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Perlongher Néstor - Ondas en El Fiord

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ONDAS EN EL FIORD.

BARROCO Y CORPORALIDAD EN
OSVALDO LAMBORGHINI*
"Jams Seremos Vandoristas"
Risible o irrisorio (pero tambin pattico), el grotesco de El Fiord desafa (o
desborda) las convenciones fabulosas de lo fantstico (cierta tendencia a la etereidad que
ayuda a hacer flotar en un espacio mtico a muchas de las producciones que, grosso
modo, convenimos en llamar grotescas), para anclarse en la desbandada de una
referencialidad, por excesiva, extravagante curiosamente, ms poltica que
explcitamente hist!rica" #i las apretadas $% pginas de la primera edici!n de El Fiord
carta de nacimiento, desgarrado y tortuoso, parto contranatura de una nueva
escritura (en el sentido de &ibertella) drapean su oropel sobre los emblemas
deshechos de una historia grupuscular, es porque aspiran a ta'ear (en el 'aleo, en el
'adeo) el contexto exterior (real) donde se enca'an"
(exto secreto, la repercusi!n que ese 'ocundo libelo causa, erosi!n trastocadora,
)ra*atoa en la estreche+, en las letras argentinas, no de'a de acompa,arse como
corresponde a una cultura abundosa en narradores, vida de mironear al escribiente
de una mitologa reticular (digo reticular, porque adquiere su fantasmagora voluminosa
en los cogollos de la red literaria, que &amborghini prefiri! llamar, en -eibis, sal!n.
hlitos echeverrianos que fantasean el matadero)" #eg/n se cuenta, los e'emplares de la
primera (y hasta hace poco /nica) edici!n de 0l 1iord (0diciones 2hinato3n, 4565)
estuvieron a punto de sucumbir (7entre las llamas8 7en los inodoros8) en medio del
pnico que sigui! a la prohibici!n de Nanina, la entonces escandalosa novela de
9ermn 9arca" 0llo nos acerca a las circunstancias de aparici!n de El Fiord. (ienen
que ver con todo un movimiento o flu'o escritural que lleg! a nuclearse en las pginas
de la revista Literal. :l respecto, ;svaldo &amborghini se encarga de aclarar, puntilloso,
en una entrevista, a Lecturas Crticas: <o no estaba en Literal (con &uis 9usmn y
9ermn 9arca)= yo haca Literal con 9ermn 9arca" El Frasuito de &uis 9usman,
Nanina de 9ermn 9arca, El Fiord (al que se sumara, en 45%>, el Sebre!ondi "etrocede#
son los libros que pueden servir de muestra iridiscente de esta nueva tendencia" ?s all
de los puntos de partida te!ricos que los n/meros de Literal enuncian, se puede
reconocer, como un rasgo com/n, una tendencia a la sexuali+aci!n de la escritura.
Nanina narra los escndalos er!ticos pueblerinos (tal ve+ ms pesados que aquellos
que, hacia la misma poca, ?anuel @uig parodia)= el ttulo de El Frasuito una saga
l/mpen hace alusi!n al receptculo donde el embarrado galn tanguero que
protagoni+a la nouvelle guarda las gotas de su semen, para entregar en homena'e a la
?adre, que se repone de un aborto, al grito de ?ir, nena, me la hice para vos" #i El
Fiord est prcticamente montado sobre un mostruario (o mostrador) de aberraciones
pornogrficas (lnea que las /ltimas producciones, como 0l @ibe Aarulo y &a 2ausa
Busta, incluidas en No$elas % Cuentos, % otras inditas, llevan al paroxismo), su
originalidad estriba, como ya anticipamos, en su saturaci!n de consignas (palabras de
orden) de la militancia, de variado pela'e, de la poca" 0n un spero artculo sobre el
poeta de #orCResor, 9ermn 9arca conCfirma. la onda en los 6D y primera mitad
de los %D (hasta que el golpe del %6 pudri! todo) era, en sus palabras, el terrorismo
poltico y la perversi!n sexual" 0s en esta confluencia que se abre el ta'o irreductible de
El Fiord. @ero hay otro elemento importantsimo. el lacanismo de combate, el
lacanismo en su edad heroica, cuando a/n no se haba tornado como posteriormente
sucedi! predominante en la :rgentina, lacanismo que al+aba las vestes del deseo
(aunque regado a 1alos, 2arencias y 1altas) en el pantano del edipismo mamario, a la
?elanie )lein, que ataba a los hiperpsicoanali+ados argentinos a los sopores de una,
aunque refinada ineluctable, adaptaci!n" (ambin estos literatos entraban en choque con
la exigencia de una disciplinante formaci!n en los pupitres de las sociedades
psicoanalticas oficiales (la disidencia reconocera un punto extremo. la fuga+ 0scuela
1reudiana de ?ar del @lata, fundada casi solitariamente por ;svaldo &amborghini, que
firmaba, en la poca, travest y mu'er con pene)"
@artiendo de ese contexto y del engarce de El Fiord en su seno, se pueden bosque'ar dos
grandes series o lneas de fuer+a a las cuales prender los oropeles pugnosos de esta
obra. una serie poltica y una serie sexual (0stamos, como se ve, un tanto le'os del
grotesco que uno podra imaginarse, aunque estn presentes algunos de los elementos que
ba'o su difuso escudo se amparan como la me+cla de c!digos, ms carnavali+ante, y la
de formaci!n de los cuerpos= sobre todo, la corporalidad)"
#erie poltica. su hori+onte al que fragmenta, astillndolo en la diversificaci!n de sus
emanaciones o incrustaciones, pero mantiene acaso, valga como interrogante, cierto flu'o
revolucionario, que se trasunta en la licuefacci!n de las lenguas, que se ve me'or en
el plano del traba'o con el lengua'eC es la revoluci!n, la idea de revoluci!n= narra, la
nou$elle, o sera me'or decir, escande, agencia, los avatares de una insurrecci!n, de un
al+amiento" (errorista" Eice el ?arqus de #ebregondi. @aciencia, culo y terror nunca
me faltaron"
#erie sexual. escande o me'or. ta'ea todos los avatares= sera tal ve+ tedioso
recontarlos, que ya me'or estn plasmados"
Resumen provisorio. la violencia de la autoridad del &oco :utoritario, Rodrgue+ se
e'erce, se administra, se sacia en % sobre los cuerpos" &a rebeli!n avan+a tambin por lo
sexual. es el protagonista el que, tras cogerse a la mu'er del @adre (si no fuese por la
acumulaci!n de menesundas y trapisondas= todo para coger, para 'oder, esto se
prestara a un liviano edipismo), se ca!a literalmente en el amo y desata el
desmoronamiento final (en ese cagar se huele, nuevamente, que la rebeli!n pasa por el
plano de los cuerpos, que todo siempre se remite a esa corporalidad aqu, en la obra,
infatuada y desmembrada desmembramiento explcito en el descuarti+amiento del
depuesto)" Femos como las series se 'untan, se mixturan inextricablemente" @ara
parapetar el al+amiento, se erigen las consignas revolucionarias, tomadas al pie de la letra
(de ah el efecto literal). el imperialismo es un tigre de papel como Rodrgue+, a
despecho de sus hermosas vetas de carne natural, lo era por entero. un brillo de fraude y
ne!n, se nos anticipa en los primeros prrafos"
@ero hay adems otro plano que, si faltase, hara polvo las encaracoladas
cristaleras de El Fiord, hacindolo pasar por un torpe remedro reichiano" 0se otro
plano, podemos aludirlo con lo que Eeleu+e y 9uattari denominan el plano de
consistencia del deseo" 0n este caso, funcionara como un hiato que alumbra, entre
la humareda asamblestica de los metal/rgicos soga al cuello, remitentes al vandorismo,
la profundidad piruetesca de lo irreductible" 0se plano deseante en s mismo, que no se
resuelve sino en su propia fruici!n habida cuenta que el deseo no es el deseo de un
ob'eto, que sale de un su'eto omnisciente o siquiera escindido, sino que es, como
quiere Eeleu+e, el entre, el magma fluido de conexi!n y agenciamiento, se me
ocurre asociarlo a la sorprendente irrupci!n otra ve+ literal del fiord en medio de las
bolas de fuego y ante el barbituri+ante convite a la muerte (es el protagonista que se lo
ense,a, a travs de los vidrios, a 2arla 9reta (er!n, cuando sta se apresta a ingerir su
balde a+ul repleto de somnferos potentes)" Gay una frase que resume esto. vaco y
punto nodal de todas las fuer+as contrarias en tensi!n (sorprendentemente aparece
referida a lo que ocurri! despus de Guerta 9rande)"
:puesto como hip!tesis. es esa irrupci!n del plano propio del deseo lo que
enloquece y desmelena la escritura, llenndola de vericuetos, de recovecos,
transformndola en un tapi+ tan denso que nunca se redunda, cada frase remite a otro
rinc!n, como si hubiese una avide+ desesperada por atar los hilos de la red a la mayor
cantidad de elementos posible"
:s practica El Fiord una barroqui+aci!n sorprendente sorprendente porque ella no
apela a las convenciones de la rimbomba potica, construida con los materiales del
lengua'e potico convencional empero tambin se recurra, en la vorgine, a esos giros"
0se efecto de barroqui+aci!n pasa por cierto horror vacui, horror al vaco" (api+
apretu'ado, pero que en ve+ de esplander en la noble+a de sus gasas y aterciopelados mo,os, se
urde a espumara'os, a escupita'os, a baldes de sangre y mierda, a chongueras" < aqu vale
plantear una cuesti!n. 7es &amborghini barroco8
&a estupefacci!n que ese planteo puede despertarya que parece que estubisemos aqu
ms le'os del barroco como convencionalmente se entiende, que del grotesco cuyo
extra,amiento ya entrevimos autori+a el recurso a la pirueta. 7&amborghini no sera
ms bien si cabe el par!dico neologismo neobarroso8 0so porque lo labrado y lo
proliferante se acollaran a cierto efecto (diramos, qui+, demanda) de profundidad que,
desbordada ya por la abundancia literal, ya por la operaci!n de simulacro, chapotea,
como 0l -i,o @roletario, en el barro ensangrentado" 0s como si &amborghini diese
cuenta, desfondndolo y dndolo vuelta, del imperati vo de compromiso y tambin
del imperativo de narraci!n, de contar algo, que en textos como &a ?a,ana se disipa
a o'os vista que campea en la novelstica (o en cierta novelstica) argentina" :hora
bien, esa referencialidad, esa narratividad, resulta llevada a tal plano de delirio, que sus
eslabones con la tierra chata (lo que l llama, brillantemente, perspica+mente la llanura
del chiste, en &a 2ausa Busta) son rodos, minados, socavados, para abrir un plano de
flotabilidad (alguna cosita a medias, flotadora, virtual, aconse'a en los poemas) que
muestra lo que ase. la contundencia de sus garfios, y lo eleva al plano de una literariedad
que el refucilo verbal salva de caer de los tediosos corsets de la alegora"
0n El Fiord se ve como la barroqui+aci!n, el efecto de barroqui+aci!n, puede resultar
de un &lus de carnavali+aci!n" &o 2arnavalesco se reconoce en tra+os grotescos, en
pinturas a brocha gorda, en nombres que suenan ridculos (como los de las mu'eres) y
ms ridculos, o intrigantes, a/n, cuando abandonan las normas de seguridad y
revelan sus nombres verdaderos una mutaci!n ms, que 'uega al despacho de la
identidad (batase &amborghini contra el insistente, cargoso fantasma o fantoche de la
monosexualidad)" @ero ese &lus se percibe cuando el efecto de carnavali+aci!n invade
el interior mismo de las palabras, de las slabas (e'emplo. obligu por ogarch,
corrigen al ide!logo)"
0sa carnavali+aci!n exacerbada se vuelve, asimismo, barroca, cuando radicali+a la
me+cla de c!digos, como lo advierte, en su anlisis &os -ombres de la -egaci!n
(postfacio a la primera edici!n de El Fiord#, 9ermn 9arca, que firma el ensayo con el
pseud!nimo de &eopoldo 1ernnde+" 0numera ste, anali+ando un fragmento.
'lani(icar: palabra de la 'erga sociopoltica" Ladino: de
la 'erga gauchesca"
)nminente: ad'etivo vaciado por la 'erga periodstica" Chata:
una palabra de abuelas"
< concluye ms aba'o.
;curre que mediante la me+cla de c!digos, mediante el contacto de esos restos, se
intentar despertar a las palabras, sacar al otro del adormecimiento de un ritmo, de un
orden en las frases, que no es sino el orden del mundo"
Eigamos que la mquina de El Fiord est al servicio de la subversi!n del lengua'e= y
que la perversi!n es un recurso al que esa empresa subversiva acude"
Hueda en pie un problema ya planteado. 7&amborghini, neobarroco8 :l respecto,
cabe reflotar una tensi!n que recorre esa gran alian+a escritural de que habla &ibertella.
:quel movimiento com/n de la lengua espa,ola que tiene sus matices en el 2aribe
(musicalidad, gracia, alambique, artificio, picaresca que convierten al barroco en una
propuesta Itodo por convencerI, dice #evero #arduy) y que tiene sus diferentes matices
en el Ro de la @lata (7racionalismo, irona, ingenio, nostalgia, escepticismo,
psicologismo8) inflaci!n del lengua'e que hallara en la escritura gorda de &e+ama
&ima su punto lgido de imantaci!n e iridiscencia" (ensi!n aquella que se tra+a entre la
escritura como tatua*e de #evero #arduy, y la escritura como ta*o, de ;svaldo
&amborghini" 2omprense dos fragmentos.
&a pirmide falangista penetr!, l/brica hada, brusca entre los gl/teos goteantes" 0l
magno sinti! una estaca gnea, mil ofuscados serafinillos f!rmicos, o bien, la embestida
de dardos taladreantes que escapan de un avispero ahumado" 2on un gru,ido de
mscara hitita y los pu,os cerrados salt! de la mesa= lo empu'aba por detrs un demonio
de patas bfidas (#evero #arduy, ?aitreya)"
0ntonces todas las cosas que le hice, en la tarde de sol menguante, a+ul, con un
pun+!n" &e abr un canal de doble labio en la pierna i+quierda hasta que el hueso
despreciable y atorrante qued! al desnudo" 0ra un hueso blanco como todos los dems,
pero sus huesos no eran huesos seme'antes" &e raban la mano y vi otro hueso,
crispados los n!dulos falanges aferrados, clavados en el barro, mientras 0steban
agoni+aba a punto de go+ar (;svaldo &amborghini, 0l -i,o @roletario, en Sebre!ondi
"etrocede#.
Eisidencias en lo que hace a la violencia textual, que se transmiten a las reflexiones
sobre la parodia, formuladas por ambos escritores en Lecturas Crticas. #i para el cubano
la parodia evoca.
Jna orquestica felliniana, con tamborines rotos y guitarras llenas de agua, litoral y
barata, e'ecutando las puntuales variaciones como una musicanga de circo. lo deplorable
como reverso metafsico"
0n el carnaval ba*htiniano se entroni+a a un rey irrisorio"""
@ara el argentino.
Gabra que ver a quien se le hace una parodia" 0n cierto sentido toda la litera tura
podra ser calificada de irreverente" Jn escritor nunca habla de pavadas" Jna de las
tareas ms difciles de llevar a cabo, es sacar al artista del lugar de boludo en que se lo ha
colocado"
Fiene en nuestro auxilio una boutade de 9ermn 9arca. el parodiar es un &ara+odiar.
1estn del odio, de la crueldad. no se escribe sobre los cuerpos, sino que se inscribe en
los cuerpos" Recurrencia el ta'eo como procedimiento esttico, que insta a rememorar el
papel de la inscripci!n de la letra, por el recurso a la crueldad ritual, en el cuerpo
primitivo, considerado por @ierre 2lastres" -o se busque en El Fiord ninguna piedad,
ninguna humanidad= se convoca la alucinaci!n, y la pesadilla es terrorista, paranoi ca"
0se recurso a lo alucinante reengancha, o puede reenganchar, con otra figura primitiva. el
chamn, aqul que en el xtasis inducido lan+a interpretaciones oraculares, poticas, del
mundo, de las cosas" Falor, en todo caso, premonitorio de El Fiord: huele, vislumbra,
intuye con lucide+ devastadora el torbellino de horror que se preparaba a abalan+arse
sobre la :rgentina" : la pregunta idiota, articulada con provocaciones microfascistas o
fascistoides (como las referencias a la falangista 9R-, 9uardia Restauradora -acionalista),
que contribuyen a lo que El Fiord tiene de repulsivo, de repugnante, de pugnoso, sobre
si existieron realmente los campos de concentraci!n, amalgama el texto anticipos
teatrali+ados, sobreactuados, en fin, grotescos, del oprobio" :s, la emergencia de mi
mu'er desde el fondo del fiord con las manos entre los dientes, se mimeti+a con las
imgenes blicas de los autnticos fiords malvineros, se los acopla en la distancia"
#aga de la militancia, El Fiord pulveri+a un plano mtico (es decir, se monta al
mito, al plano simb!lico acaso, para hacerlo a,icos) que no de'a de rearmarse en la
mitologa que orna, rara compensaci!n, su rare+a" #e cuenta que el texto circul! entre
los insurrectos revolucionarios del 2ordoba+o" #u lectura provocara la misma
incitaci!n, tal ve+, que las espelu+nantes descripciones de las torturas de la
ma+morra que con la inflamada verba. del marqus de #ade ati+aba, a travs de un
ca,o, a la multitud que tomara la Aastilla"
#i digo que ese plano mtico resulta pulveri+ado, es porque insistamos, sin
desmedro de sus repercusiones y resonancias, que son, claro, deseadas, El Fiord se 'uega
en el plano del lengua'e" #i hay una subversi!n potente y patente, ella afecta al
lengua'e" 0l autor del postfacio habla de una escritura de la destrucci!n y no,
advierte, de una destrucci!n de la escritura" 0l ataque se dirige al meollo de la
significaci!n, develando la resquebra'ada convencionalidad y vacuidad final del
signo" @ero, volviendo a la carnavali+aci!n, la barroqui+aci!n opera por minori,aci-n de
todas las lenguas, de todas las voces. al encastrarlas en el enchastrado entrete'ido, las
engar+a, como 'oyescas, o las engruda, mucilaginosas"
&a escritura, como dice 1oucault en La 'alabras % las Cosas, llama la atenci!n sobre
su ser" 0n El Fiord, la palabra clave es oro&el.
@alabras de orden. su abundancia no es solo anecd!tica (a/n cuando mere+ca seguirCse, por
su intrincada contorsi!n, el pasa'e por las siglas y las consignas de grupos que van de la
ultraderecha a la ultrai+quierda, recalando en los torsos de los sindicalistas)= est revelando
un funcionamiento del lengua'e como palabra de orden, en el sentido que reportan
Eeleu+e y 9uattari en .il .esetas resumidamente, lo nuclear del lenC gua'e no sera el
intercambio comunicativo del modelo estructural liberal, sino su producci!n de lo real"
Ee ah que, significativamente, El Fiord se tome en serio a los slogans de la lucha"
Jna visi!n niets+cheana de la vida como lucha permanente" Ee ah que la
manifestaci!n sea la salida. < salimos en manifestaci!n, re+a la frase final"
&ibidini+aci!n del simulacro militante (el simulacro, como dice Eeleu+e en L-!ica
del Sentido, es diferente que la copia. sta, se identifica con la esencia del ob'eto
imitado= el simulacro, en cambio, simula apenas su pura exterioridad, al tiempo que
socava y destruye su identidad esencial, la ley del padre), las redes de El Fiord se
integran tambin en una saga lumpen" 0so se ve ms claro en el ?arqus l/mpen,
#ebregondi, y su periplo perversoCdelincuencial, a las vueltas con los tintineos de las
balas incrustadas y los gra+nidos de su amante puto" 0n el ?arqus se puede vislumbrar
incluso la sombra de un 9ombro3ic+ rado, que llega, retroCcede y llega" Eaniel
?olina escribi! que la de &amborghini es una escritura por atrs. las atribulaciones
del prototraidor (recurdese la tensi!n permanente en la :rgentina, y sobre todo en el
peronismo, tan del gusto del autor, entre lealtad y traici!n) se unen con la pasi!n
(tambin sadeana) por la sodoma"
2omo otro elemento de esa lumpeni+aci!n cuya incidencia debe tomarse con
recaudos, para no caer en un desledo sociologismo, est la constante fuga" 0n la
literatura argentina el l/mpen figura un poco como lmite. mencionemos a :rlt y al
menos conocido 2arlos 2orreas (&a -arraci!n de la Gistoria, Los re&orta*es de F/li0
Chaneton#. ?s, si en el primero se procede, al fin, sobre cierto realismo aunque
desbordado por el exceso anrquico de sus correras y en el segundo se mantiene cierto
tono com/n a la literatura de Contorno, es en &amborghini que esa fuga desmelena no
s!lo los trnsitos, sino tambin las bocas, las yemas, las cabe+as" 0s decir, se escribe en
fuga, la fuga l/mpen, la deriva l/mpen invade la escritura, la conduce a alocarse" :qu
se detecta otro elemento singular, ya presente en 9enet. c!mo la literatura de un
marginal real, en ve+ de conformarse con la llane+a que algunos socialrealistas le
atribuiran estereotipadamente, se embarroca, se enrieda en las lu'urias de la lengua,
pero sin de'ar de recoger todas las hablas" :lgo anlogo se podra decir de ;svaldo
&amborghini. apostar siempre a lo ms alto para tratar de lo ms ba'o"
Colofn
:ntes de proceder a un anlisis sistemtico, estas apretadas notas procuran hacer las
veces de un trampoln, que incite a arro'arse a la pesca de noctilucas carnales en las
ondas de El Fiord. #i el texto crtico en su lealtad a aquel sobre el que se monta, no
se de'a llevar por el arrastre (resaca de la marisma) de una escritura tan perturbadora y
potente como la de ;svaldo &amborghini, si se pretendiese reali +ar, al respecto, una
operaci!n de decodificaci!n asptica, c!rrese el riesgo de anular la fuer+a en los
entramados de la operaci!n traductora, que se revelara as confiscatoria"
@ara decirlo en trminos de Eeleu+e, la crtica, en su afn de rigor, en su tentaci!n
glacial, pasara a funcionar como una mquina abstracta de sobrecodificaci!n, cuando
de lo que se trata es que la molecularidad intensa del deseo que pone en movimiento las
fumarolas y manivelas de El Fiord, enchufe en una muina de mutaci-n que, al dar
vuelta el orden de la escritura, revierta los sofocantes autoritarismos de la vida" :/n
as, este ofrecimiento de minarete o trampoln olmpico est le'os de agotar los
periplos posibles de navegaci!n por estas aguas eri+adas" &e'os, por e'emplo, de
transmitir la belle+a de la sordide+ que alimenta el texto y lo vuelve nutricio" &e'os de
entrever los disparatados efectos de esa suerte de poeti+aci!n de la poltica (no en el
sentido blando, blandengue, tilingo, de la pica patri!tica, sino en el sentido de
intensificaci!n micropoltica) y, todava, temeroso hasta cierto punto de meterse en
esos andariveles de las lneas de fuga, donde a/n en el desmoronamiento del dspota
artificioso, un tufo microfascista pringa la violencia del hundimiento"
K @erlongher escribi! ensayos sobre varios escritores que suelen ser embarcados en la
corriente neobarroca" 0ste es uno de los ms cuidados y se public! en Cuadernos de la
Comuna nL >>, @uerto 9eneral #an ?artn, #anta 1e, en noviembre de 4554" #e reprodu'o en
1iario de 'oesa en 455M"

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