas, el crimen tiene que ver con el ecosistema social,
entendido como la interacción de una población con su cultura correspondiente en un territorio
determinado en el que tiene que coexistir con otras poblaciones de diferente cultura.

La desviación, en este sentido, se manifiesta como un choque entre poblaciones de


diferentes culturas concentradas en determinados lugares y sedimentadas en diferentes estratos
con desigual poder, prestigio y riqueza, que como Lind72 explica, pueden terminar
convirtiéndose en una concentración espacial tipo “gueto”, caracterizada por la homogeneidad
cultural de su población, o en una concentración espacial tipo “slums”, caracterizada porque
además de ser un barrio pobre se trata de poblaciones culturalmente desorganizadas.

70
S. H. Glueck y E. L. Glueck: Unraveling Juvenile Delincuency, Harvard University Press, Cambridge- Mass. 1957.
71
W. Thomas y F. Znaniecki: The Polishpeasant in Europe and America, Ed. University of Illinois Press, Chicago, 1984, pp. 80 y ss.
72
A. Lind: “The ghetto and the slum” en Social Forces nº 9 (December) 1930, pp. 206-215.

45
Para Park, Burguess y McKenzie73 las ciudades crecen mediante anillos concéntricos tal
y como infirieron a partir del ejemplo de Chicago. Dentro de esta estructura radial definen dos
zonas especialmente criminógenas: la primera sería la separación entre el casco antiguo y su
primer ensanche y la segunda estaría situada en los extrarradios o zonas chabolistas.

Junto a la familia, la anomia y el barrio como aspectos explicativas del crimen, otros
sociólogos apuestan por el conflicto social como origen del mismo y dentro de estas teorías
podemos distinguir entre los que consideran que se trata de un conflicto cultural, prácticamente
generacional, y los que consideran que se trata de un conflicto económico.

Para los que consideran que el crimen depende de un choque entre subculturas, dicho
fenómeno resulta del enfrentamiento de un grupo contra el conjunto de la sociedad,
fundamentalmente jóvenes de clase baja como consecuencia de su dificultad para alcanzar los
objetivos de las clases medias. Si a la peculiaridad de ser jóvenes de clase baja sin futuro en el
horizonte le añadimos la peculiaridad de ser inmigrantes, tenemos bandas juveniles como los
“Latin Kings”74, los “Ñetas”75, los “Mara Salvatrucha”76 o los “Vatos Locos”77, con sus códigos
lingüísticos y semióticos, sus jerarquías funcionales y sexuales, sus fuentes de ingresos, etc. “En
este contexto, los jóvenes, como señala Nelsa Curbelo, se van desprendiendo de los lazos
sociales o culturales tradicionales en un proceso acelerado de despojo de sus valores e identidad
(...) La socialización a la que están sometidos los jóvenes es con el despojo, la agresión, la
violencia, la fuerza, la ferocidad y el temor. Una afrenta no se paga con una disculpa sino con
otra afrenta, más radical que la anterior.”78

La frustración de estos grupos de jóvenes inmigrantes se manifiesta, como ya explicara


Cohen79, en conductas criminales gratuitas y destructivas, amparadas no por la peculiaridad de
73
R. Park, Burguess y McKenzie: The City, The University of Chicago Press, Chicago, 1928. p. 51.
74
Los “Latin Kings” son una banda relativamente numerosa y bien organizada structural y normativamente que cuenta en España con una rama
femenina, las “Latin Queens”. Su conducta está llena de rituales basados en la Biblia Latin King que se manifiestan en una mezcla de oraciones
y rap. Suelen vestir de negro y amarillo y portar cadenas de oro, símbolo de su poder.
75
Los “Ñetas”, que significa “nueva vida” en el idioma nativo de los indios de Puerto Rico, nacieron en el penal de Oso Blanco, en 1979, para
defenderse unos a otros dentro de la cárcel; por eso, su saludo se realiza entrelazando el dedo corazón sobre el índice y significa que el grande
protege al pequeño. Su fundador fue Carlos Torres Iriarte, alias “La Sombra”. Sus colores son el rojo, blanco y azul y sus enemigos acérrimos
los “Latin Kings”.
76
Mara significa alborotador, Salva viene de salvadoreño y Trucha significa avispado. El número 13 es el símbolo del grupo y tienen que
soportar una paliza por parte del resto de miembros del grupo como rito de iniciación. Son muy violentos y gustan de tatuarse una lágrima en la
mejilla por cada asesinato que cometen.
77
Los “Vatos Locos” son de origen mexicano y señalan su territorio con “V y L” acompañadas, según las circunstancias, de la palabra “mato”.
78
N. Curbelo: Expresiones culturales de las pandillas; www.ucm.es/info/solidarios, p. 2.
79
A. K. Cohen: Delinquent Boys. The Culture of the Gang. The Free Press, New York, 1955. pp. 26 y ss.

46
sus creencias, sino por la inversión de los valores de la cultura dominante, lo que no constituye
una subcultura propiamente dicha, sino una contracultura.

Para los que consideran que el crimen procede de un conflicto socioeconómico entre
grupos sociales superpuestos y con intereses contrapuestos, el comportamiento desviado es una
reacción al injusto reparto del poder económico y político. Para estos sociólogos, desde
Dahrendorf80, el consenso social no existe y lo normal es el conflicto y el cambio estimulado por
la tendencia a la igualdad en sociedades endémicamente desiguales que sólo consiguen
disminuir la tensión del conflicto mediante la coerción de los poderosos sobre los débiles.

Distinguir entre cultura y estructura social y entre proceso de socialización y proceso de


producción es un mero artificio intelectual por cuanto que todo ello es sociedad y nadie vive
fuera de ella. Es decir, la explicación de un fenómeno social como el crimen sólo puede estar,
lógicamente, en otro fenómeno social sin que aceptemos como explicación ningún hecho natural
ni sobrenatural; y ese fenómeno social explicativo del fenómeno social explicado no tiene por
qué estar constreñido a una sola perspectiva. Un ejemplo de la explicación matricial de los
fenómenos sociales que conjugan la inmigración, el urbanismo, la educación, el desempleo y el
crimen lo encontramos en los sucesos registrados en Francia durante noviembre del 2005.

En consecuencia, las causas del crimen son fundamentalmente sociales, pero son
plurales y están interrelacionadas, aunque lo más frecuente es que sea la desigualdad económica
y política la que genere una estratificación social que superponga a unos grupos encima de los
otros y tienda a someter a los más bajos en la jerarquía social y a los más prescindibles en el
mercado, lo que lleva a los marginados, en algunos casos, a una conducta desviada que les
permita alcanzar unos objetivos que les están vedados mediante conductas conformadas.

En este contexto, los inmigrantes pobres, no los turistas extranjeros, corren el riesgo de
que la desigualdad, la exclusión cultural y laboral y la marginación social les ponga en la pista
del delito como procedimiento para sobrevivir. Como advierte Tezanos, “de los tres principales
elementos de contexto que conforman el mapa de riesgos de exclusión social – carencias

80
R. Dahrendorf: “Out of Utopia: Toward a Reorientation of Sociological Analysis”, en American Journal of Sociology nº 64, pp. 126 y 127.

47
laborales, falta de vivienda y de recursos materiales y déficit en las redes sociales de apoyo-,
muchos emigrantes acumulan “vulnerabilidades” en todos ellos.”81

2.4. ANÁLISIS DE LAS ESTADÍSTICAS ACTUALES SOBRE INMIGRACIÓN Y


DELINCUENCIA EN ESPAÑA82.

En este epígrafe, “la cuestión fundamental – como señala Ramiro Martínez - es en qué
medida los inmigrantes contribuyen de forma desproporcional a la delincuencia más allá de lo
que se podría esperar de la contribución de la población oriunda con similares características
demográficas.”83 En consecuencia, debemos describir la situación general del crimen en España
y observar si determinados grupos de inmigrantes están presentes en mayor medida que la
media de la población entre los que cometen algún tipo de delito.

Partiendo del Cuadro nº 1, podemos constatar que durante el lustro que va desde el año
2000 hasta finales del 2005, la media de infracciones penales en España se sitúa en unos dos
millones de casos, de los que aproximadamente la mitad son delitos y la mitad son faltas,
mayoritariamente relacionados, en ambos casos, con asuntos económicos (84,7%).

La situación del crimen en 2005 era muy parecida a la del año 2004 (Vid. Cuadro nº 2),
y es similar a la que se espera para 2006, con la única diferencia del incremento de los delitos
contra las personas que se debe más a una retipificación penal que ha pasado la figura de los
malos tratos de falta a delito, que a un aumento material de la violencia.

Cuadro nº 1

81
J. F. Tezanos: “Inmigración y exclusión social” en Papeles de economía española nº 98, 2003, p. 230.
82
Las estadísticas utilizadas para estudiar la situación de la delincuencia en España proceden del Ministerio del Interior, del Ministerio de
Justicia, del Instituto Nacional de Estadística, Del Centro de Investigaciones Sociológicas, del Gobierno Vasco y de la Generalitat de Catalunya.
Esta variedad de fuentes no sólo hace difícil la relación de los datos por utilizar diferentes criterios de clasificación, sino que muchas veces, si no
se tiene cuidad interpretativo pueden sacarse conclusiones confusas y equivocadas. El marco ciertamente confuso en el que nos movemos tiene
las siguientes características: según el Centro de Investigaciones Sociológicas y en términos generales hay unos 2.000.000 de personas que se
sienten víctimas de delitos según confiesan en las encuestas y según las diferentes Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, hay, y esto parece
coherente, unos 2.000.000 de denuncias de faltas y delitos al año. Precisando un poco más, resulta que hay al año unos 400.000 detenidos por la
policía incluyendo en este caso los detenidos por infracciones administrativas relacionadas con la Ley de Extranjería. Según las estadísticas
judiciales, los condenados por delitos son unos 100.000 al año, de los que terminan en prisión unos 60.000.
83
R. Martínez: “Inmigración y delincuencia”; Ed. Revista Española de Investigación Criminológica, www.criminologia.net/revista ,p. 19.

48
MEDIA DE DELITOS Y FALTAS (2000 A 2005)

DELITOS 1.035.960
CONTRA EL PATRIMONIO 859.159
CONTRA LAS PERSONAS 37.633
CONTRA LA LIBERTAD E INDEM. SEXUAL 8.393
CONTRA LA SEGURIDAD COLECTIVA 41.160
OTROS DELITOS 81.198
FALTAS 1.053.644
CONTRA LAS PERSONAS 202.867
CONTRA EL PATRIMONIO 836.024
CONTRA LOS INTERESES GENERALES 3.117
CONTRA EL ORDEN PÚBLICO 11.636
TOTAL 2.080.294
Fuente: Ministerio del Interior, elaboración a partir de datos facilitados por el C.N.P., G.C. y P.A.V. A los datos de 2004 y 2005 se le suman los
facilitados por la Policía Foral de Navarra y los Mossos d’Esquadra

Cuadro nº 2

VARIACIÓN PORCENTUAL DE DELITOS Y FALTAS


2004-2005

TOTAL NACIONAL 2004 2005 VARIACION


PORCENTUAL
DELITOS 1.070.853 1.030.349 -3,78
CONTRA EL PATRIMONIO 805.2
-0,96
813.050 61
CONTRA LAS PERSONAS 59.809 73.309 22,57
CONTRA LA LIBERTAD E INDEM, SEXUAL 9.263 10.086 8,88
CONTRA LA SEGURIDAD COLECTIVA 36.2
36.838 -1,47
96
OTROS DELITOS 97.846 108.934 11,33
FALTAS 1.104.998 1.182.516 7,02
CONTRA LAS PERSONAS 204.719 218.374 6,67
CONTRA EL PATRIMONIO 885.193 951.143 7,45
CONTRA LOS INTERESE GENERALES 2.639 2.618 -0,80
CONTRA EL ORDEN PÚBLICO 12.447 10.381 -16,60
TOTAL DELITOS+FALTAS 2.119.991 2.212.865 4,38
Fuente: Ministerio del Interior elaboración a partir de los datos facilitados por el C.N.P. -G.C , P.A.V., Mossos d’Esquadra y Policía Foral de Navarra

49
Concretando un poco (Vid Cuadro nº 3) podemos apreciar la relación entre los delitos y
las faltas y algunas características económicas, geográficas o culturales de la población.

Cuadro nº 3
DATOS SOCIODEMOGRÁFICOS RELACIONADOS CON INFRACCIONES AÑO 2005

POBLACIÓN EXTRANJ P.I.B JÓVENES URBANOS PARO INFRACCIO DELITOS FALTAS INFRACCI
EROS NES ONES
1000
/h
TOTAL 44.108.530 3.730.610 8.791.642 34.336.166 8’70 2.212.865 1.030.349 1.182.516 50
8’46 19’93 77’8
ANDALUCÍA 7.849.799 420.207 1.675.199 6.170.837 13’83 407.328 186.662 220.666 52
17’97 11’26 13’7 19’05 78’6 18’41 18’12 18’66
ARAGÓN 1.269.027 96.848 229.459 863.808 5’65 46.124 19.676 26.448 36
2’88 2’60 3’1 2’61 68’1 2’08 1’91 2’24
ASTURIAS 1.076.635 26.797 190.729 926.526 9’56 29.138 12.094 17.04 27
2’44 0’72 2’2 2’17 86’1 1’32 1’17 1’44
CASTILLA- 1.894.667 373.033 9’39 60.276 26.818 33.458 32
LA MANCHA 4’30 91.318 4’24 973.235 2’72 2’60 2’83
2’45 3’4 51’4
CASTILLA Y 2.510.849 115.223 446.124 1.405.331 8’54 80.188 28.592 51.596 32
LEÓN 5’70 3’10 5’4 5’07 56’0 3’62 2’77 4’36
CANTABRIA 562.309 20.547 107.234 383.417 8’10 16.354 6.334 10.020 29
1’27 0’55 1’3 1’22 68’2 0’74 0’61 0’85
CANARIAS 1.968.280 222.260 423.945 1.736.519 10’67 101.341 47.623 53.718 51
4’46 5’96 4’1 4’82 88’2 4’58 4’62 4’54
CATALUÑA 6.995.206 798.904 1.362.955 5.642.689 6’64 394.498 202.870 191.622 56
15’86 21’41 18’8 15’50 80’7 17’83 19’69 16’20
BALEARES 983.131 156.270 202.491 805.144 7’48 79.356 43.653 79.356 81
2’22 4’19 2’5 2’30 81’9 3’59 4’24 6’71
CEUTA 75..276 3.037 16.830 75.276 17’58 5.501 3.529 1.972 73
0’17 0’10 0’1 0’19 100 0’25 0’34 0’17
COMUNIDAD 945.232 8’01 316.307 154.119 162.188 67
VALENCIAN 4.692.449 581.985 10’75 3.853.301 14’29 14’96 13’72
A 10’64 15’60 9’7 82’1
MADRID 5.964.143 780.752 1.229.344 5.606.097 5’92 403.882 168.409 235.473 68
13’52 20’93 17’7 13’98 94’0 18’25 16’34 19’90
EXTREMADU 1.083.879 25.341 211.319 518.752 15’31 29.791 13.076 16.715 27
RA 2’46 0’67 1’7 2’40 47’9 1’35 1’27 1’41
GALICIA 2.762.198 69.363 517.759 1.846.200 9’13 77.349 33.551 43.798 28
6’26 1’85 5’1 5’89 66’8 3’50 3’26 3’70
MELILLA 65.488 2.891 14.825 65.488 11’83 5.110 2.827 2.283 78
0’15 0’10 0’1 0’17 100 0’23 0’27 0’19
MURCIA 1.335.792 165.016 298.091 1.247.234 7’42 59.293 28.980 30.313 44
3’03 4’42 2’5 3’39 93’4 2’68 2’81 2’56
NAVARRA 593.472 49.882 110.273 314.204 5’95 18.113 10.239 7.874 31
1’35 1’34 1’7 1’25 52’9 0’82 0’99 0’67
PAÍS VASCO 2.124.846 72.894 378.983 1.709.263 6’40 77.966 40.749 37.210’677 37
4’82 1’95 6’1 4’31 80’4 3’52 3’95 3’15
LA RIOJA 301.084 31.075 57.817 192.845 6’53 8.487 4.079 4.408 28
0’68 0’83 0’7 0’66 64’1 0’38 0’40 0’37
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio del Interior, Mossos d’Esquadra, Policía Foral de Navarra e I.N.E.

50
Por ejemplo, los delincuentes, en tanto que los más peligrosos de los infractores, están
presentes porcentualmente en mayor medida que la población general en Comunidades
Autónomas como Madrid (donde residen el 16,3% de los delincuentes y el 13,5% de la
población general), Cataluña (19,7% de los delincuentes y 15,8% de la población), Valencia
(14,9% de los delincuentes y 10,6% de la población), Baleares (con el 4,2% de los delincuentes
y el 2,2% de la población padeciendo, además, un nivel de 81 infracciones por 1.000
habitantes), Canarias (4,5% de los delincuentes y 4,4% de la población) y Andalucía (con un
18,1% de los delincuentes y un 17,9% de la población general). Esta relación entre delincuencia
y territorio no se debe, obviamente, a cuestiones geográficas, sino más bien a razones
económicas y sociales.

Frecuentemente la delincuencia correlaciona con la urbanización, la juventud y el mayor


producto interior bruto; es decir, la delincuencia tiene mucho más que ver con los alrededores de
la riqueza que con la pobreza. Hace lustros que la sociología criminal sabe que la pobreza no es
un estímulo ni una eximente de la delincuencia, pero todavía necesitamos explicarlo cada vez
que nos encontramos con las cifras.

Junto a la urbanización, juventud y riqueza, hay otro hecho social que suele aumentar en
el mismo sentido que el delito, aunque no suponga una explicación causal, y es el de la
inmigración, especialmente la compuesta por varones jóvenes atraídos por la riqueza de las
grandes ciudades.

Efectivamente, en las Comunidades con un porcentaje del total de inmigrantes


relativamente superior al porcentaje de población general residente en dicha Comunidad suele
también darse un porcentaje mayor de denuncias por infracciones: véase en el Gráfico nº 2 el
caso de Madrid, Valencia, Cataluña, Canarias o Baleares.

Sin embargo, esta simultaneidad entre la concentración de la delincuencia y la


inmigración en las mismas zonas sólo es un aspecto de la cuestión y se debe al desarrollo
económico de dichas zonas.

51
Gráfico nº 2

POBLACIÓN TOTAL, POBLACIÓN EXTRANJERA E INFRACCIONES


(PORCENTAJES) AÑO 2005

La Rioja
País Vasco
Navarra
Murcia
Melilla
Galicia
Extremadura
Madrid
Valencia
Ceuta
Infracciones s
Extranjeros
Baleares
T .población
Cataluña
Canarias
Cantabria
Castilla y León
Castilla- La Mancha
Asturias
Aragón
Andalucía

0 5 10 15 20 25
Fuente: Ministerio del Interior, elaboración a partir de datos facilitados por el C.N.P., G.C. y P.A.V. e I.N.E.

Otro aspecto que puede ser más explicativo de la conducta delictiva reside en la
coincidencia del perfil de los inmigrantes (varones jóvenes) con el perfil sociodemográfico del
conjunto de los delincuentes autóctonos o no; es más, la capacidad explicativa de la inmigración
(en términos generales) es pequeña por cuanto que los inmigrantes coinciden en ser extraños y
estar en una situación de mayor necesidad, pero no coinciden en absoluto en algo mucho más
determinante de su conducta adaptada o desviada: la subcultura en la que han sido socializados
y que es lo que más condiciona cualquier comportamiento humano.

Por ello, para apreciar la importancia real de la inmigración como factor criminógeno
debemos distinguir unos inmigrantes de otros y para eso, en primer lugar, tenemos que
prescindir del rigor demográfico y considerar que no son inmigrantes los españoles que han
emigrado de una parte del territorio nacional para asentarse en otra; además, debemos no incluir

52
entre los inmigrantes, aunque técnicamente también lo sean y sufran el mismo proceso de
desarraigo, a los extranjeros residentes en España procedentes de la Unión Europea, como los
británicos de Málaga, que tienen cierta importancia en el ranking de delincuentes, o si los
pudiéramos distinguir, tampoco tendríamos que incluir entre los inmigrantes a los extranjeros
(búlgaros, por ejemplo) que vienen a España expresamente a delinquir dentro de una
organización criminal multinacional y para los que nuestro país es un “destino profesional”
como cualquier otro, ni a los argentinos que trabajan en España dentro de la industria
farmacéutica, por ejemplo, que tienen más ingresos, mejor hábitat, mayor nivel educativo y
mayores redes de relaciones sociales que la inmensa mayoría de la población española.

Los inmigrantes que se estudian en sociología criminal sólo son los semipobres
procedentes de países del tercer mundo o en vías de desarrollo y que tienen un “aspecto”
diferente.

Se trata de los varones marroquíes menores de 40 años, de las ecuatorianas y


colombianas también menores de 40 años, de los rumanos y rumanas menores de 50, y de los
chinos varones menores de 40 años.

Los marroquíes son los inmigrantes varones más jóvenes y los que menos vienen
acompañados por su pareja, dedicándose a la construcción y a la agricultura en las zonas de
mayor desarrollo turístico de España, siendo los que en mayor medida están dados de alta en la
Seguridad Social (45%), no sólo en términos absolutos, lo cual sería inevitable puesto que son la
gran mayoría de los inmigrantes en general, sino también en términos relativos.

La relación que hasta ahora hemos establecido entre inmigración y delincuencia ha sido
muy ligera y se ha basado en una evolución acompasada, pero no causal, de diferentes hechos
sociales. Podíamos haber sostenido también que la inmigración o la delincuencia tenían que ver
con el volumen del parque de automóviles, que también sigue la misma distribución y
evolución, aunque muchos inmigrantes no tengan coche.

Sin embargo, si pasamos de los datos de delitos conocidos y registrados mediante


denuncias (los dos millones de que hablábamos), a los datos de detenciones de delincuentes

53
(unos cuatrocientos mil) ofrecidos por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y
continuamos analizando los datos de condenados por los Tribunales de Justicia (unos ciento
veinte mil) para terminar analizando las características de los internos en las instituciones
penitenciarias (unos sesenta mil); entonces podremos ver alguna relación mayor y más
explicativa entre inmigración y delincuencia.

Debemos partir de que la inmensa mayoría de la población se comporta de manera


conformada con la legislación vigente tal y como es de esperar. Por eso, solamente el 0,5% de
los españoles y el 2,8% de los extranjeros son detenidos por infracciones penales, cifra esta que
realmente es menor si descontamos a los reincidentes que son detenidos por el mismo o distinto
delitos cometidos en momentos diferentes a lo largo de un año.

En cualquier caso, en el Cuadro nº 4 podemos comprobar que en 2005 hubo unos


400.000 detenidos, casi todos varones, de los que la mitad son menores de 30 años. Esto
significa que el crimen, en general es cosa de hombres jóvenes, pero debemos advertir, a la luz
de los datos, que los motivos de detención de los jóvenes tienen más que ver con infracciones
administrativas que con asesinatos o con robos con fuerza.

Desde otro punto de vista, la mitad de los detenidos son españoles y la otra mitad
extranjeros, estando detenidos la mitad de estos últimos por faltas y delitos contra el patrimonio
y la mitad por meras infracciones administrativas.

En cualquier caso, debemos partir de que el 49,47% de los detenidos son extranjeros y
que el 46,86% de ellos lo son por infracciones administrativas, no penales, relacionadas con la
Ley de Extranjería por lo que, en justicia, nos quedaría que los extranjeros residentes en España
detenidos por infracciones penales suponen el 26,28% de los detenidos.

Aunque no sean el 50%, el 26,28% de los detenidos por razones penales son extranjeros
y esta cifra sigue siendo superior al 8’46% que suponen los extranjeros residentes en España.
Sin embargo, ésta cifra disminuiría si distinguimos entre delitos y faltas, si distinguimos entre
extranjeros de la Unión Europea e inmigrantes y si distinguimos a los inmigrantes por países.

54
Cuadro nº 4.
PERFIL DE LOS DETENIDOS EN 2005

MOTIVO DE LA DETENCIÓN MENORES 18-20 21-30 31-40 41-50 51-64 MAYORES T0TAL
DE 18 64
ROBOS CON FUERZA EN COSAS 3.553 3.796 8.321 6.249 2.041 408 71 24.439
ROBOS CON VIOLENCIA 3.501 2.684 4.872 3.485 1.009 196 43 15.790
TIRONES 404 401 722 437 95 13 5 2.077
SUSTRACIÓN EN VEHÍCULOS 1.217 1.545 3.140 2.635 724 99 12 9.372
SUSTRACCIÓN DE VEHÍCULOS 2.906 2.352 4.240 2.636 878 207 29 13.248
HURTOS 2.449 2.507 7.426 4.653 1.708 579 100 19.422
OTROS CONTRA EL PATRIMONIO 1.439 2.216 8.523 6.745 3.147 1.385 198 23.653
HOMICIDIO-ASESINATO 100 137 494 357 223 96 36 1.443
LESIONES 1.169 1.840 5.082 3.375 1.775 682 217 14.140
OTROS CONTRA LAS PERSONAS 536 1.333 9.853 11.937 7.215 2.766 812 34.452
ESTUPEFACIENTES 592 1.905 7.164 4.488 2.123 734 134 17.140
CONTRA LA LIBERTAD SEXUAL 347 411 1.736 1.529 895 503 215 5.636
OTROS EN GENERAL 4.360 21.076 91.194 57.131 25.964 8.986 1.621 210.332
(incluye reclamados y Ley
TOTAL 22.573 42.203 152.767 105.657 47.797 16.654 3.493 391.144
NACIONALIDAD
ESPAÑOLES 16.503 19.783 57.151 56.039 32.204 12.955 2.972 197.607
EXTRANJEROS 6.070 22.420 95.616 49.618 15.593 3.699 521 193.537
ANTECEDENTES
ANTECEDENTES 4.986 12.408 48.742 47.958 22.229 6.115 1.005 143.443
SIN ANTECEDENTES 17.587 29.795 104.025 57.699 25.568 10.539 2.488 247.701
SEXO
HOMBRES 19.819 36.721 132.784 93.784 42.813 14.986 3.188 344.095
MUJERES 2.754 5.482 19.983 11.873 4.984 1.668 305 47.049
NIVEL EDUCATIVO
ANALFABETO 6.739 9.464 33.406 27.450 13.411 4.798 1.314 96.580
EDUACIÓN PRIMARIA 3.221 3.915 12.071 10.510 5.600 2.127 400 37.844
SECUNDARIA-F. PROFESIONAL- 1.852 1.891 5.467 1.741 2.451 1.053 167 17.328
UNIVERSITARIOS (diplomados- 0 27 487 614 563 262 53 2.037
SE DESCONOCE 10.758 26.881 101.336 62.636 25.771 8.414 1.559 237.355
Fuente: Secretaría de Estado de Seguridad

En el Cuadro nº 5, analizado en detalle en los Cuadros nº 6, nº7, nº 8 y nº9, podemos ver


la distribución por países y tipo de infracción de los 193.537 extranjeros detenidos por faltas y
delitos durante el año 2005:

55
Cuadro nº 5

DETENIDOS EXTRANJEROS POR PAÍSES Y MOTIVO DE LA DETENCIÓN 2005

Delitos Faltas Ley de Reclamados Total Total


Extranjería General General Población
Total % Total % Total % Total % Total % extranj. %
ALEMANIA 973 1,176 49 0,635 4 0,006 209 1,692 1.235 0,717 133.588 3,581
BELGICA 301 0,364 14 0,182 12 0,017 68 0,551 395 0,229 26.670 0,715
FRANCIA 1.571 1,898 165 2,140 44 0,063 235 1,903 2.015 1,169 77.791 2,085
REINO UNIDO 2.239 2,705 87 1,128 16 0,023 354 2,866 2.696 1,564 227.187 6,090
ITALIA 1.157 1,398 147 1,906 17 0,024 198 1,603 1.519 0,881 95.377 2,557
HOLANDA 343 0,414 12 0,156 6 0,009 74 0,599 435 0,252 33.845 0,907
POLONIA 993 1,200 111 1,439 19 0,027 158 1,279 1.281 0,743 36.477 0,978
PORTUGAL 1.791 2,164 88 1,141 18 0,026 378 3,061 2.275 1,320 66.236 1,775
RUMANIA 10.819 13,072 2.308 29,927 12.844 18,474 1.331 10,777 27.302 15,841 317.366 8,507
RUSIA 8 0,010 0 0,000 0 0,000 0 0,000 8 0,005 36.319 0,974
OTROS EUROPEOS 7.227 8,732 1.282 16,623 5.049 7,262 1.374 11,126 14.932 8,664 302.314 8,104
ARGENTINA 937 1,132 52 0,674 404 0,581 116 0,939 1.509 0,876 152.975 4,101
BRASIL 911 1,101 27 0,350 3.439 4,947 81 0,656 4.458 2,587 54.115 1,451
CHILE 628 0,759 92 1,193 382 0,549 121 0,980 1.223 0,710 35.800 0,960
COLOMBIA 4.226 5,106 115 1,491 1.403 2,018 481 3,895 6.225 3,612 271.239 7,271
CUBA 1.037 1,253 210 2,723 303 0,436 151 1,223 1.701 0,987 45.009 1,206
DOMINICANA 1.158 1,399 35 0,454 413 0,594 108 0,874 1.714 0,994 57.134 1,531
ECUADOR 8.052 9,729 348 4,512 3.081 4,432 832 6,737 12.313 7,144 497.799 13,344
E.E.U.U. 142 0,172 8 0,104 13 0,019 13 0,105 176 0,102 25.831 0,692
PERU 1.221 1,475 70 0,908 261 0,375 137 1,109 1.689 0,980 85.029 2,279
OTROS AMERICANOS 3.191 3,856 94 1,219 5.158 7,419 226 1,830 8.669 5,030 249.562 6,690
ANGOLA 160 0,193 21 0,272 95 0,137 34 0,275 310 0,180 2.513 0,067
ARGELIA 3.168 3,828 632 8,195 2.193 3,154 908 7,352 6.901 4,004 46.278 1,240
MARRUECOS 17.649 21,324 1.016 13,174 20.993 30,196 3.455 27,976 43.113 25,015 511.294 13,705
NIGERIA 1.629 1,968 81 1,050 1.291 1,857 147 1,190 3.148 1,827 27.203 0,729
OTROS AFRICANOS 6.330 7,648 300 3,890 7.808 11,231 716 5,798 15.154 8,793 126.686 3,396
CHINA POPULAR 2.422 2,926 29 0,376 865 1,244 93 0,753 3.409 1,978 87.731 2,352
LIBANO 98 0,118 46 0,596 39 0,056 43 0,348 226 0,131 1.442 0,039
PALESTINA 323 0,390 116 1,504 127 0,183 82 0,664 648 0,376 0,000
OTROS ASIATICOS 1.961 2,369 142 1,841 3.222 4,634 207 1,676 5.532 3,210 97.675 2,618
OTROS PAISES 94 0,114 14 0,182 3 0,004 19 0,154 130 0,075 2.321 0,062
SIN NACIONAL. 5 0,006 1 0,013 1 0,001 1 0,008 8 0,005 721 0,019
TOTALES 82.764 48,021 7.712 4,475 69.523 35,923 12.350 7,166 172.349 3.730.610

Fuente: Ministerio del Interior, elaboración a partir de datos facilitados por el C.N.P., G.C. y P.A.V. Como consecuencia de la aplicación de la Ley de
Extranjería se llevan a efecto detenciones e interceptaciones. Fuente: Ministerio del Interior elaboración a partir de datos facilitados por el C.N.P., G.C. y
P.A.V

- Los marroquíes son el 13,7% de la población extranjera y reúnen el 25,% del


conjunto de infracciones y, de estas, el 21,3% de los delitos cometidos por
extranjeros, es decir, la presencia de marroquíes entre los delincuentes es
superior a su presencia en el conjunto de la población extranjera.
- Los rumanos, con el 8,5% de la población extranjera llegan al 15,8% de las
infracciones y al 13,1% de los delitos cometidos por extranjeros, es decir, están
sobrerrepresentados entre los delincuentes.

56
- Los argelinos suponen el 1,2% de la población extranjera en España pero
alcanzan el 4% de las infracciones y el 3,8% de los delitos.
- Los ecuatorianos son el 13,3% de la población extranjera y reúnen el 7,1% de
las infracciones y el 9,7% de los delitos.
- Los colombianos registran el 7,2% de la población extranjera, situándose su
presencia entre los infractores en el 3,6% y entre los delincuentes en el 5’1%.
Los colombianos son poco infractores, pero cometen bastantes delitos.
- Los británicos son el 6% de los extranjeros residentes en España y suponen el
1,5% de los infractores y el 2’7% de los delincuentes foráneos.
- Los chinos suponen el 2,3% de la población extranjera y están poco presentes
tanto entre los infractores (1,9%) como entre los delincuentes (2,9%).
- El epígrafe de “otros europeos” alcanza el 8% de los residentes, procedentes de
países del Este y suponen el 8,7% de los delincuentes.

Cuadro nº 6

DETENCIONES DE EXTRANJEROS AFRICANOS TOTAL NACIONAL 2005

Contra Contra el Contra Seguridad False Otros Delitos Fal- Ley Recla- Total Situación
las Patrimo- la tas
Perso- nio Libertad Colectiva dades Delito Extran- mados Gene- (Excepto
nas s jería ral
Sexual Ley
Extra.)
Homi- Lesi Otros Robos Robos Hurtos Esta Otro Total Tráfico Total Total Total Tota Total Total Total Regular Irregula
cidio o- con con -fa s l r
Asesin nes Violencia Fuerza dde
atto o en
Intimida- las Drogas
ción cosas
ANGOLA 1 4 25 21 16 6 10 13 3 10 17 34 21 95 34 310 91 94
160
ARGELIA 12 94 157 409 651 511 30 312 46 232 114 600 3.168 632 2.193 908 6.901 1.638 2.750
MARRUE- 116 1.04 1.500 2.030 1.862 514 110 2.34 457 2.450 969 4.260 1.01 20.993 3.455 43.113 12.230 9.185
COS 0 1 17.649 6
NIGERIA 6 62 176 61 21 18 451 48 44 146 365 231 1.629 81 1.291 147 3.148 854 985
OTROS 12 169 365 224 112 107 305 2.96 95 440 722 819 300 7.808 716 15.154 3.151 3.976
AFRICA- 0
NOS 6.330
TOTAL 147 1.36 2.223 2.745 2.662 1.156 906 5.67 645 3.278 2.187 5.944 2.05 32.380 5.260 68.626 17.964 16.990
9 4 28.936 0
Fuente: Ministerio del Interior, elaboración propia a partir de los datos facilitados por el C.N.P., G.C. y P.A.V. Como consecuencia de la aplicación de la Ley de
Extranjería se llevan a efecto detenciones e interceptaciones. La columna SITUACIÓN (regular, irregular) los datos corresponden a la suma del C.N.P. y G.C.

57
Cuadro nº 7

DETENCIONES DE EXTRANJEROS EUROPEOS TOTAL NACIONAL 2005

Contra Contra el Contra Seguridad Fals Otros Delitos Faltas Ley Re- Total Situación
las Patrimoni la e cla-
Personas o Liberta Colectiva dade Delitos Extran- Ma- Gene- (Excepto
d s jería dos ral
Sexual Ley
Extra.)
Homicidi Lesion Otro Robos Robos Hurtos Esta Otros Total Tráfico Tota Total Total Total Total Tota Total Regular Irregula
o es s con con - l l r
Asesinato Violencia Fuerza fa de
o en
Intimida- las Drogas
ción cosas
ALEMANI 12 58 148 30 76 24 71 118 29 68 32 307 973 49 4 209 1.235 1.140 71
A
BÉLGICA 0 11 58 5 14 7 30 30 6 25 15 100 301 14 12 68 395 339 40
FRANCIA 7 50 145 72 146 97 67 259 19 202 71 436 165 44 235 2.015 1.549 261
1.571
REINO 14 225 427 46 130 62 61 310 65 128 99 672 87 16 354 2.696 2.549 121
UNIDO 2.239
ITALIA 3 32 115 61 128 101 77 155 14 158 67 246 147 17 198 1.519 1.339 154
1.157
HOLANDA 4 14 45 6 11 9 12 46 17 79 14 86 12 6 74 435 392 37
343
POLONIA 17 38 145 54 138 84 8 135 16 42 21 295 111 19 158 1.281 958 285
993
PORTUGA 17 88 203 88 260 98 26 203 41 167 55 545 88 18 378 2.275 1.810 281
L 1.791
RUMANÍA 26 484 840 664 1.926 1.841 323 1.031 471 108 1.34 1.762 2.308 12.844 1.33 27.302 5.462 8.804
3 10.819 1
RUISIA 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 6 0 0 0 8 3 4
8
OTROS 62 272 704 286 1.352 643 193 837 158 267 731 1.722 1.282 5.049 1.37 14.932 4.916 4.819
EUROPEO 4
S 7.227
TOTAL 162 1.272 2.83 1.312 4.182 2.967 868 3.124 836 1.244 2.44 6.177 4.263 18.029 4.37 54.093
0 8 27.422 9 20.457 14.877
Fuente: Ministerio del Interior, elaboración propia a partir de los datos facilitados por el C.N.P., G.C. y P.A.V. Como consecuencia de la aplicación de la Ley de
Extranjería se llevan a efecto detenciones e interceptaciones. La columna SITUACIÓN (regular, irregular) los datos corresponden a la suma del C.N.P. y G.C.

58
Cuadro nº 8
DETENCIONES DE EXTRANJEROS AMERICANOS TOTAL NACIONAL 2005

Contra Contra el Contra Seguir- Fals Otros Delitos Falta Ley Recla Total Situación
las Patrimoni la dad e s -
Personas o Liberta Colecti dade Delitos Extran- mado Genera (Excepto
d -va s jería s l
Sexual Ley
Extra.)
Homicidi Lesion Otro Robos Robos Hurtos Estafa Otro Total Tráfico Tota Total Total Total Total Total Total Regular Irregula
o es s con con s l r
Asesinato Violencia Fuerza en de
o
Intimida- las cosas Drogas
ción
ARGENTI 4 57 189 53 67 85 28 74 27 93 66 194 937 52 116 803 286
NA 404 1.509
BRASIL 5 45 93 32 40 28 17 52 43 100 246 210 911 27 3.439 81 4.458 476 513
CHILE 0 22 58 83 89 133 26 59 10 23 14 111 628 92 382 121 1.223 355 476
COLOMBI 57 289 820 295 239 179 77 196 130 710 156 1.078 115 481 3.180 1.502
A 4.226 1.403 6.225
CUBA 4 42 107 72 47 386 38 80 14 27 49 171 1.037 210 303 151 1.701 543 830
DOMINIC 24 91 240 112 45 31 25 41 37 168 32 312 1.158 35 108 1.032 241
A-NANOS 413 1.714
ECUADOR 68 541 2.64 523 259 271 80 462 306 94 384 2.421 348 832 6.618 2.489
3 8.052 3.081 12.313
E.E.U.U. 1 16 19 6 12 3 7 13 4 16 0 45 142 8 13 122 30
13 176
PERÚ 6 59 341 69 53 120 36 60 38 19 93 327 1.221 70 261 137 1.689 1.096 315
OTROS 15 234 869 149 155 139 70 143 99 403 190 725 94 226 1.946 1.476
AMERICA
NOS 3.191 5.158 8.669
TOTAL 184 1396 537 1394 1006 1375 404 118 708 1653 123 5594 21503 1051 14857 2266 39677 16171 8158
9 0 0
Fuente: Ministerio del Interior, elaboración propia a partir de los datos facilitados por el C.N.P., G.C. y P.A.V. Como consecuencia de la aplicación de la Ley de
Extranjería se llevan a efecto detenciones e interceptaciones. La columna SITUACIÓN (regular, irregular) los datos corresponden a la suma del C.N.P. y G.C.

59
Cuadro nº 9

DETENCIONES DE EXTRANJEROS ASIÁTICOS TOTAL NACIONAL 2005

Cont Contra el Contra Segurida Fals Otros Delitos Falta Ley Recla Total Situación
ra las Patrimoni la d e s -
Perso o Libertad Colectiv dade Delito Extran- mado Genera (Excepto
nas a s s jería s l
Sexual Ley
Extra.)
Hom Lesion Otro Robos Robos Hurto Estaf Otro Total Tráfico Tota Total Total Total Total Total Total Regular Irregula
icidi es s con con s a s l r
o
Asesi Violencia Fuerza de
-nato o en
Intimida- las cosas Drogas
ción
CHINA 12 57 70 21 28 16 77 1.52 12 8 342 256 29 865 93 3.409 1.110 1.425
POPULAR 3 2.422
LÍBANO 0 3 5 10 8 29 5 11 3 10 4 10 98 46 39 43 226 73 109
PALESTINA 0 6 4 57 69 92 1 26 0 24 9 35 323 116 127 82 648 109 374
OTROS 2 85 124 94 50 93 82 785 53 115 257 221 142 3.222 207 5.532 973 1.304
ASIÁTICOS 1.961
OTROS PAÍSES 0 7 5 3 9 9 2 4 6 9 1 39 94 14 3 19 130 37 18
SIN 0 0 0 0 1 1 1 2 0 0 0 0 1 1 1 8 3 4
NACIONALIDA
D 5
TOTAL 14 158 208 185 165 240 168 2.35 74 166 613 561 348 4.257 445 9.953 2.305 3.234
1 4.903

Fuente: Ministerio del Interior, elaboración propia a partir de los datos facilitados por el C.N.P., G.C. y P.A.V. Como consecuencia de la aplicación de la Ley de
Extranjería se llevan a efecto detenciones e interceptaciones. La columna SITUACIÓN (regular, irregular) los datos corresponden a la suma del C.N.P. y G.C.

La distribución provincial de los detenidos según sus infracciones nos permite concluir
que, en términos generales(Vid. Gráficos nº 3, nº 4 y nº 5), los extranjeros detenidos se localizan
mayoritariamente en Madrid, Levante y las Islas Baleares y Canarias.

En el caso de los delincuentes, sobresale la concentración existente en Madrid,


Barcelona, Valencia y Málaga.

Las faltas, sin embargo, se concentran mayoritariamente en Barcelona; y los detenidos


por aplicación de la Ley de extranjería se localizan mayoritariamente en el sur de Andalucía, en
Murcia, en Madrid, en Barcelona y en Gran Canaria.

60
Gráfico nº 3

TOTAL DETENIDOS EXTRANJEROS POR DELITOS


2005
Vizcaya
1.293 Guipúzcoa
Asturias
Cantabria 618
A Coruña Lugo 632
510
384 114 Álava
León Navarra
337
Pontevedra 226 Burgos 557
Palencia La Rioja
465 Ourense 398 Huesca
97 632 Lérida Gerona
161 346 245
Zamora 49
Soria Zaragoza Barcelona
118 Valladolid
140 1.838 8.046
309
Segovia Tarragona
Salamanca 253 Guadalajara 2.311
Teruel
198 Ávila 404
Madrid 132
153 Baleares
18.465 Castellón
3.007
1.678
Toledo Cuenca
Cáceres
744 312
215
Valencia
7.151
Ciudad Real Albacete
Badajoz 659 560
Alicante
445
7.272
Córdoba
Jaén
394 Murcia
Huelva 350
3.831
596 Sevilla
1.011 Granada
Almería
2.014
Málaga 1.987
Cádiz 4.593
1.637
TOTAL NACIONAL
82.764
Santa Cruz de Tenerife
1.842 Ceuta
953
Las Palmas
2.044
Melilla
1.015

Fuente: Ministerio del Interior, elaboración a partir de datos facilitados por el C.N.P., G.C. y P.A.V.

Gráfico nº 4

TOTAL DETENIDOS EXTRANJEROS POR FALTAS


2005
Vizcaya
159 Guipúzcoa
Asturias
Cantabria 100
A Coruña Lugo 27
66
22 1 Álava
León Navarra
64
Pontevedra 5 Burgos 43
Palencia La Rioja
30 Ourense 33 Huesca
15 17 Lérida Gerona
0 6 0
Zamora 0
Soria Zaragoza Barcelona
7 Valladolid
2 246 2.689
309
Segovia Tarragona
Salamanca 10 Guadalajara 196
Teruel
12 Ávila 404
Madrid 2
1 Baleares
1.276 Castellón
127
72
Toledo Cuenca
Cáceres
8 312
9
Valencia
931
Ciudad Real Albacete
Badajoz 25 59
Alicante
33
464
Córdoba
Jaén
37 Murcia
Huelva 12
112
25 Sevilla
34 Granada
Almería
36
Málaga 26
Cádiz 340
44
TOTAL NACIONAL
7.712
Santa Cruz de Tenerife
32 Ceuta
82
Las Palmas
51
Melilla
72

Fuente: Ministerio del Interior,


ó elaboración a partir de datos facilitados por el C.N.P., G.C. y P.A.V.

61
Gráfico nº 5

TOTAL DETENIDOS COMO CONSECUENCIA DE LA


APLICACIÓN DE LA LEY DE EXTRANJERÍA
2005
Vizcaya
293 Guipúzcoa
Asturias
Cantabria 971
A Coruña Lugo 629
498
632 126 Álava
León Navarra
178
Pontevedra 606 Burgos 258
Palencia La Rioja
421 Ourense 190 Huesca
291 553 Lérida Gerona
287 158
Zamora 10 120
Soria Zaragoza Barcelona
108 Valladolid
50 1.036 6.302
187
Segovia Tarragona
Salamanca 91 Guadalajara 174
Teruel
526 Ávila 217
Madrid 154
82 Baleares
12.812 Castellón
1.116
462
Toledo Cuenca
Cáceres
707 66
346
Valencia
2.882
Ciudad Real Albacete
Badajoz 308 226
Alicante
1.004
1.244
Córdoba
Jaén
246 Murcia
Huelva 472
2.993
545 Sevilla
1932 Granada
Almería
3.043
Málaga 4.450
Cádiz 3.017
1.945
TOTAL NACIONAL
69.523
Santa Cruz de Tenerife
1.308 Ceuta
7.149
Las Palmas
3.692
Melilla
2.228

Fuente: Ministerio del Interior, elaboración propia a partir de datos facilitados por el C.N.P., G.C. y P.A.V.

Aunque el mayor número de detenciones de extranjeros se produzca junto al


Mediterráneo, el crecimiento mayor de dichas detenciones se está produciendo en Madrid y en
zonas donde anteriormente no ocurría (Vid. Gráfico nº 6).

62
Gráfico nº 6

DETENIDOS EXTRANJEROS POR COMUNIDADES AUTÓNOMAS.


VARIACIÓN PORCENTUAL DEL AÑO 2005 RESPECTO DEL 2004
27,64%

15’78%
2’54%
14’86%
-20’40%

2’31%
12’75% 6,39 12’12%

6’16%

14’30% 12’95% 5’25%


37’56%

Por encima de la variación nacional


19’26%
8’17% Por debajo de la variación nacional

32’75%

37’38%
40’33%
* Variación porcentual total nacional = - 0,94
Fuente: Ministerio del Interior elaboración propia a partir de datos del C.N.P., G.C. y P.A.V.

En resumen y por lo que se refiere a las características de los detenidos y su relación con
la inmigración podemos ayudarnos del siguiente Gráfico nº 7 para evitar prejuicios y ver si
realmente hay una relación entre inmigración y delincuencia.

63
Gráfico nº 7

TOTAL DETENIDOS POR DELITO 2005: 248.426

ESPAÑOLES:
165.662 66’69% EXTRANJEROS:
82.764 33’32%

MUJERES 10’23% HOMBRES 89’76% INMIGRANTES 73.396, 88’68%


EXT. UNIÓN EUROPEA 9.368, 11’32%

MUJERES 13’86% HOMBRES 86’14%

-30 AÑOS 48’42% - 30 AÑOS 47’15%


-30 AÑOS 69’70% +30 AÑOS 30’3% - 30 AÑOS 63’39% +30 AÑOS 36’61%
+ 30AÑOS 51’58% + 30 AÑOS 52’85%

HOMBR APROX.
Efectivamente, lo primero que tenemos que hacer es expurgar los datos y separar las
infracciones administrativas de la penales y dentro de las penales, seleccionar los delitos, porque
es realmente por lo que se detiene a las personas y no por cometer faltas. La selección de los
248.426 delitos, por su propia gravedad, nos hace pensar que se habrá evitado en parte aquellas
detenciones (previsiblemente por faltas) en las que la policía pudiera haber tenido un
comportamiento prejuicioso o arbitrario.

En consecuencia, de los 391.144 detenidos en general, españoles y extranjeros, por


delitos o por faltas, pasamos a un conjunto de 248.426 detenidos sólo por delitos, de los cuales
82.764 son extranjeros (33,3%), de los que podemos quitar 9.368 delincuentes que son
ciudadanos de la Unión Europea, quedándonos con 73.396 inmigrantes detenidos por delitos
que suponen el 19’83% del conjunto de los infractores, los cuales, además, se caracterizan por
ser hombres (86,14%) y menores de 30 años (63,39%).

Si a los 73.396 inmigrantes detenidos por delitos les restamos las mujeres y los mayores
de 30 años, nos quedan 40.078, que suponen el 16’13% de los delincuentes detenidos y el
10’83% de los infractores en general, los cuales siguen siendo más que el 8’46% que suponen
los residentes extranjeros en España, máxime si a este conjunto le quitáramos los procedentes de
la Unión Europea, las mujeres y los mayores de 30 años.

64
Aunque hayamos pasado de un 49,47% de inmigrantes infractores a un 26,28% y del
26,28% hayamos bajado hasta un 16’3% de delincuentes primero y a un 10’83% de infractores
después, con toda clase de filtros, resulta que los inmigrantes siguen estando relativamente más
presentes entre los detenidos por delitos que en el conjunto de la población, pero eso es así
como agregado de inmigrantes de muy diferentes orígenes y culturas de entre los que nos
atrevemos a señalar a los marroquíes y rumanos como los principales infractores extranjeros
residentes en España con unos niveles de criminalidad significativamente superiores a la media.

Analizando los datos estadísticos hemos obtenido dos conclusiones: primero, que la
inmensa mayoría de los inmigrantes son respetuosos con la legislación española; segundo, que
hay determinados colectivos de inmigrantes, especialmente varones jóvenes marroquíes y
rumanos que están presentes en mayor medida que el conjunto de la población entre los que
infringen la ley y más aún, entre los que cometen delitos que, lógicamente, corresponden a las
conductas más graves y respecto de las que, como señala Juan Avilés84, es menos probable un
comportamiento prejuicioso de la policía.

Esta conclusión podría ser fuente de opiniones xenófobas y de conductas prejuiciosas


puesto que si bien es cierto que los inmigrantes con mayores niveles de comportamiento
criminal son los marroquíes, no es menos cierto que la inmensa mayoría de los marroquíes
residentes en España viven dentro de la ley y contribuyen a las arcas de la Seguridad Social.

Téngase en cuenta que los delincuentes extranjeros, jóvenes y varones suelen ser
reincidentes por lo que hay menos delincuentes que delitos cometidos por extranjeros.

“Pero aun suponiendo – como reflexiona Wagman – que se den más delitos entre los
inmigrantes que entre los españoles, es fundamental reconocer varias cosas. En primer lugar,
que tal variación será ligera si se tienen en cuenta los factores antes citados. Segundo, que una
abrumadora mayoría de inmigrantes mantiene los mismos comportamientos en relación con el
respeto a la ley, a los derechos de los demás y a la convivencia que el resto de la población. En
tercer lugar, no tiene sentido hablar, en este contexto, de los inmigrantes como si fuera un

84
J. Avilés: “Inmigración y seguridad ciudadana” en Inmigración y seguridad; Ed. IUISI-UNED, Madrid, 2004, p. 43.

65
colectivo único con un rasgo común que se manifiesta en una diferente manera de relacionarse
con las normas (...)Por último, si existiera más actividad delictiva entre los inmigrantes, habría
que preguntarse si ésta se debe a rasgos propios de sus culturas, menos respetuosas con los
derechos de los demás, o en realidad la causa más importante estaría en el hecho de que ellos
mismos vean atropellados sus derechos y su dignidad.”85

La detención policial no cierra la relación entre inmigración y delincuencia puesto que


quedan dos pasos importantes: el proceso judicial y el internamiento de los condenados.

Por lo que se refiere al procesamiento judicial, como puede observarse en el Gráfico nº


8, y centrándonos en los condenados en 2003 por los Tribunales españoles, podemos señalar que
en dicho año 119.980 procesados fueron condenados por sentencia firme como autores de un
delito contra el patrimonio, contra la seguridad del tráfico, contra la salud pública o por
homicidio. De estos condenados, especialmente por delitos contra la salud pública o contra el
patrimonio, 15.685 (el 13,1%) eran extranjeros.

Gráfico nº 8

ESPAÑOLES Y EXTRANJEROS CONDENADOS POR LOS TRIBUNALES EN 2003

664
Orden Público
4583

2844
Seguridad Tráfico
32261

2441
Drogas
8047

6122
Patrimonio
42866

195
Sexuales
1147

1185
Homicidios
10225

15685
Total Condenados
119980

Españoles Extranjeros
85 Fuente INE: Estadísticas Judiciales 2005
D. Wagman: www.habitat.aq.upm.es., Boletín nº 21. pp.8 y 9.

66
Por países, podemos destacar el claro protagonismo de los marroquíes, que suponen más
de la cuarta parte (26,8%) de los extranjeros condenados (Vid Gráfico nº 9).

En realidad y por lo que a las estadísticas judiciales se refiere, este es el único dato
preciso que podemos obtener puesto que todavía se desglosan los extranjeros europeos en
portugueses, franceses y alemanes, incluyéndose a los rumanos, los búlgaros y los británicos en
el epígrafe de otros europeos. Este problema de “desclasificación” se agrava cuando respecto
del continente americano se distinguen a los cubanos y a los argentinos mientras que a los
ecuatorianos y a los colombianos se les coloca en el indeterminado limbo de los “otros”, cosa
que tal vez tenía sentido en el pasado, pero que hoy en día dificulta enormemente la
comprensión de una realidad compleja que necesita de una reforma de los registros estadísticos.

Gráfico nº 9

CONDENADOS POR PAÍSES EN 2003


2,9 3
3,6

14,8

20,3

1,9

2 Portugueses
26,8 Franceses
2,5 Alemanes
Otros Europeos
Cubanos
Argentinos
Otros Americanos
Marroquíes
Otros Africanos
Asiáticos y Australes
22,2
Fuente INE: Estadísticas Judiciales 2005

Por lo que se refiere a los internos en instituciones penitenciarias y a partir de los datos
correspondientes al tercer trimestre del 2005, podemos señalar que de los 60.414 reclusos

67
registrados86, 18.393, el 30,44%, son extranjeros, de los cuales el 92% son hombres y el 35%
son preventivos.

Recapitulemos: hay un 8’46% de extranjeros en el conjunto de la población residente en


España.

Entre los infractores administrativos y penales conocidos recontamos hasta un 49’47%


de extranjeros.

Si al conjunto de infractores le quitamos los infractores administrativos nos quedamos


con que el 26,28% de los infractores penales son extranjeros, que ascienden hasta el 33,3%
cuando no circunscribimos a los delitos.

Si entre los detenidos por cometer delitos seleccionamos a los que han sido condenados
por los Tribunales, nos quedamos con que el 13% son extranjeros.

Esta cifra se reduciría aún más si descontáramos a los extranjeros procedentes de la


Unión Europea, a las mujeres y a los mayores de 30 años y más aún si nos circunscribiéramos a
inmigrantes de determinados países y no a su agregado como un conjunto imaginario.

Sin embargo, subsisten dos fenómenos que vuelven a asociar a algunos inmigrantes con
la delincuencia: en primer lugar, el 13% de los condenados por delitos son extranjeros, y esa
cifra es mayor que el 8’46% que suponen en el conjunto de la población; en segundo lugar,
como podemos apreciar en el Gráfico nº 10, el 29% de los reclusos son extranjeros, lo que
podría explicarse por ciertos prejuicios de los jueces, por haber padecido una peor defensa en
los procesos por falta de cultura y de recursos económicos, pero no podemos descartar que la
explicación consista en que los extranjeros delincuentes sean más peligrosos y por eso estén en
la cárcel más tiempo hasta alcanzar el 29% de todos los internos.

Gráfico nº 10
86
Nótese que este número de reclusos no se produce cada año, sino que suele ser inferior, lo que ocurre es que se reúnen los
reclusos correspondientes a varios años por la duración de las condenas.

68
RECLUSOS EXTRANJEROS PRIMER TRIMESTRE
2005
Reclusos Ex. 16173
Hombres

Reclusos Ex. 1366


Mujeres

Extranjeros
11472
penados

Extranjeros
preventivos 6067

Reclusos 17539
extranjeros

Total 59966
Reclusos

FUENTE: Ministerio del Interior

Este 29% de reclusos extranjeros se caracteriza por ser varones procesados por delitos
contra el patrimonio, procedentes de Marruecos (Vid Gráficos nº 11 y nº 12). Después de los
marroquíes y antes que los rumanos, están los colombianos, que no abundan entre los
inmigrantes ni entre los delincuentes, pero que sí están presentes entre los más peligrosos.

Gráfico nº 11

CAUSAS DE LA RECLUSIÓN
2005

Patrimonio 39
40

Salud Pública 7
20

26
Seguridad Tráfico 16

5
5

Orden Público 3
4

2
3

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45

Fuente: Ministerio del Interior Extranjeros Españoles

69
Detrás de marroquíes y rumanos por el lado cuantitativo y de colombianos y argelinos
por el lado cualitativo, están los ecuatorianos, los franceses y los portugueses, sin que todavía
aparezcan los chinos, los búlgaros ni los británicos entre los países con más extranjeros
recluidos.

Gráfico nº 12

POBLACIÓN EXTRANJERA RECLUSA


POR NACIONALIDAD

PORTUGAL

FRANCIA

ECUADOR

RUMANÍA

ARGELIA

COLOMBIA

MARRUECOS

0 2.000 4.000 6.000

FUENTE: Instituciones Penitenciarias Gabinete Técnico. Servicio de Planificación y Seguimiento. Datos a 30-09-
2005
Generalitad de Catalunya. Departamento de Justicia. Secretaría de Servicios Penitenciarios. Datos a 30-

No obstante, la presencia de los extranjeros entre los reclusos no ha llegado en España a


los niveles de otros países como Austria (33%), Malta (35%), Liechtenstein (35%), Estonia
(36%), Bélgica (41%), Chipre (43%), Grecia (46%), Luxemburgo (64%), Suiza (71%) o
Andorra (83%).

70
En definitiva, la riqueza y la urbanización suponen un imán que atrae a la gente que
pretende prosperar en general, y a los inmigrantes en particular.

El perfil sociodemográfico de los delincuentes en general se caracteriza por ser varones


y jóvenes, atributos en los que coinciden con los aficionados a determinados refrescos, música,
ropas y deportes y, también, con los inmigrantes.

Por todo ello, no es de extrañar que los inmigrantes jóvenes y varones se concentren en
los alrededores de las grandes ciudades en busca de prosperidad y estén especialmente presentes
en grupos específicos de población como el de los delincuentes, máxime si las estructuras
sociales en las que viven no les proporcionan los medios para satisfacer las expectativas que
esas mismas sociedades les generan y las subculturas en las que han sido socializados no les
suponen un freno inamovible en la posibilidad de desarrollar conductas desviadas para alcanzar
determinados objetivos.

No se puede decir que los inmigrantes sean delincuentes potenciales, porque no es cierto;
lo que es cierto es que algunos inmigrantes varones y jóvenes procedentes de determinados
países sí que están sobrerrepresentados entre los delincuentes.

Para que los inmigrantes en general no se conviertan en un “chivo expiatorio” según un


incipiente “sentido común” prejuicioso, lo más eficaz es explicar quienes son los delincuentes,
cual es su perfil sociodemográfico y aclarar su país de procedencia; porque si no damos todas
las explicaciones corremos el peligro de cimentar la sociedad del futuro sobre prejuicios racistas
que terminen convirtiéndose en la profecía que se cumple a sí misma, estimulado la conducta
desviada de los inmigrantes marginados que, en algún caso optarán por la vía criminal y, en
otros, por el terrorismo religioso organizado.

71
3. LA REACCIÓN POLICIAL ANTE EL CRIMEN.

3.1. ¿QUÉ TIENE QUE HACER LA POLICÍA?

A cualquiera que se le haga esta pregunta u otra similar sabe contestarla


espontáneamente y, sin embargo, la respuesta no es tan sencilla puesto que depende tanto de la
perspectiva que se adopte: la de los policías que ofrecen el servicio o la de los ciudadanos que lo
reciben, como del énfasis que políticamente se ponga en la prevención de actos criminales o en
la investigación de los crímenes ya cometidos, para que sus autores sean puestos a disposición
judicial.

Las dos perspectivas fundamentales son, pues, la perspectiva de la oferta y la perspectiva


de la demanda.

Desde la perspectiva de la oferta de servicios de seguridad la policía tiene un motor


principal, la ley; un combustible determinado, su historia; unos carriles concretos para
desarrollar su actividad, tecnológicos y sociales; y un objetivo, el delincuente:

I) El motor principal de la actividad de la policía desde la perspectiva de la oferta es la


ley y los reglamentos que la regulan, que establecen su composición, organización y
funciones, que dotan a los policías de formación y de recursos materiales y
económicos, que canalizan las relaciones entre los diferentes cuerpos policiales y la
interacción de todos ellos con las conductas consideradas como infracciones
administrativas o penales y las penales tipificadas como faltas o como delitos; y todo
ello en el marco del derecho constitucional y procesal en vigor y de acuerdo con las
instrucciones del Gobierno y el estricto control de los tribunales. La policía, en este
sentido, lo que tiene que hacer es cumplir y hacer cumplir la ley.
II) El combustible principal de la actividad policial desde la perspectiva de la oferta, que
señala lo que tiene que hacer la policía según los policías, es su propia experiencia
corporativa compuesta por dos elementos: la historia de la institución y su actividad
cotidiana en interacción con el crimen. Ambos aspectos, el histórico y el
experimental, han ido decantando y cristalizando el modus operandi policial actual.

72
La parte histórica de la experiencia policial ha tenido hitos significativos como los
Alcaldes de casa y corte de Carlos III en 1768, que se situaban entre policías
municipales y judiciales, la Superintendencia de Policía de Madrid establecida por
Carlos IV en 1807, los Comisarios de cuartel de José I en 1809, auténtico origen del
comisariado actual, la Superintendencia General de Policía del Reino, establecida en
1824 por Fernando VII, que distinguía a los Celadores Reales, como agentes de
seguridad ciudadana, de la Alta Policía o policía política heredera de la extinta
Inquisición que es a la que la gente llamaba policía secreta87; el Cuerpo de
Carabineros de Costas y Fronteras, creado por Fernando VII en 1829; la Guardia
Civil, creada por Isabel II en 1844 para proteger la circulación de personas y
mercancías, para terminar en 1986, durante el reinado de Juan Carlos I, con la fusión
del antiguo Cuerpo Superior de Policía y la Policía Nacional en un Cuerpo Nacional
de Policía de carácter integral y polivalente, que concentra su actividad como policía
integral en el hábitat urbano, dejando la zona rural, cada vez menos poblada, para las
competencias de la Guardia Civil.
La parte laboral y cotidiana de su experiencia profesional colectiva ha estado
determinada por su interrelación con el crimen y su evolución en cuanto al modus
operandi criminal, a los cambios en la motivación social del crimen, a la evolución
tecnológica de los delincuentes y a la mundialización del fenómeno criminal que
dificulta la operatividad policial, por su ámbito territorial y competencial de
actuación. Desde esta perspectiva, la forma de actuar de la policía ha estado
determinada, en buena medida, por el modus operandi de los delincuentes.
III) Los carriles concretos por los que discurre el devenir de la actividad policial,
facilitándola y determinándola al mismo tiempo, no sólo es la legislación vigente o la
propia experiencia de la policía, sino la disponibilidad de herramientas tecnológicas
y, sobre todo, el conocimiento y el contexto donde se desenvuelve la actividad
criminal. Desde el punto de vista tecnológico, la policía tiene que estar a la altura de
las innovaciones tecnológicas generales y conocer su aplicación para actividades
criminales. Desde el punto de vista de la información, la policía necesita estar
presente en los ambientes criminales y, a ser posible, conocer sus órganos de
87
M. Turrado Vidal, La policía en la historia contemporánea de España (1766-1986), Ed. Dykinson, Madrid, 2000, p. 105. En
realidad la policía secreta nunca ha existido como tal sino que se refiere al nombre popular que se da a la policía que viste de
paisano y cuyo nombre se toma prestado de una partida presupuestaria denominada “policía secreta” que es como antiguamente
se llamaba a los actualmente denominados “gastos reservados”.

73
dirección y disponer de un sistema con válvulas que permita absorber todo tipo de
fuentes y evite la salida de una sola gota de información.
Disponer o no de tecnología y de información condiciona el rumbo y las
posibilidades de la actividad policial.
IV) El objetivo de la policía es el delincuente, su identificación, su captura, la captura de
sus cómplices, la demostración de sus fechorías, la tipificación penal de las mismas,
como faltas o como delitos, y su puesta a disposición judicial.
Desde éste punto de vista la víctima no es especialmente importante y el
protagonismo se reserva para el delincuente y su enjuiciamiento criminal, que es en
realidad la labor tradicional de la policía pública y oficial que supuso un avance
importante al sustituir a la venganza privada, pero que durante siglos siguió un
procedimiento inquisitorial basado en la presunción de culpabilidad, la tortura, los
juicios secretos y escritos en los que no se dejaba participar al detenido y cuyo
proceso duraba lustros, durante los que el inculpado permanecía en prisión
preventiva terminando muchas veces en una escandalosa “absolución de instancia,
sin que nadie – como denunciaba Alonso Martínez - indemnizara en este caso a los
procesados de las vejaciones sufridas en tan dilatado periodo, y lo que es más,
dejándoles por todo el resto de su vida en situación incómoda y deshonrosa, bajo la
amenaza perenne de abrir de nuevo el procedimiento el día que por mal querencia se
88
prestaba a declarar contra ellos cualquier vecino rencoroso y vengativo.” Desde
esta perspectiva el objetivo de la actividad policial consiste en perseguir al
delincuente, pero haciéndolo dentro de los estrecho y difíciles márgenes de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal.

Desde la otra perspectiva, la de la demanda, la mayor o menor importancia de la


actividad policial no depende sólo de las leyes, de la experiencia, de la tecnología, o de los
criminales, sino que depende de los usuarios del servicio policial: Lo más importante no son los
reglamentos, ni las pistolas, ni la bioquímica; sino la percepción de la gente sobre su seguridad y
la satisfacción de los ciudadanos con los servicios de seguridad que les presta su Gobierno.

88
A. Martínez: Exposición de Motivos, Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1882.

74
Obviamente, los ciudadanos no saben como prestar ellos mismos un servicio eficiente y
duradero de seguridad y tampoco saben su coste, que ellos pagan mediante los impuestos; ni
conocen el marco legislativo en el que tiene que moverse la actividad policial, que ellos
legitiman mediante las elecciones. Lo que sí saben es que quieren la mayor seguridad al menor
precio y el paradigma de dicha demanda está representado por no necesitar a la policía en
absoluto y, en el fatídico caso de necesitarla, que acudan inmediatamente a protegerles o, en el
peor de los casos, descubran a los malhechores y los pongan a disposición judicial.

En este sentido, lo que determina la evaluación de la seguridad no es la calidad del


servicio, sino las expectativas de la gente en el contexto de los hechos realmente acaecidos y en
el marco de su proyección por los medios de comunicación social. De este modo, la necesidad
de seguridad que estimula la demanda de protección policial es una auténtica construcción
social cargada de problemas reales mezclados con problemas imaginarios, problemas
distorsionados mediante exageraciones o minusvaloraciones y coloreados por las diferentes
ideologías.

La perspectiva de la demanda, que es en la que vamos a profundizar en este estudio, por


ser la más importante en cualquier democracia, tiene el inconveniente de ser muy compleja.

La complejidad de la perspectiva de la demanda procede de su misma composición y


descripción por cuanto que podemos enumerar, como hacíamos con la oferta, cuatro fuentes
principales del conocimiento de la demanda: las víctimas de los delitos, la opinión pública, las
estadísticas y los medios de comunicación social.

I) Por lo que se refiere a las víctimas, tenemos que reconocerlas un papel estelar en la
configuración de la demanda de servicios de seguridad puesto que son ellas las que
han padecido su ausencia.
Conocer las víctimas, sus características sociodemográficas, sus circunstancias
económicas y culturales, sus estilos de vida, sus actitudes, así como el perfil del
victimario y las peculiaridades del delito padecido nos lleva inexorablemente a
utilizar técnicas cuantitativas y técnicas cualitativas de investigación social para
comprender que posiblemente haya en España unos tres millones de víctimas al año

75
de los que dos millones conoce la policía, que suele detener a unos cuatrocientos mil
infractores al año, de los que suelen terminar en un procedimiento judicial unos cien
mil al año.
Cualitativamente, la queja más importante de las víctimas es la sorpresa que les
produce padecer un delito, lo injusto que ha sido para ellas, la impotencia que les ha
generado y los trastornos económicos y psicológicos que les ha ocasionado. Junto a
este dolor sufrido injustamente, las víctimas echan en cara a las instituciones de
control social su falta de sensibilidad que a veces les lleva a padecer una segunda
victimación y su falta de eficacia para detener a los culpables y garantizarles que no
les vuelva a suceder.
Las expectativas de las víctimas, que aquí nos ayudan a configurar la demanda, están
filtradas por su propia metamorfosis personal estimulada por haber padecido un
delito, y si no controlan esa catarata de sensaciones negativas podría producirse un
efecto secundario no deseado peor que el de ser víctima, peor que la pérdida
económica, material, biológica, psicológica o jurídica ocasionada, peor que la
decepción con unos vecinos que les asignan soto voce algo de culpa circunstancial,
peor que el hecho de que la policía les trate como un trámite burocrático, o que los
jueces parezca que velan por los derechos procesales del acusado en mayor medida
que por los derechos de las víctimas; sino que lo peor del todo será el haberse
perdido a sí mismas, haberse transformado como persona y haber mutado en alguien
vengativo y paranoico, lleno de miedo y de rencor. No sólo hay que restituir los
derechos y los bienes de las víctimas, sino que también hay que velar porque no
degeneren en otra persona.

II) Por lo que se refiere a la opinión pública, tenemos que reconocer que es la fuente
principal de información sobre las demandas de la sociedad a la policía puesto que
en una democracia los ciudadanos no sólo la financian sino que, también, legitiman a
la policía.
La opinión pública, su distribución espacial y su evolución en el tiempo nos permite
identificar los problemas de seguridad ciudadana más urgentes, los más graves y,
también, aquellos otros aspectos no estrictamente policiales que están directamente
relacionados, como contexto más que como causa, con determinadas conductas que

76
pudieran estar consideradas penalmente como delictivas y que tienen que ver con las
drogas, la inmigración, el tráfico, el turismo, el urbanismo, el desempleo, etc., etc.
La opinión pública refleja mediante encuesta las opiniones de la gente sobre la
policía y su mayor o menor satisfacción con sus servicios.

III) Por lo que se refiere a las estadísticas, suponen una fuente privilegiada de
información sobre los problemas que denuncian los ciudadanos y sobre la eficacia de
la policía al resolverlos89. Estas estadísticas son las que recogen en España una media
de dos millones de infracciones al año, un millón como faltas y otro millón como
delitos, con una tasa de 50 infracciones por mil habitantes, alrededor de
cuatrocientos mil detenidos al año y un porcentaje de delitos esclarecidos
tendencialmente creciente gracias a las técnicas de la policía científica y de la
cooperación internacional y que actualmente se sitúa en un 30%.
No obstante, las estadísticas policiales recogidas en las nunca suficientemente
ponderadas oficinas de denuncias, tienen algunos problemas:

1. Los cuestionarios están redactados de una manera difícil de entender y más aún de
interpretar por parte de los policías que se encuentran de servicio.
2. Los cuestionarios cambian sus contenidos, lógicamente, en función de las
modificaciones legislativas tanto penales como administrativas con la consiguiente
retipificación de las conductas.
3. Los policías que reciben una denuncia o realizan una detención pueden ser distintos de
los que la graban en soporte electrónico.
4. Algunas veces los policías no registran detalladamente las circunstancias del suceso
haciendo muy difícil su comprensión y correcta tipificación penal.
5. Algunas veces los policías no registran con precisión las características
sociodemográficas del denunciante, del denunciado o de los detenidos registrando una
enorme cantidad de NS/NC y de “otros”.
6. Los policías registran con cierta frecuencia como motivos de la detención el campo
correspondiente a “otros motivos”.

89
M. Correa et al: Estadísticas de criminalidad en la Unión Europea, Ed. Fundación de la Policía Española, Madrid, 2002.

77
7. Los policías registran con cierta frecuencia el modus operandi en el epígrafe de “otros”,
no sabiendo, en consecuencia, si estamos ante una falta o un delito.
8. Los policías de las oficinas de denuncias no son los más interesados en el asunto, no
siendo conscientes de que el escaparate de la policía es la oficina de denuncias y que lo
que ellos registren es parte imprescindible tanto de la investigación policial operativa
como de la satisfacción de los ciudadanos.
9. Los policías pueden no registrar algunas infracciones por falta de interés, por mantener
el prestigio de su comisaría o por la antigua productividad por objetivos.
10. Las estadísticas policiales están muy fragmentadas en función de los cuerpos de
procedencia.
11. Las estadísticas arrastran descuadres de los datos durante años.
12. Mientras que en las estadísticas de denuncias se registran cada una de las infracciones
conocidas, en las estadísticas de detenciones sólo se registra una vez cada persona y se
señala el mayor de los delitos.

A pesar de estos problemas “de campo”, que con experiencia, profesionalidad y estímulo
personal pueden ser fácilmente superados, las estadísticas policiales son las que sirven
para medir la distribución en el espacio y la evolución en el tiempo de los distintos tipos
de faltas y delitos. No obstante, conviene tener presente la inexorable asociación entre el
crimen y otros fenómenos sociales que por su misma naturaleza se condicionan
mutuamente. En este sentido, el ligero incremento de la tasa de criminalidad
experimentado del 2004 al 2005 puede explicarse por las siguientes razones:

a) Las infracciones pueden estar aumentando porque está aumentando la población


en general. El incremento de la delincuencia es significativamente inferior al
incremento de la población.
b) Las infracciones pueden estar subiendo como consecuencia del incremento de la
eficacia policial, (por ejemplo en el caso del “Top manta”, los delitos
económicos, el terrorismo, las denuncias de la Policía Municipal por desacato a
la autoridad, etc.).
c) Las infracciones pueden estar subiendo porque ya no hay relación entre registros
estadísticos e incentivos económicos.

78
d) Las infracciones pueden estar aumentando porque las inmigrantes con papeles
están perdiendo el miedo a denunciar cualquier clase de malos tratos.
e) Las faltas pueden estar aumentando por la nueva tipificación como falta de
antiguas conductas desviadas antes no tipificadas, (impago de pensiones
alimenticias, por ejemplo).
f) Las faltas pueden estar aumentando porque antiguos delitos han bajado a faltas
como consecuencia de su nuevo umbral económico, (robar una motocicleta de
segunda mano, de las que tanto abundan por estar autorizada su conducción a los
que disponen del permiso de conducir tipo “B”, puede haber bajado a falta).
g) Las faltas pueden estar aumentando de una forma inapropiada porque las
denuncian los ciudadanos sin que sean tales, con la intención de renovar
documentos, como el permiso de conducir, sin pagar determinadas tasas o cobrar
ciertos seguros.
h) Las faltas pueden estar aumentando por exigencias de las compañías
aseguradoras o de telefonía móvil que piden la presentación de denuncias por
posible hurto cuando se ha podido tratar de simples extravíos.

En cualquier caso y advertidos los posibles problemas con las estadísticas policiales,
queremos recalcar su importancia para el conocimiento del crimen y el control de su
evolución.

IV) Por lo que se refiere a los medios de comunicación social, ellos proyectan los casos
policiales seleccionándolos por su gravedad y espectacularidad, aunque sean
insignificantes estadísticamente hablando, y les dan el formato cinematográfico
necesario para que los perciban los ciudadanos, se realce su importancia social y se
juzgue como buena o mala la correspondiente actuación de la policía y de sus
mandos políticos.
Los medios de comunicación social no tienen, en modo alguno, la potencia
socializadora de la familia, la escuela, la pandilla o el trabajo, pero sí que disponen,
como ya hemos adelantado, de tres herramientas muy poderosas a la hora de influir
en la opinión pública: la “agenda-setting” o los asuntos sobre los que hablan los
medios de comunicación, lel efecto “eco” que produce la repetición de una

79
información en diferentes medios de comunicación como la prensa, la radio, la
televisión, Internet o los “líderes de opinión”; y la “espiral del silencio”, que impide
que los individuos se enfrenten al clima de opinión dominante por miedo al
desprecio y al aislamiento.
El efecto “agenda-setting” es la canalización de la mente de los ciudadanos hacia un
repertorio de temas en detrimento de otros que no son mencionados, como
consecuencia de la selección realizada por los “mass media”.
Que un tema esté o no en el “orden del día” de los medios de comunicación social,
como podemos comprobar fácilmente haciendo zapping entre los diferentes
informativos televisados cualquier día de la semana, es su principal poder, no tanto
como poder de los redactores cuanto como poder de los editores. No obstante, que un
tema esté o no en el “orden del día” no sólo depende de los medios de comunicación,
sino también de la agenda de temas prioritarios para la opinión pública (terrorismo,
paro, deportes, salud, etc.) y de la agenda de temas prioritarios para las instituciones
económicas y políticas que utilizaran sus herramientas de relaciones públicas para
influir a fin de estar presentes en el “orden del día”.
El efecto “eco” aumenta el abanico y duración de la exposición de los espectadores a
los contenidos de determinado “orden del día”.
Por su parte, la “espiral del silencio”, teoría enunciada originalmente por Elisabeth
Noelle Neumann, explica la intención de acallar las opiniones marginales valoradas
negativamente y proscritas socialmente.
En definitiva, la información distribuida por los medios de comunicación cala en los
líderes de opinión y en el mismísimo “sentido común” consiguiendo que la gente se
crea el asunto enunciado, momento a partir del cual debemos considerarlo como real
en los términos del teorema de Thomas, según el cual y como nos recuerda Merton90:
“Lo que la gente define como real, es real en sus consecuencias”.

Elegir una política orientada a la demanda y a la satisfacción de los ciudadanos no


excusa que el trabajo se realice con la mayor tecnología, información y garantías procesales,
sino que a ello añade, además, el tener que dar muchas explicaciones en Las Cortes y a los
medios de comunicación social y tener que hacer un enorme esfuerzo didáctico por explicar

90
R.K. Merton: Teoría y estructura sociales, F.C.E., México, 1984. p. 505

80
fenómenos socialmente complejos . Este equilibrio entre eficacia y democracia nos ha llevado a
dos estrategias: una a corto plazo, representada por la “policía de barrio” y otra, a largo plazo,
representada por las unidades de lucha contra el crimen organizado tipo UDYCO.

La opción de la policía de barrio hace hincapié en el despliegue de una gran cantidad de


funcionarios por los centros comerciales y las calles para tranquilidad tanto de los vecinos, que
al ver a la policía se sienten arropados, como de los pequeños rateros, que realizan la inmensa
mayoría de las faltas por hurto que tanta inseguridad generan, que al ver sus uniformes se
marchan tranquilamente a otro “centro de actividad” como las líneas de autobuses, los
espectáculos o, si la presión policial es muy notable, emigran a otra ciudad. Esta opción puede
compartirse, como de hecho ocurre, con recursos humanos de las policías municipales y con
vigilantes jurados de empresas privadas de seguridad.

La opción de la lucha contra el crimen organizado es menos vistosa, entre otras razones
porque sólo se conoce y se registra por iniciativa de la propia policía y casi nunca por denuncias
de los ciudadanos, pero la eficacia de su trabajo erradica y pone a disposición judicial,
habitualmente en colaboración con policías de varios países, a auténticos criminales, muy
peligrosos, que no cometen faltas sino delitos y que no sólo actúan contra el patrimonio sino,
también, contra la vida de los ciudadanos.

Lo óptimo sería reorganizar los efectivos humanos y materiales de las distintas policías,
producir sinergias y economías de escala y conjuntar unas plantillas mejor formadas, equipadas
y desplegadas. No obstante, el marco constitucional y legislativo en el que nos movemos, y que
tantos beneficios ha traído a España, también constriñe normativamente la organización policial,
y las consecuencias económicas de una modernización general también podrían volver
impopular una policía que para ser más popular tendría que ser bastante más cara.

En este marco introductorio y anteponiendo la orientación a la demanda (expectativas de


las víctimas, opinión pública, agenda de los medios de comunicación y evolución de las
estadísticas policiales) sobre la orientación a la oferta (historia, reglamentos, tecnología y
delincuentes), hemos recopilado cuatro conjuntos de fuentes de información para poder realizar
la presente investigación: la primera fuente de información ha sido la encuesta telefónica

81
realizada por Random durante el mes de noviembre del año 2005 con ámbito nacional y un
margen de error del 3%, la segunda fuente de información ha estado integrada por los
barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas realizados mediante encuesta personal a
una muestra representativa durante 2005 y, especialmente, el correspondiente a diciembre de
dicho año, con ámbito nacional y un margen de error del 2%; la tercera es el estudio de análisis
de contenido sobre la imagen de la Policía en la prensa, que realiza mensualmente el Centro de
Cooperación Cultural y Prospectiva; así como, en cuarto lugar, el estudio cualitativo sobre
víctimas que se ha realizado con el apoyo de Sociología y Comunicación en enero de 2006.

Estas cuatro fuentes nos han aportado información sobre la cantidad y características de
las víctimas de los delitos, sobre la evaluación de la seguridad ciudadana por la población
encuestada, sobre la imagen de los diferentes Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y
sobre las demandas de seguridad de los ciudadanos a la policía.

3.2. LAS VÍCTIMAS DE LOS DELITOS.

La principal fuente para conocer cualitativamente la demanda de servicios de seguridad


por parte de la población es la que brota de las quejas de las víctimas de los delitos.

Desde una perspectiva sociológica resulta enriquecedor el punto de vista que tienen las
personas que han sufrido el delito como víctimas, pero sin cargar las tintas ni en las víctimas de
la violencia de género ni en las víctimas del terrorismo, que, aun siendo poco frecuente, por su
intensidad y actualidad eclipsarían cualquier reflexión genérica sobre el concepto de víctima.

En términos generales y desde tiempo inmemorial, las víctimas de los delitos han
encontrado tres válvulas de escape para la presión derivada del injusto sufrimiento padecido: la
resignación impotente ante un hecho que no han podido evitar y que tampoco podrían evitar si
ocurriera de nuevo; la venganza de la víctima o sus allegados sobre la vida, familia o bienes del
delincuente; o el derecho penal y la exigencia de que el Estado, con sus aparatos de control
social, apliquen la ley y hagan justicia.

82
Antiguamente, era la víctima o sus herederos quienes se vengaban del delincuente con
los solos límites del Código de Hammurabi o de las Doce Tablas de Roma, que pretendían
limitar la venganza privada a los justos límites del daño padecido: ojo por ojo y diente por
diente, sin que la revancha fuera descomunal.

En los tiempos modernos, propios del Estado de derecho, el imperio de la ley y la


separación de poderes, la respuesta a la delincuencia ha sido la intervención policial y el
procesamiento de los criminales para que paguen sus culpas con todo el peso de la ley.

No obstante, dentro de esta respuesta moderna, civilizada y legal debemos distinguir


entre una primera y prolongada etapa, caracterizada por la separación de la víctima del
victimario y la aplicación del procedimiento criminal y el Código Penal al delincuente como si
el delito solamente fuera una afrenta a la sociedad y a las normas del Estado, ignorando en
buena medida a unas víctimas que, muchas veces, eran vistas como sospechosas de su propio
padecimiento; y una segunda etapa, posterior a la II Guerra Mundial, dentro de un mundo más
complejo, desregulado, consociacional y dinámico, en el que el protagonismo está empezando a
virar hacia las víctimas y su resarcimiento, como co-protagonista principal del hecho criminal
junto con el delincuente, dando pie a un nuevo derecho penal, que Esther Giménez-Salinas91
define como reparador, basado en la conciliación entre la víctima y el victimario.

Como vemos, en un primer momento del nacimiento del Estado moderno, el asunto de la
delincuencia dio un paso de gigante al dejar de ser un asunto privado para pasar a la esfera del
derecho público pero generando, como efecto secundario, el divorcio artificial en la pareja
criminal integrada por víctima y victimario. En esta primera etapa la víctima estaba
completamente separada del delincuente, se aborrecía de la venganza, incluso parecía
secundario y más propio del derecho civil que del derecho penal el resarcimiento por parte de la
víctima, quien, algunas veces, era consideradas tan culpables como el delincuente. Mientras que
las víctimas tenían un papel marginal en el proceso penal, el imputado, como no podía ser de
otra manera, disfrutaba de todos sus derechos constitucionales y procesales, así como de una
política de resocialización y de reinserción social.

91
E. Giménez-Salinas: “La conciliación Víctima-delincuente: hacia un derecho penal reparador” en AA.VV. La Mediación Penal;
Centre d´Estudis Jurídics i Formació Especialitzada, Barcelona, 1999, p. 69.

83
Después, en una segunda etapa, en la que actualmente estamos adentrándonos superando
algunos antiguos moldes y prejuicios, se está empezando a considerar a la víctima como parte
inseparable del hecho criminal, tantas veces eclipsadas a lo largo de los años por parte de
derechos penales humanitarios, liberales y racionales que preferían la defensa de los derechos de
la sociedad por parte de los fiscales y las garantías de los procesados que la reivindicación de
derechos concretos sobre restituciones personales por parte de unas víctimas a las que, algunas
veces y en el mejor de los casos, se les adjudicaba un lastimoso papel secundario en su propia
vida.

En este contexto dialéctico, en el que la tesis era la “víctima como sujeto débil con
derecho a venganza” y la antítesis la “víctima como sujeto pasivo perjudicado protegido por el
Estado” resurgió con fuerza y con un planteamiento sintético el concepto de “víctima como
sujeto activo en el hecho criminal con derecho a la reparación del daño sufrido”.

El resurgimiento de la víctima como sujeto activo dentro de la pareja criminal, lo que


implicaba que podía tratarse de una víctima completamente inocente o de una víctima
completamente culpable del delito padecido, fue producto de la definición de la víctima como
elemento central de la nueva ciencia de la victimología, así bautizada por Beniamin
Mendelsohn, psicólogo israelí de origen rumano, durante una conferencia impartida en el
hospital Coltzea de Bucarest en 1947, sustituyendo conceptos demasiado limitados como los de
ofendido o perjudicado.

A Mendelsohn le siguieron investigadores como el alemán V. Henting y el hindú Abdel


Ezzat Fattah, quien siguiendo la tradición original de la victimología clasificó a las víctimas en
dos grupos, en función de su participación en el hecho criminal: las víctimas que no tienen
ninguna responsabilidad en el hecho criminal padecido y las que sí tienen alguna
responsabilidad como es el caso de las “víctimas deseosas”, que incitan a la comisión del delito;
las “víctimas voluntarias”, que consienten la comisión del delito; y las “víctimas sin
consentimiento”, que son aquellas que tienen una participación en el hecho pero sólo por
dejación o irresponsabilidad92.

92
A.E. Fattah: “Centro de Difusión de la Victimología” www.geocities.com

84
De esta manera, las víctimas están volviendo a cobrar importancia como personas, como
sujetos de derechos relacionados con su participación activa en el proceso penal, su propia
resocialización, rehabilitación social, resarcimiento, reparación de los daños sufridos y, sobre
todo, con el derecho a no volver a padecer de nuevo el mismo delito ni padecer una cruel e
innecesaria segunda victimización derivada de la intervención policial, sanitaria, psicológica y
judicial, que muchas veces parece pretender demostrar que la víctima no miente, con el fin de
garantizar los derechos del acusado, sin darse cuenta del daño que indirectamente vuelven a
ocasionar a las víctimas.

En este sentido y tal y como resume Joseph Mª Tamarit93, los derechos de las víctimas
han pasado en Europa de una declaración de intenciones y una reivindicación propia de
asociaciones de víctimas o congresos de expertos a su cristalización efectiva y positiva como
consecuencia de la Decisión Marco del Consejo de la Unión Europea de 15 de marzo de 2001,
relativa al estatuto de la víctima en el proceso penal, por la que se reconocen sus cinco derechos
fundamentales:

1. Derecho a la información:
- Derecho a conocer la evolución de la causa penal derivada del hecho ilícito
padecido.
- Derecho a conocer las consecuencias que se pudieran derivar de los diferentes
escenarios del proceso.
2. Derecho de participación:
- Derecho a ser oído en el proceso.
- Derecho a facilitar pruebas en el proceso.
- Derecho a que la víctima sólo sea interrogada en caso de imperiosa necesidad.
3. Derecho de la víctima a la asistencia:
- Derecho a la asistencia jurídica.
- Derecho a la asistencia psiquiátrica y psicológica.
- Derecho a la asistencia médica.
4. Derecho de la víctima a su protección.
- Derecho a la protección física de su persona y la de sus familiares.
93
J. Mª. Tamarit Sumalla: “¿Hasta qué punto cabe pensar victimológicamente el sistema penal?” en J. Mª Tamarit: Estudios de
Victimología (Actas del I Congreso español de victimología); Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 2005, p. 35 y ss.

85
- Derecho a la protección de su intimidad.
5. Derecho a la reparación del daño sufrido.
- Derecho a la reparación económica.
- Derecho a la garantía de no volver a sufrir el mismo daño.
- Derecho de las víctimas a la rehabilitación y resocialización.

Para que estos derechos sean efectivos y eficaces, Ángel García Fontanet hace las
siguientes recomendaciones:

“1ª) Establecimiento en la fase ejecutiva del proceso penal de un incidente para determinar /
liquidar los derechos de las víctimas con intervención de todas las partes interesadas tanto
públicas como privadas.
2ª) Instalación de oficinas de asistencia a las víctimas en todas las Fiscalías, como reflejo
judicial de las oficinas de denuncias policiales, en las que se informe y proteja a los
perjudicados por los delitos.
3ª) Riguroso seguimiento de las piezas de responsabilidad civil, controlando periódicamente la
situación económica de los obligados al pago de las ordenadas indemnizaciones durante el plazo
de prescripción.
4ª) Severa exigencia de las responsabilidades civiles antes de la concesión de cualquier ventaja
o beneficio a los condenados.
5ª) Control de los honorarios de los profesionales intervinientes ante los Tribunales.
6ª) Simplificación de las vías administrativas y contencioso administrativa.
7ª) Extensión a todos los habitantes de un Estado del derecho a recibir, sin discriminación, las
ayudas establecidas en la ley.
8ª) Anticipo de la indemnización solicitada, en todo o en parte, cuando conste que la
reclamación cumple los requisitos básicos y esté justificado habida cuenta de la situación
económica de la víctima.
9ª) Ampliación del vigente plazo de prescripción para el ejercicio de las acciones
indemnizatorias.” 94

94
A. García Fontanet: “Las víctimas y la Administración de Justicia con especial referencia al sistema de justicia penal” en J. Mª
Tamarit: Estudios de Victimología (Actas del I Congreso español de victimología); Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 2005, pp. 81 y
82.

86
Las víctimas, desde el punto de vista de la demanda de servicios de seguridad, son, y con
razón, los “clientes” más exigentes de la policía, sobre todo porque su capacidad de tomarse la
justicia por su mano ha quedado anulada por el monopolio de la violencia del Estado, por la
expresa proscripción de la venganza y por la separación procesal entre víctima y delincuente.

Dentro de este entramado jurídico-conceptual, nosotros queremos profundizar en la


perspectiva sociológica y desde una aproximación más empírica que teórica por lo que, de ahora
en adelante, estudiaremos los aspectos relacionados con el número, distribución y características
sociodemográficas de las víctimas mediante técnicas cuantitativas de investigación social y
ahondaremos en el conocimiento de sus actitudes y estilos de vida mediante técnicas cualitativas
de investigación social.

Desde la perspectiva cuantitativa podemos trabajar con datos secundarios, como hace
Interpol, elaborando la tasa de infracciones conocidas por la policía (delitos más faltas dividido
por el número de habitantes), que en España se sitúa en 50 infracciones por mil habitantes, muy
por debajo de la media de la Unión Europea; o podemos trabajar con datos primarios
preguntando a la gente si en un periodo de tiempo determinado, el año pasado por ejemplo, se
ha sentido víctima de un delito, utilizando para ello técnicas de encuesta a una muestra
representativa del universo estudiado.

Desde el punto de vista de los datos secundarios disponibles sabemos que hay unos dos
millones de infracciones al año, mitad faltas y mitad delitos, casi siempre relacionadas con el
patrimonio, de las que se suele esclarecer un 30%, conduciendo a unas cuatrocientas mil
detenciones, que se sustancian en cien mil procesos judiciales al año.

Desde el punto de vista de los datos primarios, que son los que configuran la demanda de
seguridad determinada mediante encuesta, existe, como se deduce fácilmente del Gráfico nº 13,
entre un 6% y un 8% de entrevistados mayores de 15 años, especialmente los varones, que
consideran que han sido víctimas de algún delito durante el año pasado. Extrapolando estos
datos podemos concluir que en vez de dos millones de infracciones conocidas, debe de haber
cerca de o tres millones de víctimas, en el bien entendido caso que estamos hablando de
mayores de 15 años y que, al tratarse de un estudio de opinión, podría suceder que una misma

87
persona haya sido víctima de varios delitos o, por el contrario, que alguna persona se sintiera
víctima de algún delito que en realidad no lo había sido.

Gráfico nº 13

VÍCTIMA DE ALGÚN DELITO A LO LARGO DEL AÑO 2005


(POR SEXO)

10,9%
Hombres
6,5%

CIS

6,5%
Mujeres
5,5%
RANDOM

8,6%
TOTAL
6,0%

0% 2% 4% 6% 8% 10% 12%

FUENTES: Encuesta del CIS (dic


iembre 2005) y encuesta RANDOM (noviembre 2005)

Concretando un poco más, podemos añadir que el perfil de las víctimas se caracteriza no
sólo por ser un varón, sino también por ser mayor de 55 años o menor de 24, por residir en un
gran núcleo de población y por ubicarse socialmente en lo que ambiguamente denominamos
como clase media. (Vid. Gráficos n º 14, nº 15 y nº 16).

De aquí podemos subraya cinco apreciaciones: en primer lugar, que las víctimas reales
corresponden a los grupos con mayor “vulnerabilidad” potencial (varones, jóvenes, residentes
en determinadas zonas y socializados en determinadas subculturas); en segundo lugar, que las
víctimas reales no tienen el mismo perfil que las personas que sienten más inseguridad subjetiva
(mujeres mayores)95, en tercer lugar, que las víctimas y los delincuentes tienen un perfil muy
parecido como ya habían adelantado Wolfgang, Figlio y Sellin96, en cuarto lugar, que la

95
D. Torrente: Desviación y delito; Ed. Alianza, Madrid, 2001, p. 159.
96
M.E. Wolfgang, R.M. Figlio y T. Sellin: Delincuency in a birth cohort; Chicago University Press, Chicago, 1972.

88
“vulnerabilidad” no es proporcional a todas las clases sociales ni cohortes de edad97, y, en quinto
lugar, que la “vulnerabilidad” no depende del azar sino que, además de determinadas
características sociodemográficas – como explica el reconocido criminalista mexicano Luis
Rodríguez Manzanares98 - ,exige unas circunstancias de tiempo y espacio que permiten calcular
la probabilidad de ser víctima.

En semejante contexto, no es de extrañar que una especie de paranoia generalizada por


los medios de comunicación termine haciendo verosímil una alta probabilidad de ser víctima de
un delito, máxime si se ha padecido personalmente, cuando en realidad la probabilidad es muy
baja, aun contando con todas las infracciones posibles, delitos más faltas, y considerando que
toda la población corre el mismo riesgo, lo que es estrictamente falso.

Gráfico nº 14

VÍCTIMAS DE ALGÚN DELITO A LO LARGO DEL


AÑO 2005 (HÁBITAT
-MILES)

Más de 1.000 13,0


%

De 400 a 1.000 13,9


%

De 100 a 400 8,4


%

De 50 a 100 9,9
%

De 10 a 50 7,0
%

Menos de 10 6,6
%
0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0% 10,0% 12,0% 14,0% 16,0%

*FUENTE: Encuesta del CIS (diciembre 2005)

Gráfico nº 15

97
A. García-Pablos: Manual de criminología; Ed. Espasa, Madrid, 1988, p. 89.
98
L. Rodríguez Manzanares: “La Prevención Criminal”; Curso Internacional de Criminología, La Habana, julio de 1987, p. 6.

89
VICTÍMAS DE ALGÚN DELITO A LO LARGO DEL AÑO 2005
(POR EDAD)

6,7%
65 y más 6,5%

7,2%
55 a 64 9,3%

CIS
9,0%
45 a 54 5,8%

RANDOM
9,5%
35 a 44 5,1%

9,1%
25 a 34 4,5%

10,8%
Menos 24 6,2%

0,0% 2,0% 4,0% 6,0% 8,0% 10,0% 12,0%

FUENTES: Encuesta del CIS (diciem bre 2005) y encuesta RANDOM (nov iembre 2005)

Gráfico nº 16

VÍCTIMAS DE ALGÚN DELITO A LO LARGO DEL AÑO 2005


(CLASE SOCIAL)

Alta media-alta 4,8%

Media 7,0%

Baja media-baja 4,4%

Total 6,0%

0% 1% 2% 3% 4% 5% 6% 7% 8%

FUENTES: Encuesta de RANDOM (n


oviembre 2005)

Cambiando de tercio y desde la perspectiva cualitativa proporcionada por la realización


de dos reuniones de grupo con víctimas y doce entrevistas en profundidad a expertos, no sólo

90
podemos describir sociodemográficamente a las víctimas, sino que podemos enmarcarlas en un
doble escenario: el escenario cultural, geográfico y económico donde la víctima padece el
delito, y el escenario psicológico, en el que se combinan las características socidemográficas de
la víctima con su situación anímica, económica y biológica, además de su propia percepción del
hecho criminal padecido.

En el caso personal de las víctimas, el proceso por el que llegan a tener conciencia de su
situación es traumático y surge de golpe. De hecho, a las víctimas les cuesta creer que les haya
pasado a ellos. El hecho delictivo es, para ellas, “universal” y más o menos “aleatorio”, le puede
ocurrir a cualquiera. No existe la percepción de ser una víctima propiciatoria, por lo que el
sentirse diferente a los demás viene determinado por las consecuencias que genera el hecho y no
por las causas que lo originaron.

La impotencia, la violación de la intimidad, el miedo etc, sólo los conocen las personas
que han sufrido un delito, los demás no, y en ese sentido sí se sienten diferentes. Sin embargo
no existe ningún atisbo de que las víctimas perciban que lo sean por sus especiales
características físicas, económicas, geográficas o psicológicas.

Las consecuencias del delito en la vida de las víctimas podemos clasificarlas en tres
grandes apartados: Consecuencias psicológicas o emocionales, consecuencias físicas o
materiales, y consecuencias ideológicas y actitudinales.

a) Entre las consecuencias psicológicas y emocionales cabe destacar el intenso


sentimiento de miedo que se mantiene durante mucho tiempo, especialmente en el caso de las
mujeres.

Las consecuencias emocionales que padecen las víctimas son la rabia, la impotencia y la
sensación de indefensión, que se transforma en odio contra los delincuentes y contra las
instituciones a las que culpan de su indefensión.

91
b) Entre las consecuencias físicas o materiales hay un amplio abanico de medidas
que se toman tras el hecho sufrido y que van desde la simple precaución en la calle, mirando en
el cristal de los escaparates, fijándose más en la gente a su alrededor, o teniendo más cuidado al
guardar el dinero en el bolso; hasta el cambio de domicilio, pasando por asumir fuertes
inversiones en seguridad tales como alarmas, cerraduras, perros, seguros, etc.

Es decir, también se producen consecuencias económicas, la víctima se ve obligada a


contratar un abogado, puede perder su trabajo, necesitar cambiar de residencia, adaptar su casa
debido a las secuelas físicas de hecho padecido, financiar un tratamiento psicológico durante
mucho tiempo, etc., etc.

En los delitos de terrorismo, concretamente, las consecuencias para las víctimas son
múltiples: se ven abocadas en muchos casos a cambios de residencia y de trabajo. El impacto
económico se incrementa en el caso de viudas y huérfanos de personas asesinadas. A ello hay
que añadir las consecuencias psicológicas y el estrés post traumático, que reviste más o menos
gravedad según la personalidad de la víctima. Si a esto le añadimos la victimización social y la
segunda victimización institucional de la que ya hemos hablado, todo se amplifica. Los que
sobreviven a un atentado sufren secuelas psicológicas de por vida.

c) Entre las consecuencias ideológicas y actitudinales encontramos las más


transcendentales por cuanto que se manifiesta como la propia metamorfosis de la víctima. Este
hecho es muy radical y viene determinado por el sentimiento de odio hacia el delincuente lo que
les lleva a cambiar su forma de pensar.

Este cambio, que se nutre de todos los tópicos existentes: “los delincuentes entran por
un lado y salen por otro”, “inmigrante tenía que ser”, etc.; consiste en considerar que las leyes
son extremadamente benévolas con los delincuentes. El odio y la rabia contenida llevan a unas
posiciones extremas, duras, con una dejación absoluta de las garantías del proceso penal, de la
explicación económica y cultural del crimen, del objetivo político de la reinserción social e
incluso de la necesaria proporcionalidad entre el delito y la pena, exigiéndose la prolongación
de las penas y su cumplimiento íntegro sin posibilidad de redención.

92
Las consecuencias del delito son tremendas paras las víctimas y, como una reacción, se
convierten en unas expectativas no son sólo jurídicas, ni económicas, ni clínicas, ni
psicológicas, sino que se presentan como una construcción social en la que además de ellas,
también participan los delincuentes y la leyes que establecen que uno tiene el papel de héroe y
otro el de villano, los policías, los jueces y fiscales, los psicólogos y trabajadores sociales, los
médicos y psiquiatras, coexistiendo todos ellos con determinadas circunstancias, económicas,
políticas y culturales que configuran el escenario donde ocurre el suceso y donde la percepción
del mismo por los otros, especialmente por los medios de comunicación y por sus familias, es
tan importante como la percepción personal de la propia víctima.

Sin embargo, e independientemente de la probabilidad de que se repita el suceso, las


víctimas reinterpretan el delito injustamente padecido en función del trato recibido por policías
y jueces.

Por lo que se refiere a la policía hay quien reclama mayor atención personal y mayor
seguimiento de su caso concreto hasta la resolución del mismo.

Existen dos momentos y dos escenarios a la hora de valorar la labor de la policía:

- El primer momento corresponde con la realización de los trámites en la oficina de


denuncias de la comisaría. En este escenario es en el que la policía produce una
imagen más burocrática y su valoración es más negativa. Las víctimas detectan cierta
falta de implicación en los profesionales, se les percibe como meros funcionarios que
cumplimentan unos formularios normalizados; lo que no quita para que consideren
que están humanamente bien tratadas, sobre todo en el caso de los grupos
especializados en asistencia a mujeres maltratadas.

- El segundo momento corresponde con la intervención más científica y judicial de la


policía en el lugar de los hechos como la toma de huellas, las fotografías, los
teléfonos intervenidos, las vigilancias, los análisis de laboratorio o la recopilación de
pruebas, etc., que es el momento y el escenario mejor valorado por su rapidez y
eficacia. Se reconoce una labor profesional impecable. Esta evaluación favorable se

93
frustra posteriormente por dos motivos: en primer lugar, por la falta de medios de la
policía para terminar la faena, coger a los delincuentes, ponerles a disposición
judicial y que los tribunales les condenen, y, en segundo lugar, a falta de remate de la
operación, las víctimas esperan una llamada que les informe de la marcha de su caso
o les explique su imposible resolución; y esto no ocurre.

Por lo que se refiere a los tribunales, la principal queja respecto de los jueces es que en
los delitos de menor gravedad se inhiben, y en los de mayor gravedad no les prestan a las
víctimas la suficiente atención, que en todo caso perciben como muy inferior a la atención
prestada al delincuente y sus derechos.

El trato recibido en el ámbito judicial, en el caso de los delitos más graves, es el que
recoge mayor número de criticas por parte de víctimas y expertos. Se refieren a una
multiplicidad de elementos que configuran una imagen negativa y una percepción de ser
tratados peor que los delincuentes: defectos de forma, de tiempo, escasa sensibilidad con el
trato hacia la víctima, la enorme burocracia, la falta de información, el desconocimiento del
proceso, la falta de separación entre la víctima o sus familiares y el entorno de sus agresores
antes de entrar a la sala, la falta de mamparas de separación en los juicios por agresiones
sexuales, etc. Aparece entonces una segunda victimización, que como define Pedro Robles: “es
aquella que sufre la víctima de una agresión cuando ha de enfrentarse a las instituciones
oficiales, convirtiéndose su paso por los distintos estamentos policiales y judiciales en un largo,
lento y tortuoso peregrinar que no siempre parece tener justificación para quien ha tenido una
agresión.”99.

Hay un sentimiento generalizado de que la víctima lo que necesita, en todos los casos y
tipologías, es que la escuchen, la entiendan, la legitimen y la amparen. Las víctimas componen
el núcleo duro de la demanda de seguridad y sus exigencia podrían concretarse, con justicia y
sin dramatismo, en las siguientes:

- Mayor presencia policial para que haya “zonas liberadas” donde moverse.

99
P. L. Robles Fernández de Córdoba: “Victimización secundaria”, Revista de la Escuela de Seguridad Pública de Andalucía nº
92, Sevilla, 2001, p. 12.

94
- Atención humanitaria, además de policial y judicial, en las oficinas de denuncias de
las comisarías de policía y de la Guardia Civil.
- Búsqueda y captura de los delincuentes para ponerlos a disposición judicial.
- Información de la policía a la víctima de los trámites de su caso y en el momento en
el que se encuentran.
- Información exhaustiva a la víctima de la tipificación administrativa o penal del
hecho padecido para que no espere que por una mera infracción se vaya a encarcelar
a su agresor, cuando jurídicamente sea improcedente.
- Juicios rápidos en los que los delincuentes peligrosos no salgan a la calle
inmediatamente y cumplimiento íntegro de las penas establecidas en el Código
Penal, respetando las políticas de reinserción social.
- Aplicación del delito de asociación ilícita a los criminales organizados en lugar de
procesarles por delitos concretos de inferior pena.
- Establecimiento de oficinas de atención a las víctimas en los Juzgados, que, como
detalla Belén Ordóñez100, den acogida y orientación a las víctimas, información penal
y civil sobre su caso concreto, que velen por sus derechos procesales, civiles y
económicos de las víctimas, las pongan en contacto con otros servicios sanitarios o
asistenciales y que garanticen la permanente relación entre las víctimas y el fiscal,
que es su principal valedor de oficio y de modo gratuito.

3.3. LA INSEGURIDAD CIUDADANA COMO PERCEPCIÓN SUBJETIVA.

La inseguridad ciudadana es una construcción social originada por percepciones


subjetivas producto de la cultura (conocimientos, valores, creencias, símbolos, normas, etc.), del
perfil sociodemográfico (sexo, edad, ingresos, estudios, hábitat, etc.) y del estilo de vida
(hábitos de consumo de tiempo y dinero) de las personas, que al interactuar con conductas
desviadas (faltas de educación, faltas administrativas, faltas penales o delitos) ocurridas en un
tiempo (día / noche, verano / invierno, fiesta /laborable), lugar (campo / ciudad, centro /
periferia), estructura social (ricos / pobres, naturales / inmigrantes) y clima de opinión (medios
de comunicación y líderes de opinión) les producen más o menos miedo, y que al reelaborarlo y

100
B. Ordóñez: “Las oficinas de asistencia a las víctimas” en J. Mª Tamarit: Estudios de Victimología (Actas del I Congreso
español de victimología); Op. Cit., pp. 148 y ss.

95
redifundirlo en su contexto familiar, profesional, mediático, lúdico, etc., contribuyen a la
regeneración de un clima de opinión sobre la inseguridad ciudadana que se concreta en
corrientes de opinión más o menos sensibles con el problema.

La inseguridad ciudadana no es una reacción mecánica al estímulo que suponen los


hechos delictivos, sino que es una percepción de las personas como sujetos sociales y no como
individuos naturales. Puede ocurrir que la inseguridad ciudadana sea muy alta estadísticamente,
pero que los medios de comunicación no la tengan presente en su orden del día y que los
ciudadanos no la experimenten como problema personal o, por el contrario, puede ocurrir que la
inseguridad ciudadana esté bajando significativamente y que, en cambio, tanto los medios de
comunicación como los ciudadanos padezcan una fuerte sensación de inseguridad ciudadana.

Desde esta perspectiva, el aumento o disminución de la inseguridad percibida por los


ciudadanos no depende sólo de hechos delictivos graves, sino de un conjunto de entradas de
información, independientemente de que sean verdaderas o falsas, antiguas o modernas,
importantes o triviales, que al ser reelaboradas, contextualizadas y ponderadas por el “esquema
actitudinal” de quien las percibe, le predispone a opinar o actuar con mayor o menor sensación
de inseguridad ante determinados hechos y circunstancias. Aunque estos hechos y sus las
circunstancias fueran falsos, imaginarios o extemporáneos, sus consecuencias materializadas en
opiniones y acciones de inseguridad siempre serían reales porque lo que la gente cree funciona
como si existiera y produce efectos reales en sus consecuencias.

Por ello, hay tres grandes conjuntos de factores que determinan la inseguridad
ciudadana: la conducta desviada real, los hechos sociales que acompañan a la conducta desviada
como actores asociados y la forma de percibirla por parte de los ciudadanos.

1ª) La conducta desviada real.

El concepto de conducta desviada es un términos sociológico que se refiere a aquellas


conductas que se sitúan en los márgenes de la desviación típica de una distribución normal y, en
consecuencia, es mucho más un concepto estadístico y sociológico que moral o legal.

96
Hecha esta salvedad, debemos subrayar que el principal motivo de inseguridad es la
existencia real de conductas desviadas. Pero debemos reiterar que son diferentes las meras faltas
de educación de las faltas administrativas y éstas de las faltas penales y no digamos de los
delitos. La tipificación de cada una de éstas conductas cambia a lo largo del tiempo y del
espacio y su respaldo social o penal puede ser o haber sido muy desigual en diferentes épocas,
como ocurre con fenómenos sociales como el “botellón”, el aborto, el tráfico, los impuestos, el
terrorismo, el obligado auxilio, el medio ambiente, el “Top manta”, etc., etc.

Centrándonos en la España actual y hablando en términos generales, como hemos dicho


anteriormente ( revisar los Cuadros nº 1, 2, 3, 4 y 5), cada año suele haber unos tres millones de
víctimas, es decir, personas que dicen en encuestas que han sido víctimas de algún tipo de delito
durante el año pasado sin que sean capaces de tipificarlas como delitos, faltas penales, faltas
administrativas o faltas de educación, pero exigiendo una respuesta policial, judicial y penal
para su agresor, sea jurídicamente viable o no.

De estos tres millones de víctimas autodeclaradas pasamos, aproximadamente, a un


registro estadístico de dos millones de infracciones al año, delitos más faltas, sobre todo
relacionadas con el patrimonio (80%), lo que da un tasa de criminalidad de 50 infracciones por
1000 habitantes (la media europea se sitúa en 70 infracciones por 1000 h), de las que las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado suelen esclarecer algo más de un 30%.

En este marco podemos realizar algunas observaciones que faciliten la interpretación y


valoración de la conducta desviada realmente existente en España en la actualidad:

- Las infracciones registradas por cualquier cuerpo policial han aumentado sólo
un 3,45% en el conjunto del territorio nacional a pesar del notable incremento
de la población general y, concretamente, de la población inmigrante, que
según el Instituto Nacional de Estadística ha pasado de 3.034.326 en 2004 a
3.730.610 en 2005 y a 3.884.600 en 2006, relevando los marroquíes a los
ecuatorianos en el primer puesto de entre los inmigrantes.
- Además del incremento de la población general e inmigrante, se está
experimentando un incremento de las cohortes más jóvenes en asentamientos

97
urbanos situados en Madrid o en capitales de la costa mediterránea como
Barcelona, Valencia y Málaga.
- En el territorio de los Cuerpos de Seguridad del Estado se ha experimentado
una disminución del 4,3% de infracciones registradas.
- El Cuerpo Nacional de Policía es el único que está reduciendo
significativamente sus registros de infracciones (-8,33%), debido a la
disminución de la delincuencia en su territorio y a que una parte del mismo,
muy conflictiva criminológicamente hablando, ha pasado a la jurisdicción de
los Mossos D´Escuadra, cuyos registros han experimentado, lógicamente, un
notable incremento.
- Las infracciones mejor controladas por el Cuerpo Nacional de Policía durante
los primeros seis meses de 2006 son las relacionadas son los robos con
violencia o intimidación (-13%), los delitos de hurto, que por su montante
económico o por el modus operandi de los delincuentes tienen esa
consideración legalmente (-14,7%), y las meras faltas de hurto (-8,4%).
- El registro de las infracciones por los Cuerpos de Seguridad del Estado se
distribuye, aproximadamente, de la siguiente manera: la Policía registra el 57%
de las infracciones con unos 50.000 efectivos, la Guardia Civil registra el 26%
de las infracciones con unos 70.000 efectivos y las Policías Autonómicas
registran el 17% de las infracciones con unos 20.000 efectivos; lo que deja
patente la enorme carga de trabajo del Cuerpo Nacional de Policía y la
necesidad de incorporar nuevas promociones. El mayor registro de infracciones
por parte del Cuerpo Nacional de Policía se explica por las zonas urbanas
densamente pobladas, económicamente boyantes y culturalmente bulliciosas en
las que está desplegado y porque en sus comisarías, muchas veces y como
resulta natural, se tramitan las denuncias de las Policías Locales y de los
Vigilantes Jurados. Dentro de las Policías Autonómicas destacan
significativamente, tanto por su dotación como por su carga de trabajo, los
Mossos D´Escuadra.

98
El perfil del detenido, como sabemos, corresponde a un varón (88%), joven (56%) y sin
estudios que vive en una zona urbana y con fuerte presencia de población con antecedentes
policiales y de origen inmigrante.

2ª) Los factores sociales asociados con la conducta desviada.

La conducta desviada y concretamente las infracciones tipificadas en el Código Penal


están estrechamente relacionadas con otros hechos sociales: los “hechos contextualizadores”,
los “hechos activadores” y los “hechos co-variantes”.

En primer lugar, los “hechos contextualizadores”, son aquellos que aún no teniendo una
relación directa con las conductas criminales sí que multiplican su percepción, positiva o
negativamente.

Los “hechos contextualizadores” no suponen una explicación causal de las conductas


criminales, pero sí que crean un contexto que permite su desarrollo.

Por ejemplo, si los hechos criminales son hechos sociales estadísticamente “normales”,
por muy ilegales e inmorales que les consideremos, entonces tenemos que aceptar que hay dos
hecho contextualizadores determinantes: la evolución de la población y la cultura que
homogeneiza y hace previsible la conducta humana.

Si la población aumenta, ya sea como consecuencia del crecimiento vegetativo o del


saldo migratorio, debemos esperar, lógicamente, que cualquier fenómenos social “normal”
experimente una evolución semejante.

En este sentido, si la población aumentara un 10%, sería “normal” que aumentara el


consumo de agua, las matrículas escolares, el transporte, las urgencias hospitalarias, el crimen,
el consumo de electricidad y de alimentos, la asistencia a espectáculos de moda, etc., por lo
menos hasta que las empresas en el ámbito del mercado o las autoridades en el ámbito político
reasignen los recursos económicos y aumenten los recursos humanos y materiales para atender
el incremento de las incidencias.

99
En consecuencia, si la población crece significativamente y lo hace especialmente entre
los inmigrantes y las cohortes de edad más juveniles, y el crimen permanece constante o en un
muy ligero crecimiento, máxime en unas zonas urbanas en pleno desarrollo económico, resulta
inevitable considerar un éxito la política de seguridad ciudadana porque si con ése espectacular
y peculiar incremento demográfico disminuyera drásticamente la criminalidad cualquiera podría
sospechar de la fiabilidad de los registros estadísticos realizados.

Junto a la evolución de la población, el otro principal “hecho contextualizador” es la


cultura dominante, entendiendo por tal el conjunto de conocimientos, creencias, normas,
valores, símbolos y hábitos que a la vez que facilitan condicionan la integración del individuo
en el grupo y del grupo en la naturaleza.

Dicha cultura, con sus componentes de organización, tecnología y lenguaje, ha permitido


a la especie humana sobrevivir en la naturaleza construyendo su propio “nicho ecológico” 101 y
transformar a través del proceso de socialización, como dice J. Iglesias Ussel 102, a los embriones
de hombres en “socios”, en personas humanas, cuyo comportamiento no se desarrolla al azar
sino que está sometido a leyes sociales que lo hacen regular, predecible y explicable.

La cultura no la transmiten las madres por los genes sino que se transmite por palabras
mediante el proceso de socialización en la familia, la escuela, las pandillas, los medios de
comunicación, etc., y nos determina de tal manera que nos lleva a suponer que nuestra conducta
es natural y que nos comportamos como nos place, cuando la realidad es que estamos
básicamente programados desde el punto de vista cultural y encarrilados desde el punto de vista
estructural.

El aparato valorativo de la cultura se materializa en las instituciones sociales y al valor


fraternidad le corresponde la institución familiar, a la sabiduría la escuela, a la seguridad la
policía, a la prosperidad la empresa, a la salud la sanidad, etc.

101
J. F. Downs y H. K. Bleibttrev: Human variation, Glencoe Press, Beverly Hills, 1969, p. 49.
102
J. Iglesias Ussel: “Socialización y control social” en S. del Campo: Tratado de Sociología, Taurus, Madrid, 1988, vol. I. p. 166.

100
La distribución de la población dotada de una cultura, que suponen los dos principales
“hechos contextualizadores”, se manifiesta de forma muy desigual tanto individual como
colectivamente. Esta desigualdad se materializa en los diferentes perfiles sociodemográficos de
las personas con sus peculiaridades biológicas y actitudinales y en sus diferentes estatus o
posiciones sociales: nivel de ingresos, educación, hábitat, etc. De estas desigualdades se deriva
una estratificación jerarquizada que provoca un choque de intereses y un conflicto social del que
en ocasiones nacen determinadas conductas desviadas, que algunas veces se manifiestan en
conductas delictivas.

En segundo lugar, los “hecho activadores” son los que directa o indirectamente
condicionan, estimulan o frenan las conductas criminales.

Igual que señalábamos a la población y a su cultura como principales “hechos


contextualizadores”, debemos señalar al perfil sociodemográfico y estilo de vida de las personas
y a su estatus social, económico y cultural, como los dos principales “hechos activadores” a la
hora de cometer o de padecer conductas desviadas.

Por lo que se refiere al perfil sociodemográfico no es indiferente ser hombre que mujer,
joven que viejo, casado que no casado, trabajar o estar en el paro, con ingresos altos o bajos, con
estudios o sin estudios, residente en un buen barrio o en un poblado marginal, inmigrante o
nacional, con antecedentes policiales que sin ellos, etc.

Por lo que se refiere al estilo de vida, no es lo mismo gastar mucho dinero que gastar
poco, no es lo mismo andar frecuentemente de noche por la calle que estar en casa, no es lo
mismo frecuentar unos barrios que otros ni asistir a una actividades lúdicas que a otras; no es lo
mismo unas amistades que otras, etc.

Tampoco es indiferente el estatus social en el que son colocadas las personas como
producto del proceso de estratificación social. La estratificación es un proceso de decantación
derivado de la desigualdad social en función del poder, la educación y la riqueza de los
miembros de una comunidad de tal manera que unos ocupan los estatus superiores y otros los
inferiores, generándose entre estos últimos auténticos procesos de exclusión social que

101
convierten a algunos seres humanos en personas prescindibles, que no cuentan ni como
productores ni como consumidores. Son los residuos humanos generados por el capitalismo
salvaje.

De esta manera, junto a las conductas desviadas, las faltas y los delitos, la percepción del
crimen por parte de la población depende de la densidad de la población, del multiculturalismo
existente, de los valores de la cultura dominante, y también, del sexo, de la edad, de los
ingresos, de los estudios y del hábitat de quien lo perciba, lo padezca o no, y de su posición
social tanto objetivamente como en función de la red de relaciones sociales de las que
subjetivamente pueda echar mano, de su capital social.

Los “hechos activadores”, por su propia apariencia (perfil sociodemográfico, estilo de


vida, estatus), inducen prejuiciosamente la asignación de roles asociados o no con la
delincuencia, independientemente de que los hechos sean reales, circunstanciales o supuestos,
por lo que no sólo hay “apariencias que engañan”, sino “apariencias que matan”.

En tercer lugar los “hecho co-variantes” son los que experimentan una evolución
acompasada con la de la delincuencia durante un tiempo, aparentando una relación causal.
Debemos recordar aquí otros hechos que con mayor o menor frecuencia se han asociado con el
crimen como es el caso del consumo de drogas, la inmigración, el medio ambiente o el tráfico
de vehículos, sin contar con el terrorismo, que siempre es un delito aunque se suela registrar de
forma diferenciada.

Durante muchos años los sociólogos hemos establecido relaciones para-causales entre
las drogas y la delincuencia, explicando que el dolor físico y psíquico producido por el síndrome
de abstinencia o “mono” exigía a los drogadictos que adoptaran cualquier medida, incluso
ilegal, para obtener recursos económicos con los que comprar más droga para conseguir
relajarse. También hemos establecido estas mismas relaciones entre la prostitución y la
delincuencia, las zonas turísticas y recreativas y la delincuencia, los descampados marginales y
los callejones oscuros y la delincuencia; y actualmente estamos viendo como se acompasa la
delincuencia con un fenómenos social incipiente pero importante y exponencialmente creciente
como es la inmigración.

102
De los “hechos co-variantes” el actualmente más significativo es el de la inmigración por
cuanto que aunque objetivamente es muy confuso desde el punto de vista criminológico, es
prejuiciosamente muy potente desde el punto de vista de la opinión pública.

La inmigración es un fenómeno muy confuso desde el punto de vista criminológico


porque los inmigrantes no suponen un grupo social homogéneo con conductas previsibles, sino
que cada una de las culturas que socializan a cada subgrupo de inmigrantes son las que en
realidad les socializan y las que permiten prever y explicar su conducta dentro de la estructura
social española. Como sabemos, no es lo mismo la conducta de las ecuatorianas que la de los
marroquíes, los rumanos o los británicos.

La asociación entre inmigración y delincuencia es imprecisa e injusta en términos


generales, pero debemos aceptar dos argumentos fundamentales: en primer lugar, los
inmigrantes están sobrerrepresentados entre la población delincuente y más aún entre la
población penitenciaria y, en segundo lugar, los hijos de inmigrantes, erróneamente
denominados inmigrantes de segunda generación, están convirtiéndose en una especie de
ejército de reserva de la delincuencia común en general, y de las bandas de delincuentes
juveniles latinoamericanas y del terrorismo yihadista en particular.

Los inmigrantes de primera generación, los únicos que estrictamente podemos llamar
inmigrantes, son personas semipobres en sus países de origen que han llegado a occidente para
satisfacer sus necesidades más básicas y en éste sentido lo han conseguido, conservando,
además, su cultura de procedencia. Sin embargo, los hijos de aquellos inmigrantes, que en
realidad ya han nacido aquí y aunque no sean españoles tampoco son inmigrantes, no sólo no
han satisfecho sus expectativas sino que ha aumentado la brecha entre sus deseos, propios de
una sociedad de consumo occidental, y sus posibilidades de satisfacerlos por medios legales, lo
que les conduce inevitablemente a la frustración, que al no estar controlada por los valores de la
cultura de sus padres, deriva en conductas desviadas, algunas veces delictivas.

103
Dos manifestaciones delictivas de la inadaptación de los hijos de los inmigrantes, como
fue la “Cosa Nostra” o mafia de los inmigrantes italianos en Estados Unidos, son las bandas
latinas y el denominado terrorismo de cosecha propia o “homegrown terrorism”.

La bandas latinas, como los “Ñetas” o los “Latin Kings” son organizaciones juveniles
fuertemente articuladas, jerarquizadas y apegadas a un territorio, que exigen ciertos rituales
iniciáticos y salvajes novatadas para integrarse en las mismas y que disponen de códigos
lingüísticos, icónicos y kinésicos propios. Las bandas latinas son fundamentalmente
organizaciones juveniles que canalizan el inmenso y aburrido tiempo libre de sus miembros y
que, a veces, cometen actos delictivos contra el mobiliario urbano en actos de vandalismo
contracultural o contra miembros de otras bandas juveniles casi siempre por negocios de “medio
pelo”, por drogas, por venganzas de origen familiar o sexual y por rencillas territoriales. Son
chicos callejeros sin futuro que muchas veces canalizarían su tiempo libre hacia el deporte o
alguna tarea productiva si pudieran y que abandonan las bandas cuando tienen algo mejor que
hacer, como alistarse al ejército, o cuando se casan y su novia “les retira”.

Cuando estos chicos no se integran y siguen cumpliendo años, evolucionan hacia el


crimen organizado de carácter económico, frecuentemente asociado con el tráfico de drogas,
que algunas veces mantiene la apariencia de banda juvenil, como es el caso de los “Mara
Salvatrucha” o los “Vatos Locos”, aún teniendo más de treinta y cinco años y una conducta
criminal extremadamente violenta.

El terrorismo de cosecha propia, por su parte, es un concepto, ampliamente utilizado por


el F.B.I.103, que no hace referencia al terrorismo autóctono, como el terrorismo de ETA o del
Grapo en España, sino al que se produce en determinado país por parte de gente que ha nacido
en el mismo territorio pero que no está integrada como ciudadanos ordinario puesto que se
consideran a sí mismos o son etiquetados por los demás como “inmigrantes de segunda
generación” o como “ciudadanos de segunda clase”.

Ya sea por el origen de sus padres o porque alguna diferencia les posicione en un lugar
marginal o inferior de la sociedad, los “terroristas caseros” suelen responder a la sociedad con

103
R. Mueller: “Discurso sobre homegroun terrorism” en el Club de la ciudad de Cleveland, Ohio, el 23 de junio de 2006, www.fbi.gov

104
actos de vandalismo contracultural que les lleva a la cárcel, donde aprenden otra cultura,
religión incluida, traban nuevas relaciones de solidaridad y se marcan otros objetivos al margen
de la sociedad, de la ley y de la moral.

Un ejemplo muy significativo de terrorismo de cosecha propia es, como señaló


inmediatamente Loretta Napoleoni104, el de los terroristas yihadistas que el siete de julio de 2005
hicieron estallar sus bombas asesinas en el metro de Londres, a pesar de haber nacido y vivido
en Inglaterra, conocer perfectamente su cultura, haber estudiado y estar trabajando allí, tener
familia en Gran Bretaña y, a pesar de todo eso, inmolarse en un acto asesino por motivaciones
religiosas.

3ª) La forma de percibir la inseguridad ciudadana por los ciudadanos.

De este entramado valorativo y estructural, cultural y social, que propulsa y encarrila la


conducta de la población, queremos centrarnos ahora en la “caja negra” que procesa los
estímulos relacionados con la inseguridad ciudadana y produce reacciones determinadas.

La percepción de los hechos sociales está predeterminada por la forma de verlos y darles
sentido a través de una especie de “carta de ajuste” o “fotografía del puzzle terminado” que da
sentido a los hechos que ocurren y ante los que el esquema actitudinal, como “sistema de
navegación” produce respuestas en forma de opiniones y acciones.

La “carta de ajuste” que sintoniza y da sentido a los hechos está compuesta por los
elementos valorativos de la cultura y entre los que podemos destacar la ideología y la
conciencia. La ideología es la que establece una jerarquía en los valores anteponiendo o
subordinando valores positivos como la libertad, la vida, la propiedad, la sabiduría, la seguridad,
la variedad, el ahorro, el hedonismo, etc.; y la conciencia es la que, como síntesis de lo
aprendido durante el proceso de socialización, evalúa la posible conducta como buena, mala o
regular.

104
L. Napoleoni: “expertos analizan cómo serán los futuros atentados terroristas” www.noticiasdot.com, julio 2005.

105
El “sistema de navegación” que reacciona ante los estímulos produciendo opiniones y
acciones está compuesto por los elementos operativos de la cultura, entre los que podemos
destacar el sentido común y el esquema actitudinal. El sentido común no es único, sino que es el
reflejo cristalizado y la síntesis de la ideología dominante en una sociedad concreta y cuyas
opciones no necesitan ser explicadas por sobreentendidas y sobrevaloradas; y el esquema
actitudinal es el reflejo material de la conciencia y el que nos predispone efectivamente a opinar
o actuar ante determinados estímulos.

De esta manera, la personalidad social, en función del rol que esté desempeñando en un
tiempo y lugar determinados, recibe determinados estímulos, relacionados con el crimen en
nuestro caso, y al filtrarlos por su cultura (incluida su ideología-sentido común y su conciencia-
esquema actitudinal) enmarcada en unas características sociodemográficas y socioeconómicas
concretas produce unas opiniones y unas acciones que no sólo ni principalmente dependen de
los hechos materiales ocurridos, sino de las circunstancias de la personalidad que los percibe y
los enuncia.

Cuando estas opiniones y acciones, siempre sociales, se manifiestan colectivamente


producen un clima de opinión sobre los hechos evaluados, contribuyendo a la creación de una
ideología sobre la delincuencia de la que se nutren determinadas “corrientes de opinión”
concretas que actúan a modo de “sentido común” colectivo, juzgando y sentenciando los hechos
sin mayor análisis y con la confianza de que “todo el mundo estará de acuerdo” puesto que la
corriente de opinión sobre la inseguridad es un subproducto ideológico del clima de opinión que
sobre la delincuencia han creado los partidos políticos y los medios de comunicación social.

Es en este punto, el relacionado con el clima de opinión del que se derivan determinadas
corrientes de opinión es en el que intervienen los medios de comunicación que con su selección,
difusión y reiteración de determinados temas consiguen conformar el clima de opinión,
realzando los aspectos que les parezcan más llamativos e ignorando los demás hasta que la
“espiral del silencio” los haga desaparecer.

En cualquier caso, la percepción de inseguridad ciudadana, como puede apreciarse en los


gráficos que reflejan los resultados de los barómetros del Centro de Investigaciones

106
Sociológicas (Vid Gráficos Nº 17 y Nº 18), está comenzando a bajar, después del repunte que
hemos padecido durante la primavera de 2006, tanto desde el punto de vista político, como
desde el punto de vista de problema personal.

Gráfico nº 17

PRINCIPALES PROBLEMAS DE SEGURIDAD EN ESPAÑA

60,0
56,2

52,7
50,0
49,7

44,3 44,3 43,6


41,8 40,0
40,0
37, 1
36,1 35,9 37,4 38,0
32, 8 34,6 34,5
29,4
31, 4
30,0 29,5
27,7 28,3 26,3
29,5
26,5 26,2 24,3
27,9 24,8
21,4 23,6 25,0 25,2
22,7 22,6
23,1 22,8
20,0 18,7 18, 6 18,5
16,1 20,2
17,6 17,6 18,7 17,5
15,1 15,1
15,3
12,0 12,8 14,0
8,7
10,0 8,9 6,9 6,9 7,0 7,8 7,0
5,8 5,7 6,3
5,1 7,0 6,9 5,1 5,4 6,1
7,2 6,7 6,8
2,6 1,8 1,8
3,6 3,9 4,0 3,1 2,7 3,1 3,8 4,0 4,5 3,0 2,0
2,7
0,0
ene-05 f eb-05 mar-05 abr-05 may-05 jun-05 jul-05 ago-05 sep-05 oct-05 nov-05 dic-05 ene-06 f eb-06 mar-06 abr-06 may-06 jun-06

Terrorismo Inmigración Inseguridad Ciudadana Drogas Violencia de género

Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas

Gráfico nº 18

PRINCIPALES PROBLEMAS DE SEGURIDAD DE LOS ESPAÑOLES

25,0
23,8

20,0
19,5
17,4
18,4
17,6
17,1
17,3

15,0 15,7 15,2 14,9


15,3
14,3 13,3
13,5 13,5
13,7 13,6
12,1 11,1
12,2 10,0
12,3 11,7 10,5 11,1 12,1
9,6 11,4
10,0
8,0 9,5
8,3
8,8 8,2
7,9 6,8
6,8 6,9 6,2
6,1 5,2 5,8 5,3
6,3
5,0 3,9 5,3 4,0
4,3 3,6 4,1 5,0 3,9 3,5 4,3 4,8
3,9 3,1
2,6 2,2
2,9 2,0 2,7 2,2 3,8 2,2
2,9 1,9 1,8
1,5 2,5 2,0
0,6 0,9 0,8 0,2 0,4 1,7 0,5
0,7 1,1 1,2 1,3 1,6 1,3 1,1 0,7
0,0
ene-05 f eb-05 mar -05 abr -05 may-05 jun-05 jul-05 ago-05 sep-05 oct-05 nov-05 dic-05 ene-06 f eb-06 mar -06 abr -06 may-06 jun-06

Terrorismo Inmigración Inseguridad Ciudadana Drogas Violencia de género

107
Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas

Continuando con éste análisis en forma de cascada, desde lo más general a lo más
particular, podemos señalar, como puede apreciarse en el Gráfico nº 19, que más de la mitad de
la población mayor de 15 años piensa que la seguridad ciudadana sigue igual y no ha cambiado
a lo largo del último año en su barrio. Los que creen que la seguridad ciudadana ha empeorado
sobresalen entre los hombres y los que se ubican en la clase media, mientras que la mayoría de
las mujeres, los jóvenes y los que se consideran de clase alta, opinan que la seguridad ciudadana
ha mejorado.

Gráfico nº 19
EVOLUCIÓN DE LA SEGURIDAD CIUDADANA EN EL BARRIO
A LO LARGO DEL AÑO 2005 (POBLACIÓN DE 15 Y MÁS AÑOS)

26,8%
Empeorado
16,0%

CIS

16,4% RANDOM
Mejorado
16,0%

52,3%
Igual
64,0%

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

FUENTES: Encuesta del CIS (diciembre 2005) y encuesta RANDOM (noviembre 2005)

Como contrapunto a lo que registra la policía como infracciones o a lo que dicen haber
padecido los ciudadanos en las encuestas nos encontramos, como podemos ver el Gráfico nº 20,
y a partir del análisis de una mil quinientas noticias de prensa mensuales, que los temas
policiales más realzados por los medios de comunicación escritos tienen que ver con delitos
contra las personas, con la seguridad ciudadana, con delitos contra el patrimonio y con el
terrorismo.

108
Aún siendo los más graves, naturalmente, los delitos contra las personas son muy poco
frecuentes estadísticamente hablando y muy pocas personas se han sentido víctimas de éste tipo
de delitos. Lo mismo pasa con el terrorismo, que está bajando considerablemente en su antiguo
protagonismo como problema político nacional, y ya no digamos como problema personal de
seguridad.

No obstante, las faltas contra el patrimonio, que en realidad son las frecuentes, y las que
en cierta medida justifican la sensación de inseguridad de algunas personas que se ven como
víctimas propiciatorias de dichas infracciones, no tienen una presencia proporcional en los
medios de comunicación social.

Gráfico nº 20
PRINCIPALES TEMAS DE LAS NOTICIAS CON PRESENCIA POLICIAL

30 27,7
26,7 26,8

24,4
23,7
25
22,2 22,02

21,4
20,7
20 21,6
17,77 17,3
16,7 17 16,7 16,6 18,5
15,8 15,3
14,2 14,6 14,8 16
17,1
15 14,2
14,4 14,4 15,9
12,2 12,3
11,8 11,5 14,1 11,34 14
12,1 10,3 11,1 13,8
13 11,9
11,2 11,3
8,7 9,3
10 9,5 10,9 11,2 7,9 9,81
7,6
7 7,9 7,3 6,7
5,9 8,3 6,1 7,8
6 8,6 7,8 8,3 5,4
4,4 7,2 5,3 6,5
5,8 7,1
5 4,1 5,5
5,6 6,4 6,6 6
5,7
5 4,6
4,2 3,7 4,5 4,9 5
4 3,8
3,8 2,7 3,38 3,6

0
abr-05 may- jun-05 jul-05 ago-05 sep-05 oct-05 nov-05 dic-05 ene-06 feb-06 mar-06 abr-06 may- jun-06
05 06
Inmigración Seguridad Ciudadana Contra la salud pública
Terrorismo Contra las personas Contra el Patrimonio

Fuente: Centro de Cooperación Cultural y Prospectiva de la Policía

3.4. LA IMAGEN DE LA POLICÍA ESPAÑOLA.

La policía es la institución de control social mejor valorada por la población española.


Los ciudadanos dicen tener más confianza en la policía que en el Defensor del Pueblo, y mucha
más que en los tribunales de justicia. (Vid. Gráfico nº 21).

109
Como puede apreciarse en el Gráficos nº 22, la valoración que los entrevistados realizan
de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se sitúa cerca del notable, destacando
ligeramente la Guardia Civil en la encuesta de Random y el Cuerpo Nacional de Policía en la
encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas.

Por sexo, los hombres valoran especialmente bien a la Guardia Civil, mientras que las
mujeres valoran mejor tanto al Cuerpo Nacional de Policía como a la Policía Local.

Gráfico nº 21

CONFIANZA QUE MERECEN A LA POBLACIÓN


DIFERENTES INSTITUCIONES

66,5

44,9
43,7

38
36

Administración Justicia Poder Judicial Tribunal Defensor del Pueblo Policía


Constitucional
Barómetro del CIS de diciembre de 2005

110
Gráfico nº 22

Si atendemos a la edad de los entrevistados podemos señalar que a más edad mejor
puntuación se da a todos los cuerpos policiales en general y a la Guardia Civil en particular,
mientras que entre los más jóvenes conceden puntuaciones más altas a la policía.

Por su situación social, los que dan una mejor puntuación a las Fuerzas de Seguridad son
las personas de clase baja o media-baja, sobre todo a la Policía Autonómica y a la Policía Local.

En definitiva, las mujeres, los más jóvenes y los de clases medias bajas urbanas prefieren
a los cuerpos de seguridad más orientados a las necesidades cotidianas y a la proximidad.

Si nos centramos en el Cuerpo Nacional de Policía, que es el que presta servicio al 75%
de la población española, podemos observar en el Gráfico nº 23 sus dos principales atributos:
relacionados con la honradez de los policías y su alta competencia profesional.

111
Gráfico nº 23

VALORACIÓN DE LA POLICÍA EN FUNCIÓN DE LOS


SIGUIENTES ATRIBUTOS

Profesionalidad

7,00

Medios Eficacia
6,67
6,60
6,23
5,61 5,50 CIS

Presencia 5,50 4,89 5,58 6,10 Rapidez RANDOM

5,70

6,62 6,00
6,48
6,90
Legalidad Equidad
6,80

*Notas en una escal del 0 al 10


Honradez
FUENTES: Encuesta del CIS (diciembre 2005) y encuesta RANDOM (noviembre 2005)

Cuando segmentamos la muestra para conocer las diferencias en la valoración de la


policía realizada por unos grupos sociales o por otros, observamos que hay muy pocas
diferencias por sexo, hábitat o clase social, si bien, a mayor edad se puntúa en mayor medida
cada uno de los atributos evaluados, salvo el relacionado con la lucha contra el crimen
organizado, más apreciado por los jóvenes. Lo que mejor se puntúa es la profesionalidad de los
policías, con un 7, y los aspectos peor puntuados, aprobados en todo caso, son los relacionados
con la presencia policial en la calle y con los medios asignados para realizar su labor,
especialmente en el caso de los encuestados en las áreas metropolitanas.

Por lo que se refiere a la imagen de la policía proyectada por los medios de


comunicación y basándonos en los datos proporcionados por el estudio de análisis de contenido
elaborado por el Centro de Cooperación Cultural y Prospectiva de la Dirección General de la
Policía, podemos confirmar que el Cuerpo Nacional de Policía transmite una imagen de

112
profesionalidad, centrada en la investigación del crimen y en la detención del delincuente,
mientras que otros cuerpos policiales tienen una imagen más dispersa y asociada con
actividades asistenciales.

3.5.LAS DEMANDAS SOCIALES DE SEGURIDAD.

En primer lugar, las demandas de seguridad que se formulan mayoritariamente por los
ciudadanos son las relacionadas con un aumento de los efectivos y una mayor presencia policial
en la calle.

El despliegue de seguridad tiene relación con la vigilancia durante la noche y con el


control de zonas consideradas como “conflictivas” en función d el tipo de zona urbana donde se
produzca, por la población de que se trate, o por el motivo mismo de la concentración de masas
(deportes, huelgas, compras, catástrofes, transportes, etc.). En este caso estamos hablando de la
demanda de una policía de barrio preventiva, afijada al territorio, que proporciona tranquilidad
pero que no está en disposición de investigar ni detener a grandes organizaciones criminales.

En segundo lugar, podemos señalar otra importante demanda de algunas mejoras de


actuación en cuanto a una mayor rapidez en las respuestas policiales y una mayor eficacia y
profesionalidad de sus intervenciones, aspectos asociados directamente a una mejor formación y
equipamiento tecnológico.

En tercer lugar, los ciudadanos esperan una mejor y más fluida relación y comunicación
con la policía. Normalmente, el contacto con los ciudadanos se produce o bien a la hora de
solicitar algún documento como el DNI o al formular una denuncia. Este es un momento crítico
y decisivo a la hora de mejorar la imagen de la policía (Vid. Gráfico nº 24).

113
Gráfico nº 24

DEMANDAS SOCIALES A LA POLICÍA

Más presencia policial en la calle 20,8%

Aumentar el número de efectivos 12,8%

Mejores relaciones con los ciudadanos 12,2%

Rapidez de actuación 10,3%

Más y mejores medios técnicos 9,7%

Mayor profesionalidad/Mejor formación 4,2%

Nada 3,0%

Mejor eficacia 2,7%

Más libertad actuación 2,2%

Otras mejoras de actuación 1,9%

Respeto a la legalidad 1,7%

Mejoras la coordinación entre instituciones 1,5%

Ns/Nc 13,2%

Otras 3,6%

0% 5% 10% 15% 20% 25%

FUENTES: Encuesta de RANDOM (noviembre 2005)

Como puede apreciarse en el Gráfico nº 25, todos quieren una mayor presencia policial,
aunque los hombres hacen más hincapié en la eficacia y las mujeres en un trato más humano.

Gráfico nº 25

DEMANDAS SOCIALES A LA POLICÍA 2005


(POR SEXO)
NADA

OTRA RESPUESTA

CAMBIOS LEGALES
Y COORDINACIÓN
MUJER
CAMBIO/
HOMBRE
MEJORA EN LA RELACIÓN
CON LOS CIUDADANOS TOTAL

NS/NC

MEJORAS DE ACTUACIÓN

AUMENTO DE PRESENCIA/
VIGILANCIA POLICIAL

0 10 20 30 40 %
114
Fuente: Encuesta RANDOM (noviembre
2005)

Por razón de la edad (Vid. Gráfico n º 26) y ocupación laboral (Vid. Gráfico n º 27), los
más jóvenes y estudiantes son los que reclaman mayores mejoras en la actuación policial. Entre
los parados, las mujeres y las personas entre 35 y 44 años, se pide un trato con los ciudadanos.

Gráfico nº 26

DEMANDAS SOCIALES A LA POLICÍA 2005


(POR EDAD)
OTRAS RESPUESTAS
65 A 74

NADA
55 A 65

CAMBIOS LEGALES Y
COORDINACIÓN

CAMBIO/MEJORA EN LA
RELACIÓN CON EL
CIUDADANO

NS/NC
25 A 34

MEJORAS DE ACTUACIÓN

15 A 24

AUMENTO DE
PRESENCIA/VIGILANCIA
TOTAL POLICIAL
%

0 10 20 30 40
Fuente: Encuesta RANDOM (noviembre
2005)

115
Gráfico nº 27

DEMANDAS SOCIALES A LA POLICÍA


(SITUACIÓN LABORAL)

SUS LABORES

ESTUDIANTE NADA

OTRAS RESPUESTAS

CAMBIOS LEGALES Y
PARADO COORDINACIÓN
NS/NC

MEJORA EN LA RELACIÓN
RETIRADO CON EL CIUDADANO
MEJORAS DE ACTUACIÓN
PENSIONISTA
AUMENTO PRESENCIA POLICIAL
INCAPACITADO

TRABAJADOR
ACTIVO

0 10 20 30 40 %
Fuente: Encuesta RANDOM (noviembre 2005)

Por hábitat, tenemos más demandas cuantos mayores son los municipios (Vid. Gráfico nº
28), es decir, donde existe una mayor probabilidad de ser víctima de un delito.

116
Gráfico nº 28

DEMANDAS SOCIALES A LA POLICÍA 2005


(HÁBITAT -MILES)

+ DE 100 OTRAS RESPUESTAS

NADA
30 - 100

CAMBIOS LEGALES Y
10 - 30 COORDINACIÓN

CAMBIO/MEJORA EN LA
5 - 10 RELACIÓN CON EL
CIUDADANO

- DE 5 NS/NC

MEJORAS DE
CAPITAL
ACTUACIÓN

AUMENTO DE
PRESENCIA/VIGILANCIA
TOTAL
POLICIAL

0 10 20 30 40 50 %

Fuente: Encuesta RANDOM (noviembre 2005)

Por clases sociales podemos señalar que se registra una mayor demanda de presencia
policial en la calle, así como un mejor trato y una más fluida comunicación con los ciudadanos
en las clases más altas (Vid. Gráfico nº 29). Las clases bajas o medias bajas son las que piden
más cambios legales o de coordinación policial.

Gráfico nº 29

117
DEMANDAS SOCIALES A LA POLICÍA
(CLASE SOCIAL)

BAJA
OTRAS RESPUESTAS
MEDIA -BAJA

NADA

CAMBIOS LEGALES Y
COORDINACIÓN
MEDIA
CAMBIO/MEJORA EN LA
RELACIÓN CON EL
CIUDADANO
NS/NC

ALTA
MEJORAS DE ACTUACIÓN
MEDIA ALTA

AUMENTO DE
PRESENCIA/VIGILANCIA
POLICIAL

TOTAL

0 10 20 30 40 %

Fuente: Encuesta RANDOM (noviembre 2005)

En cualquier caso, estudiar las demandas de la sociedad a la policía exige no sólo una
fotografía, como en esta ocasión, sino la realización de un estudio continuo que permita registrar
los cambio en la evolución y distribución de los datos relacionados con el crimen, las víctimas y
la policía y, además, profundizar en algunos aspectos, mediante diferentes técnicas de
investigación social, que permitan comprender sus motivaciones profundas y, tal vez, sus
tendencias de futuro.

4. LA PERSONALIDAD DEL TERRORISTA.

118
En la sociedad calidoscópica global todos los hechos sociales están interrelacionados a
escala planetaria, lo que no impide que se materialicen localmente, como hemos podido apreciar
valiéndonos del ejemplo de las características y evolución del crimen en España.

En este contexto glocal tenemos que mantener que la explicación de un hecho social
como el crimen debe residir, en rigor, en otro hecho social y no debemos aceptar explicaciones
biológicas, económicas, geográficas ni psicológicas cuando hablamos de conductas sociales.

No obstante, queremos hacer un paréntesis y centrarnos ahora en un aspecto muy


particular del crimen como es el terrorismo y en la muy peculiar personalidad del terrorista
como individuo.

Persona viene etimológicamente de la máscara que utilizaban los actores griegos en sus
representaciones y, por tanto, el sentido de su acción sólo lo comprenderemos en el contexto de
un guión determinado, es decir, en el ámbito de la cultura de la sociedad donde se actúa.
Aunque sin cultura no entenderíamos el comportamiento de las personas, debemos aceptar que
la personalidad es el elemento de la sociedad más individualizado y, por tanto, donde tiene más
influencia relativa tanto la biología como la psicología.

En este sentido, queremos enunciar una posible explicación sociológica de cómo una
persona que no está económica ni saludablemente desesperada, y que además tiene familia y
cierto nivel cultural, puede integrarse en un movimiento mesiánico de orígenes y destinos
absolutamente imaginarios y cometer asesinatos masivos y despiadados sin previa provocación,
sin interés económico alguno y sin freno moral que lo impida.

Hay algunas pocas personas, la inmensa minoría de los criminales, que atrapados en una
cambiante e inestable sociedad calidoscópica y carentes de un sistema de navegación moral
terminan perdiendo sus valores, se vuelven anómicas y, en muy pocos casos, dan el paso de
utilizar la violencia y el terror para imponer sus ideales y alcanzar sus objetivos.

Hay conductas difíciles de explicar objetivamente porque el impulso de su acción no es


objetivo sino imaginario, aunque sus consecuencias sean tan reales como si fueran “cosas”.

119
¿Cómo puede una persona decente quitarle la vida a alguien para humillarle o para
robarle lo que es suyo o, si mueren en el intento, aceptar como indemnización un cielo?

¿Cómo es posible que economistas, ingenieros, abogados, médicos, historiadores, etc., se


crean lo de la inexistente batalla de Arrigorriaga o lo de las setenta y dos huríes?

¿Cómo se puede asesinar encomendándose a la Virgen de los sicarios?

¿Cómo se puede asesinar gente, o quemar judíos, “en horario de oficina” y después ser
buenos esposos, padres y vecinos, durmiendo con la satisfacción del deber cumplido?

¿Cómo se puede bombardear Bagdad acompañado por un osito de peluche como si se


tratara de un videojuego?

Algo tiene que ocurrir en su contexto social para que dicha conducta sea tenida por
heroica y no por criminal o, en el mejor de los casos, por lunática.

Lo que ocurre es que la conducta terrorista se desarrolla en un contexto social afectado


por la anomia, el fundamentalismo y la idiotez moral. Lo peor de todo es la idiotez moral que es
una especie de dioxina social producto de la recomposición sin sentido de fragmentos residuales
culturales que ocupan una sociedad vacía. Obviamente, para que se produzca dicha
recomposición tiene que haberse producido antes una descomposición total y haber fallado
todas las señales de alarma, todas las válvulas de escape y haberse hundido los cimientos de la
sociedad: la idiotez moral es una forma de sobrevivir a la anomia.

Como apuntamos más arriba, La anomia es un concepto introducido por Durkheim y


revisado por Merton, que se refiere a la dificultad de una persona para orientar sus actos de
acuerdo con su esquema actitudinal y a la imposibilidad de alcanzar los objetivos socialmente
plausibles con los medios estructuralmente disponibles.

120
Esto puede ocurrir por dos razones: por el conflicto entre las normas y los valores
aprendidos en la familia y las pautas culturales dominantes en la sociedad concreta en la que se
vive (puede ser el caso de los inmigrantes); o por faltar estructuralmente los medios adecuados y
suficientes para alcanzar los objetivos socialmente señalados (puede ser el caso de los jóvenes
en busca de su primer empleo o de una vivienda). La combinación de la desmoralización
(producida por la inadecuación funcional de los valores aprendidos y el logro de los objetivos
sociales más valiosos) y la frustración (generada por la falta de medios para alcanzar dichos
objetivos) constituyen el núcleo explosivo de la anomia, que produce como metralla miedo,
ruina, desmoralización y una desconfianza tan profunda y estructural que se podría describir
como una desconfianza de la propia conciencia, entendiendo por tal, con Guntrip105, la
conversación de nosotros con nosotros mismos con la voz de nuestro padre o de nuestra madre,
es el “super-yo” hablando con el “yo”, es la conciencia valorando el comportamiento,
autocontrolándolo. La anomia lleva a perder la confianza en los propios padres, al vacío y al
descontrol actitudinal provocando una actitud destructiva con uno mismo, mediante las drogas o
la anorexia, por ejemplo, o contra los demás, destruyendo casas, tiendas y mobiliario urbano por
el mero desahogo de destruir los símbolos de una clase media que no les hace hueco para
integrarse y prosperar.

Es la revuelta de los “superfluos”, como les llama Ulrich Beck a los hijos de inmigrantes
magrebíes de la mal llamada segunda generación106 que incendiaron algunos barrios de ciudades
importantes de Francia durante noviembre de 2005 en protesta porque son paisanos pero no
ciudadanos y, además, ya no sirven ni para parar las fábricas. Como señala Beck: “Los ricos de
antes necesitaban a los pobres para convertirse en ricos. Los nuevos ricos de la globalización ya
no necesitan a los pobres. Por eso los jóvenes franceses son inmigrantes africanos y árabes que
soportan, además de la pobreza y el desempleo, una vida sin horizontes en los suburbios de las
grandes metrópolis (...)A la sombra de la globalización económica, cada vez más personas se
encuentran en una situación de desesperación sin salida cuya característica principal es – y esto
corta la respiración – que sencillamente ya no son necesarios.”107

105
H. Guntrip: Estructura de la personalidad e interacción humana, Paidós, Buenos Aires, 1965, p. 124.
106
Obsérvese el garrafal error técnico que supone el concepto de inmigrante de segunda generación puesto que no se puede
llamar inmigrante a alguien que ha nacido en el mismo lugar donde vive, es decir, que no se ha movido. A esta imprecisión
culpable tenemos que añadir el estigma social que supone el etiquetamiento de alguien como inmigrante puesto que va de suyo el
riesgo añadido de convertirse en un chivo expiatorio.
107
U. Beck: “La revuelta de los superflus” El País 27 de noviembre de 2005, p. 15.

121
El fundamentalismo, por su parte, surge como reacción ante el pánico a la pérdida de
identidad, es una forma de resistencia, de “agarrarse a un clavo ardiendo” para no perder el
sentido en el vertiginoso devenir de las sociedades globalistas de las que habla Beck108.

El globalismo comunicacional configura el cilindro de un calidoscopio cuajado de


cristalitos producidos por mundos solapados entreverados de una enorme fragmentación
derivada de una multisegmentación bipolarizada; que está en un constante cambio tecnológico y
social, lo que determina significativos cambios institucionales (como están ocurriendo en la
empresa o la familia) y drásticas variaciones en las costumbres que afectan a la vida cotidiana
de la gente dando la sensación de vivir en un mundo desbocado tal y como lo describe Giddens.

Este desbocamiento está llevando a la sociedad a un cambio cultural impredecible. En


primer lugar y desde una posición progresista Touraine advierte que se está produciendo una
separación de la economía y la cultura debido a que “en la sociedad de la información se
rompen todos los lazos que asocian la historia con la ética, las fuerzas productivas con los
valores…(por lo que) la sociedad de la información se definirá ante todo por la separación de la
tecnología de las orientaciones culturales.”109

En segundo lugar, desde una posición conservadora, Fernando Sebastián, arzobispo de


Pamplona, ha señalado en su última pastoral que: “Esta sociedad moderna y poderosa a la que
pertenece nuestra Iglesia, es una sociedad en crisis, precisamente por la profundidad y la rapidez
de los cambios sobrevenidos. Ellos constituyen tal vez la más severa y rápida ruptura cultural
que se ha dado en la historia. Altamente rica en los medios de que dispone es profundamente
pobre al diseñar sus propios fines. Estamos cambiando de mundo y de sociedad. Un mundo
desaparece y otro está emergiendo. La Iglesia se encontraba bien insertada en el mundo que
desaparece y permanece desconcertada en el que se está alumbrando.”110

Ante esta incertidumbre y desconcierto surge el fundamentalismo que consiste en


rememorar “lo que el viento se llevó” para actualizar, en el sentido temporal y material, lo que
ya no está presente ni actuante. No sólo se da entre los musulmanes, sino también entre los
108
U. Beck: ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización, Piados, Barcelona, 1998.
109
A. Touraine: “La sociedad desestructurada” en M. Castells, A. Giddens y A. Touraine: Teorías para una nueva sociedad,
Fundación Marcelino Botín, Madrid, 2002, pp. 30 y 31.
110
Fernando Sebastián: “La más severa ruptura cultural” en El País, 14 de febrero de 2005.

122
protestantes que escribieron “The Fundamentals” a principios del siglo pasado, e incluso entre
representantes de una institución tan adaptable como la Iglesia católica.

El ritual, la liturgia y la repetición son los principales conservantes formales, indiferente


e independientemente del fondo, de la tradición, aunque dicha tradición sea relativamente
reciente en el tiempo y no tenga credibilidad alguna, como es el caso de la falda escocesa de
“Braveheart”, que no pudo existir porque los kilts se inventaron hace doscientos años como ropa
de trabajo, o como la prohibición de comer cerdo del Corán, que algunos justifican para evitar la
triquinosis, cuando ese no podía ser el argumento porque en tiempos de Mahoma no se había
descubierto tal enfermedad.

El fundamentalismo, de acuerdo con Castells, podemos definirlo como “la construcción


de la identidad colectiva a partir de la identificación de la conducta individual y las instituciones
de la sociedad con las normas derivadas de la ley de Dios, interpretada por una autoridad
definida que hace de intermediario entre Dios y la humanidad.”111

Ante el hundimiento del suelo que supone la anomia, algunos se abrazan al


fundamentalismo como mal menor, pero otros se caen , se desparraman, se vacían y en ese vacío
reside su utilidad por cuanto que es lo que aprovechan las sectas, asesinas o no, para rellenar el
vacío e idiotizar moralmente a los afectados. El fundamentalismo es malo, pero es un mal
menor en comparación con la idiotez moral que padecen los sectarios en general.

La idiotez moral no tiene nada que ver con la imbecilidad clínica de la que hablan los
médicos. La mayoría de los idiotas morales son personas inteligentes y cultas, con carrera
universitaria y dotadas de grandes conocimientos tecnológicos, aunque, eso sí, sin espíritu
científico alguno. Tienen muchos conocimientos “pero no tienen dudas”.

El idiota moral es un ser inteligente caracterizado por carencias morales derivadas de un


deficiente proceso de socialización:

- Carencia de pasión moral.


111
M. Castells: La era de la Información. Economía, sociedad y cultura. Vol 2: El poder de la identidad,Alianza, Madrid, 1997, p.
35.

123
- Carencia de responsabilidad.
- Carencia de resistencia a la tentación.
- Carencia de sentimiento de culpa.
- Carencia de arrepentimiento.
- Carencia de ansiedad.
- Carencia de alteridad.
- Carencia de liderazgo.

Como señala Bilbeny: “Al margen de la general aceptación del carácter sociopático o
conflictivo de estos individuos, existe, sin embargo, una gran diversidad de pareceres en lo que
concierne al origen de su problema. El enfoque biológico cree en la existencia de factores
hereditarios. Las teorías neurofisiológicas defienden la idea de una baja reactividad bioeléctrica.
El conductismo psicológico observa, ante todo, una incapacidad para adquirir respuestas
condicionadas a situaciones de peligro o desaprobación social. El psicoanálisis suele pensar en
un individuo cuyo super-yo no ha madurado lo suficientemente bien, sea por superprotección o
por rechazo de los padres. Las teorías sociológicas amplían esta influencia al contexto.”112

Por lo que a nosotros se refiere, consideramos que el idiota moral, que va desde el
“Macbeth” de Shakespeare hasta “El Conformista” de Moravia, pasando por “El Idiota” de
Dostoievski, es un fracaso del proceso de socialización que se manifiesta en una disfunción del
sistema valorativo individual, a lo que algunos añaden el calificativo de psicópata.

En todo caso, la mayoría de los idiotas morales no son asesinos, sólo lo son aquellos que
han sido reprogramados como tales por organizaciones sectarias que les han dado un sentido
teleológico a sus vidas a cambio de consagrarse en cuerpo y alma a la organización.

En el caso del terrorismo islamista yihadista el concepto de asesino tiene un sentido


clásico y especializado. Como recuerda Hoffman: “ La palabra “asesino””, aquel que mata a una
persona con premeditación y alevosía, era el nombre de una escisión radical de la secta
musulmana Shi´a Ismaili, que, entre 1090 y 1272 d.C., luchó para expulsar a los cruzados
cristianos que pretendían conquistar los territorios que en la actualidad son Siria e Irán. La

112
N. Bilbeny: El idiota moral, Anagrama, Barcelona, 1993, pp. 50 y ss.

124
traducción literal de “asesino” es “ebrio de hachís”, una referencia a la intoxicación ritual de los
miembros de esta secta antes de comenzar su misión letal. Para los asesinos la violencia era un
acto sacramental, un deber divino comunicado a través de las autoridades clericales. Por tanto,
el fin de la violencia de los asesinos también era precipitar el albor de una nueva era. Una
importante motivación adicional para los miembros de la secta era que, en caso de morir durante
el ataque, subirían inmediatamente a un glorioso cielo.”113

La personalidad del terrorista, en fin, describe a una persona alienada, a un idiota moral
que ha transferido la responsabilidad de sus actos a otro ser o persona que le ofrece siempre un
proyecto imaginario, en el sentido del restablecimiento de un mundo mejor basado en la
tradición material en la tierra o en un futuro ideal en el cielo. La reprogramación consiste en
rellenar la anomia o el vacío que le produjo la pérdida de valores provocada por el choque de
subculturas, más la frustración derivada de su incapacidad para competir en un mercado
globalista, desigual, injusto y despiadado.

Los reclutas potenciales del terrorismo yihadista son varones jóvenes, con estudios
técnicos, inmigrantes en occidente de primera o segunda generación, cuyo choque con la cultura
y el mercado occidental les ha llevado a desmoralizarse, y, frecuentemente, a tomar contacto
con la delincuencia común, con el crimen, con la cárcel y con un nuevo Islam reinventado que
ha dado sentido a sus vidas, que estaban perdidas y ahora están felizmente reencontradas, tanto
desde su perspectiva terrenal como desde su futuro en un cielo inmejorable en el que desquitarse
de las dificultades vividas cotidianamente en la tierra.

5. EL TERRORISMO POLÍTICO O “MODELO VÍBORA”.

Para centrarnos de ahora en adelante en el fenómeno terrorista y sus perspectivas de


futuro quiero comenzar remontándome a Edmund Burke, quien advertía hace siglos, hablando
del terrorismo, que “para alcanzar su objetivo nos presentan los crímenes como un camino más

113
B. Hoffmann: A mano armada. Historia del terrorismo, Ed. Espasa, Madrid, 1999, p. 129.

125
corto que el de las virtudes morales. Al justificar la perfidia y el asesinato como algo que
produce un beneficio público, el beneficio público pronto se convierte en el pretexto, mientras
que la perfidia y el asesinato se convierten en el fin, hasta que la rapacidad, la malicia, la
venganza y el terror, más temible que la venganza misma, lograran saciar sus insaciables
apetitos.” 114 Esta antigua definición sigue siendo válida hoy en día en el sentido de considerar al
terrorismo como un acto político que utiliza cauces criminales e improcedentes para alcanzar
sus objetivos políticos más rápidamente y contra la voluntad de los demás.

Parece desmedido juntar las palabras criminal e improcedente cuando estamos hablando
de terrorismo, pero resulta que su aspecto criminal es el más obvio, por cuanto que su conducta
está tipificada como ilegal por el código penal vigente en un tiempo y lugar determinados, la
sociedad en la que se produce reconoce claramente a los terroristas y los identifica como
asesinos, e incluso resoluciones de las Naciones Unidas definen sus actos como criminales,
cualquiera que sea su motivación y dondequiera y por quien quiera que sean cometidos115.

Sin embargo, no es trivial señalar la inadecuación del terrorismo para alcanzar objetivos
políticos por cuanto que dicha improcedencia lo convierte no sólo en un acto ilegal, sino
también, en un acto ilegítimo, ya que, naturalmente, no es consentido por aquellos que lo
padecen; sobre todo si dicha conducta criminal se produce en un régimen político democrático
comprometido con la soberanía popular, el sufragio universal, libre, igual, directo y secreto
entre una pluralidad de opciones, la división de poderes y el respeto a las minorías.

El motor de una conducta improcedente e ilegítima de tipo político descansa en unas


“ideas que matan”, cuyo entramado fundamental estriba en situar la fuente de legitimidad del
uso del poder en un ser “para sí”, que no está presente ni actuante (Dios, espíritu objetivo,
nación, raza, etc.,) y no en las personas que disfrutan o padecen el uso de dicho poder. Cuando
la “gente corriente” no importa en la elección de los dirigentes, ni en el diseño de sus
programas, ni en el control del ejercicio del poder, se produce una esquizofrenia política que
genera conductas movidas por “voces de seres imaginarios” que inducen macabros efectos
reales sobre la población. Como explicaba Thomas Jefferson en el tercer párrafo de la

114
E. Burke: Reflexiones sobre la Revolución en Francia, Alianza Editorial, Madrid, 2003, p. 135.
115
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Resolución 1.456/ 2003 de 20 de enero.

126
Declaración de Independencia de los Estados Unidos, todo poder cuyo uso no descansa en el
consentimiento de los que obedecen es ilegítimo.

En consecuencia, además de matar la vida de algunas personas, el terrorismo pretende


matar la libertad del conjunto de la sociedad que lo padece actuando sobre la misma como una
especie de veneno alucinógeno, paralizante y pruriginoso.

En primer lugar, su efecto alucinógeno es bien conocido y se manifiesta en barrocas


formas del crimen destinadas a producir miedo a la generalidad de la población como
consecuencia de la notoriedad que consiguen en los medios de comunicación, impactando en
millones de espectadores, mediante su teatral puesta en escena, en la que víctimas y verdugos se
convierten en figurantes de una obra de teatro diseñada por los terroristas.

Como decía Jenkins, “el terrorismo es teatro y los atentados terroristas son, a menudo,
coreografiados para atraer la atención de los medios de comunicación” 116 y multiplicar
imaginariamente sus efectos materiales. Esta “distorsionada percepción – señala Hoffman -, que
da como resultado que se le atribuyan mayores probabilidades al terrorismo que a otras
situaciones en las que peligra la vida, es en gran medida debida a la desproporcionada manera
de informar sobre el terrorismo que tienen los medios de comunicación.” 117

La notoriedad proporcionada por la agenda setting de los medios y el efecto “eco” que
su repetición anecdótica produce, no sólo difunden la tragedia real y humana que supone el acto
terrorista, sino que dan verosimilitud a la alucinación que pretenden provocar los terroristas.
Una excepción a esta regla la constituye mesura demostrada por la televisión británica al
informar de los trágicos atentados padecidos por los vecinos de Londres en julio de 2005.

De todas formas, tenga el eco que tenga, la estrategia terrorista “modelo víbora” es
fundamentalmente una estrategia de marketing puesto que, al fin y al cabo, los terroristas no son
guerrilleros, no cuentan con el apoyo logístico ni político de la población civil, ni pretenden
liberar un territorio aunque sea mediante fuerzas irregulares; los terroristas sólo son una especie

116
B. M. Jekins: “International Terrorism: A New Mode of Conflic” en David Carlton y Carlo Schaerf: International Terrorism and
World Security, Croom Helm, Londres, 1975, p. 16.
117
B. Hoffmann: A mano armada. Historia del terrorismo, Ed. Espasa, Madrid, 1999, p. 224.

127
de partido político que como no consigue sus objetivos legítimamente, matan para ocupar los
titulares de los medios de comunicación y así implantarse, como explicaba Wördemann118, en el
cerebro de las personas aterrorizándolas para provocarlas un síndrome de Estocolmo y que sean
ellas las que se movilicen desde la sociedad civil, se imaginen que son árbitros entre su gobierno
legítimo y los terroristas y exijan a sus dirigentes que hagan algo o dejen de hacerlo para que los
asesinos dejen de matar.

En segundo lugar, el efecto paralizante del terrorismo se difunde a través de una especie
de “ley del silencio”, que lleva a los afectados, la población general, a desentenderse de lo que
es suyo como si ya no lo fuera o como si a ese precio no les mereciera la pena conservarlo.

El desistimiento político y moral de la sociedad es uno de los más queridos objetivos de


los terroristas por cuanto que les permite, como señala Carlos Herrero: “desconectar a la
población de la autoridad constituida, neutralizar o debilitar la reacción de los antagonistas y
despertar a los indiferentes (...) ante la búsqueda de la inhibición colectiva por los “argumentos”
de la fuerza y la coacción;”119 para, ni más ni menos, permitir a los terroristas ofrecer la paz a
una apesadumbrada población, demostrando su “humanidad” mediante la oferta del antídoto de
su propio veneno y ocupar así una posición estelar en la obra de teatro, cuando, en realidad, su
papel es, en cualquier democracia y sin atenuantes del estilo de Robin Hood, el papel de villano.

En tercer lugar, el terrorismo tiene un efecto pruriginoso que se manifiesta en una


políticamente irrelevante, pero psicológicamente enloquecedora urticaria que puede llevar a las
autoridades o a las Fuerzas de Seguridad a adoptar medidas sin cuento, cuyos efectos
secundarios pueden ser, como remedio, peores que la enfermedad al cristalizar en
manifestaciones de terrorismo de Estado o en intervenciones militares excepcionales.

El picor generado por los actos terroristas se transforma en dolor y lleva a rascarse
provocando la destrucción de lo que se quería proteger de forma que una mala estrategia para
proteger la democracia puede destruir la democracia. De esta forma, si ante una acción terrorista
se genera una reacción desproporcionada de la policía, de ésta se deriva una reacción terrorista
la cual puede ir consiguiendo la legitimidad que en principio no tenía. Como recuerda Oscar
118
F. Wördemann: Terrorismus. Motive, Täter, Strategien. Munich, Zurich, 1977, p. 57.
119
C. Herrero: Criminología, Ed. Dykinson, Madrid, 2001, p. 725.

128
Jaime: “La proyección mediática de la guerra de liberación de Argelia fue clave en la
inspiración de los movimientos de liberación posteriores, desde la Organización para la
Liberación de Palestina (OLP) hasta ETA. La mediáticamente difundida brutalidad del ejército
fue fundamental al inclinar a la población argelina a favor de los insurgentes del FLN, así como
también a buena parte de la ciudadanía francesa.”120

Por el efecto alucinógeno el terrorismo pretende alcanzar la notoriedad que le niegan las
urnas y una vez que son famosos, por el efecto paralizante desean separar al pueblo de su
gobierno y por el efecto pruriginoso pretenden generar una dinámica que les lleve a ser
escuchados por el gobierno legítimo (con lo que ganarían reconocimiento público) o masacrados
por la policía (con lo cual ganarían legitimidad), consiguiendo así intercambiar los papeles y
aparecer ellos como los buenos en la obra de teatro.

Lo más radical de la demanda terrorista no suele ser el horizonte utópico de sus


propuestas, sobre las que siempre están dispuestos a negociar a la baja, sino el que con el
crimen-artimaña que supone el acto terrorista consigan su reconocimiento como interlocutor
político. En consecuencia, su objetivo más importante no es fundamental sino formal, “no es el
huevo sino el fuero”: no quieren imponer sus objetivos, lo que quieren es humillar el
procedimiento democrático de forma que si el pueblo prescinde de ellos y por eso no consiguen
sus objetivos políticos, en venganza, ellos prescinden del pueblo y obligan al gobierno a
negociar con ellos a pesar de no ser nadie, políticamente hablando.

Como subraya Fernando Reinares: “Una negociación política entre delegados


gubernamentales y portavoces terroristas implica siempre el reconocimiento del grupo armado
clandestino (...) para menoscabo de cuantos actores colectivos legales utilizan, con el fin de
hacer avanzar sus demandas, los cauces constitucionalizados de representación e intercambio
existentes y en detrimento también de la legalidad y de la legitimidad en que se fundamentan las
democracias.”121

120
O. Jaime: “Genealogía del terrorismo moderno”; en J. Beriain: Modernidad y violencia colectiva, CIS, Madrid, 2004, p. 193.
121
F. Reinares: “Fundamentos para una política gubernamental antiterrorista en el contexto de regímenes democráticos” en
Sistema nº 132 – 133, Madrid, 1996, p. 115.

129
Es por todo esto por lo que resulta tan importante tener en cuenta la improcedencia de
los actos terroristas, además de su carácter delictivo. Tal vez es menos grave excarcelar a un
terrorista modificando una ley en aplicación de una política de clemencia como consecuencia de
la disolución de una organización terrorista, que aceptarles como interlocutores políticos
reconociéndoles la legitimidad que no tienen.

Ante este modelo clásico de terrorismo, al que hemos denominado “modelo víbora”, la
estrategia seguida ha combinado medidas policiales y medidas políticas basándose, como era
lógico, en cortar la cabeza de la serpiente y evacuar el veneno del torrente sanguíneo a través de
ágiles intervenciones policiales, acompañadas por una estrategia ecológica contra las víboras y
con una especie de pomada de uso tópico que dificulte la supervivencia de los agentes tóxicos
inoculados a fin de que disminuya la parálisis y el prurito.

Este modelo de terrorismo político basado en ideologías románticas e idealistas, dicho


sea en términos técnicos y no en términos románticos ni idealistas, está enraizado en el siglo
XIX y hoy en día es tan fácil de comprender como de rechazar.

No obstante, el terrorismo político, fundamentalmente nacionalista, empieza a ser


centrifugado por una fragmentada, virtual y dinámica sociedad calidoscópica que está
generando su propio mundo y, con él, su propio terrorismo intermático del siglo XXI, cuyo
principal representante parece ser el terrorismo religioso y entre ellos el yihadista. Por ello, no
podemos pasar del terrorismo político “modelo víbora” al modelo de terrorismo religioso
“modelo mercurial” sin dar una buena cantidad de explicaciones contextuales que dentro de
unos años, obviamente, serán innecesarias.

6. EL TERRORISMO RELIGIOSO YIHADISTA O “MODELO MERCURIAL”.

6.1. EL LAZO INDISOLUBLE DE LA UMMA UNIVERSAL.

130
El terrorismo es un hecho social inseparable del contexto en el que se produce, en
consecuencia, el original modelo de terrorismo denominado “víbora” no es más que la
generalización de la percepción del terrorismo desde el punto de vista occidental.

Para no pecar de etnocentrismo en nuestra reflexión sobre el terrorismo islamista


yihadista, tenemos que estudiar el contexto en el que se produce y que tiene dos aspectos
fundamentales: el aspecto infraestructural, con sus apartados económicos e históricos, y el
aspecto superestructural , compuesto por los elementos políticos y religiosos.

En modo alguno pretendemos hacer un análisis marxista, pero utilizamos los conceptos
de infraestructura y de superestructura porque resultan más precisos que sostener que es la
pobreza de los países musulmanes lo que los ha llevado, en su desesperación, a la yihad
islámica; o defender que la yihad islámica está estimulada exclusivamente por una malvada
mitología que convierte en asesinos a una especie de seres hipnotizados.

No aceptamos la miseria como explicación del terrorismo yihadista, primero porque la


pobreza no explica el delito y, segundo, porque, aunque los países árabes pueden sentirse
acreedores de occidente, dicha tesis nos conduciría a comprender las tesis yihadistas, aunque no
sus métodos, convirtiéndonos en víctimas culpables del terrorismo padecido.

Tampoco vamos a aceptar la explicación religiosa del terrorismo yihadista como


consecuencia del famoso choque de culturas del que habla Huntington122, primero, porque la
diferencia religiosa no es un motivo para el crimen y, segundo, porque, aunque los árabes
suelen vivir, en la mayoría de los casos, en regímenes despóticos y tienen una religión que no
sirve de obstáculo moral a la yihad, este planteamiento nos situaría en una especie de
Armagedón con más de mil millones de enemigos en frente.

Excluida la miseria, que en ocasiones produce resentimiento violento, y excluida la


religión, que en algunas de sus manifestaciones podría provocar comportamientos sectarios
violentos; tenemos que identificar la motivación fundamental del terrorismo yihadista, que en
nuestra opinión es superestructural, es decir, se trata de una motivación más profunda y

122
S. P. Huntington: El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Ed. Piados, Barcelona, 1997.

131
destilada que la mera religión o la simple política y que conocemos técnicamente como “cultura
islámica”, entendiendo por tal un conjunto de normas, creencias, valores, símbolos, hábitos, etc.,
que permiten la integración del individuo en el grupo y del grupo en la naturaleza, configurando
el auténtico nicho ecológico en el que viven los musulmanes y del que no pueden desprenderse
fácilmente; como los occidentales tampoco pueden evitar pensar como piensan y que les lleva a
presentar sus opiniones ante los demás pueblos del mundo como ideas “de sentido común”,
cuando, en realidad, sólo se trata de una síntesis de la ideología liberal dominante en su cultura
burguesa, laica, urbana y capitalista.

Lo que conduce a la yihad es superestructural y no se puede comprender como una


locura política o un fanatismo religioso por muy desviada que nos parezca su conducta respecto
de nuestras normas occidentales. La yihad principal es una forma de superarse a sí mismo en el
proceso de adaptación personal a los planes que Dios tiene para los hombres expresados en la
sharia y, secundariamente, es un intento de llevar a los demás pueblos la ley coránica para que
se conviertan, abrazando a todos los pueblos con “el lazo indisoluble” que mantiene unida a la
Umma universal cuyo mejor gobierno, según su criterio, será un Califato global guiado por el
Corán.

6.2. EL CONTEXTO ECONÓMICO: EL MODELO DE LA CARAVANA DE


CAMELLOS.

Cuando Londres era un cenagal, Córdoba, capital del Califato de Al Andalus o España,
la joya del Magreb (el occidente musulmán), tenía un millón de habitantes, una acomodada
prosperidad económica, envidiable tolerancia religiosa y los mejores filósofos, médicos,
ingenieros, juristas, navegantes, agrónomos y astrónomos del mundo.

El éxito del Islam emigrante, que comenzó con la Hégira de Medina a la Meca en el año
622 y continuó hasta España, donde llegó en el 711, descansó en tres pilares: en primer lugar,
tenían una organización económica que había sustituido con éxito una agricultura basada en el
almacenamiento para la subsistencia mediante silos públicos, al estilo egipcio, por una
economía basada en la inversión, el riesgo, la competencia y el libre comercio; en segundo
lugar, disfrutaban de una religión tolerante para con sus fieles y muy partidaria de la ciencia (no

132
en vano el pecado es presentado por el Corán como error y como injusticia, más que como
maldad); y, en tercer lugar, encontraron una tierra con unas materias primas agrícolas y mineras
como no habían conocido: el valle del Guadalquivir era lo más parecido al paraíso soñado.

Las caravanas de camellos que transportaban especies de oriente a occidente suponían


una innovación logística que se concretaba en transportar mercancías a granel cuyo escaso valor
añadido y, en cambio, su alto precio de venta al público, debido a su escasez en occidente,
permitía amortizar los factores de producción proporcionando pingües beneficios, impregnando
a estos comerciantes de un estilo de vida peculiar.

La economía en la que surgió el Islam era una economía basada en la innovación


tecnológica y en la organización mercantil, y dicho espíritu comercial terminó calando en
algunos aspectos de un libro tan sociológico y tan jurídico como el propio Corán:

- “Dios ha declarado lícita la venta y ha prohibido la usura.”123


- “Cuando sea una mercancía presente que os transfiráis entre vosotros, no cometáis
falta, aunque no escribías el contrato.”124
- “¡Ay de los defraudadores, que cuando compran a los hombres piden la medida
exacta, pero cuando ellos miden o pesan defraudan!.”125

Emigrar para prosperar, innovar tecnológicamente para prosperar y organizarse


comercialmente para prosperar eran los objetivos más mundanos e importantes de un Islam que
en el más allá también tenía anhelos bien humanos: el Corán busca una forma de vivir que
produzca el paraíso en la tierra y una forma de morir que les lleve al paraíso en el cielo.

6.3. EL CONTEXTO HISTÓRICO: LA GUERRA DE NUNCA ACABAR.

El entramado económico de la historia de la comunidad musulmana universal, la Umma,


parte de esquemas tan modernos o más que los de la Liga Hanseática establecida en el año 1158,

123
El Corán: Azora II, versículo 276, Plaza y Janés, Barcelona, 1980, p. 86.
124
Ibidem: Azora II, versículo 282, p. 87.
125
Ibidem: Azora LXXXIII, versículo 3, p. 538.

133
y estuvo acompañado por el correspondiente poderío militar que le permitió invadir y civilizar
buena parte del mundo conocido desde Asia hasta el mediterráneo.

Con el declive del imperio musulmán en España, su potencia política, económica y


científica empezó a declinar y, como le ha ocurrido a otros imperios, se desintegró
paulatinamente durante toda la edad moderna, enrocándose en el Imperio Otomano, hasta que
no pudo sobreponerse y se desintegró, básicamente porque no fue capaz de adaptarse ni a la
democracia ni a la industrialización y cuando lo hicieron en 1924, de la mano de Kemal Atatürk,
ya era demasiado tarde tanto para Turquía, que había sido desvertebrada por las potencias
occidentales después de la Primera Guerra Mundial, como para su más preciada provincia: para
Egipto, país que Nasser tampoco pudo transformar al estilo occidental.

El hundimiento del Imperio Otomano dio paso al renacimiento del nacionalismo


panárabe con tres objetivos progresivos: el primero fue la pretensión de liberarse del yugo
otomano; el segundo fue su aspiración a liberarse de sus presuntos libertadores franceses e
ingleses; y, el tercero, consistía en rechazar la invasión y asentamiento de los judíos de origen
europeo que en el último momento decidieron instalarse en Palestina en lugar de Argentina
como tenían pensado en un primer momento.

Resultaría largo relatar aquí en detalle el conflicto palestino, los acuerdos internacionales
y sus múltiples incumplimientos. Lo que viene al caso es señalar que los ejércitos árabes
regulares perdieron, gracias al apoyo de los Estados Unidos a Israel, todas las batallas, pero que,
todavía, los árabes, como pueblo, no consideran que hayan perdido la guerra, lo que explicaría
que todavía buena parte de los árabes estén en pie de guerra, aunque tengan una organización
irregular y una táctica de guerrillas.

Los israelitas y los occidentales parece que han ganado la guerra, pero no han terminado
de vencer. En esta guerra larvada, los gobiernos árabes adoptaron dos posturas diferentes: por
un lado los gobiernos de Turquía, Egipto, Túnez, Arabia Saudita o Jordania, trataron de
negociar con los vencedores aún a costa de tener que reprimir a parte de sus súbditos; mientras
que otros gobiernos árabes, también vencidos (Libia, Siria, Irak, Irán o Afganistán), cambiaron
su estrategia de resistencia enfrentándose con los vencedores mediante acciones económicas y

134
diplomáticas ayudando a diferentes organizaciones para que mantuvieran la tensión por medio
de altercados o atentados terroristas.

Como señala Carlos Echeverría: “Tras la derrota de ese nacionalismo árabe en la Guerra
de los Seis Días (1967) las corrientes izquierdistas frustradas siguieron manifestándose y
regímenes como el egipcio o el tunecino procedieron a intentar neutralizarlas apoyando
corrientes consideradas moderadas de carácter religioso.”126

El resto de la historia es el cuento de nunca acabar: acciones guerrilleras para unos,


porque dicen querer liberar su territorio; y acciones terroristas para otros, que consideran
legítimo su derecho sobre unos territorios que conquistaron en una guerra que, al fin y al cabo,
decían no haber provocado.

Como consecuencia de esta paz abortada, en 1969, comenzó la estrategia terrorista


palestina, de tintes más nacionalistas y marxistas que religiosos, con los atentados contra las
embajadas de Israel en Bonn y La Haya, contra la oficina de El Al en Bruselas, así como el
significativo secuestro de la delegación israelí en la Villa Olímpica de Munich en 1972, que
concluyó con el asesinato de once atletas y gran repercusión mediática.

Como consecuencia del fracaso militar pero enorme éxito publicitario que supuso el
atentado de Munich, Al Fatah adoptó una línea menos extremista, motivo por el que se escindió
el grupo de Abu Hammad, con sede en Libia, que continuó con la estrategia terrorista
cristalizada en los atentados contra aviones de pasajeros durante 1973, tanto en Atenas, contra
un avión de la TWA, como en Roma, contra un avión de la Pan Am.

La reacción occidental al fracaso de la policía alemana en Munich no se hizo esperar y a


la primera oportunidad, en 1976, y con ocasión del secuestro de un avión de Air France en ruta a
Tel Aviv, que fue desviado a Entebbe, un comando israelí lo asaltó exitosamente. En esta línea,
en 1977, un avión de Lufthansa fue secuestrado y desviado a Mogadiscio, donde fue liberado
por un comando antiterrorista alemán.

126
C. Echeverría: “Causas sociopolíticas del terrorismo islamista” en J. Jordán et. Al.: Los orígenes del terror. Indagando en las
causas del terrorismo, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 2004, pp. 193 y 194.

135
En 1979 los palestinos de ideología islámico-marxista fueron sucedidos en el
protagonismo del terrorismo musulmán por los chiítas iraníes que llevaron a cabo el secuestro
de los rehenes estadounidenses en Teherán, que costaría la presidencia a Carter.

El protagonismo del terrorismo chiíta continuó con atentados como el protagonizado por
Hezbollah en 1982 contra la embajada de Francia en Beirut, contra las fuerzas de paz en el
Líbano en 1983, causando la muerte de 242 norteamericanos y 58 franceses, o cuando en 1985
la Yihad Islámica, influida también por la revolución iraní, atentó en Madrid contra el
restaurante El Descanso de Torrejón, produciendo 18 muertos.

En 1985 el Frente de Liberación de Palestina, dirigido por Abu Abbas y con sede en
Túnez, volvió a la actualidad, después de su expulsión de Jordania, realizando el secuestro del
Achille Lauro cuando navegaba rumbo a Alejandría. No obstante, el movimiento palestino
volvió a perder protagonismo hasta el extremo de que en la reunión panárabe celebrada en
Amman en 1987, la cuestión palestina quedó relegada por la preocupación por la situación del
golfo pérsico. En este marco de marginación en el que la causa palestina ya no interesaba ni a la
Liga Árabe es cuando se declaró la primera intifada, en tanto que insurrección de los jóvenes
palestinos para llamar la atención sobre su lamentable situación.

Mientras tanto, el régimen libio de Gadhafi promovió acciones terroristas como la


explosión en pleno vuelo de un avión de la Pan Am sobre Lockerbie en 1988, causando la
muerte a 270 personas, o la explosión de otro avión de la UTA en vuelo de Brazzaville a París,
causando la muerte de 171 pasajeros.

Hasta este momento, los terroristas musulmanes eran palestinos nacionalistas o iraníes
chiitas fundamentalistas y sus enemigos eran Israel o las antiguas potencias coloniales.

Sin embargo, desde finales de los años ochenta y hasta principios de los años noventa,
como consecuencia de la anulación de las elecciones legislativas argelinas, que ganó en buena
lid el partido religioso del Frente Islámico de Salvación, y como efecto secundario de la
desmovilización de las tropas muyahidines talibanes que triunfaron sobre el ejército soviético en

136
Afganistán127 y la subsiguiente guerra civil; surgió un nuevo terrorismo islamista, de obediencia
sunnita, la rama musulmana mayoritaria y prooccidental, que tenían por enemigo principal a sus
propios gobiernos árabes acusados de apostasía o a las infieles potencias occidentales.

El actual terrorismo yihadista no procede de Palestina ni de Irán, aunque ahora amenacen


con reactivar su programa nuclear, sino de Argelia, Afganistán, Marruecos o Pakistán, país este
último que, por cierto, sí dispone de armamento nuclear como defensa preventiva ante una India
que tuvo relaciones amistosas con la Unión Soviética.

Los Grupos Islámicos Armados surgieron en Argelia cuando fueron anuladas las
elecciones legislativas que ganó el partido y suponen el comienzo del terrorismo islamista
yihadista de obediencia sunní. Los GIA fueron los primeros en reclutar a jóvenes inmigrantes en
busca de una identidad, como es el caso de Khaled Kelkal, que pasó de ser un buen estudiante
adaptado a ser un preso que reencontraba el Islam en la cárcel.

El Grupo Salafista de Predicación y Combate, que contaba con ideólogos y veteranos de


la guerra de Afganistán de 1989, como el español Abu Musab y el palestino Abu Qatada, surgió
por escisión en el GIA. El egipcio Abu Hamza, imam de la mezquita londinense de Finsbury
Park, publicó en su boletín la reivindicación de las matanzas cometidas por el GIA bajo la
dirección de Antar Zouabri, pero inmediatamente después abandonó el GIA y apoyó a Hassan
Hattab, lider de la facción europea del GIA, para constituir el GSPC, relacionado con la red de
Al Qaeda, de obediencia sunnita, salafista y wahhabista, cuya radicalización se debió al
asentamiento de tropas norteamericanas en las tierras sagradas de Medina y la Meca.

En mayo de 1992 los Hermanos Musulmanes convocaron en Estambul a diferentes


organizaciones islamistas con el objetivo de aunar posturas después de la Primera Guerra del
Golfo y crear la Agrupación Internacional de Musulmanes con sede en Turquía y delegaciones
en Egipto, Estados Unidos y Pakistán. Recuérdese que en esta época, los islamistas sunnitas
todavía luchaban contra los gobiernos apostatas del Magreb y apoyaban a Kuwait y a Arabia
Saudita contra el gobierno laicista de Sadam Husein en Irak.

127
Si alguien quisiera recordar el trasfondo ideológico militar del apoyo occidental a los talibanes de Afganistán contra los
soviéticos sólo tendría que volver a visionar Rambo III y le quedaría todo bastante claro.

137
Como señala Luparelli: “El primer juego tuvo lugar en Bosnia en 1992 cuando veteranos
de la guerra de Afganistán fueron a apoyar a los musulmanes.”128

En octubre de 1994 se celebró en Beirut el Primer Congreso Panárabo-Islámico y, en


noviembre, en el Instituto Islámico de Munich, se reunió otro congreso de los Hermanos
Musulmanes, que sirvió de marco para la creación de un frente contra el entonces denominado
Nuevo Orden Mundial, orientado a luchar contra los regímenes de Egipto y de Túnez y, en una
fase posterior, contra el de Turquía. A tal acuerdo llegaron el FIS argelino, la organización
palestina Hamas, el Frente Nacional Islámico (FNI) de Turabi, la Yama´a Islámica egipcia, el
Rafah de Turquía y la Yama´a Islámica de Malasia.

Así, poco a poco el terrorismo chiíta fue cediendo terreno al terrorismo sunnita, cuya
cristalización se manifiesta en el comunicado nº 49 del GIA, fechado el 15 de octubre de 1996,
en el que se establece que se dispone: que todo argelino que no rece cinco veces al día es un
apóstata, que la limosna o zacat deberá entregarse directamente al GIA, que cualquier clase de
pleitos serán dirimidos por imames del GIA y no por los tribunales ordinarios del Estado, que
no se permitirá la mezcla de sexos en lugares públicos y que las mujeres sin velo serán
declaradas depravadas y ejecutadas inmediatamente.

Como salta a la vista, esta yihad ya no es un planteamiento meramente religioso, ni tan


siquiera es un programa político, sino que paulatinamente se va convirtiendo en una “orden de
operaciones” terrorista que toma cuerpo definitivamente en la fatwa dictada el 23 de febrero de
1998 por Bin Laden y Al Zawahiri, según la cual todos los musulmanes a título individual
tenían la orden de asesinar a los americanos y sus aliados, civiles o militares, en cualquier país
donde les fuera más fácil y con la intención de liberar la mezquita de Al Aqsa y expulsar a los
ejércitos invasores de Arabia Saudita y de Israel.

A partir de este momento, el terrorismo yihadista sunnita toma su mayor expresión en el


atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, contra la
discoteca de Bali en octubre de 2002, contra la Casa de España en Casablanca en mayo de 2003,
contra Estambul en noviembre de 2003, contra los trenes de Madrid el 11 de marzo de 2004,
128
M. S. Luparelli: “Estrategia (Teoría de juegos) del Terrorismo Yihadista”, conferencia pronunciada en el Instituto Gutierrez
Mellado en abril de 2005, p. 10.

138
atentado reivindicado por las Brigadas de Abu Hafs Al Masri y dirigidos por Sarhane
Abdelmajid Facket y Jamal Ahmidan, contra el colegio de Beslan en septiembre de 2004, contra
el metro de Londres o contra los principales centros turísticos de Turquía y Egipto en julio de
2005, contra la fiesta religiosa del Diwali en Nueva Delhi en octubre del 2005, contra las bodas
de Amman a finales del 2005, contra la sede diplomática de Dinamarca en varios países
musulmanes, durante febrero de 2006, como consecuencia de unas caricaturas que sobre
Mahoma publicó un tabloide danés en septiembre de 2005 y cuya reproducción por la prensa
noruega inició una descomunal protesta de musulmanes que llevan peor las humoradas
irrespetuosas y de mal gusto sobre Mahoma que la lamentable situación política, económica y
cultural que tienen que soportar en sus respectivos países y que hace sospechar sobre las mechas
maquiavélicas que encienden el ardor religioso como cortina de humo dentro de países
mantenidos en una situación de atraso histórico que los árabes no se merecen.

Esta protesta musulmana se corrió por todos los países árabes a pesar de las disculpas
ofrecidas por el diario danés «Jyllands-Posten», autor de dichas caricaturas, y de la reflexión
publicada en el Herald Tribune por los promotores de la Alianza de Civilizaciones, el primer
ministro turco Recep Teyyip Erdogan y el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez
Zapatero, para quienes: “la libertad de expresión es una de las piedras angulares de nuestros
sistemas democráticos y nunca vamos a renunciar a ella. Ahora bien, no existen derechos sin
responsabilidad y sin respeto por las sensibilidades diferentes. La publicación de estas
caricaturas puede ser perfectamente legal, pero no es indiferente y, por tanto, debería ser
rechazada desde un punto de vista moral y político.”129

6.4. EL CONTEXTO POLÍTICO: EL MODELO DESPÓTICO.

Mientras que económica y tecnológicamente el Islam supuso un gran paso adelante en la


historia de la humanidad, políticamente ha permanecido paralizado en un modelo basado en el
despotismo oriental.

Las facilidades dadas por el Islam al comercio, aun con severas restricciones financieras,
desincentivaron cualquier planteamiento revolucionario de tipo burgués, en su acepción

129
Recep Tayyip Erdogan y José Luis Rodríguez Zapatero en Herald Tribune de 6 de febrero de 2006.

139
comercial y urbana, y esta falta de necesidad de hacer una revolución para sobrevivir les llevó a
aceptar cualquier gobierno que garantizara su supervivencia.

Aunque el despotismo se le quedó incrustado al mundo árabe, que nadie se imagine que
este régimen político no tiene su público. El despotismo consiste en el gobierno de un señor
poderoso que arropado por una casta administrativa, religiosa y militar administra el excedente
de recursos naturales de un territorio satisfaciendo las necesidades fisiológicas más elementales
de sus siervos a cambio de una obediencia incondicional.

Su legitimidad no descansa en el consentimiento de los que le obedecen, sino en la


gratitud de los siervos por ser mantenidos con vida y sin preocupaciones respecto de su
inmediato futuro.

Si a este sistema de mantenimiento físico se añade una fe ciega en la poca importancia


de nuestra existencia terrenal, más la poca importancia y responsabilidad de nuestro libre
albedrío, puesto que cualquier conducta no conformada al Corán no sólo es moralmente mala,
sino que es científicamente “equivocada” y legalmente “injusta”; resulta fácil aceptar un
déspota, en la confianza de que actuará como nuestro guía, protector y proveedor.

El sistema despótico oriental en su aspecto político se manifiesta en una organización


feudal basada en el vasallaje al estilo medieval, pero con la diferencia respecto de occidente de
que los señores árabes demostraban mucha más tolerancia cultural e incluso religiosa y mucha
más generosidad económica con sus siervos que los señores feudales occidentales con los suyos.
El feudalismo político ha sobrevivido en el mundo árabe porque los señores eran más caritativos
que en occidente y porque el mercado estaba bastante separado de la política y en este escenario
el aspecto comercial estaba muy desarrollado.

6.5. EL CONTEXTO RELIGIOSO: EL ARRENDAMIENTO DEL PARAÍSO.

Este mismo esquema de gobierno, centrado en el “buen déspota”, se respalda desde el


Corán. El objetivo de los musulmanes, como el de los seguidores de otras religiones, es llevarse
bien entre ellos en la tierra y alcanzar una maravillosa vida eterna en el cielo.

140
En el caso del Corán esta relación se describe gráfica y minuciosamente y se plantea
como una especie de contrato mediante el que el musulmán invierte su vida en ceñirse a la
sharia, esforzándose mediante la yihad interior o exterior, para obtener como rendimiento de su
inversión la prosperidad y la salud en la tierra y un paraíso eterno, un jardín lleno de placeres
mundanos, materialmente perceptibles por los sentidos:

a) Compromiso divino:

- “Dios ha comprado a los creyentes sus almas y sus riquezas, porque les pertenece el
paraíso: Combaten en la senda de Dios y matan o son muertos. ¡Es una promesa de
Él!, ¡Es un derecho que figura inscrito en el Pentateuco, en el Evangelio y en el
Corán! ¿Quién es más fiel que Dios a su pacto? ¡Alegraos por el contrato que con Él
habéis concluido! ¿Ese es el éxito mayor!”130
- “¡Creed en Dios y en su Enviado!¡Combatid en la senda de Dios con vuestros bienes
y vuestras personas! Esto es lo mejor para vosotros, si vosotros sabéis.”131

b) Obligaciones de los creyentes:

- “Cuando terminen los meses sagrados, matad a los asociadores donde los encontréis.
¡Cogedlos!, ¡Sitiadlos! ¡Preparadles toda clase de emboscadas! Si se arrepienten,
cumplen la plegaria y dan la limosna, en ese caso dejad libre su senda: Dios es
indulgente, misericordioso.”132
- “Son infieles quienes dicen: “Dios es el Mesías, hijo de María”, pues el Mesías dijo:
“Hijos de Israel: Adorad a Dios, mi señor y vuestro señor”. Ciertamente, a quien
asocia a Dios, Dios le prohibirá entrar en el Paraíso: su asilo será el fuego, pues los
injustos no tienen defensores. Son infieles quienes dicen: Dios es el tercero de una
tríada. No hay dios, sino un Dios único. Si no cejan en lo que dicen, realmente,
quienes de entre ellos no creen, tocarán un tormento doloroso.”133

130
El Corán: Azora IX, versículo 112, Op. Cit., p. 199.
131
Ibidem: Azora LXI, versículo 11, p. 496.
132
Ibidem: Azora IX, versículo 5, p. 187.
133
Ibidem: Azora V, versículo 76, p. 137.

141
- “¡Combatidlos hasta que no exista tentación y sea la religión de Dios la única!.”134
- “Cuando encontréis a quienes no creen, golpead sus cuellos hasta que los dejéis
inermes; luego, concluid los pactos. Después les concedéis favor o los libertáis
cuando la guerra haya depuesto sus cargas. Así obraréis. Si Dios quisiera les vencería
sin combatir, pero os prueba a unos con otros. Las obras de quienes sean matados en
la senda de Dios no se perderán. Él los dirigirá, corregirá su pensamiento y los
introducirá en el paraíso que les ha descrito.”135

c) Derechos de los creyentes:

- “Quienes sean piadosos tendrán, junto a su Señor, jardines (janna) en que, por
debajo, correrán los ríos; en ellos estarán eternamente, teniendo esposas puras y la
satisfacción de Dios.”136
- “En él habrá ríos de agua incorrupta, ríos de leche de composición inalterable, ríos de
vino que serán la delicia de los bebedores y ríos de miel límpida.”137
- “Tendrán las frutas que escojan y la carne de pájaros que deseen: mujeres de ojos
rasgados, parecidos a la perla semioculta, en recompensa de lo que hayan hecho.”138

En definitiva: Dios ha diseñado un plan para el disfrute de la humanidad en la tierra y en


el cielo y quien se opone a sus disposiciones se convierte en una rémora para alcanzar el
paraíso. En consecuencia, el que cree, desde su punto de vista, hace una buena inversión: o
consigue lentamente el paraíso en la tierra o lo consigue rápidamente al morir en el intento.

Esto ha llevado a Richard Dawkins, a escribir en The Gardian que “Si un significativo
número de gente se convence o es convencida por los sacerdotes de que el martirio es
equivalente a la posibilidad de apretar un botón en el hiperespacio y trasladarse a través de un
agujero negro a otro universo, esto puede convertir el mundo en un lugar muy peligroso.

134
Ibidem: Azora VIII, versículo 40, p. 182.
135
Ibidem: Azora XLVII, versículo 4, p. 448.
136
Ibidem: Azora III, versículo 13, p. 90.
137
Ibidem: Azora XLVII, versículo 16, p. 449.
138
Ibidem: Azora LVI, versículo 20, p. 479.

142
Especialmente si creen que ese otro universo es una paradisíaca forma de escaparse de las
tribulaciones de la vida real.”139

Los yihadistas han subrayado los versículos del Corán que más les interesan, que en
modo alguno es más violento que el Pentateuco, y han abierto la posibilidad a una libre
interpretación del Corán o ijtihad, gracias a la falta de estructura organizativa de los sunníes
mayoritarios y apoyados por las interpretaciones doctrinales de los salafistas wahhabistas.

Durante siglos, la interpretación del Corán, incluso entre los sunníes, ha estado bajo el
control de los gobernantes musulmanes que utilizaban a los ulemas oficiales para realizar
exégesis tradicionales o taqlid.

Por el contrario, los reformistas salafíes del siglo XIX reivindicaron la validez del
ijtihad, o libre interpretación, como fuente del derecho, ya que permitía la adaptación de la
vivencia religiosa a las circunstancias cambiantes de la sociedad y de la historia.

Los defensores del ijtihad consideran que es imprescindible el conocimiento del árabe,
de la religión musulmana, del contexto histórico, del pensamiento analógico y de la honradez
personal para realizar la libre interpretación del Corán, pero cumplidos estos requisitos aceptan
que pueda ser Bin Laden el que interprete el Corán y quien dice Bin Laden, dice Abu Hamza,
Imam de la mezquita de Finsbury Park en Londres, que durante una época se convirtió en el faro
que ha guiado al islamismo salafista yihadista.

Esta orientación hacia la libre interpretación de los textos sagrados comenzó con la
corriente reformista del siglo XIX denominada Nahda (renacimiento), entre cuyos promotores
figuran el afgano Jamel Eddine Al-Afgani (1838-1897) y el egipcio Mohammed Abdou (1849-
1905), quienes “volviendo a los píos antepasados” conformaron lo que hoy conocemos como
salafismo y cuyo primer órgano de expresión, editado en París, fue Al-Urwa Al-Wuthqa (El lazo
indisoluble).

139
R. Dawkins en The Gardian, 15 de septiembre de 2001.

143
Como explica Mohamed T. Bensaada140, Mohammed Abdou, asumiendo un papel que
recuerda al de Lutero entre los cristianos, rechaza categóricamente la estructura para-eclesial de
los sunnitas, así como el procedimiento de los doctores de la ley, por cuanto que reducen la
religión a un puro formalismo jurídico, en el que no está suficientemente explicada la relación
de identidad entre las normas religiosas y la ley natural, ni está suficientemente presente la
libertad humana como condición de la responsabilidad.

Bajo la bandera de la ciencia, Mohammed Abdou destacó la importancia de la ijtihad en


la teología musulmana de forma que en caso de conflicto entre la razón y la tradición a la hora
de interpretar el Corán, pertenece a la razón el derecho a decidir .

Mohammed Abdou y su discípulo sirio Rachid Rédha (1865-1935) fundaron en El Cairo


la revista Al- Manar desde la que defendían el renacimiento musulmán.

Tras la supresión del Califato por Kemal Atatürk (1924), Rachid Rédha trasladó la sede
de la revista salafista Al-Manar a una Arabia Saudita donde imperaba el wahhabismo, corriente
islámica de carácter fundamentalista que, como recuerda Bernabé López 141, había sido fundada
por el iraquí Muhammad ben Abd- al Wahhab (1703-1792) al reelaborar el pensamiento de Ibn
Taimiya, teólogo y reformador del siglo XIII, en su Libro de la unicidad, convirtiéndose en el
ideólogo de la casa de Saud.

El contacto entre el salafismo reformista y el wahhabismo saudita supuso una inflexión


en las doctrinas salafistas, que fueron evolucionando hacia un neo-salafismo fundamentalista
representado por los “Hermanos Musulmanes”, fundados en Egipto por Hassan Al-Banna
(1906-1949), con los que se identifican los movimientos islamistas yihadistas contemporáneos y
para quienes el Corán es su fuente de legitimación.

Como subraya Carlos Echeverría: “Otro pensador clave del islamismo radical, el
egipcio Sayd Qutb, quien contribuyera a llenar el vacío dejado en los Hermanos Musulmanes
por el fallecimiento de Hassan Al- Banna en 1949, utiliza el término de jahiliyya, traducido por

140
M. T. Bensaada: “Teologías islámicas de la liberación”, Alternatives Sud, nº monográfico sobre teologías de la liberación, vol.
VII, 1, 2000, Lovain-La Nueve, Bélgica.
141
B. López García: El mundo árabo-islámico contemporáneo, Ed. Síntesis, Madrid, 1997, pp. 36 y ss.

144
sociedad incrédula, para llamar la atención sobre los peligros que acechan a los musulmanes y
sobre la necesidad de islamizar la realidad frente a las tentaciones que ofrece el mundo
occidental. Los escritos realizados por Qutb entre 1954 y 1966, año de su ejecución por orden
de Gamal Abdel Nasser, constituyen las claves movilizadoras del islamismo radicalizado,”142
que ha terminado cristalizando en la victoria de Hamas en las elecciones palestinas de enero de
2006 como manifestación de la preeminencia de los religioso sobre lo político y lo económico
aunque no les sea rentable.

6.6. LA RAZÓN DE SER DEL TERRORISMO DE AL QAEDA.

En todos los modelos de terrorismo el objetivo es político y las palabras son mucho más
importantes que las balas, pero en el caso del nuevo terrorismo de motivación religiosa, cuyo
medio ambiente es la “infosfera”, se llega a los planteamientos más inmateriales, intemporales e
imaginarios.

Que hagamos hincapié en la evolución del terrorismo hacia motivaciones imaginarias


más que materiales no quiere decir que los muertos que produce no sean reales ni que sus
motivaciones ideológicas, aunque inventadas (como en casi todos los supuestos de terrorismo),
no sean reales.

En este sentido, el principal motor del terrorismo religioso islamista yihadista de Al


Qaeda es la creencia en que deben restaurar el gobierno de Dios en la tierra de acuerdo con la
sharia y este estímulo es mayor que el de hacer frente a la injusticia social que padecen los
árabes a escala planetaria por culpa de la economía globalista o al deseo de liberar a los súbditos
de los países árabes del despotismo de los gobiernos anacrónicos y feudales que padecen.

Es verdad que los árabes, desde la cultura occidental, tendrían razones para luchar contra
la globalización capitalista y contra las metrópolis políticas; es verdad que los árabes podrían
luchar contra sus dirigentes, mayoritariamente reyes absolutos que exigen vasallaje a sus
siervos, les mantienen en condiciones de vida miserables y les expolian sus riquezas naturales
en connivencia con multinacionales occidentales; pero la verdad es que no luchan por sus
142
C. Echeverría: “Causas sociopolíticas del terrorismo islamista” en J. Jordán et. Al.: Los orígenes del terror. Indagando en las
causas del terrorismo, Op. Cit. pp. 190 y 191.

145
intereses, sino que luchan, hasta el suicidio, para que la Umma se rija por la sharia: el Corán
más la sunna, con la intención de crear en todo el mundo Estados islamistas, wahhabistas y
salafistas.

La Umma es la comunidad universal de creyentes que se conformó en la diáspora


medinense extendiéndose por todo el mundo como un movimiento migratorio. Como señala el
Corán: “Quienes creen, han emigrado, han combatido con sus riquezas y sus personas en la
senda de Dios; quienes han dado refugio y han auxiliado; todos esos están en relación unos con
otros. Para quienes creen y no han emigrado, no tenéis relación de ninguna clase hasta que
emigren. Si os piden socorro a causa de la religión, debéis prestarles el auxilio, a menos que sea
contra gentes con las que tengáis una alianza. Dios ve lo que hacéis. Quienes no creen están en
relación unos con otros. Si vosotros, creyentes, no hacéis lo mismo, habrá en la tierra tentación
y gran escándalo. Quienes creen, han emigrado, han combatido en la senda de Dios, y quienes
han dado refugio y han auxiliado, todos esos son verdaderamente los creyentes.”143

En el contexto de restaurar una Umma gobernada por la sharia evitando la vuelta al


caos y al “sin Dios” de la jahiliyya, los musulmanes deben identificar y eliminar sus obstáculos
por el siguiente orden: Los apóstatas, que habiendo sido musulmanes dejan de serlo o no lo
parecen por sus costumbres (Turquía, Egipto, Túnez, Marruecos y Jordania podrían aproximarse
a esta zona de peligro); los herejes, que plantean desviaciones inaceptables de la doctrina
coránica, especialmente si se trata de planteamientos religiosos alternativos, (Irán podría ser
objetivo de estas críticas y tal vez el nuevo gobierno Iraquí de obediencia chiíta); los sacrílegos,
que ponen sus pies y las cadenas de sus carros de combate en tierra sagrada como hicieron los
rusos en Afganistán y como hacen los judíos en Palestina o los norteamericanos y todos sus
aliados en Arabia Saudita, en Kuwait, en Afganistán o en Irak; y los infieles, que no pasan de
ser enemigos potenciales, en tanto que “cruzados” devotos del asociacionismo cristiano y a los
que atacarían para conseguir su conversión o su neutralización.

Los motivos del terrorismo islamista yihadista tienen que ver con el contexto social y
religioso en el que se producen.

143
El Corán: Azora VIII, versículo 73, Op. Cit. p. 186.

146
El contexto religioso se enmarca en una cultura integrada por un conjunto de normas,
creencias, valores, símbolos, etc., que son transmitidos de generación en generación por la
familia, la escuela, las iglesias y los medios de comunicación social conformando la
personalidad de los individuos hasta crearles un esquema actitudinal que les predispone a
percibir, opinar y reaccionar ante determinados estímulos sociales de una manera determinada,
previsible, explicable y conformada con su grupo.

Cuando la religión está muy regulada, como es el caso del Islam, en el que sus imames
son juristas y maestros más que sacerdotes, y su posición dentro de las sociedades árabes es
muy importante, influyendo en aspectos tan vitales como el sexo y la alimentación 144, resulta
que dicha religión da sentido a todas las opiniones y acciones sociales.

En consecuencia, para encontrar el sentido del terrorismo islamista yihadista hay que
buscarlo, por lo menos en buena parte, en el contexto religioso, que es la arista que puede hacer
más verosímil si no el choque, sí la enorme diferencia de civilizaciones.

El otro contexto, como hemos visto, es el contexto social lleno de diferencias,


desigualdades, estratificaciones, jerarquías, exclusiones y conflictos que, desde el punto de vista
occidental, podría ser considerado el aspecto más influyente en la reacción social de los
movimientos islamistas, incluidos los que practican el terrorismo, pero que no funciona con esa
automaticidad debido, en parte, a que los planteamientos religiosos deterministas e idealistas
que subyacen al Islam conducen a sus fieles al conformismo con los designios de la divina
providencia, por muy lamentables que sean sus condiciones materiales de vida.

En la cultura musulmana, lo primero es la religión y después va la familia, en tercer


lugar se sitúa la sociedad civil, después va la política, posicionándose en último lugar la
economía como motor de su conducta; es decir, la mayoría de los musulmanes no se mueve por
interés económico, como en occidente, ni por instinto, ni tan siquiera por miedo a las normas,
sino por la cultura en la que han sido socializados, con gran influencia del Corán en este caso.

144
Recuérdese que toda la teoría de la población de Malthus descansa en la necesidad constante y positiva de sexo y alimento.

147
En este contexto no sólo podemos enumerar, sino que también podemos ordenar los
motivos de los terroristas yihadistas y sus sub-objetivos dentro del objetivo general de la yihad
islámica enunciado por el paquistaní Sayyid Abdul Ala Mawdudi en su discurso de 1939, según
el cual: “El objetivo de la yihad islámica es eliminar el gobierno de un sistema no islámico y
establecer en su lugar un Estado regido por el sistema musulmán. El Islam no pretende limitar
dicha revolución a un único Estado o unos pocos países; el objetivo del Islam es provocar una
revolución universal.”145

Participar en la yihad exterior contra los infieles tiene varios motivos y pretende alcanzar
diferentes objetivos de carácter religioso, político y económico.

Desde la perspectiva religiosa, los principales motivos y objetivos para participar en la


yihad son los siguientes:

a) Motivos religiosos.

- Miedo a que la vida de los fieles pierda sentido como consecuencia de


un retorno al paganismo de la época religiosa anterior a Mahoma o
jahiliyya donde el hombre había sustituido a Dios como definidor del
bien y del mal y como rector de la sociedad. Adviértase las inmensas
consecuencias políticas que tiene este planteamiento por cuanto que
proscribe la democracia como régimen político basado en la soberanía
popular, en el sufragio universal, en la división de poderes, en la
legitimidad basada en el consentimiento de los que obedecen en el
respeto de las minorías, y en la adopción de decisiones por mayoría.

b) Objetivos religiosos.

- Dar la oportunidad a todos los hombres de convertirse voluntariamente a


la verdadera religión, que es el Islam, abandonando posiciones
equivocadas como el asociacionismo cristiano, que les resulta herético,
145
A. A. Mawdudi, La yihad islámica, www.islamitwatch.org

148
no por la figura venerada de Jesucristo y de su madre la Virgen María,
única mujer que se menciona en el Corán, sino por su consideración
como hijo de Dios. El objetivo religioso de los musulmanes es más bien
sacar del “error” y del la “injusticia” que de la “maldad” al resto de los
hombres, especialmente, a los otros “pueblos del libro”, o aceptarles con
sus creencias siempre que paguen el impuesto establecido desde
antiguo.

Desde la perspectiva jurídico - política, tal vez la más importante en occidente por ser
para nosotros la fuente de la legitimidad, los principales motivos para participar en la yihad son:

a) Motivos políticos.

- Liberar la tierra árabe ocupada por los norteamericanos, los israelíes y


los rusos (Palestina, Afganistán, Irak, Chechenia, etc.)
- Evitar los procesos democratizadores y occidentalistas en determinados
países musulmanes como Marruecos, Túnez, Turquía, Jordania, Egipto,
Argelia, etc; ya que conducirían al gobierno de los hombres por los
hombres en lugar de atenerse a la voluntad de Dios.

b) Objetivos políticos.

- Destituir a los gobiernos apostatas que hoy día predominan en la


mayoría de los países árabes y de población musulmana de obediencia
sunnita como Jordania, Turquía, Arabia Saudita, Pakistán, Afganistán,
Indonesia, Marruecos, etc, porque pudiendo aplicar la sharia, no lo
hacen.
- Destituir a los gobiernos chiítas de Irán e Irak, ya que dividen al Islam
con planteamientos heréticos.
- Destruir a los gobiernos sacrílegos de los cruzados y sionistas
encabezados por Estados Unidos, Israel y el resto de sus aliados, porque

149
ocupan sus territorios sagrados y contaminan con su cultura a la
comunidad musulmana.
- Conquistar el resto de los territorios antiguamente musulmanes y hoy
habitados por infieles, como es el caso de España.

Como resume Martín Kramer, el objetivo del fundamentalismo islámico es la teocracia,


el gobierno de Dios para el disfrute del hombre, especialmente entre los países árabes: “El Islam
debe dominar el mundo. Es la religión verdadera – la religión de Dios- y su veracidad se
manifiesta en su poder. Cuando los musulmanes se vuelvan creyentes serán poderosos. El poder
se ha perdido en los tiempos modernos porque muchos musulmanes han abandonado el Islam,
lo que les ha retrotraído al momento anterior al que el profeta Mahoma recibió la revelación de
Dios. Si los musulmanes vuelven al Islam original, conseguirán preservar e incluso restaurar su
poder.”146 Es decir, que el imperio musulmán no se perdió en opinión de los fundamentalistas
por su incapacidad para adaptarse a la democratización ni a la industrialización, ni por sus
luchas fratricidas entre reyezuelos y califas, ni tampoco se extinguió como consecuencia de la
victoria militar de los occidentales sobre sus tropas desde la caída de Constantinopla hasta la
victoria aliada en la II Guerra Mundial, sino que tiende a debilitarse por su propia perdida de fe
y por su abandono de las buenas costumbres prescritas en el Corán.

Los principales motivos económicos para comprometerse y participar activamente en la


yihad, que, a diferencia de la mentalidad capitalista occidental no son los más importantes,
puesto que el interés racional no es ni el primer motor ni un aspecto determinante del
comportamiento de los musulmanes, son los siguientes:

a) Motivos económicos.

- Desde la perspectiva yihadista Arabia Saudita y otros países ricos en


petróleo perdieron lamentablemente la oportunidad, durante la crisis del
petróleo de principios de los años 70, de ayudar al desarrollo,
enriquecimiento y consolidación de los países subdesarrollados de
África y Asia en el marco de los principios islámicos.

146
M. Kramer: “Fundamentalist Islam at large: the drive for power” Middle East Quarterly, 1996

150
- Denuncian la gestión corrupta y la incompetente transformación y
comercialización de los productos derivados del petróleo, cuyos
beneficios se despilfarraron en bienes suntuarios en lugar de ser
reinvertidos en otros bienes menos perecederos como las nuevas
tecnologías o en algunos tipos de explotaciones agrarias e hidráulicas
cuyo uso intensivo de mano de obra habría disminuido
considerablemente el paro en la zona.

b) Objetivos económicos.

- Entre los objetivos económicos de Al Qaeda no sólo no se encuentra la


antigua demanda revolucionaria sobre la propiedad colectiva de los
medios de producción por parte de los trabajadores, sino que no se hace
la más mínima reivindicación sobre la mejora de las condiciones de vida
en cuanto a empleo, seguridad e higiene en el trabajo, salario, jornadas,
sanidad, educación, vivienda, transportes, etc., etc. El interés económico
no parece ser un motor importante para el comportamiento de los
musulmanes.

Como resume Óscar Jaime: “Los movimientos fundamentalistas no son la expresión


únicamente de unos sectores sociales más o menos amplios ubicados en la marginalidad y la
pobreza, sino que las demandas fundamentalistas son asumidas por élites destacadas que han
convertido dichas reivindicaciones en el estandarte principal de su contienda política por
establecerse como actores prevalentes en el escenario mundial.”147

6.7. LA ORGANIZACIÓN “MERCURIAL” DE AL QAEDA.

Al Qaeda (la base) nació en Peshawar, Pakistán, en 1993 como transformación de


Maktab el-Khadamat, siendo sus fundadores Bin Laden, Abu Qutada, Al- Zawahiri, Omar Bakri
y Abu Hamza.

147
O. Jaime: “Genealogía del terrorismo moderno”; en J. Beriain: Modernidad y violencia colectiva,, Op. Cit. p. 198.

151
Por debajo de Bin Laden están los shura majlis, el consejo consultivo integrado por
cuatro comités especializados: militar, religioso, publicitario y financiero.

La penetración de Al Qaeda en Europa se produjo a través de Takfir wal Hijra (Anatema


y Exilio), fundada por el egipcio Shukri Mustafa a comienzos de los 70 y, sobre todo, por el
Grupo Salafista de Predicación y Combate, que se había escindido durante los 90 del GIA
argelino.

Desde el punto de vista “político”, Al Qaeda es una organización terrorista porque


pretende imponer sus ideas mediante una estrategia de comunicación argumentada por la fuerza
de las armas y desde la perspectiva “empresarial”, Al Qaeda es un ejemplo de crimen
organizado al estilo mafioso en el sentido de combinar actividades empresariales legales con
actividades ilegales y disponer de una estrategia de relaciones públicas basada en el soborno, la
impunidad y las subvenciones con dinero público o de ONGs y una estrategia comercial basada
en un red de franquicias del chantaje, la extorsión y la violencia.

Como organización y desde la perspectiva empresarial, Al Qaeda necesita disponer de


dos recursos imprescindibles: los recursos humanos y los recursos financieros; y un objetivo
fundamental: mantener abierto el canal de comunicación para ocupar cerebros mediante el
terror.

Por lo que se refiere a los recursos humanos, la integración de la gente en Al Qaeda no


es frecuente ni formal, no están estrictamente seleccionados de acuerdo con un patrón preciso,
sino que sus miembros son captados entre varones jóvenes dispuestos a emigrar o emigrantes de
segunda generación, con ciertos estudios, decepcionados con la cultura y el mercado occidental,
habiendo rozado la marginación y la pequeña delincuencia ordinaria, con una fe religiosa “ sui
generis, pero a prueba de bombas”, y cuyo encuadramiento, nivel jerárquico y destino funcional
depende de su cooptación por sus desconocidos superiores orgánicos.

152
Como señalaba Melucci: “La acción colectiva no empieza necesariamente en
organizaciones, sino en grupos, redes, canales informales de gente que se interrelaciona y que,
por tanto, no son individuos aislados sino que forman parte ya de una red.”148

El banderín de enganche que estimula a incorporarse a Al Qaeda no es la miseria de sus


miembros, sino su situación de vulnerabilidad económica y cultural.

Esta situación de vulnerabilidad cristaliza en una incapacidad estructural para alcanzar


los objetivos socialmente plausibles, lo cual tiene un trasfondo económico que conduce en la
mayoría de los casos a la pobreza y a la exclusión social, pero sólo en unos pocos casos este
“mar de injusticias” que les obligó a emigrar de sus países y que no les permite prosperar en los
países de acogida produce un salto cualitativo en algunas personas cuya incomprendida y
frustrante pobreza se ve acompañada por una desmoralización psicológica y una pérdida de
valores, que lleva a los musulmanes emigrados a occidente a una situación de vacío, de anomia,
que les conduce a la técnicamente denominada “conducta desviada”, al comportamiento
criminal ordinario, y de ahí al internamiento en centros penitenciarios donde son resocializados
con contenidos islamistas deformados, inventados y extremistas.

La principal seña de identidad de los acólitos de Al Qaeda, no es su estulticia sino su


preparación técnica, cosa en la que coinciden con los “novísimos movimientos glocales” en los
que suele haber tantos contraexpertos como expertos tienen sus rivales.

En este sentido, hace tiempo que Claus Offe señalaba que “los niveles de educación (...)
juegan el papel más decisivo como condicionante del activismo de los nuevos movimientos
sociales. Puede que dos factores contribuyan a que haya una correlación directa entre los niveles
de educación y las formas inconvencionales de participación política. Por un lado, con un nivel
alto de estudios formales se adquiere una cierta competencia para emitir juicios sobre cuestiones
“sistémicas” complicadas y abstractas en terrenos económicos, militares, legales, técnicos y
referentes al medio ambiente. Por otro, la educación superior aumenta la capacidad de pensar
con independencia.”149

148
A. Melucci: “La experiencia individual y los temas globales en una sociedad planetaria”, en P. Ibarra y B. Tejerían: Los
movimientos sociales,Ed. Trotta, Valladolid, 1998, p. 379.
149
C. Offe: Partidos políticos y nuevos movimientos sociales, Sistema, Madrid, 1988, p. 215.

153
Los terroristas de Al Qaeda no son el lumpenproletariado de los países árabes, sino que
son más bien una élite juvenil bastante competente pero desesperada y despiadada.

Una vez integrados y coyunturalmente financiados, los acólitos de Al Qaeda se


mantienen unidos virtualmente por el “lazo indisoluble” del Corán y por el “lazo virtual” de las
telecomunicaciones interactivas asistidas por ordenador.

Por lo que se refiere a los recursos económicos, la financiación de Al Qaeda es más


“clásica” que el reclutamiento de sus miembros y procede de seis fuentes: la estructura
empresarial de Bin Laden y su familia, donde sobresalen bancos y empresas constructoras; las
subvenciones desviadas por algunas ONGs, que recaudan fondos para fines educativos o
sanitarios y detraen una parte para financiar a Al Qaeda (un informe de 2002 del Consejo de
Seguridad de la ONU cifraba en 500 millones de dólares los fondos remitidos a Al Qaeda por la
beneficencia saudita); el comercio de piedras preciosas, fácilmente ocultables, almacenables y
convertibles; el contrabando de armas; el tráfico de drogas y el sistema de la hawala, que como
explica Zachary Abuza, se basa en las relaciones entre los distintos agentes de la misma. “Por
ejemplo, un trabajador filipino de Lahore quiere enviar dinero a su familia en Cotabato. Los
dispensadores de hawala son famosos por sus contactos en el mundo de los negocios, que
pueden ser socios comerciales o, con frecuencia, miembros de la familia. El hawaladar de
Lahore tomará el dinero (en cualquier divisa) y enviará un mensaje a su socio en Cotabato para
que entregue los fondos a quien quiera que el trabajador designe. Con el tiempo, los dos
hawaladar arreglarán sus cuentas.”150

Que los donantes realicen cuantiosas aportaciones a la causa terrorista a pesar de tratarse
de poblaciones relativamente pobres, se debe, en parte, a la demanda religiosa de respaldar la
yihad: “Quien presta espontáneamente dinero para la guerra santa a Dios, Éste se lo duplicará
muchas veces. Dios cierra y abre su mano como le place. Hacia Él volveréis.”151

150
Z. Abuza: “Cómo se financia el terrorismo islamista: la experiencia del sudeste asiático” en F. Reinares y A. Elorza: El nuevo
terrorismo islamista, Ed. Temas de hoy, Madrid, 2004, p. 247.
151
El Corán: Azora II, versículo 246, Op. Cit. p. 82.

154
Estas seis fuentes de financiación disponen de un sistema de depuración o blanquéo de
dinero en diferentes “paraísos fiscales”, donde gracias a la opacidad de sus sistema bancario el
“dinero negro” se transforma virtualmente en una menor cantidad de dinero ordinario.
Entiéndase que el “dinero negro” no tiene que emigrar a un “paraíso fiscal” en el sentido de
trasladarse para ser blanqueado, puesto que el dinero en sí no tiene que moverse de donde está,
sino que lo que se esconde en el “paraíso fiscal” es la información sobre donde está el “dinero
negro” en su lugar de origen.

Con esta mezcla de dinero completamente legal y de dinero ilegalmente legalizado se


abastecen de fondos y por variados e inescrutables conductos a la dirección central de Al Qaeda
y, sobre todo, a las células operativas que se activan circunstancialmente en cualquier parte del
mundo sin previo aviso y para realizar un atentado concreto discretamente preparado durante
años por muy pocos cerebros y ejecutado por “gente corriente” o, como mucho, por pequeños
delincuentes.

Hasta aquí parece que Al Qaeda tiene una dirección central, cuatro comités sectoriales,
algunas ramificaciones regionales en África, Europa y Asia, así como una provisión organizada
de recursos humanos y financieros.

Sin embargo, este planteamiento tan racional y burocrático no responde a la realidad


organizativa de Al Qaeda por cuanto que se trata de una organización abierta y flexible cuyo
objetivo fundamental es mantener abierto un canal de comunicación que nosotros vamos a
describir ayudándonos de la metáfora del mercurio.

El mercurio es un metal líquido, inoxidable y superconductor de la electricidad, que


puede mantener el contacto de los electrones en superficies cóncavas y convexas, verticales y
horizontales, así como filtrarse por los resquicios más irregulares sin perder el contacto.

En este sentido, la estructura mercurial de cualquier organización, como ya


explicábamos en otro contexto al hablar de los “novísimos movimientos glocales”, se
caracteriza por su adaptación al terreno, por su facilidad para mantener la comunicación y por su
resistencia a la agresión exterior: “Utilizamos la metáfora del mercurio para significar que

155
aunque irregular y verbal, los “novísimos movimientos glocales” sí que tienen una estructura
material, que aparece y desaparece por contacto y empujada por las circunstancias. Parece que
con los vaivenes la estructura unas veces se amplía y otras se reduce, pero siempre manteniendo
como característica esencial su constante capacidad de comunicación, se emitan mensajes o no.”
152

Su adaptación al terreno tiene que ver con la manifestación del mercurio como un
líquido en vez de como un sólido; su resistencia a la agresión tiene que ver con el carácter
inoxidable del mercurio y con que ante cualquier presión el conjunto del mercurio se rompe,
recomponiéndose inmediatamente en otros grupos, más pequeños de tamaño, pero de cualidades
idénticas al conjunto anterior; y su capacidad de comunicación tiene que ver con el carácter
metálico del mercurio y con el hecho de ser un material superconductor.

La cualidad de mantener el contacto y la comunicación, se emitan mensajes o no, es lo


que hace especialmente funcional a la organización mercurial dentro de una sociedad de la
información puesto que mantiene unidos a los terroristas aunque no se conozcan personalmente,
facilita la enseñanza del terrorismo a distancia, multiplica su impacto mediático y amplía su
campo de juego al hiperespacio. Como señala Putnam en términos más generales: “La alta
velocidad, el bajo coste y las amplias posibilidades de movilización que permite Internet pueden
ser una ventaja para los organizadores políticos, al reducir los costes transaccionales, sobre todo
en el caso de grupos dispersos de ciudadanos con una misma mentalidad.”153

Esta misma sociedad de la información no sólo les ofrece nuevas armas muy baratas,
sino que también dificulta su captura, ya que mientras que la policía tiene limitaciones legales y
fronteras geográficas y administrativas, los delincuentes no tienen fronteras y se mueven como
pez en el agua por todo un mundo calidoscópico sin que la cooperación policial internacional
sea lo suficientemente fluida y eficiente como para capturarlos. Así, el hiperespacio, se
convierte en la guarida de los nuevos terroristas quienes, además, lo pueden utilizar para la
comunicación de mensajes encriptados.

152
J. Bordas: “Identidades y reivindicaciones de los nuevos movimientos sociales” en J. F. Tezanos: Tendencias en identidades,
valores y creencias, Ed. Sistema, Madrid, 2004, p. 214.
153
R. D. Putnam: Solo en la bolera, Circulo de Lectores, Barcelona, 1998, p. 231.

156
La comunicación de Al Qaeda se integra en un “marco simbólico de significado”, que
debe cumplir con tres misiones tal y como recuerdan genéricamente Pedro Ibarra y Salvador
Martí: “La primera es la del diagnóstico, que supone explicar la realidad a través de
determinados elementos que visualicen los agravios. La segunda es la de elaborar un pronóstico
optimista. Y la última tarea es la de motivar a los individuos para que se movilicen.”154

Igual que en el análisis de las obras de teatro, podemos distinguir en la comunicación de


Al Qaeda entre el planteamiento, el nudo y el desenlace: podemos distinguir entre la denuncia
de situación injusta que secularmente padece el pueblo árabe, la promesa más o menos
verosímil de una solución rápida y positiva para los musulmanes de todo el mundo y el
llamamiento a la movilización para que la solución sea más rápida, efectiva y universal.

Por lo que se refiere a sus mensajes podemos distinguir entre los comunicados
publicitarios, difundidos por radio y televisión en formato cinematográfico; y los mensajes
operativos, que se canalizan, como explica Magnus Ranstorp, mediante “el empleo de correos
electrónicos codificados y “señalizados” como spam, salas de chat corrientes y buzones
clandestinos (...) Creación de cuentas preasignadas de correo de Yahoo o de Hotmail con
nombres de usuarios y contraseñas compartidos (...) Teléfonos móviles de un solo uso (...)
Palabras código predeterminadas como “manzanas” (granadas) o “siete mares” (visados),
etc.”155

Estas peculiaridades organizativas de Al Qaeda, que hemos descrito con la metáfora del
mercurio, metálico, líquido y superconductor, van a permitirnos comprender la táctica
guerrillera de los terroristas yihadistas, consistente en pensar globalmente, camuflarse en el
ciberespacio, actuar muy localmente y redifundirlo universalmente; así como la estrategia
occidental para hacerles frente.

6.8. LA TÁCTICA TERRORISTA YIHADISTA.

154
P. Ibarra y S. Martí: “Los movimientos antiglobalización. La consulta social sobre la abolición de la deuda externa” en Mª. J.
Funes y R. Adell: Movimientos sociales: Cambio social y participación, Ed. UNED, Madrid, 2003, p. 295.
155
M. Ranstorp: “Al Qaeda en el ciberespacio: Desafíos del terrorismo en la era de la información”, en F. Reinares y A. Elorza: El
nuevo terrorismo islamista, Op. Cit. pp. 208 y 209.

157
La aparición del terrorismo religioso ha transformado el panorama general de la
violencia. Esta nueva amenaza, más difusa pero mucho más letal, ha dejado de estar satisfecha
con obtener notoriedad en los medios de comunicación e influencia en los despachos políticos,
para pretender aterrorizar a la gente de carne y hueso. No pretenden asustar a la población para
que presa de un “síndrome de Estocolmo” se pongan de su parte y presione al gobierno para que
les escuche; sino que lo que pretenden es aterrorizarles para que aprendan cada uno de ellos que
los terroristas son los que mandan y las víctimas las que obedecen sumisamente o mueren.

Su objetivo consiste en imponer sus leyes y costumbres mediante la destrucción masiva


del enemigo y si para conseguirlo resulta necesario utilizar una táctica tramposa, pues se utiliza
porque para ellos el fin justifica los medios tal y como recuerda Elorza: “Primero, Mahoma
pregunta a los creyentes quién le librará de ese enemigo concreto. Alguien promete hacerlo, el
Profeta se lo autoriza y el enemigo es ejecutado mediante una estratagema. Así, en la muerte del
judío Ka´b (AB, LII 271), el verdugo designado se acercó al judío valiéndose de una antigua
amistad y con el pretexto de disfrutar del perfume que su mujer le había puesto en la cabeza, se
la sujetó, llamando a sus cómplices para que le mataran (SM, 4436, AD 2762).”156

En este sentido, Bin Laden, en su declaración de 1996, reconocía que debido al


desequilibrio de poder entre ellos y su enemigo, los musulmanes debían adoptar la táctica
guerrillera como forma de lucha adecuada y que todo creyente debía convertirse en un
muyahidin contra militares o civiles de países declarados apostatas, herejes, sacrílegos o
infieles.

Antes, los terroristas antiguos de intencionalidad política sabían que matar era, ilegal,
inmoral y que tenía unos efectos políticos secundarios que se les podían volver en su contra;
pero ahora, los nuevos terroristas yihadistas creen que matar sí que es legal y moral y que las
víctimas sólo tienen que convertirse u obedecer y pagar el correspondiente impuesto para que no
las maten. Con estos planteamientos, en los que no es importante ni matar ni morir, los
terroristas podrían considerar la utilización de armas de destrucción masiva o utilizar
sistemáticamente transportes y espectáculos con concentraciones masivas de población por

156
A. Elorza: “Anatomía de la yihad en el Corán y los hadices” en Ibidem, p. 287.

158
cuanto que conseguirían más eficacia para alcanzar unos objetivos que para ellos no son tan
macabros ni tan inmorales como para los occidentales.

En este sentido, Kofi Annan, secretario general de las Naciones Unidas señaló en su
discurso de clausura de la Cumbre de Madrid sobre Democracia, Terrorismo y Seguridad
organizada por el Club de Madrid en la primavera de 2005, que: “Por desgracia, vivimos en un
mundo con un exceso de materiales peligrosos y abundantes conocimientos tecnológicos, en el
que algunos terroristas declaran abiertamente su intención de causar matanzas de dimensiones
catastróficas. Un atentado de ese tipo no sólo causaría la muerte y destrucción generalizadas,
sino que también frenaría la economía mundial y arrojaría a decenas de millones de personas a
la mas absoluta pobreza.”157

Este planteamiento sanguinario es la táctica que ha cuajado hasta el momento en


atentados de motivación ideológico-religiosa y destrucción indiscriminada como los del metro
de Tokio, el World Trade Center, el bar El Descanso de Madrid, el de Oklahoma City, el de las
Torres Gemelas, el de la discoteca de Bali, el de la Casa de España en Casablanca, el del tren
de Madrid, el del colegio de Beslan, el metro de Londres, los hoteles de Turquía y Egipto, las
calles de Nueva Delhi, las bodas de Amman, el hotel de Karachi en Pakistán durante marzo de
2006 en vísperas de la visita de Bush, la matanza en el balneario egipcio de Dahab en abril de
2006 a dicho país y sin olvidar la violencia endémica que padecen los vecinos de Gaza,
Jerusalén o Bagdad; pero no ha dado el salto a la utilización de armas químicas, biológicas ni
nucleares, y no parece que lo vayan a dar, si les queda un atisbo de racionalidad y una pizca de
esperanza, por cuanto que la utilización de tales armas por parte de los terroristas supondría la
unidad sin matices del bloque occidental (Estados Unidos y Unión Europea) y la sustitución de
la respuesta policial postulada por Europa, Iberoamérica y el mundo árabe, por una respuesta
militar tal y como recomiendan los Estados Unidos.

7. LA REACCIÓN OCCIDENTAL.
157
K. Annan: Discurso de clausura de la Cumbre de Madrid sobre Democracia, Terrorismo y Seguridad, El País, 11 de marzo de
2005, p. 2.

159
Contra las tácticas terroristas de los islamistas yihadistas, impulsadas por la organización
mercurial de Al Qaeda, se pueden plantear cinco estrategias sucesivas y escalonadas: barrer el
mercurio, aspirar el mercurio, amalgamar el mercurio, evaporar el mercurio y reciclar el
mercurio.

La reacción occidental de tipo militar contra Al Qaeda ha fracasado y aunque “es posible
– como señala Fernando Reinares – que la intervención militar estadounidense en Afganistán
durante el otoño de 2001 haya reducido a la mitad (...) el número de activistas propios de que
dispone Al Qaeda (...), en su mayoría permanecen concentrados en torno a la frontera entre
dicho país y Pakistán, y se mueven con asiduidad (...) y se comunican por medio de teléfonos
celulares y mensajes encriptados a través del correo electrónico.”158

Esto es así, como explica Javier Jordán, porque: “uno de los aspectos más significativos
del nuevo modelo es la desmilitarización de la guerra. Lo que supone un cambio revolucionario
en el modo de enfocar los estudios estratégicos. Es muy posible que nos encontremos en el
inicio de otra era en la historia del conflicto.”159

Como señala Andrés Montero: “la preponderancia de un planteamiento bélico contra el


terrorismo internacional es un error porque el asesino islamista, lejos de creerse un homicida en
masa, se autopercibe como un soldado. Un soldado de Alá (...) Le hemos otorgado otorgado la
guerra contra el terrorismo. Le damos guerra para que desarrolle su imaginaria batalla (...) La
guerra contra el terrorismo está incorporando, además, un efecto colateral perverso sobre las
sociedades victimizadas por la criminalidad organizada. La militarización de la óptica de
actuación está primando los enfoques duros de seguridad en detrimento de una seguridad
simbiótica con las libertades civiles.”160

La estrategia militar de “barrer el mercurio” es una mala estrategia, es como recogerlo a


manotazos: lo único que se consigue es distribuirlo y ocultarlo. Es inviable una victoria militar
duradera sobre los musulmanes, que están distribuidos por innumerables países, no siempre de
158
F. Reinares: “Al Qaeda, neosalafistas magrebíes y 11-M: sobre el nuevo terrorismo islamista en España”, en Ibidem, p. 25.
159
J. Jordán: “Claves para entender la guerra internacional contra el terrorismo: el enfoque de la guerra red.” En Cuadernos de la Guardia Civil,
nº 26, Madrid, 2002, p. 62.
160
A. Montero: “Crítica de la razón bélica contraterrorista”, Sistema, Nº 193, pp. 125 y 126.

160
origen árabe (el 70% de los musulmanes viven en Asia), y que permanecen unidos por el
famoso “lazo indisoluble” del Corán en una virtual Umma universal de los creyentes.

Como se demuestra en el caso de Palestina y se confirma en el de Irak, a pesar de que


aviones norteamericanos hayan dado muerte a Al Zarqaui en la primavera del 2006, a quien Al
Qaeda ha sustituido por Abu Hamza Al Muhayer, parece que es más fácil invadir un país árabe
que ocuparlo y hay que abandonar toda esperanza de que sus poblaciones se “conviertan”
inmediatamente al occidentalismo.

Recuérdese que ni la fuerza de los ejércitos de Napoleón evitaron que los ilustrados y
afrancesados patriotas españoles, como Juan Martín Díaz, le plantaran cara en defensa de un
nefasto Fernando VII, ni sus manipulaciones maquivélicas consiguieron difundir el modernismo
ilustrado en el Egipto161 de la piedra de Rosetta.

En consecuencia, aunque la estrategia de “barrer el mercurio” pueda haber limpiado una


buena cantidad del mismo, la verdad es que para recoger el mercurio no hay nada como
aspirarlo con cuidado cuando se haya localizado, amalgamarlo con otros metales cuando no se
pueda aspirar, evaporarlo de forma controlada y, finalmente, reciclarlo.

La estrategia de aspirar el mercurio consiste en buscar las células islamistas yihadistas


más activas y peligrosas y tratar de identificarlas en todos sus elementos, sobre todo a las
“personas clave” para poder aspirarlas con cuidado sin provocar efectos secundarios no
deseados entre la comunidad musulmana. Aquí, resulta de especial utilidad la semiótica y la
informática.

161
B. López García: El mundo árabo-islámico contemporáneo, Ed. Síntesis, Madrid, 1997, p. 319: La proclamación realizada por
Napoleón en Alejandría en 1798 decía, en resumen y haciendo gala del maquiavelismo que profesaba, los siguiente:
En el nombre de Dios Clemente y Misericordioso, no hay más dios que Dios, no hay hijo ni asociado en su reino.
De parte de la República francesa, fundada sobre la base de la libertad e igualdad, el general Bonaparte, jefe del Ejército francés
hace saber al pueblo de Egipto que desde mucho tiempo ha los beys que gobernaron Egipto insultan a la nación francesa y
cubren a sus negociantes de vejaciones: la hora del castigo ha llegado (...) Egipcios, se os dirá que vengo para destruir vuestra
religión. Es mentira, no lo creáis. Responded que vengo para restituir vuestros derechos frente a los usurpadores; que respeto,
más que los Mamelucos, a Dios, a su Profeta Mahoma y al glorioso Corán (...)

161
El principal problema simbólico consiste en que las células yihadistas tienen a gala,
como explica Javier Jordán,162 engañar al enemigo en su forma de vivir: sin barbas, bebiendo
alcohol o frecuentando prostitutas.

El principal problema informático consiste en enumerar los participantes potenciales en


un acto terrorista, identificar su red de relaciones sociales y prever su acción o, por lo menos,
identificar las personas fundamentales para la acción terrorista, independientemente de su
posición orgánica.

Una herramienta de utilidad para identificar “personas clave” es el “análisis relacional”


que ha permitido demostrar a José A. Rodríguez163 que si se hubieran identificado y detenido a 3
personas de las 74 relacionadas con el entramado terrorista del 11 M, concretamente a Imad
Eddin Barakat (Abu Dahdah), Naima Oulad Akcha y Semaan Gaby Eid, se habría evitado el
atentado porque se habría desmoronado su red organizativa.

El uso sistemático y profesional de las telecomunicaciones, la informática, la sociología,


la psicología, el urbanismo, la lingüística y la semiótica, más la creación de una base de datos
exhaustiva compartida de forma segura pero rápida por los servicios de inteligencia de los
países árabes y los occidentales podría contribuir a identificar y extirpar a los terroristas
yihadistas.

Claro está que la estrategia de aspirar exige mucha dedicación, tecnología y paciencia.

La estrategia de amalgamar el mercurio consiste en potenciar las instituciones religiosas


tradicionales que exijan mayor rigor teológico en las prácticas religiosas, que hagan hincapié en
la yihad como superación personal y en los valores más sociales y humanitarios del Islam, que
controlen la difusión de sus contenidos a través de algunos cauces oficiales, y supriman las
arengas contra los apostatas, herejes, sacrílegos e infieles, cuyo castigo no es menor en la Tora o
en el Pentateuco que en el Corán, pero con la diferencia de que en los otros “pueblos del libro”
se ha diferido su castigo al más allá.

162
J. Jordán: El Islam de occidente y el terrorismo de Al Qaeda” en Ciencia Policial nº 64, 2002, pp. 38 y ss.
163
J. A. Rodríguez: “La red terrorista del 11M” en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, nº 107, 2004, p. 173.

162
El problema fundamental para encontrar soluciones amalgamantes es que la versión
mayoritaria del Islam es la sunnita, que se caracteriza, como los protestantes entre los cristianos,
porque tienen poca jerarquía orgánica y, en cambio, mucho celo religioso.

La dispersión individualista de la doctrina sunnita, el celo religioso de sus devotos, más


la ausencia de una autoridad centralizada incontestada hace difícil encontrar una institución
religiosa amalgamante, como podría haber sido la organización clerical chiíta o las enseñanzas
sufíes, tan rigurosas las primeras y tan profundas las segundas que difícilmente pueden ser
seguidas por masas enormes de fieles.

Una buena doctrina amalgamante podría ser la chiíta de Ali Shariati (1933-1977), quien
cursó estudios de Sociología e Historia en París realizando una especie de síntesis entre el
islamismo y el nacionalismo. Predica lo que podríamos llamar una teología de la liberación que
concilia una reinterpretación de la creencia islámica con un pensamiento sociopolítico moderno.
Ali Shariati considera que arrancar a la gente sus raíces culturales supone privarles no sólo de su
identidad, sino también de su humanidad. En consecuencia, considera que el verdadero
humanismo es un conjunto de valores divinos en el corazón del hombre, que constituyen su
herencia moral, cultural y religiosa.

Otra doctrina amalgamante podría ser el sufismo, que como explica Javad Nurbakhsh164,
se trata de una escuela de la iluminación interior que pretende enseñar el camino hacia la
Realidad Absoluta, cuyo impulso motor es el amor. El Hombre Perfecto es aquella persona que
ha escapado a la dominación de su propio yo mediante el esfuerzo y la conversión. Este camino
tiene tres etapas: La sharia, que se considera la escuela primaria del sufí. La etapa de formación
más avanzada, llamada Tariqat (senda), se realiza respetando la ley, y en la etapa final el sufí es
llevado a alcanzar el Haqiqat, o la Realidad Absoluta. La sharia son las palabras, la Tariqat los
actos y la Haqiqat el estado interior.

Por último, tal vez la mejor solución amalgamante podría venir de la propia corriente
sunnita, especialmente marroquí, con fuerte control desde la corona alauita sobre los mensajes
autorizados por los ulemas y difundidos por los imames en las mezquitas.

164
J. Nurbakhsh: “¿Qué es el sufismo?”, www.iieh.com

163
Como sintetizan Javier Jordán y Luisa Boix: “Cuando no interviene una autoridad
religiosa con potestad exclusiva de exégesis, la explicación que se pueda realizar sobre dicha
moralidad de la violencia puede ser muy variada. Y en un contexto político y social proclive al
radicalismo ese amplio margen de interpretación puede permitir que determinados colectivos
justifiquen abiertamente acciones terroristas, basándose en unas fuentes sagradas que comparten
con muchos otros que condenan dicha violencia.”165

Como alternativa, Carlos Echeverría señala que “el hecho de que algunos Estados árabes
y musulmanes hayan creado ministerios de asuntos religiosos ha permitido introducir cierto
control de la propagación del islamismo radical, sobre todo filtrando los sermones de los
imames en algunas mezquitas de dentro y de fuera de estos países, pero esa medida se seguirá
enfrentando a un triple obstáculo: el primero es un problema de imagen, ya que dicho papel de
algunos Estados es presentado como ilegítimo por los opositores a las autoridades políticas que
los dirigen; el segundo es la propia realidad de la proliferación de mezquitas y de madrasas por
doquier, muchas de ellas clandestinas y que proliferan dentro de dichos Estados pero también
entre los inmigrantes en Europa, Norteamérica y otros rincones del mundo, creadas por
individuos o grupos que aprovechan la falta de jerarquía a la que hacíamos referencia; y el
tercero, directamente ligado al anterior, es el discurso político claramente contradictorio de estos
Estados que definen claramente el terrorismo que ellos sufren – del GIA o del GSPC en Argelia,
de la Yihad Salafia marroquí, etc.- pero que toleran y en ocasiones incluso ensalzan a terroristas
que en escenarios de conflicto como los territorios palestinos, Irak o Chechenia practican un
mismo terrorismo aunque en contextos distintos.”166

La estrategia consistente en amalgamar a la base social de los terroristas y a sus adeptos


potenciales no es nueva y pretende hacerles ver que pueden obtener más beneficio con la paz
que con la guerra. El problema es el concepto de beneficio en si mismo desde la perspectiva
cultural de los musulmanes, ya que es probable que les resulte más atractiva una oferta religiosa
antiterrorista, que una oferta política o económica antiterrorista: No parece que la democracia o
la prosperidad sean motivos suficientes para disuadir a los terroristas.
165
J. Jordán y L. Boix: “La justificación ideológica del terrorismo islamista: el caso de Al Qaida” en J. Jordán et. Al.: Los orígenes
del terror. Indagando en las causas del terrorismo, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 2004, p. 148.
166
C. Echeverría: “Causas sociopolíticas del terrorismo islamista” en J. Jordán et. Al.: Los orígenes del terror. Indagando en las
causas del terrorismo Op. Cit., p. 217.

164
La estrategia de evaporar el mercurio tiene que ver con Kemal Atatürk167, quién, como
subraya Jorge Dezcallar en su defensa de la integración de Turquía en la Unión Europea, “llevó
a cabo un denodado esfuerzo por desacralizar el país, por separar el ámbito político de la esfera
religiosa, dotando a ambos de independencia recíproca, pero sin interferencias, instaurando una
república laica desde 1922 (...) Su entrada enviaría al mundo musulmán el mensaje de que
Europa está abierta al Islam tolerante, fomentando actitudes moderadas y contrarias al tan
cacareado conflicto de civilizaciones.”168

Esta modernización de las costumbres turcas durante el siglo pasado envió la religión a
un ámbito cultural y religioso de carácter privado o familiar, lo que supuso sacar formalmente al
Islam de lo mundano (Dunia) y de los político (Dawla), sin necesidad de sacarlo del mundo
comercial en el que, desde el principio y a pesar de la omnipresencia del Corán, siempre fue
más flexible, tal vez por deformación profesional de Mahoma.

La reforma de la familia y el desarrollo comercial de la economía pueden ser potentes


estrategias evaporadoras que contribuyan a cambiar las condiciones de vida de masas de
población y exijan el intercambio y la tolerancia religiosa.

167
Kemal nació el 12 de marzo de 1881, en Salónica (actualmente Grecia), hijo de un suboficial convertido en comerciante de
madera. Tras pasar por diversas escuelas militares de Salónica y Monastir e ingresar en la academia militar de Estambul, se
graduó como capitán de Estado Mayor en enero de 1905. Antes de la Primera guerra mundial, Kemal se había manifestado muy
crítico frente al gobierno del sultán e incluso había formado parte del movimiento secreto de los Jóvenes Turcos lo que se tradujo
en su traslado a Siria, una circunstancia que equivalía prácticamente a un exilio.
Fue en esta zona donde fundó la sociedad secreta Patria y Libertad (1906).
Durante los años siguientes, Kemal combatió en Libia (1911-1912) contra Italia -lo que motivó su ascenso a general en noviembre
de 1911- y en los Dardanelos durante la guerra de los Balcanes (1912-1913). Con todo, posiblemente su papel más destacado fue
el que desempeñó en la campaña de Gallipoli contra el desembarco aliado (1915) en el curso de la Primera Guerra Mundial. La
derrota en este conflicto provocó en Kemal -como en la inmensa mayoría de los turcos- un sentimiento de desazón que se vio
agudizado por la matanza de Esmirna. ¿Hasta dónde había llegado la decadencia del estado si ni siquiera era capaz de defender
a sus habitantes del genocidio? Kemal no tardó en vertebrar el movimiento de resistencia en Anatolia al que vinculó
inmediatamente con la idea de una reforma occidentalizadora del estado turco.
Cuando las potencias extranjeras exigieron no sólo el final de la resistencia turca sino también el cese del veterano general sólo
consiguieron afianzar su apoyo popular. Un mes después de la matanza, Kemal promulgaba una circular en la que exponía las
metas del nuevo movimiento, decretaba el final del gobierno del sultán y convocaba un Congreso en Erzurun. Cuando en 1920 el
gobierno de Estambul consintió la ocupación de la capital por parte de los aliados y aceptó el control griego sobre algunas partes
de Anatolia, Kemal respondió estableciendo un gobierno provisional en Ankara. Se trató de un camino largo, pero en 1922 logró
volver a ocupar Esmirna donde se había producido la terrible matanza perpetrada por los griegos y, a continuación, abolió el
sultanato y proclamó la república convirtiéndose en su primer presidente.
A partir de ese momento, Mustafa Kemal -que sería denominado Atatürk, es decir, el padre de Turquía- sentó las bases de un
estado laico que adoptó el alfabeto latino, consagró la abolición del califato y las restantes instituciones islámicas, e incluso
impuso las vestimentas y el calendario occidentales. La ideología del nuevo régimen, conocida como kemalismo o atatürkismo, se
articuló en torno a los principios de republicanismo, nacionalismo, populismo, estatalismo, laicismo y revolución. Atatürk iba a
mantenerse en el poder hasta su muerte en Estambul el 10 de noviembre de 1938.
168
J. Dezcallar: “¡Es Europa, Estúpido, no Turquía!”, www.fp-es.org

165
En el caso de la familia, el factor más revolucionario sería la paulatina emancipación de
la mujer gracias a su participación en el mercado laboral y al reconocimiento de algunos de sus
derechos en el ámbito doméstico.

Los problemas con las mujeres no son sexuales, sino políticos, y están relacionados con
el proceso demográfico de producción de individuos y, sobre todo, con la socialización de los
niños. La liberación de la mujer disminuiría el control religioso externo y aumentaría el control
religioso interno haciendo inverosímiles los premios sexuales de ultratumba.

Hay que estar muy necesitado, con un nivel de frustración alto y unas esperanzas muy
bajas para evitar gracias a la religión el deseo instintivo de vivir, olvidar la prohibición moral de
matar y renunciar al futuro de su propia vida a cambio de una recompensa sexual después de
muerto.

El mayor experimento de emancipación de la mujer musulmana, salvo la excepción que


suponen las clases sociales más acomodadas de las grandes urbes árabes, es el que se da entre
las inmigrantes en Europa, que les ha llevado, como explican Víctor Pérez Díaz, Berta Álvarez-
Miranda y Elisa Chuliá169 a configurar dos vidas paralelas: la desarrollada en occidente, en la
que la mujer tiene un gran protagonismo económico, con su correspondiente poder familiar y
sexual, y la vida desarrollada durante el mes de vacaciones, temporada en la que ellas mismas
confiesan que se vuelven sumisas y silenciosas hasta que pase el “temporal”. Las mujeres
musulmanas inmigrantes, que son relativamente pocas, son más partidarias de la integración en
occidente que los hombres, porque las beneficia personalmente y porque ven un futuro más
halagüeño para sus hijos. Por muchos motivos habría que fomentar el reagrupamiento familiar
de los jóvenes marroquíes.

Dentro del desarrollo económico, el desarrollo turístico, puede ser una segunda y
definitiva estrategia evaporadora del yihadismo más radical y violento y un cauce para el
desarrollo económico y social del pueblo árabe.

169
V. Pérez Díaz, B. Álvarez-Miranda y E. Chuliá: La inmigración musulmana en Europa, Ed. La Caixa, Barcelona, 2004, pp. 286 y 287.

166
La estrategia del reciclado tiene que ver con la cultura política en el sentido de realzar
universalmente los valores democráticos pero materializándolos desde una perspectiva
multicultural tal y como recomienda el capítulo 3º del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo de 2004170.

Confiar en la implantación de regímenes democráticos parlamentarios al estilo


occidental como sistema de reciclado de movimientos fundamentalistas terroristas no parece de
una eficacia inmediata.

Mientras que hace lustros Almond y Verba pretendían describir en su Cultura Cívica171
un paradigma democrático basado en la participación, la moderación y el compromiso, en el que
pudieran mirarse las sociedades que aspiraban a la democracia; Lipset nos advertía, en El
Hombre Político172 que la democracia no es un protocolo de fácil aplicación, sino que es la
culminación de un proceso de desarrollo endógeno que no puede alcanzarse sin pasar por las
etapas anteriores de desarrollo económico y cultural.

El problema es que por mucho que nosotros consideremos que los terroristas yihadistas
son asesinos fundamentalistas, resulta que ellos, además de sus exigencias sacramentales de
matar a los infieles, también tienen, como miembros de un pueblo culto y milenario, sus justas
reivindicaciones contra los occidentales y cuya satisfacción contribuiría a resolver el problema,
evaporar el mercurio fundamentalista y reciclar a los terroristas yihadistas:

Un resumen de sus justas reivindicaciones podría ser el siguiente:

- La religión cristiana colorea los valores dominantes en la cultura


occidental. La religión cristiana está fundada sobre un Evangelio de
amor que no sólo no mantiene sino que rechaza los procedimientos del
Pentateuco, cuya vinculación sólo llegan a comprender los teólogos, y
su situación social actual se encuentra en la esfera cultural y en el
ámbito familiar; aunque, es cierto, la historia de la cristiandad occidental

170
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo 2004, www.undp.org
171
G. Almond y S. Verba: La Cultura Cívica; Ed. Euramérica. Madrid. 1970. pags. 31 y ss.
172
S.M. Lipset: El Hombre político; Ed. Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires. 1977, pp. 28-30

167
tiene que cargar con el terrible y descalificador recuerdo de las cruzadas
y de la Inquisición, sin que semejante baldón le quite el predicamento
social que en occidente se le niega a las manifestaciones culturales
musulmanas, que muchas veces están mal vistas en occidente y, en
algunos casos, están tipificadas como infracciones.
- La política exterior occidental se presenta, especialmente en el caso de
los Estados Unidos, como una “cruzada”, lo que es perfectamente
funcional a la estrategia yihadista, por cuanto que su interés no es
político ni económico, sino religioso, y que la respuesta occidental se
denomine “cruzada” da alas para que los yihadistas sigan asesinando
religiosamente.
- El despliegue de decenas de cuerpos de ejército a Irak no tiene más
fundamento que intereses económicos y comerciales en el mercado del
petróleo ignorando la prohibición de la intervención militar enunciada
expresamente por el secretario general de la ONU.
- Arabia Saudita está gobernada por una monarquía absoluta que tiene
una participación ambivalente en este conflicto.
- Han corrido ríos de sangre de musulmanes en condiciones
económicamente misérrimas en Líbano, Tayikistán, Murma, Cachemira,
Asma, Filipinas, Fatani, Ogadin, Somalia, Eritrea, Chechenia y Bosnia-
Herzegovina, tal y como denunció Bin Laden en su declaración de
guerra de 1996, sin que se conmoviera en absoluto el sentimiento
humanitario de los occidentales.
- Palestina sigue invadida por Israel.
- Además, como subraya Gema Martín: “La situación que viven las
poblaciones de la mayoría de los países del Norte de África y Oriente
Medio es muy crítica: los gobernantes carecen de legitimidad, los
sistemas políticos están dominados por la corrupción y el nepotismo y se
gobierna con puño de hierro. Crecientes injusticias sociales y
despotismo político son dos elementos dominantes en esos Estados. Y

168
de ellos derivan la causa y la prolongación de otros problemas que
bloquean la modernización y el desarrollo.”173

No obstante, no cabe esperar que con la hipotética democratización del mundo árabe se
acabe con el terrorismo yihadista porque el terrorismo no necesita motivos objetivos,
económicos ni políticos, para subsistir. Véase el caso de España: hemos construido una sociedad
moderna y una democracia ejemplar y el terrorismo no sólo ha sobrevivido sino que se ha
incrementado durante la democracia aunque ahora nos encontremos en el esperanzador
comienzo del fin del terrorismo etarra tras la declaración del alto el fuego permanente por parte
de la banda terrorista.

La estrategia militar de “barrer el mercurio” no es funcional por cuanto que aunque


recoge inmediatamente una gran parte de los recursos terroristas, exige un despliegue de
medios enorme para unos resultados minúsculos y somete a la comunidad internacional a un
riesgo de división permanente, ya que una vez que se empieza el “juego de la guerra” la única
salida es la victoria y cualquier repliegue puede ser interpretado como una derrota militar y
como un motivo de división de la comunidad internacional. Como dijo el general Wellington en
Waterloo: “no hay nada más triste, no hay nada tan parecido a una batalla perdida, como una
batalla ganada”. Al terrorismo no se le puede vencer militarmente y, en consecuencia, lo mejor
es no plantear la batalla en términos militares sino policiales.

Las mejores estrategias para aspirar, amalgamar, evaporar o reciclar el terrorismo


yihadista tienen que ver con la eficacia policial basada en una información detallada, compartida
por los servicios de inteligencia occidentales y árabes; el reconocimiento y potenciación de
instituciones religiosas musulmanas moralmente rigurosas; el aumento de la independencia de la
mujer en el seno de las familias, el desarrollo turístico del mundo árabe, la solución de algunos
agravios que los occidentales han cometido con los países árabes, especialmente los
relacionadas con la ocupación de Palestina y con la invasión de Irak y; al final, el reciclado del
caldo de cultivo del terrorismo yihadista mediante la apertura de un camino irreversible hacia la
paulatina democratización de los países árabes desde una perspectiva multicultural en el marco
de lo que el Presidente Rodríguez Zapatero ha denominado Alianza de Civilizaciones entre el

173
G. Martín Muñoz: “¿Qué diálogo con el mundo árabe y musulmán?” En Temas para el Debate, nº 121, pp. 88 y 89.

169
mundo occidental y el mundo musulmán174 y en el contexto social que pretende generalizar a
toda la humanidad los “Objetivos del Milenio” de las Naciones Unidas y que podríamos resumir
en cinco puntos: alimentación, educación, salud, medio ambiente y mujer.

El terrorismo, como el crimen en general, es un hecho social “normal”, como la


enfermedad, los accidentes, la contaminación o el paro, y debemos acostumbrarnos a convivir
con él controlándolo en la medida de lo posible y evitando convertirnos en sus marionetas
dándole una notoriedad y una respuesta ansiosa mayor de la que merece. Ningún policía pierde
cada semana tantas vidas como pierde un cirujano.

Los médicos saben a ciencia cierta que tienen perdida la guerra contra la muerte y no por
eso dejan de ganarle batallas a la enfermedad porque saben que, como decía Churchil: “el éxito
consiste en ir de derrota en derrota con inquebrantable voluntad de vencer”.

En el mismo sentido, tenemos que abandonar toda esperanza de una sociedad sin
crimen, terrorista o no, porque, como enseñaba Durkheim175, el crimen es un hecho social
normal y no existen ni van a existir sociedades sin criminales. Aunque el respeto al pluralismo
político y religioso y el más justo y equitativo reparto de los recursos disponibles siempre
mejorará las condiciones de vida de la gente. La respuesta legal contra el crimen siempre
corresponderá a los tribunales de justicia y a la policía, en un imprescindible contexto de
innovación tecnológica y cooperación internacional, quienes actuarán siguiendo instrucciones,
como hacen los funcionarios de hacienda o de obras públicas, de un gobierno legítimo que vela
por los intereses del soberano: su pueblo.

174
J.L. Rodríguez Zapatero: Discurso del Presidente del Gobierno de España ante la 59ª Asamblea de las Naciones Unidas celebrada en
septiembre de 2004.
175
E. Durkheim: Las reglas del método sociológico, Ed. Orbis, Barcelona, 1982, p. 77.

170

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