Cuaderno02 Lalectura
Cuaderno02 Lalectura
Cuaderno02 Lalectura
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La Lectura
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Cuadernos de
SALAS DE LECTURA
La Lectura
Edicin: Direccin General de Publicaciones
del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
Luz Mara Chapela, por el texto
Sofa Escamilla, por las ilustraciones
D.R. 2011 de la presente edicin
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
Direccin General de Publicaciones
Av. Paseo de la Reforma 175
Cuauhtmoc, C.P. 06500
Mxico, D.F.
Las caractersticas grfcas y tipogrfcas de esta edicin
son propiedad de la Direccin General de Publicacio-
nes del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Todos los derechos reservados. Queda prohibida la re-
produccin total o parcial de esta obra por cualquier
medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y
el tratamiento informtico, la fotocopia o la grabacin,
sin la previa autorizacin por escrito del Consejo Na-
cional para la Cultura y las Artes / Direccin
General de Publicaciones.
ISBN: 978-607-455-793-0
Impreso y hecho en Mxico
5
Cuadernos de
SALAS DE LECTURA
La Lectura
CONSEJO NACIONAL PARA
LA CULTURA Y LAS ARTES
CONSUELO SIZAR
Presidenta
ROBERTO VZQUEZ
Secretario Cultural y Artstico
RAL ARENZANA OLVERA
Secretario Ejecutivo
LAURA EMILIA PACHECO
Directora General de Publicaciones
SOCORRO VENEGAS
Directora General Adjunta de Fomento
a la Lectura y el Libro
JULIO TRUJILLO
Director Editorial
ERICK JIMNEZ
Director Tcnico de Fomento a la Lectura y el Libro
JESS HEREDIA
Coordinador Nacional del Programa Salas de Lectura
LUZ MARA CHAPELA
Texto
AXON DISEO Y COMUNICACIN
Diseo e ilustracin
SECRETARA DE CULTURA
DE JALISCO
JESS ALEJANDRO CRAVIOTO LEBRIJA
Secretario de Cultura del Gobierno
del Estado de Jalisco
MARA ELENA RAMOS MARTNEZ
Directora General de Vinculacin Cultural
KENIA ELIZABETH FUENTES GARCA
Enlace Estatal del Programa Salas de Lectura
Agradecemos la lectura crtica de
FRANCISCO COBIN y
MARIO HERNNDEZ W.
ISBN de la Coleccin Cuadernos de Salas de Lectura:
978-607-455-789-3
ISBN del cuaderno 2: 978-607-455-793-0
ndice
11 Presentacin
17 Captulo 1. La lectura como encuentro
21 Captulo 2. Signifcar y resignifcar
27 Captulo 3. No existe una sola lectura
31 Captulo 4. La lectura de ciencia y tecnologa
39 Captulo 5. Algunos benefcios de la lectura
45 Captulo 6. El lector
53 Captulo 7. El juego y la lectura
59 Al terminar
63 Bibliografa
Si no esperas, no te
sobrevendr lo inesperado.
Herclito
11
Presentacin
La Lectura
Cundo naci la lectura? No podemos saberlo con certeza, pero podemos
imaginarlo.
La lectura supone el encuentro de un texto con un lector. Leer quiere de-
cir escuchar lo que otro dice, tomar en cuenta sus palabras y relacionarlas
con los temores, deseos, memorias, dudas, esperanzas, necesidades y cono-
cimientos propios. Cuando el lector relaciona las palabras del otro con su
propio ser, construye nuevos signifcados para lo que escucha, recrea lo que
oye y produce ideas e imgenes propias. Estas imgenes, estas ideas, son
nuevas pero tienen un origen claro: brotan de las que el autor pone en su
texto precisamente para que el lector les d vida nueva al recrearlas.
Si entendemos as la lectura, como una escucha atenta y recreativa de lo que
otros dicen, podremos viajar en el tiempo hasta encontrar al Homo sapiens.
Quiz la lectura naci en el Paleoltico Superior cuando algunos pintores
se atrevieron a invitar a un par de amigos a conocer sus avances dentro de,
por ejemplo, la cueva de Altamira. Los invitados se pararon ante la obra
de sus amigos y, admirados, leyeron cosas que ya saban y que les recon-
fortaron: los bisontes, como los ciervos y los caballos, tienen cuatro patas,
sus tallas varan de uno al otro y los bisontes lucen hermosos tonos ocre,
rojo quemado y mostaza. Tal vez tambin leyeron sobre la roca que sus
amigos, los pintores, eran capaces de registrar cantidades, tamaos, direc-
ciones y hasta la nocin de centro. Y aquellos invitados, al pararse frente a
la pintura, acaso sintieron un leve estremecimiento al darse cuenta de que
esas imgenes hablaban de ellos mismos, de su trabajo, sus problemas, sus
triunfos y sus ilusiones.
O probablemente, si somos estrictos, la lectura naci todava antes, cuando
los mismos Homo sapiens se tiraban con la oreja sobre la tierra para escuchar
el trepidar del suelo y leer por dnde andaba la manada, cuntos bisontes
traa y en qu direccin avanzaba.
12 La Lectura
O naci cuando los estrategas del grupo dibujaban con una vara sobre la tierra
distintas indicaciones, para que cada grupo de cazadores leyera con atencin
lo que tena que hacer cuando llegara esa manada que esperaban, porque ya
haban ledo antes el trepidar de la tierra.
Lo cierto es que la lectura, entendida as, en un sentido amplio, ha acompaa-
do a las mujeres y a los hombres desde que fueron capaces de distinguir, ana-
lizar, relacionar, mirar hacia el pasado y construir imgenes de futuro. Desde
que empezaron a sentir el impulso, acaso todava incomprensible, de contar
a otros lo propio y de conocer las cosas de los otros. Desde que empezaron a
refexionar acerca de ellos mismos y a entrelazar sus recuerdos.
Paul Ricur, el pensador francs, dice que las personas hacemos del tiempo, un
tiempo humano, cuando tejemos relatos con nuestros propios avatares: cuan-
do narramos. Nuestras vivencias, nuestros acontecimientos se perderan en el
tiempo si los dejramos sueltos. Pero si los entretejemos, si los relacionamos
unos con otros, si les damos signifcado, sentido, ritmo, textura y secuencia,
cobran voz propia y se convierten en memoria. Entonces nos acompaan
como relatos y enriquecen nuestras vidas.
En los trabajos lricos, cuando hacemos o leemos poesa, nos relacionamos con
el tiempo. La etimologa de poesa, del griego poiesis, habla de un eterno buscar
mnimos comunes compartibles entre cosas del mundo que, aparentemente,
no tienen nada que ver entre s. El gnero potico construye entramados de
sentido, abre preguntas y nos permite intuir y anticipar otras posibilidades. Por
otra parte, el tiempo se desdibuja y puede ser lo mismo largo que ancho, lento
y sinuoso, o puede resultar tan instantneo y contundente como son los relm-
pagos. Quiz la lectura naci cuando los poetas del grupo recitaban poemas
recin nacidos, a la luz del fuego.
El tiempo de la dramaturgia espera a que el discurso dicho en voz alta viaje
desde el escenario para alcanzar a los que escuchan en las gradas, aumenta el
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ritmo en espiral ascendente cuando las pasiones escalan, hace silencios largos
para que se escuchen los gestos, se desploma de manera sbita y lo cancela todo
cuando, de pronto, da lugar a la muerte que se aduea de tiempo, espacio y
posibilidades. Cmo seran los relatos de un cazador de Altamira que regresa
a las cuevas como sobreviviente de un gran fracaso? Cuntos y cmo se agru-
paran para leerlo y compartir con l a salvo y en compaa fraterna su
inmenso drama?
La Lectura
Los textos que divulgan la ciencia tambin incluyen el tiempo. Relatan los pasos
que los pensadores dieron antes de hacer un descubrimiento, nos hablan del en-
sayo y del error indispensables para el conocimiento. En los niveles microscpi-
cos relatan, por ejemplo, los caminos sinuosos y llenos de estaciones de carga y
descarga que recorre la sangre del cuerpo humano, o de las muchas estrategias
que utilizan las clulas para conseguir, por medio de mensajeros, sustancias
alejadas que les estn haciendo falta. En los niveles siderales, los textos que di-
funden la ciencia nos hablan de la velocidad de la luz en relacin con el tiempo,
de la historia de vida de los planetas o del ritmo que late en las pulsaciones de
los astros.
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La literatura nos ayuda a construir tiempos humanos y la lectura los desata.
Tal vez fue la lectura la que ense a los primeros hombres de la Tierra a sen-
tir y asignar valor al tiempo. A ms relato, a ms drama, a ms poesa, mayor
conciencia y amor por el tiempo: como recurso y como aliado tanto de la
memoria como de la imaginacin prospectiva.
Por eso la literatura, concebida como un todo, resulta un patrimonio de la hu-
manidad, porque en ella estn consignados relatos, mitos, leyendas, poemas y
puntos de vista; conocimientos, estrategias y miradas que analizan de distintas
maneras el pasado e imaginan distintos futuros: no necesariamente probables,
pero s posibles.
ste es el tema general del cuaderno La lectura que aqu presentamos: la rela-
cin intelectual y afectiva, lingstica y cultural, valoral e histrica que ocurre
cuando un lector lee un texto y, desde su propia persona libre y soberana,
lo resignifca para comprenderlo mejor, para recrearlo, para hacerlo suyo y
para imaginar sus propias creaciones derivadas.
Este Cuaderno pertenece a la coleccin Cuadernos de las Salas de Lectura, del
Programa Nacional Salas de Lectura (PNSL) que impulsa el Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes.
La Lectura
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Queremos ofrecer una ltima explicacin y hacer una solicitud. Al escribir las
pginas de este cuaderno pensamos siempre en mujeres y hombres. Pensamos
en lo humano y en las muchas y especfcas maneras en que la humanidad se
expresa en las personas individuales. Sin embargo, y sin olvidar a las mujeres,
al escribir usamos el gnero masculino (el lector, el mediador, el habitante
de las comunidades) para hacer ms gil la lectura. Por otra parte, les pe-
dimos busquen en la bibliografa de este mismo cuaderno los nombres de los
libros que contienen las citas de autor que presentamos a lo largo de estas pgi-
nas. Si tienen la oportunidad, lean algunos de estos libros para comprender
mejor el espritu y la intencin de los autores; para entender el contexto en
que escribieron los prrafos que nosotros tomamos y para descubrir los mu-
chos relatos, emociones, ideas y paisajes que estos libros presentan.
Esperamos que en este cuaderno muchos de ustedes encuentren razones para
refexionar, temas para estudiar, citas para disfrutar, aliento para mejorar sus
prcticas diarias y motivos para celebrar.
La Lectura
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La lectura
como encuentro
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La lectura es un encuentro, es un dilogo, es una puesta en comn, es
un debate.
En el momento de la lectura, se encuentran un lector y un texto escrito por
un autor que puede estar o no estar vivo y, sin embargo, el encuentro lector
ocurre en vivo y en directo.
Vivo o muerto, el autor de un texto pone ante el lector un conjunto de
ideas, emociones, valores, contextos, opiniones, saberes, herencias, explica-
ciones, descripciones, recuentos del pasado y, tambin, imgenes de futuros:
temidos, inciertos, odiosos o anhelables. Cuando publica su trabajo, todo
esto queda abierto al escrutinio de los lectores. Por eso podemos decir que
el escritor arriesga lo propio una y otra vez, indetenidamente.
Por su parte y en trminos ideales, el lector se acerca a un texto con la inten-
cin de conocerlo y descubrir en l imgenes nunca antes vistas, emociones
nunca antes sentidas, palabras nunca antes escuchadas, nociones descono-
cidas. En el mejor de los casos, ste busca en un escrito enriquecerse con
sorpresas que le permitan sorprenderse, aprender, sentirse acompaado y
mantener viva la esperanza. Y como el lector espera esto del autor, l mis-
mo se aproxima a la lectura con valenta porque tambin pone en juego
lo suyo propio: ideas, emociones, valores, contextos, opiniones, saberes,
herencias, explicaciones, descripciones, recuentos del pasado y, tambin,
imgenes de futuros.
Cuando abre un libro, el lector arriesga lo propio, pero no en un intento
suicida, sino con la esperanza de encontrar resonancias, preguntas compar-
tidas, imgenes de deseo, cmplices virtuales, conocimientos iluminadores,
motivos para caminar y miradas ms largas, ms creativas, ms amplias.
Para terminar este breve captulo y recordar que la lectura es encuentro y
que supone ajustes, desajustes y debates, presentamos el muy conocido di-
La lectura como encuentro
logo, interpersonal que, en el famoso libro El Principito, del autor francs
Antoine de Saint-Exupry, sostuvieron, en un planeta lejano, el pequeo
prncipe y la Zorra.
No puedo jugar contigo indic la Zorra. No estoy domesticada.
Bueno, excsame se disculp el Principito. Pero, despus de re-
fexionar, aadi: Qu signifca eso de domesticada?
T no eres de aqu arguy la Zorra. Qu andas buscando?
Busco a los hombres dijo el Principito. Qu quiere decir
domesticar?
Los hombres tienen escopetas y cazan. Es muy enojoso! Tambin
cran gallinas. Es lo nico que los hace interesantes. Andas bus-
cando gallinas?
No declar el Principito. Busco amigos. Qu significa
domesticar?
Es algo harto olvidado dijo la Zorra. Eso signifca estre-
char lazos.
[]
La Zorra se call y mir largo rato al Principito.
Hazme ese favor domestcame! susurr.
19 La lectura como encuentro
Signicar y resignicar
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Por la accin lectora, el lector cambia: mira, recuerda, refexiona, apren-
de o inicia acciones nuevas. Por la accin lectora, el texto adquiere matices,
tonos, texturas y alcances nuevos, porque los seres humanos tenemos el
poder de asignar signifcados a las cosas, a los hechos y a las emociones. Y
asignamos estos signifcados desde lo que somos: seres histricos con una
lengua, un contexto y una cultura. Cada uno de nosotros, los humanos,
tenemos lengua, cultura, herencias, circunstancias, saberes y valores, pero
son distintos.
De acuerdo con los especialistas, la cultura es un conjunto de rasgos espe-
cfcos que expresan las maneras en que cada grupo humano, con historia y
situacin distinta, asigna valores a las cosas y responde al mundo y a los retos
que ste le plantea. Entonces, si las situaciones y condiciones son distintas
y si los grupos tambin son especfcamente diversos, cada cultura asignar
distintas signifcaciones a las mismas cosas del cosmos.
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Signicar y resignicar
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Para algunos pueblos de la selva amaznica, como tambin para los alemanes,
el Sol es un ser femenino que abraza a sus hijos con su luz y su calor. Por su
parte, la Luna es masculina y, con su claridad, acompaa a sus hijos en las ex-
pediciones de pesca y caza nocturnas. En Occidente, y dependiendo quiz del
estado de nimo, el rojo puede signifcar peligro, amor, vida, sangre, pasin
o alto! La abeja signifca para los egipcios sabidura y palabra y, para los ma-
yas, es el alma de los antepasados. Un rbol puede signifcar para los pueblos
industriales fuente de madera y carbn, y para los tseltales signifca el ser que,
con sus races, saca del subsuelo las almas de los antepasados y a travs de sus
ramas las lanza a la luz infnita.
Los signifcados imprimen sentido a las cosas. No tendr el mismo sentido
un recurso maderable que un liberador de almas. El bien maderable es un
recurso, una mercanca, una promesa econmica y est presente en intercam-
bios comerciales. El rbol liberador est en el corazn de las personas, en los
rituales, en el seno de las familias, en las leyendas y en las tertulias, cuando se
habla de luz y de esperanza.
Cuando leemos, como cuando conversamos, sostenemos necesariamente en-
cuentros interculturales. Por eso, necesitamos aprender el don de la hospitali-
dad, que nos pide recibir al otro con la mente abierta, con preguntas ms que
con defniciones, sin etiquetarlo de antemano, sin juzgarlo y con una
actitud de investigacin creativa que al saber que es distinto
busca esos mnimos comunes que quiz resulten compartibles
para, a partir de ellos, establecer dilogos, pedir y ofrecer
explicaciones, expresar y compartir emociones, saberes, va-
lores y puntos de vista, y para entretejer imgenes, ideas
y conocimientos nuevos, frescos, recin acuados por la
accin conjunta de la diversidad que se pone en dilogo.
Sostenemos dilogos interculturales con los textos y tam-
bin con nuestros interlocutores y compaeros de charla.
Signicar y resignicar
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Signicar y resignicar
Cada cultura y cada lengua carga sus palabras con signifcados que permi-
ten la circulacin viva de valores, memorias y deseos entraables. Decimos
con verdad que las palabras saben: estn llenas de conocimiento, memoria,
emocin, valores e ilusiones. Por eso, cuando por distintas razones se pierde
un libro o se deja de usar una lengua, el planeta se queda sin un conjunto de
conocimientos, memorias, emociones, valores e ilusiones.
Los autores saben que las palabras saben, por eso hacen de ellas sus amigas,
sus interlocutoras y sus cmplices. Para un autor, en el mejor de los casos, las
palabras estn vivas, tienen su propio peso y sentido, y usarlas supone un goce
y tambin un compromiso. Y para un lector, tambin en el mejor de los casos,
las palabras que el escritor, en calidad de otro, puso en el texto desde su pro-
pio ser y su cultura, suponen un acertijo, un reto, un bal de sorpresas.
Ramn Lpez Velarde, el ilustre poeta zacatecano que vivi en las primeras
dcadas del siglo XX, es un maestro en el arte de reconocer la profundidad
y los alcances de la palabra, por ejemplo, llama a la patria: Suave Patria,
alacena y pajarera. Al usar la palabra alacena, con toda la intencin poti-
ca, convierte a la patria en una fuente de pan, maz, potajes y rompope. Y al
usar la palabra pajarera, la transforma en una fuente de sonidos: risas y
gritos de muchachas, campanadas de un reloj en vela y cantos de pjaros
de ofcio carpintero. Al usar las palabras como slo l sabe utilizarlas, en
su poema Suave Patria, Lpez Velarde ilumina al mismo tiempo nuestra
memoria y nuestros horizontes con imgenes deslumbrantes: garzas en des-
liz; un tren que va por la va como aguinaldo de juguetera; una mirada
mestiza que en el barullo de las estaciones pone la inmensidad sobre
los corazones; un trueno del temporal que, cuando truena, enloquece a
la montaa, sana al luntico, incorpora a los muertos, pide el vitico y al
fn, derrumba las madereras de dios sobre las tierras labrantas, o sencilla
y simplemente, una carreta alegrica de paja. Cada una de estas imgenes
est cargada y cuando entramos en ellas, con apertura y en son de dilogo,
emprendemos un viaje.
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Al terminar, leamos, en la Suave Patria, estos versos que el poeta dedica a
la memoria de Cuauhtmoc. Versos cargados de conocimiento y cario que
slo podemos resignifcar si recurrimos a la historia, al pensamiento creativo
y al juego lrico que, por cierto, tanta falta hace cuando los tiempos tienden a
volverse planos, monoculturales y unidireccionados.
[] tu cabeza desnuda se nos queda,
hemisfricamente de moneda.
Moneda espiritual en que se fragua
todo lo que sufriste: la piragua
prisionera, el azoro de tus cras,
el sollozar de tus mitologas,
la Malinche, los dolos a nado,
y por encima, haberte desatado
del pecho curvo de la emperatriz
como del pecho de una codorniz.
Signicar y resignicar
No existe una
sola lectura
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No existe una sola lectura
Si al leer tomamos lo que el autor puso en el texto para darle signifca-
dos y sentidos propios, podemos comprender que no existe una sola lectura
idntica a otra. Cada lectura es nica y original porque cada lector es tambin
nico y original. Habr lecturas semejantes debido a muchas coincidencias
culturales, pero no lecturas iguales.
Es ms, cada una de las relecturas que hacemos de un mismo texto es distin-
ta de las anteriores; en cada relectura tenemos ideas, imgenes y emociones
nuevas, porque las personas, con la vida y el paso del tiempo, cambiamos.
Entonces en el momento mismo de la nueva lectura, leemos desde nues-
tros nuevos saberes, con nuevas experiencias a cuestas. Adems, como dice
Francisco Cobin, comprometido mediador de Autln, en Jalisco: Al leer
leemos segn el duelo, la alegra, la angustia, la frustracin, el odio, la
vergenza, el xito, la nostalgia o las imgenes de anhelo que tengamos en
ese momento.
Al leer, el lector toma nota de lo que dice el autor. Entonces revisa lo que
percibe a la luz de su estado de nimo, de las circunstancias en las que lee, de
las necesidades y urgencias del momento, de sus prioridades, de sus maneras
de asignar valor a cada cosa, y hace sus propias resignifcaciones. Adems,
ordena todo esto para formar una estructura comprensible y, luego, le da
sentido a lo que l mismo construy con sus resignifcaciones. Entonces,
entreteje todo lo anterior con gesto propio, con sentido propio, elabora sus
propias imgenes y saca sus propias conclusiones que, muchas veces, poco
tienen que ver con lo que el autor tena en mente cuando escribi su libro.
Que una cosa es lo que se dice y otra lo que se escucha, lo comprobamos
todos cuando conversamos. Decimos una cosa y nuestro interlocutor en-
tiende otra o entiende lo que dijimos pero con otros matices y, sobre todo,
a lo que entiende le asigna un lugar y un sentido que quiz poco tenga que
ver con lo que quisimos decir cuando conversamos con ese amigo. Por eso,
al charlar, muchas veces repetimos, preguntamos, aclaramos y argumenta-
29
No existe una sola lectura
mos antes de sentirnos satisfechos. Y algunas veces, con el paso del tiempo,
descubrimos que necesitamos volver a aclarar los puntos de la conversacin
porque nuestra contraparte dice cosas que nosotros no quisimos decir pero
que, a la luz de su resignifcacin, s dijimos. Esto lo sabemos todos y no
tendra que sorprendernos.
Los humanos nos comunicamos signifcando y dando sentido a las cosas y al
atender con hospitalidad a lo que los otros dicen para resignifcarlo y darle un
sentido, desde nuestro punto de vista, coherente.
Salgamos del captulo con estos breves versos del inmenso poeta de la Mar-
tinica, Aim Csaire, que muy probablemente les dirn una cosa distinta y
personal a cada uno de ustedes, lectoras y lectores.
30
Yo, como Krakatoa
(fragmentos)
Yo, como Krakatoa,
yo, cualquier cosa antes que un monzn
yo, como un pecho abierto
yo, como Laelaps
yo, que vivo ms all de la escala
yo: Zambeziano o frentico
o rombo o canbal,
querra ser poco a poco ms humilde y ms profundo,
siempre ms grave, sin vrtigo o vestigio
hasta perderme al caer entre el remolido grano
de una tierra bien abierta.
No existe una sola lectura
31
La lectura de
ciencia y tecnologa
4
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En los libros de ciencia encontramos la voz de los especialistas. De au-
tores que trabajan con ritmo, con sistema, con perseverancia y muchas veces
con pasin. Los autores de libros de este tipo de divulgacin construyen ob-
jetos densos y brillantes para que nosotros los lectores nos hechicemos con
ellos. Los cientfcos son personas que, de manera normal, trabajan mucho
y, con frecuencia, en condiciones ridas. Sin embargo saben que, sobre el
trabajo duro, surge el eureka!
Los cientfcos entienden que todo logro da lugar a nuevas preguntas, nue-
vas hiptesis, nuevas suposiciones. Por eso, los autores que escriben libros
de ciencia, en general, ponen gran cuidado de que sus conocimientos des-
lumbren: para que gocen de un momento de gloria y den lugar a grandes
preguntas, a nuevas suposiciones. Hay algunos escritores que producen en
el lector un autntico estremecimiento esttico cuando comparten sus lo-
gros. Escuchemos al divulgador de la ciencia John Gribbin cuando habla
en su libro As de simple. El caos, la complejidad y la aparicin de la vida:
Lo que parece estar dicindonos el registro fsil es que las extin-
ciones se producen en todas las escalas, en todos los tiempos, y que
(como en el caso de los terremotos) puede producirse una extincin
de cualquier magnitud en cualquier poca [] Sin embargo, la
otra leccin que podemos extraer de lo que conocemos sobre las leyes
potenciales del ruido I/f es que no necesitamos un gran desencade-
namiento para poner en marcha un gran suceso.
En nuestros tiempos gran parte del conocimiento universal es producto
del trabajo de especialistas. Algunos de ellos escriben textos para com-
partir entre colegas, de especialista a especialista. Otros, adems, escri-
ben textos sencillos en los que explican sus conocimientos con metforas
muchas veces luminosas para que los no especialistas podamos compren-
derlos, si no en toda su dimensin, al menos s a travs de comparacio-
nes significativas.
La lectura de ciencia y tecnologa
33
Con frecuencia, detrs de un libro de divulgacin est un apasionado cient-
fco deseoso de ampliar los horizontes conceptuales. El mismo John Gribbin
en la introduccin del libro ya citado nos cuenta:
Sin embargo, despus de diez aos esperando en vano que la teora del
caos se esfumara o que alguien escribiera un libro explicndola con
un lenguaje que yo pudiera entender, decid que, si nadie ms iba a
explicarla de una manera clara, lo tendra que hacer yo [] Tal como
yo lo entend, lo que en realidad importa es simplemente que algunos
sistemas (sistema no es ms que una palabra de la jerga cientfca
para designar cualquier cosa, como un pndulo que oscila, o el sistema
solar, o el agua que gotea de un grifo) son muy sensibles a sus condicio-
nes de partida, de tal modo que una diferencia mnima en el impulso
inicial que les damos ocasiona una gran diferencia en cuanto a cmo
van a acabar, y existe una retroalimentacin, de manera que lo que
un sistema hace afecta a su propio comportamiento.
Si no leemos ciencia nos privamos de refexiones como stas que, a primera
vista, resultan incomprensibles pero que, si las leemos con atencin, y hasta
dos o tres veces, nos abren dimensiones y mundos atractivos y sugerentes que,
por otra parte, nos permiten comprendernos mejor a nosotros mismos.
Gracias a las lecturas nos conmovemos cuando escuchamos hablar de la Va
Lctea, volteamos sonrientes cuando escuchamos que alguien nombra en su
conversacin a Casiopea y contamos las semanas y los das que faltan para un
eclipse de luna.
La lectura de ciencia y tecnologa
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35
Como sociedades, cmo seramos sin la nocin del Big Bang? No tenemos
mejores horizontes cuando nos enfrascamos en la lectura de un texto que re-
fexiona en torno a la neblina y a las nubes de Marte? No tenemos ms ampli-
tud de pensamiento cuando leemos acerca del agua contenida en los casquetes
polares y en las nieves eternas de las montaas, y cuando relacionamos la capa-
cidad de refejar que tienen los grandes hielos con el calentamiento global?
Cuando nos acostumbramos a leer libros y artculos cientfcos con relativa
frecuencia, estamos consiguiendo mucho ms que una acumulacin de aporta-
ciones intelectuales. Aprendemos distintas maneras de ver el mundo, ordenar-
lo, nombrarlo y pensarlo, y entramos a un territorio universal sin fronteras.
Por su parte la tecnologa pone en accin los conocimientos que construye la
ciencia para el benefcio de nuestras vidas diarias y extraordinarias. La tecnologa
porque la ciencia la nutre puede llevarnos por un sendero o dentro de una nave
espacial con rumbo a Marte; disear instrumentos de investigacin, juego o traba-
jo, medicinas, medios de comunicacin, redes virtuales y aparatos.
Leer libros que hablan de tecnologa puede ser fascinante. A quin se le ocu-
rri guardar dentro de un trozo de madera un grafto para producir el lpiz?
Qu mezcla de imaginacin y sencillez se oculta detrs del diseo del clip que
usamos para mantener papeles juntos y que no es sino un pequeo y mnimo
alambre enroscado capaz de sostener como un gigante? Por qu los aviones
vuelan y qu pasa durante lo que conocemos como bolsas de aire? Qu his-
torias ocurrieron entre el reloj de arena y el reloj contemporneo? Por quines
fueron desplazados los relojes de pulsera? Qu elementos viajan por la sangre
humana y qu caminos recorren? Cmo funcionan las escaleras elctricas de
los centros comerciales? A dnde se van sus escalones que desaparecen por
una estrecha rendija? Cmo caben en ella? Cerramos el refrigerador para que
no entre el calor o para que no salga el fro? Cmo funcionan las vacunas?
Qu es la clonacin? Ser posible resguardar, como en los tiempos del dilu-
vio, la informacin gentica de todas las especies vivas de la Tierra?
La lectura de ciencia y tecnologa
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Afortunadamente existen muchos libros de tecnologa dirigidos a pblicos
distintos: a los menores de cuatro aos les explican qu funcin tienen los pa-
ales de sus hermanos menores; a los nios de siete aos les explican por qu
se pone amarillo el pasto cuando se queda debajo de un cartn olvidado; a los
de 10, cmo hacer un robot rudimentario; a los jvenes de 13, cmo ocurre la
fecundacin; a los de 17, cmo funciona la economa global; a los de 18, les
presentan distintos diagramas de fujo que explican cmo se mueven las redes
de poder y mando.
Si lo pensamos bien, cmo sera nuestra vida sin los libros de ciencia y tec-
nologa y sin los correspondientes soportes alternativos, como el video, el cine
o las pantallas de computadoras y otros instrumentos electrnicos que dan ac-
ceso a redes de bsqueda, vas de cibernavegacin, libros y acervos virtuales?
Los mapas tambin son material de lectura que nos hablan de posiciones,
equivalencias, diferencias, longitudes, altitudes, distancias, cercanas, rutas,
trfcos, asentamientos, recursos, plantas, animales y paisajes.
En su libro Las cruzadas vistas por los rabes, el libans Amin Maalouf nos pre-
senta una serie de puertos: Latakia, Tartus, Trpoli, Yabayi, Beirut, Saida, Tiro,
Acra y Haifa. Al leer el mapa que Maalouf nos presenta, comprendemos bien
la diferencia que exista para los guerreros de los siglos XII y XIII entre tomar
posesin de una ciudad puerto y una ciudad tierra adentro. Los sitios de las
ciudades del interior terminaban en muertes masivas por sed, por epidemia, por
locura y por hambre. En cambio, en las ciudades puerto, los sitiados siempre
tenan una puerta abierta a posibles aliados que entraban para traerles abastos y
prestarles apoyo militar y, si la situacin se volva apremiante, en los puertos los
cercados encontraban una inigualable ruta de escape. Si Maalouf no propusiera
el mapa que presenta, posiblemente al lector de su libro le dara lo mismo que
un caudillo capturara Maarat que Saida.
Otros materiales de lectura son los diccionarios. Adems de resolver nuestras
dudas, nos proponen ligas, saltos, secuencias y redundancias. Por ejemplo, si
La lectura de ciencia y tecnologa
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acudimos a un diccionario de etimologas griegas y buscamos gimnasia, ste
nos habla de un solo golpe de ejercicio fsico, cuerpo desnudo o con muy
poca ropa; un lugar pblico destinado a los ejercicios corporales; un espacio
destinado a la enseanza pblica; animales con la piel desnuda, sin espinas,
sin escudos (los gimnodermos); nos habla de los gimnosofstas o sabios bra-
hamanes que, con muy poca ropa, viven en los bosques, y de las plantas gim-
nospermas, que tienen sus semillas al descubierto.
Aparte de ofrecernos sorpresas y caminos no anticipados, cuando tenemos
disposicin y tiempo, los diccionarios nos atrapan y nos llevan de una entrada
a la otra, en saltos y ligas que jams terminan y que, como ejercicio de gimna-
sia, nos dejan exhaustos y fascinados.
Los contenidos curriculares de un diplomado o una licenciatura pueden ser ma-
terial de lectura, aparte de sugerir innumerables lecturas derivadas. Otros mate-
riales seran: manuales de fabricacin de muebles, recetas de cocina, revistas que
publican descubrimientos y partituras musicales. En resumen, existe un mundo
ancho y redondo, profundo y vasto, hospitalario y potente que nos interpela
desde los libros de ciencia y tecnologa para invitarnos al dilogo.
Para despedirnos, tomemos unos fragmentos del libro La rebelin de las formas
del gran divulgador de la ciencia Jorge Wagensberg:
Comprender es relacionar una realidad con algo ms compacto que
ella misma y, en el lmite, con su propia esencia [] Descubrir una
nueva esencia signifca ganar conocimiento. Y cada nueva esencia
adquirida multiplica nuestra capacidad de comprender el mundo
que nos rodea. O sea, la capacidad para comprender el mundo de-
pende del conocimiento acumulado.
[] Intuir es relacionar, quiz slo rozar, una realidad con otra
realidad que, comprendida o no, ha sido largamente percibida []
La lectura de ciencia y tecnologa
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La intuicin es una revelacin de la propia mente, una mente que
se nutre con cada nueva percepcin. O sea, la capacidad para intuir
depende de la riqueza de nuestra vida cotidiana [] Por ello, aun-
que se puede intuir sin comprender y comprender sin intuir, nuestra
capacidad para comprender supera en mucho nuestra capacidad
para intuir.
[] Intuir y comprender suponen los instantes del gran gozo de
una mente pensante.
La lectura de ciencia y tecnologa
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Algunos benecios
de la lectura
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C
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La lectura pone condiciones (de tiempo, de intimidad, de libertad) para
que los lectores piensen en s mismos, analicen sus carencias y haberes y los
nombren. Para que identifquen lo que los hace ser ellos mismos, especfca-
mente distintos, irrepetibles y nicos. Para que construyan y expresen una
postura propia frente al mundo y sus cosas. Para que construyan imgenes
de deseo. La lectura puede mejorar la autoestima que permite a los lectores
atreverse a construir visiones ms amplias y profundas del mundo, imaginar y
arriesgar con conciencia plena del azar y de sus probabilidades.
Desde otro punto de vista, la lectura toma a los lectores y los aleja de s mis-
mos, les permite ver desde los puntos de vista del autor, del narrador o de los
personajes, y los devuelve con nuevas ideas, con nuevas refexiones y con nue-
vas imgenes. Tambin, algunas veces, los devuelve con una mayor claridad
no de lo que saben sino de lo que estn buscando.
Pone a la vista y al alcance de los lectores a muchos otros. Y esta presencia
favorece la revisin, la recreacin o la reconstruccin que cada lector para
mantenerse vivo, abierto y vigente necesita hacer de s mismo a lo largo
de todo su curso de vida. Favorece que, al mirarse a s mismos como sujetos
vivos, piensen en los dems tambin como sujetos.
Algunos benecios de la lectura
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Por otra parte, habilita a los lectores para que identifquen los rasgos sociales,
histricos, lingsticos, profesionales y culturales de los autores y de los perso-
najes de los libros y, por eso, pone condiciones para que piensen en su propia
pertenencia social, en su lengua, en su cultura, en su ofcio y en el lugar que
ocupan en la lnea del tiempo, con todos sus legados.
La lectura hace que estalle en formas, texturas y colores el vocabulario. Lo
ampla y permite a los lectores abrir cada palabra en busca de lo que sabe, de
lo que recuerda, de lo que intuye y anticipa. Tambin los invita a sentir cmo
la gramtica ofrece al mismo tiempo una estructura slida y un trampoln para
viajar a saltos.
La lectura pone ante la vista, el intelecto y el corazn maneras plurales de rela-
cionarse con el mundo, de resolver problemas, de responder a los otros, de pen-
sar en uno mismo, de reconstruir el pasado, de imaginar el futuro. Los lectores
pueden tomar algunos de estos rasgos para usarlos en su propia vida y experi-
mentar otras maneras de ser y de estar en el mundo que, quiz, les resulten tiles
para acercarse al cosmos desde nuevas posturas y con distintas estrategias.
Si la libertad consiste en tomar decisiones propias dentro de lmites precisos y usan-
do recursos disponibles, la lectura les permite contar con ms opciones, con ms
recursos, con ms alternativas para ejercer su libertad y abrir nuevos espacios.
Como sabemos, no poseemos una verdad terminada y cerrada. Lo que tenemos
es una serie de aproximaciones a la verdad que trabajamos da a da cuando
ponemos en accin la tica, la esttica, la ciencia y la tecnologa. La lectura, al
situar ante nosotros saberes, recuerdos, valores, imgenes y estrategias plurales
y alternativas, posibilita acercarse por muchas vas distintas al conocimiento y
encontrar estmulos para buscar la mejor verdad posible y seguir trabajndola.
La lectura, al presentar ecosistemas sorprendentes, teoras visionarias, mqui-
nas inverosmiles, situaciones nuevas, respuestas mil para un mismo problema,
Algunos benecios de la lectura
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al pintar paisajes de mundos inimaginables, al relatar sucesos estremecedores
y dar testimonio de personajes vitales, habilita a los amantes de los libros para
comprender que el mundo existe ms all de ellos mismos y que, al mismo
tiempo, ellos forman parte del mundo: pertenecen al mundo y el mundo
infnito les pertenece.
El narrador uruguayo Mario Delgado Aparan, en una presentacin oral, afr-
m (es un recuerdo, no una cita textual) que la literatura constituye un arsenal
contra el desequilibrio del mundo y contra el desequilibrio propio. Adems,
con una mano nos ayuda a desentraar el absurdo y, con la otra, nos ofrece
pistas para desentraar la gracia de nuestra existencia.
La lectura habilita a los lectores para comprender que cuando se habla del
mundo, se habla de ellos mismos y, en consecuencia, que los libros hablan
de asuntos humanos que no les son ajenos, sino suyos. Necesita que los
Algunos benecios de la lectura
43 Algunos benecios de la lectura
lectores cuenten con cualidades humanas para enfrentar con osada, valenta
y conocimiento de causa encuentros sorprendentes con los libros. Al mismo
tiempo que pide estas cualidades, la lectura propicia su construccin al fa-
vorecer que los lectores ejerzan y mejoren, entre otras cosas, su autoestima,
confanza, imaginacin, osada, resistencia ante la incertidumbre, apertura a
lo nuevo, pasin por la sorpresa, capacidad de asombro, calidad argumenta-
tiva, memoria, amor por la vida, tendencia a la alegra, refexin, bsqueda,
capacidad de tomar en cuenta al otro y escucharlo, y capacidad de mantener
viva la esperanza.
En trminos sociales, la lectura, cuando ocurre en el seno de una comunidad
lectora, potencia las ideas originales, las cuestiona, las reacomoda, las enrique-
ce, les da nuevos signifcados y, por lo mismo, les da nuevos sentidos, nuevas
razones de ser, nuevas capacidades, nuevos destinos. Y fortalece la vida de las
comunidades.
La lectura pone en evidencia algunas de las consecuencias del pensamiento ce-
rrado y el papel que, en la historia de la humanidad, juegan el pensamiento
abierto, la imaginacin y los horizontes largos. Invita a los lectores a con-
vertirse en protagonistas de sus propias vidas, en narradores de sus propios
relatos y en buscadores activos y creativos de libros signifcativos y de personas
dispuestas a contar lo suyo. La lectura crea vnculos interpersonales, trama
relaciones grupales, construye conocimiento comunitario, fortalece el tejido
social y propicia el saludable y necesario dilogo ciudadano. Por otra parte,
estimula las preguntas, las dudas sinceras que se expresan a travs de palabras,
que sacan a las personas de sus zonas de confort y las hacen mirar ms all, con
valenta y confanza, hacia la siempre presente incertidumbre.
Para terminar este captulo, leamos algunos testimonios. El primero, es un
collage de distintos lectores y est tomado del prlogo del libro Mxico lee,
editado en 2010 por el Programa Nacional Salas de Lectura. El segundo est
tomado de la revista Leer por leer que, en Durango, coordina el mediador
Uriel Amaro Ros, y es de una lectora annima.
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Gracias a la lectura s que ya no aguanto y que me quiero ir de aqu.
Digmoslo claro, como lo dicen en El traje nuevo del emperador.
No s la cara que puso mi padre cuando, al nacer yo, vio que no era
nio; pero s s que la lectura me salv, en la infancia, de su inmensa
violencia de gnero. El libro es confdente, nos cuenta sus secretos.
Cuando se fue mi madre y no volvi, la msica y los libros fueron mis
nicas alternativas de cobijo. Con una biblioteca tenemos el infnito
en cuatro paredes. Los libros nos permiten sentir sufciencia.
Cuando leo, ubico mis carencias y les doy un nombre. Ubico mis
miedos y nuestros miedos. Descubro que hay ms de un sentido. Des-
cubro que mi identidad es frgil, que no es de concreto. Me enfrento
a mi propia cerrazn. Me enfrento al otro y la otredad me amenaza.
Siento tristeza de la realidad. Conozco el placer y me lo concedo. Leer
es algo sabroso, sabroso.
Algunos benecios de la lectura
El lector
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